Publicado en Corriente Comunista Internacional (https://es.internationalism.org)

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Revolución Mundial - 2000s

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Revolución Mundial - 2004

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Revolucion Mundial nº 83, Noviembre-Diciembre 2004

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Masacre en Beslám. Contra el terror de Estado y el terrorismo nacionalista

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ap/2004/178_Beslan.html [1]

Geografía: 

  • Rusia, Caúcaso, Asia Central [2]

Cuestiones teóricas: 

  • Terrorismo [3]

Ante el creciente ataque a las condiciones de vida, la lucha masiva y conciente de los trabajadores

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Como ya viene sucediendo en regiones del mundo, los trabajadores, por lo dramático de los ataques de la burguesía, empieza a tomar conciencia del significado de la crisis capitalista, y de la urgente necesidad por dar una respuesta, porque ante la agravación de los ataques, la clase trabajadora no tiene más camino que el de la lucha.

Detrás de las cuentas alegres de la burguesía, una realidad de ataques a los trabajadores

Es claro que de frente a la agravación de la crisis la burguesía no cuenta sino con discursos y falsas promesas. Todavía resuenan aquellas promesas sobre el “combate a la pobreza”, del “bienestar para tu familia”, “crecimiento anual en 7%” etc. ... Pero es mayor explotación, miseria y desempleo lo que se haya detrás de los optimistas discursos, es la crisis de un sistema basado en la explotación del trabajo asalariado, que busca desesperadamente proteger la ganancia capitalista, y el mecanismo que actualmente repite, lo mismo en Francia, Alemania, España, Brasil o México, es la reducción de los servicios médicos, de pensión y jubilación. El aumento de la cotización, la reducción de los servicios médicos para los trabajadores y sus familias, y el aumento de la edad para obtener la jubilación, son los elementos que forman el esquema con el que la burguesía responde a la crisis, y si ya con ello logra un abaratamiento de la fuerza de trabajo y una aceleración en los niveles de explotación, se preparan otras medidas que permitan cargar aún más la crisis sobre la espalda de los trabajadores, esa medida, ya anunciada, es el establecimiento del pago por hora (y no por jornada).

Es esa la estrategia de la burguesía en México y en el resto del planeta, por eso como decíamos en RM 82: “Toda la burguesía, aunque use diversos tonos para describirlo, mantiene acuerdo en que la crisis que azota al sistema capitalista requiere del uso de mecanismos que permitan un ‘respiro’ de la economía; y la salida que la clase dominante encuentra (en México como en el resto del planeta) es la disminución, e incluso la eliminación, de los servicios que se presentan como parte del salario...”.

Y a pesar de que el FMI en agosto ha declarado “El crecimiento económico en América Latina se ha recuperado tras la profunda recesión del 2001-2002” y señale a Brasil y México como ejemplo, la realidad muestra que la crisis se acentúa, y las señales son diversas: la industria automotriz muestra una “desaceleración”, reduciendo su actividad y su nivel de exportación (que han caído en lo que va del año 7.6% respecto al año pasado). Los niveles de desempleo se aceleran, y a pesar de los discursos alentadores, en agosto de este año la tasa de “desempleo abierto” se ubicó en los 4.35%, el nivel más alto en los últimos 7 años” ([1] [4]). Incluso en regiones como el DF, en las que se presumen “las grandes obras” el desempleo (según el mismo INEGI) se incrementa por encima de la media nacional (es decir a 5.8%). Por otra parte, el gobierno anuncia amplios niveles de deuda interna usada para el apuntalamiento de la ganancia capitalista (ya sea apuntalando el FOBAPROA o apoyando a industrias como AHMSA)... por eso ante tal realidad, el recurso del que echa mano, son los planes que permitan acentuar la explotación del trabajo, que es a fin de cuentas de donde surge la ganancia capitalista.

El centro de los argumentos usados por la clase dominante para hacer que los trabajadores se traguen estos planes y acepten que ellos son los culpables de la crisis, es que hay un sistema de “seguridad social injusto”, con una mala distribución de recursos, en tanto que las generaciones de jóvenes trabajadores tienen que cotizar más para mantener a los jubilados y pensionados, sin embargo presentan como un aspecto “natural y justo” la existencia de clases sociales y el hecho de que una clase (la burguesía) viva de la explotación del trabajo asalariado, y se presenta como algo natural e irremediable el que los asalariados después de entregar toda una vida al trabajo se enfrenten a un retiro en el que se acentúe las condiciones de miseria y de hambre.

Es necesario precisar, que los comunistas, a diferencia de lo que hace la izquierda del capital y el izquierdismo (léase PRD y demás grupos estalinistas, maoístas o trotskistas), no pretendemos encontrar una solución en el “Estado Benefactor” keynesiano, pretendemos señalar que la crisis que azota al sistema tiende a degradar más las condiciones de vida de la clase obrera y plasma en toda su magnitud el significado de la explotación y por ende, la necesidad de terminar con este sistema.

La derrota en el IMSS prepara ataque a otros sectores

El ataque que en contra de los trabajadores del IMSS se ha asestado con la modificación de sus condiciones de pensión y jubilación, es en realidad un ataque contra toda la clase trabajadora. El montaje diseñado por el sindicato, la patronal y el gobierno para golpear a los trabajadores del IMSS (que denunciamos en RM 82), encuentra su culminación con la “amenaza” de huelga que el SNTSS presentó, como un truco para hacerse pasar como radical, y luego decir que el 3% de aumento salarial y 1% en prestaciones, es lo mejor y más responsable. Es decir, el “sindicato radical” no fue más allá de lo que burguesía esta dando en otros sectores, lo que expresa en la realidad una caída del salario real. Este sindicato, como todos los sindicatos, buscan hacer que el golpe asestado no tenga posibilidades de ser revertido y más aún, que la desmoralización se extienda hacia el resto de la clase obrera y facilite el camino a la generalización del ataque ya anunciando, con la “nueva ley del ISSSTE”. Hoy, que se ha redondeado la derrota de los trabajadores del IMSS, un mensaje de desmoralización y de impotencia se introduce en las cabezas de millones de trabajadores: “si los del IMSS no pudieron, ¡nosotros menos!”…¡Eso es justamente lo que la burguesía quiere que los trabajadores piensen!, ¡Eso es precisamente el veneno que se cocinó a través de la derrota del IMSS!

Ante ese mensaje lanzado por sindicatos, partidos y gobierno, los trabajadores deben sacar la verdadera lección: dejar la lucha en manos del sindicato, sea cual sea su forma y lenguaje, es abandonar la lucha en manos del enemigo, una tal situación sólo puede conducir a una derrota.

Los ataques contra la clase se van a seguir generalizando, la crisis económica no detendrá su curso. Sólo la lucha obrera, fuera de los sindicatos, permitirá allanar un camino que abra nuevos horizontes para una sociedad hundida en la ciénega de la miseria y la explotación.

RM, octubre-2004

1 [5]El concepto usado por INEGI, en realidad no expresa el verdadero problema, no sólo porque el concepto mismo esta cargado de mistificaciones, sino además porque en su contabilidad concibe a los trabajadores “activos” a los que “trabajaron al menos una hora o un día”, lo que esconde los verdaderos niveles de la degradación de la vida de los trabajadores que se ven obligados a cumplir labores en condiciones precarias y con ingresos ínfimos.

Situación nacional: 

  • Mexico [6]
  • Lucha de clases [7]

Los 20 puntos de proyecto alternativo de nación de AMLO: Una búsqueda desesperada por unir a la burguesía

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Eso se evidenció de nuevo, el 29 de agosto en la manifestación que AMLO organizó contra su desafuero y donde dio a conocer su “proyecto alternativo de nación” el cual resume en 20 puntos una supuesta propuesta de “cambio”, que en realidad es el maquillaje de la política económica, al aplicarle conceptos como la distribución y la equidad, que en el marco capitalista no significa otra cosa sino el mejoramiento de los instrumentos de explotación. Hemos visto que el discurso de la izquierda ya no es contra el TLC, la globalización, EUA y el FOBAPROA, ahora se trata de conducir a un nuevo “pacto nacional”, unificando a la burguesía. Es, en suma la renovación del viejo discurso del priísmo. Es decir, se trata pura y llanamente de un proyecto burgués con tintes nacionalistas que pretende adecuar a la estructura política, tan resquebrajada, a las necesidades de la acumulación, y por supuesto ajustar al Estado para gestionar la explotación de los trabajadores y controlar el subsecuente descontento social producto de la aceleración de la crisis.

Una semana antes, en un acto del gobierno del DF, la fracción burguesa que está tras López Obrador logró reunir a representantes de primer orden de varios grupos de la burguesía: ahí estaban los magnates de la TV y las radiodifusoras, además de políticos importantes (como De la Fuente que junto con Muñoz Ledo, plantean el mismo esquema de unidad de la burguesía) y hasta el Cardenal Rivera jefe de la iglesia católica. ¿Los capitalistas apoyando al “candidato de los pobres”? Este fue, sin duda, un ejercicio de búsqueda de acuerdos que demandan ya una certidumbre al futuro de sus negocios y de la estabilidad económica y política de la nación que regentean. Luego, ocho días después, la ceremonia del zócalo fue un posicionamiento claro de que es necesario un gran pacto nacional entre los diversos grupos de la clase dominante para avanzar en los proyectos que están pendientes al nivel económico y político; por eso AMLO se encargó de espantar algunos fantasmas abrazando hasta la globalización a la que antes criticaba tan ácidamente, aclarando que el asunto Fobaproa es cuestión de separar las deudas buenas y las “malas” (en las que hubo fraude); hasta se pronunció también contra las llamadas “pensiones de privilegio”.

Este es el significado del acto político que desafía fuertemente a la administración federal y a algunos otros grupos representados en el PRI los cuales buscan a toda costa obstruir su carrera a la presidencia con el argumento de que será un obstáculo para concretar las llamadas reformas estructurales. Pero, como ya lo decíamos en otra ocasión “Estos grupos al parecer no consideran que el PRD (...) pudiera representar un obstáculo ideológico para realizar las medidas que la actual administración federal no ha logrado, pues piensan que esto bien podría realizarse bajo la cobertura ideológica de ‘medicina amarga pero necesaria obligada por el desastre que dejaron los gobiernos anteriores’ (al estilo de Lula en Brasil)” (RM 81, julio-agosto de 04). Y, además, tiene de su lado otra ventaja, la gran popularidad y una habilidad jamás menospreciada por la burguesía para garantizar la estabilidad social y este fue al final de cuentas el ofrecimiento mayor, oculto en el mensaje de AMLO.

La burguesía continúa indecisa sobre quién será su candidato

Aunque la propuesta de AMLO es llamativa para la burguesía, y es respaldada por muchas fracciones del capital, aunque no existe un acuerdo y siguen sumidas en la disputa, esto que es un fenómeno típico de la descomposición de la sociedad capitalista, se torna en un lastre para la misma burguesía, pero no deja de tener efectos de contagio contra la clase obrera, a la que empuja a tomar partido por algunas de las pandillas. Es evidente que la burguesía está dividida sobre el Peje, por ejemplo, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) ha declarado que no le espanta la posibilidad de que AMLO llegue a la Presidencia; la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio se pronuncia a favor de su proyecto económico, lo mismo pasa con la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes que han visto con no muy malos ojos las mismas propuestas, inclusive hay sectores dentro del mismo PRI como Miguel Alemán que de forma muy indirecta han declarado su apoyo al nuevo “caudillo”. No obstante la burguesía no llegará fácilmente a un acuerdo, y no se descarta que se repitan los escenarios en los que están presentes ajusticiamientos y detenciones.

Un ejemplo de esta tendencia lo presentan las votaciones de Veracruz y Oaxaca. La Jornada, diario de la burguesía “liberal” tituló a su editorial del martes 7 de septiembre “Veracruz: descomposición y augurio” para referirse a la extensión y profundización de los conflictos interburgueses en el país. Efectivamente en Veracruz volvieron a escena las tendencias profundas de la descomposición capitalista pues como se dio recientemente en Oaxaca, también en este estado los alineamientos de partidos habidos disputaron las cuotas de poder sin importarles ni siquiera guardar las apariencias tan necesarias para salvaguardar precisamente el aspecto de la mistificación democrática vital para el sistema capitalista... los ejemplos se multiplican: los casos de las esposas de gobernadores (del PAN en Nayarit, del PRD en Tlaxcala) y de presidentes municipales (del PRI en Chiapas) que sin ningún reparo en el daño que provocan a la máscara democrática de la burguesía avanzan desordenadamente con la única perspectiva de que sus interese inmediatos. Esta situación presenta un problema grave para la burguesía pues el desprestigio directo de su sistema electoral y democrático está poniéndose en cuestión. Es claro que la burguesía no puede arriesgarse a un resultado mediocre en este sentido sobre todo después del éxito de las elecciones del 2000 que le redituaron después de muchas décadas pingües beneficios en cuanto a una votación histórica, una esperanza de los trabajadores en el “cambio”, una disposición social al sacrificio con tal de salir de la crisis, por eso no podemos dejar de esperar que pese a sus diferencias tome en consideración que requiere establecer un acuerdo de unidad (aunque sabemos que la crisis y la descomposición misma lo romperá rápidamente).

¿Qué se perfila?

En la situación actual la burguesía no está evidentemente del todo desguarnecida pues, como ya lo hemos dicho con respecto a los efectos de la descomposición general de la sociedad capitalista, cuenta con una capacidad enorme para volver contra el proletariado los efectos perniciosos de esta descomposición: presentando los conflictos como una competencia de partidos real, las disputas entre caciques regionales como una rémora del pasado que la democracia es capaz de superar y, en fin, aprovechando la polarización causada por sus propias dificultades alrededor de AMLO para exacerbar los ánimos de los trabajadores llevándolos peligrosamente a la defensa de una opción burguesa contra otra y en particular a la defensa de López Obrador contra su “desafuero”, es decir, “al mismo tiempo que gestiona sus propios conflictos internos la burguesía aprovecha para desplegar toda una campaña de revitalización de sus procesos electorales”  (RM 81).

Ningún apoyo a la burguesía

La burguesía siempre ha sido capaz de disfrazar a sus políticos como “defensores de obreros” para engañar a los trabajadores; en este caso, el personaje AMLO viste este ropaje y está llamando a defender su “proyecto de nación” para minar el camino que la clase obrera con muchas dificultades está retomando, el de su toma de conciencia.

RR/ octubre-2004

Situación nacional: 

  • Mexico [6]
  • Conflictos interburgueses [8]

Estados Unidos. ¡No a la elecciones capitalistas, si a la lucha de clases!

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Diariamente estamos siendo bombardeados con la propaganda de lo absolutamente importante que es la elección este año por parte de los medios de comunicación burgueses, de los políticos, líderes laborales, clérigos, academias, líderes de derechos civiles, estrellas de rock, estrellas de cine y líderes del movimiento pacifista, es decir, de todas las instituciones que sostienen al estado capitalista. Nos dicen que es la elección más crucial de nuestra vida, que el futuro de la humanidad pende en la balanza. Pero todo esto no tiene sentido. Las diferencias entre Bush y Kerry son mínimas, se limitan a cuestiones secundarias de estilo, diferentes enfoques a la implementación de los mismos objetivos. Ellos comparten el mismo compromiso para mantener la hegemonía imperialista, el mismo objetivo estratégico de prevenir la emergencia de cualquier país que pueda poner en cuestión la dominación de EU como única superpotencia mundial. Ambos apoyan la guerra en Irak. Ambos buscan avivar la fiebre patriótica de tal manera que nos puedan hundir aún en más guerras en los años que vienen. Ambos prometen reforzar las fuerzas armadas y así acelerar la militarización de la sociedad americana. Ambos apoyan el incremento de la represión, Bush a través del Patriot Act de EU y Kerry a través de su promesa inmediata de cumplir las recomendaciones de la Comisión 9/11, la cual incluye el establecimiento de una red nacional de espionaje que minimizará todo lo hecho por el FBI. Ambos defienden el capitalismo y la implacable explotación de la clase obrera en EU y alrededor del mundo.

Seguro, parecen tener divergencias fuertes sobre cuestiones sociales secundarias como el aborto, la ecología, pero estas son cuestiones candentes que la clase capitalista no planea resolver de una forma u otra. Ellos usan cínicamente estas controversias para avivar las emociones políticas y distraer la atención de los problemas fundamentales de la crisis capitalista y la lucha de clases. Estas divergencias son más para el show que otra cosa.

Hoy, las elecciones han perdido todo significado excepto como mistificación, como un medio para confundir, engañar y manipular la conciencia de la clase obrera. La democracia burguesa es de hecho la forma más sofisticada y perniciosa de dictadura de clase que el mundo haya visto, la dictadura de clase del capitalismo. En el periodo de desarrollo del capitalismo cuando las elecciones tenían un contenido real, la burguesía se resistía a la expansión del sufragio con uñas y dientes. Hoy, cuando las elecciones no tienen otro papel que el de mistificación ideológica se extiende el derecho al sufragio, haciendo cada vez más fácil registrar el voto porque quieren atraer cada vez a más gente hacia esta farsa.

Para la clase obrera, no tiene significado participar en la elección del político capitalista que estará a la cabeza de la dictadura de clase de la burguesía. Para la clase obrera, es la lucha de clases, la defensa sin compromiso de los intereses de la clase obrera, esto es lo único que tiene sentido. En esta lucha, que inevitablemente coloca a la clase obrera en confrontación con el Estado, que siembre las semillas de la lucha revolucionaria que es capaz de destruir el estado capitalista y su horrible sistema económico, y hacer posible la creación de una comunidad social verdaderamente humana, dirigida y controlada por la clase obrera, organizada en consejos obreros. En tal sociedad el principio guía será el cumplimiento de las necesidades sociales, no la explotación del trabajo y obligados por las ganancia. Cualquiera que gane en noviembre, la orientación fundamental del Estado americano será la misma guerra imperialista hacia el exterior y de austeridad en el interior.

Internationalism/ 17 de agosto, 2004.

Geografía: 

  • Estados Unidos [9]

Una contribución sobre la naturaleza de clase del «movimiento» piquetero (II)

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ap/2004/178_Piqueteros2.html [10]

Situación nacional: 

  • Argentina [11]
  • Movimiento piqueteros [12]

Corrientes políticas y referencias: 

  • Parasitismo [13]

Debate proletario: Saludos al foro de discusión internacionalista de Rusia

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La terrible derrota de la revolución de octubre impuesta por la contrarrevolución estalinista diezmó las fuerzas revolucionarias del proletariado y ha sido seguida por la larga noche de la contrarrevolución y por la guerra más sangrienta que la humanidad jamás haya conocido, dejando dispersos y terriblemente debilitados los pequeños grupos que quedaron fieles a los principios del internacionalismo proletario. La situación en la cual se encuentran las minorías revolucionarias emergentes y los elementos en búsqueda es por tanto doblemente difícil hoy. Estos deben luchar no solamente por desarrollar las ideas y una intervención, para comprender la situación actual y encontrar un eco en el seno de la clase obrera, pero deben también combatir el terrible aislamiento y la dispersión de las fuerzas revolucionarias en el mundo. La CCI siempre ha defendido el principio fundamental según el cual la futura unidad mundial de los revolucionarios proletarios no podrá forjarse jamás sin que los grupos existentes en la hora actual sean capaces de debatir en un espíritu abierto y fraternal, de las cuestiones que les dividen y les unen. Tal debate es necesario, no solamente para la clarificación vital de los principios que fundan la acción de la clase obrera, sino también para romper el aislamiento que predomina a fin de instaurar un clima de confianza entre estos grupos y ayudarles así a comprender lo que significa trabajar juntos a escala internacional en tanto que combatientes de una clase. Es por estas razones que hemos decidido participar en el Foro de discusión internacionalista puesto en marcha conjuntamente con los grupos de Rusia y que se reagrupa por el momento alrededor de un sitio internet.

El objetivo de este foro no es en ningún caso el de crear una organización política artificial o dar lugar a un terreno de reclutamiento sin principios. Al contrario, como lo plantea el llamado inaugural del foro: “Su objetivo es emprender una discusión sistemática en vistas de la clarificación de cuestiones que son cruciales para el movimiento obrero y que continuarán estando en las futuras confrontaciones de clases: el internacionalismo, las razones de la derrota de la oleada revolucionaria mundial, la degeneración de la Revolución rusa, el capitalismo de Estado, las luchas de liberación nacional, el papel de los sindicatos, etc. El objetivo es poner orden y hacer públicas las contribuciones sobre estas cuestiones que ponen por delante los diferentes enfoques que ya han existido en el movimiento obrero, así como los puntos de vista diferentes, divergencias o cuestionamientos que pueden existir entre los participantes al foro. El foro es un lugar abierto a la discusión y a la confrontación y a la contribución de las ideas políticas, con el único objetivo de la clarificación a través del debate político, siguiendo el método proletario que excluye toda actitud en contradicción con el objetivo desinteresado de la emancipación de la clase obrera. En particular, el foro no es un “terreno de caza” para el reclutamiento sin principios como se practica habitualmente entre las organizaciones situadas en la extrema izquierda del aparato político de la burguesía (trotskistas, etc)”.

Tal foro únicamente puede estar basado sobre principios que le distinguen claramente del ala izquierda del capitalismo. En este periodo caracterizado por guerras imperialistas generalizadas, hemos considerado que la cuestión del internacionalismo es decisiva para separar a los que buscan trabajar por la emancipación revolucionaria de la clase obrera de los que no buscan más que reforzar la empresa del Estado burgués y de su aparato de control y de mistificación. Por estas razones, la participación en un sitio depende de ciertos criterios políticos que vayan en este sentido. Como se presenta hoy, el foro de discusión no nace sin tener sus primeras dudas. No sabemos con anticipación si será un éxito –no hay garantías en la política revolucionaria. Pero estamos convencidos de que es solamente con esfuerzos pacientes, no espectaculares, que podemos ayudar a poner en marcha el trabajo de base en vistas a la unidad política y organizacional del futuro de la clase obrera, unidad que será un arma vital para la destrucción del capitalismo y establecimiento de la sociedad comunista.

CCI

Vida de la CCI: 

  • Correspondencia con otros grupos [14]

Historia del Movimiento obrero: 

  • 1917 - la revolución rusa [15]

A 20 años, las lecciones de los mineros británicos son todavía vigentes

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El contexto histórico

“Desde mediados de 1983 la tendencia a la reanudación de las luchas proletarias, cuyas perspectivas ya hemos anunciado después de dos años de confusión y parálisis que siguió a la derrota parcial del proletariado mundial en Polonia, ha llegado a resurgir en Bélgica, Holanda, Alemania, Gran Bretaña, Francia, EUA, Suecia, España, Italia etc., huelgas que han explotado contra las draconianas medidas de austeridad impuestas por la burguesía afectando a todos los países en el corazón del mundo industrializado donde históricamente el destino de la humanidad será decidido” (Revista Internacional n° 37, 1986).

Ya antes, el 5° congreso de la CCI a finales de 1983, identificaba:

a) una extensión simultanea de las luchas nacional e internacionalmente, b) una tendencia a las luchas espontáneas, con la capacidad de desbordar a los sindicatos, c) un crecimiento en la confianza del proletariado para defenderse contra los ataques.

La burguesía respondió a esa situación de una manera completamente calculada alistando el puño de hierro de la represión, pero más importante que eso fue el desarrollo de la maquinaria democrática del Estado. Hubo una clara estrategia política para confrontar a los trabajadores, los partidos de izquierda fueron removidos de los equipos gobernantes para que pudiesen colocarse como “oponentes” a las medidas de austeridad. Esto fue complementado con el desarrollo del sindicalismo radical, el cual usó una retórica radical contra las cúpulas sindicales “denunciándolas” para poder mantener la lucha dentro de los marcos sindicales y evitar que estos fueran desbordados.

La fase inicial de la huelga minera y la respuesta del Estado

La huelga fue entonces una manifestación y confirmación de una oleada de luchas a escala internacional (la tercera desde 1968), su dinámica comenzó con el paro en los campos carboníferos de Yorkshire enfrentando a la estructura sindical: “(se formaron )los piquetes mineros en Yorkshire... (enseguida) también se formaron delegaciones a los ferrocarriles, la industria del acero y la energía. En las primeras semanas hubo una clara tendencia hacia la autoorganización y la extensión de la lucha. Este momento inicial se construyó sobre lecciones de huelgas no autorizadas por el sindicato (huelgas salvajes) de los años previos, actuando por su propia cuenta, de manera masiva fuera y contra las directivas sindicales. Presentando aún confusiones y debilidades tales como las divisiones impuestas por los sindicatos fue, sin embargo, una de las más importantes lecciones de toda la huelga” (World Revolution n° 173).

El Estado británico desarrolló un plan para contener esta situación: “un comité especial fue formado por el gobierno conservador, una fuerza policiaca nacional extrajo las bases de planes antihuelga de los años previos del gobierno laborista y éste fue formado para coordinar la represión; nuevas leyes fueron promulgadas y, mucho más importante, para copar la huelga el gobierno pactó con los sindicatos del acero, de energía, portuarios y de ferrocarriles para mantener a “sus” obreros bajo control... (y) Arthur Scargill, quien dos años antes había necesitado una escolta policiaca para protegerse de la ira de los mineros, hoy fue pulido y presentado como la cabeza radical del NUM.

La huelga fue hecha oficialmente (por el NUM) para que éste pudiera controlarla mucho mejor a nivel local dentro del corporativismo sindical encuadrando la lucha sólo en una industria, presentando a los mineros como un “caso especial” en defensa del NUM o de un “Plan del Carbón”. De esta manera, este corporativismo llegó a ser la cachiporra ideológica que permitió los macanazos policiacos (ibid). Los sindicatos utilizaron una división entre los diferentes campos mineros para mantenerlos aislados y movilizarlos en el bloqueo físico del deposito de Orgreave donde se enfrentaban a la policía, llegando a ser este acto un “ritual” de todos los días. Todo esto fue en detrimento del intento de extensión de la lucha a otros sectores de la clase obrera.

El intento de extensión de la lucha

No obstante, a pesar de las maniobras sindicales, la mayor oportunidad para extender la huelga más allá de la estructura sindical se presentó al inicio, antes de que el sindicato impusiera su dominio: “al principio de la huelga los piquetes fueron el poder..., los conductores de trenes se negaron a cruzar las líneas de los piquetes y detuvieron los embarques de carbón. Muchas de las iniciativas de los trabajadores fueron más allá de las instrucciones del sindicato. En esta confrontación hubo ya un fuerte potencial para generalizar la lucha y esto es lo que los sindicatos han intentado ocultar todo el tiempo” (WR n° 70).

“Como la lucha fue en el verano, su ejemplo atrajo el apoyo de otros trabajadores, y desempleados impidiendo a la burguesía lanzar al ejército contra los mineros... En julio y en agosto el potencial para la extensión fue otra vez mostrado por la huelga de 25 mil trabajadores de los muelles. Esto fue una clara expresión de lo que significa la solidaridad activa: No la defensa del sindicato (NUM) o la defensa de la empresa (British Coal Ltd), sino la defensa de nuestros propios intereses, la defensa de los intereses de nuestra clase.(ibid. WR 173). Al final los sindicatos lograron aislar a los mineros, retomaron el control y alargaron la huelga más allá del tiempo en que pudo haberse extendido a otros sectores, esto fue un aspecto clave para la derrota. Sin embargo, no debemos llegar a la conclusión de que esta derrota sería inevitable.

El fin de la huelga de los mineros no es el fin de la lucha de clases

El resultado de la huelga fue la pérdida del 10% de la industria del carbón y la virtual desaparición de un sector de la clase obrera el cual siempre había sido una figura clave en los principales combates del siglo XX en Gran Bretaña ( 1911, 1921, 1926, 1972, 1974, 1984-85). Fue sin duda una derrota y la burguesía la tomó para argumentar que la lucha de los trabajadores ha sido una pérdida de tiempo, o que la lucha de la clase es una reliquia del pasado.

Pero no puede ser tal cosa, la clase obrera siempre será forzada a defenderse de la explotación, la prueba de ello es que el fin de la huelga minera no significó el fin de la lucha de clases. Este argumento está basado sobre una estrecha visión nacionalista. La lucha de clases es de naturaleza internacional y a pesar de la derrota de los mineros hubo un número significativo de luchas en el resto de Europa en los siguientes cinco años, (huelga general en Dinamarca, ferrocarrileros en Francia en 1986, trabajadores de la educación en Italia en 1987, trabajadores del sector salud en Francia en 1988). La derrota de los mineros no paralizó la lucha aún en Gran Bretaña: los impresores y trabajadores de BT libraron importantes luchas en 1986, mientras los primeros fueron entrampados hacia una derrota a través de una larga huelga, los segundos mostraron claros signos de querer evitar esta trampa. En 1989 hubo un nuevo empuje hacia la simultaneidad de las luchas con huelgas en el transporte y la salud, con consejos obreros, y una nueva experiencia de actividad solidaria.

Lo que realmente detuvo la ola de luchas internacional, fue un evento de importancia internacional: el colapso del bloque imperialista del Este (a finales de los años 80), y la ofensiva ideológica masiva contra la conciencia de la clase materializada por la campaña alrededor de la “muerte del comunismo”. Esto fue lo que realmente marcó el inicio de un profundo reflujo en la lucha de clases cuyos efectos todavía no han terminado de superarse. Pero un reflujo en la lucha, no es una derrota final, ya en el 2003 hubo un reavivamiento de las luchas a escala internacional, el movimiento masivo en Francia en la primavera contra los ataques a las pensiones, el resurgimiento de movimientos espontáneos tales como el de los trabajadores postales y aeroportuarios en Inglaterra, transportes en Italia. Estas huelgas podrían parecer muy modestas pero son parte de una cadena histórica enlazada con el pasado, no solamente con la huelga minera de 1984-85 y con las oleadas internacionales de luchas iniciadas en Francia en 1968, sino también con los momentos de la historia del movimiento obrero cuando éste ha emergido como candidato para dirigir la sociedad y darle una nueva dirección: Francia 1848 y 1871, Rusia 1917, Alemania 1918...

Esta cadena se conecta hacia el futuro con las luchas que la agravación de la crisis del capitalismo con toda certeza engendrará por todo el planeta; y así igual que todas las derrotas pasadas sufridas por el proletariado, la huelga de los mineros ingleses de 1984-85 dará lecciones para las luchas futuras, en particular la necesidad de la solidaridad activa en toda la clase obrera:

«Enfrentada a la Santa Alianza de los explotadores, la solidaridad obrera es más indispensable que nunca. Pero solidaridad no significa una colecta económica para ayudar a los huelguistas. La duración de la huelga no es su fortaleza, enfrentada a huelgas largas, la burguesía sabe como organizarse. Esto fue justamente lo que fue probado.

La verdadera solidaridad es la extensión de la lucha. Esto es lo único que puede hacer retroceder a la burguesía y que puede amenazar la estabilidad de su poder económico y político. Solamente la extensión de la lucha puede impedir a la burguesía utilizar la represión, tal como lo hemos visto en Polonia en agosto de 1980. Enfrentada al Estado capitalista la combatividad no es suficiente, el combate tiene que ampliarse y extenderse tanto como sea posible. Está claro entonces por qué la burguesía se asustó cuando los estibadores entraron a la lucha en el verano de 1984, en solidaridad con sus hermanos mineros.

Cada vez que se entra a la lucha no hay más opción que extender el movimiento, buscar la solidaridad activa de los trabajadores de otras fábricas, ciudades y regiones. Para hacer esto los trabajadores tendrán que enfrentarse no solamente a sus enemigos declarados, jefes, policía, gobierno; sino también tendrán que descubrir las trampas tendidas por quienes se proclaman sus amigos: los sindicatos y los partidos de izquierda...

En manos de los sindicatos, tras las consignas sindicales, la lucha sólo puede ser conducida a la derrota. Solamente la autoorganización en las asambleas generales, en los comités de huelga elegidos y revocables por estas mismas asambleas los trabajadores pueden extender su lucha y ganar...

Estas son las lecciones a extraer de la huelga de los mineros y yendo hacia adelante en esta dirección es que los obreros de todo el mundo transformarán sus derrotas de hoy en la promesa de victoria del mañana» (texto publicado por la CCI en 1985).

La derrota de la huelga minera no debe ser inútil para la lucha de clases. Es cierto que enfrentados a un sistema en decadencia terminal, incluso el más poderoso movimiento de la clase puede solamente ganar un aplazamiento de los ataques del capitalismo contra los trabajadores. Al final la clase obrera tendrá que asumir una política más ofensiva por la superación revolucionaria del capitalismo mundial. Esto es lo que significa “la victoria del mañana”. Pero la revolución no caerá del cielo, ella debe ser preparada por las luchas de hoy, con todas sus inevitables derrotas y amargas decepciones.

Duffy / Octubre del 2004

Geografía: 

  • Gran Bretaña [16]

Noticias y actualidad: 

  • Lucha de clases [17]

China: ¿Milagro económico o espejismo capitalista?

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El “triunfo de los capitalistas rojos” y el “boom de la economía China”, serían, por tanto, los portadores de una nueva fase de expansión gloriosa del capitalismo.

Un crecimiento insolente

El crecimiento del PIB chino detenta sin duda nuevos récords: 7.8% en 2002, 9.1% en 2003 y pronósticos de crecimiento de dos cifras para 2004. Desde su entrada en la OMC en 2001 cuando el comercio mundial estaba en una baja pronunciada, los intercambios entre China y el resto de Asia tuvieron un fuerte aumento y en 2003, mientras que los intercambios mundiales no aumentaron de 4.5%, Asia vio elevar sus cifras de 10 a 12% con las de China que explotaron literalmente hasta el 40 % en sus importaciones y hasta el 35% en sus exportaciones. Entre 1998 y 2003, las exportaciones han aumentado 122%, la producción de automóviles 172%, la producción de “alta tecnología” 363%. En 2003, China se convirtió en la primera zona de inversiones internacionales con 53.5 mil millones de dólares, adelante aún de los propios Estados Unidos, y reina la especulación financiera más loca de su especie. En dos años, el Imperio del Centro ha adquirido el estatus de locomotora de la economía mundial. Algunos economistas proyectan que habrá sobrepasado a Japón en 15 años y a los Estados Unidos en 45 años. Su PIB equivale desde ahora al de Francia o de Gran Bretaña.

Japón, Estados Unidos y Europa se disputan los productos “made in China” y las nuevas regiones industriales chinas que se reproducen como hongos atraen a las inversiones como imanes. La Unión Europea planea de esta forma reforzar sus relaciones con China y hacer próximamente su primera asociación comercial. La burguesía del otro lado del Atlántico invierte de forma masiva y progresiva en el país aportando un apoyo activo y potente al desarrollo de la economía China tras haberla impulsado fuertemente hasta encontrarse en una situación de competencia desfavorable de frente al Estado Chino. En 2003, como resultado de la invasión del mercado americano por los productos chinos, el déficit comercial americano de frente a Pekín alcanzaba 130 mil millones de dólares.

Construir sobre arena

He aquí una imagen idílica: un crecimiento insolente que juega con las crisis, la de 1997 en el Sudeste Asiático y la del estallido de la burbuja financiera de la “nueva economía” en 2001, fecha de la entrada de China en la OMC.

Esta entrada en la OMC no constituye, de hecho, una verdadera ruptura para la economía China, sino una etapa de su política de liberalización comercial abierta a finales de 1970. Al principio, ésta ha favorecido las industrias exportadoras y ha protegido a otras –del automóvil, alimentaria, de bienes de consumo industrial. Más tarde, en el curso de los diez últimos años, China ha puesto en marcha un régimen arancelario preferencial apuntando al desarrollo de industrias de exportaciones concentradas en el litoral marítimo.

Sin embargo, a pesar de la exhibición de las fortunas que se hacen hoy en el último gran bastión del supuesto “comunismo”, las fuerzas destructoras del capitalismo en crisis están en marcha. Los propios expertos burgueses se hacen claramente la pregunta: “¿Hasta cuándo va a durar esto?” y han llamado a enlentecer las inversiones constatando casi con “alivio” que éstas en capital fijo no han aumentado más que a 18% en ritmo anual en el mes de mayo (contra 43% en el 1er trimestre). La inflación es galopante, signo de este “sobrecalentamiento” que tanto temen los economistas. En abril este último era oficialmente de 3.8% pero en realidad más del 7%, según los analistas que conocen bien el flujo de las estadísticas chinas. En el rubro de los productos alimentarios era de 10%. Pero es el mercado de materias primas con la rapidez y la avidez de la demanda industrial, lo que ha conocido una violenta oscilación y el aumento más brutal jamás visto desde hace treinta años. El acero, el aluminio, el zinc, el algodón y sobre todo el petróleo están a la alza alimentando una burbuja especulativa ya incontrolable y explosiva.

El propio Estado Chino se esfuerza en limitar la progresión del crecimiento y ha intentado reaccionar congelando los créditos y ordenando el bloqueo de los precios de consumo que se contraen actualmente a un ritmo superior a 1% mensual. Está, de esta manera satisfecho de poder limitar el crecimiento a 15.5% para el mes de julio.

Sin embargo, los peligros que acechan son innumerables. La burbuja inmobiliaria continúa por ejemplo causando sudores fríos a las autoridades chinas; el sector bancario está en realidad en estado de semi quiebra con al menos 50% de créditos dudosos. 60% de las inversiones no provienen del ciclo de producción mismo sino de capitales reciclados en Hong Kong o en los paraísos fiscales, es decir, de la propia especulación financiera o del lavado de dinero. Las ganancias astronómicas que se realizan hoy en China no son en realidad más que el resultado de una especulación desenfrenada que atraviesa China y el mundo y no provienen de la venta real de mercancías y de la valorización del capital productivo. Las mercancías que inundan el mercado mundial se van a quedar cada vez más sin compradores, a pesar de los precios bajos a los que son ofrecidos. También, la perspectiva real es la de nuevas agravaciones de la crisis histórica del capitalismo. Lo que pasa en China no tiene nada que ver con un desarrollo de las fuerzas productivas como lo fue en el siglo XIX. Mientras que en este periodo las fases de crecimiento contenían la promesa de un desarrollo siempre más impetuoso de las fuerzas productivas, hoy representan la certeza de contradicciones agravadas por el sistema.

La miseria agravada de la población y de la clase obrera en China

Lo que sufre la población china es sorprendente. El 20% de los más pobres del país reciben menos del 6% del presupuesto, contra más del 8% en India y 9% en Indonesia, país reconocido por su extrema pobreza.

En la famosa Delta de Perles, en la provincia de Guangdong entre Shenzen y Cantón, región de arrozales transformado en diez años en primer centro manufacturero del planeta, los salarios, por tanto considerados entre los mejores de China, ascienden a 100 euros por mes ¡y los obreros no tienen más que 9 días de vacaciones por año!

En lo que respecta al despido, éste se ha hecho masivo en China. Oficialmente, de 4.7%, ha aumentado hasta el 35% en ciertas regiones como el Liaoning. A finales de 2003, se contaban 27 millones de proletarios despedidos por las empresas del Estado que están en quiebra total. Millones de empleos han sido suprimidos en el campo donde las revueltas se multiplican y están sometidos a garrotazos. En resumen, son más de 150 millones de campesinos migrantes que se amontonan en ciudades perdidas próximas a los centros urbanos del Este de China en búsqueda de un trabajo que la mayoría de ellos nunca encontrará.

El sistema educativo se ha dejado totalmente en el abandono y las condiciones sanitarias son terribles. Sin seguro médico, con hospitales que hacen prevalecer el régimen de servicios pagados para poder seguir en actividad, se anuncia una verdadera catástrofe. Las hepatitis B y C afectan a más de 200 millones de Chinos; de uno a dos millones de entre ellos son sero positivos y de aquí a seis años se prevé que lo serán 15 millones. 550 millones de personas están infectadas de tuberculosis con un promedio de 200 000 decesos por año.

A nivel alimentario el caos de la política económica delirante del estado chino hace bajar peligrosamente las reservas de cereal y desorganiza totalmente la agricultura mientras que los campos se secan. La utilización intensiva de pesticidas amenaza 80 millones de hectáreas (más de 130 millones cultivables) con la desertificación. Todo esto no puede más que favorecer futuras penurias con consecuencias catastróficas.

El ambiente está contaminado por la combustión desenfrenada de carbón así como por la construcción de presas gigantescas para responder a una demanda de electricidad cada día creciente. Así, China es desde hoy el segundo productor de gas causante del efecto invernadero en el planeta. La contaminación urbana es una calamidad: 16 ciudades chinas figuran entre las 20 más contaminadas de la Tierra.

También es un verdadero desastre el que se desarrolla en China. Ese desastre no significará un nuevo relanzamiento del sistema hacia un largo periodo de desarrollo de fuerzas productivas, por el contrario, es el anunciador de un nuevo hundimiento económico. Desde la entrada del capitalismo en su crisis abierta, la burguesía nos ha vendido desde el principio el modelo de Brasil y después de Argentina, pero igualmente de los “países industrializados” de Asia, recientemente nos ha hecho mirar el milagro de la “nueva economía” parida por el internet. El derrumbe de los dragones chinos no tardará en mostrar que al reverso de esos milagros está la sombría realidad de un capitalismo en plena quiebra.

ES / 15 de septiembre de 2004.

Geografía: 

  • China [18]

Revolución Mundial nº 82, Septiembre-Octubre

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Venezuela, referéndum del 15 de Agosto: Chávez y la oposición, enemigos por igual de los trabajadores

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El referéndum convocó a escoger entre dos opciones burguesas: la fracción chavista o la opositora, para que en adelante se encargue de continuar con la explotación de los trabajadores. Además de ser una oportunidad de la burguesía para darle credibilidad y oxigenar su dictadura democrática, es el resultado de una profunda crisis política en las filas de la burguesía venezolana que se ha agudizado de manera progresiva desde el ascenso de Chávez al poder en 1999, que ha llevado a la polarización de las diversas fracciones que componen al capital nacional en dos bandos: una oficialista agrupada alrededor de la figura de Chávez, y otra, que se le opone, agrupada en la llamada Coordinadora Democrática, logrando dividir a buena parte de los trabajadores y de la población en general en “chavistas” o “anti-chavistas”. Independientemente del resultado, que por el momento ha dado el triunfo a Chávez, encierra un gran peligro para los trabajadores ya que puede recrudecer los enfrentamientos violentos y sangrientos dado el nivel de exacerbación de las luchas intestinas de la burguesía.

¿Qué está a la base de esta confrontación?

La actual confrontación política es un resultado de la descomposición que vive el sistema capitalista a nivel mundial, que lleva a la sociedad a una situación de impasse, de bloqueo([1] [19]). En algunos países, como es el caso que nos ocupa, la descomposición se ha expresado a nivel político por la implosión de los partidos tradicionales de la burguesía, tanto de izquierda como de derecha, el incremento de tensiones entre facciones de las burguesías nacionales que ocasionan una situación de convulsión, caos e ingobernabilidad([2] [20]). Las nuevas fuerzas políticas emergentes, necesarias para el control obrero y social, actúan en un contexto de mayor crisis y caos mundial. Es así que emerge el gobierno izquierdista y populista de Chávez sobre las ruinas de los partidos del “Pacto de Punto Fijo”, principalmente del socialdemócrata Acción Democrática y el socialcristiano COPEI, carcomidos por sus luchas internas, la corrupción, el clientelismo político y el abandono de las necesidades básicas de la sociedad. Chávez, exmilitar, uno de los líderes del golpe de estado de 1992 contra el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, apoyado en su carisma y en su extracción popular, logra capitalizar a su favor el descontento social y la pobreza reinante, hasta llegar al poder en diciembre de 1998; inmediatamente se rodea de los militares que le apoyaron en su movimiento conspirativo y junto con elementos de la vieja izquierda (dentro de ellos el PCV) y organizaciones y elementos izquierdistas (muchos de ellos exguerilleros de los años 60 y 70), derrotados y excluidos de los factores de poder de los gobiernos anteriores, apoyado en una amplia popularidad, toma por asalto las instituciones y poderes del Estado con un objetivo central: desarrollar una “verdadera burguesía nacionalista», viejo anhelo de la izquierda del capital y de la pequeña burguesía izquierdista. Entonces, emprende un feroz ataque contra los sectores de la burguesía que se beneficiaron de los gobiernos anteriores, tratando de excluirlos de la vida económica, política y social, lo cual ha provocado la peor crisis política que ha vivido Venezuela desde comienzos del siglo pasado.

Pero también hay que integrar la injerencia de las potencias extranjeras en este conflicto (ver artículo relacionado en este número). Efectivamente, sobre todo en los últimos tres lustros (desde la desaparición de los bloques imperialistas en 1989) hemos venido evidenciando, los intentos de las potencias europeas y Japón también para disputarle el control casi hegemónico a los EU en América Latina mediante el coqueteo con las burguesías nacionales y regionales más contestatarias que a su vez buscan también la oportunidad para hacer valer sus propios intereses frente al Gran Padrino. Es precisamente este factor el que ha jugado fundamentalmente en las conmociones de los últimos años en Venezuela pues Chávez representa un factor de desestabilización en la región de El Caribe y Sudamérica al inclinarse peligrosamente hacia la colaboración “latinoamericanista” y “antiyanqui” sumándose a Cuba pero también proponiendo liderazgos regionales emergentes peligrosos ya que de inmediato e inevitablemente se subordinan ante los poderes enemigos de los EU; por ejemplo, ha promovido relaciones estrechas con Libia e Irak (parte del eje del mal), ni que decir del intenso cabildeo hecho por Chávez entre las potencias imperialistas hostiles al Policía del mundo. Es por ello, también, que las facciones burguesas de oposición con el apoyo evidente de los EEUU han implementado una serie de medidas para intentar sacar a Chávez del poder: paro empresarial de diciembre del 2001; golpe de Estado de abril del 2002, que mantuvo a Chávez fuera del poder por sólo 48 horas; paro petrolero de diciembre 2002-enero 2003. Después de fracasar en esos intentos, cambiaron la estrategia de pretender sacar a Chávez por la fuerza, y recurrieron a la figura del revocatorio presidencial, contemplado en la nueva constitución aprobada en 1999 por el chavismo para darle sustento jurídico a su “revolución”.

La perspectiva es mayores ataques para los trabajadores

El gobierno de Chávez, gobierno capitalista, es decir que se sustenta sobre la plusvalía extraída a la clase obrera, independientemente de su verborrea “revolucionaria” ha proseguido el camino de los gobiernos de Caldera y CAP, un ataque sistemático y sin cuartel a las condiciones de vida de la clase obrera: los “aumentos” de salarios no compensan la acelerada alza de los alimentos; los niveles de desempleo abierto se ubican en un 22%-25%, de una fuerza laboral de alrededor de 12 millones; de ésta, un 57%, es decir, cerca de 7 millones viven en el subempleo y en la llamada “economía informal”; a las cargas impositivas del Impuesto al Débito Bancario y del IVA (16%), hay que añadirle los niveles de inflación mas altos de América Latina (del 30% para este año) que devoran el salario de los trabajadores; cerca de un 85% de la población vive en condiciones de pobreza; el salario mínimo oficial de Bs. 321.235 (alrededor de 160 dólares), no llega a cubrir el costo de la canasta básica alimentaria de Bs. 545.361; el deterioro de los servicios públicos de salud, educación, transporte, etc. es inocultable, a pesar de las campañas mediáticas del gobierno; en fin, la pauperización de la sociedad se expresa a través de un crecimiento de la mendicidad infantil, la desnutrición y la prostitución juvenil.

La perspectiva es clara, el resultado del referéndum no cambiará en nada las condiciones para la clase obrera, al contrario; por ejemplo, ahora Chávez sustentará su “revolución” no sólo en un ataque ideológico contra la clase, sino en un ataque a sus condiciones de vida; su triunfo le dará carta blanca para acentuar los ataques contra los trabajadores, principalmente los empleados públicos, con el cuento de que “la embestida de los ricos requiere sacrificios para salir de las dificultades actuales”. La campaña, ahora relanzada como nunca, anuncia que “la democracia es la alternativa” a las dificultades del mundo. Ideólogos de las más variadas corrientes políticas pero con el denominador común de ser demócratas defensores del orden capitalista se regocijan por los “logros del pueblo venezolano”, de la “gran lección democrática de Venezuela” pero jamás dirán que los resultados de la gran campaña nacionalista y democrática orquestada apuntalan el reino de la burguesía pues aunque estos acontecimientos están marcados profundamente por los efectos de la descomposición social del capitalismo lo cierto es que el capital sabe aprovechar muy bien el aspecto de la campaña contra la conciencia de los obreros. En medio de este marasmo, la injerencia de las potencias imperialistas se suma como un elemento más que evidencia la utilización del proletariado y el resto de las capas no explotadoras como carne de cañón por parte de la burguesía. En adelante, los riesgos contra el proletariado siguen vigentes ya que si bien, por el momento, los EU aún lamiéndose las heridas hace un tímido reconocimiento al triunfo de Chávez, la realidad es que busca disimular su total intervención en los sucesos a la vez que se prepara, seguramente, para tomar la iniciativa en mejores condiciones.

El futuro depende de la lucha de los trabajadores

El proletariado es la única clase social que puede poner fin a la barbarie capitalista, sin embargo, para lograrlo debe recuperar su independencia, su solidaridad e identidad de clase; para ello, debe impedir que sus movilizaciones queden atrapadas en el interclasismo de las luchas del “pueblo” o los “ciudadanos”. Colocándose en su terreno de clase (de la lucha contra el desempleo, la defensa del salario) puede darle un sentido, un rumbo, a las luchas y manifestaciones de indignación que a diario muestran las otras capas sociales no explotadoras de la sociedad. Este es el reto que hoy tiene planteado el proletariado mundial, y en particular los trabajadores en Venezuela para no dejarse arrastrar por los cantos de sirena de la burguesía y en particular por los impulsores de la llamada “revolución bolivariana” que no es más que un proyecto capitalista promovido por un sector del capital nacional y nada tiene que ver con los intereses de la clase obrera, Esta ideología de izquierda e izquierdista tiene consecuencias nefastas para la clase obrera tal como hoy se vive en Venezuela.

Agosto del 2004/P, RR

1 [21]Ver nuestras tesis sobre la descomposición en RINT N° 62 y los números subsiguientes.

2 [22]Las convulsiones que se dieron en Perú con Fujimori, en Ecuador con Bucaram, y recientemente en Haití, Argentina y Bolivia, se inscriben dentro de la situación de caos creado por los efectos de la descomposición en América Latina y El Caribe.

Geografía: 

  • Venezuela [23]

Corrientes políticas y referencias: 

  • Chavismo [24]

En México como en Europa el desmantelamiento de la Seguridad Social muestra la quiebra del capitalismo

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Este ataque masivo a la asistencia sanitaria necesita una respuesta masiva y unitaria del conjunto de la clase obrera (empleados, desempleados y jubilados); pero los sindicatos y sus cómplices izquierdistas y «altermundialistas» desvían la reflexión obrera sobre la quiebra del capitalismo hacia medidas ilusorias para «salvar la seguridad social». Este ataque frontal a la cobertura social significa que desaparece un nuevo sector del «Estado del bienestar» bajo los golpes de la crisis económica; pero nuestros defensores de la Seguridad social lanzan una y otra vez la misma mentira: «La Seguridad social es una conquista de la lucha obrera, ganada a finales de la II guerra». Frente a esta nueva falsificación de la historia que llevan a cabo el conjunto de fuerzas de la izquierda, izquierdistas y sindicatos, es necesario restablecer la verdad, apoyándose en una breve apreciación histórica del establecimiento de la asistencia social, y después del significado de la creación de la Seguridad social en 1945, desde el punto de vista de las necesidades del capitalismo. Esta reafirmación del análisis marxista, permite comprender que lo que pretende la burguesía blandiendo los oropeles de la Seguridad social, es ocultar al proletariado la quiebra histórica del «Estado del bienestar».

De la solidaridad política del proletariado a su encuadramiento ideológico por el Estado capitalista

Durante la segunda mitad del XIX, en la fase de desarrollo del capitalismo, el proletariado desarrolló sus propios «fondos de huelga» o «de socorro», sus mutualidades para los casos de enfermedad o despido, al principio para poder mantener la lucha por sus reivindicaciones (reducción de la jornada laboral, prohibición de la explotación de los niños y del trabajo de noche para las mujeres, etc.). Los sindicatos obreros, a menudo, gestionaban la práctica de esa solidaridad económica en el seno de la clase obrera. Pero esa solidaridad tenía un sentido político, ya que en el curso de las luchas por arrancar una mejora de sus condiciones de vida y reformas políticas, el proletariado se constituye en clase y plantea la perspectiva, cuando maduren las condiciones económicas, de la toma del poder político y la construcción de la sociedad comunista.

Con el desarrollo de la masacre de la Iª guerra mundial el capitalismo sella el fin de su expansión económica y su entrada en una fase de decadencia, que se caracteriza por una absorción de la sociedad civil por el Estado. La burguesía tiene que imponer su dominación de clase sobre el conjunto de la vida económica, social y política, y el Estado va a encargarse de eso.

Frente a este cambio de periodo, los sindicatos van a convertirse en una fuerza de encuadramiento de la clase obrera, al servicio del capital.

«El Estado mantiene las formas de organización de los obreros (sindicatos) para encuadrarlos y mistificarlos mejor. El sindicato se convierte en un engranaje del Estado, y como tal, se interesa por desarrollar la productividad, es decir, por aumentar la explotación del trabajo. El sindicato fue el órgano de defensa de los obreros mientras la lucha económica tuvo un sentido histórico. Vaciado de su contenido antiguo, el sindicato se convierte, sin cambiar de forma, en un instrumento de represión ideológica del capitalismo de Estado y de control sobre la fuerza de trabajo.» («Sobre el capitalismo de Estado», Internacionalismo 1952, retomado en la Revista Internacional nº 21, 2º trimestre 1980).

Así el Estado se apropia directamente, o por medio de su policía sindical, de los diferentes fondos de socorro y mutuas obreras y vacía de su contenido político la noción misma de solidaridad obrera.

«La burguesía retiró la solidaridad política de manos del proletariado para transferirla como solidaridad económica en manos del Estado. Al dividir el salario en una retribución directa por parte del patrón y una indirecta por parte del Estado, la burguesía ha consolidado la mistificación que consiste en presentar al Estado como órgano por encima de las clases, garante del interés común y de la seguridad social de la clase obrera...» ( Revista Internacional 115).

No solamente la burguesía hace aparecer al Estado como defensor de las clases trabajadoras, sino que la tentativa de organizar los primeros seguros sociales también tiene por objetivo encuadrar al proletariado.

En la década de 1920-30, lo que impulsa el proyecto de asistencia social es la voluntad de instaurar la paz social a través de la participación de los obreros en la gestión nacional, como señala el informe Cerinda: «En los consejos de administración de los seguros sociales se verán realizados el acercamiento y la colaboración fraternal de clases; asalariados y empresarios no defenderán intereses antagónicos; estarán unidos por un mismo pensamiento: combatir los dos grandes azotes de los trabajadores, la enfermedad y la miseria. Este contacto permanente preparará la asociación cada vez más estrecha del capital y del trabajo.» (citado por Bruno Palier, Gouverner la Sécurite sociale, ediciones PUF).

Década de los 40: la creación de la Seguridad social, una mistificación al servicio de la reconstrucción nacional

En el curso de la segunda carnicería mundial, la burguesía, consciente de los millones de víctimas que va a provocar el conflicto militar, y de las destrucciones y daños para la economía mundial, se aplica a dar una justificación moral a su propia barbarie.

«En un mensaje solemne al congreso pronunciado el 6 de Enero de 1941, el presidente Roosvelt fue el primero en dar una justificación moral al conflicto, asignándole esencialmente el objetivo de “liberar de la necesidad” a las masas. Ese movimiento culmina en mayo de 1944 con la declaración de Filadelfia de la Organización Internacional del Trabajo, por la que los países miembros hacen de la realización de una verdadera seguridad social un objetivo prioritario de la posguerra. En consecuencia, la seguridad social ocupa un lugar importante en los fines de guerra definidos por los Aliados.» (Bruno Valat, Histoirie de la Sécurité sociale, 1945-1967, Ed. Economica)

Desde 1941, Inglaterra pone en marcha el desarrollo de subsidios familiares y el “plan Beveridge” en 1942; en plena guerra, crea una cobertura social estatal para sostener el esfuerzo de guerra y la moral de las tropas. En Bélgica, es en 1944 cuando se crea un sistema obligatorio de seguridad colectiva bajo control del Estado, a lo largo de los años 50 el “Generalisimo” Franco puso en marcha en España el desarrollo de un raquítico Estado “social”, e incluso México, involucrado en esa dinámica, fortalece su fachada de “Economía mixta” constituyendo el IMSS en 1943.

En Francia, mientras una parte de la burguesía está en el gobierno de Vichy, la otra parte, en el exilio, con el general de Gaulle a su frente, retoma esta preocupación y declara en Abril de 1942 en un mensaje solemne a la resistencia: «La seguridad nacional y la seguridad social son para nosotros objetivos imperativos y conjugados» (Bruno Valat, Ídem).

Así, lejos de ser una victoria obrera, lo que explica el origen de la generalización de los sistemas de protección social es sobre todo la capacidad de la burguesía internacional para prever el encuadramiento del proletariado al final de la guerra con vistas al esfuerzo de reconstrucción. Los años de posguerra son terribles para las condiciones de vida del proletariado. Los salarios están bloqueados desde la guerra y la inflación es galopante, dopada por un mercado negro floreciente; las cartillas de racionamiento, que existen desde la ocupación, se mantienen hasta 1950, incluyendo la electricidad y la gasolina. La ración de pan, que es de 200 g. en el verano de 1947, sólo llega a 250 g. en Junio de 1948. A los bajos salarios y la penuria alimentaria se unen unas condiciones sanitarias deplorables y una demografía catastrófica. La mortalidad infantil en 1946 es de más del 84% y la población adolescente sufre raquitismo. Frente a esta situación, la burguesía sabe que no podrá reconstruir el capital nacional con una clase obrera tan debilitada, tanto más si se tienen en cuenta las pérdidas de vidas humanas de la guerra, que hacen que la mano de obra escasee. La creación de la Seguridad social y la asistencia médico-sanitaria es pues el medio de suministrar una fuerza de trabajo y mantenerla, conforme a las exigencias de la reconstrucción. A cambio de una sobreexplotación (la duración del trabajo semanal es de 44 h. en 1946 y 45 en 1947), el proletariado va a tener acceso a una cobertura social que le permita reconstruir su fuerza de trabajo. Pierre Laroque, alto funcionario francés encargado de poner en marcha la Seguridad social con la ordenanza del 4 de Octubre de 1945, es explícito respecto a sus objetivos, aunque envuelva la mercancía en un celofán humanista: «El objetivo era garantizar a la masa de trabajadores, empezando por los asalariados, una seguridad en el porvenir. Esto iba parejo con una transformación social e incluso económica: el esfuerzo que se les pedía para poner en marcha la economía había de tener una contrapartida».

Frente a las críticas de ciertos parlamentarios, que estiman demasiado importante el costo financiero de la Seguridad social, el socialista Daniel Mayer, ministro francés de trabajo en 1949, responde: «Todo industrial considera como normal y necesario consignar en sus gastos las sumas indispensables para el mantenimiento de su material. La Seguridad social, en gran medida, representa el mantenimiento del capital humano del país, que es tan necesario para los empresarios como las máquinas. En la medida en que la Seguridad social contribuye a conservar el capital humano, a desarrollar ese capital, aporta una ayuda a la economía que no habría que subestimar.» (Bruno Valat, Idem).

Podemos calibrar pues la mentira de los sindicatos de que la creación del “Seguro” es una conquista obrera; cuando esta “concesión” se hace en realidad al precio de una sobreexplotación sin medida de la fuerza de trabajo. Así, en 1950, la industria francesa casi ha igualado el nivel de producción de 1929. Como en 1936, los estalinistas (PCF), gracias a su implicación en el seno de la resistencia, van a jugar un papel determinante en el enrolamiento del proletariado para la reconstrucción. Varios ministros “comunistas” van a estar presentes en el gobierno del general de Gaulle, llamando al proletariado por boca de su líder Thorez, a “arremangarse” para reconstruir el país y denunciando la huelga como “el arma de los monopolios”; igualmente, la CGT tendrá el monopolio de la presidencia de las cajas de seguro social hasta1947.

El fin del Estado del bienestar

Si en los años que siguieron a la guerra, la Seguridad social va a ampliarse al conjunto de la población, desde el comienzo de los años 70, los primeros signos de la crisis económica hacen doblar las campanas por esas políticas sociales. La Seguridad social en sí no podía funcionar mas que en la medida en que el capitalismo podía garantizar el “pleno empleo”. El desarrollo del desempleo hace que los gastos sociales aumenten más rápido que el PIB. Frente a esta situación, la burguesía responde con medidas Keynesianas de relanzamiento del consumo, particularmente aumentando y creando nuevas prestaciones para familias sin recursos. Desde el punto de vista de la gestión del capitalismo, esas medidas van a aumentar de manera considerable los déficits públicos. De ahí en adelante, de 1975 hasta hoy, la burguesía no va a cesar de correr tras los déficits, destacando particularmente el famoso “agujero del Seguro”, que parece un pozo sin fondo, a pesar de los aumentos permanentes de las cotizaciones sociales y de las repetidas disminuciones de las prestaciones sociales. A lo largo de las décadas de 1980 y 1990, los gobiernos sucesivos de derecha e izquierda van a hacer gala de un ingenio sin límites para inventar todo tipo de impuestos, que se acompañan de múltiples recortes sucesivos, tanto de las prestaciones sanitarias, como de las pensiones y los subsidios de desempleo. ¡El balance es inapelable! No sólo la clase obrera que aún tiene trabajo ve recortada una parte cada vez más importante de su salario para financiar los déficits y para pagar mutuas complementarias, sino que además el sistema de prestaciones se degrada, tomando en cuenta las reducciones de efectivos en el sector de la sanidad y los repetidos planes de austeridad. Para el resto de la clase obrera y de la población, la perspectiva es más pauperización y exclusión social.

Así, lejos de ser una conquista obrera, la Seguridad social es, al contrario, un órgano de encuadramiento estatal real. Como los sindicatos participan en la gestión de los seguros de enfermedad junto a los patronos, y también en la de las pensiones y los subsidios de desempleo, esa gestión paritaria genera la ilusión de que se puede hacer una política que va en el sentido de los intereses de los trabajadores ([1] [25]).

Más que nunca, los nuevos ataques a las prestaciones sanitaria significan la quiebra del capitalismo, el fin del Estado del bienestar y del mito de una cobertura social “de la cuna a la tumba”. Si los revolucionarios somos solidarios con nuestra clase frente a los ataques, tanto al salario directo como al salario social, al mismo tiempo denunciamos con virulencia el mito de una Seguridad social producto del Estado que estaría por encima de las clases sociales y velaría por el bienestar de los obreros. La preocupación del capitalismo en 1945 era tener una mano de obra con buena salud, para llevar a cabo la reconstrucción. En 2004, ante una reserva sin fin de mano de obra, el capitalismo tiene que sacrificar una parte creciente de proletarios para mantener a bajo coste el precio de la fuerza de trabajo, aunque sea a costa de dejar morir a los demás.

«No es necesario señalar que, si la sociedad socialista defiende al individuo contra la enfermedad o los riesgos de la existencia, sus objetivos no son los de la Seguridad social capitalista. Esta sólo tiene sentido en el cuadro de la explotación del trabajo humano y en función de ese cuadro; no es mas que un apéndice del sistema.» (Internationalisme 1952, Op cit, tomado de la Revista Internacional nº 21).

Donald /20-junio-04

1 [26]No sólo los sindicatos son un engranaje del Estado; además viven de forma parásita a expensas de la clase obrera. De hecho una de las razones por las que los sindicatos se aplican tanto a preservar su participación en la gestión de las prestaciones sociales, es que el Estado les entrega las subvenciones consecuentes para eso, gracias a las múltiples cotizaciones que pagan los obreros. «El maná del seguro de enfermedad también toma una forma contante y sonante. El conjunto de los participantes recibe créditos a título de gastos para la formación de administradores y de secretaría técnica, y además los sindicatos cobran fondos para la formación en cuestiones de Seguridad social. En 1994, según cifras del tesoro nacional, la CGT ha recibido 10 millones de francos, FO 9,9 millones, la CFDT 9,3 millones, la CGC 6,2 millones y la CFTC 5,6 millones (con cerca de 3 millones para la patronal). En total, de 1991 a 1994, la CNAM ha derivado 181,7 millones a los agentes sociales, sin gran control sobre su utilización...» (Les Echos, 28-06-1995).

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Movimiento piquetero en Argentina I

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Publicamos a continuación un artículo de los compañeros del Núcleo Comunista Internacional de Argentina que han elaborado unas Pautas Programáticas ([1] [29]) muy próximas a las posiciones de la CCI y desarrollan actualmente discusiones con nuestra organización y con el conjunto de la Izquierda Comunista en una perspectiva militante e internacionalista. Los compañeros nos enviaron un primer artículo sobre la “cruzada Axel” (ver RM 81) y ahora presentan un trabajo muy importante sobre el llamado “movimiento piquetero”. Este “movimiento” es presentado dentro del “movimiento antiglobalización” y en numerosos medios jóvenes como una “auténtica alternativa revolucionaria”. La realidad, como podrá percibirse a través de la argumentación rigurosa y contundente de los compañeros, es que es una alternativa de la burguesía contra el proletariado. Los obreros, los revolucionarios, no tenemos ninguna necesidad de engañarnos con falsas quimeras, con mitos exóticos de “revolucionarismo”, sino que hemos de mirar la realidad cara a cara, rompiendo con todos los tinglados con los que la burguesía intenta desviarnos de la defensa de nuestros intereses y de la lucha por la liberación de la humanidad del yugo cada vez más insufrible de la sociedad capitalista. Dado el interés del documento de los compañeros se publicará por partes por lo que la continuación del artículo aparecerá en el siguiente número de RM

Introducción

Luego de lo acontecido en Argentina el 19 y 20 de diciembre ([2] [30]), ha ocurrido un fenómeno que podemos denominarlo de “moda”, que ha sido impuesto por los medios masivos de comunicación, sea radio TV, diarios, etc., con relación a los piqueteros, o sea a los trabajadores desocupados.

Este hecho tampoco pasó desapercibido para las corrientes izquierdistas, sean de corte estalinista, trotskista, guevarista, etc., tanto en el plano nacional e internacional, como tampoco para grupos o tendencias del Medio Político Proletario, como los camaradas del Buró Internacional para un Partido Revolucionario (BIPR).

Los primeros se dedicaron a engañar al proletariado con falsas expectativas haciéndole creer que los objetivos y los métodos de lucha del movimiento “piquetero” contribuyen a hacerle avanzar en su lucha. Los segundos, como consecuencia de un análisis basado en premisas equivocadas, llegan a conclusiones equivocadas con relación a la naturaleza de los movimientos piqueteros en la Argentina.

La burguesía, agradecida, pues entre los disparates que se han proferido, algunos han llegado al absurdo de anunciar el nacimiento de un nuevo sujeto revolucionario: “el piquetero”, y los burgueses felices, ya que con dichos disparates desvían y desvirtúan las luchas obreras, y la consiguiente unidad de la clase obrera a nivel internacional, al descalificar a la clase obrera como UNICO SUJETO REVOLUCIONARIO, o al intentar colocar a la Argentina, o a los países periféricos como centro de irradiación de la revolución mundial en desmedro de la clase obrera de las naciones industrializadas.

Es por ello que la presente nota tiene por objetivo desmitificar el fenómeno piquetero, buceando en el interior o en “la cocina” de dichas corrientes, ver sus lados oscuros, sus miserias, que la mayoría de las corrientes de izquierda y algunas del Medio Político Proletario ocultan, con la excepción de la Corriente Comunista Internacional.

Desde las manzaneras de Chico Duhalde hasta las asambleas piqueteras

Podría pensarse que estas corrientes de desocupados se han iniciado en estos últimos 5 ó 6 años, cuando la miseria, la desocupación y el hambre arreciaban en las grandes barriadas del Gran Buenos Aires, Rosario, Córdoba, etc. Ello no es así: las corrientes piqueteras por más que éstas se nieguen a reconocerlo o intenten re-escribir la historia, tienen un origen diferente, y son las llamadas “Manzaneras”que comandaba la esposa del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, en la década de los 90.

Las llamadas manzaneras cumplían una doble función, una similar a los llamados comités de “defensa de la revolución” que impuso en Cuba el régimen capitalista de estado de Fidel Castro, a los efectos de un control social y político y tejer la capacidad de movilización de las amplias capas desesperadas a favor de la fracción burguesa que representaba Duhalde; y, por otro lado las encargadas del reparto de los alimentos a los desocupados (un huevo y medio litro de leche diaria), ya que por ese entonces no existían planes de desempleo, subsidios, etc.

Pero a medida que los índices de desocupación aumentaban geométricamente, y los esfuerzos del gobierno nacional para apagar los “incendios”se hacían cada vez más complicados, debido a las masivas protestas de los desocupados, las manzaneras de Chiche Duhalde – la esposa del gobernador -, comienzan a desparecer de la escena, cosa no muy difícil de hacer ya que estas carecían de estructura orgánica y solamente respondían a las órdenes directas que emitía aquella. Poco a poco fueron reemplazadas por un ramillete de organizaciones que decían representar a los trabajadores desocupados, siendo la mayoría de éstos manejados, sea por la Iglesia Católica, las corrientes políticas izquierdistas, etc.

Cuando estallaron las primeras luchas de los desocupados, la mayoría de ellos antiguos obreros petroleros de las provincias patagónicas (Neuquen) y del norte argentino (Salta), una pequeña corriente dependiente del maoísta Partido Comunista Revolucionario, la llamada Corriente Clasista y Combativa, comienza a introducir en la agenda política el tema de los desocupados y, a pesar de su comienzo tímido, poco a poco comenzó a abrirse paso, y la brecha que abrió fue lo suficientemente grande para que tendencias antagónicas entre sí, como el trotskista Partido Obrero, pudiera conformar su propio aparato de desocupados - el Polo Obrero - y sucesivamente las demás corrientes.

Estas primeras organizaciones hicieron su bautismo de fuego en Buenos Aires, a nivel masivo, con los cortes de ruta sobre la estratégica ruta 3, que une Buenos Aires con el extremo Sur de la Patagonia, lejos quedaban pequeños cortes de rutas que eran rápidamente reprimidos por las fuerzas de seguridad.

Es así que los “planes trabajar” ([3] [31]), y los distintos subsidios que otorga el gobierno a los desocupados, y que son administrados u otorgados, sea por los consejos consultivos de las municipalidades, sea “arrancados” en las movilizaciones de desocupados controladas por organizaciones piqueteras, permitieron a la burguesía ejercer un control social y político de los desempleados a través de ellas, sean éstas de corte peronista, trotskista, guevarista, estalinista o sindical a través de la C.T.A.([4] [32]).

Estas corrientes comenzaron a esparcirse a través de las barriadas obreras duramente castigadas por la desocupación, el hambre y la marginación, y fueron aquellas las que comenzaron sea a través de encuestas de desocupados, o cuando aquellos se acercaban al local del movimiento de desocupados, sea por la existencia de un comedor, o de un merendero infantil, como las más diversas organizaciones comenzaron a tejer su estructura, y todo ello con el dinero del estado burgués.

A los adherentes, para poder recibir el subsidio y los bolsones de comida (5 Kg), se les exigía: movilizarse tras las banderas de la organización, participar en sus actos políticos si ésta poseía una estructura política, levantar la mano votando favorablemente las proposiciones de aquel grupo al cual “pertenecía” y, además, participar en las marchas, actos etc., organizados por la corriente correspondiente. El cumplimiento de estas obligaciones queda consignado en libretas y el que falla o emite opiniones de disconformidad corre el peligro de perder los míseros $150 pesos, o 50 dólares. Además, las organizaciones extraían de los desocupados un porcentaje o una suma fija de dinero en concepto de “cotización”, este dinero es para pagar rentados([5] [33]) de las corrientes, pagar locales en donde funcionan tanto la corriente de desocupados como el grupo político de quien depende la primera, etc. La entrega de esta cotización es de carácter obligatorio, y para tales fines, los llamados “referentes” de cada local barrial de los diversos movimientos de desocupados acompañaban a los desempleados al mismísimo banco en donde luego de cobrar, éstos últimos debían entregar el dinero.

La naturaleza burguesa del Movimiento piquetero

El año 2001 es el año de la mistificación piquetera y corrientes del medio político proletario como el BIPR([6] [34]) contagiadas de la propaganda izquierdista creyeron ver un nuevo sujeto revolucionario - el piquetero -, y a las asambleas que realizaban como embriones de soviets o de consejos obreros. Nada más lejano a la realidad, la posición de dicha corriente – BIPR - en nada se diferencia con las del trotskista Partido Obrero y su Polo Obrero, a pesar de las enormes diferencias que existen entre los camaradas del BIPR, que pertenecen al campo proletario  y dichas corrientes políticas que pertenecen al aparato político del capital.

En dicho año, previo a las jornadas interclasistas del 19 y 20 de diciembre, la llamada “asamblea piquetero” estaba dominada por el Polo Obrero, la maoísta Corriente Clasista y Combativa, y la Federación de Tierras, Vivienda y Hábitat. Hoy la primera da un apoyo crítico al gobierno burgués de Kirchner, y la segunda es de absoluta genuflexión ante la burguesía.

Las posiciones sustentadas en dichas asambleas, y las siguientes por venir, demostraron claramente la naturaleza de los diversos movimientos piqueteros, como aparatos al servicio del estado burgués. Dicha naturaleza no ha desaparecido posteriormente cuando se produjo la ruptura de la asamblea piquetera de La Matanza, entre el Polo Obrero y las otras dos corrientes, ocasionando la conformación del Bloque Piquetero.

Es necesario realizar una crítica a las posiciones adoptadas por algunas corrientes políticas con respecto al llamado “fenómeno piquetero”, el cual algunas puede estar cruzadas por posiciones oportunistas, como es el caso del BIPR, y otras por posiciones típicas del izquierdismo, como es el PO, y otras por posturas “semi-anarquistas” como es el caso del GCI. Es cierto que hay muchas más posiciones que es necesario analizar, pero consideramos éstas como las más importantes.

Las caracterizaciones que se le dan a los desocupados, o al “SUJETO PIQUETERO” como gusta decir el Partido Obrero, es de una inmensidad tal que ya en la publicación semanal del Partido Obrero, Prensa Obrera, en su editorial firmada por su “líder máximo” –Jorge Altamira – se afirma que: «El movimiento piquetero es la expresión histórica más profunda que ha producido el movimiento obrero argentino, por lo menos desde el Cordobazo..»([7] [35]) y, continúa expresando dicha nota: «...El movimiento piquetero es una fuerza de vanguardia, más si tenemos en cuenta en ella solamente a sus agrupamientos independientes de la burguesía, como el Bloque Piquetero nacional y la asamblea nacional de trabajadores» ([8] [36]).

Pero el editorial del Partido Obrero, demuestra lo correcto de la posición de la CCI como la que entonces defendimos, cuando calificaba los sucesos del 19 y 20 de diciembre como una revuelta interclasista, cuando expresa en la misma nota de Prensa Obrera que el objetivo del movimiento piquetero es convertirse en un movimiento de masas, entendido esto como de la masa de desocupados, de obreros activos y de todos los sectores medios que son empujados a la clase obrera y de los desposeídos. Es decir, y siguiendo el razonamiento dado por el P.O., la clase obrera debe insertarse en un amplio frente interclasista, y debe luchar no en su propio terreno sino en un campo que le es totalmente ajeno.

Así también en el XIIIº Congreso del Partido Obrero, en un párrafo sin desperdicio, da a entender cual es su posición, la cual para todos aquellos que piensen que hay diferencias entre el izquierdismo, o las corrientes piqueteras más mediatizadas y el estado burgués, podrán constatar claramente lo falso de dicha premisa, cuando se dice: «El que controla la comida de las masas controla a las masas...» ([9] [37]), o sea que a pesar de las declamaciones del P.O. por impedir que la burguesía controle a las masas al controlar los alimentos, plantea en realidad la misma actitud que la burguesía, es decir controlar los planes sociales, controlar los bolsones de comida, para poder así controlar a los desocupados. Esta actitud no es privativa del P.O., sino del conjunto y de la totalidad de las corrientes, grupos y /o agrupaciones piqueteras.

Pero también en el informe del XIIIº Congreso del PO, se denuncia algo que sirve para desmitificar a los movimientos de desocupados, cuando dicen: «El Movimiento Teresa Rodríguez acaba de aceptar un préstamo del Banco Mundial (...) una de las fracciones del Bloque piquetero acepta préstamos de entidades privadas para construir carpinterías, comedores...»([10] [38]). Ello no es novedad alguna. Todas las corrientes aceptan préstamos bancarios, donaciones de la burguesía, como es el caso reciente del Movimiento Territorial de Liberación, ligado al Partido Comunista Argentino, que ha aceptado un millonario crédito del Banco Ciudad para la construcción de “viviendas populares”.

Estos pequeños ejemplos sirven para demostrar que los movimientos de desocupados que han ocupado los medios masivos de comunicación, sea en el plano nacional como internacional, y que llevó al imaginario de la pequeña burguesía radicalizada a pensar en el inicio de “una revolución”, de la existencia de “consejos obreros”, etc., es una falacia absoluta.

Prueba de ello son las resoluciones políticas que emanan de las llamadas Asambleas Nacionales de Trabajadores Ocupados, Desocupados, Jubilados, que aglutina al Bloque Piquetero ( Polo Obrero, Movimiento Teresa Rodríguez, CUBa, etc.) en las distintas Asambleas Nacionales de Trabajadores (ANT), y especialmente la VIª, en donde se plantea la necesidad de un frente único que abarque a los trabajadores ocupados, desocupados, pequeña burguesía, etc., todo ello en consonancia con los constantes actos públicos que dichas organizaciones realizan con federaciones patronales, y como surge asimismo de las citas transcriptas más arriba.

Pero volviendo atrás es un despropósito las manifestaciones vertidas por el P.O. al considerar que el movimiento piquetero es el hecho más significativo del movimiento obrero desde el Cordobazo, ya que éste último así como también las luchas de carácter netamente obreras que tuvieron lugar en aquellos días no fue una rebelión popular o de neto corte o tinte interclasista, todo lo contrario, fueron combates obreros que desarrollaron comités obreros, que tuvieron a su cargo las más diversas funciones, como comités de defensa, solidaridad, etc.

Los errores del BIPR ante el Movimiento piquetero

Existe asimismo una analogía en las posiciones de las corrientes piqueteras con el BIPR, producto esencialmente de las erróneas tesis elaboradas por esta fuerza del Medio Político Proletario, que plantea un carácter más revolucionario a las naciones periféricas en detrimento de las más desarrolladas cuando expresan que: «...que la opresión y represión política..., lleva a una potencial radicalización de la conciencia en los países periféricos»([11] [39]). Dicha posición llevó al BIPR a considerar erróneamente los sucesos del 19 y 20 de diciembre como una lucha proletaria y no como en realidad ha sido un levantamiento interclasista.

Pero la analogía no concluye aquí, la VIª ANT hace un llamamiento a la “unidad socialista de América latina”, y un grupo integrante del BIPR, el Círculo Comunista Internacionalista ([12] [40]), plantea en una nota: «por la organización de las masas proletarias latinoamericanas» ([13] [41]).

El planteo indicado en los dos últimos párrafos tiene una simetría, a pesar de la diferencia existente entre el P.O. y sus socios izquierdistas del Bloque piquetero, y dicha analogía hay que buscarla en la subestimación que ambas organizaciones realizan al proletariado de los países avanzados.

La consigna lanzada en la VIª Asamblea Nacional de Trabajadores en el año 2004 en Argentina, al igual que los camaradas del Buró Internacional por un Partido Revolucionario en sus tesis, emiten declaraciones de neto tinte nacionalista, ya que no existe diferencia alguna entre el apartado intitulado “La ruta de la insurrección boliviana y el proceso de rebelión de los pueblos latinoamericanos” que plantea: «… por un gobierno de los trabajadores y el pueblo, ni ALCA ni MERCOSUR, por la unidad socialista revolucionaria de América latina…»([14] [42]), y la emitida por el Círculo Comunista Internacionalista cuando expresa, en consonancia y en forma homogénea con las posiciones políticas del BIPR: “por la organización de las masas proletarias latinoamericanas.”

Estas declaraciones generan una división artificial entre los trabajadores del mundo. No existe diferencia alguna entre los trabajadores de América Latina y de los países periféricos, con los de las naciones capitalistas más avanzadas, todos somos uno, todos tenemos el mismo enemigo - el capitalismo -, y para que la revolución proletaria triunfe ésta, indefectiblemente, debe tener un carácter mundial, no existen ni las excepciones nacionales ni regionales, el sólo hecho de plantear dicha consiga significa pura y llanamente una división artificial de la clase productora, en beneficio de los explotadores del trabajo obrero.

Pero las similitudes no acaban solamente con respecto a este punto. Todo lo contrario, leer las declaraciones del Bloque Piquetero y sus resoluciones en la VIª ANT, es como leer asimismo las posiciones que expresan lamentablemente los camaradas del BIPR. Veamos las mismas:

El Buró Internacional por un Partido Revolucionario plantea: «... La Argentina se ha revelado como uno de los eslabones más débiles de la cadena del capitalismo internacional, demostrando de manera elocuente el fracaso de las recetas monetaristas llevadas a cabo adelante ante todo por el imperialismo USA y su brazo armado el FMI. La furibunda explotación de la clase trabajadora argentina, la rapiña de los ahorros de tantos trabajadores y pequeño burgueses»([15] [43]).

Esta declaración publicada en enero de 2002 en el sitio web del BIPR, pudo haber sido fácilmente adoptada por la VIª ANT dominada por los partidos izquierdistas, que son si utilizamos el lenguaje de los camaradas del BIPR el “brazo izquierdo de la burguesía”, pero lo expresado en las resoluciones y en la convocatoria a la VIª ANT no se alejan en nada del espíritu de lo dicho en el párrafo precedente, lo cual puede ser un motivo de “satisfacción” para el BIPR, cuando dicen: «…llamamos a romper con el FMI, fijando la estrategia del gobierno de los trabajadores y nos pronunciamos por la independencia y la lucha frente a la burguesía y su gobierno». Continúa manifestando: «... establecimos una agenda de lucha real fundada en un pliego de reclamos. Este pliego planteó el aumento general de salarios del 50%, un salario mínimo equivalente a la canasta familiar, la extensión de los planes de empleo a todos los desocupados,… la creación de puestos de trabajo mediante la anulación de la flexibilidad laboral, la reducción de la jornada horaria y planes masivos de viviendas populares y obras públicas (…), ruptura con el FMI, desconocimiento de la deuda externa, nacionalización de la banca y expropiación de las empresas vaciadas, sin pago…»([16] [44]).

Estas manifestaciones están motivadas por dos hechos totalmente diferentes, los camaradas del BIRP no toman en consideración que la sobreproducción mundial que acompaña la crisis del capitalismo, particularmente en su época de decadencia, lanza a una parte creciente de la clase trabajadora fuera del proceso productivo. Es por lo tanto fundamental para una organización revolucionaria que busca intervenir en la clase trabajadora, el clarificar y comprender todo el problema del desempleo dentro de la lucha de clases ([17] [45]).

Asimismo, las identidades que intentan establecer tanto el BIPR y las declaraciones políticas del ANT acerca de la pequeña burguesía, como capas sociales “agredidas” por el imperialismo, y que por ende son aliados del proletariado implica necesariamente desconocer las diferencias sociológicas de la pequeña burguesía, es decir su procedencia y su objetivo, así también, esta capa social lleva consigo la ideología de la burguesía con lo cual se intenta infectar al proletariado.

Cabe destacar que no se ha tomado en consideración, con excepción de la CCI, que el capitalismo mundial se halla en una fase de descomposición, y Argentina no constituye ninguna excepción, por lo que es correcto lo planteado que: “…el hecho de que partes significativas del proletariado hayan sido arrastradas en estas revueltas es de gran importancia, porque marca una pérdida profunda de la autonomía de clase. En vez de verse como proletarios con sus propios intereses obreros en Bolivia y Argentina, se ven a sí mismos como ciudadanos compartiendo intereses comunes con la pequeña burguesía y las capas no explotadoras”([18] [46]). Pero también cabe afirmar que este hecho se produce fundamentalmente tal como rezan las Tesis sobre la Descomposición del capitalismo ([19] [47]), dado que ideologías extrañas al proletariado han sido inyectadas en las venas de los trabajadores desocupados: como nacionalismo, la “patria grande latinoamericana” y una dosis de socialismo, eso sí todo bajo el paraguas de un gobierno obrero y popular, que no es más que una reedición remozada del burgués PT de Lula.

Un censor podrá criticarnos diciéndonos que está bien, que esa es la posición de las direcciones de los movimientos y organizaciones piqueteras, pero que lo que importa es la dinámica del proceso o del fenómeno piquetero, sus luchas, sus movilizaciones, sus iniciativas. La respuesta es sencilla. A quienes nos censuren de esta manera debemos responderles al igual que lo hicimos con el BIPR con relación a la crítica que en Revolución Comunista nº 2 ([20] [48]), se realizó con relación a sus posiciones relativas al “Argentinazo” del 19 y 20 de diciembre: que las posturas que aquella corriente adoptó son simples deseos de carácter idealista. Las organizaciones piqueteras son sus líderes, sus jefes, nada más. El resto, los piqueteros con rostros cubiertos quemando neumáticos, son prisioneros de los $150 mensuales y de 5 Kg. de alimentos que el Estado burgués les otorga vía las organizaciones.

Y, como se dijo más arriba, todo ello debe ser realizado so pena de perder dichos “beneficios”. En síntesis: las corrientes piqueteras no significan en absoluto desarrollo de la conciencia, todo lo contrario es retaso en la conciencia obrera, ya que aquellos imprimen una ideología ajena a la clase obrera. Asimismo lo expresado por el P.O. de que quien maneja la comida maneja la conciencia, hace mención a una posición de la burguesía, a su lógica perversa que solamente puede llevar a la derrota de la clase obrera y de los desocupados, ya que la función del izquierdismo es eso: DERROTA DE LA CLASE OBRERA, Y LA PERDIDA DE LA AUTONOMIA DE CLASE, por más consignas “revolucionarias” que puedan adoptar.

Julio del 2004/NCI

Continuará...

1 [49]Ver www.geocities.com/ncomunistainternacional/ [50]

2 [51]Se refiere a las revueltas interclasistas que tuvieron lugar en esas fechas del año 2001. Ver Revista Internacional nº 109 el artículo “Revueltas populares en Argentina” y también en el número 117 “Revueltas populares en América Latina”.

3 [52]Planes Trabajar: “Ayudas a desocupados” disfrazadas de planes de empleo organizadas por el Estado argentino.

4 [53]Central de los Trabajadores Argentinos.

5 [54]Liberados, es decir, burócratas que trabajan para la organización.

6 [55]BIPR: Buró Internacional por el Partido Revolucionario, organización proletaria. Para ver sus posiciones se puede consultar: http://www.internazionalisti.it/BIPR/spagnolo/plataforma.htm [56]

7 [57]Prensa Obrera nº 832, 7-1-04. “Piqueteros: de vanguardia de la lucha a movimiento de masas”.

8 [58]Ídem anterior.

9 [59]Informe XIIIº Congreso del Partido Obrero.

10 [60]Ídem anterior

11 [61]“Tesis de la táctica comunista en los países periféricos” (ver sitio web www.ibrp.org [62]).

12 [63]Ver http://www.internazionalisti.it/BIPR/spagnolo/circulo/circulo.htm [64]

13 [65]“El proletariado Argentino se ha erguido” (sito web www.ibrp.org [62])

14 [66]ANT: ver sitio web PO – www.po.org.ar [67]

15 [68]Ídem nº 6.

16 [69]Resolución Política VIª ANT .

17 [70]Revista Internacional nº 14: “Desempleo y Lucha de clases”.

18 [71]Revista Internacional nº 117

19 [72]Ver Revista Internacional nº62.

20 [73]Ver www.geocities.com/ncomunistainternacional [74]

Situación nacional: 

  • Argentina [11]
  • Movimiento piqueteros [12]

Pensiones y jubilaciones en el IMSS: Patrones, Sindicato y gobierno, unidos para golpear a los trabajadores

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Pero en realidad estas medidas impuestas son apenas la preparación del golpe que tomará dimensiones superiores –como amenaza Sojo, el coordinador del gobierno de las políticas públicas– al aplicarlo a otros sectores de trabajadores (como ya se ve venir a través de la “ley del ISSSTE”). De manera que el problema no puede esconderse en los embustes legaloides que centran la atención en la “modificación jurídica” al contrato colectivo y a los procedimientos constitucionales, como sindicatos y el aparato de izquierda del capital lloriquean, la verdadera agresión se encuentra en la afectación a las condición de jubilación de un sector y la preparación de ese mismo mecanismo para generalizarlo hacia el resto de la clase. Pero, si el avance de las medidas han podido pasar hasta ahora, es justamente porque la potencialidad de la fuerza contenida en el descontento de los trabajadores fue desviada y contenida por el sindicato. Por eso para que los trabajadores puedan enfrentar la cascada de ataques que se han iniciado, no basta con desatar movilizaciones ciegas y desesperadas como lo induce la estructura sindical, de seguir ese camino lo único que lograrán es potenciar la magnitud de la derrota. Los “plantones”, cierres de calles y “megamarchas” que el sindicato impone (en donde lo más importante para un trabajador es “pasar lista” para evitar represalias del sindicato), sólo han desgastado e impedido el desarrollo de la reflexión, y por tanto impide la organización autónoma y la extensión de la lucha. En este momento se hace necesario sacar las lecciones de los acontecimientos que se han sucedido, no sólo por parte de los trabajadores del IMSS, sino por el conjunto de la clase, atendiendo los aspectos en los que hasta ahora se ha centrado la maniobra. Se precisa tener en claro que estas medidas buscan extenderse hacia el resto de los asalariados, pero, para evitar que el descontento confluya, no sólo se confunde llamando a unos los “privilegiados” y a otros las “víctimas” de éstos (o separando jóvenes y viejos, parados y activos...), sino además se busca extender la desmoralización y dar la “lección” de que ante los ataques del capital nada se puede hacer. Por ello para poder concretar una verdadera respuesta a estos golpes, se vuelve indispensable comprender que la “radicalidad” que el sindicato pretende mostrar, no es sino un maquillaje que le permite ganar la confianza de los trabajadores y así cumplir mejor su labor de sabotaje. ¿Es que se puede encontrar una diferencia entre la estructura sindical de la CTM y la UNT?

Es evidente que para lograr culminar con su ataque, la clase dominante necesita no sólo hacer creíble su campaña sobre el hecho de que los trabajadores son los causantes de las dificultades económicas de la institución médica y los responsables directos del mal servicio que ofrecen, y convencer que estos son sujetos “privilegiados” que se apropian de las cotizaciones del resto de los asalariados inscritos al IMSS, sino además, y ante todo, requiere reforzar el dominio que los sindicatos mantienen sobre los trabajadores, para poder imponer movilizaciones huecas que desgasten, desvíen aún más el descontento y generalicen la desmoralización.

Ante la agudización de la crisis la burguesía se unifica para golpear a la clase obrera

Pese a que la burguesía en la región desde hace tiempo se encuentra fracturada (cómo se puede ejemplificar con los enfrentamientos entre sus diferentes fracciones, presentes no sólo entre partidos, sino incluso en sus interior, ha encontrado un punto que le permite alcanzar un acuerdo: el incrementar el peso de la crisis en las espaldas del proletariado. Toda la burguesía, aunque use diversos tonos para describirlo, mantiene acuerdo en que la crisis que azota al sistema capitalista requiere del uso de mecanismos que permitan un “respiro” de la economía; y la “salida” que la clase dominante encuentra (en México como en el resto del planeta; véase en este mismo número el artículo sobre el des­mantelamiento de la seguridad social) es la disminución, e incluso la eliminación, de los servicios que se presentan como parte del salario, en particular, lo referente a los servicios médicos, así como a las pensiones y jubilaciones, lo que en los hechos significa la degradación directa de los salarios.

Estos gastos “sociales”, son en realidad parte del salario, en tanto son porcentajes de la plusvalía retenida por el Estado y retornada en forma de servicios a los trabajadores; y aunque fueron utilizados en su momento para cumplir las necesidades del capital, centrados fundamentalmente en asegurar la salud de la masa de asalariados y afirmar el control de los trabajadores a través del dominio sindical, el peso de la crisis hace que hoy se le presenten como un lastre, por lo que desesperadamente busca eliminarlos, aún y cuando tenga que deshacerse de la careta benefactora, mostrando, sin ningún velo ya, su rostro y su práctica salvaje, arreciando los ataques contra las condiciones de vida de la clase obrera... No es nada extraño que en México, el IMSS, se formara en la década de los 40, justo en la aceleración del proceso de industrialización de la región, durante la llamada “sustitución de importaciones” (posibilitada por la guerra y la reconstrucción), y en el marco de la “tregua” entre el sindicato y Estado, que significó la prohibición de la huelga y el congelamiento de los salarios([1] [75]), y menos extraño es que estas “reformas de segunda generación”, que tienen en su base la intensificación de los niveles de explotación, requieran, para ser implementadas, de una actividad de sabotaje abierta por parte del sindicato, que es a fin de cuentas, el bastión permanente que la burguesía mantiene dentro de las filas proletarias. No hay que olvidar que son estas mismas reformas las que el SNTSS venía promoviendo desde el 2003 y si hoy éste (junto con partidos de la burguesía como el PRD y sectores del PRI) se presenta como defensor de los trabajadores es por la existencia de fracturas internas en la clase dominante que los lleva a usar su “disidencia” como medio de presión, sin embargo cuando se trata de comprimir las condiciones de vida obrera y someter el descontento mantienen un acuerdo, por eso la “radicalidad” de Galina o Hernández Juárez, no son sino el complemento del ataque...

Se ha perdido una batalla, pero la guerra continúa

La incipiente combatividad que en octubre del 2003 mostraban los trabajadores del IMSS ante el anuncio de la aplicación de la “reforma”, fue rápi­damente “atendida” por el SNTSS, esterilizando el coraje y saboteando los intentos de los trabajadores por tomar en sus manos la lucha. El Congreso sindical, que es presentado por el izquierdismo y el “sindicalismo de base” como un momento de triunfo, fue en realidad el momento en que el sindicato sometió y disciplinó el descontento al encajarlo en una dinámica sin salida, anulando la disposición de combate que había. Cuando los trabajadores iniciaban con muchas dificultades el trabajo de reflexión y de organización por encima (e incluso en contra) del sindicato, se sabotea su accionar al anunciar al Congreso extraordinario y promoverlo como un verdadero lugar de discusión colectiva. Es este momento en que la trampa sindical empieza a madurar, porque, pese a que las disposiciones presentadas por la dirección sindical son votadas en contra en ese congreso, y muchos trabajadores se alegraban de que “habían detenido a Galina”, en realidad es el sindicato el que avanzó, ganando mucho más que una votación, ganó la confianza de los trabajadores de que es posible luchar en (y tras) el sindicato. Esto, por supuesto, posibilitó que su labor de sabotaje encontrara el camino fácil para impedir que los trabajadores tomaran en sus manos la lucha y la extendieran hacia otros sectores.

En este momento pese a la verborrea radical de la estructura sindical (ante el SNTSS, como el conjunto de sindicatos asociados en la UNT), su práctica muestra que buscan hacer que el golpe asestado no tenga la posibilidad de ser revertido y más aún que la desmoralización se extienda hacia el resto de la clase y facilite el camino a la generalización del ataque. Si bien los trabajadores deben ser claros que esta batalla se ha perdido por el momento, es necesario también sacar las lecciones, porque el combate continúa y los pasos que habrán de seguirse dando tendrán que tomar en cuenta los errores que se han cometido para no volver a tenerlos. Es esencial que la reflexión de los trabajadores tome en consideración que mientras el sindicato controle su descontento, las potencialidades de los trabajadores será anulada, porque es la combatividad y la conciencia lo que el sindicato siempre temerá. Es natural que luego de asestar un golpe de esta magnitud la clase dominante busque extender la confusión empujando la formación de nuevas estructuras sindicales (de “base”, asamblearios, o frentes) previniéndose de los relevos que atrapen a aquellos trabajadores a los que no lograron convencer las acciones del sindicalismo oficial... esa verborrea radical y las amenazas de movilizaciones masivas no tienen más objetivo que maquillar su accionar de saboteadores. La misma huelga, que es indudablemente una importante expresión de la lucha de la clase, si es empujada y controlada por el sindicato a lo único a lo que puede llevar es a una derrota grandilocuente que la burguesía sabrá usar como “lección” en contra del proletariado. Por ello ante la dinámica del sindicato (por más radical que se presente) que pretende envolver en una lucha en “defensa del IMSS”, es necesario imponer como bandera de lucha la defensa de las condiciones de vida, y ante todo empujar a la reflexión colectiva a través de Asambleas Generales, teniendo en claro que la verdadera fuerza del proletariado se encuentra en su actuación masiva y consciente... La derrota a la que hasta ahora el sindicato ha llevado a los trabajadores, es tan sólo una batalla perdida de la que se deberá sacar las lecciones necesarias que permitan recobrar fuerzas para la continuación del combate en mejoras condiciones.

Cloe/11-agosto-04

1 [76]Cualquiera que cuente con la mínima voluntad de entender la historia notará que la “seguridad social” tan pregonada como un “logro de la lucha”, se impone justamente cuando hay un profundo retraso en el desarrollo de la lucha de clases.

Situación nacional: 

  • Mexico [6]
  • Situación económica [27]

América Latina: Desde el siglo XIX, patio trasero del imperialismo norteamericano

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La guerra de independencia de los EUA, que culminara en las últimas décadas del siglo XVIII, indudablemente ayudó a la cohesión de la nueva clase burguesa norteamericana, a la definición del Estado nación, y por tanto, a la aceleración del paso en el desarrollo capitalista. Es la consolidación del modo capitalista de producción, y con ello la necesidad de la extensión del mercado, lo que conlleva a que la burguesía norteamericana perciba como enemigos a vencer (tanto en el terreno económico, como en el político-militar) a las potencias colonialistas europeas, presentes como fuerzas dominantes, en ese entonces, en el continente Americano. Es en este contexto de la dinámica capitalista que EUA plantea la doctrina Monroe (1823), con la que prepara el argumento diplomático para respaldar a los procesos de independencia de los Estados latinoamericanos, pero en los hechos, será una amenaza a los viejos colonizadores, en tanto que, con la declaración: “América para los americanos”, la burguesía norteamericana define al continente americano como territorio de su dominio, marcando desde entonces a América Latina (AL) como su “patio trasero”.

