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Este artículo forma parte de una serie de los que ya hemos publicado denunciando un intento de falsificar los verdaderos orígenes de la izquierda comunista que emana de un blog llamado Nuevo Curso[1](recientemente rebautizado como Communia). Esta tentativa está orquestada por un aventurero, Gaizka[2], cuyo objetivo no es contribuir a aclarar y defender las posiciones de esta corriente, sino "hacerse un nombre" en el medio político proletario. Este ataque contra la corriente histórica de la izquierda comunista pretende transformarla en un movimiento de contornos borrosos, desvinculado de los rigurosos principios proletarios que presidieron su formación, lo que constituye un obstáculo para la transmisión a las futuras generaciones de revolucionarios de los logros de la lucha de las fracciones de izquierda contra el oportunismo y la degeneración de los partidos de la Internacional Comunista. En cuanto al aventurero Gaizka, hemos proporcionado una gran cantidad de información, hasta ahora no refutada, sobre sus relaciones en el mundo de las personalidades políticas burguesas (principalmente de la izquierda, pero también de la derecha). Es un comportamiento y un rasgo de personalidad que comparte con otros aventureros más famosos de la historia, como Ferdinand Lassalle y Jean Baptiste von Schweitzer, que habían actuado en el seno del movimiento obrero en Alemania en el siglo XIX[3], aunque esté lejos, obviamente, de tener la talla de estas figuras.
Ante nuestra denuncia, Gaizka ha guardado un silencio absoluto: refutar la realidad de sus turbiedades es para él "misión imposible". Asimismo, recibió muy poco apoyo, el más explícito y casi único procedente de un grupo, el GIGC (Grupo Internacional de la Izquierda Comunista) que, antes de cambiar su nombre en 2014, se llamaba FICCI (Fracción Interna de la Corriente Comunista Internacional). Un grupo cuya vocación principal, desde hace unos veinte años, es calumniar a la CCI y cuya postura a favor de Nuevo Curso ha sido acompañada por un nuevo ataque de odio contra nuestra organización[4].
Después de haber denunciado el fraude constituido por esa llamada "izquierda comunista" llamada Nuevo Curso y la verdadera naturaleza de su anfitrión Gaizka, nos corresponde indagar en el perfil de sus "amigos". Evidentemente, la cuestión no carece de importancia. La Santa Alianza entre Nuevo Curso y el GIGC dice mucho sobre la verdadera naturaleza de cada uno y su "contribución" a los esfuerzos de los jóvenes elementos en busca de posiciones de clase. Pero antes de examinar el pedigrí del GIGC, merece la pena echar un rápido vistazo a cómo se posicionó este grupo en relación con Nuevo Curso cuando apareció por primera vez.
El GIGC acogió con gran entusiasmo y servilismo la entrada en la arena política de Nuevo Curso: "Nuevo Curso es un blog de compañeros que desde el pasado mes de septiembre ha comenzado a publicar regularmente declaraciones sobre la situación y sobre cuestiones más amplias, incluso teóricas. Por desgracia, sólo están en español. Todas las posiciones que defiende son muy claramente posiciones de clase y se inscriben en el marco programático de la izquierda comunista ... estamos muy favorablemente impresionados, no sólo por su recordatorio intransigente de las posiciones de clase, sino sobre todo por la calidad "marxista" de los textos de los camaradas ...". (Subrayado nuestro - Revolución o Guerra nº 9, "Nuevas voces comunistas: Nuevo Curso (España) y Worker's Offensive (EEUU)")
Asimismo, "la constitución de Emancipación como grupo político comunista de pleno derecho [que acoge el blog de NC] es un paso importante cuyo significado político e histórico va mucho más allá de la mera aparición de un nuevo grupo comunista. (...) Así, la constitución de Emancipación como grupo político propio expresa el hecho de que el proletariado internacional, aunque sumiso y lejos de poder repeler los ataques de cualquier tipo impuestos por el capital, tiende a resistir mediante la lucha y a liberarse del dominio ideológico del capital y que su futuro revolucionario sigue siendo relevante. Expresa la "vitalidad" actual (relativa) del proletariado". (Destacado por nosotros - Revolución o Guerra nº 12, Carta del GIGC a Emancipación en su 1º Congreso).
Sin embargo, la GIGC no pudo evitar plantear el problema que supone la interpretación de Nuevo Curso sobre la filiación histórica de la izquierda comunista, que incluye en ella a la corriente "trotskista" antes de su traición durante la Segunda Guerra Mundial. En efecto, la ausencia de cualquier crítica por parte del GIGC sobre esta cuestión habría puesto de manifiesto que este grupo no se siente en absoluto concernido por la defensa real de la izquierda comunista, que su proclamación de formar parte de ella y su pretensión de defenderla no son más que un señuelo al servicio de sus sórdidas maniobras destinadas a desacreditar a la CCI. Dicho esto, la "timidez" y la "amabilidad" de las críticas dirigidas por la GIGC a Nuevo Curso es difícil de ocultar una evidente benevolencia hacia el ataque de este grupo contra la Izquierda Comunista: "Queremos sobre todo llamar la atención de los camaradas sobre el callejón sin salida programático, teórico y político en el que está embarcada Emancipación con la reivindicación de la continuidad con la IV Internacional. (...) La transición a un grupo político de pleno derecho es muy positiva en sí misma y, al mismo tiempo, plantea nuevas cuestiones y responsabilidades. Estos han sido evidentes desde el congreso. Y una de ellas, la reivindicación de la IV Internacional, debe ser debatida -y en nuestra opinión combatida- para que Emancipación y sus miembros puedan cumplir con la tarea histórica que el proletariado les ha encomendado." (Subrayado nuestro - Carta del GIGC a Emancipación en su 1er Congreso Julio 2019 - R o G n° 12). En lugar de denunciar claramente un ataque contra la izquierda comunista, el GIGC elude este problema fundamental intentando embaucar con "el impasse programático, teórico y político en el que se encuentra Nuevo Curso (Emancipación)" y evocando, nada menos, que "la tarea histórica que el proletariado le ha encomendado". Moralidad: El GIGC se burla, efectivamente, de la defensa de la izquierda comunista, pero se preocupa, más bien, del futuro de Emancipación.
Además, una vez que nuestra organización había dado a los lectores la información suficiente para caracterizar a Gaizka (principal dirigente de Nuevo Curso) como un aventurero con la particularidad de haber mantenido, en 1992-94, relaciones con el partido más importante de la burguesía española de la época, el PSOE, ya no había dudas sobre el sentido del planteamiento de Nuevo Curso para desnaturalizar a la izquierda comunista. Y menos aún cabían dudas en los miembros del GIGC, ya que en los años 1992-94 todavía eran militantes de la CCI y tenían, por tanto, pleno conocimiento de la trayectoria y actuaciones de este individuo.
Sin embargo, no es esta información, accesible a todos (y que nadie ha desmentido, repetimos), la que impidió a la GIGC correr al rescate del aventurero Gaizka, ante nuestra denuncia: "debemos subrayar que hasta la fecha no hemos visto ninguna provocación, maniobra, denigración, calumnia o rumor, lanzada por los miembros de Nuevo Curso, ni siquiera individualmente, ni ninguna política de destrucción contra otros grupos o militantes revolucionarios"[5]. En efecto, Gaizka no procede de la misma manera que la GIGC, ya que la lista de comportamientos repugnantes que ésta evoca aquí es un buen resumen de su propia manera de actuar. Y realmente hace falta el aplomo de matones y pobres tramposos como los miembros de este grupo para hacer creer que no hay ningún problema con Gaizka ya que no se comporta como ellos.
En el caso de Gaizka, se trata de la personalidad política que se distingue, al igual que otros aventureros más conocidos antes que él, por el hecho de que "a diferencia de los luchadores sinceros que se unen desinteresadamente a una organización revolucionaria para ayudar a la clase obrera a cumplir su papel histórico, los aventureros se unen a las organizaciones revolucionarias sólo para cumplir su "propia misión histórica". Quieren poner el movimiento a su servicio y buscan constantemente el reconocimiento para ello"[6]. Para Gaizka, es la reescritura de la historia de la izquierda comunista, tergiversándola, lo que podrá poner en su haber y de lo que se sentirá orgulloso si la operación tiene éxito[7].
La FICCI se formó en 2001 bajo el signo del odio a la CCI y la voluntad de destruirla. Al no conseguirlo, trató de perjudicarla todo lo posible. Bajo el pretexto de querer "enderezar la CCI" amenazada, según ellos, de "degeneración oportunista", los pocos militantes de la CCI en el origen de la FICCI se caracterizaron desde el principio por la intriga (celebración de reuniones secretas[8]), por actos de matonismo como el robo y el chantaje, y por el trabajo de los provocadores, en particular mediante una campaña de desprestigio contra un camarada acusado públicamente por ellos de ser un agente del Estado que manipulaba indirectamente nuestra organización.
No podemos hacer una relación detallada de todas las canalladas de la FICCI-GIGC, remitimos al lector a los principales artículos de denuncia que hemos escrito al respecto[9] y nos limitamos aquí a un cierto número de ilustraciones concretas de las mismas.
Los miembros de la FICCI se situaron deliberadamente fuera de nuestra organización como consecuencia de los siguientes comportamientos:
- Las reiteradas violaciones de nuestros estatutos (en particular la negativa a pagar la totalidad de sus cuotas) y su negativa a comprometerse a respetarlos en el futuro;
- Negarse a venir a presentar la defensa de su comportamiento dentro de la organización ante nuestras críticas a la misma, ante una conferencia extraordinaria de la organización que puso específicamente este tema en su agenda;
- Robo de dinero y material de la CCI (archivos de direcciones y documentos internos).
Finalmente, los miembros de la FICCI fueron excluidos[10] de nuestra organización, no por estos comportamientos intolerables sino por sus actividades como soplones con, en su haber, varios actos de delación. Por ejemplo, publicaron en su sitio web la fecha de una conferencia de la CCI que se celebraría en México con la presencia de militantes de otros países. Este repugnante acto de la FICCI de facilitar la labor de las fuerzas represivas del Estado burgués contra los militantes revolucionarios es tanto más despreciable cuanto que los miembros de la FICCI sabían perfectamente que algunos de nuestros compañeros en México ya habían sido, en el pasado, víctimas directas de la represión y que algunos se habían visto obligados a huir de su país de origen.
Pero el comportamiento chivato de los miembros de la FICCI no se limita a este episodio. Antes y después de su exclusión de la CCI, sistematizaron su trabajo de espionaje sobre nuestra organización y comunicaron regularmente los resultados en sus boletines. Algunas de las "informaciones" así publicadas, bastante dignas de la prensa sensacionalista (por ejemplo, las "revelaciones" sobre un par de militantes), sólo interesan a los pocos estúpidos (si es que existe alguno fuera de los propios miembros de la FICCI) que se complacen en fantasear con una oligarquía familiar dentro de la CCI. Por otro lado, se codean con otros que, lejos de ser inofensivos, están directamente implicados en el trabajo de un informador policial. He aquí una pequeña muestra:
- El boletín de la FICCI n° 14 está lleno de una prosa digna de los más celosos informes policiales: "Este texto es de la mano de CG[11], alias Peter, lo que se demuestra por el estilo y sobre todo por la referencia (bastante fantasiosa) a una lamentable operación de recuperación realizada bajo su dirección. Este mismo Peter es el que dirige la CCI y el que, tras haber excluido o expulsado a la mayoría de los miembros fundadores de la CCI, pretende ser el único heredero de MC[12]. Pero también hay que saber que si Peter dirige esta cábala de odio contra nuestro compañero Jonas, es por la sencilla razón de que Louise (alias Avril), la militante sobre la que Jonas se atrevió a expresar claras dudas, no es otra que la compañera del líder."
- En el Boletín nº 18, nos encontramos con un informe detallado (típico de los informes que se encuentran en los archivos policiales) sobre una reunión pública del Partido Comunista Internacional (PCI-Le Proletariat), donde se informa de todas las acciones de "Peter alias C.G.".
- El boletín n° 19 vuelve a la carga sobre Peter "que difundía solo" en tal o cual manifestación y plantea una cuestión "altamente política": "Por último, y comprenderán que también nos hacemos esta pregunta: ¿dónde está Luisa? Ausente de las manifestaciones, ausente de las reuniones públicas, vuelve a estar 'enferma'".
La muestra anterior de la sórdida recopilación de información por parte de los miembros de la FICCI es bastante significativa de la forma en que estas personas conciben su "trabajo de fracción" (cotilleos, informes policiales). De hecho, la exposición de dicha información también está dirigida al conjunto de la CCI, con el fin de presionar a sus militantes haciéndoles comprender que están "bajo vigilancia", que nada de sus acciones escapará a los ojos de la "Fracción Interna". Así lo demuestra la inocente información publicada en el Boletín nº 13, que informa de que la CCI ha alquilado una "sala de lujo" para una reunión pública, información cuya única función es contribuir a este ambiente de vigilancia permanente. Con el mismo objetivo los miembros del CCI, así como nuestros contactos, recibían regularmente en sus buzones, incluso cuando habían cambiado de dirección algunos de ellos, el famoso "Boletín Comunista", a pesar de las protestas y las reiteradas peticiones de que cesaran tales envíos. Era una forma de decir a los destinatarios: "Os estamos vigilando y no os dejaremos libres".
El hecho de que provenga de las mentes enfermas de perseguidores obsesivos no significa que no debamos tomarnos en serio la labor de vigilancia de nuestra organización y especialmente de algunos de sus miembros.
Para terminar con el comportamiento policial de la FICCI, cabe mencionar la publicación por parte de la FICCI de un texto de 118 páginas en formato A4 y en letra pequeña (¡unas 150.000 palabras!) titulado "La historia del Secretariado Internacional de la CCI". Este texto, según su subtítulo, pretende contar "Cómo el oportunismo se impuso en los órganos centrales antes de contaminar y comenzar la destrucción de toda la organización...". Es un relato que, en muchos sentidos, puede describirse como una "novela policíaca".
En primer lugar, es una novela, es decir, una ficción y no un texto histórico, aunque se refiera a hechos y personajes reales. Es un poco como considerar "Los Tres Mosqueteros" de Alexandre Dumas como la verdadera historia de d'Artagnan (que realmente existió) y sus amigos. Evidentemente, aunque no haya comparación posible entre la imaginación romántica de Dumas y la imaginación enferma y paranoica de los autores de esta "historia", tenemos derecho a un "thriller" con personajes muy típicos, especialmente Louise y Peter. Louise es la principal "villana" de la historia, una verdadera Lady Macbeth. Ella había empujado a su marido a asesinar al rey Duncan para ocupar el trono. Por su parte, Louise, en conexión con los servicios especializados del Estado, manipuló taimadamente a su compañero Peter para incitarle a cometer fechorías contra la CCI y sus militantes[13]. Peter se convirtió así en el "líder", el que "dirige la CCI" (sic) después de haber eliminado a "la mayoría de los miembros fundadores de la CCI" y que "pretende ser el único heredero de MC". Ya no se trata de Peter-Macbeth sino de Peter-Stalin. Y es aquí donde se pone de manifiesto una vez más el carácter policial de este texto. En efecto, explica la supuesta "evolución oportunista" de la CCI por las intrigas de una serie de personajes malvados, como si la degeneración y la traición del partido bolchevique hubieran sido el resultado de la acción del megalómano Stalin y no la consecuencia del fracaso de la revolución mundial y del aislamiento de la revolución en Rusia. Este texto proviene de la más pura concepción policial de la historia, que siempre ha sido combatida por el marxismo, y a sus autores hay que reconocerles un cierto avance sobre todos los "conspiradores" que hoy pululan por las redes sociales y en el entorno de Donald Trump.
Sin embargo, el aspecto más odioso de este texto es que revela muchos detalles sobre el funcionamiento interno de nuestra organización, que son pan bendito para los servicios policiales. La bajeza de los miembros del GIGC definitivamente no tiene límites.
Habiendo fracasado en convencer a los militantes de la CCI de la necesidad de excluir al "líder" y al "compañero del líder", este grupo parasitario se ha fijado como objetivo arrastrar tras sus calumnias a los demás grupos de la izquierda comunista para establecer un cordón sanitario en torno a la CCI y desacreditarla (véanse a continuación los episodios del "Círculo" y de la "reunión pública del BIPR[14] en París"). Así, la FICCI pidió al PCI (Le Prolétaire), en una carta dirigida a él el 27 de enero de 2002, al mismo tiempo que a otros grupos de la izquierda comunista, que se posicionara a su favor contra la CCI: "Hoy sólo vemos una solución: dirigirnos a ustedes para que pidan a nuestra organización que abra los ojos y recupere su sentido de la responsabilidad. (...) Por no estar de acuerdo, hoy el CCI hace todo lo posible por marginarnos y demolernos moral y políticamente"[15]. A pesar de esta carta, la FICCI se atreve a escribir en su Boletín nº 13: "queremos afirmar que, por nuestra parte, nunca hemos pedido a nadie que tome partido entre la CCI y la Fracción".
La voluntad de aislar a la CCI se refería a un perímetro que iba más allá de la izquierda comunista, ya que se trataba de crear una barrera, en la medida de lo posible y a través de diferentes medios, entre el CCI y todos aquellos que, en un momento u otro, eran susceptibles de interesarse por el contenido de nuestra intervención. Este es el sentido de sus campañas de desprestigio en su página web, a veces incluso a través de folletos dedicados a este fin, en todos los lugares de debate a los que tuvo acceso.
Si no podemos prohibir a los miembros de la FICCI que acudieran a las manifestaciones callejeras para vigilarnos, nosotros podemos, en cambio, impedirles que hagan su trabajo sucio como policías en nuestras reuniones públicas. Por ello, la CCI decidió prohibir la presencia en sus reuniones públicas de los miembros de la FICCI[16]. En varias ocasiones tuvimos que hacer frente a las amenazas (incluida la amenaza en voz alta de degollar a uno de nuestros compañeros[17]) y a las agresiones de estos matones.
La FICCI se presenta como "la verdadera continuadora de la CCI" que habría conocido una degeneración "oportunista" y "estalinista". Declara continuar el trabajo, abandonado por la CCI, de defender en la clase obrera las "verdaderas posiciones de esta organización" que estarían amenazadas por el desarrollo del oportunismo en su seno, lo que afectaría, en primer lugar, a la cuestión de su funcionamiento. Hemos visto en la práctica su propia concepción del respeto a los estatutos y como se ha burlado de forma escandalosa de las más elementales normas de comportamiento del movimiento obrero.
Además, en ninguna parte hay rastro de una argumentación "política" de la FICCI-GIGC que destaque claramente sus "diferencias fundamentales" con la CCI, lo que habría justificado la constitución de una "fracción interna" situada en la continuidad de todas las fracciones de izquierda del movimiento obrero, desde la Liga Spartakus hasta la Fracción de la Izquierda Italiana[18] Habiendo sido siempre incapaz de obligarse a tal necesidad de rigor político recurriendo a la experiencia del movimiento obrero, prefiere levantar el espantajo de una repetición machacona de que la CCI es una secta "sin esperanza de retorno ahora, y que se ha marginado ampliamente, incluso se ha puesto fuera de juego, del campo proletario por sus posiciones oportunistas". (Informe de actividades de la 2ª Asamblea General de la GIGC. Revolución o Guerra nº 12).
No encontramos en ninguna parte una argumentación que demuestre por qué y cómo la CCI se habría puesto "fuera del campo proletario", concepto que, por otro lado, no existe en nuestros predecesores de Bilan y de Internationalisme-GCF[19](cuya filiación la FICCI-GIGC tiene la indecencia de reclamar y en particular la de nuestro camarada MC[20]).
La FICCI-GIGC sugiere que hemos traicionado, o estamos en proceso de traicionar, el internacionalismo proletario, lo que sería, en efecto, una razón válida para denunciar el oportunismo que lo conduce. Pero, hasta la fecha, la FICCI-GIGC no ha demostrado de ninguna manera cómo nuestra caracterización de la fase actual de la decadencia capitalista, la de su descomposición[21]-que, según esta gente, es una pieza central del oportunismo de la CCI- ¡sería una ilustración de esta traición!
La FICCI-GIGC sugiere que nuestro sectarismo se expresa a través de nuestra concepción de que existen grupos parasitarios que actúan en el entorno de la izquierda comunista[22] Esto, así como la idea de que el parasitismo representa un peligro para el medio político proletario, nos marginaría en relación con este medio e incluso constituiría una amenaza para él. En realidad, esta concepción constituye un peligro sólo para los parásitos y reivindicamos su validez de la misma manera que reivindicamos la lucha de Marx y Engels contra la Alianza de Bakunin en el seno de la AIT: "Ya es hora, de una vez por todas, de poner fin a las luchas internas cotidianas provocadas en nuestra Asociación por la presencia de este cuerpo parasitario". (Engels, "El Consejo General a todos los miembros de la Internacional", advertencia contra la Alianza de Bakunin").
El método de "sugerir" evitando el problema político subyacente apela al sentido común popular[23], a los métodos de caza de brujas practicados en la Edad Media, y que está experimentando un resurgimiento en la decadente sociedad actual con, en particular, la búsqueda sin cuartel de chivos expiatorios para todos los males de la sociedad.
De hecho, la FICCI-GIGC nunca ha explicado que, cuando sus miembros estaban en la CCI, jamás hicieron la menor objeción a las Tesis sobre la Descomposición y a las Tesis sobre el Parasitismo. El ataque que lanzaron contra nuestra organización en el año 2000 no hacía referencia a los desacuerdos sobre estas cuestiones. Sólo después "descubrieron", muy convenientemente, que no estaban de acuerdo con estos análisis. El reto para ellos era entonces eliminar los obstáculos para la justificación de su nuevo proyecto político:
- Convertidos en parásitos extremos, es evidente que no soportaban la imagen que el espejo de nuestro análisis del parasitismo reflejaba de ellos mismos y de su comportamiento. Tuvieron que romper este espejo para culpar a la CCI de sus propios abusos y tratar de privar a la CCI de un método adecuado para combatirlos;
- Al rechazar la teoría de la descomposición del capitalismo elaborada por la CCI, que es la única que defiende en el seno de la Izquierda Comunista, la FICCI podría acariciar la piel de los otros grupos de la Izquierda Comunista muy críticos con este análisis.
Además, la CCI ha sido objeto de muchas otras acusaciones por parte de la FICCI que no hemos mencionado hasta ahora. En general, se expresan mediante "fórmulas - impacto" basadas en mentiras y distorsiones, dignas del lema de Goebbels, el jefe de la propaganda nazi, según el cual: "Una gran mentira lleva consigo una fuerza que ahuyenta la duda". Afortunadamente, el oscurantismo medieval no impide que se exprese la estupidez y, con ella, la posibilidad de despertar la incredulidad de los partidarios de GIGC. Para su atención, reproducimos una pequeñísima muestra de las acusaciones que nos hace la FICCI: la CCI se vería hoy afectada por el estigma de "un alejamiento progresivo del marxismo y una tendencia cada vez más asertiva a plantear (y defender) valores burgueses y pequeñoburgueses en boga ("juvenilismo", feminismo y sobre todo "no violencia")[24]; la CCI "haría el juego a la represión"[25].
Apenas se guardó en el bolsillo el viejo nombre de “FICCI” para presentarse con la nueva cara de GIGC", este grupo parasitario ha intentado una maniobra, también de carácter policial, contra la CCI.
Aunque las campañas anti-CCI de la FICCI tuvieron inicialmente cierto impacto en el medio político proletario, no consiguieron marginar a nuestra organización, sobre todo porque las combatimos enérgicamente. La FICCI tuvo que resignarse a esta situación hasta que la historia pareció sonreírle de nuevo gracias a la llegada providencial de los boletines internos de la CCI a sus manos[26].Pensando que por fin había llegado su hora de gloria, estos parásitos, revitalizados por la nueva "baza" que tenían en sus manos, desataron una propaganda histérica contra la CCI, como lo demuestra la pancarta publicitaria (jubilosa) colgada en su página web: "¡Una nueva (¿última?) crisis interna en la CCI!", acompañada por supuesto de un "Llamamiento al campo proletario y a los militantes de la CCI". Durante varios días, llevaron a cabo una actividad frenética, dirigiendo carta tras carta a todo el "medio proletario", así como a nuestros militantes y a algunos de nuestros simpatizantes (cuyas direcciones siguieron utilizando después de haberlas robado a la CCI). Este llamado "Grupo Internacional de la Izquierda Comunista" (el nuevo nombre que la FICCI se había dado a sí misma) hizo sonar la campana y gritó a los cuatro vientos que estaba en posesión de los boletines internos de la CCI. Al exhibir su trofeo de guerra y armar semejante jaleo, el mensaje que estos chivatos patentados pretendían transmitir era muy claro: ¡había un "topo" en la CCI que trabajaba mano a mano con el ex-FICCI! Se trataba claramente de un trabajo policial sin otro objetivo que el de sembrar la sospecha, el desorden y la discordia en nuestra organización. Estos fueron los mismos métodos utilizados por la Guépéou, la policía política de Stalin, para destruir el movimiento trotskista de los años 30 desde dentro. Son los mismos métodos que ya utilizaron los miembros de la antigua FICCI (destacando dos de ellos, Juan y Jonás, miembros fundadores del "GIGC") cuando en 2001 hicieron viajes "especiales" a varias secciones de la CCI para celebrar reuniones secretas y difundir el rumor de que una de nuestras compañeras (la "esposa del jefe de la CCI", como la llamaban) era "policía".
¿Cómo podría el GIGC beneficiarse de semejante regalo del cielo? ¿Un cómplice encubierto dentro de nuestra organización? ¿Lo habrá obtenido la propia policía pirateando nuestros ordenadores y pasándoselo al GIGC por algún medio? Si, en lugar de ser una banda de delincuentes, el GIGC hubiera sido una organización responsable, se habría esforzado por resolver este enigma e informar al medio político proletario del resultado de sus investigaciones.
Nuestro artículo denunciando este nuevo ataque fue suficiente para calmar de golpe el fervor del GICG, pero es interesante la respuesta que dio: "Nuestro grupo toma nota del silencio y de la ausencia de desmentido por parte de la CCI sobre la realidad de una grave crisis organizativa en el seno de la CCI y sobre el nuevo cuestionamiento en el seno de la propia CCI del comportamiento de la "activista" Avril-Louise-Morgane. El GIGC no va a responder al aluvión de insultos que la CCI está vertiendo sobre nuestro grupo (como hizo antes sobre la FICCI). Tenemos otras cosas que hacer. (...)". Esta respuesta fue reveladora en varios sentidos:
- El GIGC se negó a responder al “aluvión de insultos", por lo que evitó tener que responder a la única pregunta de interés y comprensiblemente embarazosa para él: ¿Cómo consiguió nuestros boletines internos?
- Acusó a la CCI de ocultar sus problemas organizativos, mientras que la lectura de toda nuestra prensa revela que eso es una mentira y una calumnia, ya que, al igual que los bolcheviques (véase en particular el libro de Lenin "Un paso adelante dos pasos atrás"), somos la única organización que informa sistemáticamente sobre ellos y aprende de ellos.
- Al estar en posesión de nuestros boletines internos, el GIGC sabía perfectamente que, una vez más, nuestros problemas no se iban a ocultar. Por lo tanto, la repercusión de los problemas organizativos que afectan al CCI no podría esperarse antes de la celebración de una reunión general de la organización (un congreso, una conferencia) encargada de tratarlos; por lo tanto, sólo podría tener lugar en el contexto de una revisión de los trabajos de dicha reunión. El resultado de nuestra conferencia extraordinaria de mayo de 2014 se publicó en un artículo en septiembre de 2014, en la Revista Internacional nº 153, bajo el título, "Conferencia Internacional Extraordinaria del CCI: Las "noticias" de nuestra desaparición son muy exageradas"[27].
Hemos mostrado cómo la FICCI intentó utilizar el PCI para apoyarse contra la CCI e ilustraremos cómo utilizó el mismo enfoque “ a mayor escala” frente al BIPR. Este intento de corromper a estas dos organizaciones arrastrándolas hacia un campo ajeno a las normas que rigen las relaciones dentro de la Izquierda Comunista constituye también un ataque parasitario contra ellas.
Así, el BIPR ha sido objeto, en particular, de una audaz maniobra por parte de la FICCI consistente en organizar una reunión pública en París el 2 de octubre de 2004 en beneficio de este grupo. En realidad, como demostraremos, se trataba de una reunión pública que debía servir a la reputación de la FICCI, en detrimento de la del BIPR y con vistas a llevar a cabo un ataque contra la CCI.
El anuncio de esta reunión por parte del BIPR indicaba que su tema era la guerra de Irak. Por otra parte, el anuncio realizado por la FICCI subraya la importancia de su propio planteamiento: "A propuesta nuestra y con nuestro apoyo político y material, el BIPR organizará una reunión pública en París (RP que esperamos no sea la última) en la que llamamos a todos nuestros lectores a participar" (énfasis añadido)". Lo que se desprende de este llamamiento es que, sin la FICCI, esta organización de la izquierda comunista, que existe a nivel internacional y es conocida desde hace décadas, ¡no habría podido tomar la iniciativa y organizar la reunión pública!
De hecho, este grupo parasitario utilizó al BIPR como "hombre de paja" para su propia publicidad con el fin de obtener un certificado de respetabilidad, de reconocimiento de su pertenencia a la izquierda comunista. Y no dudó en utilizar la agenda de contactos del CCI (que había robado antes de abandonar la organización) para difundir su convocatoria de esta reunión pública.
Como señalamos en su momento, la FICCI no consideró útil escribir una sola frase de análisis de denuncia de la guerra de Irak (al contrario que el anuncio realizado por el BIPR). Asimismo, su anuncio estaba dedicado exclusivamente a una cuestión: "cómo reconstruir un polo de reagrupamiento revolucionario en la capital francesa tras el hundimiento de la CCI, un hundimiento del que sus reuniones públicas están ahora desiertas y ya no constituyen un lugar de debate".
De hecho, fue todo lo contrario lo que se puso de manifiesto en el desarrollo de la reunión pública del BIPR. Según la FICCI, esto debía ser la prueba de que el BIPR era ahora el "único polo serio" de discusión y referencia para la izquierda comunista. Sin embargo, habría sido un fiasco total si la CCI no hubiera participado e invitado a sus contactos a hacer lo mismo. En efecto, una importante delegación de militantes de la CCI y una decena de simpatizantes de nuestra organización estaban presentes.
