Como ya viene sucediendo en regiones del mundo, los trabajadores, por lo dramático de los ataques de la burguesía, empieza a tomar conciencia del significado de la crisis capitalista, y de la urgente necesidad por dar una respuesta, porque ante la agravación de los ataques, la clase trabajadora no tiene más camino que el de la lucha.
Es claro que de frente a la agravación de la crisis la burguesía no cuenta sino con discursos y falsas promesas. Todavía resuenan aquellas promesas sobre el “combate a la pobreza”, del “bienestar para tu familia”, “crecimiento anual en 7%” etc. ... Pero es mayor explotación, miseria y desempleo lo que se haya detrás de los optimistas discursos, es la crisis de un sistema basado en la explotación del trabajo asalariado, que busca desesperadamente proteger la ganancia capitalista, y el mecanismo que actualmente repite, lo mismo en Francia, Alemania, España, Brasil o México, es la reducción de los servicios médicos, de pensión y jubilación. El aumento de la cotización, la reducción de los servicios médicos para los trabajadores y sus familias, y el aumento de la edad para obtener la jubilación, son los elementos que forman el esquema con el que la burguesía responde a la crisis, y si ya con ello logra un abaratamiento de la fuerza de trabajo y una aceleración en los niveles de explotación, se preparan otras medidas que permitan cargar aún más la crisis sobre la espalda de los trabajadores, esa medida, ya anunciada, es el establecimiento del pago por hora (y no por jornada).
Es esa la estrategia de la burguesía en México y en el resto del planeta, por eso como decíamos en RM 82: “Toda la burguesía, aunque use diversos tonos para describirlo, mantiene acuerdo en que la crisis que azota al sistema capitalista requiere del uso de mecanismos que permitan un ‘respiro’ de la economía; y la salida que la clase dominante encuentra (en México como en el resto del planeta) es la disminución, e incluso la eliminación, de los servicios que se presentan como parte del salario...”.
Y a pesar de que el FMI en agosto ha declarado “El crecimiento económico en América Latina se ha recuperado tras la profunda recesión del 2001-2002” y señale a Brasil y México como ejemplo, la realidad muestra que la crisis se acentúa, y las señales son diversas: la industria automotriz muestra una “desaceleración”, reduciendo su actividad y su nivel de exportación (que han caído en lo que va del año 7.6% respecto al año pasado). Los niveles de desempleo se aceleran, y a pesar de los discursos alentadores, en agosto de este año la tasa de “desempleo abierto” se ubicó en los 4.35%, el nivel más alto en los últimos 7 años” ([1] [1]). Incluso en regiones como el DF, en las que se presumen “las grandes obras” el desempleo (según el mismo INEGI) se incrementa por encima de la media nacional (es decir a 5.8%). Por otra parte, el gobierno anuncia amplios niveles de deuda interna usada para el apuntalamiento de la ganancia capitalista (ya sea apuntalando el FOBAPROA o apoyando a industrias como AHMSA)... por eso ante tal realidad, el recurso del que echa mano, son los planes que permitan acentuar la explotación del trabajo, que es a fin de cuentas de donde surge la ganancia capitalista.
El centro de los argumentos usados por la clase dominante para hacer que los trabajadores se traguen estos planes y acepten que ellos son los culpables de la crisis, es que hay un sistema de “seguridad social injusto”, con una mala distribución de recursos, en tanto que las generaciones de jóvenes trabajadores tienen que cotizar más para mantener a los jubilados y pensionados, sin embargo presentan como un aspecto “natural y justo” la existencia de clases sociales y el hecho de que una clase (la burguesía) viva de la explotación del trabajo asalariado, y se presenta como algo natural e irremediable el que los asalariados después de entregar toda una vida al trabajo se enfrenten a un retiro en el que se acentúe las condiciones de miseria y de hambre.
Es necesario precisar, que los comunistas, a diferencia de lo que hace la izquierda del capital y el izquierdismo (léase PRD y demás grupos estalinistas, maoístas o trotskistas), no pretendemos encontrar una solución en el “Estado Benefactor” keynesiano, pretendemos señalar que la crisis que azota al sistema tiende a degradar más las condiciones de vida de la clase obrera y plasma en toda su magnitud el significado de la explotación y por ende, la necesidad de terminar con este sistema.
El ataque que en contra de los trabajadores del IMSS se ha asestado con la modificación de sus condiciones de pensión y jubilación, es en realidad un ataque contra toda la clase trabajadora. El montaje diseñado por el sindicato, la patronal y el gobierno para golpear a los trabajadores del IMSS (que denunciamos en RM 82), encuentra su culminación con la “amenaza” de huelga que el SNTSS presentó, como un truco para hacerse pasar como radical, y luego decir que el 3% de aumento salarial y 1% en prestaciones, es lo mejor y más responsable. Es decir, el “sindicato radical” no fue más allá de lo que burguesía esta dando en otros sectores, lo que expresa en la realidad una caída del salario real. Este sindicato, como todos los sindicatos, buscan hacer que el golpe asestado no tenga posibilidades de ser revertido y más aún, que la desmoralización se extienda hacia el resto de la clase obrera y facilite el camino a la generalización del ataque ya anunciando, con la “nueva ley del ISSSTE”. Hoy, que se ha redondeado la derrota de los trabajadores del IMSS, un mensaje de desmoralización y de impotencia se introduce en las cabezas de millones de trabajadores: “si los del IMSS no pudieron, ¡nosotros menos!”…¡Eso es justamente lo que la burguesía quiere que los trabajadores piensen!, ¡Eso es precisamente el veneno que se cocinó a través de la derrota del IMSS!
Ante ese mensaje lanzado por sindicatos, partidos y gobierno, los trabajadores deben sacar la verdadera lección: dejar la lucha en manos del sindicato, sea cual sea su forma y lenguaje, es abandonar la lucha en manos del enemigo, una tal situación sólo puede conducir a una derrota.
Los ataques contra la clase se van a seguir generalizando, la crisis económica no detendrá su curso. Sólo la lucha obrera, fuera de los sindicatos, permitirá allanar un camino que abra nuevos horizontes para una sociedad hundida en la ciénega de la miseria y la explotación.
RM, octubre-2004
1 [2]El concepto usado por INEGI, en realidad no expresa el verdadero problema, no sólo porque el concepto mismo esta cargado de mistificaciones, sino además porque en su contabilidad concibe a los trabajadores “activos” a los que “trabajaron al menos una hora o un día”, lo que esconde los verdaderos niveles de la degradación de la vida de los trabajadores que se ven obligados a cumplir labores en condiciones precarias y con ingresos ínfimos.
Eso se evidenció de nuevo, el 29 de agosto en la manifestación que AMLO organizó contra su desafuero y donde dio a conocer su “proyecto alternativo de nación” el cual resume en 20 puntos una supuesta propuesta de “cambio”, que en realidad es el maquillaje de la política económica, al aplicarle conceptos como la distribución y la equidad, que en el marco capitalista no significa otra cosa sino el mejoramiento de los instrumentos de explotación. Hemos visto que el discurso de la izquierda ya no es contra el TLC, la globalización, EUA y el FOBAPROA, ahora se trata de conducir a un nuevo “pacto nacional”, unificando a la burguesía. Es, en suma la renovación del viejo discurso del priísmo. Es decir, se trata pura y llanamente de un proyecto burgués con tintes nacionalistas que pretende adecuar a la estructura política, tan resquebrajada, a las necesidades de la acumulación, y por supuesto ajustar al Estado para gestionar la explotación de los trabajadores y controlar el subsecuente descontento social producto de la aceleración de la crisis.
Una semana antes, en un acto del gobierno del DF, la fracción burguesa que está tras López Obrador logró reunir a representantes de primer orden de varios grupos de la burguesía: ahí estaban los magnates de la TV y las radiodifusoras, además de políticos importantes (como De la Fuente que junto con Muñoz Ledo, plantean el mismo esquema de unidad de la burguesía) y hasta el Cardenal Rivera jefe de la iglesia católica. ¿Los capitalistas apoyando al “candidato de los pobres”? Este fue, sin duda, un ejercicio de búsqueda de acuerdos que demandan ya una certidumbre al futuro de sus negocios y de la estabilidad económica y política de la nación que regentean. Luego, ocho días después, la ceremonia del zócalo fue un posicionamiento claro de que es necesario un gran pacto nacional entre los diversos grupos de la clase dominante para avanzar en los proyectos que están pendientes al nivel económico y político; por eso AMLO se encargó de espantar algunos fantasmas abrazando hasta la globalización a la que antes criticaba tan ácidamente, aclarando que el asunto Fobaproa es cuestión de separar las deudas buenas y las “malas” (en las que hubo fraude); hasta se pronunció también contra las llamadas “pensiones de privilegio”.
Este es el significado del acto político que desafía fuertemente a la administración federal y a algunos otros grupos representados en el PRI los cuales buscan a toda costa obstruir su carrera a la presidencia con el argumento de que será un obstáculo para concretar las llamadas reformas estructurales. Pero, como ya lo decíamos en otra ocasión “Estos grupos al parecer no consideran que el PRD (...) pudiera representar un obstáculo ideológico para realizar las medidas que la actual administración federal no ha logrado, pues piensan que esto bien podría realizarse bajo la cobertura ideológica de ‘medicina amarga pero necesaria obligada por el desastre que dejaron los gobiernos anteriores’ (al estilo de Lula en Brasil)” (RM 81, julio-agosto de 04). Y, además, tiene de su lado otra ventaja, la gran popularidad y una habilidad jamás menospreciada por la burguesía para garantizar la estabilidad social y este fue al final de cuentas el ofrecimiento mayor, oculto en el mensaje de AMLO.
Aunque la propuesta de AMLO es llamativa para la burguesía, y es respaldada por muchas fracciones del capital, aunque no existe un acuerdo y siguen sumidas en la disputa, esto que es un fenómeno típico de la descomposición de la sociedad capitalista, se torna en un lastre para la misma burguesía, pero no deja de tener efectos de contagio contra la clase obrera, a la que empuja a tomar partido por algunas de las pandillas. Es evidente que la burguesía está dividida sobre el Peje, por ejemplo, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) ha declarado que no le espanta la posibilidad de que AMLO llegue a la Presidencia; la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio se pronuncia a favor de su proyecto económico, lo mismo pasa con la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes que han visto con no muy malos ojos las mismas propuestas, inclusive hay sectores dentro del mismo PRI como Miguel Alemán que de forma muy indirecta han declarado su apoyo al nuevo “caudillo”. No obstante la burguesía no llegará fácilmente a un acuerdo, y no se descarta que se repitan los escenarios en los que están presentes ajusticiamientos y detenciones.
Un ejemplo de esta tendencia lo presentan las votaciones de Veracruz y Oaxaca. La Jornada, diario de la burguesía “liberal” tituló a su editorial del martes 7 de septiembre “Veracruz: descomposición y augurio” para referirse a la extensión y profundización de los conflictos interburgueses en el país. Efectivamente en Veracruz volvieron a escena las tendencias profundas de la descomposición capitalista pues como se dio recientemente en Oaxaca, también en este estado los alineamientos de partidos habidos disputaron las cuotas de poder sin importarles ni siquiera guardar las apariencias tan necesarias para salvaguardar precisamente el aspecto de la mistificación democrática vital para el sistema capitalista... los ejemplos se multiplican: los casos de las esposas de gobernadores (del PAN en Nayarit, del PRD en Tlaxcala) y de presidentes municipales (del PRI en Chiapas) que sin ningún reparo en el daño que provocan a la máscara democrática de la burguesía avanzan desordenadamente con la única perspectiva de que sus interese inmediatos. Esta situación presenta un problema grave para la burguesía pues el desprestigio directo de su sistema electoral y democrático está poniéndose en cuestión. Es claro que la burguesía no puede arriesgarse a un resultado mediocre en este sentido sobre todo después del éxito de las elecciones del 2000 que le redituaron después de muchas décadas pingües beneficios en cuanto a una votación histórica, una esperanza de los trabajadores en el “cambio”, una disposición social al sacrificio con tal de salir de la crisis, por eso no podemos dejar de esperar que pese a sus diferencias tome en consideración que requiere establecer un acuerdo de unidad (aunque sabemos que la crisis y la descomposición misma lo romperá rápidamente).
En la situación actual la burguesía no está evidentemente del todo desguarnecida pues, como ya lo hemos dicho con respecto a los efectos de la descomposición general de la sociedad capitalista, cuenta con una capacidad enorme para volver contra el proletariado los efectos perniciosos de esta descomposición: presentando los conflictos como una competencia de partidos real, las disputas entre caciques regionales como una rémora del pasado que la democracia es capaz de superar y, en fin, aprovechando la polarización causada por sus propias dificultades alrededor de AMLO para exacerbar los ánimos de los trabajadores llevándolos peligrosamente a la defensa de una opción burguesa contra otra y en particular a la defensa de López Obrador contra su “desafuero”, es decir, “al mismo tiempo que gestiona sus propios conflictos internos la burguesía aprovecha para desplegar toda una campaña de revitalización de sus procesos electorales” (RM 81).
La burguesía siempre ha sido capaz de disfrazar a sus políticos como “defensores de obreros” para engañar a los trabajadores; en este caso, el personaje AMLO viste este ropaje y está llamando a defender su “proyecto de nación” para minar el camino que la clase obrera con muchas dificultades está retomando, el de su toma de conciencia.
RR/ octubre-2004
Diariamente estamos siendo bombardeados con la propaganda de lo absolutamente importante que es la elección este año por parte de los medios de comunicación burgueses, de los políticos, líderes laborales, clérigos, academias, líderes de derechos civiles, estrellas de rock, estrellas de cine y líderes del movimiento pacifista, es decir, de todas las instituciones que sostienen al estado capitalista. Nos dicen que es la elección más crucial de nuestra vida, que el futuro de la humanidad pende en la balanza. Pero todo esto no tiene sentido. Las diferencias entre Bush y Kerry son mínimas, se limitan a cuestiones secundarias de estilo, diferentes enfoques a la implementación de los mismos objetivos. Ellos comparten el mismo compromiso para mantener la hegemonía imperialista, el mismo objetivo estratégico de prevenir la emergencia de cualquier país que pueda poner en cuestión la dominación de EU como única superpotencia mundial. Ambos apoyan la guerra en Irak. Ambos buscan avivar la fiebre patriótica de tal manera que nos puedan hundir aún en más guerras en los años que vienen. Ambos prometen reforzar las fuerzas armadas y así acelerar la militarización de la sociedad americana. Ambos apoyan el incremento de la represión, Bush a través del Patriot Act de EU y Kerry a través de su promesa inmediata de cumplir las recomendaciones de la Comisión 9/11, la cual incluye el establecimiento de una red nacional de espionaje que minimizará todo lo hecho por el FBI. Ambos defienden el capitalismo y la implacable explotación de la clase obrera en EU y alrededor del mundo.
Seguro, parecen tener divergencias fuertes sobre cuestiones sociales secundarias como el aborto, la ecología, pero estas son cuestiones candentes que la clase capitalista no planea resolver de una forma u otra. Ellos usan cínicamente estas controversias para avivar las emociones políticas y distraer la atención de los problemas fundamentales de la crisis capitalista y la lucha de clases. Estas divergencias son más para el show que otra cosa.
Hoy, las elecciones han perdido todo significado excepto como mistificación, como un medio para confundir, engañar y manipular la conciencia de la clase obrera. La democracia burguesa es de hecho la forma más sofisticada y perniciosa de dictadura de clase que el mundo haya visto, la dictadura de clase del capitalismo. En el periodo de desarrollo del capitalismo cuando las elecciones tenían un contenido real, la burguesía se resistía a la expansión del sufragio con uñas y dientes. Hoy, cuando las elecciones no tienen otro papel que el de mistificación ideológica se extiende el derecho al sufragio, haciendo cada vez más fácil registrar el voto porque quieren atraer cada vez a más gente hacia esta farsa.
Para la clase obrera, no tiene significado participar en la elección del político capitalista que estará a la cabeza de la dictadura de clase de la burguesía. Para la clase obrera, es la lucha de clases, la defensa sin compromiso de los intereses de la clase obrera, esto es lo único que tiene sentido. En esta lucha, que inevitablemente coloca a la clase obrera en confrontación con el Estado, que siembre las semillas de la lucha revolucionaria que es capaz de destruir el estado capitalista y su horrible sistema económico, y hacer posible la creación de una comunidad social verdaderamente humana, dirigida y controlada por la clase obrera, organizada en consejos obreros. En tal sociedad el principio guía será el cumplimiento de las necesidades sociales, no la explotación del trabajo y obligados por las ganancia. Cualquiera que gane en noviembre, la orientación fundamental del Estado americano será la misma guerra imperialista hacia el exterior y de austeridad en el interior.
Internationalism/ 17 de agosto, 2004.
La terrible derrota de la revolución de octubre impuesta por la contrarrevolución estalinista diezmó las fuerzas revolucionarias del proletariado y ha sido seguida por la larga noche de la contrarrevolución y por la guerra más sangrienta que la humanidad jamás haya conocido, dejando dispersos y terriblemente debilitados los pequeños grupos que quedaron fieles a los principios del internacionalismo proletario. La situación en la cual se encuentran las minorías revolucionarias emergentes y los elementos en búsqueda es por tanto doblemente difícil hoy. Estos deben luchar no solamente por desarrollar las ideas y una intervención, para comprender la situación actual y encontrar un eco en el seno de la clase obrera, pero deben también combatir el terrible aislamiento y la dispersión de las fuerzas revolucionarias en el mundo. La CCI siempre ha defendido el principio fundamental según el cual la futura unidad mundial de los revolucionarios proletarios no podrá forjarse jamás sin que los grupos existentes en la hora actual sean capaces de debatir en un espíritu abierto y fraternal, de las cuestiones que les dividen y les unen. Tal debate es necesario, no solamente para la clarificación vital de los principios que fundan la acción de la clase obrera, sino también para romper el aislamiento que predomina a fin de instaurar un clima de confianza entre estos grupos y ayudarles así a comprender lo que significa trabajar juntos a escala internacional en tanto que combatientes de una clase. Es por estas razones que hemos decidido participar en el Foro de discusión internacionalista puesto en marcha conjuntamente con los grupos de Rusia y que se reagrupa por el momento alrededor de un sitio internet.
El objetivo de este foro no es en ningún caso el de crear una organización política artificial o dar lugar a un terreno de reclutamiento sin principios. Al contrario, como lo plantea el llamado inaugural del foro: “Su objetivo es emprender una discusión sistemática en vistas de la clarificación de cuestiones que son cruciales para el movimiento obrero y que continuarán estando en las futuras confrontaciones de clases: el internacionalismo, las razones de la derrota de la oleada revolucionaria mundial, la degeneración de la Revolución rusa, el capitalismo de Estado, las luchas de liberación nacional, el papel de los sindicatos, etc. El objetivo es poner orden y hacer públicas las contribuciones sobre estas cuestiones que ponen por delante los diferentes enfoques que ya han existido en el movimiento obrero, así como los puntos de vista diferentes, divergencias o cuestionamientos que pueden existir entre los participantes al foro. El foro es un lugar abierto a la discusión y a la confrontación y a la contribución de las ideas políticas, con el único objetivo de la clarificación a través del debate político, siguiendo el método proletario que excluye toda actitud en contradicción con el objetivo desinteresado de la emancipación de la clase obrera. En particular, el foro no es un “terreno de caza” para el reclutamiento sin principios como se practica habitualmente entre las organizaciones situadas en la extrema izquierda del aparato político de la burguesía (trotskistas, etc)”.
Tal foro únicamente puede estar basado sobre principios que le distinguen claramente del ala izquierda del capitalismo. En este periodo caracterizado por guerras imperialistas generalizadas, hemos considerado que la cuestión del internacionalismo es decisiva para separar a los que buscan trabajar por la emancipación revolucionaria de la clase obrera de los que no buscan más que reforzar la empresa del Estado burgués y de su aparato de control y de mistificación. Por estas razones, la participación en un sitio depende de ciertos criterios políticos que vayan en este sentido. Como se presenta hoy, el foro de discusión no nace sin tener sus primeras dudas. No sabemos con anticipación si será un éxito –no hay garantías en la política revolucionaria. Pero estamos convencidos de que es solamente con esfuerzos pacientes, no espectaculares, que podemos ayudar a poner en marcha el trabajo de base en vistas a la unidad política y organizacional del futuro de la clase obrera, unidad que será un arma vital para la destrucción del capitalismo y establecimiento de la sociedad comunista.
CCI
“Desde mediados de 1983 la tendencia a la reanudación de las luchas proletarias, cuyas perspectivas ya hemos anunciado después de dos años de confusión y parálisis que siguió a la derrota parcial del proletariado mundial en Polonia, ha llegado a resurgir en Bélgica, Holanda, Alemania, Gran Bretaña, Francia, EUA, Suecia, España, Italia etc., huelgas que han explotado contra las draconianas medidas de austeridad impuestas por la burguesía afectando a todos los países en el corazón del mundo industrializado donde históricamente el destino de la humanidad será decidido” (Revista Internacional n° 37, 1986).
Ya antes, el 5° congreso de la CCI a finales de 1983, identificaba:
a) una extensión simultanea de las luchas nacional e internacionalmente, b) una tendencia a las luchas espontáneas, con la capacidad de desbordar a los sindicatos, c) un crecimiento en la confianza del proletariado para defenderse contra los ataques.
La burguesía respondió a esa situación de una manera completamente calculada alistando el puño de hierro de la represión, pero más importante que eso fue el desarrollo de la maquinaria democrática del Estado. Hubo una clara estrategia política para confrontar a los trabajadores, los partidos de izquierda fueron removidos de los equipos gobernantes para que pudiesen colocarse como “oponentes” a las medidas de austeridad. Esto fue complementado con el desarrollo del sindicalismo radical, el cual usó una retórica radical contra las cúpulas sindicales “denunciándolas” para poder mantener la lucha dentro de los marcos sindicales y evitar que estos fueran desbordados.
La huelga fue entonces una manifestación y confirmación de una oleada de luchas a escala internacional (la tercera desde 1968), su dinámica comenzó con el paro en los campos carboníferos de Yorkshire enfrentando a la estructura sindical: “(se formaron )los piquetes mineros en Yorkshire... (enseguida) también se formaron delegaciones a los ferrocarriles, la industria del acero y la energía. En las primeras semanas hubo una clara tendencia hacia la autoorganización y la extensión de la lucha. Este momento inicial se construyó sobre lecciones de huelgas no autorizadas por el sindicato (huelgas salvajes) de los años previos, actuando por su propia cuenta, de manera masiva fuera y contra las directivas sindicales. Presentando aún confusiones y debilidades tales como las divisiones impuestas por los sindicatos fue, sin embargo, una de las más importantes lecciones de toda la huelga” (World Revolution n° 173).
El Estado británico desarrolló un plan para contener esta situación: “un comité especial fue formado por el gobierno conservador, una fuerza policiaca nacional extrajo las bases de planes antihuelga de los años previos del gobierno laborista y éste fue formado para coordinar la represión; nuevas leyes fueron promulgadas y, mucho más importante, para copar la huelga el gobierno pactó con los sindicatos del acero, de energía, portuarios y de ferrocarriles para mantener a “sus” obreros bajo control... (y) Arthur Scargill, quien dos años antes había necesitado una escolta policiaca para protegerse de la ira de los mineros, hoy fue pulido y presentado como la cabeza radical del NUM.
La huelga fue hecha oficialmente (por el NUM) para que éste pudiera controlarla mucho mejor a nivel local dentro del corporativismo sindical encuadrando la lucha sólo en una industria, presentando a los mineros como un “caso especial” en defensa del NUM o de un “Plan del Carbón”. De esta manera, este corporativismo llegó a ser la cachiporra ideológica que permitió los macanazos policiacos (ibid). Los sindicatos utilizaron una división entre los diferentes campos mineros para mantenerlos aislados y movilizarlos en el bloqueo físico del deposito de Orgreave donde se enfrentaban a la policía, llegando a ser este acto un “ritual” de todos los días. Todo esto fue en detrimento del intento de extensión de la lucha a otros sectores de la clase obrera.
No obstante, a pesar de las maniobras sindicales, la mayor oportunidad para extender la huelga más allá de la estructura sindical se presentó al inicio, antes de que el sindicato impusiera su dominio: “al principio de la huelga los piquetes fueron el poder..., los conductores de trenes se negaron a cruzar las líneas de los piquetes y detuvieron los embarques de carbón. Muchas de las iniciativas de los trabajadores fueron más allá de las instrucciones del sindicato. En esta confrontación hubo ya un fuerte potencial para generalizar la lucha y esto es lo que los sindicatos han intentado ocultar todo el tiempo” (WR n° 70).
“Como la lucha fue en el verano, su ejemplo atrajo el apoyo de otros trabajadores, y desempleados impidiendo a la burguesía lanzar al ejército contra los mineros... En julio y en agosto el potencial para la extensión fue otra vez mostrado por la huelga de 25 mil trabajadores de los muelles. Esto fue una clara expresión de lo que significa la solidaridad activa: No la defensa del sindicato (NUM) o la defensa de la empresa (British Coal Ltd), sino la defensa de nuestros propios intereses, la defensa de los intereses de nuestra clase.(ibid. WR 173). Al final los sindicatos lograron aislar a los mineros, retomaron el control y alargaron la huelga más allá del tiempo en que pudo haberse extendido a otros sectores, esto fue un aspecto clave para la derrota. Sin embargo, no debemos llegar a la conclusión de que esta derrota sería inevitable.
El resultado de la huelga fue la pérdida del 10% de la industria del carbón y la virtual desaparición de un sector de la clase obrera el cual siempre había sido una figura clave en los principales combates del siglo XX en Gran Bretaña ( 1911, 1921, 1926, 1972, 1974, 1984-85). Fue sin duda una derrota y la burguesía la tomó para argumentar que la lucha de los trabajadores ha sido una pérdida de tiempo, o que la lucha de la clase es una reliquia del pasado.
Pero no puede ser tal cosa, la clase obrera siempre será forzada a defenderse de la explotación, la prueba de ello es que el fin de la huelga minera no significó el fin de la lucha de clases. Este argumento está basado sobre una estrecha visión nacionalista. La lucha de clases es de naturaleza internacional y a pesar de la derrota de los mineros hubo un número significativo de luchas en el resto de Europa en los siguientes cinco años, (huelga general en Dinamarca, ferrocarrileros en Francia en 1986, trabajadores de la educación en Italia en 1987, trabajadores del sector salud en Francia en 1988). La derrota de los mineros no paralizó la lucha aún en Gran Bretaña: los impresores y trabajadores de BT libraron importantes luchas en 1986, mientras los primeros fueron entrampados hacia una derrota a través de una larga huelga, los segundos mostraron claros signos de querer evitar esta trampa. En 1989 hubo un nuevo empuje hacia la simultaneidad de las luchas con huelgas en el transporte y la salud, con consejos obreros, y una nueva experiencia de actividad solidaria.
Lo que realmente detuvo la ola de luchas internacional, fue un evento de importancia internacional: el colapso del bloque imperialista del Este (a finales de los años 80), y la ofensiva ideológica masiva contra la conciencia de la clase materializada por la campaña alrededor de la “muerte del comunismo”. Esto fue lo que realmente marcó el inicio de un profundo reflujo en la lucha de clases cuyos efectos todavía no han terminado de superarse. Pero un reflujo en la lucha, no es una derrota final, ya en el 2003 hubo un reavivamiento de las luchas a escala internacional, el movimiento masivo en Francia en la primavera contra los ataques a las pensiones, el resurgimiento de movimientos espontáneos tales como el de los trabajadores postales y aeroportuarios en Inglaterra, transportes en Italia. Estas huelgas podrían parecer muy modestas pero son parte de una cadena histórica enlazada con el pasado, no solamente con la huelga minera de 1984-85 y con las oleadas internacionales de luchas iniciadas en Francia en 1968, sino también con los momentos de la historia del movimiento obrero cuando éste ha emergido como candidato para dirigir la sociedad y darle una nueva dirección: Francia 1848 y 1871, Rusia 1917, Alemania 1918...
Esta cadena se conecta hacia el futuro con las luchas que la agravación de la crisis del capitalismo con toda certeza engendrará por todo el planeta; y así igual que todas las derrotas pasadas sufridas por el proletariado, la huelga de los mineros ingleses de 1984-85 dará lecciones para las luchas futuras, en particular la necesidad de la solidaridad activa en toda la clase obrera:
«Enfrentada a la Santa Alianza de los explotadores, la solidaridad obrera es más indispensable que nunca. Pero solidaridad no significa una colecta económica para ayudar a los huelguistas. La duración de la huelga no es su fortaleza, enfrentada a huelgas largas, la burguesía sabe como organizarse. Esto fue justamente lo que fue probado.
La verdadera solidaridad es la extensión de la lucha. Esto es lo único que puede hacer retroceder a la burguesía y que puede amenazar la estabilidad de su poder económico y político. Solamente la extensión de la lucha puede impedir a la burguesía utilizar la represión, tal como lo hemos visto en Polonia en agosto de 1980. Enfrentada al Estado capitalista la combatividad no es suficiente, el combate tiene que ampliarse y extenderse tanto como sea posible. Está claro entonces por qué la burguesía se asustó cuando los estibadores entraron a la lucha en el verano de 1984, en solidaridad con sus hermanos mineros.
Cada vez que se entra a la lucha no hay más opción que extender el movimiento, buscar la solidaridad activa de los trabajadores de otras fábricas, ciudades y regiones. Para hacer esto los trabajadores tendrán que enfrentarse no solamente a sus enemigos declarados, jefes, policía, gobierno; sino también tendrán que descubrir las trampas tendidas por quienes se proclaman sus amigos: los sindicatos y los partidos de izquierda...
En manos de los sindicatos, tras las consignas sindicales, la lucha sólo puede ser conducida a la derrota. Solamente la autoorganización en las asambleas generales, en los comités de huelga elegidos y revocables por estas mismas asambleas los trabajadores pueden extender su lucha y ganar...
Estas son las lecciones a extraer de la huelga de los mineros y yendo hacia adelante en esta dirección es que los obreros de todo el mundo transformarán sus derrotas de hoy en la promesa de victoria del mañana» (texto publicado por la CCI en 1985).
La derrota de la huelga minera no debe ser inútil para la lucha de clases. Es cierto que enfrentados a un sistema en decadencia terminal, incluso el más poderoso movimiento de la clase puede solamente ganar un aplazamiento de los ataques del capitalismo contra los trabajadores. Al final la clase obrera tendrá que asumir una política más ofensiva por la superación revolucionaria del capitalismo mundial. Esto es lo que significa “la victoria del mañana”. Pero la revolución no caerá del cielo, ella debe ser preparada por las luchas de hoy, con todas sus inevitables derrotas y amargas decepciones.
Duffy / Octubre del 2004
El “triunfo de los capitalistas rojos” y el “boom de la economía China”, serían, por tanto, los portadores de una nueva fase de expansión gloriosa del capitalismo.
El crecimiento del PIB chino detenta sin duda nuevos récords: 7.8% en 2002, 9.1% en 2003 y pronósticos de crecimiento de dos cifras para 2004. Desde su entrada en la OMC en 2001 cuando el comercio mundial estaba en una baja pronunciada, los intercambios entre China y el resto de Asia tuvieron un fuerte aumento y en 2003, mientras que los intercambios mundiales no aumentaron de 4.5%, Asia vio elevar sus cifras de 10 a 12% con las de China que explotaron literalmente hasta el 40 % en sus importaciones y hasta el 35% en sus exportaciones. Entre 1998 y 2003, las exportaciones han aumentado 122%, la producción de automóviles 172%, la producción de “alta tecnología” 363%. En 2003, China se convirtió en la primera zona de inversiones internacionales con 53.5 mil millones de dólares, adelante aún de los propios Estados Unidos, y reina la especulación financiera más loca de su especie. En dos años, el Imperio del Centro ha adquirido el estatus de locomotora de la economía mundial. Algunos economistas proyectan que habrá sobrepasado a Japón en 15 años y a los Estados Unidos en 45 años. Su PIB equivale desde ahora al de Francia o de Gran Bretaña.
Japón, Estados Unidos y Europa se disputan los productos “made in China” y las nuevas regiones industriales chinas que se reproducen como hongos atraen a las inversiones como imanes. La Unión Europea planea de esta forma reforzar sus relaciones con China y hacer próximamente su primera asociación comercial. La burguesía del otro lado del Atlántico invierte de forma masiva y progresiva en el país aportando un apoyo activo y potente al desarrollo de la economía China tras haberla impulsado fuertemente hasta encontrarse en una situación de competencia desfavorable de frente al Estado Chino. En 2003, como resultado de la invasión del mercado americano por los productos chinos, el déficit comercial americano de frente a Pekín alcanzaba 130 mil millones de dólares.
He aquí una imagen idílica: un crecimiento insolente que juega con las crisis, la de 1997 en el Sudeste Asiático y la del estallido de la burbuja financiera de la “nueva economía” en 2001, fecha de la entrada de China en la OMC.
Esta entrada en la OMC no constituye, de hecho, una verdadera ruptura para la economía China, sino una etapa de su política de liberalización comercial abierta a finales de 1970. Al principio, ésta ha favorecido las industrias exportadoras y ha protegido a otras –del automóvil, alimentaria, de bienes de consumo industrial. Más tarde, en el curso de los diez últimos años, China ha puesto en marcha un régimen arancelario preferencial apuntando al desarrollo de industrias de exportaciones concentradas en el litoral marítimo.
Sin embargo, a pesar de la exhibición de las fortunas que se hacen hoy en el último gran bastión del supuesto “comunismo”, las fuerzas destructoras del capitalismo en crisis están en marcha. Los propios expertos burgueses se hacen claramente la pregunta: “¿Hasta cuándo va a durar esto?” y han llamado a enlentecer las inversiones constatando casi con “alivio” que éstas en capital fijo no han aumentado más que a 18% en ritmo anual en el mes de mayo (contra 43% en el 1er trimestre). La inflación es galopante, signo de este “sobrecalentamiento” que tanto temen los economistas. En abril este último era oficialmente de 3.8% pero en realidad más del 7%, según los analistas que conocen bien el flujo de las estadísticas chinas. En el rubro de los productos alimentarios era de 10%. Pero es el mercado de materias primas con la rapidez y la avidez de la demanda industrial, lo que ha conocido una violenta oscilación y el aumento más brutal jamás visto desde hace treinta años. El acero, el aluminio, el zinc, el algodón y sobre todo el petróleo están a la alza alimentando una burbuja especulativa ya incontrolable y explosiva.
El propio Estado Chino se esfuerza en limitar la progresión del crecimiento y ha intentado reaccionar congelando los créditos y ordenando el bloqueo de los precios de consumo que se contraen actualmente a un ritmo superior a 1% mensual. Está, de esta manera satisfecho de poder limitar el crecimiento a 15.5% para el mes de julio.
Sin embargo, los peligros que acechan son innumerables. La burbuja inmobiliaria continúa por ejemplo causando sudores fríos a las autoridades chinas; el sector bancario está en realidad en estado de semi quiebra con al menos 50% de créditos dudosos. 60% de las inversiones no provienen del ciclo de producción mismo sino de capitales reciclados en Hong Kong o en los paraísos fiscales, es decir, de la propia especulación financiera o del lavado de dinero. Las ganancias astronómicas que se realizan hoy en China no son en realidad más que el resultado de una especulación desenfrenada que atraviesa China y el mundo y no provienen de la venta real de mercancías y de la valorización del capital productivo. Las mercancías que inundan el mercado mundial se van a quedar cada vez más sin compradores, a pesar de los precios bajos a los que son ofrecidos. También, la perspectiva real es la de nuevas agravaciones de la crisis histórica del capitalismo. Lo que pasa en China no tiene nada que ver con un desarrollo de las fuerzas productivas como lo fue en el siglo XIX. Mientras que en este periodo las fases de crecimiento contenían la promesa de un desarrollo siempre más impetuoso de las fuerzas productivas, hoy representan la certeza de contradicciones agravadas por el sistema.
Lo que sufre la población china es sorprendente. El 20% de los más pobres del país reciben menos del 6% del presupuesto, contra más del 8% en India y 9% en Indonesia, país reconocido por su extrema pobreza.
En la famosa Delta de Perles, en la provincia de Guangdong entre Shenzen y Cantón, región de arrozales transformado en diez años en primer centro manufacturero del planeta, los salarios, por tanto considerados entre los mejores de China, ascienden a 100 euros por mes ¡y los obreros no tienen más que 9 días de vacaciones por año!
En lo que respecta al despido, éste se ha hecho masivo en China. Oficialmente, de 4.7%, ha aumentado hasta el 35% en ciertas regiones como el Liaoning. A finales de 2003, se contaban 27 millones de proletarios despedidos por las empresas del Estado que están en quiebra total. Millones de empleos han sido suprimidos en el campo donde las revueltas se multiplican y están sometidos a garrotazos. En resumen, son más de 150 millones de campesinos migrantes que se amontonan en ciudades perdidas próximas a los centros urbanos del Este de China en búsqueda de un trabajo que la mayoría de ellos nunca encontrará.
El sistema educativo se ha dejado totalmente en el abandono y las condiciones sanitarias son terribles. Sin seguro médico, con hospitales que hacen prevalecer el régimen de servicios pagados para poder seguir en actividad, se anuncia una verdadera catástrofe. Las hepatitis B y C afectan a más de 200 millones de Chinos; de uno a dos millones de entre ellos son sero positivos y de aquí a seis años se prevé que lo serán 15 millones. 550 millones de personas están infectadas de tuberculosis con un promedio de 200 000 decesos por año.
A nivel alimentario el caos de la política económica delirante del estado chino hace bajar peligrosamente las reservas de cereal y desorganiza totalmente la agricultura mientras que los campos se secan. La utilización intensiva de pesticidas amenaza 80 millones de hectáreas (más de 130 millones cultivables) con la desertificación. Todo esto no puede más que favorecer futuras penurias con consecuencias catastróficas.
El ambiente está contaminado por la combustión desenfrenada de carbón así como por la construcción de presas gigantescas para responder a una demanda de electricidad cada día creciente. Así, China es desde hoy el segundo productor de gas causante del efecto invernadero en el planeta. La contaminación urbana es una calamidad: 16 ciudades chinas figuran entre las 20 más contaminadas de la Tierra.
También es un verdadero desastre el que se desarrolla en China. Ese desastre no significará un nuevo relanzamiento del sistema hacia un largo periodo de desarrollo de fuerzas productivas, por el contrario, es el anunciador de un nuevo hundimiento económico. Desde la entrada del capitalismo en su crisis abierta, la burguesía nos ha vendido desde el principio el modelo de Brasil y después de Argentina, pero igualmente de los “países industrializados” de Asia, recientemente nos ha hecho mirar el milagro de la “nueva economía” parida por el internet. El derrumbe de los dragones chinos no tardará en mostrar que al reverso de esos milagros está la sombría realidad de un capitalismo en plena quiebra.
ES / 15 de septiembre de 2004.
El referéndum convocó a escoger entre dos opciones burguesas: la fracción chavista o la opositora, para que en adelante se encargue de continuar con la explotación de los trabajadores. Además de ser una oportunidad de la burguesía para darle credibilidad y oxigenar su dictadura democrática, es el resultado de una profunda crisis política en las filas de la burguesía venezolana que se ha agudizado de manera progresiva desde el ascenso de Chávez al poder en 1999, que ha llevado a la polarización de las diversas fracciones que componen al capital nacional en dos bandos: una oficialista agrupada alrededor de la figura de Chávez, y otra, que se le opone, agrupada en la llamada Coordinadora Democrática, logrando dividir a buena parte de los trabajadores y de la población en general en “chavistas” o “anti-chavistas”. Independientemente del resultado, que por el momento ha dado el triunfo a Chávez, encierra un gran peligro para los trabajadores ya que puede recrudecer los enfrentamientos violentos y sangrientos dado el nivel de exacerbación de las luchas intestinas de la burguesía.
La actual confrontación política es un resultado de la descomposición que vive el sistema capitalista a nivel mundial, que lleva a la sociedad a una situación de impasse, de bloqueo([1] [12]). En algunos países, como es el caso que nos ocupa, la descomposición se ha expresado a nivel político por la implosión de los partidos tradicionales de la burguesía, tanto de izquierda como de derecha, el incremento de tensiones entre facciones de las burguesías nacionales que ocasionan una situación de convulsión, caos e ingobernabilidad([2] [13]). Las nuevas fuerzas políticas emergentes, necesarias para el control obrero y social, actúan en un contexto de mayor crisis y caos mundial. Es así que emerge el gobierno izquierdista y populista de Chávez sobre las ruinas de los partidos del “Pacto de Punto Fijo”, principalmente del socialdemócrata Acción Democrática y el socialcristiano COPEI, carcomidos por sus luchas internas, la corrupción, el clientelismo político y el abandono de las necesidades básicas de la sociedad. Chávez, exmilitar, uno de los líderes del golpe de estado de 1992 contra el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, apoyado en su carisma y en su extracción popular, logra capitalizar a su favor el descontento social y la pobreza reinante, hasta llegar al poder en diciembre de 1998; inmediatamente se rodea de los militares que le apoyaron en su movimiento conspirativo y junto con elementos de la vieja izquierda (dentro de ellos el PCV) y organizaciones y elementos izquierdistas (muchos de ellos exguerilleros de los años 60 y 70), derrotados y excluidos de los factores de poder de los gobiernos anteriores, apoyado en una amplia popularidad, toma por asalto las instituciones y poderes del Estado con un objetivo central: desarrollar una “verdadera burguesía nacionalista», viejo anhelo de la izquierda del capital y de la pequeña burguesía izquierdista. Entonces, emprende un feroz ataque contra los sectores de la burguesía que se beneficiaron de los gobiernos anteriores, tratando de excluirlos de la vida económica, política y social, lo cual ha provocado la peor crisis política que ha vivido Venezuela desde comienzos del siglo pasado.
Pero también hay que integrar la injerencia de las potencias extranjeras en este conflicto (ver artículo relacionado en este número). Efectivamente, sobre todo en los últimos tres lustros (desde la desaparición de los bloques imperialistas en 1989) hemos venido evidenciando, los intentos de las potencias europeas y Japón también para disputarle el control casi hegemónico a los EU en América Latina mediante el coqueteo con las burguesías nacionales y regionales más contestatarias que a su vez buscan también la oportunidad para hacer valer sus propios intereses frente al Gran Padrino. Es precisamente este factor el que ha jugado fundamentalmente en las conmociones de los últimos años en Venezuela pues Chávez representa un factor de desestabilización en la región de El Caribe y Sudamérica al inclinarse peligrosamente hacia la colaboración “latinoamericanista” y “antiyanqui” sumándose a Cuba pero también proponiendo liderazgos regionales emergentes peligrosos ya que de inmediato e inevitablemente se subordinan ante los poderes enemigos de los EU; por ejemplo, ha promovido relaciones estrechas con Libia e Irak (parte del eje del mal), ni que decir del intenso cabildeo hecho por Chávez entre las potencias imperialistas hostiles al Policía del mundo. Es por ello, también, que las facciones burguesas de oposición con el apoyo evidente de los EEUU han implementado una serie de medidas para intentar sacar a Chávez del poder: paro empresarial de diciembre del 2001; golpe de Estado de abril del 2002, que mantuvo a Chávez fuera del poder por sólo 48 horas; paro petrolero de diciembre 2002-enero 2003. Después de fracasar en esos intentos, cambiaron la estrategia de pretender sacar a Chávez por la fuerza, y recurrieron a la figura del revocatorio presidencial, contemplado en la nueva constitución aprobada en 1999 por el chavismo para darle sustento jurídico a su “revolución”.
El gobierno de Chávez, gobierno capitalista, es decir que se sustenta sobre la plusvalía extraída a la clase obrera, independientemente de su verborrea “revolucionaria” ha proseguido el camino de los gobiernos de Caldera y CAP, un ataque sistemático y sin cuartel a las condiciones de vida de la clase obrera: los “aumentos” de salarios no compensan la acelerada alza de los alimentos; los niveles de desempleo abierto se ubican en un 22%-25%, de una fuerza laboral de alrededor de 12 millones; de ésta, un 57%, es decir, cerca de 7 millones viven en el subempleo y en la llamada “economía informal”; a las cargas impositivas del Impuesto al Débito Bancario y del IVA (16%), hay que añadirle los niveles de inflación mas altos de América Latina (del 30% para este año) que devoran el salario de los trabajadores; cerca de un 85% de la población vive en condiciones de pobreza; el salario mínimo oficial de Bs. 321.235 (alrededor de 160 dólares), no llega a cubrir el costo de la canasta básica alimentaria de Bs. 545.361; el deterioro de los servicios públicos de salud, educación, transporte, etc. es inocultable, a pesar de las campañas mediáticas del gobierno; en fin, la pauperización de la sociedad se expresa a través de un crecimiento de la mendicidad infantil, la desnutrición y la prostitución juvenil.
La perspectiva es clara, el resultado del referéndum no cambiará en nada las condiciones para la clase obrera, al contrario; por ejemplo, ahora Chávez sustentará su “revolución” no sólo en un ataque ideológico contra la clase, sino en un ataque a sus condiciones de vida; su triunfo le dará carta blanca para acentuar los ataques contra los trabajadores, principalmente los empleados públicos, con el cuento de que “la embestida de los ricos requiere sacrificios para salir de las dificultades actuales”. La campaña, ahora relanzada como nunca, anuncia que “la democracia es la alternativa” a las dificultades del mundo. Ideólogos de las más variadas corrientes políticas pero con el denominador común de ser demócratas defensores del orden capitalista se regocijan por los “logros del pueblo venezolano”, de la “gran lección democrática de Venezuela” pero jamás dirán que los resultados de la gran campaña nacionalista y democrática orquestada apuntalan el reino de la burguesía pues aunque estos acontecimientos están marcados profundamente por los efectos de la descomposición social del capitalismo lo cierto es que el capital sabe aprovechar muy bien el aspecto de la campaña contra la conciencia de los obreros. En medio de este marasmo, la injerencia de las potencias imperialistas se suma como un elemento más que evidencia la utilización del proletariado y el resto de las capas no explotadoras como carne de cañón por parte de la burguesía. En adelante, los riesgos contra el proletariado siguen vigentes ya que si bien, por el momento, los EU aún lamiéndose las heridas hace un tímido reconocimiento al triunfo de Chávez, la realidad es que busca disimular su total intervención en los sucesos a la vez que se prepara, seguramente, para tomar la iniciativa en mejores condiciones.
El proletariado es la única clase social que puede poner fin a la barbarie capitalista, sin embargo, para lograrlo debe recuperar su independencia, su solidaridad e identidad de clase; para ello, debe impedir que sus movilizaciones queden atrapadas en el interclasismo de las luchas del “pueblo” o los “ciudadanos”. Colocándose en su terreno de clase (de la lucha contra el desempleo, la defensa del salario) puede darle un sentido, un rumbo, a las luchas y manifestaciones de indignación que a diario muestran las otras capas sociales no explotadoras de la sociedad. Este es el reto que hoy tiene planteado el proletariado mundial, y en particular los trabajadores en Venezuela para no dejarse arrastrar por los cantos de sirena de la burguesía y en particular por los impulsores de la llamada “revolución bolivariana” que no es más que un proyecto capitalista promovido por un sector del capital nacional y nada tiene que ver con los intereses de la clase obrera, Esta ideología de izquierda e izquierdista tiene consecuencias nefastas para la clase obrera tal como hoy se vive en Venezuela.
Agosto del 2004/P, RR
1 [14]Ver nuestras tesis sobre la descomposición en RINT N° 62 y los números subsiguientes.
2 [15]Las convulsiones que se dieron en Perú con Fujimori, en Ecuador con Bucaram, y recientemente en Haití, Argentina y Bolivia, se inscriben dentro de la situación de caos creado por los efectos de la descomposición en América Latina y El Caribe.
Este ataque masivo a la asistencia sanitaria necesita una respuesta masiva y unitaria del conjunto de la clase obrera (empleados, desempleados y jubilados); pero los sindicatos y sus cómplices izquierdistas y «altermundialistas» desvían la reflexión obrera sobre la quiebra del capitalismo hacia medidas ilusorias para «salvar la seguridad social». Este ataque frontal a la cobertura social significa que desaparece un nuevo sector del «Estado del bienestar» bajo los golpes de la crisis económica; pero nuestros defensores de la Seguridad social lanzan una y otra vez la misma mentira: «La Seguridad social es una conquista de la lucha obrera, ganada a finales de la II guerra». Frente a esta nueva falsificación de la historia que llevan a cabo el conjunto de fuerzas de la izquierda, izquierdistas y sindicatos, es necesario restablecer la verdad, apoyándose en una breve apreciación histórica del establecimiento de la asistencia social, y después del significado de la creación de la Seguridad social en 1945, desde el punto de vista de las necesidades del capitalismo. Esta reafirmación del análisis marxista, permite comprender que lo que pretende la burguesía blandiendo los oropeles de la Seguridad social, es ocultar al proletariado la quiebra histórica del «Estado del bienestar».
Durante la segunda mitad del XIX, en la fase de desarrollo del capitalismo, el proletariado desarrolló sus propios «fondos de huelga» o «de socorro», sus mutualidades para los casos de enfermedad o despido, al principio para poder mantener la lucha por sus reivindicaciones (reducción de la jornada laboral, prohibición de la explotación de los niños y del trabajo de noche para las mujeres, etc.). Los sindicatos obreros, a menudo, gestionaban la práctica de esa solidaridad económica en el seno de la clase obrera. Pero esa solidaridad tenía un sentido político, ya que en el curso de las luchas por arrancar una mejora de sus condiciones de vida y reformas políticas, el proletariado se constituye en clase y plantea la perspectiva, cuando maduren las condiciones económicas, de la toma del poder político y la construcción de la sociedad comunista.
Con el desarrollo de la masacre de la Iª guerra mundial el capitalismo sella el fin de su expansión económica y su entrada en una fase de decadencia, que se caracteriza por una absorción de la sociedad civil por el Estado. La burguesía tiene que imponer su dominación de clase sobre el conjunto de la vida económica, social y política, y el Estado va a encargarse de eso.
Frente a este cambio de periodo, los sindicatos van a convertirse en una fuerza de encuadramiento de la clase obrera, al servicio del capital.
«El Estado mantiene las formas de organización de los obreros (sindicatos) para encuadrarlos y mistificarlos mejor. El sindicato se convierte en un engranaje del Estado, y como tal, se interesa por desarrollar la productividad, es decir, por aumentar la explotación del trabajo. El sindicato fue el órgano de defensa de los obreros mientras la lucha económica tuvo un sentido histórico. Vaciado de su contenido antiguo, el sindicato se convierte, sin cambiar de forma, en un instrumento de represión ideológica del capitalismo de Estado y de control sobre la fuerza de trabajo.» («Sobre el capitalismo de Estado», Internacionalismo 1952, retomado en la Revista Internacional nº 21, 2º trimestre 1980).
Así el Estado se apropia directamente, o por medio de su policía sindical, de los diferentes fondos de socorro y mutuas obreras y vacía de su contenido político la noción misma de solidaridad obrera.
«La burguesía retiró la solidaridad política de manos del proletariado para transferirla como solidaridad económica en manos del Estado. Al dividir el salario en una retribución directa por parte del patrón y una indirecta por parte del Estado, la burguesía ha consolidado la mistificación que consiste en presentar al Estado como órgano por encima de las clases, garante del interés común y de la seguridad social de la clase obrera...» ( Revista Internacional 115).
No solamente la burguesía hace aparecer al Estado como defensor de las clases trabajadoras, sino que la tentativa de organizar los primeros seguros sociales también tiene por objetivo encuadrar al proletariado.
En la década de 1920-30, lo que impulsa el proyecto de asistencia social es la voluntad de instaurar la paz social a través de la participación de los obreros en la gestión nacional, como señala el informe Cerinda: «En los consejos de administración de los seguros sociales se verán realizados el acercamiento y la colaboración fraternal de clases; asalariados y empresarios no defenderán intereses antagónicos; estarán unidos por un mismo pensamiento: combatir los dos grandes azotes de los trabajadores, la enfermedad y la miseria. Este contacto permanente preparará la asociación cada vez más estrecha del capital y del trabajo.» (citado por Bruno Palier, Gouverner la Sécurite sociale, ediciones PUF).
En el curso de la segunda carnicería mundial, la burguesía, consciente de los millones de víctimas que va a provocar el conflicto militar, y de las destrucciones y daños para la economía mundial, se aplica a dar una justificación moral a su propia barbarie.
«En un mensaje solemne al congreso pronunciado el 6 de Enero de 1941, el presidente Roosvelt fue el primero en dar una justificación moral al conflicto, asignándole esencialmente el objetivo de “liberar de la necesidad” a las masas. Ese movimiento culmina en mayo de 1944 con la declaración de Filadelfia de la Organización Internacional del Trabajo, por la que los países miembros hacen de la realización de una verdadera seguridad social un objetivo prioritario de la posguerra. En consecuencia, la seguridad social ocupa un lugar importante en los fines de guerra definidos por los Aliados.» (Bruno Valat, Histoirie de la Sécurité sociale, 1945-1967, Ed. Economica)
Desde 1941, Inglaterra pone en marcha el desarrollo de subsidios familiares y el “plan Beveridge” en 1942; en plena guerra, crea una cobertura social estatal para sostener el esfuerzo de guerra y la moral de las tropas. En Bélgica, es en 1944 cuando se crea un sistema obligatorio de seguridad colectiva bajo control del Estado, a lo largo de los años 50 el “Generalisimo” Franco puso en marcha en España el desarrollo de un raquítico Estado “social”, e incluso México, involucrado en esa dinámica, fortalece su fachada de “Economía mixta” constituyendo el IMSS en 1943.
En Francia, mientras una parte de la burguesía está en el gobierno de Vichy, la otra parte, en el exilio, con el general de Gaulle a su frente, retoma esta preocupación y declara en Abril de 1942 en un mensaje solemne a la resistencia: «La seguridad nacional y la seguridad social son para nosotros objetivos imperativos y conjugados» (Bruno Valat, Ídem).
Así, lejos de ser una victoria obrera, lo que explica el origen de la generalización de los sistemas de protección social es sobre todo la capacidad de la burguesía internacional para prever el encuadramiento del proletariado al final de la guerra con vistas al esfuerzo de reconstrucción. Los años de posguerra son terribles para las condiciones de vida del proletariado. Los salarios están bloqueados desde la guerra y la inflación es galopante, dopada por un mercado negro floreciente; las cartillas de racionamiento, que existen desde la ocupación, se mantienen hasta 1950, incluyendo la electricidad y la gasolina. La ración de pan, que es de 200 g. en el verano de 1947, sólo llega a 250 g. en Junio de 1948. A los bajos salarios y la penuria alimentaria se unen unas condiciones sanitarias deplorables y una demografía catastrófica. La mortalidad infantil en 1946 es de más del 84% y la población adolescente sufre raquitismo. Frente a esta situación, la burguesía sabe que no podrá reconstruir el capital nacional con una clase obrera tan debilitada, tanto más si se tienen en cuenta las pérdidas de vidas humanas de la guerra, que hacen que la mano de obra escasee. La creación de la Seguridad social y la asistencia médico-sanitaria es pues el medio de suministrar una fuerza de trabajo y mantenerla, conforme a las exigencias de la reconstrucción. A cambio de una sobreexplotación (la duración del trabajo semanal es de 44 h. en 1946 y 45 en 1947), el proletariado va a tener acceso a una cobertura social que le permita reconstruir su fuerza de trabajo. Pierre Laroque, alto funcionario francés encargado de poner en marcha la Seguridad social con la ordenanza del 4 de Octubre de 1945, es explícito respecto a sus objetivos, aunque envuelva la mercancía en un celofán humanista: «El objetivo era garantizar a la masa de trabajadores, empezando por los asalariados, una seguridad en el porvenir. Esto iba parejo con una transformación social e incluso económica: el esfuerzo que se les pedía para poner en marcha la economía había de tener una contrapartida».
Frente a las críticas de ciertos parlamentarios, que estiman demasiado importante el costo financiero de la Seguridad social, el socialista Daniel Mayer, ministro francés de trabajo en 1949, responde: «Todo industrial considera como normal y necesario consignar en sus gastos las sumas indispensables para el mantenimiento de su material. La Seguridad social, en gran medida, representa el mantenimiento del capital humano del país, que es tan necesario para los empresarios como las máquinas. En la medida en que la Seguridad social contribuye a conservar el capital humano, a desarrollar ese capital, aporta una ayuda a la economía que no habría que subestimar.» (Bruno Valat, Idem).
Podemos calibrar pues la mentira de los sindicatos de que la creación del “Seguro” es una conquista obrera; cuando esta “concesión” se hace en realidad al precio de una sobreexplotación sin medida de la fuerza de trabajo. Así, en 1950, la industria francesa casi ha igualado el nivel de producción de 1929. Como en 1936, los estalinistas (PCF), gracias a su implicación en el seno de la resistencia, van a jugar un papel determinante en el enrolamiento del proletariado para la reconstrucción. Varios ministros “comunistas” van a estar presentes en el gobierno del general de Gaulle, llamando al proletariado por boca de su líder Thorez, a “arremangarse” para reconstruir el país y denunciando la huelga como “el arma de los monopolios”; igualmente, la CGT tendrá el monopolio de la presidencia de las cajas de seguro social hasta1947.
Si en los años que siguieron a la guerra, la Seguridad social va a ampliarse al conjunto de la población, desde el comienzo de los años 70, los primeros signos de la crisis económica hacen doblar las campanas por esas políticas sociales. La Seguridad social en sí no podía funcionar mas que en la medida en que el capitalismo podía garantizar el “pleno empleo”. El desarrollo del desempleo hace que los gastos sociales aumenten más rápido que el PIB. Frente a esta situación, la burguesía responde con medidas Keynesianas de relanzamiento del consumo, particularmente aumentando y creando nuevas prestaciones para familias sin recursos. Desde el punto de vista de la gestión del capitalismo, esas medidas van a aumentar de manera considerable los déficits públicos. De ahí en adelante, de 1975 hasta hoy, la burguesía no va a cesar de correr tras los déficits, destacando particularmente el famoso “agujero del Seguro”, que parece un pozo sin fondo, a pesar de los aumentos permanentes de las cotizaciones sociales y de las repetidas disminuciones de las prestaciones sociales. A lo largo de las décadas de 1980 y 1990, los gobiernos sucesivos de derecha e izquierda van a hacer gala de un ingenio sin límites para inventar todo tipo de impuestos, que se acompañan de múltiples recortes sucesivos, tanto de las prestaciones sanitarias, como de las pensiones y los subsidios de desempleo. ¡El balance es inapelable! No sólo la clase obrera que aún tiene trabajo ve recortada una parte cada vez más importante de su salario para financiar los déficits y para pagar mutuas complementarias, sino que además el sistema de prestaciones se degrada, tomando en cuenta las reducciones de efectivos en el sector de la sanidad y los repetidos planes de austeridad. Para el resto de la clase obrera y de la población, la perspectiva es más pauperización y exclusión social.
Así, lejos de ser una conquista obrera, la Seguridad social es, al contrario, un órgano de encuadramiento estatal real. Como los sindicatos participan en la gestión de los seguros de enfermedad junto a los patronos, y también en la de las pensiones y los subsidios de desempleo, esa gestión paritaria genera la ilusión de que se puede hacer una política que va en el sentido de los intereses de los trabajadores ([1] [18]).
Más que nunca, los nuevos ataques a las prestaciones sanitaria significan la quiebra del capitalismo, el fin del Estado del bienestar y del mito de una cobertura social “de la cuna a la tumba”. Si los revolucionarios somos solidarios con nuestra clase frente a los ataques, tanto al salario directo como al salario social, al mismo tiempo denunciamos con virulencia el mito de una Seguridad social producto del Estado que estaría por encima de las clases sociales y velaría por el bienestar de los obreros. La preocupación del capitalismo en 1945 era tener una mano de obra con buena salud, para llevar a cabo la reconstrucción. En 2004, ante una reserva sin fin de mano de obra, el capitalismo tiene que sacrificar una parte creciente de proletarios para mantener a bajo coste el precio de la fuerza de trabajo, aunque sea a costa de dejar morir a los demás.
«No es necesario señalar que, si la sociedad socialista defiende al individuo contra la enfermedad o los riesgos de la existencia, sus objetivos no son los de la Seguridad social capitalista. Esta sólo tiene sentido en el cuadro de la explotación del trabajo humano y en función de ese cuadro; no es mas que un apéndice del sistema.» (Internationalisme 1952, Op cit, tomado de la Revista Internacional nº 21).
Donald /20-junio-04
1 [19]No sólo los sindicatos son un engranaje del Estado; además viven de forma parásita a expensas de la clase obrera. De hecho una de las razones por las que los sindicatos se aplican tanto a preservar su participación en la gestión de las prestaciones sociales, es que el Estado les entrega las subvenciones consecuentes para eso, gracias a las múltiples cotizaciones que pagan los obreros. «El maná del seguro de enfermedad también toma una forma contante y sonante. El conjunto de los participantes recibe créditos a título de gastos para la formación de administradores y de secretaría técnica, y además los sindicatos cobran fondos para la formación en cuestiones de Seguridad social. En 1994, según cifras del tesoro nacional, la CGT ha recibido 10 millones de francos, FO 9,9 millones, la CFDT 9,3 millones, la CGC 6,2 millones y la CFTC 5,6 millones (con cerca de 3 millones para la patronal). En total, de 1991 a 1994, la CNAM ha derivado 181,7 millones a los agentes sociales, sin gran control sobre su utilización...» (Les Echos, 28-06-1995).
Publicamos a continuación un artículo de los compañeros del Núcleo Comunista Internacional de Argentina que han elaborado unas Pautas Programáticas ([1] [22]) muy próximas a las posiciones de la CCI y desarrollan actualmente discusiones con nuestra organización y con el conjunto de la Izquierda Comunista en una perspectiva militante e internacionalista. Los compañeros nos enviaron un primer artículo sobre la “cruzada Axel” (ver RM 81) y ahora presentan un trabajo muy importante sobre el llamado “movimiento piquetero”. Este “movimiento” es presentado dentro del “movimiento antiglobalización” y en numerosos medios jóvenes como una “auténtica alternativa revolucionaria”. La realidad, como podrá percibirse a través de la argumentación rigurosa y contundente de los compañeros, es que es una alternativa de la burguesía contra el proletariado. Los obreros, los revolucionarios, no tenemos ninguna necesidad de engañarnos con falsas quimeras, con mitos exóticos de “revolucionarismo”, sino que hemos de mirar la realidad cara a cara, rompiendo con todos los tinglados con los que la burguesía intenta desviarnos de la defensa de nuestros intereses y de la lucha por la liberación de la humanidad del yugo cada vez más insufrible de la sociedad capitalista. Dado el interés del documento de los compañeros se publicará por partes por lo que la continuación del artículo aparecerá en el siguiente número de RM
Luego de lo acontecido en Argentina el 19 y 20 de diciembre ([2] [23]), ha ocurrido un fenómeno que podemos denominarlo de “moda”, que ha sido impuesto por los medios masivos de comunicación, sea radio TV, diarios, etc., con relación a los piqueteros, o sea a los trabajadores desocupados.
Este hecho tampoco pasó desapercibido para las corrientes izquierdistas, sean de corte estalinista, trotskista, guevarista, etc., tanto en el plano nacional e internacional, como tampoco para grupos o tendencias del Medio Político Proletario, como los camaradas del Buró Internacional para un Partido Revolucionario (BIPR).
Los primeros se dedicaron a engañar al proletariado con falsas expectativas haciéndole creer que los objetivos y los métodos de lucha del movimiento “piquetero” contribuyen a hacerle avanzar en su lucha. Los segundos, como consecuencia de un análisis basado en premisas equivocadas, llegan a conclusiones equivocadas con relación a la naturaleza de los movimientos piqueteros en la Argentina.
La burguesía, agradecida, pues entre los disparates que se han proferido, algunos han llegado al absurdo de anunciar el nacimiento de un nuevo sujeto revolucionario: “el piquetero”, y los burgueses felices, ya que con dichos disparates desvían y desvirtúan las luchas obreras, y la consiguiente unidad de la clase obrera a nivel internacional, al descalificar a la clase obrera como UNICO SUJETO REVOLUCIONARIO, o al intentar colocar a la Argentina, o a los países periféricos como centro de irradiación de la revolución mundial en desmedro de la clase obrera de las naciones industrializadas.
Es por ello que la presente nota tiene por objetivo desmitificar el fenómeno piquetero, buceando en el interior o en “la cocina” de dichas corrientes, ver sus lados oscuros, sus miserias, que la mayoría de las corrientes de izquierda y algunas del Medio Político Proletario ocultan, con la excepción de la Corriente Comunista Internacional.
Podría pensarse que estas corrientes de desocupados se han iniciado en estos últimos 5 ó 6 años, cuando la miseria, la desocupación y el hambre arreciaban en las grandes barriadas del Gran Buenos Aires, Rosario, Córdoba, etc. Ello no es así: las corrientes piqueteras por más que éstas se nieguen a reconocerlo o intenten re-escribir la historia, tienen un origen diferente, y son las llamadas “Manzaneras”que comandaba la esposa del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, en la década de los 90.
Las llamadas manzaneras cumplían una doble función, una similar a los llamados comités de “defensa de la revolución” que impuso en Cuba el régimen capitalista de estado de Fidel Castro, a los efectos de un control social y político y tejer la capacidad de movilización de las amplias capas desesperadas a favor de la fracción burguesa que representaba Duhalde; y, por otro lado las encargadas del reparto de los alimentos a los desocupados (un huevo y medio litro de leche diaria), ya que por ese entonces no existían planes de desempleo, subsidios, etc.
Pero a medida que los índices de desocupación aumentaban geométricamente, y los esfuerzos del gobierno nacional para apagar los “incendios”se hacían cada vez más complicados, debido a las masivas protestas de los desocupados, las manzaneras de Chiche Duhalde – la esposa del gobernador -, comienzan a desparecer de la escena, cosa no muy difícil de hacer ya que estas carecían de estructura orgánica y solamente respondían a las órdenes directas que emitía aquella. Poco a poco fueron reemplazadas por un ramillete de organizaciones que decían representar a los trabajadores desocupados, siendo la mayoría de éstos manejados, sea por la Iglesia Católica, las corrientes políticas izquierdistas, etc.
Cuando estallaron las primeras luchas de los desocupados, la mayoría de ellos antiguos obreros petroleros de las provincias patagónicas (Neuquen) y del norte argentino (Salta), una pequeña corriente dependiente del maoísta Partido Comunista Revolucionario, la llamada Corriente Clasista y Combativa, comienza a introducir en la agenda política el tema de los desocupados y, a pesar de su comienzo tímido, poco a poco comenzó a abrirse paso, y la brecha que abrió fue lo suficientemente grande para que tendencias antagónicas entre sí, como el trotskista Partido Obrero, pudiera conformar su propio aparato de desocupados - el Polo Obrero - y sucesivamente las demás corrientes.
Estas primeras organizaciones hicieron su bautismo de fuego en Buenos Aires, a nivel masivo, con los cortes de ruta sobre la estratégica ruta 3, que une Buenos Aires con el extremo Sur de la Patagonia, lejos quedaban pequeños cortes de rutas que eran rápidamente reprimidos por las fuerzas de seguridad.
Es así que los “planes trabajar” ([3] [24]), y los distintos subsidios que otorga el gobierno a los desocupados, y que son administrados u otorgados, sea por los consejos consultivos de las municipalidades, sea “arrancados” en las movilizaciones de desocupados controladas por organizaciones piqueteras, permitieron a la burguesía ejercer un control social y político de los desempleados a través de ellas, sean éstas de corte peronista, trotskista, guevarista, estalinista o sindical a través de la C.T.A.([4] [25]).
Estas corrientes comenzaron a esparcirse a través de las barriadas obreras duramente castigadas por la desocupación, el hambre y la marginación, y fueron aquellas las que comenzaron sea a través de encuestas de desocupados, o cuando aquellos se acercaban al local del movimiento de desocupados, sea por la existencia de un comedor, o de un merendero infantil, como las más diversas organizaciones comenzaron a tejer su estructura, y todo ello con el dinero del estado burgués.
A los adherentes, para poder recibir el subsidio y los bolsones de comida (5 Kg), se les exigía: movilizarse tras las banderas de la organización, participar en sus actos políticos si ésta poseía una estructura política, levantar la mano votando favorablemente las proposiciones de aquel grupo al cual “pertenecía” y, además, participar en las marchas, actos etc., organizados por la corriente correspondiente. El cumplimiento de estas obligaciones queda consignado en libretas y el que falla o emite opiniones de disconformidad corre el peligro de perder los míseros $150 pesos, o 50 dólares. Además, las organizaciones extraían de los desocupados un porcentaje o una suma fija de dinero en concepto de “cotización”, este dinero es para pagar rentados([5] [26]) de las corrientes, pagar locales en donde funcionan tanto la corriente de desocupados como el grupo político de quien depende la primera, etc. La entrega de esta cotización es de carácter obligatorio, y para tales fines, los llamados “referentes” de cada local barrial de los diversos movimientos de desocupados acompañaban a los desempleados al mismísimo banco en donde luego de cobrar, éstos últimos debían entregar el dinero.
El año 2001 es el año de la mistificación piquetera y corrientes del medio político proletario como el BIPR([6] [27]) contagiadas de la propaganda izquierdista creyeron ver un nuevo sujeto revolucionario - el piquetero -, y a las asambleas que realizaban como embriones de soviets o de consejos obreros. Nada más lejano a la realidad, la posición de dicha corriente – BIPR - en nada se diferencia con las del trotskista Partido Obrero y su Polo Obrero, a pesar de las enormes diferencias que existen entre los camaradas del BIPR, que pertenecen al campo proletario y dichas corrientes políticas que pertenecen al aparato político del capital.
En dicho año, previo a las jornadas interclasistas del 19 y 20 de diciembre, la llamada “asamblea piquetero” estaba dominada por el Polo Obrero, la maoísta Corriente Clasista y Combativa, y la Federación de Tierras, Vivienda y Hábitat. Hoy la primera da un apoyo crítico al gobierno burgués de Kirchner, y la segunda es de absoluta genuflexión ante la burguesía.
Las posiciones sustentadas en dichas asambleas, y las siguientes por venir, demostraron claramente la naturaleza de los diversos movimientos piqueteros, como aparatos al servicio del estado burgués. Dicha naturaleza no ha desaparecido posteriormente cuando se produjo la ruptura de la asamblea piquetera de La Matanza, entre el Polo Obrero y las otras dos corrientes, ocasionando la conformación del Bloque Piquetero.
Es necesario realizar una crítica a las posiciones adoptadas por algunas corrientes políticas con respecto al llamado “fenómeno piquetero”, el cual algunas puede estar cruzadas por posiciones oportunistas, como es el caso del BIPR, y otras por posiciones típicas del izquierdismo, como es el PO, y otras por posturas “semi-anarquistas” como es el caso del GCI. Es cierto que hay muchas más posiciones que es necesario analizar, pero consideramos éstas como las más importantes.
Las caracterizaciones que se le dan a los desocupados, o al “SUJETO PIQUETERO” como gusta decir el Partido Obrero, es de una inmensidad tal que ya en la publicación semanal del Partido Obrero, Prensa Obrera, en su editorial firmada por su “líder máximo” –Jorge Altamira – se afirma que: «El movimiento piquetero es la expresión histórica más profunda que ha producido el movimiento obrero argentino, por lo menos desde el Cordobazo..»([7] [28]) y, continúa expresando dicha nota: «...El movimiento piquetero es una fuerza de vanguardia, más si tenemos en cuenta en ella solamente a sus agrupamientos independientes de la burguesía, como el Bloque Piquetero nacional y la asamblea nacional de trabajadores» ([8] [29]).
Pero el editorial del Partido Obrero, demuestra lo correcto de la posición de la CCI como la que entonces defendimos, cuando calificaba los sucesos del 19 y 20 de diciembre como una revuelta interclasista, cuando expresa en la misma nota de Prensa Obrera que el objetivo del movimiento piquetero es convertirse en un movimiento de masas, entendido esto como de la masa de desocupados, de obreros activos y de todos los sectores medios que son empujados a la clase obrera y de los desposeídos. Es decir, y siguiendo el razonamiento dado por el P.O., la clase obrera debe insertarse en un amplio frente interclasista, y debe luchar no en su propio terreno sino en un campo que le es totalmente ajeno.
Así también en el XIIIº Congreso del Partido Obrero, en un párrafo sin desperdicio, da a entender cual es su posición, la cual para todos aquellos que piensen que hay diferencias entre el izquierdismo, o las corrientes piqueteras más mediatizadas y el estado burgués, podrán constatar claramente lo falso de dicha premisa, cuando se dice: «El que controla la comida de las masas controla a las masas...» ([9] [30]), o sea que a pesar de las declamaciones del P.O. por impedir que la burguesía controle a las masas al controlar los alimentos, plantea en realidad la misma actitud que la burguesía, es decir controlar los planes sociales, controlar los bolsones de comida, para poder así controlar a los desocupados. Esta actitud no es privativa del P.O., sino del conjunto y de la totalidad de las corrientes, grupos y /o agrupaciones piqueteras.
Pero también en el informe del XIIIº Congreso del PO, se denuncia algo que sirve para desmitificar a los movimientos de desocupados, cuando dicen: «El Movimiento Teresa Rodríguez acaba de aceptar un préstamo del Banco Mundial (...) una de las fracciones del Bloque piquetero acepta préstamos de entidades privadas para construir carpinterías, comedores...»([10] [31]). Ello no es novedad alguna. Todas las corrientes aceptan préstamos bancarios, donaciones de la burguesía, como es el caso reciente del Movimiento Territorial de Liberación, ligado al Partido Comunista Argentino, que ha aceptado un millonario crédito del Banco Ciudad para la construcción de “viviendas populares”.
Estos pequeños ejemplos sirven para demostrar que los movimientos de desocupados que han ocupado los medios masivos de comunicación, sea en el plano nacional como internacional, y que llevó al imaginario de la pequeña burguesía radicalizada a pensar en el inicio de “una revolución”, de la existencia de “consejos obreros”, etc., es una falacia absoluta.
Prueba de ello son las resoluciones políticas que emanan de las llamadas Asambleas Nacionales de Trabajadores Ocupados, Desocupados, Jubilados, que aglutina al Bloque Piquetero ( Polo Obrero, Movimiento Teresa Rodríguez, CUBa, etc.) en las distintas Asambleas Nacionales de Trabajadores (ANT), y especialmente la VIª, en donde se plantea la necesidad de un frente único que abarque a los trabajadores ocupados, desocupados, pequeña burguesía, etc., todo ello en consonancia con los constantes actos públicos que dichas organizaciones realizan con federaciones patronales, y como surge asimismo de las citas transcriptas más arriba.
Pero volviendo atrás es un despropósito las manifestaciones vertidas por el P.O. al considerar que el movimiento piquetero es el hecho más significativo del movimiento obrero desde el Cordobazo, ya que éste último así como también las luchas de carácter netamente obreras que tuvieron lugar en aquellos días no fue una rebelión popular o de neto corte o tinte interclasista, todo lo contrario, fueron combates obreros que desarrollaron comités obreros, que tuvieron a su cargo las más diversas funciones, como comités de defensa, solidaridad, etc.
Existe asimismo una analogía en las posiciones de las corrientes piqueteras con el BIPR, producto esencialmente de las erróneas tesis elaboradas por esta fuerza del Medio Político Proletario, que plantea un carácter más revolucionario a las naciones periféricas en detrimento de las más desarrolladas cuando expresan que: «...que la opresión y represión política..., lleva a una potencial radicalización de la conciencia en los países periféricos»([11] [32]). Dicha posición llevó al BIPR a considerar erróneamente los sucesos del 19 y 20 de diciembre como una lucha proletaria y no como en realidad ha sido un levantamiento interclasista.
Pero la analogía no concluye aquí, la VIª ANT hace un llamamiento a la “unidad socialista de América latina”, y un grupo integrante del BIPR, el Círculo Comunista Internacionalista ([12] [33]), plantea en una nota: «por la organización de las masas proletarias latinoamericanas» ([13] [34]).
El planteo indicado en los dos últimos párrafos tiene una simetría, a pesar de la diferencia existente entre el P.O. y sus socios izquierdistas del Bloque piquetero, y dicha analogía hay que buscarla en la subestimación que ambas organizaciones realizan al proletariado de los países avanzados.
La consigna lanzada en la VIª Asamblea Nacional de Trabajadores en el año 2004 en Argentina, al igual que los camaradas del Buró Internacional por un Partido Revolucionario en sus tesis, emiten declaraciones de neto tinte nacionalista, ya que no existe diferencia alguna entre el apartado intitulado “La ruta de la insurrección boliviana y el proceso de rebelión de los pueblos latinoamericanos” que plantea: «… por un gobierno de los trabajadores y el pueblo, ni ALCA ni MERCOSUR, por la unidad socialista revolucionaria de América latina…»([14] [35]), y la emitida por el Círculo Comunista Internacionalista cuando expresa, en consonancia y en forma homogénea con las posiciones políticas del BIPR: “por la organización de las masas proletarias latinoamericanas.”
Estas declaraciones generan una división artificial entre los trabajadores del mundo. No existe diferencia alguna entre los trabajadores de América Latina y de los países periféricos, con los de las naciones capitalistas más avanzadas, todos somos uno, todos tenemos el mismo enemigo - el capitalismo -, y para que la revolución proletaria triunfe ésta, indefectiblemente, debe tener un carácter mundial, no existen ni las excepciones nacionales ni regionales, el sólo hecho de plantear dicha consiga significa pura y llanamente una división artificial de la clase productora, en beneficio de los explotadores del trabajo obrero.
Pero las similitudes no acaban solamente con respecto a este punto. Todo lo contrario, leer las declaraciones del Bloque Piquetero y sus resoluciones en la VIª ANT, es como leer asimismo las posiciones que expresan lamentablemente los camaradas del BIPR. Veamos las mismas:
El Buró Internacional por un Partido Revolucionario plantea: «... La Argentina se ha revelado como uno de los eslabones más débiles de la cadena del capitalismo internacional, demostrando de manera elocuente el fracaso de las recetas monetaristas llevadas a cabo adelante ante todo por el imperialismo USA y su brazo armado el FMI. La furibunda explotación de la clase trabajadora argentina, la rapiña de los ahorros de tantos trabajadores y pequeño burgueses»([15] [36]).
Esta declaración publicada en enero de 2002 en el sitio web del BIPR, pudo haber sido fácilmente adoptada por la VIª ANT dominada por los partidos izquierdistas, que son si utilizamos el lenguaje de los camaradas del BIPR el “brazo izquierdo de la burguesía”, pero lo expresado en las resoluciones y en la convocatoria a la VIª ANT no se alejan en nada del espíritu de lo dicho en el párrafo precedente, lo cual puede ser un motivo de “satisfacción” para el BIPR, cuando dicen: «…llamamos a romper con el FMI, fijando la estrategia del gobierno de los trabajadores y nos pronunciamos por la independencia y la lucha frente a la burguesía y su gobierno». Continúa manifestando: «... establecimos una agenda de lucha real fundada en un pliego de reclamos. Este pliego planteó el aumento general de salarios del 50%, un salario mínimo equivalente a la canasta familiar, la extensión de los planes de empleo a todos los desocupados,… la creación de puestos de trabajo mediante la anulación de la flexibilidad laboral, la reducción de la jornada horaria y planes masivos de viviendas populares y obras públicas (…), ruptura con el FMI, desconocimiento de la deuda externa, nacionalización de la banca y expropiación de las empresas vaciadas, sin pago…»([16] [37]).
Estas manifestaciones están motivadas por dos hechos totalmente diferentes, los camaradas del BIRP no toman en consideración que la sobreproducción mundial que acompaña la crisis del capitalismo, particularmente en su época de decadencia, lanza a una parte creciente de la clase trabajadora fuera del proceso productivo. Es por lo tanto fundamental para una organización revolucionaria que busca intervenir en la clase trabajadora, el clarificar y comprender todo el problema del desempleo dentro de la lucha de clases ([17] [38]).
Asimismo, las identidades que intentan establecer tanto el BIPR y las declaraciones políticas del ANT acerca de la pequeña burguesía, como capas sociales “agredidas” por el imperialismo, y que por ende son aliados del proletariado implica necesariamente desconocer las diferencias sociológicas de la pequeña burguesía, es decir su procedencia y su objetivo, así también, esta capa social lleva consigo la ideología de la burguesía con lo cual se intenta infectar al proletariado.
Cabe destacar que no se ha tomado en consideración, con excepción de la CCI, que el capitalismo mundial se halla en una fase de descomposición, y Argentina no constituye ninguna excepción, por lo que es correcto lo planteado que: “…el hecho de que partes significativas del proletariado hayan sido arrastradas en estas revueltas es de gran importancia, porque marca una pérdida profunda de la autonomía de clase. En vez de verse como proletarios con sus propios intereses obreros en Bolivia y Argentina, se ven a sí mismos como ciudadanos compartiendo intereses comunes con la pequeña burguesía y las capas no explotadoras”([18] [39]). Pero también cabe afirmar que este hecho se produce fundamentalmente tal como rezan las Tesis sobre la Descomposición del capitalismo ([19] [40]), dado que ideologías extrañas al proletariado han sido inyectadas en las venas de los trabajadores desocupados: como nacionalismo, la “patria grande latinoamericana” y una dosis de socialismo, eso sí todo bajo el paraguas de un gobierno obrero y popular, que no es más que una reedición remozada del burgués PT de Lula.
Un censor podrá criticarnos diciéndonos que está bien, que esa es la posición de las direcciones de los movimientos y organizaciones piqueteras, pero que lo que importa es la dinámica del proceso o del fenómeno piquetero, sus luchas, sus movilizaciones, sus iniciativas. La respuesta es sencilla. A quienes nos censuren de esta manera debemos responderles al igual que lo hicimos con el BIPR con relación a la crítica que en Revolución Comunista nº 2 ([20] [41]), se realizó con relación a sus posiciones relativas al “Argentinazo” del 19 y 20 de diciembre: que las posturas que aquella corriente adoptó son simples deseos de carácter idealista. Las organizaciones piqueteras son sus líderes, sus jefes, nada más. El resto, los piqueteros con rostros cubiertos quemando neumáticos, son prisioneros de los $150 mensuales y de 5 Kg. de alimentos que el Estado burgués les otorga vía las organizaciones.
Y, como se dijo más arriba, todo ello debe ser realizado so pena de perder dichos “beneficios”. En síntesis: las corrientes piqueteras no significan en absoluto desarrollo de la conciencia, todo lo contrario es retaso en la conciencia obrera, ya que aquellos imprimen una ideología ajena a la clase obrera. Asimismo lo expresado por el P.O. de que quien maneja la comida maneja la conciencia, hace mención a una posición de la burguesía, a su lógica perversa que solamente puede llevar a la derrota de la clase obrera y de los desocupados, ya que la función del izquierdismo es eso: DERROTA DE LA CLASE OBRERA, Y LA PERDIDA DE LA AUTONOMIA DE CLASE, por más consignas “revolucionarias” que puedan adoptar.
Julio del 2004/NCI
Continuará...
1 [42]Ver www.geocities.com/ncomunistainternacional/ [43]
2 [44]Se refiere a las revueltas interclasistas que tuvieron lugar en esas fechas del año 2001. Ver Revista Internacional nº 109 el artículo “Revueltas populares en Argentina” y también en el número 117 “Revueltas populares en América Latina”.
3 [45]Planes Trabajar: “Ayudas a desocupados” disfrazadas de planes de empleo organizadas por el Estado argentino.
4 [46]Central de los Trabajadores Argentinos.
5 [47]Liberados, es decir, burócratas que trabajan para la organización.
6 [48]BIPR: Buró Internacional por el Partido Revolucionario, organización proletaria. Para ver sus posiciones se puede consultar: https://www.internazionalisti.it/BIPR/spagnolo/plataforma.htm [49]
7 [50]Prensa Obrera nº 832, 7-1-04. “Piqueteros: de vanguardia de la lucha a movimiento de masas”.
8 [51]Ídem anterior.
9 [52]Informe XIIIº Congreso del Partido Obrero.
10 [53]Ídem anterior
11 [54]“Tesis de la táctica comunista en los países periféricos” (ver sitio web www.ibrp.org [55]).
13 [58]“El proletariado Argentino se ha erguido” (sito web www.ibrp.org [55])
14 [59]ANT: ver sitio web PO – www.po.org.ar [60]
15 [61]Ídem nº 6.
16 [62]Resolución Política VIª ANT .
17 [63]Revista Internacional nº 14: “Desempleo y Lucha de clases”.
18 [64]Revista Internacional nº 117
19 [65]Ver Revista Internacional nº62.
20 [66]Ver www.geocities.com/ncomunistainternacional [67]
Pero en realidad estas medidas impuestas son apenas la preparación del golpe que tomará dimensiones superiores –como amenaza Sojo, el coordinador del gobierno de las políticas públicas– al aplicarlo a otros sectores de trabajadores (como ya se ve venir a través de la “ley del ISSSTE”). De manera que el problema no puede esconderse en los embustes legaloides que centran la atención en la “modificación jurídica” al contrato colectivo y a los procedimientos constitucionales, como sindicatos y el aparato de izquierda del capital lloriquean, la verdadera agresión se encuentra en la afectación a las condición de jubilación de un sector y la preparación de ese mismo mecanismo para generalizarlo hacia el resto de la clase. Pero, si el avance de las medidas han podido pasar hasta ahora, es justamente porque la potencialidad de la fuerza contenida en el descontento de los trabajadores fue desviada y contenida por el sindicato. Por eso para que los trabajadores puedan enfrentar la cascada de ataques que se han iniciado, no basta con desatar movilizaciones ciegas y desesperadas como lo induce la estructura sindical, de seguir ese camino lo único que lograrán es potenciar la magnitud de la derrota. Los “plantones”, cierres de calles y “megamarchas” que el sindicato impone (en donde lo más importante para un trabajador es “pasar lista” para evitar represalias del sindicato), sólo han desgastado e impedido el desarrollo de la reflexión, y por tanto impide la organización autónoma y la extensión de la lucha. En este momento se hace necesario sacar las lecciones de los acontecimientos que se han sucedido, no sólo por parte de los trabajadores del IMSS, sino por el conjunto de la clase, atendiendo los aspectos en los que hasta ahora se ha centrado la maniobra. Se precisa tener en claro que estas medidas buscan extenderse hacia el resto de los asalariados, pero, para evitar que el descontento confluya, no sólo se confunde llamando a unos los “privilegiados” y a otros las “víctimas” de éstos (o separando jóvenes y viejos, parados y activos...), sino además se busca extender la desmoralización y dar la “lección” de que ante los ataques del capital nada se puede hacer. Por ello para poder concretar una verdadera respuesta a estos golpes, se vuelve indispensable comprender que la “radicalidad” que el sindicato pretende mostrar, no es sino un maquillaje que le permite ganar la confianza de los trabajadores y así cumplir mejor su labor de sabotaje. ¿Es que se puede encontrar una diferencia entre la estructura sindical de la CTM y la UNT?
Es evidente que para lograr culminar con su ataque, la clase dominante necesita no sólo hacer creíble su campaña sobre el hecho de que los trabajadores son los causantes de las dificultades económicas de la institución médica y los responsables directos del mal servicio que ofrecen, y convencer que estos son sujetos “privilegiados” que se apropian de las cotizaciones del resto de los asalariados inscritos al IMSS, sino además, y ante todo, requiere reforzar el dominio que los sindicatos mantienen sobre los trabajadores, para poder imponer movilizaciones huecas que desgasten, desvíen aún más el descontento y generalicen la desmoralización.
Pese a que la burguesía en la región desde hace tiempo se encuentra fracturada (cómo se puede ejemplificar con los enfrentamientos entre sus diferentes fracciones, presentes no sólo entre partidos, sino incluso en sus interior, ha encontrado un punto que le permite alcanzar un acuerdo: el incrementar el peso de la crisis en las espaldas del proletariado. Toda la burguesía, aunque use diversos tonos para describirlo, mantiene acuerdo en que la crisis que azota al sistema capitalista requiere del uso de mecanismos que permitan un “respiro” de la economía; y la “salida” que la clase dominante encuentra (en México como en el resto del planeta; véase en este mismo número el artículo sobre el desmantelamiento de la seguridad social) es la disminución, e incluso la eliminación, de los servicios que se presentan como parte del salario, en particular, lo referente a los servicios médicos, así como a las pensiones y jubilaciones, lo que en los hechos significa la degradación directa de los salarios.
Estos gastos “sociales”, son en realidad parte del salario, en tanto son porcentajes de la plusvalía retenida por el Estado y retornada en forma de servicios a los trabajadores; y aunque fueron utilizados en su momento para cumplir las necesidades del capital, centrados fundamentalmente en asegurar la salud de la masa de asalariados y afirmar el control de los trabajadores a través del dominio sindical, el peso de la crisis hace que hoy se le presenten como un lastre, por lo que desesperadamente busca eliminarlos, aún y cuando tenga que deshacerse de la careta benefactora, mostrando, sin ningún velo ya, su rostro y su práctica salvaje, arreciando los ataques contra las condiciones de vida de la clase obrera... No es nada extraño que en México, el IMSS, se formara en la década de los 40, justo en la aceleración del proceso de industrialización de la región, durante la llamada “sustitución de importaciones” (posibilitada por la guerra y la reconstrucción), y en el marco de la “tregua” entre el sindicato y Estado, que significó la prohibición de la huelga y el congelamiento de los salarios([1] [70]), y menos extraño es que estas “reformas de segunda generación”, que tienen en su base la intensificación de los niveles de explotación, requieran, para ser implementadas, de una actividad de sabotaje abierta por parte del sindicato, que es a fin de cuentas, el bastión permanente que la burguesía mantiene dentro de las filas proletarias. No hay que olvidar que son estas mismas reformas las que el SNTSS venía promoviendo desde el 2003 y si hoy éste (junto con partidos de la burguesía como el PRD y sectores del PRI) se presenta como defensor de los trabajadores es por la existencia de fracturas internas en la clase dominante que los lleva a usar su “disidencia” como medio de presión, sin embargo cuando se trata de comprimir las condiciones de vida obrera y someter el descontento mantienen un acuerdo, por eso la “radicalidad” de Galina o Hernández Juárez, no son sino el complemento del ataque...
La incipiente combatividad que en octubre del 2003 mostraban los trabajadores del IMSS ante el anuncio de la aplicación de la “reforma”, fue rápidamente “atendida” por el SNTSS, esterilizando el coraje y saboteando los intentos de los trabajadores por tomar en sus manos la lucha. El Congreso sindical, que es presentado por el izquierdismo y el “sindicalismo de base” como un momento de triunfo, fue en realidad el momento en que el sindicato sometió y disciplinó el descontento al encajarlo en una dinámica sin salida, anulando la disposición de combate que había. Cuando los trabajadores iniciaban con muchas dificultades el trabajo de reflexión y de organización por encima (e incluso en contra) del sindicato, se sabotea su accionar al anunciar al Congreso extraordinario y promoverlo como un verdadero lugar de discusión colectiva. Es este momento en que la trampa sindical empieza a madurar, porque, pese a que las disposiciones presentadas por la dirección sindical son votadas en contra en ese congreso, y muchos trabajadores se alegraban de que “habían detenido a Galina”, en realidad es el sindicato el que avanzó, ganando mucho más que una votación, ganó la confianza de los trabajadores de que es posible luchar en (y tras) el sindicato. Esto, por supuesto, posibilitó que su labor de sabotaje encontrara el camino fácil para impedir que los trabajadores tomaran en sus manos la lucha y la extendieran hacia otros sectores.
En este momento pese a la verborrea radical de la estructura sindical (ante el SNTSS, como el conjunto de sindicatos asociados en la UNT), su práctica muestra que buscan hacer que el golpe asestado no tenga la posibilidad de ser revertido y más aún que la desmoralización se extienda hacia el resto de la clase y facilite el camino a la generalización del ataque. Si bien los trabajadores deben ser claros que esta batalla se ha perdido por el momento, es necesario también sacar las lecciones, porque el combate continúa y los pasos que habrán de seguirse dando tendrán que tomar en cuenta los errores que se han cometido para no volver a tenerlos. Es esencial que la reflexión de los trabajadores tome en consideración que mientras el sindicato controle su descontento, las potencialidades de los trabajadores será anulada, porque es la combatividad y la conciencia lo que el sindicato siempre temerá. Es natural que luego de asestar un golpe de esta magnitud la clase dominante busque extender la confusión empujando la formación de nuevas estructuras sindicales (de “base”, asamblearios, o frentes) previniéndose de los relevos que atrapen a aquellos trabajadores a los que no lograron convencer las acciones del sindicalismo oficial... esa verborrea radical y las amenazas de movilizaciones masivas no tienen más objetivo que maquillar su accionar de saboteadores. La misma huelga, que es indudablemente una importante expresión de la lucha de la clase, si es empujada y controlada por el sindicato a lo único a lo que puede llevar es a una derrota grandilocuente que la burguesía sabrá usar como “lección” en contra del proletariado. Por ello ante la dinámica del sindicato (por más radical que se presente) que pretende envolver en una lucha en “defensa del IMSS”, es necesario imponer como bandera de lucha la defensa de las condiciones de vida, y ante todo empujar a la reflexión colectiva a través de Asambleas Generales, teniendo en claro que la verdadera fuerza del proletariado se encuentra en su actuación masiva y consciente... La derrota a la que hasta ahora el sindicato ha llevado a los trabajadores, es tan sólo una batalla perdida de la que se deberá sacar las lecciones necesarias que permitan recobrar fuerzas para la continuación del combate en mejoras condiciones.
Cloe/11-agosto-04
1 [71]Cualquiera que cuente con la mínima voluntad de entender la historia notará que la “seguridad social” tan pregonada como un “logro de la lucha”, se impone justamente cuando hay un profundo retraso en el desarrollo de la lucha de clases.
La guerra de independencia de los EUA, que culminara en las últimas décadas del siglo XVIII, indudablemente ayudó a la cohesión de la nueva clase burguesa norteamericana, a la definición del Estado nación, y por tanto, a la aceleración del paso en el desarrollo capitalista. Es la consolidación del modo capitalista de producción, y con ello la necesidad de la extensión del mercado, lo que conlleva a que la burguesía norteamericana perciba como enemigos a vencer (tanto en el terreno económico, como en el político-militar) a las potencias colonialistas europeas, presentes como fuerzas dominantes, en ese entonces, en el continente Americano. Es en este contexto de la dinámica capitalista que EUA plantea la doctrina Monroe (1823), con la que prepara el argumento diplomático para respaldar a los procesos de independencia de los Estados latinoamericanos, pero en los hechos, será una amenaza a los viejos colonizadores, en tanto que, con la declaración: “América para los americanos”, la burguesía norteamericana define al continente americano como territorio de su dominio, marcando desde entonces a América Latina (AL) como su “patio trasero”.
Es evidente que el dominio de los EUA en el continente, se debe, a las dificultades económicas presentes en AL, que impidieron que la dinámica de acumulación se condujera con la misma velocidad y características presentes en el norte, pero además, hay que señalar, que ese retraso tiene que ver con las diversas dificultades políticas, que impedían la cohesión de la burguesía y la conformación de un proyecto que permitiera la consolidación de los Estados-nación latinoamericanos. Tal era el grado de dispersión que, todavía a mediados del siglo XIX, en gran parte del territorio latinoamericano existían conflictos internos que desgarraban el tejido social e impedían que el sistema capitalista pudiera avanzar destruyendo los vestigios de las formas antiguas de producción. En la comprensión del retraso que provocan esos conflictos en el desarrollo de la historia, Engels (siguiendo la misma idea expuesta por Marx en “Revista Comunista” nº 1, Londres-1847) en su texto “Los Movimientos revolucionarios de 1847”, escribe: “Hemos presenciado también, con la debida satisfacción, la derrota de México por los Estados Unidos. También esto representa un avance. Pues cuando un país embrollado hasta allí en sus propios negocios, perpetuamente desgarrado por guerras civiles y sin salida alguna para su desarrollo (...) cuando este país se ve arrastrado forzosamente al progreso histórico, no tenemos más remedio que considerarlo como un paso dado hacia adelante. En interés de su propio desarrollo, convenía que México cayese bajo la tutela de los Estados Unidos...”
Así pues, el desarrollo capitalista de Norteamérica y el retraso del resto del continente posibilita que desde la fase expansiva del capitalismo([1] [72]) se afirmen los lazos de dominio del Tío Sam. De esta manera, para fines del siglo XIX, los EUA ya habían ampliado su extensión territorial a través de la invasión militar del territorio mexicano, y afirmado el dominio de Puerto Rico y Cuba con el tratado de París (1898)... sin duda, esta tendencia es reforzada cuando el sistema capitalista entra en su fase de decadencia, la cual va definiéndose en las primeras décadas del siglo XX. Es en esa tendencia que, para justificar su derecho de invadir los territorios latinoamericanos en los que considere está en peligro la propiedad de ciudadanos norteamericanos, aplica el “corolario Roosevelt” (1904), exponiendo así, de forma cada vez más abierta su actitud amenazadora y belicista, que se confirma en la extensión de su dominio económico y militar, por ejemplo en Panamá y su canal interoceánico.
De manera que si los EUA quedaron fuera de la primera carnicería imperialista iniciada en 1914, en cambio, terminaron de consolidar su poderío en toda América. Es con su participación en la segunda guerra cuando su poder puede ampliarse a nivel mundial, fortificando su dominio en el accionar del bloque occidental, que se expresa en la llamada “guerra fría”. En esta fase de las pugnas imperialistas concentradas en la lucha de bloques (EUA-URSS), la vigilancia y la actitud de agresión hacia sus “aliados”, los “pequeños imperialistas” latinoamericanos, no deja de exponerse, de manera que vigila con especial atención el que fuerzas imperialistas del bloque opositor (URSS) no se entrometan en el continente([2] [73]), es en esa vertiente que da forma a la Organización de los Estados Americanos (OEA), a programas como la “Alianza para el progreso”, pero también la estructuración de la “Escuela para las Américas” (fundada en 1946 en Panamá para el entrenamiento militar y de “enseñanza” de la tortura a soldados latinoamericanos), las incursiones militares, entre otras: Guatemala (1954), Dominicana (1965), Granada (1983)... sin olvidar, por supuesto, la larga lista de golpes de Estado comandados por los EUA en los países del sur de América durante los años 70. Pero si estas acciones eran justificadas por los EUA aduciendo el “peligro del bloque soviético”, cuando éste bloque se desploma, el nuevo “orden de paz” que auguraban, no llegó en AL, ni en el resto del mundo.
La caída del bloque estalinista, a diferencia de lo difundido por la burguesía, no trajo el “reino de la paz”, por el contrario, la pérdida de argumentos para aglutinar a las fuerzas imperialistas en un bloque, hace prevalecer la tendencia del enfrentamiento continúo entre todos, sin tener un marco duradero para la cohesión. En este “nuevo orden” el liderazgo de los EUA, ha sido cuestionado y presionado por las diversas fuerzas imperialistas, al grado que han logrado tomar presencia en AL, “osando” violar el patio trasero del Tío Sam. Así desde la caída del bloque del Este se han visto proliferar expresiones anti-EUA dentro de la misma burguesía de AL; no sólo ha sido Fujimori y su apertura al imperialismo japonés, en el mismo sentido se encuentra la aparición del EZLN (sostenido por diversas fuerzas imperialistas de Europa), el apuntalamiento que el mismo capital europeo ha hecho de Cuba, y en los últimos tiempos H. Chávez de Venezuela, se ha convertido en un problema para los EUA, no porque su gobierno ponga en cuestión las relaciones de producción capitalistas, sino porque se convierte en cabeza de playa por la que pueden intervenir fuerzas imperialistas que rivalizan con los EUA.
Ante la amenaza continua de sus rivales imperialistas, los EUA pretenden recobrar su liderazgo mediante golpes de mano, como lo muestra su accionar en Irak, y aunque AL no guarda el mismo nivel de conflicto, de estrategia política, militar o económica como el medio oriente, y no requiere, por tanto, acciones de la misma magnitud, no deja de ser considerada la necesidad de reforzar su dominio. Por ello con el llamado Plan Colombia (Pl-Co,([3] [74])) pretende refrendar su dominio en el conjunto del continente.
Así, teniendo como pretexto el combate al narcotráfico y a la guerrilla colombiana (que vienen saliéndose de su control y abriendo pautas para el apoyo o intervención del capital europeo), el gobierno de los EUA ha implementado un proceso de militarización, con el que de paso “recordará” a la burguesía de la región cuál es la alineación política que debe seguir, porque esta presencia militar es una amenaza viva para las expresiones anti-EUA... Si bien no puede poner en acción a una gran cantidad de efectivos militares (sólo ha destacado, oficialmente, a 500 soldados), en tanto se encuentra clavada su atención y el uso del mayor número de sus fuerzas militares en el medio oriente, en cambio, utiliza a militares de Colombia, Ecuador, Perú y Panamá, en una unidad militar que busca mantener bajo control el cono sur, abriendo el cerco a partir de Colombia.
Este proyecto militar, evidentemente expresa la desesperación del capital norteamericano por recuperar el terreno perdido (o en peligro de serlo), pero sobre todo expone la barbarie a la que el capitalismo ha llegado, porque no sólo se activan bombardeos de poblaciones civiles (en niveles tal vez mayores a los realizados en El Salvador, durante su enfrentamiento con la guerrilla en los 80), sino que se llevan a cabo “fumigaciones” para eliminar los cultivos de la coca y amapola con productos químicos de alta nocividad([4] [75]), y ha llevado al desplazamiento de una numerosa masa de población, que ve agudizado con ello su proceso de pauperización.
La aplicación del Pl-Co, lleva una dinámica relativamente lenta, pero continua, que no se ha detenido a las impugnaciones que fuerzas imperialistas europeas han hecho de éste: en octubre del 2000, el vocero de la Unión Europea (UE), Renaud Vignal, en una abierta critica al proyecto norteamericano decía: “El plan Colombia no es mi plan... La expresión del gobierno francés y de la UE sobre el plan Colombia, es que no es nuestro asunto”. De la misma forma en la II Cumbre América Latina, el Caribe y la Unión Europea (ALCUE, 2002), en forma “sutil”, las fuerzas imperialistas europeas externaban su crítica al Pl-Co, llamando a la “solución negociada”. Ante esto, los EUA se han alertado, por lo que se adelantan a cubrir los flancos que pueden ser motivo de duda a su proyecto o de descontento en las filas de la burguesía latinoamericana. De manera que es en la misma III ALCUE (mayo-04), aún sin estar presente el gobierno de los EUA, hace notar su presencia por el anuncio de que el gobierno mexicano (que tradicionalmente ha cumplido el papel de su “hombre de confianza” en AL) establecerá un acercamiento con sectores de la guerrilla colombiana, fundamentalmente con el ELN para negociar el desarme (y no con las FARC, que han tenido mayor cercanía con la UE, al grado que cuando se llevan la mesa de diálogo, en el 2000: gobierno-FARC, la UE está de acuerdo en discutir con la guerrilla el uso de su apoyo financiero), lo que permite anular algunas fuerzas que se han dispersado de su control, pero al mismo tiempo prepara el terreno para un mejor desarrollo de su aventura militar.
Siendo AL el territorio tradicionalmente controlado políticamente por los EUA, requiere, para que así continúe, un reforzamiento de las medidas militares que paren “las posiciones radicales <que alimentan> sentimientos antiestadounidenses”, como lo ha señalado el informe (marzo-04) del militar J. Hill, jefe del Comando Sur.
De frente a ello el proletariado no puede tomar partido por alguna de las fuerzas imperialistas en disputa, como tampoco puede involucrarse en la defensa de la nación, la única alternativa que tienen los trabajadores ante esta aceleración de la barbarie guerrera en Latinoamérica, como en el mundo, es el combate contra el verdadero causante de los males de la humanidad: el capitalismo.
Tatlin/julio-2004
1 [76]Este proceso de dominio es producto de la naturaleza depredadora del capitalismo y no tiene una solución dentro de éste, por ello son falsas las ideas nacionalistas y “dependentistas” que postuló la “escuela económica latinoamericana” impulsada por la ONU a través de la CEPAL, en los años sesenta y setenta y que aún hoy, en una “nostálgica” añoranza es utilizada por el aparato de izquierda del capital.
2 [77]Hay que recordar que aún en la preparación de la 2ª Guerra, los EUA conducen (o por lo menos permiten de forma complaciente, usando el término con el que reclama el gobierno británico) la expropiación petrolera en México. Aunque se afectaba a empresas norteamericanas (principalmente al Grupo Sinclair Pierce), se despoja también a las empresas de origen británico, y por medio de la “política del buen vecino” se conecta a la producción petrolera mexicana en la economía de guerra de los EUA.
3 [78]El Pl-Co, inicialmente (1998) fue llamado “Plan de desarrollo del sur de Colombia”.
4 [79]Algunos articulistas han señalado que se arroja de forma indiscriminada “fusarim oxysporum”, el cual, dicen, provocó el “ébola” en África.
Los empresarios parecen haber conseguido lo que querían. Millones de asalariados han sido despedidos durante las vacaciones del verano con la noticia de que la compañía industrial más grande de Europa, en la principal planta de Mercedes en Stuttgart-Sindelfingen, va a estar en poco tiempo “ahorrando” costos de producción a costa de sus empleados. Quieren mostrarnos que aún en las compañías donde están teniendo ganancias, los trabajadores son extremadamente propensos para ser chantajeados con la amenaza de la transferencia de las plantas de producción a cualquier parte, y con despidos masivos. Precisamente en el momento en que las fuerzas laborales se dispersan para el descanso de verano, cuando, de manera aislada, el sentimiento de impotencia es particularmente fuerte, lanzan el recorte. Un recorte a expensas de los trabajadores, el cual afecta no sólo la fuerza de trabajo en Daimler-Chrysler, sino a todos los esclavos asalariados.
Pocas semanas después de que el personal de la Planta de Siemens en Bocholt y Kamp-Lintfort fueron chantajeadas para aceptar la semana de 40 horas sin pago compensatorio; después de que en Bavaria habían tomado la cabeza al extender el día laboral, también en el sector público, tampoco sin ningún pago compensatorio, los empresarios han empezado a clamar –dependiendo de su situación- por la semana de 40, 42, e incluso 50 horas. En Karstadt, por ejemplo, (una cadena de tiendas departamentales) se les dijo a los trabajadores: o trabajan 42 horas por semana o se eliminarán 4000 puestos de trabajo. Por doquier se están implementando medidas similares. La experiencia de las semanas pasadas, confirman de esta manera cada vez más lo que los trabajadores empiezan a sentir: que la tan mentada “economía de mercado” no tiene nada que ofrecernos sino inseguridad y explotación creciente.
Pero además de reconocer esto, hay otras lecciones de los conflictos de semanas pasadas que tienen que ser asimiladas. La clase gobernante quiere que saquemos de la lucha en Daimler-Chrysler la conclusión de que no tiene sentido que pongamos resistencia; de que la lógica de la competencia capitalista se impondrá de una u otra manera, por lo que sería mejor rendirse desde el principio; que los explotadores y los explotados deben estar en el mismo barco para “mantener el empleo en Alemania”.
Pero desde el punto de vista de la población trabajadora las conclusiones son diferentes. Más de 60 mil empleados de Daimler-Chrysler a todo lo largo de Alemania han participado en los pasados días en huelgas y acciones de protesta. Los trabajadores de Siemens, Porsche, Bosh y Alcatel han participado en manifestaciones en Sindelfingen. Esta lucha ha mostrado que los trabajadores han empezado a regresar a la escena de la lucha. Tomando en consideración el sufrimiento y miseria en puerta para los trabajadores de todo el mundo en los años venideros, podemos comprender que la cosa más importante hoy, es que aun que una vez más los capitalistas han maniobrado para imponer su deseo, esta vez los ataques no fueron aceptados pasivamente.
Pero lo más importante de todo es lo siguiente: cuando Daimler-Chrysler amenazó a los empleados en Sindelfingen, Unterturkheim y Mannheim con la transferencia de las plantas de producción a partir de 2007, concientemente tenían el objetivo de enfrentar a los trabajadores de las diferentes plantas unos contra otros. El hecho de que los empleados en Bremen participaron en las acciones de protesta contra los cortes salariales, el aumento de horas de trabajo y por la eliminación de recortes en Baden-Wurttemberg, frustraron esta estrategia de los empresarios. Esto empezó al menos a poner en claro que nuestra respuesta a la crisis del capitalismo sólo yace en la solidaridad de los trabajadores. Esta solidaridad es la fuerza que hace nuestra lucha posible, y que le da su significado.
La clase dominante quiere darnos la impresión de que la lucha en Mercedes fue una acción sin importancia que no los impresionó en lo más mínimo. Pero si se examinan los acontecimientos de los días pasado más de cerca, se puede concluir que la clase dominante está preocupada por el inicio de la resistencia de la clase trabajadora. Teme sobre todo, que se reconozca que la solidaridad no sólo es el arma más efectiva en la defensa de sus propios intereses, sino además que contiene el principio fundamental de una forma de orden social más alto.
El caso de Siemens se planeo para demostrar que, siempre que haya una amenaza de clausura de una planta, los trabajadores tendrán que aceptar seguir trabajando, no sólo con peores condiciones de trabajo y de pago, sino también con más horas de trabajo. Mercedes fue escogida para poner un segundo mensaje: que la extensión sin límites del régimen de explotación aplica no sólo donde la compañía o la planta tiene la espalda contra la pared. Puede aplicar donde sea. Esto fue por lo que Daimler fue seleccionada deliberadamente, precisamente porque es la mayor concentración de la clase trabajadora industrial en Alemania con cientos de miles de trabajadores. De esta forma, el mensaje de los capitalistas fue claro y fuerte. Este mensaje es que si dicho grupo fuerte de trabajadores, bien conocidos por su experiencia de lucha y su combatividad, no son capaces de evitar dichos ataques, los otros asalariados tampoco podrán oponer resistencia.
Los empresarios combinan sus fuerzas en las llamadas confederaciones para coordinar sus esfuerzos contra la clase trabajadora. Además, esas confederaciones están fusionadas con todo el aparato estatal. En este proceso, surge un tipo de división de trabajo entre el gobierno y las industrias. En realidad los ataques a estas empresas está relacionados con las "reformas" del gobierno federal. Los propios despidos son usados como chantaje para los que todavía siguen trabajando.
El hecho de que los ataques no iban a ser aceptados sin luchar se mostró con las protestas pero también con la reacción de la clase dominante. Los políticos, los sindicatos, el consejo empresarial y los empresarios se dieron cuenta que el conflicto en Daimler tenía que terminar lo más rápido posible. La sorpresa fue el entusiasmo con el cual participaron los trabajadores en las protestas. El espectro de la solidaridad de los trabajadores, considerado por mucho tiempo extinguido, amenazó con regresar. De frente a esto los representantes del capitalismo empezaron a ponerse visiblemente nerviosos. Nada es tan importante como la propia lucha de la clase para demostrar al mundo que ni la clase trabajadora ni la lucha de clases son cosas del pasado.
No queremos sobrestimar las luchas en Daimler. Estas luchas no fueron suficientes para evitar la penetración capitalista. Por un lado, porque el conflicto quedó limitado a los trabajadores de Daimler. La historia prueba que sólo la extensión de la lucha a otras partes de la clase trabajadora es capaz de detener, si bien temporalmente, los ataques de la burguesía. Por otra parte porque esta lucha nunca confrontó o al menos puso en cuestión el control sindical.
Los sindicatos dividen a los trabajadores y defienden los intereses de la empresa en contra de los trabajadores porque se han convertido en parte del capitalismo y su lógica. Esto significa que la solidaridad de los trabajadores y la extensión de sus luchas sólo puede ser lograda por los trabajadores mismos. Para esto se requieren asambleas masivas y soberanas y una forma de lucha dirigida hacia la unión de los diferentes sectores de empleados y desempleados. Esto sólo puede ser logrado independientemente y en contra de los sindicatos.
Estamos muy lejos de esa forma autónoma de lucha basada en la solidaridad activa. Sin embargo, hoy ya podemos encontrar las semillas de tales luchas futuras. Los trabajadores de Daimler estuvieron concientes de que ellos estaban luchando no sólo por ellos mismos, sino por los intereses de todos los trabajadores. A largo plazo, los esfuerzos de hoy, hacia la resistencia de los trabajadores, hacia el resurgimiento de la solidaridad, irá mano a mano con una reflexión más profunda que cuestione la barbarie de este sistema.
CCI/septiembre de 2004.
El llamado reciente a la “reconciliación” y a la “unidad nacional” así como a “terminar las pugnas entre los partidos y al interior de los mismos como base para lograr acuerdos y sacar adelante las medidas estructurales que el país necesita” (La Jornada, 13.08.04), arengas pronunciadas por conducto de Carlos Slim, el principal empresario del país y Juan Ramón de la Fuente, rector de la UNAM, un personaje que puede ser candidato, al que una parte de la burguesía no ve con malos ojos para proyectarlo a la Presidencia, ha rematado el cúmulo de llamados similares a lo largo del presente sexenio que se han quejado de la situación política tan inestable que no pocas veces ha amenazado con salirse del control producto del golpeteo político tanto entre los partidos como dentro de ellos.
Los efectos de la descomposición
En RM núm. 81 (jul-ago 2004) donde explicamos los escándalos alrededor del primer círculo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) recordábamos una tesis que hemos venido defendiendo desde hace tiempo: la causa fundamental de que la actual administración no haya, hasta ahora, alcanzado logros significativos con respecto a los retos que tenía particularmente relacionados con las reformas estructurales([1] [83]) a nivel económico y político, se debe, sobre todo, a “la división existente entre la burguesía que no ha logrado darse una fuerza de unidad para encauzar a las distintas fracciones en esa dirección.” (ídem). Esta división, si bien tiene un fundamento económico relacionado con la puja por la elección del equipo de gobierno federal más adecuado para continuar con la gestión de sus intereses como clase considerando las metas que todavía quedan por resolverse al menos en el corto y mediano plazos, el centro de gravedad de la pugna global, sin embargo, se ha trasladado desde hace varios años hacia el terreno político; es ahí donde se está dirimiendo actualmente el conflicto para tomar la decisión.
Estas pugnas políticas se caracterizan por una tendencia cada vez más omnipresente: el cada uno para sí, el afán faccioso de beneficiarse a costa de los otros grupos aún si se sabe que en esta dinámica destructiva siempre hay un saldo negativo para la burguesía tomada de manera global; es, como lo hemos documentado desde hace ya más de una década, el fenómeno de la descomposición que también afecta a los procesos políticos de la burguesía en la forma de descontrol, de incapacidad para consensar acuerdos, etc. Esto se ilustra en la carrera desenfrenada de las distintas fracciones burguesas que pululan al interior del Estado para posicionarse de la mejor manera para garantizar su pervivencia política que les reditúe los beneficios derivados de la influencia en la conducción de los negocios capitalistas. No hay diferencias de fondo en cuanto a la necesidad de las llamadas reformas estructurales como si existen de manera declarada en cuanto al reparto de los feudos de poder económicos y políticos; en medio de una profundización y extensión sin precedentes de la crisis económica que todo lo constriñe, la pelea es a muerte para disputar las cuotas de poder más jugosas.
De la modernización a... la cruda realidad
Esto es lo que ha sucedido, por ejemplo, en los últimos recambios políticos en algunos estados; en Oaxaca, sobre todo, donde como un laboratorio se manifestaron las tendencias profundas que dominan la política burguesa: los alineamientos generados alrededor de las dos candidaturas (con Cué-Diódoro Carrazco-Gordillo-Fox: PAN, PRD, Convergencia; con Ruiz-Murat-Madrazo: PRI estatal, PT, Verde Ecologista) disputaron precisamente las cuotas de poder engendrando alianzas coyunturales que ponen en entredicho el proyecto político de la burguesía para ordenar su juego de partidos para hacerlo más creíble a los ojos de la clase obrera. ¿Dónde queda la campaña democrática modernizadora, por ejemplo, ante el retorno de los grupos más oscuros del priísmo como se dio en Tijuana con el ascenso de Jorge Hank Rhon a la alcaldía?. Lo que importa es el cálculo inmediato, poniéndose en entredicho de manera irresponsable los intereses globales de los capitalistas como clase: el cada uno para sí, por si hubiera alguna duda. Y lo mismo se repite en todas partes.
La burguesía, no sólo tiene aquí un problema grave en cuanto a la falta de partidos políticos definidos ideológicamente como se suponía que iba a operarse mediante una reestructuración de los mismos (pues así lo calculó la burguesía) después del desplazamiento del PRI del poder central para hacer frente a un reparto de tareas frente a la clase obrera (los índices de abstencionismo superiores al 60 y 70% sin duda son un foco rojo para la capacidad de mistificación y control del Estado); tiene otro también muy grave en el plazo inmediato, y es que las disputas así gestionadas tienden cada vez más a amplificarse alejando en los hechos cualquier posibilidad de acuerdos de unidad que tanto necesita la clase capitalista para avanzar en sus proyectos.
Situación actual de las pugnas interburguesas
Frente a esta situación la burguesía ha intentado algunas salidas: -Efectivamente, negociando una mínima disciplina para sacar adelante algunas reformas, como la del seguro social por parte de los llamados dinosaurios del PRI, a cambio, por lo pronto, de respetar la integridad de la “gran familia” que gobernó por siete décadas, aún si el riesgo de descrédito de la campaña del “cambio” es inevitable([2] [84]). Por cierto, en esta circunstancia, el ejército, vinculado por múltiples lazos a la clase política priísta de rancio abolengo, ha logrado hacer valer sus prerrogativas exigiendo “perdón, olvido y unidad para que el país no se nos vaya de las manos” (Secretario de la Defensa, General Clemente Ricardo Vega García. El Universal, 18.07.04).
- Desmantelando el famoso “gabinetazo” que prácticamente se ha desgranado, sobre todo en los últimos meses, ante el fracaso de la administración federal, preparando las mejores condiciones para un relevo presidencial ahora sí más efectivo que el actual y sobre una base más firme que garantice la unidad nacional como premisa para lograr las metas de la burguesía.
- En medio de esta incertidumbre la llamada clase política del PRI se ha venido posicionando cada vez más fuerte como el mejor equipo para lograr la unidad y la disciplina general para sacar adelante los proyectos centrales del país: si bien resiente una división muy marcada en sus filas (Madrazo-Gordillo) que últimamente ha amenazado con la fractura y la creación de un nuevo partido liderado por la misma Elba Esther, secretaria del PRI. A pesar de todo esto, el PRI ha venido promoviéndose ante el conjunto de la burguesía como la única alternativa, que además ha probado una renovada recomposición política (ahí está su recuperación electoral creciente en varios estados del país), capaz de cohesionar a la burguesía alrededor de sus intereses fundamentales aún si eso signifique sacrificar a alguna fracción en disputa([3] [85]).
- En fin, como lo mencionábamos al principio, la fracción de la burguesía agrupada en torno al magnate Slim, la cual reclama cada vez más un liderazgo para superar el actual marasmo y estancamiento político, ha dado un fuerte golpe sobre la mesa para recordar al conjunto de sus compinches de clase que no sólo tienen la carta AMLO sino que disponen de varias alternativas para aportar de una vez por todas una solución a la situación actual. El rector de la Universidad Nacional, por ejemplo, ha representado en todo momento un recurso sólido dependiendo de la evolución de los acontecimientos. De manera más inteligente, este grupo ha demostrado habilidad para jugar con varios naipes a la vez con la única condición de que los ases bajo la manga sepan consagrarse a los sacrosantos intereses estratégicos y globales dela burguesía nacional.
Como vemos, los cálculos son netamente burgueses y la clase obrera no tiene interés alguno en apoyar tal o cual opción de sus enemigos de clase. Si la burguesía actualmente le convoca a inmiscuirse en la mejor elección es porque le interesa mantenerla uncida a la mistificación capitalista que consiste en ofrecer mejoras a las condiciones de vida y de trabajo a condición de que estas se gestionen a través de las instituciones democráticas capitalistas; en particular el parlamento y las elecciones que se ofrecen de nuevo como la oportunidad para elegir al mejor candidato en el 2006 no son sino la ocasión para que elijamos, efectivamente, al equipo gobernante que habrá de dirigir nuestra explotación en los próximos seis años. El proletariado no puede dejarse embaucar en este tipo de trampas, su terreno de combate está en otro lado desplegando su combatividad en la defensa de sus condiciones de vida y de trabajo y jamás en la defensa de la nación.
Agosto del 2004/RR
1 [86]Un breve recuento general: el aeropuerto, la magna obra faraónica está en suspenso; la venta gradual del sector eléctrico no avanza; el cobro de IVA a alimentos y medicinas está en suspenso; los contratos de servicios múltiples en petróleo y también en electricidad se han quedado como medidas sólo de consolación para el gran capital; el acuerdo migratorio con EU fue un cuento... en fin, la burguesía en su conjunto a diario le envía mensajes de descontento por la ineficiencia de un gobierno que se pretendía más moderno y más capaz.
2 [87]Muy mal ha quedado la cacareada Comisión para investigar los crímenes de la llamada Guerra Sucia que últimamente no atina más que a justificar su ridículo trabajo con excusas del tipo de “se robaron el expediente”, “se integró mal la averiguación”, etc., etc.
3 [88]Una situación que no favorece a la burguesía pues el resurgimiento del PRI contradice la campaña democratizadora del Estado burgués, de ahí que haya las mayores reservas sobre la viabilidad de esta opción.
Por todos lados del planeta, la agravación de la crisis viene haciendo que los programas de los Estados sean más agresivos, arreciando los ataques contra los trabajadores, y la estrategia que se aplica es la misma para regiones industrializadas que para la periferia, siguiendo el mismo mandato tanto los gobiernos de izquierda como de derecha. Así en 2003 en Francia, Austria y Brasil se modifican las condiciones de pensión. Para 2004, en Alemania, Holanda y México las condiciones de vida de los trabajadores se afectan gravemente con los planes de austeridad aplicados contra la salud y pensiones y para 2005, ya se anuncian mayores ataques. Es en ese marco que, para México se establece la llamada “Ley del ISSSTE”, que no tiene otro objetivo que completar la agresión iniciada contra los trabajadores del IMSS, y así poder profundizar y extender los niveles de explotación…
Pero estos golpes contra los asalariados no son vistos ya con pasividad, la miseria que acarrea no es sólo miseria, es también un factor de reflexión que desenmascara al capitalismo y muestra que no hay un futuro prometedor en el capitalismo y que lo único que puede ofrecer es más explotación, desempleo y mayor miseria. Las movilizaciones que los trabajadores de la industria automotriz llevaron a cabo en Alemania en julio y octubre, aún cuando expresan muchas dificultades para manifestar su fuerza, son ya ejemplos claros de que la solidaridad en el interior de la clase y la manifestación masiva y conciente, son las armas principales que los trabajadores tienen para enfrentar las agresiones de la burguesía.
Luego de imponer una modificación a las condiciones de pensión y jubilación contra los trabajadores del IMSS, la burguesía se prepara para generalizar el ataque hacia los trabajadores que laboran para el Estado, imponiendo una pretendida reforma al ISSSTE.
Estos ataques son presentados como reformas, pero es preciso señalar que la época en que era posible la aplicación de reformas que ofrecieran una mejora al conjunto de la población, corresponde a la fase de desarrollo del capitalismo. Actualmente, en la fase de decadencia (abierta desde las primeras décadas del siglo XX) no hay posibilidad alguna de la aplicación de reformas, si se les denomina de esta forma es con el fin de hacerlas aparecer como medidas de beneficio social, que combatirán la actitud egoísta y de privilegiados de algunos sectores de los trabajadores (como lo sugería la campaña desatada contra los trabajadores del IMSS). Sin embargo. estas acciones no expresan un mejoramiento colectivo, sino la quiebra del capitalismo, que no tiene más camino que comprimir aún más las condiciones de vida de los asalariados. Por eso la “Ley del ISSSTE” no es una medida que beneficiará a los trabajadores, sino es un programa que busca reducir la parte del salario que los trabajadores reciben de forma indirecta (en servicios médicos, así como de pensión); es un mecanismo desesperado de la burguesía para proteger su ganancia incrementando la miseria de los trabajadores.
La burguesía de la región, anuncia para el 2005 el avance de la agresión por medio de sus “reformas”(al ISSSTE y la laboral), para lo cual viene ya preparando el accionar de su principal arma de ataque: el sindicato. El sindicato oficialista o “independiente”, “charro” o democrático, cumple siempre el papel de saboteador, por ello los trabajadores para poder enfrentar las seudo reformas del Estado, requieren ante todo reflexionar sobre las trampas que el sindicato prepara para maniatar el descontento. El ejemplo más cercano es la acción del SNTSS, que con su actuación hipócrita haciéndose pasar como combativo, logró enredar a los trabajadores del IMSS en una dinámica de desgaste y desmoralización, para, al final dejar pasar la agresión, presentándose incluso como una víctima. Es este ejemplo el que los trabajadores deben de tomar en cuenta en su proceso de reflexión para asegurar que las movilizaciones logren exponer su verdadera potencialidad e impongan su fuerza y sometan a estos saboteadores de las luchas.
La agudización que se presenta en la crisis es ya anunciada con el incremento de los niveles de inflación en cerca del 6%, pero sobre todo con el ridículo aumento al salario mínimo de 1.7 pesos (aproximadamente ¡14 centavos de dólar!) y las llamadas reformas a la seguridad social que se buscan imponer; ante ello el único camino para los trabajadores es el de la lucha, pero para que ésta sea un verdadero combate que enfrente la degradación de sus condiciones de vida y sea preparación de los que serán los enfrentamientos decisivos que pongan fin a este sistema de explotación, es necesario, ante todo, que reflexionen sobre el significado de la solidaridad proletaria, de la potencia que significa y de cómo el sindicato trata de eliminarla o falsificarla para evitar que la fuerza organizada y expresada masivamente de la clase actúe como un solo puño.
Tatlin / diciembre-2004
Jamás una elección presidencial americana había sido puesta en la escena por los medios de información burgueses como la que se desarrolló en los entre el candidato demócrata J. Kerry y el del partido republicano G. W. Bush.
Todos los días, los periódicos, las pantallas de televisión estuvieron invadidas de reportajes y de comentarios destinados a persuadirnos de la importancia vital de esta elección, para nuestro porvenir y el del mundo. En las potencias imperialistas, como Francia, el mismo Estado orquesta toda una campaña ideológica, presentando a J. Kerry, como alternativa, ciertamente un poco inexperto y falto de envergadura, pero más honesto y sobre todo menos belicista y guerrero que G. Bush. Esta propaganda tenía por objetivo, a partir de las elecciones en EUA, involucrar a los trabajadores en un ambiente chauvinista, al alimenta la propaganda anti-norteamericana. Por eso, la reelección de Bush, a pesar de la campaña de repudio orquestada por las mismas fuerzas imperialistas opositoras a los EUA, es recibido con satisfacción. Desde la invasión de Irak, la propaganda ideológica de estos Estados no ha cesado de hacer responsable a G. Bush y a los halcones de la administración norteamericana del estado de guerra en Irak, así como del desarrollo del terrorismo en dirección a los países occidentales. G. Bush ha sido presentado como irresponsable, extremista y peligroso. Todo esta justo para poner por delante la irracionalidad de la política de la administración Bush. Así, no es el capitalismo en quiebra el que se ha convertido irracional y radicalmente mortal para la supervivencia de la humanidad, sino solamente la actual administración Bush. La reelección de Bush, el mantenimiento en el poder de los sectores más arcaicos del partido republicano van a permitir, de este modo, a la burguesía continuar orquestando de mejor modo, con aún más amplitud, su confusa campaña antiyanqui. Así, no podrán más que reforzarse las campañas ideológicas de mistificación nacionalista contra la clase obrera mediante la utilización cada vez más importante de la fuerza militar por parte de los EUA, que se encuentra atrapado en el lodazal iraquí y confrontado a un proceso irreversible de debilitamiento de su liderazgo mundial. Esas campañas ideológicas, producto de tensiones interimperialistas, permiten al mismo tiempo a las potencias imperialistas, criticas de las acciones militares de la mancuerna EUA-GB, esconder sus propios intereses guerreros en el mundo.
Todos los comentaristas y otros politólogos burgueses norteamericanos habían analizado que, dada la ausencia total de envergadura de los dos candidatos, y la poca diferencia entre sus programas respectivos, incluso sobre los planes económicos y sociales, J. Kerry habría ganado las elecciones presidenciales si hubiera asegurado la victoria en el Estado de Ohio. Hace poco tiempo aún, este estado norteamericano poseía la más grande concentración de actividad industrial por habitante de los EUA, por el contrario, al curso de los últimos años la desindustrialización cada vez más rápida y brutal ha dejado sin recursos y sin empleo a una gran parte de la población. A pesar de una movilización muy grande del electorado demócrata, Ohio ha finalmente votado mayoritariamente por el partido conservador, constituyéndose verdaderamente en un microcosmos electoral diferente de lo que ha pasado a nivel nacional. La carta electoral de esas elecciones en los EUA muestran una vasta extensión dominada por el voto republicano, y algunas zonas demócratas reagrupadas sobre las franjas litorales del Atlántico y del Pacífico, en las grandes ciudades portuarias como Nueva York, Boston, Baltimore y San Francisco. En lo que es nombrada “La América Profunda”, los llamados de J. Kerry a votar por el partido demócrata no han encontrado eco favorable. Como lo afirman los propios comentaristas burgueses, los dos candidatos han mentido en sus campañas de una manera caricatural, sin que esto haya tenido ninguna incidencia sobre la movilización electoral relativamente más fuerte que durante el escrutinio presidencial precedente. Las motivaciones electorales de una mayoría de los electores norteamericanos se encontraron determinadas por factores que hacían llamado a todo, menos a la razón y a la lucidez. G. Bush se ha presentado como el defensor intransigente de la moral cristiana, de la fuerza y de la grandeza del pueblo americano. El New York Times revela que “numerosos norteamericanos afirman no haber votado en función de cuestiones políticas, sino en función de valores. Han votado por el que comparte su creencia y su modo de vida. Las palabras que salen a colación regularmente en las encuestas realizadas en todo el país a los electores son de este tipo: fe, familia, integridad y confianza”. La “América Profunda”, los sectores rurales sumidos por los efectos de la crisis en una miseria creciente y en la desmoralización, en ausencia total de perspectiva han sido particularmente permeables a estos temas místicos, permitiendo satanizar al extranjero (al musulmán fanático) como el responsable de todos los males. Además, la mediocridad del conjunto de la campaña electoral, la ausencia de luchas de envergadura del proletariado, y la falta de una alternativa visible de frente a la descomposición de la sociedad, ha llevado al repliegue sobre sí o sobre la comunidad. La irracionalidad, producto del miedo y de la impotencia, ha dominado esas elecciones.
El debilitamiento de la coherencia del conjunto de la burguesía norteamericana a fin de defender de mejor manera el interés nacional se ha expresado igualmente en el contenido programático electoral del candidato demócrata: “A todo lo largo de la campaña, los electores no han sabido por qué se presentaba J. Kerry. Ellos querían conocer la forma en que veía al mundo y jamás lo dijo”. (New York Times). “Los republicanos han utilizado el argumento que Kerry sería un presidente muy indeciso para proteger al país”, estima Los Angeles Times. Si J. Kerry no ha expresado una visión del mundo diferente de la tristemente achacada a la persona de G. Bush, es que simplemente J. Kerry y los demócratas no la tenían. Sobre la cuestión iraquí, que es actualmente la más espectacularmente dramática, planteaban lo mismo: el reforzamiento ineluctable del imperialismo norteamericano en el lodazal iraquí. La ausencia de toda solución alternativa a la huída guerrera, han hecho necesariamente imposible al candidato demócrata proponer otra política diferente a la de Bush. Le era igualmente imposible, en efecto, prever un retiro de las fuerzas armadas norteamericanas en Irak, así como de atraer a las potencias rivales, como Francia o Alemania, a ese lodazal aún a través de la ONU. Aún si una mayoría de la burguesía norteamericana había escogido apoyar al candidato Kerry, lo que se traducía, entre otras cosas, en ataques contra Bush provenientes del propio partido republicano, tal ausencia total de una política alternativa real no podía más que dejar el camino libre a la montaña de los reflejos más arcaicos y abrir así la vía a la victoria de G. Bush.
Como lo dijimos en RM 83, la elección de uno u otro candidato no constituía el mayor reto para la burguesía americana. Sin embargo, el hecho que el candidato de su elección no haya sido electo a causa de una dificultad para canalizar a esta parte del electorado particularmente permeable a los temas más arcaicos y obscurantistas, constituye una expresión del debilitamiento de la potencia norteamericana. En efecto, el impasse frente al cual está confrontado el liderazgo norteamericano sobre la escena mundial lleva a una cierta dificultad de la burguesía de esta región para controlar su juego político.
De frente a la política imperialista de los EUA que no puede de todas maneras expresar y desarrollar sino una dirección militar y guerrera, la permanencia del equipo Bush por los cuatro años que vienen prevé una evolución de la situación mundial aún más dramática y bárbara. De frente a esta realidad, las fuerzas imperialistas opositoras a EUA (principalmente Francia y Alemania), seguirán refugiándose detrás de la campaña antinorteamericana que será orquestada cada vez con mayor amplitud. Pero la clase trabajadora no tiene nada que esperar de las elecciones burguesas en los Estados Unidos como no tiene nada que esperar en las elecciones de ningún país del mundo. Por el contrario tiene que tomar conciencia que el capitalismo se hunde aún más en el caos y en la barbarie.
Tino / 18 de noviembre
En efecto, se trata de un crimen perpetrado en la elite del poder económico y político de la burguesía y, por ende, tiene como telón de fondo la disputa por el poder político estatal. Ya en RM 83 (nov-dic 2004) alertábamos sobre el hecho de que “la burguesía no llegará fácilmente a un acuerdo y no se descarta que se repitan los escenarios en los que están presentes ajusticiamientos y detenciones”. Este argumento no es producto de una “adivinación”, es una percepción basada en un seguimiento puntual de la vida de la burguesía y sus pugnas, que como nunca en varios años han alcanzado cuotas de polarización tan altas como cuando se sucedieron los crímenes de Posadas, Colosio y Ruiz Massieu. Desde el 2000, la CCI ha venido analizando estas pugnas de los capitalistas precisamente en su curso hacia la disputa por el control del Estado burgués. Para comprender el desarrollo de la historia desde una visión materialista, como lo hace el marxismo, se requiere tener una claridad de la actuación de la clase dominante y poder así desmitificar el significado de la democracia, de sus personalidades y el momento particular que vive el sistema. Este seguimiento nos permite entender que este crimen es parte de ese proceso de desgarre que vive la burguesía y que la lleva a romper al conjunto de sus partidos políticos, y a que cada una de sus fracciones en su desesperación por apuntalarse, se asocie cada vez más abiertamente con grupos del narcotráfico. Es ese mismo seguimiento que permite comprender cómo a pesar de que la burguesía comprende la necesidad de un “respiro” para dar un poco de cohesión a su interior, se ve imposibilitada de parar su disputa sobre quién será su representante en el gobierno…
De esta manera, son evidentes las tendencias profundas de la descomposición dentro de las filas del capital donde la dinámica que se enseñorea es cada vez más la del “cada uno por sí mismo”, una posición que ha estado dificultando desde hace mucho el accionar unido de la burguesía en su conjunto.
En este caso, el asesinato E. Salinas, es un crimen de Estado que se inscribe directamente en el curso del conflicto cupular de la burguesía dentro del cual la fracción a la que pertenece la familia Salinas ha tenido en los últimos años un protagonismo central.
El escenario que la burguesía enfrenta es un verdadero terreno minado en el que por todas partes hay explosiones de conflictos: No sólo son los escándalos de corrupción respaldados con videos, ni las disputas legaloides entre diputados del PRI y PRD con Fox; son la cantidad diversa de pugnas que se presentan en cada elección de los Estados, y por cada coto de poder, son las amenazas continuas que se arrojan cada fracción, involucrando incluso a sus sectores más duros como el ejército; es a fin de cuentas la imposibilidad que presenta la clase dominante para cohesionarse.
Es evidente que no es posible saber todo lo que hay detrás de las pugnas de la burguesía, no obstante con los pocos elementos que deja escapar es posible percibir un escenario de ataques, que tienden, a agudizarse cada vez más, y este crimen es muestra evidente de esto. De manera que, como decíamos arriba, no se trata de “descubrir” quienes son los asesinos directos, al proletariado de nada le sirve “descubrir” qué grupo en particular llevó este ajustes de cuentas, más bien de lo que se trata es de que sepa clarificar hasta qué punto las pugnas dentro de su enemigo de clase pueden afectarle directamente ya sea viéndose enrolado para apoyar a tal o cual fracción burguesa, o bien, resintiendo una parálisis política con el impacto social de este tipo de crímenes que tanto amplifican los medios de divulgación del capital. En efecto, los capitalistas saben cómo utilizar este tipo de casos , y revertir los efectos negativos de su descomposición contra el proletariado, de tal manera que si la clase obrera está operando en este momento un esfuerzo importante de retoma de la reflexión sobre la naturaleza del sistema de explotación y sobre las perspectivas de la lucha, este tipo de conmociones pueden significar un trastorno que por lo menos interrumpe momentáneamente el proceso.
A pesar de la fractura notoria de la burguesía, ésta se preocupa por mantener el control ideológico de los asalariados, integrándolo como carne de cañón de las rivalidades, y la mejor forma de hacerlo es encajándolo en la trampa democrática, así este crimen puede ser usado para empujar a los trabajadores a tomar partido por alguna fracción, induciendo a establece su elección para el proceso electoral, por eso, como hemos venido insistiendo, los trabajadores deben evitar caer en la trampa que le tienden, llamándolos a “cerrar filas” para defender un nuevo proyecto de nación del color que sea (PRI, PAN, PRD) con el pretexto de que de otra manera el país se hará pedazos en medio del tipo de conflictos como el que nos ocupa. ¡Ningún apoyo a la burguesía!, la clase obrera tiene otros intereses y otro proyecto histórico.
RR / diciembre-04
Esta dinámica no proviene sólo de la ignorancia y del atraso de las regiones, es en realidad una expresión de la dinámica del capitalismo agonizante. Este tipo de violencia irracional no es propio de los países periféricos, apenas en el año 2000, habitantes de El Ejido, en Almería, España, llenos de fiebre xenófoba, intentaron linchar a un grupo de inmigrantes, y con similares características actúan los “cabezas rapadas” y los hooligans de los países industrializados.
En el linchamiento de Tlahuac, lo que subyace en el fondo, más allá de si fue inducido por la guerrilla, el narco o una provocación gubernamental, es la expresión de la desesperanza, la actuación inmediatista, sin perspectiva de futuro, es la práctica de una masa que al reconocer que las instituciones burguesas no ofrecen seguridad de ninguna índole, toman justicia por su propia mano, pensando que esto soluciona un problema, pero que no ve que el verdadero problema es el sistema que crea la violencia, no sólo por la inseguridad que viene de su actitud corrupta y de complicidad, sino fundamentalmente de la que ejerce cotidianamente en el sometimiento y la explotación. ¿Qué mayor violencia puede haber que la explotación y la miseria a la que el capitalismo condena a los trabajadores?
El caso Tláhuac, no es un hecho aislado y se perfila como un acto típico, producto de la descomposición capitalista, pero que además no hay que perder de vista que esto es utilizado por la clase en el poder: la burguesía, ya por incapacidad o por efecto del enfrentamiento entre sus fracciones, decidió no rescatar a sus perros guardianes, no obstante ahora lo usan como elemento para avivar el enfrentamiento y ejercer presión entre los gobiernos de Fox y de López Obrador. Este enfrentamiento, además, lo extienden para atacar la conciencia de los trabajadores, al inducirlos a tomar partido por alguna de las fracciones en disputa.
Los trabajadores no deben dejarse engañar, deben tener claro que este no es un problema de la llamada sociedad civil, es un problema ante el que deben reflexionar y sacar las lecciones, comprender que la turba, a pesar de su accionar aparentemente masivo, es desesperado y ciego, que rompe con cualquier posibilidad de un accionar solidario y consciente. La vigilancia a cargo de la propia población que ya no confía en la policía, desarrollado bajo los marcos del capitalismo, lejos de ser una alternativa, es una peligrosa arma utilizable por el propio Estado. Los trabajadores deben tener claro que sólo la revolución proletaria acabará con la inseguridad que nos ofrece el capitalismo.
Vania / diciembre 2004
Es un hecho innegable de que Faluya va a ser necesariamente reconquistada por el ejército americano. En un primer momento la ciudad ha sido tomada bajo un diluvio de bombas y obuses. Luego el asalto se llevó a cabo. El 8 de noviembre se desencadenó esta operación denominada “furia fantasma” para cercar a Faluya. Esta ofensiva contra la ciudad rebelde comenzó después de que el mismo primer ministro irakí Iyad Allaoui atizara el fuego, ministro de un gobierno interino instalado en el poder y apoyado por Estados Unidos. La ciudad de Faluya está hoy reducida a ruinas, pero al parecer la población civil (según los medios de comunicación burgueses) salió totalmente ilesa de todos los bombardeos intensivos y el asalto progresivo de casa en casa. Es verdad que la mayor parte de la población, aterrorizada con justa razón por los anuncios de la ofensiva de la armada americana sobre la ciudad, había huido masivamente hacia los campos de los alrededores. A la vuelta de su éxodo, cuando la ofensiva terminó, esta población civil no encontró más que una ciudad totalmente destruida, donde el caos y la guerra continuarán desarrollándose. Este asalto de la armada americana garantizada ideológicamente por la participación de algunos miles de soldados irakies reclutados a cambio de unos cuantos dólares, ha necesitado el cierre de las fronteras con Siria y Jordania. En un editorial de Los Angeles Times se afirma que “peor hubiera sido no hacer nada, y entregar la ciudad a la guerrilla que la habría erigido en ejemplo para las otras ciudades irakies”. Así el estado mayor de la armada americana habría tomado la opción menos mala al atacar la ciudad sabiendo que “esta operación originaría victimas, tanto entre civiles como entre los combatientes, y podría levantar las reacciones apasionadas e inflamadas con los árabes más allá de Faluya y de Irak” (Ibid).
Las raíces profundas de esta ofensiva aparecen claramente en la carta del primer ministro irakí enviada a Kofi Annan, secretario general de la ONU, en la cual afirma que su ”gobierno no tiene otra opción que la de tomar medidas firmes y radicales para terminar con la violencia que arriesga con llevar al país hacia confrontaciones que comprometan la celebración de las próximas elecciones”. En efecto, es de una extrema importancia para el imperialismo americano que las elecciones que se celebrarán en unas semanas puedan desarrollarse en una aparente serenidad y seguridad permitiéndolas aparecer junto al gobierno elegido como legítimos. Eso permitiría a Estados Unidos dar toda la credibilidad ideológica posible a su intervención militar. De hecho, la perspectiva de la evolución de la situación en este país es completamente opuesta a la pacificación y estabilización. La guerra civil permanente que reina en el triángulo sunita, la repetición de las ofensivas militares como las que se han visto estos últimos meses, la ofensiva sobre Samara en el mes de octubre, no han aportado alguna tregua durable. La invasión de Faluya ha provocado por otra parte inmediatamente una respuesta violenta con escaramuzas militares en Mosul así como atentados terroristas y tomas de rehenes. El Heralde Tribune no esconde la realidad: “La celebración de elecciones es cada vez más incierta...Los insurgentes se hacen cada vez más fuertes y audaces. Si esta dinámica no puede ser revertida, Washington tendrá que dar marcha atrás y reexaminar completamente sus objetivos de fondo”.
Contrariamente a lo que afirma la prensa burguesa, es más que probable que el hundimiento del imperialismo americano en el lodazal irakí y su debilitamiento irreversible en tanto que primer potencia mundial le empujen hacia una huida militar hacia adelante más incontrolable. Es de prever que la Conferencia Internacional sobre Irak en Egipto, que debe celebrarse el 25 de noviembre próximo y reunirá a todos los actores regionales, los representantes de la organización de la conferencia islámica, Rusia, los estados europeos así como Estados Unidos, no será más que una engañifa, tras los discursos diplomáticos oficiales se expresarán los apetitos feroces y divergentes de cada uno de los participantes. El Estado irakí está inmerso en un proceso de descomposición irreversible, reflejo del caos que gana al conjunto de la región. La ejecución macabra de 49 reclutas del pseudo “nuevo ejército iraki” el 29 de octubre es una dramática concretización de esto. El capitalismo en su conjunto, en Costa de Marfil, en Irak y en un número creciente de regiones del mundo es el único responsable de este hundimiento de partes enteras del planeta en un caos más y más sangriento.
El fracaso histórico de este sistema moribundo no puede más que producir situaciones como en Irak, en Costa de Marfil o Medio Oriente. Este proceso dejado a su dinámica no puede más que continuar sumergiendo a otros países de la región, tales como Siria o Irán. La clase obrera y el conjunto de la humanidad no tienen nada que esperar de parte de este sistema en plena putrefacción. El único futuro que nos han reservado, es de una barbarie creciente. No existe más que una sola perspectiva que puede poner definitivamente un término a la locura mortal del capitalismo: la destrucción de este sistema decadente y la construcción de otra sociedad, sin clases y sin explotación. Una sociedad que, aboliendo las fronteras nacionales, pondrá fin a la guerra y a las masacres. Una sociedad que sólo el proletariado mundial está obligado a edificar. Porque es una clase explotada e internacional, una clase que no tiene patria y que sufre todos los efectos de la crisis insoluble del capitalismo, el proletariado tiene entre sus manos el futuro de la humanidad. No es más que unificando sus luchas, desarrollando su solidaridad sobre su propio terreno de clase que el proletariado podrá cumplir su tarea histórica de enterrador del capitalismo.
El infierno cotidiano en el cual se hunde a las poblaciones en Irak como en Medio Oriente constituye un llamado a los obreros de los países de Europa occidental. Es con el desarrollo de sus combates, en estos países situados en el corazón del capitalismo, que puede surgir una dinámica de luchas revolucionarias hacia el derrocamiento del capitalismo. En este sentido, la única solidaridad que los proletarios del mundo entero podrán aportar a sus hermanos de clase de los países azotados por la guerra, es llevar el combate contra los ataques que les inflige su propia burguesía nacional, contra la explotación , el desempleo y la miseria.
Ante la guerra y la crisis del capitalismo, más que nunca, la clase obrera debe hacer vivir su grito de combate: “¡Proletarios de todos los países, uníos!“.
Tino, 19 de noviembre
En la historia del movimiento obrero la honestidad y la probidad de los militantes han sido un aprendizaje y un terreno de defensa de los medios de lucha de la clase obrera. El marxismo tuvo que luchar contra las teorizaciones de Bakunin, que veían en el bandido un “modelo de revolucionario”. Carlos Marx dedicó tiempo y esfuerzo para responder a las calumnias del bonapartista Vogt; los revolucionarios han creado la práctica de los “jurados de honor” para defender la honorabilidad de un militante que ha sido calumniado, Trotsky mismo llamó a un tal jurado para defenderse de las mentiras vertidas por el estalinismo. El robo, la mentira y la calumnia no son parte de los métodos de la clase obrera, al contrario, son su antítesis. La clase obrera en su lucha por liberar a la humanidad de siglos de explotación no puede hacer uso de medios que van en contradicción con los fines que persigue, no luchará contra las mentiras propagadas por la ideología burguesa a través de “nuevas mentiras”, tampoco aspira a suprimir las relaciones de explotación capitalista por una “nueva forma de explotación”, lo que distingue la conciencia de la clase obrera es justamente su esencia desmitificadora de la ideología burguesa como premisa para avanzar hacia sus objetivos revolucionarios. El proletariado revolucionario no obra según la divisa jesuita de “el fin justifica los medios”. Es por ello que el movimiento obrero debe recuperar y defender, con la misma fuerza que se defiende el programa, los comportamientos proletarios.
Esta Panamericana ha tenido que discutir y pronunciarse sobre este punto en relación a los recientes acontecimientos en el medio político internacional([1] [90]). En particular, hemos confirmado dramáticamente que el BIPR se está metiendo en camino peligroso al justificar el robo y las mentiras de la FICCI. Tenemos que subrayar que los militantes no hacen una “inversión personal” al entrar a una organización revolucionaria y que los materiales y fondos de ésta no pertenecen a los individuos sino a la organización como un todo, “justificar” que unos individuos partan de la organización llevándose lo que puedan (materiales, dinero, archivos, etc.,), bajo el pretexto que sea, es pasar de contrabando al campo proletario actitudes típicas del izquierdismo y el lumpenproletariado. Haremos lo que esté de nuestra parte para hacer entender al BIPR de su camino suicida al lado de la FICCI.
La lucha actual de la CCI en el Medio revolucionario internacional pasa por la defensa de:
-el método de la clarificación de las posiciones políticas, del debate, antes de emprender cualquier reagrupamiento sin principios. Es la clarificación de las posiciones políticas del medio para acceder a un futuro reagrupamiento;
-el método para analizar la lucha de clases como un movimiento mundial e histórico. La clase obrera de los países “subdesarrollados” no tiene metas diferentes a las de sus hermanos de los países industrializados;
-el método para analizar el curso de la historia. No podemos decir que las revueltas en Argentina 2001 eran una “insurrección” o que las luchas contra la “privatización del gas” de los indígenas de Bolivia eran casi “revolucionarias”, aunque sea potencialmente. El curso de la historia sitúa cada expresión en su real contexto, no es una lucha por si misma la que determina un periodo histórico;
-el método de la defensa de la organización, es también la defensa de un comportamiento proletario. La revolución social no puede sustentarse en el robo, el pillaje y la calumnia. Esos métodos no pertenecen a la clase obrera y las organizaciones comunistas deben combatirlos y, sobre todo, excluirlos de sus propias filas.
Otro aspecto de la Panamericana que fue objeto de profundas discusiones es la situación histórica actual. Por una lado la crisis económica empieza a hacer estragos aún en las economías del “primer mundo”, los despidos se suceden, la pobreza aumenta sin freno, la mendicidad va en aumento, la mitad de la población infantil mundial está siendo víctimas de conflictos guerreros, crisis, hambrunas, abandono, marginación… ¡Y la burguesía nos habla de progreso y un mundo mejor!
No obstante la profundización de la crisis capitalista, nuestra conferencia ha decidido centrar sus esfuerzos en un aspecto de la situación internacional: el “giro” en la lucha de clases([2] [91]). Cuando hablamos de un cambio en la situación de la lucha de clases no se trata de esperar movimientos masivos espectaculares, se trata más bien del inicio de un tortuoso camino que comienza a andar el proletariado y que implica la recuperación de su identidad como clase portadora del futuro. La caída del bloque del Este, falsamente llamado comunista, produjo un retroceso en la confianza y perspectiva de cambio, después vinieron acontecimientos que acentuaron la desorientación y provocaron una desmoralización e impotencia que redujeron al proletariado a un estado de confusión y postración profundas como, la guerra del Golfo en el 91, la desintegración de Yugoslavia, la guerra en el Kosovo y como remate la nueva “cruzada contra el terrorismo”… Sin embargo, el retorno profundo de la crisis con los ataques contra la clase obrera desde principios de este nuevo siglo ha empezado a despertar la combatividad de la clase obrera. Las luchas en Europa, están expresando un renovado intento de la clase por recuperar su unidad, su solidaridad y su identidad de clase. Este cambio en la situación mundial es lento y ninguna impaciencia activista aportará una aceleración voluntarista. Los sindicatos están fácilmente retomando y conduciendo las luchas a callejones sin salida, el desempleo está jugando en lo inmediato como un factor de temor e inhibición de las luchas...
Es una responsabilidad de las fuerzas revolucionarias el formar parte activa de esta recuperación del proletariado. Sería sumamente irresponsable el engañar a los obreros mostrando luchas “ejemplares” ahí donde el descontento obrero fue ahogado en el interclasismo (como Argentina en 2001), tampoco estamos para “regañar” al proletariado en espera de luchas “puras”, nuestra responsabilidad es denunciar ante los ojos de la clase los obstáculos que ésta encuentra en su combate y colaborar para hacer avanzar lo más lejos posible la reflexión y empujar hacia la conciencia de la necesidad de destruir al capitalismo.
Finalmente, la Panamericana ha concluido que existe un momento histórico particular, por un lado una crisis que está empujando la combatividad obrera y que pone las condiciones para una recuperación del proletariado, la emergencia de una minoría internacional que busca acercarse a las posiciones de la Izquierda Comunista (no se trata sólo del NCI de Argentina, son diversas expresiones en el resto del mundo), de una nueva generación que promete reforzar el combate actual y contribuir a la construcción del futuro partido mundial.
Si pudiéramos resumir esta Panamericana, diríamos que ha sido una reunión de la convicción, de la convicción militante de luchar en todos los planos para hacer avanzar la causa del comunismo.
Revolución Mundial / diciembre-04.
1 [92]Ver la Revista Internacional No. 119 y el artículo sobre el NCI en este RM.
2 [93]Ver Revista Internacional No. 119.
1. Desde la reaparición de la crisis capitalista a finales de la década de los 60, las medidas que la burguesía, a nivel planetario ha puesto en práctica, desde las monetaristas, hasta sus variantes diversas de políticas liberales, han sido presentadas como “hallazgos científicos” que solucionaran la crisis. Envueltos en sus marasmos “teóricos”, presentan pretendidas evidencias de como el sistema encuentra la solución a sus contradicciones; así, con todo un lenguaje doctoral anunciaban en los ochenta a las economías asiáticas, tanto “tigres” como “dragones”, como la muestra de la renovación de la capacidad expansiva del sistema, luego trasladarían su esperanza a los “mercados emergentes” latinoamericanos y a los “nuevos mercados” que representaban las regiones en proceso de apertura ante la implosión del bloque del Este. En los noventa era la “nueva economía”, la “globalización” y el crecimiento “imparable” de la economía norteamericana el argumento usado para declarar la inmortalidad del capitalismo… ahora, el sueño del arrastre económico de China y la renovación de sus políticas económicas por la vía de las instituciones, es lo que la clase dominante usa para sostener el mito de la fortaleza del capitalismo y de su capacidad para ofrecer mejoras al conjunto de la humanidad, deduciendo con ello que la crisis es solo una expresión aislada, temporal y particular de algunas regiones. Empero, más allá de los discursos la realidad expone la imposibilidad de que el capitalismo encuentre una salida duradera a su crisis, porque no es la manifestación de una crisis más, su profundidad y duración expone de manera abierta y clara el carácter de la decadencia capitalista, que los revolucionarios de inicios del siglo XX reconocieron se abría desde la I Guerra Mundial, y con ello marcando la necesidad objetiva para la transformación radical de la sociedad.
2. A lo largo del planeta la crisis viene tomado mayor peso; esta realidad pretende esconderse en el repunte de algunas las cifras contables de algunas regiones, es el caso de la economía mexicana que al anunciar tasas de crecimiento del PIB alrededor del 5% para el período que viene, permite a la burguesía afirmar que la “crisis ha pasado”. Pero la crisis que viene sometiendo al capitalismo al asumir una forma crónica y permanente, hace posible, incluso, la manifestación de procesos de crecimiento relativo de corto plazo, pero ello no implica su salida, es evidente que las medidas de Capitalismo de Estado, han permitido a la burguesía llevar una “administración de la crisis” que suaviza la caída general, evitando desplomes escandalosos como en 1929.
En México, aunque se pregona una estabilidad, la burguesía ha tenido que abandonar sus proyectos más importantes: ante la nulidad de resultados, a olvidado su sueño de expandir la agricultura de exportación promovida a través de la modificación a la propiedad ejidal en los años 90, y ni siquiera ha podido echar a andar el proyecto del corredor industrial maquilador y agroindustrial, llamado Plan-Puebla-Panamá. De manera que en contraste con las “cifras alegres” que certifican la “buena salud de la economía, es notoria la quiebra casi total en que se haya el campo, así como las crecientes dificultades de sectores industriales, como el del acero, que requieren de forma continua del apoyo estatal para poder sobrevivir.
3. Un hecho evidente de la agudización de la crisis económica es la acentuación de la miseria y el crecimiento de los niveles de explotación a los que condena a la clase obrera. Por un lado gran cantidad de trabajadores son lanzados al desempleo (incluso tomando la cifra oficial del desempleo, se indica que se ha llegado a los niveles más altos: 4.35%), y por otro, aquellos que permanecen laborando lo hacen con ritmos de trabajo intensivos o en condiciones sumamente precarias, lo que se expresa claramente en el crecimiento del empleo denominado por la misma burguesía como “informal”. Estos ataques aunque son dinámicas históricas tendenciales del capitalismo, en tanto es una respuesta de la burguesía a la afectación que sufren sus ganancias y que define el proceso de pauperización de los asalariados, se han acelerado en la región desde fines de los setenta y hoy toman una mayor profundidad a partir de la afectación de las condiciones de jubilación y pensiones, que implica una reducción indirecta del salario.
4. El creciente peso de la crisis y la dificultad presente en la burguesía para poder establecer un marco que defina sus relaciones y les de forma duradera es lo que a nivel mundial marca la dinámica del sistema. Este perfil general, al que reconocemos como un fenómeno peculiar que expone la fase de descomposición del sistema, es una fase histórica del capitalismo que no deja de definirse con características específicas en la región. Desde la pasada Conferencia Panamericana, se reconocía una dificultad de la burguesía de la región para poder establecer una cohesión, lo cual no sólo se ha venido confirmando en los dos últimos años, sino además ha tomado un proceso de agudización, que se acelerarse en la medida que se acerca el 2006, año en que la burguesía ha de decidir que individuo y cual de sus fracciones es la que se colocará a la cabeza del gobierno. Esta disputa ha venido ocupando una dimensión tal, que en ella toman presencia sectores que mantenían una actuación escondida o silenciosa. Ahora vemos actuar de forma muy abierta a grupos del narcotráfico en alianza con personajes de la política nacional (lo mismo en Sinaloa, Tijuana, Oaxaca o Veracruz) e incluso el clero y el ejército tienen una abierta y permanente actuación.
5. El conjunto de partidos con que la burguesía cuenta para llevar a cabo su circo electoral y apuntalar la mistificación democrática, se encuentran atravesados por pugnas, en tanto suelen ser los principales terrenos que la clase dominante usa en sus disputas:
- Por un lado en el PRI actúan diversos grupos que se disputan canonjías de poder, que hace esté presente una lucha feroz en donde incluso los viejos grupos, como el Atlacomulco, se fracturan para hacer alianzas lo mismo con el núcleo dominante de Madrazo, que con los sectores comandados por Esther Gordillo, de manera que ahora no es ya una separación, como lo era hace unos años, entre “modernizadores” y “dinosaurios”, es una fractura mayor que anuncia nuevos ajustes de cuentas muy al estilo de los ocurridos durante la segunda mitad de los 90.
- Aun cuando sectores del PAN marcaron acuerdos para presentar al gobierno de Fox como una especie de tregua para homogeneizar a la clase dominante, no logra establecer la cohesión, ni siquiera al interno de su propio partido, que desde la misma campaña se ensanchan las diferencias. El grado de fractura es tan notorio, que incluso ha hecho salir a la luz la presencia de grupos de accionar secreto como el “Yunque”, y cada vez son más abiertas las alianzas del gobierno con núcleos del PRI (como el de Gordillo).
- El PRD, que se formó de los desechos del PRI y agrupaciones del aparato de izquierda del capital (entre otros los estalinistas del PSUM y del PMT), fue un logro de la burguesía al crear su organización de izquierda más importante, sin embargo fue un poco “tardía” en tanto que el paso de la historia, con la caída del bloque estalinista y la aceleración de la descomposición fragilizaba esta estructura, notándose inmediatamente una lucha, entre lo que ellos mismos nombran como “las tribus”. Esta lucha se ha acelerado en los últimos dos años, en la medida que sectores de la burguesía empezaban a reconocer como posible candidato a la presidencia para el 2006 a López Obrador (jefe de gobierno del DF), lo cual ha llevado a que como parte de esta tensión permanente en las filas de la burguesía se instrumenten campañas (como la de los videos del caso Bejarano) con las que cada fracción busca ganar presencia o por lo menos disminuir la de su oponente.
Bajo esta fractura de la burguesía, sus instrumentos de intervención y dominio ideológico son poco efectivos, por lo que incluso puede recurrir al uso de “candidatos ciudadanos” con la finalidad de lograr acuerdos de corto plazo entre los sectores de la burguesía y por otro avivar la campaña sobre la democracia, que la misma división de la clase dominante ha fragilizado, como se percibe en la poca atención que han engendrado en la población algunos de los procesos electorales del período pasado.
6. A diferencia de lo que ocurría en los gobiernos priístas, done había un “calendario político” para marcar los tiempos de la designación de los “presidenciables”, ahora, la pugna para definirlo ha iniciado en 2003, justo a la mitad del gobierno de Fox. Esta pugna que se establecía en los gobiernos priístas en el último año del sexenio, se ha visto adelantada no por la ruptura de las tradiciones “presidencialistas”, como indican los voceros del gobierno, sino por la extensión de las pugnas de la burguesía, que no logra estructurar una disputa dentro de reglas aceptadas por todos. Si en los gobiernos priístas se definía al sucesor presidencial por el llamado “dedazo”, es decir por decisión directa del presidente saliente, era esto posible dado que existía un marco de cohesión de la burguesía, y el hecho de que una decisión de la sucesión se dejará a un individuo era un aspecto secundario que la clase dominante podía aceptar en tanto los proyectos que se seguían estaban definidos, el problema se presenta justamente cuando no hay acuerdo, por eso, es posible reconocer ya el ambiente de confrontación que con pretexto de la sucesión presidencial tomará lugar, lo cual representa una carga para el proceso de reflexión de los trabajadores: en lo general se avizora una campaña que buscará envolver a los trabajadores en la ilusión de la democracia, pero por otro, cada bando de la burguesía intentará hacer que los asalariados tomen partido por ellos.
Por ello, la responsabilidad que los revolucionarios tienen ante el proletariado de frente a los próximos procesos electorales, no es de especular quien será el nuevo presidente, la responsabilidad vital es la denuncia clara y contundente de la mistificación electoral y democrática, pero sobre todo la denuncia de que ninguna de las fracciones de la burguesía es “progresista”, ni puede ofrecer verdaderas mejoras.
7. Las pasadas elecciones de los EUA marcaron una cierta heterogeneidad en la burguesía de México, sin embargo no creó graves fisuras en cuanto a su disciplina de frente a EUA. Aún cuando puede haber diferencias en las campañas guerreras impulsadas por Washington y crear discrepancias en la forma en que debe de actuarse, el conjunto de los grupos de la clase dominante se pliegan esos mandatos políticos. No es por ello cierta esa imagen que hacen aparecer la relación entre los gobiernos de México y EUA como “tensa”. Esa pretendida tensión o frialdad del gobierno de Bush hacia el mexicano, no expresa una ruptura, es más bien un llamado de atención, con lo que lo obliga a radicalizar su postura sobre otras vertientes de sus relaciones y que lo hace, por ejemplo, promoviéndose como interlocutor con el ELN de Colombia, procurando aislar a las FARC, a las que las fuerzas imperialistas de la Unión Europea le han mostrado su “simpatía”.
8. En la totalidad del planeta, dada la evidente agudización de la crisis capitalista, la clase obrera viene recibiendo feroces ataques en contra de sus niveles de vida. Lo mismo en las regiones gobernadas por partidos de derecha o de izquierda, no importa si se trata de un país industrializado o de la periferia, por todos lados es notorio el despido masivo, la intensificación de las jornadas de labor y la afectación a las prestaciones que forman parte del salario (servicios médicos, jubilaciones...), ninguna región se encuentra librada de esta dinámica. Ante tales ataques, ha habido un incipiente proceso reflexivo, que aún cuando muestra grandes dificultades, evidencia un proceso hacia la maduración de la confianza de clase en sus fuerzas, este proceso reflexivo no se expresa ya solamente en la definición de minorías que avanzan clarificándose sobre el significado de la guerra y acercándose a la Izquierda Comunista –y que exponía el evidente desgaste de la campaña sobre la “muerte del comunismo”–, sino además, aunque de manera lenta, en las luchas reivindicativas, en la manifestación masiva, como, desde 2003 se han visto en algunas regiones del mundo. Este proceso, nos permite, sin caer en esquematismos mecánicos, reconocer un viraje importante en la lucha de clases. Es notorio que aún cuando es un proceso incipiente en el que el sindicato ha logrado encuadrar las luchas, se han podido observar manifestaciones de descontento acompañadas de expresiones reales de solidaridad clasista, como se ha notado en las recientes movilizaciones de Alemania. Como es obvio, esta dinámica no tiene una tendencia lineal, en tanto que la burguesía no puede permitir que un proceso reflexivo se lleve pacíficamente; en ese plano está el impulso que ésta hace por colocar a la cabeza de las movilizaciones al sindicato, principal instrumento de la clase dominante para sabotear la combatividad, pero además se encuentra la creación misma de expresiones alienantes, como el “altermundismo” (y sus combinaciones, desde el zapatismo y el chavismo-bolivariano, hasta los promotores del “impuesto Tobin”), pero también las campañas sobre la democracia y los procesos electorales son trampas que el proletariado ha de enfrentar en su avance reflexivo.
9. En los últimos tiempos la burguesía de la región ha venido aplicando programas de una gran severidad, centrándose en el ataque a los servicios de pensión y jubilación, lo que implica una afectación al salario y un incremento de los niveles de explotación, es esto lo que ha empujando a respuestas importantes por la clase, como la llevada a cabo por los trabajadores del IMSS. Hemos visto durante los últimos meses de 2003 y durante algunas semanas del mes de marzo del 2004, como las expresiones de descontento de los trabajadores han llegado a cuestionar seriamente al sindicato, aunque es evidente que el aislamiento de estas movilizaciones y la manipulación y chantaje realizado por el sindicato y las Cámaras de diputados y senadores, logró recuperar el control y no sólo hacer pasar el golpe, sino además agotar y esterilizar la combatividad.
Esta afectación a las condiciones de jubilación y pensión ha iniciado con los trabajadores del IMSS, sin embargo es apenas el anuncio del proyecto que busca establecerse en el conjunto de los asalariados, de manera que ahora el golpe se dirige hacia los afiliados al ISSSTE. Por eso para evitar que el descontento explote y se extienda, la burguesía viene preparando sus armas: partidos de izquierda y derecha, sindicatos y medios de divulgación, los cuales ya desde ahora vienen trabajando para llevar el golpe sector por sector, y todo indica que busca iniciarlo con el magisterio, que cuenta con cierta tradición de lucha, pero también con una sólida estructura sindical (SNTE-CNTE), con la que buscará aislar y provocar un desgaste que le permita generar una “lección” para el conjunto de la clase y hacer pasar así las medidas. No es raro que este ataque se acompañe de una propuesta para modificar la “ley laboral”; esto se acopla adecuadamente a la trampa sindical, en tanto podrán usar, como ilusión, la contención momentánea de estas leyes y en cambio dejar pasar la afectación a pensiones y jubilaciones.
10. La dinámica que sigue la clase obrera en el ámbito internacional, defendiendo sus condiciones de vida y profundizando en su proceso de reflexión, se encuentra con un peso adicional no menos importante, que tiene que ver con las dificultades presentes al interno del Medio Político Proletario, expresado no sólo por el abandono por parte del BIPR de argumentos programáticos, como el concepto de decadencia, sino fundamentalmente por el avance peligroso de su oportunismo organizativo. Esta deriva de uno de los principales grupos de la Izquierda Comunista es una debilidad para la clase obrera. Por otra parte, hay que reconocer que una carga más que el proletariado enfrenta en su difícil proceso de reflexión, es el accionar oscuro de aventureros y grupos parásitos (como la “FICCI”) contra las organizaciones revolucionarias. Los ataques de estos aventureros y parásitos, que se exponen ya por medio de calumnias e insultos, con la finalidad de desprestigiar el honor, o bien con hipócritas acercamientos de seducción, hacen un verdadero trabajo de destructivo que la burguesía ve con agrado, lo cual obliga a los revolucionarios a un mayor esfuerzo por la defensa de las experiencias históricas de los combates proletarios, de los comportamientos comunistas y de la tradición teórica del marxismo.
RM, diciembre-2004
Con la muerte de Arafat la burguesía ha perdido a uno de los suyos. Es por eso que los medios de divulgación y los dirigentes no solamente árabes sino también occidentales, se han movilizado para rendirle un último y vibrante homenaje, como la ceremonia de sus funerales en El Cairo y sobre todo después, en Ramallah, la cual se transmitió por las cadenas de televisión del mundo entero, cuando sólo se trataba de un jefe de Estado más.
Tenía otros títulos de “gloria” otorgados por sus congéneres. Ese que nos han presentado como un “gran hombre”, una gran figura de estos últimos cincuenta años, que se ha convertido, después de su muerte, en un héroe legendario del mundo árabe, era ante todo un gran proveedor de carne de cañón, un enemigo feroz del proletariado.
Detrás del mito de la creación de un Estado palestino, Arafat condujo y envió, durante treinta años, a generaciones de obreros a hacerse masacrar fanáticamente en la arena de las guerras imperialistas, por la “causa incondicional” más típicamente burguesa, el nacionalismo. Ha sido uno de los pioneros del reclutamiento masivo de niños de apenas una decena de años o de adolescentes para enviarlos a masacrar tanto en las filas de los “fedayines” como en las fuerzas armadas de Fatah o como mártires kamicazes portadores de bombas mortales. Ha animado a los niños aún muy jóvenes a participar activamente en la Intifada. La defensa de la “causa palestina” a la cual habría consagrado su existencia permitió a Arafat recibir el apoyo de una gran parte de la burguesía, en el marco de los enfrentamientos imperialistas, simbolizado por la admisión oficial de la OLP a la ONU en 1974, bajo nutridos aplausos de la concurrencia, aún cuando todavía estaba bajo la protección de la URSS. Tuvo derecho a honores oficiales en su vida, esta vez bajo el alto patrocinio directo de la burguesía norteamericana con la atribución del premio Nóbel de la Paz en 1994, compartido con el primer ministro israelí, Isaac Rabin, por los acuerdos de Oslo en septiembre del 93. Recibió el apoyo y la admiración de hombres de derecha como de izquierda y particularmente, de todas las organizaciones izquierdistas por haber sido un indefectible campeón de la mistificación de las “luchas de liberación nacional”, bajo la divisa de la “defensa heroica del pueblo palestino”.
Su pasado es como el de cualquier jefe de banda que ha cumplido la mayor parte de su “carrera” comandando atentados terroristas ciegos y particularmente sanguinarios contra el “enemigo israelí”. Se ha impuesto como jefe de guerra a la cabeza de la OLP a punta de pistoleros, chantajes y arreglos de cuentas. Adquirió su estatus político de la misma manera, eliminando sin piedad y frecuentemente de manera sangrienta a sus principales competidores. Déspota, devorado por la ambición, imbuido de poder, atascado en un medio corrupto hasta la médula, rodeado de cortesanos que rápidamente se convirtieron en títeres o rivales potenciales, su conducta mafiosa de pequeño cabecilla, era el producto del capitalismo decadente que lo engendró. Acumuló las funciones de líder político, jefe del ejército y de las fuerzas de represión en el seno de la Autoridad palestina, no vaciló jamás en presionar, matar y hacer presa a su “pueblo palestino” que pretendía “defender”. Es así que nunca dejó de reforzar todos los medios de opresión y explotación de las masas palestinas. Su función esencial también fue la de contener implacablemente, en nombre del mantenimiento del orden y codo a codo con el ejército israelí, toda tentativa de rebelión y las protestas desesperadas de una población amordazada, golpeada, reventando de hambre, que se hunde en una miseria cada vez más atroz mientras sigue siendo diezmada, enlutada y aterrorizada por los bombardeos, por las masacres y por el pesado tributo pagado cotidianamente por la Intifada.
La muerte de Arafat representa igualmente para la burguesía un verdadero terremoto no solamente por la situación de Palestina, del Cercano y Medio Oriente, sino que va a modificar la situación para el conjunto de estados árabes y va a tener repercusiones en la evolución del conjunto de las relaciones internacionales.
Así, en ese nido de bandoleros imperialistas, bajo el pretexto de la defensa de la causa palestina y del reforzamiento de la amistad con los diferentes Estados árabes, Francia se ha frotado las manos para de nuevo “echar el resto” con el fin de allegarse los favores de dirigentes árabes y palestinos, una manera de meter cada vez más la nariz imperialista en el Medio Oriente. Por lo pronto ha logrado un primer gran golpe diplomático haciendo hospitalizar a Arafat en el hospital militar de la región parisina donde finalmente murió. No contento con precipitarse sobre la cabecera de la cama de Arafat, Chirac ha podido también llevar a una nube de dirigentes de la OLP y de la Autoridad palestina, multiplicando los tratos con ellos y con otros líderes árabes. En exclusiva, el gobierno francés fletó un avión y le rindió honores militares en una ceremonia digna de los homenajes de un verdadero jefe de Estado, antes de transferir sus restos a El Cairo y después a Ramalah. En Palestina, durante los funerales, el mundo ha podido ver flotar en concierto desde las ventanas la bandera palestina y francesa, mientras que la masa mostraba las fotos de Chirac al lado de su líder. Francia, que pretende actuar en nombre de la paz, no ha hecho otra cosa sino echar gasolina al fuego al intentar poner obstáculos a los intereses de los EUA.
Por otro lado, este acontecimiento favorece ante todo considerablemente al régimen de Sharon en Israel cuyo primer objetivo, proclamado en los últimos meses, era el de eliminar, incluso físicamente al líder palestino. No es sorprendente que los rumores sobre el envenenamiento de Arafat difundidos por los servicios secretos de Israel, el Mossad, hayan circulado con insistencia entre varios dirigentes palestinos y que sean compartidos por el 80% de la opinión pública de Gaza y Ramallah. La eliminación de Arafat que divide y debilita al campo palestino no puede sino reforzar al equipo de Sharon en su política de acelerar el retiro de las fuerzas israelíes de la franja de Gaza para mejor cercar a Cisjordania y aislarla totalmente a través de la continuación de la construcción de un muro a su alrededor. La burguesía israelí sabe desde ahora que se encuentra en una situación de fuerza para imponer sus dictados. Es un acontecimiento que anima a una huida acelerada de la peor política, agresiva y belicista de Sharon, que tiende al estallamiento completo de los palestinos por parte del estado israelí.
Pero, la desaparición de Arafat arregla igualmente los asuntos de la burguesía norteamericana ya que hacía algunos meses, a través de las exigencias israelíes que reclamaban su partida como preámbulo para la reanudación de cualquier negociación, el personaje Arafat se había convertido en un obstáculo, sinónimo de bloqueo en la situación del Cercano Oriente. La Casa Blanca también apuesta a la desorientación, el riesgo de caos y a las divisiones entre los palestinos para tratar de meter la mano en su beneficio.
Sin embargo, las declaraciones optimistas sobre el “desbloqueo” de las negociaciones avanzadas conjuntamente por Israel y EUA, así como por una gran parte de la prensa europea, no deben generar ilusiones. La perspectiva abierta por la muerte de Arafat no es en ningún caso un paso hacia la paz sino que va a provocar una nueva acentuación de las tensiones imperialistas. No hay ninguna duda de que Israel y los EUA van a acentuar al máximo las presiones sobre los palestinos, desorientados y divididos.
Se trata de un debilitamiento considerable del campo palestino. Con el entierro de Arafat, se asiste de hecho al entierro definitivo de los acuerdos de Oslo de 1993. Es el fin de la esperanza de construcción de un Estado palestino en el futuro que esos acuerdos habían destellado durante diez años.
La procesión de los dirigentes palestinos a la cama de Arafat en Paris mientras éste agonizaba lentamente, no ha arreglado el espinoso problema de su sucesión. Es claro que a pesar de las divisiones y las rivalidades en el campo palestino, la corrupción, la represión y el descrédito que pesaba sobre Arafat, era un “jefe” histórico que concentraba todas las llaves del “poder” de ese mini Estado (de la Autoridad palestina, de la OLP, del brazo armado del Fatah) y era un símbolo de unidad. Su desaparición abre una caja de Pandora y da entrada a una ávida guerra entre las diferentes fracciones palestinas. Entre todos los múltiples clanes, ninguno parece estar en condiciones de imponerse. Aún si la “vieja guardia” ha acallado momentáneamente sus divisiones para nombrar a un director provisional y decidir elecciones en enero para darse un “jefe”, todos esos hombres de aparato, reducidos al estado de simples burócratas arribistas, están ausentes en el terreno y son incapaces de controlar tanto a la población como a una organización militar totalmente dividida y amordazada, cuya cohesión sólo pudo ser mantenida por la autoridad y la personalidad de Arafat. En cuanto a los pequeños mafiosos jefes de guerra, su autoridad no supera la de un barrio o una pequeña ciudad. Tres ejemplos bastan para mostrar el carácter difícil de la situación: a menos de 48 horas de la muerte de Arafat y de la nominación de Mahmoud Abbas (conocido también con el nombre de guerra de Abou Ammar) como nuevo jefe de la OLP, este último sufrió un atentado que se saldó con dos muertos en una ceremonia de condolencias en Gaza que congregaba a dirigentes palestinos. Otra ilustración, el primer discurso del nuevo presidente de la Autoridad palestina, Rawhi Fatuo, era inaudible, mostraba una inexperiencia y la mayor parte de sus comentarios eran “¿quién es y de dónde sale eso?”. En fin y sobre todo, dos de los principales brazos militares de los más influyentes, el Hamas y el Djihad islámico, han anunciado, de entrada, que boicotearán las elecciones para jefe de la Autoridad palestina en enero. Estos aparatos militares están totalmente divididos como lo atestiguan las luchas y rivalidades imperialistas latentes entre el Hamas, el Hezbollah, el Djihad islámico, las Brigadas de Mártires de Al-Aqsa (ahora rebautizada como Brigada Yasser Arafat), el Fatah (apoyados por tal o cual Estado), al igual que las rivalidades entre los dirigentes políticos Mahmoud Abbas, actual primer ministro de la Autoridad, Ahmed Qorei, que controla las fuerzas de seguridad, el más “popular” jefe del Fatah en Cisjordania, Marwan Barghouti, el jefe del Fatah Farouk Kaddoumi y no hay que descartar al antiguo ministro del Interior Mohamed Dhalan.
No sólo la situación es portadora de un sangriento arreglo de cuentas por la sucesión de Arafat, sino que también engendra un recrudecimiento de los atentados suicidas mortales en una población palestina reducida a la desesperanza y fanatizada por el odio y por una histeria nacionalista en la cual ha abrevado durante años. Esta espiral de violencia cada vez más incontrolada peligra con echar fuego en la pólvora abarcando una parte aún más amplia del Medio Oriente.
Win / 18-11-04
La fábula de “policías y ladrones”, de “los malos contra los buenos”, es un falso enfoque pues no se trata de una relación de corrupción ya que el narcotráfico no es un fenómeno marginal. 10 años atrás ya decíamos: “Hace ya mucho tiempo que el capitalismo ha integrado a su mecanismo económico y político esta actividad tan jugosa (…) El capitalismo de Estado ha acabado por asimilar completamente toda su infraestructura, accionar y métodos (…) Las organizaciones de narcotraficantes son poderosas entidades económicas ensambladas incluso perfectamente a la ‘internacionalización y liberalización’… realizan operaciones cotidianas en los mercados financieros y sus capitales se confunden hasta volverse indefinidos en las operaciones mercantiles de todo tipo.” (RM N° 29, nov-dic 1995). Integrado como está al mecanismo del capitalismo, las pugnas entre cárteles expresan efectivamente la continuación y agudización de las pugnas interburguesas en sentido amplio. El seguimiento que la CCI ha hecho de la aceleración de las pugnas entre los distintos grupos de la burguesía al interior del Estado capitalista es un antecedente valioso para explicar la situación actual del narcotráfico. Hemos dicho que el peso de la crisis, que todo lo constriñe, hace cada vez más difícil establecer un acuerdo para mantener un cierto equilibrio en las relaciones entre las diferentes fracciones burguesas; una situación que está determinada directamente por la agudización de la descomposición del sistema burgués cuyo eje fundamental del “cada quien a lo suyo” se ha estado manifestando de manera abierta sobre todo en los últimos años en México.
Esta situación se ve potenciada por la carrera desenfrenada de las fracciones de la burguesía hacia el recambio de gobierno en el 2006, año en que se decidirá qué personaje y qué fracción capitalista habrá de encabezar el poder estatal. “Esta disputa ha venido ocupando una dimensión tal, que en ella toman presencia sectores que mantenían una actividad escondida o silenciosa. Ahora vemos actuar de forma muy abierta a grupos del narcotráfico en alianza con personajes de la política nacional (lo mismo en Sinaloa, Tijuana, Oaxaca o Veracruz) e incluso el clero y el ejército tienen una abierta y permanente actuación”. (RM N° 84, enero/febrero 2005). Efectivamente, la ausencia de una cohesión que discipline a los diferentes grupos que actúan en el interior del Estado, está provocando la explosión actual de la guerra entre los cárteles los cuales son verdaderas prolongaciones de aquellos mismos grupos en pugna. Por si hubiera alguna duda todavía, nada más hay que poner atención a las “campañas contra el narco” que despliega el ejército o la PGR y que “casualmente” atacan a ciertos cárteles beneficiando así a otros; la revista Proceso N° 1476 (13-02-2005) evidenciaba, por ejemplo, al grupo del Chapo Guzmán como el narco del sexenio, dados los privilegios y la manga ancha con la que se ha fortalecido. En el mismo tenor, se encuentran los ajustes de cuentas, por ejemplo, los protagonizados en lo mismos Pinos donde se “descubrió” a un “infiltrado” del narcotráfico; hecho que en realidad expresa un golpe a un determinado grupo dentro de la estructura del gobierno y a cierta parte del PAN. Como si el narcotráfico necesitara de un soplón para obtener información privilegiada, cuando más bien, de las mismas entrañas del Estado capitalista provienen los hilos que dirigen el gran negocio y ahí dentro es donde se están librando actualmente las batallas decisivas para lograr los mejores posicionamientos.
La llamada de atención del gobierno de los EU hacia la administración de Fox no es motivada, claro está, por una preocupación por la delincuencia y la degradación social que generan las drogas, sino por el grado que ha alcanzado la tendencia a la pérdida del control de la situación. La demanda urgente es que se meta orden y disciplina mediante un nuevo equilibrio entre los diferentes grupos; una necesidad manifiesta para garantizar una frontera sur menos inestable y por lo tanto menos vulnerable; y particularmente le advierte de los riesgos de una desestabilización hacia su territorio. El capo mayor no puede menos de exigir orden en su traspatio presionando sobremanera para que este negocio capitalista vuelva en la medida de lo posible a sus cauces y se evite una mayor exposición del funcionamiento real de la actividad del narcotráfico.
En adelante, entonces, las llamadas eufemísticamente “instituciones de orden y disciplina”, es decir la Procuraduría General de Justicia, la Secretaría de Seguridad Pública, el mismo ejército, tendrán que emplearse a fondo para restituir un cierto equilibrio que sustituya al anterior. Pero esta solución, aunque momentánea y a muy corto plazo dada la profundidad y extensión de los efectos de la descomposición capitalista, dependerá en gran medida de la resolución del conflicto principal: la sucesión presidencial; aunque será, claro está, un arreglo relativo pues las diversas fracciones de la burguesía difícilmente podrán alcanzar un acuerdo duradero por las razones antes mencionadas.
RR/febrero-2005
Si bien el llamado al boicot de la consulta por Hamas y el Jihad islámico tuvo cierto impacto, la débil participación ilustra sobre todo la desesperanza, el desconcierto de una población diezmada, aterrorizada por los bombardeos, las masacres, y el pesado tributo pagado cotidianamente a la intifada. Para el proletariado y la población palestina, rehenes de la OLP en su guerra nacionalista contra el Estado de Israel, la miseria no deja de agravarse. La mitad de la población vive con menos de dos dólares diarios. En el sur de la franja de Gaza, la desnutrición también ha hecho su aparición. ¡He aquí la realidad espantosa de la defensa chauvinista de la “causa palestina”!
En cuanto a las declaraciones sobre la posibilidad de nuevas negociaciones, estas son de la misma índole que los discursos de paz que los diferentes protagonistas nos han servido por decenas de años y el frágil cese al fuego no es más que el preludio de nuevos enfrentamientoss y masacres. El nuevo equipo Sharón aliado a la izquierda trabajan hoy la misma política que consiste en acelerar el retiro de fuerzas israelíes de la franja de Gaza para rodear mejor a Cisjordania y aislarla totalmente con la construcción de un muro a su alrededor. Para quitar toda legitimidad a la demanda de la autoridad palestina de mantener Jerusalén como capital del Estado palestino, Israel ha reactivado discretamente un texto de ley de confiscación de bienes palestinos sin ofrecerles la menor indemnización que data de 1950. Esta política no puede más que hacer explotar a corto plazo la frágil unidad de los gángsteres palestinos y engendrar un recrudecimiento de atentados suicidas contra la población israelí y a su vez una represión sangrienta a la población palestina por el clan Sharon/Peres.
Mientras los atentados se suceden, los medios de comunicación burgueses y las grandes potencias presentan las elecciones del 30 de enero en Irak como un acontecimiento histórico. Dicho de otra forma, si se llegara a impedir los actos terroristas, particularmente de la nebulosa Al Qaeda, todo iría como en el mejor de los mundos. ¡La realidad es otra! Los atentados terroristas son directamente producto de la segunda guerra del golfo, de la ofensiva americana en esta región del mundo que condujo a la implosión de Irak y a abrir la caja de Pandora de los enfrentamientos entre clanes islámicos, chiítas, sunnitas y kurdos. De forma más general, Irak constituye, hoy, el punto neurálgico de las rivalidades entre potencias capitalistas en competencia por la defensa de su rango imperialista en el mundo. Mientras el ejército americano comete masacres y bombardeos sistemáticos de ciudades controladas por los rebeldes, el caos no deja de desarrollarse en todo el país. Es necesario que la consulta electoral se realice ya que en ello va su credibilidad política, tanto más que la justificación de su intervención militar, a saber las armas de destrucción masiva ha sido desgastada una vez que se ha reconocido oficialmente que estas no existían. Es por ello que estas elecciones se desarrollaron bajo la más alta vigilancia. Cientos de miles de soldados americanos e ingleses vigilaron las 7000 casillas, apoyados por 100 000 agentes del orden irakí, con retenes y cierre de fronteras. ¿Y después de las elecciones? El riesgo de un caos en todo el país con repercusiones sobre los países vecinos es real, particularmente para Turquía e Irán. Además de los llamados sunnitas al boicot electoral, los chiítas están divididos entre pro y anti-iraníes, existen “nuevos problemas en perspectiva: los kurdos quieren a cualquier precio agregar la región de Kirkouk y sus inmensas riquezas petroleras a su zona autónoma, lo que ni los sunnitas ni los chiítas parecen aceptar. Habrá fricciones, puede haber enfrentamientos. La hipótesis de una partición del país en principio rechazado por Estados Unidos como por todos los vecinos de Irak, o sea una guerra civil, no está excluida” (Le Monde del 5 de enero).
Mientras nuevas masacres se preparan tras las negociaciones de paz en Palestina, y que las elecciones irakíes van a “dar a luz” un nuevo hundimiento en la barbarie, Estados Unidos acaba de poner a la cabeza de la lista de los países potencialmente peligrosos a Irán, en razón de su programa nuclear y su apoyo al terrorismo.
Ello significa que nuevas intervenciones militares están a la orden del día. “En cuanto a Irán, por el momento, hay incompatibilidad entre las posiciones americana y europea. Para Washington, es inaceptable que Irán se convierta en una potencia nuclear, y si es necesario para impedirlo puede recurrir a la fuerza. Para los europeos, lo que es inaceptable, es el uso de la fuerza militar”. (ibid)
Como en el conflicto irakí y el conjunto de conflictos en curso sobre el planeta, las divergencias sobre Irán entre las grandes potencias reflejan los diferentes intereses de cada uno. Todos son pillos imperialistas, su preocupación es la defensa de su nación, de sus intereses capitalistas. La estabilidad y la paz no son posibles en esta sociedad “Cualquiera que sea el motivo ideológico avanzado por la burguesía para afirmar sus pretensiones imperialistas, este siempre es un pretexto, la única explicación a la agravación de las tensiones y a la multiplicación de los conflictos es el reforzamiento irremediable del capitalismo en una crisis sin fin. La solución a ésta no es ni la instauración de la democracia, ni la búsqueda de la independencia nacional, ni el abandono por ËU de su voluntad hegemónica, ni alguna reforma del capitalismo cualquiera que esta sea, sino su destrucción a escala mundial (extracto de la Revista Internacional 120).
Celebrada en Ucrania y las potencias occidentales como el triunfo de la legalidad democrática concluyen el proceso de democratización abierto en 1991 con el desprendimiento de este país de la URSS.
En el contexto desastroso de Ucrania que, después de la independencia en 1991, ha perdido más de 60% de su producto nacional bruto y donde los ingresos por habitante han caído a 42%, el llamado del nuevo presidente Iouchtchenko a todos los ucranianos “a arremangarse la camisa para servir a su país” va a repercutir en nuevos sacrificios y una caída aún más catastrófica en la miseria para la población donde más de la mitad vive ya por debajo del umbral de la pobreza. Nada diferencia a Iouchtchenko y Ianoukovitch; “la diferencia de programa entre los dos protagonistas es mínima”([1] [96])ambos salieron de las esferas estalinistas después de 1991 e igualmente responsables de numerosos ataques contra la clase obrera.
El proletariado no tiene nada que ganar en esta llamada llegada de la democracia. Para este, como para todos en el mundo, las elecciones capitalistas, “truqueadas” o celebradas según los “standars occidentales”, no son hoy más que un engaño. Es siempre la burguesía la que gana; para la clase obrera no pueden significar más que sumisión a los intereses del capital, reforzamiento de su explotación, pauperización acrecentada y guerra imperialista.
El apoyo aportado “al proceso de democratización” en Ucrania no es en realidad más que una cobertura a la ofensiva americana para hacer caer a Ucrania en su esfera de influencia y la máscara del enfrentamiento entre las grandes potencias occidentales por los despojos del ex bloque del Este desmoronado en 1989. Esta gigantesca conmoción histórica ha relanzado la lucha por la hegemonía mundial y la redistribución de cartas en Europa. El fuerte empuje de Alemania que se levanta como rival de Estados Unidos y la voluntad de estos últimos de mantener a todo precio su supremacía sobre el mundo hacen de Europa una lucha crucial el los enfrentamientos imperialistas.
“La elección presidencial en Ucrania jamás ha sido un asunto interior. Se ha hablado mucho de la intervención de los rusos. Pero en 2004, La agencia americana para el desarrollo internacional (USAID) consagró 55 millones de dólares al desarrollo de la democracia en Ucrania. Treinta medios de oposición han recibido un apoyo organizacional y financiero. En todo el país, los americanos han supervisado con la ayuda de asociaciones locales, la formación de asistentes y observadores electorales. El secretariado de Estado ha vertido 10 millones de dólares adicionales en tanto que la ayuda directa al proceso electoral. Los dos grandes partidos americanos se han comprometido y han enviado dos consultores. (...) Washington quería ver en los ucranianos “nuevos europeos”, susceptibles de servir a la OTAN y debilitar a la UE. En el marco de la estrategia de seguridad nacional americana, todo se debe hacer para impedir la emergencia de rivales regionales.”([2] [97])
Estados Unidos dan un golpe de avanzada sobre Alemania al colocar primero a sus hombres sobre terrenos que constituyen zona de expansión del imperialismo alemán. Sin embargo, es completamente imposible para Berlín acomodarse a la presencia americana, obstáculo al desarrollo de su “espacio vital” y aceptar verse presionado sobre sus fronteras por un collar de hierro de naciones que no le son favorables: Alemania no puede más que responder para hacer saltar este cerrojo que quiere imponerle EU, como lo ha hecho en los años 90 ante el cerrojo serbio en los Balcanes, provocando el retorno de la guerra sobre el continente europeo por primera vez desde 1945.
Por otra parte, arrancando Ucrania de Rusia, EU la reduce brutalmente a un rango de potencia secundaria. Habiendo sufrido un retroceso marcado de su influencia después de quince años con la adhesión de sus ex satélites a la OTAN y la instalación de tropas americanas en varios países de Asia central, Rusia había puesto sus ojos sobre las elecciones en Ucrania para que ese país no sea el próximo en darle la espalda. Perder toda influencia sobre Ucrania, zona estratégica de primera importancia (a la vez acceso marítimo al Mediterráneo y lugar de estacionamiento de su flota), significa el fin de sus sueños de gran potencia. Por tanto es imposible aceptar dejarse expulsar de los límites de la Rusia del siglo XVIII sin reaccionar con todas sus fuerzas.
Las declaraciones del presidente ruso llaman a Ucrania “al pragmatismo en sus relaciones con la Rusia” así como las del ministro de asuntos exteriores Labrov reconocía “el derecho de cada Estado –comprendiendo nuestros vecinos- a escoger por sí mismos sus socios, a decidir a que organización se quieren adherir” no llevan a un apaciguamiento. Al contrario, cuando Rusia se declara “lista para cooperar con la nueva dirección de Ucrania”, ejerce una presión máxima sobre Ucrania a fin de no dejarle algún margen de maniobra.
Así, la “victoria naranja” augura serias confusiones, tanto son vivas las tensiones entre las diferentes bandas mafiosas que forman la clase dominante ucraniana, ellas mismas divididas sobre la alternativa de alineamiento imperialista.
El clan Ianouckovitch, que maneja los medios del Estado y que detenta el poder económico, rechaza dejarse eliminar y promete una “oposición dura”. Las tendencias a la dislocación de Ucrania, encarnadas por las amenazas separatistas de parte de los responsables políticos de las regiones rusófonas constituyen un potente medio de chantaje al servicio del Kremlin.
Por otra parte, Moscú se apoya sobre “las capitales rusas que se apoderaron recientemente de partes importantes de la economía ucraniana” para tratar de imponerse de nuevo.
Para Ucrania que depende en 85% de las importaciones para su energía, la interrupción, a principios de enero, por Turkmenistán (proruso) de entrega de gas con el pretexto de desacuerdos sobre las tarifas, constituye un recuerdo de Moscú que sobre este plano está sometida a su deseo.
Iouchtchenko ha tenido que dar garantías a Moscú de comprometerse a retirar los 1600 soldados ucranianos de Irak y a respetar el acuerdo cuatripartita de cooperación económica con Rusia, Bielorrusia y Kazajastán, que ponía en cuestión.
La bofetada magistral administrada por Estados Unidos a Rusia no puede más que conducir al desarrollo de la inestabilidad sobre el territorio ruso, inestabilidad que a su vez no puede más que agudizar los apetitos imperialistas de las potencias vecinas como de Irán y Turquía. El clan Putin, fuertemente estremecido por el fiasco ucraniano, con la amenaza de ver repetirse el mismo escenario en todos los países de la CEI y en Rusia misma, no puede más que ser obligada a usar todos los medios a su disposición.
Bloqueados al Oeste por potencias actualmente imposible de someter, las tentativas del imperialismo alemán para adquirir una estatura mundial pasan por su afirmación hegemónica en Europa del Este. Así, el “empuje hacia el Este” de Alemania no puede más que provocar la respuesta rusa como americana en Ucrania.
El enfrentamiento entre las diferentes imperialismos en Ucrania donde los protagonistas disponen del arma atómica, transforma esta región en verdadero polvorín a las puertas de Europa occidental.
Donald / Scott, enero de 2005
1 [98]Le Nouvel Observateur, 02.12.04
2 [99]Die Ziet, citado por Courrier International no 736.
En este texto se presenta al inicio una defensa de la revolución rusa contra los argumentos anarquistas, así dicen: “...tampoco nos interesa sumarnos a las versiones caricaturizantes que plantean la degeneración estatista <de la revolución rusa> como resultado de un plan orquestado maquiavélicamente por los ‘malignos’ Lenin y Trotsky, y ejecutado por ‘su alumno’ Stalin.” No obstante renglones más abajo, deja pasar visiones parecidas a las que decían combatir, y que se han repetido incesantemente por sociólogos anti marxistas adoradores de la guerrilla de Marcos: “Los marxistas a partir de Lenin, asumieron como La Concepción Marxista, la idea de un Estado instrumental...” y más abajo completa su idea, repitiendo el mismo tono que hemos visto en Holloway y demás “intelectuales filozapatistas”([1] [102]): “La concepción bolchevique de la revolución, como toma del poder político del estado por un partido de vanguardia, es resultado de la herencia socialdemócrata de C. Kautsky, el principal maestro de Lenin... de él retoma la desconfianza en la clase obrera...”, así es que concluye: “no es posible hacer una revolución centrándonos en la toma del poder estatal”. (En negritas en el original).
Las ideas que el CAIA hace, a pesar de repetir “clichés” de moda en los antiglobalización y neozapatistas, guarda una diferencia de las afirmaciones izquierdistas; expone más bien una necesidad por clarificar, como se puede muy bien interpretar de su declaratoria: “Es necesario abrir de nuevo la discusión”... Por nuestra parte acordamos con ese llamado y en este sentido expondremos de forma general algunas apreciaciones, con la idea de que ese llamado que hace se concrete.
Es evidente que, como lo señala el CAIA, la revolución rusa de 1917, es una experiencia de la que el proletariado debe sacar aún muchas enseñanzas, no es raro por ello que la clase dominante se empeña en desacreditar los acontecimientos históricos y denigrar las actuaciones de Lenin y los bolcheviques.
Desde que la fuerza del proletariado expone su potencialidad revolucionaria, la burguesía busca desprestigiar a los revolucionarios, recordemos la campaña desatada por Vogt en contra de Marx y las acusaciones en contra Lenin de ser un agente del imperialismo alemán... no hace muchos años, luego de la implosión del bloque imperialista comandado por la URSS, se desató la campaña sobre la “muerte del comunismo”, de manera que declaraciones y publicaciones se encargaban de ensuciar el nombre de Lenin y de los bolcheviques, al presentarlos como antecedentes originales de la contrarrevolución estalinista. Incluso el anarquismo se incrustó en esa campaña al repetir (y aún lo siguen haciendo) las calumnias cocinadas por la burguesía. Por nuestra parte no creemos que la actuación de Lenin y la de los bolcheviques estén exentas de errores, la tradición de la Izquierda Comunista justamente se caracteriza por asumir una actitud critica ante la historia, sacando balances de los combates pasados, reconociendo los errores y resaltando las enseñanzas programáticas y de actitud, que el proletariado debe tomar para sus próximos combates.
En esa lógica es que ante la campaña contra el proletariado que se ha visto animada por el EZLN y los intelectuales “antiglobalización”, presentando como anticuado al marxismo y proclamando la posibilidad del cambio del mundo sin la destrucción del capitalismo, es necesario dar una respuesta.
Haciendo un esfuerzo de resumen, y tomando las confusiones que se resaltan en el texto de CAIA, señalamos los dos ejes en los que la “moda” anti Lenin ajusta su ataque: 1. En el uso de los errores de Lenin planteados en “¿Qué hacer?”. 2. En suponer que el marxismo plantea que el Estado siendo un órgano de opresión puede transformarse en instrumento de emancipación.
- El proletariado, la única clase que avanza autocriticándose
Es de uso común, para descalificar a Lenin, traer a cuenta el argumento erróneo que en 1902 plantea sobre la concepción de la conciencia “inyectada” desde “el exterior” por el partido. Efectivamente esta idea es una apreciación incorrecta, pero el mismo Lenin y el partido bolchevique en su intervención revolucionaria tienen que corregir es visión. Lenin en un proceso reflexivo reconoce que: “Ante el proletariado y su vanguardia la socialdemocracia, se plantearon prácticamente nuevas tareas para cuya solución surgieron, como si brotasen de la tierra, nuevas fuerzas…” (Nuevas tareas y nuevas fuerzas. Febrero-1905). De manera que muchos de los problemas van definiéndose de forma clara a medida que hay un avance en el mismo proceso revolucionario. En el caso de la aseveración del ¿Qué hacer?, en la que se afirma que la conciencia no surge mecánicamente es correcta, no así esa visión sustitucionistas y que otorga al partido un alo místico. No obstante hay que entender que la percepción de los acontecimientos, hasta ese momento, le impidió entender que el partido no actúa como una entidad externa al proletariado, sino como una fuerza viva y activa de la propia clase. Es el desarrollo de la historia y la misma práctica de los bolcheviques la que hará de estos la expresión más acabada de esa unidad viva y actuante del proletariado, criticando en los hechos lo sostenido en 1902. Es su accionar en unidad con el proletariado con el que mostrarán que no eran algo ajeno o externo al conjunto de los explotados lo que define la conciencia obrera, sino es su dinámica revolucionaria, y en la que el partido juega un papel importante, después de todo, como lo señalaran Marx y Engels, “<los comunistas> teóricamente, tienen sobre el resto del proletariado la ventaja de su clara visión de las condiciones, de la marcha y de los resultados generales del movimiento proletario.” (Manifiesto del Partido Comunista).
Bastaría acercarse a las “Tesis de Abril” escritas en 1917 para notar que esa visión de 1902 se encuentra desterrada de la práctica bolchevique. De manera que no hay en Lenin ninguna desconfianza hacia las masas de trabajadores, hay por el contrario el reconocimiento de que es la clase obrera la única capaz de construir la historia, en tanto fuerza activa, y transformadora. Muy lejos está de las proclamas pequeñoburguesas de altermundistas e intelectuales “filozapatistas” que en su desconfianza y desesperación se empeñan en borrar del escenario social al proletariado decretando su desaparición y encontrando la presencia de “nuevas fuerzas sociales” en las clase y estamentos medios, reivindicando como “sujetos de la transformación” lo mismo a los campesinos depauperados (a los que denominan por su condición étnica: “indios”, y que se hayan atados al anhelo de propiedad y las formas de producción anticuadas), que a la pequeñaburguesía corroída y al lumpen.
- La lucha del marxismo es contra todo Estado
Otro de los puntos de ataque al marxismo es que proclama al Estado como centro del cambio. Este aspecto es evidentemente un problema no del todo zanjado, no obstante ello no implica que los ataques lanzados, en particular contra Lenin, sean ciertos. Es evidente que el marxismo reconoce como una necesidad la destrucción del capitalismo y la toma del poder político por parte del proletariado como la tarea histórica. Aunque los revolucionarios de inicios del siglo XX (entre ellos Lenin por supuesto) no tenían en claro la manera en que la clase obrera mediante los Soviets ejercerían su poder, reconocen sin embargo que la Dictadura del proletariado expresa un cuerpo que, como dijera Engels, “ya no es un Estado en el sentido propio de la palabra”. Hay efectivamente un problema de comprensión de este asunto por el conjunto del movimiento obrero, sin embargo ello no valida las mentiras que se lanza contra el marxismo, y menos aún que dado que hay un problema a resolver lo mejor es no tomar el poder político por parte de la clase obrera, y soñar que es posible crear un mundo nuevo sin antes haber destruido al capital y a su Estado.
La Izquierda Comunista, en particular la Izquierda Italiana y Francesa, han legado un proceso de reflexión importante, que recobra la profundidad de los análisis de Marx en torno a la Comuna de París y las experiencias de la revolución rusa, definiendo que la toma del poder por parte del proletariado implica forzosamente establecer un período de transición en el que la clase obrera conserva su independencia ante el Estado, y la manera en que lo puede asegurar es marcar la diferencia entre Dictadura del Proletariado y el Estado. Mientras que la primera es formada por los Soviets de trabajadores, unificados y armados, el Estado estará formado por Soviets territoriales en los que se representan el conjunto de la población no explotadora, de forma tal que la clase no se confunde y asegura su hegemonía sobre todas las estructuras de la sociedad durante el período de transición, que ha de conducir a la desaparición de clases y con ella de todo Estado ([2] [103]).
No es posible en esta ocasión abundar más, sin embargo establecemos los elementos base para poder, como lo plantean los compañeros de CAIA: “abrir de nuevo la discusión”.
Tatlin/febrero-05
1 [104]En RM 74, hemos abordado la crítica a los argumentos, que de manera similar lanza el zapatismo, y sus seguidores “altermundistas” en contra de los bolcheviques y Lenin, colocando como “nuevo paradigma social alternativo” la construcción de una sociedad diferente, que ha de nacer sin necesidad de destruir al capitalismo.
2 [105]Para ampliar sobre esta discusión recomendamos nuestro folleto: “El período de transición del capitalismo al socialismo. La desaparición del Estado en la teoría marxista”, disponible solo en francés.
Esta pugna, que es presentada por unos como complot y otros más como una lucha personal entre Fox y López Obrador, es simplemente una de las diversas maneras en que se exteriorizan las dificultades al interno de la burguesía y por tanto es sólo una estrategia con la que un sector de la clase dominante pretende debilitar a otra.
La decisión que la clase dominante tomó hace 5 años de colocar al PAN con la Fox en la presidencia, tenía por objeto establecer un marco que ayudara a definir un período de tregua para que unificara y orientara a la renovación de su aparato político de actuación, que se veía ampliamente fracturado por los efectos de la agudización de la crisis, que exacerba la competencia, así como por la reconfiguración de las alianzas internacionales que desde fines de los años 80 se vieron modificadas por la desaparición del “orden mundial” definido en la posguerra.
El anuncio de la necesidad de la renovación del aparato de poder significaba una nueva distribución de las prebendas y zonas de control político entre las diferentes pandillas de la burguesía, por lo que condujo a asesinatos como el de Colosio, Ruiz Massiew y Posadas Ocampo… Esta dinámica de enfrentamiento no pudo ser contenida, por el contrario se ha agudizado, como es notoria en las disputas al interno de los partidos de la burguesía, tanto los de derecha como los de izquierda, y toda institución de gobierno no deja de ser usado como campo de batalla. No es excepcional, por ello, que a medida que se aproxima el circo electoral para la presidencia, los choques entre los grupos de la burguesía tomen mayor magnitud.
Así pues, la clase trabajadora ante el enfrentamiento entre fracciones de la burguesía no puede tomar partido por alguna de ellas, las diferencias que existen entre los sectores representados Fox y López Obrador, expresan disputas que son ajenas a los trabajadores, en tanto éstos no tienen ningún interés que los una con sus explotadores. Por el contrario, si la burguesía se interesa en que la clase obrera sea arrastrada a esta pelea, es porque con ello asegura un fortalecimiento del control y evita que el conjunto de los asalariados dirijan su reflexión y su descontento hacia el verdadero problema, que no es otro que el capitalismo.
Koker/23-febrero-2005
¿Cómo interpretar estos resultados? ¿Es verdad que la economía mundial iría mejor? ¿Es que los Estados Unidos, y sobre todo China, ese nuevo “El dorado” del que habla la burguesía, podrían ser las locomotoras que relanzaran la economía mundial, incluyendo la europea?
Para responder a esta pregunta, es necesario antes que nada analizar la situación de la primera potencia mundial, para comprender que lo que persigue en realidad la propaganda burguesa es ocultar, sobre todo al proletariado, la creciente quiebra de su economía.
Si hay una cosa en la que coincide el conjunto de especialistas de la economía mundial es en la gravedad del endeudamiento de la primera potencia mundial. Para dar la apariencia de bonanza económica de los últimos años, la administración norteamericana ha tenido que dejar crecer desaforadamente tanto el déficit público como el comercial. Con ello ha financiado de forma artificial el consumo de los hogares que representa más de las dos terceras partes del PIB americano y que tiene una influencia determinante sobre la actividad económica, a través de las sucesivas rebajas de impuestos que han tenido lugar tras la recesión de 2.001 (desde 1994 la recaudación fiscal se ha mermado en 1’9 billones de dólares) y de un abaratamiento de los tipos de interés de los préstamos bancarios que están en su nivel más bajo desde 1945 (la FED, el banco central americano, ha bajado los tipos de préstamo al 1%, por debajo incluso de la inflación). Y, sin embargo, el crecimiento económico ha caído al 3,5% frente al 5% de hace algunos meses, y la confianza de los consumidores incluso ha bajado en octubre de 2.004 a su nivel más bajo de los últimos 7 meses.
Y todo ello a costa de un tremebundo crecimiento de los déficits. La propia administración norteamericana, para calificar su alcance casi catastrófico, habla incluso de “twin déficits”, es decir déficits gemelos, en un macabro pero muy significativo juego de palabras con las “twin towers” (las Torres Gemelas). El déficit presupuestario se elevara en 2004 a 413 mil millones de dólares (frente a los 377 mil millones de 2003), y los expertos creen que de aquí a 2011 deberán añadirse 3 billones de dólares más de deudas suplementarias. La situación es tal que: “El gobierno debe pedir prestado actualmente 1100 millones de dólares diarios, y se gasta aún más en pagar los intereses de la deuda (159 mil millones) que corresponde a los presupuestos acumulados de educación, seguridad interior, justicia, policía, ex combatientes, exploración espacial y ayuda internacional” (Le Monde del 4 de noviembre). En cuanto al déficit comercial, éste rebasa ya los 650 mil millones de dólares, es decir el 5,7% del PIB. La situación no es mucho mejor para los otros estados capitalistas. La escalada del precio del petróleo y la revalorización del euro frenarán las tasas de crecimiento en Europa a cotas en torno al 2%, en un contexto marcado además por un aumento de las deudas públicas hasta el extremo de que casi ningún estado europeo puede cumplir el tope del 3% de déficit presupuestario fijado en el tratado de Maastricht. En Francia se alcanza el 4,1%, en Alemania el 3,9%, en Gran Bretaña el 3’2% (el doble que el pasado año), en Italia más del 4%, etc.
Las reuniones del G-7 se suceden, y en ellas abundan los discursos plagados de llamamientos a mantener políticas comunes. Pero en realidad lo que se produce cada vez más es todo lo contrario. La agravación de la crisis y sobre todo del endeudamiento norteamericano con los riesgos inflacionistas que ellos supone, empujan más bien a incrementar la concurrencia sobre la basa el propio sistema capitalista. Cuando la administración norteamericana mantiene bajos sus tipos de interés, propicia con ello un descenso de la cotización del dólar frente al euro, la principal moneda concurrente, para poder así ganar partes del mercado para la exportación y hacer bajar el nivel de su deuda financiera. Esta política de “devaluación competitiva” ya fue utilizada por Estados Unidos en los años 1.980 y en 1.995, pero el contexto es hoy muy diferente pues tiene lugar en un momento de endeudamiento sin precedentes de su economía. Por ello, a pesar de la presión que esa devaluación representa sobre sus economías rivales, las exportaciones americanas no representan actualmente más que el 75% de sus importaciones, lo que hace todavía más clamorosa la insolvencia de la deuda americana. En esta guerra económica que causa estragos y aunque el dólar ha perdido el 25% de su valor, el déficit exterior USA está a punto de alcanzar valores del 6% de su PIB. “Rebajarlo en torno del 3,5% del PIB, que parece ser el objetivo, necesita sin duda una depreciación suplementaria del dólar del 35% contra las demás monedas. La bajada del billete verde es la tentativa de reconducir a la economía americana hacia una mejora de los equilibrios. El euro debería subir hasta valer 1,70 dólares, penalizando fuertemente las exportaciones europeas” (Les Echos del 6 de noviembre). Frente a esta perspectiva de una bajada sin precedentes del dólar, los principales países europeos y Japón (donde la discreta recuperación económica se basa en un relanzamiento de sus exportaciones) amenazan abiertamente a Estados Unidos con una intervención directa de sus bancos centrales con objeto de subir la cotización de la divisa americana. La gravedad de la situación actual no reside tanto en la concurrencia entre los países industrializados, que es la esencia misma del capitalismo, sino en la tendencia a que esta concurrencia en el corazón mismo del capitalismo (Estados Unidos, Canadá, Europa, Japón) tiende a poner en entredicho el mínimo de entendimiento que existía hasta ahora entre las grandes potencias para rechazar los efectos de la crisis sobre el resto del mundo.
En este contexto de endeudamiento monstruoso de los principales países desarrollados y de bajada del dólar, la subida del precio de las materias primas, y sobre todo del petróleo, está reactivando el fantasma de la inflación, un fenómeno que hizo grandes estragos en la economía mundial en los años 70. Esta perspectiva alerta al propio FMI que advierte que: “Esperar demasiado sin reaccionar ante los primeros signos de la inflación podría costar caro, restando a los bancos centrales una parte de la credibilidad que tanto les costó conseguir en los años 1980 y 1990” (Le Monde 1-09-2004). Y sin embargo, los “especialistas” de la burguesía quieren hacernos creer que las causas del aumento del precio del petróleo no hay que buscarlas más allá del tirón de la “demanda” (sobre todo por parte de China y Estados Unidos), o una cierta inestabilidad, pasajera por supuesto, del aprovisionamiento.
El método marxista, por el contrario, sitúa este fenómeno del alza del precio del petróleo en un análisis más global. A diferencia de lo que sucedió en las subidas precedentes (las de 1973, 1979, 1997 o incluso la más reciente del año 2000) que fueron básicamente empleadas por Estados Unidos en la guerra comercial contra los otros estados capitalistas, sobre todo Europa y Japón (Ver “La subida del precio del petróleo: una consecuencia y no la causa de la crisis” en nuestra Revista Internacional nº 19), la actual subida del precio del petróleo está penalizando fuertemente a la economía en general y sobre todo al consumo de las familias americanas, ya que hoy, a diferencia de lo que sucediera en el pasado, los Estados Unidos deben importar una parte muy importante del petróleo que consumen. Por eso, hoy, el elevado precio del petróleo repercute inmediatamente en una agravación del déficit presupuestario americano. Además y dado que gran parte del comercio de esta materia prima se paga en dólares, la devaluación de la divisa norteamericana, lo hace comparativamente más costoso para los propios EUA que para sus rivales europeos, que pagan el barril con una moneda, el dólar, más barata que el euro. Así el alza del petróleo muestra no sólo la gravedad de la crisis económica sino también su relación con las guerras actuales. Aún considerando el paso que en el alza del precio del petróleo puedan tener factores especulativos (los expertos estiman que puede estar entre 4 y 8 dólares), gran parte del incremento del precio de esta materia prima esencial se debe al aumento del caos y la barbarie a escala mundial, sobre todo a la incapacidad de Estados Unidos para poner en marcha la producción iraquí, al propio hecho del lodazal militar en el que se encuentran hundidos allí, al riesgo de atentados contra las instalaciones del primer productor mundial que es Arabia Saudita, a las turbulencias sociales en Venezuela y en Nigeria, etc. Esta situación demuestra que no es posible deslindar los aspectos económicos de los aspectos militares o imperialistas, sino al contrario una interpenetración cada vez más grande del conjunto de estos factores que se alimentan los unos a los otros para llevar a una situación cada vez menos controlable por la burguesía. La inestabilidad y el desorden crecientes del mundo capitalista alimentan la inestabilidad económica que, a su vez, no puede producir más que más inestabilidad militar.
En este contexto de endeudamiento astronómico de la economía mundial y en especial de la primera potencia, es necesario denunciar el aumento de los gastos militares que constituyen un factor suplementario de agravación de los déficits presupuestarios, devorando cada vez más y más porciones de los presupuestos “asistenciales” para la población. Todos los Estados se ven obligados a reforzar sus presupuestos militares ante la escalada de conflictos y barbarie que se extiende sobre el planeta.
Así por ejemplo, desde que se desencadenara la guerra de Irak hasta la ocupación actual del país, los Estados Unidos se han gastado 140 mil millones de dólares, y eso no basta ya que “el Pentágono reclamó a principios de noviembre un fondo adicional de 70 mil millones de dólares para financiar las operaciones militares durante 2005” (Le Monde, 9-11-2004). El presupuesto del Pentágono sobrepasará en el 2005, y sin contar el coste de las guerras de Irak y Afganistán, los 400 mil millones de dólares, es decir casi la mitad (el 45% exactamente) de todos los gastos militares mundiales.
Si lo comparamos con las guerras precedentes nos daremos cuenta del coste exorbitante de los gastos actuales. Mientras que la Primera Guerra Mundial costó 190 mil millones de dólares, y la Segunda alcanzó un monto aproximado de 2’9 billones para la economía norteamericana, sólo la primera guerra del Golfo en 1991, una operación que apenas duró unos meses, supuso un gasto para USA de 76 mil millones de dólares. (fuentes: “Problèmes économiques”, 1-09-2004).
Pero es que los demás Estados, incluso los que se presentan como “abanderados de la paz mundial” no se quedan de brazos cruzados. Si tomamos como indicativo el caso de Francia vemos que a pesar de que el presupuesto del ejército francés ha crecido notablemente, el gobierno ha decidido concederle “550 millones de euros suplementarios para financiar la operación abierta en Costa de Marfil y 100 millones más para otras operaciones exteriores. Estos gastos se detraerán del presupuesto de ministerios civiles” (Les Echos, 10-11-2004).
Desde finales de los años 1990, el conjunto de los gastos militares va al alza en todo el mundo. Y contrariamente a lo que nos cuenta la burguesía, el dinero que se inyecta en la esfera militar no va destinado a la reproducción del capital productivo sino que supone destrucción pura y simple del capital invertido. Esto significa que el desarrollo del militarismo y el aumento de los gastos que comporta son cargas suplementarias que no hacen sino acentuar el marasmo económico. Detrás de las cifras del llamado crecimiento capitalista para 2004 se esconde en realidad una nueva etapa dramática de la agravación de la crisis que ilustra la quiebra del modo de producción capitalista.
Donald / Diciembre-2004
Después de la publicación de nuestro artículo ¡“El NCI no ha roto con la CCI”! (ver RM 84), varios de nuestros simpatizantes han propuesto aportar su solidaridad con los militantes del NCI que, a pesar de las terribles condiciones de miseria en las cuales viven, quieren continuar llevando una actividad política al lado de la CCI. Queremos agradecer aquí calurosamente a todos los camaradas que nos han hecho llegar una suscripción financiera para el NCI. Este testimonio de solidaridad no puede más que contribuir a animar a los camaradas de Argentina en su voluntad militante y mostrarles que a pesar de su aislamiento geográfico, no están solos. Este gesto es una ilustración del carácter internacional, unido y solidario de la clase portadora del comunismo.
CCI
En los últimos días de enero, se tuvo lugar el Foro Social Mundial (FSM) en Porto Alegre. Este Foro “alternativo” se ha convertido en el punto de encuentro de la izquierda del aparato del capital, presentado ahora con su maquillaje “altermundista”. Las temáticas que abordaron fueron de toda índole: Luchas “alternativas” democráticas contra el neoliberalismo, por un comercio justo digno e igualitario (sic), por un impuesto de solidaridad contra el hambre y la miseria; por la supresión de paraísos fiscales y la condonación de la deuda externa a los países pobres, el acceso al agua como derecho humano básico y no como mercancía posible de privatizarse, por el fin de la guerra en Irak y la no agresión a Corea del Norte, Irán, Venezuela y Cuba, así como apoyo a Palestina por un Estado autónomo... es decir es una lista de discursos tramposos para hacer creer a los trabajadores que es posible embellecer y hacer humanitario al capitalismo.
Este Foro resaltó por la presencia de Hugo Chávez, al que la izquierda del capital de todas las regiones del mundo lo viene presentando como el representante de una alternativa a seguir por los trabajadores, animado por esa propaganda, su demagogia patriotera la ha pintado de rojo al invocar una pretendida simpatía con el socialismo. De esta declaración la burguesía saca buen provecho, en tanto la usa para reforzar su presencia ante los trabajadores y fortalecer su capacidad de engaño. Es evidente que la burguesía al poner en la boca de Chávez la palabra socialismo, lo hace para seguir igualando socialismo con los regímenes estalinistas, como el de Cuba, personificado en Fidel Castro, y que nada tienen que ver con el proyecto forjado por Marx, Engels... Así, Chávez era aclamado como el representante del “altermundismo”, y ejemplo claro de que el mundo que pregonan es el de la continuación de la explotación, la miseria y la represión, pero disfrazado con frases “radicales”, mentirosas e hipócritas.
Pero mientras eso sucedía, a Lula, el otrora soñado personaje del movimiento altermundista, le gritaban traidor. Esas expresiones “anti Lula”, aunque expone un cierto desencanto de algunos elementos sumidos en movimientos de este tipo, no es en realidad un proceso de clarificación, es más amargura ciega, la muestra es que lo pintado en las bardas: “con Bush y con Lula otro mundo es imposible” no hace sino continuar, en otro sentido, la mistificación orquestada por la propia burguesía alrededor de Lula, en donde lo presentaban como una alternativa validada para la clase obrera. No ha habido ni el menor asomo del reconocimiento que Lula, lo mismo que Chávez, Castro o López Obrador son un producto natural de la izquierda del capital, son personalidades requeridas por la clase dominante para –según los momentos– contener o desviar el descontento de la clase obrera, o como en el caso de Brasil, hacer pasar medidas económicas que un gobierno de derecha hubiera tenido más conflictos sociales para poder implementarlas.
Las loas y cánticos que lanzan hacia el FMS de Porto Alegre los Saramago, los Galeano, los Ramonet, y demás fauna izquierdista (de la denominada “nueva izquierda”, como los estalinistas “arrepentidos” de Italia como Refundazione Comunista y los “Monos Blancos”, intentan colocarse aún más a la izquierda de esta intelectualidad, trotskistas, maoístas o el anarquismo oficial) contra el “neoliberalismo” no son, a fin de cuentas, sino lloriqueos que no buscan destruir el capitalismo sino solo suavizarlo, son gimoteos con los que quiere hacer creer a los trabajadores que el capitalismo, y los ataques contra la clase obrera pueden dar marcha atrás con tan solo “flexibilizar” las políticas neoliberales y aplicar impuestos como el planteado por Tobin. Como podemos apreciar el FMS de Porto Alegre una vez más cumple su función de golpeador de la conciencia obrera. Los argumentos presentados en el FMS, están llenos de una mezcolanza de ideologías interclasistas que lejos de profundizar la reflexión lo único que hacen es oscurecerla. Por ello aún si los problemas planteados son reales, al esconder que el CAPITALISMO es el verdadero enemigo que hay que vencer, y más aún su discurso con el que decreta la muerte de la clase obrera y descubre el “nuevo sujeto del cambio” en la “sociedad civil”, es un claro ataque contra el marxismo y contra el proletariado, son por ello una expresión concreta de la continuación de la campaña sobre la muerte del comunismo.
Esta necesidad de la burguesía de obstaculizar el desarrollo de la conciencia es con mucho un objetivo primordial en un momento en que los trabajadores empiezan a reflexionar sobre su situación de explotados, y comienza a retomar el camino de la lucha (véase Revista Internacional n° 119).
De esta manera, los discursos y actos que se dieron en torno a Porto Alegre no hace sino confirmar aquello que hemos reiterado en torno al llamado “movimiento altermundista”, en particular la necesidad de la denuncia de su esencia burguesa, ante lo que se exige una intervención, en que se defina claramente que: : “...el único mundo hoy posible es el comunismo, y que este solo podrá construirse resueltamente contra la burguesía y todas sus ideologías mistificadoras.” (Revista Internacional 116).
Vania/febrero-2005
Ante esta paradoja, se plantean forzosamente las preguntas: ¿Porqué una sociedad que se considera progresar, aportar cada vez más bienestar y seguridad, vierta todo lo contrario sobre la humanidad? ¿De dónde proviene esto? ¿Es ello una fatalidad? La burguesía tiene sus respuestas. Nos asegura que se trata de la “maldad” humana, de la falta de democracia, de dificultades económicas pasajeras debidas a una mala regulación de los flujos financieros, al alza del precio de las materias primas en el mercado, al apetito inmoral de los especuladores en los mismos mercados, etc.
Y escuchamos estos argumentos durante tanto tiempo sin que por algún momento la situación mejore, sino al contrario. Además, ¿porqué tal desastre luego de todos los progresos que la humanidad ha podido conocer? ¿Porqué tanta miseria cuando parece haber tanta riqueza que explotar? De hecho, estas explicaciones pasan por alto, evidentemente de manera voluntaria, la única realidad que nos permite comprenderla. Esta realidad, es la de la crisis económica mundial. Y cuando nosotros, revolucionarios marxistas, actualmente hablamos de crisis, no es sobre las mismas bases de la burguesía. Hablamos de una crisis insuperable, que marca la derrota del sistema capitalista.
Para decirlo, no nos apoyamos en la simple observación “fotográfica” sino sobre todo el análisis marxista del desarrollo del capitalismo. Afirmamos sobre esta base que el capitalismo ha entrado desde hace casi un siglo en su fase de decadencia, y en esta fase, al contrario de la fase ascendente, la crisis capitalista se convierte en elemento insuperable donde la salida no puede ser más que: ya sea la destrucción de la humanidad y de todas las realizaciones de su desarrollo a través de la historia, o ya sea la superación de las contradicciones mortales del capitalismo por la clase obrera en su combate con la construcción de una nueva sociedad.
Es en este sentido que la decadencia es para nosotros marxistas, el marco de análisis fundamental de la situación y que, sin este marco, no es solamente imposible comprender la realidad del mundo actual, sino es también imposible desprender una perspectiva realista. Lejos de llevarnos a la desmoralización, al “no futuro”, la teoría marxista de la decadencia funda la perspectiva comunista, que no proviene de la voluntad de los hombres, sino que responde sobre todo al análisis del desarrollo de las sociedades humanas; del materialismo histórico.
La decadencia no es una invención de la CCI. Es un concepto que al contrario, está en el centro del análisis marxista del desarrollo de las sociedades humanas, el centro del materialismo histórico. Desde el principio, Marx y Engels establecieron como método de trabajo analizar primero el desarrollo social de la humanidad como clave de la comprensión del desarrollo de la sociedad contemporánea. En esta búsqueda, los dos fundadores del marxismo descubrieron que la sociedad humana se organizaba alrededor de la producción, actividad primera y central del hombre. Es por tanto en la organización de los medios de producción que se delineaban las relaciones sociales.
Al abordar inmediatamente la cuestión sobre el plano histórico, llegaron a analizar como la evolución de los medios de producción y de su organización influían sobre la organización social. Y, para resumir lo más posible, el desarrollo de los medios de producción, necesario ante la cantidad de necesidades a satisfacer, alcanzaba tal nivel que la organización de estos medios de producción resultaba inadaptada, y finalmente una traba. Había que modificar profundamente la organización de la producción para que los medios de producción pudieran ser utilizados al máximo y continuar su desarrollo.([1] [109])
Sin embargo, esta modificación no se realiza con calma: La organización social se concreta alrededor de la producción. De allí nació necesariamente la posesión, la propiedad, la explotación... Alrededor de la producción se cristalizaron intereses y poderes. La puesta en causa de la organización de la producción venia a poner en causa posiciones económicas, políticas y sociales de las clases dominantes. Este cambio podía tener lugar a través de una ruptura más o menos violenta.
He aquí porqué la evolución de los medios de producción no se desarrollan de una manera lineal y sin ruptura, en una continua ascendencia. He aquí porqué cada sistema de producción pasó por una fase de decadencia, ante la cual la evolución de los medios de producción chocan inevitablemente contra su propia organización, mientras de la sociedad se desprenden fuerzas revolucionarias frente a las fuerzas reaccionarias ligadas a sus privilegios.
En la sociedad romana, la producción estaba organizada entre esclavos, que trabajaban, y maestros que les hacían trabajar. Este modo de producción permitió el desarrollo de la producción hasta el nivel que ella llegó a plantear un problema: para continuar produciendo eran necesarios más esclavos, que eran prisioneros obtenidos durante las guerras, y los límites geográficos de la guerra con los medios de la época comenzaban a ser alcanzados. Además, el desarrollo de las técnicas de producción exigía mano de obra más perfeccionada, que el esclavo no podía alcanzar... Se ve en este ejemplo que la forma en que la producción está organizada se hacía cada vez menos adaptada a la producción, y que para continuar desarrollando la producción, la organización que hasta entonces había permitido el desarrollo en lo sucesivo lo impediría: se convertía en una traba.
Es por ello que los esclavos fueron liberados y convertidos en siervos. A su vez el sistema feudal permitió el desarrollo de la producción hasta que esta llegó a tal nivel que de nuevo se encontró con un obstáculo. Son las relaciones capitalistas que transformaron al productor de la edad media en hombre libre vendiendo su fuerza de trabajo al capitalista. De nuevo, la producción encontró una organización capaz de permitir su desarrollo. Un desarrollo muy rápido, jamás visto anteriormente y que permitió a la humanidad salir de la penuria por primera vez.
Si el paso de un modo de producción no se hace de forma lineal y sin tropiezos, es porque este modo de producción se traduce en relaciones sociales y una organización social particular en el seno de la cual la clase dominante defiende con uñas y dientes sus intereses contra la perspectiva de un derribamiento del orden establecido. En estos tiempos, la incompatibilidad creciente entre el nivel alcanzado por la producción y la forma en que ella está organizada se traduce en convulsiones cada vez más fuertes. La decadencia comienza por tanto cuando las relaciones de producción se convierten en una traba para el desarrollo de la producción. Esta continúa en tanto que nuevas relaciones de producción no han podido ser establecidas. La decadencia es el periodo de quiebra de la vieja sociedad en tanto que la nueva no ha podido ser fundada aún.
El capitalismo, se ha visto, no ha sido excepción a la regla. Pero la decadencia del capitalismo se diferencia de las decadencias del pasado por el hecho de que en las sociedades del pasado, los gérmenes de la nueva sociedad existían ya y se desarrollaban en el seno mismo de la antigua sociedad. En el seno de la sociedad feudal, la burguesía conquistó el poder económico poco a poco y transformó al mismo tiempo una buena parte de la producción antes de llegar a tomar el poder político. En el capitalismo, no hay nada de eso. La clase revolucionaria, el proletariado, no puede instaurar nuevas relaciones de producción sin destruir lo que existe actualmente. He allí toda la gravedad de la decadencia capitalista.
Vemos así que para los marxistas, la decadencia no es un concepto moral. Los marxistas desarrollan el concepto de decadencia como un concepto científico, materialista, es decir, fundado sobre el desarrollo material de las sociedades humanas. El hecho de que esos periodos se manifiesten por la codicia y por las costumbres disolutas de las clases dominantes, no lo negamos: sabemos pertinentemente que el bloqueo histórico del desarrollo de las fuerzas productivas encuentra su reflejo en la sociedad humana a todos los niveles. La decadencia no es una teoría económica, Marx hizo la crítica de la economía:
Cuando la Internacional Comunista (IC) hablaba de “la era de guerras y revoluciones”, no hacía más que resumir lo que el capitalismo decadente habría de ofrecer a la humanidad. En efecto, el capitalismo creó en el curso de su ascendencia el marco ideal de su desarrollo, el de la nación. Es alrededor de estas naciones que el capitalismo aseguró su desarrollo, es a partir de este marco que parte al asalto de colonias, es a partir de ésta, que hoy establece sus relaciones de competencia exacerbadas por la crisis. La única solución para la burguesía a su crisis de sobreproducción es la guerra. La cual desemboca en un periodo de reconstrucción que se ahoga en una nueva crisis de sobreproducción.
Podemos fácilmente situar la entrada del capitalismo en su periodo de decadencia a principios del siglo XX: La Primera Guerra Mundial, primera en toda la historia de la humanidad, manifiesta claramente el nuevo orden internacional. La reconstrucción que siguió desembocará rápidamente en una crisis sin precedentes en los años 30 y después en una segunda guerra mundial. Vemos dibujarse el ciclo “crisis-guerra-reconstrucción-nueva crisis”, pero no es un ciclo que se podrá repetir indefinidamente. Al contrario, es una espiral infernal que arrastra todo a su paso. Si el capitalismo podía superar las crisis de sobreproducción en su fase de ascendencia, a través de su expansión y proletarización creciente de la población, hoy, los límites han sido alcanzados y la crisis es permanente. La única “salida” es la guerra.
Se trata de una era de guerras. Pero como anunciaba la IC en su fundación en 1919, se trata también de una era de revoluciones. En efecto, el capitalismo en su desarrollo ha dado nacimiento a su enterrador: el proletariado, única fuerza social capaz de derribar el capitalismo y de construir una nueva sociedad. Al alcanzar sus límites, el capitalismo abre la puerta a su superación. Para el proletariado, en lo sucesivo corresponde la tarea inmensa de fundar sobre las ruinas del capitalismo destruido por su combate una nueva sociedad capaz de repartir la abundancia y ofrecer a las fuerzas productivas un marco adaptado a su desarrollo.
La perspectiva comunista no es nueva. La idea de construir una sociedad libre de la opresión y la injusticia se encuentra en la antigüedad y en la edad media. Pero no basta querer una sociedad mejor para poder instaurarla. Es necesario que las condiciones materiales lo permitan. De igual manera, la revuelta de los oprimidos no es nueva: los esclavos escribieron grandes páginas de la historia humana para superar su condición. Pero de la misma forma, estas revueltas estaban condenadas al fracaso por la situación material, el nivel de producción no permitía a la humanidad salir de un esquema de sociedad de clases y de explotación: en tanto que la humanidad no podía superar la penuria, no podía construir una sociedad justa. Es el capitalismo que permite a la humanidad vislumbrar esta perspectiva. Es cuando la producción alcanza un nivel que permite superar la penuria que la prehistoria puede terminar. La perspectiva comunista no es ya un ideal o una utopía, es una posibilidad material y además es una necesidad para la supervivencia de la especie humana. Es una necesidad para detener al capitalismo en su espiral destructiva que amenaza con regresar a la humanidad a la edad de piedra.
He aquí lo que hace de la decadencia capitalista una decadencia particular: esta marca el fin de la prehistoria, el fin de la larga marcha de la humanidad de la penuria a la abundancia. Pero esto no está escrito en mármol; el fin de la prehistoria bien podría ser el fin de la historia si nada puede detener la barbarie que azota el planeta. El comunismo no es una certeza; es a través de un duro combate que la clase obrera podrá instaurarlo, y el resultado de este combate es desconocido. Es por lo que los revolucionarios deben estar bien armados para poder armar a la clase obrera en su lucha contra la burguesía y para la construcción de una nueva sociedad.
La comprensión del análisis de la decadencia hace parte de este armamento político. Este es un marco fundamental desarrollado por el marxismo desde sus orígenes. Se habla en efecto de la decadencia en La Ideología Alemana de Marx y Engels, escrita antes del Manifiesto Comunista. La decadencia impregna todo el análisis marxista de la evolución de las sociedades humanas. Poniendo a la luz la sucesión de periodos de ascendencia y decadencia en la historia, el marxismo permite comprender como y porqué el mundo es como hoy lo vemos, y en fin, el marxismo permite comprender que es posible superar esta situación y construir otro mundo.
G / diciembre-2004
1 [110]Es lo que Marx y Engels resumían al hablar del capitalismo en Principios de una crítica de la economía política con esta frase: “Hasta cierto punto, el desarrollo de las fuerzas productivas se convierte en una barrera para el capital; en otros términos, el sistema capitalista se convierte en un obstáculo para la expansión de las fuerzas productivas de trabajo. Llegando a este punto, el capital, o más exactamente el trabajo asalariado, entra en la misma relación con el desarrollo de la riqueza social y de fuerzas productivas que el sistema de corporaciones, el vasallaje, el esclavismo, y se convierte en una traba. La última forma de servidumbre que toma la actividad humana –trabajo asalariado por un lado y capital por otro- es ya despojado, y este despojo mismo es el resultado del modo de producción que corresponde al capital. Las mismas son negación de formas anteriores de la producción social sojuzgadas, el trabajo asalariado y el capital son a su vez negadas por las condiciones materiales y espirituales resultado de su propio proceso de producción. Es por conflictos agudos, de crisis, de convulsiones que se traduce la incompatibilidad creciente entre el desarrollo creador de la sociedad y las relaciones de producción establecidas.”
Desde finales de los 90, con la llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela, se abre una etapa en América Latina donde cada vez más gobiernos de «izquierda» o coaliciones muy heterogéneas están ocupando los gobiernos de esta parte del mundo: Lula en Brasil con su Partido del Trabajo (PT), el excoronel Lucio Gutiérrez en Ecuador, y ahora Uruguay se suma a la izquierda en Latinoamérica con el Frente Amplio de Tabaré Vázquez que ha sido electo a la presidencia a fines del 2004. En el mismo nivel está el «gobierno de todas las sangres» de Toledo en Perú y las posibilidades de Evo Morales en Bolivia. Algunos analistas burgueses hablan de un «giro a la izquierda» en América Latina, otros más trasnochados ven el resurgir «revolucionario de las masas contra el imperialismo norteamericano», en fin, los ideólogos de la burguesía, de todos los matices, sólo ven la superficie del fenómeno.
La situación que vive América Latina desde finales de los 90 con coaliciones de «centro –izquierda» en el poder en varios países no es un hecho aislado o casual, responde a aspectos del momento:
- la necesidad de la burguesía de enfrentar la crisis económica,
-los imperativos imperialistas de cada burguesía nacional,
-la política hacia el proletariado.
Y además, «... es importante subrayar el nuevo factor que influye en la vida de la sociedad de hoy y que no existía en los años 70: la entrada en la fase de descomposición del periodo de decadencia del capitalismo. (…)La descomposición afecta a toda la sociedad y en primer lugar a la clase dominante. Este fenómeno es especialmente espectacular en los países de la periferia y constituye en factor de inestabilidad creciente que frecuentemente alimenta enfrentamientos imperialistas» (Revista Internacional 98).
El fenómeno de la izquierda al poder conoció un auge en Europa a finales de los 90, sin embargo, no podemos hacer una copia mecánica y hacer abstracción de importantes particularidades del aparato político de la burguesía en esta región del mundo.
La burguesía de la región no tiene opciones en su alineación imperialista, por eso el caso de Chávez y Castro son, como la misma administración Bush los define: «fuerzas negativas en la región» que difícilmente pueden ser secundados. Por eso, la presencia de gobiernos de «izquierda» no equivale inmediatamente a una ruptura de su alineación política hacia EUA; su presencia se debe en parte importante a la necesidad de los gobiernos, para hacer frente, desde los 90, a la aceleración del desempleo y la miseria. Cabe aquí aclarar que si bien la crisis del capitalismo no es un asunto de buena o mala gestión de tal o cual gobierno en turno, la responsabilidad y la flexibilidad de esas fracciones cuentan a la hora de tomar medidas que afectan al capital nacional y a la clase obrera.
Debemos destacar que después de años de dictaduras militares, la región carece de las estructuras de partidos y cohesión de la burguesía. Por ejemplo, Chávez llega al poder para «transformar toda la estructura de partidos», apoyado por la «izquierda revolucionaria» (MIR) y los estalinistas del Partido Comunista Venezolano (PCV). En Paraguay el Partido Colorado (ANR) estuvo en el poder desde 1947 rompiendo incluso el récord del PRI en México, en Paraguay el General ha creado su organización (UNACE) para seguir influyendo en las decisiones, aspecto que los inversionistas lo ven como un «riesgo». Lagos, el «presidente socialista» de concertación en Chile, esta sometido al desgaste provocado por la crisis económica. En Colombia, Álvaro Uribe ha sido electo en medio de una situación donde el país está dividido entre la guerrilla (ELN y las FARC) y las Autodefensas, el Partido Liberal controla y la Unión Patriótica es un ejemplo de un fallido intento por convertir las fuerzas guerrilleras en fuerzas políticas electorales. Después de la sustitución de Bucaram en Ecuador por «incapacidad mental» ha habido seis presidentes hasta el 2002 en ese país, sin contar el efímero triunvirato encabezado por el general Carlos Mendoza después de protestas indígenas a las que se sumó Lucio Gutiérrez en el 2000. Los partidos políticos en Perú están sumamente desprestigiados por la corrupción y las divisiones internas (Izquierda Unida), es por ello que la candidatura de Toledo no se basó en las estructuras ya existentes, sino que trató de configurar una nueva «fuerza política» a través de Perú Posible, sin embargo ya a fines del 2002 esta estructura sólo se impone en una elección regional sobre 25. Bolivia presenta un proceso caótico: desde la renuncia de Sánchez de Lozada, hasta las pugnas de la burguesía interna por el asunto del gas. Por cierto en este panorama se destaca como representante principal del aparato de izquierda del capital a Evo Morales, dirigente del MAS, al grado que se habla de él como un candidato con posibilidades reales para las elecciones extraordinarias de este año, no obstante, es posible adelantar que dado que el lenguaje de Evo Morales es de la izquierda de los 70, de un «antiimperialismo yanqui», no parece que la burguesía boliviana lo vea como apto para cumplir sus planes. En cuanto a Centro América las burguesías tienen que avivar sus elecciones con los antiguos representantes de la «vía armada«: los sandinistas (FS); el Frente Farabundo Martí (FMLN)... República Dominicana después del dictador Trujillo ha tenido que vivir bajo el dominio de Balguer, siete veces presidente de la república…
Este rápido repaso de algunos ejemplos de la estructura del aparato político da cuenta que las alianzas y coaliciones son el resultado de un fragmentado aparato electoral con fronteras ideológicas entre partidos muy borrosas. Son por eso gobiernos producto de una debilidad del aparato político, que desesperadamente busca unificar a la burguesía y fortalecer el control de los asalariados ante una posible respuesta dada la agudización de la crisis. Por eso es que tanto derecha como izquierda aplican las mismas políticas. El ex presidente Uruguayo Julio Sanguinetti, exponía esta preocupación así: «el verdadero dilema de la región hoy no es elegir entre izquierda y derecha, sino entre populismo irresponsable o política democrática». Recientemente Condoliza Rice en su visita a México, puntualizó que los EUA trabajarán con un gobierno sin importar que sea de derecha o de izquierda, eso sí, debe ser una emanación democrática y legal. Por eso, en el momento actual, la burguesía de la región tiene necesidad de fortalecer su débil estructura democrática, de crear una real alternancia en el poder sin crear huidas de capitales e inversiones, de recuperar la mistificación democrática que está cada vez más desprestigiada. No obstante, dado que la actuación de la izquierda en el poder expresa una actuación idéntica a la derecha, el desprestigio del aparato de izquierda llega pronto (como en el caso de Lula), obligando a la burguesía a crear opciones más radicales para asegurar el control del descontento de los trabajadores.
