Adjunto | Tamaño |
---|---|
![]() | 136.36 KB |
La convocatoria de elecciones al gobierno regional madrileño para el 4 de mayo y todo el carrusel de acontecimientos que se han suscitado ha sido encarado dramáticamente por los políticos, los medios de “comunicación”, las redes sociales, como una nueva versión de la Batalla de Madrid donde chocarían frontalmente Fascismo y Democracia.
La ideología burguesa y la manipulación que realizan todos los servidores del capitalismo y su Estado (políticos, “creadores de opinión pública”, bloggeros “independientes” etc.) presentan las cosas de manera superficial y haciendo comparaciones que no vienen a cuento. La “batalla de Madrid” que pretenden hoy revivir, tuvo lugar en 1936-37 en las condiciones terribles de la Guerra española de 1936-39, donde los obreros, derrotados por la ideología antifascista, se dejaron llevar al matadero de un conflicto que tenía una doble dimensión imperialista: a nivel internacional la pugna creciente entre el bando democrático y el bando fascista que desembocó en la barbarie de la Segunda Guerra Mundial con sus 60 millones de muertos; a nivel nacional, el enfrentamiento entre Franco y la República que causó un millón de muertos[1].
Hoy las condiciones no son las mismas, el proletariado -pese a las debilidades y dificultades que arrastra- no está derrotado y no está dispuesto como entonces a servir de carne de cañón a los bandos capitalistas en conflicto. Los contendientes se enfrentan con todo el juego sucio habitual de la política burguesa: maniobras, mentiras, insultos, provocaciones, traiciones, cambios repentinos de chaqueta ….
Pero sería un error ver este proceder como algo “de todas formas pacífico” y muy diferente al de la confrontación con las armas en la mano. Nuestros antepasados de la Izquierda Comunista de Francia dejaron muy claro que “Guerra y paz son dos momentos de una misma sociedad: la sociedad capitalista. No son dos oposiciones históricas que se excluirían mutuamente. Al contrario, guerra y paz en el régimen capitalista son momentos complementarios indispensables el uno para el otro, fases sucesivas de un mismo régimen económico, aspectos particulares y complementarios de un fenómeno único (…) En la época del capitalismo decadente, la guerra al igual que la paz expresan esa decadencia y participa poderosamente en su aceleración”[2]. En la actual campaña madrileña vemos un grado tal de provocación, de amenazas violentas, de ruptura de cualquier regla mínima de juego “democrático”, que podemos decir que el rostro de la barbarie capitalista asoma siniestro en la campaña madrileña. Y este no es un fenómeno español, sino que tiene una dimensión mundial que puede verse, por ejemplo, en el asalto al Capitolio norteamericano por una turba de partidarios de Trump[3].
No podemos habituarnos al repugnante olor a podrido que desprenden todos los actos de la política burguesa, desde la acción del gobierno, hasta las sesiones parlamentarias, pasando por las interminables campañas electorales[4]. La proliferación de cartas amenazantes con balas y navajas ensangrentadas y la escalada brutal de Vox, que comenzó con el acto de Vallecas buscando el altercado violento con los grupos antifascistas; siguió con sus carteles xenófobos contra los niños emigrantes y remató con su negativa a condenar las amenazas a Iglesias, es un claro indicador.
Con esta conducta, Vox se muestra como lo que es: una expresión especialmente cínica y desvergonzada de la barbarie capitalista. Sin embargo, es un error ver a Vox como una “excepción”, un cuerpo extraño dentro de la política burguesa que sería, a pesar de todas sus canalladas, “respetuosa con unas mínimas reglas democráticas”. Vox expresa “sin complejos” la brutalidad, la ausencia de reglas, el cada uno a la suya de TODA LA POLITICA CAPITALISTA EN TODOS SUS PARTIDOS Y EN TODOS LOS PAÍSES.
Vox hace de forma descarada lo que sus demás colegas hacen de manera más hipócrita envuelta en las “buenas intenciones”; Vox dice sin remilgos lo que sus rivales dicen con medias palabras; Vox exhibe descaradamente la barbarie del capitalismo que sus compinches intentan ocultar con palabrería sobre la democracia, la tolerancia, la integración y demás demagogia[5]. Vox con su desfachatez, su actitud arrogante y provocadora, bebe en la descomposición ideológica del capitalismo que se manifiesta en “el aumento del nihilismo, del suicidio de los jóvenes, de la desesperanza, el "no future" de las revueltas urbanas en Gran Bretaña, del odio y de la xenofobia que animan a "skinheads" y "hooligans" (…) la profusión de sectas, el resurgir del espíritu religioso, incluidos algunos países avanzados, el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente, construido, incluso en algunos ámbitos "científicos", y que ocupa en los media un lugar preponderante” (Tesis sobre la Descomposición) [6].
En un próximo artículo analizaremos el complicado ajedrez político de maniobras y jugadas de unos y otros que ha conducido a las elecciones madrileñas. PP y PSOE querían devorar al “centro” de Ciudadanos; Diaz Ayuso pretendía matar dos pájaros de un tiro: en primer lugar, arrebatar a su jefe -Casado- el papel de “oposición frontal” al Gobierno de izquierdas. Y, en segundo lugar, adoptando muchas de las banderas de la extrema derecha, robar a Vox su espacio político lo que ha puesto a éste en el disparadero.
Esta cadena caótica de maniobras y golpes bajos, que incluyó mociones de censura a traición, compra de políticos y finalmente los sobres amenazantes, ha dinamitado la campaña electoral con la ruptura de las más mínimas normas en el juego entre partidos lo que ha llevado a la cancelación de los debates programados y la división en “dos campañas”: por un lado, la de la Izquierda enarbolando la “defensa de la democracia contra el fascismo”; por otro lado, la Derecha insistiendo en “otro dilema”: “libertad o comunismo”, “libertad” entendida como “iniciativa privada”, “liberalismo” e incluso el “castizo modo de vida madrileño” (¡¡¡) mientras que el “comunismo” serían las medidas de “estatización” del Señorito Iglesias que se ligan al capitalismo de Estado chavista o el que existió en la antigua URSS y que nada tienen que ver con el comunismo[7].
La prensa, la televisión y los “formadores de tendencia” en las Redes Sociales, han tratado de dar la impresión de que se viviría una atmosfera “guerra civilista”. Es cierto que Vox ha organizado mítines en barrios obreros con ánimo deliberado de provocar, pero es una evidente exageración decir que se han multiplicado los altercados callejeros entre “fascistas y antifascistas”. Por ejemplo, en los enfrentamientos en Vallecas a propósito de un mitin de Vox fue más bien la policía quien encendió los ánimos y provocó los choques. Están proliferando demasiados bulos para cultivar una tensión “antifascista”.
El frente unido de izquierdas -PSOE, Podemos y Más Madrid- llama a la movilización “antifascista”, rememora el “No pasarán” de la guerra del 36 y convoca al “pueblo de Madrid” a dar “con los votos” un portazo a Vox y la Derecha.
Los trabajadores debemos comprender las trampas que encierran estos llamamientos:
1ª El Voto. La burguesía necesita del voto para legitimar sus gobiernos y las políticas de desempleo, miseria, agravación de la pandemia, guerra imperialista etc., que estos practican. El voto atomiza a los obreros, les arrebata su verdadera identidad como clase para darles la falsa identidad de “ciudadanos españoles” que “deciden” los destinos de la nación. El arma de lucha de los trabajadores no es el voto sino la huelga, la asamblea, la unificación de las luchas, el debate proletario, la conciencia comunista…
2ª El interclasismo. Llamando al “pueblo de Madrid” y con la palanca del “todos unidos contra el fascismo”, el proletariado es diluido en un Frente interclasista donde se asocia al policía que le aporrea, al empresario que le explota, al político que le engaña etc. Solo la autonomía política del proletariado, su lucha en su terreno de clase puede defenderle y abrir una perspectiva para toda la humanidad.