En realidad, la multiplicación de los halagos del GIGC-FICCI al BIPR no era más que pura hipocresía. Desde su creación, el FICCI había buscado apoyo en el medio político proletario, principalmente en el BIPR, en su cruzada parasitaria contra la CCI, en particular "eligiendo" al BIPR como único polo viable para el reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias. Como el tábano de la fábula de Jean de La Fontaine, daba consejos, distribuía buenos puntos al medio político, reproducía algunos de sus artículos... En aquel momento, las relaciones entre el BIPR y el FICCI estaban en “plena luna de miel”. El informe de la FICCI de una reunión con el BIPR en junio de 2004 expuso el siguiente análisis de la dinámica existente dentro del campo proletario: "Estos diversos planes revisados nos permiten concluir que hay efectivamente dos dinámicas dentro del campo proletario actual, estas dos dinámicas van en dos direcciones opuestas: una para crear un marco que reúna las energías revolucionarias, que promueva y dirija los debates y la reflexión colectiva, que permita una intervención lo más amplia posible en el seno de la clase obrera, esta dinámica, de la que forma parte nuestra fracción, es llevada, hoy en día, esencialmente por el BIPR; la otra que va en sentido contrario, la de mantener, incluso aumentar la dispersión, la confusión política, es llevada por la CCI y contra la que la fracción lucha abiertamente. " (Acta de una reunión entre el BIPR y la fracción; septiembre de 2004 - Boletín Comunista FICCI 27).
Quince años después, el Informe de Actividades de la 2ª Asamblea General del GIGC (abril de 2019) pinta un panorama mucho menos idílico de su relación con la TCI (antes BIPR). En efecto, informa a sus lectores de que "... han surgido nuevas fuerzas comunistas de las que Nuevo Curso es la expresión y un factor, lo que sitúa directamente a los grupos históricos de la Izquierda del Partido Comunista ante su responsabilidad histórica frente a esta nueva dinámica y ante la cual la Tendencia Comunista Internacionalista, principal organización de este campo, comenzó por encerrarse en una actitud, o reflejos, relativamente sectaria hacia nosotros e inmediatista respecto a estas nuevas fuerzas". (subrayado nuestro - Informe de actividades de la 2ª Asamblea General del GIGC. Revolución o Guerra n°12).
Por otra parte, "la TCI, aunque esté vinculada orgánicamente al PC italiano y a la Izquierda Comunista de Italia, sufre el peso del informalismo relativo, del personalismo y del individualismo, y por tanto del espíritu del círculo" (subrayado nuestro - Idem) que, según el GIGC, dificulta la aplicación de un método de partido por parte de la TCI sobre todo en la relación con sus contactos.
¿Qué ocurrió para que la FICCI-GIGC, esos lameculos patentados de la TCI, se rebelaran de esta manera? Hoy descubren que el TCI, antes BIPR, se entrega a lo que parece un enfoque oportunista de la intervención ante los contactos: "El artículo, escrito por un miembro del CWO, el grupo británico del TCI, rechaza claramente las "fracciones o círculos de discusión". Más allá del rechazo de la forma organizativa per se y, lo que es más grave, subestima, ignora, y de hecho rechaza, todo proceso de confrontación y clarificación política como medio central y momento indispensable de la lucha del partido". (subrayado por nosotros – Idem)
Lo que molesta al GIGC no es lo que califica, sin decirlo, de oportunismo en la TCI, sino que el fiel "tábano" tiene mucho menos éxito que el TCI con los nuevos elementos que se acercan a la izquierda comunista. Sobre todo, al GIGC le cuesta digerir el hecho de que sus miembros en Canadá lo hayan abandonado para unirse a la TCI.
Esta crítica del GIGC a la TCI es reveladora, no de los métodos de reclutamiento de la TCI, sino de la infinita hipocresía del GIGC. En efecto, además de los compromisos político-teóricos que el GIGC había hecho para estar más en sintonía con el medio político proletario (abandonando la teoría de la descomposición y las tesis sobre el parasitismo), sus miembros habían sofocado otra divergencia, de gran importancia, que el GIGC siempre había tenido (y que compartían cuando estaban en nuestra organización), con el BIPR sobre los principios que debían regir la formación del partido. De repente, los miembros de la FICCI habían "olvidado" las críticas que ellos y la CCI habían hecho anteriormente al Partito Comunista Internazionalista (PCInt) y al BIPR sobre esta cuestión, en particular el enfoque oportunista que había presidido la formación del Partito en 1945. En la actualidad, el GIGC está "descubriendo" que los métodos de reclutamiento de la TCI son “un poco oportunistas”, pero no es, como el GGIC quiere hacer creer, que la TCI haya cambiado sus métodos, sino que es el GGIC quien abandona su actitud de lameculos a causa de la amargura que le produce el que la TCI le haya quitado algunos de sus miembros.
Existe un desacuerdo entre la TCI y la CCI sobre el método de reagrupamiento que debe llevar a la constitución del partido mundial, pero este desacuerdo se da dentro del campo proletario y dará lugar a un debate político y a una confrontación de posiciones entre camaradas que luchan por la misma causa[28]. Y es inaceptable que se vea contaminado por los lloriqueos de la GIGC.
Para concluir sobre los logros del GIGC-FICCI, y sobre su carácter eminentemente nocivo, es necesario volver a un episodio que presenta similitudes con la reciente situación en la que el parasitismo del GIGC viene a apoyar las travesuras de un aventurero. Un episodio en el que la alianza entre estos dos elementos tuvo efectos destructivos, especialmente en relación con los elementos que se acercan a las posiciones de clase.
En 2004, el CCI entabló una relación política con un pequeño grupo en búsqueda de posiciones de clase en Argentina, el NCI (Núcleo Comunista Internacional)[29]. Habiendo emprendido el estudio de las posiciones de las corrientes de la izquierda comunista, sus miembros se orientaron hacia las posiciones de la CCI. Las discusiones sobre la cuestión del comportamiento organizativo inaceptable dentro del proletariado convencieron a estos camaradas, sobre la base del estudio de las posiciones de la FICCI y de nuestros propios artículos sobre el tema, de que la FICCI "había adoptado un comportamiento ajeno a la clase obrera y a la izquierda comunista". Esto dio lugar a una toma de posición en este sentido, escrito el 22 de mayo de 2004 por estos compañeros[30].
Resultó que empezaba a surgir un problema en el seno del NCI debido a que uno de sus miembros -al que llamaremos Ciudadano B. en el resto de la narración- tenía una práctica totalmente opuesta a un funcionamiento colectivo y unitario, condición fundamental de existencia para una organización comunista. Tras iniciar los contactos con la CCI (era el único que podía utilizar Internet), mantuvo conversaciones individuales con cada uno de los miembros del grupo, pero maniobró para evitar el desarrollo de cualquier debate serio y sistemático del grupo en su conjunto, lo que le permitió "mantener el control" del mismo. Esta práctica organizativa, radicalmente ajena al proletariado, es típica de los grupos burgueses, sobre todo de los de la izquierda o extrema izquierda del capital. En realidad, el Sr. B se proponía utilizar a sus camaradas como trampolín para convertirse en una "personalidad" dentro del medio político proletario. Sin embargo, el trabajo sistemático de discusión de las posiciones políticas con la CCI a lo largo del tiempo, así como nuestra insistencia en las reuniones conjuntas de todos los camaradas, frustraron cada vez más sus planes inmediatos como aventurero.
Así, a finales de julio de 2004, el Sr. B. intentó una maniobra audaz: pidió la integración inmediata del grupo en la CCI. Impuso esta exigencia a pesar de la resistencia de los demás camaradas del NCI que, aunque también se fijaron el objetivo de ingresar en la CCI, sintieron la necesidad de realizar previamente un profundo trabajo de clarificación y asimilación, ya que la militancia comunista sólo puede basarse en convicciones sólidas. La CCI rechazó esta demanda en línea con nuestra política contra las integraciones precipitadas e inmaduras que pueden contener el riesgo de destrucción de militantes y son perjudiciales para la organización.
Al mismo tiempo, se había formado una alianza entre la FICCI y el aventurero B, seguramente por iniciativa de éste, al servicio de una maniobra contra la CCI utilizando, sin su conocimiento, al NCI.
La maniobra consistía en hacer circular en el medio político proletario una denuncia de la CCI y de sus "métodos nauseabundos" que parecía emanar indirectamente de la NCI, ya que esta denuncia estaba firmada por un misterioso y ficticio "Círculo de comunistas internacionalistas" (¡o "CCI" para abreviar!), dirigido por el ciudadano B y que, según él, debía constituir la “superación politica" del NCI. Estas calumnias se transmitieron mediante un folleto del "Círculo" distribuido por la FICCI con motivo de la reunión pública en París del BIPR el 2 de octubre de 2004.
También se pusieron en línea en diferentes idiomas en el sitio web del BIPR. Además de apuntar directamente a la CCI, el folleto en cuestión defendía a la FICCI, cuestionando totalmente la posición de la NCI del 22 de mayo de 2004, que había denunciado a este grupo.
Cuando más tarde descubrieron las maniobras del ciudadano B a sus espaldas, en particular la creación del títere "Círculo de Comunistas Internacionalistas", así como su posicionamiento en apoyo del FICCI y en denuncia de la CCI, los miembros del NCI analizaron la situación de la siguiente manera: "Es muy probable que él (B.) ya había establecido contactos clandestinos con la FICCI, mientras seguía engañándonos hasta el punto de querer precipitar la integración de la NCI en la CCI"[31].
La forma en que el ciudadano B elaboró su maniobra es típica de un aventurero, de sus ambiciones y de su total falta de escrúpulos y de preocupación por la causa del proletariado. La utilización de un aventurero por parte de la FICCI para satisfacer su odio a la CCI y tratar de poner en marcha, mediante la denigración pública, el aislamiento político de nuestra organización, es digna de los patéticos y despreciables personajes que pueblan el mundo de la pequeña y gran burguesía.
En ese momento, la CCI había respondido, a veces de forma cotidiana, a la campaña falsa y usurpadora del Ciudadano B hasta que, incapaz de refutar la exposición pública de sus artimañas, resolvió desaparecer políticamente[32]. Lamentablemente, los demás miembros del NCI, profundamente desmoralizados por la forma en que habían sido utilizados y manipulados por el ciudadano B., fueron incapaces de levantarse y continuar con sus esfuerzos de reflexión, y finalmente abandonaron toda actividad política.
En cuanto a la FICCI, que estaba metida hasta el cuello en este asunto y que se había apoyado mucho en el ciudadano B. para desacreditar a la CCI, parece que no ha aprendido la lección de esta desventura en la que hizo el ridículo ya que, recientemente, volvió a apoyarse en las acciones de otro aventurero.
Hoy, a diferencia del episodio del Ciudadano B, no es la CCI la que está en el punto de mira de la política del aventurero Gaizka, sino toda la izquierda comunista[33] cuya reputación sufrirá un daño político si no se desenmascara a este último y rendirlo incapaz de hacer daño político. Como enseña la tradición del movimiento obrero, y como demuestra la reciente experiencia de la CCI frente a las maniobras y calumnias del Ciudadano B, es vital defender el honor de las organizaciones que son objeto de ataques parasitarios y de la acción de aventureros[34], aunque ello requiera una gran cantidad de energía que podría destinarse útilmente a otras tareas organizativas[35].
Actualmente, en varias partes del mundo, asistimos a la aparición de un creciente interés por las posiciones de la izquierda comunista por parte de elementos jóvenes. Y aquí es donde el GIGC y el ciudadano Gaizka tienen un papel que desempeñar. No para contribuir a la reflexión y a la evolución de estos elementos hacia la Izquierda Comunista, sino, por el contrario, para aprovechar su inexperiencia con el fin de llevarlos a callejones sin salida, para esterilizar y destruir su convicción militante[36]. Si el GIGC y Gaizka se autodenominan Izquierda Comunista, es sobre todo para atrapar a estos jóvenes elementos en beneficio exclusivo de sus sórdidos intereses. En el caso del GIGC, se trata de establecer un cordón sanitario alrededor de la CCI dando rienda suelta a su odio hacia nuestra organización. En el caso de Gaizka, se trata de satisfacer sus ambiciones megalómanas de aventurero. Las motivaciones no son idénticas, pero si, como en 2004, con el episodio del Ciudadano B., hay una convergencia entre parásitos y aventureros, es obviamente porque son, cada uno a su manera, enemigos mortales de la izquierda comunista, de sus tradiciones y de sus principios. En el difícil camino hacia la plena comprensión de estas tradiciones y principios, será necesario, sobre la base de toda la experiencia del movimiento obrero, enfrentarse a los tejemanejes y trampas de estos enemigos patentes del movimiento obrero.
CCI (22 / 02 / 2021)
[1]Ver Nuevo Curso y una "Izquierda Comunista Española" ¿De dónde viene la Izquierda Comunista? https://es.internationalism.org/content/4460/nuevo-curso-y-una-izquierda-comunista-espanola-de-donde-viene-la-izquierda-comunista [2]
[2]Ver ¿Quién es quién en Nuevo Curso? https://es.internationalism.org/content/4519/quien-es-quien-en-nuevo-curso [3] y Gaizka calla. Un silencio atronador https://es.internationalism.org/content/4557/defensa-del-medio-politico-proletario-gaizka-calla-un-silencio-atronador [4]
[3] Ver Lassalle y Schweitzer: La lucha contra los aventureros políticos en el movimiento obrero https://es.internationalism.org/content/4488/lassalle-y-schweitzer-la-lucha-contra-los-aventureros-politicos-en-el-movimiento-obrero [5]
[4]Ver Nuevo ataque de la CCI al campo proletario internacional (1 de febrero de 2020). El hecho de que entre los grupos o blogs que dicen ser de la izquierda comunista, sólo los especialistas en difamación de la CCI atacaron nuestro enfoque sobre el Sr. Gaizka o trataron de defenderlo, ilustra la naturaleza irrefutable de la información que reportamos sobre él.
[5] Ver en el GIGC "Nouvelle attaque du CCI contre le camp prolétarien international [6] (1er février 2020)"
[6] Lassalle y Schweitzer: La lucha contra los aventureros políticos en el movimiento obrero https://es.internationalism.org/content/4488/lassalle-y-schweitzer-la-lucha-contra-los-aventureros-politicos-en-el-movimiento-obrero [5]
[7] Ver ¿Quién es quién en Nuevo Curso? https://es.internationalism.org/content/4519/quien-es-quien-en-nuevo-curso [3] Defensa del medio político proletario: Gaizka calla. Un silencio atronador https://es.internationalism.org/content/4557/defensa-del-medio-politico-proletario-gaizka-calla-un-silencio-atronador [4] y Cuestiones de organización, IV - La lucha del marxismo contra el aventurerismo político https://es.internationalism.org/revista-internacional/199701/1234/cuestiones-de-organizacion-iv-la-lucha-del-marxismo-contra-el-aven [7]
[8] En las que se expresa un método de combate político: "Hay que desestabilizarlos", siendo el "objetivo" de esta desestabilización, por supuesto, todos aquellos que no compartían su enfoque hostil hacia la CCI y la denigración despreciable de algunos de sus militantes.
[9] Ver, entre otros, Documentos de la vida de la CCI - El combate por la defensa de los Principios Organizativos https://es.internationalism.org/revista-internacional/200207/3276/documentos-de-la-vida-de-la-cci-el-combate-por-la-defensa-de-los-p [8] , La FICCI en acción: mentiras y comportamiento de “matones” https://es.internationalism.org/cci-online/200606/976/la-ficci-en-accion-mentiras-y-comportamiento-de-matones [9] etc.
[10] 15º Congreso CCI: reforzar la organización frente a los retos del periodo https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/850/15-congreso-cci-reforzar-la-organizacion-frente-a-los-retos-del-per [10]
[11] Son las iniciales reales de un camarada que la FICCI ofrece gentilmente a la policía.
[12]MC (Marc Chirik - mayo de 1907, diciembre de 1990) fue el principal fundador de la CCI a la que aportó toda una experiencia como militante revolucionario dentro de la Internacional Comunista, la Oposición de Izquierda y la Izquierda Comunista (Izquierda Italiana e Izquierda Comunista de Francia). "Con Marc, no es sólo nuestra organización la que pierde a su militante más experimentado y fructífero; es todo el proletariado mundial el que se ve privado de uno de sus mejores luchadores". Con estas palabras introducimos el primero de los dos artículos escritos en homenaje a la vida militante de nuestro compañero. Leer Marc: de la revolución de Octubre 1917 a la IIª guerra mundial https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1053/marc-de-la-revolucion-de-octubre-1917-a-la-ii-guerra-mundial [11]
[13]Una comisión especial nombrada por la CCI, formada por militantes experimentados, examinó todas las "pruebas" aportadas por los acusadores de Louise y concluyó que eran completamente absurdas. La propia Louise había solicitado un careo con sus principales acusadores. La de Olivier había permitido poner de relieve la papilla que había invadido el cerebro de Olivier y que le había llevado a cambiar completamente de posición al menos tres veces en pocas semanas antes de convertirse en uno de los principales fundadores del FICCI, que luego abandonó para seguir su propio camino. En cuanto a Jonas, sin duda el más inteligente de la banda, pero también el más cobarde, se negó rotundamente a esa confrontación.
[14]Buró Internacional por el Partido Revolucionario que se ha convertido posteriormente en Tendencia Comunista Internacional.
[15]Ver Défense de l'organisation - Le PCI (Le Prolétaire) à la remorque de la "fraction" interne du CCI https://fr.internationalism.org/ri328/Gauche_Communiste.htm [12]
[16] Ver "Les réunions publiques du CCI interdites aux mouchards [13]" ; Révolution Internationale n° 338, septembre 2003.
[17]Ver Solidaridad con nuestros militantes amenazados https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/694/solidaridad-con-nuestros-militantes-amenazados [14]
[18]Ver 'Fracción Interna' de la CCI: Intento de estafa a la Izquierda Comunista https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/834/fraccion-interna-de-la-cci-intento-de-estafa-a-la-izquierda-comunis [15]
[19]Para que la CCI esté fuera del campo proletario tendría que traicionar los principios fundamentales de éste, como el internacionalismo, la perspectiva de la revolución comunista, el rechazo a apoyar todas las instituciones del aparato político de la clase dominante (sindicatos, partidos políticos, democracia burguesa, etc.). La FICCI-GIGC no puede encontrar tales traiciones en nuestras posiciones y por eso no puede evitar incluir a nuestra organización en la lista de "Grupos y Organizaciones del Campo Proletario" en su página web. Dicho esto, la pertenencia al campo proletario no se reduce al rechazo de las posiciones políticas burguesas. También se basa en una lucha decidida contra los comportamientos propios de la clase dominante, de los que el estalinismo ha sido una de las encarnaciones más puras; la mentira sistemática, el gansterismo, los métodos policiales, es decir, los comportamientos que están en el corazón de la actividad de los matones y chivatos de la FICCI-GIGC.
[20]La FICCI-GIGC tiene la desfachatez de atribuirse el mérito de la lucha organizativa llevada a cabo por el camarada MC a lo largo de su vida, especialmente cuando militaba en la Fracción Italiana en los años 30. En el número 29 de su "Boletín Comunista" afirma: "Nuestra concepción de la organización es la que siempre ha defendido MC".
[21]Para ilustrar el nivel de crítica por parte de la FICCI a nuestro análisis de la fase de descomposición, la última fase del capitalismo, el lector puede consultar el siguiente artículo: Las raíces marxistas de la noción de descomposición en la Revista Internacional nº 117 (https://es.internationalism.org/revista-internacional/200404/167/entender-la-descomposicion-i-las-raices-marxistas-de-la-nocion-de-d [16] ). En lo que respecta más específicamente a la FICCI, el lector puede consultar el artículo "Sobre la teoría de la descomposición de la CCI", Boletín de la FICCI n° 4, febrero de 2011. En este texto, los miembros de la FICCI demuestran una vez más su falta de honestidad: en lugar de reconocer que están cuestionando la posición que habían defendido durante más de diez años en la CCI, afirman que su nuevo "análisis" está en consonancia con esta posición. Así se puede leer: "... cómo habíamos planteado la cuestión de la descomposición [dentro de la CCI]: como un bloqueo entre clases, sin que ninguna de ellas pueda imponer su perspectiva. El 11 de septiembre manifiesta el hecho de que la burguesía se ve obligada a romper este "equilibrio" y a forzar el paso: la marcha hacia la guerra. (...) Decir, en 2002, que la burguesía busca desbloquear la situación de "equilibrio" de los años 90 significa que el "bloqueo descomponedor" desaparece". En otras palabras, la fase de descomposición habría sido sólo un momento circunstancial y reversible que podría haber sido superado con una nueva configuración de la política imperialista de la burguesía. De hecho, el análisis de la FICCI compartido por sus miembros cuando estaban en nuestra organización dice exactamente lo contrario: "El curso de la historia es irreversible: la descomposición lleva, como su nombre indica, a la dislocación y putrefacción de la sociedad, a la nada". (Tesis: La descomposición, fase final de la decadencia capitalista (Revista Internacional nº 107 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [17] )
[22]Para ver la realidad y el peligro que representa el parasitismo ver nuestras Tesis sobre el parasitismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/199807/1196/construccion-de-la-organizacion-revolucionaria-tesis-sobre-el-para [18]
[23]Es decir, dejarse llevar por todo el amasijo de prejuicios dominantes en la época actual.
[24]Las nuevas calumnias de la FICCI https://es.internationalism.org/cci-online/200612/1144/las-nuevas-calumnias-de-la-ficci [19]
[25]La pretendida “solidaridad” de la CCI con los CRS: cómo la FICCI intenta ocultar sus propias conductas policíacas https://es.internationalism.org/cci-online/200606/980/la-pretendida-solidaridad-de-la-cci-con-los-crs-como-la-ficci-intenta-ocultar- [20]
[26]Ver La CCI atacada por une nueva oficina del Estado burgués https://es.internationalism.org/content/4021/la-cci-atacada-por-une-nueva-oficina-del-estado-burgues [21]
[27]https://es.internationalism.org/content/4042/conferencia-internacional-extraordinaria-de-la-cci-la-noticia-de-nuestra-desaparicion [22]
[28]Ver entre otros Respuesta a la Communist Workers Organisation - Una política de agrupamiento sin orientación https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/1768/respuesta-a-la-communist-workers-organisation-una-politica-de-agru [23] y Polémica con el BIPR: una política oportunista de agrupamiento que no lleva mas que a "abortos" https://es.internationalism.org/revista-internacional/200504/69/polemica-con-el-bipr-una-politica-oportunista-de-agrupamiento-que-no [24]
[29]El Nucleo Comunista Internacional, una expresión del esfuerzo de toma de conciencia del proletariado https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/201/el-nucleo-comunista-internacional-una-expresion-del-esfuerzo-de-tom [25]
[30]Ver A propósito de la FICCI: Toma de posición de un grupo de militantes en Argentina https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/473/a-proposito-de-la-ficci-toma-de-posicion-de-un-grupo-de-militantes-en-a [26]
[31]¡El NCI no ha roto con la CCI! https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/641/noticias-de-argentina-el-nci-no-ha-roto-con-la-cci [27]
[32]Ver Círculo de Comunistas Internacionalistas' (Argentina): ¿Qué es y qué función cumple? https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/471/circulo-de-comunistas-internacionalistas-argentina-que-es-y-que-funcion [28]
[33]Gaizka se "interesa" por la izquierda comunista, mostrando benevolencia hacia ella -para torpedearla mejor- y hacia ciertos grupos dentro de ella. Así, en una carta que Gaizka nos escribió hace unos años, nos informaba de la importancia de la existencia política que atribuía a la CCI y a la TCI, e incluso de la influencia positiva que la CCI había tenido en su propio desarrollo. Esto hay que tenerlo en cuenta, no para relativizar la peligrosidad de su acción, sino, por el contrario, para comprenderla mejor y aprehender mejor el enfoque del aventurero que es. Así presentó su proyecto "Nuevo Curso": No nos consideramos un grupo político, un protopartido o algo así... Por el contrario, vemos nuestro trabajo como algo "formativo", para ayudar a la discusión en los centros de trabajo, entre los jóvenes, etc. y una vez que hayamos aclarado algunos elementos básicos, servir de puente entre esta nueva gente que está descubriendo el marxismo y las organizaciones internacionalistas (esencialmente la TCI y vosotros, CCI) que, tal como lo vemos, deberían ser los aglutinantes naturales del futuro partido aunque ahora seáis muy débiles (como, por supuesto, lo es toda la clase)". (7 de noviembre de 2017 - De [email protected] [29] a [email protected] [30])
[34]Los 3 artículos citados al principio son en defensa de la Izquierda Comunista
[35]En una circular dirigida a todos los miembros de la Internacional, el Consejo General de la AIT declaró que ya era hora de poner fin de una vez por todas a las luchas internas provocadas por la "presencia de un organismo parasitario". Y añadía: "Al paralizar la actividad de la Internacional contra los enemigos de la clase obrera, la Alianza sirve magníficamente a la burguesía y a sus gobiernos." Cuestiones de organización, III: El Congreso de La Haya de 1872: la lucha contra el parasitismo político; Revista Internacional nº 87 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/3614/cuestiones-de-organizacion-iii-el-congreso-de-la-haya-en-1872-la-l [31]
[36]Las grandes luchas libradas por el proletariado en mayo de 1968 en Francia y, posteriormente, en muchos otros países, habían provocado la aparición de toda una generación de elementos que se volvieron hacia la perspectiva de la revolución comunista rechazando el estalinismo. Los grupos de izquierda, especialmente los maoístas y los trotskistas, habían tenido la función histórica de desviar la esperanza de estos elementos hacia callejones sin salida, esterilizando su voluntad militante, desmoralizándolos e incluso convirtiéndolos en opositores declarados de la perspectiva revolucionaria (como fue el caso de Daniel Cohn Bendit). Este es el tipo de función que los grupos parasitarios y los aventureros realizan hoy, a su nivel, con respecto a los jóvenes elementos que se acercan a la izquierda comunista.
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En diciembre del año pasado, la CCI escribió a la Tendencia Comunista Internacionalista, pidiéndole que publicara una carta de rectificación de las graves falsificaciones hechas sobre nuestra organización que aparecieron en el sitio web de la TCI en un artículo titulado "En el cuadragésimo quinto aniversario de la fundación de la CWO"[1].
La CCI no pide tales rectificaciones al campo burgués. No esperamos sino mentiras del mismo y simplemente denunciamos cualquier difamación de este tipo como la marca de la clase enemiga.
Si pedimos a la TCI una rectificación de difamaciones importantes de la CCI es porque consideramos a la TCI, cualesquiera que sean nuestras diferencias políticas, parte del campo proletario internacionalista, y por lo tanto asumimos un interés común en las rectificaciones de cualquier desviación importante de una imagen veraz de la historia de la izquierda comunista[2].
Esperábamos que el TCI reconociera estas importantes inexactitudes y aceptara rectificarlas o que aportara pruebas para refutar nuestras correcciones.
Desgraciadamente, el TCI respondió airadamente a nuestra petición, negándose a publicar cualquier corrección, sugiriendo que tal petición era una "provocación" o un "juego político". En su respuesta declararon que esa sería su última palabra sobre el tema y que la correspondencia quedaba cerrada[3].
Sin embargo, a pesar de este rechazo, la CCI volvió a escribir con la esperanza de hacer cambiar de opinión, explicando que nuestra solicitud de rectificación no era una provocación ni un juego ni una disputa sobre la interpretación de la CWO de su historia, ni un intento de tratar de imponer nuestra propia interpretación, sino la voluntad de restablecer la verdad sobre hechos importantes. Y señalamos en nuestra segunda carta que, a pesar de la airada negativa del TCI a publicar nuestra corrección, su respuesta no refutaba los hechos en cuestión y eran tal y como los describíamos. Pero el TCI ha sido coherente en una cosa: hasta ahora se ha mantenido en su rechazo unilateral de la correspondencia y tres meses después no ha respondido a nuestra segunda carta.
Si publicamos ahora esta correspondencia con el TCI es porque evidentemente fue imposible llegar a una solución de común acuerdo con ellos y porque, no obstante, consideramos que las falsificaciones son lo suficientemente graves como para necesitar una corrección pública. Ante la negativa del TCI a seguir discutiendo en privado una rectificación pública mutuamente aceptable, cosa que hubiéramos preferido, nos vemos obligados a hacer públicos nosotros mismos los hechos.
CCI a TCI, 8/12/2020
Estimados camaradas,
Les pedimos que publiquen la siguiente rectificación en su página web:
"Nos hemos dado cuenta de que un artículo en su página web 'En el 45º Aniversario de la fundación de la CWO' contiene algunas falsedades que difaman a nuestra organización. Tres de ellas destacan especialmente y deben ser corregidas:
- En primer lugar, el artículo afirma que la CCI "calumnió" a Battaglia Comunista en relación con sus orígenes en el Partido Comunista Internacionalista fundado en 1943:
“También descubrimos que las calumnias de la CCI de que ellos [el PCI] trabajaban "dentro de los partisanos" no eran ciertas, excepto en el hecho de que habían trabajado dondequiera que la clase obrera estuviera presente".
En una carta de Battaglia Comunista a la CCI reimpresa en un artículo "Las ambigüedades del Partido Comunista Internacionalista sobre los 'partisanos' en Italia en 1943" en la Revista Internacional nº 8 de 1977 se dice:
"Los camaradas que procedían de la izquierda comunista y que constituyeron el partido [Comunista Internacionalista] fueron los primeros, tanto en Italia como fuera de ella, en denunciar la política contrarrevolucionaria del bloque democrático (incluidos los partidos estalinistas y trotskistas) y fueron los primeros y los únicos en actuar dentro de las luchas obreras e incluso en las filas de los partisanos, llamando a los trabajadores a luchar contra el capitalismo sin importar el tipo de régimen que se escondiera.
Los compañeros a los que RI llama "resistentes" eran militantes revolucionarios que se dedicaron a la tarea de penetrar en las filas de los partisanos para difundir los principios y la táctica del movimiento revolucionario, y que pagaron este trabajo con su vida."
El Partido Comunista Internacionalista, en el que se originó Battaglia Comunista, actuó dentro y penetró en las filas de los partisanos, según su propio testimonio. Así que el reconocimiento y la crítica de la CCI a este hecho no es ninguna calumnia.
- En segundo lugar, el "Resumen de la línea de tiempo" al final del reciente artículo del CWO dice: "1980: La Tercera Conferencia de la Izquierda Comunista Internacional (París) condujo al abandono de las conferencias por parte de la CCI y de otros grupos menores".