Una necesidad vital de la burguesía es el fortalecimiento de la mistificación electoral, generar ilusiones en un «cambio«. Un ejemplo de ellos, es la forma en que se usó el triunfo de Lula en Brasil. Logró someter el descontento social conduciéndolo a las urnas. El mecanismo en lo general es el mismo: ofrecer a los trabajadores la ilusión de que la izquierda van a «cambiar las cosas», y que basta con atarse a la cola de un «Mesías», para solucionar los problemas sociales. Las campañas electorales buscan que los trabajadores sepulten sus métodos de lucha, las huelgas y las asambleas autónomas para refugiarse en los «canales de la democracia» y de sus elecciones, retrasando así su identificación como clase para perderse en los laberintos del «ciudadano votante».
La experiencia de Lula en Brasil, debe ser reflexionada por el conjunto de la clase obrera. La ilusión que los trabajadores tuvieron en Lula, dio un margen de maniobra a la burguesía en términos económicos y políticos para hacer pasar las medidas más duras. Pero este accionar no es una «traición», es la continuidad de la política antiobrera que destilaba con sus invocaciones a la democracia y sus seducciones para entrampar a los trabajadores en las urnas.
Por otra parte, la burguesía de la región además de poner un freno al desmoronamiento de su juego electoral, tiene que asumir la tarea de evitar que la descomposición socave sus estructuras de dominación por lo que cuida de hacer proyectos «plurales» que suavicen las divisiones al interno de la burguesía. No obstante la burguesía puede lograr una cohesión momentánea pero le es cada vez más difícil conservarla, Bolivia es un ejemplo de ese atolladero, y el caso de México no deja de ser relevante, en tanto la burguesía, a pesar de sus dificultades, es capaz de aprovechar sus divisiones para amordazar y engañar al proletariado. Primero lo hizo con la ilusión del gobierno del cambio de Vicente Fox, ahora es la posible candidatura de López Obrador, el «honesto», lo que empieza a despertar renovadas ilusiones en un sistema que sólo da miseria, desempleo y hambre.
Los obreros tendrán que voltear los ojos hacia la situación de sus hermanos de clase en otros países para darse cuenta que los gobiernos de «izquierda», son tan capitalistas como los de derecha, que la democracia está diseñada para disfrazar la dictadura de la burguesía sobre el proletariado. Las elecciones o los cambios de equipos de gobierno no van a terminar con el capitalismo, esa tarea incumbe sólo al proletariado mundial.
DAN/marzo, 2005.
El pasado 25 de febrero reabrió sus puertas la planta llantera de Euzkady en El Salto Jalisco. Después de una derrota de la huelga estallada el 16 de diciembre de 2001, el sindicato ha pactado un “solución”: transformar la empresa en una cooperativa (Cooperativa Democrática de Occidente). Ahora los trabajadores participan, junto a la empresa Llanti System con el 50% de las acciones respectivamente. La burguesía ha expresado su beneplácito, el Centro Nacional para el Desarrollo con sede en Bélgica declaró: “fue ejemplar en la cuestión de la relación entre Europa y México” (La Jornada, 26-02-05). De los 1,164 obreros que trabajaban en el 2001, sólo 594 han entrado a la “cooperativa”, de manera que no son una alternativa verdadera contra el desempleo ni contra el capitalismo. Estas “soluciones” no son nuevas en el movimiento obrero, ya hemos denunciado que las cooperativas y todos los intentos obreros de autogestión de las empresas son un rotundo fracaso para el proletariado. Además, la trayectoria de la huelga en Euzkadi muestra como el aislamiento y la derrota se remacha con el sabotaje sindical y la puesta en marcha de esta cooperativa. El izquierdismo, los medios y hasta “defensores de derechos humanos” no dejan de mostrar a esta cooperativa como una “victoria” para la clase obrera. Los revolucionarios tenemos que advertir y denunciar que la autogestión eso un peligro para el proletariado ya que:
En próximos números abordaremos de fondo esta cuestión, recordaremos el fracaso de los trabajadores de la Refresquera Pascual y la experiencia de las colectividades anarquistas en España. La historia ya ha sancionado estas experiencias y el proletariado debe estar conciente que representan un terreno minado y peligroso.
RM. /17-04-05
En los centros de trabajo, en los hogares, en el transporte, en la ciudad, en el campo… el tema omnipresente es el desafuero de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), jefe del Gobierno del Distrito Federal, un paso más en la pugnas internas de la burguesía para decidir qué equipo y qué personaje político van a poner a la cabeza del gobierno federal en el 2006. En esta ocasión dejamos para otra ocasión el análisis del momento actual de esas pugnas, pues es necesario alertar contra la política criminal de la burguesía que está intentando enrolar al proletariado como carne de cañón mediante una campaña mediática sin precedentes.
Ya en RM85 (mar-abr 2005) en una nota de última hora fuimos categóricos al afirmar que el desafuero era un asunto de la burguesía y no del proletariado. Después de recordar que “Esta dinámica de enfrentamiento no pudo ser contenida, por el contrario se ha agudizado, como es notoria en las disputas al interno de los partidos de la burguesía, tanto los de derecha como los de izquierda, y toda institución de gobierno no deja de ser usada como campo de batalla. No es excepcional, por ello, que a medida que se aproxima el circo electoral para la presidencia, los choques entre los grupos de la burguesía tomen mayor magnitud” (Op. Cit.); el artículo llama a los trabajadores a no dejarse embarcar en este terreno burgués, pues “la clase trabajadora ante el enfrentamiento entre fracciones de la burguesía no puede tomar partido por alguna de ellas, las diferencias que existen entre Fox y López Obrador, expresan disputas ajenas a los trabajadores, en tanto éstos no tienen ningún interés que los una con sus explotadores. Por el contrario, si la burguesía se interesa en que la clase obrera sea arrastrada a esta pelea, es porque con ello asegura un fortalecimiento del control y evita que el conjunto de los asalariados dirijan su reflexión y su descontento hacia el verdadero problema, que no es otro que el capitalismo” (Ídem). Esta debe ser la principal ancla de los trabajadores para evitar que sus explotadores logren desarraigarlo de su propio terreno de clase que no es otro que la lucha por mejores condiciones de trabajo y de vida en general: aumento salarial, oposición a los despidos, aposición a la intensificación de la explotación, y, más allá, el combate unido y centralizado a nivel internacional por la destrucción revolucionaria del capitalismo y la instauración del comunismo.
La vertiente central del ataque a la conciencia proletaria viene dado por el mensaje de que cualquier conflicto de envergadura debe sujetarse a la jurisdicción de las instituciones de la nación: la Suprema Corte de Justicia, El Congreso Legislativo, la PGR… Los Poderes de la nación tienen independencia y por lo tanto salvaguardan efectivamente las leyes y además tienen la encomienda de actuar de manera imparcial ante todos los ciudadanos; a propósito, el “Subcomandante Marcos”, el autollamado “insurgente” no se ha cansado de decir que no importa quien sea el personaje desaforado, incluso Martha Sahagún, el pugnaría por su defensa, una posición que coincide en toda la línea con la asumida también nada más y nada menos que por EU; es decir, una defensa llana y simple de la sacrosanta ley burguesa.
Esta ideología sobre la legalidad y la democracia burguesa se encuentra tanto en las peroratas de la administración federal como en los alegatos leguleyos de la fracción capitalista que está tras AMLO, argumentando sobre la necesidad de que el conflicto se sujete a “reglas civilizadas” en el marco de la Constitución Política. Sobre todo, hay que poner una atención especial en el discurso de la izquierda e izquierdistas del capital quienes están saturando hasta la nausea con toda suerte de llamados a resistir el “despojo ilegal de la derecha”, “la defensa de la opción de los pobres”, “el rescate de la legalidad de las elecciones”, en fin, otra vez… “los valores de la democracia parlamentaria”. Es decir, simple y llanamente, la ideología y los mecanismos del funcionamiento de la sociedad burguesa. Y aquí la clase obrera no tiene nada que ganar y en cambio tiene todo que perder si se enrola en la defensa de uno u otro de los bandos en disputa y sobre todo si es engañado con el camelo de que esos valores de la burguesía también lo benefician.
Siempre que la burguesía entra en la ruta de los enfrentamientos internos invariablemente utiliza a la clase trabajadora como carne de cañón y no sólo como medio de presión sino también como medida preventiva pues aprovecha para mandar el mensaje de que el poder omnipotente del aparato estatal es incuestionable y que más vale adoptar una actitud sumisa y resignada ante el orden burgués. “La polarización actual encierra un peligro de enfrentamiento político ‘a favor o en contra de la opción democrática para el 2006’, una idea que los medios de difusión de la burguesía ya han logrado fijar en la mente de millones de radioescuchas, telespectadores y lectores de prensa escrita. Frente a esta estrategia triunfante hasta ahora, el proletariado requiere fundamentalmente desmarcarse de este terreno burgués recuperando las lecciones históricas similares donde ha sido arrastrado por los capitalistas a defender a uno u otro verdugo. AMLO no pertenece a la clase obrera, él es un acérrimo defensor de los intereses nacionales de la burguesía mexicana, el proletariado tiene unos intereses y un proyecto histórico diferente.” (RM 81 jul-ago 2004). La burguesía al final de cuentas tendrá que decidir qué cuadro político, de la baraja de opciones partidistas (PAN, PRI, PRD) con las que cuenta, poner a la cabeza del gobierno federal en el 2006 para que se encargue de aplicar sus planes económicos, políticos y sociales; sin embargo, mientras tanto, al mismo tiempo que gestiona sus propios conflictos internos mantiene una capacidad enorme para apuntalar la campaña mistificadora sobre las elecciones pues es uno de sus mecanismos estrella de control de la clase trabajadora pues por este medio alimenta su ilusión de que por medio del voto es posible revertir la situación de miseria y explotación cada vez más acentuada.
En perspectiva, como ya lo dijimos, la burguesía está utilizando a fondo toda esta alharaca sobre la democracia, la legalidad, etc., para recalentar el ambiente político y así rescatar un poco el juego político electoral sobre todo para el recambio de gobierno federal a mediados del 2006. El proletariado debe recordar que las elecciones no lo fortalecen sino que al contrario lo desarman en el momento en que es ganado por las ilusiones de que es participando con su voto como va a mejorarse la situación desesperante que vive en el plano laboral y en general en sus niveles de vida tan precarios. Sobre todo, ahora que se le está ofreciendo la oferta de la izquierda de la burguesía, debe recordar, por ejemplo, casos como el de Hugo Chávez en Venezuela el cual siendo un ejemplar de la llamada “izquierda radical” no ha vacilado en imponer los planes anticrisis del capital nacional venezolano y ha atacado a la clase trabajadora como nunca antes; o como el caso de Lula Da Silva en Brasil, representante, por su parte, de la etiquetada “izquierda moderada” y quien ha provocado en las grandes masas de explotados una gran repulsión también por la aplicación de uno de los planes anticrisis más draconianos que se hayan conocido hasta ahora. En fin, debe reflexionar sobre la función que cumplen el conjunto de los partidos políticos de cualquier color, de derecha o de izquierda, que actúan en el circo electoral: mantener el control de las grandes masas de explotados inculcando la ideología de que el capitalismo es inmortal y que sólo a través de sus instituciones y en especial de las elecciones se puede alcanzar el “bienestar de todos los ciudadanos”.
El proletariado (obreros industriales, empleados de oficinas, trabajadores de la educación, desempleados…) no debe apoyar a ningún bando en pugna, al contrario, haciendo un pequeño esfuerzo de memoria histórica debe recordar que cuando en otros países los trabajadores han sido convocados a defender equis o ye proyecto de tal o cual personero de la burguesía, invariablemente han resultado timados: los casos más cercanos, Brasil, Venezuela, Argentina... (Ver artículo en este mismo número sobre América Latina: gobiernos de derecha o izquierda, enemigos de la clase obrera). “En este tipo de situaciones la clase obrera requiere recuperar su identidad política como una clase independiente totalmente diferente a la burguesía y a la pequeñaburguesía, con intereses y medios de lucha propios y, por supuesto, con organizaciones que representan sus intereses como clase, las organizaciones comunistas que existen actualmente en varios países, incluido México.” (RM 84 nov-dic 2004). Esta constatación es más vigente hoy dada la situación actual de la lucha de clases: ahora que se avisoran densos nubarrones producto de la recesión económica capitalista que ensombrecerán los cánticos de prosperidad capitalista, el Estado burgués, claro está, tiene que ocuparse sobremanera del flanco social para tratar de descarrilar cualquier expresión de lucha obrera genuina y, ¿qué mejor que empleándose a fondo en su campaña democrática? Por consiguiente, los trabajadores no deben apoyar a ninguna fracción burguesa del color o ideología que sea pues en cualquier caso sería un suicidio político de clase; como ya lo hemos demostrado en las publicaciones de la CCI, el proletariado tiene un proyecto político de clase propio.
RR / abril - 2005
A principios del año, cientos de miles de personas se manifestaron en Rusia contra las medidas gubernamentales que suprimen las “ventajas” que beneficiaban a pensionados, inválidos y algunos funcionarios. El estado no asegurará más la gratuidad de los medicamentos básicos, transportes colectivos, algunos servicios médicos, descuentos en el precio de las comunicaciones telefónicas o renta del servicio. En Alemania, el periodo para obtener seguro de desempleo ha sido reducido de 36 meses a 18 para mayores de 55 años y a 12 para el resto; todo esto cuando el desempleo alcanza los 5 millones.
Encima de esto, después de la sexta semana de enfermedad en un año, la seguridad social ya no pagará y se tendrá que cubrir con un seguro privado. Al mismo tiempo, las contribuciones a los costos médicos se van a reducir. En Holanda y Polonia los gobiernos están tomando medidas similares, siguiendo a los gobiernos de Francia y Austria que, en 2003, “reformaron” el sistema de pago de pensiones, agregando varios años de trabajo de los obreros. El gobierno francés continúa con sus ataques sobre la protección social, mientras el gobierno británico también intenta forzar más y más las categorías de trabajadores hasta la edad de 65 y aún 70 años. En EU, la administración Bush elabora una ley que va a transformar el sistema de pensiones actual, como ha sido declarado, es tiempo de dar vuelta definitivamente a la página del Estado benefactor. Ya se han tomado medidas: extendiendo la edad de trabajo, bajando las pensiones, desviando una parte de las cotizaciones salariales a una cuenta bloqueada que, manejada por el Estado, será invertida en bonos del tesoro o en acciones, sumas que podrían evaporarse dado el riesgo importante de los cracks bursátiles o quiebras de empresas.
Jamás el proletariado ha tenido que hacer frente a ataques de tal brutalidad, masividad y amplitud, tocando a millones de proletarios. En el conjunto de naciones industrializadas, todo el edificio del estado benefactor está a punto del colapso. Ya no es posible mantener la fuerza de trabajo. Esta es una clara expresión de la bancarrota del sistema.
La crisis económica en que se debate el capitalismo pone al desnudo todas sus contradicciones, y más aún su imposibilidad de encontrarle una solución. Se producen demasiadas mercancías, el mercado mundial está saturado. La obsesión de la burguesía de obtener ganancias para evitar la bancarrota, exacerba la rivalidad entre las grandes naciones industrializadas. Enseguida hay una guerra económica abierta donde el premio es arrancar a sus competidores partes del mercado. Esto lleva a la burguesía a la búsqueda desesperada para hacer bajar sus costos de producción. Se impone una única “solución”, producir al más bajo precio y para ello se ataca a la clase obrera. Para hacerlo, la burguesía debe por un lado aumentar la productividad, lo que implica el aumento de los ritmos de trabajo y la flexibilidad de la mano de obra a fin de no emplear más que el mínimo necesario de obreros, y por otra parte, desplegando y endureciendo un amplio programa de “reformas”, que son de hecho medidas que va a atacar el salario social de los obreros, las pensiones, las indemnizaciones de desempleo, el reembolso de gastos médicos, los días de enfermedad o las pensiones de invalidez. La burguesía no perdona ninguna fracción de la clase obrera, ya sean de la vieja o nueva generación, activos o desempleados, del sector público o privado. Las consecuencias concretas de estos ataques son una degradación general de las condiciones de vida y trabajo del conjunto de la clase obrera mundial. La explotación feroz que sufren los trabajadores se traducen en un deterioro acrecentado de su salud cuando se hace más difícil obtener servicios médicos; para otros, aspirando a un descanso después de años de salarios miserables, ven amenazada su jubilación por un aumento en la edad para la misma y una reducción de sus pensiones; para los jóvenes, sometidos a la precarización, pasando de un trabajo a otro con salarios tendiendo siempre hacia la baja, entre cortos periodos de desempleo mal indemnizados, les será más difícil encontrar vivienda conveniente y preparar una jubilación decente. Los ataques no pararán, al contrario van a redoblarse en intensidad. La clase obrera debe tomar conciencia de la quiebra de este sistema. La única solución que se impone es su destrucción para establecer las bases de una nueva sociedad.
André / abril de 2005
Cuando terminaba el pasado año la burguesía no dejaba de señalar que el 2004 había sido un buen año, dado que las economías de diferentes regiones habían obtenidos «logros», sin embargo, desde el mes de febrero de este año, los «especialistas» exponen su sus preocupaciones porque la realidad dice lo contrario, sacando a la luz las dificultades en las principales economías: EUA, Alemania y Japón.
Es indudable que la crisis expone su fuerza afectando al capital y su ganancia, por ello, la burguesía, buscando remediarlo acelera los ritmos de explotación y extiende la miseria. Marx, en sus Manuscritos económicos-filosóficos de 1844, expresaba claramente que «El obrero no tiene necesariamente por qué ganar con la ganancia capitalista, pero pierde necesariamente al perder él». Un ejemplo claro del peso de la crisis lo da la situación que guarda una empresa como General Motors, considerada como símbolo del poderío económico de EUA durante la posguerra. Esta empresa hoy se encuentra en una fragilidad tal, que la «calificadora» Standard & Poor’s caracteriza a sus papeles bursátiles como «bonos chatarra»… Y la situación en otras regiones centrales del capitalismo no es mejor, ya se presentan afirmaciones de que «Japón y Alemania entraron a finales de 2004 en ‘territorio de la recesión’» (Stephen Roach, de Morgan Stanley, citado por La Jornada, 27-02-05)… Y en una magnitud infinitamente superior esa misma agravación de la crisis se expresa en los múltiples ataques en contra de los trabajadores, afectando en una escandalosa forma sus condiciones de vida.
Ha llegado el grado que las condiciones actuales de miseria hacen recordar los niveles tan graves que se presentaban en las primeras décadas del siglo XIX. Aunque esto no sólo es un simple espejo del pasado, es un problema con una mayor agravación cualitativa que expone una aberración histórica, en tanto que, aquellos beneficios sociales que el desarrollo capitalista pudo engendrar, mejorando en términos relativos los niveles de vida, se esfuman día con día. Lo que muestra que el capitalismo expresa con mayor claridad su DECADENCIA, y por ello, manifiesta con mayor fuerza la necesidad social y la posibilidad material de la transformación radical de este sistema, es decir, de la destrucción del capitalismo, de ese sistema que lo único que puede ofrecer es mayor explotación, desempleo y miseria.
Es indudable que la burguesía y su sistema representaron en sus orígenes una expresión revolucionaria que eliminaba las viejas formas de producción, y construía un sistema generador de altos niveles de riqueza, que le permitía incluso ofrecer reformas que representaban verdaderamente mejoras sociales, no como un hecho generoso de la burguesía, sino como mejoras necesarias para el propio sistema y como logros arrancados por las luchas de trabajadores, posibles de concretarse por la propia fuerza del avance capitalista. Engels mismo notaba en 1892, cómo las condiciones que él había descrito 47 años atrás en La situación de la clase obrera en Inglaterra, se transformaba, mostrando un progreso relativo que ayudaba a disimular un poco la infelicidad de la clase obrera: «Las repetidas visitas del cólera, el tifus, la viruela y otras epidemias, han impuesto al burgués británico, la urgente necesidad de sanear la ciudad, si él mismo no quería ser víctima, con su familia, de esas epidemias. En consecuencia, los males más agudos (…) hoy se han subsanado o se han hecho menos graves…». Sin embargo este avance progresista del capitalismo encuentra un límite cuando alcanza su decadencia como sistema, cumpliéndose así la tarea histórica de la burguesía, es decir, la extensión por el planeta de las relaciones de producción capitalista.
Este proceso de maduración, de decadencia capitalista, se presenta como condición concreta que posibilita y hace más necesaria la transformación social, en tanto ahora no sólo es imposible que el capitalismo pueda ofrecer una mejoría de las condiciones de vida de los trabajadores y del resto de la humanidad, sino además, las mejoras relativas obtenidas en el pasado son destruidas, incluso la afectación de las condiciones de vida a la que obliga a soportar a los asalariados, parece que empuja a un retorno al pasado, al grado que muchos de los pasajes descriptivos presentados por Engels en 1845, sobre los barrios obreros de Inglaterra, pareciera que refieren a las actuales villas miseria de muchas zonas del planeta.
En el Informe de la CEPAL, Pobreza y precariedad del hábitat en América Latina (2004) reconoce que en América Latina el 44% de la población vive en villas miseria, donde es asunto común el hambre y la insalubridad. En el caso de México se considera que 12 millones de personas (es decir cerca del 10% de la población total) no cuenten con agua corriente y 24 millones no tienen sistema de drenaje, lo cual hace que crezca y se esparza la enfermedad, acabando fundamentalmente a niños, afectados ya de por si por la desnutrición. Y se hace necesario precisar que tal degradación se vive no sólo en las poblaciones rurales y con los grupos indígenas, como suele difundirlo la pequeñaburguesía [1], es cierto que esta población se encuentra sumida en niveles de miseria, en tanto el capitalismo no logró asimilarlas productivamente, pero las mismas cifras oficiales muestran que el monto mayor de población que sufre el peso de la pauperización se encuentra en las ciudades. Sólo habría que referir lo que sucede en los barrios miserables de Tijuana, donde los trabajadores comparten el espacio con una creciente población desclazada, que forma la masa del lumpenproletariado, y que sirve de carne de cañón en los ejércitos del narcotráfico; y no puede dejar de señalarse las condiciones que los trabajadores tienen que soportar en los barrios de Ciudad Juárez, Chihuahua, donde habitan los obreros de la maquila, y donde lumpenes, policías, narcotraficantes y militares, en complicidad con funcionarios de todos los niveles, aprovechan tal hacinamiento para desencadenar una grotesca cacería en contra de jóvenes obreras, a las que secuestran, violan y asesinan.
Así describía Engels una villa miseria de Inglaterra del siglo XIX: «… En general, las calles están sin empedrar, son desiguales sucias, llenas de restos de animales y vegetales sin canales de desagüe y, por eso, siempre llenas de fétidos cenagales…» Un obrero mexicano, argentino, brasileño o colombiano, bien podría pensar que hablan del barrio en que habita, pero no sólo ellos, en la actualidad las villas miseria de la Inglaterra, parece que retornan en cierta medida al siglo XIX. El mismo EUA, considerado el corazón económico del mundo, es señalado por las cifras oficiales como el país que cuenta con el mayor número de «pobres». De manera que la pauperización de las masas de trabajadores, aunque se acentúa dramáticamente en regiones como Latinoamérica, no puede ya considerarse como un fenómeno propio del «tercer mundo», la magnitud de la crisis que azota al sistema desde fines de los años 60, degrada la vida de los trabajadores de todo el mundo.
Los ataques en contra de las condiciones de vida de los trabajadores exponen, cada vez con mayor fuerza el salvajismo del capitalismo, y sin duda la afectación a la jubilación y servicios médicos ha sido uno de los mayores golpes recibidos por los asalariados. Pero la clase dominante sabe que su riqueza está fundada en la explotación y la miseria de los millones de asalariados, por eso vive con el temor continuo de que se genere un descontento entre los creadores de la riqueza, es por ello que no deja de presentarse como preocupado de la pobreza.
La fingida aflicción de la burguesía por los trabajadores no es sino demagogia que le permite tomar una hipócrita mascara de benefactor con la que adquiere prestigio y se le facilita el trabajo para colar mejor sus medidas. Por eso los programas de Fox, orientados pretendidamente a «combatir la pobreza», o las acciones de López Obrador llevadas a cabo bajo el eslogan «primero los pobres», son expresiones hipócritas que tienen como fin diluir el coraje de clase que amenaza con crecer ante la agudización de la crisis y aprisionar así a los asalariados en la ideología de la clase dominante. Por esto, los trabajadores deben comprender que ninguno de estos programas puede dar solución a la aceleración de la explotación y la extensión de la miseria, la verdadera raíz del problema se encuentra en el capitalismo, mientras exista este sistema la condición de vida de los trabajadores está condenada a una mayor degradación.
El gobierno de Fox ha tenido el descaro de anunciar la disminución de los niveles de pobreza y tiene la «sospecha» (¡sic!) de que hay menor desempleo, sin embargo, en contraste a esto la revista FORBES presenta datos en los que afirma que en México 11 familias concentran el monto de 35 mil 500 millones de dólares, lo que equivale al 64.8% del ingreso disponible nacional, y unido a esto coloca al empresario mexicano Carlos Slim en la lista de los mas grandes millonarios del mundo. Estas informaciones contrastantes pueden ayudarnos a comprender el grado de pauperización que se lleva en la región, lanzando a la basura los anuncios y sospechas del gobierno.
Rosa Luxemburgo (en Introducción a la economía política) explicaba: “… los obreros pueden, por ejemplo tener en un caso dado más medios de vida, alimentación más abundante, mejores ropas que antes, mientras que la riqueza de las otras clases ha crecido muchos más rápidamente aún…” Por lo que añade, “El nivel de vida de cada persona y de cada clase sólo puede juzgarse correctamente si se lo evalúa en el marco de las condiciones de reinantes en la época y en comparación con los restantes estratos de la misma sociedad.” (subrayado por RM). En esa vertiente, podemos comprender que no es un contrasentido que mientras la riqueza de la burguesía se acrecienta y concentra, miles de trabajadores viven en el desempleo o se ven arrojados a trabajos de condiciones precarias, a fin de cuentas esto seguirá pasando y seguirá agudizándose mientras el capitalismo se mantenga en pie, esta es la esencia normal del capitalismo.
Tan sólo tomando la información de los salarios mínimos, representada en el gráfico, podemos notar la compresión que estos han tenido en los pasados 16 años, y si a esto añadimos la afectación a las pensiones y jubilaciones, y la consideración que la misma OIT hace: de cada 100 empleos creados en América Latina 85 son de los considerados «informales»… entonces ya se puede ver lo que significa el capitalismo y lo que, más allá de los torpes discursos, ofrece verdaderamente a los trabajadores.
Pero, como bien señalaba Marx, no podemos ver en la miseria sólo miseria; esta degradación constante a la vida de los asalariados, debe ser motivo de la reflexión colectiva, debe comprenderse por los trabajadores que la única forma que tienen para enfrentarla es a través de la lucha masiva y conciente, tomando en manos su combate, pasando por encima de partidos y sindicatos, que no son sino instrumentos del capital. El proletariado debe de estar claro que el capitalismo no puede ofrecer un mundo mejor, no se trata, por tanto, de buscar una mejor política, cualquier medida implementada por la burguesía conduce a la explotación y miseria, no hay salida dentro del capitalismo, por ello cada día que pasa se hace más urgente aplastar este reino de la necesidad... porque la verdadera alternativa a la pauperización se encuentra en la Revolución Comunista.
Tatlin / abril, 2004
1La clasificación de moda que toma los aspectos étnicos para el estudio de la sociedad, expone que los indios son los grandes marginados del presente, lo cual aunque resulta cierto, guarda la idea de presentar los males sociales no en el sistema capitalista, sino en el olvido en que se deja a estos grupos, deduciendo que para solucionar su miseria bastaría con ayudarlos, y dejar que sobrevivan con sus anticuadas formas de producción.
Publicamos a continuación un extracto de la presentación y el primer artículo (La naturaleza revolucionaria de la clase obrera) de una nueva serie de nuestra REVISTA INTERNACIONAL dedicada, esta vez, a la Revolución de 1905 en Rusia. Invitamos a nuestros simpatizantes y lectores a leer y estudiar el contenido de esta serie y enviarnos los comentarios, notas o críticas que estimen oportunos.
Hace 100 años, el proletariado desarrolla en Rusia el primer movimiento revolucionario del siglo XX, conocido con el nombre de Revolución Rusa de 1905. Por no haber salido victorioso como sí ocurriría 12 años más tarde con la revolución de Octubre, aquel movimiento ha caído prácticamente en el olvido. Por eso no ha sido objeto de las campañas de denigración y de calumnias como sí lo fue la Revolución Rusa de 1917, especialmente tras el hundimiento del muro de Berlín, en el otoño de 1989. Sin embargo, la Revolución de 1905 aportó toda una serie de lecciones, clarificó y dio respuesta a las cuestiones que se planteaban al movimiento obrero en aquel entonces y sin las cuales la Revolución de 1917 no hubiera podido, sin duda, salir triunfante. Y aunque esos acontecimientos hayan ocurrido hace un siglo, 1905 está mucho más cerca de nosotros políticamente que lo que podría pensarse. Es necesario, para las generaciones de revolucionarios de hoy y de mañana volver a hacer suyas las enseñanzas fundamentales de aquella primera revolución en Rusia (….) Muchos elementos de lo que iban a ser las posiciones decisivas del movimiento obrero en la fase de decadencia del capitalismo estaban ya presentes en 1905.
La Revolución de 1905 fue objeto de numerosos escritos en el movimiento obrero de entonces. Las cuestiones planteadas fueron debatidas a fondo. Nos vamos a concentrar, en una corta serie de tres artículos, en algunas lecciones que nos parecen hoy centrales para el movimiento obrero y que siguen siendo actuales: la naturaleza revolucionaria de la clase obrera y su capacidad histórica intrínseca para enfrentarse al capitalismo y dar una nueva perspectiva a la sociedad; la naturaleza de los soviets, “la forma por fin encontrada de la dictadura del proletariado” como los definió Lenin y, la capacidad de la clase obrera para aprender de sus experiencias, para sacar lecciones de sus derrotas, la continuidad de su combate histórico y la maduración de las condiciones de la Revolución (…).
La revolución rusa de 1905 fue una ilustración de lo más esclarecedora de lo que el marxismo entiende por carácter fundamentalmente revolucionario de la clase obrera. La capacidad del proletariado ruso para pasar de una situación en la que está ideológicamente dominado por los valores de la sociedad a una posición en la que, por medio de un movimiento masivo de luchas, va tomando confianza en sí mismo, desarrolla su solidaridad, va descubriendo su fuerza histórica hasta crear los órganos que le permitan apropiarse de su porvenir, es un ejemplo vivo de la fuerza material que es la conciencia de clase del proletariado cuando se pone en movimiento (...) No obstante, los acontecimientos de 1905 no surgen de la nada, sino que son el producto de una acumulación de experiencias sucesivas que agitaron a Rusia desde finales del siglo XIX. Como dice Rosa Luxemburg: “… esta huelga de Enero en San Petersburgo fue la consecuencia inmediata de la gigantesca huelga general que había estallado antes, en Diciembre de 1904, en el Cáucaso, en Bakú y que mantuvo a toda Rusia pendiente de ella. Y lo ocurrido en Diciembre en Bakú no fue sino el último y poderoso eco de las grandes huelgas que, entre 1903 y 1904, como terremotos periódicos, habían sacudido todo el sur de Rusia, y cuyo prólogo había sido la huelga de Batúm en el Cáucaso en Marzo de 1902. En realidad, esta primera serie de huelgas, inscrita en la cadena continua de erupciones revolucionarias actuales, solo dista cinco o seis años de la huelga general de los obreros textiles de San Petersburgo en 1896 y 1897”(1).
El 9 (22) de Enero de 1905 conocido como el “domingo sangriento”, marcó el inicio de una serie de acontecimientos en la vieja Rusia zarista que se desarrollaron durante todo el año 1905 y que terminaron con la represión sangrienta de la insurrección de Moscú en Diciembre. La actividad de la clase fue constante durante todo un año, aunque las formas de lucha no fueran siempre las mismas y no tuvieran todas la misma intensidad (….) Estos acontecimientos tuvieron un protagonista fundamental, el proletariado ruso, y toda la dinámica de la revolución sigue estrictamente la lógica de la clase proletaria. Aún cuando el movimiento obrero internacional esperaba una revolución burguesa en Rusia, estimando que la tarea central de la clase obrera –como así había ocurrido en las revoluciones de 1789 y 1848– era participar en el derrocamiento del Estado feudal y estimular a la instauración de las libertades burguesas, no sólo es la huelga de masas de la clase obrera la que vivifica todo el año 1905, sino que además es su dinámica la que lleva a la creación de los órganos del poder obrero. Lenin mismo lo deja claro cuando recuerda que aparte de su carácter “democrático burgués” debido a su “contenido social”: “...La revolución rusa fue a la vez una revolución proletaria, no solo por ser el proletariado su fuerza dirigente, la vanguardia del movimiento, sino también porque el medio específicamente proletario de lucha, la huelga, fue el medio principal para poner en movimiento a las masas y el fenómeno más característico del desarrollo, en oleadas sucesivas, de los acontecimientos decisivos”(2).
Pero cuando Lenin habla de huelga, no debemos imaginarnos acciones de 4, 8 o 24 horas como las que hoy proponen los sindicatos en todos los países del mundo. En realidad, en 1905, se desarrolla lo que luego habrá de llamarse huelga de masas, ese “océano de fenómenos” –como la definió Rosa Luxemburg– o sea la extensión y la autoorganización espontáneas de la lucha del proletariado que van a ser características de los grandes momentos de lucha del siglo XX (....): “La huelga de masas aparece no como un producto específicamente ruso del absolutismo, sino como una forma universal de la lucha de la clase proletaria, determinada por la fase actual del desarrollo capitalista y las relaciones de clase (...) la revolución rusa actual ha estallado en un momento de la evolución histórica que ya está en la otra vertiente de la montaña, más allá del apogeo de la sociedad capitalista” (...) (3). La huelga de masas no es un simple movimiento de las masas, una especie de revuelta popular que engloba a “todos los oprimidos” y que sería, por esencia, algo positivo como las ideologías izquierdistas y anarquistas de hoy quieren hacer creer. En 1905, Pannekoek escribía: “...Si se considera la masa en su sentido general, el conjunto del pueblo, lo que aparece es que, al neutralizarse mutuamente las ideas y las voluntades divergentes de unos y de otros, no emerge aparentemente otra cosa sino una masa sin voluntad, antojadiza, entregada al desorden, versátil, pasiva, oscilando de acá para allá según los impulsos, entre movimientos incontrolados e indeferencia apática –resumiendo, como ya sabemos, el retrato del pueblo que tanto gusta pintar a los escritores liberales (...) Ellos no conocen las clases. En el extremo opuesto, ha sido la fuerza de la doctrina socialista la que ha dado un principio de orden y un sistema de interpretación de la infinita variedad de individualidades humanas, al haber introducido el principio de la división de la sociedad en clases (...) En cuanto se identifican las diferentes clases en los movimientos de masas históricos, inmediatamente surge de la espesa niebla la imagen clara del combate entre las clases, con sus fases sucesivas de ataque, de retirada, de defensa, de victoria y de derrota”(....) (4). Como concluyó Rosa Luxemburgo: “...En una palabra: la huelga de masas cuyo modelo nos ofrece la revolución rusa no es un medio ingenioso, inventado para reforzar el efecto de la lucha proletaria sino que es el movimiento mismo de las masas proletarias, la expresión de la lucha proletaria en la revolución”, (.....) “los obreros bruscamente electrizados por la acción política reaccionan inmediatamente en el dominio que les es más próximo: se rebelan contra su condición de esclavitud económica. El gesto de revuelta que la lucha política es les hace sentir con una intensidad insospechada el peso de sus cadenas económicas”(5).
(.....) Un aspecto muy importante en el proceso revolucionario en la Rusia de 1905, fue su carácter marcadamente espontáneo. Las luchas surgen, se desarrollan y se refuerzan, haciendo surgir nuevos instrumentos de lucha como la huelga de masas y los soviets, sin que los partidos revolucionarios de entonces consigan enterarse de cómo va la cosa, ni siquiera comprender enteramente, en aquel momento, las implicaciones de lo que está sucediendo. La fuerza del proletariado en el movimiento, en el terreno de sus propios intereses de clase, es asombrosa y posee en sí misma una creatividad inimaginable. Lenin mismo lo reconocería un año después al hacer balance de la Revolución de 1905: “.....De la huelga y de las manifestaciones se pasa a la construcción de barricadas aisladas. De las barricadas aisladas a la construcción de barricadas en masa y a las batallas callejeras contra las tropas. Pasando por encima de la cabeza de las organizaciones, la lucha proletaria de masas fue de la huelga a la insurrección. Esa es la gran adquisición de la Revolución rusa, adquisición debida a los acontecimientos de diciembre 1905 y realizada, como las anteriores, a costa de sacrificios enormes. De la huelga política general, el movimiento se alzó a un nivel superior. Forzó a la reacción a ir hasta el final de su resistencia: y ha sido así como el movimiento ha acercado extraordinariamente el momento en que la revolución, ella también, irá hasta el final en el empleo de sus medios ofensivos. La reacción no puede ir más allá del bombardeo de las barricadas, de las casas, de la muchedumbre. La Revolución, en cambio, puede ir más allá de los grupos de combate de Moscú, tiene campo abierto y ¡qué campo en extensión y profundidad! (…) El cambio de las condiciones objetivas de la lucha que imponía la necesidad de pasar de la huelga a la insurrección, fue percibido por el proletariado mucho antes que por sus dirigentes. La práctica, como siempre, se adelantó a la teoría”(6).
Este pasaje de Lenin es especialmente importante hoy, pues muchas dudas en los elementos politizados y, hasta cierto punto, también en las organizaciones proletarias, se arraigan en la idea de que al proletariado no logrará jamás salir de la apatía en la que a veces parece haber caído. Lo ocurrido en 1905 es el desmentido más patente de todo eso. La fuerte impresión que produce comprobar ese carácter espontáneo de la lucha de la clase se debe, a veces, a la subestimación de los procesos que se desarrollan en lo profundo de nuestra clase, de esa maduración subterránea de la conciencia de la que ya hablaba Marx, cuando la comparaba al “viejo topo”. La confianza en la clase obrera, en su capacidad para dar una respuesta política a los problemas que afectan a la sociedad, es algo de primera importancia hoy en día. Después del desmoronamiento del muro de Berlín y la campaña de la burguesía que vino después sobre la quiebra del comunismo y su falaz identificación con el infame régimen estalinista, la clase obrera ha encontrado muchas dificultades para reconocerse como tal clase y, por consiguiente, reconocerse en un proyecto, en una perspectiva, en un ideal por el que combatir. La falta de perspectiva produce automáticamente una caída de la combatividad, un debilitamiento de la convicción de que es necesario batirse, porque no se lucha por algo sino cuando hay un objetivo que alcanzar. Por eso es por lo que hoy, la ausencia de claridad sobre la perspectiva y la falta de confianza en sí misma por parte de la clase obrera están fuertemente relacionadas (.....), Pero sobre todo, es en la práctica donde puede superarse una situación así, a través de la experiencia directa que la clase obrera realizará de sus posibilidades y de la necesidad de luchar por una perspectiva. Esto es lo que se produjo precisamente en Rusia en 1905 cuando: “en unos cuantos meses cambiaron las cosas de arriba abajo. Las pocas centenas de socialdemócratas revolucionarios fueron “de repente” miles y esos miles se volvieron dirigentes de dos o tres millones de proletarios. La lucha proletaria suscitó una gran efervescencia e incluso, en parte, un movimiento revolucionario, en lo más profundo de la masa de los cincuenta a cien millones de campesinos; el movimiento campesino tuvo repercusiones en los ejércitos, lo cual llevó a revueltas militares y oposiciones armadas entre las tropas”(7).
(.....) Esta confianza en la clase obrera que hoy expresamos no es un acto de fe, ni procede de una especia de ceguera mística, sino que se basa precisamente en la historia de nuestra clase y en su capacidad de reanudación, a veces sorprendente, en medio de un aparente letargo. La dinámica con la que se produce la maduración de la conciencia proletaria es a veces oscura y difícil de comprender. Pero también es cierto que la clase obrera estará históricamente obligada, por el lugar que ocupa en la sociedad de clase explotada y a la vez revolucionaria, a levantarse contra la clase que la oprime, la burguesía, y en la experiencia de ese combate volverá a encontrar esa confianza en sí misma que hoy le falta: “...Antes, teníamos una masa impotente, dócil, inerte como un cadáver, frente a la fuerza dominante, la cual sí está bien organizada sí sabe lo que quiere, y manipula a la masa a su conveniencia; y resulta que esa masa se transforma en humanidad organizada, capaz de decidir su propio destino ejerciendo su voluntad consciente, capaz de hacer frente con empecinamiento al viejo poder dominante. Era pasiva y se vuelve masa activa, organismo dotado de vida propia, cimentado y estructurado Para sí mismo, dotado de su propia conciencia, de sus propios órganos...”(8).
Paralelamente a la confianza de la clase obrera en sí misma, aparece necesariamente otro factor crucial de la lucha del proletariado: la solidaridad en sus filas (.....). La solidaridad proletaria es un arma fundamental de la lucha del proletariado; fue una de las bases del impresionante cambio que se produjo en 1905 en Rusia: “...la chispa que provocó el incendio fue un conflicto corriente entre capital y trabajo: la huelga en una fábrica. Pero cabe señalar que la huelga de los 12 000 obreros de Putilov, desencadenada el lunes 3 enero, fue ante todo una huelga proclamada en nombre de la solidaridad proletaria. La causa de ella fue el despido de 4 obreros. ‘Cuando fue rechazada la petición de readmisión –escribe un camarada de Petersburgo el 7 enero– la factoría se paró de inmediato, por unanimidad total....”(9).
(....) Si la clase obrera en su conjunto no es hoy todavía consciente de la fuerza de la solidaridad, la burguesía, en cambio, no ha olvidado las lecciones que el proletariado le ha infligido en la historia, 1905 fue un magnífico acontecimiento del movimiento obrero, surgido de las entrañas revolucionarias del proletariado, que demostró la potencia creadora de la clase revolucionaria. Hoy, a pesar de todos los golpes que la burguesía agonizante le ha asestado, el proletariado sigue conservando, intactas, sus capacidades. Les incumbe a los revolucionarios hacer que su clase pueda volver a apropiarse de las grandes experiencias de su historia pasada y preparar sin descanso el terreno teórico y político del desarrollo de la lucha y de la conciencia de clase hoy y mañana (....).
Ezechiele/diciembre, 2004
1Rosa Luxemburg: Huelga de masas, Partido y Sindicatos, 1906.
2Lenin: Informe sobre la Revolución de 1905.
3Rosa Luxemburg: Huelga de masas, Partido y Sindicatos.
4“Marxismo y teleología”, publicado en Neue Zeit en 1905, citado en “Acción de masas y revolución”, 1912.
5Rosa Luxemburg: Huelga de masas, Partido y sindicatos.
6Lenin: Las enseñanzas de la insurrección de Moscú, 1906.
7Lenin, Informe sobre la Revolución de 1905.
8Rosa Luxemburg, Huelga de masad, partido y sindicatos.
9Lenin: Huelga económica y huelga política.
De acuerdo con Engels, los mineros del carbón soportaron un exceso inimaginable de males. “En todo el imperio británico no hay ocupación en la cual un hombre pueda encontrar su fin en tantas formas diferentes como en ésta. La mina de carbón es el escenario de un sin fin de las más aterradoras calamidades, y éstas vienen directamente del egoísmo de la burguesía.” (La Condición de la Clase trabajadora en Inglaterra, ‘El proletariado minero’). Se producían explosiones de gas “en una u otra mina, casi todos los días”. La acumulación de “gas de ácido carbónico” sofocaba a “todo el que entrara allí”. La adecuada ventilación de las minas podría haber mejorado la seguridad, “pero la burguesía no tenía dinero para gastar con este propósito”. Los colapsos de la parte superior del interior de las minas eran comunes porque, dada la sed creciente del ahorro de energía , el interés de la burguesía era “tener las vetas explotadas tan completamente como fuera posible, y de allí los accidentes de este tipo”. El empleo de niños y jóvenes en estas minas fue común, y todos se quejaban de estar excesivamente cansados: “Los niños se tendían cerca de la chimenea en el suelo tan pronto como llegaban a casa, y se quedaban dormidos inmediatamente sin ser capaces de tomar algo de comida, y tenían que ser lavados y colocados sobre sus camas mientras estaban dormidos; con frecuencia sucedía que se recostaban camino a casa y eran encontrados por sus padres ya tarde en la noche dormidos en el camino.” Y cuando los trabajadores trataban de recurrir a la ley, eran confrontados por el hecho de que “En casi todos los distritos mineros toda la gente que compone el presidium de los jurados son, en casi todos los casos, dependientes de los dueños de la mina y donde éste no era el caso, la costumbre desde tiempos inmemoriales asegura que el veredicto era: ‘Muerte accidental’” (Engels, ibid.)
La clase trabajadora en China está pagando un terrible tributo al ‘milagro económico del capitalismo Rojo’ en términos de desempleo, pobreza, falta de educación, destrucción del medio ambiente. Nadie sufre más que el proletariado minero. En el peor desastre minero de 1949, al menos 203 mineros fueron asesinados cuando ocurrió una explosión de gas en la mina de Sunjiawan, cerca de Fuxin, una ciudad situada al noreste del país. Éste no fue un incidente aislado. De Acuerdo a la BBC, “más de ,5,000 personas murieron en explosiones, derrumbes e incendios en las minas de China en el 2004. China produjo el año pasado el 35% del carbón de todo el mundo, pero reportó el 80% de las muertes en el globo de los accidentes de las minas de carbón. La industria cobró diariamente la vida de 15 mineros durante los primeros nueve meses de 2004”. (‘Chinese mine explosion kills 203’, BBC Online, 15/2/05).
Algunas personas argumentan que el problema es causado por los gobiernos locales que venden licencias de operación a pequeñas minas ‘privadas’ que muestran poco interés por la seguridad. Dichas mines “florecen donde el carbón parece estar demasiado angosto para ser cortado por la maquinaria, pero la insaciable demanda de China por el carbón crea un mercado para cada consorcio. Los gobiernos locales con frecuencia prefieren vender licencias y obtener ganancias basadas en las utilidades o en los impuestos, que explotar las minas por ellos mismos” (‘China's miners pay for growth’, BBC Online, 8/12/04). Hay llamados por parte del Estado para que se compren las minas pequeñas porque la seguridad es supuestamente mejor en las minas del Estado. Sin embargo, la mayoría de los ‘accidentes’ del año pasado han ocurrido precisamente en las minas a cargo del Estado, tales como la situada en Fuxin. Los llamados por el Estado central para avanzar en el aumento de las regulaciones también se evaporan de frente a la política oficial del Estado Chino para desregular y clausurar las actividades que no producen ganancia.
No sólo son los mineros los que mueren, sino también sus hijos e hijas. Al principio de marzo, dinamita para minas almacenada en la casa de un operador de minas en la provincia de Shanxi, explotó destruyendo una escuela primaria adyacente a la casa y matando a 20 personas incluyendo niños, varios maestros y al propio trabajador. (‘China blast kills schoolchildren’, BBC Online, 3/3/05). También la juventud sufre en la industria textil. De acuerdo a un informe del New-York basado en la organización no gubernamental Human Rights in China, el dueño de una compañía textil en la provincia de Hebei empleó ilegalmente a cierto número de muchachas jóvenes como obreras. El pasado diciembre estaban durmiendo en un dormitorio compartido que medía menos de 10 metros cuadrados cuando fueron alcanzadas por humo de carbón y más tarde fueron encontradas inconscientes por el dueño. El informe indica que sin revisar si las jóvenes ya estaban muertas, el dueño las puso en cajas para ser cremadas. Cuando a las familias de las chicas muertas se les permitió finalmente ver sus cuerpos, “se aterrorizaron al descubrir que al menos dos de las muchachas …parecían haber estado vivas cuando fueron colocadas en las cajas. Sus caras estaban cubiertas con vómito y lágrimas, sus narices habían sangrado y sus cuellos estaban hinchados. Se encontró que una de ellas había pateado a través de la tapa de cartón amarrada de su caja y su cuerpo estaba retorcido como si hubiera luchado” (‘Cover-up of Child Labor Deaths in Hebei’, https://gb.hrichina.org [115], 2/3/05).
En la época en que Engels escribió su estudio, en 1844, el capitalismo estaba en su fase inicial, en su ascendencia. La indignación del proletariado contra dichas condiciones de trabajo inhumanas tomó la forma de combinaciones entre sindicatos y luchas por reformas que el capitalismo podía realmente permitir. Sin embargo, la historia no se está repitiendo en China, ni siquiera como farsa. “Un verdadero desastre está emergiendo en China. Lo que está pasando hoy en China no es el presagio de una nueva fase de desarrollo de las fuerzas productivas, sino un nuevo hundimiento hacia el colapso económico… No pasará mucho antes de que el fallecimiento del dragón chino muestre las mentiras que están detrás milagros- la sombra de la realidad de la bancarrota del sistema capitalista.” (‘China: economic miracle or capitalist mirage?’, WR 278, October 2004).
Trevor 5 de marzo de 2005
El actual bombardeo de los medios de comunicación en EU sobre la “reforma” a la seguridad social es el último capítulo en un cuarto de siglo de ataques contra la clase obrera estadounidense. La burguesía de EUA ha estado implementando medidas de austeridad desde que el presidente Carter comenzó a hablar sobre el “malestar económico” durante el periodo de inflación de dos dígitos a fines de los años 70. La crisis económica ha empujado a la burguesía a un cambio cualitativo en la ferocidad de la austeridad. Hasta ahora, una de las fuerzas del capitalismo de estado norteamericano era su capacidad de usar el tamaño relativo de la economía del sector privado en EU y la falta de la propiedad directa del Estado para imponer la austeridad de una manera difusa.
Por ejemplo, la falta de un control estatal centralizado sobre el sistema de salud significa que los recortes a la atención medica no fueran anunciados e implementados nacionalmente sobre una base centralizada sino fueron introducidos en diferentes momentos, en diferentes lugares, en diferentes formas y apariencias a través de miles de programas de beneficios médicos, en diferentes compañías e instituciones económicas. De igual forma, en vez de anunciar una reducción generalizada en los salarios los salarios fueron atacados a nivel de empresas individuales, haciendo más difícil para el proletariado responder de forma unificada y simultánea. Hoy, para la burguesía es imposible seguir evitando un asalto frontal sobre el salario social. Es en este contexto que se debe ver la actual “reforma” a la seguridad social propuesta por la administración Bush.
La propuesta de presupuesto fiscal planteada por la administración Bush pide la abolición de unos 150 programas. La última administración Bush propuso recortar 100 programas, aunque solamente 4 cayeron –teniendo un insignificante impacto sobre el déficit presupuestal. Los mayores gastos del Estado son sobre dos aspectos: seguridad social, atención médica, y militar. Ante las necesidades enfrentadas por el gobierno de EUA en este periodo, es inconcebible que los gastos militares sean susceptibles de recorte, ello significa que la burguesía debe moverse a atacar directamente el salario social, lo cual había tratado de evitar en el pasado.
La función económica y social de la seguridad social en EUA
La seguridad social es parte del salario, pagados a la clase obrera por el Estado para asegurar la reproducción social de la clase obrera, en este caso para apoyar las condiciones de vida de los discapacitados, los ancianos, los trabajadores retirados, y los sobrevivientes de los trabajadores que han muerto, sería incorrecto asumir que esto es dinero que proviene del Estado, realmente es dinero confiscado a los salarios de los obreros, recolectado, administrado y distribuido como parte del mecanismo del capitalismo de Estado, que centraliza la vida económica y ata al proletariado al aparato de Estado.
Históricamente los trabajadores siempre tuvieron la responsabilidad de apoyarse entre sí y a sus familias, usando parte de su salario. Sin embargo, durante la crisis en los años 30, el desempleo en EU alcanzó 30% y millones de trabajadores fueron incapaces de apoyarse entre sí. Las instituciones de beneficencia privada fueron totalmente incapaces de controlar esta crisis social, y las medidas de capitalismo de Estado fueron introducidas a través del Estado benefactor para estabilizar la situación social y prevenir potenciales futuros desastres.
De los fondos de seguridad social, 50% son percibidos por impuestos sobre los salarios de los obreros. El otro 50% proviene de una combinación de impuesto de los patrones, a los cuales, económicamente el impuesto es calculado como un costo de trabajo, ellos lo pagan como parte del salario. Bajo la seguridad social el Estado confisca una parte de los salarios y en su nombre distribuye este dinero a los trabajadores retirados.
La supuesta crisis financiera de la seguridad social
El dinero pagado en el sistema de seguridad social nunca ha ido hacia las cuentas de retiro individuales, aún si el gobierno anualmente envía a los trabajadores cerca de la edad de retiro un récord financiero de la cantidad de dinero que han pagado al sistema por años. Los cheques de seguridad social de los actuales jubilados son pagados de los impuestos percibidos de los primeros 90 mil dólares de salarios de los obreros y exenta a la burguesía de tener que contribuir significativamente al sistema. La mayoría de los impuestos colectados van hacia el Fondo de seguridad federal para el retiro (comúnmente llamado fondo de seguridad social). Los cheques de seguridad social distribuidos a los retirados y discapacitados cada año provienen de estos fondos. Al fin de año ningún dinero dejado es requerido. De acuerdo al New York Times, “… el gobierno gasta inmediatamente el dinero para otras cuestiones” (8-03-05). Estos bonos supuestamente deben ser regresados cuando los fondos de seguridad social no tienen suficiente dinero para pagar los cheques de la seguridad social.
Hasta los años 80, los impuestos de seguridad social eran bajos y generalmente muy poco dinero era dejado al fin del año. Para resolver una supuesta crisis financiera de la seguridad social durante la administración Reagan, Alan Greenspan, posteriormente jefe de la reserva Federal, propuso “salvar” la seguridad social cortando beneficios y elevando impuestos. Esto llevó a un gran superávit en los fondos, alcanzando miles de billones de dólares cada año, las personas pagaban mucho más dinero de lo que era necesario para pagar su vejez. Estos superávit eran cada año vaciados al gobierno federal y fueron usados por la administración Reagan, y la primera administración Bush para reducir el déficit presupuestal, alcanzando con la administración Clinton un superávit. Este dinero ayudó a Reagan a la aceleración de la carrera armamentista en los 80 que ayudó a la bancarrota del imperialismo ruso, a fundar guerras y aventuras militares en las pasadas dos décadas, y a compensar los recortes de impuestos para los ricos.
Hoy se estima que hay aproximadamente 1.7 trillones de dólares en los fondos, y esta suma alcanzará 6 trillones para el 2018, cuando el fondo tenga que comenzar a recuperar los billetes del tesoro (IOU) para cubrir completamente los cheques de seguridad social para los jóvenes retirados. En otras palabras, mientras la burguesía está divagando y delirando sobre la bancarrota de la seguridad social, el sistema está ya hoy en un increíble superávit. Sólo que ese superávit está siendo desviado para financiar la guerra imperialista y los gastos militares. La administración Bush predice que el sistema será insolvente para 2042, pero la predicción menos políticamente motivada por la oficina de presupuesto del congreso es que la insolvencia ocurriría 10 años después, en 2052 –cuando los trabajadores más viejos tendrían 106 años de edad y los más jóvenes 88, cuando muchos de ellos hayan muerto y sean sus hijos quienes estarían recibiendo sus pensiones. Aunque se estima que esta caída en 2052 podría ser fácilmente compensada por algún ajuste en el gasto federal de alrededor del 3%.
El objetivo real de la “reforma” a la seguridad social
El debate de los medios de difusión burgueses sobre las “reformas” a la seguridad se enfoca sobre la desviación de una porción de las contribuciones de los impuestos de los obreros hacia las cuentas de inversión privada, ligadas al stock del mercado, se habla mucho sobre las ganancias que reciben en Wall Street. Pero este debate obscurece lo que realmente está en el centro. En el corazón del plan Bush no es alterar la fórmula usada para calcular los beneficios para la futura generación “baby boom” retirada que hoy tiene 55 años o menos, la cual reduciría los beneficios garantizados en 25% al 45% en las décadas venideras. El objetivo real de la administración Bush es evitar retornar esos 6 trillones de dólares que habrán sido robados por el fondo para 2018. En 1983, la burguesía usó el ardid de impedir una crisis en la seguridad social elevado los impuestos en la clase obrera y usó ese dinero no para pagar pensiones a los retirados o guardarla para pagar las pensiones de los futuros retirados sino para fundar sus agresivas políticas imperialistas. Ahora quiere completar esta masiva estafa maniobrando para evitar retornar los 6 trillones de dólares confiscados a la clase obrera a través del fondo de seguridad social.
A pesar de los intentos de la burguesía de arrojar una cortina de humo alrededor de la “reforma” de la seguridad social con discurso cuentas de inversión privada, la razón fundamental de ser de las reformas a la seguridad social es cortar el salario social del proletariado. Este ataque frontal, cuando es necesario para la burguesía, está cargado de riesgo de provocar una respuesta proletaria.
Es claro que hay unidad en la burguesía sobre la necesidad de la “reforma” a la seguridad social, pero el peligro de provocar una explosión en la clase obrera es una razón por la que haya tanta duda en la clase dominante sobre exactamente como y qué tan rápido proceder. Pero también hay preocupación de cualquier torpeza orquestada renunciando o repagando los bonos del tesoro al fondo de seguridad social, que se supone estar respaldado por la “completa confianza del crédito de los Estados Unidos”… muchos de estos bonos son sostenidos por inversores japoneses y chinos, quienes transferirían sus fondos a inversiones en Euros. Esto crearía una calamidad económica para EU. Aún en el Partido Republicano hay duda de precipitarse hacia las propuestas de cuentas de inversión, sin embargo es una cuestión abierta para la clase dominante…
J Grevin / abril-2005
En RM 85 presentamos comentarios a un texto titulado: “A 87 años de la revolución de octubre: rescatar al marxismo y destruir al estado”, firmado por el “Comité de Análisis e Ideología Autónomos” (CAIA) y aparecido en “La Trinchera” (nº 10, Nov.-Dic. 2004). Decíamos que el texto resaltaba por la defensa que se hacía del marxismo, nadando a contracorriente del resto de artículos confusos e incluso reaccionarios de esa misma publicación. A raíz de los comentarios que presentamos, el CAIA ha enviado a nuestro buzón electrónico un texto en el que se expresan ideas que resalta su proceso reflexivo, aunque encontramos elementos que consideramos hay que continuar discutiendo, como el papel del partido, al dado que por lo menos no queda claro cuando dicen: en la práctica de los bolcheviques luego de 1905 “la concepción de la conciencia inyectadAa ha desaparecido ¿la idea del partido de vanguardia también?” Más adelante repiten el viejo reproche anarquista, que ve en la consigna bolchevique “¡Todo el poder a los Soviets!” una estrategia desesperada, y por tanto no reflexionada y conciente de lo que significa en términos de acción transformadora, así que, nos dicen: “¿nos encontramos de pronto con un Lenin que se olvida de su Partido para cederle el lugar de este a los Soviets?, ¿o con un Lenin y un Partido bolchevique que se han visto rebasados por las masas y tienen que ‘correr’ detrás de ellas?...” Estas preguntas muestran la dificultad que hay en entender el papel relevante que el Partido guarda en la lucha del proletariado. Pero estos aspectos en esta ocasión no los abordaremos, no por ser de poca importancia, sino tomaremos aquellos en los que los compañeros abundan más, es decir en el problema del periodo de transición, y el papel y naturaleza del Estado.
El marxismo no es defensor del estatismo
La reflexión de los compañeros de CAIA avanza señalando: “… no adjudicamos a Lenin ninguna conciencia estatista… Si criticamos la idea que respecto al Estado reprodujeron muchos marxistas de esos a quienes ustedes llaman ‘izquierdistas’” Y más adelanta marcan mejor su posición: “La concepción del Estado en Marx, como se desprende de la lectura de El dieciocho brumario y de la Guerra Civil en Francia es una concepción negativa… al concebirlo como parte del entramado de las relaciones capitalitas…” bajo ese argumento bien planteado preguntan: “¿no se establece una separación entre el Estado (dominación de la burguesía por el proletariado) y el proletariado mismo cuando se sostiene la idea de ‘tomar el poder del Estado’?... ¿no propone el socialismo estatista un nuevo tipo de enajenación al separar al proletario de su propia acción emancipatoria, poniendo al Estado de por medio?” Y terminan con algunas preguntas importantes: “si Marx, Lenin y el marxismo establecen que su lucha es contra todo Estado ¿entonces porque seguir usando el término? ¿…<es posible hablar de> Dictadura del proletariado, sin referirnos a ello como una lucha por el poder del Estado?... ¿Se puede conservar la independencia de clase del proletariado estableciendo un Estado separado de la dictadura del proletariado y no como expresión de ésta?...”.
Lo primero que hay que señalar es que el marxismo efectivamente no busca su realización a través de un Estado, Engels señalaba que el partido sostenía un programa no “… únicamente socialista en general, sino directamente comunista, es decir un partido cuyo objetivo es la supresión de todo Estado y por consecuencia de la democracia…”, es mentira por ello que la lucha proletaria sea conducida por el marxismo hacia la toma de la vieja estructura del Estado. Lo que el marxismo se propone es la DESTRUCCIÓN de la vieja máquina de dominio. En 1872, luego de la experiencia de la Comuna de Paris, Marx y Engels escribían que “la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal y como está y servirse de ella…” pero al mismo tiempo estaban claros que se requería de un período de transición antes de alcanzar la construcción de la “verdadera comunidad humana”. Es en esa fase histórica que la Dictadura del Proletariado tomará forma, por lo que tal organización revolucionaria suele ser considerada como ese Estado del período de transición, el propio Marx en la Critica al Programa de Gotha, daba a entender que en el período de transición, “el Estado no puede ser otro que la Dictadura del proletariado”, Lenin sobre esta base formuló en el concepto del Estado proletario en Estado y revolución, lo que expone la dificultad existente sobre este asunto, y que sólo la reflexión a partir de la revolución rusa ha dado la posibilidad de tener una mayor comprensión y entonces poder hacer la critica de estas afirmaciones que fueron una primera aproximación.
Justamente porque el ensayo de poder proletario en Rusia enfrentó dificultades enormes (mayoría de campesinos en la sociedad rusa, la necesidad inmediata de terminar con la guerra civil, aislamiento internacional, debilidad del aparato productivo destruido por la Primer Guerra Mundial y luego por la guerra civil...) pudo mostrar de forma cruda, que para construir su proyecto transformador la clase obrera, no basta con bautizar al Estado como “proletario” para que entonces, éste automáticamente sirviera a los intereses revolucionarios de la clase: Más aún, la experiencia de 1917 puso de relieve que no era suficiente con colocar al Partido Proletario a la cabeza del Estado para que sirviera los objetos del proletariado.
Lenin admitió en el X Congreso del Partido (un año después de que la NEP había comenzado) que había una dificultad en la subordinación del partido proletario con el Estado: “El Estado está en nuestras manos, pero ¿ha funcionado la NEP de la manera en que lo deseábamos el año pasado? ¡No! (...) ¿Cómo funcionó? La maquina se negó a obedecer la mano que la guiaba. Fue como un auto que iba no en la dirección que el conductor deseaba, sino en la dirección que nadie deseaba.”
Fue por la presión de hacer sobrevivir al Estado ruso (que era visto por los bolcheviques como la encarnación de la dictadura del proletariado) que el partido terminó subordinando la táctica de la Internacional Comunista a los intereses de Rusia. Por eso afirmamos en nuestro folleto El período de transición del capitalismo al socialismo: “… para la clase obrera la identificación de su partido con el Estado llevó a su vanguardia a separarse de ella precisamente cuando más la necesitaba...”
En este mar de confusión extendido en la experiencia rusa, es Lenin el que comprende más claramente las dificultades. En el X Congreso, cuando se discute la situación de los sindicatos, Lenin expone –contra la idea de Trotsky de integrar cada vez más a los sindicatos obreros dentro del Estado para afrontar las dificultades económicas– la necesidad de salvaguardar la autonomía de las organizaciones proletarias de tal manera que el proletariado pudiera defenderse contra “los abusos nefastos de la burocracia estatal”, incluso va más lejos al decir que no había un tal “Estado obrero”, sino un Estado de obreros y campesinos con numerosas deformaciones burocráticas...
Es la Izquierda Comunista (más en particular la Izquierda Italiana), la que se dedica a sacar las lecciones de la derrota de la revolución rusa, afirmando el carácter nefasto de toda identificación entre la dictadura del proletariado con el Estado del periodo de transición remarcando la importancia que hay en mantener la autonomía de la clase y de su partido con relación al Estado... Estas ideas son continuadas por Internationalisme en 1945 (grupo de la Izquierda Comunista con el que la CCI tiene una conexión directa) que afirmó el carácter no proletario y anti socialista del Estado en el período de transición: “El Estado, en la medida en que es reconstituido después de la revolución, expresa la inmadures de las condiciones para una sociedad comunista. Es la superestructura política de una estructura económica aún no socialista. Su naturaleza permanece extraña y opuesta al socialismo...” (Tesis sobre la naturaleza del Estado y la revolución proletaria. Internationalisme nº 9, abril 1945).
Es claro que el proletariado al tomar el poder político, se afirma como clase dominante políticamente, pero no económicamente, de manera que al ejercer su dictadura no lo hace como lo hacían las otras clases en sociedades pasadas: no explota a otra clase social y hasta cierto punto sigue siendo una clase explotada[1] [116]. Por eso la Dictadura del Proletariado no es un Estado propiamente, es un órgano de poder directo, constituido por organizaciones por unitarias y armadas, es decir, se expresa en los Consejos Obreros, que son las asambleas de delegados elegidos y revocables por los trabajadores, en cambio el Estado se constituye por Consejos que se estructuran no con base a una clase, sino en función de una región, esto es, son Consejos conformados por la población organizada por barrios, ciudades y regiones, que dan forma a un Consejo Central que será el órgano central del Estado.
Al establecer esta dualidad de poder permite al proletariado organizado en los Consejos[2] [117] mantener su autonomía respecto al Estado e imponerle su voluntad, al mismo tiempo que ayuda a ir integrando al proletariado al resto de la población, y que pueda permitir el desarrollo social y económico, que conduzca a la desaparición de funcionarios intermedios del Estado, y así, la “administración de los hombres” cederá el paso a la “administración de las cosas” por los productores mismos.
Así pues, de manera muy resumida centramos algunos argumentos que los camaradas de CAIA preguntan, y que en realidad son aspectos que las nuevas generaciones de la clase obrera vienen discutiendo y reflexionando.
Tatlin / junio-2005
[1] [118] No hay suficiente espacio para abundar, pero podemos dar la idea breve señalando que en el combate del hambre y las penurias humanas luego de la revolución, se hace necesario que la clase obrera siga produciendo un excedente del que saldrán beneficiados incluso aquella masa de la población no proletaria e improductiva.
[2] [119] En cuanto al Partido no se convierte en Partido de Estado, no toma el poder “en nombre del proletariado”, ni se funde en él, continúa siendo, como lo definiera Marx, la parte más clara de la clase, en tanto tiene “... la visión de las condiciones, de la marcha y de los resultados generales del movimiento en su conjunto...” y por tanto lleva a cabo su trabajo al interno de la clase, clarificando y empujando al combate.
El 20 de abril pasado Lucio Gutiérrez fue depuesto como presidente de Ecuador (puesto que había asumido el 15 de enero de 2003) en medio de convulsiones sociales y una severa crisis económica, su “relevo”, Alfredo Palacio vive ahora las “amenazas” de un posible retorno del Coronel Gutiérrez después de su reciente visita a Washington a principios de junio. Por su lado, Bolivia esta siendo sacudida por una tremenda inestabilidad social, manifestaciones y bloqueos, en menos de tres años Bolivia ya lleva tres presidentes: Gonzalo Sánchez de Lozada (14 meses), Carlos Mesa (20 meses) y el recién nombrado Eduardo Rodríguez tendrá que llamar a elecciones en 150 días (de por sí este año era ya un año de elecciones “forzadas”). A la situación en Bolivia hay que agregar la fuerte campaña a favor de “la nacionalización de los hidrocarburos” en la cual los mineros, obreros y demás masas explotadas están siendo arrastradas tras una bandera que no es la de ellos.
Los acontecimientos se precipitan con rapidez y no podemos, so pena de ser superficiales y de sólo describir los hechos, correr detrás de cada acontecimiento. Es por ello que volvemos a insistir sobre un cuadro de análisis, unas posiciones de fondo y unas perspectivas que sirvan para orientar la reflexión en la clase obrera.
Los atolladeros de un capitalismo en descomposición
En nuestro número anterior recordábamos el marco político bajo el cual analizamos el supuesto “giro a la izquierda” de América Latina con sus alianzas y coaliciones como el producto “de un fragmentado aparato electoral con fronteras ideológicas entre partidos muy borrosas (…) que busca desesperadamente unificar a la burguesía (…) fortalecer su débil estructura democrática, de crear una real alternancia en el poder sin crear huidas de capitales e inversiones, de recuperar la mistificación democrática que está cada vez más desprestigiada” (RM núm. 86). Así pues, la inestabilidad reinante en la región de Sudamérica no es el producto de la “arremetida” de los explotados (como pretenden algunos trasnochados apologistas de “todo lo que se mueva”), el proletariado está por ahora sumergido en la confusión y mezclado en la masa amorfa de los “movimientos sociales”. Lo que aparece como “luchas” que “derriban y cambian” gobernantes son en realidad masas que son arrastradas por algunas fracciones de la burguesía en su lucha intestina contra sus rivales. Es muy ilustrativa la situación de Bolivia: los “bloqueos” iban en aumento, los mineros fueron presentados como vanguardia para pedir nada menos que una “Asamblea constituyente”, las masas se enfrentaban con las fuerzas del orden capitalista y todo esa enorme “presión del pueblo” se evaporó en cuanto el congreso boliviano nombró un nuevo presidente y se decidió la tregua para “darle tiempo” al nuevo mandatario, Eduardo Rodríguez: “Hay que entender que es un nuevo presidente y que tiene voluntad para atender nuestras demandas. Su elección baja la tensión y vamos a aceptar una tregua” (Infosel Financiero, 10-06-05), estas palabras las dijo Evo Morales, diputado de “Movimiento al Socialismo” y principal promotor de la revuelta contra Mesa. La situación de Bolivia es un claro ejemplo de cómo la clase obrera y demás explotados pueden ser arrastrados y sacrificados en aras de intereses que no son los suyos sino los de su enemigo de clase, la burguesía. Evo Morales no representa al proletariado, representa a la fracción radical nacionalista de la burguesía boliviana que demanda una mayor tajada del pastel y que además no niega sus aspiraciones de pequeño tiburón imperialista al lado de Fidel Castro y Hugo Chávez.
La burguesía de la región, de una región de la periferia del capitalismo, está condenada a sufrir en primera línea los estragos de un capitalismo que se hunde, de un capitalismo que es incapaz de ofrecer la menor perspectiva a la humanidad y ello provoca reyertas y enfrentamientos cada vez más violentos al seno de la misma clase burguesa. Argentina vive una “calma chicha”, la burguesía brasileña a pesar de haber encontrado en Lula un buen respiro y una cohesión no deja de ser una situación sujeta a los avances de la descomposición de la decadencia capitalista (ya van dos escándalos que muestran fracturas en el aparato político brasileño en los últimos meses: acusaciones contra el PT y la renuncia de un miembro del gabinete); Colombia se vuelve a sacudir, Venezuela y su “paladín antiyanqui” no parecen estabilizarse, y Bolivia, Ecuador y Perú vienen a sumarse a las agitadas aguas de la región. Insistimos, esta situación no es el producto de un movimiento proletario que estaría poniendo en jaque a la burguesía, esta inestabilidad es el producto directo del avance de la decadencia del capitalismo, de la acentuación de su descomposición y de la debilidad del aparato político incapaz de enfrentar una tal situación. Consecuencia: un desgarramiento social, un enfrentamiento entre fracciones del capital y el peligro de que la clase obrera tome partido en esas pugnas en detrimento de su independencia de clase, es decir, en detrimento de su proyecto histórico.
Nacionalización: una demanda de la burguesía no del proletariado
La bancarrota del capitalismo deja cada vez menos ganancias a repartirse entre las burguesías de la periferia. Si hoy la burguesía local boliviana demanda la “nacionalización” de los hidrocarburos no se debe al hipócrita deseo de pasar a “manos del pueblo los recursos naturales”, se trata simplemente del terreno donde la burguesía local está dirimiendo sus diputas con la burguesía mundial (Rapsol, por ejemplo), como no pueden hacer la competencia directa, se cobijan en la “nacionalización” para garantizar así una parte segura de las ganancias en una especie de “proteccionismo a ultranza”. Pero para ello, deben arrastrar a las masas trabajadores pintándoles la ilusión de que el gas y el petróleo son de ellos. La clase obrera mexicana sabe muy bien el significado de la nacionalización y del slogan que reza: “el petróleo es nuestro”. Las nacionalizaciones de ramas de la producción se han convertido en un terreno donde la burguesía manipula a los explotados con el cuento de “hacerlos propietarios” de los recursos que ella explotará. Estas demandas son, por tanto, un terreno predilecto de toda clase de izquierdistas a sueldo del capital (como Evo Morales, del PRD en México, de los trostkistas, etc.) ya que no cuestionan en absoluto la dominación del capitalismo y ofrecen en cambio una “noble bandera”.
Los comunistas debemos advertir al proletariado: La nacionalización no es socialismo. “La naturaleza del capitalismo ‘no está determinada por la posesión privada de los medios de producción, sino por la separación existente entre los medios de producción y el productor (…) Para que exista producción capitalista, es completamente indiferente que haya propiedad privada o colectiva de los medios de producción. Lo que determina el carácter capitalista de la producción es la existencia de capital, es decir, de trabajo acumulado en manos de unos, que impone el traspaso de trabajo vivo de otros para la producción de plusvalía’” (RM núm. 10. 1992). Si bien es cierto que ya la burguesía no tiene la arrogancia para equiparar las nacionalizaciones a medidas directamente “socialistas”, sí siguen presentándolas como una “aspiración de los oprimidos” (en Bolivia, México, Venezuela, etc.). Tenemos que recordar que las nacionalizaciones no van en contra de los fundamentos de la existencia del capitalismo, mientras los obreros asalariados sigan siendo explotados, poco importa la “forma jurídica” que asuma la propiedad de los medios de producción. En la antigua URSS, falso ejemplo del comunismo, todas las ramas de la producción estaban nacionalizadas pero los obreros seguían siendo explotados y, por tanto, generando plusvalía y el capitalismo pintado de “rojo” seguía vivito y coleando.
Las estatizaciones son un fenómeno que se manifiesta más en la periferia del capitalismo, los países donde el capitalismo está desarrollado no tienen necesidad de violentas “expropiaciones” de capitalistas privados para pasar a la estatización de rama de la producción, es a través de mecanismos del Estado (como la Reserva Federal en los EUA) como la burguesía controla, dirige y gestiona las relaciones de producción. La estatización (nacionalización) es una expresión de penuria de capital, de un capital que llegó tarde al mercado mundial.
Nacionalizar una rama de la producción no va a traer beneficios a los trabajadores (¡los obreros mexicanos recuerdan la nacionalización de la banca, del petróleo, de la energía eléctrica!). Los explotados seguirán siendo explotados…lo único que “cambia” es el patrón. Es por ello que lo que pasa hoy en Bolivia es ante todo la expresión de las pugnas entre fracciones de la burguesía. Es verdad que siempre que los explotados alzan la cabeza sentimos simpatías por su combatividad, sin embargo, tenemos que ser claros en que no basta con “salir a las calles”, una lucha auténticamente proletaria es aquélla donde los medios y los fines coinciden. Para empezar, el fin de la nacionalización va en contra del programa proletario ya que se trata de una demanda que va en la dirección de fortalecer la economía capitalista, no de destruirla. En segundo lugar, los métodos empleados en la lucha deben apuntar hacia un combate masivo y conciente. En este sentido los “bloqueos” son una expresión de la división geográfica y política de la clase obrera; el proletariado no puede luchar como “un sector” más de la población, debe aglutinar y encabezar la lucha de todos los explotados al plantearles el programa de la revolución comunista mundial como única solución al dilema histórico actual. Nacionalizar los hidrocarburos en Bolivia no hará avanzar un ápice la conciencia de la necesidad de destruir la nación capitalista y menos aún, la necesidad de que el proletariado se ponga a la cabeza de todos los explotados y marginados del planeta.
DAN. /10-06-05
Después del ruido sobre el desafuero del Jefe del Gobierno del Distrito Federal (AMLO) al que claramente denunciamos como una trampa para involucrar a la clase obrera en la defensa de alguno de los bandos burgueses en disputa, pero que además de la trampa expresaba una pugna real, el repentino giro de timón de Fox a favor de AMLO tiene repercusiones que es necesario analizar para orientarse por dónde van las pugnas internas dentro del Estado.
La “solución” del conflicto AMLO-FOX, fue en realidad un cambio de estrategia inducido por los EUA como fuerza dominante de la región quienes presionaron por varios medios (prensa, actividades diplomáticas como la visita de Condoleza a México), haciendo entrar en “razón” al conjunto de la burguesía sobre algunos puntos. Ante la fractura visible de la burguesía de México, las estructuras mistificadoras de la democracia corren el riesgo de debilitarse, por lo que se acuerda dar marcha atrás, disminuyendo así la división en sus filas y afinando la careta democrática y “civilizada”, se permite así a AMLO competir en las elecciones, pero con un perfil más moderado. Hay hasta el momento, un acuerdo relativo para que el resto de las fracciones burguesas aglutinadas al menos formalmente alrededor de los principales partidos (PRI, PAN) busquen también impulsar sus propias propuestas. El aparente juego equitativo busca limitar lo más posible los efectos de la tendencia a la pérdida de control que hemos evidenciado como parte del fenómeno de la descomposición social generalizada que está afectando al sistema capitalista en su conjunto, aunque también, lleva consigo un objetivo más preciso, es decir, aislar a la fracción menos apta para cumplir con las tareas de la burguesía, y aparentemente hay acuerdo en rechazar a la fracción burguesa que encabeza Roberto Madrazo, en tanto que estos, obnubilados por la búsqueda inmediatista e irracional del beneficio individualista de sus intereses de grupo, están siendo incapaces de apreciar el beneficio estratégico no sólo de mediano plazo (digamos el siguiente sexenio) sino en términos históricos de los intereses de clase de la burguesía a la cual pertenecen.
¿Cuál es el juego de la burguesía mexicana?
La búsqueda del personaje político más idóneo para integrar la próxima administración federal con el propósito de hacer más eficiente el aparato Estatal fundamentalmente en lo que se refiere a los mecanismos de dominación y explotación de la clase trabajadora, se está expresando en los siguientes términos. Para la burguesía mexicana es necesario continuar con el proyecto económico y político marcado desde inicios de los 80, que consiste en consolidar el proceso de adecuación del aparato económico y político, por lo tanto, su apuesta va orientada necesariamente hacia un equipo de gobierno diferente de aquellos sectores más rancios y desacreditados como, por ejemplo, los que en este momento dominan en el PRI (Madrazo y compañía); tampoco le convendría mucho una continuidad del PAN por el desgaste que ha sufrido en estos últimos seis años y sobre todo por las dificultades que ha demostrado este partido para lograr acuerdos mínimos para avanzar aunque sea en los ejes esenciales del proyecto de la burguesía en su conjunto. El PRD, al ser un partido que nació fundamentalmente a finales de la década de los 80 para proporcionar al vetusto sistema político mexicano un elemento nuevo, un partido “creíble” construido con retazos de sectores de la izquierda del capital, aglutinados en torno a la figura mítica del “hijo del General Cárdenas”, este intento de la burguesía hasta ahora ha sido un fracaso. Sin embargo, la burguesía es especialista en lograr la utilidad a toda costa y pareciera que se empeña en sacar el mayor provecho a este partido, por ejemplo, al parecer la burguesía busca aprovechar el activo político de AMLO tratando ahora de consolidar, en su favor, los llamados comités de apoyo en ausencia de una verdadera estructura política nacional del PRD, en suma, crear un “gran frente ciudadano” al estilo de los que se han formado en varios países de América Latina en los últimos años, para poder competir, por ejemplo, con la fuerza del aparato priísta.
Esta situación tiene que ver con lo que pasa en la mayoría de los países de A.L. donde prevalece el escepticismo con relación a los liderazgos políticos de la burguesía; lo que ha llevado a la clase dominante a ofrecer alternativas novedosas a los explotados so pena de correr el riesgo de que estos últimos retomen su propia reflexión política en la búsqueda de una alternativa propia para oponerse al capital. Esta es la principal razón de la llegada al poder de gobiernos de izquierda o de coalición para responder a las frustraciones sociales repetidas por décadas. Estas opciones se han concretado lo mismo de centro moderado (Bolivia), de centro izquierda (Argentina, Chile, Brasil y Uruguay), de centro derecha (Colombia y la mayoría de los países de Centroamérica), de izquierda radical (Venezuela), aunque más bien este caso es disonante en medio del esquema generalizado… En fin, toda una gama de posibilidades que ostentan un lenguaje populista que sirve de imán ante las aspiraciones sociales de la clase obrera quien todavía no distingue precisamente entre la trampa de la burguesía y sus propias formas de organización política. Esta actuación del Estado en A.L. se debe a las condiciones que impone la debilidad política congénita e histórica de la burguesía de la región la cual, a diferencia, de sus congéneres de clase de los países más avanzados, no logró consolidar (y ya no lo hará) un aparato político sólido para su desempeño democrático electoral y ha tenido que arreglárselas, por ejemplo, desde hace ya 25 años que es lo que ha durado la llamada “transición democrática”, y sobre todo en la última década, con formaciones “plurales” y “democráticas”, en una palabra con “coaliciones” o “alianzas” que pretenden ofrecer plataformas más sólidas y responsables frente a las debilidades de los partidos políticos tradicionales ya sea de derecha o de izquierda.
¿Cuál es la opción más viable para la burguesía mexicana?
Aprovechando el capital político de AMLO ha logrado imponer a su grupo al propio PRD por encima incluso de los cardenistas y el resto de grupos que no han podido ofrecer hasta ahora ofertas serias como era de esperarse después de 17 años de haberse creado. El que esta hegemonía se logre amalgamando hasta a salinistas como el grupo de Manuel Camacho Solís no representa ningún problema, lo que cuenta es, en efecto, armar una propuesta fuerte alrededor de la cual se aglutine la burguesía nacional. AMLO ya ha avanzado mucho en este camino, por ejemplo, declarándose abiertamente de “centro” y no de “izquierda”, defendiendo tesis económicas conservadoras y prudentes; sus famosos 20 puntos de su “Programa “Alternativo de Nación” es un catálogo técnico de su propuesta y aunque en nada se diferencia de la política económica en los últimos años, lo que cuenta es además la propuesta política ideológica que trae consigo para lograr la anhelada estabilidad social tan necesaria para hacer pasar entre los explotados las medidas anticrisis que la burguesía está obligada a implementar. Ya desde 1997 AMLO dio a conocer una propuesta muy atractiva a la burguesía en estos términos: “los amarres del sistema político se han desatado, ya no funcionan las alianzas y consensos al interior del régimen, la lucha de facciones por controlar el poder divide y desestabiliza al país; el reformismo tecnocrático no sólo produjo desajustes económicos, sino que desarticuló el aparato de poder y no supo sustiturlo por otro más democrático, más generador de progreso y más equitativo”. Un diagnóstico que remató con una propuesta estratégica, “construir para México un nuevo pacto político, económico y social, y reformar, de fondo, los tres ámbitos para darle nueva viabilidad a la nación. En suma, propuso la renovación republicana que se sustentaría en tres ejes: la reforma democrática, la reforma de la política económica y la reforma social… rechazando tanto los dogmatismos estatistas como los fanatismos neoliberales” (Proceso 1485, 17.04.2005). Sin comentarios.
En cuanto a la llamada “geometría política” de la que tanto se habla ahora hay que volver al esquema con el que se ha jugado en la mayoría de los países de América Latina donde una propuesta de este tipo ha sido llevada al poder. En Brasil, por ejemplo, la burguesía encumbró a Lula pero se cuidó de apuntalar al ala “radical” “crítica” y “contestataria” a la izquierda del PT precisamente para dividir el trabajo: en el gobierno, Lula llamando a mayores sacrificios por la necesidad de implementar los mismos ataques antiobreros que se habían hecho con los anteriores gobiernos y en la “oposición” sus críticos (que ya despuntan) chillando muy fuerte contra él precisamente para administrar el descontento de las masas obreras y, sobre todo, para prever cualquier intento de que los trabajadores busquen sus propias alternativas de lucha. En cuanto a los grandes temas pendientes como las reformas estructurales la burguesía ha venido avanzando en algunas estrategias y no serían impedimento para integrar un tal gobierno. Con este tipo de jugada no sólo apuesta a que sus planes económicos caminen mejor, sino que también la campaña democrática sea renovada como nunca, incluso más que en el 2000, por la llegada al poder de una propuesta de izquierda o de centro izquierda. Es decir, una oportunidad nada desdeñable para aportar al vetusto sistema político mexicano una oxigenación de este calibre donde urge una institucionalidad política de nuevo cuño frente a la rigidez institucional del régimen actual.
Estos parecen ser los planes de la clase dominante, sin embargo, hay que estar muy atentos al comportamiento de sus diferentes fracciones pues el factor de la descomposición social generalizada es un poderoso elemento que frecuentemente trastoca, como lo hemos visto en los últimos años, sus intenciones más “racionales” Para el proletariado es importante reflexionar sobre este tipo de jugadas políticas de su enemigo de clase no por un ejercicio morboso sino para poder clarificar acerca de las condiciones en las que debe desarrollar su lucha de clases.
Junio del 2005/RR
En la primera parte de este artículo (RM 86), examinamos el contexto internacional y el marco general de la revolución de 1905 en Rusia. Cuando se delinean las más importantes lecciones de esta experiencia para la clase obrera.
En la segunda parte de este artículo, queremos regresar al carácter proletario de esos acontecimientos y a la dinámica de la huelga de masas que dio origen a nuevas formas de organización de la clase: los soviets. Debemos ver que, al principio del periodo del declive del capitalismo, la inmensa creatividad de la clase obrera debió casi nada a los sindicatos o al parlamento. La capacidad de la clase obrera de tomar el control de su destino, sobre la base de su experiencia acumulada, ya prefiguraba las nuevas responsabilidades y tareas que enfrentaba el proletariado y sus organizaciones políticas en la época de decadencia capitalista.
Los principales elementos históricos fueron delineados en la primera parte de este artículo, y solamente queremos enfatizar un punto: la revolución de 1905 tuvo un protagonista fundamental, el proletariado ruso, y toda su dinámica siguió estrictamente a la lógica de la clase proletaria. Lenin mismo fue suficientemente claro sobre esto cuando recuerda que aparte de su carácter “democrático burgués”debido a su “contenido social, la revolución rusa fue también una revolución proletaria, no solamente en el sentido en que el proletariado era la fuerza dirigente, la vanguardia del movimiento, sino también en el sentido de que una arma específicamente proletaria de lucha -la huelga- fue el principal de poner a las masas en movimiento y el fenómeno más característico del desarrollo, en la oleada de eventos decisivos”[1] [121]. Pero cuando Lenin habla de la huelga, no debemos verla como las acciones de 4, 8, o 24 horas propuestas por los sindicatos actuales en cada país en el mundo. En realidad, lo que se desarrolló en 1905 es lo que luego se llamó huelga de masas, este “océano de fenómenos”-como Rosa Luxemburgo la definió- la extensión espontánea y de autoorganización de la lucha proletaria que van a ser características de los grandes momentos de lucha del siglo XX. El ala izquierda que incluía a los bolcheviques, Rosa Luxemburgo y Pannekoek, vieron en Rusia de 1905 la confirmación de sus posiciones (contra el revisionismo de Bernstein[2] [122] y el cretinismo parlamentario), pero tuvo que emprender un profundo trabajo teórico para comprender completamente las cambiantes condiciones en la vida del capitalismo –el nacimiento de la fase del imperialismo y decadencia- que determinaron el cambio en los objetivos y los medios de la lucha de clases. Pero Luxemburgo también delineó las premisas: “La huelga de masas aparece no como un producto específicamente ruso, surgiendo del absolutismo sino una forma universal de lucha de clases del proletariado determinada por la actual fase del desarrollo capitalista y las relaciones de clase (...)la actual revolución rusa permanece en un punto de la evolución histórica que está ya en su cumbre, que es por otro lado la del punto culminante de la sociedad capitalista.”[3] [123].
La huelga de masas no es solamente un movimiento de las masas, una especie de revuelta popular abarcando a “todos los oprimidos” y que como tal sería positivo si tomáramos la palabra de los ideólogos izquierdistas y anarquistas. En 1905 Pannekoek escribía: “si se considera a las masas de una forma completamente general, todo el pueblo, parece que, en tanto que diferentes concepciones y deseos se neutralizan entre sí, lo que queda no es más que una masa sin voluntad, separada, entregada al desorden, versátil, pasiva, oscilando entre diversos impulsos, entre movimientos incontrolados y apática indiferencia- en pocas palabras lo que los escritores liberales describen del pueblo (...) Ellos no saben nada de clases. Por el contrario, la fuerza de la doctrina socialista es que ha traído orden y un marco de interpretación a la infinita variedad de individualidades humanas introduciendo el principio de la división de la sociedad en clases[4] [124]”
Mientras la burguesía y el oportunismo del movimiento obrero, dan la espalda con disgusto al “incomprensible” movimiento de 1905 en Rusia, la izquierda revolucionaria sacaría las lecciones de la nueva situación: “...las acciones de masas son una consecuencia natural del desarrollo del capitalismo moderno hacia el imperialismo, son cada vez más la forma del combate que se impone[5] [125]”.
La huelga general no es tampoco una receta acabada como la “huelga general” propuesta por los anarquistas[6] [126], sino el modo de expresión de la clase obrera, una forma de reagrupar sus fuerzas para desarrollar su lucha revolucionaria. “En una palabra, la huelga de masas, como nos muestra la Revolución rusa, no es un medio ingenioso, inventado para reforzar el efecto de la lucha proletaria, sino el movimiento mismo de las masas proletarias, la fenomenal forma de la lucha proletaria en la revolución[7] [127]”. Hoy no tenemos idea directa o concreta de lo que es la huelga de masas, con la excepción, para quienes no son tan jóvenes, de la lucha de los trabajadores polacos en 1980[8] [128]. Volvamos una vez más a Luxemburgo, quien da un lúcido y sólido marco: ”desde la primera gran huelga reivindicativa de los obreros textiles de San Petersburgo en 1896-97 hasta la última gran huelga de diciembre de 1905,se pasó imperceptiblemente del dominio de las reivindicaciones económicas al de la política, aunque es casi imposible trazar fronteras entre unas y otras. Sin embargo, cada una de las grandes huelgas de masas vuelve a trazar, en miniatura por así decirlo, la historia general de las huelgas en Rusia, comenzando por un conflicto sindical puramente reivindicativo o al menos parcial, recorriendo luego todos los grados hasta la manifestación política (...) La huelga de masas de 1905 se inició con un conflicto en el interior de las fábricas Putilov, la huelga de octubre con reivindicaciones de los ferroviarios por su caja de jubilaciones, la huelga de diciembre, finalmente con la lucha de los empleados de correos y telégrafos para obtener el derecho de asociación. El progreso del movimiento no se manifiesta por el hecho de que el elemento económico desaparece, sino más bien por la rapidez con la que se recorren todas las etapas hasta la manifestación política y por la posición más o menos extrema del punto final alcanzado por la huelga de masas.(...)el factor político y económico en una huelga de masas lejos de separarse o excluirse mutuamente (...) son dos aspectos complementarios en la lucha de clases en Rusia[9] [129]”. Aquí, Rosa Luxemburgo aborda un aspecto central de la lucha revolucionaria del proletariado: la inseparable unidad entre lucha económica y lucha política. En contraste a los que en ese tiempo decían que la lucha política significaba la cumbre, el aspecto noble (por decirlo así) de la confrontación del proletariado con la burguesía, Luxemburgo explica claramente por el contrario como la lucha económica se desarrolla desde el terreno económico al político, regresando después con severidad al terreno de la lucha reivindicativa. Todo esto queda muy claro cuando volvemos a leer los textos sobre la revolución de 1905 y sobre el periodo de la primavera y verano. De hecho vemos como el proletariado comenzó el domingo sangriento con una manifestación política pidiendo humildemente derechos democráticos; y entonces no solamente no retrocedió después de la fuerte represión sino volvió con renovada energía y fuerza, a desarrollar una lucha por la defensa de sus condiciones de vida y de trabajo. Es por lo que en los siguientes meses hubo un incremento en las luchas. Este periodo fue también de gran importancia porque, como Rosa Luxemburgo subraya, dio al proletariado la posibilidad de interiorizar, a prostreori todas las lecciones del prólogo de enero y clarificar sus ideas para el futuro.
Un aspecto particularmente importante del proceso revolucionario en Rusia en1905 fue su carácter marcadamente espontáneo. Las luchas surgieron, desarrollaron y reforzaron. Dieron nacimiento a nuevos instrumentos de luchas tales como la huelga de masas los soviets sin los partidos revolucionarios del periodo manejando con los eventos o aún al principio, de comprender completamente las implicaciones de lo que estaba sucediendo. La fuerza del proletariado en el movimiento en defensa de sus propios intereses es formidable y contiene en ella una extraordinaria creatividad. Lenin reconoció esto en la evaluación que hace de la revolución de 1905 un año más tarde, “De la huelga y de las manifestaciones se pasa a la construcción de barricadas aisladas. De barricadas aisladas a la construcción de barricadas en masa y luchas callejeras contra las tropas. Pasando por encima de la cabeza de las organizaciones, la lucha proletaria de masas fue de la huelga a la insurrección. Esta es la más grande adquisición histórica de la revolución rusa, adquisición debida a los acontecimientos de diciembre de 1905 y realizada, como todas las precedentes al precio de enormes sacrificios. El movimiento fue elevado de una huelga política general a una etapa más alta. Ello obligó a la reacción a ir al límite en su resistencia, y ha sido así como el movimiento ha acercado extraordinariamente el momento en que la revolución también irá hasta el final en el empleo de sus medios ofensivos. La reacción no puede ir más allá del bombardeo de las barricadas, edificios y multitudes. Pero la revolución puede ir mucho más allá que las unidades de combate voluntarios de Moscú, puede ir mucho, mucho más allá en amplitud y profundidad (...) Le proletariado percibió mucho más rápido que sus líderes el cambio en las condiciones objetivas de la lucha y la necesidad de una transición de la huelga a la insurrección. Como siempre sucede, la práctica marcha delante de la teoría.[10] [130]”
Este pasaje de Lenin es particularmente importante hoy dado que muchas dudas experimentadas por elementos politizados, y hasta cierto punto, en las organizaciones proletarias, están ligadas a la idea de que el proletariado nunca logrará emerger de la apatía en la cual muchas veces parece haber caído. Lo que sucedió en 1905 da la orientación a esta idea en una forma muy sorprendente; y el asombro que sentimos cuando vimos que la lucha de clases fue espontánea simplemente expresa una subestimación del profundo proceso que toma lugar en la clase, la maduración subterránea de la conciencia, de lo que Marx hablaba cuando del “viejo topo”. Confianza en la clase obrera, en su capacidad de dar una respuesta política a los problemas que afligen a la sociedad, es una cuestión primordial en el periodo presente. Luego de la caída del muro de Berlín y la campaña burguesa que le siguió alrededor de la derrota del comunismo, erróneamente asimilada al infame régimen estalinista, la clase obrera está experimentando difícilmente reconocerse así misma como una clase y consecuentemente en identificarse con un objetivo, una perspectiva, un ideal por el cual luchar. Esta falta de perspectiva automáticamente produce un descenso de la combatividad, un debilitamiento de la convicción de que es necesario batirse, porque no se lucha por algo sino cuando hay un objetivo que alcanzar. Por eso es por lo que hoy, la ausencia de claridad sobre la perspectiva y la falta de confianza en sí misma por parte de la clase obrera están fuertemente relacionadas. Pero sobre todo es en la práctica donde puede superarse una situación así, a través de la experiencia directa que la clase obrera realizará de sus posibilidades y de la necesidad de luchar por una perspectiva. Esto es lo que se produjo precisamente en Rusia en 1905 cuando: “En unos cuantos meses cambiaron las cosas de arriba abajo. Los pocos cientos de revolucionarios socialdemócratas fueron “de repente” miles y esos miles se volvieron dirigentes de dos o tres millones de proletarios. La lucha proletaria suscitó una gran efervescencia e incluso, en parte, un movimiento revolucionario en lo más profundo de la masa de los cincuenta a cien millones de campesinos; el movimiento campesino tuvo repercusiones en los ejércitos lo cual llevó a revueltas militares y oposiciones armadas entre las tropas[11] [131]”
Y eso no sólo era una necesidad para el proletariado en Rusia, sino para el proletariado mundial, incluido el más desarrollado, el proletariado alemán:
En la Revolución, en donde la masa misma aparece en el ruedo político, la conciencia de clase se hace concreta y activa. Y es así como un año de revolución ha dado al proletariado ruso esa “educación” que treinta años de luchas parlamentarias y sindicales no han podido dar artificialmente al proletariado alemán (...) Pero, a la inversa, también es cierto que en Alemania, en un periodo de acciones políticas enérgicas, se apoderará de las capas más amplias y profundas del proletariado un vivo instinto de clase revolucionario, deseoso de actuar, y esto se realizará tanto más rápidamente cuanto más fuerte haya sido la influencia educadora de la socialdemocracia[12] [132]”.
Hoy podemos decir, parafraseando a Rosa Luxemburgo, que también es cierto que hoy en el mundo, en un periodo de crisis económica profunda y ante la incapacidad patente de la burguesía para hacer frente a la quiebra de todo el sistema capitalista, un sentimiento revolucionario activo y vivo se apoderará de los sectores más maduros del proletariado mundial. Y así será sobre todo en los países de capitalismo avanzado, en los cuales la experiencia de la clase ha sido más rica y arraigada y en las que están más presentes unas fuerzas revolucionarias, eso sí, todavía débiles. Esta confianza en la clase obrera que hoy expresamos no es un acto de fe, ni procede de una especie de ceguera mística, sino que se basa precisamente en la historia de nuestra clase y en su capacidad de reanudación, a veces sorprendente, en medio de un aparente letargo. La dinámica con la que se produce la maduración de la conciencia proletaria es a veces oscura y difícil de comprender. Pero también es cierto que la clase obrera estará históricamente obligada, por el lugar que ocupa en la sociedad de clase explotada y a la vez revolucionaria a levantarse contra la clase que la oprime, la burguesía, y en la experiencia de ese combate volverá a encontrar esa confianza en sí misma que hoy le falta:
“antes, teníamos una masa impotente, dócil, inerte como un cadáver, frente a la fuerza dominante, la cual sí está bien organizada, sabe lo que quiere, y manipula a la masa a su conveniencia; y resulta que esa masa se transforma en humanidad organizada, capaz de decidir su propio destino ejerciendo su voluntad conciente, capaz de hacer frente con empecinamiento al viejo poder dominante. Era pasiva y se vuelve masa activa, organismo dotado de vida propia, cimentado y estructurado para sí mismo, dotado de su propia conciencia, de sus propios órganos[13] [133]”
Paralelamente a la confianza de la clase obrera en sí misma, aparece necesariamente otro factor crucial de la lucha del proletariado: la solidaridad en sus filas. La clase obrera es la única clase verdaderamente solidaria por su propia esencia, porque en su seno no hay intereses económicos divergentes, contrariamente a la burguesía, clase de la competencia y cuya solidaridad sólo llega hasta los límites nacionales o, también, contra su enemigo histórico, el proletariado. La competencia en el seno del proletariado le viene impuesta por el capitalismo, pero la sociedad de la que es portador es una sociedad que acabará con todas las divisiones, una verdadera comunidad humana. La solidaridad proletaria es un arma fundamental de la lucha del proletariado; fue una de las bases del impresionante cambio que se produjo en 1905 en Rusia: “la chispa que provocó el incendio fue un conflicto corriente entre capital y trabajo: la huelga en una fábrica. Pero cabe señalar que la huelga de los 12 000 obreros de Putilov, desencadenada el lunes 3 de enero, fue ante todo una huelga proclamada en nombre de la solidaridad proletaria. La causa de ella fue el despido de 4 obreros. “Cuando fue rechazada la petición de readmisión –escribe un camarada de Petesburgo el 7 de enero- la fábrica se paró de inmediato, por unanimidad total[14] [134]”.
No es por casualidad si hoy la burguesía hace todo por degradar la noción de solidaridad presentándola como “humanitaria” o con los adornos de “la economía solidaria”, última moda del “nuevo movimiento” altermundista, que hace todo por desviar la toma de conciencia que se está fraguando en las entrañas de la sociedad sobre el callejón sin salida que es el capitalismo para la humanidad. Si la clase obrera en su conjunto no es hoy todavía conciente de la fuerza de la solidaridad, la burguesía, en cambio, no ha olvidado las lecciones que el proletariado le ha infligido en la historia.
“En la tempestad revolucionaria, el proletario, el padre de familia prudente, preocupado por asegura su asistencia, se transforma en “revolucionario romántico” para el que el bien supremo mismo –la vida- y menos todavía el bienestar material tienen poco valor en comparación con el ideal de la lucha. Si es pues verdad que la dirección de la huelga le corresponde al periodo revolucionario en el sentido de la iniciativa de su desencadenamiento y de los problemas de mantenimiento, también es cierto que en un sentido muy diferente, la dirección en las huelgas de masas le incumbe a la socialdemocracia y a sus órganos directivos.(...)La socialdemocracia está llamada, en un periodo revolucionario, a tomar la dirección política. La tarea más importante de “dirección” en el periodo de huelga de masas, consiste en dar la consigna de la lucha, orientarla, ajustar la táctica de la lucha política de manera que en cada fase, en cada instante del combate se haga realidad y se ponga en actividad la potencia total del proletariado ya comprometido y lanzado a la batalla[15] [135]”. Durante 1905, los revolucionarios a menudo (llamados en aquella época socialdemócratas) fueron sorprendidos, rebasados, superados por el ímpetu del movimiento, su novedad, su imaginación creativa y no siempre supieron darle consignas de las que habla Luxemburgo, “en cada fase, en cada instante”, e incluso cometieron errores importantes.
Sin embargo, la labor revolucionaria de fondo que llevaron a cabo antes y durante el movimiento, la agitación socialista, la participación activa en la lucha de su clase fueron factores indispensables en la Revolución de 1905; su capacidad, después, para sacar las lecciones de esos acontecimientos preparó el terreno de la victoria de 1917.
Ezechiele, 5 de dic, 2004.
[1] [136]V. I. Lenin: “Las lecciones sobre la revolución de 1905”.
[2] [137]En la Socialdemocracia alemana, Bernstein promovió la idea de una transición pacífica al socialismo. Su corriente fue calificada de revisionista. Rosa Luxemburgo luchó contra esta como expresión de una peligrosa desviación oportunista afectando al partido en su folleto Reforma o Revolución.
[3] [138]Rosa Luxemburgo: “Huelga de masas, partido y sindicatos”.
[4] [139]Marxismo y Teología, publicado en la Neue Zeit en 1912.
[5] [140]A. Pannekoek: “Acción de masas y Revolución”, en Neue Zeit, 1912.
[6] [141]Ver nuestro artículo: “Las condiciones para la generalización de la lucha de la clase obrera” en la Revista Internacional No. 26, tercer trimestre de 1981.
[7] [142]R. Luxemburgo: “Huelga de masas...”
[8] [143]Ver nuestro artículo sobre Polonia en 1980 en la Revista Internacional.
[9] [144]R. Luxemburgo: Huelga de masas...”
[10] [145]V: I. Lenin: “Lecciones sobre la insurrección de Moscú”. 1906.
[11] [146]V. I. Lenin: “Balance sobre la revolución de 1905”.
[12] [147]R. Luxemburgo: “Huelga de masas...”
[13] [148]A. Pannekoek: “Acción de masas y Revolución”.
[14] [149]V. I. Lenin: “Huelga económica y huelga política”.
[15] [150]R. Luxemburgo: “Huelga de masas...”
De frente a los resultados de la crisis capitalista, traducidos en más penurias a todos los niveles para la clase trabajadora: desde el desempleo hasta la guerra, los ideólogos de la izquierda de la burguesía e izquierdistas se lanzan a proponer “formas de resistencia o de lucha” que muestran el intento deliberado de ignorar o de modificar la historia, al producir una cortina de humo que trata de ocultar la necesidad de destruir al capitalismo. Entre esas formas falsas de “resistencia” se encuentra la propuesta de la Autogestión, la cual, no es sino una variante de la ideología que valida, abierta o veladamente, la existencia de este sistema de explotación. La Autogestión se erigen como alternativa que según los anarquistas y sus apologistas puede llevarse a cabo en los marcos democráticos, en tanto que, al igual que en el feudalismo se construyó la estructura económica del capitalismo, así pretenden que las “comunidades libertarias” o las cooperativas, irán extendiéndose gradualmente hasta transformar el mundo. Esta idea es muy socorrida y fomentada porque no representa ningún peligro para la clase dominante, por el contrario, es otro pozo sin fondo al que pueden ir a parar las aspiraciones, las energías y las ansias de luchar de varias generaciones.
La idea de la Autogestión no es original, ni es nueva. Ya la historia ha recorrido sus caminos y mostrado sus resultados de manera práctica, ejemplo de ello es España 1936, que se busca presentar como argumento que valida los mecanismos autogestionarios, sin embargo, la realidad es otra: las colectividades del 36 no fueron un medio de la revolución proletaria, sino un instrumento de la contrarrevolución burguesa; no fueron la organización de la nueva sociedad, sino la tabla de salvación de la vieja que se mantuvo con todo su salvajismo; esta reflexión expone la solidez teórica y la fuerza para defender los principios de clase por parte de la Izquierda Comunista: “... la clave del fracaso proletario y de su aislamiento y alistamiento a la barbarie de la guerra civil estuvo en que las fuerzas republicanas –Catalanistas, Frente Popular y sobre todo la CNT y POUM- consiguieron impedir a los obreros dar el paso decisivo –DESTRUIR EL ESTADO CAPITALISTA- encerrando a los obreros en la simple expropiación de las empresas convirtiéndolas en ‘COLECTIVIDADES REVOLUCIONARIAS’ las cuales al mantenerse dentro del Estado Capitalista, dejándolo intacto, no sólo se vuelven inútiles para los obreros sino que se convierten en un medio de sobreexplotación y control por el capital...
Por ello las expropiaciones obreras quedaban integradas en el marco del capitalismo de estado” (Bilan)
Los “logros” que esas colectividades alcanzaron no fueron otros que la disminución de los salarios, aumento de los precios, desempleo, incremento de la jornada laboral y aceleración de los ritmos de trabajo, en suma, aumento brutal de la explotación, que además era reconocido y avalado por el mismo Estado capitalista, mediante el Decreto de colectivizaciones (24/10/36).
En la actualidad, esos llamados a la “autogestión” como una vía al cambio revolucionario, son veneno potenciado por las condiciones actuales del capitalismo. La falta de esperanza ante un futuro desolador hace víctimas de este discurso a jóvenes y trabajadores de todas las edades que esperan aún tener una respuesta inmediata en estas formas de “organización” que se concretan en dos vertientes fundamentales: las empresas capitalistas disfrazadas de colectividades o cooperativas, como las que han surgido en Argentina (y son pintadas como grandes logros), y las comunidades anarquistas o anarquizantes, que son formaciones anacrónicas que pretenden evadir las leyes del capital, tal como lo pregona el EZLN en sus “zonas productoras” (o en su “plan” Tijuana-realidad, en el que promueven la “resistencia” mediante el consumo).
Es indudable que cualquier manera en que se exprese, tales formas de producción no son sino empresas capitalistas disfrazadas. Estas formas de producción de mercancías reproducen el mismo principio de la explotación capitalista...
Por eso insistimos, no basta con cambiar la forma de producción, hay que transformar las relaciones sociales de producción. Por ello en nuestra Plataforma afirmamos: “... la autogestión o sea la gestión de la empresa por los obreros en el seno de una sociedad que continúa siendo capitalista, si en el siglo pasado era ya una utopía pequeño burguesa, hoy constituye una mistificación claramente capitalista... tiene como fin hacer aceptar a los obreros las dificultades de las empresas golpeadas por la crisis y hacerles organizar las modalidades de su propia explotación”. Pero además, tal autogestión conduce a la división de la clase obrera, “... encerrándola y aislándola fábrica a fábrica, barrio a barrio, ramo a ramo, ata a los obreros a las preocupaciones por la economía capitalista que ellos tienen como tarea destruir, desvía al proletariado de la primera tarea que hace posible su emancipación: la destrucción del aparato político del capital y la implantación de la dictadura a escala mundial”.
Cualquier experiencia que cooperativista que analicemos, desde Euskal Herria de España, de Pascual y Euskady en México, de Venepal en Venezuela, hasta Zanon en Argentina, no deja de expresar un proceso de explotación, y por tanto la manifestación de las leyes capitalistas.
Pero aún si suponemos que al inicio de la formación de una estructura autegestionaria es motivada por “buenos deseos” por dar una respuesta a la explotación capitalista, estas se engranan a un sistema que es movido por la competencia, que les exige cumplir las exigencias del mercado, lo cual hace que abandonen pronto sus utópicos sueños de construir una forma de producción diferente... Por eso los promotores de estas pretendidas formas de resistencia lo único que buscan esos sirvientes fieles al capital es desviar la combatividad de los trabajadores a terrenos estériles y atarlos nuevamente a la cadena de la defensa de la empresa, es decir, de su propia explotación. Lo que buscan, es desviar el camino de jóvenes que están en la búsqueda de una alternativa a la destrucción de la humanidad hacia pozos sin fondo impidiendo así que se unan a la única clase y perspectiva revolucionaria.
RM, junio-2005
Como parte de esta discusión reproducimos extractos muy grandes de una toma de posición del Circulo “Comunismo o Barbarie”:
Ni cooperativas, ni autogestión, ni coparticipación empresarial
El cooperativismo es una falsa alternativa frente a la explotación capitalista.
Frente al aparente triunfo de los trabajadores de Euzkadi, nos atrevemos a afirmar que el resultado obtenido está lejos de ser un triunfo, pues persiste la idea de que la coparticipación en la empresa ha solucionado el problema que persiste sobre los trabajadores: el empeoramiento de sus condiciones de vida.
La planta ha sido reabierta, solo la mitad de los trabajadores despedidos ha vuelto a la planta (...) 50 % de las acciones quedarán en manos de los trabajadores y la otra mitad tendrán que compartirla con la empresa Llanti Systems (...) El negocio contará con la asistencia técnica de Continental Tire y además se convertirán en compradores de materias primas de esta empresa. Estas son las medidas que el sindicato e izquierdistas pregonan como “solución”. Pero tal negociación no es un triunfo. Puede paliar momentáneamente los efectos de más de dos años sin salario, pero como ya se intuye “habrá que trabajar el doble”, es decir, la explotación que pesa sobre los trabajadores se tendrá que intensificar para salvar la empresa en la que hoy se presentan como co-accionistas (...)
No deba extrañar que empresas cooperativas como Boing, sean hoy en día verdaderas copias en escala menor de las empresas refresqueras con las que compite. Es notoria la gran desigualdad que hay entre los “socios” y los “empleados” de esta empresa, donde existe en realidad una relación de patronos y explotados, y donde muchos de los “no socios” son echados a la calle, despedidos, como en cualquier otra empresa capitalista.
Las cooperativas y empresas “autogestionadas” se someten, aun contra su voluntad, a las leyes del capital
No basta la buena disposición de los trabajadores para que desaparezca la explotación dentro de las nuevas condiciones de la empresa. Las empresas, aún bajo “control obrero” dentro del capitalismo, se ven obligadas a someterse a las leyes económicas, esto es, a las leyes del capitalismo, a la ley del salario y al resto de los males que pesan sobre los trabajadores.
En 1900, Rosa Luxemburgo advertía que: “en la economía capitalista la producción depende en una gran extensión de las posibilidades del mercado. Como resultado de la competencia, el control completo del proceso de producción por los intereses del capital, es decir, la explotación despiadada, llega a ser una condición para la supervivencia de cada empresa. El dominio del capital sobre el proceso de la producción se expresa de las siguiente maneras. El trabajo es intensificado. La jornada diaria se prolonga o acorta según la situación del mercado. Y dependiendo el mismo trabajo de las exigencias de éste, en ocasiones se le emplea y en otras se le arroja a la calle. Dicho de otro modo, todos los métodos se ponen en práctica para capacitar a una empresa en la lucha contra sus competidores en el mercado. Los trabajadores organizados en cooperativas en el campo de la producción se enfrentan así con la necesidad contradictoria de gobernarse a sí mismos con el mayor absolutismo. Están obligados a tomar para sí el papel de empresarios capitalistas, contradicción que ocasiona el fracaso de las cooperativas de producción, las cuales devienen en empresas capitalistas puras o terminan por disolverse, si sigue el predominio de los intereses de los trabajadores.” (Rosa Luxemburgo, Reforma o revolución. Subrayado nuestro).
Hay además un sector fuertemente interesado en presentar a las cooperativas como alternativa: la burguesía. Nos parece que no es gratuito que haya sido un funcionario de la Secretaría del Trabajo, Mario Rechy, quien haya propuesto esta vía como “solución”, y que a través de los intelectuales se generen tantas expectativas a esta vía como medida para ocultar la causa de que haya millones de trabajadores echados a la calle y que, a través de esta mistificación se presente al capitalismo como alternativa a la miseria creciente a la que nos hunde el capitalismo: “el cooperativismo no está muerto en México y [...] mediante él, el país puede intentar atender con energía la tarea de crear empleos, que es uno de los lastres del proceso actual de la economía [...] Sólo por el hecho de que el cooperativismo puede sostener el empleo actual, aunque nada indica que no pueda crear nuevos empleos, vale la pena incurrir en este tipo de soluciones. Con lo ocurrido en la llantera Euzkadi se demuestra que la cooperativa es viable en México, como modelo de empresa social, incluso aliado a la empresa privada, pese a los ramalazos que en su contra le han atizado las fuerzas del capitalismo salvaje y el "mercado libre", así como la desatención y el olvido oficiales (...)
(...) Palabras más, palabras menos, lo que buscan es el sostenimiento del capitalismo, su supuesta “humanización”, pero ante todo, evitar que se vea que el problema fundamental está en la explotación capitalista.
¡Desmitificar los falsos triunfos!
El avance más inmediato está en la continuidad, extensión y generalización de las luchas obreras y su convergencia en un objetivo: la destrucción del capitalismo.
Junio-2005
A fuerza de repetirlas año con año, pareciera que son ya intrascendentes las movilizaciones de la CNTE tanto en los estados como en la capital, pero no por ello dejaremos en esta enésima ocasión la oportunidad vital de denunciar la maniobra que la CNTE ha realizado en el movimiento magisterial.
Sin duda para los maestros honestos que participan en estas movilizaciones anuales de la CNTE con el deseo real de intentar expresar su coraje, su indignación hacia un sistema que los condena a la miseria, y por ello pretendiendo luchar por algunas ventajas para todos los maestros, resultará doloroso constatar en estas líneas que una vez más la CNTE los ha “movilizado” sólo para desfogar su coraje y desgastar su combatividad, tal como lo ha hecho desde que surgió en diciembre de 1979, montándose en las movilizaciones masivas del magisterio. Al igual que entonces, hoy continúa jugando con provocaciones que terminan en la represión física, con detenciones, despidos y con acuerdos parciales que los líderes seccionales de la CNTE nos las quieren vender como victorias.
Este año en que con toda claridad se intenta avanzar en los ataques de la burguesía a las condiciones de vida y de trabajo de los asalariados y después de golpear a los trabajadores del IMSS, Estado y sindicatos ponene ahora la mira en la reforma a la ley del ISSSTE, ahí la CNTE asumirá el papel para el cual el capital la ha creado: un saboteador radical de las luchas con un lenguaje de “izquierda”.
La táctica actual fue un poco diferente pero no menos nefasta, las movilizaciones en la capital disminuyeron pero se concentraron en los diferentes estados siguiendo la misma estrategia de “radicalización- desgaste- aislamiento”. La CNTE provocó un paro de labores que se inició en Chiapas y Yucatán el 2 de mayo; después de marchas, mítines, bloqueos de carreteras, amenazas de despidos etc., el paro se levanta después de 20 días y las movilizaciones se suspenden cuando aún no iniciaba las movilizaciones en otros estados importantes. Así, cuando éstas últimas se realizan es a destiempo, Oaxaca y Michoacán se enfrascan en la misma táctica, levantando el paro a principios de junio. En Guerrero, parte de Hidalgo Tabasco, Tlaxcala, Zacatecas y Jalisco, se mantienen en realidad separadas, sin relación una con otra. Es así como la CNTE sabotea la lucha a dos niveles: primero aisla a los mismos maestros espaciando sus luchas en el tiempo y en el espacio y, segundo, aisla al conjunto de este sector del resto del proletariado, como si los maestros tuvieran intereses “exclusivos” e inculcándoles la venenosa ideología de que son “clase media” y por tanto “no proletaria”.
El esquema en esta ocasión es claro: un sector magisterial de tradición de lucha tenía que ser provocado para que reaccionase, radicalizarlo y poder llevarlo a movilizaciones que aparentemente fueran muy combativas. Así fue como los mentores de Chiapas principalmente se enfrentaron al gobierno estatal de Mendiguchia (gobernador de coalición donde participa el PRD) soportando los ataques y amenazas de toda índole, luego de una gran desgaste el sindicato (CNTE) les conduce al levantamiento del paro, una vez “aplacado” este sector dejaron a que otros estados iniciaran sus movilizaciones. El objetivo es por un lado crear un sentimiento de euforia en algunos sectores haciéndoles creer que son lo suficientemente fuertes para detener las reformas al ISSSTE, y por otro, desmoralizar a otros sectores para hacerles creer que toda lucha es en vano, que “no sirve luchar”. En el periodo actual cuando la clase obrera a nivel mundial empieza a desarrollar su combatividad y a tratar de reencontrarse con su identidad de clase, con la confianza en sí misma, es decir, reencontrarse con un proletariado que es capaz de enfrentar la quiebra del capitalismo en tanto que clase unida en y por la lucha. Es por ello que la burguesía está tratando de desmoralizar a la clase obrera sector por sector.
Sin entrar en detalles, diremos que la naturaleza real de la CNTE se ha mostrado constantemente. Por ejemplo, en las luchas de finales de los 80 cuando los maestros desarrollaron importantes luchas intentando expresar una tendencia a la autoorganización; allí donde surgieron comités sin relación con la CNTE inmediatamente estos comités eran cercados por los efectivos de la “coordinadora”, supuestamente para aportar las lecciones del pasado pero en realidad asfixiaban a estos comités a tal grado que muchos maestros abandonaban el esfuerzo por tomar en sus propias manos la dirección de la lucha y mañosamente los de la CNTE se montaban en la lucha. Luego, en su plan antiproletario nos venden derrotas como si fuesen victorias, recordemos que después reunidos en la UNAM en abril de 1989 al conocer la caída de Jongitud, gritaron: “lo quiera o no lo quiera vanguardia va pa’ fuera”, con lo cual la CNTE manifiesta que uno de los mayores logros fue… ¡la caída de Jongitud! a sabiendas de que esta caída fue una estrategia del propio sistema encumbrando a Elba Esther Gordillo y desplazando a la vieja nomenclatura sindical como parte de las reformas que la burguesía introducía para flexibilizar y adaptar todas sus estructuras políticas (la destitución de “La Quina”, Jongitud y después la creación de la UNT en contrapeso al Congreso del Trabajo, eran expresiones de esas “reformas del Estado”).
Hasta la fecha hemos constatado como, «...la CNTE como parte de una estrategia estatal para mantener el control del sector de maestros (...) cumple su papel radical para encuadrar a miles de maestros que se oponen abiertamente al SNTE (...) y encuentran en la CNTE los espacios para desfogar su descontento. Sin embargo, en lugar de encontrar un marco organizativo para encausar una lucha verdadera en el terreno de los intereses salariales en general, lo que encuentran es el complemento del sindicato oficial, que los entrampa en acciones que desde el principio los ata de manos para evitar que destaquen sus propias formas de lucha obrera.» (RM 57 julio agosto de 2000). En efecto, la CNTE año con año , amontona a los maestros en el centro del DF y los lanza a movilizaciones y escaramuzas estériles, para luego regresarlos a sus lugares de origen sin haber obtenido nada, «en lugar de desplegar su potencial combativo planteándose la extensión y unidad con otros trabajadores, los maestros son llevados desde el principio al terreno de la burguesía para desgastar su potencial y desmoralizarlos previniendo intentos propios e independientes para luchar por sus intereses.»(ídem). Un ejemplo claro fue la “toma” del Palacio Legislativo a principios de 1999 (véase RM 49), en donde son detenidos 5 líderes y son amenazados con 50 años de prisión, de inmediato la CNTE “olvidó” (sic) el aumento salarial, y desarrolló una campaña mediatizadora por la liberación de los detenidos, y cuando son liberados (líderes que a la burguesía le conviene más que estén libres) se presentó esto como una “gran victoria”.
Otro aspecto a través del cual la CNTE ha desplegado su labor antiobrera lo encontramos en que «la CNTE llegó al extremo de realizar una encuesta por la “defensa de la educación Publica” a través de la cual supuestamente recogería el sentir del pueblo para proseguir su movilización» (ídem). Haciendo aparecer sus luchas como “expresión de la voluntad popular”, la CNTE nos muestra que su naturaleza no difiere en nada del conjunto de la democracia burguesa que pretende hacer pasar la dictadura del capital sobre el trabajo asalariado como “una expresión de la voluntad del pueblo”. En cuanto a la defensa de la “educación pública” sabemos de lo estéril de esta consigna que no ataca, ni siquiera tangencialmente, los fundamentos de la explotación capitalista.
Por otra parte, el pretendido juicio a Elba Esther Gordillo «es una nueva consigna que va a ser un excelente terreno para dar brillo a la combatividad de la CNTE para desviar el descontento de los maestros» (RM 72 ene- feb. 2003), en consecuencia, la CNTE debe presentar una careta de incorruptible. Es evidente que la CNTE va a explotar este aspecto en el futuro inmediato. “oponiéndose”, “criticando” y “saboteando” las campañas del SNTE y de la “profesora”; así, no hará otra cosa que complementar la tarea de engañar a los proletarios al “engordar el caldo” de un terreno donde los obreros nada tienen que ganar y sí todo que perder.
Los ataques que el capital a nivel internacional está llevando a acabo contra los trabajadores, necesitan de las maniobras del Estado capitalista y de sus mejores armas antiobreras. Por ello se pretende que la CNTE pueda lavar sus ropajes para continuar representando el papel de “luchadora social” y para conseguirlo, se esgrimen esquemas contestatarios y patrioteros; “castigo a los culpables”, “defensa de la educación pública”, contra la municipalización, contra los “neoliberales” planes de estudio que eliminan “nuestra historia patria”, etc., etc.
Así pues, el papel de saboteador que la CNTE ya esta desplegando está y estará a la misma altura de la gravedad de los ataques presentes y futuros. El Estado necesita de un aparato mistificador y en la CNTE tiene un fiel guardián que ya se ha mostrado ser bastante efectivo. Una lucha que realmente enfrente los ataques actuales y que esté en condiciones de detenerlos será el resultado de un largo combate contra todas las estructuras sindicales, sean éstas oficiales o disidentes, de izquierda o de derecha.
Vania, 11 junio de 2005.
Viernes 22 de julio, los policías han abatido con 5 balas de revólver, disparadas a bocajarro, a Jean Charles de Menezes, un electricista brasileño de 27 años. El “crimen” de este joven obrero consiste en que estuvo en un lugar inoportuno en un momento inoportuno y, quizá –pues hay razones para dudar de la versión oficial- el haberse dado a la fuga ante un grupo de policías que lo habían tomado por un “peligroso terrorista”. Todo esto no ocurre en una favela de Río de Janeiro y los pistoleros no pertenecen a un Escuadrón de la Muerte, que, en Brasil y en otros países del Tercer Mundo, gozan de carta blanca de las autoridades para “limpiar” los “asociales” (pequeños delincuentes u opositores políticos). Esto ocurre en Londres, la capital del país “más democrático del mundo”, cuyos policías son los famosos “bobbis”, reputados por su bonhomía, funcionarios de la policía más prestigiosa del mundo, Scotland Yard.
Evidentemente, este crimen ha provocado una cierta emoción entre los portavoces de la clase burguesa: el Financial Times habla de «un viraje potencialmente peligroso tomado por las fuerzas de seguridad»; desde luego, el jefe de la policía londinense, Sir Ian Blair, ha lamentado esta “torpeza” y ha presentado sus condolencias a la familia de la víctima. En fin, una encuesta ha sido abierta para “establecer la verdad”, incluso es posible que uno o dos policías sean sancionados por no saber distinguir entre un brasileño católico y un pakistaní musulmán. Sin embargo, los verdaderos responsables del crimen no son los pistoleros que han apretado el gatillo. Si han podido asesinar al joven Jean Charles es porque habían recibido la orden de “tirar a matar”.
Las explicaciones no faltarán, marcadas por la sutil hipocresía que caracteriza a la clase dominante británica. Según Sir Ian Blair, «no hay nada gratuito, no ha habido la menor ligereza. No hay una política de “tirar a matar”, lo que hay es “una política de tirar a matar para proteger [1] [152]. Su predecesor, John Stevens, que no tiene ninguna necesidad de utilizar eufemismos, había dado la pauta hace unos meses: «no hay más que un medio seguro para detener a un kamikaze decidido a cumplir su misión: hay que quemarle la cabeza directamente y de forma total. Esto significa apuntar a la cabeza con una potencia devastadora, matarlo en el acto»[2] [153]. Pero este discurso no es privativo de los policías, tenemos al “ultra-izquierdista” alcalde de Londres, Ken Livingstone, que justifica el asesinato en estos términos: «Si tenemos delante un kamikaze potencial que puede activar una carga de explosivos, la política que se aplica es la de tirar a matar»[3] [154]
El argumento del “kamikaze decidido a cumplir su misión” es un pretexto falaz. Cuando las tropas británicas disparaban a irlandeses inocentes que habían tomado por terroristas, no era porque los verdaderos terroristas del IRA fueran kamikazes (la religión católica reprueba el suicidio). En realidad, para el Estado capitalista, en Gran Bretaña y en todos los países llamados “democráticos”, los actos terroristas, como los del 7 y 21 de julio, sirven siempre para reforzar las medidas de represión, para avanzar en la puesta en marcha de métodos que son propios de regímenes “totalitarios” y sobre todo para habituar a la población a tales métodos. Es lo que ha pasado en Estados Unidos después del 11-S del 2001. Y también en Francia en 1995 tras los atentados atribuidos a los “Grupos Islámicos Armados” procedentes de Argelia. Para la propaganda oficial de la clase dominante es preciso elegir: bien aceptar una presencia cada vez más agobiante de la policía en todos los momentos y en todos los lugares de nuestra vida, bien “hacerle el juego al terrorismo”.
Hoy, en Gran Bretaña, esta omnipotencia de la policía alcanza una de sus cotas más extremas: los agentes no solamente tienen el derecho sino la orden de matar a cualquiera que les parezca sospechoso a poco que no obedezca inmediatamente sus requerimientos. Y esto sucede en el país que ha inventado desde 1679 el “habeas corpus”, es decir, la prohibición de toda detención arbitraria.
Tradicionalmente, en Gran Bretaña, de la misma manera que en los países “democráticos”, no se podía meter en prisión a una persona sin antes haberla presentado ante un juez. Hoy, en este país, hay personas detenidas en la cárcel de Berlmash –cerca de Londres- y que han sido encarceladas sin proceso. Hoy, las personas pueden ser asesinadas directamente en la calle sin proceso alguno[4] [155]
Por el momento, el blanco oficial de estas medidas son los “terroristas kamikazes”. Pero sería un terrible error creer que la burguesía, la clase que dirige la sociedad, se va a limitar a ellos. La historia ha demostrado repetidas veces que esta clase social cuando se siente amenazada no vacila en saltarse a la torera sus grandes principios “democráticos”. En el pasado, estos principios fueron el instrumento de su combate contra la arbitrariedad de la clase aristocrática. Después, cuando dominó la sociedad completamente sin verse amenazada, supo conservarlos como ornamentos para engañar a las masas explotadas y hacerles aceptar la explotación. Así, en el siglo XIX, la burguesía inglesa pudo pagarse el lujo de dejar entrar en Gran Bretaña a los refugiados de las revoluciones vencidas en el continente, como ocurrió con los obreros franceses víctimas del aplastamiento de la Comuna de París en 1871.
Hoy, no son los terroristas islámicos los que representan una amenaza para la burguesía. Las principales víctimas de este terrorismo criminal son los obreros y los empleados que toman el metro para dirigirse a sus trabajos o los que trabajaban en las oficinas de las Torres Gemelas. Además, el terrorismo, gracias al horror legítimo que inspira en la población, ha constituido un excelente pretexto para toda una serie de Estados para justificar aventuras imperialistas en Afganistán o Irak.
La única fuerza de la sociedad que puede amenazar a la burguesía es la clase obrera. Por el momento, los combates obreros están muy lejos de amenazar el orden burgués. Pero la clase dominante sabe que la crisis sin solución de su sistema y los cada vez más violentos ataques que esta última le obligará a adoptar contra los proletarios empujará a estos a llevar combates de cada vez mayor amplitud hasta el extremo de amenazar su dominación. Entonces no serán los “terroristas” los que serán tiroteados como conejos sino los obreros más combativos y los elementos revolucionarios, los comunistas (que serán tratados de “terroristas”) [5] [156]. ¡Y todo esto se hará sin Habeas Corpus!
No estamos haciendo especulaciones o predicciones sacadas de una bola de cristal. Es la respuesta que siempre ha empleado la burguesía cada vez que ha sentido que sus intereses vitales estaban amenazados. El tratamiento que habitualmente reserva la burguesía de TODOS LOS PAISES “DEMOCRATICOS” a las poblaciones de las colonias o del llamado Tercer Mundo es aplicado también a los proletarios de esos países “privilegiados” cada vez que se levantan contra la explotación. Así, en Alemania 1919, en un país gobernado por el Partido Socialdemócrata, es decir, el partido de Gerhard Schröeder, primo hermano del de Tony Blair, fueron masacrados miles de obreros, que siguiendo la estela de la revolución de 1917 en Rusia, se habían levantado contra el orden burgués. Y los revolucionarios como Rosa Luxemburgo o Kart Liebchneck fueron asesinados por militares que los habían arrestado con el pretexto de que pretendían huir.
No podemos limitarnos a denunciar el repugnante asesinato del 22 de julio en Stockwell. Esto pueden hacerlo igualmente las numerosas plañideras que gimotean lamentando “los atentados a los derechos democráticos”. Deben servir a los proletarios de Gran Bretaña y de todos los países para comprender la verdadera naturaleza y los verdaderos métodos, de su enemigo de clase, la burguesía. Desde hoy, la burguesía prepara en todas partes auténticos escuadrones de la muerte que los proletarios deberán enfrentar mañana.
Corriente Comunista Internacional 24 de julio 2005
Notas:
[1] [157] Guardian.co.uk 24 de julio
[2] [158] News of the World, domingo 6 de marzo, página 13, artículo titulado “Olvidar los derechos humanos, acabar con los fanáticos”.
[3] [159] News24.com 22 de julio
[4] [160] Esto está autorizado por las “leyes especiales” como las que se aplicaron en Irlanda del Norte durante años.
[5] [161] En Francia, en el momento de las grandes huelgas de otoño 1995, el ministro del interior Pasqua comenzó a comparar a los obreros en huelga con los “terroristas” que habían hecho estallar una bomba en el metro unos meses antes.
Frente a la ensordecedora campaña ideológica de la burguesía para enganchar a los trabajadores en el circo electoral sexenal, iniciamos esta serie con el propósito de hacer un seguimiento regular de esta campaña para brindar elementos de reflexión al proletariado que es el destinatario central de toda esta ofensiva. En esta ocasión tratamos acerca de la posición marxista sobre la cuestión parlamentaria y electoral que es una de las fronteras de clase que delimitan al campo proletario del terreno burgués.
¿Por qué la burguesía gasta millones en el mantenimiento y perfeccionamiento del sistema parlamentario de partidos?
Sin duda, porque es la forma más apropiada de organización de la vida política de la burguesía y de su dictadura contra la clase trabajadora. Esta hoja de parra le permite al capital presumir una vida “civilizada” donde los diferentes partidos actúan en igualdad de condiciones para hacer valer sus proyectos de gobierno ante el “pueblo” (concepto interclasista que abarca por igual a la burguesía, a la pequeña burguesía, a lo que queda de los campesinos, y... al proletariado); es decir, un verdadero circo que esconde la realidad de que todos los partidos políticos que actúan en él pertenecen al capital y que sus pretendidas “diferencias” no son, al fin de cuentas, más que matices que complementan el amplio arco iris de las fuerzas del Estado capitalista que actúan contra el proletariado concertando una división del trabajo cuidadosamente diseñada para hacerle aceptar los designios de sus explotadores.
Con respecto al parlamentarismo el proletariado cuenta ya con una posición ampliamente fundamentada, la CCI resumiendo esa experiencia señala en sus Posiciones (ver contraportadas de nuestras publicaciones):
“En el capitalismo decadente, las elecciones son una máscara. Todo llamamiento a participar en el circo parlamentario no hace sino reforzar la mentira de presentar las elecciones como si fueran, para los explotados, una verdadera posibilidad de escoger. La “democracia”, forma particularmente hipócrita de la dominación de la burguesía, no se diferencia en el fondo de las demás formas de la dictadura capitalista como el estalinismo y el fascismo”.
De la misma forma organizaciones revolucionarias como el Partido Comunista Obrero Alemán (KAPD), en su programa de mayo de 1920 dice: “Exhortar al proletariado a participar en las elecciones parlamentarias, significa despertar y alimentar en él la ilusión de que la crisis podría ser superada mediante recursos parlamentarios; esto supone utilizar un medio que la burguesía utilizó en su propia lucha de clase; mientras que en la situación actual, sólo los medios de lucha de clase proletarios, aplicados de forma resuelta y sin contemplaciones, pueden tener una eficacia decisiva”…. Por eso añade, “Para los comunistas, el parlamento no puede ser actualmente, en ningún caso, el teatro de una lucha por reformas y por el mejoramiento de la situación de la clase obrera, como sucedió en ciertos momentos en la época anterior.”[1] [163]
Siguiendo ese principio la Internacional Comunista en su primer Congreso define: “El parlamentarismo de gobierno se ha convertido en la forma ‘democrática’ de la dominación de la burguesía, a la que le es necesaria, en un momento dado de su desarrollo, una ficción de representación popular que exprese en apariencia ‘la voluntad del pueblo’ y no la de las clases, pero en realidad, constituye en manos del capital reinante, un instrumento de coerción y opresión.”[2] [164]
Estas adquisiciones del movimiento obrero hunden sus raíces en la convicción profunda de que la participación en el parlamento así como en los sindicatos había sido una táctica correcta cuando el capitalismo podía ofrecer algunas reformas a la clase obrera pero que se trastocó en caduca con su declinación histórica. Hoy la única función que tiene el parlamento y que explica su supervivencia, es la mistificación. Hay que insistir en dos cosas para ejemplificar esto: por un lado, en el hecho de que la clase obrera cuenta ya con casi cien años de experiencia para clarificar que con la participación parlamentaria y electoral no hay posibilidad de un cambio social y, por lo tanto, que la participación en este circo no hace sino apuntalar la ilusión de que votando o apoyando a los legisladores en el “congreso” (cámaras de senadores y diputados) los trabajadores podrán lograr beneficios reales en sus condiciones de vida y de trabajo; por el otro, no hay que olvidar que la llamada ‘voluntad del pueblo’ no es sino uno de los tantos cuentos con los que la burguesía embarca a los trabajadores para legitimar socialmente sus regímenes de gobierno escondiendo, que se trata pura y simplemente de una estrategia de su clase, para perpetuar su sistema de opresión y explotación.
¿Fueron en algún momento el parlamentarismo y las elecciones formas de lucha propias de los trabajadores?
Las elecciones y el parlamento son y han sido instrumentos de la burguesía y jamás un terreno confiable para la lucha obrera. Pero, en un periodo donde la revolución no estaba aún a la orden del día y donde el proletariado podía arrancar reformas favorables dentro del sistema tal participación permitía, a la vez, hacer presión a favor de estas reformas, utilizar las campañas electorales como medio de propaganda y agitación alrededor del programa proletario y emplear el parlamento como tribuna de denuncia de la ignominia de la política burguesa. Esta fue la razón que motivó la lucha por el sufragio universal a lo largo del siglo XIX en una gran cantidad de países de Europa donde los partidos socialistas de la época utilizaban los parlamentos burgueses para impulsar el desarrollo de la conciencia y el despertar político que fomentara la identidad del proletariado como una clase enfrentada al capital.
La aparición del parlamento en la historia del capitalismo, se dio, cuando el empuje revolucionario de la burguesía en el siglo XIX destinado a barrer las formas de dominio de las antiguas clases explotadoras. Este proceso da como resultado que la nueva clase explotada, el proletariado, comparta el interés por este avance progresista del capital pues la destrucción de los resabios feudales favorece históricamente el desarrollo de la nueva clase revolucionaria, la clase obrera; es esta la fuente no sólo del uso que hace el proletariado de los instrumentos de la clase burguesa como el sufragio, la acción parlamentaria y, en general, la democracia, sino también del apoyo, por ejemplo, a las guerras nacionalistas (formación de naciones contra la dispersión y el atraso feudal), siempre en la perspectiva de acercar el momento de la lucha decisiva y revolucionaria contra la burguesía, es decir cuando hubiera alcanzado su dominación política histórica.
No obstante, los comunistas jamás dejaron de advertir contra los peligros de una tal situación: por un lado, la plena vigencia de un colosal desarrollo económico que ofrecía no sólo una prosperidad social sino también un pretendido mentís a la perspectiva revolucionaria y, por el otro, la ruptura del lazo entre el combate por reformas inmediatas (sindicalismo, parlamentarismo) y la lucha revolucionaria final por el comunismo, lo cual degeneró en la ideología del reformismo (la limitación a la defensa inmediata y la mejora de las condiciones de vida del proletariado) y del gradualismo (la noción de que el capitalismo podría abolirse por un proceso completamente pacífico de evolución social).
¿Cuál es la estrategia electoral de la burguesía actualmente?
No basta con recordar las adquisiciones políticas del movimiento obrero para entender la utilización que hace la burguesía del circo electoral, es necesario además denunciar las trampas concretas de moda en determinado momento. En el contexto actual, cuando la crisis económica que se extiende y profundiza desde hace por lo menos cuatro décadas, amenaza con volcar sus consecuencias devastadoras de manera más acuciante sobre los trabajadores, resurge la cuestión social y tiende a colocarse cada vez más en el centro de la vida de la sociedad; una cuestión que había quedado marginada después de la campaña contra el comunismo propiciada por la muerte del estalinismo que la burguesía igualó a muerte del comunismo y del marxismo y que se desató tras la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989, este retorno es producto del desgaste de esa campaña después de dieciséis años de evidencias de que el pretendido “triunfo del capitalismo” no es más que una patraña: el fracaso de los “nuevos mercados”, el bluf de la “nueva economía” y de la “revolución informática”, pero, sobre todo el dominio del desempleo masivo y la pauperización de los obreros. Una situación que contiene la potencialidad de la toma de conciencia de los trabajadores acerca de la quiebra del capitalismo y más allá acerca de la perspectiva comunista y de que ellos son la única fuerza social actualmente capaz de realizarla.
Previniendo este peligro mortal para su dominación, la burguesía está aplicando en todos los países una estrategia muy bien diseñada contra el desarrollo de la conciencia, la combatividad, la identidad y la confianza en sí de la clase obrera:
- Poniendo en práctica una campaña de fomento a la ideología democrática, cuya fórmula pretendidamente poderosa para decidir soberanamente no es más que el acto más impotente de un miembro de la clase obrera que está llamada a hacer nada más y nada menos que la revolución comunista mundial.
- Ante el descontento que se generaliza entre los explotados acompañado, se ofrecen las elecciones como la única alternativa para manifestar la indignación y la insatisfacción crecientes ante la degradación acelerada de las condiciones de vida;
- Luego, para desvirtuar la solidaridad obrera llama a los trabajadores a “vengarse haciendo pagar al culpable”, enfocándose sobre tal o cual personaje, o partido político, descargando así el descontento social del proletariado en un “voto de castigo” tan estéril para este último pero tan productivo para la burguesía pues le permite renovar la vieja mentira de que el problema de la miseria en el capitalismo se debe a la mala gestión, por ineptitud o por corrupción, de determinado personaje o partido, escondiendo que en realidad el responsable es el capitalismo.
- La burguesía esconde que su juego democrático electoral le sirve para hacer una alternancia en el gobierno para garantizar la salud de sus mecanismos de gobierno como clase, pues los partidos sólo son la expresión orgánica del control estatal de la burguesía, los cuales se reparten las tareas para encuadrar a los trabajadores usando diferentes ideologías y mecanismos de control.
- El complemento de esta campaña está en llamar a defender el voto y a vigilar que las elecciones sean limpias. Como ya lo demostramos hace seis años, esta campaña crea la ilusión de que su opinión se respeta y que por ese medio puede cambiar las cosas. Después de todo el proceso electoral es orientado según las necesidades y los acuerdos de la clase dominante. Esta siempre tendrá en sus manos la fuerza de los medios de difusión para manipular e inducir el voto.
- Pero además puede decirse que se requiere elegir al más progresista entre los personeros de la burguesía. ¿Quiénes serían estos? Hoy cualquier llamado a apoyar a unas pretendidas fracciones progresistas de la burguesía y aprovechar las supuestas “divisiones” entre los partidos del Estado capitalista no es más que una trampa criminal contra la clase obrera. Ya desde principios de siglo una parte importante de los revolucionarios desmentían que hubiera esas divisiones y demostraban que todos los partidos de la burguesía han estado unidos siempre contra el proletariado. “Las diferencias entre liberal y clerical, entre conservador y progresista, entre burgués y pequeñoburgués, puede decirse que han desaparecido. Todo lo que los socialpatriotas y los reformistas propugnaban acerca de los desacuerdos entre los partidos y de las ‘divisiones’ utilizables (…) era ya entonces una patraña.”[3] [165]
¿Qué hacer?
La burguesía gasta una fortuna para impedir el desarrollo de la conciencia obrera a través de las campañas electorales y la práctica parlamentaria, ante la intensificación de los ataques a las condiciones de vida de los explotados que destaca la necesidad de defenderse desarrollando asambleas masivas, manifestaciones en las calles y zonas fabriles, huelgas de masas, los capitalistas ofrecen la alternativa de… ¡votar para “cambiar” el gobierno, apoyar a los diputados y senadores pues estos sabrán velar por sus intereses!
¡NO! No es el terreno del parlamento ni las elecciones las opciones para los trabajadores. La emancipación de la clase obrera deberá ser obra de ella misma, es ella quien debe asumir en sus propias manos la lucha contra la causa de su miseria que no es otra que la explotación capitalista. Aunque, hay que decir, tampoco la solución se encuentra en los actos “anti-elección” como los que alienta el EZLN (vea en este mismo número el artículo dedicado a la “6ª declaración”). Así pues, el capitalismo no deja otra alternativa a la clase obrera: la revolución proletaria.
RR/27-agosto-2005
[1] [166]Publicado en la Revista Internacional 97, 2° trimestre de 1999.
[2] [167]Los 4 primeros congresos de la Internacional Comunista /1, Cuadernos de P y P.
[3] [168]H. Gorter. Jefes, partido y masas
Pese a los discursos de la burguesía sobre el “privilegiado” lugar que ocupa México en la economía mundial y más allá de los “alegres pronósticos” sobre un crecimiento de la economía por encima de los 3 puntos, detrás de esta cortina de humo está la cruda realidad del desempleo en aumento, la desesperanza laboral para millones de jóvenes, ataque a las pensiones y jubilaciones, contención salarial dando ridículos aumentos, de apenas 4 o 5%... sumado a todo esto, tenemos los incrementos en los ritmos de explotación en medio de amenazas y chantajes de la burguesía de “llevarse las empresas” a otros países o de que en “otros países los trabajadores exigen menos”.
VW: la burguesía usa el chantaje y un “sindicalismo responsable”
La revisión del contrato colectivo de trabajo en la planta VW de Puebla se hizo bajo la “amenaza” sindical de la huelga, la cual, como siempre que el sindicato controla las acciones, se conjuro justo antes de la hora del entallamiento. Los obreros obtendrán un 4.2 de aumento salarial y un 0.7 a prestaciones. Esto fue presentado por el sindicato como una “victoria”.
Para que esta “victoria” tuviera lugar, la empresa y el sindicado, en complicidad con el Estado, se encargaron de montar una campaña de chantaje, si los obreros se iba a la huelga seguramente se llevarían a otro país la producción de un modelo cuya producción creará “más empleos”. Si los obreros optaban por la huelga se anunciaba un sin fin de calamidades para VW y para Puebla (cuya vida económica gira en gran medida sobre la “salud” de VW). Las pocas voces a favor de la huelga fueron expuestas como “irresponsables” e “ingratas”, así pues, apoyados en un ambiente cargado de chantaje hacia los trabajadores descontentos con la situación, empresa, sindicato y autoridades marcharon a una negociaciones que mantuvieron en “suspenso” hasta el último minuto para rematar en la mencionada “victoria”, el sindicato es presentado ahora como el “defensor del empleo” (el mismo sindicato que hace tres años votó por correr a los eventuales), con “visión de largo plazo”, y en un arrebato de cinismo, se presenta a sí mismo como “sindicalismo de nuevo cuño”. Esta experiencia vuelve a recordar a los obreros que mientras abandonen su suerte a los sindicatos éstos seguirán llevándola a derrotas, aún cuando las disfrazan de “triunfo”.
SICARTSA: Patrones, gobierno y sindicato contra los trabajadores
La huelga estallada desde el 1 de agosto ha sido promovida, dirigida y orquestada de principio a fin por el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMRM). Al inicio se arrastró a los trabajadores detrás del pliego petitorio en la negociación del contrato colectivo de trabajo sin embargo, el sindicato se “focalizó” en la obtención del contrato de Atibsa (donde laboran 15 empleados) y en negociar lo de Apodaca, dejando relegadas las demandas de sus agremiados. Para nadie es secreto que este sindicato goza de una amplia trayectoria en el sindicalismo de viejo estilo, que su preocupación, como la de todos los sindicatos, es aumentar sus “zonas bajo su control”. Empero, ello no explica todo. Al parecer la industria del acero necesita mojar la pólvora de los trabajadores orquestando una acción preventiva para evitar que en el futuro inmediato los obreros, por su cuenta, pongan en riesgo la producción de esta rama industrial. Así, no es muy lógico que el SNTMMRM se aferre a la “lucha” por obtener el contrato de una empresa pequeña arriesgándose a evidenciarse ante sus “representados” (ha habido asambleas donde la división se hizo tan patente que los obreros estaban divididos y a punto para los golpes). Es en ese marco que entra el gobierno al quite y asume su papel en el reparto de tareas atiobreras. Es a través de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, declarando la huelga inexistente (por estallar la huelga un minuto antes de lo previsto), como tanto el sindicato como sus congéneres de la JFCA atrapan a los trabajadores en un callejón sin salida: ninguna fracción sindical, ninguna “institución estatal” ni de derechos humanos va a defender a los trabajadores, todos laboran para contener el descontento del proletariado y para hacer que el capitalismo siga funcionando.
En la huelga de SICARTSA se ve lo que acabamos de afirmas: la empresa amenaza con cerrar miles de empleos, culpabilizando a los huelguistas por atreverse a levantar la mano contra el patrón, el sindicato desatando una lucha entre sus fracciones para impedir que los obreros salgan de su regazo y, por su parte, el gobierno declara inexistente la huelga sumiendo a los trabajadores en la impotencia y la desmoralización. Tardarán en recuperar su combatividad y eso garantiza al capital un cierto periodo de “explotación tranquila”.
IMSS: Luchar sí, pero no con el sindicato
En todo el mundo la burguesía esta desmantelando el famoso “Estado benefactor” que, en pocas palabras, significa una andanada de ataques tremendos a las condiciones de vida de los trabajadores (ataques a pensiones, jubilaciones, servicios médicos, etc.). Alemania, Francia, EUA, México… ¡en todo el mundo esta situación se acelera!. Es por ello que los trabajadores del IMSS son los primeros en alzar la voz ya son ellos los primeros en sentir la dureza del ataque: congelación de plazas (39 mil para fines de 2005), reducción de las pensiones, aumento de los tiempos para la jubilación. Este ataque general provocó y seguirá provocando, un enorme descontento entre los trabajadores, sin embargo, el Sindicato del IMSS, el ala izquierda del capital y el gobierno se están encargando de desviar este descontento hacia caminos al abismo. Por un lado instalan la bandera de la lucha contra “los neoliberales” que quieren privatizar todo, “¡hasta la salud!”. Pero por otro, hacen todo lo posible para hacer pasar los golpes, desviando el descontento hacia una pugna sindical: ya sea por “democratizar el SNTSS” o para crear un “sindicato alternativo”, en ambos casos los trabajadores no tienen nada que ganar.
Los trabajadores deben tener claro que el capitalismo al ser un sistema en decadencia, no puede ofrecer un mejoramiento de la vida de la humanidad, por eso, los trabajadores deben luchar, pero no tras los sindicatos, deben de tomar las experiencias de combate de sus hermanos de clase en otras partes del mundo, deben tomar en consideración que la lucha no es local ni nacional sino tiene una connotación mundial, los obreros de todo el mundo conforman una misma clase que se enfrenta hoy a los mismos retos, Es una lucha donde los trabajadores sólo cuentan con ellos mimos, con su solidaridad y su unidad, para enfrentar todos los ataques a sus condiciones de vida y de trabajo. En ese combate los sindicatos de todos los pelajes son enemigos de los trabajadores, y tiene que enfrentar la lucha bajo el lema que una vez lanzaran Marx y Engels a los obreros de todo el mundo: “La emancipación de la clase trabajadora será obra de ella misma”.
DAN/20-08-05
Troskismo: falsificador del legado de Trotsky [1] [171]
Pocos son los revolucionarios que permanecieron fieles durante su vida entera y que murieron de pie, en la lucha, como Rosa Luxemburgo o Carlos Liebknecht. Trotsky fue uno de ellos: tras una apasionada vida de militante enteramente dedicada a la cusa de la clase obrera falleció como revolucionario y luchador. Es cierto que Trotsky, en sus últimos años defendió muchas posiciones oportunistas tales como la política del “entrismo” en la socialdemocracia, el frente obrero, etc.; posiciones criticadas, con toda la razón, por la Izquierda Comunista en los años 30. Sin embargo, nunca se pasó al campo de la burguesía, como sí lo han hecho trotskistas después de su muerte. Sobre la cuestión de la guerra imperialista, muy especialmente, defendió hasta el final la postura tradicional del movimiento revolucionario: transformación de la guerra imperialista en guerra civil por ello cuanto más se iba acercando la guerra imperialista mundial, más crucial era, para la burguesía mundial, eliminar a Trotsky.
El asesinato de los viejos bolcheviques había servido para fortalecer el poder absoluto de Stalin. El de Trotsky vino además a significar que para la burguesía mundial, incluida la rusa, era necesario ir a la guerra generalizada sin estorbos. El camino quedó perfectamente despejado tras la desaparición de la última gran figura de la Revolución de Octubre, del más célebre de los internacionalistas. Ese fue el resultado de la gran eficacia del aparato de la GPU que Stalin utilizó para liquidarlo.
Para la burguesía, el asesinato de Trotsky no era suficiente. Lenin había escrito en El Estado y la Revolución, lo que se ve obligada a hacer la burguesía con los revolucionarios para obstaculizar el movimiento obrero: ...Después de su muerte, se intenta convertirlos en íconos inofensivos, canonizarlos, por decir así, rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria para “consolar” y engañar a las clases oprimidas, castrando el contenido de su doctrina revolucionaria, mellando el filo revolucionario de ésta... Olvidan, relegan a un segundo plano, tergiversan el aspecto revolucionario de esta doctrina, su espíritu revolucionario. Hace pasar a primer plano, ensalzan lo que es o parece ser aceptable para la burguesía”.
Son quienes pretenden ser sus continuadores, los trotskistas, los que tras la muerte de este revolucionario han asumido esta sucia labor. Ha sido basándose en sus posiciones oportunistas con lo que han justificado todas las guerras nacionales desde el final de la II Guerra Mundial y con lo que se hicieron defensores de un campo imperialista, el de la URSS. Todos los errores políticos de Trotsky, por muchas consecuencias dramáticas que hayan tenido, no lo convirtieron en enemigo de la clase obrera, mientras que sus “herederos” sí que acabaron siéndolo después de su muerte. Trotsky fue incluso capaz, a la luz de lo ocurrido al iniciarse la guerra, de admitir que tenía que revisar y, sin duda modificar sus análisis políticos, especialmente en lo que se refiere a la URSS como la caracterización de “Estado obrero degenerado”.
Como lo afirmó Natalia, su compañera en la vida y en la lucha por la revolución, los trotskistas ni siguieron a Trotsky ni revisaron sus posiciones políticas tras la victoria de la URSS en el segundo conflicto mundial. Las discusiones que siguen teniendo los trotskistas siguen manteniendo el silencio sobre cuestiones fundamentales como la de la naturaleza de la URSS o la del internacionalismo proletario y del derrotismo revolucionario frente a la guerra. Así, desde que el trotskismo traicionó a la clase obrera y al internacionalismo proletario apoyando un campo imperialista contra otro en la II Guerra Mundial, no ha cesado de apoyar a los pequeños imperialismos contra los grandes en las numerosas luchas llamadas de liberación nacional y otras luchas de los “pueblos oprimidos”.
El trotskismo murió para la clase obrera y no hay para él resurrección posible. Por ello la tradición de la Izquierda Comunista, que no tiene nada que ver con la IV Internacional y todas sus actuales reencarnaciones, reclama: ¡Dejad a Trotsky en paz!, su legado no les pertenece.
RM/agosto-2005
[1] [172]Las ideas expuestas son extractos del artículo A Trotski lo mataron porque era un símbolo para la clase obrera, publicado en la Revista Internacional 103.
“La otra campaña” complemento de las campañas electorales
La 6ª-D, y los posteriores comentarios de Marcos, hacen aparentar que ha habido un giro del EZLN, ya que ahora se lanza contra los procesos electorales y declara la guerra al PRD y a López Obrador, sin embargo esos argumentos que la prensa del capital, lo mismo que su aparato de izquierda presentan como “radicales”, no son sino frases huecas y engañosas.
La pretendida denuncia a tales procesos electorales y grupos, no proviene de una reflexión y una denuncia de lo que representan, sino que la repulsión que dice tener hoy Marcos contra los principales partidos existentes (PAN PRI, PRD), es porque descubrieron en “abril del 2001” que “los políticos no tenían nada de decencia...” Es hasta 2001 que se dan cuenta que el PRI, PAN y PRD mentían y por eso, nos dicen: “… ya no hicimos ningún contacto con los poderes federales, porque entendimos que el diálogo y la negociación habían fracasado por causa de esos partidos políticos.”. De manera que no es que consideren que el sistema capitalista con sus instituciones (como los partidos) y sus instrumentos (como los procesos electorales) son elementos que el capital usa para reforzar su sistema, sino que son los partidos, y por tanto los procesos electorales en que estos participan, los que no sirven, es decir que bastaría con poner otros partidos y entonces el instrumento de dominación burgués podría cambiar su esencia… ¿O que tiene que decir el EZLN de la participación del grupo de los “monos blancos” en las elecciones para diputados de hace algunos años en Italia, apoyados por el maquillado partido estalinista “Refundazione Communista”? ¿O que tiene que objetar contra el parlamento europeo al que Elorreaga (ver Reforma, 29-09-1999, p. 14) amenazaba con asistir para “denunciar” al gobierno mexicano?... El mismo EZLN en su segunda declaración (junio 1994) hacía apología de la democracia y las elecciones: “Ahora la posibilidad de tránsito pacífico a la democracia y a la libertad se enfrenta a una nueva prueba: el proceso electoral de agosto de 1994. La CND [Convención Nacional Democrática] debe exigir la realización de elecciones libres y democráticas…” Es esta actitud aparentemente radical y de denuncia a los procesos electorales y al PRD lo que ha animado a sectores de trabajadores para pensar que ahora el EZLN ayudará en el proceso de toma de conciencia, sin embargo su anti electoralismo planteado como una desilusión (ellos se dicen traicionados por el PRD y engañados por el PRI y PAN al no firmar los acuerdos de San Andrés), no hace sino reforzar la idea que el aparato de dominio de la burguesía pude ser utilizado o reformado y entonces servir a los intereses de los explotados.
De manera que el papel que el EZLN tiene al promover “la otra campaña” es el de reforzar la idea de que la democracia es el único camino que se tiene ante el capitalismo... Si bien las criticas del EZLN en contra del PRD y López Obrador lo hace aparecer como un grupo radical, de “la mera izquierda”, dice Marcos, intentando mostrar que hay una diferencia entre el PRD y el EZLN, podemos afirmar que aunque por su forma son diferentes, su esencia mistificadora y defensora del sistema los hace ser instrumentos ajenos al proletariado estructurados orgánicamente al capital, por eso aunque sus discursos difieren en la forma, ambos como los “altermundistas”, sostienen que “otro mundo es posible” pero se esfuerza por convencer que ese otro mundo es el capitalismo con rostro humano…
Sabemos que muchos trabajadores, sobre todo las jóvenes generaciones se ven tocados por este aparente radicalismo del EZLN, y la denuncia del carácter mistificador que lleva la 6ª-D aparece como un acto de soberbia o de sectarismo, sin embargo es obligación de los revolucionarios presentar los argumentos y denunciar a los que presentándose como sus aliados y amigos no hacen sino engordar las viejas estructuras del capital y detener el proceso de clarificación, reflexión y toma de conciencia.
La “sexta declaración” en defensa del capitalismo
Junto al discurso aparentemente anti electoral del EZLN, está su promoción al nacionalismo y a la defensa de la economía capitalista. Pretendiendo criticar al Tratado de Libre Comercio (TLC), terminan defendiendo la economía nacional y a las empresas mexicanas, en tanto concluyen que el problema no es el capitalismo, sino la intromisión del gran capital extranjero, por eso dicen: “… hacen leyes como las del Tratado de Libre Comercio, que pasan a dejar en la miseria a muchos mexicanos, tanto campesinos y pequeños productores, porque son ‘comidos’ por las grandes empresas agroindustriales, tanto como los obreros y pequeños empresarios, porque no pueden competir con las grandes trasnacionales…”. Y si el TLC efectivamente fue construido, en el plano económico y político, para fortalecer a los EUA en la lucha imperialista mundial, no por ello hace que los trabajadores tengan que igualar su condición de oprimido con los capitalistas nacionales que han sido conducidos a la quiebra.
De la misma manera su “gran proyecto radical” sostiene que las empresas en manos del Estado son una forma diferente de propiedad que los trabajadores tendrían que defender, de manera que sin ningún rubor llaman a organizarse para la “… defensa conjunta y coordinada de la soberanía nacional, con oposición intransigente a los intentos de privatización de la energía eléctrica, el petróleo, el agua y los recursos naturales.” De frente a este patrioterismo y los cantos del EZLN alabando a la propiedad estatizada, vale recordar la denuncia que alzó el Grupo de Trabajadores Marxistas [1] [175] contra el discurso venenoso de L. Cárdenas y sus políticas estatizadoras: “...La tarea del proletariado mexicano no es sacrificarse para que la industria petrolera y los ferrocarriles sean lucrativos para los capitalistas... sino conquistarlas, quitarlas a la burguesía por medio de la revolución proletaria...” (Comunismo, 1938). De manera que hoy como ayer llamar a la defensa de las industrias estatales no significa otra cosa sino la defensa del capitalismo.
No sólo lo dicho sobre la defensa que hace el EZLN del marco legal construido por la burguesía para sostener su poder, ilustra el carácter burgués del EZLN, también su critica al “nuevo modelo” económico, añorando las viejas políticas promotoras del “intevencionismo estatal” de corte keynesiano, usadas hasta mediados de los 70: “... el neoliberalismo cambió a la clase política de México, o sea a los políticos, porque los hizo como que son empleados de una tienda, que tienen que hacer todo lo posible por vender todo y bien barato.” Enseguida continuando con su tradición de defensa a la Constitución[2] [176] , agregan: “Ya ven que cambiaron las leyes para quitar el artículo 27 de la Constitución y se pudieran vender las tierras ejidales y comunales... Y también dijeron que van a privatizar, o sea a vender a los extranjeros, las empresas que tenía el Estado para apoyar el bienestar del pueblo. Que porque no funcionan bien... Pero, en lugar de mejorar, los derechos sociales que se conquistaron en la revolución de 1910 son ahora como para dar lástima...”
Las campañas electorales, lo mismo que esa “otra campaña” son terrenos ajenos al proletariado, su proceso de reflexión y el fortalecimiento de su conciencia, exige reconocer que el verdadero terreno de combate está en la defensa de sus condiciones de vida, pero al mismo tiempo debe ubicar a los farsantes que presentándose como amigos complementan el trabajo destructor de la burguesía. En adelante, los comunistas deberán llevar un seguimiento cuidadoso sobre esta campaña del EZLN pues se perfila desde hoy como el catalizador de la reactivación del izquierdismo y el fortalecimiento de la izquierda de la burguesía en general, una necesidad que tiene el capital actualmente frente al desgaste alarmante de su aparato estatal de izquierda ante los ojos de los trabajadores.
Tatlin/14-08-2005
[1] [177]El GTM, grupo de la Izquierda Comunista que estuvo activo en México durante los años 30. Para ver más sobre éste, recomendamos nuestro libro “La Izquierda Comunista de Italia”
[2] [178]Recuérdese que en 1994 el EZLN validaba jurídicamente su alzamiento en un artículo de la misma constitución que la burguesía ha usado para justificar su dominio.
En la edición anterior anunciamos el inicio de la serie para denunciar de manera sistemática la trampa electoral, comenzamos recordando la posición marxista sobre el significado histórico del parlamentarismo y las elecciones en la ascendencia y la decadencia del capitalismo, demostrando que la permanencia de estos instrumentos del capital se debe a su función mistificadora contra el proletariado. En esta ocasión, hacemos un breve recuento de la vida política de la burguesía al menos en los últimos veinte años para hacer un balance de la situación que guardan sus esfuerzos para llevar adelante y sostener su proyecto económico y político que se ha dado, tanto para hacer frente a la creciente agudización de la crisis, como a las necesidades sociales y políticas que le reclama su dictadura sobre la clase obrera.
¿Cuál es el proyecto económico y político de la burguesía?
Desde mediados de los 80, cuando la agudización de la crisis económica cuestionó las estructuras de organización rígidas del capitalismo para enfrentar la agudización de la competencia en el mercado internacional, a la burguesía se le impuso un proyecto para adaptarse a las nuevas condiciones en dos planos:
a) Económico: limitar la propiedad estatal, con la idea de animar el mercado, eliminando sectores productivos poco rentables, pero sobre todo pensando que con ello animarían en crecimiento de la inversión y empuje del proceso de acumulación, esto es lo que llamaron la «modernización» del aparato productivo mediante la introducción de las «reformas de primera generación».
b) Político: transformar el esquema político imperante desde 1929 donde el anacrónico régimen de partido único (PNR-PRM-PRI) se sucedió en el gobierno por décadas y ya no podía sostenerse frente a las exigencias de una renovación profunda del juego electoral que diera nuevos bríos al espantajo de la democracia; en este rubro, se inscribe la «reforma política»1 [179], reforzando con ello el juego de partidos, definiendo una mejor geometría política al crear por primera vez, con el PRD, a un partido fuerte de izquierda, y definiendo a instituciones electorales como el IFE.
El arranque de este proceso podemos ubicarlo durante la administración de Miguel de la Madrid (82-88). En él se asestó un primer golpe al equilibrio dentro del partido estatal (PRI) con la introducción de la llamada corriente neoliberal que en adelante encadenaría varias acciones para desmantelar el antiguo régimen político usufructuario de la estatización generalizada de la economía: modificación del marco jurídico burgués, tenencia de la tierra, privatización de servicios públicos, petroquímica, comunicaciones, financiamiento bancario, inversión energética, legislación laboral y sindical, etc., que por décadas había dado un sostén a la ideología de la «revolución mexicana» de la burocracia priísta; los siguientes equipos, también, promovieron la alternancia de los partidos en el gobierno, primero en los estados (Salinas, 88-94) y luego en la presidencia (Zedillo, 94-2000).
Este proyecto, a grandes rasgos enunciado, provocó una resistencia encarnizada y feroz por parte de la burocracia propietaria gobernante (la cual cínicamente se autodenominaba la «familia revolucionaria») que derivó en una serie de pugnas sangrientas al interior de la burguesía a finales del sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994): asesinatos, atentados, escándalos de corrupción, etc., las cuales casi resultan en la pérdida de control del proyecto, debido a que el gobierno de Salinas representó el esfuerzo más audaz de la fracción modernizadora de la burguesía mexicana (que incluso asestó duros golpes a los cacicazgos regionales, sindicales y a la misma estructura corporativa de masas del PRI).
El sexenio de Zedillo, parecía una especie de tregua entre las fracciones de los llamados «tecnócratas» y los «dinosaurios» aunque en realidad la polarización producida en el PRI expresaba la acumulación de las tensiones sobre todo con relación a la sucesión presidencial del 2000. Sabido es que los llamados «modernizadores» del PRI tuvieron éxito en su estrategia de hacer triunfar a un candidato ajeno a su partido (es memorable el mensaje apurado de Zedillo a media noche reconociendo antes del conteo preliminar el triunfo de Fox).
Un sexenio de ajustes
El sexenio de Fox ha visto recrudecer las pugnas interburguesas a niveles que recuerdan las tensiones de hace diez años. Aunque con el «espectacular» cambio de partido en el gobierno federal la burguesía logra oxigenar sus instituciones de dominación y relanzar la campaña democrática, los resultados han sido menores al nivel de lograr la cohesión y disciplina de las diferentes fracciones de la clase dominante. Desde el 2000 hemos notado una agudización de los enfrentamitos, revelando claramente la dinámica que impone el proceso de descomposición del capitalismo. El enfrentamiento se da no solo entre los diferentes partidos políticos sino también al interior de los mismos, y se ha visto integrarse de forma decidida en esta confrontación a sectores de de la misma iglesia, del ejército y, por supuesto, de las mafias del narcotráfico, que dicho sea de paso, se revelan de forma abierta como prolongación directa de los grupos de poder existentes en el interior del Estado.
Estas pugnas interburguesas expresan las resistencias a la cesión de concesiones, impidiendo el avance de una cohesión de la burguesía alrededor del Estado. La burguesía ha visto con preocupación el estancamiento en que se han quedado las acciones económicas y políticas que se suponía iban a ser impuestos por este equipo de gobierno, debido a las divisiones entre las diferentes fracciones que han estado anteponiendo sus conveniencias de grupo a los intereses generales de su clase, ejemplo de ello es la realización de las llamadas reformas estructurales de segunda generación las cuales han sido recurrentemente obstaculizadas sobre todo por la vieja estructura del PRI.
El eje central que cruza este entramado de pugnas es el enfrentamiento entre los «dinosaurios» denominados ahora «nacionalistas» y los «tecnócratas neoliberales» a quienes los enfrenta la sórdida puja por el poder estatal que siempre es sinónimo de beneficios económicos y políticos. Esta ciega e irracional lucha por imponerse políticamente impide que las fracciones logren un acuerdo armonioso para avanzar, como un espejo roto en mil pedazos, cada grupo o capitalista por separado, reflejan un fragmento de apreciación de la situación.
Los últimos acontecimientos (escándalos mediáticos) tienen una relación y están en continuidad con los habidos casi desde el inicio del sexenio de Fox pues la intención era continuar con el golpeteo directo contra el PRI: el escándalo del «Pemexgate» puso al descubierto la forma facciosa de operar del partido de estado con relación a su corporativismo sindical y el manejo patrimonialista de las empresas estatales; la respuesta habida estuvo a la altura del golpe y la contraofensiva del PRI en la forma del escándalo de los «Amigos de Fox» logró emparejar los marcadores. Luego, en la primera mitad del sexenio el PRI tuvo serios reveses en el reparto de gobiernos en municipios y estados, sin embargo, desde el 2003 su recuperación ha sido espectacular no sólo en las elecciones de gobernador sino municipales, diputaciones, senadurías; lo cual planteó a la burguesía una preocupación mayúscula pues su reanimación perfilaba una tendencia muy positiva con vistas a las federales del 2006, y de remate las últimas elecciones de gobernadores en algunos estados como el de México y Nayarit demostraron la maquinaria perfeccionada y lista para lograr a toda costa el triunfo en el 2006.
Los golpes por debajo de la mesa no han cesado, en asunto del desafuero de López Obrador, estuvo comandado por el núcleo duro del PRI y el mismo Fox... Hace apenas unos cuantos meses se produjo un impactó mediático con las declaraciones de la cacique sindical del SNTE, Elba Esther Gordillo, quien reveló en un noticiero de TV que las reformas que permiten cobrar el IVA a medicinas y alimentos se negociaron en la casa de Carlos Salinas con la asistencia Roberto Madrazo. En el mismo tono se encuentra la eliminación en la carrera presidencial de Arturo Montiel. De igual forma a través de la TV se ventila las acciones de corrupción y enriquecimiento de tan «prestigiado» priísta...
Este recuento nos revela que la burguesía no ha podido decidir en orden y en cohesión, quién será su representante, sin embargo se esfuerza por definir un perfil del programa político y económico al que debe de ajustarse la fracción que logre imponerse, en ese nivel se encuentra el llamado «acuerdo de Chapultepec».
¿Cuál es la situación actual?
A nueve meses de las elecciones federales y vista sobre la mesa las estrategias del juego, las tensiones y los ajustes de cuentas se agravarán sobre manera; en realidad, los trabajadores no tienen ninguna opción en este circo, son los grupos de la clase dominante los que están tratando, mediante este mecanismo de imponer su decisión. Usarán todo tipo de recursos y en particular los medios de comunicación (escritos y electrónicos) para orientar e inducir los votos de los ciudadanos para asegurar el resultado deseado. Sin embargo, aún cuando es evidente que las elecciones son medios controlados por la burguesía, la descomposición social generalizada que provoca una tendencia creciente a la pérdida de control y al cada quien a lo suyo, al interno de la clase dominante, impide que se lleve en una forma «armónica», por el contrario la atomización de las facciones, empuja a una mayor agudización de la pugna.
Dentro de este panorama caótico, parece asomarse la intención de desplazar y neutralizar a aquellas fracciones más anquilosadas e incapaces de asumir la modernización y democratización de su aparato económico y político. No nos toca a nosotros adivinar qué facción se impondrá, sino marcar tendencias generales que permitan a la clase obrera orientarse para descubrir las trampas que cada fracción de la burguesía le pone. Lo que es importante remarcar, es que los trabajadores no tienen ningún interés en apoyar a tal o cual fracción de los capitalistas pues sus objetivos les son completamente ajenos.
En los artículos que siguen, trataremos la situación de cada uno de los partidos más importantes, la estrategia general en el país, la estrategia de la burguesía al nivel internacional y latinoamericano, para hacer un seguimiento sistemático de esta mistificación electoral y parlamentaria que, representa para la burguesía, más que nunca, una necesidad vital dado el desgaste de sus instituciones y políticos profesionales, lo cual le exige una renovación de su juego político, so pena de ver mermada la capacidad de su entramado estatal de dominación capitalista.
RR/Octubre del 2005
Notas:
1 [180]Como se ve, este plan tiene muchas semejanzas con los procesos de transformación económica y política en la ex URSS, identificados con los nombres de «perestroika» al nivel económico y «glasnot» en el terreno político.
Los ejemplos se repiten y no hacen más que confirmar la verdadera causa de las catástrofes sociales que se multiplican en todo el mundo: el terremoto de Bam que mató a decenas de miles en Irán hace dos años, el de Pakistán que produjo más de 40 mil muertos, el Tsunami que dejó cientos de miles de cadáveres en la región del Océano Indico el diciembre pasado, recientemente el huracán Katrina que en Nueva Orleáns, Mississippi y Alabama produjo una masa de flotantes y de personas abandonadas a su suerte en el país más rico del mundo, los huracanes Stan y Wilma que han arrasado literalmente con decenas de comunidades en las costas de México y Centroamérica, todos son ellos desastres naturales convertidos en desastres sociales por el capitalismo.
Si analizáramos de manera aislada, por ejemplo, los daños causados por el huracán Stan, podríamos decir que fue una desgracia causada por la naturaleza, como quieren hacernos creer los medios de información burgueses. Los miles de muertos contados en las costas de México, Guatemala, Haití, etc., la destrucción de comunidades completas, dejando a miles de familias sólo con la ropa sucia y húmeda que llevan puesta y a los trabajadores sin posibilidad de reintegrarse a sus viejos empleos, por haber quedado destruidos, no podría achacarse más que a la mala suerte de la gente que le tocó recibir la fuerza del viento y del agua ante las cuales no se puede hacer nada. Sin embargo, este es un análisis superficial, un análisis de aquellos que se conforman aceptando las palabras de quienes ocultan la responsabilidad de este sistema social del cual son voluntaria, o involuntariamente fieles servidores. Ocultan que la miseria a la que es condenada la mayoría de la población ha obligado a gran parte de ésta a asentarse en regiones con alto riesgo de inundaciones, deslaves y hundimientos. Ocultan que la pobreza de esta gente, las obliga a vivir en casuchas que no les ofrecen la mínima protección ante las inclemencias del tiempo. Ocultan que la supuesta ayuda humanitaria sólo ha servido a políticos e instituciones para hacerse propaganda, dejando a la mayoría de las víctimas en total abandono1 [181]. Oculta que la mayoría de los recursos han sido empleados para salvaguardar la vida y las partencias de los burgueses. Ocultan que el paso del huracán Stan es sólo un ejemplo de cómo el capitalismo es el verdadero responsable de las destrucciones que se repiten cada vez con mayor frecuencia y la prueba más palpable de ello es lo ocurrido hace sólo dos meses en Nueva Orleáns.
Desastre en EUA: no es el subdesarrollo el responsable
Cuando el tsunami afectó al continente asiático en diciembre, la burguesía de los países desarrollados echó la culpa de la catástrofe a la incompetencia política de los países pobres por negarse a tomar en cuenta las señales de alarma. La tragedia en Nueva Orleáns y sus alrededores, no se produjo en ningún rincón del tercer mundo azotado por la miseria, sino en el corazón de la primera potencia capitalista mundial, lo que desmiente el discurso sobre el subdesarrollo o la pobreza como causa de este tipo de desgracias. Las escenas de pesadilla que se desarrollaron en EUA, la más rica y poderosa nación de la tierra, aclaran, más que nunca que es el actual orden social, a pesar de todos sus recursos tecnológicos y materiales, lo que está llevando a la humanidad a la destrucción.
El huracán Katrina mostró lo que siempre ha sido verdad, que el contraste no es entre países ricos y pobres, sino entre gente rica y pobre, la clase social contó para la sobrevivencia. Cuando se ordenó la evacuación en Nueva Orleáns, cada familia quedó a su suerte. Quienes pudieron costearse la encarecida salida2 [182], salieron para resguardarse. Pero la mayoría de los pobres, los ancianos, los enfermos, quedaron a merced del huracán, incapaces de escapar. El Superdome y el Centro de convenciones que fueron abiertos como refugios frente a la tormenta, fueron realmente campos de concentración, pues las autoridades no proveyeron ningún tipo de servicio, agua, alimentos, ni asistencia. Cuando miles de personas, la mayoría de raza negra, ocuparon estas instalaciones, fueron abandonados a su suerte. Para los ricos que se quedaron la situación fue totalmente distinta. Los turistas y los VIPS que se alojaban en hoteles de cinco estrellas adyacentes al Superdome nadaban en la abundancia y estaban protegidos por oficiales de policía armados, que mantenían a la «chusma» del Superdome a raya. Desde luego estos personajes tuvieron preferencia durante el rescate, mientras que muchos de los evacuados de los refugios fueron abandonados en la carretera, bajo el sol ardiente, donde algunos murieron.
Las fuerzas de represión llegaron antes que las fuerzas de ayuda. En vez de organizar la distribución de agua y alimentos guardados en los depósitos y almacenes de la ciudad, la policía se empleó a fondo contra la gente pobre que empezó a asaltarlos para distribuir productos de primera necesidad como una tentativa para sobrevivir bajo las condiciones más inhumanas3 [183]. Repentinamente, las víctimas fueron culpadas de su propia desgracia y la clase dominante tuvo el pretexto para enviar armas, vehículos blindados y guardianes en lugar de agua y alimentos.
La culpa es del capitalismo
La incapacidad del capitalismo para evitar y responder a este tipo de catástrofes, demuestra que la clase capitalista no merece seguir gobernando, que su modo de producción se hunde en un proceso de descomposición social, de pudrimiento desde la raíz, y que sólo ofrece a la humanidad un futuro de muerte y destrucción. El caos que ha consumido países enteros uno tras otro en África y en Asia es una muestra del futuro que el capitalismo reserva incluso a los países industrializados, y hoy Nueva Orleáns proporciona un fugaz anticipo de ese futuro desolador.
Como siempre, la burguesía se da prisa en plantear todo tipo de excusa para sus crímenes y fracasos. «Hacemos todo lo que podemos» se está convirtiendo en la canción de moda de la burguesía. Hacen «todo lo que pueden» para terminar la guerra, para mejorar la economía, para acabar con la criminalidad, para terminar con las drogas, etc., etc,... «No se puede hacer más»; ¡Mienten! En realidad siguen la política que han decidido conscientemente y que claramente tiene consecuencias desastrosas para la sociedad.
El huracán Katrina ha sido producto de la naturaleza, pero la escala del desastre natural y social no era inevitable. Se mire como se mire, ha sido el capitalismo, y el Estado que lo representan, quien ha permitido la catástrofe. La nocividad creciente de los desastres naturales que hoy vivimos en todo el mundo es consecuencia de políticas temerarias del capitalismo en busca incesante de ganancias; sea por «ahorrarse» la tecnología disponible para alertar a la población amenazada, o por arrasar los bosques en los países del tercer mundo lo que exacerba el potencial devastador de la contaminación de la atmósfera produciendo incrementos en la temperatura de los océanos y con ello el desarrollo de depresiones tropicales, mareas, tormentas y huracanes que hemos visto los últimos años. 4 [184]
Los izquierdistas citaron las mentiras de Bush y la industria energética y su oposición al protocolo de Kyoto como responsables del desastre del Katrina, como si la burguesía de los países que están a favor de dichos protocolos estuviera de verdad interesada en someter la producción capitalista a la preservación de la naturaleza.
La situación geográfica de Nueva Orleáns tampoco fue la culpable. Desde 1927, el cuerpo de ingenieros del ejército de EUA desarrolló un sistema de diques en Nueva Orleáns para prevenir las inundaciones anuales del río Mississipi, lo que permitió el florecimiento de la industria, la agricultura y la ciudad pero con ello impedían también que las aguas fluviales llevaran el sedimento de los pantanos y las marjales del delta del Mississipi río abajo, hasta el Golfo de México. Debido a esto, las zonas pantanosas que proporcionaban una protección natural a Nueva Orleáns, quedaron peligrosamente erosionadas, y la ciudad fue más vulnerable a las inundaciones marítimas. Esto no fue algo «natural» sino producto de la acción humana.
Tampoco fue la fuerza de la naturaleza quien mermó los efectivos de la guardia nacional de Lousiana. Un gran contingente de ésta había sido movilizado para la guerra de Irak, dejando sólo 250 Guardias Nacionales disponibles para apoyar los esfuerzos de rescate de los departamentos de policía y bomberos los tres primeros días tras la rotura de los diques. Un porcentaje aún mayor de la guardia del Mississipi había sido desplegado igualmente en Irak.
El argumento de que este desastre no podía preverse es igualmente un sinsentido. En 1998 una propuesta llamada Coast 2050 proponía reforzar y rediseñar los diques construyendo un sistema de compuertas, y excavar nuevos canales que aportaran agua con sedimentos fluviales para restaurar la protección que suponen las zonas pantanosas del delta. El coste de este proyecto era de 14 billones de dólares que tendrían que invertirse en un periodo de 10 años. Washington sin embargo no lo aprobó. El año pasado, el ejército pidió 105 millones de dólares para programas contra huracanes e inundaciones en Nueva Orleáns, pero el gobierno sólo aprobó 42 millones.
Otra refutación de la excusa de que «nadie podía haberlo previsto» es que la víspera de la llegada del huracán, el director de la FEMA (Administración Federal para las emergencias) Michel D. Brown, alardeaba en entrevistas en televisión, de que había dado órdenes para la puesta en marcha de un plan de emergencia en caso de que se produjese el peor de los escenarios en Nueva Orleáns.
Sólo la clase obrera puede ofrecer una alternativa
El sufrimiento en la costa del Golfo ha conmovido a millones de trabajadores, que al mismo tiempo se sienten furiosos por la falta de sensibilidad de la respuesta oficial al desastre. Especialmente en las filas de la clase obrera hay un sentimiento de genuina solidaridad humana hacia las víctimas de esta calamidad. Mientras que la burguesía parcela su compasión, dependiendo de criterios económicos, entre ricos y pobres, para la mayoría de trabajadores americanos no existen distinciones. Ha sido la clase obrera y los desposeídos quienes se han solidarizado con los que sufrían, por encima de su propia seguridad. Aunque la burguesía emplea a menudo la carta del racismo para dividir y oponer a los obreros negros y blancos, el sufrimiento de los pobres en Nueva Orleáns repugna a toda la clase obrera. EUA a pesar de ser una superpotencia, está, como todo el mundo, en crisis y gobierna un «orden mundial» que se hunde en el caos. Esta situación refleja un modo de producción cuya continuación amenaza la sobrevivencia de la especia humana. La guerra, el hambre y los desastres «naturales» son el futuro que nos reserva el capitalismo. La esperanza para el futuro de la humanidad, es que la clase obrera desarrolle la conciencia y la comprensión de la verdadera naturaleza de la sociedad de clases, y asuma su responsabilidad histórica de acabar con este anacronismo, de reemplazarlo por una sociedad en la que la genuina solidaridad humana, y la satisfacción de las necesidades humanas sean el principio rector.
CCI / octubre de 2005.
Notas:
1 [185]La ayuda calculada, corresponde a menos de medio kilogramo por habitante afectado, es decir, aproximadamente una comida en una semana.
2 [186]El precio de la gasolina y de los boletos de camión y tren aumentaron haciendo honor a la ley de la oferta y la demanda capitalista.
3 [187]A pesar de que los medios de información se enfocan en denunciar los saqueos de otro tipo de artículos que principalmente el lumpen lleva a cabo, aprovechando la situación.
4 [188]Cuando Katrina llegó a Florida, era sólo un huracán de fuerza 1, pero planeó una semana sobre las aguas del Golfo de México, a casi 50º C y se elevó a la categoría de fuerza 5, con vientos de 270 kilómetros por hora antes de alcanzar la costa del Golfo.
Hoy como nunca la acción coordinada del gobierno, patronal y sindicato en contra de los trabajadores se pone en clara evidencia. La burguesía usó toda una combinación de instrumentos para cubrir todos los flancos sociales y hacer pasar de la mejor manera las medidas de afectación salarial y jubilación.
Primero, se preparó una ensordecedora campaña en prensa, radio y TV, sobre los “privilegios” que gozan los trabajadores del IMSS, haciéndolos ver hacia el resto de los trabajadores como sus enemigos por ser los causantes de la degradación de la economía nacional, dado que generan, según ellos una gran “carga fiscal”. Enseguida se prepara una propuesta “dura” por parte del gobierno para atemorizar a los trabajadores, y poder conducir a una parte a la desmoralización, y a otros (la mayoría) hacer arder su coraje, y así poder poner en práctica su tercer fuerza: la acción del sindicato. La presencia del sindicato era vital para hacer pasar las medidas, pero no sólo de la acción del sindicato oficial, sino también del sector radical, ambos reparten su trabajo de sabotaje y confusión. Mientras la estructura oficial, coordinada por el diputado del PRI: Galina, empujaba a limitar las demandas y ser más conciliador, la estructura sindical radical, hace el teatro de ser una fuerza representativa del coraje de los trabajadores, proponiendo la huelga y acciones de provocación como el cierre de calles.
Esta distribución de tareas al interno del sindicato le permite hacer pasar las medidas de afectación al salario directo y las condiciones de jubilación, pero lo presenta como un logro del sindicato y en particular de la presión de los sectores radicales del sindicato.
Una gran mascarada fue preparada por el sindicato para hacer pasar las medidas y marcar además el parámetro para la continuación del ataque hacia otros sectores de trabajadores (ya se anuncia el seguimiento del mismo esquema de afectación a las pensiones y jubilaciones en el ISSSTE y las Universidades).
Es cierto que pese a la trampa extendida por el sindicato el coraje y descontento de los trabajadores queda en cierto nivel, no obstante para esterilizar y usar esa fuerza el sindicato anuncia ya la necesidad de democratizarse. Así Laura Narváez, dirigente sindical afirma: “... urge una ‘reforma democrática’ para que ‘otra vez la gente retome la confianza que perdió en sus representantes’...” (La Jornada, 17-10-05, el subrayado es nuestro).
De esta derrota que ha encabezado el sindicato, los trabajadores deben sacar la lección, los sindicatos, oficiales o democráticos, “charros” o radicales, son enemigos de los trabajadores, son instrumentos del capital infiltrados en las filas de los trabajadores, por ello para poder llevar un verdadero combate en la defensa de las condiciones de vida, y que representen verdaderas preparaciones de los combates futuros, la clase trabajadora necesita tomar en sus manos la lucha, llevando el combate por encima y en contra del sindicato.
Tatlin, 17-10-05
La desgastada campaña de la burguesía sobre la «muerte del comunismo», lanzada luego del derrumbe del bloque estalinista, busca ser reanimada a partir de la insistencia de la formación de la «nueva izquierda». En este «nuevo esquema» se destacan como sus mejores representantes personajes como Negri, Saramago, Holloway, el guerrillero Marcos y el conjunto del «movimiento altermundista». Esta «nueva izquierda» pretende ser la expresión crítica y renovada de lo que consideran los «viejos principios del marxismo», no obstante, lo mismo que el estalinismo, el maoísmo, trotskismo y demás engendros ideológicos, sigue siendo una estructura dominada (e incluso creada) por la misma burguesía, por eso es que a través de un enredo ideológico busca golpear la conciencia de los trabajadores y someterlos en una dinámica interclasista, que desgaste y esterilice el descontento y coraje de clase, conduciéndolos a un callejón donde la única salida que ofrece es la justificación de la existencia del capitalismo.
Izquierda e izquierdismo armas de la burguesía contra la clase obrera
El la última década el EZLN se ha destacado como ejemplo de la «nueva izquierda», y para atrapar atención de los trabajadores ha recurrido a la apertura de un pretendido debate para definir lo que en los «tiempos modernos» es la izquierda. Así el EZLN y el resto de grupos que lo siguen fielmente, en su afán por desmarcarse del PRD, integrarán un «movimiento nacional de lucha de izquierda». Este movimiento, que resume ya su ideario en la «6ª declaración», no va más allá que hacer la defensa del capital nacional, de la democracia y las instituciones burguesas (como lo es la Constitución). Todo lo que plantea no son sino aspectos que ya hemos visto desatacar por el conjunto de grupúsculos que a lo largo del tiempo se han encargado de sabotear el proceso de reflexión de la clase trabajadora. El mismo argumento del EZLN sobre la defensa de la soberanía y las riquezas, es un argumento reciclado de los discursos lanzados durante los 60 y 70 lo mismo por los grupos estalinistas que los trotskistas; por ejemplo la consigna de nacionalización de la industria químico farmacéutica, la defendía lo mismo los estalinistas de «Punto Critico» (hoy fundido en el PRD) que los trotskistas del PRT. De forma que la defensa de la soberanía, de las empresas estatales y la lucha contra la globalización que el EZLN hoy proclama es el mismo discurso que levantaba el viejo estalinismo, es el mismo estribillo sólo que lo hace novedoso al presentarlo con un lenguaje radicaloide y sentimental. Pero aunque es el EZLN el que más ruido ha hecho respecto a la «nueva izquierda» al involucrar en su lenguaje «novedosas» creaciones «teóricas» de la misma burguesía (como el de la globalización), no es el único representante. En el mismo sentido se mueve el movimiento altermundista y sus «teóricos» que toman esas nuevas interpretaciones para justificar la existencia del capitalismo y la posibilidad de que este mejore, ensanchando así la visión mistificada sobre el mundo, pretendiendo con esto que los trabajadores extravíen el objetivo central de su descontento.
Es característico del movimiento anti globalización al mostrarse como ejemplo de la «nueva izquierda», insistir en su forma no organizada, existente casi de forma virtual, y con una actuación «incluyente» y alejado de «dogmas», lo que es fácil traducir como una proclama interclasista desesperada, que con su pretendida «apertura mental» termina defendiendo la posibilidad de una renovación del capitalismo. Baste citar para ejemplificar a Emir Sader, un conocido «intelectual» altermundista de Brasil, que define así lo que es ser de izquierda: «Definirse de izquierda -un gobierno, un partido, una persona- hoy significa luchar contra la hegemonía del capital financiero sobre la economía... Es luchar por el triunfo del mercado de la producción y del trabajo sobre el mundo de la especulación.» (La Jornada 18-06-03).
Podemos ver que la burguesía requiere para asegurar su dominio presentar no sólo una imagen dura y descarada que se aferre en la defensa del capitalismo, como lo hacen sus partidos (y gobiernos) de derecha, sino además requiere de un aparato de izquierda que de forma sutil e hipócrita se infiltre en el terreno de lucha de los trabajadores para sabotear y apuntalar el poder del capital. En ese sentido es que podemos afirmar que existe una izquierda del capital, que vive incrustada en el aparato de Estado (con curúles e incluso gobiernos), aunque hay otra parte de grupos y partidos más radicales, que no están directamente integrados a las instituciones de gobierno (e incluso pueden presentarse como críticos de los partidos involucrados en el poder) y sin embargo no son expresiones del esfuerzo y la conciencia de los trabajadores. Esa izquierda radical o izquierdistas también se integran al sistema, no de forma directa pero si orgánicamente, defendiendo en su práctica y discurso al sistema, por ejemplo llamando a defender a la propiedad estatal o a gobiernos a los que consideran progresista y que incluso los llaman socialistas.
Por ello es que podemos afirmar que la pretendida «nueva izquierda» (lo mismo que la izquierda y el izquierdismo) no deja de ser una estructura del capital. Por más que el EZLN critique al PRD, y marquen diferencias de forma, la esencia de ambos grupos es la misma, ambos, en su práctica y su discurso se empecinan en defender al sistema de explotación. Por más que el EZLN «critique» las elecciones próximas, no deja de ser una estructura ajena a los intereses de los trabajadores, así -mismo, el altermundismo, y su pregón de que otro mundo es posible encierra en verdad la esperanza que ese otro mundo sea el capitalismo «mejorado», «con rostro humano».
La Izquierda Comunista, verdaderos continuadores de la tradición marxista
Si la necesidad de la burguesía es crear su propia estructura, definiendo sus partidos de derecha y de izquierda, no se puede suponer que la clase trabajadora no es capaz de crear sus propios organismos de combate, los cuales han sido y son verdaderos esfuerzos de la clase para sistematizar su experiencia, construir su programa y dirigir sus combates. Mientras la «nueva izquierda» pretende mostrar su fuerza desechando al marxismo o combinándolo con las teorías sociológicas y económicas que la burguesía ha «descubierto» en los últimos años, la realidad viene a poner al descubierto la fuerza del marxismo, por eso la Izquierda Comunista, no duda en su defensa e insiste en mantener su tradición.
Cuando hablamos de la defensa de la tradición teórica del marxismo, no es una añoranza nostálgica o un aferramiento dogmático, es recobrar la experiencia histórica de la clase obrera, y sintetizar las enseñanzas que sus combates han dejado. Esta sistematización de la experiencia es lo que permite definir un marco de análisis para poder comprender cuando una propuesta, por más radical que se dibuje, se encuentra dentro o fuera de un terreno de clase. Intentando hacer un resumen apretado, delinearemos algunos elementos puntuales que definen los principios proletarios y que marcan la diferencia con el proyecto que defiende el aparato de izquierda del capital:
- Por el lugar que ocupan en el sistema productivo, el proletariado es la única clase con capacidad de transformar radicalmente al capitalismo.
Los regímenes estalinistas, tanto del pasado (como la URSS), o actuales (como Cuba) no son expresiones del comunismo.
- En el actual período de decadencia que vive el capitalismo, no existen ninguna fracción progresista en la burguesía, por tanto el proletariado no puede aceptar por ningún motivo algún tipo de alianza con alguna de ellas.
- El combate de la clase obrera es opuesto a todo tipo de propiedad, por ello los trabajadores no reivindican a la propiedad estatal, ni a la propiedad unida a formas de producción del pasado.
- La revolución proletaria no puede tomar forma sino a través de la revolución mundial, por ello la bandera del internacionalismo proletario es un principio fundamental, y es por tanto diametralmente opuesto al nacionalismo en cualquiera de sus expresiones.
- Los procesos electorales, y las instancias parlamentarias no son mecanismos que los trabajadores puedan usar en su lucha.
- Los sindicatos aún cuando en el siglo XIX fueron creaciones de los trabajadores para organizar sus luchas, desde inicios del siglo XX éstos se transformaron en instrumentos del capital.
- El militarismo y el terrorismo no son métodos de combate del proletariado, por el contrario, son opuestos a su práctica, en tanto su verdadera fuerza se encuentra en su conciencia, su organización y su actuación masiva.
- El marxismo no se desarrolla a partir de elucubraciones individuales de «iluminados» o «genios solitarios» sino a través de colectividades organizadas.
Estos elementos que sintetizan las enseñanzas de los combates pasados de la clase obrera, la «nueva izquierda» se empecina en presentarlos como antiguallas inútiles, con el fin de que extender la confusión y esconder a toda costa a los ojos de los trabajadores la necesidad y posibilidad que existe de la destrucción del capitalismo.
Tatlin, Octubre/2005
En su último periplo que lo llevó por varios países (Brasil, Uruguay, Argentina, India, Qatar y Francia), el presidente Chávez no sólo hizo derroche de antinorteamericanismo, sino que pregonó ante los auditorios previamente montados para su visita, que no se podía superar la pobreza del Tercer Mundo bajo el sistema capitalista de libre empresa, que para lograrlo habría que inventar el «socialismo del siglo XXI».
Este invento no tiene nada de nuevo representa una adaptación del capitalismo de Estado a unas condiciones de mayor agudeza de la crisis y sobre todo de mayores niveles de descomposición del orden capitalista. Esta situación requiere de una readaptación de las políticas económicas, así como de toda la parafernalia ideológica que necesita desarrollar cada burguesía nacional, para confundir e intentar someter al proletariado. A cada burguesía nacional, con mas énfasis en los países de la periferia, no le queda otro camino que redistribuir la miseria, tal como lo pretende este «neo-socialismo» propuesto por Chávez.
El «proyecto» chavista: un proyecto netamente burgués
El proyecto chavista tiene su génesis en el movimiento cívico-militar-bolivariano desarrollado por los ideólogos de la lucha guerrillera de los años 60 que rompieron con el Partido Comunista de Venezuela, y que es retomado en los años 80 por el Movimiento Bolivariano Revolucionario-200; es un proyecto que tiene como objetivo el desarrollo de una «burguesía nacionalista», diametralmente opuesta a la burguesía «oligárquica» que emergió después de la derrota de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez en 1958. Este movimiento toma influencia de la ideología estalinista, pero tropicalizada con la ideología bolivariana, pugnando por la estatización de la economía.
El vertiginoso ascenso de Chávez, se debe fundamentalmente al alto grado de descomposición que presenta la burguesía venezolana, expresión de la descomposición del sistema capitalista en su conjunto. Los sectores de la burguesía que gobernaron durante las últimas décadas del siglo pasado, enquistados en el poder, amparados en un ambiente de impunidad y corrupción; perdieron la capacidad de crear expectativas hacia los sectores mas empobrecidos, mas bien restringieron progresivamente los planes sociales que le permitieron mantener la «paz social»; situación que incrementó los niveles de pauperización, mientras que a la par se implantaban draconianas medidas de austeridad a través de los planes para enfrentar la crisis económica.
La incapacidad de reacción de estos sectores de la burguesía en el poder quedó al desnudo con las revueltas del hambre de 1989, cuando fueron saqueados y quemados miles de comercios, principalmente en Caracas, dejando un saldo no oficial de más de 10 mil muertos. A pesar de esta desesperación que dieron los sectores depauperados, la burguesía nacional fue incapaz de introducir un mínimo de cambios en sus estructuras de poder para que le permitieran contener el malestar social.
Este contexto preparó el terreno para que se diera el primer paso para la concreción del proyecto chavista: el intento de golpe de Estado de 1992, que aunque fracasó permitió catapultar la figura de Chávez. Después de salir en libertad en 1994, se lanza a la arena electoral, con un discurso demoledor contra las facciones de la burguesía hasta entonces en el poder. Basado en su carisma, fue adaptando el proyecto de la «revolución bolivariana» de los años 60 a los nuevos tiempos de desaparición de los dos grandes bloques imperialistas; arrastrando tras de sí a millones de pobres, al sembrarles la ilusión de que de llegar al poder se superaría su situación de pobreza.
Después del arrollador triunfo de Chávez en las elecciones de 1998, se inicia un proceso que domina el escenario político hasta nuestros días, donde se confrontan dos facciones del capital nacional: la «vieja» burguesía, representada a través de los partidos tradicionales (AD, COPEI, algunos sectores del MAS, etc.); contra la «nueva burguesía», representada por partidos y grupos de izquierda, izquierdistas, militares, etc., excluidos de los factores de poder que habían dominado durante el último medio siglo. En este sentido, cuando el chavismo y sus consortes dicen que el gobierno bolivariano es el gobierno de «los excluidos», no se refieren a la masa de pobres que habitan el país, sino a esos sectores de la burguesía y la pequeña burguesía otrora marginados de las esferas de poder.
Tal como lo hicieron adecos y copeyanos en el pasado, el chavismo arremete contra los trabajadores y contra esa misma masa de pobres que dicen defender, masificando la miseria a través de las llamadas misiones1 [190].
El chavismo: un movimiento nacido descompuesto
Sería un error ver el ascenso del chavismo como un producto «made in Venezuela». El «fenómeno» chavista, es el resultado de las propias contradicciones del sistema capitalista. Por una parte, de la crisis que sacude al capitalismo a nivel mundial desde finales de los años 60, que requiere de cada burguesía nacional un ataque permanente a las condiciones de vida de las masas trabajadoras, y de la población en su conjunto. Pero principalmente, es resultado del período de descomposición que vive el capitalismo desde hace dos décadas, cuya mayor expresión ha sido la desaparición del sistema de bloques que imperó hasta el derrumbe del exbloque «socialista» en 1989.
En el caso particular de Venezuela, el surgimiento del chavismo expresa de manera caricatural la descomposición de la burguesía nacional, ya que su conflicto de intereses creó las condiciones para que surgiera un gobierno liderado por sectores de la pequeña burguesía izquierdista; con claras intenciones de mantenerse en el poder a toda costa. El sector chavista de la burguesía intenta diferenciarse del basamento ideológico democrático de la «vieja oligarquía», adaptando parte del acerbo burgués de la izquierda del
capital venezolano y del izquierdismo a los nuevos tiempos2 [191]:
-al bolivarianismo retomado de la guerrilla izquierdista de los años 60 junto con el pensamiento zamorano y robinsoniano3 [192], se unen el indigenismo y la negritud, para plantear una vuelta al pasado, con una carga de misticismo y religión, que le dan una connotación fundamentalista a la ideología bolivariana. De esta manera, se expresa el carácter ahistórico e irracional de la ideología chavista, que pretende ir hacia adelante pero viendo hacia el pasado, con planteamientos aun más atrasados que los de la burguesía en el siglo XIX cuando ésta aun era una clase revolucionaria.
-a la democracia representativa en la que se sustentaban los viejos partidos, el chavismo opone la democracia «participativa y protagónica», en la que estaría el fundamento del «socialismo» chavista. Esta le permitió al chavismo movilizar a la población para adaptar jurídicamente el modelo democrático-burgués para controlar las instituciones del Estado mediante la aprobación de una nueva constitución. Pero lo «innovador» de este modelo burgués es que permite darle sustentación a la «nueva burguesía» chavista mediante dos vías:
- en lo económico, mediante el llamado «desarrollo endógeno», basado en el cooperativismo, la cogestión y la autogestión,
- en lo político y social, con la asignación de recursos del Estado a través de organizaciones como los Círculos Bolivarianos, misiones, milicias, etc., le permite al chavismo un control político y social de los sectores mas empobrecidos, que son la mayoría de la población (en esto el chavismo no se diferencia de los regímenes estalinistas o fascistas). Pero sobre todo esta asignación de recursos a través de las misiones, le permiten al chavismo repartir las migajas que le dan sustento a toda la ideología de «redistribución de la riqueza» y el «igualitarismo» de la izquierda; lo que según el chavismo y el conjunto de la izquierda abriría el camino al «socialismo del siglo XXI».
Pero este «socialismo», antes que «redistribuir la riqueza», distribuye la miseria, «iguala» a la sociedad pero en la precariedad. Mediante las misiones, «flexibiliza» las condiciones de trabajo y en las cooperativas los trabajadores reciben salarios de hambre (menores que el salario mínimo) sin ningún tipo de cobertura social; por otra parte, por cada área de servicio o producción que se cubre a través de las misiones, se desmejoran las condiciones salariales y sociales de los trabajadores formales que hasta ahora laboran en esas áreas, ya que son violadas las contrataciones colectivas y son chantajeados con el despido, de no acogerse a las condiciones impuestas por el Estado; por último, debido a que las misiones cumplen principalmente una función política de control social, se desmejora la calidad de los servicios públicos prestados, ya que no son la prioridad real. En la medida que crezca la cobertura social de las misiones, en esa misma medida se extenderá la precariedad al conjunto de la clase trabajadora y al conjunto de la sociedad. Por otra parte, el cooperativismo, la cogestión y la autogestión, formas organizativas de producción de bienes o servicios a las que la izquierda y los izquierdistas asignan de manera mágica un carácter «anticapitalista», de ninguna manera eliminan la explotación de los trabajadores por el capital, sea éste de origen privado o estatal: por una parte, no se eliminan las relaciones de jerarquía y explotación propias de toda forma de organización de producción capitalista; por la otra, los bienes y servicios producidos por los trabajadores, deberán someterse tarde o temprano a las leyes del marcado.
La burguesía, aquí y en todas partes, no tiene otra opción que manipular la pobreza; y el chavismo ha resultado ser un maestro en esta materia. Por ello, estas ideologías intentan ser impuestas a sangre y fuego por el chavismo en el conjunto de la sociedad, en un ambiente de represión, persecución, chantaje y ataque despiadado a las condiciones de vida de los trabajadores, a través del desempleo, de salarios de hambre, cargas impositivas; de crecimiento de la pauperización, que se expresa en un crecimiento de la indigencia, la desnutrición, la criminalidad y la prostitución infantil y juvenil; mientras los nuevos ricos chavistas se reparten el botín de los ingresos del Estado, a través de asignaciones financieras y de sueldos decenas de veces mayores a los de un trabajador, promoviendo y permitiendo niveles de corrupción tales, que los corruptos de los gobiernos anteriores quedan como niños de pecho.
En este sentido, el chavismo no sólo es un producto de la descomposición de la burguesía venezolana, sino que es un factor acelerador de la descomposición de la clase burguesa y de la sociedad venezolana en su conjunto. ¿Y quien puede llamar a esta putrefacción «revolución»?
La única revolución posible y verdadera es la revolución proletaria
En su radicalismo pequeño-burgués, los sectores izquierdistas que conforman el chavismo por conveniencia ideológica se empeñan en llamar «revolución» algo que no es mas que una variante de capitalismo, una «nueva» forma jurídica de administración del Estado burgués para proseguir la explotación del trabajo por parte del capital nacional. El hecho de que Chávez y sus discípulos y aduladores llame a esto «socialismo» no representa nada nuevo: la izquierda y los izquierdistas de todo cuño, se han encargado durante todo el siglo XX de calificar de «socialista» a cualquier gobierno donde el Estado asume el control de la vida económica, política y social, tal como sucedió con los países bajo la órbita rusa, o los que aún sobreviven como China, Corea del Norte y Cuba...
Con esta visión del «socialismo del siglo XXI» en mente, el chavismo ofrece erradicar la pobreza para el 2021. Pero la realidad es que el crecimiento de los índices de pobreza es inocultable e indetenible: a pesar de las descaradas manipulaciones de las cifras por parte de los organismos del Estado, el Instituto Nacional de Estadística (INE) informó que el índice de pobreza había crecido en 10 puntos porcentuales durante los 6 años de gobierno chavista4 [193]. Este crecimiento de la pobreza no se debe a un problema de mala gestión del chavismo, como pretenden hacerlo creer los sectores burgueses de la oposición: bajo el capitalismo es imposible eliminar la pobreza... el mismo modo de producción capitalista, no sólo requiere de un ataque incesante al salario y a las condiciones de vida de los trabajadores, sino además en su período de decadencia genera una masa cada vez mayor de proletarios que son lanzados a la calle, sin posibilidad de ser reabsorbidos por el aparato productivo.
Aunque la burguesía venezolana cuenta con importantes ingresos debido al alza histórica de los precios del petróleo, éstos no son eternos y por otra parte son insuficientes para el nivel de gastos que requiere mantener la «revolución». Mas temprano que tarde la profundización de la crisis dará al traste con las misiones y todo el aparataje populista montado por el chavismo; en ese momento las masas volverán a manifestarse, pero si no quieren terminar en el callejón sin salida que ofrece la revuelta, la clase obrera debe tomar el control orientando su coraje hacia combates que tengan en claro la necesidad de la superación del capitalismo. Por ello es de suma importancia que los trabajadores reaccionen con su lucha ante los ataques a sus condiciones de vida, y enfrenten toda esta ideología bolivariana igualitarista. Es fundamental que la clase recupere su identidad, su solidaridad y su moral proletaria. Es fundamental la reflexión y discusión de los elementos mas politizados de la clase, para contrarrestar esta ofensiva ideológica de la burguesía.
En el capitalismo decadente, la burguesía, sea de derecha o izquierda, no tiene otra opción que recurrir a aplicar variantes al capitalismo de Estado, así lo adorne de bolivarianismo o de otro recurso ideológico. Ni las fuerzas de derecha ni de izquierda del capital pueden introducir reformas al sistema capitalista, y mucho menos hacer una revolución: la época en que la burguesía era una clase revolucionaria quedó cerrada cuando el modo de producción capitalista llegó a todos los confines del planeta; así mismo. Desde entonces hasta nuestros días el capitalismo sobrevive gracias a un ataque despiadado a las condiciones de vida de los trabajadores y pauperizando a millones de seres humanos, labor que realiza con el apoyo de sus partidos de derecha e izquierda, y los sindicatos.
P. 01-04-05
Notas:
1 [194]Organizaciones promovidas y financiadas por el Estado, mediante las cuales se prestan servicios públicos de salud, educación, distribución de alimentos, etc. Mediante el cooperativismo se promueve el empleo precario además de que las redes que conforman las Misiones, realizan un control social, ya que se exige un compromiso con la «revolución bolivariana» para poder recibir las ayudas del Estado.
2 [195]Uno de los asesores de Chávez en los años 90 fue el argentino Norberto Ceresole, quien creó un modelo llamado «posdemocracia» que combinaba un espectro de ideologías que van desde el fascismo hasta el bolivarianismo, pasando por el estalinismo.
3 [196]Se refiere al «guerrero» Ezequiel Zamora, líder de insurrecciones campesinas de mediados del siglo XIX; y a Simón Rodríguez, quien vivió entre los siglos XVIII y XIX, fue maestro de Bolívar y cambió su nombre por el de Samuel Robinson; su modelo planteaba que la América Española debía tener gobiernos e instituciones «originales», que no copiara modelos foráneos.
4 [197]El Instituto Nacional de Estadística señaló que la pobreza había crecido de 42,8% en 1999 al 53% en el 2004. Sin embargo, un estudio de la empresa Datos señala que la pobreza abarca a 81% de la población, equivalente a 21 millones de personas (El Nacional, 31-03-05).
Correo del lector
Guevarismo: Una ideología contrarrevolucionaria
Algunos jóvenes que actualmente discuten posiciones de la izquierda comunista se han planteado una discusión sobre las posiciones políticas de la corriente guerrillera, más particularmente de la representada por Ernesto «Che» Guevara. Esta ideología tuvo su auge en los 60 y 70 sembrando la confusión e inoculando ideología burguesa pura a través del «modelo cubano» con su tristemente famosa máxima de la «vía cubana al socialismo». En este artículo breve trataremos de asumir sólo algunas posiciones políticas típicas del guevarismo para tratar de demostrar que su legado no pertenece al proletariado sino a la burguesía. Aclaramos de antemano que no atacamos a las personas ni podemos cuestionar sus intenciones ni su honestidad, lo que denunciamos son sus posiciones políticas burguesas. Es justamente esto último lo que abordaremos.
Teoría del socialismo en un solo país: Punta de lanza de la contrarrevolución
La revolución rusa de 1917 abrió un periodo insurreccional a nivel mundial que fue seguido por la revolución en Alemania, las huelgas masivas en Gran Bretaña, los Consejos Obreros en Hungría, etc. sin embargo, no se pudo concretar la unificación mundial de estos combates obreros y la revolución rusa quedó aislada y condenada a su estrangulamiento. Ese aislamiento fue el factor decisivo que provocó la degeneración del partido bolchevique y de la misma revolución, el punto clave que mostró a los marxistas que esta revolución dejaba de respirar, lo constituyó la adopción (a mitad de los 20) por parte de la Internacional Comunista, de la consigna de la «construcción del socialismo en un solo país», tal declaración era el acta de defunción de la revolución ya que justificaba el sacrificio por la nación, por la «patria socialista», en detrimento de la revolución mundial. Esta teoría es la antítesis del proletariado, mientras que éste trata de barrer las fronteras y de construir una comunidad humana mundial, el «socialismo en un solo país» genera el mito de que puede haber una isla comunista en un mar capitalista y, lo que es peor, que la nación, el nacionalismo, serían compatibles con el comunismo. Una revolución triunfante en cualquier país tendrá la obligación de extenderse o morir, no se puede «construir» socialismo en un país o región sin destruir al capitalismo a escala mundial.
El guevarismo no sólo defendió la idea de la existencia del socialismo en la URSS o en China, sino que fueron el «modelo» para justificar la «vía cubana al socialismo». Construir el socialismo en un ignoto paraje parece más un producto de la voluntad que una consecuencia arrojada por una revolución que se ha extendido a nivel mundial. El «Che» Guevara afirmaba que «la sociedad socialista se podía desarrollar en un solo país aislado, aún en las condiciones del más terrible cerco imperialista, como fue el que debió enfrentar la Unión Soviética durante los primeros años de la creación del Estado soviético»1 [198]. Habrá que agregar que el «Che» no reparó en elogios para hacer pasar las bondades y cualidades «superiores» del «campo socialista» por encima del «campo capitalista» haciendo alusión a las «tasas de crecimiento superiores»2 [199], tal disparate fue hecho trizas por la historia del derrumbe de la URSS y todo su bloque a principios de los 90 (una enorme miseria de los trabajadores en el Este y sus satélites). Alimentando el mito de la existencia de «socialismo» donde sólo había un capitalismo de estado brutal y una dictadura feroz de una burguesía de ropajes rojos, el guevarismo rindió (y sigue rindiendo en parte) una preciosa contribución a la ideología burguesa.
Para el «Che», tomar el poder político en un país «por el pueblo» (término interclasista tan socorrido por sociólogos y demás ideólogos burgueses) se «habrá cristalizado la primera etapa de la revolución socialista; estarán listos los pueblos para restañar sus heridas e iniciar la construcción del socialismo»3 [200]. En palabras claras, el guevarismo levanta muros alrededor de las fronteras nacionales, condena todo proyecto al mítico concepto de «pueblo» sin superar los límites de la nación. El guevarismo abreva pues en las turbias aguas del estalinismo y del nacionalismo más rancio.
Voluntarismo guevarista, antítesis de la conciencia de clase del proletariado
La revolución comunista se distingue del resto de pasos del asenso de la humanidad en que es, ante todo, una obra conciente y colectiva. La clase revolucionaria, el proletariado, sabrá cómo y porqué es necesario transformar el mundo. Por primera vez en la historia los factores CONCIENCIA y COMBATE COLECTIVO revisten una importancia fundamental para la revolución. Contrariamente a esto, en el guevarismo encontramos un desprecio más o menos explícito por la teoría y un desdén olímpico por la conciencia obrera y, al mismo tiempo, promueve y glorifica la violencia minoritaria. El «Che», refutando el principio marxista de que «sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario» (Lenin), no tiene empacho en afirmar que «la revolución puede hacerse si se interpreta correctamente la realidad histórica y se utilizan correctamente las fuerzas que intervienen en ella, aún sin conocer la teoría»4 [201], basta entonces con un buen «analista» y un buen organizador (Fidel y el «Che»?) para que una revolución proletaria sea posible. Esta visión no es un «desliz» inocente, es una concepción bien estructurada del guevarismo. El «foquismo» es la más pura expresión de ese voluntarismo, donde las condiciones históricas y la comprensión de éstas son suplidas por el deseo y el «heroísmo» de una minoría. Las condiciones subjetivas (la conciencia de la necesidad de la revolución), según el manual guevarista, «se crean mediante la lucha armada que va haciendo más clara la necesidad del cambio (y permite preverlo) y de la derrota del ejército por las fuerzas populares y su posterior aniquilamiento»5 [202], el «foco insurreccional» crea las condiciones. Este simplismo hace eco en la impaciencia pequeño burguesa y en el activismo sin principios que se comen las uñas por «entrar en acción», por «hacer algo», no les importa si ese «algo» ¡va en sentido contrario a sus deseos! Esta desesperación individualista tiene su remate en lo que Guevara consideraba como un motor de la revolución, no se trata de la conciencia sino del odio: «El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta y selectiva máquina de matar»6 [203] . Más allá de esta escalofriante imagen, es de por sí evidente que esa visión es completamente ajena al proletariado y al marxismo. El odio al zarismo, por ejemplo, y que bien ganado se lo tenía, no hubiese producido jamás tan formidable revolución como la de 1917 en Rusia. El odio nunca ha sido ni será un fundamento de la revolución comunista, jamás será la base de la organización masiva y conciente del proletariado. Una nueva sociedad será el producto de una comprensión científica de la lucha de clase, del capitalismo y de la necesidad material del comunismo. El odio es enemigo de la conciencia.
Nacionalismo guevarista, enemigo mortal del internacionalismo proletario
El «Che» pronunció varios discursos y escribió varios textos hablando de la necesidad del «internacionalismo proletario». Sin embargo, todo se reduce a un nacionalismo a ultranza. Antes de tocar el punto hay que señalar que el «Che» partía de un concepto falso de imperialismo donde los EUA serían el «enemigo principal a vencer», el guevarismo hizo del «imperialismo» un sinónimo de EUA, cubriendo así las espaldas a la URSS, China, y demás países de todo el mundo. Para el marxismo el imperialismo no es tal o cual país, es el modo de vida del capitalismo decadente donde ninguna nación, grande o pequeña, puede sustraerse a esta dinámica histórica. Así, para el «Che» desprenderse de la tutela americana y caer en los brazos de los rusos sería...¡Internacionalismo»!, en esta lógica la invasión del «ejército rojo» a Europa a fines de la II Guerra Mundial, así como la invasión a Checoslovaquia en los 60 o a Afganistán en los 80 sería unas bellas expresiones de «internacionalismo». El guevarismo ha representado históricamente un aliado indispensable de la URSS y de China en la lucha imperialista desarrollada en el marco de la «guerra fría».
No exageramos, el «Che», conciente o inconscientemente, asumió el papel de reclutador de carne de cañón para alimentar las pugnas imperialistas entre la URSS y los USA. Para muestra basta este botón: «Las armas no pueden ser mercancías en nuestros mundos, deben entregarse sin costo alguno y en las cantidades necesaria y posibles a los pueblos que las demanden, para disparar contra el enemigo común. Este es el espíritu con que la URSS y la república Popular de China nos han brindado su ayuda militar»7 [204] Bajo estos criterios, habría que incluir entre los grandes «internacionalistas proletarios» a Lázaro Cárdenas (que envió armas para apoyar a un bando en la guerra civil española de 1936). El internacionalismo no se puede reducir al «apoyo militar» o «económico», el internacionalismo nada tiene que ver con tomar partido entre bandidos imperialistas (URSS-USA), el internacionalismo es la piedra angular del marxismo que sintetiza la obra mundial de la revolución. El internacionalismo no es la «elección» de una nación o de un grupo de naciones, el internacionalismo pugna por la abolición de todas las naciones. Es por ello que denunciamos la postura guevarista como burguesa ya que desnaturaliza y niega el verdadero sentido del internacionalismo. Para el «Che» sería sinónimo de internacionalismo «morir bajo la enseñas de Viet-Nam, de Venezuela, de Guatemala, de Laos, de Guinea, de Colombia, de Bolivia, de Brasil, para citar sólo los escenarios de la lucha armada, sea igualmente glorioso y apetecible para un americano, un asiático, un africano, y aún, un europeo»8 [205].Esta última frase no deja lugar a equívocos, para el «Che» el internacionalismo no era la abolición de las naciones, sino la abolición de la nacionalidad del individuo para que éste se haga destripar por cualquier burguesía de otro continente, de preferencia, claro, por burguesías que se oponen a los EUA.
A la consigna nacionalista y reaccionaria del «Che» de «¡Patria o muerte!» los comunistas debemos oponer el grito de guerra de «¡Revolución mundial o barbarie capitalista!».
DAN/14-10-05
Notas:
1 [206]«Sobre la construcción del partido», Discurso, marzo de 1963.
2 [207]«Contradicciones en la era del imperialismo», Discurso en Ginebra, mayo de 1964.
3 [208]«Guerra de guerrillas, un método», septiembre 1963.
4 [209]«Notas para el estudio de la revolución cubana», Artículo publicitado en la revista «Verde olivo», octubre 1960
5 [210]«Cuba: ¿excepción histórica o ejemplo de la lucha anticolonialista?», ensayo aparecido en «verde olivo», abril 1961.
6 [211]«Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Continental», Discurso de abril de 1967.
7 [212]«Liberación nacional e internacionalismo proletario». Discurso de Argel, febrero de 1965.
8 [213]«Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Continental», Discurso de abril de 1967.
Al contrario de las elucubraciones altermundistas «contra la mercantilización del mundo», he aquí que desde hace tiempo que bajo la égida del capitalismo las relaciones mercantiles rigen el conjunto de relaciones sociales y humanas de la sociedad. En la sociedad capitalista, producir y vender una mercancía, constituye, bajo pena de encontrarse privado de todo medio de subsistencia, el único medio de obtener una parte de los bienes producidos. Para los que no poseen ningún medio de producción, los proletarios y encontrándose de hecho en la imposibilidad material de producir mercancías, no le queda más que colocar en el mercado una mercancía particular, su fuerza de trabajo.
La explotación capitalista de la fuerza de trabajo
Como para todas las otras mercancías, el valor de la fuerza de trajo se traduce en el mercado por un precio y en dinero: el salario. La mercancía fuerza de trabajo no se distingue en nada de las otras mercancías en el mercado, salvo que esta es inseparable de su vendedor, el trabajador, y que ella no soporta esperar mucho tiempo al comprador, porque ella perecerá con su portador, el trabajador, por falta de medios de vida.
La fuerza de trabajo constituye para el comprador capitalista, el burgués que la consume, la fuente de su ganancia. Si el capitalista industrial no hace trabajar al obrero más allá del tiempo suficiente para crear el salario que a este le toca, el patrón no lograría ningún beneficio. Es necesario que el asalariado trabaje más de este tiempo. El tiempo de trabajo de todo obrero se compone, sin que este se de cuenta, de dos partes: una parte pagada, donde el obrero no hace más que restituir el valor de su salario, y de una parte no pagada, donde el ejecuta trabajo gratuito o plusvalía para el capitalista que se apropia la totalidad de la producción.
La condición de proletario se resume en la inseguridad de su existencia. «El proletario está desprovisto de todo; no puede vivir un solo día para sí. La burguesía se atribuye el monopolio de todos los medios de existencia en el sentido más amplio de la palabra. El proletario es por tanto, tanto legalmente como de hecho, esclavo de la burguesía; esta puede disponer de su vida y su muerte. Ella le ofrece los medios de vida pero solamente a cambio de un»equivalente», a cambio de su trabajo; hasta llega a concederle la ilusión de que es por su propia voluntad, que hace un contrato con libremente, sin coacción. Bella libertad, que no deja al proletariado otra opción que firmar bajo las condiciones que le impone la burguesía (...)».1 [215]
En el sistema capitalista, la sed de plusvalía no tiene límites. El capitalismo cuanto más obtiene del trabajo no pagado de los trabajadores, es mejor. Arranca plusvalía, y la arranca sin límites, tal es el objetivo, el papel de la compra de la mercancía fuerza de trabajo para el capitalista. «El capitalismo industrial no descansa en el fondo más que en una mercancía. Su actividad como capitalista (...) se reduce a la que ejerce una mercancía sobre el mercado. Su tarea consiste en comprar tan acertadamente y al más bajo precio posible, las materias primas y accesorios, las fuerzas de trabajo, etc, que le son necesarias, y a vender tan caro como sea posible las mercancías fabricadas en su casa. En el dominio de la producción, un solo punto le debe preocupar: debe hacer de tal manera que el obrero ejecute, por el salario más pequeño posible, el mayor trabajo posible, que rinda la mayor plusvalía posible».2 [216]
Esta explotación no encuentra su límite más que en el agotamiento del explotado y en la capacidad de resistencia que la clase obrera opone a su explotador. Para aumentar la parte del tiempo de trabajo gratuito, donde el proletario produce al capitalismo su plusvalía, el capital dispone de diferentes medios: la prolongación de la jornada de trabajo, la intensificación de los ritmos durante la duración del trabajo y la reducción de los salarios, y el mínimo necesario para el simple mantenimiento en vida del obrero.
Como todas las mercancías, la fuerza de trabajo está sometida a la competencia y a los riesgos del mercado capitalista. «Cuando hay más trabajadores que la burguesía no juzga bueno ocupar, cuando por consecuencia al termino de la lucha de los concurrentes, queda aún cierto número de desempleados, los que precisamente, deberán morir de hambree; la burguesía no les dará probablemente trabajo, si el no puede vender con beneficios el producto de su trabajo»3. La competencia, «la expresión más perfecta de la guerra de todos contra todos que hace estragos en la sociedad burguesa moderna» donde «todos los trabajadores compiten como los burgueses» oponen a activos y desempleados, autóctonos e inmigrantes o diferentes fracciones nacionales del proletariado constituyen «el arma más acerada de la burguesía en su lucha contra el proletariado»3 [217].
Las deslocalizaciones, producto de la competencia capitalista
La deslocalización de los sitios de producción de los países industrializados hacia países con mano de obra barata constituye una evidente expresión de las leyes capitalistas y de la búsqueda de una taza máxima de ganancia. Bajo la presión de la competencia entre grandes países industrializados capitalistas por mercados cada vez más limitados, los salarios en promedio por hora de 18 euros en España, 4 en Polonia y República Checa, 2 en Brasil y México, 1 en Rumania, 0.7 en India o China contra 23 en Europa occidental o Estados Unidos, constituyen una infalible ganga para el capitalismo, vampiro de la fuerza de trabajo.
Desde el siglo XIX, la burguesía jamás ha dudado, cuando la técnica de producción lo permitía, en desmontar, por ejemplo, los telares, para ir a buscar en otra región mano de obra más barata o más dócil a la explotación.
Aunque las deslocalizaciones no son una novedad para la clase obrera, sino constituyen un fenómeno viejo e internacional, común a todos los países, después de los años 90, bajo el impulso de la crisis económica que dura más de tres décadas, este fenómeno ha conocido cierta aceleración. En los diversos sectores donde el costo de la mano de obra representa una parte importante del costo global de la producción, se transfiere de países industrializados hacia donde los costos de producción son más bajos.
En el sector del automóvil por ejemplo hace tiempo que los grandes constructores han recurrido a las deslocalizaciones. Renault produce el R12 desde 1968 en Rumania. «Desde los años 70, Renault, al igual que PSA, multiplica sus plantas locales en Brasil, México, Argentina, Colombia y Turquía.(...) Después de las reestructuraciones de los años 80, Renault se lanza en el compra de Samsumg en Corea del Sur y de Dacia en Rumania, en 1999»4 [218]. La burguesía no esperó el hundimiento de los regímenes estalinistas y el fin de una supuesta «economía socialista» para que las potencias occidentales invirtieran y se desplazaran a los países del ex bloque del Este.
Si todos los sectores de la producción capitalista son tocados por las deslocalizaciones, no toda la producción es destinada a ser deslocalizada como da a entender la propaganda de la burguesía. «Los sectores de la industria implicada en las deslocalizaciones son numerosas: cuero, textil, vestido, metalurgia, eléctrico, automóvil, electrónica... Igualmente, toca al sector terciario: centros telefónicos, informática, contabilidad... A decir verdad, toda producción masiva y todo servicio repetitivo es susceptibles de deslocalización hacia territorios donde el costo de la mano de obra es netamente menor»5 [219]. La baja drástica de los precios de transporte en los años 90 (baja de 45 % del costo del flete marítimo y de 35 % del flete aéreo entre 1985-93) ha reducido al mínimo el inconveniente de la distancia de los sitios de producción de mercancías al mercado donde serán consumidas.
La explotación a bajo precio de la fuerza de trabajo intelectual high-tec, muy cara en los países occidentales, es frenéticamente buscado, ahorrándose los gastos de su formación, asegurados en el lugar. En China, organismos públicos occidentales y empresa privadas son cada vez más numerosas para «crear en el lugar, tales como France Telecom en Cantón en junio de 204, centros de investigación a fin de beneficiarse del fantástico vivero de científicos a bajo precio que ofrecen los laboratorios chinos»6 [220]. La India también se ha convertido en unos años en un país de destino de diseño de software.
Por otro lado, las deslocalizaciones son ampliamente utilizadas para reducir los costos no productivos de grandes empresas (gestión computarizada, explotación de redes y mantenimiento, gestión de salarios, servicio a clientes, gestión de pedidos, centros de llamadas telefónicas), hasta un 40 o 60 %. A tal punto que «Todo lo que se puede hacer a larga distancia y transmitir por teléfono o satélite es bueno para deslocalizar». Es así que la India «tiende a convertirse en la boutique de empresas americanas y británicas»7 [221].
En la competencia a muerte que libran las naciones, los Estados de los países desarrollados ponen explícitamente un freno a la partida al extranjero de ciertas actividades. Poseer en su territorio de algunas industrias garantes de una potencia militar capaz de rivalizar con naciones del mismo orden constituyen una necesidad estratégica y una cuestión de sobrevivencia en la arena imperialistas. Más generalmente, en el plano económico, conservar en su suelo la producción central de diferentes sectores clave que constituyen la fuerza de tal capital nacional ante la competencia es también indispensable. En el automóvil, «bajo la presión de la competencia que obliga a producir a costos siempre más bajos se dibuja un movimiento de deslocalización de la producción de pequeños autos destinados al mercado francés en los países que tienen un bajo costo de mano de obra, mientras se queda en Francia la producción de vehículos de alta calidad en fábricas muy automatizadas. (...)»8 [222]. De igual manera en la industria textil donde «solamente los textiles que incorporan tecnología y competencia profesional aún son fabricados en Francia».9 [223]
El número de países beneficiados con las deslocalizaciones es reducido: «La India, Magreb, Turquía, los países de Europa central y oriental (PECO) y Asia (particularmente China)»10 [224]. Si cada capital nacional posee su tierra de elección, cada una responde a una misma serie de criterios imperativos. Estos países deben no solamente poseer cierta estabilidad interna. Lo que es el caso de un número cada vez más reducido de países, en tanto que brotan a la superficie del planeta zonas enteras abandonadas a las devastaciones de la guerra. Pero igualmente deben tener una infraestructura adaptada y disponer de una fuerza de trabajo, acostumbrada a la explotación capitalista, relativamente formada. La mayor parte de los países han conocido un pasado industrial (países del Este) que aparentaba industrialización. Al contrario, los países de África subsahariana, candidatos a recibir deslocalizaciones, no han tomado color.
La crisis de sobreproducción sin salida
La misma definición de deslocalización como «el desplazamiento hacia el extranjero de una actividad económica existente (por ejemplo) en Francia donde la producción es enseguida importada a Francia»7, nos deja ver parte del secreto de las cifras milagrosas desplegadas por la burguesía en relación a los supuestos milagros chino e hindú. Al tomar la totalidad de la producción mundial, las deslocalizaciones forman una operación blanca. Si bien ha creado un polo industrial que no existía antes, en ningún caso hay un desarrollo o nuevo desarrollo de la producción capitalista puesto que la creación de una actividad inexistente anteriormente en el país de recepción ha tenido a su vez por corolario directo la desindustrialización y estancamiento de las economías más avanzadas.
Durante décadas, estos países no han logrado realizar inversiones para la adquisición masiva, de una tecnología moderna, condición indispensable para apoyar la competencia con los países más desarrollados y acceder a una industrialización digna de este nombre, aún con una mano de obra a muy bajo costo. Su subdesarrollo, y mantenimiento en este estado son actualmente condiciones de interés que encuentra el capitalismo a la explotación de la clase obrera del lugar.
La ausencia de perspectivas de mejora de las condiciones de vida del proletariado de los países destinatarios de las deslocalizaciones así como el desarrollo del desempleo en los países occidentales, hacia los cuales se dirige el grueso de la producción deslocalizada, no pueden contribuir a la expansión del mercado mundial, sino a la agravación de la crisis de sobreproducción.
Las deslocalizaciones no constituyen en sí la causa del desempleo y la baja del nivel de vida del proletariado. Ellas no son más que una de las formas que toman los ataques que este sufre, pero todas proceden de la misma raíz: las leyes económicas del sistema capitalista que se impone a cada nación y a cada burgués y que hunden al mundo capitalista en una crisis de sobreproducción sin salida.
Para tomar la plusvalía producida por la clase obrera y encerrada en las mercancías fabricadas, aún es necesario que el capitalista las venda en el mercado.
Las crisis capitalistas de sobreproducción, flagelo del sistema capitalista, encuentran siempre su origen en el subconsumo de las masas a lo cual se obliga a la clase obrera por el sistema capitalista de explotación del trabajo asalariado que disminuye constantemente la parte de la producción social que regresa al proletariado. El capitalismo debe encontrar una parte de sus compradores solventes fuera de los que se encuentran sometidos a la relación trabajo-capital.
Anteriormente, la existencia en el mercado interno, de amplios sectores de producción precapitalistas (artesanales y sobre todo agrícolas) relativamente prósperos, formaban el suelo que nutría la subsistencia indispensable al crecimiento capitalista. En el plano mundial, el vasto mercado extra-capitalista de los países coloniales conquistados, permitía desahogar el excedente de las mercancías producidas en los países industrializados. Desde el inicio del siglo XX, el capitalismo sometió al conjunto del planeta a sus relaciones económicas, no dispone ya de las condiciones históricas que le habían permitido hacer frente a sus contradicciones.
Entra en su fase de decadencia irreversible que condena a la humanidad a las guerras, a convulsiones de crisis y miseria generalizadas, haciendo pesar la amenaza de su destrucción pura y simple.
Scott
1 [225]Engels. La situación de la clase obrera en Inglaterra, (1845).
2 [226]K. Kautsky. El programa socialista, (1892). Capítulo: «El proletariado.»
3 [227]Engels, Ibid.
4 [228]Expansión, 27 de enero de 2004.
5 [229]Viepublique.fr. 12 de enero de 2004.
6 [230]Le Monde.fr. 27 de junio, 2004.
7 [231]Novethics.fr. 10 de enero de 2001.
8 [232]Expansión, 27 de enero de 2004.
9 [233]Expansión, 27 de enero de 2004.
10 [234]Viepublique.fr. 12 de enero de 2004.
El capitalismo es el primer modo de producción que expande su poderío a nivel planetario, el ansia de enriquecimiento de la burguesía destruyó las barreras geográficas y desechó las restricciones políticas que impedían su extensión. Este proceso fue conducido por el comercio a la vez que permitió a los Estados-nación consolidados enfrascarse en una guerra de competencia. En su deseo por la obtención de una superior ganancia el capital somete a las antiguas formas productivas y al mismo tiempo marca una estructura heterogénea con diferentes niveles de desarrollo, no obstante todas los Estado-nación, sin importar su tamaño y desarrollo, busca imponerse y someter a su dominio económico y político al resto.
Los especialistas de la economía pretenden encontrar como un fenómeno nuevo a la mundialización de la economía, sin embargo Marx y Engels desde el siglo XIX tenían en claro esta dinámica, en una carta de Marx a Engels, hablaba así de este proceso: «La tarea específica de la sociedad burguesa está en el establecimiento de un mercado mundial... Como el mundo es redondo, esto parece acabado con la colonización de California y Australia, y con la apertura de China y Japón...» (Carta del 8-10-1858).
De manera que si la expansión del capitalismo se da imponiendo a la mercancía como relación social dominante, al extenderse el mercado por todo el mundo, se abre la DECADENCIA del sistema haciendo la competencia más feroz. Por eso, el principio de la «ciencia económica» que supone que el libre comercio tiene la propiedad de conducir al «equilibrio», mitigar las desventajas de cada país y «generar crecimiento y prosperidad» (texto borrador del ALCA), no es sino una patraña ideológica de la clase dominante para ocultar que la COMPETENCIA es una guerra a muerte entre capitalistas. Así pues, el comercio es la base y esencia del capitalismo, por eso las declaraciones que en contra del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) del aparato de izquierda del capital y los lloriqueos por un «comercio justo», es una declaración que, aunque se encubre de discursos sentimentales, filantrópicos y de oposición a la injusticia, busca atrapar la conciencia de los trabajadores y enrolarlos en el apoyo de la burguesía de los «países pobres», hacerles creer que el capitalismo puede ofrecer mejoras a la humanidad. De frente a esta maniobra los trabajadores deben tener en claro que su lucha no es contra el ALCA, ni por un comercio justo, su terreno de combate no esta al lado de ningún burgués, su verdadera lucha se encuentra contra el capitalismo, contra la degradación de sus condiciones de vida, no importa de que nacionalidad sea el patrón, la lucha de los trabajadores es contra el sistema que los explota y reprime...
El
ALCA es un proyecto que expresa las dificultades económicas y
políticas que la crisis ha generado en tanto ha venido a
exaltar la concurrencia capitalista. Esta agudización de la
crisis ha conducido a que los EUA pierdan su fuerza comercial, por lo
que buscan agrupar a los 34 países de la región en un
proyecto de integración el cual contemple además del
aspecto comercial, la vigilancia y reorganización de las
economías latinoamericanas, así como el reforzamiento
del dominio político de los EUA.
El
comercio de EUA con el sur de América representa apenas el 8%
de su comercio, no obstante es una región que requiere
mantener bajo su dominio. En las últimas décadas en
América Latina ha crecido la intromisión de la Unión
Europea (UE), haciendo que el Tío Sam se sienta amenazado,
instrumentando medidas preventivas. No es raro que la UE declare su
oposición al ALCA y en cambio promueva la consolidación
del MERCOSUR (formado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) con
el que mantiene mayores relaciones comerciales. Por eso ante la
pérdida de terreno en la guerra comercial, los EUA buscan
marcar la exclusividad de su mercado, aunque alcanzar este objetivo
no ha sido fácil. Inicialmente se tenía previsto que
este acuerdo se consolidara para inicios de 2005, pero los choques de
intereses de la burguesía de los países del continente,
ha impedido se consolide. La burguesía brasileña, por
ejemplo, se ha opuesto a esta alianza comercial, porque considera le
restará dominio al MERCOSUR.
De manera que si el principio fundamental que rige el comercio es la competencia, se entiende entonces que cada Estado busque perpetuar su dominio comercial por cualquier forma; aunque en su discurso proclame la liberalización comercial, el peso de la crisis y el ansia de ganancia lo obliga al uso de estrategias «tramposas» como el subsidio o el «dumping», por eso cuando los grupos altermundistas lloriquean y piden «comercio justo» saben que es imposible pero pretenden hacer creer a los trabajadores que el capitalismo puede eliminar su esencia destructiva y barbara.
¿Puede haber comercio «justo?
Aquellos que proclaman la necesidad de tener comercio justo, hacen referencia al hecho de que países como EUA da como subsidio cada año a su agricultura el monto de 19,000 millones de dólares (mdd), Japón lo hace con 30,000 mdd y la UE con 60,000 mdd, esto por supuesto implica una potenciación de las fuerzas productivas de estas regiones y con ello la quiebra de aquellas que son incapaces de soportar una competencia bajo este esquema, pero eso que extraña tanto al filisteísmo altermundista, no es sino la representación desnuda de lo que es la competencia, es decir de la guerra de rapiña entre burgueses donde el más fuerte se come al débil... esa negación de toda solidaridad humana, esa irracionalidad extrema es la esencia del capital y la única forma de acabar con ella es con la eliminación del capitalismo.
Agrupaciones «humanitarias» y filantrópicas, como Oxfam, para probar que el problema del sistema se encuentra en la falta de justicia en el comercio, plantean el caso de los obreros de la industria de la confección en Bangladesh, a los que, nos informan, se les paga el mísero salario de 1.5 dólares por día, de tal forma que reconocen que hay un alto grado de explotación, pero consideran que esto tendría solución si los países ricos se apiadan y reducen «sus altas tarifas de importación <y le otorgan> a Bangladesh su justa cuota de mercado...» (www.comerciojusto.org [236]), es decir no sólo suponen que el capitalismo puede transformarse en un sistema humanizado y racional, sino además están llamando a una alianza de clases, en la que los trabajadores se comprometan a defender las ganancias de su patrón, suponiendo que así mejorará su condición de vida... De forma similar la reunión altermundista denominada «La Cumbre de los Pueblos de América» llevada a cabo en Mar de Plata Argentina (nov. 2005), proclama que: «Para acabar verdaderamente con la pobreza, el desempleo y la exclusión social, es necesario y posible una integración desde y para los pueblos», es decir, nos repiten su veneno: la solución está en la «humanización» y democratización del capitalismo... Estos argumentos y aquellos que llaman a defender la soberanía y las riquezas nacionales (todo ello en un pretendido combate contra el imperialismo) no son expresiones de una falta de claridad, son construcciones de la burguesía para envenenar a la clase obrera e impedirle alcanzar la conciencia de que la verdadera causa de su penuria se encuentra en la existencia del sistema capitalista.
Fox vs Chavéz, Castro vs Bush... pugnas entre imperialistas
No cabe duda que los vientos «antiyanqui» siguen creciendo en la región. Lo que es presentado por la burguesía como «proyectos distintos» es en realidad la superficie de un fenómeno profundo. Durante décadas esta región estuvo incontestablemente bajo la tutela norteamericana. Sin embargo, el fin de los bloques imperialistas (1989) marcó la entrada en el mayor caos de la historia a nivel de las tensiones entre las burguesías de los diferentes países. Es verdad que en América Latina los EUA seguirán manteniendo el control de la región, pero al mismo tiempo hay que constatar que hay fracciones de la burguesía que intentan zafarse de ese sometimiento e intentan jugar cartas más «independientes». Tal es el caso de H. Chávez de Venezuela que con el apoyo de Fidel Castro y del mandatario argentino, Néstor Kirchner, y con una velada complacencia activa de Lula, ha arreciado sus diatribas «contra el imperialismo»... ¡claro, contra el «imperialismo norteamericano»!
Como lo hemos dicho otras veces, bajo el capitalismo decadente todos los Estados, pequeños o grandes, son igualmente imperialistas. El imperialismo no se mide por el tamaño del ejército, el imperialismo es la política de la burguesía en la decadencia de su modo de producción; que unas burguesías tengan menos medios que otras para tratar de imponer sus intereses no cambia en nada la naturaleza de sus posturas. Es por eso que las posiciones de un Chávez al atacar a Bush no lo hace en «interés de lo pueblos» sino en interés de fracciones de la burguesía latinoamericana que intenta desprenderse de la influencia de EUA, sin embargo, el futuro de todas las burguesías de la periferia es zafarse de un lado para caer bajo el dominio de otro, en este caso los europeos merodean la región para tratar de desestabilizar el patio trasero de los EUA.
La burguesía venezolana y la fracción de Chávez en particular, van a jugar una carta importante: el petróleo y el gas. El proyecto de hacer un gasoducto hasta Argentina se puede explicar como una manera de «amarrar» a la burguesía argentina a los «deseos bolivarianos» y al «frente antiyanqui». Al mismo tiempo, el gasoducto a Colombia, aliado por ahora incuestionable de los EUA, no implica el mismo nivel de chantaje. En pocas palabras, si la cuestión petróleo o gas juegan a nivel de las tensiones imperialistas, es siempre como elementos supeditados a intereses más globales de la burguesía.
Chávez dice que «en la batalla del Mar del Plata demostramos que es posible resistir y derrotar a las fuerzas imperialistas», pero no se trata en ningún caso de una victoria para los explotados de la región, es simplemente expresión de las tensiones que se desarrollan entre las diferentes fracciones de la burguesía internacional. Por eso el que México haya salido de esta cumbre en medio de conflictos con Argentina y con Venezuela no se puede explicar exclusivamente a partir del «estilo bruto de Fox» o de los arrebatos tropicales de Chávez. Este fenómeno se tiene que explicar a la luz de la inexistencia del marco de los bloques imperialistas salidos de la II Guerra Mundial. Durante toda la guerra fría todos estaban de acuerdo o aceptaban el que México jugara el papel de lugarteniente de EUA en la región, incluso como su «intermediario». Era México el encargado de seguir en relación con la Cuba «socialista», de tratar de mediar en los conflictos en Centroamérica y de conducir los intereses globales de los EUA en América Latina en general. Terminada la guerra fría y una vez disparados los intereses de las burguesías de la región más el acoso de los europeos y asiáticos, ese papel de México es ya cuestionado abiertamente por sus congéneres de la región. No es una cuestión ligada al PAN en el poder, no es tampoco producto del «folklórico» estilo de Fox, se trata de una expresión abierta de la agudización de las tensiones que hoy corroe todas las regiones del planeta.
