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Este noviembre en Chile ocurrirán las elecciones presidenciales que decidirán quién será el sucesor de Piñera, cuyo gobierno ha sido, como siempre, un acérrimo enemigo del proletariado. En particular, la revuelta popular de Octubre de 2019 y su cierre con el "pacto por la paz y una nueva constitución" anunciado por los partidos miembros del parlamento han dado golpes importantes, tanto a las condiciones de vida de la clase obrera como a su conciencia política. Quienes han leído los artículos anteriores sobre la situación en Chile1 sabrán que durante la revuelta los obreros no estuvieron presentes como clase, y como resultado fueron arrollados por la policía y el ejército, en una jornada que a la izquierda le encanta ensalzar como un levantamiento heroico de la "ciudadanía" para "exigir sus derechos", pero que en realidad fue una expresión de una lucha interclasista junto con la provocación violenta de la burguesía.
Antes de las elecciones de los miembros para la convención constituyente, se discutió en los medios burgueses largamente sobre los cupos reservados en esta para mujeres y miembros de pueblos originarios, por el lado de la izquierda diciendo que "se escucharán las voces de los oprimidos" y por el lado de la derecha que sería una medida "antidemocrática". Estas medidas corresponden a un ataque ideológico que en primera instancia distrae a la clase obrera de su propia lucha, desviando su atención hacia las disputas y el teatro parlamentario. Sin embargo, la función principal aquí es, por una parte, la mistificación de la democracia burguesa (es decir, que en el parlamento estaría representados todos los ciudadanos) y, por otra parte, la negación de la sociedad de clases pues se presenta a la sociedad como un montón de grupúsculos sin una base material, donde "cada uno tiene su propia lucha", esto dificulta enormemente el desarrollo tanto de una toma de conciencia en el proletariado como de una política unitaria y centralizada para la clase.
Las elecciones de los constituyentes resultaron en una gran victoria para la izquierda y un golpe contra la conciencia obrera. La "Lista del Pueblo" conformada por candidatos independientes con ideas de izquierda obtuvo la mayor cantidad de asientos, seguida por las coaliciones de la izquierda tradicional. El hecho de haber "derrotado a la derecha", más aún con "caras nuevas" pone muy alegres a algunos, pero la verdad es que para la clase esto no es ninguna mejora, la estúpida derecha sólo va siendo reemplazada por una izquierda más renovada pero igual de engañosa y anti proletaria. Y si bien algunos miembros de la asamblea constituyente vienen de sectores no explotadores o incluso de extracción proletaria, no los hace defensores del interés de la clase obrera. Es el programa y la estructura de los partidos y organizaciones que representan lo que es burgués pues pertenece al aparato del Estado y esos individuos de “origen social humilde” lo que hacen es avalar ante los obreros a esos partidos y organizaciones2.
Estas nuevas organizaciones “Renovadas” de izquierda no son propios de la clase obrera, sus intereses son los de fracciones de la burguesía que utilizan a clientelas pequeñoburguesas disputándose las vías del poder y desarrollando su propio caos político.
La desmovilización de la clase luego de este proceso no es algo casual, sino que es la meta de la estrategia ideológica de la burguesía, quieren decirle a la clase obrera que "ya se les entregamos una solución y eligieron a sus representantes, no queda nada más que hacer". Esto se aplica a todas las elecciones burguesas, especialmente para las elecciones presidenciales y parlamentarias en los países democráticos. Tomando esto en cuenta analizaremos las elecciones que se vienen en Chile.
Desde la revuelta popular en Chile ha habido dos bandos en pugna: la izquierda y extrema izquierda del capital, representadas por el PC, el Frente Amplio, aparte de los trotskistas que pertenecen al ala más extremista de la burguesía. Estos fanáticos que sueñan con "un Chile mejor" donde "el pueblo tenga el poder" no hacen más que defender el fracasado sistema de estatizaciones radical y nacionalizaciones, que solo busca fortalecer el capitalismo y el estado burgués contra la clase obrera, de hecho, solo fortaleciendo más y más el estado totalitario, con la izquierda a la cabeza, el capitalismo puede paliar o retrasar las crisis, que por cierto cada vez son más largas, recurrentes y costosas para el proletariado3.
Las características culturales y económicas del periodo capitalista moderno son:
-esta etapa de descomposición ha generado un gradual caos en la política de la burguesía provocando desestabilización en su aparato político, los partidos tradicionales se han visto ahora envueltos en aliarse con partidos políticos independientes donde la influencia de sectores de la pequeña burguesía juega un mayor papel, sin por ello poner en duda el interés nacional del capital.
-Los inundan con ideologías democráticas, donde supuestamente quieren construir un mejor Chile a partir de las elecciones. Una mentira y engaños horribles, ya que el programa comunista del proletariado no busca construir un "mejor país», sino abolir todos los estados a favor de la revolución comunista mundial.
-Hacen creer que pueblo es lo mismo que clase obrera, cuando “el pueblo” no es más que una masa amorfa de obreros, con burgueses y pequeñoburgueses, la palabra "pueblo" daña la autonomía proletaria.
-la diseminación de ideologías reaccionarias, posmodernas, capitalistas y multiclasistas como el indigenismo y el ecologismo ... que solo igual que el discurso del "pueblo" solo buscan confundir al proletariado con otras capas sociales y que pierda su identidad de clase. No hay que olvidar el circo que hizo la izquierda cuando nombraron a Elisa Loncon como presidenta de los constituyentes, solo por ser indígena... El fetichismo de la izquierda por las minorías es algo que los comunistas y los obreros debemos combatir.
-Critican la "política como tal”, lo cual es un discurso reaccionario y ya explicaremos porque más adelante
-Defienden la revuelta multiclasista de octubre, una revuelta que no trajo ningún beneficio al proletariado, la violencia de los lumpen fueron los protagonistas y solo terminó fortaleciendo la democracia burguesa.
La izquierda del capital presentó dos candidatos en las primarias de julio : el frenteamplista Gabriel Boric , apoyado por Convergencia Social , que se caracteriza por ser un político que odia a los obreros , pero que finge ser amigo de ellos por ser de "izquierdas" , fue este mismo hombre quien aprobó la ley "anti barricadas" , una ley pro- policiaca que solo busca detener las huelgas y arrestar más fácil a los trabajadores , aparte de que este individuo fue uno de los principales agitadores a favor de una nueva constitución burguesa-democrática. El segundo candidato presidencial de la izquierda fue Daniel Jadue , miembro del partido anti-¿"comunista"? de Chile (el mismo partido que apoyó las dictaduras anti obreras del este , que está metido en actos de corrupción capitalista como el caso de la universidad Arcis , e incluso tiene más propiedades que cualquier otro partido del capital) , que estaba agrupado bajo el conglomerado "Chile digno" , Daniel Jadue también es otro político de la burguesía , que no se molestaba en aliarse con la derecha para arrestar trabajadores durante la revuelta, ni tampoco se arrugó en aprobar leyes que dañen a la clase obrera . En las primarias Gabriel Boric venció.
También hay que hacer una mención especial a otra organización política burguesa que acaba de nacer: La Lista del Pueblo. Esta lista del pueblo no se presentó a presidenciales , pero si tiene la mayoría de los miembros de la asamblea constituyente , y está compuesto principalmente por dirigentes o gente famosa que se declara "independiente" y "enemiga de la política" (pero que en la práctica son izquierdistas al servicio del capital nacional) , como por ejemplo Jorge Baradit , un famoso escritor chileno de "izquierdas" quien al mismo tiempo es en cierta medida un conspiranoico , o el "profesor Maza" , un profesor de la universidad de Chile que también se caracteriza por apoyar a la izquierda del capital . Y ¿cuál es la función de esta Lista del Pueblo? Fortalecer la democracia y el capitalismo con la nueva asamblea constituyente burguesa, aplastar a los obreros y engañarlos.
Cabe destacar que toda esa gente y organizaciones antes mencionadas son los mejores representantes de la cultura individualista y descompuesta del capitalismo , pues prácticamente durante todo el periodo de elecciones se pelearon y apuñalaron en la espalda : Daniel Jadue no dejaba de hablar mal de Boric y el Frente Amplio , como también se juntaba con gente ligada a la narco política (se fotografió junto al abogado de un narco alcalde de la comuna de san Ramón) , de la misma forma la Lista del Pueblo insultaba constantemente a los dos candidatos presidenciables por no ser "lo suficientemente del pueblo" , aunque siempre trataban de apoyar de forma disimulada a Jadue más que a Boric . De la misma forma dentro de la izquierda del capital en general hubieron traiciones , escisiones en el Frente Amplio ya que por un tiempo muchos de sus militantes buscaron apoyar a Pamela Jiles (una populista de izquierda) , gente del PS y de la antigua Concertación se iba de aquel conglomerado para apoyar a Yasna Provoste , una demócrata Cristiana que tiene sangre obrera en las manos , un sin fin de problemas y conflictos en el PC , Frente Amplio , DC , etc. que si nos pusiéramos a mencionar todo jamás acabaríamos . Pero con esto solo queremos describir como el capitalismo, sistema basado en la competencia y la traición hacia los pares, se identifica tanto con la izquierda del capital.
En el otro bando de la derecha del capital se encontraron: Joaquín Lavín, de la Unión Demócrata independiente, Ignacio Briones Rojas, de Evolución Política, Sebastián Sichel Ramírez, un "independiente" de derecha y Mario Desbordes, de Renovación Nacional y el partido regionalista de los independientes. Estos políticos de derecha o están ligados a la dictadura de Pinochet , o buscan continuar el legado fracasado de Piñera , pero en cualquier caso esta gente solo busca implantar medidas económicas en contra de la clase obrera y a favor del capital , igual que la izquierda del capital pero con la única diferencia de que la derecha es lo suficientemente descarada como para exponer su discurso pro capitalista , a diferencia de la izquierda que finge ser amigo del proletariado para luego apuñalarlo por la espalda . La derecha también estuvo llena de peleas y traiciones, sobre todo en lo que respecta a la asamblea Constituyente como tal, pues gran parte de la derecha se opone a esta defendiendo la constitución de Pinochet, sin embargo, una parte más "liberal" de Evopoli y Renovación nacional (Centro derecha) apoya la asamblea constituyente.
Cabe destacar como ultima aclaración que los candidatos de izquierda (Jadue y Boric) se encontraban agrupados bajo una sola alianza: Apruebo Dignidad, y los candidatos de derecha también se encontraban agrupados bajo otra alianza: Chile Vamos. Las primarias sirven, técnicamente, para dilucidar cual candidato burgués es la mejor "carta" para postular a candidato presidencial en las elecciones de noviembre, que serán las definitivas, y precisamente como estas no fueron las elecciones definitivas no todos los candidatos se presentan. Obviamente en las elecciones definitivas de noviembre habrá muchos más candidatos y aparecerán nuevas alianzas: Yasna Provoste por la Democracia Cristiana, el ultraderechista José Antonio Kast por el partido republicano, el estalinista Eduardo Artes por Unión Patriótica, Paula Narváez por el Partido Socialista, etc. Y aunque todos estos personajes se ataquen entre ellos, y sus seguidores fanáticos hagan lo mismo en la calle, todos sabemos que lo que une a esa gente es una sola cosa: defender el capitalismo, la democracia y destruir al movimiento obrero revolucionario.
El apoliticismo y el fanatismo de los políticos "independientes" que desprecian y critican a los partidos políticos tradicionales es una característica principal de este periodo capitalista en descomposición , donde la clase obrera no ha aparecido como tal más que en contadas ocasiones y lo que ha predominado es la visión de una “suma de individuos obreros”, lo cual no quiere decir ni mucho menos que haya desaparecido su perspectiva histórica revolucionaria, por esa misma razón el proletariado no ha logrado desarrollar la fuerza suficiente para marcar una alternativa proletaria contra el apoliticismo reinante, esto obviamente se enmarca, como ya se ha dicho antes, en la descomposición del capitalismo, teoría desarrollada por la CCI4
Hay que dejar algo en claro : LA CLASE OBRERA ES UNA CLASE POLITICA5 , porque es una clase que aspira a la toma del poder y a la abolición del estado burgués como tal , el proletariado tiene una teoría política : el comunismo , la acción revolucionaria de los proletarios es una acción política , y estos tienen una organización política : las facciones de la izquierda comunista , y en una situación revolucionaria el partido comunista internacional , cualquier individuo que diga que "la política es mala" simplemente es un reaccionario al servicio del capitalismo .
Por supuesto que los comunistas internacionalistas critican a los partidos políticos del sistema como tal , porque tanto los partidos políticos de extrema izquierda como de extrema derecha se adaptan y defienden el sistema capitalista y sus derechos burgueses como tal , pero no lo criticamos desde esa perspectiva reaccionaria de que "toda la política es mala" , sino desde una perspectiva proletaria marxista , entendiendo que los partidos políticos parlamentarios (como extraparlamentarios) tienen como único fin defender el capitalismo, independiente del discurso que estos utilicen (progre , radical , conservador , etc.)