Afirmar que la CCI abandonó las conferencias es una pura falsificación de la realidad, una falsificación que además se contradice con lo que está escrito antes en su artículo: "En la reunión [de la Tercera Conferencia] el CWO y el GCI belga anunciaron por separado que no asistirían a la próxima conferencia. La CWO no consultó al PCInt [es decir, a la Battaglia Comunista] antes de hacer esto, pero el PCint, como iniciador de las conferencias, trató de salvar algo de ellas proponiendo un nuevo criterio para la próxima conferencia que satisfaría (o eso creían) a algunos elementos como la CWO y la GCI y obligaría a la CCI a adoptar una postura más clara. No fue así, ya que la CCI argumentó que la resolución sólo pretendía excluirlos. Intentaron que el PCInt cambiara las palabras del criterio para que se mantuviera la confusión sobre la cuestión de los partidos. El PCInt se mantuvo en la formulación original y la delegación del CWO decidió apoyarlos".
Por lo tanto, no era la CCI sino el CWO el que quería abandonar las Conferencias. El PCInt, para "salvar algo" introdujo un nuevo criterio (que se negó a modificar, pero que la CWO apoyó) para la participación en la conferencia cosa que la CCI no podía aceptar. El debate sobre la naturaleza del partido entre los grupos de las Conferencias se había cerrado artificialmente. De hecho, la CCI fue excluida por los dos grupos y no es que abandonó las Conferencias.
- En tercer lugar, el artículo dice que: “Cuando la CCI empezó a irrumpir en las casas de la gente (supuestamente para recuperar los bienes de la CCI), incluida la de JM, que se fue junto a los escindidos, Aberdeen les amenazó con llamar a la policía".
La afirmación de que la CCI "empezó a irrumpir en las casas de la gente" es una mentira maliciosa lanzada por parásitos como el desaparecido Grupo del Boletín "Comunista" de Aberdeen para justificar el robo de los recursos materiales de la CCI y para excusar sus amenazas de llamar a la policía contra la CCI. La insinuación en el artículo -mediante el uso del adverbio "aparentemente"- de que la recuperación de material por parte de la CCI era un pretexto para la intimidación, fue otra mentira lanzada por los parásitos para excusar su propia villanía.
Uno de los principios por los que la tradición de la izquierda comunista se ha distinguido del estalinismo y del trotskismo ha sido decir la verdad y desenmascarar las mentiras de la contrarrevolución, en particular la falsificación de los hechos históricos por parte de ésta. Este principio de exactitud de los hechos es especialmente importante en una historia de la izquierda comunista. Las falsificaciones que aparecen en el artículo deben ser corregidas para dar una imagen veraz de esta historia a las nuevas generaciones de militantes comunistas.
El artículo lleva ya algún tiempo en su página web y podría haber sido leído por muchas personas, por lo que pedimos que la corrección mencionada aparezca en las próximas dos semanas en un lugar destacado de su página web.
Saludos comunistas, La CCI".
A pesar de negarse a publicar esta carta, el TCI corroboró efectivamente nuestras correcciones, como señalamos en nuestra segunda carta:
"...observamos que en su carta confirman de hecho la validez de las correcciones que pedimos:
1) Que no era una calumnia de la CCI decir que el PCInt entró en los partisanos al final de la 2ª Guerra Mundial en Italia.
"Los miembros del PCInt entraron en los partisanos para ganar trabajadores contra el antifascismo, el estalinismo (y el CLN)"
2) Que la CCI no abandonó las Conferencias de la Izquierda Comunista:
"[El PCI] ciertamente no quería que las invitaciones a participar en las conferencias se redujeran sólo a la CCI"
(En otras palabras, no había ninguna probabilidad de que la CCI se negara a participar en las conferencias).
3) Que la CCI no cometió ningún "allanamiento" durante la recuperación del material político en 1981: “En cuanto a la cuestión de los "allanamientos" tiene usted razón".
Los hechos en cuestión, que rectificamos en nuestra primera carta y confirmamos en la segunda, y que la TCI no impugna, pero se niega a corregir públicamente, no son evidentemente bagatelas, sino que afectan directamente a aspectos importantes de la integridad de las posiciones de la CCI. El artículo del CWO sugiere que las diferencias de la CCI con la conducta del PCint hacia los partisanos en Italia en la Segunda Guerra Mundial se basaría en una "calumnia", lo que dificulta comprender la diferente trayectoria de los predecesores de la CCI, la Gauche Communiste de France, de lo que fue el antepasado de la TCI, el PCInt.
A continuación, el artículo dice que abandonamos las Conferencias Internacionales de la Izquierda Comunista de los años 70 que, de hecho, defendimos con uñas y dientes. El impacto negativo del fracaso de estas conferencias todavía se siente hoy. Y, por último, el artículo pretende que la CCI, que siempre ha defendido la organización revolucionaria y su comportamiento honesto, se habría puesto al mismo nivel que los que intentaban destruirla con robos, calumnias y amenazas de la policía. En una palabra, totalmente contrario a los hechos, en el artículo aparecemos como calumniadores, matones y desertores.
No se trata de una exageración polémica, sino de invenciones que nos difaman.
Obviamente, la CCI está obligada a defenderse públicamente de tales denigraciones.
El CWO pretendía que su historia sirviera para que los nuevos miembros y contactos conocieran los "fundamentos de nuestra conciencia y perspectivas políticas actuales". Y como tal, su historia tenía que tener un lado polémico, ya que su pasado se cruza en muchos puntos con el de la CCI. Pero esto es una razón más para atenerse a los hechos para que los nuevos militantes conozcan la historia real de sus divergencias con otras tendencias. La convicción profunda de los nuevos militantes en la política de la TCI, o de cualquier otra tendencia de la izquierda comunista, no puede formarse sobre la base de denigraciones y falsedades sobre las tendencias opuestas. Por el contrario, la formación de nuevos militantes de la Izquierda Comunista exige el conocimiento de los hechos.
Desgraciadamente, como muestra el destino de la solicitud de la CCI a la TCI, la determinación colectiva de defender la verdad en el seno de la Izquierda Comunista en su conjunto - parte de su tradición histórica - a pesar de sus mutuos desacuerdos políticos, ha sido cada vez más olvidada y el intento de rectificar las falsedades es, en cambio, considerado por el TCI como un "juego" - es decir, la exigencia de la CCI de honestidad de los hechos es considerada en sí misma como deshonesta. Y luego se rechaza.
Sin embargo, este miserable desprecio por el establecimiento de los hechos es una desviación bastante reciente de la tradición de la izquierda marxista y de la izquierda comunista en particular.
El carácter revolucionario de la verdad tiene un significado general para el marxismo en el sentido de que la secuencia de cambios históricos de un modo de producción a otro a lo largo de la historia de la humanidad sólo puede entenderse científicamente, y por tanto con veracidad, como el resultado de la lucha de clases. Y tiene un significado específico para la lucha de la clase obrera, que necesita desenmascarar las mentiras que la clase capitalista utiliza para justificar su reino de explotación despiadada, crisis económica y la miseria, guerra interminable y catástrofes sin cuento. Dado que el objetivo comunista del proletariado revolucionario no es justificar un nuevo modo de explotación, sino abolir las clases y crear una sociedad de libre asociación de los productores, la búsqueda de la verdad es la mayor arma política y teórica de la clase obrera y de sus minorías comunistas, tanto contra la burguesía como en el refuerzo de sus propias filas.
El desarrollo teórico, político y organizativo de la tradición marxista se ha producido principalmente a través de las polémicas basadas en la verdad. Están las famosas polémicas de Marx y Engels contra los hegelianos de izquierda, (La Sagrada Familia, La Ideología Alemana) contra Proudhon (La Miseria de la Filosofía), el Anti-Dühring, la Crítica del Programa de Gotha, la polémica de Rosa Luxemburgo contra Eduard Bernstein (Reforma o Revolución) la polémica de Lenin con los populistas rusos en Quiénes son los amigos del pueblo y cómo combaten a los socialdemócratas, etc. Todos ellos se basan en extensas citas de los escritos y en los relatos precisos y probatorios de las acciones de aquellos a los que critican, y resultaron tanto más convincentes y vehementes por ello. A la inversa, la tradición marxista estaba decidida a responder públicamente a todas las alegaciones sobre su política y, sobre todo, a desenmascarar las calumnias y las maniobras al servicio del bando enemigo, como la exposición en un libro de Marx del espía de la policía Herr Vogt, o el informe de la Primera Internacional sobre la conspiración de Bakunin.
Estos principios de exactitud y honestidad comenzaron a debilitarse en el campo marxista con la degeneración oportunista de la II Internacional. Tras el colapso de ésta en 1914 y el apoyo de los principales partidos socialdemócratas a la guerra imperialista y el odio activo a la ola revolucionaria surgida en 1917, las calumnias contra la izquierda internacional marxista se intensificaron y fueron el preludio del intento de exterminio de sus militantes. El vilipendio de Rosa Luxemburgo por parte de la prensa socialdemócrata, por ejemplo, creó el clima para su asesinato en 1919. Lenin y Trotsky escaparon por poco del mismo destino en el verano de 1917 tras ser calumniados como agentes alemanes por los mencheviques y otros.
La larga contrarrevolución estalinista que siguió al final de la ola revolucionaria de 1917-23 intensificó este ataque contra los principios y el honor de la vanguardia revolucionaria en nombre del marxismo y de la clase obrera, una hipocresía sin precedentes en la historia. Los ataques estalinistas, disfrazados de "polémica marxista", tenían como objetivo la destrucción de aquellos que mantenían el núcleo internacionalista del programa marxista frente a la degeneración de la Revolución de Octubre y de la Internacional Comunista, es decir, la oposición en torno a Trotsky, pero sobre todo las izquierdas comunistas de Alemania e Italia. Las falsificaciones de la historia, las mentiras y las denigraciones prepararon el terreno para las expulsiones, los encarcelamientos, las torturas, los juicios de exhibición y los asesinatos.
Trotsky intentó mantener la verdadera tradición marxista con la Comisión Dewey en 1936 que expuso los montajes de los Juicios de Moscú con pruebas sistemáticas y testimoniales.
Pero el trotskismo se unió al campo burgués durante la Segunda Guerra Mundial abandonando el internacionalismo, y en el proceso sus métodos se volvieron más parecidos a los de la contrarrevolución estalinista y socialdemócrata. La mentira y la calumnia se convirtieron en un comportamiento normal dentro de la izquierda y la extrema izquierda de la contrarrevolución burguesa. Sólo la Izquierda Comunista se mantuvo del lado del proletariado y de la defensa de la verdad durante la carnicería imperialista 1939 - 45. Y hoy la Izquierda Comunista todavía tiene que enfrentarse y distinguirse claramente de los ignominiosos métodos de la izquierda contrarrevolucionaria.
En el resurgimiento de la tradición de la Izquierda Comunista después de 1968, a pesar del peso del sectarismo entre los diferentes grupos y la dificultad de los nuevos militantes para romper con las costumbres del izquierdismo, la necesidad de un esfuerzo común para establecer la verdad fue reconocida mutuamente por los diferentes grupos. Como muestra la carta de la CCI a la CWO arriba mencionada, la CCI publicó en 1977 en su Revista Internacional la petición de Battaglia Comunista (es decir, el PCint/ICT) de una corrección de su artículo sobre los partisanos y los orígenes del PCint. Y en esta ocasión la petición del PCInt se refería a este principio revolucionario de exactitud histórica, episodio que recordamos en nuestra segunda carta a la TCI:
"En 1976, el camarada Onorato Damen, en nombre del Ejecutivo del Partito Comunista Internazionalista, dirigió una carta a nuestra sección en Francia pidiéndole que rectificara ciertas afirmaciones contenidas en una polémica con el PCI Bordigista publicada en el nº 29 de nuestro periódico Révolution Internationale. Protestaba, en particular, contra lo que habíamos escrito sobre la política del Partito en la cuestión partidista. Y concluía su carta con lo siguiente "Queremos que todos los revolucionarios sepan realizar un examen crítico serio de las posiciones sobre los principales problemas políticos de la clase obrera de hoy, documentado con la seriedad que es propia de los revolucionarios, cuando se trata de volver (y esto es algo siempre necesario) a los errores del pasado". Publicamos su carta completa en la Revista Internacional nº 8, con, por supuesto, nuestra propia respuesta.
Nuestra pregunta es: ¿pensáis que el camarada Damen y el Ejecutivo del PCInt han incurrido en una "provocación", en un "juego político" al pedirnos que publiquemos una corrección?
Por supuesto, puede haber una disputa sobre la realidad de los hechos. En la Revista Internacional 87, por ejemplo, publicamos una carta del CWO (¿sería una "provocación" y un "juego político"?) que afirmaba que había falsedades en una polémica anterior del PCI. Argumentamos que, de hecho, eran ciertas.
Más recientemente, en las últimas décadas, esta tradición revolucionaria recordada por Onorato Damen ha sido olvidada, en parte como resultado del fracaso de las Conferencias de la Izquierda Comunista a las que nos hemos referido antes, y el consiguiente aumento, a pesar de los mejores esfuerzos de la CCI, de una mentalidad destructiva de "cada uno contra todos", donde el principio de honestidad dentro de la Izquierda Comunista fue cada vez más olvidado. El principio de discusión mutua y acción común establecido por Marx durante la Primera Internacional como el ethos de todas las diferentes tendencias dentro del movimiento proletario fue cada vez más ignorado. En relación con este fracaso, y agravándolo, se produjo la proliferación de grupos -que a menudo no eran más que blogueros desafectos- que verbalmente decían formar parte de la Izquierda Comunista, pero cuya función en realidad era denigrar y calumniar esta tradición organizada del comunismo de izquierda. Sin embargo, esta última en su conjunto no ha logrado hasta ahora cerrar filas contra este fenómeno maligno que debilita aún más el principio de honestidad dentro de la Izquierda Comunista[4].
La infección de la práctica deshonesta del izquierdismo, cuyos síntomas aparecen en las falsificaciones del último artículo de la CWO sobre su historia, recuerda a un episodio anterior de tipo similar, el infame escándalo del 'Asunto Círculo' cuando la TCI (entonces llamada Buró Internacional por el Partido Revolucionario) volvió a publicar en su sitio web, sin ninguna crítica, una letanía de calumnias contra la CCI que se originaron en un grupo imaginario de América Latina llamado 'Círculo de Comunistas Internacionalistas'.
A principios de la década de 2000, la CCI inició debates con un grupo de Argentina sobre las posiciones y los principios organizativos de la Izquierda Comunista y sobre el análisis del movimiento piquetero en ese país en diciembre de 2001. Como consecuencia de ello, este grupo, el Núcleo Comunista Internacionalista, lanzó un llamamiento internacional a los grupos de la Izquierda Comunista para un debate organizado, al que, desgraciadamente, sólo respondió positivamente la CCI. El NCI también hizo una declaración condenando las acciones de un grupo parasitario contra la CCI[5].
Sin embargo, las dificultades a las que se enfrentan los nuevos grupos que se acercan a la Izquierda Comunista se pusieron de manifiesto en un episodio extraño y destructivo.
Un individuo ambicioso, dentro del NCI, (que llegó a ser conocido como Ciudadano B) mostraba un comportamiento decididamente aventurero dentro del grupo con aire de gurú, y exigía perentoriamente la adhesión inmediata a la CCI. Cuando las condiciones de esta demanda fueron rechazadas, se vengó pretendiendo que el NCI se había transformado en un grupo político imaginario, ¡el "Círculo de Comunistas Internacionalistas"! Esta escandalosa usurpación tuvo lugar sin el conocimiento de los demás miembros del NCI.
En nombre de este grupo fantasma, el Ciudadano B comenzó entonces a producir declaraciones en Internet y por cuenta propia, invirtiendo la posición anterior del NCI contra el parasitismo y retomando en cambio los propios ataques de este último contra la CCI.
La primera de estas declaraciones, que fue distribuida físicamente en una reunión pública del BIPR en París por el grupo parasitario GIGC[6] declaraba: "Es la voz unilateral de la CCI la que, adoptando las nefastas lecciones del estalinismo en 1938 para liquidar a la vieja guardia bolchevique, intenta hoy hacer lo mismo: liquidar políticamente a los camaradas revolucionarios por el simple hecho de no estar de acuerdo con su línea política."
No sólo Stalin sino también Goebbels: "Es necesario poner fin a la calumnia y a la política de Goebbels de mentir y mentir una y otra vez para que siempre quede algo de ella".
Toda esta basura calumniosa contra la CCI a partir de la declaración del falso "Círculo", sin el apoyo de una sola prueba, fue publicada sin comentarios, y sin ningún intento de verificarla, en varios idiomas, en el sitio web del BIPR, la futura TCI. El inexistente "Círculo" fue incluso acogido como una auténtica incorporación a las filas de los revolucionarios.
La CCI, alarmada por el hecho de que se publicaran tales calumnias en una página web de la Izquierda Comunista contra otra tendencia de la Izquierda Comunista, escribió inmediatamente a la TCI aportando pruebas exhaustivas de que el 'Círculo' era la invención grotesca de un aventurero y exigió que nuestra declaración de rectificación de su calumniosa declaración fuera publicada por la TCI. Hicieron falta tres cartas del TCI y tres semanas para que finalmente se hiciera. Pero el asunto no terminó ahí.
La CCI se puso en contacto con los demás miembros del NCI para corroborar los hechos y comprobó que los compañeros se quedaron boquiabiertos al enterarse de la usurpación y las calumnias del Ciudadano B y su "Círculo" y decidieron redactar ellos mismos un comunicado denunciando la impostura y apoyando los hechos expuestos por la CCI[7].
Al enterarse de este contacto, el ciudadano B redobló las calumnias de su primera declaración y produjo una segunda diatriba: "...estas llamadas telefónicas no eran inocentes. Tenían la artera intención de destruir nuestro pequeño núcleo, o a sus activistas individuales, provocando la desconfianza mutua y sembrando la semilla de la división en las filas de nuestro pequeño grupo (…) la política actual de la CCI provoca dudas y un ambiente interno de desconfianza mutua. Utiliza la táctica estalinista de la "tierra quemada", es decir, no sólo la destrucción de nuestro pequeño y modesto grupo, sino también la oposición activa a cualquier intento de reagrupamiento revolucionario que la CCI no dirija, mediante su política sectaria y oportunista. Y para ello no duda en utilizar toda una serie de asquerosas artimañas con el objetivo central de desmoralizar a sus oponentes y, de este modo, eliminar a un 'enemigo potencial'".
¡El ciudadano B se enredó tanto en sus maniobras y calumnias que se encontró acusando a la CCI de destruir un grupo que él mismo había intentado sustituir por un grupo completamente ficticio de su propia imaginación![8] Pero cuando esta segunda declaración calumniosa del "Círculo" apareció en el sitio web de la TCI, ésta se negó a publicar la declaración del NCI que denunciaba de primera mano el fraude del "Círculo" y que habría aclarado y verificado independientemente todo el episodio. Una vez que los hechos se hicieron evidentes, y que el "Círculo" y el Ciudadano B desaparecieron sin dejar rastro, la TCI tampoco publicó ninguna retractación o explicación de por qué las calumnias contra la CCI habían aparecido en su sitio web, ni ningún reconocimiento del daño que esto había hecho a la reputación no sólo del CCI sino de toda la izquierda comunista. La declaración mentirosa del Círculo permaneció durante algunas semanas en el sitio web de la TCI antes de que se retirara discretamente como si no hubiera pasado nada.
Posteriormente, la CCI escribió una carta abierta a los militantes de la TCI sobre la extrema gravedad de facilitar la infiltración de los métodos podridos del izquierdismo en el comportamiento de la Izquierda Comunista. En esta carta abierta prometimos que cualquier otra acción del mismo tipo que el escándalo de Círculo sería denunciado, especialmente si la TCI volvía a intentar desmarcarse del escándalo dando a nuestras cartas el "tratamiento de silencio"[9]. El presente artículo es el cumplimiento de esa promesa.
En lugar de extraer las lecciones de la experiencia y reconocer los ataques del "Círculo" como lo que eran, y su propio y grave error al volver a publicarlos, la TCI respondió en su momento añadiendo un insulto al perjuicio sufrido por la CCI. En lugar de denunciar el fraude del "Círculo", denunciaron a la CCI como una organización paranoica en proceso de desintegración, y se hicieron pasar por víctimas de los ataques "vulgares y violentos" de la CCI.
El crimen del fiasco de 'Círculo', por lo tanto, según este escenario, no fue que la TCI hubiera facilitado un ataque malicioso a otro grupo de la izquierda comunista, sino el hecho de que la CCI hubiera reaccionado a este atropello y lo hubiera denunciado como el fraude que era.
La insolencia no terminó ahí. Después de haber desempeñado un papel importante en la creación del lío del "Círculo", la TCI pretendió que ahora estaba demasiado ocupado para ayudar a limpiarlo y responder a las críticas de la CCI. Dio a entender que su importante trabajo en favor de la lucha de clases significaba que no tenía tiempo para las disputas de pequeños grupos, como si el intento de arrastrar a un grupo de la Izquierda Comunista por el barro fuera una preocupación menor.
Si relatamos la historia del "Círculo" en este artículo es para mostrar que no se han aprendido las lecciones y se siguen cometiendo los mismos errores perjudiciales. De forma similar al episodio del "Círculo", las recientes invenciones difamatorias sobre la CCI contenidas en el artículo sobre la historia del CWO permanecen en su sitio web. La TCI no sólo ha rechazado la petición de publicar la refutación de la CCI, sino que se ha negado a seguir discutiendo la cuestión con la CCI, aunque en privado no impugnan los hechos en cuestión.
En su carta, la TCI responde en efecto a nuestra petición de establecer los hechos con insultos similares a los de la respuesta de la TCI a nosotros en 2004. Según ellos, el problema no son las falsificaciones del artículo, sino que la CCI causa problemas al exigir que se corrijan públicamente. El CWO pretende que la CCI está haciendo un juego político para desacreditarlos. Y hacen creer que están demasiado ocupados de todos modos para seguir con esta cuestión; adiós.
En realidad, el "juego político" consiste en este intento de ocultar las falsificaciones del artículo agravándolas aún más. El principal descrédito está aquí. La rectificación pública de las falsificaciones originales, de hecho, habría sido un mérito del CWO.
La recriminación que incluyen las respuestas de la TCI a nuestra crítica es que la CCI no se ocupa de la lucha de clases, sino sólo de las disputas entre grupos revolucionarios. Un vistazo al trabajo de la CCI en este sitio durante los últimos 45 años revelará inmediatamente que esto no es cierto.
Es inútil pretender, para ocultar los fracasos en este sentido, que la cuestión del comportamiento honesto de las organizaciones revolucionarias entre sí es secundaria o irrelevante para los objetivos políticos generales, los análisis y la intervención de la izquierda comunista. La honestidad organizativa de ésta en la clase obrera es indispensable para su éxito final. Por el contrario, adoptar, o excusar, comportamientos más afines al izquierdismo sólo puede suponer el riesgo de desmoralizar a quienes rompen con la izquierda contrarrevolucionaria para llegar a posiciones internacionalistas.
Si el Ciudadano B y su "Círculo" no lograron hacer desaparecer inmediatamente al NCI en 2004 como él quería, el NCI no sobrevivió sin embargo a todo este episodio fraudulento que, como hemos explicado, era más propio del medio de la izquierda del Capital de la que acababan de escapar que del medio de la izquierda comunista al que creían haberse unido. La experiencia tuvo un efecto desmoralizador a largo plazo en ellos.
Hoy en día, sin un comportamiento revolucionario por parte de los grupos de la izquierda comunista, existe el peligro real de destruir el potencial de los nuevos militantes que llegan a sus posiciones de clase.
Sin un comportamiento revolucionario, a los nuevos militantes revolucionarios les resultará difícil distinguir no sólo la izquierda comunista de todas las vertientes del izquierdismo, sino la verdadera de la falsa izquierda comunista. Los numerosos micro -grupos, aventureros, individuos rencorosos, que hoy pretenden formar parte de la tradición de la Izquierda Comunista mientras se dedican a desacreditarla, como el infame "Círculo", son la prueba de que la plataforma internacionalista es más que un documento, sino una forma de vida, de integridad organizativa.
Sin embargo, el mantenimiento de una norma de comportamiento común entre sus diferentes grupos reforzaría la presencia política del medio comunista de izquierda en el conjunto de la clase obrera.
El programa político de la Izquierda Comunista, es decir, la elaboración en la clase obrera de la verdad revolucionaria de la lucha proletaria depende de un comportamiento organizativo coherente con estos ideales políticos. El combate por la unidad internacionalista del proletariado contra las mentiras del imperialismo y todos sus apologistas, por ejemplo, no puede librarse con la misma moral de estos últimos y su desprecio por la verdad.
Esto no es una apelación a un ideal moral eterno, sino el reconocimiento de que los fines y los medios de la organización revolucionaria, el objetivo y el movimiento, son inseparables y se interrelacionan constantemente.
La CCI, al sacar a la luz las falsificaciones del artículo sobre la historia del CWO, no está jugando. Va en serio y seguirá haciendo de la cuestión de la honestidad y la exactitud revolucionarias un aspecto central de su intervención comunista.
"Participar en el combate de la izquierda comunista no significa sólo defender sus posiciones políticas. Significa también denunciar comportamientos políticos como los rumores, las mentiras, las calumnias y los chantajes, todos ellos diametralmente opuestos a la lucha del proletariado por su emancipación."
Corriente Comunista Internacional 14-4-21
[1] CWO: Organización Comunista Obrera, expresión británica de la TCI. www.leftcom.org/en/articles/2020-09-24/on-the-forty-fifth-anniversary-of-the-founding-of-the-cwo [35]
[2] Además de la CWO, la principal organización de la TCI es el Partido Comunista Internacionalista (Battaglia Comunista) en Italia. Al igual que la CCI, son herederos de la tradición de la Izquierda Comunista, más conocida por sus posiciones internacionalistas durante la 2ª Guerra Mundial. Entre 1984, cuando comenzó el reagrupamiento formal de la CWO y el PCint, y 2009, la TCI se conocía como el IBRP; es decir, Buró Internacional del Partido Revolucionario.
[3] La respuesta del TCI fue enviada desde el "Comité Ejecutivo del CWO".
[4] Esto no quiere decir que el PCint/TCI no haya sido capaz de reaccionar ante tales calumnias lanzadas contra él. En 2015 apareció una declaración en el sitio web del TCI 'Respuesta a una vil calumnia' en la que se denunciaban las mentiras que estaban haciendo circular antiguos militantes contra miembros de la TCI: "No nos han escatimado nada en sus acusaciones sin sentido: miedo, cobardía, traición, oportunismo de individuos, hasta acusaciones de vínculos con fuerzas del Estado burgués. Nunca han aportado un hilo de pruebas. Pero como los que acusan tienen la carga de presentar pruebas, la misma ausencia de pruebas concretas es una prueba de la iniquidad de estos individuos y de sus maniobras (…)
En la historia de nuestro Partido una cosa igual de mala tuvo su contrapartida -de forma mucho más grave- sólo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los militantes internacionalistas fueron objetivo de los matones de Togliatti, que justificaron sus campañas de persecución hasta el asesinato, acusándonos de estar 'al servicio de la Gestapo'".
Sin embargo, la TCI se negó a generalizar a partir de esta experiencia y a establecer los evidentes paralelismos con ataques similares contra la CCI. Por lo tanto, ha sido incapaz y no ha querido defender al medio de la Izquierda Comunista en su conjunto del medio hostil de los calumniadores y denigradores. Peor aún, la TCI ha cometido el grave error de tratar de reclutar nuevos miembros y secciones de tales pozos negros, y se ha visto inevitablemente infectada por estos últimos, en detrimento de la Izquierda Comunista en su conjunto.
La CCI, por su parte, siempre ha intentado defender a los demás grupos de la izquierda comunista contra las calumnias, aunque la solidaridad de la CCI no sea recíproca. De hecho, apoyó a la TCI en su "Respuesta a una vil calumnia": en.internationalism.org/icconline/201504/12486/statement-solidarity-ict [36]. La CCI hizo lo mismo cuando el grupo Voz de los Trabajadores de Los Ángeles lanzó una campaña para denigrar a la TCI (ver Internationalism nº 122: "Defense of the revolutionary milieu [37]").
[5] Ver El Núcleo Comunista Internacional, una expresión del esfuerzo de toma de conciencia del proletariado https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/201/el-nucleo-comunista-internacional-una-expresion-del-esfuerzo-de-tom [25]
[6] "Grupo Internacional de la Izquierda Comunista", antes conocido como "Fracción Interna de la CCI". Para una historia de este grupo, véase https://es.internationalism.org/content/4656/el-aventurero-gaizka-tiene-los-defensores-que-se-merece-los-matones-del-gigc [38]
[7] Los compañeros del NCI también intentaron tener un encuentro cara a cara con el Ciudadano B en Buenos Aires para confrontarlo con los hechos. Pero no estuvo disponible para hacer comentarios
[8] Ver 'Círculo de Comunistas Internacionalistas' (Argentina): ¿Qué es y qué función cumple? https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/471/circulo-de-comunistas-internacionalistas-argentina-que-es-y-que-funcion [28]
[9]Ver 'Carta abierta a los militantes del IBRP (diciembre de 2004) https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/199/carta-abierta-de-la-cci-a-los-militantes-del-bipr [39]
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En la primera parte de este artículo, examinamos algunos de los hechos más importantes acaecidos en el medio proletario internacional después de los acontecimientos de Mayo del 68 en Francia. Comprobábamos que, aunque el resurgir de la lucha de clases dio un ímpetu significativo a la reactivación del movimiento político proletario y, por lo tanto, al agrupamiento de sus fuerzas, esta dinámica empezó a encontrar dificultades desde principios de la década de los 80. Retomamos la historia a partir de esta fecha. Esta "historia" no pretende ser exhaustiva y no vamos a disculparnos porque se haga desde la perspectiva "partidista" de la CCI. Podrá completarse en el futuro con contribuciones de compañeros con experiencias y perspectivas diferentes.
La huelga de masas en Polonia en 1980 demostró la capacidad de la clase obrera para organizarse independientemente del Estado capitalista, para unificar sus luchas en todo un país, para unir sus reivindicaciones económicas y políticas. Pero como dijimos en su momento: al igual que en Rusia en 1917, el problema pudo plantearse en Polonia, pero sólo podría resolverse a nivel internacional[1]. La clase obrera de Europa occidental, en particular, se vio ante un reto: el empeoramiento irreversible de la crisis capitalista exigía alcanzar las mismas cotas de autoorganización y unificación de sus luchas, pero al mismo tiempo ir más allá del movimiento en Polonia en cuanto a politización. Los obreros polacos, al luchar contra un régimen brutal que afirmaba que los sacrificios que exigía eran otras tantas etapas hacia un futuro comunista, no pudieron, en lo político, rechazar toda una serie de mistificaciones políticas, en especial la de que sus condiciones podían mejorar con un régimen democrático que permitiera a "sindicatos libres" organizar a la clase obrera. La tarea específica de los obreros de Occidente, conocedores durante muchos años de la amarga experiencia del fraude de la democracia parlamentaria y el papel de sabotaje de los sindicatos formalmente separados del Estado capitalista, era desarrollar una perspectiva verdaderamente proletaria: la huelga masiva que avanzaba hacia la confrontación directa con el sistema capitalista, lo cual es el objetivo de una sociedad verdaderamente comunista.