3ª La defensa de la Democracia. La democracia es la máscara de la Dictadura del Capital. Detrás de la Cara Bonita del Estado democrático -elecciones, libertades, partidos, sindicatos, “ayudas sociales” etc.- se oculta la cara menos presentable del Estado formada por la policía, los tribunales, las cárceles, el ejército y una aplastante burocracia. La alternativa no es democracia o fascismo, sino comunismo o barbarie.
4ª El falso dilema fascismo -antifascismo. El fascismo no es el Mal Mayor y la Democracia sería el Mal Menor, ambos son instrumentos de la dictadura del capital y su enfrentamiento es la cadena que apresa al proletariado para llevarlo a la guerra imperialista y a aceptar los peores ataques a sus condiciones de vida. Hay una continuidad total entre los gobiernos de derecha y los gobiernos de izquierda, entre fascistas - populistas y demócratas. Hitler y Mussolini subieron al poder aupados por la democracia con la complicidad de la izquierda[8]; Franco al servicio de la República en 1934 dirigió la represión de la insurrección obrera de Asturias; Pinochet fue proclamado como “general constitucional” en 1972 por Allende; Vox ha sido apoyado bajo mano tanto por el PP -del que nació- como por el PSOE.
De la misma manera que la CUP en Cataluña culpabiliza a los obreros por no utilizar el voto para “cerrarle el paso al españolismo”, el trío madrileño de izquierdas apunta el dedo acusador contra los obreros que no van a votar para “cerrarle el paso al fascismo”. El llamamiento anti -españolista de la CUP o el llamamiento “antifascista” del trío de izquierdas madrileño pretende desviar y encerrar a los obreros en la defensa del capital. No podemos olvidar, como nos mostró la trágica experiencia de 1936, que la insurrección obrera de Barcelona en mayo de 1937 fue aplastada por la canalla estalinista y catalanista acusando a los obreros de “hacer el juego al fascismo” y un anarquista como Camilo Bernieri que Bilan -órgano de la Izquierda Comunista de Italia- saludó por su defensa de posiciones proletarias, fue asesinado por los esbirros estalinistas bajo la acusación de “agente fascista”. Quien piense que Izquierda y Derecha del Capital representan, unos y otros, los intereses de la clase explotadora más criminal de la historia, se ve acusado de agente del “fascismo”, como le ocurrió a Trotsky calumniado por el estalinismo como “agente de la Gestapo nazi”[9].
Con todo el ruido sobre la “batalla de Madrid”, la amenaza de la “vuelta del fascismo” y “la democracia está en peligro”, los verdaderos problemas que enfrentamos los trabajadores y la inmensa mayoría de la población quedan oscurecidos o relegados a “asuntos personales” que deberían dejarse de lado ante “lo importante”. Veamos:
1. La agudización de la pandemia.
A pesar de las vacunaciones -que van a un ritmo peligrosamente lento-, la pandemia sigue haciendo estragos terribles: el mundo ha superado la cifra de 3 millones cien mil muertos y 147 millones de contagios, en España las cifras oficiales rebasan los 77 mil muertos y los 3 millones y medio de contagios. La situación en la India bordea el genocidio y la variante del virus que allí está creciendo constituye una amenaza mundial.
La pandemia ha puesto al desnudo cual es la política de todos los gobiernos del mundo, sean del color que sean, izquierda o derecha, populistas o demócratas: todos han abandonado a la muerte y la enfermedad a los trabajadores sacrificando las necesidades humanas en el altar de la producción y la acumulación capitalista[10].
En esa política de defensa del capital han coincidido totalmente el gobierno de izquierdas del PSOE- Podemos y el gobierno de derechas de la señorita Ayuso. Ambos han coincidido plenamente en explotar hasta límites inhumanos a los trabajadores de la salud y de ello es muestra, por limitarse a Madrid, que los 600 trabajadores del nuevo hospital Zendal, enteramente dedicado al COVID, no hayan sido contratos nuevos sino traslados de otros hospitales. El desvío de recursos humanos hacia el COVID ha hecho que, por ejemplo, la atención primaria haya sido casi completamente abandonada, los médicos de esta área han pasado de atender como media diaria 20-30 personas a una media de 57-70.
2.La escalada del desempleo y la oleada de despidos
El desempleo está actualmente en 3 millones 800 mil obreros y en el primer trimestre de 2021 137 mil empleos han sido destruidos. Esto es un eco de la ola de desempleo mundial con 50 millones de desempleados en USA y una cifra similar -según estadísticas no oficiales- en China.
Se anuncian nuevas carretadas de despidos: el Corte Inglés (3500), Ford (670), Puertollano, BBVA (3000), la fusión Caixabank – Bankia conllevará 8000 despidos mientras que para el resto de la banca se anuncia un total de 18,000 despidos. Por todos lados el desempleo golpea brutalmente a los trabajadores colocándolos en el disparadero de la miseria, de perder la casa, de perder todo medio de vida. Los despidos son disimulados con los ERTE que, sin embargo, encierran pérdidas de salario de hasta el 40%
3. El hachazo a las pensiones
Un nuevo golpe a las pensiones es preparado por el Gobierno de “progreso” del PSOE – Podemos. Es verdad que Vox ha elevado la ignominia racista con su cartel “un MENA – menor no acompañado – más de 4000 euros. Tu abuela 460 euros”. Pero en ese cartel la segunda frase es dramáticamente cierta como resultado de los sucesivos hachazos a las pensiones de los gobiernos “populares” y “socialistas”. Y se hará aún más terrible con la próxima reforma que prepara el “siempre sonriente” ministro “socialista” Escrivá.
4. El aumento desbocado de la pobreza
“Casi 800.000 personas en España podrían caer en la pobreza severa por el impacto del coronavirus, hasta alcanzar la cifra de 5,1 millones en nuestro país viviendo con menos de 16 euros al día. En el mundo serían más de 200 millones de personas”, en 2021 “La tasa de pobreza relativa en España pasaría del 20,7% hasta el 22,9%, lo que supone un millón de personas más por debajo de la línea de pobreza, estimada en 24 euros al día”. El gobierno de la “igualdad” y del “progreso social” ampara la escalada brutal de la desigualdad: “El 10% más pobre de la población podría perder proporcionalmente siete veces más que el 10% más rico. De hecho, los milmillonarios en España han recuperado más de la mitad de su fortuna que perdieron tras el impacto del coronavirus, unos 26.500 millones de euros”[11]. Los desahucios no se han detenido y los trabajadores emigrantes que sobreviven en el circuito informal están en una situación dramática debido al COVID.
5. Una política de emigración cada vez más inhumana
Vox vocifera contra los emigrantes, pero el gobierno “progresista” del PSOE-Podemos actúa contra los emigrantes. Este gobierno “humanista” y “acogedor” hacina a los emigrantes en auténticos campos de concentración como los de Canarias o procede a “devoluciones en caliente” de los refugiados. El PSOE que se estrenó en el gobierno de 2018 “acogiendo” a los emigrantes que el populista Salvini había rechazado, ha utilizado ese “gesto” como taparrabos para endurecer aún más la política de emigración negando permisos de residencia, retrasando el otorgamiento de la nacionalidad española y continuando con el pago a los gobiernos de Argelia y Marruecos de una subvención por cada emigrante que rechazan de sus fronteras[12].