Para explicarlo de forma más concreta lo que es el apolitismo reaccionario en la actualidad se debe entender que los partidos políticos tradicionales de la burguesía tanto de derecha como izquierda han sufrido un desgaste producto de sus fracasos, en sus gobiernos y experiencias anteriores por la dislocación social y política que cada vez el Estado sufre en la descomposición, su gestión se hace cada vez más dificultosa, hay una tendencia a la perdida creciente del control del aparato político de la burguesía. Y esto se ve cada vez más con la aplicación de políticas de capitalismo de Estado para salvarse de la crisis y el caos político causado por el agravamiento del cada uno a la suya que también se desarrolla en la vida de la burguesía. Vemos hoy en día viejos partidos o miembros de viejos partidos aparecer en nuevas agrupaciones independientes. Como ha pasado recientemente en las últimas elecciones presidenciales en Perú. Nadie confía en el APRA o el Fujimorismo y muchos miembros salieron de esos partidos para conformar nuevas agrupaciones políticas independientes. Sin embargo, la teoría marxista nos dejó claro que la política no es solo tener una visión del mundo para transformarlo, sino que es una fuerza que engloba a todos los individuos como tal, así que simplemente no existen "individuos apolíticos», Lenin también lo dijo "si no eres parte de la solución, eres parte del problema" ... un obrero no es revolucionario y anticomunista al mismo tiempo. Detrás de estos supuestos nuevos políticos independientes no está solo la burguesía como tal, sino la izquierda o derecha del capital respectivamente, por ejemplo, detrás del independiente Sichel está la derecha, y detrás de los independientes de la Lista del Pueblo está la extrema izquierda. Como se dijo antes los partidos políticos tradiciones del régimen capitalista están en decadencia por el nuevo auge del apolitismo , pero a cambio aparecen estos "nuevos" y "jóvenes" candidatos independientes , sin embargo , estos independientes no son más que un subproducto de estas dos grandes fuerzas burguesas en decadencia (izquierda y derecha) que solo buscan volver a estabilizarse detrás de esto , o para ser más claros , la izquierda y derecha capitalista no desaparecen , sino que vuelven a través de estos independientes , y con ello el capitalismo y la democracia burguesa se perpetúan. El apoliticismo es parte del desarrollo de ideologías nefastas nihilistas que se dan en esta fase del capitalismo en descomposición, la irracionalidad y otras formas cuestionadoras de la ciencia son fuerzas a las que se ven expuestos la clase obrera.
Simpatizantes de la CCI en Chile 8-11-21
1 Ver Chile: EL DILEMA NO ES DICTADURA – DEMOCRACIA SINO BARBARIE CAPITALISTA O LUCHA DE CLASES PROLETARIA https://es.internationalism.org/content/4615/chile-el-dilema-no-es-dictadura-democracia-sino-barbarie-capitalista-o-lucha-de-clases [2] ; Chile: ¡En contra de la asamblea constituyente! ¡vamos por la verdadera autonomía e internacionalismo del proletariado! https://es.internationalism.org/content/4555/chile-en-contra-de-la-asamblea-constituyente-vamos-por-la-verdadera-autonomia-e [3] ; Chile: el dilema no es Democracia o Dictadura sino Barbarie Capitalista o Revolución Proletaria Mundial https://es.internationalism.org/content/4486/chile-el-dilema-no-es-democracia-o-dictadura-sino-barbarie-capitalista-o-revolucion [4] ; Chile: Ante los ataques del Gobierno la respuesta no es la revuelta popular sino la lucha de clase del proletariado https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la [5]
2 Ver Colectivo 18 de Octubre, las propuestas tramposas de la Izquierda del Capital https://es.internationalism.org/content/4628/chile-colectivo-18-de-octubre-las-propuestas-tramposas-de-la-izquierda-del-capital [6]
3 Sobre el papel del Estado en la economía y la sociedad ver Cuestiones sobre el Capitalismo de Estado en la actualidad https://es.internationalism.org/content/4714/cuestiones-sobre-el-capitalismo-de-estado-en-la-actualidad [7]
4 Ver Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-desc... [8]
5 Ver Contra el espectáculo repugnante de la política burguesa existe una respuesta: la política revolucionaria del proletariado https://es.internationalism.org/content/4464/contra-el-espectaculo-repugnante-de-la-politica-burguesa-existe-una-respuesta-la [9]
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En general, comparto la perspectiva del 24º Congreso. Las siguientes son algunas reflexiones sobre varios de los puntos tratados en sus informes y resoluciones, agrupadas en dos temas: (1) El avance de la decadencia y del período de descomposición, y (2) Descomposición y lucha de clases.
Es importante comprender la pandemia del Covid-19 dentro del marco de la descomposición, y profundizar en las consecuencias que el avance de la descomposición ha desarrollado a distintos niveles. Entre ellos, dos puntos. En primer lugar, la lógica de los fenómenos naturales, que, pese a los avances científicos, no es suficientemente conocida y comprendida, se ve influida por el caos capitalista y se vuelve ella misma cada vez más caótica.
En segundo lugar, las medidas de prevención de epidemias como las vacunaciones masivas, la higiene pública, la limpieza, etc., no tienden a abandonarse, perderse de vista, ni han quedado trasnochadas ni olvidadas. Sin embargo, tanto el caos creciente del sistema capitalista y la tendencia al “cada uno a la suya”, como otros factores asociados: emigraciones masivas, hacinamiento de la población, erosión cada vez más agresiva de una cierta estabilidad ciudad-campo, etc., tienden a hacer que estas medidas sean cada vez menos eficientes, más cortoplacistas e ilusorias. Un ejemplo son las oleadas de ilusión según las que cada país a la suya parecía enfrentar provisionalmente mejor la pandemia, luego iba a peor, luego a mejor… en múltiples oleadas pandémicas. Pese a que la dimensión mundial del capitalismo requiere de medidas mundiales para evitar la reproducción viral, en esta ocasión ni siquiera han logrado coordinarse los diferentes Estados de Europa. La medida estrella han acabado siendo las mascarillas, que es una medida cutre de último recurso, de cuando “lo demás falló y no hay vuelta atrás” (como las mascarillas en las metrópolis chinas frente a la insalvable contaminación), y de “resistencia con los dedos cruzados” de varias oleadas. Entrando en esta lógica, las demás medidas parecen tender a perder importancia en favor de las medidas más cutres, en una sociedad que es cada vez menos capaz de implementar las medidas serias, adquiridas entre otras cosas por el desarrollo de la ciencia epidemiológica, de manera coordinada.
La tendencia al totalitarismo estatal no es verdadero signo de un mayor control por la burguesía de la sociedad, sino un recurso ante el mayor caos y un gran aumento de las contradicciones del capitalismo. Es necesario profundizar en cómo la descomposición afecta a los mecanismos del capitalismo de Estado.
La pérdida de control del trabajo humano, que actúa cada vez más como una fuerza alienada, es una característica que ya está en la esencia de la economía burguesa. También es así para el cambio día a día característico de la tendencia capitalista a revolucionar continuamente los medios de producción. Sin embargo, en las circunstancias actuales de la fase de descomposición con la falta de perspectiva de futuro que la caracteriza, el descontrol y al caos se convierten en una tendencia predominante en todas las esferas de la sociedad. El resultado, la creciente tendencia a que los ‘cambios diarios’ se impregnen cada vez más de imprevisibilidad, irracionalidad y descontrol en todos los ámbitos de la sociedad burguesa.
A pesar de dos Guerras Mundiales, el capitalismo sigue operativo (aunque decadente y en descomposición), y su tendencia a la barbarie ha escalado desde hace ya tres décadas a un punto cualitativo de descomposición, más que hacia una catástrofe repentina y final, la cual tampoco es del todo descartable con la agravación de la descomposición, pero no como tendencia principal.
Existe en la clase obrera la necesidad de analizar en profundidad las evidencias históricas y construir un marco de comprensión y predicción de la sociedad burguesa como arma para su comprensión del desarrollo de las condiciones reales para su lucha, y debemos responder lo mejor posible a esta necesidad.
En esta línea, es necesario explicar el desarrollo de la indisciplina de las potencias de segunda categoría, y el desarrollo de alianzas contingentes, inconsecuentes y desordenadas con los Estados más poderosos, por ejemplo, en las guerras localizadas en Oriente Medio. Los aliados en algunas contiendas son a la vez fuertes oponentes en otras, lo cual está acompañado de una gran inestabilidad e impredecibilidad. Los medios de destrucción están además cada vez más ampliamente distribuidos, incluso entre potencias de segunda y tercera que los usan irracionalmente como el caso de las armas químicas en Siria. Existe, por tanto, la necesidad de explicar las diferencias fundamentales en el caos y la indisciplina a nivel imperialista en contraste con la disciplina de los Bloques previa a la fase de descomposición. No podemos quedar atrapados en un “marxismo invariante del pasado”. Es cierto que la tendencia al “cada uno a la suya” es inherente a la sociedad burguesa y la competencia capitalista, como lo demuestra la defensa con uñas y dientes de cada capital nacional, manifiesta brutalmente en la decadencia. Sin embargo, la capacidad de las facciones burguesas más potentes de controlar el terreno imperialista y ejercer una cohesión internacional de bloque a través del “miedo al bloque rival”, desaparece con la descomposición del Bloque del Este. Por ejemplo, la “fidelidad” y disciplina de China con un Bloque (esta había podido cambiar de bloque durante la guerra fría hacia los EE. UU, lo cual expresaba tanto como agravaba la tendencia a la descomposición de los bloques), desaparece a principios de los 90 en favor de sus propias ambiciones. Otro ejemplo claro es la capacidad de los pequeños señores de la guerra para desafiar a las grandes potencias en Oriente Medio, hasta el punto de la retirada reciente de los EE. UU de Afganistán.
La pandemia ha puesto de manifiesto frontalmente la falta de credibilidad de una burguesía cada vez más desordenada, hipócrita, aparente y confusa. La imposibilidad de renunciar a los beneficios de la acumulación en una situación de extrema necesidad sanitaria ha obligado a la burguesía a elaborar contorsiones ideológicas a un ritmo diario (por ejemplo, en la justificación del uso de mascarillas, la vacunación, los aforos, los viajes y la “movilidad”, etc.). Y ha visto la necesidad de dar diariamente argumentaciones de apariencia científica, amoldadas a conveniencia no solo a la lógica del capital sino al desorden de la descomposición y el cada uno a la suya en el seno de la propia burguesía.
La confusión e incoherencia de la burguesía no hace fuerte la toma de consciencia proletaria per se, sino que más bien azuza las tendencias a abandonar el pensamiento racional, el cual estaría supuestamente personificado en la 'institución de 'la razón’, el Estado.
Entre las condiciones para esta deriva irracional están:
la degeneración de la ciencia en la sociedad burguesa, y su mezcla cada vez más insoluble con la ideología burguesa
la falta de perspectiva de futuro
el aislamiento y la atomización de los individuos y el cada uno a la suya
el auge de las redes sociales como la vía de entrada de la ideología del relativismo y todo vale.
Estas condiciones son caldo de cultivo de:
la irracionalidad, la religiosidad y el misticismo
las teorías de la conspiración
Estos desarrollos, entre otras cosas, aportan un “gregarismo indignado” con las manifestaciones de la descomposición capitalista, y suelen ser aprovechadas en general por la pequeña burguesía, aunque no podemos descartar que cada vez más incluso por facciones de la burguesía que anteriormente fueron más responsables frente al interés nacional de su capital.
Es importante entender lo que significa que la burguesía se aprovecha de la descomposición. Es decir, que la burguesía use los efectos de la descomposición para desviar y canalizar las luchas obreras, o dar un sustento ideológico a nuevas variantes reformistas (por ejemplo, la “guerra de culturas y modos de vida”). Es necesario reconocer el verdadero impacto sobre la moral y la combatividad de la clase de la recanalización de la frustración de una sociedad sin perspectivas hacia alternativas burguesas (entre ellas las luchas parciales1), y también y por separado, de la indignación por los efectos de la descomposición hacia el interclasismo.
Con la descomposición, y ante la ausencia de una perspectiva general de futuro para la sociedad, el aprovechamiento de las ‘luchas parciales' parece estar ganando importancia para las facciones burguesas más importantes (por ejemplo, el PSOE español con el feminismo, o el Partido Demócrata de EEUU con el antirracismo y el ecologismo), apelando a los ciudadanos molestos con cuestiones parciales, desmembradas e inconexas, cuyo abordaje da aparentemente una especie de “perspectiva día a día” de futuro, de “pequeños granitos de arena” descontextualizados, de duro y progresivo progreso social cada vez más ilusorio.
En concreto, el feminismo y el ecologismo están ganando una importancia central, incluso en el programa de los partidos de gobierno como ideología casi-oficial (como una especie de ideal social de futuro). La pequeña burguesía, la clase sin futuro por excelencia, parece hacer a la burguesía un “préstamo político” de su ideología, a saber, la ilusión de un capitalismo sin algunas de sus “desagradables consecuencias” 2 (por ejemplo, el pequeño negocio “más responsable” con los cultivos que produce y que rechaza tanto su proletarización como su ruina ante la competencia capitalista), y se ha convertido en cierta medida en la ideología oficial de algunos Estados en una sociedad sin más futuro que ofrecer3. Además, el izquierdismo, ante el proclamado “fin de la lucha de clases” posmoderno tiende a asumir las luchas parciales como una especie de “enriquecimiento de la lucha de clases, la cual, si no, sería muy pobre”, y por supuesto con una visión totalmente aberrante de la lucha de clases. En su caso, el anarquismo, se ha prácticamente asimilado a las luchas parciales, lo cual queda manifiesto en la ideología de los centros alternativos, okupas, autogestionados de barrio, etc.4.