«III Cumbre de los Pueblos», un engaño más contra el proletariado
Grupos de la izquierda del capital, altermundistas y trotskistas, principalmente, han empezado a organizar una «cumbre paralela», la denominan «Cumbre de los pueblos» como una versión «latinoamericana» de los foros mundiales. Esas «cumbres de los pueblos» se presentan como expresiones «revolucionarias», como la «verdadera voz de los oprimidos». Es revelador que el orador principal de esta «Cumbre de los pueblos» fue nada menos que Hugo Chávez el cual es presentado como mandatario de un «gobierno revolucionario»[1] [237].
En esa «Cumbre de los pueblos» no se cocina un programa para la lucha de los explotados sino una vieja receta burguesa que es presentada como «esperanza» de la clase trabajadora. Según los organizadores en la «Cumbre de los pueblos» se «perfilaba la base social, organizativa y programática de un frente único antiimperialista»[2] [238]. La clase obrera nada tiene que ganar en los «frentes», al contrario, la política del frentismo es la disolución de la clase obrera en una masa interclasista definida como «sociedad civil» unida bajo no importa que bandera. Cuando decimos disolución del proletariado hay que agregar que ello incluye la disolución de sus intereses, es decir, el abandono del programa de la revolución comunista mundial. El frentismo interclasista tiene ya un nefasto saldo para la clase obrera, baste recordar que fue bajo el esquema en su forma de «Frente único» que la III internacional terminó por abrir completamente las puertas a la contrarrevolución. La clase obrera no se puede diluir en un «frente amplio», debe sin embargo ser capaz de atraer a su programa a todos los explotados y oprimidos del planeta. El rechazo al frentismo no debe entenderse como sectarismo, sino como la lucha por la independencia política del programa del proletariado, independencia que debe convertirse en faro para el resto de las masas oprimidas y marginadas por el capitalismo.
Existe otro aspecto que se pregona por el izquierdismo: la «Cumbre de los pueblos» es algo «positivo», por ser «un frente antiimperialista que amplificaba más allá de toda previsión la derrota estratégica que sufrió el imperialismo en la persona de George Bush»[3] [239]. Hay que reafirmar, como decíamos arriba, que con el ALCA o con el MERCOSUR, la suerte de los explotados seguirá siendo la misma, así que introducir la idea de que la negativa al ALCA significaría una cierta «victoria» para los pobres de Latinoamérica es un engaño cruel y ata al proletariado a defender a las burguesías agrupadas en el otro bando (el del MERCOSUR). Además, en un hipotético caso de una «derrota» de un imperialismo, no significa automáticamente una victoria para el proletariado. Lo que demuestra la historia es que cuando un país imperialista es derrotado se debe a que otro tiburón igualmente imperialista le ha comido el mandado, sin que ello signifique un paso adelante hacia la liberación final de la humanidad (ahí está Angola, Corea, Vietnam, Medio Oriente, Afganistán, etc. como pruebas macabras de esta afirmación).
En ese sentido, la clase trabajadora no puede tomar partido por la liberalización comercial o por la defensa de acuerdos comerciales «justos» y democráticos, si antes la liberalización comercial ayudó al desarrollo del capitalismo, al extenderse el capitalismo por todo el mundo y abrir su fase de decadencia, cualquier política que lleve a cabo la burguesía (proteccionista o liberalista) no hace sino agudizar aún más la miseria de los asalariados, ya Marx denunciaba claramente la estrecha visión que pretende ocultar que el causante de los males de la humanidad están en la existencia del capitalismo, y no sólo en el tipo de política aplicada, de manera que dice al reseñar los debates de la burguesía inglesa: «Según los whigs <liberales>, la fuente principal del pauperismo hay que buscarla en... las leyes prohibitivas contra la importación del trigo. Según los tories <conservadores>, todo está mal en el liberalismo, en la competencia...» (Glosas críticas al artículo «El rey de Prusia y la reforma social por un prusiano», 1844). Así pues, ante las campañas promotoras del ALCA (como la llevada por Fox) o las que lloriquean justicia comercial, la clase trabajadora debe rechazarlas y reflexionar que no tienen ningún interés que lo una con la clase que lo explota, no puede esperar que alguna política de la burguesía mejora su condición de vida... su único camino esta en la preparación de la Revolución Comunista Mundial, con la que ponga fin a este espantoso reino de la necesidad.
DAN-Tatlin / diciembre de 2005
[1] [240]Ver en RM 89 el artículo sobre el «socialismo de Chávez»
[2] [241]«Teoría y práctica del frente único antiimperialista», Revista Crítica de Nuestro Tiempo, No. 32, Buenos Aires, Argentina oct-05 a abril 2006.
[3] [242]ídem.
Después de que encabezara diversas movilizaciones que llevaron a la caída de Sánchez de Lozada en octubre 2003 y la renuncia de Carlos Meza en marzo 2005, Evo Morales, personero del Movimiento al Socialismo (MAS), organismo integrante de la izquierda del capital en Bolivia, llega al gobierno. Los medios de difusión burgueses nos marean de nuevo con su campaña mediática ensalzando las ventajas de la democracia, pues a través del voto de los ciudadanos llevó al gobierno a un representante de los oprimidos; pero sobre todo, se destaca el hecho de que el triunfador sea de extracción pobre e indígena, lo cual, nos cuentan, es una verdadera reivindicación de los desposeídos de Bolivia y de Latinoamérica. De nuevo, los corifeos del capitalismo nos venden la idea de que, como en Venezuela, Brasil, Argentina y Paraguay, este tipo de elecciones y los gobiernos que resultan representan una esperanza de mejora de las condiciones de vida y de trabajo de millones de trabajadores.
Este recambio no es un triunfo de la clase obrera y el resto de capas pauperizadas de Bolivia sino de la burguesía; en primer lugar, es ella quien gana con este apuntalamiento de su sistema electoral pues así refuerza la idea mistificadora de que es sólo a través de las elecciones puede lograrse un cambio.
En las publicaciones de la CCI, particularmente durante los últimos cinco años, hemos analizado este fenómeno de inclinación hacia la izquierda por parte de la burguesía de la región como producto, fundamentalmente, de dos factores interrelacionados entre sí: la situación económica y las dificultades de la burguesía para lograr una cohesión. Después de décadas de pauperización sistemática de los trabajadores quienes han sostenido sobre sus espaldas los planes de choque anticrisis impuestos por sus explotadores, aquéllos se encuentran en una situación por demás desesperada por el grado de miseria en que viven ellos y sus familias, esta situación tiende a presentarse peligrosa para la burguesía, por lo que lo atiende usando la alternancia de partido en el poder, para buscar así inyectar a los trabajadores confianza en el capitalismo.
Evo Morales no pertenece al proletariado, él es un digno representante de las fuerzas políticas de la burguesía que se han repartido las tareas para integrar un gobierno nacional apegado totalmente a las necesidades económicas y políticas del Estado capitalista. Como en el caso de Lula o Chávez, es de esperarse que Evo Morales impondrá los mismos planes draconianos de austeridad que son exigidos para enfrentar la crisis: contención y, más aún, disminución de los salarios, carestía de la vida, desempleo galopante... De hecho, es este uno de sus mandatos: asegurar que, bajo la cobertura ideológica de un gobierno de izquierda, logren pasar sin muchos conflictos sociales los nuevos planes económicos de que tienen necesidad el capital.
¿Qué otro equipo de gobierno podrá ser más apto para continuar con estos planes bajo las circunstancias actuales? El de Evo Morales resulta perfecto, por ahora, dado que permite sacar adelante las tareas pendientes de la clase dominante. Sin embargo, desde ahora podemos augurarle la misma conducta que cualquier otro gobierno. Muy pronto los requerimientos del capitalismo ante los embates de la crisis le obligará a tomar las mismas medidas antiobreras que sus congéneres y el proletariado estará ante la posibilidad, entonces, de descubrir que ningún gobierno le puede ofrecer mejorar su vida, y que la verdadera solución a las penurias que vive tendrá solución, UNICAMENTE con la destrucción del sistema capitalista.
RR/diciembre-2005
Una vez que hemos denunciado, desde el enfoque marxista, la trampa electoral y parlamentaria como una mistificación de la burguesía contra el proletariado (RM88), y que evidenciamos sus esfuerzos en los últimos veinticinco años para sacar adelante su proyecto económico y político que le exige su dictadura de clase (RM89); en este artículo nos proponemos analizar la situación del Partido Revolucionario Institucional (PRI) siempre con el propósito de clarificar ante los trabajadores las trampas que le tiende la clase capitalista. En el 2000 el partido de Estado fue relevado después de que la burguesía había preparado el recambio desde hacía, por lo menos, dos décadas para coronar, como ya lo hemos demostrado, objetivos precisos del proyecto multicitado en estas páginas. En términos generales, hemos evidenciado cómo después de más de setenta años de gobierno basado en un partido de Estado, la clase burguesa mexicana necesitaba reestructurar su vida interna siendo claro que el antiguo esquema (partido único) por décadas perennemente adecuado (PNR-1929, PRM-1938, PRI-1946), ya resultaba más que inoperante y obsoleto.
Durante cinco años, hemos dado cuenta de las dificultades internas de la burguesía para encontrar de nuevo un modelo de funcionamiento estatal que le permita avanzar en sus planes de clase, problemas que derivan, esencialmente, de la ruptura de los amarres antes garantizados por el PRI. Estas pugnas interburguesas tienen su escenario en las diversas estructuras constitutivas de la clase dominante: en el sector empresarial, en los partidos políticos, en el ejército, en las organizaciones del narcotráfico, en el clero; la fractura ha dominado la vida política del país como una expresión, fundamentalmente, del periodo de descomposición social generalizada del capitalismo cuyos resortes brotan de la tendencia dominante al cada quien por sí mismo, a la búsqueda individualista del mayor beneficio a costa de los demás, una situación particularmente exacerbada por la disputa del control estatal a nivel nacional que tantos beneficios económicos y políticos reditúa a la fracción burguesa que lo detenta; todo esto, en un contexto de agudización y profundización de la crisis económica que todo lo constriñe, aún si esta actitud va en contra de los intereses generales y vitales de su clase como un todo.
En este marco, la situación del PRI es particularmente ilustradora de las dificultades de la burguesía. Si bien es verdad que los sectores de la burguesía con una comprensión más clara de lo que le conviene a su clase relevaron a este partido del gobierno nacional porque ya no le era útil dados los nuevos requerimientos de su dictadura, esto no significa que tal cosa se haya hecho con el acuerdo unánime de todas las fracciones de la misma sino que se llevó a cabo en contra de los sectores más rancios de este partido que son los que hoy están precisamente exigiendo su regreso al poder nacional, a toda costa. Durante todo el gobierno de Fox han estado preparando su regreso no sin enfrentar duros golpes de las otras facciones que dominan dentro del Estado. Así, hemos asistido a varios intentos en contra del PRI para evitar que tome fuerza y pueda retomar el mando presidencial; por ejemplo, el último escándalo de corrupción armado desde las entrañas mismas del Estado contra Arturo Montiel contendiente de Roberto Madrazo en realidad tenía como objetivo máximo golpear de manera espectacular a este último y, por lo tanto, al mismo PRI evidenciando sus vicios corruptos ante los ojos de los electores. La renuncia lastimosa del afectado pero sobre todo la situación de evidente fragilidad en que quedó el otrora fuerte Madrazo demuestran que, efectivamente, el dardo envenenado tuvo un efecto maquiavélico de lo más efectivo. Hasta podríamos decir que para la burguesía ya está tomada su decisión para el relevo del 2006 pero... en sentido negativo: el regreso del PRI al gobierno federal representaría un retroceso a varios niveles pero sobre todo en lo que concierne al sostenimiento de la campaña democratizadora del sistema político frente al proletariado; una constatación por demás válida si consideramos que el mito de la democracia y de las elecciones se mantienen, precisamente, debido a la necesidad de inculcar en la conciencia del proletariado que son el único medio para mejorar su condición de explotación. Una razón nada menor.
A pesar de los reveses sufridos, el PRI está demandando con gran fuerza ser considerado dentro del juego, presumiendo muy alto que lo ha hecho todo por modernizar y democratizar su aparato, además de que está ofreciendo una capacidad de control y estabilidad, dada su implantación nacional, de las diferentes instancias de gobierno que actualmente están desestabilizadas y, que, en última instancia, su situación no se diferencia mucho de la de los otros dos partidos importantes (PAN y PRD), los cuales experimentan efectivamente el mismo tipo de dificultades producto de su matriz política común (como lo veremos en próximos artículos). Además, no hay que olvidar la reserva considerable de fuerza política que todavía detenta el otrora partido de Estado en varias regiones del país que operan en la práctica como verdaderos feudos políticos; por ejemplo, este partido todavía detenta la mayoría de las gubernaturas en los estados aún si algunos de ellos son dominados por gobernadores opuestos al grupo de Madrazo. El PRI va por la grande para recuperar las prebendas que brinda el poder presidencial y que permite sostener las exigencias de su aparato que, sin estos privilegios, ha sufrido serios descalabros en los últimos años. En última instancia, si esa posición central no se recuperara, de todos modos la negociación de una buena tajada del pastel le brindaría a este organismo importantes beneficios económicos y políticos nada despreciables. En esta perspectiva, en los meses por venir seremos testigos de una agudización de las pugnas interburguesas y particularmente de los esfuerzos desesperados del núcleo duro del PRI, no sólo, ni mucho menos, para evitar su debilitamiento, sino sobre todo para imponerse a los planes centrales del Estado burgués mexicano en los cuales no encaja, por el momento. Es decir, la «racionalidad» del proyecto de la burguesía mexicana no es una garantía, claro está, de que todas las fracciones de esta se someterán a esos planes; como lo hemos demostrado siempre, los diversos grupos de interés que operan al interior del Estado se aplican a fondo para no quedar fuera de la repartición del gran pastel.
Después del último golpe, el PRI continúa procesando el caso de Elba Esther Gordillo, cacique sindical del (SNTE) quien ha funcionado como «caballo de Troya» en su interior, anotándose varios puntos a su favor. Relacionado con esto, tomemos nota del desgajamiento de varios grupos de priístas en varios estados del país enarbolando el pretexto del desacuerdo con las «prácticas antidemocráticas de Madrazo», cuando en realidad son impelidos por el cálculo burgués del beneficio pragmático (por ejemplo, gran cantidad de expriístas se han ido a la coordinación de las redes ciudadanas pro voto de AMLO calculando que esa es la orientación dominante del Estado burgués). También, hay que advertir un contexto desfavorable en su campaña consistente en cierto «vacío» de promoción de parte de los medios de difusión burgueses más importantes (recordar, por ejemplo, sus dos desangelados e ignorados «debates»). Una situación que da cuenta precisamente de una orientación de los principales grupos de la burguesía que no le favorecen al actual PRI.
Sin embargo, esto no quiere decir que el núcleo duro de este partido vaya a tirar la toalla tan fácilmente sino que, al contrario, lo está haciendo todo por salirse con la suya conociendo hasta el último detalle las reglas del juego electoral. En efecto, la primera posibilidad es estar dentro de la contienda, luego, hay que utilizar todos los recursos disponibles y los medios que sean necesarios, en su caso el aparato de maniobra electoral que funciona todavía a las mil maravillas a la hora de sumar votos, obviamente, al mismo tiempo hay que sumar adeptos dentro de los diversos grupos en disputa para imponer una relación de fuerzas favorable y esto incluye el famoso «cabildeo» también en las esferas del poder del Gran Padrino para obtener el «palomeo» decisivo. Esto podría posibilitar que los recursos con que cuenta el Estado capitalista se orienten de un lado o de otro y el PRI lo sabe mejor que nadie.
Si estuviéramos en pleno dominio del partido de Estado estas dificultades se solucionarían de un plumazo mediante el fraude electoral. Si embargo, como lo hemos ya analizado, la burguesía se ha previsto desde los años 80 de implementar las llamadas reformas electorales (de las que surge el IFE) con las cuales ha logrado superar en gran medida precisamente un sistema de fraude electoral e instituir uno de «elecciones limpias». Y este esfuerzo responde al objetivo de hacer creíbles las elecciones después de siete décadas de contar con mecanismos por demás burdos y arcaicos. En esto radica uno de sus mayores éxitos al nivel de la mistificación democrática pues vende la idea a los explotados de que cualquier candidato tiene las mismas oportunidades de competir y de ganar siempre y cuando sea favorecido por el voto de la mayoría de los ciudadanos, de ahí la gran fuerza mistificadora de este mecanismo de control. Sin embargo, lo que no dice es que tal proceso donde efectivamente «los votos sí cuentan» es manejado completamente por el Estado burgués no sólo en sus ejes fundamentales sino que, sobre todo, hay un manejo fino de sus orientaciones generales a través de sus medios de difusión que utilizan los más variados recursos para hacer crecer o disminuir una candidatura: video escándalos, denuncias de negocios turbios, informaciones tendenciosas de todo tipo, encuestas amañadas, etc., etc., con los cuales se administra la orientación del voto de los potenciales electores a los cuales se les induce su preferencia por tal o cual personaje de la burguesía; y no es para menos si consideramos la abrumadora campaña diseñada profesionalmente con criterios sociológicos, psicológicos, mercantiles, etc., para determinar una «opinión», una «preferencia»...
De esto se trata actualmente, la burguesía lleva ya un buen tiempo tratando de ponerse de acuerdo para imponer, de esta manera, su orientación política más conveniente a las necesidades actuales. Y aquí reside precisamente el problema pues más allá de la corrupción imperante en toda la llamada clase política de la burguesía, más allá de la irresponsabilidad y pusilanimidad que puedan caracterizar a tal o cual grupo o individuo burgués, el Estado capitalista debe tener la capacidad de lograr un acuerdo para llevar adelante una determinada orientación sin que se ponga en cuestión el control del sistema, lo cual podría llevar a resultados indeseables. Esta es la búsqueda actualmente.
En cuanto al PRI, como lo decíamos, hay ya varios indicios en el sentido de que no goza de las simpatías de una amplio segmento de la burguesía, sin embargo, es claro que se la va a jugar a fondo con los grupos que lo apoyan a pesar de los cálculos muy «razonables» del resto de burgueses que recomiendan no retroceder en sus proyectos económicos, políticos y sociales. Hasta el momento, pareciera que los otros dos contendientes «serios»: Felipe Calderón del PAN y López Obrador del PRD más o menos se ven favorecidos en el sentido de que para el Estado capitalista cualquiera de ellos y los grupos que los sustentan tendrían la capacidad de llevar adelante sus planes en el terreno económico, político y social además de la delegación imperialista del Gran Padrino estadounidense para servir como lugarteniente en su patio trasero latinoamericano. Normalmente, estas consideraciones norman los criterios de la burguesía en su interior y al nivel de sus relaciones internacionales para elegir a sus equipos de gobierno. El PRI tiene el perfil para cumplir excelentemente las tareas en el aspecto económico y en el relacionado con América Latina, sin embargo, en este momento no ayuda a cohesionar a la burguesía, y aunque la dispersión política impide que cualquiera de ellos lo pueda asegurar, su actuación pragmática los lleva a la elección del «mal menor».
La burguesía es una clase que no se caracteriza precisamente por su capacidad de consenso y de toma de conciencia sino que, al contrario, su accionar esta condicionado por el conflicto de intereses y la competencia perenne en su seno. Cada capitalista o grupo de ellos busca imponer sus decisiones a costa de los otros, y en su caso la nomenclatura del PRI, vista su situación desesperada por recuperar sus privilegios, buscará pasar por encima de los demás. Es por ello que no hay ninguna garantía de que los planes que más convienen a la burguesía puedan avanzar de manera segura. Cada grupo se la está jugando con todo y acepta las reglas del juego electoral apostando a que logrará acumular los mayores apoyos para acceder al poder presidencial.
Todavía falta mucho para poder pronunciarnos en qué sentido puede estarse orientando la burguesía y aunque no es nuestra tarea adivinar qué candidato ganará, sí tenemos la obligación de clarificar ante el proletariado los escenarios políticos en los cuales tendrá que desarrollar su lucha de clases, denunciar las nuevas trampas, prevenirle de los nuevos temas mistificadores, etc. La clase burguesa regentea su democracia electoral manejando todos los hilos posibles que le permiten manipular completamente el proceso y asegurar los resultados, y lo hace no sólo por necesidades de mistificación ante la clase obrera sino también por los requerimientos de gestión de las disputas de sus diferentes grupos de interés, en su funcionamiento interno. Los trabajadores deben comprender estos mecanismos del aparato Estatal de sus explotadores si quieren, a plazo, desembarazarse del lastre ideológico de la democracia electoral que los mantiene atados todavía a las ilusiones de cambio provenientes de las mismas entrañas del Estado capitalista. En este mismo sentido, los próximos artículos de la serie tratarán acerca de los otros partidos y de las tendencias políticas a nivel internacional y regional, siempre con el firme propósito de aportar elementos de clarificación a favor de su combate de clase.
RR/diciembre del 2005
En los últimos meses han crecido los ataques hacia estudiantes de bachillerato por parte de «porros». En México los estudiantes llaman porros a los grupos de golpeadores a sueldo de alguna instancia gubernamental. Estos grupos en las universidades de México, son creados tradicionalmente a partir de los grupos de football americano y sus animadores[1] [245] , en tanto que por medio de becas y calificaciones el Estado los compra, pidiendo a cambio atacar a los estudiantes politizados, o a alguna manifestación. En México tienen una larga historia como cuerpos represivos del Estado. En 1961 nace el MURO (continuador del Frente Universitario Anticomunista y brazo visible del Yunque) como proyecto político-militar en el que se involucra el clero católico, no obstante pronto potencia sus fuerzas al integrarse a la estructura del Gobierno, sirviendo en una especie de fuerza paramilitar, muchos de sus integrantes son contratados directamente por la DFS (policía política de ese entonces), y son conocidas sus actuaciones al estilo gangster durante las manifestaciones estudiantiles en 1968. En una continuidad de esta estrategia se encuentra la formación de los Halcones, que tuviera su actuación más abierta en la masacre del 10 de junio de 1971.
Durante los 70, en Universidades de Guadalajara, la federación de estudiantes (FEG) y los Tecos, extienden el terror entre los alumnos y maestros; muchos de estos porros años después se convirtieron en flamantes diputados o funcionarios de gobierno. En Sinaloa, por el mismo período el grupo José Maria Morelos (los chemones), sirven como instrumento de represión y amedrentación de los jóvenes politizados. En la actualidad dentro de la UNAM y el IPN se ha formado una red de grupos de porros que están al servicio de diversas instancias de gobiernos. Antes el PRI y el PAN mantenían el monopolio del control de los porros, no obstante como lo dice una periodista al hacer el seguimiento de este problema: «...con la transición política de los últimos años también han encontrado apoyo en personajes del PRD, del PAN y del PT...» (La Jornada, 06-06-04). Es decir son verdaderos mercenarios que están al servicio del que primero pague, por ejemplo a la Federación de estudiantes de Naucalpan, se le asocia lo mismo con el gobierno del estado de México, en manos del PRI, que con el ayuntamiento de Naucalpan, controlado por el PAN, así mismo, es conocida la cercanía de los porros de la FEP y ODET, que actúan en el IPN, COBACH y CONALEP con funcionarios del PRI, pero también con el PRD, por ejemplo la perredista Lizbeth Rosas del grupo de Bejarano, pero también el mismo Joel Ortega, actual funcionario de la policía del DF, según articulistas, fue promotor del grupo de porros «3 de marzo» que actúa en la UNAM aunque cuenta con lazos en la FEP-ODET. En la UNAM, el grupo «Alianza Universitaria» toma diferentes membretes (Apocalipsis, Pedro de Alba, Reflexión Estudiantil, Universitarios en Movimiento...) con los que aparece continuamente en actos de agresión y provocación. Las últimas agresiones se han centrado en las Preparatorias 5 y 6 y en algunos Colegios de Ciencias y Humanidades de la UNAM. De frente a ello, jóvenes estudiantes se han visto envueltos en continuos enfrentamientos y acciones contestatarias con las que pretenden poner fin al porrismo, no obstante más que un proceso reflexivo, las respuestas que han dado muestran un inmediatismo desesperado y estéril.
El hostigamiento continuo de los porros ha dado oportunidad a que el izquierdismo desarrolle una campaña ciega entre los jóvenes estudiantes, conduciendo hacia una falsa reflexión, que a fin de cuentas los encierra en el terreno que buscan las autoridades al soltar la jauría de porros, es decir, someter a pensar todo en función del porrismo: cómo responder sus agresiones y pretender que el sistema puede vivir sin la existencia de sus instrumentos de represión.
Es evidente que es indignante ver la agresión y notar la protección de funcionarios y policías, no cabe duda que esto obliga en ocasiones a la autodefensa, sin embargo la actitud de los sectores radicaloides que pretenden reducir todo al enfrentamiento, o a la de quienes exigen justicia, son cómplices del mismo accionar represivo, unos pretendiendo que de frente al aparato represivo del Estado hay que oponer otro, otros alentando la idea de que el capitalismo puede ser mejorado con una mayor dosis de democracia.
Hay que recordar que frente a los porros de la FEG se crearon grupos como la FER, transformada luego en el grupo guerrillero FRAP, o ante los «chemones» se presenta la FEUS (incorporada luego al grupo guerrillero LC-23 de septiembre) y aunque podía haber un verdadero coraje por las acciones de los porros, ese coraje se anuló por la actuación desesperada y no reflexiva. De la misma forma con tan sólo exigir la salida de porros o la destitución de funcionarios no logra sino alentar esperanzas en el sistema; es conocida la consigna levantada por el CNH en 1968, sobre las libertades democráticas y en particular sobre la desaparición del cuerpo de granaderos y la destitución de algunos funcionarios, y lo que queda demostrado es que los cuerpos represivos del Estado no pueden desaparecer sin antes haber derrocado el sistema capitalista, esa misma experiencia muestra que podrán cambiarse de funcionarios, pero la esencia represiva del capital se mantiene.
No pretendemos decir que los jóvenes deben esperar cruzados de brazos las agresiones de los porros, lo que es necesario insistir es que debe entenderse el significado del sistema y su forma de actuación, y por tanto la necesidad de transformarlo. Es evidente que estas agresiones son expresión de las pugnas presentes en la burguesía y que se agudiza por el proceso electoral, en particular son provocaciones en la que cada grupo lanza a su jauría para medir fuerzas y presionar para obtener una parte mayor del botín, y en esto están metidos lo mismo el Rector de la Fuente (que ha sonado como posible candidato de unidad), que directores de facultades y escuelas, partidos (PRI, PAN, PRD y PT) y funcionarios del gobierno del DF. Por ello de frente a la brutalidad de los porros no bastan las acciones desesperadas o los llamados estériles de justicia, los estudiantes como masa heterogénea no forman una clase social y no pueden alcanzar en unidad una conciencia de su ser social, no obstante los sectores que están unidos a la clase obrera por sus lazos familiares, o que se reconocen ya como fuerza de trabajo asalariada potencial, deben salir del laberinto de la ideología estudiantilista, que es un medio aprovechado por el izquierdismo de toda laya para extender la confusión y evitar la reflexión, deben comprender que el capitalismo no puede humanizarse ni ser justo, por eso deben reflexionar y hacer suya la teoría revolucionaria, pero además la tradición de lucha de la clase obrera, reconocer que no pueden desperdiciar sus fuerzas en luchas estériles, toda su fuerza, su coraje y convicción de lucha debe ser orientada al verdadero combate histórico. La verdadera forma de combatir los ataques de los cuerpos represivos del Estado y su brutalidad, es luchar, masiva y concientemente, por la destrucción del capitalismo.
Tatlin/1-diciembre-2005
[1] [246]En Argentina en los gobiernos militares las «barras bravas» eran también usadas como cuerpos represivos.
Hace ya casi tres años desde que el ejército estadounidense tomó el control de Irak, y el país se hunde cada vez más en el caos. Más de 120,000 iraquíes muertos; 2,000 soldados estadounidenses muertos y 18,000 heridos; destrucción masiva de infraestructura, casas y edificios públicos. Irak se encuentra en una de las peores situaciones de cualquier país desde la Segunda Guerra Mundial. Encima de esto, la agudización de las tensiones imperialistas sobre Irak ha llevado a todo el Medio Oriente a un período de inestabilidad creciente. Los recientes bombardeos en Ammán, Jordania, que había evitado esta infección hasta ahora, son la prueba de esto.
Irak hoy es un país devastado, rondando el borde de la guerra civil. El «nuevo», «próspero» y»democrático» Irak anunciado por la Administración Bush se encuentra en ruinas. La guerra de guerrillas continua contra las fuerzas de ocupación, atrocidades cada vez horribles contra la población civil, todo esto muestra que cualquier esperanza de una reconstrucción es una ilusión. Las divisiones entre grupos sunitas, chiítas y kurdos se han agravado violentamente con la población atrapada en el fuego cruzado. Cualquier futuro Estado iraquí será devastado por disensiones de toda clase. En el norte, terroristas sunitas y baátistas, apoyado activamente por Siria han lanzado numerosos ataques sobre intereses kurdos. En Bagdad y el sur predomina el conflicto entre sunitas y chiítas. El homicidio, los secuestros y la tortura son parte de la vida cotidiana de la población. El mes pasado docenas de chiítas fueron masacrados por terroristas suicidas mientras rezaban en sus mezquitas, mientras el Estado iraquí, dominado por chiítas, exigía venganza estableciendo centros de tortura que no tienen nada que envidiar al régimen de Saddam.
Esta situación ha abierto los apetitos imperialista de Irán y Siria. Esta última nación, que evidentemente se juega el derecho a tomar parte en el conflicto iraquí, ya ha estado sirviendo como centro para terroristas sunitas y baatistas. Su desalojo de Líbano le empujará indudablemente a extender su influencia en Irak.
Irán, actualmente involucrado en un enfrentamiento con EU y estados europeos en relación a su programa nuclear, se lame los labios con las posibilidades abiertas con el debilitamiento de Irak y el reforzamiento de las facciones chiítas en el nuevo gobierno, especialmente en las fuerzas de seguridad. Esto abre la puerta para que Irán adquiera un lugar mucho más importante en Medio Oriente, especialmente en el Golfo Pérsico y áreas productoras de petróleo. Esta perspectiva le obliga a actuar de una manera mucho más agresiva contra las grandes potencias y ha reforzado a las facciones más «intransigentes» y retrógradas de la burguesía iraní. Las tensiones entre Irán y Gran Bretaña aumentan cuando Teherán incrementa su apoyo a los ataques sobre las fuerzas de ocupación británicas por milicias chiítas.
Los bombardeos de Ammán nos recuerdan que ninguna región del Medio Oriente quedará a salvo de las fuerzas de destrucción. Estas son particularmente importantes porque Jordania representa un enlace entre Irak y el conflicto de Israel / Palestina. Por mucho tiempo Jordania actuó como un amortiguador entre Israel y las organizaciones palestinas, que atacó a la OLP por orden de los estadounidenses en los años 70. De esta manera, otro aliado cercano de EU ha sido atacado por los terroristas, de la misma forma que Arabia Saudita ha visto numerosos ataques de Al Qaeda desde la guerra de Irak.
En esta situación, también debemos tener en cuenta las diversas maniobras de Sharon, que tendrán como resultado mayores tensiones entre Israel y los grupos palestinos, e incluso entre los mismos grupos palestinos, especialmente Hamas y la OLP. Bajo la cubierta de la retirada de Gaza, en realidad el estado israelí está apretando sus pinzas sobre Cisjordania y se prepara para desplegar más fuerzas hacia Líbano. La decisión de Sharon de dejar Likud y formar un nuevo partido apoyado por el ex laborista Shimon Peres no quiere decir que Sharon se ha convertido en una blanca paloma. Significa simplemente es uno de los más inteligente de la extrema derecha, entorpecida por los dogmas irracionales, capaz de mantener cada pulgada de la tierra santa.
En esta situación, es claro que para el gobierno norteamericano cada vez es más difícil justificar su presencia en Irak. La idea de que invadir Irak sería un golpe al terrorismo internacional ha sido desacreditada por el simple hecho de que la oleada terrorista se ha hecho más y más fuerte, no sólo en Irak sino también a través del mundo, incluyendo Europa. Lo mismo vale para la idea de la instalación de la paz y la democracia en Irak. Por lo tanto, la Administración Bush está siendo objeto de la crítica no solamente de sus adversarios tradicionales en la «comunidad internacional», como Francia y Alemania, sino también desde el interior de la misma burguesía norteamericana- y no sólo entre los demócratas sino también incluso desde el interior del Partido Republicano. La caída dramática de la popularidad en las encuestas de opinión pública de Bush, los debates en el senado dominado por republicanos sobre la necesidad para los EU de fijar una fecha para la retirada y sobre la tortura de presos en Guantánamo, el surgimiento de los nuevos escándalos sobre la manera en que el gobierno manipuló los hechos en relación a las armas de destrucción masiva... todo esto muestra el verdadero callejón sin salida que enfrenta la burguesía estadounidense.
Y encima de todo, a pesar de algunos recientes despliegues de fuerza contra baluartes rebeldes en el norte, EUA también está mostrando su impotencia en el terreno. La Casa Blanca se encuentra en un dilema por:
* La presión de la opinión pública sobre la situación desastrosa en Irak, que está empujando al retiro lo antes posible.
* La amenaza que significa a los intereses de EUA retirarse bajo las actuales circunstancias, que además de dejar que Irak se hunda más en el cenagal, se vea como una derrota, incluso una humillación para EUA, que habría fallado completamente a su promesa de traer la paz y democracia al país.
* Los apuros de EUA son una fuente de satisfacción para sus rivales imperialista, ya que legitima su oposición a la invasión de Irak y les dará la oportunidad de promover sus propias ambiciones imperialista con el pretexto de ofrecer sus servicios desinteresados. Así por ejemplo, vimos a Francia hacer propuestas a Jordania después de los bombardeos de Ammán.
Irak es el verdadero rostro del capitalismo actual. También es una imagen del futuro que la burguesía nos prepara. Solamente la lucha contra este sistema moribundo puede ofrecer un futuro diferente a la humanidad.
Mulán/ 5 de diciembre de 2005
Nuestra experiencia de intervención en Argentina nos lleva a abordar una actividad muy extendida consistente en organizar Comedores Populares que se proponen una triple finalidad:
- proporcionar comida a un cierto número de personas
- realizar actividades de enseñanza más o menos elemental
- crear un medio de reunión adonde los vecinos puedan discutir, desarrollar una solidaridad y poder reflexionar sobre cómo luchar contra la situación cada vez más insoportable que nos impone el capitalismo.
Apoyamos la voluntad de solidaridad y de lucha contra el capitalismo que hay en esa tentativa, sin embargo, debemos preguntarnos si la actividad de los Comedores Populares constituye o no un medio para concretar esa voluntad.
En los últimos 10 años están proliferando una multitud de organizaciones de base: Comedores Populares, Piqueteros, Redes de Economía Solidaria, Redes de Empresas Autogestionadas etc.
Las primeras organizaciones de este tipo han surgido de la iniciativa de gente de los barriales que apenas tienen de qué comer. También, han sido creadas por personas que apenas tienen ingresos[1] y que como forma de supervivencia tratan de compartir con otros en su misma situación un mínimo de productos y servicios. Otro problema cada vez más frecuente, es que los obreros –especialmente de empresas pequeñas y medias- se encuentran con que al volver del descanso de fin de semana el dueño ha cerrado dejándolos a todos en la calle, lo cual les ha obligado a ocupar la fábrica para intentar mantener su trabajo.
El movimiento piquetero tiene un origen similar. En 1996-97 se produjeron en diferentes regiones argentinas cortes de carretera protagonizados por desocupados que luchaban por obtener un medio de vida. Estas primeras acciones expresaban una lucha proletaria genuina. Sin embargo, no pudieron extenderse, se quedaron aisladas, la gente empezó a desmoralizarse y a “buscarse la vida”. Una minoría trató de mantener a toda costa la organización primitiva. Pero esta fue poco a poco infiltrada y “organizada” por sindicalistas radicales, por grupos de extrema izquierda (principalmente trotskistas) dando lugar a lo que hoy conocemos como “movimiento piquetero” que ya no se parece en nada a la organización inicial[2]. Es una estructura directamente vinculada al Estado a través del reparto de los bolsones de comida y los subsidios que otorga el gobierno. Además, sus miembros tienen que asistir obligatoriamente a las asambleas y a las movilizaciones convocadas. Sí no están convencidos corren el riesgo de perder esas ayudas. Los líderes piqueteros detraen una porción del dinero que les corresponde a los miembros. Lo que en un principio era una organización obrera vinculada directamente a la lucha, al hacerse permanente, al pretender mantenerse hubiera o no hubiera luchas, ha ido siendo absorbida por las estructuras del Estado.
El proceso es más o menos el mismo en las otras organizaciones. Tomemos el caso de los Comedores Populares. Los compañeros que los inician buscan responder al problema de cómo obtener un mínimo de comida. Reaccionan frente a una situación desesperada. Pero rápidamente, organizaciones políticas, sindicales, ONG’s, la propia Iglesia, les ofrecen sus “servicios”: la coordinación entre comedores, las gestiones ante los organismos de asistencia de la Provincia etc. En la Capital Federal hay más de 100 comedores coordinados, se calcula que son más de 400 los comedores de la zona sur del Gran Buenos Aires… Poco a poco, se comprueba amargamente que, a cambio de unas subvenciones administradas con cuentagotas, de migajas que no calman el hambre, esas organizaciones escapan al control de los interesados y se transforman en estructuras a través de las cuales el Estado burgués los encuadra, los controla y los utiliza políticamente para sus fines.
En el siglo XIX y principios del XX, en la época en que el capitalismo era un sistema progresista, el proletariado podía constituir organizaciones de masas permanentes: sindicatos, cooperativas de consumo, cooperativas de producción, asociaciones de mujeres y de jóvenes, universidades populares, casas del pueblo etc. Aunque esas organizaciones caían con frecuencia en graves desviaciones reformistas, en ilusiones de gestión cotidiana de la miseria, globalmente pertenecían al proletariado. Estas organizaciones podían existir sobre la base de un programa que no ponía en cuestión el conjunto del sistema capitalista pues éste tenía delante de si una perspectiva de crecimiento y desarrollo económico y social. Eran auténticas escuelas de lucha de los obreros donde éstos podían reunirse y desarrollar su solidaridad de clase.
La situación cambia radicalmente con la entrada del capitalismo en su fase histórica de decadencia. De forma global, el sistema no puede desarrollarse más allá de situaciones puntuales o parciales; ya no puede dar una perspectiva duradera y permanente de progresión de las condiciones de vida de la clase obrera y, en general, de las masas oprimidas. Con ello, las organizaciones de masas permanentes basada en la lucha contra aspectos parciales de la explotación pierden su razón de ser, ya no tienen dinámica ni contenido. Su existencia, tras el impulso inicial de sus miembros más sinceros, solo puede garantizarse si se integran y vinculan al Estado Capitalista.
El caso más claro son los sindicatos. Se ha intentado formar a lo largo de todo el siglo XX toda clase de sindicatos: asamblearios, combativos, anarquistas, radicales, de base, unitarios etc. SIEMPRE HAN FRACASADO COMO ORGANISMOS OBREROS. Si durante más de 80 años los sindicatos siempre traicionan y se vuelven contra los obreros es porque no es posible en la decadencia del capitalismo una organización de masas permanente que tenga como objetivo la mejora de tal o cual aspecto parcial de la explotación. Además, en la decadencia del capitalismo el Estado se vuelve totalitario, tiende a absorber bajo sus garras el conjunto de la sociedad. No puede tolerar una organización masiva de los explotados y oprimidos, tiene que destruirla. Esta destrucción se hace por dos vías: la represión y la integración. La vía integradora es tanto más fácil por cuanto esas organizaciones han perdido todo el sentido que tenían en el pasado y ya no sirven realmente a los intereses obreros. Por un lado, el Estado, a través de múltiples agentes (comisiones parlamentarias, instituciones ministeriales diversas, sindicatos, Iglesia, partidos, ONG’s etc.) busca cómo fagocitar cualquier tentativa de expresión independiente de las masas. De otro lado, toda tentativa de organización permanente sobre una base que no ponga en cuestión el capitalismo facilita esa absorción.
¿Cuál es la causa de la malnutrición rayana en el hambre de muchos niños del conurbano bonaerense, de numerosas provincias argentinas, de un buen número de países sudamericanos, africanos, asiáticos… y que empieza a afectar también a países europeos? ¿Es el mal gobierno? ¿Es la corrupción? ¿Es el mal reparto de las riquezas? ¿Injusticia? ¿Escasez de alimentos? En la última pregunta está la clave de la respuesta. Constatamos fácilmente que no hay escasez de alimentos. Por sólo limitarnos a Argentina vemos que sobra carne, trigo, soja, que las huertas de Tucumán rebosan de todo tipo de hortalizas y frutales, mientras allí es uno de los lugares de mayor índice de malnutrición infantil.
En todo el planeta sobran alimentos, los escaparates están repletos, muchos productos perecederos que no se venden son arrojados al mar…Aquí vemos una de las causas fundamentales del hambre o la malnutrición que afectan actualmente a gran parte del género humano: LA SOBREPRODUCCION. El Manifiesto Comunista, escrito en 1848, dice que “durante las crisis, una epidemia social, que en cualquier época anterior hubiera parecido absurda, se extiende sobre la sociedad: la epidemia de la sobreproducción”. El capitalismo es la primera sociedad de la historia humana en la que se pasa hambre no porque se produzca demasiado poco sino porque se produce demasiado. El capitalismo no entra en crisis por escasez de producción sino por exceso de producción. A diferencia de lo que ocurría en el feudalismo, no es por la sequía, ni por las malas cosechas, ni por las plagas de langosta, por lo que se produce el hambre y la miseria sino “porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiada industria, demasiado comercio”, prosigue el Manifiesto Comunista, que concluye que tal absurdo “precipita en el desorden a toda la sociedad burguesa”.
La actividad de buscar comida en las sobras de empresas alimentarias o distribuidoras, de recabar subsidios de las instituciones asistenciales del gobierno, supone encerrar a un puñado de compañeros en un círculo cerrado que no sólo no puede solucionar las causas de la miseria, sino que tampoco palia los efectos de esas calamidades. Mientras que el número de bocas necesitadas de comida crece vertiginosamente los comedores apenas consiguen dar de malcomer (¡no de comer!) a un puñado de bocas.
Se trata de una actividad de gestión de la miseria. No se soluciona el hambre, lo que se hace es adaptarse a ella. Supone convertirse en auxiliares involuntarios del Estado en su tarea de perpetuar a los explotados y oprimidos dentro de las cárceles de la de miseria, el hambre y la desesperación. Millones de seres humanos son abandonados a su suerte por el Estado capitalista y los bolsones que reparten las organizaciones piqueteras y las sopas que organizan los comedores dan la impresión de que se está “haciendo algo”, de que el Estado “democrático” no se olvida de los más desfavorecidos, de que habría “solidaridad” con ellos… Cuando en realidad lo que se está haciendo es mantener y agravar la situación, dejarla encerrada como en un gueto dentro del barrial o del poblado.
Con la organización de Comedores Populares se pretende, como decíamos al principio, un segundo fin: proporcionar cultura y formación a niños y adultos.
La cultura y la formación son necesidades de la clase obrera que se propone construir una sociedad sin explotación, sin fronteras, sin estados, en la cual todos los hombres puedan conocer y aplicar para su vida en común, todo lo que la historia de la humanidad ha aportado a sus conocimientos.
Observamos en todos los países –tanto los más desarrollados como en los menos- un abandono creciente por parte del Estado de servicios como la educación. Las instalaciones escolares se deterioran y no son renovadas, la enseñanza –salvo para una élite privilegiada- pierde calidad o es directamente abandonada en los barrios más pobres. Que asociaciones de los barrios más olvidados organicen cursos para darse cultura, pone en evidencia la voluntad de conocimiento, el ansia de dignidad, de esos millones de seres humanos que por vivir en el conurbano bonaerense son despreciados por las altas esferas tratándolos de “lúmpenes”, de la misma forma que en Francia Sarkozy ha llamado “canalla” a los jóvenes de los barrios de suburbios.
Ahora bien, ese intento, pese a su buena intención, no pone en cuestión el sistema capitalista ni se inscribe realmente en una dinámica de lucha contra él. Por ello, consideradas en sí mismas, son actividades que el Estado recupera y esteriliza, terminando por convertirlas en un medio auxiliar de su objetivo de control y encuadramiento de la población.
Por otra parte, la cultura y la formación no garantizan un puesto de trabajo. Al trabajador se le exigen cada vez mayores requisitos de formación y adiestramiento, pero ni aún con eso puede conseguir un trabajo regular porque el problema del capitalismo es el desempleo galopante y su capacidad de crear empleos es muy inferior al número de los que destruye. Además, ni siquiera con un puesto de trabajo se pueden garantizar unos medios de vida suficientes pues los salarios van cayendo cada vez más hasta niveles que ni siquiera permiten vivir decentemente. ¡Recordemos lo que decía una trabajadora del hospital Garrahan: “ni siquiera tener un sueldo todos los meses te permite vivir”!
No es la incultura, la falta de preparación o de formación, lo que provoca que miles y miles de jóvenes no consigan un empleo, sino que es la crisis sin salida del capitalismo la que hace que éste sea incapaz de integrar a la mayoría dentro de la actividad productiva condenándolos a la exclusión social: la legión de seres humanos apartados del proceso productivo, condenados a malvivir y en la más terrible inseguridad, crece dramáticamente en numerosos países.
Se podría decir que al menos la actividad del Comedor serviría para agrupar a la gente y plantearle los problemas que hay en la sociedad, cómo luchar contra ellos. En definitiva, serviría para ganar gente a la causa de la lucha revolucionaria. Compañeros que participan en esos organismos dan ese argumento: “la verdad es que lo que hacemos no sirve para nada, es reformista y le hace el caldo gordo al Estado, pero, al menos, logramos reunir a la gente, concienciarla y enseñarle a ser solidaria”.
Actualmente en Argentina, en organizaciones de base (piqueteros, comedores, empresas autogestionadas, redes de economía solidaria etc.) hay muchos miles de personas “organizadas”, que supuestamente “se reúnen”, “se conciencian”, “hacen algo” etc. En apariencia, esto representa una fuerza imponente, pero en la realidad, hay miles y miles de personas paralizadas, atadas de pies y manos por el Capital y su Estado. Esto se ha comprobado repetidas veces, la última fue cómo esas organizaciones de masas ahogaron a los trabajadores de Garrahan en una falsa solidaridad.
La actividad que domina esas organizaciones es la asistencia, el mantenimiento de la miseria, su utilización por el Estado para perpetuar la explotación. Todo eso se hace contra la voluntad y los deseos de la mayoría de sus miembros. No se puede discutir de cómo salir de la miseria cuando todo lo que se está haciendo gira alrededor de cómo mantenerse dentro de ella. Por ello, por mucha buena voluntad que se le ponga, por muchos intentos de persuasión que se hagan, no se podrá desarrollar una discusión y una actividad dirigidas a la lucha revolucionaria.
Sí hemos de organizarnos para la lucha contra la miseria hemos de asentar una actividad que vaya a sus causas. Sólo la lucha de la clase obrera puede acabar con las causas de la miseria. Sin embargo, su lucha es todavía muy limitada y va a tardar tiempo en tomar una fuerza revolucionaria que le permita levantarse contra el capitalismo. Entretanto, hay que contribuir con una actividad de discusión, de intervención en las luchas, de reagrupamiento internacional de los revolucionarios, de animación de círculos de discusión en torno a las posiciones comunistas. Es una actividad que parece “abstracta”, desligada de todo lo inmediato que nos rodea, pero cada vez que hay una lucha masiva de la clase obrera vemos la utilidad de que haya un puñado de revolucionarios que contribuyan con análisis, propuestas y orientaciones al avance de su lucha. Así vimos la oleada de huelgas que hubo en Argentina entre junio y agosto, adonde una intervención podría haber ayudado a ir más lejos, a sacar lecciones, a romper las trampas de la burguesía. Hace unos días, Chávez y Maradona montaron una farsa de “lucha antiimperialista” en Mar del Plata. Hacía falta una voz revolucionaria que denunciara ese tinglado que va a desviarlos hacia un activismo inoperante y va hundirlos progresivamente en la confusión y la desmoralización.
Por eso, los compañeros más conscientes y combativos, más indignados contra la miseria y el hambre, deben canalizar esa voluntad y esos sentimientos hacia la clarificación de las posiciones revolucionarias del proletariado, hacia la intervención en su seno, hacia la lucha contra los engaños y las trampas que el Estado capitalista nos tiende.
CCI 19-11-05
[1]Unos 6 millones de habitantes de Argentina solo alcanzan a 1 peso diario
[2] Ver el artículo de los compañeros del Núcleo Comunista Internacionalista: https://es.internationalism.org/book/export/html/185 [247]
La «otra campaña» que se sustenta en la 6ª declaración del EZLN, es una peligrosa trampa para el proletariado, en tanto pretende atraparlo en una ideología reaccionaria que complementa el trabajo de confusión que la burguesía lleva con el proceso electoral en marcha. En RM 88 ya hemos denunciado la forma en que el llamado de Marcos se vuelve un ataque contra la conciencia de los trabajadores. El círculo «Comunismo o Barbarie» profundiza la reflexión sobre ello, haciendo una clara defensa de las posiciones marxistas de frente a los ataques ideológicos de la burguesía. Reproducimos el texto, eliminando, solo por problemas de espacio, algunos extractos, aunque el documento completo puede solicitarlo escribiendo a nuestra caja postal, o al correo electrónico.
«La nacionalidad del obrero no es francesa, ni inglesa, ni alemana; es el trabajo, la esclavitud en libertad, la venta voluntaria de sí mismo. Su gobierno no es francés, ni inglés ni alemán; es el capital. Su cielo patrio no es el francés, ni el inglés, ni el alemán; es la atmósfera de la fábrica. El suelo que le pertenece no está en Francia, ni en Inglaterra, ni en Alemania; está bajo tierra, a unos cuantos palmos de profundidad» Karl Marx (1845)
(...) Hoy como ayer, los discursos de la burguesía y la pequeña burguesía se dirigen a los sentimientos y emociones del proletariado para obstaculizar la reflexión y para hacer una defensa encubierta del capitalismo, del capitalismo en una de sus formas. Castro, Lula, Chávez, Kirchner, pero también Obrador y el EZLN dicen ofrecer una «alternativa al capitalismo» (...)
Desde sus orígenes, el EZLN ha sido un paladín del Estado nacional: «Las autonomías no son separación, son integración de las minorías más humilladas y olvidadas en el México contemporáneo. [...] Hoy lo repetimos: NUESTRA LUCHA ES NACIONAL»[1] [250]
(...) Se dirá que el EZLN ha corregido sus errores, que ve ahora las cosas con los ojos del proletariado, que ha dado un viraje (¡repentinamente!) hacia la izquierda, que solamente hay «algunas cosas» que le hacen falta a la Sexta declaración, que no hay que ver la forma de los términos sino su contenido, que «patria» debiera ser entendida como «los intereses de los explotados», etc. (...)
La larga y difícil experiencia del proletariado ha puesto muy en claro que no tiene ningún interés en común con la burguesía, que el beneficio del capital se sostiene en el perjuicio de los trabajadores; sin embargo, el EZLN equipara la ruina de la burguesía y la pequeña burguesía con la miseria del proletariado del campo y de la ciudad: «...los gobernantes que tenemos [y que] están destruyendo lo que es nuestra Nación, nuestra Patria mexicana ... hacen leyes como las del Tratado de Libre Comercio, que pasan a dejar en la miseria a muchos mexicanos, tanto campesinos y pequeños productores, porque son «comidos» por las grandes empresas agroindustriales; como los obreros y pequeños empresarios porque no pueden competir con las grandes transnacionales que se meten sin que nadie les diga nada y hasta les dan gracias, y ponen sus bajos salarios y sus altos precios.»
De esta manera, el EZLN «olvida» que la relación fundamental del capitalismo, la oposición capital-trabajo, se reproduce a una escala general. No importa el tamaño de esta relación antagónica entre los trabajadores y capitalistas; allí donde un individuo posee medios de producción y compra fuerza de trabajo a uno o varios proletarios, se está generando ya una relación de explotación de los capitalistas sobre los asalariados, se está comprando por parte del capital una mercancía capaz de generar un valor mayor que el que se está pagando; se está generando a partir de esta relación un plusvalor que es arrebatado al proletariado. ¿Debe entonces el proletariado basar su programa en una alianza con los «pequeños productores» o los pequeños empresarios que reproducen esta relación; allí donde el proletariado no tiene futuro ni perspectiva alguna de solución real a su miseria y sufrimiento?
(...) El proletariado es una clase explotada por el capital, grande o pequeño; explotada independientemente de su color de piel, de su sexo o de la región que habite. La burguesía sólo puede obtener ventajas al remarcar las diferencias (...) pues esto permite que el proletariado no pueda reconocerse como clase y se diluya en los frentes interclasistas, es decir, bajo programas y causas que le son ajenos, pero sobre todo, porque a través de este recurso se le impide al proletariado que vea lo que le hace ser la única clase revolucionaria capaz de destruir el capitalismo: que está privada de todo medio de producción y de vida, que no tiene más que su fuerza de trabajo y que, a diferencia de la burguesía y del resto de las clases que se enfrentan a ella, el proletariado no tiene patria que defender.
«Algunas de las bases económicas de nuestro México que eran el campo y la industria y el comercio nacionales, están bien destruidas y apenas quedan unos pocos escombros que seguro también van a vender.»[2] [251]
Cabe preguntarse si esas bases económicas a las que se refiere el zapatismo como la industria y el comercio eran menos capitalistas que las actuales. Tal afirmación es más bien una apología ese esquema del «Estado benefactor», caduco ya para el capitalismo actual, y que fue producto de la adaptación del capital a las circunstancias generadas por el fin de la segunda guerra mundial, donde partiendo de teorías burguesas como el keynesianismo, se pretendió dar oxigeno al capitalismo de posguerra.
Para el EZLN, el problema estaría en «unas empresas extranjeras... que tienen al campesino bien jodido» y en las maquiladoras «que son del extranjero y que pagan una miseria por muchas horas de trabajo.»[3] [252]
(...) Desde la lógica del zapatismo, las empresas extranjeras serían las únicas que generan pobreza, desempleo, miseria y deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores en México. Pero, ¿acaso Vitro, Cemex, Bimbo, Telmex, y demás empresas «orgullosamente mexicanas» no cumplen el mismo papel contra el proletariado que aquellas que «son del extranjero»? (...)
Que el sistema de «seguridad social», o la capacitación de la fuerza de trabajo y el adoctrinamiento ideológico que le acompaña (el proceso conocido como «educación»), necesarios para el proceso de producción capitalista, reciban la categoría jurídica de «público» o que los recursos como el agua, se denominen «propiedad de la nación», no significa en lo más mínimo que no sean mercancías. (...) Lo que debe verse es que a pesar de la forma jurídica que adopta el capital, en los hechos, el proletariado se encuentra privado de medios de producción: «[...] la transformación del capital en sociedades por acciones (o trust) o en propiedad estatal, no cambia la naturaleza capitalista de las fuerzas productivas [...] El Estado moderno, independientemente de las formas que asume, es esencialmente el Estado de los capitalistas, una máquina al servicio de los capitalistas, la personificación ideal de todo el capital nacional. Así, cuanto más fuerzas productivas quedan bajo su posesión más se convierte en un capitalista nacional real y más explota a los ciudadanos. Los proletarios permanecen en su condición de asalariados y las relaciones sociales típicas del capitalismo no se descomponen.»[4] [253]
Los servicios de salud, incluso en el antiguo esquema, son mercancías, y su costo sigue recayendo sobre el salario que los trabajadores perciben socialmente (...) Por eso afirmamos que el llamado del EZLN a defender «la soberanía nacional con la oposición intransigente a los intentos de privatización de la energía eléctrica, el petróleo, el agua y los recursos naturales»[5] [254], no es sino un llamado a defender el capitalismo en una de sus formas, pues, como Marx lo planteaba acertadamente, «allí donde el Estado es el mismo productor capitalista, como ocurre en la explotación de las minas, los bosques, etc., sus productos tienen el carácter de «mercancías» y poseen, por tanto, el carácter específico de toda otra mercancía.»[6] [255] (...)
Basta un ejemplo para ver lo que el EZLN opina sobre la legalidad burguesa en la «Sexta declaración»: «...la Constitución ya está toda manoseada y cambiada. Ya no es la que tenía los derechos del pueblo trabajador, sino que ahora están los derechos y las libertades de los neoliberalistas para tener sus grandes ganancias.»[7] [256]
La defensa de la legislación se vuelve un mecanismo cada vez más eficaz en el aseguramiento del control del capital sobre los trabajadores. Lo que la ley considera lícito es aquello que tenga por objeto «armonizar los derechos del trabajo con los del capital» (...) El proletariado debe defender sus necesidades, sus intereses, frente a los del capital, no las leyes de la burguesía.
(...En ese sentido, es que) El capitalismo nunca ha representado el bienestar para los trabajadores, sin embargo, durante su fase ascendente, el capitalismo permitía en ocasiones la realización de algunas reformas que los trabajadores obtenían tras duras batallas y en las que podían ver una mejora relativa de sus condiciones de existencia. El capitalismo es ya un sistema decadente, no puede ya realizar tales reformas ni mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. (...) Lo que está puesto a la orden del día en esta época del capitalismo en descomposición es la revolución proletaria y no un programa de reformas. Para los defensores del capital (vestidos bajo cualquier disfraz), el proletariado «no está apto para un programa radical», por lo que ha de contentarse con el «programa mínimo» de reformas, con «programas democráticos», con «proyectos de nación» o «programas nacionales». (... Pero) la burguesía es la única clase que tiene un interés nacional. El proletariado, sea en el campo, sea en la ciudad, debe romper con todo programa que incluso presentado como «anticapitalista» no signifique más que la defensa del Estado nacional, esto es, del Estado burgués. La tarea del proletariado es organizarse bajo su propio programa, defendiendo sus intereses de clase.
(...) En marzo de 2001, Marcos hacía mofa del marxismo ante miles de universitarios a quienes decía no querer aburrirlos con la revolución mundial, sino hablarles de un niño «indígena». Para nosotros el proletariado no es ni «mexicano», ni «francés», ni «indígena», ni «negro» o «blanco», ni «extranjero». No somos ni una «nación», ni una «raza», ni una «etnia»; somos una clase explotada mundialmente. Para nosotros los proletarios las únicas fronteras que existen son las que ha creado la burguesía y es ella y sólo ella, quien tiene interés por perpetuar su existencia.
Al proletariado no le corresponde defender las fronteras nacionales, sino abolirlas.
El proletariado tiene un solo programa que no es nacional sino internacional: destruir la sociedad burguesa, abolir la propiedad privada.
Para nosotros, como miembros del proletariado, la Revolución no es una ni una broma ni una idea inalcanzable, es una necesidad y una posibilidad que se sostiene en condiciones materiales que hoy existen.
La revolución mundial para el EZLN puede ser cuestión de broma o una aspiración abstracta, para nosotros es la única bandera donde la victoria está asegurada.
Comunismo o Barbarie, diciembre 2005
[1] [257]Tercera declaración del EZLN, enero de 1995
[2] [258]Sexta declaración del EZLN.
[3] [259]Ibid.
[4] [260]F. Engels, Anti-Dühring
[5] [261]Sexta declaración del EZLN.
[6] [262]K. Marx, Glosas marginales al «Tratado de economía política» de Adolf Wagner.
[7] [263]Sexta declaración.
Como saben los lectores, la CCI celebra regularmente reuniones públicas y permanencias, Los debates vivos que tienen lugar son sobre temas diversos y variados, en relación con los cuestionamientos de actualidad o más históricos relacionados con el combate de la clase obrera. En nuestra permanencia del 11 de junio en Nantes, uno de los participantes presentó un volante (redactado junto a jóvenes elementos críticos) que fue difundido en Rennes para denunciar la campaña ideológica y el referéndum sobre la constitución europea. Esta actitud se inscribe plenamente en el esfuerzo del proletariado para desarrollar su combate de clase.
He aquí los extractos de este volante: «(...) La historia de Europa no es otra cosa que la historia del capital y de sus repugnantes criaturas, los Estados-nación. Esto no es más que la realización necesaria para la dinámica mundial del capitalismo, de un cartel de Estados para la defensa, común hasta cierto punto, de sus respectivos imperialismos, y para la represión, muy dividida aún, contra el proletariado y algunas fracciones aún renuentes a las cuales tratarán de reducir a la calma silenciosa de la democracia.
Esta unificación engañosa bajo el golpe resuelto de un puñado de estados dominantes, se nos presenta como la realización de la era democrática y como justificación a nuestros sufrimientos presentes y futuros.
En cuanto a nosotros, habituados a discernir, bajo la tranquila y feliz democracia, la careta horrorosa del capital y de su sangrienta dictadura nos es totalmente ajena y encontrará siempre en nosotros enemigos mortales, poniendo al orden del día su caída en el fondo de la historia. Contra las naciones y las super naciones, soporte podrido del capital, contra la ideología democrática enmohecida y carcomida, nuestra patria, es la internacional proletaria, es la internacional que pondrá en un saco todos los palacios, todas las capitales del viejo mundo (...)Se nos propone un referéndum para una pomposa Constitución europea con la cual nosotros nos limpiamos el trasero. Escupimos primero sobre los pobres tontos e indecentes que han decidido respetar todo el repugnante «debate democrático» orquestado por los otros (...) En la democracia, las decisiones tomadas solo se aplican si la realidad lo exige: es la necesidad del movimiento de la historia que decide, y no las patéticas asambleas y los gentiles referéndums. Decir «no» o «sí» no cambiará nada sino asegurar participar una vez más en el circo electoral, consolidando así la mascarada democrática sobre la cual vomitamos. Abajo Francia! ¡Abajo Europa! ¡Viva el proletariado! ¡Viva la Revolución!» El volante es firmado «Los Comunistas».
La iniciativa y el contenido de este volante han sido saludados por la CCI y los participantes, se trata en efecto de un esfuerzo de reflexión conciente de una minoría de al clase obrera para denunciar la democracia burguesa y la propaganda mediática de la clase dominante. Es por tanto necesario señalar que la democracia es el verdadero corazón de la ideología de la clase dominante, uno de los principales pilares del sistema capitalista. En el contexto de la intensa campaña de mistificación democrática -alabando las instituciones, la «construcción europea», haciendo creer que el porvenir de cada proletario está condicionado por una simple boleta de voto- es de gran valor el hecho de expresar la indignación como fruto de una reflexión denunciando la propaganda de Estado. Varias intervenciones pusieron de manifiesto el ataque de la burguesía sobre la conciencia del proletariado y los peligros que representa la ideología democrática muy justamente denunciada. La discusión ha puesto correctamente en evidencia que la reflexión desarrollada en el volante representa una fuerza política para combatir el veneno democrático y nacionalista. Y es claro que esta dinámica positiva va en el sentido de la clarificación, permitiendo a los camaradas que tuvieron la iniciativa, de tratar de aproximarse a las posiciones revolucionarias de la izquierda comunista y de reapropiárselas.
El esfuerzo del volante es también positivamente significativo del periodo actual, de la realidad del desarrollo de una maduración subterránea en el seno de la clase obrera. Es la traducción de otro fenómeno, de una cualidad más particular: la de la aparición de una reflexión en la juventud sobre la realidad bárbara del capitalismo y la necesidad de encontrar una perspectiva diferente al «no futuro» y a las miasmas de la descomposición social.
Una vez dicho esto, el deseo inevitable de que «todo se mueva ya» fuera de un marco organizacional y estructurado, se manifestó en el volante con una reacción de revuelta ante «los pobres tontos» que «han respetado el asqueroso debate democrático» . Este rechazo inmediatista fue criticado en diversos grados por los participantes. Pero de hecho, esta reacción de revuelta hacia «los que se tragan la propaganda democrática» puede parecer legítimo en elementos que expresan una impaciencia y una revuelta ante el hecho que los obreros vayan a votar por una u otra fracción de la burguesía. La discusión igualmente muestra que tal actitud da concesiones a la ideología anarquizante la cual tiende a desarmar a estos camaradas ante el anarquismo ambiente alimentado por la burguesía y donde uno de los componentes ideológicos clásicos es la culpabilización (de «tontos»). Se trata también del peso ideológico de visiones individualistas de la lucha de clase que empuja a hacer una especie de rechazo de ciertas partes de la clase obrera, percibidas como «menos claras», o sea a menospreciarlas. Pero este aspecto fue rápidamente combatido cuando uno de los redactores presentes precisó que este volante había sido escrito «para hacer reaccionar». En el movimiento obrero, los revolucionarios siempre han obrado en el sentido de hacer reaccionar a la clase obrera, pero jamás insultándole, ni tratando a los obreros mistificados por la ideología burguesa de imbéciles. Una de las tareas principales de los revolucionarios es mas bien denunciar las trampas de la ideología burguesa y explicar paciente e incansablemente a la clase obrera los peligros que le esperan si ella se adhiere a las mentiras electorales de la clase dominante. La actitud consistente en estigmatizar a «los tontos» que van a votar no puede más que hacer dar la vuelta a los elementos en búsqueda o a los que tienen dudas.
La discusión, en este sentido, mostró la necesidad de debatir fraternalmente para hacer avanzar la reflexión. Y es esta actitud que ha sido emprendida por el camarada que vino para defender un texto emanado de elementos combativos, inscribiéndose muy positivamente en la discusión.
El camarada también intervino en el debate para responder, desarrollar su punto de vista y justamente exponer sus desacuerdos: «Nuestro volante no tiene por objetivo esclarecer, sino ha sido redactado contra el consenso y para hacer reaccionar (...) yo tengo una visión diferente a la de la CCI sobre la cuestión de la organización y del militantismo. La CCI no está ciertamente de acuerdo con nuestro análisis en este plano, que calificaría de consejista. Pero no somos revolucionarios sin las masas que hacen la revolución. La organización es para responder a una tarea y necesidades precisas. Fuera del periodo revolucionario, ella no tiene utilidad y en este marco tiende a burocratizarse. ¿Cuál es necesidad de una organización? Las reuniones, los volantes, etc, pueden hacerse sin ella (...),Marx y Engels fueron teóricos e intérpretes del movimiento social. Entre 1852 y 1864, no había organización y las ideas de Marx no degeneraron. Mi crítica es sobre el hecho de que las organizaciones degeneran cuando su papel terminó(...): La CCI interviene en la clase obrera, la CCI hace bien al discutir. ¡Bien! Pero no estoy seguro en que medida las reuniones públicas desarrollen una influencia. Tengo la impresión que no aporta nada discutir en relación a un texto (ndr: el camarada hace alusión a nuestros textos introductorios en las reuniones públicas) ¡No hay necesidad de un curso! (...) no niego la necesidad de una organización, pero solamente en el periodo revolucionario».
Según el punto de vista desarrollado aquí por el camarada, la organización no se reduciría más que a un aspecto inmediatamente utilitario y limitado al periodo revolucionario. Pero sobre todo, representaría un peligro después de la revolución. Volvemos a encontrar, como reconoce además el mismo camarada, la vieja cantinela consejista que, tras una vaga consideración sobre la «utilidad eventual» de la organización, la concibe a priori como una especie de amenaza, una «máquina de corromper», un «instrumento» en manos de los «líderes». A fin de cuentas, aparece bien el hecho de que el camarada no está convencido de la utilidad de una organización, y comprendido además para el «periodo de la revolución». Para él, la clase obrera es perfectamente capaz de organizarse a sí misma, y nosotros estamos de acuerdo. Pero no tocamos aquí el nudo de la problemática del camarada que ve también en el partido un peligro potencial permanente para la clase obrera. Para él, el partido no puede inevitablemente más que confiscar al proletariado el control de su lucha y en consecuencia es un enemigo a plazo del desarrollo de su combate y no puede más que identificar plenamente a la toma del poder en el seno del Estado.
¿De dónde proviene la organización? ¿De las masas mismas? ¿Cuál sería su tarea por tanto y en relación a qué necesidades?
El camarada pasa en realidad de lado estas preguntas esenciales, lo que refuerza su tendencia a asimilar confusamente el partido al Estado y por tanto a no ver ante todo en el partido más que un «peligro». Como un destino, la dinámica de «burocratización», según la terminología consejista, deviene por tanto inevitable desde este punto de vista. O, no hay al contrario alguna fatalidad y la vida de una organización no es más que un combate permanente donde la salida no está escrita por adelantado. Debe ser claro que el partido no tiene por papel el tomar el poder en «nombre de la clase» y que siempre queda como un órgano de orientación política que, lejos de identificarse al Estado, le es ajeno. Antes, durante y después de la revolución, comprendiendo por tanto un periodo post insurreccional, queda como una secreción de la clase obrera y su combate histórico. Solo una derrota de la corriente marxista y una victoria del oportunismo, es decir la penetración de la ideología dominante en su seno, representa un peligro potencial que puede ser efectivamente mortal. Es vital para las minorías más concientes estar organizados para ser factor activo en el combate por participara activa y eficazmente a acelerar la homogenización de la conciencia en la clase.
En realidad puede parecer difícil de comprender que el movimiento obrero debe cumplir tareas organizacionales permanentes incluso cuando las grandes masas parecen totalmente ausentes de la escena de la historia o cuando estas son derrotadas. Si es verdad que los partidos proletarios surgen en relación con el aumento de las luchas de la clase obrera, se desarrollan luego y desaparecen en las fases contrarrevolucionarias, como fue el caso formalmente para la Liga en 1852, ello no significa por tanto una desaparición total de la actividad organizada.
Desde este punto de vista, entre 1852 y 1864, Marx no era un «individuo aislado» que se «retiró a sus estudios», un «pensador» o «filósofo genial» como a la burguesía gusta presentarlo, sino quedó al contrario como un verdadero militante comunista: «Marx no disolvió autoritariamente la Liga en 1850, ni tampoco la AIT en 1872. Simplemente explicó que los revolucionarios deben prepararse para enfrentar la próxima dispersión de estos partidos, organizándose para mantener en su ausencia el hilo rojo de la actividad comunista» (Revista Internacional número 64: «La relación fracción-partido en la teoría marxista»). Los individuos aislados, al contrario, no pueden tener algún campo real de acción y el movimiento conciente de la clase no puede jamás reducirse a la reflexión de una suma de individuos dispersos. Durante este periodo de reflujo de la lucha de clases, Marx y Engels al contrario manifestaron siempre la preocupación de mantener los lazos organizados y publicar una prensa revolucionaria. Por la experiencia histórica de la clase, Marx y Engels supieron precisar por adelantado los contornos de la noción de partido haciendo lo que se puede llamar un trabajo de «fracción»: «El proceso de maduración y definición del concepto de fracción encuentra por tanto su origen en esta primera red de camaradas que habían sobrevivido a la disolución de la Liga de los Comunistas». (idem).
El ejemplo de la Izquierda Italiana en los años 30, retomados en la discusión, constituye un desmentido significativo a la idea según la cual las organizaciones serían inútiles fuera de los movimientos revolucionarios. En efecto, llevados en las condiciones más terribles del estalinismo triunfante, los trabajos de la izquierda Italiana fueron más fecundos sobre diversos planos teóricos, particularmente organizacionales. Sin este trabajo de fracción y por tanto de organización, particularmente llevado por Bilan, no habría hoy expresión organizada elaborada de la izquierda comunista como la CCI! Como afirma justamente un participante: «(...) La organización no solamente está presente en momentos históricos particulares. Existe una relación social que hace que la organización esté allí para luchar contra la ideología dominante. La organización es una necesidad para poder hacer frente a la presión de la ideología burguesa que es permanente. Se trata de un factor fundamental que se ejerce en profundidad y en extensión».
Es justamente a través de la discusión política más amplia y más extensa y a través del reconocimiento de que las organizaciones revolucionarias representan su interés que el proletariado podrá reforzarse políticamente y confrontase a la burguesía. El paciente trabajo de reagrupamiento internacional va de la mano con la construcción de la organización del proletariado. La preocupación de la continuidad para transmitir un patrimonio político a una nueva generación de militantes es hoy indispensable para preparar el futuro partido y el próximo asalto revolucionario. Si las condiciones del surgimiento del partido están ligadas a la lucha de clases, esta última no es un producto mecánico que aparece ex nihilo. Debe sobre todo su existencia a la claridad y determinación, al combate de la vanguardia revolucionaria. Como mostró la revolución rusa, el partido bolchevique estaba construido antes de la revolución, permitiendo una intervención fecunda que preparó la efervescencia en los mítines, las huelgas y manifestaciones, en los consejos obreros. Ello, a fin de cumplir una función irremplazable, la de catalizar el proceso de maduración de la conciencia proletaria hacia la victoria. Hoy, cuando el impasse del capitalismo en crisis empuja de nuevo al proletariado a continuar y desarrollar su combate, la tarea de los revolucionarios es trabajar por el reagrupamiento, por la unidad de las energías revolucionarias en vistas a la construcción del futuro partido mundial. Desde este punto de vista, no podemos compartir la visión del camarada que ve en nuestras reuniones y en la elaboración de una actitud política un «curso» que no le «aporta nada». Contrariamente a esta visión que haría de la CCI una especie de «profesor» y de los participantes «alumnos pasivos» que deberían regurgitar las «lecciones» formateadas, afirmamos que el proletariado no adopta este tipo de actitudes «pedagógicas» ajenas al marxismo. Todo lo contrario, las reuniones son lugares de debate que deben permitir una clarificación según las necesidades del combate, hacen parte del proceso de toma de conciencia necesaria para luchar contra la presión ideológica de la burguesía, para desarrollar la lucha y preparar el futuro
WH (20 de agosto)
La 6ª declaración del EZLN y su “otra campaña”, se presenta como una alternativa política para los trabajadores. Su crítica a los partidos de la burguesía, incluyendo ahora al PRD, así como su lenguaje sentimentaloide y pretendidamente radical, los hace parecer diferentes al resto del aparato de izquierda del capital. Es sobre todo su llamado a formar una organización que hace pensar a muchos trabajadores, sobre todo a las jóvenes generaciones, que la declaración de la guerrilla de nuevo cuño y su recorrido por el país, “escuchando” las demandas, terminará creando un proyecto capaz de aglutinar y enfrentar al capital, sin embargo el proyecto que llama a crear, de concretarse, no será diferente al que levantara el FZLN, es decir un proyecto patriotero que se convertirá en otra camisa de fuerza con la que busca someter la potencialidad revolucionaria del proletariado.
La campaña de Marcos, pretende hacer creer que el EZLN ha dado un “giro” radical, y ahora se atreven hablar del obrero y de la explotación a que son sometidos. Si antes en su discurso, que presumía ser incluyente aceptaba que buscaba “… un mundo donde quepan todos los mundos…” (27-07-96), ahora cambian el tono para parecer radicales y le agregan la exclusión de los ricos. Si apenas en 1994 llamaban a votar, a respaldar al PRD y a Cuahutémoc Cárdenas, ahora critican las elecciones y amenazan al PRD con “destrozarlo”… A medida que pasa el tiempo el EZLN irá acondicionando su maquillaje, no obstante lo que no cambia es el proyecto claramente burgués, con el que pretende entrampar a los trabajadores.
Hay una insistencia continua del EZLN con la que busca reforzar el trabajo de la burguesía y ampliar la confusión en las filas de los trabajadores, esta insistencia es que el proletariado ha dejado ser la única clase capaz de eliminar el capitalismo. Ello se deduce de su descripción social a partir del concepto “sociedad civil” en la que caben todos, por lo que insiste en construir una organización interclasista en la que el proletariado quede atrapado en la defensa de un proyecto que no busca ya destruir al sistema sino tan sólo renovarlo, a través de la defensa de la economía nacional (es decir, de los proyectos de la burguesía mexicana) y con la construcción de nuevas leyes.
Esta actitud chauvinista, enfocada en la defensa de la nación ha estado presente desde sus orígenes, la misma concepción de la “liberación nacional” nos habla de ello, y nos es nada raro que las FLN, origen del EZLN tuviera como consigna básica “Vivir por la Patria o morir por la libertad”. Pero si esto puede parecer simples anécdotas secundarias, veamos los que dicen en su declaración sobre el significado de la organización a la que llaman a formar. Por medio de la 6ª declaración, convocan a formar un “programa nacional de lucha”, que tenga como objetivo “… un compromiso claro de defensa conjunta y coordinada de la soberanía nacional, con la oposición intransigente a los intentos de privatización de la energía eléctrica, el petróleo, el agua y los recursos naturales.”
Como se ve, repiten bajo un tono más radicaliode las ideas del “Plan La realidad–Tijuana” (9-08-03), y como antes, ahora estos argumentos son aplaudidos por el sindicato y el aparato de izquierda del capital porque saben bien que son carnadas atractivas para desviar el coraje y combatividad de los trabajadores, y encerrarlos en la búsqueda vana de políticas económicas “alternativas” de defensa de la “soberanía” (lo que implica la protección del capital nacional), impidiendo así tomen como centro de su combate la defensa de sus condiciones de vida, lo cual en su esencia misma lleva la critica radical al sistema de explotación. No es extraño que sean los sindicatos y los izquierdistas los que buscan encuadrar a los trabajadores en el proyecto claramente burgués al que convoca Marcos.
Desde antes de formada la organización que el neo-zapatismo invoca, ya está adelantada la amenaza de atar a los trabajadores a las consignas de la burguesía, y someterlos a una estructura interclasista en la que su PROYECTO HISTÓRICO, no tiene cabida, en tanto está sometida su fuerza como clase al degradar su actuación a la de “ciudadanos”. Es la formación de una endeble amalgama de clases en la que pretende meter a los trabajadores, dejándolos aislados, su llamado lo confirma: “Invitamos a los indígenas, obreros, campesinos, maestros, estudiantes, amas de casa, colonos, pequeños propietarios, pequeños comerciantes, micro empresarios, jubilados, discapacitados, religiosos y religiosas, científicos, artistas, intelectuales, jóvenes, mujeres, ancianos, homosexuales y lesbianas, niños y niñas, para que, de manera individual o colectiva participen directamente con los zapatistas en esta CAMPAÑA NACIONAL para la construcción de otra forma de hacer política, de un programa de lucha nacional y de izquierda, y por una nueva Constitución.”
De forma que aunque ahora el EZLN diga que se trata de formar una organización anticapitalista, no tienen más proyecto que el atacar la conciencia proletaria.
Es cierto que el capitalismo con sus existencia comprime no sólo a los asalariados, también se ven sometidos estamentos y clases medias, entre ellas los campesinos y la pequeñaburguesía, no obstante el proletariado, por el lugar que ocupa en el modo de producción, por ser la única clase que está despojada y no contar con ninguna atadura orgánica hacia algún tipo de propiedad, es la ÚNICA CLASE explotada y revolucionaria al mismo tiempo que no puede diluirse en una masa interclasista. El resto de clases y estamentos, aunque son víctimas del capitalismo mantienen la mirada pegada al pasado para criticarlo, por lo que viven añorando formas anticuadas de producción. Si los asalariados pierden la autonomía de su combate, son aislados e impedidos para desarrollar las únicas armas con las que cuenta para enfrentar al capital su CONCIENCIA y ORGANIZACIÓN.
La conciencia proletaria, es la claridad de la clase sobre su papel histórico y de que el capitalismo no le puede ofrecer sino explotación, miseria y guerra, y esta conciencia toma forma viva en su organización. Por eso la organización de la clase obrera no es impuesta ni inventada por alguna minoría ilustrada, es producto de la misma lucha de clases y, por supuesto, de la reflexión. Por ello, es fundamental para el proceso de desarrollo de toma de conciencia de la clase obrera, reflexionar que su organización debe responder a sus necesidades históricas, debe reflexionar que el sindicato, desde las primeras décadas del siglo XX ha dejado de ser un instrumento de combate obrero y hoy no es más que un engranaje del capital, de la misma forma debe reflexionar que los partidos de la burguesía y sus procesos electorales son sólo medios por los cuales la burguesía busca perpetuar su orden, pero ante las circunstancias actuales, se vuelve imperativo que los trabajadores reflexionen sobre lo ajeno que son a sus intereses el involucrarse en la defensa de la soberanía y de la patria y de lo peligroso que es perderse en organizaciones interclasistas. La clase obrera no tiene patria, y no tiene ningún interés en formar un frente con sectores de la burguesía y de la pequeñaburguesía para defender la nación. Ante la agudización de la crisis y la aceleración del golpeo a las condiciones de vida, la clase obrera debe responder con la movilización, pero para que esta se convierta en una expresión verdadera deberá romper con las imposiciones del sindicato, tomar en manos el movimiento impulsando Asambleas Generales masivas que alimenten la reflexión colectiva y que impidan a los agentes de la burguesía infiltrados en la trinchera proletaria desviar el descontento hacia la defensa de empresas estatales o de la patria. Los trabajadores deben recoger las experiencias del pasado y sobre todo recuperar el arsenal teórico del marxismo, al que el EZLN y sus corifeos no han dejado de afirmar que se trata de vejestorios. Los trabajadores necesitan organizarse pero no para afirmar el poder de la burguesía como lo quiere el EZLN.
Tatlin/6-02-06
La muerte de los 65 trabajadores de la mina Pasta de Concha en Coahuila, México, pone, más que nunca al descubierto, que el lujo y riqueza de la clase dominante surge de la explotación bárbara a la que son sometidos miles y miles de trabajadores. La muerte de estos obreros no es una anécdota para llenar las amarillistas páginas de la prensa burguesa, llenar horas en los telediarios, o un momento “oportuno” para que los personeros del capital hipócritamente se lamenten de los sucesos, es una lección que el conjunto de los trabajadores no pueden olvidar: la muerte de estos camaradas no fue un simple “accidente”, su muerte, como los cientos de accidentes que se viven en minas y fábricas cada día, o la miseria espantosa a la que son sometidos los trabajadores y sus familias, es la cuota que el capitalismo exige para seguir viviendo.
Con gran espanto la misma prensa de la burguesía señala las extenuantes condiciones en que los mineros llevan a cabo sus jornadas, respirando minerales que les acaban en unos cuantos años los pulmones y recibiendo cada semana apenas 600 pesos (equivalente a cerca de 60 dólares), pero esto no es una condición específica de estas minas, la totalidad de la clase obrera sabe de la dureza de la explotación a que cada día es sometido y la miseria asfixiante a la que es obligada a soportar.
Esta dolorosa experiencia manifestó al mismo tiempo la actitud solidaria de sus hermanos de clase, que no dudaron en ir al auxilio de sus compañeros. Decenas de trabajadores que laboran en minas cercanas pese a salir de agotadoras jornadas estuvieron presentes participando en el rescate. Y mientras la clase trabajadora externaba su solidaridad, los representantes del capital hacían gala de hipocresía: la patronal, miembros del “Grupo México” lo mismo que los funcionarios de la secretaría del trabajo, se empeñaban en difundir la “seguridad” de la mina, culpando a los obreros del accidente; el sindicato, representado por el cacique y capo Napoleón Gómez ha fingido una preocupación y muestra una aparente enojo, sin embargo todo mundo sabe que gobierno, la patronal y el sindicato son los que definen mediante acuerdos las condiciones en que ha de llevarse a cabo la explotación en cada lugar de trabajo. Los representantes del gobierno, en particular Vicente Fox (a la par que el obispo de Piedras Negras) ofrecen sus inútiles y falsos rezos, que muy pronto muestran que lo hacen como acto demagógico con el que pretenden ganar simpatías, ya que apenas se empieza a exponer el descontento de los trabajadores y de los familiares de los mineros atrapados en los socavones, el ejército es llamado para asegurar el control de una posible manifestación.
Lejos de las lágrimas de cocodrilo de la burguesía y del uso que el sindicato quiere hacer de la tragedia, con el fin de esconder que es un instrumento más del capital, la muerte de los 65 trabajadores debe ser reconocida como una experiencia más que obliga al proletariado, no sólo de México sino del mundo, a la reflexión de la necesidad de la eliminación del sistema capitalista mediante la Revolución Comunista Mundial. Fue el sistema quien mató a estos compañeros, y cotidianamente vive arrancando la sangre, el sudor y las fuerzas de los trabajadores del mundo.
RM/25-02-06
El más reciente escándalo golpea de nuevo al PRI, el gobernador de Puebla es pillado por los servicios de inteligencia del Estado en pláticas telefónicas al más puro estilo de la mafia. A una voz, diversos sectores de la burguesía se han rasgado las vestiduras como si este comportamiento fuera ajeno al perfil de moral de su clase y, además, horrorizada condena el uso faccioso que se hizo de las instituciones estatales como si tampoco fuera una realidad que su aparato de gobierno es el órgano de su dictadura como clase, aparentando que es posible esperar un funcionamiento imparcial de su parte. Ahora, que la poca pulcritud mostrada por los actores de este nuevo desaguisado saque a la luz este accionar que es moneda corriente en los círculos de poder de los capitalistas, les preocupa y tratan por todos los medios de echarle tierra con el consabido cuento del saneamiento institucional. Los trabajadores nada tienen que hacer tratando de “democratizarlo” o “sanearlo” como demandan todo tipo de líderes de opinión. Ya hemos evidenciado en innumerables ocasiones cómo los escándalos políticos, de corrupción, etc., son un poderoso método de golpeteo dentro de las pugnas que enfrentan regularmente a las fracciones de la burguesía sobre todo en su carrera desenfrenada por el control estatal nacional. Que siempre haya material de sobra que prueban la práctica marrullera y facciosa de la clase dominante efectivamente nos demuestra, si acaso había dudas, que la clase capitalista se revuelca cotidianamente en la inmundicia y que, se hunde cada vez más en un torbellino de descomposición sin freno.
Para el proletariado sería un suicidio tratar de encontrar a un personaje o un partido “menos” corrupto y “menos malo” para centrar sus esperanzas. Fuera de este grotesco espectáculo lo que interesa destacar es que esta agravación de la disputa hace salir a la luz la suciedad que hay tras de las relaciones de la burguesía, estos escándalos abarca lo mismo al PRI, PAN o el PRD.
En RM90 concluíamos que el PRI no convenía a los intereses globales de la burguesía nacional por lo que era notorio que la clase dominante no muestra querer aceptar a Madrazo para la presidencia, y su decisión se mueve entre Obrador y Calderón. Sin embargo, como lo mostramos, las cosas no son tan fáciles y hace falta que la relación de fuerzas entre las diferentes fracciones en pugna se incline hacia un lado u otro para poder estar en condiciones de perfilar una orientación más definida. El PRI, el cual ya no cuenta con un candidato viable y parece que al grito de sálvese quien pueda un gran número de priístas se apresuran a abandonarlo. Para el PAN las presiones indirectas por las acciones de corrupción de los hijos de Marta de Fox, hacen que sus posibilidades para ser elegido por la burguesía como el partido que la cohesione y sirva como pantalla del cambio democrático, se hace cada vez más complicado. En este escenario, habiendo ya pasado lo más fuerte del escándalo de corrupción alrededor de López Obrador, éste aparece como el puntero en la contienda, sobre todo por la promoción que ha estado recibiendo de parte de importantes sectores de la clase en el poder, y está menos dañado en su fachada que los otros dos candidatos importantes. Sin embargo, a cuatro meses de la elección hay un escenario marcado por la agudización de los conflictos, la burguesía todavía no logra el consenso mínimo tan anhelado y es de esperarse que en medio de la descomposición generalizada del capitalismo sus mecanismos de control estatal de estos procesos cada vez le resulten más caóticos.
La participación de partidos como el Alternativa Socialdemócrata y Campesina y el de Nueva Alianza (aparte de Convergencia, el Partido Verde y el PT que formaron alianzas) aún si se presenta como un ejemplo de la pluralidad democrática, lo cierto es que son indicadores de las dificultades que tiene la burguesía en México para integrar un sistema de partidos compacto y sólido. Los hemos visto accionar para apuntalar a los tres partidos más grandes que existen (PRI-PAN-PRD), funcionando precisamente como contrapesos que las diversas fracciones de la burguesía requieren en un momento dado para tratar de forzar la relación de fuerzas en su favor. El caso de Nueva Alianza es emblemático pues aparece en medio de las pugnas dentro del PRI, impulsado por la cacique sindical Elba Esther Gordillo, para debilitar a la fracción de Madrazo y buscar nuevos acomodos dentro de la estructura estatal. Así aún cuando estas estructuras no son reconocidas como opciones reales de la burguesía para encumbrarlos como equipos de gobierno, son instrumentos necesarios para entrampar en la confusión de la democracia a una masa mayor de trabajadores y fortalecer las estructuras de dominio.
Los trabajadores, por su parte, no deben caer en la trampa del discurso de estos partidos pequeños que se presentan como alternativa ante la corrupción de los grandes, la esencia de estos es la misma que la del PAN, PRI y PRD, todos son enemigos de los trabajadores. Los espectáculos de corrupción y de vendetas, que han dado también estos nuevos partidos, prueban que es toda la burguesía la que funciona de esa manera, aparte del hecho evidente de que todos los personajes que participan en esos partidos son en realidad cartuchos reciclados provenientes de otros o pertenecen en efecto a grupos de poder desde siempre ligados al Estado. Sin embargo, lo que interesa subrayar es la evidencia de que al igual que los partidos grandes, su función es extender la ilusión entre los trabajadores de que la participación electoral es la única alternativa para solucionar las condiciones de explotación cada vez más insoportables. Tampoco ellos son opciones para los explotados pues son organismos creados desde el Estado burgués para fortalecer el dominio del capital.
La burguesía tiene muchas dificultades para gestionar de la mejor manera este proceso lo cual se manifiesta en la pérdida gradual de la credibilidad que había ganado con el IFE en las elecciones del 2000, cuando logró sustituir el tradicional sistema de fraude por uno de elecciones limpias, apuntándose un éxito rotundo al nivel de su campaña democrática contra la clase obrera; ante esto, ha estado preparando durante meses su circo electoral principalmente alrededor de dos ganchos ideológicos que debemos denunciar. Por un lado, ante el desencanto de los trabajadores por las elecciones producto (entre otras cosas por los escándalos políticos) se les convoca a votar de todos modos pues sería la única manera de cambiar el estado de cosas y además como un chantaje del estilo de “si no votas no te quejes”, una campaña asumida ya por varios sectores de la burguesía con la que insiste en que no importa que esté sucediendo en las condiciones de vida de trabajo de los trabajadores, de todas maneras hay que votar para tener derecho a reclamar o bien, en las próximas elecciones, imponer un “castigo” no votando por ellos. Por otro lado, se usa el recurso del voto del mal menor, lo que significa que la burguesía puede reconocer que todos los partidos tienen errores y todos los candidatos tienen historia de corrupción, sin embargo, no hay de otra, hay que votar y hay que hacerlo por el menos malo. Los trabajadores que han votado saben muy bien que de nada ha servido su voto para mejorar sus condiciones de vida y de trabajo. En las pasadas elecciones federales, por ejemplo, el voto útil que fomentó la burguesía para lograr una votación histórica, derivó en las condiciones actuales: varios escalones abajo en la degradación de las condiciones de vida obrera.
Ante estos llamados al voto para que los trabajadores decidan quién ha de conducir su explotación a nivel nacional, hay que recordar que “En el capitalismo decadente, las elecciones son una máscara. Todo llamamiento a participar en el circo parlamentario no hace sino reforzar la mentira de presentar las elecciones como si fueran, para los explotados, una verdadera posibilidad de escoger (…) La burguesía esconde que su juego democrático electoral le sirve para hacer una alternancia en el gobierno para garantizar la salud de sus mecanismos de gobierno como clase, pues los partidos sólo son la expresión orgánica del control estatal de la burguesía, los cuales se reparten las tareas para encuadrar a los trabajadores usando diferentes ideologías y mecanismos de control. (Ver RM 88, sep-oct 2005). Ya en otras ocasiones lo hemos evidenciado ¿por qué la burguesía y sus representantes en los partidos políticos, en los sindicatos, tiene el mayor interés en que los trabajadores voten? La respuesta es muy sencilla, trabajan como siempre para fomentar la mistificación de que las elecciones son mecanismos de cambio a su favor. La clase obrera está de nuevo ante la mayor mascarada de la dictadura del capital, es su deber reflexionar mínimamente sobre las motivaciones de esta campaña y las implicaciones contra ella misma.
RR/Febrero-2006
El ambiente electoral que hoy recorre el continente americano y el descontento social genuino que brota de la miseria engendrada por la quiebra del capitalismo son un terreno fértil para la promoción de toda clase de “alianzas” y “frentes” por parte de la izquierda y extrema izquierda del capital. Estas propuestas “tácticas” son un verdadero terreno minado para el proletariado, detrás de las frases “radicales” que acompañan al “frentismo” está una trampa, la trampa del interclasismo, de la disolución del proletariado y del aniquilamiento de su independencia política.
Desde sus orígenes esta táctica fue la expresión primero de la deriva oportunista de la Internacional Comunista ante el retroceso de la revolución mundial y, después, ha sido sólo una utilización de la burguesía de ese error para justificar toda clase de “frentes populares”, “anti-fascistas”, “anti-imperialistas”, “contra el neoliberalismo”, etc.
Ante las condiciones cada vez más desfavorables para la revolución mundial, el Tercero y Cuarto congresos de la Internacional Comunista (IC) empezaron a resbalar por la peligrosa pendiente de la política del “frente único”, ello significaba que el proletariado y sus minorías comunistas deberían aliarse con la socialdemocracia (que se había pasado al campo burgués al apoyar los créditos de guerra): “Bajo ciertas circunstancias los comunistas deben declararse dispuestos a formar un gobierno con los partidos y las organizaciones obreras no comunistas” (Resolución sobre táctica de la IC, IV Congreso, 1922). En la historia del movimiento obrero el “frente único” se ha siempre caracterizado como un frente con fracciones burguesas. Lo que para la IC fue un terrible error oportunista que abrió de par en par las puertas a la contrarrevolución, se ha convertido en una grosera política burguesa en manos de trotskistas, maoístas y guevaristas que se “reivindican” de los “aportes” de la IC. Evidentemente que esas expresiones de la extrema izquierda del capital hacen omisión malintencionada de todas las críticas y las lecciones que las izquierdas salidas de la degeneración de la IC hicieron a esa desastrosa política de los bolcheviques. Todo el izquierdismo hoy nos quiere hacer creer que las alianzas con el enemigo serían inevitables, incluso serían el preludio de una etapa en vísperas a la revolución comunista.
Los pretextos que hoy esgrimen los izquierdistas no difieren mucho a las confusiones de la IC y es justamente por ello que la burguesía los puede utilizar dándoles un “barniz proletario”:
* “No aislarse de las masas”. El reflujo de la primera oleada internacional provocó, necesariamente, un regreso de la influencia de la ideología burguesa a través de la socialdemocracia. Un argumento sería “ir a las masas”, “no abandonar a los obreros”. La IC proponía la “unidad” con los mismos gobiernos que masacraron al proletariado en Berlín y que se había pasado con armas y equipo a la defensa del capital. Lo que se imponía en cambio era el establecimiento de una clara ruptura con los partidos que ya no pertenecían al campo proletario y sacar las lecciones de esa traición. Si las masas “seguían” a esos gobiernos era porque las condiciones habían cambiado y sólo un nuevo giro en la situación mundial podría regresar la influencia dominante de las posiciones revolucionarias en las masas. La responsabilidad de los revolucionarios no es “seguir a las masas” sino luchar contra todas las mistificaciones como única manera para contribuir a una toma de conciencia. El “frente único” aceleró la degeneración de los partidos que lo adoptaron y esta teorización se pagó a un precio demasiado alto por el proletariado, no sólo a nivel de masacres sino también al precio de trabar el resurgimiento del desarrollo de una toma de conciencia al instalar una no delimitación de los enemigos.
* “El enemigo principal”. Ya es un viejo lugar común escuchar que es el “imperialismo” el enemigo a vencer, que las “políticas neoliberales” serían el objetivo central en “la coyuntura actual”, etc. Esta política reveló su naturaleza abiertamente antiobrera en la II Guerra Mundial. Bajo el pretexto del “fascismo como enemigo principal” el trotskismo condujo al proletariado a su encuadramiento rumbo a la carnicería mundial en el marco de los “frente antifascistas”. Por un lado, esta política ata al proletariado a “su” burguesía nacional, a la democracia que tendrá que destruir y la conduce inevitablemente a defender una campo imperialista (fascismo –Países del Eje- o los “democráticos” aliados comandados por los EUA). Por otro lado, esta “táctica” esconde una de las consecuencias políticas más importantes que se abrieron con la decadencia del capitalismo: la época de los enemigos comunes se terminó desde la I Guerra mundial, el proletariado y la burguesía encarnan desde entonces la alternativa histórica de la humanidad (comunismo o barbarie) y, entre estas dos alternativa no hay alianza posible en la época en que la revolución proletaria mundial se ha puesto a la orden del día.
Decir ahora que ciertas regiones del planeta serían “semicoloniales” y que, por tanto, el proletariado de esas regiones podría aliarse con “fracciones progresistas” de la burguesía para después poder luchar por el comunismo es una aberración histórica que esconde una descarada política contra la clase obrera. La decadencia del capitalismo es un proceso histórico mundial y nada tiene que ver con visiones absolutistas que pretenden ver esta manifestación hasta en la última aldea africana. La I Guerra Mundial ha sido la manifestación más evidente de esta decadencia. Desde entonces todo lo que conduzca a la toma de conciencia de la necesidad de una revolución mundial para acabar con el capitalismo va en un sentido proletario. Las “alianzas”, los “frentes” que esconden esa posibilidad se sitúan en un sentido contrario.
Los “frentes” están de moda. Toda la izquierda del capital y sus izquierdistas agitan el estandarte de los “frentes”. Los hay para toda ocasión y con las más variadas cubiertas “teóricas”, desde “evitar que llegue la derecha al poder”, para enfrentar al “imperialismo americano”y hasta los que se inclinan por “oponerse al neoliberalismo” o refundar una “verdadera izquierda”. La “Sexta Declaración de la Selva Lacandona” llama a conformar un “Frente Nacional” donde “se integren los miserables y explotados de este país (los de abajo)” y cuya meta sería luchar por “una nueva Constitución”; de forma similar la tradición estalinista-maoísta propone la “alianza” de clases (“... incluida la pequeña y mediana burguesía” como lo dice el PCM mlm) mediante un Frente Único de Masas, aunque maquillan su objetivo con lenguaje radicaloide de poner al proletariado como dirección de tal frente. De manera que dichos “Frentes” no son sino argumentos engañosos destinados a golpear la conciencia de los trabajadores, enfrascándolos en la defensa de la nación (o de la economía), ya sea desde el llamado a la “liberación nacional”, o mediante engañifas como el “combate” a la globalización, contra el neoliberalismo, o en apoyo a fuerzas imperialistas, como al Estado cubano o venezolano.
Como es evidente, estas “tácticas” no van en un sentido proletario, todas, sin excepción, navegan en el marco estrecho de la nación capitalista y pretenden ahogar a la clase obrera en medio del interclasismo, que termina perdiendo a los trabajadores en una “ciudadanía” amorfa. La independencia de clase del proletariado es una condición necesaria para poder llevar a acabo su proyecto histórico, ninguna otra clase de la sociedad tiene la conciencia clara de la necesidad de abolir las relaciones capitalistas de producción y de instaurar el comunismo a nivel mundial. Diluir su fuerza en medio de las “masas” es completamente contrarrevolucionario. Esto no significa, de ningún modo, “aislar” a la clase obrera del resto de capas no explotadoras y de los marginados del planeta, todo lo contrario, la suerte de esos millones de desamparados depende de las capacidades revolucionarias del proletariado. En la medida en que la clase obrera avance su programa comunista, en la medida en que plantee una perspectiva de transformación al conjunto de la sociedad, sólo en esa medida las capas no explotadoras encontrarán un programa con el cual identificarse. Esas masas excluidas por el capitalismo no constituyen una clase revolucionaria, pero serán capaces de apoyar al proletariado cuando identifiquen que la emancipación que propone la clase obrera es la emancipación de todos[1] [268].
Las acusaciones de “sectarios” que la izquierda del capital y allegados, e inclusive algunos “ingenuos de buena voluntad”, esgrimen contra todos aquellos que como la CCI denunciamos el carácter contrarrevolucionario del “frentismo” no tienen fundamento. En cambio, introducen una serie de confusiones que sólo conducen a llevar agua al molino del “frentismo”.
* El sectarismo fue una expresión de la inmadurez del movimiento obrero. “La primera etapa de la lucha del proletariado contra la burguesía se desarrolló bajo el signo del movimiento sectario. Este tiene su razón de ser en una época en que el proletariado no está aún suficientemente desarrollado para actuar como clase” (Marx y Engels, “Las pretendidas escisiones de la Internacional”). En política las palabras no tienen el sentido que cada quien quiera, sino el que la historia les ha dado. Los “sectarios” que nos oponemos a los “frentes” no negamos las necesidades de una lucha unida, pero el concepto de unidad para el proletariado esta ligado indisolublemente al mantenimiento de su independencia de clase y la responsabilidad de los revolucionarios no es alimentar las ilusiones y la colaboración con los “falsos amigos”. Al contrario, el desarrollo de la conciencia avanza a través de la destrucción de mitos y del reconocimiento pleno del enemigo y sus trampas.
Embarcarse en la construcción de “frentes amplios”, cualesquiera que sean las intenciones, no contribuye a avanzar en la organización y en la conciencia para derribar al capitalismo, al contrario, son trabas ya que introducen confusión sobre las formas de organización del proletariado y conducen a éste a sacrificar su independencia.
Dan. Feb/2005
[1] [269] Por ejemplo, las ilusiones en la propiedad de la tierra no permite a los campesinos arruinados desarrollar una conciencia de acabar definitivamente con la propiedad privada.
Con la llegada al poder de Evo Morales en Bolivia y Michelle Bachelet en Chile, en enero y febrero, respectivamente, los ideólogos de la burguesía vuelven a la carga regando el veneno ideológico según el cual las elecciones democráticas han abierto las posibilidades de mejora para los desprotegidos en algunos países de América Latina pues están venciendo candidatos pertenecientes a partidos de Izquierda o a coaliciones de centro-izquierda. Personajes como Carlos Fuentes, presentan a la llegada de Morales a la presidencia como un hecho positivo que fortalece la democracia, dado que antes: “La izquierda no tenía más recurso que la insurrección armada.” (Reforma, 1-02-06)
Primero fue Hugo Chávez en Venezuela, luego le siguieron Lula, en Brasil, Lucio Gutiérrez en Ecuador, Kirchner en Argentina, Tavaré Vázques en Uruguay y Toledo en Perú. ¿Será que la democracia está dando por fin sus frutos? ¿Los votos de los desposeídos por fin han logrado el triunfo en las elecciones y ahora tienen a partidos que representarán sus intereses? ¿En realidad se estará haciendo realidad el sueño bolivariano de una América unida? ¿Será capaz esta América, o por lo menos parte de ella, de contrarrestar al imperialismo de los EUA y mejorar así la situación de los países pobres? Deberíamos preguntarnos por qué la propia burguesía saluda los triunfos de los partidos de “izquierda” en América Latina como lo hizo en el Foro Parlamentario Mundial: “Reivindicamos la poderosa presencia de los movimientos populares, uno de los sujetos importantes en la construcción de alternativas que impugnan fuertemente al modelo capitalista en su fase de globalización neoliberal. Presencia en la que destacan los movimientos sociales, los pueblos y comunidades indígenas y originarios. En especial destacamos la victoria de los sectores populares en Bolivia y la elección a la presidencia de su líder indígena Evo Morales...” (Declaración Final del FPM , 16 de feb 2006).
Para quienes tienen ilusiones en la democracia, son las cualidades del candidato lo que determinará su política. Por ello los medios de difusión burgueses exaltan la extracción social de los presidentes, su lenguaje “revolucionario” y especialmente el que un indígena llegara al poder, con ello dan garantía de que en su gobierno defenderán a los explotados oponiéndose a los intereses de la burguesía.
Sin embargo, hay que tenerlo muy claro, no es el origen, el partido al que pertenezcan, ni siquiera sus intenciones u origen étnico lo que determina el tipo de política que aplicará, son las necesidades del sistema capitalista lo que define la actuación de los gobiernos, por eso es que hoy ya no es posible diferencia entre los programas de los partidos de derecha y de izquierda.
La decadencia del sistema capitalista ha hecho que las estructuras parlamentarias y por tanto los procesos electorales no sean sino circos que la clase dominante usa para hacer caer a los trabajadores en la trampa de la democracia. Por eso los partidos de izquierda que participan en estos, haciéndose pasar como “defensores” de los explotados, no hacen sino reforzar las cadenas de opresión, son en realidad agentes del capital infiltrados en las filas de los trabajadores. Al conservar el nombre y el lenguaje obrero o “revolucionario”, lo hacen para mantener a los explotados sumidos en la ilusión de que su voto a un candidato “que luche por ellos” puede hacerlos ganar y mejorar.
En RM 86 (mayo-junio 2005) decíamos que la llegada de gobiernos de izquierda en América Latina, reflejaba en rigor “... una debilidad del aparato político, que desesperadamente busca unificar a la burguesía y fortalecer el control de los asalariados ante una posible respuesta dada a la agudización de la crisis.” Siguiendo esa idea es que podemos entender que la presencia de estos gobiernos de izquierda, que renuevan el discurso populista, se debe fundamentalmente a:
* La necesidad de las burguesías nacionales de enfrentar los efectos de la crisis económica que son lanzados primeramente hacia los países periféricos.
* La debilidad y descomposición política de las burguesías en los países “tercermundistas”.
* Los imperativos imperialistas de cada burguesía nacional.
* La urgencia de poner (o adelantar) un freno al descontento social.
Por eso las elecciones y el posterior griterío por los “triunfos de los oprimidos”, son circos para desviar la combatividad y la conciencia de la clase.
En el caso particular de AL, el ascenso de gobierno de izquierda, ha permitido hace creíble a la democracia, la cual había perdido crédito ante la agravación de las condiciones de vida de la gran mayoría de la población. Por eso, aunque estos “nuevos” gobiernos son expresión de la debilidad de la burguesía para unificarse y presentar un candidato que logre imponer la disciplina entre las diferentes fracciones, también son una gran oportunidad para fortalecer su dominio ideológico. Por ejemplo, con Evo Morales, la burguesía logró lo que en Bolivia no ocurría desde hace 40 años: el respaldo mayoritario de 54 por ciento en las votaciones, situación similar se presento en Brasil, con Lula, en Argentina con Kirchner, o como lo espera en México con López Obrador.
“El mecanismo en general es el mismo: ofrecer a los trabajadores la ilusión de que la izquierda va a ‘cambiar las cosas’, y que basta con atarse a la cola de un ‘Mesías’, para solucionar los problemas sociales. Las campañas electorales buscan que los trabajadores sepulten sus métodos de lucha, las huelgas y las asambleas autónomas para refugiarse en los ‘canales de la democracia’ y de sus elecciones, retrasando así su identificación como clase para perderse en los laberintos del ‘ciudadano votante… La experiencia de Lula debe ser reflexionada por el conjunto de la clase obrera. La ilusión que los trabajadores tuvieron en Lula, dio margen de maniobra a la burguesía en términos económicos y políticos para hacer pasar las medidas más duras. Pero este accionar no es una ‘traición”, es la continuidad de la política antiobrera que destilaba con sus invocaciones a la democracia y sus seducciones para entrampar a los trabajadores en las urnas’”. (RM 86).
Otro mito que trae aparejada la subida al poder de los candidatos socialistas es que la economía podría mejorar a través de la protección de la “soberanía nacional” lograda por medio de las nacionalizaciones o el enfrentamiento al “imperialismo yanki”. En esta mentira Hugo Chávez se lleva las palmas y de pasada resana la imagen descascarada de la ‘revolución’ cubana al aliarse con Fidel castro en esta empresa.[1] [271] El ‘anti-imperialismo’ es una trampa tan efectiva como el ‘nacionalismo’ que la izquierda del capital e izquierdistas usan para encadenar al proletariado en la defensa de sus propios explotadores.
La administración Bush define a Chávez y Castro como “fuerzas negativas en la región”, pero no es porque sean fuerzas peligrosos en si mismo, sino porque son cabezas de playa usadas por fuerzas imperialistas opositoras en lo comercial y político del Tío Sam. Y la llegada de la izquierda al gobierno de AL no implicará forzosamente el fortalecimiento de esas cabezas de playa “anti-yanki”, aunque en el discurso lo promuevan en los hechos su alineación política no tiene porque cambiar, el ejemplo más claro es Lula[2] [272].
Cuando un gobierno o grupo de gobiernos (como los reunidos en el Foro Parlamentario Mundial) vocifera en contra un imperialismo, o es porque o está alineado con el grupo enemigo o es porque utilizan esos cacareos sólo como un recurso electoral (como lo hizo Evo Morales).[3] [273]
La fórmula “antimperialista” proclamada por el aparato de izquierda del capital, bien puede resumirse así: los explotados tienen que soportar la enfermedad, la miseria y el hambre para que a los “pobres” burgueses de “su patria” no les vaya tan mal. Y para poder hacer tragar a los trabajadores el veneno nacionalista, la burguesía lo hace pasar a escondidas mediante el empuje a protestas en contra del neoliberalismo, y en la promoción del populismo-nacionalista, que usa medidas como las nacionalizaciones, el cooperativismo, la cogestión o la autogestión, y que hace pasar como remedios que favorecen a los trabajadores, aunque en realidad no hacen sino fortalecer el capitalismo de Estado, procurando así “salvar” un poco la economía.[4] [274]
Todo lo anterior muestra que la propaganda burguesa sobre “el avance de la izquierda en América Latina” es veneno del más puro que pretende apartar al proletariado de su verdadero combate. Ni la derecha ni la izquierda de la burguesía tienen la capacidad de mejorar el estado de la economía; por el contrario, con cualquier partido en el poder aumentarán las penurias para el conjunto de los explotados en los cuales la burguesía carga el peso de la crisis. De frente a los intentos de las fuerzas burguesas que pretenden que los proletarios tomen partido por una u otra fracción de sus explotadores, debemos reafirmar el único camino que lleva a la verdadera emancipación del proletariado: el desarrollo de la lucha de la clase trabajadora por aumento salarial y contra los despidos.
Héctor / febrero - 2006.
[1] [275] “Es evidente que la burguesía al poner en la boca de Chávez la palabra socialismo, lo hace para seguir igualando el socialismo con los regímenes estalinistas, como el de Cuba, personificado en Fidel Castro, y que nada tienen que ver con el proyecto forjado por Marx, Engels…” (RM 85).
[2] [276] “El jefe del Pentágono estadounidense, Donald Rumsfeld, en respuesta a una pregunta sobre la existencia de un giro hacia la izquierda en los gobiernos de Latinoamérica y la posibilidad de que se incremente el antiamericanismo en la región, Rumsfeld señaló que la mayoría de los países latinoamericanos, a excepción de Cuba, están avanzando hacia la democracia”. (EFE, 18 de febrero de 2006).
[3] [277] “Evo Morales invitó a George Bush a Bolivia para conversar “de cerca”, a fin de establecer un diálogo fructífero de cooperación. También le pidió que amplíe la ley estadounidense de preferencias arancelarias para los países andinos que beneficia a Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, y expira en diciembre de este año. De igual manera declara que no expulsará a la DEA de Bolivia (AP, 2 de febrero de 2006) Por otra parte sigue utilizando su verborrea antiimperialista para tratar de conservar su imagen. Acerca de un supuesto eje del mal integrado por Cuba, Venezuela y Bolivia, dijo: ‘¿Qué eje del mal?, Bolivia no pertenece a un eje del mal, pero construye un eje por la humanidad desde Latinoamérica para liberar a los países de la región… no estamos en tiempo en que los pueblos levantan armas de guerra contra el imperio, sino lamento mucho, que es el imperio (que) levanta armas de guerra contra los pueblos’” (16-02-06).
[4] [278] La información que las agencias noticiosas dan sobre sus primeras actuaciones como presidente muestra claramente a que aún cuando se presente como un representante de los explotados, lo es de la burguesía: “El presidente Evo Morales sumó el apoyo de los empresarios de Santa Cruz, que hasta antes de su victoria electoral eran sus severos críticos…. Morales se reunió el jueves con líderes de la influyente Cámara de Industrias, Comercio, Servicios y Turismo (Cainco), la Asociación de Bancos Privados y de las industrias del Azúcar y la Construcción de Santa Cruz, a los que prometió apoyo…. Auguró una nueva era de relaciones entre los capitalistas de Santa Cruz y el gobierno de La Paz”. (AFP Y DPA 4 de febrero de 2006)
La película de Michael Moore, Fahrenheit 9/11, laureada por el Festival de Cine de Cannes, más por su política que por su arte, ha estado llenando las salas cinematográficas en todo el país durante este verano. Dentro de los EUA la controversia alrededor de esta película refleja la gravedad de las divisiones dentro de la burguesía estadounidense sobre la conducción de la guerra en Irak. Walt Disney Co., productor de la película, originalmente decidió no permitir el lanzamiento de la película por temor a ofender a la administración Bush debido a su incisivo ataque político a tal administración. El exgobernador de Nueva York Mario Cuomo, un prominente demócrata liberal, quien se desempeñó como abogado representando a Moore en sus esfuerzos por conseguir el lanzamiento de la película, dijo que estaba luchando por que esta película estuviera en los cines en toda la nación porque cree que se trata de una película que todo estadounidense debe ver, por tener un mensaje vital para la democracia estadounidense. The New York Post, el periódico conservador, controlado por la Murdoch’s News Corp, (asociación noticiosa de Murdoch) denunció la película como propaganda grosera.
Ciertamente es propaganda, como lo son las noticias regularmente publicadas y transmitidas todos los días en los medios masivos de comunicación, ya sea en el New York Post o en el prestigioso New York Times. En la carrera a la invasión de Irak, todas estas publicaciones y redes de transmisión fueron abrumadoramente pro- guerra en su cobertura de la política de la administración Bush. Hoy, por supuesto, existen serios desacuerdos dentro de la clase gobernante estadounidense, no sobre la necesidad de invadir Irak, sino principalmente sobre la eficacia de la conducción de la guerra en Irak llevada acabo por la administración Bush, considerando que el gobierno ha hecho un gran desastre de la invasión y ha hecho por lo tanto las cosas más difíciles para el imperialismo estadounidense en sus esfuerzos por dominar el mundo y movilizar a la población estadounidense para futuras acciones militares. Esto es un serio desacuerdo, pero es una disputa táctica sobre la implementación del acuerdo de la orientación de conjunto de la política imperialista: hacer lo que sea necesario para mantener el estatus de EU como la única superpotencia del mundo y prevenir el surgimiento de cualquier bloque rival potencial.
En el alboroto generado por Fahrenheit 9/11 lo que los comentaristas dicen depende de a qué facción de la burguesía él y su organización de medios de comunicación se adhieren: tanto si respaldan las políticas de la administración Bush, como si piensan que el gobierno ha hecho un desastre que tiene que ser corregido. Sin embargo, una cosa está clara, Fahrenheit 9/11 no es ni anti- guerra, ni anti- imperialista. Es sólo anti- Bush. Moore hace un trabajo excelente en el golpeteo a Bush. La película tiene como protagonista una colección de fuertes imágenes sobre el horror de la guerra, y sobre la estúpida ineptitud de Bush y su gobierno, que depende en exceso de escenas vergonzosas originalmente hechas no para ser vistas por el público. Por ejemplo, Paul Wolfowitz, el arquitecto de la estrategia imperialista en Irak, es reducido a un payaso en una escena en la que usa su propia saliva para acicalar su pelo antes de salir en una entrevista de la TV, pasando su peine a través de su boca. Moore aprovecha los defectos reconocidos de Bush como orador para retratarlo como estúpido. En una escena, Bush no puede recordar el viejo aforismo "si me engañan una vez la culpa suya, si me engañan dos veces la culpa es mía", y se sale por la tangente haciendo el ridículo. En un nivel político más serio, otra escena “pinta” a Bush hablando ante una audiencia de recaudación de fondos de partidarios adinerados diciendo algo como, “Ustedes son los que tienen y tienen mucho. Algunos los llaman la élite. Yo los llamo mi base.” Bonita cursilería.
La película incluye imágenes fuertes, como la entrevista a una madre oriunda de Flint, Michigan, que antes apoyaba la guerra, y que ahora después de la muerte de su hijo se opone a ella, u otra imagen donde Moore pide a miembros del Congreso que ofrezcan enviar a sus niños para combatir en Irak y consigue como respuesta solamente las miradas furiosas de la incredulidad.
Y mientras la película critica duramente la campaña de propaganda de Bush que justifica la guerra -que ya ha sido desacreditada ampliamente en los medios masivos de comunicación- definitivamente no es antiguerra. Moore por ejemplo respalda claramente el imperialismo estadounidense en la invasión y ocupación de Afganistán, y de hecho critica a Bush por no ser suficientemente belicoso en aquella ocasión. Ridiculiza a la administración Bush por haber tenido relaciones diplomáticas con el régimen del Talibán antes de la invasión, e incluso por tener un representante de viajes del Talibán en el Estado natal de Bush, Texas. Moore ataca a Bush por no invadir Afganistán más rápidamente. Se queja de que el presidente esperó dos meses para atacar -dando a Bin Laden “dos meses de ventaja”. MooreTambién critica al presidente por tener tan pocas tropas en Afganistán.
El fracaso en Irak es cargado a los defectos personales y la codicia de George W. Bush. Moore ofrece preferentemente un argumento economista algo vulgar y grosero considerando que la familia de Bush tiene relaciones empresariales con la familia real saudita y esto está controlando la política exterior estadounidense en la administración en curso. Moore hace hincapié en que la mayoría de los terroristas del 9/11 eran saudíes, como lo es Bin Laden. Mientras que casi llama a la guerra contra la familia real saudita, prácticamente denuncia a Bush de traición por ocupar la tarde visitando al embajador saudita en los EUA, el 13 de septiembre de 2001, y de proteger los intereses sauditas en los EUA. Él realmente juega un papel extremadamente nacionalista con relación a los saudíes, lamentando que muchos de ellos tengan inversiones en los EU.
Este “análisis”, que Moore ha afirmado es “muy fidedigno” en las entrevistas de la televisión sobre la película es la típica propaganda capitalista de culpar a individuos y sus políticas como causantes de los males sociales en vez de culpar al sistema capitalista mismo. Moore oscurece totalmente la realidad de que son el capitalismo estadounidense y sus intereses imperialista los responsables de la guerra en Irak. El verdadero argumento dentro de la clase gobernante hoy no es si los EUA debieron haber invadido Irak, sino sobre la manera más apropiada de haber preparado tal invasión -qué justificaciones ideológicas pudieron haber sido usadas (armas de destrucción masiva y vínculos con Al Qaeda contra la violación de los derechos humanos), que tan duro debieron haber trabajado los EUA para presionar y obtener el apoyo internacional a la invasión, y que tácticas y doctrinas militares debieron haber sido usadas en la invasión y la ocupación (la doctrina de Rumsfeld de los huesos descarnados de la fuerza militar usando armas inteligentes contra la doctrina de la “fuerza omnipotente”, usada exitosamente en la primera guerra de Irak en 1991).
Desde una perspectiva proletaria revolucionaria, el aspecto más peligroso de Fahrenheit 9/11 no es solamente el que oscurece la naturaleza de clase de la política imperialista estadounidense, sino que está siendo usada por el capitalismo para reavivar la mistificación electoral, la cual sufrió un serio golpe en el desastre de la discutible elección del año 2000. En el análisis final esta película aspira a atrapar personas para votar en contra de Bush, para restituir la confianza en el sistema electoral, que ha resultado gravemente debilitado hace cuatro años. La película oculta el hecho de que la guerra imperialista es la política de todas las principales fracciones de la burguesía -después de todo fue el demócrata Clinton quien continuó los bombardeos contra Irak durante los 90, y envió tropas a Haití y a Kosovo. No importa quién gane la elección en noviembre, el imperialismo estadounidense continuará con la guerra alrededor del mundo. La única manera de terminar la guerra es destruyendo al capitalismo. Uno puede ir a ver Fahrenheit 9/11 si quiere reírse de Bush y ver un poco de propaganda política burguesa ingeniosa, pero ni por un minuto piense que irá a ver alguna clase de propuesta política cinematográfica antiimperialista y antiguerra, con un análisis convincente de los eventos. Esta película es la propaganda de campaña del Partido Demócrata y una apología del capitalismo, un intento de atraer a los ciudadanos alienados y descontentos tras el marco político capitalista establecido.
CCI / 29 de julio de 2004
Hemos recibido un texto del Comité de Análisis e Ideología (CAIA), titulado Organización, estrategia y clase (parte I). Hay una serie de los planteamientos que compartimos, no obstante exponen algunas imprecisiones y ambigüedades. Presentaremos el texto con algunos extractos, marcando las dificultades, señalando que esto es siempre siguiendo la tradición proletaria de animar la reflexión.
Para responderse esta pregunta los compañeros inician explicando el descrédito existente de los partidos políticos, no obstante olvidan referir la naturaleza de clase de estos partidos. Este olvido inicial, aunque no desvalida su reflexión sobre la necesidad de la organización, les impide que avanzar con claridad en su propuesta.
Es relevante el deslinde que CAIA hace sobre los argumentos de los gobiernos de izquierda y el “altermundismo” tan alabado, este último, en las hojas de Trinchera (boletín en el que colaboran), así dicen de ellos: “... en sus discursos no es raro encontrar una constante defensa de la no-organización de clase, y la desmovilización disfrazada de organización ‘horizontal’, ‘en redes’, ‘autónoma’, ‘autogestiva’... Por su parte, a nivel mundial, el altermundismo tampoco presenta ninguna alternativa para los trabajadores: negación de todo lo que signifique revolución, organización política o lucha de clases...”
Planteado ese marco, van a explicar lo que es la organización que la clase trabajadora requiere: “Una organización en la que participemos sin subordinarnos a ninguna facción del capital, y sin subordinarnos a ninguna burocracia (...) Para que nuestra organización sea verdaderamente clasista, debe ser centralizada. Y con ello nos referimos de ninguna manera a una organización autoritaria o burocrática, ese tipo de mitos solo caben en las cabezas del reformismo y el anarquismo pequeñoburgués.”
Avanzan planteando aspectos concretos del programa de clase, defendiendo el carácter contrarrevolucionario del nacionalismo: “Defender la Nación y actuar como pueblo es lo que los explotadores esperan que nosotros hagamos eternamente.
Defender los intereses de NUESTRA CLASE es lo que ellos más temen que hagamos. (...) Todos los oprimidos tenemos derecho a defender también nuestra cultura, pero ello no significa que debamos aliarnos con el que nos explota...”
Marcan, completando la idea, el carácter INTERNACIONAL e INTERNACIONALISTA de la lucha proletaria: “El capitalismo es un sistema mundial. No se le puede ‘abolir’ en un territorio o país, sólo mundialmente, necesitamos pues la organización mundial de los trabajadores contra el capitalismo.”
Y no dejan de rechazar las formas de lucha falsas para el proletariado: “Los trabajadores no necesitamos del parlamento, porque tampoco necesitamos del Estado (...) No necesitamos tampoco de elecciones ni de votos (...) Tampoco podemos pensar en que con pequeños grupos armados vamos a cambiar el sistema.”
Hasta aquí, aun cuando se presentan breves extractos, es notoria la defensa clara que hacen de la necesidad que hay para la clase obrera de definir su autonomía de frente a la clase dominante tanto en el terreno del programa como en el de la organización.
No obstante hay en el texto del CAIA afirmaciones confusas que conducen incluso a una contradicción en lo avanzado. Tomemos los más importantes: El CAIA, basado en la recuperación histórica de las experiencias proletarias, deduce la necesidad y posibilidad de su organización, y toma como ejemplo a la AIT y al Partido Bolchevique, es obvio que de estas experiencias recobra los principios internacionalistas, la crítica radical del sistema, y el reconocimiento de que la emancipación de la clase obrera debe ser obra de ella misma, sin embargo, este avance lo contradicen cuando colocan al lado de estas experiencias a la guerrilla mexicana: el PDLP de Lucio Cabañas y a la ACNR de Genaro Vázquez, a las que presentan como “organizaciones políticas de vanguardia y/o revolucionarias, de los trabajadores del campo y la ciudad.” Apuntemos brevemente algunos aspectos [1] [279].
Apegados a los hechos, se puede afirmar que la guerrilla tanto de Lucio como de Genaro son expresiones desesperadas y pequeñoburguesas, que se encuentran al margen de la clase obrera, no son producto de su esfuerzo, por el contrario son negación de ésta, en tanto se presentan como instrumentos armados que pretenden suplir el accionar de los trabajadores, por ello, encarnan la desesperación y la desconfianza en las potencialidades de la clase. Baste recordar que tanto Cabañas como Genaro habían promovido la participación electoral, y hasta que, según lo afirmaban ellos mismos, se cerraron los “causes legales” se decidieron a tomar las armas y remontarse a la sierra, desde donde pretendían crear un “foco” de subversión. Al analizar el accionar de otras guerrillas CAIA mismo parece percibir que hay un problema en esas estructuras, pero no va a la esencia del fenómeno, se queda tan sólo en suponer procesos de degeneración o traición de los grupos, sin ver que el problema está en su naturaleza y el tipo de programa que defiende. Así cuando habla de otros grupos guerrilleros dice: “... los movimientos guerrilleros de izquierda se corrompieron al llegar al poder o simplemente firmaron su rendición en términos de ‘acuerdos de paz y reconciliación’, que no significaron ningún cambio en las condiciones de vida de millones de personas...” Renglones abajo dice más todavía cuando se refiere a las FARC y el ELN: “Y pese a la mayor o menor porción de territorio que han ocupado, se han visto durante años obligados a buscar recurrentemente al dialogo de su contraparte.”
De manera que aún cuando en estos grupos guerrilleros no hay nada del internacionalismo que CAIA defiende y en cambio mucho de nacionalismo, no deja de reivindicarlos. Si vemos con mayor precisión, las estructuras guerrilleras que CAIA supone expresiones orgánicas del proletariado, niegan en realidad el accionar masivo y consciente de la clase obrera.
La ACNR se definía así. “Somos una organización guerrillera que está actuando a nivel nacional, realizando expropiaciones en los bancos (...) nuestras acciones están planeadas en diversos niveles, tendiendo a organizar a las masas...” (01-1972) Cabañas por su parte, cuando define su proyecto “socialista” y habla del “nuevo ejército” que surgirá dice que este será: “auténticamente patriótico y no patriotero, defensor de los derechos del pueblo, de la patria proletaria y de la soberanía nacional” (09-1972, en ambas citas los subrayados son nuestros).
De manera que vemos inicialmente una reflexión sobre los principios de clase, pero cuando se trata de concretar en el análisis se queda corto, esa misma incomprensión es la que luego le dificulta reconocer lo que representa la “otra campaña”.
Los camaradas señalan: “... a lo largo de la historia, se ha malentendido muchas veces la idea de organizar un partido, interpretándolo como crear una burocracia ajena a los trabajadores (...) <no obstante> la vanguardia y el resto de la clase forman una unidad indisoluble y actúan de manera recíprocamente complementaria...” es decir, reconocen que la organización revolucionaria y la clase no son diferentes, sino son una unidad, como lo afirman, siguiendo a Marx, “... en cierta forma es <la parte> más avanzada...”
Este reconocimiento es fundamental, y lo complementan señalando el tipo de trabajo de esta estructura: “el único papel de las organizaciones de vanguardia puede ser el de defender el programa y promover la autoorganización de la clase, no dirigirla.”
Esta afirmación aunque en lo general compartimos, debemos precisar que guarda algo de consejista[2] [280], en tanto supone que la dirección del movimiento implica una sustitución, o una imposición de lineamientos a una masa ciega,, pero si tomamos la experiencia de la revolución de 1917, es fácil entender lo que significa el concepto de dirección desde una perspectiva proletaria. La clase obrera no delega su labor histórica en el Partido, lo crea para poder cumplirla, la vanguardia no es una minoría ilustrada y conspirativa es sólo la parte más clara de un todo.
Recordemos, por ejemplo, que no fue el Partido Bolchevique el que creó los Soviets, y sin embargo cumplió su papel de vanguardia, haciendo de esas organizaciones, con su trabajo de propaganda y agitación, un cuerpo de combate capaz de asumir decisiones transformadoras. De forma que, hablar de dirección no implica sustitución, es la práctica del Partido: convencer de la justeza del programa comunista, extender la conciencia y dar dirección al combate. Quien sino los Bolcheviques al hacer la lectura de los momentos de lucha, lograron definir las orientaciones que condujeran a la revolución.
Hay por último un aspecto en el que vale solo marcar los puntos para el desarrollo de la reflexión, dado que hay aspectos que en este mismo número tocamos (sobre los frentes y la “6ª”).
El CAIA afirma que con la “otra campaña”: “se posibilita que avancemos en la definición y construcción de una nueva organización anticapitalista al lado de todos los oprimidos, para abrir un amplio Frente de lucha que pueda derivar en un verdadero Movimiento Político Revolucionario.”
Ante esta afirmación que contradice mucho de lo que inicialmente plantea, preguntamos ¿la clase obrera encuentra independencia organizativa y programática junto a un grupo como el EZLN que mantiene alianzas con representantes de la burguesía, como por ejemplo la Sra. Mitterrand? ¿Se debe empujar, para no parecer “sectario”, a los trabajadores a la cola de un grupo que promovió el voto hace 12 años y levantó una corrosiva campaña nacionalista de adoración de los “símbolos patrios” y el respeto a la constitución? ¿Porqué sumarse a un proyecto interclasista, en vez de abocarse a construir el proyecto de clase, que debe pasar también por la denuncia abierta de los que, como dicen ustedes, “aparentan apartarse de la suciedad del engaño electorero y buscan ponerse publicitariamente ‘a la izquierda’ de este...”?
Las generaciones jóvenes del proletariado para enfrentar la luminaria publicitaria del EZLN no tienen otro camino que el de la reflexión, recobrar el arsenal teórico del marxismo y las experiencias de los combates pasados, es la forma de enfrentar los cantos de sirena del capital y su aparato de izquierda, solo así estará preparando verdaderamente la Revolución Comunista Mundial.
Tatlin/2-02-06
[1] [281] Para ampliar sobre el significado de la guerrilla recomendamos leer RM 19 (1994).
[2] [282] Todavía en 1979, cuando escribimos el folleto “Organización y conciencia de clase”, manteníamos ciertas concesiones al consejismo, rechazando por ello el concepto de dirección, no obstante al hacer la diferencia con el sustitucionismo, nos permite afirmar más claramente el papel de la vanguardia proletaria.
La sorpresiva victoria de Hamas en las elecciones palestinas -logrando 76 de los 132 escaños y relegando a Al Fatah a la sombra- es otra demostración de que las grandes potencias imperialistas cada vez están teniendo más dificultades para controlar el creciente caos en la situación internacional. A pesar de estar con el Movimiento Cambio y Reforma, habiendo sido prohibido como organización terrorista, denunciado para el asesinato de más de 400 israelíes en aproximadamente 60 bombazos suicidas, y amenazado por EU e Israel, Hamas es ahora la fuerza dominante en la Autoridad Palestina (AP) con posibilidades de integrar su brazo armado a las fuerzas palestinas.
Esto fue algo inesperado. El Ministro de Relaciones Exteriores de Israel dijo que: "Las elecciones deberían dar el poder y la fuerza para desmantelar las organizaciones terrorista y no crear una situación donde estas organizaciones se sienten en el parlamento y luego hagan parte de la autoridad ejecutiva" (Guardian 26/2/6). Hasta ahora las negociaciones son acerca de cómo Hamas puede transformarse en un partido político respetable, de la misma manera que otros partidos israelíes y palestinos que tuvieron su origen en grupos terroristas.
Aunque la victoria de Hamas fue una conmoción, los comentaristas políticos rápidamente adquirieron la sabiduría de la visión retrospectiva para explicar lo ocurrido. Las encuestas de opinión pública mostraban que había una preocupación abrumadora sobre la corrupción en Al Fatah, la OLP y la AP. Al Fatah fue dividido, desacreditado y señalado como responsable de años de desastre económico, particularmente del extendido desempleo, y la OLP fue conocida para su represión. Hamas, Al contrario, siempre se enfocó en la corrupción del Al Fatah, manteniendo el cese al fuego durante un año, propuso políticas de reforma en la salud y educación, empujando a sus concejos donde tenía ya una reputación para mejorar caminos y servicios municipales. Emplearon a un experto para asesorarlos y presentar la mejor imagen pública.
Hamas no solamente tuvo la victoria en las urnas electorales. Tenía animadores izquierdistas y nacionalistas entusiastas en todo el mundo. En Gran Bretaña por ejemplo el Partido Obrero Socialista declaró "Hace una semana, los palestinos dieron una fuerte bofetada a Bush y Rice al votar por Hamas" (Socialist Worker 4/2/6). Informaba que: "Los militaristas de Hamas son vistos como inmunes a la corrupción" y el movimiento, después del éxito en las elecciones locales, "Ganó reputación por su trabajo en la educación, salud y bienestar social. Hamas controlaba municipalidades consideradas como modelos de eficiencia.” En cuanto a los bombazos suicidas, solo son detalles de una “resistencia feroz”.
Es cierto que el imperialismo americano se está tomando su tiempo para dar su mejor respuesta a la victoria de Hamas, pero ésta no significa una bofetada. Pero, para la población explotada y oprimida de Gaza y Cisjordania, el haber cambiado sus ilusiones en la vieja guardia corrupta de Al Fatah, por las fuerzas primerizas y eficientes de Hamas, trabajando bajo la consigna nacionalista, no es ninguna ganancia. El SWP señala que EU. "Estaba inyectando dinero a la Autoridad Palestina en un esfuerzo desesperado por salvar a Al Fatah". Aún con la derrota de Al Fatah, EU empezó a "llamar a los Estados árabes a continuar financiando a la Autoridad Palestina–Hamas, aunque Washington está amenazando con cortar esta ayuda… la petición al mundo árabe es porque no quiere que Cisjordania y Gaza desciendan al caos a consecuencia de la suspensión de esta ayuda" (Guardian 31/1/6). Así que, a pesar de todas las condenas a Hamas, EU en realidad ve un papel esencial para los terroristas, como una fuerza que puede imponer el orden capitalista en las áreas donde tiene influencia.
También están en el centro las declaraciones de Hamas de ser una fuerza para la liberación. El mismo día que EU fue informado de apurar a los Estados árabes a financiar a la AP, el jefe del buró político de Hamas escribió un "Mensaje a las naciones árabes y musulmanas… esperamos que sigan y compensen a los palestinos por cualquier suspensión de ayuda” (Guardian 31/1/6). Aquì no existe ninguna diferencia de la opinión entre una gran potencia y una que apenas emerge. Por supuesto Hamas hace la misma declaración que cualquier otra fuerza burguesa, que son "Inmunes al soborno, a la intimidación y al chantaje" y su actividad es la misma que otros proyectos capitalistas que han empleado las mentiras de la liberación nacional. "Hemos visto cómo otras naciones continuaron con su lucha en su búsqueda para la libertad y la justicia hasta consumarla, incluyendo a los pueblos de Vietnam y Sudáfrica. Nosotros no somos diferentes."
Los ejemplos son instructivos. Vietnam del Norte fue apoyado por el imperialismo ruso, el Sur por EU. Más de dos millones de personas se murieron. Vietnam del Norte ganó porque EU suspendió su apoyo al sur, en tanto que el paso de China del bloque ruso al estadounidense constituía un mejor premio que el de cualquier Vietnam. ¿Las ganancias para los vietnamitas? Nada. Y las cosas empeoraron aún más con el derrumbe del bloque ruso. En cuanto a Sudáfrica, la facción arcaica de la clase dirigente que todavía estaba ligada al apartheid fue removida de su posición dominante y el Estado capitalista sudafricano comenzó a operar con algunos cambios de personal en su aparato político. Esto ha trajo ningún beneficio al pobre y explotado. Así que Hamas reemplaza a Al Fatah. No habrá ninguna mejora en la vida de quienes votaron por un cambio de caras en el parlamento palestino.
Caos en aumento
El SWP dice "Nadie sabe lo que ocurrirá como consecuencia de la victoria de Hamas”. Piensan que es un paso positivo, pero no tienen idea de a dónde lleva. Otras voces sugieren otros escenarios.
Por ejemplo, una carta escrita a The Guardian (30/1/6) pregunta "¿Usted piensa que los jefes israelíes están lamentando ayudar a Hamas en sus primeros días? Este primer apoyo israelí a Hamas en 1980s fue para debilitar a la OLP y Al Fatah. Podría haber tomado 20 años pero indudablemente ha funcionado hoy." Esto es porque "Con una Autoridad Palestina dirigida por Hamas, el gobierno israelí es liberado de toda presión y continuará actuando como guste". El autor de la carta es del Consejo para el intercambio árabe-británico, pero eso no invalida su punto de vista. Es útil recordar el papel de Israel en la formación de Hamas y el derecho de enfatizar la forma en que socavó a la OLP. Sin embargo, mientras que el gobierno israelí insistirá en que no puede hablar con terroristas o con quienes no reconocen el derecho de Israel a existir, la Autoridad Palestina aún tendrá un papel que desempeñar. Sin ello habría un conflicto directo entre el estado israelí y la población palestina.
Las tensiones en Oriente no serán reducirán. En realidad se están intensificando. La guerra en Irak indica lo que va a continuar por años. Las amenazas de EU contra Irán aumentan. La sucesión de Sharon es poco clara. Siria mantiene su interés ante todo lo que ocurre en Israel / Palestina. Lo único claro sobre el avance de Hamas es que añadirá más inestabilidad en la zona. Ya sea que se convierta en un partido convencional o use si nueva posición como trampolín para la confrontación militar, lo cual solamente llevará a exacerbar los conflictos en la zona. Ésto no se debe atribuir a la ineptitud de israelíes y palestinos, árabes y judíos para convivir, sino a la persistente intervención de las grandes potencias en la zona. Los nombres podrían Los nombres pueden cambiar, pero el capitalismo lleva a la agudización de los conflictos imperialistas.
Car. 4 de febrero, 2006.
El remate de la campaña electoral cumple con el guión previsto por el Estado capitalista para tratar de llevar a la mayor parte de la población y principalmente a los trabajadores a las urnas. La inversión hasta ahora derramada en este objetivo durante varios meses rebasa con mucho las precedentes y la burguesía espera que con su esfuerzo consiga repetir el éxito obtenido en el año 2000 cuando logró la mayor votación de que se tenga memoria en México donde, por años, el sistema de partido único desalentaba esta “participación ciudadana”. La clase dominante, como en todos los países, se está ocupando a fondo para mantener viva la ilusión de que por medio del voto, los trabajadores metamorfoseados en ciudadanos, frente a la urna, en la más completa soledad y el aislamiento más lastimoso pueden revertir la crisis económica, pueden solucionar el problema del desempleo, pueden de un plumazo aumentar los salarios y, en general, mejorar sustancialmente sus condiciones de vida y las de su familia. Y luego, al término del sexenio, recordarles que hay que renovar el voto y que si no resultaron sus expectativas como las imaginaron en cada ocasión que han votado es porque tal vez se equivocaron de candidato o este último los traicionó, o no lo dejaron actuar los otros partidos, o hay causas externas, o ¡cualquier barbaridad que se pueda “argumentar”! Pero, nos dicen, no hay de otra, la única alternativa es votar de nuevo y encumbrar al nuevo político que transformará, ahora sí, la situación de miseria que viven cotidianamente; el cuento de nunca acabar, el truco es casi perfecto, la participación democrática, mediante el voto, valida cualquier actuación de los gobiernos así elegidos.
En la recta final la burguesía ha logrado polarizar la campaña alrededor de dos alternativas: izquierda o derecha; los medios de difusión están cargados de referencias y debates que giran alrededor de estas opciones tratando de fijar la idea en el pensamiento de los potenciales votantes, incluso cada bando cuenta ya con promotores del voto útil para impedir que triunfe la derecha en un caso o por el otro para evitar que el peligro de la izquierda populista se apodere del poder. Es indicativo, cómo en los diversos medios los pretenciosos periodistas se devanan histéricamente los sesos para “demostrar” las bondades de su candidato y los peligros del adversario.
Es claro que esta diferenciación tiene el propósito de animar a los trabajadores para que se enganchen al juego electoral identificándose de un lado o de otro. Incluso la propia burguesía recurre a sus viejos mitos para animar el voto, haciendo ver el “peligro” que representa la derecha (en particular por el radicalismo del Yunque), postulando así el mal menor. Pero para los trabajadores no hay diferencia entre un verdugo u otro, ambas opciones representan los intereses del capital y sus colores y discursos en apariencia tan disímiles sólo tienen la función de desorientar a la clase trabajadora, se trata de una división del trabajo para ofrecer “diversas alternativas”. Cualquier equipo de gobierno que se encargue de la dirección del Estado capitalista aplicará los planes económicos que requiere la burguesía, cualquier gobierno del tinte que sea tomará las medidas necesarias para impedir que la lucha de la clase obrera se desarrolle, sólo variarán los tintes de las justificaciones como ya lo hemos visto infinidad de ocasiones en todos los países del mundo.
A la clase obrera, se le dice, que le conviene elegir gobiernos de “izquierda” pues defenderían sus intereses frente a los capitalistas, sin embargo, se cuidan de no mencionar el largo rosario de experiencias dolorosas que los trabajadores han sufrido cuando han confiado de manera ingenua en este tipo de lobos con piel de oveja; por no mencionar más que los casos más recientes y conocidos tenemos al gobierno de Lula en Brasil que se estrenó intensificando los ataques económicos contra las condiciones de vida de los asalariados bajo la cubierta de que “la transformación requiere trabajar más duro”; o también a la recién electa presidente M. Bachelet en Chile quien ya dio muestra, recientemente de su capacidad de represión contra las expresiones de luchas reivindicativas (ver artículo en este RM).
La burguesía permanentemente cuenta con organismos de monitoreo para conocer la situación social y, en particular, para recabar información constantemente actualizada sobre su enemigo de clase, el proletariado, sus preocupaciones principales, los niveles de descontento, etc. En este sentido, siempre que estructura una campaña electoral donde la “izquierda” es una opción, lo que está haciendo es proponerle una salida fraudulenta a sus anhelos de cambio.
La “alternativa” de izquierda entonces tiene la función de canalizar el descontento y la combatividad latente de los trabajadores hacia las urnas, diluyendo su potencia como clase en la atomización más impotente que existe cuando como “ciudadano”, armado con un bolígrafo, vota y espera que los personajes políticos de la burguesía mejoren su situación. El tema actualmente es el de cambiar la política económica en beneficio de las mayorías, hacer un gobierno diferente de la derecha. De hecho, no se trata de un tema de moda precisamente, ya la burguesía ha sacado muy buenos dividendos políticos de esta “alternativa de izquierda” por lo menos en los últimos veinte años. El llamado movimiento democratizador contra el sistema de partido único ha tenido el mérito de mantener enganchadas a las masas de trabajadores a la ilusión de que sus precariedades terminarán cuando logren un gobierno que defienda sus intereses. Hablamos en este caso del uso que se hace en la campaña de la posibilidad de que la izquierda llegue al gobierno, un señuelo que le funciona al Estado de la clase dominante para llevar agua a su molino.
No pretendemos en este momento pronunciarnos sobre la tendencia dominante de la orientación política de la burguesía mexicana, no obstante lo que es evidente es que la clase dominante en la región busca colocar un equipo de gobierno que le posibilite, poder enfrentar la crisis económica adecuadamente, refuncionalizando las estrategias para impulsar el proceso de acumulación, y que significa establecer un esquema político que le permita cargar la crisis a los trabajadores, limitando la posibilidad de una explosión de descontento, y aunque es algo en lo que la burguesía muestra una disposición, es evidente que hay un choque continuo de intereses económicos y políticos dentro de la burguesía que le impide llevar un proceso electoral “ordenado”. Es por ello que, con gobierno de derecha o de izquierda, la pugna de la burguesía tenderá no sólo a permanecer, sino a agudizarse, intentando, otra vez como ahora lo hacen con las elecciones, arrastrar como carne de cañón a los trabajadores en apoyo de alguna de las fracciones burguesas.
Es fundamental que los trabajadores reflexionen el papel mistificador que tiene el proceso electoral, pero no sólo este proceso electoral (el de México 2006), sino este mecanismo como parte de la democracia que da sustento al capitalismo, es decir que no basta con llamar a no votar, es fundamental entender que las elecciones no son sino una gran trampa para atrapar a los trabajadores.
RR/20 de junio del 2006
Desde el 7 de febrero, asistimos a las manifestaciones de París y provincia. Pero es desde el 4 de marzo que pudimos ser parte activa en el movimiento asistiendo a la reunión de la “coordinación nacional”. Después intervenimos en las asambleas generales masivas (AG) en todas las facultades y apreciamos que la cuestión de la solidaridad estaba en el centro de las discusiones, rasgo principal de la dinámica actual en las luchas obreras en todos los países.
Frente a las manipulaciones difundidas por la burguesía internacional, nuestra tarea consistió en luchar contra el silencio y la mentira, publicando en Internet, en trece idiomas, volantes y artículos para restablecer la VERDAD. En todos los países, los medios no dejaron de difundir con profusión la confrontación violenta entre los “alborotadores” y los CRS [policía antidisturbios]. En ningún país, se ha hecho mención de las asambleas generales masivas (AG), de la riqueza de los debates que allí se desarrollaron, de la búsqueda permanente de solidaridad.
Gracias a la prensa revolucionarias, principalmente de la CCI, en muchos países se pudo difundir la verdad y romper el cerco a los estudiantes en lucha, a través de ese cerco se intentó establecer un «cordón sanitario» para aislarlos, conducirlos a la derrota y entregarlos atados de pies y manos a la represión.
Llevando una fuerte lucha contra este bloqueo informativo y llamando a la solidaridad con los hijos de la clase obrera, la CCI ha cumplido plenamente sus responsabilidades.
Gracias al espíritu de apertura de los estudiantes, la CCI pudo intervenir en las AG en París y después en otras universidades. En cuanto nos presentamos como trabajadores y padres de estudiantes en solidaridad con el movimiento, hemos sido recibidos con entusiasmo siendo los mismos estudiantes quienes nos han propuesto tomar la palabra en las AG para aportar nuestra experiencia e “ideas” en tanto que obreros. Nuestras propuestas concretas fueron sometidas a votación y adoptadas (aún cuando los saboteadores sindicales e izquierdistas desarrollaron todas suerte de maniobras para, mantener el control y para hacerlas desaparecer “discretamente” ahogándolas en una multitudes proposiciones de acciones puntuales, no obstante, los estudiantes desbarataron estas maniobras), en la facultad de Censier, por ejemplo, propusimos a la AG tomar a cargo inmediatamente la extensión directa de la lucha hacia los trabajadores asalariados difundiendo masivamente un volante en las estaciones de los suburbios parisinos; en Toulouse y Tours propusimos actos similares.
Las “ideas” que la CCI siempre ha puesto por delante desde hace más de un cuarto del siglo, fueron puestas en práctica enviando delegaciones masivas hacia las empresas más cercanas (principalmente en estaciones de trenes como en Rennes, Aix o París). Por todas partes los estudiantes entendieron muy rápidamente que “si permanecemos aislados, nos lo van hacer tragar todo crudo” (expresión de un estudiante de París-Censier).
Fue gracias a esta dinámica de extensión del movimiento a toda la clase obrera, nacida de la apertura de las AG, que el movimiento ha podido hacer que la burguesía dé marcha atrás.
Una propuesta que hicimos y que también fue considerada, consistía en organizar AG comunes entre estudiantes y personal de las universidades. Sin embargo, el sector magisterial nacional aun presentaba resabios de la derrota del 2003 y no estaba a la altura para unirse masivamente a los estudiantes y asumirse como vanguardia del movimiento, sólo una pequeña minoría apoyó a los estudiantes. Y es necesario reconocer que a pesar de nuestras reducidas fuerzas los maestros más solidarios y convencidos de la necesidad de la extensión de lucha (sin esperar las instrucciones de los sindicatos) eran esencialmente militantes de la CCI.
Fue muy evidente que en cuanto nuestras proposiciones empezaron a tener eco, y nuestros camaradas fueron identificados como militantes de la CCI, los sindicatos e izquierdistas hicieron circular toda clase de rumores para inocular el veneno de la desconfianza, y para tomar el control de la situación, sobre todo para impedir a los elementos en busca de una perspectiva revolucionaria acercarse a las posiciones de la corriente de la Izquierda Comunista
Allí donde nos presentamos como miembros de la CCI, pudimos asistir a la maniobra clásica de su sabotaje, en Toulouse-Rangueil (donde se constituyó la «coordinación nacional»), al principio del movimiento, se nos ha prohibido la palabra por el del presidium controlado por trotskistas de la Juventud Comunista Revolucionaria (organización de la LCR).
Por el contrario, en la facultad del Mirail, la intervención de un maestro militante de la CCI ha sido recibida con mucho entusiasmo, a demanda de los propios estudiantes, él pudo hacer una exposición del movimiento de mayo del 68 y transmitir así nuestro análisis sobre su significación histórica.
El 4 de marzo, la CCI estuvo en la entrada de la reunión de la «coordinación nacional» en París. Dicha reunión después de dos horas de debates, terminó votando el principio para permitir entrar en la sala a los “observadores exteriores” pero sin derecho de palabra.
No obstante, frente a estas maniobras que apuntan encerrar las AG y prohibirnos la palabra, numerosas discusiones tuvieron lugar entre los estudiantes esencialmente los no sindicalizados y sin filiación a ninguna organización política logrando hacer fracasar las maniobras de sabotaje de la UNEF[sindicato estudiantil] y de los izquierdistas. En la facultad de París-Censier, se decidió dar la palabra a «elementos externos», y abrir la AG a los trabajadores venidos a aportar su solidaridad. Así es como pudimos intervenir el 8 de marzo en la reunión de “coordinación” de la región parisina, defendiendo la necesidad de ampliar la lucha yendo a buscar la solidaridad de trabajadores en las empresas (principalmente ferrocarriles, hospitales y el correo).
Los «líderes» de la «coordinación nacional» (infiltrada por la «izquierda plural», desde el Partido Socialista hasta los trotskistas, quienes consideran a los estudiantes “presas” y a las universidades sus cotos de caza) maniobraron para sabotear esta dinámica de apertura. En Lyon, en la víspera de la suspensión oficial del CPE, el 8 y 9 de abril ¡No pudiendo impedir la entrada a la sala a los militantes de la CCI bajo pena de desacreditarse aún más, lograron hacer votar nuevamente la negativa del derecho de voz a los «observadores exteriores»!. Esta asamblea (por demás más, sin ningún mandato claro de sus facultades) fue un verdadero fiasco, durante dos días, los especialistas del sabotaje se pasaron todo el tiempo en hacer votar ¡sobre cómo y qué se debía votar! Muchos estudiantes salieron hastiados de esta reunión y se dirigieron de nuevo hacia nuestras orientaciones, haciendo prueba de gran madurez, coraje e inteligencia, votando mayoritariamente el levantamiento del bloqueo de las facultades después de la suspensión del CPE para no caer en la trampa de las «acciones-comando» del todo o nada de los “radicales” y evitar el pudrimiento del movimiento en la violencia.
Esencialmente en las manifestaciones pudimos distribuir masivamente nuestras publicaciones. Estando presentes en universidades y manifestaciones fuimos bien recibidos por estudiantes, obreros y jubilados. El 18 de marzo, se nos acercaron para testimoniarnos su simpatía y preguntarnos si podían pegar nuestros volantes en los resguardos de autobuses, otros nos tomaron volantes que querían distribuir a su alrededor, así, como fotografiar o filmar nuestras publicaciones. Algunos nos han dicho: “cuando uno ve sus publicaciones en todos estos idiomas, es formidable; es obvio que ustedes son los únicos verdaderos internacionalistas” Algunos vinieron a agradecernos el apoyo de la CCI a los estudiantes «haciendo saber nuestro movimiento, nuestras AG, en otros países” enfrentando las mentiras pregonadas por medios burgueses.
Es justamente esta simpatía de los estudiantes lo que impidió a los bonzos estalinistas y a la “vigilancia” sindicalista que pudieran atacarnos abiertamente.
Nunca, en toda la historia de la CCI, nuestra intervención había tenido semejante impacto. Nunca habíamos tenido tantas discusiones con tantos manifestantes de todas las generaciones, y principalmente entre las generaciones jóvenes en busca de una perspectiva histórica.
La simpatía recibida de parte de muchísimos estudiantes y obreros es para nosotros un estímulo para seguir nuestra actividad con mayor determinación. Si hoy podemos sacar un balance muy positivo de nuestra intervención en el movimiento contra el CPE, de ningún modo es para glorificarnos. Es porque la apertura de las nuevas generaciones a las ideas revolucionarias está revelando la maduración de la conciencia en el seno de la clase obrera.
De igual manera que nuestra intervención ha contribuido a reforzar la confianza de las jóvenes generaciones en sus propias fuerzas, el entusiasmo que ello causó no puede más que contribuir a reforzar todavía nuestra confianza en las potencialidades históricas de la clase obrera.
A pesar de las ilusiones democráticas, sindicalistas y reformistas que pesan aun muy fuertemente en la conciencia de las jóvenes generaciones, su espíritu de apertura a las ideas revolucionarias, su voluntad para proseguir la reflexión y el debate es reveladora de la gran madurez y la profundidad de este movimiento. De la capacidad de revolucionarios para hacer madurar esta reflexión dependerá el futuro de la sociedad humana.
CCI/ 22-junio-2006
Ante la agudización de la crisis y la acentuación de los ataques contra las condiciones de vida de los trabajadores, se han visto importantes respuestas. Presentamos a continuación dos ejemplos de luchas en España y Bangladesh, llevadas a cabo en los últimos meses, ambos son experiencias que los trabajadores de todo el mundo deben retomar.
De la misma manera en que los medios de información masiva ocultaron el movimiento de los estudiantes contra el CPE en Francia, esos servidores de la burguesía guardaron casi total silencio sobre el movimiento de los trabajadores de metal en Vigo, iniciado el mes de mayo pasado.
La huelga masiva en Vigo estalló como respuesta a la nueva Reforma Laboral que firmó el gobierno, patrones y sindicatos. Esta nueva Reforma que supuestamente se establece para “luchar contra la inseguridad en el trabajo”, lo que ha hecho realmente es aumentar la inseguridad facilitando los despidos y proponiendo eventualidad fija de 2 años en el trabajo. Ante ello el coraje de los trabajadores se ha expresado y con ello se evidencia que la lucha contra los ataques a las condiciones de vida y trabajo no es la “lucha” que proponen los sindicatos, ni aún los más “radicales”. La lucha verdaderamente eficaz es la lucha directa de los obreros, las huelgas que nacen de su decisión colectiva y en contra de las consignas sindicales, son esas huelgas las que hay que apoyar y extender y es así como se puede reunir la fuerza necesaria e ir forjando la conciencia para oponerse realmente al Capital.
La huelga del metal en Vigo fue masiva y se dio como forma de organización la Asamblea General en plena calle que, por decisión de los trabajadores, estaba abierta a todo aquel que quisiera dar su opinión, expresar su apoyo o plantear sus problemas o quejas. Más de 10,000 trabajadores se reunieron diariamente para organizar la lucha, decidir acciones a tomar, ver a qué empresas dirigirse para pedir la solidaridad de otros trabajadores, escuchar qué se dice de la huelga en la radio, en los comentarios de la gente etc.
Es significativo que los obreros de Vigo hayan desarrollado el mismo método que los estudiantes de Francia en su reciente movimiento. Es también significativo que en 2006 los obreros de Vigo recuperen la práctica de la gran huelga de 1972 en la que se celebraban diariamente Asambleas Generales de Ciudad. Esto muestra que la clase obrera es una clase internacional e histórica, en ello reside su fuerza.
Desde el principio, los obreros se plantearon ganar la solidaridad de los demás trabajadores. En los astilleros, de forma unánime, los obreros se pusieron en huelga solidaria desde el 4 de mayo. Desde el punto de vista de la clase obrera es la mejor respuesta, porque la sociedad que aspira a instaurar el proletariado y permitirá a la humanidad salir del atolladero del capitalismo se basa en la solidaridad, en la comunidad humana mundial.
El día 5 de mayo, unos 15,000 obreros del metal rodearon la fábrica Citroen para intentar convencer a sus compañeros de que se unieran a la huelga. El martes 9, hubo paros en Citroen y otras empresas grandes. Como en 1972, la solidaridad y la extensión de la lucha fue lo dominante en la huelga general de todo Vigo hizo retroceder la mano asesina de la dictadura franquista. También aquí vemos repetir esa experiencia.
El 8 de mayo cuando tras la Asamblea unos 10,000 obreros se dirigían a la estación de ferrocarril con objeto de informar a los viajeros, la policía les atacó por todos los lados con una violencia inaudita. Los obreros se dispersaron en pequeños grupos que fueron acorralados y atacados sin piedad por las fuerzas policiales. Hubo numerosos heridos y 13 detenidos.
Esta represión dice mucho de lo que es la llamada “democracia” y sus bellas palabras sobre la “negociación”, la “libertad de manifestación”, la “representación de todos”. Pero esta trampa perseguía una finalidad política: encerrar a los obreros en una pelea agotadora con las fuerzas represivas, empujarles a reemplazar las acciones masivas (manifestaciones y asambleas generales) por la dispersión en enfrentamientos con la fuerza pública. Busca entramparles en batallas campales en inferioridad de condiciones que tienen el efecto de hacerles perder la simpatía de los demás trabajadores y desmoralizarlos. Es una política que también siguió el gobierno francés con el movimiento de estudiantes.
Es significativo que los medios de “información” de circulación nacional que habían guardado un escrupuloso silencio sobre la lucha y sobre todo, sobre las Asambleas, las manifestaciones masivas y la solidaridad, dieran todo el bombo posible a los choques violentos del día 8. El mensaje que quieren que traguemos es muy claro: “sí quieres hacerte notar y que te hagan caso realiza choques violentos”. Es el capital el primer interesado en que los obreros se encierren y agoten en una dinámica de enfrentamientos estériles.
Los principales sindicatos: CCOO, UGT y CIG, como instrumentos del capital todo el tiempo buscaron controlar la huelga y así carcomerla desde dentro. Fueron ellos los quienes se opusieron al envío de delegaciones masivas a las otras empresas y aunque no lo pudieron impedir “ofrecieron” a cambio llamar a una huelga general del metal el 11 de mayo. Pero los obreros no esperaron y, sobre todo, no aceptaron el método sindicalista de parar un día D siguiendo las órdenes sindicales. Desarrollaron el método genuinamente obrero: el envío de delegaciones masivas, el contacto directo con los demás obreros, la acción colectiva y masiva.
El 9 de mayo 10,000 trabajadores marcharon pidiendo la liberación de sus compañeros detenidos logrando su objetivo. El 10 de mayo, tras 20 horas de negociaciones, el sindicalismo logró un preacuerdo que significa una puñalada trapera a los trabajadores, pues a cambio de algunas migajas, las reivindicaciones esenciales fueron escamoteadas. Un sector amplio de trabajadores manifestó su indignación y la votación se postergó. De esta maniobra hay que sacar una clara lección: NO SE PUEDE DEJAR LAS NEGOCIACIONES EN MANOS DE LOS SINDICATOS. LAS NEGOCIACIONES DEBEN SER TOTALMENTE ASUMIDAS POR LA ASAMBLEA. Ésta debe nombrar la comisión negociadora y hacer que todos los días rinda cuentas ante ella.
Ante la agudización de la crisis, los trabajadores deben luchar, recobrando las experiencias como la de Vigo, y la de los estudiantes de Francia, teniendo claro que los métodos sindicales llevan a la desmoralización y la impotencia, impidiendo la manifestación real de la fuerza y la unidad que la clase necesita.
Después de huelgas aisladas en diferentes fábricas, el 20 de mayo cerca de 1000 trabajadores de la fábrica FS Sweater en Sripur, en los suburbios de Dhaka, la capital, iniciaron una protesta demandando incremento de salarios y la liberación de unos compañeros que habían sido arrestados dos días antes por participar en las movilizaciones. Los patrones de la compañía encerraron a los trabajadores en la fábrica, cortaron el suministro de agua y llamaron a la policía que los golpeó y les disparó. Los que pudieron saltaron las bardas para escapar de la fábrica y se reunieron apoyados por miles de trabajadores del barrio para bloquear la carretera cercana a la fábrica y hacer una marcha por sus demandas y contra la represión. Esta marcha fue rechazada por contingentes más amplios de la policía que de nuevo golpearon y dispararon contra los manifestantes. Todo esto fue el detonador de amplias movilizaciones que se extendieron rápidamente a diferentes ciudades alrededor de Dhaka.
Así, cerca de 1.8 millones de trabajadores del vestido concentrados en áreas industriales alrededor de la capital se lanzaron a huelgas salvajes y masivas simultáneas que tomaron proporciones de una rebelión proletaria masiva. En el periodo del 20 al 24 de mayo cuando la rebelión de trabajadores del vestido llegaba a la cima, los trabajadores de casi 4000 fábricas pararon el trabajo. Estos trabajadores, y otros de los suburbios industriales, se manifestaron repetidamente y bloquearon las carreteras que conectan los suburbios con Dhaka, y a ésta con otras ciudades. De frente a esta rebelión masiva, la burguesía contestó con la represión masiva. En la primera semana, según cifras oficiales, al menos tres trabajadores fueron asesinados por arma de fuego, 3000 resultaron heridos y varios miles fueron encarcelados. Los trabajadores en huelga se enfrentaron y ahuyentaron a las fuerzas policíacas y paramilitares desplegadas para sofocar el movimiento. Aunque para mayo 26 la burguesía había logrado disminuir la cólera de la rebelión con el despliegue masivo de las fuerzas paramilitares y con la ayuda de los sindicatos, la rebelión continuó hasta el 7 de junio. Los trabajadores de diferentes zonas de proceso de exportación y de áreas industriales continuaron lanzándose a huelgas salvajes y manifestaciones mientras la mayoría de las fábricas de ropa permanecían cerradas.
El sector textil emplea a 1.8 millones de trabajadores. Los trabajadores del vestido constituyen el 40% del total de la fuerza de trabajo industrial de Bangladesh. El salario mínimo, que no ha cambiado desde 1994 a pesar de que los precios de los productos de primera necesidad se han triplicado en los últimos 12 años, es equivalente a 14 dólares mensuales. Y es aún menos en la mitad de las fábricas. Pero los salarios de hambre no son la única expresión de la explotación brutal que sufren esos trabajadores. Hace unos años, la semana laboral se extendió legalmente a 72 horas; el día de trabajo frecuentemente es de alrededor de 16 horas. No hay tiempo de descanso semanal en el sector del vestido. No hay días festivos con descanso ni vacaciones anuales. Se han incrementado las muertes por accidentes de trabajo e incluso ha habido trabajadores golpeados y asesinados por los patrones o agentes de éstos, por eso las demandas iniciales de los trabajadores eran por aumento salarial, pago de horas extra, descanso obligatorio semanal, vacaciones y días festivos con descanso. Más tarde se añadieron el alto a la represión y la liberación de los detenidos.
No conocemos claramente el tipo de autorganización y de coordinación desarrollada por los trabajadores que protagonizaron esta rebelión, pero sabemos que en lugar de dispersarse, los trabajadores fueron de fábrica en fábrica a llamar a sus compañeros a solidarizarse con ellos. Lo que unió a los trabajadores a lo largo de muchas ciudades alrededor de Dhaka y en la misma capital fue el odio contra la explotación brutal, la represión diaria y las últimas atrocidades de la policía.
Una de las principales debilidades políticas de la burguesía en Bangladesh es la fragilidad de su aparato democrático y, como consecuencia, la fragilidad de las mistificaciones democráticas. Debido a esta debilidad, la burguesía no ha sido capaz de establecer un aparato sindical, especialmente en la industria del vestido. Esta debilidad permitió a los trabajadores desarrollar su rebelión y darle tal amplitud en varios días. Pero una vez que la burguesía se dio cuenta de la gravedad de la situación, ordenó la ocupación de la ciudad por el ejército y las ‘centrales sindicales’ que pertenecen a diferentes bandas políticas burguesas, aunque no tenían presencia en la industria del vestido, fueron llevadas a que juntas, como ‘coordinación de sindicatos’, redactaran una lista de demandas ‘amenazando’ irse a huelga el 12 de junio si esas demandas no eran atendidas”.
El gobierno pidió a la asociación de patrones y a la recientemente formada ‘coordinación de sindicatos’ reunirse. La reunión fue anunciada profusamente por los medios masivos a los largo del país. El 23 de mayo el Ministro de trabajo declaró que la patronal había acordado solucionar todas las demandas y los sindicatos proclamaron el regreso al trabajo. La falta de desarrollo de los trabajadores en su organización les impidió ver la trampa montada por sus enemigos. La burguesía se plantearía a partir de entonces la necesidad de los sindicatos para controlar a los trabajadores por lo que introdujo entre las demandas la de los “derechos de los sindicatos”: “si hubiera habido sindicatos en las fábricas…la situación no se habría tornado tan violenta”(New Age, 3-06-06).
No hay duda de que la rebelión de los trabajadores del vestido ha sido la lucha más grande y más militante de la historia de la clase trabajadora en Bangladesh, fueron capaces de desarrollar su lucha con coraje de frente a la violenta represión. Esto expresa una gran determinación y deseo de luchar. Por ser este movimiento manifestación del desarrollo de la combatividad obrera la burguesía mundial no lo divulgó.
La experiencia de Bangladesh muestra que la ausencia física de los sindicatos no es suficiente para el desarrollo de las luchas, es muy importante poseer la habilidad para rechazar concientemente a estos agentes de la burguesía. Aún más importante es la capacidad de desarrollar la autoorganización. En ausencia de autoorganización la rebelión en algunos momentos tomó el carácter de revuelta interclasista. Algunas de las debilidades de esta lucha son expresión de falta de experiencia de la clase trabajadora en Bangladesh, por eso es necesaria la apropiación de las experiencias de todo el movimiento proletario a nivel mundial. Es responsabilidad de los revolucionarios contribuir con el desarrollo de la conciencia de los trabajadores sobre su identidad de clase y sobre su responsabilidad histórica: la revolución comunista que es la única que puede poner fin a la brutal explotación de la clase trabajadora no sólo en Bangladesh, sino en todo el mundo.
RM/ junio-2006.
.
El 1 de mayo de este año el nuevo gobierno boliviano de “izquierda” de Evo Morales, cuya formación política proviene de sus funciones como sindicalista de los cocaleros y cuya adhesión al Movimiento al Socialismo (MAS) lo han catapultado a la presidencia en medio de una convulsa situación política, anunció pomposamente la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos. Esta medida tomada por Evo Morales es una de las promesas de campaña del MAS. Este tipo de medidas cobraron viabilidad política a partir de las protestas de 2003 y las cuales motivaron la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada. Estas medidas junto al “decreto de aumento salarial” son temas de discusión en la clase obrera y sus minorías en búsqueda. En el marco apretado de este artículo tomaremos posición al respecto denunciando el carácter burgués de las medidas de Evo Morales y de la naturaleza antiobrera de las mismas.
La nacionalización de los hidrocarburos es presentada a la clase obrera de Bolivia y del resto del mundo como una “conquista”, como una “acto soberano” (Chirac y Lula) y el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, respaldó la nacionalización comparándola con “la recuperación de un bien robado”. El mensaje que toda la burguesía y sus corifeos intenta machacar es que habría un “beneficio” para los explotados de Bolivia y que el control de los hidrocarburos por el Estado burgués boliviano redundaría en “mejoras a las condiciones de vida” del proletariado de la región…¡mentiras crueles!
En México se han nacionalizado los ferrocarriles, el teléfono, la electricidad, el petróleo y hasta los bancos (en 1981)1 y los trabajadores siguen tan explotados como en cualquier otro sector de la economía. Las nacionalizaciones son medidas de capitalismo de Estado, sobre todo ahí donde la penuria de capital es más extrema. No es pues casual que las nacionalizaciones sean un fenómeno de los países “en vías de desarrollo”. La burguesía de estas débiles economías encuentra en las nacionalizaciones una “respuesta” para controlar ramas de la producción. Sin embargo, estas medidas han revelado su ineficacia y su absurdez desde el punto de vista económico burgués. Las nacionalizaciones son poco redituables en el largo plazo ya que la “sanción del mercado” es contrarrestada por el “Estado protector” y aunque asegura su posicionamiento en el mercado, no puede sostenerse por mucho tiempo, la carga de la competencia, agudizada con la crisis, pone al desnudo que el cambio de propiedad ni genera mejoras para los trabajadores, ni logra romper las secuelas y causas de la crisis.
La nacionalización no significa, ni ha significado en la historia, un paso adelante para los trabajadores. La experiencia de Rusia lo demuestra y cientos de ejemplos más en el continente lo confirman: las nacionalizaciones no han liberado en ningún lado a la clase obrera de la explotación asalariada. A lo sumo, jurídicamente han pasado de un “patrón privado” a un patrón despersonalizado por la estructura estatal.
La Izquierda Comunista Francesa, hace una aportación importante a resaltar para entender estas medidas realizadas por el capital: “... no está determinado por la posesión privada de los medios de producción –lo que en realidad no es mas que una forma, propia de un periodo dado del capitalismo, el capitalismo liberal- sino por la separación existente entre los medios de producción y el productor (…) Lo que determina el carácter capitalista de la producción es la existencia de capital, es decir, de trabajo acumulado en manos de unos, que impone el traspaso del trabajo vivo de otros para la producción de plusvalía. La transferencia de capital de manos privadas individuales a manos del Estado no es una modificación, no es un cambio del capitalismo al no-capitalismo, sino estrictamente una concentración de capital para asegurar más racionalmente, con mayor perfección, la explotación de la fuerza de trabajo (…) La propiedad privada y la de los medios de producción existían igualmente tanto en la sociedad esclavista como en la feudal. Lo que hace que la producción sea una producción capitalista es la separación de los medios de producción de los productores, su transformación en medios de adquisición y dominio del trabajo vivo con objeto de hacerle producir un excedente, la plusvalía”2.
Bolivia está catalogado hoy como el país sudamericano más pobre, la miseria campea y el hambre amenaza con azotar bastas regiones. Las dificultades de la burguesía para “gestionar” esta crisis, enmarcadas en congénitas debilidades políticas, ocasionaron hace poco una situación social caótica. Evo Morales surgió de ese caos como una “esperanza”. La burguesía boliviana ha encontrado en él la personalidad para empujar un programa “de izquierda” que le ayude a gobernar. Sus propuestas de “nacionalización de hidrocarburos” contienen una renegociación de contratos ya establecidos con empresas internacionales (Rapsol, Petrobras, etc.) en mejores condiciones para el Estado boliviano, más ahora que los precios de los energéticos están a la alza a diferencia de hace 10 años. Hay que recordar que para la burguesía boliviana era fundamental “recuperar” el terreno en esta materia. Además, el discurso de la nacionalización contiene un potente somnífero social: hacer creer a los trabajadores que son “dueños de las riquezas”, y genera la ilusión de que habrá beneficios inmediatos para los proletarios, amordazando la conciencia obrera... la burguesía sabe bien que las ilusiones son un antídoto efectivo para adormecer las fuerzas de la clase trabajadora, por eso la llegada de Evo Morales es un respiro para la burguesía, no para el proletariado.
El aumento salarial otorgado“por decreto” por Evo Morales, tanto para trabajadores del sector público como privado, es pintado por izquierda e izquierdistas como “un ejemplo” del carácter “obrero” del gobierno de Morales. La clase obrera en México ya conoce los “beneficios” de tales medidas, a principios de los 80 el presidente José López Portillo “decretó” un 30 % de aumento salarial (al mismo tiempo que la nacionalización de la banca) el cual no recuperó el poder adquisitivo ya perdido de antemano y dicho aumento del 30% se hizo añicos en tres meses bajo los efectos de una inflación galopante. El aumento decretado por Evo Morales ha sido del 13.63 % en el salario mínimo, el cual se ubicó en 500 bolivianos, es decir, casi los 62 dólares mensuales. Este anuncio fue hecho el 1 de mayo para darle todavía una connotación aún “más proletaria”. Así, el mínimo pasó de 440 a 500 bolivianos, aunque la misma Central Obrera Boliviana (COB) que se caracteriza (como todos los sindicatos) por su carácter antiobrero, considera necesario para recuperar la degradación del salario, un aumento de 1,500 bolivianos, después de todo, este incremento se da después de 7 años sin aumentos salariales, en pocas palabras, no se recupera ni siquiera el poder adquisitivo perdido…¡Vaya con los defiende obreros!
Con este “incremento” el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, proclamó “la muerte del neoliberalismo y el inicio de la economía social de mercado”3, este mismo señor promotor de un Estado “con preferencia hacia el trabajador”, no tuvo empacho en admitir que un aumento del 50% “hubiera implicado el tener que pedir limosna del exterior”…y de nuevo la misma promesa: ¡cuando los dividendos de los hidrocarburos lleguen, habrá beneficios para todos! El cinismo supera las expectativas cuando estos señores proclaman: “¡Nunca más una economía sin dignidad maltratando los derechos de los trabajadores!” (Ídem). Durante los últimos tres años los salarios estuvieron prácticamente congelados, por eso el verdadero objetivo de este aumento no es mejorar el nivel de vida de los trabajadores, sino calmar la ira social.
En abril pasado Hugo Chávez, Fidel Castro y Evo Morales firmaron la creación de un pacto económico y político llamado “Alternativa Bolivariana para las Américas” (ALBA) en una clara oposición a los acuerdos de libre comercio impulsados por EUA en Latinoamérica. Fidel Castro perdió, con la desaparición de la URSS, a su socio comercial y a su padrino ideológico. Sólo le quedó su postura “antinorteamericana”4 que ha encajado a las mil maravillas con los intereses de la fracción burguesa de Chávez en Venezuela. Sin embargo, ambos parten de situaciones diferentes. Mientras que Cuba busca aliados que le ayuden a sacar la nariz del atolladero económico, Venezuela trata de jugar un papel de “dirigente regional”, es decir, Venezuela trata de desplazar a Brasil y a Argentina para asumir el “mando” en la región. Las actuales ganancias del petróleo han permitido a la burguesía venezolana el ofrecer préstamos a cambio de fidelidades políticas.
En este marco ha surgido Evo Morales, con una plataforma ideológica que también viene a “encajar” en el discurso “bolivariano” y se aferra a las promesas de préstamo de Chávez como el ahogado que se aferra a un tronco. El lenguaje “antiamericano” de Evo Morales no llega, por supuesto, hasta la exigencia de expulsar las bases militares de EUA en ese país (“mientras respeten la Constitución, ¡se quedan!”). Sin embargo, su postura “anti-gringa” sí le permite correr a Europa, inmediatamente después de las elecciones, para empezar a pedir préstamos y “colaboración económica”. En sus giras por Europa la consigna de Evo era “pasar de las protestas a las propuestas” lo cual pone en evidencia, por si alguien tenía dudas, del estrecho marco burgués en el que se mueve el MAS y Evo Morales.
El presidente de EUA, George W. Bush, declaró recientemente que la alianza de Bolivia y Venezuela representaba una “erosión para la democracia”. Para Evo Morales esa alianza es un “eje del bien”. Para la clase obrera está claro que ALBA, Mercosur o ALCA son proyectos que reflejan los intereses de unas burguesías contra otras, para el proletariado ninguno de esos proyectos encarnan una solución a su situación de explotación y miseria.
Dan, 2-junio-2006
Notas
1 El Presidente López Portillo los nacionalizó bajo la consigna “¡México ha sido saqueado, no nos volverán a saquear!” achacando todos la causa de la crisis económica de principio de los 80 a la “voracidad de los banqueros”. En los 90 los bancos no sólo se “reprivatizan” sino que el mercado financiero se abre a todos los bancos extranjeros. El lenguaje patriotero de la burguesía se hace añicos ante la necesidad de “atraer inversiones”.
2 “La experiencia rusa”, Internationalisme no. 10, Izquierda Comunista de Francia, 1946. Revista Internacional No. 61.
3 [email protected] [285]
4 El izquierdismo ha hecho una “identificación” entre EUA e imperialismo, lo cual es una mentira que oculta el carácter igualmente imperialista del resto de países del mundo. Ver RM 89 “Guevarismo: una ideología contrarrevolucionaria”.
En los primeros días de mayo y hasta cumplido casi un mes, estudiantes de secundaria apoyados por universitarios suspendieron labores en protesta contra el cobro de exámenes y contra la ley de educación (LOCE) que limita los recursos a las escuelas públicas e impulsa mediante subsidios estatales a las escuelas privadas.
Estas acciones exponen aristas diversas: por un lado, deja ver que la crisis que domina al conjunto del sistema conduce a que el capital de manera inmediata cargue sobre los trabajadores sus efectos, de manera que el “ejemplo” que la burguesía en América Latina hace de la economía chilena, no es sino una trampa más con la cual pretende seducir a los trabajadores para aceptar amistosamente el incremento de los niveles de explotación. Debemos anotar que, el hecho de limitar económicamente a las escuelas públicas, significa de manera directa la disminución de las posibilidades de que los trabajadores y sus hijos puedan tener acceso a este servicio. Pero el reconocer que esto representa un golpe al salario de los trabajadores (en su llamada forma indirecta), no significa aceptar la maniobra del izquierdismo, en particular del estalinismo, que invoca como solución a este problema el estatismo, y aunque con un aparente lenguaje radical empuja a los estudiantes, en realidad busca someterlos a la lógica del capital, que limita toda critica radical al sistema, y lo conduce hacia la elección de una “mejor” política, colocando así a la defensa de la propiedad estatal y de las medidas de corte keynesiano como expresiones alternativas.
Otro de los aspectos que de estas movilizaciones resaltan, es que, más allá de los actos de minorías o “encapuchados” (como peyorativamente los funcionarios chilenos designan a los estudiantes involucrados en estas prácticas), enfrentando a la policía y saqueando comercios, es que estas movilizaciones lograron incorporar a profesores y trabajadores administrativos. Evidentemente el ambiente creado por las movilizaciones no alcanzan a definir un avance claro, no obstante logran avivar ciertas expresiones solidarias entre los trabajadores que se incorporan, es de resaltar que incluso hay una participación de profesores de las escuelas privadas, lo cual causa evidente malestar a la clase dominante, tan es así, que se adelanta en buscar la forma de evitar que los trabajadores se integren. No es por ello que el gobierno tiene que limitar en 80% el pago de exámenes y abrir una “mesa de discusión” de la LOCE (con lo que por cierto logra sacar el conflicto reivindicativo y de repudio a la precariedad de las condiciones de vida de los trabajadores, hacia una “discusión” de la “política educativa”)... donde se nota de forma más clara la desesperación de la burguesía al ver a sectores de asalariados ocupando la escena, es en el llamado que hace el estalinsta Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), invocando a los trabajadores de la educación para “fortalecer, democratizar y federar al sindicato de la educación” (www.mir-chile.cl [286]) es decir, que ante el más mínimo intento de expresar su descontento, el sindicato aparece como “alternativa”, y así poder sabotear e imponer su control.
Pero lo que se hace necesario destacar ante todo es la respuesta represiva del gobierno de izquierda dirigido por Michelle Bachelet. Mucha propaganda se hizo por todo América sobre el asenso de Bachelet, refiriendo su pasado “antipinochetista”, de la presión que vivió durante la dictadura militar, de su “preocupación” por los problemas sociales y demás “cualidades”, sin embargo la realidad ha mostrado que su respuesta lleva el mismo tenor que el de los gobiernos de derecha: la represión. Esta respuesta no es por la perversión particular de Bachelet, sino por la condición natural del capitalismo. Fue el gobierno de Bachelet, con menos de un semestre de vida, que dejó claro que ante las expresiones de descontento actuaría con “mano dura”, y así lo hizo, hordas de carabineros fueron lanzadas en contra de las manifestaciones... y si luego de ver los resultados de su orden –es decir, centenares de heridos y presos– se deslinda de los hechos y hace renunciar a un jefezuelo de la policía, no es sino la demostración de la hipocresía de la burguesía.
Es importante que los asalariados de todo el mundo no dejen de reflexionar sobre las manifestaciones de los estudiantes chilenos, pero no para agitar las campanas como lo hace el estalinismo y decir que las movilizaciones fueron un éxito en tanto pusieron en “la agenda pública” los problemas de la educación, sino para reconocer la actuación represiva de los gobiernos sin importar si son de izquierda o de derecha. Por ello no puede sembrar sus esperanzas en un gobierno, todos los gobiernos, sin importar su color son expresiones del capital, por ello el verdadero combate de los trabajadores NO se encuentra en el cambio de un “mal” gobierno, ni en el mejoramiento de las leyes y las políticas, sino en la defensa diaria de sus condiciones de vida, que son ya manifestaciones críticas al sistema capitalista y eslabones de un combate hacia la revolución comunista.
Cloe, 14-junio-2006
Durante una semana, a partir del 12 de mayo del 2006, el estado de Sao Paulo y en particular su capital del mismo nombre, la ciudad más grande del Cono Sur y donde también existe una de las concentraciones obreras más importantes del continente americano, se produjo uno de los conflictos armados más caóticos y violentos sin precedentes, protagonizado por las mafias de delincuentes que pululan al interior de la sociedad capitalista y cuya existencia depende en la mayoría de los casos de una simbiosis con las estructuras del poder estatal, en particular con las fuerzas policíacas: amotinamientos de decenas de miles de presos, innumerables bandas de delincuentes tomaron por asalto la ciudad en una vorágine de fuego y odio irracional disparando contra todo, quemando bancos, atacando cuarteles, matando a casi medio centenar de policías, incendiando decenas de autobuses. Por su parte, “las fuerzas del orden” no sólo se limitaron a reprimir a las mafias sino que desplegaron con la mayor fiereza el terror estatal contra la población de los barrios pobres y marginados –las tristemente célebres favelas- perpetrando las más bestiales matanzas contra los trabajadores y sus familias inermes que nada tenían que ver con lo sucedido. De nuevo la danza de las cifras de muertos, de los trabajadores, de los jóvenes ejecutados por decenas a manos de policías encapuchados –comandos de la muerte- mientras las autoridades estatales y, en primera fila, el muy progresista presidente de izquierda de Brasil, Lula Da Silva (a quien hace cuatro años se presentó como una “esperanza” para los trabajadores), empiezan a reconocer después de tantas evidencias repugnantes que “pudo haber habido abusos por parte de las fuerzas del orden”.
Paralelamente a esta barbarie los adoradores del capital, en todo el mundo, salen en su defensa enarbolando la consabida demanda de que “los gobiernos federal y estatal tienen, en lo inmediato, la obligación de esclarecer los actos criminales cometidos por las fuerzas del orden, compensar a las víctimas y sancionar conforme a las leyes a los responsables materiales e intelectuales…” (La Jornada, jueves 25 de mayo del 2006) ¡Basura! Como siempre, las jeremiadas impotentes clamando a los explotadores benevolencia sólo buscan perpetuar el orden existente mediante los hipócritas llamados a mejorar las estrategias de dominación de la burguesía, a sustituir la brutalidad por métodos más refinados, los de la democracia y la sacrosanta ley capitalistas.
En Brasil, algunos compañeros simpatizantes que actualmente sostienen un proceso de clarificación y acercamiento a las posiciones de la izquierda comunista son muy claros cuando afirman que “esas protestas de criminales no son movimientos revolucionarios, y de ninguna manera sus líderes representan un proyecto revolucionario… tampoco se trata de una causa social y mucho menos de una causa revolucionaria… es una prueba de la crisis de la democracia burguesa y del capitalismo internacional.” (Breve comunicado a la CCI del 15.05.06, subrayado en el original). Esta voz proletaria que por fin empieza a oírse en esta parte del continente será una referencia obligada de la clase obrera en el periodo que viene.
El estallido reciente es una manifestación espectacular de la descomposición social capitalista que ya dura casi veinte años y que está sumiendo a la sociedad en un torbellino de caos y barbarie sin fin. En este contexto, América Latina está particularmente expuesta: millones de trabajadores siguen huyendo del campo a las ciudades buscando desesperadamente empleos, que ni aún eso, el capitalismo puede ofrecer lo que hace que millones de jóvenes proletarios sean sido excluidos del proceso productivo. Las estadísticas ya desbordaron los márgenes de maniobra que la burguesía tenía para relativizar la situación tan alarmante de las masas proletarias y demás capas no explotadoras de América Latina y ya no pueden disimular la cotidianidad de hambre y de miseria en que se pudren millones de familias enteras que se degradan sin remedio confinadas, junto a las ratas en las alcantarillas y en las pocilgas de las villas miseria, donde se vive una situación sin parangón en la historia de la humanidad; un proceso infernal producido por la crisis económica permanente que está en marcha desde fines de los años 60. “Estos millones de seres humanos se encuentran ante una ausencia casi total de sistema sanitario o de electricidad, y sus vidas, son envenenadas por el crimen, las drogas y las pandillas. Los cuchitriles de Río son, desde hace años el campo de batalla de pandillas rivales, una situación muy bien descrita en la película ‘La Ciudad de Dios’. Los obreros de América Latina, particularmente los que viven en chabolas, están además confrontados a las tasas de criminalidad más elevadas del mundo. El desgarramiento de las relaciones familiares ha llevado también a un enorme crecimiento del número de niños abandonados en las calles.” (Revista Internacional Nº 117).
La ausencia de perspectivas de la sociedad capitalista se expresa de manera fehaciente en “el aumento de la criminalidad, de la inseguridad, de la violencia urbana, en la que se han ido metiendo cada día más y más niños, los cuales acaban también siendo víctimas de la prostitución”. (“Tesis sobre la descomposición”, Revista Internacional Nº 62). Efectivamente, las causas profundas del estallido en San Pablo, Brasil, tienen que ver con el nihilismo (el no futuro), la desesperanza de la juventud cuya huida hacia adelante en mundos quiméricos de locura y de suicidio se están sintetizando cada vez más en la tendencia del “cada quien a lo suyo”, la atomización más desoladora de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la aniquilación de los lazos sociales que se sustituyen por las mafias; en una palabra, la dislocación del tejido social y de la vida colectiva en el capitalismo que no ofrece la menor perspectiva positiva y en cambio se hunde cada día más una espiral putrefacta sin fin. Las bandas protagonistas de estas revueltas de violencia destructiva y ciega se alimentan precisamente de esta dinámica que se ha convertido en el factor decisivo de la evolución de la sociedad. Sobre todo, los cientos de miles de jóvenes marginados y condenados por el desempleo a la más abyecta miseria, que cotidianamente sufren en carne propia la penalización de la pobreza, que soportan bajo el capitalismo una vida cotidiana cada vez más opresiva, son engullidos por el crimen organizado que les ofrece el sustituto siniestro de una solidaridad y de lazos sociales que están totalmente ausentes en la sociedad burguesa. El drama que así se desarrolla en estas vastas regiones del planeta está alimentando como nunca en la historia las legiones de lumpenproletarios que están siendo arrojados al basurero de la sociedad burguesa.
Este es el futuro que nos ofrece la burguesía y todos sus testaferros que chillan muy fuerte por la humanización de la bestia capitalista. ¿De dónde puede surgir una alternativa al capitalismo? Efectivamente, esta es la cuestión. El proletariado se enfrenta desde hace varios años a la amenaza de una cierta muerte lenta que le pudiera impedir su afirmación como clase a la par que el capitalismo se hunde en sus propias catástrofes económicas, sociales, guerreras, ecológicas. En esta lógica irracional, las bases de la sociedad comunista podrían quedar cuestionadas sin el factor clásico de la guerra mundial (que por necesidad sería apocalíptica) pues, ahora existe la posibilidad real de un deslizamiento más lento pero igualmente mortal en el abismo sin fin de la destrucción de las bases naturales y económicas necesarias para la transformación revolucionaria. A plazo, la escalada constante de los conflictos militares regionales, las catástrofes ecológicas y la ruina social darían al traste con cualquier aspiración comunista.
La escalada de las persecuciones policiales represivas cada vez más omnipresentes es propio del Estado capitalista que ante la dislocación social endurece día con día sus mecanismos de control, como el gobierno de Lula Da Silva que así ha demostrado en qué consiste la democracia capitalista y, sobre todo, la naturaleza de los gobiernos de izquierda de la burguesía que dejan a un lado su lenguaje “reformista” persuasivo y tolerante e imponen la represión descaradamente. Frente a esta opresión capitalista, sea de derecha o de izquierda, ninguna acción individualista de rebeldía tiene sentido. ¿Qué hacer entonces? El accionar MASIVO y CONSCIENTE de los trabajadores es lo único que puede poner fin a este reino de la necesidad, por eso es fundamental que los proletarios de todo el mundo reflexionen sobre el significado de la descomposición social en la que se encuentra el capitalismo, y en la necesidad vital, para el conjunto de la humanidad, de poner fin a este sistema putrefacto.
RR/15 de junio del 2006
En los últimos meses la represión estatal se ha hecho notar en toda su expresión, con el ataque feroz lanzado contra obreros de SICARTSA en Michoacán, lo mismo que en Atenco, Estado de México. En ambas agresiones, han resultado decenas de heridos, detenidos, y dos muertos en cada caso, agregando, para Atenco, la agresión sexual que la policía realizó en contra de todas las mujeres detenidas. Estos hechos revelan, indudablemente, el rostro bestial de la clase dominante, y muestran el significado real de lo que representa la democracia. La “respetable” democracia, expuesta lo mismo por un gobierno de derecha que por uno de izquierda, siempre responde con una descomunal ferocidad contra de cualquier expresión de descontento.
Son irritantes las escenas de muerte y dolor que la burguesía se ufana en presentar en su prensa y telediarios como trofeos de guerra y señal de advertencia, pero la clase trabajadora no puede quedarse en lamentaciones, congelarse de temor o hundirse en rabia coagulada que desorienta y dirige a un andar ciego, debe ante todo reflexionar con profundidad y sacar las lecciones de estas agresiones, reconocer que el capitalismo esta sostenido sobre la represión, la violencia y la explotación, pero también debe saber reconocer que junto a la policía, el ejercito y demás aparatos de represión, la burguesía cuenta con instrumentos a los que sabe utilizar adecuadamente para confundir y conducir hacia derrotas o caminos sin salida, estos instrumentos son los sindicatos, y el aparato de izquierda, que bien puede estar integrada de manera directa al Estado, contar con registro y funcionarios de gobierno (como el PRD) o incluso oponerse formalmente a las elecciones y no contar con registro (como el EZLN), no obstante, por su actuación y el programa que defiende se encuentra atada orgánicamente al capital.
En ese sentido es fundamental reflexionar sobre las falsas formas de lucha y las falsas reivindicaciones que la burguesía impone a través del sindicato o de su izquierda con el fin de impedir el desarrollo de las verdaderas armas con que cuenta el proletariado: su ORGANIZACIÓN y su CONCIENCIA.
El momento por el que la lucha de clases pasa en esta región, cuenta con tres aspectos que tienden a extender la confusión y a golpear su conciencia, a saber: la campaña sobre las elecciones, el llamado del EZLN con la “otra campaña”, que ahora se mezcla con los sucesos de Atenco, y la campaña de sometimiento y desviación de la combatividad que la estructura sindical hace, siendo el caso más visible, en este momento, el comandado por el sindicato minero.
Las elecciones y fundamentalmente la escenografía que pretende dar una mayor dimensión a la pugna llevada por la mancuerna López Obrador – Felipe Calderón, que se presenta como la “disputa” entre derecha e izquierda, lleva como objetivo fundamental envolver a los trabajadores en la creencia de que las elecciones y la democracia son una alternativa para la explotación y miseria a la que el capitalismo la ha condenado. Esta campaña por ser fundamental para dar credibilidad al sistema y extender el sometimiento, es la que mayor atención toma a través de los medios de divulgación, y por tanto es la que en términos superiores ha logrado confundir a amplios sectores de trabajadores.
Pero esta campaña se hermana y se ve potenciada con el accionar del EZLN, que mediante la “otra campaña” expone a los trabajadores a una continua campaña patriotera, que se veía definida desde la “6ª declaración”, y aunque ahora usan un lenguaje radicaloide, y se atreve a hablar de “la toma de los medios de producción”, no dejan de insistir en la defensa de la nación y de la patria, y en tomar como referente social a las elecciones, argumentando que del resultado de estas se abrirá una reestructuración del Estado, en tanto será “…un nuevo confederado a la multinacional que… significa la destrucción de lo que nosotros llamamos Patria…” (Rebeldía, mayo-06, nº 42), validando así a las elecciones como institución real en la que se dirimen las diferencias de la clase en el poder, siendo que el parlamento y el voto, fueron parte del fortalecimiento de la revolución política de la burguesía, no obstante al alcanzar el capitalismo su DECADENCIA, se vuelven mascaradas con los que se busca hacer de los trabajadores simples “ciudadanos” dispersos y envolverlos en el sostenimiento del mito de la democracia.
En esa lógica apologética de la democracia es que se entiende la razón del EZLN para su apoyo, hace cerca de una década, al PRD y su rechazo actual a este proceso electoral. Es decir, que aunque con la “6ª declaración” y la “otra campaña” del EZLN dice avanzar criticando al sistema, crea en realidad una trampa, dado que, con una fingida inocencia, asegura dejar “las definiciones fundamentales pendientes… <trazando> nada más el panorama general…” (Ídem), no obstante la realidad expone su búsqueda por atar a los trabajadores a una estructura interclasista con la que pueda diluir su Ser y entonces perder su fuerza; en ese mismo intento por golpear la conciencia de los trabajadores plantea la existencia de una división al interno del proletariado marcada por su origen étnico. Marcos, años atrás había afirmado que los verdaderos sujetos de transformación eran los indios, ahora esa misma idea la interpola para decir que los sectores radicales de la clase obrera son los que tienen origen indio, descalificando así a aquella parte de la población obrera que es “criolla” o “extranjera”. Así, dice que cuando el EZLN se refiere a los indios como sustento y base de la lucha, habla de: “…estos que aquí en México, o en otro lado, están enfrentando la explotación de otra forma, pero lo están enfrentando con sus raíces. Y eso es lo que los lleva a su radicalidad y su determinación en la lucha” (Ídem). No conforme con esta separación que repite el lenguaje de la burguesía para separar a la clase, busca imponer un proyecto nacionalista, el cual justifica con necesidades reales, a las que les da una pretendida solución mediante la creación de “células” del nuevo sistema, que para su existencia no requiere destruir antes las relaciones de producción capitalistas, queriendo así repetir el esquema del desarrollo de la burguesía, que antes de asumir el poder político ya habían construido, al interno del viejo sistema, el nuevo entarimado económico, no obstante en tanto el proletariado es una clase despojada y sin ninguna conexión con algún tipo de propiedad, no puede construir un nuevo sistema (ni aún sus células) sin antes haber destruido completamente las relaciones sociales que dan forma al capitalismo.
Así mismo, las formas de lucha a las que empuja a realizar repiten el viejo esquema tramposo que tanto facilita la actuación del Estado. El caso de Atenco hace patente el salvajismo de la burguesía, pero sobre todo revela la concreción de una provocación evidente creada por el Estado pero apoyada claramente por el izquierdismo. Primero magnificando un asunto menor, como el desalojo de 8 vendedores de flores, dando una respuesta desesperada, por ejemplo con el bloqueo de carreteras. En segundo término, se manda a grupos de granaderos y policías sin capacidad para mantener un enfrentamiento, al grado que el “Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra” de Atenco (FPDT), los hace huir. Pero en este enfrentamiento la burguesía se cuidó de cubrirlo con cámaras de TV, y usar las imágenes de los miembros del FPDT exponiendo una explosiva violencia en contra de policías. Cumplida esa parte de la provocación, le permitió lanzar a la policía de “elite” a tomar el poblado. De manera que más allá de confirmar la brutalidad del gobierno, es preciso entender que los mecanismos y las orientaciones que el izquierdismo impone (en este caso representado por el FPDT y el EZLN), conduce hacia una profundización de la confusión política, pero además a la derrota física, lo que la burguesía sabe utilizar como ejemplo para amedrentar al proletariado, dado que dice con ello que la lucha no deja sino cárcel, sangre, muerte y desmoralización… es verdad que la lucha de clases es violenta y la clase dominante es sanguinaria, pero eso no significa que los trabajadores deben seguir un curso suicida, ciego, voluntarista y desesperado, sin más futuro que el aislamiento y el lamento. Por el contrario, la fuerza de la clase obrera se revela verdaderamente cuando expone su manifestación masiva y consiente.
Justamente luego de la represión en Atenco, el esquema de movilización que el EZLN ha impuesto (no sólo a sus seguidores, sino a todos los que se indignaron con esa agresión) es de desgaste, de extensión de la desmoralización y de aislamiento. Esta estrategia de contención y confusión es muy similar a la que el sindicato impone.
Un elemento más que ha afectado el ánimo de los trabajadores es sin duda la impotencia y la rabia contenida por la muerte de 65 mineros en Pasta de Conchos, pero se magnifica aún más con el aprovechamiento que de este problema ha hecho el gobierno (a través de la secretaría. del trabajo) para enfrentar al capo Gómez Urrutia (alias “Napito”), secretario del sindicato minero, abriendo un enfrentamiento en el que colocan en medio, como simple carne de cañón, a los trabajadores, logrando ya que dos mineros pierdan la vida en un enfrentamiento con la policía y marinos. El sindicato de mineros, que incluso se ha visto apoyado por sectores de la burguesía, invocando a la defensa de “Napito” y a la “autonomía sindical” ha logrado que los trabajadores olviden el coraje que expresaban por la muerte de sus 65 compañeros, e incluso la preocupación por su salario, tan degradado por la agudización de la crisis, ha sido sometida. Pero los trabajadores no tienen ningún interés en el combate de las pandillas burguesas… ni la secretaría del trabajo, ni el sindicato, ni Gómez Urrutia representan sus intereses, por el contrario, todos sus enemigos. De la misma forma, la defensa de la “autonomía sindical” es un asunto ajeno a los asalariados, pues el sindicato es un instrumento del capital al que los trabajadores deben de combatir para poder tomar en sus manos el combate.
Estas dificultades por las que atraviesa la lucha de clases, deben ser reflexionadas por el conjunto de los trabajadores y no permitir ser arrastrados hacia más derrotas. En las últimas semanas esta misma trampa parece extenderse hacia los trabajadores de la educación en Oaxaca, a los que las actuaciones del sindicato (en su versión radical: CNTE), los mantiene aislados y enfrascados en una movilización de desgaste, que impide la reflexión colectiva para orientar el movimiento, extender la lucha y tejer los lazos solidarios con el conjunto de la clase obrera.
Los cierres de calles, carreteras u oficinas, que seguidores del EZLN o sindicatos empujan a practicar es con el motivo de colocarse en la primera plana de la prensa, pero no logran ganar la simpatía del conjunto de los trabajadores, de la misma forma las provocaciones hacia la policía no expresan radicalidad y conciencia del movimiento, expresa desesperación, que la clase dominante sabe aprovechar, la verdadera fuerza de la clase trabajadora se encuentra en su reflexión colectiva, expresada en Asambleas Generales masivas, asumiendo el control de las decisiones, limitando así la maniobra que sindicatos e izquierdistas. La organización lograda por estudiantes y trabajadores de Francia contra el CPE, es ejemplo de cómo el conjunto de la clase trabajadora puede tomar el control de su combate.
Los trabajadores en su lucha continua contra el capital no cuenta más que con su conciencia y su organización, pero esa organización, no tiene nada que ver con la consolidación de sindicatos, ni de estructuras interclasistas y patrioteras, como la coordinadora-frente que el EZLN pretende construir a partir de la “otra campaña”, la verdadera organización que los trabajadores requieren en estos momentos, son las Asambleas Generales masivas, pero no aquellas que el sindicato controla y disfraza como “expresiones de base”, sino en las que puedan participar todos los trabajadores sin importar su sector, fábrica o si se es desempleado, en las que las decisiones se tomen colectivamente y donde el sindicato y el izquierdismo no puedan diluir el coraje y combatividad en consignas falsas, como la defensa de la nación, de la empresa o del sindicato.
Es así, que los trabajadores deben preparar los combates pero sacando las lecciones de cada derrota y de cada golpe que la burguesía ha aplicado. Reconocer y no olvidar el papel que en estas derrotas ha jugado el sindicato y el aparato de izquierda del capital.
Tatlin, 10-junio-06
Publicamos enseguida la segunda parte del artículo sobre las deslocalizaciones aparecido en RM número 89. En la primera parte, contra las mentiras izquierdistas y altermundistas, tratamos el hecho de que las deslocalizaciones no son un fenómeno reciente o nuevo, sino que nacieron con el capitalismo como producto de la competencia desenfrenada entre capitalistas inherente a este sistema y como un medio en la búsqueda de la máxima explotación a la clase obrera. En esta segunda parte, veremos que las deslocalizaciones son para poner en competencia a los proletarios del mundo entero haciéndolos parte del conjunto de los ataques capitalistas contra el proletariado mismo. La propaganda efectuada por los sectores de la izquierda contra estas deslocalizaciones sirve en el fondo para atacar y enmascarar la realidad de la crisis mortal del sistema capitalista y de su hundimiento.
Las deslocalizaciones han causado la destrucción de miles de empleos en los países occidentales. En unas décadas, ramas industriales enteras, como la textil, fueron casi completamente transferidas hacia países con un menor costo de mano de obra.”La rama textil francesa no emplea más que a 150,000 trabajadores, lo mismo que la tunecina, contra un millón hace treinta años.”1 En otros sectores, estas explican por una parte la baja continua del empleo. Así, “El número de asalariados en el sector automovilístico en Francia pasó de 220 000 a 180 000 después de 1990 a pesar de la llegada de armadoras extranjeras como Toyota”2. Las deslocalizaciones constituyen uno de los ataques más brutales de la clase dominante contra el proletariado. Primero, por la proporción que puede tomar este ataque entre otros. Así, en Bélgica entre 1990 y 1995, más de 17 000 trabajadores fueron tocados por las deslocalizaciones, lo que representa el 19 % de los despidos colectivos. Después, por el hecho de que los obreros concernidos no tienen oportunidades de encontrar empleo uniéndose así a las filas del desempleo de largo plazo. En fin, las deslocalizaciones se extienden a nuevas categorías de obreros, las de “cuello blanco” y a la mano de obra más calificada. En Francia “200 000 empleos en los servicios (de los cuales 90 000 corresponden al servicio a empresas y 20 000 a la investigación y desarrollo) son amenazados con ser transferidos a Europa del Este o Asia de aquí al 2010”3.
Sin embargo, los efectos de las deslocalizaciones no golpean únicamente a quienes pierden sus empleos en los países occidentales. Es el conjunto del proletariado mundial que se encuentra sometido a la presión de la loca carrera competitiva entre naciones capitalistas y al chantaje de la deslocalización, tanto en los países de origen como destino de ésta. En India está el temor a la competencia de Rusia, Pakistán y China. La clase obrera del Este de Europa en algunos sectores (alimentación, textil, petroquímica y equipo de comunicación) también está confrontada a las deslocalizaciones hacia los países de Asia. La búsqueda de la producción a menor costo ha hecho de la deslocalización en el interior de China hacia las regiones pobres del centro y el este, una tendencia dominante del sector textil. El capital no ha esperado a que la propuesta Bolkestein sea puesta en marcha para utilizar las deslocalizaciones “inversas” haciendo venir trabajadores de un país con “diferencial económico” a reemplazar la mano de obra existente. El recurso al empleo ilegal conoce un crecimiento considerable desde los años 90; ¡Alcanzó el 62% en la agricultura en Italia!
Lo que ilustran en realidad las deslocalizaciones es la despiadada puesta en competencia de diferentes partes de la clase obrera en el plano internacional.
Las grandes empresas y Estados occidentales aprovechan las terribles condiciones de explotación que impone el capital para las deslocalizaciones hacia el Este Europeo y China. Así, en China, donde “millones de personas trabajan entre 60 y 70 horas por semana y ganan menos de su país. Viven en dormitorios donde se amontonan hasta 20 personas. Los desempleados que han perdido recientemente su empleo son casi tan numerosos como los del resto del mundo juntos.”4 “Las primas de despido y subsidios prometidos a los trabajadores jamás les son entregadas. (…) Los trabajadores pueden ver rechazado el derecho a casarse, algunas veces les es prohibido desplazarse en las fábricas (donde se alojan) o salir a los alrededores en horas de trabajo. (…) En las fábricas de la zona especial de Censen, al sur de China, hay en promedio 13 obreros que pierden un dedo o una mano diariamente y un obrero que muere por accidente de trabajo cada 4 días.”5
Lo que empuja al capital a trasladarse hacia Europa del Este, es el mismo objetivo de explotar “una población instruida y poco costosa. (…) Todos estos países tienen jornadas de trabajo más largos que Occidente. Respectivamente, 43.8 y 43.4 horas en Letonia y Polonia. Esta extensión se acompaña de una menor, o hasta ausencia de retribución de las horas extra. Se observa igualmente una fuerte progresión del trabajo a tiempo parcial. Este es muchas veces el caso de personas de la tercera edad, discapacitados y jóvenes que entran al mercado de trabajo. En Polonia, 40% de los trabajadores a tiempo parcial son, ya sea pensionados o personas que tienen una enfermedad. (Las numerosas empresas con capitales extranjeros) son también las que practican más frecuentemente el trabajo “asocial”: es común encontrar grandes áreas abiertas los siete días, las 24 horas.”6
En los países occidentales, las deslocalizaciones significan el despido de los trabajadores donde la explotación no obtiene suficientes ganancias para el capital. Sin embargo, la parte correspondiente a las deslocalizaciones entre los otros ataques muestra que las éstas están lejos de representar la única fuente de desempleo y la puesta en causa de las condiciones de vida del proletariado y que el objetivo buscado por la burguesía no es ciertamente imponer masivamente la transferencia del conjunto de producción hacia los países con bajos salarios. Así, “su impacto sobre el empleo no es nulo, (…) sino queda limitado. (…) Las deslocalizaciones no explican más que el 7% de las reestructuraciones y 5% de los empleos suprimidos en Europa. (…) Entre 1990 y 2001, las deslocalizaciones de empresas alemanas hacia países de Europa central y oriental condujeron a la destrucción de 90 000 empleos en Alemania, o sea el 0.7% de efectivos de las sociedades implicadas y el 0.3% del empleo alemán total”7
En Francia “95 000 empleos industriales fueron suprimidos y deslocalizados al extranjero entre 1995 y 2001, o sea, un promedio de 13 500 por año. A título de comparación, la supresión de empleos anuales en la industria son del orden de 500 000. (…) Las presunciones de deslocalizaciones se elevan al total a 2.4 % de efectivos de la industria fuera de la energía” (…) Poco menos de la mitad de deslocalizaciones son con destino a países llamados de “bajo salario”. Estos últimos recibieron alrededor de 6400 empleos deslocalizados por año. O sea 0.17 % del empleo industrial fuera de la energía. Dicho de otra forma, las deslocalizaciones hacia las naciones emergentes explicarían solamente menos de 2% de supresiones de los empleos industriales. Alrededor de un cierre de establecimiento industrial de 280 correspondería a una deslocalización hacia un país de bajos salarios.”8 Los mismos discursos de la burguesía ponen en claro la mentira que hace de las deslocalizaciones la explicación principal de la desindustrialización y el desempleo masivo.
En cambio, el recurso sistemático al chantaje de las deslocalizaciones por la burguesía como medio para hacer aceptar al proletariado los sacrificios cada vez mayores, indica dónde se sitúa el real reto para la burguesía: imponer condiciones de explotación más duras y la reducción del costo de la fuerza de trabajo (la baja de los salarios) allí donde la producción no es deslocalizable y no debe serlo, allí donde los retos como potencia económica son más importantes para el capital y la competencia entre tiburones capitalistas es más ruda.
El ejemplo de Alemania es particularmente ilustrativo. Es en nombre de la competitividad de “la empresa alemana” y gracias al chantaje de las deslocalizaciones y a las supresiones de empleo que la flexibilización de los tiempos de trabajo se impuso, ya sea reducción de tiempo con pérdida de salarios, o con su elevación sin compensación de salarios. Así, Siemens; luego de haber transferido sus actividades de servicios y desarrollo en la República Checa, India, Rusia y China, impone en 2004 la semana de 40 horas sin compensación salarial a una gran parte de sus 167 000 asalariados alemanes bajo la amenaza de deslocalización al menos de 5000 empleos. En 2005, luego de haber anunciado 2400 supresiones de puestos en su filial de servicio informático SBS, la dirección impone a los 4600 asalariados de la filial Comunicación Com, ¡una reducción de tiempo de trabajo a 30 horas semanales (en vez de las 35.8) con reducción de salarios! Paralelamente está el sector público, campeón de “trabajar más”. La compañía ferroviaria DB pasó a las 40 horas y numerosos estados regionales han hecho pasar los tiempos de trabajos de los funcionarios regionales de 40 a 42 horas. De esta forma, en Alemania donde la burguesía tiene en la mira los costos de mano de obra más elevados en los grandes países de la OCDE, “las remuneraciones, en valor real retrocedieron 0.9% entre 1995 y 20049”Además, el chantaje de las deslocalizaciones no es disociable de otros ataques y va de la mano con la reforma del funcionamiento del mercado de trabajo así como la puesta en causa de los sistemas de pensiones y seguro por enfermedad.
Si las campañas burguesas ponen énfasis en las deslocalizaciones, es también porque la clase dominante toma ventaja contra el proletariado a fin de desarmar su lucha. Cuando los sindicatos, partidos de izquierda, izquierdistas y altermundistas lanzan vituperios contra las deslocalizaciones para añorar el retorno a las condiciones dignas del siglo XIX, es para enmascarar mejor al proletariado el significado real de este fenómeno.
El marxismo jamás ha denunciado la tendencia a la extensión de la jornada de trabajo y a la baja de los salarios hacia el mínimo de la subsistencia vital como imputables al carácter carnicero de tal o cual capitalista en particular, sino como producto de las contradicciones inscritas en la naturaleza misma del sistema capitalista. Es un verdadero vampiro de la fuerza de trabajo de la cual saca provecho y se nutre, el capitalista desangra literalmente a quienes son sus portadores, los proletarios. “En su pasión ciega, en su glotonería de trabajo extra, el capital rebasa no solamente los límites morales, sino aún el límite fisiológico extremo de la jornada de trabajo (…) El capital no se inquieta por tanto de la duración de la fuerza de trabajo. Lo que le interesa únicamente es el máximo que puede ser obtenido en una jornada. Esto se logra reduciendo la vida del trabajador. (…) La producción capitalista, que es esencialmente producción de plusvalía, absorción de trabajo extra, no produce solamente una jornada de trabajo que impone el deterioro de la fuerza de trabajo, privándole de sus condiciones normales de funcionamiento y desarrollo, ya sea físico, moral, sino también el desgaste y la muerte precoz de esta fuerza de trabajo.”10
La diferencia de nuestros días con el siglo XIX, es que el proletariado podía esperar una atenuación de su situación en el seno del sistema capitalista. “Las primeras décadas de la gran industria tuvieron efectos devastadores sobre la salud y condiciones de vida de los trabajadores, provocaron una mortandad espantosa, tales deformaciones físicas, abandono moral, epidemias, incapacidad para el servicio militar, que la existencia misma de la sociedad parecía profundamente amenazada. (…)Fue por su propio interés, para permitir la explotación futura, que el capital impuso algunos límites a la explotación actual. Había que ahorrar la fuerza del pueblo para garantizar la continuación de su explotación. Había que pasar de una economía de pillaje no rentable a una explotación racional. De allí surgieron las primeras leyes sobre jornadas de trabajo máximo”11
Esto no fue impuesto sin la resistencia feroz de los capitalistas y luego de décadas de una implacable lucha de clases. No podía ser obtenido más que porque el sistema capitalista se encontraba en su fase de ascendencia, en plena expansión.
Hoy, la implacable competencia entre naciones capitalistas en lucha por los mercados más reducidos, sobresaturados de mercancías, no puede más que provocar una inexorable puesta en causa general del “nivel de vida” establecido en los países occidentales, sin esperanza de retornar atrás. Todos estos hechos confirman las previsiones del marxismo, el hundimiento del capitalismo en la catástrofe social.
Queda a los obreros del mundo entero aprender a considerarse como camaradas de lucha, a tenderse la mano a través de los límites de sectores y fronteras, para hacer sus movimientos una sola lucha contra el capitalismo y desarrollar su conciencia de que esta lucha no puede encontrar su finalidad más que en la destrucción del sistema capitalista, es decir, la abolición del trabajo asalariado y del carácter mercantil de la fuerza de trabajo, raíz del esclavismo del proletariado.
Scott.
Notas
1 L’Expansion, 27 de octubre, 2004.
2 L’Expansion, 27 de octubre, 2004.
3 L’Expansion.com, 19 de abril, 2005.
4 CISL en línea, 9 de diciembre, 2005.
5 China, Amnistía Internacional, 30 de abril 2002.
6 Le Monde, 18 de octubre 2005.
7 Le Monde, 26 de mayo, 2005.
8 Dossiers et documents du Monde, noviembre 2005.
9 L’Humanité, 14 de febrero, 2006.
10 Marx, El Capital, libro 1 capítulo X. Para las nociones de fuerza de trabajo, plusvalor, trabajo extra (sobretrabajo) ver la primera parte de este artículo en RM número 89.
11 Rosa Luxemburgo, Introducción a la economía política, capítulo “el trabajo asalariado”
En la madrugada del día 14 de junio, 3 mil policías arremetieron contra un campamento-manifestación establecido en el centro de la ciudad de Oaxaca. Dicho campamento lleva instalado cerca de tres semanas, por la exigencia de los trabajadores de la educación de incremento salarial. Días antes habían llevado una manifestación con de cerca de 120 mil asistentes, y realizado cierres de carreteras y bloqueos al aeropuerto en esa ciudad. Es evidente que la movilización de los trabajadores ha sido motivada por la degradación de sus condiciones de vida, y han expresado verdadero coraje. Justamente Oaxaca es la región en la que se extienden amplias zonas depauperadas, de manera que no sólo los profesores tienen que soportar salarios míseros, sino además tienen que llevar a cabo sus labores en condiciones muy difíciles, muchas comunidades usan como edificio escolar espacios que no tienen las mínimas condiciones para parecerlo, a lo que hay que agregar la miseria y hambre de los niños que asisten a esos cursos. Sin embargo el descontento real y la combatividad expresada por los trabajadores de la educación tiende a ser saboteada por el sindicato, la misma solidaridad que sus hermanos de clase les han expresado, ha sido apagada, conduciéndolos a un aislamiento tal que facilitó la labor represiva del Estado.
Las manifestaciones masivas en la que los trabajadores buscan expresar su apoyo hacia los profesores de básico, han sido anuladas por el accionar tramposo del sindicato y el izquierdismo, en tanto evitan que los trabajadores en su encuentro en la calle puedan discutan y reflexionar en conjunto, tales manifestaciones son transformadas en simples procesiones, marchando separados, bien vigilados para que “no se contaminen”, proclamando una unidad formal, de discurso y papel, lo que falsea el significado real de la solidaridad proletaria. De la misma forma los cierres de carreteras y del aeropuerto, aunque lo presentan como “acciones contundentes” y radicales, son en realidad falsas formas de lucha que no logra fomentar la unidad de la clase, por el contrario, provoca un aislamiento y abren un flanco muy propicio para la provocación. Los mismos campamentos y plantones en los que la CNTE envuelve a los trabajadores, son formas adecuadas para desmovilizar, agotar, extender la desmoralización e impedir que los lazos solidarios de la clase se construyan, pero sobre todo ayuda a la represión.
La CNTE, que se presenta como un sindicato de base, en oposición al SNTE, repite las mismas trampas que las viejas estructuras sindicales utilizan para diluir el descontento, dan pauta, incluso, para que la disputa entre las diferentes fracciones de la burguesía (por ejemplo las estructuras priístas, ya sean las viejas representadas por el actual gobernador Ulíses Ruíz, las “disidentes” como la comandada por la cacique sindical Esther Gordillo, o bien las agrupadas en el PRD o en el gobierno federal) aproveche este terreno para usarlo como campo de batalla y desviar el descontento para presionar a alguna de estas pandillas, quedando los trabajadores en medio, como “carne de cañón”.
La ferocidad con que el Estado ha actuado no es un hecho accidental, es la expresión de su naturaleza, por eso es inútil implorar “alto a la represión”, “justicia” o la renuncia de tal o cual funcionario, la fuerza de la clase es la que debe imponer ese alto a la represión, pero para que esta fuerza tome su magnitud real, requiere ponerse al frente de su lucha, levantando siempre la defensa de sus condiciones de vida, sin permitir que el sindicato desvíe sus reivindicaciones hacia el apoyo de algún sector de la burguesía, pero sobre todo requiere extender su combate, incorporar a las amplias masas de trabajadores que sumen sus necesidades y rompan con el corporativismo que impone el sindicato. Las manifestaciones no deben de ser caravanas controladas, las tomas de calles deben ser momentos de encuentro para la reflexión y el intercambio de experiencias. De manera que si la fuerza de la clase obrera se encuentra en su manifestación masiva y consciente, debe hacerla efectiva rompiendo el sometimiento y aislamiento que ha impuesto la CNTE y buscar la discusión y la solidaridad real, la que se expresa en la lucha, de sus hermanos de clase... los trabajadores deben ser conscientes que en cada lucha se van preparando los combates decisivos que pondrán fin a este sistema de represión, miseria y explotación.
RM, 15-junio-2006
A raíz del artículo “España 1936: La izquierda desvía la lucha obrera y somete al proletariado al Estado burgués” (colocado en nuestro portal Internet), recibimos un correo electrónico de un lector (al que nos referiremos como “G”) que se reivindica del anarquismo, en él marca diferencias con el análisis que planteamos. El mensaje finaliza utilizando un lenguaje fuera de tono en la discusión proletaria, recurre a calificativos en vez de argumentos, por ejemplo, asegura que los militantes de la CCI somos “cupulitas de políticos de academia aunque digan estar fuera de ella”. El proletariado en tanto requiere de la discusión y el debate de ideas para forjar su conciencia, le son ajenas las formas injuriosas que la burguesía y la pequeñaburguesía utilizan en sus relaciones; justamente el combate desarrollado por Marx y el Consejo General de la AIT en contra del bakuninismo, no fue por el hecho de que se reclamaran del anarquismo, sino fundamentalmente por la intriga y el accionar conspirativo de éstos, creando sociedades secretas y paralelas a la misma AIT. Dicho esto, recobraremos esa tradición proletaria y privilegiaremos el debate, reconociendo, que las preocupaciones planteadas por G son sinceras y requieren abordarse para romper mitos que la clase dominante esparce a través de su aparato de izquierda.
1936: el mito de la revolución española
Es una costumbre, lo mismo por los historiadores oficiales que por la burguesía y su aparato de izquierda, al referirse a los acontecimientos de España 1936, denominarla como “guerra civil” o “revolución española”, hay incluso los que en un mayor atrevimiento lo refieren como una experiencia revolucionaria más profunda que la emprendida por el proletariado ruso en 1917. Sin embargo la realidad expone que ni fue guerra civil, y menos aún revolución, fue más bien una guerra imperialista, en la que se enfrentan dos fracciones de la burguesía española, por un lado Franco, apoyado por la burguesía alemana e italiana, por el otro la república (representada por el Frente Popular, que sumaba a estalinistas del PCE, trotskistas del POUM y anarquistas de la CNT) sostenida por la URSS y otras fuerzas imperialistas democráticas, como la que representaba el gobierno de México, con Lázaro Cárdenas al frente. Esta confrontación fue la preparación de la Segunda Guerra Mundial. Es bajo ese marco que desarrollamos el planteamiento de que la clase obrera fue aplastada no sólo por la derecha encabezada por Franco, sino también por el accionar de la izquierda, representada por el Frente Popular, en el que participó también la CNT-FAI. Aprovechando su prestigio entre los trabajadores, logró que éstos se tragaran el engaño de que ante el franquismo el “mal menor” era confiar en el gobierno burgués republicano. En el artículo referido por nuestro detractor presentamos argumentos de cómo la izquierda y entre ella los anarquistas de la CNT, exponen abiertamente su subordinación al Estado burgués y su actitud antiobrera: “unas [organizaciones] como el PCE, el PSUC –consagrados como grandes partidos del orden burgués–, el PSOE y UGT, asumiendo directamente también ellas el papel de verdugos, otras, como CNT, FAI, o el POUM, empujando a los obreros a abandonar su terreno de clase en nombre del “frente antifascista” para arrojarlos en brazos de sus asesinos y a la guerra imperialista. La presencia de ministros anarquistas y cenetistas en el gobierno de Cataluña, y después en el gobierno central de Caballero fue un pujante factor que el Frente Popular rentabilizó para engañar a los obreros. Los anarquistas tuvieron un papel estelar en la maniobra de la burguesía, ocupándose de engañar a los obreros sobre la naturaleza de clase del gobierno y del Frente Popular...”
Por presentar esta reflexión lleva a que G nos diga: “... me da tristeza que de repente hablen sin saber lo que paso, basados en mentiras, para empezar, la revolución en España fue siempre defendida por los anarquistas quienes nunca pugnaron por un orden burgués como ustedes lo afirman... ”
Los hechos, empero, son contundentes y muestra como la CNT, encuentra su prueba de fuego en 1936, siendo incapaz de mantenerse en la trinchera proletaria integrándose al aparato del Estado. Ya en el artículo referido, citamos a la prensa cenetista (Solidaridad Obrera, 4-11-1936) en la que aseguran: “El gobierno [del Frente Popular] en la hora actual, como instrumento regulador de los órganos del Estado, ha dejado de ser una fuerza de opresión contra la clase trabajadora, así como el Estado no representa ya el organismo que separa la sociedad en clases...”. Pero, si eso no logra convencer, recobremos argumentos de militantes anarquistas: “Los Amigos de Durruti” (1937-39), que se mantienen firmes en el terreno proletario, y denuncian claramente el carácter contrarrevolucionario del gobierno republicano y el colaboracionismo de la CNT: “La Generalidad (1) no representa nada. Su continuación fortifica la contrarrevolución. La batalla la hemos ganado los trabajadores. Es inconcebible que los comités de la CNT hayan actuado con tal timidez que llegasen a ordenar ‘alto el fuego’ y que incluso hayan impuesto la vuelta al trabajo cuando estábamos en los lindes inmediatos de la victoria total. No se ha tenido en cuenta de dónde ha partido la agresión, no se ha prestado atención al verdadero significado de las actuales jornadas. Tal conducta ha de calificarse de traición a la revolución que nadie en nombre de nada debe cometer ni patrocinar. Y no sabemos como calificar la labor nefasta que ha realizado Solidaridad Obrera y los militantes más destacados de la CNT”. (Manifiesto del 8-05-1937).
La reflexión que presentamos no es una acto arrogante, es un esfuerzo por recuperar la experiencia de la clase obrera, y colaborar en el proceso de toma de conciencia. Es indudable la diferencia existente entre la CNT y “Los Amigos de Durruti”, ambos son anarquistas no obstante, mientras los primeros se integran orgánicamente con la burguesía, formando parte de lo que llamamos el anarquismo oficial, los otros exponen un verdadero esfuerzo (aunque incompleto) con una orientación claramente proletaria (2).
Este aspecto de la historia nos permite entender también la dificultad presente en el anarquismo, que se mantiene dentro del capitalismo dando continuos tropezones que los aleja del terreno de clase. Por ejemplo, en 1914, mientras anarquistas como Malatesta y Flores Magón asumen una postura proletaria de denuncia a la “Gran guerra” como una carnicería imperialista, en la que los trabajadores no podían tomar partido (asumiendo una postura cercana a la impulsada Lenin, Trosky y Luxemburgo), otros, como Kropotkin y Federico Urales, toman partido por una fracción imperialista, en este caso la de los aliados, a los que consideran como el “mal menor”.
El anarquismo es una corriente heterogénea, a la que, como tal, no se le puede caracterizar como burguesa (a diferencia de corrientes como el estalinismo o el trotskismo), en ella incluso se expresan esfuerzos de reflexión, pero habría que marcar que no es gracias a la vitalidad de sus argumentos, sino son a pesar de ellos. Muchos proletarios muy honestos son envueltos en el anarquismo y aunque intentar canalizar ahí su combatividad, ésta es contenida y desgastada, porque el anarquismo no puede ofrecer una alternativa revolucionaria, el ejemplo de este esfuerzo valiente, pero incompleto y esterilizado, lo representan “Los Amigos de Durruti”.
De frente a los sucesos de España 36, bien podríamos sintetizar y sacar la lección histórica recobrando el análisis de la Izquierda Comunista Italiana, que fue de las pocas fuerzas militantes que mantuvieron una defensa intransigente de los principios proletarios: “Si en el curso de una conflagración social como la que tuvo lugar en Barcelona, los trabajadores no son empujados a atacar al Estado capitalista, sino a defenderlo, entonces es una colaboración de clases y no una lucha de la clase la que ha ganado el día… Socializar una empresa cuando se mantiene al aparato de Estado intacto, es un eslabón en la cadena que ata al proletariado a su enemigo de clase…” (Bilan 1937).
El combate de Marx contra el bakuninismo: defensa de la organización revolucionaria
Otro de los comentarios expuestos por G en su correo giran en torno a la concepción de la organización y la conducta militante defendida por Marx en contra de la conspiración de Bakunin, al interno de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). Sobre ello nos dice: “... según la historia es en el anarquismo donde siempre ha militado la clase trabajadora desde la internacional, pues cuando Marx y su camarilla sedienta de poder quisieron prohibir la entrada de los anarquistas a la internacional estos llegaron en la representación de las organizaciones obreras de distintas partes del mundo y cuando paso esto prohibieron la entrada de estos sectores obreros organizados y lo prohibieron por que Marx y su camarilla desde siempre han querido ser ellos los dirigentes, la hegemonía, y cualquier posición diferente era coartada... ”
Más adelante completa diciendo: “... Marx y su grupo se apoderaron autoritariamente de la Internacional alejándola de sus objetivos, una coordinación proletaria internacional...”
No tenemos el suficiente espacio para ampliar los argumentos, no obstante nos esforzaremos por sintetizar los argumentos que nos permitan demostrar la validez del combate de Marx y el Consejo General de la AIT.
Intentando borrar los hechos históricos el anarquismo pretende resumir el debate de Marx contra Bakunin, diciendo que se impuso el autoritarismo, sin embargo precisemos los hechos: Bakunin apegado al pasado y su accionar de aventurero, desde 1864 participa en sociedades conspirativas, algunas de corte liberal, en donde se acomodaba sin ningún rubor junto a personajes de la burguesía, como fue el caso de la “Liga por la Paz y la Libertad”. A través de una de sus creaciones: la Alianza Internacional de la Democracia, es que Bakunin propone, en 1868, incorporarse a la AIT, enviando un mensaje en el que le dice a Marx: “Tu vez mi querido amigo, que soy tu discípulo y me enorgullezco de serlo”, no obstante se rechaza su ingreso hasta que no desintegre su Alianza, para no presentarse como una estructura paralela, lo cual él acepta, y según su testimonio, cumple, lo que lleva a ser aceptado en febrero de 1869.
Pero si sus palabras eran de alabanzas para Marx y a la AIT, sus hechos eran desleales, dado que mantiene en secreto a la Alianza como un órgano paralelo, en donde además él es l gran dictador: otorga “grados”, impone lineamientos y disciplina de acero según lo dicta el “Catecismo Revolucionario” (salido de la pluma del provocador y oscuro personaje Sergei Nechayev)... Basta ver el perfil que hace de un revolucionario para entender que la ideología de la “Alianza” no tiene raíz proletaria: “Un revolucionario sabe solamente una ciencia: la de la destrucción, todos los sentimientos de afecto, todos los débiles sentimientos de parentesco, amistad, amor y gratitud deben ser suprimidas…” En este mismo tenor se encuentran su “Programa”, en el que, paradójicamente se expresa justamente aquello que el compañero G acusa a los comunistas cuando dice: “Marx y su grupo se apoderaron autoritariamente de la internacional alejándola de sus objetivos… volviéndola una elite política que dice aún ser la dirección del proletariado, demostrándose eso hoy cuando compañeros de ustedes hablan de los interese únicos del proletariado, cuando su realidad esta alejada del proletariado”. (el subrayado es nuestro)
Revisando el programa de Bakunin notamos que la organización que propone es una sociedad conspirativa, que según sus palabras es un “Estado Revolucionario mayor”, y su tarea es ser “intermediario entre la idea revolucionaria y los instintos populares”, de forma que para asegurar la revolución basta “cien revolucionarios seria y fuertemente unidos…”. Resulta pues, según Bakunin, que el “pueblo” sólo tiene instintos, mientras la minoría privilegiada es la guardiana de la “idea revolucionaria”…
Es un hecho que núcleos del anarquismo presentan esfuerzos reales para colocarse en la trinchera proletaria, pero hay otros, como el bakuninismo, que es un retroceso histórico. No es extraño que conciba a los bandidos y al lumpenproletariado como la verdadera fuerza social de la transformación y que, haciendo una apología a la ignorancia y la desesperación (propia de los desclazados), declare: “El revolucionario que estudia la revolución en libros nunca será bueno para nada”.
Las ideas anarquistas han tenido sin duda una presencia en la clase obrera, grupos y personajes de esta corriente han expuesto esfuerzos políticos, aún cuando expresan incomprensión. Personajes como Rosmer y Monatte, que desde las filas del anarquismo mantenían posturas honestas, pero además claramente revolucionarias, encuentran en éste medio ataduras que les impide avanzar, por lo que requieren romper políticamente con estas posiciones y acercarse al marxismo. De manera que no se trata de establecer por “decreto” al marxismo como el cuerpo teórico-político que sintetiza la experiencia histórica del proletariado necesaria para conducir su combate emancipador, se trata de reflexionar, a la luz de los hechos históricos, la solidez de sus argumentos.
Tatlin/8-08-09
Notas:
1. Se refiere al gobierno de Cataluña, en el que la CNT contaba con consejeros.
2. Para abundar en los aspectos de España 1936, remitimos a nuestro libro: España 1936: Franco y la república masacran al proletariado, así como Los amigos de Durruti: lecciones de una ruptura incompleta con el anarquismo, en Revista Internacional 102 (3er. Trimestre 2000).
A dos meses de la elección presidencial, por todos los medios de difusión de la burguesía y a todas horas, un solo tema domina: la pelea por la presidencia. Por un lado los grupos de la burguesía que apoyan a López Obrador aseguran que hubo fraude, por el otro, las fracciones igualmente burguesas que sustentan a Felipe Calderón siguen sosteniendo que fue una elección limpia. Después de años y meses completos de propaganda electoral machacando las bondades de la democracia los trabajadores, que han sido arrastrados como nunca a las urnas engañados tras la ilusión de que con un simple voto cambiarían su destino, y sobre todo encandilados por la posibilidad de la llegada de la izquierda al poder (RM93, jul-ago 2006), tienen que soportar de nuevo una campaña por demás sórdida para imponer un solo razonamiento: si hubo fraude, la tarea sería “limpiar la elección” mediante la resistencia civil pacífica; pero, si las elecciones fueron “limpias”, habría que respetar el dictamen de los órganos electorales del Estado. Estos son los términos de la “reflexión” que el Estado capitalista está promoviendo para evitar que los trabajadores tomen conciencia de su condición de explotados, y sean conducidos mansamente a tomar partido por Obrador o Calderón, y nublar entonces la posibilidad de que reconozcan en ambos a simples personeros de la burguesía, que pese a la diferencia del tono de discurso que usan, tienen como único objetivo la perpetuación del capitalismo.
¿Debe la clase obrera defender el voto?
La democracia (y no propiamente la dictadura militar) es el instrumento político más adecuado con que cuenta la burguesía para sostener el sistema de explotación, porque mediante el derecho de voto aparenta la disolución de las clases sociales al “igualar jurídicamente” a trabajadores y burgueses, presentándolos como ciudadanos, haciendo creer que el acto pasivo e individual del voto tiene el poder de elección del gobierno. Con el derecho al voto la burguesía valida la existencia del sistema de explotación, e impone, mediante la invocación de los “mandatos democráticos”, la alineación de todos los trabajadores tras los dictados de la clase dominante, en tanto le hace creer que son copartícipes de las decisiones. Pero en el capitalismo el voto no tiene otra función que la de decidir cada tres o seis años qué miembro de la clase dominante va a dirigir la explotación de las clases oprimidas, por eso en la decadencia capitalista las elecciones parlamentarias son una mascarada hipócrita pero vital para el sostenimiento de la dictadura del capital.
Con las elecciones se refuerza la ilusión de que por este medio los explotados pueden realmente escoger a un personaje que solucione la crisis y mejore sus condiciones de vida y de trabajo. Por ello la república democrática es la hoja de parra por excelencia del dominio burgués, le permite hacer una alternancia en el gobierno y así garantizar la salud de sus mecanismos de dominio, hacer cambio de personas en el poder, de instituciones o de partidos sin que la hegemonía de la clase dominante se vea afectada, pues los partidos políticos con que cuenta son engranes del aparato estatal, no sólo porque están integrados con funciones de gobierno (como diputados o senadores y sostenidos con recursos del Estado), sino además al integrarse en el escenario social como “representaciones” de la “pluralidad política”, inyectan desde diferentes flancos y con diferentes tonos (derecha, izquierda o centro) el veneno ideológico, que permita asegurar el dominio y control de los explotados.
Las ventajas de este esquema político se evidencian –en el caso de México– al ver la confusión que ha extendido, colocando a los trabajadores ante la falsa disyuntiva: estar con Obrador o con Calderón. La clase dominante se esfuerza y gasta altas sumas de dinero por hacer creíble a la democracia y los procesos electorales, porque espera grandes “ganancias” que cobra en el momento en que logra acostumbrar al proletariado a gestionar sus intereses como clase mediante los propios métodos de su enemigo de clase.
¿Deben los trabajadores luchar contra el “fraude” y exigir “elecciones limpias”?
Las fracciones de la burguesía sumidas en unos de sus pleitos más importantes de los últimos años han logrado, una vez más, administrar sus pugnas internas sobre la alfombra de la democracia; las resoluciones más recientes de los organismos jurídicos estatales pretenden, por ejemplo, ganar tiempo, liberar tensiones, promover las negociaciones y, en su caso, el reacomodo de las diferentes fracciones que deberán llegar a algún acuerdo o, en su defecto, producirse alguna resolución impuesta por la relación de fuerzas al interior de la clase dominante; mientras tanto fuera de sus propias divisiones internas el fin último y vital de la burguesía como clase es mantener a las masas explotadas sujetas a la ilusión de que la democracia electoral y parlamentaria es el modelo político perfecto para lograr los cambios sociales, políticos y económicos que siempre han anhelado.
El “fraude electoral”, alrededor de la cual sus diferentes fracciones han embarcado a millones de trabajadores como carne de cañón, ha sido producto, como lo hemos venido documentando (en la serie dedicada durante el último año a este asunto en RM) de las divisiones internas de la burguesía que no lograron alcanzar un acuerdo sobre una orientación política, y designar de forma ordenada al representante que más le conviene para sacar adelante su proyecto económico, político y social, y que ha buscado consolidar desde los últimos veinticinco años. En términos del pragmatismo en que se mueve la clase dominante, el establecimiento de Obrador como presidente le hubiera permitido cumplir (sin implicar ningún peligro) las tareas necesarias para el fortalecimiento del sistema, no obstante la agudización de sus fracturas internas, ha hecho que recurran otra vez a sus viejos esquemas de “fraude electoral” imponiéndose el punto de vista de una de las fracciones.
Estos acontecimientos presentados por el aparato de izquierda del capital como la violación de los “principios democráticos y la institucionalidad”, son la prueba palpable de los efectos deletéreos de la descomposición social generalizada del capitalismo que se convierte cada vez más en el factor central de la dinámica de la sociedad en todos los niveles y en particular en la vida política de la burguesía; dentro de esta última se manifiesta como un fenómeno creciente hacia la indisciplina, al “sálvese quien pueda” y al “cada quién por su lado”, lo que conduce a una tendencia de pérdida de control del juego electoral dado que los conflictos por la disputa del control del Estado son particularmente exacerbados por la agudización y profundización de la crisis económica que todo lo constriñe y obliga a una competencia más feroz y a violentos ajustes de cuentas para ganar la mejor tajada del pastel.
El verdadero fraude es proclamar que la democracia ofrece una alternativa a los trabajadores
El uso del fraude electoral es una manifestación de la fragilidad de la estructura política de la burguesía. En México durante casi tres cuartos de siglo el PRI se mantuvo como el partido único, de Estado (PNR-1929, PRM-1938, PRI-1946-2000) usando el fraude como instrumento convencional, no obstante la existencia de la disciplina y unidad de la burguesía lo permitía, sin llevar a grandes rivalidades. Sin embargo, este modelo de gobierno era demasiado arcaico y tenía que renovarse frente a las exigencias políticas y sociales, y en particular, para enfrentar de mejor manera al proletariado.
Este proceso que arranca a principios de los 80 ha tenido como eje rector estructurar todo un sistema democrático, así puso en práctica un juego de partidos menos burdo, definiendo una mejor geometría política donde es fácil repartir las tareas de control, es decir, identificar a partidos de derecha y de izquierda. En ese sentido es que provoca el nacimiento del PRD (y PT), de la misma forma crea instituciones como el IFE y otros órganos de control y vigilancia con los que renovó el aparato burocrático, buscando quitar el desprestigio ganado cuando el juego electoral tenía dominio total del PRI, fortaleciendo con ello su aparato de dominación al hacer más creíble al sistema democrático.
A pesar de las resistencias encarnizadas de algunas fracciones burguesas identificadas con el aparato anterior, el proyecto ha ido caminando y ha tenido su apuntalamiento mayor en la elección presidencial del 2000 cuando el Estado capitalista logró desplazar del poder central al PRI y encumbrar al PAN, un gran triunfo de la clase dominante al nivel de la campaña democrática, pues a partir de entonces ha podido darle vuelo a la mistificación electoral, al cuento de que “los votos sí cuentan” y que “las elecciones por fin son limpias”. Sin embargo el factor de la descomposición, que comentamos líneas arriba, está afectando la capacidad de acuerdos dentro de la clase capitalista para llevar adelante una determinada orientación en su juego electoral y además está produciendo un cierto grado de pérdida de control de sus mecanismos electorales.
Si comparamos los actuales sucesos con los de 1988, notamos que hay una diferencia sustancial, dado que las fracciones burguesas aglutinadas alrededor de Cárdenas rápidamente negociaron para continuar con sus planes a mediano y largo plazo; ahora, la rivalidad es más aguda, no obstante, lo que los iguala, es la capacidad de acuerdo que la burguesía presenta para trasladar los efectos de su fractura hacia la clase obrera, alimentando la campaña de mistificación de la democracia, retardando así la reflexión por parte de los trabajadores de lo que significa el capitalismo.
La lucha proletaria no pasa por las urnas ni por la defensa de la democracia
En este momento, la agudización de las tensiones entre las diferentes fracciones burguesas se expresa no sólo (como la burguesía intenta simplificarlo) en la exigencia (del PRD) del “respeto al voto” y (por el PAN) en el “respeto a las instituciones”, la disputa expone un enfrentamiento de intereses económicos y políticos, pero en ninguno de los bandos enfrentados los trabajadores tienen algún objetivo o interés común, es una lucha entre fracciones de la clase dominante que cada vez va usando un lenguaje más agresivo, notándose amenazas (de ambos bandos). Unos dicen radicalizarán las manifestaciones, los otros que responderán usando la violencia institucional, mediante la policía y el ejército... el peligro en todo ello es que una masa importante de trabajadores y sectores diversos de la población que ha sido enganchada por la trampa de la “defensa de la izquierda” ante el “peligro de la derecha”, puede ser lanzada hacia provocaciones y ser usada como carne de cañón, desgastando y perdiendo sus fuerzas, culminando a fin de cuentas con el fortalecimiento de alguna de las fracciones de su enemigo histórico: la burguesía.
Aunque es cierto que al interno de la clase dominante se está llevando una intensa lucha, ha sabido involucrar a los trabajadores, haciendo que tomen partido por alguna de las pandillas enfrentadas, pero además inoculan la idea de que el único camino es la democracia, por ello es que tanto derecha como izquierda dicen expresar la verdadera democracia.
El PRD y PAN, a pesar de estar colocados en diferentes bandos de la burguesía, han tenido cuidado de que los núcleos de la población usados como grupos de presión no salga de su control y se enreden en una reflexión falsa (lo mismo sobre la validez del voto, que la formación de una nueva constitución o la convocatoria a una convención nacional), buscando con ello que los trabajadores olviden su condición de explotados y se asuman como “ciudadanos mexicanos”. Pero si la carga ideológica lanzada por derecha e izquierda del capital es sofocante, la parte más radical del aparato de izquierda del capital (desde el EZLN al EPR, y desde el PCM-ml, hasta El Militante) se encargan de reforzar tal campaña: por una parte planteando al fraude como afrenta al derecho al sufragio y a la decisión de la “voluntad popular”, por otra, asustando con el espantajo del “peligro de la derecha”. Con ello lo que hacen de forma velada es reforzar el discurso de la defensa de la democracia y envenenar con la idea de que la “izquierda en el poder” podría ser un “mal menor”, por lo que los trabajadores deberían, entonces, ponerse al servicio (aunque de forma “critica”, tienen algunos el descaro de decir) de Obrador y de la fracción de la burguesía a la que representa.