La barbarie de la confrontación política burguesa no nace del dilema democracia -fascismo, sino que emana de la decadencia y descomposición del capital del cual el Estado -sea democrático o de partido único- es el defensor y organizador. Elegir entre democracia y fascismo, es atarse de pies y manos a la barbarie capitalista que con la pandemia se ha acelerado y se expresa en todos los campos de la vida social: guerras imperialistas, destrucción ecológica, descomposición ideológica y moral, corrupción y mafia, terrorismo, éxodo migratorio… así como en el desencadenamiento de los ataques más brutales contra los trabajadores. La lucha obrera es contra la explotación capitalista por su abolición con el levantamiento de una nueva sociedad, la COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL, el comunismo.
C. Mir 29-4-21
[1] Ver nuestro libro España 1936, Franco y la República masacran al proletariado https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [2]
[2] Internationalisme 1945 - Las verdaderas causas de la Segunda Guerra Mundial https://es.internationalism.org/revista-internacional/198910/2140/internationalisme-1945-las-verdaderas-causas-de-la-segunda-guerra- [3]
[3] Ver Asalto del Capitolio en Washington: Los Estados Unidos en el centro de la descomposición mundial del capitalismo https://es.internationalism.org/content/4635/asalto-del-capitolio-en-washington-los-estados-unidos-en-el-centro-de-la-descomposicion [4]
[4] Ver Contra el espectáculo repugnante de la política burguesa existe una respuesta: la política revolucionaria del proletariado https://es.internationalism.org/content/4464/contra-el-espectaculo-repugnante-de-la-politica-burguesa-existe-una-respuesta-la [5]
[5] Ver Vox francamente capitalista https://es.internationalism.org/content/4501/vox-francamente-capitalista [6]
[6] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [7]
[7] Ver Cinco preguntas sobre el comunismo https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200510/246/5-preguntas-sobre-el-comunismo [8]
[8] Ver la serie La responsabilidad de la Izquierda en el ascenso]] del fascismo https://es.internationalism.org/content/4650/la-responsabilidad-de-la-izquierda-del-capital-en-el-ascenso-del-fascismo-i [9] y https://es.internationalism.org/content/4661/la-responsabilidad-de-la-izquierda-del-capital-en-el-ascenso-del-fascismo-ii [10]
[9] Ver El asesinato de Trotski en 1940 - A Trotski lo mataron porque era un símbolo para la clase obrera https://es.internationalism.org/revista-internacional/200602/761/el-asesinato-de-trotski-en-1940-a-trotski-lo-mataron-porque-era-un- [11]
[10] Ver Dossier especial COVID19: el verdadero asesino es el capitalismo https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo [12]
[11] Citas tomadas de Pobreza | La pobreza severa en España superará el 10% de la población tras la crisis del covid-19 - El Salto - Edición General (elsaltodiario.com) [13]
[12] Para una denuncia de lo que está haciendo realmente este gobierno de izquierdas ver Los gobiernos de Izquierda en defensa de la explotación capitalista (III) La trampa está en la letra pequeña https://es.internationalism.org/content/4625/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-iii-la-trampa-esta [14]
Adjunto | Tamaño |
---|---|
![]() | 193.67 KB |
Ante la comprobación del carácter abiertamente anti obrero de los sindicatos, las huelgas "salvajes", antisindicales, se han multiplicado en todos los países del mundo. Estas luchas expresan en la práctica el antagonismo obreros-sindicatos y traducen una conciencia de la naturaleza capitalista de estas organizaciones. Pero ¿cuál es el contenido de estas luchas?[1]
El hecho que el capitalismo ya no pueda conceder mejoras reales ha reducido las luchas proletarias a un combate de resistencia contra el ataque permanente del Capital a sus condiciones de vida.
Hemos demostrado, con los ejemplos de 1936 y 1968 en Francia, como el capitalismo se ve obligado a quitar a los trabajadores toda mejora que estos, en sus luchas más generalizadas, le hayan arrancado. Sin embargo, 1936 y 1968, donde se ve como fuertes concesiones salariales quedan reducidas a cero al año siguiente debido al constante aumento de los precios, son excepciones correspondientes a un movimiento de lucha de gran amplitud. La situación normal, la que caracteriza al capitalismo actual, no es la de los precios corriendo detrás de los salarios sino al contrario son los salarios los que intentan recuperar el terreno perdido ante los precios. No es el capital quien con sus constantes agresiones intenta recuperar lo que los obreros le arrancan, sino que son los obreros quienes, con sus luchas, intentan resistir a la permanente intensificación y agravación de su explotación[2].
Pero lo que caracteriza el contenido de las luchas proletarias en el capitalismo decadente no es el hecho de que sean luchas de resistencia en sí (esto es un común denominador en todas las luchas proletarias desde que los obreros se enfrentan a sus explotadores) sino:
No hay ya terreno de conciliación entre el Capital y la clase obrera. El antagonismo original entre burguesía y proletariado es continuamente llevado hasta sus últimos límites en la fase de decadencia capitalista. Por ello toda lucha obrera verdadera se mete inevitablemente en un terreno político y REVOLUCIONARIO.
Este contenido revolucionario estalla con mayor o menor amplitud según que:
Es así como en los países tales como la España franquista o en los países del Este, las huelgas obreras han tomado a menudo la forma de lucha insurreccional que se extiende a ciudades enteras y se transforma en enfrentamientos generalizados con las fuerzas del Estado (Vigo, Pamplona, Vitoria en España[3]; Gdansk, Szcedin en Polonia 1970, son los ejemplos más conocidos[4]).
Pero sean cuales sean las circunstancias precisas; sea cual sea la intensidad de los combates, la resistencia obrera en nuestra época no puede afirmarse ya sin que estalle su esencia revolucionaria.
Esta nueva característica de la lucha obrera ha llevado a los revolucionarios, desde la primera Guerra Mundial, a proclamar acabada la vieja distinción socialdemócrata entre el programa "mínimo", definido por un conjunto de reformas a obtener en el seno del capitalismo y el programa "máximo" (la revolución comunista). Consecuentemente, en nuestra época, la Decadencia del Capitalismo, solo el programa máximo puede expresar los intereses de la clase obrera[5].
Cuando la posibilidad de obtener reformas bajo el capitalismo es una utopía solo LO QUE CONDUCE A LA REVOLUCIÓN PUEDE SER AUTÉNTICAMENTE PROLETARIO.
¿Significa esto que la clase obrera debe abandonar sus luchas económicas como le aconsejan, desde Proudhon, todos los que consideran –en nombre de la "revolución total"–, las luchas económicas como mezquinas, integradas en la explotación y salvaguardia del capitalismo?
Esto no tiene ningún sentido desde el punto de vista de la clase revolucionaria. El proletariado es una clase, es decir, un conjunto de hombres definidos según criterios económicos (posición que ocupan en el proceso de producción). Por lo tanto, preconizar que abandone sus luchas económicas es concretamente pedirle: o que abandone todo combate para quedarse pasivo frente a su explotación, o que se sumerja en cualquier lucha a-clasista (cooperativas, feminismo, ecología, regionalismo, antirracismo, etc.) disolviéndose en una masa heterogénea e invertebrada de "hombres de buena voluntad" y ávidos de "justicia humanista". En ambos casos, eso es lo mismo que el viejo grito de la burguesía a los proletarios: "abandonad la lucha de clase".