La “ideología del futuro” de la sociedad tiende, en este proceso, a ser cada vez más contradictoria con la realidad. La burguesía tiende a desarrollar promesas cada vez más surrealistas e incrédulas y de corta visión y amplitud, lo cual contribuye a su pérdida de credibilidad. Por ejemplo, a la vez que la condición de la mujer es cada vez más denigrante en una sociedad en la que “todo vale” y que no hace más que engordar el sentimiento de culpa, en la que las ideologías más degradantes se abren paso, las soluciones de la burguesía (principalmente a través de ilusorios parches ideológicos, impotentes y frágiles ante el futuro de la historia) en realidad suman confusión, frustración y denigración moral a las condiciones más tangibles: el desarrollo oficial del feminismo ha desarrollado una ideología contestataria y temerosa que permea a las mujeres, el aislamiento en sus “problemas de mujer”, y los traumas violentos cantados por los medios a diestro y siniestro aspiran a moldear una naturaleza femenina impulsivamente reactiva ante la provocación. Obliga a venerar el trabajo asalariado y a la condición masculina en el capitalismo, sobre todo los puestos especialistas, y a identificarse con un papel de “mujer dura y vengativa” que busca culpables y renuncia a la sensibilidad, reflexión y visión amplia que tanto podía aportar a las luchas obreras cuando los hombres se encontraban más embrutecidos, ensimismados y desensibilizados por sus condiciones particulares de vida. No solo no han mejorado las condiciones por las que se desarrolla la violencia machista, sino que han empeorado, y las mujeres se ven relegadas a una contestación pasiva, atomizada (salvo por los éxtasis gregarios de las manifestaciones feministas) y desarmada teóricamente.
Las ilusiones desmembradas que produce la ideología dominante están cada vez más alejadas de la tendencia real de la sociedad. Estas ideologías aún pueden cobrar cierto sentido cohesivo gracias a la ilusión de (a) los medios de propaganda masiva y (b) principalmente en los países centrales donde las desagradables consecuencias de, por ejemplo, la destrucción de la naturaleza o la violencia contra las mujeres se suavizan. La ilusión de que existen “cambios para bien” en estas cuestiones parciales se apoyan principalmente en la propaganda masiva (por ejemplo, las campañas de “sensibilización” estatal) y son factores de cohesión social frágiles y estériles a largo plazo ante la realidad de una sociedad en descomposición. No pueden más que aportar una cohesión social a modo de globo que se hincha hasta explotar para rellenar un espacio cada vez más grande. No prometen más que un futuro explosivo, plagado de conflictos irracionales, que es lo que podemos esperar y predecir en estas circunstancias.
A principios de los años 90 el clima ideológico era el del “mal menor de la democracia”, que con el fin de los bloques prometía acabar con la guerra, los armamentos, una situación más pacífica y estable, etc. Ahora toda esa justificación es cada vez más vacía, a la par que los discursos oficiales de la burguesía que se han de refugiar en pequeños asuntos parciales cada vez más.
Hemos de comprender también todas las implicaciones de que el proletariado solo está a la ofensiva en la revolución, pero hasta entonces es la burguesía la que está constantemente a la ofensiva. Esto no significa que el proletariado no pueda crear hasta entonces, pero solamente a nivel de consciencia y a pesar de sus momentos de retroceso. Estos últimos hacen parecer que la clase desaparece con sentimientos de falta de adquisiciones reales, desesperación e impacto en la moral y combatividad cuanto más profundo se cae en las trampas y provocaciones de la burguesía.
Con la pandemia, por ejemplo, la burguesía también presenta sus ataques como posibles "beneficios para la sociedad", por ejemplo, echando mano del ecologismo en relación al 'trabajo desde casa', o incluso de “la vuelta a los entornos rurales despoblados gracias al trabajo online”, que no es en realidad más que expresión de la tendencia al aislamiento y la descomposición de la sociedad. No será en ningún caso un “retorno a la vida en el campo”, ni los trabajadores experimentarán un mayor vínculo con la naturaleza.
Es decir, la burguesía está al ataque permanente contra el proletariado. Otro ejemplo es la anulación a toda costa de la identidad de clase en los momentos de la pandemia donde la realidad productiva de la sociedad era más evidente: todas las necesidades básicas de la sociedad cubiertas íntegramente por las mentes y cuerpos asociados de la clase obrera. La burguesía procuró destruir ideológicamente la dura recuperación de la identidad de clase con la ideología de “dar gracias” y “a los mejores ciudadanos”, añadiendo a la policía e incluso al ejército a la lista.
El inmediatismo, junto a una falsa visión de la lucha de clases y del marxismo (una visión empirista según la cual el proletariado reacciona como clase inconsciente ante convulsiones económicas), sumado a una falta de comprensión profunda del desarrollo de la sociedad burguesa y su clase dominante, lleva a una tendencia a proclamar de manera voluntarista el fin del capitalismo, o a ver el colapso inminente de este. Esto supone tanto (a) una subestimación del capitalismo, como (b) una idealización de las capacidades del proletariado.
Es necesario reconocer que los efectos de la descomposición no son un punto de partida para el desarrollo de la consciencia de clase. El proletariado, desposeído de ningún medio, no puede 'reconducir los efectos de la descomposición’ como punto de partida de su lucha ya que:
estos tienden a afectar a todas las capas de la sociedad en general y, por tanto, la indignación a su respecto tiende a expresarse en un terreno interclasista.
si la ideología dominante está en descomposición, domina sobre la sociedad entera también el efecto de la descomposición ideológica. El proletariado no tiene en este ambiente “más hueco” para expresarse, sino al contrario, más problemas para aportar una perspectiva racional.
El eje de desarrollo de su consciencia y unidad deberá ser principalmente, sin embargo, a partir de sus luchas defensivas (y frente a la crisis económica), es decir, la extensión de sus luchas defensivas por sus condiciones de vida. Tenemos, por tanto, la necesidad absoluta de defender las luchas defensivas del proletariado como la base principal sobre la que se podrá desarrollar la lucha de la clase. Es una necesidad fundamental la claridad a este respecto. Por supuesto, estas no son un campo de flores para la clase sino más bien un campo minado en el que la burguesía se anticipa constantemente a través de los sindicatos y la ideología sindical, entre otros métodos.
En relación con varios de los puntos anteriores surgen preguntas esenciales: ¿puede el proletariado solidarizarse con movimientos de otras capas no explotadoras o colocarse a la cabeza de movimientos de descontento social imponiendo su propio terreno de clase? ¿Cómo intervenir en las luchas interclasistas? ¿Puede el proletariado reaccionar al inicio de estas, antes de verse empantanado y desarmado, y canalizar positivamente la indignación a través de su cultura del debate, las asambleas masivas, etc.? Aun no siendo el terreno más favorable para el proletariado, hemos visto que sí es posible, como ocurrió en el movimiento de “Indignados 2011”, aunque dada la debilidad y falta de identidad con la que emprendió la lucha, se vio más bien arrastrado en muchos casos por los planteamientos de la pequeña burguesía. Sin embargo, esta posibilidad no implica que las luchas de tendencia interclasista hayan de “ser toleradas” por la organización, o contemplarlas como un factor positivo de maduración de una ‘indignación general’. Al contrario, solo rechazando de entrada y de raíz la dimensión interclasista de las luchas podrá el proletariado madurar y expresar su consciencia. Si el proletariado pierde su terreno de clase en una ‘indignación en general’ por las condiciones de vida contempladas como un asunto ciudadano, nacional, del “pueblo pobre”, corporativista o particular (en cuestiones como, por ejemplo, el aumento del precio de los combustibles, el precio del billete del metro, o las carencias y ataques en las condiciones de vivienda), entonces se desarma política y moralmente en una tendencia a la impotencia y frustración.
Hay muchos fenómenos del capitalismo que afectan a todas las capas de la sociedad, incluidos los burgueses tomados como individuos. Un movimiento interclasista puede responder a ataques que afectan al proletariado como clase, pero plantea un terreno de lucha y reivindicación que niega y desvía el terreno proletario. Por ejemplo, en Ecuador el aumento del precio de los combustibles afectaba al proletariado, pero el planteamiento dominante fue las reivindicaciones de las empresas de transporte para obtener ventajas fiscales, etc. En Chile, el detonante fue la subida del precio del billete de metro en Santiago, pero la respuesta no fue del proletariado como clase, sino la revuelta interclasista. En los Chalecos Amarillos dominaba un planteamiento popular, nacional, que puede “absorber” reivindicaciones de sectores atrasados del proletariado. Hemos de rechazar la idea de que detrás de estas luchas estaría el proletariado, aunque no se le viera, agitando en la sombra contra la represión, luchando por expresarse, etc. Si fuera así en verdad, lo último que necesita la clase es que la organización ceda ante el interclasismo considerándolo “positivo de fondo”. Al contrario, se debe condenar desde su surgimiento el peligro de la revuelta interclasista, para que el proletariado pueda reaccionar poniéndole fin en favor de su propia perspectiva, conquistando quizás a otras capas de la sociedad hacia sus métodos y fines, imponiendo la tendencia a la huelga de masas como un hecho radicalmente opuesto a la revuelta popular interclasista.
Es verdad que la burguesía siempre está al ataque y se anticipa con ideologías que pretenden diluir al proletariado entre una masa de ciudadanos. La organización debe estar permanentemente atenta y armarse teóricamente para analizar y distinguir el origen y desarrollo de cada movimiento para comprender si existen reivindicaciones y perspectivas obreras en él, y averiguar si el proletariado se tiende a fortalecer con la capacidad de imponer su perspectiva o, por el contrario, se ve arrastrado desde el principio fuera de su terreno de clase. Las resoluciones de este último 24º Congreso se empeñan acertadamente, además, en la necesidad de mayor precisión para diferenciar el terreno interclasista del terreno burgués y del terreno proletario. Con el avance de la descomposición esta capacidad de distinguir será cada vez más fundamental.
Opero, 9.11.2021
1 La Plataforma de la CCI considera “luchas parciales” aquellas centradas “sobre problemas específicos tales como el racismo, la condición femenina, la ecología, la sexualidad u otros aspectos de la vida cotidiana”. Ver punto XII https://es.internationalism.org/cci/200509/145/plataforma-politica-de-la-corriente-comunista-internacional [12]
2 ¿Cuándo exactamente comienza a “ceder” la pequeña-burguesía su ideología como arma sistematizada por la burguesía contra el proletariado? Es probable que este hecho comenzara a ocurrir en el desarrollo de la decadencia con el auge del totalitarismo estatal, que absorbe para sí cada vez más todas las herramientas ideológicas para dominar al proletariado. Actualmente, ante la ausencia de otra perspectiva, la burguesía en su lucha contra el proletariado parece comenzar a apoyarse políticamente cada vez más en aquellas ideologías que menos expresan su verdadera naturaleza, sino más bien la de la pequeña burguesía rebelde, las minorías que buscan su hueco en el capitalismo, etc. Por ejemplo, actualmente toda la ideología ecologista del “consumo responsable” no es solo expresión de los negocios desaventajados en el mercado mundial, o facciones burguesas que encuentran así un hueco en el mercado…en todo caso estas necesitarían de la amplia propaganda de la burguesía sobre el consumo responsable, el reciclaje, los productos ecológicos (etiqueta que cada vez más mercancías ostentan y cada vez más hipócritamente).
3 En cuanto a la relación entre las luchas parciales y la pequeña burguesía: En concreto, el feminismo fue un arma de la burguesía para alistar a las mujeres a la I Guerra Mundial. Sin embargo, fue más bien como un arma ideológica por un interés político de atar a todas las capas de la sociedad a la guerra (sobre todo al proletariado), y no tanto fruto de un interés de una facción de la burguesía aspirando a que la mujer tuviera las mismas condiciones que los hombres en el seno de la clase dominante. Existe una diferencia entre el feminismo burgués y el pequeño burgués en la que sería necesario profundizar.
4 La relación entre el anarquismo y la pequeña burguesía radicalizada es clara, pero posiblemente sea necesario aclarar mejor su relación con las luchas parciales.
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Hace ya 20 años, en el 2001, el informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) resaltaba un texto del Global Scenario Group (“Grupo de Escenario Global” o GSG), convocado por el Instituto Medioambiental de Estocolmo, que esbozaba tres escenarios posibles para el futuro de la humanidad a raíz del cambio climático:
“El marco del GSG incluye tres tipos generales de escenario de cara al futuro: ‘Mundos Convencionales’, ‘Barbarie’ y la ‘Gran Transición’ – con diversas variantes dentro de cada clase. Todas ellas son compatibles con patrones y tendencias actuales, pero entrañan consecuencias muy diferentes para la sociedad y el medio ambiente del siglo XXI… en el escenario del ‘Mundo Convencional’, la sociedad se desarrolla a escala global, gradualmente, a partir de las tendencias y patrones dominantes hoy, con un desarrollo impulsado principalmente por mercados en rápido crecimiento al ir desarrollándose un modelo de sociedad industrial avanzada, propio de países ‘desarrollados’, en los países en vías de desarrollo. En el escenario de la ‘Barbarie’, las tensiones sociales y medioambientales surgidas del desarrollo convencional no se resuelven, se debilitan las normas humanitarias y el mundo se vuelve más autoritario y anárquico. La ‘Gran Transición’ explora la vía de las soluciones visionarias al desafío de la sostenibilidad, portando el surgimiento de nuevos valores, estilos de vida e instituciones’’ (p. 140 del informe del Grupo de Trabajo 3 del IPCC de 2001).
Ya en el 2021, tras las olas de calor sin precedentes desde Canadá hasta Siberia, las inundaciones en el norte de Europa y China, las sequías e incendios en California y las nuevas señales de derretimiento del hielo ártico, la primera parte del informe del IPCC, que se centra en el análisis científico de las tendencias del clima, reconoce sin rodeos que la continuación “convencional” de la acumulación capitalista nos está llevando a la barbarie. Con un ojo puesto en la conferencia sobre el clima en octubre y noviembre del COP26 en Glasgow, el informe asegura que si no se organiza una acción drástica global de reducción de emisiones para las próximas décadas, no será posible limitar el aumento de la temperatura a 1’5ºC por encima de los niveles pre-industriales, el umbral que se considera fundamental para evitar las peores consecuencias del cambio climático. Y no sólo eso: el informe habla de una serie de “límites planetarios” o puntos de inflexión cuya superación podría desencadenar procesos incontrolables de calentamiento planetario, lo que se traduciría en que amplias regiones del planeta se volverían inhabitables para la especie humana. Según muchos de los expertos citados en el informe, cuatro de estos límites ya se han superado, al nivel de cambio climático, pérdida de biodiversidad y métodos de cultivo insostenibles, con otros tantos, como la acidificación de los océanos, la contaminación por plásticos y el agotamiento del ozono en vías de sumarse a los otros factores en una espiral de retroalimentación1.