Ante la presión que la burguesía de la región ejerce sobre los trabajadores, la única opción de la clase trabajadora es recobrar la historia del movimiento obrero y sus lecciones, y a la luz de ello reflexionar:
- que sus condiciones de vida no pueden ser solucionados por algún personaje por más que se diga honesto,
- que los gobiernos de derecha o de izquierda son expresiones del poder de la burguesía, por lo que nada debe esperar de ellos sino explotación, miseria y represión,
- que la campaña actual sobre la democracia va a permitir a la burguesía renovar la cara a su izquierda afectada por el descrédito sufrido en los últimos años y también reforzará un liderazgo en esa ala de su abanico político, lo que resulta en un fortalecimiento de su control sobre la clase obrera,
- que el inmediatismo, la movilización ciega, interclasista, sin objetivos de clase y fuera de su verdadero control, no tiene otro fin que el de confundir, debilitar y fortalecer los lazos de dominio,
- que ante la agudización de la crisis económica que azota al sistema y con ello la elevación de los niveles de explotación, los trabajadores no tienen más camino que el de la lucha, colocando por delante la defensa de sus condiciones de vida.
Es la lucha de los trabajadores, que no pasa ni por las urnas ni por la confianza a sectores o personajes de la burguesía, la única que puede poner fin a esta dictadura del capital.
RR, 25-08-06
La división en el seno de la burguesía mexicana en la batalla por decidir qué fracción va controlar el gobierno se ha agudizado. En ese torbellino se ha arrastrado a una parte de los trabajadores bajo el mito de que la izquierda estaría “del lado de los trabajadores”. La derecha sería “represora” y la izquierda “liberadora”, la derecha lanzaría ataques económicos mientras que la izquierda los eliminaría. Cada vez que el proletariado ha caído en la trampa de estas falsas alternativas, cada vez que ha hecho caso a estas viejas cantaletas lo ha pagado de manera trágica.
La izquierda del capital: un largo historial al servicio de la burguesía
La derecha no ha monopolizado la represión contra la clase obrera, las “izquierdas democráticas”, “antifascistas” y “revolucionarias” se han encargado de inmovilizar al proletariado y han cumplido también su función innoble de masacrar al proletariado. Algunos ejemplos:
-La insurrección obrera de Berlín en 1919 fue masacrada por un gobierno socialdemócrata (Ebert-Scheidemann) con la colaboración activa del “obrero socialista” Noske.
-En 1936 es la izquierda y el “frente popular” los encargados de atar y masacrar al proletariado español en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.
-El levantamiento masivo de los obreros polacos en 1970 es arrasado por tanques y milicias comandadas por el “partido obrero”.
-A principios de los 70 el “socialista” gobierno de “Unidad popular” en Chile, con Salvador Allende a la cabeza, reprimió a los mineros con la misma “destreza” que cualquier capitalista sin disfraz y la izquierda “radical” como el MIR (Movimiento de la izquierda revolucionaria) se limitó a “criticar” el uso de la fuerza pero siguió apoyando a Allende[1] [287]. Recientemente la “socialista” Bachelet “no tuvo más remedio” que reprimir a los estudiantes.
-Los 80 y 90 han conocido largos periodos de gobiernos de “izquierda” en Europa (PCF en Francia, PSOE en España, Verdes en Alemania, Socialistas en Suecia, etc.) sin que ello se haya traducido en mejoras en las condiciones de vida de la clase obrera, todo lo contrario.
-Recientemente se ha hablado del “giro a la izquierda” en América Latina sin que la explotación capitalista haya disminuido un ápice y donde lo único que prospera es la miseria.
Estos ejemplos no son “errores” o pequeñas “desviaciones”. Son un muestra (hay muchos más) de que la izquierda del capital no trabaja para el proletariado sino para someterlo. Su ropaje y su lenguaje a favor de “los pobres” engaña pero esa es precisamente su labor: aparentar que bajo el capitalismo puede haber una “solución”.
La burguesía europea no huyó de sus países cuando la izquierda llegó al poder por la sencilla razón que sus programas, sus “proyectos de nación”, no van contra el capitalismo, son simplemente una forma diferente de gestionar el capitalismo, y la izquierda es más eficaz cuando se trata de someter a las masas trabajadores que intentan tomar caminos propios para movilizarse.
Todos los intelectuales y los partidos, las instituciones “democráticas” y las ONG, se esfuerzan en presentarnos “derecha e izquierda” como dos alternativas diferentes. En realidad son dos caras de la misma moneda. El proyecto de nación de AMLO y el del PAN no cuestionan la explotación capitalista (por mucho que su demagogia sea las de “acabar con la pobreza”), las relaciones de producción seguirán intactas y el capital seguirá dominando al trabajo asalariado. El que tengan lenguajes diferentes no altera en nada que ambas alas del aparato político del Estado trabajen en el mismo sentido. Es por ello que, aún cuando la pugna al interno de la burguesía es real y toma como arena de combate la disputa del gobierno, no deja de aprovechar la ocasión para atrapar a importantes núcleos de trabajadores, sometiéndolos en una “masa interclasista”, como ciudadanos aislados “unidos” en un movimiento de “resistencia civil” que va conducido a apuntalar las estructuras capitalistas. La lucha contra “el fraude” es un objetivo que se mantiene dentro del marco de las relaciones del capitalismo, luchar por tener un gobierno “honesto”, un IFE “honesto” no desarrolla una conciencia de acabar con el capitalismo sino ata a los trabajadores a las instituciones que legalizan y validan la dictadura del capital.
Algunas objeciones se nos podrían hacer, por ejemplo, que en el DF, donde gobierna el PRD, hay al menos algún beneficio para los pobres. Tenemos que responder que la burguesía tiene que asumirse como encarnación del “beneficio general” para mantener su poder. El dar algunas pensiones, desayunos, útiles escolares y otros beneficios sociales, no son una prueba de “bondad” sino migajas para mantener las ilusiones en agentes completamente ajenos al proletariado: los partidos políticos y sus “líderes”. Todos los programas sociales, provengan del PRD, del PAN o del PRI, son usados para hacer que el proletariado piense que tal o cual partido o personaje va a “resolver” la inhumana situación en la que los sume el capitalismo decadente. Todo reforzamiento de las ilusiones en la democracia burguesa, en sus instituciones, instrumentos y representantes son puntos a favor de la burguesía y en ello colaboran tanto la izquierda como la derecha.
Todas las fuerzas del capital hoy están abocadas a mantener al proletariado en un terreno inofensivo y estéril: el terreno de la democracia. Mientras los obreros discutan en el marco estrictamente electoral (fraude sí o no, votos por voto, izquierda o derecha, etc.) el capital puede dormir tranquilo ya que ninguna de esas “alternativas” van a cuestionar su dominación. Toda la campaña actual donde la burguesía usa sus propias divisiones para dividir también al proletariado tiene por objetivo:
-Llevar todo el descontento social hacia el terreno podrido de las lecciones y sus resultados.
-Diluir la lucha obrera en el interclasismo de la “resistencia civil”; el sujeto revolucionario, el proletariado, es “transformado” en “ciudadano” atomizado y aislado.
-Hacer que el proletariado “confíe” en los partidos políticos y sus representantes en vez de en sus propias fuerzas y su lucha autónoma.
-Filtrar la idea de que el problema de esta sociedad está en la corrupción y no en las relaciones sociales que definen la producción en el capitalismo.
-Machacar que el voto es una “arma de lucha” que habría que “defender” y no un arma de la burguesía para dividir e ilusionar con un “cambio” que nunca llegará por esa vía.
Si la campaña actual tiene gran publicidad es porque beneficia a la burguesía y no al proletariado. Mientras la clase obrera siga atada a las ilusiones democráticas y siga pensando que bajo el capitalismo las cosas pueden mejorar, tanto derecha como izquierda estarán cumpliendo su función de defensores de las actuales relaciones de explotación.
DAN. 15-08-06
[1] [288] Ver Revista Internacional 115. “Hace 30 años la caída de Allende: Dictadura y democracia son las dos caras de la dictadura capitalista”.
Hace unos días ha llegado un correo electrónico firmado por “La H es muda”, en el que se lanza una serie de insultos y amenazas. Presentamos el texto tal cual llegó, mantenemos los modismos y la jerga, lo mismo que las dificultades ortográficas, no obstante para su lectura adecuada remitimos a la “traducción” que colocamos como pie de página:
KE ES LO QUE PASA CON USTEDES????
SE DICEN REVOLUCIONARIOS Y NO SON MAS KE UN KLUB SOCIAL... BOLA DE MAESTRITOS PEDANTES...
KOMO SE ATREBEN A KRITIKAR LA SEXTA DEKLARACION QUE NI SIKIERA KONOCEN????? YA ME E ENKONTRADO SUS PANFLETOS EN MICHOAKAN,EN EL DEFE Y EN TOLUKA ECHANDOLE MIERDA A LA DIGNA LUCHA DE LOS ZAPATISTAS... LA NETA KE NO LOS ENTIENDO... KOMO PUEDEN DESIR ESTAR KON LA REVOLUCION KUANDO SE LA PAZAN KRIANDO ALMORRANAS EN KUANTO KAFE ENKUENTRAN????
LA NETA LUCHA ESTA KON LA SEXTA, KON LOS INDIGENAS, KON EL MANDAR OBEDESIENDO... LA TEORIA VALE PURA MADRE... KON NOSOTROS LOS ANARKAS, NOSOTROS SI NOS RIFAMOS KON LOS CERDOS EN LA KALLE MIENTRAS USTEDES NOS KRITIKAN DESDE SU KAFESITOS BURGESONES. SUS KOMPAS KE SE SALIERON DE SU SEKTA SON LOS UNIKOS ONESTOS DE TODOS USTEDES... PINCHES AUTORITARIOS DE MIERDA
YA SABEN KULEROS, KUANDO LOS VUELBAMOS A VER BENDIENDO SU MIERDITA DE PERIODIKO EN LAS MARCHAS LES BAMOS A DAR UNA PUTIZA POR KULERITOS...
VIVA LA ANARKIA!!!!!!!
VIVA EL ANARKISMO EL MAOISMO Y EL ZAPATISMO!!!!!!!!
ATENTAMENTE
LA H ES MUDA[1] [289]
Como puede leerse, los ofensivos adjetivos y las amenazas son el efecto de la denuncia que hemos hecho del carácter burgués del EZLN, así como de la “sexta declaración” y la “otra campaña”. Desde la aparición pública del EZLN en 1994, hemos denunciado el peligro que representa para la clase obrera[2] [290]. Mientras que el conjunto de la izquierda del capital se emocionaba y apresuraba a gritar “¡Todos somos Marcos!”, desde nuestra prensa denunciábamos claramente al EZLN como contrarrevolucionario, tanto por su método desesperado, propio de la pequeñaburguesía (expuesto en la promoción que hace de la violencia individual) como por su discurso claramente burgués, que desde su primer declaración apelaba al artículo 39 constitucional para justificar “su rebelión” y proclamaba como principio la “defensa de la soberanía nacional”, la “patria” y sus símbolos. Este mismo discurso chauvinista es el que reproduce en la “sexta declaración” y la “otra campaña”.
Justamente la amenaza que hoy recibimos por denunciar al EZLN como una estructura extraña a la esencia del proletariado, confirma nuestros argumentos en tanto sus seguidores no hacen sino continuar la lógica de los postulados burgueses aprendidos del EZLN, por lo que no dudan en usar la amenaza y la agresión física en contra de los grupos revolucionarios que desenmascaran ante la clase obrera su naturaleza contrarrevolucionaria. La misma afirmación que el correo lleva como centro de su “argumento”: “LA TEORIA VALE PURA MADRE” (sic), es una variación del menosprecio y burla que desde el 94 Marcos hace de la teoría marxista[3] [291].
El combate de la clase obrera se basa en la confrontación de ideas, en los argumentos, en la crítica y, a través de todo ello, convencer. Las agresiones y las amenazas no hacen parte de los métodos proletarios.
Nuestra respuesta
No es la primera vez que en la historia de la clase obrera se lanzan amenazas contra los revolucionarios, ni siquiera es la primera vez que se amenaza a los militantes de la CCI.
En febrero de 1988, los residuos de una banda de izquierdistas adoradores de la violencia, atacaron a varios militantes del Grupo Proletario Internacionalista (grupo que se disolvió para crear la sección de la CCI en México), torturándolos y robándolos (véase la denuncia realizada por la CCI en Revista Internacional nº 53, 2º Trimestre de 1988). De la misma forma el GCI[4] [292], en semejanza al reciente correo, luego de extender un abanico de insultos, termina llamando a asesinar a los militantes de la CCI en México[5] [293].
En ese mismo tenor se encuentra el intento de agresión que sindicaleros del SNTE realizaron en la marcha del 1º de mayo de este año en Pachuca, en contra de nuestra delegación que intervenía distribuyendo una hoja-volante y vendiendo la prensa (agresión que fue evitada por la intervención de los trabajadores). Así mismo, en diciembre de 2005 un grupo neonazi publicó un llamado para agredir a la Reunión Pública organizada por nuestra sección en Suiza…
La clase que detenta el poder bajo el capitalismo, la burguesía, no va dar nunca un curso libre para la actividad de los revolucionarios. La represión y la calumnia han sido siempre usadas contra las minorías revolucionarias y no es extraño que en el periodo actual estemos confrontados a un aumento de un ambiente de amenazas e intimidaciones contra los comunistas y contra la CCI en particular<!--[if !supportFootnotes]-->[6]<!--[endif]--> [294]
De frente a este panorama, los militantes de la CCI afirmamos que no estamos dispuestos a permitir alguna agresión en contra de nuestros militantes. Sabemos que la verdadera fuerza de la clase obrera se encuentra en la solidaridad, por ello llamamos a todos los contactos, simpatizantes y al conjunto de los trabajadores a cerrar el paso a los ataques en contra de los revolucionarios. Ninguna amenaza podrá impedir que los comunistas intervengamos en nuestra clase.
RM
4-julio-2006
<!--[if !vml]--> <!--[endif]-->
[1] [295]¿Qué es lo que pasa con ustedes?
Se dicen revolucionarios pero no son más que un club social… bola de maestritos pedantes…
¿Cómo se atreven a criticar la sexta declaración que ni siquiera conocen?
Ya me he encontrado sus panfletos en Michoacán, en el DF, en Toluca echándole mierda a la digna lucha de los zapatistas… la neta (la verdad) que no los entiendo… ¿cómo pueden decir estar con la revolución cuando se la pasan criando almorranas en cuanto café encuentran?
La neta lucha (la verdadera lucha) está con la sexta, con los indígenas, con el mandar obedeciendo… la teoría vale pura madre… (la teoría no vale nada) con nosotros los anarcas, nosotros si nos rifamos con los cerdos (nos enfrentamos con los policías) en la calle mientras ustedes nos critican desde sus cafecitos burguesones (burgueses), Sus compas (compañeros) que se salieron de su secta son los únicos honestos de todos ustedes… pinches (desgraciados o un insulto de ese calibre) autoritarios de mierda.
Ya saben culeros (viles) cuando los volvamos a ver vendiendo su mierdita de periódico en las marchas (manifestaciones) les vamos a dar una putiza (una golpiza) por culeritos (por viles)…
¡Viva la anarquía!
¡Viva el anarquismo, el zapatismo y el maoísmo!
Atentamente
La H es muda
[2] [296] Véase en particular la serie “EL EZLN ENEMIGO DE LA CLASE OBRERA” en RM números 72 a 75, así como “La ‘sexta declaración’ y la ‘otra campaña’: Marcos llama a la organización… para la apuntalar al capital, no para destruirlo”, en RM nº 91.
[3] [297] Recuerde la burla del principio internacionalista levantado por el marxismo que hacía en su discurso en Ciudad Universitaria: Disculpen si los aburro… Yo estoy aquí, haciéndoles perder su tiempo… hablando de un niño indígena, en lugar de hablarles de la Revolución Mundial…”
[4] [298] Ver “¿Para qué sirve el Grupo Comunista Internacionalista (GCI)?”, en Revista Internacional nº 124, Trimestre 1º de 2006.
[5] [299] El llamado al asesinato fue publicado por el GCI en “Communisme” nº 43, mayo 1996. Nuestra respuesta: “Los parásitos del GCI llaman al asesinato de nuestros militantes en México”, apareció en todas las publicaciones de la CCI a fines de 1996 e inicios de 1997
<!--[if !supportFootnotes]-->[6]<!--[endif]--> [300] .Por ejemplo, grupúsculos como la FICCI contribuyen a generar un ambiente de progrom y linchamiento contra la CCI.
Mensaje de solidaridad con RM
Inmediatamente de que dimos a conocer la amenaza, la solidaridad de nuestros contactos y simpatizantes se hizo sentir, presentamos enseguida uno de estos mensajes.
Recientemente, Revolución Mundial, la sección en México de la Corriente Comunista Internacional, ha recibido una serie de amenazas anónimas a través de su correo electrónico con la finalidad de intimidar a los miembros de dicha organización (...) Los compañeros de Comunismo o Barbarie reconocemos la coherencia de la CCI. A través de este medio expresamos nuestra solidaridad con los compañeros amenazados y llamamos a los compañeros que han estado en contacto con nosotros a tomar en cuenta el significado de dicha agresión, en un momento en el que la confusión que disemina la burguesía y la izquierda del capital comienza a ser puesta en duda por sectores más amplios del proletariado.
Frente a esos ataques, el proletariado sólo cuenta con su unidad y su conciencia. Hoy en día que la lucha del proletariado requiere de mayor fortaleza y claridad es indispensable nuestra solidaridad con las organizaciones revolucionarias, y en ese ánimo hacemos este llamado (...)
Fraternalmente:
Comunismo o Barbarie
La agudización de la crisis económica, que degrada cada día más las condiciones de vida de los trabajadores ha engendrado expresiones de descontento real, en RM (ver números 92 y 93) hemos referido las importantes movilizaciones que los trabajadores y estudiantes de Francia enfrentaron en contra del CPE. Aunque no en igual magnitud, pero expresando similar decisión, combatividad y claridad es la que se expone en la huelga de los trabajadores de la metalurgia en España, e incluso en regiones de la periferia como Bangladesh, aunque con mayores dificultades, no dejan de presentarse experiencias importantes de lucha. En México también el descontento toma lugar y ya ha buscado expresarse como en el caso de los mineros, principalmente en Michoacán, y por los profesores de educación básica en Oaxaca. El coraje expuesto ha dejado ver su decisión y su fuerza potencial, no obstante la clase dominante ha tomado la delantera y ha logrado meter en verdaderas TRAMPAS a las movilizaciones, esterilizando la combatividad, confundiendo y retardando la reflexión y la verdadera toma de conciencia.
Represión gubernamental, ataques económicos, trampas sindicales y del izquierdismo... el único camino es la reflexión y el combate masivo y consciente de los trabajadores
El descontento minero, alentado por la muerte de 65 de sus compañeros en la mina Pasta de Conchos –provocada por las condiciones peligrosas a las que son obligados a laborar– así como por lo ínfimos salarios que reciben, terminó esterilizado cuando los trabajadores son sometidos por la maniobra encabezada por el sindicato, pero sostenida por la patronal y el gobierno, desviando el descontento a la defensa del cacique Gómez Urrutia, que se encuentra en conflicto con el gobierno federal (1). La maniobra se llevó a niveles tales, que empujaron a los trabajadores de SICARTSA a enfrentarse con policías y marinos, siendo asesinados 2 mineros (ver Suplemento a RM 92).
De igual forma, la combatividad que los profesores de Oaxaca expresaban y manifestaban colocando por enfrente sus exigencias salariales (derivada de la zonificación), ha quedado sometida y escondida al ser atados los trabajadores a una movilización interclasista encabezada por la “Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca” (APPO), en la que a pesar de su pretendida radicalidad y autonomía, no tiene una orientación de clase.
La APPO, al ser una estructura interclasista, pero además dominada por estructuras sindicales e izquierdistas (en donde conviven estalinistas, como el FRP, y una diversidad de grupos seguidores de la “6ª declaración” del EZLN), sofoca las fuerzas de trabajadores al someterlos a una movilización sin objetivos políticos coherentes, pero además son atados al accionar desesperado de las clases sin futuro: la desesperación y el voluntarismo, que, por añadidura, aísla, desmoraliza y ayuda a crear un ambiente adecuado para la provocación. Esta actitud se revela de forma más clara en el desgaste a que se sometió a los maestros. Primero el sindicato (SNTE) los mantiene en un aislamiento mediante el “plantón”, el gobierno (el 14-07-06) secunda el accionar al lanzar las hordas policiales sobre ellos, y aunque los trabajadores logran repeler la agresión, sus reivindicaciones de salario, que expone su condición de clase y su crítica directa al sistema de explotación, queda anulada, desviando el descontento hacia el “mejoramiento” del orden democrático de Oaxaca, pidiendo así la destitución del gobernador Ulises Ruíz, para, como lo señala públicamente la APPO, avanzar en la búsqueda de “la nueva constituyente y la nueva constitución democrática y popular de Oaxaca.” (La Jornada, 24-08-06).
Ante esto los trabajadores requieren reflexionar si el cambio de un funcionario por otro modifica en algo su condición de explotado, y, si es posible que un sistema que se basa en la explotación y la opresión puede engendrar (y acatar) leyes que beneficien a los trabajadores.
Ese desvío de la lucha y la pretendida radicalidad que se ha presentado en Oaxaca, es aprovechado por la burguesía para ocuparlo también como arena de combate y usar la manifestación masiva y las respuestas desesperadas presentes como medios de presión en beneficio de algún sector de la clase dominante. Aún si desde el SNTE se exponen las diferencias entre sectores de la burguesía (por ejemplo la que representa Esther Gordillo) con la apertura y agudización del conflicto las diferentes pandillas buscan afectar o presionar, ya sea atizando mediante provocaciones, o simplemente dejando que se prolongue. Es fundamental tener en cuenta la actitud que las diversas fracciones burguesas han tomado a lo largo de este tiempo. Algunos personajes y grupos de la clase dominante, aún cuando se encuentran distanciados políticamente, ya han cerrado filas en torno al gobernador oaxaqueño, como es el caso del candidato presidencial del PAN, Felipe Calderón... Es indicativo de estas rupturas y alianzas la actitud del gobierno federal, por una parte es notorio que ha dejado crecer el conflicto, pero además busca aislar a Ulises Ruíz, recordemos por ejemplo que el vocero de Fox acusó veladamente al gobierno de Ulises Ruíz de usar grupos paramilitares. Mientras Ruíz negaba ser responsable de los grupos de choque que pretendía recuperar la estación de radio que está en manos de la APPO, el gobierno de Fox lo señalaba.
En todo este conflicto la burguesía no ha dudado en dejar de ocultar su rostro sanguinario, asesinando, torturando y encarcelando, no obstante se ha cuidado de mantener bajo control a este movimiento, y aunque resultara disminuida la fuerza de algún sector burgués, el sistema en su conjunto se fortalece, en tanto logra que la clase trabajadora profundice su confusión. No debe dejar de considerarse que aún cuando la APPO no representa intereses de clase, levanta simpatía en los trabajadores en tanto que, en lo aparente, aparece como una agrupación crítica al poder... pero es esa simpatía es la que a fin de cuentas el aparato de izquierda del capital aprovecha para rematar la trampa, dado que lo que ya se llama “insurrección popular pacífica” es colocada como ejemplo a seguir y si ya era justamente un ejemplo en negativo, ahora se busca extenderlo (como se hizo en Michoacán) con lo cual se profundiza la confusión, en tanto se empuja a engordar la campaña de defensa de la democracia, ya que ahora mediante ese “ejemplo” se promueve el fortalecimiento de la propuesta de López Obrador para realizar una “convención nacional democrática”, el 16 de septiembre. Se adelantan con esto para demoler todo descontento y alentar las ilusiones en la democracia y en la posibilidad de un embellecimiento del capitalismo mediante “un nuevo constituyente que acuerde el proyecto de país al que todos aspiramos.” (Desplegado de la “Asamblea Popular del Pueblo de Michoacán”, La Jornada, 20-08-06)...
La penuria a la que son sometidos los trabajadores no puede ser solucionadas con el simple cambio de un funcionario, de las leyes, o de la ampliación de la democracia, por el contrario, son instrumentos a los que la clase dominante puede echar mano para atrapar a los trabajadores y hacer creer que el capitalismo le puede ofrecer una vida mejor.
Cloe/25-08-06
Notas:
1. El pleito de Gómez Urrutia (“Napito”) contra la secretaría del trabajo en realidad no es sino la parte más visible de un enfrentamiento más al interno de la burguesía, detrás de ello se encuentra la pelea de grupos empresariales mineros enfrentados, donde se mezclan las razones de alianzas políticas y disputas comerciales. Por ello no es raro que mientras unos grupos empresariales apoyan abiertamente al grupo sindical de “Napito”, otros sean los promotores y subsidiarios del grupo sindical que impulsa el gobierno federal.
(Lenin, marzo de 1919)
El texto que presentamos, es una Resolución aprobada por el 1er Congreso de la Internacional Comunista el cual muestra la postura marxista de frente a la democracia. Aún cuando en estas tesis se habla de una “verdadera democracia”, lo cual no compartimos porque expone ciertos niveles de confusión, permiten comprender porque la democracia nada tiene que ver con el combate proletario, y por el contrario, es veneno puro para su conciencia. De la misma forma permite reconocer el abismo existente entre la propuesta marxista sobre la dictadura proletaria y la grotesca dictadura expuesta por el estalinismo.
1. El desarrollo del movimiento revolucionario del proletariado en todos los países ha provocado que la burguesía y sus agentes en las organizaciones obreras forcejeen convulsivamente para encontrar argumentos teóricos en defensa de la dominación de los explotadores. Entre éstos, se pone énfasis particular en el rechazo de dictadura y la defensa de democracia. La falsedad e hipocresía de este argumento, repetido en mil formas en la prensa capitalista y en la conferencia de la Internacional amarilla celebrada en Berna en febrero de 1919, es sin embargo son evidentes para cualquiera que no quiera traicionar los principios fundamentales del socialismo.
2. En el primer lugar, los argumento se basan en conceptos abstractos de “democracia” en general y “dictadura” en general, sin especificar la cuestión de que clase se trata, planteando la cuestión al margen de las clases o por encima de ellas, esa cuestión desde el punto de vista -como dicen falsamente- del pueblo, es una clara burla de la teoría básica de socialismo, a saber la teoría de la lucha de clases que todavía reconocen de palabra los socialistas que se han pasado al campo de la burguesía, pero que en los hechos se les olvida. Pues, en ningún país capitalista civilizado existe “la democracia en general”, existe una democracia solamente burguesa, y no es la cuestión de “la dictadura en abstracto” sino de la dictadura de la clase oprimida, es decir, del proletariado, sobre los opresores y explotadores, o sea la burguesía, con el fin de vencer la resistencia que los explotadores oponen en la lucha por su dominación.
3. La historia nos enseña que una clase oprimida nunca ha llegado ni podía llegar a dominar sin atravesar un periodo de dictadura, esto es, sin la conquista de poder político y la supresión por la fuerza de la resistencia más desesperada y furiosa que no retrocede ante ningún crimen, que siempre oponen los explotadores. La burguesía cuya dominación es defendida ahora por socialistas que expresan su rechazo “la dictadura en general” y están en cuerpo y alma por “la democracia en general”, conquistó su poder en los países civilizados por una serie de insurrecciones, guerras civiles, aplastando por la violencia la dominación de los reyes, de los señores feudales y a los esclavistas, y esfuerzos de restauración. En sus libros y folletos, sus resoluciones de congresos y discursos, los socialistas en cada país han explicado al pueblo miles y millones de veces el carácter de la clase de esas revoluciones burguesas. Por eso, la defensa que hoy hacen de democracia burguesa encubriéndose en discursos sobre “democracia” en general, y los gritos contra la dictadura del proletariado encubiertos en el clamor sobre “dictadura, en general” es una descarada traición al socialismo, el paso efectivo al campo de la burguesía, un rechazo del derecho del proletariado a su revolución, una defensa de reformismo burgués, y esto precisamente en un momento histórico cuando el reformismo ha fracasado a lo largo del mundo y en que la guerra ha creado una situación revolucionaria.
4. Todos los socialistas al explicar el carácter de la clase de democracia burguesa, de parlamentarismo burgués, han articulado ideas expresadas con la más gran precisión científica por Marx y Engels al decir que incluso la república del burguesa más democrática no es nada más que el instrumento por el cual la burguesía oprime a la clase obrera, por la que un puñado de capitalistas oprime a las masas trabajadoras. No hay un solo revolucionario o un solo marxista entre los que vociferan contra la dictadura y a favor democracia que no haya jurado ante los obreros por todo lo humano y todo lo divino que reconoce esta verdad fundamental de socialismo; pero ahora, cuándo el movimiento ha empezado entre el proletariado revolucionario, apuntado a romper esa maquina de opresión y luchar por la dictadura del proletariado, estos traidores al socialismo, presentan a la burguesía como si hubiera hecho a los obreros un don de “democracia pura”, como si la burguesía renunciara a la resistencia y estuviera dispuesta a someterse a una mayoría de trabajadores, como si en la república democrática no hubiera ningún aparato Estatal para la opresión de trabajo por capital.
5. La Comuna de París a la que de palabra honran todos los que desean pasar por socialistas, porque saben que las masas trabajadoras simpatizan con ella ardiente y sinceramente, mostró con particular evidencia el carácter históricamente condicionado y el limitado valor de parlamentarismo burgués y democracia burguesa que son instituciones muy progresivas comparado con las Edad Media pero que en la época de revolución proletaria exigen ser cambiadas inevitablemente. El propio Marx, quién aprecio la importancia histórica de la Comuna, en su análisis de ella demostró el carácter explotador de la democracia burguesa y parlamentarismo burgués bajo las cuales la clase oprimida tiene el derecho una vez en varios años, para decidir qué diputado de las clases poseedoras ha de “representar y aplastar” al pueblo en el Parlamento. Precisamente, cuando el movimiento soviético se está extendiendo a todo el mundo y continua a la vista de todos la causa de la Comuna, los traidores a socialismo olvidan la experiencia práctica y las lecciones concretas de la Comuna de París y repiten la vieja basura burguesa sobre “la democracia en general”. La Comuna no fue una institución parlamentaria.
6. La importancia de la Comuna consiste, en que hizo a un esfuerzo por destruir y absolutamente hasta sus cimientos la máquina Estatal burguesa, con sus funcionarios, su ejército, y su policía, para reemplazarlo por una organización autónoma de obreros sin ninguna separación del poder legislativo y del ejecutivo. Todas las repúblicas democráticas burguesas de nuestro tiempo, incluso la alemana a la que los traidores al socialismo burlándose de la verdad llaman proletaria, conserva ese aparato Estatal. Eso demuestra una vez más, clara y inequívocamente, que el grito en defensa de “democracia en general” es nada más que una defensa de la burguesía y sus privilegios de explotación.
7. “La libertad de reunión” puede usarse como un ejemplo de la reivindicación de la “democracia pura”. Cada obrero consciente que no haya roto con su clase, comprenderá inmediatamente que sería una absurdo monstruoso prometer la libertad de reunión a los explotadores en tiempos y situaciones en las que ellos están resistiéndose su derrocamiento y están defendiendo sus privilegios. Ni en Inglaterra en 1649, ni en Francia en 1793, cuando la burguesía era revolucionaria otorgó la libertad de reunión a los monárquicos y a la nobleza que convocaron a tropas extranjeras y se “reunían” para intentar la restauración. Si la burguesía de hoy, desde mucho tiempo reaccionaria, demanda que el proletariado garantizará de antemano “la libertad de reunión” a los explotadores sin tener en cuenta la resistencia que los capitalistas opondrán a su expropiación, los obreros no harán sino reírse de tal hipocresía burguesa.
Por otro lado los obreros saben muy bien que incluso en la república burguesa más democrática “libertad de reunión” es una frase vacía, ya que los ricos tienen los mejores edificios públicos y privados a su disposición, también tienen bastante ocio para sus reuniones que son protegidas por el aparato burgués de poder. El proletariado de la ciudad y el campo, así como los pequeños campesinos que son la mayoría de la población no tienen nada de todo eso. Mientras dure este estado de cosa, “la igualdad”, es decir, “la democracia pura”, es un engaño. Para conquistar igualdad real, hacer una realidad de democracia de los trabajadores, deben privarse primero a los explotadores de todos locales públicos y privados y sus mansiones, los obreros deben darse el tiempo libre, y la libertad de reunión deben ser defendidas por obreros armados y no por los señoritos de la nobleza ni por oficiales hijos de los capitalistas mandando a soldados que son instrumentos ciegos.
Sólo después de tales cambios es posible hablar de “libertad de reunión”, de igualdad, sin burlarse de los obreros, de los trabajadores, de los pobres. Pero estos cambios sólo los puede realizar la vanguardia de los trabajadores, el proletariado, derrocando a los explotadores, a la burguesía.
8. “La libertad de la prensa” es otra principal consigna de “democracia pura”. Pero los obreros saben, y los socialistas de todos los países le han admitido un millón de veces, que esta libertad es un engaño en tanto las mejores imprentas y suministros del papel estén en manos de los capitalistas, y mientras el poder de los capitalistas siga ejerciéndose sobre la prensa, un poder que se expresa en el mundo entro tanto más cínica y claramente, cuanto más desarrollada este la democracia y el régimen republicano, como ocurre por ejemplo en Estados Unidos. Ganar una verdadera igualdad y democracia real para los trabajadores, para los obreros y campesinos, los capitalistas deben ser privados primero de la posibilidad de conseguir a escritores a su servicio, de comprar casas editoriales y sobornar a la prensa. Y para eso es necesario sacudirse del yugo de capital, derrocar a los explotadores y aplastar su resistencia. Los capitalistas siempre han dado el nombre de libertad a la libertad de ganancias para el rico y a la libertad de los pobres para morirse de hambre. Los capitalistas dan el nombre de libertad de prensa a la libertad del rico para sobornar la prensa, la libertad para usar su riqueza para crear y torcer una llamada opinión pública. Los defensores de la “democracia pura” se revelan una vez más como defensores del sistema sucio y corrupto de la dominación del rico sobre los medios de información de las masa, como engañadores del pueblo lo desvían con bellas y pomposas frases completamente falsas de la tarea histórica concreta de liberar la prensa de la capital. Se encontrarán libertad real y igualdad verdadera en el sistema que los comunistas están instaurando, y en el que será imposible hacerse rico a costas otros, ni habrá ninguna posibilidad objetiva de sujetar la prensa, directamente o indirectamente, al poder del dinero, donde nada obstaculizará los trabajadores (o cualquier grupo de obreros sea cual fuere su número) de tener y ejercer derechos iguales para usar las imprentas y papel que pertenecerán a la sociedad.
9. La historia de los siglos XIX y XX mostró, ya antes de la guerra, lo que es realmente la cacareada “democracia pura” bajo el capitalismo. Los marxistas siempre han afirmado que cuanto más desarrollada, más “pura” es la democracia, más abierta, y cruelmente es la lucha de la clase, y más claramente se manifiesta la “pureza” de la opresión de capital y la dictadura de la burguesía. El asunto Dreyfus en la Francia republicana, la sangrienta represión a los huelguistas en la república libre y democrática de los Estados Unidos, por mercenarios armados por los capitalistas, éstos y mil hechos similares descubren la verdad que la burguesía trata en vano ocultar, a saber, que la dictadura y el terror de la burguesía reina y se manifiestan en la república más democrática, siempre que parezca a los explotadores que el poder del capital esta en peligro.
10. La guerra del imperialista de 1914-18 expuso el verdadero carácter de la democracia burguesa, aún a los obreros atrasados, incluso en las repúblicas más libres. Para enriquecer a grupos de millonarios multimillonarios alemanes e ingleses, docenas de millones de hombres han sido masacrados y en las repúblicas más libres la burguesía estableció la dictadura militar. Esta dictadura del ejército todavía existe aun en los países de la Entente después de la derrota de Alemania. Precisamente la guerra, más que cualquier otra cosa, abrió los ojos de los trabajadores, ha rasgado el falso oropel de democracia burguesa, y reveló al pueblo cuan profundo ha sido el abismo de la especulación y de la codicia, durante la guerra y con motivo de la guerra. La burguesía emprendió esta guerra en el nombre de la libertad y la igualdad; en nombre de libertad e igualdad los mercaderes de la guerra aumentaron su riqueza inauditamente. Ningún esfuerzo de la internacional amarilla de Berna podrá ocultar a las masas el carácter explotador, ahora definitivamente desenmascarado de la libertad burguesa, la igualdad burguesa, y la democracia burguesa.
11. En el país Europeo donde capitalismo se ha desarrollado más, es decir, en Alemania, los primeros meses de plena libertad republicana que siguió a la derrota imperialista, mostró a los obreros alemanes y al mundo entero el carácter de clase real de la república democrática burguesa. El asesinato de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo no sólo es un acontecimiento de importancia histórica mundial porque los mejores dirigentes de la internacional comunista verdaderamente proletaria perecieron trágicamente, sino también porque se ha puesto de manifiesto el carácter del Estado europeo más desarrollado –puede afirmase sin caer en exageración- del principal Estado en el mundo. Si prisioneros, es decir, las personas que han sido tomadas bajo la custodia del poder Estatal, pueden ser asesinados con impunidad por funcionarios y capitalistas bajo un gobierno de social-patriotas, es evidente entonces que la república democrática en la que esto puede pasar es una dictadura de la burguesía. Aquellos que expresan indignación ante el asesinato de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo pero no comprende esta verdad demuestra su torpeza o su hipocresía. La “libertad” consiste en una de las más libres y avanzadas de las repúblicas del mundo, en la república alemana, en la libertad para matar impunemente a los líderes encarcelados del proletariado. No puede ser por otra manera mientras se mantenga el capitalismo, pues el desarrollo de democracia no embota sino agudiza la lucha de clases que en virtud y como resultado de la guerra y sus consecuencias, alcanzado su punto de ebullición.
Hoy día en todo el mundo civilizado se está deportando, persiguiendo, encarcelando a bolcheviques; como ha ocurrido en Suiza, una de las repúblicas burguesas más libres, y en Norteamérica, se organizan contra ellos pogromos contra ellos. Del punto de vista de “la democracia en general”, o “democracia pura”, es absolutamente ridículo que países progresistas, civilizados, democráticos, armados hasta los dientes, tengan temor de la presencia en ellos de unas docenas personas de la atrasada, hambrienta y arruinada Rusia, descrita como salvaje y criminal en millones de ejemplares de periódicos burgueses. Es obvio que un sistema social que puede dar lugar a las tales contradicciones tan agudas es en realidad una dictadura de la burguesía.
12. En semejante estado de cosas la dictadura del proletariado no está totalmente justificada, como un medio de derrocar a los explotadores y romper su resistencia, sino también como único esencial medio para la masa de obreros de defenderse. contra la dictadura burguesa que ha llevado. a la guerra y está preparándose para las nuevas matanzas.
La cuestión principal que no entienden los socialistas,- lo cual es una muestra de su miopía teórica, su cautiverio y dependencia en prejuicios burgueses, y su traición política al proletariado-, es que en la sociedad capitalista cuando la lucha de clases inherente a ella se agudiza, no hay nada intermedio entre la dictadura de la burguesía y dictadura del proletariado. Cualquier ilusión de otra tercera vía es el lamento reaccionario de la pequeña burguesía. La prueba de esto es la experiencia de más de cien años de democracia burguesa y del movimiento obrero en todos los países avanzados, y particularmente la experiencia de los últimos cinco años. También lo prueba la económica política, todo el contenido del Marxismo en el que se explica la necesidad económica de dictadura burguesa en toda economía mercantil, un dictadura que puede ser abolida por la clase que a través del desarrollo de capitalismo se desarrolla y crece, se vuelve más organizada y poderoso, es decir, por la clase de los proletarios.
13. Otro error teórico y político de los socialistas es su fracaso para entender que las formas de democracia han cambiado inevitablemente por los siglos desde que aparecía primero en el. Mundo Antiguo, a medida que una clase gobernante fue sustituida por otra. En las. repúblicas de Grecia en las ciudades medievales, en los Estados capitalistas avanzados, la democracia tiene formas diferentes y se aplica en grado distinto. Sería el más grande absurdo asumir que la revolución más profunda en historia, la transferencia de poder de la minoría explotadora a la mayoría explotada –paso que se observa por primera vez en el mundo-, podría tener lugar dentro del armazón de la vieja democracia parlamentaria burguesa, sin los cambios más radicales, sin la creación de nuevas formas de democracia, nuevas instituciones, y de nuevas condiciones para su aplicación, etc.
14. La dictadura del proletariado tiene en común con la dictadura de otras clases, es que como cualquier dictadura, se origina en la necesidad de suprimir a través de fuerza la resistencia de la clase que está perdiendo su poder político. La diferencia fundamental entre la dictadura del proletariado y la dictadura de otras clases, la de los terratenientes de la Edad Media y la de burguesía en todos los países capitalistas civilizados, donde la dictadura de terratenientes y la burguesía ha sido un aplastamiento por la violencia de la resistencia de la inmensa mayoría de la población, es decir, de los trabajadores. La dictadura del proletariado es la supresión por medio de la violencia de la resistencia de los explotadores, es decir, la ínfima minoría de la población, los grandes terratenientes y capitalistas.
De esto se deriva que la dictadura del proletariado debe involucrar inevitablemente no sólo un cambio en las formas y instituciones de democracia, sino también un cambio que produjese una extensión sin precedentes de democracia real, a las clases trabajadoras a quien capitalismo a oprimido.
Y de hecho las formas tomadas por la dictadura del proletariado ya ha sido elaborada de hecho; el poder soviético en Rusia, los consejos obreros en Alemania, (Rätesystem),los comités en Bretaña (Shop-stewards Committees) y las instituciones soviéticas similares en otros países, todas éstas hacen una realidad para las clases laboriosas, es decir, para la aplastante mayoría de la población; de gozar de libertades y derechos democráticos como nunca ha existido ni siquiera aproximadamente en las repúblicas en las mejores republicas democráticas.
El poder soviético consiste en que la base permanente y única del poder Estatal, del aparato Estatal por completo, es la organización de masas de esas mismas clases que fueron oprimidas por los capitalistas, eso es, los obreros y semi-proletarios (campesinos que no explotan trabajo ajeno y que venden constantemente aunque sea solo en parte su fuerza de trabajo). Precisamente las masas que hasta en las repúblicas burguesas más democráticas donde por ley tenían derechos iguales, por medio de mil maneras y artimañas, se han visto privadas de tomar parte en la vida política y el uso de derechos democráticos y libertades, tienen ahora necesariamente una participación continua, y además decisiva en la dirección democrática del Estado.
15. La igualdad de ciudadanos, sin distinción de sexo, religión, raza, nacionalidad de la que la democracia burguesa siempre ha hablado por todas partes pero de hecho nunca ha llevado a cabo y que no podría llevar a cabo debido a la dominación del capitalismo, se ha hecho una realidad completa por el régimen soviético, o sea la dictadura proletaria, pues eso sólo el poder de los obreros que no están interesado en la propiedad privada de los medios de producción y en la lucha para su distribución y redistribución, puede hacerlo.
16. La vieja democracia, es decir, democracia burguesa y el parlamentarismo, esta organizada de tal modo que precisamente las clases trabajadoras son apartadas del aparato administrativo. El poder de los soviéts, es decir, la dictadura proletaria, por el contrario esta organizado de manera tal que ellas se aproximen a la máquina administrativa. La fusión del poder legislativo y del ejecutivo en la organización soviética del estado tiene el mismo propósito, tanto como hacer la substitución de las circunspecciones electorales territoriales por entidades de la producción, como lo son las fábricas.
17. El ejército no sólo era un instrumento de opresión bajo la monarquía; sino también sigue siéndolo en todas las repúblicas burguesas, incluso las más democráticas. Sólo el poder soviético, en tanto que organización Estatal único permanente de las mismas clases oprimido por los capitalistas, está en una posición de abolir la dependencia del ejército al mando burgués y realmente fundir el proletariado con el ejército, al llevar acaba realmente el armamento del proletariado y el desarme de la burguesía, condiciones sin la cuales la victoria del socialismo es imposible.
18. El organización soviética del Estado esta adaptada al hecho de que el proletariado, como la clase concentrada y más conciente e ilustrada por capitalismo, detenta el papel dirigente en el Estado. La experiencia de todas las revoluciones y todo los movimientos de las clases oprimidas, la experiencia del movimiento socialista mundial, nos enseña que sólo el proletariado está en una posición unir y llevar tras de si a los estratos atrasado y dispersos de la población explotada.
19. Sólo la organización soviética del estado puede destruir, de una vez y completamente el viejo aparato, es decir, el aparato burocrático y judicial burgués que permanecía y tenía que permanecer inevitablemente bajo capitalismo, incluso en las repúblicas más democráticas, siendo de hecho para los obreros y trabajadores el mayor obstáculo para la realización eficaz de la democracia. La Comuna de París dio el primer paso histórico mundial en esta dirección, el régimen soviético el segundo.
20. La abolición de poder Estatal es la meta de todos los socialistas con Marx a la cabeza. Mientras esta meta no sea alcanzada, la verdadera democracia, es decir, la igualdad y libertad, es irrealizable. Solo la democracia soviética o proletaria lleva de hecho a esa meta, porque inmediatamente empieza a preparar la agonía completa de todo Estado, asociando la organización de las masas trabajadoras en la participación constante y sin restricción de la administración Estatal.
21. el fracaso completo de los socialistas que se reunieron en Berna, su absoluta incomprensión de la nueva democracia proletaria, se ve muy claramente de los siguientes hecho: el 10 febrero 1919 Branting clausuró la conferencia de la Internacional amarilla en Berna. El 11 de febrero del mismo año sus miembros en Berlín publicaron en el periódico Die Freiheit un llamado del partido “Independiente” al proletariado. En este llamado se reconoce el carácter burgués del gobierno de Scheidemann a quien se le reprocha por querer abolir a los consejos obreros llamados “portadores y defensores” de la revolución y se propone legalizar los consejos obreros, y darles derechos estatutarios, darles el derecho para vetar las decisiones de la Asamblea Nacional y someter la cuestión a un referéndum nacional.
Semejante propuesta refleja la completa quiebra intelectual de los teóricos que defienden democracia y no han entendido su carácter burgués. Este esfuerzo ridículo por unir el sistema de consejos, es decir, la dictadura proletaria, con la Asamblea Nacional, que no es otra cosa que la dictadura de la burguesía, expone la pobreza mental de los socialistas amarillos y socialdemócratas y finalmente su política pequeño-burguesa reaccionaria, así como sus concesiones pusilánimes a la irresistible fuerza creciente de la nueva democracia proletaria.
22.La mayoría Internacional amarilla de Berna al condenar al Bolchevismo pero que no se atrevió por el miedo a las masas trabajador, a votar formalmente una resolución en esta línea, actuó correctamente del punto de vista de clase. Esta mayoría se solidariza completamente con los Mencheviques y Socialrevolucionarios rusos y los Scheidemann en Alemania. Los Mencheviques y Socialrevolucionarios rusos al quejarse de que los bolcheviques los persiguen intentan ocultar el hecho que esta persecución fue provocada por su participación en la guerra civil al el lado de la burguesía contra el proletariado. Scheidemann y su partido en Alemania tomaron parte en la guerra civil en el lado de la burguesía contra los obreros de precisamente de la misma manera.
Es por consiguiente bastante natural que la mayoría de aquellos que asisten a la Internacional amarillo en Berna debe salir en favor de la condena a los bolcheviques. Pero eso no representó una defensa de “democracia pura”; sino que fue la autodefensa de las personas que perciben que en la guerra civil están del lado de la burguesía contra el proletariado.
Por estas razones la decisión de la mayoría de la Internacional amarilla debe describirse como correcta desde el punto de vista de clase. Pero el proletariado no debe temer la verdad, sino al contrario afrontarla y extraer las conclusiones políticas pertinentes.
Todo el descontento real presente entre los trabajadores de Oaxaca (principalmente profesores) y demás sectores oprimidos (como los campesinos depauperados), ha sido desviado. Desde el inicio de las movilizaciones, en mayo de este año, era notoria ya la intromisión de intereses ajenos a los trabajadores, introducidos desde la estructura sindical (en todas sus vertientes, lo mismo desde la sección 22, que desde los grupos “disidentes” como el Consejo Central de Lucha). A través del sindicato diversas fuerzas de la burguesía, como las representadas por E. Gordillo, o los caciques J. Murat y el actual gobernador U. Ruiz, buscan desviar el descontento de los trabajadores, no sólo para ahogar la combatividad mostrada, sino para usar esa fuerza como carne de cañón en la disputa presente al interno de la burguesía.
Por desgracia el movimiento de Oaxaca tiende a parecerse, en cuanto a la manipulación de las masas, a lo realizado por el sector de la burguesía representado por Obrador: logran que el descontento y la disposición a la lucha presente en muchos sectores que participaron en las movilizaciones “por la defensa del voto” fuera ahogado, en tanto se les compromete en una falsa lucha y se les induce a una falsa reflexión, que terminó (o continuará aún en otra dimensión a través de la actividad de la CND y su “gobierno paralelo”) en una anulación total del descontento, se aprovechó el descontento al colocar a las masas a apoyar a una pandilla burguesa, pero además extendió y amplio la confusión,. En el caso de Oaxaca, el descontento presente entre los trabajadores de la educación y que convocan a la movilización, también está siendo utilizado y desviado hacia la búsqueda de una falsa alternativa: la “desaparición de poderes” y la reforma del Estado. Por ello lo que sobresale de estas movilizaciones no es el avance de la conciencia y la combatividad de las masas trabajadores (como presume el izquierdismo) sino el uso que hacen de ese descontento y la ganancia que saca alguna de las fracciones de la clase dominante, en tanto aprovecha la movilización para llevar dificultades al terreno de su oponente. Si no es así ¿porqué el gobierno federal aisló el problema? No es sólo ineficacia del gobierno, se trata de una actuación política premeditada de una fracción de la burguesía usada en contra de otra.
Pero además al esconderse los intereses de las fracciones de la burguesía involucrada en la pugna, tras las manifestaciones y la actuación honesta de miles de pobladores que habitan en esa región, logra que el descontento de los trabajadores por la afectación de sus condiciones de vida, se cambie por las “demandas democráticas” de una masa amorfa de “ciudadanos”, alentando así la vana esperanza de que el capitalismo puede cambiar para bien, con tan sólo quitar un funcionario “sátrapa, ladrón y corrupto” por otro “de buen corazón”.
Las movilizaciones que ha impulsado la APPO han sido efectivamente masivas y no han dejado de mostrar disposición al combate, incluso se despertaron expresiones solidarias hacia los maestros por parte de diversos sectores explotados, no obstante todo ello quedó anulado cuando los intereses de los trabajadores fueron sometidos y orientados hacia la defensa de la democracia. Con gran habilidad la estructura sindical y las diferentes agrupaciones del izquierdismo, a través de la APPO han llevado a las masas hacia caminos sin salida. Es evidente que la represión que ha llevado a cabo la burguesía (y que amenaza con crecer) en contra de los manifestantes expresa la naturaleza brutal y sanguinaria del sistema, pero ello no le da un tinte “revolucionario” o “insurreccional” como lo indica el aparato de izquierda del capital (ver en este mismo número el artículo de denuncia a las mentiras vertidas por el trotskismo), el carácter de clase de una manifestación se expresa en los objetivos de la lucha, en la organización y dirección, así como en los medios con los que se desarrolla el combate. Y lo que han impuesto como objetivo a los trabajadores son consignas que no hacen sino fortalecer al sistema, los fines que persigue muestra que los proletarios no tienen el control y la dirección de las movilizaciones, lo que puede verse es que la organización dominante, aunque pudo haber surgido como un deseo para extender la solidaridad hacia los maestros, da un giro inmediatamente al someter las preocupaciones de clase (representada en las demandas salariales) con los deseos ciudadanos que impulsan los diversos núcleos sociales que forman la APPO y que secundan los grupos que forman el aparato de izquierda del capital (desde el PRD, hasta los grupos trotskistas y estalinistas).
De manera que los trabajadores aglutinados en la APPO fueron despojados de su fuerza como clase en tanto se les impiden demostrar su coraje, al ser desnaturalizado y desviado de sus objetivos, pero aún más su potencialidad de combate es reducida al impedirse su autoorganización, eso la hace una fuerza estéril, sometido a las decisiones y métodos de lucha propios de clases sin futuro, en la que los intereses que resaltan son los de la clase dominante, que no ha dejado de usar a sus “mejores” personajes para asegurar el sabotaje de la lucha.
En una entrevista con el abogado de la APPO, Ochoa Lara, explica (queriendo justificar la espontaneidad de su formación) el carácter y naturaleza de la APPO, señalando que aunque formalmente agrupa a cerca de 200 grupos y comunidades de la región muchos son simples “membretes”, siendo el grupo más numeroso el Movimiento de Unificación de Lucha Triqui (MULT), representado en la APPO por Rogelio Pensamiento, el cual, según el mismo abogado, es conocido por “sus amarres con los gobiernos priístas”. Otro dirigente del APPO es Flavio Sosa, quién fue diputado del PRD, “luego se sumó a la campaña de Vicente Fox y después formó el partido estatal Unidad Popular, que favoreció al PRI en los comicios que llevaron a la gubernatura a Ulises Ruiz.” (Proceso 1560, 24-09-06).
De manera que a pesar de lo espectacular de las concentraciones y de la represión que se desata contra sus miembros, las movilizaciones encabezadas por la APPO no expresa la fuerza del proletariados, sino el accionar desesperado de clases y estamentos medios (que aunque son explotados y oprimidos también no cuentan con perspectiva histórica), que es, por cierto, ampliamente aprovechado por la burguesía. Por eso está muy lejos de ser ciertas las especulaciones del aparato de izquierda del capital señalándolo a las movilizaciones de la APPO como el inicio de la “revolución”; similar discurso se vertió cuando apareció el movimiento piquetero en Argentina y la realidad dejó en claro que estaban muy lejos de serlo.
El hecho de que los revolucionarios pongamos en claro el significado de estas movilizaciones, no es para agredir a los que participan en ellas, o para minimizar las expresiones del proletariado en esta región, sino es con el fin de impulsar la reflexión sobre la necesidad de la organización autónoma, en la que no se permita que la clase dominante imponga sus objetivos, ni que mediante los sindicatos o su aparato de izquierda, establezca medios de lucha estériles, que sólo favorecen la represión y encaminan a la derrota.
Los revolucionarios tenemos la responsabilidad de definir de forma clara cuáles son las fuerzas y las limitaciones de las movilizaciones en la que participan los trabajadores, marcar, sin mentir, los peligros a los que el accionar del proletariado se enfrenta en el momento en que las fuerzas de la burguesía se involucran para manipular, y señalar quiénes son sus aliados, y cómo deben orientar sus combates. Esta tarea sabemos es complicada para los comunistas porque tenemos que ir a contracorriente del discurso pragmático de la izquierda del capital que gana “simpatía” aplaudiendo todo “lo que se mueve” e incluso alentando la impaciencia y el inmediatismo. Pero esa actuación no rebela sino un accionar de sabotaje y, en el “mejor de los casos”, la expresión pequeñoburguesa, de nula confianza histórica en el proletariado, por lo que se emociona con las revueltas interclasistas... La explotación, la opresión y la miseria no desaparecerán con un simple cambio de funcionarios, el proletariado es la única clase que puede eliminarlas y en ese combate no cuenta con más armas que su conciencia y su organización.
Cloe/20-octubre-2006
Después de las elecciones, la clase obrera debe enfocar su reflexión a la valoración del significado de las elecciones, la realidad muestra una vez más que las elecciones no son sino una mascarada para someter ideológicamente a los trabajadores, en ella los explotados no tienen cabida sino como simples espectadores y seres sumisos ante los mandatos de alguna fracción de la burguesía. Pasadas las elecciones el Estado se prepara para continuar con los mecanismos de encuadramiento ideológico y político que le son indispensables para garantizar su dominación como clase explotadora.
El resultado de las elecciones del 2 de julio, después de tanta publicidad de alabanza sobre la modernidad del Estado y el avance democrático, ha terminado cuestionada por algunos sectores de la burguesía, lo cual prolonga las dificultades que se han generalizado dentro de la clase dominante. No lograron, a fin de cuentas, el acuerdo para unificar los criterios para la designación del equipo de gobierno, por eso el arribo de Felipe Calderón, anuncia desde ahora la prolongación de esas dificultades. Como lo hemos dicho, la descomposición generalizada del capitalismo vuelve cada vez más difícil para la burguesía el manejo de sus relaciones internas, la propia agudización de la crisis que hace más feroz la competencia entre los distintos tiburones capitalistas, complica las relaciones de la burguesía, e impide que pueda alcanzar en el corto plazo un acuerdo que logre unificarla y disciplinarla.
Esta situación se ilustra con la naturaleza de las alianzas que se producen en el interior de la clase en el poder, pactos tan efímeros que no sólo se forman al vapor en pos del mayor beneficio político económico y político sino que también se disuelven al menor cambio de ofertas y vendettas. Hay varios ejemplos: el amarre coyuntural entre la fracción de Fox y el grupo de Elba E. Gordillo (formado por la SNTE, el PANAL y algunos grupos del PRI) para apoyar la candidatura de Calderón; los grupos alrededor de Cárdenas Batel (y su padre Cuahutémoc), quienes se acercaron a la fracción en el gobierno federal al ser desplazados de la candidatura del PRD; lo mismo se aprecia, casi en la recta final de las elecciones federales del 2006, en muchos grupos del PRI que ante su derrumbe electoral cambian de piel mimetizándose para perpetuarse ora como panista ora como perredista. Pero el ejemplo más descarado de esta dinámica lo representa el priísta J. Sabines, que de un día a otro se vuelve perredista para quedarse con el gobierno de Chiapas, pero unas semanas después, se deslinda de Obrador (del que obtuvo el apoyo) y declara que él sí reconocerá al gobierno de Calderón, caminando en sentido contrario a su “nuevo partido”. Otro ejemplo lo ha dado el que fuera el mecenas de AMLO, el magnate Carlos Slim, quien después de haber encabezado a un grupo importante de la burguesía mexicana que criticaba duramente la política económica de Fox, ahora se ha acomodado dentro de la recomposición de las fuerzas después de las elecciones, aliándose con Calderón. En el mismo sentido está el escándalo alrededor de Gamboa Patrón, coordinador de los diputados del PRI, pillado de nuevo en componendas con empresarios de “mala” reputación con lo que la alianza legislativa, importante para el calderonismo, entre el PRI y el PAN ha recibido un primer golpe.
Esta fractura también corroe las estructuras internas de los partidos de la burguesía: en el PAN persiste la disputa entre la dirección del partido y Calderón, en el PRD, persisten los conflictos entre las llamadas tribus y entre ellas y el grupo de AMLO para buscar quedarse con el mayor beneficio de la tajada que les ha tocado; en el PRI continúa el proceso de recomposición de sus grupos tratando de reacomodarse en el nuevo escenario político del Estado. Pero la dificultad de la burguesía no se expresa solamente en el escenario que forman sus partidos, las pugnas alcanzan todas las estructuras de la clase dominante como la iglesia, donde se han reactivado viejos ajustes de cuentas, o dentro de los grupos del narcotráfico que cada vez más extienden una guerra tan caótica como sangrienta, en la que cada vez es más difícil de esconder que detrás de cada grupo mafioso se esconden los mismo grupos de militares, policías o funcionarios, los cuales usan a estos grupos como “socios” con los que reparten los beneficios económicos, pero fundamentalmente como grupos de presión para debilitar el avance de sus opositores.
Bajo esas condiciones, el Estado apuesta a que la relación de fuerzas que ha logrado imponer la fracción de Calderón mediante la suma de un mayor número de grupos al interior del mismo provenientes de diferentes partidos y de diferentes grupos de poder económico y político, sea suficiente para llevar adelante sus planes económicos y políticos tratando de evitar caer en la misma situación de estancamiento como la que afectó en buena medida a la administración anterior. Sin embargo, las divisiones de la clase dominante no han desaparecido y desde ahora es posible vislumbrar un periodo pleno de dificultades donde la unidad tan anhelada no se alcanzará, pues una característica de la descomposición social generalizada del capitalismo consiste en que si un grupo o suma de ellos no puede lograr sus objetivos busca por todos los medios bloquear esa misma posibilidad a sus adversarios.
Esta realidad está presente en la situación política en México donde hemos visto a la clase dominante muy dispersa e incapaz de definir acuerdos, lo cual hace aún más endebles sus estructuras políticas y electorales, fue esto lo que hizo necesario el recurso del fraude y el trato burdo de estos procesos. Esto, para la clase en el poder podría representar un problema, en tanto puede restarle credibilidad a su campaña mistificadora de promoción de la democracia, por ello, a pesar de sus dificultades reales, ha centrado su atención en la renovación de esta campaña, usando para ello lo mismo al PAN, al PRI y al PRD…
Es evidente que la clase en el poder no atenta contra sí misma, le toca al Estado, como el representante colectivo de los intereses globales de la burguesía, a pesar de los desacuerdos coyunturales de algunas de las fracciones de su clase, cuidar que se garantice una estrategia política acorde con las necesidades nuevas y con los requerimientos para dar continuidad al proceso de explotación y dominación como clase. En esta previsión la burguesía no deja de reconocer la importancia de la presencia de su aparato de izquierda en el escenario político, más aún que requiere renovar la visión de una renovación del Estado y una modernización de las instituciones de poder, para ello viene pugnando por reforzar el esquema “derecha-izquierda”, e incidir en la creación de un esquema político que facilite un mejor control; así, busca convencer de que la derecha está identificada con los grandes empresarios, de forma que el PAN y el PRI representaría a los “ricos”, mientras la izquierda es el flanco que corresponde a los trabajadores, y por tanto deben integrarse alrededor de esta opción. Por esta razón se crea (16-09-06) la Convención Nacional Democrática (CND) y el Frente Amplio Progresista (FAP), que son los mecanismos con el que pueden asegurar, por una parte, el mantener aglutinada y dominada a una masa de trabajadores, atrapando su coraje e impidiendo el desarrollo de su conciencia y combatividad, y por otra, esa masa es usada como grupo de presión en la disputa presente al interior de la clase dominante. Es muy probable, que ante el desgaste del PRD, se use al FAP como el núcleo de izquierda que el capital requiere, aún si aquel partido se mantenga.
El Estado se ha preocupado por recomponer su aparato de izquierda, a pesar de tener una división interna, porque es el mejor instrumento para contener a la única clase a la que le teme: el proletariado. Después de que el PRD, a 17 años de vida, ha sufrido un importante desgaste, requiere apuntalar su izquierda con nuevas estructuras con las que reparta las tareas de control. Esta renovación del liderazgo puede apreciarse no sólo en AMLO sino también en otros actores que pululan en su alrededor y era obligada no sólo por la vejez de Cuahutémoc Cárdenas, sino también por la caducidad de los temas ideológicos de la mítica “revolución mexicana”. Es cierto que AMLO rescata el tema en su discurso patriotero de defensa de la propiedad de la nación, sin embargo, siempre ha buscado, como Lula, su renovación; por ejemplo, a pesar de las acusaciones de populismo siempre se han abstenido de romper con el “modelo neoliberal” que tanto critican y han buscado convencer de que es posible desarrollar programas de bienestar social.
La división de la burguesía, a diferencia de lo que el izquierdismo dice, no abre la posibilidad para que los trabajadores se alíen a una de las fracciones en pugna, el “acarreo” de trabajadores que el proceso electoral generó y empujo a negarse como clase para convertirse en ciudadanos sumisos y votantes y luego como carne de cañón para llenar calles y mostrar la fuerza de manipulación a su oponente, mostró que ninguna de las fracciones burguesas en pugna es una fuerza progresista, por el contrario, tanto la fracción de derecha como la de izquierda son reaccionarias y enemigas por igual del proletariado. Es evidente que la clase dominante ha logrado involucrar a los trabajadores en su pugna interna, logrando con ello la esterilización del descontento. Esta tendencia es la que se ha visto en el ahogo el descontento de los mineros que brotó luego de la muerte de los 65 mineros en la mina Pasta de Concho y de la reivindicación por aumento salarial, y que fue anulada al integrar a los trabajadores como carne de cañón para la defensa de una de las fracciones de la clase dominante en pugna, lo cual se expresó cuando el aparato sindical y el izquierdismo empujaron a que el descontento real, orientado por la defensa de sus condiciones de vida y en repudio al sindicato, gobierno y patronal por la muerte de sus compañeros, fuera sometida por la consigna de la defensa del sindicato y del mafioso líder Napoleón Gómez. Aspecto similar es lo que vienen ocurriendo en Oaxaca en el que la demanda reivindicativa de los trabajadores de la educación es limitada a la “desaparición de poderes” y el cambio de gobernador, al tiempo que la fuerza de los trabajadores queda sometida al accionar interclasista de la APPO y a la utilización que de ella hacen los grupos de la burguesía en pugna.
Ante esta realidad, los trabajadores deben reflexionar que la alianza con algún núcleo de la burguesía no los fortalece sino, por el contrario, debilita sus fuerzas. Las únicas armas con que cuentan los trabajadores son su conciencia y su organización, por eso es indispensable la discusión colectiva y el accionar masivo, pero esta discusión y movilización no puede ser controlada por la estructura sindical o “líderes” mesiánicos, es necesario que el descontento existente entre los trabajadores, y que la agudización de la crisis viene aumentando cada día, se exprese con toda su fuerza.
Los trabajadores no pueden permitir que sus preocupaciones genuinas de clase sean desplazadas por demandas pretendidamente “superiores” como las llamadas demandas “ciudadanas” (reforma del Estado, defensa de las empresas estatales, democratización de las instituciones…) o la defensa del sindicato. La clase obrera lucha en contra de la explotación capitalista, por ello su verdadero combate está materialmente fundamentada en las reivindicaciones de la defensa de sus condiciones de vida, esta lucha que los voceros del capital catalogan como egoísta o economicista, encierra, desde ahora, la crítica al sistema económico capitalista, esta lucha, cuando se encuentra libre del dominio de la burguesía o de sus aparatos de control (izquierda y sindicatos) abre la posibilidad que los trabajadores se reconozcan como parte de una clase (y ya no como simples individuos o ciudadanos aislados e inertes), que en su combate contra el capital saben que no tiene nada que perder –como dijera Marx– sino sus cadenas.
RR/7-10-2006
En los dos anteriores artículos consagrados a este tema (ver RM 89 y 93) hemos visto que la propaganda sobre las deslocalizaciones sirve esencialmente como medio de chantaje para forzar a la clase obrera a aceptar salarios cada vez más bajos y condiciones de trabajo más degradadas.
La crisis irreversible que conoce el capitalismo se traduce invariablemente por el lanzamiento masivo de obreros al desempleo. En este contexto, la fuerza de trabajo, cuya explotación constituye la fuente de beneficio capitalista, ve bajar más su precio, (como toda mercancía abundante en un mercado saturado), la reducción drástica de costos de producción (en el primer plano de los cuales se encuentra el salario) es el único medio a disposición de la burguesía para sostener la competencia en los mercados cada vez más estrechos y saturados de mercancías. Después de casi cien años que se encuentra en su fase de declive histórico, el sistema capitalista demuestra hasta que punto no puede ofrecer otro porvenir a los que explota más que un empeoramiento cada vez mayor de sus condiciones de existencia: desempleo masivo y pauperización absoluta o hundimiento de franjas más y más importantes de la población, incluyendo a los que disponen de un trabajo.
En su lucha, la clase obrera tiene la misma tarea en todo. No puede más que lanzarse a la lucha para tratar de limitar los efectos de la explotación. La única perspectiva realista que le permitirá poner fin a todos los tormentos a los que le condena el sistema capitalista es de atacar las causas de su explotación. La única salida a la crisis económica capitalista es la única vía que permitirá al proletariado acceder a una existencia digna pasando por la abolición del carácter mercantil de la fuerza de trabajo, es decir, la destrucción de las relaciones sociales capitalistas y la abolición del salariado a escala mundial.
Las deslocalizaciones son también directamente utilizadas para atar al proletariado a la ideología de la competencia, a encerrarlo en el marco de la defensa del capital nacional y someterlo así a sus imperativos. Es lo que busca en primer lugar la propaganda burguesa erigiendo la idea según la cual el Estado capitalista podría ser un “defensa protectora” contra los “perjuicios de la mundialización”. Tenemos el ejemplo en EU con el cuento sobre las disposiciones tomadas para “prohibir a las empresas que deslocalicen participar en las ofertas públicas”, así como la sobrepuja en las presuntuosas iniciativas parlamentarias del campo demócrata para hacer “obligatoria una consulta con el personal y autoridades de la región antes de realizar cualquier transferencia de producción al extranjero” [1] [303] El bla-bla del gobierno, como su oposición, luego del cual “hay que actuar en este país, para garantizar a los ciudadanos los empleos nacionales” (G. Bush) busca reforzar la mistificación de un Estado “por encima de las clases” y “al servicio de todos los ciudadanos” y mantener la ilusión de una posible conciliación de los intereses de la clase dominante con los de la clase obrera en el marco nacional. Todo lo contrario, el Estado no puede en ningún caso constituir un aliado para los obreros. Este es el garante de los intereses de la clase dominante en el mantenimiento de su sistema de explotación y a la vez, herramienta sus manos para orquestar los ataques contra el proletariado. Como muestra la guerra económica sin piedad entre todos los estados del mundo así como el estallido de conflictos guerreros, el Estado nacional constituye el medio por el cual las diferentes naciones libran una competencia desenfrenada. El Estado no es de ninguna manera una tabla de salvación para la clase obrera sino al contrario, uno de sus enemigos más temibles. Por tanto, en su lucha, el proletariado debe confrontarse con el Estado.
Por otra parte, la propaganda burguesa, al trasladar la responsabilidad de la degradación de las condiciones de vida del proletariado occidental sobre los obreros polacos, chinos o hindúes, constituye un repugnante trabajo de división entre las diferentes partes del proletariado mundial. Por ejemplo, a fines del 2004 y durante el año 2005, la burguesía hizo del “conflicto” Vaxholm, en Suecia, el modelo de la lucha “antiliberal”. El empleo de obreros letones en un taller pagados con un salario más bajo que los obreros suecos, sirvió a los sindicatos para orquestar una gigantesca campaña ampliamente utilizada por la burguesía, dentro y fuera de este país. En nombre de la “solidaridad” y el “rechazo de la discriminación entre los trabajadores”, el bloqueo de la obra por varias federaciones de sindicatos, con la consigna “¡Go home!” terminó por privar de su salario a los obreros letones, obligados a renunciar, y desembocó en una vasta movilización nacional para reunir a los obreros tras los poderes públicos, el gobierno socialdemócrata y los sindicatos por la “protección del modelo social sueco” y la defensa del ¡“código de trabajo, nuestra seguridad”¡ Esta experiencia no muestra más que una cosa: se encierra al proletariado, fracción por fracción en la defensa de “sus” condiciones de explotación en el seno de cada nación capitalista, al segmentarlo en entidades opuestas y en competencia. Buscando atrapar a la clase obrera en el marco de la defensa del capital nacional y su terreno nacionalista, la burguesía se consagra en oponer entre sí a los proletarios y prohibirles toda posibilidad de unidad y solidaridad obrera más allá de las fronteras.
La cuestión de la solidaridad posee ya una forma concreta, cuando los patrones ponen en competencia a los obreros de los diferentes sitios geográficos de una misma empresa, por medio de las deslocalizaciones.
La solidaridad obrera está necesariamente destinada a tomar una dimensión primordial en el porvenir de la lucha de clases. Así, en todos los países de origen, como los de destino de las deslocalizaciones, ninguna fracción del proletariado queda atrás de la actual retoma de las luchas que provoca la crisis económica en las cuatro esquinas del planeta. Nuestra prensa ya ha dado fe de luchas obreras en India (Ver nuestro sitio internet), en Dubai o en Bangladesh (RM No.______). En China también se desarrolla un número creciente de luchas obreras que “Hoy han ganado hoy al sector privado y las fábricas de la China costera que se dedican a la exportación. Fábricas contratadas por sociedades extranjeras gracias a una mano de obra numerosa y dócil. (…) porque los obreros, sobre todo las nuevas generaciones son cada vez más concientes de sus derechos. También han alcanzado un punto donde la situación ya no es aceptable”[2] [304]. En Vietnam, a finales del 2005 e inicios del 2006, el país fue sacudido durante varios meses por una oleada de huelgas espontáneas emprendidas fuera de todo control sindical e implicando más de 40 mil obreros de zonas francesas de Saigón y regiones interiores. “El conflicto sobre los salarios y condiciones de trabajo comenzó en diciembre en Vietnam (…) donde docenas de compañías extranjeras instalaron fábricas para sacar provecho de la enorme masa de mano de obra a bajo costo. (…)Esta oleada de huelgas espontáneas, consideradas como la peor desde el fin de la guerra de Vietnam (…) comenzó hace ya casi tres meses principalmente en las fábricas con capitales extranjeros situadas en la periferia sur de Saigón”[3] [305] Se encuentran las mismas tendencias que caracterizan las luchas obreras actuales que ubican en su centro la cuestión de la solidaridad obrera e implica simultáneamente a decenas de millares de obreros de todos los sectores. A partir del fin de diciembre “los paros se han sucedido durante más de un mes y se endurecieron luego de un paro de trabajo de 18 mil asalariados, con Freestend, una firma taiwanesa donde se fabrican zapatos para marcas como Nike y Adidas”[4] [306]. El 4 de enero, “en la región de Linh Xuat, provincia de Thuc Duc, once mil empleados de seis fábricas se fueron a huelga para exigir un aumento de salario. En los días siguientes, estas huelgas ganaron a las fábricas de Hai Vinh y Chutex. El mismo día, cinco mil empleados de la sociedad Kollan & Hugo se unieron a la huelga para demandar que los salarios mínimos sean aumentados. (…)A la sociedad Latex, los 2 340 empleados se fueron a huelga en solidaridad con la de Kollan y demandaban un aumento de 30% para los salarios más bajos. Estos obreros se dirigieron a la sociedad Danu Vina, invitando a los miembros del personal a unirse a su huelga. El 4 de enero, los trabajadores vietnamitas de la plantación Grawn Timbres Ltd, en la provincia de Binh Duong, cerca de Saigón se manifestaron contra la reducción súbita de salarios sin previo aviso ni explicación. El mismo día miles de empleados de la empresa Hai Vinh, Chutex, situada en la misma región industrial que la plantación Grawn Timbres Ltd se van a huelga para protestar contra los salarios. El 9 de enero las huelgas en estas regiones continua. En el suburbio de Saigón estallan cuatro nuevas huelgas en las cuales participan miles de trabajadores”[5] [307]. En el mundo capitalista, la competencia constituye la raíz de las relaciones sociales y la burguesía la aprovecha para dividir y debilitar al proletariado. Este no puede desarrollar su propia fuerza más que oponiendo a la competencia ambiente su principio de solidaridad de clase. Solo esta solidaridad permite el desarrollo de la lucha obrera como verdadero medio de enfrentarse al Estado y como base del proyecto de sociedad alternativa a este mundo del cada uno para sí: la sociedad sin clases, la del comunismo. Esta solidaridad no puede evidentemente concebirse más que en el plano internacional. En la sociedad actual, la clase obrera, es la única clase apta para desarrollar una solidaridad a escala mundial. Además, muy rápidamente el movimiento obrero ha sabido afirmar su carácter internacional. Así, en la época de Marx, una de las razones inmediatas que condujeron a la fundación de la Internacional fue la necesidad para los obreros ingleses de coordinar su lucha con los de Francia, de donde los patrones trataron de hacer venir rompehuelgas. “la crisis económica acentuó los antagonismos sociales, y las huelgas se sucedieron en todos los países de Europa Occidental. (…) En muchos casos, (la Internacional) logró impedir la introducción de rompehuelgas de huelgas extranjeras, y allí donde los obreros extranjeros, en su ignorancia de las condiciones locales, hacían oficio de rompehuelgas, les llevó muchas veces a practicar la solidaridad. En otros casos, organizó suscripciones para apoyar a los huelguistas. Esto no solamente daba a los huelguista un apoyo moral, sino también provocaba con los patronos un verdadero pánico: no estaban ante un asunto de “sus” obreros, sino ante una potencia nueva y siniestra, disponiendo de una organización internacional”[6] [308]. El proletariado nunca es tan fuerte como cuando se afirma ante la burguesía como fuerza unida e internacional.
Scott, julio de 2006.
[1] [309] L´Expansión, 13 de febrero, 2004.
[2] [310] Le Monde, 14 de octubre del 2005.
[3] [311] Dépéche AFP del 15 de marzo, 2006.
[4] [312] Courier International No. 796.
[5] [313] “Huelgas masivas en Vietnam por obtener salarios decentes” en Viettan.org. “En breve, el gobierno compró la paz social imponiendo a las firmas extranjeras, sobrerrepresentadas en Vietnam, un aumento de 40% del salario de sus obreros. Pero 40 % no es la gran cosa: alrededor de 870,000 dongs, o sea 45 euros mensuales para las maniobras empleadas por las firmas extranjeras y la mitad menos para los que trabajan en las industrias locales. Una recuperación insignificante a pesar de un crecimiento fulgurante, el salario mínimo no había cambiado desde hacía…siete años”.(Marianne núm. 470 del 22 de abril, 2006).
[6] [314] B. Nikolaïevski, O. Maenchen-Helfen, La Vida de Karl Marx, NRF, Gallimard, p. 317.
Del 11 al 16 de septiembre se llevó a cabo en La Habana la XIV Cumbre de los países no alineados. Este Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) intenta hoy aglutinar el descontento mundial contra los EUA convirtiéndose así en un verdadero nido de tiburones cuyo único lazo de unión es la impugnación contra la burguesía norteamericana.
El MNOAL surgió en 1955 en Indonesia (Bandung) agrupando a países de África y Asia. Las burguesías de estas regiones trataban de buscar una “independencia” con respecto a los bloques imperialistas salidos de la Segunda Guerra Mundial: el bloque occidental regenteado por los EUA y el bloque “socialista” capitaneado por la URSS. Su objetivo era justamente “no alinearse” y tratar de mantener su “independencia”. Desde su origen tal “independencia” se mostraba más como un discurso que una realidad. Un eje en su fundación fue su principio “antiimperialista” lo cual condujo a sus integrantes a coquetear con la política “antiimperialista” del bloque soviético, tal fue el caso del árabe Nasser, del indio Nehru, de Sukarno en Indonesia y la posición “critica” de Tito en Yugoslavia. Cabe recordar que la Cuba de Castro fue el único país latinoamericano que participó a la fundación de ese movimiento.
La historia del siglo pasado ha demostrado con sangre el significado de la llamada “independencia” y de su expresión más radical: la “liberación nacional”. Cada vez que una burguesía regional trataba de zafarse de la dominación de una gran potencia era para caer irremediablemente en manos de otra. Por ejemplo, a finales de los 50 y principios de los 60, Cuba escapó a la tutela norteamericana pero sólo para pasar a formar parte de los peones soviéticos. Cada lucha de liberación nacional representó un escenario donde los bloques de entonces peleaban a muerte por el dominio mientras que la población y los trabajadores eran utilizados como simple carne de cañón.
El MNOAL fue el complemento ideal de aquella teoría maoísta de “los Tres mundos” (el mundo formado por las grandes potencias “imperialistas”, el de los capitalista industrializados pero “dominados políticamente” y el “tercer mundo” formado por “colonias y países pobres”), en realidad, era la expresión de las burguesías menores de la periferia del capitalismo en sus intentos vanos por tratar de no ser engullidos por los bloques que dominaban la escena mundial. El hecho de que este Movimiento se reivindique de la Carta de los principios de la ONU nos da una idea de tal independencia.
La “neutralidad” de los “no alineados” es y ha sido una mistificación. Aunque rechazaban el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el Pacto de Varsovia, sus gimoteos por el desarme nuclear expresaba más bien la frustración y la importancia de una burguesía que había sido excluida de las posibilidades de disputar el control mundial. Una vez que los bloques imperialistas surgidos de la Segunda guerra mundial se derrumbaron con la caída del Muro de Berlín en 1989, los “no alineados” quedaron “sin línea”. Ha sido la evolución de los EUA como gendarme mundial y representante del capitalismo internacional con sus “guerras preventivas” y su hegemonía lo que ha despertado de nuevo los pataleos de los pequeños tiburones imperialistas de la periferia. Parece que oponerse a Washington es un interés “común”, pero es un interés completamente opuesto al del proletariado y que esconde las ambiciones de burguesías regionales tipo Chávez en Venezuela, Irán en medio Oriente y que son vistas con simpatías por una burguesía europea que rivaliza a muerte con los EUA. El MNOAL sigue siendo, con las diferencias del contexto histórico, un instrumento de las rivalidades imperialista entre las grandes potencias. Más allá del discurso “neutral” las burguesías periféricas continúan girando alrededor de los intereses de las burguesías de los países centrales. Los discursos por los “derechos humanos”, contra la pobreza y demás linduras son otros tantos taparrabos ideológicos para esconder las verdaderas ambiciones imperialistas de las burguesías enanas de las llamadas “economías emergentes”.
XIV Cumbre de MNOAL: eje de la contestación contra los EUA
El telón de fondo de esta cumbre es la enfermedad de Fidel Castro y las bravatas de Hugo Chávez de Venezuela. Lo que a ambos los une no es, desde luego, un supuesto marxismo o los “ideales del comunismo”, lo que los une es una oposición a la dominación de la burguesía norteamericana en la región. Esta impugnación ha orillado a la burguesía venezolana, por ejemplo, a apoyar las causa de la “independencia nuclear” de Irán, del “Estado palestino”, etc. No es casual que esta Cumbre haya declarado su rechazo a las “guerras preventivas, las cárceles secretas y la invasiones a otros países”, para nadie es un secreto que este tipo de declaraciones tienen un destinatario: los Estados Unidos.
Es evidente que Fidel Castro goza de una “reputación antiyanqui” y los estertores de su muerte no hacen sino reavivar su aureola de “luchador”. Hay que afirmar claramente que esa oposición a la burguesía norteamericana no significa que Fidel Castro represente intereses de los trabajadores. Todo el izquierdismo se apresura a asimilar siempre la oposición a los EUA como una posición proletaria lo cual es completamente falso. Las denuncias al “imperialismo yanqui” siempre se han cuidado de no incluir a los imperialismos de otros lugares del planeta. Imperialista es la burguesía americana, europea asiática o latinoamericana. Como señalara Rosa Luxemburgo, “La política imperialista no es obra de un país o de un grupo de países. Es el producto de la evolución mundial del capitalismo (…) Es un fenómeno internacional (…) y al cual ningún Estado podrá sustraerse.” (La crisis de la socialdemocracia)
Finalmente, las bravuconadas de Chávez en la ONU tratando a Bush como un “demonio” refleja, por un lado, la vacuidad de argumentos de una burguesía sin futuro y, por otro lado, es la repetición del viejo discurso ideológico de la burguesía mundial que concentra en un individuo la responsabilidad de la guerra o de la crisis económica para evitar cualquier reflexión sobre las causas reales de la quiebra de este modo de producción. Todos los intelectuales del planeta junto con sus corifeos del izquierdismo teorizan la existencia de un “nuevo imperio” encabezado por los EUA y si bien ya no existen los bloques sí habría una causa común: “oponerse al imperio”. Sin embargo, esta oposición no rebasa el límite reaccionario de abogar por una “democratización mundial”, es decir, ¡nada de acabar con el capitalismo!... simplemente se trae a colación el viejo refrito de “humanizar la explotación”. Las declaraciones de “solidaridad internacional y apertura hacia el multilateralismo” por parte de el MNOAL es sólo un aderezo ideológico para engañar a los trabajadores del mundo en cuanto a las verdaderas intenciones de las burguesías agrupadas en ese costal de gatos.
Una crisis del liderazgo norteamericano
La crisis en el Medio Oriente por la que atraviesa la burguesía de los Estados Unidos como lo es el atolladero sangriento en Irak y el reciente fiasco en el Líbano así como las dificultades para meter en cintura a la burguesía iraní, no hace sino alimentar las veleidades de los otros buitres imperialistas, aunque más pequeños, agrupados en un organismo cuya única razón de ser es atizar la contestación al poderío norteamericano. Madeleine Albright, secretaria de Estado de Hill Clinton, ya decía en su momento que “el recelo hacia los EEUU aumentó en forma constante en Europa en los últimos 10 años, mientras el sentimiento anti-EEUU domina en el mundo árabe. La credibilidad de los EEUU se está hundiendo”. La administración de George Bush no sólo ha confirmado esta perspectiva sino que la ha ampliado a límites que el capital norteamericano no había conocido.
Ni Chávez ni Castro representan los intereses de los oprimidos, ellos representan los intereses de unas burguesías incómodas con la supremacía norteamericana en la región, burguesías cuyas pretensiones imperialistas tratan de hacerse un hueco en medio de las tensiones burguesas a nivel mundial.
Para la clase obrera debe ser claro que en ese tipo de organizaciones de la burguesía (MNOAL) no hay ilusiones que albergar. Por más que hablen contra la pobreza o contra la tiranía, tales discursos tratan de ganar las simpatías de los explotados a costa de inocularles la venenosa ilusión de que el capitalismo se pude “mejorar”, que el capitalismo podría tomar un rostro “humano y justo”. Lo que siempre ocultan esos discursos es que el sistema decadente y avanzando en su fase de descomposición, están llevando a la humanidad a un abismo mortal. Tales organismos son pilares del capitalismo y la revolución proletaria mundial tendrá que barrer con ellos.
Dan/6-10-06
Una de las consecuencias dramáticas de la contrarrevolución que ahogó en sangre la revolución de octubre de 1917, fue el aislamiento completo en que quedó el puñado de revolucionarios en la URSS que sobrevivieron a los gulag (siglas en ruso de la administración de los campos de concentración que el régimen estalinista había sembrado por toda la geografía de la URSS y, por extensión, los campos mismos) [315]y a las redadas de la GPU y del KGB (policía política y servicios de Seguridad del Estado en la extinta URSS), que también lograron incluso enterrar las contribuciones de la Izquierda comunista rusa. Cuando se hundió la URSS se empezó a levantar la pesada losa impuesta por la burguesía estalinista. Era pues importante que los revolucionarios de occidente y en los países de la extinta URSS intentaran volver a estrechar lazos para intercambiar sus experiencias e ideas, de manera que los revolucionarios de esos países puedan volver a encontrar el lugar que les corresponde en el medio político proletario internacional. Por eso es por lo que la CCI participa desde 1996 en las conferencias organizadas en Moscú (y en Kiev en 2005) por el grupo Praxis, y ha establecido un trabajo regular de correspondencia con varios grupos y contactos en Rusia y Ucrania. Ya hemos publicado varios artículos sobre esta correspondencia en nuestra página web en ruso. Acabamos también de sacar en ruso la última de las publicaciones impresas de la CCI (Internacionalismo, en ruso, ver imagen) para facilitar los intercambios de ideas especialmente con los compañeros que no tienen acceso a Internet.
Los conflictos postelectorales alimentados, promovidos y financiados por fracciones de la misma burguesía han dado lugar a toda clase de especulaciones. Hoy abordaremos una particularmente mistificadora y que corre a cargo del izquierdismo radical (principalmente de diversos grupos trotskistas) y que consiste en hacernos creer que estaríamos en una situación revolucionaria, con soviets, con situaciones de doble poder –características de la revolución proletaria– y al borde de que los trabajadores tomen el poder. Es lamentable que no sea así, pero al afirmarlo expanden la confusión y empujan a los trabajadores a guardar esperanzas en acciones claramente alejados de su control, y bajo el dominio de la burguesía.
Iniciemos con una afirmación expuesta en un volante del trotskista “El Militante”[1 [317]]: “La descomposición sin precedentes del aparato del estado es uno de los síntomas más claros de que estamos en la puerta de un proceso abiertamente revolucionario. El elemento más importante (…) es la disposición de lucha de las masas y la voluntad de llevar esta lucha hasta el final, sólo hace falta que esa voluntad de lucha se encauce hacia la toma del poder por los trabajadores y la destrucción total del aparato de estado burgués; es por ello que el programa, la estrategia y la táctica que determine la Convención nacional Democrática (CND) serán determinantes para el futuro del movimiento” (el subrayado es nuestro).
Ante ello es necesario aclarar que el desarrollo de una enorme combatividad o voluntad no significa que haya una conciencia clara de qué hacer y a dónde ir. Combatividad y conciencia no están necesariamente unidas en el desarrollo de luchas, es por ello que muchas de esas expresiones acaban en revueltas sin perspectiva. La combatividad y la conciencia tienden a unirse en la medida en que una situación revolucionaria mundial se empieza a dibujar en el horizonte. La revolución será una obra ante todo conciente. Pero además hay que marcar que esa “voluntad de lucha” está sometida a las orientaciones de una fracción de la burguesía, porque la CND es una defensora de la democracia, del Estado y, desde luego, no cuestiona ni cuestionará un ápice la dictadura del capital sobre el trabajo.
Los trabajadores y las masas no explotadoras atrapadas en la enorme ilusión del circo electoral tienen muchas dificultades para ubicar el rumbo a tomar, para decidir a dónde ir, por eso cuando El Militante afirma que “estamos en la puerta de un proceso abiertamente revolucionario” busca crear un falso ánimo entre los trabajadores para desarmarlos y entregarlos así al control de la fracción burguesa a la que representa Obrador, el PRD y la CND.
Una situación similar de confusión se expone también en torno a lo que ocurre en Oaxaca. La demanda de rezonificación del magisterio de Oaxaca fue enterrada después del 14 de junio bajo el pretexto de que el enemigo central era el gobernador, sin embargo la demanda de caída del gobernador Ulises Ruiz aunque aglutina (fundamentalmente a sectores sociales como indígenas, comerciantes y pequeñoburguéses) diluye la demanda de la defensa de las condiciones de vida de los trabajadores y más aún la somete a una vana esperanza de que el cambio de un personaje o funcionario puede cambiar la situación de explotación y miseria que viven. Sin duda entre los trabajadores presentes en la APPO, a pesar de ser opacados por las acciones desesperadas de las clases y estamentos medios que congrega, expone un sentimiento sincero y una disposición al combate, empero su fuerza es desviada y desvirtuada.
Ante estos hechos otro grupo trotskista, la Liga de trabajadores por el socialismo-Contracorriente (LIT-CC), en su periódico “Estrategia Obrera” nº 53 (16-09-2006) cumple su papel de instrumento de confusión. A pesar que denuncia al PRD termina llevando agua al molino de la burguesía: “…la combinación de una fuerte crisis en las alturas, la existencia de un movimiento democrático de masas y la comuna de Oaxaca, abren una situación prerrevolucionaria, que puede ser preámbulo de la segunda revolución mexicana, obrera y socialista”.
Dejemos para otra ocasión la denuncia de la “revolución mexicana”. Por ahora nos interesa demostrar que la famosa premisa de Lenin cuando caracteriza a una situación revolucionaria: “los de arriba ya no pueden gobernar”, nada tiene que ver con lo que estamos viviendo en Oaxaca, en donde efectivamente hay un proceso de radicalización, pero que se expresa como acciones desesperadas, sin tener más objetivo que el de sacar del gobierno al sátrapa Ulises Ruiz. En ese mismo sentido, llamar “Comuna de Oaxaca”, aparece como una frase demagógica con el único objetivo de confundir a los trabajadores pues está totalmente fuera de la realidad, no sólo porque las manifestaciones son dominadas por una masa en la que el proletariado se encuentra sometido tanto en los objetivos como en las decisiones, sino además porque justamente la Comuna de París legó una gran lección al movimiento obrero, y que el marxismo siempre ha defendido: no se trata de “conquistar” la maquina estatal sino de destruirla de arriba abajo, y pedir la destitución de Ulises Ruíz está muy lejos de plantearse la “destrucción” del Estado. Por eso decir que en Oaxaca hay una “Comuna” no es simple imprecisión histórica, es una forma alevosa de darle un tinte proletario a un movimiento que está completamente fuera del terreno de la clase obrera.
Para otro grupo troskista, Germinal (España) la APPO es “el embrión del posible estado obrero[2 [318]], el organismo de naturaleza soviética más desarrollado que se ha visto en muchas décadas en todo el planeta” (documento del 13-09-06). Esta afirmación no sólo es exagerada sino falsa, no es un error por “ignorancia”, es una deformación malintencionada para que los trabajadores vean un soviet donde hay un frente interclasista. Un soviet o consejo obrero es una organización que se gesta en periodo prerrevolucionario o directamente revolucionario, en ellos participan todos los trabajadores, sus asambleas son el alma de la vida de la insurrección, sus delegados son elegibles y revocables. En la APPO se han enquistado los “líderes” de conocida cercanía con las estructuras de poder (como los voceros de la APPO: Rogelio Pensamiento, conocido por sus relaciones con personeros del PRI, el ex diputado de PRD, Flavio Sosa o el sindicalista del SNTE, Rueda Pacheco, del que se sabe recibió durante mucho tiempo “apoyos económicos” del mismo gobierno de Ulises Ruíz). Pero además, si vemos la composición del tal “soviet” veremos que, como lo constata la primera acta de la APPO, ésta se constituyó con 79 organizaciones sociales, 5 sindicatos y 10 representantes de escuelas y padres de familia. Esa amalgama permite la expresión de todo, menos la independencia y la autonomía del proletariado.
Ese “soviet” o “comuna” del que hablan los trotskistas no se distingue, en su práctica de las decisiones tomadas por cualquier organismo preocupado por la buena marcha de los negocios capitalistas, el mismo grupo Germinal lo señala y es el primero en aplaudirlo: “se ha creado una policía municipal propia (el ‘cuerpo de topiles’)” y “el 3 de septiembre, al tiempo que aprobó convocar la construcción de asambleas populares en todos los estados de México, decidió: (…) que en los bandos se contemple la reactivación de la economía, seguridad ciudadana, limpieza y embellecimiento de la ciudad, bando para el transporte urbano y suburbano, bando para atraer al turismo y un bando para la convivencia armónica” (el subrayado es nuestro). Estos son los hechos que lleva a que afirmen que es lo “más desarrollado que se ha visto en muchas décadas en todo el planeta”, es decir, ¡la defensa pura y simple de un mejor funcionamiento económico, político y social del capitalismo!
El descontento en Oaxaca es real, los maestros están en la miseria al igual que millones de sus hermanos de clase en el resto del país y del mundo, pero su descontento ha sido desviado y sometido, por eso la APPO no muestra lo que hay que hacer sino más bien lo que no debemos imitar. La autonomía del proletariado sigue siendo un problema en busca de solución.
Marsan. 10-10-06
[1] [319] Este grupo se hace llamar “voz marxista de los trabajadores”, aunque no tiene empacho en denominarse corriente “cofundadora del Partido de la Revolución Democrática”
[2] [320] Añadimos sólo de paso que para la CCI “Estado obrero” es un contrasentido. Los obreros tendrán que destruir el estado y no bastará con agregarle el apellido “obrero” para cambiar su naturaleza. Véase nuestro folleto “El Estado del periodo de transición”, disponible sólo en francés.
Luego de la implosión del bloque imperialista comandado por la URSS a fines de la década de los 80, los grupos de la izquierda del capital se esforzaban por desmarcarse de sus posturas reivindicativas de Stalin, la misma burguesía realizó una ardua campaña sobre la “muerte del comunismo” basada en la absurda igualación del estalinismo con el marxismo, sin embargo esa campaña se ha deslavado, y su efecto de confusión en las filas de la clase obrera ha disminuido, no obstante el empeño de la clase dominante por denigrar al marxismo la conduce a reciclar o “modernizar” al estalinismo y empujar así a su “renacimiento”, creando incluso presentaciones con matices para cada caso. En su versión más light se encuentran grupos que esconden un poco su pasado estalinista como Refundazione Comunista (Italia) y que son puestos ahora como ejemplo de la “izquierda moderna”, otras presentaciones son más “cómicas”, tienen un estilo religioso, de alabanzas y mentiras, con presencia fundamental a través de Internet, como el Foro: “Movimiento Stalin Vive”, pero la forma más burda y grotesca es la que representan las viejas estructuras estalinistas que escondidas bajo la denominación de “marxistas-leninistas” pretenden borrar la historia y colar nuevamente al estalinismo como una corriente proletaria.
En las manifestaciones que se han realizado por Marcos en torno a la “6ª declaración” y en los actos realizados por la APPO, hemos visto como telón de fondo la foto de Stalin, seguida de las de Marx, Engels y Lenin, con lo que intentan los estalinistas del PCMm-l, meter de contrabando la idea de que hay una continuidad histórica entre Stalin y el marxismo. En ningún momento hemos visto que la APPO o Marcos se incomoden por tal escenografía, en particular la actitud de Marcos, tan “burlón” de lo que representa el marxismo, parece no incomodarle en absoluto el mensaje de las imágenes, por el contrario, (a pesar de las “protestas” de sus seguidores trotskistas[1] [321] le permite mostrar su “tolerancia y apertura”... hacia todo aquello que denigre al marxismo[2] [322].
De la misma forma, en una pretendida reflexión histórica, el maoísta Partido Comunista Revolucionario (PCR) de EUA, expone así el significado de Stalin: “A Stalin lo han demonizado espantosamente, lo cual no ayuda a captar su verdadero papel histórico ni los grandes logros de la Unión Soviética... Stalin dirigió las luchas para colectivizar la agricultura y socializar la industria... Stalin dirigió la lucha contra todo eso, pero también tuvo deficiencias muy grandes. En los años 1930, cuando la revolución se encontraba en una situación de mayores presiones, recurrió más y más a medidas administrativas en vez de apoyarse en la actividad consciente de las masas. Era necesario suprimir a las fuerzas contrarrevolucionarias, pero ante las crecientes amenazas, Stalin reprimió a gente que simplemente planteó desacuerdos o disentimiento.”
Pero su método de comprensión de la historia lo sintetizan así: “Bob Avakian (dirigente del PCR, al que ellos llaman “nuestro presidente”) señala que si la burguesía defiende a Madison y Jefferson —figuras centrales de la Independencia (una revolución burguesa) que eran dueños de esclavos— los revolucionarios debemos defender a Stalin y a la vez criticar sus errores y aprender de ellos.” (Revolución 64, 8-10-2006). Este argumento es el mismo de Sendero Luminoso (Perú) que, usando una precisión matemática (heredada de Mao), asegura que el 70% de lo realizado por Stalin fue correcto[3] [323]. Pero el estalinismo ni tiene conexión histórica con el marxismo, ni es una corriente proletaria, es la corriente política que expresa la degeneración de la revolución y del partido bolchevique, por lo que no hay nada reivindicable en ella.
El pragmatismo de la burguesía que envuelve con un velo la realidad y juzga sin más parámetro que lo “utilitario”, no sirve para analizar el significado del estalinismo. Esta visión pragmática repetida por el estalinismo parece plantear: Si el socialismo en un solo país funcionó y Stalin condujo a “ganar” la guerra, entonces, es “bueno” y está en continuidad con el marxismo, no importa que medios usó, ni que representó materialmente esa actuación; todo lo resume al principio jesuita: “el fin justifica los medios”, y a la medición “bueno o malo”. Trotsky, en “Su moral y la nuestra”, explica como el pensamiento burgués, recurriendo al pragmatismo establece analogías como las que hace el estalinismo para igualar a Stalin con Marx o Lenin: “El rasgo fundamental de esas asimilaciones e identificaciones lo constituye el ignorar completamente la base material de las diversas tendencias, es decir, su naturaleza de clase, y por eso mismo su papel histórico objetivo. En lugar de eso, se valoran y clasifican las distintas tendencias según cualquier indicio exterior y secundario... Así, para el papa romano, los francmasones, los darwinistas, los marxistas y los anarquistas son gemelos, puesto que todos por igual niegan sacrílegamente la Inmaculada...” (El subrayado es nuestro).
De manera que para entender el papel que Stalin tiene en la historia, no podemos (como lo hace el PCR o Sendero) asirnos al pensamiento burgués, no basta tampoco establecer un juicio solamente de su conducta individual sin ver las conexiones históricas presentes en ese momento.
De esta manera, no podemos dejar de señalar que el carácter de aventurero político de Stalin, su ambición y orgullo desmedido marca sin duda su comportamiento, sin embargo criaturas como él, pueden emerger y extender el terror cuando hay las condiciones materiales particulares, que en este caso es la derrota de la revolución. Esto quiere decir que no es la presencia y actuación sanguinaria de Stalin la que condujo a esta derrota, sino que es la derrota lo que permitió su hegemonía. El estalinismo tan sólo dio cuerpo a la contrarrevolución, que se expresa de manera fundamental a través de las “tesis del socialismo en un solo país” (1925), en el ataque y la persecución feroz en contra de los militantes revolucionarios y en el sometimiento del partido bolchevique (y la III Internacional) a la defensa de los intereses nacionales de la “patria socialista” rusa. Estos hechos representan el abandono total del marxismo.
Ante la oleada revolucionaria extendiéndose por diversas partes del planeta, la burguesía mundial respondió reprimiendo con gran ferocidad, colocando así un “cordón sanitario” en torno a la revolución encabezada por el proletariado ruso, deteniendo la extensión de la revolución y derrotando así al proletariado mundial. Ante el aislamiento de la revolución, la clase obrera no pudo conservar su dictadura revolucionaria: el poder de los soviets es destruido y el partido bolchevique, otrora instrumento de la revolución, degenera transformándose en un partido de Estado. Así, lo que impone Stalin y su camarilla no es un “Estado obrero degenerado” como repite el trotskismo[4] [324], sino un Estado encargado de cumplir la explotación y por tanto la extracción de plusvalía, representando, por ello, la nueva forma de la burguesía. Así mismo, la persecución, exilio, prisión y ejecución de los militantes comunistas que las grandes democracias y el fascismo llevara a cabo, son repetidas, con igual saña por el estalinismo, revelando su naturaleza contrarrevolucionaria.
Ya en 1919, el grupo Centralismo Democrático, liderado por Ossinky, Smirnov y Sapranov, había comenzado a alertar contra el “marchitamiento” de los Soviets. En 1923, el Grupo Obrero, encabezado por Miasnikov expone importantes críticas y revela la dificultad de permitir que el partido bolchevique se transformara en un partido de Estado, sin embargo es la derrota de la oleada revolucionaria (que muestra sus últimas expresiones en la huelga general de Gran Bretaña, en 1926 y la revuelta de Shangai de 1927) lo que permite que la contrarrevolución imponga su dominio, y las democracias, el nazi-fascismo y el estalinismo extiendan un periodo de sometimiento y terror en contra de la clase obrera.
Un aspecto que favoreció la extensión de la confusión y de la contrarrevolución, fue el aprovechamiento que hizo Stalin del prestigio de Lenin; era necesario para imponer más fácilmente su poder el presentarse como continuador de Lenin y defensor de los principios marxistas, para ello suele usar una fórmula a la que recurre en cada discurso consistente en denominarse “marxista-leninista”, es sobre esta creación fantasmal que falsificará la historia. El hecho más escandaloso, es la afirmación de que las tesis del “socialismo en un solo país” son producto del desarrollo del marxismo.
Stalin en “Cuestiones del leninismo”, afirmó que el leninismo era el marxismo de la época imperialista, y la fuerza política que asumía al interno del partido le permitió decretarse como el “verdadero” interprete de Lenin, de forma que cualquier aberración que afirmara la presentaba como una deducción “leninista”, así fuera el abandono del principio internacionalista, la defensa de la economía nacional, los crímenes contra viejos militantes bolcheviques, la imposición de mayores ritmos de trabajo o su alianza con otras fuerzas imperialistas. Con esta falsificación total del marxismo refuerza el sometimiento de la clase obrera y abre (desde los 30 y hasta 1968) una era negra de contrarrevolución. Son estas aberraciones lo que los denominados “marxistas-leninistas” pretenden revivir.
Hipócritamente las grandes democracias critican los crímenes de Stalin, sin embargo cuando lo hacen pretenden hacer la identidad con el marxismo y por ese conducto vomitar todo su odio contra el proletariado. Para el burgués “crítico” no existe diferencia entre marxismo y estalinismo, empero los trabajadores no pueden olvidar que si el capitalismo de Estado en su versión estalinista (del que podemos ver en Cuba sus últimos reductos) se fundó en la posibilidad del “socialismo en un solo país”, el marxismo defiende el principio internacionalista, resumido por Engels en 1847: “… la revolución comunista no será una revolución puramente nacional sino que se producirá simultáneamente en todos los países (…) Es una revolución universal y tendrá, por eso un ámbito universal.”
Cuando la burguesía critica a Stalin, olvida mencionar que la democracia y el estalinismo se dieron la mano al participar en la 2ª Guerra Mundial, y en la defensa de “la patria socialista”, lo que muestra abiertamente el papel que jugó Stalin como representante de una fuerza imperialista en la disputa internacional.
Antes la burguesía internacional había visto en Stalin a su igual cuando en 1934 es aceptada la URSS en la Sociedad de las Nacional (antecedente de la ONU), la misma organización a la que Lenin había llamado “pandilla de ladrones”. Los trabajadores no deben de olvidar que fueron los Estados democráticos los que aplaudieron la faena represiva de Stalin en contra de los revolucionarios y hoy esconden que fueron “honorables” miembros de la democrática “Liga de los derechos del hombre” (con sede en Francia) los que “certificaron” la “legalidad” de las purgas y procesos en contra de los bolcheviques[5] [325], por todo ello, la tradición proletaria y los combates de los trabajadores no tiene ninguna herencia en el estalinismo, por el contrario, el estalinismo en todas sus variantes (maoísmo, guevarismo, castrismo...) no es sino un instrumentos del capital.
Tatlin/15-0ctubre-2006
[1] [326] Este hecho lo ha tratado Edgar Sánchez (ex diputado por el PRD y dirigente del trotskista PRT), no obstante al pretender mostrar que no hay continuidad entre Stalin y Lenin, concluye que hay una relación entre lo defendido por Lenin y los planteamientos del EZLN (ver Bandera Socialista 22). Ni aún tomando los desarrollos más endebles de Lenin, alguien, con un mínimo de honestidad intelectual, podría compararlo con el EZLN.
[2] [327] . Hay que tomar en cuenta también que el EZLN proviene del grupo denominado Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), defensores febriles de Fidel Castro, no es raro que el mismo Marcos en su tour por Sinaloa hace unas semanas rindiera “homenaje” a la llamada “revolución” cubana.
[3] [328] En “Entrevista al Presidente Gonzalo” (líder preso de Sendero) se dice: “Del camarada Stalin mucho se habla y se le ataca pero es lamentable que otros también lo hagan, imputándole multitud de errores y denigrándolo. Creemos que el camarada Stalin es un gran marxista-leninista. Lo que el Presidente Mao dijera de él es correcto, erró en un 30 por ciento y la raíz de ese error estuvo en sus limitaciones del manejo de la dialéctica; pero nadie puede negar su condición de gran marxista...”.
[4] [329] Una divergencia fundamental entre Trotsky y la Izquierda Comunista Rusa es que mientras el primero iba a permanecer toda su vida atado a la noción de la defensa de la URSS, reconociendo una condición proletaria en el estalinismo, los comunistas de izquierda vieron que el triunfo del estalinismo –incluso con sus giros de “izquierda”– era el triunfo de la clase enemiga e implicaba la necesidad de una nueva revolución (no sólo política).
Conforme se
acerca la fecha de las elecciones el circo se reaviva cada vez más, por todos
los rincones del país, a todas horas las cantaletas de los cinco candidatos a
presidente se desbocan prometiendo hacer felices a todo mundo con la única
condición de que votemos por ellos. El Estado de la burguesía sigue gastando
miles y miles de millones en una campaña tan ensordecedora como inmunda con el
único objetivo de enganchar al proletariado a la ilusión de que el voto es el
único mecanismo para conseguir mejores condiciones de vida y de trabajo. Así
es, aún si esta borrachera democrática afecta también a la burguesía y a la
pequeña burguesía, lo cierto es que su principal destinatario, como lo hemos venido
denunciando en esta serie, es la clase trabajadora; la cual requiere comprender
cómo funcionan los mecanismos democráticos de la burguesía que la maniatan
impidiéndole desplegar su propia alternativa de lucha contra la explotación
capitalista.
¿Qué ideología mistifica la democracia electoral?: escondiendo el hecho de que la democracia es la forma que adopta su dictadura estatal para garantizar la dominación violenta de una minoría sobre la mayoría, la burguesía presupone una población de cierta manera homogénea en cuanto a que todos los ciudadanos tienen la capacidad de decidir e incidir en los asuntos del gobierno el cual sería imparcial y además de que los explotados pueden hacer valer sus intereses a través de este aparato; su ideología liberal de los derechos humanos destaca siempre esta ilusión para tratar de convencer acerca de la validez universal de la sacrosanta democracia representativa moderna. La famosa fórmula de ‘Un hombre un voto’ presupone a cada individuo en igualdad de circunstancias. Los capitalistas conocen muy bien las ventajas de este sistema y a todo lo largo de la historia del capitalismo lo han hecho todo para generalizar los mecanismos de elecciones y de parlamentos a todos los niveles de la sociedad para acostumbrar a la clase obrera a gestionar sus intereses como clase mediante los propios métodos de sus explotadores. El arraigo profundo de la ideología democrática en los trabajadores representa un obstáculo importante para el desarrollo de su propia conciencia como clase acerca de sus propios métodos de lucha. La burguesía se encarga a diario de recordarles que la situación de explotación y miseria cotidiana que viven es validada por el voto de la “mayoría del pueblo” que cívicamente acudió a las urnas y que, además, deberían esforzarse todavía más en el trabajo y en su participación cívica para perfeccionar la vida democrática de la sociedad. El cuento de nunca acabar.
¿Cómo decide la burguesía a quién elegir?: el proceso democrático que comentamos arriba tiene su parte operativa controlada por el Estado, así denunciábamos en RM90 mar-abr 2006 “… hay un manejo fino de sus orientaciones generales a través de sus medios de difusión que utilizan los más variados recursos para hacer crecer o disminuir una candidatura: video escándalos, denuncias de negocios turbios, informaciones tendenciosas de todo tipo, encuestas amañadas, etc., etc., con los cuales se administra la orientación del voto de los potenciales electores a los cuales se les induce su preferencia por tal o cual personaje de la burguesía; y no es para menos si consideramos la abrumadora campaña diseñada profesionalmente con criterios sociológicos, psicológicos, mercantiles, etc., para determinar una “opinión”, una “preferencia” (…) De esto se trata actualmente, la burguesía lleva ya un buen tiempo tratando de ponerse de acuerdo para imponer, de esta manera , su orientación política más conveniente a las necesidades actuales.”
El funcionamiento de la maquinaria electoral, sin embargo, no está libre de contrariedades para la clase en el poder quien se esfuerza cada vez más en los últimos años en lograr la capacidad de acuerdos de unidad para llevar adelante una determinada orientación sin que se ponga en cuestión el control de su estrategia política, lo cual podría llevar a resultados indeseables. En la base de estas dificultades se encuentran los efectos de la descomposición social generalizada del capitalismo que actúan sobre la vida política de la burguesía. En efecto, como ya lo hemos evidenciado, esto se manifiesta mediante una tendencia creciente dentro de la clase gobernante y de su aparato político hacia la indisciplina y al “sálvese quien pueda” lo que se traduce también en una tendencia a la pérdida de control del manejo de la estrategia política dentro del juego electoral. Esto lo hemos comprobado ya en repetidas ocasiones: evidenciando las fisuras visibles en la burguesía al interior de la cual sus diferentes fracciones se pelean a muerte para lograr una posición importante dentro del Estado; el ejemplo del “desafuero” de AMLO que estaba desprestigiando la campaña democrática razón principal que motivó el cambio de táctica en ese momento; los diferentes escándalos de corrupción que han amenazado con salirse de control; la embestida desesperada del PRI duro resistiéndose a ser desplazado de los planes globales del Estado capitalista no importándole los cálculos más estratégicos de su propia clase; la propia descomposición del PRD, partido que estaba destinado para cubrir el flanco de izquierda del aparato político de la burguesía y que día con día se desdibuja engrosando sus filas con los políticos más desprestigiados que están saliendo de los otros partidos y principalmente del PRI (su matriz política) ejemplificando el pragmatismo burgués que calcula que el péndulo político se carga hacia ese lado[1] [332]; en fin, por ejemplo, si bien es cierto que se ha estado tratando de polarizar la elección entre Felipe Calderón (PAN) y AMLO (PRD), es decir, entre la derecha y la izquierda, tales previsiones se están complicando por la resistencia encarnizada del indisciplinado Roberto Madrazo (PRI) quien está jugando su propio juego personal.
Esta tendencia a la pérdida de control del juego político por parte de la burguesía no debe considerarse de manera definitiva sino como proceso, es la compañera inseparable de la descomposición del capitalismo. Para la clase obrera es útil comprenderla para clarificar los escenarios posibles en que tendrá que desarrollar su lucha, pero sobre todo para entender el grado de capacidad que tiene su enemigo de clase para revertir estas dificultades contra ella misma, presentándolas como producto de la competencia democrática, la cual entre más reñida y resonante se presenta como más genuina y… democrática. Esto es lo que está pasando actualmente.
¿Qué está pensando el trabajador “votante” cuando la burguesía lo pone frente a la urna? El dominio que ejerce el Estado mediante su campaña democrática electoral envenena la capacidad reflexiva de la clase trabajadora y la somete a la ideología de la clase dominante, sometiéndola a la resignación de que su potencialidad y su capacidad revolucionaria, nada puede ante el capital.
¿Qué se le ofrece al proletariado con los procesos electorales? Ese “derecho” al voto que tanta gala hace la burguesía no es sino un fino método para asegurar su dominio, por eso lo que ofrece la democracia y los procesos electorales es MAS EXPLOTACIÓN Y OPRESIÓN.
¿Cuál es la verdadera alternativa de la clase obrera frente a los ataques incesantes del capital a sus condiciones de vida? LA LUCHA. Sin duda esta es la única opción de la clase obrera atrapada en un curso interminable de agudización de la crisis económica permanente e histórica del capitalismo desde hace ya cuarenta años. Y esta alternativa tiene bases de granito. La reciente movilización masiva de los estudiantes en Francia contra los ataques económicos del Estado capitalista se sitúa en el terreno de clase pues responde al ataque económico del capital contra los trabajadores, en particular, es una respuesta al “no futuro” del capital contra las nuevas generaciones de la clase obrera.
La campaña mundial de “la muerte del comunismo” y “la desaparición de la clase obrera”, provocó el mayor retroceso de la combatividad y de la conciencia desde 1968. Por eso la lucha desarrollada por los estudiantes en Francia cobra una dimensión histórica pues se inscribe en una tendencia al desarrollo de las luchas que no han dejado de confirmarse desde el 2003: movimiento por la defensa de las pensiones en Francia, las manifestaciones en Austria (las más importantes desde la Segunda Guerra Mundial). Tendencia que se ha expresado particularmente en 2004 en Alemania con las luchas en el sector del automotriz (especialmente en Daimler-Chrysler y Opel), que ante la amenaza de despidos planteó claramente la cuestión de la solidaridad entre los obreros. Una tendencia que se ha confirmado nuevamente en España, en diciembre del 2005, en la empresa SEAT de Barcelona en la que los obreros han desarrollado por un tiempo su lucha fuera y contra los sindicatos. Esa misma tendencia es la que se ha visto confirmada en las huelgas de los mozos maleteros del aeropuerto de Heathrow solidarizándose con los trabajadores del sector de la restauración y luego en la de los transportes en NY antes de la navidad del 2005, luchando no sólo por sus intereses inmediatos sino también para intentar que los jóvenes trabajadores cobren en el futuro las jubilaciones que ellos puedan tener en el momento de retirarse.
De frente a la alternativa “lógica” y “racional” de la burguesía que consiste en ir a votar como buen ciudadano responsable y cívico esperando después los beneficios de tan encomiable conducta civilizada y ejemplar, la clase obrera debe enfrentar al capital en su propio terreno, con sus propias armas de lucha. Desde el año 2003 en que la clase obrera tocó la campana del cambio de dinámica en la lucha de clases, lo que llamamos el “giro en la lucha de clases”, el proletariado ha venido destacando en sus diferentes episodios de lucha internacional algunas características de su combate que deberán retomarse en el futuro inmediato para llevar adelante su perspectiva histórica:
- Frente al voto impotente: la lucha obrera, esa que resulta de la determinación de los obreros que se movilizan en determinado lugar y comprenden desde el principio la necesidad vital de la extensión del movimiento hacia otros centros de trabajo y, más allá, hacia otros sectores, es decir, hacia la huelga de masas; un resultado ganado con la determinación de los trabajadores que organizan delegaciones masivas para transmitir esa voluntad de luchar contra el capital.
- Frente al individualismo del voto ciudadano: la solidaridad activa en la lucha, haciendo vivir los lazos entre los combatientes, defendiendo la unidad de la clase y su conciencia, sabiendo que son su principal fuerza para enfrentar al Estado capitalista.
- Frente al voto que ayuda a validar la dictadura del capital: las asambleas masivas de trabajadores donde se discuta qué hacer, cómo avanzar en el movimiento, como luchar por defender sus condiciones de vida.
- Frente al circo electoral: retomar las enseñanzas de las luchas obreras habidas en el periodo 1968-1989, iniciar la lucha fuera y en contra del sindicato, no esperar la convocatoria de este para decidir resistir a los ataques del capital.
En fin, se trata de un terreno completamente diferente al que propone el capital para perpetuar su dominación de explotación sobre el proletariado por los siglos de los siglos. Cualquiera que sea el resultado de las elecciones federales del 2 de julio del 2006 no beneficiará en modo alguno a los trabajadores. Su terreno de clase se encuentra en el de la lucha de resistencia contra la degradación de sus condiciones de trabajo y de vida en general.
RR/abril del 2006
[1] [333] Esta situación del PRD es un problema para la burguesía pues se está quedando sin su ala de izquierda. Ella sabe que los trabajadores cada vez más desconfían de ese partido debido a que no ha podido esconder, como le correspondía, su accionar completamente idéntico a los otros partidos. A muy corto plazo el Estado capitalista tendrá que plantearse la reestructuración completa de su esquema político y, en particular, la creación de un nuevo partido de izquierda que realmente sea capaz de cumplir con su función de encuadramiento de los trabajadores. Hoy, en medio de la borrachera democrático electoral todavía puede beneficiarse de un cierto margen de engaño de este partido debido a las altas expectativas que se han creado con respecto a su candidato AMLO, sin embargo, después este partido no podrá cumplir la función social que se le asignó dentro del reparto de tareas que se dan las fuerzas políticas del Estado capitalista.
En todo el mundo los medios de información masiva de la burguesía, haciendo gala de su sumisión a la clase explotadora, han firmado una santa alianza, olvidando convenientemente sus rivalidades empresariales, nacionales e ideológicas, para ocultar a los oídos y a los ojos de la clase trabajadora el importante movimiento que están llevado a cabo las jóvenes futuras generaciones de la clase trabajadora. Las asambleas generales, manifestaciones y muestras de solidaridad que los estudiantes en Francia han desarrollado desde febrero hasta estos días son de tal magnitud y significación para la clase obrera que han sido ocultadas totalmente en un esfuerzo por evitar que la clase revolucionaria se apropie de las lecciones que esas movilizaciones dejan y que avance en la toma de conciencia del futuro de miseria y muerte que el capitalismo depara para la humanidad y de la necesidad y el camino que hay que seguir para derrocarlo. La CCI, a la luz de su participación, análisis y reconocimiento de la importancia de este movimiento en los últimos 15 años, ha elaborado unas tesis (fechadas el 3 de abril de 2006) las cuales presentamos con grandes extractos, aunque serán publicadas en su versión completa en La Revista Internacional 125.
Las movilizaciones que en Francia se han desarrollado, aunque en su forma son expresiones estudiantiles, en su esencia representa una lucha proletaria, los estudiantes han sabido reconocerse como trabajadores potenciales, dejando de lado sus problemas de orden “estudiantil” para centrar la lucha en contra del CPE, esto se explica porque «… durante las últimas décadas, con la evolución de la economía capitalista que ha hecho un llamado creciente a mano de obra más formada y calificada, una fuerte proporción de estudiantes …( que incluyen Institutos Universitarios y de Tecnología…) va a unirse, al fin de sus estudios, a las filas de la clase obrera…»; además, «paralelamente a ese fenómeno, el origen social de los estudiantes ha conocido una evolución significativa, con un aumento importante de estudiantes de origen obrero…lo que induce la existencia de una proporción muy elevada (del orden del 50%) de estudiantes que son obligados a trabajar para seguir sus estudios o adquirir un mínimo de autonomía con respecto a sus familias…»
Pero este movimiento no es un asunto aislado, es producto de la agudización de los ataques del capital contra el conjunto de la clase trabajadora, estos ataques son los que han obligado a los trabajadores a exponer su fuerza, por eso, «El movimiento actual en Francia, no puede explicarse por simples consideraciones particulares (los “errores” del gobierno de Villepin) o nacionales. De hecho, constituye una confirmación patente de lo que la CCI ha puesto en evidencia desde 2003: una tendencia a la recuperación de las luchas de la clase obrera internacional y a un desarrollo de la conciencia en su seno:
“Las movilizaciones a gran escala de la primavera de 2003 en Francia y en Austria representan un cambio en la lucha de clases desde 1989. Son un primer paso significativo en la recuperación de la combatividad obrera tras el más largo periodo de reflujo desde 1968” (Revista Internacional 117, Informe sobre la lucha de clases).
“…Las luchas de 2003-2005 han presentado las características siguientes:
- han implicado sectores significativos de la clase obrera en países en el corazón del capitalismo mundial…
- manifiestan un interés por cuestiones más explícitamente políticas;…
- la cuestión de la solidaridad de clase ha sido puesta de manera más amplia y más´
explícita...
- han sido acompañadas por el surgimiento de una nueva generación de elementos en búsqueda de claridad
política…
(Revista Internacional 122, Resolución sobre la situación internacional del 16 Congreso de la CCI).”».
(Tesis 8)
Desde el inicio este movimiento se ha caracterizado no sólo por sus reivindicaciones colocadas claramente dentro del terreno de la clase trabajadora, de la misma forma su organización expresa una clara orientación proletaria: «El carácter profundamente proletario del movimiento está ilustrado igualmente en las formas de lucha que se ha dado, principalmente el de las asambleas generales soberanas, en las que se manifiesta una vida real que no tiene nada que ver con las caricaturas de “asambleas generales” (AGs) convocadas habitualmente por los sindicatos en las empresas…El que el conjunto de las asambleas tomara a su cargo el desarrollo de su propia vida se ha traducido principalmente por el hecho de que la presencia en las tribunas encargadas de organizar los debates ha tendido a reducirse en beneficio de los elementos que no tenían afiliación o experiencia particular antes del movimiento. De igual manera, en las asambleas mejor organizadas se ha podido ver la renovación cotidiana de los equipos (de 3 miembros en general) encargados de organizar y anima la vida de las asambleas…Uno de los elemento importantes de esta evolución ha sido la participación de delegaciones de estudiantes de una universidad a las AGs de otras universidades, que además de permitir el refuerzo del sentimiento de fuerza y solidaridad entre las diferentes AGs, ha permitido a aquellas que estaban en retraso, inspirarse en los avances de las que estaban al día. Esta es una de las características importantes de la dinámica de las asambleas obreras en los movimientos de clase mediante la cual han alcanzado un nivel importante de conciencia y organización» (Tesis 2)
La cuestión de la solidaridad que el proletariado expresa en su lucha, implica la ruptura sectorial al que la sociedad burguesa somete, expandiendo la discusión y reflexión de forma verdaderamente colectiva sin importar el sector en el que se labora, e incluso sin importar la generación a la que se pertenece, esto permite una transmisión de experiencias que sin duda fortalece el combate. Esto ha sido una de las cuestiones clave de este movimiento: «Una de las principales manifestaciones del carácter proletario de las asambleas que se han tenido en las universidades…es el hecho que, muy rápidamente su apertura al exterior no se ha limitado únicamente a los estudiantes de otras universidades, sino que se ha extendido igualmente a la participación de personas que no eran estudiantes. En un primer momento, las AGs han llamado al personal de las universidades (profesores, técnicos o administrativos…) a participar al mismo tiempo que los llamaban a unirse a la lucha, pero han llegado mucho más lejos que eso. En particular, trabajadores o jubilados, padres o abuelos de los estudiantes y desempleados en lucha, han tenido en general un recibimiento muy caluroso y atento de parte de las asambleas, desde el momento en que inscriben su toma de palabra en el sentido del reforzamiento y la extensión del movimiento, principalmente en dirección de los asalariados.» (Tesis 3).
Sin duda al igual que las movilizaciones de 1968, las que han tenido lugar en este año son experiencias de las que el proletariado a nivel internacional debe sacar las lecciones, en primer término reconociendo las semejanzas y diferencias que el momento histórico le imprime: «La comparación entre la movilización de estudiantes hoy en Francia y los acontecimientos de Mayo del 68 permiten desprender cierto número de características importantes del movimiento actual… La primera diferencia, y que es fundamental, consiste en el hecho que Mayo del 68 se situaba al principio de la crisis abierta de la economía capitalista mundial mientras que esta ya ha durado hasta hoy 40 años… Esto quiere decir que el número de desempleados en Francia hoy es 10 veces más elevado que el de Mayo del 68 y este desempleo masivo (del orden de 10% de la población activa, según cifras oficiales) dura ya varias décadas…»
(Tesis 10).
De manera que aún cuando las movilizaciones actuales no alcanzaron la dimensión de 1968, bien podemos reconocer un avance cualitativo: «El mundo de ahora es muy diferente al de 1968 y la situación actual de los jóvenes estudiantes tiene poco que ver con los de los ‘sesenta’:
- no es simplemente la inquietud hacia una desvalorización del futuro estatus lo que experimentan la mayor parte de los estudiantes de hoy. La mitad de ellos ya son proletarios que trabajan para poder pagarse los estudios y no se hacen ilusiones sobre situaciones sociales maravillosas que les esperan al final de estos. Saben sobre todo que su título les dará el ‘derecho’ de unirse a la condición proletaria bajo una de sus formas más dramáticas, el desempleo y la pobreza, el envío de centenas de solicitudes de trabajo sin respuesta y las filas de espera en las agencias de empleo…
- en ese sentido, la solidaridad que sienten actualmente los estudiantes hacia los trabajadores revela, en primer lugar, la conciencia, en la mayor parte de entre ellos, que pertenecen a un mismo mundo, el de los explotados en lucha contra un mismo enemigo, los explotadores. Ésta está muy lejos de la actitud de esencia pequeño burguesa de los estudiantes de 1968 en dirección a la clase obrera…» (Tesis 11)
La profundidad de este movimiento se encuentra en las cuestiones fundamentales que pugnan por la anulación del CPE, la preocupación por el porvenir de trabajo eventual e inestable y de desempleo que el capitalismo en crisis reserva a las jóvenes generaciones y que marca la derrota histórica de este sistema. Pero más aún esta profundidad se expresa por los métodos y la organización de la lucha (asambleas generales vivas, abiertas y disciplinadas) y la preocupación por la reflexión y la toma a cargo colectiva de la conducción del movimiento. Por ello este movimiento recogió importantes experiencias de combates pasados, es de destacar el reconocimiento que hacen (aunque de forma embrionaria) a la huelga de masas, tal como se expresó principalmente en agostó de 1980 en Polonia. De la misma forma la seriedad y claridad del movimiento se expresó en su voluntad por rechazar las provocaciones que desviaran sus objetivos y los alejara de los métodos clasistas de lucha: «La profundidad del movimiento de estudiantes se expresa igualmente en su capacidad de no caer en la provocación de la violencia que la burguesía les ha tendido en varios momentos incluso utilizando y manipulando a los ‘vándalos’: ocupación policial de la Sorbona, trampas al final de la manifestación del 16 de marzo, bloqueo policiaco al final de las del 18 de marzo, violencia de los ‘vándalos’ contra los manifestantes del 23 de marzo. Aún cuando una pequeña minoría de estudiantes, principalmente los influenciados por las ideologías anarquistas, se han dejado llevar por los enfrentamientos con las fuerzas de la policía, la gran mayoría de entre ellos ha tenido el coraje de no dejar podrir el movimiento en los repetidos enfrentamientos con las fuerzas de represión. En ese sentido, el movimiento actual de estudiantes ha hecho prueba de mayor madurez respecto al de
68…». (Tesis 14).
La prensa burguesa ha intentado colocar en el mismo cajón a la revuelta de jóvenes de la periferia, con quema de autos y enfrentamientos con la policía, con las manifestaciones de que se han presentado en esta primavera, sin embargo el movimiento de los estudiantes no se ha caracterizado por la violencia ciega, sino por los objetivos claramente de naturaleza proletaria, lo mismo que sus métodos de combate: «Es justamente la cuestión de la violencia lo que constituye uno de los elementos esenciales que permiten señalar la diferencia fundamental entre las revueltas en los barrios obreros del otoño de 2005 y el movimiento de los estudiantes de la primavera del 2006. En la base de los dos movimientos está, evidentemente una causa común: la crisis insuperable del modo de producción capitalista, el porvenir del desempleo o de un trabajo eventual e inestable que reserva a los hijos de la clase obrera. Sin embargo las revueltas en los barrios, que expresan fundamentalmente una desesperación completa de frente a esta situación, no pueden en ninguna manera ser considerados como una forma de lucha de la clase. En particular, los componentes esenciales de los movimientos proletarios, la solidaridad, la organización, la toma a cargo colectiva y la conciencia de la lucha, estaban totalmente ausentes en esas revueltas.»
(Tesis 15).
Por más que la burguesía y sus “intelectuales” insista que la clase obrera no existe, el paso de la historia muestra que es la única fuerza social capaz de transformar radicalmente este “reino de la necesidad”, y la fuerza de la nueva generación del proletariado han mostrado su potencialidad en estas movilizaciones: «Como se ha visto, el movimiento actual de estudiantes en Francia constituye una expresión de primer plano de la nueva vitalidad del proletariado mundial desde hace tres años, una nueva vitalidad y una capacidad acrecentada de toma de conciencia. La burguesía hará evidentemente todo lo posible para infligir a este movimiento la más aguda de las derrotas (…). Sin embargo, cualquiera que sean las maniobras de la burguesía, esta clase no podrá suprimir toda la experiencia acumulada durante semanas por decenas de miles de futuros trabajadores, su despertar a la política y su toma de conciencia. Esto es un verdadero tesoro para las luchas futuras del proletariado, un elemento de primer orden de su capacidad de proseguir el camino hacia la revolución comunista. Les toca a los revolucionarios participar plenamente sacando todo el provecho a las lecciones de esta experiencia.
empleándolas en los futuros combates.».
(Tesis 18).
RM/abril-2006.
Suplemento a:
Revolución Mundial 92
(mayo-junio 2006)
La miseria y la agudización de los niveles de explotación a que es sometida la clase trabajadora cada día crecen como resultado de la profundización de la crisis del sistema capitalista, abierta desde finales de los años sesenta. Este estrangulamiento económico al que los trabajadores son sometidos no corresponde a una región en particular, a lo largo y ancho del planeta los trabajadores cargan con la crisis, de manera que la clase dominante le exige cada día una cuota mayor de sacrificio para proteger su ganancia, así, el conjunto de asalariados tiene que soportar una degradación de su vida, y verse expuesto de manera obligada a cargas mayores de trabajo e incluso a la realización de labores peligrosas por míseros salarios.
La muerte de 65 mineros en Pasta de Conchos (Coahuila) ha puesto al descubierto, incluso para el más terco, el significado real de lo que el capitalismo puede ofrecer a los trabajadores: explotación, miseria y muerte. Pero este suceso no es un caso aislado o actuación particular de la familia Larrea (cabezas visibles del “Grupo Minera México”, propietaria de la mina Pasta de Conchos), es una generalidad que se repite lo mismo en fábricas y minas, que en empleos que se piensan privilegiados como los realizados en oficinas, hospitales o escuelas… y esto mismo que pasa en México se repite en todas las regiones del planeta, aún cuando puedan existir diferencias en los niveles salariales dependiendo del país, los trabajadores se ven hermanados por el hecho de que su sangre, su esfuerzo, su miseria y la de sus familias, es lo que crea y da forma a la ganancia capitalista.
Esta terrible situación que los trabajadores soportan, ha creado descontentos reales que se han mostrado en importantes movilizaciones como las realizadas en Francia en 2003, en Alemania a fines de 2004, en EUA en diciembre pasado y sin duda la realizada por estudiantes y trabajadores apenas hace unas semanas en Francia, en respuesta a la pretensión de imponer el “Contrato de Primer Empleo” (CPE). Estas respuestas han tenido, aún, una serie de dificultades para poder tomar en sus manos el control de la lucha, no obstante muestra que, pese a los discursos de los “sabihondos” que decretan la “muerte del proletariado”, las fuerzas de esta clase se encuentran vivas, lo mismo que sus capacidades revolucionarias.
En el caso de México, ésta misma degradación de las condiciones de vida ha generado descontentos, expresado, por ejemplo, en las movilizaciones de los trabajadores del IMSS en 2004, las cuales mostraron una combatividad importante, y más recientemente, ante la muerte de los mineros de Pasta de Conchos, el descontento y el coraje parecía crecer, no sólo entre el sector de los mineros, sino en el conjunto de la clase, sin embargo esa combatividad y disposición a la lucha, presente en ambos ejemplos, ha sido desviada y sometida por medio del trabajo de sabotaje del sindicato.
El seguimiento morboso que la TV y prensa escrita hicieron de la tragedia vivida por los mineros y sus familias, fue utilizado por la burguesía no sólo como espectáculo vendible, también fue aprovechado como telón de fondo para ajustar cuentas entre las diferentes fracciones en pugna de la clase dominante. El coraje expresado por los mineros contra el sindicato (por haber seguido fielmente las indicaciones de la patronal y obligar a los trabajadores de la mina de Pasta de Conchos a bajar al socavón, pese a las condiciones peligrosas que existía) el gobierno federal, a través de la secretaría del trabajo, busca aprovecharlo para golpear al mafioso priísta Napoleón Gómez Urrutia (“Napito”), con el que desde hace tiempo venía teniendo fricciones, imponiendo en la dirección del sindicato minero a Elías Morales.
El golpe que se da a este personaje de negra tradición, aún cuando es expresión de la profunda división existente al interno de la burguesía, no deja de ser aprovechado para afectar la conciencia de los trabajadores. La pugna que se viene escenificando entre el sindicato minero y las autoridades laborales, ha permitido a la burguesía desviar la atención y hacer olvidar el descontento que los trabajadores habían manifestado hacia el sindicato. Bajo el argumento de que se ha “violentado la autonomía” sindical, se llama a los trabajadores a cerrar filas en torno al aparato sindical y colocar la defensa de Napoleón Gómez por sobre cualquier reinvindicación de sus condiciones de vida. En ese sentido, el descontento por los míseros salarios queda sofocado y la incipiente combatividad es atrapada y conducida hacia el apuntalamiento del sistema.
De manera que las huelgas que han estallado en Nacozari, (Sonora) Sombrete (Zacatecas) y Taxco (Guerrero), aún cuando exponen un descontento real de los trabajadores, este ha sido dominado por la estructura sindical, encerándolos en la defensa del tal “Napito”.
Pero la demostración más clara que el sindicato no es ya una estructura de combate de los trabajadores, sino un engrane más del aparato de opresión del capital, la encontramos en la fundidora SICARTSA, Las Truchas (Michoacán), en la que sindicato, patrones y gobierno (estatal y federal), envuelven en una trampa a los trabajadores, resultando dos muertos y decenas más de heridos.
Los trabajadores de la fundidora SICARTSA, cuenta con cierta tradición de lucha expuesta durante la oleada internacional de luchas durante la década de los setenta. En los últimos años las condiciones de vida de los asalariados de esta fábrica, como la del resto de los trabajadores, se han visto degradadas, lo que alimenta sin duda un gran descontento, no obstante esta disposición que han mostrado otrora para el combate ha sido esterilizada por el sindicato. Las agresiones generales que la patronal (Grupo Villacero) impone mediante los despidos y la degradación del salario, han logrado pasar por la labor de sabotaje que realiza el sindicato. Justo la huelga que estallara el 2 de abril, fue parte de esta gran maniobra en la que el aparato sindical usa como simple carne de cañón a los trabajadores, sometiendo sus necesidades verdaderas (como lo es el salario) por la defensa de Napoleón Gómez, lanzándolos, incluso, como ya se vio, a un enfrentamiento suicida, en la que perdieron la vida dos trabajadores.
Si ahora existe una fricción entre la estructura sindical y la secretaría del trabajo, así como con la patronal, no significa que sea producto de un enfrentamiento de intereses de clase, sino tan sólo hay una disputa por definir una reorganización en las estructuras de poder. De la misma forma que cuando el gobierno en la época de Salinas se enfrentó a la “Quina”, dirigente entonces del sindicato petrolero, para poder adecuar la estructura de poder a las condiciones necesarias del momento, ahora es un conflicto entre pandillas de la burguesía, ante la cual los trabajadores no deben tomar partido por alguna de ellas.
El aparato de izquierda del capital, haciendo eco de la campaña llevada por el sindicato, aunque pretenden criticar al cacique sindical, no deja de hacer el llamado a defender la “autonomía sindical” e incluso para darle un tinte de mayor dramatismo, “exigen la renuncia” de Javier Salazar (secretario del trabajo), sin embargo es una forma escondida de empujar a los trabajadores a seguir siendo carne de cañón en un enfrentamiento que no le pertenece. El coraje que los trabajadores hoy muestran por la degradación de sus condiciones de vida, así como por el asesinato de 2 de sus compañeros (sumados a los 65 muertos en la mina de Conchos) debe ser canalizado hacia el combate, la solidaridad entre hermanos de clase debe concretarse en la lucha, pero para que este tome una verdadera dimensión de clase, es necesario tomar en manos la lucha, no permitir que la estructura sindical desvíe la combatividad hacia caminos sin salida, y ante todo es necesario sacar las lecciones de esta maniobra que se ha convertido en un verdadero ataque en contra de los trabajadores y en la que patrones, sindicatos, partidos políticos y gobierno han participado.
La degradación de los niveles de vida, así como el asesinato de los trabajadores de Las Truchas y en general la maniobra desatada por el sindicato, debe ser aprovechada por los trabajadores de toda la región, para sacar las lecciones tan necesarias para preparar los combates de clase que vienen. En ese sentido es que se debe tener en claro que:
- Las movilizaciones por la defensa de intereses ajenos a los trabajadores (por ejemplo: la defensa de la economía nacional, de la autonomía sindical, o de pretendidos líderes), como el sindicato lo promueve, no puede llevar sino a derrotas, después de todo, el sindicato no es ya una organización de los trabajadores.
- En el asalto a Las Truchas, la participación del gobierno federal (lanzando las hordas de policías y marinos) no se diferencia en nada de la actuación del gobierno de Michoacán dirigido por Lázaro Cárdenas Batel (miembro del PRD), mostrándose incluso más sanguinario, por lo que es claro que la actitud represiva y de defensa irrestricta al capital, lo cumple lo mismo un gobierno de derecha que de izquierda, por ello la lucha de los trabajadores no tiene nada que ver con las urnas y la democracia.
- La experiencia que el conjunto de la clase obrera debe recobrar (y aplicar) de la movilización de estudiantes y trabajadores en Francia contra el CPE, es que la fuerza de la clase para expresarse verdaderamente requiere de la organización mediante Asambleas Generales, en la que se designen delegados elegibles y revocables que cumplan los mandatos designados por la masa de trabajadores.
- La clase trabajadora es la única clase revolucionaria capaz de generar un nivel de conciencia que oriente su accionar masivo, por ello, la burguesía busca mediante su aparato de izquierda (por ejemplo el EZLN) envolverlos en movimientos interclasistas en los que pierda su esencia y se pierda en una masa amorfa sin perspectiva histórica.
La agudización de la crisis, que implica para los trabajadores una degradación cada vez mayor de sus condiciones de vida y una actitud más represiva y feroz del capital, debe llevar a la reflexión de que sólo hay un camino: la lucha. De frente al ataque combinado de patrones, gobierno y sindicato, la clase trabajadora no cuenta con más armas que su conciencia y su capacidad de organización.
¡A preparar los combates recobrando la experiencia de las luchas pasadas!
¡La lucha proletaria para ser efectiva, ha de pasar por encima y en contra del sindicato y partidos de la burguesía!
28-abril-2006
_______________________________________________________________________________________________________________________________
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Revolución Mundial
sección en México de la
Para cualquier comentario o contacto escriba a:
[email protected] [334] o Apartado Postal 15-024, C.P. 02600. México DF (colocar únicamente la dirección en el sobre)
Visite nuestro Sitio en Internet: www.internationalism.org [335]
Lo invitamos a asistir a la próxima REUNIÓN PÚBLICA, a realizarse el día sábado 17 de junio-2006, a las 3 de la tarde
México DF: |
Guasave, Sinaloa: |
Tema: |
Universidad Obrera de México |
Café Internacional |
Contra el circo electoral, la lucha de la |
San Idelfonso 72, Col. Centro Histórico |
Av. Gral. Alvaro Obregón 36 Ote. Col. Centro |
clase obrera |
La muerte de 65 trabajadores de la mina Pasta de Conchos en Coahuila, sin duda encendió el coraje de mineros de la región y de familiares de los obreros muertos, sin embargo el descontento al quedar aislado fue sometido rápidamente. El testimonio de los mismos obreros puso en evidencia las terribles condiciones en que se llevaban a cabo los trabajos en la mina y como, en un solo frente, gobierno, patronal y sindicato, se aseguran que los trabajadores no protesten ante estas condiciones. La información que se ha difundido revela que el mismo día del derrumbe, los trabajadores protestaron por el peligro que representaba bajar a la mina con tales niveles de gas, e incluso proponían la realización de un paro de actividades, no obstante la clase dominante utilizó una vez más su mejor instrumento de control obrero, es decir el sindicato, para obligar a laborar en esas condiciones.
Como señalábamos en RM 91 mar-abr/2006, la muerte de los trabajadores pone al desnudo que la ganancia de la burguesía (y más aún la existencia misma del capitalismo) se obtiene de la agonía y muerte de los trabajadores, por lo que el proletariado debe de tomar conciencia que esto que pretenden hacer aparecer como un “accidente” fortuito, es una realidad cotidiana, un producto más de la existencia de un sistema basado en la explotación; por eso el implorar justicia, como lo viene haciendo el aparato de izquierda del capital, sindicatos, intelectuales y filántropos, no hace sino confundir y sembrar, en los trabajadores, la esperanza de que el capitalismo, causante directo de estas muertes, puede ofrecer algo más que no sea explotación y represión.
Aprovechando la atención puesta en los mineros, las autoridades laborales colocan a Elías Morales como representante sindical, destituyendo así al priísta Napoleón Gómez Urrutia (apodado “Napito”, porque su padre del mismo nombre y de la misma tradición mafiosa le heredó el cargo de secretario general en el sindicato minero), acusándolo de hurtar 55 millones de dólares que corresponden a la indemnización de 5 mil trabajadores despedidos de diversas minas durante 2005. Esto, aunque revela una pugna entre diferentes fracciones de la clase dominante, no deja de ser aprovechado para apagar o desviar el descontento por la forma en que se dieron las muertes de los 65 mineros de Pasta de Conchos. Así, el sindicato, mostrándose como verdadero campeón del sabotaje, a la vez que utiliza como carne de cañón a los trabajadores para enfrentar a la fracción opositora (en este caso representada por el gobierno federal), se ocupa de esconder cualquier muestra de combatividad y expresión de descontento, desviando toda atención hacia la defensa del “líder sindical” destituido. De manera que las manifestaciones que el sindicato de mineros ha realizado junto con la UNT (estructura sindical que se presenta como opositora al sindicalismo oficial de la CTM, y que encabeza Hernández Juárez), así como las huelgas en las minas de Sonora y Zacatecas llevan ahora como único objetivo la defensa de Napoleón Gómez… quedó así apagado el coraje y la solidaridad que entre los trabajadores empezaba a prender por la muerte de sus compañeros.
La burguesía ha aprovechado los sucesos de Pasta de Conchos para hacer salir sus diferencias contra el cacique sindical, y aunque los grupos burgueses agrupados en el sindicato han usado las movilizaciones y huelgas como instrumentos de presión, se cuidan muy bien que las fuerzas de los trabajadores no se salgan de su control, por eso estas maniobras dejan al desnudo que el gobierno, el patrón y el sindicato, es el mismo enemigo al que los trabajadores tienen que enfrentar.
El aparato de izquierda del capital no ha dejado de completar el trabajo de confusión y sabotaje que la burguesía ha realizado aprovechando las muertes de los mineros.
El lenguaje radical con el que diversos grupos de la izquierda del capital se presentan, lo hacen para aparecer como una expresión de la clase obrera, sin embargo, este lenguaje tan sólo esconde su carácter burgués. El PRD, evidentemente, es la agrupación que ante la muerte de los mineros asume la más descarada defensa de la burguesía, al llamar a tener “fe y esperanza” en el sistema de explotación, por eso es que convoca a buscar “… relaciones obrero patronales en el marco de la legalidad, <para> que haya buenos salarios, y una verdadera representación sindical…” (La Jornada 24-02-06). Pero en un tono más escandaloso agrupaciones izquierdistas como El Militante en su versión de España (www.elmilitante.org [336]), escribe: “Esta canallada criminal que sepulta a los trabajadores, en más de un sentido, bien puede servir como un salto cualitativo, como un aliento de claridad y fuerza contra lo que sistemáticamente divide…” hasta acá podríamos decir que es una correcta denuncia, y todavía le da un tono de mayor radicalidad cuando señalan: “No hay ‘capitalismo humano’ ni ‘reformismo’ que valga, no hay palabrería, legaloide que valga ni argumento de revólveres que frene a los trabajadores…” Pero si alguien se había espantado con tanto grito, rápido aclaran: “Para mañana queremos todo bajo el control de los trabajadores… Por ahora…” y sueltan enseguida algunas consignas como “Capacitación y aseguramiento de condiciones de seguridad a todos los trabajadores”, “…huelga general de 24 horas del sector minero para conseguir estas demandas” y otra palabrería del mismo estilo, que no define la necesidad de los trabajadores en poner la defensa de sus condiciones de vida y de su autonomía de clase, sino que los encajona en los sueños de lograr, para hoy, mejoras del sistema y los ata a un sectorialismo que es el mejor terreno para la maniobra sindical, pero además se encarga de presentar a la necesidad de la transformación radical como un capricho al que podemos dejar para mañana, o bien, como si fuera una ilusión alejada de las necesidades y luchas cotidianas del proletariado; y sin embargo solo hay separación formal entre luchas inmediatas y luchas revolucionarias, en tanto son dos momentos de un mismo combate, no es hoy y mañana, es la preparación de la transformación del mañana desde hoy, por eso los combates obreros del presente buscan su poesía en el futuro.
Los argumentos de El Militante en México (https://militante.org [337]) son más burdos, en tanto se limita a defender a Napoleón Gómez y al sindicato minero, de los que dicen: “‘Napito’ nunca se ha reivindicado del sindicalismo clasista, pero el sindicato minero-metalúrgico ha logrado los mayores incrementos salariales a nivel nacional…” A tal grado llega su admiración por “Napito” que se atreven a decir, sin ningún rubor: “Esto ha provocado que los aumentos en los salarios directos y en prestaciones disminuyan los escandalosos márgenes de plusvalía que se lleva la patronal, ocasionando el enojo de los archimillonarios explotadores.” De lo que se deduce que los trotskistas de El Militante, suponen que el mísero salario que reciben los mineros y las condiciones infames en que laboran en las minas y que se evidenció con la explosión que dio muerte a 65 mineros, no es sino un mito.
El trabajo de confusión realizado por los grupos LTS-Contra Corriente, POS (ahora llamado MAS) y EZLN, coinciden. Los tres grupos, aunque exponen que las muertes de los mineros es un crimen del capitalismo, no dejan de rogar al mismo capital ofrezca justicia (la LTS-CC, añade incluso el ruego de “Castigo a los culpables”), y la justicia más radical que suponen pude alcanzarse es la “expropiación de la empresa” por parte del Estado y la entregue a los obreros. Esta propuesta del izquierdismo bien puede resumirse en el discurso que Marcos realizara en Querétaro (resumida y reseñada por el POS): “…En ese sentido, está la propuesta de exigir la expropiación de la empresa y que se le entregue a los trabajadores…” y más abajo completa “… porque, como dijo el compa aquí del POS, hay antecedentes [de que los obreros pueden administrar las empresas] y es eso lo que necesitamos conocer, [para demostrar] que es posible otra cosa, [un México sin capitalistas] como es el caso del Sindicato de Euzkadi o los compañeros de la Cooperativa Pascual…” De manera que aparentando hacer un discurso anti capitalista, no hacen sino confundir y atacar directamente la conciencia del proletariado al afirmar que el Estado al expropiar y cambiar la forma de propiedad privada a propiedad estatal, modifica en algo la esencia del sistema. Pero la solución al proceso de explotación no está en la eliminación formal del capitalista individual, sino en la eliminación de las RELACIONES SOCIALES. El capital puede despersonificarse y no representarse ya a través del capitalista individual, como en las sociedades anónimas, las corporaciones o las empresas estatales y sin embargo mantener la producción de MERCANCIAS y las CONDICIONES DE EXPLOTACIÓN. Por eso Lenin en su texto “Sobre las cooperativas” (1923) definía claramente: “Es indudable que las cooperativas en un Estado capitalista son instituciones capitalistas colectivas.”
Por más radical que pretendan hacer aparecer la expropiación de la mina de Pasta de Conchos, para que deje de pertenecer al Grupo México y pase a manos del Estado o bien se transforme en cooperativa, no es sino un discurso engañoso que aún cuando sea dicho con buenas intenciones, lo único que logra es alentar la idea de que no es necesario eliminar al capitalismo, sino tan solo “mejorarlo”, otorgándole mayor control económico al Estado o bien alentando la reproducción de las condiciones de explotación mediante las cooperativa o la autogestión.
Ante esta escalada de ataques que la burguesía viene realizando al tomar como pretexto la muerte de los 65 mineros, la clase obrera debe reflexionar que el capitalismo no puede ofrecerle sino explotación, miseria y penuria, y que para retardar su clarificación, su toma de conciencia y su accionar masivo, la clase dominante cuenta con el sindicato y aparato de izquierda, por lo que su combate debe pasar también por el enfrentamiento a estos saboteadores.
Tatlin/abril-2006
El capitalismo es un sistema que requiere de la fuerza de trabajo asalariada y no le importa de qué nacionalidad sean. El proceso de extensión del capital obligó a que grandes masas de la población trabajadora se desplazaran de un país a otro. La historia del capitalismo se encuentra marcada por esta dinámica, de manera que durante el siglo XIX trabajadores de Europa se desplazaban hacia las “nuevas” zonas en las que el capital requería su presencia. La migración era una necesidad del mismo capitalismo, por eso durante su fase de expansión la clase dominante lo llegó a promover, Lenin en “Imperialismo fase superior del capitalismo” cita al financista Cecil Rhodes, que en 1885 expresaba así la necesidad del capital de Reino Unido por expandirse fuera de sus fronteras arrastrando con ello a los trabajadores: “Al oír allí <en un barrio obrero> discursos exaltados cuya nota dominante era ¡pan!, ¡pan!… me convencí, más que nunca del imperialismo… debemos posesionarnos de nuevos territorios; a ellos enviaremos el exceso de población y en ellos encontraremos nuevos mercados para los productos de nuestras fábricas y de nuestras minas.” Sin embargo aún cuando la burguesía requiere de esta migración en momentos se vuelve un problema que debe detener. Rosa Luxemburgo refiere como en 1863, en la crisis algodonera en Inglaterra generó un millón de desempleados, y cuando los trabajadores piden apoyo para ser trasladados a Australia, “… los fabricantes algodoneros levantan la gritería de indignación contra esa exigencia de los obreros… <en consecuencia> los desocupados quedaron encadenados a su hambrienta miseria para construir la reserva necesaria para el capital.” (Introducción a la Economía Política).
Este problema se ha vuelto agudo en la DECADENCIA, ejemplo de ello es la forma en que se ha desarrollado la migración de trabajadores de México y el resto de América Latina hacia los EUA. Durante la 2ª Guerra Mundial, los gobiernos de México y EUA establecen un acuerdo para que trabajadores de origen mexicano laboraran en los campos de EUA (situación que dicho sea de paso generó una gran estafa que hasta ahora reclaman los trabajadores, en tanto que funcionarios del gobierno mexicano robaron un gran porcentaje de su pago), así mismo pese a establecerse formalmente una persecución a los trabajadores que entran ilegalmente, en épocas de cosecha los policías guarda fronteras de EUA, en una alianza con “polleros” (mafias dedicadas al traslado de trabajadores ilegalmente a los EUA) dejan pasar montos mayores de trabajadores. En el presente el gobierno de los EUA busca limitar la entrada de inmigrantes de origen latinoamericano, y aunque lo hace levantando un “justificante” racista, de “defensa de la seguridad” y de los “empleos de los norteamericanos”, hay circunstancias que empujan a la burguesía norteamericana a ello:
- la agudización de la crisis, que implica una disminución de la actividad productiva, y que se ejemplifica con el recorte de empleos en industrias “puntales”, como la automotriz,
- los efectos generales de la descomposición del sistema que extiende las pugnas entre las mafias del narcotráfico (en las que tanto en México como en EUA, los grupos de la burguesía se encuentran fundidos, e incluso sectores como el ejército mexicano está al centro del conflicto), y que se complementa en la amplificación de masas lumpenizadas como la “mara-salva-trucha” que aunque es usada como carne de cañón en su refriega interna, no deja de extender las dificultades sociales, que a ratos se sale del control de las burguesías tanto de EUA como de México,
- y además, la agudización de las pugnas imperialistas que hace que el Estado de los EUA establezca una militarización de sus fronteras.
De frente a esta realidad, el gobierno de EUA busca definir con la “Ley migratoria” un límite a la movilidad de trabajadores, es evidente que el capital instalado en los EUA requiere de ese trabajo, sobre todo porque su condición de ilegales permite se les pague un salario aún más bajo, sin embargo necesita mantenerlo bajo control. Esa medida, en la que se define como delincuentes y criminales a los inmigrantes, y la amenaza de crear un muro a lo largo de la frontera norte de México, ha generado, indudablemente, un coraje en las masas de asalariados latinos (ilegales y con tarjeta verde) establecidos en EUA. Este coraje se expresó en las manifestaciones en la que incluso los jóvenes de manera espontánea salieron de sus escuelas a tomar las calles, sin embargo pronto ese descontento es copado por el Estado con sus diversos aparatos, desde los sindicatos, hasta las ONG, pasando por las estructurales clericales y sectores de los partidos políticos de la burguesía (principalmente sectores del demócrata). Así, aunque se han visto crecer las manifestaciones callejeras abarcando 130 ciudades, y presentándose contingentes, en ciudades como en Los Ángeles, hasta de medio millón, el control y el sentimiento chauvinista que le han impregnado esterilizan el descontento.
De frente a las leyes restrictivas contra los trabajadores inmigrantes en los EUA, la alternativa no es asumir un patrioterismo y suponer que el movimiento de “la raza” o el “mexican power” podrá frenar el golpe, por supuesto la falsa ilusión alimentada por la burguesía de que puede influirse mediante el voto, tampoco debe ser escuchado por los trabajadores… ante las agresiones a las condiciones de vida de los trabajadores la única alternativa que queda es la búsqueda de la unión de todos los trabajadores, sin importar la nacionalidad.
Esta ley anti-inmigrantes no debe terminar alentando la ideología chauvinista, que tan útil le es a la burguesía para mantener su dominio, ni la ilusión de que la democracia y el voto puede mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, esta medida descubre que las agresiones a los asalariados por parte del capitalismo son cada vez mayores, y sólo su unidad, sin importar la nacionalidad es la que puede detener los ataques. Por eso hoy más que nunca el llamado internacionalista: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”, debe colocarse por encima de la bandera tricolor y la de las barras y las estrellas. La agresión en contra de los trabajadores inmigrantes no es ajena a los trabajadores de EUA, ni a los de otro origen, después de todo como dijera Marx (1845): “La nacionalidad del obrero no es francesa, ni inglesa, ni alemana; es el trabajo, la esclavitud en libertad, la venta voluntaria de sí mismo… Su cielo patrio no es el francés, ni el inglés, ni el alemán; es la atmósfera de la fábrica.”
Tatlin/13-abril-2006
Estas reflexiones en sí mismas hacen parte también del despertar de la
clase obrera, del desarrollo de una toma de conciencia de la necesidad de
acabar con el capitalismo. Estas reflexiones son la más viva expresión que le
futuro sigue en manos de la única clase revolucionaria de esta sociedad: el
proletariado[1] [339].
En las últimas semanas, las noticias que llegan de Francia han resultado ser un fresco aire para los revolucionarios y los trabajadores de todo el mundo. La valiente respuesta de los estudiantes franceses lanza un mentís a la burguesía y sus corifeos intelectuales que daban por extinta la lucha de clases en nombre de la «democracia» y de la humanización del capitalismo por la vía del altermundismo y sus múltiples sectas «izquierdistas».
Las diferencias entre lo que está sucediendo en Francia en estos momentos y las manifestaciones altermundistas saltan a la vista.
Mientras que el aparato «izquierdista» de la burguesía fracciona al proletariado en una pléyade de actores sin porvenir (ecologistas, homosexuales, sindicatos, indígenas, etc) los jóvenes proletarios franceses han extendido su lucha al conjunto de la clase, superando sus intereses inmediatos en tanto estudiantes para vincularse con el proletariado francés en primera instancia, pero también con el proletariado de los demás países por las implicaciones y los alcances de su lucha.
Mientras que los altermundistas se caracterizan por sus movimientos dirigidos por figuras emblemáticas y líderes «carismáticos» (Marcos, José Bové, etc) el movimiento francés se ha definido por su capacidad para hacer de las asambleas soberanas sus órganos decisorios y organizativos.
El proletariado ha reconocido en la lucha contra el CPE una batalla de la cual son parte integrante y en la cual se plantea una vez más la inevitable confrontación entre las clases explotadoras y explotadas.
Por comparación, veamos lo que aconteció en la visita del llamado Delegado Zero[2] [340] al municipio de Irapuato. Organizada en principio por un conglomerado de pequeñas organizaciones «izquierdistas» (trotskistas, anarquistas y colectivos estudiantiles de la universidad de Guanajuato), estos grupúsculos de pronto se toparon con un cambio de planes proveniente del mismo Rafael Sebastián («Marcos») y su círculo de «asesores» quienes decidieron dejar en manos de la dirigencia de una organización de «colonos», con raíces en el PPS (Partido Popular Socialista) y vinculada políticamente con el PRI, la recepción a «La Otra Campaña».
En medio de una serie de mutuas descalificaciones que, a decir del primer grupo elegido para tal efecto, llegaron a las amenazas de muerte por parte de la dirigencia del grupo rival, se realizó el arribo de Marcos a Irapuato.
Siguiendo las usuales prácticas de las «asociaciones de colonos» la dirigencia de dicha organización montó el operativo de alojamiento y desarrollo del evento público del Delegado Zero echando mano de los habitantes de los asentamientos irregulares que controla.
En un evento desangelado, cuya concurrencia mayoritaria la constituyeron los colonos «acarreados» para tal efecto, se desarrolló el discurso de Guillén Vicente («Marcos») en la Plaza principal del municipio, recurriendo, como es usual en él a una retórica sentimentaloide, surrealista, pero sobre todo emponzoñada con la deformación de la perspectiva de lucha del proletariado.
Desde su tribuna, flanqueado por la dirigencia de la asociación, unos cuantos oradores improvisados y los usuales «líderes sociales» locales más algún póster de Stalin y Fidel, el Delegado Zero repartió perlas como las siguientes:
- «Los ricos y poderosos nos quieren quitar lo único que nos queda, nuestra pobreza, nuestro pequeño negocio, nuestra parcela».
- «Los ejércitos ya no van a servir para defender a los países de invasiones extranjeras, sino para oprimir a los pobres de los propios países»
- «Van a venir aquí a mandar ya no los mexicanos, sino los gringos y los japoneses»
En la primera cita nos encontramos una vez más con la defensa de la propiedad privada que ha caracterizado a Marcos desde el comienzo de su «carrera» como superstar altermundista. ¿Nos quieren quitar nuestra pobreza? Lo único que tiene el proletario es su fuerza de trabajo y ni su misma «pobreza» le ha pertenecido nunca, sino a los diversos grupos de la burguesía que le expolian (el patrón, el casero, el comerciante, el banquero, etc.) su pobreza les pertenece a ellos porque la necesitan para que el trabajador día con día tenga que venderse por un mísero salario y crear la riqueza que ellos aprovechan. ¿Es acaso este discurso diferente del de otros sectores de la burguesía, como aquel que aseguraba que el indígena será feliz con vocho[3] [341] , tele y changarro[4] [342]?
En ambos encontramos la idea ilusoria de que el proletariado puede, en este sistema económico, ser efectivamente PROPIETARIO bajo los criterios de una mayor adquisición de mercancías. Por ende, la lucha de los pobres tendría como objetivo rescatar la mediana y pequeña propiedad de la voracidad de los grandes capitalistas, batalla por demás perdida dada la tendencia del capital a la concentración.
Los ejércitos NUNCA han servido exclusivamente para defender a las naciones de las agresiones de sus vecinos, sino que también son instrumentos de rapiña internacional pero ante todo su función primordial ES y SIEMPRE HA SIDO la de ejercer la violencia contra las clases dominadas para mantener el sistema de explotación. En esta cita reconocemos una vez más al Marcos que en la Primera Declaración de la Selva Lacandona justifica su alzamiento con la ley burguesa, apelando a la Constitución de 1917. La función de los ejércitos es la salvaguarda de la propiedad privada y la preservación del Estado.
Y por supuesto, no podían faltar las alocuciones patrioteras, dirigidas en total consonancia con la moda altermundista, contra el imperialismo norteamericano y asiático que está provocando pérdidas económicas por sus mayores tasas de productividad a los capitalistas nacionales. Las referencias al «padre de la Patria» estuvieron también presentes aunque faltó el Himno Nacional que siempre acompaña a Marcos en sus pasarelas.
Finalmente, el llamado a unirse a todos «los campesinos, amas de casa, estudiantes, homosexuales, sindicalistas independientes, indígenas, obreros, colonos», diluyendo al proletariado en un pantano de segmentos sociales que son presentados por Marcos y sus intelectuales asociados como los nuevos sujetos revolucionarios.
Cabe mencionar que muchos de los integrantes de las organizaciones izquierdistas «desairadas» por Marcos en su visita a Irapuato han comenzado a replantearse la verdadera naturaleza de «La Otra Campaña», sin embargo, continúan desorientados en cuanto a que consideran que es Marcos el problema y que el zapatismo sigue siendo en esencia un movimiento revolucionario y justo.
Los simpatizantes de este movimiento, jóvenes en su mayoría, deben entender que no es siguiendo a caudillos carismáticos y sus espejismo ideológicos como los desposeídos del mundo encontrarán la solución a la situación cada vez más desesperada que vive la humanidad bajo el capitalismo, sino asumiendo su condición de proletarios y defendiendo por tanto sus verdaderos intereses de clase, tomando la lucha en sus manos, desechando a los Mesías que la misma burguesía vomita para desorientar a su mortal enemigo, la clase obrera. Los jóvenes proletarios mexicanos, como los chinos, los australianos o los norteamericanos deben tomar el ejemplo de los estudiantes franceses, informarse sobre su lucha y difundirla en sus respectivos países, pues la clase obrera es una sola, sin importar las fronteras reales o imaginarias con las que la burguesía intenta dividirnos para mantener su dominio en el orbe.
Las jóvenes generaciones de proletarios han comenzado a integrarse a la lucha conciente y es deber de los comunistas el contribuir a la extensión de esta lucha.
Sobre las mentiras de los encapuchados y sus «padrinos» burgueses lanzamos la consigna proletaria ¡COMUNISMO O BARBARIE! ¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, ÚNANSE!
B/21 de marzo de 2006
[1] [343] Hemos hecho sólo ligeras modificaciones y hemos agregado algunas informaciones adicionales para favorecer la mejor comprensión de este artículo en otros países
[2] [344] «Delegado Zero», nueva denominación que el «subcomandante Marcos» se ha atribuido para distinguir su «nueva etapa» en la «otra campaña».
[3] [345] Vocablo usado en México para designara al «sedán» más económico fabricado por la empresa Volkswagen. También llamado «escarabajo». Un auto «barato».
[4] [346] Forma popular de designar a los «pequeños negocios». Durante el gobierno de Fox se pretendía hacer de la microempresa un detonador de la economía nacional. De nuevo era el viejo mito burgués que consiste en pensar que un «negocio pequeño» un día puede llegar a «ser grande» y así combatir la miseria ¿Quién comprará si todos vendemos?
El 24 de marzo de 1976 una junta de jefes militares, con el General Jorge Rafael Videla a la cabeza, se hizo del poder en Argentina. Se iniciaba así lo que se le llamó como Proceso de Reorganización Nacional que no era otra cosa que un profundo proceso de militarización del trabajo y de toda la vida social, 30 mil víctimas dan testimonio de la barbarie de la que es capaz la burguesía. Hoy, 30 años después, la clase capitalista da rienda suelta a la “fiesta de la democracia”, bajo el lema de “nunca más” se hacen remembranzas de los golpes de Estado que se propagaron en América Latina en la década de los 70 (Brasil, Argentina, Chile, etc.). Toda esta alharaca pretende introducir en el proletariado la idea de que la “dictadura es mala” y la “democracia buena” ocultando así la esencia de la miseria y la violencia contra los trabajadores: la permanencia de un sistema de explotación del trabajo asalariado y cuya decadencia arrastra a la humanidad entera a un abismo sin retorno.
Desde la entrada del capitalismo en su fase de decadencia, es decir, desde que dejó de ser un sistema de progreso para la humanidad (desde la I Guerra Mundial), no hay ya lugar para la lucha por “la democracia”. Ya no existen más fracciones “progresistas” de la burguesía y la democracia revela toda su naturaleza como justificación de la explotación capitalista. La masacre del proletariado español en 1936[1] [347] en vísperas de la II Guerra Mundial se pudo realizar gracias a las trampas de la democracia, la clase obrera fue encuadrada en la defensa de la política del “mal menor”, es decir, habría que elegir entre un verdugo vestido de militar u otro vestido de traje y corbata. Durante toda la guerra fría (Fin de la II Guerra Mundial hasta la caída del Muro de Berlín en 1989) la democracia fue presentada por la burguesía como sinónimo de “libertad” en contraposición a los regímenes estalinistas, falsamente llamados comunistas, esta “oposición” es en realidad la cobertura de un mismo sistema de esclavitud asalariada, tanto en los países occidentales como en los del Este pasando por China, Albania y Cuba la explotación de la clase obrera ha sido y sigue siendo el pan de cada día. Si la burguesía y sus intelectuales se desgañitan por presentar “sistemas diferentes” se debe simplemente a que toda la burguesía mundial está interesada en evitar que los trabajadores comprendan que el verdadero cambio vendrá de la eliminación de capitalismo y no de un cambio de vestimenta de éste.
El capitalismo es como un monstruo de mil cabezas, lo mismo se presenta como una “democracia” rebosante de “libertades” que como una feroz dictadura militar. Lo que a la burguesía siempre le ha convenido es despistar a los obreros hacia el lodazal democrático presentando a la democracia como “el mejor de los mundos” y ocultando cuidadosamente, y en ello colaboran tanto la izquierda como la derecha, que detrás de sus sistemas parlamentarios y electorales y demás instituciones se esconde una feroz dictadura del capital sobre el trabajo. Es esta realidad la que nos ocultan cada vez que hay un festejo de la “democracia” en ocasión de las hipócritas poses de la burguesía que hoy se rasga las vestiduras al recordar los sangrientos golpes militares de los 70.
Los regímenes militares que subieron al poder en América latina en los 70 reforzaron la lucha de la burguesía norteamericana contra el rival “comunista”: la URSS. En el cono sur se desplegó la terrible Operación Cóndor, la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), las Brigadas Blancas en México, es decir el capitalismo abiertamente realizaba asesinatos a mansalva y desapariciones como medios de terror contra una clase trabajadora que trataba de emprender el camino de la lucha. Esta política estaba particularmente dirigida contra todo aquello que oliera a “comunista”, era una forma en que los EUA metían la disciplina en su patio trasero contra la influencia de sus rivales de la URSS. El general Videla declaró una vez que “un terrorista no es sólo el portador de una bomba o una pistola, sino también el que difunde ideas contrarias a la civilización cristiana y occidental”, la burguesía latinoamericana cerraba filas con los EUA y la “civilización cristiana y occidental” podía sentirse a salvo bajo la protección de los militares.
Hoy los EUA escandalizan ante el dictador Hussein (¡que ellos crearon, protegieron y premiaron!), ante los “crueles talibanes” (que también ellos armaron) y montan en “cólera” ante los atropellos de los “derechos humanos”. Sin embargo, ese mismo Estado paladín y “defensor de las víctimas” se hizo de la vista gorda durante 20 años de dictaduras en este continente, Pinochet y sus congéneres gozaron del apoyo abierto y de la protección de los EUA. La misma clase capitalista en EUA desarrolló toda una campaña de terror contra los trabajadores bajo el pretexto de la lucha contra “el comunismo” (juicios abiertos contra todo aquél que se llamara “comunista”, incluso se sentenció a muerte a supuestos “espías rusos” e incluso actores y productores de Hollywood fueron usados y hostigados para “mostrar el ejemplo”). Un personaje como Nixon escaló al poder gracias a su “anticomunismo”, es decir, a su férrea defensa del “mundo libre” donde irónicamente se inducía a “pensar en una cierta dirección”.
Esta hipocresía podríamos decir que es una cualidad de cualquier burguesía. El Estado mexicano por ejemplo, “abría los brazos a los exiliados víctimas de las dictaduras” mientras que por otro lado exterminaba en la llamada “guerra sucia” a todos aquéllos que osaban alzar la voz contra las injusticias y la opresión.
Los discursos del “nunca más” y las lágrimas de cocodrilo de la burguesía llevan la clara intención de hacer olvidar la barbarie capitalista vestida de militar y de machacarnos que la democracia es casi “un paraíso”. No ha habido en la historia clase explotadora más cínica que la burguesía, cuando nos hablan de “libertad” es para mejor cubrir la opresión, cuando lanzan peroratas sobre el progreso es porque el hundimiento económico devora las entrañas de la sociedad, los discursos sobre la “libre elección” esconden la realidad de un sistema electoral diseñado para engañar y sembrar ilusiones en un modo de producción cuya agonía sólo representa miseria y barbarie.
La democracia no es una meta histórica para el proletariado, éste tendrá que derribar al capitalismo junto con ése su quinto pilar: la democracia. Hoy todos los gobiernos invierten sumas escandalosas en elecciones y en el mantenimiento de sus “instituciones democráticas”, a toda costa deben “validar” la explotación capitalista. Todos los medios de comunicación de la burguesía invierten tinta y espacios cada ocasión en la que se trate de marcar la “diferencia” entre los gobiernos militares y los democráticos, apoyándose en el dolor y el traumatismo dejado por esas masacres en la clase trabajadora, todos los “aniversarios” o “conmemoraciones” de ese tipo no hacen sino alimentar la ilusión de que el “capitalismo democrático” finalmente “no es tan malo” como los regímenes militares de los 70. Un vistazo a la situación mundial actual debería bastar para hacer añicos todos esos discursos.
Abril de 2006/Dan
El aumento de precios que se ha destapado en los primeros días del mes de enero ha hecho ver que las declaraciones sobre la fortaleza de la economía mexicana y la eliminación de la crisis económica, son sólo discursos huecos. La crisis económica capitalista, que desde finales de los años sesenta se destapó y se extiende hasta el presente, se agudiza cada día, degradando la vida de los trabajadores de todas partes del planeta. Los problemas económicos del capitalismo conduce a que la clase dominante arrecie los ataques en contra de los asalariados, afectando a las condiciones de jubilación y pensión, haciendo crecer a la masa de desempleados, incrementando los ritmos de trabajo y conteniendo de forma directa al salario. Pero el incremento de precios también es un mecanismo que la clase dominante utiliza para echar sobre las espaldas de los trabajadores la carga de la crisis.
Los trabajadores deben de tener presente que esta degradación que sufren sus condiciones de vida no es sólo producto de la aplicación de una mala política, de una incapacidad o poca sensibilidad de los gobernantes, es la manifestación clara de lo que significa el capitalismo, porque la riqueza y ostentación de la clase dominante se sostiene sobre la miseria de los proletarios, por ello mientras siga existiendo este sistema los trabajadores están condenados a sufrir la explotación y la miseria. La agudización de la crisis y de sus secuelas, como lo es en este caso el incremento de precios, no hace sino poner de relieve la necesidad que existe para la clase trabajadora de destruir el capitalismo.
El incremento de precios de las mercancías de consumo básico, y entre ellos el de las tortillas de maíz, es un golpe directo a las condiciones de vida de los trabajadores.
El salario mínimo diario durante 2006 era de 48.91 pesos (4.45 dólares), el cual era ya expresión de la precaria condición a que se somete a los trabajadores. Para este año que empieza se ha establecido un salario de 50.57 pesos (4.60 dólares), lo que implica un incremento del 3.4%, no obstante la tortilla de maíz se ha elevado en más del 40% (pasando de 6 pesos a 8.50). De manera que en 2006 un trabajador con un salario mínimo diario podía adquirir 8.15 kilogramos de tortilla de maíz, pero ahora apenas puede comprar 5.9 kilogramos, a todo ello hay que agregar el incremento de precios del resto de mercancías que requiere para sobrevivir él y su familia.
Cuando la crisis económica del sistema se agudiza la burguesía también ve afectada su ganancia, no obstante esta busca recuperarla aplastando los salarios, incrementando los ritmos de explotación y al mismo tiempo aumenta los precios, por eso la elevación generalizada de precios es un golpeo contra todos los trabajadores. Esta realidad trata de esconderse afirmando que no hay “topes” al salario, en tanto muy pocos ganan el “salario mínimo”, sin embargo las mismas cifras oficiales llevan a indicar que cerca del 30% de la población activa recibe este salario (sin referir al 1.7 millones de jubilados que también perciben ese monto). Aún suponiendo que hay una parte de trabajadores que no reciben el mínimo, el salario promedio de percepciones es de 1.5 salarios mínimos, lo cual de ninguna forma exenta de la afectación de los incrementos de precios a esa parte de la población trabajadora.
La burguesía descaradamente asegura que los incrementos al salario mínimo lo dicta el nivel inflacionario esperado, sin embargo existe un rezago acumulado entre la inflación y la capacidad de compra del salario mínimo. El grafico que presentamos nos ilustra claramente que mientras los precios (inflación) crece de forma continua, los niveles de vida del conjunto de los asalariados (salarios) se han ido degradando de forma aguda, lo que ilustra el proceso de sometimiento y explotación a la que se viene sometiendo a los trabajadores.
La burguesía ha asegurado durante varios años (desde el gobierno de Salinas, hasta el actual) que la “disciplina interna”, que consiste en la reducción de la masa monetaria, la restricción de los “gastos sociales” (que forman parte del salario “indirecto) y la contención de los salarios, aseguraba el control de la inflación, sin embargo hoy, que la secuela del crecimiento de precios se agudiza, busca “nuevas” explicaciones, que van desde las de corte más oficial, que lo refieren como un problema temporal, producto de las modificaciones del mercado, hasta las radicaloides presentadas por el aparato de izquierda del capital (PRD en particular) que afirman es por la aplicación de una mala política agropecuaria y de un proceso especulativo sostenido por las grandes empresas trasnacionales. Sin embargo, aunque algunos de sus argumentos describen algo de los sucesos, nunca dirán que este problema es expresión de la crisis que aplasta al sistema capitalista, lo que ellos refieren como causantes no son sino efectos de la misma crisis. Las presiones del mercado y las actuaciones especulativas expresan de forma aparente la aparición de este problema, pero la competencia en el mercado es más feroz cuando arrecia la crisis, y es eso lo que obliga a usar, por los capitalistas la especulación de forma más recurrente, asegurando así sus ganancias.
Es indudable que aún cuando las políticas diseñadas tienen por objetivo proteger las ganancia, el peso de la crisis las inutiliza y no puede impedir se exprese en toda su magnitud las contradicciones económicas, por ello ante este hecho, la burguesía procura cargar el peso de la crisis en las espaldas de los trabajadores. Pero para que sus medidas puedan pasar libremente el capital se asegura de hacer creer a los asalariados que deben de sacrificarse por el bien de la nación, o bien inyecta la idea falsa que basta con esperar un nuevo proceso electoral y así “ajustar cuentas” con los gobernantes...
Pero los trabajadores deben tener presente en su reflexión, que no tienen ni patria ni nación que defender, porque su esencia se encuentra en su condición de explotado, que al mismo tiempo lo lleva a hermanarse con los trabajadores de todo el mundo y lo hace ser por ello una clase internacional. Así mismo no debe olvidar que todos los gobiernos tanto de derecha como de izquierda, tienen como responsabilidad proteger los intereses de la patronal. Por ello es falso que este fenómeno inflacionario no hubiera ocurrido, de haber llegado Obrador al gobierno. La burguesía no puede eliminar las contradicciones del sistema, lo único que puede hacer es esconder o retardar ciertas secuelas, pero tarde o temprano toman dominio. Es por eso que las pretendidas criticas y soluciones que el aparato de izquierda del capital y los sindicatos plantean no son sino trampas con las que se busca desviar el descontento hacia ideas que se amoldan a las necesidades de la clase dominante.
La defensa del cumplimiento del mandato constitucional del “salario digno”, el subsidio a la tortilla, el apoyo al campo, la renuncia de tal o cual funcionario, la renegociación de la comercialización del maíz en el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), la creación de leyes para asegurar la “soberanía alimentaria”, así como el cambio de política o “modelo económico”, son argumentos que se vienen repitiendo por el PRD, sindicatos (UNT, CROM...), grupos de empresarios y agrupaciones agrícolas afectadas (CNC, CAP...), pero todos ellos representan caminos falsos para los trabajadores, en tanto buscan evitar que tomen la defensa de sus condiciones de vida como argumento de lucha, y en vez de ello terminen plegándose a la burguesía, defendiendo a la economía nacional y a sus instituciones. Son argumentos que se pretenden radicales, pero son en realidad trampas para impedir que la clase trabajadora reconozca a su verdadero enemigo: el capitalismo.
En ese plano es que ante esta campaña, el conjunto de los asalariados deben de tener presente que la defensa de la nación, de la economía mexicana, o la búsqueda de “mejores” políticas, son consignas que la burguesía busca imponer para que la defensa de las condiciones de vida queden olvidadas, y pueda extender la esperanza de que el capitalismo es un sistema que puede ofrecer mejoras.
Patrones, gobierno, partidos, izquierda y sindicatos vienen coordinando su actuación para hacer pasar los golpes contra los trabajadores e impedir que expresen de forma real su coraje. Los discursos que el gobierno, el clero y la patronal lanzan llamando a la resignación, son complementados con los llamados que sindicatos y el aparato de izquierda (PRD, PT, FAP...) hacen para defender a la nación, pero ante el feroz ataque lanzado en contra de los trabajadores, estos no tienen otro camino que la lucha, pero para que la lucha tenga un verdadero sentido de clase, debe ser tomada en sus manos, e impedir que la defensa de las condiciones de vida sea desviada.
El real descontento que se presenta entre los asalariados por los incrementos de precios a las mercancías de consumo básico y la afectación a su salario, debe ser un elemento que los una como clase, la defensa de las condiciones de vida de los trabajadores expone en su esencia la crítica a las leyes económicas capitalistas, en tanto ofrece elementos materiales que conducen a entender que el capitalismo no le puede ofrecer sino explotación, opresión y miseria, y al mismo tiempo señala que es la única clase, que, mediante su lucha masiva y conciente puede ponerle fin a este sistema...
Por ello ante los golpes que viene asestando la clase dominante, no hay más camino que la organización y la lucha, pero para que ésta sea efectiva debe pasar por encima y en contra del sindicato y aparato de izquierda del capital.
31-01-07
Revolución Mundial, Sección en México de la
Corriente Comunista Internacional
[email protected] [334]
www.internationalism.org [335]
Noviembre y diciembre trajeron diversos acontecimientos en Oaxaca, de los que debemos analizar y sacar las lecciones: Los maestros han regresado a sus clases, se desarrollaron provocaciones abiertas (incendios de edificios públicos y privados del centro de Oaxaca) con el fin de dar una «justificación» a la acción de la policía, la detención de los «líderes» de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y luego terminar la escenografía democrática al dejar en libertad de los detenidos…
La naturaleza y la dinámica de una lucha proletaria se concentran en sus formas de lucha y en los objetivos que se plantean. En ambos casos la APPO significa un sometimiento del genuino descontento de los trabajadores[1 [349]]. Por su forma de organización no favoreció la independencia política del proletariado, todo lo contrario; agrupando a sindicatos, organizaciones «sociales» y populares se creó un enorme frente interclasista donde cualquier expresión que intentaba buscar la solidaridad en y por la lucha era ahogada en un mar de «líderes sindicales y sociales» donde pululan personajes que pertenecen al aparato de izquierda del capital.
Recordemos de paso que la APPO no surge con el movimiento de los maestros (principios de de mayo de este año) sino hasta el 23 de junio, después de la represión del Estado sobre los maestros el 14 de junio. La APPO surgió como el órgano cuya tarea fue la de conducir a un terreno inofensivo toda la solidaridad genuina que despertó entre los trabajadores y demás sectores explotados el hecho de ver cómo el Estado reprimía impunemente a los maestros. Es el remate que cierra las hojas de la tijera para terminar la agresión contra la protesta magisterial. A partir de su instalación los trabajadores quedaron completamente atados a una estructura que decidía y negociaba lejos de las demandas reales de los trabajadores, simulando que las decisiones se tomaban desde la «base». Pero en realidad era una forma de apresar, contener y controlar el enorme descontento que el capitalismo cultiva en esta particular región donde la pobreza campea y la marginación es el pan de cada día de miles de seres humanos.
La contención y control se realizó a través de la desviación de la lucha contra la miseria y la explotación a una «lucha» por la destitución del gobernador priísta Ulises Ruiz.
Si bien individuos como Ulises Ruiz como representantes del capital son dignos de desprecio ya que simbolizan la opresión y la dictadura de la burguesía, la remoción de su cargo no mejora la situación de los explotados, en todo caso, mejora el posicionamiento de alguna fracción de la misma burguesía que se oponía éste o aquél personaje. Recordemos que en Argentina en el 2001 cambiaron varios presidentes en un mes, en medio de enormes convulsiones sociales, lo mismo pasó en Ecuador; América Latina es rica en esas experiencias donde la caída de un mandatario sólo ha significado su sustitución por otro, mientras que la causa de la miseria, es decir, la subsistencia del capitalismo decadente, no se toca ni un ápice. El cambio de personajes en los gobiernos sólo engendra ilusiones en un sistema que hay que destruir; ata a los trabajadores a una de las peores cadenas de la ideología burguesa: pensar que la causa de la explotación del trabajo asalariado por el capital se debería a la mala gestión de algún pillo ambicioso. Es por ello que la consigna de la destitución de Ulises Ruiz es un objetivo que desvía las energías hacia un blanco errado y que representa, en el fondo, las ambiciones de alguna de las fracciones burguesas en pugna por el poder y que han sabido encauzar el descontento general hacia un objetivo ajeno a la causa del proletariado.
En nuestra prensa hemos venido denunciando cómo las pugnas entre fracciones de la burguesía en el marco de la descomposición del capitalismo se han agudizado y muestran una marcada tendencia a la pérdida de control. Los cacicazgos locales tienden a imponer sus intereses de miras cortas en detrimento de las orientaciones globales de la burguesía nacional que intenta hacerse un espacio en medio de la feroz competencia mundial. Las visiones retrógradas representadas por los restos de la estructura priísta no ceden el poder de manera «aterciopelada». Por su parte las fracciones «progresistas» que están presentes en todos los partidos, muestran una falta de homogeneidad tal que sólo atinan a poner obstáculos a los oponentes, pero no consiguen presentar una visión unida y en una misma dirección. El PRD acusa a Ulises Ruiz de haber ganado las elecciones con fraude, podemos adivinar que ello se realizó en detrimento de su candidato! El PAN y PRD también responsabilizan a Ulises Ruiz del desvío de fondos millonarios para la campaña de Roberto Madrazo (de filiación priísta y representante de una fracción importante de la burguesía mexicana).
Recientemente, justo antes de la toma de posesión del nuevo presidente el 1º de diciembre, la APPO ha difundido la consigna de «Si URO (Ulises Ruiz) no se va, Calderón no pasará!»…¡todo conducido hacia el terreno electorero y de los pleitos por ver qué fracción burguesa se hace cargo del Estado! Un elemento que no debemos perder de vista es que la imposición final del equipo de Calderón fue lo que realmente marcó el destino de los sucesos en Oaxaca. El frágil gobierno encabezado por Calderón se ve obligado a establecer alianzas con los cacicazgos locales, entre ellos el de Ulises Ruiz y el de Puebla (Calderón en su campaña prometió juzgar al «gober precioso», promesa que evidentemente cedió su lugar a las componendas), ello para poder afianzar, por este momento, su posicionamiento y afirmación como fracción dominante. El sindicato de maestros (SNTE), junto con su disidencia (CNTE[2 [350]]), organizaron la vuelta al trabajo. El gobernador Ulises Ruiz ha reacomodado su gabinete, se han destituido a ciertos jefes policíacos tomados como chivos expiatorios, la Policía Federal Preventiva (PFP) empieza su retirada de Oaxaca con el pretexto de ir a «luchar contra el narcotráfico» en Michoacán y algunos personajes de la APPO han sido metidos a la cárcel… Todo esto no es producto del empuje de los trabajadores, sino de su lamentable sometimiento a intereses que no son los suyos. La clase obrera no tiene ningún interés en «reformar el Estado» o en «mejorar la democracia», sus intereses están ligados a la destrucción de la dictadura del capital y de su taparrabos: la democracia.
La detención de «líderes» de la APPO (como Flavio Sosa de conocida trayectoria en el PRD) ha suscitado enormes discusiones sobre los «presos políticos» y el «qué hacer» frente a la represión.
Es verdad que la represión del Estado despierta la solidaridad de los oprimidos con todos aquéllos que son víctimas del aplastamiento por parte de los engranes represivos del Estado. Es verdad también que causa indignación el hecho de ver a la democracia y sus policías, hacer valer su superioridad «táctica y estratégica», aplastando a manifestantes y seres humanos que muy confusamente intentan luchar contra la injusticia, la explotación y la miseria. El problema no es si debemos reaccionar y «hacer algo». Estamos de acuerdo en hacer algo, lo que debemos discutir es qué hacer y cómo hacerlo.
La primera cuestión que salta a la luz de la historia es que el proletariado no tiene muchas posibilidades en la confrontación de la violencia contra la violencia. Las piedras y garrotes tienen poca eficacia frente a las tanquetas, armas de fuego y gases tóxicos de los cuerpos represivos. No es a ese nivel que la clase obrera pueda «competir». El factor esencial de la próxima revolución es la conciencia. La revolución proletaria mundial no es un problema de «a ver quien pega más duro», es su accionar masivo y conciente lo que le da una fuerza superior, para ello el proletariado deberá convencer a las capas no explotadoras y a los marginados de la necesidad de derribar al capitalismo, el proletariado. A la represión violenta del capitalismo el proletariado deberá oponer el arma de su movilización masiva y conciente.
Pedir «respeto» a las leyes burguesas a los mismos burgueses es una ilusión. Abogar en el terreno del respeto a la «libertad de expresión» es suponer ingenuamente que el capitalismo va a permitir libremente el fomento de las ideas que conducirán a su propia destrucción. La consiga de libertad a los «presos políticos» tuvo un gran auge en los 70 y 80, en las épocas de la guerrilla y de las dictaduras militares en América Latina, sin embargo, tal concepto esconde (por muy radical que se presente) la esperanza en las leyes e instituciones burguesas.
Los revolucionarios jamás juzgarán la voluntad, la honestidad y el valor de todos aquellos que, aún cuando actúan de forma voluntarista, se enfrentan al sistema pretendiendo con ello defender a los oprimidos. En realidad todos esos individuos se vieron apresados entre dos fuegos; por un lado, el izquierdismo que los azuzaba a «ir a la barricada», al «enfrentamiento» a la «violencia contra la violencia» y, por otro lado, el poder represivo del Estado que puso en marcha su maquinaria para demostrar que «contra el gobierno no se puede» y que las masas son impotentes ante la represión salvaje del totalitarismo estatal.
La suerte de millones de marginados depende históricamente de la capacidad del proletariado para abrir la vía de destrucción del capitalismo. Ya sea que estas víctimas estén bajo la amenaza de una muerte por hambre, en medio de una de tantas guerras que hoy corroen el planeta o simplemente padezcan la exclusión social. No existe una solución inmediata y sería inútil tratar de buscar hoy un paliativo a la miseria material de millones de seres humanos. Existen muchos ejemplos de cómo los que han intentado ayudar en lo inmediato no han rebasado el marco de la «caridad cristiana» y, peor aún, los problemas que intentaban resolver se van haciendo cada día más graves; tapan un agujero al tiempo que se destapan cinco. Es en este marco que debe abordarse el problema de la represión, víctimas hay por millares y mientras el capitalismo siga en pie ese flagelo lo acompañará. En el marco de la actual democracia que irónicamente está armada hasta los dientes, no podemos esperar un trato «civilizado». La democracia aplastará a todo aquel que plantee acabar con el capitalismo. Es por ello que no hay una lucha «particular» (por los presos, por las minorías, por las mujeres, etc.) sino una lucha central contra el capitalismo. Al plantearse la subversión de la dominación del capital, todas sus consecuencias serán eliminadas.
Sabemos que sacar de la cárcel a un camarada preso no es tanto un «asunto de leyes» o ruegos sino de una relación de fuerzas entre las clase. Si el proletariado es capaz de imponer una relación de fuerzas a su favor desarrollando luchas masivas, podrá entonces rescatar a sus hermanos de clase presos, de lo contrario las leyes se encargarán de «hacer justicia» salvaguardando siempre los intereses del capital. Claro que nos indigna la tortura y la represión, como nos indigna la alienación y la dictadura del capital, de ahí que nuestras esperanzas estén puestas en el desarrollo de luchas masivas por parte de la única clase revolucionaria de esta época: el proletariado.
Oaxaca nos ha mostrado que no basta con «tener ganas de luchar», falta unir estas ganas a una conciencia de quiénes son los enemigos a enfrentar; desde los sindicatos hasta la APPO. Identificar a los enemigos en un gran paso en la toma de conciencia. Y que ayudará a preparar los combates futuros.
Marsan/15-diciembre-06
Notas
[1] [351] Ver nuestro suplemento de Revolución Mundial no. 95 fechado el 18 de noviembre de 2006.
[2] [352] Su sector más «radical», el Coordinara Central de Lucha (CCL), aún cuando no se integran al paro e incluso realizan una critica a los métodos de la APPO y a la sección 22, se integran al escenario mediante una alianza con Esther Gordillo, estableciendo una nueva sección sindical.
CUBA: Del Granma[1 [353]] al “socialismo cubano”, confirmación de la gran mentira latinoamericana
Es corriente escuchar entre el aparato de izquierda del capital, la definición de que Cuba es una sociedad socialista solo que con características especiales, el aspaviento es tan ensordecedor que gana a muchos jóvenes proletarios están convencidos de que esto es verdad y manifiestan su simpatía hacia Castro. Además ante la eventualidad de la muerte de Castro se ha le glorificado, y se hablado acerca del futuro de la pretendida Cuba “socialista” llamando por enésima vez a defender el supuesto “ultimo bastión del socialismo”.
La ola revolucionaria que dio origen a la victoria de la revolución rusa, sufrió una severa derrota en la década de los 20 lo que provocó el auge de una enorme contrarrevolución, de tal suerte que los regímenes que posteriormente se autoproclamaron socialistas en realidad no tienen ninguna continuidad con el movimiento del proletariado, no tienen un carácter socialista. Estos movimientos son guerras de liberación nacional burguesa, lo cual no implica que siquiera sean progresistas. Hemos insistido en es central que los trabajadores comprendan que no hay ninguna continuidad o relación entre la revolución rusa y la 1lamada “revolución cubana”: “mientras en 1917 la clase obrera en Rusia tomaba el poder derrocando a la burguesía, como parte de una oleada revolucionaria internacional que sacudió el mundo en esos años; en cambio en Cuba 1959 es una fracción de la burguesía la que simplemente sustituye a otra, en su afán de sacar adelante al capital nacional.
Mientras que en la ex-URSS el mito del ‘socialismo en un sólo país’ surgió a partir del retroceso de la revolución comunista mundial, del aislamiento y posterior degeneración de la revolución en la propia URSS; el ‘socialismo a la cubana’ en cambio fue establecido ‘por decreto’ del régimen de Castro, al hallarse acorralado, en plena época de guerra fría, entre las pugnas de las entonces dos potencias imperialistas cabezas de bloque (la URSS y Estados Unidos” (RM, nº 9).
La instauración del llamado socialismo cubano, no surgió como una conclusión de una revolución conciente de los trabajadores, sino como un putch de los “barbudos”, y sólo ante el fracaso de un acercamiento de Castro con el imperialismo yanqui, de la noche a la mañana transforma su gobierno en “socialista” y Castro se convertía en “marxista-leninista”.
La revolución socialista es una revolución que por primera vez en la historia tiene que ser conciente. Esto quiere decir que desde un principio, el programa los objetivos la táctica y estrategia que guían al movimiento socialista, es discernido en discusiones abiertas y claro esta que es preciso no debe ser ambiguo, para no “asustar” a los compañeros de ruta.
Por tal motivo, es un argumento falaz querer demostrar que la revolución cubana tenia un carácter socialista debido a que sus principales promotores estaba claros de ello, para lo cual no dudan en presentar el programa que enarbolaban los participantes del asalto al Moncada en el 53, como un programa sumamente inteligente que a propósito estuvo escrito con ambigüedad para no asustar a las capas de la pequeña burguesía y otros, y con ello lograr que no se aislara este movimiento.
De la misma menara también es inviable Un segundo argumento según el cual Castro ya conocía desde su época estudiantil el marxismo y por si fuera poco que el Che ya era un marxista convencido. La fuerza argumentativa de tal idea es tan débil que no merecía ser tomada en cuenta, sino fuera por su reciclamiento una y otra vez. Por ejemplo: se dice que Castro en el aspecto organizativo tenia un espíritu leninista pues escribió: “la ideología, disciplina y dirección. Las tres son esenciales pero la dirección es fundamental, [...] no se puede organizar un movimiento en el que todos se crean con derecho a emitir declaraciones publicas sin consultar a nadie; y no se puede esperar nada bueno de un movimiento formado por hombres anárquicos que a la primera discrepancia tomen el camino que les parece conveniente, desmembrando, y destruyendo el vehículo. El aparato de propaganda y de organización debe ser una fuente que pueda destruir implacablemente a quienes traten de crear tendencias, camarillas, cismas o de sublevarse contra el movimiento”[2 [354]].
Evidentemente no hay nada que se parezca a lo expuesto por Lenin en “Un paso adelante dos pasos atrás”, esta argumentación Castrista recuperada por el italiano Tutino es fácilmente reciclable en cualquier pugna interburguesa, pues no expresa más que una lógica simplista de cómo se pelea la dirección del movimiento sin que por ello se demuestre un carácter necesariamente revolucionario.
La revolución comunista, es una revolución de carácter masivo donde participan masivamente los trabajadores. Los métodos de lucha para nada tienen que ver con la conspiración de un pequeño grupo de intelectuales que pretendan sustituir al movimiento obrero y generar por si mismo un periodo revolucionario.
De esta manera el método de lucha guerrillera, no hace más que atacar este principio fundamental queriendo separar un grupo de vanguardia que se constituye en un ejercito de salvación por encima de la clase misma como lo fue el ejercito rebelde de Castro. El proletariado a diferencia de la burguesía no requiere ni dispone de una fuerza militar por encima de ella, por ello su revolución no es producto de un “ejercito popular” sino de la propia clase obrera levantada en armas, consciente, unida y organizada.
Al revelarse la enfermedad de Fidel y el relevo aún provisional de Raúl Castro, el gran mito del socialismo en Cuba se ha puesto nuevamente en primer plano de la campaña ideológica de la burguesía.
En este contexto se prepara para la transición, post fidelista, para apuntalar el capitalismo de Estado en Cuba y en el PCC se empieza a «debatir» sobre su futuro, así tanto si se impone una vía tradicional en el sentido de dejar las cosas como estan como si lo hace una vía de apertura y se abre más el mercado asemejándose a la vía del capitalismo en China, el proletariado no tiene ningún interés en común con el gobierno cubano en sostener ese régimen capitalista, y su papel será hacer todo por enfrentar a la burguesía cubana y arrasarla a través de una verdadera revolución socialista que instaure un verdadero poder de los Consejos obreros, participando en una revolución mundial.
Vania, diciembre 2006
Notas
[1] [355] Granma es nombre de la embarcación que llevo a Castro desde México a Cuba, la cual arribó el 2 de diciembre de 1956, iniciándose así el movimiento armado que en dos años logro la victoria sobre Fulgencio Batista.
[2] [356] Saverio Tutino, Breve historia de la revolución cubana, Serie popular Era Pág. 105.
En RM 95 destacábamos que los resultados de las elecciones presidenciales del 2 de julio del 2006 habían sido cuestionados por algunos sectores de la burguesía lo que revelaba que continuaban las pugnas internas en su interior en ausencia de acuerdos mínimos para la designación del equipo de gobierno; una situación que vuelve a recordarnos la dificultad que la burguesía tiene para el control de sus procesos electorales. También advertíamos a la clase obrera sobre las nuevas trampas que el Estado capitalista estaba preparando de acuerdo a la nueva situación política ya que por encima de los conflictos internos de la clase dominante siempre cumplirá su función, como representante de sus intereses colectivos, de asegurar que se estructure la estrategia política adecuada para perpetuar la explotación de la clase trabajadora y su dominación como clase. Retomamos algunos aspectos de estos dos ejes de la situación nacional para hacer un seguimiento estrecho tanto de la vida política interna de la burguesía como del nuevo escenario político que esta está preparando contra el proletariado.
“Entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista, hay que subrayar la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación política. La base de este fenómeno es, claro está, que la clase dominante cada día controla menos su aparato económico…” (Tesis 9 sobre la descomposición, Revista Internacional 62). Efectivamente, la dinámica de la vida de la burguesía ha estado dominada particularmente desde finales de los años ochenta por fisuras pronunciadas producto de la agudización de la crisis que multiplica la ferocidad de la competencia entre sus diferentes grupos complicando sus propias relaciones y su capacidad de acuerdos para conseguir una mínima unidad y una disciplina duraderas; y que evidencia un proceso de la descomposición generalizada del capitalismo, marcando la tendencia dominante del “cada quien por su lado” y al “sálvese quien pueda”; impulsos irrefrenables cuyos ejemplos pueden verse por decenas y centenares en las relaciones de los diversos grupos de poder económico y político dentro del Estado capitalista donde se aprecia “una gran fractura política de la burguesía en su conjunto y aunque en su forma se presenta como una bipolarización (PAN-PRI vs PRD), es una fragmentación mayor en la que cada uno de los sectores busca su propio provecho y donde las relaciones entre dada una de las partes se presenta con dificultad, creando alianzas endebles, no duraderas, en las que los intereses se mezclan y los personajes y grupos se mueven de un bando a otro. Por eso, al imponerse a Calderón en la Presidencia, la agudización de la pugna, no sólo presagia su continuación sino su agudización, dada la extensión de la pelea en todos los dominios: partidos, ejército, clero, grupos del tráfico de drogas…” (Punto 5 de la Resolución sobre la situación nacional en México de la III Conferencia Panamericana). El resultado inmediato de esta situación es que cada grupo de la clase dominante al no poder hacerse con un control total del juego político, se dedica a entorpecer el avance de sus adversarios lo cual explica las crecientes dificultades que está teniendo la burguesía en los últimos años para continuar de manera ordenada con sus proyectos económicos y políticos como los tenía planeados.
Después de la asunción oficial de Felipe Calderón continúa la misma situación pues a pesar de que la fracción de AMLO ha venido resintiendo una pérdida importante de apoyos en algunos sectores de la burguesía, la persistencia de su “gobierno legítimo” no expresa más que las dificultades de la burguesía mexicana que hasta ahora no ha podido cohesionarse; para la fracción de López Obrador no se trata de una apuesta menor pues a medida que pasa el tiempo y se definen los reacomodos políticos dentro de las estructuras del poder estatal busca fortalecerse como un referente que pueda aglutinar a aquellos sectores de la misma burguesía relegados de la distribución de los cotos de poder económicos y políticos.
La llamada “transferencia del poder” estuvo marcada por la división de la clase dominante; el mismo hecho de que la fracción de Calderón haya tenido necesidad de blandir de manera amenazante el poder del ejército para apuntalar su gobierno, echando por tierra el “prestigio histórico” de imparcialidad política de ese sector, no hace sino ilustrar las dificultades que hemos venido comentando. En cuanto al show mediático de los diputados del “Frente Amplio Progresista” (PRD-PT-Convergencia -FAP), del cual todos los medios de la burguesía nos hartaron hasta el cansancio, a todas horas, no fue más que un intento por prestigiar de nuevo a las llamadas fuerzas progresistas de izquierda que supuestamente se estarían oponiendo a la “afrenta al pueblo de México”. Por encima de todo este espectáculo hay que notar el mensaje central de la clase explotadora representada por todos los diputados y senadores de todos los partidos de derecha e izquierda: al lado de cualquier diferencia el interés de la nación burguesa está primero.
En fin, las acciones espectaculares del nuevo gobierno federal en cuanto al “combate al crimen organizado” y en particular al narcotráfico no hacen sino confirmar nuestro análisis sobre este asunto: no se trata de un problema entre policías y ladrones sino del mismo conflicto interburgués que enfrenta a las diversas fracciones en pugna por los mayores beneficios de los negocios capitalistas (y vaya que el trasiego de enervantes favorece la acumulación de capital), cuyas ramificaciones cruzan como telarañas todo el edificio de la sociedad capitalista tocando lo mismo a potentados y respetables empresarios, a políticos renombrados, a las procuradurías de justicia, a generalísimos del ejército, a obispos y arzobispos…, por lo tanto, las medidas de hoy corresponden a los ajustes de cuentas de una franja de la burguesía que trata de poner orden también en este terreno disciplinando a los diversos cárteles de la droga a su poder central y por lo tanto a la hegemonía de uno de los cárteles (en la misma prensa burguesa se habla de aquél que está enfrentado a muerte con el Cártel del Golfo), tratando de emular lo que habían venido haciendo sucesivamente los gobiernos centrales del PRI en las décadas pasadas. Sin embargo, hay más simulación que otra cosa, pues son todas las estructuras de poder de la burguesía las que están resintiendo una fractura tan sensible que difícilmente pueden responder al llamado de disciplina de un poder central cada vez más cuestionado por sus propios congéneres. Tan evidente como que los primeros golpes que reinauguran el “combate al narcotráfico”, ahora sí “decidido y firme” se da casualmente en perjuicio de unos cárteles y, por consiguiente, en beneficio de otros (aquéllos al parecer ya hicieron sentir su “desacuerdo” ejecutando a un familiar muy cercando al nuevo presidente).
En primer lugar, las diversas fracciones en pugna siempre tratarán de involucrar a la clase trabajadora para que tomen partido por una u otra. Luego, hay que poner atención en las actividades que lleva a cabo el Estado como garante de los intereses colectivos de la burguesía, en particular sus esfuerzos por revertir los efectos negativos de sus enfrentamientos internos contra la clase obrera. Así, es posible apreciar en la nueva coyuntura el siguiente tinglado político contra el proletariado y con el cual todos los grupos de la clase dominante (PAN, PRD, PRI…) están de acuerdo:
- Primero, aprovechan la disidencia de AMLO y el liderazgo que le han configurado los medios para que funcione como un verdadero polo de atracción del enorme descontento social producto de los ataques a las condiciones de vida y de trabajo contra el proletariado y así tratar de impedir que éste busque una respuesta autónoma como clase. El espantajo sigue siendo la lucha por democratizar al país como premisa para lograr mejores condiciones de vida.
- Luego, estructuran todo un bloque político-sindical autodenominado como de “izquierda progresista” integrado principalmente por el FAP, la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), el Comité Nacional de Organismos Rurales y Pesqueros (CONORP) y la Coalición Ciudadana Nacional, organismos que, aglutinando a más de un centenar de grupos (entre ellos los telefonistas, la Central Campesina Cardenista, sindicato del IMSS), desde el pasado 13 de diciembre suscribieron una alianza para, dicen, defender el “patrimonio nacional”, es decir, los intereses de la burguesía nacional. Sus objetivos concretos son: impedir la privatización del sector energético, impulsar la reforma del Estado y en particular modificaciones del sistema político electoral; además, impulsar reformas económicas que favorezcan el desarrollo, la sustentabilidad, la equidad y la competitividad de la economía; todo ello recubierto de un discurso que pretende luchar por preservar las conquistas laborales y defender los intereses de los trabajadores.
En RM Nº 95 denunciamos los primeros pasos dados en esta dirección por la clase dominante, al parecer a estas alturas el tinglado político sindical está prácticamente definido, listo y aceitado para funcionar como descarrilador del descontento obrero y, sobre todo, de los previsibles estallidos de luchas que necesariamente sobrevendrán como respuesta a los ataques inmisericordes de la burguesía contra las condiciones de vida y de trabajo que han arreciado como lluvia sobre terreno mojado a finales del sexenio anterior y principios del actual. El engaño consiste en calificar al gobierno federal con el mote de derecha e identificar con éste la dureza y la política antiobrera y, por consiguiente, en llamar a fortalecer la opción de izquierda que siempre ha manejado un lenguaje defiende obreros; sin embargo, no se trata más que de un esquema de “derecha-izquierda” elaborado para hacer creer a los trabajadores que la derecha estaría identificada con los “ricos” y la izquierda con los trabajadores, de ahí que habría que fortalecer esta última opción; esta falsa opción esconde el hecho de que todo el abanico político sindical de la burguesía se reparte las tareas con el único fin de dominar y desviar el coraje de la masa de trabajadores en la falsa oposición derecha-izquierda, obstaculizando el desarrollo de su combatividad y, sobre todo, el avance de su conciencia de clase.
La propuesta de este engendro burgués tiene como fin embaucar al proletariado en una búsqueda por perfeccionar el sistema democrático del capitalismo para mejorar las la eficacia del aparato económico y político que garantiza la explotación cotidiana de la clase obrera. Por ello insistimos que los trabajadores no pueden permitir que sus preocupaciones de clase sean desplazadas por demandas pretendidamente superiores como las llamadas demandas ciudadanas (reforma del Estado, defensa de las empresas estatales, democratización de las instituciones…) o la defensa del sindicato, su verdadero combate está materialmente fundamentado en las reivindicaciones de la defensa de sus condiciones de vida.
Así, en medio de las pugnas interburguesas, la clase trabajadora deberá abrirse paso entre todas las trampas que le tiende la burguesía para avanzar en su lucha que nada tiene que ver con las propuestas que en los meses recientes le están haciendo toda suerte de partidos, sindicatos y grupos de izquierdistas cuyas propuestas tienen un denominador común: la defensa del orden burgués a través de su perfeccionamiento democrático.
O/ diciembre del 2006
A finales del 2006, militantes de varios continentes, animados por las mismas convicciones, se reencontraron para discutir juntos las perspectivas del movimiento histórico del proletariado, con ocasión de la celebración de la III Reunión Panamericana. Ahora hubo una diferencia interesante con las anteriores reuniones pues al lado de los militantes varios contactos invitados de manera activa participaron en algunas de las plenarias. Esto fue un signo de los nuevos tiempos y un oxígeno renovador que alimenta las fuerzas de la CCI. Hay que destacar, además, el ambiente militante de amplia camaradería que se respiró de principio a fin y que permitió que las discusiones se desarrollaran en un ambiente fraterno y de disponibilidad para escuchar e integrar todos los argumentos.
Durante muchos años la clase obrera sufrió un retroceso de la lucha de clases y una marcada confusión que se notaba en la ausencia de nuevas fuerzas militantes, este problema estuvo más presente luego de la caída de los regímenes estalinistas, que la burguesía identificó como el fracaso del comunismo y del marxismo. Desde entonces, una de nuestras consignas centrales ha sido «resistir», una tremenda prueba que ha requerido un esfuerzo titánico para sobreponerse y continuar con el combate que el proletariado está obligado a desplegar en la perspectiva de su papel histórico y mundial.
El reforzamiento político y numérico de nuestra Corriente, con las nuevas integraciones de elementos jóvenes que con su dinamismo constituye un verdadero energético que relanza nuestras fuerzas militantes para continuar con el combate por la revolución comunista, con una sólida convicción, una tenacidad y paciencia que sólo aportan la confianza profunda en las potencialidades de la clase obrera y en su organización política revolucionaria.
Además, actualmente, como sucede en el resto de las secciones de nuestra organización, el número de participantes a las reuniones públicas ha aumentado sensiblemente, y nos llegan cada vez más correos para solicitar directamente su deseo de convertirse en militantes, para proponer y desarrollar discusiones o simplemente para pedir las publicaciones, pero siempre con una perspectiva militante. Saludamos a estos camaradas que vienen hacia las posiciones comunistas y hacia nuestra organización.
Es este el contexto histórico en el que se ha celebrado nuestra III Reunión Panamericana cuyos informes, discusiones y resoluciones reflejaron la voluntad militante por clarificar a profundidad las condiciones en las que nuestra clase desarrollará su lucha en el periodo que viene, por lo que esta reunión internacional de la CCI se ha situado desde el principio en la perspectiva histórica de la construcción de la organización y en la preocupación militante por la intervención en la lucha de clases que está conociendo en estos años una importante dinámica hacia la huelga de masas (ver la resolución sobre la situación nacional en México en este RM).
Esta última reunión internacional de la CCI reafirmó la tendencia observada en todos los continentes: es la nueva generación de la clase obrera la que está empujando fuerte para avanzar hacia el futuro, un signo en verdad prometedor.
Revolución Mundial,
Diciembre - 2006
Las Resoluciones que presentamos son producto de la discusión desarrollada en la III Reunión Panamericana. Éstas expresan el esfuerzo de los revolucionarios para comprender la realidad a la que se ve enfrentada la clase obrera en el presente y de esa manera poder sacar las lecciones que permitan preparar los combates. Este trabajo de profundización no es un recreo intelectual de un grupo de “iluminados”, es un producto que pertenece al proletariado. La organización revolucionaria no es una estructura ajena al conjunto de clase trabajadora, ni está al margen, ni está a su servicio, es parte de ella misma, por ello su labor de profundización le pertenece a ella.
1. Son ya cerca de cuarenta años que la crisis económica se abrió y el capital no ha encontrado una salida duradera, lo único que ha podido ofrecer durante este tiempo son programas que tienen como objetivo esconder o limitar a corto plazo sus efectos más visibles. Todo ello ha sido mediante la agudización de la explotación, lo que se ha reflejado en una pendiente suavizada de la afectación de la ganancia capitalista, pero en una gravísima degradación de las condiciones de vida de los trabajadores. Ni aún los países industrializados han podido esconder esos efectos. Los mitos creados a lo largo de este tiempo se han esfumando uno a uno:
- durante los años 70 fueron los “NIC’s” y el “milagro japonés” los ejemplos para proclamar la eternidad del capitalismo, y la crisis mostró que el uso excesivo del crédito y las altas tasas de explotación no son medicinas infalibles, de manera que a fines de los 90 la burguesía ve con asombro derrumbarse las economías asiáticas.
- En los años 80 las economías latinoamericanas eran consideradas como los “mercados emergentes” que darían cabida a los capitales en busca de valorizarse. Sin embargo, la burguesía más tardó en inventar el mito en que estas economías mostraran su fragilidad, dispersando los efectos de la crisis que buscaba ocultar. Luego de reaparecer las secuelas, se busca un nuevo esquema ideológico para ocultarlo, esta vez lo hace presentando estos problemas como peculiaridades de la región, siendo por ello explicados como “recesiones regionales” (o efectos: “tango, tequila o samba”) que “contagian” al resto de la economía.
- En los 90 fue la economía de EUA, con su supuesto crecimiento (impulsado por la “nueva economía” y el crédito), con el que se buscaba mostrar la fortaleza del capitalismo. Sin embargo la apertura de la recesión a fines del siglo XX ponía al desnudo la fuerza de la crisis capitalista, arrasando lo mismo a las regiones frágiles que a las altamente industrializadas. Los mitos sobre la creación de zonas de desarrollo y la tendencia a la “convergencia al desarrollo” sostenida por los economistas, se vuelve un simple argumento ideológico, como también lo es la esperanza en el “crecimiento” de China e India. Estas manifestaciones entusiasta de la burguesía, no tienen sustento real en tanto no existe condición alguna que posibilite usar a Asia como palanca de expansión del mundo, la deslocalización de capital usada en el “caso chino e indio” son formas de escape limitadas del sistema. Las alabanzas que se lanzan hoy a estas regiones, son las mismas que hace unos años se hacían para el llamado “modelo sueco” y sus ventajas económicas, no obstante la realidad de la crisis ha hecho que estas hayan quedado en el olvido. La considerada “floreciente” economía sueca ha tomado de manera evidente la misma tendencia degradante presente en el resto del mundo, al grado que su tasa de desempleo oscila entre el 15 y 17%.
Estas dinámicas nos permiten llegar al entendimiento de que la implementación de medidas de capitalismo de Estado, el recurso del crédito, y la aceleración de los niveles de explotación pueden esconder los efectos recesivos en una región a corto plazo, no obstante la crisis en su avance rompe toda “protección” y afirma su tendencia sin dejar ninguna zona fuera de su dominio.
2. El centro de la estrategia capitalista para la recuperación de la acumulación, ha tenido en los últimos años el uso de las políticas denominadas “neoliberales”. Estas medidas (llevadas lo mismo por gobiernos de izquierda y derecha) aunque requieren adelgazar al Estado, no limitan su poder, por el contrario, la forma que toma el capitalismo en su fase de decadencia, el capitalismo de Estado, se ve reforzado.
El Estado, con las políticas “neoliberales”, toma una responsabilidad mayor para conducir la gestión de la crisis y la protección de la ganancia capitalista, lo mismo mediante la eliminación de la propiedad estatal (creando, mediante la privatización, nichos ficticios de acumulación), que mediante la intervención directa para el rescate de partes de la economía (tanto del aparato productivo como del financiero). En el mismo sentido las “políticas neoliberales” aplicadas por el capital a lo largo del planeta tienen como objetivo reforzar las medidas de explotación empujando al incremento de la productividad del trabajo (mediante la llamada “flexibilización”) y limitando los salarios (en su forma directa e indirecta). Pero el hecho de que estas políticas expresen con mayor fuerza la brutalidad del capital, no significa que la expresión del consenso keynesiano de posguerra represente una opción para los trabajadores –tales medidas, hermanadas con los mecanismos de control conocidos como “fordistas” tuvieron también como base la acelerada explotación de los asalariados– simplemente se pone de manifiesto que, ante la agudización de la crisis el capitalismo requiere de políticas cada vez más duras y brutales, lo cual no significa que tales medidas ofrezcan una solución a la crisis.
3. La burguesía de la región busca, infructuosamente esconder la presencia evidente de la crisis. Las declaraciones oficiales proclaman la ruptura del “ciclo recesivo sexenal”, y la afirmación de la “estabilidad macroeconómica”, con ello pretenden demostrar que la economía mexicana se encuentra reforzada y blindada ante la crisis. Las medidas “estabilizadoras” aplicadas, han permitido que las ganancias de ciertos sectores capitalistas hayan tenido cierto respiro, pero en el interior del propio aparato capitalista los efectos de la crisis hacen que los niveles de competencia se agudicen y extremen sus contradicciones, lo que hace que se al interior de esta se genere en el plano político una feroz lucha.
4. Las condiciones de vida de los trabajadores en la región se han degradado a niveles que no se conocían, expresándose fundamentalmente por la expansión del desempleo. Este problema se ha convertido desde los 80 en un mal crónico. Durante los últimos 5 años las instancias de gobierno aseguran haber creado (en promedio) 300 mil empleos por año. Sin embargo el monto de la población que cada año cumple con la edad para ser asalariado es de 1.3 millones, lo que significa que tan solo considerando esa nueva masa de trabajadores que demandan trabajo entre el 2001 y 2006, hay un rezago de 5 millones.
Es característica del sistema capitalista no hacer depender la acumulación de la masa poblacional de asalariados potenciales y activos, tan es así que es condición del sistema la existencia de una “población excedente de trabajadores”; sin embargo en el período de la DECADENCIA hay una marcada tendencia a desplazar fuerza de trabajo, de forma que aún cuando se expande el capital, deja a un número mayor de la población fuera de la posibilidad de convertirse en trabajadores activos. El capitalismo no sólo no logra incorporar a núcleos de estamentos provenientes de formas antiguas de producción (como lo es en América Latina, la abundante población de campesinos y artesanos depauperados), sino incluso la tendencia es a mantener un crecimiento en términos absolutos de cesantes.
Pero además del peso del desempleo, hay que agregar la precariedad de los trabajos: de los 300 mil empleos creados por año durante 2000-05, el 50% son eventuales, incluso si tomamos los datos de la OIT notamos que la precariedad del trabajo se extiende aún más, dado que calcula que “7 de cada 10 empleos son ‘informales’”.
Sin duda la agudización de la crisis acarrea mayor miseria y penurias, pero es esa misma carga la que empuja al combate. De manera que la crisis y la miseria que ésta engendra sigue siendo el detonante principal para la toma de conciencia de los trabajadores.
5. La categoría desarrollada por la CCI sobre la descomposición ha permitido analizar de forma adecuada la dinámica que rige la vida de la burguesía. La tesis 9 sobre “La descomposición”, señala claramente: “Entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista, hay que subrayar la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación política. La base de este fenómeno es, claro está, que la clase dominante cada día controla menos su aparato económico…” (Revista Internacional 62).
Tomando este marco como referencia es posible entender que la agudización de la crisis económica y con ello de la competencia, ha dejado ver, de forma mucho más clara, aquellas fisuras que desde fines de los años ochenta empezaban a aparecer en la estructura política de la región. En todos los planos de la vida de la burguesía las pugnas se aceleran y el período electoral pasado condujo a una aceleración mayor de éstas, por ello la pelea presente entre Obrador (PRD) y Calderón (PAN, con alianza de última hora con el PRI), aunque se expone como una farsa por la forma en que se presenta, no es simulación, es un enfrentamiento real, que muestra en realidad una ruptura de la disciplina. Es preciso decir que no es una lucha por diferencias ideológicas, por la forma de gobernar, o por el “modelo económico” a seguir; no se trata tampoco de la transformación política de la disputa presente entre los capitalistas especulativos y productivos; mucho menos tiene que ver con esa explicación que los voceros del capital usan para encubrir la existencia de un sistema basado en la separación de clases sociales, y entonces refieren que se trata de un conflicto de la “clase política”... Lo que en realidad encontramos es una gran fractura política de la burguesía en su conjunto, y aunque en su forma se presenta como una bipolarización (PAN-PRI vs PRD), es una fragmentación mayor en la que cada uno de los sectores busca su propio provecho y donde las relaciones entre cada una de las partes se presenta con dificultad, creando alianzas endebles, no duraderas, en las que los intereses se mezclan, y los personajes y grupos se mueven de un bando a otro. Por eso, al imponer a Calderón en la presidencia, la agudización de la pugna, no sólo presagia su propia continuación sino su agudización, dada la extensión de la pelea en todos los dominios: partidos, ejército, clero, grupos del tráfico de drogas...
El hecho de que la burguesía hasta el final del proceso electoral definiera cuál era el candidato elegido para formar el equipo de gobierno no hace sino demostrar que fue un grupo el que logró imponer su fuerza, pero no logró cohesionar a la clase dominante en su conjunto; apenas ha logrado aglutinar en torno suyo a un núcleo que está unido con lazos endebles.
Cada vez más se hace evidente que la característica particular de este período es que cada grupo de la clase dominante, si no puede establecer un dominio total del escenario, se conforma con no dejar avanzar a su enemigo, imponiendo, mediante la fuerza, continuos obstáculos. De esta forma es que encontramos que la tarea de estos grupos, más que la construcción de proyectos es la destrucción de lo que pueda hacer su enemigo, de lo que se trata es bloquear. Es la agudización de esa tendencia la que se perfila luego de pasadas las elecciones y de que se impone como presidente a Calderón.
6. La presencia de un “gobierno paralelo”, encabezado por Obrador y el Frente Amplio Progresista, expone algo más que la actitud megalómana de un personaje, como lo hacen ver los analistas de la burguesía, es la manifestación de la dificultad de la burguesía por cohesionarse. Esta falta de fortaleza en el tejido social motiva que broten continuas impugnaciones, en las que incluso se abren posibilidades de que tomen relevancia expresiones sin mucha consistencia política (como en su momento ocurrió con Hugo Chávez en Venezuela). La fracción representada por Obrador, aunque ha perdido presencia entre la clase dominante en los últimos meses, no deja de ser un referente al cual pueden recurrir sectores de la misma burguesía, que se ven descontentos con la forma en que se vienen distribuyendo las jerarquías y canonjías en el gobierno.
Es indudable que estas situaciones son una dificultad para que la burguesía asegure el control de su estructura política, no obstante se vuelven una carga adicional para la clase trabajadora en tanto las dificultades le son revertidas mediante la acción continua de las fracciones burguesas que buscan involucrarla en sus luchas, induciéndola a tomar partido por alguna de ellas.
La confusión y dominio que logró la campaña electoral sobre amplias capas de asalariados, y en particular la comandada por Obrador, así como su campaña de defensa de la democracia, son un ejemplo evidente de cómo la burguesía, pese a vivir en un enfrentamiento interno, logra revertir sus efectos a los trabajadores.
7. La crisis, presentada de forma concreta ante los trabajadores a través del acrecentamiento de los niveles de explotación (acelerando los ritmos de trabajo), el golpeo a los salarios (de forma directa e indirecta, a través de la afectación a las jubilaciones) y el despido masivo, ha conducido a respuestas importantes por parte de los trabajadores, a nivel internacional, lo que nos habla de un cambio cualitativo en la dinámica de la lucha de clases.
A partir del desarrollo de las movilizaciones de los trabajadores de Europa central en 2003, se presenta un giro en la lucha de clases que queda evidenciado de forma contundente por el combate de la primavera de 2006, llevado a cabo por trabajadores y estudiantes en Francia contra el Contrato de Primer Empleo (CPE). En este movimiento la manifestación masiva, ha sido marcada no solo por la espontaneidad y combatividad, sino fundamentalmente por el nivel de conciencia alcanzado y que queda expuesto:
- por la claridad en la defensa de las reivindicaciones,
- por la capacidad de organización, que recobra la tradición proletaria de la reflexión colectiva mediante Asambleas Generales (lo cual impidió que la estructura sindical y el aparato de izquierda del capital arrebata el control),
- y por la manifestación abierta de la solidaridad.
Esta experiencia no se presenta como un hecho aislado, sino es una tendencia que va tomando forma de manera lenta y con no pocas complicaciones (como lo corrobora, pocos meses después la huelga de los trabajadores metalúrgicos en España). En el caso de esta región dicha tendencia también se presente, aun cuando es notorio que la clase dominante, sumida en una pugna interna, ha podido involucrar a los trabajadores en su dinámica, logrando así sabotear y controlar el descontento.
8. El peso de la crisis ha expuesto verdaderos descontentos en la clase obrera de la región, la muerte de 65 trabajadores en la mina de Pasta de Conchos abrió un descontento importante entre los trabajadores, que dirigían su coraje lo mismo en contra de la empresa, que contra el sindicato y el gobierno, no obstante la burguesía, aprovechando el descontento en contra del sindicato al que abiertamente acusaban de ser uno de los responsables de la muerte de sus compañeros, busca ajustar cuentas en contra del viejo cacique sindical Napoleón Gómez creando un ambiente de gran confusión en tanto desvía y anula toda la combatividad bajo la engañosa consigna de la defensa de la “autonomía sindical”. En el mismo sentido el peso de la campaña electoral, y más particularmente la orquestada por la izquierda del capital (PRD), logró desviar el descontento presente entre los trabajadores al someterlo a las exigencias de una fracción de la burguesía, que utilizó su presencia como carne de cañón. En este período, como nunca ha quedado evidenciada la naturaleza burguesa del aparato sindical y de la izquierda.
9. Aunque la capacidad de convocatoria del EZLN declinó por el desgaste de su discurso, aunado a su alejamiento del PRD, el peligro que presenta contra los trabajadores no deja de ser menor. La 6ª declaración, lo mismo que “la otra campaña”, convocada por el EZLN, se presentó como un medio más de extensión de la confusión entre los trabajadores, en tanto que, con el uso de un lenguaje radical, el neo-zapatismo somete a amplios sectores de trabajadores a la defensa de la ideología burguesa, adelantándose a anular su descontento real en contra del capitalismo al empujarlos a asumir la defensa de la nación y la reconstrucción de las estructuras e instituciones que forman parte del dominio capitalista (por ejemplo la constitución y las estructuras de gobierno). La mutación continua de la ideología del EZLN acondicionada según las necesidades del momento, así como de su discurso sentimentaloíde y maleable, que pasa rápidamente de la fanfarronada de “avanzar militarmente hasta tomar la ciudad” a la palabrería pacifista que convoca a la conformación de un frente de todas las fuerzas izquierdistas, hacen de esta estructura izquierdista uno de los instrumentos potencialmente más peligrosos para los trabajadores y de gran utilidad para el capital, en tanto es su “nueva izquierda radical”, encargada de establecer el relevo en el trabajo de sabotaje, fundamentalmente conteniendo y desviando el coraje y combatividad de sectores de trabajadores que logran romper con el dominio del PRD-PT.
10. Las pugnas interburguesas que han tomado lugar en la región han logrado involucrar a los trabajadores como instrumentos de presión. El caso mencionado de Napoleón Gómez, en contra de la fracción representada en el gobierno federal, no es sino una de las diversas peleas entre fracciones de la burguesía en las que se usa a los trabajadores como grupos de presión. Pero el aspecto más espectacular de estos hechos está presente en Oaxaca, donde los intereses de diversas fuerzas de la burguesía (lo mismo Esther Gordillo, Murat, Madrazo, Ulises Ruiz y los grupos pegados a Fox) utilizan el descontento presente en los maestros y masas marginadas de la región, para empujar a la creación de conflictos. Fundamentalmente las diversas fracciones de la burguesía en pugna intervienen a través del sindicato de maestros (SNTE-CNTE, sección 22) para controlar las movilizaciones. Éstas aunque buscan dar expresión al descontento verdadero presente entre los trabajadores de la educación, levantando la reivindicación salarial, son rápidamente copadas por la burguesía haciendo que la defensa de las condiciones de vida quede en un segundo orden, para ceder su lugar a consignas que representan callejones sin salida, como “destitución de Ulises Ruiz” y la democratización de Oaxaca.
La combatividad genuina de la masa de trabajadores y demás sectores explotados es desviada y sometida a métodos de lucha sin perspectivas, en tanto la aísla del conjunto de la clase trabajadora. Su conciencia de clase, por otro lado, es golpeada en tanto que se le coloca tras banderas ajenas a sus intereses. A todo ello hay que agregar que los “mecanismos de protesta”, como plantones, largas marchas desgastantes…, al asegurar el aislamiento, ayudan eficazmente a la apertura de la represión.
11. La solidaridad real que expresaron trabajadores y otros sectores explotados ante la represión lanzada en contra de los trabajadores (14-06-06) no fortaleció la movilización, dado que el aparato de sabotaje del capital se encargó de encausar esa fuerza hacia intereses ajenos a los asalariados. En vez de ayudar al impulso de la reflexión colectiva y la extensión del combate, se dispersaron las fuerzas.
Al conformarse la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO), se crea una estructura interclasista en la que los trabajadores y el resto de las fuerzas sociales no explotadoras quedan sometidas al dominio de los sindicatos y agrupaciones izquierdistas. El izquierdismo (desde el estalinismo hasta el trotskismo) afirma se trata de la apertura una “insurrección”, y compara esta agrupación con un “soviet”, o con una comuna, no obstante lo que se presenta en esta región son manifestaciones alejadas del control de la clase trabajadora y donde ni los objetivos, ni los métodos son expresión de su fuerza. La violencia y la defensa de las barricadas en contra del asalto realizado por las tropas formales y las fuerzas paramilitares, aunque exponen un coraje verdadero en contra del sistema, al no tener objetivos de clase, se transforma en un simple accionar desesperado, suicida y sin perspectiva histórica.
12. El uso de medidas de control represivo y de explotación se presenta como una tendencia a agudizarse, tal situación nada tiene que ver con el pretendido peligro de la “derecha en el poder”, sino con la profundización de la crisis y la aceleración de la descomposición. Los gobiernos de izquierda presentes en AL han tendido que asumir la misma actitud, lo que pone en evidencia que los gobiernos de derecha o de izquierda son enemigos de los trabajadores.
En el futuro inmediato está la amenaza de modificar el sistema de pensiones y seguridad social (tanto para afiliados al IMSS como al ISSSTE), ampliando la edad de retiro y limitando los servicios médicos (aspecto que en Brasil fue implementado a los pocos meses de formarse el gobierno de izquierda representado por Lula). Esta amenaza, desde ahora, ya deja ver algunas muestras de descontento entre los trabajadores pero también es notoria la preparación del aparato sindical para adelantarse y sabotear toda combatividad; fundamentalmente buscan desviar la preocupación hacia caminos falsos como la “defensa de la ley del trabajo”, con ello aseguran el control de las movilizaciones y anulan la reflexión crítica. La dinámica combativa y reflexiva que la clase obrera viene mostrando a lo largo del planeta, está presente también en la región, no obstante las dificultades que tiene que enfrentar no son pocas.
Noviembre - 2006
La guerrilla
nicaragüense, “Frente Sandinista de Liberación Nacional” (FSLN), en 1979
mediante un putch militar derroca al gobierno del tirano Anastasio
Somoza e instaura un gobierno de izquierda, que a diferencia de lo que pasa en
Cuba o en otras guerras de liberación nacional (presentes de forma amplia en el
período de la “guerra fría”), ni se declara “socialistas”, ni logra integrarse
de manera completa en el aro de dominio de la URSS –que luego de la 2ª Guerra se establece como
cabeza de bloque opositor a los EUA. La posición de la burguesía nicaragüense
se encontraba dividida entre los dos bandos imperialistas en rivalidad: la
relación económica y política dominante llevada por los EUA en toda América
latina, acercaba a un importante núcleo de la clase dominante de esa región con
los intereses del tío Sam, pero había una parte importante que se apoyaba en el
bando de la URSS,
esa bipolaridad presente en el planeta es la que daba el marco a la “guerra de
baja intensidad” vivida en Nicaragua. De manera que la clase obrera y demás
sectores explotados, se encuentran sumidos (e incluso arrastrados a participar)
en una guerra en la que se disputan intereses totalmente ajenos a ellos. Por un
lado los EUA, mediante una conocida triada: dinero de EUA, asesores militares
argentinos y soldados nicaragüenses del viejo ejército somocista, mantiene una
guerra de hostigamiento continuo, y por otro lado la URSS (a través de Cuba
principalmente, aunque de forma “moderada”) apoya al gobierno sandinista,
buscando con ello establecer una cabeza de playa que limitara o cuestionara el
poderío de su rival imperialista.
La guerra
desarrollada en Nicaragua (1980-90) llega a su fin cuando la negociación,
encubierta bajo la ilusión de un proceso electoral, llevada entre las
diferentes fracciones de la burguesía (entre ellas por supuesto los sectores
agrupados en el FSLN) coinciden en el cambio de gobierno, dejando al sandinismo
en la oposición.
La remoción del
FSLN mostraba la orfandad en que éste había quedado luego del derrumbe del
bloque dominado por la URSS,
y la afirmación de la disciplina de la burguesía de este país al dominio de los
EUA. El FSLN al quedar fuera de la estructura de gobierno y sin referencia
ideológica, pero fundamentalmente sin apoyo por parte de una fuerza
imperialista, termina dividido y reducido. La mayoría de la dirigencia,
enriquecida en su paso por el gobierno, se transforman en “respetables”
empresarios, lo que no impide que mantengan con vida al sandinismo, ahora en su
papel de oposición; de forma que siguen cumpliendo su misión, es decir darle
continuidad, en particular, a las instituciones capitalistas, y en general al
sistema de explotación.
El mito de
los países “socialistas” sustentados sobre el marco ideológico del estalinismo
tiene una variación con el FSLN, en tanto su referente es la figura de Augusto
Sandino y su discurso es el nacionalismo, no obstante el ataque que llevan en
contra a los trabajadores es el mismo.
Nuevamente,
con el ascenso al gobierno del FSLN, se trae a la memoria las “hazañas” de los
guerrilleros durante 1970-90, y el aparato de izquierda del capital no deja de
alentar la idea de que los trabajadores de América Latina se fortalecen al
contar con otro gobierno de izquierda que puede integrarse en una alianza con
el gobierno de Cuba, de Chávez (Venezuela) y Evo morales (Bolivia)… pero ni
antes, cuando se presentaban como los “jóvenes rebeldes”, ni ahora como los
empresarios modernos, representan alguna esperanza para los trabajadores. Desde
los años 60, cuando inician su enfrentamiento con la dictadura somocista, eran
ya una estructura ajena a los asalariados, lo cual queda rebelado por sus métodos
y objetivos. La toma del poder y la instauración de su gobierno no hace sino
confirmar que el objetivo central del FSLN era (y es) la perpetuación de las
relaciones de producción capitalistas. La aplicación de racionamiento por la
economía de guerra y el incremento de las cadencias productivas en las fábricas
y en el campo mostraba que el enemigo del proletariado no era únicamente
Somoza, los “contras” (guerrilla impulsada y sostenida por el gobierno de EUA),
sino también lo eran los sandinistas que cumplían fielmente la defensa del
capital.
El triunfo de los sandinistas en las pasadas elecciones en Nicaragua (5-11-06), no representa ningún avance para el proletariado… si durante el primero periodo de gobierno, 1979-90, los trabajadores no recibieron sino miseria, guerra y una “legislación laboral” con la que hace aceptar como un gran “triunfo de la revolución” la permanencia de la condición básica para el capitalismo, es decir la perpetuación de la explotación del trabajo asalariado; ahora, cuando la crisis que azota al capitalismo se agudiza el nuevo gobierno sandinista no puede ofrecer ninguna mejora, por el contrario hará pasar mayores ataques. La política aplicada por los gobiernos de derecha no difiere mucho a la que sostienen los de izquierda, basta recordar que es el gobierno de Lula (en Brasil) al que le corresponde imponer la “reforma a la seguridad social”. Los discursos del sandinismo actualmente se muestra más moderado, ni siquiera da tanta cuerda a su posible acercamiento a Chávez para alentar el “grupo antinorteamericano”, aún cuando los gobiernos locales controlados por el FSLN tiene relación comercial con el gobierno de Chávez, y ahora con la presidencia esta relación puede ser mayor, no se percibe como un “peligro”, por el hecho de que la burguesía de este país se encuentra sin cohesión y el margen de maniobra de cada pandilla es reducido por el “marcaje” y la presión que cada grupo ejerce sobre los demás. Justamente es esta dificultad la que lleva a que tomen un acuerdo muy apretado para colocar a Daniel Ortega y al FSLN en el gobierno.
Miembros del partido republicano de los EUA, y el embajador Paul Trivelli, empujaban a la burguesía nicaragüense a cerrar filas en torno a Montealegre, incluso se llevó a cabo una campaña para mostrar lo más sucio de la vida personal de Daniel Ortega, al revivir en los medios de difusión las acusaciones presentadas en 2001 sobre la violación a su hijastra, sin embargo la división entre los círculos de la clase dominante, producto de la descomposición del sistema capitalista, hace que la oferta del FSLN, de llevar una relación armónica con los EUA, sea la que cuenta con mayores posibilidades para conducir a una “mejor” administración de la crisis e intentar una cohesión de la burguesía en torno al Estado, lo que implica, evidentemente, para la clase trabajadora enfrentar mayores ataques. Por eso los trabajadores no pueden esperar mejoras de ningún gobierno, por más que digan ser representantes de sus intereses, su verdadero objetivo es la defensa de la economía nacional y por tanto del capital, los trabajadores deben tener claro que sembrar esperanzas en un gobierno es rendir sus fuerzas a la burguesía.
Tatlin/24-diciembre-2006
En las primeras semanas de diciembre (2006) se ha anunciado la muerte de Augusto Pinochet, el militar que en 1973 asumiera el control del gobierno de Chile. La férrea dictadura impuesta por Pinochet, sustentada en la bota militar, la cárcel y la picana, no es, sin embargo, un accidente histórico o la responsabilidad exclusiva de un individuo sanguinario, es la expresión del capitalismo en su forma más brutal.
Es evidente que el gobierno de Pinochet extendió el terror, profundizó la opresión y amplió los niveles de explotación de la clase obrera, pero todo ello fue llevado a cabo con la vigilancia especial de la gran democracia norteamericana, y aquellos gobiernos democráticos, como el de México (encabezados en ese momento por Luis Echeverría, 1970-76 y López Portillo, 1976-82), aunque se negaban a reconocer al gobierno militar y daban asilo a los perseguidos por el gobierno chileno, aplicaban la misma política represiva que Pinochet, lo que nos dice que dictadura y democracia son formas del mismo dominio del capital.
El gobierno de Pinochet, lo mismo que el de Allende fueron producto de la pugna imperialista y aún cuando pueden diferenciarse en algunas formas, ambos gobiernos manifiestan el carácter bestial del capitalismo.
La democracia sostenida por el gobierno de izquierda de Salvador Allende (1970-73), a pesar de estar sostenida por un discurso radical, no deja de exponer una gran fiereza contra los proletarios. Las nacionalizaciones de empresas en las que funda el perfil de izquierda de su gobierno, son acciones con las que busca impulsar la acumulación de capital nacional, por ello, con la misma saña con que lo hiciera Pinochet, no duda en usar la represión contra los trabajadores de las mina El Teniente y Chuquicamata, cuando en mayo y junio de 1973 realizan huelgas y movilizaciones por incrementos salariales. De manera que el gobierno de izquierda de la Unidad Popular no ponía en peligro al sistema de explotación capitalista, no obstante, representaba dentro de la estrategia político-militar (determinada por el período de la “guerra fría”) un paso adelante de parte de la fuerza imperialista opositora de los EUA, es decir la URSS. Por ello, con el golpe militar, los EUA lograron detener el avance de su oponente imperialista, a la vez que aprovecharon el espacio ganado para incorporarlo en su proyecto económico. Justamente el período en que se presenta el golpe de Estado en Chile (1973) es la fase de agudización de la crisis capitalista mundial (1974), por lo que usan esta región como “laboratorio” para probar sus “teorías” y políticas “anti recesivas”, sustentadas en la aplicación de salvajes formas de explotación, posibles de llevar a cabo fácilmente por la militarización generalizada existente, sin embargo, aún cuando el terror de Estado expone en toda su dimensión la violencia que “es, por sí misma, –como decía Marx– una potencia económica” (El Capital, T-I), no puede evitar el peso de la crisis, y las medidas que la dictadura militar llevó a cabo para enfrentarla, se vuelve luego una carga, por lo que el mismo capital considera como una necesidad el retorno a la democracia.
La “renovada” democracia en Chile no dejo de usar continuamente como mecanismo de dominio ideológico la posibilidad del juicio de Pinochet, sin embargo la burguesía mantenía el acuerdo de proteger al hombre que tantos servicios le ofreciera. La justicia que la prensa y la izquierda del capital imploraban se aplicara a Pinochet, eran (y son) lloriqueos hipócritas que buscaban sembrar esperanzas entre los trabajadores de que el capitalismo, su democracia y sus instituciones pueden “limpiar la historia” y ofrecer un “mundo mejor”, sin embargo mientras exista el capitalismo seguirán existiendo sátrapas y torturadores del calibre de Pinochet, que lo mismo actúan desde gobiernos dictatoriales o desde democracias, por ello los trabajadores deben de tener en claro que todos los gobiernos (tanto de izquierda como de derecha) llevan como fin la perpetuación del sistema de opresión y explotación, por eso no basta con cambiar gobiernos o individuos, para lograr la verdadera transformación de este reino de la necesidad se requiere la destrucción del capitalismo.
Tatlin/diciembre-2006
El cambio de periodo en la lucha de clases, confirmado plenamente con la movilización de trabajadores y estudiantes en Francia en la primavera de 2006, se caracteriza por la vuelta de la combatividad de la clase trabajadora y por una reflexión más profunda, sobre todo en las generaciones jóvenes que no tuvieron que soportar las campañas sobre la muerte del “comunismo” tras el hundimiento del bloque del Este hace 16 años. Esta dinámica de reflexión a nivel internacional, se expresa en el surgimiento de minorías que se plantean la necesidad de clarificación de diversos aspectos de la lucha de clases y que por esta razón se comprometen en una dinámica de discusión entre ellas mismas y con las organizaciones políticas. Estas nuevas generaciones se han dado, como una forma nueva de discusión, los foros en Internet por lo que las organizaciones revolucionarias deben reconocerlos y participar en ellos.
Los acontecimientos de los últimos meses en México han dado lugar a discusiones sobre la validez de los métodos de lucha empleados en Oaxaca. Con el ánimo de dar a conocer esas discusiones y aportar elementos de reflexión para profundizarlas reconociendo su potencial como catalizadores en la toma de conciencia de la nueva generación de proletarios, presentamos los argumentos que se han vertido en uno de esos foros[1] [357] en los que han discutido el problema del método de lucha de la clase obrera.
Las ideas que se esparcieron sobre la existencia de un periodo insurreccional en México, sobre la formación de comunas o soviets o sobre el empleo de formas de lucha proletaria por la APPO, sindicatos y similares son formas para extender la confusión. Muchos compañeros que participan en los foros suelen repetir esto aunque, sin embargo, su participación en la discusión colectiva expresa su compromiso de clase y su apertura a la reapropiación de las lecciones históricas del proletariado. Ejemplo de esto es el análisis que presenta el grupo “Coordinadora Insurreccional Anarquista”, que tiene un análisis claro de los acontecimientos en Oaxaca, identificándolo como resultado de las pugnas interburguesas, hay sin embargo argumentos que no compartimos ya que nos parece esas posturas exponen una reapropiación incompleta de la experiencia histórica de la clase obrera. Por ejemplo a pesar del rigor de sus argumentos expresa una actitud inmediatista en su llamado: “La extensión de la lucha y su potencia, vuelve a mostrar que la insurrección libertaria no es cosa del pasado y que se puede abandonar la resignación, la alienación y la espera por ‘el paraíso prometido’ y convertirse en la peor pesadilla del poder, en la alegre dinamita que haga reventar aquí y ahora, al Estado Capital”[2] [358].