Solo los que no han comprendido porqué y cómo la clase obrera es la fuerza revolucionaria de nuestra época pueden llegar a tal conclusión. Si la clase obrera es la única capaz de concebir y realizar el proyecto de la sociedad comunista, no es porque esté dotada de un gusto particularmente pronunciado para las ideas y las empresas "generosas". Del mismo modo que las demás clases revolucionarias de la historia, si el proletariado es llevado a luchar por la destrucción del sistema dominante es únicamente porque la defensa de su interés inmediato le obliga objetivamente. Y como para toda clase, estos intereses tienen fundamentos económicos. Por ello la destrucción del sistema capitalista es el único medio para evitar una situación de permanente degradación de sus condiciones de vida. Esta situación histórica y mundial, extendida a todo el planeta, obliga a la clase obrera a desarrollar en las luchas de defensa de sus condiciones de vida un combate para la destrucción del sistema en sí mismo.
La lucha revolucionaria del proletariado no es, pues, la negación del carácter económico de su lucha sino el resultado de una comprensión global de la realidad de este combate. Cuando adopta conscientemente el carácter político de su lucha económica diaria, exacerbándola hasta la destrucción definitiva del Estado capitalista y la instauración de la sociedad comunista, el proletariado no abandona la defensa de sus intereses económicos, sino que los asume en todas sus consecuencias.
Mientras el proletariado exista, mientras existan clases, incluso al día siguiente de la toma del poder revolucionario, la lucha obrera seguirá teniendo bases económicas. Las bases económicas de la acción histórica de los hombres no desaparecerán más que con el nacimiento de la sociedad comunista, es decir, con la desaparición de las clases, y, claro está, del proletariado mismo. Mientras tanto, la clase obrera va forjando las armas de su lucha revolucionaria por medio de la resistencia contra la explotación. Es lo que permite y, a la vez, lo que la obliga a unificarse como clase y es en su desarrollo como puede comprender la necesidad y la posibilidad del comunismo.
Lo que el proletariado debe abandonar no es el carácter económico de su lucha (esto le es imposible, ya que lucha como clase) sino todas las ilusiones de llevar a buen término la defensa de sus intereses dentro de un marco estrictamente económico sin asumir el carácter político, global y revolucionario, de su lucha. Frente al inevitable fracaso inmediato de sus luchas reivindicativas en el capitalismo decadente lo que la clase obrera debe concluir no es que sus luchas sean inútiles, sino que el único medio para que sean útiles a su causa es concebirlas y transformarlas en momentos de aprendizaje y preparación para luchas más generalizadas, más organizadas, y más conscientes del enfrentamiento final con el sistema. Bajo el capitalismo decadente, era en la que la revolución comunista está al orden del día, la eficacia de las luchas inmediatas de la clase obrera no puede ser prevista ni medida en función de éxitos inmediatos o locales, sino únicamente en función de una perspectiva histórica y mundial: la de la REVOLUCIÓN COMUNISTA.
Con la pérdida de los sindicatos se plantea a la clase obrera el problema de darse una organización nueva. Pero esto no es cosa simple en el capitalismo decadente.
La gran fuerza de los sindicatos viene de su capacidad para hacerse reconocer como el único marco posible para la lucha. Así, patronos y gobierno no aceptan otro "interlocutor válido" que el Sindicato. Todos los días, machaconamente, por medio de panfletos, hojas, discursos, carteles, prensa, radio y televisión, el capitalismo repite incansablemente al proletariado: "vuestra organización son los Sindicatos".
La operación no siempre tiene el éxito esperado: en un país donde el bombardeo sobre la "representatividad" de los Sindicatos llega a límites insoportables como es Francia, solo uno de cada cinco obreros está sindicado. Por eso, es preciso encontrar nuevas formas de afiliar a los obreros más combativos y, en ese terreno, la colaboración que prestan los izquierdistas es de un valor incalculable para sus amos capitalistas[6].
Sometidos sin descanso a una presión ideológica aplastante por parte de todos los medios de comunicación burgueses, reprimidos cuando se salen de este marco, los obreros de los países donde hay "libertad sindical" encuentran tremendas dificultades para organizar sus luchas fuera de los sindicatos y demás cauces legales. Es necesaria una situación insoportable para encontrar la fuerza necesaria para oponerse a la inmensa y omnipotente máquina del Estado, sus partidos y sus Sindicatos. Esto es lo que caracteriza y hace tan difícil la lucha de la clase obrera en el capitalismo decadente: al oponerse al Sindicato no choca solo contra un puñado de burócratas sindicales sino contra el conjunto del Estado capitalista.
Pero el hecho mismo de esa tremenda dificultad hace más significante todo surgimiento de la clase fuera de los Sindicatos. De ahí toda la importancia que reviste la cuestión de las formas de organización extra- sindicales.
El problema de las formas de organización de la lucha obrera no es un problema independiente y separado del contenido de su lucha. Al contrario, hay una relación estrecha entre el contenido revolucionario que tienden a tomar inmediatamente las luchas proletarias en la decadencia capitalista y las formas de organización que la clase se da en ellas.
En el transcurso de las luchas revolucionarias de este siglo, el proletariado se ha dotado de una forma de organización adaptada a su labor revolucionaria: los SOVIETS O CONSEJOS OBREROS, asambleas de delegados elegidos y revocables por las asambleas generales de los obreros. Estos órganos de centralización y unificación de la clase constituyen el lugar donde se forjan, en el fuego de la lucha, las fuerzas materiales y teóricas para el ataque proletario contra el Estado. Pero, por su misma forma, tienen una potencialidad mayor. Del hecho de que son Asambleas de Delegados elegidos por asambleas generales casi permanentes, su existencia está abiertamente vinculada a la existencia de una lucha generalizada en la clase. Si la clase no está en lucha en el conjunto de las fábricas y centros de trabajo, si no hay asambleas generales de trabajadores en todos los lugares donde combaten, los Consejos no pueden existir.
Su existencia no puede ser permanente más que cuando la lucha abierta y general del conjunto de la clase se hace permanente y esto solo ocurre en un proceso revolucionario: LOS CONSEJOS OBREROS SON EL ÓRGANO DEL PODER PROLETARIO[7].
Por tanto, ¿cómo se organiza la clase a lo largo de las luchas en que, aun enfrentándose brutalmente con el Estado y sus apéndices sindicales, no alcanza el estadio de una insurrección generalizada?
La experiencia de miles de huelgas salvajes durante más de medio siglo en todo el mundo ha dado una respuesta clara a esta pregunta. En todos los rincones del planeta, en las más variadas condiciones históricas y geográficas, la clase ha creado las formas de organización más sencillas, unitarias y masivas, las que han permitido la incorporación y la participación colectiva del conjunto de compañeros: LAS ASAMBLEAS GENERALES DE HUELGUISTAS, coordinadas entre ellas por medio de COMITÉS DE DELEGADOS ELEGIDOS Y REVOCABLES, y responsables permanentemente ante ellas.
En estas formas de organización encontramos los mismos fundamentos que sirven de base a los Consejos Revolucionarios. Formas y contenido están ligados en el capitalismo decadente. Del mismo modo que las luchas más consecuentes del proletariado llevan en germen la lucha revolucionaria, sus formas de organización constituyen el embrión de los órganos de la Revolución Proletaria.
Existe una unidad histórica, no inmediata ni local, entre, por un lado, las Asambleas Generales (y los comités de delegados elegidos y revocables) y los Consejos Obreros. Las primeras corresponden a la situación donde las relaciones de fuerza entre las clases son desfavorables al proletariado, en cambio, los segundos, expresan y profundizan la maduración de una situación revolucionaria internacional.