El informe afirma claramente que todos estos factores se derivan de la “intervención humana”2 y no de procesos naturales como la actividad solar o las erupciones volcánicas3, explicaciones que suelen ser el último recurso de los cada vez más desacreditados negacionistas del cambio climático.
La parte del informe que trata de las posibles soluciones a esta crisis aún no se ha publicado, pero a partir de informes anteriores ya sabemos que por mucho que se hable de “transiciones” a un nuevo modelo económico, que dejaría de producir gases de efecto invernadero a niveles insostenibles, el “Panel Intergubernamental” no tiene más respuesta que la de apelar a los gobiernos, es decir, a los Estados capitalistas, a que se atengan a razones y trabajen juntos por un plan de transformación radical de sus economías. En otras palabras, el modo de producción capitalista, cuya ansia implacable de beneficios está en el centro de estos problemas, debe convertirse en algo que nunca podrá ser: una comunidad unificada en la que la actividad productiva está regulada por lo que los seres humanos necesitan para vivir y no por las necesidades del mercado.
Esto no quiere decir que las instituciones capitalistas sean completamente ignorantes del peligro que supone el cambio climático. La proliferación de conferencias internacionales sobre el clima y la existencia del mismo IPCC dan testimonio de ello. Al ir siendo cada vez más frecuentes las catástrofes que mencionábamos antes, se hace evidente también su enorme coste: económico, en primer lugar, por la destrucción de hogares, cultivos e infraestructura, pero también sociales, ya que propagan el empobrecimiento, provocan oleadas de refugiados, etc. Todos los políticos y burócratas, salvo los más obtusos, comprenden que esto se traduce en una carga mayor para las arcas del Estado, como muestra la pandemia del Covid (que también está ligada a la crisis medioambiental4). Las empresas capitalistas también están respondiendo a nivel individual: prácticamente todos los negocios se arrogan “credenciales verdes” y su compromiso con nuevos modelos de sostenibilidad. La industria automovilística es un claro ejemplo: consciente de que el motor de combustión interna (y la industria petrolífera) es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, la mayoría de los fabricantes de automóviles se están pasando al coche eléctrico de cara a la próxima década. Pero lo que nunca podrán dejar de hacer es competir entre ellos para vender la mayor cantidad posible de “coches verdes”, incluso cuando la producción de coches eléctricos no se libra de tener significativas consecuencias medioambientales – sobre todo por la extracción de materias primas como el litio que se necesita para fabricar baterías, que se basa en proyectos de minería masiva y el consiguiente desarrollo de redes de transporte internacional. Y lo mismo puede decirse a nivel de las economías nacionales. La conferencia COP ya anticipa la gran dificultad de convencer a economías “en desarrollo” como Rusia, China y la India de que reduzcan su dependencia de los combustibles fósiles y sus emisiones. Y no prestan oídos a estos argumentos por razones perfectamente capitalistas, ya que todo ello supondría una disminución drástica de su competitividad en un mercado ya saturado de mercancías.
Desde los días del Manifiesto Comunista, los marxistas han insistido en que el capitalismo está dominado por sus crisis de sobreproducción y la consiguiente búsqueda de nuevos mercados en una “conquista del mundo”, convirtiéndose así en un sistema mundial, y en que esta “tendencia a universalizarse” crea la posibilidad de una nueva sociedad en la que las necesidades humanas y el desarrollo pleno de los individuos se conviertan en la meta de toda actividad social. Pero, al mismo tiempo, esta misma tendencia contiene a su vez las semillas de su disolución, de la auto-destrucción del capital, y de ahí la imperiosa necesidad que tenemos de una transición hacia una nueva comunidad humana, el comunismo5. Ya durante la Primera Guerra Mundial, marxistas como Bujarin y Luxemburgo demostraron más detalladamente esta posibilidad de auto-destrucción: cuanto más global se volviese el capitalismo, más se vería envuelto en la brutal competición militar entre naciones imperialistas, empeñadas en encontrar nuevas fuentes de materias primas, fuerza de trabajo más barata y nuevos mercados para su producción.
Pero aunque Marx, Engels y otros pudieran advertir desde muy temprano que el capitalismo estaba envenenando el aire y agotando el suelo, no pudieron ser testigos de las consecuencias ecológicas de un mundo en el que el capitalismo ha penetrado ya en casi todas las regiones de los cinco continentes, sometiendo toda la Tierra a la urbanización rampante y a sus métodos de producción y distribución. La expansión capitalista, impulsada por las contradicciones económicas resultantes de la relación entre el capital y el trabajo asalariado, ha llevado al extremo la alienación de la humanidad frente a la naturaleza. De la misma manera que hay límites a la capacidad del capitalismo para realizar la plusvalía que extrae de los trabajadores, también el saqueo de los recursos naturales de la Tierra en pos de beneficios pone nuevos topes a la capacidad del capitalismo de alimentar a sus esclavos y perpetuar su reino. El mundo ya no es lo suficientemente grande para el capitalismo. Y lejos de que esto haga a los Estados capitalistas entrar en razón y ponerse a trabajar juntos por el bien del planeta, el agotamiento de los recursos y las consecuencias del cambio climático tenderán a agravar las rivalidades militares, dándose un panorama en el que cada Estado seguirá el sálvese quien pueda frente al desastre. El Estado capitalista, ya de forma abiertamente despótica o cubriéndose con el barniz democrático, solo puede aplicar las leyes del capital, la verdadera fuente de las preocupantes amenazas que se ciernen sobre el futuro de la humanidad.
El capitalismo, si sigue como hasta ahora, solo puede acabar hundiendo al mundo en una barbarie generalizada. La única “transición” que puede impedirlo es la transición al comunismo6, que a su vez nunca podrá ser fruto de peticiones gubernamentales, votos a partidos “verdes” o protestas de “ciudadanos preocupados”. Esta transición solo puede asumirla la lucha común e internacional de la clase explotada, el proletariado, que será en la mayoría de los casos la primera víctima de la crisis climática, como también lo es de la económica. La lucha de los trabajadores contra los ataques a sus condiciones de vida contiene ya la semilla de un movimiento revolucionario generalizado, que rendirá cuentas al capitalismo por toda la miseria que ha infligido a la especie humana y al planeta que la sostiene.
Amos
2 Este eufemismo (“la intervención humana”) es una de las manifestaciones más repugnantes de la ideología democrática. Según esta, la destrucción ecológica sería la “obra mancomunada de todos los humanos”, pero eso es MENTIRA, la sociedad está dividida en clases con intereses antagónicos (burguesía y proletariado) y la “intervención humana” consiste en realidad en la ACCION ANARQUICA Y CAOTICA DEL CONJUNTO DE NACIONES Y DE CAPITALISTAS. No hay “intervención humana”, sino INTERVENCION DEL CAPITAL
3 El fenómeno de la erupción del volcán Cumbre Vieja en La Palma (Canarias – España) es desde luego algo natural. Sin embargo, el hecho de que ni el gobierno español ni el regional canario ni avisaran ni hicieran nada para prevenir a la población no tienen nada de “natural” sino que evidencian la incuria y el desprecio a la humanidad de los gobiernos del capital. Del mismo modo, la situación de abandono terrible en el que ha quedado la población de La Palma no es algo “natural” es la clara responsabilidad del Estado español. Este lo único que ha hecho son los viajes de pura propaganda y promesas vacías del Señor Sánchez.
4 Ver Dossier especial COVID19: el verdadero asesino es el capitalismo https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo [16]
5 Ver la cita de los Grundrisse de Marx en nuestro reciente artículo https://en.internationalism.org/content/17032/growth-decay [17]
6 El anarquismo con su demagogia seudo -radical pretende que se puede pasar de la noche a la mañana del capitalismo al comunismo, que no hace falta ninguna “transición” y que dicha idea sería “reformista”. Detrás de ese radicalismo de fachada lo que hay un auténtico reformismo pues ese paso “al comunismo sin transición” lo que oculta son “pequeños cambios” a nivel local o de fábrica, autogestiones y otras zarandajas, que no hacen sino revestir con radicalismo la reproducción capitalista. Frente a esa ideología, el marxismo ha defendido que el proletariado necesita derribar el Estado capitalista en todos los países, instaurar la Dictadura del Proletariado, encarnada en el poder mundial de los Consejos Obreros y abrir mediante la lucha activa y masiva de la clase obrera la transición al comunismo. Ver entre otros Debate sobre el comunismo y el periodo de transición del capitalismo al comunismo https://es.internationalism.org/content/4459/debate-sobre-el-comunismo-y-el-periodo-de-transicion-del-capitalismo-al-comunismo [18]
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El jueves 28 de octubre el Instituto Nacional de Estadística comunicaba que los precios se han disparado en un 5,5% la mayor subida desde 1992.
Es un golpe brutal contra toda la clase obrera que se une al conjunto de golpes que estamos sufriendo: desempleo sin freno, recortes salariales y de pensiones, precariedad … y de forma más global, la pandemia, la destrucción ecológica, las tensiones guerreras, la barbarie moral…
LA CLASE OBRERA NECESITA LUCHAR. Para contribuir a su lucha vamos a responder a algunas preguntas:
¿Cuáles son las causas de la escalada inflacionaria?
¿Nos va a proteger el gobierno de izquierdas?
¿Nos van a defender los sindicatos?
¿Cómo podemos luchar?
Culpan de la inflación a los abusos de las eléctricas, los problemas de suministro de piezas, el encarecimiento del gas y el carbón, el exceso de demanda… Con ello ocultan cínicamente las causas reales de la inflación. Esta viene en última instancia de más de medio siglo de crisis capitalista mundial y tiene como raíz más profunda el endeudamiento monstruoso al que han recurrido todos los países desde hace más de 40 años para escapar de la crisis. El endeudamiento devalúa el dinero y como consecuencia provoca una inflación estructural.
La inflación ha estado presente de forma soterrada en toda la economía mundial, sin embargo, durante los últimos 30 años ha sido enmascarada: “Si este recurso al endeudamiento no provoca -hasta ahora- choques inflacionistas en las principales economías es por tres razones: 1ª) La tendencia deflacionaria que afecta a la economía mundial desde 2008. 2ª) La sobrevaloración de los activos de las empresas e incluso de los gobiernos se ha hecho crónica y ha degradado las cifras económicas que han dejado de ser fiables durante décadas. 3ª) Tipos de interés cero o incluso negativos”1
Para hacer frente a la crisis que ya se incubaba desde 2019, pero que se ha visto disparada por el cierre económico en respuesta a la pandemia, los Estados han recurrido a gigantescos planes de endeudamiento. Esto, pese a los paliativos que antes hemos descrito, tenía que provocar inevitablemente una llamarada inflacionaria. Esta se ha visto alimentada por otros factores: los cuellos de botella en los suministros, el desorden en las respuestas de los estados, los abusos de empresas monopólicas como las eléctricas, las presiones políticas de países como Rusia o Argelia que han utilizado sus posiciones privilegiadas en el suministro de gas para chantajear a sus clientes. Dicen que la inflación es temporal, quizá revierta puntualmente, pero la realidad es que ha reaparecido tras años de estar enmascarada y se va a agudizar debido al desorden económico mundial, la competencia feroz entre Estados y el encarecimiento de los suministros. La crisis y la descomposición capitalista tienen una traducción cotidiana en la vida obrera: no poder calentarse ante el frío invierno por los precios astronómicos de la luz, verse con un salario que se acaba en 15 días por unos alimentos que aumentan su coste semana tras semana…
En el discurso de clausura del congreso del PSOE extremeño, Sánchez ha proclamado: “Somos el partido de los avances sociales y las conquistas laborales, el PSOE es el instrumento de conquista social y de progreso social”.
¡No se puede tener mayor caradura! El gobierno de izquierdas va a implantar une nueva Reforma Laboral que agravará la precariedad, la baja de salarios y la mayor indefensión obrera frente a las empresas, empeorando la que decretó el gobierno PP en 2012.
El gobierno de izquierdas va a rebajar las pensiones de las generaciones que se van a jubilar a partir de ahora y, encima, va a aumentar en 0,5% las cotizaciones de los trabajadores actuales.
El gobierno de izquierdas impone unos impuestos demagógicos a las eléctricas sobre unos “beneficios caídos del cielo” mientras favorece un incremento desmesurado del recibo de la electricidad que semana tras semana alcanza récords históricos haciendo imposible calentarse este invierno, cocinar o lavar la ropa.
El gobierno de izquierdas alumbra una nueva “ley de vivienda” que da alas a la especulación inmobiliaria y al encarecimiento de los alquileres, haciendo muy difícil tener una vivienda decente a la mayoría de los trabajadores, especialmente a los jóvenes.
Y todo eso lo encubre con “bonos culturales” a los jóvenes, “bonos vivienda” para “los más vulnerables” y un nuevo anuncio en el congreso extremeño: ¡100 millones de euros para “ayudar y proteger a los 1,2 millones de hogares que son vulnerables en nuestro país ahora que empieza el invierno”. ¡Eso es pura calderilla! y además resulta que, al mismo tiempo, ayudará “a las industrias y a las empresas a proteger su contrato ante el alza de los precios de la energía”. ¡Es el colmo del cinismo! ¡En nombre de ayudar a los “hogares” los 100 millones irán sobre todo a las empresas! Las medidas “sociales” del PSOE y de sus socios de Podemos consisten en favorecer a los capitalistas simulando que ayudan a los trabajadores2.