Es evidente que el dominio de los EUA en el continente, se debe, a las dificultades económicas presentes en AL, que impidieron que la dinámica de acumulación se condujera con la misma velocidad y características presentes en el norte, pero además, hay que señalar, que ese retraso tiene que ver con las diversas dificultades políticas, que impedían la cohesión de la burguesía y la conformación de un proyecto que permitiera la consolidación de los Estados-nación latinoamericanos. Tal era el grado de dispersión que, todavía a mediados del siglo XIX, en gran parte del territorio latinoamericano existían conflictos internos que desgarraban el tejido social e impedían que el sistema capitalista pudiera avanzar destruyendo los vestigios de las formas antiguas de producción. En la comprensión del retraso que provocan esos conflictos en el desarrollo de la historia, Engels (siguiendo la misma idea expuesta por Marx en “Revista Comunista” nº 1, Londres-1847) en su texto “Los Movimientos revolucionarios de 1847”, escribe: “Hemos presenciado también, con la debida satisfacción, la derrota de México por los Estados Unidos. También esto representa un avance. Pues cuando un país embrollado hasta allí en sus propios negocios, perpetuamente desgarrado por guerras civiles y sin salida alguna para su desarrollo (...) cuando este país se ve arrastrado forzosamente al progreso histórico, no tenemos más remedio que considerarlo como un paso dado hacia adelante. En interés de su propio desarrollo, convenía que México cayese bajo la tutela de los Estados Unidos...”

“Política del gran garrote”: expresión de la decadencia capitalista

Así pues, el desarrollo capitalista de Norteamérica y el retraso del resto del continente posibilita que desde la fase expansiva del capitalismo([1] [77]) se afirmen los lazos de dominio del Tío Sam. De esta manera, para fines del siglo XIX, los EUA ya habían ampliado su extensión territorial a través de la invasión militar del territorio mexicano, y afirmado el dominio de Puerto Rico y Cuba con el tratado de París (1898)... sin duda, esta tendencia es reforzada cuando el sistema capitalista entra en su fase de decadencia, la cual va definiéndose en las primeras décadas del siglo XX. Es en esa tendencia que, para justificar su derecho de invadir los territorios latinoamericanos en los que considere está en peligro la propiedad de ciudadanos norteamericanos, aplica el “corolario Roosevelt” (1904), exponiendo así, de forma cada vez más abierta su actitud amenazadora y belicista, que se confirma en la extensión de su dominio económico y militar, por ejemplo en Panamá y su canal interoceánico.

De manera que si los EUA quedaron fuera de la primera carnicería imperialista iniciada en 1914, en cambio, terminaron de consolidar su poderío en toda América. Es con su participación en la segunda guerra cuando su poder puede ampliarse a nivel mundial, fortificando su dominio en el accionar del bloque occidental, que se expresa en la llamada “guerra fría”. En esta fase de las pugnas imperialistas concentradas en la lucha de bloques (EUA-URSS), la vigilancia y la actitud de agresión hacia sus “aliados”, los “pequeños imperialistas” latinoamericanos, no deja de exponerse, de manera que vigila con especial atención el que fuerzas imperialistas del bloque opositor (URSS) no se entrometan en el continente([2] [78]), es en esa vertiente que da forma a la Organización de los Estados Americanos (OEA), a programas como la “Alianza para el progreso”, pero también la estructuración de la “Escuela para las Américas” (fundada en 1946 en Panamá para el entrenamiento militar y de “enseñanza” de la tortura a soldados latinoamericanos), las incursiones militares, entre otras: Guatemala (1954), Dominicana (1965), Granada (1983)... sin olvidar, por supuesto, la larga lista de golpes de Estado comandados por los EUA en los países del sur de América durante los años 70. Pero si estas acciones eran justificadas por los EUA aduciendo el “peligro del bloque soviético”, cuando éste bloque se desploma, el nuevo “orden de paz” que auguraban, no llegó en AL, ni en el resto del mundo.

Plan Colombia: el Tío Sam, refrenda su poder en AL

La caída del bloque estalinista, a diferencia de lo difundido por la burguesía, no trajo el “reino de la paz”, por el contrario, la pérdida de argumentos para aglutinar a las fuerzas imperialistas en un bloque, hace prevalecer la tendencia del enfrentamiento continúo entre todos, sin tener un marco duradero para la cohesión. En este “nuevo orden” el liderazgo de los EUA, ha sido cuestionado y presionado por las diversas fuerzas imperialistas, al grado que han logrado tomar presencia en AL, “osando” violar el patio trasero del Tío Sam. Así desde la caída del bloque del Este se han visto proliferar expresiones anti-EUA dentro de la misma burguesía de AL; no sólo ha sido Fujimori y su apertura al imperialismo japonés, en el mismo sentido se encuentra la aparición del EZLN (sostenido por diversas fuerzas imperialistas de Europa), el apuntalamiento que el mismo capital europeo ha hecho de Cuba, y en los últimos tiempos H. Chávez de Venezuela, se ha convertido en un problema para los EUA, no porque su gobierno ponga en cuestión las relaciones de producción capitalistas, sino porque se convierte en cabeza de playa por la que pueden intervenir fuerzas imperialistas que rivalizan con los EUA.

Ante la amenaza continua de sus rivales imperialistas, los EUA pretenden recobrar su liderazgo mediante golpes de mano, como lo muestra su accionar en Irak, y aunque AL no guarda el mismo nivel de conflicto, de estrategia política, militar o económica como el medio oriente, y no requiere, por tanto, acciones de la misma magnitud, no deja de ser considerada la necesidad de reforzar su dominio. Por ello con el llamado Plan Colombia (Pl-Co,([3] [79])) pretende refrendar su dominio en el conjunto del continente.

Así, teniendo como pretexto el combate al narcotráfico y a la guerrilla colombiana (que vienen saliéndose de su control y abriendo pautas para el apoyo o intervención del capital europeo), el gobierno de los EUA ha implementado un proceso de militarización, con el que de paso “recordará” a la burguesía de la región cuál es la alineación política que debe seguir, porque esta presencia militar es una amenaza viva para las expresiones anti-EUA... Si bien no puede poner en acción a una gran cantidad de efectivos militares (sólo ha destacado, oficialmente, a 500 soldados), en tanto se encuentra clavada su atención y el uso del mayor número de sus fuerzas militares en el medio oriente, en cambio, utiliza a militares de Colombia, Ecuador, Perú y Panamá, en una unidad militar que busca mantener bajo control el cono sur, abriendo el cerco a partir de Colombia.

Este proyecto militar, evidentemente expresa la desesperación del capital norteamericano por recuperar el terreno perdido (o en peligro de serlo), pero sobre todo expone la barbarie a la que el capitalismo ha llegado, porque no sólo se activan bombardeos de poblaciones civiles (en niveles tal vez mayores a los realizados en El Salvador, durante su enfrentamiento con la guerrilla en los 80), sino que se llevan a cabo “fumigaciones” para eliminar los cultivos de la coca y amapola con productos químicos de alta nocividad([4] [80]), y ha llevado al desplazamiento de una numerosa masa de población, que ve agudizado con ello su proceso de pauperización.

La aplicación del Pl-Co, lleva una dinámica relativamente lenta, pero continua, que no se ha detenido a las impugnaciones que fuerzas imperialistas europeas han hecho de éste: en octubre del 2000, el vocero de la Unión Europea (UE), Renaud Vignal, en una abierta critica al proyecto norteamericano decía: “El plan Colombia no es mi plan... La expresión del gobierno francés y de la UE sobre el plan Colombia, es que no es nuestro asunto”. De la misma forma en la II Cumbre América Latina, el Caribe y la Unión Europea (ALCUE, 2002), en forma “sutil”, las fuerzas imperialistas europeas externaban su crítica al Pl-Co, llamando a la “solución negociada”. Ante esto, los EUA se han alertado, por lo que se adelantan a cubrir los flancos que pueden ser motivo de duda a su proyecto o de descontento en las filas de la burguesía latinoamericana. De manera que es en la misma III ALCUE (mayo-04), aún sin estar presente el gobierno de los EUA, hace notar su presencia por el anuncio de que el gobierno mexicano (que tradicionalmente ha cumplido el papel de su “hombre de confianza” en AL) establecerá un acercamiento con sectores de la guerrilla colombiana, fundamentalmente con el ELN para negociar el desarme (y no con las FARC, que han tenido mayor cercanía con la UE, al grado que cuando se llevan la mesa de diálogo, en el 2000: gobierno-FARC, la UE está de acuerdo en discutir con la guerrilla el uso de su apoyo financiero), lo que permite anular algunas fuerzas que se han dispersado de su control, pero al mismo tiempo prepara el terreno para un mejor desarrollo de su aventura militar.

Siendo AL el territorio tradicionalmente controlado políticamente por los EUA, requiere, para que así continúe, un reforzamiento de las medidas militares que paren “las posiciones radicales <que alimentan> sentimientos antiestadounidenses”, como lo ha señalado el informe (marzo-04) del militar J. Hill, jefe del Comando Sur.

De frente a ello el proletariado no puede tomar partido por alguna de las fuerzas imperialistas en disputa, como tampoco puede involucrarse en la defensa de la nación, la única alternativa que tienen los trabajadores ante esta aceleración de la barbarie guerrera en Latinoamérica, como en el mundo, es el combate contra el verdadero causante de los males de la humanidad: el capitalismo.

Tatlin/julio-2004

1 [81]Este proceso de dominio es producto de la naturaleza depredadora del capitalismo y no tiene una solución dentro de éste, por ello son falsas las ideas nacionalistas y “dependentistas” que postuló la “escuela económica latinoamericana” impulsada por la ONU a través de la CEPAL, en los años sesenta y setenta y que aún hoy, en una “nostálgica” añoranza es utilizada por el aparato de izquierda del capital.

2 [82]Hay que recordar que aún en la preparación de la 2ª Guerra, los EUA conducen (o por lo menos permiten de forma complaciente, usando el término con el que reclama el gobierno británico) la expropiación petrolera en México. Aunque se afectaba a empresas norteamericanas (principalmente al Grupo Sinclair Pierce), se despoja también a las empresas de origen británico, y por medio de la “política del buen vecino” se conecta a la producción petrolera mexicana en la economía de guerra de los EUA.

3 [83]El Pl-Co, inicialmente (1998) fue llamado “Plan de desarrollo del sur de Colombia”.

4 [84]Algunos articulistas han señalado que se arroja de forma indiscriminada “fusarim oxysporum”, el cual, dicen, provocó el “ébola” en África.

Geografía: 

  • América central y Sudamérica [85]

Cuestiones teóricas: 

  • Imperialismo [86]

Daimler Chrysler. En respuesta a la crisis capitalista: la solidaridad de los trabajadores

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Los empresarios parecen haber conseguido lo que querían. Millones de asalariados han sido despedidos durante las vacaciones del verano con la noticia de que la compañía industrial más grande de Europa, en la principal planta de Mercedes en Stuttgart-Sindelfingen, va a estar en poco tiempo “ahorrando” costos de producción a costa de sus empleados. Quieren mostrarnos que aún en las compañías donde están teniendo ganancias, los trabajadores son extremadamente propensos para ser chantajeados con la amenaza de la transferencia de las plantas de producción a cualquier parte, y con despidos masivos. Precisamente en el momento en que las fuerzas laborales se dispersan para el descanso de verano, cuando, de manera aislada, el sentimiento de impotencia es particularmente fuerte, lanzan el recorte. Un recorte a expensas de los trabajadores, el cual afecta no sólo la fuerza de trabajo en Daimler-Chrysler, sino a todos los esclavos asalariados.

La economía de mercado no ofrece nada sino pauperización, inseguridad y explotación creciente

Pocas semanas después de que el personal de la Planta de Siemens en Bocholt y Kamp-Lintfort fueron chantajeadas para aceptar la semana de 40 horas sin pago compensatorio; después de que en Bavaria habían tomado la cabeza al extender el día laboral, también en el sector público, tampoco sin ningún pago compensatorio, los empresarios han empezado a clamar –dependiendo de su situación- por la semana de 40, 42, e incluso 50 horas. En Karstadt, por ejemplo, (una cadena de tiendas departamentales) se les dijo a los trabajadores: o trabajan 42 horas por semana o se eliminarán 4000 puestos de trabajo. Por doquier se están implementando medidas similares. La experiencia de las semanas pasadas, confirman de esta manera cada vez más lo que los trabajadores empiezan a sentir: que la tan mentada “economía de mercado” no tiene nada que ofrecernos sino inseguridad y explotación creciente.

El eje de la solidaridad de los trabajadores

Pero además de reconocer esto, hay otras lecciones de los conflictos de semanas pasadas que tienen que ser asimiladas. La clase gobernante quiere que saquemos de la lucha en Daimler-Chrysler la conclusión de que no tiene sentido que pongamos resistencia; de que la lógica de la competencia capitalista se impondrá de una u otra manera, por lo que sería mejor rendirse desde el principio; que los explotadores y los explotados deben estar en el mismo barco para “mantener el empleo en Alemania”.

Pero desde el punto de vista de la población trabajadora las conclusiones son diferentes. Más de 60 mil empleados de Daimler-Chrysler a todo lo largo de Alemania han participado en los pasados días en huelgas y acciones de protesta. Los trabajadores de Siemens, Porsche, Bosh y Alcatel han participado en manifestaciones en Sindelfingen. Esta lucha ha mostrado que los trabajadores han empezado a regresar a la escena de la lucha. Tomando en consideración el sufrimiento y miseria en puerta para los trabajadores de todo el mundo en los años venideros, podemos comprender que la cosa más importante hoy, es que aun que una vez más los capitalistas han maniobrado para imponer su deseo, esta vez los ataques no fueron aceptados pasivamente.

Pero lo más importante de todo es lo siguiente: cuando Daimler-Chrysler amenazó a los empleados en Sindelfingen, Unterturkheim y Mannheim con la transferencia de las plantas de producción a partir de 2007, concientemente tenían el objetivo de enfrentar a los trabajadores de las diferentes plantas unos contra otros. El hecho de que los empleados en Bremen participaron en las acciones de protesta contra los cortes salariales, el aumento de horas de trabajo y por la eliminación de recortes en Baden-Wurttemberg, frustraron esta estrategia de los empresarios. Esto empezó al menos a poner en claro que nuestra respuesta a la crisis del capitalismo sólo yace en la solidaridad de los trabajadores. Esta solidaridad es la fuerza que hace nuestra lucha posible, y que le da su significado.

La clase dominante quiere darnos la impresión de que la lucha en Mercedes fue una acción sin importancia que no los impresionó en lo más mínimo.  Pero si se examinan los acontecimientos de los días pasado más de cerca, se puede concluir que la clase dominante está preocupada por el inicio de la resistencia de la clase trabajadora. Teme sobre todo, que se reconozca que la solidaridad no sólo es el arma más efectiva en la defensa de sus propios intereses, sino además que contiene el principio fundamental de una forma de orden social más alto.

Una “acción concertada” de la clase capitalista

El caso de Siemens se planeo para demostrar que, siempre que haya una amenaza de clausura de una planta, los trabajadores tendrán que aceptar seguir trabajando, no sólo con peores condiciones de trabajo y de pago, sino también con más horas de trabajo. Mercedes fue escogida para poner un segundo mensaje: que la extensión sin límites del régimen de explotación aplica no sólo donde la compañía o la planta tiene la espalda contra la pared. Puede aplicar donde sea. Esto fue por lo que Daimler fue seleccionada deliberadamente, precisamente porque es la mayor concentración de la clase trabajadora industrial en Alemania con cientos de miles de trabajadores. De esta forma, el mensaje de los capitalistas fue claro y fuerte. Este mensaje es que si dicho grupo fuerte de trabajadores, bien conocidos por su experiencia de lucha y su combatividad, no son capaces de evitar dichos ataques, los otros asalariados tampoco podrán oponer resistencia.

Los empresarios combinan sus fuerzas en las llamadas confederaciones para coordinar sus esfuerzos contra la clase trabajadora. Además, esas confederaciones están fusionadas con todo el aparato estatal. En este proceso, surge un tipo de división de trabajo entre el gobierno y las industrias. En realidad los ataques a estas empresas está relacionados con las "reformas" del gobierno federal. Los propios despidos son usados como chantaje para los que todavía siguen trabajando.

El nerviosismo de la clase gobernante de frente a la solidaridad de los trabajadores.

El hecho de que los ataques no iban a ser aceptados sin luchar se mostró con las protestas pero también con la reacción de la clase dominante. Los políticos, los sindicatos, el consejo empresarial y los empresarios se dieron cuenta que el conflicto en Daimler tenía que terminar lo más rápido posible. La sorpresa fue el entusiasmo con el cual participaron los trabajadores en las protestas. El espectro de la solidaridad de los trabajadores, considerado por mucho tiempo extinguido, amenazó con regresar. De frente a esto los representantes del capitalismo empezaron a ponerse visiblemente nerviosos. Nada es tan importante como la propia lucha de la clase para demostrar al mundo que ni la clase trabajadora ni la lucha de clases son cosas del pasado.

No queremos sobrestimar las luchas en Daimler. Estas luchas no fueron suficientes para evitar la penetración capitalista. Por un lado, porque el conflicto quedó limitado a los trabajadores de Daimler. La historia prueba que sólo la extensión de la lucha a otras partes de la clase trabajadora es capaz de detener, si bien temporalmente, los ataques de la burguesía. Por otra parte porque esta lucha nunca confrontó o al menos puso en cuestión el control sindical.

Los sindicatos dividen a los trabajadores y defienden los intereses de la empresa en contra de los trabajadores porque se han convertido en parte del capitalismo y su lógica. Esto significa que la solidaridad de los trabajadores y la extensión de sus luchas sólo puede ser lograda por los trabajadores mismos. Para esto se requieren asambleas masivas y soberanas y una forma de lucha dirigida hacia la unión de los diferentes sectores de empleados y desempleados. Esto sólo puede ser logrado independientemente y en contra de los sindicatos.

Estamos muy lejos de esa forma autónoma de lucha basada en la solidaridad activa. Sin embargo, hoy ya podemos encontrar las semillas de tales luchas futuras. Los trabajadores de Daimler estuvieron concientes de que ellos estaban luchando no sólo por ellos mismos, sino por los intereses de todos los trabajadores. A largo plazo, los esfuerzos de hoy, hacia la resistencia de los trabajadores, hacia el resurgimiento de la solidaridad, irá mano a mano con una reflexión más profunda que cuestione la barbarie de este sistema.

CCI/septiembre de 2004.

Geografía: 

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Pugnas interburguesas: Ante el fracaso del equipo de Fox, ¿qué candidato busca la burguesía?

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El llamado reciente a la “reconciliación” y a la “unidad nacional” así como a “terminar las pugnas entre los partidos y al interior de los mismos como base para lograr acuerdos y sacar adelante las medidas estructurales que el país necesita” (La Jornada, 13.08.04), arengas pronunciadas por conducto de Carlos Slim, el principal empresario del país y Juan Ramón de la Fuente, rector de la UNAM, un personaje que puede ser candidato, al que una parte de la burguesía no ve con malos ojos para proyectarlo a la Presidencia, ha rematado el cúmulo de llamados similares a lo largo del presente sexenio que se han quejado de la situación política tan inestable que no pocas veces ha amenazado con salirse del control producto del golpeteo político tanto entre los partidos como dentro de ellos.

Los efectos de la descomposición

En RM núm. 81 (jul-ago 2004) donde explicamos los escándalos alrededor del primer círculo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) recordábamos una tesis que hemos venido defendiendo desde hace tiempo: la causa fundamental de que la actual administración no haya, hasta ahora, alcanzado logros significativos con respecto a los retos que tenía particularmente relacionados con las reformas estructurales([1] [88]) a nivel económico y político, se debe, sobre todo, a “la división existente entre la burguesía que no ha logrado darse una fuerza de unidad para encauzar a las distintas fracciones en esa dirección.” (ídem). Esta división, si bien tiene un fundamento económico relacionado con la puja por la elección del equipo de gobierno federal más adecuado para continuar con la gestión de sus intereses como clase considerando las metas que todavía quedan por resolverse al menos en el corto y mediano plazos, el centro de gravedad de la pugna global, sin embargo, se ha trasladado desde hace varios años hacia el terreno político; es ahí donde se está dirimiendo actualmente el conflicto para tomar la decisión.

Estas pugnas políticas se caracterizan por una tendencia cada vez más omnipresente: el cada uno para sí, el afán faccioso de beneficiarse a costa de los otros grupos aún si se sabe que en esta dinámica destructiva siempre hay un saldo negativo para la burguesía tomada de manera global; es, como lo hemos documentado desde hace ya más de una década, el fenómeno de la descomposición que también afecta a los procesos políticos de la burguesía en la forma de descontrol, de incapacidad para consensar acuerdos, etc. Esto se ilustra en la carrera desenfrenada de las distintas fracciones burguesas que pululan al interior del Estado para posicionarse de la mejor manera para garantizar su pervivencia política que les reditúe los beneficios derivados de la influencia en la conducción de los negocios capitalistas. No hay diferencias de fondo en cuanto a la necesidad de las llamadas reformas estructurales como si existen de manera declarada en cuanto al reparto de los feudos de poder económicos y políticos; en medio de una profundización y extensión sin precedentes de la crisis económica que todo lo constriñe, la pelea es a muerte para disputar las cuotas de poder más jugosas.

De la modernización a... la cruda realidad

Esto es lo que ha sucedido, por ejemplo, en los últimos recambios políticos en algunos estados; en Oaxaca, sobre todo, donde como un laboratorio se manifestaron las tendencias profundas que dominan la política burguesa: los alineamientos generados alrededor de las dos candidaturas (con Cué-Diódoro Carrazco-Gordillo-Fox: PAN, PRD, Convergencia; con Ruiz-Murat-Madrazo: PRI estatal, PT, Verde Ecologista) disputaron precisamente las cuotas de poder engendrando alianzas coyunturales que ponen en entredicho el proyecto político de la burguesía para ordenar su juego de partidos para hacerlo más creíble a los ojos de la clase obrera. ¿Dónde queda la campaña democrática modernizadora, por ejemplo, ante el retorno de los grupos más oscuros del priísmo como se dio en Tijuana con el ascenso de Jorge Hank Rhon a la alcaldía?. Lo que importa es el cálculo inmediato, poniéndose en entredicho de manera irresponsable los intereses globales de los capitalistas como clase: el cada uno para sí, por si hubiera alguna duda. Y lo mismo se repite en todas partes.

La burguesía, no sólo tiene aquí un problema grave en cuanto a la falta de partidos políticos definidos ideológicamente como se suponía que iba a operarse mediante una reestructuración de los mismos (pues así lo calculó la burguesía) después del desplazamiento del PRI del poder central para hacer frente a un reparto de tareas frente a la clase obrera (los índices de abstencionismo superiores al 60 y 70% sin duda son un foco rojo para la capacidad de mistificación y control del Estado); tiene otro también muy grave en el plazo inmediato, y es que las disputas así gestionadas tienden cada vez más a amplificarse alejando en los hechos cualquier posibilidad de acuerdos de unidad que tanto necesita la clase capitalista para avanzar en sus proyectos.

Situación actual de las pugnas interburguesas

Frente a esta situación la burguesía ha intentado algunas salidas: -Efectivamente, negociando una mínima disciplina para sacar adelante algunas reformas, como la del seguro social por parte de los llamados dinosaurios del PRI, a cambio, por lo pronto, de respetar la integridad de la “gran familia” que gobernó por siete décadas, aún si el riesgo de descrédito de la campaña del “cambio” es inevitable([2] [89]). Por cierto, en esta circunstancia, el ejército, vinculado por múltiples lazos a la clase política priísta de rancio abolengo, ha logrado hacer valer sus prerrogativas exigiendo “perdón, olvido y unidad para que el país no se nos vaya de las manos” (Secretario de la Defensa, General Clemente Ricardo Vega García. El Universal, 18.07.04).

- Desmantelando el famoso “gabinetazo” que prácticamente se ha desgranado, sobre todo en los últimos meses, ante el fracaso de la administración federal, preparando las mejores condiciones para un relevo presidencial ahora sí más efectivo que el actual y sobre una base más firme que garantice la unidad nacional como premisa para lograr las metas de la burguesía.

- En medio de esta incertidumbre la llamada clase política del PRI se ha venido posicionando cada vez más fuerte como el mejor equipo para lograr la unidad y la disciplina general para sacar adelante los proyectos centrales del país: si bien resiente una división muy marcada en sus filas (Madrazo-Gordillo) que últimamente ha amenazado con la fractura y la creación de un nuevo partido liderado por la misma Elba Esther, secretaria del PRI. A pesar de todo esto, el PRI ha venido promoviéndose ante el conjunto de la burguesía como la única alternativa, que además ha probado una renovada recomposición política (ahí está su recuperación electoral creciente en varios estados del país), capaz de cohesionar a la burguesía alrededor de sus intereses fundamentales aún si eso signifique sacrificar a alguna fracción en disputa([3] [90]).

- En fin, como lo mencionábamos al principio, la fracción de la burguesía agrupada en torno al magnate Slim, la cual reclama cada vez más un liderazgo para superar el actual marasmo y estancamiento político, ha dado un fuerte golpe sobre la mesa para recordar al conjunto de sus compinches de clase que no sólo tienen la carta AMLO sino que disponen de varias alternativas para aportar de una vez por todas una solución a la situación actual. El rector de la Universidad Nacional, por ejemplo, ha representado en todo momento un recurso sólido dependiendo de la evolución de los acontecimientos. De manera más inteligente, este grupo ha demostrado habilidad para jugar con varios naipes a la vez con la única condición de que los ases bajo la manga sepan consagrarse a los sacrosantos intereses estratégicos y globales dela burguesía nacional.

Como vemos, los cálculos son netamente burgueses y la clase obrera no tiene interés alguno en apoyar tal o cual opción de sus enemigos de clase. Si la burguesía actualmente le convoca a inmiscuirse en la mejor elección es porque le interesa mantenerla uncida a la mistificación capitalista que consiste en ofrecer mejoras a las condiciones de vida y de trabajo a condición de que estas se gestionen a través de las instituciones democráticas capitalistas; en particular el parlamento y las elecciones que se ofrecen de nuevo como la oportunidad para elegir al mejor candidato en el 2006 no son sino la ocasión para que elijamos, efectivamente, al equipo gobernante que habrá de dirigir nuestra explotación en los próximos seis años. El proletariado no puede dejarse embaucar en este tipo de trampas, su terreno de combate está en otro lado desplegando su combatividad en la defensa de sus condiciones de vida y de trabajo y jamás en la defensa de la nación.

Agosto del 2004/RR

1 [91]Un breve recuento general: el aeropuerto, la magna obra faraónica está en suspenso; la venta gradual del sector eléctrico no avanza; el cobro de IVA a alimentos y medicinas está en suspenso; los contratos de servicios múltiples en petróleo y también en electricidad se han quedado como medidas sólo de consolación para el gran capital; el acuerdo migratorio con EU fue un cuento... en fin, la burguesía en su conjunto a diario le envía mensajes de descontento por la ineficiencia de un gobierno que se pretendía más moderno y más capaz.

2 [92]Muy mal ha quedado la cacareada Comisión para investigar los crímenes de la llamada Guerra Sucia que últimamente no atina más que a justificar su ridículo trabajo con excusas del tipo de “se robaron el expediente”, “se integró mal la averiguación”, etc., etc.

3 [93]Una situación que no favorece a la burguesía pues el resurgimiento del PRI contradice la campaña democratizadora del Estado burgués, de ahí que haya las mayores reservas sobre la viabilidad de esta opción.

Situación nacional: 

  • Mexico [6]
  • Conflictos interburgueses [8]

Revolución Mundial - 2005

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Revolucion Mundial nº 84, Enero - Febrero 2005

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Ante los ataques de la burguesía, los trabajadores no tienen otro camino: ¡La lucha masiva y consciente!

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Por todos lados del planeta, la agravación de la crisis viene haciendo que los programas de los Estados sean más agresivos, arreciando los ataques contra los trabajadores, y la estrategia que se aplica es la misma para regiones industrializadas que para la periferia, siguiendo el mismo mandato tanto los gobiernos de izquierda como de derecha. Así en 2003 en Francia, Austria y Brasil se modifican las condiciones de pensión. Para 2004, en Alemania, Holanda y México las condiciones de vida de los trabajadores se afectan gravemente con los planes de austeridad aplicados contra la salud y pensiones y para 2005, ya se anuncian mayores ataques. Es en ese marco que, para México se establece la llamada “Ley del ISSSTE”, que no tiene otro objetivo que completar la agresión iniciada contra los trabajadores del IMSS, y así poder profundizar y extender los niveles de explotación…

Pero estos golpes contra los asalariados no son vistos ya con pasividad, la miseria que acarrea no es sólo miseria, es también un factor de reflexión que desenmascara al capitalismo y muestra que no hay un futuro prometedor en el capitalismo y que lo único que puede ofrecer es más explotación, desempleo y mayor miseria. Las movilizaciones que los trabajadores de la industria automotriz llevaron a cabo en Alemania en julio y octubre, aún cuando expresan muchas dificultades para manifestar su fuerza, son ya ejemplos claros de que la solidaridad en el interior de la clase y la manifestación masiva y conciente, son las armas principales que los trabajadores tienen para enfrentar las agresiones de la burguesía.

Las “Reformas a la seguridad social”, ataques directos contra los trabajadores

Luego de imponer una modificación a las condiciones de pensión y jubilación contra los trabajadores del IMSS, la burguesía se prepara para generalizar el ataque hacia los trabajadores que laboran para el Estado, imponiendo una pretendida reforma al ISSSTE.

Estos ataques son presentados como reformas, pero es preciso señalar que la época en que era posible la aplicación de reformas que ofrecieran una mejora al conjunto de la población, corresponde a la fase de desarrollo del capitalismo. Actualmente, en la fase de decadencia (abierta desde las primeras décadas del siglo XX) no hay posibilidad alguna de la aplicación de reformas, si se les denomina de esta forma es con el fin de hacerlas aparecer como medidas de beneficio social, que combatirán la actitud egoísta y de privilegiados de algunos sectores de los trabajadores (como lo sugería la campaña desatada contra los trabajadores del IMSS). Sin embargo. estas acciones no expresan un mejoramiento colectivo, sino la quiebra del capitalismo, que no tiene más camino que comprimir aún más las condiciones de vida de los asalariados. Por eso la “Ley del ISSSTE” no es una medida que beneficiará a los trabajadores, sino es un programa que busca reducir la parte del salario que los trabajadores reciben de forma indirecta (en servicios médicos, así como de pensión); es un mecanismo desesperado de la burguesía para proteger su ganancia incrementando la miseria de los trabajadores.

La burguesía de la región, anuncia para el 2005 el avance de la agresión por medio de sus “reformas”(al ISSSTE y la laboral), para lo cual viene ya preparando el accionar de su principal arma de ataque: el sindicato. El sindicato oficialista o “independiente”, “charro” o democrático, cumple siempre el papel de saboteador, por ello los trabajadores para poder enfrentar las seudo reformas del Estado, requieren ante todo reflexionar sobre las trampas que el sindicato prepara para maniatar el descontento. El ejemplo más cercano es la acción del SNTSS, que con su actuación hipócrita haciéndose pasar como combativo, logró enredar a los trabajadores del IMSS en una dinámica de desgaste y desmoralización, para, al final dejar pasar la agresión, presentándose incluso como una víctima. Es este ejemplo el que los trabajadores deben de tomar en cuenta en su proceso de reflexión para asegurar que las movilizaciones logren exponer su verdadera potencialidad e impongan su fuerza y sometan a estos saboteadores de las luchas.

La agudización que se presenta en la crisis es ya anunciada con el incremento de los niveles de inflación en cerca del 6%, pero sobre todo con el ridículo aumento al salario mínimo de 1.7 pesos (aproximadamente ¡14 centavos de dólar!) y las llamadas reformas a la seguridad social que se buscan imponer; ante ello el único camino para los trabajadores es el de la lucha, pero para que ésta sea un verdadero combate que enfrente la degradación de sus condiciones de vida y sea preparación de los que serán los enfrentamientos decisivos que pongan fin a este sistema de explotación, es necesario, ante todo, que reflexionen sobre el significado de la solidaridad proletaria, de la potencia que significa y de cómo el sindicato trata de eliminarla o falsificarla para evitar que la fuerza organizada y expresada masivamente de la clase actúe como un solo puño.

Tatlin / diciembre-2004

Situación nacional: 

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Victoria electoral de Bush. Una situación difícil para la burguesía norteamericana

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Jamás una elección presidencial americana había sido puesta en la escena por los medios de información burgueses como la que se desarrolló en los entre el candidato demócrata J. Kerry y el del partido republicano G. W. Bush.

La victoria de Bush relanza la campaña antinorteamericana

Todos los días, los periódicos, las pantallas de televisión estuvieron invadidas de reportajes y de comentarios destinados a persuadirnos de la importancia vital de esta elección, para nuestro porvenir y el del mundo. En las potencias imperialistas, como Francia, el mismo Estado orquesta toda una campaña ideológica, presentando a J. Kerry, como alternativa, ciertamente un poco inexperto y falto de envergadura, pero más honesto y sobre todo menos belicista y guerrero que G. Bush. Esta propaganda tenía por objetivo, a partir de las elecciones en EUA, involucrar a los trabajadores en un ambiente chauvinista, al alimenta la propaganda anti-norteamericana. Por eso, la reelección de Bush, a pesar de la campaña de repudio orquestada por las mismas fuerzas imperialistas opositoras a los EUA, es recibido con satisfacción. Desde la invasión de Irak, la propaganda ideológica de estos Estados no ha cesado de hacer responsable a G. Bush y a los halcones de la administración norteamericana del estado de guerra en Irak, así como del desarrollo del terrorismo en dirección a los países occidentales. G. Bush ha sido presentado como irresponsable, extremista y peligroso. Todo esta justo para poner por delante la irracionalidad de la política de la administración Bush. Así, no es el capitalismo en quiebra el que se ha convertido irracional y radicalmente mortal para la supervivencia de la humanidad, sino solamente la actual administración Bush. La reelección de Bush, el mantenimiento en el poder de los sectores más arcaicos del partido republicano van a permitir, de este modo, a la burguesía continuar orquestando de mejor modo, con aún más amplitud, su confusa campaña antiyanqui. Así, no podrán más que reforzarse las campañas ideológicas de mistificación nacionalista contra la clase obrera mediante la utilización cada vez más importante de la fuerza militar por parte de los EUA, que se encuentra atrapado en el lodazal iraquí y confrontado a un proceso irreversible de debilitamiento de su liderazgo mundial. Esas campañas ideológicas, producto de tensiones interimperialistas, permiten al mismo tiempo a las potencias imperialistas, criticas de las acciones militares de la mancuerna EUA-GB, esconder sus propios intereses guerreros en el mundo.

La reelección de Bush: expresión del debilitamiento en curso de la primera potencia mundial

Todos los comentaristas y otros politólogos burgueses norteamericanos habían analizado que, dada la ausencia total de envergadura de los dos candidatos, y la poca diferencia entre sus programas respectivos, incluso sobre los planes económicos y sociales, J. Kerry habría ganado las elecciones presidenciales si hubiera asegurado la victoria en el Estado de Ohio. Hace poco tiempo aún, este estado norteamericano poseía la más grande concentración de actividad industrial por habitante de los EUA, por el contrario, al curso de los últimos años la desindustrialización cada vez más rápida y brutal ha dejado sin recursos y sin empleo a una gran parte de la población. A pesar de una movilización muy grande del electorado demócrata, Ohio ha finalmente votado mayoritariamente por el partido conservador, constituyéndose verdaderamente en un microcosmos electoral diferente de lo que ha pasado a nivel nacional. La carta electoral de esas elecciones en los EUA muestran una vasta extensión dominada por el voto republicano, y algunas zonas demócratas reagrupadas sobre las franjas litorales del Atlántico y del Pacífico, en las grandes ciudades portuarias como Nueva York, Boston, Baltimore y San Francisco. En lo que es nombrada “La América Profunda”, los llamados de J. Kerry a votar por el partido demócrata no han encontrado eco favorable. Como lo afirman los propios comentaristas burgueses, los dos candidatos han mentido en sus campañas de una manera caricatural, sin que esto haya tenido ninguna incidencia sobre la movilización electoral relativamente más fuerte que durante el escrutinio presidencial precedente. Las motivaciones electorales de una mayoría de los electores norteamericanos se encontraron determinadas por factores que hacían llamado a todo, menos a la razón y a la lucidez. G. Bush se ha presentado como el defensor intransigente de la moral cristiana, de la fuerza y de la grandeza del pueblo americano. El New York Times revela que “numerosos norteamericanos afirman no haber votado en función de cuestiones políticas, sino en función de valores. Han votado por el que comparte su creencia y su modo de vida. Las palabras que salen a colación regularmente en las encuestas realizadas en todo el país a los electores son de este tipo: fe, familia, integridad y confianza”. La “América Profunda”, los sectores rurales sumidos por los efectos de la crisis en una miseria creciente y en la desmoralización, en ausencia total de perspectiva han sido particularmente permeables a estos temas místicos, permitiendo satanizar al extranjero (al musulmán fanático) como el responsable de todos los males. Además, la mediocridad del conjunto de la campaña electoral, la ausencia de luchas de envergadura del proletariado, y la falta de una alternativa visible de frente a la descomposición de la sociedad, ha llevado al repliegue sobre sí o sobre la comunidad. La irracionalidad, producto del miedo y de la impotencia, ha dominado esas elecciones.

El debilitamiento de la coherencia del conjunto de la burguesía norteamericana a fin de defender de mejor manera el interés nacional se ha expresado igualmente en el contenido programático electoral del candidato demócrata: “A todo lo largo de la campaña, los electores no han sabido por qué se presentaba J. Kerry. Ellos querían conocer la forma en que veía al mundo y jamás lo dijo”. (New York Times). “Los republicanos han utilizado el argumento que Kerry sería un presidente muy indeciso para proteger al país”, estima Los Angeles Times. Si J. Kerry no ha expresado una visión del mundo diferente de la tristemente achacada a la persona de G. Bush, es que simplemente J. Kerry y los demócratas no la tenían. Sobre la cuestión iraquí, que es actualmente la más espectacularmente dramática, planteaban lo mismo: el reforzamiento ineluctable del imperialismo norteamericano en el lodazal iraquí. La ausencia de toda solución alternativa a la huída guerrera, han hecho necesariamente imposible al candidato demócrata proponer otra política diferente a la de Bush. Le era igualmente imposible, en efecto, prever un retiro de las fuerzas armadas norteamericanas en Irak, así como de atraer a las potencias rivales, como Francia o Alemania, a ese lodazal aún a través de la ONU. Aún si una mayoría de la burguesía norteamericana había escogido apoyar al candidato Kerry, lo que se traducía, entre otras cosas, en ataques contra Bush provenientes del propio partido republicano, tal ausencia total de una política alternativa real no podía más que dejar el camino libre a la montaña de los reflejos más arcaicos y abrir así la vía a la victoria de G. Bush.

Como lo dijimos en RM 83, la elección de uno u otro candidato no constituía el mayor reto para la burguesía americana. Sin embargo, el hecho que el candidato de su elección no haya sido electo a causa de una dificultad para canalizar a esta parte del electorado particularmente permeable a los temas más arcaicos y obscurantistas, constituye una expresión del debilitamiento de la potencia norteamericana. En efecto, el impasse frente al cual está confrontado el liderazgo norteamericano sobre la escena mundial lleva a una cierta dificultad de la burguesía de esta región para controlar su juego político.

De frente a la política imperialista de los EUA que no puede de todas maneras expresar y desarrollar sino una dirección militar y guerrera, la permanencia del equipo Bush por los cuatro años que vienen prevé una evolución de la situación mundial aún más dramática y bárbara. De frente a esta realidad, las fuerzas imperialistas opositoras a EUA (principalmente Francia y Alemania), seguirán refugiándose detrás de la campaña antinorteamericana que será orquestada cada vez con mayor amplitud. Pero la clase trabajadora no tiene nada que esperar de las elecciones burguesas en los Estados Unidos como no tiene nada que esperar en las elecciones de ningún país del mundo. Por el contrario tiene que tomar conciencia que el capitalismo se hunde aún más en el caos y en la barbarie.

Tino / 18 de noviembre

Geografía: 

  • Estados Unidos [9]

Asesinato político: Un medio de la burguesía para dirimir sus conflictos internos

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En efecto, se trata de un crimen perpetrado en la elite del poder económico y político de la burguesía y, por ende, tiene como telón de fondo la disputa por el poder político estatal. Ya en RM 83 (nov-dic 2004) alertábamos sobre el hecho de que “la burguesía no llegará fácilmente a un acuerdo y no se descarta que se repitan los escenarios en los que están presentes ajusticiamientos y detenciones”. Este argumento no es producto de una “adivinación”, es una percepción basada en un seguimiento puntual de la vida de la burguesía y sus pugnas, que como nunca en varios años han alcanzado cuotas de polarización tan altas como cuando se sucedieron los crímenes de Posadas, Colosio y Ruiz Massieu. Desde el 2000, la CCI ha venido analizando estas pugnas de los capitalistas precisamente en su curso hacia la disputa por el control del Estado burgués. Para comprender el desarrollo de la historia desde una visión materialista, como lo hace el marxismo, se requiere tener una claridad de la actuación de la clase dominante y poder así desmitificar el significado de la democracia, de sus personalidades y el momento particular que vive el sistema. Este seguimiento nos permite entender que este crimen es parte de ese proceso de desgarre que vive la burguesía y que la lleva a romper al conjunto de sus partidos políticos, y a que cada una de sus fracciones en su desesperación por apuntalarse, se asocie cada vez más abiertamente con grupos del narcotráfico. Es ese mismo seguimiento que permite comprender cómo a pesar de que la burguesía comprende la necesidad de un “respiro” para dar un poco de cohesión a su interior, se ve imposibilitada de parar su disputa sobre quién será su representante en el gobierno…

De esta manera, son evidentes las tendencias profundas de la descomposición dentro de las filas del capital donde la dinámica que se enseñorea es cada vez más la del “cada uno por sí mismo”, una posición que ha estado dificultando desde hace mucho el accionar unido de la burguesía en su conjunto.

En este caso, el asesinato E. Salinas, es un crimen de Estado que se inscribe directamente en el curso del conflicto cupular de la burguesía dentro del cual la fracción a la que pertenece la familia Salinas ha tenido en los últimos años un protagonismo central.

El escenario que la burguesía enfrenta es un verdadero terreno minado en el que por todas partes hay explosiones de conflictos: No sólo son los escándalos de corrupción respaldados con videos, ni las disputas legaloides entre diputados del PRI y PRD con Fox; son la cantidad diversa de pugnas que se presentan en cada elección de los Estados, y por cada coto de poder, son las amenazas continuas que se arrojan cada fracción, involucrando incluso a sus sectores más duros como el ejército; es a fin de cuentas la imposibilidad que presenta la clase dominante para cohesionarse.

Es evidente que no es posible saber todo lo que hay detrás de las pugnas de la burguesía, no obstante con los pocos elementos que deja escapar es posible percibir un escenario de ataques, que tienden, a agudizarse cada vez más, y este crimen es muestra evidente de esto. De manera que, como decíamos arriba, no se trata de “descubrir” quienes son los asesinos directos, al proletariado de nada le sirve “descubrir” qué grupo en particular llevó este ajustes de cuentas, más bien de lo que se trata es de que sepa clarificar hasta qué punto las pugnas dentro de su enemigo de clase pueden afectarle directamente ya sea viéndose enrolado para apoyar a tal o cual fracción burguesa, o bien, resintiendo una parálisis política con el impacto social de este tipo de crímenes que tanto amplifican los medios de divulgación del capital. En efecto, los capitalistas saben cómo utilizar este tipo de casos , y revertir los efectos negativos de su descomposición contra el proletariado, de tal manera que si la clase obrera está operando en este momento un esfuerzo importante de retoma de la reflexión sobre la naturaleza del sistema de explotación y sobre las perspectivas de la lucha, este tipo de conmociones pueden significar un trastorno que por lo menos interrumpe momentáneamente el proceso.

A pesar de la fractura notoria de la burguesía, ésta se preocupa por mantener el control ideológico de los asalariados, integrándolo como carne de cañón de las rivalidades, y la mejor forma de hacerlo es encajándolo en la trampa democrática, así este crimen puede ser usado para empujar a los trabajadores a tomar partido por alguna fracción, induciendo a establece su elección para el proceso electoral, por eso, como hemos venido insistiendo, los trabajadores deben evitar caer en la trampa que le tienden, llamándolos a “cerrar filas” para defender un nuevo proyecto de nación del color que sea (PRI, PAN, PRD) con el pretexto de que de otra manera el país se hará pedazos en medio del tipo de conflictos como el que nos ocupa. ¡Ningún apoyo a la burguesía!, la clase obrera tiene otros intereses y otro proyecto histórico.

RR / diciembre-04

Situación nacional: 

  • Mexico [6]
  • Conflictos interburgueses [8]

Linchamientos en Tláhuac: La burguesía aprovecha la desesperación y la violencia ciega

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Esta dinámica no proviene sólo de la ignorancia y del atraso de las regiones, es en realidad una expresión de la dinámica del capitalismo agonizante. Este tipo de violencia irracional no es propio de los países periféricos, apenas en el año 2000, habitantes de El Ejido, en Almería, España, llenos de fiebre xenófoba, intentaron linchar a un grupo de inmigrantes, y con similares características actúan los “cabezas rapadas” y los hooligans de los países industrializados.

En el linchamiento de Tlahuac, lo que subyace en el fondo, más allá de si fue inducido por la guerrilla, el narco o una provocación gubernamental, es la expresión de la desesperanza, la actuación inmediatista, sin perspectiva de futuro, es la práctica de una masa que al reconocer que las instituciones burguesas no ofrecen seguridad de ninguna índole, toman justicia por su propia mano, pensando que esto soluciona un problema, pero que no ve que el verdadero problema es el sistema que crea la violencia, no sólo por la inseguridad que viene de su actitud corrupta y de complicidad, sino fundamentalmente de la que ejerce cotidianamente en el sometimiento y la explotación. ¿Qué mayor violencia puede haber que la explotación y la miseria a la que el capitalismo condena a los trabajadores?

El caso Tláhuac, no es un hecho aislado y se perfila como un acto típico, producto de la descomposición capitalista, pero que además no hay que perder de vista que esto es utilizado por la clase en el poder: la burguesía, ya por incapacidad o por efecto del enfrentamiento entre sus fracciones, decidió no rescatar a sus perros guardianes, no obstante ahora lo usan como elemento para avivar el enfrentamiento y ejercer presión entre los gobiernos de Fox y de López Obrador. Este enfrentamiento, además, lo extienden para atacar la conciencia de los trabajadores, al inducirlos a tomar partido por alguna de las fracciones en disputa.

Los trabajadores no deben dejarse engañar, deben tener claro que este no es un problema de la llamada sociedad civil, es un problema ante el que deben reflexionar y sacar las lecciones, comprender que la turba, a pesar de su accionar aparentemente masivo, es desesperado y ciego, que rompe con cualquier posibilidad de un accionar solidario y consciente. La vigilancia a cargo de la propia población que ya no confía en la policía, desarrollado bajo los marcos del capitalismo, lejos de ser una alternativa, es una peligrosa arma utilizable por el propio Estado. Los trabajadores deben tener claro que sólo la revolución proletaria acabará con la inseguridad que nos ofrece el capitalismo.

Vania / diciembre 2004

Situación nacional: 

  • Mexico [6]

Irak : El capitalismo se hunde en la barbarie guerrera

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Ninguno de estos conflictos encuentra solución durable, como revela por ejemplo, la situación en el Cáucaso o en los Balcanes (donde ya no se habla de guerra) una zona en gran parte destrozada y destruida que conoce cada día enfrentamientos interétnicos directamente atizados por la presencia en el lugar de las grandes potencias imperialistas. Por su parte, no faltan factores de agravación del caos. Así, la muerte de Arafat abre un periodo de guerra civil en Palestina que, de aumentar, no va a atenuar los antagonismos y las rivalidades con Israel. Un nuevo foco de tensiones guerreras probablemente se va a encender en Costa de Marfil, esta vez con Francia en primera línea, el campeón de la paz en Irak...para contrarrestar las ambiciones americanas.

Un intento desesperado para estabilizar la situación en Irak

Es un hecho innegable de que Faluya va a ser necesariamente reconquistada por el ejército americano. En un primer momento la ciudad ha sido tomada bajo un diluvio de bombas y obuses. Luego el asalto se llevó a cabo. El 8 de noviembre se desencadenó esta operación denominada “furia fantasma” para cercar a Faluya. Esta ofensiva contra la ciudad rebelde comenzó después de que el mismo primer ministro irakí Iyad Allaoui atizara el fuego, ministro de un gobierno interino instalado en el poder y apoyado por Estados Unidos. La ciudad de Faluya está hoy reducida a ruinas, pero al parecer la población civil (según los medios de comunicación burgueses) salió totalmente ilesa de todos los bombardeos intensivos y el asalto progresivo de casa en casa. Es verdad que la mayor parte de la población, aterrorizada con justa razón por los anuncios de la ofensiva de la armada americana sobre la ciudad, había huido masivamente hacia los campos de los alrededores. A la vuelta de su éxodo, cuando la ofensiva terminó, esta población civil no encontró más que una ciudad totalmente destruida, donde el caos y la guerra continuarán desarrollándose. Este asalto de la armada americana garantizada ideológicamente por la participación de algunos miles de soldados irakies reclutados a cambio de unos cuantos dólares, ha necesitado el cierre de las fronteras con Siria y Jordania. En un editorial de Los Angeles Times se afirma que “peor hubiera sido no hacer nada, y entregar la ciudad a la guerrilla que la habría erigido en ejemplo para las otras ciudades irakies”. Así el estado mayor de la armada americana habría tomado la opción menos mala al atacar la ciudad sabiendo que “esta operación originaría victimas, tanto entre civiles como entre los combatientes, y podría levantar las reacciones apasionadas e inflamadas con los árabes más allá de Faluya y de Irak” (Ibid).

Las raíces profundas de esta ofensiva aparecen claramente en la carta del primer ministro irakí enviada a Kofi Annan, secretario general de la ONU, en la cual afirma que su ”gobierno no tiene otra opción que la de tomar medidas firmes y radicales para terminar con la violencia que arriesga con llevar al país hacia confrontaciones que comprometan la celebración de las próximas elecciones”. En efecto, es de una extrema importancia para el imperialismo americano que las elecciones que se celebrarán en unas semanas puedan desarrollarse en una aparente serenidad y seguridad permitiéndolas aparecer junto al gobierno elegido como legítimos. Eso permitiría a Estados Unidos dar toda la credibilidad ideológica posible a su intervención militar. De hecho, la perspectiva de la evolución de la situación en este país es completamente opuesta a la pacificación y estabilización. La guerra civil permanente que reina en el triángulo sunita, la repetición de las ofensivas militares como las que se han visto estos últimos meses, la ofensiva sobre Samara en el mes de octubre, no han aportado alguna tregua durable. La invasión de Faluya ha provocado por otra parte inmediatamente una respuesta violenta con escaramuzas militares en Mosul así como atentados terroristas y tomas de rehenes. El Heralde Tribune no esconde la realidad: “La celebración de elecciones es cada vez más incierta...Los insurgentes se hacen cada vez más fuertes y audaces. Si esta dinámica no puede ser revertida, Washington tendrá que dar marcha atrás y reexaminar completamente sus objetivos de fondo”.

Contrariamente a lo que afirma la prensa burguesa, es más que probable que el hundimiento del imperialismo americano en el lodazal irakí y su debilitamiento irreversible en tanto que primer potencia mundial le empujen hacia una huida militar hacia adelante más incontrolable. Es de prever que la Conferencia Internacional sobre Irak en Egipto, que debe celebrarse el 25 de noviembre próximo y reunirá a todos los actores regionales, los representantes de la organización de la conferencia islámica, Rusia, los estados europeos así como Estados Unidos, no será más que una engañifa, tras los discursos diplomáticos oficiales se expresarán los apetitos feroces y divergentes de cada uno de los participantes. El Estado irakí está inmerso en un proceso de descomposición irreversible, reflejo del caos que gana al conjunto de la región. La ejecución macabra de 49 reclutas del pseudo “nuevo ejército iraki” el 29 de octubre es una dramática concretización de esto. El capitalismo en su conjunto, en Costa de Marfil, en Irak y en un número creciente de regiones del mundo es el único responsable de este hundimiento de partes enteras del planeta en un caos más y más sangriento.

Ante el desencadenamiento de un caos sangriento, el futuro está en la lucha de la clase obrera

El fracaso histórico de este sistema moribundo no puede más que producir situaciones como en Irak, en Costa de Marfil o Medio Oriente. Este proceso dejado a su dinámica no puede más que continuar sumergiendo a otros países de la región, tales como Siria o Irán. La clase obrera y el conjunto de la humanidad no tienen nada que esperar de parte de este sistema en plena putrefacción. El único futuro que nos han reservado, es de una barbarie creciente. No existe más que una sola perspectiva que puede poner definitivamente un término a la locura mortal del capitalismo: la destrucción de este sistema decadente y la construcción de otra sociedad, sin clases y sin explotación. Una sociedad que, aboliendo las fronteras nacionales, pondrá fin a la guerra y a las masacres. Una sociedad que sólo el proletariado mundial está obligado a edificar. Porque es una clase explotada e internacional, una clase que no tiene patria y que sufre todos los efectos de la crisis insoluble del capitalismo, el proletariado tiene entre sus manos el futuro de la humanidad. No es más que unificando sus luchas, desarrollando su solidaridad sobre su propio terreno de clase que el proletariado podrá cumplir su tarea histórica de enterrador del capitalismo.

El infierno cotidiano en el cual se hunde a las poblaciones en Irak como en Medio Oriente constituye un llamado a los obreros de los países de Europa occidental. Es con el desarrollo de sus combates, en estos países situados en el corazón del capitalismo, que puede surgir una dinámica de luchas revolucionarias hacia el derrocamiento del capitalismo. En este sentido, la única solidaridad que los proletarios del mundo entero podrán aportar a sus hermanos de clase de los países azotados por la guerra, es llevar el combate contra los ataques que les inflige su propia burguesía nacional, contra la explotación , el desempleo y la miseria.

Ante la guerra y la crisis del capitalismo, más que nunca, la clase obrera debe hacer vivir su grito de combate: “¡Proletarios de todos los países, uníos!“.

Tino, 19 de noviembre

Noticias y actualidad: 

  • Irak [94]

II Conferencia Panamericana de la CCI: Las responsabilidades de los revolucionarios hoy

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La CCI realiza este tipo de reuniones regionales en el sentido de concretar la vida internacional de la CCI. No somos partidarios de la visión federalista donde cada parte de una organización sería “independiente” del resto y donde el total sería una suma aritmética de las partes; la CCI concibe la unidad de la organización en un solo programa internacional y donde cada sección territorial es una delegación del conjunto de la organización, en ese sentido, no somos “mexicanos”, “norteamericanos” o “europeos”, somos militantes de la clase obrera y defendemos el mismo programa de la revolución comunista mundial. Es con ese espíritu que realizamos nuestras conferencias y congresos.

Los retos actuales para las organizaciones revolucionarias

En la historia del movimiento obrero la honestidad y la probidad de los militantes han sido un aprendizaje y un terreno de defensa de los medios de lucha de la clase obrera. El marxismo tuvo que luchar contra las teorizaciones de Bakunin, que veían en el bandido un “modelo de revolucionario”. Carlos Marx dedicó tiempo y esfuerzo para responder a las calumnias del bonapartista Vogt; los revolucionarios han creado la práctica de los “jurados de honor” para defender la honorabilidad de un militante que ha sido calumniado, Trotsky mismo llamó a un tal jurado para defenderse de las mentiras vertidas por el estalinismo. El robo, la mentira y la calumnia no son parte de los métodos de la clase obrera, al contrario, son su antítesis. La clase obrera en su lucha por liberar a la humanidad de siglos de explotación no puede hacer uso de medios que van en contradicción con los fines que persigue, no luchará contra las mentiras propagadas por la ideología burguesa a través de “nuevas mentiras”, tampoco aspira a suprimir las relaciones de explotación capitalista por una “nueva forma de explotación”, lo que distingue la conciencia de la clase obrera es justamente su esencia desmitificadora de la ideología burguesa como premisa para avanzar hacia sus objetivos revolucionarios. El proletariado revolucionario no obra según la divisa jesuita de “el fin justifica los medios”. Es por ello que el movimiento obrero debe recuperar y defender, con la misma fuerza que se defiende el programa, los comportamientos proletarios.

Esta Panamericana ha tenido que discutir y pronunciarse sobre este punto en relación a los recientes acontecimientos en el medio político internacional([1] [95]). En particular, hemos confirmado dramáticamente que el BIPR se está metiendo en camino peligroso al justificar el robo y las mentiras de la FICCI. Tenemos que subrayar que los militantes no hacen una “inversión personal” al entrar a una organización revolucionaria y que los materiales y fondos de ésta no pertenecen a los individuos sino a la organización como un todo, “justificar” que unos individuos partan de la organización llevándose lo que puedan (materiales, dinero, archivos, etc.,), bajo el pretexto que sea, es pasar de contrabando al campo proletario actitudes típicas del izquierdismo y el lumpenproletariado. Haremos lo que esté de nuestra parte para hacer entender al BIPR de su camino suicida al lado de la FICCI.

La lucha actual de la CCI en el Medio revolucionario internacional pasa por la defensa de:

-el método de la clarificación de las posiciones políticas, del debate, antes de emprender cualquier reagrupamiento sin principios. Es la clarificación de las posiciones políticas del medio para acceder a un futuro reagrupamiento;

-el método para analizar la lucha de clases como un movimiento mundial e histórico. La clase obrera de los países “subdesarrollados” no tiene metas diferentes a las de sus hermanos de los países industrializados;

-el método para analizar el curso de la historia. No podemos decir que las revueltas en Argentina 2001 eran una “insurrección” o que las luchas contra la “privatización del gas” de los indígenas de Bolivia eran casi “revolucionarias”, aunque sea potencialmente. El curso de la historia sitúa cada expresión en su real contexto, no es una lucha por si misma la que determina un periodo histórico;

-el método de la defensa de la organización, es también la defensa de un comportamiento proletario. La revolución social no puede sustentarse en el robo, el pillaje y la calumnia. Esos métodos no pertenecen a la clase obrera y las organizaciones comunistas deben combatirlos y, sobre todo, excluirlos de sus propias filas.

La clase obrera inicia el camino de la recuperación de su identidad

Otro aspecto de la Panamericana que fue objeto de profundas discusiones es la situación histórica actual. Por una lado la crisis económica empieza a hacer estragos aún en las economías del “primer mundo”, los despidos se suceden, la pobreza aumenta sin freno, la mendicidad va en aumento, la mitad de la población infantil mundial está siendo víctimas de conflictos guerreros, crisis, hambrunas, abandono, marginación… ¡Y la burguesía nos habla de progreso y un mundo mejor!

No obstante la profundización de la crisis capitalista, nuestra conferencia ha decidido centrar sus esfuerzos en un aspecto de la situación internacional: el “giro” en la lucha de clases([2] [96]). Cuando hablamos de un cambio en la situación de la lucha de clases no se trata de esperar movimientos masivos espectaculares, se trata más bien del inicio de un tortuoso camino que comienza a andar el proletariado y que implica la recuperación de su identidad como clase portadora del futuro. La caída del bloque del Este, falsamente llamado comunista, produjo un retroceso en la confianza y perspectiva de cambio, después vinieron acontecimientos que acentuaron la desorientación y provocaron una desmoralización e impotencia que redujeron al proletariado a un estado de confusión y postración profundas como, la guerra del Golfo en el 91, la desintegración de Yugoslavia, la guerra en el Kosovo y como remate la nueva “cruzada contra el terrorismo”… Sin embargo, el retorno profundo de la crisis con los ataques contra la clase obrera desde principios de este nuevo siglo ha empezado a despertar la combatividad de la clase obrera. Las luchas en Europa, están expresando un renovado intento de la clase por recuperar su unidad, su solidaridad y su identidad de clase. Este cambio en la situación mundial es lento y ninguna impaciencia activista aportará una aceleración voluntarista. Los sindicatos están fácilmente retomando y conduciendo las luchas a callejones sin salida, el desempleo está jugando en lo inmediato como un factor de temor e inhibición de las luchas...

Es una responsabilidad de las fuerzas revolucionarias el formar parte activa de esta recuperación del proletariado. Sería sumamente irresponsable el engañar a los obreros mostrando luchas “ejemplares” ahí donde el descontento obrero fue ahogado en el interclasismo (como Argentina en 2001), tampoco estamos para “regañar” al proletariado en espera de luchas “puras”, nuestra responsabilidad es denunciar ante los ojos de la clase los obstáculos que ésta encuentra en su combate y colaborar para hacer avanzar lo más lejos posible la reflexión y empujar hacia la conciencia de la necesidad de destruir al capitalismo.

Finalmente, la Panamericana ha concluido que existe un momento histórico particular, por un lado una crisis que está empujando la combatividad obrera y que pone las condiciones para una recuperación del proletariado, la emergencia de una minoría internacional que busca acercarse a las posiciones de la Izquierda Comunista (no se trata sólo del NCI de Argentina, son diversas expresiones en el resto del mundo), de una nueva generación que promete reforzar el combate actual y contribuir a la construcción del futuro partido mundial.

Si pudiéramos resumir esta Panamericana, diríamos que ha sido una reunión de la convicción, de la convicción militante de luchar en todos los planos para hacer avanzar la causa del comunismo.

Revolución Mundial / diciembre-04.

1 [97]Ver la Revista Internacional No. 119 y el artículo sobre el NCI en este RM.

2 [98]Ver Revista Internacional No. 119.

Vida de la CCI: 

  • resoluciones de Congresos [99]

2ª Conferencia Panamericana : Resolución sobre la situación nacional en México

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El avance de la crisis

1. Desde la reaparición de la crisis capitalista a finales de la década de los 60, las medidas que la burguesía, a nivel planetario ha puesto en práctica, desde las monetaristas, hasta sus variantes diversas de políticas liberales, han sido presentadas como “hallazgos científicos” que solucionaran la crisis. Envueltos en sus marasmos “teóricos”, presentan pretendidas evidencias de como el sistema encuentra la solución a sus contradicciones; así, con todo un lenguaje doctoral anunciaban en los ochenta a las economías asiáticas, tanto “tigres” como “dragones”, como la muestra de la renovación de la capacidad expansiva del sistema, luego trasladarían su esperanza a los “mercados emergentes” latinoamericanos y a los “nuevos mercados” que representaban las regiones en proceso de apertura ante la implosión del bloque del Este. En los noventa era la “nueva economía”, la “globalización” y el crecimiento “imparable” de la economía norteamericana el argumento usado para declarar la inmortalidad del capitalismo… ahora, el sueño del arrastre económico de China y la renovación de sus políticas económicas por la vía de las instituciones, es lo que la clase dominante usa para sostener el mito de la fortaleza del capitalismo y de su capacidad para ofrecer mejoras al conjunto de la humanidad, deduciendo con ello que la crisis es solo una expresión aislada, temporal y particular de algunas regiones. Empero, más allá de los discursos la realidad expone la imposibilidad de que el capitalismo encuentre una salida duradera a su crisis, porque no es la manifestación de una crisis más, su profundidad y duración expone de manera abierta y clara el carácter de la decadencia capitalista, que los revolucionarios de inicios del siglo XX reconocieron se abría desde la I Guerra Mundial, y con ello marcando la necesidad objetiva para la transformación radical de la sociedad.

2. A lo largo del planeta la crisis viene tomado mayor peso; esta realidad pretende esconderse en el repunte de algunas las cifras contables de algunas regiones, es el caso de la economía mexicana que al anunciar tasas de crecimiento del PIB alrededor del 5% para el período que viene, permite a la burguesía afirmar que la “crisis ha pasado”. Pero la crisis que viene sometiendo al capitalismo al asumir una forma crónica y permanente, hace posible, incluso, la manifestación de procesos de crecimiento relativo de corto plazo, pero ello no implica su salida, es evidente que las medidas de Capitalismo de Estado, han permitido a la burguesía llevar una “administración de la crisis” que suaviza la caída general, evitando desplomes escandalosos como en 1929.

En México, aunque se pregona una estabilidad, la burguesía ha tenido que abandonar sus proyectos más importantes: ante la nulidad de resultados, a olvidado su sueño de expandir la agricultura de exportación promovida a través de la modificación a la propiedad ejidal en los años 90, y ni siquiera ha podido echar a andar el proyecto del corredor industrial maquilador y agroindustrial, llamado Plan-Puebla-Panamá. De manera que en contraste con las “cifras alegres” que certifican la “buena salud de la economía, es notoria la quiebra casi total en que se haya el campo, así como las crecientes dificultades de sectores industriales, como el del acero, que requieren de forma continua del apoyo estatal para poder sobrevivir.

3. Un hecho evidente de la agudización de la crisis económica es la acentuación de la miseria y el crecimiento de los niveles de explotación a los que condena a la clase obrera. Por un lado gran cantidad de trabajadores son lanzados al desempleo (incluso tomando la cifra oficial del desempleo, se indica que se ha llegado a los niveles más altos: 4.35%), y por otro, aquellos que permanecen laborando lo hacen con ritmos de trabajo intensivos o en condiciones sumamente precarias, lo que se expresa claramente en el crecimiento del empleo denominado por la misma burguesía como “informal”. Estos ataques aunque son dinámicas históricas tendenciales del capitalismo, en tanto es una respuesta de la burguesía a la afectación que sufren sus ganancias y que define el proceso de pauperización de los asalariados, se han acelerado en la región desde fines de los setenta y hoy toman una mayor profundidad a partir de la afectación de las condiciones de jubilación y pensiones, que implica una reducción indirecta del salario.

La aceleración de las pugnas burguesas

4. El creciente peso de la crisis y la dificultad presente en la burguesía para poder establecer un marco que defina sus relaciones y les de forma duradera es lo que a nivel mundial marca la dinámica del sistema. Este perfil general, al que reconocemos como un fenómeno peculiar que expone la fase de descomposición del sistema, es una fase histórica del capitalismo que no deja de definirse con características específicas en la región. Desde la pasada Conferencia Panamericana, se reconocía una dificultad de la burguesía de la región para poder establecer una cohesión, lo cual no sólo se ha venido confirmando en los dos últimos años, sino además ha tomado un proceso de agudización, que se acelerarse en la medida que se acerca el 2006, año en que la burguesía ha de decidir que individuo y cual de sus fracciones es la que se colocará a la cabeza del gobierno. Esta disputa ha venido ocupando una dimensión tal, que en ella toman presencia sectores que mantenían una actuación escondida o silenciosa. Ahora vemos actuar de forma muy abierta a grupos del narcotráfico en alianza con personajes de la política nacional (lo mismo en Sinaloa, Tijuana, Oaxaca o Veracruz) e incluso el clero y el ejército tienen una abierta y permanente actuación.

5. El conjunto de partidos con que la burguesía cuenta para llevar a cabo su circo electoral y apuntalar la mistificación democrática, se encuentran atravesados por pugnas, en tanto suelen ser los principales terrenos que la clase dominante usa en sus disputas:

- Por un lado en el PRI actúan diversos grupos que se disputan canonjías de poder, que hace esté presente una lucha feroz en donde incluso los viejos grupos, como el Atlacomulco, se fracturan para hacer alianzas lo mismo con el núcleo dominante de Madrazo, que con los sectores comandados por Esther Gordillo, de manera que ahora no es ya una separación, como lo era hace unos años, entre “modernizadores” y “dinosaurios”, es una fractura mayor que anuncia nuevos ajustes de cuentas muy al estilo de los ocurridos durante la segunda mitad de los 90.

- Aun cuando sectores del PAN marcaron acuerdos para presentar al gobierno de Fox como una especie de tregua para homogeneizar a la clase dominante, no logra establecer la cohesión, ni siquiera al interno de su propio partido, que desde la misma campaña se ensanchan las diferencias. El grado de fractura es tan notorio, que incluso ha hecho salir a la luz la presencia de grupos de accionar secreto como el “Yunque”, y cada vez son más abiertas las alianzas del gobierno con núcleos del PRI (como el de Gordillo).

- El PRD, que se formó de los desechos del PRI y agrupaciones del aparato de izquierda del capital (entre otros los estalinistas del PSUM y del PMT), fue un logro de la burguesía al crear su organización de izquierda más importante, sin embargo fue un poco “tardía” en tanto que el paso de la historia, con la caída del bloque estalinista y la aceleración de la descomposición fragilizaba esta estructura, notándose inmediatamente una lucha, entre lo que ellos mismos nombran como “las tribus”. Esta lucha se ha acelerado en los últimos dos años, en la medida que sectores de la burguesía empezaban a reconocer como posible candidato a la presidencia para el 2006 a López Obrador (jefe de gobierno del DF), lo cual ha llevado a que como parte de esta tensión permanente en las filas de la burguesía se instrumenten campañas (como la de los videos del caso Bejarano) con las que cada fracción busca ganar presencia o por lo menos disminuir la de su oponente.

Bajo esta fractura de la burguesía, sus instrumentos de intervención y dominio ideológico son poco efectivos, por lo que incluso puede recurrir al uso de “candidatos ciudadanos” con la finalidad de lograr acuerdos de corto plazo entre los sectores de la burguesía y por otro avivar la campaña sobre la democracia, que la misma división de la clase dominante ha fragilizado, como se percibe en la poca atención que han engendrado en la población algunos de los procesos electorales del período pasado.

6. A diferencia de lo que ocurría en los gobiernos priístas, done había un “calendario político” para marcar los tiempos de la designación de los “presidenciables”, ahora, la pugna para definirlo ha iniciado en 2003, justo a la mitad del gobierno de Fox. Esta pugna que se establecía en los gobiernos priístas en el último año del sexenio, se ha visto adelantada no por la ruptura de las tradiciones “presidencialistas”, como indican los voceros del gobierno, sino por la extensión de las pugnas de la burguesía, que no logra estructurar una disputa dentro de reglas aceptadas por todos. Si en los gobiernos priístas se definía al sucesor presidencial por el llamado “dedazo”, es decir por decisión directa del presidente saliente, era esto posible dado que existía un marco de cohesión de la burguesía, y el hecho de que una decisión de la sucesión se dejará a un individuo era un aspecto secundario que la clase dominante podía aceptar en tanto los proyectos que se seguían estaban definidos, el problema se presenta justamente cuando no hay acuerdo, por eso, es posible reconocer ya el ambiente de confrontación que con pretexto de la sucesión presidencial tomará lugar, lo cual representa una carga para el proceso de reflexión de los trabajadores: en lo general se avizora una campaña que buscará envolver a los trabajadores en la ilusión de la democracia, pero por otro, cada bando de la burguesía intentará hacer que los asalariados tomen partido por ellos.

Por ello, la responsabilidad que los revolucionarios tienen ante el proletariado de frente a los próximos procesos electorales, no es de especular quien será el nuevo presidente, la responsabilidad vital es la denuncia clara y contundente de la mistificación electoral y democrática, pero sobre todo la denuncia de que ninguna de las fracciones de la burguesía es “progresista”, ni puede ofrecer verdaderas mejoras.

7. Las pasadas elecciones de los EUA marcaron una cierta heterogeneidad en la burguesía de México, sin embargo no creó graves fisuras en cuanto a su disciplina de frente a EUA. Aún cuando puede haber diferencias en las campañas guerreras impulsadas por Washington y crear discrepancias en la forma en que debe de actuarse, el conjunto de los grupos de la clase dominante se pliegan esos mandatos políticos. No es por ello cierta esa imagen que hacen aparecer la relación entre los gobiernos de México y EUA como “tensa”. Esa pretendida tensión o frialdad del gobierno de Bush hacia el mexicano, no expresa una ruptura, es más bien un llamado de atención, con lo que lo obliga a radicalizar su postura sobre otras vertientes de sus relaciones y que lo hace, por ejemplo, promoviéndose como interlocutor con el ELN de Colombia, procurando aislar a las FARC, a las que las fuerzas imperialistas de la Unión Europea le han mostrado su “simpatía”.

El giro que ha dado la lucha de clases

8. En la totalidad del planeta, dada la evidente agudización de la crisis capitalista, la clase obrera viene recibiendo feroces ataques en contra de sus niveles de vida. Lo mismo en las regiones gobernadas por partidos de derecha o de izquierda, no importa si se trata de un país industrializado o de la periferia, por todos lados es notorio el despido masivo, la intensificación de las jornadas de labor y la afectación a las prestaciones que forman parte del salario (servicios médicos, jubilaciones...), ninguna región se encuentra librada de esta dinámica. Ante tales ataques, ha habido un incipiente proceso reflexivo, que aún cuando muestra grandes dificultades, evidencia un proceso hacia la maduración de la confianza de clase en sus fuerzas, este proceso reflexivo no se expresa ya solamente en la definición de minorías que avanzan clarificándose sobre el significado de la guerra y acercándose a la Izquierda Comunista –y que exponía el evidente desgaste de la campaña sobre la “muerte del comunismo”–, sino además, aunque de manera lenta, en las luchas reivindicativas, en la manifestación masiva, como, desde 2003 se han visto en algunas regiones del mundo. Este proceso, nos permite, sin caer en esquematismos mecánicos, reconocer un viraje importante en la lucha de clases. Es notorio que aún cuando es un proceso incipiente en el que el sindicato ha logrado encuadrar las luchas, se han podido observar manifestaciones de descontento acompañadas de expresiones reales de solidaridad clasista, como se ha notado en las recientes movilizaciones de Alemania. Como es obvio, esta dinámica no tiene una tendencia lineal, en tanto que la burguesía no puede permitir que un proceso reflexivo se lleve pacíficamente; en ese plano está el impulso que ésta hace por colocar a la cabeza de las movilizaciones al sindicato, principal instrumento de la clase dominante para sabotear la combatividad, pero además se encuentra la creación misma de expresiones alienantes, como el “altermundismo” (y sus combinaciones, desde el zapatismo y el chavismo-bolivariano, hasta los promotores del “impuesto Tobin”), pero también las campañas sobre la democracia y los procesos electorales son trampas que el proletariado ha de enfrentar en su avance reflexivo.

9. En los últimos tiempos la burguesía de la región ha venido aplicando programas de una gran severidad, centrándose en el ataque a los servicios de pensión y jubilación, lo que implica una afectación al salario y un incremento de los niveles de explotación, es esto lo que ha empujando a respuestas importantes por la clase, como la llevada a cabo por los trabajadores del IMSS. Hemos visto durante los últimos meses de 2003 y durante algunas semanas del mes de marzo del 2004, como las expresiones de descontento de los trabajadores han llegado a cuestionar seriamente al sindicato, aunque es evidente que el aislamiento de estas movilizaciones y la manipulación y chantaje realizado por el sindicato y las Cámaras de diputados y senadores, logró recuperar el control y no sólo hacer pasar el golpe, sino además agotar y esterilizar la combatividad.

Esta afectación a las condiciones de jubilación y pensión ha iniciado con los trabajadores del IMSS, sin embargo es apenas el anuncio del proyecto que busca establecerse en el conjunto de los asalariados, de manera que ahora el golpe se dirige hacia los afiliados al ISSSTE. Por eso para evitar que el descontento explote y se extienda, la burguesía viene preparando sus armas: partidos de izquierda y derecha, sindicatos y medios de divulgación, los cuales ya desde ahora vienen trabajando para llevar el golpe sector por sector, y todo indica que busca iniciarlo con el magisterio, que cuenta con cierta tradición de lucha, pero también con una sólida estructura sindical (SNTE-CNTE), con la que buscará aislar y provocar un desgaste que le permita generar una “lección” para el conjunto de la clase y hacer pasar así las medidas. No es raro que este ataque se acompañe de una propuesta para modificar la “ley laboral”; esto se acopla adecuadamente a la trampa sindical, en tanto podrán usar, como ilusión, la contención momentánea de estas leyes y en cambio dejar pasar la afectación a pensiones y jubilaciones.

10. La dinámica que sigue la clase obrera en el ámbito internacional, defendiendo sus condiciones de vida y profundizando en su proceso de reflexión, se encuentra con un peso adicional no menos importante, que tiene que ver con las dificultades presentes al interno del Medio Político Proletario, expresado no sólo por el abandono por parte del BIPR de argumentos programáticos, como el concepto de decadencia, sino fundamentalmente por el avance peligroso de su oportunismo organizativo. Esta deriva de uno de los principales grupos de la Izquierda Comunista es una debilidad para la clase obrera. Por otra parte, hay que reconocer que una carga más que el proletariado enfrenta en su difícil proceso de reflexión, es el accionar oscuro de aventureros y grupos parásitos (como la “FICCI”) contra las organizaciones revolucionarias. Los ataques de estos aventureros y parásitos, que se exponen ya por medio de calumnias e insultos, con la finalidad de desprestigiar el honor, o bien con hipócritas acercamientos de seducción, hacen un verdadero trabajo de destructivo que la burguesía ve con agrado, lo cual obliga a los revolucionarios a un mayor esfuerzo por la defensa de las experiencias históricas de los combates proletarios, de los comportamientos comunistas y de la tradición teórica del marxismo.

RM, diciembre-2004

Situación nacional: 

  • Mexico [6]

Vida de la CCI: 

  • resoluciones de Congresos [99]

Noticias de Argentina:El NCI no ha roto con la CCI

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ap/2005/180_nci.html [100]

Corrientes políticas y referencias: 

  • Area de influencia de la Izquierda Comunista [101]

Después de Arafat: Hacia nuevas masacres en Medio Oriente

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Con la muerte de Arafat la burguesía ha perdido a uno de los suyos. Es por eso que los medios de divulgación y los dirigentes no solamente árabes sino también occidentales, se han movilizado para rendirle un último y vibrante homenaje, como la ceremonia de sus funerales en El Cairo y sobre todo después, en Ramallah, la cual se transmitió por las cadenas de televisión del mundo entero, cuando sólo se trataba de un jefe de Estado más.

Arafat: un feroz enemigo del proletariado

Tenía otros títulos de “gloria” otorgados por sus congéneres. Ese que nos han presentado como un “gran hombre”, una gran figura de estos últimos cincuenta años, que se ha convertido, después de su muerte, en un héroe legendario del mundo árabe, era ante todo un gran proveedor de carne de cañón, un enemigo feroz del proletariado.

Detrás del mito de la creación de un Estado palestino, Arafat condujo y envió, durante treinta años, a generaciones de obreros a hacerse masacrar fanáticamente en la arena de las guerras imperialistas, por la “causa incondicional” más típicamente burguesa, el nacionalismo. Ha sido uno de los pioneros del reclutamiento masivo de niños de apenas una decena de años o de adolescentes para enviarlos a masacrar tanto en las filas de los “fedayines” como en las fuerzas armadas de Fatah o como mártires kamicazes portadores de bombas mortales. Ha animado a los niños aún muy jóvenes a participar activamente en la Intifada. La defensa de la “causa palestina” a la cual habría consagrado su existencia permitió a Arafat recibir el apoyo de una gran parte de la burguesía, en el marco de los enfrentamientos imperialistas, simbolizado por la admisión oficial de la OLP a la ONU en 1974, bajo nutridos aplausos de la concurrencia, aún cuando todavía estaba bajo la protección de la URSS. Tuvo derecho a honores oficiales en su vida, esta vez bajo el alto patrocinio directo de la burguesía norteamericana con la atribución del premio Nóbel de la Paz en 1994, compartido con el primer ministro israelí, Isaac Rabin, por los acuerdos de Oslo en septiembre del 93. Recibió el apoyo y la admiración de hombres de derecha como de izquierda y particularmente, de todas las organizaciones izquierdistas por haber sido un indefectible campeón de la mistificación de las “luchas de liberación nacional”, bajo la divisa de la “defensa heroica del pueblo palestino”.

Su pasado es como el de cualquier jefe de banda que ha cumplido la mayor parte de su “carrera” comandando atentados terroristas ciegos y particularmente sanguinarios contra el “enemigo israelí”. Se ha impuesto como jefe de guerra a la cabeza de la OLP a punta de pistoleros, chantajes y arreglos de cuentas. Adquirió su estatus político de la misma manera, eliminando sin piedad y frecuentemente de manera sangrienta a sus principales competidores. Déspota, devorado por la ambición, imbuido de poder, atascado en un medio corrupto hasta la médula, rodeado de cortesanos que rápidamente se convirtieron en títeres o rivales potenciales, su conducta mafiosa de pequeño cabecilla, era el producto del capitalismo decadente que lo engendró. Acumuló las funciones de líder político, jefe del ejército y de las fuerzas de represión en el seno de la Autoridad palestina, no vaciló jamás en presionar, matar y hacer presa a su “pueblo palestino” que pretendía “defender”. Es así que nunca dejó de reforzar todos los medios de opresión y explotación de las masas palestinas. Su función esencial también fue la de contener implacablemente, en nombre del mantenimiento del orden y codo a codo con el ejército israelí, toda tentativa de rebelión y las protestas desesperadas de una población amordazada, golpeada, reventando de hambre, que se hunde en una miseria cada vez más atroz mientras sigue siendo diezmada, enlutada y aterrorizada por los bombardeos, por las masacres y por el pesado tributo pagado cotidianamente por la Intifada.

Hacia un nuevo desencadenamiento del caos y de la barbarie guerrera

La muerte de Arafat representa igualmente para la burguesía un verdadero terremoto no solamente por la situación de Palestina, del Cercano y Medio Oriente, sino que va a modificar la situación para el conjunto de estados árabes y va a tener repercusiones en la evolución del conjunto de las relaciones internacionales.

Así, en ese nido de bandoleros imperialistas, bajo el pretexto de la defensa de la causa palestina y del reforzamiento de la amistad con los diferentes Estados árabes, Francia se ha frotado las manos para de nuevo “echar el resto” con el fin de allegarse los favores de dirigentes árabes y palestinos, una manera de meter cada vez más la nariz imperialista en el Medio Oriente. Por lo pronto ha logrado un primer gran golpe diplomático haciendo hospitalizar a Arafat en el hospital militar de la región parisina donde finalmente murió. No contento con precipitarse sobre la cabecera de la cama de Arafat, Chirac ha podido también llevar a una nube de dirigentes de la OLP y de la Autoridad palestina, multiplicando los tratos con ellos y con otros líderes árabes. En exclusiva, el gobierno francés fletó un avión y le rindió honores militares en una ceremonia digna de los homenajes de un verdadero jefe de Estado, antes de transferir sus restos a El Cairo y después a Ramalah. En Palestina, durante los funerales, el mundo ha podido ver flotar en concierto desde las ventanas la bandera palestina y francesa, mientras que la masa mostraba las fotos de Chirac al lado de su líder. Francia, que pretende actuar en nombre de la paz, no ha hecho otra cosa sino echar gasolina al fuego al intentar poner obstáculos a los intereses de los EUA.

Por otro lado, este acontecimiento favorece ante todo considerablemente al régimen de Sharon en Israel cuyo primer objetivo, proclamado en los últimos meses, era el de eliminar, incluso físicamente al líder palestino. No es sorprendente que los rumores sobre el envenenamiento de Arafat difundidos por los servicios secretos de Israel, el Mossad, hayan circulado con insistencia entre varios dirigentes palestinos y que sean compartidos por el 80% de la opinión pública de Gaza y Ramallah. La eliminación de Arafat que divide y debilita al campo palestino no puede sino reforzar al equipo de Sharon en su política de acelerar el retiro de las fuerzas israelíes de la franja de Gaza para mejor cercar a Cisjordania y aislarla totalmente a través de la continuación de la construcción de un muro a su alrededor. La burguesía israelí sabe desde ahora que se encuentra en una situación de fuerza para imponer sus dictados. Es un acontecimiento que anima a una huida acelerada de la peor política, agresiva y belicista de Sharon, que tiende al estallamiento completo de los palestinos por parte del estado israelí.

Pero, la desaparición de Arafat arregla igualmente los asuntos de la burguesía norteamericana ya que hacía algunos meses, a través de las exigencias israelíes que reclamaban su partida como preámbulo para la reanudación de cualquier negociación, el personaje Arafat se había convertido en un obstáculo, sinónimo de bloqueo en la situación del Cercano Oriente. La Casa Blanca también apuesta a la desorientación, el riesgo de caos y a las divisiones entre los palestinos para tratar de meter la mano en su beneficio.

Sin embargo, las declaraciones optimistas sobre el “desbloqueo” de las negociaciones avanzadas conjuntamente por Israel y EUA, así como por una gran parte de la prensa europea, no deben generar ilusiones. La perspectiva abierta por la muerte de Arafat no es en ningún caso un paso hacia la paz sino que va a provocar una nueva acentuación de las tensiones imperialistas. No hay ninguna duda de que Israel y los EUA van a acentuar al máximo las presiones sobre los palestinos, desorientados y divididos.

Se trata de un debilitamiento considerable del campo palestino. Con el entierro de Arafat, se asiste de hecho al entierro definitivo de los acuerdos de Oslo de 1993. Es el fin de la esperanza de construcción de un Estado palestino en el futuro que esos acuerdos habían destellado durante diez años.

La procesión de los dirigentes palestinos a la cama de Arafat en Paris mientras éste agonizaba lentamente, no ha arreglado el espinoso problema de su sucesión. Es claro que a pesar de las divisiones y las rivalidades en el campo palestino, la corrupción, la represión y el descrédito que pesaba sobre Arafat, era un “jefe” histórico que concentraba todas las llaves del “poder” de ese mini Estado (de la Autoridad palestina, de la OLP, del brazo armado del Fatah) y era un símbolo de unidad. Su desaparición abre una caja de Pandora y da entrada a una ávida guerra entre las diferentes fracciones palestinas. Entre todos los múltiples clanes, ninguno parece estar en condiciones de imponerse. Aún si la “vieja guardia” ha acallado momentáneamente sus divisiones para nombrar a un director provisional y decidir elecciones en enero para darse un “jefe”, todos esos hombres de aparato, reducidos al estado de simples burócratas arribistas, están ausentes en el terreno y son incapaces de controlar tanto a la población como a una organización militar totalmente dividida y amordazada, cuya cohesión sólo pudo ser mantenida por la autoridad y la personalidad de Arafat. En cuanto a los pequeños mafiosos jefes de guerra, su autoridad no supera la de un barrio o una pequeña ciudad. Tres ejemplos bastan para mostrar el carácter difícil de la situación: a menos de 48 horas de la muerte de Arafat y de la nominación de Mahmoud Abbas (conocido también con el nombre de guerra de Abou Ammar) como nuevo jefe de la OLP, este último sufrió un atentado que se saldó con dos muertos en una ceremonia de condolencias en Gaza que congregaba a dirigentes palestinos. Otra ilustración, el primer discurso del nuevo presidente de la Autoridad palestina, Rawhi Fatuo, era inaudible, mostraba una inexperiencia y la mayor parte de sus comentarios eran “¿quién es y de dónde sale eso?”. En fin y sobre todo, dos de los principales brazos militares de los más influyentes, el Hamas y el Djihad islámico, han anunciado, de entrada, que boicotearán las elecciones para jefe de la Autoridad palestina en enero. Estos aparatos militares están totalmente divididos como lo atestiguan las luchas y rivalidades imperialistas latentes entre el Hamas, el Hezbollah, el Djihad islámico, las Brigadas de Mártires de Al-Aqsa (ahora rebautizada como Brigada Yasser Arafat), el Fatah (apoyados por tal o cual Estado), al igual que las rivalidades entre los dirigentes políticos Mahmoud Abbas, actual primer ministro de la Autoridad, Ahmed Qorei, que controla las fuerzas de seguridad, el más “popular” jefe del Fatah en Cisjordania, Marwan Barghouti, el jefe del Fatah Farouk Kaddoumi y no hay que descartar al antiguo ministro del Interior Mohamed Dhalan.

No sólo la situación es portadora de un sangriento arreglo de cuentas por la sucesión de Arafat, sino que también engendra un recrudecimiento de los atentados suicidas mortales en una población palestina reducida a la desesperanza y fanatizada por el odio y por una histeria nacionalista en la cual ha abrevado durante años. Esta espiral de violencia cada vez más incontrolada peligra con echar fuego en la pólvora abarcando una parte aún más amplia del Medio Oriente.

Win / 18-11-04

Noticias y actualidad: 

  • Israel/Palestina [102]

Revolución Mundial nº 85, Marzo - Abril 2005

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Pugnas entre narcos = pugnas interburguesas

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La burguesía nos vende la idea de que se trata de un problema de corrupción del narcotráfico contra las instituciones estatales encargadas de combatirlo, tanto que, nos dicen, las mismas cárceles están controladas por los capos y la propia policía está al servicio de los poderosos capos. La solución entonces, nos dice, hay que buscarla en una “lucha a fondo y sin cuartel” contra la delincuencia castigando al mismo tiempo a los malos funcionarios públicos que se dejan corromper. Sin embargo, conviene recordar algunos elementos de nuestro análisis.

La fábula del “Estado contra el narcotráfico”

La fábula de “policías y ladrones”, de “los malos contra los buenos”, es un falso enfoque pues no se trata de una relación de corrupción ya que el narcotráfico no es un fenómeno marginal. 10 años atrás ya decíamos: “Hace ya mucho tiempo que el capitalismo ha integrado a su mecanismo económico y político esta actividad tan jugosa (…) El capitalismo de Estado ha acabado por asimilar completamente toda su infraestructura, accionar y métodos (…) Las organizaciones de narcotraficantes son poderosas entidades económicas ensambladas incluso perfectamente a la ‘internacionalización y liberalización’… realizan operaciones cotidianas en los mercados financieros y sus capitales se confunden hasta volverse indefinidos en las operaciones mercantiles de todo tipo.” (RM N° 29, nov-dic 1995). Integrado como está al mecanismo del capitalismo, las pugnas entre cárteles expresan efectivamente la continuación y agudización de las pugnas interburguesas en sentido amplio. El seguimiento que la CCI ha hecho de la aceleración de las pugnas entre los distintos grupos de la burguesía al interior del Estado capitalista es un antecedente valioso para explicar la situación actual del narcotráfico. Hemos dicho que el peso de la crisis, que todo lo constriñe, hace cada vez más difícil establecer un acuerdo para mantener un cierto equilibrio en las relaciones entre las diferentes fracciones burguesas; una situación que está determinada directamente por la agudización de la descomposición del sistema burgués cuyo eje fundamental del “cada quien a lo suyo” se ha estado manifestando de manera abierta sobre todo en los últimos años en México.

Esta situación se ve potenciada por la carrera desenfrenada de las fracciones de la burguesía hacia el recambio de gobierno en el 2006, año en que se decidirá qué personaje y qué fracción capitalista habrá de encabezar el poder estatal. “Esta disputa ha venido ocupando una dimensión tal, que en ella toman presencia sectores que mantenían una actividad escondida o silenciosa. Ahora vemos actuar de forma muy abierta a grupos del narcotráfico en alianza con personajes de la política nacional (lo mismo en Sinaloa, Tijuana, Oaxaca o Veracruz) e incluso el clero y el ejército tienen una abierta y permanente actuación”. (RM N° 84, enero/febrero 2005). Efectivamente, la ausencia de una cohesión que discipline a los diferentes grupos que actúan en el interior del Estado, está provocando la explosión actual de la guerra entre los cárteles los cuales son verdaderas prolongaciones de aquellos mismos grupos en pugna. Por si hubiera alguna duda todavía, nada más hay que poner atención a las “campañas contra el narco” que despliega el ejército o la PGR y que “casualmente” atacan a ciertos cárteles beneficiando así a otros; la revista Proceso N° 1476 (13-02-2005) evidenciaba, por ejemplo, al grupo del Chapo Guzmán como el narco del sexenio, dados los privilegios y la manga ancha con la que se ha fortalecido. En el mismo tenor, se encuentran los ajustes de cuentas, por ejemplo, los protagonizados en lo mismos Pinos donde se “descubrió” a un “infiltrado” del narcotráfico; hecho que en realidad expresa un golpe a un determinado grupo dentro de la estructura del gobierno y a cierta parte del PAN. Como si el narcotráfico necesitara de un soplón para obtener información privilegiada, cuando más bien, de las mismas entrañas del Estado capitalista provienen los hilos que dirigen el gran negocio y ahí dentro es donde se están librando actualmente las batallas decisivas para lograr los mejores posicionamientos.

El manotazo sobre la mesa del Gran Padrino

La llamada de atención del gobierno de los EU hacia la administración de Fox no es motivada, claro está, por una preocupación por la delincuencia y la degradación social que generan las drogas, sino por el grado que ha alcanzado la tendencia a la pérdida del control de la situación. La demanda urgente es que se meta orden y disciplina mediante un nuevo equilibrio entre los diferentes grupos; una necesidad manifiesta para garantizar una frontera sur menos inestable y por lo tanto menos vulnerable; y particularmente le advierte de los riesgos de una desestabilización hacia su territorio. El capo mayor no puede menos de exigir orden en su traspatio presionando sobremanera para que este negocio capitalista vuelva en la medida de lo posible a sus cauces y se evite una mayor exposición del funcionamiento real de la actividad del narcotráfico.

En adelante, entonces, las llamadas eufemísticamente “instituciones de orden y disciplina”, es decir la Procuraduría General de Justicia, la Secretaría de Seguridad Pública, el mismo ejército, tendrán que emplearse a fondo para restituir un cierto equilibrio que sustituya al anterior. Pero esta solución, aunque momentánea y a muy corto plazo dada la profundidad y extensión de los efectos de la descomposición capitalista, dependerá en gran medida de la resolución del conflicto principal: la sucesión presidencial; aunque será, claro está, un arreglo relativo pues las diversas fracciones de la burguesía difícilmente podrán alcanzar un acuerdo duradero por las razones antes mencionadas.

RR/febrero-2005

Situación nacional: 

  • Mexico [6]
  • Conflictos interburgueses [8]

Irak, Palestina y Ucrania. Las elecciones no anuncian la paz sino más caos y barbarie

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A pesar de la cooperación entre los gobiernos palestino e israelí, la ayuda de Estados Unidos y observadores de la ONU para atraer a la población hacia las urnas, el circo electoral no ha tenido un éxito real. Mahmoud Abbas fue elegido con 62% de votos “o sea ·30 % de palestinos residentes en los territorios y solamente 15 % del conjunto de palestinos en edad de votar (incluyendo los refugiados y expatriados)” (Revista joven África del 15 de enero ,05).

Si bien el llamado al boicot de la consulta por Hamas y el Jihad islámico tuvo cierto impacto, la débil participación ilustra sobre todo la desesperanza, el desconcierto de una población diezmada, aterrorizada por los bombardeos, las masacres, y el pesado tributo pagado cotidianamente a la intifada. Para el proletariado y la población palestina, rehenes de la OLP en su guerra nacionalista contra el Estado de Israel, la miseria no deja de agravarse. La mitad de la población vive con menos de dos dólares diarios. En el sur de la franja de Gaza, la desnutrición también ha hecho su aparición. ¡He aquí la realidad espantosa de la defensa chauvinista de la “causa palestina”!

En cuanto a las declaraciones sobre la posibilidad de nuevas negociaciones, estas son de la misma índole que los discursos de paz que los diferentes protagonistas nos han servido por decenas de años y el frágil cese al fuego no es más que el preludio de nuevos enfrentamientoss y masacres. El nuevo equipo Sharón aliado a la izquierda trabajan hoy la misma política que consiste en acelerar el retiro de fuerzas israelíes de la franja de Gaza para rodear mejor a Cisjordania y aislarla totalmente con la construcción de un muro a su alrededor. Para quitar toda legitimidad a la demanda de la autoridad palestina de mantener Jerusalén como capital del Estado palestino, Israel ha reactivado discretamente un texto de ley de confiscación de bienes palestinos sin ofrecerles la menor indemnización que data de 1950. Esta política no puede más que hacer explotar a corto plazo la frágil unidad de los gángsteres palestinos y engendrar un recrudecimiento de atentados suicidas contra la población israelí y a su vez una represión sangrienta a la población palestina por el clan Sharon/Peres.

Las elecciones en Irak no resolverán nada

Mientras los atentados se suceden, los medios de comunicación burgueses y las grandes potencias presentan las elecciones del 30 de enero en Irak como un acontecimiento histórico. Dicho de otra forma, si se llegara a impedir los actos terroristas, particularmente de la nebulosa Al Qaeda, todo iría como en el mejor de los mundos. ¡La realidad es otra! Los atentados terroristas son directamente producto de la segunda guerra del golfo, de la ofensiva americana en esta región del mundo que condujo a la implosión de Irak y a abrir la caja de Pandora de los enfrentamientos entre clanes islámicos, chiítas, sunnitas y kurdos. De forma más general, Irak constituye, hoy, el punto neurálgico de las rivalidades entre potencias capitalistas en competencia por la defensa de su rango imperialista en el mundo. Mientras el ejército americano comete masacres y bombardeos sistemáticos de ciudades controladas por los rebeldes, el caos no deja de desarrollarse en todo el país. Es necesario que la consulta electoral se realice ya que en ello va su credibilidad política, tanto más que la justificación de su intervención militar, a saber las armas de destrucción masiva ha sido desgastada una vez que se ha reconocido oficialmente que estas no existían. Es por ello que estas elecciones se desarrollaron bajo la más alta vigilancia. Cientos de miles de soldados americanos e ingleses vigilaron las 7000 casillas, apoyados por 100 000 agentes del orden irakí, con retenes y cierre de fronteras. ¿Y después de las elecciones? El riesgo de un caos en todo el país con repercusiones sobre los países vecinos es real, particularmente para Turquía e Irán. Además de los llamados sunnitas al boicot electoral, los chiítas están divididos entre pro y anti-iraníes, existen “nuevos problemas en perspectiva: los kurdos quieren a cualquier precio agregar la región de Kirkouk y sus inmensas riquezas petroleras a su zona autónoma, lo que ni los sunnitas ni los chiítas parecen aceptar. Habrá fricciones, puede haber enfrentamientos. La hipótesis de una partición del país en principio rechazado por Estados Unidos como por todos los vecinos de Irak, o sea una guerra civil, no está excluida” (Le Monde del 5 de enero).

¿Después de la destrucción de Irak, la guerra con Irán?

Mientras nuevas masacres se preparan tras las negociaciones de paz en Palestina, y que las elecciones irakíes van a “dar a luz” un nuevo hundimiento en la barbarie, Estados Unidos acaba de poner a la cabeza de la lista de los países potencialmente peligrosos a Irán, en razón de su programa nuclear y su apoyo al terrorismo.