Cara a la muerte de las formas sindicales, la clase obrera tiene resuelta la cuestión de las formas de organización que debe darse para llevar a buen puerto sus luchas abiertas. Pero los sindicatos no constituían únicamente formas de organización para la lucha directa. Al ser organizaciones permanentes, eran también una forma de organización de los trabajadores en los momentos de calma. Junto al Partido de masas, constituían verdaderos polos de agrupamiento de la clase. Con su desaparición como instrumentos proletarios se plantea a la clase el problema de saber si puede organizarse en tanto que clase fuera de los períodos de lucha y cómo hacerlo.
Cuando la lucha cesa, por ejemplo, después de una huelga salvaje, los Comités de Huelga desaparecen a la vez que las asambleas. Los trabajadores vuelven a ser en los momentos de calma una masa de individuos atomizados y vencidos que aceptan más o menos de buen grado el dominio de los sindicatos. Esta vuelta a la pasividad puede durar más o menos tiempo, pero es inevitable si no hay una nueva lucha abierta. Para evitar tal vuelta a la pasividad es corriente que los obreros más combativos intenten seguir organizados, buscando el crear una organización permanente que permita reagrupar a la clase fuera de sus combates. El fracaso ha sancionado una y otra vez estos intentos:
Sin embargo, con el desgaste creciente de la mistificación sindical, la vuelta a las prácticas sindicales tiende cada vez más a hacerse bajo la cubierta de formas ambiguas, más confusionistas, que se esconden bajo un lenguaje "antisindicalista".
En el curso de las luchas abiertas, sobre todo las que se enfrentan resueltamente con el aparato sindical, la imposibilidad de separar la lucha inmediata de la lucha histórica revolucionaria aparece en toda su evidencia. Después de estas luchas es normal que la idea de intentar "inventar" una "nueva" forma de organización permanente que, igual que la Asamblea, no sea "ni únicamente económica, ni únicamente política" toma forma entre algunos trabajadores. Pero no basta con la "voluntad" para que la realidad corresponda a los deseos. Por querer mantener dos de las características principales de los Sindicatos:
estos intentos acaban todos, a mayor o menor plazo, en un fracaso sancionado por la recaída inevitable en el cretinismo sindicalista. A medida que el entusiasmo generado por la lucha directa se apaga, la organización, impotente ante la desmovilización de los obreros, cae progresivamente en la preocupación de encontrar "reivindicaciones concretas", "realistas", intentando inventarlas para "volver a movilizar a las masas". Con esto acaba convirtiéndose inevitablemente en una simple competidora de las Centrales Sindicales (si estas piden 40 horas, aquella pide 36; si un salario de 8.000 pide 10.000; si reivindicaciones "cuantitativas" pide "cualitativas").
Con ello ahogan a los obreros en la mitología de las "victorias inmediatas" presentando ante ellos las posiciones revolucionarias como "demasiado abstractas", "imposibles de comprender por el obrero normal".
En política la organización no hace más que buscar los medios para distinguirse de las organizaciones sindicales clásicas y de sus partidos buscando un lenguaje "más a la izquierda" o más "radical": por ejemplo, las llamadas "reivindicaciones imposibles de conseguir dentro del capitalismo" o la siniestra autogestión. Así, al poco tiempo, la organización que no quería ser ni un partido ni un sindicato acabo siendo ...un sindicato más politizado, izquierdoso, generalmente muy minoritario y confuso, cuya única particularidad real es la de negarse a aparecer como lo que es: un sindicato. Algunas corrientes izquierdistas se han convertido en especialistas en el desarrollo de este género de prácticas: tales son los casos de "Autonomía Operaia" en Italia o de Plataformas Anticapitalistas en España que son los casos más caracterizados de este tipo de sindicalismo encubierto.
Sean las Uniones Obreras (AAU) en Alemania de 1919-23, los Comités de Acción en Francia (1968-69), los CUB (Comités Unitarios de Base) y las Asambleas Autónomas en Italia o las CC.OO. en España, se trata siempre en el origen de núcleos obreros formados por los trabajadores más combativos.
Todos estos círculos o núcleos obreros expresan la tendencia general de la clase hacia su organización. Pero contrariamente a lo que piensan los izquierdistas que pretenden liarnos con la historia de inventar nuevas formas de organización, no hay quince formas de organización posibles para el proletariado. Una forma de organización debe estar adaptada a la meta que con ella se persigue. A cada meta le corresponde una forma de organización más adaptada y eficaz. La clase no tiene quince objetivos distintos, no tiene más que uno: luchar contra la explotación que sufre, combatiendo todos los efectos que le causa, como decía Rosa Luxemburgo lucha contra la explotación en la perspectiva de abolir la explotación.
El proletariado no dispone para este combate más que de dos armas: SU UNIDAD Y SU CONCIENCIA.
Por tanto, una vez terminada la lucha, los trabajadores que se organizan con el fin de contribuir al combate general de la clase no pueden darse más que dos tipos de tareas principales:
Las formas de organización de la clase están marcadas por la necesidad de cumplir ambas tareas. Pero aquí surgen problemas: ambas tareas no son más que dos aspectos de una misma tarea general, dos contribuciones a un mismo combate. Pero ellas no tienen características contradictorias:
Para poder unificarse, la clase necesita una organización donde cualquier obrero puede participar por el solo hecho de ser obrero.
Pero para poder elevar el nivel de conciencia de la clase es preciso que los más avanzados no se queden con los brazos cruzados esperando que se eleve por sí solo. Su deber es difundir sus convicciones, hacer propaganda, intervenir con sus convicciones políticas entre el resto de la clase. Mientras que la clase obrera sea una clase explotada (cuando deje de serlo dejará de ser clase) subsistirán en su seno inmensas diferencias en cuanto a la conciencia y la voluntad revolucionaria de sus miembros. En el curso de la lucha todos los proletarios tienden hacia la conciencia revolucionaria. Pero no todos evolucionan al mismo ritmo. Existen siempre individuos y fracciones de la clase más decididos, más conscientes de las necesidades y los medios de la acción revolucionaria; mientras que hay otros más miedosos, más vacilantes, o más vulnerables a la ideología de la clase dominante. La conciencia revolucionaria se generaliza en el curso del largo proceso de la lucha de la clase donde la intervención de los compañeros más activos es un factor en este proceso. Pero tal trabajo exige un acuerdo político importante entre los que lo hacen. Además, no puede ser hecho más que de forma organizada. A la vez, la organización que se da esta tarea no puede estar formada más que por individuos de acuerdo con una PLATAFORMA POLÍTICA. Si tal organización aceptara en su seno a todas las convicciones políticas existentes en la clase, si se negara a darse la base de un conjunto de posiciones políticas que resumiera la experiencia histórica de la lucha obrera, sería incapaz de desarrollar sus tareas.
Unificarse por una parte y elevar su nivel de conciencia de otra, son las dos tareas que la clase debe desempeñar de manera organizada. Pero no puede hacerlo con un solo tipo de organización. Es por lo que siempre se han dado dos formas fundamentales de organización:
La gran mayoría de los intentos de crear organizaciones unitarias de la clase fuera de la lucha abierta están caracterizadas por la voluntad más o menos afirmada de crear una organización que sea a la vez unitaria y política, es decir una organización que sea a la vez abierta a todos los trabajadores y se dé por tarea defender posiciones políticas en el seno de la clase, en particular respecto a los Sindicatos.
Y ese es el primer motivo de su fracaso sistemático. Hemos visto por qué una organización política no puede ser "abierta" –como una organización unitaria– sin convertirse en una fuente de confusiones.
Pero la raíz de estos fracasos se encuentra sobre todo en la imposibilidad general con que choca la clase obrera en el capitalismo decadente: la de organizarse de manera unitaria fuera de los periodos de lucha abierta.