La extensión de las ideas sobre el ‘carácter revolucionario’ de lo que sucedió en Oaxaca, son principalmente la forma de la que se sirven las organizaciones izquierdistas para manipular a la clase trabajadora enganchándola en movimientos ajenos. Velando por sus intereses particulares, como parte de una fracción de la burguesía, los izquierdistas hacen uso de un lenguaje radicaloide y pseudo-revolucionario, deformando los objetivos y los métodos de lucha proletarios, con el propósito de desviar al proletariado de su verdadero combate.
Sería ridículo creer que la validez de los métodos de lucha se da por el hecho de ser bautizados con nombres robados del movimiento obrero. El que a ciertas movilizaciones se le den nombre de ‘autoorganización’, de ‘comuna’, de ‘soviet’, de ‘insurrección’, etc. no quiere decir que en verdad lo sean. Por el contrario, hay que analizar su carácter de clase, sus verdaderos objetivos y su contenido.
Algunas de las formas de ‘lucha’ presentes en Oaxaca han sido: los plantones, los bloqueos de carreteras, las marchas de cacerolas, las ‘megamarchas’, las huelgas de hambre, los enfrentamientos con los cuerpos armados del estado y otras formas semejantes de ‘movilización’ que tienen por objetivo quemar la combatividad de los trabajadores mediante el desgaste físico y la desmoralización. Son formas de desgaste estéril puesto que no ejercen ninguna presión real ya que lo que realmente consiguen es el aislamiento o encierro del propio movimiento, cuestión muy conveniente para que las organizaciones sindicales o izquierdistas mantengan el control sobre éste, en beneficio y salvaguarda de la burguesía.
Contrariamente a éstas ‘formas de lucha’, las huelgas y manifestaciones controladas por el proletariado tienen por objetivo buscar la solidaridad activa de otros compañeros cuando los trabajadores en combate se dirigen a los centros industriales, propiciando la discusión y con ello la extensión del movimiento; permitiendo el desarrollo paso a paso de la unidad, la comprensión de ésta fuerza, el propio reconocimiento de los trabajadores como clase y, en suma, propiciando el desarrollo de la conciencia. La huelga de masas es el primer objetivo de toda una serie de duras luchas que se van radicalizando. Rosa Luxemburgo caracteriza la huelga de masas como “un término que designa la totalidad de un periodo de la lucha de clases que se extiende durante varios años, a veces décadas” (Huelga de masas, partido y sindicatos). Si esta revolucionaria subraya la espontaneidad de la huelga de masas, también reconoce “que esa espontaneidad es en realidad, el fruto de la experiencia de la clase obrera”.
Respecto a la huelga de masas un compañero (conocido como ‘P’) que participa en el foro escribe: “Ya que la teoría es muy rica y debatible así como morfeica, también hay que entrarle a la realidad como clase trabajadora y ser parte de esa «respuesta obrera (…) y masiva (…) de la que tanto se jactan...”. Los compañeros de ‘Comunismo o Barbarie’, también presentes en el foro, afianzados en la experiencia del movimiento obrero dan una respuesta clara: “Cuando hablamos de ‘respuesta masiva y consciente’, no nos jactamos absolutamente de nada. Se trata de una necesidad y no de algo que resulte de nuestra voluntad. Nuestra intervención consiste justamente en señalar esa necesidad y sus dificultades, y en aportar lo que esté en nuestras manos para que las respuestas que se den a futuro tengan ese carácter”.
El contenido ‘revolucionario’ del movimiento en Oaxaca fue supuestamente avalado por “la dinámica asamblearia presente en la región”. Sobre las asambleas convocadas y dirigidas por las organizaciones extrañas al proletariado, concentradas en la APPO o sus satélites, hay que decir que tienen como objetivo dar espacio a los ‘estira y afloja’ de los diversos intereses que esas organizaciones representan y que éstas buscan imponer con mañas, trampas o la fuerza en beneficio propio. Son los espacios en los que ‘se da línea’, es decir, se ‘mide’ el poder de manipulación que cada grupo tiene sobre ‘las bases’ o la relación de fuerzas que existe entre las diferentes fracciones burguesas a que están adheridos. Estas asambleas se caracterizan por el destape de líderes eternos, generalmente ligados a alguna fracción burguesa como Flavio Sosa, Rogelio Pensamiento o Rueda Pacheco.
Las asambleas generales soberanas, por el contrario, son el medio que el proletariado se da para controlar y extender el movimiento y para asegurar su autonomía. Se caracterizan por estar dirigidas por los propios trabajadores y no por organizaciones sindicales o izquierdistas. Tienen por objetivo discutir y votar los pasos a seguir en la lucha, y concretar las acciones a través de delegados elegidos y revocables por la propia asamblea ante la cual rinden cuentas. Estas asambleas están abiertas a escuchar a personas no pertenecientes a la empresa o sector directamente implicado, lo que permite la participación de las organizaciones revolucionarias. De esta manera también son los espacios privilegiados de reflexión en donde se desarrolla la conciencia sobre los objetivos y los medios de la lucha en cada momento.
A lo que aconteció en Oaxaca también se le ha bautizado con los nombres de comuna, soviets, e insurrección. Las tres son formas elevadas de lucha de la clase revolucionaria que se desarrollan después largos periodos de combates en los que el proletariado aprende a organizarse masivamente y logra tener conciencia clara de su objetivo histórico. Estos tres métodos de lucha del proletariado son las formas para derrocar al estado por medio de las armas e instaurar la dictadura proletaria.
Las revueltas de barricadas ocurridas en Oaxaca son sólo un insulto a esas verdaderas formas de lucha de la clase trabajadora. Resultado del inmediatismo, cuando no de la mala fe de los organizadores, dan cuenta de manera transparente de su carácter inconciente, interclasista, y sin perspectivas. Son el fondo del pozo al que fueron dirigidos todos aquellos que cambiaron las consignas nacidas de sus propias necesidades por las consignas ofrecidas por sus enemigos; son el fondo del desfiladero al que fueron llevados aquellos hipnotizados con los cantos de sirena de la posibilidad de mejorar las condiciones de vida dentro del capitalismo, es decir, manteniendo un sistema que sólo ofrece miseria y muerte. Los muertos, heridos y presos son la muestra del carácter represivo y sanguinario del Estado pero también muestra a dónde llevan las movilizaciones organizadas por sindicaleros, izquierdistas y funcionarios del gobierno.
Los participantes en el foro expresan sus ideas sobre las movilizaciones a que ha dado lugar la represión. ‘P’ señala: “Me gustaría verlos participar activamente en algunas de las manifestaciones y acciones directas que se están dando como parte de la lucha por la liberación de los compañeros presos políticos.” A lo que ‘Comunismo o Barbarie’ responde: “Es sintomático que presentes un plantón como un ‘método de lucha’ donde se está ‘entrando a la realidad’. Cuando nosotros hablamos de la necesidad de una respuesta masiva y consciente, nos referimos a algo totalmente distinto a las estrategias de desgate típicas del izquierdismo y a sus acostumbrados ruegos de ‘justicia’ a las instituciones del Estado burgués... Mantenerse noche y día a las afueras de unas oficinas no expresa la extensión y generalización de la conciencia, sino la dificultad para reconocer al Estado como enemigo…‘¿entonces, que se queden encerrados los compañeros?’ Por supuesto que no. Pero hay que entender que el Estado, que está en pie todavía, decide la forma y el momento en que son liberados los presos, y que mientras se mantenga en pie el Estado, las cosas no pueden ser distintas. De esta forma, según los intereses del estado, los presos serán liberados cuando a éste le parezca necesario a sus intereses, pero, ¡ojo!, la burguesía nos hará creer que es resultado de la’ movilización’ (sangrías, ‘huelgas de hambre’, cartas a La Jornada , cierres de calles, acciones ‘contundentes’, etc.).”
Los mismos compañeros resumen con gran claridad la importancia de conocer los objetivos y métodos de lucha de clase revolucionaria para poder avanzar en su combate: “Señalar los errores, las limitaciones y las dificultades es indispensable para las luchas presentes y las que están por venir. La cuestión no radica en si se debe luchar o no, sino en la forma que debe tomar la lucha del proletariado. La cuestión está en cómo no desviarla de sus verdaderos objetivos, que no son los de ‘exigir justicia’ al Estado, sino destruirlo. La cuestión es no llevar cada impulso de lucha hacia la mistificación democrática que hay presente en este tipo de ‘movilizaciones’. Porque a menudo se sacrifica lo indispensable en aras de lo ‘urgente’ y en ese afán de lo ‘inmediato’ se sacrifica todo principio, como la autonomía de clase… comprendemos que no es al Estado a quien debe acudir el proletariado, sino a los trabajadores mismos, quienes para avanzar verdaderamente no deben basar su lucha en la confianza en las instituciones estatales, (como en la práctica lo hacen los izquierdistas), sino en su propia unidad como clase, en su propia organización y en sus propias fuerzas. No es llevando a los compañeros a nuevas derrotas a través de métodos de falsa radicalidad, sino sacando las lecciones de cada derrota y extendiendo esa experiencia hacia el resto del proletariado como se avanza en cada nuevo combate… Nosotros no nos creemos ese cuento del ‘pueblo’ que usan las facciones de la burguesía para su beneficio, ni el que reza que ‘todas las luchas son válidas’. Si así lo fuera, daría lo mismo aliarse con la burguesía que no hacerlo, sería lo mismo ‘tratar de convencer’ al capital y al Estado que combatirlo.
Compartimos plenamente las ideas de los compañeros que expresan la necesidad de conocer y defender los verdaderos métodos de la lucha proletaria. Reapropiarnos de las enseñanzas de las luchas pasadas y sacar las lecciones de cada combate es una tarea indispensable para avanzar paso a paso, pero firmemente a la conquista de la tarea histórica de la clase trabajadora: la revolución comunista.
Héctor/diciembre-2006
[1] [359] https://www.alasbarricadas.org/forums/ [360]
[2] [361] “Solidaridad directa con l@s oprid@s y explotad@s del mundo”, México, Planeta Tierra, 16 de noviembre 2006, insurrección_acrata@ yahoo.com.
La clase dominante insiste en sus declaraciones que la crisis económica está en declive y hace aparecer a sus políticas restrictivas como la medicina que ha remediado los males del capitalismo, pero esas medidas aunque son feroces ataques de la burguesía en contra de los trabajadores no han logrado hacer salir del atolladero económico en que se encuentra el sistema. Las últimas tres décadas los ataques en contra de los trabajadores han tomado dimensiones superiores, haciendo caer dramáticamente sus condiciones de vida; no sólo se han acelerado los ritmos de trabajo alegando el necesario cambio de la “cultura laboral” y la “flexibilización del trabajo”, también se han afectado de forma directa los salarios, lo mismo recortándolos mediante “topes o congelamientos saláriales”, o de manera indirecta, incrementando los precios a las mercancías consumidas para su subsistencia, o bien, eliminado los servicios que forman parte del salario, como los de educación, las prestaciones médicas, de pensión y jubilación. Por ello, la actual “ley del ISSSTE” aunque es presentada como una respuesta a los cambios en el comportamiento de la población, es en realidad un mecanismo para abaratar el valor de la fuerza de trabajo dado que es una medida mediante la cual se prolongan los años de labor, se reducen los ingresos recibidos durante la jubilación y se eliminan algunos servicios médicos, lo que a fin de cuentas significa una elevación de los niveles de explotación.
Estas medidas no son usadas solamente en México, ni son implementadas sólo por gobiernos de derecha. En todos los países encontramos la aplicación de estas medidas, defendidas lo mismo por gobiernos de derecha o de izquierda. La misma “ley del ISSSTE”, presentada como un acuerdo entre el PAN y el PRI, estaba contemplada en los propósitos de gobierno del candidato de la izquierda del capital (PRD). López Obrador, en su “6º compromiso” propone: “...revisaremos la edad de jubilación...” y en la justificación de su argumento reivindica el sistema de las AFORES, tan sólo le añade que “...debe evitarse la especulación financiera y asegurar (...) su aplicación para el desarrollo del país...”. De manera que para el PRD (y demás grupúsculos izquierdas de todo pelaje, que aún cuando se presentan como críticos del PRD y Obrador no hacen sino complementar su trabajo de sabotaje) el problema está en quien manejará los fondos de pensión y no en la afectación en las condiciones de vida en los asalariados.
Desde mediados del mes de marzo el descontento de los trabajadores ante la “ley del ISSSTE” se ha expresado y ha despertado la combatividad, lo que no ha dejado de alertar a la burguesía, que responde con una campaña en radio y TV, confundiendo y desprestigiando a los trabajadores descontentos, pero sobre todo, ha alertado a su aparato sindical, para que impida las movilizaciones de los trabajadores.
Izquierda y sindicatos sabotean la combatividad de los trabajadores
El descontento extendido entre los trabajadores ante la imposición de la ley del ISSSTE, ha ido acompañado de una gran desconfianza hacia la estructura sindical, por ejemplo, en algunos lugares de trabajo, como los CCH y algunas facultades de la UNAM, se han visto incipientes expresiones de rechazo al control sindical, sin embargo la burguesía se ha cuidado bien de que estas expresiones queden aisladas para no generar “contagio” en el resto de asalariados. Incluso, la misma desconfianza expresada por los trabajadores hacia el sindicato ha sido aprovechada por la burguesía para extender su trampa, en tanto que, en una operación de repartición del trabajo, lanza a la vieja y desgastada dirección sindical cubriendo el escenario social con discursos y llamados a la desmovilización, intentando que dócilmente los trabajadores se sometan a los lineamientos de la nueva ley (como es el caso de la actuación del SNTE y los diversos sindicatos de las secretarías de Estado y hospitales, aglutinados en la FSTSE), es obvio que con esa actuación logra imponer la apatía y desmovilización en un importante sector de trabajadores, pero al mismo tiempo da lugar a que en una parte mayoritaria de trabajadores crezca la desconfianza hacia el sindicato, lo cual es aprovechando por la burguesía para lanzar a su relevo saboteador, es decir, a las estructuras sindicales “nuevas”, “independientes” o de “base” (como la CNTE, o los grupos “opositores” inscritos en los sindicatos), que con una pretendida vocación combativa critican a la vieja estructura “charra” y llaman a la movilización, pero siempre cuidadosos de mantener el control, evitando que los trabajadores reflexionen en colectivo y se organicen, desviando el coraje por el golpeo a sus condiciones de vida hacia la trampa de la “democratización del sindicato”.
La estructura sindical vieja y nueva se encargan de evitar que los trabajadores discutan y extiendan su reflexión, y la mejor forma para aparentar combatividad es imponiendo movilizaciones de desgaste, aún cuando casi siempre los trabajadores asisten sólo para ser anotados en los listados del sindicato y no recibir represalias de esa misma estructura que se dice los representa.
Así, en este proceso iniciado en los primeros meses de este año, inicialmente el sindicato busca crear esperanzas de detener la ley mediante amparos jurídicos, y luego complementa su trabajo de desgaste imponiendo largas caminatas o cierres de calles y autopistas, que suelen culminar en estériles enfrentamientos con la policía, dando así la noticia que cubrirá las planas de la prensa burguesa, pero de ninguna forma ayudará al fortalecimiento de la conciencia y la creación de lazos solidarios de clase...
En todas estas actividades realizadas desde el mes de marzo (desde los paros hasta el “plantón” frente a las oficinas del ISSSTE) aunque han motivado momentos de explosión de verdadera combatividad, no han potenciado las fuerzas de los trabajadores, fundamentalmente porque no han sido resultado de una discusión colectiva; el mismo Consejo Nacional de Huelga, fue una construcción de la estructura sindical, en la que el grueso de los trabajadores se mantienen ajenos, es por eso un simple membrete sin vida proletaria, pero muy útil para extender la confusión. Las Asambleas Generales en las que los trabajadores puedan expresarse, reflexionar, planear y controlar sus movilizaciones han tenido lugar apenas de forma esporádica, y la razón de ello es el temor que imponen... la burguesía no duda en sabotearlas e imponer remedos de asambleas en las que el sindicato impone las decisiones.
Es cierto que un importante número de trabajadores de forma honesta buscan alternativas en la estructura sindical y en las movilizaciones que ésta convoca, eso expresa sin duda el descontento presente entre los trabajadores y la disposición al combate. El mismo “plantón” de la CNTE, aún cuando es una forma con la que se evita que los trabajadores discutan y reflexionen, es visto por muchos explotados como una expresión de lucha y se acercan por ello para apoyar con alimentos o simplemente lo ven con simpatía, pero ese descontento, esa fuerza de los trabajadores postrados en las calles, así como las expresiones de solidaridad que pueden despertar son esterilizadas en tanto no desembocan en un impulso de la conciencia y de la combatividad y mucho menos en una extensión de la movilización, son pues medidas implementadas por el sindicato para desgastar, aislar a los trabajadores.
La otra arista de esta trampa es la orquestada desde el PRD-CND, que, por un lado pretende desviar el descontento hacia la defensa la nación (es decir del petróleo, la electricidad y la economía nacional en general), lo cual lo acompaña con la consigna de la renuncia de Felipe Calderón, con ambas consignas se busca colocar a los trabajadores tras banderas ajenas a sus intereses de clase. Pero al mismo tiempo que busca usar a los trabajadores como carne de cañón, prepara la forma de hacer pasar la “ley del ISSSTE” al presentar una “ley alternativa” en la que pasen el grueso de las medidas y se pospongan las más severas.
Ante el cúmulo de trampas que la burguesía viene implementando, los trabajadores no tienen más salida que el impulso de la discusión y la reflexión colectiva que les permita tomar en manos su lucha.
Para luchar contra la “ley del ISSSTE” hay luchar contra la maniobra sindical
Si hasta ahora la trampa sindical ha podido ganar terreno no significa que los trabajadores estén derrotados, es fundamental hacer el balance de las movilizaciones y reconocer la actuación tramposa y saboteadora del sindicato y del aparato de izquierda del capital (en el que lo mismo se encuentra el PRD-CND, que las agrupaciones izquierdistas de corte estalinista como el PCMml, o los trotskistas como El Militante), pero sobre todo es necesario que los trabajadores no esperen la convocatoria del sindicato, es preciso que se organicen por encima (e incluso en contra) de este, llamando a Asambleas Generales masivas y abiertas, en las que cualquier trabajador (sin importar la empresa o sector al que pertenezca, e incluso si es desempleado) pueda expresarse, reflexionar en colectivo y organizar la lucha. Si el sindicato quiere que mantener pasivas y aisladas a las masas de trabajadores en plantones y paros, los trabajadores deben de impulsar brigadas de información hacia los diferentes lugares de trabajo, es decir secretarías, hospitales y escuelas, pero también a las fabricas y demás sitios que incluso no estén inscritos en el ISSSTE, se tiene que explicar que la agresión es contra todos los asalariados y que la única forma de pararla es con la lucha de todos los trabajadores.
RM/14-junio-2007
La fractura de la burguesía en la región es de tal magnitud que no deja de notarse en todos sus estructuras. Al interno de los partidos es posible ver la multiplicación de pugnas: en el PRI ya no sólo es el pleito de los años 80 y 90 entre los “modernizadores” y los “dinosaurios”, ahora, el ensanchamiento de los conflictos multiplica los grupos en oposición y los escenarios de confrontación. En el PRD las cotidianas luchas entre las “tribus” revelan las dificultades de la burguesía por mantener cohesionado su aparato de izquierda. Las declaraciones encontradas de Calderón con Fox, así como rechiflas hacia Espino, presidente del PAN, hacen ver que también este partido es escenario de confrontaciones de las diversas fuerzas burguesas.
Esta división, que se ensanchó en las elecciones y complicó para la burguesía la decisión para designar a su equipo de gobierno, no ha disminuido, por el contrario se acrecienta cada día más, ampliando los campos de batalla, así, hemos visto que sectores a los que la burguesía procuraba mantener alejados de la disputa toman presencia, a saber: clero, narcotraficantes y ejército.
En los últimos meses se ha visto participar activamente a los militares en el intento por reordenar el mercado de drogas, estas acciones han sido acompañadas de una campaña publicitaria con la que tratan de limpiar su imagen, que, si ya eran reconocidos como una institución criminal [1], su desprestigio ha crecido por el asesinato, sin motivo, que una patrulla militar ha hecho de una familia, así como las violaciones de mujeres que han realizado en Coahuila, Michoacán y Veracruz (en este caso la víctima, que era una anciana, murió por la agresión)... por estos acontecimientos, consideramos necesario dar algunos elementos sobre lo que sucede alrededor de este sector.
Ejército y narcotráfico en una disputa temporal
Al tomar el gobierno Calderón lo hace con la oposición de diversas fracciones de la burguesía (ni aún al interno de su partido encuentra apoyo unánime), lo que lo obliga a buscar aliados y apoyos, que si no le permiten imponer disciplina en su clase, por lo menos le otorga una postura de fuerza. Ese es el motivo que ha llevado a Calderón a otorgarle atención mayor a los militares. Se han escuchado argumentos de que este sector (primordial para la burguesía) expresaba desacuerdos con el trato que se le venía dando al sacar a la luz el papel que jugó en la guerra contra la guerrilla de los 70 y 80, haciéndose público (algo sabido ya, aunque no reconocido oficialmente) que los campos militares eran centros de reclusión y tortura. El conjunto de la burguesía se ha preocupado por resanar la fachada de los militares, de manera que se le ha exculpado de su participación en la masacre estudiantil del 68, y se disculpa su papel de torturadores, señalando que no fue la institución sino los individuos... En ese proceso de limpieza del “honor” de la soldadesca crecen las presiones entre los grupos que comercian con la droga, disputándose las regiones y el apoyo de las autoridades civiles y militares.
Es conocida la incorporación de las mafias criminales con marinos y soldados, el mismo General Obregón (durante los años 20) había advertido sus debilidades al decir que “no había general que soportara un cañonazo de 50 mil pesos”. Desde la puesta en práctica de la “operación cóndor”, durante los 70, los grupos de narcotraficantes encontraron que la mejor forma para sobrevivir era buscando la protección de funcionarios de gobierno, dándose a los militares un dominio particular de esta tarea. Sólo por las presiones de la burguesía norteamericana es que se ha conocido la participación de los militares en estas estructuras mafiosas. Recuérdese que el avión “Aravá”, perteneciente a la SEDENA, en los 70 fue usado para trasladar a guerrilleros y lanzarlos (estando aún vivos) al mar y posteriormente (1979), ese mismo avión es ubicado por la policía norteamericana como medio de transporte de droga.
La división de la burguesía ha hecho que los diferentes grupos busquen la forma de hacer el trabajo difícil de sus oponentes, de forma que la alianza con las pandillas del narcotráfico que permitía llevar de forma ordenada el comercio de la droga se ha dificultado, haciendo que la mafia busque crear su propio ejército permanente con desertores de los núcleos de elite del ejército (como lo ha hecho el “cártel del golfo” al crear su grupo los “Z”, sostenido con miembros del GAFES y “kaibiles” del ejército guatemalteco), y que no respeten los territorios de sus competidores, creando un caos en el que las rupturas y las alianzas se presentan de forma muy rápida[2].
En este caos, que convierte al país en un verdadero campo de batalla, la actuación del ejército toma un aspecto relevante, en tanto que le permite, por un lado, asegurar un papel privilegiado dentro del grupo de la burguesía en el poder, y por otro le abre el paso para rehacer sus alianzas financieras y políticas con el narcotráfico, que posibilite poner orden. De no lograrlo se puede ganar el disgusto del Tío Sam, y presionar para repetir el esquema del “Plan Colombia” con el que los núcleos de la burguesía de la región pueden perder movilidad política y cuotas económicas en el control del negocio de la droga.
De manera que el proceso de militarización que se sigue no es un asunto propio de la derecha, es una dinámica a laque ha sido arrastrada la burguesía para buscar ordenar su vida política, no es de extrañar que esa misma estrategia estuviera contemplada por el PRD, que en voz de Obrador ofrecía “dar mayor facultades al Ejército mexicano para combatir al narcotráfico.” (Proceso, 3-02-2007).
No es posible perder de vista que esta militarización aunque es producto de la pugna presente al interno de la burguesía, y servirá a uno de estos sectores, es aprovechada también para brindar un servicio al conjunto de la clase dominante (y en ello todos los sectores están de acuerdo): crear un ambiente de terror, manteniendo el patrullaje de los militares como una amenaza hacia los trabajadores, después de todo, el ejército aunque su tropa es formada con campesinos y artesanos depauperados, así como de jóvenes desempleados (y desesperados), al ser reclutados, son usados como un cuerpo represivo que sirve fielmente a la burguesía, y en tanto no reconozcan la función a la que son sometidos, están condenados a ser simple carne de cañón y sujetos desclasados que en una ceguera política total cumplen al pie de la letra los designios de sus amos.
Tatlin/19-junio-07
Notas:
1. La burguesía trata de presentar a los militares como héroes, sobre todo por la aplicación de los planes de rescate ante desastres (DN-III), sin embargo quien puede olvidar que en los sismos de 1985, era el ejército quien impedía el rescate de las obreras textiles dado que lo prioritario era proteger las cajas fuertes y la maquinaria.
2. Los diferentes cárteles de la droga se han dividido por el momento en dos bandos: cárteles del golfo, de Juárez y de Tijuana, en oposición a la unión de los cárteles de Sinaloa, del “Milenio” y desertores del de Juárez. Sin embargo los intereses encontrados hace que estas alianzas se modifiquen continuamente.
En los últimos meses hemos conocido la movilización de trabajadores del sector público, entre los que destaca el magisterio, a propósito del duro ataque a sus condiciones de vida. Ataques disfrazados de “reforma a la ley del ISSSTE” que son en realidad un nuevo golpe masivo contra el proletariado. El Estado tiende cada vez más a eliminar toda seguridad social, condenando a los trabajadores y sus hijos a la miseria.
En medio de esta situación hemos visto desarrollarse reacciones de indignación entre el magisterio, hemos visto manifestaciones y verdaderos intentos por oponerse a estos ataques, todo ello constituye una expresión de voluntad para luchar, testimonio también de un profundo descontento y una combatividad que empieza a desplegarse en medio de confusiones sobre los medios para luchar.
Los sindicatos son enemigos del proletariado
Los sindicatos nacieron en el siglo XIX y eran auténticas armas del proletariado para arrancarle al capital mejoras a sus condiciones de vida. Esta situación correspondía a un momento histórico en que el capitalismo era un sistema en pleno ascenso y las condiciones objetivas para la revolución comunista aún estaban presentes. Aún había condiciones para que el capitalismo otorgara reformas y, por otro lado, era posible la existencia de organizaciones de masa permanentes. Sin embargo, la entrada del siglo XX anunciaba la conquista del mercado mundial por parte del capitalismo y con ello, sus contradicciones se agudizarían al grado de arrastrar a la humanidad a destrucciones brutales (como la Primer Guerra Mundial) amenazando incluso a la humanidad con someterla a un proceso de aniquilación. Así, como hemos señalado “el margen de maniobra que poseían los capitales nacionales y que permitía al proletariado llevar una lucha dentro de la sociedad burguesa por la obtención de reformas, queda reducido a la nada...”. (Los Sindicatos contra la clase obrera). De manera que el Estado “representativo” se convierte en un Estado totalitario, que da forma al capitalismo de Estado, en el que los trabajadores ya no tienen en frente a un patrón individual y aislado, sino a un Estado burgués que coordina, defiende y centraliza los intereses de cada capital nacional. El Estado absorbe todas las esferas de la vida social, integra en su seno a todas las expresiones organizadas para controlarlas, “en estas condiciones, toda organización sindical, forzada por la naturaleza misma de su función a buscar la legalidad, sufre de manera permanente un presión que tiende a transformarla en correa de transmisión del Estado, por el único juego del respeto a las leyes capitalistas cuya aceptación tiene que imponer por tanto a los trabajadores.” (Ídem)
De manera que los sindicatos ya no pertenecen más al proletariado. Su existencia en la actualidad está ligada a las necesidades del Estado para controlar y contener las luchas obreras. Las “simpatías” o la adhesión a su estructura por parte de los trabajadores se deben en gran medida a su pasado. La integración de los sindicatos al Estado se confirma cada vez que los obreros deben enfrentarse a los ataques a sus condiciones de vida y de trabajo. Los sindicatos, sean del color que sean, siempre terminan saboteando los esfuerzos de toma de conciencia y desviando la combatividad de los trabajadores a callejones sin salida.
Los sindicatos en acción saboteadora
Desde que empezaron las muestras de descontento y las acciones de protesta contra el enorme ataque que constituya la “reforma a la ley del ISSSTE”, hubo una estrategia del Estado sustentada en el sabotaje sindical. La burguesía repartió su trabajo de sabotaje: el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) hizo “labor de información” que en realidad eran reuniones donde se ocultaba el centro del ataque y se minimizaba su impacto, estas eran las primeras medidas preventivas. En un segundo plano aparece la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE), versión “radical” del primero. La CNTE empieza a “organizar la protesta”, propone calendarios de marchas, organiza un plantón en la Ciudad de México, propone una “consulta cívico nacional” y sus planes abarcan una agenda que va hasta el mes de diciembre ¡un año de “jornadas de acción!.
Todo el descontento ha sido encajonado y controlado por los sindicatos. Nada nuevo, los sindicatos hacen siempre lo mismo, protegen los intereses de los capitalistas y nos piden siempre sacrificios para salvar la “empresa o la economía nacional”. Esa misma estrategia fue la que llevó a cabo el sindicato del IMSS en 2005 cuando se impuso el cambio al sistema de pensión y jubilación. Y ante las demandas de los trabajadores de la educación en Oaxaca (en 2006) por salarios, fue sometido por la labor del sindicato en la petición de la democratización del Estado y salida del gobernador...
Luchar pero no con los sindicatos
El proletariado no tiene elección, debe luchar para enfrentar los ataques. Si hoy aceptamos estos ataques mañana no podremos rechazar los que vendrán. Luchar es la única forma de resistir que conducirá al proletariado a la comprensión de que no se trata de una simple cuestión de “legislación” o de gestión “buena o mala” sino de la quiebra misma de un sistema que debe desaparecer de la faz de la tierra para que la humanidad pueda continuar con su devenir histórico.
Algunas lecciones a sacar para luchar son:
- para poder imponer una relación de fuerza capaz de hacer retroceder los planes de la burguesía debemos combatir el aislamiento. Los ataques son contra toda la clase obrera, todos debemos responder! La “reforma a la ley del ISSSTE” no afecta sólo a los maestros, es un ataque contra el conjunto del proletariado.
- las asambleas generales, no los auditorios pasivos y en manos de los sindicatos, son el medio a buscar para tomar decisiones colectivamente. Son las asambleas generales las que deben de decidir a dónde extender las luchas, qué negociar, cómo y cuándo. Estas asambleas generales deben tomar las decisiones de cómo luchar. En particular, toda lucha debe plantearse como primera medida la busca de la solidaridad de otros sectores, no la solidaridad financiera de los sindicatos, sino la solidaridad activa que consiste en ir al combate juntos.
- la “huelga general” es una mascarada montada por los sindicatos. Fijar el día de “huelga nacional” es poner un día de protesta bajo el pleno control de los sindicatos. Por ejemplo, los sindicatos de maestros ya tienen su “Comité nacional de huelga” sin que aún haya una huelga general y asambleas masivas. El sindicato de la UNAM intentando asegurar el control pretende autoproclamarse como Comité de Huelga...
Cuando una parte de la clase obrera es atacada, corresponde al conjunto una reacción. Es un principio de solidaridad básico para el proletariado, no dejar aislado a un sector de ella misma es vital para asumirse como clase. Entrar en lucha y combatir las barreras corporativistas se vuelve una reacción solidaria fundamental. Es en esta experiencia como la clase debe construir su confianza y su capacidad para entablar un combate por imponer una relación de fuerzas a su favor y para que cada sector se conciba como una parte de una misma clase, de una misma fuerza social portadora de la perspectiva de subversión del actual orden social de explotación y miseria.
Marsán. 21-06-07
Desde hace algún tiempo, la CCI ha estado en contacto con camaradas en Filipinas para apoyar ahí, el desarrollo de ideas y principios de la izquierda comunista, y alentar los vínculos entre los comunistas de Filipinas y el resto del movimiento internacionalista a nivel mundial (véase nuestra crítica de “Ka Popoy” Langman publicada en nuestro página Web en inglés). Las discusiones entre la CCI y los camaradas de Filipinas también han llevado a la creación del grupo “Internasyonalismo”, el cual está publicando documentos de discusión en filipino e inglés sobre diversas cuestiones teóricas, así como sobre la situación política en Filipinas y a nivel internacional. Camaradas, les animamos a visitar el sitio Web de Internasyonalismo (https://internasyonalismo.blogsome.com/ [362]), el cual contiene numerosos artículos de reflexión política y análisis de la situación actual en ingles y filipino.
Expresamos también que gracias a los esfuerzos de los camaradas del grupo Internasyonalismo de Filipinas, hemos sido capaces publicar en nuestra página Web en idioma filipino, algunos de nuestros textos básicos: esperamos poder publicar más textos en esta lengua en los meses que siguen.
El texto que publicamos abajo es la declaración de Internasyonalismo sobre la significación del Primero de Mayo. Tenemos un acuerdo general sobre el contenido de esta toma de posición, pero aún con mayor importancia, saludamos el espíritu resueltamente internacionalista que se está haciendo escuchar en una parte importante del proletariado del «Lejano Oriente».
Celebremos el 1º de mayo sobre la base del internacionalismo
Este año, por el mundo entero podemos ver numerosas organizaciones, partidos y Estados observando el Primero de Mayo, el día internacional de la clase obrera. Podemos leer y escuchar distintas declaraciones y ver movilizaciones de estas organizaciones fingiendo estar de acuerdo con el sepulturero del capitalismo.
La derecha de la burguesía —la explícitamente pro-capitalista y pro-“globalización”—, controla en su mayoría los diferentes Estados y gobiernos en diversos países, como en el pasado, diciendo repetidamente a los trabajadores que no hay otro sistema que pueda salvarlos de la miseria más que el capitalismo y la globalización; que el “enemigo” de la paz y el progreso es el terrorismo (en Filipinas el maoísta CPP-NPA-NDF, el secesionista Moro MILF y los fanáticos islámicos de Abu Sayyaf y cosas por el estilo). La base de su llamado es defender y desarrollar la economía nacional mientras se refuerza la competitividad en el mercado mundial. ¡Ellos están obligando a los trabajadores a sacrificarse más por su burguesa madre-patria!
Sin duda alguna estos tiburones, hambrientos por las ganancias, una vez más, como lo han hecho en el pasado, prometen a los trabajadores azotados por la pobreza que “una vez que nuestra nación se desarrolle, ustedes se podrán beneficiar de ella, así que vamos a unirnos y ayudarnos unos a otros ¡por nuestro país!”.
Pero en Filipinas, como en cualquier otra parte del mundo, se desarrolla en la clase obrera de forma creciente la desilusión de las promesas de los explotadores que reinan con el poder. Los trabajadores en Filipinas están más y más disgustados con lo que está pasando con sus condiciones de vida mientras que las distintas facciones de políticos capitalistas los gobiernan alternadamente a través de “revoluciones del poder popular” y elecciones.
La izquierda del capital —el maoísta CPP [Partido “comunista” de Filipinas] y el MLPP, el PMP “Leninista”, diferentes colores de trotskistas, anarquistas, demócratas radicales y sindicalistas, nacionalistas “anti-imperialistas” y demás— usando diferentes términos contra el “capitalismo” y contra la globalización están, en el fondo, unidos para encerrar a los trabajadores en el marco del desarrollo nacional (es decir, del capitalismo nacional), con vocablos que suenen a “música” para los oídos del proletariado filipino: democracia y nacionalismo. Gritan radicales y “revolucionarias” consignas para “derrotar” al sistema putrefacto, pero en realidad es solamente a la fracción de la burguesía en el poder a la que quieren remover, mientras ayudan a la otra fracción para que reemplace a la primera y para movilizarlos por la democracia, lo cual en esencia significa dar a los trabajadores la ilusión de que ¡el sistema capitalista sirve mientras esté en manos del “pueblo”! Engañosamente, explican a los trabajadores que la “dominación extranjera” es la raíz de la pobreza y que arrancando esa “causa” mediante la liberación del país del “imperialismo”, el capitalismo se va a desarrollar. De esta forma, los maoístas podrán decir: ¡la “democracia del pueblo” o la “democracia directa” se convertirá en una realidad!
Aunque el PMP “Leninista” y los trotskistas fingen estar por el derrocamiento del Estado capitalista y con el socialismo, no son distintos de los demócratas que van sembrando ilusiones en que para la clase [trabajadora], “la democracia es un camino necesario para llegar al socialismo”. Mientras tanto, los anarquistas que aborrecen todo tipo de “autoridad”, utilizan la “democracia directa” como su consigna para engañar a la clase explotada sobre la creación y extensión de “comunidades modelo” en las localidades.
No hay diferencia básica entre el ala derecha e izquierda del capital respecto al fundamento de sus puntos de vista —defender la economía nacional y la democracia—, ya sea utilizando consignas conservadoras o radicales; abiertamente contra el socialismo el comunismo unas o defendiéndolo sólo de palabra las otras. Entre ellas se ayudan mutuamente para encadenar a los trabajadores filipinos en particular y al proletariado mundial en general, en la mistificación de la democracia y el nacionalismo.
La naturaleza del proletariado y de sus luchas
El Primero de Mayo es el día internacional de la clase trabajadora. Es prioritario que este día pongamos en claro la naturaleza del proletariado como una clase, la cual por décadas, tanto la derecha como la izquierda de la burguesía han intentado ocultar y deformar con mistificaciones. Y estas mistificaciones, gracias a la izquierda, dominaron la conciencia del proletariado filipino por casi un siglo.
Los trabajadores no tienen país, ni patria que defender y desarrollar. El proletariado es una clase internacional. Los trabajadores alrededor del mundo, dondequiera que vivan y trabajen, tienen los mismos intereses. Tienen un mismo enemigo —toda la clase de los capitalistas—. Los intereses de los trabajadores no están sujetos a los intereses de ningún país. Por el contrario, sus intereses se convertirán en una realidad si todas las fronteras nacionales son destruidas. El socialismo y el comunismo serán realizados a escala mundial y no en un país o grupo de países.
El internacionalismo es uno de los pilares del verdadero movimiento proletario. El otro, es su movimiento independiente. Independiente de las otras clases, especialmente, de todas las facciones de la clase capitalista. Estas son las diferencias básicas entre el auténtico movimiento proletario y el ala izquierda del capital bajo el capitalismo decadente.
Dado que el proletariado es una clase internacional, sus luchas deben tener también un carácter internacional para triunfar. Es en el marco del avance de la revolución mundial en el que las luchas de todas las fracciones del proletariado deben estar basadas. Es en este contexto en el que se puede comprender que la “lucha por el nacionalismo y la democracia” bajo la actual época histórica de la decadencia del capitalismo es anti-proletaria y hace descarrilar sus luchas. En la decadencia del capitalismo, todas las tácticas de apoyo a: la “liberación nacional y la democracia”, la lucha por reformas, “el sindicalismo revolucionario y el parlamentarismo” y por el “frente único”; son todas tácticas contrarrevolucionarias.
El Primero de Mayo de 2007 en Filipinas
Básicamente no hay distinción, en esencia, de la “celebración” en Filipinas con el resto del mundo -dominada y controlada por la izquierda del capital-. Los izquierdistas filipinos utilizaron el Primero de Mayo como vehículo de propaganda para su oportunismo electoral, “abogando” por los intereses de la clase y obligándolos a hacer parte en el brutal y fraudulento circo electoral de las diferentes facciones de la clase capitalista. Pero con el lento surgimiento de los revolucionarios en Filipinas, quienes comienzan a re-evaluar su práctica sobre la base del internacionalismo proletario y el movimiento independiente de la clase obrera; quienes han comenzado en la clarificación teórica, podemos decir que de hecho ¡hay algo que celebrar el 1º de mayo de este año!
La re-evaluación de un pequeño grupo de comunistas en Filipinas sobre su práctica, es parte del desarrollo que hay en marcha en la conciencia comunista internacionalista en muchas partes del mundo desde fines de los años 60. La conferencia internacional sobre el marxismo revolucionario en Corea a fines de 2006, fue una lúcida manifestación de que incluso en países donde los trabajos de los comunistas de izquierda aún no habían sido leídos y estudiados por casi 100 años, ahora existen revolucionarios y trabajadores que, con sus propias experiencias sobre la decadencia del capitalismo y de la bancarrota de los viejos conceptos y tácticas heredadas de diversas organizaciones izquierdistas, están reflexionando sobre sus viejas teorías, que los 50 años de contrarrevolución las habían hecho parecer como “invariables”.
Aunque la clase obrera en Filipinas, cada vez más desilusionada de este sistema putrefacto está todavía bajo la mistificación de los dogmas de la izquierda en bancarrota, tenemos una gran confianza en que pronto, como parte de una clase internacional y con su propia experiencia, elevará su consciencia colectiva y construirá sus propias organizaciones como parte de los esfuerzos en todo el mundo por construir un partido comunista internacional en el futuro.
¡LOS TRABAJADORES NO TIENEN PATRIA!
¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNÍOS!
INTERNASYONALISMO,
1º de mayo de 2007.Hace 90 años se produjo uno de los acontecimientos más significativos de la revolución rusa y de la historia del movimiento obrero en general: el 3 de julio de 1917 los obreros y los soldados de Petrogrado se sublevaron de manera masiva y espontánea reivindicando “la consigna de las masas: todo el poder a los soviets” (Trosky); al siguiente día, miles de manifestantes exigían al soviet de la ciudad que tomara el poder, para luego volver a casa atendiendo las orientaciones de los bolcheviques; a continuación, el 5 de julio, las tropas contrarrevolucionarias se apoderaron de la capital del país desatando una bestial represión antibolchevique y contra los obreros más concientes y combativos.
Este enfrentamiento de tan sólo tres días de duración representa una de las batallas históricas más importantes que han librado la burguesía y el proletariado, un enfrentamiento que se saldó con una derrota parcial y momentánea de este último; un episodio que forma parte de un periodo de luchas del proletariado contra la primera guerra imperialista mundial que estalló en 1914. Es la aceleración de la lucha de la clase que ya había producido en febrero del mismo año un alzamiento revolucionario y que provocó la sustitución del Zar por un gobierno provisional “democrático burgués” y el inmediato establecimiento de los consejos obreros como centro de poder dual. Un combate que no había cesado después sino que se acentuaba contra la continuación de la guerra imperialista ahora legitimada por los demócratas pequeñoburgueses, los mencheviques y los socialrevolucionarios (eseristas) quienes, de febrero a julio, buscaban justificar el asesinato o mutilación de millones de soldados y jóvenes de la clase obrera, “para conseguir de una vez por todas una paz justa y sin anexiones”. Pero esta jornada de combate llevado a cabo por el proletariado ruso, no son simples anécdotas, son experiencias de las que es preciso recobrar las lecciones, en particular reconocer la capacidad de la clase obrera para organizarse de manera autónoma, resaltando el papel que jugaron los soviets y el Partido Bolchevique, estos últimos, haciendo una lectura firme de los sucesos, asumen una actitud que los hace ser poco “populares”, en tanto que ante el empuje de las masas a tomar el poder ellos llaman a no hacerlo en ese momento.
La provocación de la burguesía y la actuación firme de los bolcheviques
Los bolcheviques estaban claros que de intentar la toma del poder en julio del 17, se aseguraba una derrota, primero porque si es cierto que las masas obreras reclamaban la toma del poder para el soviet de la capital, éste tenía una influencia mayoritaria de los mencheviques y eseristas, pero además porque la misma clase dominante va preparando trampas[1] [363] para adelantar la revolución, provocando una revuelta prematura en Petrogrado, calculando que sería fácil devastar en la ciudad a la clase obrera y a su vanguardia para luego culpar del fracaso de la ofensiva militar al sabotaje del proletariado y los bolcheviques de la capital contra los que peleaban en el frente. para que las masas obreras se insurreccionaran en un momento no propicio.
Para esta sucia labor contaba con los mencheviques y eseristas quienes gozaban aún de una gran influencia dentro de los soviets tanto en Petrogrado como en provincia; además, aún si contaba con la radicalización de los soldados, todavía existía una cantidad considerable de regimientos leales al gobierno provisional. Pero además como complemento de esto, está la campaña de desprestigio de los bolcheviques y Lenin a quienes acusarán de ser agentes del gobierno alemán.
El papel indispensable del partido comunista
El cálculo era frío y perverso, si los bolcheviques mordían el anzuelo secundando a las masas en sus afanes de tomar el poder en ese momento, se desprestigiarían ante el conjunto de su clase como un partido de aventureros, pues, parafraseando a Trosky, no hubieran podido mantener el poder debido a que esta cuestión no hubiera podido ser resuelta en Petrogrado dado que los obreros de provincia estaban retrasados con relación al movimiento de la capital, los del frente no hubieran comprendido ni aceptado la revolución, los campesinos tenían muchas ilusiones con respecto a los social revolucionarios que estaban en pleno proceso de tránsito hacia el terreno de la burguesía, los medios de comunicación estratégicos se hubieran puesto al servicio de los conciliadores contra los bolcheviques, Petrogrado se hubiera visto bloqueado y se hubiera iniciado ahí la desmoralización poniendo inermes a los obreros frente a la soldadesca… en suma, una osadía prematura que se hubiera saldado con un aplastamiento sangriento y trágico. Frente a esta colosal maniobra, el partido en lugar de lavarse “las manos en el agua de las reflexiones estratégicas”,como dijera Trosky, negándose a participar junto a su clase bajo el pretexto pedante de haber comprendido la trampa, permaneció con las masas e incluso las dirigió aunque no compartía ni sus objetivos inmediatos ni sus ilusiones, dando un revés a las pretensiones de la burguesía quien tampoco consiguió aislar al partido de las masas.
Los argumentos de los bolcheviques que ya hemos comentado se sumaban a la apreciación de que el mejor momento para una insurrección contundente sería cuando la mayoría de los trabajadores y la población se enterara del fracaso en el frente, cuando la maduración de la conciencia de la clase obrera se extendiera masivamente, lo que mostraba la comprensión científica de los bolcheviques del significado y el riesgo de los acontecimientos, como ya lo había patentizado desde la gigantesca manifestación del 18 de junio cuando advertían contra una acción prematura; entonces, el partido decidió dirigir las enormes manifestaciones del 4 de julio pero para garantizar su “carácter pacífico y organizado” dado que aún el nivel de conciencia de las masas era insuficiente; es en este momento cuando el partido comunista logra que las masas retornen a casa convencidos por los razonamientos de su partido de que el tiempo de la revolución no había llegado pero que estaba cerca.
“El mes de la gran calumnia” y los pogromos
Al no tener éxito con su provocación de una insurrección prematura, la burguesía desplegó otra trampa, la de calumniar mediante documentos apócrifos, a Lenin y a los bolcheviques de ser espías y estar al servicio del gobierno alemán quien les surtiría de los recursos necesarios para actuar en contra de Rusia. Una bomba que surtió el efecto de poner a los soldados que simpatizaban con los bolcheviques, e incluso a los neutrales, contra estos. Trosky catalogó a julio de 1917 como “el mes de la calumnia más gigantesca de la historia de la humanidad”, pero esta campaña difamante era apenas el anuncio para desatar una persecución.
La mañana del 5 de julio se desató la caza de los bolcheviques, se confiscaron sus recursos, se desarmaron, se culpó de terrorismo a los obreros y se incitó a los pogromos. Lenin y otros bolcheviques fueron obligados a esconderse, Trosky y varios de sus camaradas fueron arrestados. Esto obligó a los bolcheviques a trabajar en la semiclandestinidad poniendo en juego sus grandes capacidades en la defensa de la organización que impediría entonces que la burguesía desarticulara al partido y más aún lo decapitara poniendo en riesgo el triunfo de la revolución que se avecinaba.
Un balance muy positivo para la lucha del proletariado.
El balance de esta gesta histórica del proletariado ruso y de su vanguardia comunista actuando en su seno destaca sendas lecciones que la clase obrera debe tomar en cuenta en sus luchas actuales y futuras. El gigantesco potencial que porta la clase proletaria como la clase revolucionaria que sólo podrá ser capaz de destruir al capitalismo y de edificar la sociedad comunista si es capaz de actuar como una clase autónoma con intereses de clase bien definidos. Esta capacidad la demostró en esos tres días dramáticos durante los cuales pasó de un estado inicial de confusión e inmediatismo, acicateada sobre todo por los anarquistas y soldados quienes en realidad fueron los que incitaron a dar una respuesta a la provocación, a la posición mesurada y precavida, en espera del mejor momento del golpe, influenciada por su vanguardia bolchevique. También, se destaca el papel indispensable del partido de clase del proletariado, su liderazgo frente a las tácticas recurrentes de la burguesía de provocar enfrentamientos prematuros. En efecto, tanto su inteligencia política, pero sobre todo su confianza en la clase obrera y en el método marxista que expresan el futuro de la humanidad lo que lo capacita para evitar las tentaciones inmediatistas características de la pequeña burguesía, como también la profunda confianza del proletariado ruso en su propio partido de clase, permitió esta imbricación entre partido y clase impidiendo a la burguesía ir más lejos en sus provocaciones.
El balance que Trotsky hace de estas jornadas apunta justamente sobre esos elementos: “En los días de la revolución de febrero se puso de manifiesto toda la labor realizada anteriormente por los bolcheviques, durante muchos años, y hallaron un sitio en la lucha los obreros avanzados educados por el partido; pero no hubo aún una dirección por parte de este último. En los acontecimientos de abril, las consignas del partido pusieron de manifiesto su fuerza dinámica, pero el movimiento se desarrolló espontáneamente. En junio, se exteriorizó la inmensa influencia del partido, pero las masas entraban en acción todavía dentro del marco de una manifestación organizada oficialmente por los adversarios. Hasta julio, el partido bolchevique, impulsado por la fuerza de presión de las masas, se lanza a la calle contra todos los partidos y define el carácter fundamental del movimiento, no sólo con sus consignas, sino también con su dirección organizada. La importancia de una vanguardia compacta aparece por primera vez con toda su fuerza durante las jornadas de julio, cuando el partido evita, a un precio muy elevado, la derrota del proletariado y garantiza el porvenir de la revolución y el propio.” (Historia de la revolución rusa, tomo II).
La provocación de julio buscaba detener la maduración de la conciencia de las masas que se encontraba en proceso y en perspectiva a la revolución mundial y sus artífices no fue sólo la burguesía rusa sino la burguesía mundial y en particular las democracias aliadas en la guerra, a saber: Francia e Inglaterra.
Las jornadas de julio de 1917 aportaron en ese mismo momento un cúmulo de experiencias políticas insustituibles, en particular, posibilita que los obreros, campesinos y soldados se desprendieran de sus ilusiones que tenían en los mencheviques y eseristas que disfrazados como defensores de los intereses de los trabajadores actuaban sistemáticamente en contra de la revolución proletaria.
Emulando a los bolcheviques, los revolucionarios de hoy deben empeñarse en estudiar la naturaleza, las estrategias y las tácticas de la clase capitalista para desarrollar la capacidad de intervenir de manera eficaz en cada momento de la lucha de clases, para poder alertar a su clase contra las trampas que le tiende su clase enemiga, particularmente a través de los partidos del ala de izquierda del capital que invariablemente presentan estas trampas como grandiosas jornadas de lucha.
RR/junio-2007
[1] [364] La retirada del partido Kadete (de los capitalistas industriales y terratenientes) del gobierno provisional, la presión de la Entente sobre el gobierno provisional para que masacrara a las masas, la amenaza de trasladar al frente a los regimientos de la capital (a los soldados más proclives a la revolución).
Los esfuerzos concertados de la fracción dominante de la burguesía en EUA por forzar a un reajuste de la política imperialista en Irak han encontrado una fuerte resistencia por parte del núcleo duro de los elementos leales a la administración Bush. Desde el fracaso para cambiar el equipo dominante en las elecciones del 2004, la administración ha estado bajo presión para modificar sus políticas fallidas. Esta presión fue ejercida a través de análisis de política exterior, campañas mediáticas y escándalos políticos. La administración siempre ha respondido a medias, con las suficientes concesiones para dar la apariencia de que ya viene el cambio. Los ejemplos incluyen el sacrificio de Paul Wolfowitz, diputado neoconservador secretario de defensa ampliamente acreditado por ser el arquitecto de la política de guerra en Irak, y la adopción de una política dirigida al retiro gradual de tropas en enero del 2006.
Sin embargo, en tanto que la situación en Irak empeora constantemente, en el último invierno apareció el consenso en la fracción dominante de que la situación en Irak era absolutamente un caos, un cenagal que arriesga con alcanzar los intereses globales del imperialismo americano. El ejército americano claramente se ha visto tan forzado por las guerras en Irak y Afganistán que fue incapaz de responder a amenazas en otras partes del mundo. Esta es una situación intolerable porque el ejercicio de la fuerza militar en el exterior es una absoluta necesidad para el imperialismo americano en un periodo en que su hegemonía esta bajo cambio creciente. Para empeorar las cosas, la torpeza de la administración Bush con la guerra en Irak ha despilfarrado completamente las conquistas ideológicas de la clase dominante americana que logró al manipular la popular aceptación de sus aventuras imperialistas más allá de sus fronteras después del 9 de septiembre.
Este consenso llevó en marzo pasado a la creación de una comisión bipartita, el Grupo de Estudio Iraquí, dirigido por James A. Baker, y el anterior congresista demócrata Lee Hamilton. Baker, cercano consejero y amigo de George Bush padre, Secretario de Estado bajo la primera invasión americana a Irak en 1991. Baker manejó el aspecto legal del presidente Bush para ganar la elección del año 2000 en Florida, y a veces se refieren a él como el “portero” de la familia Bush, con quien siempre se cuenta para limpiar las suciedades de la familia. Hamilton también fue coopresidente de la comisión 9/11. Formada de manera aplastante por prominentes oficiales[1] [366] de la administración Reagan, Bush padre y Clinton, la comisión en esencia representa la continuidad del aparato permanente del estado capitalista, que vio la necesidad de forzar al equipo dominante a alterar el curso.
El trabajo inicial de esta comisión fue conducido secreta y confidencialmente, pero en el curso de la campaña electoral, sus miembros, tanto demócratas como republicanos cada vez más lo hacían en público, criticando específicamente la retórica política de la polarización de la administración, oponiendo “mantener el curso” vs “salir corriendo” , como incapaces de avanzar los intereses imperialistas nacionales. La tendencia de la administración a poner en duda el patriotismo de sus críticos burgueses fue claramente inaceptable. De hecho, los media transmitieron el mensaje, emanado de la comisión, de que esta simplista dicotomía política reflejaba una insostenible pérdida de relación con la realidad. Tan fuerte era esta presión que para principios de septiembre el presidente en realidad dejó de usar el lema “mantener el curso”. Sin embargo, Bush aún pareció aferrarse a este punto de vista. Aún continúo denunciando a los demócratas como el partido del “salir corriendo” y el contenido de su mensaje continuó enfatizando la necesidad de continuar luchando en Irak hasta lograr la victoria. Sin embargo, el grupo de estudio efectivamente puso las bases para un cambio en la política aún antes de la elección.
En Internationalism[2] [367] 140 decíamos que impedir la victoria democrática: “…incrementaría la presión por ajustes extra-electorales en la administración, incluyendo quizás la forzada renuncia del secretario de Defensa Donald Rumsfeld.”
La confirmación se dio casi inmediatamente con el anuncio de la forzada renuncia del secretario de defensa Rumsfeld y la designación de un sucesor a la 1 de la tarde un día después de la elección. Si se puede creer en los informes de los medios, una semana antes de la elección, Bush ya había pedido a Rumsfeld renunciar y decidido reemplazarlo con Robert Gates, veterano agente de seguridad nacional que trabajó como director bajo George Bush padre. Demostrando aún más gráficamente la potencial influencia del bipartidista Grupo de Estudio iraquí, debe notarse que Gates fue de hecho miembro del grupo de estudio iraquí (renunció luego de su nominación como Secretario de Defensa). Gates generalmente apoyaba la actitud cautelosa de Baker en relación a la política imperialista y las críticas a la actual actitud de la administración.
El fortalecimiento de la mistificación democrática lograda por la elección en noviembre es importante para la burguesía porque la creencia de que el sistema funciona es una precondición para la conformidad popular con lo que viene después. A pesar de la popular repulsión contra la guerra, particularmente en la clase obrera, la elección no es una victoria de la paz, sino una victoria del esfuerzo de la burguesía para preparar la próxima guerra, para reparar el daño hecho al ejército americano, al servicio de inteligencia y el aparato político exterior por los errores de la administración Bush.
El debate real en la burguesía sobre Irak no opone halcones con palomas, sino halcones contra halcones sobre como salir mejor del cenagal y prepararse para la próxima aventura militar en el exterior. Como escribió el “pacifista” New York Times en su editorial dos días después de la elección, “La tarea más urgente de Mr. Gates, asumiendo que sea confirmado, debe ser reabrir los canales necesarios de comunicación con los servicios militares e inteligencia extranjeros sobre el terreno. Luego de escuchar lo que tienen que decir, necesita recomendar una nueva estrategia realista a Mr. Bush en lugar de la que ahora se ha demostrado fallida. Tendrá que reconstruir un ejército mal desplegado, reenfocar la transformación militar cambiando las innecesarias armas de la guerra fría por nuevas tecnologías más acordes a las actuales necesidades, y alimentar una relación más constructiva con los comités de vigilancia del congreso”.
Desde la elección, los jefes generales de personal se apresuraron para afirmar su independencia del desacreditado Rumsfeld. Los jefes han emprendido una revaloración de la situación militar en Irak, investigando por su cuenta políticas alternativas aún antes que Gates fuera confirmado y antes de que el grupo de Estudio de Irak emitiera sus recomendaciones a mediados de diciembre. El ejército ya publicó un nuevo manual de entrenamiento que revierte uno de las más controversiales políticas de Rumsfeld estimando mínimos niveles de tropas para ocupación y operaciones de reconstrucción luego de invasiones militares, política que ha sido desastrosa en Irak.
Liberados de una obligación de seguir la línea establecida previamente por el incapacitado Rumsfeld, el General Abizaid, director del Comando Central de EU, testificó ante el Senado y la Casa de los Comités a mediados de noviembre criticando y contradiciendo las pasadas decisiones y políticas de Rumsfeld y Bush en Irak. Por ejemplo, en relación a la larga disputa entre los servicios armados y Rumsfeld sobre los necesarios niveles de tropas en Irak, Abizaid testificó que el general Eric Shinseki fue dado de baja por Rumsfeld en 2003 por criticar la doctrina de Rumsfeld de dispersar las fuerzas de ocupación empleadas e insistir en que eran necesarios más de 300 000 soldados, fue corregido en sus evaluaciones de la situación y no debía haber sido dado de baja.
Abizaid también contradijo la propaganda de la administración que por mucho tiempo insistió en que el mayor peligro en Irak no venía de Al Qaeda sino de las milicias sectarias que estaban al borde de la guerra civil. Abizaid se opuso tanto al retiro programado de tropas por el cual abogaban algunos demócratas, como al despliegue de miles de tropas más como abogaba el republicano senador John McCain. En su lugar, el pedía un cambio de política que podría cambiar el despliegue de un número significativo de tropas americanas con tareas de patrullaje y combate para entrenar a las fuerzas de seguridad irakíes.
A pesar del popular desencanto con la guerra y el amplio apoyo a la retirada, no habrá un rápido retiro militar de Irak. La administración Bush ha rechazado esencialmente las recomendaciones del grupo de estudio y parece completamente decidido a escalar la guerra en Irak. La línea dura en la administración ha aprovechado la propuesta del senador McCain de una “aumento” de tropas, con el despliegue de quizás 30 000 soldados adicionales para sofocar la resistencia en las áreas sunitas, a pesar de que los líderes militares en la Junta de Jefes y en el campo en Irak son opuestos al incremento de tropas. La oposición militar al “aumento” estima que las preocupaciones se relacionan a que esto solamente hará parecer la situación como una ocupación, aumentará el número de objetivos americanos sobre el terreno y por lo tanto el número de atentados, y a la larga debilita la capacidad militar de intervenir en cualquier otro lugar. De hecho, es irónico que cuando el ejército quería tropas adicionales en 2003, la administración Bush las rechazó y despidió al general a cargo, y ahora cuando no quieren más tropas, la administración plantea apretarles el cuello. Bush respondió anunciando un movimiento en el comando militar. Los lideres militares que se oponen a la escalada en el comando central y en el campo en Irak han sido reasignados a otros lugares, y están siendo reemplazados por oficiales que aceptan el plan de la administración.
Con toda probabilidad, a pesar de esperar alguna obstinada resistencia de algunos elementos en la administración, la fracción dominante anticipó la implementación en gran mediada de propuestas del Grupo de Estudio iraquí, incluyendo particularmente aumentar la presión sobre la burguesía iraquí para alcanzar compromisos entre sí, una especie de programación para una retirada, y un cambio al rechazo de la administración Bush realizar pláticas con Siria e Irán para acordar una Conferencia Internacional en Medio Oriente sobre el futuro de Irak que podría incluir la participación de estos dos países. En esta consideración, Baker ha puntualizado públicamente la importancia de hablar a sus “enemigos”. Esta es la única opción al alcance que podría permitir a EU liberarse del cenagal de Irak, mantener una presencia en la región, y responder a las aperturas europeas hacia Irán y Siria. Mientras Bush asigna a Gates como su nuevo secretario de defensa bajo la presión de las fuerzas externas en la burguesía, Gates parece ser la única figura del presidente capaz de reconocer la gravedad de la situación. El ajuste de la situación en Medio Oriente es crucial a los intereses del imperialismo americano, necesario para sentar las bases del imperialismo americano y ajustarse más efectivamente a los cambios en el lejano oriente y Latinoamérica.
La resistencia de la administración Bush a una corrección significativa del curso plantea graves peligros para la clase dominante. Arriesga la pérdida de disciplina política en la burguesía, debilitando la mistificación democrática y la intolerable agravación de la crisis del imperialismo americano. Esto agravará seriamente la crisis política que aflige a la clase dominante y crea una mayor presión política sobre la administración.
J. Grevin
Notas
[1] [368] Además de Baker y Hamilton, la comisión incluyó a la anterior jefe de la Suprema Corte de Justicia Sandra Day O´Connor, republicana designada a la corte por la administración Reagan, Lawrence Eagleburguer, anterior Secretario de Estado bajo George Bush padre; Leon Pannetta, anterior jefe de la Casa Blanca y jefe de personal de la administración Clinton; William J. Perry, anterior Secretario de Defensa durante la administración Clinton, 1994-97; Charles Robb, anterior senador democrático por Virginia y yerno de Lyndon B. Jonson. Robert Gates, anterior director de la CIA, sirvió en la comisión hasta su renuncia luego del anuncio de su nominación como Secretario de Defensa para reemplazar a Rumsfeld en noviembre. El anterior alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, republicano, sirvió brevemente en la comisión y renunció en la primavera pasada.
[2] [369] Publicación de la CCI en EEUU.
Las promesas de construir una sociedad mejor a través de las urnas electorales se están haciendo añicos. La realidad de ataques a las condiciones de vida (ver artículo en este mismo número) nos está recordando el verdadero rostro de la democracia. Todas las promesas sobre empleo, seguridad, calidad de vida y “futuro radiante” se están disolviendo como nieve al sol. ¿Qué balance entonces de las elecciones?
Durante el siglo XIX los obreros llegaron hasta arriesgar la vida en la lucha por conseguir el derecho a votar. En ese momento histórico el capitalismo era un sistema en plena expansión y el parlamento era un terreno donde los obreros podían aprovechar las pugnas entre fracciones de la burguesía y la aristocracia para defender sus condiciones de vida. Hoy es la misma clase dominante la que moviliza una cantidad insultante de recursos para empujar a los trabajadores a que voten; la razón es simple: las elecciones y sus parlamentos ya no representan más un terreno donde los trabajadores podrían estar representados (la izquierda aún con su lenguaje obrerista esta del lado del capital). La razón de existir del entramado electoral es la mistificación, el seguir engañando a los trabajadores con la ilusión de que diluidos en la masa de “ciudadanos” se puede mejorar el mundo.
El objetivo central de la burguesía en las elecciones (federales, estatales, etc.) es siempre el de empujar a los trabajadores a que abandonen el terreno de la lucha colectiva, enturbiar su conciencia de pertenencia a una clase explotada para conducirlo al dócil redil del “ciudadano” atomizado e impotente.
Si la burguesía gasta cantidades enormes en el circo electoral es porque a través de esta cortina de humo pretende hacernos olvidar que la situación social sigue agravándose: desempleo en aumento, miseria galopante, aumentos de precios, etc. Se empieza a vivir una situación de campaña electoral casi permanente, se acaban unas elecciones y empiezan otras, incluso los escándalos de los partidos son utilizados para “mantener viva” la flama electoral, esta situación no es un error de manejo, por parte de la burguesía, es una política perfectamente orquestada para ocultarnos la realidad de una crisis económica que no tiene salida y cuyo único destino es la agravación cada vez más dramática de sus consecuencias para los trabajadores, todo ello independientemente de que este la derecha o la izquierda en el poder.
Para las clases dominantes del mundo entero las elecciones son un medio muy eficaz para asegurar el mantenimiento de su poder. Ninguna elección cuestiona al capitalismo, ninguna elección se propone como fin el acabar con la dictadura del capital sobre el trabajo asalariado, ningún candidato, sea del partido que sea, se propone como programa político hacer una revolución mundial para acabar con este sistema de explotación, guerras y miseria. Y no se trata de ceguera política o de una traición de los partidos que participan en ella (como se deduce de los lamentos del EZLN), se trata simplemente de una evidencia de lo que es el rostro real de las elecciones y sus parlamentos: una institución al servicio de la burguesía donde nos venden promesas de cambio para que la explotación capitalista siga reinando.
No ha sido una casualidad si todo el aparato estatal nos saturó de la “necesidad” de votar. Los intelectuales llamaron a la “responsabilidad ciudadana”, la iglesia apeló a “ejercer con libertad” el voto, los artistas usaron sus talentos para sumarse a las campañas de tal o cual candidato, todos los días nos decían: “¡vota, vota!”. Hay que sospechar inmediatamente de tanto interés. Nos han repetido hasta el cansancio: “¡El pueblo ganó!, ¡es un triunfo de la democracia!, ¡todos salimos ganando con elecciones pacíficas!”. ¡Cínicas mentiras de la clase dominante y sus acólitos! Los trabajadores no han ganado nada. Al contrario, han caído en la trampa, han abandonado su terreno de lucha para optar por un callejón sin salida. La clase dominante ha explotado muy bien las elecciones para atacar la conciencia obrera. En esa tarea ha sabido explotar muy bien las fuertes ilusiones que hay entre los trabajadores hacia la democracia, los partidos políticos y las elecciones.
La burguesía presentó las elecciones como un reto, como un momento donde habría que “decidir” el rumbo del país, incluso se atrevió a presentar los proyectos de los partidos y sus alianzas como “proyectos contrapuestos”. Hoy vemos a Felipe Calderón “realizar” postulados del programa de La Alianza por el bien de todos de López Obrador (austeridad en el sueldo de funcionarios, lucha contra la marginación, etc.).
No podemos dejar de denunciar a todos aquéllos que afirmaban que el “apoyo crítico” a López Obrador iba al menos a ayudar a “clarificar la conciencia” y a pasar luego a una fase más “crítica y radical”. Pero el terreno electoral no clarifica, ata a los trabajadores a las ilusiones de “reformas” y sólo refuerza la ideología democrática. Igualmente mal parado se encuentran todos aquéllos que como Marcos “rechazaban a todos, izquierda y derecha”, sin embargo, todo ese giro radical era sólo la envoltura de su defensa de la Constitución (una nueva desde luego!) y de su exigencia de elecciones “realmente limpias”…¡el lenguaje radical no oculta su defensa descarada del capital, su sistema y sus instituciones!
Como decíamos más arriba, el parlamento hace mucho tiempo que dejó de ser un lugar donde se toman decisiones. Es un sitio donde se registran esas decisiones y donde los partidos se reparten tareas para hacer creer que ahí hay una “lucha de intereses”, para hacer pasar el cuento de que los trabajadores, en tanto ciudadanos, estarían ahí “representados”. Si bien es cierto que a veces hay pleitos reales en las cámaras de diputados y senadores, esos pleitos no representan la lucha entre los intereses de los trabajadores y los de la burguesía, sino son la expresión de luchas terribles entre grupos de la misma clase dominante, pugnas por interese completamente ajenos al proletariado. Es por ello que hoy podemos afirmar tajantemente que las elecciones se mantienen simplemente como un instrumento de mistificación al servicio del capitalismo, su meta es hacer creer que la democracia es el “valor supremo”, que es la expresión de la “soberanía del pueblo”. Esa “libertad” que nos ofrece la democracia se reduce a la “libertad” de elegir a un nuevo equipo de los explotadores. Las elecciones es una forma eficaz para frenar la toma de conciencia de que el capitalismo está en quiebra, siempre la burguesía trata de hacernos creer que la crisis es obra de “acaparadores”, de funcionarios “deshonestos”, ladrones, corruptos, etc. mientras los trabajadores sigamos masticando esos cuentos se aleja la posibilidad de reflexionar sobre las verdaderas causas de la miseria y la explotación.
Un nuevo “equipo de gobierno” que se presenta como “producto de la voluntad popular” ha empezado a trabajar en el Estado, sus promesas aún están frescas y, sin embargo; los ataques a las condiciones de vida se han acelerado mostrándonos la verdadera naturaleza de esas campañas electorales.
La lección más importante que los trabajadores debemos sacar a 8 meses de esas “elecciones históricas” no es la de lamentarnos o pensar que tal vez el “otro candidato” hubiera hecho algo diferente. Frente a un futuro angustiante e incierto, la respuesta no esta en el terreno de las elecciones y la democracia, es solamente en el terreno de la lucha de clases, del combate colectivo de los trabajadores, donde se puede hacer frente a los ataques crecientes a nuestras condiciones de vida. Una vez más, las elecciones muestran su naturaleza: un medio eficaz de la burguesía para domesticar al proletariado.
Marsan 10-02-07
El 31 de enero, a dos meses de haberse iniciado el presente sexenio, se realizó la primera gran manifestación sindical. Decenas de organizaciones sindicales, campesinas, sociales, así como de corrientes de PRD, PT, Convergencia e inclusive del PRI, llenaron el zócalo en la llamada “Marcha por la Soberanía Alimentaria, la Defensa del Salario y del Empleo”. Fueron dos movilizaciones, la primera organizada por el Frente Sindical Mexicano, la Unión Nacional de Trabajadores y el Congreso Agrario Permanente; la segunda por grupos que simpatizan con López Obrador. En esta gran manifestación las organizaciones adoptaron la rimbombante Declaración del Zócalo y llamaron a ''construir la amplia unidad social'' y establecer un ''nuevo pacto social''. Aunque fue en el Distrito Federal donde se realizó la marcha más grande y donde se dieron cita principalmente todas estas agrupaciones, se realizaron otras tantas en la mayoría de los estados del país, destacando las marchas de Morelia Michoacán con 10 mil asistentes y la de Puebla con 6 mil.
Todas estas siglas y personajes políticos pertenecen a la burguesía y tienen el objetivo común de prevenir que el descontento generalizado de la clase trabajadora producto de la multiplicación de los ataques a sus condiciones de vida que la burguesía le ha asestado en estos últimos meses derive en un crecimiento de la combatividad que busque alternativas propias por encima de los organismos políticos, sociales y sindicales de la clase capitalista; todavía más, esta estrategia tiene el propósito de impedir a toda costa que la clase proletaria logre cristalizar una conciencia, aunque sea mínima de las causas reales de su miseria y, por lo tanto, por ese medio, que logre vislumbrar la perspectiva comunista. Es en estos términos que se plantea la cuestión, contra todas aquellas fábulas de la izquierda y el izquierdismo radical de la burguesía que buscan embaucar a los trabajadores en un terreno totalmente minado.
Las organizaciones políticas y sindicales participantes en la marcha enarbolaron sobre todo su rechazo a “la carestía” y se pronunciaron por la construcción de un pacto social incluyente, que defienda la soberanía nacional, alimentaria, el empleo y el salario; es decir, otra vez los reclamos de que el capitalismo sea “más humano” y que sepa dar más migajas a los explotados. Por su parte, López Obrador señaló la necesidad de luchar por algunas cuestiones que en nada se diferencian del programa de política económica de todos los partidos de la burguesía, que pone el acento en los esfuerzos para mejorar el funcionamiento de la economía nacional, es decir, de la economía burguesa, para lograr una mejor competitividad en el mercado internacional frente a otros estados nacionales.
Desde finales del 2006 (RM95) denunciamos esta estrategia del Estado que se ha venido perfeccionando al pasar de los meses hasta confeccionar, como lo hemos advertido, todo un tinglado político y sindical que no sólo está dirigido a administrar el descontento de los trabajadores por los golpes inmediatos de los últimos meses sino también y sobre todo a maniatar a estos mismos ante los ataques inminentes que ya se preparan, por ejemplo, al sistema de pensiones y de seguridad social no sólo del IMSS donde el golpe ya ha dado pasos avanzados sino del ISSSTE al cual están afiliados igualmente millones de trabajadores en activo, pensionados y jubilados.
Entre otras cosas, la izquierda del capital planea convocar a una asamblea de la convención nacional democrática (CND) que va a celebrarse en el Distrito Federal del 21 al 24 de marzo, para continuar con este tipo de acciones. Por ejemplo, ya se está hablando de un posible paro de labores nacional, el próximo 2 de mayo, durante el cual no sólo se suspendan labores sino que haya bloqueos de carreteras y otras acciones de las llamadas “radicales”, ni que decir del gran carnaval que la burguesía está impulsando para el 1º de mayo para acentuar aún más la confusión en las filas de los trabajadores. En este tenor, tienen contempladas infinidad de actividades relacionadas con el frente político sindical autollamado de “Izquierda Progresista” el cual desde mediados de diciembre del 2006 suscribió un acuerdo para “defender el patrimonio nacional”: impedir la privatización del sector energético, impulsar la reforma del Estado –en particular las reformas electorales-, impulsar reformas que favorezcan la competitividad de la economía… Es decir, fortalecer la economía burguesa.
Toda la alharaca dirigida al restablecimiento de las instituciones democráticas “refritea” los libelos de siempre, las trampas contra el proletariado para apartarlo de su reflexión de clase ante la quiebra del capitalismo buscando impedir, como ya decíamos, que el descontento generalizado ante los brutales ataques derive en el desarrollo de su combatividad lo que llevaría al estallamiento de luchas masivas y generalizadas posibilitadas por el hecho de que los ataques se han dado en esta misma escala.
Hay que recordar que la división de tareas dentro del aparato político estatal de la burguesía se está orientando a convencer a los trabajadores de que la causa de su miseria se debe a que el gobierno es de derecha y que por tanto deberán acercarse a los partidos y las organizaciones de izquierda, un engaño descomunal que busca una vez más maniatarlos de pies y manos para hacer pasar los ataques económicos que necesita la burguesía para mantener sus ganancias. Efectivamente. Qué mejor embaucador que aquellos que se dicen defender a los obreros y dispuestos a “luchar” a su lado. No por nada, este tipo de organismos y partidos jamás dejan abandonado el terreno social donde saben que irán los trabajadores desilusionados por las promesas incumplidas de los partidos en las campañas electorales.
En adelante, los trabajadores tendrán que redoblar su esfuerzo para tratar de clarificar sobre las motivaciones de la burguesía (partidos, organizaciones, sindicatos…) para organizar este tipo de eventos donde la organización, el control y del mismo y las resoluciones para el futuro están siempre en las manos de su enemigo de clase. Luego, hay que tener en cuenta que la avalancha de pretendidas demandas sociales que la burguesía amontona sin cesar enfrente de los obreros no son sino distractores que les impiden identificarse como clase y, por tanto, que les obstaculizan tomar el control de su propia lucha de clase.
RR/febrero del 2007
Hemos recibido correspondencia de un lector (GR) que nos indica que en RM 92, en el artículo “Ejemplar lucha de la joven generación en Francia y el fiasco zapatista en México”, escrita por el simpatizante B, se dice: “el aparato izquierdista de la burguesía fracciona al proletariado en una pléyade de actores sin porvenir: sindicatos, ecologistas, homosexuales, indígenas…” lo cual, señala, podría leerse: “los homosexuales no tienen porvenir”. Ni el camarada B (hemos hablado ya con él sobre esta frase), ni nosotros tenemos una actitud de desprecio a los homosexuales (no ha sido esa la postura de los comunistas[1] [370]) es otro aspecto lo que se intentó decir, y la misma correspondencia de GR nos permitirá esclarecerlo.
Antes de abordarlo, señalemos otros elementos que plantea el compañero GR. Nos dice: “la extrema derecha internacional ha enderezado todas sus baterías contra la comunidad lesbico-gay-transgénero. Durante el nazismo, también los homosexuales fueron víctimas del Holocausto…” Aunque reconoce que este desprecio a la homosexualidad no proviene sólo de la derecha, sino es una ideología que la clase dominante extiende, así nos dice: “Heterosexuales y no pocos bisexuales de clóset pequeños burgueses, proletarios y principalmente lúmpenes, previamente fanatizados, diariamente asesinan brutalmente a gays de cualquier clase social, en aras de la "religión" o de "la moral", azuzados por la burguesía derechista… [incluso] los regímenes izquierdistas también han oprimido a la comunidad lésbico-gay-transgénero. Stalin, Mao y Castro, criminalizaron la homosexualidad y muchos murieron en los gulags…”
La misma correspondencia profundiza sobre cómo se reproduce esta ideología por parte del izquierdismo: “En México, el auto denominado "Partido Comunista de México, Maoísta", durante los últimos años, desde las páginas de su revista oficial "Bandera Roja" ha declarado que "la homosexualidad es una degeneración (sic) burguesa", que es "un problema social (sic), que tiene sus causas en la putrefacción del capitalismo", que en el caso de las mujeres lesbianas habría que reeducarlas, "para que tengan una relación correcta hombre-mujer"…”
Estas ideas las concluye con un argumento, que compartimos en lo general: “…la discriminación, persecución, violencia, abusos, asesinatos y el sida que actualmente padece la comunidad lesbico, gay, bisexual y transgénero bajo el yugo burgués hetero-supremacista, sólo finalizarán con la revolución obrera mundial del futuro.” (el subrayado es nuestro).
Hay sin embargo argumentos que contradicen su conclusión; por ejemplo, cuando reivindica a los enfrentamientos de los parroquianos de un club gay de Stonewall, Nueva York (1969), por ser el inicio de un movimiento “que buscan que se respeten los derechos humanos de las personas con una orientación distinta a la heterosexual”, está validando el argumento de la clase dominante que hace pensar que mediante el respeto a derechos humanos u otorgando derechos civiles a minorías el capitalismo podría ser “mejor”. Esta idea incluso la fortalece cuando afirma que el reconocimiento por la Organización Mundial de la Salud (instrumento de la ONU, la cual es continuadora de la Sociedad de la Naciones, a la que Lenin, con justeza llamara “cueva de ladrones”) de que la homosexualidad no es una enfermedad mental ayuda “… en gran manera al inicio del fin del racismo homofóbico…”
Pero hay algo que es importante tener presente en el proceso de reflexión de la clase obrera, y que consiste justamente en ubicar lo que define su carácter revolucionario. El camarada GR, a pesar de tener claro que la persecución y maltrato hacia los homosexuales (y habría que agregar a la mujer, a los niños, animales y la depredación del medio ambiente) no puede eliminarse sino se elimina antes el sistema capitalista, no deja de acunar la vieja idea que la burguesía y pequeñaburguesía repiten una y otra vez (lo mismo a través de sociólogos y periodistas a sueldo que de sus voceros de izquierda, como lo es el guerrillero Marcos), y que consiste en hablar de los “movimientos marginales” (ecologistas, feministas, indigenistas, homosexuales...) como los nuevos sujetos del cambio...
Cuando se habla de movimientos sin porvenir, como el de homosexuales se pretende mostrar que la clase trabajadora, en tanto explotada, no puede actuar discriminando y parcializando su combate. Un trabajador lo mismo es explotado si es mujer u hombre, o si tiene una preferencia sexual u origen étnico, y aunque puede haber mayor carga opresiva hacia la mujer, los homosexuales... no es posible darles solución dentro del capitalismo, por ello estos movimientos no sólo no tienen porvenir, son además utilizados por el capital para extender la confusión y división entre los asalariados.
La condición de los trabajadores presentes como una clase despojada con tan sólo su fuerza de trabajo para vender, la hace ser una clase singular en la historia que sintetiza el desarrollo y penurias de la humanidad. Esta clase es la primera en la historia que al enfrentar su condición de explotada no busca perpetuarse como tal, ni crear nuevas formas de opresión, dado que, como señalara Marx, “...no puede emanciparse sin superar sus propias condiciones de vida. Y no puede superar sus propias condiciones de vida, sin superar al mismo tiempo, todas las condiciones inhumanas de vida de la sociedad que se cifran y compendian en su situación...” (La sagrada familia). Esto nos dice que el proletariado es la UNICA clase que al criticar su condición de explotada, critica al sistema en general. Esos argumentos nos permiten comprender porqué el proletariado es la única clase revolucionaria, y al mismo tiempo ubicar que la lucha en contra del capitalismo no puede llevarse mediante el “ataque” a los argumentos “superestructurales” (costumbres, ideologías, forma de vida...), que aunque son cargas que sufre, no pueden enfrentarse de forma parcial, sin eliminarse antes los fundamentos económicos.
Sigamos esta idea y conectémosla con el hecho real de que existen grupos de la población que tienen como preferencia sexual la homosexualidad. En este grupo se encuentran lo mismo proletarios, burgueses y pequeñoburgués, ante los que, como lo dice GR, hay una agresión continua (aunque esta se presenta incluso en modos de producción del pasado). La pregunta inicial es ¿podemos suponer que esa minoría, definida por su preferencia sexual, puede por ese motivo ser un “sujeto revolucionario”?.
Para responder iniciemos recordando que Ernst Röm, jefe de las SA (secciones de asalto) nazis, era homosexual, lo mismo que el economista y funcionario inglés Keynes, o el padre Maciel, fundador de los legionarios de cristo, todos ellos son fieles servidores del capital, y su preferencia sexual en nada define su actuación, es decir que la homosexualidad, o la condición de marginalidad per se, no da a un individuo el carácter de revolucionario.
Podría pensarse que en su condición individual no representan tal fuerza, pero podría expresarla mediante grupos o movimientos de homosexuales.
Hay diversas agrupaciones homosexuales, desde las que plantean simplemente la obtención de derechos civiles (hay los que incluso plantean como un “logro” el hecho de que los homosexuales sean aceptados en el ejército), las que son clubes sociales contraculturales, hasta las que se plantean, como dice el compañero GR, un “... acercamiento con las diferentes agrupaciones comunistas...” Pero ninguna de estas representa una alternativa, ni para combatir la agresión a los homosexuales, ni para el desarrollo de la lucha proletaria.
Las dos primeras no hacen sino fomentar la idea de que la “tolerancia” y la actuación “incluyente” en el capitalismo ayudaría a hacerlo más humano[2] [371]. Los otros grupos referidos, aunque pretenden usar un discurso radical, no hacen sino validar la posibilidad de una solución a la agresión contra homosexuales dentro del capitalismo, y por otra parte se vuelven un mecanismo útil para dispersar a los trabajadores, es decir que no vean en su condición de explotados un motivo de unión, sino cada quien se agrupe por alguna afinidad... y si la burguesía, mediante la estructura sindical empuja a la separación de los trabajadores por oficio, por rama, etc., las agrupaciones marginalistas profundizan esta tarea de sabotaje al impulsar su separación por color de la piel, por la condición étnica, por el sexo, o por la preferencia sexual.
De manera que las luchas parciales, entre ellas las de movimiento feministas u homosexuales, como lo señalamos en nuestra Plataforma: “... lejos de reforzar la necesaria autonomía de la clase obrera tienden por el contrario a diluirla en la confusión de categorías particulares e invertebradas... Por ello constituyen un auténtico instrumento de la contrarrevolución que los gobiernos burgueses han aprendido a utilizar eficazmente.”
Tatlin/febrero-2007
Notas:
[1] [372] Ante el proceso llevado en contra de Oscar Wilde (1895) por tener relaciones homosexuales, los revolucionarios de entonces lo toman como una preocupación, aún cuando muestran ciertas debilidades. Bernstein (antes de asumir abiertamente su postura oportunista y revisionista) aclaraba: “Por más que la conducta sexual pueda no ser de la máxima importancia para la lucha política y económica… [tampoco es] del todo irrelevante…” Explicando más abajo que, hablar de las relaciones homosexuales como “antinaturales”, “…induce ya de pos sí un error…” (El modo de juzgar la relación sexual anormal, 1895)
[2] [373] La socialdemocracia alemana al fundar la Republica de Weimar (1919-33) otorga derechos civiles y sociales a las mujeres y homosexuales, lo cual es simple hipocresía, dado que ese refinamiento de las leyes burguesas trataban de esconder que fue la misma socialdemocracia la que aplastó la insurrección obrera y asesinó arteramente a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.
Desde la presentación del Manifiesto del Partido Comunista por Marx y Engels, (1848) queda definido el carácter internacionalista de la organización proletaria, como la CCI lo señala en su Plataforma Política: “La naturaleza necesariamente mundial y centralizada de la revolución proletaria confiere al partido de la clase obrera ese mismo carácter mundial y centralizado por lo que las fracciones o grupos que trabajan en su construcción tienden necesariamente hacia una centralización mundial.” En la tendencia hacia esta centralización a nivel planetario, la Internacional Comunista (IC ó III Internacional) representa el punto más alto alcanzado por el proletariado y, por tanto, los aciertos así como los errores de su corto periodo de vida son experiencias invaluables, en el avance de la clase hacia el logro de su objetivo histórico, que hoy merecen ser recordadas.
El contexto de la formación de la IC es la oleada revolucionaria internacional de 1917-1923 que se alzó en respuesta a la guerra de 1914-18. De esta manera, la IC fue un producto directo de las nuevas necesidades del movimiento obrero y sus posiciones programáticas al momento de su fundación eran reflejo de la vanguardia política de ese periodo. Sin embargo, el primer congreso de la IC surge poco después de que estas movilizaciones habían alcanzado su punto culminante e iniciaban su declive, marcado por la derrota de la revolución en Alemania en enero de 1919. De esta manera, en retrospectiva, podernos darnos cuenta que el surgimiento de la IC fue tardío lo que se tradujo en una debilidad vital para los intentos revolucionarios que amenazaban con destruir al capitalismo en ese entonces y que no lograron extenderse a nivel mundial dando lugar así al negro periodo de la contrarrevolución estalinista.
Cuando estalló la primera Guerra Mundial la mayoría de los socialdemócratas de la II Internacional en lugar de oponerse a la carnicería, apoyaron a sus burguesías con la consigna de la “defensa nacional” mostrando el oportunismo y chovinismo esparcido en sus filas y que marcó su traición al proletariado quedando éste sin una dirección política consolidada en ese momento crucial. Sin embargo, una minoría revolucionaria había constituido un ala de izquierda en el seno de la Internacional en proceso de degeneración, que decreta la muerte de la II Internacional y llama a la formación de la IIIª. El Partido Bolchevique formaba parte de la izquierda revolucionaria constituyendo una auténtica vanguardia para el proletariado mundial. Como a lo largo del movimiento obrero, en éste momento particular se constata la importancia fundamental de las minorías en el siempre difícil combate para salvar a la organización de las garras del oportunismo e impedirle hundirse en la degeneración o, peor aún, traicionar, y en estos casos, en su arduo trabajo por dar vida a una nueva organización y permitir así la continuidad del movimiento.
La primera tentativa de reconstitución de la nueva Internacional fue en 1915 en Suiza donde se difundió una resolución del grupo Izquierda de Zimmerwald que además del rechazo a la guerra planteaba la necesidad de denunciar su carácter imperialista y llamaba a la solidaridad internacional y a la transformación de las huelgas económicas en huelgas políticas hacia la guerra civil. En 1916 la segunda conferencia en Kienthal ya pone en primer plano las consignas por la lucha revolucionaria contra la guerra y por la construcción de la nueva Internacional. Octubre de 1917 ponía en evidencia que la Revolución Rusa era el comienzo de la revolución mundial y con ello la imperiosa necesidad de contar con una organización sólida para dirigirla. Aunque el auge de la revolución aporta su impulso al trabajo de organización de la IC, éste ya estaba en retraso.
Es hasta enero de 1919 que varios partidos comunistas llaman al Primer Congreso de la nueva Internacional. A pesar del bloqueo casi total al que ya se veía sometida Rusia y las dificultades del proletariado del Oeste, la revolución concentra todas sus esperanzas en la única salida posible, la unión internacional de las fuerzas revolucionarias bajo un programa que fijara claramente los objetivos de clase en la Plataforma (1919) que asume: “Las condiciones indispensables para la lucha son: la ruptura no solamente con los sirvientes del capital y los verdugos de la revolución comunista –el ala derecha de la socialdemocracia– sino también con el “centro” (el grupo de Kautsky) que abandonó al proletariado en el momento critico para reunirse al enemigo de clase”.
Así mismo en su primer Manifiesto (1919) expone la forma en que los revolucionarios avanzando, asumiendo y sintetizando las experiencias de las luchas proletarias: “Bajo la bandera de los consejos obreros, de la lucha revolucionaria por el poder y la dictadura del proletariado, bajo la bandera de la Tercera Internacional, obreros del mundo entero uníos”.
La IC partió, desde su fundación en marzo de 1919, de una comprensión de la nueva etapa del capitalismo y de las nuevas condiciones y necesidades que se desprendían de este hecho. El capitalismo iniciaba la era de su decadencia, periodo en el que se aferra a la vida a través del capitalismo de Estado. Así, su Plataforma se centra en las cuestiones capitales de la revolución proletaria: la conquista del poder político, retomando las lecciones de la revolución de Octubre -la necesidad de una completa destrucción del Estado burgués, sustituyéndolo por la dictadura del proletariado organizado en consejos obreros y la expropiación de la burguesía con la transformación económica de la sociedad. Las medidas económicas en la Plataforma constituyen, un punto de partida adecuado cuyas debilidades hubieran podido ser superadas en el caso de un desarrollo victorioso de la revolución mundial. La Plataforma expresaba confusiones sobre aspectos que se estaban saldando con el cambio de periodo histórico como eran la cuestión nacional, el parlamentarismo y el sindicalismo. Sin embargo, la IC muestra una preocupación por expresar los nuevos métodos de lucha obrera adecuados a la nueva situación, y esto es una clara demostración de que fue el resultado del momento culminante de la oleada revolucionaria mundial y de los enormes pasos adelante que había dado el proletariado, lo que continúa siendo una referencia esencial para los proletarios de hoy.
El aislamiento del bastión ruso, y con ello el declive de la oleada revolucionaria, extendieron sus efectos sobre todas las organizaciones obreras y entre ellas la IC que inició su degeneración oportunista. La imposibilidad para su desarrollo y consolidación debido a ese reflujo, se traducía en terribles consecuencias para ese movimiento de masas debido a la ausencia de un partido comunista consolidado, centralizado a escala internacional, dotado de un programa más claro y reconocido por su clase. Por ejemplo, cuando Alemania estaba llamada a ser el nuevo impulso para la oleada internacional, la derrota del levantamiento de Berlín en enero de 1919, marcada por el asesinato de Luxemburgo y Liebknecht, fue, en gran parte, el resultado de la incapacidad del recién nacido KPD para alertar a los trabajadores sobre las trampas y provocaciones de la burguesía.
En 1920 la esperanza de la revolución palidecía rápidamente. A pesar de esto y de las debilidades programáticas, en el Segundo Congreso se aclararon las nociones sobre la dictadura del proletariado, y el papel del partido. La necesidad de hacer efectiva la ruptura con la socialdemocracia lleva a la adopción de las 21 condiciones de admisión a la Internacional entre las que se encontraban las confusiones sobre las luchas de liberación nacional, el parlamento y los sindicatos contra las cuales fracciones minoritarias de izquierda se empezaban a oponer.
En el Tercer Congreso en 1921, se reconoce el retroceso de la oleada revolucionaria. El partido ruso se encontraba como la dirección preponderante de la IC y en un esfuerzo por mantener viva a la IC lanza la consigna “Ir a las masas” por lo que los Bolcheviques y las fuerzas dominantes de la IIIª Internacional obran a favor de un acercamiento con los centristas ambiguos y traidores a los que denunciaban dos años antes pero que aún tenían influencia sobre el proletariado. Los grupos reaccionarios consiguen sabotear toda tentativa de formación de partidos comunistas en Inglaterra, en Francia y en otros países. Gracias a sus maniobras y sus calumnias sobre la izquierda, que luchaba contra esta política, consiguen aislar a las izquierdas, a la italiana con Bordiga, a la inglesa, alrededor de Pankurst y a la germano-holandesa con Pannekoek, Gorter y el KAPD (excluido en este congreso). El camino del “Frente Único” de 1922 en el cuarto congreso y la defensa de la patria rusa y del “socialismo en un solo país”, finalmente decretado en 1926, estaba ya abierto por estas acciones. A pesar de que la oleada revolucionaria se extendió todavía a Bulgaria y con otro intento a Alemania en 1923 y a China en 1927, el reflujo ganó a estos últimos esfuerzos.
Desde los primeros indicios de la penetración del oportunismo en los Partidos Comunistas las Izquierdas Comunistas, posteriormente organizadas como fracciones, dieron una encarnizada lucha de oposición en éstos para mantener los principios proletarios. El combate de las Izquierdas contra la degeneración de la Tercera Internacional es ejemplar porque fue librado en el peor período que haya conocido el movimiento obrero: la situación de retroceso de la oleada revolucionaria y la profunda y terrible contrarrevolución.[1] [374] Las Izquierdas hicieron todo lo que pudieron desde el interior de la IC para evitar su degeneración, fueron excluidas de ésta a lo largo de los años 20 pero continuaron su combate para asegurar la continuidad entre la organización que estaba pereciendo y el futuro partido mundial.
Marx y Engels habían constatado que un partido o una Internacional no pueden conservar su carácter de instrumentos de la clase cuando domina un marco general de reacción. Este instrumento de la clase no puede conservar una unidad organizacional cuando no existe un movimiento en ascenso de la clase, él es penetrado por los efectos del reflujo y de la derrota, y contribuye entonces, a la confusión, a la contrarrevolución. Es por esto que Marx disolvió la Liga de los Comunistas después del reflujo de la oleada revolucionaria del 1848 y traslada el Consejo General de la AIT a Nueva York después que la derrota de la Comuna de París, y que marcó el fin de un período. La II Internacional, a pesar de su auténtica contribución al movimiento obrero, sufre un largo proceso de corrupción durante el período ascendente del capitalismo, donde ésta se ve atada cada vez más al reformismo, dando así un sello nacional a sus partidos. El nacionalismo la hace presa de la guerra imperialista, de manera parecida, la derrota de la oleada revolucionaria condena a la IC. Tras este periodo de crisis para la clase obrera, la tarea indispensable de balance, elaboración teórica y de desarrollo de la conciencia de la clase corresponde a las “fracciones revolucionarias” surgidas de las viejas organizaciones, preparando así el terreno para la construcción de una nueva organización.
La Internacional Comunista sólo puede entenderse como una parte auténtica y fundamental del movimiento proletario que nos deja enseñanzas vitales en la lucha por la revolución mundial. La CCI se reivindica de esta organización hasta el Tercer Congreso, periodo en el que en su seno se sostuvo aún una lucha encarnizada por la autonomía de la clase y por la defensa del Internacionalismo, columna vertebral de la clase trabajadora. Por ello, esta organización muere como instrumento del proletariado con la declaración de “socialismo en un solo país”. El proceso de contrarrevolución que condenó a la IC sembró una terrible confusión en el movimiento obrero. Aquellos que prosiguieron su tarea en los sombríos años 30-40, lo que quedaba del movimiento de la Izquierda Comunista, tuvieron que sufrir y constatar las implicaciones del período de derrota pero han salvaguardado las experiencias que dejó la oleada revolucionaria. La CCI, como parte importante del Medio Político Proletario actual, reivindicándose de la Internacional Comunista y de las Izquierdas Comunistas, ha proseguido la tarea de éstas clarificando y profundizando esas lecciones preparando las bases del futuro partido mundial.
Héctor, febrero/2007
En la noche del 19 al 20 de marzo de 2003, se lanzaba una serie de bombardeos sobre Bagdad. Era el principio de la operación “Libertad en Irak”. La segunda guerra de Irak acababa de comenzar. Hace ya cuatro años que esta carnicería imperialista devasta el país. Desde entonces, las confrontaciones armadas, los atentados ciegos, las masacres de poblaciones civiles no hacen más que auamentar inexorablemente. En Bagdad, como en todo Irak, el horror se vive todos los días. La población iraquí está reducida a la peor miseria, atenazada entre el infierno que constituyen las distintas fracciones armadas: sunnitas, chiítas, kurdos, fuerzas gubernamentales o norteamericanas. Las muertes iraquíes se calculan en cientos de miles. En el país, se calculan dos millones de desplazados y otros tantos refugiados desde el principio de la guerra. El ejército norteamericano ha perdido por su parte más de 3 200 elementos, la gran mayoría de jóvenes soldados, contratados en este horror para escapars de la miseria y el desempleo en su propio país y con la esperanza de ganar algunos dólares. Pero ya, varios millares de estos jóvenes reclutas han abandonado o han desertado de este infierno permanente, pasándose a Canadá o a otros lugares. Estos cuatro años desembocan en un caos sangriento, sin que alguna perspectiva permita esperar una nueva estabilización del país y la región. Las protestas contra la guerra se multiplican: alrededor de 50 000 personas se han movilizado el 17 de marzo en Washington, bajo la bandera “Alto a la guerra en Irak, no a la guerra contra Irán”. Manifestaciones similares tuvieron lugar el mismo día en varias grandes ciudades americanas, en particular, en Nueva York, Los Ángeles, San Francisco, encabezándolas millares de veteranos, para reclamar la retirada de las tropas de Irak. Al mismo tiempo, 400 000 personas se reunieron en Madrid, en conmemoración de las víctimas de los atentados fatales en la estación de Atocha y para reclamar el final de esta guerra. Otras manifestaciones similares han tenido lugar en el país, de Barcelona a Cádiz. Por todas partes del mundo, en particular en Turquía, Corea del Sur, Hungría, reuniones más o menos numerosas reclaman la retirada de los contingentes nacionales de Irak.
Hace algunos días, la primera visita del nuevo Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon fue una especie de bautismo de fuego: fue (aunque a pesar suyo se veía en todas las televisiones del mundo) la ilustración viva de que ninguna fuerza controla realmente la capital iraquí. En efecto, en una conferencia televisada, en presencia del nuevo Secretario General de la ONU que se tenía en una «zona verde», sector considerado como la más asegurada del país, estalló un obús de mortero a unos metros. Al mismo tiempo que el Presidente iraquí acabara de declarar que consideraba la visita de Ban Ki-moon como «un mensaje atinado del mundo, que confirma que Bagdad está de nuevo en condiciones de acoger personalidades mundiales importantes porque hizo importantes progresos en la vía de la estabilidad.
Cuatro años después del inicio de la guerra, hundida en el mayor de los desconciertos, la administración norteamericana no sabe ya cómo salir del cenagal iraquí. Lo que sería aún totalmente impensable hace algunas semanas resulta hoy posible. Así pues, «la Secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, ha anunciado que el gobierno iraquí iba a reunir en una quincena una conferencia internacional sobre Irak a la cual Estados Unidos había decidido participar, aunque Irán y Siria estuvieran invitados.» (Le Monde, 1 de marzo de 2007). Esta conferencia, presentada por muchos comentaristas burgueses como una de las últimas oportunidades para la paz, sólo ha sido realmente un momento suplementario de confrontaciones entre las dos potencias que se enfrentan indirectamente en Irak: Irán y los Estados Unidos. Esta confrontación ha conocido, solamente algunos días después de la celebración de esta conferencia, una nueva manifestación que no deja ninguna duda sobre el nivel de tensión existente, entre los dos países. En efecto, 15 marinos y fusileros británicos que formaban parte de la coalición militar en Irak, bajo dirección americana, se hicieron tomar por la marina iraní, frente a la costa de Fao en Chatt - al-Arab, en la confluencia de los ríos Tigris y Eúfrates que marca la frontera entre Irak e Irán. Que esto sea en el propio Irak o en el Golfo Pérsico, y a pesar de la increíble armada marítima de las fuerzas de la coalición, nos indica queEstados Unidos no están ya en condiciones de garantizar la seguridad de las tropas de esta misma coalición. Esta prueba de pérdida de control de la situación indica el debilitamiento irreversible de la primera potencia imperialista del mundo, precisamente en una región que pretende «poner al paso» desde hace cuatro años.
No hay esperanza para Estados Unidos de retirarse de Oriente Medio sin una pérdida de credibilidad enorme. La burguesía americana está hoy así ante una contradicción insoluble. «Los Americanos mantienen con todo un doble lenguaje, lamentan el diario de Teherán (Kayhan).» Condoleezza Rice, Secretaria de Estado norteamericana, afirma por una parte que está dispuesta a entrevistarse directamente con Irán sobre los temas que se refieren a los dos países, y del otro, indica una firmeza incuestionable sobre los expedientes como el nuclear. Pero los norteamericanos tienen necesidad de Irán más que nunca. Esta actitud ambivalente muestra la confusión y la desesperación que reina en la administración Bush «(Correo internacional del 12 de marzo de 2007).» Estados Unidos están acorralados en hacer una elección entre dos «soluciones» de todas formas desastrosas: o hacen un compromiso humillante con Irán, u optan por una nueva huída belicosa hacia adelante. Irán, hoy en situación de fuerza en la región y apoyado en masa por las fracciones chiítas de Irak, coloca muy claramente los términos de este regateo sórdido entre estas dos naciones imperialistas. Una «ayuda» eventual de Irán para intentar restablecer el orden en Irak deberá pagarse a fuerte precio por la administración norteamericana, principalmente con la aceptación de hecho del programa nuclear iraní. Pero no debe tampoco excluirse que la ya muy desacreditada administración Bush, quiera jugar su última carta y ataque a Irán, tomando el riesgo absurdo de practicar la política de tierra quemada. Tal ofensiva significaría una formidable aceleración del caos regional y mundial, sin que Estados Unidos extraigan el menor beneficio imperialista.
La guerra en Irak (al término de estos cuatro años de hundimiento en un cenagal hecho de masacres y miseria galopante) ya habrá participado directamente en radicalizar y desarrollar el odio entre las comunidades chiítas, sunnitas y también kurdas, a tal punto que toda vuelta atrás parece en adelante completamente improbable. Este conflicto ha concretizado no sólo la incapacidad creciente de los Estados Unidos que deben solucionar el problema iraquí sino también, y bien más allá, el imponerse como gendarme del mundo. En efecto, las intervenciones repetidas y el aumento de las fuerzas militares de la primera potencia mundial, productos del engranaje de las relaciones de fuerza ínter imperialistas y de sus contradicciones, no hicieron más que desarrollar el terror y el caos no solamente en Irak sino en la mayor parte del mundo.
Esta guerra, ya llena de monstruosidades de toda clase, no se acaba, al contrario. Es portadora de las peores masacres para el futuro, lejos de las promesas hechas por todos sus pseudo “liberadores”.
Rossi, 26 de marzo de 2007
El desafuero de Andrés Manuel López Obrador provocó en el 2005 un revuelo entre los intelectuales que vaticinaban un “fraude electoral anticipado”. La Convención Nacional Democrática tomó como consigna el 16 de septiembre del 2006 en “rechazo al fraude electoral, rechazo del fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la federación”. En nuestro número anterior denunciábamos también como el guerrillero Marcos, se lanzó en su “otra campaña” en una cruzada por “elecciones limpias”. Tenemos la obligación de denunciar toda esa trampa ideológica que se esconde detrás de la lucha contra el “fraude electoral”.
Desde que existe la sociedad dividida en clases donde los privilegios de una minoría están por encima de una mayoría oprimida, es decir, desde que una minoría de la sociedad se ha hecho cargo de los mecanismos jurídicos y administrativos de un Estado que representa los intereses de una clase explotadora, desde entonces, ha habido necesidad de mentir, de justificar la explotación y, por ende, de generar todo un medio propicio para la corrupción, las prebendas, las intrigas y los fraudes de todo tipo.
Esta realidad ha atravesado los sistemas antiguo, feudal y capitalista. Nos detendremos un poco en el capitalismo. Cuando el capitalismo iba en ascenso, cuando la burguesía estaba en plena expansión y el mercado mundial parecía no tener límites, estos fenómenos se mantenían en un segundo término. La burguesía y sus filósofos lograron consolidar una moral que encajaba perfectamente con sus intereses: la moral del respeto a la propiedad privada, el no robarás, la igualdad, la libertad y la fraternidad. Cuando el capitalismo estaba en expansión, los niveles de ganancias garantizaban un reparto de los beneficios de tal forma que la clase explotadora mantenía su recato y más o menos respetaba las reglas jurídicas y morales de funcionamiento de la sociedad. Incluso fracciones de la burguesía más desarrolladas (Alemania y después en EUA) fundaron su ética en la lucha contra el despilfarro y los lujos adoptando una vida austera más productiva (Max Weber es su expresión más acabada). Sin embargo, esa moral siguió edificada sobre un régimen que vivía de la explotación del trabajo asalariado, que acumulaba riqueza usando las más brutales formas de esclavización que haya conocido la humanidad. A ello hay que agregar que el capitalismo alcanzó su “esplendor” a finales del siglo XIX y su decadencia trajo aparejada una competencia feroz entre fracciones de la clase dominante y entre los Estados. La I Guerra Mundial es la expresión abierta de que el capitalismo había dejado de ser progresista para la humanidad. Una característica fundamental del periodo decadente es la emergencia del capitalismo de estado, el Estado asume el control total de la vida económica y política para poder asumir una competencia despiadada a nivel mundial; para enfrentar las luchas el interior de la nación, especialmente contra el proletariado, y para enfrentar a las burguesías de otros países. En la decadencia el estado de la burguesía va también a mostrar los límites de su moral. El uso de la trampa, el engaño y el fraude se empiezan a convertir en moneda corriente en la sociedad. Mentiras “oficiales” descaradas, funcionamiento de las fracciones burguesas como bandas delictivas que no dudan en recurrir al asesinado, al chantaje y a la manipulación con tal de avanzar sus objetivos. Se trata ahora de acumular riqueza sin importar el precio, el “fin justifica los medios”, tal es la divisa de una sociedad que nació, como diría Marx, “chorreando lodo y sangre” y que hoy está sumida en un una descomposición que amenaza con arrastrar al género humano al abismo.
La burguesía se ve enfrentada a una lucha encarnizada entre fracciones que intentan hacerse del poder político, la tendencia actual es a la pérdida del control político, sobre todo en regiones donde la burguesía cuenta con aparatos políticos débiles. En este marco, el uso del “fraude electoral” es un recurso que usan para afianzar a una fracción en el poder en detrimento de otra. La misma burguesía norteamericana ha tenido que hacer malabares para mantener a Bush en el poder. Recordemos simplemente que en México durante las elecciones federales de 1988, Cuauhtémoc Cárdenas barrió prácticamente con el PRI, sin embargo la burguesía optó por una “caída del sistema” y aprobó la llegada de Salinas de Gortari al poder. Las trampas electorales no son ajenas al modo democrático de funcionar de la burguesía, en ese terreno es donde más se notan las dificultades del estado. La burguesía se ve obligada a hacernos tragar el cuento de la democracia y sus elecciones como forma de “decidir” y, al mismo tiempo, más escándalos de corrupción se hacen públicos en medios de las luchas intestinas entre fracciones. Los discursos insulsos sobre legalidad y transparencia chocan con la realidad de sobornos, impunidad y trampas por todos lados.
La lucha contra el fraude electoral es un barril sin fondo. Primero porque el capitalismo en plena descomposición se acompaña siempre de este flagelo. Es una utopía el tratar de hacer honesto lo que ha nacido y se mantiene gracias a la mentira y al engaño. La democracia misma es una mentira ideológica que sólo sirve para justificar la explotación de los trabajadores. Segundo, porque la defensa del terreno electoral no aporta ningún beneficio a los explotados. Sabemos que las elecciones son un mecanismo que los Estados usan para mantener la ilusión de que la dictadura del capital sería un “gobierno de todos”, sin elecciones la democracia perdería su quinta columna.
Puntualicemos:
- la defensa de la noción de “fraude electoral” conlleva a la defensa explícita de las instituciones democráticas que oprimen y engañan. Es como Marcos que pide “elecciones limpias” pero que no cuestiona jamás el engaño de la democracia.
- involucrarse en una lucha por la “defensa del voto” y contra el “fraude electoral” es mantener atados a los trabajadores a la defensa de la ideología que tendrán que destruir. Gane quien gane, derecha o izquierda, todos por igual tendrán que aplicar planes contra la clase obrera.
- los seguidores de la consigna de “no al fraude” pretenden defender un capitalismo sin trampas, pretenden edificar una “democracia perfecta”. La misión de los trabajadores no es “perfeccionar” la democracia, sino acabar con ella ya que es el manto ideológico que cubre la explotación asalariada.
El uso cada vez más indiscriminado de las trampas electorales para favorece a esta o aquella fracción de la burguesía no se puede explicar arguyendo a la llevada y traída “globalización”, debemos analizar el momento histórico de la descomposición de la sociedad burguesa, del enconamiento agudo de las pugnas entre fracciones de l capital en medio de una tendencia a la pérdida de control del aparato político.
Los trabajadores nada tenemos que ganar en ese terreno de la “lucha contra el fraude” y sí en cambio, mucho que perder.
Marsan/20-04-07
La modificación a las condiciones de jubilación y pensión, concretados a partir de la “Ley del ISSSTE”, no hace sino acelerar la degradación de las condiciones de vida de los trabajadores. Y aunque la puesta en vigencia de esta ley representa un serio golpe en contra los trabajadores, no puede considerarse como el único. El incremento de precios de las mercancías de consumo diario por los trabajadores, como la tortilla de maíz (que tuvo un incremento en los últimos meses de 6.50 a 8 pesos y ya se amenaza, a partir de mayo, con llevarlo a 10 pesos o más), la limitación a los salarios y la aceleración de los ritmos de trabajo, mediante la denominada “flexibilización laboral”, dejan ver que el golpeteo contra las condiciones de vida de los asalariados es continua y generalizada. Es falso pensar que esta ley (y demás medidas referidas) afectan sólo a algunos sectores de trabajadores, la agresión que se viene poniendo en acción es generalizada, no hay ningún sector en el que los trabajadores no sufran los embates del capital, es por ello que para enfrentarlas se requiere de una respuesta masiva y con clara conciencia. Los trabajadores no tienen más fuerzas que su conciencia y organización para potenciar su masividad, no puede esperar que algún personaje mesiánico (como López Obrador), o un liderzuelo sindical le solucione sus problemas, sólo la extensión de la lucha y la actuación solidaria que teja fuertes lazos entre los explotados podrá permitir que su combate detenga el ataque directo que se hace a sus condiciones de vida.
La clase dominante suele llevar los ataques en momentos adecuados para su accionar político (como el período vacacional) con el fin de asegurar la distracción, y que así el descontento se diluya o disperse, de la misma forma, antes de cada agresión prepara una campaña para ganar “receptividad” o imponer temor que congele e impida se exprese el descontento... pero sobre todo, pone atención en dosificar las medidas y conducir los golpes hacia algunos núcleos de la población asalariada, de manera que se genere un aislamiento y confusión, que impida la unidad y la extensión de la lucha.
En el presente, la profundización de la crisis ha obligado a la burguesía a poner en acción leyes y planes tan brutales que maximizan, a niveles no creíbles, la explotación y miseria de todos los trabajadores. La misma burguesía sabiendo el tamaño del golpe, preparó con sumo cuidado el momento y el escenario para imponer esta ley: primero, alentó o provocó movimientos sociales aislados ante los que actuó violentamente, queriendo marcar con esto una lección de terror, que extendiera el temor, y, enseguida, empuja una campaña ensordecedora para alimentar esperanzas en las elecciones y la democracia. En ese sentido es que lleva a cabo provocaciones, como las de Atenco, Sicartsa y Oaxaca, obteniendo así el pretexto de “mostrar su fuerza”, y enseguida completa su campaña alentando la idea de que no hay otro camino que el de las elecciones y la democracia, procurando imponer la idea entre los trabajadores de que si hay una actuación agresiva o sanguinaria por parte del gobierno la única (o mejor) forma de responder es mediante el “castigo que ofrece el voto”.
Por ello, aunque en la instauración de la ley del ISSSTE al PRD le ha tocado jugar el papel de mártir y presentarse como la víctima que no fue escuchada y terminó siendo aplastada por la mayoría dominante en las cámaras legislativas (PRI-PAN), no puede olvidarse el papel central que ocupa en el encuadramiento de amplias masas obreras hacia la vana esperanza de la democracia y las instituciones burguesas, por ello, no es nada extraño que ahora, el mismo PRD busque desmantelar cualquier posibilidad de que la clase trabajadora tome conciencia de los ataques y exprese su enojo y combatividad en la lucha, al fomentar (a coro con la estructura sindical) como una “gran medida” el uso de los amparos jurídicos contra la ley del ISSSTE, queriendo enredar a los trabajadores con el mismo truco que la estructura sindical presentara en 2005 cuando se impuso la modificación al sistema de retiró para los trabajadores del IMSS, y que le fue muy útil para desmovilizar.
Esta maniobra en 2005 fue presentada de idéntica forma como hoy lo hace el PRD y los sindicatos: hay que usar, dicen, “todas las formas de lucha”... pero la trampa consiste en que ponen a esto como centro de la preocupación y la reflexión, alentando con ello la esperanza en la constitución, las leyes y las instituciones “legales”, buscando así, además de golpear directamente en la conciencia de los proletarios, diluir el coraje, y sobre todo impedir la manifestación de la solidaridad entre los trabajadores. Por ello es, en los hechos, el complemento de las campañas llevadas en los medios de divulgación que sostienen que sólo a los nuevos trabajadores les aplicará de forma completa la nueva ley. Los sindicatos, mediante los amparos están impulsando esa misma separación en sectores, por diferencias de condiciones de antigüedad o prestaciones particulares de cada caso... Alentar esta forma de lucha ajena a los trabajadores tiene como objetivo asegurar la derrota y potenciarla, dado que busca extender un sentimiento de impotencia, que la burguesía puede aprovechar después, para renovar su campaña sobre la necesidad de la reforma del Estado y de que es útil “ganar”, mediante el voto, los puestos de dirección del gobierno.
La otra vertiente que la clase dominante prepara para someter la combatividad, es mediante el desvío del descontento hacia consignas falsas y ajenas a los trabajadores, tales como la defensa de la “soberanía nacional”. Para atizar esta maniobra el FMI ha “recomendado”, que se complete el “paquete de reformas” con la privatización de la industria eléctrica y petrolera. La burguesía sabe bien que su aparato de izquierda y sindical utiliza de manera sistemática el nacionalismo para atar a los trabajadores a preocupaciones falsas. Pero los intereses de la nación, o de la economía nacional no son los de un trabajador. La clase capitalista utilizó en su momento a las empresas estatales para proteger su ganancia, y ahora con la privatización su objetivo es el mismo, es decir, darle un espacio de valorización a su capital y asegurar una ganancia; en cambio la condición de explotado de un trabajador no se modifica si la empresa es estatal o privada. Por eso es la burguesía la única que gana cuando se desvía el coraje y la reflexión de los trabajadores hacia la defensa de la “soberanía”, de la empresa o de instituciones del Estado.
Ante las trampas que ya se empiezan a tejer para desviar el descontento, los trabajadores deben de tener presente que los intereses de la “nación” son los intereses de la burguesía y no los de ellos, y que para detener los ataques no tiene más armas que su conciencia y organización.
Por todas partes del mundo los ataques de la burguesía vienen incrementándose: En Alemania, el gobierno socialdemócrata amplió la jornada de trabajo en el sector público, en Brasil, el gobierno de izquierda de Lula, ha ampliado el tiempo de trabajo para la obtener la jubilación, lo mismo que en Inglaterra, en EUA el gobierno pretende criminalizar a los trabajadores sin papeles... estos ataques, sin contar el peso del desempleo que se extiende, son expresión de la magnitud de la crisis que vive el capitalismo, y para proteger la ganancia, los gobierno de todo el mundo, lo mismo los de izquierda como los de derecha, no dudan en arreciar los ataques en contra de los trabajadores. La burguesía tiene la desfachatez de presentar estos ataques como “reformas” que buscan mejorar la vida de la población, pero un sistema decadente como el capitalismo, ya no puede ofrecer mejoras. Las medidas que viene poniendo en práctica, no son reformas en sentido estricto, tan sólo son programas de defensa de la ganancia capitalista, la ley del ISSSTE, por ejemplo, tan sólo busca reducir el valor de la fuerza de trabajo. Es por ello que medidas como estas demuestran claramente que para la burguesía los trabajadores no son sino una mercancía más a la que busca abaratar, y más aún, cuando esta ya deja de serle útil se convierte en una carga a la que debe desechar.
En ese sentido los trabajadores no pueden estar esperanzados en que un cambio de gobierno puede limitar sus penurias, deben de tomar conciencia de que el capitalismo sólo le ofrece explotación y miseria, y para enfrentarlo requiere de tomar en sus manos la lucha y extenderla; tienen que hacer ver a sus hermanos de clase que la degradación de las condiciones de vida, por efecto de la ley del ISSSTE no viene sola, sino está acompañada de un incremento de precios y una oleada de desempleo, por eso los golpes no son sólo para los trabajadores del Estado, es un ataque generalizado que sólo podrá enfrentarse con la unidad de todos los trabajadores, sin importar el sector a que pertenezca, o si están desempleados.
Los trabajadores no deben de permitir que los sindicatos y el aparato de izquierda del capital los dirija a una derrota, deben tomar en sus manos la lucha, impulsar las Asambleas Generales masivas y abiertas, en las que puedan discutir y reflexionar en colectivo todos los trabajadores sin importar al gremio que pertenecen, y en las que se designen responsables que entreguen cuentas a la misma Asamblea y puedan ser revocados en cualquier momento. La ley del ISSSTE y los incrementos de precios, son ataques en contra de todos, e incluso contra las generaciones de trabajadores que aún no están en activo, por eso se requiere una respuesta masiva.
La organización de los trabajadores por encima de los llamados sindicales no es un loco sueño, la experiencia de estudiantes y trabajadores de Francia en 2006 contra el Contrato de Primer Empleo, demuestra que es posible. Por eso los llamados sindicales a “faltas colectivas” o simulación de “paros”, deben ser transformados en verdaderas jornadas de lucha, deben ser momentos de reflexión colectiva, en los que piquetes de trabajadores salgan a explicar a sus hermanos de clase (aún cuando no estén afiliados al ISSSTE) que hay un ataque general, y que no hay más camino que la lucha.
Pero también deben de estar alertas a no dejarse arrastrar por las maniobras del aparato de izquierda del capital y del sindicato que pretende aislar las expresiones de descontento o llevarlas a enfrentamientos desesperados y sin objetivo. Los cierres de calles y carreteras no hacen sino encerar a los trabajadores e impedir que tome vida la solidaridad y la reflexión colectiva. Los Comités de huelga que en diversos lugares de trabajo se están creando, si se mantienen como simple apéndice del sindicato no serán sino instrumentos huecos... los Comités de huelga y la huelga misma deben ser producto de la reflexión colectiva y no una mascarada que sirva para encubrir las trampas del sindicato y facilitar que pasen los ataques en contra de los trabajadores.
30-abril-2007
A entender de la burguesía, tanto de derecha como de izquierda, el capitalismo estaría floreciente y en pleno crecimiento. El increíble dinamismo de la economía china sería una prueba irrefutable. ¿El desempleo? ¿Las oleadas de despidos? ¿La pauperización creciente? Todo ello no serían más que producto de derivas, la falta de dirigentes sin escrupulos, sedientos de beneficios. Con menos liberalismo y más Estado, todo podría ir mejor en el mejor de los mundos. Todo ello no es más que una gran mentira. En realidad, el capitalismo es un sistema agonizante y su crisis económica mundial conoce hoy una nueva aceleración. Cuando la clase obrera sufre ya una degradación permanente de sus condiciones de existencia, ¿qué porvenir nos reserva la clase dominante?
El martes 27 de febrero, la bolsa de Shangai China, conoció una brusca caída de 8.8 % en unas horas, arrastrando tras de si a las bolsas de el mundo entero. En Nueva York por ejemplo, Wall Steet perdió 3.5 %, o sea, la baja más fuerte desde hace cinco años.
¿Cómo es que la baja del mercado de Shangai pudo arrastrar una oleada de ventas de acciones sacudiendo el mundo entero, cuando todos los especialistas alaban día a día la insolente buena salud de los mercados bursátiles? De hecho, los récords de los índices de estos últimos años tiene por única base la especulación. Por todas partes, en todos los sectores y en todos los países, los inversionistas están confrontados al mismo problema: la sobreproducción. Así, la especulación se ha convertido en el único medio de obtener ganancias. En este gran casino de la economía virtual, el objetivo del juego es comprar acciones esperando venderlas más caras en el momento adecuado. Pero ante la menor mala noticia, se levanta un viento de pánico. Todo mundo vende al mismo tiempo, sabiendo bien que la aplastante mayoría de esas acciones no corresponden a nada en la realidad, a ninguna fábrica, a ningún bien. El pequeño sobresalto de Shangai es revelador de las potenciales tempestades en el futuro.
El hundimiento de la bolsa de Shangai está ligado en parte a lo que los economistas llaman el sobrecalentamiento de la economía china. Sobreinversión, sobrecapacidad de producción, sobreendeudamiento: la economía china está totalmente desequilibrada y se orienta más y más seguramente hacia una recesión de extrema brutalidad. Por cierto, desde hace algunos años, China conocía una tasa de crecimiento muy elevado y un desarrollo industrial acelerado. En 2006, la tasa de crecimiento alcanzó el 10.7 %. Pero los obreros de este país, que viven y trabajan en verdaderos presidios industriales, saben en carne propia lo que significa esta expansión. En realidad, esta expansión se articula alrededor de dos columnas que han llegado al punto crítico de ruptura. La primera es el endeudamiento. ¡La deuda de China creció dos veces más rápidamente que su PIB! ¡Su sistema bancario contiene un 50% de créditos dudosos! La segunda es la necesidad para China de dar salida a una parte creciente de sus mercancías sobre el mercado americano cuando este, al borde de la recesión, está a punto de reducirse considerablemente. En efecto, el mercado interno de China es muy débil, no puede de ninguna forma absorber lo que produce. Su economía es por tanto totalmente dependiente de las exportaciones. Y en un momento en que la economía americana jala a toda la economía mundial tiende a agotarse sin que algún otro país o continente pueda venir a tomar el relevo.
El primer ministro chino, Wen Jiabao, conciente del riesgo de mayor sobreproducción, acaba de declarar que el objetivo de su gobierno en 2007 será limitar el crecimiento a 8 %. Por tanto va a haber un estrechamiento de la política monetaria. El dinero va a costar más. ¡En pocas palabras, en el futuro, será más difícil invertir a fin de evitar que la economía se acelere más allá de toda razón!
Durante esta semana negra para las bolsas mundiales, el Secretario de Estado del Tesoro americano, Hank Paulso, estaba de gira en Asia. Para él es importante tranquilizar al Estado chino sobre la solidez de la economía americana, atenuando la gravedad de la crisis inmobiliaria y los riesgos tanto monetarios como financieros. En efecto, toda una parte de la economía china es alimentada por haberes masivos en divisas americanas, dólares que China reinvierte en parte en Estados Unidos y que sirven para limitar la expansión del déficit americano. Por todas estas razones, estas dos economías están confrontadas a una terrible contradicción: están obligadas a librar una guerra encarnizada, y al mismo tiempo, son interdependientes en extremo, la recesión de una implica la recesión de la otra. Y es efectivamente hoy que las dos están a punto de ceder.
A. Greenspan,
gran personaje de la política financiera americana, reconoció oficialmente la
posibilidad de una recesión en EU en 2007. La causa más visible y más inmediata
de este enlenteciminento es sin duda el estallido de la burbuja inmobiliaria en
este país. Los precios en este sector de actividad han alcanzado una caída del
25 % y no es más que el principio[1] [376]. Algunos economistas evalúan en un 40 % la
sobrevaluación de este mercado. La corrección podría ser de 6000 millones de
dólares, ¡casi un tercio del PIB americano! Esta crisis inmobiliaria se
extiende ya a Inglaterra: “Es una mala noticia que podría alarmar.
Kensington, líder del crédito inmobiliario arriesgó en Gran Bretaña, el viernes
23 de marzo, concedió una pérdida de 23 % de sus acciones”. (Le Monde ,
marzo 24). Este tiburón de las finanzas dispuesto a prestar dinero a más de
15 mil matrimonios hoy se declara insolvente.
Las consecuencias para la clase obrera van a ser terribles. En Estados Unidos,
los matrimonios tenían la costumbre de prestar a medida que el valor de sus
apartamentos aumentaba, gracias al crédito hipotecario. El alza fenomenal
de la inmobiliaria de estos últimos años había dado la impresión a estos
obreros de que ellos se habían enriquecido. Son por tanto decenas de millones
de matrimonios que serán incapaces de hacer frente a los vencimientos de sus
inversiones, literalmente arruinados y lanzados a la calle. Peor aún, la
inmobiliaria y la construcción han provisto el 40 % de los empleos de estos
últimos tres años[2] [377]. La crisis de este sector significa por tanto
el lanzamiento al desempleo de decenas de miles de obreros. Estas oleadas de
despidos vienen a agregarse a las del sector del automóvil, medianamente
afectado y a punto de hundirse. En su plan de “reestructuración” que se
extiende desde el cuarto trimestre del 2005 al primer trimestre del 2008, Ford
proyecta el cierre simplemente de 40 % de sus fábricas en EU y la “salida” de 50
mil obreros de 130 mil[3] [378]. Uno de los últimos sectores que aún estaba
bien en la otra costa del Atlántico, el de los servicios, lo hacía
esencialmente gracias al crecimiento de la actividad en el sector financiero.
Hay que decir que este sector de actividad va a conocer también días sombríos y
a engendrar despidos masivos. El consumo interno de Estados Unidos no puede más
que continuar contrayéndose más y más en los meses que vienen. El problema para
la burguesía es que este consumo americano constituye el motor principal que
hace dar vuelta a la economía mundial. Para Europa, China, Japón, la India, una gran parte de sus
mercancías no se podrá vender. ¡La sobreproducción, factor determinante de
la crisis mundial del capitalismo va a conocer nuevas cimas!
El contagio de la crisis económica mundial se extiende al frente monetario y particularmente en el dólar, que no puede más que continuar bajando en los meses que vienen. Estados Unidos sobreendeudados más allá de todo límite razonable (la deuda americana es de 7 800 billones de dólares y crece al ritmo de 1.64 millones por día!) van a ver fluir masivamente los capitales extranjeros que venían a apoyar su economía a punto de la asfixia. En América, una violenta contracción del crecimiento ya es inevitable, arrastrando en la tormenta y la recesión generalizada a toda la economía mundial. Nadie está en medida hoy de prever a qué velocidad y con que profundidad este nuevo sismo va a golpear al conjunto de la economía. Pero las consecuencias para el proletariado no son difíciles de imaginar. Los obreros en India y China conocen condiciones de vida peores aún que las de sus hermanos de clase en Europa en el siglo XIX. Bajo el yugo de la más feroz de las explotaciones, los obreros viven en la indigencia y la miseria. Confrontados al fracaso de su sistema y a la guerra económica, la burguesía trabaja fríamente para exportar estas condiciones espantosas en el corazón del capitalismo; Estados Unidos y Europa occidental.
El único porvenir que nos reserva este sistema, es aún y siempre más miseria. Creer en un capitalismo más humano es una quimera, una utopía. No hay más que una sola solución y está en manos del proletariado: construir un nuevo mundo, sin clases y sin explotación.
Tino 28 de marzo, 2007.
¿El gobierno de Calderón es fascista?, ¿el triunfo de la derecha ha vuelto más represivo al Estado? ¿el fraude electoral ha debilitado a la izquierda y ha desatado los peores demonios del fascismo? Estas son las preocupaciones que el ala de izquierda y su extremo izquierdista están tratando de inculcar en la conciencia de los trabajadores al pretender explicar la represión habida en los meses recientes; pero, sobre todo, al evidenciar la alianza que ha hecho la fracción actual en el poder con el ejército, lo cual sería una prueba de su endurecimiento. Para rematar, también se aduce la misma alianza de aquél con el clero, el cual también encarnaría lo peor del fascismo. Nada más falso. Es necesario aclarar aquí varias cuestiones.
Como lo hemos demostrado ya (ver RM 96, ene-feb- 2007) esta alianza de la fracción en el poder con la estructura del ejército (el cual gozaba de una cierta aureola de imparcialidad política) responde directamente a las dificultades presentadas por la división de la burguesía, un hecho más que evidenciado durante el proceso electoral del 2006 y después de éste hasta nuestros días cuando hemos presenciado un interminable encadenamiento de pugnas dentro del Estado capitalista. Tampoco tiene sustento la afirmación de que si hubiera arribado al poder la fracción burguesa en torno a AMLO las cosas serían diferentes, pues el ejército es el brazo armado más importante del Estado para asegurar y perpetuar la explotación de la clase dominante, de todas las fracciones capitalistas representadas en todos los partidos políticos que pululan al interior de ese mismo Estado.
El llamado “ejército del pueblo”, como le gusta llamarlo lo mismo Calderón que López Obrador[1] [382], no es neutral, ni mucho menos, sino que está al servicio completamente de la clase explotadora. Tampoco es imparcial el clero de todos los credos, el cual siempre se ha especializado, a lo largo de los siglos, en un control ideológico que promete a los explotados el reino eterno en el cielo a cambio de su resignación y sometimiento frente al gobierno de las clases explotadoras.
Pero el espantajo que se está agitando relacionado con el “peligro fascista” movería a risa si no fuera por los objetivos perversos que persigue; por eso es necesario que recordemos algunas cuestiones:
En primer lugar, el acceso al poder del fascismo tuvo un auge sobre todo en los años 30 en el continente europeo y se posibilitó por el apoyo de amplias fracciones de la burguesía quien ante la crisis, y especialmente en los países vencidos después de la Primera Guerra Mundial, se lanzaron a preparar un nuevo reparto del pastel imperialista. “Para ello concentraron todos los poderes en el Estado, aceleraron la instauración de una economía de guerra, militarizaron el trabajo e hicieron silenciar todas las disensiones internas de la burguesía.”[2] [383] Junto al estalinismo representaron las expresiones más brutales del capitalismo de Estado, en determinados países y en épocas históricas también particulares. Relacionado con esto, se aduce que también en América Latina se produjo el mismo fenómeno, por ejemplo, en el cono sur durante el periodo de la guerra fría cuando en varios países se instauraron dictaduras militares (Chile, Argentina…), sin embargo, esto se debió, sobre todo, a una estrategia de control de los gobiernos de la región por parte de los Estados Unidos frente a los intentos injerencistas de la otra cabeza de bloque que en esos años pretendía penetrar también en su patio trasero generalmente mediante los llamados movimientos de “liberación nacional”.
La otra causa tiene que ver con la derrota física y política del proletariado después de la oleada revolucionaria de 1917-1923 orquestada por la izquierda del aparato político de la burguesía, una condición indispensable para abrir el curso hacia la guerra imperialista mundial. De este modo, el fascismo en un bloque y la otra cara de la moneda, el antifascismo en el otro bloque “democrático”, fueron formas de alistamiento del proletariado para la guerra.
Como ya lo hemos demostrado, a diferencia de esos años, hoy tenemos condiciones diferentes: la clase obrera se mantiene en una dinámica de enfrentamientos de clase desde finales de los años 60, no ha sido derrotada como entonces y por lo tanto no se encuentra en un curso contrarrevolucionario. Luego, existe la condición objetiva que impide a la burguesía ir hacia la guerra mundial debido a la incapacidad, por ahora, de formar dos bloques rivales.
Este resumen muy apretado se refiere, como hemos dicho, a la situación de Europa, sobre todo, en un momento histórico y en determinados países, aunque nos sirve para recordar las circunstancias que le dieron origen. Pero entonces, ¿por qué se agita este espantajo? Circunscribiéndonos a esta región del mundo podemos establecer que aunque a nivel general el resurgir de este tipo de ideologías en este momento histórico se debe a que la descomposición social del capitalismo segrega o reactiva sentimientos como el racismo, la xenofobia, la exaltación nacionalista, la obsesión por la seguridad, el cada uno para sí, el fanatismo religioso, el reclamo por el endurecimiento del Estado, lo cierto es que el espantajo del “peligro fascista” tiene el objetivo de provocar una cierta “movilización ciudadana” por la defensa de la democracia burguesa y de sus partidos democráticos, es decir, la burguesía provoca el miedo a la extrema derecha para llamar, particularmente a la clase trabajadora, a la defensa del Estado capitalista; un trabajo que le toca generalmente a sus partidos de izquierda, su ala radical izquierdista y los sindicatos.
Las pretensiones de la izquierda al “denunciar” el carácter represivo del gobierno de Calderón se reducen a intentar “demostrar” que “si hubiera llegado al poder AMLO otro gallo nos cantaría, es decir, que la izquierda sería diferente a la derecha pues esta tendría motivaciones fascistas. Nada más falso. Ya hemos evocado brevemente la represión bestial de la socialdemocracia contra el proletariado en los países centrales de Europa después de la oleada revolucionaria de principios del siglo XX, pero hay otros ejemplos menos lejanos y más conocidos, por ejemplo, la represión llevada a cabo por la flamante presidenta de Chile Bachelet contra las movilizaciones sociales contra la carestía o también la represión llevada a cabo por el muy izquierdista Evo Morales presidente de Bolivia contra las movilizaciones de mineros el año pasado o las acciones policíacas represivas contra infinidad de movilizaciones sociales perpetradas por los gobiernos del PRD en la ciudad de México durante la última década… y la lista es interminable. La represión no es un monopolio del ala derecha de la burguesía, la utiliza también el ala de izquierda del capital; su función es la de salvaguardar los intereses de la clase dominante. La represión, por ejemplo, en Atenco Michoacán, en Lázaro Cárdenas Michoacán o en Oaxaca, dejando de lado las particularidades en cada caso en cuanto a su contenido de clase, lo que resalta es el afán del Estado burgués para enviar un mensaje a la clase trabajadora: no sirve de nada revelarse contra el status quo pues el estado Omnipotente siempre podrá reprimir con todo su aparato cualquier veleidad de protesta y, sobre todo, cualquier brote de combatividad manifestada por su clase enemiga histórica, el proletariado.
Estas breves notas pretenden contribuir a la clarificación de la conciencia proletaria ahí donde se generen discusiones, debates; ahí donde se impulsen reflexiones entre compañeros de trabajo, donde se generen asambleas para discutir la situación de los trabajadores y las alternativas que estos tienen para emprender la defensa de sus condiciones de vida y de trabajo frente a los ataques inmisericordes de la burguesía.
EFR/abril del 2007
Analizando el desarrollo de la lucha de clases, desterrando todo tipo de actitudes de amargura, desesperación o entusiasmo ciego, hemos presentado las dificultades que pesaban en la clase trabajadora para el desarrollo de su conciencia, sobre todo desde fines de la década de los 80 cuando la burguesía desata su campaña “sobre la muerte del comunismo”, con la que crea un ambiente de confusión y extiende la desconfianza de los trabajadores en sus propias fuerzas. Esta misma confusión la aprovechó la clase dominante para desviar, de forma sistemática, los esfuerzos de los asalariados para defender sus intereses, involucrándolos en “movimientos ciudadanos” e interclasistas (como el “altermundismo”, o el zapatismo), o nacionalistas y en defensa de la democracia (como los movimientos populistas, encabezados por Chávez, Evo Morales, Obrador…). Sin embargo, pese ha existir una gran confusión en las filas proletarias, su fuerza potencial se mantuvo, en tanto no encontramos una derrota física (como pasó con la generación que vivió la derrota de la oleada 1917-28), por eso el peso de la crisis ha hecho que las campañas ideológicas de la burguesía se desgasten y dejen de tener el mismo impacto. El XIV Congreso de la CCI (2001), analizando la situación que vivía la clase obrera, concluíamos: “… a pesar de las dificultades innegables habidas durante la última década… la clase obrera de las concentraciones más importantes sigue conservando importantes reservas de su combatividad…” (Resolución sobre la situación internacional, Revista Internacional 106). A la vez que se reconocía la existencia de una maduración subterránea de la conciencia de la clase obrera, concretada en el surgimientos de “minorías en búsqueda”, que discuten y se organizan para tomar la teoría marxista y recoger la experiencia y tradición de lucha proletaria. Ese proceso está empujado principalmente por los jóvenes batallones proletarios: “Es muy significativo que muchos de esos elementos en “búsqueda” procedan no sólo de ámbitos politizados desde hace tiempo, sino de una nueva generación de gentes que se plantean por vez primera problemas sobre el capitalismo…” (Ídem)
Ahora, este proceso de reflexión subterránea, se acompaña de movilizaciones de los trabajadores. Cómo lo hemos señalado desde 2003 (cfr. Revista Internacional 114, 3er Trimestre 2003), la presencia masiva de trabajadores en las calles (de Francia y Alemania) enfrentando los despidos y las limitaciones a las jubilaciones y pensiones, marcaba un giro en el desarrollo de la combatividad y la conciencia obrera. Este análisis se ha confirmado en 2006 con las movilizaciones de estudiantes y trabajadores en Francia, en la huelga de los trabajadores de Vigo en España y los del transporte en los EUA. La tendencia al desarrollo del descontento y la combatividad no ha dejado de estar presente en México, cómo se percibió en las movilizaciones de los trabajadores del IMSS en 2005, el descontento entre los trabajadores de la educación en Oaxaca (2006), y en las actuales movilizaciones en contra de la afectación a la jubilación y pensión de los trabajadores afiliados al ISSSTE.
Es en ese contexto que una serie de grupos de discusión toman forma, aglutinando principalmente, a las nuevas generaciones que buscan ubicarse dentro del terreno de combate proletario. Ese es el caso del círculo de discusión que ha sacado la publicación “Fénix”[1] [387], en la cual, en el número 1, se da a la tarea de hacer un balance de las movilizaciones presentes en 2006 en Oaxaca. El trabajo de discusión que este circulo lleva ya, en sí mismo, la tradición proletaria al abordar la reflexión de forma colectiva, pero aún se vuelve más importante cuando asumen una actitud combatiente y buscan hacer un balance de las experiencias de los trabajadores. Rosa Luxemburgo en 1919 señalaba correctamente que “La revolución es la única forma de ‘guerra’ –es incluso una de las leyes de su desarrollo– en la que la victoria final sólo podrá prepararse con una serie de ‘derrotas’”, pero cada derrota se vuelve vana si no se sacan las lecciones de ella, por ello, aún cuando no coincidimos con muchas de las apreciaciones que se presentan en “Fénix”, saludamos su presencia y su apertura para ampliar la reflexión. Compartimos el espíritu que alimenta a “Fénix” y que se expone en uno de sus artículos: “No hay que tener miedo a discutir y a no estar de acuerdo...”
Los 6 artículos que presenta “Fénix” nº 1, son esfuerzos para sacar las lecciones de los sucesos de Oaxaca en 2006, no obstante muchos de ellos quedan atrapados en la impresión de los hechos, pero no logran hacer un balance de los errores y las trampas a la que fueron sometidos los trabajadores de esa región.
Lamentarse solamente, como lo hacen algunos de los artículos, de que hubo represión, no permite avanzar en el balance. Es evidente que el capital sostiene su poder a través de la fuerza (justo para eso son sus aparatos de represión, entre los que se encuentra el mismo marco legal al que se apela[2] [388]), hay sin embargo reflexiones escritas de mayor profundidad, que hay que resaltar porque pueden quedar perdidas por las lamentaciones, los aplausos a la APPO, y las expresiones más confusas, que incluso terminan llamando a ejercer un “voto inteligente en las próximas elecciones...” y a “... conformar un frente opositor organizado que pueda combatir no solamente a los malos gobernantes, sino a los pésimos sistemas políticos que son los que justifican a estos funcionarios...” (pág. 16).
El articulo firmado por Boal, marca los elementos para un balance más sólido y permite responder afirmaciones presentes en otros textos. Algunos ejemplos: mientras el articulo firmado por Rouge afirma que la inicial expresión de combatividad de los maestros en defensa de salario no era nada “fuera de lo común” y en cambio le parece un avance cualitativo la creación de la APPO y con ello la desviación del coraje de los asalariados hacia la solicitud de renuncia de Ulises Ruiz; Boal presenta a la APPO como un frente social, pero para entender que importancia éste grupo tiene, se pregunta: “¿cuáles han sido los objetivos y formas de lucha...?”. Esta pregunta es clave, dado que le permite al compañero reconocer que lo que pasó en Oaxaca expresa descontento real alimentado la miseria, pero ubica claramente el papel que jugó la APPO: conducir “la lucha a un terreno inofensivo: ha controlado y contenido la solidaridad genuina, es decir, existe una desviación de la lucha contra la miseria a una lucha por destituir a Ulises Ruiz...” Para dar solidez a su argumento recobra experiencias de otras regiones: “La caída de un mandatario como ha sucedido en América Latina (Argentina y Bolivia, entre otros) sólo ha significado su sustitución por otro, mientras la causa de la miseria no se toca. El cambio de un gobernante por otro significa pensar que la causa de la miseria y explotación se debe a la mala gestión de un gobierno.”
Aún cuando de manera particular no analiza a las forma de lucha utilizadas por la APPO, y no marca lo estéril y vano que son para los trabajadores los bloqueos de calles, plantones y las mismas barricadas (que en artículos, como el de Rouge, se aplauden), se va a lo central: “El proletariado tiene que lograr su independencia política y ésta se alcanzará con la conciencia...”, remarcando que se precisa ante todo “identificar al enemigo” y llevar a cabo un “accionar masivo y conciente...”
Tatlin/16-04-07
[1] [389] https://circulomarxista.blogspot.com [390]
[2] [391] En la página 7 se lamentan de la “violación a las garantías individuales”, y en la página 15, invoca al “derecho a protestar”.
Desde los primeros meses de este año, cuando se anuncia la aprobación de la ley del ISSSTE, el aparato sindical y la izquierda del capital se han empeñado en evitar que los trabajadores expongan de forma libre su descontento. Primero los llevan a centrar su atención en los amparos jurídicos, logrando que miles de trabajadores no vieran a la jubilación y los servicios médicos como un problema que afectan al conjunto de la clase, sino como un asunto que pueden ser resueltos por medios individuales, invocando al sistema jurídico, distrayendo así la atención, pero además fomentando la esperanza en las instituciones de la clase en el poder.
Como complemento de esa trampa, el sindicato ha impuesto movilizaciones en la que los trabajadores quedan como masas inertes, dado que ellas no deciden ni las formas ni las consignas; un ejemplo de ello es la formación del pretendido Consejo Nacional de Huelga y el “plantón” organizado por la CNTE.
El sindicato para justificar la puesta en práctica de medidas por encima de los trabajadores, argumenta la existencia de un ambiente de apatía, sin embargo es el mismo sindicato quien ha fomentado esa respuesta. Cada que los trabajadores buscan pasar por encima del sindicato este refuerza su control, con lo que atrapan, utilizan y conducen hacia caminos sin salida, o bien logran que la desconfianza que se tiene hacia esa estructura envuelva en una apatía, que aunque lleva a que los trabajadores tomen conciencia de que el sindicato no los representa, no encuentren más respuesta que la desmoralización. Por eso seguir al sindicato es ir a la derrota.
Sindicatos: instrumento de la burguesía contra los trabajadores
Por casi un siglo los sindicatos han mostrado que son instrumentos que no responden a las necesidades de los explotados, por ello hay una gran desconfianza hacia ellos. Justamente esa desconfianza es la que permitió que durante las movilizaciones de abril y en los primero días de mayo los trabajadores, pese al trabajo de sabotaje que ya se había extendido a través de los amparos, pudieran romper con el sindicato y expresar su descontento hacia la ley del ISSSTE. El paro de labores del 2 de mayo, que en algunos lugares de trabajo se realizaron, fue en una gran parte de ellos organizados por Asambleas Generales, dejando atónitos a los sindicaleros, que ante la manifestación de esa fuerza tuvieron que plegarse y cambiar hacia un discurso pretendidamente radical. Es esa misma respuesta la que obligó a la burguesía a buscar medidas para fortalecer al sindicato. Así, aprovechando el desprestigio de las viejas estructuras sindicales, lanza a las fuerzas “opositoras”, con la finalidad de hacer el relevo en el trabajo de sabotaje, haciendo creer al mismo tiempo que con el cambio de personajes, de planilla o “ganando” carteras, podría dejar de ser el sindicato un engrane más del aparato de dominio del capital.
Esta trampa es la que en el SNTE y el STUNAM (fundamentalmente) buscan usar como ariete para hacer pasar la ley del ISSSTE. Ambos sindicatos vienen poniendo como “premisa de la lucha” el cambio del secretario general y la democratización… con esto buscan dejar como aspecto marginal la lucha contra las medidas que afectan las condiciones de vida, y ofrecen como “premio de consolación” el pretendido “triunfo” de la democracia sindical.
Los trabajadores deben tener presente en su reflexión que en la oleada de huelgas y movilizaciones de los años 70 (levantadas en contra de los efectos de la crisis que a fines de los 60 se abría nuevamente) esta trampa se uso para someter el descontento. El impulso de los sindicatos “independientes”, o con la democratización de algunas de estas estructuras, se distrajo y contuvo la combatividad y se golpeo a la conciencia, en tanto logro revertir la claridad que los trabajadores tenían sobre el significado del sindicato. Esa reflexión queda de alguna forma sintetizada en una consigna que los obreros gritaban y pintaban en las paredes: “Sindicato, gobierno y patrón: el mismo cabrón”… por ello la lección que de estas experiencias puede sacarse es que la esencia de los sindicatos “charros”, blancos, “independientes”, de base, o democratizados es anti-proletaria.
En ese sentido la huelga convocada para el 31 de agosto por los sectores “opositores” tanto del SNTE, como del STUNAM, no tiene como fin impulsar el combate, es claro que no pretenden impulsar la discusión colectiva y la reflexión para que de esta salgan las orientaciones, solamente hacen este llamado para “dar brillo” a las fracciones sindicales de “oposición” y presentarlos como radicales. Pero ni la estructura oficial ni la opositora reflejan una defensa de la clase, el único camino que tienen los asalariados es tomar en sus manos las movilizaciones y ante las imposiciones sindicales expresar su fuerza en Asambleas Generales masivas y abiertas. La campaña que convoca a la renovación del sindicato no responde a la necesidad de los trabajadores, sino a los intereses de la burguesía que requiere fortalecer la careta de su estructura sindical para poder hacer pasar de forma mejor sus golpes y extender mejor su dominio…
¡Ni “charros” ni democráticos, los sindicatos son instrumentos de la burguesía, no de los trabajadores!
Rojo/12-agosto-2007
El lunes 16 de julio la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) se enfrenta a fuerzas policiacas en el cerro del Fortín para tratar de realizar una “Guelaguetza popular” en contrapartida a la “Guelaguetza oficial” del gobernador Ulises Ruiz. El boicot a la “Guelaguetza oficial” terminó en marchas y enfrentamientos con las fuerzas del Estado. A pesar que la APPO insiste en que su movimiento es “civil y pacífico”, no desaprovecha momento para conducir a sus agremiados a enfrentamientos estériles que en nada hacen avanzar la conciencia proletaria.
Por otro lado, en este periodo se suscitaron también atentados contra las instalaciones de PEMEX, los atentados en Guanajuato y Querétaro han sido reivindicados por el Ejército Popular Revolucionario (EPR)[1]. A principios de agosto ha habido otro atentado en un centro comercial de Oaxaca, este atentado también ha sido reivindicado por el EPR. Tanto la violencia del enfrentamiento estéril de la APPO así como la violencia terrorista de minorías “decididas” son expresiones de la desesperación y del aislamiento; el proletariado expresa su violencia de forma masiva, organizada y, sobre todo, de manera conciente.
La violencia obrera contra la violencia ciega y desesperada
Ya se ha hecho un lugar común que al hablar de las acciones de la APPO las vinculemos casi automáticamente con enfrentamientos con los cuerpos de seguridad del Estado. Las acciones recientes de la APPO por tratar de boicotear la “Guelaguetza oficial” han conducido, una vez más, a las masas a enfrentarse a los antimotines y a la quema de algunos hoteles.
Uno de los primeros aspectos que debemos señalar es que los objetivos de la APPO siguen atados a intereses oscuros de grupos enquistados en el Estado mexicano, la consigna de la salida del gobernador priísta Ulises Ruiz sigue siendo el eje de su programa, no es raro que fracciones de la burguesía utilicen a las masas empobrecidas como carne de cañón en sus luchas intestinas.
Las demandas de una “Guelguetza alternativa” y detrás de la cual se ha movilizado a maestros y otros explotados, es completamente inofensiva para el capital. Mientras que las masas son arrastradas a enfrentamientos con la única perspectiva de imponer una “Guelaguetza popular”, las condiciones de vida se siguen degradando y la conciencia de qué métodos de lucha implementar sigue sin abordarse.
La historia reciente está repleta de ejemplos donde la violencia ciega se ha mostrado impotente ante el capital: Argentina 2001, Francia 2005, Zapatistas y APPO en México, etc. Si bien esas expresiones son producto de la pauperización a la que el capitalismo somete a la población y son una reacción que se enfoca contra los guardianes del régimen y que, en ocasiones, logran hacerlos retroceder (como el 16 de julio en Oaxaca), están fincadas en el plano inmediatista y no ofrecen una perspectiva de trastrocamiento del capitalismo. Por violentas y radicales que parezcan sus acciones, no cuestionan el modo de producción capitalista y su accionar se reduce a reaccionar en lo inmediato.
Si los medios de comunicación le dan tanta difusión a los enfrentamientos de la APPO se debe, principalmente, a que quiere inculcar en los jóvenes que este tipo de acciones condenadas al fracaso sería “la única opción” de lucha, intenta así desmoralizar y dispersar a las nuevas generaciones que intentan abrirse un camino en la lucha contra el capitalismo.
Se nos podría objetar que la quema de hoteles es “un ataque a la propiedad privada” y ello sería, a fin de cuentas, un ataque al capitalismo, empero quemar un hotel (o una fábrica) no altera en lo más mínimo la relación social que es el capital, esos actos podrán afectar individualmente a una propiedad o podrán afectar a sus dueños, pero el capitalismo sigue en pie como si nada. Detrás de esas frases radicaloides de ataque a la “propiedad privada” se esconde una mentira entera, el hacernos creer que la violencia destructora sería el camino para la liberación de la humanidad de la explotación y la miseria. La violencia del proletariado no está enfocada a la “destrucción” material de edificios o personas, su violencia está dirigida la destrucción de las relaciones actuales de explotación. El hecho que puntualmente tenga que ejercer su violencia masiva contra el régimen, no significa que esa violencia en sí misma sea un objetivo.
Atentados terroristas, métodos ajenos a la lucha obrera
Toda la intelectualidad mexicana se “divide” entre los que condenan todo acto terrorista por “ilegal” y los que alaban y glorifican los recientes atentados a las instalaciones de PEMEX por la sencilla razón de que “no cobraron vidas humanas”. Las acciones reivindicadas por el EPR están dirigidas a contestar al Estado mexicano por la guerra sucia que se ha profundizado (desaparición de personas) y por la represión que el Estado ha desatado en Atenco y Oaxaca. Es evidente que los revolucionarios y el proletariado no podemos sino repudiar al ejercicio del terror estatal, luchamos contra toda forma de opresión. Sin embargo los métodos de la violencia minoritaria y aislada, por espectacular que parezca, pertenecen al terrorismo y no a la lucha revolucionaria del proletariado.
Recordemos cómo hemos ya analizado estas acciones: “La combatividad de esos elementos, procedentes sobre todo de los artesanos y de la intelectualidad desclasada, nace más de su situación de individuos desesperados que de la lucha de clases del proletariado, lucha ésta que, por otra parte, les cuesta mucho integrar y entender. Lo que les caracteriza es, antes bien, el individualismo, la impaciencia, el escepticismo, la desmoralización, por lo que sus acciones tienen más que ver con el suicidio espectacular que con un combate para alcanzar una meta. Habiendo perdido “su pasado”, y sin porvenir alguno ante sí, esos elementos viven en un presente miserable, y se rebelan desesperados contra la miseria de ese presente que sienten en lo inmediato y como algo inmediato (…) La expresión política de esas corrientes toma formas muy variadas que van desde la mera acción individual hasta las diversas formas de las sectas cerradas, conspirativas, preparadoras de “golpes de Estado”, de acciones ejemplares y, en última instancia, el terrorismo.” (Revista Internacional 14, 1978).
Esta posición de la CCI no es nueva, es la posición que el marxismo ha ido precisando y clarificando al calor del desarrollo de la lucha de clases. Así, en 1903 Rosa Luxemburgo tomaba una posición de claridad meridiana sobre el asunto del terrorismo así señalaba que los revolucionarios: “... no considera al terrorismo como una forma de lucha objetiva y conducente a la meta (…) el terror no puede combinarse con las formas de lucha obrera, más bien las dificulta y compromete”[2]. En efecto, cada acción del terrorismo sólo contribuye a que el Estado tenga los mejores pretextos para reprimir las expresiones de lucha obrera así como el justificante ideal para aumentar los gastos tendientes a militarizar cada vez más la sociedad, es decir, cada acto del terrorismo incrementa el terror estatal.
No podemos cuestionar las intenciones individuales de los actores del terrorismo, seguramente son honestas; dicho esto, no podemos, sin embargo, aprobar esos métodos. “El proletariado no tiene lección alguna que sacar del terrorismo radical, sino es la de separarse de él rechazándolo, pues la violencia del terrorismo se sitúa, fundamentalmente, en el campo burgués de lucha. El proletariado comprende la necesidad indispensable de la violencia a partir de su existencia misma, de sus luchas, de sus experiencias, de sus enfrentamientos con la clase dominante. Esta violencia, por su naturaleza y por su contenido, por su forma y métodos, se distingue tan radicalmente del terrorismo pequeño burgués como del terror de la clase explotadora dominante.”[3].
Además, en la situación actual, los grupos “guerrilleros” que pueblan el horizonte mexicano adolecen de una pobreza teórica que no rebasa el marco del nacionalismo y el “mejoramiento” del capital nacional (EZLN, EPR. ERPI, etc.) por lo que encuadran muy bien con los intereses de alguna fracción de la burguesía, si no es que desde sus orígenes la lleva como “patrocinadora”. La historia mundial ha demostrado cómo estos grupos han terminado como peones de uno o de otro bando imperialista en la arena mundial. No hay motivos para suponer una situación “inédita en México”.
¿Cómo ejerce el proletariado su violencia?
Para empezar tenemos que afirmar que la violencia que desarrolla el proletariado, es una violencia impulsada por las circunstancias históricas en que debe hacer su revolución, no expresa un culto ciego a esta. Lo que caracteriza la naturaleza revolucionaria de la clase obrera no es la violencia, sino la conciencia y su capacidad de organización. No decimos que la clase obrera es pacifista. Decimos simplemente que su violencia esta subordinada a su capacidad de organización y, sobre todo, a su capacidad de toma de conciencia. La forma masiva de su combate así como la claridad en sus metas hacen que la lucha proletaria no tenga punto de comparación en la historia.
Las discusiones y decisiones colectivas del proletariado son el medio para avanzar en su combate, el futuro pertenece a estos métodos. Los bombazos de pequeñas minorías y las acciones de la violencia por la violencia son caminos que alejan a los explotados de su emancipación.
Marsan. 2-08-07
[1] Surgido a la luz pública en 1996 durante el primer aniversario luctuoso de la matanza de campesinos en Aguas Blancas Guerrero, este grupo guerrillero se supone continuidad con el PROCUP-PDLP, ha conocido varias escisiones y se dudaba ya de su existencia. El EPR se reclama de la tradición de los grupos guerrilleros de los 70 que fincaban su actividad en la Guerra Popular de carácter prolongado.
[2] Rosa Luxemburgo, “En memoria al partido ‘Proletariado” (1903).
[3] Revista Internacional 14, arriba citada.
En octubre de 1989 salió a la luz Revolución Mundial nº 1, desde entonces han pasado 18 años y un cúmulo de experiencias se ha condensado en sus páginas. RM inició siendo una publicación trimestral, cambiando a bimensual a partir del número 18, manteniendo hasta ahora esa periodicidad. De frente a las mentiras lanzadas por la burguesía a través de su sistema de difusión y de la prensa de su aparato de izquierda del capital, las fuerzas proletarias aún son insuficientes, no obstante la constancia y rigor de los argumentos han hecho de RM, en México, un verdadero referente para la clase obrera y las minorías revolucionarias y en búsqueda, que han encontrado en ella lecciones de combates proletarias del pasado y de otras regiones.
Crisis, guerra y campañas de la burguesía
Cuando la sección de la CCI en México surgía, se vivía en el mundo el fin de la oleada de la lucha de clases y la apertura de una campaña escandalosa contra la clase obrera, llevando como cantaleta lo de la “muerte del comunismo”, desde las páginas de RM se puso en evidencia enseguida que la caída del bloque imperialista comandado por la URSS no representaba tal “muerte del comunismo”, sino la quiebra capitalista que se hallaba envuelta desde su faceta estalinista. Así mismo, ante la guerra imperialista (en medio oriente o en ex Yugoslavia) mientras se lanzaban los cantos de justificación, de pacifismo o de apoyo simulado a algunos de los bandos imperialistas en pugna, RM ha mantenido y extendido el internacionalismo proletario, poniendo en claro que el único camino en contra de la guerra es la Revolución.
Prensa revolucionaria: “hilo fundamental” entre la organización revolucionaria y el conjunto de la clase
La organización de revolucionarios no existe para sí misma, sino en vistas a satisfacer las tareas históricas por las que la clase la ha engendrado, y uno de los papeles fundamentales de los revolucionarios es tomar parte en el desarrollo de la conciencia de la clase obrera. Dentro del movimiento obrero la prensa regular ha sido el arma principal de los revolucionarios para intervenir en la clase y defender la perspectiva del comunismo. En ese sentido ha sido una preocupación de RM desarrollar análisis históricos sobre los problemas que están presentes en la vida de los trabajadores. Tal es así que hemos desarrollado seguimientos históricos sobre el papel del sindicato en México (RM 16-24), o el desarrollo de argumentos que esclarecen el carácter contrarrevolucionario del EZLN. Desde enero del 1994, yendo a contracorriente de la campaña de la izquierda del capital que animaba a la clase obrera a entregar armas y bagajes ante la guerrilla, en RM explicábamos que los objetivos y los medios del EZLN nada tenían que ver con los trabajadores (RM 18); el desarrollo de los acontecimientos han confirmado estos argumentos, por ello ha habido necesidad de hacer un seguimiento más puntual en series donde se pueden ampliar los argumentos y explicar las orientaciones (RM 72-75).
Otras denuncias, de no menor importancia se han destacado a lo largo de 100 números: el combate a mistificaciones sobre Cuba socialista (RM 9), la glorificación del Che Guevara (RM 41), sobre los piqueteros (RM 69), los gobiernos de izquierda (RM 40), las privatizaciones (RM 71), las elecciones (RM 51-59)… En todos estos artículos se recobra la tradición teórica del proletariado, lo que permite establecer, en los hechos, la defensa intransigente del marxismo y con ello el impulso de la conciencia proletaria.
Revolución Mundial: instrumento dinámico de intervención en la clase obrera
El instrumento fundamental de intervención de los revolucionarios es sin duda la prensa, por ello RM en cada uno de sus números no deja de tomar posición sobre los problemas que la clase obrera enfrenta, de manera que, mediante la prensa se ha podido estar presente en los combates, orientando, denunciando, presentando experiencias de trabajadores y sacando las lecciones de cada momento. Eso es lo que ha permitido estar presente en las movilizaciones de los trabajadores del IMSS (2003), y en las actuales manifestaciones contra la ley del ISSSTE… Pero además la prensa es instrumento de combate dinámico que permite ampliar la discusión. La discusión abierta y fraterna, es el medio principal por el que la clase obrera desarrolla su conciencia y fortalece su unidad, por ello a través de RM se empuja a la discusiones, no sólo mediante el desarrollo de artículos de polémica con otros grupos proletarios, sino en discusiones directas (con contactos, simpatizantes o proletarios en búsqueda de una alternativa revolucionaria) por medio de la sección “Correo del Lector”…
Así pues, la aparición y desarrollo de RM es en realidad expresión del proceso de clarificación del conjunto de la clase, por ello para fortalecerlo requiere de hacer de él un mejor instrumento de combate, leyéndolo y discutiéndolo en colectivo, construyendo círculos de discusión, pero además escribiendo comentarios, enviando artículos y apoyándolo en su difusión y financiamiento.
RM, agosto-2007
Hace unas semanas hemos recibido un e-mail del Grupo Socialista Libertario (GSL), en el que presenta un análisis sobre el significado de las movilizaciones convocadas por López Obrador y la CND-PRD. Hay un aspecto fundamental en este correo que no es posible dejar de remarcar, que es la apertura al debate que el GSL presenta, animando a discutir los problemas que afectan a la clase obrera. Dicho esto, y siguiendo esa misma actitud, hay que decir que compartimos gran parte de sus argumentos, aunque encontramos algunas posiciones poco claras[1], sin embargo el centro de sus argumentos permite definir que las movilizaciones encabezadas por el PRD y Obrador son veneno contra los trabajadores. Reproducimos grandes fragmentos del texto y presentamos algunos comentarios en notas de pie de página, y una toma de posición sobre un solo aspecto que nos parece habría que clarificar.
Breve Análisis a un año de las elecciones en México
…Son muchas las evidencias que hacen suponer que efectivamente hubo un fraude el dos de Julio del 2006, que los empresarios, al menos la cúpula más poderosa de ellos, se encargaron de llevar al poder a Felipe Calderón, temerosos de que Andrés Manuel pudiera representar un peligro para los privilegios de los cuales gozan…
Y bien, es cierto, probablemente AMLO pudo haber representado un riesgo para ciertos intereses burgueses, pero no y bajo ninguna circunstancia, para el sistema de explotación capitalista, ni para la existencia de la clase burguesa como tal. Andrés Manuel es un nacionalista de la izquierda del capital, su militancia se remonta hasta aquella vieja ala nacionalista y estatista del PRI, ala a la cual veían con agrado muchos individuos como él, con ciertas inquietudes sociales, y que identificaban a esta tendencia como la “política popular”, en contrapartida a la derecha panista, abiertamente empresarial, anti-popular, y muy retrograda en cuanto a la cuestiones sociales.
Sin embargo, esa “política popular”, no era otra cosa que el aparato del odioso corporativismo que empleaba el Estado mexicano (dirigido en aquel entonces por el PRI) para controlar perfectamente, con mano férrea, a los trabajadores del país, los cuales les servían, a través de los aparatos sindicales del Estado como la CTM, la CROC, para mantenerse en el poder, vía la movilización forzada de los trabajadores a favor de los candidatos priístas, elección tras elección.
Los defensores de ese estatismo nacionalista, lo eran en tanto que como funcionarios del Estado vivían precisamente gracias a ese duro corporativismo, de los recursos provenientes de las estructuras sindicales gobiernistas, y aún más, de la plusvalía generada en las empresas estatales por los trabajadores de las mismas.
Así que dicha concepción de administración social, defendida por el viejo PRI, y ahora defendida por AMLO y el PRD, es más que una forma distinta de administrar al capitalismo, a la sociedad actual de clases, de explotadores y explotados. El proyecto político de AMLO, como el de aquel viejo PRI, no se contrapone, a pesar de la fuerte intervención del Estado en la economía, a la existencia de la propiedad empresarial privada, ya que si bien, a lo largo del régimen priísta hubo diferencias entre la burguesía y los representantes del Estado, aquella nunca tuvo ningún problema serio para llenarse los bolsillos libremente gracias al trabajo de los brazos de millones de trabajadores, y siempre supo servirse del Estado, como buen garante de los intereses de los explotadores, para reprimir la lucha del proletariado y de los pobres del país.
El lopezobradorismo, por tanto, no es más que un proyecto que no se sale de los márgenes de este sistema de exclusión, es decir, no es más que un proyecto capitalista, tanto como el de Felipe Calderón y el PAN.
El PRD, precisamente, es hoy la expresión de aquel capitalismo semi-estatista del que hemos hablado con anterioridad, su misma fundación así lo demuestra, pues ésta fue consumada por esa “izquierda nacionalista” del PRI, que tenía como máximo dirigente a Cuauhtémoc Cárdenas, y por gran parte de la izquierda reformista de aquellos tiempos, identificados con el leninismo[2], provenientes del antiguo PMS…
La oposición lopezobradorista al gobierno derechista de Calderón ¿El campo de batalla de los explotados?
No es difícil darse cuenta que Felipe Calderón encabeza un proyecto “neo-liberal”, que busca llevar adelante las reformas anti-obreras y anti-populares que su antecesor, Vicente Fox, no puedo lograr pasar. Calderón fue llevado a los pinos, a cualquier precio, por la burguesía industrial y financiera, nacional e internacional, porque era el mejor postor para emprender esas políticas, que tanto beneficiarán a los dueños del capital, y por lógica, tanto afectarán a su contraparte, la clase trabajadora. Por tanto, Calderón debe de encontrarse con una oposición implacable por parte de la clase trabajadora a lo largo y ancho del país, pues si se le permite actuar libremente, no titubeará ni un instante para acabar con todos los derechos históricos adquiridos por los trabajadores [ver nota 1], más está oposición debe de ser autónoma, debe de estar libre de compromisos con intereses ajenos a los de los proletarios…
Entre el mundo de la politiquería oportunista del perredismo, y el mundo obrero, hay la misma distancia que del cielo a la tierra, porque sus aspiraciones son ampliamente opuestas. Los oportunistas [ver nota 1] dirigentes de la CND sólo buscan protagonismo que se transforme en “capital político” para elecciones futuras, mientras que los proletarios, incluidos todos aquellos que hoy están detrás de Obrador, más allá de las consignas que levanten hoy día para apoyar a un político capitalista, llevan en sus más hondos instintos y aspiraciones la lucha por su emancipación económica, política y social.
El proletariado lleva en sus instintos (aunque aún no en su plena conciencia) la destrucción de todo aquello que le explota y que le oprime, a pesar de que aún no lo tenga completamente clarificado; el PRD, por su parte, lucha por administrar al Estado capitalista, o sea, lucha por mantener el dominio explotador de la burguesía sobre el proletariado. Y entre una fuerza reformista-burguesa [ver nota 1] como el PRD, por una parte, y las masas populares por otro, no puede haber cooperación ni solidaridad…
Toda confianza en las fuerzas reformistas-burguesas del Frente Amplio sólo arrastrarán al conjunto de nuestra clase, la trabajadora, a nuevas desilusiones y nuevas derrotas, como a las que ha llevado el reformista Lula, a los hermanos proletarios de Brasil, donde aquel presidente, supuesto representante de los trabajadores, hoy es el principal promotor de las reformas “neo-liberales” empobrecedoras.
¡Por la Autonomía de Clase!
La vía parlamentaria es una vía falsa para los trabajadores, nuestra clase debe de empezar a forjar, a través de los pequeños núcleos obreros y populares más avanzados, su necesaria independencia política y organizativa de clase, que impida que la lucha proletaria se subordine a los intereses mezquinos de los políticos burgueses.
Nadie mejor que los propios proletarios para defender sus conquistas históricas, para conseguir nuevas victorias frente a la patronal explotadora, y finalmente, para abolir este podrido sistema que no puede ofrecer a las masas populares mas que pobreza, marginación y muerte. Lo que se requiere para sacar a las masas trabajadoras de la pobreza no es llevar presidentes con discursos populistas a que dirijan el Estado (institución que no tiene otra función que la de preservar la dominación de una clase sobre otra), sino una Revolución Social que barra con la verdadera fuente de todas las iniquidades: la desigualdad económica, producto de la propiedad privada sobre los medios de producción.
Mientras que los medios para producir la riqueza social sigan perteneciendo a unos cuantos, y por consecuencia, dicha riqueza social siga siendo privada, puesta en circulación a través del mercado y prácticamente toda lejos del alcance de quienes la producen (los trabajadores), el absurdo sistema burgués seguirá cobrando vidas mediante el hambre, mediante la guerra (producto inherente de éste sistema), o mediante la represión, así sea que gobierne la izquierda o la derecha del capital.
¡Contra el PRI, PAN, PRD y todas las caras de la política capitalista!
¡Ni Estado, Ni Capital! ¡Socialismo y Libertad!
Grupo Socialista Libertario.
México, Julio 2007.
Algunos comentarios
El texto del GSL fundamenta adecuadamente la idea de porqué el proletariado no puede confiar en ningún partido burgués y en ningún gobierno, ya sea de derecha o de izquierda; el balance que presenta sobre el papel que juega la izquierda del capital en el sometimiento del coraje de los trabajadores lo compartimos, sin embargo, en la intención de ampliar la discusión y presentar elementos de reflexión, es preciso analizar si es cierto, como afirman, que Calderón fue “el mejor postor” para la burguesía, dado que sólo él podría dar continuidad a las políticas anti-obreras.
El primer aspecto que tendríamos que plantear es que la derecha y la izquierda del capital cuentan con proyectos tan similares que es difícil de diferenciarlos. La actuación de Lula en Brasil no es muy diferente a la emprendida por Calderón, por ejemplo ante la jubilación. Pero habría que agregar un aspecto adicional, es decir, el avance del proceso de descomposición del sistema, que hace que la burguesía cuente con dificultades para mantener una homogeneidad política en tanto clase. La ruptura de unidad de la burguesía en México se demostró en la pugna para la designación del equipo de gobierno. Es evidente que diversos sectores de la burguesía en México impulsaban a la formación de un gobierno de izquierda porque a través de él podían hacer pasar los programas que aseguran la mayor y mejor explotación de los trabajadores, sin embargo la falta de disciplina hace que la designación se lleve de última hora, recurriendo incluso a mecanismos como el fraude y con alianzas tan endebles que ante el menor motivo se rompen y engendran enfrentamientos más agudos, por ello se explican las pugnas de Calderón y Espino, los enfrentamientos entre los grupos dedicados al tráfico de droga, o las complicaciones presentes alrededor del asunto Zhenli Ye Gon...
Algo que pese a la existencia de esta pugna sobresale, es la preocupación de la clase dominante por atrapar a los asalariados y empujarlo a tomar partido por algunas las fracciones burguesas, de forma que utiliza su propia descomposición como una carga adicional en contra de los trabajadores. En ese nivel es que acordamos con el GSL que el proletariado no tiene ningún aliado en la burguesía y las únicas armas con que cuenta para enfrentar a este sistema de explotación es su CONCIENCIA Y ORGANIZACIÓN.
Tatlin/25-julio-07
[1] Un ejemplo de estas ideas poco claras es llamar oportunistas a los dirigentes de la CND, lo cual contradice su propia conclusión (mucho más clara) cuando define a esta estructura como burguesa. El oportunismo representa la penetración de la ideología burguesa en las filas del proletariado, pero ni el PRD ni la CND son estructuras proletarias, son abiertamente burguesas. Una confusión parecida es cuando habla del reformismo. Las corrientes reformistas son propias del capitalismo del siglo XIX, cuando el sistema estaba en su fase de ascenso y permitía se llevaran a cabo reformas, pero la apertura de la decadencia capitalista (en los primeros tres lustros del siglo XX) impide la posibilidad de la existencia de estas, por tanto aún cuando un sector de la burguesía se presente como buscador de reformas, no es sino una manera de tomar una apariencia atractiva para los trabajadores y busquen en ellos a un “mal menor”. En ese sentido es que cuando se habla de la defensa de los “derechos históricos adquiridos por los trabajadores”, se comete el error de suponer que medidas como la “seguridad social” son reformas (de mediados del siglo XX) surgidas de la lucha, sin embargo basta revisar la historia para ver que estas son producto de la exigencia del mismo proceso de acumulación capitalista. Para ampliar sobre esto, recomendamos ver en RM 82, “En México como en Europa el desmantelamiento de la seguridad social muestra la quiebra del capitalismo”.
[2] Aunque el término “leninismo” es una construcción que el estalinismo realiza, es común, en las campañas burguesas contra el marxismo, hacer de Stalin un continuador de Lenin, ese argumentos lanzado por la burguesía para generar confusión, gran parte del medio anarquista lo repite sin establecer la reflexión de la diferencia existente entre las posiciones defendidas por Lenin y las actuaciones ajenas al proletariado de Stalin.
Ahora que la clase obrera se esfuerza por retomar sus luchas de resistencia ante los ataques del capital y que se está planteando preocupaciones políticas relacionadas con el futuro que le depara el capitalismo, le conviene recordar esta experiencia que demuestra que su perspectiva comunista no sólo es posible sino más que nunca una necesidad histórica. Para contribuir a esta reflexión presentamos algunos elementos que ayudan a entender el proceso de conjunto que preparó este grandioso asalto al cielo. En efecto, hace 90 años la oleada revolucionaria internacional de la clase obrera que se desarrolló contra la barbarie de la primera gran guerra mundial y en particular su vanguardia rusa que produjo la revolución rusa en octubre de 1917, cuando por primera vez en su historia el proletariado logró tomar el poder político en un país, demostraron la capacidad del proletariado para llevar a cabo su tarea histórica de revolucionar al capitalismo y crear una nueva sociedad comunista.
Tras un primer momento en que los trabajadores fueron arrastrados por sus gobiernos tras las banderas nacionalistas y democráticas y sobre todo por la desorientación producida debido a la traición de la mayoría de los partidos socialdemócratas y de los sindicatos, la reacción ante la barbarie guerrera no se hizo esperar; desde finales de 1915 se produjeron en varios países de Europa huelgas, protestas contra el hambre y contra los sacrificios en general que la guerra imponía y, además, en el frente de guerra, en particular en los ejércitos alemán y ruso surgen motines, deserciones colectivas, fraternización entre soldados de ambos bandos. Como siempre, en primera fila se encuentran los militantes comunistas que como los bolcheviques, los espartaquistas y el conjunto de la izquierda de la Segunda Internacional, quienes denunciaron el carácter imperialista de la guerra desde el principio, en agosto de 1914, como la manifestación incontestable de la decadencia capitalista, en lo subsiguiente no dudan en llamar al proletariado de todos los países a convertir esta guerra imperialista en una guerra de clases para cumplir con su misión histórica.
En este contexto, para fines de 1916 el movimiento revolucionario en Rusia avanza a la vanguardia sumando todas las manifestaciones de descontento en un enorme e incontenible torrente de energía obrera que reclama el derecho de tomar su destino en sus propias manos: mítines, huelgas reivindicativas, huelgas políticas, fraternización entre soldados y obreros, extensión geográfica del movimiento, la intervención de los bolcheviques está presente desde el principio dirigiendo políticamente el movimiento, una vez cubierto el primer paso de la insurrección que es la huelga (como lo dice Trosky en su Revolución Rusa), esta se convierte en huelga generalizada de masas. En fin, todo un proceso social de masas que es generado por la clase trabajadora que demuestra que la huelga de masas no es una utopía y que no sólo es posible sino una necesidad la transformación de los obreros de una masa atomizada, apática y dividida, en una clase unida capaz de asumir su combate revolucionario.
Las masas proletarias asediadas por el hambre y la guerra, van tomando conciencia y asumiendo el combate sin retorcer, retomando la experiencia de 1905. En ese sentido la principal experiencia de 1905 es recobrada creativamente por los explotados: la creación de los Soviets como organizaciones unitarias de clase. Sin embargo, a pesar de este empuje tumultuoso y decidido, hay partes de la clase obrera que todavía resiente los estragos de las confusiones derivadas del cambio del periodo histórico y estos consejos obreros son dominados inmediatamente por los partidos menchevique y el social-revolucionario (que mostraban dificultades para mantenerse en el campo proletario, dado su colaboracionismo con la burguesía), lo cual desemboca en la creación de un Gobierno provisional en el mes de febrero. Este gobierno, enarbolando supuestas conquistas democráticas y libertades políticas se dedica a sabotear desde el principio el combate revolucionario de los obreros para que vuelvan a la “normalidad” y permitan continuar con los negocios capitalistas y con la guerra imperialista.
Ante esto, en la segunda mitad del mes de abril, los obreros, campesinos y soldados se resisten y reactivan sus luchas en las principales ciudades como Petrogrado y Moscú y hacen retroceder sus planes guerreros desplegando una febril actividad revolucionaria caracterizada particularmente por una labor de organización masiva consistente en la extensión de los Soviets a todos los rincones del país a la vez que van apareciendo a su alrededor toda una red de órganos de masas como los Comités de fábrica, Comités de campesinos, Soviets de barrios, Comités de soldados… a través de los cuales las masas se agrupan, discuten qué hacer[1]. Cansados de las interminables peroratas y promesas incumplidas del Gobierno provisional copado por los partidos socialtraidores, las masas oprimidas convierten su hartazgo en una comprensión conciente de que es necesario asumir las consecuencias finales de sus acciones y se plantean “¡Todo el poder a los soviets!”, una aspiración que en los agitados días del mes de junio había ganado a amplias capas de esas masas.
Las frenéticas jornadas del mes de julio en Petrogrado son la confesión del ímpetu incontenible de la energía revolucionaria de las masas oprimidas quienes despliegan masivas manifestaciones armadas de obreros y soldados por mar y tierra; sin embargo, son frenadas en su intento de asaltar el cielo de manera prematura por el partido bolchevique que denuncia y desactiva los planes provocadores de la burguesía para derrotar a esas masas. Las razones de los bolcheviques se imponen: la situación todavía no está madura para la toma del poder dado que los soldados no se solidarizan completamente con los obreros, los campesinos continúan presas de ilusiones con respecto a los social-revolucionarios además de que el movimiento mismo está retrasado en las provincias con relación a la capital[2].
A continuación, en los meses de agosto y septiembre, después de la amarga derrota y ante los avances de las fuerzas reaccionarias lideradas por el gobierno democrático de Kerenski y por Kornilov quien como jefe supremo de los ejércitos organiza un golpe de Estado para masacrar a los trabajadores; una intentona que se encuentra con la firme organización del Comité de defensa de la Revolución -que se convertirá a la postre en el Comité Militar Revolucionario- que la hace fracasar al neutralizar por múltiples medios a las tropas de la burguesía. Esta batalla aportó enormemente a la revitalización de los soviets quienes descubrieron que tanto el Gobierno provisional de Petrogrado como los generalísimos habían estaban implicados mano a mano no sólo en ese último complot sino en todos los intentos anteriores para descarrilar a la revolución. Un aprendizaje necesario para tomar conciencia de que aquellos partidos menchevique y social-revolucionario, al que pertenecía Kerenski, se habían convertido en una verdadera ala de izquierda del capital, lo cual permitió que se inclinaran hacia los bolcheviques.
La situación de “doble poder” suscitada desde febrero fue necesariamente un periodo corto e inestable pero decisivo en la guerra que se libraba entre el capital y el trabajo. La tarea central de la clase obrera desde entonces fue convencer a todos aquellos sectores de la población susceptibles de ganarse para su causa como los soldados y los campesinos pero también a otras capas de trabajadores no muy cercanas a sus filas. Un esfuerzo que había dado amplios frutos en vísperas de la insurrección que se avecinaba.
Esta iniciativa creadora de las masas proletarias, su organización práctica, las discusiones y debates plasmados en resoluciones claras y decididas producto del alto grado de conciencia que se va adquiriendo, la determinación de persuadir para lograr sus fines a las capas de la población menos convencidas, son características inconfundibles de un movimiento de masas que se encamina a su emancipación. Esta toma de conciencia culmina al fin con la insurrección de octubre preparada sobre todo, aparte de la intervención indispensable del partido bolchevique, por la paciente labor de propaganda y agitación que llevaron a cabo tanto los obreros como los campesinos y soldados anónimos en todos los rincones de Rusia para vencer las últimas vacilaciones y dudas, educando a millones de trabajadores otrora acostumbrados a la sumisión y la pasividad y que ahora despertaban a la vida política y ya no quisieron retroceder y reclamaron como su derecho la toma de su destino en sus propias manos: “Toda revolución instruye, y lo hace rápidamente. En ello está su fuerza. Cada semana aportaba a las masas algo nuevo. Dos meses equivalían a una época. A fin de febrero la insurrección. A fin de abril, las manifestaciones armadas de los obreros y soldados de Petrogrado. Al iniciarse julio nueva manifestación, con proporciones mucho más vastas y con consignas más resueltas. A fin de agosto, la tentativa de golpe de Estado de Kornilov, descartado por las masas. A fin de octubre, conquista del poder por los bolcheviques. Bajo estos acontecimientos, que sorprenden por la regularidad de su ritmo, se operan profundos procesos moleculares, que funden a los elementos heterogéneos de la masa obrera en un todo político”[3]
Pero esto no son simples anécdotas o datos culturales, son hechos que demuestran que fueron las masas obreras quienes realizaron la insurrección de octubre, la cual sólo fue posible bajo las premisas del desarrollo de la conciencia política y la auto organización de las amplias masas; los bolcheviques en ningún momento obligaron al proletariado a seguir un plan de acción, pues el principio marxista reconoce que la acción directa de las masas es una gigantesca energía creadora.
La burguesía en su odio a la Revolución rusa, acusa a Lenin y a los bolcheviques de ser unos vulgares golpistas, sin embargo, como lo demuestra Trosky (en su libro sobre la Revolución Rusa), la fuerza principal de Lenin y los bolcheviques estaba en “comprender la lógica interna del movimiento y reglaba su política de acuerdo a ella. No imponía su plan a las masas. Ayudaba a éstas a concebir y realizar su propios planes”.
Como hemos visto, la Revolución Rusa es desde el principio la revelación de la toma de conciencia colectiva del proletariado, producto de las lecciones, de reflexiones, de consignas, de recuerdos; es decir, de reapropiación de sus propias experiencias como una clase unitaria a nivel internacional. El accionar de las masas proletarias rusas en 1917 no sólo es continuación de la revolución de 1905, sino recoge el cúmulo de lecciones que la clase obrera a nivel internacional ha legado en sus combates pasados: la Comuna de París de 1871, las batallas de la Liga de los comunistas, la experiencia de la Primera y Segunda Internacionales, de la Izquierda de Zimmerwald... Se trata pues de una respuesta consciente, guiada por la continuidad histórica y mundial del movimiento proletario. Así, podemos también constatar la huella de la enorme experiencia de los obreros rusos acumulada por las luchas de 1898, 1902, la Revolución de 1905 y las batallas de 1912-14. Todo un proceso de lucha a la vez acompañado con el desarrollo de su propia organización política de combate, el partido bolchevique.
Este protagonismo directo de las masas proletarias fue preparado con decenas de años de enfrentamientos contra el capital y este asalto revolucionario en que culminó todo el proceso[4] que hemos presentado sigue siendo la única esperanza de liberación no sólo para los trabajadores que soportan cotidianamente la explotación y la opresión más agobiante en todo el mundo, sino también la única y la última oportunidad para la supervivencia de la humanidad. En este sentido, la revolución rusa de 1917, es un faro que guía los esfuerzos de las masas proletarias en todo el globo para intentar resistir a los ataques cada vez más feroces del capital a sus condiciones de vida y que en este proceso se están planteando poco a poco la incapacidad del capitalismo para ofrecerles mejoras reales y que es necesario levantar la vista hacia el futuro, y que tiene en octubre rojo su cimiento más firme.
RR/agosto-2007
Notas
[1] Una situación compleja que la mayoría de los bolcheviques no alcanzaba a clarificar y donde las Tesis de Abril de Lenin tuvieron el mérito de llamar a sobrepasar el Gobierno provisional y todas las ilusiones democráticas para preparar el combate final y llamar a la toma del poder por los Soviets.
[2] Ver RM Nº 99, jul-ago 2007
[3] Totsky; Historia de la revolución rusa, capítulo I
[4] En los límites de este artículo no es posible tratar la degeneración que sufrió la Revolución rusa, causada por la derrota de la oleada internacional de luchas y a su aislamiento. Para un análisis completo recomendamos nuestro folleto “Octubre del 17 inicio de la revolución mundial. Las masas obreras se apoderan de su propio destino”.
Recibimos en meses atrás correspondencia en la que destacan el significado de la "6ª declaración del EZLN" y la "otra campaña". Dos de ellos son de un joven contacto (C-E) que participa en las actividades de la "otra campaña", y aunque señala algunos acuerdos con las posturas históricas de la Izquierda Comunista (de la que la CCI se reclama), no comparte los argumentos que hemos presentado en diversos artículos de RM, denunciando el carácter burgués del EZLN y las campañas que articula.
Otro correo que recibimos proviene del Grupo Socialista Libertario (GLS, del cual en el pasado RM-100 publicamos una toma de posición), en el que hace una denuncia del carácter burgués del EZLN. Creemos que ambos correos exponen la necesidad que existe en las nuevas generaciones proletarias, por reflexionar ante la realidad que vive... justamente las preocupaciones que el compañero C-E presenta en su correo, son las mismas que el GLS desarrolla, por ese motivo, en esta ocasión publicaremos extractos de ambas reflexiones (ajustando solamente algunos aspectos de sintaxis para hacer más clara su comprensión y acotando algunos comentarios), buscando con ello colaborar en el impulso de la discusión y la reflexión colectiva.
"... Adelantare los comentarios e intercambios de ideas con respecto al EZLN y La Otra Campaña... lo que llama (la CCI) «sometimiento de los trabajadores en defensa de la ideología burguesa» es totalmente falsa..." El compañero C-E no desarrolla la idea, pero está preocupado por diferenciar al EZLN de la "otra campaña":
"...lo que refieren al EZLN en alguna medida es cierto... me atrevo decir que el mito burgués (en los comunicados del EZLN) se hace presente, pero en este caso ellos responden solos, por la Otra Campaña respondemos los que estamos... Ni los que nos sentimos comunitas nos hemos adoptado en el pasamontañas ni ninguno otro en otra identidad, esa es la parte cursi pero también valiosa en la Otra, nadie deja sus reivindicaciones por seguir a alguien mas."
En su segundo correo insiste en la explicación sobre lo que es el EZLN y la "otra campaña": "En diversos artículos hacen referencia (la CCI) de algo muy impreciso y que invita a la confusión, primera: La Otra Campaña no es ni esta sujeta a lo que diga el EZLN ni Marcos, la Otra Campaña es un movimiento de articulación de los diversos sectores anti sistémicos de la sociedad, que en la medida que se avanza construye, coordina la diversidad de esfuerzos que se han gestado durante años... Insisto, la trayectoria e historial del EZLN no determina ni es la característica de los que estamos en la Otra Campaña, muy valida es la critica que se hace a ellos, su camino tiende a pasar de un lado a otro, su compromiso ha mutado del reformismo con armas al radicalismo con dialogo...
Del resto de comentarios que hacen al EZLN son solo comentarios de lo que fue el EZLN antes de la sexta, de lo de hoy es un proceso tan nuevo que tanto el trotskismo, el maoísmo, el leninismo, el anarquismo, etc. se han dejado sentir como opciones reales de cambio dentro de la Otra."
"La sexta declaración y la otra campaña: Un programa y un proyecto para la continuidad del capitalismo"
Por espacio y por la finalidad de que ofrezca elementos de reflexión al camarada C-E y a otros que de la misma forma presenten tales confusiones, tomamos fragmentos explicativos relativos a tales preocupaciones:
"Marcos, dos meses después de publicada "la sexta", durante las asambleas "preparatorias" inició una campaña que buscaba dejar en claro que ésta no sería sólo una campaña zapatista, sino que, según él, sería de todos los que se adhirieran a la sexta... <pero> lo único que une a quienes participan en la otra campaña, es su admiración por el mítico guerrillero, aspirante a sucesor del "Che" Guevara, el sub-comandante Marcos. La otra campaña dista mucho de ser la unión de los "anticapitalistas", es más bien, la unión de los admiradores de la estrella favorita del altermundismo pequeño-burgués. Quien nos lee, puede decir que nos encontramos exagerando. Nada de eso, y prueba de lo que decimos son las horas que el personaje encapuchado destinaba a la firma de autógrafos y a la foto del recuerdo, cargando al niño, con "la gente de abajo" y también, cómo no, con algunas artistas de "izquierda", seguramente, bastante "anticapitalistas"... Otro ejemplo de esto fueron (y son) las asambleas locales, quienes destinaban horas y horas para organizar el recibimiento de tan distinguido personaje; por días, semanas y meses, las asambleas locales de la otra campaña, se dedicaron exclusivamente a organizar quién daría de comer a Marcos, quién lo hospedaría, quién lo cuidaría, quién lo atendería si se enfermaba, etc.... las actividades que programaban las coordinadoras locales... podían ser modificadas a capricho del "distinguido visitante"...
Todo indica, entonces, que el recorrido de la dirigencia zapatista, por el país entero, no tiene sólo la intención de "escuchar a la gente de abajo" sino que además aprovechan el viaje para refundar su brazo político. El propio Marcos sostenía: "queremos dejar claro que el EZLN mantiene su línea, va a seguir promoviendo la aparición de nuevos sujetos sociales, la aparición de nuevas organizaciones, de nuevas formas de organización y de nuevos mundos." SC. Marcos; reunión preparatoria, 6 de Agosto de 2005.
De manera que el GLS demuestra que: "No se puede ser de la Otra Campaña, sin aceptar el programa zapatista expresado en la sexta declaración. La sexta marca una pauta, una serie de principios irreductibles que deben ser aceptados por todos sus adherentes... Queda claro que la otra campaña tiene una sola agenda: La del EZLN y tiene un solo programa: el del EZLN. El programa zapatista expresado en la sexta declaración es el pilar de la otra campaña. Ahí se marca el camino a seguir y se está de acuerdo o no se está, pero no se puede modificar en lo mas mínimo.
... Zebedeo (Monterrey, 5 de mayo 2007) fue muy claro: el objetivo de la comisión sexta es guiar a la otra campaña por dentro de los márgenes del programa zapatista expuesto en la sexta declaración. Si a esto sumamos el "aviso" de Marcos de que la sexta la va a cumplir aunque sea solos, tenemos como resultado que todo intento de modificar la sexta será rechazado por el EZLN.
"Algunas de las personas que se reclaman de la izquierda revolucionaria, llegan a asimilar el contenido de la sexta declaración como la ruptura del zapatismo con su pasado abiertamente reformista, que no es otra cosa que un conjunto de exigencias de derechos democráticos en el marco del Estado nacional burgués mexicano... un análisis detallado de "la sexta" demuestra que dicho programa y el proyecto político que propone (la Otra Campaña) no son más que el mismo intento zapatista de siempre, el de defender, rescatar y refortalecer el Estado capitalista mexicano...
Pese al discurso "anticapitalista" de la sexta declaración, las verdaderas intenciones del zapatismo siguen siendo las mismas desde su aparición pública: combatir solo al neoliberalismo, más no al capitalismo en toda su esencia. Y la lucha anti-neoliberal del EZ, al estar basada en el patrioterismo estatista, se convierte, en los hechos, en una defensa del capital nacional... cuando nos hablan de luchar contra el capitalismo, a lo único a lo que se refieren es a combatir al "modelo" económico que se viene imponiendo durante al menos dos décadas y media a lo largo del mundo, pero parece ser que "olvidan" que el "Estado de bienestar" que reinó en el mundo a partir de los años treintas también era una variante de capitalismo, que también estaba basado en la dominación y la explotación de una clase sobre otra, donde existían millonarios opulentos y masas populares miserables.
... El mismo nombre del EZLN expresa que su programa está contrapuesto a los intereses históricos del proletariado, y que el EZ no puede ser más que un exponente radical de la defensa del capital nacional, pues como su nombre lo dice, su proyecto es la "liberación nacional", la liberación del Estado-Nación mexicano, o sea de todas las clases que habitan dentro de sus márgenes, incluida, claro está, la burguesía mexicana...
El proyecto de "liberación nacional" está en contradicción con el de la liberación del proletariado, del pueblo explotado. La "reconciliación" de ambos proyectos fue obra del estalinismo y del maoísmo durante los 60's y 70's, que llevaron a los explotados a unirse a sus explotadores nacionales, bajo discursos patrióticos, para "combatir al imperialismo". No es raro que el EZ defienda esa supuesta concepción "anticapitalista", tomando en cuenta que las orientaciones políticas mencionadas influenciaron el nacimiento de las Fuerzas de Liberación Nacional, predecesoras del EZLN. Ese falso "anticapitalismo" patriótico es el que expresa el vocero del EZ, de manera repetitiva en la sexta declaración...
... Se deja de lado que el elemento central y decisivo de la lucha anticapitalista es el de que los trabajadores destruyan las bases económicas de la sociedad capitalista, es decir, que hagan desaparecer la propiedad privada y que colectivicen (no hay que confundir con estatizar o nacionalizar) los medios de producción, distribución y de vida. La sexta declaración no habla en ningún momento de la apropiación de los medios de producción a manos del los trabajadores, todo lo reducen, siempre fieles al campo reformista, a hacer nuevas leyes para los pobres...
"... En sus declaraciones y discursos a lo largo del país, Marcos justifica esta teoría, presentando al Estado-nación como el mayor exponente del bien público. Este entendimiento falso de la naturaleza del Estado lo lleva a justificar la existencia de dicha institución que realmente sólo tiene como función social la de legitimar y mantener el orden explotador. El Estado moderno es el producto del ascenso de la burguesía como clase dominante... Desde siempre ha sido muy común para esa izquierda guerrillera latinoamericana que se identifica con el estalinismo, el maoísmo, o el guevarismo identificar al "socialismo" con la conquista del poder político y la estatización de todos los medios de producción. Siempre han considerado que "aboliendo" la propiedad privada empresarial y sustituyéndola por la propiedad estatal (propiedad que sigue estando "privada" del proletariado) se abolían las relaciones capitalistas de producción...
Esta falsa concepción sobre el "socialismo" proviene de la URSS, donde se vendió la misma idea de la "construcción del socialismo" cuando realmente lo que imperaba era una forma degradante de explotación capitalista, capitalista de Estado...
Esto es realmente lo que existe en el Estado cubano y hacia donde supuestamente pretende dirigirse el Estado venezolano y he ahí hacia donde se dirige el EZLN y la Otra Campaña, que venden la idea reaccionaria de que el Estado es un perfecto y genuino representante del pueblo cubano, que no hay contradicción alguna entre el "arriba" y el "abajo" en Cuba...
Con argumentos de ese peso el GLS puede concluir que:
"... la sexta declaración, no representa un paso adelante en el programa zapatista pues pese a que ahora incluyen en su discurso la palabra "anticapitalista", no hacen mas que definirlo como antineoliberalismo, como hicieran todos los movimientos de "liberación nacional" en el mundo al equiparar anti-imperialismo como anticapitalismo...
A pesar del cambio de discurso, el programa zapatista de la sexta declaración no representa una ruptura revolucionaria con el sistema; por el contrario se mantiene, a lo sumo, dentro de su muy vieja (y no "muy otra") tradición del marxismo-estalinismo-guevarismo, de las FLN (organización madre del EZLN) y del EZLN mismo hasta antes de su aparición pública, si no es que dentro del margen democrático-liberal...
Al presentar ambos argumentos y al mismo tiempo definir nuestro acuerdo en lo general[1] con lo expuesto por el GSL, no nos conduce a buscar "aplastar" al camarada C-E, por el contrario, es con el motivo de reconocer que el proletariado tiene como único medio para clarificar, fortalecer su conciencia y construir, a la discusión abierta, dicho esto planteamos el llamado a dar continuidad a este proceso reflexivo.
Tatlin/octubre-2007
Notas:
[1] 1. Como lo hacíamos en RM-100, debemos señalar que consideramos erróneo hablar del EZLN como reformista. Es claro que se trata de un proyecto burgués, y hablar de este como reformista, supondría la existencia de fracciones de la clase dominante reformistas y por tanto "progresistas", aspecto que no es posible en la fase DECADENTE del capitalismo.
Un aspecto que expone el peligro al que el capitalismo ha llevado a la humanidad es el problema del agua, al grado que la misma ONU reconoce que en el mundo hay 1,100 millones de personas que no cuentan con el abastecimiento de agua potable. Tan sólo en México esos mismos datos oficiales indican que 11 millones de personas no tienen acceso al líquido. Y este problema no sólo es privativo de las zonas rurales alejadas de los servicios, en pleno DF hay zonas (como Iztapalapa) que viven prácticamente sin el servicio de agua, y lo mismo sucede en ciudades como Tijuana y Juárez. Es evidente que el agua, se ha convertido en un problema, lo cual ha dado pauta para que gobiernos, agrupaciones izquierdistas, ecologistas, ONG's y toda una fauna de intelectuales se desgarren las vestiduras y expongan pretendidas explicaciones del problema e incluso de soluciones, pero tanto en sus explicaciones como en sus propuestas de solución se busca esconder que el verdadero problema se encuentra en la existencia del capitalismo. Este sistema no sólo se funda en la explotación del trabajo asalariado, sino que avanza depredando al ambiente, al grado que no sólo contamina el agua (y el aire) sino además, despoja y concentra al sistema hidrológico, integrándolo en su lógica de ganancia.
Las burguesía, a través de sus aparatos de derecha e izquierda, intenta hacer aparecer al problema del agua como una dificultad que proviene del crecimiento poblacional y del uso desmedido que la humanidad le ha dado, es decir, que esto que se vive tendría su raíz, en cierta parte, en aspectos de orden "natural" y otros que se refieren a una falta de "cultura del ahorro del agua", por ello las soluciones que expone van desde el cuidado y la racionalización del uso del agua de forma individual y en la producción, la aplicación de tecnología avanzada para la extracción, tratamiento y distribución, hasta la realización de una pretendida "democratización" de la distribución y del control del agua. Estas propuestas llevan como evidente trasfondo, hacer creer que el capitalismo puede acabar con su naturaleza depredadora e irracional, aplicando adecuadamente la tecnología, inculcando la "cultura de protección de los recursos", pero además pretende hacer creer que imponiendo altos cobros por el uso y acceso del agua puede encontrar una solución, estas ideas son complementadas por aquellos que pretenden encontrar la solución a la "crisis del agua" mediante la invocación a la democracia... de tal forma que buen uso le ha dado la burguesía a la crisis del agua para dejar colar la idea de que el capitalismo puede ser más"humano y racional" y puede ofrecer una salida a la destrucción del ambiente y asegurar que se cubran las necesidades de agua.
Es real que la burguesía, como el resto de la humanidad, está preocupada con lo que sucede al agua, sin embargo, su preocupación central es como se apropiará y cómo hará negocio con ella. Sus invocaciones a los acuerdos internacionales impulsados por la ONU (como la "observación 15"), los "derechos constitucionales", o las declaraciones de los gobiernos por crear acuerdos de protección, no son sino parapetos de sus verdaderas intenciones: la apropiación del agua bajo cualquier circunstancia. La declaración descarada del consejero del Pentágono, Andrew Marshall, en el sentido de que ante la falta de agua potable los EUA deben prepararse para apropiarse del agua "allí donde esté y cuando sea necesario"[1], nos explica que para el capital el agua es ahora un recurso estratégico, por eso la intención de todos los Estados nacionales (en tanto representación y expresión social del capital) es la misma que la declarada por los voceros de la burguesía norteamericana, sólo que la capacidad de fuerza con la que cuentan en el plano de las pugnas imperialistas no les permite, ni ser tan descarados al externar sus deseos, ni llevar a cabo, en lo concreto, tal propósito. Por ello, la crisis del agua no proviene SOLO de la actuación depredadora de algunos gobiernos, o de algunas empresas (como Nestlé, Lála, CocaCola...), es el sistema en su conjunto el que engendra esta degradación, que pone en peligro a la humanidad y hace, por tanto, cada vez más evidente la NECESIDAD de su destrucción.
Con el fin de hacer ver su preocupación por lo que sucede con el agua, la clase en el poder convoca a foros (como el Foro Mundial del Agua, o sus complementos definidos como foros "alternativos"), ellos, lo mismo que en sus escritos y proclamas (desde ambos lados: los oficiales y los alternativos) expanden una campaña de confusión que va encaminado a atrapar la conciencia del proletariado (y a usar la "buena fe" de grupos sociales no explotadores, como los campesinos o estudiantes) y así evitar que se logre reflexionar que el sistema capitalista es el verdadero causante de la crisis del agua. Se ha convertido en un alegato de amplia referencia para izquierdistas y altermundistas, el que el agua no es una mercancía. Este frase, que se ha vuelto el cliché preferido, dado que les permite presentarse como opositores a las ansias abiertas del capital por apropiarse de toda el agua y comerciar con ella, y al ganar prestigio con ello poder conducir a mayores confusiones y trampas.
Los argumentos más convencionales para "demostrar" que "el agua no es mercancía", avanzan señalando primero que es un medio ambiente, fuente de vida, esencia de vida, recurso natural no renovable... hasta aquí se podría acordar con la caracterización, no obstante este argumento es usado inmediatamente para concluir que el agua es "un derecho humano fundamental" y debe pugnarse porque así sea reconocido. De manera que (sin entrar en el debate de los juristas) podríamos entender que estos derechos humanos son "garantías legales" que tienen los individuos por el hecho de pertenecer a la raza humana, sin embargo estos preceptos son definidos en 1948 justamente por la ONU (estructura continuadora de la Sociedad de las Naciones, a la que Lenin, con justeza llamara "cueva de ladrones") y respaldados por las constituciones de los diversos Estados-nación (no es raro, dicho sea de paso, que se establezca como uno de esos derechos, a la propiedad, y la protección de los sindicatos). De manera que sembrada la esperanza en las instituciones del capital para que "solucione" la actuación depredadora del mismo capital, cierran el círculo al plantear como salida alternativa (como lo hizo la "Reunión alterna al Foro Mundial del Agua, 2006) que: "... la gestión y el control (del agua) deben permanecer en el ámbito público"... Explicando más abajo que: "Es obligación de todas las instituciones públicas... garantizar estas condiciones" (el subrayado es nuestro), es decir que, aunque usen un lenguaje radical exponen su apoyo a las acciones del Estado, en tanto concluyen que éste debe ser quien maneje y controle el agua.
En este mismo tenor, pretendiendo mostrar una actitud de enfrentamiento al proceso privatizador del agua, la Coalición de organizaciones por el derecho al agua, afirma: "el acceso al agua potable no se logrará mediante procesos de privatización, sino mediante el cumplimiento de la responsabilidad social del Estado..." (el subrayado también es nuestro)... En ambos ejemplos notamos que le otorgan al Estado la cualidad de representante "neutral" de la sociedad, aspecto que es FALSO. El Estado y sus "instituciones públicas" responden a las necesidades del capital, por ello todo ese discurso falsamente "alternativo" termina insistiendo que el capitalismo puede hacerse más "humano" y menos depredador siempre que se usen "mejores políticas".
No menos peligrosas son las proclamas fundadas en un lenguaje marxista realizada por intelectuales. Un ejemplo de ello es el libro "Economía y política del agua" de J. Veraza. En éste inicia exponiendo un acercamiento a la explicación marxista de cómo el agua aún cuando no tiene valor (en tanto no es producto del trabajo humano) es forzada, mediante una imposición de precio a presentarse como mercancía, pero termina repitiendo el mismo discurso altermundista. Hay en su explicación el inicio de una explicación adecuada al señalar que "el agua es patrimonio de la humanidad", pero se queda a mitad de camino y deja de reconocer que la humanidad de encuentra sometida por el capital, y no sólo por las trasnacionales, las cuales son parte de este sistema de explotación, pero no basta con limitar su poder para alcanzar la emancipación de la humanidad. Este "olvido" es lo que conduce a que, cuando critica la "solución" a la crisis del agua mediante la privatización, derrumbe los mismos argumentos teóricos que había desarrollado al suponer que la "...solución política no necesariamente ni mucho menos coincide con la destrucción del capitalismo..." sino que tal solución política se basa en la esperanza (o súplica) de que "... el capital social nacional y mundial pueden proceder a tomar conciencia y a contraponer a los abusos hídricos de los capitales privados, trasnacionales del agua en primera fila" (p.30)... En resumen, la solución deberá presentarse a partir de que el sistema tome una conducta racional y "conciente", que ablande a las políticas neoliberales, que los sectores "progresistas" del capital o el Estado, limite la voracidad de las trasnacionales y entonces el capitalismo con rostro humano podrá aparecer...
La humanidad en su totalidad se encuentra amenazada por el capitalismo, proclamar que este sistema puede mejorara si se ajustan las reglamentaciones internacionales o nacionales o con una actuación racional y bondadosa de la burguesía, es llamar a los trabajadores que olviden que hay una necesidad de su actuación revolucionaria... hoy el señalamiento de Engels, sobre el hecho de que la humanidad se encuentra ante la disyuntiva: socialismo o barbarie, se hace más patente que nunca, o la clase trabajadora pone fin a este podrido sistema o la humanidad se verá envuelta en una espiral de barbarie destructiva.
Rojo /octubre-2007
[1] Declaración publicada por The Guardian, citada por Gian Carlo Delgado, en "Agua", Ediciones La Jornada, 2006, p.189.
Con motivo del 40 aniversario del asesinato del "Che Guevara" se ha levantado una gran campaña. A través de las voces y las plumas de los intelectuales, de partidos de izquierda e izquierdistas y desde luego a través de "eventos culturales" y medios de divulgación masiva se ofrece especialmente a los jóvenes una figura con la cual identificarse y junto con ella, un modelo de lucha a seguir: la figura de Ernesto Guevara y la forma de lucha guerrillera. Habría que preguntarse entonces, quién impulsa esta propaganda y por qué lo hace; por qué la burguesía no hace algo para impedir que los jóvenes se identifiquen con estos símbolos que al ser imitados pondrían en peligro su sistema de explotación, y por el contrario parece que los promueve. Para tratar de contestar estas preguntas es necesario un análisis del significado de la lucha guerrillera y cómo se inserta la figura del "Che" en ella.
Existieron, existen y existirán una gran variedad de grupos guerrilleros: castristas, maoístas, marxistas-leninistas, zapatistas; militaristas, frentistas o partidistas; populares, democráticos y hasta "proletarios" o "comunistas". A pesar de las diferencias que puedan existir entre ellos -en la ideología y el discurso- como: la "liberación nacional", la "revolución democrática", "anti-imperialista" o ‘socialista', tienen características comunes y la más importante es que todas las guerrillas promueven una lucha nacional. Esto es muy importante reconocerlo porque significa de entrada que las guerrillas se plantan como supuestos defensores de los habitantes de una región en contra de los habitantes del resto de las regiones del mundo. Es decir, están fundamentados en la ideología nacionalista de "defensa de la patria" que la burguesía promueve desde la educación preescolar porque la patria o la nación es el espacio que domina cada burguesía. El nacionalismo es la ideología de la burguesía; es la ideología que expresa la lucha a muerte entre todas y cada una de las burguesías de cada país tanto a nivel económico como a nivel político y que se pone de manifiesto de forma abierta y brutal en las guerras. "La defensa de la patria" es la ideología con la que han arrastrado a los trabajadores del mundo entero a masacrarse entre ellos para defender los intereses de los explotadores en cada país.
Por ello, los fundamentos de la guerrilla no pueden ser liberadores o revolucionarios, son la ideología de la competencia, del odio y de la destrucción entre los hombres y más precisamente la destrucción entre los explotados, usados como carne de cañón para mantener y aumentar los privilegios de los capitalistas. Cuando se lanzan gritos "por la liberación nacional" y en contra del "imperialismo Yanki" se esconde la realidad imperialista de todos los demás países de la tierra, incluyendo los más pobres en los que también existe una burguesía que explota salvajemente a los trabajadores y se esconde la existencia de explotados en todos los países, y por supuesto en los Estados Unidos, que también desean un mundo mejor para vivir.
Por ello, aunque la guerrilla se autonombre revolucionaria, o marxista, está totalmente en contra de los intereses de la clase proletaria que son al mismo tiempo los intereses de la humanidad entera porque éstos hacen a un lado las divisiones territoriales y tienden, a nivel planetario, a eliminar toda forma de explotación entre los hombres, las clases sociales y las nacionalidades y a crear una comunidad humana mundial.[1]
Como consecuencia de su ideología nacionalista, la guerrilla plantea una lucha puramente nacional. Su "internacionalismo", cuando no se reduce como en el caso del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FZLN) a buscar apoyo de la burguesía de otros países, no va más allá de un "nacionalismo ampliado", como lo es el sueño de Bolívar, Guevara, Cayetano Carpio o actualmente de Chávez, de una "patria grande" latinoamericana, de una Centro América "administrativa y económicamente unida"... Este es el sueño de una fracción burguesa "latinoamericana" que ansia ser fuerte. Por ello sus objetivos son los mismos que los de la burguesía en todo el mundo, en ese sentido las nacionalización de las empresas "transnacionales" o de las riquezas naturales, la Reforma Agraria, la restitución de una parte de las tierras a los campesinos, la política exterior "no alineada", no son sino instrumentos como los que busca apuntalar el proceso de acumulación, afirmar su dominio sobre los trabajadores y ganar terreno en la disputa imperialista.
Por el contrario, la oleada revolucionaria internacional del proletariado de 1917-23 mostró de manera práctica lo que el marxismo siempre ha destacado: que para el triunfo revolucionario el proletariado requiere unirse y organizarse a escala mundial porque para el triunfo de la revolución es necesario extender ésta también a toda la Tierra. Una revolución que será obra de toda la clase obrera y no de unos cuantos individuos valientes.
La asimilación de las guerrillas a una fracción burguesa no siempre se da desde su origen como sí fue el caso del FSLN que reconocía que para ser un aspirante serio a ocupar el gobierno de Nicaragua, era indispensable la "participación" de una fracción de la burguesía. En América Latina gran cantidad de ellas han surgido por "impulso propio", como pequeños grupos de personas audaces, las cuales en su mayoría han sido literalmente liquidadas por las fuerzas represivas de los Estados. Las guerrillas han nacido o bien de los movimientos urbanos (por ejemplo, de movimientos estudiantiles, de las luchas contra el fraude electoral, por un gobierno "democrático", contra un gobierno militar, a partir de los grupos de choque de los partidos de "oposición" o de oficiales militares "rebeldes") o bien de las luchas campesinas por la recuperación de la tierra.
Los grupos guerrilleros, cuando no son creación de la misma burguesía, surgen como expresión del romanticismo y desesperación de la pequeña burguesía. La pequeña burguesía está atada de diferentes formas a la burguesía económica, ideológica y políticamente, aspiran a un ascenso social aunque constantemente es precipitada a las filas de la clase trabajadora. Por eso carece de una perspectiva histórica propia. Su posición política y la ideología que engendra y extiende no es revolucionaria, sino conservadora, pues para subsistir como tal, requiere mantener el orden social existente; se opone al "imperialismo de EUA" que asfixia y arruina, pero a la vez desconfía del proletariado. Así, por su naturaleza de clase, las luchas guerrilleras se enfrentan al dilema de ser irremediablemente aplastadas por el Estado o a transformarse en el instrumento de alguna fracción del capital. De esta manera, la guerrilla está totalmente opuesta a las organizaciones de la clase trabajadora por su ideología, sus orígenes, sus métodos de lucha y sus objetivos.
Con la entrada del capitalismo en la fase de descomposición, las guerrillas que surgen en este periodo traen con ellas nuevas características en el plano teórico y práctico: las aberraciones de la "lucha por la liberación nacional" ya no se ocultan tras una máscara "marxista", sino que se presentan como defensa de la legalidad burguesa e ignoran más que nunca la correlación de fuerzas con la burguesía lanzando a las "bases" a masacres seguras "cuando una centena de hombres (y niños) delirantes, mal armados, acorralados en la sierra, imaginan ser ya no una guerrilla, sino un "ejército regular", capaz de enfrentar y derrotar al ejército nacional" como sucedió con el EZLN.
Mientras que la lucha obrera es una lucha en la que se desarrolla, a través de reivindicaciones económicas, (por aumento de salarios, empleo y en contra de los despidos) progresivamente la unidad y organización mundial de la clase trabajadora y su conciencia sobre los objetivos y los métodos de su lucha, la lucha guerrillera se transforma en un pozo sin fondo a donde va a perderse mucha gente combativa que desea luchar por un mundo mejor pero que su coraje y combatividad se ve anulada. Mientras la lucha proletaria se dirige a terminar con la explotación, el hambre, la devastación ecológica y la guerra, la lucha guerrillera es vehículo de la ideología y política burguesas y promueve, por tanto, el mantenimiento de este sistema de destrucción.
Y el héroe que intenta vendernos otra vez la burguesía, es de esta naturaleza. Ernesto Guevara, el "revolucionario marxista internacionalista" que ha "combatido el imperialismo" ha llevado en realidad una política burguesa nacionalista patriotera, ejemplo de esta actitud queda develada en su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1964: "Me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y, en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica...».
Pero además al participar Guevara en el gobierno cubano, expone su preocupación para mejorar el proceso de explotación, una carta a Carlos Quijano, editor de un semanario radical publicado en Uruguay explicaba: "El Estado algunas veces comete errores. Cuando uno de esos errores ocurren, se refleja en una disminución del entusiasmo colectivo con la resultante de una disminución cuantitativa de la contribución de cada individuo, cada uno de los elementos que forman el total de las masas. El trabajo se paraliza tanto que sólo se producen cantidades insignificantes. Es hora de hacer una corrección."
Así es que esta es la razón por la que la burguesía no sólo no evita, sino estimula esta campaña. De esta manera, los jóvenes proletarios tendrán un ejemplo falso de lucha y de hombre, un ejemplo que neutralice su combatividad para dejarlos fuera del verdadero combate que tiene por objetivo destruir al capitalismo y construir un mundo mejor. Y la fecha le viene como anillo al dedo a la burguesía para realizar un nuevo ataque a la conciencia de la clase trabajadora en momentos en que la crisis se agudiza y los jóvenes son las primeros en padecerla. Esta vez el ataque va dirigido especialmente a la nueva generación de trabajadores: a los jóvenes que soportan peores condiciones de trabajo que sus padres, a los que no han encontrado trabajo y a los que al terminar sus estudios se enfrentarán de inmediato con el desempleo. Ante la falta de perspectiva para la juventud, la burguesía le ofrece una trampa para desarmar su combatividad e impedir el desarrollo de su conciencia de clase.
Por más romántico que pueda parecer la vida del guerrillero, por más valentía o desinterés que se resalte de la personalidad del Che, la posibilidad para cambiar este reino de la necesidad no se encuentra en las acciones ciegas, voluntaristas y desesperadas, por eso ante la campaña apologética, los comunistas convocamos a cambiar el odio por la conciencia, la actitud individualista por la unidad de clase, la violencia ciega por la organización y la imagen carismática del Che, que simboliza una forma de muerte de muchos anhelos revolucionarios por la imagen viva y en marcha del movimiento proletario por la revolución mundial.
Héctor /octubre-2007.
Notas
[1] El comandante del M 19 llegó a decir, poniendo en claro sus alianzas con la clase dominante: "No estamos pretendiendo destruir el orden burgués. Estamos proponiendo un pacto real entre pueblo y gobierno para salvar a este país, para detener a este futuro de guerra civil...El M19 es una propuesta nacionalista, patriótica, bolivariana...no es una propuesta clasista". "Proceso", octubre de 1984.
Los trabajadores tienen que enfrentar la violencia o la amenaza de ella cuando luchan, pero también tienen que lidiar con todas las maniobras de los sindicatos y sus aliados políticos.
En los EU, a finales de septiembre, hubo un ejemplo clásico de una huelga sindical en General Motors, donde los trabajadores, preocupados por la seguridad del empleo y condiciones de retiro, se encontraron en una huelga de dos días que resultó en el acuerdo sindical (la UAW) para degradar los niveles de vida de los trabajadores.
Al principio la huelga de 73 000 trabajadores de GM, que cerró todas las 82 fábricas de GM en los Estados Unidos y paró el abastecimiento a las plantas de Canadá y México, fue catalogada como la primera huelga en GM desde 1998, la primera huelga nacional en el sector automotriz en 3 años y la primera huelga a escala nacional en GM desde 1970. Se ha dicho que GM tiene suficientes autos y camiones para resistir una huelga corta, a principios de septiembre tuvo un aprovisionamiento de 65 días. Con todo, a pesar de la marcada combatividad con que los sindicatos respondieron, tuvo la confianza suficiente para hacer un acuerdo con la compañía que fue saludado con deleite por los media, Wall Street y otras compañías del automóvil. La presión es de GM para acordar con el seguro de salud y de retiro, lo cual se asume como una responsabilidad del sindicato, que se convierte en el mayor inversionista con los fondos que ha sido beneficiado. Habrá también dos niveles en el sistema de pago y beneficios donde los obreros nuevamente contratados ganarán mucho menos, tal vez la mitad en relación a las condiciones de vida de los obreros actualmente.
La razón del regocijo en la clase dominante radica en el estado de la industria automotriz en los Estados Unidos. Los tres grandes de Detroit (GM, Ford y Chrysler) perdieron juntos quince mil millones de dólares el último año y enfrentan la mayor competencia en el mercado americano. Ellos tenían el 73 % del mercado nacional en 1996, bajando al 54 % el año pasado y ahora es menos del 50%. La parte del mercado de GM fue del 40 % a mediados de los años 80 a menos del 24 % actualmente. Contra esto, los fabricantes de automóviles europeos y japoneses establecidos en el sur están pagando a sus obreros menos mientras su parte de mercado se incrementa. 100, 000 empleos automotrices se han perdido en los últimos cuatro años. Es una verdadera crisis de la industria automotriz y los obreros están pagando por ella.
Los grupos del ala izquierda del capitalismo (trotskistas, estalinistas etc.) se quejan de las burocracias sindicales, de cómo traicionan a los obreros y se alían al partido capitalista, los demócratas. Esto no es una noticia de primera plana, como aún un reporte de la CBS lo especificaría de que la UAW había "acordado los planes de venta masiva y cambios a los seguros de salud y de retiro, para beneficiar a los fabricantes de autos." Denunciando los "negocios sindicalistas" donde los sindicatos parecen salir de su ruta para ayudar a los capitalistas, es el tema que vende la izquierda. El sitio Web de The World Socialist denuncia al sindicato UAW por "colaboración con GM sobre sus planes de reestructuración que eliminaron 34, 000 empleos." Pero, como toda la izquierda, todavía se aferran a un marco sindical (menos burocrático), presente en los años 30 como la época dorada del sindicalismo y quieren que la industria automotriz tome este carácter.
Los mismos problemas se han planteado a los obreros por todo el mundo. La crisis de la economía capitalista descansa tras los ataques de la burguesía. El Estado capitalista no puede ser usado por los obreros y desde que los sindicatos se han transformado, desde hace mucho tiempo, en cuerpo y alma, en el principal obstáculo para el desarrollo de las luchas obreras, los obreros necesitan claramente medios de lucha que cubran la necesidad de autoorganización y un desarrollo de la solidaridad en las filas de la clase trabajadora.
Car. 02/10/07
Como un mecanismo para cooptar una masa superior de la plusvalía social por el Estado y distribuirla para poder realizar una protección de la ganancia capitalista, el gobierno ha establecido una "reforma fiscal" agresiva, no obstante el discurso oficial alega que es para lograr un crecimiento y un beneficio de los que "menos tienen". El mecanismo que en esta "reforma" utilizaron fue el establecimiento de impuestos mayores al consumo y al impuesto sobre la renta (ISR), aunque se proyecta a largo plazo el aumento del IVA a los alimentos y medicinas. El gobierno, no se cansa en decir que esta "reforma" es una clara exposición "de los mecanismos de la democracia", y que es un mal, pero es necesario para mejorar el futuro del país y alcanzar, ahora si, la modernización... Por eso los anuncios por radio y TV, no cesan en llamar al sacrificio de los trabajadores y en la "necesidad" de "dar algo más" por la patria.
El sistema impositivo que se ha establecido, tiene la característica de ofrecer facilidades a los capitales mayores para reducir la masa de impuestos. Al establecer el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU), el Estado vigila la ganancia, dando trato especial a los capitales mayores, buscando impulsar un proceso de concentración de capital que favorezca el proceso de acumulación. De la misma forma, este proceso ayuda a limitar los costos de las empresas, en tanto que su aparato de "contabilidad creativa" (es decir el sistema encargado de trampear la reglamentación fiscal) se limita, dado que en los hechos les reduce los impuestos. Este mecanismo sin duda afectará a algunos capitales individuales, sin embargo el Estado tiene como prioridad la defensa del sistema, y su objetivo central es buscar los paliativos que permitan al capital enfrentar la crisis.
Apenas hace unos diez meses denunciábamos en estas páginas (RM N° 97, Mar-Abr 2007) el aumento generalizado de los precios que devastaba los salarios de la clase trabajadora a niveles nunca vistos y establecíamos que "Cuando la crisis económica del sistema se agudiza la burguesía también ve afectada su ganancia, no obstante esta busca recuperarla aplastando los salarios, incrementando los ritmos de explotación y al mismo tiempo aumenta los precios, por eso la elevación generalizada de precios es un golpe contra todos los trabajadores." Es decir, la inflación es también un mecanismo que utiliza el Estado de la clase dominante para echar sobre las espaldas de los trabajadores el peso de la crisis, por eso pronosticábamos que ante la agravación de la crisis, las condiciones de vida de los trabajadores serían afectadas aún más, lo cual se ha verificado de una manera alarmante. Este tipo de ataques contra los trabajadores son inexorables dentro del capitalismo pues son una característica que acompaña a la crisis que es inherente al mismo. Por eso, en el futuro sin inevitables los llamados mecanismos de ajuste que, como los actuales, degradarán cada vez más las condiciones de vida de la clase obrera.
Este regreso de la inflación confirma aquí también, como en el resto del mundo y principalmente en los países centrales del capitalismo la tendencia del aumento de los precios de las materias primas y de los alimentos lo que provocará inmediatamente una restricción mayor del consumo de los obreros.
En México los mayores incrementos de precios se registran en las mercancías y servicios de consumo básico y masivo tan sólo en el mes de septiembre: el pan se incrementó en 3.42% (anualizado, 10.73%); la leche evaporada y condensada en 2.68% (anualizado, 7.73%); quesos varios, 2.5% (anualizado, 13.17%). Algunos datos disponibles sólo refieren los aumentos en el mes de septiembre, tales como el jitomate, o tomate en algunas regiones, 38.51%; chile poblano, 24.74%; papaya, 24.58%; melón, 23.68%; tomate verde, 17.78%; plátano, 14.74%; chile serrano, 13.61%; huevo, 3.62%; pescado, arriba del 1%; y un largo etcétera que incluye a la educación, el impuesto predial, las cuotas de autopista y por lo tanto el transporte, los derechos de suministro de agua potable, línea telefónica, combustibles y otros tantos servicios...
Todos los signos de la economía mundial apuntan a la recesión generalizada y será inevitablemente la clase trabajadora quien pague las consecuencias no sólo con este tipo de ataques sino conjugados con más desempleo y miseria. Como ya lo hemos evidenciado en otras ocasiones, tanto los aumentos de las imposiciones fiscales como el aumento de los precios son mecanismos de recuperación de ganancias que utiliza la burguesía en su conjunto ante las dificultades presentes para la acumulación por la profundización y la extensión de la crisis económica.
Ante esto, se oyen voces lamentándose del "gobierno de derecha" el cual sería el responsable de estos ataques y vociferando que si el gobierno fuera de izquierda otra cosa sería. Sin embargo, son cortinas de humo que esconden que el verdadero responsable es el capitalismo; que la experiencia mundial en todos los continentes demuestra que en estas cuatro décadas de crisis permanente todos los gobiernos, de derecha, centro o izquierda, han aplicado siempre las mismas medidas de choque ante la crisis como corresponde a un Estado que es el órgano de dominación de la burguesía contra el proletariado y demás capas explotadas; no se trata de elegir mejores colores o ideologías pues todas son parte del abanico del capital ni tampoco de errores o incapacidad de tal o cual político.
Los ataques feroces que se dirigieron en contra de los trabajadores del Estado, mediante la llamada "ley del ISSSTE", logró pasar, pese al coraje y combatividad que durante el mes de abril y parte de mayo expresaron, por la actuación de la estructura sindical que en todo momento somete o desvía cualquier intento de organización y movilización real, esa misma actitud lleva para hacer que los trabajadores se traguen los incrementos de impuestos y precios; se hace indispensable por ello para los trabajadores reflexionar sobre el futuro que ofrece el capitalismo, y al mismo tiempo poder ubicar el papel que los sindicatos juegan, y lograr poner en claro que estos son un engrane más de la clase dominante...
Es evidente que no hay otro camino que retomar la dinámica de lucha para resistir la escalada de ataques y también la reflexión que conduzca a la clarificación de lo que el capitalismo ofrece y de cómo utiliza la burguesía a sus partidos (de derecha e izquierda) y a su aparato sindical para evitar que de manera efectiva se pueda poner un alto a los agresivos "programas económicos".
El descontento creciente entre las filas obreras por la miseria profundizada a la que se le somete, debe de transformarse en coraje combativo y sobre todo conciencia para enfrentar al capital; esta resistencia significa de inmediato una crítica política a las leyes ciegas del capitalismo y lleva en su seno la comprensión, a plazo, de la imposibilidad de mejorar el sistema o de encontrar alguna fórmula política que les traiga algún bienestar.
O /octubre-2007.
Como hemos puntualizado en otros artículos sobre la situación nacional en EU[1], el capitalismo americano es actualmente acosado por una enfermedad doble: una crisis histórica de su poder imperialista y una crisis económica que se vuelve más y más inmanejable. La respuesta de la clase dominante a esta situación ha sido una huida hacia delante en la guerra imperialista alrededor del globo y la continuación de los gastados trucos fiscales que han dejado a la economía en un total desastre hasta el presente. Esas políticas han significado para la clase obrera un continuo deterioro de sus condiciones de trabajo y nivel de vida y aumento de la inseguridad social. Debido al retroceso de la lucha de la clase obrera entre la confusión luego del colapso del «comunista» bloque del Este y la supuesta «victoria» del capitalismo democrático, la burguesía ha sido capaz de implementar estas políticas sin una seria respuesta de la clase obrera, única fuerza en la sociedad que tiene una opción real que ofrecer al callejón sin salida del moribundo capitalismo. Sin embargo, en los últimos años hay una mayor evidencia de que hemos entrado en un periodo en el que la lucha de clases estará nuevamente en el centro de la situación social y las políticas de la burguesía de austeridad y guerra no irán sin una respuesta. Para poder ayudar a las futuras luchas a desempeñar todo el fruto de sus potencialidades necesitamos precisar nuestra comprensión de la presente etapa de la lucha de clases.
Es imposible comprender el actual estado de la lucha de la clase obrera en EU sin situarla en el contexto más amplio de la lucha de la clase obrera internacional. Así, es importante recapitular brevemente las principales características de la actual fase de esta lucha de clases. Hemos visto desde 2003 la tendencia generalizada de la clase obrera internacional a emerger del reflujo de su conciencia y combatividad, y la desorientación general que tuvo lugar luego de la confusión causada por la caída del sistema de los dos bloques a finales de los años 80. Este viraje de la clase hacia el camino de la confrontación contra su enemigo histórico tuvo uno de sus más remarcables momentos en la gran movilización de los estudiantes en Francia en la primavera de 2006. Las luchas en Alemania que se desarrollaron al mismo tiempo que la movilización en Francia, y desde entonces las movilizaciones de la clase en muchos otros países en el centro y periferia del capitalismo alrededor del mundo han confirmado que estamos en una nueva fase de la lucha de la clase obrera a nivel internacional.
Como hemos puntualizado a través de la prensa de la CCI las características centrales de esta fase de la lucha de clases son:
- la emergencia de una nueva generación de trabajadores que enfrentan por primera vez a su enemigo de clase;
- el planteamiento de la cuestión de la solidaridad en el conjunto de la clase obrera y entre sus generaciones;
- la recuperación de los métodos y formas de lucha históricos de la clase obrera, -asambleas generales, huelga de masas-;
- una tendencia a tomar conciencia de lo que se encuentra en juego en la situación histórica actual.
La clase obrera en EU ha tomado parte totalmente de este resurgir. Como en otros países los trabajadores en EU han sido empujados por los ataques a sus condiciones de trabajo y de vida por un sistema capitalista atascado en una permanente crisis económica, a defenderse y dejar atrás el periodo de desorientación característico de la década de los 90. Como hemos puntualizado en nuestra prensa, el punto más alto de esta orientación fue la huelga de tres días por los trabajadores del transporte en Nueva York en la temporada de vacaciones navideñas en diciembre del 2005. Sin embargo, este no fue un incidente aislado sino la más clara manifestación de una tendencia de la clase a regresar al camino de la lucha como se vio en la lucha de los trabajadores de supermercados en California en 2004 y las luchas en Boeing, los de North West Airlines y trabajadores del transporte en Filadelfia en 2005. Esta misma tendencia a volver al camino de las luchas continuó en 2006, como se expresó en particular por la huelga salvaje de los profesores por dos semanas en Detroit en septiembre y huelga de más de 12 mil trabajadores de 16 plantas de Goodyear Tire & Rubber en EU y Canadá en octubre del mismo año.
Todas estas luchas, enfrentaron las mismas cuestiones: la amenaza de ataques draconianos sobre los salarios existentes y beneficios -corte directo a los salarios, beneficios a los cuidados de la salud y pensiones que afectarían no solamente a la actual fuerza de trabajo, sino a las futuras generaciones de trabajadores. La combatividad de los trabajadores implicados en estas batallas, donde la oportunidad de ganar muchas veces era escasa, ha sido enorme, mostrando la gran reserva de energía existente en la clase que tiene dos generaciones de trabajadores no derrotados. Los trabajadores del transporte en la ciudad de nueva York y Filadelfia y los profesores de Detroit se fueron a la huelga fajo la amenaza de penas legales y financieras por violar las leyes que impiden a los empleados públicos hacer huelga. En todas partes los trabajadores estaban concientes de hacer mayores sacrificios personales. Sin embargo más allá de la combatividad, lo que es más remarcable es el naciente desarrollo de la conciencia contenida en estas luchas, particularmente al nivel de la identidad de clase y solidaridad. Los trabajadores algunas veces entraban en lucha sabiendo bien que no solo se defendían a sí mismos, sino a las futuras generaciones de trabajadores y la clase en su conjunto. Este fue el mensaje que algunas veces los trabajadores repetían durante la huelga del transporte en Nueva York cuando la principal causa de la huelga era una propuesta de la patronal de un nuevo sistema de pensión para los futuros empleados que incluían contribuciones más altas para todos los nuevos contratos. Esto expresó un rechazo a «vender a los que aún no nacen» y a defender el futuro de las nuevas generaciones de obreros, una expresión de lucha y del desarrollo de la solidaridad y toma de conciencia en la clase.
Por otro lado, a pesar de la enorme combatividad y la conciencia de clase mostrada por los trabajadores inmersos en estas luchas, ha habido enormes debilidades en esos movimientos. En cada caso la clase dominante logró mantener las luchas bajo el control de los sindicatos, que trataron de aislar a los trabajadores de las luchas de sus hermanos de clase que se encontraban ante la misma andanada de ataques a salarios y beneficios sociales. Aún durante las huelgas como la de los transportes de Nueva York donde hubo tremenda simpatía de la clase obrera local y espontáneas expresiones de solidaridad, la burocracia sindical trató de mantener aislados a otros trabajadores y se limitó a emitir declaraciones de «solidaridad». Este control por el aparato sindical en las actuales luchas, dado el retroceso en la conciencia de clase que ocurrió durante la década de los 90, no es una sorpresa. Los trabajadores tendrán que recordar y recuperar las lecciones de sus luchas pasadas para confrontar estas instituciones del estado burgués. Será en esta confrontación que los trabajadores nuevamente podrán encontrar sus propios métodos de organización y lucha -asambleas masivas, comités de control obrero, huelga de masas-que aún olvida el naciente movimiento en EU.
Sin embargo, a pesar de las debilidades del actual movimiento, la burguesía no ha dejado de ver sus potencialidades. Luego de cada lucha, ha hecho su campaña para enviar el mensaje de que la lección más importante de estas huelgas es: «la lucha no paga». Y en la mayoría de los casos los trabajadores han regresado al trabajo con una pila de salarios erosionados, beneficios y condiciones de trabajo que los sindicatos hay atacado luego de una larga y desgastante huelga. No obstante, para el conjunto de la clase obrera la importancia de una huelga no se mide ganando o perdiendo las demandas inmediatas, sino por la contribución al nivel de la organización y la conciencia que esta provee para el conjunto del movimiento en su confrontación con el enemigo.
E. Smith, agosto del 2007
Nota
[1] A nuestros lectores en lengua inglesa, remitimos a nuestra publicación Internationalism número 42.
El proceso de agudización de la crisis capitalista viene conduciendo a una aceleración de los ataques en contra de la clase trabajadora, por todos lados del planeta la burguesía trata de poner sobre las espaldas de los trabajadores la carga de la crisis. Las medidas de afectación al salario directo, a la salud y la jubilación no son exclusivas de la burguesía mexicana, los trabajadores del sur del continente, lo mismo que los que habitan en Europa están sufriendo por los mismos golpes, no obstante la miseria que crece en las familias obreras, ha hecho ya que surjan movilizaciones importantes. En México, ante la imposición de la "ley del ISSSTE", el descontento se hizo sentir, logrando rebasar en momentos (principalmente en las movilizaciones del 1 y 2 de mayo de 2007) el control sindical, sin embargo la burguesía no puede dejar el terreno libre al desarrollo del descontento, por ello teje una trampa para contener la fuerza proletaria, primero, desviando la lucha por la defensa de las condiciones de vida hacia la demanda de "democracia sindical", de tal forma que la clase dominante utiliza a los sectores "radicales" del sindicato para envolver a los trabajadores en la rebatinga de carteras y secretarías, evitando así que avanzara la movilización, pero además renueva la careta del sindicato, deteniendo el proceso de clarificación sobre el papel saboteador que cumple este aparato.
Pero si el sindicato ha logrado imponer el control, no ha logrado eliminar el descontento que sigue creciendo ante la agravación de las secuelas de la crisis, a saber: incremento de precios, afectación del salario por los nuevos impuestos, desempleo... Incluso campesinos pequeños y medianos se han visto afectados por las medidas estatales, al grado que están al borde de la quiebra por la apertura comercial hacia productos como el maíz, frijol y lácteos... Por todo ello, consideramos que la burguesía requiere afianzar su control mediante la extensión de una campaña de confusión, para ello viene alentando un ambiente nacionalista, para que en nombre del rescate de la nación se someta el descontento proletario, evitando entonces que los asalariados y las clases no explotadoras (como los campesinos pobres) que también se han visto afectadas por las medidas gubernamentales, desplieguen movilizaciones en defensa de sus condiciones, quedándose atadas a las consignas como la defensa de PEMEX y del mercado nacional, esterilizando así cualquier movilización...
Un instrumento que la burguesía ha sabido usar muy bien para asegurar su control es el veneno nacionalista. Invocando la defensa de la nación, la burguesía ha lanzado como carne de cañón a los trabajadores a las "guerras de liberación nacional", y ha justificado carnicerías, como la primera y segunda guerra mundial, y astutamente cada vez que los trabajadores exponen su coraje ante la explotación a la que los somete el sistema capitalista, sacan a su aparato de izquierda y sindical, desempolvan sus banderas nacionalistas y sus discursos patrioteros para hacer que olviden sus demandas y abracen los intereses de la clase dominante, siempre escondidas bajo consignas como la defensa de la empresa estatal, de la economía nacional o la soberanía. El mismo discurso nacionalista que realiza Bush cuando lanza a su soldadesca, es reciclado por el aparato de izquierda del capital cuando llama a defender los intereses nacionales. Es un empeño de la burguesía hacer creer a los asalariados que comparten intereses con sus explotadores sólo por el hecho de convivir en el mismo territorio geográfico; quieren que los trabajadores lancen a la basura su esencia internacionalista y que olviden que no tienen patria, porque si a su alrededor se levantan fronteras y banderas, definiendo al Estado-nación, no son sino para delimitar el entorno que la burguesía necesita para levantar su sistema de explotación... sustentando ese razonamiento, Marx y Engels en el Manifiesto Comunista (1848) exponen que: "Se acusa también a los comunistas de querer abolir la patria, la nacionalidad." Pero "Los obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar lo que no poseen".
El anuncio velado que ha emitido el gobierno mexicano sobre la apertura a la concesión de áreas de PEMEX y de la Industria eléctrica, ha dado motivo para que el aparato de izquierda del capital -desde López Obrador, hasta la fila de grupos estalinistas, maoístas, zapatistas y trotskistas- lancen toda una campaña proclamando la defensa de la industria nacional y de las empresas estatales. Esta campaña ideológica, la burguesía la sabe aprovechar para diluir el descontento obrero ante los crecientes golpes que se le viene asestando por la agudización de la crisis capitalista.
El mecanismo que se utiliza para hacer pasar esta trampa, es hacer creer que la producción industrial de las empresas que se encuentra en manos del Estado, tiene un fin social, es decir que el Estado es una entidad neutral que tiene como función la de distribuir equitativa de la riqueza, pero Marx, hace 160 años, clarificaba que "El Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa" (Manifiesto Comunista), de manera que cuando el Estado es propietario de medios de producción, no realiza una actividad que deje de estar en función de los requerimientos de la burguesía; justamente las empresas estatales en México, fueron pilar fundamental para el impulso del proceso de acumulación durante el siglo XX.
La nacionalización de las principales industrias en México (realizada lo mismo por gobiernos de izquierda, como el de Cárdenas, de derecha, como López Mateos, o populistas como Echeverría, que a pesar de ser muy radical en su discurso, ha sidoel mayor carnicero), tuvo como objetivo fortalecer a la planta industrial nacional (es decir a la burguesía local) otorgándole los insumos y la energía a precios bajos, así mismo los ingresos de las empresas estatales eran retornados como subsidios a las mercancías de consumo obrero, eran con el fin de mantener salarios bajos (lo que significa reducción de los costos de producción)... Bien vale citar la nota irónica que Engels hiciera en el folleto Del socialismo utópico al socialismo científico (1880), para definir claramente que el chauvinismo impulsado por el aparato de izquierda del capital, nada tiene que ver con la tradición marxista: "... desde que Bismarck emprendió el camino de la nacionalización, ha surgido una especie de falso socialismo... que en todo acto de nacionalización, hasta en los dictados por Bismarck, ve una medida socialista. Si la nacionalización de la industria del tabaco fuese socialismo, habría que incluir entre los fundadores del socialismo a Napoleón y a Metternich..."
De la misma forma el aparato de izquierda del capital para completar la historia oficial, llena de mentiras y mitos, adjetiva a las nacionalizaciones como acciones anti-imperialistas, no obstante cuando analizamos los sucesos históricos que derivaron en la nacionalización de la industria petrolera, podemos entender el juego tramposo de la burguesía para envolver a los trabajadores en el nacionalismo. La expropiación del petróleo, en realidad es una acción de sumisión del Estado mexicano hacia el de los EUA. El seguimiento de los acontecimientos nos revela que el más beneficiado de ese proceso fue la burguesía de los EUA[1], en tanto arrebata el preciado insumo del control de las petroleras inglesas. En la preparación de la 2ª guerra mundial, el acceso al hidrocarburo a bajos costos era esencial, y al decretar Cárdenas la nacionalización y responsabilizarse en cubrir las necesidades de los EUA, les hace un gran servicio.
Por eso mienten cuando se dice que hay que rescatar a PEMEX porque los ingresos que genera harán falta en la creación de la "infraestructura social" (escuelas, hospitales...), porque si, efectivamente, una importante parte de los ingresos del Estado mexicano provienen de PEMEX, eso no significa que el gasto del gobierno sea dirigido a cumplir las mejoras de vida de los asalariados, por el contrario, los ingresos por renta que obtiene por esta empresa son canalizados para apuntalar al propio sistema, a saber: transferencias al capital, como el FOBAPROA, campañas electorales, equipamiento y mejoramiento del ejército, incremento en el gasto corriente del gobierno, lo que implica gastos mayores en salarios de funcionarios...
Hay que ser claros que, cuando criticamos la actitud patriotera, no implica que supongamos que el capital privado foráneo o nacional mejorará las cosas, ni se pretende negar la corrupción y los trapicheos que acompaña a la venta de paraestatales, se trata de explicar que los trabajadores no pueden perder su identidad de clase al sujetarse a consignas ajenas a sus necesidades e intereses. La burguesía está ansiosa en que los trabajadores dejen atrás su disgusto por las condiciones miserables a las que los condena el capital y se pongan a defender a la economía nacional. Un empeño de la Izquierda comunista ha sido recoger la tradición marxista del internacionalismo para enfrentar las campañas de la burguesía, así, mientras la clase dominante desataba toda una borrachera nacionalista en torno a la expropiación petrolera, el Grupo de Trabajadores Marxistas, alzaba su voz para prevenir: "...La tarea del proletariado mexicano no es sacrificarse para que la industria petrolera y los ferrocarriles sean lucrativas para los capitalistas... sino conquistarlas, quitarlas a la burguesía por medio de la revolución proletaria..." (Comunismo, 1938).
La crisis capitalista en su avance aplasta las condiciones de vida de los asalariados pero también de otros grupos sociales, así vemos que con la apertura comercial del campo una masa importante de productores se ven afectados, ante ello ya se han visto movilizaciones de productores agrícolas, aglutinados en centrales campesinas, lo mismo la CNC (perteneciente al PRI, y, dicho sea de paso fueron de los firmantes del TLC), que la agrupación "Sin maíz no hay país". El problema central de estas manifestaciones es que se unen a la campaña nacionalista de defensa de PEMEX, añadiendo la convocatoria de defender el mercado interno, buscando con esto arrastrar a los asalariados a defender la producción nacional, porque, según se aduce, se trata de buscar un "nuevo proyecto de nación", lo cual no es sino una variación de la consigna "altermundista" que espera la realización de un "capitalismo con rostro humano".