Ello significa que nuevas intervenciones militares están a la orden del día. “En cuanto a Irán, por el momento, hay incompatibilidad entre las posiciones americana y europea. Para Washington, es inaceptable que Irán se convierta en una potencia nuclear, y si es necesario para impedirlo puede recurrir a la fuerza. Para los europeos, lo que es inaceptable, es el uso de la fuerza militar”. (ibid)

Como en el conflicto irakí y el conjunto de conflictos en curso sobre el planeta, las divergencias sobre Irán entre las grandes potencias reflejan los diferentes intereses de cada uno. Todos son pillos imperialistas, su preocupación es la defensa de su nación, de sus intereses capitalistas. La estabilidad y la paz no son posibles en esta sociedad “Cualquiera que sea el motivo ideológico avanzado por la burguesía para afirmar sus pretensiones imperialistas, este siempre es un pretexto, la única explicación a la agravación de las tensiones y a la multiplicación de los conflictos es el reforzamiento irremediable del capitalismo en una crisis sin fin. La solución a ésta no es ni la instauración de la democracia, ni la búsqueda de la independencia nacional, ni el abandono por ËU de su voluntad hegemónica, ni alguna reforma del capitalismo cualquiera que esta sea, sino su destrucción a escala mundial (extracto de la Revista Internacional 120).

Ucrania: una lucha imperialista entre las grandes potencias

Celebrada en Ucrania y las potencias occidentales como el triunfo de la legalidad democrática concluyen el proceso de democratización abierto en 1991 con el desprendimiento de este país de la URSS.

En el contexto desastroso de Ucrania que, después de la independencia en 1991, ha perdido más de 60% de su producto nacional bruto y donde los ingresos por habitante han caído a 42%, el llamado del nuevo presidente Iouchtchenko a todos los ucranianos “a arremangarse la camisa para servir a su país” va a repercutir en nuevos sacrificios y una caída aún más catastrófica en la miseria para la población donde más de la mitad vive ya por debajo del umbral de la pobreza. Nada diferencia a Iouchtchenko y Ianoukovitch; “la diferencia de programa entre los dos protagonistas es mínima”([1] [103])ambos salieron de las esferas estalinistas después de 1991 e igualmente responsables de numerosos ataques contra la clase obrera.

El proletariado no tiene nada que ganar en esta llamada llegada de la democracia. Para este, como para todos en el mundo, las elecciones capitalistas, “truqueadas” o celebradas según los “standars occidentales”, no son hoy más que un engaño. Es siempre la burguesía la que gana; para la clase obrera no pueden significar más que sumisión a los intereses del capital, reforzamiento de su explotación, pauperización acrecentada y guerra imperialista.

Un momento en el enfrentamiento entre potencias imperialistas

El apoyo aportado “al proceso de democratización” en Ucrania no es en realidad más que una cobertura a la ofensiva americana para hacer caer a Ucrania en su esfera de influencia y la máscara del enfrentamiento entre las grandes potencias occidentales por los despojos del ex bloque del Este desmoronado en 1989. Esta gigantesca conmoción histórica ha relanzado la lucha por la hegemonía mundial y la redistribución de cartas en Europa. El fuerte empuje de Alemania que se levanta como rival de Estados Unidos y la voluntad de estos últimos de mantener a todo precio su supremacía sobre el mundo hacen de Europa una lucha crucial el los enfrentamientos imperialistas.

“La elección presidencial en Ucrania jamás ha sido un asunto interior. Se ha hablado mucho de la intervención de los rusos. Pero en 2004, La agencia americana para el desarrollo internacional (USAID) consagró 55 millones de dólares al desarrollo de la democracia en Ucrania. Treinta medios de oposición han recibido un apoyo organizacional y financiero. En todo el país, los americanos han supervisado con la ayuda de asociaciones locales, la formación de asistentes y observadores electorales. El secretariado de Estado ha vertido 10 millones de dólares adicionales en tanto que la ayuda directa al proceso electoral. Los dos grandes partidos americanos se han comprometido y han enviado dos consultores. (...) Washington quería ver en los ucranianos “nuevos europeos”, susceptibles de servir a la OTAN y debilitar a la UE. En el marco de la estrategia de seguridad nacional americana, todo se debe hacer para impedir la emergencia de rivales regionales.”([2] [104])

Estados Unidos dan un golpe de avanzada sobre Alemania al colocar primero a sus hombres sobre terrenos que constituyen zona de expansión del imperialismo alemán. Sin embargo, es completamente imposible para Berlín acomodarse a la presencia americana, obstáculo al desarrollo de su “espacio vital” y aceptar verse presionado sobre sus fronteras por un collar de hierro de naciones que no le son favorables: Alemania no puede más que responder para hacer saltar este cerrojo que quiere imponerle EU, como lo ha hecho en los años 90 ante el cerrojo serbio en los Balcanes, provocando el retorno de la guerra sobre el continente europeo por primera vez desde 1945.

Por otra parte, arrancando Ucrania de Rusia, EU la reduce brutalmente a un rango de potencia secundaria. Habiendo sufrido un retroceso marcado de su influencia después de quince años con la adhesión de sus ex satélites a la OTAN y la instalación de tropas americanas en varios países de Asia central, Rusia había puesto sus ojos sobre las elecciones en Ucrania para que ese país no sea el próximo en darle la espalda. Perder toda influencia sobre Ucrania, zona estratégica de primera importancia (a la vez acceso marítimo al Mediterráneo y lugar de estacionamiento de su flota), significa el fin de sus sueños de gran potencia. Por tanto es imposible aceptar dejarse expulsar de los límites de la Rusia del siglo XVIII sin reaccionar con todas sus fuerzas.

Hacia la aceleración del caos

Las declaraciones del presidente ruso llaman a Ucrania “al pragmatismo en sus relaciones con la Rusia” así como las del ministro de asuntos exteriores Labrov reconocía “el derecho de cada Estado –comprendiendo nuestros vecinos- a escoger por sí mismos sus socios, a decidir a que organización se quieren adherir” no llevan a un apaciguamiento. Al contrario, cuando Rusia se declara “lista para cooperar con la nueva dirección de Ucrania”, ejerce una presión máxima sobre Ucrania a fin de no dejarle algún margen de maniobra.

Así, la “victoria naranja” augura serias confusiones, tanto son vivas las tensiones entre las diferentes bandas mafiosas que forman la clase dominante ucraniana, ellas mismas divididas sobre la alternativa de alineamiento imperialista.

El clan Ianouckovitch, que maneja los medios del Estado y que detenta el poder económico, rechaza dejarse eliminar y promete una “oposición dura”. Las tendencias a la dislocación de Ucrania, encarnadas por las amenazas separatistas de parte de los responsables políticos de las regiones rusófonas constituyen un potente medio de chantaje al servicio del Kremlin.

Por otra parte, Moscú se apoya sobre “las capitales rusas que se apoderaron recientemente de partes importantes de la economía ucraniana” para tratar de imponerse de nuevo.

Para Ucrania que depende en 85% de las importaciones para su energía, la interrupción, a principios de enero, por Turkmenistán (proruso) de entrega de gas con el pretexto de desacuerdos sobre las tarifas, constituye un recuerdo de Moscú que sobre este plano está sometida a su deseo.

Iouchtchenko ha tenido que dar garantías a Moscú de comprometerse a retirar los 1600 soldados ucranianos de Irak y a respetar el acuerdo cuatripartita de cooperación económica con Rusia, Bielorrusia y Kazajastán, que ponía en cuestión.

La bofetada magistral administrada por Estados Unidos a Rusia no puede más que conducir al desarrollo de la inestabilidad sobre el territorio ruso, inestabilidad que a su vez no puede más que agudizar los apetitos imperialistas de las potencias vecinas como de Irán y Turquía. El clan Putin, fuertemente estremecido por el fiasco ucraniano, con la amenaza de ver repetirse el mismo escenario en todos los países de la CEI y en Rusia misma, no puede más que ser obligada a usar todos los medios a su disposición.

Bloqueados al Oeste por potencias actualmente imposible de someter, las tentativas del imperialismo alemán para adquirir una estatura mundial pasan por su afirmación hegemónica en Europa del Este. Así, el “empuje hacia el Este” de Alemania no puede más que provocar la respuesta rusa como americana en Ucrania.

El enfrentamiento entre las diferentes imperialismos en Ucrania donde los protagonistas disponen del arma atómica, transforma esta región en verdadero polvorín a las puertas de Europa occidental.

Donald / Scott, enero de 2005

1 [105]Le Nouvel Observateur, 02.12.04

2 [106]Die Ziet, citado por Courrier International no 736.

Geografía: 

  • Oriente Medio [107]
  • Rusia, Caúcaso, Asia Central [2]

Comentarios en torno a un texto de un grupo 'autonomista'

  • 3366 lecturas

En este texto se presenta al inicio una defensa de la revolución rusa contra los argumentos anarquistas, así dicen: “...tampoco nos interesa sumarnos a las versiones caricaturizantes que plantean la degeneración estatista <de la revolución rusa> como resultado de un plan orquestado maquiavélicamente por los ‘malignos’ Lenin y Trotsky, y ejecutado por ‘su alumno’ Stalin.” No obstante renglones más abajo, deja pasar visiones parecidas a las que decían combatir, y que se han repetido incesantemente por sociólogos anti marxistas adoradores de la guerrilla de Marcos: “Los marxistas a partir de Lenin, asumieron como La Concepción Marxista, la idea de un Estado instrumental...” y más abajo completa su idea, repitiendo el mismo tono que hemos visto en Holloway y demás “intelectuales filozapatistas”([1] [108]): “La concepción bolchevique de la revolución, como toma del poder político del estado por un partido de vanguardia, es resultado de la herencia socialdemócrata de C. Kautsky, el principal maestro de Lenin... de él retoma la desconfianza en la clase obrera...”, así es que concluye: “no es posible hacer una revolución centrándonos en la toma del poder estatal”. (En negritas en el original).

Las ideas que el CAIA hace, a pesar de repetir “clichés” de moda en los antiglobalización y neozapatistas, guarda una diferencia de las afirmaciones izquierdistas; expone más bien una necesidad por clarificar, como se puede muy bien interpretar de su declaratoria: “Es necesario abrir de nuevo la discusión”... Por nuestra parte acordamos con ese llamado y en este sentido expondremos de forma general algunas apreciaciones, con la idea de que ese llamado que hace se concrete.

La “moda” anti Lenin, invención de la burguesía y pequeño burguesía contra el proletariado

Es evidente que, como lo señala el CAIA, la revolución rusa de 1917, es una experiencia de la que el proletariado debe sacar aún muchas enseñanzas, no es raro por ello que la clase dominante se empeña en desacreditar los acontecimientos históricos y denigrar las actuaciones de Lenin y los bolcheviques.

Desde que la fuerza del proletariado expone su potencialidad revolucionaria, la burguesía busca desprestigiar a los revolucionarios, recordemos la campaña desatada por Vogt en contra de Marx y las acusaciones en contra Lenin de ser un agente del imperialismo alemán... no hace muchos años, luego de la implosión del bloque imperialista comandado por la URSS, se desató la campaña sobre la “muerte del comunismo”, de manera que declaraciones y publicaciones se encargaban de ensuciar el nombre de Lenin y de los bolcheviques, al presentarlos como antecedentes originales de la contrarrevolución estalinista. Incluso el anarquismo se incrustó en esa campaña al repetir (y aún lo siguen haciendo) las calumnias cocinadas por la burguesía. Por nuestra parte no creemos que la actuación de Lenin y la de los bolcheviques estén exentas de errores, la tradición de la Izquierda Comunista justamente se caracteriza por asumir una actitud critica ante la historia, sacando balances de los combates pasados, reconociendo los errores y resaltando las enseñanzas programáticas y de actitud, que el proletariado debe tomar para sus próximos combates.

En esa lógica es que ante la campaña contra el proletariado que se ha visto animada por el EZLN y los intelectuales “antiglobalización”, presentando como anticuado al marxismo y proclamando la posibilidad del cambio del mundo sin la destrucción del capitalismo, es necesario dar una respuesta.

Haciendo un esfuerzo de resumen, y tomando las confusiones que se resaltan en el texto de CAIA, señalamos los dos ejes en los que la “moda” anti Lenin ajusta su ataque: 1. En el uso de los errores de Lenin planteados en “¿Qué hacer?”. 2. En suponer que el marxismo plantea que el Estado siendo un órgano de opresión puede transformarse en instrumento de emancipación.

- El proletariado, la única clase que avanza autocriticándose

Es de uso común, para descalificar a Lenin, traer a cuenta el argumento erróneo que en 1902 plantea sobre la concepción de la conciencia “inyectada” desde “el exterior” por el partido. Efectivamente esta idea es una apreciación incorrecta, pero el mismo Lenin y el partido bolchevique en su intervención revolucionaria tienen que corregir es visión. Lenin en un proceso reflexivo reconoce que: “Ante el proletariado y su vanguardia la socialdemocracia, se plantearon prácticamente nuevas tareas para cuya solución surgieron, como si brotasen de la tierra, nuevas fuerzas…” (Nuevas tareas y nuevas fuerzas. Febrero-1905). De manera que muchos de los problemas van definiéndose de forma clara a medida que hay un avance en el mismo proceso revolucionario. En el caso de la aseveración del ¿Qué hacer?, en la que se afirma que la conciencia no surge mecánicamente es correcta, no así esa visión sustitucionistas y que otorga al partido un alo místico. No obstante hay que entender que la percepción de los acontecimientos, hasta ese momento, le impidió entender que el partido no actúa como una entidad externa al proletariado, sino como una fuerza viva y activa de la propia clase. Es el desarrollo de la historia y la misma práctica de los bolcheviques la que hará de estos la expresión más acabada de esa unidad viva y actuante del proletariado, criticando en los hechos lo sostenido en 1902. Es su accionar en unidad con el proletariado con el que mostrarán que no eran algo ajeno o externo al conjunto de los explotados lo que define la conciencia obrera, sino es su dinámica revolucionaria, y en la que el partido juega un papel importante, después de todo, como lo señalaran Marx y Engels, “<los comunistas> teóricamente, tienen sobre el resto del proletariado la ventaja de su clara visión de las condiciones, de la marcha y de los resultados generales del movimiento proletario.” (Manifiesto del Partido Comunista).

Bastaría acercarse a las “Tesis de Abril” escritas en 1917 para notar que esa visión de 1902 se encuentra desterrada de la práctica bolchevique. De manera que no hay en Lenin ninguna desconfianza hacia las masas de trabajadores, hay por el contrario el reconocimiento de que es la clase obrera la única capaz de construir la historia, en tanto fuerza activa, y transformadora. Muy lejos está de las proclamas pequeñoburguesas de altermundistas e intelectuales “filozapatistas” que en su desconfianza y desesperación se empeñan en borrar del escenario social al proletariado decretando su desaparición y encontrando la presencia de “nuevas fuerzas sociales” en las clase y estamentos medios, reivindicando como “sujetos de la transformación” lo mismo a los campesinos depauperados (a los que denominan por su condición étnica: “indios”, y que se hayan atados al anhelo de propiedad y las formas de producción anticuadas), que a la pequeñaburguesía corroída y al lumpen.

- La lucha del marxismo es contra todo Estado

Otro de los puntos de ataque al marxismo es que proclama al Estado como centro del cambio. Este aspecto es evidentemente un problema no del todo zanjado, no obstante ello no implica que los ataques lanzados, en particular contra Lenin, sean ciertos. Es evidente que el marxismo reconoce como una necesidad la destrucción del capitalismo y la toma del poder político por parte del proletariado como la tarea histórica. Aunque los revolucionarios de inicios del siglo XX (entre ellos Lenin por supuesto) no tenían en claro la manera en que la clase obrera mediante los Soviets ejercerían su poder, reconocen sin embargo que la Dictadura del proletariado expresa un cuerpo que, como dijera Engels, “ya no es un Estado en el sentido propio de la palabra”. Hay efectivamente un problema de comprensión de este asunto por el conjunto del movimiento obrero, sin embargo ello no valida las mentiras que se lanza contra el marxismo, y menos aún que dado que hay un problema a resolver lo mejor es no tomar el poder político por parte de la clase obrera, y soñar que es posible crear un mundo nuevo sin antes haber destruido al capital y a su Estado.

La Izquierda Comunista, en particular la Izquierda Italiana y Francesa, han legado un proceso de reflexión importante, que recobra la profundidad de los análisis de Marx en torno a la Comuna de París y las experiencias de la revolución rusa, definiendo que la toma del poder por parte del proletariado implica forzosamente establecer un período de transición en el que la clase obrera conserva su independencia ante el Estado, y la manera en que lo puede asegurar es marcar la diferencia entre Dictadura del Proletariado y el Estado. Mientras que la primera es formada por los Soviets de trabajadores, unificados y armados, el Estado estará formado por Soviets territoriales en los que se representan el conjunto de la población no explotadora, de forma tal que la clase no se confunde y asegura su hegemonía sobre todas las estructuras de la sociedad durante el período de transición, que ha de conducir a la desaparición de clases y con ella de todo Estado ([2] [109]).

No es posible en esta ocasión abundar más, sin embargo establecemos los elementos base para poder, como lo plantean los compañeros de CAIA: “abrir de nuevo la discusión”.

Tatlin/febrero-05

1 [110]En RM 74, hemos abordado la crítica a los argumentos, que de manera similar lanza el zapatismo, y sus seguidores “altermundistas” en contra de los bolcheviques y Lenin, colocando como “nuevo paradigma social alternativo” la construcción de una sociedad diferente, que ha de nacer sin necesidad de destruir al capitalismo.

2 [111]Para ampliar sobre esta discusión recomendamos nuestro folleto: “El período de transición del capitalismo al socialismo. La desaparición del Estado en la teoría marxista”, disponible solo en francés.

Vida de la CCI: 

  • Correspondencia con otros grupos [14]

Desafuero de AMLO: un asunto de la burguesía, no del proletariado

  • 3190 lecturas

Esta pugna, que es presentada por unos como complot y otros más como una lucha personal entre Fox y López Obrador, es simplemente una de las diversas maneras en que se exteriorizan las dificultades al interno de la burguesía y por tanto es sólo una estrategia con la que un sector de la clase dominante pretende debilitar a otra.

La decisión que la clase dominante tomó hace 5 años de colocar al PAN con la Fox en la presidencia, tenía por objeto establecer un marco que ayudara a definir un período de tregua para que unificara y orientara a la renovación de su aparato político de actuación, que se veía ampliamente fracturado por los efectos de la agudización de la crisis, que exacerba la competencia, así como por la reconfiguración de las alianzas internacionales que desde fines de los años 80 se vieron modificadas por la desaparición del “orden mundial” definido en la posguerra.

El anuncio de la necesidad de la renovación del aparato de poder significaba una nueva distribución de las prebendas y zonas de control político entre las diferentes pandillas de la burguesía, por lo que condujo a asesinatos como el de Colosio, Ruiz Massiew y Posadas Ocampo… Esta dinámica de enfrentamiento no pudo ser contenida, por el contrario se ha agudizado, como es notoria en las disputas al interno de los partidos de la burguesía, tanto los de derecha como los de izquierda, y toda institución de gobierno no deja de ser usado como campo de batalla. No es excepcional, por ello, que a medida que se aproxima el circo electoral para la presidencia, los choques entre los grupos de la burguesía tomen mayor magnitud.

Así pues, la clase trabajadora ante el enfrentamiento entre fracciones de la burguesía no puede tomar partido por alguna de ellas, las diferencias que existen entre los sectores representados Fox y López Obrador, expresan disputas que son ajenas a los trabajadores, en tanto éstos no tienen ningún interés que los una con sus explotadores. Por el contrario, si la burguesía se interesa en que la clase obrera sea arrastrada a esta pelea, es porque con ello asegura un fortalecimiento del control y evita que el conjunto de los asalariados dirijan su reflexión y su descontento hacia el verdadero problema, que no es otro que el capitalismo.

Koker/23-febrero-2005

Situación nacional: 

  • Mexico [6]
  • Conflictos interburgueses [8]

Endeudamiento, bajada del dólar, alza del petróleo... La agravación de la crisis económica

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¿Cómo interpretar estos resultados? ¿Es verdad que la economía mundial iría mejor? ¿Es que los Estados Unidos, y sobre todo China, ese nuevo “El dorado” del que habla la burguesía, podrían ser las locomotoras que relanzaran la economía mundial, incluyendo la europea?

Para responder a esta pregunta, es necesario antes que nada analizar la situación de la primera potencia mundial, para comprender que lo que persigue en realidad la propaganda burguesa es ocultar, sobre todo al proletariado, la creciente quiebra de su economía.

El endeudamiento colosal de la economía americana no puede seguir creciendo

Si hay una cosa en la que coincide el conjunto de especialistas de la economía mundial es en la gravedad del endeudamiento de la primera potencia mundial. Para dar la apariencia de bonanza económica de los últimos años, la administración norteamericana ha tenido que dejar crecer desaforadamente tanto el déficit público como el comercial. Con ello ha financiado de forma artificial el consumo de los hogares que representa más de las dos terceras partes del PIB americano y que tiene una influencia determinante sobre la actividad económica, a través de las sucesivas rebajas de impuestos que han tenido lugar tras la recesión de 2.001 (desde 1994 la recaudación fiscal se ha mermado en 1’9 billones de dólares) y de un abaratamiento de los tipos de interés de los préstamos bancarios que están en su nivel más bajo desde  1945 (la FED, el banco central americano, ha bajado los tipos de préstamo al 1%, por debajo incluso de la inflación). Y, sin embargo, el crecimiento económico ha caído al 3,5% frente al 5% de hace algunos meses, y la confianza de los consumidores incluso ha bajado en octubre de 2.004 a su nivel más bajo de los últimos 7 meses.

Y todo ello a costa de un tremebundo crecimiento de los déficits. La propia administración norteamericana, para calificar su alcance casi catastrófico, habla incluso de “twin déficits”, es decir déficits gemelos, en un macabro pero muy significativo juego de palabras con las “twin towers” (las Torres Gemelas). El déficit presupuestario se elevara en 2004 a 413 mil millones de dólares (frente a los 377 mil millones de 2003), y los expertos creen que de aquí a 2011 deberán añadirse 3 billones de dólares más de deudas suplementarias. La situación es tal que: “El gobierno debe pedir prestado actualmente 1100 millones de dólares diarios, y se gasta aún más en pagar los intereses de la deuda (159 mil millones) que corresponde a los presupuestos acumulados de educación, seguridad interior, justicia, policía, ex combatientes, exploración espacial y ayuda internacional” (Le Monde del 4 de noviembre). En cuanto al déficit comercial, éste rebasa ya los 650 mil millones de dólares, es decir el 5,7% del PIB. La situación no es mucho mejor para los otros estados capitalistas. La escalada del precio del petróleo y la revalorización del euro frenarán las tasas de crecimiento en Europa a cotas en torno al 2%, en un contexto marcado además por un aumento de las deudas públicas hasta el extremo de que casi ningún estado europeo puede cumplir el tope del 3% de déficit presupuestario fijado en el tratado de Maastricht. En Francia se alcanza el 4,1%, en Alemania el 3,9%, en Gran Bretaña el 3’2% (el doble que el pasado año), en Italia más del 4%, etc.

La bajada del dólar: una manifestación de la agravación de la crisis

Las reuniones del G-7 se suceden, y en ellas abundan los discursos plagados de llamamientos a mantener políticas comunes. Pero en realidad lo que se produce cada vez más es todo lo contrario. La agravación de la crisis y sobre todo del endeudamiento norteamericano con los riesgos inflacionistas que ellos supone, empujan más bien a incrementar la concurrencia sobre la basa el propio sistema capitalista. Cuando la administración norteamericana mantiene bajos sus tipos de interés, propicia con ello un descenso de la cotización del dólar frente al euro, la principal moneda concurrente, para poder así ganar partes del mercado para la exportación y hacer bajar el nivel de su deuda financiera. Esta política de “devaluación competitiva” ya fue utilizada por Estados Unidos en los años 1.980 y en 1.995, pero el contexto es hoy muy diferente pues tiene lugar en un momento de endeudamiento sin precedentes de su economía. Por ello, a pesar de la presión que esa devaluación representa sobre sus economías rivales, las exportaciones americanas no representan actualmente más que el 75% de sus importaciones, lo que hace todavía más clamorosa la insolvencia de la deuda americana. En esta guerra económica que causa estragos y aunque el dólar ha perdido el 25% de su valor, el déficit exterior USA está a punto de alcanzar valores del 6% de su PIB. “Rebajarlo en torno del 3,5% del PIB, que parece ser el objetivo, necesita sin duda una depreciación suplementaria del dólar del 35% contra las demás monedas. La bajada del billete verde es la tentativa de reconducir a la economía americana hacia una mejora de los equilibrios. El euro debería subir hasta valer 1,70 dólares, penalizando fuertemente las exportaciones europeas” (Les Echos del 6 de noviembre). Frente a esta perspectiva de una bajada sin precedentes del dólar, los principales países europeos y Japón (donde la discreta recuperación económica se basa en un relanzamiento de sus exportaciones) amenazan abiertamente a Estados Unidos con una intervención directa de sus bancos centrales con objeto de subir la cotización de la divisa americana. La gravedad de la situación actual no reside tanto en la concurrencia entre los países industrializados, que es la esencia misma del capitalismo, sino en la tendencia a que esta concurrencia en el corazón mismo del capitalismo (Estados Unidos, Canadá, Europa, Japón) tiende a poner en entredicho el mínimo de entendimiento que existía hasta ahora entre las grandes potencias para rechazar los efectos de la crisis sobre el resto del mundo.

El alza del petróleo, un factor agravante de la crisis

En este contexto de endeudamiento monstruoso de los principales países desarrollados y de bajada del dólar, la subida del precio de las materias primas, y sobre todo del petróleo, está reactivando el fantasma de la inflación, un fenómeno que hizo grandes estragos en la economía mundial en los años 70. Esta perspectiva alerta al propio FMI que advierte que: “Esperar demasiado sin reaccionar ante los primeros signos de la inflación podría costar caro, restando a los bancos centrales una parte de la credibilidad que tanto les costó conseguir en los años 1980 y 1990” (Le Monde 1-09-2004). Y sin embargo, los “especialistas” de la burguesía quieren hacernos creer que las causas del aumento del precio del petróleo no hay que buscarlas más allá del tirón de la “demanda” (sobre todo por parte de China y Estados Unidos), o una cierta inestabilidad, pasajera por supuesto, del aprovisionamiento.

El método marxista, por el contrario, sitúa este fenómeno del alza del precio del petróleo en un análisis más global. A diferencia de lo que sucedió en las subidas precedentes (las de 1973, 1979, 1997 o incluso la más reciente del año 2000) que fueron básicamente empleadas por Estados Unidos en la guerra comercial contra los otros estados capitalistas, sobre todo Europa y Japón (Ver “La subida del precio del petróleo: una consecuencia y no la causa de la crisis” en nuestra Revista Internacional nº 19), la actual subida del precio del petróleo está penalizando fuertemente a la economía en general y sobre todo al consumo de las familias americanas, ya que hoy, a diferencia de lo que sucediera en el pasado, los Estados Unidos deben importar una parte muy importante del petróleo que consumen. Por eso, hoy, el elevado precio del petróleo repercute inmediatamente en una agravación del déficit presupuestario americano. Además y dado que gran parte del comercio de esta materia prima se paga en dólares, la devaluación de la divisa norteamericana, lo hace comparativamente más costoso para los propios EUA que para sus rivales europeos, que pagan el barril con una moneda, el dólar, más barata que el euro. Así el alza del petróleo muestra no sólo la gravedad de la crisis económica sino también su relación con las guerras actuales. Aún considerando el paso que en el alza del precio del petróleo puedan tener factores especulativos (los expertos estiman que puede estar entre 4 y 8 dólares), gran parte del incremento del precio de esta materia prima esencial se debe al aumento del caos y la barbarie a escala mundial, sobre todo a la incapacidad de Estados Unidos para poner en marcha la producción iraquí, al propio hecho del lodazal militar en el que se encuentran hundidos allí, al riesgo de atentados contra las instalaciones del primer productor mundial que es Arabia Saudita, a las turbulencias sociales en Venezuela y en Nigeria, etc. Esta situación demuestra que no es posible deslindar los aspectos económicos de los aspectos militares o imperialistas, sino al contrario una interpenetración cada vez más grande del conjunto de estos factores que se alimentan los unos a los otros para llevar a una situación cada vez menos controlable por la burguesía. La inestabilidad y el desorden crecientes del mundo capitalista alimentan la inestabilidad económica que, a su vez, no puede producir más que más inestabilidad militar.

El aumento de los presupuestos militares

En este contexto de endeudamiento astronómico de la economía mundial y en especial de la primera potencia, es necesario denunciar el aumento de los gastos militares que constituyen un factor suplementario de agravación de los déficits presupuestarios, devorando cada vez más y más porciones de los presupuestos “asistenciales” para la población. Todos los Estados se ven obligados a reforzar sus presupuestos militares ante la escalada de conflictos y barbarie que se extiende sobre el planeta.

Así por ejemplo, desde que se desencadenara la guerra de Irak hasta la ocupación actual del país, los Estados Unidos se han gastado 140 mil millones de dólares, y eso no basta ya que “el Pentágono reclamó a principios de noviembre un fondo adicional de 70 mil millones de dólares para financiar las operaciones militares durante 2005” (Le Monde, 9-11-2004). El presupuesto del Pentágono sobrepasará en el 2005, y sin contar el coste de las guerras de Irak y Afganistán, los 400 mil millones de dólares, es decir casi la mitad (el 45% exactamente) de todos los gastos militares mundiales.

Si lo comparamos con las guerras precedentes nos daremos cuenta del coste exorbitante de los gastos actuales. Mientras que la Primera Guerra Mundial costó 190 mil millones de dólares, y la Segunda alcanzó un monto aproximado de 2’9 billones para la economía norteamericana, sólo la primera guerra del Golfo en 1991, una operación que apenas duró unos meses, supuso un gasto para USA de 76 mil millones de dólares. (fuentes: “Problèmes économiques”, 1-09-2004).

Pero es que los demás Estados, incluso los que se presentan como “abanderados de la paz mundial” no se quedan de brazos cruzados. Si tomamos como indicativo el caso de Francia vemos que a pesar de que el presupuesto del ejército francés ha crecido notablemente, el gobierno ha decidido concederle “550 millones de euros suplementarios para financiar la operación abierta en Costa de Marfil y 100 millones más para otras operaciones exteriores. Estos gastos se detraerán del presupuesto de ministerios civiles” (Les Echos, 10-11-2004).

Desde finales de los años 1990, el conjunto de los gastos militares va al alza en todo el mundo. Y contrariamente a lo que nos cuenta la burguesía, el dinero que se inyecta en la esfera militar no va destinado a la reproducción del capital productivo sino que supone destrucción pura y simple del capital invertido. Esto significa que el desarrollo del militarismo y el aumento de los gastos que comporta son cargas suplementarias que no hacen sino acentuar el marasmo económico. Detrás de las cifras del llamado crecimiento capitalista para 2004 se esconde en realidad una nueva etapa dramática de la agravación de la crisis que ilustra la quiebra del modo de producción capitalista.

Donald / Diciembre-2004

Noticias y actualidad: 

  • Crisis económica [112]

Suscripción de solidaridad con los camaradas del NCI

  • 3446 lecturas

Después de la publicación de nuestro artículo ¡“El NCI no ha roto con la CCI”! (ver RM 84), varios de nuestros simpatizantes han propuesto aportar su solidaridad con los militantes del NCI que, a pesar de las terribles condiciones de miseria en las cuales viven, quieren continuar llevando una actividad política al lado de la CCI. Queremos agradecer aquí calurosamente a todos los camaradas que nos han hecho llegar una suscripción financiera para el NCI. Este testimonio de solidaridad no puede más que contribuir a animar a los camaradas de Argentina en su voluntad militante y mostrarles que a pesar de su aislamiento geográfico, no están solos. Este gesto es una ilustración del carácter internacional, unido y solidario de la clase portadora del comunismo.

CCI

Corrientes políticas y referencias: 

  • Area de influencia de la Izquierda Comunista [101]

FMS: el 'movimiento altermundista' se reúne en Porto Alegre para destilar veneno contra la clase obrera

  • 4787 lecturas

En los últimos días de enero, se tuvo lugar el Foro Social Mundial (FSM) en Porto Alegre. Este Foro “alternativo” se ha convertido en el punto de encuentro de la izquierda del aparato del capital, presentado ahora con su maquillaje “altermundista”. Las temáticas que abordaron fueron de toda índole: Luchas “alternativas” democráticas contra el neoliberalismo, por un comercio justo digno e igualitario (sic), por un impuesto de solidaridad contra el hambre y la miseria; por la supresión de paraísos fiscales y la condonación de la deuda externa a los países pobres, el acceso al agua como derecho humano básico y no como mercancía posible de privatizarse, por el fin de la guerra en Irak y la no agresión a Corea del Norte, Irán, Venezuela y Cuba, así como apoyo a Palestina por un Estado autónomo... es decir es una lista de discursos tramposos para hacer creer a los trabajadores que es posible embellecer y hacer humanitario al capitalismo.

“Altermundistas”, Lula y Chávez defensores del Capitalismo

Este Foro resaltó por la presencia de Hugo Chávez, al que la izquierda del capital de todas las regiones del mundo lo viene presentando como el representante de una alternativa a seguir por los trabajadores, animado por esa propaganda, su demagogia patriotera la ha pintado de rojo al invocar una pretendida simpatía con el socialismo. De esta declaración la burguesía saca buen provecho, en tanto la usa para reforzar su presencia ante los trabajadores y fortalecer su capacidad de engaño. Es evidente que la burguesía al poner en la boca de Chávez la palabra socialismo, lo hace para seguir igualando socialismo con los regímenes estalinistas, como el de Cuba, personificado en Fidel Castro, y que nada tienen que ver con el proyecto forjado por Marx, Engels... Así, Chávez era aclamado como el representante del “altermundismo”, y ejemplo claro de que el mundo que pregonan es el de la continuación de la explotación, la miseria y la represión, pero disfrazado con frases “radicales”, mentirosas e hipócritas.

Pero mientras eso sucedía, a Lula, el otrora soñado personaje del movimiento altermundista, le gritaban traidor. Esas expresiones “anti Lula”, aunque expone un cierto desencanto de algunos elementos sumidos en movimientos de este tipo, no es en realidad un proceso de clarificación, es más amargura ciega, la muestra es que lo pintado en las bardas: “con Bush y con Lula otro mundo es imposible” no hace sino continuar, en otro sentido, la mistificación orquestada por la propia burguesía alrededor de Lula, en donde lo presentaban como una alternativa validada para la clase obrera. No ha habido ni el menor asomo del reconocimiento que Lula, lo mismo que Chávez, Castro o López Obrador son un producto natural de la izquierda del capital, son personalidades requeridas por la clase dominante para –según los momentos– contener o desviar el descontento de la clase obrera, o como en el caso de Brasil, hacer pasar medidas económicas que un gobierno de derecha hubiera tenido más conflictos sociales para poder implementarlas.

“Altemundialismo” arma de la burguesía, no del proletariado.

Las loas y cánticos que lanzan hacia el FMS de Porto Alegre los Saramago, los Galeano, los Ramonet, y demás fauna izquierdista (de la denominada “nueva izquierda”, como los estalinistas “arrepentidos” de Italia como Refundazione Comunista y los “Monos Blancos”, intentan colocarse aún más a la izquierda de esta intelectualidad, trotskistas, maoístas o el anarquismo oficial) contra el “neoliberalismo” no son, a fin de cuentas, sino lloriqueos que no buscan destruir el capitalismo sino solo suavizarlo, son gimoteos con los que quiere hacer creer a los trabajadores que el capitalismo, y los ataques contra la clase obrera pueden dar marcha atrás con tan solo “flexibilizar” las políticas neoliberales y aplicar impuestos como el planteado por Tobin. Como podemos apreciar el FMS de Porto Alegre una vez más cumple su función de golpeador de la conciencia obrera. Los argumentos presentados en el FMS, están llenos de una mezcolanza de ideologías interclasistas que lejos de profundizar la reflexión lo único que hacen es oscurecerla. Por ello aún si los problemas planteados son reales, al esconder que el CAPITALISMO es el verdadero enemigo que hay que vencer, y más aún su discurso con el que decreta la muerte de la clase obrera y descubre el “nuevo sujeto del cambio” en la “sociedad civil”, es un claro ataque contra el marxismo y contra el proletariado, son por ello una expresión concreta de la continuación de la campaña sobre la muerte del comunismo.

Esta necesidad de la burguesía de obstaculizar el desarrollo de la conciencia es con mucho un objetivo primordial en un momento en que los trabajadores empiezan a reflexionar sobre su situación de explotados, y comienza a retomar el camino de la lucha (véase Revista Internacional n° 119).

De esta manera, los discursos y actos que se dieron en torno a Porto Alegre no hace sino confirmar aquello que hemos reiterado en torno al llamado “movimiento altermundista”, en particular la necesidad de la denuncia de su esencia burguesa, ante lo que se exige una intervención, en que se defina claramente que: : “...el único mundo hoy posible es el comunismo, y que este solo podrá construirse resueltamente contra la burguesía y todas sus ideologías mistificadoras.” (Revista Internacional 116).

Vania/febrero-2005

Noticias y actualidad: 

  • Foros sociales [113]

El concepto marxista de decadencia del capitalismo

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Ante esta paradoja, se plantean forzosamente las preguntas: ¿Porqué una sociedad que se considera progresar, aportar cada vez más bienestar y seguridad, vierta todo lo contrario sobre la humanidad? ¿De dónde proviene esto? ¿Es ello una fatalidad? La burguesía tiene sus respuestas. Nos asegura que se trata de la “maldad” humana, de la falta de democracia, de dificultades económicas pasajeras debidas a una mala regulación de los flujos financieros, al alza del precio de las materias primas en el mercado, al apetito inmoral de los especuladores en los mismos mercados, etc.

Y escuchamos estos argumentos durante tanto tiempo sin que por algún momento la situación mejore, sino al contrario. Además, ¿porqué tal desastre luego de todos los progresos que la humanidad ha podido conocer? ¿Porqué tanta miseria cuando parece haber tanta riqueza que explotar? De hecho, estas explicaciones pasan por alto, evidentemente de manera voluntaria, la única realidad que nos permite comprenderla. Esta realidad, es la de la crisis económica mundial. Y cuando nosotros, revolucionarios marxistas, actualmente hablamos de crisis, no es sobre las mismas bases de la burguesía. Hablamos de una crisis insuperable, que marca la derrota del sistema capitalista.

Para decirlo, no nos apoyamos en la simple observación “fotográfica” sino sobre todo el análisis marxista del desarrollo del capitalismo. Afirmamos sobre esta base que el capitalismo ha entrado desde hace casi un siglo en su fase de decadencia, y en esta fase, al contrario de la fase ascendente, la crisis capitalista se convierte en elemento insuperable donde la salida no puede ser más que: ya sea la destrucción de la humanidad y de todas las realizaciones de su desarrollo a través de la historia, o ya sea la superación de las contradicciones mortales del capitalismo por la clase obrera en su combate con la construcción de una nueva sociedad.

Es en este sentido que la decadencia es para nosotros marxistas, el marco de análisis fundamental de la situación y que, sin este marco, no es solamente imposible comprender la realidad del mundo actual, sino es también imposible desprender una perspectiva realista. Lejos de llevarnos a la desmoralización, al “no futuro”, la teoría marxista de la decadencia funda la perspectiva comunista, que no proviene de la voluntad de los hombres, sino que responde sobre todo al análisis del desarrollo de las sociedades humanas; del materialismo histórico.

El desarrollo de las sociedades en la historia

La decadencia no es una invención de la CCI. Es un concepto que al contrario, está en el centro del análisis marxista del desarrollo de las sociedades humanas, el centro del materialismo histórico. Desde el principio, Marx y Engels establecieron como método de trabajo analizar primero el desarrollo social de la humanidad como clave de la comprensión del desarrollo de la sociedad contemporánea. En esta búsqueda, los dos fundadores del marxismo descubrieron que la sociedad humana se organizaba alrededor de la producción, actividad primera y central del hombre. Es por tanto en la organización de los medios de producción que se delineaban las relaciones sociales.

Al abordar inmediatamente la cuestión sobre el plano histórico, llegaron a analizar como la evolución de los medios de producción y de su organización influían sobre la organización social. Y, para resumir lo más posible, el desarrollo de los medios de producción, necesario ante la cantidad de necesidades a satisfacer, alcanzaba tal nivel que la organización de estos medios de producción resultaba inadaptada, y finalmente una traba. Había que modificar profundamente la organización de la producción para que los medios de producción pudieran ser utilizados al máximo y continuar su desarrollo.([1] [114])

Sin embargo, esta modificación no se realiza con calma: La organización social se concreta alrededor de la producción. De allí nació necesariamente la posesión, la propiedad, la explotación... Alrededor de la producción se cristalizaron intereses y poderes. La puesta en causa de la organización de la producción venia a poner en causa posiciones económicas, políticas y sociales de las clases dominantes. Este cambio podía tener lugar a través de una ruptura más o menos violenta.

He aquí porqué la evolución de los medios de producción no se desarrollan de una manera lineal y sin ruptura, en una continua ascendencia. He aquí porqué cada sistema de producción pasó por una fase de decadencia, ante la cual la evolución de los medios de producción chocan inevitablemente contra su propia organización, mientras de la sociedad se desprenden fuerzas revolucionarias frente a las fuerzas reaccionarias ligadas a sus privilegios.

En la sociedad romana, la producción estaba organizada entre esclavos, que trabajaban, y maestros que les hacían trabajar. Este modo de producción permitió el desarrollo de la producción hasta el nivel que ella llegó a plantear un problema: para continuar produciendo eran necesarios más esclavos, que eran prisioneros obtenidos durante las guerras, y los límites geográficos de la guerra con los medios de la época comenzaban a ser alcanzados. Además, el desarrollo de las técnicas de producción exigía mano de obra más perfeccionada, que el esclavo no podía alcanzar... Se ve en este ejemplo que la forma en que la producción está organizada se hacía cada vez menos adaptada a la producción, y que para continuar desarrollando la producción, la organización que hasta entonces había permitido el desarrollo en lo sucesivo lo impediría: se convertía en una traba.

Es por ello que los esclavos fueron liberados y convertidos en siervos. A su vez el sistema feudal permitió el desarrollo de la producción hasta que esta llegó a tal nivel que de nuevo se encontró con un obstáculo. Son las relaciones capitalistas que transformaron al productor de la edad media en hombre libre vendiendo su fuerza de trabajo al capitalista. De nuevo, la producción encontró una organización capaz de permitir su desarrollo. Un desarrollo muy rápido, jamás visto anteriormente y que permitió a la humanidad salir de la penuria por primera vez.

Si el paso de un modo de producción no se hace de forma lineal y sin tropiezos, es porque este modo de producción se traduce en relaciones sociales y una organización social particular en el seno de la cual la clase dominante defiende con uñas y dientes sus intereses contra la perspectiva de un derribamiento del orden establecido. En estos tiempos, la incompatibilidad creciente entre el nivel alcanzado por la producción y la forma en que ella está organizada se traduce en convulsiones cada vez más fuertes. La decadencia comienza por tanto cuando las relaciones de producción se convierten en una traba para el desarrollo de la producción. Esta continúa en tanto que nuevas relaciones de producción no han podido ser establecidas. La decadencia es el periodo de quiebra de la vieja sociedad en tanto que la nueva no ha podido ser fundada aún.

El capitalismo, se ha visto, no ha sido excepción a la regla. Pero la decadencia del capitalismo se diferencia de las decadencias del pasado por el hecho de que en las sociedades del pasado, los gérmenes de la nueva sociedad existían ya y se desarrollaban en el seno mismo de la antigua sociedad. En el seno de la sociedad feudal, la burguesía conquistó el poder económico poco a poco y transformó al mismo tiempo una buena parte de la producción antes de llegar a tomar el poder político. En el capitalismo, no hay nada de eso. La clase revolucionaria, el proletariado, no puede instaurar nuevas relaciones de producción sin destruir lo que existe actualmente. He allí toda la gravedad de la decadencia capitalista.

Vemos así que para los marxistas, la decadencia no es un concepto moral. Los marxistas desarrollan el concepto de decadencia como un concepto científico, materialista, es decir, fundado sobre el desarrollo material de las sociedades humanas. El hecho de que esos periodos se manifiesten por la codicia y por las costumbres disolutas de las clases dominantes, no lo negamos: sabemos pertinentemente que el bloqueo histórico del desarrollo de las fuerzas productivas encuentra su reflejo en la sociedad humana a todos los niveles. La decadencia no es una teoría económica, Marx hizo la crítica de la economía:

Las especificidades de la decadencia del capitalismo

Cuando la Internacional Comunista (IC) hablaba de “la era de guerras y revoluciones”, no hacía más que resumir lo que el capitalismo decadente habría de ofrecer a la humanidad. En efecto, el capitalismo creó en el curso de su ascendencia el marco ideal de su desarrollo, el de la nación. Es alrededor de estas naciones que el capitalismo aseguró su desarrollo, es a partir de este marco que parte al asalto de colonias, es a partir de ésta, que hoy establece sus relaciones de competencia exacerbadas por la crisis. La única solución para la burguesía a su crisis de sobreproducción es la guerra. La cual desemboca en un periodo de reconstrucción que se ahoga en una nueva crisis de sobreproducción.

Podemos fácilmente situar la entrada del capitalismo en su periodo de decadencia a principios del siglo XX: La Primera Guerra Mundial, primera en toda la historia de la humanidad, manifiesta claramente el nuevo orden internacional. La reconstrucción que siguió desembocará rápidamente en una crisis sin precedentes en los años 30 y después en una segunda guerra mundial. Vemos dibujarse el ciclo “crisis-guerra-reconstrucción-nueva crisis”, pero no es un ciclo que se podrá repetir indefinidamente. Al contrario, es una espiral infernal que arrastra todo a su paso. Si el capitalismo podía superar las crisis de sobreproducción en su fase de ascendencia, a través de su expansión y proletarización creciente de la población, hoy, los límites han sido alcanzados y la crisis es permanente. La única “salida” es la guerra.

Se trata de una era de guerras. Pero como anunciaba la IC en su fundación en 1919, se trata también de una era de revoluciones. En efecto, el capitalismo en su desarrollo ha dado nacimiento a su enterrador: el proletariado, única fuerza social capaz de derribar el capitalismo y de construir una nueva sociedad. Al alcanzar sus límites, el capitalismo abre la puerta a su superación. Para el proletariado, en lo sucesivo corresponde la tarea inmensa de fundar sobre las ruinas del capitalismo destruido por su combate una nueva sociedad capaz de repartir la abundancia y ofrecer a las fuerzas productivas un marco adaptado a su desarrollo.

La perspectiva comunista no es nueva. La idea de construir una sociedad libre de la opresión y la injusticia se encuentra en la antigüedad y en la edad media. Pero no basta querer una sociedad mejor para poder instaurarla. Es necesario que las condiciones materiales lo permitan. De igual manera, la revuelta de los oprimidos no es nueva: los esclavos escribieron grandes páginas de la historia humana para superar su condición. Pero de la misma forma, estas revueltas estaban condenadas al fracaso por la situación material, el nivel de producción no permitía a la humanidad salir de un esquema de sociedad de clases y de explotación: en tanto que la humanidad no podía superar la penuria, no podía construir una sociedad justa. Es el capitalismo que permite a la humanidad vislumbrar esta perspectiva. Es cuando la producción alcanza un nivel que permite superar la penuria que la prehistoria puede terminar. La perspectiva comunista no es ya un ideal o una utopía, es una posibilidad material y además es una necesidad para la supervivencia de la especie humana. Es una necesidad para detener al capitalismo en su espiral destructiva que amenaza con regresar a la humanidad a la edad de piedra.

He aquí lo que hace de la decadencia capitalista una decadencia particular: esta marca el fin de la prehistoria, el fin de la larga marcha de la humanidad de la penuria a la abundancia. Pero esto no está escrito en mármol; el fin de la prehistoria bien podría ser el fin de la historia si nada puede detener la barbarie que azota el planeta. El comunismo no es una certeza; es a través de un duro combate que la clase obrera podrá instaurarlo, y el resultado de este combate es desconocido. Es por lo que los revolucionarios deben estar bien armados para poder armar a la clase obrera en su lucha contra la burguesía y para la construcción de una nueva sociedad.

La comprensión del análisis de la decadencia hace parte de este armamento político. Este es un marco fundamental desarrollado por el marxismo desde sus orígenes. Se habla en efecto de la decadencia en La Ideología Alemana de Marx y Engels, escrita antes del Manifiesto Comunista. La decadencia impregna todo el análisis marxista de la evolución de las sociedades humanas. Poniendo a la luz la sucesión de periodos de ascendencia y decadencia en la historia, el marxismo permite comprender como y porqué el mundo es como hoy lo vemos, y en fin, el marxismo permite comprender que es posible superar esta situación y construir otro mundo.

G / diciembre-2004

1 [115]Es lo que Marx y Engels resumían al hablar del capitalismo en Principios de una crítica de la economía política con esta frase: “Hasta cierto punto, el desarrollo de las fuerzas productivas se convierte en una barrera para el capital; en otros términos, el sistema capitalista se convierte en un obstáculo para la expansión de las fuerzas productivas de trabajo. Llegando a este punto, el capital, o más exactamente el trabajo asalariado, entra en la misma relación con el desarrollo de la riqueza social y de fuerzas productivas que el sistema de corporaciones, el vasallaje, el esclavismo, y se convierte en una traba. La última forma de servidumbre que toma la actividad humana –trabajo asalariado por un lado y capital por otro- es ya despojado, y este despojo mismo es el resultado del modo de producción que corresponde al capital. Las mismas son negación de formas anteriores de la producción social sojuzgadas, el trabajo asalariado y el capital son a su vez negadas por las condiciones materiales y espirituales resultado de su propio proceso de producción. Es por conflictos agudos, de crisis, de convulsiones que se traduce la incompatibilidad creciente entre el desarrollo creador de la sociedad y las relaciones de producción establecidas.”

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • La decadencia del capitalismo [116]

Revolución Mundial 86, mayo - junio 2005

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América Latina: Gobiernos de derecha o de izquierda, enemigos de la clase obrera

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Desde finales de los 90, con la llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela, se abre una etapa en América Latina donde cada vez más gobiernos de «izquierda» o coaliciones muy heterogéneas están ocupando los gobiernos de esta parte del mundo: Lula en Brasil con su Partido del Trabajo (PT), el excoronel Lucio Gutiérrez en Ecuador, y ahora Uruguay se suma a la izquierda en Latinoamérica con el Frente Amplio de Tabaré Vázquez que ha sido electo a la presidencia a fines del 2004. En el mismo nivel está el «gobierno de todas las sangres» de Toledo en Perú y las posibilidades de Evo Morales en Bolivia. Algunos analistas burgueses hablan de un «giro a la izquierda» en América Latina, otros más trasnochados ven el resurgir «revolucionario de las masas contra el imperialismo norteamericano», en fin, los ideólogos de la burguesía, de todos los matices, sólo ven la superficie del fenómeno.


La dinámica política de la burguesía en América Latina

La situación que vive América Latina desde finales de los 90 con coaliciones de «centro –izquierda» en el poder en varios países no es un hecho aislado o casual, responde a aspectos del momento:

- la necesidad de la burguesía de enfrentar la crisis económica,

-los imperativos imperialistas de cada burguesía nacional,

-la política hacia el proletariado.

Y además, «... es importante subrayar el nuevo factor que influye en la vida de la sociedad de hoy y que no existía en los años 70: la entrada en la fase de descomposición del periodo de decadencia del capitalismo. (…)La descomposición afecta a toda la sociedad y en primer lugar a la clase dominante. Este fenómeno es especialmente espectacular en los países de la periferia y constituye en factor de inestabilidad creciente que frecuentemente alimenta enfrentamientos imperialistas» (Revista Internacional 98).


El fenómeno de la izquierda al poder conoció un auge en Europa a finales de los 90, sin embargo, no podemos hacer una copia mecánica y hacer abstracción de importantes particularidades del aparato político de la burguesía en esta región del mundo.


Un aparato político limitado y débil

La burguesía de la región no tiene opciones en su alineación imperialista, por eso el caso de Chávez y Castro son, como la misma administración Bush los define: «fuerzas negativas en la región» que difícilmente pueden ser secundados. Por eso, la presencia de gobiernos de «izquierda» no equivale inmediatamente a una ruptura de su alineación política hacia EUA; su presencia se debe en parte importante a la necesidad de los gobiernos, para hacer frente, desde los 90, a la aceleración del desempleo y la miseria. Cabe aquí aclarar que si bien la crisis del capitalismo no es un asunto de buena o mala gestión de tal o cual gobierno en turno, la responsabilidad y la flexibilidad de esas fracciones cuentan a la hora de tomar medidas que afectan al capital nacional y a la clase obrera.


Debemos destacar que después de años de dictaduras militares, la región carece de las estructuras de partidos y cohesión de la burguesía. Por ejemplo, Chávez llega al poder para «transformar toda la estructura de partidos», apoyado por la «izquierda revolucionaria» (MIR) y los estalinistas del Partido Comunista Venezolano (PCV). En Paraguay el Partido Colorado (ANR) estuvo en el poder desde 1947 rompiendo incluso el récord del PRI en México, en Paraguay el General ha creado su organización (UNACE) para seguir influyendo en las decisiones, aspecto que los inversionistas lo ven como un «riesgo». Lagos, el «presidente socialista» de concertación en Chile, esta sometido al desgaste provocado por la crisis económica. En Colombia, Álvaro Uribe ha sido electo en medio de una situación donde el país está dividido entre la guerrilla (ELN y las FARC) y las Autodefensas, el Partido Liberal controla y la Unión Patriótica es un ejemplo de un fallido intento por convertir las fuerzas guerrilleras en fuerzas políticas electorales. Después de la sustitución de Bucaram en Ecuador por «incapacidad mental» ha habido seis presidentes hasta el 2002 en ese país, sin contar el efímero triunvirato encabezado por el general Carlos Mendoza después de protestas indígenas a las que se sumó Lucio Gutiérrez en el 2000. Los partidos políticos en Perú están sumamente desprestigiados por la corrupción y las divisiones internas (Izquierda Unida), es por ello que la candidatura de Toledo no se basó en las estructuras ya existentes, sino que trató de configurar una nueva «fuerza política» a través de Perú Posible, sin embargo ya a fines del 2002 esta estructura sólo se impone en una elección regional sobre 25. Bolivia presenta un proceso caótico: desde la renuncia de Sánchez de Lozada, hasta las pugnas de la burguesía interna por el asunto del gas. Por cierto en este panorama se destaca como representante principal del aparato de izquierda del capital a Evo Morales, dirigente del MAS, al grado que se habla de él como un candidato con posibilidades reales para las elecciones extraordinarias de este año, no obstante, es posible adelantar que dado que el lenguaje de Evo Morales es de la izquierda de los 70, de un «antiimperialismo yanqui», no parece que la burguesía boliviana lo vea como apto para cumplir sus planes. En cuanto a Centro América las burguesías tienen que avivar sus elecciones con los antiguos representantes de la «vía armada«: los sandinistas (FS); el Frente Farabundo Martí (FMLN)... República Dominicana después del dictador Trujillo ha tenido que vivir bajo el dominio de Balguer, siete veces presidente de la república…


Este rápido repaso de algunos ejemplos de la estructura del aparato político da cuenta que las alianzas y coaliciones son el resultado de un fragmentado aparato electoral con fronteras ideológicas entre partidos muy borrosas. Son por eso gobiernos producto de una debilidad del aparato político, que desesperadamente busca unificar a la burguesía y fortalecer el control de los asalariados ante una posible respuesta dada la agudización de la crisis. Por eso es que tanto derecha como izquierda aplican las mismas políticas. El ex presidente Uruguayo Julio Sanguinetti, exponía esta preocupación así: «el verdadero dilema de la región hoy no es elegir entre izquierda y derecha, sino entre populismo irresponsable o política democrática». Recientemente Condoliza Rice en su visita a México, puntualizó que los EUA trabajarán con un gobierno sin importar que sea de derecha o de izquierda, eso sí, debe ser una emanación democrática y legal. Por eso, en el momento actual, la burguesía de la región tiene necesidad de fortalecer su débil estructura democrática, de crear una real alternancia en el poder sin crear huidas de capitales e inversiones, de recuperar la mistificación democrática que está cada vez más desprestigiada. No obstante, dado que la actuación de la izquierda en el poder expresa una actuación idéntica a la derecha, el desprestigio del aparato de izquierda llega pronto (como en el caso de Lula), obligando a la burguesía a crear opciones más radicales para asegurar el control del descontento de los trabajadores.


Necesidad de darle brillo a la democracia

Una necesidad vital de la burguesía es el fortalecimiento de la mistificación electoral, generar ilusiones en un «cambio«. Un ejemplo de ellos, es la forma en que se usó el triunfo de Lula en Brasil. Logró someter el descontento social conduciéndolo a las urnas. El mecanismo en lo general es el mismo: ofrecer a los trabajadores la ilusión de que la izquierda van a «cambiar las cosas», y que basta con atarse a la cola de un «Mesías», para solucionar los problemas sociales. Las campañas electorales buscan que los trabajadores sepulten sus métodos de lucha, las huelgas y las asambleas autónomas para refugiarse en los «canales de la democracia» y de sus elecciones, retrasando así su identificación como clase para perderse en los laberintos del «ciudadano votante».


La experiencia de Lula en Brasil, debe ser reflexionada por el conjunto de la clase obrera. La ilusión que los trabajadores tuvieron en Lula, dio un margen de maniobra a la burguesía en términos económicos y políticos para hacer pasar las medidas más duras. Pero este accionar no es una «traición», es la continuidad de la política antiobrera que destilaba con sus invocaciones a la democracia y sus seducciones para entrampar a los trabajadores en las urnas.

Por otra parte, la burguesía de la región además de poner un freno al desmoronamiento de su juego electoral, tiene que asumir la tarea de evitar que la descomposición socave sus estructuras de dominación por lo que cuida de hacer proyectos «plurales» que suavicen las divisiones al interno de la burguesía. No obstante la burguesía puede lograr una cohesión momentánea pero le es cada vez más difícil conservarla, Bolivia es un ejemplo de ese atolladero, y el caso de México no deja de ser relevante, en tanto la burguesía, a pesar de sus dificultades, es capaz de aprovechar sus divisiones para amordazar y engañar al proletariado. Primero lo hizo con la ilusión del gobierno del cambio de Vicente Fox, ahora es la posible candidatura de López Obrador, el «honesto», lo que empieza a despertar renovadas ilusiones en un sistema que sólo da miseria, desempleo y hambre.


Los obreros tendrán que voltear los ojos hacia la situación de sus hermanos de clase en otros países para darse cuenta que los gobiernos de «izquierda», son tan capitalistas como los de derecha, que la democracia está diseñada para disfrazar la dictadura de la burguesía sobre el proletariado. Las elecciones o los cambios de equipos de gobierno no van a terminar con el capitalismo, esa tarea incumbe sólo al proletariado mundial.

DAN/marzo, 2005.

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Cooperativa Euzkady: Autogestión = autoexplotación

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El pasado 25 de febrero reabrió sus puertas la planta llantera de Euzkady en El Salto Jalisco. Después de una derrota de la huelga estallada el 16 de diciembre de 2001, el sindicato ha pactado un “solución”: transformar la empresa en una cooperativa (Cooperativa Democrática de Occidente). Ahora los trabajadores participan, junto a la empresa Llanti System con el 50% de las acciones respectivamente. La burguesía ha expresado su beneplácito, el Centro Nacional para el Desarrollo con sede en Bélgica declaró: “fue ejemplar en la cuestión de la relación entre Europa y México” (La Jornada, 26-02-05). De los 1,164 obreros que trabajaban en el 2001, sólo 594 han entrado a la “cooperativa”, de manera que no son una alternativa verdadera contra el desempleo ni contra el capitalismo. Estas “soluciones” no son nuevas en el movimiento obrero, ya hemos denunciado que las cooperativas y todos los intentos obreros de autogestión de las empresas son un rotundo fracaso para el proletariado. Además, la trayectoria de la huelga en Euzkadi muestra como el aislamiento y la derrota se remacha con el sabotaje sindical y la puesta en marcha de esta cooperativa. El izquierdismo, los medios y hasta “defensores de derechos humanos” no dejan de mostrar a esta cooperativa como una “victoria” para la clase obrera. Los revolucionarios tenemos que advertir y denunciar que la autogestión eso un peligro para el proletariado ya que:

  • compromete a fracciones de la clase obrera en la defensa del régimen capitalista;
  • desorienta al proletariado ya que siembra ilusiones en “perfeccionar” un sistema de explotación que tiene que destruir;
  • crea la ilusión de “ser dueños” de la empresa, es decir, ata a la clase a las preocupaciones por “salvar” la economía capitalista;
  • y en fin, divide a los obreros entre aquéllos que evolucionan hacia la necesidad de destruir la explotación capitalista y los “cooperativistas” que se comprometen en una misión de “salvamento” de ésta.

En próximos números abordaremos de fondo esta cuestión, recordaremos el fracaso de los trabajadores de la Refresquera Pascual y la experiencia de las colectividades anarquistas en España. La historia ya ha sancionado estas experiencias y el proletariado debe estar conciente que representan un terreno minado y peligroso.

RM. /17-04-05

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Desafuero: ningún apoyo del proletariado a las fracciones burguesas en pugna

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En los centros de trabajo, en los hogares, en el transporte, en la ciudad, en el campo… el tema omnipresente es el desafuero de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), jefe del Gobierno del Distrito Federal, un paso más en la pugnas internas de la burguesía para decidir qué equipo y qué personaje político van a poner a la cabeza del gobierno federal en el 2006. En esta ocasión dejamos para otra ocasión el análisis del momento actual de esas pugnas, pues es necesario alertar contra la política criminal de la burguesía que está intentando enrolar al proletariado como carne de cañón mediante una campaña mediática sin precedentes.

Ya en RM85 (mar-abr 2005) en una nota de última hora fuimos categóricos al afirmar que el desafuero era un asunto de la burguesía y no del proletariado. Después de recordar que “Esta dinámica de enfrentamiento no pudo ser contenida, por el contrario se ha agudizado, como es notoria en las disputas al interno de los partidos de la burguesía, tanto los de derecha como los de izquierda, y toda institución de gobierno no deja de ser usada como campo de batalla. No es excepcional, por ello, que a medida que se aproxima el circo electoral para la presidencia, los choques entre los grupos de la burguesía tomen mayor magnitud” (Op. Cit.); el artículo llama a los trabajadores a no dejarse embarcar en este terreno burgués, pues “la clase trabajadora ante el enfrentamiento entre fracciones de la burguesía no puede tomar partido por alguna de ellas, las diferencias que existen entre Fox y López Obrador, expresan disputas ajenas a los trabajadores, en tanto éstos no tienen ningún interés que los una con sus explotadores. Por el contrario, si la burguesía se interesa en que la clase obrera sea arrastrada a esta pelea, es porque con ello asegura un fortalecimiento del control y evita que el conjunto de los asalariados dirijan su reflexión y su descontento hacia el verdadero problema, que no es otro que el capitalismo” (Ídem). Esta debe ser la principal ancla de los trabajadores para evitar que sus explotadores logren desarraigarlo de su propio terreno de clase que no es otro que la lucha por mejores condiciones de trabajo y de vida en general: aumento salarial, oposición a los despidos, aposición a la intensificación de la explotación, y, más allá, el combate unido y centralizado a nivel internacional por la destrucción revolucionaria del capitalismo y la instauración del comunismo.

La campaña mistificadora sobre la democracia burguesa

La vertiente central del ataque a la conciencia proletaria viene dado por el mensaje de que cualquier conflicto de envergadura debe sujetarse a la jurisdicción de las instituciones de la nación: la Suprema Corte de Justicia, El Congreso Legislativo, la PGR… Los Poderes de la nación tienen independencia y por lo tanto salvaguardan efectivamente las leyes y además tienen la encomienda de actuar de manera imparcial ante todos los ciudadanos; a propósito, el “Subcomandante Marcos”, el autollamado “insurgente” no se ha cansado de decir que no importa quien sea el personaje desaforado, incluso Martha Sahagún, el pugnaría por su defensa, una posición que coincide en toda la línea con la asumida también nada más y nada menos que por EU; es decir, una defensa llana y simple de la sacrosanta ley burguesa.

Esta ideología sobre la legalidad y la democracia burguesa se encuentra tanto en las peroratas de la administración federal como en los alegatos leguleyos de la fracción capitalista que está tras AMLO, argumentando sobre la necesidad de que el conflicto se sujete a “reglas civilizadas” en el marco de la Constitución Política. Sobre todo, hay que poner una atención especial en el discurso de la izquierda e izquierdistas del capital quienes están saturando hasta la nausea con toda suerte de llamados a resistir el “despojo ilegal de la derecha”, “la defensa de la opción de los pobres”, “el rescate de la legalidad de las elecciones”, en fin, otra vez… “los valores de la democracia parlamentaria”. Es decir, simple y llanamente, la ideología y los mecanismos del funcionamiento de la sociedad burguesa. Y aquí la clase obrera no tiene nada que ganar y en cambio tiene todo que perder si se enrola en la defensa de uno u otro de los bandos en disputa y sobre todo si es engañado con el camelo de que esos valores de la burguesía también lo benefician.

El riesgo de enfrentamientos

Siempre que la burguesía entra en la ruta de los enfrentamientos internos invariablemente utiliza a la clase trabajadora como carne de cañón y no sólo como medio de presión sino también como medida preventiva pues aprovecha para mandar el mensaje de que el poder omnipotente del aparato estatal es incuestionable y que más vale adoptar una actitud sumisa y resignada ante el orden burgués. “La polarización actual encierra un peligro de enfrentamiento político ‘a favor o en contra de la opción democrática para el 2006’, una idea que los medios de difusión de la burguesía ya han logrado fijar en la mente de millones de radioescuchas, telespectadores y lectores de prensa escrita. Frente a esta estrategia triunfante hasta ahora, el proletariado requiere fundamentalmente desmarcarse de este terreno burgués recuperando las lecciones históricas similares donde ha sido arrastrado por los capitalistas a defender a uno u otro verdugo. AMLO no pertenece a la clase obrera, él es un acérrimo defensor de los intereses nacionales de la burguesía mexicana, el proletariado tiene unos intereses y un proyecto histórico diferente.” (RM 81 jul-ago 2004). La burguesía al final de cuentas tendrá que decidir qué cuadro político, de la baraja de opciones partidistas (PAN, PRI, PRD) con las que cuenta, poner a la cabeza del gobierno federal en el 2006 para que se encargue de aplicar sus planes económicos, políticos y sociales; sin embargo, mientras tanto, al mismo tiempo que gestiona sus propios conflictos internos mantiene una capacidad enorme para apuntalar la campaña mistificadora sobre las elecciones pues es uno de sus mecanismos estrella de control de la clase trabajadora pues por este medio alimenta su ilusión de que por medio del voto es posible revertir la situación de miseria y explotación cada vez más acentuada.

¿Qué alternativa?

En perspectiva, como ya lo dijimos, la burguesía está utilizando a fondo toda esta alharaca sobre la democracia, la legalidad, etc., para recalentar el ambiente político y así rescatar un poco el juego político electoral sobre todo para el recambio de gobierno federal a mediados del 2006. El proletariado debe recordar que las elecciones no lo fortalecen sino que al contrario lo desarman en el momento en que es ganado por las ilusiones de que es participando con su voto como va a mejorarse la situación desesperante que vive en el plano laboral y en general en sus niveles de vida tan precarios. Sobre todo, ahora que se le está ofreciendo la oferta de la izquierda de la burguesía, debe recordar, por ejemplo, casos como el de Hugo Chávez en Venezuela el cual siendo un ejemplar de la llamada “izquierda radical” no ha vacilado en imponer los planes anticrisis del capital nacional venezolano y ha atacado a la clase trabajadora como nunca antes; o como el caso de Lula Da Silva en Brasil, representante, por su parte, de la etiquetada “izquierda moderada” y quien ha provocado en las grandes masas de explotados una gran repulsión también por la aplicación de uno de los planes anticrisis más draconianos que se hayan conocido hasta ahora. En fin, debe reflexionar sobre la función que cumplen el conjunto de los partidos políticos de cualquier color, de derecha o de izquierda, que actúan en el circo electoral: mantener el control de las grandes masas de explotados inculcando la ideología de que el capitalismo es inmortal y que sólo a través de sus instituciones y en especial de las elecciones se puede alcanzar el “bienestar de todos los ciudadanos”.

El proletariado (obreros industriales, empleados de oficinas, trabajadores de la educación, desempleados…) no debe apoyar a ningún bando en pugna, al contrario, haciendo un pequeño esfuerzo de memoria histórica debe recordar que cuando en otros países los trabajadores han sido convocados a defender equis o ye proyecto de tal o cual personero de la burguesía, invariablemente han resultado timados: los casos más cercanos, Brasil, Venezuela, Argentina... (Ver artículo en este mismo número sobre América Latina: gobiernos de derecha o izquierda, enemigos de la clase obrera). “En este tipo de situaciones la clase obrera requiere recuperar su identidad política como una clase independiente totalmente diferente a la burguesía y a la pequeñaburguesía, con intereses y medios de lucha propios y, por supuesto, con organizaciones que representan sus intereses como clase, las organizaciones comunistas que existen actualmente en varios países, incluido México.” (RM 84 nov-dic 2004). Esta constatación es más vigente hoy dada la situación actual de la lucha de clases: ahora que se avisoran densos nubarrones producto de la recesión económica capitalista que ensombrecerán los cánticos de prosperidad capitalista, el Estado burgués, claro está, tiene que ocuparse sobremanera del flanco social para tratar de descarrilar cualquier expresión de lucha obrera genuina y, ¿qué mejor que empleándose a fondo en su campaña democrática? Por consiguiente, los trabajadores no deben apoyar a ninguna fracción burguesa del color o ideología que sea pues en cualquier caso sería un suicidio político de clase; como ya lo hemos demostrado en las publicaciones de la CCI, el proletariado tiene un proyecto político de clase propio.

RR / abril - 2005

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  • América central y Sudamérica [85]

El desmantelamiento del estado benefactor sella la bancarrota del capitalismo

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A principios del año, cientos de miles de personas se manifestaron en Rusia contra las medidas gubernamentales que suprimen las “ventajas” que beneficiaban a pensionados, inválidos y algunos funcionarios. El estado no asegurará más la gratuidad de los medicamentos básicos, transportes colectivos, algunos servicios médicos, descuentos en el precio de las comunicaciones telefónicas o renta del servicio. En Alemania, el periodo para obtener seguro de desempleo ha sido reducido de 36 meses a 18 para mayores de 55 años y a 12 para el resto; todo esto cuando el desempleo alcanza los 5 millones.

Encima de esto, después de la sexta semana de enfermedad en un año, la seguridad social ya no pagará y se tendrá que cubrir con un seguro privado. Al mismo tiempo, las contribuciones a los costos médicos se van a reducir. En Holanda y Polonia los gobiernos están tomando medidas similares, siguiendo a los gobiernos de Francia y Austria que, en 2003, “reformaron” el sistema de pago de pensiones, agregando varios años de trabajo de los obreros. El gobierno francés continúa con sus ataques sobre la protección social, mientras el gobierno británico también intenta forzar más y más las categorías de trabajadores hasta la edad de 65 y aún 70 años. En EU, la administración Bush elabora una ley que va a transformar el sistema de pensiones actual, como ha sido declarado, es tiempo de dar vuelta definitivamente a la página del Estado benefactor. Ya se han tomado medidas: extendiendo la edad de trabajo, bajando las pensiones, desviando una parte de las cotizaciones salariales a una cuenta bloqueada que, manejada por el Estado, será invertida en bonos del tesoro o en acciones, sumas que podrían evaporarse dado el riesgo importante de los cracks bursátiles o quiebras de empresas.

Jamás el proletariado ha tenido que hacer frente a ataques de tal brutalidad, masividad y amplitud, tocando a millones de proletarios. En el conjunto de naciones industrializadas, todo el edificio del estado benefactor está a punto del colapso. Ya no es posible mantener la fuerza de trabajo. Esta es una clara expresión de la bancarrota del sistema.

La crisis económica en que se debate el capitalismo pone al desnudo todas sus contradicciones, y más aún su imposibilidad de encontrarle una solución. Se producen demasiadas mercancías, el mercado mundial está saturado. La obsesión de la burguesía de obtener ganancias para evitar la bancarrota, exacerba la rivalidad entre las grandes naciones industrializadas. Enseguida hay una guerra económica abierta donde el premio es arrancar a sus competidores partes del mercado. Esto lleva a la burguesía a la búsqueda desesperada para hacer bajar sus costos de producción. Se impone una única “solución”, producir al más bajo precio y para ello se ataca a la clase obrera. Para hacerlo, la burguesía debe por un lado aumentar la productividad, lo que implica el aumento de los ritmos de trabajo y la flexibilidad de la mano de obra a fin de no emplear más que el mínimo necesario de obreros, y por otra parte, desplegando y endureciendo un amplio programa de “reformas”, que son de hecho medidas que va a atacar el salario social de los obreros, las pensiones, las indemnizaciones de desempleo, el reembolso de gastos médicos, los días de enfermedad o las pensiones de invalidez. La burguesía no perdona ninguna fracción de la clase obrera, ya sean de la vieja o nueva generación, activos o desempleados, del sector público o privado. Las consecuencias concretas de estos ataques son una degradación general de las condiciones de vida y trabajo del conjunto de la clase obrera mundial. La explotación feroz que sufren los trabajadores se traducen en un deterioro acrecentado de su salud cuando se hace más difícil obtener servicios médicos; para otros, aspirando a un descanso después de años de salarios miserables, ven amenazada su jubilación por un aumento en la edad para la misma y una reducción de sus pensiones; para los jóvenes, sometidos a la precarización, pasando de un trabajo a otro con salarios tendiendo siempre hacia la baja, entre cortos periodos de desempleo mal indemnizados, les será más difícil encontrar vivienda conveniente y preparar una jubilación decente. Los ataques no pararán, al contrario van a redoblarse en intensidad. La clase obrera debe tomar conciencia de la quiebra de este sistema. La única solución que se impone es su destrucción para establecer las bases de una nueva sociedad.

André / abril de 2005

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Mayor explotación, desempleo y miseria, lo único que ofrece el capitalismo

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Cuando terminaba el pasado año la burguesía no dejaba de señalar que el 2004 había sido un buen año, dado que las economías de diferentes regiones habían obtenidos «logros», sin embargo, desde el mes de febrero de este año, los «especialistas» exponen su sus preocupaciones porque la realidad dice lo contrario, sacando a la luz las dificultades en las principales economías: EUA, Alemania y Japón.

Es indudable que la crisis expone su fuerza afectando al capital y su ganancia, por ello, la burguesía, buscando remediarlo acelera los ritmos de explotación y extiende la miseria. Marx, en sus Manuscritos económicos-filosóficos de 1844, expresaba claramente que «El obrero no tiene necesariamente por qué ganar con la ganancia capitalista, pero pierde necesariamente al perder él». Un ejemplo claro del peso de la crisis lo da la situación que guarda una empresa como General Motors, considerada como símbolo del poderío económico de EUA durante la posguerra. Esta empresa hoy se encuentra en una fragilidad tal, que la «calificadora» Standard & Poor’s caracteriza a sus papeles bursátiles como «bonos chatarra»… Y la situación en otras regiones centrales del capitalismo no es mejor, ya se presentan afirmaciones de que «Japón y Alemania entraron a finales de 2004 en ‘territorio de la recesión’» (Stephen Roach, de Morgan Stanley, citado por La Jornada, 27-02-05)… Y en una magnitud infinitamente superior esa misma agravación de la crisis se expresa en los múltiples ataques en contra de los trabajadores, afectando en una escandalosa forma sus condiciones de vida.

Ha llegado el grado que las condiciones actuales de miseria hacen recordar los niveles tan graves que se presentaban en las primeras décadas del siglo XIX. Aunque esto no sólo es un simple espejo del pasado, es un problema con una mayor agravación cualitativa que expone una aberración histórica, en tanto que, aquellos beneficios sociales que el desarrollo capitalista pudo engendrar, mejorando en términos relativos los niveles de vida, se esfuman día con día. Lo que muestra que el capitalismo expresa con mayor claridad su DECADENCIA, y por ello, manifiesta con mayor fuerza la necesidad social y la posibilidad material de la transformación radical de este sistema, es decir, de la destrucción del capitalismo, de ese sistema que lo único que puede ofrecer es mayor explotación, desempleo y miseria.

La acelerada pauperización de la clase obrera: expresión de la decadencia capitalista

Es indudable que la burguesía y su sistema representaron en sus orígenes una expresión revolucionaria que eliminaba las viejas formas de producción, y construía un sistema generador de altos niveles de riqueza, que le permitía incluso ofrecer reformas que representaban verdaderamente mejoras sociales, no como un hecho generoso de la burguesía, sino como mejoras necesarias para el propio sistema y como logros arrancados por las luchas de trabajadores, posibles de concretarse por la propia fuerza del avance capitalista. Engels mismo notaba en 1892, cómo las condiciones que él había descrito 47 años atrás en La situación de la clase obrera en Inglaterra, se transformaba, mostrando un progreso relativo que ayudaba a disimular un poco la infelicidad de la clase obrera: «Las repetidas visitas del cólera, el tifus, la viruela y otras epidemias, han impuesto al burgués británico, la urgente necesidad de sanear la ciudad, si él mismo no quería ser víctima, con su familia, de esas epidemias. En consecuencia, los males más agudos (…) hoy se han subsanado o se han hecho menos graves…». Sin embargo este avance progresista del capitalismo encuentra un límite cuando alcanza su decadencia como sistema, cumpliéndose así la tarea histórica de la burguesía, es decir, la extensión por el planeta de las relaciones de producción capitalista.

Este proceso de maduración, de decadencia capitalista, se presenta como condición concreta que posibilita y hace más necesaria la transformación social, en tanto ahora no sólo es imposible que el capitalismo pueda ofrecer una mejoría de las condiciones de vida de los trabajadores y del resto de la humanidad, sino además, las mejoras relativas obtenidas en el pasado son destruidas, incluso la afectación de las condiciones de vida a la que obliga a soportar a los asalariados, parece que empuja a un retorno al pasado, al grado que muchos de los pasajes descriptivos presentados por Engels en 1845, sobre los barrios obreros de Inglaterra, pareciera que refieren a las actuales villas miseria de muchas zonas del planeta.

En México como en el resto del planeta la miseria se extiende corroyendo la vida de los trabajadores

En el Informe de la CEPAL, Pobreza y precariedad del hábitat en América Latina (2004) reconoce que en América Latina el 44% de la población vive en villas miseria, donde es asunto común el hambre y la insalubridad. En el caso de México se considera que 12 millones de personas (es decir cerca del 10% de la población total) no cuenten con agua corriente y 24 millones no tienen sistema de drenaje, lo cual hace que crezca y se esparza la enfermedad, acabando fundamentalmente a niños, afectados ya de por si por la desnutrición. Y se hace necesario precisar que tal degradación se vive no sólo en las poblaciones rurales y con los grupos indígenas, como suele difundirlo la pequeñaburguesía [1 [118]], es cierto que esta población se encuentra sumida en niveles de miseria, en tanto el capitalismo no logró asimilarlas productivamente, pero las mismas cifras oficiales muestran que el monto mayor de población que sufre el peso de la pauperización se encuentra en las ciudades. Sólo habría que referir lo que sucede en los barrios miserables de Tijuana, donde los trabajadores comparten el espacio con una creciente población desclazada, que forma la masa del lumpenproletariado, y que sirve de carne de cañón en los ejércitos del narcotráfico; y no puede dejar de señalarse las condiciones que los trabajadores tienen que soportar en los barrios de Ciudad Juárez, Chihuahua, donde habitan los obreros de la maquila, y donde lumpenes, policías, narcotraficantes y militares, en complicidad con funcionarios de todos los niveles, aprovechan tal hacinamiento para desencadenar una grotesca cacería en contra de jóvenes obreras, a las que secuestran, violan y asesinan.

Así describía Engels una villa miseria de Inglaterra del siglo XIX: «… En general, las calles están sin empedrar, son desiguales sucias, llenas de restos de animales y vegetales sin canales de desagüe y, por eso, siempre llenas de fétidos cenagales…» Un obrero mexicano, argentino, brasileño o colombiano, bien podría pensar que hablan del barrio en que habita, pero no sólo ellos, en la actualidad las villas miseria de la Inglaterra, parece que retornan en cierta medida al siglo XIX. El mismo EUA, considerado el corazón económico del mundo, es señalado por las cifras oficiales como el país que cuenta con el mayor número de «pobres». De manera que la pauperización de las masas de trabajadores, aunque se acentúa dramáticamente en regiones como Latinoamérica, no puede ya considerarse como un fenómeno propio del «tercer mundo», la magnitud de la crisis que azota al sistema desde fines de los años 60, degrada la vida de los trabajadores de todo el mundo.

Ante la miseria y la explotación capitalista, la única solución es la lucha masiva y conciente de los trabajadores

Los ataques en contra de las condiciones de vida de los trabajadores exponen, cada vez con mayor fuerza el salvajismo del capitalismo, y sin duda la afectación a la jubilación y servicios médicos ha sido uno de los mayores golpes recibidos por los asalariados. Pero la clase dominante sabe que su riqueza está fundada en la explotación y la miseria de los millones de asalariados, por eso vive con el temor continuo de que se genere un descontento entre los creadores de la riqueza, es por ello que no deja de presentarse como preocupado de la pobreza.

La fingida aflicción de la burguesía por los trabajadores no es sino demagogia que le permite tomar una hipócrita mascara de benefactor con la que adquiere prestigio y se le facilita el trabajo para colar mejor sus medidas. Por eso los programas de Fox, orientados pretendidamente a «combatir la pobreza», o las acciones de López Obrador llevadas a cabo bajo el eslogan «primero los pobres», son expresiones hipócritas que tienen como fin diluir el coraje de clase que amenaza con crecer ante la agudización de la crisis y aprisionar así a los asalariados en la ideología de la clase dominante. Por esto, los trabajadores deben comprender que ninguno de estos programas puede dar solución a la aceleración de la explotación y la extensión de la miseria, la verdadera raíz del problema se encuentra en el capitalismo, mientras exista este sistema la condición de vida de los trabajadores está condenada a una mayor degradación.

El gobierno de Fox ha tenido el descaro de anunciar la disminución de los niveles de pobreza y tiene la «sospecha» (¡sic!) de que hay menor desempleo, sin embargo, en contraste a esto la revista FORBES presenta datos en los que afirma que en México 11 familias concentran el monto de 35 mil 500 millones de dólares, lo que equivale al 64.8% del ingreso disponible nacional, y unido a esto coloca al empresario mexicano Carlos Slim en la lista de los mas grandes millonarios del mundo. Estas informaciones contrastantes pueden ayudarnos a comprender el grado de pauperización que se lleva en la región, lanzando a la basura los anuncios y sospechas del gobierno.

Rosa Luxemburgo (en Introducción a la economía política) explicaba: “… los obreros pueden, por ejemplo tener en un caso dado más medios de vida, alimentación más abundante, mejores ropas que antes, mientras que la riqueza de las otras clases ha crecido muchos más rápidamente aún…” Por lo que añade, “El nivel de vida de cada persona y de cada clase sólo puede juzgarse correctamente si se lo evalúa en el marco de las condiciones de reinantes en la época y en comparación con los restantes estratos de la misma sociedad.” (subrayado por RM). En esa vertiente, podemos comprender que no es un contrasentido que mientras la riqueza de la burguesía se acrecienta y concentra, miles de trabajadores viven en el desempleo o se ven arrojados a trabajos de condiciones precarias, a fin de cuentas esto seguirá pasando y seguirá agudizándose mientras el capitalismo se mantenga en pie, esta es la esencia normal del capitalismo.

Tan sólo tomando la información de los salarios mínimos, representada en el gráfico, podemos notar la compresión que estos han tenido en los pasados 16 años, y si a esto añadimos la afectación a las pensiones y jubilaciones, y la consideración que la misma OIT hace: de cada 100 empleos creados en América Latina 85 son de los considerados «informales»… entonces ya se puede ver lo que significa el capitalismo y lo que, más allá de los torpes discursos, ofrece verdaderamente a los trabajadores.

Pero, como bien señalaba Marx, no podemos ver en la miseria sólo miseria; esta degradación constante a la vida de los asalariados, debe ser motivo de la reflexión colectiva, debe comprenderse por los trabajadores que la única forma que tienen para enfrentarla es a través de la lucha masiva y conciente, tomando en manos su combate, pasando por encima de partidos y sindicatos, que no son sino instrumentos del capital. El proletariado debe de estar claro que el capitalismo no puede ofrecer un mundo mejor, no se trata, por tanto, de buscar una mejor política, cualquier medida implementada por la burguesía conduce a la explotación y miseria, no hay salida dentro del capitalismo, por ello cada día que pasa se hace más urgente aplastar este reino de la necesidad... porque la verdadera alternativa a la pauperización se encuentra en la Revolución Comunista.

Tatlin / abril, 2004

1 [119]La clasificación de moda que toma los aspectos étnicos para el estudio de la sociedad, expone que los indios son los grandes marginados del presente, lo cual aunque resulta cierto, guarda la idea de presentar los males sociales no en el sistema capitalista, sino en el olvido en que se deja a estos grupos, deduciendo que para solucionar su miseria bastaría con ayudarlos, y dejar que sobrevivan con sus anticuadas formas de producción.

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Hace 100 años... La revolución de 1905 en Rusia

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Publicamos a continuación un extracto de la presentación y el primer artículo (La naturaleza revolucionaria de la clase obrera) de una nueva serie de nuestra REVISTA INTERNACIONAL dedicada, esta vez, a la Revolución de 1905 en Rusia. Invitamos a nuestros simpatizantes y lectores a leer y estudiar el contenido de esta serie y enviarnos los comentarios, notas o críticas que estimen oportunos.

Hace 100 años, el proletariado desarrolla en Rusia el primer movimiento revolucionario del siglo XX, conocido con el nombre de Revolución Rusa de 1905. Por no haber salido victorioso como sí ocurriría 12 años más tarde con la revolución de Octubre, aquel movimiento ha caído prácticamente en el olvido. Por eso no ha sido objeto de las campañas de denigración y de calumnias como sí lo fue la Revolución Rusa de 1917, especialmente tras el hundimiento del muro de Berlín, en el otoño de 1989. Sin embargo, la Revolución de 1905 aportó toda una serie de lecciones, clarificó y dio respuesta a las cuestiones que se planteaban al movimiento obrero en aquel entonces y sin las cuales la Revolución de 1917 no hubiera podido, sin duda, salir triunfante. Y aunque esos acontecimientos hayan ocurrido hace un siglo, 1905 está mucho más cerca de nosotros políticamente que lo que podría pensarse. Es necesario, para las generaciones de revolucionarios de hoy y de mañana volver a hacer suyas las enseñanzas fundamentales de aquella primera revolución en Rusia (….) Muchos elementos de lo que iban a ser las posiciones decisivas del movimiento obrero en la fase de decadencia del capitalismo estaban ya presentes en 1905.

La Revolución de 1905 fue objeto de numerosos escritos en el movimiento obrero de entonces. Las cuestiones planteadas fueron debatidas a fondo. Nos vamos a concentrar, en una corta serie de tres artículos, en algunas lecciones que nos parecen hoy centrales para el movimiento obrero y que siguen siendo actuales: la naturaleza revolucionaria de la clase obrera y su capacidad histórica intrínseca para enfrentarse al capitalismo y dar una nueva perspectiva a la sociedad; la naturaleza de los soviets, “la forma por fin encontrada de la dictadura del proletariado” como los definió Lenin y, la capacidad de la clase obrera para aprender de sus experiencias, para sacar lecciones de sus derrotas, la continuidad de su combate histórico y la maduración de las condiciones de la Revolución (…).

La revolución rusa de 1905 fue una ilustración de lo más esclarecedora de lo que el marxismo entiende por carácter fundamentalmente revolucionario de la clase obrera. La capacidad del proletariado ruso para pasar de una situación en la que está ideológicamente dominado por los valores de la sociedad a una posición en la que, por medio de un movimiento masivo de luchas, va tomando confianza en sí mismo, desarrolla su solidaridad, va descubriendo su fuerza histórica hasta crear los órganos que le permitan apropiarse de su porvenir, es un ejemplo vivo de la fuerza material que es la conciencia de clase del proletariado cuando se pone en movimiento (...) No obstante, los acontecimientos de 1905 no surgen de la nada, sino que son el producto de una acumulación de experiencias sucesivas que agitaron a Rusia desde finales del siglo XIX. Como dice Rosa Luxemburg: “… esta huelga de Enero en San Petersburgo fue la consecuencia inmediata de la gigantesca huelga general que había estallado antes, en Diciembre de 1904, en el Cáucaso, en Bakú y que mantuvo a toda Rusia pendiente de ella. Y lo ocurrido en Diciembre en Bakú no fue sino el último y poderoso eco de las grandes huelgas que, entre 1903 y 1904, como terremotos periódicos, habían sacudido todo el sur de Rusia, y cuyo prólogo había sido la huelga de Batúm en el Cáucaso en Marzo de 1902. En realidad, esta primera serie de huelgas, inscrita en la cadena continua de erupciones revolucionarias actuales, solo dista cinco o seis años de la huelga general de los obreros textiles de San Petersburgo en 1896 y 1897”(1 [121]).

El 9 (22) de Enero de 1905 conocido como el “domingo sangriento”, marcó el inicio de una serie de acontecimientos en la vieja Rusia zarista que se desarrollaron durante todo el año 1905 y que terminaron con la represión sangrienta de la insurrección de Moscú en Diciembre. La actividad de la clase fue constante durante todo un año, aunque las formas de lucha no fueran siempre las mismas y no tuvieran todas la misma intensidad (….) Estos acontecimientos tuvieron un protagonista fundamental, el proletariado ruso, y toda la dinámica de la revolución sigue estrictamente la lógica de la clase proletaria. Aún cuando el movimiento obrero internacional esperaba una revolución burguesa en Rusia, estimando que la tarea central de la clase obrera –como así había ocurrido en las revoluciones de 1789 y 1848– era participar en el derrocamiento del Estado feudal y estimular a la instauración de las libertades burguesas, no sólo es la huelga de masas de la clase obrera la que vivifica todo el año 1905, sino que además es su dinámica la que lleva a la creación de los órganos del poder obrero. Lenin mismo lo deja claro cuando recuerda que aparte de su carácter “democrático burgués” debido a su “contenido social”: “...La revolución rusa fue a la vez una revolución proletaria, no solo por ser el proletariado su fuerza dirigente, la vanguardia del movimiento, sino también porque el medio específicamente proletario de lucha, la huelga, fue el medio principal para poner en movimiento a las masas y el fenómeno más característico del desarrollo, en oleadas sucesivas, de los acontecimientos decisivos”(2 [122]).

Pero cuando Lenin habla de huelga, no debemos imaginarnos acciones de 4, 8 o 24 horas como las que hoy proponen los sindicatos en todos los países del mundo. En realidad, en 1905, se desarrolla lo que luego habrá de llamarse huelga de masas, ese “océano de fenómenos” –como la definió Rosa Luxemburg– o sea la extensión y la autoorganización espontáneas de la lucha del proletariado que van a ser características de los grandes momentos de lucha del siglo XX (....): “La huelga de masas aparece no como un producto específicamente ruso del absolutismo, sino como una forma universal de la lucha de la clase proletaria, determinada por la fase actual del desarrollo capitalista y las relaciones de clase (...) la revolución rusa actual ha estallado en un momento de la evolución histórica que ya está en la otra vertiente de la montaña, más allá del apogeo de la sociedad capitalista” (...) (3 [123]). La huelga de masas no es un simple movimiento de las masas, una especie de revuelta popular que engloba a “todos los oprimidos” y que sería, por esencia, algo positivo como las ideologías izquierdistas y anarquistas de hoy quieren hacer creer. En 1905, Pannekoek escribía: “...Si se considera la masa en su sentido general, el conjunto del pueblo, lo que aparece es que, al neutralizarse mutuamente las ideas y las voluntades divergentes de unos y de otros, no emerge aparentemente otra cosa sino una masa sin voluntad, antojadiza, entregada al desorden, versátil, pasiva, oscilando de acá para allá según los impulsos, entre movimientos incontrolados e indeferencia apática –resumiendo, como ya sabemos, el retrato del pueblo que tanto gusta pintar a los escritores liberales (...) Ellos no conocen las clases. En el extremo opuesto, ha sido la fuerza de la doctrina socialista la que ha dado un principio de orden y un sistema de interpretación de la infinita variedad de individualidades humanas, al haber introducido el principio de la división de la sociedad en clases (...) En cuanto se identifican las diferentes clases en los movimientos de masas históricos, inmediatamente surge de la espesa niebla la imagen clara del combate entre las clases, con sus fases sucesivas de ataque, de retirada, de defensa, de victoria y de derrota”(....) (4 [124]). Como concluyó Rosa Luxemburgo: “...En una palabra: la huelga de masas cuyo modelo nos ofrece la revolución rusa no es un medio ingenioso, inventado para reforzar el efecto de la lucha proletaria sino que es el movimiento mismo de las masas proletarias, la expresión de la lucha proletaria en la revolución”, (.....) “los obreros bruscamente electrizados por la acción política reaccionan inmediatamente en el dominio que les es más próximo: se rebelan contra su condición de esclavitud económica. El gesto de revuelta que la lucha política es les hace sentir con una intensidad insospechada el peso de sus cadenas económicas”(5 [125]).

(.....) Un aspecto muy importante en el proceso revolucionario en la Rusia de 1905, fue su carácter marcadamente espontáneo. Las luchas surgen, se desarrollan y se refuerzan, haciendo surgir nuevos instrumentos de lucha como la huelga de masas y los soviets, sin que los partidos revolucionarios de entonces consigan enterarse de cómo va la cosa, ni siquiera comprender enteramente, en aquel momento, las implicaciones de lo que está sucediendo. La fuerza del proletariado en el movimiento, en el terreno de sus propios intereses de clase, es asombrosa y posee en sí misma una creatividad inimaginable. Lenin mismo lo reconocería un año después al hacer balance de la Revolución de 1905: “.....De la huelga y de las manifestaciones se pasa a la construcción de barricadas aisladas. De las barricadas aisladas a la construcción de barricadas en masa y a las batallas callejeras contra las tropas. Pasando por encima de la cabeza de las organizaciones, la lucha proletaria de masas fue de la huelga a la insurrección. Esa es la gran adquisición de la Revolución rusa, adquisición debida a los acontecimientos de diciembre 1905 y realizada, como las anteriores, a costa de sacrificios enormes. De la huelga política general, el movimiento se alzó a un nivel superior. Forzó a la reacción a ir hasta el final de su resistencia: y ha sido así como el movimiento ha acercado extraordinariamente el momento en que la revolución, ella también, irá hasta el final en el empleo de sus medios ofensivos. La reacción no puede ir más allá del bombardeo de las barricadas, de las casas, de la muchedumbre. La Revolución, en cambio, puede ir más allá de los grupos de combate de Moscú, tiene campo abierto y ¡qué campo en extensión y profundidad! (…) El cambio de las condiciones objetivas de la lucha que imponía la necesidad de pasar de la huelga a la insurrección, fue percibido por el proletariado mucho antes que por sus dirigentes. La práctica, como siempre, se adelantó a la teoría”(6 [126]).

Este pasaje de Lenin es especialmente importante hoy, pues muchas dudas en los elementos politizados y, hasta cierto punto, también en las organizaciones proletarias, se arraigan en la idea de que al proletariado no logrará jamás salir de la apatía en la que a veces parece haber caído. Lo ocurrido en 1905 es el desmentido más patente de todo eso. La fuerte impresión que produce comprobar ese carácter espontáneo de la lucha de la clase se debe, a veces, a la subestimación de los procesos que se desarrollan en lo profundo de nuestra clase, de esa maduración subterránea de la conciencia de la que ya hablaba Marx, cuando la comparaba al “viejo topo”. La confianza en la clase obrera, en su capacidad para dar una respuesta política a los problemas que afectan a la sociedad, es algo de primera importancia hoy en día. Después del desmoronamiento del muro de Berlín y la campaña de la burguesía que vino después sobre la quiebra del comunismo y su falaz identificación con el infame régimen estalinista, la clase obrera ha encontrado muchas dificultades para reconocerse como tal clase y, por consiguiente, reconocerse en un proyecto, en una perspectiva, en un ideal por el que combatir. La falta de perspectiva produce automáticamente una caída de la combatividad, un debilitamiento de la convicción de que es necesario batirse, porque no se lucha por algo sino cuando hay un objetivo que alcanzar. Por eso es por lo que hoy, la ausencia de claridad sobre la perspectiva y la falta de confianza en sí misma por parte de la clase obrera están fuertemente relacionadas (.....), Pero sobre todo, es en la práctica donde puede superarse una situación así, a través de la experiencia directa que la clase obrera realizará de sus posibilidades y de la necesidad de luchar por una perspectiva. Esto es lo que se produjo precisamente en Rusia en 1905 cuando: “en unos cuantos meses cambiaron las cosas de arriba abajo. Las pocas centenas de socialdemócratas revolucionarios fueron “de repente” miles y esos miles se volvieron dirigentes de dos o tres millones de proletarios. La lucha proletaria suscitó una gran efervescencia e incluso, en parte, un movimiento revolucionario, en lo más profundo de la masa de los cincuenta a cien millones de campesinos; el movimiento campesino tuvo repercusiones en los ejércitos, lo cual llevó a revueltas militares y oposiciones armadas entre las tropas”(7 [127]).

(.....) Esta confianza en la clase obrera que hoy expresamos no es un acto de fe, ni procede de una especia de ceguera mística, sino que se basa precisamente en la historia de nuestra clase y en su capacidad de reanudación, a veces sorprendente, en medio de un aparente letargo. La dinámica con la que se produce la maduración de la conciencia proletaria es a veces oscura y difícil de comprender. Pero también es cierto que la clase obrera estará históricamente obligada, por el lugar que ocupa en la sociedad de clase explotada y a la vez revolucionaria, a levantarse contra la clase que la oprime, la burguesía, y en la experiencia de ese combate volverá a encontrar esa confianza en sí misma que hoy le falta: “...Antes, teníamos una masa impotente, dócil, inerte como un cadáver, frente a la fuerza dominante, la cual sí está bien organizada sí sabe lo que quiere, y manipula a la masa a su conveniencia; y resulta que esa masa se transforma en humanidad organizada, capaz de decidir su propio destino ejerciendo su voluntad consciente, capaz de hacer frente con empecinamiento al viejo poder dominante. Era pasiva y se vuelve masa activa, organismo dotado de vida propia, cimentado y estructurado Para sí mismo, dotado de su propia conciencia, de sus propios órganos...”(8 [128]).

Paralelamente a la confianza de la clase obrera en sí misma, aparece necesariamente otro factor crucial de la lucha del proletariado: la solidaridad en sus filas (.....). La solidaridad proletaria es un arma fundamental de la lucha del proletariado; fue una de las bases del impresionante cambio que se produjo en 1905 en Rusia: “...la chispa que provocó el incendio fue un conflicto corriente entre capital y trabajo: la huelga en una fábrica. Pero cabe señalar que la huelga de los 12 000 obreros de Putilov, desencadenada el lunes 3 enero, fue ante todo una huelga proclamada en nombre de la solidaridad proletaria. La causa de ella fue el despido de 4 obreros. ‘Cuando fue rechazada la petición de readmisión –escribe un camarada de Petersburgo el 7 enero– la factoría se paró de inmediato, por unanimidad total....”(9 [129]).