Los Sindicatos obreros podían ser en el siglo XIX organizaciones permanentes y unitarias de la clase por su misma función; la lucha sistemática por reformas podía y debía ser una tarea permanente. Alrededor de ellos, los trabajadores podían efectivamente reagruparse y crear un lugar auténtico y vivo de formación de la conciencia de clase, pues se traducía regularmente por la obtención de resultados concretos. Pero cuando esta lucha se hizo imposible e ineficaz, cuando la resistencia obrera no puede expresarse más que en y por la lucha obrera, no queda ningún eje capaz de permitir el reagrupamiento de la clase fuera de la lucha. Los obreros no pueden reagruparse por mucho tiempo alrededor de una actividad sin eficacia inmediata.
La única actividad que puede engendrar una organización estable en un terreno de clase, fuera de los períodos de lucha, es una actividad que no puede ser concebida a corto plazo, sino que debe colocarse al nivel del combate histórico y global de la clase. Y esta organización no es otra sino la organización política proletaria cuyas bases son: sacar las lecciones de la experiencia histórica del proletariado, recuperar el programa comunista y hacer un trabajo sistemático de intervención política. Por lo tanto, es esta una tarea de minorías que no puede en ningún caso constituir una base real de reagrupamiento general y unitario de la clase.
Así pues, atenazados entre la incapacidad de convertirse en una organización unitaria de la clase y la de convertirse en una verdadera organización política sin haber abandonado antes toda pretensión de ser unitaria, cualquier intento de organización unitaria y permanente acaba o disolviéndose o manteniéndose en vida adoptando la única actividad que puede darle una ilusión de existencia: convertirse en un sindicato.
Los núcleos obreros que se forman fuera de periodos de lucha abierta no pueden ser nada más que lugares o círculos provisionales, donde los trabajadores comienzan la profundización de su conciencia de clase. Toda tentativa de consolidarlos intentando transformarlos en lo que no pueden ser, es decir, organizaciones estables, acabará llevándolos a los callejones sin salida que ya hemos visto.
[1] En este artículo de la Serie vemos la ALTERNATIVA Y RESPUESTA OBRERA a la naturaleza capitalista que han adquirido los Sindicatos la cual la hemos venido demostrando en los 5 primeros artículos de la serie: https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i [20] , https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii [21] , https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii [22] , https://es.internationalism.org/content/4620/los-sindicatos-organos-del-estado-capitalista-iv [23] y https://es.internationalism.org/content/4645/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-v-la-tactica-de-los-izquierdistas-para-hacerlos [24]
[2] Esta es una diferencia crucial respecto al capitalismo ascendente y a la naturaleza que tenían entonces los sindicatos en esa época. Mientras actualmente los obreros corren siempre detrás de un empeoramiento interminable de sus condiciones de vida, en el siglo XIX -periodo ascendente del capitalismo- este último corría siempre detrás de las mejoras pequeñas o grandes que la lucha obrera arrancaba. En los siglos XX y XXI (Decadencia del Capitalismo) las condiciones de vida obrera están siempre en una línea globalmente descendente hacia un empeoramiento inacabable; en cambio, en el siglo XIX (apogeo del capitalismo) las condiciones de vida obrera seguían una línea global ascendente en la perspectiva de un mejoramiento.
[3] Sobre esta última ver Hace 40 años la naciente democracia española se estrenó con los asesinatos de obreros en Vitoria /content/4144/hace-40-anos-la-naciente-democracia-espanola-se-estreno-con-los-asesinatos-de-obreros [25]
[4] El folleto LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA lo escribimos antes de la huelga de masas de Polonia 1980
[5] Los partidos de izquierda (PS, PC, Podemos etc.) y extrema izquierda (maoísmo, trotskismo, anarquismo oficial) juegan con esa distinción programa mínimo – programa máximo para hacer del segundo una utopía del que solo se habla de vez en cuando en algún discurso y para disfrazar su defensa del Capital y su explotación cada vez más brutal como “programa mínimo”.
[6] Ver el quinto artículo de esta Serie Los sindicatos contra la clase obrera (V): la táctica de los izquierdistas para hacerlos tragar a los trabajadores https://es.internationalism.org/content/4645/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-v-la-tactica-de-los-izquierdistas-para-hacerlos [24]
[7] Ver la Serie ¿Qué son los Consejos Obreros? https://es.internationalism.org/revista-internacional/201002/2769/que-son-los-consejos-obreros-i [26] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201005/2865/que-son-los-consejos-obreros-2-parte-de-febrero-a-julio-de-1917-re [27] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201008/2910/que-son-los-consejos-obreros-iii-la-revolucion-de-1917-de-julio-a- [28] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201012/3004/que-son-los-consejos-obreros-iv-1917-21-los-soviets-tratan-de-ejer [29] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/201104/3086/que-son-los-consejos-obreros-v-los-soviets-ante-la-cuestion-del-es [30]
[8]Es frecuente que esta disolución se produzca a través de un proceso de descomposición que toma las formas más lamentables. A medida que el núcleo de partida se hace cada vez menos numeroso hasta constituir un puñado de individuos aislados, la desesperación les gana y les precipita en un activismo alocado que conduce a la teorización de acciones de tipo individual: el sabotaje, el terrorismo o incluso acciones de "transformación" inmediata de la vida cotidiana: ... Italia, que conoció en 1969 las luchas antisindicales más generalizadas es el ejemplo más abundante de tales degeneraciones. Ver Auge y decadencia de la «Autonomía obrera» https://es.internationalism.org/revista-internacional/197901/948/auge-y-decadencia-de-la-autonomia-obrera [31]
Adjunto | Tamaño |
---|---|
![]() | 140.31 KB |
Hace 150 años, el 18 de marzo de 1871, comenzó el primer asalto revolucionario del proletariado, dando lugar a la Comuna de París. Frente a la guerra total declarada por la burguesía contra ella, la Comuna resistió durante 72 días, hasta el 28 de mayo de 1871: su despiadada represión costó la vida a 20,000 proletarios. Desde entonces, para la clase obrera, de generación en generación, la Comuna de París ha sido un ejemplo, una referencia, un patrimonio de los explotados de todo el mundo. Un patrimonio que no pertenece a su verdugo, la burguesía, que ahora multiplica conmemoraciones indecentes para falsear su historia y arrojar al olvido las preciosas lecciones que el movimiento obrero ha aprendido de ella.
Durante varias semanas, periódicos, canales de televisión y radio vieron desfilar a historiadores, periodistas, políticos, escritores, todos los cuales hicieron su trabajo sucio de propaganda al servicio de su clase. De derecha a izquierda, pasando por la extrema izquierda, toda la burguesía presenta sus mentiras desde las más descaradas hasta las más sutiles.
Si la derecha se indignó por la timidez con que el Estado planeaba “conmemorar” el bicentenario de la muerte de Napoleón I, evidentemente mostró toda su altivez hacia los Comuneros[1], estos “asesinos”, estos “alborotadores”, estos “agentes del desorden” que tendrían que quedarse donde están, es decir, a dos metros bajo tierra. Tenemos que remontarnos a 2016 para ver a Le Figaro, un conocido diario francés de derecha, adelantar con crudeza lo que el “partido del orden” siempre ha pensado en el fondo de manera inequívoca: “Los comuneros han destruido París, masacrado la gente honesta e incluso hicieron pasar hambre a París destruyendo los enormes almacenes del granero de la abundancia, el granero de las reservas de cereales que abastecían a los panaderos de París”. La villanía y la ignominia son ilimitadas. Así es como los insurgentes, tratados como alimañas en ese momento, se hicieron responsables de su propia hambruna y al mismo tiempo de la hambruna de la “gente honesta”. En otras palabras, si la clase trabajadora en París fue reducida a comer ratas, ¡fue su culpa! Como es habitual, desde las secuelas del evento, la derecha, que siempre ha sido aterrorizada por las “clases peligrosas”, repite con rencor su discurso de odio equiparando a los comuneros con salvajes sanguinarios.