Hemos de echar una mirada atrás y recordar lo que hicieron los Gobiernos PSOE de la democracia. El primero, el gobierno González (1982-96): “mostró su naturaleza de partido que es la negación de la O de Obrero y la S de socialista: (-) La Reconversión Industrial que arrojó al desempleo UN MILLON DE TRABAJADORES; (-) La primera rebaja de las pensiones con la Reforma de 1985 que obligó a CCOO a convocar una huelga general para desmovilizar la protesta obrera; (-) Los primeros pasos hacia la PRECARIEDAD GENERALIZADA disfrazados cínicamente de “Plan de Empleo Juvenil” que obligó a juntarse a CCOO y UGT en la convocatoria de una seudo -huelga general en 1988 para aparentar una “lucha” que hiciera tragar la medida. Estos golpes ampliaron considerablemente la obra iniciada por los Pactos de la Moncloa e inauguraron un ENGRANAJE PERMANENTE de degradación laboral que, desde entonces, se ha ido profundizando gobierno tras gobierno”3.
El segundo, con Zapatero al frente (2004-2011) “se caracteriza por medidas brutales cuyos efectos siguen perdurando, endurecidos a continuación por el Gobierno Rajoy” (ídem.).
Esto no va a cambiar con el Gobierno PSOE “enriquecido” con los demagogos de Podemos que contribuyen al ataque salvaje a la clase obrera y lo único que “pueden” es la hipocresía de “oponerse” a la “reforma laboral” en una opereta de “enfrentamientos” entre Yolanda Díaz (la “buena” de la película) y Nadia Calviño (la “mala” de Bruselas).
Hay una clara continuidad entre los gobiernos de izquierda y su relevo por la Derecha: “En 1982-96 el gobierno González lanzó un primer gran ataque que abonó el terreno a las medidas del gobierno PP de Aznar. Repitiendo el “modelo” el Gobierno Zapatero fue la lanzadera de los enormes recortes del gobierno Rajoy. Los Gobiernos PSOE son pioneros en el ataque a los trabajadores” (ídem.)
Hemos de luchar por nosotros mismos como clase pues los gobiernos, sean del color que sean, están al servicio del capitalismo, de la explotación, de la barbarie.
La UGT ha puesto el grito en el cielo ante la subida de los precios y ha reclamado un salario mínimo de 1000 €. Estas declaraciones ruidosas cara a la galería encubren lo que hacen realmente de forma más silenciosa junto con sus “colegas” de CCOO: apoyar la “nueva” Reforma Laboral, presentándola como una “conquista” de la mano de la nueva estrella, aplaudida en el congreso de CCOO, Yolanda Díaz. Han avalado la reforma de las pensiones del ministro Escrivá. En las negociaciones de convenios apoyan las rebajas salariales, la precariedad, los ritmos más bestiales, el teletrabajo…
Y no debemos perder la memoria: en 1977, los “nuevos sindicatos” que sustituían a los sindicatos franquistas apoyaron los Pactos de la Moncloa que propiciaron subidas salariales por debajo de la inflación que entonces llegaba a cotas del 20-30%4.
Ensalzando el “modelo” del Pacto de la Moncloa, el periódico La Vanguardia (30-10-21) recordaba con un sobresalto de sinceridad: “la inflación cabalgaba en España hacia el 30%. Con aquella escalada de los precios era imposible pactar y refrendar una nueva Constitución. Los pactos de la Moncloa (otoño del 1977) hicieron posible frenar aquella dinámica. El sacrificio salarial de los trabajadores, a cambio de mayores derechos sindicales, hizo posible la Constitución de 1978”.
Más claro agua: los trabajadores fueron sacrificados a cambio de: “derechos sindicales” (o sea, capacidad del Estado para sabotear las luchas obreras y dividir y engañar a los obreros) y de la Constitución de 1978 (traducción: organización democrática del Estado para controlar, desviar y dividir a los trabajadores con la pretensión de convertirlos en individuos “ciudadanos” atomizados e inofensivos).
En este marco de democracia, los sindicatos combinan “negociación” con “movilización” y en ambos casos venden a los trabajadores.
Cuando “negocian” lo que hacen es contribuir y aplaudir las medidas que propugnan los capitalistas y el gobierno cuyo resultado es siempre el mismo: baja de salarios, precariedad, subida de precios, recortes sociales etc. Cuando “movilizan” lo hacen para sabotear una verdadera lucha obrera planteando “huelgas generales” en el peor momento y que dividen y enfrentan a los trabajadores.
La clase obrera no puede confiar en los gobiernos de izquierda ni en los buenos oficios y las “movilizaciones” de los sindicatos. Ambos son aparatos del Estado Capitalista especializados en “ser amigos de los trabajadores” para clavarles la puñalada por la espalda. En el Estado Capitalista las diferentes fracciones compiten por el poder, los privilegios, las ganancias, la reproducción del capital, sin embargo, cara a los trabajadores hay un “reparto de tareas”: Derecha (junto con extrema derecha) y Patronal hacen de “enemigos declarados”, Izquierda y Sindicatos hacen de “falsos amigos”.
Como decía un revolucionario alemán compañero de Rosa Luxemburgo -Franz Mehring- en el capitalismo la clase obrera solo tiene falsos amigos y enemigos declarados. Por eso, solo podemos luchar como clase autónoma, en nuestro terreno de clase, con nuestra propia organización como clase, con nuestra propia perspectiva revolucionaria. De otra manera seremos conducidos a la derrota.
En los años 70 con una inflación disparada, los obreros hacían huelgas llamadas “salvajes” (nombre despectivo con los que periodísticas y políticos llamaban las huelgas fuera de los sindicatos). En estas huelgas reclamaban AUMENTOS IGUAL PARA TODOS. Por ejemplo, se reivindicaba un aumento lineal de pongamos 200 euros. Esto hacía que los sueldos más bajos tenían un mayor aumento y los sueldos más altos no perdían, eran un medio de construir la unidad y la solidaridad como clase.
Los sindicatos “democráticos” hicieron una furiosa campaña para acabar con esta reivindicación. Proponían sustituirla por aumentos en porcentaje. Por ejemplo, subidas del 5%. Esto sembraba la división y el enfrentamiento entre trabajadores. ¡Esta es la “respuesta” de los sindicatos frente a la inflación!: “movilizar” para DIVIDIR Y ENFRENTAR.
La clase obrera necesita responder contra la inflación, contra la escalada de la explotación y contra la barbarie capitalista: unir las luchas superando las divisiones por empresa, región, categoría…, la inflación nos golpea a todos necesitamos una respuesta unida; tomar la lucha en mano mediante Asambleas Generales y comités elegidos y revocables para decidir todos juntos como clase frente al sabotaje sindical. Comprender que se trata de una lucha que tiene que orientarse hacia la lucha proletaria mundial por abolir la explotación, la miseria, la barbarie, acabando con el capitalismo.
Smolny 02-11-21
1 Informe sobre la crisis del 24º Congreso Internacional de la CCI, https://es.internationalism.org/content/4709/informe-sobre-la-crisis-economica-del-24o-congreso-internacional-de-la-cci-2021 [21]
2 Ver Los gobiernos de Izquierda en defensa de la explotación capitalista (III) La trampa está en la letra pequeña https://es.internationalism.org/content/4625/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-iii-la-trampa-esta [22]
3 Ver Los Gobiernos de Izquierda en defensa de la explotación capitalista (II) Los gobiernos PSOE de la democracia https://es.internationalism.org/content/4562/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-ii-los-gobiernos [23]
4 Ver ¿Nuevos Pactos de la Moncloa? Entonces y ahora Unión Nacional para empeorar nuestra vida https://es.internationalism.org/content/4564/nuevos-pactos-de-la-moncloa... [24]
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La CCI ha publicado un artículo sobre los recientes signos de un renovado espíritu de lucha en la clase obrera de varios países: Luchas en Estados Unidos, en Irán, en Italia, en Corea... ¡Ni la pandemia ni la crisis económica han roto la combatividad del proletariado!1 Las luchas en Estados Unidos son particularmente importantes, y esta contribución de un simpatizante cercano a ese país pretende examinarlas con más detalle.
Espoleada por las condiciones impuestas por la pandemia, la constante erosión de los niveles de vida y de trabajo de la clase obrera en Estados Unidos se ha transformado en los últimos dos años en un ataque directo de la burguesía. Los trabajadores se han enfrentado a un ataque constante desde el comienzo de la pandemia de coronavirus, primero, arrojados a las fauces del disfuncional sistema de seguro de desempleo de Estados Unidos; segundo, forzados a continuar su trabajo, arriesgando la salud de ellos mismos y de sus familias, ya que se consideraba necesario o "esencial" seguir adelante.
Todo esto mientras los capitalistas intentan obligar a los trabajadores a marchar al ritmo arrítmico de sus tambores: algunas facciones se reúnen detrás de las teorías de la conspiración pregonadas por la derecha populista, ya que se convierte en milicias marginales y pseudo -comunidades en línea basadas en las mentiras ilusorias que se propagan tan rápidamente a través de los medios de comunicación social, otros se aprovechan de la necesidad de seguridad y precaución con el fin de reforzar el estado de seguridad ya inflado. La única perspectiva que la burguesía puede plantear en esta época de crisis está teñida de una impotencia que sólo puede ser un reflejo de la impotencia del sistema capitalista sacudido por las convulsiones mientras se retuerce en la agonía de su crisis de senilidad, la crisis de descomposición: "¡ustedes, los trabajadores esenciales, mantendrán nuestra sociedad a flote!" En su intento de vigorizar a una clase obrera ya sobrecargada de trabajo y mal pagada con una "ética del trabajo", es decir, movilizando a los sectores esenciales de la economía para que produzcan sin parar para mantener la cabeza de los capitalistas a flote, la burguesía no puede ocultar una verdad fundamental sobre la sociedad que ha construido: la fuerza colectiva de la clase obrera sigue siendo el poder que mantiene los engranajes girando, el agua que hace girar la rueda, el combustible que alimenta el fuego. Sin embargo, para sorpresa de la burguesía, la clase obrera se ha tomado esto en serio y ahora está mostrando precisamente lo que significa estar en el centro de la economía.
El "Striketober", llamado así por las explosiones masivas de huelgas que se produjeron en octubre, ha dado paso a un noviembre igualmente combativo, ya que los trabajadores de todo el país están pasando a la acción y se niegan a trabajar en condiciones degradantes por un salario inhumano. Incluso antes de octubre, la segunda mitad de este año ha visto el desarrollo de huelgas en todo el país - más notablemente en las plantas de Frito Lay y Nabisco, mientras que en septiembre una huelga de carpinteros en Washington sentó las bases para las luchas en curso que estamos siguiendo de cerca a medida que continúan surgiendo en todos los sectores de la economía. Los carpinteros de Washington se enfrentaron a un ataque en dos frentes, como suelen hacer muchos trabajadores: se enfrentaron a un ataque tanto de la patronal como de los sindicatos. Mientras la Hermandad Unida de Carpinteros (UBC) presentaba a los trabajadores contratos con una concesión tras otra, llenando cada página con los deseos de la Asociación General de Contratistas (GCA) de la patronal, algunos de los trabajadores más militantes del sindicato formaron su propio grupo: el Grupo Peter J. McGuire, llamado así por el fundador socialista de la UBC. Aunque este grupo es una clara respuesta a la existencia de un descontento obrero generalizado, sigue atrapado en la trampa del sindicalismo de base; según su presidente, el grupo Peter J. McGuire ha "promovido el tipo de liderazgo adecuado para el Sindicato de Carpinteros"2. Aunque el sindicalismo de base no consigue liberarse del marco sindical, este descontento más amplio dentro de la mano de obra permitió al grupo Peter J. McGuire ganar cierta influencia: tras un año de organización y agitación en el lugar de trabajo y entre los compañeros del sindicato, cuando se presentó a los carpinteros un acuerdo provisional en el que no se satisfacían las demandas de los miembros del sindicato, una abrumadora mayoría de los trabajadores de la UBC votó en contra del acuerdo y se puso en huelga hasta que se pudiera presentar un acuerdo que fuera aprobado. Para consternación tanto de los capitalistas como de la dirección del sindicato, los trabajadores mantuvieron la lucha y votaron en contra de cinco acuerdos provisionales antes de que la dirección internacional de la UBC se implicara; alegando fraude e interferencia, la dirección nacional del sindicato tomó el control total de la rama local3 que era la fuente de tantos problemas, y la huelga finalmente llegó a su fin cuando el acuerdo final presentado a los trabajadores fue aprobado por un estrecho margen.
En muchos sentidos, el escenario estaba preparado para la experiencia de "Striketober" y su continuación en el momento actual. Aunque los carpinteros de Washington han vuelto al trabajo, las lecciones de su lucha presentan una perspectiva importante para las luchas actuales que se están llevando a cabo en este momento. Los carpinteros de la UBC se enfrentaron a la oposición no sólo de los representantes de los capitalistas, sino también de sus propios supuestos "representantes" en el sindicato. Aunque la izquierda comunista conoce el peligro que representan los sindicatos desde hace tiempo, las lecciones que formaron y siguen confirmando el análisis de que los sindicatos son órganos estatales que sirven para frenar a los trabajadores deben generalizarse y enfatizarse para entender las dificultades a las que se enfrentan hoy las luchas "striketober". Este es uno de los aspectos más importantes en la actual ola de lucha. Como ejemplo de esto, así como para examinar el segundo aspecto que resuena en muchas de las luchas actuales, debemos mirar las luchas de los trabajadores de maquinaria agrícola de John Deere en el Medio Oeste.
