Enviado por Revolucion Mundial el
Los conflictos postelectorales alimentados, promovidos y financiados por fracciones de la misma burguesía han dado lugar a toda clase de especulaciones. Hoy abordaremos una particularmente mistificadora y que corre a cargo del izquierdismo radical (principalmente de diversos grupos trotskistas) y que consiste en hacernos creer que estaríamos en una situación revolucionaria, con soviets, con situaciones de doble poder –características de la revolución proletaria– y al borde de que los trabajadores tomen el poder. Es lamentable que no sea así, pero al afirmarlo expanden la confusión y empujan a los trabajadores a guardar esperanzas en acciones claramente alejados de su control, y bajo el dominio de la burguesía.
Iniciemos con una afirmación expuesta en un volante del trotskista “El Militante”[1]: “La descomposición sin precedentes del aparato del estado es uno de los síntomas más claros de que estamos en la puerta de un proceso abiertamente revolucionario. El elemento más importante (…) es la disposición de lucha de las masas y la voluntad de llevar esta lucha hasta el final, sólo hace falta que esa voluntad de lucha se encauce hacia la toma del poder por los trabajadores y la destrucción total del aparato de estado burgués; es por ello que el programa, la estrategia y la táctica que determine la Convención nacional Democrática (CND) serán determinantes para el futuro del movimiento” (el subrayado es nuestro).
Ante ello es necesario aclarar que el desarrollo de una enorme combatividad o voluntad no significa que haya una conciencia clara de qué hacer y a dónde ir. Combatividad y conciencia no están necesariamente unidas en el desarrollo de luchas, es por ello que muchas de esas expresiones acaban en revueltas sin perspectiva. La combatividad y la conciencia tienden a unirse en la medida en que una situación revolucionaria mundial se empieza a dibujar en el horizonte. La revolución será una obra ante todo conciente. Pero además hay que marcar que esa “voluntad de lucha” está sometida a las orientaciones de una fracción de la burguesía, porque la CND es una defensora de la democracia, del Estado y, desde luego, no cuestiona ni cuestionará un ápice la dictadura del capital sobre el trabajo.
Los trabajadores y las masas no explotadoras atrapadas en la enorme ilusión del circo electoral tienen muchas dificultades para ubicar el rumbo a tomar, para decidir a dónde ir, por eso cuando El Militante afirma que “estamos en la puerta de un proceso abiertamente revolucionario” busca crear un falso ánimo entre los trabajadores para desarmarlos y entregarlos así al control de la fracción burguesa a la que representa Obrador, el PRD y la CND.
Una situación similar de confusión se expone también en torno a lo que ocurre en Oaxaca. La demanda de rezonificación del magisterio de Oaxaca fue enterrada después del 14 de junio bajo el pretexto de que el enemigo central era el gobernador, sin embargo la demanda de caída del gobernador Ulises Ruiz aunque aglutina (fundamentalmente a sectores sociales como indígenas, comerciantes y pequeñoburguéses) diluye la demanda de la defensa de las condiciones de vida de los trabajadores y más aún la somete a una vana esperanza de que el cambio de un personaje o funcionario puede cambiar la situación de explotación y miseria que viven. Sin duda entre los trabajadores presentes en la APPO, a pesar de ser opacados por las acciones desesperadas de las clases y estamentos medios que congrega, expone un sentimiento sincero y una disposición al combate, empero su fuerza es desviada y desvirtuada.
Ante estos hechos otro grupo trotskista, la Liga de trabajadores por el socialismo-Contracorriente (LIT-CC), en su periódico “Estrategia Obrera” nº 53 (16-09-2006) cumple su papel de instrumento de confusión. A pesar que denuncia al PRD termina llevando agua al molino de la burguesía: “…la combinación de una fuerte crisis en las alturas, la existencia de un movimiento democrático de masas y la comuna de Oaxaca, abren una situación prerrevolucionaria, que puede ser preámbulo de la segunda revolución mexicana, obrera y socialista”.