(....) Si la clase obrera en su conjunto no es hoy todavía consciente de la fuerza de la solidaridad, la burguesía, en cambio, no ha olvidado las lecciones que el proletariado le ha infligido en la historia, 1905 fue un magnífico acontecimiento del movimiento obrero, surgido de las entrañas revolucionarias del proletariado, que demostró la potencia creadora de la clase revolucionaria. Hoy, a pesar de todos los golpes que la burguesía agonizante le ha asestado, el proletariado sigue conservando, intactas, sus capacidades. Les incumbe a los revolucionarios hacer que su clase pueda volver a apropiarse de las grandes experiencias de su historia pasada y preparar sin descanso el terreno teórico y político del desarrollo de la lucha y de la conciencia de clase hoy y mañana (....).

Ezechiele/diciembre, 2004

1 [130]Rosa Luxemburg: Huelga de masas, Partido y Sindicatos, 1906.

2 [131]Lenin: Informe sobre la Revolución de 1905.

3 [132]Rosa Luxemburg: Huelga de masas, Partido y Sindicatos.

4 [133]“Marxismo y teleología”, publicado en Neue Zeit en 1905, citado en “Acción de masas y revolución”, 1912.

5 [134]Rosa Luxemburg: Huelga de masas, Partido y sindicatos.

6 [135]Lenin: Las enseñanzas de la insurrección de Moscú, 1906.

7 [136]Lenin, Informe sobre la Revolución de 1905.

8 [137]Rosa Luxemburg, Huelga de masad, partido y sindicatos.

9 [138]Lenin: Huelga económica y huelga política.

Historia del Movimiento obrero: 

  • 1905 - Revolución en Rusia [139]

Cuestiones teóricas: 

  • Descomposición [120]

Las condiciones de la clase trabajadora: Inglaterra 1844, China 2005

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De acuerdo con Engels, los mineros del carbón soportaron un exceso inimaginable de males. “En todo el imperio británico no hay ocupación en la cual un hombre pueda encontrar su fin en tantas formas diferentes como en ésta. La mina de carbón es el escenario de un sin fin de las más aterradoras calamidades, y éstas vienen directamente del egoísmo de la burguesía.” (La Condición de la Clase trabajadora en Inglaterra, ‘El proletariado minero’). Se producían explosiones de gas “en una u otra mina, casi todos los días”. La acumulación de “gas de ácido carbónico” sofocaba a “todo el que entrara allí”. La adecuada ventilación de las minas podría haber mejorado la seguridad, “pero la burguesía no tenía dinero para gastar con este propósito”. Los colapsos de la parte superior del interior de las minas eran comunes porque, dada la sed creciente del ahorro de energía , el interés de la burguesía era “tener las vetas explotadas tan completamente como fuera posible, y de allí los accidentes de este tipo”. El empleo de niños y jóvenes en estas minas fue común, y todos se quejaban de estar excesivamente cansados: “Los niños se tendían cerca de la chimenea en el suelo tan pronto como llegaban a casa, y se quedaban dormidos inmediatamente sin ser capaces de tomar algo de comida, y tenían que ser lavados y colocados sobre sus camas mientras estaban dormidos; con frecuencia sucedía que se recostaban camino a casa y eran encontrados por sus padres ya tarde en la noche dormidos en el camino.” Y cuando los trabajadores trataban de recurrir a la ley, eran confrontados por el hecho de que “En casi todos los distritos mineros toda la gente que compone el presidium de los jurados son, en casi todos los casos, dependientes de los dueños de la mina y donde éste no era el caso, la costumbre desde tiempos inmemoriales asegura que el veredicto era: ‘Muerte accidental’” (Engels, ibid.)

La clase trabajadora en China está pagando un terrible tributo al ‘milagro económico del capitalismo Rojo’ en términos de desempleo, pobreza, falta de educación, destrucción del medio ambiente. Nadie sufre más que el proletariado minero. En el peor desastre minero de 1949, al menos 203 mineros fueron asesinados cuando ocurrió una explosión de gas en la mina de Sunjiawan, cerca de Fuxin, una ciudad situada al noreste del país. Éste no fue un incidente aislado. De Acuerdo a la BBC, “más de ,5,000 personas murieron en explosiones, derrumbes e incendios en las minas de China en el 2004. China produjo el año pasado el 35% del carbón de todo el mundo, pero reportó el 80% de las muertes en el globo de los accidentes de las minas de carbón. La industria cobró diariamente la vida de 15 mineros durante los primeros nueve meses de 2004”. (‘Chinese mine explosion kills 203’, BBC Online, 15/2/05).

Algunas personas argumentan que el problema es causado por los gobiernos locales que venden licencias de operación a pequeñas minas ‘privadas’ que muestran poco interés por la seguridad. Dichas mines “florecen donde el carbón parece estar demasiado angosto para ser cortado por la maquinaria, pero la insaciable demanda de China por el carbón crea un mercado para cada consorcio. Los gobiernos locales con frecuencia prefieren vender licencias y obtener ganancias basadas en las utilidades o en los impuestos, que explotar las minas por ellos mismos” (‘China's miners pay for growth’, BBC Online, 8/12/04). Hay llamados por parte del Estado para que se compren las minas pequeñas porque la seguridad es supuestamente mejor en las minas del Estado. Sin embargo, la mayoría de los ‘accidentes’ del año pasado han ocurrido precisamente en las minas a cargo del Estado, tales como la situada en Fuxin. Los llamados por el Estado central para avanzar en el aumento de las regulaciones también se evaporan de frente a la política oficial del Estado Chino para desregular y clausurar las actividades que no producen ganancia.

No sólo son los mineros los que mueren, sino también sus hijos e hijas. Al principio de marzo, dinamita para minas almacenada en la casa de un operador de minas en la provincia de Shanxi, explotó destruyendo una escuela primaria adyacente a la casa y matando a 20 personas incluyendo niños, varios maestros y al propio trabajador. (‘China blast kills schoolchildren’, BBC Online, 3/3/05). También la juventud sufre en la industria textil. De acuerdo a un informe del New-York basado en la organización no gubernamental Human Rights in China, el dueño de una compañía textil en la provincia de Hebei empleó ilegalmente a cierto número de muchachas jóvenes como obreras. El pasado diciembre estaban durmiendo en un dormitorio compartido que medía menos de 10 metros cuadrados cuando fueron alcanzadas por humo de carbón y más tarde fueron encontradas inconscientes por el dueño. El informe indica que sin revisar si las jóvenes ya estaban muertas, el dueño las puso en cajas para ser cremadas. Cuando a las familias de las chicas muertas se les permitió finalmente ver sus cuerpos, “se aterrorizaron al descubrir que al menos dos de las muchachas …parecían haber estado vivas cuando fueron colocadas en las cajas. Sus caras estaban cubiertas con vómito y lágrimas, sus narices habían sangrado y sus cuellos estaban hinchados. Se encontró que una de ellas había pateado a través de la tapa de cartón amarrada de su caja y su cuerpo estaba retorcido como si hubiera luchado” (‘Cover-up of Child Labor Deaths in Hebei’, http://gb.hrichina.org [140], 2/3/05).

En la época en que Engels escribió su estudio, en 1844, el capitalismo estaba en su fase inicial, en su ascendencia. La indignación del proletariado contra dichas condiciones de trabajo inhumanas tomó la forma de combinaciones entre sindicatos y luchas por reformas que el capitalismo podía realmente permitir. Sin embargo, la historia no se está repitiendo en China, ni siquiera como farsa. “Un verdadero desastre está emergiendo en China. Lo que está pasando hoy en China no es el presagio de una nueva fase de desarrollo de las fuerzas productivas, sino un nuevo hundimiento hacia el colapso económico… No pasará mucho antes de que el fallecimiento del dragón chino muestre las mentiras que están detrás milagros- la sombra de la realidad de la bancarrota del sistema capitalista.” (‘China: economic miracle or capitalist mirage?’, WR 278, October 2004).

Trevor 5 de marzo de 2005

Geografía: 

  • China [18]

Cuestiones teóricas: 

  • Descomposición [120]

Reformas a la seguridad social en EUA.Un ataque frontal contra la clase obrera

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El actual bombardeo de los medios de comunicación en EU sobre la “reforma” a la seguridad social es el último capítulo en un cuarto de siglo de ataques contra la clase obrera estadounidense. La burguesía de EUA ha estado implementando medidas de austeridad desde que el presidente Carter comenzó a hablar sobre el “malestar económico” durante el periodo de inflación de dos dígitos a fines de los años 70. La crisis económica ha empujado a la burguesía a un cambio cualitativo en la ferocidad de la austeridad. Hasta ahora, una de las fuerzas del capitalismo de estado norteamericano era su capacidad de usar el tamaño relativo de la economía del sector privado en EU y la falta de la propiedad directa del Estado para imponer la austeridad de una manera difusa.

Por ejemplo, la falta de un control estatal centralizado sobre el sistema de salud significa que los recortes a la atención medica no fueran anunciados e implementados nacionalmente sobre una base centralizada sino fueron introducidos en diferentes momentos, en diferentes lugares, en diferentes formas y apariencias a través de miles de programas de beneficios médicos, en diferentes compañías e instituciones económicas. De igual forma, en vez de anunciar una reducción generalizada en los salarios los salarios fueron atacados a nivel de empresas individuales, haciendo más difícil para el proletariado responder de forma unificada y simultánea. Hoy, para la burguesía es imposible seguir evitando un asalto frontal sobre el salario social. Es en este contexto que se debe ver la actual “reforma” a la seguridad social propuesta por la administración Bush.

La propuesta de presupuesto fiscal planteada por la administración Bush pide la abolición de unos 150 programas. La última administración Bush propuso recortar 100 programas, aunque solamente 4 cayeron –teniendo un insignificante impacto sobre el déficit presupuestal. Los mayores gastos del Estado son sobre dos aspectos: seguridad social, atención médica, y militar. Ante las necesidades enfrentadas por el gobierno de EUA en este periodo, es inconcebible que los gastos militares sean susceptibles de recorte, ello significa que la burguesía debe moverse a atacar directamente el salario social, lo cual había tratado de evitar en el pasado.

La función económica y social de la seguridad social en EUA

La seguridad social es parte del salario, pagados a la clase obrera por el Estado para asegurar la reproducción social de la clase obrera, en este caso para apoyar las condiciones de vida de los discapacitados, los ancianos, los trabajadores retirados, y los sobrevivientes de los trabajadores que han muerto, sería incorrecto asumir que esto es dinero que proviene del Estado, realmente es dinero confiscado a los salarios de los obreros, recolectado, administrado y distribuido como parte del mecanismo del capitalismo de Estado, que centraliza la vida económica y ata al proletariado al aparato de Estado.

Históricamente los trabajadores siempre tuvieron la responsabilidad de apoyarse entre sí y a sus familias, usando parte de su salario. Sin embargo, durante la crisis en los años 30, el desempleo en EU alcanzó 30% y millones de trabajadores fueron incapaces de apoyarse entre sí. Las instituciones de beneficencia privada fueron totalmente incapaces de controlar esta crisis social, y las medidas de capitalismo de Estado fueron introducidas a través del Estado benefactor para estabilizar la situación social y prevenir potenciales futuros desastres.

De los fondos de seguridad social, 50% son percibidos por impuestos sobre los salarios de los obreros. El otro 50% proviene de una combinación de impuesto de los patrones, a los cuales, económicamente el impuesto es calculado como un costo de trabajo, ellos lo pagan como parte del salario. Bajo la seguridad social el Estado confisca una parte de los salarios y en su nombre distribuye este dinero a los trabajadores retirados.

La supuesta crisis financiera de la seguridad social

El dinero pagado en el sistema de seguridad social nunca ha ido hacia las cuentas de retiro individuales, aún si el gobierno anualmente envía a los trabajadores cerca de la edad de retiro un récord financiero de la cantidad de dinero que han pagado al sistema por años. Los cheques de seguridad social de los actuales jubilados son pagados de los impuestos percibidos de los primeros 90 mil dólares de salarios de los obreros y exenta a la burguesía de tener que contribuir significativamente al sistema. La mayoría de los impuestos colectados van hacia el Fondo de seguridad federal para el retiro (comúnmente llamado fondo de seguridad social). Los cheques de seguridad social distribuidos a los retirados y discapacitados cada año provienen de estos fondos. Al fin de año ningún dinero dejado es requerido. De acuerdo al New York Times, “… el gobierno gasta inmediatamente el dinero para otras cuestiones” (8-03-05). Estos bonos supuestamente deben ser regresados cuando los fondos de seguridad social no tienen suficiente dinero para pagar los cheques de la seguridad social.

Hasta los años 80, los impuestos de seguridad social eran bajos y generalmente muy poco dinero era dejado al fin del año. Para resolver una supuesta crisis financiera de la seguridad social durante la administración Reagan, Alan Greenspan, posteriormente jefe de la reserva Federal, propuso “salvar” la seguridad social cortando beneficios y elevando impuestos. Esto llevó a un gran superávit en los fondos, alcanzando miles de billones de dólares cada año, las personas pagaban mucho más dinero de lo que era necesario para pagar su vejez. Estos superávit eran cada año vaciados al gobierno federal y fueron usados por la administración Reagan, y la primera administración Bush para reducir el déficit presupuestal, alcanzando con la administración Clinton un superávit. Este dinero ayudó a Reagan a la aceleración de la carrera armamentista en los 80 que ayudó a la bancarrota del imperialismo ruso, a fundar guerras y aventuras militares en las pasadas dos décadas, y a compensar los recortes de impuestos para los ricos.

Hoy se estima que hay aproximadamente 1.7 trillones de dólares en los fondos, y esta suma alcanzará 6 trillones para el 2018, cuando el fondo tenga que comenzar a recuperar los billetes del tesoro (IOU) para cubrir completamente los cheques de seguridad social para los jóvenes retirados. En otras palabras, mientras la burguesía está divagando y delirando sobre la bancarrota de la seguridad social, el sistema está ya hoy en un increíble superávit. Sólo que ese superávit está siendo desviado para financiar la guerra imperialista y los gastos militares. La administración Bush predice que el sistema será insolvente para 2042, pero la predicción menos políticamente motivada por la oficina de presupuesto del congreso es que la insolvencia ocurriría 10 años después, en 2052 –cuando los trabajadores más viejos tendrían 106 años de edad y los más jóvenes 88, cuando muchos de ellos hayan muerto y sean sus hijos quienes estarían recibiendo sus pensiones. Aunque se estima que esta caída en 2052 podría ser fácilmente compensada por algún ajuste en el gasto federal de alrededor del 3%.

El objetivo real de la “reforma” a la seguridad social

El debate de los medios de difusión burgueses sobre las “reformas” a la seguridad se enfoca sobre la desviación de una porción de las contribuciones de los impuestos de los obreros hacia las cuentas de inversión privada, ligadas al stock del mercado, se habla mucho sobre las ganancias que reciben en Wall Street. Pero este debate obscurece lo que realmente está en el centro. En el corazón del plan Bush no es alterar la fórmula usada para calcular los beneficios para la futura generación “baby boom” retirada que hoy tiene 55 años o menos, la cual reduciría los beneficios garantizados en 25% al 45% en las décadas venideras. El objetivo real de la administración Bush es evitar retornar esos 6 trillones de dólares que habrán sido robados por el fondo para 2018. En 1983, la burguesía usó el ardid de impedir una crisis en la seguridad social elevado los impuestos en la clase obrera y usó ese dinero no para pagar pensiones a los retirados o guardarla para pagar las pensiones de los futuros retirados sino para fundar sus agresivas políticas imperialistas. Ahora quiere completar esta masiva estafa maniobrando para evitar retornar los 6 trillones de dólares confiscados a la clase obrera a través del fondo de seguridad social.

A pesar de los intentos de la burguesía de arrojar una cortina de humo alrededor de la “reforma” de la seguridad social con discurso cuentas de inversión privada, la razón fundamental de ser de las reformas a la seguridad social es cortar el salario social del proletariado. Este ataque frontal, cuando es necesario para la burguesía, está cargado de riesgo de provocar una respuesta proletaria.

Es claro que hay unidad en la burguesía sobre la necesidad de la “reforma” a la seguridad social, pero el peligro de provocar una explosión en la clase obrera es una razón por la que haya tanta duda en la clase dominante sobre exactamente como y qué tan rápido proceder. Pero también hay preocupación de cualquier torpeza orquestada renunciando o repagando los bonos del tesoro al fondo de seguridad social, que se supone estar respaldado por la “completa confianza del crédito de los Estados Unidos”… muchos de estos bonos son sostenidos por inversores japoneses y chinos, quienes transferirían sus fondos a inversiones en Euros. Esto crearía una calamidad económica para EU. Aún en el Partido Republicano hay duda de precipitarse hacia las propuestas de cuentas de inversión, sin embargo es una cuestión abierta para la clase dominante…

J Grevin / abril-2005

Temporal: 

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Geografía: 

  • Estados Unidos [9]

Revolución mundial nº 87, Julio-Agosto 2005

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Correo del lector: la joven generación del proletariado reflexiona sobre el periodo de transición

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En RM 85 presentamos comentarios a un texto titulado: “A 87 años de la revolución de octubre: rescatar al marxismo y destruir al estado”, firmado por el “Comité de Análisis e Ideología Autónomos” (CAIA) y aparecido en “La Trinchera” (nº 10, Nov.-Dic. 2004). Decíamos que el texto resaltaba por la defensa que se hacía del marxismo, nadando a contracorriente del resto de artículos confusos e incluso reaccionarios de esa misma publicación. A raíz de los comentarios que presentamos, el CAIA ha enviado a nuestro buzón electrónico un texto en el que se expresan ideas que resalta su proceso reflexivo, aunque encontramos elementos que consideramos hay que continuar discutiendo, como el papel del partido, al dado que por lo menos no queda claro cuando dicen: en la práctica de los bolcheviques luego de 1905 “la concepción de la conciencia inyectadAa ha desaparecido ¿la idea del partido de vanguardia también?” Más adelante repiten el viejo reproche anarquista, que ve en la consigna bolchevique “¡Todo el poder a los Soviets!” una estrategia desesperada, y por tanto no reflexionada y conciente de lo que significa en términos de acción transformadora, así que, nos dicen: “¿nos encontramos de pronto con un Lenin que se olvida de su Partido para cederle el lugar de este a los Soviets?, ¿o con un Lenin y un Partido bolchevique que se han visto rebasados por las masas y tienen que ‘correr’ detrás de ellas?...” Estas preguntas muestran la dificultad que hay en entender el papel relevante que el Partido guarda en la lucha del proletariado. Pero estos aspectos en esta ocasión no los abordaremos, no por ser de poca importancia, sino tomaremos aquellos en los que los compañeros abundan más, es decir en el problema del periodo de transición, y el papel y naturaleza del Estado.


El marxismo no es defensor del estatismo

La reflexión de los compañeros de CAIA avanza señalando: “… no adjudicamos a Lenin ninguna conciencia estatista… Si criticamos la idea que respecto al Estado reprodujeron muchos marxistas de esos a quienes ustedes llaman ‘izquierdistas’” Y más adelanta marcan mejor su posición: “La concepción del Estado en Marx, como se desprende de la lectura de El dieciocho brumario y de la Guerra Civil en Francia es una concepción negativa… al concebirlo como parte del entramado de las relaciones capitalitas…” bajo ese argumento bien planteado preguntan: “¿no se establece una separación entre el Estado (dominación de la burguesía por el proletariado) y el proletariado mismo cuando se sostiene la idea de ‘tomar el poder del Estado’?... ¿no propone el socialismo estatista un nuevo tipo de enajenación al separar al proletario de su propia acción emancipatoria, poniendo al Estado de por medio?” Y terminan con algunas preguntas importantes: “si Marx, Lenin y el marxismo establecen que su lucha es contra todo Estado ¿entonces porque seguir usando el término? ¿…<es posible hablar de> Dictadura del proletariado, sin referirnos a ello como una lucha por el poder del Estado?... ¿Se puede conservar la independencia de clase del proletariado estableciendo un Estado separado de la dictadura del proletariado y no como expresión de ésta?...”.

Lo primero que hay que señalar es que el marxismo efectivamente no busca su realización a través de un Estado, Engels señalaba que el partido sostenía un programa no “… únicamente socialista en general, sino directamente comunista, es decir un partido cuyo objetivo es la supresión de todo Estado y por consecuencia de la democracia…”, es mentira por ello que la lucha proletaria sea conducida por el marxismo hacia la toma de la vieja estructura del Estado. Lo que el marxismo se propone es la DESTRUCCIÓN de la vieja máquina de dominio. En 1872, luego de la experiencia de la Comuna de Paris, Marx y Engels escribían que “la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal y como está y servirse de ella…” pero al mismo tiempo estaban claros que se requería de un período de transición antes de alcanzar la construcción de la “verdadera comunidad humana”. Es en esa fase histórica que la Dictadura del Proletariado tomará forma, por lo que tal organización revolucionaria suele ser considerada como ese Estado del período de transición, el propio Marx en la Critica al Programa de Gotha, daba a entender que en el período de transición, “el Estado no puede ser otro que la Dictadura del proletariado”, Lenin sobre esta base formuló en el concepto del Estado proletario en Estado y revolución, lo que expone la dificultad existente sobre este asunto, y que sólo la reflexión a partir de la revolución rusa ha dado la posibilidad de tener una mayor comprensión y entonces poder hacer la critica de estas afirmaciones que fueron una primera aproximación.

Justamente porque el ensayo de poder proletario en Rusia enfrentó dificultades enormes (mayoría de campesinos en la sociedad rusa, la necesidad inmediata de terminar con la guerra civil, aislamiento internacional, debilidad del aparato productivo destruido por la Primer Guerra Mundial y luego por la guerra civil...) pudo mostrar de forma cruda, que para construir su proyecto transformador la clase obrera, no basta con bautizar al Estado como “proletario” para que entonces, éste automáticamente sirviera a los intereses revolucionarios de la clase: Más aún, la experiencia de 1917 puso de relieve que no era suficiente con colocar al Partido Proletario a la cabeza del Estado para que sirviera los objetos del proletariado.

Lenin admitió en el X Congreso del Partido (un año después de que la NEP había comenzado) que había una dificultad en la subordinación del partido proletario con el Estado: “El Estado está en nuestras manos, pero ¿ha funcionado la NEP de la manera en que lo deseábamos el año pasado? ¡No! (...) ¿Cómo funcionó? La maquina se negó a obedecer la mano que la guiaba. Fue como un auto que iba no en la dirección que el conductor deseaba, sino en la dirección que nadie deseaba.”

Fue por la presión de hacer sobrevivir al Estado ruso (que era visto por los bolcheviques como la encarnación de la dictadura del proletariado) que el partido terminó subordinando la táctica de la Internacional Comunista a los intereses de Rusia. Por eso afirmamos en nuestro folleto El período de transición del capitalismo al socialismo: “… para la clase obrera la identificación de su partido con el Estado llevó a su vanguardia a separarse de ella precisamente cuando más la necesitaba...”

En este mar de confusión extendido en la experiencia rusa, es Lenin el que comprende más claramente las dificultades. En el X Congreso, cuando se discute la situación de los sindicatos, Lenin expone –contra la idea de Trotsky de integrar cada vez más a los sindicatos obreros dentro del Estado para afrontar las dificultades económicas– la necesidad de salvaguardar la autonomía de las organizaciones proletarias de tal manera que el proletariado pudiera defenderse contra “los abusos nefastos de la burocracia estatal”, incluso va más lejos al decir que no había un tal “Estado obrero”, sino un Estado de obreros y campesinos con numerosas deformaciones burocráticas...

Es la Izquierda Comunista (más en particular la Izquierda Italiana), la que se dedica a sacar las lecciones de la derrota de la revolución rusa, afirmando el carácter nefasto de toda identificación entre la dictadura del proletariado con el Estado del periodo de transición remarcando la importancia que hay en mantener la autonomía de la clase y de su partido con relación al Estado... Estas ideas son continuadas por Internationalisme en 1945 (grupo de la Izquierda Comunista con el que la CCI tiene una conexión directa) que afirmó el carácter no proletario y anti socialista del Estado en el período de transición: “El Estado, en la medida en que es reconstituido después de la revolución, expresa la inmadures de las condiciones para una sociedad comunista. Es la superestructura política de una estructura económica aún no socialista. Su naturaleza permanece extraña y opuesta al socialismo...” (Tesis sobre la naturaleza del Estado y la revolución proletaria. Internationalisme nº 9, abril 1945).

Es claro que el proletariado al tomar el poder político, se afirma como clase dominante políticamente, pero no económicamente, de manera que al ejercer su dictadura no lo hace como lo hacían las otras clases en sociedades pasadas: no explota a otra clase social y hasta cierto punto sigue siendo una clase explotada[1] [141]. Por eso la Dictadura del Proletariado no es un Estado propiamente, es un órgano de poder directo, constituido por organizaciones por unitarias y armadas, es decir, se expresa en los Consejos Obreros, que son las asambleas de delegados elegidos y revocables por los trabajadores, en cambio el Estado se constituye por Consejos que se estructuran no con base a una clase, sino en función de una región, esto es, son Consejos conformados por la población organizada por barrios, ciudades y regiones, que dan forma a un Consejo Central que será el órgano central del Estado.

Al establecer esta dualidad de poder permite al proletariado organizado en los Consejos[2] [142] mantener su autonomía respecto al Estado e imponerle su voluntad, al mismo tiempo que ayuda a ir integrando al proletariado al resto de la población, y que pueda permitir el desarrollo social y económico, que conduzca a la desaparición de funcionarios intermedios del Estado, y así, la “administración de los hombres” cederá el paso a la “administración de las cosas” por los productores mismos.

Así pues, de manera muy resumida centramos algunos argumentos que los camaradas de CAIA preguntan, y que en realidad son aspectos que las nuevas generaciones de la clase obrera vienen discutiendo y reflexionando.

Tatlin / junio-2005



[1] [143] No hay suficiente espacio para abundar, pero podemos dar la idea breve señalando que en el combate del hambre y las penurias humanas luego de la revolución, se hace necesario que la clase obrera siga produciendo un excedente del que saldrán beneficiados incluso aquella masa de la población no proletaria e improductiva.

[2] [144] En cuanto al Partido no se convierte en Partido de Estado, no toma el poder “en nombre del proletariado”, ni se funde en él, continúa siendo, como lo definiera Marx, la parte más clara de la clase, en tanto tiene “... la visión de las condiciones, de la marcha y de los resultados generales del movimiento en su conjunto...” y por tanto lleva a cabo su trabajo al interno de la clase, clarificando y empujando al combate.

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • La dictadura del proletariado [145]

Ecuador, Bolivia..., Convulsiones sociales y falsas alternativas para los explotados

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El 20 de abril pasado Lucio Gutiérrez fue depuesto como presidente de Ecuador (puesto que había asumido el 15 de enero de 2003) en medio de convulsiones sociales y una severa crisis económica, su “relevo”, Alfredo Palacio vive ahora las “amenazas” de un posible retorno del Coronel Gutiérrez después de su reciente visita a Washington a principios de junio. Por su lado, Bolivia esta siendo sacudida por una tremenda inestabilidad social, manifestaciones y bloqueos, en menos de tres años Bolivia ya lleva tres presidentes: Gonzalo Sánchez de Lozada (14 meses), Carlos Mesa (20 meses) y el recién nombrado Eduardo Rodríguez tendrá que llamar a elecciones en 150 días (de por sí este año era ya un año de elecciones “forzadas”). A la situación en Bolivia hay que agregar la fuerte campaña a favor de “la nacionalización de los hidrocarburos” en la cual los mineros, obreros y demás masas explotadas están siendo arrastradas tras una bandera que no es la de ellos.

Los acontecimientos se precipitan con rapidez y no podemos, so pena de ser superficiales y de sólo describir los hechos, correr detrás de cada acontecimiento. Es por ello que volvemos a insistir sobre un cuadro de análisis, unas posiciones de fondo y unas perspectivas que sirvan para orientar la reflexión en la clase obrera.


Los atolladeros de un capitalismo en descomposición

En nuestro número anterior recordábamos el marco político bajo el cual analizamos el supuesto “giro a la izquierda” de América Latina con sus alianzas y coaliciones como el producto “de un fragmentado aparato electoral con fronteras ideológicas entre partidos muy borrosas (…) que busca desesperadamente unificar a la burguesía (…) fortalecer su débil estructura democrática, de crear una real alternancia en el poder sin crear huidas de capitales e inversiones, de recuperar la mistificación democrática que está cada vez más desprestigiada” (RM núm. 86). Así pues, la inestabilidad reinante en la región de Sudamérica no es el producto de la “arremetida” de los explotados (como pretenden algunos trasnochados apologistas de “todo lo que se mueva”), el proletariado está por ahora sumergido en la confusión y mezclado en la masa amorfa de los “movimientos sociales”. Lo que aparece como “luchas” que “derriban y cambian” gobernantes son en realidad masas que son arrastradas por algunas fracciones de la burguesía en su lucha intestina contra sus rivales. Es muy ilustrativa la situación de Bolivia: los “bloqueos” iban en aumento, los mineros fueron presentados como vanguardia para pedir nada menos que una “Asamblea constituyente”, las masas se enfrentaban con las fuerzas del orden capitalista y todo esa enorme “presión del pueblo” se evaporó en cuanto el congreso boliviano nombró un nuevo presidente y se decidió la tregua para “darle tiempo” al nuevo mandatario, Eduardo Rodríguez: “Hay que entender que es un nuevo presidente y que tiene voluntad para atender nuestras demandas. Su elección baja la tensión y vamos a aceptar una tregua” (Infosel Financiero, 10-06-05), estas palabras las dijo Evo Morales, diputado de “Movimiento al Socialismo” y principal promotor de la revuelta contra Mesa. La situación de Bolivia es un claro ejemplo de cómo la clase obrera y demás explotados pueden ser arrastrados y sacrificados en aras de intereses que no son los suyos sino los de su enemigo de clase, la burguesía. Evo Morales no representa al proletariado, representa a la fracción radical nacionalista de la burguesía boliviana que demanda una mayor tajada del pastel y que además no niega sus aspiraciones de pequeño tiburón imperialista al lado de Fidel Castro y Hugo Chávez.

La burguesía de la región, de una región de la periferia del capitalismo, está condenada a sufrir en primera línea los estragos de un capitalismo que se hunde, de un capitalismo que es incapaz de ofrecer la menor perspectiva a la humanidad y ello provoca reyertas y enfrentamientos cada vez más violentos al seno de la misma clase burguesa. Argentina vive una “calma chicha”, la burguesía brasileña a pesar de haber encontrado en Lula un buen respiro y una cohesión no deja de ser una situación sujeta a los avances de la descomposición de la decadencia capitalista (ya van dos escándalos que muestran fracturas en el aparato político brasileño en los últimos meses: acusaciones contra el PT y la renuncia de un miembro del gabinete); Colombia se vuelve a sacudir, Venezuela y su “paladín antiyanqui” no parecen estabilizarse, y Bolivia, Ecuador y Perú vienen a sumarse a las agitadas aguas de la región. Insistimos, esta situación no es el producto de un movimiento proletario que estaría poniendo en jaque a la burguesía, esta inestabilidad es el producto directo del avance de la decadencia del capitalismo, de la acentuación de su descomposición y de la debilidad del aparato político incapaz de enfrentar una tal situación. Consecuencia: un desgarramiento social, un enfrentamiento entre fracciones del capital y el peligro de que la clase obrera tome partido en esas pugnas en detrimento de su independencia de clase, es decir, en detrimento de su proyecto histórico.


Nacionalización: una demanda de la burguesía no del proletariado

La bancarrota del capitalismo deja cada vez menos ganancias a repartirse entre las burguesías de la periferia. Si hoy la burguesía local boliviana demanda la “nacionalización” de los hidrocarburos no se debe al hipócrita deseo de pasar a “manos del pueblo los recursos naturales”, se trata simplemente del terreno donde la burguesía local está dirimiendo sus diputas con la burguesía mundial (Rapsol, por ejemplo), como no pueden hacer la competencia directa, se cobijan en la “nacionalización” para garantizar así una parte segura de las ganancias en una especie de “proteccionismo a ultranza”. Pero para ello, deben arrastrar a las masas trabajadores pintándoles la ilusión de que el gas y el petróleo son de ellos. La clase obrera mexicana sabe muy bien el significado de la nacionalización y del slogan que reza: “el petróleo es nuestro”. Las nacionalizaciones de ramas de la producción se han convertido en un terreno donde la burguesía manipula a los explotados con el cuento de “hacerlos propietarios” de los recursos que ella explotará. Estas demandas son, por tanto, un terreno predilecto de toda clase de izquierdistas a sueldo del capital (como Evo Morales, del PRD en México, de los trostkistas, etc.) ya que no cuestionan en absoluto la dominación del capitalismo y ofrecen en cambio una “noble bandera”.

Los comunistas debemos advertir al proletariado: La nacionalización no es socialismo. “La naturaleza del capitalismo ‘no está determinada por la posesión privada de los medios de producción, sino por la separación existente entre los medios de producción y el productor (…) Para que exista producción capitalista, es completamente indiferente que haya propiedad privada o colectiva de los medios de producción. Lo que determina el carácter capitalista de la producción es la existencia de capital, es decir, de trabajo acumulado en manos de unos, que impone el traspaso de trabajo vivo de otros para la producción de plusvalía’” (RM núm. 10. 1992). Si bien es cierto que ya la burguesía no tiene la arrogancia para equiparar las nacionalizaciones a medidas directamente “socialistas”, sí siguen presentándolas como una “aspiración de los oprimidos” (en Bolivia, México, Venezuela, etc.). Tenemos que recordar que las nacionalizaciones no van en contra de los fundamentos de la existencia del capitalismo, mientras los obreros asalariados sigan siendo explotados, poco importa la “forma jurídica” que asuma la propiedad de los medios de producción. En la antigua URSS, falso ejemplo del comunismo, todas las ramas de la producción estaban nacionalizadas pero los obreros seguían siendo explotados y, por tanto, generando plusvalía y el capitalismo pintado de “rojo” seguía vivito y coleando.

Las estatizaciones son un fenómeno que se manifiesta más en la periferia del capitalismo, los países donde el capitalismo está desarrollado no tienen necesidad de violentas “expropiaciones” de capitalistas privados para pasar a la estatización de rama de la producción, es a través de mecanismos del Estado (como la Reserva Federal en los EUA) como la burguesía controla, dirige y gestiona las relaciones de producción. La estatización (nacionalización) es una expresión de penuria de capital, de un capital que llegó tarde al mercado mundial.

Nacionalizar una rama de la producción no va a traer beneficios a los trabajadores (¡los obreros mexicanos recuerdan la nacionalización de la banca, del petróleo, de la energía eléctrica!). Los explotados seguirán siendo explotados…lo único que “cambia” es el patrón. Es por ello que lo que pasa hoy en Bolivia es ante todo la expresión de las pugnas entre fracciones de la burguesía. Es verdad que siempre que los explotados alzan la cabeza sentimos simpatías por su combatividad, sin embargo, tenemos que ser claros en que no basta con “salir a las calles”, una lucha auténticamente proletaria es aquélla donde los medios y los fines coinciden. Para empezar, el fin de la nacionalización va en contra del programa proletario ya que se trata de una demanda que va en la dirección de fortalecer la economía capitalista, no de destruirla. En segundo lugar, los métodos empleados en la lucha deben apuntar hacia un combate masivo y conciente. En este sentido los “bloqueos” son una expresión de la división geográfica y política de la clase obrera; el proletariado no puede luchar como “un sector” más de la población, debe aglutinar y encabezar la lucha de todos los explotados al plantearles el programa de la revolución comunista mundial como única solución al dilema histórico actual. Nacionalizar los hidrocarburos en Bolivia no hará avanzar un ápice la conciencia de la necesidad de destruir la nación capitalista y menos aún, la necesidad de que el proletariado se ponga a la cabeza de todos los explotados y marginados del planeta.

DAN. /10-06-05

Geografía: 

  • América central y Sudamérica [85]

Entre pugnas y divisiones internas, la burguesía mexicana intenta reforzar el mito democrático y su aparato político

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Después del ruido sobre el desafuero del Jefe del Gobierno del Distrito Federal (AMLO) al que claramente denunciamos como una trampa para involucrar a la clase obrera en la defensa de alguno de los bandos burgueses en disputa, pero que además de la trampa expresaba una pugna real, el repentino giro de timón de Fox a favor de AMLO tiene repercusiones que es necesario analizar para orientarse por dónde van las pugnas internas dentro del Estado.

La “solución” del conflicto AMLO-FOX, fue en realidad un cambio de estrategia inducido por los EUA como fuerza dominante de la región quienes presionaron por varios medios (prensa, actividades diplomáticas como la visita de Condoleza a México), haciendo entrar en “razón” al conjunto de la burguesía sobre algunos puntos. Ante la fractura visible de la burguesía de México, las estructuras mistificadoras de la democracia corren el riesgo de debilitarse, por lo que se acuerda dar marcha atrás, disminuyendo así la división en sus filas y afinando la careta democrática y “civilizada”, se permite así a AMLO competir en las elecciones, pero con un perfil más moderado. Hay hasta el momento, un acuerdo relativo para que el resto de las fracciones burguesas aglutinadas al menos formalmente alrededor de los principales partidos (PRI, PAN) busquen también impulsar sus propias propuestas. El aparente juego equitativo busca limitar lo más posible los efectos de la tendencia a la pérdida de control que hemos evidenciado como parte del fenómeno de la descomposición social generalizada que está afectando al sistema capitalista en su conjunto, aunque también, lleva consigo un objetivo más preciso, es decir, aislar a la fracción menos apta para cumplir con las tareas de la burguesía, y aparentemente hay acuerdo en rechazar a la fracción burguesa que encabeza Roberto Madrazo, en tanto que estos, obnubilados por la búsqueda inmediatista e irracional del beneficio individualista de sus intereses de grupo, están siendo incapaces de apreciar el beneficio estratégico no sólo de mediano plazo (digamos el siguiente sexenio) sino en términos históricos de los intereses de clase de la burguesía a la cual pertenecen.


¿Cuál es el juego de la burguesía mexicana?

La búsqueda del personaje político más idóneo para integrar la próxima administración federal con el propósito de hacer más eficiente el aparato Estatal fundamentalmente en lo que se refiere a los mecanismos de dominación y explotación de la clase trabajadora, se está expresando en los siguientes términos. Para la burguesía mexicana es necesario continuar con el proyecto económico y político marcado desde inicios de los 80, que consiste en consolidar el proceso de adecuación del aparato económico y político, por lo tanto, su apuesta va orientada necesariamente hacia un equipo de gobierno diferente de aquellos sectores más rancios y desacreditados como, por ejemplo, los que en este momento dominan en el PRI (Madrazo y compañía); tampoco le convendría mucho una continuidad del PAN por el desgaste que ha sufrido en estos últimos seis años y sobre todo por las dificultades que ha demostrado este partido para lograr acuerdos mínimos para avanzar aunque sea en los ejes esenciales del proyecto de la burguesía en su conjunto. El PRD, al ser un partido que nació fundamentalmente a finales de la década de los 80 para proporcionar al vetusto sistema político mexicano un elemento nuevo, un partido “creíble” construido con retazos de sectores de la izquierda del capital, aglutinados en torno a la figura mítica del “hijo del General Cárdenas”, este intento de la burguesía hasta ahora ha sido un fracaso. Sin embargo, la burguesía es especialista en lograr la utilidad a toda costa y pareciera que se empeña en sacar el mayor provecho a este partido, por ejemplo, al parecer la burguesía busca aprovechar el activo político de AMLO tratando ahora de consolidar, en su favor, los llamados comités de apoyo en ausencia de una verdadera estructura política nacional del PRD, en suma, crear un “gran frente ciudadano” al estilo de los que se han formado en varios países de América Latina en los últimos años, para poder competir, por ejemplo, con la fuerza del aparato priísta.

Esta situación tiene que ver con lo que pasa en la mayoría de los países de A.L. donde prevalece el escepticismo con relación a los liderazgos políticos de la burguesía; lo que ha llevado a la clase dominante a ofrecer alternativas novedosas a los explotados so pena de correr el riesgo de que estos últimos retomen su propia reflexión política en la búsqueda de una alternativa propia para oponerse al capital. Esta es la principal razón de la llegada al poder de gobiernos de izquierda o de coalición para responder a las frustraciones sociales repetidas por décadas. Estas opciones se han concretado lo mismo de centro moderado (Bolivia), de centro izquierda (Argentina, Chile, Brasil y Uruguay), de centro derecha (Colombia y la mayoría de los países de Centroamérica), de izquierda radical (Venezuela), aunque más bien este caso es disonante en medio del esquema generalizado… En fin, toda una gama de posibilidades que ostentan un lenguaje populista que sirve de imán ante las aspiraciones sociales de la clase obrera quien todavía no distingue precisamente entre la trampa de la burguesía y sus propias formas de organización política. Esta actuación del Estado en A.L. se debe a las condiciones que impone la debilidad política congénita e histórica de la burguesía de la región la cual, a diferencia, de sus congéneres de clase de los países más avanzados, no logró consolidar (y ya no lo hará) un aparato político sólido para su desempeño democrático electoral y ha tenido que arreglárselas, por ejemplo, desde hace ya 25 años que es lo que ha durado la llamada “transición democrática”, y sobre todo en la última década, con formaciones “plurales” y “democráticas”, en una palabra con “coaliciones” o “alianzas” que pretenden ofrecer plataformas más sólidas y responsables frente a las debilidades de los partidos políticos tradicionales ya sea de derecha o de izquierda.


¿Cuál es la opción más viable para la burguesía mexicana?

Aprovechando el capital político de AMLO ha logrado imponer a su grupo al propio PRD por encima incluso de los cardenistas y el resto de grupos que no han podido ofrecer hasta ahora ofertas serias como era de esperarse después de 17 años de haberse creado. El que esta hegemonía se logre amalgamando hasta a salinistas como el grupo de Manuel Camacho Solís no representa ningún problema, lo que cuenta es, en efecto, armar una propuesta fuerte alrededor de la cual se aglutine la burguesía nacional. AMLO ya ha avanzado mucho en este camino, por ejemplo, declarándose abiertamente de “centro” y no de “izquierda”, defendiendo tesis económicas conservadoras y prudentes; sus famosos 20 puntos de su “Programa “Alternativo de Nación” es un catálogo técnico de su propuesta y aunque en nada se diferencia de la política económica en los últimos años, lo que cuenta es además la propuesta política ideológica que trae consigo para lograr la anhelada estabilidad social tan necesaria para hacer pasar entre los explotados las medidas anticrisis que la burguesía está obligada a implementar. Ya desde 1997 AMLO dio a conocer una propuesta muy atractiva a la burguesía en estos términos: “los amarres del sistema político se han desatado, ya no funcionan las alianzas y consensos al interior del régimen, la lucha de facciones por controlar el poder divide y desestabiliza al país; el reformismo tecnocrático no sólo produjo desajustes económicos, sino que desarticuló el aparato de poder y no supo sustiturlo por otro más democrático, más generador de progreso y más equitativo”. Un diagnóstico que remató con una propuesta estratégica, “construir para México un nuevo pacto político, económico y social, y reformar, de fondo, los tres ámbitos para darle nueva viabilidad a la nación. En suma, propuso la renovación republicana que se sustentaría en tres ejes: la reforma democrática, la reforma de la política económica y la reforma social… rechazando tanto los dogmatismos estatistas como los fanatismos neoliberales” (Proceso 1485, 17.04.2005). Sin comentarios.


En cuanto a la llamada “geometría política” de la que tanto se habla ahora hay que volver al esquema con el que se ha jugado en la mayoría de los países de América Latina donde una propuesta de este tipo ha sido llevada al poder. En Brasil, por ejemplo, la burguesía encumbró a Lula pero se cuidó de apuntalar al ala “radical” “crítica” y “contestataria” a la izquierda del PT precisamente para dividir el trabajo: en el gobierno, Lula llamando a mayores sacrificios por la necesidad de implementar los mismos ataques antiobreros que se habían hecho con los anteriores gobiernos y en la “oposición” sus críticos (que ya despuntan) chillando muy fuerte contra él precisamente para administrar el descontento de las masas obreras y, sobre todo, para prever cualquier intento de que los trabajadores busquen sus propias alternativas de lucha. En cuanto a los grandes temas pendientes como las reformas estructurales la burguesía ha venido avanzando en algunas estrategias y no serían impedimento para integrar un tal gobierno. Con este tipo de jugada no sólo apuesta a que sus planes económicos caminen mejor, sino que también la campaña democrática sea renovada como nunca, incluso más que en el 2000, por la llegada al poder de una propuesta de izquierda o de centro izquierda. Es decir, una oportunidad nada desdeñable para aportar al vetusto sistema político mexicano una oxigenación de este calibre donde urge una institucionalidad política de nuevo cuño frente a la rigidez institucional del régimen actual.


Estos parecen ser los planes de la clase dominante, sin embargo, hay que estar muy atentos al comportamiento de sus diferentes fracciones pues el factor de la descomposición social generalizada es un poderoso elemento que frecuentemente trastoca, como lo hemos visto en los últimos años, sus intenciones más “racionales” Para el proletariado es importante reflexionar sobre este tipo de jugadas políticas de su enemigo de clase no por un ejercicio morboso sino para poder clarificar acerca de las condiciones en las que debe desarrollar su lucha de clases.

Junio del 2005/RR


Situación nacional: 

  • Mexico [6]

Hace 100 años, la revolución rusa de 1905, parte II

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En la primera parte de este artículo (RM 86), examinamos el contexto internacional y el marco general de la revolución de 1905 en Rusia. Cuando se delinean las más importantes lecciones de esta experiencia para la clase obrera.

En la segunda parte de este artículo, queremos regresar al carácter proletario de esos acontecimientos y a la dinámica de la huelga de masas que dio origen a nuevas formas de organización de la clase: los soviets. Debemos ver que, al principio del periodo del declive del capitalismo, la inmensa creatividad de la clase obrera debió casi nada a los sindicatos o al parlamento. La capacidad de la clase obrera de tomar el control de su destino, sobre la base de su experiencia acumulada, ya prefiguraba las nuevas responsabilidades y tareas que enfrentaba el proletariado y sus organizaciones políticas en la época de decadencia capitalista.


El carácter proletario de la revolución de 1905 y la dinámica de la huelga de masas

Los principales elementos históricos fueron delineados en la primera parte de este artículo, y solamente queremos enfatizar un punto: la revolución de 1905 tuvo un protagonista fundamental, el proletariado ruso, y toda su dinámica siguió estrictamente a la lógica de la clase proletaria. Lenin mismo fue suficientemente claro sobre esto cuando recuerda que aparte de su carácter “democrático burgués”debido a su “contenido social, la revolución rusa fue también una revolución proletaria, no solamente en el sentido en que el proletariado era la fuerza dirigente, la vanguardia del movimiento, sino también en el sentido de que una arma específicamente proletaria de lucha -la huelga- fue el principal de poner a las masas en movimiento y el fenómeno más característico del desarrollo, en la oleada de eventos decisivos”[1] [146]. Pero cuando Lenin habla de la huelga, no debemos verla como las acciones de 4, 8, o 24 horas propuestas por los sindicatos actuales en cada país en el mundo. En realidad, lo que se desarrolló en 1905 es lo que luego se llamó huelga de masas, este “océano de fenómenos”-como Rosa Luxemburgo la definió- la extensión espontánea y de autoorganización de la lucha proletaria que van a ser características de los grandes momentos de lucha del siglo XX. El ala izquierda que incluía a los bolcheviques, Rosa Luxemburgo y Pannekoek, vieron en Rusia de 1905 la confirmación de sus posiciones (contra el revisionismo de Bernstein[2] [147] y el cretinismo parlamentario), pero tuvo que emprender un profundo trabajo teórico para comprender completamente las cambiantes condiciones en la vida del capitalismo –el nacimiento de la fase del imperialismo y decadencia- que determinaron el cambio en los objetivos y los medios de la lucha de clases. Pero Luxemburgo también delineó las premisas: “La huelga de masas aparece no como un producto específicamente ruso, surgiendo del absolutismo sino una forma universal de lucha de clases del proletariado determinada por la actual fase del desarrollo capitalista y las relaciones de clase (...)la actual revolución rusa permanece en un punto de la evolución histórica que está ya en su cumbre, que es por otro lado la del punto culminante de la sociedad capitalista.”[3] [148].

La huelga de masas no es solamente un movimiento de las masas, una especie de revuelta popular abarcando a “todos los oprimidos” y que como tal sería positivo si tomáramos la palabra de los ideólogos izquierdistas y anarquistas. En 1905 Pannekoek escribía: “si se considera a las masas de una forma completamente general, todo el pueblo, parece que, en tanto que diferentes concepciones y deseos se neutralizan entre sí, lo que queda no es más que una masa sin voluntad, separada, entregada al desorden, versátil, pasiva, oscilando entre diversos impulsos, entre movimientos incontrolados y apática indiferencia- en pocas palabras lo que los escritores liberales describen del pueblo (...) Ellos no saben nada de clases. Por el contrario, la fuerza de la doctrina socialista es que ha traído orden y un marco de interpretación a la infinita variedad de individualidades humanas introduciendo el principio de la división de la sociedad en clases[4] [149]”

Mientras la burguesía y el oportunismo del movimiento obrero, dan la espalda con disgusto al “incomprensible” movimiento de 1905 en Rusia, la izquierda revolucionaria sacaría las lecciones de la nueva situación: “...las acciones de masas son una consecuencia natural del desarrollo del capitalismo moderno hacia el imperialismo, son cada vez más la forma del combate que se impone[5] [150]”.

La huelga general no es tampoco una receta acabada como la “huelga general” propuesta por los anarquistas[6] [151], sino el modo de expresión de la clase obrera, una forma de reagrupar sus fuerzas para desarrollar su lucha revolucionaria. “En una palabra, la huelga de masas, como nos muestra la Revolución rusa, no es un medio ingenioso, inventado para reforzar el efecto de la lucha proletaria, sino el movimiento mismo de las masas proletarias, la fenomenal forma de la lucha proletaria en la revolución[7] [152]”. Hoy no tenemos idea directa o concreta de lo que es la huelga de masas, con la excepción, para quienes no son tan jóvenes, de la lucha de los trabajadores polacos en 1980[8] [153]. Volvamos una vez más a Luxemburgo, quien da un lúcido y sólido marco: ”desde la primera gran huelga reivindicativa de los obreros textiles de San Petersburgo en 1896-97 hasta la última gran huelga de diciembre de 1905,se pasó imperceptiblemente del dominio de las reivindicaciones económicas al de la política, aunque es casi imposible trazar fronteras entre unas y otras. Sin embargo, cada una de las grandes huelgas de masas vuelve a trazar, en miniatura por así decirlo, la historia general de las huelgas en Rusia, comenzando por un conflicto sindical puramente reivindicativo o al menos parcial, recorriendo luego todos los grados hasta la manifestación política (...) La huelga de masas de 1905 se inició con un conflicto en el interior de las fábricas Putilov, la huelga de octubre con reivindicaciones de los ferroviarios por su caja de jubilaciones, la huelga de diciembre, finalmente con la lucha de los empleados de correos y telégrafos para obtener el derecho de asociación. El progreso del movimiento no se manifiesta por el hecho de que el elemento económico desaparece, sino más bien por la rapidez con la que se recorren todas las etapas hasta la manifestación política y por la posición más o menos extrema del punto final alcanzado por la huelga de masas.(...)el factor político y económico en una huelga de masas lejos de separarse o excluirse mutuamente (...) son dos aspectos complementarios en la lucha de clases en Rusia[9] [154]”. Aquí, Rosa Luxemburgo aborda un aspecto central de la lucha revolucionaria del proletariado: la inseparable unidad entre lucha económica y lucha política. En contraste a los que en ese tiempo decían que la lucha política significaba la cumbre, el aspecto noble (por decirlo así) de la confrontación del proletariado con la burguesía, Luxemburgo explica claramente por el contrario como la lucha económica se desarrolla desde el terreno económico al político, regresando después con severidad al terreno de la lucha reivindicativa. Todo esto queda muy claro cuando volvemos a leer los textos sobre la revolución de 1905 y sobre el periodo de la primavera y verano. De hecho vemos como el proletariado comenzó el domingo sangriento con una manifestación política pidiendo humildemente derechos democráticos; y entonces no solamente no retrocedió después de la fuerte represión sino volvió con renovada energía y fuerza, a desarrollar una lucha por la defensa de sus condiciones de vida y de trabajo. Es por lo que en los siguientes meses hubo un incremento en las luchas. Este periodo fue también de gran importancia porque, como Rosa Luxemburgo subraya, dio al proletariado la posibilidad de interiorizar, a prostreori todas las lecciones del prólogo de enero y clarificar sus ideas para el futuro.


La naturaleza espontánea de la revolución y la confianza en la clase obrera

Un aspecto particularmente importante del proceso revolucionario en Rusia en1905 fue su carácter marcadamente espontáneo. Las luchas surgieron, desarrollaron y reforzaron. Dieron nacimiento a nuevos instrumentos de luchas tales como la huelga de masas los soviets sin los partidos revolucionarios del periodo manejando con los eventos o aún al principio, de comprender completamente las implicaciones de lo que estaba sucediendo. La fuerza del proletariado en el movimiento en defensa de sus propios intereses es formidable y contiene en ella una extraordinaria creatividad. Lenin reconoció esto en la evaluación que hace de la revolución de 1905 un año más tarde, “De la huelga y de las manifestaciones se pasa a la construcción de barricadas aisladas. De barricadas aisladas a la construcción de barricadas en masa y luchas callejeras contra las tropas. Pasando por encima de la cabeza de las organizaciones, la lucha proletaria de masas fue de la huelga a la insurrección. Esta es la más grande adquisición histórica de la revolución rusa, adquisición debida a los acontecimientos de diciembre de 1905 y realizada, como todas las precedentes al precio de enormes sacrificios. El movimiento fue elevado de una huelga política general a una etapa más alta. Ello obligó a la reacción a ir al límite en su resistencia, y ha sido así como el movimiento ha acercado extraordinariamente el momento en que la revolución también irá hasta el final en el empleo de sus medios ofensivos. La reacción no puede ir más allá del bombardeo de las barricadas, edificios y multitudes. Pero la revolución puede ir mucho más allá que las unidades de combate voluntarios de Moscú, puede ir mucho, mucho más allá en amplitud y profundidad (...) Le proletariado percibió mucho más rápido que sus líderes el cambio en las condiciones objetivas de la lucha y la necesidad de una transición de la huelga a la insurrección. Como siempre sucede, la práctica marcha delante de la teoría.[10] [155]”

Este pasaje de Lenin es particularmente importante hoy dado que muchas dudas experimentadas por elementos politizados, y hasta cierto punto, en las organizaciones proletarias, están ligadas a la idea de que el proletariado nunca logrará emerger de la apatía en la cual muchas veces parece haber caído. Lo que sucedió en 1905 da la orientación a esta idea en una forma muy sorprendente; y el asombro que sentimos cuando vimos que la lucha de clases fue espontánea simplemente expresa una subestimación del profundo proceso que toma lugar en la clase, la maduración subterránea de la conciencia, de lo que Marx hablaba cuando del “viejo topo”. Confianza en la clase obrera, en su capacidad de dar una respuesta política a los problemas que afligen a la sociedad, es una cuestión primordial en el periodo presente. Luego de la caída del muro de Berlín y la campaña burguesa que le siguió alrededor de la derrota del comunismo, erróneamente asimilada al infame régimen estalinista, la clase obrera está experimentando difícilmente reconocerse así misma como una clase y consecuentemente en identificarse con un objetivo, una perspectiva, un ideal por el cual luchar. Esta falta de perspectiva automáticamente produce un descenso de la combatividad, un debilitamiento de la convicción de que es necesario batirse, porque no se lucha por algo sino cuando hay un objetivo que alcanzar. Por eso es por lo que hoy, la ausencia de claridad sobre la perspectiva y la falta de confianza en sí misma por parte de la clase obrera están fuertemente relacionadas. Pero sobre todo es en la práctica donde puede superarse una situación así, a través de la experiencia directa que la clase obrera realizará de sus posibilidades y de la necesidad de luchar por una perspectiva. Esto es lo que se produjo precisamente en Rusia en 1905 cuando: “En unos cuantos meses cambiaron las cosas de arriba abajo. Los pocos cientos de revolucionarios socialdemócratas fueron “de repente” miles y esos miles se volvieron dirigentes de dos o tres millones de proletarios. La lucha proletaria suscitó una gran efervescencia e incluso, en parte, un movimiento revolucionario en lo más profundo de la masa de los cincuenta a cien millones de campesinos; el movimiento campesino tuvo repercusiones en los ejércitos lo cual llevó a revueltas militares y oposiciones armadas entre las tropas[11] [156]”

Y eso no sólo era una necesidad para el proletariado en Rusia, sino para el proletariado mundial, incluido el más desarrollado, el proletariado alemán:

En la Revolución, en donde la masa misma aparece en el ruedo político, la conciencia de clase se hace concreta y activa. Y es así como un año de revolución ha dado al proletariado ruso esa “educación” que treinta años de luchas parlamentarias y sindicales no han podido dar artificialmente al proletariado alemán (...) Pero, a la inversa, también es cierto que en Alemania, en un periodo de acciones políticas enérgicas, se apoderará de las capas más amplias y profundas del proletariado un vivo instinto de clase revolucionario, deseoso de actuar, y esto se realizará tanto más rápidamente cuanto más fuerte haya sido la influencia educadora de la socialdemocracia[12] [157]”.

Hoy podemos decir, parafraseando a Rosa Luxemburgo, que también es cierto que hoy en el mundo, en un periodo de crisis económica profunda y ante la incapacidad patente de la burguesía para hacer frente a la quiebra de todo el sistema capitalista, un sentimiento revolucionario activo y vivo se apoderará de los sectores más maduros del proletariado mundial. Y así será sobre todo en los países de capitalismo avanzado, en los cuales la experiencia de la clase ha sido más rica y arraigada y en las que están más presentes unas fuerzas revolucionarias, eso sí, todavía débiles. Esta confianza en la clase obrera que hoy expresamos no es un acto de fe, ni procede de una especie de ceguera mística, sino que se basa precisamente en la historia de nuestra clase y en su capacidad de reanudación, a veces sorprendente, en medio de un aparente letargo. La dinámica con la que se produce la maduración de la conciencia proletaria es a veces oscura y difícil de comprender. Pero también es cierto que la clase obrera estará históricamente obligada, por el lugar que ocupa en la sociedad de clase explotada y a la vez revolucionaria a levantarse contra la clase que la oprime, la burguesía, y en la experiencia de ese combate volverá a encontrar esa confianza en sí misma que hoy le falta:

“antes, teníamos una masa impotente, dócil, inerte como un cadáver, frente a la fuerza dominante, la cual sí está bien organizada, sabe lo que quiere, y manipula a la masa a su conveniencia; y resulta que esa masa se transforma en humanidad organizada, capaz de decidir su propio destino ejerciendo su voluntad conciente, capaz de hacer frente con empecinamiento al viejo poder dominante. Era pasiva y se vuelve masa activa, organismo dotado de vida propia, cimentado y estructurado para sí mismo, dotado de su propia conciencia, de sus propios órganos[13] [158]”

Paralelamente a la confianza de la clase obrera en sí misma, aparece necesariamente otro factor crucial de la lucha del proletariado: la solidaridad en sus filas. La clase obrera es la única clase verdaderamente solidaria por su propia esencia, porque en su seno no hay intereses económicos divergentes, contrariamente a la burguesía, clase de la competencia y cuya solidaridad sólo llega hasta los límites nacionales o, también, contra su enemigo histórico, el proletariado. La competencia en el seno del proletariado le viene impuesta por el capitalismo, pero la sociedad de la que es portador es una sociedad que acabará con todas las divisiones, una verdadera comunidad humana. La solidaridad proletaria es un arma fundamental de la lucha del proletariado; fue una de las bases del impresionante cambio que se produjo en 1905 en Rusia: “la chispa que provocó el incendio fue un conflicto corriente entre capital y trabajo: la huelga en una fábrica. Pero cabe señalar que la huelga de los 12 000 obreros de Putilov, desencadenada el lunes 3 de enero, fue ante todo una huelga proclamada en nombre de la solidaridad proletaria. La causa de ella fue el despido de 4 obreros. “Cuando fue rechazada la petición de readmisión –escribe un camarada de Petesburgo el 7 de enero- la fábrica se paró de inmediato, por unanimidad total[14] [159]”.

No es por casualidad si hoy la burguesía hace todo por degradar la noción de solidaridad presentándola como “humanitaria” o con los adornos de “la economía solidaria”, última moda del “nuevo movimiento” altermundista, que hace todo por desviar la toma de conciencia que se está fraguando en las entrañas de la sociedad sobre el callejón sin salida que es el capitalismo para la humanidad. Si la clase obrera en su conjunto no es hoy todavía conciente de la fuerza de la solidaridad, la burguesía, en cambio, no ha olvidado las lecciones que el proletariado le ha infligido en la historia.

“En la tempestad revolucionaria, el proletario, el padre de familia prudente, preocupado por asegura su asistencia, se transforma en “revolucionario romántico” para el que el bien supremo mismo –la vida- y menos todavía el bienestar material tienen poco valor en comparación con el ideal de la lucha. Si es pues verdad que la dirección de la huelga le corresponde al periodo revolucionario en el sentido de la iniciativa de su desencadenamiento y de los problemas de mantenimiento, también es cierto que en un sentido muy diferente, la dirección en las huelgas de masas le incumbe a la socialdemocracia y a sus órganos directivos.(...)La socialdemocracia está llamada, en un periodo revolucionario, a tomar la dirección política. La tarea más importante de “dirección” en el periodo de huelga de masas, consiste en dar la consigna de la lucha, orientarla, ajustar la táctica de la lucha política de manera que en cada fase, en cada instante del combate se haga realidad y se ponga en actividad la potencia total del proletariado ya comprometido y lanzado a la batalla[15] [160]”. Durante 1905, los revolucionarios a menudo (llamados en aquella época socialdemócratas) fueron sorprendidos, rebasados, superados por el ímpetu del movimiento, su novedad, su imaginación creativa y no siempre supieron darle consignas de las que habla Luxemburgo, “en cada fase, en cada instante”, e incluso cometieron errores importantes.

Sin embargo, la labor revolucionaria de fondo que llevaron a cabo antes y durante el movimiento, la agitación socialista, la participación activa en la lucha de su clase fueron factores indispensables en la Revolución de 1905; su capacidad, después, para sacar las lecciones de esos acontecimientos preparó el terreno de la victoria de 1917.


Ezechiele, 5 de dic, 2004.



[1] [161]V. I. Lenin: “Las lecciones sobre la revolución de 1905”.

[2] [162]En la Socialdemocracia alemana, Bernstein promovió la idea de una transición pacífica al socialismo. Su corriente fue calificada de revisionista. Rosa Luxemburgo luchó contra esta como expresión de una peligrosa desviación oportunista afectando al partido en su folleto Reforma o Revolución.

[3] [163]Rosa Luxemburgo: “Huelga de masas, partido y sindicatos”.

[4] [164]Marxismo y Teología, publicado en la Neue Zeit en 1912.

[5] [165]A. Pannekoek: “Acción de masas y Revolución”, en Neue Zeit, 1912.

[6] [166]Ver nuestro artículo: “Las condiciones para la generalización de la lucha de la clase obrera” en la Revista Internacional No. 26, tercer trimestre de 1981.

[7] [167]R. Luxemburgo: “Huelga de masas...”

[8] [168]Ver nuestro artículo sobre Polonia en 1980 en la Revista Internacional.

[9] [169]R. Luxemburgo: Huelga de masas...”

[10] [170]V: I. Lenin: “Lecciones sobre la insurrección de Moscú”. 1906.

[11] [171]V. I. Lenin: “Balance sobre la revolución de 1905”.

[12] [172]R. Luxemburgo: “Huelga de masas...”

[13] [173]A. Pannekoek: “Acción de masas y Revolución”.

[14] [174]V. I. Lenin: “Huelga económica y huelga política”.

[15] [175]R. Luxemburgo: “Huelga de masas...”

Historia del Movimiento obrero: 

  • 1905 - Revolución en Rusia [139]

Inicio de un debate: cooperativas y autogestión, falsos métodos de lucha

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En RM 86, ante la conformación de la cooperativa llantera de Euzkady, y los gritos del izquierdismo anunciando un “gran triunfo” de los trabajadores, hacíamos una toma de posición rápida, denunciando la maniobra, no obstante, como lo decíamos, es necesario profundizar sobre ello, lo cual rápidamente se confirmaba por las preguntas que sobre este asunto ha hecho un joven lector a nuestro correo electrónico, y la interesante toma de posición que el circulo “Comunismo o Barbarie” hace al respecto, y que reproduciremos más abajo, como una contribución a esto que ya de hecho se ha tornado en un debate más amplio. Así pues, de manera inicial presentamos algunos elementos que ayuden a ese proceso de reflexión.


De frente a los resultados de la crisis capitalista, traducidos en más penurias a todos los niveles para la clase trabajadora: desde el desempleo hasta la guerra, los ideólogos de la izquierda de la burguesía e izquierdistas se lanzan a proponer “formas de resistencia o de lucha” que muestran el intento deliberado de ignorar o de modificar la historia, al producir una cortina de humo que trata de ocultar la necesidad de destruir al capitalismo. Entre esas formas falsas de “resistencia” se encuentra la propuesta de la Autogestión, la cual, no es sino una variante de la ideología que valida, abierta o veladamente, la existencia de este sistema de explotación. La Autogestión se erigen como alternativa que según los anarquistas y sus apologistas puede llevarse a cabo en los marcos democráticos, en tanto que, al igual que en el feudalismo se construyó la estructura económica del capitalismo, así pretenden que las “comunidades libertarias” o las cooperativas, irán extendiéndose gradualmente hasta transformar el mundo. Esta idea es muy socorrida y fomentada porque no representa ningún peligro para la clase dominante, por el contrario, es otro pozo sin fondo al que pueden ir a parar las aspiraciones, las energías y las ansias de luchar de varias generaciones.


Colectividades anarquistas de 1936: ejemplos de explotación, no de lucha

La idea de la Autogestión no es original, ni es nueva. Ya la historia ha recorrido sus caminos y mostrado sus resultados de manera práctica, ejemplo de ello es España 1936, que se busca presentar como argumento que valida los mecanismos autogestionarios, sin embargo, la realidad es otra: las colectividades del 36 no fueron un medio de la revolución proletaria, sino un instrumento de la contrarrevolución burguesa; no fueron la organización de la nueva sociedad, sino la tabla de salvación de la vieja que se mantuvo con todo su salvajismo; esta reflexión expone la solidez teórica y la fuerza para defender los principios de clase por parte de la Izquierda Comunista: “... la clave del fracaso proletario y de su aislamiento y alistamiento a la barbarie de la guerra civil estuvo en que las fuerzas republicanas –Catalanistas, Frente Popular y sobre todo la CNT y POUM- consiguieron impedir a los obreros dar el paso decisivo –DESTRUIR EL ESTADO CAPITALISTA- encerrando a los obreros en la simple expropiación de las empresas convirtiéndolas en ‘COLECTIVIDADES REVOLUCIONARIAS’ las cuales al mantenerse dentro del Estado Capitalista, dejándolo intacto, no sólo se vuelven inútiles para los obreros sino que se convierten en un medio de sobreexplotación y control por el capital...

Por ello las expropiaciones obreras quedaban integradas en el marco del capitalismo de estado” (Bilan)

Los “logros” que esas colectividades alcanzaron no fueron otros que la disminución de los salarios, aumento de los precios, desempleo, incremento de la jornada laboral y aceleración de los ritmos de trabajo, en suma, aumento brutal de la explotación, que además era reconocido y avalado por el mismo Estado capitalista, mediante el Decreto de colectivizaciones (24/10/36).


La emancipación de la clase obrera, no pasa por la autogestión

En la actualidad, esos llamados a la “autogestión” como una vía al cambio revolucionario, son veneno potenciado por las condiciones actuales del capitalismo. La falta de esperanza ante un futuro desolador hace víctimas de este discurso a jóvenes y trabajadores de todas las edades que esperan aún tener una respuesta inmediata en estas formas de “organización” que se concretan en dos vertientes fundamentales: las empresas capitalistas disfrazadas de colectividades o cooperativas, como las que han surgido en Argentina (y son pintadas como grandes logros), y las comunidades anarquistas o anarquizantes, que son formaciones anacrónicas que pretenden evadir las leyes del capital, tal como lo pregona el EZLN en sus “zonas productoras” (o en su “plan” Tijuana-realidad, en el que promueven la “resistencia” mediante el consumo).

Es indudable que cualquier manera en que se exprese, tales formas de producción no son sino empresas capitalistas disfrazadas. Estas formas de producción de mercancías reproducen el mismo principio de la explotación capitalista...

Por eso insistimos, no basta con cambiar la forma de producción, hay que transformar las relaciones sociales de producción. Por ello en nuestra Plataforma afirmamos: “... la autogestión o sea la gestión de la empresa por los obreros en el seno de una sociedad que continúa siendo capitalista, si en el siglo pasado era ya una utopía pequeño burguesa, hoy constituye una mistificación claramente capitalista... tiene como fin hacer aceptar a los obreros las dificultades de las empresas golpeadas por la crisis y hacerles organizar las modalidades de su propia explotación”. Pero además, tal autogestión conduce a la división de la clase obrera, “... encerrándola y aislándola fábrica a fábrica, barrio a barrio, ramo a ramo, ata a los obreros a las preocupaciones por la economía capitalista que ellos tienen como tarea destruir, desvía al proletariado de la primera tarea que hace posible su emancipación: la destrucción del aparato político del capital y la implantación de la dictadura a escala mundial”.

Cualquier experiencia que cooperativista que analicemos, desde Euskal Herria de España, de Pascual y Euskady en México, de Venepal en Venezuela, hasta Zanon en Argentina, no deja de expresar un proceso de explotación, y por tanto la manifestación de las leyes capitalistas.

Pero aún si suponemos que al inicio de la formación de una estructura autegestionaria es motivada por “buenos deseos” por dar una respuesta a la explotación capitalista, estas se engranan a un sistema que es movido por la competencia, que les exige cumplir las exigencias del mercado, lo cual hace que abandonen pronto sus utópicos sueños de construir una forma de producción diferente... Por eso los promotores de estas pretendidas formas de resistencia lo único que buscan esos sirvientes fieles al capital es desviar la combatividad de los trabajadores a terrenos estériles y atarlos nuevamente a la cadena de la defensa de la empresa, es decir, de su propia explotación. Lo que buscan, es desviar el camino de jóvenes que están en la búsqueda de una alternativa a la destrucción de la humanidad hacia pozos sin fondo impidiendo así que se unan a la única clase y perspectiva revolucionaria.

RM, junio-2005


Como parte de esta discusión reproducimos extractos muy grandes de una toma de posición del Circulo “Comunismo o Barbarie”:


Ni cooperativas, ni autogestión, ni coparticipación empresarial

La tarea de los explotados es destruir el capitalismo

El cooperativismo es una falsa alternativa frente a la explotación capitalista.


Frente al aparente triunfo de los trabajadores de Euzkadi, nos atrevemos a afirmar que el resultado obtenido está lejos de ser un triunfo, pues persiste la idea de que la coparticipación en la empresa ha solucionado el problema que persiste sobre los trabajadores: el empeoramiento de sus condiciones de vida.


La planta ha sido reabierta, solo la mitad de los trabajadores despedidos ha vuelto a la planta (...) 50 % de las acciones quedarán en manos de los trabajadores y la otra mitad tendrán que compartirla con la empresa Llanti Systems (...) El negocio contará con la asistencia técnica de Continental Tire y además se convertirán en compradores de materias primas de esta empresa. Estas son las medidas que el sindicato e izquierdistas pregonan como “solución”. Pero tal negociación no es un triunfo. Puede paliar momentáneamente los efectos de más de dos años sin salario, pero como ya se intuye “habrá que trabajar el doble”, es decir, la explotación que pesa sobre los trabajadores se tendrá que intensificar para salvar la empresa en la que hoy se presentan como co-accionistas (...)

No deba extrañar que empresas cooperativas como Boing, sean hoy en día verdaderas copias en escala menor de las empresas refresqueras con las que compite. Es notoria la gran desigualdad que hay entre los “socios” y los “empleados” de esta empresa, donde existe en realidad una relación de patronos y explotados, y donde muchos de los “no socios” son echados a la calle, despedidos, como en cualquier otra empresa capitalista.


Las cooperativas y empresas “autogestionadas” se someten, aun contra su voluntad, a las leyes del capital

No basta la buena disposición de los trabajadores para que desaparezca la explotación dentro de las nuevas condiciones de la empresa. Las empresas, aún bajo “control obrero” dentro del capitalismo, se ven obligadas a someterse a las leyes económicas, esto es, a las leyes del capitalismo, a la ley del salario y al resto de los males que pesan sobre los trabajadores.

En 1900, Rosa Luxemburgo advertía que: “en la economía capitalista la producción depende en una gran extensión de las posibilidades del mercado. Como resultado de la competencia, el control completo del proceso de producción por los intereses del capital, es decir, la explotación despiadada, llega a ser una condición para la supervivencia de cada empresa. El dominio del capital sobre el proceso de la producción se expresa de las siguiente maneras. El trabajo es intensificado. La jornada diaria se prolonga o acorta según la situación del mercado. Y dependiendo el mismo trabajo de las exigencias de éste, en ocasiones se le emplea y en otras se le arroja a la calle. Dicho de otro modo, todos los métodos se ponen en práctica para capacitar a una empresa en la lucha contra sus competidores en el mercado. Los trabajadores organizados en cooperativas en el campo de la producción se enfrentan así con la necesidad contradictoria de gobernarse a sí mismos con el mayor absolutismo. Están obligados a tomar para sí el papel de empresarios capitalistas, contradicción que ocasiona el fracaso de las cooperativas de producción, las cuales devienen en empresas capitalistas puras o terminan por disolverse, si sigue el predominio de los intereses de los trabajadores.” (Rosa Luxemburgo, Reforma o revolución. Subrayado nuestro).

Hay además un sector fuertemente interesado en presentar a las cooperativas como alternativa: la burguesía. Nos parece que no es gratuito que haya sido un funcionario de la Secretaría del Trabajo, Mario Rechy, quien haya propuesto esta vía como “solución”, y que a través de los intelectuales se generen tantas expectativas a esta vía como medida para ocultar la causa de que haya millones de trabajadores echados a la calle y que, a través de esta mistificación se presente al capitalismo como alternativa a la miseria creciente a la que nos hunde el capitalismo: “el cooperativismo no está muerto en México y [...] mediante él, el país puede intentar atender con energía la tarea de crear empleos, que es uno de los lastres del proceso actual de la economía [...] Sólo por el hecho de que el cooperativismo puede sostener el empleo actual, aunque nada indica que no pueda crear nuevos empleos, vale la pena incurrir en este tipo de soluciones. Con lo ocurrido en la llantera Euzkadi se demuestra que la cooperativa es viable en México, como modelo de empresa social, incluso aliado a la empresa privada, pese a los ramalazos que en su contra le han atizado las fuerzas del capitalismo salvaje y el "mercado libre", así como la desatención y el olvido oficiales (...)

(...) Palabras más, palabras menos, lo que buscan es el sostenimiento del capitalismo, su supuesta “humanización”, pero ante todo, evitar que se vea que el problema fundamental está en la explotación capitalista.


¡Desmitificar los falsos triunfos!

El avance más inmediato está en la continuidad, extensión y generalización de las luchas obreras y su convergencia en un objetivo: la destrucción del capitalismo.

Comunismo o Barbarie

Junio-2005



Geografía: 

  • Mexico [28]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • "La Autogestión" [176]

Movilizaciones magisteriales: la CNTE sigue fiel a su tradición de sabotaje y división de la lucha proletaria

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A fuerza de repetirlas año con año, pareciera que son ya intrascendentes las movilizaciones de la CNTE tanto en los estados como en la capital, pero no por ello dejaremos en esta enésima ocasión la oportunidad vital de denunciar la maniobra que la CNTE ha realizado en el movimiento magisterial.

Sin duda para los maestros honestos que participan en estas movilizaciones anuales de la CNTE con el deseo real de intentar expresar su coraje, su indignación hacia un sistema que los condena a la miseria, y por ello pretendiendo luchar por algunas ventajas para todos los maestros, resultará doloroso constatar en estas líneas que una vez más la CNTE los ha “movilizado” sólo para desfogar su coraje y desgastar su combatividad, tal como lo ha hecho desde que surgió en diciembre de 1979, montándose en las movilizaciones masivas del magisterio. Al igual que entonces, hoy continúa jugando con provocaciones que terminan en la represión física, con detenciones, despidos y con acuerdos parciales que los líderes seccionales de la CNTE nos las quieren vender como victorias.

Este año en que con toda claridad se intenta avanzar en los ataques de la burguesía a las condiciones de vida y de trabajo de los asalariados y después de golpear a los trabajadores del IMSS, Estado y sindicatos ponene ahora la mira en la reforma a la ley del ISSSTE, ahí la CNTE asumirá el papel para el cual el capital la ha creado: un saboteador radical de las luchas con un lenguaje de “izquierda”.


La CNTE sabotea y divide las luchas magisteriales

La táctica actual fue un poco diferente pero no menos nefasta, las movilizaciones en la capital disminuyeron pero se concentraron en los diferentes estados siguiendo la misma estrategia de “radicalización- desgaste- aislamiento”. La CNTE provocó un paro de labores que se inició en Chiapas y Yucatán el 2 de mayo; después de marchas, mítines, bloqueos de carreteras, amenazas de despidos etc., el paro se levanta después de 20 días y las movilizaciones se suspenden cuando aún no iniciaba las movilizaciones en otros estados importantes. Así, cuando éstas últimas se realizan es a destiempo, Oaxaca y Michoacán se enfrascan en la misma táctica, levantando el paro a principios de junio. En Guerrero, parte de Hidalgo Tabasco, Tlaxcala, Zacatecas y Jalisco, se mantienen en realidad separadas, sin relación una con otra. Es así como la CNTE sabotea la lucha a dos niveles: primero aisla a los mismos maestros espaciando sus luchas en el tiempo y en el espacio y, segundo, aisla al conjunto de este sector del resto del proletariado, como si los maestros tuvieran intereses “exclusivos” e inculcándoles la venenosa ideología de que son “clase media” y por tanto “no proletaria”.

El esquema en esta ocasión es claro: un sector magisterial de tradición de lucha tenía que ser provocado para que reaccionase, radicalizarlo y poder llevarlo a movilizaciones que aparentemente fueran muy combativas. Así fue como los mentores de Chiapas principalmente se enfrentaron al gobierno estatal de Mendiguchia (gobernador de coalición donde participa el PRD) soportando los ataques y amenazas de toda índole, luego de una gran desgaste el sindicato (CNTE) les conduce al levantamiento del paro, una vez “aplacado” este sector dejaron a que otros estados iniciaran sus movilizaciones. El objetivo es por un lado crear un sentimiento de euforia en algunos sectores haciéndoles creer que son lo suficientemente fuertes para detener las reformas al ISSSTE, y por otro, desmoralizar a otros sectores para hacerles creer que toda lucha es en vano, que “no sirve luchar”. En el periodo actual cuando la clase obrera a nivel mundial empieza a desarrollar su combatividad y a tratar de reencontrarse con su identidad de clase, con la confianza en sí misma, es decir, reencontrarse con un proletariado que es capaz de enfrentar la quiebra del capitalismo en tanto que clase unida en y por la lucha. Es por ello que la burguesía está tratando de desmoralizar a la clase obrera sector por sector.


La historia demuestra el carácter antiproletario de la CNTE


Sin entrar en detalles, diremos que la naturaleza real de la CNTE se ha mostrado constantemente. Por ejemplo, en las luchas de finales de los 80 cuando los maestros desarrollaron importantes luchas intentando expresar una tendencia a la autoorganización; allí donde surgieron comités sin relación con la CNTE inmediatamente estos comités eran cercados por los efectivos de la “coordinadora”, supuestamente para aportar las lecciones del pasado pero en realidad asfixiaban a estos comités a tal grado que muchos maestros abandonaban el esfuerzo por tomar en sus propias manos la dirección de la lucha y mañosamente los de la CNTE se montaban en la lucha. Luego, en su plan antiproletario nos venden derrotas como si fuesen victorias, recordemos que después reunidos en la UNAM en abril de 1989 al conocer la caída de Jongitud, gritaron: “lo quiera o no lo quiera vanguardia va pa’ fuera”, con lo cual la CNTE manifiesta que uno de los mayores logros fue… ¡la caída de Jongitud! a sabiendas de que esta caída fue una estrategia del propio sistema encumbrando a Elba Esther Gordillo y desplazando a la vieja nomenclatura sindical como parte de las reformas que la burguesía introducía para flexibilizar y adaptar todas sus estructuras políticas (la destitución de “La Quina”, Jongitud y después la creación de la UNT en contrapeso al Congreso del Trabajo, eran expresiones de esas “reformas del Estado”).

Hasta la fecha hemos constatado como, «...la CNTE como parte de una estrategia estatal para mantener el control del sector de maestros (...) cumple su papel radical para encuadrar a miles de maestros que se oponen abiertamente al SNTE (...) y encuentran en la CNTE los espacios para desfogar su descontento. Sin embargo, en lugar de encontrar un marco organizativo para encausar una lucha verdadera en el terreno de los intereses salariales en general, lo que encuentran es el complemento del sindicato oficial, que los entrampa en acciones que desde el principio los ata de manos para evitar que destaquen sus propias formas de lucha obrera.» (RM 57 julio agosto de 2000). En efecto, la CNTE año con año , amontona a los maestros en el centro del DF y los lanza a movilizaciones y escaramuzas estériles, para luego regresarlos a sus lugares de origen sin haber obtenido nada, «en lugar de desplegar su potencial combativo planteándose la extensión y unidad con otros trabajadores, los maestros son llevados desde el principio al terreno de la burguesía para desgastar su potencial y desmoralizarlos previniendo intentos propios e independientes para luchar por sus intereses.»(ídem). Un ejemplo claro fue la “toma” del Palacio Legislativo a principios de 1999 (véase RM 49), en donde son detenidos 5 líderes y son amenazados con 50 años de prisión, de inmediato la CNTE “olvidó” (sic) el aumento salarial, y desarrolló una campaña mediatizadora por la liberación de los detenidos, y cuando son liberados (líderes que a la burguesía le conviene más que estén libres) se presentó esto como una “gran victoria”.


Otro aspecto a través del cual la CNTE ha desplegado su labor antiobrera lo encontramos en que «la CNTE llegó al extremo de realizar una encuesta por la “defensa de la educación Publica” a través de la cual supuestamente recogería el sentir del pueblo para proseguir su movilización» (ídem). Haciendo aparecer sus luchas como “expresión de la voluntad popular”, la CNTE nos muestra que su naturaleza no difiere en nada del conjunto de la democracia burguesa que pretende hacer pasar la dictadura del capital sobre el trabajo asalariado como “una expresión de la voluntad del pueblo”. En cuanto a la defensa de la “educación pública” sabemos de lo estéril de esta consigna que no ataca, ni siquiera tangencialmente, los fundamentos de la explotación capitalista.

Por otra parte, el pretendido juicio a Elba Esther Gordillo «es una nueva consigna que va a ser un excelente terreno para dar brillo a la combatividad de la CNTE para desviar el descontento de los maestros» (RM 72 ene- feb. 2003), en consecuencia, la CNTE debe presentar una careta de incorruptible. Es evidente que la CNTE va a explotar este aspecto en el futuro inmediato. “oponiéndose”, “criticando” y “saboteando” las campañas del SNTE y de la “profesora”; así, no hará otra cosa que complementar la tarea de engañar a los proletarios al “engordar el caldo” de un terreno donde los obreros nada tienen que ganar y sí todo que perder.

Los ataques que el capital a nivel internacional está llevando a acabo contra los trabajadores, necesitan de las maniobras del Estado capitalista y de sus mejores armas antiobreras. Por ello se pretende que la CNTE pueda lavar sus ropajes para continuar representando el papel de “luchadora social” y para conseguirlo, se esgrimen esquemas contestatarios y patrioteros; “castigo a los culpables”, “defensa de la educación pública”, contra la municipalización, contra los “neoliberales” planes de estudio que eliminan “nuestra historia patria”, etc., etc.


Así pues, el papel de saboteador que la CNTE ya esta desplegando está y estará a la misma altura de la gravedad de los ataques presentes y futuros. El Estado necesita de un aparato mistificador y en la CNTE tiene un fiel guardián que ya se ha mostrado ser bastante efectivo. Una lucha que realmente enfrente los ataques actuales y que esté en condiciones de detenerlos será el resultado de un largo combate contra todas las estructuras sindicales, sean éstas oficiales o disidentes, de izquierda o de derecha.

Vania, 11 junio de 2005.



Situación nacional: 

  • Mexico [6]

Revolución Mundial nº 88, septiembre-Octubre 2005

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60º aniversario de la liberación de los campos de concentración... Barbarie caitalista y manipulaciones ideológicas

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El año 2005 es rico en aniversarios macabros. La burguesía acaba de celebrar uno de ellos, la liberación de los campos de concentración nazis en enero de 1945, con ostentación ha superado el de las ceremonias del cincuentenario. No es de extrañar, desde luego, pues la exhibición de los crímenes monstruosos del adversario que salió derrotado de la Segunda Guerra mundial es el medio más seguro para absolver a los Aliados de sus propios crímenes contra la humanidad, cometidos durante la guerra misma y desde entonces, y presentar los valores democráticos como garantías de la civilización frente a la barbarie.

La Segunda Guerra mundial, de igual modo que la primera, fue una guerra imperialista, que enfrentó a bandidos imperialistas y la hecatombe que provocó (60 millones de muertos) confirmó de una manera tan dramática la quiebra del capitalismo. La burguesía, es consciente de que el recuerdo de ese acontecimiento debe mantenerse permanentemente fresco en el cerebro de las nuevas generaciones; la ilusión de que combatir el fascismo en el campo democrático era defender la dignidad humana y la civilización contra la barbarie. Por eso no le basta a la clase dominante con haber utilizado como carne de cañón a la clase obrera inglesa, americana, alemana, rusa o francesa, sino que es ahora a las generaciones actuales de proletarios a las que aquélla dirige en primer lugar su infecta propaganda. En efecto, aunque hoy no esté todavía dispuesta a sacrificarse por los intereses de económicos e imperialistas de la burguesía, la clase obrera sigue siendo permeable al embuste de que no sería el capitalismo la causa de la barbarie en el mundo, sino ciertos poderes totalitarios, enemigos jurados de la democracia.

La experiencia de dos guerras mundiales muestra que tuvieron características comunes que explican el grado alcanzado en la barbarie y del que son responsables todos los campos presentes:

• El armamento incorpora el grado más elevado de la tecnología, y, como el conjunto del esfuerzo de guerra, canaliza todos los recursos y fuerzas de la sociedad.

• Un grillete de hierro comprime la sociedad entera para que se pliegue ante todas las exigencias extremas del militarismo y de la producción de guerra.

• Se usan todos los medios, hasta los más extremos, para imponerse militarmente: gases asfixiantes durante la Primera Guerra mundial, unos gases que hasta su primer uso se consideraban como el arma absoluta que no se usaría nunca; la bomba atómica, el arma absoluta, contra Japón en 1945. Menos conocidos, pero más mortíferos todavía, fueron los bombardeos de Segunda Guerra mundial de ciudades y poblaciones civiles con el objetivo de aterrorizarlas y diezmarlas. Inaugurados por Alemania sobre las ciudades de Londres, Coventry y Rótterdam, fueron sistematizados y perfeccionados por el Reino Unido, cuyos bombarderos desencadenarían verdaderos huracanes de fuego en el corazón de las ciudades alcanzando unas temperaturas de más de mil grados en medio de unas espantosas hogueras.

“Los crímenes alemanes o soviéticos no pueden hacer olvidar que los propios Aliados fueron habitados por el espíritu del mal, poniéndose por delante de Alemania en ciertos dominios, especialmente en el de los bombardeos de terror. Al decidir el 25 de agosto de 1940 lanzar las primeras incursiones sobre Berlín, en réplica a un ataque accidental sobre Londres, Churchill tomó la aplastante responsabilidad de una terrible regresión moral. Durante casi cinco años, el Premier británico, los comandantes del Bomber Command, Harris, en particular, se ceban en las ciudades alemanas. (…) El colmo del horror se alcanzó el 11 de septiembre de 1944 en Darmstadt. Durante un ataque magistralmente agrupado, todo el centro histórico desapareció en medio de un océano de llamas. En 51 minutos, la ciudad recibió un tonelaje de bombas superior al de toda la aglomeración londinense durante toda la guerra. Murieron 14 000 personas. En cuanto a las factorías situadas en la periferia y que sólo representaban el 0,5% del potencial económico del Reich, apenas si fueron tocadas” (Una guerra total 1939-1945, estrategias, medios, controversia, Ph. Masson)1 [177]. Los bombardeos ingleses sobre las ciudades alemanas causarían la muerte de cerca de 1 millón de personas.

El descalabro alemán y japonés del año 1945 no llevó, ni mucho menos, a una moderación de la ofensiva sobre esos países que permitiera reducir costes financieros, sino que, al contrario, tuvo el efecto de redoblar la intensidad y la brutalidad de los ataques aéreos. La razón estriba en que lo que desde entonces estaba en juego ya no era la victoria sobre esos países, algo ya adquirido. Se trataba, en realidad de evitar que, frente a los sufrimientos de la guerra, apareciesen fracciones de la clase obrera en Alemania que se rebelaran contra el capitalismo, como había ocurrido al final de la Primera Guerra mundial2 [178]. Los ataques aéreos ingleses servían para proseguir el aniquilamiento de los obreros que no habían perecido en el frente militar, hundiendo al proletariado en la impotencia y el terror.

A esa consideración se le añade otra. Estaba claro para los anglo-norteamericanos que el futuro reparto del mundo iba a enfrentar a los principales países vencedores de la Segunda Guerra mundial, Estados Unidos por un lado (y junto a este país, un Reino Unido exagüe) y, por el otro lado, la Unión Soviética, capaz entonces de reforzarse considerablemente merced a las conquistas y la ocupación militar que le permitirían vencer a Alemania. Se trata pues, para los aliados occidentales, de marcar los límites ante los apetitos imperialistas de Stalin en Europa y Asia mediante demostraciones de fuerza disuasorias. Será ésta la otra función de los bombardeos británicos de 1945 sobre Alemania y el único objetivo del empleo del arma atómica contra Japón.

El carácter cada vez más limitado de los objetivos militares y económicos que acaban siendo totalmente secundarios, pone claramente de relieve, como en Dresde, los nuevos designios de los bombardeos: “Hasta 1943, a pesar de los sufrimientos infligidos a la población, los raids podían tener todavía una justificación militar o económica al ser bombardeados los grandes puertos del norte de Alemania, el complejo del Ruhr, los centros industriales de mayor importancia o incluso la capital del Reich. Pero, a partir del otoño de 1944, ya no es lo mismo ni mucho menos. Con una técnica perfectamente rodada, el Bomber Command, que dispone de 1600 aviones y que se enfrenta a unas defensas alemanas cada día más débiles, emprende el ataque y la destrucción sistemática de ciudades medianas e incluso pequeñas aglomeraciones sin el menor interés militar o económico. La historia ha retenido la atroz destrucción de Dresde en febrero de 1945, con la excusa estratégica de neutralizar un nudo ferroviario importante de la retaguardia de la Wehrmacht implicada contra el Ejército rojo. En realidad, las perturbaciones ocasionadas a la circulación no irán más allá de las 48 horas. Ninguna justificación, sin embargo, para la destrucción de Ulm, de Bonn, de Wurtzbourg, de Hidelsheim, de todas esas ciudades medievales, de esas joyas artísticas pertenecientes al patrimonio de Europa. Todas esas antiguas ciudades desaparecerán en medio de tempestades de fuego en donde la temperatura alcanza 1000 a 2000 grados que provocan la muerte de decenas de miles de personas en unos sufrimientos atroces” (Ph. Masson).

Cuando la barbarie misma se convierte en el móvil principal de la barbarie

Hay otra característica común a los dos conflictos mundiales: al igual que las fuerzas productivas que la burguesía es incapaz de controlar bajo el capitalismo, las fuerzas destructivas que pone en marcha en una guerra total tienden a escapar a su control. De igual modo, los peores instintos desencadenados por la guerra se hacen autónomos, se autoestimulan, produciendo actos de barbarie gratuita, ya sin la menor relación con los objetivos militares buscados, por muy abominables que ya sean.

Los campos de concentración nazis se habían ido convirtiendo, durante la guerra, en una monstruosa máquina de matar a todos aquellos sospechosos de resistencia en Alemania o en los países ocupados o sometidos a vasallaje, al constituir los traslados de los detenidos a Alemania un medio de imponer el orden mediante el terror en las zonas ocupadas por Alemania. Pero el carácter cada día más expeditivo y radical de los medios empleados para deshacerse de población concentrada, de los judíos en particular, se debe menos a la necesidad de imponer el terror o el trabajo forzado. Se trata de una huida ciega en una barbarie cuyo único móvil es la barbarie misma. Junto a las matanzas masivas, lo torturadores y médicos nazis se dedicaban a hacer “experimentos” con prisioneros en los que, más que interés científico, lo que dominaba era el puro sadismo. A esos científicos, por otra parte, se les ofrecerá la inmunidad y una nueva identidad a cambio de su colaboración en proyectos clasificados “secreto militar” en Estados Unidos. La marcha del imperialismo ruso, a través de Europa del Este hacia Berlín, vino acompañada de barbaridades que tienen esa misma “lógica”:

“Se aplastan columnas de refugiados bajo las cadenas de los tanques o son sistemáticamente ametralladas por la aviación. La población de aglomeraciones enteras es aplastada con cruel ensañamiento. Se crucifica a mujeres desnudas en las puertas de las granjas. Se decapita a niños o se les aplasta la cabeza a culatazos o se les tira vivos en la pocilga de los cerdos. Todos aquellos que no han podido huir o no han podido ser evacuados por la Marina en los puertos del Báltico son sencillamente exterminados. Se puede calcular el número de víctimas entre 3 o 3,5 millones (…) Sin alcanzar ese grado, esa locura asesina se extiende a todas las minorías alemanas de Sureste europeo, en Yugoslavia, en Rumania y en Checoslovaquia, a miles de Sudetes. La población alemana de Praga, instalada en la ciudad desde la Edad Media es machacada con un sadismo inaudito. Después de haber sido violadas, se les corta a las mujeres el tendón de Aquiles, condenadas a morir desangradas en el suelo con unos sufrimientos atroces. Se ametralla a los niños a la salida de las escuelas, los tiran a la calle desde los pisos más altos de los edificios o los ahogan en estanques y fuentes. A muchos pobres desgraciados los emparedan vivos en los sótanos. En total, más de 30 000 victimas... Esas matanzas se deben, en realidad, a una voluntad política, a una eliminación intencionada, favoreciendo el despertar de los instintos más bestiales.” (Ph. Masson).

De la “limpieza étnica” de las provincias alemanas del Este no solo fue responsable el ejército de Stalin, sino que se realizó gracias a la ayuda de los ejércitos británico y estadounidense. Aunque ya entonces se estaban diseñando las líneas del futuro antagonismo entre la URSS y Estados Unidos, estos dos países junto con Gran Bretaña cooperaron sin reservas en la tarea de eliminar todo peligro proletario, mediante la eliminación masiva de la población. Además, todos ellos tienen interés en que el yugo de la futura ocupación de Alemania pueda ejercerse sobre una población inerte por lo mucho que ha sufrido y que contenga la menor cantidad posible de refugiados. Este objetivo, que ya por sí solo encarna la barbarie, será la base de partida de una escalada de una bestialidad incontrolada al servicio del asesinato de masas.

En el frente de guerra extremo oriental, el imperialismo estadounidense actúa con la misma bestialidad:

“Volvamos al verano de 1945. Setenta de las mayores ciudades de Japón ya han sido destruidas por el fuego como consecuencia de los bombardeos con napalm. En Tokio, un millón de civiles está sin techo y han muerto 100 000 personas. Han sido, retomando la expresión del general de división Curtis Lemay, responsable de esas operaciones de bombardeo por el fuego, “asados, hervidos y cocidos hasta la muerte”. El hijo del presidente Franklin Roosevelt, que era también su confidente, había declarado que los bombardeos debían continuar “hasta que hayamos destruido más o menos la mitad de la población civil japonesa”. El 18 de julio, el emperador del Japón telegrafía al presidente Harry S. Truman, que había sucedido a Roosevelt, para pedirle la paz una vez más. Su mensaje es ignorado. (…) Unos días después del bombardeo de Hiroshima, el vicealmirante Arthur Radford se jacta: ‘Japón acabará siendo una nación sin ciudades, un pueblo de nómadas’” (“De Hiroshima a las Torres Gemelas”, le Monde diplomatique, septiembre de 2002).

Confusión ideológica y mentiras para cubrir los cínicos crímenes de la burguesía

Hay otra característica del comportamiento de la burguesía, especialmente presente en las guerras, sobre todo cuando son guerras totales: los crímenes que ella decide que no se borren de la historia (del mismo modo que los historiadores estalinistas empezaron a hacerlo en los años 1930), los trastoca en lo contrario, en actos de valentía, actos virtuosos que habrían permitido salvar más vidas humanas que las que se suprimieron con esos actos.

Les bombardeos británicos en Alemania

Tras la victoria de los Aliados, desaparece de la realidad histórica toda una parte de la Segunda Guerra mundial:

“los bombardeos de terror cayeron en el casi absoluto olvido, al igual que las matanzas perpetradas por el Ejército rojo o los repugnantes ajustes de cuentas en Europa del Este” (Ph. Masson).

Esos acontecimientos no son, claro está, conmemorados en las ceremonias de los aniversarios “macabros”, son totalmente desterrados de ellas. Solo quedan algunos testimonios de la historia, demasiado arraigados para ser arrancados abiertamente, y que son “tratados mediáticamente” para volverlos inofensivos. Así ocurre, en particular, con el bombardeo de Dresde :

“… la más “admirable” incursión de terror de toda la guerra [...] fue obra de los Aliados victoriosos. Un récord absoluto fue alcanzado el 13 y 14 de febrero de 1945: 253 000 muertos, refugiados, civiles, prisioneros de guerra, deportados del trabajo. Ningún objetivo ­militar” (Jacques de Launay, “Introducción” a la edición francesa de 1987 del libro La destrucción de Dresde.