No cabe la menor duda de que los trabajadores occidentales estuvieron a la altura del reto luchando contra una nueva serie de ataques a su nivel de vida, ataques llevados a cabo por regímenes de derechas en el poder, dispuestos a imponer niveles masivos de desempleo para "reducir" el inflado aparato económico heredado del período keynesiano de la posguerra. En Bélgica, en 1983, los trabajadores dieron pasos importantes hacia la extensión de la lucha, no basándose en deliberaciones de dirigentes sindicales, sino enviando delegaciones masivas a otros sectores para invitarlos a unirse al movimiento. En los dos años siguientes, las huelgas de los trabajadores del automóvil, del acero, de la imprenta y especialmente de la minería en Reino Unido fueron la respuesta del proletariado al nuevo régimen "thatcheriano".
Aquellas huelgas llevaban en sí un potencial real de unificación, siempre que se deshicieran de la rancia idea sindical de que el enemigo capitalista podría ser derrotado resistiendo el mayor tiempo posible encerrado en un sector. En otros lugares de Europa -entre los ferroviarios y los sanitarios en Francia, o los de la educación en Italia-, los trabajadores fueron más lejos al intentar romper el control paralizante de los sindicatos, organizándose en asambleas generales con comités de huelga elegidos y revocables, y haciendo tímidos esfuerzos por coordinar esos comités.
Como hemos dicho en la primera parte de este artículo, era absolutamente necesario que las pequeñas organizaciones revolucionarias que existían en aquel entonces, incluso con sus medios limitados, participaran en esas luchas, hicieran oír su voz mediante prensa, volantes, intervenciones, en manifestaciones, piquetes y asambleas generales, hicieran propuestas concretas para extender y autoorganizar la lucha, desempeñaran un papel en la formación de grupos de obreros combativos que trataran de estimular la lucha y sacar las lecciones más importantes. La CCI dedicó gran parte de sus recursos en la década de 1980 a esas tareas, y entablamos una serie de polémicas con otras organizaciones proletarias que, en nuestra opinión, no habían captado suficientemente el potencial de aquellas luchas, especialmente porque carecían de una visión general e histórica de la "marcha" del movimiento de la clase[2].
Y sin embargo, como también hemos reconocido en otros lugares[3], nos ha faltado también a nosotros claridad sobre las dificultades crecientes de la lucha. Tuvimos tendencia a subestimar la importancia de las duras derrotas sufridas por sectores emblemáticos como el de los mineros del Reino Unido, a no calibrar bien la reticencia de la clase hacia los métodos y la ideología sindicales: incluso cuando había una fuerte tendencia a organizarse fuera de los sindicatos, la extrema izquierda de la burguesía creó sindicatos postizos, o incluso "coordinaciones" extra-sindicales para mantener la lucha dentro de los límites de la defensa de los intereses sectoriales y, en última instancia, del sindicalismo. Y sobre todo, a pesar de la determinación y la combatividad de aquellas luchas, no hubo muchos avances en el desarrollo de una perspectiva revolucionaria. La politización del movimiento permaneció, en el mejor de los casos, embrionaria.
Desde finales de los años 80, hemos defendido que tal situación -la de una clase obrera lo bastante fuerte como para resistir el empuje hacia otra guerra mundial, pero incapaz de ofrecer a la humanidad la perspectiva de una nueva forma de organización social- era una especie de callejón sin salida social que daba paso libre a lo que denominamos fase de descomposición social[4]. El desmoronamiento del bloque del Este en 1989, que marcó la entrada definitiva en esa nueva fase de la decadencia del capitalismo, fue como una alarma que nos hizo reflexionar profundamente sobre el porvenir del movimiento de clase internacional que se había manifestado en oleadas sucesivas desde 1968. Empezamos a comprender que el nuevo período plantearía dificultades considerables para la clase obrera, especialmente (pero no sólo) debido a la poderosa campaña ideológica desencadenada por la burguesía que proclamó la muerte del comunismo y la refutación final del marxismo[5].
En la primera parte de este artículo, observamos que, ya a principios de los años ochenta, el medio político proletario había pasado por una crisis importante, marcada por el fracaso de las Conferencias Internacionales de la Izquierda Comunista, las escisiones dentro de la CCI y la implosión del Partido Comunista Internacional bordiguista (Programme Communiste). Las principales organizaciones políticas de la clase obrera entraron así en ese nuevo e incierto período en un estado de debilitamiento y desunión. El fracaso general de la clase para politizar sus luchas también significó que el crecimiento muy significativo del medio político proletario a fines de los años sesenta y setenta había comenzado a desacelerarse o estancarse. Además, desde nuestro punto de vista, ninguna de las organizaciones existentes, excepto la CCI, disponía del marco teórico para comprender las características de la nueva fase de decadencia: algunos de ellos, como los bordiguistas, rechazaban más o menos totalmente el concepto de decadencia, mientras que otros, como Battaglia Comunista y la CWO –Communist Workers Organisation- ahora agrupados en el BIPR (Buró Internacional para el Partido Revolucionario), usaban un concepto de decadencia pero no estaban interesados en evaluar la relación de fuerzas histórica entre las clases (a lo que nosotros llamábamos la cuestión del "curso histórico"). De ahí que la idea de un impasse social no tuviera sentido para ellos.
El peligro principal de la descomposición para la clase obrera es que gradualmente socava la base misma de su naturaleza revolucionaria, o sea su capacidad, en realidad necesidad fundamental, de asociación. La tendencia a "sálvese quien pueda" es inherente al modo de producción capitalista, pero adquiere una nueva intensidad, incluso una nueva cualidad, en esta fase final de la decadencia capitalista. Esta tendencia puede ser resultado de factores materiales e ideológicos - por la dispersión física de las concentraciones proletarias resultante de despidos y deslocalizaciones masivas, y por el esfuerzo deliberado de dividir a los obreros (por cuestiones nacionales, raciales, religiosas, etc.); por la competencia por el empleo o los beneficios sociales y por las campañas ideológicas sobre lo bueno que es el consumo o la democracia. Su efecto global es socavar la capacidad del proletariado de considerarse a sí mismo como una clase con intereses específicos, de unirse como clase contra el capital. Esto está estrechamente vinculado a la disminución de las luchas de la clase obrera en las últimas tres décadas.
La minoría revolucionaria, como parte de la clase, no se libra de la presión de un sistema social cuya ausencia de futuro es una evidencia patente. Para los revolucionarios, el principio de asociación se expresa en la formación de organizaciones revolucionarias y la participación en actividades militantes organizadas. La tendencia opuesta es la huida hacia soluciones individuales, la pérdida de confianza en la actividad colectiva, la desconfianza en las organizaciones revolucionarias y la desesperanza ante el futuro. Cuando se derrumbó el bloque del Este y comenzó a surgir la perspectiva de un profundo declive de la lucha de clases, nuestro camarada Marc Chirik, que había experimentado toda la dureza del período contrarrevolucionario y había resistido a su impacto mediante una actividad militante en las fracciones de la Izquierda Comunista, dijo en cierta ocasión: "Ahora se verá quiénes son los militantes de verdad". Por desgracia, Marc, que murió en 1990, ya no está aquí para ayudarnos a adaptarnos a unas condiciones en las que a menudo nadamos contra la corriente, aunque sí que hizo todo lo que pudo para transmitirnos los principios organizativos que son la mejor defensa contra futuras tempestades.
En la primera parte de este artículo ya hemos explicado que las crisis son un producto inevitable de la situación de las organizaciones revolucionarias en la sociedad capitalista, del bombardeo incesante de la ideología burguesa en sus diversas formas. La CCI siempre ha sido favorable a dar cuenta de sus propias dificultades y divergencias internas, aunque su objetivo sea presentarlas de manera coherente y no simplemente "poniéndolo todo encima de la mesa". También subrayamos que las crisis siempre deben obligar a la organización a aprender de ellas y, por lo tanto, a fortalecer su propio arsenal político.
La progresiva descomposición de la sociedad capitalista tiende a hacer que tales crisis sean más frecuentes y peligrosas. Así fue sin duda el caso en la CCI en los años noventa y a principios de este siglo. Entre 1993 y 1995, nos vimos en la necesidad de enfrentarnos a las actividades de un clan que tenía profundas raíces en el órgano central internacional de la CCI, una "organización dentro de la organización" que tenía un extraño parecido con la fraternidad internacional de los bakuninistas de la Primera Internacional, incluyendo el papel principal desempeñado por un aventurero político, JJ, impregnado de las prácticas manipuladoras de la francmasonería. Tal predilección por lo oculto era ya una expresión de la poderosa marea de irracionalidad que tiende a inundar la sociedad actual. Al mismo tiempo, la formación de clanes dentro de una organización revolucionaria, independientemente de su ideología específica, se relaciona con esa búsqueda de comunidades ilusorias y postizas, que es una característica social muy profunda de este período[6].
La respuesta de la CCI a esos fenómenos fue primero sacarlos a la luz y profundizar sus conocimientos sobre cómo se había defendido el movimiento marxista históricamente contra ellos. Por eso elaboramos un texto de orientación sobre el funcionamiento, un texto que se arraiga en las batallas organizativas de la Primera Internacional y del POSDR, el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia[7], y una serie de artículos sobre la lucha histórica contra el sectarismo, el aventurerismo, la masonería, el parasitismo político[8]. En particular, estos artículos identifican a Bakunin como un ejemplo de aventurero desclasado que utiliza el movimiento obrero como trampolín para sus propias ambiciones personales, y a la Fraternidad Internacional como ejemplo temprano de parasitismo político: una forma de actividad política que, mientras en la superficie parece obrar por la causa revolucionaria, está, en realidad, llevando a cabo un trabajo de denigración y destrucción que sólo puede servir al enemigo de clase.
El propósito de esos textos no sólo era armar a la CCI contra los riesgos de infección por una moral y unos métodos de clase ajenos al proletariado, sino también estimular un debate en todo el medio proletario sobre esos temas. Desafortunadamente, recibimos poca o ninguna respuesta a esas contribuciones de grupos serios del medio, como el BIPR, que tendía a considerarlas sólo como extraños caballos de batalla de la CCI. Aquellos que ya eran abiertamente hostiles a la CCI -como los restos del Communist Bulletin Group (CBG)- las tomaron como prueba final de que la CCI había degenerado en una secta extravagante que había que evitar a toda costa[9]. Nuestros esfuerzos por dar un marco claro para comprender el creciente fenómeno del parasitismo político -las tesis sobre el parasitismo publicadas en 1998[10]- acarrearon el mismo tipo de reacción. Y muy rápidamente, la falta de comprensión de esos problemas por parte del medio no sólo se plasmó en una actitud de neutralidad hacia elementos que el único papel que desempeñan es el de destructores del movimiento revolucionario. Como veremos, todo eso llevó desde la "neutralidad" hasta la tolerancia, para acabar en cooperación activa con esos individuos.
A principios de los 2000, la CCI se enfrentó de nuevo a una grave crisis interna. Varios militantes de la organización, miembros también esta vez del órgano central internacional, que habían desempeñado un papel activo en la denuncia de las actividades del clan JJ, formaron un nuevo clan que retomó algunos de los temas del anterior, entre los cuales, el de atacar a los camaradas que habían defendido con más firmeza los principios organizativos, difundiendo incluso rumores de que uno de ellos sería un agente estatal que manipulaba a los demás.
La llamada "Fracción Interna de la Corriente Comunista Internacional" (FICCI) ha demostrado ampliamente desde entonces que a menudo existe una línea muy fina entre la actividad de un clan dentro de la organización y la de una organización parasita en toda regla. Los elementos que formaron la FICCI fueron excluidos de la CCI por actos indignos de un militante comunista, incluyendo el robo de fondos de la organización y la publicación de información interna sensible que podría haber puesto a nuestros militantes en peligro ante la policía. Desde entonces, este grupo, que más tarde cambió su nombre por el de Grupo Internacional de la Izquierda Comunista, ha dado nuevas pruebas de que encarna una forma tan feroz de parasitismo que es imposible distinguirlo de las actividades de una policía política. En 2014, nos vimos obligados a denunciar públicamente a este grupo que una vez más había logrado robar material interno de la CCI y que buscaba utilizarlo para denigrar a nuestra organización y a sus militantes[11].
Está claro que un grupo que se comporta de tal manera es un peligro para todos los revolucionarios, independientemente de las posiciones políticas formalmente correctas que defienda. La respuesta de un medio comunista que comprendiera la necesidad de solidaridad entre sus organizaciones sería excluir del campo proletario tales prácticas y a quienes las propagan; como mínimo habría que retomar las tradiciones del movimiento obrero en las que ese tipo de comportamiento, o las acusaciones contra la integridad de una organización militante o revolucionaria, requerían la formación de un "Jurado de Honor" para establecer la verdad sobre tales conductas o acusaciones[12]. Y en 2004 una serie de acontecimientos a los que llamamos el caso "Círculo" mostraron hasta qué punto el movimiento político proletario actual se ha alejado de esas tradiciones.
En 2003, la CCI entró en contacto con un nuevo grupo en Argentina, el Núcleo Comunista Internacionalista (NCI). Tras intensas conversaciones con la CCI, se produjo un acercamiento innegable a las posiciones de nuestra organización y se planteó la cuestión de la posible formación de una sección de la CCI en Argentina. Ocurría, sin embargo, que un miembro de este grupo, al que llamamos "B", poseía el monopolio del equipo informático disponible para los camaradas y, por lo tanto, de la comunicación con otros grupos e individuos, y durante nuestras conversaciones quedó claro que ese individuo se veía como una especie de gurú político que había asumido la tarea de representar al NCI en su conjunto. Durante la visita de la delegación de la CCI en 2004, “B” solicitó que el grupo se integrara inmediatamente en la CCI. Respondimos que estábamos interesados principalmente en la claridad política y no en la creación de “franquicias” y que se necesitaba mucha más discusión antes de que se pudiera dar ese paso. Al quedar así frustrada su ambición de utilizar a la CCI como trampolín para su prestigio personal, B dio un giro repentino: sin que lo supieran los demás miembros del NCI, se puso en contacto con la FICCI y, con el apoyo de ésta, declaró de buenas a primeras que el NCI había roto con la CCI debido a sus métodos estalinistas y había formado un nuevo grupo, el Círculo de Comunistas Internacionalistas. Gran alegría de la FICCI al publicar esa gran noticia en su boletín. Pero lo peor fue que el BIPR [que también se había puesto en contacto con la FICCI, sin duda halagado por la afirmación de ésta de que, ahora que la CCI había degenerado por completo, el BIPR se había convertido en el verdadero polo de agrupamiento de los revolucionarios] también publicó la declaración del Círculo en su sitio web en tres idiomas.
La respuesta de la CCI a ese lamentable caso fue muy detallada. Después de establecer los hechos -que el nuevo grupo era de hecho un puro invento de B, y que los demás miembros del NCI no sabían nada sobre la supuesta escisión con la CCI- escribimos una serie de artículos denunciando el comportamiento aventurero de B, la actividad parasitaria de la FICCI - y el oportunismo del BIPR, que estaba dispuesto a tragarse un montón de calumnias contra la CCI, sin el menor intento de investigación, y con la idea de demostrar que "algo se está moviendo en Argentina", lejos de la CCI y sí en dirección del BIPR. Cuando la CCI demostró formalmente que B era un impostor político, y cuando los propios camaradas del NCI negaron haber roto con la CCI, entonces el BIPR eliminó discretamente los documentos del Círculo de su sitio web, sin dar ninguna explicación y menos todavía haciendo alguna forma de autocrítica. Una actitud igualmente ambigua surgió más o menos al mismo tiempo cuando se hizo evidente que el BIPR había utilizado una lista de direcciones robadas por la FICCI cuando ésta había sido expulsada de la CCI para anunciar una reunión pública del BIPR en París[13].
Este caso demuestra que el problema del parasitismo político no es, ni mucho menos, un invento de la CCI, y menos todavía un medio para silenciar a quienes se oponen a nuestros análisis, como algunos han dicho. Es un peligro real para la salud del medio proletario y un serio obstáculo para la formación del futuro partido de clase. Esto es lo que concluyen nuestras tesis sobre el parasitismo:
- “Lo que era válido en tiempos de la AIT, lo sigue siendo hoy. La lucha contra el parasitismo es una de las responsabilidades esenciales de la Izquierda Comunista. Se entronca plenamente con la tradición de sus empecinados combates contra el oportunismo. Es hoy uno de los componentes básicos en la preparación del partido de mañana y por ello mismo condiciona, en parte, tanto el momento en que podrá surgir como su capacidad para desempeñar su función en las luchas decisivas del proletariado.”
La función de los grupos parásitos es sembrar la división en el campo proletario difundiendo rumores y calumnias, introduciendo prácticas ajenas a la moral proletaria, como el robo y las maniobras entre bastidores. El hecho de que su principal objetivo haya sido construir un muro alrededor de la CCI, aislarla de otros grupos comunistas y evitar que elementos emergentes se impliquen con nosotros, no significa que estén perjudicando únicamente a la CCI; su actividad debilita a todo el medio y su capacidad de cooperación para formar el partido del futuro. Además, dado que sus actitudes nihilistas y destructivas son un reflejo directo del creciente peso de la descomposición social, cabe suponer que estén cada día más presentes en los tiempos venideros, especialmente si el medio proletario sigue abierto al peligro que representan.
El artículo sobre nuestra experiencia con el NCI trata sobre la reactivación de la lucha de clases y el surgimiento de nuevas fuerzas políticas. La CCI había observado signos de esta recuperación en 2003, pero la prueba más clara de que algo estaba cambiando fue la lucha de los estudiantes contra la ley del Contrato de Primer Empleo (CPE) en Francia en 2006, un movimiento que demostró una capacidad real de autoorganización en asambleas y amenazó con extenderse a sectores asalariados, obligando así al gobierno francés a anular el CPE[14]. Ese mismo año, los siderúrgicos de Vigo, en España, adoptaron la forma asamblearia, mostrando además una voluntad real de integrar a otros a sectores en el movimiento[15]. Y tras el crac financiero de 2008, en 2010, fuimos testigos de una gran lucha por parte de los estudiantes universitarios y de secundaria sobre los gastos por matrícula y las becas en Reino Unido, y de un movimiento contra las "reformas" de las pensiones en Francia. Al año siguiente, 2011, irrumpió la "Primavera Árabe", una ola de revueltas sociales en las que la influencia del proletariado variaba de un país a otro, pero que, en Egipto, Israel y en otros lugares, dio al mundo el ejemplo de ocupar espacios públicos y celebrar asambleas regulares -un ejemplo tomado por el movimiento Occupy en Estados Unidos, por las asambleas de Grecia y, lo que fue más importante todavía, por el movimiento de los Indignados en España. Éste, en particular, sentó las bases para cierto nivel de politización mediante debates animados sobre la obsolescencia del capitalismo y la necesidad de una nueva forma de sociedad[16].
Aquella politización, a un nivel más general, vino acompañada por la aparición de nuevas fuerzas en busca de respuestas revolucionarias al estancamiento del orden social. Algunas de aquellas fuerzas se orientaron hacia las posiciones y las organizaciones de la Izquierda Comunista. Dos grupos diferentes de Corea del Sur fueron invitados a los congresos de la CCI durante ese período, así como el grupo EKS de Turquía y nuevos contactos de Estados Unidos. Y se iniciaron discusiones con grupos o círculos de discusión de Sudamérica, los Balcanes y Australia; algunos de estos grupos y círculos acabaron siendo nuevas secciones de la CCI (Turquía, Filipinas, Ecuador y Perú). La TCI también ha ganado nuevas fuerzas desde entonces.
También hubo un desarrollo significativo de una corriente internacionalista en el anarquismo, que se manifestó, por ejemplo, en discusiones en el foro de internet libcom, y en el crecimiento de nuevos grupos anarcosindicalistas críticos del sindicalismo "institucionalizado" de organizaciones como la CNT.
La CCI reaccionó lo más ampliamente posible ante esos hechos, algo absolutamente necesario: si no se transmite el legado de la Izquierda Comunista a una nueva generación, no habrá la menor esperanza de que surja un movimiento hacia el partido del futuro.
Pero hubo debilidades significativas en nuestra intervención. Cuando decimos que el oportunismo y el sectarismo son enfermedades del movimiento obrero, resultado de la presión constante de la ideología de otras clases sobre el proletariado y sus organizaciones políticas, no sólo criticamos a otras organizaciones, sino que también esa crítica nos sirve para evaluar nuestra propia capacidad de resistir a esa presión y mantener los métodos y las adquisiciones de la clase obrera en todas las dimensiones de nuestra actividad.
La sección turca de la CCI, integrada en 2009, dejó la CCI en 2015 para formar un grupo de corta duración, Pale Blue Jadal. En nuestro intento de hacer balance de este fracaso, hemos puesto de relieve nuestros propios errores oportunistas en el proceso de su integración:
- “Nuestra integración del grupo EKS como sección turca de la CCI ha sido un proceso infectado de oportunismo. No vamos a precisar aquí las razones de tal situación: baste decir que intentamos forzar el ritmo de la historia, y esa es una receta clásica del oportunismo.
Forzar el ritmo, por supuesto, lo decidimos nosotros; significó principalmente decidir acelerar las discusiones con el grupo EKS, que se convertiría en nuestra sección en Turquía. En particular, decidimos:
- 1. Reducir drásticamente el tiempo dedicado a las discusiones organizativas con los miembros de EKS antes de su integración, sobre la base de que el arte de construir una organización se aprende esencialmente con la experiencia.
- 2. Integrar al EKS como grupo y no como individuos. Aunque nuestros estatutos lo prevén, existe el peligro de que los nuevos militantes se vean a sí mismos, no ante todo como militantes individuales de una organización internacional, sino como miembros de su grupo de origen"[17].
Como argumentábamos en la primera parte de este artículo, el oportunismo y el sectarismo van a menudo de la mano. Y, retrospectivamente, algunos elementos de nuestra respuesta en el asunto del Círculo pueden ciertamente considerarse sectarios. Ante el surgimiento de nuevas fuerzas políticas, por una parte, y ante las últimas pruebas de la dificultad del BIPR para comportarse según principios claros y el sectarismo rígido e inalterable de los bordiguistas, la CCI tenía cierta tendencia a concluir que el "viejo medio" ya estaba agotado y que nuestras esperanzas para el futuro debían basarse en las nuevas fuerzas con las que estábamos empezando a encontrarnos.
Ese fue el aspecto sectario de nuestra reacción. Pero una vez más, también tenía un cariz oportunista. Para convencer al nuevo medio de que no éramos sectarios, en 2012 hicimos nuevas aperturas hacia la TCI, abogando por la reanudación de las discusiones y el trabajo conjunto que se habían interrumpido desde el fracaso de las Conferencias Internacionales a principios de la década de los 80. Esto era correcto en sí mismo y era la continuación de una política que habíamos seguido, sin mucho éxito, durante las décadas de 1980 y 1990[18]. Pero para iniciar ese proceso, aceptamos sin más la explicación dada por la TCI sobre su conducta en el caso del Círculo: que era esencialmente obra de un camarada que había fallecido después. Aparte de la cuestionable moral de semejante explicación por parte de la TCI, no aportó la menor aclaración sobre su voluntad de renunciar a formar una alianza con elementos que realmente no tenían su lugar en el medio proletario. Y al final, las discusiones que iniciamos con la TCI se empantanaron rápidamente al discutir sobre el parasitismo, foso hasta hoy infranqueable, o sea saber qué grupos y elementos pueden considerarse como componentes legítimos de la Izquierda Comunista. Y ése no fue el único ejemplo de una tendencia de la CCI a dejar de lado esa cuestión vital al ser ésta claramente impopular en el medio proletario. También está el ejemplo de la integración del EKS, que nunca estuvo de acuerdo con nosotros sobre el tema del parasitismo, y ciertos acercamientos a grupos que nosotros mismos consideramos parasitarios, como el CBG (acercamientos que no llevan a ninguna parte).
Los artículos de la CCI de este período muestran un comprensible optimismo sobre el potencial de las nuevas fuerzas (ver por ejemplo el artículo sobre nuestro XVIII Congreso[19]). Pero al mismo tiempo se subestimaban muchas de las dificultades de los nuevos elementos que habían aparecido en esta fase de descomposición.
Como ya hemos dicho, de ese incremento de movimientos surgió cierta cantidad de personas que se inclinaron hacia la Izquierda Comunista, integrándose algunas en sus principales organizaciones. Al mismo tiempo, muchas de ellas no sobrevivieron por mucho tiempo - no sólo la sección turca de la CCI, sino también el NCI o el grupo de discusión formado en Australia[20] y una serie de contactos que surgieron en Estados Unidos. De manera más general, la influencia del anarquismo en esta nueva ola de elementos “en búsqueda” fue omnipresente, lo cual, en cierto modo, plasmaba el hecho de que el traumatismo del estalinismo y su impacto en la noción de organización política revolucionaria, seguía siendo un factor activo en la segunda década tras el desmoronamiento del bloque ruso.
El desarrollo del medio anarquista en aquella época no fue del todo negativo. Por ejemplo, el foro de Internet libcom, que fue objeto de numerosos debates políticos internacionales durante su primera década de existencia, estaba dirigido por un colectivo que tendía a rechazar el izquierdismo y los estilos de vida anarquistas y a defender algunos de los fundamentos del internacionalismo. Algunos de ellos provenían del activismo superficial del medio "anticapitalista" de los años noventa y habían empezado a ver a la clase obrera como la fuerza del cambio social. Pero esta búsqueda quedó bloqueada en gran medida por el desarrollo del anarcosindicalismo, que reduce el reconocimiento válido del papel revolucionario de la clase obrera a una perspectiva económica incapaz de integrar la dimensión política de la lucha de clases, y sustituye el activismo limitado a la calle por el activismo en el trabajo (la noción de formación de "organizadores" y "sindicatos revolucionarios"). Por paradójico que parezca, este entorno también se ha visto influido por las teorías de la "comunistización", que es una expresión muy explícita de la pérdida de la convicción de que el comunismo sólo puede lograrse mediante la lucha de la clase obrera. Pero la paradoja es más aparente que real, ya que el sindicalismo y la “comunistización” reflejan un intento de eludir la realidad de que una lucha revolucionaria es también una lucha por el poder político, y requiere la formación de una organización política proletaria. Más recientemente, libcom y otras expresiones del movimiento anarquista han sido aspiradas por diversas formas de esa política “identitaria”, o sea un todavía mayor distanciamiento del enfoque proletario[21]. Mientras tanto, otros sectores del movimiento anarquista han sido completamente absorbidos por las pretensiones del nacionalismo kurdo de haber establecido una especie de comuna revolucionaria en Rojava[22].
También hay que decir que el nuevo medio –al igual que los grupos revolucionarios establecidos- tenía pocas defensas contra la atmósfera deletérea moral de la descomposición y, en particular, contra la agresión verbal y las actitudes que a menudo infestan las redes sociales. En libcom, por ejemplo, los miembros y partidarios de los grupos de la Izquierda Comunista, y de la CCI en particular, tuvieron que luchar duro para romper el muro de hostilidad en el que se consideraban como algo evidente las calumnias de grupos parasitarios como el CBG. Y mientras que en los primeros años de libcom parecía haber algún progreso en la cultura del debate, la atmósfera se deterioró significativamente como resultado de la implicación del "colectivo libcom" en el escándalo del "Aufhebengate". En esta ocasión, la mayoría del colectivo adoptó una actitud de camarilla defendiendo a uno de sus amigos del grupo Aufheben, que había afirmado claramente haber cooperado con las estrategias policiales contra las manifestaciones callejeras[23].
Otros ejemplos de este tipo de decadencia moral que pueden darse entre quienes defienden la causa del comunismo, y uno de los más evidentes, es el de un miembro del grupo de “comunistizadores” griego Blaumachen, que se convirtió en ministro del gobierno de SYRIZA[24]. Pero los grupos de la Izquierda Comunista tampoco se han librado de esas dificultades: ya hemos mencionado las cuestionables alianzas que el BIPR ha establecido con algunos grupos parásitos. Y más recientemente, el BIPR se vio obligado a disolver su sección en Canadá, que había adoptado una actitud apologética hacia uno de sus miembros que había cometido abusos sexuales, mientras que un grupo de simpatizantes griegos adoptó de repente el nacionalismo más feroz ante la crisis de la inmigración[25]. Y el propio CCI experimentó lo que llamamos una "crisis moral e intelectual" cuando una de nuestras compañeras, entre las más decididas en su oposición a las políticas oportunistas que habíamos adoptado en algunas de nuestras actividades (y que anteriormente había sido blanco de clanes en la década de 1990), fue sometida a una campaña de la que fue "chivo expiatorio"[26]. Un "Jurado de Honor" formado en la organización consideró nulos todos los cargos en su contra.
Esos hechos demuestran que la cuestión del comportamiento, la ética y la moral ha sido siempre un elemento clave en la construcción de una organización revolucionaria digna de ese nombre. El movimiento revolucionario no podrá superar sus divisiones sin enfrentar este problema.
Las señales de un renacimiento de la lucha de clases que surgieron en 2006-2011 fueron eclipsadas en gran medida por una ola reaccionaria que hizo surgir al populismo y la instauración de una serie de regímenes autoritarios, en particular en un país como Egipto, que fue central en la "primavera árabe". El resurgir del chauvinismo y la xenofobia ha afectado a algunos de los mismos lugares en los que, en 2011, surgieron los primeros signos de un nuevo florecer internacionalista: así ha sido con la oleada de nacionalismo en Cataluña, allí donde antes había latido con fuerza el movimiento de los Indignados. Y si bien el auge del nacionalismo pone de relieve el peligro de conflictos imperialistas sangrientos en el período venidero, también pone de relieve la incapacidad total del sistema existente, desgarrado por la rivalidad y la competencia, para hacer frente a la creciente amenaza de la destrucción del medio ambiente. Todo esto contribuye a crear un clima generalizado de ceguera ante el futuro apocalíptico que nos depara el capitalismo, o, si no, de nihilismo y desesperanza.
En resumen, el sombrío clima social y político no parece propicio para el desarrollo de un nuevo movimiento revolucionario, que sólo puede preverse con la convicción de que es posible un futuro alternativo.