Es evidente que los trabajadores no pueden dejarse arrastrar a la defensa del mercado nacional, es en cambio imprescindible reflexionar que la explotación y la miseria a la que son sometidos es producto de la existencia del capitalismo, mientras este sistema exista nada se logra con eliminar tratados comerciales rapaces. Con TLC o sin él las condiciones de explotación están presentes, no se trata por ello de quitar un tratado y hacer un "mejor" capitalismo, se trata de luchar por la defensa de las condiciones de vida, lo cual expresa en si mismo el rechazo y la negación de las leyes económicas del capitalismo.
Esta misma reflexión debe extenderse hacia los campesinos depauperados y fundamentalmente a los jornaleros agrícolas. Es un deber de la clase obrera en su conjunto, hacer ver a los campesinos, como dijera Engels: "... que su situación es absolutamente desesperada mientras domine el capitalismo, hacerles ver la absoluta imposibilidad de mantener su propiedad parcelaria como tal..." (El problema campesino en Francia y Alemania, 1894).
De manera que ante los llamados tramposos para involucrar a los trabajadores en la defensa de la economía nacional, éstos deben de impulsar la defensa de sus condiciones de vida y de trabajo... no hay otro camino: ¡la lucha contra el capitalismo!
Tatlin/23-02-08
Notas:
[1] Aún cuando algunas empresas norteamericanas se vieron afectadas, el Estado como "capitalista colectivo ideal" -como definiera Engels al Estado moderno- al procurar la vigilancia del sistema, sacrifica los intereses de algunos capitalistas individuales a favor de las necesidades generales de la burguesía.
Cuando se cerraba el año 2007 la burguesía norteamericana no hizo festejos y con mucha razón. No había mucho que celebrar para el capitalismo norteamericano, en tanto que todo el 2007 fue un año horrendo para su economía. Se abrió con el estallamiento de la burbuja de inmobiliaria, luego en el verano vino la quiebra del sector financiero, una serie de mini quiebras en la bolsa de valores y la devaluación drástica del dólar. Finalmente, para rematar, el año terminó con la siniestra noticia de una baja en la creación de empleos, anémicas ventas de temporada vacacional y temores de aumento de la inflación, alimentadas por las alzas del precio del petróleo y otras mercancías.
Es comprensible que en tanto que comienza el año la clase dominante esté preocupada por los tristes pronósticos para el año que viene. De hecho, no hay luz al final del túnel. El 2008 no promete ser mucho mejor que el 2007. Al contrario, aún para las predicciones más optimistas, lo peor está por venir.
La definición oficial de la burguesía de una recesión es dos cuatrimestres consecutivos de crecimiento negativo. Basados en la avalancha de malas noticias económicas que ha habido en las últimas semanas, algunos economistas están diciendo que la recesión ya comenzó en diciembre. De cualquier forma, no todos los economistas están convencidos de que las cosas están tan mal. A pesar de todas las malas noticias, el PIB aún muestra pequeñas tasas de crecimiento positivo. Así, algunos economistas expresan esperanzas de que la economía norteamericana pueda evitar caer en recesión. Por otro lado algunos expertos piensan que "literalmente esto podría tomar cualquier camino".
Estas predicciones que llenan páginas completas de las secciones económicas de periódicos y revistas son muy engañosas. En el último de los casos solamente contribuyen a esconder el catastrófico estado del capitalismo americano que solamente puede empeorar en los meses que vienen independientemente de que la economía entre oficialmente en recesión.
Lo que es importante enfatizar es que no estamos hablando de una supuesta "salud" de la economía norteamericana que simplemente pasa a través de una fase problemática en un supuesto ciclo normal de expansión y quiebra. Lo que estamos observando son las convulsiones de un sistema en un estado de crisis crónica que solamente puede comprar momentos efímeros de "salud" con remedios tóxicos que solamente agravarán el próximo colapso catastrófico.
Esta ha sido la historia del capitalismo norteamericana -y del capitalismo mundial- desde el fin de los años sesenta con el regreso de la crisis abierta. Durante las últimas cuatro décadas a través de las expansiones oficiales y quiebras, la economía solamente ha mantenido una apariencia gracias a la funcionalidad de las políticas monetarias y fiscales del estado capitalista que los gobernantes están obligados a aplicar para combatir los efectos de la crisis. Sin embargo, la situación no ha permanecido estática. Durante estas décadas de crisis y el estado tratando de controlarla, la economía ha acumulado tantos absurdos que ahora hay una amenaza verdadera de catástrofe económica, como la que nunca hemos visto en la historia del capitalismo. La burguesía salió de la explosión de la burbuja de la tecnología Internet en 2000-01 creando una nueva burbuja, esta vez basada en propiedades inmobiliarias. A pesar de que las industrias manufactureras clave -la industria del automóvil y aeronáutica por ejemplo- se siguen arruinando, el auge de las propiedades inmobiliarias los pasados cinco años dio la apariencia de una economía en expansión. Ahora el auge se ha transformado en la actual quiebra que ha sacudido el edificio entero del sistema capitalista y que tendrá repercusiones futuras que nadie puede predecir aún. Según los últimos datos sobre la crisis de las propiedades inmobiliarias, la actividad relacionada con la vivienda privada está en desorden total. La construcción de nuevos hogares ha caído alrededor del 40% desde su punto más alto en 2006; las ventas han caído incluso más rápidamente arrastrando con ello la baja de los precios. Los precios de la vivienda han caído un 7% en todo el país desde el punto más alto en 2006 con predicciones de que caerán otro 15 o 20% antes de alcanzar fondo. El boom de las propiedades inmobiliarias dejo un enorme inventario de casas sin vender -entre 2.1 y 2.6 % en todo el país. Y esta tendencia va a aumentar en tanto que la ejecución de las hipotecas continúen ampliándose, golpeando a los prestatarios que supuestamente tenían buenos créditos. El último año las ejecuciones de hipoteca estuvieron particularmente limitadas a las llamadas "suprime" -préstamos a personas sin algún medio para compensar los pagos- Casi la cuarta parte de tales préstamos eran impagables... En noviembre, 6.6 % de esos préstamos estaban ya en ejecución de hipoteca, o habían sido recobrados. En una muestra de que vendrán cosas peores, este cobro de hipoteca está sucediendo incluso antes de que muchas hayan reajustado a tipos de interés más altos. El estallamiento de la burbuja inmobiliaria hizo estragos en el sector financiero. La crisis en las propiedades inmobiliarias ha generado hasta ahora alrededor de 100 mil millones de dólares en pérdidas en las instituciones financieras más grandes del mundo. Los mil millones de dólares en la bolsa de valores se han esfumado golpeando a Wall Street. Entre los grandes nombres que perdieron al menos la tercera parte de sus valores en 2007 se encuentra Fannie Mae, Freddie Mac, Bear Stearns, Moody´s y Citygroup. MBIA, compañía que se especializa en garantizar la salud financiera de otras, ¡perdieron casi tres cuartos de sus valores! Varias compañías relacionadas con las hipotecas que ayer estaban en lo más alto hoy están arruinadas. Y esto es solamente el principio. En tanto que se cobrarán las hipotecas en los próximos meses trayendo a los bancos nuevas pérdidas, y la actual quiebra del crédito presionará más, afectando a otros sectores de la economía. Por otra parte, la crisis financiera relacionada con las hipotecarias no es sino la punta del iceberg. Las mismas prácticas de préstamos imprudentes que estamos conociendo eran dominantes en el mercado de las hipotecas, son también la norma con las tarjetas de crédito y los financiamientos en la industria automotriz donde los problemas están aumentando de la misma forma. Aquí yace la esencia de la actual "salud" del capitalismo. Su pequeño secreto es la perversión del mecanismo del crédito como forma de comprar su salida a la falta de mercados solventes para vender sus mercancías. El préstamo no es más que una promesa de reembolso con un interés respaldado por alguna realidad material (es decir, colateral) que pueda estimular el desarrollo del capitalista. Se ha convertido en una manera de mantener la economía artificial a flote, intentando evitar un colapso desordenado del sistema. Ya en los años 80 cuando la crisis financiera que siguió a la quiebra de las economías latinoamericanas aplastadas por deudas impagables, demostraron los límites del crédito como remedio para enfrentar la crisis. La misma lección se pudo aprender en 1997 y 1998 con el colapso de los tigres y dragones asiáticos, y en la incapacidad de endeudamiento de Rusia. De hecho la burbuja inmobiliaria fue una reacción y un esfuerzo para superar la quiebra de la burbuja del Internet. Se puede uno hacer la pregunta: ¿Cuál será la próxima burbuja?
Pero aún hay otro aspecto de la actual crisis financiera. Esta es la rampante especulación que acompañó a la burbuja inmobiliaria. No estamos hablando aquí de la especulación del inversionista individual comprando una casa y rápidamente obtener un beneficio con la rápido aumento de valor de su propiedad. Esto son nimiedades. Lo que realmente cuenta es la gran especulación que las principales instituciones financieras emprendieron con el aseguramiento y la venta de la hipoteca-venta en la bolsa. Lo que muestra este monstruoso nivel de especulación es el grado al que la economía se ha convertido en una "economía de casino" donde el capital no es invertido en la economía real, sino es usado para jugar.
La burguesía norteamericana gusta presentarse como la campeona ideológica del capitalismo del libre mercado. Esta no es otra cosa que una campaña ideológica. Una economía que funciona de acuerdo a las leyes del mercado no tiene lugar en el capitalismo actual, dominado por la intervención omnipresente del Estado. Este es el sentido el "debate" en la burguesía sobre como manejar la actual crisis económica. Esencialmente no hay una propuesta nueva. Las mismas viejas políticas monetarias y fiscales se aplican con la esperanza de estimular la economía. Entre las principales propuestas están la baja de impuestos y mayores gastos en proyectos públicos de infraestructura: autopistas, puentes, aeropuertos.
Por el momento lo que se está haciendo es también la aplicación de las misma vieja política de dinero fácil. Tanto que la Reserva Federal ya ha reducido sus tasas de interés tres veces y parece decidida a hacerlo aún más. En un desesperado movimiento por alentar liquidez en el mercado de crédito ofreció un regalo grande de navidad -miles de millones de dólares baratos de emergencia- para las instituciones financieras que estaban cortos de efectivo.
Estos esfuerzos del Estado por manejar la crisis continuarán. Lo evidente es que más que nunca la burguesía tiene menos margen de maniobra para sus políticas económicas. Luego de décadas de manejar la crisis, la burguesía norteamericana se encuentra sobre una economía muy enferma. La monstruosa deuda nacional, el déficit del presupuesto federal, el frágil sistema financiero, todo esto hace más difícil para la burguesía enfrenar el colapso de su sistema.
Para la clase obrera la agravación de la crisis económica indudablemente traerá más miseria y tendrá que enfrentar los ataques que la burguesía le lanzará para amortiguar el impacto de sus dificultades económicas. Es tiempo de preparar la defensa y dar a la sociedad una perspectiva diferente a la actual locura del capitalismo.
Eduardo Smith/ 1-01-08
Las condiciones de vida y de trabajo del conjunto del proletariado siguen empeorando, el desempleo sigue subiendo a pesar de tener "un presidente del empleo"(¡), las pensiones, si ya eran una miseria, con la aplicación de la ley del ISSSTE, se calcula tendrán una reducción de hasta un 30%... la recesión en EUA apenas despunta en el horizonte y la extensión de su gravedad ya se anuncia, amenazando aún más las condiciones de vida de los trabajadores. En este contexto de ataques crecientes contra la clase obrera vemos desarrollarse esfuerzos importantes de ésta para expresar su descontento y su voluntad de lucha, sin embargo, ese descontento está chocando con el encuadramiento de los sindicatos, sean estos "charros" o "independientes".
Desde el accidente en Pasta de Conchos donde murieron 65 mineros, se desató una pugna entre camarillas por hacerse del control del sindicato y, al mismo tiempo, el descontento de los trabajadores ha sido encajonado en ese terreno minado. El Sindicato minero es uno de los casos más claros de cacicazgo sindical, durante décadas fue regenteado por Gómez Sada que deja después el trono a su hijo Napoleón Gómez Urrutia ("Napito"). El sindicato sabe perfectamente que las compañías que subcontratan obreros para las minas los mandan en condiciones de seguridad deplorables. Baste recordar que la mayoría de los muertos en Pasta de Conchos eran contratados por empresas externas a la Compañía Minera, sin embargo, el sindicato se hace de la vista gorda y hoy aparece como el campeón de la defensa de la seguridad de los obreros...¡cinismo criminal!.
Bajo la demanda de mejorar las condiciones de seguridad e higiene estalla el 30 de julio del año pasada la huelga en Cananea, huelga que inmediatamente se mezcló con las consignas del sindicato de "respeto a la autonomía sindical" lo cual es una clara alusión a la defensa de "Napito". A más de 6 meses de huelga donde lo que prevalece es el encerramiento de los huelguistas y el uso de recursos completamente impotentes: pedir apoyo en la cámara de diputados, ampararse para tratar de evitar que se declare la huelga ilegal, etc. Con ello los mineros están atrapados en todo el engranaje estatal, desde los partidos hasta los tribunales de justicia.
Lo que podemos apreciar es que el enorme y justo descontento de los mineros está siendo dilapidado en un callejón sin salida:
-la huelga larga desgasta hasta al más combativo, más si ésta está aislada del resto del proletariado;
-el aislamiento al que el sindicato somete a los huelguistas los conduce a la impotencia y los ata de manos frente al capital;
-las formas de lucha del proletariado son enterradas y se ponen en marcha mecanismos ante los cuales la clase está completamente indefensa ("lucha" en tribunales, peticiones a los gobiernos y sus cámaras, etc.).
-las demandas en las cuales otros obreros podrían reconocerse y sumarse al combate son cuidadosamente escondidas por los sindicatos y se da prioridad a demandas que mantienen el aislamiento corporativista.
Desde la fundación del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Metropolitana (SITUAM) en 1975 ha estallado 16 huelgas de un promedio de 40 días por paro. Sindicato particularmente refugio de toda gama de corrientes de la extrema izquierda del capital (trotskistas, ex guerrilleros, etc.) se presenta como el "independiente" y el "campeón de la defensa de los trabajadores" donde se "respeta la decisión de las bases" (¡).
La presencia de estos sindicatos "independientes" son muy útiles para la burguesía para hacer un esquema con el que presente sindicatos "buenos" (independientes) y sindicatos "malos" (charros), ocultando así a los trabajadores en general que es la estructura sindical la que ha sido absorbida por el Estado y que todos los sindicatos, desde los oficialistas, los independientes, hasta los que se presentan más radicales, no son sino instrumentos para asegurar el control de los trabajadores.
En el caso de la UAM es un claro ejemplo de la confusión que engendra el sindicato. Es evidente que ha habido una serie de golpes en contra de los trabajadores de la UAM que ha conducido a que el descontento se incremente y que en momentos el control del sindicato se rebase, sin embargo sabe distribuir su trabajo de sabotaje: mientras los trabajadores exponen su descontento y empujan a la movilización, el sindicato (principalmente sus sectores radicales) toma una actitud falsa de combate, rechazando el tope salarial y pide el aumento salarial del 35%. Pero al mismo tiempo hace todos los esfuerzos por dejar aislado al movimiento. La petición salarial en ese monto apenas podría restituir un poco la agravación que en las últimas décadas ha tenido, sin embargo se lanza en un contexto de aislamiento, empujando a los trabajadores a marchar solos, por eso la pretendida radicalidad del SITUAM, no es sino una trampa que, en mancuerna con la patronal, tiene como objetivo extender la desmoralización y acallar el descontento entre los trabajadores, dejando el sentimiento de que no sirve de nada la lucha, y de que más vale escuchar los "buenos consejos" del sindicato para no tener problemas.
Los aumentos otorgados por los patrones y el gobierno ronda en el 5%, en este caso se ofrecía un aumento de 4.25%. Es verdad que los aumentos a los salarios son irrisorios, que la miseria está alcanzando a sectores que antes tenían cierta estabilidad. Sin embargo, las demandas de aumentos salariales en porcentajes de dos o más dígitos, presentada en un aislamiento, aparecen más como una provocación del sindicato. Recordemos cómo algunas estructuras sindicales como la Coordinadora nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se han distinguido por exigir aumentos del 100%, y regularmente todas las fracciones sindicales parecen jugar con porcentajes altos para ofrecer una pantalla más radical a sus agremiados, pero también para dividir a los diferentes sectores con este tipo de demandas. La historia del movimiento obrero nos dice que para defenderse de los ataques, los obreros sólo lo pueden hacer si desarrollan una lucha masiva y unida, por encima de los sindicatos, enarbolando demandas y consignas comunes y orientando su combate en la solidaridad de clase.
La clase obrera está en una situación de descontento profundo, la burguesía sabe que el futuro radiante que ha prometido es una ilusión y que la miseria y el desempleo no cesarán de extenderse en la sociedad capitalista. Las luchas actuales muestran pues la voluntad de lucha pero también el papel que la burguesía está haciendo para tratar de mojar la pólvora:
- El Estado, a través de los sindicatos, está desplegando "luchas preventivas", luchas cuyo mensaje será "luchar no sirve de nada";
- La clase obrera está siendo sometida a una machacona idea por parte del capital: sólo se puede luchar con y a través de los sindicatos;
- Es por ello que "la defensa del sindicato" será una demanda que usará el capital para escamotear los aumentos salariales;
- Finalmente, la burguesía hará uso de todo tipo de campañas nacionalistas, desde el rechazo a un secretario de gobernación "de origen español" hasta la defensa de la economía nacional.
Es por ello que los obreros, los sectores de la clase trabajadora que decidan irse a la huelga deberán tratar de tomar el control de su lucha creando verdaderas asambleas generales donde todos decidan colectivamente el rumbo de su combate, en ese intento el sindicato va a ser un obstáculo permanente. Es necesario que tengan presente que la existencia de asambleas no es en sí mismo un síntoma de control de "las bases". Si estas asambleas siguen bajo control del sindicato o de grupos izquierdistas se nulifica su fuerza; para que expongan toda su vitalidad requieren ser abiertas a otros obreros, activos o desempleados, que se permite hablar a otros trabajadores sin importar de qué sector sean, y las decisiones deben ser asumidas colectivamente, teniendo como objetivo principal la extensión de la lucha a otros sectores para poder establecer una relación de fuerzas favorable; el encerramiento en los centros de trabajo es lo que el sindicato promueve para asegurar el aislamiento y la derrota.
Es imprescindible que reconozcan y hagan saber a los trabajadores que los ataques a los niveles de vida son contra todos, por lo que se requiere responder unidos. Sólo una lucha masiva permitiría confrontar los ataques a nuestras condiciones de vida. La solidaridad en el combate es una característica central en las luchas, pero la solidaridad no se busca con otros sindicatos o con diputados del PRD, la solidaridad debe buscarse con los otros trabajadores.
Marsan/21-02-08
Las portadas de los diarios de todo el mundo han anunciado la renuncia de Fidel Castro a la presidencia de Cuba. Los comentarios que se hacen expresan alegría, por parte de unos, y nostalgia por otros, pero sea cual sea el tono, ambas expresiones son extremos de toda una campaña que busca ampliar la confusión sobre el significado real del comunismo.
En la campaña iniciada sobre el "retiro" de Fidel, lo mismo los críticos del castrismo, como los apologistas no hacen sino remarcar que este personaje fue y es un representante del comunismo. De esta forma, gobiernos como el de EUA, y grupos de la "disidencia cubana" instalados en Miami, suponen que esto puede abrir una esperanza para que se genere un ablandamiento de la política cubana, aunque insisten que el verdadero cambio provendrá cuando se derrumbe el "comunismo" y regrese la democracia. Por otro lado gobiernos como el de Nicaragua y Venezuela, y junto a ellos una gran variedad de grupos estalinistas (que de forma convencional suelen presentarse como "marxistas leninistas") lanzan alabanzas a Fidel; y bien podemos suponer que no ha de tardar en que los trotskistas, aunque se dicen críticos del estalinismo y de la tesis contrarrevolucionaria del "socialismo en un solo país", llamen a la defensa del pretendido "Estado obrero degenerado" que suponen existe en Cuba...
Esta campaña empujada por la burguesía, principalmente a partir de su izquierda, le da vida al plantear la discusión sobre lo que sucederá en Cuba con la actual renuncia de Fidel Castro y su evidente muerte próxima. Esta polémica ha estado presente en la agenda del conjunto de las fuerzas imperialistas desde el derrumbe del bloque estalinista.
A mediados de los 90, cuando los efectos del derrumbe del bloque imperialista del Este agitaba las aguas imperialistas, abriéndose la impugnación del liderazgo de los EUA por las mismas fuerzas que habían sido sus fieles aliados mientras existía el peligro de la URSS, a lo que se añade el desmoronamiento de la economía cubana por la falta de los recursos que provenían del desplomado bloque, que alentaba los ánimos de las fuerzas imperialistas rivales a EUA por tomar en este país el relevo que la URSS había dejado vacante; y no era justamente por la importancia económica de la isla, sino que fue realizada con tal osadía con toda la intención de restar fuerza a los EUA, de forma que con ese marco la CCI en su XVI Congreso Internacional podía explicar: "... las tentativas de la burguesía francesa y española de promover una ‘transición democrática' en Cuba CON Castro y no SIN él como pretende el ‘Tío Sam" (Revista Internacional 82, 3er trimestre-1195).
En este sentido, si se realiza la discusión sobre lo que viene sin Fidel a la cabeza del gobierno, hay, ante todo, estar claros que lo que existe en Cuba (desde 1961 a la fecha) no tiene nada que ver con el comunismo. Los grupos estalinistas (desde el EPR, el PCM-ml, Machetearte, hasta En lucha) en todo momento aseguran que Cuba es un bastión del comunismo, entre tanto los grupos trotskistas, complementando la tarea de confusión, nos dicen que se trata de un "Estado obrero degenerado" [1]... pero, puntualizamos:
- En Cuba NO hubo revolución proletaria, sino un golpe de una minoría armada y apoyada por la burguesía de los EUA, y es hasta que en la disputa imperialista, la URSS logra la seducción del nuevo Estado cubano encabezado por Fidel Castro, que se declara de un día para otro como "comunista".
- Las políticas llevadas a cabo por el gobierno de Castro, aún cuando puedan ofrecer un salario indirecto a través de servicios educativos y médicos o subsidio a mercancías racionadas, los rangos de explotación son muy altos, como referente baste considerar que el salario directo promedio diario para 2008 es de 60 centavos de dólar, y la intensidad de las jornadas es cada vez mayor (incluso se les exige cumplir jornadas gratuitas), de manera que la pretendida protección a los trabajadores resaltada en sus carteles propagandísticos dentro de la isla, no son sino demagogia que puede ser desmentida por los miles de jóvenes y niños (tanto de sexo femenino como masculino) que son arrojados a la prostitución[2] para completar los ingresos necesarios que les permita recurrir al mercado negro y obtener mercancías de consumo básico que sólo disponen los personeros del gobierno.
- El capitalismo NUNCA fue eliminado en Cuba, las medidas de nacionalización y expropiación de tierras y fábricas, no eliminó las relaciones de producción capitalistas, lo único que hizo fue cambiar la forma jurídica de la propiedad (pasando a ser estatal), aparentando con ello que había un cambio, no obstante perdura el dominio del capital sobre el trabajo.
- La existencia de gobiernos de izquierda como el cubano, no valida la tesis estalinista del "socialismo en un solo país", por el contrario confirma que la emancipación de la clase obrera debe ser obra de ella misma, y cualquier expresión en la que su programa y su fuerza masiva no este presente, no serán sino groseros simulacros que no tiene más objetivo, por más que use un lenguaje radical, que el de perpetuar el dominio del capital.
En ese sentido la clase obrera debe tener claro que gobiernos como el de Castro o el de Chávez, no tienen nada que ver con sus intereses, son representaciones de la clase dominante y esta, mientras exista el capitalismo, requiere para sostener su dominio engendrar tiranos como Batista o Castro, como Calderón o Chávez... por eso no basta con quitar a un personaje para asegurar el cambio, la verdadera emancipación de la clase obrera requiere de la Revolución Comunista Mundial.
RM/23-febrero-08
Notas:
[1] El grupo trotskista LIT-CI, pretende dejar la desgastada cantaleta defensista del "Estado obrero" de Cuba, pero no hace sino repetir el mismo argumento aunque adornándolo con mayor confusión, al plantear que antes del derrumbe del bloque del Este si había tal "Estado obrero", pero la apertura del mercado cubano en los 90 "restauró" el capitalismo... nada se avanza cuando se iguala capitalismo de Estado con comunismo, y estalinismo con marxismo.
[2] El cinismo de Fidel Castro, es tan grande como el de cualquier otro burgués, dado que, en la década de los 90 reconoció el crecimiento de la prostitución, pero agregando que eran, las prostitutas cubanas, las más cultas del mundo.
El 27 de diciembre de 2007, fue asesinaba Benazir Bhutto. A su regreso de Dubaï en octubre pasado ya había sufrido un atentado que dejó 139 muertes. Este suceso dio oportunidad a expertos ofrecer detallados homenajes a traves de la prensa burguesa internacional. Su «carisma» y su «valor extraordinario», su «resistencia a la hegemonía militar» fueron exaltados tanto en la mayoría de los diarios de países occidentales, como de países árabes moderados. Pero también una gran inquietud fue señalada en las reacciones tanto de los editoriales periodísticos como de los políticos: «la apertura hacia el abismo», «hacia el caos político» y «la implosión de Pakistán», etc. La ONU se reunió urgentemente, para replegarse en la impotencia, precipitadamente. Y el porta voz del Departamento de Estado de EUA, ha condenado a la «quienes allí (...) intentan detener la construcción de una democracia» y Bush exhortaba a «Pakistán a honrar la memoria de Benazir Bhutto continuando el proceso democrático por el cual dio valerosamente su vida». En resumen, según la burguesía, Benazir Bhutto personificaba sola el esfuerzo de un paìs que hace frente a una inestabilidad creciente. Su regreso había levantado toda una ola de esperanza sobre la posibilidad de poner un freno a la anarquía que gangrena un Estado cuyo ejército es cada vez más infiltrado por los islamistas radicales y que es poseedor del arma nuclear.
Así pues, 2007 dejó 800 muertes, principalmente a causa de atentados suicidas. Los talibanes hacen incursiones regulares en territorio paquistaní, en particular al noroeste donde se mata o inutiliza a soldados por centenares. Los 90,000 soldados concentrados en la frontera provocan una situación que solo los diez mil millones de dólares asignados al Estado paquistaní permitieron mantener bajo su control. Tan solo los conflictos religiosos entre Chiítas y Sunnitas, que dejaron 4000 muertes en 15 años, son una fuente cada día más abierta de violencia, conflictos en los cuales las tensiones cada vez más exacerbadas entre etnias vienen a hacer de Pakistán un nuevo polvorín. El asesinato de Benazir Bhutto vino a lanzar una nueva dosis de odio sobre el fuego de las disensiones entre Sindis (etnia de la familia Bhutto) y Pendjabis (cuyo territorio fue el teatro del atentado contra la exprimer Ministro).
Además, millones de Afganos se refugiaron en Pakistán, lo que viene a añadirse a la inestabilidad del país, y aunque se repatriaron alrededor de 2.3 millones de ellos en 2005, más de un millón aún permanecen allí.
El clima de sospecha y guerra larvada se generaliza en toda la clase política, expresando de manera aguda hábitos gángsteriles de la burguesía: por ejemplo, inmediatamente después del asesinato, se señaló la mano de Al Qaeda, pero al mismo tiempo los militares cercanos al poder fueron considerados también como organizadores potenciales del atentado.
Claramente, Pakistán es un país al límite de una explosión política, militar y socioétnica. El régimen tiene su parte de responsabilidad: corrupción generalizada, amistades con los talibanes, doble lenguaje con los Estados Unidos. Una política que a nadie agrada como: a cada vez menos a islamistas desde la masacre de la Mezquita roja el año pasado, sectores cada vez más amplios de un ejército dividido entre los partidarios islamistas y los clanes antiamericanos, a los occidentales desde la instauración del estado de energencia en el otoño de 2006 para preparar mejor su reelección a la Presidencia, hasta a los propios Estados Unidos para las cuales carece completamente de confianza en tanto «que aliado». Y es con todo ahora sobre este solo hombre político quien van a obligarse a que se apoye en el conflicto en Afganistán.
Cuando Estados Unidos lanzó su invasión a Afganistán en 2003, sirviéndose de la destrucción del World Trade Center (torres gemelas) y de la consigna «guerra contra el terrorismo» como pretexto, el apoyo de Pakistán les era necesario. EU le había prometido que sostendría las tribus hostiles a la Alianza del Norte, enemiga tradicional y barrera a la influencia paquistaní en Afganistán, pero esta promesa ha fracasado a causa de la influencia ganada por la Alianza del Norte en la situación que prevaleció después de la derrota de los talibanes. ¡Sin embargo, la ayuda de Pakistán a Estados Unidos no se había obtenido inicialmente más que bajo la amenaza de Bush de bombardear el país a tal punto que este volvería «a la edad de piedra»! si no le daba «voluntariamente» su apoyo para la guerra en Afganistán. El demócrata Barack Obama recordó esta amenaza por otra parte más o menos recientemente en la campaña presidencial actual, indicando que los Estados Unidos podían siempre bombardear los bastiones de Al qaeda en Pakistán sin permiso alguno; ¡a lo que el Presidente Musharraf respondió que consideraría tales ataques como ataques enemigos!
Por ello, con el fin de intentar encontrar un apoyo más fiable en el seno del Estado, dando al mismo tiempo un barniz «más democrático» a la alianza con Pakistán, y para intentar retrasar las devastadoras fuerzas centrífugas, EU había recurrido a Benazir Bhutto. Salida de una familia de políticos paquistaníes de larga tradición, vieja "loba" de la política puesto que por dos veces fue Primer Ministro, beneficiándose de un aura internacional de defensora patente de la «democracia», la dirigente del Partido del Pueblo Paquistaní fue vista más como una «fiel a Estados Unidos»[1]
Es en tanto que aliada, su vuelta al país se había organizado y alejado de Musharraf por la Administración americana en el objetivo de constituir una coalición que incluyera a «moderados», para mejorar las condiciones de apoyo a la política Estadounidense en Afganistán y Pakistán. Cualesquiera que sean los autores de este asesinato, la desaparición de Benazir Bhutto es pues un fracaso para la Casa Blanca en su cruzada contra el terrorismo. Ya atrapados en el caos iraquí y lejos de salir del cenagal afgano, Estados Unidos se encuentra de nuevo ante una agravación de su debilitamiento sobre la escena internacional.
Que EU se encuentre en el centro de una dificultad suplementaria con relación a Pakistán no significa sin embargo que este último pueda aprovecharse de tal situación. La cual no puede más que empeorar y acelerarse. El problema de fondo no está por otra parte en Musharraf. Se trata de una cuestión más amplia que toca el origen mismo de la fundación en 1947 del Estado paquistaní, dificultado en todos sentidos, presa múltiple de tensión belicosa, así como numerosas presiones internas y externas.
El conflicto congénito entre Pakistán y la India salta al primer plano. Es este conflicto que impulsó al Estado paquistaní a dotarse (bajo el impulso de Bhutto padre) del arma nuclear. Recordemos que las disensiones indo-paquistaníes sobre Cachemira y la carrera de armamentos nucleares entre estos dos países condujeron a la amenaza de guerra en 2002, y el riesgo real de utilización del arma atómica. Sólo bajo una potente presión de Estados Unidos el peligro de guerra se frenó, en tanto que este último temía que este conflicto obstaculizaría su propia perspectiva militar. Pero ningún de los problemas entre Islamabad y Nueva Delhi se ha solucionado. El curso al armamentismo entre los dos Estados ha tomado tales proporciones que se convirtieron en los dos principales canales de transferencia de armas hacia el tercer mundo en 2006, mientras tanto abastecen cada uno por su parte ataques terroristas y atentados ciegos, excitando el mas repugnante nacionalismo, el mayor menosprecio de las poblaciones que pretenden «liberar» del yugo del adversario
Pero es también en el marco de la confrontación entre los bloques Este-Oeste, en la época de la Guerra fría, que Pakistán desempeñó un papel importante en la guerra imperialista. Así pues, durante los años ochenta, Pakistán fue estratégicamente importante para la ayuda concedida por el bloque occidental a los Moujahidines, que combatían a la URSS en Afganistán. En esa época, estos grupos no tenían solo a Dios de su parte sino también los misiles Stinger norteamericanos de la CIA.
Globalmente, la situación estratégica de Pakistán no esta a su favor y sus posiciones se hacen muy complejas. Este país tiene en efecto fronteras importantes con Afganistán, al igual que con Irán, China y la India.
Obligado por la fuerza a apoyar a Estados Unidos en su «guerra contra el terrorismo», no puede al mismo tiempo ganar nada de esta lealtad, ya que se confronta a una convergencia de intereses entre India, su enemigo íntimo, y los Estados Unidos, el gran Jefe que le impone sus dictados. Por otra parte, su otro «protector», China, tiene por su parte apetitos imperialistas que la empujan al conflicto con la India y también con Norteamérica, lo que lo situa pues de frente a Washington. Todo esto con el fondo de una guerra con Afganistán que corroe literalmente al país y de una guerra larvada pero permanente con la India.
Cualquiera que sea el resultado de las elecciones de febrero, Pakistán no puede escaparse a una inestabilidad y a un caos crecientes que ciernen una amenaza adicional sobre el equilibrio de toda esta región del mundo.
Wilma (21 de enero)
[1] Retirada dos veces de sus funciones por corrupción, implicada en el asesinato de su propio hermano que se había convertido en 1992 en un rival potencial, por no citar más que estos dos ejemplos, ni que decir tiene su carrera política que puso de manifiesto que no tenía nada que envidiar a los golpes bajos de Nawaz Sharif y Pervez Musharraf.
La marcha de más de un millón de colombianos celebrada en Bogotá el 4 de febrero pasado y que fuera secundada por infinidad de acciones similares en varias ciudades del mundo, es producto del conflicto diplomático entre Colombia y Venezuela, después de la desautorización (21 de noviembre del 2007) a la mediación que Hugo Chávez llevaba a cabo, junto a algunos personajes políticos de oposición de la burguesía colombiana, entre el gobierno de Uribe y las FARC[1]; un cierto arbitraje que desde agosto del 2007 se llamó "Acuerdo Humanitario" que consistía en intercambiar rehenes en poder de la guerrilla por integrantes propios hechos prisioneros en cárceles del país y de EU. Tales manifestaciones masivas evidentemente fueron propiciadas y manipuladas por el gobierno de Álvaro Uribe quien atiza la rabia y la indignación de la población en general por los secuestros, los asesinatos y la situación de terror interminable, queriendo endosarlos todos a la guerrilla intentando retomar la iniciativa para pasar a la ofensiva y escondiendo el hecho de que el mismo gobierno, su ejército y los grupos paramilitares a su cobijo son copartícipes también completamente de la situación de terror que se vive en el país andino.
Evidentemente, los medios de la burguesía difundieron en todo el mundo las noticias, las imágenes, los testimonios y las llamadas pruebas de supervivencia de los rehenes, sobrecogedoras y aterrorizantes. Pero lo peor es el mensaje explícito e incisivo que se recalca como principal contenido es este: las organizaciones marxistas secuestran, torturan, asesinan, roban... y por tanto hay que exterminarlas. Las mismas FARC se autoproclaman marxistas lo que parecería confirmar lo dicho; sin embargo, tras estos hechos y las elucubraciones ofrecidas tan comedidamente por toda suerte de "expertos" de la burguesía, el proletariado cuenta con la única explicación libre de prejuicios ideológicos y que por lo tanto puede aportar una verdadera claridad para la clase obrera.
El mito revolucionario que se arrogan las FARC no resiste la prueba del único método marxista que caracteriza como burguesa a esta organización debido a su:
- Origen: desde 1964 en que surgieron como el brazo armado del Partido Comunista Colombiano, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP) se posicionaron como continuadores de la contrarrevolución estalinista, es decir, como un engendro de la burguesía cuya acta de nacimiento se adornó con la ideología marxista-leninista que es otra criatura aberrante del estalinismo[2].
- Programa[3]: barnizados con declaraciones grandilocuentes de "acabar con las desigualdades sociales, políticas y económicas mediante la intervención militar y el establecimiento de un Estado marxista-leninista y bolivariano", sus objetivos son: "tomar el poder para cambiar al régimen oligárquico por uno genuinamente nacionalista", "recuperar la soberanía nacional", "el establecimiento de un régimen político democrático que garantice la paz con justicia social, el respeto a los derechos humanos y un desarrollo económico con bienestar para todos los que viven en Colombia". Es decir, los mismos de las guerrillas de los setenta del siglo pasado en esa región de América Latina; en términos llanos, la más pura y abyecta defensa de la nación y la economía burguesas, o sea, del perfeccionamiento de la explotación y de la opresión. No es una casualidad ni un "error" el que el programa de las FARC-EP termine con una arenga a "los campesinos, obreros, empleados, estudiantes, pequeños industriales y comerciantes, a la burguesía nacional que esté dispuesta a combatir contra el imperialismo, a los intelectuales demócratas y revolucionarios, a todos los partidos y corrientes de izquierda y de centro (...) por un gobierno democrático y de Liberación Nacional"[4].
- Práctica: su actuación política desde sus inicios ha sido exactamente la de las capas y clases desesperadas y sin porvenir: la definida "práctica heroica y ejemplar", que no son sino acciones minoritarias producto de la desesperanza, cuando no acciones auspiciadas por alguna fuerza imperialista para debilitar a la fracción dominante de la región (en este caso EUA). Esta nunca ha aportado alternativa alguna ni mucho menos ha servido para detonar la lucha del proletariado sino al contrario, le contamina la ilusión de que habría un camino diferente a la lucha de clases. Es esta práctica política la que corresponde en términos generales a la pequeña burguesía y que consiste en acciones voluntaristas de pequeñas minorías o de individuos aislados y que además no está dirigida contra la sociedad capitalista sino contra algunos individuos representativos de algunas instituciones, lo que acaba en "venganzas", "ajustes de cuentas", "escarmientos", etc. Pero además, habiendo surgido así las FARC-EP, a la vuelta de los años su naturaleza burguesa no sólo se ha confirmado con creces sino que ha tomado otras características que se han sumado a su origen "romántico" y "trasnochado" como la "guerrilla más antigua del mundo". En efecto, sus acciones guerrilleras, los atentados, los asesinatos, los secuestros con fines políticos o de extorsión, se han combinado en los últimos años con actividades de narcotráfico (del cual se calcula que obtiene cerca del 80% de su financiamiento)[5]. En fin, toda una máquina capitalista que compite con el Estado oficial colombiano por la obtención de las mayores ganancias (las FARC mismas funcionan como un Estado en el territorio que controlan).
Diametralmente opuesta se encuentra la práctica de la clase obrera, como ya lo hemos definido: "la lucha del proletariado como toda lucha social es necesariamente violenta, pero la práctica de su violencia es tan diferente de la violencia de las demás clases como diferentes son su proyecto y sus metas. Su práctica, incluida la de la violencia, es acción de amplias masas y no de minorías (...) la violencia revolucionaria del proletariado no podrá tener jamás la monstruosa forma del terror típica de la dominación capitalista, ni la forma del terrorismo impotente de la pequeña burguesía. Su fuerza invencible no se basa tanto en la fuerza física y militar, y menos aún en la represión, y sí, en cambio, en su capacidad para la movilización de masas, para asociar a la mayoría de las capas y clases trabajadoras no proletarias a la lucha contra la barbarie capitalista. Su fuerza reside en su toma de conciencia y en su capacidad para organizarse de manera autónoma y unitaria (...) Esas son las armas fundamentales de la práctica y de la violencia del proletariado"[6].
El "Acuerdo Humanitario" que mencionamos arriba terminó necesariamente en un desaguisado pues ambas partes se empecinan, como es obvio, en promover sus propios intereses políticos, económicos y militares. Pero además debemos integrar otro factor, el de la injerencia imperialista tanto de los EU como de las potencias de Europa y de Asia. Lo analizamos ya anteriormente, las potencias rivales de EU buscan afanosamente atizar la inestabilidad política en el traspatio de los EUA para intentar fortalecer su propia política imperialista; de este modo hemos visto cómo algunas potencias europeas, asiáticas y hasta árabes al lado de Chávez se han dedicado a explotar la vena nacionalista anti-norteamericana procurando un mejor acomodo en la guerra económica pero sobre todo en la arena inter-imperialista. "Así, teniendo como pretexto el combate al narcotráfico y a la guerrilla colombiana (que vienen saliéndose de su control y abriendo pautas para el desarrollo o intervención del capital europeo) el gobierno de los EU ha implementado un proceso de militarización, con el que de paso ‘recordará' a la burguesía de la región cuál es la alineación política que debe seguir, porque esta presencia militar es una amenaza viva para las expresiones anti EUA (...) que busca mantener bajo control el cono sur, abriendo el cerco a partir de Colombia."[7].
En este contexto, el desafío del llamado chavismo (otro "ismo" ideológico burgués), que se ha convertido en un factor de desestabilización en la región, fue inaceptable para la alineación Uribe/EUA pues consideró que el protagonismo de las FARC-EP-Hugo Chávez/Europa-Asia retomarían la iniciativa e impondrían sus propias condiciones en este asunto, en particular, el protagonismo de Chávez (su exigencia de reconocer la "beligerancia" de las FARC-EP y lo que conlleva en términos de diplomacia política internacional en el terreno de los bandidos imperialistas) era ya tan peligroso que Uribe-EUA le impidieron seguir mediando con diversos pretextos. Se trata, pues, de cálculos pura y simplemente geopolíticos: el cálculo de la burguesía, de todas las ideologías en la era del imperialismo. ¿Y los dramas de la militarización, los secuestros, las extorsiones, el horror cotidiano?... ¡Todo lo inaudito es poco ante las exigencias del capitalismo!
Atrapada en medio de los tres frentes que generalizan el horror: Las FARC-EP con sus acciones terroristas, el ejército y la policía estatales actuando como cuerpos de ocupación y los paramilitares que aterrorizan también matando a diestra y siniestra, la gran mayoría de la población colombiana, en particular los proletarios, los campesinos y el resto de las clases explotadas, vive una cotidianidad dominada por el terror y la penuria requerida a cada momento para apoyar a los bandos burgueses en pugna; incluso, centenares de miles de ellos han sido obligados a abandonar sus lugares de origen convirtiéndose en desplazados internos. En medio de esta situación tan desesperante, el proletariado debe mostrar a las otras clases y capas no explotadoras, la única alternativa que existe, la lucha de la clases contra el capital, contra todas las fracciones de la clase burguesa, contra la junta que comanda las FARC-EP, contra la clase patronal en su conjunto representada en el Estado que dirige Uribe; debe demostrarles que no existe actualmente alternativa alguna de luchas intermedias o luchas por libertades democráticas, que todas estas trampas sólo buscan evitar la confrontación verdadera entre el trabajo y el capital, para continuar perpetuando el sistema de dominación capitalista.
RR/febrero del 2008
Notas:
[1] Que opera no sólo en Colombia sino también en las regiones fronterizas de Venezuela, Ecuador, Panamá y Perú, dominan gran parte del territorio colombiano y cuentan con un ejército enorme (según estimaciones de 17 000 a 20 000 efectivos, muchos de los cuales se reclutan a la fuerza entre los jóvenes campesinos).
[2] El ELN, otro grupo guerrillero de Colombia, también se creó a mediados de los 60 del siglo XX, e igualmente se inspiró en el estalinismo, en particular, en la mal llamada "revolución cubana" de 1959. Ver artículo al respecto en este número.
[3] Proclamado el 20 de Julio de 1 964, corregido y ampliado por la octava conferencia nacional de las FARC-EP, Abril 2 de 1 993, para reafirmar por enésima ocasión su carácter burgués.
[4] Ver https://www.bolivarsomostodos.org [395]. Y para una denuncia del nacionalismo y las luchas de liberación nacional, ver nuestro folleto Nacion o Clase en www.internationalism.org [335].
[5] Aunque algunos fieles defensores se apresuran a "aclarar" que no lo obtienen tanto del cultivo, trasiego y venta sino "sólo", por ejemplo, del cobro de... permisos o impuestos para operar. Los Capos de los cárteles también obtienen pingües ganancias de esta práctica, pero sus pretensiones ideológicas son más prosaicas.
[6] Ver Resolución sobre el terror, terrorismo y violencia de clase" en www.internationalism.org [335]
[7] Se trata, claro, del llamado "Plan Colombia (Pl-Co), que en sus inicios (1998) se llamó "Plan de desarrollo del sur de Colombia". Ver RM 81, jul-ago 2004)
El ruido de bombos y platillos sobre las elecciones primarias de New Hampshire de Iowa es abrumador. Pero sigue siendo demasiado pronto para decir qué consenso emergerá en los círculos dominantes de la clase gobernante americana sobre la división política del trabajo que sirva lo mejor posible a sus intereses en el período por venir. Sin embargo, es claro que lo que está en juego para el capitalismo norteamericano en las próximas elecciones presidenciales son: a) un corte con las desastrosas políticas imperialistas de la administración de Bush para restablecer de manera significativa la autoridad norteamericana a nivel internacional, y b) una restauración total de la mistificación democrática, que ha sido terriblemente dañada desde el año 2000.
Desde antes de las elecciones de noviembre, la burguesía ha dado grandes pasos para establecer el escenario para llevar a cabo un completo enderezamiento de la catastrófica política imperialista llevada a cabo por la administración de Bush. Virtualmente con todos los neo-conservadores traídos desde la actual administración y la dimisión forzada de su aliado cercano, el anterior Secretario de la Defensa Donald Rumsfeld, el vice presidente Dick Cheney es esencialmente el único partidario restante de la línea dura en los círculos internos de la administración. La eterna burocracia en el Departamento de Estado, el Departamento de la Defensa, y la CIA, que representa la continuidad de la política imperialista norteamericana a través de las administraciones Democrática y Republicana desde el colapso de bloque ruso en 1989, está ejerciendo cada vez más su influencia en Washington. La neutralización de la campaña inspirada en Cheney para provocar otra guerra preventiva, esta vez contra Irán, es testimonio del poder de esta vieja burocracia. Los oficiales del servicio de relaciones exteriores se han opuesto hasta ahora a los planes de guerra considerándola como otra política irracional que aislaría aún más al imperialismo de los EUA en el plano internacional. Los líderes militares se dieron cuenta dolorosamente que las fuerzas norteamericanas están ya demasiado mermadas para sostener un tercer frente en cualquier otro escenario. Además, la burocracia del Departamento de Inteligencia, enferma y cansada de tener su Cuerpo de Inteligencia manipulado y maniatado por Cheney y los neo-conservadores con consecuencias desastrosas, dio el beso de la muerte a la política guerrera de la administración respecto a Irán, dando a conocer los resultados de las Estimaciones de la Inteligencia Nacional que muestran que Irán había abandonado su programa de armas nucleares desde hace tres años, eliminando así los argumentos de la política bélica de la administración de Bush.
Esto plantea la etapa para una realineación aún de mayor envergadura de la política imperialista, sin importar quién gane en la Casa Blanca en noviembre. Es quizás significativo que Huckabee, el sorpresivo ganador en las elecciones en la Iowa republicana, fuera el único candidato que denunció la política extranjera de Bush como «producto de una mentalidad arrogante, y de bunker». De la misma forma, en la competencia en el partido democrático, Obama, que ha emergido como el principal contrincante de Clinton, era el único candidato que podía clamar que desde el principio él se había opuesto a la guerra en Irak. Sin importar quién gane la nominación, parece que está haciendo progresos significativos la lucha de la fracción dominante de la burguesía para lograr una política imperialista más sofisticada, más «multilateral» que disminuya el aislamiento cada vez mayor del imperialismo americano y restablezca su autoridad en el plano internacional.
Inicialmente parecía que la elección de 2006 constituía un fortalecimiento de una mistificación electoral que había sido opacada gravemente tanto por la elección presidencial robada de 2000 y por la incapacidad de la clase dominante norteamericana para lograr su consenso tardío en 2004 con la necesidad de elegir como presidente a John Kerry. Por el contrario, la elección de 2006 que puso a los demócratas en el control de ambas casas del Congreso, fue retratada en los medios de difusión capitalistas y por políticos prominentes en los dos partidos más importantes, como expresión de la voluntad política del pueblo norteamericano para un fin a la guerra en Irak, para un cambio en la dirección política a nivel nacional. Los políticos y los expertos en política lanzaron igualmente frases como «una oscilación en el péndulo político», y un «enorme soplo al Partido Republicano», y había creciente aceptación de la noción según la cual los Republicanos estaban destinados a tomar el papel de la oposición política futura división política del trabajo. Durante algún tiempo parecía verdaderamente como si la confianza pública dolorida, erosionada en el proceso electoral, hubiera sido restaurada en la población en general, incluyendo la clase obrera. Pero esto demostró ser de breve duración puesto que la incapacidad de los Demócratas de superar la resistencia continuada de la administración de Bush para terminar la guerra, revivió el escepticismo sobre la eficacia del parlamentarismo como medio de expresar la «voluntad popular.» Las encuestas de la opinión pública mostraron que los grados de aceptación tanto para Bush como para el congreso alcanzaban los niveles bajos llegando al 29%. El electorado estaba harto tanto de los Demócratas como de los Republicanos.
La burguesía necesita desesperadamente las elecciones de 2008 para restablecer su trampa ideológica central, la idea que la participación en las elecciones es el medio para alcanzar el cambio pacífico en la dirección de la sociedad. Malgastando el fruto de sus elecciones en 2006 tan rápidamente y dada la dificultad persistente de las fracciones dominantes de la burguesía para controlar el proceso electoral en el contexto del empeoramiento de la descomposición social, no está claro si la clase dominante tendrá éxito en el fortalecimiento de la mistificación democrática.
Detectando la victoria inevitable en las encuestas, los políticos Demócratas con ambiciones presidenciales comenzaron el circo electoral tan temprano esta vez que introducen el peligro potencial de una destrucción mutua entre los prospectos políticos para el momento en que las elecciones primarias estén terminando. Al empezar a montar una ola de marea de oposición a la guerra en Irak, la mayor parte de los principales candidatos Demócratas ahora reconocen abiertamente que un retiro cercano de las tropas es imposible y predicen que las tropas tendrán que permanecer en Irak todavía por bastante tiempo.
Los políticos prominentes de ambos partidos están ponderando abiertamente si el sistema bipartito tradicional ya está demasiado gravemente maltratado o roto para servir con eficacia a los intereses políticos de la clase dominante y están considerando el apoyo para un candidato independiente serio. En su llamado para una conferencia de dos días en Oklahoma a principios de enero, el senador demócrata anterior, Sam Nunn de Georgia, que sirvió como presidente del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado y el anterior senador demócrata, David L. Boren de Oklahoma, que sirvió como el presidente del Comité de Inteligencia del Senado escribieron: «Somos hoy una casa dividida. Creemos que el próximo presidente debe ser capaz de llamar para una unidad de esfuerzos eligiendo el mejor talento disponible -sin consideración alguna hacia cualquier partido político- para ayudar a dirigir nuestra nación». Ellos continuaron diciendo: «Lo más importante, debemos comenzar a restaurar nuestra situación, influencia y credibilidad en el mundo». Otros participantes prominentes como el anterior senador demócrata de los EUA, Charles S. Robb de Virginia (yerno del presidente Lyndon Johnson); Bill Brock, anterior presidente del Partido Republicano, el anterior senador de Tennessee; Jim Leach, un anterior miembro republicano del Congreso de Iowa; el anterior candidato demócrata presidencial Gary Hart, que también sirvió en el Senado de los EUA; el saliente senador republicano, Chuck Hagel de Nebraska, que sirvió en el Comité de Asuntos Exteriores del senado y denunció la política hacia Irak de la administración Bush como el error más grande de la política extranjera de la historia norteamericana; y el ex-demócrata, ex republicano alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, un multimillonario listo y capaz no sólo de ofrecerse como el candidato sino también capaz de gastar 1 billón de sus 12 billones de dólares de sua fortuna personal para financiar la campaña.
Cualquiera que sea el resultado, las previsiones son altas para la burguesía, y no significa otra cosa para la clase obrera más que estará sujeta a una propaganda política más finamente templada para manipularla, para hacerla aceptar las políticas de austeridad; para hacer que lleve en las espaldas la parte más pesada de la crisis económica y de la política imperialista que asegura más muertos para defender este sistema de explotación. La clase trabajadora no tiene nada que ganar con las elecciones. Sólo el desarrollo de sus luchas forjará la unidad y la conciencia necesarias para cambiar su situación.
Jerry Grevin/ 5-enero-2008.
Con motivo del aniversario de la Revolución rusa de octubre de 1917, los plumíferos de la clase dominante nos sirven regularmente el mismo estribillo: el dictador Stalin sería el heredero de Lenin; sus crímenes eran las consecuencias ineludibles de la política de los bolcheviques a partir de 1917. Moraleja: la revolución comunista no puede conducir sino al terror del Estalinismo.
Son los hombres quienes hacen la historia, pero la hacen en circunstancias determinadas que pesan necesariamente sobre sus actos. Así pues, la principal causa de la instauración de un régimen de terror en la URSS fue el aislamiento trágico de la Revolución de octubre de 1917, ya que, como lo decía Engels en 1847, en sus «Principios del comunismo», la revolución proletaria no puede ser victoriosa más que a escala mundial: «La revolución comunista (...) no será una revolución puramente nacional; se producirá al mismo tiempo en todos los países civilizados (...) ella ejercerá también sobre todos los demás países del globo una repercusión considerable y transformará completamente y acelerará el curso de su desarrollo. Es una revolución universal; tendrá, por lo tanto, un terreno universal.»
La Revolución rusa no fue vencida por las fuerzas armadas de la burguesía, durante la guerra civil (1918-1920), sino del interior, por la identificación progresiva del Partido bolchevique en el Estado. Es lo que permitió a la burguesía extender la mayor mentira de la historia que consiste o en presentar la URSS como un Estado proletario, para hacer creer que toda revolución proletaria no puede conducir sino a un régimen de tipo Estalinista.
Contrariamente a lo que afirman los ideólogos de la burguesía, no había continuidad entre la política de Lenin y la efectuada por Stalin después de la muerte de aquel. La diferencia fundamental que los separaba residía en la cuestión clave del internacionalismo. La tesis del «socialismo en un solo país», adoptada por Stalin en 1925, constituye una verdadera traición de los principios básicos de la lucha proletaria y la revolución comunista. En particular, esta tesis, presentada por Stalin como uno de los «principios del leninismo», constituye exactamente lo contrario de la posición de Lenin. El internacionalismo intransigente de Lenin, señala su adhesión total al combate del proletariado para su emancipación, es un constante de toda su vida. Su internacionalismo no se apagó con la victoria de la revolución rusa en octubre de 1917. Al contrario, concibe ésta solamente como primer paso y escalón de la revolución mundial: «La Revolución rusa no es más que un destacamento del ejército socialista mundial, y el éxito y el triunfo de la revolución que realizamos dependen de la acción de este ejército. Es un hecho de que a nadie entre nosotros olvida (...). el proletariado ruso tienen conciencia de su aislamiento revolucionario, y el ve claramente que su victoria tiene por condición indispensable y premisa fundamental, la intervención unida de los obreros del mundo entero.» («Informe a la Conferencia de los Comités de fábricas de la provincia de Moscú», 23 de julio de 1918).
Es para eso que Lenin desempeñó un papel determinante, con Trotsky, en la fundación del Internacional comunista (IC), en marzo de 1919, en particular, es Lenin quien vuelve de nuevo a redactar uno de los textos fundamentales del congreso de fundación de las IC: las «Tesis sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado». En tiempos de Lenin, la IC no tenía nada que ver con lo que pasó a ser más tarde bajo el control de Stalin: un instrumento de la diplomacia del Estado capitalista ruso y la punta de lanza de la contrarrevolución a escala mundial. Contrariamente a Lenin, Stalin afirmaba que era posible construir el socialismo en un solo país. Esta política nacionalista de defensa de la «patria del socialismo» en Rusia constituyó una traición de los principios proletarios enunciados por Marx y Engels en el Manifiesto Comunista: "Los proletarios no tienen patria", "Proletarios de todos los países uníos!". Esta política sirvió para justificar el refuerzo del capitalismo de Estado en URSS con el acceso a las rienda del poder de una clase de privilegiados, la burocracia, que vivía de la explotación salvaje de la clase obrera. Stalin era el brazo armado y la figura de proa de la contrarrevolución.
Si él pudo ser el verdugo de la Revolución rusa, es porque tenía algunas características de personalidad que lo volvían más apto que los otros miembros del Partido bolchevique que debían desempeñar este papel. Son precisamente estas características de personalidad de que Lenin ha señalado en su testamento:
«el camarada Stalin al convertirse en Secretario Genera ha concentrado un poder inmenso entre sus manos y no estoy seguro que él sepa siempre utilizarlo con suficientemente prudencia (...)» y en una posdata, redactada la víspera de su muerte, Lenin añadirá: «Stalin es demasiado brutal, y este defecto, plenamente soportable en las relaciones entre nosotros, comunistas, se convierten en intolerables en la función de Secretario General. Esta es la razón por la que propongo a los camaradas reflexionar sobre la manera de desplazar a Stalin de este puesto y nombrar a su lugar a otra persona que se distinga de Stalin nada más que por una ventaja - es decir, sea más tolerante, más leal, más cortés y más atento hacia los camaradas, menos caprichoso, etc. Esta circunstancia puede parecer una bagatela poco importante, pero pienso que para prevenir una escisión, y desde el punto de vista de las relaciones entre Stalin y Trotsky que examiné más arriba, no es una bagatela, a menos que sea una bagatela que puede adquirir un significado decisivo»(Testamento de Lenin, 4 enero 1924).
A partir de mediados de los años veinte, Stalin va a efectuar una política de liquidación despiadada de todos los antiguos camaradas de Lenin utilizando en exceso los órganos de represión que el Partido bolchevique había establecido para resistir a los ejércitos blancos (en particular, la policía política, la Tchéka).
Después de la desaparición de Lenin en enero de 1924, Stalin se apresura a colocar a sus aliados en los puestos clave en el partido. Toma como principal objetivo a Trotsky, alter ego de Lenin durante la Revolución de octubre de 1917. Stalin se combina de manera oportunista con Bujarin que comete el error fatal de teorizar la posibilidad de construir el socialismo en un sólo país (más tarde, Stalin no tendrá ningún escrúpulo en hacer ejecutar a Bujarin).
A partir de 1923-24, toda una serie de divergencias aparecieron en el Partido bolchevique. Varias oposiciones se constituyeron incluida la más importante dirigida por Trotsky al cual se adjuntaron otros militantes de la vieja guardia bolchevique (en particular, Kamenev y Zinoviev). Con la subida de la burocracia en el partido, la Oposición de izquierda había comprendido que la Revolución rusa degeneraba. Stalin ocupaba un puesto clave. Controlaba el aparato del partido así como la promoción de los dirigentes. Esto es lo que le permitió poner sus hombres en puestos clave y transformar el Partido bolchevique en máquina demoledora de militantes. Él favoreció en particular la entrada en el partido de una gran masa de arribistas. Es sobre esta gente, que sólo pretendía hacer carrera en el aparato de Estado, que Stalin se apoyó.
Tenía en adelante las manos libres para establecer la gran purga en el partido, con el principal objetivo de separar de la dirección de éste a las principales figuras de la Revolución de Octubre (Kamenev, Zinoviev, Bujarin y sobre todo Trotsky) para liquidarlos finalmente a todos.
Progresivamente Stalin retira a Trotsky todas sus responsabilidades políticas hasta que lo hace expulsar del partido en 1927 y de Rusia en 1928. Es el período en que todos los opositores a Stalin y los sospechosos llenan los «gulag». Los Procesos de Moscú (1936-38) van a permitir a Stalin liquidar la vieja guardia bolchevique bajo el pretexto falaz de la caza a los «terroristas», a raíz del asesinato del jefe del partido de Leningrado, Sergueï Kirov, el 1 de diciembre de 1934.
Se persiguió, encarceló, y finalmente se exterminó a decenas de bolcheviques, en condiciones espantosas. Era el tiempo de la gran campaña Estalinista de denuncia de los «hitléro-Trotskystas». En nombre de su falta de «lealtad» hacia la «patria del socialismo», Stalin hizo también ejecutar a millares de militantes bolcheviques entre los más implicados en la Revolución de Octubre. Era necesario amordazar definitivamente a todos los que hubiesen guardado convicciones internacionalistas y comunistas. Era necesario borrar para siempre de la memoria lo que fue realmente octubre de 1917. Era necesario hacer desaparecer todos los testigos susceptibles de contradecir la historia «oficial» descubriendo su mayor mentira: la idea según la cual Stalin habría sido el albacea testamentario de Lenin, la idea de una «continuidad» entre la política de Lenin y la de Stalin.[1]
Ante la barbarie de la represión estalinista, ¿cuál fue la reacción de las grandes democracias occidentales? Cuando Stalin organizó, a partir de 1936, los innobles «juicios de Moscú», dónde se ven a los antiguos camaradas de Lenin, rotos por la tortura, acusarse de los crímenes más abyectos y reclamar ellos mismos un castigo ejemplar, esta misma prensa democrática a sueldo del capital deja entender «que no hay humo sin fuego» (aunque algunos Diarios pudieron emitir algunas tímidas críticas a la política de Stalin afirmando que «se exageraba»).
Es con la complicidad de la burguesía de las grandes potencias que Stalin realizó sus crímenes monstruosos, que exterminó, en sus prisiones y en sus campos de concentración, cientos de millares de comunistas, más de diez millones de obreros y campesinos. Y los sectores burgueses que hacen prueba del mayor celo en esta complicidad, son los sectores «democráticos» (y especialmente la socialdemocracia), los mismos sectores que hoy denuncian los crímenes con la más extrema virulencia y se presentan como modelos de virtud.
Es este régimen que se establece en Rusia, después de la muerte de Lenin y el aplastamiento de la revolución en Alemania (1918-23), no es más que una variante capitalista, e incluso la punta de lanza de la contrarrevolución, el que recibe un apoyo caluroso de todas las burguesías que habían combatido ferozmente algunos años antes, el poder soviético. En 1934, en efecto, estas mismas burguesías «democráticas» aceptan a la URSS en la Sociedad de las Naciones (el antepasado de la ONU) que los revolucionarios como Lenin había calificado de «cueva de ladrones» desde su fundación. Esto fue la señal de que Stalin se convirtió en un «bolchevique respetable» a los ojos de la clase dominante de todos los países, la misma clase que presentaba a los bolcheviques de 1917 como bárbaros con el cuchillo entre los dientes. Los rufianes imperialistas reconocieron en este personaje a uno de los suyos. Los que, en adelante, sufren las persecuciones de toda la burguesía mundial, son los comunistas que se oponen al estalinismo.
Es en tal contexto internacional que Trotsky, fue expulsado de país en país, sometido a una vigilancia policial en todo momento, y que debe hacer frente a las campañas de calumnias más innobles que los estalinistas desencadenan contra él y que son repercutidas complacientemente por las burguesías del Occidente «democrático».
Pero allí donde la complicidad de las grandes potencias democráticas con Stalin resultó la más evidente, es en el hecho de que ninguno haya aceptado dar asilo a Trotsky cuando se le expulsó de Rusia. Por todas partes, se consideraba al antiguo dirigente del Ejército Rojo como persona no grata. El mundo había pasado a ser para Trotsky un planeta sin visa.
En su estancia en Francia en 1935, la inteligencia compuesta de periodistas y algunos miembros de la Academia francesa (como Georges Lecomte) llegaron incluso hasta hacer circular rumores según los cuales Trotsky estaba preparando un «golpe de Estado terrorista». A raíz de estos rumores, el Estado «democrático» francés expulsó a Trotsky. Para impedir que se librara de la policía política de Stalin, el gobierno noruego le ofrece temporalmente el asilo político, aunque termina por expulsarlo. Después de haber sido un errante más de diez años, el gobierno mexicano finalmente acoge a Trotsky en 1939. Después de una primera tentativa de asesinato por un comando dirigido por un pintor estalinista, Siqueiros, Trotsky fue asesinado el 20 de agosto de 1940 por un agente de Stalin, Ramón Mercader, que se había infiltrado en su ambiente seduciendo a una de las colaboradoras del viejo revolucionario.
Trotsky sucumbe bajo los golpes de la represión estalinista al momento mismo dónde comienza a reflexionar y comprender que la URSS no es un «Estado proletario con deformaciones burocráticas» tan querido de sus epígonos de la Cuarta Internacional (de las cuales hoy se reclaman algunas organizaciones «trotskistas»).
Este recordatorio de uno de los episodios más trágicos de la historia del siglo XX revela, si fuera aún necesario, que no hay ninguna continuidad sino una ruptura radical entre la política de Lenin y la de Stalin. Sobre su lecho de muerte, Lenin había visto justamente a Stalin concentrando demasiado poder entre sus manos[2]. Su reemplazo no habría cambiado el curso de la historia: otro dirigente de su calaña habría tomado el papel de verdugo de la Revolución. Pero si finalmente se impuso, es que su personalidad lo hizo el más apto para hacer este papel al igual que la de Hitler le valió los favores de la burguesía alemana ávida de venganza después de su derrota de 1918 y después del miedo que había probado ante la revolución proletaria entre 1918 y 1923.
Contrariamente a las mentiras extendidas en exceso por la propaganda «democrática», el gusano no estaba en el fruto a partir de octubre de 1917. El bolchevismo, en sus orígenes no contenía, en germen, el terror del estalinismo. Es hasta el aplastamiento de la revolución en Alemania que se abrió la vía real a la contrarrevolución en Rusia, así como la desaparición de Lenin el 20 de enero de 1924 suprimió uno de los últimos obstáculos a la influencia de Stalin sobre el Partido bolchevique. Este último se convirtió en el partido estalinista con la adopción de la teoría del «socialismo en un solo país». El bolchevismo pertenece al proletariado, no a su verdugo, el estalinismo.
Silvestre/20-enero-2008)
Notas:
[1] Para borrar todo rastro del pasado, Stalin intentó liquidar a los militantes extranjeros que residían en Rusia, tales como a Víctor Serge al que hizo encarcelar. Si se pudo salvar, fue gracias a una campaña de movilización internacional.
[2] Es por eso por otra parte que el médico de Lenin, por orden de Stalin, consideró que no era necesario prolongar su agonía y procedió a su eutanasia (este gesto «humanitario» tenía el «mérito» de impedir a Lenin dar sus últimas directivas relativas a las derivas del partido).
Hace 40 años, el 22 de marzo de 1968, comenzaba en con la ocupación de la universidad Nanterre en París los «acontecimientos del 68», que darían lugar manifestaciones radicales con enfrentamientos contra la policía, pero no era la primera vez, un año antes también estudiantes habían enfrentado con barricadas a las fuerzas policíacas, lo importante de esta ocasión es que se desarrolló también la mayor huelga de la historia del movimiento obrero internacional: más de 9 millones de trabajadores por cerca de un mes, esto fue lo que hizo excepcional este movimiento y no la movilización radicalizada de los estudiantes.
Desde de 22 de marzo se había creado una agrupación estudiantil llamada movimiento 22 de marzo (M22), influenciada por corrientes anarquistas trotskistas y maoístas y fue quien promovió esta ocupación de Nanterre para protestar contra la detención de un estudiante sospechoso haber participado en un atentado contra un American Express cuando se habían realizado manifestaciones violentas contra la guerra de Vietnam.
El M22 para continuar la agitación promovió una "jornada de universidad crítica", el rector entonces decidió cerrar la universidad, al reabrirse el 1 de abril la agitación continuó. Entonces los profesores de esta universidad reaccionaron de manera conservadora y 18 de ellos de «izquierda», solicitaron sanciones para los "agitadores". Empezaron a circular policías en la universidad, mientras que la prensa vocifera contra los "seudo estudiantes", L'Humanite periódico del PCF, también participa en esta campaña calificándolos como «falsos revolucionarios...», al servicio del poder gaullista.
Durante abril las trifulcas son cada vez más frecuentes entre estudiantes y grupos fascistas, por lo que autoridades universitarias y la policía cerraron Nanterre. Los estudiantes entonces se reunieron en la Sorbona para protestar contra este cierre y las medidas disciplinarias contra miembros del M22.
El 2 de mayo, el gobierno decide ocupar el Barrio Latino y cercar la universidad de la Sorbona y con ello las confrontaciones continúan en los días siguientes, con manifestaciones masivas a las que se han sumado alumnos de secundaria, incluso profesores, obreros y desempleados, exigiendo su reapertura y la liberación de los detenidos. El 7 de mayo por sorpresa recorren los Champs-Élysées, a unos pasos del palacio presidencial. La Internacional retumba bajo el Arco del Triunfo, símbolo del nacionalismo francés.
El 10 de mayo a las 2 de la mañana, la policía anti motín toma por asalto las barricadas construidas por los manifestantes, produciéndose confrontaciones de una extrema violencia, aunque los habitantes muestran su simpatía por los estudiantes, a las 6 de la mañana, «el orden reina» en el Barrio Latino.
El sábado 11 de mayo, se producen manifestaciones espontáneas por todas partes ya no son solamente estudiantes quienes expresan su indignación sino cientos de millares de manifestantes de todos los orígenes, en particular, de muchos jóvenes obreros. En provincia, numerosas universidades están ocupadas; se discute y se condena la salvaje represión a los manifestantes.
Entonces el Primer Ministro promete que a partir 13 de mayo, la policía se retiraría del Barrio Latino, la apertura de la Sorbona y la liberación de los encarcelados. El mismo día como por arte de magia, todas las centrales sindicales, incluido la CGT (que no había cesado de denunciar los estudiantes «izquierdistas»), llaman a la huelga y a manifestaciones para el 13 de mayo.
El 13 de mayo, se producen las manifestaciones más importantes desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Una de las consignas más coreadas fue: "¡diez años, ya basta!", en referencia a los 10 años de la vuelta de De Gaulle al poder. Por todas se discute sobre la represión pero se comienzan a abordar todos los problemas sociales: las condiciones de trabajo, la explotación, el futuro de la sociedad.
El 14 de mayo en Nantes, los obreros de Sud-Aviación, empujados por los más jóvenes, desencadenan una huelga espontánea y ocupan la fábrica... La clase obrera había comenzado a tomar el relevo de la lucha.
Queda claro que la agitación estudiantil en si misma no es la responsable de la amplitud de las movilizaciones, sino la acción represiva del gobierno. De hecho, las luchas de estudiantes en Francia, antes de la escalada de mayo de 68, fueron menos masivas o profundas que en otros países, en particular, en los Estados Unidos y Alemania.
En efecto, fue en EUA donde se desarrollan a partir de 1964, los movimientos más masivos y más significativos de este período. En la Universidad de Berkeley, en California, el conflicto estudiantil tomó un carácter masivo. La primera reivindicación que movilizó a los estudiantes fue la "libertad de palabra" en favor de la libertad de expresión política (en particular, contra la guerra de Vietnam y contra la segregación racial). Las autoridades reaccionan de manera extremadamente represiva, contra la ocupación pacífica de los locales, con 800 detenciones.
El movimiento va desarrollarse en masa y a radicalizarse en los años siguientes en torno a la protesta contra la segregación racial, por la defensa de los derechos de las mujeres y sobre todo contra la guerra de Vietnam. Del 23 al 30 de abril de 1968, la Universidad de Columbia, en Nueva York, es ocupada, en protesta contra la contribución de sus departamentos a las actividades del Pentágono y en solidaridad con los habitantes del gueto negro vecino de Harlem.
Mucho otros países van a conocer rebeliones estudiantiles similares en acciones en el curso de este período: Japón, Gran Bretaña, Italia, España, Alemania durante varias semanas, antes de que las miradas se vuelvan hacia Francia, fue el principal polo del movimiento estudiantil, Esta lista es obviamente lejos ser exhaustiva muchos países de la periferia del capitalismo son afectados también por movimientos estudiantiles durante el año 1968 (como Brasil o Turquía, entre otros). Es necesario sin embargo mencionar el que se desarrolla en México al final del verano y que el Gobierno decide aplastar sangrientamente el 2 de octubre en la Plaza de la Tres Culturas (Tlatelolco) en México, para que los Juegos Olímpicos pudiesen desarrollarse «en calma» a partir del 12 de octubre.
Lo que caracteriza al conjunto de estos movimientos, es, el rechazo de la guerra de Vietnam. Pero, mientras que los partidos estalinistas, aliados al régimen de Hanoi y Moscú, habrían debido lógicamente encontrarse a su cabeza, como fue el caso en los movimientos antiguerra en la guerra de Corea a principios de los años cincuenta, esta vez de ninguna manera fue el caso. Al contrario, estos partidos no tienen prácticamente ninguna influencia y, a menudo, están en completa oposición contra estos movimientos.
No fue una casualidad que en EUA comenzaran a desarrollarse las rebeliones estudiantiles, la juventud norteamericana se enfrentaba de manera directa e inmediata a la cuestión de la guerra puesto que a ella se le enviaba para defender el "mundo libre".
Sin embargo, como en muchos países más tarde, en particular, en Francia en 1968, fue la represión contra las primeras manifestaciones lo que constituyó un factor importante del paso del "poder de las flores" y del "haz el amor no la guerra" a la radicalización del movimiento dándose una perspectiva «revolucionaria» contra el capitalismo.
Su ideología en conjunto fue de lo más confusa con ingredientes anarquistas (como el culto de la libertad, en particular, de libertad sexual o el consumo drogas) pero también ingredientes estalinistas (Cuba o Albania eran considerados como ejemplos). Los nuevos «héroes» del movimiento no serian más Bob Dylan o Joan Baez, sino figuras como Ho Chi Minh (viejo miembro del aparato estalinoide, pero más presentable y teórico) y más aún al romántico Che Guevara (otro miembro de un partido estalinista «exótico») o de Ángela Davis (también miembro del partido estalinista americano, pero que tenía la doble ventaja de ser negra y mujer), sin que esto conllevara paradójicamente, a que los partidos estalinistas fueran la dirección de los movimientos, pues, más bien estuvieron en su contra.
Estos movimientos no tenían un carácter de clase proletario. No es una casualidad, si uno de sus «teóricos», Herbert Marcuse, consideraba que la clase obrera había sido «integrada» y que las fuerzas de la revolución contra el capitalismo debían encontrarse entre otros sectores como los negros víctimas de la discriminación, los campesinos del tercer mundo o los intelectuales rebeldes.
El componente antiguerra de Vietnam y «libertario» se encuentra, en particular, en Alemania, donde el principal portavoz del movimiento, Rudi Dutschke, quien tenias como referencias ideológicas al «joven Marx» así como la Escuela de Frankfurt (donde hacía parte Marcuse), y también la Internacional Situacionista. La oposición extraparlamentaria alemana fue, en la víspera de los acontecimientos de mayo de 68 en Francia, la principal referencia en Europa de la rebelión estudiantil.
En Francia en 1968, las referencias a la guerra de Vietnam van ser rápidamente eclipsadas por toda una serie de lemas de inspiración situacionista o anarquista (o incluso surrealista), "prohibido prohibir", "Seamos realistas, exijamos lo imposible", Amaos los unos sobre los otros, etc.
Las consignas, que se plantearon, indican claramente, una naturaleza de clase no proletaria, a pesar que en varios lugares (como en Italia y obviamente en Francia) hubo la voluntad establecer un puente con las luchas de clases trabajadora, sin embargo este "puente" planteaba una determinada condescendencia una fascinación hacia este ser mítico, el obrero en overol, héroe de las lecturas mal digeridas de los clásicos del marxismo.
El radicalismo « revolucionario» de la vanguardia de este movimiento, incluido el culto de la violencia promovido por algunos de sus sectores, es también otra ilustración de su carácter pequeño-burgués. Las preocupaciones revolucionarias estudiantiles de 1968 eran indiscutiblemente sinceras pero mucho se caracterizaban por el tercermundismo (guevarismo o maoísmo) si aún por el antifascismo, tenían una visión romántica de la revolución sin la menor idea del proceso real de desarrollo del movimiento de la clase obrera que la conduciría.
En Francia, para los estudiantes que se creían revolucionarios, el movimiento de mayo del 68 ya era la Revolución, y presentaban las barricadas como las herederas de las de 1848 y de la Comuna de 1871.
Uno de los componentes del movimiento fue el «conflicto de generaciones», la separación entre la joven generación y la de sus padres a la cual se dirigían múltiples críticas. En particular, debido a que esta generación había trabajado duro para intentar salir de la situación de miseria, resultante de la Segunda Guerra Mundial, se le acusaba preocuparse solo de un bienestar material. De ahí el éxito de sus fantasías sobre «la sociedad de consumo» y de lemas tales como «¡No trabajes nunca!».
Hija de una generación que había sufrido el látigo de la contrarrevolución, acusaba a sus padres de conformismo y sumisión a las exigencias del capitalismo. Recíprocamente, muchos padres no comprendían que sus hijos trataran con menosprecio los sacrificios que habían consentido para darles una mejor situación económica que la suya.
Sin embargo, también existía una verdadera determinación económica en la base de rebelión estudiantil de los sesenta. Por esa época no había una amenaza de desempleo o precariedad al final de los estudios como es el caso hoy día. Sin embargo la inquietud principal de la juventud estudiantil era no poder en adelante acceder al mismo estatuto social de la que se había beneficiado la generación anterior de universitarios.
En efecto, la generación de 1968 sería la primera a enfrentarse con una pasmosa brutalidad al fenómeno de "proletarización de los cuadros", fenómeno comenzado, incluso años antes de que la crisis abierta se manifestara, consecuencia de un aumento muy sensible del número de estudiantes en las universidades. Este aumento resultaba de las necesidades de la economía y también de la voluntad y la posibilidad de la generación de sus padres de proporcionar a sus hijos una situación económica y social superior al suyo. Es entre otras cosas esta «masificación» de la población estudiantil había causado el malestar creciente resultante de la permanencia en las universidades, confrontada a estructuras y prácticas heredadas de tiempos en que solamente una élite podía frecuentarlas, en particular, un fuerte autoritarismo.
Resumiendo las razones del movimiento estudiantil que comienza en 1964 se desarrolla en un período de «prosperidad» para el capitalismo, no son estrictamente las misas a partir de 1967 dónde la situación económica de éste ha comenzado a deteriorarse seriamente lo cual reforzaba el malestar de juventud estudiantil. Es esta una de las razones que permite comprender porqué este movimiento ha conocido en 1968 su apogeo, permitiendo fundamentalmente explicar porqué, en mayo de 1968, el movimiento de la clase obrera ha tomado el relevo. Lo que se verá en próximos artículos.
(Artículo resumido)
Fabienne, marzo 2008
Puedes encontrar una lista de artículos sobre esta gran experiencia en:
Hace 50 años, Mayo de 1968 https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4296/hace-50-an... [396]Las labores se reanudaron el lunes 14 de abril en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). La huelga más larga en la historia de esta universidad (64 días) donde el sindicato (SITUAM) llevó a los trabajadores a un agotamiento preventivo. Esta huelga recibió una publicidad sospechosa, casi cotidiana por parte de los medios de comunicación. Por el contrario, lo que hace la burguesía ante huelgas que pueden propagar un "mal ejemplo" es ocultar la información ("block out"), recordemos cómo la primavera francesa de las protestas estudiantiles de hace dos años sólo se conocieron en México hasta tres semanas después, cuando la burguesía francesa había logrado "criminalizar" las protestas, lo mismo pasó con las huelgas en el sistema de transporte de Nueva York en el 2007, y las recientes huelgas en Alemania parecen no existir en la "prensa libre". Si la huelga en la UAM recibió tantas "atenciones" por parte de los medios de comunicación es porque la burguesía trata de dar una "lección" al conjunto de trabajadores: "luchar no vale la pena". Pero si la gran maniobra sindical logro dispersar la combatividad y desmoralizar a los trabajadores de la UAM, el conjunto de los proletarios requiere hacer una reflexión para sacar las lecciones que le permita fortalecer su conciencia. ¿Qué lecciones podemos sacar de este movimiento?, ¿cómo debemos prepararnos para no caer en las mismas trampas sindicales en futuras huelgas?
Las derrotas de la clase obrera no son experiencias negativas ni tragedias estériles, son experiencias para el futuro a condición de sacar de cada una de ellas lecciones que nos armen como clase:
*Los sindicatos, "oficiales o independientes", son enemigos por igual del proletariado. Más allá de las intenciones de los individuos que integran esas estructuras, la historia ha sancionado con creces que los sindicatos no son más organizaciones de la clase obrera. En esta huelga que nos ocupa pudimos ver en acción a uno de los que se nombran "independientes". Con una buena dosis de radicalidad y de proclamarse los auténticos defensores de la clase, el SITUAM apareció bajo la bandera de un 35% de incremento salarial... para terminar en el 4.5% que ha sido una "media nacional". Esa radicalidad estuvo acompañada de una bien orquestada división que se iba atizando conforme el tiempo pasaba, división entre los que querían regresar al trabajo y los grupos que querían ir "hasta el final". Una huelga conducida por el sindicato en la división y el aislamiento no puede establecer una relación de fuerzas a su favor y termina aceptando "lo que les den".
*El aislamiento es una derrota anunciada. La fuerza de la clase obrera esta en su unidad, en su solidaridad en el combate. En cada huelga se plantea en filigrana el mismo dilema que se planteó a la revolución rusa de 1917: o se extiende geográfica y políticamente o perecerá ahogada. En esta ocasión el SITUAM cuidó muy bien de mantener aislados a los trabajadores y sometidos a sus lineamientos, este accionar impide que la solidaridad de trabajadores de otros sectores y fábricas se exprese y más aún que generalicen la consigna de aumento salarial. Agreguemos a esta treta del SITUAM (y la complicidad del resto de sindicatos), la de los medios de divulgación, que no dejaron de calumniar a los trabajadores tachándolos de "ambiciosos" e "irresponsables" que dejan a miles de alumnos sin clases (medios particularmente hipócritas ya que no dicen una palabra ante el futuro negro de desempleo y miseria que les espera a esos jóvenes una vez que egresen de las universidades). Una vez aislado, encajonado y controlado el descontento real, la derrota sólo era cuestión de tiempo. La "solidaridad sindical" es sólo el disfraz que oculta un olímpico encerramiento que no tiene posibilidades de conectarse con las luchas de otros explotados.
*Una huelga larga no es sinónimo de lucha efectiva. Tenemos en el movimiento obrero ejemplos de huelgas largas, casi heroicas, sin embargo ello no indica que es un buen modelo de combate. A veces es la misma burguesía la que les da largas para dar al resto de trabajadores una dura lección. En ocasiones las asambleas de trabajadores deberán decidir si van o no a la huelga, si existen o no condiciones para que otros trabajadores se sumen al combate; habrá momentos en que haya que empezar, ir solos pero con la convicción de que otros sectores deberán unirse. Lo importante es decidir colectivamente, sin los sindicatos, con qué medios y en qué condiciones nos vamos a la huelga. La cuestión del tiempo es pues relativa, lo central es mantener una dinámica donde una huelga se mantenga gracias al apoyo del conjunto de la clase, apoyo que es, sobre todo, un apoyo activo, político, en otras palabras, el mejor apoyo para una huelga es sumarse al combate estallando las huelgas en nuestros centros de trabajo y sumándonos de manera decidida a la movilización general. De esta manera estaremos en condiciones de ir generando un movimiento más amplio que haga retroceder los planes de la burguesía.
Cuando después de una huelga queda un sentimiento de desmoralización, de mayor división y la sensación de que "no sirvió de nada", lo más seguro es que estamos ante un excelente ejemplo de sabotaje sindical. No pocos son los que sacan como lección de esta huelga que se necesitan "sindicatos más adaptados", que vayan a tono con los" tiempos de reformas", esta no es sino una manera indirecta de seguir restregando a los trabajadores con la necesidad eterna de los sindicatos.
En esta ocasión no se sale de esta huelga con sentimientos de unidad, confianza y determinación, al contrario, es por ello que ya se baraja la idea de dividir incluso a los académicos de los administrativos y crear otro sindicato. Los obreros de todo el país hoy reciben el mensaje repetido hasta la saciedad: luchar no sirve de nada, dos meses de huelga en la UAM y lo único que consiguieron fue...¡perder un mes de sueldo! Este movimiento está siendo utilizado por los medios de comunicación como ejemplo preventivo, como una "lección anticipada" para inhibir a todos aquellos explotados que piensen lanzarse a una lucha contra los ataques que hoy nos llueven por todos lados.
La verdadera lección para los trabajadores es que tenemos que luchar, pero no con los sindicatos, no en el aislamiento.
Marsan. 14-04-08
A partir del anuncio de la denominada "reforma energética", que tiene como sustento la privatización y concesión de segmentos de la industria petrolera, se ha desatado toda una polémica dirigida por la burguesía, pretendiendo llevar a los trabajadores a tomar partido entre la privatización o el rescate del proyecto de la industria petrolera de propiedad estatal. Esta diferencia FORMAL entre proyectos, no significa que se presente una fracción burguesa "progresista y nacionalista" y otra "liberal y entreguista" (como lo pretende mostrar la prensa), ambas fracciones son igual de reaccionarias, sin embargo no definen una acuerdo que les permita establecer una propuesta homogénea para encarar a la crisis y con ello pretender relanzar el proceso de acumulación (y que les permitiría cumplir así con sus sueños de crecimiento continuo del PIB), pero además se enfrentan por definir cómo ha de distribuirse entre sus diferentes fracciones la renta generada por el petróleo (combinando en este reparto los amarres políticos y económicos con diferentes fuerzas imperialistas).
En este asunto, todas las fuerzas de la burguesía se han involucrado, aunque es a través de sus partidos y los medios de divulgación que tienden el tinglado. La propuesta privatizadora del gobierno de Calderón es apoyada, como es obvio, por su partido el PAN, pero también por el PRI (y sectores del PRD), lo cual ha dado oportunidad para que la mayoría del PRD con Obrador a la cabeza (y los demás partidos que forman el Frente Amplio Progresista) lancen proclamas con un tono radical, llamando a la defensa de la industria petrolera nacional, de la "soberanía" y de "la patria" (hay que ver el protagonismo que ha tomado el Congreso con la toma de la tribuna por el FAP). El escándalo que han formado ha logrado que las consignas patrioteras claramente burguesas sometan las preocupaciones y el coraje que a fines del 2007 e inicios de este año se notaba entre los trabajadores por el incremento de los precios, la elevación de impuestos, la aplicación de la ley del ISSSTE y la imposición de topes salariales. De esa manera la clase dominante ha logrado, por el momento, esterilizar el descontento al dirigirlo todo hacia la falsa disyuntiva entre privatizar o no. Este mismo ruido lleva a que sectores de proletarios, aún cuando pueden estar claros del significado burgués de las consignas patrioteras, sean envueltos por la idea de que su situación como explotados puede verse afectada, y así esa preocupación honesta, los conduce a suponer que para enfrentar la degradación de sus condiciones de vida, su lucha tiene que pasar forzosamente por una defensa, aunque indirecta, de la empresa estatal; incluso su preocupación es utilizada por la burguesía para llevarlos a suponer que un cambio de políticas o la activación de un proceso de "industrialización nacionalista", sustentado en un uso "racional" de los recursos, "transparente", respetuoso de la constitución y dirigido por el Estado podría mejorar la condición de los asalariados. Es un peligro que el proletariado sea desarmado políticamente y siga mansamente las consignas burguesas, ya que en vez de usar el descontento para colocarse a la ofensiva en la lucha de clases, queda sometido a los lineamientos de una fracción de la clase dominante. El proletariado no puede olvidar que el capitalismo tiene como objetivo central la ganancia y para protegerla requiere incrementar los niveles de explotación, por eso cuando la crisis se agudiza las políticas aplicadas tienden a golpear aún más, pero esto no se puede detener pugnando por una política mejor y un capitalismo "más humano", sino es indispensable luchar directamente en la defensa de las condiciones de vida, reconocer su condición de explotado y unificar sus luchas, después de todo, los trabajadores no tienen más armas para enfrentar al sistema que su ACCIONAR CONCIENTE Y MASIVO y su ORGANIZACIÓN.
El objetivo de las políticas de corte neoliberal (como antes lo fueron las de corte keynesiano) es, ante todo, enfrentar a la crisis capitalista, y para ello echan mano de medidas cada vez más brutales contra la clase obrera, por eso es claro que todas estas tienen implicaciones directas en la vida de los trabajadores, ha limitado los servicios médicos, la pensión y jubilación, aumenta ritmos de trabajo, restringe posibilidad de contar con empleo fijo, comprime salarios, desemplea de manera constante a masas de asalariados, y condena a la miseria y el hambre a millones; y la venta de las empresas estatales restringirá también la vida de los obreros, no sólo a los trabajadores de PEMEX, sino el conjunto de asalariados se verán golpeados, no porque le quitan su "patrimonio", sino simplemente porque el gobierno al perder la principal fuente de ingresos tendrá que implementar políticas de recorte. Esto no quiere decir que toda la renta generada por PEMEX se traslada como beneficio a la población trabajadora, si esto fuera cierto resultaría que el gasto de gobierno y el gobierno mismo viven para servir a los explotados. Aún estando PEMEX en manos del Estado se han implementado feroces programas que atentan contra la condición de vida de los trabajadores, pero suponer que es posible frenar estas medidas reciclando las viejas políticas populistas o nacionalistas (utilizada en otros años), significa sembrar esperanzas en el capitalismo e impedir que los trabajadores puedan comprender que ante la degradación de sus condiciones de vida el único camino que tienen es la unificación de sus luchas, y la orientación de sus consignas en un terreno de su clase, es decir, poniendo al centro la defensa del nivel de su salario y de sus condiciones de trabajo, rechazando cualquier intento por hacerlos abrazar una demanda ajena a sus intereses.
Es necesario no perder de vista que así como los procesos de nacionalización fueron mecanismos impulsados por la burguesía -a través de los diversos Estados-nación- para fomentar la acumulación capitalista, de la misma forma, ante la agudización de la crisis la clase dominante de forma desesperada busca crear, de manera un tanto ficticia, "nuevas" áreas de acumulación, sustentada en una mutilación del mismo Estado "liberando" así espacios económicos que el capital privado puede ocupar y dar así un breve respiro a sus dificultades económicas, aparentando con ello un relanzamiento de la economía. El mismo objetivo que movió a Lázaro Cárdenas en 1938 a nacionalizar y estatizar el petróleo, a saber: el impulso de la industrialización y la conexión de la economía mexicana con la industria de los EUA (que en ese momento de preparación de la 2ª Guerra requería los insumos energéticos necesarios), es el mismo que la burguesía actualmente, salvo que ahora es una medida desesperada dado que actualmente se vive una profunda crisis que alcanza 40 años de extensión.
El Estado en años anteriores se presentaba como propietario de medios de producción con el fin de organizar más adecuadamente el proceso de explotación, sin embargo las políticas económicas que implementa la clase dominante, no pueden desterrar de forma permanente las contradicciones internas con las que se desarrolla el capitalismo, por eso cuando la crisis económica, desde fines de los 60, vuelve a tomar dominio del escenario internacional, la misma burguesía que antes proclamara como la panacea a las nacionalizaciones y estatizaciones, desde la década de los 80 proclama la privatización como el mejor instrumento. Pero, pese a su empeño en suponer que esta política es su salvación, es sabido que la estrategia privatizadora no puede solucionar la crisis capitalista. Aunque aparenta (como decimos arriba) un "relanzamiento" de la economía, pronto se transforma en un peso extra para el propio sistema y un nuevo problema que se agrega, lo cual obliga al Estado a "rescatar" lo privatizado (ejemplo: la Banca, las carreteras, los ingenios, la industria del acero...).
En ese nivel, supeditar la lucha de los trabajadores a la disyuntiva: privatizar o no, es colocarla ante la elección de cual es la "mejor" forma de ser explotado.
En nombre de la defensa de la patria el aparato de izquierda del capital convoca a los trabajadores a defender el petróleo. Si se da en concesión el petróleo al capital privado o extranjero, nos dicen, se viola la constitución, se vulnera la soberanía, se entrega el patrimonio nacional y se traiciona a la patria, todos estos discursos intentan hacer que los proletarios olviden que son explotados y sus intereses no tienen nada que ver con la defensa de la patria burguesa, ni la constitución ni las instituciones del sistema responden a sus necesidades, y menos aún que les pertenecen las riquezas que su trabajo genera y que pasa a manos de un empresario individual o del Estado. Por eso, todos los trabajadores para enfrentar los golpes que el sistema le impone y que cada día degradan más su condición de vida y la de su familia, requieren unir su descontento, reconocer sus necesidades y las de sus hermanos de clase, y enfrentar al capital, sin permitir ser involucrados en luchas ajenas, como la defensa de PEMEX, en las que se convierten en simple carne de cañón sin posibilidad de reconocerse como la clase revolucionaria que está llamada a derrocar al capitalismo y llevar adelante su propio proyecto histórico.
Tatlin/15-abril-2008
Después de las elecciones internas del 16 de marzo pasado para elegir presidente nacional del Partido de la Revolución democrática (PRD), este organismo político de la burguesía resiente una de sus crisis más profundas desde que fue creado en 1989, a raíz de las pugnas irresolubles entre dos de sus tribus más importantes, los llamados chuchos y los pejistas, las cuales no ceden en sus pretensiones de apoderarse del partido y se acusan mutuamente de haber hecho fraude y del cochinero en que se han convertido los procesos electorales del PRD (casi para cerrar esta edición, las pugnas suben de color con la renuncia de los integrantes de la Comisión electoral de ese partido). Los medios del Estado aprovechan para desplegar una vez más su campaña democrática, llamando a rectificar los errores para así perfeccionar la democracia electoral; por todos lados se comenta si podría desaparecer el PRD, si debe reformarse, si la derecha entronizada en el gobierno federal los estaría liquidando, si sería un peligro el que quedara sólo la derecha y el PRI como las únicas alternativas para ser elegidas. Además, se oyen voces lamentándose de esta miseria cívica (La Jornada, 7 de abril del 2008) de un partido que debería mantener la esperanza de los desposeídos y que después de su quiebra moral dejaría en la orfandad política a millones de mexicanos, etc. Como siempre la propaganda burguesa, de todas las filias ideológicas, lo hace todo para esconder la realidad y evitar que la clase obrera tome conciencia cabal de los acontecimientos.
Este "debate" promovido en todos lados y a cada momento esconde el hecho de que los partidos políticos dentro del capitalismo son imprescindibles para la democracia burguesa, es decir, para su dictadura. Habiendo surgido primero en los países avanzados durante el siglo XVIII, a la par del establecimiento del marco político representativo y habiéndose consolidado en el siglo XIX a partir del desarrollo del parlamentarismo y la democratización del Estado liberal al extenderse el derecho del sufragio, resultados directos de la disgregación de la sociedad feudal y su paso a la sociedad industrial aportando formas de organización política que sustituyeran a las estamentarias, los partidos políticos de la burguesía; a la vuelta del siglo XX, a diferencia de la ascendencia del sistema cuando eran representantes de las clases dentro del Estado, se convierten con el advenimiento de la decadencia del sistema en los instrumentos del Estado encargados de hacer valer los intereses de la clase dominante dentro de la llamada sociedad civil, debido a la fuerza totalitaria del Estado que interviene a todos los niveles controlándolo todo. En este contexto, El poder político se desplaza del legislativo al ejecutivo y el parlamento burgués acabará siendo un cascarón vacío sin poder de decisión. En esta nueva situación los partidos y su participación en el juego parlamentario y electoral son sostenidos con descomunales cantidades de dinero por parte del Estado pues a través de este circo mantienen la mistificación ante el proletariado de que mediante la participación parlamentaria y electoral pueden mejorar y aún transformar su situación de miseria siempre creciente.
En México, aunque con marcadas diferencias, producto de su pasado colonial y de que su desarrollo capitalista se dio demasiado tarde con relación a las grandes metrópolis, podemos encontrar el mismo esquema durante el siglo XIX (estudio que abordaremos en el periodo que viene con motivo de los "festejos" de la burguesía por el bicentenario) y sobre todo en el siglo XX cuando el Estado nacional a partir de la creación del partido único de Estado el Partido Nacional Revolucionario (PNR-1929) y sus sucesores el Partido de la Revolución mexicana (PRM-1938), y el PRI (1948), y luego la promoción también desde algunos grupos de poder estatal del Partido Acción Nacional (PAN) en 1938 y a continuación el resto de partidos que suman casi medio centenar de siglas que en su momento formaron parte del abanico de fuerzas políticas de la burguesía para encuadrar a los trabajadores aunque, dado el régimen tan rígido del sistema político mexicano, el resto de los partidos sólo pululaban alrededor del PRI.
Desde el surgimiento del PRD lo ubicamos como un partido surgido desde las entrañas mismas del Estado mexicano como parte de todo el proyecto político (y también económico, que no vamos a tocar aquí) "modernizador" de la "transición democrática" que daría un impulso al nuevo juego de partidos y representó hace casi veinte años (mayo de 1989) el intento más serio de la burguesía para darse una izquierda más fuerte frente a las carencias perennes de tantos partidos que no habían logrado cuajar un producto aceptable hasta ese momento. Recuérdese cómo sus antecesores inmediatos el Partido Comunista Mexicano (PCM) y el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) se habían fusionado en el Partido Socialista Unificado de México (PSUM) y luego, en 1988, este último devendría en el Partido Mexicano Socialista (PMS), pero sin consolidar un partido y un liderazgo aceptable para arrastrar a las masas tras la mistificación electoral. El parto esperado fue en mayo de 1989 cuando buena parte del PMS junto con la "disidencia" del PRI (los Cárdenas, los Muñoz Ledos...) dieron lugar al PRD, registrándose en la Comisión Federal Electoral. La burguesía cantaba loas al nuevo partido de izquierda que vendría a renovar su fachada democrática tan desdibujada con más de sesenta años de partido único de Estado.
Sin embargo, muy pronto se manifestaron los genes del nuevo crío del Estado capitalista: las pugnas de los diversos grupos ("tribus") que integraron al partido, y que suman una decena aproximadamente, se han enfrascado desde el principio en una interminable competencia por la parte más jugosa del pastel, provocando un desgaste y un desprestigio importante de la izquierda. Esta situación se debe a no se sabe que atributo exclusivo de la izquierda mexicana como les gusta presentarlo a toda clase de ideólogos aduladores del sistema capitalista, sino que está determinada precisamente, primero, por la competencia capitalista por la parte del león y, ahora al unísono, por la descomposición capitalista que se ha convertido, desde hace ya veinte años, en la tendencia dominante de la sociedad capitalista y en particular de la vida política de la burguesía, manifestándose, como ya lo hemos evidenciado, en la impulsión profunda e irrefrenable al "sálvese quien pueda", al "cada quien a lo suyo", resultando en mayores dificultades para el Estado en cuanto a mantener la disciplina en sus partidos políticos para que prime el interés general de la burguesía por encima de los intereses de cada grupo. Pero no se crea que esta situación es privativa de la izquierda del capital sino que se presenta también en los otros partidos, baste revisar someramente su historia de los últimos años para corroborarlo (en RM hemos dado seguimiento a este fenómeno desde 1989, véase en particular RM 77, nov-dic 2003).
Concretando el análisis en el caso del PRD, su último desaguisado ilustra lo que hemos dicho: los dos grupos que polarizan las pugnas en su interior alineando tras de sí al resto, los Chuchos y los Amlos han chocado en una elección que muestra cómo todos los partidos de la burguesía tanto los de la derecha como los de la izquierda, utilizan los mismos mecanismos para conseguir sus objetivos, no se trata de un conflicto por cuestiones ideológicas distintas; el fraude es consustancial a la moral y la práctica de todas las fracciones de la burguesía y corresponde al Estado procurar las mejores pantallas para que sus activos políticos no se desprestigien demasiado; este antídoto lo encuentra, otra vez, en la campaña democrática poniendo por delante siempre los anhelos de una democracia madura a la cual toda la sociedad debería encaminarse, dado que en el pensamiento burgués la democracia es el sistema ideal al fin encontrado y al que es necesario perfeccionar indefinidamente, por los siglos de los siglos.
Dicho esto, hay que constatar que en este momento el conjunto del PRD está siendo expuesto a una abrumadora campaña de desprestigio de una parte del PAN que se imagina que debe saldar cuentas más bien con López Obrador, incapaz de comprender que este personaje es a todas luces el mayor activo, en este momento, de la izquierda de la burguesía; sin embargo, no es, por supuesto, la convicción general de la clase dominante, la cual, mediante su Estado, está obligada a rescatar al PRD pues no puede permitir que su ala de izquierda se hunda dado que es una pieza fundamental de su juego político parlamentario y electoral que tiene la función de mantener la ilusión en la clase trabajadora de que son los diputados y senadores de los partidos de izquierda quienes defienden sus intereses en el Congreso de la Unión y que, también, son los personajes de la izquierda quienes encarnan sus intereses y anhelos en las elecciones que periódicamente organiza el Estado burgués para renovar la esperanza de los explotados de que es a través del voto democrático que se puede elegir a un gobernante o representante de su clase para mejorar sus condiciones de vida. ¡Que se recuerden esas promesas e ilusiones de los últimos cien años!
El Estado mexicano está obligado a robustecer a su izquierda, arma insustituible, junto con los sindicatos, para mantener su dominio de clase. Nada más ridículo que aquéllas versiones agitando el espantajo de la ofensiva totalitaria de la derecha entronizada en el gobierno para acabar con la izquierda; por el contrario, el Estado capitalista, como representante colectivo del conjunto de la clase capitalista, por encima de cualquier filia política y de cualquier pretensión de tal o cual fracción burguesa, está ya ocupándose de orientar e inducir el reforzamiento de la fracción del PRD que le conviene más para su juego de partidos. Al contrario de lo que se afirma en los medios, a la burguesía le convendría sobremanera que se robusteciera aquella fracción del PRD cuyas características son más bien de "independencia", de "no negociación" y de "enfrentamiento" con respecto al gobierno, es decir, la tribu del Peje y los encinas, quienes desde hace ya varios años han estado pronunciándose como la vanguardia defensora del patrimonio nacional; un posicionamiento muy ad hoc con la coyuntura actual y que se va a requerir en los años venideros como un gancho político patriótico de arrastre para enmascarar las verdaderas preocupaciones de clase del proletariado.
En esta prospectiva no podemos ser absolutos, es posible que, al contrario de los intereses de la burguesía, los resultados no le favorezcan conforme a sus planes e incluso se presente el escenario de una ruptura profunda dentro del PRD que amenace su desaparición. Sin embargo, tenemos una certeza: el Estado capitalista está obligado a rescatar, renovar o recrear su ala de izquierda sin la cual, junto con los sindicatos, no podría sostenerse por mucho tiempo.
RR / abril del 2008
A finales de abril en 14 estados del país y el distrito federal se presentaron agresiones y enfrentamientos entre grupos de jóvenes pertenecientes a lo que los sociólogos han denominado ‘tribus urbanas'. Estos hechos fueron el origen de una amplia campana ideológica en los medios de información que aprovechó la ocasión para intentar maquillar de eficiencia a un gran número de instituciones ‘defensoras de los derechos de los individuos' que han fallado en dar solución a problemas muy graves que afectan a la población. Ahondando en lo que aparentemente fue la expresión de celos o coraje de unos jóvenes contra otros, éstos acontecimientos sacaron a relucir diversos aspectos de la situación que se vive actualmente en las grandes ciudades del mundo.
Uno de esos aspectos fue la hipocresía con que las instituciones enfrentaron este problema: «.. .es necesario hacer un diagnostico sobre la problemática que atañe a la juventud en general», indicó el director de una sección del Consejo Nacional para Prevenir la discriminación. «las agresiones que han sufrido los ‘Emos' son «reflejo de que somos una sociedad que no respeta al diferente», comentó la directora general del Instituto Mexicano de la Juventud. «La Comisión de Derechos Humanos hace un llamado a la tolerancia, así como al respeto de la Constitución». Así es que el diagnóstico y la solución es respetar la ley y por lo tanto al diferente. Seguramente es algo que los jóvenes aprenderán fácilmente en este mundo que destila paz y tolerancia por todas partes. Este es el mensaje hipócrita que manda la burguesía mientras se sabe que funcionarios como el alcalde de Celaya, diputados y el obispo de Oaxaca realizan prácticas discriminatorias contra los «emos'. El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación llamó a los gobiernos estatales a poner en marcha medidas cautelares, con la participación de los cuerpos policíacos para «salvaguardar la integridad física y psicológica» de los ‘Emos' mientras sabemos que la propia policía comete abusos contra todo tipo de jóvenes sólo por su indumentaria.
Algunos investigadores como Fernando Aguilar, sociólogo y profesor de políticas de la juventud en la UNAM. dicen que la causa de los recientes enfrentamientos es «el proceso de exclusión», el «sentimiento de no futuro» y falta de trabajo que sufren los jóvenes en México. Esto tiene que ver con el análisis que hizo la CCI desde principios de los 90 en que reconoció que el capitalismo en decadencia había entrado en la fase de descomposición que presenta condiciones que son la causa para que los jóvenes estén sin un futuro por delante; con casi nulas oportunidades de encontrar trabajo, impotentes para resolver una carga enorme de problemas familiares y económicos y con sentimientos de soledad, desesperanza y hasta odio a la sociedad. «Todas esas manifestaciones de la putrefacción social que, hoy, a una escala desconocida en la historia, invaden por todos sus poros a la sociedad humana, expresan no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria»[1].
Este catastrófico panorama y un más horrendo futuro es el que ofrece el capitalismo a la juventud. Más divisiones entre los seres humanos esparciendo la ideología del «sálvese quien pueda», que conduce a la barbarie. Lo que sucedió con las ‘tribus» mostró que muchos jóvenes tienen la decisión de no dejarse arrastrar por la ideología de este sistema que los enfrenta entre sí. Sin embargo, la resistencia no es suficiente. Las jóvenes generaciones tienen una tarea que cumplir: echar abajo este sistema de explotación y muerte:
hacer fructificar sus energías, su creatividad y sus sueños uniéndose a la lucha por la revolución proletaria, un movimiento internacional, organizado y conciente que tiene por objetivo crear la comunidad humana mundial.
Héctor/ 10 de abril, 2008
[1] Parte del punto 8 de las «Tesis sobre la descomposción del capitalismo». Rev Internacional
El compañero D, un asistente constante a nuestras Reuniones Públicas y a las discusiones de profundización teóricas-políticas, ha entregado al conjunto de los asistentes de la Reunión un texto importante en el que desarrolla preocupaciones vitales para el proletariado. El compañero hace un balance sobre el desarrollo que tiene la lucha de clases en la región, cumpliendo una necesidad fundamental de los proletarios, a saber, reflexionar de manera rigurosa y clara sobre los pasos que sus hermanos de clase vienen dando. En lo general compartimos los argumentos vertidos por el compañero D, aunque hay algunas apreciaciones sobre las cuales nos parece pertinente exponer nuestra posición. Por cuestiones de espacio publicaremos solo grandes fragmentos, haciendo algunas precisiones en corchetas [ ] sólo para ajustar adecuadamente la redacción y no se pierda el argumento central, y a lo largo de la presentación iremos haciendo algunos comentarios.
Reflexionando sobre los golpes que los trabajadores de México han recibido a partir de la modificación de las condiciones de jubilación y pensión tanto a los afiliados al IMSS como a los del ISSSTE, el camarada D destaca la estrategia que la burguesía ha utilizado en su ataque, remarcando, por supuesto, el papel que el sindicato ha jugado para sabotear la combatividad y el desvío del coraje hacia callejones legaloídes que rompen la dinámica de la discusión y movilización masiva para detener los ataques, fomentando así la pasividad y la esperanza en las instituciones y leyes del sistema, asegurando que así las medidas puedan pasar:
"... Algunas características especiales que ha empleado la burguesía para asestar tales golpes es primero hacerlo en un sector (el IMSS) y después en el ISSSTE, otro, el bombardeo de los medios de comunicación argumentando principalmente el ‘bien de la nación' y que son, dice, ‘una burocracia privilegiada'...
El aparato sindical juega un papel importante en estos golpes de la burguesía, el llamar a manifestaciones [para hacerse pasar como radical] e impedir [con ello] que se pase de ahí, hacer que el trabajador busque un amparo jurídico contra estas medidas, hacer que el trabajador espere determinaciones, cómo si el marco jurídico burgués fuera a echar a atrás este golpe de la misma burguesía... [Así] La posible respuesta, la lucha de los trabajadores está atada y atrapada desde el inicio. Y aún cuando surgiese una lucha obrera fuera del marco sindical, ‘el sindicalero' se ‘cuelga' o está a la expectativa del movimiento, y en alguna flaqueza de la lucha, toma el control y lo somete y ‘jinetea' la lucha...
Compartimos el marco que el camarada presenta, no obstante, hay que matizar la visión de que el proletariado estuviera sometido a una derrota total y no tuviera la oportunidad de oponerse a ello, renglones más abajo retoma esa idea cuando se lamenta: "Ojalá se llegara a la huelga de masas pero falta camino por recorres para llegar a esto".
Es cierto que la clase obrera se enfrenta de forma cotidiana a dificultades que la burguesía le impone para evitar tome conciencia y exprese su fuerza, pero eso no significa que se encuentre imposibilitado a romper con esas ataduras. El período y las luchas que el mismo compañero refiere (trabajadores del IMSS, y afectados por la ley ISSSTE), dieron muestras (en ciertos momentos) de la fuerza de la clase trabajadora y la posibilidad de imponer mediante sus ASAMBLEAS GENERALES las orientaciones de las movilizaciones, es cierto que el sabotaje y la maniobra sindical se impuso al final, justamente por ello se hace necesario esa reflexión que permita sacar las lecciones de los avances y los errores y presentarse ante el conjunto de los trabajadores para que en sus próximas movilizaciones puedan utilizar esa experiencia.
Es importante en este sentido recobrar los argumentos planteados por D, en su caracterización de los sindicatos, que inicia haciendo una analogía, que crea una imagen que ayuda a ilustrar:
"La forma en que catalogaron los bolcheviques a los mencheviques se asemeja a la forma en que hoy podemos catalogar y describir por su acción, a la de los sindicatos hoy...
- incumplen acuerdos, buscan dividir y enfrentar las masas explotadas, al perder terreno lanzan la ‘retaguardia contra la vanguardia'..."
Por eso, señala claramente el camarada D: "... La lucha contra las trabas sindicales se ha dado y deberá seguirse dando, pero hoy de forma más intensa y prioritaria, la lucha contra el sabotaje desde dentro realizado por las fuerzas burguesas con ropaje obrero y radical..."
Un argumento central que el camarada aborda es explicar lo que es el sindicato. Los trabajadores, en lo general han sufrido y sufren las maniobras sindicales, no obstante les cuesta trabajo ubicar que es su enemigo, principalmente por el accionar del mismo aparato sindical que ante cada maniobra puesta al descubierto, utiliza a sus fracciones radicales (y al aparato de izquierda de la burguesía: organismos estalinistas, trotskistas...) para justificar y decir que el "sindicato somos todos" y si este actúa en mancuerna con la burguesía para someter una movilización, es debido a la actuación "deshonesta"de la dirección o de tal o cual planilla y por ello basta con cambiar a los representantes. En ese sentido es importante resaltar esta idea del camarada:
"Y he de aclarar que no se trata de luchar contra el sindicato como un todo [es decir, una lucha en sí misma contra el sindicato, porque], estos son sólo una parte del Estado burgués, sea cual sea su tinte (de izquierda, radical, democrático, etc.) son sólo una parte de un todo, pero [lo peligroso de esta estructura es que ] su participación es desde dentro y de una forma vil, y la participación de estos ha sido crucial para sabotear la lucha y confundir..." (el resaltado es nuestro).
Hasta aquí, el camarada ha presentado un balance que compartimos, y que podemos recuperar para describir el panorama general de la lucha de clases en la región, planteando dos puntos:
- agudización de ataques ante la agudización de la crisis capitalista;
- expresiones de descontento de trabajadores que han sido saboteadas, desorientadas y sometidas a los lineamientos del sindicato, dejando el terreno libre para que puedan pasar los programas y medidas que restringen aún más la vida de los trabajadores, extendiendo así un ambiente de desmoralización y confusión, pero sin lograr agotar el descontento.
Pero planteado esto, el mismo compañero afirma: "La acción de estos sindicatos debe tener una contraparte y no puede ser otra más que la acción de los revolucionarios.
Los revolucionarios somos una minoría, no podemos estar en todas partes, pero si en algún momento alguno de nosotros (por presencia) le tocara una asamblea donde estuviese presente parte de la clase obrera, debemos de participar en esta, nuestra voz debe de oírse sin vacilaciones..."
El argumento que D vierte no es incorrecto, pero si incompleto. Es cierto que los revolucionarios deben de intervenir en las Asambleas obreras denunciando las maniobras, pero como el mismo camarada D lo dice: "no podemos estar en todas partes", pero además (y fundamentalmente), no hay que dejar de señalar que la visión marxista no postula que la minoría revolucionaria es la que organiza a los trabajadores o es la que hace la revolución, la emancipación de la clase trabajadora es obra de la misma clase, no de una minoría que se presenta como su "representante". Esa minoría, como lo señalaban Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista, no es sino la parte más clara de la clase obrera, es decir, es aquella que ha tomado conciencia de clase, y su deber es extender esa conciencia, llevar al conjunto de trabajadores los argumentos necesarios para la reflexión y consolidación de su conciencia, e intervenir, efectivamente, como lo plantea el compañero con el fin de haga suyo los argumentos comunistas, pero no interviene sólo en aquellas partes en la que por circunstancias de trabajo está presente, interviene en el conjunto de la clase, y tiene que buscar los medios para hacerlo, y la principal es la prensa. Esta es la razón por lo que Lenin reconocía a la prensa revolucionaria como el hilo de unión de esa minoría revolucionaria con el conjunto de la clase.
Los propios argumentos de conclusión que el compañero expone, recoge en realidad la preocupación de cómo hacer para que la conciencia de la clase trabajadora tome una dimensión tal que pueda enfrentar los embates del capital, de manera que concluye:
"Como algo específico, yo propongo... los siguientes cuatro puntos [que deben estar presentes en el centro del trabajo de intervención hacia el conjunto de la clase:]
- Identificación de la burguesía y su Estado como enemigos principales...
- Identificación o identidad de clase
- Plantear la extensión de la lucha y buscar la solidaridad del trabajador...
- Cuestionar el estado actual de la situación: ¿quién es el culpable? La corrupción, o un mal gobierno o un sistema en decadencia..."
Esta propuesta con la que concluye en realidad es un marco general con el que acordamos en tanto define las preocupaciones fundamentales que enfrenta la clase obrera.
Es posible que la lectura que hacemos del texto de D no se ajuste siempre a lo que en realidad quiso expresar, esperamos que la interpretación no falsifique sus argumentos, de cualquier manera adelantamos que el propósito es de ampliar y enriquecer la discusión y la reflexión, no sólo de él, sino del conjunto de los camaradas que conocen su texto y de los lectores de esta presentación. Saludamos pues el texto del compañero y llamamos a continuar el encuentro de ideas, que es a fin de cuentas el único medio que los trabajadores tienen para el fortalecimiento de su conciencia.
RM/11-abril-2008
Las protestas por el brutal tratamiento del Estado chino sobre la población del Tíbet han seguido el paso de la antorcha olímpica desde el momento en que se encendió. Parece que alcanzará el clímax el 21 de junio cuando la antorcha llegue a Lhasa, capital tibetana. En marzo las manifestaciones en el Tíbet se convirtieron en revuelta en la cual según el gobierno chino murieron 19 personas, víctimas de las multitudes tibetanas, mientras que el gobierno tibetano en el exilio dice que murieron 140, la mayoría víctimas de las fuerzas de seguridad. Había también información de revueltas en otras provincias que son hogar de importantes comunidades tibetanas. El gobierno chino culpó al Dalai Lama, líder budista tibetano exiliado, por la incitación a la violencia. La secretaría del Partido Comunista en Tíbet dijo: el «Dalai Lama es un lobo envuelto en un hábito, un monstruo con el rostro humano y corazón animal". Un artículo en el Guangming Daily declaró que «el Dalai Lama y sus partidarios, representantes de los señores feudales del antiguo Tíbet, no han hecho nada bueno para los tibetanos durante los últimos 50 años". Los izquierdistas partidarios de la represión estatal china negaron que hubiera alguna lucha de "liberación" nacional, insistiendo que los secesionistas estaban respaldados por EU y el Dalai lama era una marioneta pagada por la inteligencia norteamericana, aprovechando el desarrollo de las olimpiadas de Pekín, para minar la integridad y estabilidad china. En la oposición a esto la campaña por un Tíbet libre dice en un volante que «la invasión china con 40 mil soldados en 1950 fue un acto de agresión. [...] Se estima que aproximadamente 1.2 millones de tibetanos fueron asesinados por los chinos desde 1950 [...] la afluencia de los nacionales chinos ha desestabilizado la economía» y allí hay ahora de «5 a 5.5 millones de chinos y 4.5 millones de Tibetanos». Mientras tanto «Los informes del gobierno indio señalan que hay tres sitios con misiles nucleares, y un estimado de 300.000 elementos militantes estacionados en territorio tibetano". Esta campaña también tiene mucho apoyo de celebridades famosas, el discurso de Richard Gere en la entrega de los Premios de la Academia en 1993, Harrison Ford, Sharon Stone, U2 y REM.
Junto a los liberales y a las celebridades budistas están los izquierdistas que ven una lucha por la independencia nacional. «Las revueltas y protestas que han entrado en erupción en el Tíbet esta semana son producto de décadas de opresión nacional»; dice el Partido de los Trabajadores (22/3/8). El SWP (Socialist Workers Party) se lamenta con: «el desarrollo económico ha pasado por la mayoría de los tibetanos. Los chinos y otras minorías étnicas han acaparado la mayor parte de los nuevos trabajos creados -que fue una de las razones por las que fueron el blanco de los recientes disturbios". Tales observaciones parecen evocadoras del "vienen y toman nuestros trabajos".
Varios puntos de esta diversa propaganda se confirman en la realidad. No hay duda de que la invasión y ocupación china de Tíbet ha sido una extensa crónica de barbarie. Es igualmente verdad que el régimen lamaísta que derribaron estaba basado en un sistema de explotación de hace cientos de años. Y no es menos cierto que cualquier potencia imperialista que intente acortar las ambiciones imperialistas de China querrá animar los movimientos secesionistas o contrarios en las áreas que controla. Si la CIA paga al Dalai Lama no es el punto. El imperialismo americano ha jugado a menudo la carta de los derechos humanos para atraer a otros imperialismos: miremos todo el período de la guerra fría cuando los regímenes en la URSS y Europa Oriental eran blanco de sus campañas. Es también significativo que el gobierno indio observe de cerca al Tíbet, debido a la amenaza de su imperialismo rival, chino regional.
Así, durante la reciente visita del Presidente francés; la razón de que Brown no estuviera a favor de un boicot de los Juegos Olímpicos, mientras Zarkozi lo apoyara, no es a causa de que uno sea más humanitario que otro, sino debido a diferentes visiones de la mejor forma de defender los intereses imperialistas. La defensa de los "derechos humanos" y oposición a la "opresión nacional" son armas comunes de las clases dominantes más sangrientas de la historia. Cuando hablan de su deseo de paz, realmente se preparan para la guerra.
Car 5 de abril de 2008.
Es una constante de la burguesía intentar involucrar a los trabajadores en sus pugnas. En la actualidad la burguesía en México expresa diferencias en cuanto a la forma de utilización de PEMEX. Es evidente que el conjunto de la clase dominante tiene como sueño el relanzamiento de la acumulación utilizando a PEMEX para lograr, por lo menos, paliar en alguna medida la magnitud de la crisis, el mismo Estado norteamericano, que ganara en realidad el control del petróleo mexicano con la nacionalización de 1938, está preocupado por las dificultades de esta industria, de manera que no es extraño que la burguesía en su conjunto ponga tanta atención en el petróleo... no obstante el acuerdo, existe una marcada diferencia sobre como ha de distribuirse la renta petrolera. Mientras que el sector que se encuentra actualmente en el gobierno busca cerrar filas con grupos de corporaciones españolas y norteamericanas a las que podría vender, dar o ampliar las concesión (que ya tienen) en algunas áreas de la producción o distribución, otras fracciones buscan retener los privilegios definidos por años (como los que obtiene a través del sindicato y otras concesiones que ha obtenido) y otras más buscan atraer algo de esas ganancias; de manera que la disputa expresa diferencias reales entre la burguesía, aún cuando todas ellas mantengan la preocupación por encontrar los mecanismos que enfrenten la crisis, pero la misma agravación de esta, agudiza la competencia y las ansias por obtener una mejor colocación para asegurar su ganancia, incluso estos intereses se cruzan con los requerimientos económicos de los EUA que exigen la adecuación de la industria petrolera mexicana para integrarse en mejor forma a su escenario de control y organización económica y política.
Por eso lo que encontramos en el "debate" de la política petrolera, es una pugna burguesa en la que pretenden hacer que los trabajadores tomen partido por un bando u otro, y para ello (de un lado y de otro) utilizan los argumentos nacionalistas, invocando a la defensa de la patria o de la economía nacional, de manera tal que en la campaña mediatizadora la izquierda y derecha parecen hacer un relevo de fuerzas, buscando ganar adeptos y simpatías, que en lo concreto resulta en un sometimiento del descontento presente entre los explotados por la degradación existente de sus condiciones de vida. Por eso, es un camino falso plantearse la defensa de PEMEX o la de las políticas privatizadoras. La tradición marxista ha denunciado estos falsos dilemas que la burguesía en sus pugnas presenta para utilizar y confundir a los trabajadores. En 1938, la clase dominante, y fundamentalmente su aparato de izquierda alentaba todo un ambiente patriotero para someter ideológicamente a los explotados, logrando incluso que masas de explotados entregaran algunas de sus pertenencias al Estado, con lo que pretendidamente formaron un fondo para pagar a los empresarios expropiados.
En ese entonces el aparato de izquierda de la burguesía "explicaba" su apoyo a las medidas de Cárdenas porque eran "progresistas", en la actualidad, la defensa de PEMEX (e incluso el apoyo a López Obrador) lo justifican con el mismo discurso, sin embargo ni en 1938, ni ahora este argumento es válido, el sistema capitalista con la apertura de la Primer Guerra Mundial (1914) mostraba que entraba en su fase decadente, cerrando la posibilidad de encontrar fracciones progresistas en la burguesía, y por tanto, tampoco lo pueden ser las políticas económicas que aplican.
Es menester para comprender el significado de las nacionalizaciones, ubicar que existe una diferencia a las realizadas en la fase de ascenso capitalismo y en la fase decadente. En el siglo XIX, los procesos de nacionalización podían considerarse progresistas en tanto fortalecían al sistema al impulsar la concentración de capital, acelerando el sometiendo de las formas de producción anticuadas y ayudando así a la burguesía a cumplir su misión histórica, es decir, a desarrollar las fuerzas productivas y extender el dominio capitalista por todo el planeta. Es así que afirmado el dominio del capital, el carácter progresista de la burguesía termina, abriéndose con ello la posibilidad material de la transformación social (y donde el accionar de todas de las fracciones de la burguesía se vuelve reaccionario).
Marx señalaba que: "Una formación social jamás perece hasta tanto no se haya desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales resulta ampliamente suficiente..." (Prologo a la Contribución a la critica de la Economía Política), si tomamos esa idea para dar marco histórico al análisis del significado de las nacionalizaciones, podemos entender que en el siglo XIX las nacionalizaciones ayudaron al crecimiento y expansión del capitalismo, y eran por ese motivo(y sólo por ello) progresistas, pero en la fase de decadencia expone las dificultades del sistema para impulsar la acumulación, justamente ese es el motivo que conduce a que el Estado en la fase de decadencia tiende a afirmar su dominio en el ámbito económico y social, asumiendo el sistema en esta fase la forma de Capitalismo de Estado. Bajo esa comprensión del desarrollo histórico resulta falso concebir a las nacionalizaciones llevadas por Cárdenas como progresistas, y menos aún lo son las realizadas por Echeverría o las que lleva en la actualidad el gobierno de Hugo Chávez.
Al respecto, Trotsky[1], que reconocía (auque con deficiencias) que el sistema se encontraba en su fase de decadencia, comete serios errores al ubicar a la nacionalización petrolera de 1938 como una acción progresista. Aún cuando define claramente que "El proletariado internacional no tiene ninguna razón para identificar su programa con el programa del gobierno mexicano..." supone que desterrando el dominio del imperialismo británico del petróleo mexicano podría ganar el Estado de la región "independencia nacional y las condiciones elementales de la democracia" lo que fortalecería al proletariado. Siguiendo ese mismo argumento, hace una falsa comparación de sucesos del siglo XIX y del XX, concluyendo que hay una similitud de Cárdenas con Washington y Lincoln, y por tanto del accionar de la burguesía en la fase de ascenso del capitalismo con la realizada en su fase decadente (cfr: México y el imperialismo británico)... Lo que Trotsky pierde de vista es que en la decadencia, como Rosa Luxemburgo lo había clarificado, "La política imperialista no es obra de un país o de un grupo de países. Es el producto de la evolución mundial del capitalismo..." (La crisis de la socialdemocracia), lo que significa que no contempla todas las preocupaciones imperialistas en juego. Porque no solo el capital británico tenía intereses en el petróleo mexicano, también el norteamericano, por eso ese momento lo aprovecha para desterrar la presencia británica, pero también están presentes los intereses imperialistas del Estado mexicano, que busca integrar en las mejores condiciones posibles a la economía mexicana a la cadena productiva de los EUA. Por eso es falso que fuera progresista y propulsor de soberanía. La Izquierda Comunista, representada por el Grupo de Trabajadores Marxistas[2], marchando a contracorriente de la campaña ideológica explicaba: "¿Cuál es, entonces, según el marxismo, el alcance y significado de la «expropiación» de la propiedad de las compañías petroleras? En palabras sencillas: esta propiedad ha pasado de las manos de un grupo de explotadores (las compañías petroleras) a las manos de otro (el Estado mexicano)..." (Comunismo 1, 1938).
Es bajo el marco explicativo desarrollado por el marxismo, y alejados de la ideología nacionalista extendida por la burguesía, que es posible reflexionar el significado de las nacionalizaciones, pero también comprender lo que representan las privatizaciones.
Si durante un tiempo la burguesía pensó que concentrando medios de producción en manos del Estado podía establecer un control mayor de la economía, el avance de la crisis le hace ver, por una parte, que era un simple paliativo temporal, pero además, que lo que suponía una solución se transforma en una carga, por ese motivo, bajo un ambiente de desesperación, la burguesía echa mano de las políticas neoliberales.
Es justo con la aceleración de la crisis capitalista que estas políticas, sustentadas en la privatización, toman dominio, pero hay que resaltar, que aunque el Estado se va adelgazando al privatizar empresas que estaban bajo su dominio, no pierde el control de la economía, por el contrario, la forma de Capitalismo de Estado se consolida. La afirmación de Engels, en el sentido de que el Estado moderno es el "capitalista colectivo ideal", a pesar de que pretende velarla el discurso liberalista de la burguesía, se torna más evidente, en tanto es la misma estructura estatal quien ordena y conduce los procesos privatizadores, además de fortalecer los instrumentos de vigilancia de la ganancia y control de la economía, por ejemplo, subsidiando, rescatando con inyecciones crediticias, o transferencias y agudizando los mecanismos para controlar y abaratar la fuerza de trabajo.
De la misma forma que con las nacionalizaciones el Estado buscaba empujar el proceso de acumulación, con las privatizaciones pretende "abrir" zonas de acumulación; es decir, al despojarse de las propiedades que tenía bajo su control el Estado supone que libera zonas económicas que el capital privado pudiera ocupar, sin embargo, esta medida aunque puede favorecer temporalmente a algunos capitalistas individuales, no logra impulsar el desarrollo del sistema, por el contrario, el mismo Estado ha tenido que entrar al "rescate" de empresas que habían sido privatizadas. En ese sentido la propuesta de Calderón, que desea dar en concesión áreas de PEMEX, no lograría mejorar sustantivamente la actividad de esta industria, y menos aún reactivar al conjunto de la economía, si puede en cambio definir una nueva distribución de la renta, y esto es justamente lo que está en conflicto.
La burguesía busca a toda costa que los trabajadores olviden su condición de clase, se dispongan a defender a la patria y a la economía nacional y dejen en un segundo plano la defensa de sus condiciones de vida. La forma más adecuada que la burguesía tiene para someter a los asalariados bajo la ideología patriotera son los sindicatos y su aparato de izquierda. Es una pena que incluso grupos proletarios como el Buró Internacional para el Partido Revolucionario (BIPR) haga eco de esta campaña. Aún cuando denuncia claramente que "El nacionalismo no es más que una vía para someter a los trabajadores a las burguesías de cada país, haciendo pasar como «intereses de la nación» mayores sacrificios salariales..." y reconoce que "Someterse al liderazgo político de AMLO es abandonar la lucha clasista e independiente..." Terminan concluyendo, sin dar una explicación que: "Los trabajadores están obligados a resistir frente al proceso de privatización, porque en ello están en juego sus condiciones de trabajo y su empleo..." (1° de Mayo en México: Nacionalismo petrolero o internacionalismo proletario, www.ibrp.org [55]. El subrayado es nuestro). De manera que el BIPR olvida la explicación que Engels señalara del significado del Estado moderno, el cual, nos dice "... no es más que la organización que se da la sociedad burguesa para defender las condiciones materiales del régimen capitalista de producción contra los ataques así de los obreros como de los capitalistas individuales..." Suponer que la existencia de la propiedad estatal determina el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores, es lanzar a los trabajadores a la búsqueda de una política económica "buena", cuando de lo que se trata de la destrucción de este sistema de explotación.
Es evidente que los trabajadores deben tener presente que la defensa de la patria o de las empresas estatales es una trampa de la misma clase que lo explota a diario y lo mantiene en la miseria.
Tatlin, junio del 2008
[1] Es preciso señalar que cuando criticamos los errores de Trotsky no pretendemos igualarlo con los grupos actuales que se definen como troskistas. Mientras que Trotsky presenta errores, explicables en la práctica de todo revolucionario, el trotskismo ha pasado a ser una corriente burguesa, no sólo por la defensa de un programa ajeno al proletariado (como por ejemplo la defensa de los llamados países socialistas, que eran y son, como en el caso de Cuba, tan solo expresiones del mismo capitalismo), sino por su práctica, que bajo un supuesto internacionalismo terminan llamando a los trabajadores a la defensa del Estado-nación.
[2] El GTM es un pequeño grupo animado principalmente por revolucionarios alemanes que se vieron obligados a emigrar por la persecución a la que fueron sometidos los comunistas. Entre 1937-38, publicaron "Comunismo", algunos textos y comentarios sobre la Izquierda Comunista Mexicana puede verla en nuestro sitio: https://es.internationalism.org/libros/1936/cap3/2_preICM [398], y el texto al que hacemos referencia lo colocamos (sólo en Internet) como Anexo de este artículo.
La danza de las cifras de muerte por los ajustes de cuentas entre los diferentes cárteles del narcotráfico son el pan de cada día en los meses recientes (algunos cálculos conservadores estiman unas 1 500 muertes de este tipo en lo que va del 2008); los noticieros de radio y televisión llenan sus espacios con las noticias más escalofriantes, los diarios no alcanzan a dar cabida a tan abundante material que se amontona y caduca casi al instante por las nuevas noticias que fluyen generosas desde todos los confines del país. La versión de la burguesía es, como siempre, que se trata de una guerra entre el Estado mexicano contra el «crimen organizado», el cual estaría desafiando, como nunca, a las instituciones democráticas. Sin embargo, la realidad es completamente diferente.
En las páginas de RM, desde su creación como sección de la CCI, hemos desmentido ampliamente este cuento chino de una supuesta guerra entre «policías y delincuentes» (ver al menos, RM N° 85 y 99 en www.internationalism.org [335]) y hemos demostrado que, lejos de ser una actividad marginal, la red empresarial multimillonaria del narcotráfico que engloba desde hace ya mucho tiempo también otro tipo de actividades lucrativas como el tráfico de armas, la prostitución, la pederastia, la pornografía informática, el juego, la venta de protección, etc., está perfectamente integrada al Estado capitalista, sobre todo si tenemos en cuenta que, según algunas estimaciones de organismos internacionales este negocio genera anualmente cifras cercanas al billón de dólares. Un área de oportunidad cada vez más omnipresente en los negocios capitalistas a nivel global con un funcionamiento que encadena diversas funciones empresariales en cada país y entre ellos a nivel internacional. Una realidad que hace añicos la pretensión de algunas almas piadosas que proponen la legalización de las drogas algo así como exigirle a la burguesía que deje de ser la clase social más rapaz y criminal que ha existido en la historia de la humanidad.
Para explicar estos acontecimientos debemos ligarlos a la vida interna de la clase dominante y saber ver en la multiplicación de las pistas sangrientas de los ajustes de cuentas, en los escándalos cada vez más frecuentes, en los «suicidios» de dos tiros en la cabeza, etc., no las acciones de una minoría corrupta sino el funcionamiento en pleno y real del Estado capitalista decadente; es decir, estas rivalidades no son más que la punta del iceberg, de esa guerra más extensa, sin cuartel, de las diferentes fracciones capitalistas por asumir la hegemonía del aparato estatal, sinónimo siempre de acceso a privilegios y canongías económicas y políticas de gran calado. Este es el único método que permite entender lo que está sucediendo actualmente no sólo en México sino en toda la región de América Latina donde esta situación se repite cotidianamente y los Estados democráticos burgueses lo hacen todo por ocultarlo tras la cortina de humo de su sacrosanta democracia, donde la cruzada consiste en limpiar al Estado de sus «manzanas más podridas», la fábula interminable de los campeones de la perfectibilidad del capitalismo.
Los antecedentes inmediatos de esta división y colisión de las diferentes facciones de la burguesía mexicana los hemos establecido en la resolución sobre la situación nacional que la tercera reunión panamericana adoptó en noviembre del 2006 y que se resume en la insistencia sobre los efectos perniciosos de la descomposición social generalizada del capitalismo que considera entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista una creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación política, tras lo cual encontramos siempre una debilidad manifiesta para controlar el aparato económico (Ver las Tesis sobre la descomposición en la Revista Internacional N° 62). En este marco la agudización de la crisis económica y con ello de la competencia, provoca que las fisuras aparecidas en la estructura política en todos los planos de la vida de la burguesía se han acentuado y se aceleran con motivo, por ejemplo, de la elección del presidente del país en el 2006, una situación que muestra en realidad una ruptura de la disciplina, «una gran fractura política de la burguesía en su conjunto, y aunque en su forma se presenta como una bipolarización (PAN-PRI vs PRD), es una fragmentación mayor en la que cada uno de los sectores busca su propio provecho y donde las relaciones entre cada una de las partes se presenta con dificultad, creando alianzas endebles, no duraderas, en las que los intereses se mezclan, y los personajes y grupos se mueven de un bando a otro. Por eso, al imponer a Calderón en la presidencia, la agudización de la pugna, no sólo presagia su propia continuación sino su agudización, dada la extensión de la pelea en todos los dominios: partidos, ejército, clero, grupos del tráfico de drogas...» Así, al no conseguir «la cohesión de la clase dominante en su conjunto y apenas haber logrado aglutinar en torno a la fracción gobernante actual a un núcleo que está unido con lazos endebles, cada vez más se hace evidente que la característica particular de este período es que cada grupo de la clase dominante, si no puede establecer un dominio total del escenario, se conforma con no dejar avanzar a su enemigo, imponiendo, mediante la fuerza, continuos obstáculos (...) Es la agudización de esa tendencia la que se perfila luego de pasadas las elecciones y de que se impone como presidente a Calderón.» (Resolución sobre la situación nacional. Tercera Reunión panamericana, Ver RM 96, ene-feb 2007).
En este escenario también se deben ubicar las divisiones frente al llamado «Plan Mérida» - «Plan México» o al intento de la privatización de PEMEX que no desarrollaremos aquí y que revela la disputa, otra vez, entre las fracciones de la burguesía que presentan proyectos diferentes concernientes a la competencia por quedarse con la mayor parte de la renta petrolera (ver artículo en esta edición). En cuanto al primero (surgido en enero del 2007 a iniciativa del Congreso estadounidense), es una medida similar al Plan Colombia (Ver RM N° 103), y busca hacer frente al caos que se ha generalizado por todo el territorio y que ha obligado al capo mayor, al Tío Sam, a exigir un mejor control y un nuevo equilibrio entre los diferentes grupos que se disputan los «grandes negocios» pues no puede permitir una degradación mayor en su traspatio y menos al pie de su frontera; un requerimiento relacionado directamente con la seguridad nacional de la burguesía americana frente a los efectos de la descomposición que se acumulan de manera peligrosa por todo el mundo y que demandan un reforzamiento mayor en sus fronteras, pero sobre todo, se trata de un apuntalamiento de su presencia militar en la región frente a la injerencia cada vez mayor de sus potencias rivales que intentan, en cualquier oportunidad, desestabilizar el establishment norteamericano de la región para disputarle mejor otras áreas estratégicas en el tablero imperialista. Esta exigencia, se dirige directamente al ejército, sin embargo, este último ya ha manifestado su desacuerdo, junto con el Secretario de Gobernación Mouriño, pues, fuera de la cantidad irrisoria que se propone entregar a los militares del Ejército y la Marina principalmente (entre 350 y 400 millones de dólares en equipo y tecnología en su mayor parte), lo que está en juego es su propia libertad de acción, por eso es que cuando la burguesía defiende la soberanía nacional se trata precisamente del derecho a usufructuar los límites de las fronteras que les ha tocado explotar sin la injerencia de otras burguesías que tienen lo suyo en sus propios países. Claro, la mistificación va dirigida a la clase explotada y oprimida para alimentar su ilusión de que algo de la «patria» le pertenece. El descontento en este sector se acrecienta contra el grupo en el poder debido a que el gobierno de Felipe Calderón aceptó colocar a las fuerzas armadas bajo la vigilancia estadounidense, lo que es inadmisible pues como ya lo han documentado revistas como Proceso o Zeta o también algunos diarios, esta estructura, articulada en una verdadera red nacional es la que en realidad ha administrado y controlado este negocio capitalista. Las exigencias del Padrino USA se deben sobre todo en los últimos años al caos generalizado por la pérdida de la disciplina que había antaño en este asunto y que demanda restablecer, lo cual no está resultando tan fácil dada la descomposición de las relaciones entre los diversos grupos de interés de la clase dominante que están enfrentados a muerte en una guerra sin cuartel.
En medio de esta situación que tiende a salirse de control, la burguesía en su conjunto (es el único punto de acuerdo entre las diferentes fracciones en pugna) aprovecha para amplificar el clima de terror y justificar de manera relativamente fácil el reforzamiento de sus medios de represión y el control totalitario de la sociedad por el Estado vía el ejército y los diferentes cuerpos policiacos con el cuento siempre ad hoc de la «protección ciudadana». Esta cacareada protección ha dejado ya una secuela de miedo en todas partes: asesinatos, cateos, detenciones arbitrarias, robo, secuestros, tortura, linchamientos, violaciones. La lista de abusos es interminable, como el de la anciana de Veracruz que murió por la violación tumultuaria en marzo del 2007, o la familia que fue acribillada en Sinaloa por una «confusión» en un retén militar en junio del 2007, o los innumerables casos que se han registrado últimamente en prácticamente todos los estados; un infierno que vive principalmente la clase trabajadora del campo y la ciudad que paralelamente a la inseguridad laboral y a la acentuación de su miseria tiene que soportar un clima de verdadero terror orquestado por el Estado burgués. A plazo, este accionar del aparato estatal persigue el objetivo de reforzarse para hacer frente a las luchas obreras que se perfilan en el horizonte como respuesta a la agudización y generalización de la crisis capitalista mundial.
Esta es la sórdida vida política interna de la burguesía, corresponde al proletariado alimentar su toma de conciencia con este conocimiento para desbrozar su lucha de clase de toda suerte de trampas ideológicas que intentan imponerle preocupaciones ajenas a sus intereses de clase como las que fomenta la burguesía y que tienen el denominador común de la defensa y perfeccionamiento de la naturaleza explotadora y opresiva de la sociedad capitalista.
RR, Junio del 2008
Los debates parecen ser un ofrecimiento general de la burguesía mundial, los debates parecen un moda novedosa. Hillary y Obama en EUA, Zapatero y Rajoy en España, ayer los candidatos a la presidencia en México, en fin, por todos lados la burguesía quiere dar muestras de "apertura" y de superación de viejas ideas... ¡nada más falso! Esos espectáculos masivamente manipulados por los medios de comunicación muestran no sólo la indigencia teórica de una burguesía incapaz, como clase decadente, de generar nuevas ideas, pero también, se muestra una descarada desnaturalización de lo que es una verdadero debate.
Primero fue la toma de la tribuna de la Cámara de diputados por la bancada del PRD, su argumento: "se quiere dar un albazo", es decir, se quiere hacer una reforma energética sin un debate "ciudadano amplio". Después de estiras y aflojas, se ha acordado un debate de un poco más de 70 días, unos dicen (PAN) que la reforma no es privatizadora mientras que otros (Frente Amplio Progresista que agrupa al PRD, PT y Convergencia) afirma que se trata de una privatización "encubierta" y que, por tanto habría que defender la "patria y sus recursos naturales", en fin, el PRI, por su parte, está cocinando su propia propuesta de reforma. Los intereses que hay atrás de todas estas divergencias no son evidentemente los del conjunto de los explotados, lo que hay atrás es una sórdida lucha por ver que facción queda mejor posicionada ante una situación donde hay claramente beneficios económicos que acaparar (el 35% de los recursos del Estado provienen de las ventas petroleras) amén de los jugosos contratos con cualquier empresa (nacional o extranjera) cuyas asignaciones pasan por debajo de la mesa cuantiosas cuotas de dinero. Así pues del 13 de mayo al 21 de julio veremos pasar un conjunto de intelectuales, partidos políticos, expertos, y toda suerte de especialistas en vómito sagrado para tratar de exponer sus sesudas aportaciones y así "clarificar a los ciudadanos".
Por lo que se ha visto a la fecha, se trata más bien de un diálogo de sordos, cada quien pasa a leer sus rollos, cada uno dice todo lo mal que el otro ha hecho las cosas, cada uno presenta datos parciales que benefician su postura política, a casi un mes de debate, no parece que la luz de la clarificación esté apareciendo o esté en vías de hacerlo, los intereses se ven cada vez más contrapuestos y aunque todos dicen representar los intereses de las mayorías, lo claro es que cada vez se dividen más las fracciones en presencia, este debate terminará con la imposición de una de las partes, es decir, será una relación de fuerza a favor de alguna la que determinará el "resultado del debate".
El FAP de López Obrador afirma que este debate fue posible gracias a sus acciones, el PAN dice que esas mesas ya estaban contempladas,...en fin, todos buscan adjudicarse la paternidad de este supuesto debate! Lo cierto es que en la democracia, manto ideológico de la explotación del capital, los debates están llenando el espacio de una supuesta reflexión. Nos están vendiendo el cuento de que en la democracia los ciudadanos son tomados en cuenta y pueden orientar o corregir las decisiones del Estado, es decir, de nuevo la burguesía usa sus pugnas, las disfraza de debate y con, ello, tanto izquierda como derecha consiguen afirmar su papel: seguir defendiendo el statu quo, es decir, la explotación del trabajo por el capital (¡tema que nunca estará en debate!).
Este tristemente célebre debate sobre la reforma energética, tiene también un venenoso telón de fondo: polarizar a los explotados en una falsa alternativa: los que defienden la nación y los que la quieren privatizar. Para los explotados no hay salida, su lucha no esta ligada a la defensa de cualquier variante nacionalista, hacerlo implicaría cavarle una tumba a las aspiraciones de un día sacudirse el yugo de los explotadores. Este debate representa una defensa cerrada de los intereses de una minoría explotadora que trata de rentabilizar una endeudada empresa estatal que podría ser mucho más productiva para el capital.
Acordamos plenamente con lo que nuestra sección en España decía a propósito de debate Zapatero-Rajoy: "En sus caras, en sus gestos, en sus declaraciones, los contendientes rezumban pugilato, navajazos a la yugular, guerra despiadada. Tras el tenue maquillaje de bellas palabras aludiendo a la "solidaridad" o a la "dignidad", los dos aspirantes se retrataron a sí mismos y retrataron a una sociedad basada en la competencia feroz, en la guerra del todos contra todos, en pisar al de al lado, en no tener el más mínimo escrúpulo en la carrera por las "oportunidades""
Como arriba decíamos, tal parece que la burguesía intenta matar dos pájaros de un tiro, dirimir sus pugnas en este terreno y, al mismo tiempo, desnaturalizar la necesidad de un verdadero debate.
Mientras que para la ideología burguesa debate es sinónimo de aplastamiento del rival, de humillación, de ganar o perder, de maniobras, de manipulación y un largo etcétera, al interno de la clase obrera la discusión y reflexión de sus problemas no es mediante la imposición de posturas, se trata de un intercambio de ideas, de analizar, de argumentar, de convencer a través de un "diálogo socrático", en fin, el objetivo no es justificar ningún privilegio sino de reconocer y aprehender la realidad lo más profundamente posible. La burguesía tiene necesidad de mistificar la realidad para proteger su sistema de explotación, el proletariado al contrario, tiene necesidad de que la realidad sea entendida en su dinámica y evolución. La honradez, la sinceridad y la búsqueda de la verdad (¡más que la verdad en sí misma!) son características intrínsecas de un debate proletario. Sólo el proletariado puede ser portador de esta nueva naturaleza de lo que conocemos como "debate público":
Como la CCI lo ha señalado, a propósito de la Cultura del debate: «El proletariado es la primera clase a la vez explotada y revolucionaria. Contrariamente a las clases revolucionarias precedentes, clases explotadoras, su búsqueda de la verdad no está limitada por ningún interés que preservar como clase. Contrariamente a las clases explotadas anteriores, que no podían sobrevivir sino consolándose con ilusiones (religiosas en particular), su interés de clase es la pérdida de ilusiones. Como tal, el proletariado es la primera clase cuya tendencia natural, en cuanto se pone a reflexionar, y se organiza y lucha en su terreno, es una tendencia hacia la clarificación».(Revista Internacional 131, 4º Trimestre de 2007).
Frente a los miserables espectáculos que nos ofrece el "canal del Congreso" y toda la prensa burguesa, debemos denunciar ese teatro como una forma de asquear a los trabajadores y que éstos no quieran debatir ya más sobre la futura revolución. El viejo mundo burgués sabe perfectamente que su estructura no soportará la reflexión a fondo del proletariado revolucionario, tal reflexión producto del debate deberá llegar a la conclusión de que la solución a todos los males de este planeta está ligada a la destrucción de este régimen de explotación del trabajo asalariado.
La burguesía grita hoy que los ciudadanos están reprensados en este debate, nosotros sabemos que es una mentira cruel, sólo la lucha de clase y más directamente un periodo revolucionario, incorpora de manera efectiva a las masas ayer ajenas a todo debate, a una vida política activa, viva, creadora, fraternal y solidaria. No es una utopía, La Revolución Rusa de 1917 es un ejemplo edificante, las verdaderas asambleas obreras también plantean ya en germen ese ambiente donde la reflexión y la clarificación se convierten en un placer y en armas para avanzar hacia la transformación revolucionaria del mundo.
Marsan. 8-06-08
"Mucha propaganda se hizo por todo América sobre el ascenso de Bachelet, refiriendo su pasado "antipinochetista", de la presión que vivió durante la dictadura militar, de su "preocupación" por los problemas sociales y demás "cualidades", sin embargo la realidad ha mostrado que su respuesta lleva el mismo tenor que el de los gobiernos de derecha: la represión. Esta respuesta no es por la perversión particular de Bachelet, sino por la condición natural del capitalismo. Fue el gobierno de Bachelet, con menos de un semestre de vida, que dejó claro que ante las expresiones de descontento actuaría con "mano dura", y así lo hizo, hordas de carabineros fueron lanzadas en contra de las manifestaciones... y si luego de ver los resultados de su orden -es decir, centenares de heridos y presos- se deslinda de los hechos y hace renunciar a un jefezuelo de la policía, no es sino la demostración de la hipocresía de la burguesía". (Revolución Mundial No. 93, Julio-agosto 2006). Todas las ilusiones que este gobierno de izquierda despertó en las masas explotadas de esta región se han hecho añicos en poco tiempo. Las luchas de los estudiantes del mes de mayo del presente año vienen a confirmar con creces que la crisis mundial del capitalismo sigue su desenfrenada carrera.
Las protestas empezaron en el mes de mayo cuya mayor manifestación (600 mil jóvenes) se dio el día 28 del mes. Los jóvenes exigían al gobierno de Michelle Bachelet la reducción de las tarifas del transporte público y acceder a una situación de mejores oportunidades para entrar a la universidad, actualmente los sistemas privados son más beneficiados. Estos dos aspectos marcaban un claro perfil proletario a las primeras expresiones de estas luchas: una reacción legítima contra los efectos de la crisis, todos sabemos que los precios del transporte público representan un gasto corriente para todos los trabajadores y sus hijos, gastos que no hacen sino aumentar. Por otro lado, los hijos de la clase obrera (sobre todo en las escuelas públicas) son marginados de los sistemas educativos o simplemente se les ofrece "oportunidad" en carreras que tristemente sólo representan unas enormes fábricas de desempleados. Estas preocupaciones están en las protestas; sin embargo, las fuerzas de la izquierda y los sindicatos (de profesores y estudiantiles) han metido la ambigüedad y han introducido "nuevas demandas".
La manifestación del 16 de junio (5 mil manifestantes) es un síntoma ya del desgaste y del control que han conseguido tanto el Colegio de Profesores como la Asamblea de Estudiantes Universitarios y Secundarios (ACEUS). Ahora el objetivo está ya muy embrollado; se exige ahora participar en la elaboración de la nueva Ley General de Educación (LGE); resulta que ahora se trata de participar en un "debate democrático" donde no se excluya a sectores involucrados en la elaboración de la nueva ley. Muchos movimientos que han nacido en un terreno proletario, son conducidos después a una lucha dentro del marco estéril de las instituciones de la burguesía[1]. Esta realidad no nos debe conducir a ver todo en blanco o negro. La mejor forma de evitar que estas protestas se pierdan en la desnaturalización pura y simple es sacando y generalizando sus lecciones.
Lo que aparece en la escena es que la entrada de los maestros con su paro nacional a partir del 16 de junio, significa que el sindicato de maestros (Colegio de Profesores) va a funcionar como el orquestador. No es pues casual que ahora se haya reforzado la consigna de "un debate por la educación". Por otro lado, el gobierno ha realizado su faena, cada vez que hay una manifestación las fuerzas del orden (¡del orden de la burguesía!) provocan y casi promueven los enfrentamientos. Así, la violencia es usada como una forma de desvirtuar las protestas ante el resto de la clase obrera (no sólo de Chile).
Tenemos pues que subrayar que no basta con que en un combate se planteen perspectivas de lucha contra los efectos de la crisis y sus secuelas, es necesario abrir esa lucha al conjunto de la clase obrera. La mejor forma de generalizar ese combate es integrando cada protesta en el marco de la lucha de todos los explotados contra el capitalismo. Cuando una lucha toma un rumbo muy sectorial (estrictamente educativo, por ejemplo) se impide que el resto de trabajadores se reconozca en esa lucha y sus simpatías y solidaridad serán excluidas. Las luchas de los jóvenes no debe verse como una "calentura juvenil", sino como expresiones de una profunda inconformidad contra el capitalismo que se abre camino desde las entrañas más profundas de esta sociedad decadente, así lo han expresado las luchas de estas nuevas generaciones en otras partes del mundo, como en el 2006 en Francia: " la movilización contra la precariedad, y por lo tanto contra el desempleo, plantea implícitamente y para una cantidad creciente de estudiantes y jóvenes trabajadores, la cuestión del porvenir que el capitalismo reserva a la sociedad; preocupación también compartida por muchos trabajadores mayores que se preguntan: ¿Qué sociedad dejamos a nuestros hijos?" (Rint 125, 2005).
RM, Junio del 2008
[1] Recordemos el caso de Oaxaca. La lucha de los maestros partió de una demanda salarial (rezonificación) y, con el apoyo de la represión estatal, izquierda e izquierdistas montaron la enorme faramalla de la APPO cuya consigna central se convirtió en: "fuera el gobernador Ulises Ruiz". Tanto por sus objetivos como por sus métodos, esa energía quedó atrapada y esterilizada. Ahora la APPO es una nuevo "partido de izquierda" local.
Desde que el ciclón Nargis devastó Birmania, la población teme con terror la llegada de una nueva tormenta. Días más tarde, la provincia de Sichuan, en China, es sacudida por un terremoto. En Birmania, hay probablemente cerca de 100,000 muertos y desaparecidos, mientras que un millón y medio o dos millones de supervivientes son amenazados por el hambre. En China, el número de víctimas sobrepasa 80,000 muertos y más de cinco millones de personas se encuentran sin refugio. En ambos casos, varias epidemias se propagan velozmente como resultando de las terribles condiciones de supervivencia que sufre la población.
¿Tales catástrofes son realmente naturales e inevitables? ¿Son la suerte o la fatalidad las responsables? ¡Ciertamente no!
Alegar que esta nueva catástrofe se debe a "caprichos de la naturaleza" es pura mistificación. El hombre ha adquirido la capacidad de prever y de protegerse de fenómenos como ciclones, maremotos, inundaciones, terremotos, erupciones volcánicas. Ha sabido desarrollar progresos científicos y tecnológicos que permiten prevenir y hacer frente a las inclemencias o a los seísmos más violentos, pero es la aberración de este sistema social basado en la rentabilidad lo que impide que pueda utilizarlos y ponerlos al servicio de la humanidad. Estas catástrofes son consecuencia de las políticas irresponsables en la economía y el medio ambiente que impulsa el capitalismo en su loca búsqueda de ganancias. Este sistema multiplica los efectos fatales y devastadores de estos fenómenos y los transforma en enormes y espantosas catástrofes sociales. Y sus víctimas son siempre las mismas: las poblaciones más pobres y más desamparadas, a quienes la miseria los hace todavía más vulnerables porque viven hacinados en zonas expuestas al peligro y en viviendas muy precarias.
El Delta de Irrawaddy, el granero que provee a toda Birmania, ha sido la región más afectada. Ahí, las existencias de arroz fueron destruidas. En una de las regiones más pobres del mundo donde la población está sometida a las peores condiciones de explotación y el medio ambiente era ya portador de condiciones de vida especialmente insalubres. Ante esta situación, la junta militar al poder manifestó un menosprecio que rebelaba un cinismo monstruoso frente a la suerte de los habitantes víctimas de la catástrofe. Prácticamente ninguna ayuda seria fue aportada por el Estado, mientras que el militar a la cabeza del Estado birmano, Than Shew, acaparaba sin vergüenza alguna la poca ayuda internacional que llegaba mientras se publicitaba haciendo pegar su retrato en las bolsas de comida que eran repartidas a los damnificados. ¡Su abyección ha llegado hasta transformar la mayor parte de los campos de refugiados en verdaderos campos de trabajo, al tiempo que el gobierno birmano mantiene en medio de estos terribles acontecimientos un referéndum para la adopción de una "nueva Constitución" que abría supuestamente la vía... a una "transferencia de poder a los civiles «! ¡Por ello, mientras que más de un millón y medio de Birmanos se sumergían en el lodo y luchaban contra la muerte, sobreviviendo apenas en las ruinas, la junta militar elogiaba de manera ridícula y alucinada su "éxito" y su "victoria" en su referéndum, votado "en masa" por un pueblo para el cual se abría ahora "el más bello futuro» a golpe de anuncios televisivos!
De la ONU a la Unión Europea pasando por Bush, todos han fustigado la "paranoia" de las autoridades birmanas, las "dificultades impuestas" por las autoridades para otorgar visas y la insuficiencia de ayuda que apenas llega a cuentagotas a causa del cierre y la desconfianza del Estado. Con ello, han querido "demostrar" el interés que las "grandes democracias" tienen hacia las víctimas en Birmania que hasta en la peor catástrofe sufren el yugo implacable de una dictadura militar. Pero si las maniobras de la junta militar de Myanmar son de tal monstruosa proporción que deja morir a cientos de miles de personas e incluso millones, ¿qué puede pensarse de la falsa indignación de las grandes potencias?
En China, la amplitud de la catástrofe borró del mapa ciudades y pueblos enteros debido a las débiles construcciones. Pero eso no era algo inevitable. Desde hace mucho el gobierno chino conoce la alta incidencia de sismos en la zona y la necesidad de edificar construcciones fuertes[1]. Sin embargo, más de 7000 escuelas, construidas apresuradamente con una irresponsabilidad criminal y con los materiales más baratos, cayeron sobre decenas de millares de niños, al tiempo que los edificios vecinos seguían de pie.
Detrás de su hipócrita actitud humanitaria, las grandes democracias pretenden hacer olvidar su propio menosprecio a la vida humana. Es necesario recordar aquí algunos hechos recientes. El maremoto de diciembre de 2004, que hizo más de 220,000 muertes en el sur de Asia, había dado señales anticipadas que no fueron comunicadas a la población, tanto por negligencia del gobierno como por la ausencia de un equipo de prevención y protección que serían costosos para la rentabilidad del capital. Ahí, la ayuda que fue dada provenía fundamentalmente de la población, la cual tuvo la iniciativa y en muchos sentidos llegaba a sobrepasar a los propios gobiernos.
Que se recuerde el huracán Katrina, a finales de agosto 2005, que devastó el Sur de los Estados Unidos, principalmente Nueva Orleáns. La catástrofe estaba bien prevista. Pero sólo dos días antes el Gobierno había proclamado el estado de urgencia, sin proporcionar medio alguno para salvar a la población. La mayor potencia económica del planeta dejó entonces al abandono a la población de los barrios pobres dejando que sus casas fueran barridas como paja, mientras brindaba protección a los barrios ricos de la ciudad. Los que podían pagar la gasolina fueron hacia el norte y hacia el oeste para ponerse a salvo en hoteles, moteles con amigos o sus familias. Pero en el caso de los pobres, la mayoría se encontró sobre la trayectoria del ciclón, incapaz de huir. En Nueva Orleans, las autoridades locales abrieron el Superdome y el centro de conferencias como refugio contra el huracán, pero no proporcionaron ni intendencia, ni comida, ni agua, ni nada; se abandonó a la gente que se apilaba en estos edificios y a su suerte. La única preocupación de la administración americana fue el mantenimiento del orden con el fin de contener posibles motines y la aplicación medidas represivas. El balance había sido de 1500 muertes, 250,000 personas sin hogar, cuya mayoría aún se alberga hoy en centros y hogares de recepción urgentes, y más de un millón de desplazados.
El cinismo y la hipocresía exudan por todos los poros de la sociedad capitalista y demuestran que se guía, en todas partes, por los mismos sórdidos intereses de clase. Su actitud no depende del régimen dictatorial o democrático del Gobierno ni de la zanja cavada entre "países ricos" y "países pobres". La burguesía no sólo pretende encubrir su completa impotencia ante los desastres que su sistema engendra, sino que hace todo lo posible por ocultar la quiebra total de este sistema, el cual se muestra como la peor catástrofe de la historia de la humanidad y que por ello es necesario erradicarlo definitivamente.
Wilma 25 mayo 2008
[1] Entre 1975 y 1993, la región ha conocido, cuando menos, dos fuertes sismos: https://environment.newscientist.com/article/dn13885-accepted-level-of-e... [401]
Federico Engels dijo en 1878: "Mas no se crea que las fuerzas productivas pierden su calidad de capital al convertirse en... propiedad del Estado. El Estado moderno no es más que la organización que se da la sociedad burguesa para defender las condiciones materiales del régimen capitalista de producción contra los ataques así de los obreros como de los capitalistas individuales. El Estado moderno, cualquiera que su forma sea, es una máquina esencialmente capitalista, es el Estado de los capitalistas, el capitalista colectivo ideal. Y cuantas más fuerzas productivas asuma como de su propiedad, más se convertirá en capitalismo colectivo real, mayor será el número de súbditos suyos quienes explote. Los obreros siguen siendo lo que son: obreros asalariados, proletarios. Las relaciones capitalistas, lejos de abatirse con esas medidas, se profundizan y exaltan. Pero... la propiedad del Estado sobre las fuerzas productivas, alberga ya en su seno el medio formal, el resorte para llegar a la solución: ¡el proletariado toma el poder estatal!" (F. Engels, Anti-Dühring).
Parece que estas palabras claras y sencillas del compañero de Carlos Marx, pronunciadas hace 80 anos, se refieren expresamente a la reciente transformación de la industria petrolera y los ferrocarriles en propiedad del Estado capitalista mexicano. Es de importancia primordial para el proletariado de México comprender la verdad fundamental contenida en estas palabras: "el Estado moderno no es más que la organización que se da la sociedad burguesa para defender las condiciones materiales del sistema capitalista de producción contra los ataques así de los obreros como de los capitalistas individuales. El Estado moderno, cualquiera que su forma sea, es una máquina esencialmente capitalista, es el estado de los capitalistas, el capitalismo colectivo ideal". ¿Cuántos hay hoy día entre los que se llaman "marxistas" que reconocen la verdad de estas afirmaciones de uno de los fundadores del marxismo? ¿Cuántos hay que admiten que estas afirmaciones se refieren a todos los Estados capitalista? Cualquiera que sea su forma, es decir, inclusive a los Estados capitalistas que se llaman "obreristas"? ¿Cuántos hay que se atreven a decir que también esos Estados "obreristas" explotan a los obreros, y que esta explotación se extiende al abarcar cada vez más fuerzas productivas como de su propiedad? ¿Cuántos hay que se atreven a decir que en cada nueva "nacionalización" las relaciones capitalistas entre poseedores y productores (es decir, entre capitalistas y proletarios), lejos de abolirse con tales medidas, se agudizan y exaltan? ¿Quién se atreve hoy a decir que todas estas afirmaciones se refieren también a las recientes "nacionalizaciones" de la industria petrolera y los ferrocarriles? ¿Por qué no aplican los "marxistas" de México las enseñanzas del marxismo a los problemas actuales?
¿Por qué, en primer lugar, no aclaran que "nacionalización" no significa de ninguna manera propiedad de la "nación", sino única y exclusivamente propiedad del Estado, es decir, propiedad de una parte de la "nación": la burguesía, cuyo instrumento es el Estado? En otras palabras, ¿por qué no aclarar que con la "nacionalización", la propiedad pasa simplemente de capitalistas individuales o compañías capitalistas al "capitalista colectivo" (para usar la frase de Engels), es decir, el Estado de los capitalistas?
¿Por qué no dicen todo esto? Nosotros lo sabemos muy bien: diciéndolo como lo debe hacer el que se llama marxista, uno ya no puede seguir siendo el sirviente leal de la burguesía "progresista" de México. Uno pierde su popularidad, tal vez su libertad y su vida... ¡Más vale no aplicar las enseñanzas del marxismo a los problemas del día! Es muy útil llamarse " marxistas". Pero ser marxista es demasiado peligroso para esos señores que se intitulan "líderes obreros".
¿Cuál es, entonces, según el marxismo, el alcance y significado de la "expropiación" de la propiedad de las compañías petroleras? En palabras sencillas: esta propiedad ha pasado de las manos de un grupo de explotadores (las compañías petroleras) a las manos de otro (el Estado mexicano). Nada más ni menos, la naturaleza de esta propiedad no ha cambiado en nada: queda propiedad capitalista como antes. Los trabajadores quedan en la misma posición de proletarios: tienen que vender su fuerza de trabajo al propietario de los instrumentos de producción, es decir, al dueño de los campos petrolíferos, de la maquinaria. del aparato de distribución, y el propietario (hoy el Estado mexicano) se queda con la plusvalía producida por los trabajadores, es decir, les explota. En otras palabras, la industria petrolera mexicana se ha convertido en una sola gigantesca Petromex, con capataces y especialistas "nacionales" en vez de extranjeros, y la tarea principal de esta Petromex grande es exactamente la misma que antes de la la Petromex chica: Impedir o romper huelgas, como lo hizo en la huelga de protesta del año pasado.
En la industria petrolera de México se enfrentan, después de la llamada expropiación precisamente como antes, las dos clases fundamentales de la sociedad capitalista, capitalistas y proletarios, explotadores y explotados,- la industria petrolera queda lo que ha sido antes: el baluarte del sistema capitalista en México, nada más que este baluarte está ahora políticamente más fuerte que antes, porque en vez de enfrentar varias compañías extranjeras solamente protegidas por el Estado mexicano, los trabajadores tienen ahora enfrente de sí directamente este Estado, con su demagogia obrerista, con sus juntas de "conciliación", su policía, sus prisiones, su ejército. La lucha de los trabajadores petroleros es ahora mil veces más difícil que antes. El Estado sigue protegiendo la propiedad capitalista, porque en ello consiste su función fundamental, pero ahora esta protección ha cambiado de forma: para hacerla más efectiva y para poner la industria petrolera a salvo de los ataques de los trabajadores, el Estado ha declarado como su propiedad lo que tiene que proteger, la propiedad de los capitalistas americanos e ingleses.
Según las enseñanzas del marxismo el Estado es una institución nacida de la división de la sociedad en clases con intereses irreconciliables, y su función es perpetuar esta división y con ella "el derecho de la clase poseedora de explotar a la que no posee nada, y la dominación de la primera sobre la segunda" (Federico Engels).
El Estado moderno es la organización que se da la burguesía para defender sus intereses colectivos, sus intereses de clase, contra los ataques de los obreros por un lado y de los capitalistas individuales por otro (en primer lugar contra aquellos capitalistas y compañías que no quieren sacrificar parte de sus intereses individuales en favor de la defensa de los intereses colectivos de toda la clase burguesa contra los trabajadores). Todas las actividades del Estado capitalista, aunque se llame "obrerista", sirven para un solo fin: el reforzamiento del régimen capitalista. En la fase de la expansión del capitalismo, el reforzamiento de éste tenía un carácter progresivo, a pesar de la opresión creciente que de ello resultó, porque en aquellos tiempos, la historia todavía no había puesto la revolución proletaria en el orden del día. El único progreso posible era el capitalista. Hoy. En su fase de descomposición, es decir en la fase imperialista que vivimos, el reforzamiento o la "reforma" del capitalismo tiene un carácter sumamente reaccionario y contrarrevolucionario, porque hoy solamente la destrucción del capitalismo puede salvar a la humanidad de la barbarie. El rol actual del Estado es defender al capitalismo contra la revolución proletaria. En la fase imperialista, el Estado capitalista, cualquiera que sea su forma, es la verdadera encarnación de la reacción y contrarrevolución. Hoy no hay ni puede haber un Estado capitalista progresivo. Todos son reaccionarios y contrarrevolucionarios. Reforzar el Estado equivale a prolongar la vida del bárbaro sistema capitalista aquellos que luchan por la destrucción del Estado capitalista están al lado del proletariado, de todos los explotados y oprimidos, luchando con ellos por su emancipación por medio de la revolución proletaria.
Las palabras antes citadas de Engels acerca del significado de la conversión de la propiedad de capitalistas individua es en propiedad de compañías anónimas, y acerca de la conversión de éstas en propiedad del Estado capitalista referían a la fase ascendiente del capitalismo, a la fase de expansión, cuando el sistema capitalista constituía un progreso. En aquélla fase, la concentración de las fuerzas de producción en manos de grupos de capitalistas y del Estado capitalista significaba un importante paso adelante, en el sentido de la socialización creciente de la producción, la que por su parte planteó ante la humanidad la tarea de la socialización de la propiedad de estas fuerzas de producción.
Citemos otra vez a Engels: "lo mismo los periodos de alta presión industrial, con su desmedida expansión del crédito, que las épocas de hecatombe, con el desmoronamiento de grandes empresas capitalistas, impulsan esa forma de socialización de grandes masas de medios de producción con que nos encontramos en clases diversas categorías de sociedades anónimas. Algunos de los medios de producción y de transporte son ya de por si tan gigantescos, que excluyen, como ocurre con los ferrocarriles, toda otra forma de explotación capitalista. A llegar a una determinada fase de desarrollo, ya no basta tampoco la forma de la sociedad por acciones, y el representante oficial de la sociedad capitalista, el Estado, tiene que hacerse cargo de su dirección. La necesidad a que corresponde esta transformación de ciertas empresas en propiedad del Estado empieza manifestándose en las grandes empresas de transportes, tales como el correo, el telégrafo y los ferrocarriles " (Anti-Duhring).
Restringir la producción de bienes de consumo y organizar la producción de instrumentos para la destrucción de lo producido y los propios productores, esto es uno de los fines primordiales de las nacionalizaciones durante la guerra mundial de 1914-1918 y durante las recientes guerras en Etiopía, España y China. Y esto tiene aplicación no solamente a los países que entraron directamente en la guerra, sino a todos, sean fascistas los gobiernos o democráticos -véase las nacionalizaciones en ambos lados en España y la reciente nacionalización de ferrocarriles e industrias de guerra en Francia. Destrucción no construcción es el gran objetivo de la sociedad capitalista en sus horas de agonía.
Mientras que las nacionalizaciones en el pasado eran expresión del crecimiento y de la expansión del capitalismo, en la actualidad son lo contrario: la expresión del retroceso y la descomposición cada día más violenta del sistema capitalista. Antes de desaparecer de la escena histórica, el capitalismo destruye gran parte de lo que él mismo ha creado: el magnífico aparato de producción, el proletariado moderno y la división internacional del trabajo, encadenando cada vez más las fuerzas productivas dentro de los límites de los estados nacionales.
El proletariado, al contrario, cuando le toque su hora histórica, "liberará las fuerzas productivas de todos los países de las cadenas de los estados nacionales, unificando los pueblos en estrecha colaboración económica" (Manifiesto del Primer Congreso de la Internacional Comunista).
Estas son palabras claras, en oposición irreconciliable con las ideas de aquellos que quieren combinar las consignas de la revolución proletaria la cual tiene un carácter internacional, y de la llamada "emancipación nacional".
La única posibilidad de liberar los pueblos oprimidos reside en la destrucción de los Estados nacionales por la revolución proletaria triunfante y la unificación del mundo entero en estrecha cooperación fraternal.
Lo que acabamos de decir en forma general acerca del significado de las nacionalizaciones en la fase de descomposición del capitalismo, necesita ciertas adiciones y modificaciones en el caso de los países semicoloniales, como México.
Si de veras fuese posible poner una parte de la propiedad de grandes compañías internacionales bajo el control efectivo de un pequeño estado nacional, claro que tal nacionalización no aumentaría la división internacional de trabajo creada por el capitalismo; al contrario, la minaría y destruiría, revelando así su carácter reaccionario, tan más que en el caso de los grandes Estados imperialistas.
Pero en realidad una nacionalización efectiva por parte de los pequeños Estados es imposible, sobre todo en cuanto se refiere a la propiedad de grandes compañías internacionales porque son éstas y sus gobiernos imperialistas las que controlan por completo la gestión económica de lo pequeños Estados. Sólo los Estados imperialistas pueden hoy día nacionalizar, sea dentro o en los pequeños Estado por ellos controlados. Las "nacionalizaciones" efectuada por estos son, por consiguiente, nada más que una farsa, un cambio de etiqueta. El que "nacionaliza" es en realidad ni el pequeño Estado "libre" y "antiimperialista", sino el propio dueño imperialista.
El único cambio posible es que el pequeño Estado, como el nuestro caso el mexicano, pasa del control de una compañías imperialistas y de su Estado al control de otras del Estado de ellas.
Y esto es precisamente lo que ha pasado en el caso de la reciente "nacionalización" del petróleo en México: la grandes compañías norteamericanas (la Huasteca-Standan Oil y la Gulf) y su Estado ahora no tienen que compartir el control de la riqueza petrolera y de todos los destinos de México con la compañía inglesa El Águila (Royal Dutch Shell) y con el Estado inglés. Con la llamada "nacionalización" se han convertido en los dueños exclusivos de lo que la burguesía mexicana llama "nuestra patria".
Lo que ha pasado en este caso es lo único que puede pasa en la fase imperialista del capitalismo: todas las supuesta "redenciones nacionales" significan inevitablemente e triunfo de uno u otro imperialismo. En el caso de México el que ha triunfado es el famoso "buen vecino".
La burguesía internacional admite esto con toda franqueza como se ve de la siguiente opinión del Boletín de servicios de archivos de Ginebra, Suiza (citamos según Últimas Noticias del 7 de junio): "de aquí en adelante los Estados Unidos son los dueños indiscutibles en todos los dominios en México. La última fortaleza inglesa (en América Latina, fue demolida hasta sus cimientos. El puente para la América del Sur ha quedado abierto. Los Estados Unidos han aprovechado la única posibilidad de derrotar a Inglaterra en México, sin disparar un solo tiro." Hoy como ayer recibe el petróleo de México, con la diferencia de que lo compran al gobierno mexicano en vez de comprarlo a las compañías petroleras. Los precios son los mismos, el petróleo es el mismo y el futuro se encargará de demostrarlo en breve, las compañías seguirán siendo 1as mismas en lo que se refiere a su procedencia americana...
Fue Cárdenas, insinúa el Boletín, quien finalmente ayudó a los Estados Unidos a expulsar a los británicos Aparentemente todo fue muy sencillo. Precisamente cuando los ingenuos ingleses estaban jubilosos de poseer el 600/o de petróleo mexicano contra el 40% que tenían los Estado Unidos, Cárdenas se apropió de todo. Pero mientras Londres levantaba una tempestad por las expropiaciones Washington acogió la cosa con extraordinaria calma... ¿Qué ocurrió entonces? El Boletín sugiere "un entendimiento entre Washington y México por el cual todo el petróleo en efecto se convierte en 'americano', demoliendo así, definitivamente, la última fortaleza británica en este hemisferio". Esto nos dice un periódico burgués de Suiza.
El Nacional, órgano del gobierno de México, dio la misma interpretación cuando al anunciar la ruptura de relaciones diplomáticas con el gobierno inglés juntó los dos siguientes encabezados: "México rompe con Inglaterra", y "Andan por buen camino las pláticas con las compañías americanas ".
"No se necesita mejor ilustración de la transformación de México en una colonia exclusivamente norteamericana que la adulación por el imperialismo yanqui, la que vemos en cada número de El Nacional y en todos los discursos de los altos mandatarios mexicanos. Según ellos el imperialismo americano es en realidad "antiimperialista". Sólo el imperialismo inglés es imperialismo.
Y el gran traidor León Trotsky les ayuda en esta propaganda con sus cartas abiertas en las que también "imperialismo" equivale a "imperialismo inglés", mientras que el autor de esas cartas no chifla ni una sola palabra sobre el imperialismo americano...
La "administración obrera" debe salvar la propiedad de los capitalistas
El sistema capitalista se encuentra en una situación sin salida. Su destrucción por el proletariado es históricamente inevitable.
Pero en estos momentos el proletariado, desanimado y desorientado por tantas derrotas y traiciones, en vez de luchar contra el capitalismo, con el fin de destruirlo y construir sobre sus ruinas una nueva sociedad, al contrario le está defendiendo. Ayudada por todos los llamados "líderes obreros", la burguesía ha logrado desviar a los trabajadores de su camino clasista y ligarles a los intereses del capitalismo, por conducto del Estado. Cegados por las ideas de la democracia y la patria, los proletarios están defendiendo lo que debían destruir. Lo vemos en España, en China, en México, en todo el mundo.
En vez de aprovechar la crisis mortal del sistema capitalista para destruirlo, los trabajadores, no creyendo en el triunfo de la propia causa, se han temporalmente convertido en sus mejores defensores. Precisamente como en el tiempo de la guerra mundial sacrifican sus conquistas económicas y sus vidas en lucha fratricida bajo el mando de sus enemigos de clase. Por supuesto, no hay que insistir en que, hoy como entonces, la culpa no la tienen los trabajadores, sino aquellos marxistas que con su capitulación ante los fetiches de la democracia y la patria han traicionado al marxismo y la causa de la revolución proletaria. Y no hay que insistir tampoco en que la situación actual no puede durar para siempre y que tarde o temprano el proletariado tomará otra vez el camino hacia la revolución. Históricamente la revolución proletaria queda inevitable e invencible.
En España y sobre todo en Cataluña hemos visto en estos últimos años cómo la burguesía logró conjurar el peligro de la revolución proletaria por medio del armamento de los trabajadores y la "socialización" de las industrias, con su "entrega" a los trabajadores. Estos, bajo la ilusión de ser ahora los dueños del país, desistieron el ataque contra las instituciones capitalistas y comenzaron a defender con sacrificios inauditos lo que a pesar de ciertos cambios de etiqueta sigue siendo propiedad capitalista y el Estado capitalista. A través de la masacre diaria en los campos de batalla de España el capitalismo se está reforzando políticamente, llenando sus viejas venas con la sangre de 1os explotados que luchan en ambos lados.
Siguiendo el ejemplo de la burguesía española, la burguesía mexicana y su buen vecino norteamericano tratan de conjurar el peligro de la revolución proletaria en México con la "entrega" de las industrias a los obreros. Una vez que éstas estén en "manos" de los trabajadores, el enemigo mortal del sistema capitalista se convertirá en su mejor defensor..., así calcula la burguesía en México y Washington.
La burguesía mexicana y americana conocen el odio de las masas trabajadoras de México y de toda la América Latina contra las grandes compañías extranjeras. Un ataque del proletariado contra ellas equivaldría a un ataque contra el corazón del sistema capitalista. Sería el principio del fin de la dominación imperialista en México y en todos los países coloniales y semicoloniales,... y la burguesía de estos países, en primer lugar la de México, sabe muy bien que lo único que la mantiene y protege de "sus" obreros y campesinos es precisamente la dominación imperialista. ¡Se entiende porqué considera a la burguesía norteamericana como su "buen vecino''!
Frente al crecimiento diario de la ira de las masas contra las compañías imperialistas había que impedir a toda costa un ataque frontal de los trabajadores contra ellas. Esta tarea correspondió, por supuesto, al gobierno de México. Es bien sabido de todos qué pasa con gobiernos semicoloniales cuando no cumplen con tal tarea: desaparecen, como han desaparecido tantos gobiernos en México, Cuba y otros países latinoamericanos, al momento en que se mostraron incapaces de desviar el ataque de los obreros contra la sagrada propiedad imperialista. El "buen vecino" necesita servidores eficaces, y se ha mostrado que el servidor más eficaz es un gobierno " obrerista".
Para un gobierno capitalista "obrerista" no fue difícil encontrar la solución del problema. Los falsos "marxistas" del tipo de los estalinistas y trotskistas la habían propuesto desde mucho tiempo: ¡el frente único entre proletariado y burguesía! ¿Contra quien? ¡Pues contra el imperialismo, aunque usted no lo crea!
En España y China, ese frente único entre explotadores y explotados ya está realizado, con resultados magníficos para los explotadores, sean ellos fascistas o antifascistas, imperialistas o antiimperialistas, y con resultados fuertes para los explotados en ambos lados.
En México, algo muy semejante estaba creciendo desde muchos años. Al fin tomó forma definitiva cuando comenzó la farsa de la llamada "redención nacional". Fingiendo una lucha implacable contra el imperialismo (en palabras), la burguesía mexicana y su gobierno pudieron entregarle (de hecho) el control cada vez más absoluto de los destinos de la llamada "patria mexicana".
Al mismo tiempo, fingiendo la entrega de la industria petrolera y los ferrocarriles "a los trabajadores", pudieron sacar de ellos los sacrificios más inauditos.
¡Pleno triunfo en toda la línea! Bajo la forma de nacionalización, la burguesía y el gobierno entregan la industria más importante del país al control exclusivo del imperialismo yanqui; en esta transacción, el gobierno de la burguesía mexicana contrae una deuda de "honor" con la burguesía norteamericana e inglesa; la tienen que pagar, por supuesto, los trabajadores y estos no sólo tienen que aguantar este sacrificio ("voluntariamente", como afirman los traidores), sino que tuvieron que ofrecer en el altar de la patria, por supuesto también "voluntariamente", los 50 millones que ellos habían demandado de las compañías desde hace dos años. Según un comunicado del Comité Ejecutivo de1 Sindicato de Trabajadores Petroleros, publicado en la prensa capitalina el 28 de abril de 1938, este sindicato, "estando perfectamente de acuerdo con su gobierno en los momentos en que fue más necesario para la nación, y, como lo sigue haciendo, aceptando, por considerarlo patriótico, que los beneficios que se derivan del laudo dictado por las Juntas de Conciliación y Arbitraje grupo 7, no se apliquen mientras prevalezca la situación actual, no obstante el sacrificio que para los trabajadores petroleros (¡claro que no para sus líderes!) representan los largos años de lucha para conseguir una vida más humana en los campos petroleros; además los trabajadores de esta industria aportan a la misma diversas partidas (¿por concepto de que?) que él mismo presidente ya conoce, cantidades que todas hacen un total de 140 millones de pesos; independiente de esto, nuestra diversas secciones, conscientes de sus deberes como mexicanos, están aportando un día de sueldo mensual por tiempo indefinido para contribuir a resolver el desnivel económico de la nación, que equivale a una suma mensual de 150 mil pesos".
Sumando todas estas cantidades, la famosa "redención nacional" costó a los trabajadores petroleros (¡para no hablar de los otros!) la respetable suma de 190 millones de pesos, sin considerar los otros millones que perdieron durante los últimos dos años, por confiar en las juntas de conciliación, en vez de obligar a las compañías, por medio de la huelga, a pagarles más altos salarios. En lugar de lograr que de los 50 millones que demandaban a las compañías se les pagaran por lo menos los 26 millones que el laudo "favorable" de las juntas les prometió, se les obliga a pagar a las propias compañías imperialistas, por conducto del gobierno "antiimperialista" de México, una suma cinco veces más grande: ¡en lugar de recibir 26 millones, tienen que pagar más de 190, como su contribución a la famosa "deuda de honor"!
Sería difícil encontrar en toda la historia de la burguesía mundial otro ejemplo de un engaño tan perfectamente ejecutado. Bajo el chorro de palabrería patriótica acerca de la "liberación económica de México", se conoce el robo más gigantesco que conoce la historia. Los obreros instintivamente sienten que en realidad se trata nada más que de un robo, pero cegados por la idea de la "patria en peligro", no logran ver la verdad. ¡Ojalá que nuestra voz débil ayudara a algunos a entender la verdadera situación y despertarse de sus sueños e ilusiones!
La tarea del proletariado frente a las recientes nacionalizaciones
Si a los falsos líderes "marxistas" de México les falta el valor para caracterizar el verdadero significado de la nacionalización del petróleo y los ferrocarriles, aun menos arriesgan hablar de la tarea del proletariado frente a esas nacionalizaciones hechas por la burguesía y en el beneficio de la burguesía.
Engels. al contrario, habla con toda claridad y franqueza de esta tarea. Él, por supuesto, no sabe nada del "apoyo al gobierno" que preconizan esos traidores de su clase. Al contrario: el único camino que él señala frente a las nacionalizaciones de la burguesía es la toma del poder estatal por el proletariado y la transformación de la propiedad de los capitalistas, inclusive la propiedad del estado capitalista, en propiedad del estado proletario. Él indica con plena claridad cuál es la única lección que los trabajadores deben sacar de la transformación de la propiedad de capitalistas individuales y de compañías capitalistas en propiedad del Estado capitalista: "El régimen capitalista de producción, al atizar cada vez más intensamente la conversión en propiedad del Estado de los grandes medios de producción, señala ya por sí mismo el camino por el que esa transformación hade operarse: el proletariado toma el poder Estatal y empieza convirtiendo los medios de producción en propiedad del Estado", por supuesto de su Estado, el Estado proletario, la dictadura del proletariado.
La tarea del proletariado mexicano es, entonces, no sacrificarse para que la industria petrolera y los ferrocarriles rindan beneficios para los capitalistas imperialistas y "nacionales", sino conquistarlas, quitarlas a la burguesía por medio de la revolución proletaria.
¡Esta es la única lección que debemos sacar de las recientes nacionalizaciones!
Grupo de Trabajadores Marxistas
Desde hace cuatro décadas la crisis económica viene sometiendo al capitalismo, y a lo largo de esos 40 años la burguesía ha echado mano a diversas estrategias económicas presumiendo en cada ocasión haber encontrado la receta para asegurar la salud de la economía. No obstante la reaparición de las secuelas recesivas (estancamiento, inflación, devaluación...), les golpea el rostro continuamente y tienen que volver a buscar el tipo de discurso y política que les permita afirmar que estos sucesos son producto de «choques externos» o de una mala conducción de la política. Así los expertos nos explicaban que la recesión de los 70 tuvo como causa el uso excesivo del Estado durante los 50 y 60, y que además se combinó con el crecimiento desmedido de los precios del petróleo, por eso para enfrentar los problemas recetaban (desde los años 80) medidas «liberalistas» (o «neoliberales») con dosis de «menos Estado», ahora se dice que los problemas que han profundizado la crisis provienen de la escasa regulación de los nuevos instrumentos del mercado de capitales, el crédito creciente, las bajas tasas de interés que anima la especulación y la posterior falta de liquidez, por lo que desempolvando su viejo recetario prescriben el rescate del sistema financiero mediante la intervención directa del Estado, el uso intensivo del gasto público, reducción de la tasa de interés para aminorar la carga de las deudas y mayores dosis de crédito. De manera que, una forma de negar que el capitalismo vive una crisis crónica (propia de un sistema en decadencia) es presentar los momentos de recesión como defectos de mercado de corto plazo causados por el uso inadecuado de la política económica, por los funcionarios o los administradores.
Los voceros del gobierno mexicano, hace apenas unos meses, se ufanaban del «blindaje» de la economía ante la recesión que ya se anunciaba, incluso en un acto de fanfarronería el presidente Calderón predecía que la economía mexicana se vería beneficiada con la recesión de los EUA. Por eso haciendo gala de filisteísmo decía: «A mi esto del escenario preocupante de 2008, realmente me emociona (... porque) estamos hechos a la adversidad...». Pero como se ha visto la crisis arrasa a todas las regiones del planeta y los discursos que siguen anunciando la fortaleza del sistema, no son sino palabras huecas que ni aún la visión falsificada de la burguesía -que los hace creer que el capitalismo es un sistema eterno- les da algún valor. Basta sólo ver que mientras Carstens, el secretario de hacienda, anunciaba el 9 de octubre que el peso mexicano era «una de las mejores opciones para invertir» (en tanto confiaba en el monto de las reservas internacionales que se vieron incrementadas durante los últimos cinco años por los altos precios del petróleo) la desesperación de la burguesía por salvar su ganancia queda expuesta a la vista de todos, así:
- se agudiza la competencia, recurriendo al uso de especulación con dólares y al retiro de capitales (llevándolos a regiones donde puedan perder menos), volatizando con ello en tan solo 3 días cerca del 11% de las reservas internacionales, y auque favoreció a algunos capitales individuales que aprovecharon esa masa de dólares, no logra dar una solución real al proceso devaluatorio,
- al mismo tiempo la Corporación Durango (principal empresa productora de papel y cartón) y la Comercial Mexicana (tercer cadena de supermercados más importante del país) anuncian su procesos de quiebra, como efecto de la incapacidad del pago de los compromisos pactadas mediante créditos y como resultado del uso de instrumentos de especulación basados en la paridad.
Y aunque los discursos optimistas del gobierno quieran pintar un mundo en orden y equilibrio, la realidad una y otra vez dice que ante la expansión y profundidad de la crisis ninguna región puede mantenerse a salvo, y menos aún México, en donde los peligros se asoman en sus empresas industriales más representativas, como Vitro, CEMEX y Grupo Industrial Saltillo, que han visto derrumbarse sus acciones en la bolsa de valores.
De esta forma queda claro que ante la amenaza de la extensión de la insolvencia, el Estado (en todo el mundo) se prepara el rescate. Como se ve, estos acontecimientos aún cuando exponen la gravedad de la crisis, hace notar que la burguesía en todas las regiones (incluyendo México) toma las enseñanzas que le dejó 1929 para administrar la crisis y evitar un colapso general, por eso se pone de relieve que la expresión del capitalismo de Estado es la forma que el capital ha utilizado para organizar al sistema en su fase de decadencia (abierta en 1914) y que no ha dejado de estar presente aún cuando los discursos neoliberales de la clase dominante (a coro con el aparato de izquierda del capital) pretendiera que el Estado había dejado de tener el papel principal en la conducción y ordenamiento de la explotación, después de todo el Estado, en la fase de decadencia, corrobora en toda su magnitud lo que dijera Engels sobre el Estado moderno, es decir que éste no es sino la representación del «capital total ideal».
La magnitud que la crisis viene tomando es sin duda la expresión de un sistema decadente que muestra que no tiene otra cosa que ofrecer sino mayor explotación y miseria. Si bien las diversas publicaciones periodísticas de la burguesía presentan las cifras del proceso en picada de la economía, se cuidan de no referir que la estrategia «anti-recesiva» está sustentada en el incremento de los niveles de explotación y en la extensión de la miseria de los asalariados. El mismo aparato de izquierda del capital, al buscar un «culpable» de la crisis, y encontrar que fue la política neoliberal o determinados capitalistas individuales dedicados a la especulación, le facilita la tarea a la burguesía en tanto extiende la confusión entre los trabajadores, alejándolos del reconocimiento del significado del sistema y sometiéndolos a una preocupación falaz y una respuesta aún más falsa: suponer que la crisis capitalista abierta a fines de los 60 (y que no es por ello, dicho sea de paso, tan solo una «crisis financiera») puede encontrar una salida duradera implorando a la burguesía un «giro» en la política y en el establecimiento de la unidad nacional para la defensa de los «intereses de la patria».
Si alguien tenía duda del perverso papel que juega López Obrador, puede observarlo fácilmente en la convocatoria que hace a las diversas fracciones de la burguesía a estar unidas ante la crisis, y buscar al mismo tiempo que los trabajadores se coloquen mansamente a las órdenes del capital. En su «Carta a la opinión pública» López Obrador, entre el revoltijo de recomendaciones que hace a la burguesía para que puedan sobrevivir a la crisis, convoca a los trabajadores a recibir sumisamente el peso de la recesión sobre sus espaldas y a ver en sus hermanos de clase a un enemigo con el que no debe buscar unir sus fuerzas ni solidarizarse para impulsar la lucha. Así, de forma mañosa, intentando aparentar una preocupación por los explotados les pide apoyar al capital nacional y consumir productos mexicanos, pero sobre todo: «Esmérate en tu trabajo, porque habrá más competencia y despidos» (La jornada 9-10-08). De manera que, ante la crisis ¿los trabajadores deben de unir sus intereses a los del capitalista y procurar elevar de forma voluntaria y sumisa los ritmos de productividad? La respuesta es NO. En cada proceso de agudización de la crisis las condiciones de vida de los trabajadores se ve afectada, apenas en los dos últimos años más del 22% de la capacidad de compra del salario de los trabajadores en México se ha perdido y la aceleración de la inflación lo va corroyendo cada día más, el crecimiento del desempleo es una carga que miles de proletarios sufren, sin tener ya ni siquiera la falsa esperanza de huir hacia los EUA, de la misma forma las cargas y cadencias productivas se incrementan día con día, llegando a niveles tan increíbles de imponer jornadas de 12 y 16 horas en labores tan duras como las realizadas en las minas... La miseria a la que la burguesía lleva a los trabajadores (y que amenaza con profundizarse al ritmo en que se agudiza la crisis) debe ser ante todo, momento de reflexión de que el capitalismo es un sistema sustentado en la explotación del trabajo asalariado que no ofrece sino miseria y represión, por eso ante la agudización de la crisis, no hay otro camino que la lucha unida de los trabajadores.
El ensanchamiento del desempleo y la miseria, abre sin duda el coraje de los asalariados, no obstante la clase dominante mediante su aparato sindical y de izquierda se esfuerzan ampliamente para evitar surjan respuestas combativas. Mientras el PRD y López Obrador alientan la defensa de la nación y el olvido de la condición de explotados de los trabajadores mediante su campaña de defensa de PEMEX, el aparato sindical tanto oficial como «independiente» o «radical», desgasta y desvía el coraje de los trabajadores hacia reivindicaciones inútiles, como la democratización sindical o más directamente, como lo hace la CNTE, orientando el coraje hacia la impugnación de grotescos personajes, como Esther Gordillo, que aún cuando su actuación efectivamente sea escandalosamente corrupta y represora, no es sino un personaje del capital, que tan sólo personifica temporalmente al sistema y que mientras exista el capital existirán engendros de ese tipo. Antes fue Jongitud Barrios y el sistema mismo lo cambio para renovar la careta sindical del SNTE, que de nuevo ahora requiere una maquillada democrática. Pero si todo el descontento se detiene sobre eso, el sindicato logrará su propósito, es decir, impedir que el coraje por la degradación de las condiciones de vida se nulifique y que las luchas se queden aisladas, imposibilitando que toda la combatividad se exprese en movilizaciones en las que TODOS los trabajadores, sin importar el oficio, la rama o su condición de desempleado se integren en una unidad masiva y conciente. Mientras el sindicato y la izquierda del capital imponga movilizaciones aisladas y consignas falsas, la burguesía tendrá un camino fácil para sacar toda su bestialidad represora como lo ha hecho con los maestros de Morelos, de manera que de frente a la crisis que va acompañada de ataques directos contra las condiciones de vida de los trabajadores y ante las acciones represoras, no hay más camino que las luchas unificadas, en las que se sumen las fuerzas y se sometan las orientaciones que la clase dominante dicta a través de sindicatos y su aparato de izquierda.
Tatlin/octubre-2008
Por supuesto es lo que siempre dicen de las elecciones presidenciales. Es el gran teatro y no tiene nada que ver con la realidad. Es difícil recordar la última vez que los medios de comunicación nos dijeron que la elección presidencial era sin importancia, que se ofrecía una elección entre adversarios no distinguidos, o que sin importar quien gane nada cambiará.
Y por supuesto este año es aún más histórico de lo usual - el primer candidato afroamericano nombrado para presidente por un partido importante y una mujer que se postula para la Vicepresidencia por el Partido Republicano por primera vez en la historia. Los medios de comunicación burgueses nos dicen que sin importar quien gane, ésta será una elección histórica.
Para la clase obrera, la realidad es muy diferente de la mitología mediática. Sin importar quién gane, sin importar quién habite la Casa Blanca, la situación de la clase será la misma;
- nuestros hijos e hijas serán llamados a derramar su sangre para el imperialismo estadounidense que será forzado a recurrir cada vez más a intervenciones militares en todo el mundo;
- la crisis económica continuará implacablemente atacando nuestros salarios, nuestro nivel de vida, nuestra atención médica, nuestras pensiones, nuestras condiciones de vivienda y servicios sociales;
- las divisiones sociales que existen en EUA continuarán empeorando; los ricos se harán más ricos y los pobres más pobres;
- el número de desempleados continuará creciendo;
- el futuro continuará sombrío.
Por supuesto la gran «noticia» en esta elección es Obama, un candidato a la presidencia afroamericano y con una retórica sobre el cambio que está atrayendo a millones de jóvenes a su candidatura. Sin embargo, ya sea negro o blanco o biracial, Obama es sólo otro político capitalista como cualquiera. A pesar de su oposición desde el inicio a la guerra en Irak, no significa que sea un candidato pacifista. Lo hizo evidente en su discurso de aceptación del compromiso a usar su poderío militar para defender los intereses imperialistas estadounidenses como cualquier otro político capitalista. No quiere regresar a casa a los soldados de Irak; quiere trasladar a soldados a la guerra en Afganistán y lanzar incursiones militares a Pakistán, y prepararse para desencadenar la guerra en otro lugar. Su crítica principal a la política de Bush es que el ejército americano esté tan disperso que es incapaz de responder a otras amenazas a su hegemonía, como en Georgia. Obama simplemente es tan belicista como McCain. En el aspecto económico, ninguna de sus políticas pueden enfrentar el hecho de que el problema con la economía no son los errores de la política de Bush, sino la crisis mundial del capitalismo, que es un sistema históricamente anacrónico, ante lo cual Obama es incapaz de hacer algo.
Para el capitalismo, la campaña electoral es un elemento crucial en la mistificación democrática, la estafa ideológica que extiende el mito de que en una democracia capitalista todos son iguales y tienen la oportunidad de decir lo que piensan, de que todos pueden participar para tomar la decisión de cómo dirigir la sociedad. La clase dominante inyecta cientos de millones de dólares en la campaña, y moviliza sus medios masivos de comunicación, sus sindicatos, sus instituciones de enseñanza, sus organizaciones políticas de izquierda y derecha para reforzar este mito y atraer a los trabajadores al circo electoral. Para la clase gobernante, las elecciones son una herramienta valiosa para el engaño de los trabajadores, atándolos al Estado, desviándolos de la lucha de clases, y engatusándolos para que crean que son «libres» - libres de elegir a sus opresores para los próximos cuatro años.
Las elecciones capitalistas no siempre fueron una farsa vacía. En el siglo XIX cuando el capitalismo todavía era un sistema en desarrollo e históricamente progresivo, capaz de desarrollar las fuerzas productivas, las elecciones constituían el lugar donde la clase capitalista decidía su «comité ejecutivo» para controlar el gobierno y controlar la sociedad. Diversas fracciones de la clase dominante, defendiendo tendencias programáticas diferentes, intereses económicos diferentes como el capital financiero, los ferrocarriles o la industria petrolera, competían entre sí por el control del Estado. En este período, cuando el capitalismo todavía estaba en expansión y era por tanto todavía posible conseguir a duras penas reformas importantes del sistema, tenía sentido para el movimiento obrero participar en las elecciones y aprovechar las disputas entre las fracciones de la clase dominante para obtener ganancias para la clase obrera, como la jornada de ocho horas y el fin del trabajo de los niños.
Pero esta situación cambió dramáticamente a principios del siglo XX con la terminación del mercado mundial, cuando el capitalismo alcanzó la cumbre de su desarrollo histórico y se convirtió en una traba para el desarrollo de las fuerzas productivas. Con el sistema en decadencia, la posibilidad de conseguir reformas sociales duraderas del sistema capitalista ya no existía, y la orientación del movimiento obrero hacia las elecciones capitalistas se modificó básicamente. La determinación de la política recae definitivamente en las manos del poder ejecutivo, en particular, la burocracia permanente gobierna en interés del capital nacional.
Las elecciones capitalistas contra la clase obrera se preparan constantemente para la mortal competencia con sus naciones rivales.
Con la desaparición de las condiciones históricas que hicieron las elecciones relevantes para el movimiento obrero, el electoralismo se convirtió en un instrumento de la mistificación política inevitablemente, una estafa ideológica para perpetuar el mito democrático oscureciendo la verdadera naturaleza de la dictadura de la clase capitalista y promoviendo la ilusión de que los trabajadores pueden participar en la determinación de las políticas gubernamentales.
En este contexto, el circo electoral representa una gran maniobra ideológica de la burguesía. Gran parte del siglo pasado la burguesía estadounidense ha sido particularmente capaz de controlar las campañas presidenciales para colocar equipos políticos capaces de implementar sus tendencias estratégicas y promover la credibilidad en el circo electoral. El partido en el poder en la Casa Blanca generalmente fue determinado por una cuidadosa manipulación de los procesos electorales por los medios de comunicación para generar los resultados deseados. Bajo la disciplina política dentro de la clase gobernante, los principales partidos y sus candidatos podían ser convencidos a aceptar la división del trabajo determinada por las fracciones dominantes. Los factores en juego al determinar la división del trabajo izquierda-derecha al nivel del Estado nacional podían variar dependiendo de las circunstancias nacionales o internacionales predominantes. Esta habilidad para controlar los resultados de las elecciones y mantener la disciplina dentro de sus propias filas empezó a deteriorarse después del fracaso del sistema de bloque a nivel internacional, llevando a los resultados vergonzosos de la administración Bush en la elección robada del año 2000, que no sirvió a los intereses de la clase dominante.
Actualmente hay dos objetivos políticos fundamentales por las fracciones dominantes de la clase capitalista estadounidense en la elección presidencial próxima:
- una rectificación de las desastrosas metidas de pata de la política imperialista de la administración Bush para restituir la autoridad estadounidense significativamente sobre el nivel internacional y permitir que intervenga militarmente en otras partes del mundo;
- una renovación total de la mistificación democrática, que ha sido tremendamente golpeada desde el año 2000.
La clase dominante ya ha hecho grandes progresos al colocar el escenario para reparar el gran lío que la administración Bush ha provocado con su política imperialista. La propuesta de Obama de retirada de Irak durante los próximos dos años ya ha sido acordada entre el régimen iraquí y la Casa Blanca. Este trabajo preliminar prepara el terreno para una política imperialista más sofisticada y «multilateral», eso disminuirá el creciente aislamiento del imperialismo estadounidense y restablecerá su autoridad en la arena internacional.
En términos de resucitar la mistificación electoral, Obama evidentemente desempeña mejor los intereses de la clase dominante. Sus carismáticos pero vacíos discursos sobre el cambio han provocado un verdadero entusiasmo entre las jóvenes generaciones de votantes que han sido en gran parte apáticos a los procesos políticos capitalistas, implicándolos en la política electoral en gran número por primera vez en muchos años. Los expertos políticos capitalistas han promovido el fenómeno de Obama como «un movimiento social», una fuente de «esperanza» y un deseo de cambio.
Pero lo que estamos presenciando no es un movimiento social, sino una campaña ideológica sumamente exitosa que revive la mistificación electoral. Sin embargo, la candidatura de Obama arriesga con agravar los problemas que la burguesía busca solucionar. Si pierde las elecciones generales, la desilusión se dibujará en millones de jóvenes. Si gana la elección, le será imposible realizar cualquier cambio importante, lo cual extenderá igualmente la decepción y desilusión.
Para la clase obrera las elecciones son una desviación completa de su lucha. La única manera de defender nuestros intereses es la lucha de clases, en las calles y en los centros de trabajo - contra las reducciones de salario y despidos, contra los ataques sobre nuestras condiciones de vida, contra la guerra imperialista. Esta lucha diaria por defender los intereses de clase obrera contra el capitalismo lleva en sí las semillas del desarrollo de la conciencia de clase, de un movimiento de la clase obrera que será capaz de enfrentar al capitalismo y destituir este sistema social basado en la explotación del hombre por el hombre por un orden controlado por los mismos trabajadores, donde la satisfacción de las necesidades sociales sea la fuerza motriz.
CCI /septiembre del 2008.
El brutal y sangriento ataque a cientos a personas con granadas de mortero en plena plaza principal de la ciudad de Morelia Michoacán[1], atestada con motivo del Grito de Independencia que la burguesía organiza religiosamente cada año, en todo el país, para reforzar la ideología nacionalista, fue precedido por actos de barbarie igualmente irracionales como las decenas de decapitados, los ejecutados y apilados en parques y colonias en prácticamente todos los estados del país. Hechos que se repercuten a cada minuto en todos los diarios escritos y los noticieros electrónicos contribuyendo a crear una atmósfera de inseguridad, angustia y miedo sin precedentes entre la población.
La escalada de los enfrentamientos entre las diferentes bandas de la llamada «delincuencia organizada» no hace sino confirmar que el enfrentamiento del gobierno contra el narcotráfico y la delincuencia organizada esconde en realidad las pugnas al interior de la burguesía y de su Estado; por ejemplo, el ataque criminal en Morelia, según las investigaciones periodísticas de las revistas como Proceso o Zeta, fue perpetrado por aquellas fracciones de la burguesía inconformes por el trato preferencial que el Estado ha brindado a otros grupos desde hace ya varios años. Es esta la realidad cruda y descarnada del accionar faccioso y criminal del Estado capitalista, el mismo que dice «luchar contra la delincuencia para proteger a los ciudadanos».
Estamos ante una agravación de la tendencia generalizada de la descomposición social del capitalismo que está alcanzando, a saltos, cuotas de barbarie inusitadas; produciendo al por mayor a fracciones burguesas de lo más irresponsables e irracionales que son el vivero del que se nutren las bandas terroristas, los gángsteres regionales y locales ligados a tal o cual estructura del Estado donde encuentran poderosos «padrinos» y a quienes este tipo de actos les benefician sobremanera para sus fines; confirmando por enésima ocasión la tendencia irreversible del «sálvese quien pueda» y «del cada quien a lo suyo», que es ahora dominante en la dinámica del capitalismo. En México, asistimos a la inauguración[2] de un fenómeno que, al menos desde los 60, se ha evidenciado como un instrumento utilizado por alguna fracción de la burguesía ante sus rivales, llevando a cabo así masacres indiscriminadas contra la población civil. Con esta actitud se nota un cambio cualitativo en la barbarie que hemos vivido en los últimos años, ensañándose principalmente contra la masa de explotados.
La intención muy clara de matar al mayor número de personas amplificando así los efectos grotescos del horror y del terror, tenía el cálculo (aparte del político y social, como lo veremos más adelante) de lograr la caída, al menos, del titular de la SSP a quien se ha señalado reiteradamente como el principal protector del Chapo Guzmán, o también del gobernador perredista de Michoacán, quien habría incumplido un trato... Pero ¿y la vida de las familias enteras de explotados que alegraban la fiesta de la burguesía? Poco importan, ¡sólo son daños colaterales inevitables en sus disputas! Todas las evidencias recogidas en algunos medios de prensa y por testigos presenciales en el momento del atentado y en los días siguientes apuntan a que estuvieron involucrados directa o indirectamente corporaciones policiacas y militares, lo cual no es sorprendente si tenemos en cuenta la relación orgánica que existe entre la llamada delincuencia organizada y las estructuras policiacas y militares del Estado; en otras ocasiones hemos ya denunciado también por ejemplo, cómo los servicios secretos pueden desempeñar un papel directo en los conflictos y los ajustes de cuentas en el interior de la burguesía nacional[3].
Por principio de cuentas negamos de nuevo a la burguesía el derecho de llorar a los trabajadores que caen muertos en medio de sus guerras internas, pues sus lágrimas hipócritas de cocodrilo quieren esconder cínicamente, su responsabilidad plena de sus crímenes. En efecto, después del asesinato masivo de niños, jóvenes, adultos y ancianos todas las fracciones de la burguesía se han empeñado en condenar la «violencia», pero la violencia la ejerce la clase dominante de forma cotidiana y ahora toma de rehenes a la población entera en su pugna interna. Esas almas impías que hoy lloran y condenan la violencia, jamás dirán que la característica esencial del sistema capitalista es que cuenta con el terror, para prolongar su sistema de explotación. Estos hechos que aparecen como actos de violencia episódicos o circunstanciales, provienen de las entrañas mismas de la vida interna de la burguesía y su sistema capitalista.
No hay que dejarnos engañar por los medios de difusión de la burguesía, sus intelectuales, «especialistas», políticos profesionales, sindicalistas, etc., pues aprovechan los efectos reales que tiene la descomposición social generalizada del capitalismo para lanzarlos contra su enemigo de clase (p. ej. el sospechoso interés del Estado en que se conozcan de manera tan amplia cada detalle de las ejecuciones diarias por todo el país); así, la justa indignación del proletariado contra el abominable atentado y su solidaridad con las víctimas se ha manipulado por el Estado capitalista para desviarla hacia sus intereses y objetivos políticos presentándose precisamente como el baluarte contra la «violencia irracional». Los tintes bestiales que hoy toma la pelea presente entre las mismas filas de la burguesía, permite percibir de forma descarnada el avance de la descomposición del sistema capitalista. La evidente multiplicación y disgregación en bandas armadas que luchan entre sí, hace que el Estado tenga cada vez más dificultad para retomar el control.
Por eso, los cínicos y criminales llamados a cerrar filas en torno al «Estado», aprovechándose del sentimiento de inseguridad permanente, de miedo e impotencia inducidos por este tipo de actos de barbarie en la inmensa mayoría de los trabajadores, no son más que un asqueroso chantaje para que los explotados y oprimidos sigan resignados y atados a la maquinaria estatal y acepten -casi exigiendo- las únicas medidas concretas que el Gobierno puede tomar contra el «terrorismo y la inseguridad»: un brutal reforzamiento del aparato represivo que está destinado ante todo y, sobre todo, al aumento y el perfeccionamiento de los medios de control y vigilancia de cualquier expresión de cuestionamiento real proveniente de las filas de la clase obrera, es decir a militarizar las ciudades. Vale resaltar el caso de la represión al sector magisterial de Morelos, en el que se utiliza todo el aparato de «seguridad» (incluyendo al ejército), con lo cual la burguesía manda un mensaje disuasivo a toda los trabajadores del país en el sentido de que cualquier movilización contra los designios del capital y sus órganos de encuadramiento sindicales y políticos será reprimido sin miramientos, sobre todo ahora que se hace cada vez más necesario luchar ante los ataques a sus condiciones de vida cada vez más insoportables.
El proletariado ante la abundancia de hechos empíricos, cada vez más intuye que efectivamente hay una relación orgánica entre el Estado y la delincuencia organizada, sin embargo, todavía tiene que elevar esta constatación a una toma de conciencia de clase acerca de la alternativa histórica ante esta barbarie, acerca de la necesidad de su lucha por la abolición de este sistema que se haya gangrenado desde sus cimientos; una comprensión radical de que si no logra esto último la barbarie capitalista como se conoce hasta ahora, degenerará aún más de manera dramática y brutal. Efectivamente, la verdadera amenaza al orden burgués proviene de la lucha de la clase obrera y sobre todo de la posibilidad de su toma de conciencia de la relación que existe entre la penuria diaria de su existencia y la barbarie de este tipo que son en realidad una unidad dentro del capitalismo, de la posibilidad muy concreta de que pueda tomar conciencia de la necesidad de cuestionar al mismo sistema capitalista y plantearse seriamente la necesidad de su destrucción revolucionaria.
RR/octubre del 2008
Notas:
[1] Sobre los cuales, por cierto, la TV no informó inmediatamente, ejemplo del control democrático
del Estado sobre los medios de comunicación
[2] Es cierto que hasta hace poco más de un año grupos arma
dos como el EPR habían puesto bombas en algunas instalaciones de PEMEX sin embargo, no pasaban de la pretensión de un efectismo mediático en abono de sus aspiraciones políticas.
[3] Los casos son muy conocidos en la historia reciente: asesinatos políticos de Estado de mediados de los 90
Por casi un año el capitalismo americano ha resentido un malestar económico prolongado de proporciones no vistas desde la gran depresión de 1929-35. No pasa un mes sin un nuevo acontecimiento dramático en la vida del sistema, con giros en los mercados bursátiles, hasta la quiebra de las instituciones financieras más reputadas, símbolos ayer de la supuesta vitalidad del capitalismo. ¡Y las cosas solamente empeoraron desde el verano¡ En las semanas recientes ha habido una agravación de la crisis económica que ha sacudido la confianza de los adoradores más acérrimos del capitalismo americano.
Lo que comenzó como el estallido de la infame burbuja inmobiliaria a principios de 2007, se ha convertido en el desastre financiero más grande desde hace 70 años. El número de instituciones en problemas está creciendo a diario: los bancos de inversión Bear Stearns, Merrill Lynch y Lehman Brothers; las hipotecarias Freddie Mac y Fannie Mae; la compañía de seguros más grande del mundo, AIG; la Washington Mutual, casa de préstamos y ahorros más grande y el banco comercial Wachovia - solo para mencionar los casos más famosos. El conjunto del sistema financiero está en el marasmo.
Aún cuando el centro de la tormenta es la economía de EU, sus efectos están extendiéndose rápidamente a través del mundo. En Europa central, Rusia, Japón, Asia.... por todas partes, el sistema financiero va a la quiebra, forzando a los gobiernos a acudir al rescate, repitiendo la experiencia americana, a excepción de especificidades locales. Ante una situación que empeora dramáticamente, el "capitalista colectivo", el Estado, ha hecho todo lo posible para manejar la crisis económica. Pero el balance hasta hoy es negativo. El Estado ha probado de nuevo su incapacidad para detener la sangría. Y la llamada "salida del apuro" del sistema financiero al costo de 700 mil millones de dólares podrían tomar el mismo camino que otras medidas que se tomaron el año pasado.
Los reporteros, columnistas económicos, comentaristas de la TV y toda la clase de "expertos económicos" compiten en su colorida descripción de la tormenta que arruina los altos templos del sistema financiero americano. El mensaje es de gran alarma. La visión predominante es que el sistema financiero está a punto del colapso y el crédito - la sangre del sistema - se está terminando, poniendo en peligro el bienestar de todos. En fin, la agitación en Wall Street, el sistema financiero, amenaza ahora a Main Street, la verdadera economía. Hay muchas expresiones contra los "excesos" y la "avaricia" de la gente de Wall Street que atrajo esta calamidad hacia sí misma y el resto de la sociedad. Es muy cómico pues esta condena viene de los mismos medios que no hace tiempo de manera servil celebraban las ganancias aparentemente sin límites que hacía de Wall Street una industria del alto vuelo y del estilo de vida pródigo de banqueros, inversionistas, comerciantes, especuladores de fondos, corredores de hipoteca sin escrúpulos y otros supuestos empresarios parásitos.
La cadena de acontecimientos inmediatamente anteriores a la crisis financiera actual es muy conocida. La burguesía americana salió de la recesión de 2001 justo de la misma manera que hizo durante recesiones anteriores: con políticas de capitalismo de Estado de créditos baratos y políticas fiscales laxas. Y así como durante otras "recuperaciones,» estas políticas alimentaron la ilusión de crecimiento y finalmente terminaron creando las condiciones para un nuevo desplome. Así, el celebrado boom de la vivienda se convirtió en la actual quiebra de las hipotecarias, tal como la "revolución" del internet terminó en la burbuja punto.com que estalló en el 2001. Ésta es la breve historia de cómo la economía americana terminó donde se encuentra hoy: con un sistema financiero en desorden total, aplastada por una onda imparable de ejecuciones hipotecarias, baja de precio de las propiedades inmobiliarias que descienden en espiral.
En realidad, lo que da a la actual crisis financiera sus proporciones históricas es el hecho de que expresa la acumulación de décadas de contradicciones de un sistema económico decadente que se ha convertido en todos los sentidos en una amenaza a la misma supervivencia de la humanidad. Un estado permanente de guerra y crisis económica, con un empeoramiento implacable de los niveles de vida, desempleo crónico, inflación desenfrenada y aumento de la inseguridad para la clase obrera y otros sectores no explotadores de la población - ésta ha sido la historia del capitalismo para la mayor parte de el siglo pasado. Éste es un sistema que ha hecho pasar a la humanidad a través de dos guerras mundiales devastadoras y la gran depresión, una terrible crisis mundial con la cual comparan la situación actual.
Después del breve respiro durante el periodo de reconstrucción posterior a la Segunda Guerra mundial, la crisis económica apareció nuevamente al frente, rompiendo la visión de la prosperidad sin límites, libre de crisis propuesta por los acólitos del sistema basados en los récords del crecimiento económico del período de posguerra en los países centrales del capitalismo. El deterioro económico que empezó a fines de los años 60 estalló en una verdadera crisis económica mundial a principios de los años 70 y ha persistido desde entonces como un cáncer Terminal que crece en el centro del cuerpo del capitalismo.
No es un accidente que la economía de E.E.U.U. esté hoy, tal como estaba en el años 70, en el centro de la tormenta. En agosto de 1971 Richard Nixon rompió los acuerdos de Breton Woods de 1943 que habían garantizado la convertibilidad del dólar al oro y que había dado a los sistemas financieros y comerciales de la posguerra una apariencia de estabilidad. Este giro de la burguesía americana dejó el uso del dólar como moneda mundial sin una racionalidad económica y ha contribuido en gran parte a la fragilidad del sistema financiero mundial que se manifiesta en la crisis de hoy. Los bancos mundiales son inundados con dólares de papel. Las reservas monetarias de la mayoría de los países se conservan sobre todo en dólares. De hecho, hay más dólares circulando alrededor del mundo que en la economía de E.E.U.U. Esta situación insana se basa en una ilusión colectiva simple: detrás del dólar está la llamada "completa fe y crédito" del gobierno de E.E.U.U., que llega a una sobrestimación abierta de la capacidad acreedora de EU.
La falta de demanda solvente en relación a las necesidades de la acumulación capitalista -la raíz de la crisis abierta actual del capitalismo que data de finales de los años 60- se ilustra por una doble característica de la vida del capitalismo en décadas recientes: la perversión del crédito y la explosión de la especulación. Enfrentado a una carencia de mercados solventes para absorber su producción, el capitalismo ha encontrado la manera de ajustar el círculo: dar crédito. No un crédito económicamente racional basado en una expectativa razonable de reembolso de una deuda con un beneficio - una práctica normal del capitalista y una herramienta de gran alcance para el desarrollo del capitalismo - sino que por el contrario, el crédito como forma de mantener el sistema artificialmente y prevenir su colapso bajo el peso de su crisis histórica. Ésta es la razón detrás de la imprudente explosión en las décadas recientes de la deuda individual (tarjetas de crédito, préstamos para auto, préstamos para estudiar, préstamos personales, hipotecas) y de la deuda corporativa y pública (que en muchos casos nunca serán reembolsadas).
Además, ante una reducción de la tasa de ganancia en el proceso de producción, el capital ha dado la vuelta hacia la esfera de la especulación, creando una economía virtual de casino. ¡Todo esto sin la fastidiosa creación y venta de mercancías en el proceso de producción y circulación que definen al capitalismo como un modo de producción! Gracias al colapso de la burbuja inmobiliaria y la agitación financiera actual, se ha abierto una ventana al mundo secreto de las jugadas de alto riesgo. No es ninguna maravilla que esté cayendo el sistema financiero. Seguro, la especulación ha sido siempre un componente del capitalismo, pero la cantidad de capital implicada en ella hoy, su peso en la economía en su totalidad, el grado al cual ha logrado impregnar a capas cada vez más grandes de la sociedad -incluso el futuro sustento de la clase obrera se está haciendo dependiente de las inversiones de fondos de jubilación en esquemas especulativos- no tiene precedente y en sí condena al capitalismo como modo viable de producción para la sociedad.
¿Qué ha logrado el Estado y qué se puede esperar de las políticas propuestas hasta ahora?
La primera cosa que hay que notar sobre la respuesta de la burguesía a las primeras muestras de que el boom de las inmobiliarias había llegado a su auge 2007, fue, juzgando por sus acciones, que había una subestimación total de la gravedad de la situación que se iba a desencadenar. Luego del inicio de la quiebra de las inmobiliarias y el sistema financiero durante el 2007, la Reserva Federal respondió con su convencional política de manipulación monetaria, reduciendo agudamente en tiempo récord las tasas de interés para bajar el costo del crédito y bombeando toneladas de dinero directamente al sistema financiero, tratando de apuntalar las deterioradas finanzas de los bancos y de otras instituciones financieras. Por su parte la Casa Blanca y el Congreso también hicieron uso de sus tradicionales herramientas fiscales para manejar la crisis. Al principios de 2008, pasaron un "paquete de estímulos" integrado por las rebajas de impuestos para los consumidores, suspensión de impuestos para los negocios y otras medidas que supuestamente eran para evitar una recesión. Como el pronóstico económico de Bernanke a mediados de febrero planteaba, "Mi perspectiva implica un período de crecimiento inactivo, seguido por un paso algo más fuerte del crecimiento que comenzará más adelante este mismo año en tanto que el efecto (de la Fed) y el estímulo fiscal comience a sentirse" (USA Today, 15 de febrero de 2008).
Algunos días más adelante, el derrumbamiento del oso Stearns, el quinto banco de inversión más grande del país, dio la voz de alarma y prevería el tsunami financiero actual que ha arruinado el sistema financiero americano y global y que ha cambiado totalmente el paisaje financiero de Wall Street. Según las declaraciones públicas que emanan de todas las esquinas del Estado, la burguesía ahora se preocupa de los peligros planteados a su sistema por la situación actual y ha decidido traer las grandes armas del Estado para arreglar la situación. Éste es el sentido de los 700 mil millones dólares, programa urgente en que la clase dominante finalmente ha acordado. Este programa es una tentativa de hacer pagar a la clase obrera -las generaciones actuales y futuras- por el desastre financiero. Por otra parte, este desembolso urgente, que esencialmente será financiado en corto plazo por la deuda pública, podría explotar, proveyendo de combustible a la inflación y fomentar fácilmente el desorden económico. Finalmente, hay una cosa más importante a subrayar en lo referente a las políticas de la burguesía del año pasado: por un lado ponen en claro el carecer puramente ideológico de la llamada economía de "libre mercado" americana, y por otro, demuestran abiertamente el papel dominante del Estado en la economía - qué los revolucionarios desde hace tiempo han caracterizado como capitalismo de Estado.
Ante la crisis económica que se profundiza, el mensaje de los medios burgueses a la sociedad es que "estamos todos juntos en esto". Sí, dice, algunos son culpables de excesos y de avaricia, pero TODOS somos más o menos responsables del lío financiero. "Cada uno" aprovechó los buenos días de crédito fácil y barato, de la economía funcionamiento con la deuda y todos tenemos que alinearnos en un esfuerzo común detrás de los esfuerzos del Estado para salvar la economía. Esto es absurdo. La clase obrera no tiene nada que decir sobre cómo debe administrar la burguesía su sistema decadente. El hecho es que la condición de la clase obrera no ha conocido ninguna mejora durante las cuatro décadas pasadas de trucos de la burguesía dirigidos a mantener su sistema económico a flote. A menos que deseen considerar todas las deudas que sofocan - tarjetas de crédito, préstamos para auto, préstamos a estudiantes, hipotecas altísimas, etc.
Los políticos, particularmente los que pertenecen a la izquierda del capital, quisieran hacer creer a los trabajadores que ellos están preocupados por el sufrimiento de la clase obrera. Tanto la izquierda como la derecha quisiera que creyéramos que la respuesta al desempleo creciente, los sueldos que se erosionan, el estado lamentable del sistema de servicio médico y las pensiones que se deterioran están en las urnas electorales, que lo que se necesita es el presidente o el miembro del Congreso adecuado. Sin embargo la realidad es que la burguesía no tiene ninguna solución a la crisis de su sistema y ningún futuro para ofrecer a sociedad a excepción de una crisis cada vez más devastadora y guerras imperialistas mortales.
La cruda realidad es que los trabajadores han estado pagando por años los costos de la crisis irremediable del capitalismo. Y hoy enfrenta toda una andanada de ataques de todas direcciones que no tienen ninguna opción más que oponerse a los ataques del capitalismo a sus condiciones de vida y trabajo en su propio terreno, el terreno de la lucha de clases - luchando contra la lógica de la explotación capitalista. Contra el futuro del capitalismo de crisis y de guerra, la clase obrera debe proponer su propia perspectiva de una sociedad basada sobre necesidades humanas.
Eduardo Smith, 3 de octubre de 2008.
Desde el comienzo del año, la crisis económica mundial, que revela el callejón sin salida en el que se encuentra el sistema capitalista, ha provocado en numerosos países revueltas de hambre, mientras que se desarrollaban luchas obreras por aumento de salarios, especialmente frente a la escalada de los precios. El denominador común de las revueltas de hambre que han estallado desde este año por todas partes: en Haití, Filipinas, Egipto, es precisamente el aumento de precios de los productos alimenticios o su tremenda escasez que ha golpeado brutalmente a las poblaciones pobres y obreras de estos países.
Los saqueos de almacenes son una reacción completamente comprensible frente a una situación insoportable, de supervivencia, para los actores de tales actos y su familia. En este sentido, las revueltas de hambre, aún cuando provocan destrucciones y violencia, no se pueden poner en el mismo plano y no tienen el mismo significado que las revueltas que hemos visto anteriormente en centros urbanos como las de Brixton en Gran Bretaña en 1981 y las de los suburbios franceses en 2005, o las revueltas raciales, como las de Los Ángeles en 1992[1].
Aunque alteran «el orden público» y provocan estragos materiales, estas últimas no sirven al fin y al cabo más que a los intereses de la burguesía que es completamente capaz de volverlas no sólo contra los propios amotinados, sino también contra el conjunto de la clase obrera. En particular, estas manifestaciones de violencia desesperada, y en las que frecuentemente están implicados elementos lumpenizados, brindan siempre una ocasión a la clase dominante para reforzar su aparato de represión. Este tipo de revueltas es un producto puro de la descomposición del sistema capitalista. Son una expresión de la desesperación y del «no futuro» que engendra y que se manifiesta totalmente por su carácter absurdo. Son de ello ejemplo las revueltas que han abrasado los suburbios en Francia en noviembre de 2005 en las que no fueron de ninguna manera los barrios ricos habitados por los explotadores donde los jóvenes han desencadenado sus acciones violentas, sino que fueron sus propios barrios de obreros e inmigrantes pobres, los que fueron atacados y se volvieron más siniestros e inhóspitos que antes. Además, el hecho que sean sus propias familias y vecinos las principales víctimas de la depredación revela totalmente el carácter ciego, desesperado y suicida de este tipo de revueltas. Los coches de los obreros que viven en estos barrios fueron los incendiados, las escuelas o los gimnasios frecuentados por sus hermanos, sus hermanas o los hijos de sus vecinos los que fueron destruidos. Y es justamente debido a lo absurdo de estas revueltas que la burguesía las ha podido utilizar y volverlas contra la clase obrera. Así es como la mediatización ha permitido, a ultranza, a la clase dominante empujar a la mayoría de obreros de los barrios populares a considerar a los jóvenes amotinados no como las víctimas del capitalismo en crisis, sino como «vagos desgraciados». Este tipo de revuelta no puede más que sabotear toda reacción de solidaridad de la clase obrera hacia estos jóvenes.
Para su parte, las revueltas de hambre son ante todo una expresión de la quiebra de la economía capitalista y de la irracionalidad de su producción. Ésta se traduce hoy en una crisis alimenticia que golpea no sólo las zonas más desfavorecidas de los países «pobres» sino cada vez más a los asalariados, incluso en los llamados países «desarrollados». No es por azar si la gran mayoría de las luchas obreras que se desarrollan hoy en las cuatro esquinas del planeta tiene como reinvindicación esencial los aumentos de salario. La inflación galopante, la escalada de los precios de los productos de primera necesidad conjugadas a la bajada de los salarios reales y de las pensiones de jubilación recortadas por la inflación, y unidas a la precariedad del empleo y a las olas de despidos son de las manifestaciones de la crisis que contienen todos los ingredientes para que la cuestión del hambre, de la lucha por la supervivencia, empiece a plantearse dentro de la clase obrera. Y es justamente por que la cuestión de la crisis alimenticia golpea ya a los obreros de los países «pobres», y tocará cada vez más a los países centrales del capitalismo, que la burguesía tendrá las más grandes dificultades para explotar las revueltas de hambre contra la lucha de clase del proletariado.
Evidentemente estas revueltas son, también, reacciones de desesperación de las masas más empobrecidas de los países «pobres» y no llevan en sí mismas ninguna perspectiva de destrucción del capitalismo. Pero, contrariamente a las revueltas urbanas o raciales, las revueltas de hambre constituyen un pozo en donde se concentra la miseria absoluta en el cual el capitalismo sumerge a capas cada vez más grandes de la humanidad.
En este sentido, estas revueltas pueden contribuir a la toma de conciencia del proletariado de la quiebra irremediable de la economía capitalista. Muestran, en fin, con qué cinismo y ferocidad la clase dominante contesta a las explosiones de cólera de aquéllos que se entregan al saqueo de almacenes para no morirse de hambre: la represión, los gases lacrimógenos, las macanas y la metralla.
Por otro lado, al contrario de las revueltas de los suburbios, estas revueltas de hambre no son un factor de división de la clase obrera. Por el contrario, a pesar de la violencia y las destrucciones que pueden causar, las revueltas de hambre tienden espontáneamente a suscitar un sentimiento de solidaridad de parte de los obreros en la medida en que estos últimos son también las principales víctimas de la crisis alimenticia y tienen cada vez más dificultad para alimentar a su familia. En este sentido, las revueltas del hambre son mucho más difíciles de explotar por la burguesía para poner a los obreros unos contra los otros o para crear divisiones en los barrios populares.
Con la agravación de la crisis, las revueltas de hambre y las luchas obreras se multiplicarán sin duda de manera cada vez más generalizada y simultánea. Estas dos expresiones de descontento no contienen, sin embargo, el mismo potencial. En efecto, sólo el combate del proletariado, sobre su propio terreno de clase, puede poner un término a la miseria, a la carestía generalizada derrocando al capitalismo y creando una nueva sociedad sin miseria, sin carestía y sin guerras. Los grupos revolucionarios tienen un papel decisivo para poner en claro que al contrario de las respuesta inmediatas frente al hambre, sólo la lucha del proletariado basada en la conciencia, la unidad, y la organización plantea una solución definitiva a la miseria y la barbarie capitalista.
LE. Octubre del 2008
Nota
[1] Referente a las revueltas raciales de Los Ángeles, ver nuestro artículo «Frente al caos y las matanzas, únicamente la clase obrera puede traer una respuesta» en la Revista Internacional núm. 70. Sobre las revueltas en los suburbios franceses del otoño 2005, leer «Revueltas sociales: Argentina 2001, Francia 2005... Únicamente la lucha de clase del proletariado es portadora de porvenir », Revista Internacional núm. 124, y «Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera 2006 en Francia», Revista Internacional núm. 125.
La carta ubica esta "alianza" en el marco mundial, cuestión que por método (de hecho todo el texto es un ejemplo de un buen manejo del método marxista) es de saludar ya que todo el aparato de la izquierda del capital y sus acólitos no dejan de machacar la idea según la cual todo sería una simple maniobra de la "maestra" Gordillo y, por consecuencia, la "alianza" sería un mero fenómeno producto de la corrupción del Estado y de sus facciones ocultando sus conexiones con la crisis mundial del capitalismo.
"La Alianza por la Calidad de la Educación (la Alianza), forma parte del conjunto de reformas que el Estado mexicano (y mundial) ha venido imponiendo en el sistema educativo desde los años setenta, justamente en el periodo en el que estalla de manera profunda la crisis del capitalismo mundial. En el ámbito laboral, la Alianza significa una disminución de las condiciones de vida de los trabajadores, del salario en sus diferentes formas, con el objetivo de aumentar el grado de explotación; y, en lo político, reforzar el control que el Estado ejerce sobre los trabajadores de la educación a través del Sindicato (SNTE), instrumento central en el control político-ideológico. Sin embargo, la Alianza es parte, sólo eso, de un proceso histórico." (...) Para el capital, era necesario ajustar la economía mediante una serie de medidas básicas: reducir el salario social, eliminar subsidios a los productos básicos, incidir fuertemente hacia la caída de los salarios, reducir los apoyos sectoriales, otorgar libertad de movimiento de los precios y capitales según las leyes del mercado y, finalmente, iniciar un proceso de privatización para consolidar a los grupos financieros." (Carta de GCLR).
Todas las reformas emprendidas por el capital desde finales de los 60, se inscriben en la necesidad de abaratar los costos de producción y, al mismo tiempo, extraer una plusvalía mayor a la clase trabajadora. Eso pasa por un ataque frontal a las condiciones de vida de los trabajadores que se ha traducido en un desmantelamiento mundial del famoso "Estado de bienestar", las prestaciones sociales van a la baja en todo el planeta y ello no significa otra cosa que un ataque directo al salario social (menos gasto estatal en educación, salud, pensiones, etc.).
Desde que la crisis reapareció de nuevo en la vida del capitalismo, su lógica ha sido la misma: más trabajo y menos salarios! "En ese contexto se inscribe el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB, 20 de mayo de 1992) complementada con la reforma a la Ley General de Educación. Los elementos básicos de los acuerdos y alianzas posteriores son:
a) la descentralización educativa y la conformación de los consejos de participación social (en distintos niveles) para que sea la "sociedad", a través de dichos Consejos la que vigile y se haga cargo del sostenimiento de los centros educativos, es decir, al mismo tiempo que el Estado disminuye el salario social en educación, establece que los trabajadores (padres de familia, dicen) destinen una parte de sus salarios al mantenimiento de las escuelas;
b) el establecimiento de Carrera Magisterial, como mecanismo de estratificación del magisterio, provocando que cada fuerza de trabajo individual (cada profesor) compitiera contra los otros en el mercado de " puntos acumulables" de capacitación y de rendimiento, buscando el ascenso en la escala salarial, a partir de una mayor productividad del trabajo y, con ello, el Estado-Sindicato avanzaba gradualmente en el rompimiento de la solidaridad de clase, de la solidaridad entre los trabajadores;
c) la temporalidad de los contratos de trabajo para el magisterio, la fusión de grupos que implica una mayor carga de trabajo para los profesores y el contrato por rendimiento son elementos claves en los documentos mencionados, y forman parte de lo que la burguesía llama "flexibilidad laboral";
d) la evaluación de la labor docente es otro de los aspectos contenidos en las reformas y es parte nodal en la actual Alianza-ACE (2008) establecida entre Estado y Sindicato. La Alianza es la continuación de la misma política con otro nombre. (...)Claro, no esperaríamos que el capital lanzara cartitas de amor a los trabajadores de la educación, ni en México ni en Cuba ni China. El capital hace su trabajo para aumentar los niveles de ganancia." (ibid)
La "Alianza" es, en efecto, una alianza del Estado y sus instancias en contra de los trabajadores en línea directa con una continuidad de ataques que duran ya 40 años. La burguesía mexicana está preocupada porque los estándares de sus sistemas educacionales están "reprobados" a nivel mundial, lo cual significa que su mano de obra y los productos que produce son también, menos competitivos en el mercado mundial. Para realizar esta faena el capital debe hacer uso de sus instrumentos: los sindicatos. En México, los sindicatos en el ramo magisterial se reparten las tareas entre "oficiales" (SNTE) y "disidentes" (CNTE), ambos laboran al servicio del capital.
La CNTE surgió en 1979 y significó una nueva camisa de fuerza para todos aquellos sectores de trabajadores que no confiaban más en el sindicato oficial (SNTE), el cual aparecía directa y orgánicamente ligado al Estado (el famoso "corporativismo" ligado al periodo del "partido único"). Si bien al principio la CNTE atrajo a muchos trabajadores pronto mostró su verdadero rostro. "En el caso particular de la forma de organización primigenia (asambleas de reflexión y critica desde los centros de trabajo) bajo la cual surgió la Coordinadora fue abandonada de manera temprana. Si bien es cierto que en sus orígenes la Coordinadora se planteó el combate frente al capital para mejorar las condiciones de vida de sus agremiados (aumento de salario y defensa de sus derechos laborales), también es cierto que estableció como objetivo fundamental de su actuar político la "democratización del Sindicato"". Así, la CNTE se hizo portavoz ideal de una consigna enteramente capitalista: "el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores solo sería posible en la "vida democrática" de la sociedad, de un estado democrático. Esta fue la oferta que les hizo la burguesía a todas las expresiones políticas a fines de los setenta" (Ibid).
El Estado mexicano, sobre todo después de la II Guerra mundial, terminó por integrar y consolidar todo su aparato político, marcado, desde luego, por su debilidad congénita: rector de una economía débil no podía sino producir un aparato político débil, caracterizado por su rigidez, por su partido único, sus sindicatos oficiales, sus disidencias insoportables primero y necesarias después; y un aparato represor de los más brutales del planeta. El Estado "primero, utilizó todos los mecanismos represivos sobre los trabajadores para permitir el recambio del capitalismo, en medio de la crisis mundial: destruyó militarmente a los movimientos guerrilleros en el campo y en la ciudad, aniquiló a la disidencia dentro de los sindicatos; utilizó el ejército para masacrar estudiantes, realizó una guerra sucia contra los movimientos sociales (más allá de los proyectos equivocados que todas estas expresiones enarbolaban, esa es otra discusión) (Ibid). Mucho más trabajo le costaría a la burguesía mexicana el crear un aparato de izquierda acorde a su modelo democrático (hasta la fecha esas dificultades continúan)."La Coordinadora se planteó que su espacio natural era el sindicato y que habría que democratizarlo. En esa lógica, se abocó a la conquista de espacios sindicales, lo que dio como resultado ganar la dirección de comités ejecutivos seccionales del SNTE-Sindicato. Ahí tenemos los casos de Secciones como las de Chiapas, Oaxaca, Distrito Federal y Michoacán, entre otras, donde llegó el movimiento "democrático" magisterial a sus direcciones para dar un carácter democrático a estructuras fosilizadas del Estado (...) Y en esa lógica, la Coordinadora se encargó de hacerle el trabajo al capital.
Sin duda, en el actual movimiento magisterial iniciado en el presente ciclo escolar contra la Alianza y que ha tenido su epicentro en la sección 19 de Morelos, extendiéndose hacia otras secciones sindicales, los trabajadores de la educación de base se oponen a las reformas señaladas concientes de que éstas profundizan la disminución de sus condiciones de vida, que atacan directamente a sus condiciones laborales. La honestidad y solidaridad de los trabajadores de base es incuestionable. En esa lógica podemos decir que la rebelión se justifica contra las reformas del capital.
Sin embargo, considerando las tácticas de lucha utilizadas por la burocracia de la CNTE, es muy posible que en la presente coyuntura (y con la posible huelga nacional propuesta para estallar el 26 de octubre) las distintas corrientes que conviven en la dirección de la Coordinadora (ahora aliados con los "charros" seccionales del SNTE) conduzcan al movimiento a su desgaste y a su derrota. A menos que las masas sean capaces de desbordar a sus burocracias, sean "charras" o "democráticas", y retomen el destino de su movimiento desde las asambleas de base y logren vincular al magisterio con otros contingentes del proletariado." (Ibid).
En efecto, todo el aparato sindical, "democráticos y charros" se repartirá tareas para someter a los trabajadores y hacerlos aceptar estos nuevos ataques. El SNTE defenderá la viabilidad del la "Alianza" mientras que los democráticos tratarán de desviar todo el descontento social hacia el linchamiento de Elba Esther Gordillo (el asunto de las camionetas Hummers es sólo un escándalo que evita ver el fondo del problema). Ambos mantendrán incuestionable la dominación del capital sobre el trabajo, ambos defenderán la necesidad del capital de una "mejor educación", ambos abogarán por una "justicia social" y una "vida más justa"...pero nunca cuestionarán la dominación del capital sobre el trabajo.
Ejemplos concretos de cómo el SNTE y sobre todo la CNTE dividen y sabotean la lucha de los maestros lo vemos en:
- el mantenimiento de la lucha en el sector, a toda costa impidiendo que los maestros busquen extender su descontento a otros sectores de trabajadores; la división de la clase obrera es la especialidad de los sindicatos.
- la exposición a la represión mediante las acciones como los bloqueos y toma de instalaciones, lo que por si fuera poco, entorpecen la solidaridad de otros trabajadores y al contrario generan un rechazo;
- el mantenimiento de luchas largas y encerradas en sí mismas (como Morelos) que van generando el desgaste y la división al interior de los trabajadores en paro;
- las consignas en el terreno económico (con las cuales podrían identificarse el resto del proletariado) son cambiadas por "¡fuera Elba Esther!" y minucias tan corporatistas que el resto de la clase no entiende.
El sindicato hace parte de los defensores del capitalismo y sólo desaparecerá con éste. Toda lucha debe empezar por plantearse el tomar colectivamente cada huelga en manos de los trabajadores mismos. Los sindicatos nos llevan sólo a las derrotas.
RM/octubre del 2008
El verano pasado, Correo internacional publicó una serie de recopilación de artículos de prensa consagrados a Karl Marx (Nos. 924, 925, 926 del 17 de julio al 20 de agosto) sobre el tema «Marx: el regreso» con motivo del 190 aniversario de su nacimiento y el 125 de su muerte y también del 160 aniversario del Manifiesto Comunista. Ya en octubre de 2003, el Nuevo observador había publicado un número especial titulado «Marx, el pensador del tercer milenio ¿?» y Jacques Attali, fiel consejero de la burguesía desde la era Mitterrand, publicó en 2005 una biografía de Marx en la cual, a golpes de citas cortadas, se esforzaba en presentar a Marx como un gran partidario y un profundo admirador de la «democracia burguesa».
La burguesía y su prensa a sus órdenes se preocupan «por la vuelta del pensamiento marxista « o por «la actualidad de Marx y por el marxismo» menos de veinte años después de haber declarado triunfalmente «la muerte del marxismo y el comunismo» y haber pretendido enterrarlos con grandes pompas después del hundimiento del bloque del Este y de los regímenes estalinistas. Que tiemblen de nuevo no tiene nada de asombroso cuando, ante el desencadenamiento de la crisis y los horrores monstruosos perpetrados por este sistema en pudrición, el aumento internacional de las luchas empuja a los proletarios hacia la toma de conciencia de que existe una perspectiva para sacar a la humanidad del callejón sin salida a donde los hunde el capitalismo.
Algunos escupen su veneno declarando abiertamente su terror ancestral y su aversión fóbica hacia Marx y a los revolucionarios y siguen cubriéndolos de lodo y las peores calumnias. Vuelven a poner al estilo actual la mayor mentira de la historia propagada a lo largo del siglo XX: la definición de Marx, el marxismo, el comunismo y la clase obrera, a una de las peores formas de la contrarrevolución, el terror estalinista. Como serpientes de cascabel, siguen agitando frenéticamente sus apéndices ideológicos y se mueven alrededor de el «retorno a la peligrosa ideología totalitaria», corolario, a su modo de ver, de los «excesos del liberalismo» y del aumento manifiesto de las desigualdades sociales. Y es básicamente el mismo miedo a la revolución proletaria que anima hoy a todos los que se ponen a invocar a Marx para exorcizarlo intentando recuperarlo. Asi pues, se ve a cada vez más periodistas o universitarios que no vacilan invocarlo para convertirlo en el antepasado y padre profetice tutelar de los «altermundialistas», o también el precursor de la ecología. Ellos vienen a ilustrar una vez más la advertencia que Lenin enunciaba con lucidez:
«A los grandes revolucionarios, vivos, las clases de opresores los recompensan con incesantes persecuciones; acogen su doctrina con la furia más salvaje, el odio más feroz, con las más locas campañas de mentiras y calumnias. Tras su muerte, se intenta hacerlos iconos inofensivos, canonizarlos por así decirlo, rodear su nombre de una determinada aureola con el fin de «confortar» a las clases oprimidas y mistificarlos; al hacerlo, se vacía su doctrina revolucionaria de su contenido, se le degrada y se mella el filo revolucionario» (El Estado y la Revolución, capítulo 1).