Los trabajadores de John Deere están "representados" por el sindicato United Auto Workers (UAW), que algunos reconocerán desde el principio de la pandemia, cuando maniobró con los jefes de las plantas de automóviles en Michigan para mantener a los trabajadores en las fábricas con una protección mínima en el mejor de los casos. Ahora, la UAW y John Deere están trabajando juntos para ampliar el sistema escalonado de salarios y beneficios que se estableció en 1997. Fue en ese año cuando se dividió a los trabajadores de John Deere en función de su año de contratación; los trabajadores contratados después de 1997 formarían parte de un segundo escalón de trabajadores, lo que conllevaba una reducción salarial en comparación con los contratados anteriormente y la eliminación de muchas prestaciones disponibles para la plantilla anterior a 1997, como la asistencia sanitaria tras la jubilación. Este año, la UAW presentó a sus miembros un contrato que crearía un tercer nivel de trabajadores, con salarios aún más bajos entre ellos y con la eliminación de más beneficios, incluidas sus pensiones. Esto fue rápidamente rechazado por los miembros del sindicato, y los trabajadores de John Deere de aproximadamente 11 fábricas y 3 centros de distribución, desde Iowa a Georgia, Illinois a Colorado, han estado en huelga desde entonces; negándose a degradar a sus futuros colegas, han votado no a varios acuerdos provisionales presentados por Deere y la UAW durante el curso de su huelga. Una vez más, vemos a los trabajadores de John Deere luchando contra una ofensiva conjunta de su patronal y del propio sindicato de trabajadores. Los trabajadores de base se ven obligados a mantenerse firmes por sí mismos, pero el hecho de que estén "solos" no indica un aislamiento o un debilitamiento de la lucha. Es, más bien, un hecho positivo que los trabajadores estén dispuestos a rechazar los consejos del sindicato y a insistir en mantener sus propias reivindicaciones. Se trata de una tendencia en muchas de las batallas que libra la clase obrera, en las que los sindicatos van a la zaga de una clase cada vez más combativa que está despertando la militancia obrera en todo el país (y en todo el mundo). De hecho, los trabajadores del sector automovilístico de Detroit, Michigan, que también son miembros de la UAW, expresaron su solidaridad con los trabajadores de John Deere en huelga4. Está claro que los trabajadores de John Deere no están solos en la lucha contra las maniobras del sindicato, ni tampoco están solos en la lucha contra el sistema de trabajo escalonado que les imponen la patronal y los sindicatos.
La lucha contra el sistema de dos niveles de salarios y beneficios también está presente en la huelga de los trabajadores de Kellogg's, ya que su sindicato, el Bakery Confectionary. Cabe señalar que el sindicato de la BCTGM "representa" a los trabajadores de Nabisco y Frito Lay que se declararon en huelga a principios de este año, alegando semanas de trabajo absurdamente largas (a veces de hasta 70 horas) y sin pago de horas extras. El nivel salarial más bajo que se negoció en el último contrato debía limitarse al 30% de la plantilla, un control débil contra esta política de división, pero un control, al fin y al cabo. Kellogg's pretende elevar este tope y permitir la contratación de más trabajadores en este nivel inferior. Los trabajadores han visto esto como un claro ataque no sólo a los futuros colegas, sino también a sus actuales compañeros de trabajo - permitir que Kellogg's levante este tope podría muy bien abrir el camino a una mayor denigración de la fuerza de trabajo actual y una caída en el nivel de vida de estos trabajadores. A esto se añade otro problema: los trabajadores no hacen más que envejecer. A medida que los trabajadores del nivel superior se jubilen o busquen empleo en otro lugar, poco a poco será el nivel inferior el que domine y acabe por constituir la totalidad de la mano de obra. No cabe duda de que se trata de un sistema que no sólo divide a los trabajadores, sino que los mantiene en un estado de precariedad cada vez mayor. Esto es evidente no sólo en las luchas de Striketober, en las que los trabajadores están identificando activamente esto como un ataque a su existencia y oponiendo una seria resistencia a ello, sino en las regulaciones laborales que han dado forma a la división del trabajo en los Estados Unidos en la fase del capital decadente durante décadas - el sistema de trabajo escalonado creado por la automatización y el New Deal.
Las políticas aplicadas a lo largo de la década de 1930 que constituyeron el New Deal proporcionaron puestos de trabajo sindicados seguros con pensiones y prestaciones en la industria manufacturera y el transporte, los sectores de la economía en los que la intensificación de la productividad era totalmente posible a gran escala, preparando así el escenario para la mejora masiva del nivel de vida de los trabajadores de la industria manufacturera en comparación con su nivel anterior a la Gran Depresión, que resultaría del periodo de reconstrucción de la posguerra. A pesar de que estas políticas dieron a los trabajadores de estas industrias una buena posición durante las siguientes décadas, hubo un enorme sector de la mano de obra estadounidense que no participó en estas mejoras: los trabajadores del sector servicios. Si bien el sector de los servicios era insignificante en los años 30, experimentaría un crecimiento masivo en las décadas siguientes debido a la implantación generalizada de tecnologías de ahorro de mano de obra asistida por ordenador en toda la industria pesada: la automatización iba a conmocionar el mercado laboral y estimular el crecimiento del sector de los servicios de un modo que sentaría las bases para el estado actual del trabajo y la economía en nuestros días. Como dice el autor Jason Smith en su obra Smart Machines and Service Work, debido a la rápida implantación de la automatización, "las fábricas que habían estado sacudidas por el descontento de los trabajadores estaban ampliando la producción a un ritmo sin precedentes, y con muchos menos trabajadores"5 De este modo, la industria manufacturera se deshizo de puestos de trabajo y los trabajadores se vieron abocados al desempleo sin otra opción que vender su mano de obra a bajo precio en el sector de los servicios. Debido a la presencia dominante de los sindicatos, a menudo eran los trabajadores que no estaban afiliados a ningún sindicato los que podían ser despedidos con mayor facilidad, y en el panorama de la economía laboral estadounidense, esto solía significar los trabajadores negros. También en esta época, las mujeres empezaron a entrar en el mercado laboral de forma más significativa que antes, espoleadas por los eslóganes de la segunda ola del feminismo de "empleos para mujeres". Los puestos de trabajo que encontraban a menudo eran en el abultado sector de los servicios, encontrando trabajo en "servicios administrativos y empresariales, en la sanidad, la educación y el comercio minorista"6.
Debemos tener en cuenta que la falta de protecciones legales y regulaciones del sector de los servicios significaba que, en general, los trabajadores de servicios cobraban mucho menos y recibían muchas menos prestaciones por término medio que sus homólogos de la industria. De ahí la creación de un sistema de dos niveles en el conjunto de la economía laboral, no sólo en los contratos sindicales contra los que luchan hoy los trabajadores. La forma en que se produjo esta división de la clase dividió convenientemente a los trabajadores en función de la raza y el género; el resabio ideológico de la esclavitud, la imagen racista del trabajador negro "sumiso" se mantuvo con su entrada en los trabajos del sector de servicios, mientras que la imagen patriarcal de la mujer "sumisa" también se confirmó con su empleo. Así, el capital había dividido a la clase obrera de tal manera que los prejuicios anteriores podían ser afirmados por la realidad mientras ningún trabajador se atreviera a mirar más allá de la superficie. Los trabajadores del sector manufacturero, predominantemente blancos y masculinos, podían separarse fácilmente de sus homólogos negros y femeninos, mientras que los movimientos por la igualdad racial y de género separarían a los trabajadores de la lucha de clases y los conducirían a luchas identitarias sin salida que no pueden encontrar una respuesta emancipadora a las cuestiones de raza y género en la sociedad capitalista. Mientras tanto, los trabajadores del sector manufacturero, que lleva décadas reduciéndose, se encuentran con una movilidad descendente, y esto también se expresa a través de otra versión del callejón sin salida de las luchas identitarias; en lugar de encontrar solidaridad con los de las industrias de servicios, ya que cada vez más se convierte en la única vía de empleo en muchos lugares del país, se repliegan en su identidad blanca y sienten que deben defender su posición social de las minorías, los inmigrantes, las feministas y la "élite" (que, en la mayoría de los casos, sólo se refiere a los demócratas ricos). Esto alimenta la llama del populismo que ha arrasado en Estados Unidos desde el ciclo electoral de 2016 y que sigue conformando las posturas del partido republicano por el momento.
Esta división, sin embargo, no es una brecha insalvable; de hecho, es en las luchas de hoy donde se puede encontrar una respuesta a estas divisiones. No sólo los trabajadores luchan en la industria, sino también en el sector de los servicios. Al igual que las huelgas descritas anteriormente, los trabajadores sanitarios de las instalaciones de Kaiser Permanente a lo largo de la costa oeste se disponían a ir a la huelga en contra de un acuerdo de dos niveles; los sindicatos han intervenido en el último momento con un acuerdo, que seguía careciendo de muchas de las demandas de los trabajadores, con el fin de evitar la huelga. No sólo las enfermeras han sido sofocadas7, sino también los farmacéuticos de Kaiser8 que iban a hacer huelga a partir del 15 de noviembre. Otra huelga que fue aplastada por la representación sindical fue la de los miembros del equipo de producción de cine y televisión de la Alianza Internacional de Empleados Teatrales de Escena (IATSE), que iban a ir a la huelga hasta que se presentó y ratificó un acuerdo provisional a pesar de que la mayoría rechazó el acuerdo9. Esto demuestra que, fuera del panorama industrial tradicional, existe una creciente indignación y demanda de mejores niveles de vida y de trabajo por parte de los propios trabajadores, mientras que los sindicatos corren para ponerse al día y lastrar a estos trabajadores. Los trabajadores que hasta ahora no estaban sindicados también se han visto obligados a pasar a la acción: siguiendo el ejemplo de los conductores de autobuses escolares del condado de Cumberland (Carolina del Norte), que han organizado "bajas por enfermedad" para protestar por sus salarios irrisorios10, los trabajadores de las cafeterías del cercano condado de Wake han recurrido a la misma táctica11 por casi la misma razón.
Todo esto demuestra que la combatividad de los trabajadores en todo el país está reverberando: las huelgas estimulan a los trabajadores que se enfrentan a condiciones similares y engendran más huelgas. Sin embargo, la clase obrera todavía se enfrenta a muchos obstáculos que vienen con la pandemia, el período de decadencia capitalista en general, y su fase de descomposición. Uno de ellos, como ya se ha mencionado brevemente, es la cuestión de los sindicatos que sirven al Estado capitalista en el período de decadencia. Mientras luchan por contener muchas de las luchas en curso, han intervenido para impedir la huelga en muchos otros casos. Hay que tener en cuenta que no sólo los sindicatos suponen una amenaza directa, sino también una amenaza indirecta; la UAW está actualmente preparada para votar medidas que "democratizarían" el sindicato, haciendo que sus elecciones sean directas en contraposición al actual sistema de delegados. Si bien la aplicación de esta medida puede parecer una victoria para las bases, también plantea una ilusión que puede servir para desbaratar futuras luchas: la identificación de las bases con el propio sindicato, la ilusión de que el sindicato pertenece a los trabajadores. La CCI ya ha escrito anteriormente sobre el carácter de los sindicatos en el capitalismo decadente12, por lo que no profundizaré en ello.
La clase trabajadora se enfrenta a otra amenaza: las luchas interclasistas y las luchas parciales de identidad que han levantado sus feas cabezas en los últimos años. Particularmente en los Estados Unidos, el verano anterior de la acción "Black Lives Matter" (Las vidas negras importan), que tenía su base en la indignación muy real y en los problemas específicos de la gente negra en América, encontró su base en un terreno burgués y levantó un eslogan que no se acerca al corazón de la cuestión, el eslogan "desfinanciar a la policía". Los demócratas han hecho todo lo posible para gesticular vagamente hacia la creación de una política que haría precisamente esto, sólo para revertir inmediatamente el curso; incluso reducido a tales consignas y la promoción de la política demócrata, la simple demanda liberal que resonó en las marchas de BLM encuentra su eco amortiguado. Si las actuales luchas de clase se desarrollan más, a medida que los trabajadores que luchan se unen a través de las líneas de la planta, la empresa y la industria, la desigualdad material muy real de los trabajadores negros será una cuestión que la clase obrera tendrá que responder en su propio terreno, sin concesiones a ningún movimiento burgués. Un último obstáculo son las acciones aisladas que se vienen produciendo en forma de renuncia masiva al empleo. El mercado laboral sigue siendo tenso, ya que cada vez más trabajadores están renunciando a sus puestos de trabajo, a menudo compartiendo sus textos finales a sus supervisores en las redes sociales en una muestra de solidaridad con todos aquellos que pueden estar considerando hacer lo mismo. Aunque esto puede poner en aprietos a los capitalistas, el carácter aislante de la dimisión individual evita por completo la cuestión de la autoorganización, y las experiencias compartidas de los trabajadores no pueden expresarse con tanta claridad a través de las redes sociales, por muy lejos que lleguen los textos compartidos en solidaridad.
Sin embargo, a pesar de estos obstáculos, la clase obrera parece seguir avanzando tímidamente. Las derrotas que ha sufrido no parecen frenar el impulso de la clase obrera, y cada vez son más los trabajadores que no se encuentran con otra opción que la de ir a la huelga para conseguir una vida mejor cada día. No podemos dejar de expresar una gran satisfacción por este rechazo de los trabajadores a aceptar la degradación de sus vidas, y debemos subrayar claramente que sólo uniéndose se pueden llevar estas luchas cada vez más lejos, llegando quizás a un punto en el que se deban plantear cuestiones políticas muy importantes. Es una clara demostración en la acción unida en muchas plantas, como en John Deere, que sólo a través de una mayor extensión de la lucha se puede mantener el impulso. Dicha extensión requiere la intervención de los militantes comunistas para proporcionar una perspectiva política, especialmente cuando la lucha puede desarrollarse para cruzar las fronteras dentro y fuera de los Estados Unidos - la clase obrera en todo el mundo, a pesar de las enormes dificultades a las que se enfrenta, ha demostrado que no está derrotada, que todavía contiene un potencial para luchar y llevar sus luchas hacia adelante. Si bien podemos observar este fenómeno con gran entusiasmo, también es imperativo que participemos en estas luchas para que podamos ayudar a la clase obrera a realizar su fuerza y su tarea histórica: la abolición de la sociedad de clases.