Pero esta campaña de acusaciones groseras, emprendida sin delicadeza, conoció muy rápidamente sus límites a los ojos de la clase obrera. Por tanto, correspondió a las fuerzas de izquierda del capital llevar a cabo el trabajo esencial y verdaderamente de falsificación del significado de la Comuna de París.
A partir del próximo 18 de marzo y durante 72 días, la administración municipal de París organizó nada menos que cincuenta actos para supuestamente celebrar el 150 aniversario de la Comuna. El tono se marcará a partir del 18 de marzo en la plaza Louise Michel (18° distrito de París), en presencia de Anne Hidalgo, la alcaldesa “socialista” de la capital.
Este lugar no se elige al azar. Louise Michel fue una de las combatientes más conocidas y heroicas de la Comuna que, durante su juicio, rechazó la piedad de los verdugos de la Comuna gritándoles en su cara: “¡Ya que parece que todo corazón que late por la libertad solo tiene derecho a un poco de plomo, estoy reclamando mi parte! Si no eres cobarde mátame.” Entonces, ¿quiénes son estas personas que hoy quieren escenificar de manera totalmente truncada la memoria de la Comuna? ¿Quiénes es la Señora Hidalgo y todo su concejo municipal “socialista”? Nada menos que los descendientes de los socialdemócratas traidores que pasaron irremediablemente al campo de la burguesía durante la Primera Guerra Mundial.
Desde entonces, en la oposición o en el gobierno, los “socialistas” siempre han actuado en contra de los intereses de la clase trabajadora. Por tanto, es con toda hipocresía y con fines de recuperación política que el primer asistente de Anne Hidalgo durante los saludos al Nuevo Año de 2021 utiliza cínicamente la memoria de Louise Michel citando: “Todos buscan su camino, nosotros buscamos el nuestro y creemos que el día en que llegue el reino de la libertad y la igualdad el género humano será feliz”. Para los comuneros, estas palabras significaron el fin de la esclavitud asalariada, el fin de la explotación del hombre por el hombre, la destrucción del Estado burgués. Este era el significado de las palabras “libertad” e “igualdad” para ellos. Por eso, en lugar de la bandera tricolor de Versalles que ondea hoy en el techo del Hôtel de Ville en París, los comuneros izaron allí la bandera roja, ¡un símbolo de la lucha de los trabajadores en todo el mundo! Pero para esta clase de explotadores y asesinos, el “reino de la libertad” no es más que el reino del comercio, la dominación y la explotación de los proletarios en las cárceles industriales.
El Partido Socialista bien puede multiplicar los espectáculos a la gloria de la democracia burguesa en los cuatro equinas de la capital, los intelectuales, escritores, cineastas de izquierda bien pueden estrenar películas y abundantes obras para diluir el carácter revolucionario de la Comuna, la prensa puede, como The Guardian[2], hacerla pasar por una “lucha popular” y compararla con el movimiento interclasista de los “chalecos amarillos” para negar su carácter inconfundiblemente proletario, la Comuna de París tampoco fue una lucha por la implementación de valores y democracia burguesa, esa forma sofisticada de dominación de clase y del capital, ni una lucha del “pueblo de París”, ni siquiera de la “pequeña burguesía artesanal”. Al contrario, encarnaba una lucha a muerte por derrocar el poder de la clase burguesa, de la que el Partido Socialista y todos los notables de la “izquierda” son hoy los dignos representantes.
Los izquierdistas no se quedan fuera a la hora de contribuir a la falsificación de las experiencias del movimiento obrero. La mayoría de las veces, estas son las deformaciones más insidiosas.
Así, los trotskistas del NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) se montan sobre el caballo de la “democracia directa” para distorsionar el significado de la Comuna. Estos izquierdistas admiten que los comuneros atacaron al Estado, pero para deducir lecciones falsas, para sacar conclusiones inofensivas para la capital que defienden con celo. El NPA de Loiret, por ejemplo, en un boletín publicado el 13 de marzo, abre sus columnas al historiador Roger Martelli[3]cuya prosa es un verdadero alegato en favor de la democracia burguesa: “Sin doctrinas fijas, sin siquiera un programa completo, la Comuna hizo en unas semanas lo que la República tardará en decidir. Allanó el camino para un concepto de ‘convivencia’, basado en la igualdad y la solidaridad. Finalmente, destacó la posibilidad de un reclamo que sea menos representativo, más directamente ciudadana. En resumen, quería implementar concretamente el ‘gobierno del pueblo por el pueblo’ que el presidente Lincoln había anunciado el advenimiento años antes”. ¡Qué vergüenza! ¡Martelli escupe descaradamente sobre la tumba de los comuneros! El NPA, de manera totalmente abierta y “desinhibida”, hace pasar a la Comuna como una simple reforma democrática radical vestida de participación popular. ¡A fin de cuenta, el porvenir prefigurado por la Comuna es devuelto al ideal democrático burgués!
Jean Jaurès, a pesar de sus prejuicios reformistas, tuvo al menos la honestidad intelectual, a diferencia de los falsificadores del NPA, para decir que: “la Comuna fue en su esencia, en el fondo la primera gran batalla campal del trabajo contra el capital. Y fue incluso por esto que fue derrotada, que fue degollada”[4].
Por su parte, Lutte Ouvrière (LO), el otro principal partido trotskista francés, contribuye con su lenguaje falsamente radical a esta campaña de falsificación pretendiendo oponer la democracia parlamentaria (en la que LO ha participado descaradamente durante décadas) a la dictadura del proletariado, es decir, a sus ojos, una forma más radical de democracia burguesa. Así lo explicó este partido electorero en 2001: “En un programa que no tuvieron tiempo de desarrollar, los comuneros propusieron que todas las comunas desde las grandes ciudades hasta los caseríos rurales más pequeños se organizaran según el modelo de la Comuna de París y que constituyeran la estructura básica de una nueva forma de Estado verdaderamente democrático”[5]. Por esa razón, LO se apresura a aclarar: “Esto no significa que los comunistas revolucionarios sean indiferentes a las llamadas libertades democráticas, al contrario, aunque sólo sea porque permiten a los militantes defender sus ideas de manera más abierta”[6].
Las organizaciones de izquierda del capital juegan sin duda el papel más pérfido, consistente en presentar a la Comuna como un experimento de democracia “radical”, que no habría tenido otro horizonte que el de mejorar el funcionamiento del Estado. ¡Nada más! 150 años después, la Comuna de París tiene que enfrentarse de nuevo a la Santa Alianza de todas las fuerzas reaccionarias burguesas, como tuvo que enfrentarse en su momento a la Santa Alianza del Estado prusiano y la República francesa. Estos son los tesoros políticos legados por la Comuna que la clase burguesa busca esconder y enterrar.