Esta cita casi profética se reveló con toda su pertinencia en la mentira permanente de que todos los regímenes estalinistas del planeta que prevalecieron durante cincuenta años han utilizado para justificar la explotación salvaje de los proletarios levantando alabanzas a los grandes revolucionarios. Al servirse de Marx y Engels, al momificarlos como Stalin hizo con Lenin, construyendo estatuas, procuraron sistemáticamente mellar, vaciar o deformar el contenido revolucionario de sus ideas y sus acciones, con la ayuda activa de las burguesías «democráticas» que vienen en su refuerzo para hacer una publicidad abierta y máxima del absolutismo y la represión «marxistas» de los países estalinizados.
Y si la burguesía pretende aún hoy hacer de Marx un «icono inofensivo», es porque éste era un auténtico revolucionario que desarrolló a lo largo de su vida el combate más encarnizado contra el capitalismo hasta el punto que su obra, y su método resultan de tal potencia revolucionaria que se afirman aún hoy como el arma más esencial para el combate de los proletarios para destruir el capitalismo. Para toda la burguesía, más que nunca, como ya lo declaraba la primera frase de Manifiesto, «Un espectro recorre Europa [y hoy el mundo entero]: es el espectro del comunismo.»
W. (20 de septiembre 08)
Con un cinismo sin límite y con la complicidad de la gran mayoría de sus medios de comunicación (particularmente de sus cadenas de televisión) la clase dominante se esforzó durante 9 días, en cada edición de noticias televisada, de mostrarnos como Francia era amenazada por una "pequeña minoría" de "rebeldes" que no quería someterse a la ley implacable del capital, de la miseria y la explotación. Sarkozy ciertamente levantó el espantajo del "empleo". Pero no es el único. La política de "firmeza" del gobierno en el que Francia "deposita su confianza" debe aparecer todos los días en la pequeña pantalla con el aspecto "firme", "determinado", "fuerte" de Francois Fillon, Patrick Devedjian y Rachida Dati (caricatura del personaje de Walt Disney, Cruella, secuestradora de los 101 dálmatas). Ante el movimiento de huelga de los estudiantes y ferroviarios, la clase dominante agitó no solamente al espantajo de Sarkozi sino igualmente a todos los demás tiranosaurios del gobierno para aterrorizar y paralizar a los trabajadores y llevar una campaña sin precedentes de criminalización de los huelguistas. Una verdadera caza de brujas al estilo macartista de los años 50 en Estados Unidos[1].
Gracias a la manipulación de las imágenes, algunas entrevistas de los supuestos "secuestrados" fueron cuidadosamente seleccionadas. Los manifestantes del domingo de la "amada libertad" y algunos usuarios, particularmente de origen africano (¿inmigración "escogida" en beneficio de la propaganda televisada?). Los montajes más groseros fueron desplegados hasta el extremo sobre todo para disuadir a todos los que (como los trabajadores de la educación nacional, y particularmente los profesores) estuvieran tentados a su vez a "tomar a los usuarios como rehenes" por emprender la lucha contra los ataques del gobierno y aportar su solidaridad a los ferroviarios y a los estudiantes. El 21 de noviembre, al día siguiente de las manifestaciones masivas de los funcionarios, los medios burgueses de comunicación sacaron un spot: después del desalojo de los "hemer rojos" y "terroristas" entre los estudiantes en lucha contra la ley Pécresse, se informó con terror que acciones de sabotaje habían sido "coordinadas" y "planificadas" en toda Francia sobre los sistemas de seguridad de las vías férreas poniendo en peligro la vida de los usuarios. Esto ha permitido a nuestro "transparente" primer ministro afirmar fuertemente que los "culpables serán severamente castigados". Es una "pequeña minoría" que quiere politizar la huelga de los ferroviarios (por tanto no confundir un movimiento "social" y "sindical" con un movimiento político, decía el tramposo político Bernard Thibault)[2].Como sabemos, los trabajadores, en un país "democrático", no tienen el derecho de movilizarse sobre un terreno" político"... salvo para colgar los carteles de sus ferias electorales. En una sociedad capitalista en plena descomposición la única "política" aceptable, es la de los pequeños hooligans "antihuelguistas" de la Facultad de Nanterre[3].
Estos últimos no pueden ser "severamente castigados" simplemente porque el noticiero de las 20 horas se tomó el cuidado de no divulgar las imágenes más chocantes. (¡Que muchos pudieron ver en Internet!)
La triquiñuela era de tal tamaño (como revelaron los "bufones" de PPDA en el noticiero de las 8 de la noche) que la clase dominante tuvo que poner rápidamente un bemol a tales "reportajes" tan claros como el agua y a las "tonterías verbales" de los bomberos pirómanos. Una gran mayoría de trabajadores que tomaban los transportes en horas pico en la región parisina no dudaron en expresar, a pesar del "ruido" con que nos machacaron los oídos hora tras hora, su profunda simpatía hacia esta "pequeña minoría" de "secuestradores" (ya que pudieron apreciar el coraje de los ferroviarios que llevaron una huelga no solamente para ellos mismos sino para toda la clase obrera). Algunos "usuarios encolerizados" solían decir a otros usuarios que esperaban en los andenes del metro el día del anuncio de los famosos "sabotajes organizados y planificados": ¡Los que no están contentos con la huelga tienen el presidente que merecen!
En cuanto a los "manifestantes de domingo", ¡tuvieron que salir por la escalera de servicio con sus gesticulaciones apareciendo como unos "pobres payasos de la información"!
Debemos constatar que los medios de comunicación de nuestra bella república "democrática", a las órdenes del capital, no tienen ningún escrúpulo en poner en práctica esta frase del jefe de la propaganda nazi, Goebbels: "Una mentira enorme lleva consigo una fuerza que amplia la duda" (Salvo que no estamos ya en los años 30 y que hoy lo contrario es verdad: "cuanto mayor es la mentira, más abre la puerta a la duda"). Esta vergonzosa propaganda de criminalización de los huelguistas que comenzó con la estigmatización de los "hemer rojos" de las universidades de Rennes y Nanterre) solo se pudo desencadenar con la bendición de todos los grandes defensores de la clase obrera que son los partidos "socialista" y comunista" y otros "revolucionarios" con piel de cordero[4]: nuestra "Arlette Nacional", el pequeño cartero Besancenot (patrocinado por el ex "líder máximo de la LCR, Alain Krivine), y toda la élite de la izquierda "ecologista" como José Bové y Dominique Boynet. Todos estos brillantes "demócratas" se encierran en un silencio muy "activo" y "ruidoso". Es a quienes se ha visto en las manifestaciones que finaliza la lucha de los ferroviarios el 20 de noviembre donde no había ninguna banderola sindical denunciando la represión. Unión sagrada obligada. Hay que creer que todos estos servidores del capital no saben hacer escuchar su voz más que para las kermeses electorales, para ir a las grandes cenas y para mistificar a los obreros.
Los mismos turistas extranjeros que visitan la "ciudad más bella del mundo" quedaron boquiabiertos ¡por la grotesca manifestación del 20 de noviembre donde la CGT y otros sindicatos llegaron a hacer desfilar a los CRS y el sindicato Allianza (cercano a la UMP) de la policía nacional en medio de su cortejo![5] Y los turistas pudieron filmar también la cereza en el pastel: un contingente muy cerrado de militantes "anti-autoritarios" y "antifascistas" de la CNT que, con sus uniformes negros, sus medallas (sus insignias con un gato negro enojado) y sus ruidosas botas parecían más un destacamento miliar o una milicia fascista que un grupo de militantes de la clase obrera. Es el mundo al revés: las milicias del capital se manifiestan contra los ataques del capital mientras algunos antiautoritarios que se reivindican de la corriente anarquista se dan buen aspecto.
Los turistas que pudieron asistir al espectáculo se ponían a comentar en los cafés parisinos: se les oye decir que Francia es, definitivamente, una país "en retardo" (para no decir políticamente en "retraso"). El "populismo" a la francesa se ha convertido hoy en una curiosidad turística (a falta de ser reconocida por la UNESCO como "obra maestra en peligro" para inscribirla al "patrimonio de la humanidad)" Afortunadamente, para la clase obrera, ha levantado su nivel: víctima de maniobras de división sindical, ella no ha podido movilizarse masivamente para aportar su solidaridad a los ferroviarios. Pero el patrón de la CFDT Chereque hizo evitar la manifestación manu militari y fue obligado a salir rápidamente bajo el cuidado de su escolta cercana mientras que el jefe de la CGT recibió una rechifla. Este acto teatral, no previsto en el programa, no era un número de "política popular" del gusto de los medios de comunicación sino una primera respuesta política de la clase obrera en la sala de trabajo de las centrales sindicales, que toman parte de la Santa Alianza de los defensores del capital!
Silvestre, 23 de noviembre, 2007.
Notas:
[1] El "macartismo" fue una campaña de "caza de brujas" (llamado también "terror rojo") a los resabios antisemitas que algunos sectores de derecha de la burguesía americana, bajo la conducción del senador Mc Carthy, habían desencadenado a principios de los años 1950 en el marco de las tensiones imperialistas de la "guerra fría" entre los dos bloques imperialistas rivales, el de la URSS estalinista y el del bloque "democrático" occidental). Toda una serie de personalidades del mundo intelectual o artístico (como Joaseph Losey) fueron inscritas bajo una "lista negra", perseguidos, acusados de ser "comunistas", "enemigos de la nación", espías a sueldo de la URSS. Durante este periodo, esta campaña histérica apoyada por los medios de comunicación permitió al capital americano amordazarlos derechos "democráticos" y la libertad de expresión a los Estados Unidos. Todos los filmes de coloración "social", particularmente, estuvieron en la mira. En este sentido, era también una campaña de terror contra los obreros que querían defenderse contra la explotación capitalista.
[2] En la URSS (que tenía los favores del partido de Bernard Thibault) los trabajadores no tenía derecho a comprometerse en un movimiento político. La ley del silencio reinó durante más de medio siglo. Y esta "pequeña minoría" de gestionarios del capitalismo de Estado en la URSS, que vivía cómodamente de la explotación del trabajo de la "gran mayoría" de los trabajadores, envió los tanques para reprimir en sangre a los obreros en la URSS, Hungría, Checoslovaquia y Polonia que llevaban luchas "políticas
[3] Así, en la facultad de derecho de Nanterre, los anti-bloqueadores de derecha y de extrema derecha querían (en nombre de la "democracia"" y de su "amada libertad"), bloquear la solidaridad con los otros estudiantes en lucha contra los ataques del gobierno. Los antibloqueadores estaban hundidos en la campaña lanzada por los medias oficiales (la toma como rehenes de los estudiantes "democráticos" fina flor de la Nación , por los "hemmer rojos" y otros "terroristas"!). Los antibloqueadores les lanzan proyectiles a la cara (incluyendo pedazos de carne!) El presidente de la universidad que no quiere hacer política (¡sic!) llama a las fuerzas del orden. Los estudiantes antibloqueadores animan a los CRS gritando: "adelante azules!" (el equipo nacional de fútbol de Zizou). Excitados por los antibloqueadores, las milicias del capital comenzaron a mostrar los dientes. Por su parte, los bloqueadores cometieron un pequeño "error histórico" gritando "¡Petain, regresa! ¡Olvidaste tus perros!" (en efecto, los cuerpos de los CRS no fueron creados por el mariscal Petain, sino en 1944 con una fuerte participación de elementos de la "resistencia" y miembros y simpatizantes del PCF a fin de contrarrestar el peso de los petainistas en el seno de la policía nacional y particularmente de sus fuerzas de represión). Una orden se da (se comprende en un video clip que fue difundido en Internet un cuchicheo: a la carga! Antes que los CRS golpearan a los huelguistas, los "furiosos" antihuelguistas jugaban a apoyarlos. Naterre ocupada es al fin liberada. Los "anti-huelguistas" aplaudían, aclamando a los CRS cantando la Marsellesa. Parecía estar en los "buenos" tiempos de la "liberación" de París, salvo que hoy son los comandos de la "inteligencia" de derecha que retoman por su cuenta el mismo estado de espíritu revanchista y xenófobo del PCF en 1944 (que titulaba en su periódico "L´Humanité", "Más fuertes los golpes sobre el alemán vacilante" "a cada parisino su alemán"! La propaganda televisada de criminalización de los huelguistas fue cuidadosamente orquestada sobre el fondo de campaña anti-bolchevique lanzada por la prensa y los "historiadores" del capital (en ocasión del aniversario de la revolución de octubre de 1917). Esta también tiene resabios nauseabundos de los llamados a los progroms (con carteles sobre los muros de las calles de Berlín) y organizada por el partido "socialista" alemán contra los espartaquistas en 1919. Las milicias anti-obreras del SPD terminaron por hacer parte del orden de la capital en Berlín asesinando cobardemente a Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo que llamaba a las luchas obreras "políticas". Para completar este siniestro cuadro, se pueden señalar las amenazas abiertas (que han sido ampliamente difundidas por ejemplo sobre el sitio Internet Indimedia) donde los defensores de la "democracia" no han dudado en amenazar durante varios días a los hijos de la clase obrera (estudiantes de la facultad de París-Censier) de "ponerles una bala en la cabeza". Han llegado hasta a describir en detalle las armas que van a emplear si los huelguistas continúan contestando las leyes dictadas por el capital (¿Cuándo en Censier jamás ha habido enfrentamientos entre huelguistas y antihuelguistas¡). He aquí a donde conduce la propaganda mediática del noticiero de las 8 de la noche, las babosadas verbales de la república (quien dijo querer liquidar mayo del 68) y la delación de los presidentes de la universidad (quien quería hacer su boutique de "polos de excelencia")!
[4] En los sitios web de "Rouge" (semanario de la Liga "Comunista" "Revolucionaria") y de "Lutte Ouvriere" (periódico de Arlette laguiller) no se encuentra, en efecto, ninguna denuncia de la represión contra los estudiantes. Puede ser que este silencio esté destinado a no ofender al PC, y sobre todo al PS, con quienes los "trotskistas" se alistan a llegar a acuerdos para las elecciones municipales
[5] Hay que reconocer que, sin sus armaduras protectoras, estos especialistas de la represión no son tan impresionantes. Así, en Paris, se pudo ver a un CRS con el aspecto de vagabundo (estilo inspector Columbo) llevaba una pequeña carretilla con un cartel que decía: "por rellenar los carros". En una gran ciudad de la provincia, un CRS esquizofrénico se acercó a comprarnos el suplemento que se titulaba "¡Abajo el Estado policiaco!
Desde que existe el Estado moderno en todo el planeta la palabra "reforma" viene siempre a cuento cuando la burguesía introduce cambios en el Estado que llevan como objetivo el mejoramiento de la maquinaria estatal, se trata de hacerla más eficaz y que cumpla mejor su rol de aplanadora al servicio del capital. Todo mundo se acordará de la "perestroika" y las "glasnodt" ("reestructuración" y "transparencia" respectivamente) con las cuales la burguesía rusa trató de hacer frente a una situación de despilfarro, corrupción, ineficacia e incompetencia del estado ruso, lo cual lo ponía en desventaja en el mercado mundial. Además, la en aquel tiempo Unión Soviética vivía bajo el régimen de partido único y por ende su aparato político era rígido, desacreditado ante los trabajadores e incapaz para gestionar las divisiones entre las fracciones de la misma burguesía (siempre se acababa "físicamente" con los opositores). En otras regiones del planeta se les ha llamado "democratización", sobre todo en América Latina después de los gobiernos militares de la década de los 70. En los 80 se planteó también para la burguesía mexicana la impostergable tarea de construir un modelo de capitalismo de Estado más flexible políticamente y más adaptado para la cada vez más aguda competencia mundial. El modelo mexicano era similar al de la exURSS: régimen de partido único donde la burocracia estatal en turno aparecía como la "propietaria", por eso en Revolución Mundial 52 (sept-oct, 1999), señalábamos: "se trataba de terminar con la burocracia propietaria, como punto de partida para volver más dinámica la producción y el mercado interno; segundo, acabar con el monopolio estatal de los principales medios de producción también con el fin de permitir una competencia dinámica que pudiera dejar con vida sólo a las empresas más rentables y capaces de competir en el mercado internacional".
Los primeros intentos tímidos en la década de los 80 los realizó José López Portillo al "legalizar y dar registro" a la izquierda mexicana[1]. Desde entonces la burguesía sabía que la democracia estaba cayendo en el descrédito vertiginoso y el capital sabe que para mantener su dominación necesita que los explotados "legitimen" con su voto el opresor en turno, la democracia requiere crear la ilusión entre sus esclavos, para que piensen que son ellos los que "deciden el rumbo del país", ese sentido se encuentra la "reforma electoral" impulsada por Luis Echeverría, sin embargo, la burguesía mexicana estaba apenas balbuceando su "reforma"...
Los intentos más serios de la burguesía del país se conocieron en el periodo de Salinas de Gortari: en el ámbito económico agiliza el proceso de privatizó de empresas estatales, entre las que se destaca Teléfonos de México, pero también de una serie de entidades poco rentables; en lo político se destruyeron cacicazgos sindicales herencia del corporativismo más retrógrada (como sucedió en el sindicato de la industria del petrolero con el arresto de "La Quina" y la destitución de Jongitud Barrios, "líder vitalicio" del sindicato de los maestros), se creó la institución para la organización de las elecciones: el IFE, y empezaron a otorgar gobernaturas a los partidos de la oposición, principalmente al PAN. Sin embargo, al final de ese sexenio las reacciones de la "nomenclatura" mexicana estallaron en forma de violentos asesinatos políticos y las fracciones tuvieron que pactar una transición: El gobierno de Zedillo preparó ese terreno en lo político y lo legal.
El hecho que la burguesía terminara el sexenio de Salinas a "sangre y fuego" nos da una muestra de las dificultades enormes que tiene la clase capitalista para adaptar el modelo del Estado, lo cual, como lo definíamos en Revolución Mundial 46 (sept.-oct., 1998): "...implicaba acabar con los monopolios estatales, organismos que dificultan aún más enfrentar la crisis; ya acabar también con el monopolio del gobierno de un solo partido (el PRI), presentando una nueva careta de gobierno con juego libre y alternancia de partidos, y también con una nueva gama de sindicatos, de manera de darle nuevo bríos a la mistificación democrática (...) pero enseguida ha encontrado una resistencia por parte de la burocracia estatal". En efecto, la burguesía tuvo que "pactar" y Zedillo se encargaría de preparar el terreno para avanzar en las reformas que la burguesía requería. En 1996 después de las famosas "mesas de diálogo" se firmó el Acuerdo Político Nacional el cual "Introdujo centenas de cambios legales, una nueva conformación del Tribunal Electoral y del Consejo General del IFE y la modificación de 16 artículos constitucionales" (Proceso 1557, sept., 2006). Ello preparó el terreno para que el PAN, con Fox a la cabeza, se hiciera del timón del gobierno en el 2000... parecía que al fin la alternancia en el poder era una realidad.
La alternancia en el poder de partidos políticos no debería causar ninguna conmoción en la clase capitalista, es un modelo ideal donde los partidos llegan al poder por un tiempo para después ceder su lugar a los otros y viceversa... ¡la democracia así es mucho más eficaz para engañar a los trabajadores!, EUA e Inglaterra son los mejores ejemplos. Sin embargo, para la burguesía de los países de la periferia dejar el poder político significa cuestionar inmediatamente el poder económico. La burguesía no es una clase unida (¡excepto cuando se trata de aplastar al proletariado!) y sus diferentes intereses oponen a una fracciones contra otras. Así, la llegada del PAN envalentonó a las fracciones ligadas a quienes llevaron a este partido al poder a tratar de "perpetuarse" al precio que sea. Esta tendencia es producto de las condiciones de debilidad de la burguesía mexicana y del avance de la descomposición de un capitalismo decadente, sería un engaño el tratar de buscar las causas de esa tendencia en las inclinaciones personales de un candidato o partido. Ahora reina la total incertidumbre en la fracción que se hace del poder del estado por seis años, si trata de asegurar otros mandato arriesga con una confrontación mortal con las otras fracciones, si acepta "irse" se condenaría a "abandonar el negocio", por tanto reina lo inmediato, no hay largo plazo ni planes de futuro, hay que tomar lo que se pueda "aquí y ahora". La rapiña, la depredación y los negocios turbios florecen a las sombras del poder a diestra y siniestra. Lo que hoy nos pintan como alternancia y "frutos de las reformas electorales" no es sino un permanente ataque de unos contra los otros y donde cada fracción trata de imponer sus intereses a los otros y contra los otros, aunque sobresalen estos conflictos en el terreno electoral, todos los terrenos que pisa la burguesía son ahora terreno de combate.
La cohesión buscada por la burguesía no se ha alcanzado y por el contrario los resquebrajamientos y enfrentamientos se han multiplicado: si en 1997, 2000 y 2003 la burguesía había conseguido por fin elecciones confiables y la población empezaba a "confiar en la democracia", el 2006 y lo que le siguió volvieron a sembrar el clima de desconfianza en las instituciones de la burguesía.
El desarrollo de la crisis, una situación social más difícil y el avance de la descomposición de la sociedad capitalista ha enmarcado y agudizado los problemas de una burguesía cada vez más atascada en una lucha intestina.
Es en ese marco que el gobierno de Felipe Calderón intenta continuar con los esfuerzos de la burguesía por mejorar el modelo de capitalismo de Estado. El escenario en el primer año de su gobierno está dominado por la violencia entre fracciones (el narcotráfico hace parte de las fracciones de la burguesía), escándalos políticos, acusaciones permanentes de unos contra otros, la hipocresía y el cinismo domina el discurso y el comportamiento de los políticos, la sociedad empieza a "acostumbrarse" peligrosamente a esta "normalidad". La impotencia social que genera este ambiente hace sin embargo que, en la ausencia de la lucha del proletariado capaz de plantear una orientación histórica, los trabajadores traten de aferrarse a la protección del Estado. Es por ello que la descomposición del tejido social no favorece de manera mecánica e inmediata la toma de conciencia de la necesidad de acabar con el capitalismo.
Hay varios signos que nos indican las dificultades del equipo de Calderón para llevar la reforma lo más lejos posible:
- Las fracciones tuvieron que pactar y condicionar una reforma por otra. Unas fracciones (sobre todo las ligadas al PRI y al PRD) aceptaron reformas hacendarias sólo si se aceptaban sus peticiones políticas (en particular la destitución del presidente del IFE). Se aceptó entre bambalinas tal "arreglo" y el mensaje que aparece a la luz pública es que "hubo fraude el 2 de julio de 2006", con lo cual, el clima de desconfianza en las elecciones vuelve a reforzarse.
- Cuando todo mundo daba por muerto al PRI éste parece regresar con nuevos bríos. El PRI ha recuperado terreno en las diputaciones, municipios y gobiernos estatales (El PRD se mantiene incluso con menos pérdidas políticas que el PAN). Beltrones, hijo político de Gutiérrez Barrios, la línea dura de los dinosaurios del PRI, parece controlar buena parte de esta "recuperación". Este fenómeno no se debe a que el PRI ha mejorado, se debe ante todo a la incapacidad de las nuevas fracciones para resolver la situación social y cumplir así con las promesas que hicieron (lo cual sabemos que nunca lo harán) y a que la estructura del viejo partido, sus cacicazgos regionales y las pugnas entre los mismos que dirigen el estado plantean una convulsa situación que es aprovechada por los dueños del famoso "carro completo".
- Los partidos pequeños (la "chiquillada") que nada aportan a la mistificación democrática y que muestran en cambio una actitud meramente parásita son ahora objeto de la reforma electoral. Para la burguesía es un gasto enorme y poco productivo el mantener a esos partidos, sobre todo porque a todas luces aparecen como "un negocio" y, segundo, porque no tienen una clara definición política (hoy están con la izquierda mañana con la derecha, como ha sido el caso de los verdes por ejemplo). Eliminar estos lastres para el proyecto democrático va a causar también una buena resistencia por parte de los "afectados".
- La reforma hacendaria trata de recaudar más impuestos para dar fortaleza a la actuación del Estado, sin embargo, esos ataques van acompañados de una aceleración de la inflación, lo cual hace que ahora ningún partido político quiere aceptar su acuerdo con los nuevos impuestos, y en vez de aparecer como una política global, aparece como un pleito donde nadie quiere cargar con la culpa.
Cualesquiera que sea el resultado de estas reformas, la clase obrera debe reflexionar sobre los fines de fondo de la misma: la burguesía intenta hacer más eficaz su aparato de dominación, tanto en lo político como en lo económico y el objetivo es hacer de la dominación del capital sobre el trabajo un sistema "creíble" y eterno.
Marsán. 5/12/07
Notas
[1] Recordemos que López Portillo fue casi "candidato único" ya que la izquierda de capital, representada por el estalinista PCM lanzó a Valentín Campa pero sin contar con "registro".
Durante el mes de octubre, noviembre y diciembre, en el marco de un esfuerzo centralizado, la CCI llevó a cabo reuniones públicas en todas sus secciones territoriales alrededor del mundo y en regiones en las que aún no existe una sección pero que existen elementos en búsqueda de las posiciones revolucionarias en las que el tema a discutir fue la Revolución de Octubre de 1917 a partir de una presentación única a nivel internacional. Dicha reunión se inscribe también en el esfuerzo explícito de la Corriente por desarrollar una cultura del debate en el Medio Proletario como la mejor manera de conmemorar este movimiento de la clase obrera puesto que a diferencia de las revoluciones dirigidas por una clase explotadora, como fue el caso de las revoluciones burguesas contra el régimen feudal, la revolución proletaria es un proceso altamente consciente y colectivo.
En México dicha reunión se realizó el 8 de diciembre y se caracterizó por una asistencia nutrida de contactos y nuevos jóvenes simpatizantes lo que es en sí una constatación más de la importancia y actualidad de este tema y signo del presente periodo caracterizado por la emergencia de elementos de la clase en búsqueda de clarificación y acercamiento a las posiciones de la Izquierda Comunista . Los que asistimos a esta reunión fuimos testigos de un ambiente de debate al mismo tiempo acalorado y fraterno. Varias personas que han participado en discusiones con grupos de la izquierda del capital han percibido esta diferencia. Aun teniendo dudas o posiciones diferentes o contrarias a las que defiende la organización, han encontrado en las reuniones de la CCI un ambiente donde se pueden plantear divergencias y cada vez más, es el conjunto de participantes que ayudan a clarificar sobre las experiencias históricas de nuestra clase.
De esta manera, la discusión que se tuvo sobre la Revolución de Octubre permitió presentar elementos de reflexión para enlazar esa gran experiencia histórica con las condiciones y necesidades actuales; permitió encontrar respuestas, a cuestionamientos que surgen una y otra vez en el seno de la clase trabajadora, a través de una rica y respetuosa confrontación de ideas marcadas por un compromiso militante o un interés genuino de comprender los hechos.
Después de la presentación los participantes destacaron dos ejes: el aislamiento de la revolución como base de su derrota y las razones por las cuales la burguesía está interesada en esconder o deformar este gran acontecimiento. Las intervenciones señalaron diversas maneras en que la revolución es desvirtuada: la burguesía quiere hacernos creer que la Revolución de Octubre dio origen al estalinismo y por ello hay que condenarla y evitar otra revolución comunista, mientras que en realidad el estalinismo surge como consecuencia de la derrota de la revolución. Por otra parte, los anarquistas afirman que España del 36 fue más importante que Octubre del 17 y los modernistas dicen que es el 68. Ante estos intentos de deformar lo que realmente significó la Revolución rusa, varias intervenciones subrayaron la importancia de que los trabajadores se apropien del método marxista para analizar los hechos; que conozcan bien tanto los aciertos como los errores, las condiciones históricas de la oleada revolucionaria que fue inaugurada por esta revolución puesto que constituye un faro para la revolución del futuro; enfatizaron que no se trata de hacer una apología, sino de extraer sus enseñanzas para aplicarlas en la transformación revolucionaria de la sociedad. Se dijo que la revolución de 1917 demostró, entre otras cosas, que la clase trabajadora es capaz de organizarse, tomar el poder político y poner fin a la guerra imperialista; además, que la revolución fue vencida porque no logró extenderse a partir de la derrota de la revolución alemana. De allí se expresó la necesidad de un amplio desarrollo de la conciencia para el triunfo revolucionario. No es suficiente con que estén dadas las condiciones objetivas marcadas por la decadencia del capitalismo, es necesario el desarrollo del factor subjetivo, la extensión de la conciencia a la que los contactos y simpatizantes expresaron sus deseos de contribuir.
Una nueva participante planteó dos preguntas que sintetizan preocupaciones fundamentales de las minorías avanzadas. ¿Por qué fue derrotada la Revolución de 1917?, ¿Estamos en un periodo revolucionario? Las respuestas de los asistentes profundizaron brevemente sobre las condiciones para la revolución proletaria, sus características y las causas de la derrota. Enfatizaron que la revolución proletaria tiene que darse necesariamente a escala mundial, que el socialismo no puede triunfar en un solo país porque no puede sobrevivir aislado rodeado por relaciones capitalistas y por ello una cuestión clave que se planteó a la Revolución de Octubre fue su extensión a nivel planetario. La imposibilidad de esta extensión marcó la derrota de la oleada revolucionaria y ésta es una experiencia que hay que rescatar: la necesidad de la extensión de la revolución, «todo intento aislado será derrotado». Las intervenciones explicaron que a pesar de que los obreros lograron tomar el poder en Rusia, su aislamiento derivó en la degeneración del partido, la pérdida del poder de los soviets de obreros y la contrarrevolución estalinista. Algunas intervenciones aclararon que las lecciones de la revolución rusa no son sólo en negativo, además de la organización de los trabajadores en consejos obreros, también hay que destacar la función que tuvo el partido bolchevique en la preparación de la toma del poder y el papel que tuvo su periódico Iskra en el desarrollo y extensión de la conciencia proletaria.
Otro nuevo asistente presentó argumentos para tratar de demostrar que la revolución no había sido derrotada y que había triunfado el socialismo en algunos países; prueba de ello eran una serie de cambios sociales como la disminución del racismo y de la discriminación de la mujer en algunos países y mejoras en el plano económico: «se lograron más reformas que en todo el mundo capitalista pero con el proceso de contrarrevolución el Estado de bienestar retrocedió...». Las respuestas a este cuestionamiento tomaron dos vertientes: la primera, tratando de mostrar que los soviets no pueden mantener el poder político en un país, rodeado de relaciones capitalistas pues estos «no encuentran ya una perspectiva», lo que es utilizado por la burguesía para hacernos creer que el proletariado no debe tomar el poder porque ‘el poder corrompe' y ‘porque toda dictadura es mala' dándonos el ejemplo falso del derrumbe de los regimenes estalinistas, cuando en realidad la caída del bloque ‘socialista' es la caída de regimenes capitalistas por el peso de la crisis.
La otra vertiente presentó las interpretaciones que dieron diferentes corrientes políticas a la derrota de la revolución: la de los mencheviques, la del estalinismo y la del trotskismo. «No se puede hablar de que en Rusia existía un ‘Estado obrero degenerado', como afirmaba Trotski, ni se puede decir que existe socialismo donde los obreros siguen siendo explotados...la revolución está en la vida de los órganos de la clase». La derrota de la revolución significó la vuelta del capitalismo a la Rusia ‘soviética', «para liberar al hombre se tiene que liberar la producción, en la URSS el trabajo no es liberado, es estatizado y finalmente se tiene el capital como forma de dominio».
La revolución de octubre del 17 fue la respuesta del proletariado a la primera guerra mundial. Después de la confusión en el seno de la clase obrera por la traición de la Socialdemocracia, la situación de derrota de la clase obrera mundial se concretizó en que la burguesía la enroló para la guerra imperialista. Por el contrario, aun cuando en los años 80, la burguesía de las principales potencias militares estaba integrada en dos grandes bloques militares, la lucha internacional de la clase obrera, representó un poderoso freno a la tendencia ciega de una tercera guerra mundial. Las diferentes oleadas de lucha de la clase obrera mostraron que ésta no estaba derrotada ni lista para comprometerse en el sacrificio supremo de una nueva carnicería imperialista. El período actual no se puede definir como prerrevolucionario, como el que había por ejemplo en julio del 17, cuando la clase obrera en Rusia estaba organizada en consejos obreros y después de jornadas de lucha masiva contra las inclemencias de la guerra imperialista. Sin embargo, las huelgas en varios países en los últimos años, y particularmente, la lucha de los estudiantes en Francia la primavera de 2006, muestran que la clase obrera está inmersa en una dinámica hacia la huelga de masas, hacia un nuevo asalto al capitalismo mundial. Una dinámica que si bien puede durar varios años, es desde ya una respuesta de la clase obrera a la situación de crisis y miseria cada vez más cruda que el capitalismo carga sobre la espalda de los trabajadores. El desarrollo de un medio político proletario con nuevos grupos y elementos que se adhieren a la Izquierda Comunista en gran cantidad de países es otra parte muy importante de este proceso.
Nosotros podemos añadir en este espacio que el ánimo de encuentro solidario y clarificación de minorías de la clase que están surgiendo en todos los rincones del mundo, como lo constató esta reunión pública, es un signo inequívoco de que la clase trabajadora se encamina a cumplir su tarea histórica.
Revolución Mundial / Diciembre de 2007.
La situación de la clase trabajadora, a lo largo del planeta, es cada vez más degrada, las medidas de afectación de las pensiones y jubilaciones se extienden a lo largo del mundo, las cadencias productivas se aceleran, los salarios se comprimen a la vez que los precios de los bienes de subsistencia se incrementan. Los mismos diarios de la burguesía tienen que reconocerlo: "El problema es universal. Por primera vez quizás, los que habitan un país rico o pobre, hablen la misma lengua: los italianos se apuran por el precio de las pastas, los guatemaltecos por el de las tortillas de maíz, los franceses y los senegaleses por el del pan." (Le Monde, 17-10-07), de la misma forma, en China, "...el vals de las etiquetas vuelve a poner en tela de juicio la mejoría de las condiciones de existencia." (Nanfang Zhoumo, Diario de Cantón), al grado que el precio del cerdo, la carne más consumida en ese país, ha casi doblado su precio en un año...
La crisis actual que sufre el sistema capitalista y que se abre desde finales de los años sesenta, toma cada vez niveles superiores, mostrando que las políticas y medidas llevadas a cabo para contener su avance son inútiles a pesar de que cargan todo el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores.
Por más que la burguesía se empeñe en sus discursos en negar que la crisis económica cada vez se acelera, los programas de austeridad y las medidas que degradan la vida de los asalariados lo confirma. Los trabajadores (por más que la "ciencia económica" de la burguesía se empeñe en ocultarlo) son el centro de la producción capitalista, en tanto que son estos los verdaderos creadores de la riqueza, de manera que la clase dominante levanta a su sistema sobre la explotación del trabajo asalariado, por ello, a medida que la crisis toma mayor dimensión se esfuerza en ampliar los niveles de explotación. Dado este escenario, los trabajadores deben de reflexionar que el capitalismo no puede ofrecer a él y a su familia sino explotación y miseria.
Los hipócritas mensajes del gobierno por radio y TV, habla de una campaña en prevención de la obesidad, sin embargo omite decir que la obesidad tiene como elemento detonante la miseria. Es la degradación de los salarios lo que obliga a que grandes masas de la población consuman una dieta miserable que apenas le permite soportar las cargas laborales, pero afectando su salud. No es nada extraño que a medida que la crisis del capital va tomando mayor dimensión el problema de obesidad se convierta en un problema de salud mundial. Toda esta miseria no es, como suele argumentar el aparato de izquierda del capital, por efecto de las políticas neoliberales, es la agudización que la crisis capitalista lo que conduce a que la burguesía acelere los ataques en contra de los trabajadores, no es una "forma especial" de políticas la culpable, es el sistema capitalista, que, al enfrentar sus contradicciones internas (es decir la crisis) se ve obligado a aplastar la vida de los trabajadores.
En México, según estudios de académicos, de 2000 a 2007, la capacidad de compra del salario de los trabajadores ha caído en más del 22%, en cambio todos los asalariados, lo mismo en fábricas, escuelas, hospitales y oficinas ven incrementar los ritmos de labor, cumpliendo así la llamada "flexibilidad del trabajo", esto permite desenmascarar la demagogia derramada por funcionarios del gobierno y de la patronal, y entender que la explotación que viven los trabajadores crece a la par que la miseria que lo aprisiona.
Pero si cada mes y cada año los trabajadores ven afectada las condiciones de trabajo y de vida, en 2008 ya se anuncia una agravación superior, no sólo porque existe la amenaza de mantener congelados los salarios mínimos[1] sino además por la cascada de precios crecientes, que ya ha iniciado desde inicios del año que acaba, y que amenaza con acelerarse. Las mercancías utilizadas como alimento por la población trabajadora (tortilla de maíz, pan, leche y carne) ha tenido un continuo incremento de precios y se espera que estos continúen creciendo, impulsado sobre todo por el aumento del precio a la gasolina así como el de los servicios urbanos que están a cargo del gobierno (luz, agua, tenencia...). El mes de enero abre una escalada de incrementos de precios, en cambio a los salarios, se ha anunciado ya, se les mantendrá comprimidos (el incremento será de menos del 4%, lo que quiere decir que será menos de 2 pesos, lo que implica que ni aún representa el costo de un boleto del metro), lo que hará que la canasta de consumo obrero se reduzca más. Aún cuando los salarios fueran incrementados al nivel de la inflación (en sentido estricto da lo mismo si es a la inflación del año que cierra o de la esperada para el 2008), el rezago que estos llevan en años y la aceleración de la dinámica inflacionaria, que hace que las predicciones del capital se vean rebasadas en mucho, hará que la condición de los asalariados se degrade en niveles superlativos... Debemos agregar a esto, que una parte importante de asalariados se han visto obligados a hacer uso de créditos (principalmente mediante la tarjeta de crédito), pero ahora se ven ahogados por los cobros, tal magnitud ha tomado este asunto, que los bancos comerciales anuncian que la cartera vencida (formada por miembros de la burguesía y la pequeñaburguesía insolvente, pero también una gran cantidad de asalariados) se ha incrementado entre 2006 y 2007 en 84%.
Así pues, la crisis avanza aplastando la vida de todos los trabajadores, no hay ningún sector en la que los trabajadores no vean afectadas sus condiciones, no hay ninguna generación que pueda suponerse inmune a estos golpes...
Si la agudización de la crisis afecta de manera inmediata a los salarios, los mecanismos de golpeo a las pensiones y jubilaciones no han terminado. El programa de modificación a las condiciones de jubilación (con la ley ISSSTE) iniciado a inicios del 2007, entrará en funcionamiento en los primeros meses del 2008, mostrando con toda su crudeza el golpe a las condiciones de vida.
Durante el primer semestre de 2008 entrará en vigor la denominada Ley del ISSSTE, y con ello la ampliación de los años de labor para poder acceder a la jubilación, el incrementa los descuentos y la restricción de los servicios médicos. Todo el 2007 la estructura sindical, en mancuerna clara con el gobierno, han logrado que estas medidas pasen. Todo el descontento que en algunos momentos los trabajadores pudieron expresar fue sometido, ya utilizando el cuento de los amparos, ya desviando la movilización hacia la pretendida "renovación" o democratización del sindicato... a fin de cuentas, el sindicato logró impedir que las movilizaciones de los diversos sectores de trabajadores del Estado pudieran confluir, e impidió que el problema del aumento de precios se reconociera también como un problema del conjunto de los asalariados. Este balance los trabajadores lo deben de tenerlo presente ahora que el sindicato, en un acto farsante llame a enfrentar los efectos de esta ley.
Es evidente que el sindicato buscará profundizar la confusión y acentuar el control para evitar que el coraje y la combatividad de los trabajadores se exprese ante los ataques del capital, por eso, recobrar la experiencia de sus pasadas luchas y de las llevadas por sus hermanos de clase en otras regiones se hace necesario para poder enfrentar las agresiones que se avizoran desde ahora. Los trabajadores deben de tener presente que para hacer frente a los ataques sistemáticos que se preparan, no hay otro camino que lucha y para conducirla adecuadamente no tiene más fuerza que su organización y conciencia.
Tatlin / 20-diciembre-07
Notas:
[1] Se dice por los voceros del gobierno que la modificación que sufren los salarios mínimos no son significativos en tanto que la mayor parte de la población trabajadora recibe montos superiores, sin embargo las mismas cifras de INEGI refieren que 5 millones de trabajadores en México reciben el "mínimo" (lo que significa cerca del 11% de la denominada Población Económicamente Activa, es decir la población en edad de trabajo), aunque hay cerca de un 24% que no percibe salario o recibe remuneraciones menores a ese mínimo oficial... el resto de la población percibe en promedio 3 salarios mínimos, no obstante la modificación que se realiza a esos salarios están definidas por el incremento que se decrete al salario mínimo.
Siguiendo el ejemplo de los maestros, los empleados públicos (abril) y los despachadores de gasolina de la empresa Shell (junio), cientos de miles de trabajadores municipales estarán en huelga el 16 y 17 de julio en exigencia de un aumento salarial del 6%. Sin duda alguna serán seguidos por otros trabajadores pues existen señales de descontento entre los trabajadores de los servicios de salud, los servidores públicos y los empleados de los comercios.
A los trabajadores, el aumento de los precios no les deja otra opción que la lucha. En los últimos años -durante los cuales la economía supuestamente iba bien-, la situación ha empeorado en los hogares: un aumento del 110% en los cobros por energía, un 45% más por el costo de la vivienda, un incremento del 29% en la gasolina desde 2003 a la fecha. Nos estamos enfrentando a un dramático empeoramiento de la situación que se ha agravado aún más con el estallido de la "burbuja inmobiliaria" del año pasado, y son los productos más esenciales como los alimentos, la vivienda y los combustibles, donde los precios están aumentando más rápidamente.
En el último año, 4 millones de hogares se han visto forzados a recurrir a los carísimos préstamos a corto plazo o a las tarjetas de crédito para pagar sus hipotecas, mientras que las personas que no pueden pagar las deudas y el número de desalojados prácticamente superan a los de los años 90.
La recesión (la caída de la "actividad económica") va acompañada de la inflación (el aumento constante de los precios). El sector de servicios, que representa alrededor del 80% de los empleos, se contrajo en mayo; los empleos se están dirigiendo al sector financiero y de la construcción. Sin embargo, a principios de julio, 2000 trabajadores quedaron sin empleo en la construcción, y Barratt, una de las mayores inmobiliarias del Reino Unido, anunció 1000 despidos más, es decir, el 15% de la fuerza de trabajo. En abril, las cifras oficiales del desempleo superaron los 1.64 millones, es decir, el 5.3%, pero es bastante sabido que esas cifras no cuentan los millones que se ven obligados a demandar seguro de desempleo u otras "prestaciones".
Al mismo tiempo, el crecimiento de los ingresos no ha podido seguirle el paso a la inflación, y más bien se ha venido abajo. Esto es exactamente lo que quiere la clase gobernante. Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra, ha dicho que los empleados no deben responder a la caída del poder adquisitivo exigiendo aumentos de sueldo porque eso "avivaría la inflación". Nos dicen que no debemos volver a la estanflación y a las reivindicaciones salariales de los años 70. En otras palabras, nos dicen que los trabajadores debemos pagar la crisis, porque la estanflación estará presente si luchamos por un aumento salarial.
Pero la crisis económica no es algo exclusivo de Gran Bretaña, es mundial, y no sólo Brown o King intentará hacernos aceptar recortes en nuestras condiciones de vida. Éste es el papel de toda la máquina del Estado, y no sólo de este país, pues a nivel internacional todos los trabajadores de los Estados Unidos a China, de Francia a Venezuela, enfrentamos los mismos ataques.
¿Cómo podemos defendernos?
Todos los trabajadores tenemos el mismo interés al resistirnos a los ataques contra nuestras condiciones de vida, pero es imposible hacerlo de frente a un ataque centralizado por parte del Estado si vamos divididos sector por sector. Si lo vemos bien, ya sea con los trabajadores postales el año pasado, los profesores (en abril), los despachadores del combustible de Shell (en mayo) o los empleados estatales ahora, en todos ellos existe la misma lucha, y los trabajadores demuestran esto cada vez que expresan su solidaridad. Los trabajadores estatales votaron en asambleas masivas apoyar las manifestaciones del 24 de abril y las huelgas. En la huelga del servicio postal, los choferes se rehusaron a romper los piquetes y hubo huelgas salvajes para defenderlos cuando quisieron imponerles "disciplina". De manera semejante, los conductores de otras compañías rechazaron romper los piquetes de los despachadores de Shell. En ambos casos, la solidaridad de los trabajadores preocupó tanto a los jefes y a los sindicatos que éstos últimos se apresuraron a negociar un acuerdo entre ellos.
Las luchas son debilitadas cuando son divididas. Cuando los profesores y los funcionarios fueron a la huelga el 24 de abril fue denominada como un "miércoles de lucha" para todo el sector público, pero incluso dentro de una misma escuela los trabajadores seguían divididos - los miembros de la NUT[1] separados de los miembros de la NAS[2]los profesores de preparatoria separados de los del resto de las escuelas, algunos profesores que iban a huelga en abril y otros trabajadores en las mismas escuelas que lo hacían hasta julio... La única forma de responder a esto es rechazando las divisiones que imponen los sindicatos, demostrando solidaridad con las brigadas de trabajadores en huelga, y discutiendo con otros trabajadores como ha sucedido en las huelgas del servicio postal y de los despachadores de combustible.
Los trabajadores en Francia demostraron la misma tendencia a luchar juntos el pasado mes de noviembre cuando los trabajadores de ferrocarriles y los estudiantes tomaban la palabra en las asambleas de unos y otros o salían a marchar juntos, sin importar el enojo de los sindicatos. Y en el 2006, el hecho de que los estudiantes comenzaran a reunirse con los trabajadores fue lo que obligó al gobierno francés a retirar el Contrato de Primer Empleo, un ataque contra las condiciones de trabajo de los trabajadores más jóvenes. En 1980, los trabajadores en Polonia, todos juntos aquella vez, se fueron masivamente a la huelga en respuesta al alza de precios, poniendo de cabeza todo el país y forzando al gobierno a retirar el aumento de precios.
La solidaridad no se puede organizar a través de los sindicatos
Desde el Times al Socialist, la burguesía está aguardando un verano del descontento. Unite junto a Unison, han llamado a los trabajadores a la huelga, sumando 40.000 a los 600.000 que irán a huelga. El PCS[3] ha enviado una "carta de solidaridad". Unison ha hablado de abrir de nuevo el Servicio Nacional de Salud, y el PCS está pidiendo un reparto similar en el departamento de trabajo y de pensiones. ¿Esto no demostraría la combatividad de los sindicatos? ¿Y qué hay sobre la fusión de Unite con el sindicato norteamericano de los trabajadores siderúrgicos? ¿Acaso eso no demostraría que los sindicatos pueden organizar la solidaridad internacional mejor que los trabajadores ordinarios por sí mismos?
Todo esto demuestra que los sindicatos están alertas al descontento que hay en la clase obrera, pero únicamente para controlar la lucha, no para animarla. El NUT llamará a los profesores a sabotear los piquetes de ayuda, limpieza y de abastecimiento, tal como Unison esperaba que sus miembros rompieran los piquetes de huelga en el mes de abril. En cuanto a la "carta de solidaridad" del PCS, es simplemente una ilusión para sustituir la verdadera solidaridad que el Estado ha hecho ilegal proscribiendo a los trabajadores en huelga que apoyaban las demandas de los trabajadores de otras empresas. Los sindicatos mantienen a los trabajadores divididos haciendo cumplir las leyes burguesas. La fusión internacional de los sindicatos no escapará a esta lógica, pues no hará nada para unir a los trabajadores internacionalmente.
Los trabajadores pueden desarrollar la fuerza para resistir a estos ataques si se unen con otros trabajadores, si pasan por encima de las divisiones sindicales y sectoriales, y si discuten juntos cómo oponerse a estos ataques. Esto significa tomar la lucha en nuestras propias manos, y no dejarla en la de los "expertos" sindicales, pues todos los trabajadores pueden participar y decidir cómo desarrollar la lucha. Esto significa también unirse con otros trabajadores que luchan contra los mismos ataques en otros lugares de trabajo e industrias enviando delegaciones a otras asambleas masivas, piquetes o manifestaciones. Aunque esto sea ilegal, y parezca un paso difícil, es la única manera en que los trabajadores pueden tener la fuerza para defenderse y llevar la lucha más lejos.
Ésta es la única perspectiva que nos permitirá defender realmente nuestras condiciones de vida y desarrollar la confianza para echar abajo el falso futuro que el sistema capitalista, con su crisis económica, sus guerras y sus desastres ecológicos, tiene para nosotros.
Corriente Comunista Internacional, 5 de julio de 2008
.
[1] National Union of Teachers, Sindicato Nacional de Profesores
[2] National Association of Schoolmasters, Asociación Nacional de Maestros
[3] PCS, Public and Commercial Services Union, Sindicato de Servicios Públicos y Comerciales
La crisis que afecta desde hace cuatro décadas al capitalismo toma cada día dimensiones mayores y se expresa de forma abierta en las medidas desesperadas y agresivas que la clase dominante toma para intentar defender su ganancia, estas estrategias, cualquier que sea su tipo: promotora de la intervención estatal o neoliberal, se fundamentan en el incremento de los niveles de explotación de los trabajadores. Es por ello que a medida que la crisis se agudiza, las políticas se vuelven más duras, no es por que un tipo de gobierno o modelo económico sea mejor o peor, cualquier medida que lleve a cabo, al procurar salvar la ganancia tiene forzosamente que golpear las condiciones de vida de los asalariados, pero de la misma manera engendra nuevas secuelas o la repetición de aquellas que creía haber dejado atrás, en tanto que la crisis que enfrenta el sistema no tiene solución por más ilusiones que se construyan en las medidas económicas milagrosas que en cada momento se presume haber encontrado. Por eso cada acción tomada por la burguesía a través de sus gobiernos, muestran que el capitalismo no puede ofrecer a los trabajares otra cosa sino más explotación y mayor miseria.
No hay un solo país en el que la inflación no avance tomando el dominio del escenario económico y extienda la amenaza del hambre entre los trabajadores y demás capas de explotados, de la misma manera la restricción a las pensiones y jubilaciones que son aplicadas lo mismo por los gobiernos de izquierda que los de derecha, conduce a la compresión del salario directo e indirecto y con ello a la elevación de la explotación y de la miseria. Ante una realidad de este tipo, hay un despertar del descontento de los trabajadores, pero la clase dominante para evitar que se exprese con toda su fuerza lo mismo usa el accionar represivo que la aplicación de trampas que distraiga y desvíe el coraje, impulsando por ese motivo la presencia del sindicato y de su aparato de izquierda.
La ampliación de los años de trabajo para la jubilación y la modificación de las condiciones de retención y pago para esa misma prestación (es decir incremento de los descuentos y disminución del pago), es una medida que se ha impuesto por todo el planeta. El argumento que utilizan es que hay un cambio en el comportamiento de la población, de manera que los gobiernos de derecha y de izquierda amplían a 60 y 65 años la edad para la jubilación. Ese argumento es el que el gobierno de Felipe Calderón utilizó para la aplicación de la ley del ISSSTE, es el mismo que Lula, en Brasil, usó en 2003, y es el mismo que Cristina Kirchner en Argentina, Raúl Castro en Cuba y Evo Morales en Bolivia vienen utilizando para justificar dichas políticas y así encubrir la realidad, es decir que la agudización de la crisis hace que la seguridad social (que es sostenida con parte de la plusvalía social retenida por el Estado y retornada como un servicio que forma parte del salario) se convierta en una carga para el capital por lo cual, sin importar el color del gobierno, tienen que incrementar los ataques en contra de los trabajadores.
Para acallar el descontento entre los trabajadores en Cuba, Raúl Castro utiliza todo el aparato de Estado e impone a la fuerza estas medidas, y aunque lo adorna con el cuento de que hará un referéndum para su validación, las amenazas se dejan ver desde sus discursos, al señalar que la economía requiere incrementar la productividad y disminuir los subsidios, por lo que requiere a toda costa imponer mayores niveles de explotación.
Repitiendo la retórica demagógica de Castro, los gobiernos de Argentina y Bolivia llaman a la aceptación de los dictados, invocando el bien de la nación, no obstante no tienen el mismo control, lo que hace que el descontento brote, y aunque con dificultades[1], salen a las calles a manifestarse, razón por la cual estos gobiernos democráticos y de izquierda lanzan a las hordas policiales para reprimir, como lo han hecho contra los trabajadores argentinos de la provincia de Córdoba (30-julio-08), que se manifestaban en contra la "ley de previsión social y jubilación" (que entre otras agresiones contempla la reducción entre 22 y 27% de las jubilaciones), y contra los trabajadores de la mina de Huanuni, en Bolivia (5-agosto-08), que se manifestaban por aumento salarial y en contra de la que llaman "ley neoliberal de pensiones", resultando de ese ataque dos mineros muertos y cerca de media centena de heridos.
En México la afectación de las condiciones jubilación y pensión se presenta primero mediante la creación de las AFORES (englobando primero a los afiliados al IMSS), y este golpe tiene una continuación con la ley del ISSSTE.
Por esta última medida se despertó un gran descontento entre los trabajadores, al grado que hubo momentos en que logran reconocer al sindicato como un instrumento de la burguesía que trabaja para contener la movilización, sin embargo logra recuperar el control mediante una astuta distribución del trabajo entre la vieja estructura sindical (charros) y el sindicato renovado (independientes). Mientras que la vieja estructura lanza amenazas contra los que buscan movilizarse o dar cualquier tipo de respuesta, los nuevos sindicalistas se presentan convocando a la democratización del sindicato, prometiendo que sólo así se podría lograr la movilización y la lucha contra esta ley, así enfrasca a los trabajadores en una movilización que logra desviar el descontento y nulificar el coraje... durante este proceso el sindicato logra renovar su careta, en tanto algunas carteras pasan a manos de "independientes" (como en el SNTE y el STUNAM), atrayendo así la confianza en estas renovadas estructuras sindicales, asegurando un mejor control con el que impone la desmovilización[2]. A esto hay que agregar la labor de confusión que realizaron el mismo sindicato, el PRD y asociaciones de abogados, llamando a entablar amparos jurídicos para detener así esta ley.
La aplicación de amparos jurídicos, decían sus promotores, era otra forma de lucha, sin embargo al extender la idea que las instituciones jurídicas podían dar un dictamen favorable, van tejiendo la ilusión de que las leyes impuestas por el Estado pueden ser usadas para la defensa de los explotados, pero además al plantear que el problema de la jubilación es un asunto personal al que hay que defender individualmente y que basta argumentar adecuadamente los lineamientos jurídicos para lograr una solución, rompe los lazos solidarios que durante las movilizaciones y en asambleas se iban construyendo. La burguesía pudo ver que los amparos eran una buena jugada para contener la combatividad que los trabajadores venían expresando, por eso para impulsarlos el mismo director del ISSSTE amenazaba con negar el servicio a los que se ampararan y los magistrados aparentaban estar preocupados por tantos amparos, y para dar muestras de que la desmovilización y la confianza en las leyes sí da frutos, ofrecen algunas concesiones mínimas, no sustantivas, a los amparados.
Tan buenos servicios le ha dado este mecanismo de confusión y contención de la combatividad, que el aparato sindical busca renovar su campaña, llamando a una "tercera fase de amparos". En esta ocasión cuando el descontento vuelve a avivarse entre los trabajadores por verse obligado a elegir en la forma de jubilación, el sindicato se adelanta a posibles movilizaciones llamando a entablar un nuevo juicio de amparo, de esa manera rompe cualquier posibilidad de que la reflexión colectiva vuelva a prender en asambleas y movilizaciones, y sobre todo les preocupa que al descontento por la jubilación le agreguen el coraje por el aumento de precios y que esa reflexión se extienda hacia otros sectores de asalariados y que entonces la fuerza de los trabajadores tome una gran dimensión por su unidad... Por eso ante los incrementos de precios, la afectación de la jubilación y las trampas sindicales el único camino que tienen los trabajadores es la reflexión colectiva que les permita hacer un balance del papel que partidos y sindicatos han jugado en la contención de la movilización, y así preparar los nuevos combates.
Tatlin/agosto-08
[1] Las dificultades quedan expuestas, por ejemplo, en el manejo que hacen las estructuras sindicales de este descontento para desviarlo, e incluso la actitud de sectores burgueses, que como en el caso de Bolivia, buscan ganar el coraje obrero para engordar sus filas y enfrentar a la otra fracción burguesa que está en el poder y que representa Evo Morales.
[2] Si alguien duda del trabajo de sabotaje del sindicato, basta ver el "plantón" de la CNTE, que mantuvo encerrados durante 14 meses a los maestros, desgastando e impidiendo que realizaran un proceso de reflexión y extensión de la movilización. Ahora al levantar el "plantón", los dirigentes sindicales buscan remachar su trampa mintiendo que "lograron arrancar a la nueva ley del ISSSTE las partes lesivas..." y seguros del control que tienen preparan la "3ª ola de amparos", la apelación en Ginebra ante la OIT y la desviación del descontento hacia la defensa de PEMEX, mediante un "paro cívico".
Las movilizaciones que los estudiantes en México realizaron entre julio y octubre de 1968, son, sin duda, la expresión de una fuerza social en descontento, aún cuando el significado político que las sostuvo haya estado restringido por la añoranza de las "libertades democráticas" y el respeto a la constitución. A diferencia del mayo francés, las movilizaciones de México no tuvieron un eco y extensión masiva entre los trabajadores, no obstante el descontento que expresa tiene cierta continuación de las huelgas de los ferrocarrileros de 1958 y de los médicos de 1965. No son continuación, ciertamente, en cuanto al terreno reivindicativo de las huelgas de asalariados, sí lo son en cambio en el espíritu solidario que esos movimientos construyeron en sus combates, y del coraje ante un sistema que se empeña en hablar de progreso económico y social, pero que sólo ofrece opresión. Esa misma vocación solidaria de las movilizaciones se reflejan también en la preocupación por incorporar en la lucha a los trabajadores, como se nota en la intervención continua que tuvieron mediante piquetes y brigadas de información a las zonas fabriles, y que consiguió una importante respuesta de los asalariados, mostrada no sólo por la presencia en los mítines de algunos grupos de trabajadores, sino por la simpatía que exponen abiertamente, ejemplo de ello, es la huelga solidaria de los médicos del Hospital General el 27 de agosto, la creación por los profesores universitarios de la Coalición de Maestros en apoyo a los estudiantes, y la actitud de los trabajadores del gobierno del DF cuando son llevados por la fuerza al "acto de desagravio" (28-Agosto) que el gobierno organiza, para repudiar el hecho de que la manifestación estudiantil del día anterior hubiera izado en el asta central del zócalo la bandera roja y negra; estos trabajadores expresan su solidaridad coreando "somos borregos", en el sentido de afirmar que eran una masa obligada a estar presentes y no aceptaban los argumentos oficiales.
El origen de estas manifestaciones se encuentra muy alejado de la explicación que el gobierno de Díaz Ordaz daba en ese entonces, es decir, simplificaba todo a una imitación ciega del mayo caliente parisino, o bien como producto de instigaciones de agentes extranjeros. Un mes antes de que el gobierno llevara a cabo la masacre en contra de los estudiantes, la central sindical oficial, CTM, repitiendo la consigan declaraba: "Extranjeros y malos mexicanos, actuando como activos agentes comunistas, aprovecharon reyertas sin importancia de dos pequeños grupos de estudiantes, para desatar la más grave acometida en contra del Régimen y de las Instituciones del país, adoptando para el caso, tácticas que son un remedo de sistemas adoptados por extremistas de esas tendencias, en otros confines y, muy recientemente en los disturbios de París..." (Manifiesto a la Nación, 2-09-68).
Aunque había efectivamente un ambiente agitado en el mundo por las movilizaciones parisinas, resulta falso suponer que las manifestaciones se expanden como la moda, en una imitación irreflexiva. Ese ambiente combativo y reflexivo que se animó con las jornadas de mayo en París, pudo abrir una extensión de la reflexión y de la combatividad, porque el anuncio de la reapertura de la crisis a nivel internacional generaba las condiciones objetivas, incluso en regiones como México. Es cierto también que en el marco de la "guerra fría", las fracciones imperialistas dominantes en pugna (EUA-URSS) usaban el espionaje y la conspiración como armas, pero los datos desclasificados de la policía de los EUA señalan que no había elementos para afirmar que detrás de las manifestaciones se encontraba la embajada cubana o la de la URSS; así mismo el Partido "Comunista" Mexicano (PCM) de corte estalinista, acusado por el gobierno como el brazo externo de la conspiración, aunque tuvo presencia no logró imponer su control. Por ello para explicar la movilización de miles de estudiantes de la UNAM, Poli y Normal, apoyados por universidades e institutos de otros estados, e incluso por universidades privadas (llegaron, entre agosto y septiembre, cuando alcanzan su punto más alto de combatividad, a declarar la huelga más de 70 planteles en todo el país) hay que entender que pese a las limitaciones de sus perspectivas políticas defendidas, había detrás un descontento.
La ideología dominante durante los años 50 y 60 que se centraba en México en hacer creer de la existencia de un "bienestar social" generado por el llamado "desarrollo estabilizador" (período en el PIB de la economía mexicana crecer consecutivamente sin contar con inflación) y la promesa hacia los jóvenes de la "escala social" alcanzada por la "superación" mediante el estudio. Esto logra marcar una cultura un tanto conservadora entre la generalidad de los jóvenes de ese entonces. Incluso la "contracultura" del rock y el hippismo, eran expresiones muy marginadas que no lograban ser referencia por la prohibición, la persecución y represión policial que se desataba en contra de las expresiones definidas como "exóticas"; había, por ejemplo, una aversión y agresión expuesta mediante redadas policiales en contra de los "melenudos".
Por otro lado existía una muralla ideológica difícil de enfrentar, dado que, por una parte está toda la tradición nacionalista impulsada desde el gobierno y su partido (PRI), ensalzando los "logros" de la "revolución mexicana", y secundada fundamentalmente por el Movimiento de Liberación Nacional (que agrupaba al conjunto del aparato de izquierda del capital y era encabezado por el ex presidente Lázaro Cárdenas) y por el estalinismo, representado por el PCM (los "pescados", como se les apodaba en ese entonces, aún cuando no tenía registro y reconocimiento legal, mantenían una presencia que les permitía contar con cercanía -léase control y apoyo logístico- de los gobiernos en turno).
De manera que fenómenos como la guerra de Vietnam y el accionar belicista de los EUA frente a América Latina (por ejemplo la invasión de Bahía Cochinos en 1961, o la de República Dominicana en 1965), generaban sin duda procesos reflexivos entre los trabajadores, muy particularmente entre las generaciones jóvenes, pero el mismo dominio de la ideología patriotera no permitía ir más allá de alentar una actitud "anti-imperialista", más concretamente anti EUA, por eso hay una facilidad para atrapar la simpatía hacia Castro y el che Guevara (que en 1967 había sido abatido en Bolivia). El peso de la contrarrevolución, como en el resto del planeta, pesaba sin duda y se acrecentaba en regiones de la periferia en las que la tradición y la experiencia de combate son menores...
Aunque había un ambiente ideológico lleno de dificultades, los problemas económicos de ese sistema que aseguraba haber desterrado la crisis de manera permanente y que había alcanzado la creación de un sistema de "beneficio compartido", se va agrietando, dando muestras de lo falso que resultaba el "desarrollo estabilizador". Las movilizaciones de los maestros y de ferrocarrileros en 1958[1], así como de los médicos en 1965, se convierten en respuestas, un tanto aisladas, de un proceso que va anunciando el avance de la degradación de la situación económica, de manera que una gran combatividad obrera queda expuesta, pero también se expone la brutalidad del sistema que acalla a todo descontento imponiendo la fuerza. Ante todas estas movilizaciones el gobierno no tuvo más respuesta que la represión, usando lo mismo a la policía que al ejército, y abarrotando las prisiones con trabajadores.
Los estudiantes no son un cuerpo social homogéneo, no obstante, desde los años 50, con la ampliación de la matricula universitaria por la necesidad del capital de fuerza de trabajo calificada, hay un crecimiento de hijos de trabajadores que van incorporándose a los centro de estudio superiores, y por tanto esa masa vive de forma directa las penurias y opresión de sus padres, y que se refleja en su preocupación por asuntos sociales y políticos, que va transformando ese ambiente conservador que la ideología dominante se encargó de crear, para alentar un proceso reflexivo, que por su retrazo se detiene en lo contestatario y en exigencias democráticas, que no ponen en duda al sistema dominante, pero expresan su rechazo a la opresión que se percibe.
Este ambiente opresivo (y su rechazo) fue el mismo que hizo crecer un conflicto de poca importancia como lo fue la pelea callejera (del 23 de julio del 68) entre grupos de jóvenes y que abre una represión exagerada, golpeando y deteniendo estudiantes incluso dentro de la propia escuela. Más aún, el acto de aparente protesta del 26 de julio que convoca la FNET (grupo afín al gobierno, y que es antecedente de las actuales federaciones de estudiantes, conocidos como "porros", que aún actúan en el Poli, y que sirven como grupos de choque) salen de su control, por lo que la misma FNET solicita a la policía la represión, que sin tardanza llega, arrasando incluso con la manifestación de apoyo a Cuba organizada por el P"C"M. Esa misma noche la Escuela de Economía del IPN declara la huelga en repudio a la represión.
La ferocidad de la actuación policial destapa un ambiente solidario que se esparce con gran velocidad, de manera que al día siguiente las preparatorias 1, 2 y 3 (de la UNAM) son tomadas por los estudiantes exigiendo la libertad de sus compañeros detenidos... por la noche de ese día se lanzan nuevamente a los granaderos, pero esta vez los estudiantes responden, prolongándose los combates por varias horas, resultando de ello heridos y más detenidos. Por primera vez, El jefe de la policía del DF, general Luis Cueto en conferencia de prensa expone la explicación a la que recurrirán constantemente: se trata de "un movimiento subversivo" que "tiende a crear un ambiente de hostilidad para nuestro gobierno y nuestro país en vísperas de los Juegos de la XIX Olimpiada" (El Universal, 28-07-68).
Se abre así un período de combates callejeros continuos, en los que por lo masivo de los contingentes estudiantiles logran derrotar a la gendarmería, motivo por el cual lanzan a las tropas del ejército a respaldar los ataques de la policía antimotines, respondiendo con mayor brutalidad, al grado que la noche del 30 de julio, disparan un proyectil de bazuka sobre las puertas de la preparatoria 1.
Pero si la agudización de la represión iba tomando mayor dimensión, los lazos solidarios en la masa estudiantil se acrecentaban también, no así su claridad política, tal afirmación es comprobada por el pliego petitorio levantado por el Consejo Nacional de Huelga (CNH, creado el 2 de agosto), el cual no refleja sino reivindicaciones democráticas y "mejoramiento" de las leyes y las instituciones: 1. Libertad de los presos políticos; 2. Derogación de los artículos 145 y 145 bis del código penal y que referían al delito de disolución social; 3. Desaparición del cuerpo de Granaderos; 4. Destitución de los jefes de la policía del DF; 5. Indemnización a los familiares de heridos y muertos en los enfrentamientos de los días anteriores; 6. Deslinde de responsabilidades de los funcionarios culpables de la represión.
Estos puntos que definieron el programa del CNH, muestra el respeto que guardan al sistema, y es representativo el hecho de que la masa de estudiantes que fueron capturados el 18 de septiembre, cuando el ejército toma la Ciudad Universitaria, cantaran el himno nacional, como intentando conmover a la soldadesca con su patriotismo. Es evidente que las dificultades del momento impedían llevar más adelante la reflexión, algunos sectores intentaron llevarla más allá, por ejemplo, el núcleo encabezado por José Revueltas logra criticar al estalinismo y busca dar una orientación de clase al movimiento, sin embargo se quedan atrapados en una maraña ideológica, lo mismo sucederá en años posteriores: queriendo superar la esperanza en la democracia y demostrar el carácter burgués del P"C"M, todo el coraje se perderán en la creación de grupos guerrilleros.
En el mes de septiembre las respuestas del Estado eran cada vez más agresivas: ataques con grupos paramilitares, toma militar de la UNAM y el Poli, con lo que preparaban la masacre...
Luego de la toma de las instalaciones de la UNAM, la actividad política se concentra en el IPN y los barrios que circundaban esas escuelas, por ello no tardan en arremeter contra los politécnicos, tomando sus instalaciones, no sin que se dejaran de desarrollar los más feroces combates, en los que la solidaridad toma una presencia destacable, incorporándose incluso estudiantes adolescentes de secundaria, y creciendo el apoyo de los habitantes de los barrios que lanzaban agua caliente y objetos desde sus ventanas en contra de la policía.
Pero la preocupación del gobierno era controlar las movilizaciones antes del 12 de octubre, día que darían inicio las denominadas "Olimpiadas de la paz".
De manera que, como lo han confirmado las investigaciones recientes de periodistas, a través del Estado Mayor Presidencial se crea un plan denominada "Operación Galeana" con el objetivo de detener a los representantes ante el CNH, y cortar las movilizaciones mediante una brutal lección, haciendo aparecer esta acción como una respuesta al ataque de los estudiantes. Así, en la concentración masiva convocada el 2 de octubre en la plaza de Tlatelolco, entra en acción, vestidos de civil, el "Batallón Olimpia", continuando la operación 3 batallones más del ejército (con tanquetas y helicópteros), asesinando a un número indeterminado de jóvenes (algunos datos refieren entre 350 y 400 los muertos) y deteniendo a más de 2 mil. A lo largo de los meses seguirán siendo detenidos más estudiantes y profesores, abriendo así una política sistemática de represión y exterminio de toda disidencia, vale recordar la masacre estudiantes el 10 de junio de 1971 y la actuación de grupos paramilitares (Brigada Blanca y el Grupo Jaguar) que hacen de la desaparición política, la tortura y el crimen, medios predilectos de acción.
Esta ferocidad del Estado y la pobreza del proceso reflexivo condujeron a un accionar desesperado y romántico, que alentó la formación, durante los años 70, de grupos guerrilleros, y que trunca la posibilidad de dar corrección, continuidad y avance a la experiencia combativa desplegada durante las movilizaciones del 68.
Dicho esto, no significa que se valide la argumentación que de estos hechos sangrientos el Estado presenta, en el sentido de señalarlos como simple respuesta de un gobierno insensible, y que por ello el Estado actual recoge el espíritu del 68 y lo refleja en la democracia que se vive hoy. Hipócritamente la burguesía afirma que tales sucesos son cosa del pasado, inclusive se ha levantado un museo en honor a los masacrados, y el PRD ha informado que solicitará que en el Muro de "Honor" de la cámara de diputados se ponga en letra de oro la leyenda: "Movimiento Estudiantil de 1968", con ello pretenden ocultar que el terror del Estado no hace sino presentar el verdadero rostro del capitalismo y de la democracia, porque crímenes como el del 2 de octubre, mientras el capitalismo subsista, no son asuntos del pasado.
Rojo/abril-2008
[1] La influencia del estalinismo -PCM y Partido Obrero Campesino (POC)- siguiendo su vieja estrategia desvían la lucha de los trabajadores de los ferrocarriles por aumento salarial hacia la "democratización del sindicato, terminando en una derrota de la huelga.
Desde que el Estado mexicano inicio con su famosa "reforma energética" se desato una verdadera avalancha de veneno nacionalista contra la clase obrera, tanto por parte de la derecha que llama a defender la economía nacional a través de la "modernización" de la paraestatal; como por parte de la izquierda que llama a "defender a Pemex" y defender también al "petróleo que es nuestro" (sic!). Estas posturas se han desarrollado a través de una guerra mediática y una costosa y ensordecedora campaña.
En nuestras páginas hemos ya abordado el asunto de las nacionalizaciones y las razones a las cuales responde el fenómeno de las privatizaciones. Recordemos simplemente que tanto la derecha como la izquierda son parte indefectible del sistema capitalista y que ambas expresiones políticas defienden un solo campo: el de la burguesía. "Esta diferencia FORMAL entre proyectos, no significa que se presente una fracción burguesa «progresista y nacionalista» y otra «liberal y entreguista» (como lo pretende mostrar la prensa), ambas fracciones son igual de reaccionarias, sin embargo no definen un acuerdo que les permita establecer una propuesta homogénea para encarar a la crisis y con ello pretender relanzar el proceso de acumulación (y que les permitiría cumplir así con sus sueños de crecimiento continuo del PIB), pero además se enfrentan por definir cómo ha de distribuirse entre sus diferentes fracciones la renta generada por el petróleo" (RM 105). El aspecto de enconada oposición que se aprecia entre la "reforma calderonista", los "matices del PRI" y la reforma que presentará la izquierda (en particular el Frente Amplio Progresista (FAP) de López Obrador) esconde en realidad una pugna terrible por ver qué fracción de la burguesía sale más beneficiada de este asunto. Todos los discursos sobre los "beneficios para los mexicanos" son sólo manipulaciones ideológicas para disfrazar sus pugnas internas.
Recordemos que en el marco de la famosa "Reforma del Estado" la burguesía mexicana emprendió, desde la década de los 80, una serie de esfuerzos para adaptar su aparato estatal al desarrollo de la crisis mundial y a una situación social donde los trabajadores empezaron a desarrollar protestas importantes. En este sentido se planteó una reforma electoral (la creación del IFE) para reforzar una democracia asentada sobre una credibilidad ya casi nula, se reformó también el marco sindical (creación de la UNT -Unión nacional de trabajadores- y se destituyó a viejos caciques sindicales: La "Quina" en Pemex, y Jongitud Barrios en el magisterio) para adaptar y flexibilizar su aparto de control sindical, existe también la reforma laboral, reforma de la seguridad social, reforma económica y energética. No debemos perder de vista que este proyecto de "reforma del Estado" encierra varios aspectos en los que sobresalen dos: necesidad para la burguesía mexicana de enfrentar la crisis mundial y necesidad de reforzar sus instrumentos de dominio contra el proletariado. La burguesía, con sus resistencias y dramáticas convulsiones (asesinatos de Estado, escándalos de corrupción, ajustes de cuentas, etc.) venía avanzando en ese trayecto; sin embargo, la última década está marcada por serias dificultades de la burguesía para consolidar su proyecto. Por ejemplo, los esfuerzos alrededor de la reforma electoral han sido cuestionados abiertamente por una de sus fracciones y la credibilidad en el IFE es atacada por los mismos partidos políticos (el PRD en primer lugar) acusando abiertamente a este "organismo ciudadano" de corrupto y fraudulento. Por otro lado la reforma sindical se ha visto entorpecida por la mezcla de intereses de unas fracciones que sacan provecho del apoyo electoral de ciertos caciques sindicales (la maestra Gordillo , lideresa vitalicia de los maestros, vaya ejemplo de modernización!!).
Por otro lado a nivel económico, la burguesía había avanzado sin mucho tropiezo por el camino de la privatización de sectores enteros de la economía: ferrocarriles, puertos, televisoras, teléfonos de México e incluso petroquímica secundaria, todo ello sin provocar la rasgadura de las vestiduras de alguna fracción. Evidentemente, salvo el griterío y la simulaciòn de la izquierda que siempre asume su función de «oponerse» a las medidas como estas para después legitimar ante los trabajadores su labor al lado de la defensa del capital. A finales de los 80 y principios de los noventa la burguesía estaba de acuerdo, globalmente, con estas medidas y todas las fracciones, con sus diferentes lenguajes, apoyaban las privatizaciones ya que les permitía:
-aliviar un poco el alto déficit en el presupuesto estatal, les permitía mantener la nariz fuera del agua;
-rentabilizar ramas de la producción que habían caído en el abandono casi total;
-evitaba así que el Estado apareciera directamente como el "patrón" en los conflictos sociales que la misma crisis anunciaba.
Las divergencias entre las fracciones de la burguesía empezaron a agudizarse conforme la crisis y la descomposición social han avanzado a pasos acelerados y donde la misma reforma del estado planteaba reacomodos y redistribuciones de las fracciones del capital. Los beneficios se reducen y los beneficiarios también, cada gobierno en turno saquean porque sabe que tal vez no regrese al poder o para cuando lo haga sabe que habrá menos. Las disputas electorales no son por ver "quién sirve mejor al pueblo" sino que representan verdaderas pugnas por ver que fracción toma el timón del Estado y con ello, beneficiará a una parte de capitalistas.
Desde la transición de Fox a Calderón las cosas se dividieron al extremo y las fracciones se disputan cada coto de poder. Es por ello que la reforma de Pemex (luego vendrá la inversión privada en la generación de energía eléctrica) ha generado tantos dimes y diretes, el contexto es diferente a los 80 y hoy el descontento social está al borde de la explosión.
El descontento social es innegable y la burguesía es capaz de aprovechar hasta sus pugnas para revertir lanzar contra el proletariado una campaña nacionalista de dimensiones que sólo se pueden explicar por las necesidades de control y mistificación del capital. "La burguesía requiere afianzar su control mediante la extensión de una campaña de confusión, para ello viene alentando un ambiente nacionalista, para que en nombre del rescate de la nación se someta el descontento proletario, evitando entonces que los asalariados y las clases no explotadoras (como los campesinos pobres) que también se han visto afectadas por las medidas gubernamentales, desplieguen movilizaciones en defensa de sus condiciones, quedándose atadas a las consignas como la defensa de PEMEX y del mercado nacional, esterilizando así cualquier movilización" (RM 103). En esta tarea la izquierda es una herramienta fundamental en el arsenal del Estado.
Recientemente el FAP ha empezado a desplegar una serie de campañas a través de las famosas "consultas ciudadanas", bajo la forma de preguntas cerradas que impiden cualquier reflexión la izquierda ha iniciado una campaña para involucrar a los trabajadores en la defensa de la economía nacional, este "programa" se reforzará con "movilizaciones pacíficas" (en agosto la primera), el objetivo: defender PEMEX!. Recordemos que la función social que el capital ha dado a la izquierda es el encuadramiento de la clase obrera y para ello es importante que lo haga desde la oposición. A nivel de su lenguaje si bien ya no hay un lenguaje "marxista y obrero", éste se ha convertido en un lenguaje democrático y de defensa de las causas ciudadanas. Sin embargo, en momentos en que las luchas obreras se desarrollen y radicalicen no deberá sorprendernos que ese lenguaje cambie y le salga lo "proletario".
Detrás de la consulta del FAP está un ataque brutal contra la conciencia de los trabajadores:
-elimina la noción de clase explotada y la sustituye por ciudadanos, atacando la identidad del proletariado;
-mete a los obreros en una lucha por reformar al capital para ocultar así la necesidad de su abolición;
-alimenta la defensa de la democracia y sus instituciones para enterrar la idea de revolución. AMLO defiende abiertamente la idea de un cambio "a través de las elecciones";
-la defensa de PEMEX y "nuestro petróleo" conduce a la defensa de la nación, a la defensa de la economía nacional, es decir, mientras la clase obrera a nivel mundial hace esfuerzos por reconocerse como una clase mundial, el FAP y la derecha se encargan de hundir al proletariado en la ciénaga nacionalista lo cual evita que los trabajadores de la región se reconozcan en sus hermanos del resto del mundo.
Los ataques contra nuestras condiciones de vida van a continuar; los esfuerzos de la burguesía para impedir que los trabajadores reflexionen sobre cómo y con qué medios responder se van a potenciar. El camino de la discusión y de la reflexión colectiva es un instrumento que los trabajadores debemos poner en marcha para empezar a crear las condiciones de una respuesta colectiva y unida a estas embestidas del capital.
Marsan. 13-08-08
En RM N° 104 (may-jun 2008) recordábamos el origen burgués del PRD como un baluarte del proyecto político "modernizador" de la "transición democrática" "que daría un impulso al nuevo juego de partidos y representó hace casi veinte años (mayo de 1989) el intento más serio de la burguesía para darse una izquierda más fuerte frente a las carencias perennes de tantos partidos que no habían logrado cuajar un producto aceptable hasta ese momento. Recuérdese cómo sus antecesores inmediatos el Partido Comunista Mexicano (PCM) y el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) se habían fusionado en el Partido Socialista Unificado de México (PSUM) y luego, en 1988, este último devendría en el Partido Mexicano Socialista (PMS), pero sin consolidar un partido y un liderazgo aceptable para arrastrar a las masas tras la mistificación electoral. El parto esperado fue en mayo de 1989 cuando buena parte del PMS junto con la "disidencia" del PRI (los Cárdenas, los Muñoz Ledos...) dieron lugar al PRD, registrándose en la Comisión Federal Electoral. La burguesía cantaba loas al nuevo partido de izquierda que vendría a renovar su fachada democrática tan desdibujada con más de sesenta años de partido único de Estado". Establecíamos también que el PRD experimentaba, en los últimos meses, una de sus peores crisis desde su creación, conflictos perenes determinados precisamente, primero, por la competencia capitalista por la parte del león y luego, por la descomposición social generalizada de la sociedad capitalista que es desde hace ya casi tres décadas la tendencia dominante manifestada por la impulsión profunda e irrefrenable al "sálvese quien pueda", al "cada quien a lo suyo. Una situación repetitiva como lo demuestran las pugnas electorales internas del PRD como las de 1999 y las del 2002 cuando ese partido se vio envuelto también en las mismas disputas que anunciaban ya la ruptura pronunciada de hoy.
Efectivamente, este partido se encuentra en serias dificultades y en riesgo de desaparecer por sus disputas internas pero también por las acciones de otros grupos de la burguesía que han trabajado para debilitar su principal liderazgo, los amlos y encinas, como un medio para sacar adelante sus propios planes, por ejemplo, aquéllos que están pugnando por la privatización de PEMEX (y a quienes les estorban las acciones nacionalistas igualmente burguesas de la fracción de AMLO que enarbolando esta supuesta defensa del "interés de las mayorías" esconde sus propios apetitos por ese pastel), y apoyando al mismo tiempo al grupo de los chuchos como una estrategia para llevar adelante sus planes. Es decir, estamos ante un escenario particularmente ilustrativo de lo que significa la tendencia al "cada quien a lo suyo", pues en aras de favorecer sus planes, esos grupos antagónicos a AMLO no tienen en cuenta la necesidad de apuntalar también a su izquierda, sobre todo a aquella parte que puede cumplir mejor la función de encuadramiento de los trabajadores por su imagen de "independiente", de "radical". Una situación que el Estado burgués, como un todo, está obligado a tratar de corregir pues esta tendencia irracional que se manifiesta en algunas de sus fracciones enquistadas en el gobierno federal no calcula en su real dimensión el daño que causa al aparato político de mistificación en su ala de izquierda, la cual requiere de inmediato un reforzamiento urgente[1]. Una necesidad cuya solución no es tan fácil debido, precisamente, al estrechamiento del margen de maniobra provocado por la agravación sin precedente de la crisis capitalista que condiciona de manera brutal la competencia económica y política entre los diversos grupos capitalistas por imponer su hegemonía en el control del Estado.
Últimamente se ha insinuado (sobre todo en el medio universitario, aunque también se puede sentir en las discusiones de la calle, en los centros de trabajo) que esta pugna polarizada entre los amlos-encinas-ebrards por un lado y los chuchos-zavaletas-cárdenas por el otro, alineaciones tras las cuales se agregan otros grupos menos fuertes dentro del partido, expresa una lucha entre proyectos de clase distintos, es decir entre la burguesía y el proletariado, las dos clases fundamentales de la sociedad capitalista. Esta idea ha sido inducida por años en la cabeza de la clase trabajadora por los medios de difusión de la burguesía para desvirtuar completamente la propia historia de aquélla. Pero es una mentira en toda la línea y se trata, pura y llanamente de un enfrentamiento entre diferentes bandos burgueses por el control del partido, lo que les brinda la plataforma para influir en las grandes decisiones económicas y políticas del país en beneficio de sus promotores; si hubiera alguna duda, sólo bastaría una somera revisión de la historia del PRD[2] para verificarlo, lo que en buena medida ha contribuido, sin que el Estado pueda apenas disimularlo hasta ahora, al gran desprestigio de su ala de izquierda. Es pues esta opción, la cual requiere urgentemente de un tratamiento cosmético imprescindible para seducir a la clase obrera, pues es insustituible en el juego político de la burguesía (división del trabajo contra el proletariado entre la derecha y la izquierda principalmente, pasando por los otros partidos complementarios de "centro", los "socialdemócratas" -¡el PRI se autodenomina así últimamente! y va, con fuerza creciente, en pos de recuperar sus privilegios perdidos hace casi una década-; la "chiquillada" -partidos que funcionan como fieles de la balanza en determinada coyuntura política-; etc.
Pero mucho menos debe confundirse esta pugna interburguesa con aquella épica lucha que la clase obrera libró, al nivel del partido proletario, entre los bolcheviques (la mayoría) consecuentes con el programa comunista contra el oportunismo de los mencheviques (la minoría) en el segundo congreso del POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia) en 1903. ¡NADA QUE COMPARAR! Aquélla fue esencialmente un episodio protagonizado entre dos corrientes políticas pertenecientes al proletariado, una de las cuales (los mencheviques) se desbarrancaba aceleradamente hacia el abismo de la conciliación de clases frente a las nuevas exigencias que brotaban del periodo revolucionario donde la clase obrera estaba llamada a protagonizar un rol central como el agente del cambio radical hacia el comunismo. Efectivamente, los bolcheviques plantearon un combate de tipo político donde la cuestión central versaba tanto en torno a cuestiones programáticas (la naturaleza de la revolución que se avecinaba) como organizacionales (qué tipo de organización de partido se necesitaba para el nuevo periodo)[3]; nada que ver con la competencia capitalista descarnada entre estos grupos de la burguesía de izquierda, los cuales disfrazan sus pugnas como una lucha entre diferentes alternativas.
RR/Agosto del 2008
[1] Algunos ideólogos de la burguesía ("especialistas" economicistas, politicólogos, historiadores...) hablan claramente de la necesidad imperiosa de una izquierda fuerte, más aún frente a la aceleración, profundización y extensión de la crisis capitalista que está condenando a la clase trabajadora a la mayor degradación de su historia, lo cual puede detonar una respuesta como clase por parte del proletariado. Ellos recomiendan a la burguesía fortalecer a esta fuerza con la que cuenta el abanico de mistificación y encuadramiento del aparato estatal para que contenga los posibles intentos por buscar alternativas propias a su situación de miseria insoportable.
[2] No aludimos a los otros partidos (PRI, PAN, PT, Convergencia, Alianza, Verde Ecologista, principalmente) pues es al PRD al que los medios de difusión de la burguesía han promovido desde mayo de 1989 como "el partido de los pobres", cuyos liderazgos han cambiado según las circunstancias y las necesidades del Estado capitalista. ¡Un engaño colosal!
[3] Ver www.internationalism.org [335]
Después del bombardeo a un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano, desde el aparato de la izquierda radical del capital se había denunciado este bombardeo calificando como un "crimen de Estado", exaltando y justificando la actuación de las FARC diciendo que es una respuesta "legitima" a la represión.
Anteriormente hemos dicho que el mensaje gubernamental y guerrillero, uno y otro asocian a las FARC con el marxismo, por tanto el accionar de la guerrilla y la campaña del Estado se combinan y complementan para denigrar el marxismo acusándolo de terrorista. Pero además de tal campaña de confusión, ambas fuerzas en disputa colocan a los trabajadores en medio de una guerra que cobra cientos de muertos y en la que ninguno de los bandos les puede ofrecer eliminar su condición de explotados.
Más tarde el rescate de Betancourt ex candidata a la presidencia de Colombia, cautiva por la guerrilla colombiana, ha dado paso a una intensa campaña sobre las atrocidades guerrilleras. Sin embargo estas denuncias olvidaban sospechosamente, el terror de Estado colombiano ejercido sobre la población trabajadora de ese país.
Marx y Engels dejaron muy claro que el Estado capitalista es una junta de la clase burguesa para defender sus intereses comunes. Así pues, el Estado es el garante que permite mantener las condiciones de acumulación del capital, es decir, mantener las condiciones que permitan proseguir la explotación de los trabajadores y opresión de otras capas no explotadoras, y para ello cuenta con importantes armas, por un lado están la leyes, el engaño a cargo del parlamento, sindicatos y todo el aparato de difusor de su ideología, por otro lado, las cárceles, jueces, policía y las fuerzas militares y paramilitares. Estas sirven para buscar que los explotados y oprimidos acepten su propia condición de explotación, pero también para reprimir todo tipo de descontento y todo tipo de organización de los explotados. Ese es el papel del Estado en todo el mundo, controlar, engañar y reprimir.
En Colombia, no encontramos un gobierno propiamente "fascista", la práctica sistemática de represión se cumple lo mismo por un gobierno de derecha como por uno de izquierda (como lo hizo Salvador Allende en los 70s del siglo XX o como lo hizo hace pocas semanas Evo Morales). Aunque se acuse al marxismo de tener una visión utilitarista y anticuada del papel del Estado capitalista, la realidad muestra que más allá de las modas sociológicas, el Estado sigue siendo la espada desenvainada de la clase burguesa contra los trabajadores. Por ello las fuerzas estatales tanto oficiales como las extraoficiales (por ejemplo las llamadas "Águilas negras") tendrán el mismo papel que en cualquier parte del mundo, asesinos al servicio de la burguesía.
Las condiciones de miseria y explotación y opresión han generado en Colombia un creciente descontento en los trabajadores, los cuales buscan la forma de expresar este descontento emprendiendo luchas reivindicativas, la respuesta de los gobiernos democráticos ha sido sangrienta: más de 2 mil 554 trabajadores asesinados por el delito de luchar por mejores condiciones de vida. La población rural no lo pasa mejor ante sus demandas de lucha, mil 700 indígenas han sido masacrados, y despojados de sus tierras.
Además de centenares de montajes judiciales contra hombres y mujeres que son perseguidos y acosados por emprender una lucha mínima de sobre vivencia. Miles de presos políticos que sufren torturas en las cárceles, que a veces se transforman en asesinatos, que los carceleros disfrazan como "suicidios". Huyendo de esta represión estatal y paramilitar, la cuenta alcanza 4 millones de personas desplazadas, que se amontonas en los cinturones de miseria de las ciudades colombinas y los países vecinos, y que son presa de todo tipo de delincuencia. Desplazamiento humano estadísticamente solo por debajo de Sudan.
En las dos últimas décadas son cerca de 15 mil asesinados y desaparecidos (la desaparición y la tortura no sólo la aplican a guerrilleros sino de manera generalizada contra cualquier expresión de descontento), la desaparición tiene su objetivo sicológico de sometimiento pues el Estado busca que el terror perdure, prolongando así la angustia en los sobrevivientes.
Sin duda la realidad superara con mucho este breve listado, no podemos describir el drama que sufren los explotados, viviendo en la angustia constante que desgarra el corazón y la conciencia. Pero precisamente esta situación predispone a tomar medidas de respuesta que tienen una lógica infernal de la cual es muy difícil escapar. Todas estas atrocidades de la represión capitalista, provocan coraje y rabia e indignación, y se corre el riesgo de no encontrar una respuesta proletaria, que puede conducir unos cuantos a dar una respuesta en un marco minoritario y falso.
Ese ambiente de coraje presente entre los explotados por la acentuación de la explotación y la represión es complementada por la guerra (principalmente las FARC), por una parte el coraje real es desviado al canalizarlo hacia las respuestas militaristas, que consume, desgasta y lanza a batallas en las que pierden la vida cientos de explotados por intereses que son ajenos a su clase, pero además, no se puede olvidar que las FARC desarrollan enrolamientos forzosos (o con engaños) de la población campesina lanzándola como carne de cañón en una guerra que no es la suya, colocando así a los trabajadores y campesinos depauperados entre dos fuegos.
La respuesta de los trabajadores en un ambiente de represión y violencia dirigida lo mismo por el Estado que por la guerrilla es sumamente difícil, pero es fundamental que tome claridad que no tiene ningún interés que lo una a la democracia que pregona el gobierno, ni a las promesas pretendidamente liberadoras de la guerrilla. Por eso hay que dejar claro que manifestaciones "antiviolencia" organizadas por la burguesía como la del 20 de julio, que fue encabezada por el presidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez y la cantante Shakira, no son un marco en el que los trabajadores puedan actuar. Por el contrario, si bien es preciso tener una práctica alejada de los programas y métodos de las FARC (sustentados en la violencia ciega y desesperada, pero sobre todo en la alianza directa o diplomática con sectores de la clase dominante, como lo es el narcotráfico o gobiernos como el de Venezuela), la respuesta no se encuentra tampoco en el pacifismo hipócrita que promueve el gobierno.
La respuesta de los trabajadores esta en su unidad y su autonomía política, una respuesta real consiste mantenerse en su verdadero terreno de lucha: el de la solidaridad entre hermanos de clase, el de la huelga de masas, creando formas de organización fuera del parlamento y sindicatos. La respuesta de los trabajadores consiste en la creación de grupos de discusión, comités de lucha, llevando la lucha por mejores condiciones de vida como consigna de combate y aglutinación de fuerzas, arrastrando tras de sí a las otras capas no explotadoras de la sociedad. Ante la represión e hipocresía del gobierno y la violencia ciega de la guerrilla la clase obrera debe hacer ver su fuerza mediante su unidad expresada en asambleas generales, que permitan controlar sus movilizaciones y sus huelgas.
Vania/agosto-2008
En este periodo, caracterizado por el surgimiento de minorías en búsqueda de las posiciones proletarias y con iniciativas de agruparse y discutir sobre ellas, uno de los temas planteados alredor de todo el mundo es el del Partido. La comprensión de esta cuestión es fundamental para el triunfo de la revolución y por ello también todo el medio internacionalista siente la necesidad de profundizar sobre este tema tan basto. Como parte de este esfuerzo de la clase, plantearemos muy brevemente algunos puntos sobre la función del partido.
La historia nos muestra que el movimiento obrero tiende a generar su partido. Esto se ve ejemplificado por el agrupamiento de revolucionarios a lo largo de la historia: La Liga de los Comunistas, las Internacionales I, II y III, las fracciones de Izquierda, las organizaciones del medio internacionalista actual, etc. El carácter mundial del proletariado determina que su organización revolucionaria tenga un carácter unitario, expresión de la unidad de la clase y de su programa, que en la práctica se traducen en la tendencia histórica a la formación de un partido centralizado a nivel internacional.
El surgimiento permanente de organizaciones revolucionarias del proletariado, de forma general, es expresión de la vitalidad del movimiento de la clase, como clase histórica y revolucionaria, y es expresión del desarrollo de la conciencia que se da en ella. El carácter heterogéneo del desarrollo de la conciencia en la clase hace surgir minorías de elementos que se cuestionan, antes y de manera más profunda que otros, sobre las condiciones de explotación en que viven y la posibilidad de terminar con esa explotación y que buscan agruparse para esclarecer los objetivos y medios de lucha de la clase y actuar conforme a éstos. El partido se construye en momentos de auge de la lucha proletaria a partir de esas organizaciones y elementos que trabajan concientemente para su formación.
De esta forma, las organizaciones revolucionarias, y en su momento el partido, surgen como una necesidad de la clase y son parte ella, su fracción más consciente y más activa. "Así, el objetivo comunista del proletariado engendra una organización política que, en la teoría (el programa) y en la práctica (la actividad) defiende las metas generales del conjunto del proletariado... Expresa la tendencia permanente al resurgir de una conciencia unitaria de clase... Como memoria de la irremplazable experiencia del movimiento obrero pasado, es la expresión más consciente de las metas generales e históricas del proletariado mundial...Sin ella la vida de la clase se vería privada de una de sus funciones vitales... Por eso renace de manera constante esa función..."[1].
A diferencia de otras revoluciones, la revolución proletaria exige la participación directa, constante y activa de toda la clase, de sus organizaciones unitarias o consejos obreros en relación estrecha y permanente con su partido. La relación del partido con el resto de la clase es una relación compleja que se puede entender analizando profundamente el papel de las organizaciones revolucionarias a lo largo de la historia. Es una relación dialéctica en que ambas partes se retroalimentan para hacer avanzar el movimiento proletario hacia su objetivo histórico. El partido es un factor activo en la vida de la clase. Tiene como principal función la de contribuir en el proceso de toma de conciencia en la clase y ser el crisol de la elaboración programática. El partido analiza amplia y profundamente las condiciones de la lucha en cada momento, y bajo este análisis dirige el movimiento de la clase porque tiene una visión más completa de éste. A su vez, este análisis no puede partir más que del movimiento real de la clase que analiza y reconoce como suyas las consignas del partido. La función de éste, de manera concreta, se desarrolla a través de un esfuerzo constante de elaboración teórica, de intervención decidida en las luchas de clases mediante la propaganda y la agitación, de actividad organizativa por el desarrollo cuantitativo y cualitativo del propio partido.
La función del partido evoluciona necesariamente con los cambios históricos y con la relación de fuerzas entre el proletariado y burguesía. En la ascendencia del capitalismo la función política del partido se vio relegada a un segundo plano, detrás de la lucha sindical; la posibilidad de reformas económicas y políticas inmediatas primaban sobre la lucha por el comunismo. La entrada del capitalismo en la decadencia, marcada por el estallido de la Primera Guerra Mundial, puso al orden del día la Revolución comunista y por ello el partido del proletariado desarrolla funciones acordes a la nueva situación.
En poco más de 10 años, a partir de 1914, las organizaciones revolucionarias de la clase tuvieron que adaptarse a las nuevas condiciones: el movimiento obrero se vio enfrentado a la traición de la Socialdemocracia, a los efectos de la guerra, al peso de la época reformista en sus partidos, en fin. al aislamiento de la revolución rusa y la derrota de este primer intento de revolución mundial. Sin embargo, las Izquierdas en la Segunda Internacional y en el inicio de la Tercera Internacional cumplieron su función defendiendo los principios proletarios y la perspectiva revolucionaria. El Partido bolchevique, fue la fuerza fundamental en la izquierda internacional, la vanguardia de la Revolución rusa que marcaba el primer jalón decisivo de la revolución mundial y el impulsor de la Internacional Comunista.
Pero entender que el Partido es parte de la clase, significa entender que éste también sufre la presión y la penetración en su seno de influencias de la clase enemiga. El Partido tiene que luchar contra el conservadurismo y enfrentarse constantemente a problemas nuevos ante los que no siempre tiene una respuesta inmediata y puede equivocarse. En el caso de una derrota grave de la clase puede degenerar, pasarse al enemigo o desaparecer momentáneamente. Por ejemplo, a pesar del importante papel que jugó en la preparación de las fuerzas revolucionarias, la Izquierda Alemana vaciló para romper organizativamente con la social-democracia y para denunciar claramente las maniobras de estos verdugos del proletariado, que después de haberlo llevado a la carnicería imperialista, en 1919 se ponían "al frente de la revolución" para controlarla y ahogarla en sangre. Esta unidad entre la clase y el partido también está ejemplificada en la degeneración del Partido bolchevique y de la Internacional Comunista que se da fundamentalmente por aislamiento de la revolución rusa, y la derrota de la oleada revolucionaria del 17-23. Las valiosas experiencias de este periodo nos han mostrado cómo es necesaria una relación más estrecha, más dinámica entre los consejos obreros y el Partido para evitar errores de una y otra parte y sobrepasar las dificultades que necesariamente se agudizan con el desarrollo de la revolución.
El que en determinado momento histórico el partido haya degenerado o traicionado no significa que éste sea innecesario o aún nocivo para la lucha de clases, como piensan los consejistas, que hacen una interpretación equivocada de la historia. Los errores de las organizaciones revolucionarias y en especial la degeneración del Partido bolchevique no invalidan el reconocimiento de la necesidad del Partido mundial para el triunfo de la revolución, sino que por el contrario, reafirman la necesidad de la construcción de un partido fuerte, unitario, centralizado a nivel internacional y surgido en íntima relación con el resto de la clase mucho antes que se produzcan los combates decisivos contra el sistema capitalista. Para el proletariado, que avanza sacando lecciones de sus derrotas, la oleada revolucionaria ha esclarecido la función del partido: la dictadura del proletariado no es la dictadura del partido; el partido no organiza a la clase ni mucho menos la revolución, como piensan los bordiguistas; esta última es tarea del proletariado entero; no sustituye a la clase, la cual no le da ni poderes para mandar, ni poder estatal que recibir.
"La Revolución Socialista no es comparable a la acción militar. Su realización está condicionada por la conciencia de los obreros, lo cual dicta sus propias acciones y decisiones. El partido no ocupa pues el lugar que corresponde a la clase. No reclama la ‘confianza' en el sentido burgués de la palabra, es decir, el de constituir una delegación a la que se confía la suerte y el destino de la sociedad. Tiene únicamente como función histórica intervenir en la perspectiva de que la clase tome conciencia por sí misma de su tarea, sus objetivos y los medios que constituyen los fundamentos de su acción revolucionaria." (Internationalisme num. 38, órgano de la Izquierda Comunista de Francia, 1948).
De allí se entiende que el partido no se forma ni actúa de forma voluntarista o automática, como efecto del inmediatismo, activismo o idealismo. La función del partido no es llamar a luchar cuando se le ocurra, ni una organización revolucionaria se puede autonombrar ‘Partido' nada más porque así se le antoja. Los bolcheviques vivían y se desenvolvían en la clase como "pez en el agua" porque esta unidad fue forjada durante años y años, a través de un paciente trabajo de explicación, de propaganda, de agitación, de situar en primer plano el objetivo final de las luchas. Esta unidad fue posible porque el partido dio a las necesidades, a las tendencias concretas que existían en el seno del proletariado, una formulación política más general.
El nuevo periodo histórico hacia la huelga de masas, pone a todo el medio internacionalista, incluidas las minorías de la clase que están surgiendo, el reto de avanzar hacia la comprensión de la función del partido de la clase proletaria y de su necesidad absoluta para el triunfo de la revolución comunista. Esa comprensión que se seguirá desarrollando en un debate a escala planetaria y que integrará la creatividad y energía de las nuevas generaciones, llevará, llegado el momento, a la construcción del partido que cumpla la función histórica para la cual la clase trabajadora lo crea.
Héctor/agosto de 2008.
[1] Informe sobre la función de la organización de revolucionarios, Revista Internacional 29, CCI.
1. Los problemas económicos que enfrenta el capitalismo han tomado un proceso de aceleración en los dos últimos años, sin embargo eso no significa que la actual crisis inició en el 2007; la actual recesión económica no es sino parte del proceso de agudización de la crisis capitalista que se abrió desde fines de la década de los sesenta, y que se revela como una crisis crónica, propia de un sistema en su fase decadente. La expresión de las secuelas más llamativas de este proceso han tenido lugar en el aparato financiero, sin embargo eso no significa que se trate simplemente de una «crisis financiera», por el contrario la realidad muestra que es la profundización de la crisis general del capitalismo, en la que todas las áreas del sistema son afectadas. La clase dominante construye justificantes de la crisis que embonen con su pretensión de que el capitalismo es un sistema perfecto y eterno, de tal manera que el argumento explicativo del actual proceso es que se trata de un problema de «liquidez y pérdida de credibilidad temporal», provocado por una «mala administración». En una continuación de este argumento, aunque intentando darle un toque «crítico», la misma burguesía a través de sus diversos intérpretes y voceros, afirma que se trata de una crisis del «neoliberalismo», lo cual abre la posibilidad de encontrar «políticas alternativas» sustentadas en una participación mayor del Estado, alentando así a los trabajadores a tener esperanzas en la democracia y los gobiernos -como el de Barack Obama en los EUA, o los de izquierda en AL- que se preocupan por construir los instrumentos e instituciones que controlen al «mercado especulativo».
2. La aceleración de la crisis económica marcada por las quiebras de instituciones hipotecarias y bancarias, la caída profunda de las bolsas de valores del todo el mundo, pretende encontrar una solución mediante la intervención de los Estados «rescatando» a estas estructuras. De la misma forma los planes de despidos y los urgentes créditos que los bancos centrales conducen para el apuntalamiento de la industria, hacen ver la preocupación que la burguesía tiene para que la crisis no tome tintes «dramáticos» como en 1929, sin embargo, el hecho de que la expresión de las secuelas sean administradas no evita que la crisis que vive hoy el capitalismo tome dimensiones cualitativamente más graves. Los acontecimientos recientes, aún cuando exponen la gravedad de la crisis, hacen notar que la burguesía en todas las regiones toma las enseñanzas que le dejó 1929 para administrar las secuelas y evitar un colapso general.
3. La intensa actividad del Estado para enfrentar los efectos de la crisis en el período actual no es un aspecto opuesto radicalmente a las medidas liberales y privatizadoras, liberalismo y proteccionismo son políticas complementarias que forman parte de las medidas que corresponden al capitalismo de Estado, que es la forma que la burguesía ha utilizado para organizar al sistema en su fase de decadencia (abierta en 1914). Esta forma de organización no ha dejado de estar presente aún cuando los discursos liberales de la clase dominante hacen creer que el Estado había dejado de tener el papel principal en la conducción y ordenamiento de la explotación.
4. A diferencia de procesos recesivos que tuvieron lugar en años anteriores, lo más fuerte de los disturbios económicos está tomando lugar en los países industrializados (EUA, Inglaterra, Alemania...) eso no significa que sea un fenómeno local. El sistema capitalista es el primer modo de producción que engendra sus crisis no por escasez, sino por exceso de capital y mercancías, pero además al haber expandido su dominio por todo el planeta, hace que la crisis se manifieste no como un fenómeno regional, sino de dimensión internacional, extendiendo todas sus secuelas sin dejar ninguna región a salvo. No obstante, hay que considerar que si bien la crisis en su avance va quebrando bancos y paralizando fábricas, ante todo extiende y profundiza la degradación de las condiciones de vida del proletariado y de las capas de oprimidos.
5. El peso de la inflación (que amenaza con desatarse), los despidos, la afectación a salarios y pensiones, así como el incremento de los ritmos de trabajo, son aspectos que por todas partes del planeta se presentan, degradando aún más las condiciones de vida de los explotados, pero este golpeo también abre la posibilidad de respuestas obreras.
La crisis al exponer las contradicciones del sistema, desnuda en toda su dimensión el hecho de que el capitalismo es un sistema que se basa en la explotación, y sustenta la riqueza de la burguesía en la miseria de los trabajadores. Por eso la respuesta que los Estados organizan para limitar los efectos que la crisis tiene sobre la ganancia, no son sólo medidas de «rescate» a través del accionar del crédito de los bancos centrales y el uso del gasto de gobierno, sino fundamentalmente son aumentos de cargas contra los asalariados y capas oprimidas que los sume en una mayor miseria, pero también anima la reflexión y ahonda el coraje que conduce a la toma de conciencia y a la movilización.
6. Las secuelas recesivas que abaten al sistema se repiten en cada región. En América Latina la agudización de la crisis hace que los problemas se presentan con mayor dureza dada la fragilidad que tienen estas economías, por más que todos los gobiernos declaren haberlas «blindado». Por ello las respuestas contra los trabajadores suelen ser más brutales, repitiéndose los mecanismos de golpeo por gobiernos de derecha e izquierda (presentes en Cuba, Bolivia, Brasil, Venezuela...), poniendo de manifiesto que las políticas de todos gobiernos responden a la misma necesidad: salvaguardar al sistema capitalista. No resulta extraño que las medidas que afectan drásticamente a las jubilaciones de los trabajadores se apliquen en forma casi idéntica en Chile, Brasil, México, Bolivia y Cuba. Por eso los planteamientos de los gobiernos reunidos en el G20, lo mismo que las «soluciones alternativas» (sustentadas en proyectos como el ALBA), son construcciones de los Estados nacionales para poder administrar la crisis, pero son incapaces de solucionarla, menos aún, tienen en su preocupación hacer menos grave la carga de los explotados, por el contrario, esas supuestas medidas «anti recesión» buscarán cargar sobre las espaldas de la clase obrera el peso de la crisis y en estos ataques, derecha e izquierda se verán unidas en el actuar, coincidirán en sus medidas como nunca antes en la historia.
7. La agudización de la crisis en México resalta de manera inmediata las dificultades y quiebras de empresas comerciales e industriales, obligando al Estado, como en el resto del mundo, a definir políticas de apoyo para éstas, en las que se repite el desgastado instrumento del crédito, pero además y fundamentalmente arrecian los ataques en contra de los trabajadores. Si de manera constante el desempleo y los empleos precarios son una carga que afecta la vida de los trabajadores, ahora, con la profundización de la crisis este problema se acrecienta, en tanto que el grueso de capitalistas, sin importar si están dedicados a las finanzas, al mercadeo o a la producción, preparan despidos, afectaciones directas al salario mediante su congelamiento, la retención de éstos e incluso al aplicar los «paros técnicos» contraen directamente en importante proporción los montos salariales.
8. La agudización de la crisis económica hace que los ataques a las condiciones de vida de los trabajadores sean mayores, haciendo con ello crecer el descontento, lo cual anima (aunque no de forma mecánica) su combatividad y conciencia. Desde 2003, con las movilizaciones en Francia y Austria, percibíamos que la lucha de clases presentaba un giro que expresaba una ruptura en el reflujo y que se confirmaba en:
- El desarrollo de minorías al interno de la clase obrera en búsqueda de perspectivas revolucionarias. Nuestra Resolución sobre el giro de la lucha de clases (junio 2004) resaltaba que: «...se va confirmando, en el seno de la clase, un proceso de reflexión profunda, aunque hoy todavía subterráneo, lo cual se plasma, entre otras cosas, en algo que se confirma más y más: la aparición de toda una serie de elementos y grupos, jóvenes muchas veces, que se acercan a posiciones de la Izquierda comunista.»
- La conducción de movilizaciones importantes en las que la fuerza solidaria de los trabajadores ha quedado expuesta, bien podemos referir las movilizaciones de estudiantes en Francia durante el 2006 (contra la ley del primer empleo), destacando su importancia por definir sus reivindicaciones con un carácter de clase e impulsar la solidaridad intergeneracional. Esta misma tendencia ha sido confirmada por las huelgas obreras salvajes de Dubai (Emiratos Árabes) en 2006-2007, y las diversas expresiones de trabajadores en EUA, Alemania, España y las mismas revueltas del hambre que han tenido lugar en países de la periferia como Haití.
9. La gravedad de la crisis hace que la burguesía en todos los países tienda a atacar a los trabajadores bajo similares estrategias, lo cual marca la tendencia a que se presente una simultaneidad en la manifestación de la combatividad (lo mismo en los de mayor industrialización como en los de menor), abriendo las condiciones materiales para la huelga de masas. Esta manifestación de descontento evidente no sigue un avance sin interrupciones, la burguesía se mantiene vigilante para desviar el descontento utilizando para ello su aparato de izquierda y la estructura sindical.
10. En México las trampas que la burguesía prepara o fortalece para adelantarse a posibles descontentos sociales se concentran en la continuación de la campaña chauvinista impulsada a través de López Obrador, y que en un principio se centró en la defensa de PEMEX y que ahora se extiende hacia la defensa de la economía nacional. Por otra parte la estructura sindical ha procurado que las expresiones de descontento se pierdan en el impulso de luchas por la democracia sindical, logrando con ello que las reivindicaciones por la defensa de las condiciones de vida de los trabajadores queden sometidas a una falsa idea de que esa estructura, que la clase dominante ha convertido en un engrane más de su maquina de opresión, puede cambiar su esencia con el sólo hecho de cambiar a los individuos que forman la dirigencia.
11. Algunos hechos relevantes de los cuales los trabajadores deben de sacar las lecciones para incorporarlas en sus futuros combates, son las trampas que la estructura sindical ha llevado a cabo. Por un lado se encuentra la trampa a la que se ha tendido al magisterio en el estado de Morelos. Ante la imposibilidad de detener el descontento que ha generado el proyecto gubernamental que incrementa las cargas de trabajo de los profesores de nivel básico, llamado «Alianza por la Calidad Educativa» (ACE), el sindicato, desde su variante «de base», empuja hacia la huelga procurando que se presentara en condiciones de aislamiento. Aunque en un inicio logra despertar la solidaridad entre la población trabajadora, el mismo encerramiento en que el sindicato mantiene a la huelga, hace que se esa solidaridad se esfume. El centro de la trampa es impulsar la formación de un sindicato de base para limpiar la desprestigiada imagen de la estructura sindical oficial. Usando un lenguaje «radical» y de «crítica» este sindicato de base logra bloquear la combatividad conduciéndola hacia acciones aisladas y provocadoras, impidiendo que los trabajadores tomaran la lucha en sus manos y la extendieran hacia otros sectores, ahogando así a las movilizaciones y favoreciendo la represión.
Otro aspecto que debe ser tomado para la reflexión de los trabajadores es la trampa montada para impedir que continuaran y maduraran las manifestaciones masivas de repudio a la «ley del ISSSTE» (que afecta de forma aguda las condiciones de pensión y jubilación de las generaciones en activo y las futuras). El mecanismo usado en esta ocasión fue el impulso de «amparos jurídicos», con la idea de transformar el problema general de los trabajadores en un problema individual, en el que la fuerza de la unidad y la solidaridad de los trabajadores es combatida directamente por el sindicato, extendiendo la idea de que la esperanza de los asalariados se encuentra en la pericia del abogado contratado y la buena voluntada del aparato jurídico.
12. La gravedad de la crisis y el aumento de los de ataques contra los trabajadores, combinados con las trampas de la izquierda del capital y el aparato sindical, exige la presencia de la minoría revolucionaria, llevando argumentos claros para reflexionar que el sistema capitalista no tiene solución a sus penurias, y también precisa que con paciencia y claridad se denuncien las trampas que la burguesía lleva a cabo para impedir que el coraje, la combatividad y la conciencia de los trabajadores se concrete en movilizaciones.
13. El proceso de descomposición, que se ve alimentado por el desarrollo cada vez más agudo de la crisis, hace que las dificultades de la burguesía por alcanzar una cohesión se acrecienten. Sin duda la pugna enfrascada alrededor de la droga sigue siendo el problema que más divide a la clase en el poder, dado que las bandas mafiosas hacen cada vez más evidente su relación con grupos específicos del Estado. Si bien no es fácil conocer todas las conexiones ocasionales o continuas existentes entre los grupos de la mafia y el resto de las fracciones burguesas, hay los suficientes argumentos y elementos de juicio para entender que el narcotráfico se encuentra enraizado en las estructuras del Estado, y representa una actividad burguesa más, en la que se expresan las diversas diferencias de esta clase como en cualquier otro escenario que pisa (político o económico), sólo que en este se exponen (por la misma condición de la mercancía con la que trafican) de manera salvaje.
14. El atentado del 15 de septiembre, en el que se lanzan granadas de fragmentación en contra de una masa inerme, que mata y hiere a decenas de personas sin ningún motivo aparente, abre un proceso de avance cualitativo de la descomposición en la región, no sólo por la actuación descarada y criminal de la burguesía, sino fundamentalmente por la muestra de una pérdida importante de autoridad del gobierno para imponer un control, ya que no logra cohesionar y ordenar el accionar de los diferentes grupos, pero además abre la práctica de utilizar como rehén a la población civil para presionar a su oponente. No se puede saber de forma exacta los motivos que llevaron a cometer este atentado, bien pudo ser un ataque fallido hacia un personaje del gobierno de Michoacán, un acto de advertencia mostrando su capacidad de fuerza, o bien un atentado preparado, de provocación, para presionar por una mayor autonomía a las fuerzas militares, no obstante, lo que es cierto es que el Estado ha utilizado bien este acontecimiento, no sólo como medio de propaganda para llamar a la unidad nacional (es decir la unidad de los trabajadores con sus explotadores), sino para extender un ambiente de miedo y pretextar una extensión de la militarización. A partir de esto, incrementa las dosis de gasto hacia el ejército y amplía los operativos militares, los cuales habían ya extendido el terror violando a mujeres, asesinando a cualquier civil que no acatara sus órdenes, invadiendo casas con el pretexto de búsqueda de droga o mafiosos: Ahora se expande su responsabilidad interviniendo directamente en la represión de manifestaciones sociales (como lo hizo contra los profesores de Morelos).
15. Otro de los frentes en los que es notorio el avance de la descomposición y por tanto la agravación para alcanzar una cohesión de la clase dominante, es en la ruptura existente en el interior de sus partidos.
Es de destacar el resquebrajamiento del PRD, ya que éste fue un verdadero esfuerzo de la burguesía por integrar en el engranaje estatal a su fuerza de izquierda, no obstante las dificultades de la misma clase dominante ha llevado a que el PRD se divida, haciendo que una tendencia (conocida como «los Chuchos») se acerque a fuerzas del gobierno, lo que hace que su careta de fuerza crítica se deslave, obligando a sectores de la burguesía a plantearse la necesidad de reconstruir a su grupo de izquierda, para ello toman como base a López Obrador, que ya se encamina a integrar ese partido, que pueda ponerse «más a la izquierda» y que cumpla el papel de contenedor del descontento de los trabajadores, ya que estando el PRD en manos de «los Chuchos» es difícil que cumpla esa tarea dado su desprestigio. Es posible que el PRD se mantenga unido hasta el proceso electoral del 2009, en tanto que cada grupo busca acomodarse mejor, pero es evidente que la ruptura tendrá que definirse en camino hacia las votaciones del 2012. Esta ruptura puede ser una debilidad para la burguesía en tanto pierde un engrane importante de su mecanismo de control político y es cierto que puede encontrarse mal colocada en un momento en que se agudiza la crisis y requiere de una izquierda que logre contener el descontento, por ello, ante el surgimiento de respuestas obreras, se puede precipitar la ruptura para la reconstitución de la izquierda del capital.
Noviembre 2008
El sistema capitalista está sustentado sobre la explotación del trabajo asalariado, la burguesía no podría contar con la producción ni podría tener ganancias sin la explotación de la fuerza de trabajado de los millones de proletarios del mundo. Nunca antes la humanidad había conocido un sistema capaz de desarrollar tal cantidad de riqueza, pero esta riqueza producida no sólo tiene la característica de ser totalmente ajena a su productor verdadero: el trabajador, sino además sucede que cuanto más crece la economía más se precipita a la crisis capitalista. Mientras en las sociedades del pasado la crisis provenía de la escasez, en el capitalismo ésta proviene del exceso, es decir de la sobreproducción. Pero si en el siglo XIX, durante su fase de ascenso, el sistema al crecer podía ofrecer mejoras duraderas a la clase obrera, a partir de la entrada a su fase de decadencia (1914) el capitalismo, al revelar de forma más aguda sus propias contradicciones, no puede ofrecer sino mayor explotación y miseria. Así, la clase obrera en la actualidad se enfrenta a un sistema que lleva cuatro décadas en crisis y no ve la menor posibilidad para que ésta termine. Durante los últimos cuarenta años hemos escuchado discursos que afirman haber encontrado la solución a la crisis: en los «mercados emergentes» (llamadas así a las regiones de menor industrialización), en la apertura comercial (creando zonas comerciales o monetarias especiales), en la liberalización económica (privatizando y creando «nuevos instrumentos» de especulación), y todo estos sueños han tenido el común denominador de estar sostenidos e impulsados por el CRÉDITO, que si bien puede esconder momentáneamente algunos efectos, pronto se convierte en un problema mayor al expandirse la insolvencia.
La crisis iniciada a fines de los sesenta, en vez de encontrar una salida, cada día toma mayor profundidad, por eso la burguesía en sus ansias por salvar sus ganancias agudiza sus ataques en contra de los trabajadores, de manera que en cada proceso de agudización de la crisis se ve avanzar la degradación de vida de los asalariados. Los trabajadores ya lo viven de forma directa al ser víctima (o estar en amenaza constante) del desempleo, así mismo lo sufre con el congelamiento de los salarios, con el incremento de los precios, con la afectación de las jubilaciones y con las intensidad del trabajo que se impone lo mismo en fábricas y minas, que en hospitales, escuelas y oficinas.
Hay una serie de secuelas que ponen en evidencia la gravedad de la crisis. Los capitalistas de todos los sectores de la economía amenazan con recortar personal para los próximos años, aunque en la construcción, la industria textil, automotriz y manufacturera ha iniciado ya con los despidos, de la misma manera el salario que se anuncia para 2009 demuestra que se busca congelarlo bajo el estúpido pretexto de que su crecimiento generaría inflación. Este mismo argumento es el que por años han utilizado para no incrementar salarios, y en cambio la inflación para 2008, que el banco central esperaba cerrar en 3%, termina en 6.23% (que además es una cifra maquillada y muy lejos de la realidad), y dada la afectación de la ganancia capitalista, se entiende que se incrementará el próximo año, en tanto que la congelación de salarios (como se ve con el ridículo aumento del salario mínimo en 4.6%, es decir 1.66 puntos porcentuales por debajo de la inflación) y el aumento de precios se vuelve una medida muy utilizada por la burguesía para apropiarse de una masa mayor de la plusvalía que los trabajadores han generado.
Aún cuando las secuelas recesivas se aceleran, la secretaría de Hacienda en México tiene el descaro de negar el avance de la crisis, mientras el mismo gobierno de los EUA reconoce que la recesión empezó desde diciembre de 2007, el gobierno mexicano rechaza que tal situación este presente en México e incluso niega que exista en EUA. Pero si esto lo hace en el discurso, en los hechos, como el conjunto de Estados, se prepara a defender la ganancia de los capitalistas cargando los efectos de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores.
La clase dominante siempre negará que su sistema está marcado por la crisis y para ello no sólo utiliza el discurso simplón de fingir que no pasa nada, los efectos mismos que la clase obrera resiente y las quiebras de empresas de todo tipo terminan por mostrar su falsedad, por ello para retinar el engaño utilizan los llamados a la unidad nacional, a ser más productivos, a ser egoístas y a estar dispuestos a aplastar al colega para sobrevivir, un ejemplo claro de este discurso lo encontramos en el llamado de López Obrador cuando en sus «Carta a la opinión pública» (La jornada, 9-09-08) además de convocar a salvar a la economía nacional, dice a los trabajadores con una fingida preocupación: «Esmérate en tu trabajo, porque habrá más competencia y despidos»...
Pero además la burguesía desarrolla ideas falsas para entrampar la reflexión de los trabajadores e impedir que tomen claridad del significado del capitalismo. Así, una de la polémica tramposa que utiliza para encubrir la esencia del capital, es oponer los tipos de política llevados a cabo por el Estado, suponiendo que algunas prácticas son perversas, mientras que otras tienen efectos virtuosos para el colectivo social: de manera que presentan un esquema donde las políticas neoliberales serían la expresión de un «mal gobierno» y por tanto causantes de la crisis, mientras que otras, como las intervencionistas, supondrían que llevan una preocupación por el beneficio colectivo. Pero ese discurso aún cuando puede estar expresando las diferencias entre las fracciones de la clase dominante, tiene como fin el hacer que los trabajadores tomen partido por un tipo de política y olviden así que tanto intervencionistas como liberales son medidas que, dependiendo el momento, ayudan a proteger la ganancia capitalista y a fortalecer las cadenas de dominio del capital sobre la clase trabajadora.
Es falso que exista una diferencia sustantiva entre el intervencionismo y el liberalismo, en ambos tipos de política el Estado se encuentra ordenando y dirigiendo la explotación y opresión, en ambas formas es el Estado el que comanda la actividad económica; un simple ejercicio puede ayudamos, por ejemplo, preguntémonos: ¿Quién dirigió y definió la forma de las privatizaciones? ¿Quién define y lleva a cabo las políticas durante el neoliberalismo? ¿Quién controla y regula el comportamiento de los países a través de los tratados comerciales regionales (como lo es el TLC)? La respuesta es el Estado. Y si se piensa que hay otra razón de actuación durante la aplicación del intervencionismo, preguntémonos nuevamente: ¿Quién se benefició de las nacionalizaciones y estatizaciones? ¿Dejó de existir la explotación con estas políticas?... Es fácil percibir que el Estado aplicando cualquiera de sus políticas tiene como centro de atención salvar la ganancia capitalista y asegurar el sometimiento de los explotados. Por eso el capitalismo de Estado se vuelve la forma que toma el sistema a partir de principios del siglo XX, para buscar su perpetuación.
De manera que si la crisis es expresión del mismo capitalismo, los trabajadores para enfrentarla NO pueden ni deben unirse con la burguesía, ni ser más productivos, sumisos y competir con sus hermanos de clase, la única salida que tienen es la lucha, en la que unifiquen sus fuerzas con todos los trabajadores en activo y en desempleo que sufren los ataques y degradan sus condiciones de vida. Pero para que esta pueda expresar todo su poder deberá de pasar por encima y en contra de los sindicatos y los partidos de la burguesía, de todos los colores y caretas, que buscan encasillar el descontento en la imploración de «mejores» gobernantes o «mejores» políticas. La crisis pone al desnudo que el capitalismo no puede ofrecer sino mayor explotación y miseria, pero también revela de forma más clara que la única salida se encuentra en su destrucción, y el proletariado es la única clase que capaz de hacerlo y sobre sus ruinas construir una verdadera comunidad humana.
Tatlin/Diciembre-2008
La "crisis financiera" es el pan de cada día de los medios burgueses de comunicación. Todo el tiempo se encargan de opacar el movimiento internacional de la clase obrera, la única clase que tiene una solución a la crisis.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha dicho que los salarios en los países industrializados bajará 0.5% durante 2009. Una investigación del Informe Global de salarios del 2008/9 muestra que por cada caída del 1% en el Producto Interno Bruto (PIB), los salarios en promedio caen un 1.55%. La recesión golpea más fuerte a los trabajadores. El director general de la OIT admitió que "Para 1.5 billones de asalariados, los tiempos difíciles están por delante". En detalle "El desarrollo económico lento o negativo, combinado con costos altamente volátiles de alimentos y energía, erosionarán los salarios reales de muchos trabajadores, particularmente los de salarios más bajos." Además la OIT predice que la crisis financiera global dejará, por lo menos, 20 millones más de desempleados. Ya en noviembre la economía de Estados Unidos eliminó 533.000 trabajos, la pérdida mensual más grande de trabajo desde 1974; y a la hora de escribir esto, las "tres" compañías automotrices más grandes en los EU (Ford, GM y Chrysler), al borde de la quiebra, han acudido con la gorra en la mano a Washington, para pedir el auxilio del gobierno. Para noviembre, en Gran Bretaña, las cifras del desempleo son las peores que ha habido en 11 años. Y es la misma historia para el resto del mundo.
Para la clase obrera la crisis llegó desde mucho antes de que los bancos comenzaran a colapsarse y los mercados entraran en pánico. Los trabajadores han estado luchando ya contra el impacto de la crisis económica durante los cinco años anteriores. Estas luchas no son todavía masivas, pero ya son significativas al enfrentarse a las maniobras de los sindicatos y la represión del Estado.
En Italia, el plan del gobierno para cortar más de 130.000 trabajos en el sector de la educación (dos tercios de las actuales plazas de profesores) ha generado una oleada de protestas de varias semanas entre octubre y noviembre. Había cientos de ocupaciones de escuelas y universidades, cientos de manifestaciones, todo tipo de reuniones, y alumnos que tomaban sus lecciones en lugares públicos y abiertos a todos. A pesar de las acusaciones del gobierno que de que éste era un complot de la izquierda, las protestas no fueron dirigidas por los tradicionales partidos de oposición. Las ocupaciones implicaron tanto a profesores como alumnos. Las manifestaciones atrajeron a padres, profesores, estudiantes y a otros trabajadores. A fines de octubre hubo una manifestación masiva en Roma. Incluso teniendo en cuenta las exageraciones de los organizadores de la manifestación (que hablaban de más de un millón en la calle) éstas atrajeron a cientos de miles de personas de muchísimos sectores.
Junto a las protestas ha habido huelgas en otros sectores, privados y públicos. Particularmente, a principios de noviembre, una huelga nacional del transporte de un día que se extendió a trenes, autobuses y el metro. También ha habido huelgas no oficiales del personal de Alitalia. Como decía un artículo en el International Herald Tribune (11/11/8), sobre la agitación en la línea aérea en quiebra: "Los sindicatos mismos se han deslindado de la huelga." Un analista académico de la aerolínea ha opinado: "Mi sensación es que estas huelgas salvajes son semi-espontáneas y producto de una pequeña minoría, lo que parece indicar que los diversos sindicatos cada vez tienen menos control sobre sus miembros." Aquí hay un reconocimiento franco de que 1. la función de los sindicatos es controlar a los trabajadores y no luchar para ellos, y 2. que cada vez es más difícil para ellos ejercer ese control. Esto describe una situación que no es única a Italia y que tiene relevancia mundial.
600.000 trabajadores han participado en una serie de huelgas, manifestaciones y reuniones de balance en Alemania a principios de noviembre. Las acciones no conjuntas, en lugares dispersos, separados por empresas y en diferentes días, ha dividido las energías de los trabajadores obstaculizando la posibilidad de una lucha unida. Esta forma de dividir se debe al sindicato de IGMetall, en su estrategia de negociar antes con los patrones, lo que podría afectar a 3.6 millones de trabajadores. IGMetall amenazó con una huelga total con una demanda de aumento de 8 por ciento, pero en un plazo repartido en 18 meses que da 2.1% de aumento a partir de febrero siguiendo otro 2.1% a partir de mayo. Una vez limitado el potencial de las luchas de los trabajadores, "Berthold Huber, secretario general de IGMetall, dijo que el resultado era «justo» dada «la situación históricamente difícil»" (Financial Times 12/11/8). Pero la recurrente súplica de la burguesía para que los trabajadores se sacrifiquen por la "difícil" situación del capitalismo seguramente va a desgastarse pronto.
Haciendo eco de las protestas en Italia, a mediados de noviembre 100,000 estudiantes salieron de clases y se unieron a manifestaciones de protesta en 40 ciudades alemanas. La cólera por las condiciones en las cuales trabajan (clases con salones atestados, insuficientes profesores, la presión intensa de los exámenes, etc.) demuestran que el sistema educativo no ha tenido éxito para prepararlos a aceptar pasivamente sus futuras condiciones cuando trabajen por un salario.
Durante octubre hubo una oleada de huelgas en Grecia. Culminó con una huelga de un día a nivel nacional que incluyó al sector público, el transporte, etc., así como cientos de miles de trabajadores del sector privado. Todavía dominadas por los sindicatos, las demandas van desde las que afectan directamente a los trabajadores (pagos, pensiones), hasta aquellas cuestiones alrededor de las cuales la clase dominante construye campañas, como las privatizaciones y el rescate de los principales bancos. Es significativo que había también una huelga general de los trabajadores de las tiendas de autoservicios al día siguiente. Aunque una vez más los sindicatos todavía dividen y dominan.
Hubo también una oleada de ocupaciones de escuelas, aproximadamente 300, a través de Grecia durante octubre. El gobierno disputó la legalidad de las ocupaciones y arrestó a estudiantes implicados en las manifestaciones. Protestas similares han estado apareciendo desde que la nueva legislación fue introducida en 2005.
En Francia durante noviembre hubo una huelga de 4 días en Air France, y una huelga nacional de trenes de 36 horas.
Durante octubre hubo una huelga a nivel nacional en Bélgica que afectó a varios sectores que protestaban por el alza de precios.
Alguna vez hubo la absurda especulación de que la economía china podría rescatar al resto del capitalismo mundial, o por lo menos soportar la crisis que se profundizaba. En realidad, una economía tan exportadora estaba destinada a sufrir cuando sus clientes comenzaran a dejar de comprar. Lejos de permanecer a distancia de la crisis financiera, a mediados de noviembre "China reveló un paquete fiscal de estímulos enorme diseñado para prevenir un sobresalto de su economía el año próximo." (Financial Times 10/11/8). Esto consiste en un paquete masivo de proyectos dirigidos a aumentar la demanda interna ante el declive de las exportaciones. Se trata de medidas muy semejantes a las introducidas por los estados en Europa y EU y que tienen un valor cercano a un quinto del PIB chino
En octubre el Financial Times (29/10/8) reportaba que "los signos de que la economía China podría enfriarse más aprisa de lo esperado aumentan, con una cadena de grandes compañías industriales que anuncian el recorte de la producción esta semana." Esto, a su vez, se debe poner en el contexto de la estadística oficial para la primera mitad del año que admitió por lo menos 67.000 cierres de fábrica. Esto podía fácilmente llegar a seis cifras antes de fin de año. Sin importar que el Ministro chino de Recursos Humanos y Seguridad Social haya declarado que la situación del empleo en China es "severo", existen millones que abandonan el campo para emigrar a las ciudades.
Éste es el verdadero estado de la economía y ya ha habido respuestas extensas.
"China ha llamado a la policía para asegurar la estabilidad en medio de la crisis financiera global después de que miles de personas atacaran a la policía y las oficinas gubernamentales en una ciudad del noroeste ante el malestar ocasionado por un plan para reubicar a los residentes. Después de décadas de desarrollo económico sólido, China está batallando mucho mientras la demanda para sus productos desciende y ocasiona cierres de fábricas, estallan las protestas y crece el temor del malestar popular." Ya ha habido "protestas de trabajo en las principales regiones de exportación del país, donde miles de fábricas han cerrado estos últimos meses, y temen que la crisis financiera global podría provocar un malestar popular más amplio (Reuters 19/11/8).»
Hoy en China hay protestas en contra el alza de precios y del desempleo. Con las futuras pérdidas de empleo que se pronostican ya en millones, es fácil ver porqué el Estado chino se preocupa por las perspectivas de la estabilidad social. El hecho de que la policía es su única opción muestra que el capitalismo chino no espera una respuesta económica a los efectos de la crisis global, y tendrá que recurrir, como de costumbre, a la represión contra las luchas de los trabajadores. Eso no impide que la clase dominante permita el desarrollo de sindicatos "independientes", ya que estos serían más eficaces que los sindicatos oficiales para controlar el descontento social.
La crisis del capitalismo es mundial. Pero también la respuesta de la clase obrera. Lo que es sumamente necesario es que los trabajadores tomen conciencia de la dimensión y el significado verdadero de sus luchas, pues ellas contienen las semillas de una alternativa mundial a este orden social que se tambalea.
Car 6/12/8
La burguesía presenta la Revolución de febrero en Rusia como una auténtica «fiesta democrática» violentado por el golpe bolchevique de octubre visto este como un golpe de Estado «contra la voluntad popular». Y esto es así porque en febrero la clase obrera conquistando el poder político lo entregó a los partidos más vacilantes del movimiento obrero y campesino que ya estaban en franco salto al campo de la burguesía, y con ello lo entregaron a fuerzas plenamente burguesas; mientras que en octubre sucedió lo contrario, fueron los trabajadores y impulsados por su partido bolchevique pero a través de los Soviets quienes organizaron política y militarmente la toma del poder destruyendo el gobierno e instituciones del poder burgués.
Por tanto es de vital importancia entender el peligro democrático para el movimiento revolucionario representado en los eventos de febrero de 1917.
A principios de 1917 continuaban en Rusia las manifestaciones de trabajadores contra la carestía de la vida provocada por la guerra y que se desarrollaron también en otros países generando una oleada revolucionaria internacional que llego a tocar África y América.
Todos los grupos y partidos políticos pero fundamentalmente bolcheviques desarrollaban una intensa campaña de agitación, formando círculos de discusión y comités de lucha que tomaron un papel importante en los meses siguientes.
En enero se conmemoró la revolución de 1905[1], más tarde ante el anuncio de nuevos racionamientos, frente a los negocios de comestibles se concentró una gran muchedumbre, pidiendo pan a gritos. El 20 de febrero (5 de marzo[2]) fueron saqueadas las panaderías en distintos puntos de la ciudad.
En este ambiente de agitación, el 23 de febrero (8 de marzo) hubo manifestaciones conmemorando el Día de la mujer obrera pero fueron rebasadas por las propias mujeres trabajadoras de Petrogrado quienes estallaron una huelga que a lo largo de 3 días se convirtió en una gigantesca huelga de masas, donde las manifestaciones callejeras, intensificaron el contacto con las tropas, y resistieron los primeros intentos de represión, que dejaron varias decenas de muertos.
El 27 de febrero (12 de marzo) los obreros se mezclan con los soldados que se habían amotinado la noche anterior tomando prisioneros a los oficiales, y crean el soviet de Petrogrado, mientras tanto la Duma[3] junto con algunos generales del ejército, para salvar al país de la revolución, obligó a abdicar al Zar Nicolas II.
La creación del soviet fue un paso importante, sin embargo, bajo la férula de los partidos menchevique y socialrevolucionario[4], el soviet negoció con la Duma y permitió el 2(15) de marzo) la formación un Gobierno provisional de carácter burgués liderado por los personajes de siempre: Lvov[5], Miliukov[6], Rodzianov[7] y Kerenski[8].
A continuación para que la burguesía pudiera mantener sus negocios y continuar la guerra, su primer acto a través de este gobierno fue convencer a los obreros de que la revolución había triunfado que la democracia estaba en marcha y que debían volver a la normalidad. Así la burguesía apoyada por mencheviques y social-revolucionarios logró desviar el objetivo de profundizar la caída del zarismo transformándola en una verdadera revolución socialista.
El 18 de abril (1 de mayo), Miliukov, publicó una nota comprometiendo a Rusia con los aliados en la continuación de la guerra, a pesar de las confusiones entre los trabajadores, su respuesta fue inmediata y contagian a los regimientos, surgen así manifestaciones y asambleas espontáneas, contra el gobierno provisional, el 20 de abril (2 de mayo) fuerzan la dimisión de Miliukov, y con ello la caída del gobierno provisional.
El 5-18 de mayo se forma un Gobierno de coalición con una mayor participación de partidos de izquierda, ingresan al gobierno 6 representantes del soviet de Petrogrado, dos mencheviques, dos eseristas y dos independientes, pero aún seguían bajo el control de Lvov y Kerenski, demostrándose que las masas proletarias aún eran presa de ilusiones democráticas aceptando en los hechos la unidad de todos los partidos que solo beneficiaba a la burguesía, un falsa unidad porque en esta dinámica el proletariado era atomizado y perdía su autonomía política poniendo en juego el curso de la revolución.
Mayo registró un importante trabajo de extensión los soviets a toda Rusia, creando alrededor de estos una multitud de órganos de masa: Comités de fábrica, Comités campesinos, Soviets de barrio, Comités de soldados. Por otro lado la contrarrevolución a través de Kerenski, marchó al "frente" para elevar la moral de los soldados llegando a decirles en el colmo del cinismo que «vosotros llevareis la paz en la punta de vuestras bayonetas». Mientras tanto se trata de reestablecer la brutal disciplina militar y la pena de muerte, al tiempo que llaman a los Comités de soldados para que «no se metan con los oficiales».
El gobierno y partidos que lo apoyan peroraban sin descanso sobre la «solución del problema agrario» pero dejaban intacto el poder de los terratenientes y aplastaron a sangre y fuego las rebeliones campesinas, intentando restaurar la pena de azotes en las aldeas. Igualmente en respuesta huelgas del movimiento obrero el nuevo gobierno envía a soldados leales para reprimirlas y aplastar su organización. Así mientras por una lado la burguesía ilusiona a las masas con palabras vacías sobre la «democracia revolucionaria», por otro, las reprime y sabotea los soviets por todos los medios, por ejemplo promovían una representación más privilegiada a los regimientos que a las fábricas, y protegían a los establecimientos pequeños y dispersos contra las empresas gigantescas intentando ganarse el apoyo la pequeña burguesía.
Los bolcheviques tomaron parte activa en la organización de las manifestaciones, sin embargo, también estaban atravesados por las inquietudes y preocupaciones de la clase y con ello estaba expuesto a la influencia de la ideología burguesa, de tal suerte que un importante sector planteó que había que unirse a los mencheviques y social revolucionarios, aceptando una falsa unidad, pues se preguntaban: ¿En vez de andar cada uno por su lado por qué no unirnos todos los socialistas?, ¿Por qué confundir a los obreros con 2 partidos distintos reclamándose del proletariado y el socialismo?.
Así las cosas golpeado por el ambiente democrático, el comité central bolchevique en Rusia llegó a plantear la necesidad de elegir representantes que participaran en el gobierno provisional, esta tendencia no cambio cuando Kamenev y Stalin, asumieron la dirección del partido, antes de que Lenin regresara del extranjero, y plantearon una especie complementariedad de los soviets con el gobierno provisional, pero además promovieron una posición defensista en torno a la guerra, es decir ¡continuar la guerra!
Esto fue una grave amenaza para la revolución, el partido que desde 1902 había luchado contra el oportunismo y el reformismo y había sido el más consecuente y decidido en oponer la revolución internacional contra la Guerra mundial, ahora desde febrero corría peligro de diluirse en las aguas turbias de los partidos «socialtraidores».
A su regreso a Rusia el 3 (16) de abril de 1917, y donde fue recibido por los representantes del Soviet de Petrogrado, Lenin y una parte de la base del Partido sobre todo del distrito de Viborg luchó contra esa falsa unidad que en realidad significaba unirse tras la burguesía. Planteó desde el principio no depositar ninguna confianza en el Gobierno Provisional ni en el de Coalición, por el contrario pugnó por el fortalecimiento de los soviets lanzando la consiga "Todo el poder a los soviets" y "Pan paz y tierra", esta última consigna de ninguna manera fue democrático burguesa, pues lo que la circunscribía era un ambiente guerrerista de todas las burguesías involucradas, de tal suerte que la consigna por la Paz les era totalmente ajena y solo un partido auténticamente proletario que había denunciado el carácter imperialista de la guerra era capaz de plantearla y de llevarla buen termino.
Para llegar a la revolución de octubre el movimiento obrero ruso tuvo que enfrentar serios peligros, el más grave sin duda fue la ilusión democrática de la llamada "revolución de febrero". En esta revolución los trabajadores no diferenciaba entre las diferentes organizaciones políticas, bolcheviques, mencheviques y Social Revolucionarios organizaciones que excepto los bolcheviques empezaron a abandonar su carácter socialista, y teniendo más recursos a su disposición, más agitadores, más propagandistas, más vínculos con la intelligentsia, y pudieron usar estos puntos de apoyo para influenciar y confundir a las masas trabajadoras, haciendo peligrar la revolución.
La lección más importante de este periodo[9], es la necesaria lucha contra el sabotaje desde dentro del movimiento obrero que las fuerzas de la burguesía promueven en aras de una pretendida unidad de todos los partidos que supuestamente luchan por la revolución, pues mientras ellos proclamaron la victoria de la revolución con solo unas conquistas democráticas, los revolucionarios llamaron a no detener la lucha y a fortalecer los órganos de la clase obrera que le permitan establecer su verdadera dictadura política, los consejos o soviets, bajo una autentica independencia y autonomía de clase.
El papel que lograron los bolcheviques después de todo un debate interno durante el mes de abril por comprender esta situación de peligro representada por la "revolución de febrero", fue de vital importancia para el subsecuente desarrollo del proceso revolucionario y la toma del poder en octubre de 1917 y es una lección central que el proletariado debe asimilar para sus combates del futuro.
Vania, 15/12/2008.
[1] En 1905 después de la represión a una manifestación pacifica el 9 (22) de enero, se desató un huelga de masas en Rusia que culmino en la insurrección de Moscú en diciembre de ese año. Esta revolución dejo una gran lección, la creación de los soviets obreros.
[2] El calendario ruso de entonces estaba retrazado por trece días respecto al calendario occidental
[3] Parlamento ruso en la que no participaban los bolcheviques, pero si los mencheviques y socialrevolucionarios
[4] Partidos que en la practica se estaban pasando al campo burgués por su participación en la guerra, y por considerar que una revolución proletaria era imposible y se debía dejar a la burguesía gobernar, los mencheviques Tcheidze y Skobelev son elegidos presidente y vicepresidente respectivamente, el social-revolucionario Kerenski también es nombrado vicepresidente
[5] Príncipe y gran terrateniente, adherido a los KDTs, fue el presidente del gobierno provisional, y aún del gobierno de coalición fue sustituido por Kerenski en julio de 1917.
[6] Ministro de negocios extranjeros en el gobierno provisional, líder del partido demócrata constitucionalista (KDT), principal partido de la burguesía liberal
[7] Líder del los "octubristas" partido monárquico de los grandes capitalistas, su nombre se debe al apoyo al manifiesto de octubre de 1905 donde el Zar prometía algunas libertades.
[8] Social revolucionario promotor de la guerra "defensiva" ministro de justicia en el gobierno provisional, y ministro de guerra en el gobierno de coalición.
[9] La experiencia de la revolución en Alemania un año más tarde, donde la táctica saboteadora del SPD proclamando la victoria de la revolución y la necesidad de una unidad de todas las fuerzas pretendidamente socialistas, tuvo más éxito ahogando la revolución en la sangre de sus mejores hombres confirma en negativo el peligro de las ilusiones democráticas y de falsa unidad (véanse la serie al respecto de la Revista Internacional 81 a 99 y en la serie que esta en curso a partir de la 132.
En muchos aspectos Darwin fue típico de su tiempo, interesado en la observación de la naturaleza y de llevar a cabo experimentos sobre la vida animal y vegetal. Lo que distinguía a Darwin era su capacidad para teorizar y buscar procesos históricos cuando otros se contentaron sólo con clasificar los fenómenos o aceptar las explicaciones existentes. Un ejemplo de esto fue explicar la existencia de fósiles marinos en los Andes sin recurrir al gran diluvio bíblico. "Soy un firme creyente, de que sin la especulación no hay una buena y original observación"(Carta a AR Wallace, 22/12/1857). Tampoco dudó en tomar las observaciones de un campo y utilizarlas en otros ámbitos. Aunque Marx tomó la mayoría de los escritos de Thomas Malthus con desprecio, Darwin fue capaz de utilizar las ideas de éste sobre el crecimiento de la población humana desarrollando su teoría de la evolución. Ya en 1838, Darwin estaba desarrollando una explicación de cómo evolucionaron las especies.
Tres semanas después de la publicación de el origen de las especies, Engels escribió a Marx "Darwin, a quien acabo de leer, es magnífico. La Teleología no había sido demolida en ningún sentido, pero con esto ya se ha hecho. Por otra parte, nunca ha habido hasta ahora un intento de demostrar la evolución histórica en la naturaleza de manera tan espléndida, al menos con tanto éxito". La ‘demolición de la teleología' se refiere al golpe que El Origen dio a todas las explicaciones religiosas, idealistas o metafísicas que "explican" los fenómenos por sus efectos y no por su causa. Esto es fundamental para un punto de vista materialista del mundo. Como Engels escribió en el Anti Dürhing (cap. 1), Darwin "dio a la concepción metafísica de la naturaleza el mayor golpe, probando que todos los seres orgánicos... son el producto de un proceso de evolución que pasa a través de millones de años".
En el proyecto de materiales para la Dialéctica de la Naturaleza Engels precisó la importancia de El origen de las especies. "Darwin, en la época de su trabajo, estableció la más amplia base de selección. Precisamente las infinitas y accidentales diferencias entre individuos de una sola especie, las diferencias que se acentuaron hasta dar lugar al carácter de la especie, ... le obligó a cuestionar la anterior base de toda la regularidad en la biología, es decir, al concepto de especie en su anterior rigidez metafísica e invariable ".
Marx leyó el Origen un año después de haber sido publicado, y en seguida escribió a Engels (19/12/1860) "este es el libro que contiene la base de nuestras ideas en la historia natural". Más tarde escribió que el libro sirvió "como una base científica natural para la lucha de clases en la historia (Carta a Lasalle, 16/01/1862).
A pesar de su entusiasmo por Darwin, Marx y Engels no dejaron de hacerle críticas. Eran muy conscientes de la influencia de Malthus, y también que las ideas de Darwin habían sido utilizadas en "el darwinismo social" para justificar el statu quo de la sociedad victoriana con gran riqueza para algunos y de prisiones, enfermedad, hambre o emigración para los pobres. En su introducción a la Dialéctica de la Naturaleza Engels señala algunas de las consecuencias. "Darwin no sabía que había escrito una amarga sátira sobre la humanidad,... cuando él mostró que la libre competencia de la lucha por la existencia, la cual los economistas celebran como la máxima conquista histórica, es el estado normal del reino animal.". Y es sólo la "organización consciente de la producción social" lo que puede llevar a la humanidad de la lucha por la supervivencia a la expansión de los medios de producción como la base de la vida, al disfrute y el desarrollo; y que la "organización consciente" exige una revolución llevada a cabo por los productores, la clase obrera.
Engels vio también que las luchas de la humanidad va más allá del marco de Darwin "La concepción de la historia como una serie de luchas de clase ya es mucho más rica en contenido y más profunda que simplemente reducirla a débiles fases delimitadas de lucha por la existencia" (Dialéctica de la Naturaleza, " Notas y fragmentos "). Sin embargo, dichas críticas no van en detrimento de Darwin en la historia del pensamiento científico. En un discurso en la tumba de Marx, Engels hizo hincapié en que "Así como Darwin descubrió la ley de desarrollo o de naturaleza orgánica, así Marx descubrió la ley de desarrollo de la historia de la humanidad"
Si bien Darwin ha estado en y fuera de moda en el pensamiento burgués, el ala marxista del movimiento obrero nunca lo ha abandonado. Plejanov, en El desarrollo de la visión monista de la historia (cap. 5) describe la relación entre el pensamiento de Darwin y Marx: "Darwin logró resolver el problema de cómo se originan las especies vegetales y animales en la lucha por la existencia. Marx logró resolver el problema de cómo surgen los diferentes tipos de organización social en la lucha de los hombres por su existencia. Lógicamente, la investigación de Marx, inicia precisamente cuando la investigación de Darwin termina [...] El espíritu de su investigación es absolutamente la misma en ambos pensadores. Por eso se puede decir que el marxismo es darwinismo aplicado a la ciencia social".
Un ejemplo de la interrelación entre el marxismo y las contribuciones de Darwin viene de la Ética y la concepción materialista de la Historia de Kautsky. Aunque Kautsky exagera la importancia de Darwin, se basa en El Descenso del hombre al tratar de subrayar la importancia de los sentimientos altruistas, de los instintos sociales en el desarrollo de la moralidad. En el capítulo 5 del Descenso, Darwin describe como el "hombre primitivo" llegó a ser social y cómo "ellos habrían advertido los unos a los otros de los peligros, y se habrían proporcionado ayuda mutua ante los ataques. Todo esto implica un cierto grado de simpatía, la fidelidad, y valor". Describe Hay que tener en cuenta qué importancia tuvo la fidelidad y valentía en las incesantes guerras salvajes. La ventaja que tienen los soldados más disciplinados sobre las indisciplinadas hordas es principalmente la confianza que cada hombre siente en sus compañeros. ...La gente egoísta y contenciosa no es cohesiva, y sin unidad nada se puede llevar a cabo". Darwin exagera el grado en que las sociedades primitivas se dedicaban a guerras entre sí, pero la necesidad de la cooperación como base para la supervivencia no es menos importante en actividades como la caza y en la distribución del producto social. Esta es la otra cara de la ‘lucha por la existencia', donde vemos el triunfo de la solidaridad mutua y la confianza sobre la desunión y el egoísmo.
Anton Pannekoek no sólo fue un gran marxista, sino también un astrónomo distinguido (un cráter en la luna y un asteroide recibieron su nombre). Ningún debate de "Marxismo y darwinismo" sería completo sin alguna referencia a su texto de 1909 así nombrado. Para empezar, Pannekoek refina nuestra comprensión de la relación entre el marxismo y el darwinismo.
La "lucha por la existencia, formulada por Darwin y enfatizada por Spencer, tiene un efecto diferente en los hombres que en los animales. El principio de que la lucha lleva a la perfección de las armas utilizadas en el conflicto, lleva a resultados diferentes entre el hombre y los animales. En el animal, conduce a un continuo desarrollo de los órganos, que es... la esencia del darwinismo. En los hombres, conduce a un continuo desarrollo de instrumentos, de los medios de producción. Esto... es la base del marxismo. Aquí vemos que el marxismo y el darwinismo no son dos teorías independientes, cada una aplicada a su dominio especial, sin tener nada en común con la otra. En realidad, el mismo principio subyace en ambas teorías. Constituyen una unidad... para manifestarse de forma diferente en los dos ámbitos; en el mundo animal para desarrollarse de acuerdo a principios darwinianos, mientras que entre los hombres se aplica el principio marxista."
Pannekoek también se explayó sobre la idea de los instintos sociales sobre la base de contribuciones de Darwin y Kautsky. "Ese grupo en el que el instinto social es más desarrollado, será capaz de mantener su terreno, mientras que el grupo en el que el instinto social es bajo o bien cae presa fácil de sus enemigos o no está en una posición favorable para encontrar lugares de alimentación. Estos instintos sociales, por lo tanto, se convierten en los factores más importantes y decisivos que determinan quién sobrevive en la lucha por la existencia. Es por ello que los instintos sociales se han elevado a la posición de factores predominantes.
"Los animales sociables están en condiciones de vencer a los que luchan individualmente".
La distinción entre los animales sociables y el homo sapiens radica, entre otras cosas, en la conciencia.
"Todo lo que se aplica a los animales sociales se aplica también al hombre. Nuestros antepasados semi- monos y el hombre primitivo que se desarrolla de ellos todos eran débiles animales indefensos que, casi como todos los monos, vivían en tribus. Aquí los mismos motivos sociales y los instintos tenían que surgir para luego convertirse en sentimientos morales. Que nuestras costumbres y la moral no son otra cosa que sentimientos sociales, sentimientos que encontramos entre los animales, es conocido por todos; incluso Darwin habló de ‘los hábitos de los animales que podrían ser llamados moral entre los hombres'. La diferencia está sólo en la medida de la conciencia, tan pronto como estos sentimientos sociales quedan claros a los hombres, ellos asumen el carácter de los sentimientos morales".
El "Darwinismo social" también está bajo el ataque de Pannekoek:"Bajo el capitalismo, el mundo humano se asemeja grandemente al mundo de los animales rapaces, y es por esta razón que los Darwinistas burgueses buscan al prototipo del hombre entre los animales que viven aislados. Para ello, fueron conducidos por su propia experiencia. Su error, sin embargo, estuvo en considerar las condiciones capitalistas como eternas. La relación entre nuestro sistema capitalista competitivo y los animales que viven aislados, fue expresada por Engels en su libro, Anti-Duhring como sigue:
‘Finalmente, la industria moderna y la apertura del mercado mundial hizo la lucha universal y al mismo tiempo le dio una virulencia inaudita. Ventajas naturales o artificiales en las condiciones de producción deciden ahora la existencia o no de cada uno de los capitalistas, así como del conjunto de industrias y países. El que cae es despiadadamente dejado de lado. Es la darwiniana lucha del individuo por la existencia transferida desde la naturaleza a la sociedad con violencia intensificada. Las condiciones naturales de existencia de los animales aparecen como la parte final del desarrollo humano."
Pero las condiciones capitalistas no son eternas y la clase obrera tiene la capacidad para derrocarlas.
"Con la abolición de las clases todo el mundo civilizado se convertirá en una gran comunidad productiva. Dentro de esta comunidad la lucha mutua entre sus miembros cesará y será arrojada fuera del mundo. Ya no será una lucha contra nuestra propia especie... debido al desarrollo de la técnica y la ciencia, esto difícilmente se podrá llamar una lucha. La naturaleza es sujeto para el hombre y con muy poco esfuerzo de su lado le suministra abundancia. Aquí se abre una nueva carrera para el hombre: el surgimiento del hombre desde el mundo animal luchando por su existencia mediante el uso de herramientas, cesa, y un nuevo capítulo de la historia humana comienza".
Car/ 28 de enero de 2009
Desde la firma del acuerdo de paz entre el FMLN[1] y el gobierno del Salvador en enero de 1992 que sancionó la conversión del otrora famoso FMLN a partido político legal de oposición, con una participación amplia y central en la policía nacional civil, esta fracción burguesa se ha empleado a fondo en la construcción de la democracia pluripartidista tan necesaria para el control de la clase trabajadora y que no existía antes en el país (a semejanza del conjunto de América Latina). Ahora, los exguerrilleros con su candidato Mauricio Funes[2] se presentan a sí mismos como la mejor alternativa electoral para ser votada en las próximas elecciones presidenciales del 15 de marzo del 2009 frente al candidato Rodrigo Ávila del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). Marketing de colorido, discursos de esperanza, actos masivos de proselitismo, para lo cual se erogan miles de millones, sirve de marco para que esta izquierda electoral logre arrastrar al mayor número de trabajadores a las urnas con la ilusión de que "su voto" logre el milagro de mejorar sus condiciones de trabajo y de vida. El contexto económico y social en el país (con una población de poco más de 7 millones) es similar al que se vive en el resto de esta región del mundo; la degradación de las condiciones de vida de los trabajadores es también insoportable no sólo por la miseria material que soportan dada la reducción alarmante de sus ingresos y también a consecuencia del crecimiento espeluznante del desempleo, sino también por la descomposición social que afecta a todos los ámbitos de la sociedad: incremento de la delincuencia y la violencia entre pandillas, la proliferación de asaltos y secuestros, los abusos de la policía y el ejército, etc. Frente a este panorama, la burguesía está ofreciendo que mediante el voto todos los sectores del país hagan el compromiso nacional de trabajar codo con codo para salir de esta situación.
Es decir, después de haberse ocupado en las labores de pacificación y reorganización de la economía, la política, el aparato represivo, ahora los exguerrilleros andan en pos de la silla presidencial para refrendar su compromiso, como lo establecieron hace diecisiete años en el Castillo de Chapultepec de la Ciudad de México; según las palabras de Chafik Handal, el papel del FMLN era: "...modernizar el Estado y la economía, a conformar un país pluralista... que permita a los salvadoreños emplear a fondo su proverbial laboriosidad y creatividad para hacer despegar el desarrollo..." (16-01-1992), es decir, fortalecer la economía burguesa mediante la explotación despiadada de la clase obrera y a fungir como el principal guardián del sistema de explotación capitalista.
El FMLN no "traicionó sus orígenes y sus objetivos revolucionarios", su accionar actual tiene continuidad con su origen, su ideología y su práctica guerrillera de cerca de doce años. Su origen y su ideología son las de las llamadas Fuerzas Populares de Liberación Nacional, y otros organismos que junto al Partido Comunista Salvadoreño de corte estalinista formaron un coktel de organizaciones campesinas y urbanas con una gran influencia e inspiración en la mal llamada "revolución cubana"; sus banderas eran las de la recuperación de la tierra o la democratización del gobierno contra el fraude electoral o la dictadura militar, y al radicalizarse desilusionados de la legalidad y de la represión estatal, deciden asumir una lucha guerrillera. Se trata del accionar de la pequeña burguesía que en América Latina ha pretendido "rescatar un proyecto de desarrollo nacional en contra de las fracciones nacionales apátridas y del imperialismo norteamericano"; su nacimiento está completamente fuera del terreno del movimiento obrero, como lo atestigua su plataforma programática que pugna por "el derrocamiento de la dictadura neofascista" y el establecimiento de un "gobierno de corte socialista-revolucionario", que traducido a la realidad no era sino la repetición del escenario pintado por el sandinismo nicaragüense, y que representaba la defensa pura y llana del régimen de la burguesía y su economía nacional.[3]
Su práctica política también es completamente burguesa pues como guerrilla, el FMLN expresaba una actuación propia de las capas y clases desesperadas y sin porvenir, que con acciones armadas de minorías pretenden (producto de la desesperanza, cuando no auspiciadas por alguna fuerza imperialista para debilitar a la fracción dominante en la región) sustituir la practica masiva y conciente de los trabajadores. La derivación actual del FMLN, como partido de izquierda colocado como parte importante del engranaje estatal, es entonces completamente coherente con su pasado. No hay nada de "traición" ni "extravío" de "su esencia"; sólo se adapta a los nuevos tiempos para continuar sirviendo al capital.
La orfandad que produjo en una multitud de movimientos guerrilleros en América Latina (como también en otras latitudes y además en países enteros como Cuba en esta región o de otras naciones en África o Asia) la caída del bloque imperialista de la URSS es el marco que explica las negociaciones de paz entre el FMLN y el gobierno del Salvador mediante la intermediación comedida de países como México y otros que pugnan también por una posición protagonista en medio de los nuevos reacomodos imperialistas, sobre todo en el patio trasero del Tío Sam.[4] Disminuido el patrocinio económico, militar e ideológico del bloque ruso los farabundos deciden negociar y así asegurar su pervivencia en la búsqueda de la toma del poder, aunque ahora desde el esquema de la participación política democrática en el juego parlamentario y electoral. Lo mismo pasó con los sandinistas en Nicaragua quienes habiendo establecido mediante un golpe militar (1979) un gobierno de izquierda, deciden entenderse con sus rivales mediante una negociación encubierta por un proceso electoral, después de una década de "guerra de baja intensidad" (1980-1990) y pasar a la oposición.[5]
La aureola romántica de las guerrillas en América Latina (y en el resto del mundo) surgidas en particular durante el periodo de la guerra fría después de la segunda guerra mundial, no resiste la evidencia histórica de que fueron simples peones interpuestos patrocinados por los estalinistas de la ex URSS cuya cabeza de bloque, Rusia, siempre pretendió asentar algunas puntas de lanza en el traspatio norteamericano que reforzara a Cuba que jugaba ese papel de manera abierta, con el cálculo manifiesto de que si bien no era posible disputar de manera considerable el liderazgo de la potencia americana sí que era posible provocar alguna desestabilización en su coto de caza con el fin de hacerlo distraer recursos, esfuerzos, etc., de algunas zonas estratégicas del mundo donde realmente se jugaban los intereses geopolíticos de las cabezas de bloque. La política exterior de los EU en ese periodo logró un saldo favorable al hacer fracasar esos intentos y reducir el foco de riesgo sólo a la isla mítica del Castro.
Para los trabajadores ese enfrentamiento siempre significó los peores sacrificios al quedar atrapados entre los dos bandos de la burguesía quienes los utilizaron sistemáticamente como carne de cañón y defendiendo siempre los intereses de sus propios explotadores. Y cuando algunas de esas fuerzas de liberación nacional lograron acceder al poder estatal, la experiencia fue igualmente trágica pues esos campeones del nacionalismo organizan las instituciones del Estado con una máscara socialista y populista para convencer a los obreros de aceptar aún más sacrificios en aras de la economía nacional burguesa y cuando esos trabajadores se lanzan a la lucha contra esas condiciones de sobrexplotación insoportables, esos regímenes se encargan de impedirla y romperla a sangre y fuego.
El largo historial de este tipo de organismos pretendidamente "amigos" de los trabajadores es una enésima demostración del carácter burgués no sólo de su ideología, de su programa y su práctica "guerrillera" que por años esterilizó las energías obreras y a tantos jóvenes campesinos y proletarios que se enrolaron en sus filas, en un terreno completamente podrido para la lucha de clases sino también de su accionar actual como promotores de la democracia electoral burguesa que han venido a dar un nuevo brillo al "voto" haciendo gala de su "pasado glorioso" como herederos de la antigua "vía armada", frente al agotamiento acelerado de los viejos partidos tradicionales de derecha e incluso de izquierda a los que se les dificulta cada vez más lograr arrastrar a las urnas a los trabajadores.
Estos elementos de reflexión deben estar presentes entre los proletarios de todo el planeta. Grandes masas de explotados centroamericanos quedaron cercados durante los ochenta en el ataque económico, militar e ideológico del gobierno democristiano y la guerrilla, por eso las generaciones que sufrieron ese accionar contrarrevolucionario, lo mismo que los obreros de las generaciones más jóvenes, debe sacar las lecciones de ese pasado, reconociendo el carácter burgués (pese a su disfraz y discurso radical) que antes representó el FMLN y que hoy reafirma como partido opositor o, en su caso, como gobierno.
RR/febrero 2009
[1] Se fundó a finales de 1980 y tomó su nombre de Agustín Farabundo Martí, uno de los organizadores del levantamiento campesino e indígena de 1932 (cuyo análisis no corresponde a este artículo) donde también participó el estalinizado Partido Comunista del Salvador.
[2] Un personaje carismático y popular aunque no ha militado en el Frente. Una práctica muy socorrida por todos los partidos de derecha, centro o izquierda, que catapultan por igual a cómicos, a vedetes, a respetables líderes de opinión, etc., para tratar de convencer a los trabajadores de sus buenos oficios.
[3] Ver RM núm 19 mar-abr 1994, "Guerrillas en América Latina. Un instrumento de la burguesía, no del proletariado".
[4] Recuérdese al famoso grupo "Contadora" surgido en 1983, dentro del cual no sólo había la influencia de las potencias sino también contaban los intereses imperialistas de los pequeños tiburones del área como México, Colombia, Venezuela y hasta Panamá que participaban en este esquema.
[5] A la vuelta del siglo XX estos mismos sandinistas han vuelto al gobierno mediante las elecciones. .Ver RM núm 96 ene-feb 2007. "Nicaragua: regresan los sandinistas al gobierno para dar continuidad a la explotación y opresión.
Hoy no se puede ocultar. De acuerdo al anuncio en diciembre de la oficina nacional de investigaciones económicas- la agencia responsable de fechar el inicio de una recesión en EE.UU. - la economía americana ha estado en recesión desde diciembre del 2007. Es decir, la mayor parte del año pasado ¡los señores Bernanke, Paulson, la Casa Blanca y el Congreso estuvieron ocupados en negar la existencia e intentando evitar una recesión que ya había comenzado!
Pero ahora nos están diciendo que todo ha pasado ¿Quién se preocupa por la falta de sentido de la realidad de la administración Bush? Es 2009 y con el año nuevo viene un presidente nuevo que predice que la economía empeorará en lugar de mejorar, un nuevo congreso listo para actuar donde el último fracasó, y un gran nuevo equipo económico educado en las instituciones americanas más prestigiosas, con ideas frescas para salvar al capitalismo de la catástrofe.
Como si no hubiese continuidad con los funcionarios económicos salientes que representaron un capital nacional que, en general, ocultaron la gravedad de la situación económica y llegaron a decir que había una luz al final del túnel; la administración entrante parece apegarse más a la realidad, reconociendo abiertamente que la economía está pasando por la peor recesión desde la gran depresión, y que no habrá una fácil recuperación en los siguientes dos años. ¿A qué se debe este cambio de lenguaje en la clase dominante al cual pertenece tanto el equipo político saliente como entrante? ¿Es posible que dados los hechos obstinados de una catástrofe económica que se desarrolla, para los teóricos económicos de la burguesía es más difícil alcanzar el autoengaño? Es más probable que este lenguaje más veraz sea sobretodo, un trabajo político para dar a la nueva administración una mejor ocasión para maniobrar en su búsqueda para revertir el desastre económico actual. Particularmente esta política está calculada para reforzar las ilusiones sobre la posibilidad de un futuro mejor extendidas por la retórica de la campaña presidencial de Obama acerca del "cambio."
Aún con el hecho de que la burguesía no ha podido hasta ahora contener la crisis, las probabilidades de éxito para Obama no son definitivamente buenas. Hasta hoy, nada de la caja de herramientas usada por los doctores del capitalismo moribundo ha funcionado. Después de los incontables trucos monetarios y fiscales - la tasa de interés de la FED está a punto de ser negativo, trillones de dólares se han inyectado al sistema financiero, el déficit presupuestal federal ha alcanzado el trillón de dólares - la economía sólo empeora. El sistema financiero todavía está en la confusión, mientras la llamada economía real empeora cada día. La venta de mercancías y materias primas cae rápidamente; trayendo consigo una onda de compañías en quiebra y el despido masivo de trabajadores en todos los sectores de la economía. Aunque todavía no hay cifras comprensibles sobre la actividad económica durante la última temporada vacacional, todas las estimaciones predicen ventas bajas históricas, mientras las últimas cifras oficiales de desempleo ofrecían una tasa del 7.2%, el más alto de los últimos 16 años. Si se incluyera a los trabajadores que se han dado por vencidos y ya no buscan empleos que no existen y a los trabajadores subempleados que desean un trabajo de tiempo completo pero son obligados por la situación económica a aceptar trabajos por horas, el índice de desempleo y subempleo, según algunas estimaciones alcanzaría el 13%.
Y aunque la economía de EEUU está en el ojo del huracán, este no es un acontecimiento americano, sino se trata de una crisis económica mundial. Todo el mundo se hunde en la recesión. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (la OCDE) ha pronosticado que Estados Unidos, la economía más grande del mundo, sufrirían una contracción del 2.8% en el cuarto trimestre de 2008. Alemania, la economía europea más grande y el número tres del mundo, cayó oficialmente en la recesión el pasado mes de noviembre. Francia, con un crecimiento insignificante de 0.1 por ciento en el tercer cuatrimestre apenas logró evitar una recesión técnica. Italia está oficialmente en recesión y el banco de Inglaterra ha dicho que la economía británica probablemente también ya está allí. Fuera de la zona del euro, la economía japonesa, la segunda del mundo, predijo su entrada en recesión a finales de 2008 y continúa contrayéndose en 2009. Según una declaración reciente de la OCDE, "la OCDE en su totalidad está actualmente en recesión y permanecerá probablemente allí por cierto tiempo".
Además, incluso los llamados "mercados emergentes" representados por Rusia, China, la India, Indonesia y Brasil, que hasta hace poco tiempo se pensaban aislados de alguna manera del actual tsunami financiero, ahora también les está llegando el agua, abandonando su clasificación de próximas superestrellas del capitalismo mundial.
Las masivas convulsiones que han golpeado al capitalismo mundial los dos últimos años han revivido el fantasma de la gran depresión de los años 30. Los mismos especialistas de la burguesía están hablando de las semejanzas y muchos sostienen la necesidad de las mismas políticas intervencionistas del Estado con las cuales la burguesía respondió a la peor -hasta ese tiempo- abierta crisis económica de su sistema. Incluso se puede leer en las descripciones burguesas de la prensa acerca de la vuelta del "capitalismo de Estado" refiriéndose a las políticas económicas que todos los estados nacionales están decretando en sus intentos por contener la actual crisis.
Ante el actual terremoto que sacude al capitalismo en todo el mundo, todos los gobiernos están respondiendo con una andanada de programas "urgentes", nacionalizaciones y paquetes de "estímulo económico". Estas políticas, que están en contradicción abierta con la gustada ideología del "mercado libre", según la cual el capitalismo puede, a través "de la mano invisible" del mercado, resolver sus propias contradicciones, son lo que algunos comentaristas económicos refieren como vuelta al capitalismo de Estado.
La realidad es que el capitalismo de Estado "no está volviendo," básicamente porque nunca se fue. Pero lo que los revolucionarios consideran capitalismo de Estado y lo qué este concepto significa para los especialistas de la burguesía obviamente no es la misma cosa. Así, es necesario hacer algunas observaciones generales sobre lo que queremos decir con capitalismo de Estado. Para nosotros:
Con la actual semejanza de la crisis económica a la gran depresión en primer plano, la administración entrante de Obama se está comparando a menudo con la llegada al poder de Franklin D. Roosevelt en 1933. El estímulo "económico" prometido de Obama con una mezcla de reducciones de impuestos y de programas financiados por el gobierno a la infraestructura, se está presentando como una especie de "New Deal" que se supone hará "hacer arrancar la economía" y salvar al capitalismo americano.
Sin embargo, en nuestra opinión, cualquiera que sean las semejanzas de la situación actual a la gran depresión, la situación del capitalismo mundial hoy es mucho peor que en los años 30. Por supuesto, en un sentido formalista, el derrumbamiento del sistema financiero, el hundimiento de la producción, y el índice de desempleo, por mencionar algunos indicadores económicos, fueron afectados mucho más dramáticamente en la gran depresión de lo que hemos visto hasta hoy. Para 1933, el desempleo en EEUU había alcanzado el 25 % de la fuerza de trabajo, la producción nacional había caído más de 30 %, la bolsa había caído cerca de 90 %, y más de una tercera parte de la banca nacional había quebrado. En comparación, el actual índice de 7.2 por ciento de desempleo y el todavía positivo PIB parecen insignificantes.
Pero ésta no es la historia completa. Primero, lo que los especialistas "olvidan" es que la actual crisis no comenzó en 2007. Como hemos precisado en otras ocasiones, la actual depresión económica es apenas un momento en la crisis abierta del capitalismo que empezó a finales de los años 60, y que solamente ha empeorado desde entonces, a pesar de las "recuperaciones" que siguieron a las "recesiones cada vez peores" durante las cuatro décadas pasadas. A través de estos años -hasta hoy- las políticas de capitalismo de Estado han podido evitar un derrumbe dramático similar al de la gran depresión, pero solamente al precio de la agravación de la crisis crónica del capitalismo a largo plazo. Así, la recesión en curso -en EEUU y a través del mundo- con su dramática sacudida en el sistema financiero y su aparentemente irresponsable manipulación económica del gobierno, expresa el ajuste de cuentas con la realidad de un sistema en crisis mantenido artificialmente vivo por políticas de capitalismo de Estado.
Seamos claros, las políticas preparadas por los brillantes muchachos de Obama no son nuevas, son variantes de las mismas políticas del capitalismo puestas en marcha por el Estado en un momento u otro durante las cuatro décadas pasadas y fueron ampliamente utilizadas durante la era de la depresión por Franklin D. Roosevelt. Sin embargo, el fracaso del capitalismo de Estado como instrumento mágico para mantener vivo este sistema moribundo es lo que da a la actual depresión económica mundial su verdadero significado histórico. Y esto no presagia nada bueno para la administración de Obama. En otras palabras, el margen de maniobra que el Estado tiene hoy para manipular la economía es mucho menor que el que tenía la burguesía en los años 30. En cualquier caso, es un mito que el New Deal constituyera una "solución" a la crisis económica en los años 30. Después de lograr contener el devastador descenso en espiral iniciado en 1929 el New Deal funcionó como válvula de escape. Hubo otro descenso económico en 1937 y la economía solamente recuperó el nivel de la era de la pre-depresión en el contexto de la economía de la guerra durante la matanza de la segunda guerra mundial. Incluso la prosperidad en el período de reconstrucción de posguerra no fue solo resultado de las políticas del capitalismo de Estado, sino producto de un conjunto de circunstancias históricas que no pueden ser explicadas aquí -ver la serie de artículos sobre las razones de la prosperidad de posguerra en los últimos números de la Revista Internacional.
Como hemos repetido anteriormente, la realidad es que la burguesía no tiene ninguna solución a la crisis de su sistema y ningún futuro que ofrecer a la sociedad a excepción de una crisis cada vez más devastadora y guerras imperialistas más mortales. Las políticas de capitalismo de Estado nunca han podido superar la crisis, lo más que pueden hacer es proporcionar en todo caso un último recurso para el moribundo sistema capitalista.
La solución a la crisis descansa en la superación histórica del capitalismo y con ella la división de la sociedad en clases y la explotación. Es responsabilidad histórica de la clase obrera dar una alternativa verdadera a la sociedad. El actual resurgir de la lucha de clases a través del mundo es un paso necesario para la solución de la clase obrera a la crisis mundial: el derrocamiento del capitalismo y la construcción de una verdadera comunidad humana.
Eduardo Smith febrero del 2009
En nuestro periódico anterior explicábamos que para la clase obrera la crisis había llegado desde mucho antes del colapso de los bancos y del pánico en los mercados. Igualmente decíamos que ante la avalancha de ataques -desempleo, paros técnicos, recortes en servicios, represión policial-, veíamos ya el comienzo de una muy amplia respuesta de los trabajadores durante los cinco años anteriores, significativa no por su masividad sino por el enfrentamiento a las maniobras de los sindicatos y contra la represión del Estado.
En Italia, contra la planeación de suprimir 130 mil trabajos en el sector de la educación se desarrolló una oleada de protestas de varias semanas entre octubre y noviembre, las huelgas tocaron también sectores, privados y públicos. A principios de noviembre, una huelga nacional del transporte de un día que se extendió a trenes, autobuses y el metro. También hubo huelgas no oficiales del personal de Alitalia. En Alemania aunque los sindicatos han logrado dividirlos, 600 mil trabajadores han participado en una serie de huelgas, manifestaciones a principios de noviembre. Haciendo eco de las protestas en Italia, a mediados de noviembre 100 mil estudiantes salieron de clases y se unieron a manifestaciones de protesta en 40 ciudades alemanas. En Francia durante noviembre hubo una huelga de 4 días en Air France, y una huelga nacional de trenes de 36 horas. Durante octubre hubo una huelga a nivel nacional en Bélgica que afectó a varios sectores que protestaban por el alza de precios. En China miles de personas atacaron a la policía y las oficinas gubernamentales en una ciudad del noroeste ante el malestar ocasionado por un plan para reubicar a los residentes. También ha habido "protestas de trabajo" en las principales regiones de exportación del país, donde miles de fábricas han cerrado estos últimos meses. Hay protestas contra el alza de precios y del desempleo.
El estallido de diciembre de la rebelión de estudiantes, trabajadores y desempleados en Grecia fue la expresión más espectacular de la respuesta proletaria contra la crisis capitalista, pero como hemos visto estuvo precedida o acompañada de otras revueltas de jóvenes en Italia, Francia, Alemania, Lituania. En la propia Grecia previamente durante octubre hubo una oleada de huelgas que culminó con una huelga de un día a nivel nacional que incluyó al sector público, el transporte, etc., así como cientos de miles de trabajadores del sector privado, y también una huelga general de los trabajadores de autoservicios al día siguiente. Aunque una vez más los sindicatos todavía la dividen y dominan. Hubo también una oleada de ocupaciones de escuelas, aproximadamente 300, a través de Grecia durante octubre.
En este contexto, la rebelión de diciembre en respuesta al asesinato de un joven proletario a manos de la policía, es un movimiento de la clase trabajadora y no una serie de disturbios sin dirección, en ella se ha resaltado más que el enfrentamiento contra a la policía, la tendencia a la auto-organización. Así cuando la Confederación General de Trabajadores de Grecia(GSEE), abiertamente se declaró contra los manifestantes, los trabajadores ocuparon su sede sindical en Atenas y la convirtieron en un centro de reunión para celebrar asambleas generales abiertas a todos los estudiantes, trabajadores, y desempleado, en un comunicado explicaban el fin de la ocupación:
-Para desmentir esas patrañas... sobre la ausencia de obreros en los choques, sobre la cólera de estos últimos días que sólo se debería a unos 500 "encapuchados", "hooligans", y demás historias ridículas...
-Para arrancarle la careta a la burocracia sindical en su vergonzosa labor de zapa contra la insurrección, y, en general, por su función, pues la...(GSEE), y todo la maquinaria sindical..., socava las luchas, negocia nuestra fuerza de trabajo por migajas, perpetúa el sistema de explotación y de esclavitud asalariada...
-Para abrir este espacio por primera vez, como continuidad de la apertura social creada por la insurrección misma.... Durante años hemos puesto nuestro destino en manos de salvadores de todo tipo y hemos acabado perdiendo nuestra dignidad. Como trabajadores, debemos comenzar a asumir nuestras responsabilidades y no dejar nuestras esperanzas en manos de líderes "prudentes" o representantes "competentes". Debemos empezar a hablar con nuestras propias voces, encontrarnos, discutir, decidir y actuar por nosotros mismos contra los ataques que nos asedian por todas partes. La creación de colectivos de resistencia "de base" es la única solución.
-Para proteger la idea de auto organización y de solidaridad en los lugares de trabajo, proteger el método de los comités de lucha y de los colectivos de base, abolir las burocracias sindicales.
También este ejemplo se repitió cuando tras ataque con ácido a una trabajadora de limpieza, empleados del metro de Atenas, tomaron las oficinas del metro y el local sindical de Salónica y las utilizaron para celebrar asambleas generales.
Una asamblea celebrada en el local del sindicato de la construcción se declaró en apoyo de la trabajadora agredida y por proseguir las movilizaciones en contra del asesinato y del terror estatal y agregó:
Hacemos un llamado a todos los trabajadores a unirse a esta lucha común ... la asamblea, abierta a todas las oficinas que ocupa el sindicato, las personas procedentes de diferentes entornos políticos, sindicalistas, estudiantes, inmigrantes y camaradas del extranjero ha adoptado esta decisión de unirse;
Esta asamblea denunció a los sindicatos oficiales:
"En ningún lugar de la plataforma [de los sindicatos], se mencionan las causas de la desigualdad, de la miseria, de las estructuras jerárquicas en esta sociedad... son intrínsecamente partícipes del régimen en el poder; sus miembros de base y los obreros en general deben darles la espalda, y (...) optar por la creación de un polo autónomo de lucha dirigido por y para ellos (...) Si los trabajadores toman en manos sus luchas y rompen la lógica de su representación por los cómplices de la patronal, volverán a confiar en sí mismos y miles de ellos llenarán las calles en las próximas huelgas. El Estado y sus sicarios asesinan a la gente. ¡Auto organización! ¡Luchas de autodefensa social! ¡Solidaridad con los trabajadores inmigrados y Konstantina Kuneva!"
En la Universidad Politécnica de Atenas, centro simbólico de batallas campales contra la policía del estado de los Coroneles en 1973, fue utilizado de la misma manera: la ocupación y la celebración de asambleas, que insistió en que las decisiones sobre la conducta de la lucha (incluso cuando hay que hacer una retiro táctico de cara a la abrumadora fuerza del Estado) estaría en sus manos:
"... La decisión de la ocupación de la Asamblea se decide políticamente aquí. El momento de abandonar el edificio lo deciden las personas que lo ocupan y no la policía.".
En otra parte expusieron:
"Al término de la ocupación de la Escuela Politécnica después de 18 días, mandamos nuestra solidaridad más calurosa a todas las personas que han participado en esta revuelta de diferentes maneras, no sólo en Grecia sino también en muchos países de Europa, de las Américas, en Asia y Oceanía. Por todos aquellos con los que nos hemos encontrado y con quienes seguiremos combatiendo por la liberación de los presos por esta revuelta y también para que se prolongue hasta la liberación social mundial."
Las últimas palabras también muestran el espíritu internacionalista de este movimiento, que vio a los inmigrantes, trabajadores, estudiantes y desempleados luchar uno al lado del otro, y que se vio a sí misma como parte de una más amplia respuesta internacional a la crisis abierta de la sociedad capitalista mundial.
La idea de crear una alternativa a la mano muerta de los sindicatos también apareció en una escala más pequeña en una reciente lucha de los trabajadores de salud mental en Alicante en España[1]. Esta movilización ha sido provocada por la falta de pago de los salarios por las autoridades públicas locales. Los trabajadores involucrados se reunieron con los pacientes y sus familias, y organizados en asambleas generales que no se limitaba a los más directamente involucrados, sino están abiertos a todos los trabajadores. Esto fue una consecuencia directa de los trabajadores de rechazo de cualquier actitud, estrecha y sectorial. En uno de sus panfletos leemos: "No creemos que esta lucha sea sólo nuestra. Nuestra situación es el producto de una situación de crisis general y quiebra en el ámbito internacional, así como de la mala gestión de la administración pública en particular. Todo esto es parte del ataque general contra las condiciones de vida de los trabajadores y la población en general ": además, tras explicar la necesidad de luchar contra los ataques de la burguesía continúan diciendo:
"... Creemos que la única solución radica es la unidad y la extensión de nuestras luchas para que se conviertan en un combate. Esta es la razón por la que estamos convocando una asamblea general de los trabajadores.(subrayado nuestro)
Tras proponer un orden del día agregaron un objetivo más
-" Permanencia de la asamblea como un espacio para que los trabajadores se reúnan; (...) Esta reunión es abierta, te invitamos a que extenderla a todos los trabajadores y compañeros"
En otro folleto distribuido por los trabajadores expresan que la atención material a los usuarios es pésima. Y que los trabajadores que prestan el servicio cobran tarde y muy mal, pero ahora ese retardo se ha exagerado trayendo como serias consecuencias la sobrevivencia de todos los empleados.
"Por lo tanto, hemos decidido movilizarnos(..) Por esta razón, creemos que nuestra lucha es la lucha de todos:
- Debido al peligro de la desaparición de los servicios sociales y de salud que necesita la población;
- Debido a los repetidos ataques a las condiciones de vida de los trabajadores."
Conclusión: Después de la caída del Bloque del Este las luchas de los trabajadores sufrió reflujo y las que se dieron fueron en lo general de carácter muy aislado, los acontecimientos señalados hoy nos muestran que si bien las expresiones de lucha no son aún oleadas internacionales, si muestran que hay un giro en la relación de fuerzas entra la burguesía y los trabajadores y que hay una proximidad real en tiempo y espacio de las luchas. Pero sobre todo, los trabajadores están comprendiendo que ningún sacrificio garantiza el trabajo, ni mejores condiciones de vida por lo tanto la única salida es luchar, y dentro de esta dinámica están comprendiendo que la solidaridad y la auto organización fuera y contra los sindicatos es la consigna a desarrollar:
Adaptado de World Revolution 7/feb/2009
[1] Desde el decenio de 1970 ha habido numerosos ejemplos de los trabajadores españoles en la organización de asambleas generales. En 1976 los trabajadores de Vittoria, durante una huelga general, no sólo formaron asambleas en los distintos lugares de trabajo, pero también eligió a un delegado conjunto que más o menos se hizo cargo de la gestión de la ciudad. En Alicante en 1977, un gran movimiento de los trabajadores en la industria del calzado también adoptó esta forma de organización, en abierta oposición a los sindicatos: véase https://libcom.org/history/reflections-shoe-industry-strike-assembly-movement-alicante-1977 [413], y en Vigo en 2006 los trabajadores del acero celebraron reuniones públicas masivas para reunir a los trabajadores de una serie de pequeñas fábricas de acero y para abrir su lucha a otros sectores de la clase obrera: véase https://en.internationalism.org/wr/295_vigo [414]
"El conjunto de la clase obrera, en todos los países, todos los sectores, todas las empresas, viven hoy con esta inquietud obsesiva: ¿Cómo escapar a la amenaza del desempleo? ¿Qué futuro reserva la sociedad actual a nuestros hijos? ¿Qué se puede hacer para salir de esta situación?" Tales eran las preguntas introductorias en 2004 a nuestro manifiesto "El capitalismo no tiene solución al desempleo". En la actualidad, mientras la crisis del capitalismo conoce una agravación sin precedentes desde los años 30 del siglo pasado, un desempleo de una inédita masividad desde entonces comienza a propagarse en el seno del proletariado mundial como una oscura pandemia. Un vistazo de los lugares permite hacerse una idea de la amplitud del fenómeno[1].
¿Por qué tal aumento del desempleo? Como lo destacaba nuestro Manifiesto, "Ante la guerra comercial a la cual se lanzan todos los tiburones capitalistas que se disputan las partes cada vez más limitadas del mercado mundial, todas las burguesías nacionales se ven obligadas "a racionalizar" su producción. Para eso, deben cerrar fábricas, aumentar la productividad laboral, disminuir el personal, acelerar los ritmos, bajar los salarios. [...] la crisis mundial y el desempleo masivo que genera no son ni cíclicos, ni coyunturales, como pretenden los economistas burgueses. Son la manifestación más evidente del callejón sin salida, de la quiebra histórica del método de producción capitalista."
¡El capitalismo no tiene solución al desempleo!
La única salida es: ¡La lucha unida de todos los obreros!
DM
[1] Excepto mención contraria, todas las cifras presentadas son las cifras oficiales (en gran medida subestimadas, sobre todo en lo que se refiere al aumento del desempleo que vendrá en 2009 y 2010) y extraídos del Diario económico Les Echos.
Después del frágil cese al fuego decretado
el 18 de enero, el balance, que no deja de sobrecargarse, de tres semanas de
combates entre el ejército israelí y Hamas[1] de bombardeos e incursiones aéreas es
terrible. Alrededor de 1300 Palestinos murieron, de los cuales dos tercios son
civiles, y cerca de 4400 heridos están incapacitados de por vida. Las mujeres y
los niños forman el 43 % de las víctimas. La infraestructura,
tierras cultivadas, casas y los edificios colectivos se destruyeron completamente,
dejando a la población sobreviviente en un estado de indigencia aún peor de la
situación ya catastrófica que existía antes de este nuevo episodio sangriento
del conflicto palestino-israelí. Para dar una idea del diluvio de hierro y
fuego que se abatió, más de un millón de toneladas de bombas y explosivos se
han[2]
vertido sobre los 360 km² de la Franja de Gaza, lo que
representa alrededor de 5kg de bombas por m².
En esta operación "Plomo endurecido" contra Hamas, 2400 viviendas fueron
arrasadas y, en su rabia destructiva, las Fuerzas de ocupación israelíes
atacaron casi sistemáticamente las ambulancias y vehículos de los servicios de auxilio.
Se destruyeron cientos de talleres y de comercios, así como dos edificios que albergaban
los miserables servicios médicos a los cuales pueden tener acceso los
habitantes de Gaza.
Por supuesto, todas las grandes potencias que apoyan a Israel de manera incondicional como Estados Unidos, o le adulan como Francia, no dejan de "esperar" una salida "pacífica" al conflicto y realizan llamados "para ayudar" a la población. George Mitchell, "Mr. Medio Oriente" designado por Obama afirmaba en Jerusalén, después de haberse reunido en Cisjordania, al Presidente palestino Mahmoud Abbas, el compromiso de la nueva administración americana "para buscar activamente y con determinación una paz duradera entre Israel y Palestina así como entre Israel y sus otros vecinos árabes". Y, para mostrar su buena voluntad, Washington liberó 20 millones de dólares para financiar la ayuda humanitaria urgente en la Franja de Gaza, mientras Obama expresaba recientemente "su profunda preocupación sobre las recientes pérdidas de vidas humanas y sufrimientos sustanciales en Gaza". Bonita hipocresía por parte del nuevo Presidente que, a pesar de sus múltiples críticas y contrapropuestas sobre la política económica y belicosa de Bush en Irak, había guardado hasta ese momento una neutralidad benévola frente al apoyo americano al ataque israelí, cuando sólo faltaba por "casualidad" pronunciarse sobre este asunto a un Presidente.
Por su parte, la ONU, que se encontró en una impotencia siempre envuelta en su "dignidad diplomática", "hizo un llamado" el 29 de enero para recolectar 613 millones de dólares para ayudar a los habitantes de Gaza "a recuperarse" de tres semanas de bombardeos israelíes.
En cuanto a la Unión Europea, que había suspendido su ayuda luego de la elección de Hamas en 2007 pero después se encontró más dividida que nunca sobre las cuestiones palestina y de Hamas, se limitó a pedir a Israel facilitar el acceso de los convoyes humanitarios hacia la Franja de Gaza y pedir que se reduzca el plazo de acceso al territorio para los trabajadores humanitarios de 5 a 2 días.
Cruce entre Oriente y Occidente, Oriente Medio desde hace siglos no ha dejado de estar en juego para las grandes potencias. No es en el marco de un artículo que podríamos resumir la historia de una región desgarrada en todos los sentidos por los apetitos de unos y de otros. Sin embargo, es con el hundimiento del Imperio otomano durante y a raíz de la Primera Guerra Mundial que esta región se convierte en el teatro de confrontaciones cada vez más violentas, cada vez más fatales. Y todo "el honor" vuelve de nuevo a las grandes potencias victoriosas de este primer holocausto y en particular a Gran Bretaña que, con la declaración del Ministro Balfour de 1916, declaraba abierta la posibilidad de crear un Estado judío en Palestina, para garantizarse el apoyo de los Judíos de EEUU que debía entrar en guerra, apoyando a su vez por debajo de la mesa a los agitadores y nacionalistas palestinos de todo tipo. La política hipócrita de Gran Bretaña tuvo numerosos seguidores. Después, entre las dos guerras y más aún desde el final de la Segunda Guerra Mundial con la aparición de los bloques del Este y el Oeste, todas las grandes potencias se sirvieron de las distintas fracciones judías, árabes o palestinas para intentar colocar sus propios peones en la región.
La situación de horror permanente que conocen los habitantes de Gaza, tomados entre los fuegos de los clanes de Hamas o el Fatah, como también los de Cisjordania, aunque por el momento en una menor medida, es resultado de esta política de las grandes potencias. Estas, tomando como rehenes de sus disensiones permanentes y crecientes a las poblaciones palestinas e israelíes, no han dejado de servirse de ellas como una masa con la cual maniobran con el peor cinismo, extendiendo cuidadosamente el odio entre "el enemigo" judío o árabe, exacerbando el fanatismo como solamente los medios de comunicación burgueses saben hacerlo ya sea pro palestino o también el nacionalismo judío, y hacer de estos "locos de Dios" por una u otra parte robots utilizados para matar.
Los últimos acontecimientos son una monstruosa reedición de la guerra que se libra hace más de cincuenta años entre israelíes y palestinos, pero también y sobre todo de la guerra sin fin que llevan las burguesías más potentes del mundo por el control de la región, con Estados Unidos a la cabeza contra sus numerosos rivales, ya que lo que está en juego sobrepasa incluso a Gaza y Cisjordania. Washington apoyó sin reserva el ataque israelí, en primer lugar porque Tel-Aviv es su principal aliado en la región, y tiene necesidad de este. Pero también porque los últimos acontecimientos le permitieron regresar con fuerza como mediador principal del problema palestino- israelí. Se trata también de eliminar de la región a las potencias europeas que intentan implicarse, en particular Francia.
Pero no son solamente las zalamerías de Sarkozy, listo para inclinarse por la "buena causa" ante el gran personaje americano, colocado como gran pacificador para Egipto, que ha sido ridiculizado por la política americana, sino también el conjunto de los países europeos y árabes. Egipto mismo, de manera general interlocutor privilegiado de las relaciones palestino-israelíes, fue dejado completamente de lado y fue entre Tsipi Livni y Obama que se realizó el acuerdo de alto al fuego, con el compromiso de Estados Unidos de asegurar la frontera entre Israel y la Franja de Gaza y del control de la frontera entre el sur de la provincia y Egipto.
Fuera la Unión Europea, fuera la ONU, fuera el famoso y débil "cuarteto" que pretende regular e intervenir en la crisis palestina-israelí, ya que hará regresar a la OTAN, y en consecuencia a EU, que llegará en tanto que jefe de orquesta de la partitura mortal que se desarrolla en los territorios palestinos.
Con este alto el fuego, los Estados Unidos de Obama no tienen de ninguna manera intenciones pacifistas y menos aún cualquier interés por la población palestina; pretenden simplemente preservar un mínimo de calma en la región en la perspectiva de la retirada parcial del ejército americano en Irak. No hay ninguna duda de que Obama no tendrá ningún problema para celebrar acuerdos con Netanyahou, el "extremista" racista, para hacer valer los intereses americanos cuando sea necesario.
Cualquiera que sea su color, los dirigentes capitalistas sólo trabajan para los intereses de su clase, la burguesía. Tras las hipócritas palabras de paz y prosperidad futura, la crueldad guerrera imperialista y la explotación del proletariado son su único método de existencia.
Mulan (30 de enero de 2009)
[1] Hamas es para Israel el Bin Laden de Estados Unidos; ya que a pesar de la oposición radical al reconocimiento del Estado de Israel por Hamas, se sabe que este último fue financiado por el Mossad en los años setenta y 1980 con el fin de debilitar a el Fatah de Yasser Arafat, cuando el movimiento se llamaba "los Hermanos musulmanes", y que en el momento de su radicalización anti-israelí al final de los años ochenta y sobre todo a partir de 1993, servía a los intereses del clan Netanyahou opuesta a los acuerdos de Oslo y al Fatah así como a la constitución de un Estado palestino.
[2] Se sabe por el testimonio de médicos noruegos que los bombardeos fueron aprovechados para probar armas químicas de fósforo, con secuelas irreversibles, en particular, sobre los niños.
Sería ocioso demostrar que ahora mismo vivimos una situación difícil. Los salarios han perdido su poder adquisitivo en más de un 30% en unos meses, los despidos se multiplican por todo el mundo, los precios suben, la miseria de extiende como mancha voraz. El famoso "no future" que ofrece el capitalismo ha cobrado una realidad dramática, una percepción de angustia invade los hogares de los trabajadores, un profundo descontento empieza a generarse y abrirse paso desde las profundidades de esta sociedad de explotación. Sin embargo, por todo el mundo, los sindicatos han salido a la defensa del capitalismo. No podía ser de otro modo, los sindicatos, de cualquier sabor y pelaje, pertenecen completamente al arsenal que usa el capitalismo para mantener su dominación sobre los asalariados (ver nuestro folleto "Los sindicatos contra la clase obrera"). Podría sorprender tanta "combatividad" e "indignación" de los sindicatos que de pronto se han dado cuenta que la situación anda mal. Esta postura es parte de su trabajo y en realidad están tratando de ocupar el terreno del descontento para organizar mejor su aplastamiento.
"En representación de la UNT, Agustín Rodríguez dio a conocer el plan de acción que acordaron los líderes de esta central y que consiste en tres puntos básicos: promover el diálogo con los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; demandar al gobierno federal el establecimiento de "pasos concretos" para llegar a acuerdos, y de no haberlos realizarán "obras de presión, tomas de carreteras, oficinas, puertos y aeropuertos, e incluso llegar a la huelga nacional durante el primer semestre de este año"..." (La Jornada, 31 de enero de 2009. Subrayados nuestros). Este "plan de acción" revela en toda su crudeza la naturaleza y el cinismo de los sindicatos. En primer lugar, "dialogar con los poderes de La Unión" es mantener a los trabajadores atados a la democracia, al Estado. Es el terreno de la impotencia, ¡es pedir a los defensores del capital que tomen partido por los asalariados!, no podemos olvidar que el Estado no es neutral, que pese a lo que afirmen sus partidos y sindicatos, el Estado capitalista y su democracia no es sino la fortaleza que protege la explotación del trabajo a salariado. En segundo lugar, pedir "pasos concretos" al gobierno es demagogia pura, los sindicatos no se atreven a denunciar que los únicos "pasos concretos" han sido medidas brutales de ese Estado contra los trabajadores: aumento al salario mínimo de 2 pesos diarios cuando cientos de productos han subido y siguen aumentando de manera desbocada!, despidos, paros técnicos, pérdida de fondos de pensiones, más trabajo y menos dinero, he ahí las "medidas concretas" que los sindicatos callan en complicidad conciente. Finalmente, las amenazas o chantajes de una "huelga nacional" se deben tomar con pinzas. Los sindicatos pueden hacerla, pero ello significará que el descontento empezará a obligarlos a acciones cada vez más radicales y amplias. Una "huelga nacional" no es una novedad, en los años 80 proliferaron los famosos "paros cívicos nacionales" y las "huelgas de 24 horas" se han vuelto comunes en Europa; lo que los sindicatos y partidos de izquierda intentan es controlar las protestas encajonándolas en la defensa de la nación a través de una especie de "frente popular" donde la clase obrera pierde su autonomía y su independencia política. Las "huelgas nacionales" van dirigidas a controlar, ahogar y neutralizar a la única clase de la sociedad capaz de platear una alternativa a la situación de quiebra del capitalismo: el proletariado.
Los sindicatos también se suman a la defensa de este sistema moribundo mediante sus "explicaciones" de la crisis actual. Todos, sin excepción, tratan de esconder las reales causas de la crisis actual y con ello contribuyen a nublar la conciencia proletaria, a impedir que los trabajadores tomen conciencia de que vivimos la quiebra de un sistema de explotación y, por consecuencia, les impiden reflexionar sobre la posibilidad de cambiar y subvertir el orden social existente
_"Las organizaciones hicieron patente que los trabajadores no están dispuestos a que una vez más se les cargue el peso de la crisis sobre sus hombros y alzaron la voz para pedir "¡que sean los banqueros, los empresarios y los gobiernos que la generaron, los que la paguen!" (La Jornada, 31 de enero de 2009, a propósito de la marcha del viernes 30 de enero). Es simplemente una fanfarronada, gobierno y empresarios están siempre unidos en contra de los trabajadores. Además, toda crisis significa menos salarios, despidos, miseria y "apretones de cinturón" para los trabajadores...siempre es la clase obrera la que paga la crisis!
-"La Alianza Clasista, conformada por organizaciones sindicales, sociales y campesinas, exige "un cambio en el rumbo económico del país", afirmó Cruz López". (ANSA, 26 de enero de 2009). ¿Cambio de rumbo? ¿Reformas?... ¡todo menos plantear la "peligrosa" idea de una revolución que cambie de raíz esta insoportable situación!
-"Luego expuso que las crisis económicas no las provocan los trabajadores, sino las ambiciones de los empresarios y la corrupción de los gobiernos". (Dirigente sindical integrante del Comité Nacional de Estudios de la Energía, durante marcha en Tabasco del 30 de enero)...En esta tónica los trabajadores tendrían que luchar para que se limitara la ambición y tendríamos que exigir un "capitalismo honesto". Reflexionar en ese terreno conduce a los trabajadores a pensar que el problema no es la quiebra de esta sociedad basada en la explotación del trabajo asalariado sino... ¡unos cuantos tipos malos!
- "Por su parte, el dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas, Martín Esparza, subrayó que no son los obreros ni campesinos los responsables de la actual crisis económica, sino los banqueros y los dueños del dinero que, según él, actúan en contubernio con el Gobierno". (Organización Editorial Mexicana, 31 de enero de 2009). Para nadie es un secreto ese "contubernio", pero en el "radical" sindicato de electricistas también se pudre el terreno de reflexión. La lucha contra el capitalismo y por la instauración de una comunidad humana mundial no es un combate contra "individuos ambiciosos", es contra una relación social de explotación que mantiene en la miseria y al filo de hambre a millones de seres humanos.
Desde los años 70 la izquierda del capital alzó la consigna de "democracia sindical", un enorme descontento social quedó encerrado en esa trampa (en VW de Puebla los "independientes" "protegen" hoy la fuente de empleo -léase empresa- aceptando despidos de eventuales y paros técnicos...). Muchos obreros pensaron que la lucha por democratizar los sindicatos era una lucha proletaria, sin embargo, haciendo balance de más de 30 años de experiencias hay que decir que es un callejón sin salida, que los sindicatos, democráticos u oficiales, todos sin excepción, van contra el proletariado. Lo paradójico de la situación es que esa consigna que parecía exclusiva de la izquierda es ahora bandera del PAN y de algunas fracciones en el gobierno.
"La vida sindical tiene un pendiente muy importante de democratización que implica, entre otras cosas, la transparencia plena de la vida interna de los gremios, de sus finanzas (...) así como la forma en que son electos los secretarios generales (...) si se quiere realmente democratizar el país, tenemos que empezar por democratizar los sindicatos" (Santiago Creel, senador del PAN, Milenio, 9 de febrero de 2009). Las consignas de la izquierda son ahora retomadas por la derecha, no es nada extraño, al contrario, es una confirmación que tanto unos como otros están contra el proletariado. La burguesía en sus pugnas necesita derribar los cacicazgos sindicales, democratizar y "reformar el Estado", sobre todo a nivel laboral, lo cual implicará emprenderla contra sus mismos congéneres como "la maestra Gordillo" (dirigente vitalicia del SNTE), Napito (dirigente minero por "derecho sanguíneo"), o el líder petrolero Romero De Champs.
Si la situación social empieza a volverse explosiva la burguesía no vacilará en desviar el descontento en contra de esos caciques sindicales como Gordillo, Hernández Juárez Napito, De Champs....Sin dificultad alguna la burguesía los pintaría como los malos de la película y los convertiría en chivos expiatorios de la situación y conseguiría, momentáneamente, desviar el descontento social hacia la democratización de los sindicatos, todo el descontento por la quiebra del capitalismo se iría hacia la coladera del cambio de "líderes corruptos" por líderes honestos. Eso sería una tragedia, ya que en vez de abandonar los sindicatos los obreros reforzarían sus ilusiones en estos órganos que hace mucho dejaron de ser sus instrumentos de combate.
Las luchas de los trabajadores que se avecinan en el horizonte deben asumir que sólo cuentan con ellos mismos, que su fuerza estará en saber unirse a otros sectores, en combatir por buscar la solidaridad del resto de la clase... ¡nos atacan a todos, luchemos juntos!
Marsan /10.02.09
Con gran dolor la burguesía del mundo ha tenido que aceptar que su sistema vive un proceso de agudización de la crisis, aunque para endulzar el suceso afirman que se trata de una "convulsión económica pasajera" que apareció por la práctica inadecuada de los encargados de hacer la política económica, mezclado con el "accionar irresponsable" de "algunos" grupos de especuladores. Estos argumentos que parecen una burla a la razón, son en realidad pretendidas explicaciones teóricas presentes de manera pomposa y refinada en los manuales de economía, por eso con arrogancia los voceros del capital se aventuran a repetirla una y otra vez, como si con la simple repetición de estos discursos pudieran hacer realidad la mentira de que el capitalismo es un sistema que aún cuando pueda presentar "distorsiones" en el corto plazo, a la larga tiende a equilibrarse y mostrar su "perfección". El ex-presidente de los EUA, George Bush, resumía bien este postulado cuando en la reunión del G-20 afirmaba: "... la actual crisis no es un fracaso del sistema de libre mercado" por ello es que afirmaba "la respuesta no es tratar de reinventar el sistema, sino solucionar los ‘errores'". En tanto que, continúa diciendo: "el capitalismo no es perfecto, pero es por lejos la manera más eficiente y justa de estructurar la economía..." (14-11-08) Este mismo argumento teñido de pretendida radicalidad se presenta en los discursos del actual presidente norteamericano Barack Obama. En septiembre del 2008, cuando se desplegaba por la burguesía toda la parafernalia de la publicidad electorera para capturar la esperanza de los trabajadores (no sólo de los EUA sino del mundo), se resaltaba la "explicación" que Obama hacia sobre la crisis: "La irresponsabilidad de Wall Street nos ha llevado a esto".
De esta manera la burguesía no sólo pretende cargar los efectos materiales de la agudización de la crisis sobre la espalda de los trabajadores, sino además, con su tramposa campaña ideológica busca presentarse como una víctima, en donde cada sector (o cada país) responsabiliza a los otros de la crisis, resultando que lo más conveniente para enfrentarla sería la unión de los explotados y sus explotadores.
El análisis teórico marxista ha logrado demostrar que el sistema capitalista crea con sus propias contradicciones la crisis, es decir, esta no proviene de un accionar extraño a su naturaleza, por ello no es producto de una "mala" conducción política, no es por el "agotamiento del neoliberalismo", no es por falta de regulación del mercado (como aseguran Soros, Stlitz y Krugman), ni por el accionar perverso de algunos. Esta condición recesiva que presenta el sistema no es en sí mismo la razón que muestra que el capitalismo es un enemigo de la humanidad. Si bien la crisis acelera la dinámica destructiva y profundiza la degradación de la vida obrera es necesario insistir que el verdadero problema no es la crisis, sino la existencia misma de un sistema que se basa en la explotación del trabajo asalariado, y que sustenta la creación de riqueza en el despojo y la miseria de las masas oprimidas. La crisis apenas es el momento en que las contradicciones internas del capital explotan y revela su esencia en la forma más cruda, acrecentando la explotación y expandiendo la miseria. En ese sentido es que Marx afirmaba que: "La razón última de todas las crisis reales es siempre la pobreza y la limitación del consumo de las masas frente a la tendencia de la producción capitalista a desarrollar las fuerzas productivas como si no tuviesen más límite que la capacidad absoluta de consumo de la sociedad".
Por ello la crisis al venir acompañada de un golpeo mayor a la clase trabajadora, abre la reflexión sobre la naturaleza opresiva del capitalismo y la POSIBILIDAD y NECESIDAD de acabar con este sistema. Por esto es que la burguesía al construir sus "medicinas anti-recesión", no sólo busca imponerlas, cargando el peso de la crisis en la espalda de los asalariados, sino además pretende que estas sean vistas como "males irremediables y necesarios" que exigen un sacrificio que es por el "bien de la nación". De esta manera la clase dominante por todo el planeta prepara a sus teóricos, su aparato sindical y a sus partidos (lo mismo los de izquierda como los derecha) para justificar las medidas y construir un escenario adecuado para impedir que la respuesta de los asalariados se concrete.
Como decíamos, la crisis es un problema que la burguesía no puede evitar por más deseos y buena voluntad que tenga, tan es así que el sistema en su conjunto está envuelto en ésta desde fines de los años 60 (lo que significa que se ha extendido por cerca de 4 décadas) y aunque ha puesto en marcha estrategias diversas, lo más que ha podido es esconder de manera temporal los efectos más agudos de algunas secuelas, de tal forma que cuando apenas logra apaciguar algunos fenómenos, enseguida surgen otros que hacen que aquellos problemas que pretendía haber eliminado vuelvan a retornar con más fuerza. Baste ver que asuntos como el estancamiento y la inflación que aseguraba haber lanzado al olvido mediante las políticas de liberalización comercial, retornan de manera continua y con más fuerza. Desde los años setenta del siglo pasado se han visto desfilar propuestas diversas y todas ellas presumían haber encontrado por fin la solución, pero una a una ha mostrado que son medicinas inservibles.
En esta búsqueda de "nuevas" medicinas, el Estado mexicano a través del senado ha convocado a un foro denominado "México ante la crisis. ¿Qué hacer para crecer?", del que han surgido argumentos que revelan la dificultad de la burguesía para enfrentar la magnitud de la crisis, en tanto que se dedican a la apología más simplona. Es de destacar el discurso de la profesora y conocida analista, Denise Dresser, el cual ha sido presentado como la "voz valiente y radical" (aplaudida tanto por la derecha como por la izquierda), y que resume que el problema para México es que no vive un "... capitalismo exitoso, dinámico, democrático, donde el Estado no protege privilegios, no defiende cotos, no elige ganadores, no permite la perpetuación de un pequeño grupo de oligarcas con el poder de vetar las reformas que los perjudican." En suma la solución está en el establecimiento de un "capitalismo bueno"...
Pero si la desesperación que la burguesía mexicana se demuestra de forma viva en estos discursos, a nivel planetario las cosas no cambian mucho. En las reuniones internacionales los funcionarios de Estado se hacen promesas de fidelidad para combatir unidos la recesión y juran no retornar a las medidas proteccionistas, pero apenas dan la vuelta y la burguesía de cada Estado-nación procura cerrar lo más posible sus fronteras y cargar los efectos a los demás, o bien lleva a cabo medidas que ni aún siquiera guardan lógica con su propio discurso explicativo: si deducen que el problema fue debido a un crecimiento desmedido, se empeñan en encontrar la solución en una contracción de la tasa de interés que incremente el crédito y así se reactive la economía... Ya ni el sueño de la economía China como "nueva locomotora" y panacea para impulsar la economía mundial les es muy convincente, menos aún cuando tan sólo en la provincia de Cantón, durante 2008, quebraron 56 mil fábricas (según datos de Daily Economics News).
Pero si la burguesía se desespera en buscar "soluciones" a la crisis, los trabajadores no tienen en cambio ningún interés en tomar partido por una propuesta u otra, todas las medidas que lleve a cabo la burguesía están sustentadas en el acrecentamiento de la explotación y la búsqueda de la perpetuación del capitalismo. El verdadero terreno de los trabajadores está en la reflexión de los sucesos presentes y en el impulso de la lucha, pero para que esta sea efectiva deberá de integrar a todos los trabajadores, sin importar al sector que pertenezca o si se trata de un desempleado, y ante todo deberá de colocar por delante la defensa de las condiciones de vida de los asalariados... Ante la aceleración de los ataques el único camino es el de la lucha unida de todos los trabajadores.
Tatlin/febrero-2009
Hay un aniversario en este 2009 que los historiadores y comunicadores silencian, o cuando lo mencionad -muy rápidamente- distorsionan conscientemente su significado. En marzo de 1919, fue fundada la Internacional Comunista (IC).
El aniversario de la creación de la IC nos recuerda hoy día la realidad y la pertinencia de la lucha de clases contra el capitalismo en crisis y el anuncio de su propio fin, así como la existencia del proletariado como una clase de explotada y revolucionaria.
La fundación de la IC recuerda para el conjunto de la clase capitalista y sus servidores, la angustia que sintió a salir de la primera guerra mundial, ante la creciente oleada revolucionaria que parecía inevitable, 1917: la revolución proletaria victoriosa en Rusia en octubre, motines en las trincheras; 1918: abdicación de Guillermo II y apresurada firma del armisticio ante la sublevación y la rebelión de las masas de trabajadoras en Alemania; los movimientos obreros a partir de 1919: insurrección obrera en Alemania, instauración de las repúblicas de Consejos de los obreros en Baviera y en Hungría bajo el modelo de de la revolución rusa, inicio de las huelgas de masas obreras en Italia y Gran Bretaña; motines en la flota y las tropas francesas, británicas, así como unidades militares, rechazando a intervenir contra la Rusia soviética.
Es Lloyd George, Primer Ministro del gobierno británico de aquella época quien mejor expresa el temor de la burguesía internacional ante el poder de los soviets obreros en Rusia, cuando dijo en enero 1919 que, al tratar de enviar un millar de soldados para la ocupación británica a Rusia, las tropas se amotinaron y que "si se llevaba a cabo una operación militar contra los bolcheviques, Gran Bretaña se convertiría bolchevique y que crearía una soviet en Londres .(...) El conjunto de Europa ha sido ganada por el espíritu revolucionario. Hay trabajadores no sólo con un profundo sentimiento de descontento, sino de la ira y la revuelta contra las condiciones de ante-guerra. El orden en sus aspectos políticos, sociales, económicos, es cuestionado por las masas de la población de un extremo a otro en Europa. (Citado por E. H. Carr, La Revolution bolchevique Editorial Alianza)
El nacimiento de la IC marcó el punto culminante de la oleada revolucionaria de 1917 a 1923 que atravesando Europa de un extremo a otro, llego alcanzar China, Canadá (Winnipeg) y EUA (Seattle) y hasta América Latina. Esta oleada revolucionaria fue la respuesta del proletariado internacional a cuatro años de guerra imperialista de 1914 y 1918 entre los Estados capitalistas por repartirse el mundo, y llego a su cenit con la fundación de la IC.
"La IIIª Internacional Comunista se formó al final de la carnicería imperialista de 1914-1918, durante la cual la burguesía de diversos países ha causado la muerte de 20 millones de vidas.
¡Recordad la guerra imperialista! Estas son las primeras palabras que la Internacional Comunista dirige a cada trabajador, independientemente de su origen e idioma. ¡Recordad que debido a la existencia del sistema capitalista, un puñado de imperialistas tuvo más de cuatro años, la posibilidad de obligar a los trabajadores de todo el mundo a matarse el uno al otro! ¡Recordad que la guerra ha sumido a la burguesía de Europa y el mundo en el hambre y la pobreza! Recordad que sin el derrocamiento del capitalismo, la repetición de tales crímenes de guerra no sólo es posible, sino inevitable"(Estatutos de la Internacional Comunista, 2º Congreso, julio de 1920.)
En el Manifiesto Comunista (1848), K. Marx establece uno de los principios fundamentales de la lucha proletaria contra el capitalismo: "Los trabajadores no tienen patria". Esto no significa que los trabajadores deberían ser indiferentes a la cuestión nacional, sino que deben definir su posición y actitud sobre esta cuestión y de las guerras, con el desarrollo de su propia lucha histórica. La cuestión de la guerra y la actitud del proletariado, siempre ha sido central para los debates de la Internacional (1864-1873) como de la IIª Internacional (1889-1914). En la mayor parte del siglo XIX, el proletariado no podía permanecer indiferente a las guerras de emancipación nacional contra la reacción feudal y monárquica, en especial contra del zarismo.
Es en la IIª internacional, donde los marxistas especialmente detrás de Rosa Luxemburgo y Lenin, reconocieron el cambio de período en el capitalismo en los albores del siglo XX, el capitalismo llegaba a su apogeo y reinaba en todo el planeta, en su período del "imperialismo, etapa suprema del capitalismo", como dijo Lenin. En este período, la guerra sería una guerra imperialista mundial entre las naciones capitalistas por el reparto de las colonias y del mundo. Este reconocimiento por la izquierda de la IIª Internacional, condujo el combate para armar la Internacional y al proletariado, en esta nueva situación, contra el ala oportunista que abandonaba poco a poco los principios de la lucha proletaria. Así fue en el Congreso Internacional en Stuttgart en 1907, cuando Rosa Luxemburgo, extrajo las lecciones de la experiencia de la huelga de masas en Rusia de 1905, y vinculó la cuestión de la guerra imperialista a la cuestión de huelga de masas y la revolución proletaria planteó allí que la revolución rusa no sólo ha surgido como consecuencia de la guerra, ella también ha servido para poner fin a la guerra. Sin ella, zarismo seguramente habría seguido la guerra..." (Citado por BD Wolfe, Lenin, Trotsky, Stalin, Calmann-Lévy, 1951.) Y junto con Lenin hace adoptar una enmienda de máxima importancia en la resolución sobre la guerra en este congreso. En el sentido de que si estallaba la guerra esta debía ser transformada por la clase obrera en una revolución que terminara con la dominación capitalista.
En 1912, la Conferencia de Basilea de la IIª Internacional reitera esta posición frente a las amenazas cada vez más fuertes de guerra imperialista en Europa recordando que la burguesía no olvida que la guerra franco-prusiana dio a luz a la insurrección la Comuna de París y que, la ruso-japonesa dio lugar a la revolución rusa de 1905. A los ojos del proletariado, es criminal matarse los unos a otros en beneficio de la ganancia capitalista, de las rivalidades dinásticas.
Cuando se desencadeno la guerra mundial en 1914, gangrenada por el oportunismo y el chauvinismmo guerrero, la IIª Internacional estalló y murió en la vergüenza, cuando en especial los Partidos Socialdemócratas alemán, inglés y francés en manos de las direcciones oportunistas, votaron los créditos guerra, llamando a la "defensa de la patria" y a la "unión sagrada" con sus burguesías en contra de "extranjeros", y fueron recompensados en Francia por ejemplo, con puestos de Ministro por renunciar a la lucha clase. Recibiendo además el apoyo "teórico" del "centro" cuando Kautsky, el llamado " Papa del marxismo", separaba la guerra y la lucha de clases, declarando que esta última sólo era posible en " tiempos de paz" e imposible en "tiempos de guerra".
Sólo resistieron a la tormenta, principalmente los partidos italiano, serbio, búlgaro y ruso y en otros lugares, militantes aislados, de la izquierda, como Rosa Luxemburgo y la izquierda alemana, los "Tribunistas " holandeses alrededor de Pannekoek y Gorter, manteniéndose fiel a internacionalismo proletario y la lucha de clases, y trataron de reagruparse.
La muerte de la IIª Internacional significó una gran derrota para el proletariado, que pagó con su sangre en las trincheras... Para los "socialdemócratas revolucionarios " fue la muerte de su organización internacional, que tiene que ser reconstruida:
"la IIª Internacional murió vencida por el oportunismo. ¡Abajo con oportunismo, y viva la IIIª Internacional, libre no sólo desertores (...) sino también del oportunismo!" (Lenin, "Situación y tareas de la Internacional Socialista", el 1 de octubre de 1914)
En septiembre de 1915 se celebró "la conferencia Socialista internacional de Zimmerwald, que fue seguida de una segunda en abril de 1916 en Kienthal, ambas en Suiza. A pesar de las condiciones de la guerra y la represión, asistieron delegados de 11 países entre ellos, Alemania, Italia, Rusia, Francia, etc.
El Manifiesto de Zimmerwald reconoció la guerra como una guerra imperialista, sin embargo la mayoría de participantes se negó a condenar a la derecha oportunista de los partidos socialdemócratas pasados al campo de la "unión sagrada" y a considerar la separación de ellos. Esta mayoría fue pacifista centrista, y defendió el lema de la "paz".
Tras los representantes de los bolchevique, (Lenin y Zinoviev), la "izquierda de Zimmerwald" defendió la necesidad de la ruptura y la construcción de la IIIª Internacional y contra el pacifismo, afirmó que "la lucha por la paz sin la acción revolucionaria es palabras huecas y mentirosa" (Lenin) y opuso al centrismo la consigna "transformar la guerra imperialista en guerra civil", justo como lo planteaban las resoluciones de Stuttgart y Basilea. Si bien esta izquierda se reforzó con estas conferencias, no llegó a convencer a los delegados y siguió siendo una minoría. Sin embargo, ella extrajo balance positivo:
"La segunda conferencia de Zimmerwald (Kienthal) es, sin duda, un paso adelante. (...) ¿Qué hacer mañana? Mañana seguiremos luchando por nuestra solución, para la socialdemocracia revolucionaria, ¡por la IIIª Internacional! Zimmerwald y Kienthal han demostrado que nuestro camino es el correcto." (Zinoviev, 10 de junio de 1916,)
La revolución en Rusia en 1917, abrió un período revolucionario en Europa. La amenaza proletaria obligó a la burguesía internacional poner fin a la carnicería imperialista. La consigna de Lenin se llevaba a cabo en Rusia y después en otros países se transformó la guerra imperialista en guerra civil. El proletariado rindió así honor a la izquierda de la IIª Internacional mediante la aplicación práctica de la famosa resolución de Stuttgart.
La guerra lanzó definitivamente la derecha oportunista de los partidos socialdemócratas al campo de la burguesía y la oleada revolucionaria puso contra la pared los pacifistas del centro, y conducirá a su vez a una gran parte de ellos-especialmente a los dirigentes, como Kautsky - a unirse al enemigo de clase. La IIª International había muerto. Los nuevos partidos que rompieron con la socialdemocracia están empezando a adoptar el nombre de "Partido Comunista" precisamente en el momento en que la ola revolucionaria requería y alentaba la fundación de un Partido mundial del proletariado, la IIIª Internacional.
La IIIª Internacional, sobre la base de una ruptura orgánica con los partidos de la difunta IIª Internacional, sin embargo, no rechazó los principios y los aportes de ella:
"rechazo de todas las medidas a medias, las mentiras y la pereza de los anticuados partidos socialistas oficiales, nosotros nos consideramos comunistas reunidos en la IIIª Internacional, como la continuación directa de los esfuerzos heroicos... de una larga serie de generaciones revolucionarias desde Babeuf a Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo..., aunque la IIª ha reunido y organizado a millones de proletarios, la IIIª Internacional, es la Internacional de la acción abierta, de la realización revolucionaria, la Internacional de Acción". (Manifiesto de la IC)
Las corrientes, fracciones, las tradiciones y las posiciones que defendieron la izquierda, van a ser la base de la IC, surgen y se desarrollan en la IIª Internacional:
"La experiencia para nosotros ha demostrado que sólo un grupo selecto en el medio histórico donde el proletariado se ha desarrollado antes de la guerra: la IIª Internacional, que la lucha proletaria contra la guerra imperialista se ha llevado hasta sus últimas consecuencias, porque es la única que podría tener un programa avanzado de la revolución proletaria y, por tanto, el único que podría sentar las bases para el nuevo movimiento proletario". ("Bilan", n º 34, Boletín teórico de la Izquierda Comunista Italiana, de agosto de 1936.)
Más allá de Lenin, Luxemburgo, Pannekoek, incluso más allá de los grupos y fracciones de los partidos socialdemócratas, como los bolcheviques, la izquierda alemán, holandesa, italiana, etc. Hay una continuidad política y orgánica entre la izquierda en la IIª Internacional, la izquierda de Zimmerwald y la IIIª Internacional. Es por iniciativa del Partido Comunista (bolchevique) de Rusia ex-Partido Obrero Socialdemócrata (bolchevique) de Rusia adherente a la IIª Internacional y el Partido Comunista de Alemania-como el ex-Liga Espartaco que se convocó al primer congreso de la nueva Internacional. Se constaba así, un verdadero vínculo orgánico y político entre la IIª y la IIIª Internacional, con ello la "fracción de izquierda de la IIª, extrajo este balance de su pasado y combate e indicó la necesidad de la hora y se constituyó finalmente en la IIIª Internacional.
La IC por lo tanto no surgió de la nada al nivel orgánico y lo mismo ocurre con su programa y sus principios políticos. No reconocer el hilo histórico que la conecta con la IIª es caer en la anarquía incapaz de comprender el desarrollo de la historia, o rendirse al espontaneismo más mecánico que ve la IC como único producto del movimiento revolucionario de las masas trabajadoras.
Sin reconocer esta continuidad, es imposible entender cómo la IC rompe con la IIª Internacional. Porque, si hay continuidad de principio, que se expresaba entre otras por la resolución de Stuttgart, también hay una ruptura materializada en el programa político de la IC en sus posiciones políticas y en su práctica organizacional y militante. Ruptura a través de los propios hechos, en el uso de las armas y la sangrienta represión por parte del gobierno de Kerensky, en el que participaron los Mencheviques y socialistas-revolucionarios, miembros de la IIª Internacional, contra el proletariado y los bolcheviques en Rusia, por el gobierno socialdemócrata Scheidemann-Noske contra el proletariado y el KPD en Alemania.
Sin reconocer esta "ruptura de la continuidad", también es imposible comprender la degeneración de la IC en los años 20 y el combate que se dirigido en su seno, y luego en los años30 en fuera de ella, porque excluye a las fracciones de la Izquierda Comunista "italiana", "Alemana" y "holandesa", por nombrar sólo las más importantes. Es a partir de esas partes de la izquierda, en su defensa de los principios comunistas y el trabajo de evaluación crítica de la IC y la oleada revolucionaria de 1917-23, que da lugar a los grupos comunistas de hoy y las posiciones que ellos defienden.
Sin reconocer el legado de la IIª, el legado político del proletariado, se cae en la incapacidad para comprender tanto las posiciones básicas de la IC, como la validez de algunos de ellas entre los más importantes, ni las contribuciones de las fracciones 30 años. Es decir, se es incapaz de hacer un planteamiento coherente, seguro y determinado de las posiciones revolucionarias de hoy.
(Continuará).
RL.
La burguesía desde principios de la década de los 90 del siglo pasado muestra grandes dificultades para lograr cohesionarse, y esto se expresa en los combates que presenta en todas la áreas, por ejemplo todos sus partidos (PRI, PAN, PRD...) se encuentran fracturados, y al interno del mismo gobierno se dejan ver de manera continua diferencias severas, pero sin duda las dificultades más graves las encuentra en la dispersión de fuerzas que le imposibilita disciplinar estructuras como la policía y el ejército. Desde la formación de la "familia revolucionaria" compactada mediante los acuerdos que llevan a establecer los gobiernos constitucionales (a partir de la segunda década del siglo XX), no se notaba la presencia directa de las fuerzas armadas en la vida política de la burguesía. Era común verla cumplir servilmente su papel represor, sin asumir un rol notorio, sin hablar nunca en contra de los "civiles", a cambio recibía impunidad y el camino libre para sacar provecho en su alianza con las mafias del narcotráfico. No obstante la dispersión de fuerzas que se presentan también entre las mafias, por la disputa de las rutas, el mercado y la complacencia y los favores de los gobiernos de todos los niveles, hace que los militares vean afectados sus intereses más aún cuando son involucrados a tomar parte del conflicto de manera forzada. Estas circunstancias hacen que se vuelvan aún más complicadas las relaciones de la clase dominante. Tan grave es la división y dispersión, que basta ver un diario para notar como se desarrollan por todos lados del país los enfrentamientos y asesinatos sangrientos, lo cual ha conducido a que el propio gobierno de los EUA intervenga, con el fin de evitar que el peso de la descomposición pueda llevar al gobierno de México a sufrir un debilitamiento tal que alargue la espiral de dificultades que afectaría al conjunto de la región, incluyendo por supuesto a los EUA. Es bajo el contexto de la descomposición general que sufre el capital, que Washington interviene, presionando al gobierno mexicano, primero con la declaración de que en México hay un "Estado fallido". A través del procurador Erick Holder y del jefe de la DEA, Michele Leonhart, el gobierno de Obama ha establecido que el gobierno de México es incapaz de imponer control en el territorio dado el poder de los cárteles de la droga. Luego para hacer notar ese descontrol, la revista Forbes presenta en su lista de los hombres más ricos del mundo, al conocido narcotraficante "Chapo Guzmán", lo cual es significativo en tanto este capo en el gobierno de Vicente Fox, escapó de una "cárcel de máxima seguridad" bajo circunstancias sospechosas y según lo informan mediante comunicados los grupos competidores, el "Chapo" y su cártel está protegida por el gobierno federal. En esa medida es notoria la preocupación de la burguesía norteamericana, la cual en algunos estados, como el de Texas, ha incorporado a mil elementos más de las tropas federales para reforzar la vigilancia, dado que se trata de un estado que hace frontera con México.
Trazado un escenario de este tipo, la visita de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, se aprovecha para acordar el reforzamiento y ampliación del "plan México", al cual presentan como el establecimiento de una "cooperación y corresponsabilidad".
Pero si estos enfrentamientos exponen las dificultades que enfrenta la burguesía, al mismo tiempo busca trasladar esos efectos hacia la clase trabajadora.
Aún cuando la burguesía presenta fracturas importantes, no significa que ha perdido todo el control, tiene la fuerza para imponer mediante el Estado una unidad forzosa para enfrentar a la crisis, y sobre todo para poder contener a la clase trabajadora. Es por ello que tratan de utilizar estas dificultades para reforzar el control de los explotados. El mismo acuerdo EUA-México es asumido con disgusto por sectores de la burguesía que sienten afectados sus intereses económicos y políticos, pero eso no evita para que se utilice como argumento (por toda la burguesía en su conjunto) para intentar atrapar la conciencia de los asalariados en las consignas nacionalistas. Por una parte el gobierno resalta en su argumento que México ha dejado de ser tratado por los EUA como un subordinado, ya que ahora se ha de respetar su soberanía al incluirlo como un "igual", mediante la creación de la oficina de cooperación bilateral en el combate de los cárteles de la droga; pero por otro lado, los sectores que se oponen a esta "cooperación" (entre ellos grupos de militares que se niegan a subordinarse al comando norte) aducen que se trata de la pérdida de una soberanía nacional en tanto se permite la intromisión de los EUA en los asuntos internos. Ambos argumentos aunque están opuestos en los intereses que defienden, tienen como común denominador el tratar de ganar el respaldo los trabajadores por medio del engañoso llamado a la defensa a la patria y el rescate de la soberanía nacional, por ello ambos discursos forman parte de un ataque ideológico en contra de los trabajadores, los cuales no tienen ningún interés común con alguna de las fracciones de la burguesía, y menos aún con la defensa de la nación y la patria.
El crecimiento de las pugnas de las mafias ha alcanzado niveles tan graves que se manifiestan en hechos como el atentado del 15 de septiembre de 2007, en el que se lanzan granadas de fragmentación en contra de una masa inerme, matando e hiriendo a decenas de personas sin ningún motivo aparente. Esta situación abrió la peligrosa práctica de utilizar como rehén a la población civil para presionar. Hay evidentemente un traslado de la pudrición burguesa hacia las masas de explotadas, lo que revela sin duda un avance de la barbarie capitalista, no obstante eso no significa que la clase trabajadora para combatir y evitar estos efectos deba aliarse con alguno de los sectores de la burguesía; ni la política estatal que pide ayuda a los EUA, ni los sectores que se oponen a esta colaboración pueden dar una solución. La guerra de mafias es un producto del sistema capitalista, por lo que mientras este sistema de explotación se mantenga en pie el peligro de la violencia ciega y sanguinaria que trae esta guerra (y cualquier otra) amenazará la vida de los trabajadores. La población civil se ha vuelto víctima, lo mismo de las pandillas del narcotráfico que de las hordas militares que actúan con la misma ferocidad que los mafiosos... No tiene aliado en ninguna de las fracciones en pugna, y la colaboración de las fuerzas norteamericanas en el combate a la mafia en nada cambia el asunto, por eso ante las campañas que prometen orden y paz y las que invocan a la defensa de la soberanía, los trabajadores no tienen más camino que recordar que todo gobierno y toda fracción burguesa tienen como único interés la perpetuación del actual sistema de explotación y para ello no escatiman en verborrea y falsas promesas.
Tatlin/abril-2009
A mediados de abril de 2009 en la ciudad de México, la CCI convocó a un Encuentro de discusión, al que asistieron, de varias ciudades del país, algunos elementos de forma individual, pero también círculos y grupos obreros: Fénix, Línea Roja, Política Obrera, todos ellos pertenecientes al medio proletario. El objetivo que tenía planteado, como el resto de los encuentros que se han celebrado en otros continentes desde hace meses (ver https://es.internationalism.org/node/2495 [417]), era el de empezar a desplegar esfuerzos conjuntos para superar el aislamiento y la dispersión de las fuerzas proletarias que buscan contribuir a la lucha histórica por el comunismo, sabiendo que no podemos afrontar los enormes problemas puestos por la situación actual del capitalismo y de la lucha de clases de manera aislada pues en esa situación son en verdad angustiantes y paralizantes, y que el marco colectivo de la discusión y de la acción es el motor más potente para superar la atomización y para la unificación de las fuerzas revolucionarias de la clase obrera.
De principio a fin la asamblea se desarrolló en un ambiente fraterno y solidario haciendo valer en todo momento una verdadera cultura del debate proletariado donde todas las intervenciones fueron escuchadas y respetadas por igual, poniendo siempre por delante la búsqueda de la mayor clarificación de las cuestiones en debate, partiendo de la idea desde el inicio de que tales encuentros no son "propiedad" de ningún grupo, de que no se trataba de una competencia entre "especialistas", de que los participantes eran una parte de la clase trabajadora buscando contribuir a su combate. En ese sentido, la agenda abordada se desarrolló sabiendo reconocer tanto los acuerdos como los puntos de divergencia destacados, en el marco de un espíritu de crítica y autocrítica, de reflexión, donde se escucha, se argumenta, se retroalimenta de los demás y continúa construyendo una claridad política, propio de la discusión proletaria y bajo la convicción internacionalista de hacer avanzar el proyecto comunista. En los próximos días publicaremos un pronunciamiento conjunto que recoge los acuerdos, las divergencias, la voluntad de un trabajo conjunto, la perspectiva de este esfuerzo; aquí sólo evocamos muy brevemente apenas la agenda de la discusión:
- la crisis del capitalismo, y como reflexión más global el concepto de decadencia del capitalismo,
- la situación actual de la lucha de clases,
- mecanismos de organización y lucha de la clase obrera.
Hubo un acuerdo en general sobre la realidad de la crisis histórica del capitalismo que está afectando a todos los países del mundo y en particular a las potencias centrales. Es falso que se trate de una crisis del "neo-liberalismo" y la intervención del Estado no resolverá los problemas sino que los agravará como ya lo ha hecho en las últimas décadas; su actuación, por lo demás no es de ninguna manera neutral sino que está al servicio de los intereses del capitalismo en su conjunto.
Esta crisis está hundiendo a los trabajadores como nunca antes en la más espantosa miseria: desempleo masivo, pérdidas de viviendas, merma en los fondos del sistema de pensiones, recortes salariales, hambrunas, etc. Esta situación está llamando al proletariado a luchar. Sin embargo, esta respuesta no es mecánica ya que es necesario también un proceso de reflexión que ayude a clarificar los propios métodos de lucha, recuperando su experiencia, para poder ser capaz de enfrentar las múltiples trampas que le tienden los órganos de encuadramiento social del Estado capitalista.
Las luchas que se han estado desarrollando en los últimos cinco años no sólo están respondiendo a la degradación de sus condiciones de vida y de trabajo sino que expresan un inicio de cuestionamiento a las campañas ideológicas de finales de los 80 que intentaron convencer a los trabajadores de que su proyecto como clase había fracasado, que había que luchar sí pero para reformar al capitalismo y hacerlo "menos malo", etc. Actualmente, la burguesía en todos los países trata de hacer aceptar de nuevo redoblados sacrificios en beneficio de la economía nacional burguesa con la promesa de que mañana todo irá mejor.
El proceso de luchas que el proletariado ha protagonizado en todos los continentes, aunque con muchas dificultades todavía puesto que la burguesía también hace su trabajo para entorpecerlas a cada paso, han expresado varias potencialidades políticas como la búsqueda de la solidaridad, intentos incipientes por extender las huelgas, ensayos aún embrionarios también de tomar la lucha en sus manos mediante asambleas generales y formación de comités de huelga; una situación que se está viendo favorecida por la simultaneidad de las luchas que se está presentando por todo el globo producto en buena medida de los ataques masivos que el capital está asestando a los asalariados.
En la medida en que las luchas se hagan cada vez más masivas, se presentará la oportunidad para que la clase obrera recobre poco a poco la confianza en sí misma, que redescubra que efectivamente representa una fuerza social, económica y sobre todo política cuando basa su accionar en su unidad y su conciencia, en suma, que recobre su identidad como clase. A esto le teme la burguesía, es por eso que se está empleando a fondo para evitar a toda costa que este proceso tenga frutos en el futuro, a través de todo su arsenal ideológico y político vía los sindicatos, los partidos políticos, las organizaciones sociales, etc., que están integradas al aparato estatal con la función de contener al proletariado.
La reunión supo también identificar las divergencias surgidas de algunos camaradas y que se relacionan sobre todo a:
- El concepto de la decadencia defendido por la CCI para explicar tanto el desarrollo histórico del capitalismo como las condiciones de la lucha proletaria, desde la primera guerra mundial de 1914. Sobre esto, el acuerdo fue retomar la discusión en el periodo que viene para profundizar aún más en el análisis. Sin embargo, la discusión jamás se apartó de una idea central que todas las intervenciones compartieron: las condiciones objetivas están maduras actualmente para la revolución proletaria en todo el mundo y, más aún, mientras más se tarde el capitalismo en ser derribado más se multiplica la degradación y el caos comprometiendo seriamente el futuro de la construcción comunista.
- La cuestión sindical. Mientras que todas las participaciones jamás dudaron en denunciar en general la labor antiobrera de los sindicatos como el principal factor de dominación de los trabajadores por el Estado aportando ejemplos de la historia del país y del mundo que ilustran esa función burguesa de estos órganos que antaño fueron organizaciones de la clase obrera, los desacuerdos se centraron fundamentalmente al ubicar a los sindicatos "de base" como instrumentos diferentes de los sindicatos oficiales.
- En menor medida, fue motivo de una interesante polémica el significado de las luchas políticas y económicas en la actual fase del capitalismo...
Los trabajos terminaron con un reforzado ánimo militante. Las conclusiones del encuentro supieron recoger de manera magistral las preocupaciones centrales de los intensos debates para poner por delante la necesidad de comprometerse a darle continuidad a este esfuerzo. Aparte del pronunciamiento conjunto, todas las intervenciones finales defendieron la idea de enfatizar primero los puntos que nos acercan, de proyectar en el periodo que viene también un trabajo común de intervención en la clase, de comprometernos a celebrar en breve otra reunión para retomar los puntos divergentes y dar continuidad al debate y extenderlo mediante la presentación de un "blog" en Internet.
En una sintonía admirable todas las participaciones demandaron contrarrestar las tendencias sociales del "cada quien por su lado", desde ahora, con un accionar solidario ante los embates de la burguesía. Los capitalistas se reúnen sin cesar por todo el mundo tratando de coordinarse para atacar a la clase obrera, ésta debe responder no sólo para defenderse sino para pasar a la ofensiva oponiendo las únicas armas con las que cuenta como clase explotada y a la vez revolucionaria: su unidad y su conciencia.
En suma, el remate de las conclusiones subrayaron un llamado al conjunto del proletariado para que emule este tipo de esfuerzos que van indudablemente en la dirección de la clarificación política tan necesaria para la lucha de nuestra clase y particularmente en la perspectiva de la búsqueda de los medios para la formación del partido político revolucionario del proletariado, una visión compartida por todos los asistentes que han tomado conciencia de que estos son pasos importantes en esa dirección retomados de la experiencia de nuestra propia clase, recordemos que los acontecimientos revolucionarios de 1905, 1917, 1968, 1980... fueron precedidos por un proceso de maduración subterránea de la conciencia y del surgimiento de minorías que prepararon los grandes combates.
RR/abril-2009
La oleada de huelgas salvajes 1 iniciada por la lucha de los trabajadores de la construcción y el mantenimiento de la refinería de Lindsdey constituye una de las luchas más importantes que ha habido en Gran Bretaña en los últimos 20 años.
Miles de trabajadores de la construcción en otras refinerías y centrales eléctricas han parado en solidaridad. Se han celebrado reuniones masivas cotidianas. Trabajadores desempleados de la construcción, el metal, los puertos y otros sectores, se han unido a los piquetes y a las manifestaciones organizadas por los trabajadores de las refinerías. Los trabajadores no se han sentido intimidados por el carácter ilegal de sus acciones porque para ellos era más importante expresar la solidaridad con los compañeros amenazados de despido, lanzar a los cuatro vientos su rabia ante la escalada del desempleo y la inacción completa del gobierno. Cuando 200 trabajadores polacos se han unido expresamente a la lucha, ésta ha alcanzado su momento más alto pues ello ha significado un desafío al nacionalismo que al principio ha envuelto el movimiento.
El despido de 300 trabajadores de las subcontrataciones de la refinería petrolera de Lindsdey, la propuesta de reemplazarlos por otra subcontrata que alquilaría a 300 compañeros italianos y portugueses (pero con condiciones laborales inferiores y salarios más bajos) así como el anuncio expreso de que no se contratarían trabajadores ingleses encendieron la pólvora del descontento entre los trabajadores de la construcción. En los últimos años era habitual traer contratas de trabajadores extranjeros con condiciones inferiores lo que daba como resultado una carrera a la baja en las condiciones de todos los trabajadores, ingleses o extranjeros. Esto, unido a la oleada de despidos tanto en la construcción como en los demás sectores, estimuló la combatividad obrera que se ha expresado en estas luchas.
Desde el principio, el movimiento tuvo que abordar una cuestión fundamental que afecta no solamente a los huelguistas actuales sino a toda la clase obrera en el futuro: ¿es posible luchar contra el desempleo y otros ataques identificándose como "trabajadores británicos" y volviéndose contra los "trabajadores extranjeros"? O, por el contrario, ¿tenemos que vernos como trabajadores con los mismos intereses sin importar de donde vengamos? Tal es la profunda cuestión política que el movimiento ha tenido que encarar.
En los comienzos, la lucha parecía dominada por el nacionalismo. La fotografía que ha dado la vuelta al mundo ha sido la de los trabajadores que exhibían carteles hechos a mano que proclamaban «Empleos británicos para los trabajadores británicos» y las federaciones sindicales llevaban sus pancartas más profesionalmente hechas con la misma consigna. Los dirigentes sindicales la defendían de manera más o menos explícita y los medios de comunicación hablaban profusamente de una lucha contra los trabajadores extranjeros y se esforzaban por encontrar trabajadores que expresaran esa opinión. El movimiento de huelga salvaje podía potencialmente ser fagocitado por el nacionalismo y evolucionar hacia una derrota, con trabajadores atacando a otros trabajadores, con los trabajadores gritando masivamente consignas nacionalistas y llamando a que los empleos fueran concedidos a los "británicos" y reclamando que italianos o portugueses perdieran sus empleos. Con ello la capacidad general de la clase obrera para luchar se hubiera visto seriamente dañada y la clase dominante habría reforzado su capacidad de ataque gracias a la creciente división de los obreros.