Noah L, 16/11/2021
1 https://es.internationalism.org/content/4736/luchas-obreras-en-estados-unidos-iran-italia-corea-ni-la-pandemia-ni-la-crisis [27] . Ver también Huelga del metal en Cádiz: nuestra fuerza es luchar como clase obrera https://es.internationalism.org/content/4738/huelga-del-metal-en-cadiz-nuestra-fuerza-es-luchar-como-clase-obrera [28]
3 Ibid.
5 Jason E. Smith, Smart Machines and Service Work, pp. 8, 2020, Reaktion Books
6 Ibid. pp. 30
12 Ver nuestro folleto LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA, que estamos publicando por entregas en la Web en español : https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i [36] ; https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii [37] ; https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii [38] ; https://es.internationalism.org/content/4620/los-sindicatos-organos-del-estado-capitalista-iv [39] ; https://es.internationalism.org/content/4645/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-v-la-tactica-de-los-izquierdistas-para-hacerlos [40] ; https://es.internationalism.org/content/4667/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-vi-contenido-y-formas-de-la-lucha-obrera-en-el [41] y https://es.internationalism.org/content/4706/la-intervencion-de-los-revolucionarios-frente-los-sindicatos-vii [42]
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Mientras arrecia la pandemia y el desastre ecológico, la crisis económica nos golpea con el aumento desbocado de los precios, la escalada del desempleo y la precariedad, y en ese contexto, los capitalistas nos aprietan aún con más furia. Lo vemos en Cádiz donde en el convenio del metal pretenden eliminar dos pagas extras, una pérdida de 200 euros mensuales.
La Bahía de Cádiz es un retrato espeluznante de lo que es la crisis capitalista: más de 40% de desempleo, numerosas empresas cerradas, cierre de AIRBUS Puerto Real, cierre de Delphi1…, los jóvenes obligados a emigrar a Noruega y otros países, supuestamente “más afortunados”.
Contra esta amenaza a la vida y el futuro de todos los trabajadores los obreros del metal están luchando con una firmeza y combatividad que hace tiempo que no se veía.
No es la única lucha. Los empleados públicos de Cataluña se manifestaron masivamente contra el abuso intolerable de la interinidad (más de 300000 trabajadores estatales son precarios); se están dando luchas en los ferrocarriles de Mallorca, en Vestas (Coruña) contra 115 despidos; Unicaja contra más de 600 despidos; el metal de Alicante; las protestas en diferentes hospitales por el despido de los trabajadores contratados por el COVID.
Estas luchas coinciden con luchas en otros países: en Estados Unidos, Irán, Italia, Corea etc.2
Queremos manifestar nuestra solidaridad con los obreros en Cádiz. Su lucha contribuye a romper la pasividad y la resignación, expresa la indignación ante los atropellos de este sistema, todo lo cual puede ir animando los primeros pasos de una respuesta proletaria a la crisis y la barbarie del capitalismo.
Los empresarios en las negociaciones del convenio propusieron “congelar los salarios en 2020 y 2021, eliminar dos pagas extras, aumentar la jornada laboral, crear una nueva categoría por debajo del especialista y no negociar la recuperación del tóxico, penoso y peligroso”3. Esto es una andanada brutal frente a la cual, los sindicatos trataron de rebajar la tensión con dos estériles jornadas de lucha, sin embargo, frente al malestar y la combatividad, han terminado por convocar huelga indefinida desde el 16 de noviembre que ha sido seguida masivamente y se ha extendido a la bahía de Gibraltar.
E l 17 y el 18, el sindicalismo radical entrampó a los obreros en los cortes de tráfico lo que llevó a enfrentamientos con la policía en una estéril “guerrilla urbana” que da munición para que la prensa, la TV, las Redes Sociales, los calumnien como “terroristas” etc. Así El Mundo lanza una acusación odiosa contra los trabajadores: “Cancelación de cirugías, un parto en una ambulancia… La huelga del metal impide el acceso de sanitarios y enfermos al hospital de La Línea” (17-11-21).
Como se demostró en Euzkalduna 1984, en Gijón 1985 y en anteriores luchas en Cádiz, esos enfrentamientos solo sirven para aislarse, impedir que otros trabajadores se incorporen y enajenar las posibles simpatías de la población. Refuerzan al capital y su Estado, y le dan medios para desencadenar una represión feroz.
Pero los trabajadores están buscando otros medios para ser fuertes. El 19 se formó un piquete de más de 300 trabajadores para pedir la solidaridad de los trabajadores de Navantia de San Fernando. El propio 19, se organizaron manifestaciones en los barrios obreros de la Cádiz, Puerto Real y San Fernando. Tras una concentración delante de la sede de la patronal, los trabajadores recorrieron la ciudad, siguiendo un itinerario improvisado explicando sus reivindicaciones a los transeúntes. El 20 se ha realizado una masiva manifestación en el centro de Cádiz y concentraciones en los barrios para apoyar a los compañeros.
Solo podemos tener fuerza si extendemos la lucha a los demás trabajadores, si con manifestaciones, piquetes y asambleas, organizamos LA EXTENSION DE LA LUCHA. La lucha es fuerte si se extiende rompiendo las barreras de la empresa, el sector, la ciudad, forjando en la calle la lucha unida de toda la clase obrera.
Desde el principio, los sindicatos han monopolizado la negociación con la patronal, con la intermediación del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales. Ya sabemos lo que son esas “negociaciones”: una parodia donde finalmente se firma lo que el Capital quiere. Esto se ha vivido muchas veces en Cádiz: en Delphi, los sindicatos hicieron tragar los despidos, lo mismo pasó en las diferentes luchas de astilleros o más recientemente en AIRBUS. Recordando estas puñaladas por la espalda, el 20, una concentración de obreros delante de la sede de los sindicatos gritaba “¿Dónde están? No se ven, Comisiones y UGT”.
Para tener fuerza, la segunda necesidad es que la lucha sea conducida por la Asamblea General de todos los trabajadores y que esta organice los comités elegidos y revocables para llevar la defensa de las reivindicaciones, impulsar acciones de lucha etc.
Desde las experiencias de 1905 y 1917-23, las luchas donde la clase obrera tiene fuerza se organizan por los trabajadores mismos en Asambleas Generales abiertas al resto de la clase obrera: desempleados, jubilados, precarios etc. Esa fue la experiencia del metal de Vigo en 20064 y del movimiento de indignados en 20115.
L os trabajadores no pueden dejar la lucha en manos de los Sindicatos. Una declaración de una Coordinadora de Trabajadores del Metal de Cádiz decía “los sindicatos deben de asesorarnos y representarnos NO tomar las decisiones por nosotros y en secreto”. ¡Rotundamente No! ¿Cuál es su “asesoría”? Aceptar lo que pide la patronal y en cuanto a luchar, su “movilización” consiste en actos de presión aislados sin ninguna fuerza o en choques minoritarios con la policía. No nos representan, a quien representan es al Capital y su Estado. En su función misma de aparatos del Capital está ese “tomar decisiones por nosotros y en secreto”.
Se quiere encerrar la lucha en un “movimiento ciudadano” para “Salvar Cádiz”. Es cierto que se cierran industrias, que uno de cada tres jóvenes tiene que emigrar. Pero esto es lo que vemos en todos los países. Detroit, antes centro de la industria automovilística USA, es hoy un desierto de ruinas de hierro y cemento. Lo mismo sucede en la minería asturiana. Los ejemplos son a miles. No es Cádiz lo que se hunde, es el capitalismo mundial quien se hunde en un proceso de crisis económica, destrucción ecológica, pandemias, guerras, barbarie generalizada.
“Salvar Cádiz” desvía la lucha obrera hacia un terreno localista totalmente impotente. Durante 40 años nos han hecho luchar por “carga de trabajo para los astilleros gaditanos”, inversiones en la Bahía etc. ¡Ya vemos los resultados! Cada vez más desempleo, más precariedad, más necesidad de emigrar.
El gran peligro que corre la lucha es que la solidaridad que empieza a manifestarse se canalice hacia “Salvar Cádiz”. Esto nos hunde en el interclasismo que es el peor veneno para lucha obrera. Esta es desviada hacia un objetivo capitalista de “desarrollo económico”, supuestamente para “crear empleos” y hacia la “unidad” con los pequeños empresarios que nos explotan, los policías que nos golpean, los políticos que nos venden, la pequeña burguesía egoísta y mezquina.
Ponen la lucha en Cádiz en el mismo saco que las protestas de empresarios del transporte. Así, Kichi, el “radical” alcalde de Cádiz dice: “Hemos tenido que meter fuego para que Madrid nos haga caso”. Esto es adulterar y falsificar la lucha obrera convirtiéndola en un “movimiento de ciudadanos enfadados” que “hacen fuego” para que las “autoridades democráticas” les den “lo suyo”.
¡No! La lucha obrera no es una lucha egoísta por reivindicaciones parciales. Como dice el Manifiesto Comunista “Hasta ahora, todos los movimientos sociales habían sido movimientos desatados por una minoría o en interés de una minoría. El movimiento proletario es el movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de la inmensa mayoría”. La lucha reivindicativa forma parte del movimiento histórico de la clase obrera por construir una sociedad consagrada a la plena satisfacción de las necesidades humanas.
No es hacia la “Bahía de Cádiz” donde hay que mirar para que la lucha salga adelante. Es hacia el conjunto de la clase obrera que está sufriendo lo mismo que sus hermanos de Cádiz: inflación, precariedad, rebajas en los convenios, recortes en las prestaciones sociales, caos en los hospitales, la amenaza de la continuación del COVID. Pero, recíprocamente, los trabajadores de las demás regiones deben ver en sus compañeros en Cádiz, SU LUCHA y solidarizarse uniéndose a ella presentando sus propias reivindicaciones.
En contra de las mentiras democráticas, la sociedad actual no es una suma de ciudadanos “iguales ante la ley”. Está dividida en clases, una minoría explotadora que lo tiene todo y no produce nada y frente a ella, la clase obrera, la mayoría explotada que produce todo y tiene cada vez menos. Solo la lucha como clase puede hacer que las reivindicaciones de los trabajadores de Cádiz puedan ser alcanzadas, solo la lucha como clase puede abrir un porvenir frente a la crisis y la barbarie del capitalismo.
Corriente Comunista Internacional 21-11-21
1 Para conocer nuestra intervención en la lucha obrera en Delphi ver: Delphi: la fuerza de los trabajadores es la solidaridad (https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200705/1917/delphi-la-fuerza-de-los-trabajadores-es-la-solidaridad [48] ); Cierre de Delphi: Sólo con la lucha masiva y solidaria seremos fuertes (https://es.internationalism.org/cci-online/200702/1283/cierre-de-delphi-solo-con-la-lucha-masiva-y-solidaria-seremos-fuertes [49] ).
2 Ver Luchas obreras en Estados Unidos, Irán, Italia, Corea... ¡Ni la pandemia ni la crisis económica han roto la combatividad del proletariado! https://es.internationalism.org/content/4736/luchas-obreras-en-estados-unidos-iran-italia-corea-ni-la-pandemia-ni-la-crisis [27]
3 De un comunicado de la Coordinadora de Trabajadores del Metal de la Bahía de Cádiz
4 Ver Huelga del metal de Vigo: Los métodos proletarios de lucha https://es.internationalism.org/cci-online/200605/910/huelga-del-metal-d... [50]
5 Ver 2011: de la indignación a la esperanza https://es.internationalism.org/cci-online/201204/3349/2011-de-la-indign... [51]
En la actualidad, una serie de huelgas en Estados Unidos, encabezadas por trabajadores enardecidos, está sacudiendo gran parte del país. Este movimiento, denominado "striketober" (contracción de "strike" y "october"), está movilizando a miles de trabajadores que denuncian las insoportables condiciones de trabajo, el cansancio físico y psicológico, y el escandaloso aumento de los beneficios obtenidos por los empresarios de grupos industriales como Kellog's, John Deere y PepsiCo, o del sector sanitario y las clínicas privadas, como en Nueva York, por ejemplo. Es difícil contabilizar el número exacto de huelgas porque el gobierno federal sólo cuenta las que implican a más de mil empleados. El hecho de que la clase obrera pueda reaccionar y mostrar combatividad en un país que se encuentra en el centro del proceso de descomposición mundial es una señal de que el proletariado no está derrotado.
Durante casi dos años, en todo el mundo, una capa de plomo había caído sobre la clase obrera con la aparición de la pandemia de Covid-19, los repetidos episodios de encierro, las hospitalizaciones de urgencia y los millones de muertos. En todo el mundo, la clase obrera es víctima de la negligencia generalizada de la burguesía, de la dilapidación de los servicios sanitarios, sobrecargados y siempre sometidos a las exigencias de la rentabilidad1. El día a día y el miedo al mañana reforzaron un sentimiento de expectación ya fuerte en las filas de los trabajadores, acentuando aún más el repliegue de cada cual sobre sí mismo. Tras el resurgimiento de la combatividad que se había expresado en varios países durante 2019 y a principios de 2020, la confrontación social se detuvo repentinamente. Si el movimiento contra la reforma de las pensiones en Francia había mostrado un nuevo dinamismo en la confrontación social2, la pandemia de Covid-19 resultó ser un poderoso sofocante.