Y una vez más, se ha avanzado poco en la mejora de las relaciones entre los grupos comunistas existentes, donde parece que un paso adelante va seguido de dos pasos atrás: por ejemplo, mientras que en noviembre de 2017 la CWO aceptó la invitación de la CCI de hacer una presentación en nuestro jornada de discusión sobre la Revolución de Octubre, ha rechazado desde entonces sistemáticamente cualquier otra iniciativa de este tipo.
¿Significa esto, como dijo recientemente un miembro de la CWO, que la CCI está desmoralizada y es pesimista sobre el futuro de la lucha de clases y el potencial para la formación del partido del mañana?[27]
Cierto es que no le vemos ningún sentido a negar las dificultades muy reales que enfrenta la clase obrera y las de desarrollar una presencia comunista en su seno. Una clase que ha perdido cada vez más el sentido de su propia existencia como clase no aceptará fácilmente los argumentos de quienes, en contra de todas las expectativas, siguen insistiendo en que el proletariado no sólo existe sino que tiene la clave para la supervivencia de la humanidad.
Y sin embargo, a pesar de los peligros muy tangibles de esta última fase de decadencia capitalista, no creemos que la clase obrera haya dicho su última palabra. Todavía hay una serie de elementos que indican una posible restauración de la identidad y la conciencia de clase entre las nuevas generaciones del proletariado, como afirmamos en nuestro 22º Congreso en la “Resolución sobre la lucha de clases internacional”[28].
También estamos siendo testigos de un nuevo proceso de politización comunista dentro de una pequeña pero significativa minoría de la nueva generación, que a menudo entra en relación directa con la Izquierda Comunista. En Estados Unidos en particular, pero también en Australia, Gran Bretaña, Sudamérica, etc., han aparecido personas en busca de esclarecimientos, así como nuevos grupos y círculos. Es un verdadero testimonio de la capacidad del "viejo topo" del que hablaba Marx para seguir avanzando bajo la superficie de los acontecimientos.
Al igual que los nuevos elementos que surgieron hace unos diez años, este nuevo medio afronta muchos peligros, incluida la ofensiva “diplomática” de ciertos grupos parasitarios y la condescendencia de organizaciones proletarias como el BIPR hacia ellos. Resulta difícil para muchos de estos jóvenes camaradas comprender la naturaleza necesariamente a largo plazo del compromiso revolucionario y la necesidad de evitar la impaciencia y la precipitación. Su aparición expresa un potencial que sigue existiendo en las entrañas de la clase obrera, es vital para ellos reconocer que sus debates y actividades actuales sólo tienen sentido en el contexto de trabajo dirigido hacia el futuro. Volveremos sobre este tema en futuros artículos.
Las organizaciones de Izquierda Comunista existentes tienen un papel clave en la lucha por el futuro a largo plazo de esos nuevos camaradas. Éstos no son inmunes a los peligros, como ya hemos dicho sobre la ola precedente de "elementos en búsqueda". Deben evitar la búsqueda de una popularidad fácil realizada a base de esquivar temas difíciles o diluir sus posiciones con el fin de "ganar una audiencia más amplia".
Una tarea central de las organizaciones comunistas existentes es básicamente la misma que la de las Fracciones que se separaron de la Internacional Comunista en degeneración para sentar las bases de un nuevo partido cuando lo pongan al orden del día los factores objetivos y sobre todo los subjetivos de la situación: una lucha inflexible contra el oportunismo en todas sus formas, y por el máximo rigor en el proceso de clarificación política.
Amos
[1] Ver Un año de luchas obreras en Polonia /content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia [43]
[2] Ver por ejemplo en la Revista Internacional n° 55, « Decantación del medio político proletario y oscilaciones del BIPR », Revista internacional n° 56 (1989): "El medio político desde 1968 III". https://es.internationalism.org/revista-internacional/200902/2486/el-med... [44]
[3] Ver, por ejemplo, “Resolución sobre la situación internacional 2016” en la Revista Internacional 156, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4151/resolu... [45]
[4] Ver "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [17]".
[5] Ver Derrumbe del Bloque del Este: Dificultades en aumento para el proletariado https://es.internationalism.org/revista-internacional/199001/3502/derrumbe-del-bloque-del-este-dificultades-en-aumento-para-el-prole [46]
[6] Ver XIº Congreso de la CCI - El combate por la defensa y la construcción de la organización https://es.internationalism.org/revista-internacional/199510/1815/xi-congreso-de-la-cci-el-combate-por-la-defensa-y-la-construccion- [47]
[7] Revista internacional n° 109, “Documentos de la vida de la CCI - La cuestión del funcionamiento organizativo en la CCI” https://es.internationalism.org/revista-internacional/200204/3283/documentos-de-la-vida-de-la-cci-la-cuestion-del-funcionamiento-org [48]
[8] Publicado en los números 84, 85, 87, 88 de la Revista Internacional: https://es.internationalism.org/revista-internacional/199603/1780/cuestiones-de-organizacion-i-la-primera-internacional-y-la-lucha-c [49] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1774/cuestiones-de-organizacion-ii-la-lucha-de-la-i-internacional-contr [50] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/1767/cuestiones-de-organizacion-iii-el-congreso-de-la-haya-en-1872-la-l [51] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/199701/1234/cuestiones-de-organizacion-iv-la-lucha-del-marxismo-contra-el-aven [7]
[9] Revista Internacional n° 83, (1995) ‘‘Parasitismo político: el ‘C.B.G’ hace la faena de la burguesía”. https://es.internationalism.org/revista-internacional/200703/1788/parasitismo-politico-el-cbg-hace-la-faena-de-la-burguesia [52]
[10] Revista Internacional n° 94 (1998), “Tesis sobre el parasitismo”, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199807/1196/construccion-de-la-organizacion-revolucionaria-tesis-sobre-el-para [18] .
[11] Comunicado a nuestros lectores (2014) “La CCI atacada por une nueva oficina del Estado burgués”, https://es.internationalism.org/content/4021/la-cci-atacada-por-une-nueva-oficina-del-estado-burgues [21]
[12] “The Jury of Honour: a weapon for the defence of revolutionary organisations (Part 1 and 2)” (2005), https://en.internationalism.org/icconline/jury_of_honour_01 [53] y https://en.internationalism.org/icconline/jury_of_honour_02 [54],
[13] Sobre lo de Circulo, puede leerse, por ejemplo, en la Revista internacional n°120 (2005), “El Núcleo Comunista Internacional, una expresión del esfuerzo de toma de conciencia del proletariado”, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/201/el-nucl... [55] la Revista Internacional n° 121 (2005), “Polémica con el BIPR: una política oportunista de agrupamiento que no lleva más que a "abortos", https://es.internationalism.org/revista-internacional/200504/69/polemica... [24]
[14] Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [56]
[15] Ver Huelga del metal de Vigo: Los métodos proletarios de lucha /content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha [57]
[16] Ver nuestra hoja internacional 2011: de la indignación a la esperanza /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [58]
[17] Respuesta a los ex-miembros de nuestra sección en Turquía. https://es.internationalism.org/cci-online/201602/4138/respuesta-a-los-ex-miembros-de-nuestra-seccion-en-turquia [59]
[18] Por ejemplo, los llamamientos al medio proletario que hacíamos en nuestros congresos de 1983, 1991 y 1999; en estos dos últimos los acompañábamos de una propuesta de intervención conjunta contra las guerras en el Golfo y en los Balcanes ; y una reunión común sobre la Revolución rusa en 1997, etc.
[19] Revista Internacional n° 138: “XVIIIº congreso internacional de la CCI” (Hacia el agrupamiento de las fuerzas internacionalistas), https://es.internationalism.org/revista-internacional/200907/2630/xviii-... [60]
[20] Una voz internacionalista en Australia (2010), https://es.internationalism.org/cci-online/201004/2839/una-voz-internaci... [61]
[21] Léase en inglés On recent attacks on the ICC on libcom [62]
[22] Ver Los anarquistas y el imperialismo kurdo /content/4160/los-anarquistas-y-el-imperialismo-kurdo [63]
[23] Léase en inglés Aufhebengate [64]
[24] En inglés: "Dialectical delinquents".
[25] En inglés ICT Statement on the Dissolution of the GIO [65]
[26] Revista Internacional n° 154 (2015) “Conferencia internacional extraordinaria de la CCI: la "noticia" de nuestra desaparición es un tanto exagerada”, https://es.internationalism.org/content/4042/conferencia-internacional-e... [22]
[27] "¿Y cuál es la situación actual de la CCI? ¿Es el vestigio desmoralizado y derrotado de una organización otrora más grande, construida sobre la ilusión de que la revolución estaba a la vuelta de la esquina? Hoy, se consuela hablando de caos y descomposición (lo cual es cierto, pero es el resultado del empeoramiento de la crisis capitalista y no de una parálisis de la lucha de clases como argumenta la CCI). Cuando la CCI dice que hoy son sólo una "fracción" (¡y miente abiertamente cuando dice que siempre ha sido sólo una fracción!), lo que dice es que no hay nada que hacer más que escribir polémicas estúpidas contra otras organizaciones (pero ese ha sido el método de la CCI desde 1975)". Artículo firmado por la redactora jefe del foro, Cleishbotham, en el foro del BIPR tras una discusión sobre la relación de fuerzas entre las clases con un simpatizante de la CCI: The Party, Fractions and Periodisation [66].
[28] Revista Internacional n° 159, "22º Congreso de la CCI: Resolución sobre la situación internacional”, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201711/4256/22-con... [67]
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En artículos anteriores de esta serie hablamos de las condiciones en las que la Tercera Internacional, o Internacional Comunista (IC), fue fundada en marzo de 1919[1]. Tratándose de circunstancias tan difíciles, los revolucionarios de la época no consiguieron clarificar todos los nuevos problemas y desafíos a los que se enfrentaba el proletariado.
Además, el proceso de reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias estuvo marcado por la falta de una actitud firme en la defensa de los principios revolucionarios a la hora de fundar la Internacional. Esta es una de las lecciones que la Fracción italiana de la izquierda comunista, agrupada en torno a la revista Bilan, y sobre todo la Gauche Communiste de France (Internationalisme) extrajeron de la experiencia de la IC: "este método ‘laxo’ y su obsesión por hacer crecer sus filas lo máximo posible a expensas del programa y unos principios claros, llevó a la formación de partidos de masas: auténticos gigantes con pies de barro, ya predispuestos a caer bajo el impulso del oportunismo"[2].
Mientras que el Congreso fundacional supuso un auténtico paso adelante en la unificación del proletariado mundial, la evolución de la IC en los años subsiguientes estuvo marcada, esencialmente, por los retrocesos que desarmaron a la revolución frente a las fuerzas contrarrevolucionarias, que empezaban a ganar terreno cada vez más. El oportunismo rampante en las filas del Partido no fue eliminado, como previeron Lenin y los bolcheviques. Muy al contrario, con la degeneración de la revolución, el oportunismo acabó asumiendo un papel predominante, acelerando el final de la IC como partido de clase. Esta dinámica oportunista, ya notable en el Segundo Congreso, fue profundizándose tanto a nivel programático como organizativo, como intentaremos demostrar en este artículo.
Tras el Tercer Congreso de la IC[3], los revolucionarios empezaron a comprender que la revolución era algo más complicado de lo que creían. A pocos días de acabar el Congreso, Trotsky analizaba la situación de esta forma:
"El Tercer Congreso constata la ruina de las bases económicas de la dominación burguesa. Al mismo tiempo, pone enérgicamente en guardia a los obreros conscientes contra la creencia ingenua que piensa que de ello resulta, automáticamente, la caída de la burguesía, provocada por las ofensivas incesantes del proletariado. El instinto de conservación de la clase burguesa jamás había creado métodos de defensa y de ataque tan variados como en el presente. Las condiciones económicas de la victoria de la clase obrera ya están maduras. Sin esta victoria, están aseguradas la ruina y la pérdida de toda la civilización, ruina y pérdida que nos amenazan en un futuro más o menos próximo. Pero esta victoria solamente puede ser lograda con una dirección razonable de los combates y, en primer lugar, con la conquista de la mayoría de la clase obrera. Esta es la principal enseñanza del tercer congreso"[4].
Esto está a años luz del arrogante entusiasmo del Congreso Fundacional, en cuyo discurso de clausura proclamaba Lenin que "la victoria de la revolución proletaria en todo el mundo es inevitable. La fundación de una República Soviética internacional está en camino". En el periodo subsiguiente, el asalto del proletariado se estrella contra la respuesta de la burguesía en varios países. Especialmente notorio fue el fracaso del asalto al poder en Alemania en 1919, cuya relevancia fue subestimada por los revolucionarios.
Tal y como lo veía la mayor parte de la IC, la crisis del capitalismo y su paso a la decadencia histórica solo podía acabar llevando a las masas al camino de la revolución. Sin embargo, la conciencia de la envergadura del objetivo a conseguir y de los medios para alcanzarlo estaba a un nivel muy por debajo del que se necesitaba, como puso en evidencia, particularmente, el Segundo Congreso, el cual estuvo marcado por una serie de dificultades que contribuyeron a aislar al proletariado en Rusia:
Si bien la burguesía mundial no había conseguido hasta entonces aniquilar por completo a la revolución proletaria, sí consiguió aislar férreamente lo que constituía su núcleo: la Rusia de los Soviets. Aunque Lenin describió la situación como "un equilibrio que, aunque altamente precario e inestable, permite la existencia de la República Socialista – no por mucho tiempo, desde luego – bajo el cerco capitalista"[7], podemos afirmar en retrospectiva que los numerosos fracasos y dificultades que tuvieron lugar entre 1920 y 1921 fueron la antesala de la derrota de la oleada revolucionaria. En este contexto de grandes dificultades debemos analizar la política de la IC. Una política que, en muchos aspectos, expresaba un repliegue cada vez más evidente hacia el oportunismo.
La cuestión nacional era uno de los asuntos sin resolver del movimiento revolucionario cuando se fundó la IC. Aun siendo cierto que los revolucionarios habían apoyado algunos movimientos de liberación nacional durante el periodo ascendente del capitalismo, no se trataba de una cuestión de principios. El debate surgió durante el periodo precedente a la Primera Guerra Mundial. Rosa Luxemburgo fue una de las primeras en entender que la entrada del capitalismo en su fase de decadencia significaba que todos los Estados nacionales pasaban a adoptar un carácter imperialista. Consecuentemente, la lucha de una nación para liberarse de otra tiene como único objetivo la defensa de los intereses de una burguesía con respecto a los de otra, y en ningún caso concierne a los intereses de la clase obrera[8].
Los bolcheviques adoptaron la posición del centrismo socialdemócrata, ya que el derecho de los pueblos a la autodeterminación aparecía en su programa de 1903. "A pesar de la oposición a esta postura, tanto dentro como fuera del partido, los bolcheviques la mantuvieron con tenacidad, lo cual puede explicarse por el hecho de que la Rusia zarista era la representante “por excelencia” de la opresión nacional (“cárcel de los pueblos”, al decir de Lenin) y que en tanto que partido que formaba parte de la llamada “Gran Rusia”-geográficamente hablando, claro- los bolcheviques consideraron que defender el derecho de las naciones oprimidas por Rusia a separarse, era la mejor forma de ganarse la confianza de las masas de aquellos países. Aunque esta posición acabara por resultar errónea, se basaba en una perspectiva proletaria. En un periodo en el que los “social-imperialistas” de Alemania y Rusia, o de cualquier otra parte, argumentaban en contra del derecho de los pueblos oprimidos por el imperialismo alemán o ruso a luchar por la liberación nacional, la consigna de la autodeterminación fue propugnada por los bolcheviques para socavar las bases de esos imperialismos y crear así las condiciones de una futura unificación de los trabajadores, tanto en los países opresores como en los oprimidos"[9]. Al tiempo que Lenin consideraba que el ``derecho de las naciones a la autodeterminación´´ había pasado a ser una demanda obsoleta en los países occidentales, para él la situación era diferente en las colonias, donde el estallido de movimientos de liberación nacional constituiría una parte de la formación de un capitalismo independiente que contribuiría al surgimiento de la clase obrera. En estas condiciones, la autodeterminación nacional seguía siendo una consigna progresista para Lenin y la mayoría del Partido Bolchevique.
Rosa Luxemburgo, al comprender que el imperialismo no era simplemente una especie de saqueo perpetrado por los países desarrollados a expensas de los atrasados, sino la expresión de la totalidad de las relaciones capitalistas a escala global fue capaz de desarrollar una lúcida crítica de las luchas de liberación nacional en general y de la posición de los bolcheviques en particular. Contrariamente a la visión fragmentada de los bolcheviques, que consideraban que el proletariado tenía objetivos diferentes según su localización geográfica, Rosa Luxemburgo asumió la perspectiva de un proceso global, en el contexto de un mercado mundial que iría encontrándose con obstáculos cada vez más insuperables: "En este contexto, es imposible que ninguna nación nueva entre en el mercado mundial con bases independientes, o que lleve a cabo el proceso de acumulación primitiva fuera de la barbarie generalizada que gobierna el ajedrez mundial"[10]. Por tanto, "en este medio imperialista moderno no puede haber guerras de defensa nacional".
La capacidad de Rosa para entender el hecho de que ninguna burguesía nacional podía ya operar al margen del sistema imperialista mundial la llevó a criticar la política nacional de los bolcheviques tras 1917, cuando los soviets aceptaron la independencia de Ucrania, Finlandia, Lituania, etc., en aras de ``ganarse a las masas´´. La siguiente cita supone una asombrosa profecía de las consecuencias que tendría esa política nacional de la IC durante la década de 1920: "Una tras otra, estas “naciones” utilizaron la libertad recientemente adquirida para aliarse con el imperialismo alemán como enemigos mortales de la Revolución Rusa y, bajo la protección de Alemania, llevar dentro de la misma Rusia el estandarte de la contrarrevolución"[11].
La primera vez que se sometió a discusión la cuestión nacional en la IC fue durante el Segundo Congreso Mundial. Ya desde el inicio, con la concepción errónea del imperialismo que tenían los bolcheviques, en particular, el Congreso consideró: "se debe tomar una orientación que apunte a la formación de una alianza lo más fuerte posible entre la Rusia soviética y todos los movimientos de liberación colonial y nacional. La forma de esta alianza debe determinarla el grado de desarrollo del movimiento comunista del proletariado de cada país, o del movimiento de liberación democrático-burgués de los obreros y campesinos de países o nacionalidades atrasadas"[12]. El Congreso de los Pueblos de Oriente, celebrado en Bakú entre el 1 y el 8 de septiembre de 1920, recibió la tarea de poner en práctica las orientaciones del Segundo Congreso Mundial que había terminado unas pocas semanas antes. Reunió cerca de 1900 delegados, procedentes principalmente de Oriente Próximo y Asia. Mientras que casi dos tercios de las organizaciones representadas se autodenominaban comunistas, su adherencia era extremadamente superficial. "Las élites nacionales se sentían más atraídas por la organización y efectividad de las formas de acción que proponían los bolcheviques que por su ideología comunista"[13]. Esta es la razón por la que el Congreso se convirtió en un gran bazar de múltiples estratos y clases sociales que asistían por los más variados motivos, siendo los menos de ellos la intención firme de trabajar conscientemente por el desarrollo de la revolución proletaria mundial. La descripción de la composición del Congreso, que dio Zinoviev al Comité Ejecutivo de la IC tras su regreso de Bakú, habla por sí misma: "El Congreso de Bakú estaba compuesto por una fracción comunista y una gran mayoría sin partido. Esta última estaba a su vez dividida en dos grupos: uno formado efectivamente por elementos sin partido, incluyendo representantes de los campesinos y poblaciones semi- proletarias de las ciudades, y el otro formado por elementos que decían no pertenecer a ningún partido, pero que en realidad eran miembros de partidos burgueses"[14].
Para muchos delegados, la formación de un movimiento comunista revolucionario en el Este era algo secundario, o simplemente, no les interesaba. Para muchos de ellos, lo vital era asegurarse el apoyo de la Rusia soviética a la hora de expulsar al colonialismo británico y hacer realidad sus sueños de soberanía nacional.
¿Cuál fue la actitud de los representantes de la IC hacia estas demandas, evidentemente burguesas? En vez de defender el internacionalismo proletario con la mayor de las firmezas, la delegación de la IC aseguró su apoyo a los movimientos nacionalistas burgueses, y llamó a los pueblos del Este a unirse a ``la primera y verdadera Guerra Santa bajo la bandera roja de la Internacional Comunista´´, y librar así una cruzada contra ``el enemigo común, el imperialismo británico´´.
Estas importantes concesiones a los partidos nacionalistas, junto a todas las medidas que se aprobaron en Bakú, fueron dictadas por las necesidades de la defensa de la República soviética y no por los intereses de la revolución mundial. Esta posición central de la IC, asumida en su Segundo Congreso, demostró hasta qué punto las tendencias oportunistas habían ganado terreno. Ciertamente, hubo quienes criticaron estas tentativas de conciliar el nacionalismo con el internacionalismo proletario: Lenin advirtió del peligro de "pintar el nacionalismo de rojo", y John Reed, que estuvo presente en Bakú, se opuso a ese "desfile de demagogia", aunque "estas reacciones no atacaron en su raíz el curso oportunista que estaba empezando a tomarse, quedándose en un terreno centrista de conciliación con expresiones abiertas de oportunismo, y escondiéndose detrás de las Tesis del Segundo Congreso, que por decirlo eufemísticamente, escondían una multitud de pecados contra el movimiento revolucionario"[15].
El retroceso de la revolución en Europa occidental y el aislamiento del proletariado en Rusia en las condiciones más dramáticas, llevaron gradualmente a la IC a convertirse en instrumento de la política exterior bolchevique – de los mismos bolcheviques que, al ir pasando los años, empezaban a convertirse en los administradores del capital ruso[16]. Esta fatal evolución de la situación, parcialmente debida a las ideas erróneas de los bolcheviques sobre la relación entre clase, partido y Estado en el periodo de transición, se debió principalmente a la degeneración irreversible de la revolución desde la década de 1920 en adelante[17].
Fue sobre todo en nombre de la defensa del Estado soviético por lo que los bolcheviques y la IC forjaron alianzas, o apoyaron directamente, a los movimientos de liberación nacional. A partir de 1920, el Partido mundial daría su apoyo al movimiento de Kemal Atatürk, cuyos intereses estaban en las antípodas de los de la Internacional, como admitió Zinoviev. Esta alianza se justificó como un medio para expulsar a los británicos de la región, e incluso después de que este mismo movimiento ejecutara a los líderes del Partido Comunista de Turquía, la IC siguió viendo potencial en él, manteniendo su alianza con un país cuya posición geográfica era de importancia estratégica para el Estado ruso. Nada de esto impidió que Kemal rompiera el pacto y se aliara con la Entente en 1923.
Si bien la política de apoyo a los movimientos de liberación nacional fue simplemente, durante un determinado periodo, una posición errónea dentro del movimiento obrero, para finales de la década de 1920 se había convertido en la estrategia imperialista de una potencia capitalista como cualquier otra. El apoyo de la IC a los nacionalistas del Kuomintang en China llevó a la masacre de los obreros de Shanghái en 1927, lo cual fue un episodio decisivo en su proceso de degeneración[18]. Previamente, la IC ya había dado su apoyo al movimiento nacionalista liderado por Abd-el-Krim en la Guerra del Rif (1921-26) y a los Drusos sirios en 1926. Por tanto, ``semejantes actos abiertos de traición demostraron que la facción estalinista, que para entonces había alcanzado a dominar casi por completo a la IC y sus partidos, no era ya una corriente oportunista en el seno del movimiento obrero sino una expresión directa de la contrarrevolución capitalista´´[19].
Como mostramos en la primera parte de este análisis[20], tan solo unos pocos Partidos Comunistas bien constituidos estaban presentes en el Congreso Fundacional de la IC en marzo de 1919. Durante las semanas siguientes, la Internacional llevó a cabo un trabajo dedicado a la formación de Partidos Comunistas: "Desde el primer momento de su fundación, la Internacional Comunista se planteó como objetivo, claramente y sin equívocos, no la formación de pequeñas sectas comunistas que intentasen ejercer su influencia sobre las masas obreras únicamente mediante la agitación y la propaganda, sino la participación en la lucha de las masas obreras, guiando esta lucha en el sentido comunista y constituyendo en el proceso del combate grandes partidos comunistas revolucionarios"[21]. Esta postura se basaba en la convicción de que la revolución se extendería rápidamente por Europa y que, como consecuencia, se daría la acuciante necesidad de equipar a la clase obrera de los distintos países con partidos que pudieran guiar la acción revolucionaria de las masas.
Así, los bolcheviques insistieron en formar Partidos Comunistas de masas tan rápido como fuera posible, pero sobre la base de un compromiso entre el ala izquierda del movimiento obrero y las corrientes centristas que no habían roto con las posiciones y debilidades de la Segunda Internacional. En la mayor parte de los casos, estos partidos nacieron de un proceso de decantación en los Partidos Socialistas de la Segunda Internacional. Fue este el caso, más notablemente, del Partido Comunista de Italia, fundado en el Congreso de Livorno de enero de 1921, y del Partido Comunista de Francia, al que dio luz el Congreso de Tours de diciembre de 1920. Así, desde su concepción, estos partidos llevaban en su interior todo un bagaje de debilidades organizativas que solo podían desembocar en la falta de capacidad de estas organizaciones para dar una orientación clara a las masas. Mientras que Lenin y los principales impulsores de la Internacional eran perfectamente conscientes de estas concesiones y del peligro que representaban, contaban con la capacidad de estos partidos para luchar contra sus efectos. En realidad, Lenin subestimaba gravemente el peligro. La adopción de las 21 condiciones para unirse a la IC en el Segundo Congreso Mundial, considerada justamente como un paso adelante en la lucha contra el reformismo, no se cumplía al pie de la letra. La posición de Lenin se basaba en la idea de que el progreso de la revolución ya no podía detenerse, de que el desarrollo de la IC a expensas de la Segunda Internacional y de la Internacional Dos y Media era ya, más o menos, un hecho incontrovertible[22].
En una situación en la que las masas no estaban preparadas para la toma del poder, "la tarea actual de los Partidos Comunistas no consiste en acelerar la revolución, sino en intensificar la preparación del proletariado"[23]. Por este motivo, una de las orientaciones dadas por el Segundo Congreso fue trabajar por el "agrupamiento de todas las fuerzas comunistas dispersas, la formación en cada país de un partido comunista único (o el fortalecimiento y la renovación de los partidos ya existentes) a fin de activar el trabajo de preparación del proletariado para la conquista del poder bajo la forma de la dictadura del proletariado. La acción socialista habitual de los grupos y de los partidos que reconocen la dictadura del proletariado está lejos de haber experimentado esta modificación fundamental, esa renovación radical que es necesaria para que se reconozca la acción como comunista y como correspondiente a las tareas previas de la dictadura del proletariado"[24]. Una orientación correcta con una base práctica errónea.
Este es el contexto de aberraciones como la fusión entre el USPD[25] y el KPD en el Congreso de Halle del 12 de octubre de 1920. Otro ejemplo muy significativo fue la fundación del Partido Comunista de Francia, formado en diciembre de 1920 a partir de una escisión en el SFIO (Partido Socialista) cuyos principales líderes se habían unido a la Union Sacrée durante la Primera Guerra Mundial. Su nacimiento fue resultado de un compromiso, animado por la IC, entre el ala izquierda (una minoría muy débil) y una corriente centrista como mayoría absoluta.
Como mostramos en nuestro folleto en francés Cómo pasó el PCF al servicio del capital[26]: "esta táctica fue un desastre debido a que las condiciones de membresía – al contrario que en los demás Partidos Comunistas europeos – no estaban basadas en las 21 condiciones de adhesión a la IC, que exigía con especial énfasis la ruptura total y definitiva con la política oportunista del centrismo y su reformismo, social-patriotismo y pacifismo, dándose criterios mucho menos selectivos. El objetivo de esta táctica de la IC era atraerse a la mayoría y separarla del ala derecha de la socialdemocracia, un partido abiertamente patriótico que había participado en gobiernos capitalistas… La mayoría centrista del nuevo partido estaba infestada de oportunistas, que se habían ‘‘arrepentido’’ en uno u otro grado de haberse unido a la Union Sacrée… Al mismo tiempo también se unieron al partido una serie de elementos del anarquismo federalista (representados sobre todo por la Federación del Sena) que a cada ocasión que se les presentaba en la cuestión organizativa, apoyaban a los centristas contra el ala izquierda, oponiéndose a la centralización internacional y especialmente a las orientaciones que daba la IC al joven Partido Comunista francés". Gangrenado por el oportunismo, el PCF se sometería completamente a la degeneración de la IC, que empezó a hacer notar su peso especialmente durante el Tercer Congreso. Se convertiría así en uno de los principales agentes del estalinismo[27]. Lo mismo ocurrió en Italia: tras la escisión del Partido Socialista de Italia en el Congreso de Livorno, se formó el Partido Comunista de Italia, compuesto por un ala izquierda marxista, comunista, resueltamente decidida a luchar contra el oportunismo en la IC, y un centro liderado por Gramsci y Togliatti, incapaz de entender el papel político de los soviets como órganos centralizados de poder, y que subestimaba el rol político del partido. Los centristas se convirtieron posteriormente en el principal apoyo de la IC en la expulsión de la izquierda durante el periodo de la ``bolchevización´´.
Por último, tenemos el ejemplo más caricaturesco de todos en el Partido Comunista de Checoslovaquia, que se formó alrededor de la tendencia Smeral, la cual había apoyado a la monarquía de los Habsburgo durante la guerra imperialista de 1914-18.
¿Cómo podemos explicar tales compromisos? ¿Qué explicación puede tener que los bolcheviques, los mismos que durante años habían librado una ardua batalla por preservar los principios de forma intransigente, llegaran a aceptar tales concesiones? La Izquierda Comunista italiana examinó de forma exhaustiva este problema y propuso una respuesta: "Es evidente que los bolcheviques no sufrieron una conversión repentina en cuanto a sus convicciones sobre la formación de los Partidos Comunistas, sino que se basaban, fundamentalmente, en una perspectiva histórica que contemplaba la posibilidad de evitar las duras condiciones en las que se fundó el Partido Bolchevique. En 1918-20, Lenin y los bolcheviques contaban con el estallido inexorable de la revolución mundial, y por ello vieron en la fundación de Partidos Comunistas en varios países como un apoyo para la acción revolucionaria del Estado ruso, que para ellos parecía ser el elemento esencial en el derrocamiento del mundo capitalista"[28].