Dejemos para otra ocasión la denuncia de la “revolución mexicana”. Por ahora nos interesa demostrar que la famosa premisa de Lenin cuando caracteriza a una situación revolucionaria: “los de arriba ya no pueden gobernar”, nada tiene que ver con lo que estamos viviendo en Oaxaca, en donde efectivamente hay un proceso de radicalización, pero que se expresa como acciones desesperadas, sin tener más objetivo que el de sacar del gobierno al sátrapa Ulises Ruiz. En ese mismo sentido, llamar “Comuna de Oaxaca”, aparece como una frase demagógica con el único objetivo de confundir a los trabajadores pues está totalmente fuera de la realidad, no sólo porque las manifestaciones son dominadas por una masa en la que el proletariado se encuentra sometido tanto en los objetivos como en las decisiones, sino además porque justamente la Comuna de París legó una gran lección al movimiento obrero, y que el marxismo siempre ha defendido: no se trata de “conquistar” la maquina estatal sino de destruirla de arriba abajo, y pedir la destitución de Ulises Ruíz está muy lejos de plantearse la “destrucción” del Estado. Por eso decir que en Oaxaca hay una “Comuna” no es simple imprecisión histórica, es una forma alevosa de darle un tinte proletario a un movimiento que está completamente fuera del terreno de la clase obrera.
Para otro grupo troskista, Germinal (España) la APPO es “el embrión del posible estado obrero[2], el organismo de naturaleza soviética más desarrollado que se ha visto en muchas décadas en todo el planeta” (documento del 13-09-06). Esta afirmación no sólo es exagerada sino falsa, no es un error por “ignorancia”, es una deformación malintencionada para que los trabajadores vean un soviet donde hay un frente interclasista. Un soviet o consejo obrero es una organización que se gesta en periodo prerrevolucionario o directamente revolucionario, en ellos participan todos los trabajadores, sus asambleas son el alma de la vida de la insurrección, sus delegados son elegibles y revocables. En la APPO se han enquistado los “líderes” de conocida cercanía con las estructuras de poder (como los voceros de la APPO: Rogelio Pensamiento, conocido por sus relaciones con personeros del PRI, el ex diputado de PRD, Flavio Sosa o el sindicalista del SNTE, Rueda Pacheco, del que se sabe recibió durante mucho tiempo “apoyos económicos” del mismo gobierno de Ulises Ruíz). Pero además, si vemos la composición del tal “soviet” veremos que, como lo constata la primera acta de la APPO, ésta se constituyó con 79 organizaciones sociales, 5 sindicatos y 10 representantes de escuelas y padres de familia. Esa amalgama permite la expresión de todo, menos la independencia y la autonomía del proletariado.
Ese “soviet” o “comuna” del que hablan los trotskistas no se distingue, en su práctica de las decisiones tomadas por cualquier organismo preocupado por la buena marcha de los negocios capitalistas, el mismo grupo Germinal lo señala y es el primero en aplaudirlo: “se ha creado una policía municipal propia (el ‘cuerpo de topiles’)” y “el 3 de septiembre, al tiempo que aprobó convocar la construcción de asambleas populares en todos los estados de México, decidió: (…) que en los bandos se contemple la reactivación de la economía, seguridad ciudadana, limpieza y embellecimiento de la ciudad, bando para el transporte urbano y suburbano, bando para atraer al turismo y un bando para la convivencia armónica” (el subrayado es nuestro). Estos son los hechos que lleva a que afirmen que es lo “más desarrollado que se ha visto en muchas décadas en todo el planeta”, es decir, ¡la defensa pura y simple de un mejor funcionamiento económico, político y social del capitalismo!
El descontento en Oaxaca es real, los maestros están en la miseria al igual que millones de sus hermanos de clase en el resto del país y del mundo, pero su descontento ha sido desviado y sometido, por eso la APPO no muestra lo que hay que hacer sino más bien lo que no debemos imitar. La autonomía del proletariado sigue siendo un problema en busca de solución.
Marsan. 10-10-06
[1] Este grupo se hace llamar “voz marxista de los trabajadores”, aunque no tiene empacho en denominarse corriente “cofundadora del Partido de la Revolución Democrática”
[2] Añadimos sólo de paso que para la CCI “Estado obrero” es un contrasentido. Los obreros tendrán que destruir el estado y no bastará con agregarle el apellido “obrero” para cambiar su naturaleza. Véase nuestro folleto “El Estado del periodo de transición”, disponible sólo en francés.