Queda bien, en los media que comentan las ceremonias del 60º aniversario del bombardeo de Dresde, considerar la cantidad de 35 000 víctimas y cuando se evoca la de 250 000 es para atribuir inmediatamente tal estimación, para unos a la propaganda nazi y, para otros, a la propaganda estalinista. Esta última “interpretación” es, por cierto, poco coherente con la preocupación principal de las autoridades de Alemania oriental de esos años, para las cuales

“había que evitar a toda costa que se extendiera la información cierta de que la ciudad había sido invadida por cientos de miles de refugiados que huían del Ejército rojo” (Jacques de Launay).

En efecto, en el momento de los bombardeos, la ciudad contaba alrededor de un millón de habitantes, entre los cuales 400 000 refugiados. Habida cuenta de cómo quedó la ciudad de aniquilada, es difícil imaginarse cómo solo pereció ¡el 3,5 % de la población (18 [179])!

Por encima de la campaña de banalización por la burguesía del horror de Dresde, mediante la minimización de la cantidad de víctimas, hay otra para hacer aparecer la indignación legítima que ese acto de barbarie como algo típico de neonazis. Toda la publicidad que se ha hecho en torno a las manifestaciones que en Alemania agruparon a unos energúmenos, degenerados nostálgicos del Tercer Reich, para conmemorar el acontecimiento sirve, claro está, para evitar una crítica que ponga en entredicho los Aliados por miedo a ser confundido con los nazis.

El bombardeo atómico de Japón

Al contrario de los bombardeos ingleses en Alemania para los que se hizo todo por ocultar su amplitud, el empleo del arma atómica por primera y única vez en la historia, por parte de la primera democracia del mundo, fue un acontecimiento que nunca ha sido ocultado o minimizado. Al contrario, se hizo todo para que todo el mundo se enterara y que el poder destructivo de esta nueva arma apareciera claramente. Se tomaron todas las disposiciones necesarias para ello, incluso antes del bombardeo del 6 de agosto de 1945:

“Fueron designadas cuatro ciudades [para ser bombardeadas]: Hiroshima (gran puerto y ciudad industrial con bases militares), Kokura (arsenal principal), Nigata (puerto, siderurgia y refinerías), et Kyoto (industrias) (…) A partir de ese momento, ninguna de esas ciudades recibió bombas: había que evitar a toda costa que fueran tocadas de tal manera que la potencia destructiva de la Bomba atómica fuera indiscutible.” (Artículo “La Bomba lanzada sobre Hiroshima” en “http://www.momes [180]. net/dictionnaire/h/hiroshima.html”). En cuanto al lanzamiento de la segunda bomba sobre Nagasaki, corresponde a la voluntad de Estados Unidos de dejar patente que podía, cuantas veces quisiera, usar la explosión nuclear (aunque no era así, pues las bombas siguientes no estaban todavía listas).

Según la justificación ideológica de esa masacre de japoneses, era ése el único medio que permitiera obtener la capitulación de Japón salvando la vida de un millón de soldados norteamericanos. Esta es la mayor mentir propagada hasta hoy: Japón estaba desangrado y EE.UU. (gracias a haber interceptado y descifrado las comunicaciones de la diplomacia y del estado mayor nipón) sabía perfectamente que estaba dispuesto a capitular.

La lección más importante que sacar de esos seis años de carnicería mundial es que los dos campos enfrentados y los países que agrupaban, sea cual sea la ideología con la que se cubrían, estalinista, demócrata o nazi, eran todos ellos el legítimo engendro de la bestia inmunda que es el capitalismo decadente. La única denuncia de la barbarie que pueda servir los intereses de la humanidad es la que va a la raíz de esa barbarie y la utiliza como una herramienta de denuncia del capitalismo como un todo para acabar con él antes de que él acabe con la humanidad entera bajo sus ruinas.

LC-S (16 de abril de2005)


1 [181] a Philippe Masson no se le puede sospechar desde luego de simpatías revolucionarias, pues fue jefe de la sección histórica del servicio histórico de la Marina francesa y enseñó en la Escuela superior de guerra naval.

2 [182] Desde finales de 1943, estallan huelgas obreras en Alemania y tienden a incrementarse las deserciones en el ejército alemán. En Italia, a finales de 1942 y sobre todo en 1943, estallan huelgas en muchos lugares de los principales centros industriales del Norte.

Acontecimientos históricos: 

  • IIª Guerra mundial [183]

Ejecución sumaria en el metro de Londres, la burguesía democrática prepara sus escuadrones de la muerte

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Viernes 22 de julio, los policías han abatido con 5 balas de revólver, disparadas a bocajarro, a Jean Charles de Menezes, un electricista brasileño de 27 años. El “crimen” de este joven obrero consiste en que estuvo en un lugar inoportuno en un momento inoportuno y, quizá –pues hay razones para dudar de la versión oficial- el haberse dado a la fuga ante un grupo de policías que lo habían tomado por un “peligroso terrorista”. Todo esto no ocurre en una favela de Río de Janeiro y los pistoleros no pertenecen a un Escuadrón de la Muerte, que, en Brasil y en otros países del Tercer Mundo, gozan de carta blanca de las autoridades para “limpiar” los “asociales” (pequeños delincuentes u opositores políticos). Esto ocurre en Londres, la capital del país “más democrático del mundo”, cuyos policías son los famosos “bobbis”, reputados por su bonhomía, funcionarios de la policía más prestigiosa del mundo, Scotland Yard.

Evidentemente, este crimen ha provocado una cierta emoción entre los portavoces de la clase burguesa: el Financial Times habla de «un viraje potencialmente peligroso tomado por las fuerzas de seguridad»; desde luego, el jefe de la policía londinense, Sir Ian Blair, ha lamentado esta “torpeza” y ha presentado sus condolencias a la familia de la víctima. En fin, una encuesta ha sido abierta para “establecer la verdad”, incluso es posible que uno o dos policías sean sancionados por no saber distinguir entre un brasileño católico y un pakistaní musulmán. Sin embargo, los verdaderos responsables del crimen no son los pistoleros que han apretado el gatillo. Si han podido asesinar al joven Jean Charles es porque habían recibido la orden de “tirar a matar”.

Las explicaciones no faltarán, marcadas por la sutil hipocresía que caracteriza a la clase dominante británica. Según Sir Ian Blair, «no hay nada gratuito, no ha habido la menor ligereza. No hay una política de “tirar a matar”, lo que hay es “una política de tirar a matar para proteger [1] [184]. Su predecesor, John Stevens, que no tiene ninguna necesidad de utilizar eufemismos, había dado la pauta hace unos meses: «no hay más que un medio seguro para detener a un kamikaze decidido a cumplir su misión: hay que quemarle la cabeza directamente y de forma total. Esto significa apuntar a la cabeza con una potencia devastadora, matarlo en el acto»[2] [185]. Pero este discurso no es privativo de los policías, tenemos al “ultra-izquierdista” alcalde de Londres, Ken Livingstone, que justifica el asesinato en estos términos: «Si tenemos delante un kamikaze potencial que puede activar una carga de explosivos, la política que se aplica es la de tirar a matar»[3] [186]

El argumento del “kamikaze decidido a cumplir su misión” es un pretexto falaz. Cuando las tropas británicas disparaban a irlandeses inocentes que habían tomado por terroristas, no era porque los verdaderos terroristas del IRA fueran kamikazes (la religión católica reprueba el suicidio). En realidad, para el Estado capitalista, en Gran Bretaña y en todos los países llamados “democráticos”, los actos terroristas, como los del 7 y 21 de julio, sirven siempre para reforzar las medidas de represión, para avanzar en la puesta en marcha de métodos que son propios de regímenes “totalitarios” y sobre todo para habituar a la población a tales métodos. Es lo que ha pasado en Estados Unidos después del 11-S del 2001. Y también en Francia en 1995 tras los atentados atribuidos a los “Grupos Islámicos Armados” procedentes de Argelia. Para la propaganda oficial de la clase dominante es preciso elegir: bien aceptar una presencia cada vez más agobiante de la policía en todos los momentos y en todos los lugares de nuestra vida, bien “hacerle el juego al terrorismo”.

Hoy, en Gran Bretaña, esta omnipotencia de la policía alcanza una de sus cotas más extremas: los agentes no solamente tienen el derecho sino la orden de matar a cualquiera que les parezca sospechoso a poco que no obedezca inmediatamente sus requerimientos. Y esto sucede en el país que ha inventado desde 1679 el “habeas corpus”, es decir, la prohibición de toda detención arbitraria.

Tradicionalmente, en Gran Bretaña, de la misma manera que en los países “democráticos”, no se podía meter en prisión a una persona sin antes haberla presentado ante un juez. Hoy, en este país, hay personas detenidas en la cárcel de Berlmash –cerca de Londres- y que han sido encarceladas sin proceso. Hoy, las personas pueden ser asesinadas directamente en la calle sin proceso alguno[4] [187]

Por el momento, el blanco oficial de estas medidas son los “terroristas kamikazes”. Pero sería un terrible error creer que la burguesía, la clase que dirige la sociedad, se va a limitar a ellos. La historia ha demostrado repetidas veces que esta clase social cuando se siente amenazada no vacila en saltarse a la torera sus grandes principios “democráticos”. En el pasado, estos principios fueron el instrumento de su combate contra la arbitrariedad de la clase aristocrática. Después, cuando dominó la sociedad completamente sin verse amenazada, supo conservarlos como ornamentos para engañar a las masas explotadas y hacerles aceptar la explotación. Así, en el siglo XIX, la burguesía inglesa pudo pagarse el lujo de dejar entrar en Gran Bretaña a los refugiados de las revoluciones vencidas en el continente, como ocurrió con los obreros franceses víctimas del aplastamiento de la Comuna de París en 1871.

Hoy, no son los terroristas islámicos los que representan una amenaza para la burguesía. Las principales víctimas de este terrorismo criminal son los obreros y los empleados que toman el metro para dirigirse a sus trabajos o los que trabajaban en las oficinas de las Torres Gemelas. Además, el terrorismo, gracias al horror legítimo que inspira en la población, ha constituido un excelente pretexto para toda una serie de Estados para justificar aventuras imperialistas en Afganistán o Irak.

La única fuerza de la sociedad que puede amenazar a la burguesía es la clase obrera. Por el momento, los combates obreros están muy lejos de amenazar el orden burgués. Pero la clase dominante sabe que la crisis sin solución de su sistema y los cada vez más violentos ataques que esta última le obligará a adoptar contra los proletarios empujará a estos a llevar combates de cada vez mayor amplitud hasta el extremo de amenazar su dominación. Entonces no serán los “terroristas” los que serán tiroteados como conejos sino los obreros más combativos y los elementos revolucionarios, los comunistas (que serán tratados de “terroristas”) [5] [188]. ¡Y todo esto se hará sin Habeas Corpus!

No estamos haciendo especulaciones o predicciones sacadas de una bola de cristal. Es la respuesta que siempre ha empleado la burguesía cada vez que ha sentido que sus intereses vitales estaban amenazados. El tratamiento que habitualmente reserva la burguesía de TODOS LOS PAISES “DEMOCRATICOS” a las poblaciones de las colonias o del llamado Tercer Mundo es aplicado también a los proletarios de esos países “privilegiados” cada vez que se levantan contra la explotación. Así, en Alemania 1919, en un país gobernado por el Partido Socialdemócrata, es decir, el partido de Gerhard Schröeder, primo hermano del de Tony Blair, fueron masacrados miles de obreros, que siguiendo la estela de la revolución de 1917 en Rusia, se habían levantado contra el orden burgués. Y los revolucionarios como Rosa Luxemburgo o Kart Liebchneck fueron asesinados por militares que los habían arrestado con el pretexto de que pretendían huir.

No podemos limitarnos a denunciar el repugnante asesinato del 22 de julio en Stockwell. Esto pueden hacerlo igualmente las numerosas plañideras que gimotean lamentando “los atentados a los derechos democráticos”. Deben servir a los proletarios de Gran Bretaña y de todos los países para comprender la verdadera naturaleza y los verdaderos métodos, de su enemigo de clase, la burguesía. Desde hoy, la burguesía prepara en todas partes auténticos escuadrones de la muerte que los proletarios deberán enfrentar mañana.

Corriente Comunista Internacional 24 de julio 2005



Notas:

[1] [189] Guardian.co.uk 24 de julio

[2] [190] News of the World, domingo 6 de marzo, página 13, artículo titulado “Olvidar los derechos humanos, acabar con los fanáticos”.

[3] [191] News24.com 22 de julio

[4] [192] Esto está autorizado por las “leyes especiales” como las que se aplicaron en Irlanda del Norte durante años.

[5] [193] En Francia, en el momento de las grandes huelgas de otoño 1995, el ministro del interior Pasqua comenzó a comparar a los obreros en huelga con los “terroristas” que habían hecho estallar una bomba en el metro unos meses antes.


Geografía: 

  • Gran Bretaña [16]

Cuestiones teóricas: 

  • Terrorismo [3]

Elecciones presidenciales del 2006: NO al voto, SI a la lucha de clases (I)

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Frente a la ensordecedora campaña ideológica de la burguesía para enganchar a los trabajadores en el circo electoral sexenal, iniciamos esta serie con el propósito de hacer un seguimiento regular de esta campaña para brindar elementos de reflexión al proletariado que es el destinatario central de toda esta ofensiva. En esta ocasión tratamos acerca de la posición marxista sobre la cuestión parlamentaria y electoral que es una de las fronteras de clase que delimitan al campo proletario del terreno burgués.


¿Por qué la burguesía gasta millones en el mantenimiento y perfeccionamiento del sistema parlamentario de partidos?

Sin duda, porque es la forma más apropiada de organización de la vida política de la burguesía y de su dictadura contra la clase trabajadora. Esta hoja de parra le permite al capital presumir una vida “civilizada” donde los diferentes partidos actúan en igualdad de condiciones para hacer valer sus proyectos de gobierno ante el “pueblo” (concepto interclasista que abarca por igual a la burguesía, a la pequeña burguesía, a lo que queda de los campesinos, y... al proletariado); es decir, un verdadero circo que esconde la realidad de que todos los partidos políticos que actúan en él pertenecen al capital y que sus pretendidas “diferencias” no son, al fin de cuentas, más que matices que complementan el amplio arco iris de las fuerzas del Estado capitalista que actúan contra el proletariado concertando una división del trabajo cuidadosamente diseñada para hacerle aceptar los designios de sus explotadores.

Con respecto al parlamentarismo el proletariado cuenta ya con una posición ampliamente fundamentada, la CCI resumiendo esa experiencia señala en sus Posiciones (ver contraportadas de nuestras publicaciones):

“En el capitalismo decadente, las elecciones son una máscara. Todo llamamiento a participar en el circo parlamentario no hace sino reforzar la mentira de presentar las elecciones como si fueran, para los explotados, una verdadera posibilidad de escoger. La “democracia”, forma particularmente hipócrita de la dominación de la burguesía, no se diferencia en el fondo de las demás formas de la dictadura capitalista como el estalinismo y el fascismo”.

De la misma forma organizaciones revolucionarias como el Partido Comunista Obrero Alemán (KAPD), en su programa de mayo de 1920 dice: “Exhortar al proletariado a participar en las elecciones parlamentarias, significa despertar y alimentar en él la ilusión de que la crisis podría ser superada mediante recursos parlamentarios; esto supone utilizar un medio que la burguesía utilizó en su propia lucha de clase; mientras que en la situación actual, sólo los medios de lucha de clase proletarios, aplicados de forma resuelta y sin contemplaciones, pueden tener una eficacia decisiva”…. Por eso añade, “Para los comunistas, el parlamento no puede ser actualmente, en ningún caso, el teatro de una lucha por reformas y por el mejoramiento de la situación de la clase obrera, como sucedió en ciertos momentos en la época anterior.”[1] [194]

Siguiendo ese principio la Internacional Comunista en su primer Congreso define: “El parlamentarismo de gobierno se ha convertido en la forma ‘democrática’ de la dominación de la burguesía, a la que le es necesaria, en un momento dado de su desarrollo, una ficción de representación popular que exprese en apariencia ‘la voluntad del pueblo’ y no la de las clases, pero en realidad, constituye en manos del capital reinante, un instrumento de coerción y opresión.”[2] [195]

Estas adquisiciones del movimiento obrero hunden sus raíces en la convicción profunda de que la participación en el parlamento así como en los sindicatos había sido una táctica correcta cuando el capitalismo podía ofrecer algunas reformas a la clase obrera pero que se trastocó en caduca con su declinación histórica. Hoy la única función que tiene el parlamento y que explica su supervivencia, es la mistificación. Hay que insistir en dos cosas para ejemplificar esto: por un lado, en el hecho de que la clase obrera cuenta ya con casi cien años de experiencia para clarificar que con la participación parlamentaria y electoral no hay posibilidad de un cambio social y, por lo tanto, que la participación en este circo no hace sino apuntalar la ilusión de que votando o apoyando a los legisladores en el “congreso” (cámaras de senadores y diputados) los trabajadores podrán lograr beneficios reales en sus condiciones de vida y de trabajo; por el otro, no hay que olvidar que la llamada ‘voluntad del pueblo’ no es sino uno de los tantos cuentos con los que la burguesía embarca a los trabajadores para legitimar socialmente sus regímenes de gobierno escondiendo, que se trata pura y simplemente de una estrategia de su clase, para perpetuar su sistema de opresión y explotación.


¿Fueron en algún momento el parlamentarismo y las elecciones formas de lucha propias de los trabajadores?

Las elecciones y el parlamento son y han sido instrumentos de la burguesía y jamás un terreno confiable para la lucha obrera. Pero, en un periodo donde la revolución no estaba aún a la orden del día y donde el proletariado podía arrancar reformas favorables dentro del sistema tal participación permitía, a la vez, hacer presión a favor de estas reformas, utilizar las campañas electorales como medio de propaganda y agitación alrededor del programa proletario y emplear el parlamento como tribuna de denuncia de la ignominia de la política burguesa. Esta fue la razón que motivó la lucha por el sufragio universal a lo largo del siglo XIX en una gran cantidad de países de Europa donde los partidos socialistas de la época utilizaban los parlamentos burgueses para impulsar el desarrollo de la conciencia y el despertar político que fomentara la identidad del proletariado como una clase enfrentada al capital.

La aparición del parlamento en la historia del capitalismo, se dio, cuando el empuje revolucionario de la burguesía en el siglo XIX destinado a barrer las formas de dominio de las antiguas clases explotadoras. Este proceso da como resultado que la nueva clase explotada, el proletariado, comparta el interés por este avance progresista del capital pues la destrucción de los resabios feudales favorece históricamente el desarrollo de la nueva clase revolucionaria, la clase obrera; es esta la fuente no sólo del uso que hace el proletariado de los instrumentos de la clase burguesa como el sufragio, la acción parlamentaria y, en general, la democracia, sino también del apoyo, por ejemplo, a las guerras nacionalistas (formación de naciones contra la dispersión y el atraso feudal), siempre en la perspectiva de acercar el momento de la lucha decisiva y revolucionaria contra la burguesía, es decir cuando hubiera alcanzado su dominación política histórica.

No obstante, los comunistas jamás dejaron de advertir contra los peligros de una tal situación: por un lado, la plena vigencia de un colosal desarrollo económico que ofrecía no sólo una prosperidad social sino también un pretendido mentís a la perspectiva revolucionaria y, por el otro, la ruptura del lazo entre el combate por reformas inmediatas (sindicalismo, parlamentarismo) y la lucha revolucionaria final por el comunismo, lo cual degeneró en la ideología del reformismo (la limitación a la defensa inmediata y la mejora de las condiciones de vida del proletariado) y del gradualismo (la noción de que el capitalismo podría abolirse por un proceso completamente pacífico de evolución social).


¿Cuál es la estrategia electoral de la burguesía actualmente?

No basta con recordar las adquisiciones políticas del movimiento obrero para entender la utilización que hace la burguesía del circo electoral, es necesario además denunciar las trampas concretas de moda en determinado momento. En el contexto actual, cuando la crisis económica que se extiende y profundiza desde hace por lo menos cuatro décadas, amenaza con volcar sus consecuencias devastadoras de manera más acuciante sobre los trabajadores, resurge la cuestión social y tiende a colocarse cada vez más en el centro de la vida de la sociedad; una cuestión que había quedado marginada después de la campaña contra el comunismo propiciada por la muerte del estalinismo que la burguesía igualó a muerte del comunismo y del marxismo y que se desató tras la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989, este retorno es producto del desgaste de esa campaña después de dieciséis años de evidencias de que el pretendido “triunfo del capitalismo” no es más que una patraña: el fracaso de los “nuevos mercados”, el bluf de la “nueva economía” y de la “revolución informática”, pero, sobre todo el dominio del desempleo masivo y la pauperización de los obreros. Una situación que contiene la potencialidad de la toma de conciencia de los trabajadores acerca de la quiebra del capitalismo y más allá acerca de la perspectiva comunista y de que ellos son la única fuerza social actualmente capaz de realizarla.

Previniendo este peligro mortal para su dominación, la burguesía está aplicando en todos los países una estrategia muy bien diseñada contra el desarrollo de la conciencia, la combatividad, la identidad y la confianza en sí de la clase obrera:

- Poniendo en práctica una campaña de fomento a la ideología democrática, cuya fórmula pretendidamente poderosa para decidir soberanamente no es más que el acto más impotente de un miembro de la clase obrera que está llamada a hacer nada más y nada menos que la revolución comunista mundial.

- Ante el descontento que se generaliza entre los explotados acompañado, se ofrecen las elecciones como la única alternativa para manifestar la indignación y la insatisfacción crecientes ante la degradación acelerada de las condiciones de vida;

- Luego, para desvirtuar la solidaridad obrera llama a los trabajadores a “vengarse haciendo pagar al culpable”, enfocándose sobre tal o cual personaje, o partido político, descargando así el descontento social del proletariado en un “voto de castigo” tan estéril para este último pero tan productivo para la burguesía pues le permite renovar la vieja mentira de que el problema de la miseria en el capitalismo se debe a la mala gestión, por ineptitud o por corrupción, de determinado personaje o partido, escondiendo que en realidad el responsable es el capitalismo.

- La burguesía esconde que su juego democrático electoral le sirve para hacer una alternancia en el gobierno para garantizar la salud de sus mecanismos de gobierno como clase, pues los partidos sólo son la expresión orgánica del control estatal de la burguesía, los cuales se reparten las tareas para encuadrar a los trabajadores usando diferentes ideologías y mecanismos de control.

- El complemento de esta campaña está en llamar a defender el voto y a vigilar que las elecciones sean limpias. Como ya lo demostramos hace seis años, esta campaña crea la ilusión de que su opinión se respeta y que por ese medio puede cambiar las cosas. Después de todo el proceso electoral es orientado según las necesidades y los acuerdos de la clase dominante. Esta siempre tendrá en sus manos la fuerza de los medios de difusión para manipular e inducir el voto.

- Pero además puede decirse que se requiere elegir al más progresista entre los personeros de la burguesía. ¿Quiénes serían estos? Hoy cualquier llamado a apoyar a unas pretendidas fracciones progresistas de la burguesía y aprovechar las supuestas “divisiones” entre los partidos del Estado capitalista no es más que una trampa criminal contra la clase obrera. Ya desde principios de siglo una parte importante de los revolucionarios desmentían que hubiera esas divisiones y demostraban que todos los partidos de la burguesía han estado unidos siempre contra el proletariado. “Las diferencias entre liberal y clerical, entre conservador y progresista, entre burgués y pequeñoburgués, puede decirse que han desaparecido. Todo lo que los socialpatriotas y los reformistas propugnaban acerca de los desacuerdos entre los partidos y de las ‘divisiones’ utilizables (…) era ya entonces una patraña.”[3] [196]


¿Qué hacer?

La burguesía gasta una fortuna para impedir el desarrollo de la conciencia obrera a través de las campañas electorales y la práctica parlamentaria, ante la intensificación de los ataques a las condiciones de vida de los explotados que destaca la necesidad de defenderse desarrollando asambleas masivas, manifestaciones en las calles y zonas fabriles, huelgas de masas, los capitalistas ofrecen la alternativa de… ¡votar para “cambiar” el gobierno, apoyar a los diputados y senadores pues estos sabrán velar por sus intereses!

¡NO! No es el terreno del parlamento ni las elecciones las opciones para los trabajadores. La emancipación de la clase obrera deberá ser obra de ella misma, es ella quien debe asumir en sus propias manos la lucha contra la causa de su miseria que no es otra que la explotación capitalista. Aunque, hay que decir, tampoco la solución se encuentra en los actos “anti-elección” como los que alienta el EZLN (vea en este mismo número el artículo dedicado a la “6ª declaración”). Así pues, el capitalismo no deja otra alternativa a la clase obrera: la revolución proletaria.

RR/27-agosto-2005



[1] [197]Publicado en la Revista Internacional 97, 2° trimestre de 1999.

[2] [198]Los 4 primeros congresos de la Internacional Comunista /1, Cuadernos de P y P.

[3] [199]H. Gorter. Jefes, partido y masas

Situación nacional: 

  • Mexico [6]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • El engaño del parlamentarismo [200]

IMSS, SICARTSA, VW..., Descontento aplastado por los sindicatos

  • 4444 lecturas

Pese a los discursos de la burguesía sobre el “privilegiado” lugar que ocupa México en la economía mundial y más allá de los “alegres pronósticos” sobre un crecimiento de la economía por encima de los 3 puntos, detrás de esta cortina de humo está la cruda realidad del desempleo en aumento, la desesperanza laboral para millones de jóvenes, ataque a las pensiones y jubilaciones, contención salarial dando ridículos aumentos, de apenas 4 o 5%... sumado a todo esto, tenemos los incrementos en los ritmos de explotación en medio de amenazas y chantajes de la burguesía de “llevarse las empresas” a otros países o de que en “otros países los trabajadores exigen menos”.


VW: la burguesía usa el chantaje y un “sindicalismo responsable”


La revisión del contrato colectivo de trabajo en la planta VW de Puebla se hizo bajo la “amenaza” sindical de la huelga, la cual, como siempre que el sindicato controla las acciones, se conjuro justo antes de la hora del entallamiento. Los obreros obtendrán un 4.2 de aumento salarial y un 0.7 a prestaciones. Esto fue presentado por el sindicato como una “victoria”.

Para que esta “victoria” tuviera lugar, la empresa y el sindicado, en complicidad con el Estado, se encargaron de montar una campaña de chantaje, si los obreros se iba a la huelga seguramente se llevarían a otro país la producción de un modelo cuya producción creará “más empleos”. Si los obreros optaban por la huelga se anunciaba un sin fin de calamidades para VW y para Puebla (cuya vida económica gira en gran medida sobre la “salud” de VW). Las pocas voces a favor de la huelga fueron expuestas como “irresponsables” e “ingratas”, así pues, apoyados en un ambiente cargado de chantaje hacia los trabajadores descontentos con la situación, empresa, sindicato y autoridades marcharon a una negociaciones que mantuvieron en “suspenso” hasta el último minuto para rematar en la mencionada “victoria”, el sindicato es presentado ahora como el “defensor del empleo” (el mismo sindicato que hace tres años votó por correr a los eventuales), con “visión de largo plazo”, y en un arrebato de cinismo, se presenta a sí mismo como “sindicalismo de nuevo cuño”. Esta experiencia vuelve a recordar a los obreros que mientras abandonen su suerte a los sindicatos éstos seguirán llevándola a derrotas, aún cuando las disfrazan de “triunfo”.


SICARTSA: Patrones, gobierno y sindicato contra los trabajadores


La huelga estallada desde el 1 de agosto ha sido promovida, dirigida y orquestada de principio a fin por el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMRM). Al inicio se arrastró a los trabajadores detrás del pliego petitorio en la negociación del contrato colectivo de trabajo sin embargo, el sindicato se “focalizó” en la obtención del contrato de Atibsa (donde laboran 15 empleados) y en negociar lo de Apodaca, dejando relegadas las demandas de sus agremiados. Para nadie es secreto que este sindicato goza de una amplia trayectoria en el sindicalismo de viejo estilo, que su preocupación, como la de todos los sindicatos, es aumentar sus “zonas bajo su control”. Empero, ello no explica todo. Al parecer la industria del acero necesita mojar la pólvora de los trabajadores orquestando una acción preventiva para evitar que en el futuro inmediato los obreros, por su cuenta, pongan en riesgo la producción de esta rama industrial. Así, no es muy lógico que el SNTMMRM se aferre a la “lucha” por obtener el contrato de una empresa pequeña arriesgándose a evidenciarse ante sus “representados” (ha habido asambleas donde la división se hizo tan patente que los obreros estaban divididos y a punto para los golpes). Es en ese marco que entra el gobierno al quite y asume su papel en el reparto de tareas atiobreras. Es a través de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, declarando la huelga inexistente (por estallar la huelga un minuto antes de lo previsto), como tanto el sindicato como sus congéneres de la JFCA atrapan a los trabajadores en un callejón sin salida: ninguna fracción sindical, ninguna “institución estatal” ni de derechos humanos va a defender a los trabajadores, todos laboran para contener el descontento del proletariado y para hacer que el capitalismo siga funcionando.

En la huelga de SICARTSA se ve lo que acabamos de afirmas: la empresa amenaza con cerrar miles de empleos, culpabilizando a los huelguistas por atreverse a levantar la mano contra el patrón, el sindicato desatando una lucha entre sus fracciones para impedir que los obreros salgan de su regazo y, por su parte, el gobierno declara inexistente la huelga sumiendo a los trabajadores en la impotencia y la desmoralización. Tardarán en recuperar su combatividad y eso garantiza al capital un cierto periodo de “explotación tranquila”.


IMSS: Luchar sí, pero no con el sindicato


En todo el mundo la burguesía esta desmantelando el famoso “Estado benefactor” que, en pocas palabras, significa una andanada de ataques tremendos a las condiciones de vida de los trabajadores (ataques a pensiones, jubilaciones, servicios médicos, etc.). Alemania, Francia, EUA, México… ¡en todo el mundo esta situación se acelera!. Es por ello que los trabajadores del IMSS son los primeros en alzar la voz ya son ellos los primeros en sentir la dureza del ataque: congelación de plazas (39 mil para fines de 2005), reducción de las pensiones, aumento de los tiempos para la jubilación. Este ataque general provocó y seguirá provocando, un enorme descontento entre los trabajadores, sin embargo, el Sindicato del IMSS, el ala izquierda del capital y el gobierno se están encargando de desviar este descontento hacia caminos al abismo. Por un lado instalan la bandera de la lucha contra “los neoliberales” que quieren privatizar todo, “¡hasta la salud!”. Pero por otro, hacen todo lo posible para hacer pasar los golpes, desviando el descontento hacia una pugna sindical: ya sea por “democratizar el SNTSS” o para crear un “sindicato alternativo”, en ambos casos los trabajadores no tienen nada que ganar.

Los trabajadores deben tener claro que el capitalismo al ser un sistema en decadencia, no puede ofrecer un mejoramiento de la vida de la humanidad, por eso, los trabajadores deben luchar, pero no tras los sindicatos, deben de tomar las experiencias de combate de sus hermanos de clase en otras partes del mundo, deben tomar en consideración que la lucha no es local ni nacional sino tiene una connotación mundial, los obreros de todo el mundo conforman una misma clase que se enfrenta hoy a los mismos retos, Es una lucha donde los trabajadores sólo cuentan con ellos mimos, con su solidaridad y su unidad, para enfrentar todos los ataques a sus condiciones de vida y de trabajo. En ese combate los sindicatos de todos los pelajes son enemigos de los trabajadores, y tiene que enfrentar la lucha bajo el lema que una vez lanzaran Marx y Engels a los obreros de todo el mundo: “La emancipación de la clase trabajadora será obra de ella misma”.

DAN/20-08-05

Situación nacional: 

  • Mexico [6]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • La cuestión sindical [201]

Trotsky, militante fiel de la clase obrera

  • 4693 lecturas
El 20 de agosto de 1940, Trotsky murió asesinado por los agentes de Stalin. A 65 años de su muerte estalinistas, trotskistas y otros izquierdistas vuelven a tomar el nombre del gran revolucionario para remendar sus disfraces proletarios con los que pretenden desviar a los trabajadores de su verdadera lucha. Toman su nombre y lo que de su historia no le hace daño a la burguesía, para en conferencias, mítines y hasta obras de teatro y radionovelas convertir su legado en un cascarón hueco al esconder el arsenal que para el combate revolucionario ha constituido y constituye la vida de este hombre ejemplar. De frente a esta campaña de confusión, los revolucionarios estamos obligados a denunciar a aquellos que se esconden bajo el nombre de Trotsky para jugar el papel de fieles lacayos de la burguesía llevando una política diametralmente opuesta a la desarrollada por este militante a lo largo de toda su vida.


Troskismo: falsificador del legado de Trotsky [1] [202]

Pocos son los revolucionarios que permanecieron fieles durante su vida entera y que murieron de pie, en la lucha, como Rosa Luxemburgo o Carlos Liebknecht. Trotsky fue uno de ellos: tras una apasionada vida de militante enteramente dedicada a la cusa de la clase obrera falleció como revolucionario y luchador. Es cierto que Trotsky, en sus últimos años defendió muchas posiciones oportunistas tales como la política del “entrismo” en la socialdemocracia, el frente obrero, etc.; posiciones criticadas, con toda la razón, por la Izquierda Comunista en los años 30. Sin embargo, nunca se pasó al campo de la burguesía, como sí lo han hecho trotskistas después de su muerte. Sobre la cuestión de la guerra imperialista, muy especialmente, defendió hasta el final la postura tradicional del movimiento revolucionario: transformación de la guerra imperialista en guerra civil por ello cuanto más se iba acercando la guerra imperialista mundial, más crucial era, para la burguesía mundial, eliminar a Trotsky.

El asesinato de los viejos bolcheviques había servido para fortalecer el poder absoluto de Stalin. El de Trotsky vino además a significar que para la burguesía mundial, incluida la rusa, era necesario ir a la guerra generalizada sin estorbos. El camino quedó perfectamente despejado tras la desaparición de la última gran figura de la Revolución de Octubre, del más célebre de los internacionalistas. Ese fue el resultado de la gran eficacia del aparato de la GPU que Stalin utilizó para liquidarlo.

Para la burguesía, el asesinato de Trotsky no era suficiente. Lenin había escrito en El Estado y la Revolución, lo que se ve obligada a hacer la burguesía con los revolucionarios para obstaculizar el movimiento obrero: ...Después de su muerte, se intenta convertirlos en íconos inofensivos, canonizarlos, por decir así, rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria para “consolar” y engañar a las clases oprimidas, castrando el contenido de su doctrina revolucionaria, mellando el filo revolucionario de ésta... Olvidan, relegan a un segundo plano, tergiversan el aspecto revolucionario de esta doctrina, su espíritu revolucionario. Hace pasar a primer plano, ensalzan lo que es o parece ser aceptable para la burguesía”.

Son quienes pretenden ser sus continuadores, los trotskistas, los que tras la muerte de este revolucionario han asumido esta sucia labor. Ha sido basándose en sus posiciones oportunistas con lo que han justificado todas las guerras nacionales desde el final de la II Guerra Mundial y con lo que se hicieron defensores de un campo imperialista, el de la URSS. Todos los errores políticos de Trotsky, por muchas consecuencias dramáticas que hayan tenido, no lo convirtieron en enemigo de la clase obrera, mientras que sus “herederos” sí que acabaron siéndolo después de su muerte. Trotsky fue incluso capaz, a la luz de lo ocurrido al iniciarse la guerra, de admitir que tenía que revisar y, sin duda modificar sus análisis políticos, especialmente en lo que se refiere a la URSS como la caracterización de “Estado obrero degenerado”.

Como lo afirmó Natalia, su compañera en la vida y en la lucha por la revolución, los trotskistas ni siguieron a Trotsky ni revisaron sus posiciones políticas tras la victoria de la URSS en el segundo conflicto mundial. Las discusiones que siguen teniendo los trotskistas siguen manteniendo el silencio sobre cuestiones fundamentales como la de la naturaleza de la URSS o la del internacionalismo proletario y del derrotismo revolucionario frente a la guerra. Así, desde que el trotskismo traicionó a la clase obrera y al internacionalismo proletario apoyando un campo imperialista contra otro en la II Guerra Mundial, no ha cesado de apoyar a los pequeños imperialismos contra los grandes en las numerosas luchas llamadas de liberación nacional y otras luchas de los “pueblos oprimidos”.

El trotskismo murió para la clase obrera y no hay para él resurrección posible. Por ello la tradición de la Izquierda Comunista, que no tiene nada que ver con la IV Internacional y todas sus actuales reencarnaciones, reclama: ¡Dejad a Trotsky en paz!, su legado no les pertenece.

RM/agosto-2005


[1] [203]Las ideas expuestas son extractos del artículo A Trotski lo mataron porque era un símbolo para la clase obrera, publicado en la Revista Internacional 103.

Corrientes políticas y referencias: 

  • Trotskismo [204]

desarrollo de la conciencia y la organización proletaria: 

  • La Oposición de izquierdas [205]

«Sexta declaración» del EZLN, un camino falso para el proletariado

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En el marco de una agudización de la pugna de la burguesía, que toma como pretexto la preparación del proceso electoral de 2006, el EZLN ha sacado una declaración con un tono aparentemente crítico del circo electoral en preparación, y aunque ahora por primera vez reconoce que en el centro del sistema capitalista se encuentra la explotación, e invoca a los trabajadores, procura que estos se convenzan que deben de diluir sus fuerzas en lo que llaman “sociedad civil”, es decir en un interclasismo estéril. Esta declaración usada como argumento para convocar a una actuación aparentemente crítica del proceso electoral y del capitalismo es en realidad un llamado que representa en los hechos un complemento de la campaña electorera y un discurso que apuntala la ideología de la clase dominante que hace creer que el capitalismo puede “mejorar” haciendo leyes “buenas”, o rescatando las viejas formas “distributivas” (el “Estado del bienestar”) que durante los años de posguerra formaron parte de las políticas capitalistas que le ayudaron a sostener el proceso de acumulación y por supuesto la explotación. Por esa razón esta sexta declaración (6ª-D) es una confirmación fehaciente del carácter contrarrevolucionario del EZLN.


“La otra campaña” complemento de las campañas electorales


La 6ª-D, y los posteriores comentarios de Marcos, hacen aparentar que ha habido un giro del EZLN, ya que ahora se lanza contra los procesos electorales y declara la guerra al PRD y a López Obrador, sin embargo esos argumentos que la prensa del capital, lo mismo que su aparato de izquierda presentan como “radicales”, no son sino frases huecas y engañosas.

La pretendida denuncia a tales procesos electorales y grupos, no proviene de una reflexión y una denuncia de lo que representan, sino que la repulsión que dice tener hoy Marcos contra los principales partidos existentes (PAN PRI, PRD), es porque descubrieron en “abril del 2001” que “los políticos no tenían nada de decencia...” Es hasta 2001 que se dan cuenta que el PRI, PAN y PRD mentían y por eso, nos dicen: “… ya no hicimos ningún contacto con los poderes federales, porque entendimos que el diálogo y la negociación habían fracasado por causa de esos partidos políticos.”. De manera que no es que consideren que el sistema capitalista con sus instituciones (como los partidos) y sus instrumentos (como los procesos electorales) son elementos que el capital usa para reforzar su sistema, sino que son los partidos, y por tanto los procesos electorales en que estos participan, los que no sirven, es decir que bastaría con poner otros partidos y entonces el instrumento de dominación burgués podría cambiar su esencia… ¿O que tiene que decir el EZLN de la participación del grupo de los “monos blancos” en las elecciones para diputados de hace algunos años en Italia, apoyados por el maquillado partido estalinista “Refundazione Communista”? ¿O que tiene que objetar contra el parlamento europeo al que Elorreaga (ver Reforma, 29-09-1999, p. 14) amenazaba con asistir para “denunciar” al gobierno mexicano?... El mismo EZLN en su segunda declaración (junio 1994) hacía apología de la democracia y las elecciones: “Ahora la posibilidad de tránsito pacífico a la democracia y a la libertad se enfrenta a una nueva prueba: el proceso electoral de agosto de 1994. La CND [Convención Nacional Democrática] debe exigir la realización de elecciones libres y democráticas…” Es esta actitud aparentemente radical y de denuncia a los procesos electorales y al PRD lo que ha animado a sectores de trabajadores para pensar que ahora el EZLN ayudará en el proceso de toma de conciencia, sin embargo su anti electoralismo planteado como una desilusión (ellos se dicen traicionados por el PRD y engañados por el PRI y PAN al no firmar los acuerdos de San Andrés), no hace sino reforzar la idea que el aparato de dominio de la burguesía pude ser utilizado o reformado y entonces servir a los intereses de los explotados.

De manera que el papel que el EZLN tiene al promover “la otra campaña” es el de reforzar la idea de que la democracia es el único camino que se tiene ante el capitalismo... Si bien las criticas del EZLN en contra del PRD y López Obrador lo hace aparecer como un grupo radical, de “la mera izquierda”, dice Marcos, intentando mostrar que hay una diferencia entre el PRD y el EZLN, podemos afirmar que aunque por su forma son diferentes, su esencia mistificadora y defensora del sistema los hace ser instrumentos ajenos al proletariado estructurados orgánicamente al capital, por eso aunque sus discursos difieren en la forma, ambos como los “altermundistas”, sostienen que “otro mundo es posible” pero se esfuerza por convencer que ese otro mundo es el capitalismo con rostro humano…

Sabemos que muchos trabajadores, sobre todo las jóvenes generaciones se ven tocados por este aparente radicalismo del EZLN, y la denuncia del carácter mistificador que lleva la 6ª-D aparece como un acto de soberbia o de sectarismo, sin embargo es obligación de los revolucionarios presentar los argumentos y denunciar a los que presentándose como sus aliados y amigos no hacen sino engordar las viejas estructuras del capital y detener el proceso de clarificación, reflexión y toma de conciencia.


La “sexta declaración” en defensa del capitalismo

Junto al discurso aparentemente anti electoral del EZLN, está su promoción al nacionalismo y a la defensa de la economía capitalista. Pretendiendo criticar al Tratado de Libre Comercio (TLC), terminan defendiendo la economía nacional y a las empresas mexicanas, en tanto concluyen que el problema no es el capitalismo, sino la intromisión del gran capital extranjero, por eso dicen: “… hacen leyes como las del Tratado de Libre Comercio, que pasan a dejar en la miseria a muchos mexicanos, tanto campesinos y pequeños productores, porque son ‘comidos’ por las grandes empresas agroindustriales, tanto como los obreros y pequeños empresarios, porque no pueden competir con las grandes trasnacionales…”. Y si el TLC efectivamente fue construido, en el plano económico y político, para fortalecer a los EUA en la lucha imperialista mundial, no por ello hace que los trabajadores tengan que igualar su condición de oprimido con los capitalistas nacionales que han sido conducidos a la quiebra.

De la misma manera su “gran proyecto radical” sostiene que las empresas en manos del Estado son una forma diferente de propiedad que los trabajadores tendrían que defender, de manera que sin ningún rubor llaman a organizarse para la “… defensa conjunta y coordinada de la soberanía nacional, con oposición intransigente a los intentos de privatización de la energía eléctrica, el petróleo, el agua y los recursos naturales.” De frente a este patrioterismo y los cantos del EZLN alabando a la propiedad estatizada, vale recordar la denuncia que alzó el Grupo de Trabajadores Marxistas [1] [206] contra el discurso venenoso de L. Cárdenas y sus políticas estatizadoras: “...La tarea del proletariado mexicano no es sacrificarse para que la industria petrolera y los ferrocarriles sean lucrativos para los capitalistas... sino conquistarlas, quitarlas a la burguesía por medio de la revolución proletaria...” (Comunismo, 1938). De manera que hoy como ayer llamar a la defensa de las industrias estatales no significa otra cosa sino la defensa del capitalismo.

No sólo lo dicho sobre la defensa que hace el EZLN del marco legal construido por la burguesía para sostener su poder, ilustra el carácter burgués del EZLN, también su critica al “nuevo modelo” económico, añorando las viejas políticas promotoras del “intevencionismo estatal” de corte keynesiano, usadas hasta mediados de los 70: “... el neoliberalismo cambió a la clase política de México, o sea a los políticos, porque los hizo como que son empleados de una tienda, que tienen que hacer todo lo posible por vender todo y bien barato.” Enseguida continuando con su tradición de defensa a la Constitución[2] [207] , agregan: “Ya ven que cambiaron las leyes para quitar el artículo 27 de la Constitución y se pudieran vender las tierras ejidales y comunales... Y también dijeron que van a privatizar, o sea a vender a los extranjeros, las empresas que tenía el Estado para apoyar el bienestar del pueblo. Que porque no funcionan bien... Pero, en lugar de mejorar, los derechos sociales que se conquistaron en la revolución de 1910 son ahora como para dar lástima...”

Las campañas electorales, lo mismo que esa “otra campaña” son terrenos ajenos al proletariado, su proceso de reflexión y el fortalecimiento de su conciencia, exige reconocer que el verdadero terreno de combate está en la defensa de sus condiciones de vida, pero al mismo tiempo debe ubicar a los farsantes que presentándose como amigos complementan el trabajo destructor de la burguesía. En adelante, los comunistas deberán llevar un seguimiento cuidadoso sobre esta campaña del EZLN pues se perfila desde hoy como el catalizador de la reactivación del izquierdismo y el fortalecimiento de la izquierda de la burguesía en general, una necesidad que tiene el capital actualmente frente al desgaste alarmante de su aparato estatal de izquierda ante los ojos de los trabajadores.

Tatlin/14-08-2005


[1] [208]El GTM, grupo de la Izquierda Comunista que estuvo activo en México durante los años 30. Para ver más sobre éste, recomendamos nuestro libro “La Izquierda Comunista de Italia”

[2] [209]Recuérdese que en 1994 el EZLN validaba jurídicamente su alzamiento en un artículo de la misma constitución que la burguesía ha usado para justificar su dominio.

Situación nacional: 

  • Mexico [6]

Revolución Mundial nº 89, Noviembre-Diciembre 2005

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Elecciones 2006 (II): Pugnas interburguesas, búsqueda del mejor modelo de explotación

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En la edición anterior anunciamos el inicio de la serie para denunciar de manera sistemática la trampa electoral, comenzamos recordando la posición marxista sobre el significado histórico del parlamentarismo y las elecciones en la ascendencia y la decadencia del capitalismo, demostrando que la permanencia de estos instrumentos del capital se debe a su función mistificadora contra el proletariado. En esta ocasión, hacemos un breve recuento de la vida política de la burguesía al menos en los últimos veinte años para hacer un balance de la situación que guardan sus esfuerzos para llevar adelante y sostener su proyecto económico y político que se ha dado, tanto para hacer frente a la creciente agudización de la crisis, como a las necesidades sociales y políticas que le reclama su dictadura sobre la clase obrera.


¿Cuál es el proyecto económico y político de la burguesía?

Desde mediados de los 80, cuando la agudización de la crisis económica cuestionó las estructuras de organización rígidas del capitalismo para enfrentar la agudización de la competencia en el mercado internacional, a la burguesía se le impuso un proyecto para adaptarse a las nuevas condiciones en dos planos:

a) Económico: limitar la propiedad estatal, con la idea de animar el mercado, eliminando sectores productivos poco rentables, pero sobre todo pensando que con ello animarían en crecimiento de la inversión y empuje del proceso de acumulación, esto es lo que llamaron la «modernización» del aparato productivo mediante la introducción de las «reformas de primera generación».

b) Político: transformar el esquema político imperante desde 1929 donde el anacrónico régimen de partido único (PNR-PRM-PRI) se sucedió en el gobierno por décadas y ya no podía sostenerse frente a las exigencias de una renovación profunda del juego electoral que diera nuevos bríos al espantajo de la democracia; en este rubro, se inscribe la «reforma política»1 [210], reforzando con ello el juego de partidos, definiendo una mejor geometría política al crear por primera vez, con el PRD, a un partido fuerte de izquierda, y definiendo a instituciones electorales como el IFE.

El arranque de este proceso podemos ubicarlo durante la administración de Miguel de la Madrid (82-88). En él se asestó un primer golpe al equilibrio dentro del partido estatal (PRI) con la introducción de la llamada corriente neoliberal que en adelante encadenaría varias acciones para desmantelar el antiguo régimen político usufructuario de la estatización generalizada de la economía: modificación del marco jurídico burgués, tenencia de la tierra, privatización de servicios públicos, petroquímica, comunicaciones, financiamiento bancario, inversión energética, legislación laboral y sindical, etc., que por décadas había dado un sostén a la ideología de la «revolución mexicana» de la burocracia priísta; los siguientes equipos, también, promovieron la alternancia de los partidos en el gobierno, primero en los estados (Salinas, 88-94) y luego en la presidencia (Zedillo, 94-2000).

Este proyecto, a grandes rasgos enunciado, provocó una resistencia encarnizada y feroz por parte de la burocracia propietaria gobernante (la cual cínicamente se autodenominaba la «familia revolucionaria») que derivó en una serie de pugnas sangrientas al interior de la burguesía a finales del sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994): asesinatos, atentados, escándalos de corrupción, etc., las cuales casi resultan en la pérdida de control del proyecto, debido a que el gobierno de Salinas representó el esfuerzo más audaz de la fracción modernizadora de la burguesía mexicana (que incluso asestó duros golpes a los cacicazgos regionales, sindicales y a la misma estructura corporativa de masas del PRI).

El sexenio de Zedillo, parecía una especie de tregua entre las fracciones de los llamados «tecnócratas» y los «dinosaurios» aunque en realidad la polarización producida en el PRI expresaba la acumulación de las tensiones sobre todo con relación a la sucesión presidencial del 2000. Sabido es que los llamados «modernizadores» del PRI tuvieron éxito en su estrategia de hacer triunfar a un candidato ajeno a su partido (es memorable el mensaje apurado de Zedillo a media noche reconociendo antes del conteo preliminar el triunfo de Fox).


Un sexenio de ajustes

El sexenio de Fox ha visto recrudecer las pugnas interburguesas a niveles que recuerdan las tensiones de hace diez años. Aunque con el «espectacular» cambio de partido en el gobierno federal la burguesía logra oxigenar sus instituciones de dominación y relanzar la campaña democrática, los resultados han sido menores al nivel de lograr la cohesión y disciplina de las diferentes fracciones de la clase dominante. Desde el 2000 hemos notado una agudización de los enfrentamitos, revelando claramente la dinámica que impone el proceso de descomposición del capitalismo. El enfrentamiento se da no solo entre los diferentes partidos políticos sino también al interior de los mismos, y se ha visto integrarse de forma decidida en esta confrontación a sectores de de la misma iglesia, del ejército y, por supuesto, de las mafias del narcotráfico, que dicho sea de paso, se revelan de forma abierta como prolongación directa de los grupos de poder existentes en el interior del Estado.

Estas pugnas interburguesas expresan las resistencias a la cesión de concesiones, impidiendo el avance de una cohesión de la burguesía alrededor del Estado. La burguesía ha visto con preocupación el estancamiento en que se han quedado las acciones económicas y políticas que se suponía iban a ser impuestos por este equipo de gobierno, debido a las divisiones entre las diferentes fracciones que han estado anteponiendo sus conveniencias de grupo a los intereses generales de su clase, ejemplo de ello es la realización de las llamadas reformas estructurales de segunda generación las cuales han sido recurrentemente obstaculizadas sobre todo por la vieja estructura del PRI.

El eje central que cruza este entramado de pugnas es el enfrentamiento entre los «dinosaurios» denominados ahora «nacionalistas» y los «tecnócratas neoliberales» a quienes los enfrenta la sórdida puja por el poder estatal que siempre es sinónimo de beneficios económicos y políticos. Esta ciega e irracional lucha por imponerse políticamente impide que las fracciones logren un acuerdo armonioso para avanzar, como un espejo roto en mil pedazos, cada grupo o capitalista por separado, reflejan un fragmento de apreciación de la situación.

Los últimos acontecimientos (escándalos mediáticos) tienen una relación y están en continuidad con los habidos casi desde el inicio del sexenio de Fox pues la intención era continuar con el golpeteo directo contra el PRI: el escándalo del «Pemexgate» puso al descubierto la forma facciosa de operar del partido de estado con relación a su corporativismo sindical y el manejo patrimonialista de las empresas estatales; la respuesta habida estuvo a la altura del golpe y la contraofensiva del PRI en la forma del escándalo de los «Amigos de Fox» logró emparejar los marcadores. Luego, en la primera mitad del sexenio el PRI tuvo serios reveses en el reparto de gobiernos en municipios y estados, sin embargo, desde el 2003 su recuperación ha sido espectacular no sólo en las elecciones de gobernador sino municipales, diputaciones, senadurías; lo cual planteó a la burguesía una preocupación mayúscula pues su reanimación perfilaba una tendencia muy positiva con vistas a las federales del 2006, y de remate las últimas elecciones de gobernadores en algunos estados como el de México y Nayarit demostraron la maquinaria perfeccionada y lista para lograr a toda costa el triunfo en el 2006.

Los golpes por debajo de la mesa no han cesado, en asunto del desafuero de López Obrador, estuvo comandado por el núcleo duro del PRI y el mismo Fox... Hace apenas unos cuantos meses se produjo un impactó mediático con las declaraciones de la cacique sindical del SNTE, Elba Esther Gordillo, quien reveló en un noticiero de TV que las reformas que permiten cobrar el IVA a medicinas y alimentos se negociaron en la casa de Carlos Salinas con la asistencia Roberto Madrazo. En el mismo tono se encuentra la eliminación en la carrera presidencial de Arturo Montiel. De igual forma a través de la TV se ventila las acciones de corrupción y enriquecimiento de tan «prestigiado» priísta...

Este recuento nos revela que la burguesía no ha podido decidir en orden y en cohesión, quién será su representante, sin embargo se esfuerza por definir un perfil del programa político y económico al que debe de ajustarse la fracción que logre imponerse, en ese nivel se encuentra el llamado «acuerdo de Chapultepec».


¿Cuál es la situación actual?

A nueve meses de las elecciones federales y vista sobre la mesa las estrategias del juego, las tensiones y los ajustes de cuentas se agravarán sobre manera; en realidad, los trabajadores no tienen ninguna opción en este circo, son los grupos de la clase dominante los que están tratando, mediante este mecanismo de imponer su decisión. Usarán todo tipo de recursos y en particular los medios de comunicación (escritos y electrónicos) para orientar e inducir los votos de los ciudadanos para asegurar el resultado deseado. Sin embargo, aún cuando es evidente que las elecciones son medios controlados por la burguesía, la descomposición social generalizada que provoca una tendencia creciente a la pérdida de control y al cada quien a lo suyo, al interno de la clase dominante, impide que se lleve en una forma «armónica», por el contrario la atomización de las facciones, empuja a una mayor agudización de la pugna.

Dentro de este panorama caótico, parece asomarse la intención de desplazar y neutralizar a aquellas fracciones más anquilosadas e incapaces de asumir la modernización y democratización de su aparato económico y político. No nos toca a nosotros adivinar qué facción se impondrá, sino marcar tendencias generales que permitan a la clase obrera orientarse para descubrir las trampas que cada fracción de la burguesía le pone. Lo que es importante remarcar, es que los trabajadores no tienen ningún interés en apoyar a tal o cual fracción de los capitalistas pues sus objetivos les son completamente ajenos.

En los artículos que siguen, trataremos la situación de cada uno de los partidos más importantes, la estrategia general en el país, la estrategia de la burguesía al nivel internacional y latinoamericano, para hacer un seguimiento sistemático de esta mistificación electoral y parlamentaria que, representa para la burguesía, más que nunca, una necesidad vital dado el desgaste de sus instituciones y políticos profesionales, lo cual le exige una renovación de su juego político, so pena de ver mermada la capacidad de su entramado estatal de dominación capitalista.

RR/Octubre del 2005


Notas:


1 [211]Como se ve, este plan tiene muchas semejanzas con los procesos de transformación económica y política en la ex URSS, identificados con los nombres de «perestroika» al nivel económico y «glasnot» en el terreno político.

Situación nacional: 

  • Mexico [6]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • El engaño del parlamentarismo [200]

Catástrofes «naturales»: el capitalismo en crisis es el verdadero culpable

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Los ejemplos se repiten y no hacen más que confirmar la verdadera causa de las catástrofes sociales que se multiplican en todo el mundo: el terremoto de Bam que mató a decenas de miles en Irán hace dos años, el de Pakistán que produjo más de 40 mil muertos, el Tsunami que dejó cientos de miles de cadáveres en la región del Océano Indico el diciembre pasado, recientemente el huracán Katrina que en Nueva Orleáns, Mississippi y Alabama produjo una masa de flotantes y de personas abandonadas a su suerte en el país más rico del mundo, los huracanes Stan y Wilma que han arrasado literalmente con decenas de comunidades en las costas de México y Centroamérica, todos son ellos desastres naturales convertidos en desastres sociales por el capitalismo.

Si analizáramos de manera aislada, por ejemplo, los daños causados por el huracán Stan, podríamos decir que fue una desgracia causada por la naturaleza, como quieren hacernos creer los medios de información burgueses. Los miles de muertos contados en las costas de México, Guatemala, Haití, etc., la destrucción de comunidades completas, dejando a miles de familias sólo con la ropa sucia y húmeda que llevan puesta y a los trabajadores sin posibilidad de reintegrarse a sus viejos empleos, por haber quedado destruidos, no podría achacarse más que a la mala suerte de la gente que le tocó recibir la fuerza del viento y del agua ante las cuales no se puede hacer nada. Sin embargo, este es un análisis superficial, un análisis de aquellos que se conforman aceptando las palabras de quienes ocultan la responsabilidad de este sistema social del cual son voluntaria, o invo­luntariamente fieles servidores. Ocultan que la miseria a la que es condenada la mayoría de la población ha obligado a gran parte de ésta a asentarse en regiones con alto riesgo de inundaciones, deslaves y hundimientos. Ocultan que la pobreza de esta gente, las obliga a vivir en casuchas que no les ofrecen la mínima protección ante las inclemencias del tiempo. Ocultan que la supuesta ayuda humanitaria sólo ha servido a políticos e instituciones para hacerse propaganda, dejando a la mayoría de las víctimas en total abandono1 [212]. Oculta que la mayoría de los recursos han sido empleados para salvaguardar la vida y las partencias de los burgueses. Ocultan que el paso del huracán Stan es sólo un ejemplo de cómo el capitalismo es el verdadero responsable de las destrucciones que se repiten cada vez con mayor frecuencia y la prueba más palpable de ello es lo ocurrido hace sólo dos meses en Nueva Orleáns.


Desastre en EUA: no es el subdesarrollo el responsable

Cuando el tsunami afectó al continente asiático en diciembre, la burguesía de los países desarrollados echó la culpa de la catástrofe a la incompetencia política de los países pobres por negarse a tomar en cuenta las señales de alarma. La tragedia en Nueva Orleáns y sus alrededores, no se produjo en ningún rincón del tercer mundo azotado por la miseria, sino en el corazón de la primera potencia capitalista mundial, lo que desmiente el discurso sobre el subdesarrollo o la pobreza como causa de este tipo de desgracias. Las escenas de pesadilla que se desarrollaron en EUA, la más rica y poderosa nación de la tierra, aclaran, más que nunca que es el actual orden social, a pesar de todos sus recursos tecnológicos y materiales, lo que está llevando a la humanidad a la destrucción.

El huracán Katrina mostró lo que siempre ha sido verdad, que el contraste no es entre países ricos y pobres, sino entre gente rica y pobre, la clase social contó para la sobrevivencia. Cuando se ordenó la evacuación en Nueva Orleáns, cada familia quedó a su suerte. Quienes pudieron costearse la encarecida salida2 [213], salieron para resguardarse. Pero la mayoría de los pobres, los ancianos, los enfermos, quedaron a merced del huracán, incapaces de escapar. El Superdome y el Centro de convenciones que fueron abiertos como refugios frente a la tormenta, fueron realmente campos de concentración, pues las autoridades no proveyeron ningún tipo de servicio, agua, alimentos, ni asistencia. Cuando miles de personas, la mayoría de raza negra, ocuparon estas instalaciones, fueron abandonados a su suerte. Para los ricos que se quedaron la situación fue totalmente distinta. Los turistas y los VIPS que se alojaban en hoteles de cinco estrellas adyacentes al Superdome nadaban en la abundancia y estaban protegidos por oficiales de policía armados, que mantenían a la «chusma» del Superdome a raya. Desde luego estos personajes tuvieron preferencia durante el rescate, mientras que muchos de los evacuados de los refugios fueron abandonados en la carretera, bajo el sol ardiente, donde algunos murieron.

Las fuerzas de represión llegaron antes que las fuerzas de ayuda. En vez de organizar la distribución de agua y alimentos guardados en los depósitos y almacenes de la ciudad, la policía se empleó a fondo contra la gente pobre que empezó a asaltarlos para distribuir productos de primera necesidad como una tentativa para sobrevivir bajo las condiciones más inhumanas3 [214]. Repentinamente, las víctimas fueron culpadas de su propia desgracia y la clase dominante tuvo el pretexto para enviar armas, vehículos blindados y guardianes en lugar de agua y alimentos.


La culpa es del capitalismo

La incapacidad del capitalismo para evitar y responder a este tipo de catástrofes, demuestra que la clase capitalista no merece seguir gobernando, que su modo de producción se hunde en un proceso de descomposición social, de pudrimiento desde la raíz, y que sólo ofrece a la humanidad un futuro de muerte y destrucción. El caos que ha consumido países enteros uno tras otro en África y en Asia es una muestra del futuro que el capitalismo reserva incluso a los países industrializados, y hoy Nueva Orleáns proporciona un fugaz anticipo de ese futuro desolador.

Como siempre, la burguesía se da prisa en plantear todo tipo de excusa para sus crímenes y fracasos. «Hacemos todo lo que podemos» se está convirtiendo en la canción de moda de la burguesía. Hacen «todo lo que pueden» para terminar la guerra, para mejorar la economía, para acabar con la criminalidad, para terminar con las drogas, etc., etc,... «No se puede hacer más»; ¡Mienten! En realidad siguen la política que han decidido conscientemente y que claramente tiene consecuencias desastrosas para la sociedad.

El huracán Katrina ha sido producto de la naturaleza, pero la escala del desastre natural y social no era inevitable. Se mire como se mire, ha sido el capitalismo, y el Estado que lo representan, quien ha permitido la catástrofe. La nocividad creciente de los desastres naturales que hoy vivimos en todo el mundo es consecuencia de políticas temerarias del capitalismo en busca incesante de ganancias; sea por «ahorrarse» la tecnología disponible para alertar a la población amenazada, o por arrasar los bosques en los países del tercer mundo lo que exacerba el potencial devastador de la contaminación de la atmósfera produciendo incrementos en la temperatura de los océanos y con ello el desarrollo de depresiones tropicales, mareas, tormentas y huracanes que hemos visto los últimos años. 4 [215]

Los izquierdistas citaron las mentiras de Bush y la industria energética y su oposición al protocolo de Kyoto como responsables del desastre del Katrina, como si la burguesía de los países que están a favor de dichos protocolos estuviera de verdad interesada en someter la producción capitalista a la preservación de la naturaleza.

La situación geográfica de Nueva Orleáns tampoco fue la culpable. Desde 1927, el cuerpo de ingenieros del ejército de EUA desarrolló un sistema de diques en Nueva Orleáns para prevenir las inundaciones anuales del río Mississipi, lo que permitió el florecimiento de la industria, la agricultura y la ciudad pero con ello impedían también que las aguas fluviales llevaran el sedimento de los pantanos y las marjales del delta del Mississipi río abajo, hasta el Golfo de México. Debido a esto, las zonas pantanosas que proporcionaban una protección natural a Nueva Orleáns, quedaron peligrosamente erosionadas, y la ciudad fue más vulnerable a las inundaciones marítimas. Esto no fue algo «natural» sino producto de la acción humana.

Tampoco fue la fuerza de la naturaleza quien mermó los efectivos de la guardia nacional de Lousiana. Un gran contingente de ésta había sido movilizado para la guerra de Irak, dejando sólo 250 Guardias Nacionales disponibles para apoyar los esfuerzos de rescate de los departamentos de policía y bomberos los tres primeros días tras la rotura de los diques. Un porcentaje aún mayor de la guardia del Mississipi había sido desplegado igualmente en Irak.

El argumento de que este desastre no podía preverse es igualmente un sinsentido. En 1998 una propuesta llamada Coast 2050 proponía reforzar y rediseñar los diques construyendo un sistema de compuertas, y excavar nuevos canales que aportaran agua con sedimentos fluviales para restaurar la protección que suponen las zonas pantanosas del delta. El coste de este proyecto era de 14 billones de dólares que tendrían que invertirse en un periodo de 10 años. Washington sin embargo no lo aprobó. El año pasado, el ejército pidió 105 millones de dólares para programas contra huracanes e inundaciones en Nueva Orleáns, pero el gobierno sólo aprobó 42 millones.

Otra refutación de la excusa de que «nadie podía haberlo previsto» es que la víspera de la llegada del huracán, el director de la FEMA (Administración Federal para las emergencias) Michel D. Brown, alardeaba en entrevistas en televisión, de que había dado órdenes para la puesta en marcha de un plan de emergencia en caso de que se produjese el peor de los escenarios en Nueva Orleáns.


Sólo la clase obrera puede ofrecer una alternativa

El sufrimiento en la costa del Golfo ha conmovido a millones de trabajadores, que al mismo tiempo se sienten furiosos por la falta de sensibilidad de la respuesta oficial al desastre. Especialmente en las filas de la clase obrera hay un sentimiento de genuina solidaridad humana hacia las víctimas de esta calamidad. Mientras que la burguesía parcela su compasión, dependiendo de criterios económicos, entre ricos y pobres, para la mayoría de trabajadores americanos no existen distinciones. Ha sido la clase obrera y los desposeídos quienes se han solidarizado con los que sufrían, por encima de su propia seguridad. Aunque la burguesía emplea a menudo la carta del racismo para dividir y oponer a los obreros negros y blancos, el sufrimiento de los pobres en Nueva Orleáns repugna a toda la clase obrera. EUA a pesar de ser una superpotencia, está, como todo el mundo, en crisis y gobierna un «orden mundial» que se hunde en el caos. Esta situación refleja un modo de producción cuya continuación amenaza la sobrevivencia de la especia humana. La guerra, el hambre y los desastres «naturales» son el futuro que nos reserva el capitalismo. La esperanza para el futuro de la humanidad, es que la clase obrera desarrolle la conciencia y la comprensión de la verdadera naturaleza de la sociedad de clases, y asuma su responsabilidad histórica de acabar con este anacronismo, de reemplazarlo por una sociedad en la que la genuina solidaridad humana, y la satisfacción de las necesidades humanas sean el principio rector.

CCI / octubre de 2005.


Notas:



1 [216]La ayuda calculada, corresponde a menos de medio kilogramo por habitante afectado, es decir, aproximadamente una comida en una semana.

2 [217]El precio de la gasolina y de los boletos de camión y tren aumentaron haciendo honor a la ley de la oferta y la demanda capitalista.

3 [218]A pesar de que los medios de información se enfocan en denunciar los saqueos de otro tipo de artículos que principalmente el lumpen lleva a cabo, aprovechando la situación.

4 [219]Cuando Katrina llegó a Florida, era sólo un huracán de fuerza 1, pero planeó una semana sobre las aguas del Golfo de México, a casi 50º C y se elevó a la categoría de fuerza 5, con vientos de 270 kilómetros por hora antes de alcanzar la costa del Golfo.


Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • La decadencia del capitalismo [116]

Sindicato: pieza importante de la burguesía para asestar un golpe más a los trabajadoresdel IMSS

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Hoy como nunca la acción coordinada del gobierno, patronal y sindicato en contra de los trabajadores se pone en clara evidencia. La burguesía usó toda una combinación de instrumentos para cubrir todos los flancos sociales y hacer pasar de la mejor manera las medidas de afectación salarial y jubilación.

Primero, se preparó una ensordecedora campaña en prensa, radio y TV, sobre los “privilegios” que gozan los trabajadores del IMSS, haciéndolos ver hacia el resto de los trabajadores como sus enemigos por ser los causantes de la degradación de la economía nacional, dado que generan, según ellos una gran “carga fiscal”. Enseguida se prepara una propuesta “dura” por parte del gobierno para atemorizar a los trabajadores, y poder conducir a una parte a la desmoralización, y a otros (la mayoría) hacer arder su coraje, y así poder poner en práctica su tercer fuerza: la acción del sindicato. La presencia del sindicato era vital para hacer pasar las medidas, pero no sólo de la acción del sindicato oficial, sino también del sector radical, ambos reparten su trabajo de sabotaje y confusión. Mientras la estructura oficial, coordinada por el diputado del PRI: Galina, empujaba a limitar las demandas y ser más conciliador, la estructura sindical radical, hace el teatro de ser una fuerza representativa del coraje de los trabajadores, proponiendo la huelga y acciones de provocación como el cierre de calles.

Esta distribución de tareas al interno del sindicato le permite hacer pasar las medidas de afectación al salario directo y las condiciones de jubilación, pero lo presenta como un logro del sindicato y en particular de la presión de los sectores radicales del sindicato.

Una gran mascarada fue preparada por el sindicato para hacer pasar las medidas y marcar además el parámetro para la continuación del ataque hacia otros sectores de trabajadores (ya se anuncia el seguimiento del mismo esquema de afectación a las pensiones y jubilaciones en el ISSSTE y las Universidades).

Es cierto que pese a la trampa extendida por el sindicato el coraje y descontento de los trabajadores queda en cierto nivel, no obstante para esterilizar y usar esa fuerza el sindicato anuncia ya la necesidad de democratizarse. Así Laura Narváez, dirigente sindical afirma: “... urge una ‘reforma democrática’ para que ‘otra vez la gente retome la confianza que perdió en sus representantes’...” (La Jornada, 17-10-05, el subrayado es nuestro).

De esta derrota que ha encabezado el sindicato, los trabajadores deben sacar la lección, los sindicatos, oficiales o democráticos, “charros” o radicales, son enemigos de los trabajadores, son instrumentos del capital infiltrados en las filas de los trabajadores, por ello para poder llevar un verdadero combate en la defensa de las condiciones de vida, y que representen verdaderas preparaciones de los combates futuros, la clase trabajadora necesita tomar en sus manos la lucha, llevando el combate por encima y en contra del sindicato.


Tatlin, 17-10-05


Situación nacional: 

  • Mexico [6]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • La cuestión sindical [201]

Debate Sexta declaración del EZLN: la vieja y la «nueva izquierda», instrumentos del capital

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La desgastada campaña de la burguesía sobre la «muerte del comunismo», lanzada luego del derrumbe del bloque estalinista, busca ser reanimada a partir de la insistencia de la formación de la «nueva izquierda». En este «nuevo esquema» se destacan como sus mejores representantes personajes como Negri, Saramago, Holloway, el guerrillero Marcos y el conjunto del «movimiento altermundista». Esta «nueva izquierda» pretende ser la expresión crítica y renovada de lo que consideran los «viejos principios del marxismo», no obstante, lo mismo que el estalinismo, el maoísmo, trotskismo y demás engendros ideológicos, sigue siendo una estructura dominada (e incluso creada) por la misma burguesía, por eso es que a través de un enredo ideológico busca golpear la conciencia de los trabajadores y someterlos en una dinámica interclasista, que desgaste y esterilice el descontento y coraje de clase, conduciéndolos a un callejón donde la única salida que ofrece es la justificación de la existencia del capitalismo.


Izquierda e izquierdismo armas de la burguesía contra la clase obrera

El la última década el EZLN se ha destacado como ejemplo de la «nueva izquierda», y para atrapar atención de los trabajadores ha recurrido a la apertura de un pretendido debate para definir lo que en los «tiempos modernos» es la izquierda. Así el EZLN y el resto de grupos que lo siguen fielmente, en su afán por desmarcarse del PRD, integrarán un «movimiento nacional de lucha de izquierda». Este movimiento, que resume ya su ideario en la «6ª declaración», no va más allá que hacer la defensa del capital nacional, de la democracia y las instituciones burguesas (como lo es la Constitución). Todo lo que plantea no son sino aspectos que ya hemos visto desatacar por el conjunto de grupúsculos que a lo largo del tiempo se han encargado de sabotear el proceso de reflexión de la clase trabajadora. El mismo argumento del EZLN sobre la defensa de la soberanía y las riquezas, es un argumento reciclado de los discursos lanzados durante los 60 y 70 lo mismo por los grupos estalinistas que los trotskistas; por ejemplo la consigna de nacionalización de la industria químico farmacéutica, la defendía lo mismo los estalinistas de «Punto Critico» (hoy fundido en el PRD) que los trotskistas del PRT. De forma que la defensa de la soberanía, de las empresas estatales y la lucha contra la globalización que el EZLN hoy proclama es el mismo discurso que levantaba el viejo estalinismo, es el mismo estribillo sólo que lo hace novedoso al presentarlo con un lenguaje radicaloide y sentimental. Pero aunque es el EZLN el que más ruido ha hecho respecto a la «nueva izquierda» al involucrar en su lenguaje «novedosas» creaciones «teóricas» de la misma burguesía (como el de la globalización), no es el único representante. En el mismo sentido se mueve el movimiento altermundista y sus «teóricos» que toman esas nuevas interpretaciones para justificar la existencia del capitalismo y la posibilidad de que este mejore, ensanchando así la visión mistificada sobre el mundo, pretendiendo con esto que los trabajadores extravíen el objetivo central de su descontento.

Es característico del movimiento anti globalización al mostrarse como ejemplo de la «nueva izquierda», insistir en su forma no organizada, existente casi de forma virtual, y con una actuación «incluyente» y alejado de «dogmas», lo que es fácil traducir como una proclama interclasista desesperada, que con su pretendida «apertura mental» termina defendiendo la posibilidad de una renovación del capitalismo. Baste citar para ejemplificar a Emir Sader, un conocido «intelectual» altermundista de Brasil, que define así lo que es ser de izquierda: «Definirse de izquierda -un gobierno, un partido, una persona- hoy significa luchar contra la hegemonía del capital financiero sobre la economía... Es luchar por el triunfo del mercado de la producción y del trabajo sobre el mundo de la especulación.» (La Jornada 18-06-03).

Podemos ver que la burguesía requiere para asegurar su dominio presentar no sólo una imagen dura y descarada que se aferre en la defensa del capitalismo, como lo hacen sus partidos (y gobiernos) de derecha, sino además requiere de un aparato de izquierda que de forma sutil e hipócrita se infiltre en el terreno de lucha de los trabajadores para sabotear y apuntalar el poder del capital. En ese sentido es que podemos afirmar que existe una izquierda del capital, que vive incrustada en el aparato de Estado (con curúles e incluso gobiernos), aunque hay otra parte de grupos y partidos más radicales, que no están directamente integrados a las instituciones de gobierno (e incluso pueden presentarse como críticos de los partidos involucrados en el poder) y sin embargo no son expresiones del esfuerzo y la conciencia de los trabajadores. Esa izquierda radical o izquierdistas también se integran al sistema, no de forma directa pero si orgánicamente, defendiendo en su práctica y discurso al sistema, por ejemplo llamando a defender a la propiedad estatal o a gobiernos a los que consideran progresista y que incluso los llaman socialistas.

Por ello es que podemos afirmar que la pretendida «nueva izquierda» (lo mismo que la izquierda y el izquierdismo) no deja de ser una estructura del capital. Por más que el EZLN critique al PRD, y marquen diferencias de forma, la esencia de ambos grupos es la misma, ambos, en su práctica y su discurso se empecinan en defender al sistema de explotación. Por más que el EZLN «critique» las elecciones próximas, no deja de ser una estructura ajena a los intereses de los trabajadores, así -mismo, el altermundismo, y su pregón de que otro mundo es posible encierra en verdad la esperanza que ese otro mundo sea el capitalismo «mejorado», «con rostro humano».


La Izquierda Comunista, verdaderos continuadores de la tradición marxista

Si la necesidad de la burguesía es crear su propia estructura, definiendo sus partidos de derecha y de izquierda, no se puede suponer que la clase trabajadora no es capaz de crear sus propios organismos de combate, los cuales han sido y son verdaderos esfuerzos de la clase para sistematizar su experiencia, construir su programa y dirigir sus combates. Mientras la «nueva izquierda» pretende mostrar su fuerza desechando al marxismo o combinándolo con las teorías sociológicas y económicas que la burguesía ha «descubierto» en los últimos años, la realidad viene a poner al descubierto la fuerza del marxismo, por eso la Izquierda Comunista, no duda en su defensa e insiste en mantener su tradición.

Cuando hablamos de la defensa de la tradición teórica del marxismo, no es una añoranza nostálgica o un aferramiento dogmático, es recobrar la experiencia histórica de la clase obrera, y sintetizar las enseñanzas que sus combates han dejado. Esta sistematización de la experiencia es lo que permite definir un marco de análisis para poder comprender cuando una propuesta, por más radical que se dibuje, se encuentra dentro o fuera de un terreno de clase. Intentando hacer un resumen apretado, delinearemos algunos elementos puntuales que definen los principios proletarios y que marcan la diferencia con el proyecto que defiende el aparato de izquierda del capital:

- Por el lugar que ocupan en el sistema productivo, el proletariado es la única clase con capacidad de transformar radicalmente al capitalismo.

Los regímenes estalinistas, tanto del pasado (como la URSS), o actuales (como Cuba) no son expresiones del comunismo.

- En el actual período de decadencia que vive el capitalismo, no existen ninguna fracción progresista en la burguesía, por tanto el proletariado no puede aceptar por ningún motivo algún tipo de alianza con alguna de ellas.

- El combate de la clase obrera es opuesto a todo tipo de propiedad, por ello los trabajadores no reivindican a la propiedad estatal, ni a la propiedad unida a formas de producción del pasado.

- La revolución proletaria no puede tomar forma sino a través de la revolución mundial, por ello la bandera del internacionalismo proletario es un principio fundamental, y es por tanto diametralmente opuesto al nacionalismo en cualquiera de sus expresiones.

- Los procesos electorales, y las instancias parlamentarias no son mecanismos que los trabajadores puedan usar en su lucha.

- Los sindicatos aún cuando en el siglo XIX fueron creaciones de los trabajadores para organizar sus luchas, desde inicios del siglo XX éstos se transformaron en instrumentos del capital.

- El militarismo y el terrorismo no son métodos de combate del proletariado, por el contrario, son opuestos a su práctica, en tanto su verdadera fuerza se encuentra en su conciencia, su organización y su actuación masiva.

- El marxismo no se desarrolla a partir de elucubraciones individuales de «iluminados» o «genios solitarios» sino a través de colectividades organizadas.

Estos elementos que sintetizan las enseñanzas de los combates pasados de la clase obrera, la «nueva izquierda» se empecina en presentarlos como antiguallas inútiles, con el fin de que extender la confusión y esconder a toda costa a los ojos de los trabajadores la necesidad y posibilidad que existe de la destrucción del capitalismo.


Tatlin, Octubre/2005


Situación nacional: 

  • Mexico [6]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • Los falsos "partidos obreros" [220]

El «socialismo» chavista: nueva forma de redistribución de la miseria

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En su último periplo que lo llevó por varios países (Brasil, Uruguay, Argentina, India, Qatar y Francia), el presidente Chávez no sólo hizo derroche de antinorteamericanismo, sino que pregonó ante los auditorios previamente montados para su visita, que no se podía superar la pobreza del Tercer Mundo bajo el sistema capitalista de libre empresa, que para lograrlo habría que inventar el «socialismo del siglo XXI».

Este invento no tiene nada de nuevo representa una adaptación del capitalismo de Estado a unas condiciones de mayor agudeza de la crisis y sobre todo de mayores niveles de descomposición del orden capitalista. Esta situación requiere de una readaptación de las políticas económicas, así como de toda la parafernalia ideológica que necesita desarrollar cada burguesía nacional, para confundir e intentar someter al proletariado. A cada burguesía nacional, con mas énfasis en los países de la periferia, no le queda otro camino que redistribuir la miseria, tal como lo pretende este «neo-socialismo» propuesto por Chávez.


El «proyecto» chavista: un proyecto netamente burgués

El proyecto chavista tiene su génesis en el movimiento cívico-militar-bolivariano desarrollado por los ideólogos de la lucha guerrillera de los años 60 que rompieron con el Partido Comunista de Venezuela, y que es retomado en los años 80 por el Movimiento Bolivariano Revolucionario-200; es un proyecto que tiene como objetivo el desarrollo de una «burguesía nacionalista», diametralmente opuesta a la burguesía «oligárquica» que emergió después de la derrota de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez en 1958. Este movimiento toma influencia de la ideología estalinista, pero tropicalizada con la ideología bolivariana, pugnando por la estatización de la economía.

El vertiginoso ascenso de Chávez, se debe fundamentalmente al alto grado de descomposición que presenta la burguesía venezolana, expresión de la descomposición del sistema capitalista en su conjunto. Los sectores de la burguesía que gobernaron durante las últimas décadas del siglo pasado, enquistados en el poder, amparados en un ambiente de impunidad y corrupción; perdieron la capacidad de crear expectativas hacia los sectores mas empobrecidos, mas bien restringieron progresivamente los planes sociales que le permitieron mantener la «paz social»; situación que incrementó los niveles de pauperización, mientras que a la par se implantaban draconianas medidas de austeridad a través de los planes para enfrentar la crisis económica.

La incapacidad de reacción de estos sectores de la burguesía en el poder quedó al desnudo con las revueltas del hambre de 1989, cuando fueron saqueados y quemados miles de comercios, principalmente en Caracas, dejando un saldo no oficial de más de 10 mil muertos. A pesar de esta desesperación que dieron los sectores depauperados, la burguesía nacional fue incapaz de introducir un mínimo de cambios en sus estructuras de poder para que le permitieran contener el malestar social.

Este contexto preparó el terreno para que se diera el primer paso para la concreción del proyecto chavista: el intento de golpe de Estado de 1992, que aunque fracasó permitió catapultar la figura de Chávez. Después de salir en libertad en 1994, se lanza a la arena electoral, con un discurso demoledor contra las facciones de la burguesía hasta entonces en el poder. Basado en su carisma, fue adaptando el proyecto de la «revolución bolivariana» de los años 60 a los nuevos tiempos de desaparición de los dos grandes bloques imperialistas; arrastrando tras de sí a millones de pobres, al sembrarles la ilusión de que de llegar al poder se superaría su situación de pobreza.

Después del arrollador triunfo de Chávez en las elecciones de 1998, se inicia un proceso que domina el escenario político hasta nuestros días, donde se confrontan dos facciones del capital nacional: la «vieja» burguesía, representada a través de los partidos tradicionales (AD, COPEI, algunos sectores del MAS, etc.); contra la «nueva burguesía», representada por partidos y grupos de izquierda, izquierdistas, militares, etc., excluidos de los factores de poder que habían dominado durante el último medio siglo. En este sentido, cuando el chavismo y sus consortes dicen que el gobierno bolivariano es el gobierno de «los excluidos», no se refieren a la masa de pobres que habitan el país, sino a esos sectores de la burguesía y la pequeña burguesía otrora marginados de las esferas de poder.

Tal como lo hicieron adecos y copeyanos en el pasado, el chavismo arremete contra los trabajadores y contra esa misma masa de pobres que dicen defender, masificando la miseria a través de las llamadas misiones1 [221].


El chavismo: un movimiento nacido descompuesto

Sería un error ver el ascenso del chavismo como un producto «made in Venezuela». El «fenómeno» chavista, es el resultado de las propias contradicciones del sistema capitalista. Por una parte, de la crisis que sacude al capitalismo a nivel mundial desde finales de los años 60, que requiere de cada burguesía nacional un ataque permanente a las condiciones de vida de las masas trabajadoras, y de la población en su conjunto. Pero principalmente, es resultado del período de descomposición que vive el capitalismo desde hace dos décadas, cuya mayor expresión ha sido la desaparición del sistema de bloques que imperó hasta el derrumbe del exbloque «socialista» en 1989.

En el caso particular de Venezuela, el surgimiento del chavismo expresa de manera caricatural la descomposición de la burguesía nacional, ya que su conflicto de intereses creó las condiciones para que surgiera un gobierno liderado por sectores de la pequeña burguesía izquierdista; con claras intenciones de mantenerse en el poder a toda costa. El sector chavista de la burguesía intenta diferenciarse del basamento ideológico democrático de la «vieja oligarquía», adaptando parte del acerbo burgués de la izquierda del

capital venezolano y del izquierdismo a los nuevos tiempos2 [222]:

-al bolivarianismo retomado de la guerrilla izquierdista de los años 60 junto con el pensamiento zamorano y robinsoniano3 [223], se unen el indigenismo y la negritud, para plantear una vuelta al pasado, con una carga de misticismo y religión, que le dan una connotación fundamentalista a la ideología bolivariana. De esta manera, se expresa el carácter ahistórico e irracional de la ideología chavista, que pretende ir hacia adelante pero viendo hacia el pasado, con planteamientos aun más atrasados que los de la burguesía en el siglo XIX cuando ésta aun era una clase revolucionaria.

-a la democracia representativa en la que se sustentaban los viejos partidos, el chavismo opone la democracia «participativa y protagónica», en la que estaría el fundamento del «socialismo» chavista. Esta le permitió al chavismo movilizar a la población para adaptar jurídicamente el modelo democrático-burgués para controlar las instituciones del Estado mediante la aprobación de una nueva constitución. Pero lo «innovador» de este modelo burgués es que permite darle sustentación a la «nueva burguesía» chavista mediante dos vías:

- en lo económico, mediante el llamado «desarrollo endógeno», basado en el cooperativismo, la cogestión y la autogestión,

- en lo político y social, con la asignación de recursos del Estado a través de organizaciones como los Círculos Bolivarianos, misiones, milicias, etc., le permite al chavismo un control político y social de los sectores mas empobrecidos, que son la mayoría de la población (en esto el chavismo no se diferencia de los regímenes estalinistas o fascistas). Pero sobre todo esta asignación de recursos a través de las misiones, le permiten al chavismo repartir las migajas que le dan sustento a toda la ideología de «redistribución de la riqueza» y el «igualitarismo» de la izquierda; lo que según el chavismo y el conjunto de la izquierda abriría el camino al «socialismo del siglo XXI».

Pero este «socialismo», antes que «redistribuir la riqueza», distribuye la miseria, «iguala» a la sociedad pero en la precariedad. Mediante las misiones, «flexibiliza» las condiciones de trabajo y en las cooperativas los trabajadores reciben salarios de hambre (menores que el salario mínimo) sin ningún tipo de cobertura social; por otra parte, por cada área de servicio o producción que se cubre a través de las misiones, se desmejoran las condiciones salariales y sociales de los trabajadores formales que hasta ahora laboran en esas áreas, ya que son violadas las contrataciones colectivas y son chantajeados con el despido, de no acogerse a las condiciones impuestas por el Estado; por último, debido a que las misiones cumplen principalmente una función política de control social, se desmejora la calidad de los servicios públicos prestados, ya que no son la prioridad real. En la medida que crezca la cobertura social de las misiones, en esa misma medida se extenderá la precariedad al conjunto de la clase trabajadora y al conjunto de la sociedad. Por otra parte, el cooperativismo, la cogestión y la autogestión, formas organizativas de producción de bienes o servicios a las que la izquierda y los izquierdistas asignan de manera mágica un carácter «anticapitalista», de ninguna manera eliminan la explotación de los trabajadores por el capital, sea éste de origen privado o estatal: por una parte, no se eliminan las relaciones de jerarquía y explotación propias de toda forma de organización de producción capitalista; por la otra, los bienes y servicios producidos por los trabajadores, deberán someterse tarde o temprano a las leyes del marcado.

La burguesía, aquí y en todas partes, no tiene otra opción que manipular la pobreza; y el chavismo ha resultado ser un maestro en esta materia. Por ello, estas ideologías intentan ser impuestas a sangre y fuego por el chavismo en el conjunto de la sociedad, en un ambiente de represión, persecución, chantaje y ataque despiadado a las condiciones de vida de los trabajadores, a través del desempleo, de salarios de hambre, cargas impositivas; de crecimiento de la pauperización, que se expresa en un crecimiento de la indigencia, la desnutrición, la criminalidad y la prostitución infantil y juvenil; mientras los nuevos ricos chavistas se reparten el botín de los ingresos del Estado, a través de asignaciones financieras y de sueldos decenas de veces mayores a los de un trabajador, promoviendo y permitiendo niveles de corrupción tales, que los corruptos de los gobiernos anteriores quedan como niños de pecho.

En este sentido, el chavismo no sólo es un producto de la descomposición de la burguesía venezolana, sino que es un factor acelerador de la descomposición de la clase burguesa y de la sociedad venezolana en su conjunto. ¿Y quien puede llamar a esta putrefacción «revolución»?


La única revolución posible y verdadera es la revolución proletaria

En su radicalismo pequeño-burgués, los sectores izquierdistas que conforman el chavismo por conveniencia ideológica se empeñan en llamar «revolución» algo que no es mas que una variante de capitalismo, una «nueva» forma jurídica de administración del Estado burgués para proseguir la explotación del trabajo por parte del capital nacional. El hecho de que Chávez y sus discípulos y aduladores llame a esto «socialismo» no representa nada nuevo: la izquierda y los izquierdistas de todo cuño, se han encargado durante todo el siglo XX de calificar de «socialista» a cualquier gobierno donde el Estado asume el control de la vida económica, política y social, tal como sucedió con los países bajo la órbita rusa, o los que aún sobreviven como China, Corea del Norte y Cuba...

Con esta visión del «socialismo del siglo XXI» en mente, el chavismo ofrece erradicar la pobreza para el 2021. Pero la realidad es que el crecimiento de los índices de pobreza es inocultable e indetenible: a pesar de las descaradas manipulaciones de las cifras por parte de los organismos del Estado, el Instituto Nacional de Estadística (INE) informó que el índice de pobreza había crecido en 10 puntos porcentuales durante los 6 años de gobierno chavista4 [224]. Este crecimiento de la pobreza no se debe a un problema de mala gestión del chavismo, como pretenden hacerlo creer los sectores burgueses de la oposición: bajo el capitalismo es imposible eliminar la pobreza... el mismo modo de producción capitalista, no sólo requiere de un ataque incesante al salario y a las condiciones de vida de los trabajadores, sino además en su período de decadencia genera una masa cada vez mayor de proletarios que son lanzados a la calle, sin posibilidad de ser reabsorbidos por el aparato productivo.

Aunque la burguesía venezolana cuenta con importantes ingresos debido al alza histórica de los precios del petróleo, éstos no son eternos y por otra parte son insuficientes para el nivel de gastos que requiere mantener la «revolución». Mas temprano que tarde la profundización de la crisis dará al traste con las misiones y todo el aparataje populista montado por el chavismo; en ese momento las masas volverán a manifestarse, pero si no quieren terminar en el callejón sin salida que ofrece la revuelta, la clase obrera debe tomar el control orientando su coraje hacia combates que tengan en claro la necesidad de la superación del capitalismo. Por ello es de suma importancia que los trabajadores reaccionen con su lucha ante los ataques a sus condiciones de vida, y enfrenten toda esta ideología bolivariana igualitarista. Es fundamental que la clase recupere su identidad, su solidaridad y su moral proletaria. Es fundamental la reflexión y discusión de los elementos mas politizados de la clase, para contrarrestar esta ofensiva ideológica de la burguesía.

En el capitalismo decadente, la burguesía, sea de derecha o izquierda, no tiene otra opción que recurrir a aplicar variantes al capitalismo de Estado, así lo adorne de bolivarianismo o de otro recurso ideológico. Ni las fuerzas de derecha ni de izquierda del capital pueden introducir reformas al sistema capitalista, y mucho menos hacer una revolución: la época en que la burguesía era una clase revolucionaria quedó cerrada cuando el modo de producción capitalista llegó a todos los confines del planeta; así mismo. Desde entonces hasta nuestros días el capitalismo sobrevive gracias a un ataque despiadado a las condiciones de vida de los trabajadores y pauperizando a millones de seres humanos, labor que realiza con el apoyo de sus partidos de derecha e izquierda, y los sindicatos.

P. 01-04-05


Notas:


1 [225]Organizaciones promovidas y financiadas por el Estado, mediante las cuales se prestan servicios públicos de salud, educación, distribución de alimentos, etc. Mediante el cooperativismo se promueve el empleo precario además de que las redes que conforman las Misiones, realizan un control social, ya que se exige un compromiso con la «revolución bolivariana» para poder recibir las ayudas del Estado.

2 [226]Uno de los asesores de Chávez en los años 90 fue el argentino Norberto Ceresole, quien creó un modelo llamado «posdemocracia» que combinaba un espectro de ideologías que van desde el fascismo hasta el bolivarianismo, pasando por el estalinismo.

3 [227]Se refiere al «guerrero» Ezequiel Zamora, líder de insurrecciones campesinas de mediados del siglo XIX; y a Simón Rodríguez, quien vivió entre los siglos XVIII y XIX, fue maestro de Bolívar y cambió su nombre por el de Samuel Robinson; su modelo planteaba que la América Española debía tener gobiernos e instituciones «originales», que no copiara modelos foráneos.

4 [228]El Instituto Nacional de Estadística señaló que la pobreza había crecido de 42,8% en 1999 al 53% en el 2004. Sin embargo, un estudio de la empresa Datos señala que la pobreza abarca a 81% de la población, equivalente a 21 millones de personas (El Nacional, 31-03-05).



Corrientes políticas y referencias: 

  • Chavismo [24]

Correo del lector: Guevarismo, una ideología contra-revolucionaria

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Correo del lector

Guevarismo: Una ideología contrarrevolucionaria


Algunos jóvenes que actualmente discuten posiciones de la izquierda comunista se han planteado una discusión sobre las posiciones políticas de la corriente guerrillera, más particularmente de la representada por Ernesto «Che» Guevara. Esta ideología tuvo su auge en los 60 y 70 sembrando la confusión e inoculando ideología burguesa pura a través del «modelo cubano» con su tristemente famosa máxima de la «vía cubana al socialismo». En este artículo breve trataremos de asumir sólo algunas posiciones políticas típicas del guevarismo para tratar de demostrar que su legado no pertenece al proletariado sino a la burguesía. Aclaramos de antemano que no atacamos a las personas ni podemos cuestionar sus intenciones ni su honestidad, lo que denunciamos son sus posiciones políticas burguesas. Es justamente esto último lo que abordaremos.


Teoría del socialismo en un solo país: Punta de lanza de la contrarrevolución

La revolución rusa de 1917 abrió un periodo insurreccional a nivel mundial que fue seguido por la revolución en Alemania, las huelgas masivas en Gran Bretaña, los Consejos Obreros en Hungría, etc. sin embargo, no se pudo concretar la unificación mundial de estos combates obreros y la revolución rusa quedó aislada y condenada a su estrangulamiento. Ese aislamiento fue el factor decisivo que provocó la degeneración del partido bolchevique y de la misma revolución, el punto clave que mostró a los marxistas que esta revolución dejaba de respirar, lo constituyó la adopción (a mitad de los 20) por parte de la Internacional Comunista, de la consigna de la «construcción del socialismo en un solo país», tal declaración era el acta de defunción de la revolución ya que justificaba el sacrificio por la nación, por la «patria socialista», en detrimento de la revolución mundial. Esta teoría es la antítesis del proletariado, mientras que éste trata de barrer las fronteras y de construir una comunidad humana mundial, el «socialismo en un solo país» genera el mito de que puede haber una isla comunista en un mar capitalista y, lo que es peor, que la nación, el nacionalismo, serían compatibles con el comunismo. Una revolución triunfante en cualquier país tendrá la obligación de extenderse o morir, no se puede «construir» socialismo en un país o región sin destruir al capitalismo a escala mundial.

El guevarismo no sólo defendió la idea de la existencia del socialismo en la URSS o en China, sino que fueron el «modelo» para justificar la «vía cubana al socialismo». Construir el socialismo en un ignoto paraje parece más un producto de la voluntad que una consecuencia arrojada por una revolución que se ha extendido a nivel mundial. El «Che» Guevara afirmaba que «la sociedad socialista se podía desarrollar en un solo país aislado, aún en las condiciones del más terrible cerco imperialista, como fue el que debió enfrentar la Unión Soviética durante los primeros años de la creación del Estado soviético»1 [229]. Habrá que agregar que el «Che» no reparó en elogios para hacer pasar las bondades y cualidades «superiores» del «campo socialista» por encima del «campo capitalista» haciendo alusión a las «tasas de crecimiento superiores»2 [230], tal disparate fue hecho trizas por la historia del derrumbe de la URSS y todo su bloque a principios de los 90 (una enorme miseria de los trabajadores en el Este y sus satélites). Alimentando el mito de la existencia de «socialismo» donde sólo había un capitalismo de estado brutal y una dictadura feroz de una burguesía de ropajes rojos, el guevarismo rindió (y sigue rindiendo en parte) una preciosa contribución a la ideología burguesa.

Para el «Che», tomar el poder político en un país «por el pueblo» (término interclasista tan socorrido por sociólogos y demás ideólogos burgueses) se «habrá cristalizado la primera etapa de la revolución socialista; estarán listos los pueblos para restañar sus heridas e iniciar la construcción del socialismo»3 [231]. En palabras claras, el guevarismo levanta muros alrededor de las fronteras nacionales, condena todo proyecto al mítico concepto de «pueblo» sin superar los límites de la nación. El guevarismo abreva pues en las turbias aguas del estalinismo y del nacionalismo más rancio.


Voluntarismo guevarista, antítesis de la conciencia de clase del proletariado

La revolución comunista se distingue del resto de pasos del asenso de la humanidad en que es, ante todo, una obra conciente y colectiva. La clase revolucionaria, el proletariado, sabrá cómo y porqué es necesario transformar el mundo. Por primera vez en la historia los factores CONCIENCIA y COMBATE COLECTIVO revisten una importancia fundamental para la revolución. Contrariamente a esto, en el guevarismo encontramos un desprecio más o menos explícito por la teoría y un desdén olímpico por la conciencia obrera y, al mismo tiempo, promueve y glorifica la violencia minoritaria. El «Che», refutando el principio marxista de que «sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario» (Lenin), no tiene empacho en afirmar que «la revolución puede hacerse si se interpreta correctamente la realidad histórica y se utilizan correctamente las fuerzas que intervienen en ella, aún sin conocer la teoría»4 [232], basta entonces con un buen «analista» y un buen organizador (Fidel y el «Che»?) para que una revolución proletaria sea posible. Esta visión no es un «desliz» inocente, es una concepción bien estructurada del guevarismo. El «foquismo» es la más pura expresión de ese voluntarismo, donde las condiciones históricas y la comprensión de éstas son suplidas por el deseo y el «heroísmo» de una minoría. Las condiciones subjetivas (la conciencia de la necesidad de la revolución), según el manual guevarista, «se crean mediante la lucha armada que va haciendo más clara la necesidad del cambio (y permite preverlo) y de la derrota del ejército por las fuerzas populares y su posterior aniquilamiento»5 [233], el «foco insurreccional» crea las condiciones. Este simplismo hace eco en la impaciencia pequeño burguesa y en el activismo sin principios que se comen las uñas por «entrar en acción», por «hacer algo», no les importa si ese «algo» ¡va en sentido contrario a sus deseos! Esta desesperación individualista tiene su remate en lo que Guevara consideraba como un motor de la revolución, no se trata de la conciencia sino del odio: «El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta y selectiva máquina de matar»6 [234] . Más allá de esta escalofriante imagen, es de por sí evidente que esa visión es completamente ajena al proletariado y al marxismo. El odio al zarismo, por ejemplo, y que bien ganado se lo tenía, no hubiese producido jamás tan formidable revolución como la de 1917 en Rusia. El odio nunca ha sido ni será un fundamento de la revolución comunista, jamás será la base de la organización masiva y conciente del proletariado. Una nueva sociedad será el producto de una comprensión científica de la lucha de clase, del capitalismo y de la necesidad material del comunismo. El odio es enemigo de la conciencia.