De hecho, como afirmaron en voz alta Marx y Engels tras el acontecimiento, la Comuna de París fue el lanzamiento del primer asalto revolucionario del proletariado al querer destruir el Estado burgués. La Comuna buscó inmediatamente establecer su poder aboliendo el ejército permanente y las administraciones estatales, estableciendo la revocabilidad permanente de los miembros de la Comuna, responsables ante todos aquellos que los habían elegido. Mucho antes de las revoluciones de 1905 y 1917 en Rusia, cuando las condiciones históricas no estaban maduras, los comuneros se embarcaron en el camino de la formación de consejos obreros, “la forma finalmente hallada de la dictadura del proletariado” como decía Lenin. No es, por lo tanto, la construcción de un Estado “verdaderamente democrático” lo que buscaron los comuneros, sino al cuestionamiento del dominio de la clase burguesa. La Comuna de París demostró que “la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal y como está y servirse de ella para sus propios”[7]. Esta es una de las lecciones esenciales que Marx y el movimiento obrero extrajeron de esta trágica experiencia.
Si la Comuna de París fue un asalto prematuro que terminó con la masacre de la flor y nata del proletariado mundial, el hecho es que fue una lucha heroica del proletariado parisino, una contribución invaluable a la lucha histórica de los explotados. Por ello, sigue siendo fundamental que la clase obrera del siglo XXI sea capaz de apropiarse y dar vida a la experiencia de la Comuna y las invaluables lecciones que los revolucionarios han extraído de ella.
Paul, 18-marzo-2021
______
Para profundizar las lecciones de la Comuna de París, recomendamos leer los siguientes artículos:
- “La Comuna de París, primer asalto revolucionario del proletariado”, ubicada en: https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201109/3203/la-comuna-de-paris-primer-asalto-revolucionario-del-proletariado [34]
- “1871: la primera revolución proletaria: el comunismo, una sociedad sin Estado”, octava parte de nuestra serie: “El comunismo no es un bello ideal sino una necesidad material”, ubicada en: https://es.internationalism.org/revista-internacional/199407/1852/viii-1871-la-primera-dictadura-del-proletariado [35]
- A propósito del 140o aniversario de la Comuna de París https://es.internationalism.org/revista-internacional/201108/3174/a-proposito-del-140o-aniversario-de-la-comuna-de-paris [36]
- Lecciones de la Comuna de París /content/4164/lecciones-de-la-comuna-de-paris [37]
- “Glorificación del Sagrado Corazón: un nuevo crimen contra la Comuna de París”, disponible solo en lengua francesa en: https://fr.internationalism.org/content/9995/glorification-du-sacre-coeur-nouveau-crime-contre-commune-paris [38]
______
[1] En el Consejo municipal de París, los representantes electos de derecha se opusieron a la celebración del 150 aniversario de la Comuna, liderando una campaña ensordecedora sobre la legitimidad e incluso el deber nacional de celebrar la muerte de Napoleón Bonaparte
[2] “¿Viva la Comuna? La insurrección obrera que sacudió al mundo”, The Guardian (7-marzo-2021).
[3] Vinculado a la corriente renovadora del partido estalinista en Francia, el PCF, ahora cercano al partido de izquierda, La France insoumise, con un discurso muy nacionalista
[4] Jean Jaurès: Historia socialista. Sobre la contribución de este militante ver Jean Jaurès y el movimiento obrero /content/4074/jean-jaures-y-el-movimiento-obrero [39]
[5] “Democracia, democracia parlamentaria, democracia comunal”. Círculo León Trotsky, n° 89 (26-enero-2001). En este artículo que dice mucho sobre la ideología democrática de LO, el partido trotskista agrega sin pestañear: “Entre todas las instituciones burguesas, los municipios [es decir los engranajes de la democracia burguesa donde LO tiene más posibilidades de obtener funcionarios electos] siguen siendo hoy, potencialmente, los más democráticos, porque son los más cercanos a la población, los más sujetos a su control”. Sin comentarios…
[6] “La Comuna de París y sus enseñanzas para hoy”, Lutte de classe n° 214 (marzo de 2021)
[7] Marx y Engels, Prefacio al Manifiesto del Partido Comunista (24-junio-1872). https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [40]
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/files/es/madrid.pdf
[2] https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado
[3] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198910/2140/internationalisme-1945-las-verdaderas-causas-de-la-segunda-guerra-
[4] https://es.internationalism.org/content/4635/asalto-del-capitolio-en-washington-los-estados-unidos-en-el-centro-de-la-descomposicion
[5] https://es.internationalism.org/content/4464/contra-el-espectaculo-repugnante-de-la-politica-burguesa-existe-una-respuesta-la
[6] https://es.internationalism.org/content/4501/vox-francamente-capitalista
[7] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[8] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200510/246/5-preguntas-sobre-el-comunismo
[9] https://es.internationalism.org/content/4650/la-responsabilidad-de-la-izquierda-del-capital-en-el-ascenso-del-fascismo-i
[10] https://es.internationalism.org/content/4661/la-responsabilidad-de-la-izquierda-del-capital-en-el-ascenso-del-fascismo-ii
[11] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200602/761/el-asesinato-de-trotski-en-1940-a-trotski-lo-mataron-porque-era-un-
[12] https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo
[13] https://www.elsaltodiario.com/pobreza/la-pobreza-severa-en-espana-superara-el-10percent-de-la-poblacion-tras-la-crisis-del-covid-19#:~:text=Adem%C3%A1s%2C%20la%20tasa%20de%20pobreza,de%20personas%20durante%20el%202020.
[14] https://es.internationalism.org/content/4625/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-iii-la-trampa-esta
[15] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/situacion-politica-1
[16] https://es.internationalism.org/tag/geografia/espana
[17] https://es.internationalism.org/tag/2/32/el-frente-unido
[18] https://es.internationalism.org/tag/cuestiones-teoricas/antifascismo
[19] https://es.internationalism.org/files/es/sindicatos_vi.pdf
[20] https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i
[21] https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii
[22] https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii
[23] https://es.internationalism.org/content/4620/los-sindicatos-organos-del-estado-capitalista-iv
[24] https://es.internationalism.org/content/4645/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-v-la-tactica-de-los-izquierdistas-para-hacerlos
[25] https://es.internationalism.org/content/4144/hace-40-anos-la-naciente-democracia-espanola-se-estreno-con-los-asesinatos-de-obreros
[26] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201002/2769/que-son-los-consejos-obreros-i
[27] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201005/2865/que-son-los-consejos-obreros-2-parte-de-febrero-a-julio-de-1917-re
[28] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201008/2910/que-son-los-consejos-obreros-iii-la-revolucion-de-1917-de-julio-a-
[29] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201012/3004/que-son-los-consejos-obreros-iv-1917-21-los-soviets-tratan-de-ejer
[30] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201104/3086/que-son-los-consejos-obreros-v-los-soviets-ante-la-cuestion-del-es
[31] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197901/948/auge-y-decadencia-de-la-autonomia-obrera
[32] https://es.internationalism.org/tag/2/30/la-cuestion-sindical
[33] https://es.internationalism.org/files/es/comuna.pdf
[34] https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201109/3203/la-comuna-de-paris-primer-asalto-revolucionario-del-proletariado
[35] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199407/1852/viii-1871-la-primera-dictadura-del-proletariado
[36] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201108/3174/a-proposito-del-140o-aniversario-de-la-comuna-de-paris
[37] https://es.internationalism.org/content/4164/lecciones-de-la-comuna-de-paris
[38] https://fr.internationalism.org/content/9995/glorification-du-sacre-coeur-nouveau-crime-contre-commune-paris
[39] https://es.internationalism.org/content/4074/jean-jaures-y-el-movimiento-obrero
[40] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
[41] https://es.internationalism.org/tag/geografia/francia
[42] https://es.internationalism.org/tag/historia-del-movimiento-obrero/1871-la-comuna-de-paris
[43] https://es.internationalism.org/tag/2/26/la-revolucion-proletaria