Sin duda, la interrupción del avance de la revolución en este periodo y los esfuerzos desesperados para reconducir la situación llevaron a Lenin y a los bolcheviques a bajar la guardia en la defensa de los principios, cayendo así en el oportunismo. Pero la persistencia de los errores sobre las tareas del partido y su relación con la clase contribuyó a forzar la formación de PCs sobre bases totalmente confusas, en un periodo marcado por los primeros retrocesos del proletariado.
El método oportunista con el que se estaban formando los partidos miembros de la IC tuvo su expresión definitiva en los Partidos Comunistas de las colonias.
Tras el Congreso de Bakú, el Ejecutivo de la IC estableció un buró central para Asia, al que puso a cargo de todo el trabajo concerniente a una región que iba de Oriente Próximo a la India. Este órgano, que formaban Sokolnikov, Grefor Safarov y MN Roy, se instaló en Tashkent (Uzbekistán). Más tarde, en enero de 1921, se formaría el secretariado de la IC para el Lejano Oriente en Irkutsk. De esta forma la IC, que se enfrentaba al retroceso de la revolución en Europa occidental, quería darse los medios para ``acelerar´´ la revolución en el Este, y con este objetivo en mente empezó a formar Partidos Comunistas por todo Oriente entre 1919 y 1923, sobre bases teoréticas y políticas extremadamente frágiles.
En los años previos a este periodo ya habían surgido Partidos Comunistas en Turquía, Irán, Palestina y Egipto, pero como ya hizo notar el historiador trotskista Pierre Broué: ``Nunca faltaron los problemas entre la Internacional y estos Partidos Comunistas, que no sabían nada del comunismo y representaban países donde los estratos proletarios propiamente dichos eran insignificantes, lo cual, no obstante, no impidió a sus líderes asumir una actitud de pureza doctrinal y unos esquemas obreristas rigurosos para la revolución que creían tener a la vuelta de la esquina´´[29].
En la India, los elementos que se acercaron a la Internacional todos tenían un pasado nacionalista. El más conocido era MN Roy. La IC mandató al grupo formado en torno suyo a que entrara en el Partido del Congreso de Gandhi, estableciendo al principio una alianza con su así llamada ``revolucionaria´´ y ``comunista´´ ala izquierda, y más tarde, con todas las facciones que se opusieron a Gandhi tras los disturbios violentos que tuvieron lugar el 4 de febrero de 1922, durante la campaña de desobediencia civil que lanzó el mismo Gandhi[30]. Roy fue obligado a defender un programa abiertamente oportunista en el seno del Partido del Congreso: independencia nacional, sufragio universal, abolición de los latifundios, nacionalización de los servicios públicos… y lo que es más, su objetivo no consistía en que se aceptara el programa en sí sino en provocar el rechazo de los líderes del partido para así poder ``desenmascararlos´´. La iniciativa acabó en el fracaso más absoluto. El programa de Roy no recibió ni un solo apoyo y la vida del grupo ``comunista´´ degeneró rápidamente en rencillas internas. Posteriormente, los comunistas sufrieron una dura represión, siendo arrestados y acusados de conspiración, lo que puso fin a la presencia de la IC en la India[31].
En Asia oriental, la IC adoptó más o menos la misma actitud irresponsable. La creación del movimiento comunista en China fue llevada a cabo por el Buró del Lejano Oriente, que contactó con intelectuales y estudiantes que habían sido ganados al ``bolchevismo´´. Se fundó el Partido Comunista de China en una conferencia que tuvo lugar en Shanghái en julio de 1921. Compuesto de unas pocas docenas de militantes, entró en poco tiempo en una fase de rápido crecimiento, llegando a contar con casi 20,000 miembros en 1927. Mientras que este crecimiento numérico expresaba genuinamente el espíritu que animaba a la clase obrera china, sumida en un periodo de intensos conflictos sociales, no era menos cierto que los militantes se unían al Partido sobre bases teóricas y políticas muy superficiales. Así, este método irresponsable llevó al Partido a la impotencia frente a la política oportunista de la IC hacia el Kuomintang. En enero de 1922, la Conferencia de los Pueblos de Oriente, celebrada en Moscú, sentó las bases para la colaboración de clases mediante el ``bloque antimperialista´´. A instancias del Ejecutivo de la IC, el Partido Comunista de China lanzó la consigna de un ``frente unido antimperialista´´ con el Kuomintang, pidiendo el ingreso de todos los comunistas, a título individual, en esta organización. Esta posición de colaboracionismo de clases fue resultado de negociaciones secretas entre la URSS y el Kuomintang. En junio de 1923, el Tercer Congreso del PC chino aprobó que sus miembros se unieran al Kuomintang. Al principio, la decisión de someterse a un partido burgués fue mal recibida por el joven partido, incluyendo parte de sus líderes[32]. Pero la fragilidad política y la falta de experiencia de esta oposición la hicieron incapaz de luchar contra las directivas incorrectas y suicidas de la Internacional. Y así, "esta política tuvo las más funestas consecuencias en el movimiento de la clase obrera en China. Mientras el movimiento huelguístico y las manifestaciones ascendían espontánea e impetuosamente, el Partido Comunista, confundido dentro del Kuomintang, era incapaz de orientar a la clase obrera, de mostrar una política de clase clara e independiente, a pesar del heroísmo incontestable de los militantes comunistas y de que estos se encontraban frecuentemente al frente de las luchas obreras. La clase obrera, carente además de organizaciones unitarias para su lucha política del tipo de los consejos, a instancias del propio PCCh depositó erróneamente su confianza en el Kuomintang, es decir en la burguesía"[33].
Podríamos dar muchos más ejemplos de Partidos Comunistas formados en países atrasados, en los que la clase obrera era aún muy débil, y que al ir surgiendo las derrotas se convirtieron rápidamente en organizaciones burguesas. Por ahora lo necesario es enfatizar que la formación de ``partidos de masas´´, tanto en Occidente como en Oriente, fue un factor de agravamiento de las dificultades que empezaba a sufrir el proletariado durante el reflujo de la oleada revolucionaria, haciendo imposible la retirada en buen orden.
En su Tercer Congreso, la IC aprobó la táctica del ``Frente Unido de los Trabajadores´´[34]. Esta táctica suponía el establecimiento de alianzas con organizaciones socialdemócratas, llevando a cabo acciones comunes con demandas similares, con la intención de desenmascarar su papel contrarrevolucionario ante las masas.
Esta orientación fue reafirmada por el Cuarto Congreso y supuso un giro de 180º con respecto al Congreso fundacional, en el que la nueva Internacional anunció su firme intención de luchar contra todas las fuerzas socialdemócratas, llamando a los ``obreros de todos los países a entablar la lucha más enérgica contra la Internacional Amarilla y a preservar a las masas contra esa Internacional de la mentira y la traición´´[35]. ¿Qué fue lo que llevó a la IC, dos años después, a adoptar una actitud aliancista con partidos que se habían convertido en los agentes más efectivos de la contrarrevolución?
¿Habían hecho las paces honorablemente y se habían arrepentido de sus crímenes del pasado? Obviamente, no. Se trata aquí, para variar, de la cuestión de "no aislarse de las masas": "La justificación que daba la IC al Frente Único se basaba principalmente en el hecho de que el reflujo había reforzado la influencia de la socialdemocracia, y que, para luchar contra ella, era necesario mantenerse junto a las masas prisioneras de esta mistificación. Se imponía el trabajo de denuncia de la socialdemocracia mediante alianzas con ella, en el caso de los Partidos Comunistas más fuertes (en Alemania, el PC se pronunció a favor de un frente único proletario y asumió la posibilidad de apoyar un gobierno obrero unificado) o mediante el entrismo en el caso de los partidos más débiles (‘los comunistas británicos deben iniciar una vigorosa campaña para pedir su admisión en el Partido Laborista’, como enuncian las Tesis del Frente Único del Cuarto Congreso)"[36].
Esta línea oportunista fue combatida y denunciada apasionadamente por los grupos de la izquierda de la IC. El KAPD dio comienzo a esta lucha durante el Tercer Congreso para ser expulsado de la IC poco después. La izquierda del PC de Italia les siguió durante el Cuarto Congreso, declarando que el Partido no aceptaría "formar parte de ningún organismo compuesto por diferentes organizaciones políticas… por lo que evitaría firmar declaraciones conjuntas con partidos políticos cuando estas contradijeran su programa y fueran presentadas al proletariado como resultado de negociaciones realizadas con el ánimo de hallar una línea de acción común"[37]. El Grupo Obrero de Miasnikov también rechazó el Frente Único. En su Manifiesto defendieron una posición con respecto a los partidos de la Segunda Internacional que estaba en perfecta conformidad con los intereses de la revolución: "El Frente Único con la Segunda Internacional o la Internacional Dos y Media no puede llevarnos a la victoria de la revolución, solo la guerra contra ellas puede hacerlo. Esta es la consigna de la futura revolución mundial". La historia confirmaría las previsiones y la intransigencia de los grupos de la izquierda. Con el cambio en el equilibrio de fuerzas, la ideología dominante recuperó el terreno perdido en la conciencia de las masas. En estas circunstancias, la función del partido no debía ser seguir a la clase en su error sino defender el programa revolucionario y sus principios. En el periodo de la decadencia del capitalismo, la vuelta a un "programa mínimo", incluso de forma temporal, era ya imposible. Esa fue otra de las lecciones que pudo extraer más tarde la Izquierda Comunista de Italia: "En 1921, los cambios en la situación no alteraron la característica fundamental del periodo, como confirmaron plenamente los sobresaltos revolucionarios de 1923, 1925, 1927 y 1934 (por nombrar solo los más importantes) … este cambio de la situación tendría obvias consecuencias para los Partidos Comunistas. Pero el problema era el siguiente: ¿se imponía modificar radicalmente la política de los Partidos Comunistas o deducir de las circunstancias desfavorables la necesidad de llamar a las masas a unirse en torno a luchas parciales, manteniendo nuestra orientación hacia el desenlace revolucionario[38], una vez que las derrotas sufridas hicieran imposible llamar abiertamente a la insurrección? El Tercer Congreso, el Ejecutivo Ampliado de 1921 y, más abiertamente, el Cuarto Congreso, dieron una respuesta a esta cuestión que fue perjudicial para los intereses de nuestra causa. Nos referimos especialmente a la cuestión del Frente Único"[39].
Como hemos visto, el periodo que media entre el Segundo y el Tercer Congreso estuvo marcado por una significativa penetración del oportunismo en las filas de la Comintern. Se trata de la consecuencia directa de la posición errónea de ``conquistar a las masas´´ al precio de compromisos y concesiones: apoyo a las luchas de liberación nacional, alianzas con los partidos traidores de la Segunda Internacional, participación en los parlamentos y sindicatos, formación de partidos de masas… La IC le estaba dando la espalda a todo lo que había dado fuerzas a las fracciones de izquierda de la Segunda Internacional: la defensa intransigente de los principios y el programa comunista. Esto es precisamente lo que Gorter le señaló a Lenin en 1920: ``Camarada Lenin, usted actúa ahora en el seno de la Internacional de manera muy distinta a no hace mucho, en el Partido Bolchevique. Éste se ha mantenido muy “puro” (y quizá continúe así). Pero ahora habría que admitir en la Internacional, y sobre la marcha, ¡a gentes que son comunistas no digo a medias, sino un cuarto sólo y aún mucho menos! […] La revolución rusa ha triunfado gracias a la “pureza”, gracias al apego a los principios […] Lejos de continuar poniendo en obra en todos los demás países una táctica tan experimentada, y reforzar así desde el interior la Tercera Internacional, se da hoy media vuelta y, al igual que la socialdemocracia no hace mucho, se pasa al oportunismo. Se hace entrar a todo el mundo: los sindicatos, los Independientes (alemanes), los centristas franceses, una fracción del partido laborista inglés´´[40].
El error fundamental de la Internacional Comunista fue considerar que, por mera fuerza de voluntad, era posible ``conquistar´´ a las masas obreras, liberarlas de la influencia de la socialdemocracia, elevar su nivel de conciencia y liderarlas hacia el comunismo.
De aquí nació la política del Frente Único para desenmascarar y denunciar a la socialdemocracia, de entrar en los parlamentos para aprovechar las divisiones entre los partidos burgueses y de trabajar en los sindicatos para traerlos de vuelta al campo proletario y la revolución[41]. Ninguna de estas tentativas trajo los resultados esperados. Muy al contrario, lo único que hicieron fue precipitar la traición de la IC contra el campo proletario. En lugar de elevar la conciencia de clase, esta estrategia sumió a las masas en la confusión y la desorientación, haciéndolas más vulnerables a las trampas de la burguesía. Aunque los grupos de izquierda de la IC nunca consiguieron unirse, todos coincidían en la naturaleza suicida de esta orientación, que vieron como el camino directo a la derrota del movimiento obrero y la muerte de la revolución. Esencialmente, lo que estos grupos defendían era una visión muy diferente de la relación entre el partido y la clase[42]. Al partido no le concierne alimentar las ilusiones de la clase obrera, y menos todavía enredarla con tácticas peligrosas y a medio hacer, sino elevar su nivel de conciencia mediante la defensa de los principios proletarios, asegurándose que no se hace la más mínima concesión en cuanto a los mismos. Esta era verdaderamente la única brújula que podía señalar el camino a la revolución, en un periodo en el que la ola desatada por Octubre de 1917 en Rusia empezaba a mostrar sus primeros signos de retroceso (continuará).
Najek, 16 de junio de 2020
[1] Ver Centenario de la fundación de la Internacional Comunista - ¿Qué lecciones se pueden sacar para las luchas del futuro? https://es.internationalism.org/content/4422/centenario-de-la-fundacion-de-la-internacional-comunista-que-lecciones-se-pueden-sacar [72] 100 años tras la fundación de la Internacional Comunista: ¿qué lecciones podemos extraer para futuros combates? (parte II) https://es.internationalism.org/content/4482/100-anos-tras-la-fundacion-de-la-internacional-comunista-que-lecciones-podemos-extraer [73] La Internacional de la acción revolucionaria de la clase obrera https://es.internationalism.org/content/4435/la-internacional-de-la-accion-revolucionaria-de-la-clase-obrera [74]
[2] Internationalisme nº7, 1945. ``La fracción de izquierda, método de formación del Partido´´, Revista Internacional nº162 https://es.internationalism.org/content/4431/sobre-el-primer-congreso-del-partido-comunista-internacionalista-de-italia [75]
[3] Que tuvo lugar entre el 21 de junio y principios de julio de 1921. Los documentos del tercer congreso pueden encontrarse en https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/comintern/index.htm [76]
[4] ``Las enseñanzas del Tercer Congreso de la Internacional Comunista´´ [según marxists.org, este escrito es del 12 de agosto de 1921, no de julio]. La idea de ganarse a la mayoría de la clase obrera, en el contexto de aquel periodo, ya tenía el germen de la idea de conquistar a las masas a expensas de los principios, como queremos mostrar en este artículo. Ver: https://www.marxists.org/espanol/trotsky/eis/1921.ensenanzas3ercongic.pdf [77]
[5] Ver Revolución y contrarrevolución en Italia https://es.internationalism.org/revista-internacional/197504/1941/revolucion-y-contrarrevolucion-en-italia-i [78]
[6] ``La Acción de marzo de 1921: el peligro de la impaciencia pequeñoburguesa´´, Revista Internacional nº 93 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199804/1202/ix-la-accion-de-marzo-de-1921-o-el-peligro-de-la-impaciencia-peque [79]
[7] ``Tesis para el informe sobre la táctica del PCR´´, presentado al Tercer Congreso de la IC. Ver https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/akal/lenin-oc-tomo-34.pdf [80]
[8] Ver La crisis de la socialdemocracia https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelasocialdemocraciaalemana_0.pdf [81]
[9] Folleto de la CCI ``Nación o Clase [82]´´
[10] Ibíd. El ascenso de China a la categoría de gran potencia imperialista a finales del s. XX no contradice el análisis general: primero, porque ascendió a dicha categoría en las circunstancias específicas de la descomposición capitalista, y segundo, porque su ascenso como Estado altamente militarizado y expansionista no tiene en ningún caso un carácter progresista.
[11] La Revolución Rusa, Rosa Luxemburgo, 1918 https://www.marxists.org/espanol/luxem/11Larevolucionrusa_0.pdf [83] . Ver también la primera parte de nuestro artículo Balance de 70 años de luchas de liberación nacional https://es.internationalism.org/revista-internacional/201707/4221/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-primera-parte [84]
[12] ``Tesis sobre la cuestión nacional y colonial´´, Segundo Congreso de la IC https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1920s/internacional/congreso2/03.htm [85]
[13] ``Les delégués du premier Congrès des peuples d’Orient (Bakou, 1er-8 septembre 1920)´´ [Los delegados del Primer Congreso de los Pueblos de Oriente] en Cahiers du monde russe et soviétique, vol. 26, nº1, Enero-marzo de 1985, p. 21-42
[14] Ibíd.
[15] ``Los comunistas y la cuestión nacional (parte III)´´, Revista Internacional nº 42
[16] Ibíd.
[17] Ver ``La degeneración de la revolución rusa´´, Revista Internacional nº3 https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/998/la-degeneracion-de-la-revolucion-rusa [86]
[18] Ver La cuestión china y la Internacional (1920-1940) - La Izquierda comunista contra la traición de la Internacional comunista https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1179/la-cuestion-china-y-la-internacional-1920-1940-la-izquierda-comuni [87]
[19] ``Los comunistas y la cuestión nacional (parte III)´´, Revista Internacional nº42
[20] Centenario de la fundación de la Internacional Comunista - ¿Qué lecciones se pueden sacar para las luchas del futuro? [72]
[21] ``Tesis sobre la táctica [88]´´, Tercer Congreso de la IC
[22] ``Los partidos de la Internacional Comunista se convertirán en partidos de masas revolucionarios si saben vencer al oportunismo, sus supervivencias y sus tradiciones en sus propias filas, tratando de vincularse estrechamente con las masas obreras combatientes, deduciendo sus objetivos de las luchas prácticas del proletariado, rechazando en el curso de esas luchas tanto la política oportunista del allanamiento de los antagonismos insuperables como las frases revolucionarias que impiden distinguir la relación real de fuerzas y las verdaderas dificultades del combate´´ (Ibíd.)
[23] ``Las tareas fundamentales de la Internacional Comunista [88]´´, Segundo Congreso de la IC, julio de 1920
[24] Ibíd.
[25] Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania, la mayor parte del cual no había roto con el reformismo y, de hecho, rechazaba la dictadura del proletariado y su organización en los consejos obreros.
[27] Para más detalles, leer nuestro folleto ya mencionado sobre la historia del PCF
[28] ``En marge d’un anniversaire´´, Bilan nº4, febrero de 1934
[29] ``Histoire de l’Internationale Communiste, 1919-1943´´, Pierre Broué, Fayard, 1997
[30] Aunque hay que anotar que Roy no estaba de acuerdo con esta táctica
[31] Óp. cit Histoire de l’Internationale Communiste
[32] Uno de los miembros fundadores del partido, Chen Duxiu, escribió una brillante crítica contra esta orientación: ``La razón principal de nuestro rechazo era esta: entrar en el Kuomintang traería la confusión a la organización de clase, obstruyendo nuestra política y subordinándola a la del Kuomintang. El delegado de la IC nos dijo, literalmente: ‘el periodo presente demanda que los comunistas hagamos de botones para el Kuomintang’. Y justo desde ese momento, el partido dejó de pertenecer al proletariado. Se transformó en la extrema izquierda de la burguesía y empezó a caer en el oportunismo´´ (Chen Duxiu, ``Carta a todos los camaradas del PC chino´´, 10 de diciembre de 1929, en Broué, óp. Cit.
[34] La ``carta abierta´´ del 7 de enero de 1921 que mandó la Central del KPD a otras organizaciones (SPD, USPD, KAPD) llamando a la acción de masas común de cara a futuras luchas, fue una de las premisas de esta táctica.
[35] ``Resolución sobre la posición respecto a las corrientes socialistas y la Conferencia de Berna´´, Primer Congreso de la IC https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/comintern/1919/5_iii.htm [91]
[36] ``Front unique, Front anti-prolétarien´´, Révolution Internationale 45, enero de 1978
[37] Intervención de la delegación del PC de Italia durante el Cuarto Congreso de la Comintern, de nuestro libro La izquierda comunista de Italia cuya versión en español puede solicitarse a nuestra dirección de correo: [email protected] [30]
[38] Dado que las condiciones para la extensión de la revolución eran cada vez menos favorables, habría sido más acertado hablar de ``luchas parciales… orientadas a una perspectiva revolucionaria´´
[39] Bilan, abril de 1934
[40] ``Carta abierta al camarada Lenin [92]´´, Herman Gorter (1920)
[41] La cuestión sindical ya fue analizada en la primera parte de esta serie de artículos, por lo que no volveremos a tratarla. Recordemos, no obstante, que mientras el Primer Congreso había señalado la bancarrota de los sindicatos tanto como la de la socialdemocracia (aunque el debate sobre la naturaleza de clase de los sindicatos durante los primeros años de la Primera Guerra Mundial no llegó a una conclusión), la IC se desdijo y llamó a la regeneración de los sindicatos, a luchar en su interior por la expulsión de los jefes y ganarse así a las masas para el comunismo. Esta ilusa táctica fue propuesta por el Tercer Congreso, que llamó a formar la Internacional Sindical Roja. Encontró la oposición de algunos grupos de izquierda (en especial de la izquierda alemana) que consideraban, correctamente, que los sindicatos habían dejado de ser órganos de lucha proletaria.
[42] A pesar de que buena parte de la Izquierda Germano-holandesa evolucionara más tarde a la negación de la necesidad del partido, formando la corriente consejista.
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"Las luces brillantes, la gran ciudad, se han subido a la cabeza de mi bebé" –Canción de Jimmy y Mary Reed, 1961
Este artículo se escribe en medio de la crisis mundial del Covid-19, una asombrosa confirmación de que estamos viviendo la fase terminal de la decadencia capitalista. La pandemia, que es producto de la relación profundamente distorsionada entre la humanidad y el mundo natural bajo el reinado del capital, pone de relieve el problema de la urbanización capitalista que los revolucionarios anteriores, en particular Engels y Bordiga, han analizado con cierta profundidad. Aunque hemos examinado sus contribuciones sobre esta cuestión en artículos anteriores de esta serie[[1]], parece oportuno, volver a plantear la cuestión. También nos acercamos al 50 aniversario de la muerte de Bordiga, en julio de 1970, por lo que el artículo también puede servir como parte de nuestro homenaje a un comunista cuyo trabajo valoramos mucho, a pesar de nuestros desacuerdos con muchas de sus ideas. Con este artículo, comenzamos un nuevo "volumen" de la serie sobre el comunismo, específicamente dirigido a examinar las posibilidades y problemas de la revolución proletaria en la fase de descomposición capitalista.
En una parte anterior de esta serie, publicamos varios artículos en los cuales se analizaba la manera en que los partidos comunistas surgidos durante la gran oleada revolucionaria de 1917-23 habían tratado de llevar el programa comunista de lo abstracto a lo concreto -para formular una serie de medidas que debían tomar los consejos obreros en el proceso de toma del poder de las manos de la clase capitalista[[2]]. Y pensamos que sigue siendo perfectamente válido que los revolucionarios se planteen la pregunta: ¿Cuáles serían los fundamentos del programa que la organización comunista del futuro -el partido mundial- se vería obligada a presentar en un auténtico auge revolucionario? ¿Cuáles serían las tareas más urgentes a las que se enfrentaría la clase obrera cuando se dirige hacia la toma del poder político a escala mundial? ¿Cuáles serían las medidas clave (políticas, económicas y sociales) a ser implementadas por la dictadura del proletariado, que sigue siendo la condición política previa necesaria para la construcción de una sociedad comunista?
Los movimientos revolucionarios de 1917-23, como la guerra imperialista mundial que los impulsó, fueron una prueba clara de que el capitalismo había entrado en su "época de revolución social", de decadencia[3]. En adelante, el progreso e incluso la supervivencia de la humanidad se verían cada vez más amenazados a menos que se superara la relación social capitalista a escala mundial. En este sentido, los objetivos fundamentales de una futura revolución proletaria, están en plena continuidad con los programas que se plantearon al inicio del período de decadencia. Pero este período ha durado ya más de un siglo y, desde nuestro punto de vista, las contradicciones acumuladas durante este siglo han abierto una fase terminal de la decadencia capitalista, la fase que llamamos de descomposición, en la que la continuación del sistema capitalista contiene el creciente peligro de que se socaven las condiciones mismas para una futura sociedad comunista[4]. Esto es particularmente evidente a nivel "ecológico": en 1917-23, los problemas planteados por la contaminación y la destrucción del medio ambiente natural estaban mucho menos desarrollados que en la actualidad. El capitalismo ha distorsionado tanto el "intercambio metabólico" entre el hombre y la naturaleza, que, como mínimo, una revolución victoriosa tendría que dedicar una enorme cantidad de recursos humanos y técnicos simplemente para limpiar el desorden que el capitalismo nos habrá legado. Del mismo modo, todo el proceso de descomposición, que ha exacerbado la tendencia a la atomización social, a la actitud del "cada uno para sí" inherente a la sociedad capitalista, dejará una huella muy perjudicial en los seres humanos que tendrán que construir una nueva comunidad basada en la asociación y la solidaridad. También hay que recordar una lección de la Revolución Rusa: dada la certeza de que la burguesía resistirá con todas sus fuerzas frente a la revolución proletaria, la victoria de ésta implicará una guerra civil que podría causar daños incalculables, no sólo en términos de vidas humanas y mayor destrucción ecológica, sino también a nivel de conciencia, ya que el terreno militar no es en absoluto el más propicio para el florecimiento de la auto organización, la conciencia y la moral proletaria. En Rusia en 1920, el Estado soviético salió victorioso en la guerra civil, pero el proletariado había perdido en gran medida el control sobre él. Así pues, al tratar de comprender los problemas de la sociedad comunista "tal como surge de la sociedad capitalista; que por lo tanto, en todos los aspectos: económico, moral e intelectual, todavía está estampada con las marcas de nacimiento de la vieja sociedad de cuyo vientre surge”[[5]], debemos reconocer que estas marcas de nacimiento serán probablemente mucho más feas y potencialmente más dañinas que en los días de Marx e incluso de Lenin. Así, las primeras fases del comunismo no serán un idílico despertar en una mañana de mayo, sino un largo e intenso trabajo de reconstrucción a partir de las ruinas. Este reconocimiento deberá pasar por nuestra comprensión de todas las tareas del período de transición, aunque sigamos basando nuestras anticipaciones del futuro en la convicción de que el proletariado puede efectivamente llevar a cabo su misión revolucionaria, a pesar de todo.
A lo largo de esta extensa serie, hemos tratado de entender el desarrollo del proyecto comunista como el fruto de la experiencia histórica real de la lucha de clases y de la reflexión sobre esa experiencia por parte de las minorías más conscientes del proletariado. Y en este artículo queremos proceder con este método histórico, intentando elaborar una versión actualizada de los "programas inmediatos" de 1917-23, que, a su vez, se ha convertido en parte de la historia del movimiento comunista. Nos referimos al texto escrito por Amadeo Bordiga en 1953 y publicado en Sul Filo del Tempo, "El programa inmediato de la revolución", que ya hemos mencionado en un artículo anterior de esta serie[[6]] con la promesa de volver a él con más detalle. En nuestra opinión, es esencial que cualquier intento futuro de formular un "programa inmediato" de este tipo se base en los puntos fuertes de estos esfuerzos anteriores, a la vez que se critican radicalmente sus debilidades. El texto completo, que tiene el mérito de ser muy sucinto, es el que sigue.
1. Con el resurgimiento del movimiento que se produjo a escala mundial después de la Primera Guerra Mundial y que se expresó en Italia con la fundación del PCI, quedó claro que la cuestión más apremiante era la toma del poder político, el cual el proletariado no podía lograr por medios legales, sino a través de la violencia; que la mejor oportunidad para alcanzar ese fin era la derrota militar del propio país, y que la forma política después de la victoria, debía ser la dictadura del proletariado, que, a su vez, es la primera condición previa para la siguiente tarea de derrocamiento socioeconómico.
2. El "Manifiesto Comunista" señaló claramente que las diferentes medidas deben ser tomadas lo más gradualmente posible y "despóticamente" -porque el camino hacia el comunismo completo es muy largo- en dependencia del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas en el país en el que el proletariado alcance primero la victoria, y de acuerdo con la rapidez con que esta victoria se extienda a otros países. Designa las medidas que en 1848 estaban a la orden del día para los países avanzados y subraya que no deben tratarse como un socialismo completo sino como pasos que deben identificarse como preliminares, inmediatos y esencialmente "contradictorios".
3. Más tarde, en algunos países, muchas de las medidas consideradas en ese momento como las de la dictadura proletaria fueron aplicadas por la propia burguesía: por ejemplo, la educación pública gratuita, un banco nacional, etc.
Este fue uno de los aspectos que engañó a quienes no seguían una teoría fija, sino creían que se requería un desarrollo ulterior perpetuo como resultado del cambio histórico.
El hecho de que la propia burguesía haya tomado estas medidas específicas, no significa que las leyes y predicciones exactas sobre la transición del modo de producción capitalista al socialista tengan que ser cambiadas en toda su configuración económica, política y social; sólo significa que las primeras etapas postrevolucionarias, las etapas inferiores y la etapa superior final del socialismo (o comunismo total) son todavía períodos precedentes, lo que significa que la economía de transición será algo más fácil.
1. El rasgo distintivo del oportunismo clásico era hacer creer que el Estado democrático burgués podía llevar a cabo todas estas medidas de principio a fin si sólo el proletariado ejercía suficiente presión, y que incluso era posible llevarlas a cabo de manera legal. Sin embargo, estas diversas "correcciones" -en la medida en que eran compatibles con el modo de producción capitalista- fueron en ese caso en interés de la supervivencia del capitalismo, y su aplicación sirvió para posponer su colapso, mientras que las que no eran compatibles naturalmente no se aplicaron.
2. Con su fórmula de una democracia popular cada vez más desarrollada, en el contexto de la constitución parlamentaria, el oportunismo contemporáneo ha asumido un deber diferente y más malvado.
No sólo hace creer al proletariado que un Estado que se sitúa por encima de las clases y los partidos es capaz de llevar a cabo algunas de sus propias tareas fundamentales (es decir, difunde el derrotismo con respecto a la dictadura, como la socialdemocracia antes de esta), despliega a las masas que organiza en luchas por acuerdos sociales "democráticos y progresistas", en oposición diametral a los que el poder proletario se ha fijado como objetivo desde 1848 y en el "Manifiesto".