Nacionalismo guevarista, enemigo mortal del internacionalismo proletario

El «Che» pronunció varios discursos y escribió varios textos hablando de la necesidad del «internacionalismo proletario». Sin embargo, todo se reduce a un nacionalismo a ultranza. Antes de tocar el punto hay que señalar que el «Che» partía de un concepto falso de imperialismo donde los EUA serían el «enemigo principal a vencer», el guevarismo hizo del «imperialismo» un sinónimo de EUA, cubriendo así las espaldas a la URSS, China, y demás países de todo el mundo. Para el marxismo el imperialismo no es tal o cual país, es el modo de vida del capitalismo decadente donde ninguna nación, grande o pequeña, puede sustraerse a esta dinámica histórica. Así, para el «Che» desprenderse de la tutela americana y caer en los brazos de los rusos sería...¡Internacionalismo»!, en esta lógica la invasión del «ejército rojo» a Europa a fines de la II Guerra Mundial, así como la invasión a Checoslovaquia en los 60 o a Afganistán en los 80 sería unas bellas expresiones de «internacionalismo». El guevarismo ha representado históricamente un aliado indispensable de la URSS y de China en la lucha imperialista desarrollada en el marco de la «guerra fría».

No exageramos, el «Che», conciente o inconscientemente, asumió el papel de reclutador de carne de cañón para alimentar las pugnas imperialistas entre la URSS y los USA. Para muestra basta este botón: «Las armas no pueden ser mercancías en nuestros mundos, deben entregarse sin costo alguno y en las cantidades necesaria y posibles a los pueblos que las demanden, para disparar contra el enemigo común. Este es el espíritu con que la URSS y la república Popular de China nos han brindado su ayuda militar»7 [235] Bajo estos criterios, habría que incluir entre los grandes «internacionalistas proletarios» a Lázaro Cárdenas (que envió armas para apoyar a un bando en la guerra civil española de 1936). El internacionalismo no se puede reducir al «apoyo militar» o «económico», el internacionalismo nada tiene que ver con tomar partido entre bandidos imperialistas (URSS-USA), el internacionalismo es la piedra angular del marxismo que sintetiza la obra mundial de la revolución. El internacionalismo no es la «elección» de una nación o de un grupo de naciones, el internacionalismo pugna por la abolición de todas las naciones. Es por ello que denunciamos la postura guevarista como burguesa ya que desnaturaliza y niega el verdadero sentido del internacionalismo. Para el «Che» sería sinónimo de internacionalismo «morir bajo la enseñas de Viet-Nam, de Venezuela, de Guatemala, de Laos, de Guinea, de Colombia, de Bolivia, de Brasil, para citar sólo los escenarios de la lucha armada, sea igualmente glorioso y apetecible para un americano, un asiático, un africano, y aún, un europeo»8 [236].Esta última frase no deja lugar a equívocos, para el «Che» el internacionalismo no era la abolición de las naciones, sino la abolición de la nacionalidad del individuo para que éste se haga destripar por cualquier burguesía de otro continente, de preferencia, claro, por burguesías que se oponen a los EUA.

A la consigna nacionalista y reaccionaria del «Che» de «¡Patria o muerte!» los comunistas debemos oponer el grito de guerra de «¡Revolución mundial o barbarie capitalista!».

DAN/14-10-05

Notas:


1 [237]«Sobre la construcción del partido», Discurso, marzo de 1963.

2 [238]«Contradicciones en la era del imperialismo», Discurso en Ginebra, mayo de 1964.

3 [239]«Guerra de guerrillas, un método», septiembre 1963.

4 [240]«Notas para el estudio de la revolución cubana», Artículo publicitado en la revista «Verde olivo», octubre 1960

5 [241]«Cuba: ¿excepción histórica o ejemplo de la lucha anticolonialista?», ensayo aparecido en «verde olivo», abril 1961.


6 [242]«Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Continental», Discurso de abril de 1967.

7 [243]«Liberación nacional e internacionalismo proletario». Discurso de Argel, febrero de 1965.

8 [244]«Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Continental», Discurso de abril de 1967.

Corrientes políticas y referencias: 

  • Castrismo [245]

Las deslocalizaciones ilustran la explotación

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Al contrario de las elucubraciones altermundistas «contra la mercantilización del mundo», he aquí que desde hace tiempo que bajo la égida del capitalismo las relaciones mercantiles rigen el conjunto de relaciones sociales y humanas de la sociedad. En la sociedad capitalista, producir y vender una mercancía, constituye, bajo pena de encontrarse privado de todo medio de subsistencia, el único medio de obtener una parte de los bienes producidos. Para los que no poseen ningún medio de producción, los proletarios y encontrándose de hecho en la imposibilidad material de producir mercancías, no le queda más que colocar en el mercado una mercancía particular, su fuerza de trabajo.


La explotación capitalista de la fuerza de trabajo

Como para todas las otras mercancías, el valor de la fuerza de trajo se traduce en el mercado por un precio y en dinero: el salario. La mercancía fuerza de trabajo no se distingue en nada de las otras mercancías en el mercado, salvo que esta es inseparable de su vendedor, el trabajador, y que ella no soporta esperar mucho tiempo al comprador, porque ella perecerá con su portador, el trabajador, por falta de medios de vida.

La fuerza de trabajo constituye para el comprador capitalista, el burgués que la consume, la fuente de su ganancia. Si el capitalista industrial no hace trabajar al obrero más allá del tiempo suficiente para crear el salario que a este le toca, el patrón no lograría ningún beneficio. Es necesario que el asalariado trabaje más de este tiempo. El tiempo de trabajo de todo obrero se compone, sin que este se de cuenta, de dos partes: una parte pagada, donde el obrero no hace más que restituir el valor de su salario, y de una parte no pagada, donde el ejecuta trabajo gratuito o plusvalía para el capitalista que se apropia la totalidad de la producción.

La condición de proletario se resume en la inseguridad de su existencia. «El proletario está desprovisto de todo; no puede vivir un solo día para sí. La burguesía se atribuye el monopolio de todos los medios de existencia en el sentido más amplio de la palabra. El proletario es por tanto, tanto legalmente como de hecho, esclavo de la burguesía; esta puede disponer de su vida y su muerte. Ella le ofrece los medios de vida pero solamente a cambio de un»equivalente», a cambio de su trabajo; hasta llega a concederle la ilusión de que es por su propia voluntad, que hace un contrato con libremente, sin coacción. Bella libertad, que no deja al proletariado otra opción que firmar bajo las condiciones que le impone la burguesía (...)».1 [246]

En el sistema capitalista, la sed de plusvalía no tiene límites. El capitalismo cuanto más obtiene del trabajo no pagado de los trabajadores, es mejor. Arranca plusvalía, y la arranca sin límites, tal es el objetivo, el papel de la compra de la mercancía fuerza de trabajo para el capitalista. «El capitalismo industrial no descansa en el fondo más que en una mercancía. Su actividad como capitalista (...) se reduce a la que ejerce una mercancía sobre el mercado. Su tarea consiste en comprar tan acertadamente y al más bajo precio posible, las materias primas y accesorios, las fuerzas de trabajo, etc, que le son necesarias, y a vender tan caro como sea posible las mercancías fabricadas en su casa. En el dominio de la producción, un solo punto le debe preocupar: debe hacer de tal manera que el obrero ejecute, por el salario más pequeño posible, el mayor trabajo posible, que rinda la mayor plusvalía posible».2 [247]

Esta explotación no encuentra su límite más que en el agotamiento del explotado y en la capacidad de resistencia que la clase obrera opone a su explotador. Para aumentar la parte del tiempo de trabajo gratuito, donde el proletario produce al capitalismo su plusvalía, el capital dispone de diferentes medios: la prolongación de la jornada de trabajo, la intensificación de los ritmos durante la duración del trabajo y la reducción de los salarios, y el mínimo necesario para el simple mantenimiento en vida del obrero.

Como todas las mercancías, la fuerza de trabajo está sometida a la competencia y a los riesgos del mercado capitalista. «Cuando hay más trabajadores que la burguesía no juzga bueno ocupar, cuando por consecuencia al termino de la lucha de los concurrentes, queda aún cierto número de desempleados, los que precisamente, deberán morir de hambree; la burguesía no les dará probablemente trabajo, si el no puede vender con beneficios el producto de su trabajo»3. La competencia, «la expresión más perfecta de la guerra de todos contra todos que hace estragos en la sociedad burguesa moderna» donde «todos los trabajadores compiten como los burgueses» oponen a activos y desempleados, autóctonos e inmigrantes o diferentes fracciones nacionales del proletariado constituyen «el arma más acerada de la burguesía en su lucha contra el proletariado»3 [248].

Las deslocalizaciones, producto de la competencia capitalista

La deslocalización de los sitios de producción de los países industrializados hacia países con mano de obra barata constituye una evidente expresión de las leyes capitalistas y de la búsqueda de una taza máxima de ganancia. Bajo la presión de la competencia entre grandes países industrializados capitalistas por mercados cada vez más limitados, los salarios en promedio por hora de 18 euros en España, 4 en Polonia y República Checa, 2 en Brasil y México, 1 en Rumania, 0.7 en India o China contra 23 en Europa occidental o Estados Unidos, constituyen una infalible ganga para el capitalismo, vampiro de la fuerza de trabajo.

Desde el siglo XIX, la burguesía jamás ha dudado, cuando la técnica de producción lo permitía, en desmontar, por ejemplo, los telares, para ir a buscar en otra región mano de obra más barata o más dócil a la explotación.

Aunque las deslocalizaciones no son una novedad para la clase obrera, sino constituyen un fenómeno viejo e internacional, común a todos los países, después de los años 90, bajo el impulso de la crisis económica que dura más de tres décadas, este fenómeno ha conocido cierta aceleración. En los diversos sectores donde el costo de la mano de obra representa una parte importante del costo global de la producción, se transfiere de países industrializados hacia donde los costos de producción son más bajos.

En el sector del automóvil por ejemplo hace tiempo que los grandes constructores han recurrido a las deslocalizaciones. Renault produce el R12 desde 1968 en Rumania. «Desde los años 70, Renault, al igual que PSA, multiplica sus plantas locales en Brasil, México, Argentina, Colombia y Turquía.(...) Después de las reestructuraciones de los años 80, Renault se lanza en el compra de Samsumg en Corea del Sur y de Dacia en Rumania, en 1999»4 [249]. La burguesía no esperó el hundimiento de los regímenes estalinistas y el fin de una supuesta «economía socialista» para que las potencias occidentales invirtieran y se desplazaran a los países del ex bloque del Este.

Si todos los sectores de la producción capitalista son tocados por las deslocalizaciones, no toda la producción es destinada a ser deslocalizada como da a entender la propaganda de la burguesía. «Los sectores de la industria implicada en las deslocalizaciones son numerosas: cuero, textil, vestido, metalurgia, eléctrico, automóvil, electrónica... Igualmente, toca al sector terciario: centros telefónicos, informática, contabilidad... A decir verdad, toda producción masiva y todo servicio repetitivo es susceptibles de deslocalización hacia territorios donde el costo de la mano de obra es netamente menor»5 [250]. La baja drástica de los precios de transporte en los años 90 (baja de 45 % del costo del flete marítimo y de 35 % del flete aéreo entre 1985-93) ha reducido al mínimo el inconveniente de la distancia de los sitios de producción de mercancías al mercado donde serán consumidas.

La explotación a bajo precio de la fuerza de trabajo intelectual high-tec, muy cara en los países occidentales, es frenéticamente buscado, ahorrándose los gastos de su formación, asegurados en el lugar. En China, organismos públicos occidentales y empresa privadas son cada vez más numerosas para «crear en el lugar, tales como France Telecom en Cantón en junio de 204, centros de investigación a fin de beneficiarse del fantástico vivero de científicos a bajo precio que ofrecen los laboratorios chinos»6 [251]. La India también se ha convertido en unos años en un país de destino de diseño de software.

Por otro lado, las deslocalizaciones son ampliamente utilizadas para reducir los costos no productivos de grandes empresas (gestión computarizada, explotación de redes y mantenimiento, gestión de salarios, servicio a clientes, gestión de pedidos, centros de llamadas telefónicas), hasta un 40 o 60 %. A tal punto que «Todo lo que se puede hacer a larga distancia y transmitir por teléfono o satélite es bueno para deslocalizar». Es así que la India «tiende a convertirse en la boutique de empresas americanas y británicas»7 [252].

En la competencia a muerte que libran las naciones, los Estados de los países desarrollados ponen explícitamente un freno a la partida al extranjero de ciertas actividades. Poseer en su territorio de algunas industrias garantes de una potencia militar capaz de rivalizar con naciones del mismo orden constituyen una necesidad estratégica y una cuestión de sobrevivencia en la arena imperialistas. Más generalmente, en el plano económico, conservar en su suelo la producción central de diferentes sectores clave que constituyen la fuerza de tal capital nacional ante la competencia es también indispensable. En el automóvil, «bajo la presión de la competencia que obliga a producir a costos siempre más bajos se dibuja un movimiento de deslocalización de la producción de pequeños autos destinados al mercado francés en los países que tienen un bajo costo de mano de obra, mientras se queda en Francia la producción de vehículos de alta calidad en fábricas muy automatizadas. (...)»8 [253]. De igual manera en la industria textil donde «solamente los textiles que incorporan tecnología y competencia profesional aún son fabricados en Francia».9 [254]

El número de países beneficiados con las deslocalizaciones es reducido: «La India, Magreb, Turquía, los países de Europa central y oriental (PECO) y Asia (particularmente China)»10 [255]. Si cada capital nacional posee su tierra de elección, cada una responde a una misma serie de criterios imperativos. Estos países deben no solamente poseer cierta estabilidad interna. Lo que es el caso de un número cada vez más reducido de países, en tanto que brotan a la superficie del planeta zonas enteras abandonadas a las devastaciones de la guerra. Pero igualmente deben tener una infraestructura adaptada y disponer de una fuerza de trabajo, acostumbrada a la explotación capitalista, relativamente formada. La mayor parte de los países han conocido un pasado industrial (países del Este) que aparentaba industrialización. Al contrario, los países de África subsahariana, candidatos a recibir deslocalizaciones, no han tomado color.


La crisis de sobreproducción sin salida

La misma definición de deslocalización como «el desplazamiento hacia el extranjero de una actividad económica existente (por ejemplo) en Francia donde la producción es enseguida importada a Francia»7, nos deja ver parte del secreto de las cifras milagrosas desplegadas por la burguesía en relación a los supuestos milagros chino e hindú. Al tomar la totalidad de la producción mundial, las deslocalizaciones forman una operación blanca. Si bien ha creado un polo industrial que no existía antes, en ningún caso hay un desarrollo o nuevo desarrollo de la producción capitalista puesto que la creación de una actividad inexistente anteriormente en el país de recepción ha tenido a su vez por corolario directo la desindustrialización y estancamiento de las economías más avanzadas.

Durante décadas, estos países no han logrado realizar inversiones para la adquisición masiva, de una tecnología moderna, condición indispensable para apoyar la competencia con los países más desarrollados y acceder a una industrialización digna de este nombre, aún con una mano de obra a muy bajo costo. Su subdesarrollo, y mantenimiento en este estado son actualmente condiciones de interés que encuentra el capitalismo a la explotación de la clase obrera del lugar.

La ausencia de perspectivas de mejora de las condiciones de vida del proletariado de los países destinatarios de las deslocalizaciones así como el desarrollo del desempleo en los países occidentales, hacia los cuales se dirige el grueso de la producción deslocalizada, no pueden contribuir a la expansión del mercado mundial, sino a la agravación de la crisis de sobreproducción.

Las deslocalizaciones no constituyen en sí la causa del desempleo y la baja del nivel de vida del proletariado. Ellas no son más que una de las formas que toman los ataques que este sufre, pero todas proceden de la misma raíz: las leyes económicas del sistema capitalista que se impone a cada nación y a cada burgués y que hunden al mundo capitalista en una crisis de sobreproducción sin salida.

Para tomar la plusvalía producida por la clase obrera y encerrada en las mercancías fabricadas, aún es necesario que el capitalista las venda en el mercado.

Las crisis capitalistas de sobreproducción, flagelo del sistema capitalista, encuentran siempre su origen en el subconsumo de las masas a lo cual se obliga a la clase obrera por el sistema capitalista de explotación del trabajo asalariado que disminuye constantemente la parte de la producción social que regresa al proletariado. El capitalismo debe encontrar una parte de sus compradores solventes fuera de los que se encuentran sometidos a la relación trabajo-capital.

Anteriormente, la existencia en el mercado interno, de amplios sectores de producción precapitalistas (artesanales y sobre todo agrícolas) relativamente prósperos, formaban el suelo que nutría la subsistencia indispensable al crecimiento capitalista. En el plano mundial, el vasto mercado extra-capitalista de los países coloniales conquistados, permitía desahogar el excedente de las mercancías producidas en los países industrializados. Desde el inicio del siglo XX, el capitalismo sometió al conjunto del planeta a sus relaciones económicas, no dispone ya de las condiciones históricas que le habían permitido hacer frente a sus contradicciones.

Entra en su fase de decadencia irreversible que condena a la humanidad a las guerras, a convulsiones de crisis y miseria generalizadas, haciendo pesar la amenaza de su destrucción pura y simple.


Scott



1 [256]Engels. La situación de la clase obrera en Inglaterra, (1845).

2 [257]K. Kautsky. El programa socialista, (1892). Capítulo: «El proletariado.»

3 [258]Engels, Ibid.

4 [259]Expansión, 27 de enero de 2004.

5 [260]Viepublique.fr. 12 de enero de 2004.

6 [261]Le Monde.fr. 27 de junio, 2004.

7 [262]Novethics.fr. 10 de enero de 2001.

8 [263]Expansión, 27 de enero de 2004.

9 [264]Expansión, 27 de enero de 2004.

10 [265]Viepublique.fr. 12 de enero de 2004.

Cuestiones teóricas: 

  • Economía [266]

Revolución Mundial - 2006

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Revolución Mundial nº 90, Enero - Febrero 2006

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ALCA: Acuerdos comerciales regionales o comercio justo, una falsa disyuntiva para el proletariado

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El capitalismo es el primer modo de producción que expande su poderío a nivel planetario, el ansia de enriquecimiento de la burguesía destruyó las barreras geográficas y desechó las restricciones políticas que impedían su extensión. Este proceso fue conducido por el comercio a la vez que permitió a los Estados-nación consolidados enfrascarse en una guerra de competencia. En su deseo por la obtención de una superior ganancia el capital somete a las antiguas formas productivas y al mismo tiempo marca una estructura heterogénea con diferentes niveles de desarrollo, no obstante todas los Estado-nación, sin importar su tamaño y desarrollo, busca imponerse y someter a su dominio económico y político al resto.

Los especialistas de la economía pretenden encontrar como un fenómeno nuevo a la mundialización de la economía, sin embargo Marx y Engels desde el siglo XIX tenían en claro esta dinámica, en una carta de Marx a Engels, hablaba así de este proceso: «La tarea específica de la sociedad burguesa está en el establecimiento de un mercado mundial... Como el mundo es redondo, esto parece acabado con la colonización de California y Australia, y con la apertura de China y Japón...» (Carta del 8-10-1858).

De manera que si la expansión del capitalismo se da imponiendo a la mercancía como relación social dominante, al extenderse el mercado por todo el mundo, se abre la DECADENCIA del sistema haciendo la competencia más feroz. Por eso, el principio de la «ciencia económica» que supone que el libre comercio tiene la propiedad de conducir al «equilibrio», mitigar las desventajas de cada país y «generar crecimiento y prosperidad» (texto borrador del ALCA), no es sino una patraña ideológica de la clase dominante para ocultar que la COMPETENCIA es una guerra a muerte entre capitalistas. Así pues, el comercio es la base y esencia del capitalismo, por eso las declaraciones que en contra del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) del aparato de izquierda del capital y los lloriqueos por un «comercio justo», es una declaración que, aunque se encubre de discursos sentimentales, filantrópicos y de oposición a la injusticia, busca atrapar la conciencia de los trabajadores y enrolarlos en el apoyo de la burguesía de los «países pobres», hacerles creer que el capitalismo puede ofrecer mejoras a la humanidad. De frente a esta maniobra los trabajadores deben tener en claro que su lucha no es contra el ALCA, ni por un comercio justo, su terreno de combate no esta al lado de ningún burgués, su verdadera lucha se encuentra contra el capitalismo, contra la degradación de sus condiciones de vida, no importa de que nacionalidad sea el patrón, la lucha de los trabajadores es contra el sistema que los explota y reprime...


ALCA: expresión de la agudización de la crisis capitalista

El ALCA es un proyecto que expresa las dificultades económicas y políticas que la crisis ha generado en tanto ha venido a exaltar la concurrencia capitalista. Esta agudización de la crisis ha conducido a que los EUA pierdan su fuerza comercial, por lo que buscan agrupar a los 34 países de la región en un proyecto de integración el cual contemple además del aspecto comercial, la vigilancia y reorganización de las economías latinoamericanas, así como el reforzamiento del dominio político de los EUA.
El comercio de EUA con el sur de América representa apenas el 8% de su comercio, no obstante es una región que requiere mantener bajo su dominio. En las últimas décadas en América Latina ha crecido la intromisión de la Unión Europea (UE), haciendo que el Tío Sam se sienta amenazado, instrumentando medidas preventivas. No es raro que la UE declare su oposición al ALCA y en cambio promueva la consolidación del MERCOSUR (formado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) con el que mantiene mayores relaciones comerciales. Por eso ante la pérdida de terreno en la guerra comercial, los EUA buscan marcar la exclusividad de su mercado, aunque alcanzar este objetivo no ha sido fácil. Inicialmente se tenía previsto que este acuerdo se consolidara para inicios de 2005, pero los choques de intereses de la burguesía de los países del continente, ha impedido se consolide. La burguesía brasileña, por ejemplo, se ha opuesto a esta alianza comercial, porque considera le restará dominio al MERCOSUR.

De manera que si el principio fundamental que rige el comercio es la competencia, se entiende entonces que cada Estado busque perpetuar su dominio comercial por cualquier forma; aunque en su discurso proclame la liberalización comercial, el peso de la crisis y el ansia de ganancia lo obliga al uso de estrategias «tramposas» como el subsidio o el «dumping», por eso cuando los grupos altermundistas lloriquean y piden «comercio justo» saben que es imposible pero pretenden hacer creer a los trabajadores que el capitalismo puede eliminar su esencia destructiva y barbara.


¿Puede haber comercio «justo?

Aquellos que proclaman la necesidad de tener comercio justo, hacen referencia al hecho de que países como EUA da como subsidio cada año a su agricultura el monto de 19,000 millones de dólares (mdd), Japón lo hace con 30,000 mdd y la UE con 60,000 mdd, esto por supuesto implica una potenciación de las fuerzas productivas de estas regiones y con ello la quiebra de aquellas que son incapaces de soportar una competencia bajo este esquema, pero eso que extraña tanto al filisteísmo altermundista, no es sino la representación desnuda de lo que es la competencia, es decir de la guerra de rapiña entre burgueses donde el más fuerte se come al débil... esa negación de toda solidaridad humana, esa irracionalidad extrema es la esencia del capital y la única forma de acabar con ella es con la eliminación del capitalismo.

Agrupaciones «humanitarias» y filantrópicas, como Oxfam, para probar que el problema del sistema se encuentra en la falta de justicia en el comercio, plantean el caso de los obreros de la industria de la confección en Bangladesh, a los que, nos informan, se les paga el mísero salario de 1.5 dólares por día, de tal forma que reconocen que hay un alto grado de explotación, pero consideran que esto tendría solución si los países ricos se apiadan y reducen «sus altas tarifas de importación <y le otorgan> a Bangladesh su justa cuota de mercado...» (www.comerciojusto.org [267]), es decir no sólo suponen que el capitalismo puede transformarse en un sistema humanizado y racional, sino además están llamando a una alianza de clases, en la que los trabajadores se comprometan a defender las ganancias de su patrón, suponiendo que así mejorará su condición de vida... De forma similar la reunión altermundista denominada «La Cumbre de los Pueblos de América» llevada a cabo en Mar de Plata Argentina (nov. 2005), proclama que: «Para acabar verdaderamente con la pobreza, el desempleo y la exclusión social, es necesario y posible una integración desde y para los pueblos», es decir, nos repiten su veneno: la solución está en la «humanización» y democratización del capitalismo... Estos argumentos y aquellos que llaman a defender la soberanía y las riquezas nacionales (todo ello en un pretendido combate contra el imperialismo) no son expresiones de una falta de claridad, son construcciones de la burguesía para envenenar a la clase obrera e impedirle alcanzar la conciencia de que la verdadera causa de su penuria se encuentra en la existencia del sistema capitalista.


Fox vs Chavéz, Castro vs Bush... pugnas entre imperialistas

No cabe duda que los vientos «antiyanqui» siguen creciendo en la región. Lo que es presentado por la burguesía como «proyectos distintos» es en realidad la superficie de un fenómeno profundo. Durante décadas esta región estuvo incontestablemente bajo la tutela norteamericana. Sin embargo, el fin de los bloques imperialistas (1989) marcó la entrada en el mayor caos de la historia a nivel de las tensiones entre las burguesías de los diferentes países. Es verdad que en América Latina los EUA seguirán manteniendo el control de la región, pero al mismo tiempo hay que constatar que hay fracciones de la burguesía que intentan zafarse de ese sometimiento e intentan jugar cartas más «independientes». Tal es el caso de H. Chávez de Venezuela que con el apoyo de Fidel Castro y del mandatario argentino, Néstor Kirchner, y con una velada complacencia activa de Lula, ha arreciado sus diatribas «contra el imperialismo»... ¡claro, contra el «imperialismo norteamericano»!

Como lo hemos dicho otras veces, bajo el capitalismo decadente todos los Estados, pequeños o grandes, son igualmente imperialistas. El imperialismo no se mide por el tamaño del ejército, el imperialismo es la política de la burguesía en la decadencia de su modo de producción; que unas burguesías tengan menos medios que otras para tratar de imponer sus intereses no cambia en nada la naturaleza de sus posturas. Es por eso que las posiciones de un Chávez al atacar a Bush no lo hace en «interés de lo pueblos» sino en interés de fracciones de la burguesía latinoamericana que intenta desprenderse de la influencia de EUA, sin embargo, el futuro de todas las burguesías de la periferia es zafarse de un lado para caer bajo el dominio de otro, en este caso los europeos merodean la región para tratar de desestabilizar el patio trasero de los EUA.

La burguesía venezolana y la fracción de Chávez en particular, van a jugar una carta importante: el petróleo y el gas. El proyecto de hacer un gasoducto hasta Argentina se puede explicar como una manera de «amarrar» a la burguesía argentina a los «deseos bolivarianos» y al «frente antiyanqui». Al mismo tiempo, el gasoducto a Colombia, aliado por ahora incuestionable de los EUA, no implica el mismo nivel de chantaje. En pocas palabras, si la cuestión petróleo o gas juegan a nivel de las tensiones imperialistas, es siempre como elementos supeditados a intereses más globales de la burguesía.

Chávez dice que «en la batalla del Mar del Plata demostramos que es posible resistir y derrotar a las fuerzas imperialistas», pero no se trata en ningún caso de una victoria para los explotados de la región, es simplemente expresión de las tensiones que se desarrollan entre las diferentes fracciones de la burguesía internacional. Por eso el que México haya salido de esta cumbre en medio de conflictos con Argentina y con Venezuela no se puede explicar exclusivamente a partir del «estilo bruto de Fox» o de los arrebatos tropicales de Chávez. Este fenómeno se tiene que explicar a la luz de la inexistencia del marco de los bloques imperialistas salidos de la II Guerra Mundial. Durante toda la guerra fría todos estaban de acuerdo o aceptaban el que México jugara el papel de lugarteniente de EUA en la región, incluso como su «intermediario». Era México el encargado de seguir en relación con la Cuba «socialista», de tratar de mediar en los conflictos en Centroamérica y de conducir los intereses globales de los EUA en América Latina en general. Terminada la guerra fría y una vez disparados los intereses de las burguesías de la región más el acoso de los europeos y asiáticos, ese papel de México es ya cuestionado abiertamente por sus congéneres de la región. No es una cuestión ligada al PAN en el poder, no es tampoco producto del «folklórico» estilo de Fox, se trata de una expresión abierta de la agudización de las tensiones que hoy corroe todas las regiones del planeta.


«III Cumbre de los Pueblos», un engaño más contra el proletariado

Grupos de la izquierda del capital, altermundistas y trotskistas, principalmente, han empezado a organizar una «cumbre paralela», la denominan «Cumbre de los pueblos» como una versión «latinoamericana» de los foros mundiales. Esas «cumbres de los pueblos» se presentan como expresiones «revolucionarias», como la «verdadera voz de los oprimidos». Es revelador que el orador principal de esta «Cumbre de los pueblos» fue nada menos que Hugo Chávez el cual es presentado como mandatario de un «gobierno revolucionario»[1] [268].

En esa «Cumbre de los pueblos» no se cocina un programa para la lucha de los explotados sino una vieja receta burguesa que es presentada como «esperanza» de la clase trabajadora. Según los organizadores en la «Cumbre de los pueblos» se «perfilaba la base social, organizativa y programática de un frente único anti­imperialista»[2] [269]. La clase obrera nada tiene que ganar en los «frentes», al contrario, la política del frentismo es la disolución de la clase obrera en una masa interclasista definida como «sociedad civil» unida bajo no importa que bandera. Cuando decimos disolución del proletariado hay que agregar que ello incluye la disolución de sus intereses, es decir, el abandono del programa de la revolución comunista mundial. El frentismo interclasista tiene ya un nefasto saldo para la clase obrera, baste recordar que fue bajo el esquema en su forma de «Frente único» que la III internacional terminó por abrir completamente las puertas a la contrarrevolución. La clase obrera no se puede diluir en un «frente amplio», debe sin embargo ser capaz de atraer a su programa a todos los explotados y oprimidos del planeta. El rechazo al frentismo no debe entenderse como sectarismo, sino como la lucha por la independencia política del programa del proletariado, independencia que debe convertirse en faro para el resto de las masas oprimidas y marginadas por el capitalismo.

Existe otro aspecto que se pregona por el izquierdismo: la «Cumbre de los pueblos» es algo «positivo», por ser «un frente antiimperialista que amplificaba más allá de toda previsión la derrota estratégica que sufrió el imperialismo en la persona de George Bush»[3] [270]. Hay que reafirmar, como decíamos arriba, que con el ALCA o con el MERCOSUR, la suerte de los explotados seguirá siendo la misma, así que introducir la idea de que la negativa al ALCA significaría una cierta «victoria» para los pobres de Latinoamérica es un engaño cruel y ata al proletariado a defender a las burguesías agrupadas en el otro bando (el del MERCOSUR). Además, en un hipotético caso de una «derrota» de un imperialismo, no significa automáticamente una victoria para el proletariado. Lo que demuestra la historia es que cuando un país imperialista es derrotado se debe a que otro tiburón igualmente imperialista le ha comido el mandado, sin que ello signifique un paso adelante hacia la liberación final de la humanidad (ahí está Angola, Corea, Vietnam, Medio Oriente, Afganistán, etc. como pruebas macabras de esta afirmación).

En ese sentido, la clase trabajadora no puede tomar partido por la liberalización comercial o por la defensa de acuerdos comerciales «justos» y democráticos, si antes la liberalización comercial ayudó al desarrollo del capitalismo, al extenderse el capitalismo por todo el mundo y abrir su fase de decadencia, cualquier política que lleve a cabo la burguesía (proteccionista o liberalista) no hace sino agudizar aún más la miseria de los asalariados, ya Marx denunciaba claramente la estrecha visión que pretende ocultar que el causante de los males de la humanidad están en la existencia del capitalismo, y no sólo en el tipo de política aplicada, de manera que dice al reseñar los debates de la burguesía inglesa: «Según los whigs <liberales>, la fuente principal del pauperismo hay que buscarla en... las leyes prohibitivas contra la importación del trigo. Según los tories <conservadores>, todo está mal en el liberalismo, en la competencia...» (Glosas críticas al artículo «El rey de Prusia y la reforma social por un prusiano», 1844). Así pues, ante las campañas promotoras del ALCA (como la llevada por Fox) o las que lloriquean justicia comercial, la clase trabajadora debe rechazarlas y reflexionar que no tienen ningún interés que lo una con la clase que lo explota, no puede esperar que alguna política de la burguesía mejora su condición de vida... su único camino esta en la preparación de la Revolución Comunista Mundial, con la que ponga fin a este espantoso reino de la necesidad.


DAN-Tatlin / diciembre de 2005



[1] [271]Ver en RM 89 el artículo sobre el «socialismo de Chávez»

[2] [272]«Teoría y práctica del frente único antiimperialista», Revista Crítica de Nuestro Tiempo, No. 32, Buenos Aires, Argentina oct-05 a abril 2006.

[3] [273]ídem.

Situación nacional: 

  • Mexico [6]

Corrientes políticas y referencias: 

  • Antiglobalización [274]

Bolivia: Evo Morales, relevo de la burguesía contra los trabajadores

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Después de que encabezara diversas movilizaciones que llevaron a la caída de Sánchez de Lozada en octubre 2003 y la renuncia de Carlos Meza en marzo 2005, Evo Morales, personero del Movimiento al Socialismo (MAS), organismo integrante de la izquierda del capital en Bolivia, llega al gobierno. Los medios de difusión burgueses nos marean de nuevo con su campaña mediática ensalzando las ventajas de la democracia, pues a través del voto de los ciudadanos llevó al gobierno a un representante de los oprimidos; pero sobre todo, se destaca el hecho de que el triunfador sea de extracción pobre e indígena, lo cual, nos cuentan, es una verdadera reivindicación de los desposeídos de Bolivia y de Latinoamérica. De nuevo, los corifeos del capitalismo nos venden la idea de que, como en Venezuela, Brasil, Argentina y Paraguay, este tipo de elecciones y los gobiernos que resultan representan una esperanza de mejora de las condiciones de vida y de trabajo de millones de trabajadores.


Un triunfo de la burguesía

Este recambio no es un triunfo de la clase obrera y el resto de capas pauperizadas de Bolivia sino de la burguesía; en primer lugar, es ella quien gana con este apuntalamiento de su sistema electoral pues así refuerza la idea mistificadora de que es sólo a través de las elecciones puede lograrse un cambio.

En las publicaciones de la CCI, particularmente durante los últimos cinco años, hemos analizado este fenómeno de inclinación hacia la izquierda por parte de la burguesía de la región como producto, fundamentalmente, de dos factores interrelacionados entre sí: la situación económica y las dificultades de la burguesía para lograr una cohesión. Después de décadas de pauperización sistemática de los trabajadores quienes han sostenido sobre sus espaldas los planes de choque anticrisis impuestos por sus explotadores, aquéllos se encuentran en una situación por demás desesperada por el grado de miseria en que viven ellos y sus familias, esta situación tiende a presentarse peligrosa para la burguesía, por lo que lo atiende usando la alternancia de partido en el poder, para buscar así inyectar a los trabajadores confianza en el capitalismo.


Ningún beneficio para la clase obrera

Evo Morales no pertenece al proletariado, él es un digno representante de las fuerzas políticas de la burguesía que se han repartido las tareas para integrar un gobierno nacional apegado totalmente a las necesidades económicas y políticas del Estado capitalista. Como en el caso de Lula o Chávez, es de esperarse que Evo Morales impondrá los mismos planes draconianos de austeridad que son exigidos para enfrentar la crisis: contención y, más aún, disminución de los salarios, carestía de la vida, desempleo galopante... De hecho, es este uno de sus mandatos: asegurar que, bajo la cobertura ideológica de un gobierno de izquierda, logren pasar sin muchos conflictos sociales los nuevos planes económicos de que tienen necesidad el capital.

¿Qué otro equipo de gobierno podrá ser más apto para continuar con estos planes bajo las circunstancias actuales? El de Evo Morales resulta perfecto, por ahora, dado que permite sacar adelante las tareas pendientes de la clase dominante. Sin embargo, desde ahora podemos augurarle la misma conducta que cualquier otro gobierno. Muy pronto los requerimientos del capitalismo ante los embates de la crisis le obligará a tomar las mismas medidas antiobreras que sus congéneres y el proletariado estará ante la posibilidad, entonces, de descubrir que ningún gobierno le puede ofrecer mejorar su vida, y que la verdadera solución a las penurias que vive tendrá solución, UNICAMENTE con la destrucción del sistema capitalista.


RR/diciembre-2005

Geografía: 

  • América central y Sudamérica [85]

Elecciones 2006, ¿Regresa el PRI al gobierno?

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Una vez que hemos denunciado, desde el enfoque marxista, la trampa electoral y parlamentaria como una mistificación de la burguesía contra el proletariado (RM88), y que evidenciamos sus esfuerzos en los últimos veinticinco años para sacar adelante su proyecto económico y político que le exige su dictadura de clase (RM89); en este artículo nos proponemos analizar la situación del Partido Revolucionario Institucional (PRI) siempre con el propósito de clarificar ante los trabajadores las trampas que le tiende la clase capitalista. En el 2000 el partido de Estado fue relevado después de que la burguesía había preparado el recambio desde hacía, por lo menos, dos décadas para coronar, como ya lo hemos demostrado, objetivos precisos del proyecto multicitado en estas páginas. En términos generales, hemos evidenciado cómo después de más de setenta años de gobierno basado en un partido de Estado, la clase burguesa mexicana necesitaba reestructurar su vida interna siendo claro que el antiguo esquema (partido único) por décadas perennemente adecuado (PNR-1929, PRM-1938, PRI-1946), ya resultaba más que inoperante y obsoleto.

Durante cinco años, hemos dado cuenta de las dificultades internas de la burguesía para encontrar de nuevo un modelo de funcionamiento estatal que le permita avanzar en sus planes de clase, problemas que derivan, esencialmente, de la ruptura de los amarres antes garantizados por el PRI. Estas pugnas interburguesas tienen su escenario en las diversas estructuras constitutivas de la clase dominante: en el sector empresarial, en los partidos políticos, en el ejército, en las organizaciones del narcotráfico, en el clero; la fractura ha dominado la vida política del país como una expresión, fundamentalmente, del periodo de descomposición social generalizada del capitalismo cuyos resortes brotan de la tendencia dominante al cada quien por sí mismo, a la búsqueda individualista del mayor beneficio a costa de los demás, una situación particularmente exacerbada por la disputa del control estatal a nivel nacional que tantos beneficios económicos y políticos reditúa a la fracción burguesa que lo detenta; todo esto, en un contexto de agudización y profundización de la crisis económica que todo lo constriñe, aún si esta actitud va en contra de los intereses generales y vitales de su clase como un todo.


<<>>La decisión en negativo>

En este marco, la situación del PRI es particularmente ilustradora de las dificultades de la burguesía. Si bien es verdad que los sectores de la burguesía con una comprensión más clara de lo que le conviene a su clase relevaron a este partido del gobierno nacional porque ya no le era útil dados los nuevos requerimientos de su dictadura, esto no significa que tal cosa se haya hecho con el acuerdo unánime de todas las fracciones de la misma sino que se llevó a cabo en contra de los sectores más rancios de este partido que son los que hoy están precisamente exigiendo su regreso al poder nacional, a toda costa. Durante todo el gobierno de Fox han estado preparando su regreso no sin enfrentar duros golpes de las otras facciones que dominan dentro del Estado. Así, hemos asistido a varios intentos en contra del PRI para evitar que tome fuerza y pueda retomar el mando presidencial; por ejemplo, el último escándalo de corrupción armado desde las entrañas mismas del Estado contra Arturo Montiel contendiente de Roberto Madrazo en realidad tenía como objetivo máximo golpear de manera espectacular a este último y, por lo tanto, al mismo PRI evidenciando sus vicios corruptos ante los ojos de los electores. La renuncia lastimosa del afectado pero sobre todo la situación de evidente fragilidad en que quedó el otrora fuerte Madrazo demuestran que, efectivamente, el dardo envenenado tuvo un efecto maquiavélico de lo más efectivo. Hasta podríamos decir que para la burguesía ya está tomada su decisión para el relevo del 2006 pero... en sentido negativo: el regreso del PRI al gobierno federal representaría un retroceso a varios niveles pero sobre todo en lo que concierne al sostenimiento de la campaña democratizadora del sistema político frente al proletariado; una constatación por demás válida si consideramos que el mito de la democracia y de las elecciones se mantienen, precisamente, debido a la necesidad de inculcar en la conciencia del proletariado que son el único medio para mejorar su condición de explotación. Una razón nada menor.


Una resistencia encarnizada

A pesar de los reveses sufridos, el PRI está demandando con gran fuerza ser considerado dentro del juego, presumiendo muy alto que lo ha hecho todo por modernizar y democratizar su aparato, además de que está ofreciendo una capacidad de control y estabilidad, dada su implantación nacional, de las diferentes instancias de gobierno que actualmente están desestabilizadas y, que, en última instancia, su situación no se diferencia mucho de la de los otros dos partidos importantes (PAN y PRD), los cuales experimentan efectivamente el mismo tipo de dificultades producto de su matriz política común (como lo veremos en próximos artículos). Además, no hay que olvidar la reserva considerable de fuerza política que todavía detenta el otrora partido de Estado en varias regiones del país que operan en la práctica como verdaderos feudos políticos; por ejemplo, este partido todavía detenta la mayoría de las gubernaturas en los estados aún si algunos de ellos son dominados por gobernadores opuestos al grupo de Madrazo. El PRI va por la grande para recuperar las prebendas que brinda el poder presidencial y que permite sostener las exigencias de su aparato que, sin estos privilegios, ha sufrido serios descalabros en los últimos años. En última instancia, si esa posición central no se recuperara, de todos modos la negociación de una buena tajada del pastel le brindaría a este organismo importantes beneficios económicos y políticos nada despreciables. En esta perspectiva, en los meses por venir seremos testigos de una agudización de las pugnas interburguesas y particularmente de los esfuerzos desesperados del núcleo duro del PRI, no sólo, ni mucho menos, para evitar su debilitamiento, sino sobre todo para imponerse a los planes centrales del Estado burgués mexicano en los cuales no encaja, por el momento. Es decir, la «racionalidad» del proyecto de la burguesía mexicana no es una garantía, claro está, de que todas las fracciones de esta se someterán a esos planes; como lo hemos demostrado siempre, los diversos grupos de interés que operan al interior del Estado se aplican a fondo para no quedar fuera de la repartición del gran pastel.


¿Cuál es la situación actual del PRI?

Después del último golpe, el PRI continúa procesando el caso de Elba Esther Gordillo, cacique sindical del (SNTE) quien ha funcionado como «caballo de Troya» en su interior, anotándose varios puntos a su favor. Relacionado con esto, tomemos nota del desgajamiento de varios grupos de priístas en varios estados del país enarbolando el pretexto del desacuerdo con las «prácticas antidemocráticas de Madrazo», cuando en realidad son impelidos por el cálculo burgués del beneficio pragmático (por ejemplo, gran cantidad de expriístas se han ido a la coordinación de las redes ciudadanas pro voto de AMLO calculando que esa es la orientación dominante del Estado burgués). También, hay que advertir un contexto desfavorable en su campaña consistente en cierto «vacío» de promoción de parte de los medios de difusión burgueses más importantes (recordar, por ejemplo, sus dos desangelados e ignorados «debates»). Una situación que da cuenta precisamente de una orientación de los principales grupos de la burguesía que no le favorecen al actual PRI.

Sin embargo, esto no quiere decir que el núcleo duro de este partido vaya a tirar la toalla tan fácilmente sino que, al contrario, lo está haciendo todo por salirse con la suya conociendo hasta el último detalle las reglas del juego electoral. En efecto, la primera posibilidad es estar dentro de la contienda, luego, hay que utilizar todos los recursos disponibles y los medios que sean necesarios, en su caso el aparato de maniobra electoral que funciona todavía a las mil maravillas a la hora de sumar votos, obviamente, al mismo tiempo hay que sumar adeptos dentro de los diversos grupos en disputa para imponer una relación de fuerzas favorable y esto incluye el famoso «cabildeo» también en las esferas del poder del Gran Padrino para obtener el «palomeo» decisivo. Esto podría posibilitar que los recursos con que cuenta el Estado capitalista se orienten de un lado o de otro y el PRI lo sabe mejor que nadie.

¿Cómo opera el juego electoral de la burguesía para decidir a quién elegir?

Si estuviéramos en pleno dominio del partido de Estado estas dificultades se solucionarían de un plumazo mediante el fraude electoral. Si embargo, como lo hemos ya analizado, la burguesía se ha previsto desde los años 80 de implementar las llamadas reformas electorales (de las que surge el IFE) con las cuales ha logrado superar en gran medida precisamente un sistema de fraude electoral e instituir uno de «elecciones limpias». Y este esfuerzo responde al objetivo de hacer creíbles las elecciones después de siete décadas de contar con mecanismos por demás burdos y arcaicos. En esto radica uno de sus mayores éxitos al nivel de la mistificación democrática pues vende la idea a los explotados de que cualquier candidato tiene las mismas oportunidades de competir y de ganar siempre y cuando sea favorecido por el voto de la mayoría de los ciudadanos, de ahí la gran fuerza mistificadora de este mecanismo de control. Sin embargo, lo que no dice es que tal proceso donde efectivamente «los votos sí cuentan» es manejado completamente por el Estado burgués no sólo en sus ejes fundamentales sino que, sobre todo, hay un manejo fino de sus orientaciones generales a través de sus medios de difusión que utilizan los más variados recursos para hacer crecer o disminuir una candidatura: video escándalos, denuncias de negocios turbios, informaciones tendenciosas de todo tipo, encuestas amañadas, etc., etc., con los cuales se administra la orientación del voto de los potenciales electores a los cuales se les induce su preferencia por tal o cual personaje de la burguesía; y no es para menos si consideramos la abrumadora campaña diseñada profesionalmente con criterios sociológicos, psicológicos, mercantiles, etc., para determinar una «opinión», una «preferencia»...

De esto se trata actualmente, la burguesía lleva ya un buen tiempo tratando de ponerse de acuerdo para imponer, de esta manera, su orientación política más conveniente a las necesidades actuales. Y aquí reside precisamente el problema pues más allá de la corrupción imperante en toda la llamada clase política de la burguesía, más allá de la irresponsabilidad y pusilanimidad que puedan caracterizar a tal o cual grupo o individuo burgués, el Estado capitalista debe tener la capacidad de lograr un acuerdo para llevar adelante una determinada orientación sin que se ponga en cuestión el control del sistema, lo cual podría llevar a resultados indeseables. Esta es la búsqueda actualmente.

En cuanto al PRI, como lo decíamos, hay ya varios indicios en el sentido de que no goza de las simpatías de una amplio segmento de la burguesía, sin embargo, es claro que se la va a jugar a fondo con los grupos que lo apoyan a pesar de los cálculos muy «razonables» del resto de burgueses que recomiendan no retroceder en sus proyectos económicos, políticos y sociales. Hasta el momento, pareciera que los otros dos contendientes «serios»: Felipe Calderón del PAN y López Obrador del PRD más o menos se ven favorecidos en el sentido de que para el Estado capitalista cualquiera de ellos y los grupos que los sustentan tendrían la capacidad de llevar adelante sus planes en el terreno económico, político y social además de la delegación imperialista del Gran Padrino estadounidense para servir como lugarteniente en su patio trasero latinoamericano. Normalmente, estas consideraciones norman los criterios de la burguesía en su interior y al nivel de sus relaciones internacionales para elegir a sus equipos de gobierno. El PRI tiene el perfil para cumplir excelentemente las tareas en el aspecto económico y en el relacionado con América Latina, sin embargo, en este momento no ayuda a cohesionar a la burguesía, y aunque la dispersión política impide que cualquiera de ellos lo pueda asegurar, su actuación pragmática los lleva a la elección del «mal menor».

La burguesía es una clase que no se caracteriza precisamente por su capacidad de consenso y de toma de conciencia sino que, al contrario, su accionar esta condicionado por el conflicto de intereses y la competencia perenne en su seno. Cada capitalista o grupo de ellos busca imponer sus decisiones a costa de los otros, y en su caso la nomenclatura del PRI, vista su situación desesperada por recuperar sus privilegios, buscará pasar por encima de los demás. Es por ello que no hay ninguna garantía de que los planes que más convienen a la burguesía puedan avanzar de manera segura. Cada grupo se la está jugando con todo y acepta las reglas del juego electoral apostando a que logrará acumular los mayores apoyos para acceder al poder presidencial.

Todavía falta mucho para poder pronunciarnos en qué sentido puede estarse orientando la burguesía y aunque no es nuestra tarea adivinar qué candidato ganará, sí tenemos la obligación de clarificar ante el proletariado los escenarios políticos en los cuales tendrá que desarrollar su lucha de clases, denunciar las nuevas trampas, prevenirle de los nuevos temas mistificadores, etc. La clase burguesa regentea su democracia electoral manejando todos los hilos posibles que le permiten manipular completamente el proceso y asegurar los resultados, y lo hace no sólo por necesidades de mistificación ante la clase obrera sino también por los requerimientos de gestión de las disputas de sus diferentes grupos de interés, en su funcionamiento interno. Los trabajadores deben comprender estos mecanismos del aparato Estatal de sus explotadores si quieren, a plazo, desembarazarse del lastre ideológico de la democracia electoral que los mantiene atados todavía a las ilusiones de cambio provenientes de las mismas entrañas del Estado capitalista. En este mismo sentido, los próximos artículos de la serie tratarán acerca de los otros partidos y de las tendencias políticas a nivel internacional y regional, siempre con el firme propósito de aportar elementos de clarificación a favor de su combate de clase.

RR/diciembre del 2005


Situación nacional: 

  • Mexico [6]
  • Elecciones [275]

«Porrismo» en la UNAM

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En los últimos meses han crecido los ataques hacia estudiantes de bachillerato por parte de «porros». En México los estudiantes llaman porros a los grupos de golpeadores a sueldo de alguna instancia gubernamental. Estos grupos en las universidades de México, son creados tradicionalmente a partir de los grupos de football americano y sus animadores[1] [276] , en tanto que por medio de becas y calificaciones el Estado los compra, pidiendo a cambio atacar a los estudiantes politizados, o a alguna manifestación. En México tienen una larga historia como cuerpos represivos del Estado. En 1961 nace el MURO (continuador del Frente Universitario Anticomunista y brazo visible del Yunque) como proyecto político-militar en el que se involucra el clero católico, no obstante pronto potencia sus fuerzas al integrarse a la estructura del Gobierno, sirviendo en una especie de fuerza paramilitar, muchos de sus integrantes son contratados directamente por la DFS (policía política de ese entonces), y son conocidas sus actuaciones al estilo gangster durante las manifestaciones estudiantiles en 1968. En una continuidad de esta estrategia se encuentra la formación de los Halcones, que tuviera su actuación más abierta en la masacre del 10 de junio de 1971.

Durante los 70, en Universidades de Guadalajara, la federación de estudiantes (FEG) y los Tecos, extienden el terror entre los alumnos y maestros; muchos de estos porros años después se convirtieron en flamantes diputados o funcionarios de gobierno. En Sinaloa, por el mismo período el grupo José Maria Morelos (los chemones), sirven como instrumento de represión y amedrentación de los jóvenes politizados. En la actualidad dentro de la UNAM y el IPN se ha formado una red de grupos de porros que están al servicio de diversas instancias de gobiernos. Antes el PRI y el PAN mantenían el monopolio del control de los porros, no obstante como lo dice una periodista al hacer el seguimiento de este problema: «...con la transición política de los últimos años también han encontrado apoyo en personajes del PRD, del PAN y del PT...» (La Jornada, 06-06-04). Es decir son verdaderos mercenarios que están al servicio del que primero pague, por ejemplo a la Federación de estudiantes de Naucalpan, se le asocia lo mismo con el gobierno del estado de México, en manos del PRI, que con el ayuntamiento de Naucalpan, controlado por el PAN, así mismo, es conocida la cercanía de los porros de la FEP y ODET, que actúan en el IPN, COBACH y CONALEP con funcionarios del PRI, pero también con el PRD, por ejemplo la perredista Lizbeth Rosas del grupo de Bejarano, pero también el mismo Joel Ortega, actual funcionario de la policía del DF, según articulistas, fue promotor del grupo de porros «3 de marzo» que actúa en la UNAM aunque cuenta con lazos en la FEP-ODET. En la UNAM, el grupo «Alianza Universitaria» toma diferentes membretes (Apocalipsis, Pedro de Alba, Reflexión Estudiantil, Universitarios en Movimiento...) con los que aparece continuamente en actos de agresión y provocación. Las últimas agresiones se han centrado en las Preparatorias 5 y 6 y en algunos Colegios de Ciencias y Humanidades de la UNAM. De frente a ello, jóvenes estudiantes se han visto envueltos en continuos enfrentamientos y acciones contestatarias con las que pretenden poner fin al porrismo, no obstante más que un proceso reflexivo, las respuestas que han dado muestran un inmediatismo desesperado y estéril.


Los porros, la policía y el ejército: instrumentos de represión

El hostigamiento continuo de los porros ha dado oportunidad a que el izquierdismo desarrolle una campaña ciega entre los jóvenes estudiantes, conduciendo hacia una falsa reflexión, que a fin de cuentas los encierra en el terreno que buscan las autoridades al soltar la jauría de porros, es decir, someter a pensar todo en función del porrismo: cómo responder sus agresiones y pretender que el sistema puede vivir sin la existencia de sus instrumentos de represión.

Es evidente que es indignante ver la agresión y notar la protección de funcionarios y policías, no cabe duda que esto obliga en ocasiones a la autodefensa, sin embargo la actitud de los sectores radicaloides que pretenden reducir todo al enfrentamiento, o a la de quienes exigen justicia, son cómplices del mismo accionar represivo, unos pretendiendo que de frente al aparato represivo del Estado hay que oponer otro, otros alentando la idea de que el capitalismo puede ser mejorado con una mayor dosis de democracia.

Hay que recordar que frente a los porros de la FEG se crearon grupos como la FER, transformada luego en el grupo guerrillero FRAP, o ante los «chemones» se presenta la FEUS (incorporada luego al grupo guerrillero LC-23 de septiembre) y aunque podía haber un verdadero coraje por las acciones de los porros, ese coraje se anuló por la actuación desesperada y no reflexiva. De la misma forma con tan sólo exigir la salida de porros o la destitución de funcionarios no logra sino alentar esperanzas en el sistema; es conocida la consigna levantada por el CNH en 1968, sobre las libertades democráticas y en particular sobre la desaparición del cuerpo de granaderos y la destitución de algunos funcionarios, y lo que queda demostrado es que los cuerpos represivos del Estado no pueden desaparecer sin antes haber derrocado el sistema capitalista, esa misma experiencia muestra que podrán cambiarse de funcionarios, pero la esencia represiva del capital se mantiene.

No pretendemos decir que los jóvenes deben esperar cruzados de brazos las agresiones de los porros, lo que es necesario insistir es que debe entenderse el significado del sistema y su forma de actuación, y por tanto la necesidad de transformarlo. Es evidente que estas agresiones son expresión de las pugnas presentes en la burguesía y que se agudiza por el proceso electoral, en particular son provocaciones en la que cada grupo lanza a su jauría para medir fuerzas y presionar para obtener una parte mayor del botín, y en esto están metidos lo mismo el Rector de la Fuente (que ha sonado como posible candidato de unidad), que directores de facultades y escuelas, partidos (PRI, PAN, PRD y PT) y funcionarios del gobierno del DF. Por ello de frente a la brutalidad de los porros no bastan las acciones desesperadas o los llamados estériles de justicia, los estudiantes como masa heterogénea no forman una clase social y no pueden alcanzar en unidad una conciencia de su ser social, no obstante los sectores que están unidos a la clase obrera por sus lazos familiares, o que se reconocen ya como fuerza de trabajo asalariada potencial, deben salir del laberinto de la ideología estudiantilista, que es un medio aprovechado por el izquierdismo de toda laya para extender la confusión y evitar la reflexión, deben comprender que el capitalismo no puede humanizarse ni ser justo, por eso deben reflexionar y hacer suya la teoría revolucionaria, pero además la tradición de lucha de la clase obrera, reconocer que no pueden desperdiciar sus fuerzas en luchas estériles, toda su fuerza, su coraje y convicción de lucha debe ser orientada al verdadero combate histórico. La verdadera forma de combatir los ataques de los cuerpos represivos del Estado y su brutalidad, es luchar, masiva y concientemente, por la destrucción del capitalismo.

Tatlin/1-diciembre-2005



[1] [277]En Argentina en los gobiernos militares las «barras bravas» eran también usadas como cuerpos represivos.

Situación nacional: 

  • Mexico [6]

Irak, el caos se extiende en Oriente Medio

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Hace ya casi tres años desde que el ejército estadounidense tomó el control de Irak, y el país se hunde cada vez más en el caos. Más de 120,000 iraquíes muertos; 2,000 soldados estadounidenses muertos y 18,000 heridos; destrucción masiva de infraestructura, casas y edificios públicos. Irak se encuentra en una de las peores situaciones de cualquier país desde la Segunda Guerra Mundial. Encima de esto, la agudización de las tensiones imperialistas sobre Irak ha llevado a todo el Medio Oriente a un período de inestabilidad creciente. Los recientes bombardeos en Ammán, Jordania, que había evitado esta infección hasta ahora, son la prueba de esto.


La extensión del caos en el Medio Oriente

Irak hoy es un país devastado, rondando el borde de la guerra civil. El «nuevo», «próspero» y»democrático» Irak anunciado por la Administración Bush se encuentra en ruinas. La guerra de guerrillas continua contra las fuerzas de ocupación, atrocidades cada vez horribles contra la población civil, todo esto muestra que cualquier esperanza de una reconstrucción es una ilusión. Las divisiones entre grupos sunitas, chiítas y kurdos se han agravado violentamente con la población atrapada en el fuego cruzado. Cualquier futuro Estado iraquí será devastado por disensiones de toda clase. En el norte, terroristas sunitas y baátistas, apoyado activamente por Siria han lanzado numerosos ataques sobre intereses kurdos. En Bagdad y el sur predomina el conflicto entre sunitas y chiítas. El homicidio, los secuestros y la tortura son parte de la vida cotidiana de la población. El mes pasado docenas de chiítas fueron masacrados por terroristas suicidas mientras rezaban en sus mezquitas, mientras el Estado iraquí, dominado por chiítas, exigía venganza estableciendo centros de tortura que no tienen nada que envidiar al régimen de Saddam.

Esta situación ha abierto los apetitos imperialista de Irán y Siria. Esta última nación, que evidentemente se juega el derecho a tomar parte en el conflicto iraquí, ya ha estado sirviendo como centro para terroristas sunitas y baatistas. Su desalojo de Líbano le empujará indudablemente a extender su influencia en Irak.

Irán, actualmente involucrado en un enfrentamiento con EU y estados europeos en relación a su programa nuclear, se lame los labios con las posibilidades abiertas con el debilitamiento de Irak y el reforzamiento de las facciones chiítas en el nuevo gobierno, especialmente en las fuerzas de seguridad. Esto abre la puerta para que Irán adquiera un lugar mucho más importante en Medio Oriente, especialmente en el Golfo Pérsico y áreas productoras de petróleo. Esta perspectiva le obliga a actuar de una manera mucho más agresiva contra las grandes potencias y ha reforzado a las facciones más «intransigentes» y retrógradas de la burguesía iraní. Las tensiones entre Irán y Gran Bretaña aumentan cuando Teherán incrementa su apoyo a los ataques sobre las fuerzas de ocupación británicas por milicias chiítas.

Los bombardeos de Ammán nos recuerdan que ninguna región del Medio Oriente quedará a salvo de las fuerzas de destrucción. Estas son particularmente importantes porque Jordania representa un enlace entre Irak y el conflicto de Israel / Palestina. Por mucho tiempo Jordania actuó como un amortiguador entre Israel y las organizaciones palestinas, que atacó a la OLP por orden de los estadounidenses en los años 70. De esta manera, otro aliado cercano de EU ha sido atacado por los terroristas, de la misma forma que Arabia Saudita ha visto numerosos ataques de Al Qaeda desde la guerra de Irak.

En esta situación, también debemos tener en cuenta las diversas maniobras de Sharon, que tendrán como resultado mayores tensiones entre Israel y los grupos palestinos, e incluso entre los mismos grupos palestinos, especialmente Hamas y la OLP. Bajo la cubierta de la retirada de Gaza, en realidad el estado israelí está apretando sus pinzas sobre Cisjordania y se prepara para desplegar más fuerzas hacia Líbano. La decisión de Sharon de dejar Likud y formar un nuevo partido apoyado por el ex laborista Shimon Peres no quiere decir que Sharon se ha convertido en una blanca paloma. Significa simplemente es uno de los más inteligente de la extrema derecha, entorpecida por los dogmas irracionales, capaz de mantener cada pulgada de la tierra santa.


Dificultades crecientes para EU

En esta situación, es claro que para el gobierno norteamericano cada vez es más difícil justificar su presencia en Irak. La idea de que invadir Irak sería un golpe al terrorismo internacional ha sido desacreditada por el simple hecho de que la oleada terrorista se ha hecho más y más fuerte, no sólo en Irak sino también a través del mundo, incluyendo Europa. Lo mismo vale para la idea de la instalación de la paz y la democracia en Irak. Por lo tanto, la Administración Bush está siendo objeto de la crítica no solamente de sus adversarios tradicionales en la «comunidad internacional», como Francia y Alemania, sino también desde el interior de la misma burguesía norteamericana- y no sólo entre los demócratas sino también incluso desde el interior del Partido Republicano. La caída dramática de la popularidad en las encuestas de opinión pública de Bush, los debates en el senado dominado por republicanos sobre la necesidad para los EU de fijar una fecha para la retirada y sobre la tortura de presos en Guantánamo, el surgimiento de los nuevos escándalos sobre la manera en que el gobierno manipuló los hechos en relación a las armas de destrucción masiva... todo esto muestra el verdadero callejón sin salida que enfrenta la burguesía estadounidense.

Y encima de todo, a pesar de algunos recientes despliegues de fuerza contra baluartes rebeldes en el norte, EUA también está mostrando su impotencia en el terreno. La Casa Blanca se encuentra en un dilema por:

* La presión de la opinión pública sobre la situación desastrosa en Irak, que está empujando al retiro lo antes posible.

* La amenaza que significa a los intereses de EUA retirarse bajo las actuales circunstancias, que además de dejar que Irak se hunda más en el cenagal, se vea como una derrota, incluso una humillación para EUA, que habría fallado completamente a su promesa de traer la paz y democracia al país.

* Los apuros de EUA son una fuente de satisfacción para sus rivales imperialista, ya que legitima su oposición a la invasión de Irak y les dará la oportunidad de promover sus propias ambiciones imperialista con el pretexto de ofrecer sus servicios desinteresados. Así por ejemplo, vimos a Francia hacer propuestas a Jordania después de los bombardeos de Ammán.

Irak es el verdadero rostro del capitalismo actual. También es una imagen del futuro que la burguesía nos prepara. Solamente la lucha contra este sistema moribundo puede ofrecer un futuro diferente a la humanidad.

Mulán/ 5 de diciembre de 2005

Noticias y actualidad: 

  • Irak [94]

Comedores populares, ¿Lucha contra el hambre o adaptación al hambre?

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Nuestra experiencia de intervención en Argentina nos lleva a abordar una actividad muy extendida consistente en organizar Comedores Populares que se proponen una triple finalidad:

- proporcionar comida a un cierto número de personas

- realizar actividades de enseñanza más o menos elemental

- crear un medio de reunión adonde los vecinos puedan discutir, desarrollar una solidaridad y poder reflexionar sobre cómo luchar contra la situación cada vez más insoportable que nos impone el capitalismo.

Apoyamos la voluntad de solidaridad y de lucha contra el capitalismo que hay en esa tentativa, sin embargo, debemos preguntarnos si la actividad de los Comedores Populares constituye o no un medio para concretar esa voluntad.

 

¿Por qué proliferan en Argentina –y en otros países- organizaciones de base del tipo Comedores, piqueteros, economía solidaria etc.?

En los últimos 10 años están proliferando una multitud de organizaciones de base: Comedores Populares, Piqueteros, Redes de Economía Solidaria, Redes de Empresas Autogestionadas etc.

Las primeras organizaciones de este tipo han surgido de la iniciativa de gente de los barriales que apenas tienen de qué comer. También, han sido creadas por personas que apenas tienen ingresos[1] y que como forma de supervivencia tratan de compartir con otros en su misma situación un mínimo de productos y servicios. Otro problema cada vez más frecuente, es que los obreros –especialmente de empresas pequeñas y medias- se encuentran con que al volver del descanso de fin de semana el dueño ha cerrado dejándolos a todos en la calle, lo cual les ha obligado a ocupar la fábrica para intentar mantener su trabajo.

El movimiento piquetero tiene un origen similar. En 1996-97 se produjeron en diferentes regiones argentinas cortes de carretera protagonizados por desocupados que luchaban por obtener un medio de vida. Estas primeras acciones expresaban una lucha proletaria genuina. Sin embargo, no pudieron extenderse, se quedaron aisladas, la gente empezó a desmoralizarse y a “buscarse la vida”. Una minoría trató de mantener a toda costa la organización primitiva. Pero esta fue poco a poco infiltrada y “organizada” por sindicalistas radicales, por grupos de extrema izquierda (principalmente trotskistas) dando lugar a lo que hoy conocemos como “movimiento piquetero” que ya no se parece en nada a la organización inicial[2]. Es una estructura directamente vinculada al Estado a través del reparto de los bolsones de comida y los subsidios que otorga el gobierno. Además, sus miembros tienen que asistir obligatoriamente a las asambleas y a las movilizaciones convocadas. Sí no están convencidos corren el riesgo de perder esas ayudas. Los líderes piqueteros detraen una porción del dinero que les corresponde a los miembros. Lo que en un principio era una organización obrera vinculada directamente a la lucha, al hacerse permanente, al pretender mantenerse hubiera o no hubiera luchas, ha ido siendo absorbida por las estructuras del Estado.

El proceso es más o menos el mismo en las otras organizaciones. Tomemos el caso de los Comedores Populares. Los compañeros que los inician buscan responder al problema de cómo obtener un mínimo de comida. Reaccionan frente a una situación desesperada. Pero rápidamente, organizaciones políticas, sindicales, ONG’s, la propia Iglesia, les ofrecen sus “servicios”: la coordinación entre comedores, las gestiones ante los organismos de asistencia de la Provincia etc. En la Capital Federal hay más de 100 comedores coordinados, se calcula que son más de 400 los comedores de la zona sur del Gran Buenos Aires… Poco a poco, se comprueba amargamente que, a cambio de unas subvenciones administradas con cuentagotas, de migajas que no calman el hambre, esas organizaciones escapan al control de los interesados y se transforman en estructuras a través de las cuales el Estado burgués los encuadra, los controla y los utiliza políticamente para sus fines.

¿Por qué son recuperadas por el Estado y transformadas en algo radicalmente contrario a las intenciones de sus iniciadores?

En el siglo XIX y principios del XX, en la época en que el capitalismo era un sistema progresista, el proletariado podía constituir organizaciones de masas permanentes: sindicatos, cooperativas de consumo, cooperativas de producción, asociaciones de mujeres y de jóvenes, universidades populares, casas del pueblo etc. Aunque esas organizaciones caían con frecuencia en graves desviaciones reformistas, en ilusiones de gestión cotidiana de la miseria, globalmente pertenecían al proletariado. Estas organizaciones podían existir sobre la base de un programa que no ponía en cuestión el conjunto del sistema capitalista pues éste tenía delante de si una perspectiva de crecimiento y desarrollo económico y social. Eran auténticas escuelas de lucha de los obreros donde éstos podían reunirse y desarrollar su solidaridad de clase.

La situación cambia radicalmente con la entrada del capitalismo en su fase histórica de decadencia. De forma global, el sistema no puede desarrollarse más allá de situaciones puntuales o parciales; ya no puede dar una perspectiva duradera y permanente de progresión de las condiciones de vida de la clase obrera y, en general, de las masas oprimidas. Con ello, las organizaciones de masas permanentes basada en la lucha contra aspectos parciales de la explotación pierden su razón de ser, ya no tienen dinámica ni contenido. Su existencia, tras el impulso inicial de sus miembros más sinceros, solo puede garantizarse si se integran y vinculan al Estado Capitalista.

El caso más claro son los sindicatos. Se ha intentado formar a lo largo de todo el siglo XX toda clase de sindicatos: asamblearios, combativos, anarquistas, radicales, de base, unitarios etc. SIEMPRE HAN FRACASADO COMO ORGANISMOS OBREROS. Si durante más de 80 años los sindicatos siempre traicionan y se vuelven contra los obreros es porque no es posible en la decadencia del capitalismo una organización de masas permanente que tenga como objetivo la mejora de tal o cual aspecto parcial de la explotación.  Además, en la decadencia del capitalismo el Estado se vuelve totalitario, tiende a absorber bajo sus garras el conjunto de la sociedad. No puede tolerar una organización masiva de los explotados y oprimidos, tiene que destruirla. Esta destrucción se hace por dos vías: la represión y la integración. La vía integradora es tanto más fácil por cuanto esas organizaciones han perdido todo el sentido que tenían en el pasado y ya no sirven realmente a los intereses obreros. Por un lado, el Estado, a través de múltiples agentes (comisiones parlamentarias, instituciones ministeriales diversas, sindicatos, Iglesia, partidos, ONG’s etc.) busca cómo fagocitar cualquier tentativa de expresión independiente de las masas. De otro lado, toda tentativa de organización permanente sobre una base que no ponga en cuestión el capitalismo facilita esa absorción.

Las causas del hambre y de la miseria

¿Cuál es la causa de la malnutrición rayana en el hambre de muchos niños del conurbano bonaerense, de numerosas provincias argentinas, de un buen número de países sudamericanos, africanos, asiáticos… y que empieza a afectar también a países europeos? ¿Es el mal gobierno? ¿Es la corrupción? ¿Es el mal reparto de las riquezas? ¿Injusticia? ¿Escasez de alimentos? En la última pregunta está la clave de la respuesta. Constatamos fácilmente que no hay escasez de alimentos.  Por sólo limitarnos a Argentina vemos que sobra carne, trigo, soja, que las huertas de Tucumán rebosan de todo tipo de hortalizas y frutales, mientras allí es uno de los lugares de mayor índice de malnutrición infantil.

En todo el planeta sobran alimentos, los escaparates están repletos, muchos productos perecederos que no se venden son arrojados al mar…Aquí vemos una de las causas fundamentales del hambre o la malnutrición que afectan actualmente a gran parte del género humano: LA SOBREPRODUCCION. El Manifiesto Comunista, escrito en 1848, dice que “durante las crisis, una epidemia social, que en cualquier época anterior hubiera parecido absurda, se extiende sobre la sociedad: la epidemia de la sobreproducción”. El capitalismo es la primera sociedad de la historia humana en la que se pasa hambre no porque se produzca demasiado poco sino porque se produce demasiado. El capitalismo no entra en crisis por escasez de producción sino por exceso de producción. A diferencia de lo que ocurría en el feudalismo, no es por la sequía, ni por las malas cosechas, ni por las plagas de langosta, por lo que se produce el hambre y la miseria sino “porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiada industria, demasiado comercio”, prosigue el Manifiesto Comunista, que concluye que tal absurdo “precipita en el desorden a toda la sociedad burguesa”.

La actividad de buscar comida en las sobras de empresas alimentarias o distribuidoras, de recabar subsidios de las instituciones asistenciales del gobierno, supone encerrar a un puñado de compañeros en un círculo cerrado que no sólo no puede solucionar las causas de la miseria, sino que tampoco palia los efectos de esas calamidades. Mientras que el número de bocas necesitadas de comida crece vertiginosamente los comedores apenas consiguen dar de malcomer (¡no de comer!) a un puñado de bocas.

Se trata de una actividad de gestión de la miseria. No se soluciona el hambre, lo que se hace es adaptarse a ella. Supone convertirse en auxiliares involuntarios del Estado en su tarea de perpetuar a los explotados y oprimidos dentro de las cárceles de la de miseria, el hambre y la desesperación. Millones de seres humanos son abandonados a su suerte por el Estado capitalista y los bolsones que reparten las organizaciones piqueteras y las sopas que organizan los comedores dan la impresión de que se está “haciendo algo”, de que el Estado “democrático” no se olvida de los más desfavorecidos, de que habría “solidaridad” con ellos… Cuando en realidad lo que se está haciendo es mantener y agravar la situación, dejarla encerrada como en un gueto dentro del barrial o del poblado.

La cultura y la formación son una necesidad humana pero no garantizan un puesto de trabajo

Con la organización de Comedores Populares se pretende, como decíamos al principio, un segundo fin: proporcionar cultura y formación a niños y adultos.

La cultura y la formación son necesidades de la clase obrera que se propone construir una sociedad sin explotación, sin fronteras, sin estados, en la cual todos los hombres puedan conocer y aplicar para su vida en común, todo lo que la historia de la humanidad ha aportado a sus conocimientos.

Observamos en todos los países –tanto los más desarrollados como en los menos- un abandono creciente por parte del Estado de servicios como la educación. Las instalaciones escolares se deterioran y no son renovadas, la enseñanza –salvo para una élite privilegiada- pierde calidad o es directamente abandonada en los barrios más pobres. Que asociaciones de los barrios más olvidados organicen cursos para darse cultura, pone en evidencia la voluntad de conocimiento, el ansia de dignidad, de esos millones de seres humanos que por vivir en el conurbano bonaerense son despreciados por las altas esferas tratándolos de “lúmpenes”, de la misma forma que en Francia Sarkozy ha llamado “canalla” a los jóvenes de los barrios de suburbios.

Ahora bien, ese intento, pese a su buena intención, no pone en cuestión el sistema capitalista ni se inscribe realmente en una dinámica de lucha contra él. Por ello, consideradas en sí mismas, son actividades que el Estado recupera y esteriliza, terminando por convertirlas en un medio auxiliar de su objetivo de control y encuadramiento de la población.

Por otra parte, la cultura y la formación no garantizan un puesto de trabajo. Al trabajador se le exigen cada vez mayores requisitos de formación y adiestramiento, pero ni aún con eso puede conseguir un trabajo regular porque el problema del capitalismo es el desempleo galopante y su capacidad de crear empleos es muy inferior al número de los que destruye. Además, ni siquiera con un puesto de trabajo se pueden garantizar unos medios de vida suficientes pues los salarios van cayendo cada vez más hasta niveles que ni siquiera permiten vivir decentemente. ¡Recordemos lo que decía una trabajadora del hospital Garrahan: “ni siquiera tener un sueldo todos los meses te permite vivir”!

No es la incultura, la falta de preparación o de formación, lo que provoca que miles y miles de jóvenes no consigan un empleo, sino que es la crisis sin salida del capitalismo la que hace que éste sea incapaz de integrar a la mayoría dentro de la actividad productiva condenándolos a la exclusión social: la legión de seres humanos apartados del proceso productivo, condenados a malvivir y en la más terrible inseguridad, crece dramáticamente en numerosos países.

¿Un lugar de reunión para discutir y organizarse?

Se podría decir que al menos la actividad del Comedor serviría para agrupar a la gente y plantearle los problemas que hay en la sociedad, cómo luchar contra ellos. En definitiva, serviría para ganar gente a la causa de la lucha revolucionaria. Compañeros que participan en esos organismos dan ese argumento: “la verdad es que lo que hacemos no sirve para nada, es reformista y le hace el caldo gordo al Estado, pero, al menos, logramos reunir a la gente, concienciarla y enseñarle a ser solidaria”.

Actualmente en Argentina, en organizaciones de base (piqueteros, comedores, empresas autogestionadas, redes de economía solidaria etc.) hay muchos miles de personas “organizadas”, que supuestamente “se reúnen”, “se conciencian”, “hacen algo” etc. En apariencia, esto representa una fuerza imponente, pero en la realidad, hay miles y miles de personas paralizadas, atadas de pies y manos por el Capital y su Estado. Esto se ha comprobado repetidas veces, la última fue cómo esas organizaciones de masas ahogaron a los trabajadores de Garrahan en una falsa solidaridad.

La actividad que domina esas organizaciones es la asistencia, el mantenimiento de la miseria, su utilización por el Estado para perpetuar la explotación. Todo eso se hace contra la voluntad y los deseos de la mayoría de sus miembros. No se puede discutir de cómo salir de la miseria cuando todo lo que se está haciendo gira alrededor de cómo mantenerse dentro de ella. Por ello, por mucha buena voluntad que se le ponga, por muchos intentos de persuasión que se hagan, no se podrá desarrollar una discusión y una actividad dirigidas a la lucha revolucionaria.

Sí hemos de organizarnos para la lucha contra la miseria hemos de asentar una actividad que vaya a sus causas. Sólo la lucha de la clase obrera puede acabar con las causas de la miseria. Sin embargo, su lucha es todavía muy limitada y va a tardar tiempo en tomar una fuerza revolucionaria que le permita levantarse contra el capitalismo. Entretanto, hay que contribuir con una actividad de discusión, de intervención en las luchas, de reagrupamiento internacional de los revolucionarios, de animación de círculos de discusión en torno a las posiciones comunistas. Es una actividad que parece “abstracta”, desligada de todo lo inmediato que nos rodea, pero cada vez que hay una lucha masiva de la clase obrera vemos la utilidad de que haya un puñado de revolucionarios que contribuyan con análisis, propuestas y orientaciones al avance de su lucha. Así vimos la oleada de huelgas que hubo en Argentina entre junio y agosto, adonde una intervención podría haber ayudado a ir más lejos, a sacar lecciones, a romper las trampas de la burguesía. Hace unos días, Chávez y Maradona montaron una farsa de “lucha antiimperialista” en Mar del Plata. Hacía falta una voz revolucionaria que denunciara ese tinglado que va a desviarlos hacia un activismo inoperante y va hundirlos progresivamente en la confusión y la desmoralización.

Por eso, los compañeros más conscientes y combativos, más indignados contra la miseria y el hambre, deben canalizar esa voluntad y esos sentimientos hacia la clarificación de las posiciones revolucionarias del proletariado, hacia la intervención en su seno, hacia la lucha contra los engaños y las trampas que el Estado capitalista nos tiende.

CCI 19-11-05



[1]Unos 6 millones de habitantes de Argentina solo alcanzan a 1 peso diario

[2] Ver el artículo de los compañeros del Núcleo Comunista Internacionalista: https://es.internationalism.org/book/export/html/185 [278]

 

Geografía: 

  • Argentina [279]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • Las luchas parciales [280]

Correspondencia: una reflexión marxista en torno a la sexta declaración del EZLN

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La «otra campaña» que se sustenta en la 6ª declaración del EZLN, es una peligrosa trampa para el proletariado, en tanto pretende atraparlo en una ideología reaccionaria que complementa el trabajo de confusión que la burguesía lleva con el proceso electoral en marcha. En RM 88 ya hemos denunciado la forma en que el llamado de Marcos se vuelve un ataque contra la conciencia de los trabajadores. El círculo «Comunismo o Barbarie» profundiza la reflexión sobre ello, haciendo una clara defensa de las posiciones marxistas de frente a los ataques ideológicos de la burguesía. Reproducimos el texto, eliminando, solo por problemas de espacio, algunos extractos, aunque el documento completo puede solicitarlo escribiendo a nuestra caja postal, o al correo electrónico.


¿Defensa de la «patria» o destrucción del capital? Por qué el proletariado debe rechazar la «Sexta Declaración» y todo programa burgués

«La nacionalidad del obrero no es francesa, ni inglesa, ni alemana; es el trabajo, la esclavitud en libertad, la venta voluntaria de sí mismo. Su gobierno no es francés, ni inglés ni alemán; es el capital. Su cielo patrio no es el francés, ni el inglés, ni el alemán; es la atmósfera de la fábrica. El suelo que le pertenece no está en Francia, ni en Inglaterra, ni en Alemania; está bajo tierra, a unos cuantos palmos de profundidad» Karl Marx (1845)

(...) Hoy como ayer, los discursos de la burguesía y la pequeña burguesía se dirigen a los sentimientos y emociones del proletariado para obstaculizar la reflexión y para hacer una defensa encubierta del capitalismo, del capitalismo en una de sus formas. Castro, Lula, Chávez, Kirchner, pero también Obrador y el EZLN dicen ofrecer una «alternativa al capitalismo» (...)


EZLN: apología y defensa de la «patria»

Desde sus orígenes, el EZLN ha sido un paladín del Estado nacional: «Las autonomías no son separación, son integración de las minorías más humilladas y olvidadas en el México contemporáneo. [...] Hoy lo repetimos: NUESTRA LUCHA ES NACIONAL»[1] [281]

(...) Se dirá que el EZLN ha corregido sus errores, que ve ahora las cosas con los ojos del proletariado, que ha dado un viraje (¡repentinamente!) hacia la izquierda, que solamente hay «algunas cosas» que le hacen falta a la Sexta declaración, que no hay que ver la forma de los términos sino su contenido, que «patria» debiera ser entendida como «los intereses de los explotados», etc. (...)

La larga y difícil experiencia del proletariado ha puesto muy en claro que no tiene ningún interés en común con la burguesía, que el beneficio del capital se sostiene en el perjuicio de los trabajadores; sin embargo, el EZLN equipara la ruina de la burguesía y la pequeña burguesía con la miseria del proletariado del campo y de la ciudad: «...los gobernantes que tenemos [y que] están destruyendo lo que es nuestra Nación, nuestra Patria mexicana ... hacen leyes como las del Tratado de Libre Comercio, que pasan a dejar en la miseria a muchos mexicanos, tanto campesinos y pequeños productores, porque son «comidos» por las grandes empresas agroindustriales; como los obreros y pequeños empresarios porque no pueden competir con las grandes transnacionales que se meten sin que nadie les diga nada y hasta les dan gracias, y ponen sus bajos salarios y sus altos precios.»

De esta manera, el EZLN «olvida» que la relación fundamental del capitalismo, la oposición capital-trabajo, se reproduce a una escala general. No importa el tamaño de esta relación antagónica entre los trabajadores y capitalistas; allí donde un individuo posee medios de producción y compra fuerza de trabajo a uno o varios proletarios, se está generando ya una relación de explotación de los capitalistas sobre los asalariados, se está comprando por parte del capital una mercancía capaz de generar un valor mayor que el que se está pagando; se está generando a partir de esta relación un plusvalor que es arrebatado al proletariado. ¿Debe entonces el proletariado basar su programa en una alianza con los «pequeños productores» o los pequeños empresarios que reproducen esta relación; allí donde el proletariado no tiene futuro ni perspectiva alguna de solución real a su miseria y sufrimiento?

(...) El proletariado es una clase explotada por el capital, grande o pequeño; explotada independientemente de su color de piel, de su sexo o de la región que habite. La burguesía sólo puede obtener ventajas al remarcar las diferencias (...) pues esto permite que el proletariado no pueda reconocerse como clase y se diluya en los frentes interclasistas, es decir, bajo programas y causas que le son ajenos, pero sobre todo, porque a través de este recurso se le impide al proletariado que vea lo que le hace ser la única clase revolucionaria capaz de destruir el capitalismo: que está privada de todo medio de producción y de vida, que no tiene más que su fuerza de trabajo y que, a diferencia de la burguesía y del resto de las clases que se enfrentan a ella, el proletariado no tiene patria que defender.


El EZLN infla el concepto «globalización» para hacer una defensa del capital nacional

«Algunas de las bases económicas de nuestro México que eran el campo y la industria y el comercio nacionales, están bien destruidas y apenas quedan unos pocos escombros que seguro también van a vender.»[2] [282]

Cabe preguntarse si esas bases económicas a las que se refiere el zapatismo como la industria y el comercio eran menos capitalistas que las actuales. Tal afirmación es más bien una apología ese esquema del «Estado benefactor», caduco ya para el capitalismo actual, y que fue producto de la adaptación del capital a las circunstancias generadas por el fin de la segunda guerra mundial, donde partiendo de teorías burguesas como el keynesianismo, se pretendió dar oxigeno al capitalismo de posguerra.

Para el EZLN, el problema estaría en «unas empresas extranjeras... que tienen al campesino bien jodido» y en las maquiladoras «que son del extranjero y que pagan una miseria por muchas horas de trabajo.»[3] [283]

(...) Desde la lógica del zapatismo, las empresas extranjeras serían las únicas que generan pobreza, desempleo, miseria y deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores en México. Pero, ¿acaso Vitro, Cemex, Bimbo, Telmex, y demás empresas «orgullosamente mexicanas» no cumplen el mismo papel contra el proletariado que aquellas que «son del extranjero»? (...)


Defensa del capitalismo estatal

Que el sistema de «seguridad social», o la capacitación de la fuerza de trabajo y el adoctrinamiento ideológico que le acompaña (el proceso conocido como «educación»), necesarios para el proceso de producción capitalista, reciban la categoría jurídica de «público» o que los recursos como el agua, se denominen «propiedad de la nación», no significa en lo más mínimo que no sean mercancías. (...) Lo que debe verse es que a pesar de la forma jurídica que adopta el capital, en los hechos, el proletariado se encuentra privado de medios de producción: «[...] la transformación del capital en sociedades por acciones (o trust) o en propiedad estatal, no cambia la naturaleza capitalista de las fuerzas productivas [...] El Estado moderno, independientemente de las formas que asume, es esencialmente el Estado de los capitalistas, una máquina al servicio de los capitalistas, la personificación ideal de todo el capital nacional. Así, cuanto más fuerzas productivas quedan bajo su posesión más se convierte en un capitalista nacional real y más explota a los ciudadanos. Los proletarios permanecen en su condición de asalariados y las relaciones sociales típicas del capitalismo no se descomponen.»[4] [284]

Los servicios de salud, incluso en el antiguo esquema, son mercancías, y su costo sigue recayendo sobre el salario que los trabajadores perciben socialmente (...) Por eso afirmamos que el llamado del EZLN a defender «la soberanía nacional con la oposición intransigente a los intentos de privatización de la energía eléctrica, el petróleo, el agua y los recursos naturales»[5] [285], no es sino un llamado a defender el capitalismo en una de sus formas, pues, como Marx lo planteaba acertadamente, «allí donde el Estado es el mismo productor capitalista, como ocurre en la explotación de las minas, los bosques, etc., sus productos tienen el carácter de «mercancías» y poseen, por tanto, el carácter específico de toda otra mercancía.»[6] [286] (...)


Defensa de la legalidad y de las instituciones burguesas.

Basta un ejemplo para ver lo que el EZLN opina sobre la legalidad burguesa en la «Sexta declaración»: «...la Constitución ya está toda manoseada y cambiada. Ya no es la que tenía los derechos del pueblo trabajador, sino que ahora están los derechos y las libertades de los neoliberalistas para tener sus grandes ganancias.»[7] [287]

La defensa de la legislación se vuelve un mecanismo cada vez más eficaz en el aseguramiento del control del capital sobre los trabajadores. Lo que la ley considera lícito es aquello que tenga por objeto «armonizar los derechos del trabajo con los del capital» (...) El proletariado debe defender sus necesidades, sus intereses, frente a los del capital, no las leyes de la burguesía.

(...En ese sentido, es que) El capitalismo nunca ha representado el bienestar para los trabajadores, sin embargo, durante su fase ascendente, el capitalismo permitía en ocasiones la realización de algunas reformas que los trabajadores obtenían tras duras batallas y en las que podían ver una mejora relativa de sus condiciones de existencia. El capitalismo es ya un sistema decadente, no puede ya realizar tales reformas ni mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. (...) Lo que está puesto a la orden del día en esta época del capitalismo en descomposición es la revolución proletaria y no un programa de reformas. Para los defensores del capital (vestidos bajo cualquier disfraz), el proletariado «no está apto para un programa radical», por lo que ha de contentarse con el «programa mínimo» de reformas, con «programas democráticos», con «proyectos de nación» o «programas nacionales». (... Pero) la burguesía es la única clase que tiene un interés nacional. El proletariado, sea en el campo, sea en la ciudad, debe romper con todo programa que incluso presentado como «anticapitalista» no signifique más que la defensa del Estado nacional, esto es, del Estado burgués. La tarea del proletariado es organizarse bajo su propio programa, defendiendo sus intereses de clase.

(...) En marzo de 2001, Marcos hacía mofa del marxismo ante miles de universitarios a quienes decía no querer aburrirlos con la revolución mundial, sino hablarles de un niño «indígena». Para nosotros el proletariado no es ni «mexicano», ni «francés», ni «indígena», ni «negro» o «blanco», ni «extranjero». No somos ni una «nación», ni una «raza», ni una «etnia»; somos una clase explotada mundialmente. Para nosotros los proletarios las únicas fronteras que existen son las que ha creado la burguesía y es ella y sólo ella, quien tiene interés por perpetuar su existencia.

Al proletariado no le corresponde defender las fronteras nacionales, sino abolirlas.

El proletariado tiene un solo programa que no es nacional sino internacional: destruir la sociedad burguesa, abolir la propiedad privada.

Para nosotros, como miembros del proletariado, la Revolución no es una ni una broma ni una idea inalcanzable, es una necesidad y una posibilidad que se sostiene en condiciones materiales que hoy existen.

La revolución mundial para el EZLN puede ser cuestión de broma o una aspiración abstracta, para nosotros es la única bandera donde la victoria está asegurada.

Comunismo o Barbarie, diciembre 2005



[1] [288]Tercera declaración del EZLN, enero de 1995

[2] [289]Sexta declaración del EZLN.

[3] [290]Ibid.

[4] [291]F. Engels, Anti-Dühring

[5] [292]Sexta declaración del EZLN.

[6] [293]K. Marx, Glosas marginales al «Tratado de economía política» de Adolf Wagner.

[7] [294]Sexta declaración.

Situación nacional: 

  • Zapatismo [295]

Geografía: 

  • Mexico [28]

Vida de la CCI: 

  • Cartas de los lectores [296]

Permanencia de la CCI en Nantes: ¿Porqué la clase obrera necesita organizaciones revolucionarias?

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Como saben los lectores, la CCI celebra regularmente reuniones públicas y permanencias, Los debates vivos que tienen lugar son sobre temas diversos y variados, en relación con los cuestionamientos de actualidad o más históricos relacionados con el combate de la clase obrera. En nuestra permanencia del 11 de junio en Nantes, uno de los participantes presentó un volante (redactado junto a jóvenes elementos críticos) que fue difundido en Rennes para denunciar la campaña ideológica y el referéndum sobre la constitución europea. Esta actitud se inscribe plenamente en el esfuerzo del proletariado para desarrollar su combate de clase.


He aquí los extractos de este volante: «(...) La historia de Europa no es otra cosa que la historia del capital y de sus repugnantes criaturas, los Estados-nación. Esto no es más que la realización necesaria para la dinámica mundial del capitalismo, de un cartel de Estados para la defensa, común hasta cierto punto, de sus respectivos imperialismos, y para la represión, muy dividida aún, contra el proletariado y algunas fracciones aún renuentes a las cuales tratarán de reducir a la calma silenciosa de la democracia.

Esta unificación engañosa bajo el golpe resuelto de un puñado de estados dominantes, se nos presenta como la realización de la era democrática y como justificación a nuestros sufrimientos presentes y futuros.

En cuanto a nosotros, habituados a discernir, bajo la tranquila y feliz democracia, la careta horrorosa del capital y de su sangrienta dictadura nos es totalmente ajena y encontrará siempre en nosotros enemigos mortales, poniendo al orden del día su caída en el fondo de la historia. Contra las naciones y las super naciones, soporte podrido del capital, contra la ideología democrática enmohecida y carcomida, nuestra patria, es la internacional proletaria, es la internacional que pondrá en un saco todos los palacios, todas las capitales del viejo mundo (...)Se nos propone un referéndum para una pomposa Constitución europea con la cual nosotros nos limpiamos el trasero. Escupimos primero sobre los pobres tontos e indecentes que han decidido respetar todo el repugnante «debate democrático» orquestado por los otros (...) En la democracia, las decisiones tomadas solo se aplican si la realidad lo exige: es la necesidad del movimiento de la historia que decide, y no las patéticas asambleas y los gentiles referéndums. Decir «no» o «sí» no cambiará nada sino asegurar participar una vez más en el circo electoral, consolidando así la mascarada democrática sobre la cual vomitamos. Abajo Francia! ¡Abajo Europa! ¡Viva el proletariado! ¡Viva la Revolución!» El volante es firmado «Los Comunistas».

La iniciativa y el contenido de este volante han sido saludados por la CCI y los participantes, se trata en efecto de un esfuerzo de reflexión conciente de una minoría de al clase obrera para denunciar la democracia burguesa y la propaganda mediática de la clase dominante. Es por tanto necesario señalar que la democracia es el verdadero corazón de la ideología de la clase dominante, uno de los principales pilares del sistema capitalista. En el contexto de la intensa campaña de mistificación democrática -alabando las instituciones, la «construcción europea», haciendo creer que el porvenir de cada proletario está condicionado por una simple boleta de voto- es de gran valor el hecho de expresar la indignación como fruto de una reflexión denunciando la propaganda de Estado. Varias intervenciones pusieron de manifiesto el ataque de la burguesía sobre la conciencia del proletariado y los peligros que representa la ideología democrática muy justamente denunciada. La discusión ha puesto correctamente en evidencia que la reflexión desarrollada en el volante representa una fuerza política para combatir el veneno democrático y nacionalista. Y es claro que esta dinámica positiva va en el sentido de la clarificación, permitiendo a los camaradas que tuvieron la iniciativa, de tratar de aproximarse a las posiciones revolucionarias de la izquierda comunista y de reapropiárselas.

El esfuerzo del volante es también positivamente significativo del periodo actual, de la realidad del desarrollo de una maduración subterránea en el seno de la clase obrera. Es la traducción de otro fenómeno, de una cualidad más particular: la de la aparición de una reflexión en la juventud sobre la realidad bárbara del capitalismo y la necesidad de encontrar una perspectiva diferente al «no futuro» y a las miasmas de la descomposición social.

Una vez dicho esto, el deseo inevitable de que «todo se mueva ya» fuera de un marco organizacional y estructurado, se manifestó en el volante con una reacción de revuelta ante «los pobres tontos» que «han respetado el asqueroso debate democrático» . Este rechazo inmediatista fue criticado en diversos grados por los participantes. Pero de hecho, esta reacción de revuelta hacia «los que se tragan la propaganda democrática» puede parecer legítimo en elementos que expresan una impaciencia y una revuelta ante el hecho que los obreros vayan a votar por una u otra fracción de la burguesía. La discusión igualmente muestra que tal actitud da concesiones a la ideología anarquizante la cual tiende a desarmar a estos camaradas ante el anarquismo ambiente alimentado por la burguesía y donde uno de los componentes ideológicos clásicos es la culpabilización (de «tontos»). Se trata también del peso ideológico de visiones individualistas de la lucha de clase que empuja a hacer una especie de rechazo de ciertas partes de la clase obrera, percibidas como «menos claras», o sea a menospreciarlas. Pero este aspecto fue rápidamente combatido cuando uno de los redactores presentes precisó que este volante había sido escrito «para hacer reaccionar». En el movimiento obrero, los revolucionarios siempre han obrado en el sentido de hacer reaccionar a la clase obrera, pero jamás insultándole, ni tratando a los obreros mistificados por la ideología burguesa de imbéciles. Una de las tareas principales de los revolucionarios es mas bien denunciar las trampas de la ideología burguesa y explicar paciente e incansablemente a la clase obrera los peligros que le esperan si ella se adhiere a las mentiras electorales de la clase dominante. La actitud consistente en estigmatizar a «los tontos» que van a votar no puede más que hacer dar la vuelta a los elementos en búsqueda o a los que tienen dudas.

La discusión, en este sentido, mostró la necesidad de debatir fraternalmente para hacer avanzar la reflexión. Y es esta actitud que ha sido emprendida por el camarada que vino para defender un texto emanado de elementos combativos, inscribiéndose muy positivamente en la discusión.


¿En qué es necesaria la organización revolucionaria?

El camarada también intervino en el debate para responder, desarrollar su punto de vista y justamente exponer sus desacuerdos: «Nuestro volante no tiene por objetivo esclarecer, sino ha sido redactado contra el consenso y para hacer reaccionar (...) yo tengo una visión diferente a la de la CCI sobre la cuestión de la organización y del militantismo. La CCI no está ciertamente de acuerdo con nuestro análisis en este plano, que calificaría de consejista. Pero no somos revolucionarios sin las masas que hacen la revolución. La organización es para responder a una tarea y necesidades precisas. Fuera del periodo revolucionario, ella no tiene utilidad y en este marco tiende a burocratizarse. ¿Cuál es necesidad de una organización? Las reuniones, los volantes, etc, pueden hacerse sin ella (...),Marx y Engels fueron teóricos e intérpretes del movimiento social. Entre 1852 y 1864, no había organización y las ideas de Marx no degeneraron. Mi crítica es sobre el hecho de que las organizaciones degeneran cuando su papel terminó(...): La CCI interviene en la clase obrera, la CCI hace bien al discutir. ¡Bien! Pero no estoy seguro en que medida las reuniones públicas desarrollen una influencia. Tengo la impresión que no aporta nada discutir en relación a un texto (ndr: el camarada hace alusión a nuestros textos introductorios en las reuniones públicas) ¡No hay necesidad de un curso! (...) no niego la necesidad de una organización, pero solamente en el periodo revolucionario».

Según el punto de vista desarrollado aquí por el camarada, la organización no se reduciría más que a un aspecto inmediatamente utilitario y limitado al periodo revolucionario. Pero sobre todo, representaría un peligro después de la revolución. Volvemos a encontrar, como reconoce además el mismo camarada, la vieja cantinela consejista que, tras una vaga consideración sobre la «utilidad eventual» de la organización, la concibe a priori como una especie de amenaza, una «máquina de corromper», un «instrumento» en manos de los «líderes». A fin de cuentas, aparece bien el hecho de que el camarada no está convencido de la utilidad de una organización, y comprendido además para el «periodo de la revolución». Para él, la clase obrera es perfectamente capaz de organizarse a sí misma, y nosotros estamos de acuerdo. Pero no tocamos aquí el nudo de la problemática del camarada que ve también en el partido un peligro potencial permanente para la clase obrera. Para él, el partido no puede inevitablemente más que confiscar al proletariado el control de su lucha y en consecuencia es un enemigo a plazo del desarrollo de su combate y no puede más que identificar plenamente a la toma del poder en el seno del Estado.