La cobertura de los media (y lo que algunos trabajadores decían) hacía fácil pensar que las demandas de los trabajadores de Lindsey se reducían a "empleos británicos para trabajadores británicos". Pero las cosas no eran tan simples. Lo que se discutió y se votó en las asambleas no tenían nada que ver con esa consigna y no se vio en ellas hostilidad alguna hacia los trabajadores extranjeros. Es cierto que se expresaron ilusiones sobre la habilidad de los sindicatos para atar los pies a los empresarios haciendo gestiones para que no contrataran a los trabajadores extranjeros, pero en ningún momento hubo un nacionalismo patente. Pese a ello, los carteles y las opiniones de algunos trabajadores y las declaraciones sindicales permitieron a los media dar la impresión de que los huelguistas se dirigían contra los trabajadores extranjeros.
El nacionalismo forma parte integral de la ideología capitalista. Cada burguesía nacional solamente puede sobrevivir compitiendo con sus rivales a nivel económico y militar. Su cultura, sus medios de comunicación, su educación, sus actividades de ocio y deportivas, propagan el veneno nacionalista a todas horas para atar los pies y manos de la clase obrera a la nación. La clase obrera no puede evitar el verse afectada por esa ideología. Pero lo que resulta crucial en el movimiento que estamos hablando es que el peso del nacionalismo, tras una desorientación inicial, ha empezado a ser desafiado por los trabajadores que han abordado la cuestión en el curso de la lucha misma.
La consigna nacionalista "empleos británicos para trabajadores británicos", tomado por Gordon Brown del BNP, generó mucho desasosiego entre los trabajadores tanto huelguistas como la clase en general. Muchos huelguistas dejaron bien claro que ellos no eran racistas y que no apoyaban al BNP. Además, los intentos de éste de intervenir en la lucha fueron ampliamente rechazados por los trabajadores.
Es cierto que a pesar del rechazo del BNP muchos trabajadores entrevistados en la TV expresaban una reflexión no exenta de confusiones. Dejaban claro que no estaban contra los trabajadores extranjeros, precisaban que ellos mismos no eran de origen británico o aún siéndolo habían trabajado en el extranjero, pero al mismo tiempo decían que estaban desempleados y que querían que sus hijos tuvieran un empleo y que deberían tener preferencia respecto a los de fuera, que "el trabajo debía ser primero para los británicos". Semejantes puntos de vista partían de una visión que dividía a los trabajadores entre británicos y "el resto", que llevaba a creer que no tenían los mismos intereses y, por tanto, a caer en la trampa nacionalista.
Sin embargo, el proceso de reflexión se desarrollaba. Otros trabajadores subrayaban que los intereses eran comunes entre todos los trabajadores y que querían que todos tuvieran la oportunidad de encontrar un trabajo. «Fui despedido como estibador hace dos semanas. He trabajado en Cardiff y en Barry Docks durante 11 años y vengo aquí para ver como podemos sacudir el gobierno. Creo que todo el país se debería poner en huelga porque estamos perdiendo toda la industria británica. Pero no tenemos absolutamente nada contra los trabajadores extranjeros. No podemos culparles de ir a buscar el trabajo allí donde puede encontrarse» (Guardian On Line 20-1-2009). Hubo también trabajadores que argumentaron que el nacionalismo era un gran peligro. Un trabajador que había trabajado en el extranjero advirtió en un foro de trabajadores de la construcción de lo que suponía la utilización por los empresarios de las divisiones nacionales entre trabajadores: «Los medios corporativos han agitado a los elementos nacionalistas presentando a los manifestantes con la peor imagen posible. Lo último que quieren los empresarios y el gobierno es que los trabajadores británicos se unan con los del otro lado del Atlántico. Creen que nos pueden enfrentar a unos contra otros por los empleos. Un escalofrío les recorre el cuerpo cuando ven que nosotros no actuamos así». Otra intervención en el mismo foro señalaba que la lucha se relacionaba con las que había habido recientemente en Grecia y Francia y subrayaba la necesidad de lazos internacionales: «Las protestas masivas en Francia y en Grecia son el anuncio de lo que va a venir. Creo que construir contactos con esos trabajadores para impulsar amplias protestas en Europa es mejor que los partidos culpables que tenemos, los empresarios, los líderes sindicales vendidos y el Nuevo Laborismo que continúan aprovechándose de la clase trabajadora» (Thebearfacts.org). Trabajadores de otros sectores intervinieron igualmente para oponerse a los eslóganes nacionalistas.
Estas discusiones sobre el nacionalismo, tanto entre los huelguistas como entre trabajadores en general, alcanzaron una nueva fase cuando 200 trabajadores polacos se unieron a 400 trabajadores británicos, lanzándose todos a una huelga salvaje en solidaridad con los compañeros de Lindsey, en las obras de construcción de la central eléctrica de Langage en Plymouth. Los media hicieron todo lo posible para ocultar este acto de solidaridad internacional: la emisora local de la BBC no dijo nada y apenas se pudo ver alguna pequeña nota en algún periódico a nivel nacional.
La solidaridad de estos compañeros polacos era muy importante porque el año anterior se habían involucrado en una lucha similar. 18 trabajadores habían sido despedidos y los demás trabajadores se lanzaron a la huelga incluidos los de origen polaco. Los sindicatos intentaron transformar la lucha en una protesta contra la presencia de trabajadores extranjeros, sin embargo, la participación activa de los obreros polacos hizo fracasar la maniobra.
Los trabajadores de Langage tenían conciencia de que en Lindsey los sindicatos habían impuesto sus consignas nacionalistas. Por eso al día siguiente de su huelga de solidaridad, durante una asamblea de Lindsey aparecía una pancarta hecha a mano que decía «Central Eléctrica de Langage - Los trabajadores polacos se unen a la huelga: ¡Solidaridad!». Esto quería decir una de estas dos cosas: o bien, trabajadores de Langage habían hecho las 7 horas de viaje para estar presentes en la asamblea de Lindsey, o bien que algún trabajador del propio Lindsey quería subrayar su acción.
Al mismo tiempo, en el piquete de Lindsey apareció una pancarta que llamaba a los trabajadores italianos a unirse a la lucha. La pancarta estaba escrita en inglés y en italiano. También en el Guardian del 5-2-09 se informa que aparecieron algunos carteles que decían «¡Trabajadores del mundo uníos!». Vemos pues que se expresan los primeros pasos de un esfuerzo consciente de algunos trabajadores para poner por delante un genuino internacionalismo proletario, un paso que solamente puede llevar a más reflexión y discusión dentro de la clase.
Todo esto planteaba la necesidad de que la lucha avanzara hacia un nivel superior tratando de desafiar directamente el veneno nacionalista. El ejemplo de la solidaridad de los obreros polacos planteaba la perspectiva de que miles de trabajadores de los grandes centros de construcción de Gran Bretaña y en particular de las Olimpiadas en East London, pudieran unirse a la lucha. Se corría el peligro de que los medios de comunicación se vieran expuestos y no pudieran ocultar un aumento de las consignas internacionalistas. Como las barreras nacionalistas habían empezado a ser atacadas no fue una sorpresa que de repente a la burguesía le entrara una gran prisa para resolver la disputa. En 24 horas, sindicatos, empresarios y gobierno prometieron 102 empleos extra para trabajadores británicos, además de los 300 para italianos y portugueses. Muchos huelguistas se mostraron contentos porque no se habían perdido los 300 empleos de italianos y portugueses. De todas formas un huelguista se preguntaba ¿cómo es que tenemos que hacer una huelga para simplemente conseguir trabajo?
En el curso de una semana hemos visto la extensión de huelgas salvajes más grande en décadas con asambleas masivas y acciones ilegales de solidaridad. Una lucha que había empezado emponzoñada por el nacionalismo ha acabado poniéndolo en cuestión. Eso no significa que esté superado pues el nacionalismo es un peligro permanente, pero este movimiento proporciona a futuras luchas lecciones importantes. Desde luego, la aparición de un cartel diciendo "Trabajadores del mundo uníos" en un piquete que se suponía ser la vanguardia del "nacionalismo xenófobo" no dejará de preocupar a la clase dominante sobre lo que está por venir.
Phil 7-2-09
1 El término "huelga salvaje" viene de la época de 1968 y designa huelgas hechas por los trabajadores fuera de la convocatoria sindical.
La avalancha de desempleo a través del mundo no tiene precedentes desde la depresión de los años 1930. En los EU, el desempleo ha crecido oficialmente a 8.1%, el nivel más alto desde 1983. En Gran Bretaña ha subido a 6.3%. En Francia y España recientemente ha habido uno de los incrementos mensuales más altos desde que los records empezaron: España ahora tiene el índice de desempleo más alto en la Unión Europea- 13.9% o 3.2 millones. En las potencias económicas el cuadro no es diferente. En Alemania el nivel de desempleo es de 7.8%; en Japón (que ha estado ya en la recesión por algunos años) el índice de desempleo saltó a 4.4% el pasado mes de noviembre, el aumento más grande por casi 42 años. En la renombrada China, la tarifa oficial es muy similar, 4.2%.
Estos datos suaves no nos dicen mucho en sí mismos:
- en términos del número verdadero de parados. En Gran Bretaña, el número oficial de parados es alrededor de 1.9 millones, pero es bien sabido que éstas son cifras "maquilladas" que deliberadamente nos mienten sobre todos los trabajadores que han simplemente dejado de buscar trabajo; de los que están tomando beneficios de enfermedad más bien que de paro; los que son forzados a tomar trabajos precarios y bajos salarios, algunas veces más de uno a la vez...
- o en términos de sufrimientos verdaderos, cotidianos de los parados y de sus familias, y aumentos brutales en la explotación que todo esto implica para aquellos "privilegiados" que tienen que mantener sus trabajos.
Estamos frente a un desempleo global pandémico, y el pronóstico, como lo admiten cada vez más los expertos económicos de la burguesía, no es más de un "descenso corto" seguido por un mercado de trabajo creciente, sino de una larga, dolorosa caída en una depresión económica comparable en escala a la de los años 30.
¿Es inútil la resistencia?
Frente a la fábrica, la tienda o la oficina que cierra simplemente sus puertas, luchando detrás parece, a primera vista, ser algo desesperado. Y cuando uno es lanzado al paro, puede uno ser desmoralizado por un sentido de aislamiento y la preocupación diaria de encontrar lo suficiente para continuar viviendo.
¿Hay una solución, o estamos enfrentando la perspectiva de ser una masa desesperada como el "proletariado antiguo" de Roma, que fue mantenida viva por las reservas de pan y se le mantuvo ocupado por los circos patrocinados por el Estado?
Algunos arguyen que sea insustancial esperar una reacción de una clase obrera que está perdiendo de todos modos su sentido de la identidad y sus tradiciones de la lucha. Dicen que lo mejor que podemos esperar es una política más eficaz de la clase dominante: un "New Deal" keynesiano basado en la intervención estatal, o, si se escucha a los grupos de extrema izquierda como los trotskistas, un programa más radical de nacionalizaciones condimentado con un mayor control "obrero".
Pero la crisis y la oleada del desempleo no sólo trae la desesperación y la desesperanza. También traen claridad: minan la propaganda de de la burguesía sobre el buen funcionamiento del capitalismo y cómo, si trabajamos duro y bastante o ahorramos cuidadosamente, podemos tener todo lo que nosotros necesitemos. Nosotros hemos trabajado, hemos ahorrado, hemos hecho sacrificios, algunas veces hasta aceptamos cortes de salario para sostener a la empresa. Con todo, las plantas cierran, y las compañías van a la quiebra.
La crisis también hace una mofa de todas las declaraciones que dicen que este o aquel país está haciendo bien su trabajo e incluso ofrece una salida de la crisis. Por años nos han dicho que la economía del país está más fuerte que nunca, y ahora resulta que las economías de los países del mundo son muy vulnerables frente a las tormentas financieras actuales. También nos dijeron que las economías chinas e indias, con sus índices feroces de la explotación, podrían funcionar como las locomotoras que sacarían a la economía mundial adelante. Y ahora comprendemos que también ellas se están hundiendo, y que difícilmente sorprende el que sus economías están sostenidas a las exportaciones baratas al oeste, el cual es el epicentro de la recesión mundial.
Y sobre todo, la crisis demuestra que el sistema capitalista, el cual ha clamado de manera arrogante por tanto tiempo ser el único que podría funcionar, no funciona más, que produce para el mercado lo que conlleva la saturación del mercado, que el producir para el beneficio trae aparejado la caída en el índice del beneficio, que su anarquía no puede servir más a las necesidades de la humanidad. Porque no hay razón para que la gente sea lanzada a la calle, paraqué las fábricas cierren, para que los servicios de salud sean cortados, salvo que estas medidas son dictadas por la producción para el beneficio más que la producción para las necesidades. La crisis por lo tanto puede proporcionar la evidencia más potente de que una nueva sociedad es posible y vitalmente necesaria si los seres humanos deben alimentarse, vestirse y procurarse una vivienda y vivir una vida realmente humana.
Pero esta nueva sociedad no caerá simplemente de las nubes. No estamos hablando sobre una nueva religión del cambio desde arriba, más si ese cambio viene de Dios o de Barack Obama. Estamos hablando de un cambio para el cual es necesario luchar, estar organizado, un cambio que requiere un desafío abierto al actual sistema mundial -y a los que lo dirigen- en fin, una revolución social.
Una revolución social se puede hacer solamente por los de "abajo"; aquéllos que tienen menos que ganar de la preservación del orden existente. Pero esos de abajo nunca avanzarán hacia la realización de una revolución a menos que se forjen en una fuerza que sea capaz de defenderse hoy, de luchar contra cada usurpación hecha por el sistema capitalista -cada cierre de fábrica, cada corte de beneficios, cada reducción de salario, cada tentativa de los jefes y el Estado de reprimir esta resistencia y de victimizar a los que participen en ella.
Solamente a partir del principio proletario fundamental de que un ataque contra uno es un ataque contra todos. Para luchar contra todos estos ataques, es necesario construir una relación de fuerzas en nuestro favor; y esto solamente puede ser hecho si intentamos extender nuestras luchas tan extensamente como sea posible. Si un lugar de trabajo se cierra, o despiden a los centenares de trabajadores de trabajo, aquéllos que se enfrentan a la pérdida de sus empleos necesitan apelar a los que todavía tienen un trabajo o trabajando adentro o cerca a los lugares de trabajo y llamarlos a la lucha, arguyendo que "si nos toca a nosotros hoy, a ustedes les tocará mañana". Si los trabajadores siguen aislados fuera de las puertas del lugar de trabajo, o aún si lo ocupan y se quedan en eso solamente, su aislamiento los llevará eventualmente a la derrota. Pero si extendieron la respuesta a otros trabajadores, si ellos organizan reuniones y manifestaciones masivas, pueden forzar a los patrones y al Estado a tomar nota, y en alguna medida a dejar de lado sus planes o moderar sus ataques. Un claro ejemplo de la capacidad de la clase obrera de hacer esto se dio en las huelgas recientes de la refinería de petróleo en Gran Bretaña. Ignorando los mandatos del sindicato/del libro de la regla legal, centenares de trabajadores caminaron hacia fuera en solidaridad con otros huelguistas, sostuvieron piquetes masivos y discutieron en asambleas generales donde las decisiones sobre las medidas de las huelgas fueron tomadas.
No están los parados condenados a permanecer encerrados en su casa. En los años 30 y de nuevo en los años 80, los trabajadores parados formaron sus propios comités para oponer su resistencia, para exigir beneficios crecientes, y para unirse con las luchas de los trabajadores empleados todavía. En las huelgas de la refinería de petróleo, muchos trabajadores parados de la construcción se unieron a los piquetes y las reuniones masivas. En Grecia a finales del año pasado los trabajadores empleados y parados lucharon codo con codo en las manifestaciones de la calle, y ocuparon los edificios públicos (incluyendo las jefaturas de la federación sindical oficial) para llamar a las Asambleas Generales abiertas a todos los proletarios.
Por supuesto no hay garantía de que tales luchas triunfarán en sus demandas; y en todo caso, tarde o temprano la presión de la crisis forzará a la clase dominante a renovar y aumentar sus ataques. Pero es a través de tales luchas que la clase obrera puede reafirmar su dignidad, redescubrir su identidad, llegar a ser cada vez más consciente de su poder - un poder que pueda paralizar la maquinaria del capitalismo y crear los fundamentos para una nueva sociedad donde cada quien pueda trabajar para la satisfacción de las necesidades de la humanidad.
WR /Marzo del 2009
La burguesía se ve obligada cada vez más a ejercer la represión directa, con macanas, chorros de agua a presión, gases lacrimógenos, balas de goma y de hierro, en contra de las protestas de los trabajadores que tienden a multiplicarse por todas partes del mundo bajo el peso de una crisis económica que ya no se puede esconder y que se agravará aún más. Sin embargo, el método más usado por la burguesía para combatir al proletariado y a todas las capas explotadas de la sociedad sigue siendo el ataque ideológico; es decir, esparcir todas las mistificaciones que tienen por objetivo mantener a la mayor parte de la sociedad con la vista y la conciencia nublada para hacerla aceptar un sistema moribundo y putrefacto que ya no tiene nada que ofrecer, sino miseria y destrucción.
El arsenal ideológico de la burguesía cubre todos los aspectos de la sociedad: desde las recientes falsificaciones sobre los orígenes y el final de la crisis -la cual achacan a malas políticas económicas implementadas por malos empresarios y de la cual mienten anunciando su final próximo- hasta el mito supremo y añejo sobre la posibilidad de construir el capitalismo como un mundo armónico y eterno. Junto a esas grandes mentiras se encuentra una lista de otros venenos entre los que están el nacionalismo[1], el racismo, el altermundismo, y desde luego, el parlamentarismo.
El parlamentarismo, o lo que es lo mismo, los procesos electorales se han convertido, desde que el capitalismo entró en la decadencia a principios del siglo XX, en la forma más conveniente para la burguesía de validar periódicamente su sistema de explotación y muerte ante el conjunto de la sociedad. A partir de entonces, las elecciones perdieron su función original y la contienda entre las diferentes fracciones de la burguesía se desplazó a los espacios ocultos donde las decisiones se dirimen entre los altos representantes del capitalismo de estado y donde, desde luego, los verdaderos partidos obreros no ya no tienen nada qué hacer al ser imposible arrancar reformas.
Pero las elecciones públicas quedaron como un mito muy útil a la burguesía; como una forma de hacer creer a los explotados que pueden participar en la elección de ‘sus representantes', para hacerles creer que los contendientes defenderán sus intereses y para hacerles creer que con su voto podría mejorar la situación. Así, desde el momento en que el capitalismo decadente ya no permite el desarrollo de la sociedad y agoniza arrastrando con él al mundo entero hacia una espiral de destrucción que se acelera, le es imprescindible a la burguesía validar su existencia ocultando su quiebra histórica y esparciendo, al mismo tiempo, ilusiones sobre un mejor porvenir en el capitalismo para evitar que el proletariado desarrolle sus verdaderas armas y luche por un mundo mejor.
Por ello, periódicamente, en todos los países la burguesía desarrolla campañas espectaculares para atraer a la población a las votaciones y mantenerla sumergida en el engaño democrático; para atomizarla y mantenerla impotente, atada a este sistema moribundo. Y esta campaña cobra más importancia puesto que se alimenta de las dificultades acrecentadas que impone la agudización de la crisis económica. Ante la desesperación por la terrible situación que viven todos los explotados entre el desempleo, los bajos salarios y los aumentos de los precios de los productos de primera necesidad, el mito democrático es levantado como una oportunidad brindada por el Estado para mejorar el panorama. La mentira de las elecciones presenta cínicamente esperanzas vanas de salir de este atolladero ocultando la única verdadera salida a esta crisis y todas sus terribles consecuencias: la lucha revolucionaria de la clase trabajadora.
Es así como en México la borrachera democrática de elecciones de todo tipo de funcionarios se mantiene casi permanentemente y cobra cada vez más la forma de bombardeo ideológico incesante a través de todos los medios de información masiva. Millones de minutos de tiempo en la radio y en la televisión; millones de metros cuadrados de papel, plástico y espacio virtual en internet para hacernos absorber por todos nuestros sentidos esa droga alucinante y paralizante. Millones de pesos (más de 468 millones de pesos gastados sólo por el PRD en el 2008[2]) para asegurar que la población entre el la trampa de las urnas atraída por la carnada de las quimeras y se mantenga manipulada, aceptando la explotación, el desempleo, la miseria, la enfermedad, la violencia y en suma, la destrucción de la sociedad.
La descomposición que toca a los sistemas legislativo, ejecutivo y judicial y que se pone al descubierto con los escándalos de corrupción en los que los funcionarios del IFE[3] y de los partidos políticos han estado implicados no evitan el buen funcionamiento de la campaña, sino que son utilizados por la burguesía para darle un aire de veracidad a la ‘dura contienda democrática' que esconde los puntapiés bajo la mesa, la realidad de una rebatinga por las curules propia de verdaderos buitres alrededor de la carroña, y cobras de cuenta por la vía de las armas: sueldos o sobornos exorbitantes a los funcionarios del IFE; desvío de fondos, hasta 6 millones de pesos, de la Lotería Nacional (‘para la asistencia publica') para apoyar la campaña de Mario Ávila Lizárraga del PAN por la gubernatura en Campeche; el presidente de la república implicado en las campañas electorales de su partido; acusaciones del Partido verde de que algunos consejeros del IFE actúan con imparcialidad favoreciendo al PAN al sancionar las violaciones a las reglas de las campañas por varios partidos; denuncias del PAN por fraude en las elecciones de diputados en Chihuahua; cambios de partido según el billete; asesinato de una representante del PRD en un municipio de Oaxaca, etc., etc.., etc.
Tenemos que tener claro que todos los partidos, de cualquier color y con cualquier tipo de lenguaje, son fieles representantes y defensores del régimen capitalista y que si pelean encarnizadamente entre ellos -pública u ocultamente- es sólo para decidir qué fracción se verá más favorecida con la explotación de los trabajadores. Tenemos que tener claro que la democracia y las elecciones son mistificaciones que se oponen totalmente a la toma de conciencia del estado real de la sociedad y de los medios para cambiarla. La participación en las elecciones significa no sólo hacernos cómplices de la corrupción y suciedad que existe en la clase dirigente sino que significa hacernos cómplices de esta barbarie que se desarrolla y se agiganta por todo el planeta.
La clase trabajadora tiene la misión histórica de abrir a la sociedad la posibilidad de seguirse desarrollando, de evitar la destrucción de este planeta, al crear un sistema en el que pueda darse rienda suelta al desarrollo de las fuerzas productivas sin la atadura de la propiedad privada y por tanto establecer un mundo en donde reine la abundancia y las necesidades de todos sean satisfechas, permitiendo la paz y el desarrollo de las potencialidades humanas en todos los campos de la ciencia, la tecnología y las artes.
Sí es posible un mundo diferente, pero la vía no son las elecciones; definitivamente la vía no es la que nos propone nuestro enemigo. Rechacemos esa trampa oponiendo los métodos y los objetivos de la clase revolucionaria. Sigamos el ejemplo de los trabajadores que en diferentes partes del mundo empiezan a luchar en su terreno de clase en contra de los despidos y de los recortes salariales. Desarrollemos nuestra unidad y nuestra conciencia, verdaderas armas transformadoras, y empecemos a crear las condiciones para llevar a cabo la revolución comunista mundial.
Héctor/ abril de 2009.
[1] Ver artículo sobre este tema en éste número.
[2] Excélsior on line, 8 de abril de 2009.
[3] Instituto Federal Electoral.
Al-Jazeera [televisora de esa región] ha proclamado en voz alta que las protestas en Irán son "las más grandes desde los disturbios de la revolución de 1979". Las protestas en Teherán [la capital de Irán] comenzaron el sábado 13, y en tanto los resultados de las elecciones comenzaron a conocerse, las protestas empezaron a su vez, cada vez más a volverse violentas. Así manifestaciones en tres universidades de Teherán se tornaron muy violentas y los manifestantes se enfrentaron a la policía y las guardias "revolucionarias" del gobierno. La policía ha cerrado importantes sitios y, a su vez, los manifestantes han atacado comercios, oficinas gubernamentales, estaciones y vehículos de la policía, gasolineras y bancos. Los rumores que salen de Teherán indican que cuatro o más personas ya han muerto en las protestas. El Estado también ha reaccionado con la detención de destacadas figuras "anti gubernamentales ", y lo que es más importante ha saboteado la Internet, que los manifestantes habían utilizado a través de mensajes SMS y páginas web para organizar las protestas. Periodistas occidentales han dicho que "Teherán casi parece ya una zona de guerra".
Que la población y la clase trabajadora está insatisfecha con lo que la sociedad les ofrece, y que hay una creciente voluntad de lucha es muy claro, no sólo por estos eventos, sino también por las recientes luchas en Grecia, así como los últimos años por las luchas en lugares como Egipto y Francia. Solo basta hojear los periódicos para confirmar que la clase obrera está recuperando su voluntad de lucha, a pesar de los temores causados por el retorno de la crisis abierta.
Sin embargo, para los comunistas no basta con vitorear y ver la lucha desde lejos. Es necesario analizar y explicar y presentar una perspectiva. Por el momento, este movimiento en Irán es de un carácter muy diferente al de 1979. En las luchas que condujeron a la "revolución islámica", la clase obrera jugó un papel muy importante. Por los dichos de las personas en las calles que derrocaron el régimen, lo que quedó claro en 1979 fue que las huelgas de los trabajadores iraníes fueron el principal, elemento político que llevó al derrocamiento del régimen del Sha. A pesar de las movilizaciones en masa, cuando el movimiento "popular" - reagrupamiento casi todos los estratos de los oprimidos en Irán - comenzó a disminuir, la entrada en la lucha del proletariado iraní a principios de octubre de 1978, sobre todo en el sector del petróleo, no sólo reanimó la agitación, sino planteó prácticamente un problema irresoluble para el capital nacional, el de la ausencia de un equipo que sustituyera al antiguo equipo gubernamental. La represión fue suficiente para provocar la retirada de los pequeños comerciantes, los estudiantes y los sin trabajo, pero resultó un arma impotente de la burguesía frente a la parálisis económica provocada por las huelgas de los trabajadores.
Esto no quiere decir que el actual movimiento no pueda desarrollarse y no pueda mostrar a la clase obrera como clase en lucha. La lucha de la clase trabajadora en Irán ha sido especialmente militante en los últimos años, especialmente con los 100 mil maestros no oficiales en una fuerte huelga que tuvo lugar en marzo de 2007, donde miles de obreros se sumaron en solidaridad. Mil de ellos fueron arrestados durante esta huelga. Esta fue la mayor huelga de trabajadores en Irán desde 1979. La huelga fue seguida en los siguientes meses por las luchas de miles de trabajadores de la caña de azúcar, de la industria llantera, automotriz y textil. En cuanto a lo que respecta por ahora, es claro que los trabajadores en las calles, aunque por el momento están en la lucha, participan como individuos y no como una fuerza colectiva, es decir no como clase. Es importante destacar, sin embargo, que el movimiento no puede avanzar sin esta fuerza colectiva de la clase obrera. Un día de paro nacional ha sido convocado para el martes de sus desarrollo se podrá tener una indicación del nivel de apoyo dentro de la clase obrera.
Recientemente, los medios de comunicación burgueses ha estado hablando de diversas pretendidas revoluciones llamándolas por colores plantas. La revolución 'naranja', la revolucione' rosa, la revolución de los 'tulipanes' y la revolución de los "cedros", pero todos los medios de comunicación al mismo tiempo han berreado como ovejas sobre la "lucha" por la democracia.
Este movimiento comenzó como una protesta contra las trampas y fraudes en el reciente proceso electoral y los manifestantes originalmente se movilizaron en apoyo de Mousavi. Sin embargo, las consignas rápidamente se radicalizaron. Hay una enorme diferencia entre las débiles protestas de Mousavi líder supremo de la "injusticia" de estas elecciones, y la multitud de cantos invocando "la muerte del dictador y el régimen". Por supuesto, la camarilla Mousavi atemorizada, ahora ha cancelado una serie de demostración para el lunes. Si las masas respetan esta decisión aún está por verse. Por otra parte, ante estos llamados de Mousavi que conminan a la calma, hasta el momento también se han encontrado consignas en contra él mismo.
En contraste con este tipo "revoluciones coloreadas", el comunismo plantea la posibilidad de un tipo completamente diferente de revolución, y un tipo completamente diferente de sistema. Lo que defendemos no es simplemente un cambio de gestión de la sociedad con nuevos jefes "democráticos" realizando exactamente la misma función que los anterior jefes 'dictatoriales', sino una sociedad de productores libres e iguales creada por la propia clase obrera y sobre la base de las necesidades de la humanidad y no en las necesidades de lucro, una nueva sociedad donde las clases, la explotación y la opresión política sean suprimida.
Sabri 15/6/9
Conforme se acercan las elecciones federales intermedias del 5 de julio donde serán elegidos algunos gobernadores, alcaldes, diputados, senadores, y con ellas la renovación del mito electoral como el único medio para que los trabajadores accedan a mejores condiciones de vida y de trabajo, las campañas se intensifican cada vez más con todo tipo de ilusiones que esconden la causa real de la miseria cotidiana de los trabajadores: el capitalismo.
Se nos dice que la población en general está harta de los políticos y los partidos corruptos e ineficientes, que como ciudadanos debemos dar un escarmiento a toda la llamada "clase política" para que aprendan a respetarnos y a cumplir lo que prometen. Nos proponen abstenernos o anular el voto como una muestra de repudio contra ellos, de expresión de la necesidad de que el sistema político debe cambiar, depurarse y hasta moralizarse. También se exige reformar la ley para que se pueda votar por candidatos "independientes" no impuestos por los partidos políticos. Como telón de fondo, están los interminables escándalos políticos que utilizan todas las fracciones de la burguesía para ajustarse cuentas y para desprestigiarse mutuamente en pos siempre de las preferencias electorales. La contraparte de esta postura llama a "ejercer nuestro derecho al voto" y dar un "voto de castigo" contra aquellos partidos políticos que "lo han hecho mal" y elegir a otros que sí funcionen. La burguesía impone los términos de la reflexión "política" que debe hacerse: el problema es el funcionamiento del sistema político, son los partidos y son los políticos, por lo tanto, debemos perfeccionar la democracia y sanear el sistema político.
Algunos grupos de la burguesía están de este modo presionando a algunos sectores políticos que no han operado de manera adecuada a sus intereses como, por ejemplo, las principales televisoras afectadas con la última reforma a la ley electoral que les ha disminuido sus ganancias en cuanto al contrato de spots; también es claro que existe un malestar extendido en la burguesía en su conjunto, por la situación de su aparato político con sus interminables enfrentamientos gansteriles, su ineficiencia para gestionar con un buen nivel no sólo el poder político que les ha conferido de manera alternativa sino también el gran circo electoral que es el principal medio de mistificación (aparte del aparato sindical) con el que cuenta la burguesía. Sin embargo, aún si esto es cierto, la burguesía sabe desviar sus dificultades para golpear a los trabajadores: en efecto está en el interés general del capital como un todo buscar desviar el descontento que se está extendiendo entre los trabajadores por la degradación de sus condiciones de vida y las de sus familias ante los ataques inmisericordes que le asesta la burguesía para descargar el peso de las medidas anticrisis sobre sus espaldas. Este es el verdadero descontento que existe entre la clase obrera y la burguesía quiere desviarlo hacia el "castigo a los políticos". Una verdadera trampa que los trabajadores deben rechazar y también reflexionar que el llamado "derecho al voto", sólo significa una ilusión, pero lo mismo pasa con la anulación del voto, ya que esa pretendida actuación "ciudadana activa" de rechazo y de "protesta", es en realidad una trampa. Todas las opciones que se mueven alrededor del proceso electoral son complementarias en tanto mantienen el objetivo de darle funcionalidad al sistema electoral, manteniendo la ilusión de que sólo por este medio de participación se puede transformar el funcionamiento del modo de producción capitalista y hacerlo más justo y humano.
Para la burguesía su sistema democrático es perfecto y la prueba de que su reinado sobre la sociedad es eterno. Para el proletariado la democracia es el mejor instrumento político con el que cuenta la burguesía para sostener su sistema de explotación porque mediante el derecho de voto aparenta la disolución de las clases sociales al "igualar juridicamente" a burgueses y trabajadores haciendo creer a estos últimos que el voto pasivo e individual que se ejerce en la más completa soledad e impotencia tiene el poder de elección del gobierno y de hacer a todos los "ciudadanos" copartícipes de las decisiones. Las elecciones en este sentido hoy por hoy se mantienen como una mascarada hipócrita vital para el sostenimiento de la dictadura que el capital ejerce sobre la mayoría de la población y en particular contra la clase obrera como clase explotada y revolucionaria llamada a derrocar al capitalismo e instaurar la comunidad humana mundial. Cuando la burguesía se llena la boca vanagloriándose con las virtudes de la alternancia política evita decir que precisamente es esta alternancia la que da brillo a su juego democrático pues los cambios de partidos en el gobierno dan la ilusión de que verdaderamente los electores deciden; evita decir que esta alternancia no afecta en nada a su dominación como clase y que al contrario le reditúa enormemente para renovar sus mecanismos de gobierno pues los partidos políticos tanto de derecha, de centro o de izquierda (PRI, PAN, PRD y el resto de los partidos chicos) son la expresión orgánica del control estatal de los capitalistas y que si se presentan con ropajes y lenguajes diferentes se debe al reparto de tareas que deben hacer para encuadrar a los trabajadores.
Los proletarios requieren más que nunca reflexionar sobre el futuro que les depara el capitalismo en su caída sin freno en el abismo de la crisis y de la miseria material más atroz y oponerse a los ataques de la burguesía que detendrá sus planes económicos sinónimo siempre de sacrificios sin fin para los trabajadores, es decir retomar sus luchas y plantearse desde el principio no sólo la necesidad de enfrentar esos ataques económicos y hacerlos retroceder. Solamente en ese proceso de lucha es cómo el proletariado puede y debe liberarse de este tipo de mistificaciones y de trampas. Este es el único futuro positivo para las masas proletarias que actualmente, en todo el mundo se enfrentan a los mismos problemas y requieren recuperar la confianza en sus propias fuerzas y en sus propios medios de lucha.
RR/junio del 2009
Además del bombardeo mediático que nos receta en dosis masivas la campaña electoral, viene el refuerzo de esos ataques ideológicos de la burguesía que intenta inocularnos más ponzoña a través de noticias acerca de pleitos y ajustes de cuentas entre sus diversas fracciones. Sus especialistas en ventas y en manipulación de masas tienen doble trabajo: por una parte potenciar el periódico lavado de cerebro en las aguas negras de la democracia; y, por otra, cubrir con una cortina de humo intoxicante las expresiones de la putrefacción de la clase dirigente.
La fragmentación de la burguesía sigue su curso y se acelera con la profundización de la crisis. Lo que denunciábamos desde 1989, como resultado de la entrada del capitalismo en un periodo diferente, puede vislumbrarse de forma cada vez más clara a pesar de los esfuerzos por ocultarlo: "La ausencia total de perspectivas de la sociedad actual se expresa con todavía mayor evidencia en lo político e ideológico. Por ejemplo: la increíble corrupción que está aumentando, prosperando en los aparatos políticos, la oleada de escándalos en la mayoría de los países, como en Japón, donde resulta cada día más difícil distinguir aparato de gobierno y hampa gangsteril,... en Bélgica, en Italia y en Francia, en donde los diputados han decidido amnistiarse a sí mismos de sus mangoneos y bajezas".[1]
Desde entonces, la descomposición capitalista se ha extendido y aumentado en todo el planeta mostrando la bancarrota de este sistema. "Entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista, hay que subrayar la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación en el plano político. La base de este fenómeno es... que la clase dominante cada día controla menos su aparato económico... El atolladero histórico en el que está metido el modo de producción capitalista, los fracasos sucesivos de las diferentes políticas instauradas por la burguesía, la huída ciega permanente en el endeudamiento... todo repercute obligatoriamente en el aparato político..."[2]. En México, lo que la burguesía auguraba serían las elecciones mejor preparadas[3], ha resultado ser la ventana por donde se descubre la rebatinga cada vez más caótica y sucia por los puestos dirigentes que todavía dan buenos premios a los funcionarios por mantener los mercados lícitos e ilícitos y, desde luego, por facilitar el aumento de la explotación.
La descomposición de la burguesía -el resquebrajamiento del aparato político, su participación en la gestión criminal, la lucha de ‘todos contra todos'- se muestra con acusaciones e insultos, con el uso de la ‘ley' para eliminar adversarios y con los ya cotidianos secuestros, torturas y asesinatos entre miembros y agentes de diferentes fracciones burguesas que no son más que advertencias y muestras de fuerza para que unos y otros abran espacios de influencia política y económica. Para muestra: "Las baterías hoy aparecen enfocadas hacia José Reyes Baeza, a quien legisladores federales del PAN... acusaron abiertamente de proteger al crimen organizado y narcotraficantes ... y donde se secuestra a los adversarios políticos... Humbeto Moreira arremetió contra los panistas y los acusó de que ...'están hasta las chanclas en el narcotráfico'...los calificó de ‘rateros, canguros, corrientes y pandilleros'...acusó a Fox de haberlo presionado para encarcelar a ‘gente inocente' con el fin de ‘encubrir' al entonces titular del Trabajo, Francisco Javier Salazar Sáenz, por el accidente en Pasta de Conchos en donde murieron 65 trabajadores..."[4]. "Otras nueve personas fueron asesinadas durante las últimas horas en Ciudad Juárez, Chihuahua... suman ya 103 las ejecuciones en lo que va de este mes...".[5] "Fue turnada a la PGR la investigación por el asesinato del alcalde panista de Ocampo, Luis Carlos Ramírez López..."[6], etc., etc., etc.
Algunos burgueses tratan de deslindarse de esta escalada de golpes bajos ideológicos y legaloides y los ajustes de cuenta hasta la muerte entre sus filas y también defendiendo sus intereses mezquinos sacan todo su cinismo a relucir. Así por ejemplo, Luis Manuel Pérez de Acha[7] al explicar su impulso al Voto en Blanco dice: "Porque estoy hasta su madre, ya, estoy hasta el gorro de la clase política insensible, corrupta, cerrada, monolítica, ventajista, gandalla, tanto del PRI, del PAN, del PT"[8].
La burguesía ha utilizado toda esta suciedad maquillándola hipócritamente de ‘lucha por el respeto a la ley y defensa de la democracia" tratando de enrolar a toda la población y, en especial al proletariado, en la defensa de uno u otro bando o partido. Intenta evitar que éste reflexione sobre el verdadero origen de la crisis, el desempleo, la miseria, la inseguridad y de todos los males que plagan el capitalismo: el capitalismo mismo.
La perspectiva que ofrece la burguesía es sólo destrucción. Y en el plano político - si no hay respuesta de la clase trabajadora- nos dirigimos a situaciones de ingobernabilidad como las que existen en ciertas regiones de Nicaragua donde toda la sociedad se mueve bajo las amenazas de cientos de ‘maras', bandas de narcotraficantes y asesinos que se disputan las zonas de influencia pagados por cientos de restos de fracciones burguesas. Ese es uno de los ramales en el camino hacia la destrucción que implica la descomposición capitalista.
El cambio no está en las elecciones, ni en la democracia, ni en ninguna institución o proceso que ofrezca mentirosamente ‘mejorar' el capitalismo; no está en manos de la burguesía, ni en los partidos que la representan; no está en esa clase ya caduca históricamente, decadente y enfangada en el lodazal de las luchas intestinas del ‘sálvese quien pueda' y buscando evitar la bancarrota a costa de más explotación de la clase trabajadora y de otras capas.
La única verdadera perspectiva de cambio en contra del futuro de disgregación social, de violencia y de irracionalidad que ofrece la burguesía, es la solidaridad de la clase trabajadora, la unidad y conciencia que se va forjando a través de sus luchas en contra de los despidos y las reducciones de salario. Sigamos el ejemplo de nuestros hermanos de clase de diversos rincones del planeta que con sus luchas se oponen a todas las calamidades del capitalismo decadente.
Héctor/ 8 de junio de 2009.
[1] "La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo". Revista Internacional núm. 62, 3er trimestre de 1990.
[2] Idem.
[3] Ver artículo en este mismo número de RM.
[4] 5 de junio, Por Esto! On line.
[5] 1o de junio. El siglo de Torreón on line.
[6] 2 de junio de 2009. Noticieros Televisa on line.
[7]5 de junio de 2009. Pérez de Acha informa que es amigo del Presidente Calderón, de dos secretarios de estado y de la familia Clouthier; que trabajó en la campaña de Andrés Manuel López Obrador en el 2006, que es concuño de Alfonso Durazo Montaño, y que fue Secretario Particular de Luis Donaldo Colosio y del Presidente Vicente Fox. El Universal on line.
[8] Idem.
Es la misma clase trabajadora la que se da las armas de la crítica, de la reflexión colectiva y de la clarificación de los objetivos, el desarrollo y los medios de su lucha en el marco de un claro avance de los enfrentamientos de clase ya que estos esfuerzos no pertenecen a ninguna organización en especial, sino al proletariado visto como un todo y expresan el tránsito del arduo camino que la clase debe recorrer por su unidad y su conciencia, su organización y su lucha, si quiere desarrollar y ver realizado el papel revolucionario que le ha tocado en la historia.
Asistimos al surgimiento de minorías en búsqueda de una verdadera perspectiva revolucionaria, al resurgir de combates encaminados a polarizar las luchas que en el mundo se desatan y si bien no hay determinismo, fatalidad ni mecanicismo en el proceso, éste se acelera debido al peso de la crisis capitalista y a la respuesta mundial que la clase comienza a dar. Los distintos encuentros convocados por la CCI pero en los que han participado muchas otras organizaciones e individuos del medio internacionalista[1], son una prueba fehaciente de este desarrollo de la lucha de la clase y del fortalecimiento de su medio político y éstos mismos en sus propios pronunciamientos así se lo plantean; en éstos quedaron plasmadas, mediante las discusiones y tomas de posición, las fronteras de clase que separan la lucha revolucionaria de los esfuerzos del capital por recomponerse, maquillándose la podredumbre y decadencia propias[2].
También se discutió respecto al desarrollo actual de la lucha de clases internacional, de la crisis y decadencia del capitalismo y de las formas de lucha y organización obreras; todo dentro del marco de la cultura proletaria del debate y la crítica respetuosa, resaltando los acuerdos y perfilando futuras discusiones sobre los desacuerdos con miras a su profundización y clarificación; manifestando así la voluntad y el esfuerzo de la clase por romper el aislamiento en el que la lógica capitalista inevitablemente la encierra, por reconocerse en su experiencia histórica y constituir un polo internacional de referencia que ayude a orientar la búsqueda futura de nuevos compañeros y su lucha, por la defensa intransigente del internacionalismo y solidaridad proletarias y de la lucha por la revolución mundial y la perspectiva comunista mediante el reconocimiento de la necesidad de una organización proletaria mundial.
Los pronunciamientos avalaron la voluntad y el compromiso de los participantes por dar continuidad a la discusión y coordinación de fuerzas mediante la construcción de espacios de debate por el momento virtuales[3] y posibles intervenciones y reuniones colectivas en las que los afanes por comprender desde una perspectiva histórica y teóricamente sólida, fructifiquen.
El pronunciamiento del encuentro de América Latina plantea:
- el reconocimiento del carácter proletario de la Revolución de Octubre de 1917,
- el rechazo absoluto de cualquier forma de capitalismo de Estado,
- la denuncia de todo tipo de izquierdismo,
- el rechazo categórico del parlamentarismo y democracia burgueses,
- la defensa de la necesidad del Partido Obrero Mundial y,
- la defensa del papel crucial de los Consejos Obreros y de la Autonomía Proletaria.
El Pronunciamiento del Encuentro en México a su vez propone:
- la necesidad de la cultura del debate y del fortalecimiento del medio político proletario,
- la necesidad y posibilidad de la revolución mundial y el rechazo a todo izquierdismo,
- la imposibilidad de la recuperación de los sindicatos, otrora instrumentos de la clase obrera y desde hace ya casi cien años, órganos del capital,
- la agudización de la crisis capitalista y la perspectiva de mayor barbarie del capitalismo,
- el curso histórico hacia enfrentamientos de clase y la aún débil pero patente respuesta de la clase,
- dar continuidad al espíritu del encuentro mediante un blog y,
- la confirmación del carácter internacional y revolucionario de la clase obrera.
¿Recorre el mundo un fantasma? Ante la sabionda pedantería de la burguesía y sus voceros, decimos al mundo que el Comunismo sólo es un fantasma para el inhumano orden burgués pues para el proletariado no hay fantasmagorías ni espectros; el Comunismo no es una ilusión sino el camino necesario y posible que la clase trabajadora esta reaprendiendo recorrer y que tras años de estar aparente vacío, comienza a ser transitado por muchos y cada vez más elementos que consientes de su papel crucial en el desarrollo revolucionario buscan contribuir al avance del proletariado por esta vía difícil pero esperanzadora y cuyo final no es más que el comienzo, el inicio de la verdadera historia de la humanidad.
Medea/Junio-2009
Notas
[1] Particularmente nos referimos a los recientes Encuentros del Medio Internacionalista en América Latina y en México donde participaron además de la CCI, varias organizaciones internacionalistas y diversos compañeros a título individual
[2] Son tajantes las denuncias hechas a las trampas izquierdistas como el "socialismo del siglo XXI" y cualquier tipo de nacionalismo y capitalismo de Estado, que sólo obnubilan, mistifican y entorpecen el desarrollo de la conciencia revolucionaria.
[3] Próximamente, daremos a conocer los nombres y direcciones de los foros que se han creado.
En los últimos seis años hemos visto una reanudación internacional de la lucha proletaria con un carácter que apunta a la simultaneidad y rechazo a los sindicatos. Este viraje, con respecto al retroceso de la combatividad y de la conciencia provocado por la campaña de la "muerte del comunismo" tras la caída del bloque imperialista de la ex URSSS, lo inició la "primavera francesa" del 2003[1] cuando varios millones de trabajadores del sector público de Francia, se manifestaron contra el plan de reforma al sistema de pensiones, Austria le siguió a Francia, en la misma dinámica. En menor grado mayo 2003 en Perú una huelga de casi 300 mil maestros del nivel elemental duró más de 4 semanas a la que se sumaron otros sectores, obligando al gobierno a establecer el estado de emergencia en el país[2]. En septiembre en Gran Bretaña, 2 mil trabajadores en los talleres navales de Humberside, se movilizaron en apoyo al personal interino (eventuales) de la empresa. A estas luchas siguieron a las huelgas ilegales en las oficinas de correos en noviembre y diciembre.
En 2004 a la Huelga salvaje en la British Airways a finales de enero, se sumó la huelga de 100 mil empleados del servicio público la cual fue su primera huelga nacional después de 17 años, y una huelga de 8 000 trabajadores de Land Rover[3], en Solihull, la primera después de 16 años. Esta fue precedida por un piquete de más de 900 trabajadores la semana anterior e implicó a obreros de tres sindicatos. También los trabajadores de Mercedes-Daimler tomaron las calles en Stuttgart y en Bremen, en contra de los recortes de salarios y de subsidios, declararon que no luchaban sólo por ellos, sino por todos los trabajadores, esta planta es la más grande de Alemania.
En el verano de 2005 los trabajadores del aeropuerto londinense de Heatrow estallaron huelgas salvajes. Luego en Suecia a finales de año, 70 mil trabajadores del sector salud han desarrollado diferentes acciones y huelgas en demanda de aumento salarial, en el mismo periodo los trabajadores de la refinería Pret en Lysekil han desencadenado una huelga salvaje, luego los trabajadores del transporte han paralizado la ciudad de Estocolmo por varios días. Igualmente los tres días antes de navidad el metro de NY en EUA estuvo paralizado por la huelga que realizaron los 33 mil trabajadores[4].
En México trabajadores de VW, Sicarsa, y especialmente miles del IMSS se lanzaron a las calles para mostrar su descontento con la política patronal y gubernamental e inicialmente contra el sindicato.
En argentina en este año se desarrollaron importantes oleadas de lucha proletarias, en hospitales supermercados, y el metro, y trabajadores municipales de varias ciudades, maestros de 5 provincias y de las universidades de Córdoba y Buenos aires[5]. Posteriormente en Egipto, Dubai, Bangla Desh hemos visto los gérmenes de futuras huelgas de masas.
En Europa reaparecieron en 2006, con las protestas de los estudiantes en Francia contra el contrato del primer empleo[6]. En Inglaterra más de un millón de trabajadores se manifestaron contra los recortes en las pensiones, siendo significativo que trabajadores católicos y protestantes se manifestaran untos en Belfast. Igualmente miles de trabajadores inmigrantes se han manifestado en EUA contra su estatus de ilegales, y luego nuevamente una gran movilización de los trabajadores del transporte en Nueva York. En Alemania hubo huelgas de doctores e ingenieros[7].
En España la huelga masiva de los metalúrgicos en Vigo donde las asambleas generales con más de 10 mil participantes que se reunían diariamente decidían que hacer, para llamar a sus hermanos de clase (Citroën), mientras que los trabajadores del metal contra su sindicato este mismo día se movilizaron para liberar a sus compañeros detenidos días a antes por la policía, logrando su liberación.
En Bangladesh, ante la represión que sufrieron los trabajadores de la fábrica FS Sweater en Sripu, del 20 al 24 de mayo, casi 2 millones de trabajadores sobre todo de la industria del vestido paralizaron las ciudades con huelgas salvajes (es decir, sin autorización sindical), las secuelas de esta rebelión de los obrera llegó hasta el 7 de junio[8]
En septiembre de 2007 estalló la huelga de 73 mil trabajadores de las 82 plantas de General Motor en EUA, que fue la primera huelga a escala nacional desde 1970[9].
El 2008 empezó con la compañía de ferrocarriles Deutsche Bahn (DB) obligada a conceder el 11% de aumento salarial. El anunció del cierre Nokia en Alemania había desmoralizado a los trabajadores, no obstante la masiva intervención de los obreros de Opel, llamando a los de Nokia a luchar y prometiendo unirse a cualquier eventual huelga, hizo posible la movilización que tuvo lugar en el área del Ruhr contra el cierre en Nokia, en particular, los obreros de la fábrica de automóviles Opel en Bochum se pusieron en huelga durante esta jornada, ¡en solidaridad con los trabajadores de Nokia!
El sector metalúrgico también se había movilizado con huelgas y paros de decenas de miles de obreros del sector público en todo el país.
La huelga indefinida de 10 mil trabajadores del transporte en Berlín la última semana de marzo, por aumento salarial -la más importante y más larga de su categoría desde la posguerra, abrió la perspectiva de que la totalidad de los trabajadores del sector estatal, se pusieran en huelga, ¡no sólo en Berlín, sino en todo el país![10], después 600 mil trabajadores han participado en una serie de huelgas, manifestaciones a principios de noviembre.
En Italia, contra la planeación de suprimir 130 mil trabajos el sector de la educación desarrolló protestas de varias semanas entre octubre y noviembre, las huelgas incluyeron sectores, privados y públicos. A principios de noviembre, una huelga nacional del transporte de un día que se extendió a trenes, autobuses y el metro. También hubo huelgas en Alitalia. En Francia en noviembre hubo una huelga de 4 días en Air France, y una huelga nacional de trenes por 36 horas. En octubre hubo una huelga a nivel nacional en Bélgica contra el alza de precios afectó a varios sectores. En China miles de personas atacaron a la policía y las oficinas gubernamentales en una ciudad del noroeste contra reubicación de los residentes. También ha habido "protestas de trabajo" en las principales regiones de exportación del país, donde miles de fábricas han cerrado estos últimos meses. Hay protestas contra el alza de precios y del desempleo.
En Grecia en octubre hubo una oleada de huelgas que culminó con una huelga de un día a nivel nacional que incluyó al sector público, así como cientos de miles de trabajadores del sector privado, y también una huelga general de los trabajadores de autoservicios al día siguiente. Hubo también una oleada de ocupaciones de escuelas, aproximadamente 300 a través de Grecia durante octubre, y luego vendría la revuelta de finales de diciembre.[11]
Este 2009 en Gran Bretaña, por ejemplo, estuvieron las huelgas salvajes en las refinerías de petróleo a finales de enero. A pesar de todos los esfuerzos de la burguesía por crear división entre los trabajadores "Británicos" y los trabajadores "extranjeros", en la huelga se levantaron banderas internacionalistas en oposición a las nacionalistas que habían predominado al principio).[12]
En las Antillas, por 44 días en Guadalupe y 38 días en Martinica, movilizaciones masivas, paralizaron toda la economía: empresas, puertos, tiendas[13]. Esta lucha fue larga e intensa en tanto que, no es sólo porque fue conducida por la enorme cólera contra la pauperización creciente, sino también por un sentimiento profundo de solidaridad. La primera manifestación en Guadalupe, el 20 de enero, unió a 15 mil personas. ¡Tres semanas más adelante, había cerca de 100 mil manifestantes - casi la cuarta parte de la población! Los huelguistas hicieron todo por ampliar la lucha lo más rápido posible, calle por calle, negocio por negocio, para llamar a más trabajadores y a la población a unirse al movimiento. Esta lucha obtuvo importantes logros para la clase obrera[14].
Recientemente en España se han empezado a realizar reuniones de desempleados que discuten cómo luchar contra el desempleo rescatando la necesidad de luchas autónomas, fuera del control sindical organizadas a través de asambleas generales.
Aquí en México tenemos noticia de que los trabajadores de la armadora automotriz de Silao Gto. han empezado a movilizarse.
La CCI concibe esta situación como un punto bisagra, como un giro en la lucha de clase, donde se desarrollan las condiciones que van a permitir al proletariado recuperar y reforzar su identidad de clase, sentirse parte de una clase con intereses comunes que defender. Esta es la base para cualquier solidaridad de clase, pero también será la base para luchar en el futuro a un nivel superior, para extender y unificar sus luchas. Esta identidad de clase necesita ser desarrollada contra las campañas ideológicas sobre el fin de la lucha de clase, de un ‘mundo alternativo' en el capitalismo y también contra los esfuerzos de la burguesía, particularmente los sindicatos que son los especialistas en dividir a los obreros, los cuales han logrado aun en estas luchas sabotear la unidad y la combatividad obrera en grados diversos.
En estas circunstancias, no esperamos por ahora luchas que de repente rompan con los sindicatos; no esperamos que en lo inmediato sean capaces de evitar caer en las trampas tendidas por la clase dominante. Sin embargo es importante destacar que a pesar de todas las trampas, provocación y tácticas divisionistas del gobierno, patrones y sindicatos, no han podido evitar el incremento en la combatividad y el rechazo a las estructuras sindicales que se está desarrollando ahora. Este lento desarrollo de las luchas tiene el potencial para desarrollar el sentido de identidad de clase y tras ello está la capacidad de la clase obrera de retomar y desarrollar las lecciones de toda la experiencia de los combates en el período de 1968 a 1989.
Cristhian, 15 de junio de 2009
[1] Véase RM nº 75 jul-ago 2003
[2] Ídem
[3] Véase RM 80 may-jun 2004
[4] Véase RM 91-mar-abr 2006.
[5] Véase RM 89 nov-dic 2005.
[6] Véase RM 92, mayo- junio 2006
[7] Ídem
[8] Véase RM nº 93-jul-ago 2006
[9] RM nº 101 nov-dic 2007.
[10] Véase RM 104, mayo-junio 2008.
[11] Véase RM 109
[12] Véase RM 110-may-jun 2009
[13] Véase ‘La lucha masiva nos muestra el camino: solidaridad con los trabajadores de las Antillas [419]', y
https://en.internationalism.org/icconline/2009/02/strikes-antilles [419]
[14] Véase nuestro artículo Guadalupe, Martinica, La Reunión: ¿Por qué la burguesía cedió? En nuestro sitio web
Attachment | Size |
---|---|
![]() | 55 KB |
En la actualidad, ante la agudización de la crisis, un gran número de economistas e intelectuales suspiran por el keynesianismo, y su añoranza se debe a que suponen representó un "orden" benigno acompañado de un proceso de industrialización. Efectivamente al keynesianismo le correspondió acompañar a la industrialización de la región, empero, se olvidan decir que ese proceso se levantó sobre una intensa explotación de los trabajadores y una feroz represión. En este contexto tienen lugar respuestas importantes de trabajadores de la educación, médicos y por supuesto los ferrocarrileros. Estos últimos llevaron a cabo durante 1958-59 una importante movilización que hay que recobrar en la memoria, pero no como un mero recreo de anécdotas o juicios a individuos, sino recuperando las experiencias y analizar el trabajo destructivo que tanto la estructura sindical como los grupos estalinistas (Partido Comunista Mexicano, PCM, Obrero Campesino Mexicano, PCOM y Popular socialista, PPS) jugaron en la derrota de esas movilizaciones.
El proceso de industrialización en México a fines del siglo XIX, encontró un fuerte apoyo en la construcción del ferrocarril, y en la expansión industrial en México durante el período 30-60 vuelve a ser un importante bastión, lo que explica su crecimiento, y con ello el incremento de la masa de asalariados, alcanzando para ese entonces una plantilla de más de 100 mil trabajadores. La importancia de este sector llevó al gobierno de Cárdenas en 1937 a ponerlo bajo el control del Estado; y para poder llevar a cabo este proyecto utiliza al sindicato, en tanto logra que, a través de este, los trabajadores abandonen sus intereses y se plieguen a los de la burguesía nacional. Un claro ejemplo de este trabajo antiobrero de la estructura sindical y del PCM (que en ese entonces compartía la conducción de la Confederación de Trabajadores de México, CTM) se presenta en la huelga ferrocarrilera rota en 1936. Cuando Cárdenas rompe la huelga, aduciendo que requería movilidad para trabajar en la proceso de nacionalización ([1]), el sindicato se encarga de hacer pasar ese golpe (y luego la nacionalización) como triunfos.
No obstante el dominio sindical, los trabajadores resienten el hecho de que la industrialización se acompañara de un crecimiento de los niveles de explotación. El gráfico nos permite ver el ritmo en que la productividad del trabajo se incrementa (y con ello la explotación), mientras los salarios se mantienen comprimidos; tan sólo los niveles presentes en 1940 son recuperados hasta fines de los años 50.
Por ello reconocemos en las movilizaciones de trabajadores durante este período como genuinas respuestas en defensa de sus condiciones de vida. En particular los trabajadores de los ferrocarriles demostraban una combatividad creciente que molestaba al sistema, por lo cual de manera sistemática se impulsaban maniobras sindicales para su contención.
Ya para la década de los 40 la CTM iba perdiendo credibilidad entre los trabajadores por el excesivo corporativismo y su actuar mafioso, que se nota en las pugnas entre las diferentes facciones, por ello el Estado busca ampliar el espectro sindical con "nuevas" estructuras, como lo fue la Central Única de Trabajadores (CUT), formada en 1947, a iniciativa (entre otros) del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM). De esta manera reforzaba el control obrero y la burguesía aprovechaba muy bien sus servicios para sembrar la confusión entre los trabajadores. Por ejemplo la CUT juega un papel importante en la difusión de la ideología nacionalista, empujando a los trabajadores a unificarse en torno al Estado en el momento en que éste negocia el Plan Clayton (1947), con el cual los EUA pretendían la eliminación de barreras arancelarias, amenazando así con la ruina de sectores de la burguesía en México. Luciano Cedillo ([2]), quien fuera representante del STFRM en Monterrey en ese período, de una forma un tanto ingenua, reconoce ese papel anti-obrero del sindicato cuando refiere que para enfrentar tal Plan "... nos aliamos (...) con la Cámara de la Industria de la Transformación, es decir nos aliamos con los patrones..." (Los ferrocarrileros hablan. p138).
Y aún cuando el sindicato de los ferrocarriles nacionales sirvió bien a la burguesía alejado de la CTM y apuntalando a la CUT, al reproducir el mismo esquema de corrupción y pugnas presente en la CTM, hace que su utilidad decaiga, más aún cuando requería hacer pasar un fuerte golpe en contra del salario.
En 1948 la presión inflacionaria golpeaba seriamente las condiciones de vida de los asalariados. El índice de precios de los alimentos se aceleraba de forma notoria: en 1940 este índice tenía un valor del 3.3 y para 1948 alcanzaba el nivel de 10.8, lo que significa que en 8 años este índice de precios se incrementó en 16% ([3]). Ante un panorama así la Confederación Patronal de la Republica Mexicana se adelantaba a advertir que: "Sería catastrófico en estos momentos un aumento general de los salarios..." añadiendo que la única forma de enfrentar las secuelas inflacionarias era mediante "un incremento real y efectivo de la producción..." ([4]). Esa misma posición era la del gobierno de Miguel Alemán. De manera inmediata el aparato sindical, CTM y CUT, se apresuran a ofrecer el apoyo al gobierno. Sin embargo, la CUT presentaba una debilidad para ser usado por la burguesía, por un lado, como lo recuerda Luciano Cedillo: "... en el seno del aparato sindical había inmoralidad..." (De Juan soldado a Juan rielero. Publicaciones Mexicanas, 1963. p40), es decir había un desprestigio que limitaba su poder de dominio de los trabajadores, por otro lado, al interno de la empresa se da una disputa de poder entre el sindicato y la administración. De manera que aunque la CUT y con ella el STFRM se comprometían a contener el descontento de los ferrocarrileros e impedir el estallamiento de la huelga, no aseguraban poder mantener control, sobre todo por el propósito de destituir a la administración. Bajo esos motivos el Estado mediante un golpe de mano, desconoce a los representantes sindicales e impone (el 28-09-1948) como secretario del STFRM a Jesús Díaz de León alias el "charro" (a partir de entonces suele denominarse como "charro" al sindicalismo oficial).
El "charrazo" va acompañado de una toma de instalaciones por parte de la policía y el ejército, la aprensión de sindicalistas como Valentín Campa (de filiación estalinista) y el despido de una gran cantidad de trabajadores. Este suceso sin duda muestra la brutalidad del capital para imponer sus programas de austeridad, y aunque da la apariencia de que es al sindicato a quien se le golpea, son los trabajadores los que en realidad son afectados. No dudamos que el legendario Valentín Campa pudiera estar actuando honestamente, pero el problema no son los personajes, es el papel que la estructura sindical juega en la fase decadente del capitalismo, la colocación de una dirección oficialista para ese momento convenía más para su proyecto de austeridad y de represión, pero a fin de cuentas el trabajo que el sindicato ferrocarrilero venía realizando hasta antes del "charrazo" era también de control de la combatividad. Tanto el sindicalismo charro como el independiente cumplen el mismo papel: la contención de la combatividad obrera, es imposible e ingenuo pretender "rescatar" al sindicato encumbrando personajes honestos en las carteras pues es una estructura del Estado metido en la trinchera obrera.
Aunque la burguesía logró someter el descontento de los trabajadores, no había podido eliminar la inflación que seguía golpeando al conjunto de la clase obrera (el índice de precios de los alimentos para 1957 era de 20.9, disparándose en 1958 hasta 23.4), por ello desde 1957 vuelven las manifestaciones callejeras por aumento salarial. El descontento y la amenaza de expresiones masivas de trabajadores, eran tan reales que el presidente Ruiz Cortines, convocó a la formación de un frente sindical único, y así poder contener mejor el descontento. Aún con mucha dificultad las manifestaciones de los trabajadores lograban ponerse por encima del aparato sindical. Los telegrafistas por ejemplo, logran inicialmente oponerse al sindicato oficial y estallan la huelga, pero la falta de experiencia los lleva a suponer que requerían de un aparato sindical paralelo "no oficialista", con lo cual el capital recupera el control y se asegura de mantenerlos aislados (incluso rechaza abiertamente el apoyo de maestros y trabajadores del correo), asimilando así rápidamente el descontento.
En ese mismo tenor el descontento y confusión se presenta entre los ferrocarrileros cuando en los primeros meses de 1958 exigen aumento salarial. Una experiencia importante es la formación de una "Gran Comisión pro aumento salarial" (mayo de 1958) para dotarse de una organización sostenido con delegados elegidos libremente y con revocabilidad, no obstante la falta de experiencia los lleva a encerrarse en la empresa y no incorporan a esta organización a trabajadores de otras empresas, lo cual hubiera posibilitado una discusión colectiva y una extensión de la lucha. Es entendible que el control que tenía el aparato de izquierda (muchos de los sindicalistas "democráticos" reciben las instrucciones del PCM y el PCOM) impedía esto.
En un inicio esta Gran Comisión (GC) rebasa a la estructura del sindicato, logrando una fuerza que hace que el gobierno cumpla sus demandas. Empero la GC se somete a la estructura sindical, al suponer que el paso siguiente sería ganar las carteras sindicales y entonces democratizarlo. De esa forma la gran fuerza que representó la GC es utilizada para convocar la VI Convención sindical, sembrando con ello la derrota. Así los continuos paros impulsados por la estructura sindical "renovada" en diversas regiones, van generando un aislamiento y un desgaste de las fuerzas proletarias. La demanda salarial que podía aglutinar a otros destacamentos proletarios, es llevada al olvido, colocando al centro la consigna de la democracia sindical, haciendo con ello que cualquier intento de solidaridad quedara esterilizado.
Es evidente que los ferrocarrileros aún cuando mostraban una gran combatividad no contaban con experiencia para orientar su lucha, de la misma forma, la presencia y dominio que ejercían los estalinistas del PCM y el PCOM, lanzaron a los trabajadores a una sumisión hacia el sindicato, e incluso procuraban someter el descontento involucrando a los trabajadores en la protección de la empresa. Por ejemplo, en diciembre del 58, ya establecida la "dirección democrática" con Vallejo a la cabeza, proponen un plan para "elevar el nivel de operación de la empresa", lo que implicaba involucrarse en la definición de precios y aranceles, con lo cual llevan el mensaje de que los trabajadores deben comprometerse en el mejoramiento de la empresa y de la economía nacional.
De manera que en 1959 cuando los trabajadores vuelven a solicitar aumento salarial, el Estado puede explotar adecuadamente esa confusión. Cuando en febrero de 1959 los ferrocarrileros exigen un nuevo aumento salarial, sindicalistas "charros y democráticos" conjugan sus fuerzas para asegurar la derrota. Los democráticos se encargan de someter a los trabajadores a la estructura de izquierda del capital, al proponer que PCM y PCOM (y al inicio el PPS) se conviertan en consejeros, y buscan la fecha menos indicada para el estallamiento de la huelga. Los charros se encargan de abrir paso a la represión
y cerrar con broche de oro el golpe a la combatividad obrera.
De forma que cuando se solicita el aumento salarial, y se tiene una respuesta negativa por parte del gobierno, se les empuja a estallar la huelga justamente en la apertura del período vacacional (25-marzo), aislando así a las movilizaciones. Apenas pasaron tres días cuando la escalada represiva se desata. Policías y soldados son lanzados por todo el país a tomar instalaciones, golpear, apresar y asesinar trabajadores. De manera desesperada los ferrocarrileros resistían, llevando la huelga hasta el 3 de abril, pero ya todo era inútil, el aislamiento en que se encontraban permitió se inflingiera una importante derrota contra el proletariado. Durante esos días fueron detenidos 3,039 trabajadores (imponiendo sentencias por el delito de disolución social a 68 de ellos), se despidió a 9 mil y algunos son asesinados.
Los trabajadores de los ferrocarriles llevaron a cabo un combate importante, del que el proletariado actual y futuro tiene mucho que aprender. Y lo que estas jornadas de lucha nos permiten vislumbrar, es que:
- El sindicato no es ya un instrumento de la clase, por lo cual pretender democratizarlo es una tarea estéril, que además la burguesía sabe utilizar adecuadamente para desviar la atención y esterilizar la combatividad.
- La fuerza de los trabajadores se encuentra en su organización y expresión masiva, por eso el proletariado debe recoger la preocupación que estuvo presente en la formación de la Gran Comisión, en el sentido de tomar en manos su lucha mediante la creación de organismos formados por delegados revocables en todo momento y con la obligación de devolver el mandato a la Asamblea General que lo nombró.
- Las luchas gremialistas o de empresa por más combatividad que puedan expresar están condenados a la derrota, en tanto quedan aisladas, por ello la solidaridad y la unidad de las luchas son vitales. Cuando la separación que impone la producción capitalista y que fomenta el sindicato (por oficio, por empresa, por generación, activos o desempleados...) queda rebasada y se unen, expresan una gran fuerza que son capaces incluso de impedir que la burguesía ponga en acción sus fuerzas represivas.
El esfuerzo y la experiencia de los ferrocarrileros deben ser recuperados por el proletariado para preparar los próximos combates.
Tatlin/junio-2009
[1] Es significativo lo que Mario Pavón (quien fuera asesor del Sindicato Mexicano de Electricistas) dice sobre la disolución: "La huelga de los ferrocarriles Nacionales <de 1936> presentó el brillante ejemplo de una honrosa retirada...". Citada por Miguel Ángel Velasco, dirigente en ese entonces del PCM. (Cuadernos del CIHMO. Los ferrocarrileros hablan. UAP, 1983. p123).
[2] Al referir la actuación de este sindicalista, no juzgamos la honestidad con la que actuó, porque el problema del sindicato no se encuentra en los individuos, sino en la estructura que se engrana en el aparato de Estado.
[3] Datos tomados de Estadísticas Históricas de México. INEGI
[4] Citado por Antonio Alonso. El movimiento ferrocarrilero en México, 1958-1959. Ed. ERA, p75
¿Qué lecciones y qué perspectivas pueden destacarse a 20 años de nuestra constitución?
Para que una minoría de bienintencionados militantes lograra abrazar la causa del internacionalismo proletario hubo que romper con la ideología nacionalista que destilaba el izquierdismo de la región: desde el rancio nacionalismo del PCM (Partido Comunista Mexicano) hasta el radicaloide discurso del guerrillerismo cuyos rescoldos ideológicos aún estaban candentes. Los primeros textos públicos del GPI, embrión de la futura sección de la CCI, tuvieron que asumir una posición de ruptura con el nacionalismo guerrillerista así como con su método de violencia minoritaria. Esas expresiones del izquierdismo basaban su accionar no en un esfuerzo para desarrollar la conciencia de las masas obreras sino en una absoluta desconfianza hacia ellas, lo que a su vez se traducía en la exaltación de la preparación militar de una minoría; su visión de la revolución no era la de un movimiento de masas capaces de organizarse sino que no rebasaba la visión golpista o foquista (guevarismo), incluso cubierta bajo el ropaje de la "liberación nacional". El apoyo que abierta o veladamente estos movimientos brindaban a Cuba, China, Vietnam, El Salvador, Nicaragua o la URSS, no era, por supuesto, una manifestación de su internacionalismo proletario como les gustaba adornarse sino una reafirmación, independientemente de la voluntad y sinceridad de muchos de sus integrantes, de su naturaleza burguesa que los arrojaba en los brazos del "imperialismo rojo".
El combate más importante a este nivel consistió en lograr el reconocimiento de la existencia mundial del proletariado y de sus minorías organizadas y, por tanto, la existencia también de una dimensión internacional de su combate. Con el aporte de la izquierda comunista se logró la comprensión de que el proletariado en México era un batallón de ese ejército mundial y que la militancia revolucionaria no estaba basada en una supuesta defensa de alguna "identidad mexicana" sino justamente en su superación. Esto que se dice fácil tuvo un significado histórico muy importante pues desde entonces, también el proletariado de esta región se beneficia de un proceso de revaloración de toda la experiencia de la clase a la luz del marco marxista: analizar con una visión proletaria la supuesta "Revolución mexicana", reivindicar los aportes del Grupo de Trabajadores Marxistas (GTM)[1] que criticó la nacionalización del petróleo y se opuso a la borrachera nacionalista en vísperas de la II Guerra Mundial; hemos tratado de reconstruir la historia de los sindicatos en México, la presencia del anarquismo en la región, la historia contemporánea la hemos analizado bajo el ángulo marxista (Tratado de Libre Comercio, surgimiento del EZLN, la APO, la reforma del Estado, etc.).
Desde el principio se rechazó la visión mítica del asentamiento en "la montaña", de una presencia "nacional", se trataba ahora de ir a las grandes ciudades con sus grandes centros industriales donde el proletariado respiraba y transpiraba. Igualmente la visión de la clase obrera en Estados Unidos la subvertimos, nuestra visión no era ya la de poner al mismo nivel a la burguesía americana ("yankee") y al proletariado de ese país, hemos desarrollado una visión de una clase norteamericana que sufre y que es explotada como en cualquier otra parte del mundo y, por ende, aspira también a transformar esta sociedad de explotación. Esta voz proletaria ha luchado por combatir la nauseabunda fraseología de estar "contra el imperialismo yankee" (estar contra el imperialismo yankee puede implicar estar a favor de sus rivales imperialistas) y tratar de construir un combate de una clase unida, separada actualmente por las fronteras nacionales impuestas por el desarrollo del capitalismo, fronteras que un día tendrán que ser derribadas por la revolución comunista. Toda política que lleva al proletariado a atarlo a la defensa de la nación significa una traba para el avance de la conciencia de la necesidad de la revolución mundial.
La historia de las organizaciones de la clase obrera a nivel internacional muestra claramente que el proletariado no secreta "individuos revolucionarios" sino organizaciones revolucionarias. Para que los esfuerzos y la voluntad de un individuo se conviertan en una promesa para la lucha obrera deberán potenciarse a través de la actividad organizada, es decir, en el marco de una organización política del proletariado. Sin embargo, no todo los que se dice "proletario y revolucionario" es tal, algunos criterios para distinguir la naturaleza de clase de una organización son:
-De qué historia se reclama;
-Cuál es su programa político (su Plataforma);
-Cuál es su intervención.
Los lectores pueden leer en el reverso de nuestras publicaciones una explicación sintetizada de los criterios que acabamos de mencionar.
Para contribuir a la construcción de una organización revolucionaria este pequeño grupo de militantes de la clase obrera adoptó la visión de un trabajo paciente a largo plazo de la CCI, no más a través de las miras cortas, de la existencia individual, sino como sucesión de generaciones que van legando lecciones a los más jóvenes. Como individuos los militantes de la clase obrera no tienen una "misión especial" frente a su clase, combatimos la idea de los "dirigentes", los "jefes geniales" y toda esa superchería elitista típica de la burguesía.
Estas dos décadas de construcción de una referencia política y organizada del proletariado, es la historia de los esfuerzos de la clase obrera mundial y en particular de la CCI que desde 1975 ha ido construyendo una organización centralizada a escala mundial (con secciones y núcleos en 16 países y que publica en 19 lenguas en su sitio web). Muestra el potencial revolucionario de la clase obrera que se encamina hacia la creación de su partido político indispensable para llevar a cabo la revolución internacional comunista. Este partido deberá constituirse antes de los enfrentamientos decisivos entre la burguesía y la clase obrera. La CCI no se arroga el título de "partido" ni se siente la "única" depositaria del "hilo rojo", pero trabaja con ahínco para contribuir en ese sentido.
Marsan. 11-06-09
[1] Grupo de la Izquierda Comunista que publicó en México a finales de los años 30 su revista "Comunismo"
Trotsky a finales de enero de 1919 en la Carta de invitación al Congreso de constitución de la IC, determinó los principios políticos de la nueva organización. La "Plataforma de la Internacional Comunista" y ofrece un buen resumen basándose en los programas de los dos principales partidos comunistas:
"El reconocimiento de los principios siguientes establecidos en la forma de programa y elaborados a partir de los programas de la Liga Espartaco en Alemania y el Partido Comunista (bolchevique) de Rusia, debe, en nuestra opinión, servir de base de la nueva Internacional." (Carta de invitación a la 1er Congreso,)
La Liga Espartaco que se constituyó en Partido Comunista Alemán (KPD), el 29 de diciembre de 1918, perdió a sus principales dirigentes, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, asesinados por los socialdemócratas durante el aplastamiento del proletariado insurrecto de Berlín en enero de 1919. Así, al constituirse la IC se sabe de esta primera derrota del proletariado internacional, donde perdió dos de sus dirigentes de más prestigio, (con la fuerza y la capacidad teóricas y políticas comparables a los de Lenin y Trotsky).
Para Rosa Luxemburgo, con la guerra de 1914 había comenzado el período de decadencia del capitalismo. En su discurso sobre el programa en el congreso de fundación del KPD dijo: "Históricamente, el dilema que se plantea hoy la humanidad es como sigue: caer en la barbarie, o la salvación por el socialismo". Esta posición se reafirmó en el primer párrafo de la Carta de invitación para el 1er congreso de la IC:
"1° El período actual es la descomposición y el colapso de todo el sistema capitalista mundial, y será el hundimiento de la civilización europea en general, si el capitalismo, con sus contradicciones insuperables, no es abatido." Y "Una nueva era ha nacido: la época de la desintegración del capitalismo, su derrumbe interior. La era de la revolución comunista del proletariado". ("Plataforma de la Internacional Comunista")
Para todos los revolucionarios de la IC, el declive del capitalismo tiene un impacto sobre la vida y lucha del proletariado, contrariamente a la posición del centro pacifista, por ejemplo la de Kautsky, el final de la guerra no significaba el retorno al programa de anteguerra. Se trata de uno de los puntos de ruptura entre la IIª Internacional ya muerta y la IC
"Una cosa es cierta, la guerra mundial representa un punto de inflexión para el mundo. (...)" La Guerra Mundial modificó las condiciones de nuestra lucha y nos ha cambiado a nosotros mismos radicalmente." (La crisis social la democracia -Folleto de Junius-, R. Luxemburgo, 1915, Ed. Roca, México)
La apertura del período de decadencia del capitalismo, marcada por la guerra imperialista, significó nuevas condiciones de vida y lucha para el proletariado internacional. La huelga de masas en Rusia en 1905, la aparición por primera vez de una nueva forma de organización unitaria de masas de trabajadores, los soviets, la formación de consejos obreros, lo habían anunciado. R. Luxemburgo (Huelga de Masas, Partido y Sindicatos, 1906) y Trotsky (1905) extrajeron las lecciones esenciales de estos movimientos de masas. Con Luxemburgo, el conjunto de la izquierda llevó el debate sobre la huelga de masas y la batalla política en el seno de la IIª Internacional contra el oportunismo de los dirigentes sindicales y de los partidos socialdemócratas, atacando su visión de una evolución pacífica y gradual hacia el socialismo. "El método fundamental de lucha es la acción de la masa del proletariado, que comprende la lucha a mano armada contra el poder Estatal del capital". ("Carta de invitación al Congreso").
La acción de masas del proletariado llevó a la confrontación con el Estado burgués, y ésta es la contribución más valiosa de la IC, que rompe con el reformismo de la socialdemocracia, basada en el método marxista y las experiencias históricas de la Comuna de París, la revolución rusa de 1905 y, especialmente, el octubre ruso de 1917 que destruyó el Estado capitalista y erigió el poder de consejos de obreros, con ello, la IC se pronunció claramente por la destrucción del Estado burgués y por la dictadura del proletariado, la dictadura de las masas organizadas en los consejos obreros.
En la Carta de invitación, leemos:
"2° La tarea del proletariado consiste en apoderarse del poder estatal. La toma del poder mediante la destrucción del aparato estatal de la burguesía y la organización de un nuevo poder proletario.
"3 ° El nuevo aparato de poder debe ser la dictadura de la clase obrera, y, en algunos lugares, el de los pequeños agricultores y trabajadores agrícolas (...). El poder de los consejos obreros y las organizaciones obreras es su forma concreta.
"4 ° La dictadura del proletariado debe ser la palanca para la inmediata expropiación del capital, la abolición de la propiedad privada de los medios de producción y su transformación en propiedad social".
Esta cuestión fue un punto esencial del congreso expresada con la aprobación de la "Tesis sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado" presentadas por Lenin.
Las "Tesis" se inician por denunciar la falsa oposición entre la democracia y la dictadura "porque en ningún país capitalista civilizado, existe la democracia en general, sino sólo una democracia burguesa" agregaba que La Comuna de París puso de manifiesto el carácter dictatorial de la democracia burguesa. La defensa de la democracia "pura" en el capitalismo, es en realidad la defensa de la democracia burguesa, la forma por excelencia de la dictadura del capital. ¿Qué libertad de reunión para los trabajadores? ¿Qué libertad de prensa? Lenin contestó:
"La ' libertad de prensa' es también uno de los principales lemas de la "democracia pura". Sin embargo, los trabajadores saben (...) que esta libertad es una ilusión, mientas las imprentas y mayores existencias de papel están monopolizadas por los capitalistas, y mientras exista el poder del capital sobre la prensa, este poder se expresa en el mundo entero aún más clara y cínicamente cuando la democracia y el régimen republicano están más desarrollados, como en los Estados Unidos. Para conquistar una verdadera igualdad y una verdadera democracia para los trabajadores y campesinos, debemos quitar a los capitalistas la posibilidad de contratar escritores y comprar a las casas editoras, y corromper a la prensa. Para ello es necesario sacudirnos del yugo del capital, derrocar a los explotadores y de romper su resistencia." ("Tesis sobre la democracia y la dictadura del proletariado")
Reivindicar y defender la democracia pura, como los kautskystas, es un crimen contra el proletariado después de la experiencia de la guerra y la revolución, agregan las Tesis. Fue en el interés de los diferentes imperialismos, de una minoría de capitalistas, que millones de hombres fueron masacrados en las trincheras y que en todos los países, democráticos o no, se haya edificado la "dictadura militar de la burguesía". Es la democracia burguesa quien asesinó a K. Liebknecht y R. Luxemburgo cuando fueron detenidos y encarcelados por un gobierno socialdemócrata.
"En tal situación, la dictadura del proletariado no sólo es legítima como medio de derrocar a los explotadores y de romper su resistencia, sino también... necesaria para la masa de los trabajadores como la única forma de defensa contra la dictadura de la burguesía, que condujo a la guerra y prepara nuevas guerras .(...)" La diferencia fundamental entre la dictadura del proletariado y la dictadura de otras clases es que (...) la dictadura del proletariado es la represión por la violencia de la resistencia de los explotadores, es decir, de la pequeña minoría de la población de los grandes terratenientes y capitalistas. (...)"
La forma de la dictadura del proletariado ya se ha desarrollado, es decir, el poder de los soviets en Rusia, el sistema de consejos obreros en Alemania, los delegado obreros de los Shop-stewards Committees y otras instituciones soviéticas de otros países, realizadas precisamente por las clases trabajadoras, es decir, por la gran mayoría de la población, y significan una efectiva posibilidad de gozar de los derechos y libertades democráticos, como jamás ha existido, ni siquiera aproximadamente, en la mejor de las repúblicas de la democracia burguesa."(Ibíd.)
Sólo la dictadura del proletariado en el mundo puede destruir el capitalismo, abolir las clases y asegurar la transición al comunismo.
"La abolición del poder del Estado es el objetivo que se asignan a todos los socialistas... Hasta que este objetivo no se logre, la verdadera democracia, es decir, la igualdad y la libertad, será inalcanzable. Sólo la democracia soviética o proletaria conducirá a este resultado, ya que empieza a preparar la desaparición completa de cualquier Estado, con la participación de las organizaciones de las masas trabajadoras en la gestión del Estado." (Ibíd.)
La cuestión del Estado fue crucial en el momento que la oleada revolucionaria barrió Europa y en el que la burguesía de todos los países dirigía la guerra civil contra el proletariado en Rusia. En esta época concretamente expuso la necesidad de defender la dictadura del proletariado en Rusia y la extensión internacional de la revolución del poder soviético a Europa.
El cambio de período histórico revelado por la guerra de 1914-1918 determinó la división entre las posiciones políticas de la IIª y IIIª Internacional. Como lo fue sobre la cuestión del Estado. La decadencia del capitalismo y su impacto en las condiciones de vida y lucha del proletariado, plantearon una serie de nuevos problemas: ¿Debemos siempre participar en las elecciones y utilizar el parlamentarismo? ¿Frente a los consejos obreros, los sindicatos participaron en la "unión sagrada", son todavía organizaciones obreras? ¿Qué actitud adoptar con respecto a las luchas de liberación nacional en la era de las guerras imperialistas?
La IC no pudo contestar a estas preguntas. Es más un año después de octubre de 1917 en Rusia, dos meses después de la primera derrota del proletariado en Berlín, y sobre todo los años siguientes se caracterizaron por la derrota y el retroceso de la oleada revolucionaria y, en consecuencia, por el creciente aislamiento del proletariado en Rusia. Este aislamiento fue la causa de la degeneración del Estado de la dictadura del proletariado. Estos acontecimientos harán que la IC no pueda resistir el desarrollo de oportunismo. A su vez, ella morirá.
Para hacer un balance de la IC, es necesario reconocerla como lo que fue, el Partido Comunista internacional. Para aquellos que no pueden verla más que como una organización burguesa debido a su degeneración ulterior, es imposible hacer un balance de sus lecciones. El trotskismo reivindica acríticamente sus "Cuatro primeros congresos". Nunca había visto que, el primero rompe con la IIª Internacional, y que los siguientes marcan un reflujo en oposición a la división realizada con los socialdemócratas por el primero, así el 3º ofrece a esto últimos la alianza en un "Frente único". Después de haber reconocido su paso al campo de la burguesía, se rehabilita a los socialdemócratas en este congreso. Esta política de alianza con los socialdemócratas llevaría al trotskismo al "entrismo", es decir, entrar en estos partidos en los años 30 en contra de los principios del 1er Congreso. Esta política de alianza, de capitulación, -hubiera dicho Lenin-, habría de precipitar aún más a la corriente trotskista en la contrarrevolución burguesa con el apoyo al gobierno republicano en la Guerra Civil española y luego de la IIª guerra mundial imperialista, y por lo tanto, traicionar a Zimmerwald y la Internacional.
Fue en la IC que, desde los primeros 20 años, se creó una nueva izquierda para tratar de luchar contra la degeneración, en particular la izquierda italiana, alemana y holandesa. Estas fracciones de izquierda, que fueron excluidas a lo largo de los años 1920, continuó su lucha política para garantizar la continuidad entre la IC que murió y el "partido del futuro" extrayendo un balance de la oleada revolucionaria y la IC. "Bilan" [Balance] fue el nombre de la revista de la Fracción italiana de la Izquierda comunista en la década de 1930.
En continuidad con los principios de la IIIª Internacional, estos grupos criticaron las deficiencias de su ruptura con la IIª Internacional. Su trabajo en la oscuras profundidades de la contrarrevolución, su defensa de los principios comunistas en los años 30 y durante la IIª guerra imperialista mundial, permitieron dar lugar a la aparición y existencia de los grupos comunistas de hoy, y que, a falta de una continuidad orgánica, aseguraron una continuidad política. Las posiciones promovidas y desarrolladas por estos grupos responden a las cuestiones planteadas en la IC para el nuevo período de decadencia capitalista.
Por lo tanto, es sobre la base de la evaluación crítica realizada por las fracciones de la Izquierda Comunista que la IC vive en la actualidad y vivirá en el Partido Comunista mundial del futuro.
Hoy en día, frente a la explotación y la pobreza creciente, el proletariado debe tener la misma posición que la izquierda de Zimmerwald:
¡No a la unión sagrada con la burguesía en la guerra económica!
¡No al sacrificio para salvar a la economía!
¡Viva la lucha de clases!
¡Transformación de la guerra económica en la guerra civil!
Ante la catástrofe económica, frente a la descomposición de la sociedad, frente a la perspectiva guerrera y de caos creciente a la que nos conduce el capitalismo, la alternativa histórica es la misma que en 1919: la destrucción del capitalismo y el establecimiento de la dictadura del proletariado a nivel mundial, ¡socialismo o barbarie!
El futuro pertenece al comunismo.
R.L.
Como si en la magnitud de su entusiasmo encontrara fuerzas reanimadoras, la burguesía anuncia con alegría que países como Francia y Alemania han salido de la recesión porque su economía ha repuntado ¡0.3 puntos porcentuales!... el gobierno mexicano, de forma similar aunque todavía más ofuscado por la torpeza se adelantaba para anunciar que se había llegado al fondo de la crisis y en adelante todo sería "cuesta arriba". Pero por más difusión que le den a informaciones de este tipo, la clase en el poder no puede esconder la magnitud de las secuelas explosivas que vive la economía y que afectan de manera directa a los trabajadores y que se muestra de manera viva en las draconianas medidas que se aplican y que van desde el incremento de precios e impuestos, la eliminación de gastos sociales que forman parte del salario de forma indirecta, hasta el despido masivo de trabajadores. Justamente en la medida en que el gobierno mexicano prevé la agudización de esas medidas, es que lanza al olvido sus fanfarronadas sobre la fortaleza económica y reconoce la quiebra fiscal, de esa manera encuentra justificante para sus llamados al sacrificio.
Son más de 40 años de crisis y sacrificios extremos de los trabajadores
A fines de los años 60 y durante los años 70, cuando la crisis tomaba dimensiones superiores, un reconocido teórico de la burguesía como Paul Samuelson afirmaba: "La del capitalismo es una historia de auges y depresiones. La diferencia es que esta recesión <la de los 70> ha sido deliberadamente fabricada por los gobiernos." (La economía mundial a finales del siglo. Comercio Exterior, nº 8, 1980). De esa manera la burguesía al culpar al gobierno de la crisis, pretendía esconder el hecho de que son las propias contradicciones del capitalismo las que engendran la crisis. Basados en esa lógica podían justificar sus políticas basadas en "poco Estado", reduciendo aquellos gastos, como los dedicados a los servicios sociales, y como hoy, pedir serenidad y sacrificio. Actualmente su explicación de la crisis es similar, nos hablan que ésta provino de la aplicación de una política perversa que se basaba en la eliminación de la regulación del aparato financiero, y que creó malas actuaciones de "algunos especuladores". Por eso si antes hablaron de la quiebra del keynesianismo intervencionista para no hablar de la crisis del capitalismo, ahora se hace lo mismo cuando refieren la crisis del neoliberalismo, y de esa manera pueden argumentar que se trata de un problema ajeno al sistema al que hay que enfrentar con la unidad de patrones y trabajadores, lo que implica la aceptación pasiva de mayores sacrificios.
Pero los sacrificios son una constante que el capitalismo impone a los trabajadores, la explotación y miseria son sacrificios que tienen que asumir de manera cotidiana lo mismo con políticas de intensa intervención estatal que con las liberales, pero sin duda esas penurias de los asalariados se ven incrementarse con el ensanchamiento de la crisis capitalista. Por cualquier lado que se vea, la vida de los trabajadores es destruida por el capital, los propios informes oficiales muestran que desde 1973 ha habido un crecimiento de los accidentes laborales, llegando a presentarse en 2008 un saldo de 2 millones 160 mil trabajadores muertos por accidentes en el planeta, los cuales son originados por la intensidad de los ritmos laborales, de la misma forma la afectación a los servicios que forman parte del salario, como los de atención médica y las guarderías, ha llevado a que importantes números de trabajadores se encuentren desprotegidos ante enfermedades crónicas, infecciosas o epidémicas... y el caso de la muerte de casi media centena de niños y decenas más de heridos y mutilados en el incendio de una guardería en Sonora no es sino una muestra desgarradora de lo que significan las medidas de austeridad que el capital impone, condenando así a los trabajadores y a sus familias a una degradación acelerada de sus condiciones de vida, mostrando que aún cuando la miseria es expresión común y cotidiana a la que somete el capital a los trabajadores, hay una evidente aceleración de esta tendencia con la crisis, haciendo que ver con mayor claridad la necesidad de terminar con este sistema.
Por eso, ante el temor de que la clase obrera tome conciencia de su situación, la burguesía, a través de su aparato de izquierda, no deja de insistir que basta con cambiar la estrategia económica para alcanzar nuevos y mejores resultados, con ese discurso lo que se busca es que la clase trabajadora tenga la esperanza de que el capitalismo puede mejorar su vida y someta su reflexión en la búsqueda de una "política económica alternativa".
En México como en el mundo nos piden sacrificios para rescatar al capital
Como vemos la aceleración de la explotación es el instrumento principal que la burguesía viene utilizando para poner en marcha sus planes anticrisis, aunado a esto hay dos medidas que el capital utiliza sistemáticamente para completar su estrategia, a saber, el desempleo y el crédito.
Hace apenas unos días Calderón ha anunciado despidos en el sector gubernamental, lo cual afectará aún más las difíciles condiciones que viven millones de proletarios que han sido lanzados al desempleo, y que como decíamos completa el golpe, en tanto que aquellos asalariados que no fueron despedidos son agobiados con jornadas de trabajo más intensivas.
Procurando dar una aproximación a la dimensión de desempleo que se vive en el país, es pertinente tener en cuenta que si el gobierno declaraba que del 1 de enero y hasta el 15 de junio en la economía mexicana se habían creado 17,000 nuevos empleos, y los datos indican que a lo largo del 2009 se están despidiendo diariamente 2,240 trabajadores, eso implica que en aproximadamente 7 días se elimina el "logro" de las nuevas plazas creadas. Atendiendo esa información tendremos que, al finalizar el año habrán 817,600 nuevos desempleados, a los que hay que sumar la población juvenil que alcanza la edad para laboral, lo cual significa que a los despedidos se les agregará una magnitud de 1.5 millones de proletarios que no ven la menor oportunidad para poder asegurar la venta de su fuerza de trabajo (salvo las precarias labores que se realizan en el llamado "mercado informal"), y la oportunidad de que, estos jóvenes, se incorporen a estudios superiores se vuelve más restringida, tan sólo en este año el número de rechazados en la UNAM fue de 110 mil y en el IPN de 120 mil.
Con relación al crédito que desde hace 40 años ha sido una medicina muy recurrida, ocurre que cuando los niveles de crecimiento económico se desploman, a grados tan importantes como en México, donde el PIB ha caído en el segundo trimestre en 10.3%, este instrumento vuelve a considerarse como la tabla de salvación, baste ver que en el inicio del siglo la deuda externa representaba 6.4% del PIB, y la interna 13.3%, a fines del primer trimestre de este año ha alcanzando la proporción en 10.7 y 21.7% respectivamente, lo cual muestra la asfixia en la que se encuentra la economía y la desesperación para mantenerla a flote.
Es evidente que las dosis de crédito que se aplican de frente a la crisis son mayores y el efecto es cada vez menor, lo que es posible que la misma burguesía (a pesar de su visión mistificada de la realidad) se de cuenta, no obstante si insiste en esta medida es porque no cuenta con otro camino, y confía en que por lo menos el crédito le permita limitar la pendiente de esa caída al retrazar en el tiempo la aparición de algunas secuelas recesivas, que reaparecerán a final de cuentas después con mayor ímpetu. En ese sentido se encuentran orientadas las intuiciones que analistas burgueses realizan, por ejemplo Manpower (en su informe de marzo-2009) considera que la economía podrá reactivarse y hacer crecer el PIB, no obstante, afirma, el desempleo seguirá profundizándose.
El único camino es la unidad y extensión de las luchas obreras
La agravación de las condiciones de vida de los trabajadores es similar por todo el planeta, esa es la razón por la que en diversas regiones los obreros han vuelto a tomar las calles para manifestarse. Durante 2006 a 2008, la clase obrera desarrolló importantes movilizaciones que mostraban de forma evidente la respuesta de la clase ante la agudización de la crisis. En 2009 hemos visto que esta dinámica ha tomado una lentitud mayor, pero no han dejado de mostrarse, por ejemplo hace unos meses se han vuelto a ver nuevamente manifestaciones en Grecia, expresando la solidaridad con los trabajadores emigrantes, lo mismo que en Gran Bretaña y Alemania, e incluso en China, a pesar de las dificultades que expresan para mantenerse en el terreno de la lucha proletaria, se han expresado importantes movilizaciones como la presente a fines de julio, en la que 30 mil trabajadores del Grupo Siderúrgico de Tonghua, se manifestaron ante la amenaza de un despido masivo. De manera que el descontento que la crisis y las medidas que la burguesía impone es un detonante importante para la reflexión y la movilización. No obstante, hay que ser claros al reconocer la dificultad que la clase trabajadora debe enfrentar.
En plano nacional hay que tener cuidado con las trampas que la burguesía ha de poner para crear un ambiente de temor, falta de confianza y confusión en general. En México el Estado, junto a su convocatoria de sacrificio, ha desarrollado una serie de trampas que han dificultado la reflexión: por una parte ha infundido temor aprovechando la militarización de ciudades, por otra ha logrado extender la confusión mediante los recientes procesos electorales, pero sobre todo ha sabido utilizar el chantaje del desempleo para crear una impotencia entre los trabajadores y se resigne a aceptar los ataques sin responder.
El ambiente de descontento en México como en el conjunto del planeta está presente, los ataques a sus condiciones de vida son un detonante importante del coraje y de la reflexión, pero el camino no es lineal, el capital no ha de dejar avanzar la conciencia de forma "tranquila". Por eso ante los ataques económicos e ideológicos de la burguesía, la clase trabajadora debe impulsar la reflexión colectiva que pueda llevar todo ese coraje a una movilización masiva en la que la defensa de las condiciones de vida sea la premisa que posibilite la unidad. Es el único camino para hacer retroceder los ataques de la burguesía.
Tatlin/agosto-09
Han cesado los cantos de sirena de las campañas electorales, de todos los partidos políticos -derecha, centro, izquierda, etc.- que de nuevo han prometido una vida mejor en el contexto de una profundización inédita de la crisis económica capitalista, de los ataques inmisericordes del capital contra la clase obrera; se han vuelto a hacer ofertas a los trabajadores que sólo serían realizables a condición de tener fe en... ¡el voto! Y de nuevo, se reeditan los llamados al sacrificio (la demagogia burguesa ahora promete reducir los ingresos de los gobernantes), por la patria, que por enésima ocasión son exigidos a los explotados con la promesa, otra vez, de un futuro mejor. El cuento eterno y asqueroso de siempre.
Para la clase obrera como siempre, no importa qué partido o candidato ganó las elecciones, su situación es la misma y será aún peor:
La "admirable actuación ciudadana" como califican los ideólogos de la clase dominante al acto más impotente, individualista y estéril como lo es el voto (activo, blanco, de impugnación, de anulación...) o el abstencionismo que tanto promueven algunos grupos izquierdistas y que es la otra cara de esa impotencia, beneficia completamente a la clase dominante, a la burguesía. El mito de las elecciones y del sistema representativo es imprescindible para, junto con los sindicatos de todos los colores, seguir manteniendo la esperanza del proletariado de que por esos medios es posible, en el futuro, acceder a una mejoría en sus condiciones de vida. Hay que tener especialmente cuidado con la llamada "alternancia democrática" pues los cambios de partidos en el gobierno dan la ilusión de que verdaderamente los electores deciden y, este recambio, renueva sus mecanismos de gobierno pues los partidos políticos tanto de derecha, de centro o de izquierda (PRI, PAN, PRD y el resto de los partidos chicos) son la expresión orgánica del control estatal de los capitalistas; sus diferentes ropajes lenguajes se deben al reparto de tareas que deben cumplir para ofrecer "variadas alternativas" políticas a los trabajadores.
Si bien el Estado, como el representante colectivo del conjunto de la clase capitalista, está obligado a mantener siempre esa estrategia para dar continuidad a su sistema de explotación, y en ese interés común coinciden todas las fracciones burguesas existentes, dentro de las filas de la burguesía se producen de manera frecuente enfrentamientos encarnizados producto de la competencia sangrienta por los mayores beneficios que reporta el control del poder político central del Estado; esto ha sido más que evidente en los últimos años en México. Estos conflictos expresan efectivamente la tendencia a la arrebatinga, al agandalle, que caracteriza a la moral burguesa, pero sobre todo, la dinámica de la descomposición generalizada de la sociedad capitalista que se expresa en el "cada quien por su lado", en el "sálvese quien pueda", en el contexto de una crisis económica que restringe como nunca las "áreas de oportunidad" de las facciones en pugna. Así se ve muy claramente, por ejemplo en el PAN donde el grupo dominante de Calderón enfrenta serias impugnaciones de aquellas fracciones que reclaman "injusticias" en cuanto al reparto del pastel; en el PRI, donde se vive una calma aparente por el momento pero donde se avizoran inevitables conflictos entre los principales grupos visibles (Peña Nieto, Beltrones...) que necesariamente van a entrar en puja por los privilegios económicos y políticos que brinda el hueso mayor; en el PRD, donde la división es más que evidente sobre todo entre los principales grupos políticos nucleados alrededor de Izquierda Unida (López Obrador...) y Nueva Izquierda (Los Chuchos...). Además de este terreno, estas pugnas tienen como escenario a todas las estructuras de poder: aparte de los partidos, el ejército, las cámaras empresariales, el clero, el narcotráfico... una situación que apunta a su agudización, como lo muestran los recientes ajustes de cuentas de personajes importantes del gobierno capitalista en sus diversos niveles territoriales y más aún si tenemos en cuenta la carrera presidencial rumbo al 2012.
Este análisis de las pugnas interburguesas trata de clarificar las condiciones en que desarrollará su lucha dependiendo de las fuerzas políticas que asuman el gobierno y aquéllas que tomen la función contestataria en la oposición. En buena medida, esto es posible por las tendencias de las relaciones políticas de los diversos grupos de la clase dominante, en los reacomodos y alianzas que las fracciones establecen. Después de las pasadas elecciones el PRI se alzó con una cosecha abrumadora sobre el PAN y el PRD recobrando varias posiciones: cinco gubernaturas, una gran cantidad de ayuntamientos, diputaciones, senadurías, etc. En esta ocasión vimos cómo las preferencias electorales fueron machaconamente inducidas por una parte importante de los medios de comunicación (y también, claro, a través del pago del voto por parte de los promotores electorales del partido) hasta el hartazgo a favor de una alternativa que ofrece orden, seguridad, certidumbre, a favor del... PRI. Una buena parte de la burguesía descontenta con el equipo de gobierno federal del PAN a quien consideran irresponsable e ineficiente por su gestión en varios rubros: el económico, el político, el del descontrol del narcotráfico y en general de la llamada delincuencia organizada (desde el Estado), ha operado a favor de un "voto de castigo" en beneficio del tricolor añorando los viejos tiempos en que el partido de Estado le garantizaba estabilidad y relativamente buenos resultados al conjunto de la clase patronal. El PRI, se auto promociona como el partido experimentado y del orden, el que sí puede retomar la disciplina de la delincuencia organizada y para ello trabajan afanosamente en el establecimiento de alianzas entre los diversos grupos de la burguesía que incluyen a varios partidos políticos para que apoyen su retorno triunfante después de 12 años de oxigenación y lavado de rostro en la oposición.
En adelante, habrá que ver cómo el Estado, considerando sus diversas instituciones que velan por el cuidado de la careta democrática ante las clases explotadas, gestiona estas tendencias en su interior y qué capacidad de maniobra conserva para intentar retomar los acuerdos de unidad mínima entre los tiburones capitalistas para que acepten caminar en el sentido que más le conviene al conjunto de su clase. Sabido es que siempre hay fracciones un tanto irresponsables que buscan salirse con la suya, y más ahora cuando las tendencias centrífugas de la descomposición social generalizada, convierten a esos casos en la tendencia dominante. En los últimos años se ha procurado manipular las campañas presidenciales por los medios de comunicación para colocar equipos políticos capaces de gestionar la economía, cuidar el aspecto social y de promover la credibilidad en el circo electoral; intentando también que, bajo la disciplina política, los principales partidos y sus candidatos acepten la división del trabajo político instalando a determinado partido en el gobierno y a otros en la oposición, el juego también de partido de derecha-partido de izquierda, un esquema mínimo determinado por las fracciones dominantes. Sin embargo esta capacidad para controlar los resultados de las elecciones y mantener la disciplina dentro de sus propias filas siempre ha sido un lujo de sus compinches que gobiernan los países desarrollados y que en los últimos años tienen cada vez más problemas producto de la tendencia a la pérdida del control que trae aparejada la descomposición capitalista. Para la burguesía mexicana, este manejo ha sido más que difícil y, al contrario, lo que ha resultado de las pasadas elecciones, sobre todo las presidenciales, es una fractura mayor entre los grupos capitalistas que hasta ahora siguen enfrentados a muerte.
En suma, habrá que estar atentos en los próximos años al accionar del Estado pues necesariamente tiene que tomar en cuenta el proyecto político que arrancó fundamentalmente desde principios de los ochenta y que consistía esencialmente en un democratización de las instituciones del Estado y principalmente de sus procesos electorales y parlamentarios, y dentro de este proceso, el PRI estaba destinado a ser desplazado de los planos dominantes, al menos del gobierno federal. En fin, habrá que ver cómo se operan los reacomodos políticos dentro de la burguesía y, sobre todo, en la izquierda capitalista y en su polo principal, el PRD, pues es un instrumento indispensable para mantener la ilusión de los explotados en un cambio a través de los procesos electorales.
Después de décadas de experiencia en casi todos los países del mundo, la clase obrera puede afirmar muy fuerte, a través de sus organizaciones políticas genuinas, que cualquier partido que llegue al poder en tal o cual nación capitalista implementará indefectiblemente las medidas económicas, políticas y sociales acordes con los intereses de la clase dominante que las requiere para sostener y aumentar sus niveles de ganancia tanto en el país concernido como frente a sus competidores internacionales y también para garantizar la subsistencia de su sistema de explotación contra la clase obrera.
RR/agosto del 2009
Debido a que México exporta cerca de un 70% de su producción automotriz a Estados Unidos, y este es el principal país que ha estado en el centro del huracán de la crisis en los últimos años, las ventas del sector automotriz han caído un 30.7%, la producción se ha reducido 42.96% y las exportaciones se contrajeron 42.1%. Dada esta situación tanto General Motors (rescatada por el gobierno norteamericano) como Ford, Chrysler y Volkswagen, han cerrado plantas, realizado paros técnicos y despedido a trabajadores. En particular VW ha sumado 16 días de paro, imponiendo una disminución de salarios, mientras que por dichos "paros técnicos", la VW, recibirá 40 millones 359 mil pesos, autorizados en junio pasado por parte del gobierno federal a través del programa "Preservación del empleo", un eufemismo para disfrazar el apuntalamiento a las empresas capitalistas sin importar la suerte de los trabajadores.
Mientras que, en lo que respecta al reparto de utilidades de 2008 que la empresa pagó en mayo pasado a los trabajadores, fue entre un 16 y un 20 % menos (dependiendo de la categoría del empleo) de lo que obtuvieron un año antes, esto a pesar de que, el año pasado las ventas de VW fueron superiores a las de 2007 en un 15%, lo que en ganancias significó 6 mil millones de dólares.
La VW pretextando la agravación de la crisis del sector automotriz, emitió un comunicado donde informó que no otorgaría el raquítico aumento salarial que año con año se presenta, con ocasión de la revisión de su contrato colectivo de trabajo, como un gran logro del sindicato; ante este anuncio el sindicato "exigió" el 8.5% de aumento (la petición más baja en 9 años). Así, después del tradicional y legaloide emplazamiento a huelga, toda vez que VW ofreció solamente el 1% y un bono de 5 mil 500 pesos a partir de febrero de 2010; el 18 de agosto las banderas rojinegras fueron colocadas en la planta de VW, en el Estado de Puebla. Para el día 21 las negociaciones parecían empantanadas, VW había aumentado su oferta a 1.5%, y el sindicato estaba dispuesto a aceptar sólo el 3%, y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social llamaba a ajustar los "acuerdos" en "el marco de un contexto económico recesivo y, particularmente, de gran dificultad para la industria automotriz". Es decir, en tiempos de crisis los trabajadores no deben pedir aumentos de sueldos y mucho menos poner en peligro su fuente de trabajo con huelgas u otros mecanismos de presión hacia las empresas.
Finalmente el 22 el sindicato aceptó un 2% retroactivo al 18 de agosto más un 1% a partir de diciembre y un bono de ¡sólo 2 mil pesos!, lo cual no significa en realidad un verdadero aumento salarial. El sindicato dijo que este acuerdo fue sumamente difícil, dando a entender que habían hecho todo por defender los intereses de los trabajadores, ¡vaya descaro! Con la huelga se dejaron de producir aproximadamente 6 mil unidades, eso en realidad sólo aligeró los stocks de la VW, pues era la lógica de la empresa expresada por su vicepresidente de Relaciones Corporativas y Estrategia Thomas Karig, quien en junio había dicho "Tenemos que reaccionar ante las bajas ventas que se han visto en los mercados internacionales, sobre todo en Estados Unidos, y también en México (...) Tenemos que ajustar la producción tratando de cuidar que no crezcan demasiado los inventarios", también anunció que 3 mil trabajadores dejarían de trabajar 14 días durante junio y julio de forma escalonada. Por otra parte el sindicato informó que los empleados afectados recibirian cuatro días de salario al 100% y 10 al 50% (poco más de 60% global, ¡una reducción del salario!). Ya VW en enero había realizado un paro total de actividades durante tres días, cuando también anunció que no renovaría el contrato de 800 trabajadores temporales. El sindicato aceptó el chantaje a los obreros de mayor tiempo para aceptar los despidos, ¡el sindicato aceptó este recorte de personal, otro más!
El SITIAVW (Sindicato Independiente de la Volkswagen) para cumplir con su labor antiobrera se ha presentado siempre con una careta y una verborrea radical acordes con su etiqueta "independiente", autocalificándose como uno de los sindicatos que más beneficios logra para sus agremiados. Sin embargo, los múltiples intentos de lucha de los trabajadores de esa industria por décadas han sufrido su sabotaje, pues los ha maniatado cuando la empresa ha requerido mantener el orden para disminuir los salarios, aumentar las cargas y los ritmos de trabajo y, claro está, echar a la calle a los trabajadores.
Sólo algunos ejemplos, en 1992 cuando el sindicato declaró la huelga ésta fue declarada ilegal con la pasividad del sindicato, el contrato de trabajo fue rescindido y se contrató nuevamente a los trabajadores en peores condiciones laborales.
En 2001 VW pretendía despedir a 920 trabajadores de base y un gran número de eventuales, el sindicato chantajeó a los trabajadores para aceptar el despido de sólo 350 de planta "salvando" 570 empleos de base ¡a cambio de despedir a 1000 trabajadores eventuales! La huelga después de 18 días se levantó, pero ya no hizo nada contra el despedido de 1350 trabajadores. Una derrota brutal.
En 2002 la empresa anticipó la revisión salarial para el mes de febrero y propuso el cambio de jornada laboral de 6 días de trabajo por uno de descanso incluyendo el pago del séptimo día por el de 5 días por dos de descanso sin pago del séptimo día, que representó un 28.6% de "baja de salario", a cambio de no "correr" a 1350 trabajadores.
En 2003 en revisión salarial, el sindicato aceptó una reducción de la jornada laboral y salario, cuatro días de trabajo por tres de descanso, chantajeando a los trabajadores para evitar el despido de 2 mil obreros. Otra derrota más.
Para la huelga de 2004 ya sólo laboraban 9 mil trabajadores, el sindicato había aceptado los diferentes recortes de personal.
En 2005 durante la revisión del contrato colectivo el sindicato "amenazó" sindical con la huelga, pero ésta se conjuró justo antes del emplazamiento. Se obtuvo un 4.2% de aumento salarial y un 0.7 a prestaciones, para el sindicato fue una "victoria", promovió no ir a huelga para salvar la fuente de empleos y que la empresa no se fuera a otro país, el sindicato se presentó como el "defensor del empleo" (el mismo sindicato que tres años votó por correr a los eventuales). Las pocas voces a favor de la huelga fueron acusadas de "irresponsables".
Como lección debe quedar claro que la única manera real para luchar por demandas salariales y contra los despidos es a través de acciones tales como la discusión en asambleas buscando la manera de enfrentar los ataques de la empresa, y al acordar y estallar la huelga, inmediatamente debe plantearse la búsqueda del apoyo de otros obreros de las fábricas o centros de trabajo vecinos, enviando delegaciones masivas que deben buscar la extensión territorial de la lucha. También se debe asegurar el control de esos esfuerzos a través de la continuación de asambleas, monitoreando permanentemente los pasos dados y las acciones siguientes y de dónde el movimiento elija a sus propios representantes (comité de huelga) que serán revocables en cualquier momento si faltasen a los mandatos recibidos antes y durante la negociación con la empresa.
Igual debe quedar claro, que esto sólo es posible si desde el principio se lucha fuera y contra las directrices sindicales y en particular de aquellos sindicatos que, adornándose como "independientes" o "de base", son los más dañinos dado su discurso "combativo" y "radical". Si desde el principio no se logra arrebatar el control de la huelga al sindicato, la extensión de la lucha a otros sectores, será indudablemente ¡la extensión de la derrota!
Por la fuerza de la inercia parece casi imposible luchar fuera del sindicato pues este cuenta con todo el apoyo de la empresa y del Estado y de la infraestructura producto de nuestras cuotas sindicales. Sin embargo, el proletariado cuando lucha en su terreno de clase con sus propios medios y se plantea un combate extensivo involucrando a cada vez más trabajadores, puede movilizar fuerzas enormes ante las cuales el poder de los sindicatos llega a ser insignificante. Para ejemplo veamos las huelgas británicas reseñadas en este mismo número. La potencia del proletariado está en su unidad y su conciencia.
Vania/agosto del 2009
Hace apenas unas semanas los discursos de la burguesía eran "cuentas alegres", se nos machacaba sobre el hecho de que la "crisis había tocado fondo", que los "peor había pasado"; en fin, toda la clase capitalista desearía que esos discursos insulsos fueran ciertos pero la realidad es terca y contundente. El gobierno federal acaba de anunciar el "adelgazamiento" de su burocracia lo cual significa que miles de trabajadores serán lanzados a la calle, los demás son llamados a "apretarse el cinturón", los salarios van en picada, la seguridad social está siendo desmantelada por todos lados, los hijos de la clase obrera son arrojados por el capital a la vil indigencia y a la miseria atroz, los despidos se suceden a mansalva y en México la caída del Producto Interno Bruto (PIB) superó en julio las expectativas de los burgueses más pesimistas (- 10.36%). Este panorama anuncia una dramática situación para la clase trabajadora, ello planteará la necesidad de protestar contra todos estos ataques que no harán sino incrementarse. Sin embargo, la burguesía está lista, ocupa desde ya el terreno social y se prepara para enfrentar una lucha de clases cuyo espectro vuelve a "recorrer el mundo".
Las recientes elecciones en el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) movilizaron a los trabajadores para ir a las urnas sindicales a "expresar su voluntad" y elegir a sus "dirigencia". Para nadie es un secreto que estos "especialistas de la lucha obrera" se han enriquecido y sus condiciones de vida nada tienen que ver con las de sus agremiados. Además, existe la tendencia a "eternizarse" en el poder (Fidel Velásquez era una caricatura de esta tendencia, pero hoy lo podemos ver en Hernández Juárez, la maestra Gordillo y el mismo Martín Esparza del SME), esa "eternización" no es producto, evidentemente, de una supuesta "vocación de luchadores sociales... ¡hipócritas! Los sindicatos están burocratizados porque en ellos no hay vida proletaria y sus cúpulas sindicales son la expresión de la estructura del Estado. Lo mismo que los partidos políticos, sean de izquierda o de derecha, los sindicatos son defensores del capital, sean independientes u oficiales, son todos estructuras para someter a los obreros.
Las elecciones en el SME han provocado impotencia y resentimiento al interior del sindicato, la camarilla de Esparza vuelve a ganar por una "mayoría del 80%". Esto viene a demostrar, por si hacía falta, que esas "dirigencias" sólo buscan su beneficio personal y asegurarse un nivel de vida opulento, su función es la de aplastar y contener el descontento de los trabajadores que dicen defender. No es un acto de "traición", esto ha pasado con todos los sindicatos a nivel mundial desde principios del siglo pasado. La decadencia del capitalismo abrió un periodo donde el Estado absorbió a su engranaje a organizaciones que antes pertenecieron a las tradiciones de lucha de los obreros.
Tampoco se trata de la verificación del viejo adagio de que "el poder corrompe", desde esta lógica del sentido común no permite entender el verdadero fondo de la cuestión. Pues, sitúa el problema en el individuo y no en la estructura, el problema sería una supuesta "crisis del la dirigencia" como gusta decir el trotskismo, para otros una "debilidad humana" incapaz de oponerse a las "mieles del poder", que nunca se plantea la necesidad de abolir el poder de una minoría sobre la inmensa mayoría de la población. En la naturaleza humana no hay una pretendida "ansia por el poder", esa afirmación es producto de la ideología burguesa, los seres humanos son sociales por naturaleza y ayudar al otro es una parte esencial de su ser que ha sido aplastada por la competencia capitalista y por la deshumanización típica de la decadencia social de este sistema basado en la explotación del hombre. El problema central es la destrucción de las estructuras de poder que mantienen, defienden y prolongan la explotación capitalista.
Los "dirigentes sindicales" se nos presentan como "especialistas oficiales de la lucha", como "profesionales de la huelga" (como Martín Esparza del SME). Sin embargo, esta idea de "los dirigentes" se opone completamente a la forma en que se desarrolla la lucha proletaria, la cual es y será masiva y conciente. Serán las asambleas generales controladas por los trabajadores mismos las que tendrán que decidir sobre el destino de sus combates, a pesar y en contra de los sindicatos y sus "dirigencias". Es la ideología burguesa la que nos hace creer que los obreros "necesitamos héroes", "dirigentes", "profesionales de la política", etc. La próxima revolución comunista mundial tendrá que hacer añicos estas supuestas "verdades eternas".
El descontento en el sector eléctrico esta vez ha sido desviado a las urnas, a las trifulcas entre camarillas para ver quién se beneficiará de las prebendas sindicales. Recientemente en Volkswagen de Puebla estalló una huelga controlada por el sindicato (véase el artículo correspondiente en este número), todo terminó en un 2% al salario y un 1% en prestaciones, el sindicato acordó recuperar los 4 días de huelga con tiempos extras...¡qué logros!:la empresa ha pedido incrementar la competitividad lo cual significa que los ritmos de explotación se van a incrementar y el aumento salarial es en realidad una baja ya que no recupera los niveles de inflación...pero el chantaje del sindicato y la empresa es: "al menos tenemos trabajo". Los sindicatos terminan dando "gracias por mantener la explotación!".
Tanto en el SME como en VW hay un claro mensaje para todos los trabajadores de la región. Este mensaje tiene que ver con la inyección de impotencia, la burguesía está machacando la idea de que los trabajadores "no son nada sin los sindicatos", que a pesar de que paralicen una enormes fábricas como VW en puebla (con más de10 mil trabajadores) no "rebasarán un miserable aumento del 3%". Esta impotencia va acompañada por un temor paralizante que tiene que ver con una situación de desempleo que amenaza a todos y donde los obreros se sienten amenazados por una crisis cuya salida no está a la vista. Esta espada de Damocles inhibe fuertemente la combatividad obrera, es por ello que los sindicatos están haciendo su agosto, están maniobrando a sus anchas y los trabajadores aunque molestos y descontentos, tienen miedo a quedarse en la calle y, por consecuencia, sin medios materiales para mantener a su familia. Esa situación cambiará, los obreros se darán cuenta que aceptar esos "aumentos", los despidos y todo tipo de humillaciones no evitará, a final de cuentas, que el capital continúe atacando y degradando nuestras condiciones de vida y de trabajo y que más adelante ellos mismo sean despedidos.
Los acontecimientos actuales y la historia nos indican que lo que tenemos que hacer para llevar una lucha lo más lejos posible es luchar juntos pero sin los sindicatos. "Llevar lejos una lucha" significa la posibilidad para el conjunto de la clase de sacar el máximo de lecciones políticas que le permitan desarrollar la conciencia de la necesidad de una lucha unida y mundial que ponga en cuestión este sistema de explotación decadente.
Por ahora la situación nos plantea dos cuestiones:
-La necesidad de luchar por realizar asambleas generales donde sean los mismos obreros los que decidan y organicen su lucha. Ello va a implicar el tener que enfrentar a los sindicatos y sus "dirigencias" ya que serán los primeros en oponerse a las "asambleas sin ellos", su función es controlar y maniatar a los obreros para impedir que tomen la lucha en sus manos;
-Sólo cuando las asambleas toman el control de sus luchas se está en condiciones de plantearse la necesidad de extender la huelga a otros sectores, sobre todo a las fábricas y centros de trabajo más cercanos, pero también a los hermanos de clase de otros países. Ello implica el llamar a otros trabajadores a luchar juntos puesto que todos son atacados, todos tienen que responder. Además, la unidad de la clase en su lucha es el arma más potente contra los capitalistas ya que la solidaridad proletaria se expresa directamente en el combate común contra la explotación.
Marsan 22/08/09
El empresario y miembro de la clase dominante hondureña Manuel Zelaya, inició su mandato a comienzos de 2006 como abanderado del Partido Liberal de Honduras. Desde agosto del 2008 fue acercándose a la "franquicia" chavista del "Socialismo del Siglo XXI" cuando logró que el Congreso aprobara la incorporación de Honduras al ALBA (Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe), mecanismo creado por el gobierno de Chávez para contrarrestar la influencia del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) promovido por EU. Esta membresía permitiría a Honduras un crédito de $400 millones de dólares para comprar hidrocarburos a Venezuela a ser pagado en condiciones ventajosas. Este ingreso condicionaba una serie de medidas populistas de corte izquierdista: el control abierto del Ejecutivo de las instituciones del Estado, así como el ataque frontal a las viejas "oligarquías" nacionales. Por este motivo Zelaya da una súbita voltereta política de 180º, de liberal de derecha a un izquierdista "defensor de los pobres" e impulsor del "socialismo". Su último intento de modificar la Constitución para posibilitar su reelección, detona el golpe de Estado del 28 de junio pasado con el que el Congreso encumbró a Roberto Micheletti a la presidencia del país, con el apoyo del Ejército y la Corte Suprema.
Las intenciones geopolíticas imperialistas de la burguesía venezolana de convertirse en una potencia regional se evidencian en el proyecto del "Socialismo del Siglo XXI", sustentado socialmente en las capas más depauperadas y que utiliza el petróleo y los ingresos petroleros como arma de convencimiento y coerción. El crecimiento de la pauperización, la descomposición de las viejas clases dirigentes y el debilitamiento geopolítico de USA en el mundo, le han permitido a la burguesía venezolana avanzar paulatinamente en este sentido en la región: Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Honduras y algunos países del Caribe. Por sus características populistas y su antiamericanismo "radical", el proyecto chavista requiere del control totalitario de las instituciones del Estado y el montaje de una polarización política entre "ricos contra pobres", "oligarcas contra el pueblo", etc., lo que lo coloca en una fuente permanente de ingobernabilidad para el propio capital nacional.
Honduras es un preciado objetivo geoestratégico del chavismo: le permitiría
tener una cabeza de playa en el Atlántico centroamericano a través del puerto
Cortés, que también sirve al comercio exterior de el Salvador y Nicaragua; de
esta manera Venezuela dispondría de un "canal" terrestre que uniría
al Atlántico con el Pacífico, a través de Nicaragua. Al tener bajo su control a
Nicaragua y Honduras, le facilitaría su control sobre el Salvador; situación
que dificultaría el desarrollo del Plan Puebla Panamá propuesto por México y
EEUU. Por otra parte, Honduras cuenta con las condiciones "naturales"
para el esquema populista izquierdista de Chávez, pues es el tercer país más
pobre de América después de Haití y Bolivia y cuenta con una gran masa
depauperada que es el principal consumidor de las ofertas burguesas del tipo del
"Socialismo del Siglo XXI", que opera una permanente movilización vía
los sindicatos, partidos de izquierda e izquierdistas, organizaciones sociales,
campesinas, indigenistas, etc.
En particular, los sindicatos, arma por excelencia de la burguesía para el encuadramiento y control de los trabajadores, han revelado por enésima ocasión su naturaleza antiobrera en ese país pues han estado en el centro del enrolamiento de los trabajadores en la masa interclasista que ha sido llevada a enfrentarse con las fuerzas represivas del Estado, ahora en manos de la pandilla de Micheletti, para exigir la restitución de Zelaya y la preservación de la democracia burguesa. Es decir, aparte de someter cotidianamente a la clase obrera para garantizar la explotación capitalista, en tiempos de enfrentamientos interburgueses también actúan como los más fieros y fieles escuderos de tal o cual fracción burguesa echando por delante a las masas como carne de cañón.
Poco antes del golpe de Estado ya Chávez había puesto en funcionamiento su maquinaria geopolítica, alertando a los presidentes "amigos", denunciando a los militares "gorilas", etc. Consumado el golpe, convocó a una reunión de emergencia en Nicaragua de los países pertenecientes al ALBA donde anunció la suspensión de envío de petróleo a Honduras y amenazó con enviar tropas en caso de ser atacada la sede de la embajada venezolana en Honduras. Asímismo pone a disposición de Zelaya los recursos del Estado venezolano y hace insistentes llamados a los "pueblos de América" a defender la democracia amenazada por los "gorilas militares golpistas"; se olvidó de mencionar que él mismo encabezó un golpe de Estado en Venezuela contra el presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez en 1992. Son precisamente esos "gorilas militares", la policía del Estado chavista y sus bandas de choque quienes reprimen, no sólo a las manifestaciones de los opositores al régimen, sino a las propias luchas de los trabajadores en Venezuela. (Ver: El Estado "socialista" de Chávez nuevamente reprime y asesina proletarios, en www.internationalism.org [424]). Pero el derroche de hipocresía abarca a toda la "comunidad internacional". La OEA, la ONU, la Unión Europea y muchos otros países, entre ellos los EU, han condenado el golpe y pedido la restitución de Zelaya; algunos han retirado a sus embajadores en Honduras. Pero estos no son más que formalismos y consumo mediático para la galería de la maltrecha democracia burguesa.
La izquierda de la burguesía y sus apéndices radicales izquierdistas han sido sorprendidos pues también EU ha condenado el golpe y ha pedido la restitución de Zelaya. De hecho, la embajada de EU en Honduras y Tom Shannon, subsecretario de Estado para el hemisferio occidental, tuvieron una participación activa en los meses previos al golpe, según ellos para evitar que estallara la crisis. ¿Será que ha quedado tan débil la diplomacia norteamericana en la región después del gobierno Bush? No hay que descartar la posibilidad de que en efecto los EU no hayan podido controlar a las facciones de la burguesía hondureña en pugna, lo que sería expresión del grado de descomposición en las filas de la burguesía y de las debilidades geopolíticas de EU en su propio "patio trasero". Sin embargo, en este caso, al condenar el golpe, EU utiliza la crisis hondureña para "limpiar su cara" en la región, que dejó bastante sucia la administración Bush. De haber actuado Obama como Bush, cuando por ejemplo éste apoyó el golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002, hubiera dado argumentos para encender el antiamericanismo de algunas burguesías de la región y debilitar la estrategia de apertura diplomática de la nueva administración. Al parecer EU dejó que la crisis hondureña "siguiera su curso" para debilitar al chavismo en la región al forzar a Chávez a tener que dar la cara para defender a su "pupilo" Zelaya y mostrar su inocultable papel de pirómano en la crisis hondureña. Por otro lado, impulsa a la OEA y a otros dirigentes de la región a solucionar esta crisis para que sea la "comunidad americana" la responsable del desenlace de la crisis (la mediación del presidente Oscar Arias de Costa Rica revela el papel central que juega EU en esta crisis dados los buenos oficios que este personaje ha prestado desde siempre al imperialismo americano en la región), mientras poco a poco van surgiendo las evidencias que comprometan a Chávez y Zelaya como responsables de la crisis.
La crisis en
Honduras es de mayor envergadura que la reciente crisis entre Colombia, Ecuador
y Venezuela por el asunto de la FARC, en la cual también tuvo una participación
de primer plano el gobierno de Chávez. Nicaragua, aliada de Chávez, tiene en la
agenda un conflicto con Colombia por el archipiélago de San Andrés en el
Caribe. Asímismo, la influencia de Chávez y sus seguidores está presente en las
últimas crisis y confrontaciones en Bolivia, en el fraude electoral que la
oposición denuncia en las pasadas elecciones municipales en Nicaragua, o en Perú
donde el gobierno denuncia la intromisión de Bolivia y Venezuela en las
confrontaciones en Bagua. La burguesía chavista, producto y factor de la
descomposición, no tiene otro camino que proseguir su huída hacia adelante; se
ha asociado con Estados y organizaciones que practican el antiamericanismo de
manera radical: Irán, Corea del Norte, Hamas, etc.
EU tiene dificultades para poner orden en su patio trasero. Burguesías
regionales como México, que podrían contrarrestar la acción del chavismo y las
crisis políticas en su área de influencia natural, como lo es el Istmo
centroamericano, están sumidas en sus pugnas internas y debilitadas para esa
función; Colombia, bastión de EU en la región, ha estado limitado para contrarrestar
la ofensiva de Chávez. Brasil, que tiene intereses económicos e imperialistas
como potencia regional en Centroamérica
no tiene mayor interés en solventar una crisis promovida por Chávez, su
competidor en la región y prefiere que "se cueza en su propia salsa". Las
perspectivas para la región son hacia una mayor conflictividad y polarización
política, lo que indudablemente va a requerir fuertes campañas para enrolar al
proletariado.
Vuelva o no Zelaya, la polarización política ya está instalada en Honduras y se va a fortalecer. En este sentido es una fuente de división y confrontación en el seno de la propia clase, tal como lo vemos en Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador. Por otra parte, la burguesía va a utilizar la situación en Honduras para fortalecer a nivel regional la mistificación democrática al plantearse el saneamiento de las instituciones del Estado principalmente mediante la mistificación electoral. El proletariado tanto de honduras, de América Latina y del mundo entero, así como el medio internacionalista, debe rechazar de manera clara cualquier apoyo a las fuerzas burguesas nacionales o regionales en pugna; debe evitar la trampa de la polarización política que ya ha cobrado en el pasado muchas vidas de trabajadores en la región (en los 80, las conflictos interburgueses en Guatemala, el Salvador y Nicaragua, provocaron casi medio millón de muertos y millones de desplazados). Sólo la lucha del proletariado en su terreno de clases tanto en Honduras como en la región, y más allá, en el mundo entero, podrá dar al traste con toda esta barbarie.
CCI/12-07-09
Los hechos y causas que permitieron a la raza humana llegar a la civilización constituyen uno de los temas que más preocuparon a los filósofos y pensadores a través de los siglos. Se trata nada menos que descubrir el motor de la historia. En 1848, la publicación del Manifiesto Comunista ofrece una visión revolucionaria de la cuestión, que coloca al hombre y su actividad a nivel social en el centro del progreso histórico. Esta visión no puede obviamente satisfacer a la nueva clase dominante, la burguesía, que vive con entusiasmo el pleno ascenso del sistema capitalista. Por una parte, este ascenso se basa en una ideología especialmente orientada hacia el individualismo, y por otra parte, es demasiado pronto para la burguesía concebir, incluso a nivel estrictamente intelectual, la posibilidad de una superación del capitalismo.
Cuando once años más tarde, Charles Darwin publicó el resultado de sus trabajos sobre la evolución de los organismos como resultado de la selección natural, es tentador para la burguesía encontrar una pista de exploración del desarrollo de las sociedades humanas que se basaría precisamente en mecanismos de selección de los individuos más adaptados. Esta tendencia, que se agrupa bajo el término "darwinismo social" es aún activa hoy aunque sus hipótesis quedan aún por demostrar y su postulado inicial, la lucha competitiva por la existencia, fuese descartada rápidamente por el mismo Darwin en lo que se refiere a la evolución del hombre.1
"El darwinismo social es una especie de sociología cuyos postulados son:
a) que, el hombre formando parte de la naturaleza, las leyes de las sociedades humanas son, directa o casi directamente, las leyes de la naturaleza;
b) que las leyes de la naturaleza son la supervivencia del más apto, la lucha por la vida y las leyes de la herencia;
c) que es necesario que el bienestar de la humanidad vele por el buen funcionamiento de estas leyes en la sociedad.
Así, el darwinismo social puede definirse históricamente como la rama del evolucionismo que postula una divergencia mínima, o ninguna, entre leyes de la naturaleza y leyes sociales, ambas sujetas a la supervivencia del más apto, y considera que estas leyes de la naturaleza proporcionan directamente una moral y una política.
Se distinguirán dos formas diferentes de darwinismo social. Una de inspiración individualista, considera que el organismo social básico es el individuo y que, sobre el modelo de una lucha entre individuos de una misma especie, las leyes fundamentales de la sociedad son la lucha entre individuos de un mismo grupo, cuya lucha entre grupos étnicos (o razas) no es más que la extensión. Otro, al contrario, de inspiración holista, considera que el organismo social básico es la sociedad, que el motor de la historia es la lucha entre razas, y que la lucha entre individuos de un mismo grupo es una ley secundaria, o incluso un hecho perjudicial a la supervivencia de la raza. (...)
El darwinismo social individualista se desarrolla a partir de los años 1850 (antes de la misma publicación de El origen de las especies) y constituye una ideología importante hasta los años 1880 (...) la mayor parte está vinculado al liberalismo económico, predica la no intervención del Estado (...) El darwinismo social holista es a menudo abiertamente racista, se desarrolla sobre todo después de 1880. Predica la mayor parte del tiempo una intervención del Estado en la sociedad y una práctica proteccionista (protección económica, y también protección de la raza (...) La pureza de la raza está en peligro)"2
El representante más conocido de esta ideología es un contemporáneo inglés de Darwin, Herbert Spencer. Ingeniero, filósofo y sociólogo Spencer ve en El origen de las especies la clave que permitiría comprender el desarrollo de la civilización, partiendo del postulado según el cual la sociedad humana evolucionaría según el mismo principio que los organismos vivos. A partir de esto, el mecanismo de la selección natural descrito por Darwin sería completamente aplicable al cuerpo social. Spencer es un ideólogo burgués bien afianzado en su tiempo. Fuertemente marcado por el individualismo y el optimismo propio a la clase dominante en la época en que el capitalismo está en plena extensión, se dejará influenciar en gran parte por las teorías "a la moda", como el utilitarismo de Bentham. Plejánov dirá de él que es " anarquista conservador, un filósofo burgués.»3 Para Spencer, la sociedad produce y forma elementos brillantes que serán seleccionados para permitir a esta sociedad seguir progresando. A partir de la teoría de Darwin, el concepto de Spencer se vuelve, aplicado a la sociedad, la "selección del más apto".
El darwinismo social, como se le llamará después de su exposición por Spencer, coloca en principio la superioridad de la herencia sobre la educación, es decir, la preponderancia de los caracteres innatos sobre los caracteres adquiridos. Si los principios de la selección natural efectivamente funcionan en la sociedad, conviene simplemente no obstaculizarlos para garantizar el progreso social y la desaparición a largo plazo de las "anomalías" como la pobreza o las distintas incapacidades.
En sus evoluciones futuras, el darwinismo social se retomará como fundamento de muchas posiciones y justificaciones políticas dictadas por las necesidades del desarrollo capitalista.
Hoy aún, la teoría de Herbert Spencer sigue sirviendo de pseudo garantía científica a la ideología reaccionaria del ganador y de la ley del más fuerte.
Desde el estricto punto de vista científico, los trabajos de Spencer inspirarán estudios más o menos variados, como la craneología (el estudio de la forma y el tamaño del cráneo, cuyos resultados resultarán finalmente arreglados), los intentos de medir la inteligencia o aún la antropología criminal con la teoría del "criminal nato" de Lambroso, cuyos ecos aún se hacen oír hoy en las esferas políticas burguesas cuando se trata de detectar cuanto antes al futuro criminal.
La preponderancia de lo innato conduce también Spencer a delinear los contornos de una política educativa cuyas repercusiones aún son visibles en el sistema escolar primario británico, que pretende proporcionar al niño un medio ambiente propio a su desarrollo personal, sus propias búsquedas y descubrimientos, más que proporcionar una enseñanza magistral susceptible a desarrollar nuevas aptitudes. También es el fundamento teórico en que se basa el concepto de "igualdad de oportunidades".
Pero la descendencia más conocida del darwinismo social reside sobre todo en el eugenismo. Es Francis Galton, primo de Charles Darwin, quien coloca los primeros conceptos del eugenismo siguiendo la intuición subyacente de Spencer según la cual si la selección natural debe conducir de manera mecánica al progreso social, todo lo que lo obstaculizó no puede sino retrasar el acceso de la humanidad a la felicidad. Galton simplemente teme que las medidas de carácter social que la burguesía tiene que adoptar la mayor parte del tiempo bajo la presión de la lucha de clases, inducen a largo plazo a un decaimiento global de la civilización.
Mientras Spencer era más bien adepto del "liberalismo", de la no intervención del Estado (uno de sus obras, aparecida en 1850, lleva el título El derecho a ignorar el Estado) Galton va a preconizar medidas activas para facilitar la marcha de la selección natural. Inspirará así durante mucho tiempo y más o menos directamente en las políticas de esterilización de los enfermos mentales, la práctica de la pena de muerte para los criminales, etc. El eugenismo también se considera como respaldo científico central a las ideologías fascistas y nazis, aunque ya en Spencer se encuentran los elementos para elaborar visiones racistas que conducen a la jerarquización de las razas. A partir del siglo XIX, los trabajos de Spencer se utilizaron para demostrar los fundamentos biológicos del retraso tecnológico y cultural de poblaciones llamadas "salvajes", justificando científicamente las políticas coloniales dándoles una característica moral de civilización, al mismo tiempo que se vuelven básicamente necesarias por la contracción de los mercados locales.
Sin embargo, el eugenismo permite dar un paso complementario previendo la supresión de masas de individuos considerados incapaces y en consecuencia potencialmente propensos a retrasar el progreso de la sociedad. Alexis Carrel, en 1935, llegará incluso a preconizar, y describir incluso con lujo de detalles, la creación de establecimientos donde se practicaría la eutanasia generalizada.
Sin embargo, no sería necesario ver el darwinismo social bajo el ángulo teórico y científico. Este pensamiento se inscribe en primer lugar en un contexto histórico que conviene apreciar y que intenta acompañar y justificar. La influencia del período es fundamental para incluir cómo esta corriente se ha desarrollado, así como es importante retener que si las respuestas que hay son globalmente falsas, las cuestiones que plantea constituyen siempre el centro de la comprensión que el hombre debe tener de su propio desarrollo social.
Cuando Darwin publica El origen de las especies, Inglaterra está en pleno período victoriano, y la burguesía europea se instala en el poder, lista para conquistar el mundo. La sociedad pulula de ejemplos de "hombres exitosos", de hombres salidos de la nada y que, llevados por el desarrollo industrial capitalista, se encontraron a la cabeza de empresas prósperas. En esta época, la clase dominante siempre se ve atravesada por corrientes radicales que ponen en entredicho los privilegios hereditarios, que constituyen frenos a las nuevas formas de desarrollo ofrecidas por el capitalismo. Spencer frecuenta este medio de "disidentes", muy afianzado en el antisocialismo.4 Sólo ve en la extrema pobreza de la clase obrera inglesa los estigmas provisionales de una sociedad en adaptación y que, bajo el efecto de la explosión demográfica, terminará por reorganizarse, constituyendo así un factor de progreso. Para él, el progreso es inevitable puesto que los hombres se adaptarán a la evolución de la sociedad, en tanto se los deje libres.
Esta euforia es compartida por el conjunto de la burguesía. Se añade un fuerte sentimiento de pertenencia a la nación que acaba de formarse y que puede ser reforzada por los acontecimientos belicosos como en Francia a raíz de la derrota contra Prusia. El desarrollo de la lucha de clases, que acompaña al desarrollo del capitalismo impulsa a la burguesía a desarrollar otra concepción de la solidaridad social, fundada sobre bases que espera innegables.
Todo esto constituye el fondo de una teorización de la ascendencia capitalista y sus efectos inmediatos: la proletarización en el sudor, la colonización en la sangre, la competencia en el lodo.
De esto trata el carácter fundamental del darwinismo social ya que desde el punto de vista científico, no establece ninguna respuesta correcta a las cuestiones fundamentales que trata.
La ciencia nunca, incluso a veces con la mejor de las voluntades, ha llegado a demostrar las hipótesis básicas del "darwinismo social".
Ya el nombre de esta corriente de pensamiento es incorrecto: Darwin no es el padre del eugenismo, ni del liberalismo económico, ni de la extensión colonial, ni del racismo científico. Darwin tampoco es malthusiano. Más aún, es él mismo quien, entre los primeros, aporta la contradicción más desarrollada a las teorías de Spencer y Galton.
Después de haber expuesto su visión del desarrollo y la evolución de los organismos en El origen de las especies, Darwin examina, doce años más tarde, los mecanismos que obran en su propia especie, al hombre. Al publicar La filiación del hombre en 1871, va a contradecir todo lo que al mismo tiempo, el darwinismo social está construyendo. Para Darwin, el hombre es también producto de la evolución y se coloca por tanto en el proceso de selección natural. Pero en el hombre, el proceso de lucha para la supervivencia no va a pasar por la eliminación de los más débiles: «Nosotros hombres civilizados, al contrario, hacemos lo posible para poner un freno al proceso de eliminación; construimos asilos para los idiotas, los lisiados y los enfermos; instituimos leyes sobre los pobres; y nuestros médicos despliegan toda su habilidad para conservar la vida de cada uno hasta el último momento. Vale decir que la vacunación preservó a miles de individuos que, a causa de una escasa constitución, antes habrían sucumbido a la viruela. Así pues, los miembros débiles de las sociedades civilizadas propagan su naturaleza."5
Así, por el principio de la evolución, el hombre se excluye del mecanismo de la selección natural colocando sobre la lucha competitiva por la existencia, a favorecer todo lo que contribuye el proceso de civilización, a saber las cualidades morales, la educación, la cultura, la religión... lo que Darwin llama los "instintos sociales". De esta forma pone en entredicho la visión de Spencer de la preponderancia de lo innato sobre el acervo, de la naturaleza sobre la cultura. Debido a la civilización, por lo tanto a nivel social, la selección natural no actúa ya como en los organismos. Se conduce al contrario a seleccionar comportamientos sociales que se oponen a las leyes de la selección natural. Esto es claramente lo que pone en evidencia Patrick Tort en su teoría sobre "el efecto reversivo de la evolución "[i].
Mientras que el "darwinismo social" sólo ve en la evolución sociedades humanas como resultado de una selección de los individuos más aptos, Darwin al contrario ve la reproducción creciente de los instintos sociales como el altruismo, la solidaridad, la simpatía, etc. La primera concepción coloca el capitalismo como el marco más conveniente al "progreso social" mientras que el segundo demuestra con fuerza que las leyes económicas del capitalismo, basadas en la competencia, no permiten a la raza humana desarrollar plenamente sus instintos sociales. Es eliminando este último obstáculo histórico, suprimiendo el capitalismo, que la humanidad podrá construir una sociedad donde estos instintos sociales tomarán su total medida y conducirán a su vez a la realización de la civilización humana.
GD julio-2009
1 Este artículo toma prestadas citas de varios artículos y textos que sería aburrido hacer referencia sistemáticamente. He aquí algunos en desorden:
▪ Wikipedia (en particular los artículos consagrados al darwinismo social, a Herbert Spencer y a Francis Galton)
▪ Diccionario de sociología. Le Robert/Seuil, 1999 (artículo "darwinismo social").
▪ Brian Holmes, Herbert Spencer, "perspectivas" vol XXIV, n° ¾, 1994.
▪ Patrick Tort, Darwin y el darwinismo ¿Qué se yo?, PUF.
▪ Pierre Henry Gouyon, JacquesArnould, Jean Pierre Henry, los avatares del gen, la teoría neodarwiniana de la evolución, Berlin, 1997.
▪
2 Diccionario de darwinismo y la evolución, PUF, páginas 1008-1009.
3 En "Anarquismo y socialismo"
4 "Tan fuerte como odio la guerra, odio también el socialismo, de todo tipo" citado por Duncan. "Vida y cartas de Herbert Spencer". 1908.
5 Charles Darwin, La filiación del hombre, 1871.
6 Leer nuestro artículo sobre el último libro de Patrick Tort; El efecto Darwin:https://fr.internationalism.org/icconline/2009/a_propos_du_livre_de_patr... [426]
Un grupo de trabajadores de Guadalajara, interesados en impulsar la discusión y clarificación al interno de la clase han creado una revista de formato virtual, con el nombre de Aurora, y que tiene como objetivo ser un foro de discusión abierta[1].
En el número uno de este proyecto los compañeros exponen sus preocupaciones así: "El Consejo Editorial de Aurora considera indispensable que la discusión tiene que ser parte fundamental del quehacer de todo revolucionario, sea de matiz reformista o radical, por ello crea este Foro donde se intenta abordar temáticas que tengan que ver con la construcción de la teoría que nos de luz sobre la lucha por la liberación de la clase trabajadora en el mundo."
Este trabajo es sin duda un esfuerzo importante que saludamos, al tiempo que agradecemos la invitación que nos han hecho para participar en los debates. El primer número ha sido editado en el primer trimestre de este año, llevando como tema de discusión: "México siglo XXI: la revolución necesaria"; y el segundo ha salido a la mitad del año, teniendo como tema: ¿Las elecciones emanciparan al pueblo?
En ambos números se expresan argumentos muy diversos e importantes para la reflexión, hay sin embargo necesidad de mostrar el avance del proceso de clarificación que hay en algunos de los participantes y la confusión que hay en otros. Al tomar posición y hacer la crítica no pretendemos descalificar, por el contrario nuestra intención es contribuir a la clarificación e impulsar la reflexión colectiva.
Un primer aspecto que deseamos exponer es que hay un cierto tono de localismo en el planteamiento de los asuntos, por ejemplo, en el número 1 llama a discutir sobre la revolución en México, pero si la revolución no se plantea en su marco internacional se cae en discusiones de gran pobreza teórica y práctica como la colaboración que presenta el comité ejecutivo del SNTE (Hacia un programa nacional alternativo de educación y cultura...), que no hace sino dar un listado de buenos deseos para mejorar el rostro del capitalismo.
Por ser ese un tono dominante en los argumentos presentados, es preciso resaltar las posturas proletarias. En el número 2, al analizar las elecciones, dos artículos son los que definen el terreno proletario. Por un lado el camarada JBM (¿Sirven de algo las elecciones?) define el marco para entender las tareas y el objetivo que el proletariado enfrenta en el presente, y lo que significan los discursos gradualistas tan divulgados por el aparato de izquierda del capital: "Pareciera necedad, pero lo que se requiere transformar no es un sindicato en particular o un municipio determinado, o el congreso de tal o cual estado o las instituciones educativas o culturales, la procuración de justicia o el cuidado de nuestro hábitat, es el modo de producción, ni más ni menos."
En una continuación de ese esfuerzo el compañero GPL (La fiesta democrática), dibuja el escenario en el que a los trabajadores de la región se les envuelve con las campañas electorales: "... la diversificación de los partidos, la exhibición de una supuesta baraja de posibilidades distintas (uno que aboga por la moralidad, otro que representa la regularidad postrevolucionaria de 1910, otro el rescatador del nacionalismo revolucionario olvidado por el segundo, uno más aspirante a fundar el socialismo burgués, otro que intenta reconvertir la ética de la burguesía, los seguidores patrimoniales de un ecologismo sentimental, uno más que eleva a rango supraconstitucional los derechos de los excluidos, y un puñado más que aspiran a ser parte de...), no es sino la consumación del gran festín que ofrece la clase capitalista para seguir ensombreciendo la conciencia de sus contrarios irreconciliables: los proletarios..."
Y como si se adelantara a los argumentos que otros colaboradores presentan en ese mismo número, desarrolla claramente los argumentos de lo falso que significa presentar a los procesos electorales con una visión aparentemente crítica, pero aceptándola bajo el engañoso argumento de ser un paso táctico: "En todo momento, aún cuando se pudiera concluir que tácticamente conviene a las organizaciones revolucionarias y por tanto, a la clase trabajadora, participar en la lucha por espacios en las cámaras y gobiernos, se tiene que tener presente que en esencia, por lo que se tiene que pugnar es por ir construyendo los instrumentos que efectivamente vayan en un camino de construir los cimientos de una nueva sociedad [...] Sumarse a los procesos electorales suele ser un paso fácil para los activistas progresistas de todo tipo, paso en falso que contrariamente a contribuir en la organización de obreros y campesinos, le crea un manto de engaño que le hace un menudo favor a la clase gobernante."
Estos argumentos que están firmemente colocados en el terreno proletario contrastan con aquellos que aún cuando intentan adornarlo con un lenguaje marxista terminan expresando la defensa de la democracia, de la nación o de pretendidos proyectos alternativos (como los que encabezan López Obrador o Chávez) y que no tienen más fin sino limpiar el sucio rostro del capitalismo... aún cuando las ideas estén cargadas de buenas intenciones (y en ningún momento dudamos que así sea), no hacen sino ayudar al capital a la mistificación de la democracia y las elecciones.
Hay una serie de argumentos confusos, sobre los que se hace necesario criticar, convocando a la reflexión de los autores y de los lectores en general. Esta confusión está expresada en diversos artículos. Iniciemos con lo planteado por JLG, en México: proceso electoral 2009... el cual presenta el escenario que la burguesía ha construido desde su izquierda para confundir a los trabajadores: "... En esta coyuntura, las posturas de la autonombrada "izquierda" se divide en tres opciones: a) Abstenerse de votar, b) Anular el voto y c) apoyar a un candidato confiable y conocido por su vocación de luchador social, con posibilidades reales de alcanzar una curul...", pero aunque describe los hechos, los supone como una realidad a la que los trabajadores tienen que remitirse pasivamente sin suponer que existe un método y un terreno diferente sobre el que se puede reflexionar.
Tan confusos son los demás textos. El presentado por CGS y OVS, (Democracia como plataforma...) parten de la interpretación de las elecciones y las instituciones que utiliza el capital como "logros" significativos, así define que: "... Debe quedar claro que la celebración de elecciones no ha sido una dádiva de los poderosos, sino el resultado de luchas populares para ampliar las libertades políticas..." Así, conectado con los argumentos que la burguesía desarrolla, puede afirmar que, "... El voto es una herramienta que puede ser útil a los intereses del pueblo..." Pero como la realidad se vuelve tan pesada para ser soportada por tan endebles argumentos busca otros asideros que le permitan justificar a la democracia como un objetivo y a las elecciones como un medio de lucha: "Para que las elecciones puedan ser una vía para el poder popular, serán necesarias alianzas amplias entre sectores diversos de la sociedad, grupos ecologistas, de derechos humanos, sindicatos democráticos, organizaciones civiles de un amplio perfil, que coincidan en su aspiración a una democracia real, en la que el pueblo pueda ejercer al fin su soberanía." De forma que termina reconociendo que las elecciones no sirven sino para apuntalar a la democracia, que, aún teniendo el calificativo de real, es la forma de dominio por excelencia del capital, por eso tiene razón cuando supone que esa consigna deberá ser recuperada por estructuras como los sindicatos o las ONG, que justamente están engranadas en el aparato de poder burgués.
Idéntico argumento es el que expone la Organización Político Social Independiente (Elecciones y lucha popular), que inicia con un aplauso a la reforma electoral de 1976, impulsada por Luis Echeverría justamente para usarla como arma de control del proceso de descontento generalizado durante esa década. Así se refieren a esta: "... la apertura democrática y las reformas políticas, <son> frutos del esfuerzo, la lucha y organización popular..." Más adelante tomando un pretendido tono crítico, afirma que el efecto positivo que tuvieron durante el gobierno de Echeverría y Portillo, se ha acabado por lo que ya no hay posibilidad de que "... las organizaciones políticas o sociales independientes de los partidos y el gobierno, como la nuestra -dice la OPSI-, que buscamos cambiar estas condiciones, nos aliemos durante el proceso electoral actual con alguno de los partidos políticos, con alguna de sus corrientes internas o alguno de sus candidatos, <dado que eso> nos convertiría en cómplices de lo que pretendemos cambiar..." No obstante, y pese a mostrar que el terreno electoral es un terreno en el que los trabajadores ni por casualidad encuentran un "aliado" en los partidos, terminan llamando a "votar contra la ultraderecha" y a "sacar al panismo del gobierno..." Lo cual no es sino una forma escondida de validar a las elecciones, de sugerir implícitamente ¿el apoyo a los partidos de "izquierda" o a los de "centro"? y de llamar al sometimiento de los trabajadores a la dinámica y los lineamientos que dicta el capital.
Esa idea es la misma que Semilla presenta en su artículo ¡Todos a votar por la defensa de la democracia! Luego de explicar la dificultad económica que vive el capitalismo, supone que pude haber una salida siguiendo a Obrador. De manera que dando como un hecho que la democracia y las elecciones son los únicos caminos que tiene la clase trabajadora, convoca a "... crear un gran Frente Popular Nacional que tenga la capacidad de evitar que en las elecciones del 2012 lleguen al poder los grupos más conservadores y retrógrados que termine con los escasos logros democráticos y libertades que los mexicanos hemos logrado conquistar desde la revolución de 1910, tarea en la cual tal vez el movimiento social que encabeza López Obrador sea el que más aporte en ese sentido, tanto en la presente elección como en los próximos años."
Como se ha visto en estos argumentos no hay ni la menor idea de que la clase trabajadora pueda organizarse fuera de las esferas y el control del capital, de manera que en la lógica formal sobre la que mueven sus argumentos, la autonomía de la clase obrera, que es la forma en que puede asegurar su organización real y la expresión de su fuerza, no está considerada. Así quedan borradas las experiencias históricas que muestran esa capacidad, no sólo borran la experiencia de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23, sino las movilizaciones importantes como las de los trabajadores polacos e ingleses durante los 80, o las que recientemente acaban de llevar a cabo los trabajadores de Egipto y Grecia...
Una vez más saludamos la aparición del debate convocado por la revista Aurora y llamamos a continuarlo, escuchando los diferentes argumentos, alimentando la reflexión que conduzca a la profundidad y ampliación de las verdaderas armas con que cuentan los trabajadores: su organización y conciencia.
RM/agosto-2009
[1] Para todo contacto con los compañeros de la Revista Aurora escribir a: [email protected] [428]
Entre los medios de difusión se ha comentado que la saña con que se ataca a los trabajadores del centro se debe a la maniobra de la burguesía para realizar un gran negocio con la venta de la fibra óptica. En el intento de renovar la imagen del sindicato, afirman que ese negocio no podría ser realizado mientras existiera el sindicato de trabajadores electricistas (SME). No se duda ni por un momento que tales negociaciones están previstas por el Estado, y en su intento de relanzar el proceso de acumulación buscarán otorgar al capital privado su operación, favoreciendo a una fracción de la burguesía o incluso a un capitalista individual, pero si se remarca tanto sobre esto es justamente para cubrir que los verdaderos golpeados en esta acción son los trabajadores que han sido despedidos. En su intento por impedir la reflexión y la solidaridad real con los trabajadores de la electricidad, la burguesía anima, sobre todo a través de su aparato de izquierda, la defensa del sindicato, de la empresa, de los recursos económicos y de la nación, es decir por la defensa de intereses ajenos a todos los trabajadores.
El golpe dado a los trabajadores de la luz, fue preparado cuidadosamente por la burguesía porque no quería golpear solamente a 44 mil trabajadores, sino que este golpe tuviera un efecto global en los asalariados. Nadie puede creer que como lo afirman los voceros del gobierno, la decisión fue tomada el 28 de septiembre. La burguesía midió los tiempos y preparó las condiciones: alentando primero un conflicto sindical y así al dar el golpe, hace aparecer que el objetivo era el SME y poder encausar el descontento a la defensa del sindicato, y los añadidos que vienen con este, es decir la defensa de la patria... Unido a esto, se lanza una campaña de desprestigio, acusando a los trabajadores de la electricidad de "privilegiados". Estas acusaciones son una estratagema muy usada por la burguesía para crear un clima de linchamiento. Eso se hizo para justificar la "ley del ISSSTE" y golpear las pensiones y jubilaciones, pero también lo ha hecho en Venezuela el gobernante Hugo Chávez, promotor del "socialismo del siglo XXI". En el mismo tono usado por Calderón, Chávez ha acusado de "privilegiados" a aquellos sectores a los que se prepara a golpear, así lo hizo con los trabajadores del petróleo, que exigían incremento salarial, el mismo adjetivo usó contra los trabajadores de la televisora estatal y contra los obreros de la empresa estatal SIDOR, a los que terminó reprimiendo con la misma saña con que actúan los gobiernos de derecha.
De manera que con el golpe a LyF el gobierno busca dar una "lección" al conjunto de los trabajadores: hacer ver que ante los mandatos de la burguesía nada se puede hacer, buscando así extender la desmoralización. En ese sentido es que gobierno y sindicato combinan sus fuerzas: uno golpea directamente, el otro contiene y desvía el descontento.
Así pues, el objetivo de la clase dominante es paralizar al conjunto de explotados mediante el temor y la impotencia. Pero sabe también que estos ataques generan coraje y son motivo y detonante hacia una unificación de los trabajadores, por eso empantana el camino con consignas que anulan cualquier posibilidad de animar la solidaridad y de romper con las cadenas del sindicato. Es por ello que la estrategia que está llevando el SME busca el aislamiento de los trabajadores de Luz y Fuerza, impidiendo que el movimiento salga de su control y se extienda, pero además se encarga de desviar el coraje real presente entre una creciente masa de trabajadores (como se mostró en la marcha del 15 de octubre).
Una vieja práctica del sindicato para aislar, desmoralizar y desgastar a los trabajadores, es sumirlos en manifestaciones controladas, en las que no hay posibilidad de que ese descontento se transforme en una solidaridad real, y que la toma de las calles se torne en un encuentro de trabajadores extendiendo la reflexión colectiva. Sin duda la masividad que pueden alcanzar expresan el coraje existente, pero el sindicato esteriliza estos actos convirtiéndolos en procesiones pasivas, que pueden ganarse las fotos de primera plana de la prensa burguesa, pero no logran concretar la unificación real de las fuerzas solidarias del proletariado.
Los sindicatos son, sin duda, maestros en el control y la maniobra y conocen de memoria sus viejas trampas de contención. Una muy recurrente en su práctica, es atar el coraje y la indignación de los trabajadores a la esperanza en la justicia que se imparten por los tribunales de la burguesía. Como siguiendo un guión ya conocido para llevar a la derrota, el SME se ha encargado de promover los recursos legaloides de los amparos y la controversia constitucional. Nada importa que esos caminos hayan mostrado que llevan a derrotas como lo saben muy bien los trabajadores que abandonaron la movilización en contra de la "ley del ISSSTE", esperanzados en la justicia. Esos procedimientos sólo son patrañas para desgastar y desmovilizar.
Pero, hay otra arista que la burguesía contempla en su estrategia: el uso de la provocación para llevar a los trabajadores a acciones desesperadas, que evite que el proceso de reflexión colectiva y la posibilidad de expresar la verdadera fuerza de la clase trabajadora, que es a través de su acción masiva y conciente... La burguesía prepara su ataque por todos los flancos, con su inactivismo legaloide o su radicalidad desesperada e inconsciente, al final, intentarán hacernos tragar la idea de que la lucha no sirve.
Para impedir que en esta experiencia los trabajadores reconozcan a sus enemigos y desarrollen de forma autónoma sus fuerzas, encaminando su coraje en contra del sistema de explotación, la burguesía tiende una campaña que apuntala muy bien con su aparato de izquierda (lo mismo el PRD y el PT, como aquellos grupos estalinistas y trotskistas que van a la cola de esta izquierda oficial), pues como una sola voz repiten que luchar contra el despido de los electricistas, es sinónimo de defensa de la empresa, de los recursos nacionales y del SME. Esta lógica tramposa pretende hacer creer que los trabajadores y el Estado tienen coincidencias de intereses que confluirían en la defensa de la economía nacional.
Cuando en la década de los sesenta del siglo pasado las empresas dedicadas al suministro eléctrico fueron compradas por el Estado a los empresarios extranjeros, el objetivo era facilitar el proceso de industrialización mediante un apuntalamiento del capital nacional y por tanto impulsar la dinámica de acumulación capitalista, y en este proceso las necesidades de los trabajadores se encuentran sometidas a las necesidades de acumulación del capital, de tal manera que su condición de explotados perdura. Ninguna diferencia esencial existe cuando los trabajadores tienen un patrón de la iniciativa privada (nacional o extranjero) o cuando el Estado asume su papel de propietario del capital, en ambos casos son explotados, sólo que la burguesía en su proceso de refinamiento de los controles ideológicos de dominio, se ha dado la tarea de repetir continuamente que la empresa estatal representa un logro de los trabajadores y la actuación siempre puntual del sindicato (como en el caso concreto del SME) remarcando esto ha permitido crear esa confusión. El aparato de izquierda del capital con el propósito de impedir que los trabajadores se reconozcan como una clase explotada que nada gana con los logros económicos que obtiene el Estado-nación, se empeña en afirmar que los trabajadores tienen una patria que defender, que es la misma de los explotadores, de manera que si desean ser patriotas tienen el deber de defender los intereses de la burguesía nacional.
Aprovechando el peso de esa campaña de confusión, la burguesía intenta evitar que la solidaridad de los explotados se exprese hacia los obreros de la electricidad que han sido despedidos, y dirigirla hacia la defensa de la industria nacional y de la empresa. Pero la defensa de las condiciones de vida de los trabajadores y la lucha contra el despido masivo de los electricistas no significa defender los intereses de la nación o el rescate de la empresa.
Cuando el aparato de izquierda del capital plantea que la defensa de los trabajadores implica la defensa del sindicato, está llevando la idea de que el sindicato no es una estructura que está engranada al aparato estatal y por ello es la única forma que tiene para luchar. Esta misma idea, aunque presente de forma más burda, es la que se expresa cuando se plantea que ante las agresiones que los trabajadores reciben tienen en el voto electoral el único camino para mostrar su descontento. Las diversas experiencias de la clase obrera muestran que cuando su descontento es sometido por los instrumentos del Estado su final predecible es la derrota. En cambio la fuerza combativa expuesta de forma autónoma, rompiendo las ataduras del sindicato y partidos burgueses, orientan y fortalecen las fuerzas proletarias. La expresión de estas fuerzas mediante Asambleas Generales abiertas a todos los explotados, sin importar la empresa a la que pertenezcan, si se trata de un jubilado o desempleado, y controladas por los trabajadores, son medios que los explotados han diseñado para imponer sus orientaciones al combate y enfrentar al sabotaje.
Un ejemplo importante para entender de la naturaleza anti obrera del sindicato y la posibilidad de organizarse y luchar fuera de esta estructura, lo encontramos en las huelgas en Polonia llevadas a cabo en los años 80 del siglo pasado. Los obreros polacos de forma espontánea y autónoma instauraban asambleas, elegían delegados y organizaban comités inter-empresas (denominados MKS) para coordinar y hacer más eficaces sus acciones, logrando imponer sus reivindicaciones. Y solamente el Estado polaco pudo detener esta fuerza transformando los MKS en estructuras sindicales (MKZ) que después darían forma a Solidarnosc, con Walesa a la cabeza.
Experiencias como la de los obreros polacos, nos muestran que no solamente es necesario luchar fuera del dominio sindical, sino que además es posible. Por eso el coraje presente por el golpe a los trabajadores de Luz y Fuerza, para transformarse en una lucha real, tendrá que rebasar la estructura sindical y desechar la basura patriotera para imponer en primer plano la defensa de los trabajadores y sus condiciones de vida.
RM. 30/Octubre/2009
Publicamos el volante producido por tres agrupaciones proletarias de México, el Grupo Socialista libertario, la Corriente Comunista Internacional, y el Proyecto Anarquista Metropolitano, ante el golpe dado por el capital a cerca de 44 mil trabajadores de Luz y Fuerza y sus familias en varios estados del centro de México a quienes han echado a la calle calumniándolos, como siempre, por los medios de difusión burgueses, como "privilegiados" y responsables de la quiebra de la empresa.
A menos de cinco días estos grupos de la clase obrera fueron capaces de discutir y elaborar una hoja para denunciar el accionar del Estado capitalista: los sindicatos en primera fila asegurándose de maniatar a los trabajadores para impedirles dar una verdadera respuesta de clase, los partidos políticos dividiéndose el trabajo, unos "condenando" el hecho y otros hablando de la "necesidad" de la medida, los medios de difusión orquestando toda una campaña de desprestigio contra los trabajadores a quienes han igualado siempre con la estructura burocrática sindical.
Este acontecimiento, donde varios grupos políticos del proletariado son capaces de unirse para ayudar a su clase a denunciar las trampas de la burguesía y manifiestan muy fuerte cuál es el verdadero terreno de lucha y la perspectiva final de su combate como clase explotada y revolucionaria, es de una enorme importancia histórica para el porvenir de su lucha. En la práctica, estos organismos, a pesar de algunas diferencias políticas demuestran que las necesidades de la lucha de su clase les demanda un trabajo en común basado en principios fundamentales como el internacionalismo proletario que todos comparten y son una primera piedra para continuar por este camino tan promisorio para el futuro. De hecho, algunos otros grupos y elementos de la clase produjeron también algunas hojas con posiciones políticas muy semejantes al volante conjunto aunque ya no fue posible sumarlos a esta intervención, pero permanecen dispuestos a sumar también sus esfuerzos en aras de la claridad y la unidad de la clase obrera.
Pero esta capacidad de los trabajadores expresada por medio de sus minorías revolucionarias que luchan por hacer vivir la unidad de la clase no es un hecho aislado ni mucho menos nacional, sino que se está manifestando de manera cada vez más frecuente con una dimensión mundial; así como ejemplo claro de la solidaridad proletaria internacional se acaban de publicar dos volantes (que adjuntamos) firmados por el Núcleo Proletario en Perú y el Grupo de Lucha Proletaria sumándose a la condena del artero ataque del capital contra una parte de la clase obrera, brindando su apoyo completo a los obreros despedidos de Luz y Fuerza y recordando que sólo la lucha obrera, dirigida por ella misma, fuera de los sindicatos, puede revertir ese ataque y que el internacionalismo proletario es, al final de cuentas, el único faro que tiene la clase obrera para guiarse en este periodo histórico donde por momentos pareciera como que no hay nada que hacer. A continuación la hoja volante.
Liquidación de Luz y Fuerza del Centro:
Despidos, y más ataques a nuestras condiciones de vida...
¡Hay que luchar, pero no detrás de los sindicatos ni por la defensa de la empresa!
La noche del sábado 10 de octubre la Policía Federal ocupó todas las estaciones y centros de LyFC, cuya acción fue a la par del decreto emitido por la presidencia anunciando el fin de esa empresa y el despido de cerca de 44 mil trabajadores, a los que, dice el gobierno, liquidará "por encima de lo establecido por la ley". Esto ha hecho correr el desconcierto dando lugar a un estado de shock, rabia e impotencia... constituyendo así un golpe más a la clase proletaria por parte del Estado. Toda esta situación conlleva necesariamente a plantear métodos y respuestas que partan de nuestra unidad como clase.
La crisis generalizada que golpea al mundo capitalista, obliga a que la burguesía de cada país lleve a cabo medidas cada vez más brutales, descargando los peores efectos de esa crisis sobre el proletariado. De este modo, con políticas de ajustes, se agravan más las condiciones de vida de todos los trabajadores, lo mismo en pensiones, salarios, prestaciones, etc. Por ser esta la manera que tienen los capitalistas para mantenerse con la nariz fuera del agua, todos los países están embarcados en "arreglar las pensiones" (¡a la baja!), en alargar los años para jubilarse; por todos lados los salarios se pulverizan, las jornadas de explotación son cada vez más insoportables y el desempleo es, al final, el remate de una vida de miseria cotidiana.
Lo que vemos en México no es pues algo "folklórico o un resbalón" en el capitalismo. El Estado, siendo representante de la clase dominante -la burguesía-, tiene la tarea de abogar siempre por sus intereses (lo mismo es con gobiernos de derecha o de izquierda). Liquidar a LyFC era ya un viejo proyecto de la burguesía, y si la había retardado era por el uso que hacían de la estructura sindical (recuérdese el apoyo que el SME dio al entonces candidato Carlos Salinas y que éste luego premió con la reconstitución de la empresa).
Pero ha sido la crisis la que ha puesto a la burguesía ante una situación sin retorno, donde no puede ocultar la evidente realidad catastrófica que propicio. A ello se suma la necesidad del capital de reformar sus sindicatos, no de destruirlos como mentirosamente clama el aparato de izquierda del capital. En carne viva los trabajadores conocen el chantaje y el yugo del sindicato para controlar el descontento y sabotear la movilización que los lleve a la realización de sus verdaderas aspiraciones. Pese a todos los bellos discursos, en los hechos los sindicatos son enemigos del proletariado, puesto que la burguesía requiere de ellos para someter mejor y sutilmente a los explotados.
Haciendo un recuento, la enorme campaña de desprestigio que se había desatado meses atrás contra este sector de la clase proletaria -los electricistas-, les fue mostrando ante la "opinión pública" como "privilegiados", "ineficientes" etc. a tal punto que hoy muchos trabajadores tienen dificultades para ver el ataque a los electricistas como un ataque contra el cual hay que oponerse (¡hoy son ellos, mañana seguirán otros!).
Los trabajadores no podemos avalar las mentiras de la burguesía y sus acólitos, el cierre de LyFC no es un "beneficio para el pueblo mexicano", es un ataque frontal contra el proletariado en su conjunto. Las nuevas contrataciones (¿de cuántos de esos 44 mil trabajadores?) serán, no hay duda, en condiciones laborales peores, mientras muchos de éstos serán condenados al desempleo puro y simple.
La burguesía y todo su aparato político están machacando y haciéndonos aceptar el siguiente mensaje: puesto que los electricistas no pudieron hacer nada a pesar de contar con una "sindicato poderoso", por tanto, todos los trabajadores tendríamos que agacharnos ante los designios del capital y su Estado y resignarnos a ver nuevamente reducidas nuestras condiciones de vida... ¡No, el proletariado no puede abandonar su lucha contra el capitalismo! Los ataques de hoy son sólo el anuncio de lo que nos espera si no nos oponemos como clase. Por eso, frente a la serie de ataques que se han venido reproduciendo en los últimos años junto con el alza de precios y represión intensificada (con el reforzamiento del aparato policiaco-militar); se torna imprescindible que todos los sectores del proletariado -empleados y desempleados, trabajadores formales e informales- reconozcan y realicen su unidad, y para lograrlo es indispensable identificar a nuestros enemigos.
Para llevar a cabo este ataque sin la menor traba, todas las fuerzas de la clase dominante se dividieron la faena: unos creando una división entre los electricistas en una estéril lucha interna entre facciones sindicales mediante elecciones. Unos más pintaron los ataques a las condiciones de vida como "ataques al sindicato y a las libertades democráticas"... y otros por su parte crearon un ambiente de linchamiento presentándolos como los "privilegiados". Ese panorama facilitó la estrategia para arrastrar a muchos obreros a una lucha visceral por la "defensa del sindicato", o bien, en la "defensa de la empresa y de la economía nacional", consignas que son una estrategia óptima para lograr que cualquier sector del proletariado olvide sus reivindicaciones como clase explotada.
Tras el golpe, esa campaña la arrecian y aprovechan la sorpresa momentánea para extender la derrota y la desmoralización. En este golpeteo intenso, el sindicato ha jugado un papel reaccionario muy importante. Por eso, intentar luchar tras el sindicato es dirigirse hacia la derrota... puesto que fue el sindicato en unión de las demás fuerzas del Estado quienes metieron en este atolladero a los trabajadores, no serán ellos los que les empujen al combate, muy al contrario. Ejemplo de ello es que ahora el SME levanta la idea de que esto puede resolverse librando una batalla "legal, en los tribunales", llevando nuevamente a los obreros por los impotentes caminos de los amparos burocráticos y las defensas jurídicas, ¡recordemos cómo la estructura sindical ante la modificación de la ley del ISSSTE generó la dispersión, desvió el descontento y terminó con la movilización, con el uso de los amparos jurídicos! El terreno jurídico y legalista al que el sindicato busca llevar el descontento es un terreno de desgaste estéril, pues en éste, el proletariado no actúa como clase sino como ciudadanos que respetan y defienden "el sistema de leyes", sistema legal que es a su vez el que legitima su condición de precariedad y ruina.
Es claro que el papel de los sindicatos no es el de conducir a la unidad e impulsar la expresión de una real solidaridad, sino el de dividirnos; el hecho de que el gobierno pueda hoy asestar tal golpe a los electricistas no es un rayo en cielo sereno, esto ha sido posible gracias al trabajo de división realizado durante años por todos los sindicatos.
La estrategia de la burguesía para hacer pasar definitivamente su golpe es desviar el descontento real existente entre los obreros de la electricidad e impedir que la solidaridad de sus hermanos de clase se exprese, para ello seguirá usando todas sus fuerzas y tratarán de llevar esas respuestas al terreno de la defensa de la nación y de los sindicatos, es decir, nos encajonarán en un combate que no intente cuestionar al sistema de explotación capitalista y, finalmente, dirán que podremos expresar nuestro descontento con el voto en el próximo circo electoral...
La solidaridad no es una pantomima sindical donde un cacique le declara su apoyo a otro, tampoco es el ficticio "apoyo moral". La verdadera solidaridad se da en, y por la lucha. Hoy, como en todo momento y situación similar, el sector de electricistas está siendo atacado y el resto del proletariado debe expresar la verdadera solidaridad, que no es otra que el impulso al combate donde no haya distinción entre desempleados y activos, entre sectores, ni entre regiones. Para que la verdadera solidaridad se exprese los trabajadores deben impulsar asambleas abiertas a todos los proletarios (activos y desempleados y de otros sectores) donde se discuta ampliamente la situación que enfrentamos todos y el descontento se transforme en movilizaciones controladas por los propios trabajadores y no por la estructura sindical.
El sindicato para completar el golpe buscará aislar a los electricistas de sus hermanos de clase y enrolarlos en movilizaciones que como la que promueve López Obrador sólo buscan encuadrar y maniatar a los trabajadores para evitar que busquen sus propios medios de lucha, entrampándolos en la falsa discusión empresa estatal-empresa privada; por eso ante los ataques que vienen por todos los flancos, los trabajadores deben reflexionar conjuntamente, al margen y en contra de los sindicatos, para organizar una respuesta de lucha e intentar detener los ataques. Si dejamos esto en manos de los sindicatos y los partidos políticos, estamos una y otra vez condenados a la derrota. Un grito de guerra del proletariado recorre de nuevo el mundo "La emancipación de la clase proletaria será obra de ella misma" y hay que recordar que los explotados ¡no tenemos nada que perder, sólo nuestras cadenas!
Octubre del 2009
Grupo Socialista libertario
https://webgsl.wordpress.com/ [429]
Revolución Mundial
Sección en México de la Corriente Comunista Internacional
[email protected] [334]
Proyecto Anarquista Metropolitano
proyectoanarquistametropolitano.blogspot.com.
En el contexto de la crisis económica mundial, los discursos del presidente de México tratan de convencer de la necesidad imperiosa de aprobar las reformas: en telecomunicaciones, energética, hacendaria, laboral, etc., "para permitir incrementar la competitividad, acelerar el crecimiento y alcanzas mayores niveles de desarrollo" puesto que "la recuperación del ritmo de actividad no será suficiente para alcanzar las metas propuestas de crecimiento y desarrollo humano". Si bien la oposición de algunos partidos o de sus fracciones y de empresarios a la agenda de reformas muestra las divisiones que existen en el seno de la burguesía y cómo defiende cada fracción, como buitres tras la carroña, sus intereses particulares, esta oposición es, principalmente, parte del circo que monta la burguesía para esconder sus intereses comunes de clase explotadora y su objetivo de hacer caer sobre las espaldas de los trabajadores el peso de la crisis. Por ejemplo, las declaraciones de los representantes del PRI, sobre que "No vamos con una reforma en que se cancelen los derechos laborales, sino cambios de fondo que permitan una justicia laboral más expedita, ligar los salarios a la productividad, que mejoren el nivel de vida de los trabajadores..."[1] son mentiras cínicas que sólo pretenden atraer votos jugando el papel de partido opositor y populista aprovechando la situación para llevar agua a su molino y así favorecer a sus grupos de poder dentro del Estado.
Lejos de las mentiras que nos quieren hacer tragar, sobre que "ya tocamos fundo y que estamos saliendo de la crisis", la crisis seguirá profundizándose y la burguesía buscará los medios de que los trabajadores paguen las consecuencias de este sistema moribundo. Junto con el aumento de impuestos y de precios a la canasta básica, la reforma laboral es otra de las medidas con las que la burguesía intenta exprimir más a los trabajadores para reducir las pérdidas en sus cuantiosas fortunas. Esta reforma laboral[2], como es el objetivo de todas las de su tipo, viene a facilitar aún más la explotación capitalista legalizando, por ejemplo, el trabajo "por temporada" que exime a los patrones de hacer pagos por antigüedad, prestaciones como seguro social o vacaciones, indemnización, etc. aunque los trabajadores sean recontratados hasta completar muchos años. La reforma legaliza también la contratación ‘outsourcing', que se está extendiendo en el mundo, la cual es realmente una subcontratación mediante empresas intermediarias que tienen más posibilidad de evadir el pago de salarios y prestaciones, siendo estas últimas en realidad parte del salario y de ninguna manera regalos de privilegio como les gusta decir a los corifeos del capital. Con lo que se genera así una doble explotación al trabajador, pues un patrón roba directamente la plusvalía y otro lo despoja de parte de su salario.
La reforma legaliza también el llamado trabajo de "capacitación inicial" o "periodo a prueba", que permite al patrón explotar a los jóvenes y nuevos trabajadores por un periodo hasta de 6 meses, también sin ninguna prestación y compromiso por parte del patrón, con el pretexto de "verificar que el trabajador cumple con los requisitos y conocimientos necesarios para desarrollar el trabajo que se solicita", causando mayores niveles de explotación a los jóvenes trabajadores los cuales, al final, son despedidos con aún menos posibilidades de encontrar trabajo por haber sido marcados como no aptos para el trabajo. Este tipo de reformas se asemejan mucho a las que fueron promulgados en Francia en el 2006 bajo el nombre de Contrato de Primer Empleo (CPE) que permitía a las empresas hacer trabajar a recién egresados de las universidades sin ningún pago para verificar su competencia en el trabajo, lo que significaría, para muchos de los nuevos trabajadores ser "calificados" por la empresa como "despedido".
No nos hagamos ilusiones. Ni el presidente, ni la cámara de diputados y senadores, ni ningún partido, sindicato u organización gubernamental o no gubernamental hará algo para mejorar nuestra situación en ningún sentido, ni lo hará aún menos con los millones de pobres que no tienen siquiera qué comer y que aumentan cada día. Ellos sólo defienden los intereses de la clase en el poder. Por ello, los trabajadores tenemos que defender nuestros intereses como clase, con la fuerza de nuestra unidad, desarrollando nuestra lucha autónoma, fuera y en contra de los sindicatos, que son la principal arma del Estado capitalista contra el proletariado.
Con ocasión, del CPE, los jóvenes futuros trabajadores desarrollaron una movilización para oponerse a esa reforma que afectaría negativamente su futuro y el de sus hijos y lograron evitar su puesta en marcha. Sin embargo, el cerrarle las puertas a la entrada de condiciones de trabajo aún más despiadadas, no fue la mayor victoria de esos futuros proletarios. La mayor victoria consistió en dejar lecciones para el conjunto de la clase obrera y que junto con la experiencia acumulada de otras luchas pasadas y recientes en diversas partes del mundo indican el camino que han de seguir las luchas que tenemos que desarrollar para evitar los despidos y más golpes a nuestras condiciones de vida y de trabajo.
La única forma de oponernos a la cargas mayores de explotación por parte de la clase dominante es desarrollar la lucha en nuestro propio terreno como clase trabajadora: desarrollando la más amplia solidaridad con otros trabajadores y generaciones, como lo hicieron los jóvenes en Francia al invitar a trabajadores de cualquier empresa, jubilados y desempleados a sus asambleas masivas y abiertas en donde se discutía y se decidían los pasos a seguir en la lucha. Oponernos a la división y al encierro en la fábrica, sector o zona y otras formas de sabotaje que promueven los sindicatos y organizarnos de manera autónoma fuera de ellos. De esta manera, se irá construyendo paso a paso la unidad y la conciencia que logre plantear la necesidad y posibilidad de destruir este sistema y construir una comunidad humana mundial que tenga como objetivo el desarrollo pleno de todos los hombres y no la acumulación de ganancia en unas pocas manos a costa de guerra, miseria, muerte y destrucción generalizada.
Con todo el cinismo del mundo la burguesía llama a los trabajadores a apretarse aún más el cinturón para ¡ayudarles a mejorar la terrible situación que ya de por sí están soportando desde hace ya varios años! En realidad, bajo este discurso lo que realmente busca es mantener su riqueza, lujos y privilegios a costa de más sacrificios de todos los explotados (ver artículo sobre la crisis en México en esta misma edición). Ya no podemos creer en las mentiras de la burguesía y no podemos caer en sus chantajes. Los trabajadores no podemos seguir pagando el costo de mantener vivo un sistema que se pudre desde sus raíces y está llevando al planeta y a sus habitantes a la destrucción. ¡No permitamos más ataques a nuestras condiciones de vida y de trabajo! ¡Retomemos las experiencias de las luchas de nuestros hermanos de clase por todo el mundo y luchemos unidos para evitar más despidos y reducciones a nuestros salarios! ¡Hagamos nuestra la consigna que nos identifica como trabajadores! ¡Proletarios de todos los países uníos!
Héctor / octubre de 2009.
[1] Declaración del presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Diputados, Tereso Medina Ramírez.
www.diario.com.mx/nota.php?notaid=061ffcc98063d0b079275c8e45f46164 [430].
[2] "Hacia una Reforma Laboral Para la productividad y la Previsión Social" resultado del Foro "México Ante la crisis: ¿Qué hacer para crecer?", 2 de febrero de 2009.
En los últimos meses se han presentado en el DF y en Guadalajara algunas explosiones en contra de bancos, torres telefónicas y comercios, y todas estas acciones han sido reivindicadas, aparentemente, por grupos anarquistas. No podemos saber si tales atentados y los posteriores comunicados son verdaderamente realizados por esos grupos, o son construcciones de la misma burguesía, pero cualquiera que sea la situación, es preciso señalar que expresan formas de lucha totalmente ajenos a la tradición del accionar revolucionario de la clase obrera, pues -como lo publicamos cotidianamente en nuestras posiciones de base que aparece en el dorso de todas nuestras publicaciones- el accionar terrorista: "Es una expresión de capas sociales sin porvenir histórico y de la descomposición de la pequeña burguesía y cuando no son emanación directa de la pugna que mantienen permanentemente los Estados entre sí; por ello ha sido siempre un terreno privilegiado para las manipulaciones de la burguesía. El terrorismo predica la acción directa de pequeñas minorías y por ello se sitúa en el extremo opuesto a la violencia de clase, la cual surge como acción de masas consciente y organizada del proletariado"
Estas acciones presentadas por la prensa burguesa, toman un nuevo matiz al darse la detención de un joven al que acusaron de ser el responsable, fundados en el argumento de su parecido con la foto de uno de los presuntos actores de los atentados. Este argumento hubiera sido desechado en dos minutos por cualquier perito de mediana capacidad; al fin de cuentas se liberó al arrestado aunque luego de 20 horas. Pero la situación en realidad va más allá de las incapacidades y la prepotencia de la policía en contra de un individuo. La detención de este joven ha sido utilizada por la burguesía para crear un ambiente de persecución, que parece combinarse muy adecuadamente con la militarización presente en muchas ciudades y zonas rurales (con el pretexto de la "guerra contra el narcotráfico") y el golpeo que semanas después se expone en contra de los trabajadores de la electricidad. En ese marco es necesario profundizar sobre el significado del terrorismo y la diferencia que hay con la violencia que la clase obrera habrá de ejercer.
Alrededor de actos terroristas como los que han tenido lugar suelen exponerse los juicios que reprueban el uso de caminos ajenos a la legalidad, y otros más los que dirán que cualquier forma de combate es adecuada, ambas visiones, tan recurrentes, no permiten entender la esencia del problema. Supongamos que estos atentados no son una construcción premeditada de la burguesía, sino que son en realidad practicados por grupos anarquistas; aún bajo esa condición no se puede esperar que quebrando algunos vidrios y haciendo escándalo mediático, el capital se va a tambalear. Podemos suponer incluso que en los individuos que forman esos grupos se tiene un verdadero espíritu de rebeldía y un coraje en contra del capitalismo, y piensan que esas explosiones ayudarán a despertar la conciencia y a mostrar que el sistema es vulnerable, pero toda esa potencialidad y fuerza se nulifica porque quedan envueltos en el accionar individualista que anima a las clases sin porvenir como la pequeñaburguesía, por lo que en vez de animar a la toma de conciencia de la clase trabajadora, no hace sino exhibir la desesperación y la impotencia esos actores, dando además oportunidad a que el Estado aproveche ese ambiente para imponer controles policiacos y militares aún más brutales que resultan, paradogicamente, en perjuicio de la clase explotada. El terrorismo, en cualquier nivel que se presente, es en si una negación del accionar de la clase obrera, en tanto intenta sustituir con acciones individualistas la expresión masiva y conciente de su lucha. La solidaridad que expresa esa integración y cohesión de las fuerzas proletarias en sus combates, no encuentra terreno cuando se imponen acciones individualistas ajenas a la reflexión y organización de esa masa.
En la Resolución sobre el terror, el terrorismo y la violencia de clase, publicada por la CCI en octubre de 1978 (https://es.internationalism.org/node/2134 [431]), reflexionamos en mayor extensión sobre aspectos de este tipo, por lo que consideramos importante reproducir algunos extractos:
"... esa práctica que se presume "heroica y ejemplar" no <es> más que una acción suicida, que no aporta alternativa alguna, y cuyo único efecto es abastecer de víctimas al terror del Estado. No tiene por tanto ningún efecto positivo sobre la lucha de clase del proletariado, y sí sirve, en cambio, para entorpecer la lucha pues siembra entre los trabajadores la ilusión de que existiría una vía diferente a la lucha de clases. Esto explica que el terrorismo, práctica de la pequeña burguesía, pueda ser y sea de hecho pertinentemente explotado por el Estado como medio para desviar a los obreros del terreno de la lucha de clases, e, igualmente, como pretexto para reforzar el Terror.
Lo que caracteriza el terrorismo, práctica insistimos de la pequeña burguesía, es que se trata siempre de acciones de pequeñas minorías o de individuos aislados, sin alcanzar jamás la altura de una acción de masas. Como también el modo conspirativo de actuación que ofrece un terreno muy favorable a las artimañas de los agentes policiales y del Estado, y en general a toda clase de manipulaciones e intrigas de lo más rocambolescas."
Al reconocer que las acciones terroristas son expresiones ajenas del proletariado, no hace que mostremos la menor simpatía de la represión que el Estado pueda ejercer sobre esos grupos o individuos; como lo expresamos ante los sabotajes al ferrocarril a fines del 2008 en Francia, y la posterior detención de los anarquistas-autonomistas por esos hechos[1], se precisa denunciar la represión, pero al mismo tiempo rechazar esos actos de sabotaje como medio de combate y hacer notar la manipulación que la burguesía hace de estos acontecimientos para arreciar la represión contra los trabajadores.
Sin duda la lucha proletaria esta marcada por la violencia, pero la violencia que ejerce, a diferencia de las otras clases, es diferente por su esencia y su forma, por el proyecto que sigue y las metas. Toda la actuación del proletariado, incluida la violencia, tiene características que la hacen diferente de la práctica de otras clases:
- es masiva y no individualista o minoritaria;
- es liberadora, en tanto no busca perpetuarse como clase, sino desaparecer a todas las clases.
Son esas bases lo que lleva a comprender que para el proletariado la violencia sólo es la "partera de la historia"... por esa razón su fuerza no se basa en su poderío físico o militar, o en una actuación vengativa y represiva... su fuerza real esta en su movilización masiva, en la magnitud de su conciencia y en su capacidad para unificarse y organizarse de forma autónoma.
Es esta misma fuerza de los explotados la que puede impedir que la burguesía, a través de sus gobiernos locales o federales (lo mismo de izquierda que de derecha) aproveche las prácticas individualistas para expandir un ambiente de mayor persecución.
Romeo/octubre de 2009
[1] Ver toma de posición en: https://es.internationalism.org/ccionline/2008_trenes [432]
Con jactancia Ben Bernanke, presidente de la FED estadounidense ha "pronosticado" que a fines de este año terminará la recesión, en el mismo tono el secretario de Hacienda de México, desde inicios de septiembre declaró que la crisis en México "ha tocado fondo" y ya se espera un retorno gradual "a su fase de crecimiento"... y eso a pesar de que apenas una semana antes el INEGI había contabilizado una caída de la actividad económica en el segundo trimestre de este año en 10.3%.
Para completar ese optimismo la burguesía anuncia la aplicación de programas económicos sustentados en un pretendido combate a la pobreza. Por ejemplo el gobierno español amenaza con subir los impuestos para así poder "ayudar" a los desempleados, y como si se tratara de un concurso para ver quién presenta los discursos más consoladores y demagógicos, Felipe Calderón, repite la amenaza de Zapatero sobre el incremento de impuestos, pero le suma una explicación de cómo hará para que esas nuevas cargas impositivas mejoren la condición de los sectores depauperados: "Si nosotros logramos que las familias más pobres consuman menos agua, sin sacrificar sus satisfactores, y consuman menos electricidad, [como resultado del incremento de su precio por efecto del impuesto extra] vamos a hacerle ahorrar a esas familias dinero contante y sonante sobre su ingreso disponible, pero también vamos a ahorrar nosotros, porque cada kilovatio-hora que deje de consumirse es un subsidio que dejamos también de pagar." (La Jornada, 11-09-2009). La ONU, siguiendo el mismo cinismo, apoya las propuestas de elevación de impuestos en tanto puede hacer el milagro de que "con una mano se pide, pero con dos se les devuelve a los más necesitados".
Esta misma campaña esta sustentada sobre el hecho de que ha llegado el momento de crear las condiciones para prepararse para el crecimiento económico, dado que la economía ha salido de la crisis. Lo que significa que para la burguesía la recesión ha terminado, y por ello se congratula porque sus "recetas" anti-crisis, sustentadas en el incremento de la explotación y los despidos le dieron "resultados", pero esos datos y proyecciones no se ajustan a la realidad que vive la gran masa de asalariados, por eso ese decreto de fin de la crisis podrá ser una invención propagandística o el resultado de una explicación técnica que de suyo expresa la visión mistificada que tiene del mundo... podrá ser cualquiera de esos aspectos, pero el hecho es que los ataques en contra de las condiciones de vida de los trabajadores no menguan, sino por el contrario tienden a acelerarse, y justamente para hacer pasar esas nuevas medidas, con demagógicos discursos, hacen una transformación de esos golpes en "necesarios sacrificios" para el "rescate" de los sectores depauperados que se han visto afectados por la crisis, por lo que estas nuevas agresiones a las condiciones de vida de los trabajadores los hacen aparecer como actos sustentados en la "solidaridad". Pretenden así que los trabajadores se coloquen sumisamente a los designios de la burguesía, y asuman como un deber los sacrificios y el combate hacia los proletarios "privilegiados".
Con discursos de este estilo, la clase dominante busca no sólo hacer pasar un golpe más a las condiciones de vida de la clase obrera, sino además golpear su conciencia al hacerles tragar tales argumentos y alejarlos de la comprensión del significado de la crisis y del mismo capitalismo, avanzando así el reforzamiento de su sometimiento como clase.
Los llamados a la solidaridad, de apoyo a la pobreza y al combate a los "privilegios", que hacen lo mismo los voceros de la ONU que los diversos gobiernos, no son sino mecanismos para convencer que los explotados comparten intereses con sus explotadores, y que se expresa en la defensa de la economía nacional, impidiendo así la reflexión y la toma de conciencia de su situación real como trabajadores.
Levantando ese tipo de argumentos, el gobierno en México lleva a cabo una feroz campaña para hacer pasar nuevos impuestos y justificar los despidos, así lo hemos visto en su ataque en contra de los trabajadores de la electricidad, a los que ha llamado "privilegiados" e "ineficientes", pero no son los únicos, en general la burguesía desea que los explotados se traguen la idea de que la crisis es un problema "que vino de afuera", y por tanto se requiere, para enfrentarla, de la "solidaridad" y la "unidad nacional", de manera que los intereses de los explotados y explotadores se igualan, requiriendo de una "solidaridad" especial donde ante los designios gubernamentales los trabajadores deben de agachar la cabeza, apretarse el cinturón y combatir en contra de sus hermanos de clase a los que el gobierno marque como "privilegiados".
En una demostración de esa pretendida actuación solidaria, Felipe Calderón ha anunciado que su gobierno recortará sus "gastos improductivos" y eliminará "privilegios"... pero detrás de los discursos aparece la realidad: en primer lugar, el cierre de tres secretarías, que significó el despido de 10 mil asalariados, y luego con el golpe a los trabajadores de la electricidad se crean 44 mil desempleados más... Por eso, miseria y desempleo es lo que se encuentra detrás de la palabra solidaridad cuando sale de boca de los explotadores.
Cuando la burguesía anuncia el fin de la crisis, habría que entender que se refiere a la culminación de un momento agudo de la economía y que se define por la falta de crecimiento en sus variables económicas durante un período, justamente a eso que define como recesión. Si se refieren a que esa dinámica se ha venido modificando, en tanto que en algunas regiones el PIB ya se incrementa en pocos centésimos porcentuales (que no llega ni aún al 1%), entonces se podría decir que de acuerdo a esa medida limitada para entender la realidad, la recesión decrece, pero no así la crisis que vive el capitalismo desde fines de los años sesenta, es decir, de esta crisis que lleva cerca de cuatro décadas. Aún cuando el proceso que se abrió en diciembre de 2007 puede cambiar ahora en alguna dimensión y afectar menos a algunas variables, eso no significa que la crisis haya terminado, aún más, la afectación de los niveles de vida que ha de sufrir la clase trabajadora en esta pretendida fase de recuperación no amainarán, por el contrario, el ansia de la burguesía por darle movimiento al proceso de acumulación tendrá que agudizar los ataques. Esto no es una visión perversa que tan sólo busca escandalizar. Veamos: mientras los voceros del gobierno mexicano presumen que hay signos muy claros de recuperación de la economía nacional, en tanto "de junio a agosto pasado se crearon 65 mil nuevos empleos..." la realidad hace ver otra cosa, sin hacer un severo rastreo, se tiene que entre septiembre y la mitad de octubre se despidieron a 54 mil trabajadores, y eso es sólo contabilizando los despidos que el gobierno ha hecho.
Y si la cesantía es uno de los más severos golpes que se asesta en contra de los trabajadores durante los procesos de aceleración de la crisis, las otras secuelas no dejan de ser menos graves, en ese sentido los nuevos y severos impuestos, tendrán un efecto tanto en los salarios, que al ver incrementadas las tasas impositivas los disminuyen, como sobre los precios, en los que al aplicarse nuevos y mayores impuestos los eleva, reduciendo al fin de cuentas las capacidades de compra de la clase trabajadora, lo que implica un incremento de la explotación.
En ese mismo sentido está la reforma del trabajo (ver artículo en esta edición) que también se anuncia tendrá que aplicarse para asegurar, dice el gobierno, que la economía pueda crecer. Esta reforma contempla la imposición de severos controles de la productividad, que implica la imposición de ritmos acelerados de trabajo, y al mismo tiempo la eliminación de prestaciones como seguridad social, derechos de antigüedad... lo cual significa que busca aplastar o eliminar una parte del salario (en su forma de salario indirecto pagado por medio de servicios). Y el argumento para imponer estas medidas están sustentadas en una absurda realidad, existente sólo en la cabeza de los tinterillos y comentaristas a sueldo, que afirman que los salarios indirectos (expuestos tradicionalmente como prestaciones) son "privilegios", lo que significa que los trabajadores al recibirlos obtienen más del valor de su fuerza de trabajo, generando altos costos a los empresarios, inhibiendo el crecimiento del empleo, afectando así a los propios trabajadores, y si seguimos esa lógica torcida se llega al grado de suponer que la burguesía es explotada por esos "trabajadores privilegiados"... todo lo cual nos hace ver que los discursos alegres de la burguesía sobre el fin de la crisis, no tienen otro fin que el justificar sus ataques, haciéndolos pasar como tragos amargos pero necesarios.
La aceleración de la crisis ha traído una acentuación de los ataques contra las condiciones de vida de los trabajadores, y aún cuando la recesión limite su efecto, la miseria y la explotación no decrecerán. Tomando los datos del informe del Banco Mundial (agosto 2009), que aunque presenta categorías inconsistentes (como a lo que llama pobre) y medidas que exponen su visión de la realidad, nos da una apreciación general de los niveles de pauperización que ha venido sufriendo la clase obrera en la región, de manera que en México, entre 2006 y 2008 se registraron 50.6 millones de pobres, pero a últimas fechas este proceso de pauperización ha llevado a la existencia de 54.8 millones, lo que nos dice que si la población total es de 107.4 millones, entonces el 51.02% de la población del país vive en graves condiciones de miseria. Y esta aceleración de la pauperización, sólo es preocupante para la burguesía, en tanto que puede ser detonante de la reflexión y de explosión del descontento, por eso es que los discursos y los programas asistencialistas del gobierno no buscan limitar esa miseria sino tan solo dar una apariencia de preocupación que confunda y gane la simpatía de algunos sectores de explotados, usando así su miseria y confusión para apuntalar al sistema.
Los trabajadores no pueden confiar que estos programas y ataques brutales que impulsa el gobierno para asegurar el incremento de la explotación y del control, puedan tener un contrapeso en las discusiones y medidas llevadas a cabo por los diversos partidos en las cámaras de diputados y senadores o en los tribunales de justicia. Esas instancias, lo mismo que los procesos electorales, son instrumentos del capital para hacer efectiva su dictadura... por eso ante los discursos huecos de la burguesía y el reforzamiento de sus ataques en contra de los trabajadores, no hay más salida: la movilización masiva y conciente.
Tatlin /octubre de 2009
Hemos seguido, desde el principio (ver RM anterior y www.internationalism.org [335]), las pugnas burguesas e imperialistas con ocasión del golpe de Estado del 28 de junio del 2009[1] perpetrado por una parte importante de la clase capitalista hondureña con Roberto Micheletti a la cabeza que ha derrocado a la fracción de Manuel Zelaya alineada en los últimos años a las pretensiones imperialistas de la burguesía chavista en la región; una situación que ha revelado el intento de los EU para retomar su iniciativa en un contexto de debilitamiento de su liderazgo a nivel mundial y en particular en la región de América Latina y sobre todo en Centroamérica frente al avance del Estado venezolano con su "franquicia" del "Socialismo del Siglo XXI". A escasos cuatro meses se ha cumplido la previsión de la CCI en el sentido de que conforme ha avanzado el tiempo ha aparecido inevitablemente la "mano que mece la cuna", tanto del lado de los golpistas donde EU muy democráticamente se ha ido descubriendo detrás de los "gorilas", tanto del lado de los zelayistas donde, por su parte, la burguesía chavista asume de manera cada vez más evidente la defensa y la promoción de Zelaya. En varias oportunidades hemos analizado la cuestión de la estratégica geopolítica de las acciones llevadas a cabo por los Estados nacionales de la región y, sobre todo, por los EU que intentan retomar el control que han visto relajarse por el protagonismo imperialista no sólo de Caracas sino también de otros polos capitalistas importantes en el área como Brasil que, a pesar de considerarse muy cercano a la burguesía norteamericana, también hace valer sus propias veleidades imperialistas. Todo esto confirmado últimamente con los acontecimientos recientes. Las relaciones imperialistas constituyen hoy una maraña de desestabilización, caos y guerras que cubre absolutamente todo el mundo. Ningún país, por grande o pequeño que sea, escapa al siniestro juego de las pugnas imperialistas.
En esta ocasión, deseamos poner de relieve dos peligros mortales contra la clase obrera derivados de este tipo de enfrentamientos burgueses: la democracia y el nacionalismo. En efecto, soportando una miseria material inaudita desde hace ya varias décadas y sufriendo últimamente los golpes económicos más brutales por parte de la burguesía para echar sobre sus espaldas el costo de las medidas anticrisis, la clase obrera de la región al igual que sus hermanos de clase en todo el mundo tiene por delante la tarea de reflexionar sobre el futuro que le depara el capitalismo y en particular de intentar buscar cómo enfrentar a la burguesía. En particular, se trata de encontrar su identidad de clase perdida que le ha llevado en varias ocasiones y en varios países a participar como una capa social descontenta en medio de movimientos o revueltas interclasistas olvidando la defensa de sus propios intereses de clase.
La democracia. Cuando Zelaya fue derrocado, de inmediato la fracción burguesa que lo apoya convocó al "pueblo" a movilizarse para defender "la democracia mancillada" por los golpistas y en particular arengó a las masas de trabajadores que fueron movilizadas por los partidos de izquierda e izquierdistas, organizaciones sociales, campesinas, indigenistas y, claro está, los sindicatos, los cuales, aparte de encuadrar y controlar a la clase obrera, en tiempos de enfrentamientos interburgueses también actúan para enrolarla como carne de cañón tras tal o cual fracción burguesa. Para los trabajadores, "defender la democracia y el régimen constitucional de Honduras" es un terreno completamente minado pues se está comprometiendo en la salvaguarda de los valores de la burguesía. Si la democracia significa el método de dictadura más eficaz del capital contra las masas explotadas, la puesta en cuestión de las instituciones democráticas por una parte de la misma burguesía se debe a pugnas internas dentro del Estado capitalista que se disputan los beneficios que reporta el control del poder central del país. Es decir, se trata pura y llanamente de un pleito interburgués donde las distintas fracciones buscan siempre cómo enrolar al "pueblo" (término interclasista que esconde la realidad de la lucha de clases) en sus enfrentamientos sangrientos y particularmente al proletariado al que en todo momento intentan alejar de sus propios intereses para canalizar y esterilizar su descontento y sus esperanzas como clase.
El nacionalismo. Junto a la democracia es uno de los mejores engaños de la burguesía para conseguir que la clase obrera identifique sus intereses con la defensa de los "verdaderos intereses nacionales"; en este conflicto interburgués en Honduras la trampa consiste en que cada facción apela al "pueblo" como el disfraz del interés nacional donde cabrían la gran mayoría de capitalistas "demócratas", la pequeña burguesía, los trabajadores, en fin, toda la nación, excepto los "vendepatrias" según las consideraciones de cada bando. Se trata de enmascarar el verdadero conflicto entre tiburones capitalistas e imperialistas defensores de sus propios intereses de fracción para que el proletariado no descubra las verdaderas razones de la disputa, lo cual podría posibilitar que los trabajadores identificaran claramente el verdadero interés imperialista y democrático en juego, favoreciendo la toma de conciencia comunista no sólo de los obreros del país sino de la región continental y del globo entero poniendo en perspectiva lo que verdaderamente está en juego para el proletariado y para la humanidad en este periodo histórico. Es decir, las pugnas nacionales e imperialistas de la burguesía siempre se camuflarán con motivos nobles y progresistas pues temen que el proletariado tome conciencia de sus verdaderas razones y se posibilite su alejamiento de las trampas nacionalistas y democráticas y la búsqueda de sus propios intereses y métodos de lucha. En esta región precisamente hay una afectación particular hacia los trabajadores quienes por generaciones fueron sometidos a la influencia de la propaganda nacionalista con motivo de las "luchas de liberación nacional" del periodo de la Guerra Fría (después de la II Guerra Mundial hasta 1989) promovidas por los dos bloques imperialistas existentes en la época y que enrolaron tras esa ideología a miles de proletarios que se perdieron para la causa proletaria en aras de los intereses del capital.
La Nación es un pilar básico del capitalismo desde el que la burguesía defiende la plusvalía y la posición que tiene en el mercado mundial frente a la competencia de las otras naciones, para lo cual intensifica sin cesar la explotación y los sacrificios de los trabajadores y sus familias. Por consiguiente el interés nacional y el interés de los trabajadores son radicalmente incompatibles y antagónicos. Las ideas en disputa en este conflicto insisten según sus intereses en que existiría un interés nacional "favorable a los trabajadores". Los zelayistas arguyen en el sentido de que "defendiendo a la democracia y sus libertades" con... Zelaya, el "pueblo", o sea los trabajadores, lograrán mejoras a sus condiciones de vida y de trabajo. Los golpistas tratan, por su lado, de convencer que con ellos, defendiendo la verdadera democracia y no la de los chavistas, los trabajadores conseguirán lo que nunca soñaron en esos mismos rubros. ¿A quién creerle? ¡A NINGÚN BANDO BURGUÉS! La historia del siglo XX y la primera década del XXI nos demuestra que con el señuelo de un "interés nacional al servicio de la mayoría" la burguesía ha conseguido descarrilar al proletariado de su terreno de clase y desviarlo hacia el abismo de su destrucción física y de su conciencia.
En los conflictos interburgueses dentro de un país o en el terreno imperialista, la burguesía gana y los perdedores son el proletariado y las otras capas explotadas que son arrastradas detrás de los dos bandos beligerantes, poniendo el sufrimiento, el hambre y los muertos. Tampoco hay que caer en la trampa que tienden los izquierdistas para enrolar a elementos que no apoyan a ningún bando, en la formación de todo tipo de agrupaciones políticas, con la pretensión de apoyar la "resistencia popular" para lograr un cambio importante en la región al nivel de la democracia o por el bien de patria; esta "resistencia popular" al fin y al cabo reivindica la categoría de "pueblo" que, como ya lo dijimos, oculta la lucha de clases, y en la dinámica actual busca aprovechar la buena voluntad de elementos en búsqueda de una real alternativa proletaria para enredarlos en esta "resistencia" haciendo finalmente el caldo gordo a una u otra facción burguesa.
Para evitar la trampa democrática y nacionalista "La autonomía del proletariado frente a las demás clases de la sociedad es la condición esencial del desarrollo de su lucha hacia el objetivo revolucionario. Todas las alianzas, y particularmente con las fracciones de la burguesía, no pueden más que conducir a su desarme ante su enemigo haciéndole abandonar el único terreno en donde puede templar sus fuerzas: su terreno de clase" (punto IX de la Plataforma de la CCI que puede consultarse en www.internationalism.org [424]).
RR / octubre del 2009
[1] Un hecho que revela hasta qué punto se ha profundizado el desarrollo de la descomposición capitalista y ha dado al traste con la pretensión arrogante de la burguesía en el sentido de haber logrado erradicar este tipo de anacronismo político desde hace ya dos décadas con su sacrosanta marea democrática en la región.
Hace 20 años cayó el bloque del Este, la burguesía no dejó pasar la oportunidad para gritar al mundo que el comunismo había muerto y que teníamos que conformarnos con su rapaz e hipócrita sistema de producción, nos vendió el fin de la historia, la era de la globalización, nos prometió un orden nuevo, que muy pronto nos mostró su verdadera cara: la 1ª guerra en Irak, la guerra de los Balcanes que terminó con la desmembración de Yugoslavia, y la limpieza étnica como telón de fondo, la segunda guerra contra Irak, la guerra en Georgia y Chechenia, la guerra, libanesa-Israel, palestino-israelí. Y un mundo convulsionado por crisis cada vez más brutales que arroja su cuota de hambre miseria y desempleo para las masas ya empobrecidas de todos los países.
La burguesía y sus corifeos basaron su campaña de la muerte del comunismo en la mentira más grande del siglo, la cual fue y sigue siendo hacernos creer que la otrora URSS fue comunista, asimilando comunismo con estalinismo que es la antítesis del proyecto de cambio social por la que han luchado los verdaderos comunistas. En realidad lo que existió en la URSS fue todo menos comunismo, lo que cayó en el Este no fue el comunismo sino una forma caricatural de Capitalismo de Estado, y decimos una forma caricatural, porque Capitalismo de Estado no es idéntico a la estatización completa de los medios de producción, como en los regímenes estalinistas.
El Capitalismo de Estado no es idéntico a estatización de los medio de producción o lo que se llegó a llamar Capitalismo Monopólico de Estado, donde el Estado se convierte en un agente directo poseedor de los monopolios productivos, en esferas estratégicas, es decir, Capitalismo de Estado no es idéntico a nacionalización de la industrias. Lo fundamental en el Capitalismo de Estado es el control, cada vez más monstruoso, que el Estado ejerce sobre todos los resortes de la sociedad, no solamente sobre la economía, sino también sobre la política, la ideología y todo el resto de la superestructura social, sin que necesariamente el Estado tenga que nacionalizar las industrias. Este control sobre la sociedad es, más sutil, poderoso y efectivo en los países más desarrollados, donde los grandes consorcios -manteniendo formalmente su carácter privado- se han fusionado con su Estado mediante miles de hilos indestructibles, e invisibles que dan la apariencia que el Estado no participa en al dirección de la economía y que deja a agentes privados este papel. Los intentos de "modernización" mediante las "privatizaciones" que vemos actualmente en muchos países no contradicen la existencia del Capitalismo de Estado, sino que, por el contrario, son intentos de reforzar este mismo, pues con todo y esta privatización es el Estado quien rige las principales políticas económicas a seguir; hoy, por ejemplo, es el Estado el principal salvador de las corporaciones bancarias.
La izquierda del capital, especialmente trotskistas y sus hermanos estalinistas (supuestos enemigos mortales, que sin embargo, siempre unen sus fuerzas para defender teórica y a su decir, aún militarmente, a la URSS) han argumentado aspectos que en realidad son una mistificación. Tales argumentos principalmente son los siguientes.
1) La URSS fue el producto de una revolución obrera (lo cual es verdad) cuyo Estado degeneró, fue separándose de la clase obrera. Pero socializó los medios de producción, y eliminó a la burguesía, por lo que -nos dicen- no existía explotación asalariada.
2) La URSS fue una economía socialista porque estaba regida por una planificación centralizada por el Estado "obrero" y las inversiones no estaban influenciadas por el imperativo de la ganancia, sino por las ¡necesidades de la clase trabajadora!
3) En la URSS se había abolido la propiedad privada, y el régimen salarial era sólo una reminiscencia del régimen de producción capitalista, y el salario no estaba determinado por el mercado de trabajo, sino por el plan definido en forma centralizada, además de que no existía el desempleo, ni crisis de sobreproducción.
4) Algunos llegaron a plantear que en todo caso de que existiera explotación en la URSS, esta no sería de carácter capitalista, e inventaron conceptos como colectivismo burocrático
En otro momento abundaremos sobre la cuestión del Estado de transición al comunismo, y si este Estado puede tener un carácter obrero, y si como Estado (o semi-Estado según Engels) tiene un carácter revolucionario o reaccionario o al menos conservador de cierto status. Y si es posible que Estados que no fueron creados por un movimiento obrero como China o Cuba por ejemplo, puedan ser Estados obreros.
Por lo pronto para analizar el carácter de clase de la URSS debemos preguntarnos, qué es concretamente lo específico del capitalismo, qué lo diferencia de otros modos de producción y responder si la antigua URSS escapa a nuestras conclusiones.
La extracción del plustrabajo por parte de quien detenta el dominio real de los medios de producción es común a todas las formaciones sociales divididas en clases sociales donde una minoría es la explotadora y una gran mayoría es explotada. En la Edad Media en Europa, la explotación estaba basada sobre la propiedad privada de la tierra (medios de producción) por el señor feudal, mientras que en el Oriente, la explotación se fincaba sonde la propiedad colectiva de la tierra por el Estado. Esto quiere decir que la propiedad privada de los medios de producción no es suficiente para definir un modo de producción explotador.
En el capitalismo, la propiedad privada (individual) es un mecanismo heredado del pasado, del que se vale el capitalista en cierto momento histórico para auto valorar su capital explotando el trabajo asalariado, pero en tanto que en este sistema sobre todo, es el producto del hombre quien lo domina todo, el capital en un periodo dado de su historia puede prescindir del capitalista individual y seguir manifestándose como relación social, así, es totalmente irrelevante si el agente que extrae plusvalía de los trabajadores, que realiza ese valor en el mercado para aumentar el beneficio y ampliar su capital, es un individuo burgués, una corporación, o un Estado nacional
.
Marx y Engels nos prevenían de la posibilidad de que el Estado, como "capitalista colectivo ideal", al poseer medios de producción no superaba la relación capitalista, sino más bien la exacerbaba.
«Ni la transformación en sociedades anónimas ni la transformación en propiedad del Estado suprimen la propiedad del capital sobre las fuerzas productivas. En el caso de las sociedades anónimas, la cosa es obvia. Y el Estado moderno, por su parte, no es más que la organización que se da la sociedad burguesa para sostener las condiciones generales externas del modo de producción capitalista contra ataques de los trabajadores o de los capitalistas individuales. El Estado moderno, cualquiera que sea su forma, es una máquina esencialmente capitalista, un Estado de los capitalistas: el capitalista total ideal. Cuantas más fuerzas productivas asume en propio, tanto más se hace capitalista total, y tantos más ciudadanos explota. Los obreros siguen siendo asalariados, proletarios. No se supera la relación capitalista, sino que más bien, se exacerba. (Engels, Anti-Dühring, [3ª parte, cap. II esbozo teórico], ed. Grijalbo, 1977, p. 289-90).
Aprovechando la reflexión de Trotsky en un artículo de finales de los 30, «Todavía y una vez más sobre la naturaleza de la URSS» donde expresa la posibilidad de una sociedad de explotación, «no obrera y no burguesa», que surgiera en la URSS, después de la II guerra mundial, los apologistas más sofisticados del estalinismo, han argumentado que, si en todo caso la ex URSS y los regímenes similares no serían socialistas, tampoco serían capitalistas, porque cuando hay una nacionalización total de la economía, la producción y la fuerza de trabajo pierden su carácter de mercancía. Marx, al contrario, fue capaz de prever teóricamente la posibilidad de un país en el que todo el capital social estuviera en manos de un sólo agente, sin que ese país dejara de ser capitalista: « Si el capital puede crecer aquí hasta convertirse en una masa imponente controlada por una sola mano, es porque a muchas manos se las despoja de su capital. En un ramo dado de los negocios la centralización alcanzaría su límite extremo cuando todos los capitales invertidos en aquel se confundieran en un capital singular. En una sociedad dada, ese límite sólo se alcanzaría en el momento en que el capital social global se unificara en las manos, ya sea de un capitalista singular, ya sea de una sociedad capitalista única.» (El Capital, libro primero, vol. 3, cap. XXIII, pag 779-80, nota b, ed. s. XXI, Madrid 1975)
En 1939 en su artículo La URSS en la guerra, aunque se negó a admitir que la burocracia estalinista fuera ya una clase y siguió sosteniendo que el Estado en la URSS era un "Estado obrero degenerado", al cual había que defender porque la estatalización de los medios de producción era una medida progresista, en el parágrafo La guerra actual y el destino de la sociedad moderna llegó a reflexionar en el siguiente sentido:
«Si se admite, sin embargo, que la guerra actual no provocará la revolución, sino la decadencia del proletariado, entonces queda aún otra alternativa: un nuevo ocaso del capitalismo monopolista, su fusión más íntima con el Estado y la sustitución de la democracia, allí donde siga existiendo, por un régimen totalitario. La incapacidad del proletariado para tomar en sus manos la dirección de la sociedad podría conducir, efectivamente, en estas condiciones, al crecimiento de una nueva clase explotadora a partir de la burocracia bonapartista fascista [el subrayado es nuestro]. Esto sería, según todos los indicios, un régimen de decadencia que indicaría el ocaso de la civilización.» En el mismo artículo escribió
«La alternativa histórica llevada hasta el final, es la siguiente: el régimen de Stalin es un retroceso aberrante en el proceso de transformación de la sociedad socialista, o es, por el contrario, la primera etapa de una nueva sociedad explotadora. Si el segundo pronóstico resulta correcto, es claro que la burocracia se convertirá en una nueva clase explotadora. ».
Con esto no queremos decir que Trotsky hubiera evolucionado a reconocer ya en la URRS un régimen capitalista, sino solamente que, abrió la puerta a una nueva reflexión reconsiderando el carácter de la URSS, es posible que él diera marcha atrás en esta reflexión, pues recordemos que aunque en La revolución traicionada reconocía que «el paso de las empresas a manos del Estado no ha cambiado otra cosa sino la situación jurídica del obrero; de hecho vive en la necesidad trabajando cierto número de horas por un sueldo determinado (...) Los obreros han perdido la menor influencia en cuanto a la dirección de las empresas. Trabajando a destajo, viviendo en condiciones malísimas, sin libertad de desplazarse sufriendo hasta en el taller el más terrible régimen policiaco, difícilmente el trabajador puede sentirse un "trabador libre" el funcionario es para él un jefe, el Estado es su amo». Luego dice: «La propiedad estatal de los medios de producción no transforma en oro el estiércol y no le da una aureola de santidad al ‘sweating system,' el sistema del sudor», aunque siempre siguió defendiendo el muy discutible concepto Estado obrero y llamó a la defensa de la URSS, consigna que sus pretendidos seguidores los trotskistas la concretaron al defender a la URSS en la guerra imperialista, y mucho después, consigna contra la cual no estuvo de acuerdo la viuda de de Trotsky, negando que los países que formarían el Bloque del Este fueran comunistas o como ella dice verdaderos "Estados obreros", por lo cual no se le podía seguir apoyando en la guerra de Corea o, diríamos nosotros ahora tampoco en la guerra de Afganistán.
Ante la deriva del trotskismo y su abandono del terreno proletario la viuda de Trotsky rompe con la dirigencia de la IV internacional:
«Obsesionados por viejas y superadas fórmulas continuáis considerando al Estado estalinista como un Estado obrero. No puedo ni quiero seguiros en este punto. Desde el inicio de la lucha contra la burocracia usurpadora L. D. Trotsky repetía prácticamente cada año que el régimen se desplazaba hacia la derecha, en las condiciones de retraso de la revolución mundial y de posesión de todas las posiciones políticas por la burocracia en Rusia
En diversas ocasiones subrayó que la consolidación del estalinismo en Rusia llevaba a un deterioro de las posiciones económicas, políticas y sociales de la clase obrera- y al triunfó de una aristocracia tiránica y privilegiada. Si esta tendencia continúa, dijo, la revolución se agotará y el capitalismo será restaurado. Desgraciadamente esto es lo que se ha producido, aunque bajo formas nuevas e inesperadas.
No hay ningún país del mundo en el que las ideas de los auténticos defensores del socialismo sean perseguidas de forma tan bárbara como en Rusia. Debería estar claro para todos que la revolución ha sido completamente destruida por el estalinismo. Sin embargo, vosotros seguís diciendo que bajo este régimen inaudito Rusia es aún un Estado obrero. Considero esto como un ataque al socialismo. El estalinismo y el Estado estalinista no tienen absolutamente nada de común con un Estado obrero y con el socialismo. Son los más peligrosos enemigos del socialismo y de la clase obrera.
Ahora consideráis que los Estados de Europa oriental en los que el estalinismo ha establecido su dominio durante y después de la guerra son igualmente Estados obreros. Esto equivale a decir que el estalinismo ha desempeñado un papel socialista revolucionario. No quiero ni puedo seguiros en este punto. Tras la guerra e incluso antes de que acabara, existió un movimiento revolucionario de masas en esos países.
Pero no fueron esas masas quienes tomaron el poder y no fueron Estados obreros [énfasis nuestro] los que se establecieron con sus luchas. Es la contrarrevolución estalinista quien tomó el poder, reduciendo estos países a la condición de esclavos del Kremlin, estrangulando a las masas trabajadoras, sus luchas revolucionarias y sus aspiraciones revolucionarias. Al considerar que la burocracia ha establecido Estados obreros en esos países, le asignáis a esa burocracia un papel progresivo e incluso revolucionario.
Al propagar esta monstruosa mentira, denegáis a la IV internacional toda razón fundamental de existencia como partido mundial de la revolución socialista. En el pasado siempre hemos considerado al estalinismo como una fuerza contrarrevolucionaria con todas las connotaciones del término. Vosotros ya no lo hacéis, pero yo sigo haciéndolo»
En esta carta de 1951 enviada a la dirección de la "IV Internacional", la compañera de Trotsky aunque seguía defendiendo el concepto "Estado obrero" rechazaba la defensa de la URSS y de los países del bloque negándoles un carácter progresista, argumentación que en su generalidad compartimos.
Vania / octubre 2009
Links
[1] https://es.internationalism.org/rm/2004/83_ataquealostrabajadores.html#sdfootnote1sym
[2] https://es.internationalism.org/rm/2004/83_ataquealostrabajadores.html#sdfootnote1anc
[3] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/mexico
[4] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/lucha-de-clases
[5] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/conflictos-interburgueses
[6] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/estados-unidos
[7] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/correspondencia-con-otros-grupos
[8] https://es.internationalism.org/en/tag/historia-del-movimiento-obrero/1917-la-revolucion-rusa
[9] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/gran-bretana
[10] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/lucha-de-clases
[11] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/china
[12] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_venezuelareferendum.html#sdfootnote1sym
[13] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_venezuelareferendum.html#sdfootnote2sym
[14] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_venezuelareferendum.html#sdfootnote1anc
[15] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_venezuelareferendum.html#sdfootnote2anc
[16] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/venezuela
[17] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/chavismo
[18] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_seguridadsocial.html#sdfootnote1sym
[19] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_seguridadsocial.html#sdfootnote1anc
[20] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/situacion-economica
[21] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/mexico
[22] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote1sym
[23] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote2sym
[24] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote3sym
[25] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote4sym
[26] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote5sym
[27] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote6sym
[28] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote7sym
[29] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote8sym
[30] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote9sym
[31] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote10sym
[32] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote11sym
[33] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote12sym
[34] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote13sym
[35] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote14sym
[36] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote15sym
[37] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote16sym
[38] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote17sym
[39] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote18sym
[40] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote19sym
[41] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote20sym
[42] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote1anc
[43] http://www.geocities.com/ncomunistainternacional/
[44] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote2anc
[45] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote3anc
[46] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote4anc
[47] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote5anc
[48] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote6anc
[49] https://www.internazionalisti.it/BIPR/spagnolo/plataforma.htm
[50] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote7anc
[51] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote8anc
[52] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote9anc
[53] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote10anc
[54] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote11anc
[55] http://www.ibrp.org
[56] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote12anc
[57] https://www.internazionalisti.it/BIPR/spagnolo/circulo/circulo.htm
[58] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote13anc
[59] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote14anc
[60] http://www.po.org.ar
[61] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote15anc
[62] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote16anc
[63] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote17anc
[64] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote18anc
[65] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote19anc
[66] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_piqueteros1.html#sdfootnote20anc
[67] http://www.geocities.com/ncomunistainternacional
[68] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/argentina
[69] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/movimiento-piqueteros
[70] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_imss.html#sdfootnote1sym
[71] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_imss.html#sdfootnote1anc
[72] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_eua_al.html#sdfootnote1sym
[73] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_eua_al.html#sdfootnote2sym
[74] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_eua_al.html#sdfootnote3sym
[75] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_eua_al.html#sdfootnote4sym
[76] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_eua_al.html#sdfootnote1anc
[77] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_eua_al.html#sdfootnote2anc
[78] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_eua_al.html#sdfootnote3anc
[79] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_eua_al.html#sdfootnote4anc
[80] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/america-central-y-sudamerica
[81] https://es.internationalism.org/en/tag/3/48/imperialismo
[82] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/alemania
[83] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_burguesiamexico.html#sdfootnote1sym
[84] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_burguesiamexico.html#sdfootnote2sym
[85] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_burguesiamexico.html#sdfootnote3sym
[86] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_burguesiamexico.html#sdfootnote1anc
[87] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_burguesiamexico.html#sdfootnote2anc
[88] https://es.internationalism.org/rm/2004/82_burguesiamexico.html#sdfootnote3anc
[89] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/irak
[90] https://es.internationalism.org/rm/2005/84_Panam.html#sdfootnote1sym
[91] https://es.internationalism.org/rm/2005/84_Panam.html#sdfootnote2sym
[92] https://es.internationalism.org/rm/2005/84_Panam.html#sdfootnote1anc
[93] https://es.internationalism.org/rm/2005/84_Panam.html#sdfootnote2anc
[94] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/resoluciones-de-congresos
[95] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/israelpalestina
[96] https://es.internationalism.org/rm/2005/85_Irak.html#sdfootnote1sym
[97] https://es.internationalism.org/rm/2005/85_Irak.html#sdfootnote2sym
[98] https://es.internationalism.org/rm/2005/85_Irak.html#sdfootnote1anc
[99] https://es.internationalism.org/rm/2005/85_Irak.html#sdfootnote2anc
[100] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/oriente-medio
[101] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/rusia-caucaso-asia-central
[102] https://es.internationalism.org/rm/2005/85_Autonomistas.html#sdfootnote1sym
[103] https://es.internationalism.org/rm/2005/85_Autonomistas.html#sdfootnote2sym
[104] https://es.internationalism.org/rm/2005/85_Autonomistas.html#sdfootnote1anc
[105] https://es.internationalism.org/rm/2005/85_Autonomistas.html#sdfootnote2anc
[106] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/crisis-economica
[107] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/area-de-influencia-de-la-izquierda-comunista
[108] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/foros-sociales
[109] https://es.internationalism.org/rm/2005/85_Decadencia.html#sdfootnote1sym
[110] https://es.internationalism.org/rm/2005/85_Decadencia.html#sdfootnote1anc
[111] https://es.internationalism.org/en/tag/2/25/la-decadencia-del-capitalismo
[112] https://es.internationalism.org/en/tag/temporal/other
[113] https://es.internationalism.org/en/tag/3/45/descomposicion
[114] https://es.internationalism.org/en/tag/historia-del-movimiento-obrero/1905-revolucion-en-rusia
[115] https://gb.hrichina.org
[116] https://es.internationalism.org/Rm/87_pdt.html#sdendnote1sym
[117] https://es.internationalism.org/Rm/87_pdt.html#sdendnote2sym
[118] https://es.internationalism.org/Rm/87_pdt.html#sdendnote1anc
[119] https://es.internationalism.org/Rm/87_pdt.html#sdendnote2anc
[120] https://es.internationalism.org/en/tag/2/38/la-dictadura-del-proletariado
[121] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote1sym
[122] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote2sym
[123] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote3sym
[124] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote4sym
[125] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote5sym
[126] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote6sym
[127] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote7sym
[128] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote8sym
[129] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote9sym
[130] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote10sym
[131] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote11sym
[132] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote12sym
[133] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote13sym
[134] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote14sym
[135] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote15sym
[136] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote1anc
[137] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote2anc
[138] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote3anc
[139] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote4anc
[140] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote5anc
[141] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote6anc
[142] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote7anc
[143] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote8anc
[144] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote9anc
[145] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote10anc
[146] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote11anc
[147] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote12anc
[148] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote13anc
[149] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote14anc
[150] https://es.internationalism.org/Rm/87_rusados.html#sdendnote15anc
[151] https://es.internationalism.org/en/tag/2/34/la-autogestion
[152] https://es.internationalism.org/rm/88_bra.html#_ftn1
[153] https://es.internationalism.org/rm/88_bra.html#_ftn2
[154] https://es.internationalism.org/rm/88_bra.html#_ftn3
[155] https://es.internationalism.org/rm/88_bra.html#_ftn4
[156] https://es.internationalism.org/rm/88_bra.html#_ftn5
[157] https://es.internationalism.org/rm/88_bra.html#_ftnref1
[158] https://es.internationalism.org/rm/88_bra.html#_ftnref2
[159] https://es.internationalism.org/rm/88_bra.html#_ftnref3
[160] https://es.internationalism.org/rm/88_bra.html#_ftnref4
[161] https://es.internationalism.org/rm/88_bra.html#_ftnref5
[162] https://es.internationalism.org/en/tag/cuestiones-teoricas/terrorismo
[163] https://es.internationalism.org/rm/88_presi.html#sdendnote1sym
[164] https://es.internationalism.org/rm/88_presi.html#sdendnote2sym
[165] https://es.internationalism.org/rm/88_presi.html#sdendnote3sym
[166] https://es.internationalism.org/rm/88_presi.html#sdendnote1anc
[167] https://es.internationalism.org/rm/88_presi.html#sdendnote2anc
[168] https://es.internationalism.org/rm/88_presi.html#sdendnote3anc
[169] https://es.internationalism.org/en/tag/2/31/el-engano-del-parlamentarismo
[170] https://es.internationalism.org/en/tag/2/30/la-cuestion-sindical
[171] https://es.internationalism.org/rm/88_trotsky.html#sdendnote1sym
[172] https://es.internationalism.org/rm/88_trotsky.html#sdendnote1anc
[173] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/trotskismo
[174] https://es.internationalism.org/en/tag/desarrollo-de-la-conciencia-y-la-organizacion-proletaria/la-oposicion-de-izquierdas
[175] https://es.internationalism.org/rm/88_6EZLN.html#sdendnote1sym
[176] https://es.internationalism.org/rm/88_6EZLN.html#sdendnote2sym
[177] https://es.internationalism.org/rm/88_6EZLN.html#sdendnote1anc
[178] https://es.internationalism.org/rm/88_6EZLN.html#sdendnote2anc
[179] https://es.internationalism.org/RM/89_elecciones.html#sdendnote1sym
[180] https://es.internationalism.org/RM/89_elecciones.html#sdendnote1anc
[181] https://es.internationalism.org/RM/89_catastrofes.html#sdendnote1sym
[182] https://es.internationalism.org/RM/89_catastrofes.html#sdendnote2sym
[183] https://es.internationalism.org/RM/89_catastrofes.html#sdendnote3sym
[184] https://es.internationalism.org/RM/89_catastrofes.html#sdendnote4sym
[185] https://es.internationalism.org/RM/89_catastrofes.html#sdendnote1anc
[186] https://es.internationalism.org/RM/89_catastrofes.html#sdendnote2anc
[187] https://es.internationalism.org/RM/89_catastrofes.html#sdendnote3anc
[188] https://es.internationalism.org/RM/89_catastrofes.html#sdendnote4anc
[189] https://es.internationalism.org/en/tag/2/36/los-falsos-partidos-obreros
[190] https://es.internationalism.org/RM/89_chavismo.html#sdendnote1sym
[191] https://es.internationalism.org/RM/89_chavismo.html#sdendnote2sym
[192] https://es.internationalism.org/RM/89_chavismo.html#sdendnote3sym
[193] https://es.internationalism.org/RM/89_chavismo.html#sdendnote4sym
[194] https://es.internationalism.org/RM/89_chavismo.html#sdendnote1anc
[195] https://es.internationalism.org/RM/89_chavismo.html#sdendnote2anc
[196] https://es.internationalism.org/RM/89_chavismo.html#sdendnote3anc
[197] https://es.internationalism.org/RM/89_chavismo.html#sdendnote4anc
[198] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote1sym
[199] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote2sym
[200] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote3sym
[201] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote4sym
[202] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote5sym
[203] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote6sym
[204] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote7sym
[205] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote8sym
[206] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote1anc
[207] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote2anc
[208] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote3anc
[209] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote4anc
[210] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote5anc
[211] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote6anc
[212] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote7anc
[213] https://es.internationalism.org/RM/89_Guevarismo.html#sdendnote8anc
[214] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/castrismo
[215] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote1sym
[216] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote2sym
[217] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote3sym
[218] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote4sym
[219] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote5sym
[220] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote6sym
[221] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote7sym
[222] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote8sym
[223] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote9sym
[224] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote10sym
[225] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote1anc
[226] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote2anc
[227] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote3anc
[228] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote4anc
[229] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote5anc
[230] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote6anc
[231] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote7anc
[232] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote8anc
[233] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote9anc
[234] https://es.internationalism.org/RM/89_deslocalizaciones.html#sdendnote10anc
[235] https://es.internationalism.org/en/tag/3/46/economia
[236] http://www.comerciojusto.org
[237] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_ALCA.html#sdendnote1sym
[238] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_ALCA.html#sdendnote2sym
[239] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_ALCA.html#sdendnote3sym
[240] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_ALCA.html#sdendnote1anc
[241] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_ALCA.html#sdendnote2anc
[242] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_ALCA.html#sdendnote3anc
[243] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/antiglobalizacion
[244] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/elecciones
[245] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_porrismo.html#sdendnote1sym
[246] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_porrismo.html#sdendnote1anc
[247] https://es.internationalism.org/book/export/html/185
[248] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/argentina
[249] https://es.internationalism.org/en/tag/2/35/las-luchas-parciales
[250] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote1sym
[251] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote2sym
[252] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote3sym
[253] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote4sym
[254] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote5sym
[255] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote6sym
[256] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote7sym
[257] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote1anc
[258] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote2anc
[259] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote3anc
[260] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote4anc
[261] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote5anc
[262] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote6anc
[263] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote7anc
[264] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/zapatismo
[265] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/cartas-de-los-lectores
[266] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/reuniones-publicas
[267] https://es.internationalism.org/en/tag/2/39/la-organizacion-revolucionaria
[268] https://es.internationalism.org/rm/2006/91_frentes#_edn1
[269] https://es.internationalism.org/rm/2006/91_frentes#_ednref1
[270] https://es.internationalism.org/en/tag/2/32/el-frente-unido
[271] https://es.internationalism.org/rm/2006/91_latina#_edn1
[272] https://es.internationalism.org/rm/2006/91_latina#_edn2
[273] https://es.internationalism.org/rm/2006/91_latina#_edn3
[274] https://es.internationalism.org/rm/2006/91_latina#_edn4
[275] https://es.internationalism.org/rm/2006/91_latina#_ednref1
[276] https://es.internationalism.org/rm/2006/91_latina#_ednref2
[277] https://es.internationalism.org/rm/2006/91_latina#_ednref3
[278] https://es.internationalism.org/rm/2006/91_latina#_ednref4
[279] https://es.internationalism.org/rm/2006/91_correo#_edn1
[280] https://es.internationalism.org/rm/2006/91_correo#_edn2
[281] https://es.internationalism.org/rm/2006/91_correo#_ednref1
[282] https://es.internationalism.org/rm/2006/91_correo#_ednref2
[283] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/francia
[284] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/intervenciones
[285] mailto:[email protected]
[286] http://www.mir-chile.cl
[287] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_izqder#_edn1
[288] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_izqder#_ednref1
[289] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_amenazas#_ftn1
[290] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_amenazas#_ftn2
[291] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_amenazas#_ftn3
[292] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_amenazas#_ftn4
[293] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_amenazas#_ftn5
[294] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_amenazas#_edn1
[295] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_amenazas#_ftnref1
[296] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_amenazas#_ftnref2
[297] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_amenazas#_ftnref3
[298] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_amenazas#_ftnref4
[299] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_amenazas#_ftnref5
[300] https://es.internationalism.org/rm/2006/94_amenazas#_ednref1
[301] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/parasitismo
[302] https://es.internationalism.org/en/tag/desarrollo-de-la-conciencia-y-la-organizacion-proletaria/tercera-internacional
[303] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_desloca#_edn1
[304] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_desloca#_edn2
[305] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_desloca#_edn3
[306] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_desloca#_edn4
[307] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_desloca#_edn5
[308] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_desloca#_edn6
[309] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_desloca#_ednref1
[310] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_desloca#_ednref2
[311] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_desloca#_ednref3
[312] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_desloca#_ednref4
[313] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_desloca#_ednref5
[314] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_desloca#_ednref6
[315] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_ruso#_ftn1
[316] https://es.internationalism.org/en/tag/desarrollo-de-la-conciencia-y-la-organizacion-proletaria/corriente-comunista-internacional
[317] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_siturev#_edn1
[318] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_siturev#_edn2
[319] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_siturev#_ednref1
[320] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_siturev#_ednref2
[321] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_estalo#_edn1
[322] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_estalo#_edn2
[323] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_estalo#_edn3
[324] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_estalo#_edn4
[325] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_estalo#_edn5
[326] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_estalo#_ednref1
[327] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_estalo#_ednref2
[328] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_estalo#_ednref3
[329] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_estalo#_ednref4
[330] https://es.internationalism.org/rm/2006/95_estalo#_ednref5
[331] https://es.internationalism.org/en/tag/2/28/el-estalinismo-el-bloque-del-este
[332] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_votocirco#_edn1
[333] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_votocirco#_ednref1
[334] mailto:[email protected]
[335] http://www.internationalism.org
[336] http://www.elmilitante.org
[337] https://militante.org
[338] https://es.internationalism.org/en/tag/3/49/internacionalismo
[339] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_edn1
[340] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_edn2
[341] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_edn3
[342] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_edn4
[343] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_ednref1
[344] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_ednref2
[345] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_ednref3
[346] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_ednref4
[347] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_Argentina#_edn1
[348] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_Argentina#_ednref1
[349] https://es.internationalism.org/rm/2007/96_oaxaca#_edn1
[350] https://es.internationalism.org/rm/2007/96_oaxaca#_edn2
[351] https://es.internationalism.org/rm/2007/96_oaxaca#_ednref1
[352] https://es.internationalism.org/rm/2007/96_oaxaca#_ednref2
[353] https://es.internationalism.org/rm/2007/96_cuba#_edn1
[354] https://es.internationalism.org/rm/2007/96_cuba#_edn2
[355] https://es.internationalism.org/rm/2007/96_cuba#_ednref1
[356] https://es.internationalism.org/rm/2007/96_cuba#_ednref2
[357] https://es.internationalism.org/rm/2007/96_forooaxaca#_edn1
[358] https://es.internationalism.org/rm/2007/96_forooaxaca#_edn2
[359] https://es.internationalism.org/rm/2007/96_forooaxaca#_ednref1
[360] https://www.alasbarricadas.org/forums/
[361] https://es.internationalism.org/rm/2007/96_forooaxaca#_ednref2
[362] https://internasyonalismo.blogsome.com/
[363] https://es.internationalism.org/rm/2007/99_ijulio.htm#_edn1
[364] https://es.internationalism.org/rm/2007/99_ijulio.htm#_ednref1
[365] https://es.internationalism.org/en/tag/acontecimientos-historicos/espana-1936
[366] https://es.internationalism.org/rm/2007/97_bush#_edn1
[367] https://es.internationalism.org/rm/2007/97_bush#_edn2
[368] https://es.internationalism.org/rm/2007/97_bush#_ednref1
[369] https://es.internationalism.org/rm/2007/97_bush#_ednref2
[370] https://es.internationalism.org/rm/2007/97_homo#_edn1
[371] https://es.internationalism.org/rm/2007/97_homo#_edn2
[372] https://es.internationalism.org/rm/2007/97_homo#_ednref1
[373] https://es.internationalism.org/rm/2007/97_homo#_ednref2
[374] https://es.internationalism.org/rm/2007/97_ic#_ftn1
[375] https://es.internationalism.org/rm/2007/97_ic#_ftnref1
[376] https://es.internationalism.org/rm/2007/98_crisismundo#_edn1
[377] https://es.internationalism.org/rm/2007/98_crisismundo#_edn2
[378] https://es.internationalism.org/rm/2007/98_crisismundo#_edn3
[379] https://es.internationalism.org/rm/2007/98_crisismundo#_ednref1
[380] https://es.internationalism.org/rm/2007/98_crisismundo#_ednref2
[381] https://es.internationalism.org/rm/2007/98_crisismundo#_ednref3
[382] https://es.internationalism.org/rm/2007/98_fascismo#_edn1
[383] https://es.internationalism.org/rm/2007/98_fascismo#_edn2
[384] https://es.internationalism.org/rm/2007/98_fascismo#_ednref1
[385] https://es.internationalism.org/rm/2007/98_fascismo#_ednref2
[386] https://es.internationalism.org/en/tag/cuestiones-teoricas/fascismo
[387] https://es.internationalism.org/rm/2007/98_fenix#_edn1
[388] https://es.internationalism.org/rm/2007/98_fenix#_edn2
[389] https://es.internationalism.org/rm/2007/98_fenix#_ednref1
[390] https://circulomarxista.blogspot.com
[391] https://es.internationalism.org/rm/2007/98_fenix#_ednref2
[392] https://es.internationalism.org/en/tag/3/50/medio-ambiente
[393] https://es.internationalism.org/en/tag/acontecimientos-historicos/guerra-de-corea
[394] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/pakistan
[395] https://www.bolivarsomostodos.org
[396] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4296/hace-50-anos-mayo-de-1968
[397] https://es.internationalism.org/en/tag/historia-del-movimiento-obrero/1968-mayo-frances
[398] https://es.internationalism.org/libros/1936/cap3/2_preICM
[399] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/chile
[400] https://es.internationalism.org/en/tag/6/250/estudiantes
[401] https://environment.newscientist.com/article/dn13885-accepted-level-of-earthquake-risk-in-china-too-high.html
[402] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/terremoto
[403] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/china
[404] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/birmania
[405] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/izquierda-comunista
[406] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/elecciones-en-eeuu
[407] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/norteamerica
[408] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/revueltas-del-hambre
[409] https://es.internationalism.org/en/tag/2/24/el-marxismo-la-teoria-revolucionaria
[410] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/colombia
[411] https://es.internationalism.org/en/tag/3/51/partido-y-fraccion
[412] https://es.internationalism.org/en/tag/personalidades/darwin
[413] https://libcom.org/history/reflections-shoe-industry-strike-assembly-movement-alicante-1977
[414] https://en.internationalism.org/wr/295_vigo
[415] https://es.internationalism.org/en/tag/cuestiones-teoricas/desempleo
[416] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/posicion-imperialista
[417] https://es.internationalism.org/node/2495
[418] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/iran
[419] https://en.internationalism.org/icconline/2009/02/strikes-antilles
[420] https://es.internationalism.org/en/tag/2/29/la-lucha-del-proletariado
[421] https://es.internationalism.org/files/es/H-RM111Ferrocas1958---14788%5B1%5D.doc
[422] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200907/2622/lindsey-los-trabajadores-muestran-el-poder-de-la-solidaridad
[423] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/luchas-en-las-refineriias-en-gran-bretana
[424] https://world.internationalism.org
[425] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/honduras
[426] https://fr.internationalism.org/icconline/2009/a_propos_du_livre_de_patrick_tort_l_effet_darwin_une_conception_materialiste_des_origines_de_la_morale.html
[427] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/darwinismo-social
[428] mailto:[email protected]
[429] https://webgsl.wordpress.com/
[430] http://www.diario.com.mx/nota.php?notaid=061ffcc98063d0b079275c8e45f46164
[431] https://es.internationalism.org/node/2134
[432] https://es.internationalism.org/ccionline/2008_trenes
[433] https://es.internationalism.org/en/tag/acontecimientos-historicos/hundimiento-del-bloque-del-este