1. Nada ilustra mejor la magnitud total de este retroceso que una lista de las medidas a tomar tras la toma del poder en un país del Occidente capitalista. Después de un siglo estas "correcciones" son diferentes de las enumeradas en el "Manifiesto", sin embargo sus características son las mismas.
2. Una lista de estas demandas se ve así:
1. "Desinversión de capital": se asigna a los medios de producción una proporción menor en relación con los bienes de consumo.
2. "Aumento de los costos de producción" de tal manera que -mientras existan los salarios, el dinero y el mercado- se intercambie más remuneración por menos tiempo de trabajo.
3. "Reducción drástica del tiempo de trabajo" -por lo menos a la mitad, ya que el desempleo y las actividades socialmente inútiles y perjudiciales pronto serán cosas del pasado.
4. Una reducción de la masa de lo producido mediante un "plan de subproducción", es decir, la concentración de la producción en lo necesario, así como una "regulación autoritaria del consumo" mediante la cual se combate la promoción de bienes de consumo inútiles, perjudiciales y de lujo y se prohíben violentamente las actividades que propagan una mentalidad reaccionaria.
5. Rápida "disolución de los límites de la empresa" por la que las decisiones sobre la producción no se asignan a la fuerza de trabajo, sino que el nuevo plan de consumo determina lo que se debe producir.
6. "Rápida abolición de los servicios sociales", en virtud de la cual las limosnas de caridad características de la producción de mercancías se sustituyen por una provisión social (mínima inicial) para los incapacitados para trabajar.
7. "Congelación de la construcción" en los anillos de viviendas y lugares de trabajo en torno a las ciudades grandes y pequeñas a fin de que la población se distribuya cada vez más equitativamente en toda la superficie terrestre del país. Con la prohibición del transporte innecesario, la limitación del tráfico y la velocidad del transporte.
8. "Una lucha decisiva contra la especialización profesional" y la división social del trabajo mediante la eliminación de toda posibilidad de hacer carrera o de obtener un título.
9. Medidas inmediatas políticamente determinadas para poner las escuelas, la prensa, todos los medios de comunicación e información, así como todo el espectro de la cultura y el entretenimiento bajo el control del Estado comunista.
2. No es de extrañar que los estalinistas y sus afines, junto con sus partidos en Occidente, exijan hoy precisamente lo contrario, no sólo en lo que respecta a los objetivos "institucionales" y también político-jurídicos, sino incluso en lo que respecta a los objetivos "estructurales", es decir, socioeconómicos.
La causa de ello es su coordinación con el partido que preside el Estado ruso y sus países hermanos, donde la tarea de la transformación social sigue siendo la de la transición de las formas pre capitalistas al capitalismo: Con todas las correspondientes demandas y pretensiones ideológicas, políticas, sociales y económicas en su equipaje, apuntando hacia un cénit burgués; se alejan con horror solamente de un nadir medieval.
Sus compinches occidentales siguen siendo nauseabundos renegados en la medida en que el peligro feudal (que sigue siendo material y real en las zonas insurgentes de Asia) es inexistente y falso en lo que respecta al hinchado supercapitalismo del otro lado del Atlántico, y para los proletarios que se estancan bajo su nervio civilizado, liberal y nacionalista es una mentira.
El texto fue publicado el año siguiente a la escisión del Partido Comunista Internacionalista que se había formado en Italia durante la guerra tras una importante oleada de luchas obreras[[7]]. Sin embargo, la escisión -como la disolución del grupo de Marc, la Gauche Communiste de France, que también tuvo lugar en 1952- fue una expresión del hecho de que, en contra de las esperanzas de muchos revolucionarios, la guerra no había dado lugar a un nuevo auge proletario sino a la profundización de la contrarrevolución. Los desacuerdos entre los "Damenistas" y los "Bordiguistas" del Partito Comunista Internazionalista de Italia se debieron en parte a las diferentes apreciaciones del período de posguerra. Bordiga y sus seguidores tendían a comprender mejor el hecho de que el período era de creciente reacción[[8]]. Y sin embargo, aquí tenemos a Bordiga formulando una lista de demandas que serían más adecuadas para un momento de lucha revolucionaria abierta. Este texto aparece así, más como una especie de experimento de pensamiento que como una plataforma para ser tomada por un movimiento de masas. Esto podría explicar, en cierta medida, algunas de las debilidades y lagunas más evidentes del documento, aunque en un sentido más profundo son el producto de contradicciones e inconsistencias que ya estaban incrustadas en la visión del mundo de los Bordiguistas.
Leyendo las observaciones que introducen y concluyen el texto, también podemos ver que fue escrito como parte de una polémica más amplia contra lo que los bordiguistas describen como las corrientes "reformistas"; en particular los estalinistas, esos falsos herederos de la tradición de Marx, Engels y Lenin. La principal razón por la que los bordiguistas calificaron a los partidos comunistas oficiales como reformistas no fue tanto que compartieran las ilusiones de los trotskistas, de que éstos seguían siendo organizaciones obreras, sino más bien porque los estalinistas se habían vuelto cada vez más partidarios de formar frentes nacionales con los partidos burgueses tradicionales y abogaban por una "transición" gradual al socialismo mediante la formación de "democracias populares" y diversas coaliciones parlamentarias. Contra estas aberraciones, Bordiga reafirma los fundamentos del Manifiesto Comunista que toma como punto de partida la necesidad de la conquista violenta del poder por el proletariado (en retrospectiva, también podemos señalar aquí el abismo que separa a Bordiga de muchos que "hablan en su nombre", en particular las corrientes de "comunización" que a menudo citan a Bordiga pero que se atragantan ante su insistencia en la necesidad de la dictadura proletaria y de un partido comunista). Al mismo tiempo, aún con la vista puesta en los estalinistas, Bordiga deja claro que aunque las medidas "transitorias" específicas defendidas al final del segundo capítulo del Manifiesto de 1848 -el creciente impuesto progresivo sobre la renta, la formación de un banco estatal, el control estatal de las comunicaciones y las industrias clave, etc.- pueden constituir la espina dorsal del programa económico de los "reformistas", no deben considerarse como verdades eternas: el propio Manifiesto subrayaba que "no deben tratarse como un socialismo completo, sino como pasos que deben identificarse como preliminares, inmediatos y esencialmente contradictorios", y que correspondían al bajo nivel de desarrollo capitalista en el momento de su elaboración; y de hecho bastantes de ellos ya han sido implementados por la propia burguesía.
Se le podría perdonar que tome esto como una refutación de la invariabilidad, la idea de que el programa comunista ha permanecido esencialmente inalterado desde al menos 1848. De hecho, Bordiga castiga a los estalinistas porque ellos "no seguían una teoría fija, sino que creían que se requería un desarrollo ulterior perpetuo como resultado del cambio histórico". Y de nuevo, argumenta que sus "correcciones" propuestas para el programa inmediato "son diferentes de las enumeradas en el 'Manifiesto'; sin embargo, sus características son las mismas". Encontramos esto contradictorio y no convincente. Si bien es cierto que ciertos elementos clave del programa comunista, como la necesidad de la dictadura proletaria, no cambian, la experiencia histórica ha aportado, en efecto, profundos desarrollos en la comprensión de cómo puede surgir esta dictadura y las formas políticas que la compondrán. Esto no tiene nada que ver con el "revisionismo" de los socialdemócratas, los estalinistas u otros que pueden haber usado la excusa de "cambiar con los tiempos" para justificar su deserción del campo proletario.
Examinando las "correcciones" de Bordiga a las medidas propuestas por el Manifiesto, también se le podría perdonar que sólo viera sus debilidades, principalmente:
Sin embargo, el documento conserva un interés considerable para nosotros al tratar de comprender cuáles serían los principales problemas y prioridades de una revolución comunista que tendría lugar no en los albores de la decadencia del capitalismo, como en 1917-23, sino después de todo un siglo en el que el deslizamiento hacia la barbarie ha seguido acelerándose, y la amenaza para la supervivencia misma de la humanidad es mucho mayor que hace cien años.
El documento de Bordiga no intenta hacer un balance de los éxitos y fracasos de la Revolución Rusa a nivel político, y de hecho sólo hace una referencia superficial a la oleada revolucionaria que siguió a la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, en un aspecto, trata de aplicar una importante lección de las políticas económicas adoptadas por los bolcheviques: las propuestas de Bordiga son pertinentes porque reconocen que el camino hacia la abundancia material y una sociedad sin clases no puede basarse en un programa de "acumulación socialista", en el que el consumo sigue estando sujeto a la "producción por la producción" (que en realidad es la producción por el valor), el trabajo vivo sujeto al trabajo muerto. Sin duda, la revolución comunista se ha convertido en una necesidad histórica porque las relaciones sociales capitalistas se han convertido en un grillete para el desarrollo de las fuerzas productivas. Pero desde el punto de vista comunista, el desarrollo de las fuerzas productivas tiene un contenido muy diferente de su aplicación en la sociedad capitalista, donde está impulsado por el afán de lucro y, por tanto, la urgencia de la acumulación. El comunismo ciertamente aprovechará plenamente los avances científicos y tecnológicos logrados bajo el capitalismo, pero los volcará al uso humano, para que se conviertan en servidores del verdadero "desarrollo" que plantea el comunismo: el pleno florecimiento de las fuerzas productivas, es decir, las fuerzas creativas de los individuos asociados. Un ejemplo bastará aquí: con el desarrollo de la informática y la robotización, el capitalismo nos ha prometido el fin de la monotonía y una "sociedad del ocio". En realidad, estos potenciales beneficios han traído la miseria del desempleo o el trabajo precario a algunos, y una mayor carga de trabajo a otros, con la creciente presión sobre los empleados para seguir trabajando en sus computadoras en cualquier lugar y a cualquier hora del día.
Concretamente, los primeros cuatro puntos de su programa incluyen: la exigencia de dejar de centrarse en la producción de máquinas para producir más máquinas, y la orientación de la producción hacia el consumo directo. En el capitalismo, por supuesto, esto último ha significado la producción de cada vez más "bienes de consumo inútiles, perjudiciales y lujosos", lo que se ejemplifica hoy en día en la producción de computadoras o teléfonos móviles cada vez más sofisticados que están diseñados para fallar después de un período limitado y no pueden ser reparados, o en las industrias inmensamente contaminantes del automóvil y la moda rápida, en las que la "demanda de los consumidores" es llevada al punto de frenesí por la publicidad y los medios sociales de información. Para la clase trabajadora en el poder, la reorientación del consumo se centrará en la necesidad urgente de proporcionar a todos los seres humanos, en todo el planeta, las necesidades fundamentales de la vida. Tendremos que volver a estas cuestiones en otros artículos pero podemos mencionar algunas de las más obvias:
Pero al mismo tiempo, estas tareas realmente inmensas, que no son más que el punto de partida de una nueva cultura humana, no se pueden concebir como el resultado de un aumento brutal de la jornada laboral. Por el contrario, deben ir ligadas a una drástica reducción del tiempo de trabajo, sin la cual, hay que añadir, la participación directa de los productores en la vida política de las asambleas generales y consejos no será factible. Y esta reducción se logrará en gran medida mediante la eliminación del despilfarro: el despilfarro del desempleo y de "actividades socialmente inútiles y perjudiciales".
Ya en los inicios del capitalismo, en un discurso en Elberfeld en 1845, Engels estigmatizó la forma en que el capitalismo no podía evitar un terrible mal uso de la energía humana e insistió en que sólo una transformación comunista podía resolver el problema.
"Desde el punto de vista económico, la actual organización de la sociedad es seguramente la más irracional y poco práctica que podemos concebir. La oposición de intereses tiene como resultado que una gran cantidad de la fuerza de trabajo sea utilizada de manera que la sociedad no gane nada, y que una cantidad sustancial de capital se pierda innecesariamente sin reproducirse. Ya lo vemos en las crisis comerciales; vemos cómo masas de mercancías, todas ellas producidas por los hombres con gran esfuerzo, se tiran a precios que causan pérdidas a los vendedores; vemos cómo masas de capital, acumuladas con gran esfuerzo, desaparecen ante los ojos de sus propietarios como resultado de las quiebras. Sin embargo, discutamos el comercio actual con un poco más de detalle. Consideren a través de cuántas manos debe pasar cada producto antes de que llegue al consumidor real. Consideren, caballeros, ¡cuántos intermediarios, especuladores superfluos y estafadores se han metido entre el productor y el consumidor! Tomemos, por ejemplo, un fardo de algodón producido en América del Norte. La bala pasa de las manos del plantador a las del agente en alguna estación del Mississippi y viaja por el río hasta Nueva Orleans. Aquí se vende -por segunda vez, porque el agente ya lo ha comprado al plantador- vendido, bien podría ser, al especulador, que lo vende una vez más, al exportador. La bala viaja ahora a Liverpool donde, una vez más, un especulador codicioso extiende sus manos hacia ella y la agarra. Este hombre la cambia entonces a un comisionista que, asumamos, es un comprador de una casa alemana. Así pues, la bala viaja a Rotterdam, a orillas del Rin, a través de otra docena de manos de transportistas, siendo descargada y cargada una docena de veces, y sólo entonces llega a las manos, no del consumidor, sino del fabricante, que primero la convierte en un artículo de consumo, y que tal vez vende su hilo a un tejedor, que dispone lo que ha tejido al impresor textil, que luego hace negocios con el mayorista, que luego trata con el minorista, que finalmente vende la mercancía al consumidor. Y todos esos millones de estafadores intermediarios, especuladores, agentes, exportadores, comisionistas, transportistas, mayoristas y minoristas, que en realidad no aportan nada al producto en sí -todos quieren vivir y obtener ganancias- y también lo hacen, en promedio, de lo contrario no podrían subsistir. Caballeros, ¿no hay otra forma más sencilla y barata de traer una bala de algodón de América a Alemania y de hacer llegar el producto fabricado con ella a las manos del verdadero consumidor, que este complicado negocio de diez veces vender y cien veces cargar, descargar y transportar de un almacén a otro? ¿No es éste un ejemplo sorprendente del múltiple desperdicio de la fuerza de trabajo provocado por la divergencia de intereses? Tal forma tan complicada de transporte está fuera de discusión en una sociedad racionalmente organizada. Siguiendo nuestro ejemplo, así como se puede saber fácilmente cuánto algodón o productos manufacturados de algodón necesita una colonia individual, será igualmente fácil para la autoridad central determinar cuánto necesitan todas las aldeas y municipios del país. Una vez elaboradas esas estadísticas -lo que puede hacerse fácilmente en uno o dos años- el consumo medio anual sólo cambiará en proporción al aumento de la población; por lo tanto, en el momento oportuno es fácil determinar de antemano la cantidad de cada artículo concreto que la gente necesitará; toda la gran cantidad se pedirá directamente a la fuente de suministro; será entonces posible adquirirlo directamente, sin intermediarios, sin más demora y descarga de lo que realmente requiere la naturaleza del viaje, es decir, con un gran ahorro de mano de obra; no será necesario pagar a los especuladores, a los comerciantes grandes y pequeños, su rastrillaje. Pero esto no es todo -de esta manera estos intermediarios no sólo se hacen inofensivos para la sociedad, sino que, de hecho, se hacen útiles para ella. Mientras que ahora realizan en perjuicio de todos los demás un tipo de trabajo que es, en el mejor de los casos, superfluo pero que, sin embargo, les permite ganarse la vida, incluso en muchos casos con grandes riquezas, y si, por lo tanto, en la actualidad perjudican directamente el bien común, quedarán entonces en libertad para realizar un trabajo útil y asumir una ocupación en la que puedan demostrar que son miembros reales, y no meramente aparentes, falsos miembros, de la sociedad humana, y participantes en su actividad como conjunto”[[11]].
Engels enumera a continuación otros ejemplos de este despilfarro: la necesidad, en una sociedad basada en la competencia y la desigualdad, de mantener instituciones sumamente costosas pero totalmente improductivas, como los ejércitos permanentes, las fuerzas de policía y las prisiones; el trabajo humano que se dedica a servir lo que William Morris denominó "el sucio lujo de los ricos"; y por último, pero no por ello menos importante, el enorme despilfarro de mano de obra que genera el desempleo, que alcanza niveles particularmente escandalosos durante las periódicas crisis "comerciales" del sistema. A continuación, contrasta el derroche del capitalismo con la simplicidad esencial de la producción y distribución comunista, que se calcula sobre la base de lo que los seres humanos necesitan y el tiempo total necesario para el trabajo que satisfará esta necesidad.
Todos estos sufrimientos capitalistas, observables durante el período de crecimiento y expansión del capitalismo, se han vuelto mucho más destructivos y peligrosos durante la época de decadencia del capitalismo: la guerra y el militarismo se han apoderado cada vez más de todo el aparato económico, y constituyen una amenaza tan grande para la humanidad que ciertamente es una de las prioridades más urgentes que enfrentará la dictadura proletaria (una que Bordiga no menciona, aunque la "era atómica" ya había aparecido claramente en el momento de escribir este texto) será librar al planeta de las armas de destrucción masiva acumuladas por el capitalismo, sobre todo porque no hay garantía de que, ante su derrocamiento definitivo por la clase obrera, la burguesía o facciones de ella prefieran destruir a la humanidad que sacrificar su dominio de clase.
Un capitalismo militarizado también sólo puede operar a través del crecimiento canceroso del Estado, con su propio ejército permanente de burócratas, policías y espías. Los servicios de seguridad, en particular, se han hinchado hasta alcanzar proporciones gigantescas, al igual que su contra imagen, las bandas mafiosas que imponen su orden brutal en muchos países de la periferia capitalista.
Del mismo modo, la decadencia capitalista, con su vasto aparato bancario, financiero y publicitario, que es más esencial que nunca para la circulación de las mercancías realmente producidas, ha inflado enormemente el número de personas que participan en formas fundamentalmente inútiles de la actividad diaria; y las sucesivas olas de "globalización" han hecho aún más evidentes los absurdos que implica la circulación planetaria de mercancías, por no hablar de su creciente coste a nivel ecológico. Y la cantidad de trabajo dedicado a las demandas de lo que hoy se llama "super ricos" no es menos chocante que en los tiempos de Engels -no sólo en su inagotable necesidad de sirvientes sino también en su sed de lujos verdaderamente inútiles como jets privados, yates y palacios. Y en el polo opuesto, en una época en la que la crisis económica del sistema ha tendido a hacerse permanente, el desempleo es menos un azote cíclico que permanente, incluso cuando se disfraza a través de la proliferación de empleos a corto plazo y del subempleo. En el llamado tercer mundo, la destrucción de las economías tradicionales ha dado lugar a algunas zonas de desarrollo capitalista intensivo, pero también ha creado un gigantesco "subproletariado" que vive la existencia más precaria como habitantes de chabolas en las poblaciones de África o las "favelas" de Brasil y toda América Latina.
Así, Bordiga -aunque no era coherente en su comprensión de la decadencia del sistema- había comprendido que la implementación del programa comunista en esta época no significa avanzar hacia la abundancia a través de un proceso muy rápido de industrialización, como los bolcheviques habían tendido a suponer, dadas las condiciones "atrasadas" que se enfrentaban en Rusia después de 1917. Ciertamente, requerirá el desarrollo y la aplicación de las tecnologías más avanzadas, pero inicialmente tomará la forma de un desmantelamiento planificado de todo lo que es dañino e inútil en el aparato de producción existente, y una reorganización mundial de los recursos humanos reales que el capitalismo continuamente despilfarra y destruye.
El movimiento comunista de hoy -aunque haya tardado en reconocer la magnitud del problema- no puede ayudar sin ser consciente del costo ecológico del desarrollo capitalista en el siglo pasado, y sobre todo desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Para nosotros es más evidente que para los bolcheviques, que no podemos llegar al comunismo a través de los métodos de la industrialización capitalista, que sacrifican tanto la fuerza de trabajo humana, como la riqueza natural a las exigencias de la ganancia, al ídolo del valor auto expandido. Ahora entendemos que una de las principales tareas que enfrenta el proletariado, es la de detener la amenaza de un calentamiento global galopante y aclarar el gigantesco desorden que el capitalismo nos habrá legado: la destrucción gratuita de los bosques y las tierras vírgenes, el envenenamiento del aire, la tierra y el agua por el sistema de producción y transporte existente. Algunas partes de esta "herencia" requerirán muchos años de paciente investigación y trabajo para superar la contaminación de los mares y la cadena alimenticia por los residuos plásticos, que es sólo un ejemplo. Y como ya hemos mencionado, la satisfacción de las necesidades más básicas de la población mundial (alimentación, vivienda, salud, etc.) tendrá que ser coherente con este proyecto global de armonización entre el hombre y la naturaleza.
El mérito de Bordiga es que ya tomó conciencia de este problema a principios de los años 50: su intuición de lo central de esta dimensión se muestra sobre todo en su posición sobre el problema de las "grandes ciudades", que está plenamente en consonancia con el pensamiento de Marx y especialmente de Engels.
La ciudad y la civilización derivan de las mismas raíces, histórica y etimológicamente. A veces el término "civilización" se extiende de nuevo para incluir la totalidad de la cultura y la moral humana[[12]]; en este sentido los cazadores-recolectores de Australia o África también constituyen una civilización. Pero no hay duda de que la transición a la vida en las ciudades, que es la definición de civilización más utilizada, representó un desarrollo cualitativo en la historia de la humanidad: un factor de avance de la cultura y de registro de la propia historia, pero también los comienzos definitivos de la explotación de las clases y del Estado. Incluso antes del capitalismo, como muestra Weber, la ciudad es también inseparable del comercio y la economía del dinero[[13]]. Pero la burguesía es la clase urbana por excelencia, y las ciudades medievales se convirtieron en los centros de resistencia a la hegemonía de la aristocracia feudal, cuya riqueza se basaba sobre todo en la propiedad de la tierra y la explotación de los campesinos. El proletariado moderno no es menos que una clase urbana, formada a partir de la expropiación de los campesinos y la ruina de los artesanos. Conducida a las zonas conurbanas construidas apresuradamente de Manchester, Glasgow o París; fue aquí donde la clase obrera se dio cuenta por primera vez de que era una clase distinta, opuesta a la burguesía, y comenzó a concebir un mundo más allá del capitalismo.
En el plano de la relación del hombre con la naturaleza, la ciudad presenta el mismo aspecto dual: el centro del desarrollo científico y tecnológico, abriendo el potencial de liberación de la escasez y la enfermedad. Pero este creciente "dominio de la naturaleza", que tiene lugar en condiciones de alienación del hombre de sí mismo y de la naturaleza, es también inseparable de la destrucción de la naturaleza y de una serie de catástrofes ecológicas. Así, la decadencia de las culturas de las ciudades sumerias o mayas se ha explicado como el resultado de que la ciudad se extralimitó, agotando el medio circundante de bosques y agricultura, cuyo colapso asestaba terribles golpes a la arrogancia de las civilizaciones que habían empezado a olvidar su íntima dependencia de la naturaleza. Así también las ciudades, en la medida en que presionaron a los seres humanos a juntarse como sardinas, no lograron resolver el problema básico de la eliminación de residuos, e invirtieron las relaciones seculares entre los seres humanos y los animales, se convirtieron en el caldo de cultivo de plagas como la Peste Negra en el período de decadencia feudal o el cólera y el tifus que asolaron las ciudades industriales del capitalismo temprano. Pero, de nuevo, hay que considerar el otro lado de la dialéctica: la burguesía en ascenso fue capaz de entender que las enfermedades que atacan a sus esclavos asalariados también podían llegar a las puertas de los capitalistas y socavar todo su edificio económico. De este modo, pudo comenzar y llevar a cabo asombrosas proezas de ingeniería en la construcción de sistemas de alcantarillado que siguen funcionando hoy en día, mientras que se aplicaron conocimientos médicos en rápida evolución para la eliminación de formas de enfermedad hasta ahora crónicas.
En la obra de Federico Engels en particular, podemos encontrar los elementos fundamentales para una historia de la ciudad desde un punto de vista proletario. En El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, traza la disolución de las antiguas "gens", la organización tribal basada en los lazos de parentesco, a la nueva organización territorial de la ciudad, que marca la división irreversible en clases antagónicas y con ella el surgimiento del poder estatal, cuya tarea es evitar que estas divisiones desgarren la sociedad. En La condición de la clase obrera en Inglaterra, dibuja un cuadro de las infernales condiciones de vida del joven proletariado, la suciedad y la enfermedad cotidiana de los barrios bajos de Manchester, pero también el empuje a la conciencia de clase y la organización que, al final, desempeñarán el papel decisivo de obligar a la clase dirigente a conceder reformas significativas a los trabajadores.
En dos obras posteriores, El Anti-Duhring y La Cuestión de la Vivienda, Engels se embarca en un debate sobre la ciudad capitalista en una fase en la que el capitalismo ya ha triunfado en el corazón de Europa y los EE.UU. y está a punto de conquistar el mundo entero. Y es notable que ya concluye que las grandes ciudades se han extralimitado y tendrán que desaparecer para cumplir la exigencia del Manifiesto Comunista: la abolición de la separación entre la ciudad y el campo. Cabe recordar que en la década de 1860, Marx también estaba cada vez más preocupado por el impacto destructivo de la agricultura capitalista en la fertilidad del suelo, y señaló, en la obra de Liebig, que la aniquilación de la cubierta forestal en algunas partes de Europa estaba repercutiendo en el clima, aumentando las temperaturas locales y disminuyendo las precipitaciones[[14]]. En otras palabras: así como Marx percibió los signos de la decadencia política de la clase burguesa después de su aplastamiento de la Comuna de París y, en su correspondencia con los revolucionarios rusos hacia el final de su vida, buscaba la manera de que las regiones donde el capitalismo aún no había triunfado plenamente pudieran evitar el purgatorio del desarrollo capitalista; tanto él como Engels habían empezado a preguntarse si, en lo que concernía al capitalismo, ya era suficiente[[15]]. ¿Quizás ya se habían sentado las bases materiales para una sociedad comunista mundial, y un mayor "progreso" para el capital tendría un resultado cada vez más destructivo? Sabemos que el sistema, a través de su expansión imperialista en las últimas décadas del siglo 19º, prolongaría su vida por varias décadas más y proporcionaría la base para una fase asombrosa de crecimiento y desarrollo, llevando a algunos elementos del movimiento obrero a cuestionar el análisis marxista de la inevitabilidad de la crisis y la decadencia capitalista, sólo para que las contradicciones no resueltas del capital explotaran a la vista en la guerra de 1914-18 (que Engels también había anticipado). Pero las preguntas de búsqueda sobre el futuro que habían empezado a plantearse precisamente cuando el capitalismo había llegado a su cénit eran perfectamente válidas en ese momento y son más relevantes hoy en día.
En "La transformación de las relaciones sociales", Revista Internacional 85, examinamos cómo los revolucionarios del siglo XIX -en particular Engels, pero también Bebel y William Morris- habían argumentado que el crecimiento de las grandes ciudades ya había llegado al punto en que la abolición del antagonismo entre la ciudad y el campo se había convertido en una necesidad real, por lo que la expansión de las grandes ciudades debe llegar a su fin en favor de una mayor unidad entre la industria y la agricultura y una distribución más uniforme de las viviendas humanas en toda la Tierra. Era una necesidad no sólo para resolver problemas acuciantes como la eliminación de desechos y la prevención del hacinamiento, la contaminación y las enfermedades, sino también como base para un ritmo de vida más humano en armonía con la naturaleza.
En "Damen, Bordiga y la pasión por el comunismo", Revista Internacional 158[16], mostramos que Bordiga -quizás más que cualquier otro marxista del siglo 20º- se había mantenido fiel a este aspecto esencial del programa comunista, citando por ejemplo su artículo de 1953 "Espacio contra cemento"[[17]], que es una polémica apasionante contra las tendencias contemporáneas de la arquitectura y el urbanismo (un área en la que el propio Bordiga estaba profesionalmente calificado), que fueron impulsadas por la necesidad del capital de acumular el mayor número posible de seres humanos en espacios cada vez más restringidos, una tendencia tipificada por la rápida construcción de torres de bloques supuestamente inspiradas en las teorías arquitectónicas de Le Corbusier. Bordiga es despiadado con los proveedores de la ideología moderna de planificación urbana:
"Cualquiera que aplauda tales tendencias no debe ser considerado sólo como defensor de las doctrinas, ideales e intereses capitalistas, sino como cómplice de las tendencias patológicas de la etapa suprema del capitalismo en decadencia y disolución" (¡no hay dudas sobre la decadencia aquí, entonces!). En otra parte del mismo artículo afirma:
"Verticalismo", se llama esta doctrina deformada; el capitalismo es verticalista. El comunismo será 'horizontalista". Y al final del artículo anticipa con alegría el día en que "los monstruos de cemento serán ridiculizados y suprimidos" y las "ciudades gigantes desinfladas" para "hacer la densidad de la vida y el trabajo uniformes sobre la tierra habitable".
En otro trabajo, "La especie humana y la corteza terrestre"[[18]], Bordiga cita extensamente la obra de Engels Sobre la Cuestión de la Vivienda, y no podemos evitar la tentación de hacer lo mismo. Esto es de la última sección del panfleto, donde Engels culpa al seguidor de Proudhon, Mülberger, por afirmar que es utópico por querer superar el "inevitable" antagonismo entre la ciudad y el campo:
"La abolición de la antítesis entre la ciudad y el campo no es ni más ni menos utópica que la abolición de la antítesis entre los capitalistas y los trabajadores asalariados. Día a día se está convirtiendo cada vez más en una demanda práctica de la producción industrial y agrícola. Nadie ha exigido esto con más energía que Liebig en sus escritos sobre la química de la agricultura, en los que su primera exigencia siempre ha sido que el hombre devuelva a la tierra lo que toma de ella, y en los que demuestra que sólo la existencia de las ciudades, y en particular de las grandes ciudades, lo impide. Cuando se observa cómo sólo aquí en Londres se vierte cada día al mar una cantidad de estiércol mayor que la que produce todo el reino de Sajonia, con un gasto de enormes sumas, y cuando se observa los colosales trabajos que son necesarios para evitar que este estiércol envenene a todo Londres, entonces la propuesta utópica de abolir la antítesis entre la ciudad y el campo recibe una base peculiarmente práctica. Y hasta el Berlín comparativamente insignificante se ha estado revolcando en su propia mugre por lo menos durante treinta años.