¿De dónde proviene la organización? ¿De las masas mismas? ¿Cuál sería su tarea por tanto y en relación a qué necesidades?

El camarada pasa en realidad de lado estas preguntas esenciales, lo que refuerza su tendencia a asimilar confusamente el partido al Estado y por tanto a no ver ante todo en el partido más que un «peligro». Como un destino, la dinámica de «burocratización», según la terminología consejista, deviene por tanto inevitable desde este punto de vista. O, no hay al contrario alguna fatalidad y la vida de una organización no es más que un combate permanente donde la salida no está escrita por adelantado. Debe ser claro que el partido no tiene por papel el tomar el poder en «nombre de la clase» y que siempre queda como un órgano de orientación política que, lejos de identificarse al Estado, le es ajeno. Antes, durante y después de la revolución, comprendiendo por tanto un periodo post insurreccional, queda como una secreción de la clase obrera y su combate histórico. Solo una derrota de la corriente marxista y una victoria del oportunismo, es decir la penetración de la ideología dominante en su seno, representa un peligro potencial que puede ser efectivamente mortal. Es vital para las minorías más concientes estar organizados para ser factor activo en el combate por participara activa y eficazmente a acelerar la homogenización de la conciencia en la clase.


La experiencia del movimiento obrero

En realidad puede parecer difícil de comprender que el movimiento obrero debe cumplir tareas organizacionales permanentes incluso cuando las grandes masas parecen totalmente ausentes de la escena de la historia o cuando estas son derrotadas. Si es verdad que los partidos proletarios surgen en relación con el aumento de las luchas de la clase obrera, se desarrollan luego y desaparecen en las fases contrarrevolucionarias, como fue el caso formalmente para la Liga en 1852, ello no significa por tanto una desaparición total de la actividad organizada.

Desde este punto de vista, entre 1852 y 1864, Marx no era un «individuo aislado» que se «retiró a sus estudios», un «pensador» o «filósofo genial» como a la burguesía gusta presentarlo, sino quedó al contrario como un verdadero militante comunista: «Marx no disolvió autoritariamente la Liga en 1850, ni tampoco la AIT en 1872. Simplemente explicó que los revolucionarios deben prepararse para enfrentar la próxima dispersión de estos partidos, organizándose para mantener en su ausencia el hilo rojo de la actividad comunista» (Revista Internacional número 64: «La relación fracción-partido en la teoría marxista»). Los individuos aislados, al contrario, no pueden tener algún campo real de acción y el movimiento conciente de la clase no puede jamás reducirse a la reflexión de una suma de individuos dispersos. Durante este periodo de reflujo de la lucha de clases, Marx y Engels al contrario manifestaron siempre la preocupación de mantener los lazos organizados y publicar una prensa revolucionaria. Por la experiencia histórica de la clase, Marx y Engels supieron precisar por adelantado los contornos de la noción de partido haciendo lo que se puede llamar un trabajo de «fracción»: «El proceso de maduración y definición del concepto de fracción encuentra por tanto su origen en esta primera red de camaradas que habían sobrevivido a la disolución de la Liga de los Comunistas». (idem).

El ejemplo de la Izquierda Italiana en los años 30, retomados en la discusión, constituye un desmentido significativo a la idea según la cual las organizaciones serían inútiles fuera de los movimientos revolucionarios. En efecto, llevados en las condiciones más terribles del estalinismo triunfante, los trabajos de la izquierda Italiana fueron más fecundos sobre diversos planos teóricos, particularmente organizacionales. Sin este trabajo de fracción y por tanto de organización, particularmente llevado por Bilan, no habría hoy expresión organizada elaborada de la izquierda comunista como la CCI! Como afirma justamente un participante: «(...) La organización no solamente está presente en momentos históricos particulares. Existe una relación social que hace que la organización esté allí para luchar contra la ideología dominante. La organización es una necesidad para poder hacer frente a la presión de la ideología burguesa que es permanente. Se trata de un factor fundamental que se ejerce en profundidad y en extensión».

Es justamente a través de la discusión política más amplia y más extensa y a través del reconocimiento de que las organizaciones revolucionarias representan su interés que el proletariado podrá reforzarse políticamente y confrontase a la burguesía. El paciente trabajo de reagrupamiento internacional va de la mano con la construcción de la organización del proletariado. La preocupación de la continuidad para transmitir un patrimonio político a una nueva generación de militantes es hoy indispensable para preparar el futuro partido y el próximo asalto revolucionario. Si las condiciones del surgimiento del partido están ligadas a la lucha de clases, esta última no es un producto mecánico que aparece ex nihilo. Debe sobre todo su existencia a la claridad y determinación, al combate de la vanguardia revolucionaria. Como mostró la revolución rusa, el partido bolchevique estaba construido antes de la revolución, permitiendo una intervención fecunda que preparó la efervescencia en los mítines, las huelgas y manifestaciones, en los consejos obreros. Ello, a fin de cumplir una función irremplazable, la de catalizar el proceso de maduración de la conciencia proletaria hacia la victoria. Hoy, cuando el impasse del capitalismo en crisis empuja de nuevo al proletariado a continuar y desarrollar su combate, la tarea de los revolucionarios es trabajar por el reagrupamiento, por la unidad de las energías revolucionarias en vistas a la construcción del futuro partido mundial. Desde este punto de vista, no podemos compartir la visión del camarada que ve en nuestras reuniones y en la elaboración de una actitud política un «curso» que no le «aporta nada». Contrariamente a esta visión que haría de la CCI una especie de «profesor» y de los participantes «alumnos pasivos» que deberían regurgitar las «lecciones» formateadas, afirmamos que el proletariado no adopta este tipo de actitudes «pedagógicas» ajenas al marxismo. Todo lo contrario, las reuniones son lugares de debate que deben permitir una clarificación según las necesidades del combate, hacen parte del proceso de toma de conciencia necesaria para luchar contra la presión ideológica de la burguesía, para desarrollar la lucha y preparar el futuro


WH (20 de agosto)



Vida de la CCI: 

  • Reuniones públicas [297]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • La organización revolucionaria [298]

Revolución Mundial nº 91, Marzo-Abril 2006

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La “sexta declaración y la “otra campaña”: Marcos llama a la organización… para la apuntalar al capital

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La 6ª declaración del EZLN y su “otra campaña”, se presenta como una alternativa política para los trabajadores. Su crítica a los partidos de la burguesía, incluyendo ahora al PRD, así como su lenguaje sentimentaloide y pretendidamente radical, los hace parecer diferentes al resto del aparato de izquierda del capital. Es sobre todo su llamado a formar una organización que hace pensar a muchos trabajadores, sobre todo a las jóvenes generaciones, que la declaración de la guerrilla de nuevo cuño y su recorrido por el país, “escuchando” las demandas, terminará creando un proyecto capaz de aglutinar y enfrentar al capital, sin embargo el proyecto que llama a crear, de concretarse, no será diferente al que levantara el FZLN, es decir un proyecto patriotero que se convertirá en otra camisa de fuerza con la que busca someter la potencialidad revolucionaria del proletariado.

 

La clase obrera es la única clase revolucionaria

La campaña de Marcos, pretende hacer creer que el EZLN ha dado un “giro” radical, y ahora se atreven hablar del obrero y de la explotación a que son sometidos. Si antes en su discurso, que presumía ser incluyente aceptaba que buscaba “… un mundo donde quepan todos los mundos…” (27-07-96), ahora cambian el tono para parecer radicales y le agregan la exclusión de los ricos. Si apenas en 1994 llamaban a votar, a respaldar al PRD y a Cuahutémoc Cárdenas, ahora critican las elecciones y amenazan al PRD con “destrozarlo”… A medida que pasa el tiempo el EZLN irá acondicionando su maquillaje, no obstante lo que no cambia es el proyecto claramente burgués, con el que pretende entrampar a los trabajadores.

Hay una insistencia continua del EZLN con la que busca reforzar el trabajo de la burguesía y ampliar la confusión en las filas de los trabajadores, esta insistencia es que el proletariado ha dejado ser la única clase capaz de eliminar el capitalismo. Ello se deduce de su descripción social a partir del concepto “sociedad civil” en la que caben todos, por lo que insiste en construir una organización interclasista en la que el proletariado quede atrapado en la defensa de un proyecto que no busca ya destruir al sistema sino tan sólo renovarlo, a través de la defensa de la economía nacional (es decir, de los proyectos de la burguesía mexicana) y con la construcción de nuevas leyes.

Esta actitud chauvinista, enfocada en la defensa de la nación ha estado presente desde sus orígenes, la misma concepción de la “liberación nacional” nos habla de ello, y nos es nada raro que las FLN, origen del EZLN tuviera como consigna básica “Vivir por la Patria o morir por la libertad”. Pero si esto puede parecer simples anécdotas secundarias, veamos los que dicen en su declaración sobre el significado de la organización a la que llaman a formar. Por medio de la 6ª declaración, convocan a formar un “programa nacional de lucha”, que tenga como objetivo “… un compromiso claro de defensa conjunta y coordinada de la soberanía nacional, con la oposición intransigente a los intentos de privatización de la energía eléctrica, el petróleo, el agua y los recursos naturales.”

Como se ve, repiten bajo un tono más radicaliode las ideas del “Plan La realidad–Tijuana” (9-08-03), y como antes, ahora estos argumentos son aplaudidos por el sindicato y el aparato de izquierda del capital porque saben bien que son carnadas atractivas para desviar el coraje y combatividad de los trabajadores, y encerrarlos en la búsqueda vana de políticas económicas “alternativas” de defensa de la “soberanía” (lo que implica la protección del capital nacional), impidiendo así tomen como centro de su combate la defensa de sus condiciones de vida, lo cual en su esencia misma lleva la critica radical al sistema de explotación. No es extraño que sean los sindicatos y los izquierdistas los que buscan encuadrar a los trabajadores en el proyecto claramente burgués al que convoca Marcos.

Desde antes de formada la organización que el neo-zapatismo invoca, ya está adelantada la amenaza de atar a los trabajadores a las consignas de la burguesía, y someterlos a una estructura interclasista en la que su PROYECTO HISTÓRICO, no tiene cabida, en tanto está sometida su fuerza como clase al degradar su actuación a la de “ciudadanos”. Es la formación de una endeble amalgama de clases en la que pretende meter a los trabajadores, dejándolos aislados, su llamado lo confirma: “Invitamos a los indígenas, obreros, campesinos, maestros, estudiantes, amas de casa, colonos, pequeños propietarios, pequeños comerciantes, micro empresarios, jubilados, discapacitados, religiosos y religiosas, científicos, artistas, intelectuales, jóvenes, mujeres, ancianos, homosexuales y lesbianas, niños y niñas, para que, de manera individual o colectiva participen directamente con los zapatistas en esta CAMPAÑA NACIONAL para la construcción de otra forma de hacer política, de un programa de lucha nacional y de izquierda, y por una nueva Constitución.”

De forma que aunque ahora el EZLN diga que se trata de formar una organización anticapitalista, no tienen más proyecto que el atacar la conciencia proletaria.

Es cierto que el capitalismo con sus existencia comprime no sólo a los asalariados, también se ven sometidos estamentos y clases medias, entre ellas los campesinos y la pequeñaburguesía, no obstante el proletariado, por el lugar que ocupa en el modo de producción, por ser la única clase que está despojada y no contar con ninguna atadura orgánica hacia algún tipo de propiedad, es la ÚNICA CLASE explotada y revolucionaria al mismo tiempo que no puede diluirse en una masa interclasista. El resto de clases y estamentos, aunque son víctimas del capitalismo mantienen la mirada pegada al pasado para criticarlo, por lo que viven añorando formas anticuadas de producción. Si los asalariados pierden la autonomía de su combate, son aislados e impedidos para desarrollar las únicas armas con las que cuenta para enfrentar al capital su CONCIENCIA y ORGANIZACIÓN.

 

La organización de los proletarios para afirmar su fuerza y autonomía, no para atarla a la burguesía

La conciencia proletaria, es la claridad de la clase sobre su papel histórico y de que el capitalismo no le puede ofrecer sino explotación, miseria y guerra, y esta conciencia toma forma viva en su organización. Por eso la organización de la clase obrera no es impuesta ni inventada por alguna minoría ilustrada, es producto de la misma lucha de clases y, por supuesto, de la reflexión. Por ello, es fundamental para el proceso de desarrollo de toma de conciencia de la clase obrera, reflexionar que su organización debe responder a sus necesidades históricas, debe reflexionar que el sindicato, desde las primeras décadas del siglo XX ha dejado de ser un instrumento de combate obrero y hoy no es más que un engranaje del capital, de la misma forma debe reflexionar que los partidos de la burguesía y sus procesos electorales son sólo medios por los cuales la burguesía busca perpetuar su orden, pero ante las circunstancias actuales, se vuelve imperativo que los trabajadores reflexionen sobre lo ajeno que son a sus intereses el involucrarse en la defensa de la soberanía y de la patria y de lo peligroso que es perderse en organizaciones interclasistas. La clase obrera no tiene patria, y no tiene ningún interés en formar un frente con sectores de la burguesía y de la pequeñaburguesía para defender la nación. Ante la agudización de la crisis y la aceleración del golpeo a las condiciones de vida, la clase obrera debe responder con la movilización, pero para que esta se convierta en una expresión verdadera deberá romper con las imposiciones del sindicato, tomar en manos el movimiento impulsando Asambleas Generales masivas que alimenten la reflexión colectiva y que impidan a los agentes de la burguesía infiltrados en la trinchera proletaria desviar el descontento hacia la defensa de empresas estatales o de la patria. Los trabajadores deben recoger las experiencias del pasado y sobre todo recuperar el arsenal teórico del marxismo, al que el EZLN y sus corifeos no han dejado de afirmar que se trata de vejestorios. Los trabajadores necesitan organizarse pero no para afirmar el poder de la burguesía como lo quiere el EZLN.

Tatlin/6-02-06

 

Situación nacional: 

  • Mexico [6]
  • Zapatismo [295]

De última hora. Sobre los Mineros de Coahuila. Explotación, miseria y muerte: el verdadero rostro del capitalismo

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La muerte de los 65 trabajadores de la mina Pasta de Concha en Coahuila, México, pone, más que nunca al descubierto, que el lujo y riqueza de la clase dominante surge de la explotación bárbara a la que son sometidos miles y miles de trabajadores. La muerte de estos obreros no es una anécdota para llenar las amarillistas páginas de la prensa burguesa, llenar horas en los telediarios, o un momento “oportuno” para que los personeros del capital hipócritamente se lamenten de los sucesos, es una lección que el conjunto de los trabajadores no pueden olvidar: la muerte de estos camaradas no fue un simple “accidente”, su muerte, como los cientos de accidentes que se viven en minas y fábricas cada día, o la miseria espantosa a la que son sometidos los trabajadores y sus familias, es la cuota que el capitalismo exige para seguir viviendo.

Con gran espanto la misma prensa de la burguesía señala las extenuantes condiciones en que los mineros llevan a cabo sus jornadas, respirando minerales que les acaban en unos cuantos años los pulmones y recibiendo cada semana apenas 600 pesos (equivalente a cerca de 60 dólares), pero esto no es una condición específica de estas minas, la totalidad de la clase obrera sabe de la dureza de la explotación a que cada día es sometido y la miseria asfixiante a la que es obligada a soportar.

Esta dolorosa experiencia manifestó al mismo tiempo la actitud solidaria de sus hermanos de clase, que no dudaron en ir al auxilio de sus compañeros. Decenas de trabajadores que laboran en minas cercanas pese a salir de agotadoras jornadas estuvieron presentes participando en el rescate. Y mientras la clase trabajadora externaba su solidaridad, los representantes del capital hacían gala de hipocresía: la patronal, miembros del “Grupo México” lo mismo que los funcionarios de la secretaría del trabajo, se empeñaban en difundir la “seguridad” de la mina, culpando a los obreros del accidente; el sindicato, representado por el cacique y capo Napoleón Gómez ha fingido una preocupación y muestra una aparente enojo, sin embargo todo mundo sabe que gobierno, la patronal y el sindicato son los que definen mediante acuerdos las condiciones en que ha de llevarse a cabo la explotación en cada lugar de trabajo. Los representantes del gobierno, en particular Vicente Fox (a la par que el obispo de Piedras Negras) ofrecen sus inútiles y falsos rezos, que muy pronto muestran que lo hacen como acto demagógico con el que pretenden ganar simpatías, ya que apenas se empieza a exponer el descontento de los trabajadores y de los familiares de los mineros atrapados en los socavones, el ejército es llamado para asegurar el control de una posible manifestación.

Lejos de las lágrimas de cocodrilo de la burguesía y del uso que el sindicato quiere hacer de la tragedia, con el fin de esconder que es un instrumento más del capital, la muerte de los 65 trabajadores debe ser reconocida como una experiencia más que obliga al proletariado, no sólo de México sino del mundo, a la reflexión de la necesidad de la eliminación del sistema capitalista mediante la Revolución Comunista Mundial. Fue el sistema quien mató a estos compañeros, y cotidianamente vive arrancando la sangre, el sudor y las fuerzas de los trabajadores del mundo.

RM/25-02-06

Situación nacional: 

  • Mexico [6]
  • Lucha de clases [7]

Elecciones 2006 (IV): El “voto del mal menor”, otra ideología de la impotencia contra el proletariado

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El más reciente escándalo golpea de nuevo al PRI, el gobernador de Puebla es pillado por los servicios de inteligencia del Estado en pláticas telefónicas al más puro estilo de la mafia. A una voz, diversos sectores de la burguesía se han rasgado las vestiduras como si este comportamiento fuera ajeno al perfil de moral de su clase y, además, horrorizada condena el uso faccioso que se hizo de las instituciones estatales como si tampoco fuera una realidad que su aparato de gobierno es el órgano de su dictadura como clase, aparentando que es posible esperar un funcionamiento imparcial de su parte. Ahora, que la poca pulcritud mostrada por los actores de este nuevo desaguisado saque a la luz este accionar que es moneda corriente en los círculos de poder de los capitalistas, les preocupa y tratan por todos los medios de echarle tierra con el consabido cuento del saneamiento institucional. Los trabajadores nada tienen que hacer tratando de “democratizarlo” o “sanearlo” como demandan todo tipo de líderes de opinión. Ya hemos evidenciado en innumerables ocasiones cómo los escándalos políticos, de corrupción, etc., son un poderoso método de golpeteo dentro de las pugnas que enfrentan regularmente a las fracciones de la burguesía sobre todo en su carrera desenfrenada por el control estatal nacional. Que siempre haya material de sobra que prueban la práctica marrullera y facciosa de la clase dominante efectivamente nos demuestra, si acaso había dudas, que la clase capitalista se revuelca cotidianamente en la inmundicia y que, se hunde cada vez más en un torbellino de descomposición sin freno.

Para el proletariado sería un suicidio tratar de encontrar a un personaje o un partido “menos” corrupto y “menos malo” para centrar sus esperanzas. Fuera de este grotesco espectáculo lo que interesa destacar es que esta agravación de la disputa hace salir a la luz la suciedad que hay tras de las relaciones de la burguesía, estos escándalos abarca lo mismo al PRI, PAN o el PRD.

 

La polarización de la elección

En RM90 concluíamos que el PRI no convenía a los intereses globales de la burguesía nacional por lo que era notorio que la clase dominante no muestra querer aceptar a Madrazo para la presidencia, y su decisión se mueve entre Obrador y Calderón. Sin embargo, como lo mostramos, las cosas no son tan fáciles y hace falta que la relación de fuerzas entre las diferentes fracciones en pugna se incline hacia un lado u otro para poder estar en condiciones de perfilar una orientación más definida. El PRI, el cual ya no cuenta con un candidato viable y parece que al grito de sálvese quien pueda un gran número de priístas se apresuran a abandonarlo. Para el PAN las presiones indirectas por las acciones de corrupción de los hijos de Marta de Fox, hacen que sus posibilidades para ser elegido por la burguesía como el partido que la cohesione y sirva como pantalla del cambio democrático, se hace cada vez más complicado. En este escenario, habiendo ya pasado lo más fuerte del escándalo de corrupción alrededor de López Obrador, éste aparece como el puntero en la contienda, sobre todo por la promoción que ha estado recibiendo de parte de importantes sectores de la clase en el poder, y está menos dañado en su fachada que los otros dos candidatos importantes. Sin embargo, a cuatro meses de la elección hay un escenario marcado por la agudización de los conflictos, la burguesía todavía no logra el consenso mínimo tan anhelado y es de esperarse que en medio de la descomposición generalizada del capitalismo sus mecanismos de control estatal de estos procesos cada vez le resulten más caóticos.

 

¿Y los partidos pequeños?

La participación de partidos como el Alternativa Socialdemócrata y Campesina y el de Nueva Alianza (aparte de Convergencia, el Partido Verde y el PT que formaron alianzas) aún si se presenta como un ejemplo de la pluralidad democrática, lo cierto es que son indicadores de las dificultades que tiene la burguesía en México para integrar un sistema de partidos compacto y sólido. Los hemos visto accionar para apuntalar a los tres partidos más grandes que existen (PRI-PAN-PRD), funcionando precisamente como contrapesos que las diversas fracciones de la burguesía requieren en un momento dado para tratar de forzar la relación de fuerzas en su favor. El caso de Nueva Alianza es emblemático pues aparece en medio de las pugnas dentro del PRI, impulsado por la cacique sindical Elba Esther Gordillo, para debilitar a la fracción de Madrazo y buscar nuevos acomodos dentro de la estructura estatal. Así aún cuando estas estructuras no son reconocidas como opciones reales de la burguesía para encumbrarlos como equipos de gobierno, son instrumentos necesarios para entrampar en la confusión de la democracia a una masa mayor de trabajadores y fortalecer las estructuras de dominio.

Los trabajadores, por su parte, no deben caer en la trampa del discurso de estos partidos pequeños que se presentan como alternativa ante la corrupción de los grandes, la esencia de estos es la misma que la del PAN, PRI y PRD, todos son enemigos de los trabajadores. Los espectáculos de corrupción y de vendetas, que han dado también estos nuevos partidos, prueban que es toda la burguesía la que funciona de esa manera, aparte del hecho evidente de que todos los personajes que participan en esos partidos son en realidad cartuchos reciclados provenientes de otros o pertenecen en efecto a grupos de poder desde siempre ligados al Estado. Sin embargo, lo que interesa subrayar es la evidencia de que al igual que los partidos grandes, su función es extender la ilusión entre los trabajadores de que la participación electoral es la única alternativa para solucionar las condiciones de explotación cada vez más insoportables. Tampoco ellos son opciones para los explotados pues son organismos creados desde el Estado burgués para fortalecer el dominio del capital.

 

El voto del mal menor y el chantaje contra el abstencionismo

La burguesía tiene muchas dificultades para gestionar de la mejor manera este proceso lo cual se manifiesta en la pérdida gradual de la credibilidad que había ganado con el IFE en las elecciones del 2000, cuando logró sustituir el tradicional sistema de fraude por uno de elecciones limpias, apuntándose un éxito rotundo al nivel de su campaña democrática contra la clase obrera; ante esto, ha estado preparando durante meses su circo electoral principalmente alrededor de dos ganchos ideológicos que debemos denunciar. Por un lado, ante el desencanto de los trabajadores por las elecciones producto (entre otras cosas por los escándalos políticos) se les convoca a votar de todos modos pues sería la única manera de cambiar el estado de cosas y además como un chantaje del estilo de “si no votas no te quejes”, una campaña asumida ya por varios sectores de la burguesía con la que insiste en que no importa que esté sucediendo en las condiciones de vida de trabajo de los trabajadores, de todas maneras hay que votar para tener derecho a reclamar o bien, en las próximas elecciones, imponer un “castigo” no votando por ellos. Por otro lado, se usa el recurso del voto del mal menor, lo que significa que la burguesía puede reconocer que todos los partidos tienen errores y  todos los candidatos tienen historia de corrupción, sin embargo, no hay de otra, hay que votar y hay que hacerlo por el menos malo. Los trabajadores que han votado saben muy bien que de nada ha servido su voto para mejorar sus condiciones de vida y de trabajo. En las pasadas elecciones federales, por ejemplo, el voto útil que fomentó la burguesía para lograr una votación histórica, derivó en las condiciones actuales: varios escalones abajo en la degradación de las condiciones de vida obrera.

Ante estos llamados al voto para que los trabajadores decidan quién ha de conducir su explotación a nivel nacional, hay que recordar que “En el capitalismo decadente, las elecciones son una máscara. Todo llamamiento a participar en el circo parlamentario no hace sino reforzar la mentira de presentar las elecciones como si fueran, para los explotados, una verdadera posibilidad de escoger (…) La burguesía esconde que su juego democrático electoral le sirve para hacer una alternancia en el gobierno para garantizar la salud de sus mecanismos de gobierno como clase, pues los partidos sólo son la expresión orgánica del control estatal de la burguesía, los cuales se reparten las tareas para encuadrar a los trabajadores usando diferentes ideologías y mecanismos de control. (Ver RM 88, sep-oct 2005). Ya en otras ocasiones lo hemos evidenciado ¿por qué la burguesía y sus representantes en los partidos políticos, en los sindicatos, tiene el mayor interés en que los trabajadores voten? La respuesta es muy sencilla, trabajan como siempre para fomentar la mistificación de que las elecciones son mecanismos de cambio a su favor. La clase obrera está de nuevo ante la mayor mascarada de la dictadura del capital, es su deber reflexionar mínimamente sobre las motivaciones de esta campaña y las implicaciones contra ella misma.

RR/Febrero-2006

Situación nacional: 

  • Mexico [6]
  • Elecciones [275]

La política de los “frentes”: armas de la burguesía contra el proletariado

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El ambiente electoral que hoy recorre el continente americano y el descontento social genuino que brota de la miseria engendrada por la quiebra del capitalismo son un terreno fértil para la promoción de toda clase de “alianzas” y “frentes” por parte de la izquierda y extrema izquierda del capital. Estas propuestas “tácticas” son un verdadero terreno minado para el proletariado, detrás de las  frases “radicales” que acompañan al “frentismo” está una trampa, la trampa del interclasismo, de la disolución del proletariado y del aniquilamiento de su independencia política.

 

El “frente único”, un frente antiproletario

Desde sus orígenes esta táctica fue la expresión primero de la deriva oportunista de la Internacional Comunista ante el retroceso de la revolución mundial y, después, ha sido sólo una utilización de la burguesía de ese error para justificar toda clase de “frentes populares”, “anti-fascistas”, “anti-imperialistas”, “contra el neoliberalismo”, etc.

Ante las condiciones cada vez más desfavorables para la revolución mundial, el Tercero y Cuarto congresos de la Internacional Comunista (IC) empezaron a resbalar por la peligrosa pendiente de la política del “frente único”, ello significaba que el proletariado y sus minorías comunistas deberían aliarse con la socialdemocracia (que se había pasado al campo burgués al apoyar los créditos de guerra): “Bajo ciertas circunstancias los comunistas deben declararse dispuestos a formar un gobierno con los partidos y las organizaciones obreras no comunistas” (Resolución sobre táctica de la IC, IV Congreso, 1922). En la historia del movimiento obrero el “frente único” se ha siempre caracterizado como un frente con fracciones burguesas. Lo que para la IC fue un terrible error oportunista que abrió de par en par las puertas a la contrarrevolución, se ha convertido en una grosera política burguesa en manos de trotskistas, maoístas y guevaristas que se “reivindican” de los “aportes” de la IC. Evidentemente que esas expresiones de la extrema izquierda del capital hacen omisión malintencionada de todas las críticas y las lecciones que las izquierdas salidas de la degeneración de la IC hicieron a esa desastrosa política de los bolcheviques. Todo el izquierdismo hoy nos quiere hacer creer que las alianzas con el enemigo serían inevitables, incluso serían el preludio de una etapa en vísperas a la revolución comunista.

Los pretextos que hoy esgrimen los izquierdistas no difieren mucho a las confusiones de la IC y es justamente por ello que la burguesía los puede utilizar dándoles un “barniz proletario”:

* “No aislarse de las masas”. El reflujo de la primera oleada internacional provocó, necesariamente, un regreso de la influencia de la ideología burguesa  a través de la socialdemocracia. Un argumento sería “ir a las masas”, “no abandonar a los obreros”. La IC proponía la “unidad” con los mismos gobiernos que masacraron al proletariado en Berlín y que se había pasado con armas y equipo a la defensa del capital. Lo que se imponía en cambio era el establecimiento de una clara ruptura con los partidos que ya no pertenecían al campo proletario y sacar las lecciones de esa traición. Si las masas “seguían” a esos gobiernos era porque las condiciones habían cambiado y sólo un nuevo giro en la situación mundial podría regresar la influencia dominante de las posiciones revolucionarias en las masas. La responsabilidad de los revolucionarios no es “seguir a las masas” sino luchar contra todas las mistificaciones como única manera para contribuir a una toma de conciencia. El “frente único” aceleró la degeneración de los partidos que lo adoptaron y esta teorización se pagó a un precio demasiado alto por el proletariado, no sólo a nivel de masacres sino también al precio de trabar el resurgimiento del desarrollo de una toma de conciencia al instalar una no delimitación de los enemigos.

 

* “El enemigo principal”. Ya es un viejo lugar común escuchar que es el “imperialismo” el enemigo a vencer, que las “políticas neoliberales” serían el objetivo central en “la coyuntura actual”, etc. Esta política reveló su naturaleza abiertamente antiobrera en la II Guerra Mundial. Bajo el pretexto del “fascismo como enemigo principal” el trotskismo condujo al proletariado a su encuadramiento rumbo a la carnicería mundial en el marco de los “frente antifascistas”. Por un lado, esta política ata al proletariado a “su” burguesía nacional, a la democracia que tendrá que destruir y la conduce inevitablemente a defender una campo imperialista (fascismo –Países del Eje- o los “democráticos” aliados comandados por los EUA). Por otro lado, esta “táctica” esconde una de las consecuencias políticas más importantes que se abrieron con la decadencia del capitalismo: la época de los enemigos comunes se terminó desde la I Guerra mundial, el proletariado y la burguesía encarnan desde entonces la alternativa histórica de la humanidad (comunismo o barbarie) y, entre estas dos alternativa no hay alianza posible en la época en que la revolución proletaria mundial se ha puesto a la orden del día.

Decir ahora que ciertas regiones del planeta serían “semicoloniales” y que, por tanto, el proletariado de esas regiones podría aliarse con “fracciones progresistas” de la burguesía para después poder luchar por el comunismo es una aberración histórica que esconde una descarada política contra la clase obrera. La decadencia del capitalismo es un proceso histórico mundial y nada tiene que ver con visiones absolutistas que pretenden ver esta manifestación hasta en la última aldea africana. La I Guerra Mundial ha sido la manifestación más evidente de esta decadencia. Desde entonces todo lo que conduzca a la toma de conciencia de la necesidad de una revolución mundial para acabar con el capitalismo va en un sentido proletario. Las “alianzas”, los “frentes” que esconden esa posibilidad se sitúan en un sentido contrario.

 

¿Rechazar los “frentes” y las “alianzas” es sectarismo?

Los “frentes” están de moda. Toda la izquierda del capital y sus izquierdistas agitan el estandarte de los “frentes”. Los hay para toda ocasión y con las más variadas cubiertas “teóricas”, desde  “evitar que llegue la derecha al poder”, para enfrentar al “imperialismo americano”y hasta los que se inclinan por “oponerse al neoliberalismo” o refundar una “verdadera izquierda”. La “Sexta Declaración de la Selva Lacandona” llama a conformar un “Frente Nacional” donde “se integren los miserables y explotados de este país (los de abajo)” y cuya meta sería luchar por “una nueva Constitución”; de forma similar la tradición estalinista-maoísta propone la “alianza” de clases (“... incluida la pequeña y mediana burguesía” como lo dice el PCM mlm) mediante un Frente Único de Masas, aunque maquillan su objetivo con lenguaje radicaloide de poner al proletariado como dirección de tal frente. De manera que dichos “Frentes” no son sino argumentos engañosos destinados a golpear la conciencia de los trabajadores, enfrascándolos en la defensa de la nación (o de la economía), ya sea desde el llamado a la “liberación nacional”, o mediante engañifas como el “combate” a la globalización, contra el neoliberalismo, o en apoyo a fuerzas imperialistas, como al Estado cubano o venezolano.

Como es evidente, estas “tácticas” no van en un sentido proletario, todas, sin excepción, navegan en el marco estrecho de la nación capitalista y pretenden ahogar a la clase obrera en medio del interclasismo, que termina perdiendo a los trabajadores en una “ciudadanía” amorfa. La independencia de clase del proletariado es una condición necesaria para poder llevar a acabo su proyecto histórico, ninguna otra clase de la sociedad tiene la conciencia clara de la necesidad de abolir las relaciones capitalistas de producción y de instaurar el comunismo a nivel mundial. Diluir su fuerza en medio de las “masas” es completamente contrarrevolucionario. Esto no significa, de ningún modo, “aislar” a la clase obrera del resto de capas no explotadoras y de los marginados del planeta, todo lo contrario, la suerte de esos millones de desamparados depende de las capacidades revolucionarias del proletariado. En la medida en que la clase obrera avance su programa comunista, en la medida en que plantee una perspectiva de transformación al conjunto de la sociedad, sólo en esa medida las capas no explotadoras encontrarán un programa con el cual identificarse. Esas masas excluidas por el capitalismo no constituyen una clase revolucionaria, pero serán capaces de apoyar al proletariado cuando identifiquen que la emancipación que propone la clase obrera es la emancipación de todos[1] [299].

Las acusaciones de “sectarios” que la izquierda del capital y allegados, e inclusive algunos “ingenuos de buena voluntad”, esgrimen contra todos aquellos que como la CCI denunciamos el carácter contrarrevolucionario del “frentismo” no tienen fundamento. En cambio, introducen una serie de confusiones que sólo conducen a llevar agua al molino del “frentismo”.

 

* El sectarismo fue una expresión de la inmadurez del movimiento obrero. “La primera etapa de la lucha del proletariado contra la burguesía se desarrolló bajo el signo del movimiento sectario. Este tiene su razón de ser en una época en que el proletariado no está aún suficientemente desarrollado para actuar como clase” (Marx y Engels, “Las pretendidas escisiones de la Internacional”). En política las palabras no tienen el sentido que cada quien quiera, sino el que la historia les ha dado. Los “sectarios” que nos oponemos a los “frentes” no negamos las necesidades de una lucha unida, pero el concepto de unidad para el proletariado esta ligado indisolublemente al mantenimiento de su independencia de clase y la responsabilidad de los revolucionarios no es alimentar las ilusiones y la colaboración con los “falsos amigos”. Al contrario, el desarrollo de la conciencia avanza a través de la destrucción de mitos y del reconocimiento pleno del enemigo y sus trampas.

Embarcarse en la construcción de “frentes amplios”, cualesquiera que sean las intenciones, no contribuye a avanzar en la organización y en la conciencia para derribar al capitalismo, al contrario, son trabas ya que introducen confusión sobre las formas de organización del proletariado y conducen a éste a sacrificar su independencia.

Dan. Feb/2005



[1] [300] Por ejemplo, las ilusiones en la propiedad de la tierra no permite a los campesinos arruinados desarrollar una conciencia de acabar definitivamente con la propiedad privada.

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • El "Frente Unido" [301]

América Latina. Gobiernos de derecha o de izquierda: enemigos de la clase obrera

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Con la llegada al poder de Evo Morales en Bolivia y Michelle Bachelet en Chile, en enero y febrero, respectivamente, los ideólogos de la burguesía vuelven a la carga regando el veneno ideológico según el cual las elecciones democráticas han abierto las posibilidades de mejora para los desprotegidos en algunos países de América Latina pues están venciendo candidatos pertenecientes a partidos de Izquierda o a coaliciones de centro-izquierda. Personajes como Carlos Fuentes, presentan a la llegada de Morales a la presidencia como un hecho positivo que fortalece la democracia, dado que antes: “La izquierda no tenía más recurso que la insurrección armada.” (Reforma, 1-02-06)

Primero fue Hugo Chávez en Venezuela, luego le siguieron Lula, en Brasil, Lucio Gutiérrez en Ecuador, Kirchner en Argentina, Tavaré Vázques en Uruguay y Toledo en Perú. ¿Será que la democracia está dando por fin sus frutos? ¿Los votos de los desposeídos por fin han logrado el triunfo en las elecciones y ahora tienen a partidos que representarán sus intereses? ¿En realidad se estará haciendo realidad el sueño bolivariano de una América unida? ¿Será capaz esta América, o por lo menos parte de ella, de contrarrestar al imperialismo de los EUA y mejorar así la situación de los países pobres? Deberíamos preguntarnos por qué la propia burguesía saluda los triunfos de los partidos de “izquierda” en América Latina como lo hizo en el Foro Parlamentario Mundial: “Reivindicamos la poderosa presencia de los movimientos populares, uno de los sujetos importantes en la construcción de alternativas que impugnan fuertemente al modelo capitalista en su fase de globalización neoliberal. Presencia en la que destacan los movimientos sociales, los pueblos y comunidades indígenas y originarios. En especial destacamos la victoria de los sectores populares en Bolivia y la elección a la presidencia de su líder indígena Evo Morales...” (Declaración Final del FPM , 16 de feb 2006).

 

Los partidos de derecha o izquierda tienen el mismo objetivo: la perpetuación de la explotación

Para quienes tienen ilusiones en la democracia, son las cualidades del candidato lo que determinará su política. Por ello los medios de difusión burgueses exaltan la extracción social de los presidentes, su lenguaje “revolucionario” y especialmente el que un indígena llegara al poder, con ello dan garantía de que en su gobierno defenderán a los explotados oponiéndose a los intereses de la burguesía.

Sin embargo, hay que tenerlo muy claro, no es el origen, el partido al que pertenezcan, ni siquiera sus intenciones u origen étnico lo que determina el tipo de política que aplicará, son las necesidades del sistema capitalista lo que define la actuación de los gobiernos, por eso es que hoy ya no es posible diferencia entre los programas de los partidos de derecha y de izquierda.

La decadencia del sistema capitalista ha hecho que las estructuras parlamentarias y por tanto los procesos electorales no sean sino circos que la clase dominante usa para hacer caer a los trabajadores en la trampa de la democracia. Por eso los partidos de izquierda que participan en estos, haciéndose pasar como “defensores” de los explotados, no hacen sino reforzar las cadenas de opresión, son en realidad agentes del capital infiltrados en las filas de los trabajadores. Al conservar el nombre y el lenguaje obrero o “revolucionario”, lo hacen para mantener a los explotados sumidos en la ilusión de que su voto a un candidato “que luche por ellos” puede hacerlos ganar y mejorar.

En RM 86 (mayo-junio 2005) decíamos que la llegada de gobiernos de izquierda en América Latina, reflejaba en rigor “... una debilidad del aparato político, que desesperadamente busca unificar a la burguesía y fortalecer el control de los asalariados ante una posible respuesta dada a la agudización de la crisis.” Siguiendo esa idea es que podemos entender que la presencia de estos gobiernos de izquierda, que renuevan el discurso populista, se debe fundamentalmente a:

* La necesidad de las burguesías nacionales de enfrentar los efectos de la crisis económica que son lanzados primeramente hacia los países periféricos.

* La debilidad y descomposición política de las burguesías en los países “tercermundistas”.

* Los imperativos imperialistas de cada burguesía nacional.

* La urgencia de poner (o adelantar) un freno al descontento social.

Por eso las elecciones y el posterior griterío por los “triunfos de los oprimidos”, son circos para desviar la combatividad y la conciencia de la clase.

En el caso particular de AL, el ascenso de gobierno de izquierda, ha permitido hace creíble a la democracia, la cual había perdido crédito ante la agravación de las condiciones de vida de la gran mayoría de la población. Por eso, aunque estos “nuevos” gobiernos son expresión de la debilidad de la burguesía para unificarse y presentar un candidato que logre imponer la disciplina entre las diferentes fracciones, también son una gran oportunidad para fortalecer su dominio ideológico. Por ejemplo, con Evo Morales, la burguesía logró lo que en Bolivia no ocurría desde hace 40 años: el respaldo mayoritario de 54 por ciento en las votaciones, situación similar se presento en Brasil, con Lula, en Argentina con Kirchner, o como lo espera en México con López Obrador.

“El mecanismo en general es el mismo: ofrecer a los trabajadores la ilusión de que la izquierda va a ‘cambiar las cosas’, y que basta con atarse a la cola de un ‘Mesías’, para solucionar los problemas sociales. Las campañas electorales buscan que los trabajadores sepulten sus métodos de lucha, las huelgas y las asambleas autónomas para refugiarse en los ‘canales de la democracia’ y de sus elecciones, retrasando así su identificación como clase para perderse en los laberintos del ‘ciudadano votante… La experiencia de Lula debe ser reflexionada por el conjunto de la clase obrera. La ilusión que los trabajadores tuvieron en Lula, dio margen de maniobra a la burguesía en términos económicos y políticos para hacer pasar las medidas más duras. Pero este accionar no es una ‘traición”, es la continuidad de la política antiobrera que destilaba con sus invocaciones a la democracia y sus seducciones para entrampar a los trabajadores en las urnas’”. (RM 86).

 

“Anti-imperialismo”, Nacionalismo y latinoamericanismo: veneno para los trabajadores

Otro mito que trae aparejada la subida al poder de los candidatos socialistas es que la economía podría mejorar a través de la protección de la “soberanía nacional” lograda por medio de las nacionalizaciones o el enfrentamiento al “imperialismo yanki”. En esta mentira Hugo Chávez se lleva las palmas y de pasada resana la imagen descascarada de la ‘revolución’ cubana al aliarse con Fidel castro en esta empresa.[1] [302] El ‘anti-imperialismo’ es una trampa tan efectiva como el ‘nacionalismo’ que la izquierda del capital e izquierdistas usan para encadenar al proletariado en la defensa de sus propios explotadores.

La administración Bush define a Chávez y Castro como “fuerzas negativas en la región”, pero no es porque sean fuerzas peligrosos en si mismo, sino porque son cabezas de playa usadas por fuerzas imperialistas opositoras en lo comercial y político del Tío Sam. Y la llegada de la izquierda al gobierno de AL no implicará forzosamente el fortalecimiento de esas cabezas de playa “anti-yanki”, aunque en el discurso lo promuevan en los hechos su alineación política no tiene porque cambiar, el ejemplo más claro es Lula[2] [303].

Cuando un gobierno o grupo de gobiernos (como los reunidos en el Foro Parlamentario Mundial) vocifera en contra un imperialismo, o es porque o está alineado con el grupo enemigo o es porque utilizan esos cacareos sólo como un recurso electoral (como lo hizo Evo Morales).[3] [304]

La fórmula “antimperialista” proclamada por el aparato de izquierda del capital, bien puede resumirse así: los explotados tienen que soportar la enfermedad, la miseria y el hambre para que a los “pobres” burgueses de “su patria” no les vaya tan mal. Y para poder hacer tragar a los trabajadores el veneno nacionalista, la burguesía lo hace pasar a escondidas mediante el empuje a protestas en contra del neoliberalismo, y en la promoción del populismo-nacionalista, que usa medidas como las nacionalizaciones, el cooperativismo, la cogestión o la autogestión, y que hace pasar como remedios que favorecen a los trabajadores, aunque en realidad no hacen sino fortalecer el capitalismo de Estado, procurando así “salvar” un poco la economía.[4] [305]

Todo lo anterior muestra que la propaganda burguesa sobre “el avance de la izquierda en América Latina” es veneno del más puro que pretende apartar al proletariado de su verdadero combate. Ni la derecha ni la izquierda de la burguesía tienen la capacidad de mejorar el estado de la economía; por el contrario, con cualquier partido en el poder aumentarán las penurias para el conjunto de los explotados en los cuales la burguesía carga el peso de la crisis. De frente a los intentos de las fuerzas burguesas que pretenden que los proletarios tomen partido por una u otra fracción de sus explotadores, debemos reafirmar el único camino que lleva a la verdadera emancipación del proletariado: el desarrollo de la lucha de la clase trabajadora por aumento salarial y contra los despidos.

Héctor / febrero - 2006.



[1] [306] “Es evidente que la burguesía al poner en la boca de Chávez la palabra socialismo, lo hace para seguir igualando el socialismo con los regímenes estalinistas, como el de Cuba, personificado en Fidel Castro, y que nada tienen que ver con el proyecto forjado por Marx, Engels…” (RM 85).

[2] [307] “El jefe del Pentágono estadounidense, Donald Rumsfeld, en respuesta a una pregunta sobre la existencia de un giro hacia la izquierda en los gobiernos de Latinoamérica y la posibilidad de que se incremente el antiamericanismo en la región, Rumsfeld señaló que la mayoría de los países latinoamericanos, a excepción de Cuba, están avanzando hacia la democracia”. (EFE, 18 de febrero de 2006).

[3] [308] “Evo Morales invitó a George Bush a Bolivia para conversar “de cerca”, a fin de establecer un diálogo fructífero de cooperación. También  le pidió que amplíe la ley estadounidense de preferencias arancelarias para los países andinos que beneficia a Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, y expira en diciembre de este año. De igual manera declara que no expulsará a la DEA de Bolivia (AP, 2 de febrero de 2006) Por otra parte sigue utilizando su verborrea antiimperialista para tratar de conservar su imagen. Acerca de un supuesto eje del mal integrado por Cuba, Venezuela y Bolivia, dijo: ‘¿Qué eje del mal?, Bolivia no pertenece a un eje del mal, pero construye un eje por la humanidad desde Latinoamérica para liberar a los países de la región… no estamos en tiempo en que los pueblos levantan armas de guerra contra el imperio, sino lamento mucho, que es el imperio (que) levanta armas de guerra contra los pueblos’” (16-02-06).

[4] [309] La información que las agencias noticiosas dan sobre sus primeras actuaciones como presidente muestra claramente a que aún cuando se presente como un representante de los explotados, lo es de la burguesía: “El presidente Evo Morales sumó el apoyo de los empresarios de Santa Cruz, que hasta antes de su victoria electoral eran sus severos críticos…. Morales se reunió el jueves con líderes de la influyente Cámara de Industrias, Comercio, Servicios y Turismo (Cainco), la Asociación de Bancos Privados y de las industrias del Azúcar y la Construcción de Santa Cruz, a los que prometió apoyo…. Auguró una nueva era de relaciones entre los capitalistas de Santa Cruz y el gobierno de La Paz”. (AFP Y DPA 4 de febrero de 2006)

 

Geografía: 

  • América central y Sudamérica [85]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • El engaño del parlamentarismo [200]
  • Los falsos "partidos obreros" [220]

El documental 'Fahrenheit 9/11' oscurece la realidad de la guerra en Irak

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La película de Michael Moore, Fahrenheit 9/11, laureada por el Festival de Cine de Cannes, más por su política que por su arte, ha estado llenando las salas cinematográficas en todo el país durante este verano. Dentro de los EUA la controversia alrededor de esta película refleja la gravedad de las divisiones dentro de la burguesía estadounidense sobre la conducción de la guerra en Irak. Walt Disney Co., productor de la película, originalmente decidió no permitir el lanzamiento de la película por temor a ofender a la administración Bush debido a su incisivo ataque político a tal administración. El exgobernador de Nueva York Mario Cuomo, un prominente demócrata liberal, quien se desempeñó como abogado representando a Moore en sus esfuerzos por conseguir el lanzamiento de la película, dijo que estaba luchando por que esta película estuviera en los cines en toda la nación porque cree que se trata de una película que todo estadounidense debe ver, por tener un mensaje vital para la democracia estadounidense. The New York Post, el periódico conservador, controlado por la Murdoch’s News Corp, (asociación noticiosa de Murdoch) denunció la película como propaganda grosera.

Ciertamente es propaganda, como lo son las noticias regularmente publicadas y transmitidas todos los días en los medios masivos de comunicación, ya sea en el New York Post o en el prestigioso New York Times. En la carrera a la invasión de Irak, todas estas publicaciones y redes de transmisión fueron abrumadoramente pro- guerra en su cobertura de la política de la administración Bush. Hoy, por supuesto, existen serios desacuerdos dentro de la clase gobernante estadounidense, no sobre la necesidad de invadir Irak, sino principalmente sobre la eficacia de la conducción de la guerra en Irak llevada acabo por la administración Bush, considerando que el gobierno ha hecho un gran desastre de la invasión y ha hecho por lo tanto las cosas más difíciles para el imperialismo estadounidense en sus esfuerzos por dominar el mundo y movilizar a la población estadounidense para futuras acciones militares. Esto es un serio desacuerdo, pero es una disputa táctica sobre la implementación del acuerdo de la orientación de conjunto de la política imperialista: hacer lo que sea necesario para mantener el estatus de EU como la única superpotencia del mundo y prevenir el surgimiento de cualquier bloque rival potencial.

En el alboroto generado por Fahrenheit 9/11 lo que los comentaristas dicen depende de a qué facción de la burguesía él y su organización de medios de comunicación se adhieren: tanto si respaldan las políticas de la administración Bush, como si piensan que el gobierno ha hecho un desastre que tiene que ser corregido. Sin embargo, una cosa está clara, Fahrenheit 9/11 no es ni anti- guerra, ni anti- imperialista. Es sólo anti- Bush. Moore hace un trabajo excelente en el golpeteo a Bush. La película tiene como protagonista una colección de fuertes imágenes sobre el horror de la guerra, y sobre la estúpida ineptitud de Bush y su gobierno, que depende en exceso de escenas vergonzosas originalmente hechas no para ser vistas por el público. Por ejemplo, Paul Wolfowitz, el arquitecto de la estrategia imperialista en Irak, es reducido a un payaso en una escena en la que usa su propia saliva para acicalar su pelo antes de salir en una entrevista de la TV, pasando su peine a través de su boca. Moore aprovecha los defectos reconocidos de Bush como orador para retratarlo como estúpido. En una escena, Bush no puede recordar el viejo aforismo "si me engañan una vez la culpa suya, si me engañan dos veces la culpa es mía", y se sale por la tangente haciendo el ridículo. En un nivel político más serio, otra escena “pinta” a Bush hablando ante una audiencia de recaudación de fondos de partidarios adinerados diciendo algo como, “Ustedes son los que tienen y tienen mucho. Algunos los llaman la élite. Yo los llamo mi base.” Bonita cursilería.

La película incluye imágenes fuertes, como la entrevista a una madre oriunda de Flint, Michigan, que antes apoyaba la guerra, y que ahora después de la muerte de su hijo se opone a ella, u otra imagen donde Moore pide a miembros del Congreso que ofrezcan enviar a sus niños para combatir en Irak y consigue como respuesta solamente las miradas furiosas de la incredulidad.

Y mientras la película critica duramente la campaña de propaganda de Bush que justifica la guerra -que ya ha sido desacreditada ampliamente en los medios masivos de comunicación- definitivamente no es antiguerra. Moore por ejemplo respalda claramente el imperialismo estadounidense en la invasión y ocupación de Afganistán, y de hecho critica a Bush por no ser suficientemente belicoso en aquella ocasión. Ridiculiza a la administración Bush por haber tenido relaciones diplomáticas con el régimen del Talibán antes de la invasión, e incluso por tener un representante de viajes del Talibán en el Estado natal de Bush, Texas. Moore ataca a Bush por no invadir Afganistán más rápidamente. Se queja de que el presidente esperó dos meses para atacar -dando a Bin Laden “dos meses de ventaja”. MooreTambién critica al presidente por tener tan pocas tropas en Afganistán.

El fracaso en Irak es cargado a los defectos personales y la codicia de George W. Bush. Moore ofrece preferentemente un argumento economista algo vulgar y grosero considerando que la familia de Bush tiene relaciones empresariales con la familia real saudita y esto está controlando la política exterior estadounidense en la administración en curso. Moore hace hincapié en que la mayoría de los terroristas del 9/11 eran saudíes, como lo es Bin Laden. Mientras que casi llama a la guerra contra la familia real saudita, prácticamente denuncia a Bush de traición por ocupar la tarde visitando al embajador saudita en los EUA, el 13 de septiembre de 2001, y de proteger los intereses sauditas en los EUA. Él realmente juega un papel extremadamente nacionalista con relación a los saudíes, lamentando que muchos de ellos tengan inversiones en los EU.

Este “análisis”, que Moore ha afirmado es “muy fidedigno” en las entrevistas de la televisión sobre la película es la típica propaganda capitalista de culpar a individuos y sus políticas como causantes de los males sociales en vez de culpar al sistema capitalista mismo. Moore oscurece totalmente la realidad de que son el capitalismo estadounidense y sus intereses imperialista los responsables de la guerra en Irak. El verdadero argumento dentro de la clase gobernante hoy no es si los EUA debieron haber invadido Irak, sino sobre la manera más apropiada de haber preparado tal invasión -qué justificaciones ideológicas pudieron haber sido usadas (armas de destrucción masiva y vínculos con Al Qaeda contra la violación de los derechos humanos), que tan duro debieron haber trabajado los EUA para presionar y obtener el apoyo internacional a la invasión, y que tácticas y doctrinas militares debieron haber sido usadas en la invasión y la ocupación (la doctrina de Rumsfeld de los huesos descarnados de la fuerza militar usando armas inteligentes contra la doctrina de la “fuerza omnipotente”, usada exitosamente en la primera guerra de Irak en 1991).

Desde una perspectiva proletaria revolucionaria, el aspecto más peligroso de Fahrenheit 9/11 no es solamente el que oscurece la naturaleza de clase de la política imperialista estadounidense, sino que está siendo usada por el capitalismo para reavivar la mistificación electoral, la cual sufrió un serio golpe en el desastre de la discutible elección del año 2000. En el análisis final esta película aspira a atrapar personas para votar en contra de Bush, para restituir la confianza en el sistema electoral, que ha resultado gravemente debilitado hace cuatro años. La película oculta el hecho de que la guerra imperialista es la política de todas las principales fracciones de la burguesía -después de todo fue el demócrata Clinton quien continuó los bombardeos contra Irak durante los 90, y envió tropas a Haití y a Kosovo. No importa quién gane la elección en noviembre, el imperialismo estadounidense continuará con la guerra alrededor del mundo. La única manera de terminar la guerra es destruyendo al capitalismo. Uno puede ir a ver Fahrenheit 9/11 si quiere reírse de Bush y ver un poco de propaganda política burguesa ingeniosa, pero ni por un minuto piense que irá a ver alguna clase de propuesta política cinematográfica antiimperialista y antiguerra, con un análisis convincente de los eventos. Esta película es la propaganda de campaña del Partido Demócrata y una apología del capitalismo, un intento de atraer a los ciudadanos alienados y descontentos tras el marco político capitalista establecido.

CCI / 29 de julio de 2004

Noticias y actualidad: 

  • Irak [94]

Correo del Lector. Organización y conciencia, únicas armas del proletariado para enfrentar al capital

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Hemos recibido un texto del Comité de Análisis e Ideología (CAIA), titulado Organización, estrategia y clase (parte I). Hay una serie de los planteamientos que compartimos, no obstante exponen algunas imprecisiones y ambigüedades. Presentaremos el texto con algunos extractos, marcando las dificultades, señalando que esto es siempre siguiendo la tradición proletaria de animar la reflexión.

 

¿Los trabajadores necesitamos construir un nuevo partido?

Para responderse esta pregunta los compañeros inician explicando el descrédito existente de los partidos políticos, no obstante olvidan referir la naturaleza de clase de estos partidos. Este olvido inicial, aunque no desvalida su reflexión sobre la necesidad de la organización, les impide que avanzar con claridad en su propuesta.

Es relevante el deslinde que CAIA hace sobre los argumentos de los gobiernos de izquierda y el “altermundismo” tan alabado, este último, en las hojas de Trinchera (boletín en el que colaboran), así dicen de ellos: “... en sus discursos no es raro encontrar una constante defensa de la no-organización de clase, y la desmovilización disfrazada de organización ‘horizontal’, ‘en redes’, ‘autónoma’, ‘autogestiva’... Por su parte, a nivel mundial, el altermundismo tampoco presenta ninguna alternativa para los trabajadores: negación de todo lo que signifique revolución, organización política o lucha de clases...”

Planteado ese marco, van a explicar lo que es la organización que la clase trabajadora requiere: “Una organización en la que participemos sin subordinarnos a ninguna facción del capital, y sin subordinarnos a ninguna burocracia (...) Para que nuestra organización sea verdaderamente clasista, debe ser centralizada. Y con ello nos referimos de ninguna manera a una organización autoritaria o burocrática, ese tipo de mitos solo caben en las cabezas del reformismo y el anarquismo pequeñoburgués.”

Avanzan planteando aspectos concretos del programa de clase, defendiendo el carácter contrarrevolucionario del nacionalismo: “Defender la Nación y actuar como pueblo es lo que los explotadores esperan que nosotros hagamos eternamente.

Defender los intereses de NUESTRA CLASE es lo que ellos más temen que hagamos. (...) Todos los oprimidos tenemos derecho a defender también nuestra cultura, pero ello no significa que debamos aliarnos con el que nos explota...”

Marcan, completando la idea, el carácter INTERNACIONAL e INTERNACIONALISTA de la lucha proletaria: “El capitalismo es un sistema mundial. No se le puede ‘abolir’ en un territorio o país, sólo mundialmente, necesitamos  pues la organización mundial de los trabajadores contra el capitalismo.”

Y no dejan de rechazar las formas de lucha falsas para el proletariado: “Los trabajadores no necesitamos del parlamento, porque tampoco necesitamos del Estado (...) No necesitamos tampoco de elecciones ni de votos (...) Tampoco podemos pensar en que con pequeños grupos armados vamos a cambiar el sistema.”

Hasta aquí, aun cuando se presentan breves extractos, es notoria la defensa clara que hacen de la necesidad que hay para la clase obrera de definir su autonomía de frente a la clase dominante tanto en el terreno del programa como en el de la organización.

 

El proletariado, basado en su experiencia del pasado construye el futuro

No obstante hay en el texto del CAIA afirmaciones confusas que conducen incluso a una contradicción en lo avanzado. Tomemos los más importantes: El CAIA, basado en la recuperación histórica de las experiencias proletarias, deduce la necesidad y posibilidad de su organización, y toma como ejemplo a la AIT y al Partido Bolchevique, es obvio que de estas experiencias recobra los principios internacionalistas, la crítica radical del sistema, y el reconocimiento de que la emancipación de la clase obrera debe ser obra de ella misma, sin embargo, este avance lo contradicen cuando colocan al lado de estas experiencias a la guerrilla mexicana: el PDLP de Lucio Cabañas y a la ACNR de Genaro Vázquez, a las que presentan como “organizaciones políticas de vanguardia y/o revolucionarias, de los trabajadores del campo y la ciudad.” Apuntemos brevemente algunos aspectos [1] [310].

Apegados a los hechos, se puede afirmar que la guerrilla tanto de Lucio como de Genaro son expresiones desesperadas y pequeñoburguesas, que se encuentran al margen de la clase obrera, no son producto de su esfuerzo, por el contrario son negación de ésta, en tanto se presentan como instrumentos armados que pretenden suplir el accionar de los trabajadores, por ello, encarnan la desesperación y la desconfianza en las potencialidades de la clase. Baste recordar que tanto Cabañas como Genaro habían promovido la participación electoral, y hasta que, según lo afirmaban ellos mismos, se cerraron los “causes legales” se decidieron a tomar las armas y remontarse a la sierra, desde donde pretendían crear un “foco” de subversión. Al analizar el accionar de otras guerrillas CAIA mismo parece percibir que hay un problema en esas estructuras, pero no va a la esencia del fenómeno, se queda tan sólo en suponer procesos de degeneración o traición de los grupos, sin ver que el problema está en su naturaleza y el tipo de programa que defiende. Así cuando habla de otros grupos guerrilleros dice: “... los movimientos guerrilleros de izquierda se corrompieron al llegar al poder o simplemente firmaron su rendición en términos de ‘acuerdos de paz y reconciliación’, que no significaron ningún cambio en las condiciones de vida de millones de personas...” Renglones abajo dice más todavía cuando se refiere a las FARC y el ELN: “Y pese a la mayor o menor porción de territorio que han ocupado, se han visto durante años obligados a buscar recurrentemente al dialogo de su contraparte.”

De manera que aún cuando en estos grupos guerrilleros no hay nada del internacionalismo que CAIA defiende y en cambio mucho de nacionalismo, no deja de reivindicarlos. Si vemos con mayor precisión, las estructuras guerrilleras que CAIA supone expresiones orgánicas del proletariado, niegan en realidad el accionar masivo y consciente de la clase obrera.

La ACNR se definía así. “Somos una organización guerrillera que está actuando a nivel nacional, realizando expropiaciones en los bancos (...) nuestras acciones están planeadas en diversos niveles, tendiendo a organizar a las masas...” (01-1972) Cabañas por su parte, cuando define su proyecto “socialista” y habla del “nuevo ejército” que surgirá dice que este será: “auténticamente patriótico y no patriotero, defensor de los derechos del pueblo, de la patria proletaria y de la soberanía nacional” (09-1972, en ambas citas los subrayados son nuestros).

De manera que vemos inicialmente una reflexión sobre los principios de clase, pero cuando se trata de concretar en el análisis se queda corto, esa misma incomprensión es la que luego le dificulta reconocer lo que representa la “otra campaña”.

 

El partido proletario no es el conjunto de la clase, pero es producto de ella

Los camaradas señalan: “... a lo largo de la historia, se ha malentendido muchas veces la idea de organizar un partido, interpretándolo como crear una burocracia ajena a los trabajadores (...) <no obstante> la vanguardia y el resto de la clase forman una unidad indisoluble y actúan de manera recíprocamente complementaria...” es decir, reconocen que la organización revolucionaria y la clase no son diferentes, sino son una unidad, como lo afirman, siguiendo a Marx, “... en cierta forma es <la parte> más avanzada...”

Este reconocimiento es fundamental, y lo complementan señalando el tipo de trabajo de esta estructura: “el único papel de las organizaciones de vanguardia puede ser el de defender el programa y promover la autoorganización de la clase, no dirigirla.”

Esta afirmación aunque en lo general compartimos, debemos precisar que guarda algo de consejista[2] [311], en tanto supone que la dirección del movimiento implica una sustitución, o una imposición de lineamientos a una masa ciega,, pero si tomamos la experiencia de la revolución de 1917, es fácil entender lo que significa el concepto de dirección desde una perspectiva proletaria. La clase obrera no delega su labor histórica en el Partido, lo crea para poder cumplirla, la vanguardia no es una minoría ilustrada y conspirativa es sólo la parte más clara de un todo.

Recordemos, por ejemplo, que no fue el Partido Bolchevique el que creó los Soviets, y sin embargo cumplió su papel de vanguardia, haciendo de esas organizaciones, con su trabajo de propaganda y agitación, un cuerpo de combate capaz de asumir decisiones transformadoras. De forma que, hablar de dirección no implica sustitución, es la práctica del Partido: convencer de la justeza del programa comunista, extender la conciencia y dar dirección al combate. Quien sino los Bolcheviques al hacer la lectura de los momentos de lucha, lograron definir las orientaciones que condujeran a la revolución.

 

La “otra campaña”: ¿alternativa de clase?

Hay por último un aspecto en el que vale solo marcar los puntos para el desarrollo de la reflexión, dado que hay aspectos que en este mismo número tocamos (sobre los frentes y la “6ª”).

El CAIA afirma que con la “otra campaña”: “se posibilita que avancemos en la definición y construcción de una nueva organización anticapitalista al lado de todos los oprimidos, para abrir un amplio Frente de lucha que pueda derivar en un verdadero Movimiento Político Revolucionario.”

Ante esta afirmación que contradice mucho de lo que inicialmente plantea, preguntamos ¿la clase obrera encuentra independencia organizativa y programática junto a un grupo como el EZLN que mantiene alianzas con representantes de la burguesía, como por ejemplo la Sra. Mitterrand? ¿Se debe empujar, para no parecer “sectario”, a los trabajadores a la cola de un grupo que promovió el voto hace 12 años y levantó una corrosiva campaña nacionalista de adoración de los “símbolos patrios” y el respeto a la constitución? ¿Porqué sumarse a un proyecto interclasista, en vez de abocarse a construir el proyecto de clase, que debe pasar también por la denuncia abierta de los que, como dicen ustedes, “aparentan apartarse de la suciedad del engaño electorero y buscan ponerse publicitariamente ‘a la izquierda’ de este...”?

Las generaciones jóvenes del proletariado para enfrentar la luminaria publicitaria del EZLN no tienen otro camino que el de la reflexión, recobrar el arsenal teórico del marxismo y las experiencias de los combates pasados, es la forma de enfrentar los cantos de sirena del capital y su aparato de izquierda, solo así estará preparando verdaderamente la Revolución Comunista Mundial.

Tatlin/2-02-06

 



[1] [312]  Para ampliar sobre el significado de la guerrilla recomendamos leer RM 19 (1994).

 

[2] [313] Todavía en 1979, cuando escribimos el folleto “Organización y conciencia de clase”, manteníamos ciertas concesiones al consejismo, rechazando por ello el concepto de dirección, no obstante al hacer la diferencia con el sustitucionismo, nos permite afirmar más claramente el papel de la vanguardia proletaria.

 

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Vida de la CCI: 

  • Cartas de los lectores [296]

La victoria electoral de Hamas no lo es para los oprimidos

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La sorpresiva victoria de Hamas en las elecciones palestinas -logrando 76 de los 132 escaños y relegando a Al Fatah a la sombra- es otra demostración de que las grandes potencias imperialistas cada vez están teniendo más dificultades para controlar el creciente caos en la situación internacional. A pesar de estar con el Movimiento Cambio y Reforma, habiendo sido prohibido como organización terrorista, denunciado para el asesinato de más de 400 israelíes en aproximadamente 60 bombazos suicidas, y amenazado por EU e Israel, Hamas es ahora la fuerza dominante en la Autoridad Palestina (AP) con posibilidades de integrar su brazo armado a las fuerzas palestinas.

Esto fue algo inesperado. El Ministro de Relaciones Exteriores de Israel dijo que: "Las elecciones deberían dar el poder y la fuerza para desmantelar las organizaciones terrorista y no crear una situación donde estas organizaciones se sienten en el parlamento y luego hagan parte de la autoridad ejecutiva" (Guardian 26/2/6). Hasta ahora las negociaciones son acerca de cómo Hamas puede transformarse en un partido político respetable, de la misma manera que otros partidos israelíes y palestinos que tuvieron su origen en grupos terroristas.

Aunque la victoria de Hamas fue una conmoción, los comentaristas políticos rápidamente adquirieron la sabiduría de la visión retrospectiva para explicar lo ocurrido. Las encuestas de opinión pública mostraban que había una preocupación abrumadora sobre la corrupción en Al Fatah, la OLP y la AP. Al Fatah fue dividido, desacreditado y señalado como responsable de años de desastre económico, particularmente del extendido desempleo, y la OLP fue conocida para su represión. Hamas, Al contrario, siempre se enfocó en la corrupción del Al Fatah, manteniendo el cese al fuego durante un año, propuso políticas de reforma en la salud y educación, empujando a sus concejos donde tenía ya una reputación para mejorar caminos y servicios municipales. Emplearon a un experto para asesorarlos y presentar la mejor imagen pública.

Ninguna liberación, ninguna independencia, ningunas ganancias

Hamas no solamente tuvo la victoria en las urnas electorales. Tenía animadores izquierdistas y nacionalistas entusiastas en todo el mundo. En Gran Bretaña por ejemplo el Partido Obrero Socialista declaró "Hace una semana, los palestinos dieron una fuerte bofetada a Bush y Rice al votar por Hamas" (Socialist Worker 4/2/6). Informaba que: "Los militaristas de Hamas son vistos como inmunes a la corrupción" y el movimiento, después del éxito en las elecciones locales, "Ganó reputación por su trabajo en la educación, salud y bienestar social. Hamas controlaba municipalidades consideradas como modelos de eficiencia.” En cuanto a los bombazos suicidas, solo son detalles de una “resistencia feroz”.

Es cierto que el imperialismo americano se está tomando su tiempo para dar su mejor respuesta a la victoria de Hamas, pero ésta no significa una bofetada. Pero, para la población explotada y oprimida de Gaza y Cisjordania, el haber cambiado sus ilusiones en la vieja guardia corrupta de Al Fatah, por las fuerzas primerizas y eficientes de Hamas, trabajando bajo la consigna nacionalista, no es ninguna ganancia. El SWP señala que EU. "Estaba inyectando dinero a la Autoridad Palestina en un esfuerzo desesperado por salvar a Al Fatah". Aún con la derrota de Al Fatah, EU empezó a "llamar a los Estados árabes a continuar financiando a la Autoridad Palestina–Hamas, aunque Washington está amenazando con cortar esta ayuda… la petición al mundo árabe es porque no quiere que Cisjordania y Gaza desciendan al caos a consecuencia de la suspensión de esta ayuda" (Guardian 31/1/6). Así que, a pesar de todas las condenas a Hamas, EU en realidad ve un papel esencial para los terroristas, como una fuerza que puede imponer el orden capitalista en las áreas donde tiene influencia.

También están en el centro las declaraciones de Hamas de ser una fuerza para la liberación. El mismo día que EU fue informado de apurar a los Estados árabes a financiar a la AP, el jefe del buró político de Hamas escribió un "Mensaje a las naciones árabes y musulmanas… esperamos que sigan y compensen a los palestinos por cualquier suspensión de ayuda” (Guardian 31/1/6). Aquì no existe ninguna diferencia de la opinión entre una gran potencia y una que apenas emerge. Por supuesto Hamas hace la misma declaración que cualquier otra fuerza burguesa, que son "Inmunes al soborno, a la intimidación y al chantaje" y su actividad es la misma que otros proyectos capitalistas que han empleado las mentiras de la liberación nacional. "Hemos visto cómo otras naciones continuaron con su lucha en su búsqueda para la libertad y la justicia hasta consumarla, incluyendo a los pueblos de Vietnam y Sudáfrica. Nosotros no somos diferentes."

Los ejemplos son instructivos. Vietnam del Norte fue apoyado por el imperialismo ruso, el Sur por EU. Más de dos millones de personas se murieron. Vietnam del Norte ganó porque EU suspendió su apoyo al sur, en tanto que el paso de China del bloque  ruso al estadounidense constituía un mejor premio que el de cualquier Vietnam. ¿Las ganancias para los vietnamitas? Nada. Y las cosas empeoraron aún más con el derrumbe del bloque ruso. En cuanto a Sudáfrica, la facción arcaica de la clase dirigente que todavía estaba ligada al apartheid fue removida de su posición dominante y el Estado capitalista sudafricano comenzó a operar con algunos cambios de personal en su aparato político. Esto ha trajo ningún beneficio al pobre y explotado. Así que Hamas reemplaza a Al Fatah. No habrá ninguna mejora en la vida de quienes votaron por un cambio de caras en el parlamento palestino.

Caos en aumento

El SWP dice "Nadie sabe lo que ocurrirá como consecuencia de la victoria de Hamas”. Piensan que es un paso positivo, pero no tienen idea de a dónde lleva. Otras voces sugieren otros escenarios.

Por ejemplo, una carta escrita a The Guardian (30/1/6) pregunta "¿Usted piensa que los jefes israelíes están lamentando ayudar a Hamas en sus primeros días? Este primer apoyo israelí a Hamas en 1980s fue para debilitar a la OLP y Al Fatah. Podría haber tomado 20 años pero indudablemente ha funcionado hoy." Esto es porque "Con una Autoridad Palestina dirigida por Hamas, el gobierno israelí es liberado de toda presión y continuará actuando como guste". El autor de la carta es del Consejo para el intercambio árabe-británico, pero eso no invalida su punto de vista. Es útil recordar el papel de Israel en la formación de Hamas y el derecho de enfatizar la forma en que socavó a la OLP. Sin embargo, mientras que el gobierno israelí insistirá en que no puede hablar con terroristas o con quienes no reconocen el derecho de Israel a existir, la Autoridad Palestina aún tendrá un papel que desempeñar. Sin ello habría un conflicto directo entre el estado israelí y la población palestina.

Las tensiones en Oriente no serán reducirán. En realidad se están intensificando. La guerra en Irak indica lo que va a continuar por años. Las amenazas de EU contra Irán aumentan. La sucesión de Sharon es poco clara. Siria mantiene su interés ante todo lo que ocurre en Israel / Palestina. Lo único claro sobre el avance de Hamas es que añadirá más inestabilidad en la zona. Ya sea que se convierta en un partido convencional o use si nueva posición como trampolín para la confrontación militar, lo cual solamente llevará a exacerbar los conflictos en la zona. Ésto no se debe atribuir a la ineptitud de israelíes y palestinos, árabes y judíos para convivir, sino a la persistente intervención de las grandes potencias en la zona. Los nombres podrían Los nombres pueden cambiar, pero el capitalismo lleva a la agudización de los conflictos imperialistas.

Car. 4 de febrero, 2006.

Noticias y actualidad: 

  • Israel/Palestina [102]

Revolución Mundial nº 93, Julio-Agosto 2006

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Elecciones presidenciales 2006 (y VI): Gobiernos de izquierda o de derecha: enemigos de la clase trabajadora

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El remate de la campaña electoral cumple con el guión previsto por el Estado capitalista para tratar de llevar a la mayor parte de la población y principalmente a los trabajadores a las urnas. La inversión hasta ahora derramada en este objetivo durante varios meses rebasa con mucho las precedentes y la burguesía espera que con su esfuerzo consiga repetir el éxito obtenido en el año 2000 cuando logró la mayor votación de que se tenga memoria en México donde, por años, el sistema de partido único desalentaba esta “participación ciudadana”. La clase dominante, como en todos los países, se está ocupando a fondo para mantener viva la ilusión de que por medio del voto, los trabajadores metamorfoseados en ciudadanos, frente a la urna, en la más completa soledad y el aislamiento más lastimoso pueden revertir la crisis económica, pueden solucionar el problema del desempleo, pueden de un plumazo aumentar los salarios y, en general, mejorar sustancialmente sus condiciones de vida y las de su familia. Y luego, al término del sexenio, recordarles que hay que renovar el voto y que si no resultaron sus expectativas como las imaginaron en cada ocasión que han votado es porque tal vez se equivocaron de candidato o este último los traicionó, o no lo dejaron actuar los otros partidos, o hay causas externas, o ¡cualquier barbaridad que se pueda “argumentar”! Pero, nos dicen, no hay de otra, la única alternativa es votar de nuevo y encumbrar al nuevo político que transformará, ahora sí, la situación de miseria que viven cotidianamente; el cuento de nunca acabar, el truco es casi perfecto, la participación democrática, mediante el voto, valida cualquier actuación de los gobiernos así elegidos.

 

La polarización: izquierda o derecha

En la recta final la burguesía ha logrado polarizar la campaña alrededor de dos alternativas: izquierda o derecha; los medios de difusión están cargados de referencias y debates que giran alrededor de estas opciones tratando de fijar la idea en el pensamiento de los potenciales votantes, incluso cada bando cuenta ya con promotores del voto útil para impedir que triunfe la derecha en un caso o por el otro para evitar que el peligro de la izquierda populista se apodere del poder. Es indicativo, cómo en los diversos medios los pretenciosos periodistas se devanan histéricamente los sesos para “demostrar” las bondades de su candidato y los peligros del adversario.

Es claro que esta diferenciación tiene el propósito de animar a los trabajadores para que se enganchen al juego electoral identificándose de un lado o de otro. Incluso la propia burguesía recurre a sus viejos mitos para animar el voto, haciendo ver el “peligro” que representa la derecha (en particular por el radicalismo del Yunque), postulando así el mal menor. Pero para los trabajadores no hay diferencia entre un verdugo u otro, ambas opciones representan los intereses del capital y sus colores y discursos en apariencia tan disímiles sólo tienen la función de desorientar a la clase trabajadora, se trata de una división del trabajo para ofrecer “diversas alternativas”. Cualquier equipo de gobierno que se encargue de la dirección del Estado capitalista aplicará los planes económicos que requiere la burguesía, cualquier gobierno del tinte que sea tomará las medidas necesarias para impedir que la lucha de la clase obrera se desarrolle, sólo variarán los tintes de las justificaciones como ya lo hemos visto infinidad de ocasiones en todos los países del mundo.

A la clase obrera, se le dice, que le conviene elegir gobiernos de “izquierda” pues defenderían sus intereses frente a los capitalistas, sin embargo, se cuidan de no mencionar el largo rosario de experiencias dolorosas que los trabajadores han sufrido cuando han confiado de manera ingenua en este tipo de lobos con piel de oveja; por no mencionar más que los casos más recientes y conocidos tenemos al gobierno de Lula en Brasil que se estrenó intensificando los ataques económicos contra las condiciones de vida de los asalariados bajo la cubierta de que “la transformación requiere trabajar más duro”; o también a la recién electa presidente M. Bachelet en Chile quien ya dio muestra, recientemente de su capacidad de represión contra las expresiones de luchas reivindicativas (ver artículo en este RM).

 

¿Qué función tiene la “alternativa” de la izquierda?

La burguesía permanentemente cuenta con organismos de monitoreo para conocer la situación social y, en particular, para recabar información constantemente actualizada sobre su enemigo de clase, el proletariado, sus preocupaciones principales, los niveles de descontento, etc. En este sentido, siempre que estructura una campaña electoral donde la “izquierda” es una opción, lo que está haciendo es proponerle una salida fraudulenta a sus anhelos de cambio.

La “alternativa” de izquierda entonces tiene la función de canalizar el descontento y la combatividad latente de los trabajadores hacia las urnas, diluyendo su potencia como clase en la atomización más impotente que existe cuando como “ciudadano”, armado con un bolígrafo, vota y espera que los personajes políticos de la burguesía mejoren su situación. El tema actualmente es el de cambiar la política económica en beneficio de las mayorías, hacer un gobierno diferente de la derecha. De hecho, no se trata de un tema de moda precisamente, ya la burguesía ha sacado muy buenos dividendos políticos de esta “alternativa de izquierda” por lo menos en los últimos veinte años. El llamado movimiento democratizador contra el sistema de partido único ha tenido el mérito de mantener enganchadas a las masas de trabajadores a la ilusión de que sus precariedades terminarán cuando logren un gobierno que defienda sus intereses. Hablamos en este caso del uso que se hace en la campaña de la posibilidad de que la izquierda llegue al gobierno, un señuelo que le funciona al Estado de la clase dominante para llevar agua a su molino.

No pretendemos en este momento pronunciarnos sobre la tendencia dominante de la orientación política de la burguesía mexicana, no obstante lo que es evidente es que la clase dominante en la región busca colocar un equipo de gobierno que le posibilite, poder enfrentar la crisis económica adecuadamente, refuncionalizando las estrategias para impulsar el proceso de acumulación, y que significa establecer un esquema político que le permita cargar la crisis a los trabajadores, limitando la posibilidad de una explosión de descontento, y aunque es algo en lo que la burguesía muestra una disposición, es evidente que hay un choque continuo de intereses económicos y políticos dentro de la burguesía que le impide llevar un proceso electoral “ordenado”. Es por ello que, con gobierno de derecha o de izquierda, la pugna de la burguesía tenderá no sólo a permanecer, sino a agudizarse, intentando, otra vez como ahora lo hacen con las elecciones, arrastrar como carne de cañón a los trabajadores en apoyo de alguna de las fracciones burguesas.

Es fundamental que los trabajadores reflexionen el papel mistificador que tiene el proceso electoral, pero no sólo este proceso electoral (el de México 2006), sino este mecanismo como parte de la democracia que da sustento al capitalismo, es decir que no basta con llamar a no votar, es fundamental entender que las elecciones no son sino una gran trampa para atrapar a los trabajadores.

RR/20 de junio del 2006

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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La intervención de la CCI en Francia en las luchas contra el CPE

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La CCI fue capaz de identificar rápidamente una dinámica proletaria en el movimiento de estudiantes contra el CPE y pudo ser parte de este combate.

Desde el 7 de febrero, asistimos a las manifestaciones de París y provincia. Pero es desde el 4 de marzo que pudimos ser parte activa en el movimiento asistiendo a la reunión de la “coordinación nacional”. Después intervenimos en las asambleas generales masivas (AG) en todas las facultades y apreciamos que la cuestión de la solidaridad estaba en el centro de las discusiones, rasgo principal de la dinámica actual en las luchas obreras en todos los países.

 

El combate de la CCI contra el black-out de los medios de comunicación

Frente a las manipulaciones difundidas por la burguesía internacional, nuestra tarea consistió en luchar contra el silencio y la mentira, publicando en Internet, en trece idiomas, volantes y artículos para restablecer la VERDAD. En todos los países, los medios no dejaron de difundir con profusión la confrontación violenta entre los “alborotadores” y los CRS [policía antidisturbios]. En ningún país, se ha hecho mención de las asambleas generales masivas (AG), de la riqueza de los debates que allí se desarrollaron, de la búsqueda permanente de solidaridad.

Gracias a la prensa revolucionarias, principalmente de la CCI, en muchos países se pudo difundir la verdad y  romper el cerco a los estudiantes en lucha, a través de ese cerco se intentó establecer un «cordón sanitario» para aislarlos, conducirlos a la derrota y entregarlos atados de pies y manos a la represión.

Llevando una fuerte lucha contra este bloqueo informativo y llamando a la solidaridad con los hijos de la clase obrera, la CCI ha cumplido plenamente sus responsabilidades.

 

Nuestra intervención en las universidades…

Gracias al espíritu de apertura de los estudiantes, la CCI pudo intervenir en las AG en París y después en otras universidades. En cuanto nos presentamos como trabajadores y padres de estudiantes en solidaridad con el movimiento, hemos sido recibidos con entusiasmo siendo los mismos estudiantes quienes nos han propuesto tomar la palabra en las AG para aportar nuestra experiencia e “ideas” en tanto que obreros. Nuestras propuestas concretas fueron sometidas a votación y adoptadas (aún cuando los saboteadores sindicales e izquierdistas desarrollaron todas suerte de maniobras para, mantener el control y para hacerlas desaparecer “discretamente” ahogándolas en una multitudes proposiciones de acciones puntuales, no obstante, los estudiantes desbarataron estas maniobras), en la facultad de Censier, por ejemplo, propusimos a la AG tomar a cargo inmediatamente la extensión directa de la lucha hacia los trabajadores asalariados difundiendo masivamente un volante en las estaciones de los suburbios parisinos; en Toulouse y Tours propusimos actos similares.

Las “ideas” que la CCI siempre ha puesto por delante desde hace más de un cuarto del siglo, fueron puestas en práctica enviando delegaciones masivas hacia las empresas más cercanas (principalmente en estaciones de trenes como en Rennes, Aix o París). Por todas partes los estudiantes entendieron muy rápidamente que “si permanecemos aislados, nos lo van  hacer tragar todo crudo” (expresión de un estudiante de París-Censier).

Fue gracias a esta dinámica de extensión del movimiento a toda la clase obrera, nacida de la apertura de las AG, que el movimiento ha podido hacer que la burguesía dé marcha atrás.

Una propuesta que hicimos y que también fue considerada, consistía en organizar AG comunes entre estudiantes y personal de las universidades. Sin embargo, el sector magisterial nacional aun presentaba resabios de la derrota del 2003 y no estaba a la altura para unirse masivamente a los estudiantes y asumirse como vanguardia del movimiento, sólo una pequeña minoría apoyó a los estudiantes. Y es necesario reconocer que a pesar de nuestras reducidas fuerzas los maestros más solidarios y convencidos de la necesidad de la extensión de lucha (sin esperar las instrucciones de los sindicatos) eran esencialmente militantes de la CCI.

Fue muy evidente que en cuanto nuestras proposiciones empezaron a tener eco, y nuestros camaradas fueron identificados como militantes de la CCI, los sindicatos e izquierdistas hicieron circular toda clase de rumores para inocular el veneno de la desconfianza, y para tomar el control de la situación, sobre todo para impedir a los elementos en busca de una perspectiva revolucionaria acercarse a las posiciones de la corriente de la Izquierda Comunista

Allí donde nos presentamos como miembros de la CCI, pudimos asistir a la maniobra clásica de su sabotaje, en Toulouse-Rangueil (donde se constituyó la «coordinación nacional»), al principio del movimiento, se nos ha prohibido la palabra por el del presidium controlado por trotskistas de la Juventud Comunista Revolucionaria (organización de la LCR).

Por el contrario, en la facultad del Mirail, la intervención de un maestro militante de la CCI ha sido recibida con mucho entusiasmo, a demanda de los propios estudiantes, él pudo hacer una exposición del movimiento de mayo del 68 y transmitir así nuestro análisis sobre su significación histórica.

 

… y en reuniones de la» coordinación»

El 4 de marzo, la CCI estuvo en la entrada de la reunión de la «coordinación nacional» en París. Dicha reunión después de dos horas de debates, terminó votando el principio para permitir entrar en la sala a los “observadores exteriores” pero sin derecho de palabra.

No obstante, frente a estas maniobras que apuntan encerrar las AG y prohibirnos la palabra, numerosas discusiones tuvieron lugar entre los estudiantes esencialmente los no sindicalizados y sin filiación a ninguna organización política logrando hacer fracasar las maniobras de sabotaje de la UNEF[sindicato estudiantil] y de los izquierdistas. En la facultad de París-Censier, se decidió dar la palabra a «elementos externos», y abrir la AG a los trabajadores venidos a aportar su solidaridad. Así es como pudimos intervenir el 8 de marzo en la reunión de “coordinación” de la región parisina, defendiendo la necesidad de ampliar la lucha yendo a buscar la solidaridad de trabajadores en las empresas (principalmente ferrocarriles, hospitales y el correo).

Los «líderes» de la «coordinación nacional» (infiltrada por la «izquierda plural», desde el Partido Socialista hasta los trotskistas, quienes consideran a los estudiantes “presas” y a las universidades sus cotos de caza) maniobraron para sabotear esta dinámica de apertura. En Lyon, en la víspera de la suspensión oficial del CPE, el 8 y 9 de abril ¡No pudiendo impedir la entrada a la sala a los militantes de la CCI  bajo pena de desacreditarse aún más, lograron hacer votar nuevamente la negativa del derecho de voz a los «observadores exteriores»!. Esta asamblea (por demás más, sin ningún mandato claro de sus facultades) fue un verdadero fiasco, durante dos días, los especialistas del sabotaje se pasaron todo el tiempo en hacer votar ¡sobre cómo y qué se debía votar! Muchos estudiantes salieron hastiados de esta reunión y se dirigieron de nuevo hacia nuestras orientaciones, haciendo prueba de gran madurez, coraje e inteligencia, votando mayoritariamente el levantamiento del bloqueo de las facultades después de la suspensión del CPE para no caer en la trampa de las «acciones-comando» del todo o nada de los “radicales” y evitar el pudrimiento del movimiento en la violencia.

 

El impacto de nuestra prensa en manifestaciones

Esencialmente en las manifestaciones pudimos distribuir masivamente nuestras publicaciones. Estando presentes  en universidades y manifestaciones fuimos bien recibidos por estudiantes, obreros y jubilados. El 18 de marzo, se nos acercaron para testimoniarnos su simpatía y preguntarnos si podían pegar nuestros volantes en los resguardos de autobuses, otros nos tomaron volantes que querían distribuir a su alrededor, así, como fotografiar o filmar nuestras publicaciones. Algunos nos han dicho: “cuando uno ve sus publicaciones en todos estos idiomas, es formidable; es obvio que ustedes son los únicos verdaderos internacionalistas” Algunos vinieron a agradecernos el apoyo de la CCI a los estudiantes «haciendo saber nuestro movimiento, nuestras AG, en otros países” enfrentando las mentiras pregonadas por medios burgueses.

Es justamente esta simpatía de los estudiantes lo que impidió a los bonzos estalinistas y a la “vigilancia” sindicalista que pudieran atacarnos abiertamente.

Nunca, en toda la historia de la CCI, nuestra intervención había tenido semejante impacto. Nunca habíamos tenido tantas discusiones con tantos manifestantes de todas las generaciones, y principalmente entre las generaciones jóvenes en busca de una perspectiva histórica.

La simpatía recibida de parte de muchísimos estudiantes y obreros es para nosotros un estímulo para seguir nuestra actividad con mayor determinación. Si hoy podemos sacar un balance muy positivo de nuestra intervención en el movimiento contra el CPE, de ningún modo es para glorificarnos. Es porque la apertura de las nuevas generaciones a las ideas revolucionarias está revelando la maduración de la conciencia en el seno de la clase obrera.

De igual manera que nuestra intervención ha contribuido a reforzar la confianza de las jóvenes generaciones en sus propias fuerzas, el entusiasmo que ello causó no puede más que contribuir a reforzar todavía nuestra confianza en las potencialidades históricas de la clase obrera.

A pesar de las ilusiones democráticas, sindicalistas y reformistas que pesan aun muy fuertemente en la conciencia de las jóvenes generaciones, su espíritu de apertura a las ideas revolucionarias, su voluntad para proseguir la reflexión y el debate es reveladora de la gran madurez y la profundidad de este movimiento. De la capacidad de revolucionarios para hacer madurar esta reflexión dependerá el futuro de la sociedad humana.

 

CCI/ 22-junio-2006

 

 

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Luchas en España y Bangla-Desh

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El proletariado necesita recobrar su experiencia para preparar sus nuevos combates

Ante la agudización de la crisis y la acentuación de los ataques contra las condiciones de vida de los trabajadores, se han visto importantes respuestas. Presentamos a continuación dos ejemplos de luchas en España y Bangladesh, llevadas a cabo en los últimos meses, ambos son experiencias que los trabajadores de todo el mundo deben retomar.

 

España: La huelga en Vigo expone un claro método de lucha proletaria

De la misma manera en que los medios de información masiva ocultaron el movimiento de los estudiantes contra el CPE en Francia, esos servidores de la burguesía guardaron casi total silencio sobre el movimiento de los trabajadores de metal en Vigo, iniciado el mes de mayo pasado.

 

La huelga masiva en Vigo estalló como respuesta a la nueva Reforma Laboral que firmó el gobierno, patrones y sindicatos. Esta nueva Reforma que supuestamente se establece para “luchar contra la inseguridad en el trabajo”, lo que ha hecho realmente es aumentar la inseguridad facilitando los despidos y proponiendo eventualidad fija de 2 años en el trabajo. Ante ello el coraje de los trabajadores se ha expresado y con ello se evidencia que la lucha contra los ataques a las condiciones de vida y trabajo no es la “lucha” que proponen los sindicatos, ni aún los más “radicales”. La lucha verdaderamente eficaz es la lucha directa de los obreros, las huelgas que nacen de su decisión colectiva y en contra de las consignas sindicales, son esas huelgas las que hay que apoyar y extender y es así como se puede reunir la fuerza necesaria e ir forjando la conciencia para oponerse realmente al Capital.

 

La fuerza de las Asambleas

La huelga del metal en Vigo fue masiva y se dio como forma de organización la Asamblea General en plena calle que, por decisión de los trabajadores, estaba abierta a todo aquel que quisiera dar su opinión, expresar su apoyo o plantear sus problemas o quejas. Más de 10,000 trabajadores se reunieron diariamente para organizar la lucha, decidir acciones a tomar, ver a qué empresas dirigirse para pedir la solidaridad de otros trabajadores, escuchar qué se dice de la huelga en la radio, en los comentarios de la gente etc.

 

Es significativo que los obreros de Vigo hayan desarrollado el mismo método que los estudiantes de Francia en su reciente movimiento. Es también significativo que en 2006 los obreros de Vigo recuperen la práctica de la gran huelga de 1972 en la que se celebraban diariamente Asambleas Generales de Ciudad. Esto muestra que la clase obrera es una clase internacional e histórica, en ello reside su fuerza.

 

Desde el principio, los obreros se plantearon ganar la solidaridad de los demás trabajadores. En los astilleros, de forma unánime, los obreros se pusieron en huelga solidaria desde el 4 de mayo. Desde el punto de vista de la clase obrera es la mejor respuesta, porque la sociedad que aspira a instaurar el proletariado y permitirá a la humanidad salir del atolladero del capitalismo se basa en la solidaridad, en la comunidad humana mundial.

 

El día 5 de mayo, unos 15,000 obreros del metal rodearon la fábrica Citroen para intentar convencer a sus compañeros de que se unieran a la huelga. El martes 9, hubo paros en Citroen y otras empresas grandes. Como en 1972, la solidaridad y la extensión de la lucha fue lo dominante en la huelga general de todo Vigo hizo retroceder la mano asesina de la dictadura franquista. También aquí vemos repetir esa experiencia.

 

La represión: arma política de la burguesía

El 8 de mayo cuando tras la Asamblea unos 10,000 obreros se dirigían a la estación de ferrocarril con objeto de informar a los viajeros, la policía les atacó por todos los lados con una violencia inaudita. Los obreros se dispersaron en pequeños grupos que fueron acorralados y atacados sin piedad por las fuerzas policiales. Hubo numerosos heridos y 13 detenidos.

 

Esta represión dice mucho de lo que es la llamada “democracia” y sus bellas palabras sobre la “negociación”, la “libertad de manifestación”, la “representación de todos”. Pero esta trampa perseguía una finalidad política: encerrar a los obreros en una pelea agotadora con las fuerzas represivas, empujarles a reemplazar las acciones masivas (manifestaciones y asambleas generales) por la dispersión en enfrentamientos con la fuerza pública. Busca entramparles en batallas campales en inferioridad de condiciones que tienen el efecto de hacerles perder la simpatía de los demás trabajadores y desmoralizarlos. Es una política que también siguió el gobierno francés con el movimiento de estudiantes.

 

Es significativo que los medios de “información” de circulación nacional que habían guardado un escrupuloso silencio sobre la lucha y sobre todo, sobre las Asambleas, las manifestaciones masivas y la solidaridad, dieran todo el bombo posible a los choques violentos del día 8. El mensaje que quieren que traguemos es muy claro: “sí quieres hacerte notar y que te hagan caso realiza choques violentos”. Es el capital el primer interesado en que los obreros se encierren y agoten en una dinámica de enfrentamientos estériles.

 

Los principales sindicatos: CCOO, UGT y CIG, como instrumentos del capital todo el tiempo buscaron controlar la huelga y así carcomerla desde dentro. Fueron ellos los quienes se opusieron al envío de delegaciones masivas a las otras empresas y aunque no lo pudieron impedir “ofrecieron” a cambio llamar a una huelga general del metal el 11 de mayo. Pero los obreros no esperaron y, sobre todo, no aceptaron el método sindicalista de parar un día D siguiendo las órdenes sindicales. Desarrollaron el método genuinamente obrero: el envío de delegaciones masivas, el contacto directo con los demás obreros, la acción colectiva y masiva.

 

El 9 de mayo 10,000 trabajadores marcharon pidiendo la liberación de sus compañeros detenidos logrando su objetivo. El 10 de mayo, tras 20 horas de negociaciones, el sindicalismo logró un preacuerdo que significa una puñalada trapera a los trabajadores, pues a cambio de algunas migajas, las reivindicaciones esenciales fueron escamoteadas. Un sector amplio de trabajadores manifestó su indignación y la votación se postergó. De esta maniobra hay que sacar una clara lección: NO SE PUEDE DEJAR LAS NEGOCIACIONES EN MANOS DE LOS SINDICATOS. LAS NEGOCIACIONES DEBEN SER TOTALMENTE ASUMIDAS POR LA ASAMBLEA. Ésta debe nombrar la comisión negociadora y hacer que todos los días rinda cuentas ante ella.

 

Ante la agudización de la crisis, los trabajadores deben luchar, recobrando las experiencias como la de Vigo, y la de los estudiantes de Francia, teniendo claro que los métodos sindicales llevan a la desmoralización y la impotencia, impidiendo la manifestación real de la fuerza y la unidad que la clase necesita.

 

Bangladesh: La lucha proletaria contra la miseria

Después de huelgas aisladas en diferentes fábricas, el 20 de mayo cerca de 1000 trabajadores de la fábrica FS Sweater en Sripur, en los suburbios de Dhaka, la capital, iniciaron una protesta demandando incremento de salarios y la liberación de unos compañeros que habían sido arrestados dos días antes por participar en las movilizaciones. Los patrones de la compañía encerraron a los trabajadores en la fábrica, cortaron el suministro de agua y llamaron a la policía que los golpeó y les disparó. Los que pudieron saltaron las bardas para escapar de la fábrica y se reunieron apoyados por miles de trabajadores del barrio para bloquear la carretera cercana a la fábrica y hacer una marcha por sus demandas y contra la represión. Esta marcha fue rechazada por contingentes más amplios de la policía que de nuevo golpearon y dispararon contra los manifestantes. Todo esto fue el detonador de amplias movilizaciones que se extendieron rápidamente a diferentes ciudades alrededor de Dhaka.

 

Así, cerca de 1.8 millones de trabajadores del vestido concentrados en áreas industriales alrededor de la capital se lanzaron a huelgas salvajes y masivas simultáneas que tomaron proporciones de una rebelión proletaria masiva. En el periodo del 20 al 24 de mayo cuando la rebelión de trabajadores del vestido llegaba a la cima, los trabajadores de casi 4000 fábricas pararon el trabajo. Estos trabajadores, y otros de los suburbios industriales, se manifestaron repetidamente y bloquearon las carreteras que conectan los suburbios con Dhaka, y a ésta con otras ciudades. De frente a esta rebelión masiva, la burguesía contestó con la represión masiva. En la primera semana, según cifras oficiales, al menos tres trabajadores fueron asesinados por arma de fuego, 3000 resultaron heridos y varios miles fueron encarcelados. Los trabajadores en huelga se enfrentaron y ahuyentaron a las fuerzas policíacas y paramilitares desplegadas para sofocar el movimiento. Aunque para mayo 26 la burguesía había logrado disminuir la cólera de la rebelión con el despliegue masivo de las fuerzas paramilitares y con la ayuda de los sindicatos, la rebelión continuó hasta el 7 de junio. Los trabajadores de diferentes zonas de proceso de exportación y de áreas industriales continuaron lanzándose a huelgas salvajes y manifestaciones mientras la mayoría de las fábricas de ropa permanecían cerradas.

 

Brutal explotación de los trabajadores, el verdadero rostro del “boom” económico de India

El sector textil emplea a 1.8 millones de trabajadores. Los trabajadores del vestido constituyen el 40% del total de la fuerza de trabajo industrial de Bangladesh. El salario mínimo, que no ha cambiado desde 1994 a pesar de que los precios de los productos de primera necesidad se han triplicado en los últimos 12 años, es equivalente a 14 dólares mensuales. Y es aún menos en la mitad de las fábricas. Pero los salarios de hambre no son la única expresión de la explotación brutal que sufren esos trabajadores. Hace unos años, la semana laboral se extendió legalmente a 72 horas; el día de trabajo frecuentemente es de alrededor de 16 horas. No hay tiempo de descanso semanal en el sector del vestido. No hay días festivos con descanso ni vacaciones anuales. Se han incrementado las muertes por accidentes de trabajo e incluso ha habido trabajadores golpeados y asesinados por los patrones o agentes de éstos, por eso las demandas iniciales de los trabajadores eran por aumento salarial, pago de horas extra, descanso obligatorio semanal, vacaciones y días festivos con descanso. Más tarde se añadieron el alto a la represión y la liberación de los detenidos.