Por otra parte, es completamente utópico querer, como Proudhon, transformar la sociedad burguesa actual manteniendo al campesino como tal. Sólo una distribución lo más uniforme posible de la población en todo el país, sólo una conexión integral entre la producción industrial y la agrícola, junto con la extensión, por tanto necesaria, de los medios de comunicación -presuponiendo la abolición del modo de producción capitalista- podría salvar a la población rural del aislamiento y el estupor en el que ha vegetado casi sin cambios durante miles de años"[[19]].
Se sugieren varias líneas de pensamiento en este pasaje, y Bordiga es muy consciente de ellas. En primer lugar, Engels insiste en que la superación del antagonismo entre la ciudad y el campo está íntimamente ligada a la superación de la división general del trabajo capitalista -un tema desarrollado más adelante en el Anti-Dühring, en particular la división entre el trabajo mental y manual que parece tan insalvable en el proceso de producción capitalista. Ambas separaciones, nada menos que la división entre el capitalista y el trabajador asalariado, son indispensables para el surgimiento de un ser humano completo. Y contrariamente a los esquemas de los retrógrados proudhonistas, la abolición de la relación social capitalista no implica la preservación de la propiedad a pequeña escala de los campesinos o artesanos; trascendiendo las divisiones ciudad-campo, industria-agricultura, se rescatará al campesino del aislamiento y la vegetación intelectual tanto como liberará a los habitantes de la ciudad del hacinamiento y la contaminación.
En segundo lugar, Engels plantea aquí, como en otros lugares, el simple pero a menudo evitado problema de los excrementos humanos. En sus primeras formas "salvajes", las ciudades capitalistas casi no previeron el tratamiento de los desechos humanos, y muy rápidamente pagaron el precio en la generación de enfermedades epidémicas, en particular la disentería y el cólera, flagelos que todavía persisten en las chabolas de la periferia capitalista, donde es notoria la ausencia de medios básicos de higiene. La construcción de la red de alcantarillado representó sin duda un paso adelante en la historia de la ciudad burguesa. Pero el simple hecho de eliminar los desechos humanos es en sí mismo una forma de desecho, ya que podría ser utilizado como un fertilizante natural (como de hecho lo fue en la historia anterior de la ciudad).
Mirando hacia atrás al Londres o Manchester de la época de Engels, uno podría decir fácilmente: pensaban que estas ciudades ya habían crecido demasiado, demasiado separadas de su entorno natural. ¿Qué habrían hecho con los modernos avatares de estas ciudades? La ONU ha estimado que alrededor del 55% de la población mundial vive actualmente en grandes ciudades, pero si el crecimiento actual de las ciudades continúa, esta cifra aumentará a alrededor del 68% en 2050[[20]].
Este es un verdadero ejemplo de lo que Marx ya postuló en los Grundrisse: "el desarrollo como decadencia", y Bordiga fue previsor al ver esto en el período de reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial. Los antropólogos que buscan definir la apertura del período de lo que llaman la "Era Antropocena" (que básicamente significa la era en la que la actividad humana ha tenido un impacto fundamental y cualitativo en la ecología del planeta), suelen remontarse a la expansión de la industria moderna a principios del siglo XIX, en resumen, a la victoria del capitalismo. Pero algunos de ellos también hablan de una "Gran Aceleración" que tuvo lugar después de 1945, y podemos ver que el monstruo se aceleró aún más después de 1989 con el ascenso de China y otros países "en desarrollo".
Las consecuencias de este crecimiento son bien conocidas: la contribución de la megalópolis al calentamiento global mediante la construcción sin obstáculos, el consumo de energía y las emisiones de la industria y el transporte, que también hacen que el aire sea irrespirable en muchas ciudades (ya señalado por Bordiga en "La especie humana y la corteza terrestre": "En cuanto a la democracia burguesa, se ha rebajado tanto que ha renunciado a la libertad de respirar"). La propagación incontrolada de la urbanización ha sido un factor primordial en la destrucción de los hábitats naturales y en la extinción de especies; y por último, pero no menos importante, las mega ciudades han revelado su papel como incubadoras de nuevas enfermedades pandémicas, la más mortífera y contagiosa de las cuales -Covid-19- está en el momento de escribir este artículo, paralizando la economía mundial y dejando un rastro mundial de muerte y sufrimiento. De hecho, las dos últimas "contribuciones" probablemente se han unido en la epidemia de Covid-19, que es una de las numerosas en las que un virus ha saltado de una especie a otra. Esto se ha convertido en un problema importante en países como China y en muchas partes de África, donde los hábitats de los animales están siendo destruidos, lo que ha dado lugar a una considerable expansión del consumo de "carne de animales salvajes", y donde las nuevas ciudades, construidas para servir al frenesí de crecimiento económico de China, tienen mínimos controles de higiene.
En la lista de medidas revolucionarias que figura en el artículo de Bordiga, el punto 7 es el más relevante para el proyecto de abolir el antagonismo entre la ciudad y el campo:
"‘Congelación de la construcción’ en los anillos de viviendas y lugares de trabajo alrededor de las grandes y pequeñas ciudades con el fin de distribuir la población cada vez más equitativamente en toda la superficie terrestre del país. Con la prohibición del transporte innecesario, la limitación del tráfico y la velocidad del transporte".
Este punto parece especialmente contemporáneo hoy en día, cuando prácticamente todas las ciudades son el teatro de una implacable elevación "vertical" (la construcción de enormes rascacielos, sobre todo en los centros de las ciudades) y de una extensión "horizontal", que se come el campo circundante. La demanda es simplemente esta: detenerse. La hinchazón de las ciudades y la concentración insostenible de la población dentro de ellas es el resultado de la anarquía capitalista y, por lo tanto, esencialmente no es planificada, ni centralizada. La energía humana y las posibilidades tecnológicas que actualmente están comprometidas en este crecimiento canceroso deben, desde el principio del proceso revolucionario, ser movilizadas en una dirección diferente. Aunque la población mundial ha crecido considerablemente desde que Bordiga calculó, en Espacio contra Cemento, que "en promedio nuestra especie tiene un kilómetro cuadrado por cada veinte de sus miembros"[[21]], sigue existiendo la posibilidad de una distribución mucho más racional y armoniosa de la población en todo el planeta, incluso teniendo en cuenta la necesidad de preservar grandes zonas de tierras vírgenes, necesidad que se comprende mejor hoy en día porque se ha establecido científicamente la inmensa importancia de preservar la biodiversidad en todo el planeta, pero era algo que ya había previsto Trotsky en Literatura y Revolución[[22]].
El significado de la abolición del antagonismo ciudad-campo fue distorsionada por el estalinismo: pavimentar sobre todo, construir "cuarteles de trabajadores" y nuevas fábricas sobre cada campo y bosque. Para el comunismo auténtico significará cultivar campos y plantar bosques en medio de las ciudades, pero también que las comunidades viables pueden ubicarse en una asombrosa variedad de lugares sin destruir todo lo que les rodea, y no estarán aisladas porque tendrán a su disposición los medios de comunicación que el capitalismo ha desarrollado efectivamente, a una velocidad desconcertante. Engels ya se había referido a esta posibilidad en "La Cuestión de la Vivienda" y Bordiga la retoma en "El espacio contra el cemento":
"Las formas de producción más modernas, que utilizan redes de estaciones de todo tipo, como las centrales hidroeléctricas, las comunicaciones, la radio, la televisión, dan cada vez más una disciplina operacional única a los trabajadores dispersos en pequeños grupos a lo largo de enormes distancias. El trabajo combinado permanece, en tejidos cada vez más grandes y maravillosos, y la producción autónoma desaparece cada vez más. Pero la densidad tecnológica mencionada anteriormente está disminuyendo constantemente. La aglomeración urbana y productiva permanece, por lo tanto, no por razones dependientes de lo óptimo de la producción, sino por la durabilidad de la economía de la ganancia y la dictadura social del capital".
La tecnología digital, por supuesto, ha avanzado aún más este potencial. Pero bajo el capitalismo, el resultado general de la "revolución de Internet" ha sido acelerar la atomización del individuo, mientras que la tendencia a "trabajar desde casa" -particularmente puesta de relieve por la crisis del Covid-19 y las medidas de aislamiento social que la acompañan- no ha reducido en absoluto la tendencia a la aglomeración urbana. El conflicto entre, por un lado, el deseo de vivir y trabajar en asociación con otros y, por otro, la necesidad de encontrar un espacio en el que moverse y respirar, sólo puede resolverse en una sociedad en la que el individuo ya no esté en desacuerdo con la comunidad.
Al igual que con la construcción de viviendas humanas, lo mismo ocurre con la loca carrera del transporte moderno: ¡deténgase, o al menos, reduzca la velocidad!
Aquí de nuevo, Bordiga se adelanta a su tiempo. Los métodos de transporte capitalista por tierra, mar y aire, basados en su inmensa mayoría en la quema de combustibles fósiles, representan más del 20% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono[[23]], mientras que las ciudades se han convertido en una de las principales fuentes de enfermedades cardíacas y pulmonares, que afectan especialmente a los niños. El número de muertes anuales en el mundo por accidentes de tráfico asciende a la asombrosa cifra de 1,35 millones, más de la mitad de los cuales son usuarios "vulnerables" de las carreteras: peatones, ciclistas y motociclistas[[24]]. Y estas son solo algunas de las más obvias desventajas del actual sistema de transporte. El ruido constante que genera cala los nervios de los habitantes de la ciudad, y la subordinación del urbanismo a las necesidades del automóvil (y de la industria automovilística, tan central en la economía capitalista existente) produce ciudades que están infinitamente fragmentadas, con zonas residenciales divididas entre sí por el incesante flujo de tráfico. Mientras tanto, la atomización social, una característica esencial de la sociedad burguesa y de la ciudad capitalista en particular, no sólo se ilustra sino que se refuerza por el solitario propietario y conductor de un automóvil que compite por el espacio vial con millones de almas igualmente separadas.
Por supuesto, el capitalismo ha tenido que tomar medidas para tratar de mitigar los peores efectos de todo esto: "compensación de emisiones de carbono" para balancear el exceso de vuelos, "calmar el tráfico" y los paseos sin coches en los centros de las ciudades, el paso al coche eléctrico.
Ninguna de estas "reformas" se acerca a la solución del problema porque ninguna de ellas aborda la relación social capitalista que se encuentra en su raíz. Tomemos el coche eléctrico por ejemplo: la industria automovilística “lo ha visto escrito en la pared” y tiende a cambiar cada vez más hacia esta forma de transporte. Pero incluso dejando de lado el problema de la extracción y eliminación del litio necesario para las baterías, o la necesidad de aumentar la producción de electricidad para alimentar estos vehículos -todo lo cual tiene un costo ecológico sustancial- una ciudad llena de vehículos eléctricos sería marginalmente más silenciosa y algo menos contaminada, pero aun así sería peligroso caminar por ella y con riesgo de ser atropellados en las esquinas.
Es posible que el comunismo haga un uso extensivo (aunque sin duda no exclusivo) de los vehículos eléctricos. Pero el verdadero problema está en otra parte. El capitalismo necesita operar a una velocidad vertiginosa porque el tiempo es dinero y el transporte se rige por las necesidades de la acumulación, que incluye el tiempo de "rotación" y por lo tanto el transporte en sus cálculos generales. El capitalismo está igualmente impulsado por la necesidad de vender el mayor número posible de productos, de ahí la constante presión para que cada individuo tenga su propia posesión personal -de nuevo tipificada por el coche privado que se ha convertido en un símbolo de riqueza y prestigio personal- la clave del "libre tránsito” en una era de incesantes atascos de tráfico.
El ritmo de vida en las ciudades actuales es mucho mayor (incluso con los atascos) que en la segunda parte del siglo XIX, pero en Mujer y socialismo, publicado por primera vez en 1879, August Bebel ya esperaba con impaciencia la ciudad del futuro, donde "el ruido angustioso, la aglomeración y el ajetreo de nuestras grandes ciudades con sus miles de vehículos de todo tipo cesa sustancialmente: la sociedad asume un aspecto de mayor reposo" (p. 300)[25].
Las prisas y la congestión que hacen que la vida en la ciudad sea tan estresante sólo pueden superarse cuando se ha suprimido el impulso de acumular, en favor de una producción planificada para distribuir libremente los valores de uso necesarios. En la elaboración de las redes de transporte del futuro, un factor clave será obviamente mantener al mínimo las emisiones de carbono y otras formas de contaminación, pero la necesidad de lograr un "mayor reposo", un cierto grado de paz y tranquilidad tanto para los residentes como para los viajeros, se tendrá ciertamente en cuenta en el plan general. Como hay mucha menos presión para ir de A a B a la mayor velocidad posible, los viajeros tendrán más tiempo para disfrutar del viaje en sí: tal vez, en un mundo así, el caballo volverá a algunas partes de la tierra, los veleros al mar, los dirigibles al cielo, mientras que también será posible utilizar medios de transporte mucho más rápidos cuando sea necesario[[26]]. Al mismo tiempo, el volumen de tráfico se reducirá enormemente si se puede romper la adicción a la propiedad personal de los vehículos, y los viajeros pueden tener acceso a transporte público gratuito de diversos tipos (autobuses, trenes, barcos, taxis y vehículos de autoconducción sin propietario). También debemos tener en cuenta que, a diferencia de muchas ciudades capitalistas occidentales, donde la mitad de los apartamentos están ocupados por propietarios o inquilinos solteros, el comunismo será un experimento de formas de vida más comunales; y en tal sociedad viajar en compañía de otros puede convertirse en un placer más que en una carrera desesperada entre competidores hostiles.
También hay que tener en cuenta que muchos de los viajes que obstruyen el sistema de transporte, los que implican viajar a trabajos inútiles como los relacionados con las finanzas, los seguros o la publicidad, no tendrán cabida en una sociedad sin dinero. La hora pico diaria será cosa del pasado. Al mismo tiempo, la producción de objetos útiles puede rediseñarse y reubicarse para evitar la necesidad de transportar los productos a largas distancias, lo que en el capitalismo suele estar determinado únicamente por el objetivo de encontrar mano de obra menos remunerada u otras ventajas (para el capital) como la falta de reglamentación ambiental. Toda la producción y distribución de los valores de uso que necesitamos se reorganizará y ya no serán necesarios tantos viajes entre los lugares de producción y las viviendas.
Así, las calles de una ciudad donde el furioso rugido del tráfico se ha reducido a un ronroneo, recuperarán algunas de sus antiguas ventajas y usos, como por ejemplo, los parques infantiles.
Una vez más, no subestimamos la magnitud de las tareas involucradas aquí. Aunque la posibilidad de vivir de manera más comunal o asociada está contenida en la transición a un modo de producción comunista, los prejuicios egoístas que se han exacerbado enormemente por varios cientos de años de capitalismo, no desaparecerán de manera automática y, de hecho, a menudo operarán como serios obstáculos al proceso de comunización. Como dijo Marx,
"La propiedad privada nos ha hecho tan estúpidos y unilaterales que un objeto sólo es nuestro cuando lo tenemos, cuando existe para nosotros como capital o cuando lo poseemos directamente, lo comemos, bebemos, vestimos, habitamos, etc., en definitiva cuando lo usamos. Aunque la propiedad privada concibe todas estas realizaciones inmediatas de la posesión sólo como medios de vida, y la vida a la que sirven es la vida de la propiedad privada, el trabajo y la capitalización. Por lo tanto, todos los sentidos físicos e intelectuales han sido reemplazados por el simple distanciamiento de todos estos sentidos -el sentido de tener" (Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844, capítulo sobre "Propiedad privada y comunismo")[27].
Rosa Luxemburgo siempre sostuvo que la lucha por el socialismo no era sólo una cuestión de "pan y mantequilla", sino que "moralmente... la lucha de la clase obrera denota la renovación cultural de la sociedad"[[28]]. Este aspecto cultural y moral de la lucha de clases, y sobre todo la lucha contra el "sentido del tener", continuará sin duda durante la transición al comunismo.
CDW
[1] “La transformación de las relaciones sociales”, Revista International 85: https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1775/xiii-la-transformacion-de-las-relaciones-sociales-segun-los-revolu [96]
“Damen, Bordiga, y la pasión por el Comunismo”, Revista Internacional 158, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201708/4225/el-comunismo-esta-a-la-orden-del-dia-de-la-historia-los-anos-1950- [97]
[2] “1918: El programa del Partido Comunista Alemán, Revista Internacional 93, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199802/1204/iii-1918-el-programa-del-partido-comunista-de-alemania [98] y “1919: el programa de la dictadura del proletariado” en Revista Internacional 95, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199810/1187/v-1919-el-programa-de-la-dictadura-del-proletariado [99]
“El programa del KAPD”, Revista Internacional 97, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199904/1169/vii-1920-el-programa-del-kapd [100]
[3] Hemos escrito muchos textos desarrollando esta noción fundamental para comprender la situación histórica que se arrastra desde hace más de un siglo y, en consecuencia, cuales son las tareas del proletariado. Ver por ejemplo, La decadencia : un concepto básico del marxismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/829/la-decadencia-un-concepto-basico-del-marxismo [101]
[4] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [17]
[5] Marx, Crítica del Programa de Gotha.
[6] “Damen, Bordiga y la pasión por el comunismo”, ver nota 1.
[7] Debemos señalar que el texto fue adoptado como un "documento del partido" de la nueva organización en lugar de ser simplemente una contribución individual.
[8] Pero los Damenistas fueron mucho más claros sobre muchas de las lecciones de la derrota de la revolución rusa y las posiciones del proletariado en la fase decadente del capitalismo. Ver "Damen, Bordiga y la pasión por el comunismo".
[9] https://es.internationalism.org/content/4544/marc-chirik-y-el-estado-en-el-periodo-de-transicion [102]
[10] Ver “Damen, Bordiga...”, obra citada.
[11] marxists.catbull.com/archive/marx/works/1845/02/15.htm.
[12] Ver por el ejemplo “El efecto Darwin en Patrick Tort” https://es.internationalism.org/cci-online/200904/2538/a-proposito-del-libro-el-efecto-darwin-una-concepcion-materialista-de-los-ori [103]
[13] Max Weber, La Ciudad, 1921.
[14] Ver Kohei Saito, El Ecosocialismo de Karl Marx, Nueva York, 2017.
[15] Sobre Marx y la cuestión Rusa, ver un artículo previo en esta serie, “El Marx maduro: Comunismo pasado y futuro”, Revista Internacional 81, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199507/1824/xi-el-marx-de-la-madurez-comunismo-del-pasado-comunismo-del-futuro [104]
[16] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201708/4225/el-comunismo-esta-a-la-orden-del-dia-de-la-historia-los-anos-1950- [97]
[17] Il Programma Comunista, Núm. 1, 8-24 enero de 1953. materialnecessity.org/2020/04/02/space-versus-cement-il-programa-comunista.
[18] Il Programma Comunista, Núm. 6, 18 de diciembre, 1952, https://libcom.org/article/human-species-and-earths-crust-amadeo-bordiga [105]
[20] https://www.cnbc.com/2018/05/17/two-thirds-of-global-population-will-live-in-cities-by-2050-un-says.html [107]
[21] Bordiga dio la cifra de 2.5 billones, hoy es más de 6.8 billion: https://www.quora.com/In-2009-the-world-population-was-6-8-billion-Exponential-growth-rate-was-1-13-per-year-What-is-the-estimated-world-population-in-2012-and-2020 [108]
[22] https://www.marxists.org/archive/trotsky/1924/lit_revo/ [109] Ver también Revista Internacional 111, “Trotsky y la cultura del comunismo”, https://en.internationalism.org/internationalreview/200210/9651/trotsky-and-culture-communism [110]
[26] Por supuesto, la gente puede seguir disfrutando de la emoción de viajar a una velocidad vertiginosa, pero tal vez en una sociedad racional tales placeres se obtendrán principalmente en pistas reservadas para ese propósito.
[28] “Estancamiento y progreso del marxismo”, 1903, https://www.marxists.org/espanol/luxem/03Estancamientoyprogresodelmarxismo_0.pdf [115]
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/files/es/gigc-ficci.pdf
[2] https://es.internationalism.org/content/4460/nuevo-curso-y-una-izquierda-comunista-espanola-de-donde-viene-la-izquierda-comunista
[3] https://es.internationalism.org/content/4519/quien-es-quien-en-nuevo-curso
[4] https://es.internationalism.org/content/4557/defensa-del-medio-politico-proletario-gaizka-calla-un-silencio-atronador
[5] https://es.internationalism.org/content/4488/lassalle-y-schweitzer-la-lucha-contra-los-aventureros-politicos-en-el-movimiento-obrero
[6] https://igcl.org/Nouvelle-attaque-du-CCI-contre-le
[7] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199701/1234/cuestiones-de-organizacion-iv-la-lucha-del-marxismo-contra-el-aven
[8] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200207/3276/documentos-de-la-vida-de-la-cci-el-combate-por-la-defensa-de-los-p
[9] https://es.internationalism.org/cci-online/200606/976/la-ficci-en-accion-mentiras-y-comportamiento-de-matones
[10] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/850/15-congreso-cci-reforzar-la-organizacion-frente-a-los-retos-del-per
[11] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1053/marc-de-la-revolucion-de-octubre-1917-a-la-ii-guerra-mundial
[12] https://fr.internationalism.org/ri328/Gauche_Communiste.htm
[13] https://fr.internationalism.org/content/10408/laventurier-gaizka-a-defenseurs-quil-merite-voyous-du-gigc#sdfootnote1anc
[14] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/694/solidaridad-con-nuestros-militantes-amenazados
[15] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/834/fraccion-interna-de-la-cci-intento-de-estafa-a-la-izquierda-comunis
[16] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200404/167/entender-la-descomposicion-i-las-raices-marxistas-de-la-nocion-de-d
[17] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[18] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199807/1196/construccion-de-la-organizacion-revolucionaria-tesis-sobre-el-para
[19] https://es.internationalism.org/cci-online/200612/1144/las-nuevas-calumnias-de-la-ficci
[20] https://es.internationalism.org/cci-online/200606/980/la-pretendida-solidaridad-de-la-cci-con-los-crs-como-la-ficci-intenta-ocultar-
[21] https://es.internationalism.org/content/4021/la-cci-atacada-por-une-nueva-oficina-del-estado-burgues
[22] https://es.internationalism.org/content/4042/conferencia-internacional-extraordinaria-de-la-cci-la-noticia-de-nuestra-desaparicion
[23] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/1768/respuesta-a-la-communist-workers-organisation-una-politica-de-agru
[24] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200504/69/polemica-con-el-bipr-una-politica-oportunista-de-agrupamiento-que-no
[25] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/201/el-nucleo-comunista-internacional-una-expresion-del-esfuerzo-de-tom
[26] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/473/a-proposito-de-la-ficci-toma-de-posicion-de-un-grupo-de-militantes-en-a
[27] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/641/noticias-de-argentina-el-nci-no-ha-roto-con-la-cci
[28] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/471/circulo-de-comunistas-internacionalistas-argentina-que-es-y-que-funcion
[29] mailto:[email protected]
[30] mailto:[email protected]
[31] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/3614/cuestiones-de-organizacion-iii-el-congreso-de-la-haya-en-1872-la-l
[32] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/defensa-de-la-organizacion
[33] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/parasitismo
[34] https://es.internationalism.org/files/es/la_verdad_revolucionaria_0.pdf
[35] https://www.leftcom.org/en/articles/2020-09-24/on-the-forty-fifth-anniversary-of-the-founding-of-the-cwo
[36] https://en.internationalism.org/icconline/201504/12486/statement-solidarity-ict
[37] https://en.internationalism.org/inter/122_lawv.html
[38] https://es.internationalism.org/content/4656/el-aventurero-gaizka-tiene-los-defensores-que-se-merece-los-matones-del-gigc
[39] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/199/carta-abierta-de-la-cci-a-los-militantes-del-bipr
[40] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/correspondencia-con-otros-grupos
[41] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/tendencia-comunista-internacionalista-antes-bipr
[42] https://es.internationalism.org/files/es/162-medio-trasmayo-esp.pdf
[43] https://es.internationalism.org/content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia
[44] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200902/2486/el-medio-politico-desde-1968-iii
[45] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4151/resolucion-sobre-la-situacion-internacional
[46] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199001/3502/derrumbe-del-bloque-del-este-dificultades-en-aumento-para-el-prole
[47] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199510/1815/xi-congreso-de-la-cci-el-combate-por-la-defensa-y-la-construccion-
[48] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200204/3283/documentos-de-la-vida-de-la-cci-la-cuestion-del-funcionamiento-org
[49] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199603/1780/cuestiones-de-organizacion-i-la-primera-internacional-y-la-lucha-c
[50] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1774/cuestiones-de-organizacion-ii-la-lucha-de-la-i-internacional-contr
[51] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/1767/cuestiones-de-organizacion-iii-el-congreso-de-la-haya-en-1872-la-l
[52] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200703/1788/parasitismo-politico-el-cbg-hace-la-faena-de-la-burguesia
[53] https://en.internationalism.org/icconline/jury_of_honour_01
[54] https://en.internationalism.org/icconline/jury_of_honour_02
[55] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/201/el-nucleo-comunista-internacional-una-expresion-del-esfuerzo-de-tom;
[56] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200
[57] https://es.internationalism.org/content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha
[58] https://es.internationalism.org/content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza
[59] https://es.internationalism.org/cci-online/201602/4138/respuesta-a-los-ex-miembros-de-nuestra-seccion-en-turquia
[60] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200907/2630/xviii-congreso-internacional-de-la-cci
[61] https://es.internationalism.org/cci-online/201004/2839/una-voz-internacionalista-en-australia
[62] https://en.internationalism.org/icconline/201802/14928/recent-attacks-icc-libcom
[63] https://es.internationalism.org/content/4160/los-anarquistas-y-el-imperialismo-kurdo
[64] https://en.internationalism.org/icconline/201305/7746/aufhebengate
[65] https://www.leftcom.org/en/articles/2017-01-06/ict-statement-on-the-dissolution-of-the-gio-canada
[66] https://www.leftcom.org/en/forum/2019-01-21/the-party-fractions-and-periodisation
[67] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201711/4256/22-congreso-de-la-cci-resolucion-sobre-la-situacion-internacional
[68] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/izquierda-comunista
[69] https://es.internationalism.org/tag/2/39/la-organizacion-revolucionaria
[70] https://es.internationalism.org/tag/desarrollo-de-la-conciencia-y-la-organizacion-proletaria/corriente-comunista-internacional
[71] https://es.internationalism.org/files/es/100_anos_ic_parte_iii.pdf
[72] https://es.internationalism.org/content/4422/centenario-de-la-fundacion-de-la-internacional-comunista-que-lecciones-se-pueden-sacar
[73] https://es.internationalism.org/content/4482/100-anos-tras-la-fundacion-de-la-internacional-comunista-que-lecciones-podemos-extraer
[74] https://es.internationalism.org/content/4435/la-internacional-de-la-accion-revolucionaria-de-la-clase-obrera
[75] https://es.internationalism.org/content/4431/sobre-el-primer-congreso-del-partido-comunista-internacionalista-de-italia
[76] https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/comintern/index.htm
[77] https://www.marxists.org/espanol/trotsky/eis/1921.ensenanzas3ercongic.pdf
[78] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197504/1941/revolucion-y-contrarrevolucion-en-italia-i
[79] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199804/1202/ix-la-accion-de-marzo-de-1921-o-el-peligro-de-la-impaciencia-peque
[80] https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/akal/lenin-oc-tomo-34.pdf
[81] https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelasocialdemocraciaalemana_0.pdf
[82] https://es.internationalism.org/cci/200606/972/la-cuestion-nacional-al-iniciarse-la-decadencia-del-capitalismo
[83] https://www.marxists.org/espanol/luxem/11Larevolucionrusa_0.pdf
[84] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201707/4221/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-primera-parte
[85] https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1920s/internacional/congreso2/03.htm
[86] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/998/la-degeneracion-de-la-revolucion-rusa
[87] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1179/la-cuestion-china-y-la-internacional-1920-1940-la-izquierda-comuni
[88] https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/comintern/4-Primeros3-Inter-2-edic.pdf
[89] https://fr.internationalism.org/brochures/pcf
[90] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200704/1823/china-1928-1949-i-eslabon-de-la-guerra-imperialista
[91] https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/comintern/1919/5_iii.htm
[92] https://www.marxists.org/espanol/gorter/1920/carta-abierta.htm
[93] https://es.internationalism.org/tag/desarrollo-de-la-conciencia-y-la-organizacion-proletaria/tercera-internacional
[94] https://es.internationalism.org/tag/3/51/partido-y-fraccion
[95] https://es.internationalism.org/files/es/bordiga_y_la_gran_ciudad.pdf
[96] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1775/xiii-la-transformacion-de-las-relaciones-sociales-segun-los-revolu
[97] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201708/4225/el-comunismo-esta-a-la-orden-del-dia-de-la-historia-los-anos-1950-
[98] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199802/1204/iii-1918-el-programa-del-partido-comunista-de-alemania
[99] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199810/1187/v-1919-el-programa-de-la-dictadura-del-proletariado
[100] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199904/1169/vii-1920-el-programa-del-kapd
[101] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/829/la-decadencia-un-concepto-basico-del-marxismo
[102] https://es.internationalism.org/content/4544/marc-chirik-y-el-estado-en-el-periodo-de-transicion
[103] https://es.internationalism.org/cci-online/200904/2538/a-proposito-del-libro-el-efecto-darwin-una-concepcion-materialista-de-los-ori
[104] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199507/1824/xi-el-marx-de-la-madurez-comunismo-del-pasado-comunismo-del-futuro
[105] https://libcom.org/article/human-species-and-earths-crust-amadeo-bordiga
[106] https://www.marxists.org/archive/marx/works/1872/housing-question/
[107] https://www.cnbc.com/2018/05/17/two-thirds-of-global-population-will-live-in-cities-by-2050-un-says.html
[108] https://www.quora.com/In-2009-the-world-population-was-6-8-billion-Exponential-growth-rate-was-1-13-per-year-What-is-the-estimated-world-population-in-2012-and-2020
[109] https://www.marxists.org/archive/trotsky/1924/lit_revo/
[110] https://en.internationalism.org/internationalreview/200210/9651/trotsky-and-culture-communism
[111] https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/2018/02/ipcc_wg3_ar5_chapter8.pdf
[112] http://www.asirt.org/safe-travel/road-safety-facts
[113] https://www.marxists.org/espanol/bebel/1879/1879.htm
[114] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/index.htm
[115] https://www.marxists.org/espanol/luxem/03Estancamientoyprogresodelmarxismo_0.pdf
[116] https://es.internationalism.org/tag/21/356/que-es-el-comunismo
[117] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/bordiguismo
[118] https://es.internationalism.org/tag/2/26/la-revolucion-proletaria
[119] https://es.internationalism.org/tag/3/42/comunismo