 

No conocemos claramente el tipo de autorganización y de coordinación desarrollada por los trabajadores que protagonizaron esta rebelión, pero sabemos que en lugar de dispersarse, los trabajadores fueron de fábrica en fábrica a llamar a sus compañeros a solidarizarse con ellos. Lo que unió a los trabajadores a lo largo de muchas ciudades alrededor de Dhaka y en la misma capital fue el odio contra la explotación brutal, la represión diaria y las últimas atrocidades de la policía.

 

El papel de los sindicatos

Una de las principales debilidades políticas de la burguesía en Bangladesh es la fragilidad de su aparato democrático y, como consecuencia, la fragilidad de las mistificaciones democráticas. Debido a esta debilidad, la burguesía no ha sido capaz de establecer un aparato sindical, especialmente en la industria del vestido. Esta debilidad permitió a los trabajadores desarrollar su rebelión y darle tal amplitud en varios días. Pero una vez que la burguesía se dio cuenta de la gravedad de la situación, ordenó la ocupación de la ciudad por el ejército y las ‘centrales sindicales’ que pertenecen a diferentes bandas políticas burguesas, aunque no tenían presencia en la industria del vestido, fueron llevadas a que juntas, como ‘coordinación de sindicatos’, redactaran una lista de demandas ‘amenazando’ irse a huelga el 12 de junio si esas demandas no eran atendidas”.

 

El gobierno pidió a la asociación de patrones y a la recientemente formada ‘coordinación de sindicatos’ reunirse. La reunión fue anunciada profusamente por los medios masivos a los largo del país. El 23 de mayo el Ministro de trabajo declaró que la patronal había acordado solucionar todas las demandas y los sindicatos proclamaron el regreso al trabajo. La falta de desarrollo de los trabajadores en su organización les impidió ver la trampa montada por sus enemigos. La burguesía se plantearía a partir de entonces la necesidad de los sindicatos para controlar a los trabajadores por lo que introdujo entre las demandas la de los “derechos de los sindicatos”: “si hubiera habido sindicatos en las fábricas…la situación no se habría tornado tan violenta”(New Age, 3-06-06).

No hay duda de que la rebelión de los trabajadores del vestido ha sido la lucha más grande y más militante de la historia de la clase trabajadora en Bangladesh, fueron capaces de desarrollar su lucha con coraje de frente a la violenta represión. Esto expresa una gran determinación y deseo de luchar. Por ser este movimiento manifestación del desarrollo de la combatividad obrera la burguesía mundial no lo divulgó.

 

La experiencia de Bangladesh muestra que la ausencia física de los sindicatos no es suficiente para el desarrollo de las luchas, es muy importante poseer la habilidad para rechazar concientemente a estos agentes de la burguesía. Aún más importante es la capacidad de desarrollar la autoorganización. En ausencia de autoorganización la rebelión en algunos momentos tomó el carácter de revuelta interclasista. Algunas de las debilidades de esta lucha son expresión de falta de experiencia de la clase trabajadora en Bangladesh, por eso es necesaria la apropiación de las experiencias de todo el movimiento proletario a nivel mundial. Es responsabilidad de los revolucionarios contribuir con el desarrollo de la conciencia de los trabajadores sobre su identidad de clase y sobre su responsabilidad histórica: la revolución comunista que es la única que puede poner fin a la brutal explotación de la clase trabajadora no sólo en Bangladesh, sino en todo el mundo.

 

RM/ junio-2006.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Noticias y actualidad: 

  • Lucha de clases [17]

Las nacionalizaciones de Evo Morales, a favor de la burguesía y veneno para el proletariado

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El 1 de mayo de este año el nuevo gobierno boliviano de “izquierda” de Evo Morales, cuya formación política proviene de sus funciones como sindicalista de los cocaleros y cuya adhesión al Movimiento al Socialismo (MAS) lo han catapultado a la presidencia en medio de una convulsa situación política, anunció pomposamente la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos. Esta medida tomada por Evo Morales es una de las promesas de campaña del MAS. Este tipo de medidas cobraron viabilidad política a partir de las protestas de 2003 y las cuales motivaron la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada. Estas medidas junto al “decreto de aumento salarial” son temas de discusión en la clase obrera y sus minorías en búsqueda. En el marco apretado de este artículo tomaremos posición al respecto denunciando el carácter burgués de las medidas de Evo Morales y de la naturaleza antiobrera de las mismas.

 

Nacionalización y crisis: patadas de ahogado de una burguesía en bancarrota

La nacionalización de los hidrocarburos es presentada a la clase obrera de Bolivia y del resto del mundo como una “conquista”, como una “acto soberano” (Chirac y Lula) y el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, respaldó la nacionalización comparándola con “la recuperación de un bien robado”. El mensaje que toda la burguesía y sus corifeos intenta machacar es que habría un “beneficio” para los explotados de Bolivia y que el control de los hidrocarburos por el Estado burgués boliviano redundaría en “mejoras a las condiciones de vida” del proletariado de la región…¡mentiras crueles!

En México se han nacionalizado los ferrocarriles, el teléfono, la electricidad, el petróleo y hasta los bancos (en 1981)1 y los trabajadores siguen tan explotados como en cualquier otro sector de la economía. Las nacionalizaciones son medidas de capitalismo de Estado, sobre todo ahí donde la penuria de capital es más extrema. No es pues casual que las nacionalizaciones sean un fenómeno de los países “en vías de desarrollo”. La burguesía de estas débiles economías encuentra en las nacionalizaciones una “respuesta” para controlar ramas de la producción. Sin embargo, estas medidas han revelado su ineficacia y su absurdez desde el punto de vista económico burgués. Las nacionalizaciones son poco redituables en el largo plazo ya que la “sanción del mercado” es contrarrestada por el “Estado protector” y aunque asegura su posicionamiento en el mercado, no puede sostenerse por mucho tiempo, la carga de la competencia, agudizada con la crisis, pone al desnudo que el cambio de propiedad ni genera mejoras para los trabajadores, ni logra romper las secuelas y causas de la crisis.

La nacionalización no significa, ni ha significado en la historia, un paso adelante para los trabajadores. La experiencia de Rusia lo demuestra y cientos de ejemplos más en el continente lo confirman: las nacionalizaciones no han liberado en ningún lado a la clase obrera de la explotación asalariada. A lo sumo,  jurídicamente han pasado de un “patrón privado” a un patrón despersonalizado por la estructura estatal.

La Izquierda Comunista Francesa, hace una aportación importante a resaltar para entender estas medidas realizadas por el capital: “... no está determinado por la posesión privada de los medios de producción –lo que en realidad no es mas que una forma, propia de un periodo dado del capitalismo, el capitalismo liberal- sino por la separación existente entre los medios de producción y el productor (…) Lo que determina el carácter capitalista de la producción es la existencia de capital, es decir, de trabajo acumulado en manos de unos, que impone el traspaso del trabajo vivo de otros para la producción de plusvalía. La transferencia de capital de manos privadas individuales a manos del Estado no es una modificación, no es un cambio del capitalismo al no-capitalismo, sino estrictamente una concentración de capital para asegurar más racionalmente, con mayor perfección, la explotación de la fuerza de trabajo (…) La propiedad privada y la de los medios de producción existían igualmente tanto en la sociedad esclavista como en la feudal. Lo que hace que la producción sea una producción capitalista es la separación de los medios de producción de los productores, su transformación en medios de adquisición  y dominio del trabajo vivo con objeto de hacerle producir un excedente, la plusvalía”2.

Bolivia está catalogado hoy como el país sudamericano más pobre, la miseria campea y el hambre amenaza con azotar bastas regiones. Las dificultades de la burguesía para “gestionar” esta crisis, enmarcadas en congénitas debilidades políticas,  ocasionaron hace poco una situación social caótica. Evo Morales surgió de ese caos como una “esperanza”. La burguesía boliviana ha encontrado en él la personalidad para empujar un programa “de izquierda” que le ayude a gobernar. Sus propuestas de “nacionalización de hidrocarburos” contienen una renegociación de contratos ya establecidos con empresas internacionales (Rapsol, Petrobras, etc.) en mejores condiciones para el Estado boliviano, más ahora que los precios de los energéticos están a la alza a diferencia de hace 10 años. Hay que recordar que para la burguesía boliviana era fundamental “recuperar” el terreno en esta materia. Además, el discurso de la nacionalización contiene un potente somnífero social: hacer creer a los trabajadores que son “dueños de las riquezas”, y genera la ilusión de que habrá beneficios inmediatos para los proletarios, amordazando la conciencia obrera... la burguesía sabe bien que las ilusiones son un antídoto efectivo para adormecer las fuerzas de la clase trabajadora, por eso la llegada de Evo Morales es un respiro para la burguesía, no para el proletariado.

El aumento salarial otorgado“por decreto” por Evo Morales, tanto para trabajadores del sector público como privado, es pintado por izquierda e izquierdistas como “un ejemplo” del carácter “obrero” del gobierno de Morales. La clase obrera en México ya conoce los “beneficios” de tales medidas, a principios de los 80 el presidente José López Portillo “decretó” un 30 % de aumento salarial (al mismo tiempo que la nacionalización de la banca) el cual no recuperó el poder adquisitivo ya perdido de antemano y dicho aumento del 30% se hizo añicos en tres meses bajo los efectos de una inflación galopante. El aumento decretado por Evo Morales ha sido del 13.63 % en el salario mínimo, el cual se ubicó en 500 bolivianos, es decir, casi los 62 dólares mensuales. Este anuncio fue hecho el 1 de mayo para darle todavía una connotación aún “más proletaria”. Así, el mínimo pasó de 440 a 500 bolivianos, aunque la misma Central Obrera Boliviana (COB) que se caracteriza (como todos los sindicatos) por su carácter antiobrero, considera necesario para recuperar la degradación del salario, un aumento de 1,500 bolivianos, después de todo, este incremento se da después de 7 años sin aumentos salariales, en pocas palabras, no se recupera ni siquiera el poder adquisitivo perdido…¡Vaya con los defiende obreros!

Con este “incremento” el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, proclamó “la  muerte del neoliberalismo y el inicio de la economía social de mercado”3, este mismo señor promotor de un Estado “con preferencia hacia el trabajador”, no tuvo empacho en admitir que un aumento del 50% “hubiera implicado el tener que pedir limosna del exterior”…y de nuevo la misma promesa: ¡cuando los dividendos de los hidrocarburos lleguen, habrá beneficios para todos! El cinismo supera las expectativas cuando estos señores proclaman: “¡Nunca más una economía sin dignidad maltratando los derechos de los trabajadores!” (Ídem). Durante los últimos tres años los salarios estuvieron prácticamente congelados, por eso el verdadero objetivo de este aumento no es mejorar el nivel de vida de los trabajadores, sino calmar la ira social.

 

La “Alternativa bolivariana” no es una alternativa para el proletariado

En abril pasado Hugo Chávez, Fidel Castro y Evo Morales firmaron la creación de un pacto económico y político llamado “Alternativa Bolivariana para las Américas” (ALBA) en una clara oposición a los acuerdos de libre comercio impulsados por EUA en Latinoamérica. Fidel Castro perdió, con la desaparición de la URSS, a su socio comercial y a su padrino ideológico. Sólo le quedó su postura “antinorteamericana”4 que ha encajado a las mil maravillas con los intereses de la fracción burguesa de Chávez en Venezuela. Sin embargo, ambos parten de situaciones diferentes. Mientras que Cuba busca aliados que le ayuden a sacar la nariz del atolladero económico, Venezuela trata de jugar un papel de “dirigente regional”, es decir, Venezuela trata de desplazar a Brasil y a Argentina para asumir el “mando” en la región. Las actuales ganancias del petróleo han permitido a la burguesía venezolana el ofrecer préstamos a cambio de fidelidades políticas.

En este marco ha surgido Evo Morales, con una plataforma ideológica que también viene a “encajar” en el discurso “bolivariano” y se aferra a las promesas de préstamo de Chávez como el ahogado que se aferra a un tronco. El lenguaje “antiamericano” de Evo Morales no llega, por supuesto, hasta la exigencia de expulsar las bases militares de EUA en ese país (“mientras respeten la Constitución, ¡se quedan!”). Sin embargo, su postura “anti-gringa” sí le permite correr a Europa, inmediatamente después de las elecciones, para empezar a pedir préstamos y “colaboración económica”. En sus giras por Europa la consigna de Evo era “pasar de las protestas a las propuestas” lo cual pone en evidencia, por si alguien tenía dudas, del estrecho marco burgués en el que se mueve el MAS y Evo Morales.

El presidente de EUA, George W. Bush, declaró recientemente que la alianza de Bolivia y Venezuela representaba una “erosión para la democracia”. Para Evo Morales esa alianza es un “eje del bien”. Para la clase obrera está claro que ALBA, Mercosur o ALCA son proyectos que reflejan los intereses de unas burguesías contra otras, para el proletariado ninguno de esos proyectos encarnan una solución a su situación de explotación y miseria.

Dan, 2-junio-2006

 

Notas

1 El Presidente López Portillo los nacionalizó bajo la consigna “¡México ha sido saqueado, no nos volverán a saquear!” achacando todos la causa de la crisis económica de principio de los 80 a la “voracidad de los banqueros”. En los 90 los bancos no sólo se “reprivatizan” sino que el mercado financiero se abre a todos los bancos extranjeros. El lenguaje patriotero de la burguesía se hace añicos ante la necesidad de “atraer inversiones”.

2 “La experiencia rusa”, Internationalisme no. 10, Izquierda Comunista de Francia, 1946. Revista Internacional No. 61.

3 [email protected] [316]

4 El izquierdismo ha hecho una “identificación” entre EUA e imperialismo, lo cual es una mentira que oculta el carácter igualmente imperialista del resto de países del mundo. Ver RM 89 “Guevarismo: una ideología contrarrevolucionaria”.

 

Geografía: 

  • América central y Sudamérica [85]

Chile: protestas estudiantiles reprimidas por el gobierno de izquierdas

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En los primeros días de mayo y hasta cumplido casi un mes, estudiantes de secundaria apoyados por universitarios suspendieron labores en protesta contra el cobro de exámenes y contra la ley de educación (LOCE) que limita los recursos a las escuelas públicas e impulsa mediante subsidios estatales a las escuelas privadas.

Estas acciones exponen aristas diversas: por un lado, deja ver que la crisis que domina al conjunto del sistema conduce a que el capital de manera inmediata cargue sobre los trabajadores sus efectos, de manera que el “ejemplo” que la burguesía en América Latina hace de la economía chilena, no es sino una trampa más con la cual pretende seducir a los trabajadores para aceptar amistosamente el incremento de los niveles de explotación. Debemos anotar que, el hecho de limitar económicamente a las escuelas públicas, significa de manera directa la disminución de las posibilidades de que los trabajadores y sus hijos puedan tener acceso a este servicio. Pero el reconocer que esto representa un golpe al salario de los trabajadores (en su llamada forma indirecta), no significa aceptar la maniobra del izquierdismo, en particular del estalinismo, que invoca como solución a este problema el estatismo, y aunque con un aparente lenguaje radical empuja a los estudiantes, en realidad busca someterlos a la lógica del capital, que limita toda critica radical al sistema, y lo conduce hacia la elección de una “mejor” política, colocando así a la defensa de la propiedad estatal y de las medidas de corte keynesiano como expresiones alternativas.

Otro de los aspectos que de estas movilizaciones resaltan, es que, más allá de los actos de minorías o “encapuchados” (como peyorativamente los funcionarios chilenos designan a los estudiantes involucrados en estas prácticas), enfrentando a la policía y saqueando comercios, es que estas movilizaciones lograron incorporar a profesores y trabajadores administrativos. Evidentemente el ambiente creado por las movilizaciones no alcanzan a definir un avance claro, no obstante logran avivar ciertas expresiones solidarias entre los trabajadores que se incorporan, es de resaltar que incluso hay una participación de profesores de las escuelas privadas, lo cual causa evidente malestar a la clase dominante, tan es así, que se adelanta en buscar la forma de evitar que los trabajadores se integren. No es por ello que el gobierno tiene que limitar en 80% el pago de exámenes y abrir una “mesa de discusión” de la LOCE (con lo que por cierto logra sacar el conflicto reivindicativo y de repudio a la precariedad de las condiciones de vida de los trabajadores, hacia una “discusión” de la “política educativa”)... donde se nota de forma más clara la desesperación de la burguesía al ver a sectores de asalariados ocupando la escena, es en el llamado que hace el estalinsta Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), invocando a los trabajadores de la educación para “fortalecer, democratizar y federar al sindicato de la educación” (www.mir-chile.cl [317]) es decir, que ante el más mínimo intento de expresar su descontento, el sindicato aparece como “alternativa”, y así poder sabotear e imponer su control.

Pero lo que se hace necesario destacar ante todo es la respuesta represiva del gobierno de izquierda dirigido por Michelle Bachelet. Mucha propaganda se hizo por todo América sobre el asenso de Bachelet, refiriendo su pasado “antipinochetista”, de la presión que vivió durante la dictadura militar, de su “preocupación” por los problemas sociales y demás “cualidades”, sin embargo la realidad ha mostrado que su respuesta lleva el mismo tenor que el de los gobiernos de derecha: la represión. Esta respuesta no es por la perversión particular de Bachelet, sino por la condición natural del capitalismo. Fue el gobierno de Bachelet, con menos de un semestre de vida, que dejó claro que ante las expresiones de descontento actuaría con “mano dura”, y así lo hizo, hordas de carabineros fueron lanzadas en contra de las manifestaciones... y si luego de ver los resultados de su orden –es decir, centenares de heridos y presos– se deslinda de los hechos y hace renunciar a un jefezuelo de la policía, no es sino la demostración de la hipocresía de la burguesía.

Es importante que los asalariados de todo el mundo no dejen de reflexionar sobre las manifestaciones de los estudiantes chilenos, pero no para agitar las campanas como lo hace el estalinismo y decir que las movilizaciones fueron un éxito en tanto pusieron en “la agenda pública” los problemas de la educación, sino para reconocer la actuación represiva de los gobiernos sin importar si son de izquierda o de derecha. Por ello no puede sembrar sus esperanzas en un gobierno, todos los gobiernos, sin importar su color son expresiones del capital, por ello el verdadero combate de los trabajadores NO se encuentra en el cambio de un “mal” gobierno, ni en el mejoramiento de las leyes y las políticas, sino en la defensa diaria de sus condiciones de vida, que son ya manifestaciones críticas al sistema capitalista y eslabones de un combate hacia la revolución comunista.

Cloe, 14-junio-2006

 

Geografía: 

  • América central y Sudamérica [85]

Motines de mafias, masacres policiales en Brasil, la descomposición devora las entrañas de la sociedad capitalista

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Durante una semana, a partir del 12 de mayo del 2006, el estado de Sao Paulo y en particular su capital del mismo nombre, la ciudad más grande del Cono Sur y donde también existe una de las concentraciones obreras más importantes del continente americano, se produjo uno de los conflictos armados más caóticos y violentos sin precedentes, protagonizado por las mafias de delincuentes que pululan al interior de la sociedad capitalista y cuya existencia depende en la mayoría de los casos de una simbiosis con las estructuras del poder estatal, en particular con las fuerzas policíacas: amotinamientos de decenas de miles de presos, innumerables bandas de delincuentes tomaron por asalto la ciudad en una vorágine de fuego y odio irracional disparando contra todo, quemando bancos, atacando cuarteles, matando a casi medio centenar de policías, incendiando decenas de autobuses. Por su parte, “las fuerzas del orden” no sólo se limitaron a reprimir a las mafias sino que desplegaron con la mayor fiereza el terror estatal contra la población de los barrios pobres y marginados –las tristemente célebres favelas- perpetrando las más bestiales matanzas contra los trabajadores y sus familias inermes que nada tenían que ver con lo sucedido. De nuevo la danza de las cifras de muertos, de los trabajadores, de los jóvenes ejecutados por decenas a manos de policías encapuchados –comandos de la muerte- mientras las autoridades estatales y, en primera fila, el muy progresista presidente de izquierda de Brasil, Lula Da Silva (a quien hace cuatro años se presentó como una “esperanza” para los trabajadores), empiezan a reconocer después de tantas evidencias repugnantes que “pudo haber habido abusos por parte de las fuerzas del orden”.

Paralelamente a esta barbarie los adoradores del capital, en todo el mundo, salen en su defensa enarbolando la consabida demanda de que “los gobiernos federal y estatal tienen, en lo inmediato, la obligación de esclarecer los actos criminales cometidos por las fuerzas del orden, compensar a las víctimas y sancionar conforme a las leyes a los responsables materiales e intelectuales…” (La Jornada, jueves 25 de mayo del 2006) ¡Basura! Como siempre, las jeremiadas impotentes clamando a los explotadores benevolencia sólo buscan perpetuar el orden existente mediante los hipócritas llamados a mejorar las estrategias de dominación de la burguesía, a sustituir la brutalidad por métodos más refinados, los de la democracia y la sacrosanta ley capitalistas.

En Brasil, algunos compañeros simpatizantes que actualmente sostienen un proceso de clarificación y acercamiento a las posiciones de la izquierda comunista son muy claros cuando afirman que “esas protestas de criminales no son movimientos revolucionarios, y de ninguna manera sus líderes representan un proyecto revolucionario… tampoco se trata de una causa social y mucho menos de una causa revolucionaria… es una prueba de la crisis de la democracia burguesa y del capitalismo internacional.” (Breve comunicado a la CCI del 15.05.06, subrayado en el original). Esta voz proletaria que por fin empieza a oírse en esta parte del continente será una referencia obligada de la clase obrera en el periodo que viene.

 

La descomposición social en pleno

El estallido reciente es una manifestación espectacular de la descomposición social capitalista que ya dura casi veinte años y que está sumiendo a la sociedad en un torbellino de caos y barbarie sin fin. En este contexto, América Latina está particularmente expuesta: millones de trabajadores siguen huyendo del campo a las ciudades buscando desesperadamente empleos, que ni aún eso, el capitalismo puede ofrecer lo que hace que millones de jóvenes proletarios sean sido excluidos del proceso productivo. Las estadísticas ya desbordaron los márgenes de maniobra que la burguesía tenía para relativizar la situación tan alarmante de las masas proletarias y demás capas no explotadoras de América Latina y ya no pueden disimular la cotidianidad de hambre y de miseria en que se pudren millones de familias enteras que se degradan sin remedio confinadas, junto a las ratas en las alcantarillas y en las pocilgas de las villas miseria, donde se vive una situación sin parangón en la historia de la humanidad; un proceso infernal producido por la crisis económica permanente que está en marcha desde fines de los años 60. “Estos millones de seres humanos se encuentran ante una ausencia casi total de sistema sanitario o de electricidad, y sus vidas, son envenenadas por el crimen, las drogas y las pandillas. Los cuchitriles de Río son, desde hace años el campo de batalla de pandillas rivales, una situación muy bien descrita en la película ‘La Ciudad de Dios’. Los obreros de América Latina, particularmente los que viven en chabolas, están además confrontados a las tasas de criminalidad más elevadas del mundo. El desgarramiento de las relaciones familiares ha llevado también a un enorme crecimiento del número de niños abandonados en las calles.” (Revista Internacional Nº 117).

La ausencia de perspectivas de la sociedad capitalista  se expresa de manera fehaciente en “el aumento de la criminalidad, de la inseguridad, de la violencia urbana, en la que se han ido metiendo cada día más y más niños, los cuales acaban también siendo víctimas de la prostitución”. (“Tesis sobre la descomposición”, Revista Internacional Nº 62). Efectivamente, las causas profundas del estallido en San Pablo, Brasil, tienen que ver con el nihilismo (el no futuro), la desesperanza de la juventud cuya huida hacia adelante en mundos quiméricos de locura y de suicidio se están sintetizando cada vez más en la tendencia del “cada quien a lo suyo”, la atomización más desoladora de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la aniquilación de los lazos sociales que se sustituyen por las mafias; en una palabra, la dislocación del tejido social y de la vida colectiva en el capitalismo que no ofrece la menor perspectiva positiva y en cambio se hunde cada día más una espiral putrefacta sin fin. Las bandas protagonistas de estas revueltas de violencia destructiva y ciega se alimentan precisamente de esta dinámica que se ha convertido en el factor decisivo de la evolución de la sociedad. Sobre todo, los cientos de miles de jóvenes marginados y condenados por el desempleo a la más abyecta miseria, que cotidianamente sufren en carne propia la penalización de la pobreza, que soportan bajo el capitalismo una vida cotidiana cada vez más opresiva, son engullidos por el crimen organizado que les ofrece el sustituto siniestro de una solidaridad y de lazos sociales que están totalmente ausentes en la sociedad burguesa. El drama que así se desarrolla en estas vastas regiones del planeta está alimentando como nunca en la historia las legiones de lumpenproletarios que están siendo arrojados al basurero de la sociedad burguesa.

Este es el futuro que nos ofrece la burguesía y todos sus testaferros que chillan muy fuerte por la humanización de la bestia capitalista. ¿De dónde puede surgir una alternativa al capitalismo? Efectivamente, esta es la cuestión. El proletariado se enfrenta desde hace varios años a la amenaza de una cierta muerte lenta que le pudiera impedir su afirmación como clase a la par que el capitalismo se hunde en sus propias catástrofes económicas, sociales, guerreras, ecológicas. En esta lógica irracional, las bases de la sociedad comunista podrían quedar cuestionadas sin el factor clásico de la guerra mundial (que por necesidad sería apocalíptica) pues, ahora existe la posibilidad real de un deslizamiento más lento pero igualmente mortal en el abismo sin fin de la destrucción de las bases naturales y económicas necesarias para la transformación revolucionaria. A plazo, la escalada constante de los conflictos militares regionales, las catástrofes ecológicas y la ruina social darían al traste con cualquier aspiración comunista.

La escalada de las persecuciones policiales represivas cada vez más omnipresentes es propio del Estado capitalista que ante la dislocación social endurece día con día sus mecanismos de control, como el gobierno de Lula Da Silva que así ha demostrado en qué consiste la democracia capitalista y, sobre todo, la naturaleza de los gobiernos de izquierda de la burguesía que dejan a un lado su lenguaje “reformista” persuasivo y tolerante e imponen la represión descaradamente. Frente a esta opresión capitalista, sea de derecha o de izquierda, ninguna acción individualista de rebeldía tiene sentido. ¿Qué hacer entonces? El accionar MASIVO y CONSCIENTE de los trabajadores es lo único que puede poner fin a este reino de la necesidad, por eso es fundamental que los proletarios de todo el mundo reflexionen sobre el significado de la descomposición social en la que se encuentra el capitalismo, y en la necesidad vital, para el conjunto de la humanidad, de poner fin a este sistema putrefacto.

RR/15 de junio del 2006

 

Geografía: 

  • América central y Sudamérica [85]

ATENCO, SICARTSA, Elecciones y crisis: Ante la represión y las campañas ideológicas, respuesta obrera masiva y consciente

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En los últimos meses la represión estatal se ha hecho notar en toda su expresión, con el ataque feroz lanzado contra obreros de SICARTSA en Michoacán, lo mismo que en Atenco, Estado de México. En ambas agresiones, han resultado decenas de heridos, detenidos, y dos muertos en cada caso, agregando, para Atenco, la agresión sexual que la policía realizó en contra de todas las mujeres detenidas. Estos hechos revelan, indudablemente, el rostro bestial de la clase dominante, y muestran el significado real de lo que representa la democracia. La “respetable” democracia, expuesta lo mismo por un gobierno de derecha que por uno de izquierda, siempre responde con una descomunal ferocidad contra de cualquier expresión de descontento.

Son irritantes las escenas de muerte y dolor que la burguesía se ufana en presentar en su prensa y telediarios como trofeos de guerra y señal de advertencia, pero la clase trabajadora no puede quedarse en lamentaciones, congelarse de temor o hundirse en rabia coagulada que desorienta y dirige a un andar ciego, debe ante todo reflexionar con profundidad y sacar las lecciones de estas agresiones, reconocer que el capitalismo esta sostenido sobre la represión, la violencia y la explotación, pero también debe saber reconocer que junto a la policía, el ejercito y demás aparatos de represión, la burguesía cuenta con instrumentos a los que sabe utilizar adecuadamente para confundir y conducir hacia derrotas o caminos sin salida, estos instrumentos son los sindicatos, y el aparato de izquierda, que bien puede estar integrada de manera directa al Estado, contar con registro y funcionarios de gobierno (como el PRD) o incluso oponerse formalmente a las elecciones y no contar con registro (como el EZLN), no obstante, por su actuación y el programa que defiende se encuentra atada orgánicamente al capital.

En ese sentido es fundamental reflexionar sobre las falsas formas de lucha y las falsas reivindicaciones que la burguesía impone a través del sindicato o de su izquierda con el fin de impedir el desarrollo de las verdaderas armas con que cuenta el proletariado: su ORGANIZACIÓN y su CONCIENCIA.

 

Elecciones, trampas sindicales y la “otra campaña”, complementos de la campaña represiva del Estado

El momento por el que la lucha de clases pasa en esta región, cuenta con tres aspectos que tienden a extender la confusión y a golpear su conciencia, a saber: la campaña sobre las elecciones, el llamado del EZLN con la “otra campaña”, que ahora se mezcla con los sucesos de Atenco, y la campaña de sometimiento y desviación de la combatividad que la estructura sindical hace, siendo el caso más visible, en este momento, el comandado por el sindicato minero.

Las elecciones y fundamentalmente la escenografía que pretende dar una mayor dimensión a la pugna llevada por la mancuerna López Obrador – Felipe Calderón, que se presenta como la “disputa” entre derecha e izquierda, lleva como objetivo fundamental envolver a los trabajadores en la creencia de que las elecciones y la democracia son una alternativa para la explotación y miseria a la que el capitalismo la ha condenado. Esta campaña por ser fundamental para dar credibilidad al sistema y extender el sometimiento, es la que mayor atención toma a través de los medios de divulgación, y por tanto es la que en términos superiores ha logrado confundir a amplios sectores de trabajadores.

Pero esta campaña se hermana y se ve potenciada con el accionar del EZLN, que mediante la “otra campaña” expone a los trabajadores a una continua campaña patriotera, que se veía definida desde la “6ª declaración”, y aunque ahora usan un lenguaje radicaloide, y se atreve a hablar de “la toma de los medios de producción”, no dejan de insistir en la defensa de la nación y de la patria, y en tomar como referente social a las elecciones, argumentando que del resultado de estas se abrirá una reestructuración del Estado, en tanto será “…un nuevo confederado a la multinacional que…  significa la destrucción de lo que nosotros llamamos Patria…” (Rebeldía, mayo-06, nº 42), validando así a las elecciones como institución real en la que se dirimen las diferencias de la clase en el poder, siendo que el parlamento y el voto, fueron parte del fortalecimiento de la revolución política de la burguesía, no obstante al alcanzar el capitalismo su DECADENCIA, se vuelven mascaradas con los que se busca hacer de los trabajadores simples “ciudadanos” dispersos y envolverlos en el sostenimiento del mito de la democracia.

En esa lógica apologética de la democracia es que se entiende la razón del EZLN para su apoyo, hace cerca de una década, al PRD y su rechazo actual a este proceso electoral. Es decir, que aunque con la “6ª declaración” y la “otra campaña” del EZLN dice avanzar criticando al sistema, crea en realidad una trampa, dado que, con una fingida inocencia, asegura dejar “las definiciones fundamentales pendientes… <trazando> nada más el panorama general…” (Ídem), no obstante la realidad expone su búsqueda por atar a los trabajadores a una estructura interclasista con la que pueda diluir su Ser y entonces perder su fuerza; en ese mismo intento por golpear la conciencia de los trabajadores plantea la existencia de una división al interno del proletariado marcada por su origen étnico. Marcos, años atrás había afirmado que los verdaderos sujetos de transformación eran los indios, ahora esa misma idea la interpola para decir que los sectores radicales de la clase obrera son los que tienen origen indio, descalificando así a aquella parte de la población obrera que es “criolla” o “extranjera”. Así, dice que cuando el EZLN se refiere a los indios como sustento y base de la lucha, habla de: “…estos que aquí en México, o en otro lado, están enfrentando la explotación de otra forma, pero lo están enfrentando con sus raíces. Y eso es lo que los lleva a su radicalidad y su determinación en la lucha” (Ídem). No conforme con esta separación que repite el lenguaje de la burguesía para separar a la clase, busca imponer un proyecto nacionalista, el cual justifica con necesidades reales, a las que les da una pretendida solución mediante la creación de “células” del nuevo sistema, que para su existencia no requiere destruir antes las relaciones de producción capitalistas, queriendo así repetir el esquema del desarrollo de la burguesía, que antes de asumir el poder político ya habían construido, al interno del viejo sistema, el nuevo entarimado económico, no obstante en tanto el proletariado es una clase despojada y sin ninguna conexión con algún tipo de propiedad, no puede construir un nuevo sistema (ni aún sus células) sin antes haber destruido completamente las relaciones sociales que dan forma al capitalismo.

Así mismo, las formas de lucha a las que empuja a realizar repiten el viejo esquema tramposo que tanto facilita la actuación del Estado. El caso de Atenco hace patente el salvajismo de la burguesía, pero sobre todo revela la concreción de una provocación evidente creada por el Estado pero apoyada claramente por el izquierdismo. Primero magnificando un asunto menor, como el desalojo de 8 vendedores de flores, dando una respuesta desesperada, por ejemplo con el bloqueo de carreteras. En segundo término, se manda a grupos de granaderos y policías sin capacidad para mantener un enfrentamiento, al grado que el “Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra” de Atenco (FPDT), los hace huir. Pero en este enfrentamiento la burguesía se cuidó de cubrirlo con cámaras de TV, y usar las imágenes de los miembros del FPDT exponiendo una explosiva violencia en contra de policías. Cumplida esa parte de la provocación, le permitió lanzar a la policía de “elite” a tomar el poblado. De manera que más allá de confirmar la brutalidad del gobierno, es preciso entender que los mecanismos y las orientaciones que el izquierdismo impone (en este caso representado por el FPDT y el EZLN), conduce hacia una profundización de la confusión política, pero además a la derrota física, lo que la burguesía sabe utilizar como ejemplo para amedrentar al proletariado, dado que dice con ello que la lucha no deja sino cárcel, sangre, muerte y desmoralización… es verdad que la lucha de clases es violenta y la clase dominante es sanguinaria, pero eso no significa que los trabajadores deben seguir un curso suicida, ciego, voluntarista y desesperado, sin más futuro que el aislamiento y el lamento. Por el contrario, la fuerza de la clase obrera se revela verdaderamente cuando expone su manifestación masiva y consiente.

Justamente luego de la represión en Atenco, el esquema de movilización que el EZLN ha impuesto (no sólo a sus seguidores, sino a todos los que se indignaron con esa agresión) es de desgaste, de extensión de la desmoralización y de aislamiento. Esta estrategia de contención y confusión es muy similar a la que el sindicato impone.

 

Defensa de Napoleón Gómez y defensa del sindicato = defensa de la explotación y dominio del capital

Un elemento más que ha afectado el ánimo de los trabajadores es sin duda la impotencia y la rabia contenida por la muerte de 65 mineros en Pasta de Conchos, pero se magnifica aún más con el aprovechamiento que de este problema ha hecho el gobierno (a través de la secretaría. del trabajo) para enfrentar al capo Gómez Urrutia (alias “Napito”), secretario del sindicato minero, abriendo un enfrentamiento en el que colocan en medio, como simple carne de cañón, a los trabajadores, logrando ya que dos mineros pierdan la vida en un enfrentamiento con la policía y marinos. El sindicato de mineros, que incluso se ha visto apoyado por sectores de la burguesía, invocando a la defensa de “Napito” y a la “autonomía sindical” ha logrado que los trabajadores olviden el coraje que expresaban por la muerte de sus 65 compañeros, e incluso la preocupación por su salario, tan degradado por la agudización de la crisis, ha sido sometida. Pero los trabajadores no tienen ningún interés en el combate de las pandillas burguesas… ni la secretaría del trabajo, ni el sindicato, ni Gómez Urrutia representan sus intereses, por el contrario, todos sus enemigos. De la misma forma, la defensa de la “autonomía sindical” es un asunto ajeno a los asalariados, pues el sindicato es un instrumento del capital al que los trabajadores deben de combatir para poder tomar en sus manos el combate.

Estas dificultades por las que atraviesa la lucha de clases, deben ser reflexionadas por el conjunto de los trabajadores y no permitir ser arrastrados hacia más derrotas. En las últimas semanas esta misma trampa parece extenderse hacia los trabajadores de la educación en Oaxaca, a los que las actuaciones del sindicato (en su versión radical: CNTE), los mantiene aislados y enfrascados en una movilización de desgaste, que impide la reflexión colectiva para orientar el movimiento, extender la lucha y tejer los lazos solidarios con el conjunto de la clase obrera.

Los cierres de calles, carreteras u oficinas, que seguidores del EZLN o sindicatos empujan a practicar es con el motivo de colocarse en la primera plana de la prensa, pero no logran ganar la simpatía del conjunto de los trabajadores, de la misma forma las provocaciones hacia la policía no expresan radicalidad y conciencia del movimiento, expresa desesperación, que la clase dominante sabe aprovechar, la verdadera fuerza de la clase trabajadora se encuentra en su reflexión colectiva, expresada en Asambleas Generales masivas, asumiendo el control de las decisiones, limitando así la maniobra que sindicatos e izquierdistas. La organización lograda por estudiantes y trabajadores de Francia contra el CPE, es ejemplo de cómo el conjunto de la clase trabajadora puede tomar el control de su combate.

Los trabajadores en su lucha continua contra el capital no cuenta más que con su conciencia y su organización, pero esa organización, no tiene nada que ver con la consolidación de sindicatos, ni de estructuras interclasistas y patrioteras, como la coordinadora-frente que el EZLN pretende construir a partir de la “otra campaña”, la verdadera organización que los trabajadores requieren en estos momentos, son las Asambleas Generales masivas, pero no aquellas que el sindicato controla y disfraza como “expresiones de base”, sino en las que puedan participar todos los trabajadores sin importar su sector, fábrica o si se es desempleado, en las que las decisiones se tomen colectivamente y donde el sindicato y el izquierdismo no puedan diluir el coraje y combatividad en consignas falsas, como la defensa de la nación, de la empresa o del sindicato.

Es así, que los trabajadores deben preparar los combates pero sacando las lecciones de cada derrota y de cada golpe que la burguesía ha aplicado. Reconocer y no olvidar el papel que en estas derrotas ha jugado el sindicato y el aparato de izquierda del capital.

Tatlin, 10-junio-06

Situación nacional: 

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Geografía: 

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Las deslocalizaciones ilustran las leyes de la explotación capitalista (II)

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Publicamos enseguida la segunda parte del artículo sobre las deslocalizaciones aparecido en RM número 89. En la primera parte, contra las mentiras izquierdistas y altermundistas, tratamos el hecho de que las deslocalizaciones no son un fenómeno reciente o nuevo, sino que nacieron con el capitalismo como producto de la competencia desenfrenada entre capitalistas inherente a este sistema y como un medio en la búsqueda de la máxima explotación a la clase obrera. En esta segunda parte, veremos que las deslocalizaciones son para poner en competencia a los proletarios del mundo entero haciéndolos parte del conjunto de los ataques capitalistas contra el proletariado mismo. La propaganda efectuada por los sectores de la izquierda contra estas deslocalizaciones sirve en el fondo para atacar y enmascarar la realidad de la crisis mortal del sistema capitalista y de su hundimiento.

Las deslocalizaciones han causado la destrucción de miles de empleos en los países occidentales. En unas décadas, ramas industriales enteras, como la textil, fueron casi completamente transferidas hacia países con un menor costo de mano de obra.”La rama textil francesa no emplea más que a 150,000 trabajadores, lo mismo que la tunecina, contra un millón hace treinta años.”1  En otros sectores, estas explican por una parte la baja  continua del empleo. Así, “El número de asalariados en el sector automovilístico en Francia pasó de 220 000 a 180 000 después de 1990 a pesar de la llegada de armadoras extranjeras como Toyota”2. Las deslocalizaciones constituyen uno de los ataques más brutales de la clase dominante contra el proletariado. Primero, por la proporción que puede tomar este ataque entre otros. Así, en Bélgica entre 1990 y 1995, más de 17 000 trabajadores fueron tocados por las deslocalizaciones, lo que representa el 19 % de los despidos colectivos. Después, por el hecho de que los obreros concernidos no tienen oportunidades de encontrar empleo uniéndose así a las filas del desempleo de largo plazo. En fin, las deslocalizaciones se extienden a nuevas categorías de obreros, las de “cuello blanco” y a la mano de obra más calificada. En Francia “200 000 empleos en los servicios (de los cuales 90 000 corresponden al servicio a empresas y 20 000 a la investigación y desarrollo) son amenazados con ser transferidos a Europa del Este o Asia de aquí al 2010”3.

Sin embargo, los efectos de las deslocalizaciones no golpean únicamente a quienes pierden sus empleos en los países occidentales. Es el conjunto del proletariado mundial que se encuentra sometido a la presión de la loca carrera competitiva entre naciones capitalistas y al chantaje de la deslocalización, tanto en los países de origen como destino de ésta. En India está el temor a la competencia de Rusia, Pakistán y China. La clase obrera del Este de Europa en algunos sectores (alimentación, textil, petroquímica y equipo de comunicación) también está confrontada a las deslocalizaciones hacia los países de Asia. La búsqueda de la producción a menor costo ha hecho de la deslocalización en el interior de China hacia las regiones pobres del centro y el este, una tendencia dominante del sector textil. El capital no ha esperado a que la propuesta Bolkestein sea puesta en marcha para utilizar las deslocalizaciones “inversas” haciendo venir trabajadores de un país con “diferencial económico” a reemplazar la mano de obra existente. El recurso al empleo ilegal conoce un crecimiento considerable desde los años 90; ¡Alcanzó el 62% en la agricultura en Italia!

Lo que ilustran en realidad las deslocalizaciones es la despiadada puesta en competencia de diferentes partes de la clase obrera en el plano internacional.

 

El reforzamiento de la explotación capitalista para toda la clase obrera

Las grandes empresas y Estados occidentales aprovechan las terribles condiciones de explotación que impone el capital para las deslocalizaciones hacia el Este Europeo y China. Así, en China, donde “millones de personas trabajan entre 60 y 70 horas por semana y ganan menos de su país. Viven en dormitorios donde se amontonan hasta 20 personas. Los desempleados que han perdido recientemente su empleo son casi tan numerosos como los del resto del mundo juntos.”4 “Las primas de despido y subsidios prometidos a los trabajadores jamás les son entregadas. (…) Los trabajadores pueden ver rechazado el derecho a casarse, algunas veces les es prohibido desplazarse en las fábricas (donde se alojan) o salir a los alrededores en horas de trabajo. (…) En las fábricas de la zona especial de Censen, al sur de China, hay en promedio 13 obreros que pierden un dedo o una mano diariamente y un obrero que muere por accidente de trabajo cada 4 días.”5

Lo que empuja al capital a trasladarse hacia Europa del Este, es el mismo objetivo de explotar “una población instruida y poco costosa. (…) Todos estos países tienen jornadas de trabajo más largos que Occidente. Respectivamente, 43.8 y 43.4 horas en Letonia y Polonia. Esta extensión se acompaña de una menor, o hasta ausencia de retribución de las horas extra. Se observa igualmente una fuerte progresión del trabajo a tiempo parcial. Este es muchas veces el caso de personas de la tercera edad,  discapacitados y jóvenes que entran al mercado de trabajo. En Polonia, 40% de los trabajadores a tiempo parcial son, ya sea pensionados o personas que tienen una enfermedad. (Las numerosas empresas con capitales extranjeros) son también las que practican más frecuentemente el trabajo “asocial”: es común encontrar grandes áreas abiertas los siete días, las 24 horas.”6

En los países occidentales, las deslocalizaciones significan el despido de los trabajadores donde la explotación no obtiene suficientes ganancias para el capital. Sin embargo, la parte correspondiente a las deslocalizaciones entre los otros ataques muestra que las éstas están lejos de representar la única fuente de desempleo y la puesta en causa de las condiciones de vida del proletariado y que el objetivo buscado por la burguesía no es ciertamente imponer masivamente la transferencia del conjunto de producción hacia los países con bajos salarios. Así, “su impacto sobre el empleo no es nulo, (…) sino queda limitado. (…) Las deslocalizaciones no explican más que el 7% de las reestructuraciones y 5% de los empleos suprimidos en Europa. (…) Entre 1990 y 2001, las deslocalizaciones de empresas alemanas hacia países de Europa central y oriental condujeron a la destrucción de 90 000 empleos en Alemania, o sea el 0.7% de efectivos de las sociedades implicadas y el 0.3% del empleo alemán total”7

En Francia “95 000 empleos industriales fueron suprimidos y deslocalizados al extranjero entre 1995 y 2001, o sea, un promedio de 13 500 por año. A título de comparación, la supresión de empleos anuales en la industria son del orden de 500 000. (…) Las presunciones de deslocalizaciones se elevan al total a 2.4 % de efectivos de la industria fuera de la energía” (…) Poco menos de la mitad de deslocalizaciones son con destino a países llamados de “bajo salario”. Estos últimos recibieron alrededor de 6400 empleos deslocalizados por año. O sea 0.17 % del empleo industrial fuera de la energía. Dicho de otra forma, las deslocalizaciones hacia las naciones emergentes explicarían solamente menos de 2% de supresiones de los empleos industriales. Alrededor de un cierre de establecimiento industrial de 280 correspondería a una deslocalización hacia un país de bajos salarios.”8 Los mismos discursos de la burguesía ponen en claro la  mentira que hace de las deslocalizaciones la explicación principal de la desindustrialización y el desempleo masivo.

En cambio, el recurso sistemático al chantaje de las deslocalizaciones por la burguesía como medio para hacer aceptar al proletariado los sacrificios cada vez mayores, indica dónde se sitúa el real reto para la burguesía: imponer condiciones de explotación más duras y la reducción del costo de la fuerza de trabajo (la baja de los salarios) allí donde la producción no es deslocalizable y no debe serlo, allí donde los retos como potencia económica son más importantes para el capital y la competencia entre tiburones capitalistas es más ruda.

El ejemplo de Alemania es particularmente ilustrativo. Es en nombre de la competitividad de “la empresa alemana” y gracias al chantaje de las deslocalizaciones y a las supresiones de empleo que la flexibilización de los tiempos de trabajo se impuso, ya sea reducción de tiempo con pérdida de salarios, o con su elevación sin compensación de salarios. Así, Siemens; luego de haber transferido sus actividades de servicios y desarrollo en la República Checa, India, Rusia y China, impone en 2004 la semana de 40 horas sin compensación salarial a una gran parte de sus 167 000 asalariados alemanes bajo la amenaza de deslocalización al menos de 5000 empleos. En 2005, luego de haber anunciado 2400 supresiones de puestos en su filial de servicio informático SBS, la dirección impone a los 4600 asalariados de la filial Comunicación Com, ¡una reducción de tiempo de trabajo a 30 horas semanales (en vez de las 35.8) con reducción de salarios! Paralelamente está el sector público, campeón de “trabajar más”. La compañía ferroviaria DB pasó a las 40 horas y numerosos estados regionales han hecho pasar los tiempos de trabajos de los funcionarios regionales de 40 a 42 horas. De esta forma, en Alemania donde la burguesía tiene en la mira los costos de mano de obra más elevados en los grandes países de la OCDE, “las remuneraciones, en valor real retrocedieron  0.9% entre 1995 y 20049”Además, el chantaje de las deslocalizaciones no es disociable de otros ataques y va de la mano con la reforma del funcionamiento del mercado de trabajo así como la puesta en causa de los sistemas de pensiones y seguro por enfermedad.

 

Una gigantesca campaña ideológica contra la conciencia de la clase obrera

Si las campañas burguesas ponen énfasis en las deslocalizaciones, es también porque la clase dominante toma ventaja contra el proletariado a fin de desarmar su lucha. Cuando los sindicatos, partidos de izquierda, izquierdistas y altermundistas lanzan vituperios contra las deslocalizaciones para añorar el retorno a las condiciones dignas del siglo XIX, es para enmascarar mejor al proletariado el significado real de este fenómeno.

El marxismo jamás ha denunciado la tendencia a la extensión de la jornada de trabajo y a la baja de los salarios hacia el mínimo de la subsistencia vital como imputables al carácter carnicero de tal o cual capitalista en particular, sino como producto de las contradicciones inscritas en la naturaleza misma del sistema capitalista. Es un verdadero vampiro de la fuerza de trabajo de la cual saca provecho y se nutre, el capitalista desangra literalmente a quienes son sus portadores, los proletarios. “En su pasión ciega, en su glotonería de trabajo extra, el capital rebasa no solamente los límites morales, sino aún el límite fisiológico extremo de la jornada de trabajo (…) El capital no se inquieta por tanto de la duración de la fuerza de trabajo. Lo que le interesa únicamente es el máximo que puede ser obtenido en una jornada. Esto se logra reduciendo la vida del trabajador. (…) La producción capitalista, que es esencialmente producción de plusvalía, absorción de trabajo extra, no produce solamente una jornada de trabajo que impone el deterioro de la fuerza de trabajo, privándole de sus condiciones normales de funcionamiento y desarrollo, ya sea físico, moral, sino también el desgaste y la muerte precoz de esta fuerza de trabajo.”10

La diferencia de nuestros días con el siglo XIX, es que el proletariado podía esperar una atenuación de su situación en el seno del sistema capitalista. “Las primeras décadas de la gran industria tuvieron efectos devastadores sobre la salud y condiciones de vida de los trabajadores, provocaron una mortandad espantosa, tales deformaciones físicas, abandono moral, epidemias, incapacidad para el servicio militar, que la existencia misma de la sociedad parecía profundamente amenazada. (…)Fue por su propio interés, para permitir la explotación futura, que el capital impuso algunos límites a la explotación actual. Había que ahorrar la fuerza del pueblo para garantizar la continuación de su explotación. Había que pasar de una economía de pillaje no rentable a una explotación racional. De allí surgieron las primeras leyes sobre jornadas de trabajo máximo”11

Esto no fue impuesto sin la resistencia feroz de  los capitalistas y luego de décadas de una implacable lucha de clases. No podía ser obtenido más que porque el sistema capitalista se encontraba en su fase de ascendencia, en plena expansión.

Hoy, la implacable competencia entre naciones capitalistas en lucha por los mercados más reducidos, sobresaturados de mercancías, no puede más que provocar una inexorable puesta en causa general del “nivel de vida”  establecido en los países occidentales, sin esperanza de retornar atrás. Todos estos hechos confirman las previsiones del marxismo, el hundimiento del capitalismo en la catástrofe social.

Queda a los obreros del mundo entero aprender a considerarse como camaradas de lucha, a tenderse la mano a través de los límites de sectores y fronteras, para hacer sus movimientos una sola lucha contra el capitalismo y desarrollar su conciencia de que esta lucha no puede encontrar su finalidad más que en la destrucción del sistema capitalista, es decir, la abolición del trabajo asalariado y del carácter mercantil de la fuerza de trabajo, raíz del esclavismo del proletariado.

Scott.

Notas

1 L’Expansion, 27 de octubre, 2004.

2 L’Expansion, 27 de octubre, 2004.

3 L’Expansion.com, 19 de abril, 2005.

4 CISL en línea, 9 de diciembre, 2005.

5 China, Amnistía Internacional, 30 de abril 2002.

6 Le Monde, 18 de octubre 2005.

7 Le  Monde, 26 de mayo, 2005.

8 Dossiers et documents du Monde, noviembre 2005.

9 L’Humanité, 14 de febrero, 2006.

10 Marx, El Capital, libro 1 capítulo X. Para las nociones de fuerza de trabajo, plusvalor, trabajo extra (sobretrabajo) ver la primera parte de este artículo en RM número 89.

11 Rosa Luxemburgo, Introducción a la economía política, capítulo “el trabajo asalariado”

 

 

Noticias y actualidad: 

  • Crisis económica [112]

De última hora: represión contra profesores en Oaxaca

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En la madrugada del día 14 de junio, 3 mil policías arremetieron contra un campamento-manifestación establecido en el centro de la ciudad de Oaxaca. Dicho campamento lleva instalado cerca de tres semanas, por la exigencia de los trabajadores de la educación de incremento salarial. Días antes habían llevado una manifestación con de cerca de 120 mil asistentes, y realizado cierres de carreteras y bloqueos al aeropuerto en esa ciudad. Es evidente que la movilización de los trabajadores ha sido motivada por la degradación de sus condiciones de vida, y han expresado verdadero coraje. Justamente Oaxaca es la región en la que se extienden amplias zonas depauperadas, de manera que no sólo los profesores tienen que soportar salarios míseros, sino además tienen que llevar a cabo sus labores en condiciones muy difíciles, muchas comunidades usan como edificio escolar espacios que no tienen las mínimas condiciones para parecerlo, a lo que hay que agregar la miseria y hambre de los niños que asisten a esos cursos. Sin embargo el descontento real y la combatividad expresada por los trabajadores de la educación tiende a ser saboteada por el sindicato, la misma solidaridad que sus hermanos de clase les han expresado, ha sido apagada, conduciéndolos a un aislamiento tal que facilitó la labor represiva del Estado.

Las manifestaciones masivas en la que los trabajadores buscan expresar su apoyo hacia los profesores de básico, han sido anuladas por el accionar tramposo del sindicato y el izquierdismo, en tanto evitan que los trabajadores en su encuentro en la calle puedan discutan y reflexionar en conjunto, tales manifestaciones son transformadas en simples procesiones, marchando separados, bien vigilados para que “no se contaminen”, proclamando una unidad formal, de discurso y papel, lo que falsea el significado real de la solidaridad proletaria. De la misma forma los cierres de carreteras y del aeropuerto, aunque lo presentan como “acciones contundentes” y radicales, son en realidad falsas formas de lucha que no logra fomentar la unidad de la clase, por el contrario, provoca un aislamiento y abren un flanco muy propicio para la provocación. Los mismos campamentos y plantones en los que la CNTE envuelve a los trabajadores, son formas adecuadas para desmovilizar, agotar, extender la desmoralización e impedir que los lazos solidarios de la clase se construyan, pero sobre todo ayuda a la represión.

La CNTE, que se presenta como un sindicato de base, en oposición al SNTE, repite las mismas trampas que las viejas estructuras sindicales utilizan para diluir el descontento, dan pauta, incluso, para que la disputa entre las diferentes fracciones de la burguesía (por ejemplo las estructuras priístas, ya sean las viejas representadas por el actual gobernador Ulíses Ruíz, las “disidentes” como la comandada por la cacique sindical Esther Gordillo, o bien las agrupadas en el PRD o en el gobierno federal) aproveche este terreno para usarlo como campo de batalla y desviar el descontento para presionar a alguna de estas pandillas, quedando los trabajadores en medio, como “carne de cañón”.

La ferocidad con que el Estado ha actuado no es un hecho accidental, es la expresión de su naturaleza, por eso es inútil implorar “alto a la represión”, “justicia” o la renuncia de tal o cual funcionario, la fuerza de la clase es la que debe imponer ese alto a la represión, pero para que esta fuerza tome su magnitud real, requiere ponerse al frente de su lucha, levantando siempre la defensa de sus condiciones de vida, sin permitir que el sindicato desvíe sus reivindicaciones hacia el apoyo de algún sector de la burguesía, pero sobre todo requiere extender su combate, incorporar a las amplias masas de trabajadores que sumen sus necesidades y rompan con el corporativismo que impone el sindicato. Las manifestaciones no deben de ser caravanas controladas, las tomas de calles deben ser momentos de encuentro para la reflexión y el intercambio de experiencias. De manera que si la fuerza de la clase obrera se encuentra en su manifestación masiva y consciente, debe hacerla efectiva rompiendo el sometimiento y aislamiento que ha impuesto la CNTE y buscar la discusión y la solidaridad real, la que se expresa en la lucha, de sus hermanos de clase... los trabajadores deben ser conscientes que en cada lucha se van preparando los combates decisivos que pondrán fin a este sistema de represión, miseria y explotación.

 

RM, 15-junio-2006

 

Situación nacional: 

  • Mexico [6]
  • Lucha de clases [7]

Revolución Mundial nº 94 septiembre - octubre 2006

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Correo del Lector: Interpretaciones falsas de la historia por el anarquismo

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A raíz del artículo “España 1936: La izquierda desvía la lucha obrera y somete al proletariado al Estado burgués” (colocado en nuestro portal Internet), recibimos un correo electrónico de un lector (al que nos referiremos como “G”) que se reivindica del anarquismo, en él marca diferencias con el análisis que planteamos. El mensaje finaliza utilizando un lenguaje fuera de tono en la discusión proletaria, recurre a calificativos en vez de argumentos, por ejemplo, asegura que los militantes de la CCI somos “cupulitas de políticos de academia aunque digan estar fuera de ella”. El proletariado en tanto requiere de la discusión y el debate de ideas para forjar su conciencia, le son ajenas las formas injuriosas que la burguesía y la pequeñaburguesía utilizan en sus relaciones; justamente el combate desarrollado por Marx y el Consejo General de la AIT en contra del bakuninismo, no fue por el hecho de que se reclamaran del anarquismo, sino fundamentalmente por la intriga y el accionar conspirativo de éstos, creando sociedades secretas y paralelas a la misma AIT. Dicho esto, recobraremos esa tradición proletaria y privilegiaremos el debate, reconociendo, que las preocupaciones planteadas por G son sinceras y requieren abordarse para romper mitos que la clase dominante esparce a través de su aparato de izquierda.

 

1936: el mito de la revolución española

Es una costumbre, lo mismo por los historiadores oficiales que por la burguesía y su aparato de izquierda, al referirse a los acontecimientos de España 1936, denominarla como “guerra civil” o “revolución española”, hay incluso los que en un mayor atrevimiento lo refieren como una experiencia revolucionaria más profunda que la emprendida por el proletariado ruso en 1917. Sin embargo la realidad expone que ni fue guerra civil, y menos aún revolución, fue más bien una guerra imperialista, en la que se enfrentan dos fracciones de la burguesía española, por un lado Franco, apoyado por la burguesía alemana e italiana, por el otro la república (representada por el Frente Popular, que sumaba a estalinistas del PCE, trotskistas del POUM y anarquistas de la CNT) sostenida por la URSS y otras fuerzas imperialistas democráticas, como la que representaba el gobierno de México, con Lázaro Cárdenas al frente. Esta confrontación fue la preparación de la Segunda Guerra Mundial. Es bajo ese marco que desarrollamos el planteamiento de que la clase obrera fue aplastada no sólo por la derecha encabezada por Franco, sino también por el accionar de la izquierda, representada por el Frente Popular, en el que participó también la CNT-FAI. Aprovechando su prestigio entre los trabajadores, logró que éstos se tragaran el engaño de que ante el franquismo el “mal menor” era confiar en el gobierno burgués republicano. En el artículo referido por nuestro detractor presentamos argumentos de cómo la izquierda y entre ella los anarquistas de la CNT, exponen abiertamente su subordinación al Estado burgués y su actitud antiobrera: “unas [organizaciones] como el PCE, el PSUC –consagrados como grandes partidos del orden burgués–, el PSOE y UGT, asumiendo directamente también ellas el papel de verdugos, otras, como CNT, FAI, o el POUM, empujando a los obreros a abandonar su terreno de clase en nombre del “frente antifascista” para arrojarlos en brazos de sus asesinos y a la guerra imperialista. La presencia de ministros anarquistas y cenetistas en el gobierno de Cataluña, y después en el gobierno central de Caballero fue un pujante factor que el Frente Popular rentabilizó para engañar a los obreros. Los anarquistas tuvieron un papel estelar en la maniobra de la burguesía, ocupándose de engañar a los obreros sobre la naturaleza de clase del gobierno y del Frente Popular...”

Por presentar esta reflexión lleva a que G nos diga: “... me da tristeza que de repente hablen sin saber lo que paso, basados en mentiras, para empezar, la revolución en España fue siempre defendida por los anarquistas quienes nunca pugnaron por un orden burgués como ustedes lo afirman... ”

Los hechos, empero, son contundentes y muestra como la CNT, encuentra su prueba de fuego en 1936, siendo incapaz de mantenerse en la trinchera proletaria integrándose al aparato del Estado. Ya en el artículo referido, citamos a la prensa cenetista (Solidaridad Obrera, 4-11-1936) en la que aseguran: “El gobierno [del Frente Popular] en la hora actual, como instrumento regulador de los órganos del Estado, ha dejado de ser una fuerza de opresión contra la clase trabajadora, así como el Estado no representa ya el organismo que separa la sociedad en clases...”. Pero, si eso no logra convencer, recobremos argumentos de militantes anarquistas: “Los Amigos de Durruti” (1937-39), que se mantienen firmes en el terreno proletario, y denuncian claramente el carácter contrarrevolucionario del gobierno republicano y el colaboracionismo de la CNT: “La Generalidad (1) no representa nada. Su continuación fortifica la contrarrevolución. La batalla la hemos ganado los trabajadores. Es inconcebible que los comités de la CNT hayan actuado con tal timidez que llegasen a ordenar ‘alto el fuego’ y que incluso hayan impuesto la vuelta al trabajo cuando estábamos en los lindes inmediatos de la victoria total. No se ha tenido en cuenta de dónde ha partido la agresión, no se ha prestado atención al verdadero significado de las actuales jornadas. Tal conducta ha de calificarse de traición a la revolución que nadie en nombre de nada debe cometer ni patrocinar. Y no sabemos como calificar la labor nefasta que ha realizado Solidaridad Obrera y los militantes más destacados de la CNT”. (Manifiesto del 8-05-1937).

La reflexión que presentamos no es una acto arrogante, es un esfuerzo por recuperar la experiencia de la clase obrera, y colaborar en el proceso de toma de conciencia. Es indudable la diferencia existente entre la CNT y “Los Amigos de Durruti”, ambos son anarquistas no obstante, mientras los primeros se integran orgánicamente con la burguesía, formando parte de lo que llamamos el anarquismo oficial, los otros exponen un verdadero esfuerzo (aunque incompleto) con una orientación claramente proletaria (2).

Este aspecto de la historia nos permite entender también la dificultad presente en el anarquismo, que se mantiene dentro del capitalismo dando continuos tropezones que los aleja del terreno de clase. Por ejemplo, en 1914, mientras anarquistas como Malatesta y Flores Magón asumen una postura proletaria de denuncia a la “Gran guerra” como una carnicería imperialista, en la que los trabajadores no podían tomar partido (asumiendo una postura cercana a la impulsada Lenin, Trosky y Luxemburgo), otros, como Kropotkin y Federico Urales, toman partido por una fracción imperialista, en este caso la de los aliados, a los que consideran como el “mal menor”.

El anarquismo es una corriente heterogénea, a la que, como tal, no se le puede caracterizar como burguesa (a diferencia de corrientes como el estalinismo o el trotskismo), en ella incluso se expresan esfuerzos de reflexión, pero habría que marcar que no es gracias a la vitalidad de sus argumentos, sino son a pesar de ellos. Muchos proletarios muy honestos son envueltos en el anarquismo y aunque intentar canalizar ahí su combatividad, ésta es contenida y desgastada, porque el anarquismo no puede ofrecer una alternativa revolucionaria, el ejemplo de este esfuerzo valiente, pero incompleto y esterilizado, lo representan “Los Amigos de Durruti”.

De frente a los sucesos de España 36, bien podríamos sintetizar y sacar la lección histórica recobrando el análisis de la Izquierda Comunista Italiana, que fue de las pocas fuerzas militantes que mantuvieron una defensa intransigente de los principios proletarios: “Si en el curso de una conflagración social como la que tuvo lugar en Barcelona, los trabajadores no son empujados a atacar al Estado capitalista, sino a defenderlo, entonces es una colaboración de clases y no una lucha de la clase la que ha ganado el día… Socializar una empresa cuando se mantiene al aparato de Estado intacto, es un eslabón en la cadena que ata al proletariado a su enemigo de clase…” (Bilan 1937).

 

El combate de Marx contra el bakuninismo: defensa de la organización revolucionaria

Otro de los comentarios expuestos por G en su correo giran en torno a la concepción de la organización y la conducta militante defendida por Marx en contra de la conspiración de Bakunin, al interno de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). Sobre ello nos dice: “... según la historia es en el anarquismo donde siempre ha militado la clase trabajadora desde la internacional, pues cuando Marx y su camarilla sedienta de poder quisieron prohibir la entrada de los anarquistas a la internacional estos llegaron en la representación de las organizaciones obreras de distintas partes del mundo y cuando paso esto prohibieron la entrada de estos sectores obreros organizados y lo prohibieron por que Marx y su camarilla desde siempre han querido ser ellos los dirigentes, la hegemonía, y cualquier posición diferente era coartada... ”

Más adelante completa diciendo: “... Marx y su grupo se apoderaron autoritariamente de la Internacional alejándola de sus objetivos, una coordinación proletaria internacional...”

No tenemos el suficiente espacio para ampliar los argumentos, no obstante nos esforzaremos por sintetizar los argumentos que nos permitan demostrar la validez del combate de Marx y el Consejo General de la AIT.

Intentando borrar los hechos históricos el anarquismo pretende resumir el debate de Marx contra Bakunin, diciendo que se impuso el autoritarismo, sin embargo precisemos los hechos: Bakunin apegado al pasado y su accionar de aventurero, desde 1864 participa en sociedades conspirativas, algunas de corte liberal, en donde se acomodaba sin ningún rubor junto a personajes de la burguesía, como fue el caso de la “Liga por la Paz y la Libertad”. A través de una de sus creaciones: la Alianza Internacional de la Democracia, es que Bakunin propone, en 1868, incorporarse a la AIT, enviando un mensaje en el que le dice a Marx: “Tu vez mi querido amigo, que soy tu discípulo y me enorgullezco de serlo”, no obstante se rechaza su ingreso hasta que no desintegre su Alianza, para no presentarse como una estructura paralela, lo cual él acepta, y según su testimonio, cumple, lo que lleva a ser aceptado en febrero de 1869.

Pero si sus palabras eran de alabanzas para Marx y a la AIT, sus hechos eran desleales, dado que mantiene en secreto a la Alianza como un órgano paralelo, en donde además él es l gran dictador: otorga “grados”, impone lineamientos y disciplina de acero según lo dicta el “Catecismo Revolucionario” (salido de la pluma del provocador y oscuro personaje Sergei Nechayev)... Basta ver el perfil que hace de un revolucionario para entender que la ideología de la “Alianza” no tiene raíz proletaria: “Un revolucionario sabe solamente una ciencia: la de la destrucción, todos los sentimientos de afecto, todos los débiles sentimientos de parentesco, amistad, amor y gratitud deben ser suprimidas…” En este mismo tenor se encuentran su “Programa”, en el que, paradójicamente se expresa justamente aquello que el compañero G acusa a los comunistas cuando dice: “Marx y su grupo se apoderaron autoritariamente de la internacional alejándola de sus objetivos… volviéndola una elite política que dice aún ser la dirección del proletariado, demostrándose eso hoy cuando compañeros de ustedes hablan de los interese únicos del proletariado, cuando su realidad esta alejada del proletariado”. (el subrayado es nuestro)

Revisando el programa de Bakunin notamos que la organización que propone es una sociedad conspirativa, que según sus palabras es un “Estado Revolucionario mayor”, y su tarea es ser “intermediario entre la idea revolucionaria y los instintos populares”, de forma que para asegurar la revolución basta “cien revolucionarios seria y fuertemente unidos…”. Resulta pues, según Bakunin, que el “pueblo” sólo tiene instintos, mientras la minoría privilegiada es la guardiana de la “idea revolucionaria”…

Es un hecho que núcleos del anarquismo presentan esfuerzos reales para colocarse en la trinchera proletaria, pero hay otros, como el bakuninismo, que es un retroceso histórico. No es extraño que conciba a los bandidos y al lumpenproletariado como la verdadera fuerza social de la transformación y que, haciendo una apología a la ignorancia y la desesperación (propia de los desclazados), declare: “El revolucionario que estudia la revolución en libros nunca será bueno para nada”.

Las ideas anarquistas han tenido sin duda una presencia en la clase obrera, grupos y personajes de esta corriente han expuesto esfuerzos políticos, aún cuando expresan incomprensión. Personajes como Rosmer y Monatte, que desde las filas del anarquismo mantenían posturas honestas, pero además claramente revolucionarias, encuentran en éste medio ataduras que les impide avanzar, por lo que requieren romper políticamente con estas posiciones y acercarse al marxismo. De manera que no se trata de establecer por “decreto” al marxismo como el cuerpo teórico-político que sintetiza la experiencia histórica del proletariado necesaria para conducir su combate emancipador, se trata de reflexionar, a la luz de los hechos históricos, la solidez de sus argumentos.

Tatlin/8-08-09

Notas:

1. Se refiere al gobierno de Cataluña, en el que la CNT contaba con consejeros.

2. Para abundar en los aspectos de España 1936, remitimos a nuestro libro: España 1936: Franco y la república masacran al proletariado, así como Los amigos de Durruti: lecciones de una ruptura incompleta con el anarquismo, en Revista Internacional 102 (3er. Trimestre 2000).

Vida de la CCI: 

  • Cartas de los lectores [296]

Elecciones fraudulentas o elecciones limpias: la trampa de la democracia contra la clase trabajadora

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A dos meses de la elección presidencial, por todos los medios de difusión de la burguesía y a todas horas, un solo tema domina: la pelea por la presidencia. Por un lado los grupos de la burguesía que apoyan a López Obrador aseguran que hubo fraude, por el otro, las fracciones igualmente burguesas que sustentan a Felipe Calderón siguen sosteniendo que fue una elección limpia. Después de años y meses completos de propaganda electoral machacando las bondades de la democracia los trabajadores, que han sido arrastrados como nunca a las urnas engañados tras la ilusión de que con un simple voto cambiarían su destino, y sobre todo encandilados por la posibilidad de la llegada de la izquierda al poder (RM93, jul-ago 2006), tienen que soportar de nuevo una campaña por demás sórdida para imponer un solo razonamiento: si hubo fraude, la tarea sería “limpiar la elección” mediante la resistencia civil pacífica; pero, si las elecciones fueron “limpias”, habría que respetar el dictamen de los órganos electorales del Estado. Estos son los términos de la “reflexión” que el Estado capitalista está promoviendo para evitar que los trabajadores tomen conciencia de su condición de explotados, y sean conducidos mansamente a tomar partido por Obrador o Calderón, y nublar entonces la posibilidad de que reconozcan en ambos a simples personeros de la burguesía, que pese a la diferencia del tono de discurso que usan, tienen como único objetivo la perpetuación del capitalismo.

 

¿Debe la clase obrera defender el voto?

La democracia (y no propiamente la dictadura militar) es el instrumento político más adecuado con que cuenta la burguesía para sostener el sistema de explotación, porque mediante el derecho de voto aparenta la disolución de las clases sociales al “igualar jurídicamente” a trabajadores y burgueses, presentándolos como ciudadanos, haciendo creer que el acto pasivo e individual del voto tiene el poder de elección del gobierno. Con el derecho al voto la burguesía valida la existencia del sistema de explotación, e impone, mediante la invocación de los “mandatos democráticos”, la alineación de todos los trabajadores tras los dictados de la clase dominante, en tanto le hace creer que son copartícipes de las decisiones. Pero en el capitalismo el voto no tiene otra función que la de decidir cada tres o seis años qué miembro de la clase dominante va a dirigir la explotación de las clases oprimidas, por eso en la decadencia capitalista las elecciones parlamentarias son una mascarada hipócrita pero vital para el sostenimiento de la dictadura del capital.

Con las elecciones se refuerza la ilusión de que por este medio los explotados pueden realmente escoger a un personaje que solucione la crisis y mejore sus condiciones de vida y de trabajo. Por ello la república democrática es la hoja de parra por excelencia del dominio burgués, le permite hacer una alternancia en el gobierno y así garantizar la salud de sus mecanismos de dominio, hacer cambio de personas en el poder, de instituciones o de partidos sin que la hegemonía de la clase dominante se vea afectada, pues los partidos políticos con que cuenta son engranes del aparato estatal, no sólo porque están integrados con funciones de gobierno (como diputados o senadores y sostenidos con recursos del Estado), sino además al integrarse en el escenario social como “representaciones” de la “pluralidad política”, inyectan desde diferentes flancos y con diferentes tonos (derecha, izquierda o centro) el veneno ideológico, que permita asegurar el dominio y control de los explotados.

Las ventajas de este esquema político se evidencian –en el caso de México– al ver la confusión que ha extendido, colocando a los trabajadores ante la falsa disyuntiva: estar con Obrador o con Calderón. La clase dominante se esfuerza y gasta altas sumas de dinero por hacer creíble a la democracia y los procesos electorales, porque espera grandes “ganancias” que cobra en el momento en que logra acostumbrar al proletariado a gestionar sus intereses como clase mediante los propios métodos de su enemigo de clase.

 

¿Deben los trabajadores luchar contra el “fraude” y exigir “elecciones limpias”?

Las fracciones de la burguesía sumidas en unos de sus pleitos más importantes de los últimos años han logrado, una vez más, administrar sus pugnas internas sobre la alfombra de la democracia; las resoluciones más recientes de los organismos jurídicos estatales pretenden, por ejemplo, ganar tiempo, liberar tensiones, promover las negociaciones y, en su caso, el reacomodo de las diferentes fracciones que deberán llegar a algún acuerdo o, en su defecto, producirse alguna resolución impuesta por la relación de fuerzas al interior de la clase dominante; mientras tanto fuera de sus propias divisiones internas el fin último y vital de la burguesía como clase es mantener a las masas explotadas sujetas a la ilusión de que la democracia electoral y parlamentaria es el modelo político perfecto para lograr los cambios sociales, políticos y económicos que siempre han anhelado.

El “fraude electoral”, alrededor de la cual sus diferentes fracciones han embarcado a millones de trabajadores como carne de cañón, ha sido producto, como lo hemos venido documentando (en la serie dedicada durante el último año a este asunto en RM) de las divisiones internas de la burguesía que no lograron alcanzar un acuerdo sobre una orientación política, y designar de forma ordenada al representante que más le conviene para sacar adelante su proyecto económico, político y social, y que ha buscado consolidar desde los últimos veinticinco años. En términos del pragmatismo en que se mueve la clase dominante, el establecimiento de Obrador como presidente le hubiera permitido cumplir (sin implicar ningún peligro) las tareas necesarias para el fortalecimiento del sistema, no obstante la agudización de sus fracturas internas, ha hecho que recurran otra vez a sus viejos esquemas de “fraude electoral” imponiéndose el punto de vista de una de las fracciones.

Estos acontecimientos presentados por el aparato de izquierda del capital como la violación de los “principios democráticos y la institucionalidad”, son la prueba palpable de los efectos deletéreos de la descomposición social generalizada del capitalismo que se convierte cada vez más en el factor central de la dinámica de la sociedad en todos los niveles y en particular en la vida política de la burguesía; dentro de esta última se manifiesta como un fenómeno creciente hacia la indisciplina, al “sálvese quien pueda” y al “cada quién por su lado”, lo que conduce a una tendencia de pérdida de control del juego electoral dado que los conflictos por la disputa del control del Estado son particularmente exacerbados por la agudización y profundización de la crisis económica que todo lo constriñe y obliga a una competencia más feroz y a violentos ajustes de cuentas para ganar la mejor tajada del pastel.

 

El verdadero fraude es proclamar que la democracia ofrece una alternativa a los trabajadores

El uso del fraude electoral es una manifestación de la fragilidad de la estructura política de la burguesía. En México durante casi tres cuartos de siglo el PRI se mantuvo como el partido único, de Estado (PNR-1929, PRM-1938, PRI-1946-2000) usando el fraude como instrumento convencional, no obstante la existencia de la disciplina y unidad de la burguesía lo permitía, sin llevar a grandes rivalidades. Sin embargo, este modelo de gobierno era demasiado arcaico y tenía que renovarse frente a las exigencias políticas y sociales, y en particular, para enfrentar de mejor manera al proletariado.

Este proceso que arranca a principios de los 80 ha tenido como eje rector estructurar todo un sistema democrático, así puso en práctica un juego de partidos menos burdo, definiendo una mejor geometría política donde es fácil repartir las tareas de control, es decir, identificar a partidos de derecha y de izquierda. En ese sentido es que provoca el nacimiento del PRD (y PT), de la misma forma crea instituciones como el IFE y otros órganos de control y vigilancia con los que renovó el aparato burocrático, buscando quitar el desprestigio ganado cuando el juego electoral tenía dominio total del PRI, fortaleciendo con ello su aparato de dominación al hacer más creíble al sistema democrático.

A pesar de las resistencias encarnizadas de algunas fracciones burguesas identificadas con el aparato anterior, el proyecto ha ido caminando y ha tenido su apuntalamiento mayor en la elección presidencial del 2000 cuando el Estado capitalista logró desplazar del poder central al PRI y encumbrar al PAN, un gran triunfo de la clase dominante al nivel de la campaña democrática, pues a partir de entonces ha podido darle vuelo a la mistificación electoral, al cuento de que “los votos sí cuentan” y que “las elecciones por fin son limpias”. Sin embargo el factor de la descomposición, que comentamos líneas arriba, está afectando la capacidad de acuerdos dentro de la clase capitalista para llevar adelante una determinada orientación en su juego electoral y además está produciendo un cierto grado de pérdida de control de sus mecanismos electorales.

Si comparamos los actuales sucesos con los de 1988, notamos que hay una diferencia sustancial, dado que las fracciones burguesas aglutinadas alrededor de Cárdenas rápidamente negociaron para continuar con sus planes a mediano y largo plazo; ahora, la rivalidad es más aguda, no obstante, lo que los iguala, es la capacidad de acuerdo que la burguesía presenta para trasladar los efectos de su fractura hacia la clase obrera, alimentando la campaña de mistificación de la democracia, retardando así la reflexión por parte de los trabajadores de lo que significa el capitalismo.

 

La lucha proletaria no pasa por las urnas ni por la defensa de la democracia

En este momento, la agudización de las tensiones entre las diferentes fracciones burguesas se expresa no sólo (como la burguesía intenta simplificarlo) en la exigencia (del PRD) del “respeto al voto” y (por el PAN) en el “respeto a las instituciones”, la disputa expone un enfrentamiento de intereses económicos y políticos, pero en ninguno de los bandos enfrentados los trabajadores tienen algún objetivo o interés común, es una lucha entre fracciones de la clase dominante que cada vez va usando un lenguaje más agresivo, notándose amenazas (de ambos bandos). Unos dicen radicalizarán las manifestaciones, los otros que responderán usando la violencia institucional, mediante la policía y el ejército... el peligro en todo ello es que una masa importante de trabajadores y sectores diversos de la población que ha sido enganchada por la trampa de la “defensa de la izquierda” ante el “peligro de la derecha”, puede ser lanzada hacia provocaciones y ser usada como carne de cañón, desgastando y perdiendo sus fuerzas, culminando a fin de cuentas con el fortalecimiento de alguna de las fracciones de su enemigo histórico: la burguesía.

Aunque es cierto que al interno de la clase dominante se está llevando una intensa lucha, ha sabido involucrar a los trabajadores, haciendo que tomen partido por alguna de las pandillas enfrentadas, pero además inoculan la idea de que el único camino es la democracia, por ello es que tanto derecha como izquierda dicen expresar la verdadera democracia.

El PRD y PAN, a pesar de estar colocados en diferentes bandos de la burguesía, han tenido cuidado de que los núcleos de la población usados como grupos de presión no salga de su control y se enreden en una reflexión falsa (lo mismo sobre la validez del voto, que la formación de una nueva constitución o la convocatoria a una convención nacional), buscando con ello que los trabajadores olviden su condición de explotados y se asuman como “ciudadanos mexicanos”. Pero si la carga ideológica lanzada por derecha e izquierda del capital es sofocante, la parte más radical del aparato de izquierda del capital (desde el EZLN al EPR, y desde el PCM-ml, hasta El Militante) se encargan de reforzar tal campaña: por una parte planteando al fraude como afrenta al derecho al sufragio y a la decisión de la “voluntad popular”, por otra, asustando con el espantajo del “peligro de la derecha”. Con ello lo que hacen de forma velada es reforzar el discurso de la defensa de la democracia y envenenar con la idea de que la “izquierda en el poder” podría ser un “mal menor”, por lo que los trabajadores deberían, entonces, ponerse al servicio (aunque de forma “critica”, tienen algunos el descaro de decir) de Obrador y de la fracción de la burguesía a la que representa.

Ante la presión que la burguesía de la región ejerce sobre los trabajadores, la única opción de la clase trabajadora es recobrar la historia del movimiento obrero y sus lecciones, y a la luz de ello reflexionar:

- que sus condiciones de vida no pueden ser solucionados por algún personaje por más que se diga honesto,

- que los gobiernos de derecha o de izquierda son expresiones del poder de la burguesía, por lo que nada debe esperar de ellos sino explotación, miseria y represión,

- que la campaña actual sobre la democracia va a permitir a la burguesía renovar la cara a su izquierda afectada por el descrédito sufrido en los últimos años y también reforzará un liderazgo en esa ala de su abanico político, lo que resulta en un fortalecimiento de su control sobre la clase obrera,

- que el inmediatismo, la movilización ciega, interclasista, sin objetivos de clase y fuera de su verdadero control, no tiene otro fin que el de confundir, debilitar y fortalecer los lazos de dominio,

- que ante la agudización de la crisis económica que azota al sistema y con ello la elevación de los niveles de explotación, los trabajadores no tienen más camino que el de la lucha, colocando por delante la defensa de sus condiciones de vida.

Es la lucha de los trabajadores, que no pasa ni por las urnas ni por la confianza a sectores o personajes de la burguesía, la única que puede poner fin a esta dictadura del capital.

RR, 25-08-06

Situación nacional: 

  • Mexico [6]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • El engaño del parlamentarismo [200]

Izquierda y derecha: Dos lenguajes; una misma política contra la clase obrera

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La división en el seno de la burguesía mexicana en la batalla por decidir qué fracción va controlar el gobierno se ha agudizado. En ese torbellino se ha arrastrado a una parte de los trabajadores bajo el mito de que la izquierda estaría “del lado de los trabajadores”. La derecha sería “represora” y la izquierda “liberadora”, la derecha lanzaría ataques económicos mientras que la izquierda los eliminaría. Cada vez que el proletariado ha caído en la trampa de estas falsas alternativas, cada vez que ha hecho caso a estas viejas cantaletas lo ha pagado de manera trágica.

 

La izquierda del capital: un largo historial al servicio de la burguesía

La derecha no ha monopolizado la represión contra la clase obrera, las “izquierdas democráticas”, “antifascistas” y “revolucionarias” se han encargado de inmovilizar al proletariado y han cumplido también su función innoble de masacrar al proletariado. Algunos ejemplos:

-La insurrección obrera de Berlín en 1919 fue masacrada por un gobierno socialdemócrata (Ebert-Scheidemann) con la colaboración activa del “obrero socialista” Noske.

-En 1936 es la izquierda y el “frente popular” los encargados de atar y masacrar al proletariado español en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.

-El levantamiento masivo de los obreros polacos en 1970 es arrasado por tanques y milicias comandadas por el “partido obrero”.

-A principios de los 70 el “socialista” gobierno de “Unidad popular” en Chile, con Salvador Allende a la cabeza, reprimió a los mineros con la misma “destreza” que cualquier capitalista sin disfraz y la izquierda “radical” como el MIR (Movimiento de la izquierda revolucionaria) se limitó a “criticar” el uso de la fuerza pero siguió apoyando a Allende[1] [318]. Recientemente la “socialista” Bachelet “no tuvo más remedio” que reprimir a los estudiantes.

-Los 80 y 90 han conocido largos periodos de gobiernos de “izquierda” en Europa (PCF en Francia, PSOE en España, Verdes en Alemania, Socialistas en Suecia, etc.) sin que ello se haya traducido en mejoras en las condiciones de vida de la clase obrera, todo lo contrario.

-Recientemente se ha hablado del “giro a la izquierda” en América Latina sin que la explotación capitalista haya disminuido un ápice y donde lo único que prospera es la miseria.

Estos ejemplos no son “errores” o pequeñas “desviaciones”. Son un muestra (hay muchos más) de que la izquierda del capital no trabaja para el proletariado sino para someterlo. Su ropaje y su lenguaje a favor de “los pobres” engaña pero esa es precisamente su labor: aparentar que bajo el capitalismo puede haber una “solución”.

 

En México, como en el resto del mundo, izquierda y derecha se reparten tareas

La burguesía europea no huyó de sus países cuando la izquierda llegó al poder por la sencilla razón que sus programas, sus “proyectos de nación”, no van contra el capitalismo, son simplemente una forma diferente de gestionar el capitalismo, y la izquierda es más eficaz cuando se trata de someter a las masas trabajadores que intentan tomar caminos propios para movilizarse.

Todos los intelectuales y los partidos, las instituciones “democráticas” y las ONG, se esfuerzan en presentarnos “derecha e izquierda” como dos alternativas diferentes. En realidad son dos caras de la misma moneda. El proyecto de nación de AMLO y el del PAN no cuestionan la explotación capitalista (por mucho que su demagogia sea las de “acabar con la pobreza”), las relaciones de producción seguirán intactas y el capital seguirá dominando al trabajo asalariado. El que tengan lenguajes diferentes no altera en nada que ambas alas del aparato político del Estado trabajen en el mismo sentido. Es por ello que, aún cuando la pugna al interno de la burguesía es real y toma como arena de combate la disputa del gobierno, no deja de aprovechar la ocasión para atrapar a importantes núcleos de trabajadores, sometiéndolos en una “masa interclasista”, como ciudadanos aislados “unidos” en un movimiento de “resistencia civil” que va conducido a apuntalar las estructuras capitalistas. La lucha contra “el fraude” es un objetivo que se mantiene dentro del marco de las relaciones del capitalismo, luchar por tener un gobierno “honesto”, un IFE “honesto” no desarrolla una conciencia de acabar con el capitalismo sino ata a los trabajadores a las instituciones que legalizan y validan la dictadura del capital.

Algunas objeciones se nos podrían hacer, por ejemplo, que en el DF, donde gobierna el PRD, hay al menos algún beneficio para los pobres. Tenemos que responder que la burguesía tiene que asumirse como encarnación del “beneficio general” para mantener su poder. El dar algunas pensiones, desayunos, útiles escolares y otros beneficios sociales, no son una prueba de “bondad” sino migajas para mantener las ilusiones en agentes completamente ajenos al proletariado: los partidos políticos y sus “líderes”. Todos los programas sociales, provengan del PRD, del PAN o del PRI, son usados para hacer que el proletariado piense que tal o cual partido o personaje va a “resolver” la inhumana situación en la que los sume el capitalismo decadente. Todo reforzamiento de las ilusiones en la democracia burguesa, en sus instituciones, instrumentos y representantes son puntos a favor de la burguesía y en ello colaboran tanto la izquierda como la derecha.

 

La solución no es contar votos sino acabar con el capitalismo

Todas las fuerzas del capital hoy están abocadas a mantener al proletariado en un terreno inofensivo y estéril: el terreno de la democracia. Mientras los obreros discutan en el marco estrictamente electoral (fraude sí o no, votos por voto, izquierda o derecha, etc.) el capital puede dormir tranquilo ya que ninguna de esas “alternativas” van a cuestionar su dominación. Toda la campaña actual donde la burguesía usa sus propias divisiones para dividir también al proletariado tiene por objetivo:

-Llevar todo el descontento social hacia el terreno podrido de las lecciones y sus resultados.

-Diluir la lucha obrera en el interclasismo de la “resistencia civil”; el sujeto revolucionario, el proletariado, es “transformado” en “ciudadano” atomizado y aislado.

-Hacer que el proletariado “confíe” en los partidos políticos y sus representantes en vez de en sus propias fuerzas y su lucha autónoma.

-Filtrar la idea de que el problema de esta sociedad está en la corrupción y no en las relaciones sociales que definen la producción en el capitalismo.

-Machacar que el voto es una “arma de lucha” que habría que “defender” y no un arma de la burguesía para dividir e ilusionar con un “cambio” que nunca llegará por esa vía.

Si la campaña actual tiene gran publicidad es porque beneficia a la burguesía y no al proletariado. Mientras la clase obrera siga atada a las ilusiones democráticas y siga pensando que bajo el capitalismo las cosas pueden mejorar, tanto derecha como izquierda estarán cumpliendo su función de defensores de las actuales relaciones de explotación.

DAN. 15-08-06



[1] [319] Ver Revista Internacional 115. “Hace 30 años la caída de Allende: Dictadura y democracia son las dos caras de la dictadura capitalista”.

Situación nacional: 

  • Mexico [6]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • Los falsos "partidos obreros" [220]

Nuevas amenazas contra los militantes de la CCI

  • 3533 lecturas

Hace unos días ha llegado un correo electrónico firmado por “La H es muda”, en el que se lanza una serie de insultos y amenazas. Presentamos el texto tal cual llegó, mantenemos los modismos y la jerga, lo mismo que las dificultades ortográficas, no obstante para su lectura adecuada remitimos a la “traducción” que colocamos como pie de página:

 

KE ES LO QUE PASA CON USTEDES????

 

SE DICEN REVOLUCIONARIOS Y NO SON MAS KE UN KLUB SOCIAL... BOLA DE MAESTRITOS PEDANTES...

 

KOMO SE ATREBEN A KRITIKAR LA SEXTA DEKLARACION QUE NI SIKIERA KONOCEN????? YA ME E ENKONTRADO SUS PANFLETOS EN MICHOAKAN,EN EL DEFE Y EN TOLUKA ECHANDOLE MIERDA A LA DIGNA LUCHA DE LOS ZAPATISTAS... LA NETA KE NO LOS ENTIENDO... KOMO PUEDEN DESIR ESTAR KON LA REVOLUCION KUANDO SE LA PAZAN KRIANDO ALMORRANAS EN KUANTO KAFE ENKUENTRAN????

 

LA NETA LUCHA ESTA KON LA SEXTA, KON LOS INDIGENAS, KON EL MANDAR OBEDESIENDO... LA TEORIA VALE PURA MADRE... KON NOSOTROS LOS ANARKAS, NOSOTROS SI NOS RIFAMOS KON LOS CERDOS EN LA KALLE MIENTRAS USTEDES NOS KRITIKAN DESDE SU KAFESITOS BURGESONES. SUS KOMPAS KE SE SALIERON DE SU SEKTA SON LOS UNIKOS ONESTOS DE TODOS USTEDES... PINCHES AUTORITARIOS DE MIERDA

 

YA SABEN KULEROS, KUANDO LOS VUELBAMOS A VER BENDIENDO SU MIERDITA DE PERIODIKO EN LAS MARCHAS LES BAMOS A DAR UNA PUTIZA POR KULERITOS...

 

VIVA LA ANARKIA!!!!!!!

 

VIVA EL ANARKISMO EL MAOISMO Y EL ZAPATISMO!!!!!!!!

 

ATENTAMENTE

 

LA H ES MUDA[1] [320]

 

Como puede leerse, los ofensivos adjetivos y las amenazas son el efecto de la denuncia que hemos hecho del carácter burgués del EZLN, así como de la “sexta declaración” y la “otra campaña”. Desde la aparición pública del EZLN en 1994, hemos denunciado el peligro que representa para la clase obrera[2] [321]. Mientras que el conjunto de la izquierda del capital se emocionaba y apresuraba a gritar “¡Todos somos Marcos!”, desde nuestra prensa denunciábamos claramente al EZLN como contrarrevolucionario, tanto por su método desesperado, propio de la pequeñaburguesía (expuesto en la promoción que hace de la violencia individual) como por su discurso claramente burgués, que desde su primer declaración apelaba al artículo 39 constitucional para justificar “su rebelión” y proclamaba como principio la “defensa de la soberanía nacional”, la “patria” y sus símbolos. Este mismo discurso chauvinista es el que reproduce en la “sexta declaración” y la “otra campaña”.

 

Justamente la amenaza que hoy recibimos por denunciar al EZLN como una estructura extraña a la esencia del proletariado, confirma nuestros argumentos en tanto sus seguidores no hacen sino continuar la lógica de los postulados burgueses aprendidos del EZLN, por lo que no dudan en usar la amenaza y la agresión física en contra de los grupos revolucionarios que desenmascaran ante la clase obrera su naturaleza contrarrevolucionaria. La misma afirmación que el correo lleva como centro de su “argumento”: “LA TEORIA VALE PURA MADRE” (sic), es una variación del menosprecio y burla que desde el 94 Marcos hace de la teoría marxista[3] [322].

 

El combate de la clase obrera se basa en la confrontación de ideas, en los argumentos, en la crítica y, a través de todo ello, convencer. Las agresiones y las amenazas no hacen parte de los métodos proletarios.

 

Nuestra respuesta

 

No es la primera vez que en la historia de la clase obrera se lanzan amenazas contra los revolucionarios, ni siquiera es la primera vez que se amenaza a los militantes de la CCI.

 

En febrero de 1988, los residuos de una banda de izquierdistas adoradores de la violencia, atacaron a varios militantes del Grupo Proletario Internacionalista (grupo que se disolvió para crear la sección de la CCI en México), torturándolos y robándolos (véase la denuncia realizada por la CCI en Revista Internacional nº 53, 2º Trimestre de 1988). De la misma forma el GCI[4] [323], en semejanza al reciente correo, luego de extender un abanico de insultos, termina llamando a asesinar a los militantes de la CCI en México[5] [324].

 

En ese mismo tenor se encuentra el intento de agresión que sindicaleros del SNTE realizaron en la marcha del 1º de mayo de este año en Pachuca, en contra de nuestra delegación que intervenía distribuyendo una hoja-volante y vendiendo la prensa (agresión que fue evitada por la intervención de los trabajadores). Así mismo, en diciembre de 2005 un grupo neonazi publicó un llamado para agredir a la Reunión Pública organizada por nuestra sección en Suiza…

 

La clase que detenta el poder bajo el capitalismo, la burguesía, no va dar nunca un curso libre para la actividad de los revolucionarios. La represión y la calumnia han sido siempre usadas contra las minorías revolucionarias y no es extraño que en el periodo actual estemos confrontados a un aumento de un ambiente de amenazas e intimidaciones contra los comunistas y contra la CCI en particular<!--[if !supportFootnotes]-->[6]<!--[endif]--> [325]

 

De frente a este panorama, los militantes de la CCI afirmamos que no estamos dispuestos a permitir alguna agresión en contra de nuestros militantes. Sabemos que la verdadera fuerza de la clase obrera se encuentra en la solidaridad, por ello llamamos a todos los contactos, simpatizantes y al conjunto de los trabajadores a cerrar el paso a los ataques en contra de los revolucionarios. Ninguna amenaza podrá impedir que los comunistas intervengamos en nuestra clase.

 

RM

 

4-julio-2006

 

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[1] [326]¿Qué es lo que pasa con ustedes?

 

Se dicen revolucionarios pero no son más que un club social… bola de maestritos pedantes…

 

¿Cómo se atreven a criticar la sexta declaración que ni siquiera conocen?

 

Ya me he encontrado sus panfletos en Michoacán, en el DF, en Toluca echándole mierda a la digna lucha de los zapatistas… la neta (la verdad) que no los entiendo… ¿cómo pueden decir estar con la revolución cuando se la pasan criando almorranas en cuanto café encuentran?

 

La neta lucha (la verdadera lucha) está con la sexta, con los indígenas, con el mandar obedeciendo… la teoría vale pura madre… (la teoría no vale nada) con nosotros los anarcas, nosotros si nos rifamos con los cerdos (nos enfrentamos con los policías) en la calle mientras ustedes nos critican desde sus cafecitos burguesones (burgueses), Sus compas (compañeros) que se salieron de su secta son los únicos honestos de todos ustedes… pinches (desgraciados o un insulto de ese calibre) autoritarios de mierda.

 

Ya saben culeros (viles) cuando los volvamos a ver vendiendo su mierdita de periódico en las marchas (manifestaciones) les vamos a dar una putiza (una golpiza) por culeritos (por viles)…

 

¡Viva la anarquía!

 

¡Viva el anarquismo, el zapatismo y el maoísmo!

 

Atentamente

 

La H es muda

 

[2] [327] Véase en particular la serie “EL EZLN ENEMIGO DE LA CLASE OBRERA” en RM números 72 a 75, así como “La ‘sexta declaración’ y la ‘otra campaña’: Marcos llama a la organización… para la apuntalar al capital, no para destruirlo”, en RM nº 91.

 

[3] [328] Recuerde la burla del principio internacionalista levantado por el marxismo que hacía en su discurso en Ciudad Universitaria: Disculpen si los aburro… Yo estoy aquí, haciéndoles perder su tiempo… hablando de un niño indígena, en lugar de hablarles de la Revolución Mundial…”

 

[4] [329] Ver “¿Para qué sirve el Grupo Comunista Internacionalista (GCI)?”, en Revista Internacional nº 124, Trimestre 1º de 2006.

 

[5] [330] El llamado al asesinato fue publicado por el GCI en “Communisme” nº 43, mayo 1996. Nuestra respuesta: “Los parásitos del GCI llaman al asesinato de nuestros militantes en México”, apareció en todas las publicaciones de la CCI a fines de 1996 e inicios de 1997

 

<!--[if !supportEndnotes]-->

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<!--[if !supportFootnotes]-->[6]<!--[endif]--> [331] .Por ejemplo, grupúsculos como la FICCI contribuyen a generar un ambiente de progrom y linchamiento contra la CCI.

Mensaje de solidaridad con RM

 

Inmediatamente de que dimos a conocer la amenaza, la solidaridad de nuestros contactos y simpatizantes se hizo sentir, presentamos enseguida uno de estos mensajes.

 

Recientemente, Revolución Mundial, la sección en México de la Corriente Comunista Internacional, ha recibido una serie de amenazas anónimas a través de su correo electrónico con la finalidad de intimidar a los miembros de dicha organización (...) Los compañeros de Comunismo o Barbarie reconocemos la coherencia de la CCI. A través de este medio expresamos nuestra solidaridad con los compañeros amenazados y llamamos a los compañeros que han estado en contacto con nosotros a tomar en cuenta el significado de dicha agresión, en un momento en el que la confusión que disemina la burguesía y la izquierda del capital comienza a ser puesta en duda por sectores más amplios del proletariado.

 

Frente a esos ataques, el proletariado sólo cuenta con su unidad y su conciencia. Hoy en día que la lucha del proletariado requiere de mayor fortaleza y claridad es indispensable nuestra solidaridad con las organizaciones revolucionarias, y en ese ánimo hacemos este llamado (...)

 

Fraternalmente:

 

Comunismo