Pero en medio de la pandemia, las luchas sobre el terreno de la clase obrera pudieron, sin embargo, surgir aquí y allá, en España, Italia, Francia, a través de movimientos esporádicos que ya expresaban una relativa capacidad de reacción frente a las insoportables condiciones de trabajo, sobre todo ante el aumento de la explotación y el cinismo de la burguesía en sectores como la sanidad, el transporte o el comercio3. Sin embargo, el aislamiento impuesto por el virus mortal y el clima de terror transmitido por la burguesía hicieron que estas luchas fueran impotentes para afirmar una alternativa real a la palpable degradación sanitaria, económica y social.
Peor aún, estas expresiones de descontento con las condiciones de trabajo infernales y amenazantes para la salud, las negativas (minoritarias) a ir a trabajar sin máscaras y protección, fueron presentadas por la burguesía como reivindicaciones egoístas, irresponsables y, sobre todo, culpables de socavar la unidad social y económica de cada nación en su lucha contra la crisis sanitaria.
Mientras que desde hace años se convoca a la población estadounidense a confiar en el Estado todopoderoso, imponiendo su lógica sanitaria, económica y social, alimentada, como en todas partes, por las mentiras populistas de Donald Trump, que quería ser el campeón del pleno empleo, y por la perorata del "nuevo Roosevelt", Joe Biden, miles de trabajadores están creando lentamente las condiciones para recuperar una fuerza colectiva que antes habían olvidado. Poco a poco van redescubriendo la confianza en sus propias fuerzas y en su capacidad para rechazar el ignominioso "sistema salarial de dos niveles"4, demostrando así la solidaridad entre generaciones, donde la mayoría de los trabajadores experimentados y "protegidos" luchan junto a sus colegas jóvenes y más precarios.
Esta solidaridad entre generaciones ya se había manifestado en Francia en 2014, durante las luchas en la SNCF y Air France contra reformas idénticas. También se expresó en España, durante el movimiento de los Indignados en 2011, y en Francia, en 2006, durante la lucha contra el CPE5. Esta solidaridad entre generaciones representa un gran potencial para el desarrollo de futuras luchas, es la marca de una búsqueda de la unidad en las filas de la clase obrera. Contra ello la burguesía trata de crear toda clase de divisiones hablando despectivamente de los trabajadores jubilados o veteranos como "viejos acomodados y aprovechados" y de los trabajadores jóvenes como “perezosos” e “irresponsables”. Esto lo hemos visto en el movimiento “Juventud por el Clima” (reactivado con ocasión de la Cumbre de Glasgow) donde se calumnia a los trabajadores más mayores como “egoístas” que no quieren sacrificarse para “salvar el planeta”6.
Aunque estas huelgas están muy bien encuadradas por los sindicatos (lo que, además, ha permitido a la burguesía presentar estas movilizaciones como el "gran retorno" de los sindicatos en Estados Unidos), hemos visto algunos signos de cuestionamiento de los acuerdos firmados por diferentes sindicatos. Esta protesta es embrionaria y la clase obrera está aún lejos de una confrontación directa y consciente con estos perros guardianes del Estado burgués. Pero es un signo muy real de combatividad.
Algunos podrían imaginar que estas luchas en Estados Unidos son la excepción que confirma la regla: ¡no lo son! En los últimos meses han surgido otras luchas:
- En Irán, este verano, las huelgas en el sector petrolero contra los bajos salarios y el alto coste de la vida hicieron que los trabajadores de más de 70 centros participaran en el movimiento. Ha sido la primera vez en 42 años desde el advenimiento de la República Islámica. Otros sectores también apoyaron a los huelguistas;
- En Corea, los sindicatos tuvieron que organizar una huelga general en octubre por la protección social, contra la precariedad y la desigualdad;
- En Italia, en septiembre y octubre, hubo numerosas jornadas de acción, paros y convocatorias de huelga general contra los despidos, también contra las discusiones entre la Confederación General del Trabajo italiana, el gobierno y la patronal para un "pacto social" para salir de Covid cuyo objetivo era facilitar los despidos y suprimir salario mínimo;
- En Alemania, el sindicato de servicios públicos Ver.di se siente obligado a amenazar con huelgas para responder a la preocupación obrera por los bajos salarios.
Si se escucha a los economistas burgueses, la inflación actual que hace subir los precios de la energía y de los bienes básicos, drenando así el poder adquisitivo, en Estados Unidos, Francia, Reino Unido o Alemania7, sería sólo un producto cíclico de la "recuperación económica". Estaría vinculado a "aspectos puntuales", como los cuellos de botella en el transporte marítimo, al "recalentamiento" de la producción industrial, sobre todo en el espectacular aumento de los precios de los carburantes y el gas, sólo sería un mal momento para pasar antes de llegar a un equilibrio en la producción de bienes. Todo se hace para tranquilizar y justificar un proceso inflacionario "necesario"... que, a pesar de todo, es probable que dure.
El dinero "helicóptero", los cientos de miles de millones de dólares, euros, yenes y yuanes que los gobiernos han impreso y derramado sin contar con el coste, durante muchos años, para hacer frente a las consecuencias económicas y sociales de la pandemia y evitar el caos generalizado, sólo ha debilitado el valor de las monedas y está impulsando un proceso inflacionario crónico. Habrá que pagar un precio, y la clase trabajadora va a ser la primera víctima.
Aunque todavía no se haya producido una reacción directa y masiva contra este ataque, la inflación puede servir como un poderoso factor de desarrollo y de unificación de las luchas: el aumento de los precios de los productos de primera necesidad, del gas, del pan, de la electricidad, etc., no puede sino degradar directamente las condiciones de vida de todos los trabajadores, ya trabajen en el sector público o en el privado, ya estén en activo, en paro o jubilados.
Además, los gobiernos no se equivocan. Aunque todavía no han impuesto programas formales de austeridad y, por el contrario, han inyectado masivamente millones y millones de dólares, yuanes y euros, saben que es absolutamente necesario impulsar la actividad y que existe una bomba social. Mientras los gobiernos pensaban acabar rápidamente con todas las medidas de apoyo vinculadas a Covid y "normalizar" las cuentas lo antes posible, Biden (para evitar el desastre social) ha puesto en marcha un "plan histórico" de intervención que "creará millones de empleos, hará crecer la economía, invertirá en nuestra nación y en nuestra gente"8. ¡Parecería que los gobiernos se habrían acordado de repente de “los de abajo”! Así en España, el socialista Pedro Sánchez está aplicando un plan masivo de 248.000 millones de euros de gasto social total, para gran disgusto de una parte de la burguesía, que no sabe cómo se pagará la factura. También en Francia, detrás de toda la algarabía y la retórica electoral para las elecciones presidenciales de 2022, el gobierno intenta anticiparse al descontento y al malestar social con "vales de energía" y una "asignación por inflación" para millones de contribuyentes.
Reconocer y destacar la capacidad de reacción del proletariado no debe llevar a la euforia y a la ilusión de que se abre una “autopista hacia el cielo” para la lucha obrera. Debido a la dificultad de la clase obrera para reconocerse como clase explotada y tomar conciencia de su papel revolucionario, el camino de las luchas significativas que permitan abrir un período revolucionario está todavía lejos.
En estas condiciones, la confrontación sigue siendo frágil, mal organizada, enmarcada en gran medida por los sindicatos, esos órganos del Estado especializados en el sabotaje de las luchas y que juegan tanto y más con el corporativismo y la división. En Italia, por ejemplo, las reivindicaciones iniciales y la combatividad de las últimas luchas han sido desviadas por los sindicatos y los izquierdistas italianos hacia un peligroso callejón sin salida: la podrida consigna de "la primera huelga industrial masiva en Europa contra el pase sanitario" que el gobierno italiano ha impuesto a todos los trabajadores.
Del mismo modo, mientras que algunos sectores se ven fuertemente afectados por la crisis, los cierres, las reestructuraciones y el aumento de los ritmos de trabajo, otros sectores se enfrentan a la falta de mano de obra y/o a un boom de producción puntual (como en el transporte de mercancías, donde faltan cientos de miles de conductores en Europa). Esta situación encierra un peligro de división dentro de la clase a través de reivindicaciones por categorías que los sindicatos no dudarán en explotar o incitar.
Añadamos a esto los llamamientos de la izquierda "radical" del capital a movilizarse también en el terreno burgués: contra la extrema derecha y los "fascistas" o a favor de las "marchas ciudadanas" por el clima... Esta es una expresión más de la vulnerabilidad de los proletarios ante los discursos de la izquierda "radical", capaz de utilizar cualquier medio para desviar la lucha hacia un terreno no proletario, especialmente el del interclasismo.
Si bien la inflación puede actuar como factor de unificación de las luchas, también afecta a la pequeña burguesía, con el aumento del precio de la gasolina y de los impuestos, elementos que, por otra parte, habían dado lugar a la aparición del movimiento interclasista de los "chalecos amarillos" en Francia9. El contexto actual sigue siendo, de hecho, propicio para que se produzcan revueltas "populares" en las que las reivindicaciones proletarias queden enterradas en las preocupaciones estériles y reaccionarias de los propios pequeños empresarios golpeados por la crisis. Este es, por ejemplo, el caso de China, donde el colapso del gigante inmobiliario Evergrande simboliza de forma muy espectacular la realidad de una China sobreendeudada y frágil, pero que lleva a la protesta de los pequeños propietarios que han sido robados y que reaccionan como tales.
Las luchas interclasistas son una verdadera trampa y no permiten en absoluto a la clase obrera afirmar sus propias reivindicaciones, su propia combatividad, su propia autonomía para una perspectiva revolucionaria. La putrefacción de la sociedad capitalista, acrecentada por la pandemia, pesa y seguirá pesando sobre la clase obrera, que sigue teniendo grandes dificultades para luchar como clase.
El absentismo laboral, la cadena de dimisiones en las empresas, la negativa a volver al trabajo, a menudo duro, por salarios muy bajos, no han dejado de crecer en los últimos meses. Pero se trata de reacciones individuales que reflejan más un intento (ilusorio) de escapar de la explotación capitalista que de enfrentarse a ella mediante una lucha colectiva junto con todos los compañeros. La burguesía no duda en explotar esta debilidad para denigrar y hacer sentir culpables a estos "dimisionarios", a estos trabajadores "rebeldes", haciéndoles directamente "responsables" de la falta de personal en los hospitales o restaurantes. Es su trampa eterna: SEMBRAR LA DIVISION EN LAS FILAS OBRERAS.
A pesar de todas las dificultades y escollos, este último período ha abierto una brecha y confirma claramente que la clase obrera puede imponerse en su propio terreno de lucha. El desarrollo de su conciencia pasa por esta renovación de la combatividad y es todavía un largo camino lleno de escollos. A su nivel, los revolucionarios deben acoger y acompañar estas luchas, pero su primera responsabilidad es luchar lo mejor posible por su extensión, por su politización, necesaria para mantener viva la perspectiva revolucionaria, siendo capaces de reconocer sus límites y debilidades denunciando con firmeza las trampas que les tiende la burguesía y las ilusiones que les amenazan vengan de donde vengan.
Stopio, 3 de noviembre de 2021
1 Ver Dossier especial COVID19: el verdadero asesino es el capitalismo https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo [16]
2 Ver Balance de las luchas en Francia contra la "reforma" de las pensiones https://es.internationalism.org/content/4524/balance-de-las-luchas-en-francia-contra-la-reforma-de-las-pensiones [54]
3 Hubo algunas protestas por el riesgo que se hacía correr a los trabajadores durante la pandemia, ver Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro [55]
4 Un sistema de salarios más bajos para los nuevos contratados, la llamada "cláusula del abuelo", que muchos sindicatos habían firmado con las dos manos
5 Sobres estas dos experiencias ver: 2011: de la indignación a la esperanza /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [56] y Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [57]
6 Ver Nuevas "marchas climáticas": El capitalismo está destruyendo el planeta https://es.internationalism.org/content/4715/nuevas-marchas-climaticas-el-capitalismo-esta-destruyendo-el-planeta [58]
7 También en España, sobre todo con la escandalosa subida de la luz, ver España: La escalada de la inflación un golpe brutal contra los trabajadores https://es.internationalism.org/content/4733/espana-la-escalada-de-la-inflacion-un-golpe-brutal-contra-los-trabajadores [59]
8 Este programa, típico del capitalismo de Estado, pretende también modernizar la economía estadounidense para enfrentarse mejor a sus competidores, especialmente China
9 Ver Balance del movimiento de los "chalecos amarillos": Un movimiento interclasista, un obstáculo para la lucha de clases https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un [60]
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El año 2015 ha sido testigo de la película de alto perfil Suffragette, así como del anuncio de una nueva biografía de Sylvia Pankhurst1. El artículo que estamos reimprimiendo aquí apareció originalmente en World Revolution en 1980. En aquella época, se había escrito muy poco sobre la vida y la política de Sylvia Pankhurst y sus propios escritos eran difíciles de conseguir. Como se señala en el artículo, los libros que trataban sobre Sylvia solían dejar un gran e inexplicable vacío desde 1914 hasta los primeros años de la posguerra; es decir, el periodo de su ruptura con el movimiento sufragista y su oposición internacionalista a la guerra, que la llevó a apoyar con entusiasmo a los bolcheviques en la revolución rusa y a reclamar el poder soviético en Gran Bretaña.
Con el colapso de los regímenes estalinistas y con las consiguientes campañas de la burguesía sobre el "fin del comunismo", el apoyo entusiasta de Sylvia al bolchevismo y a una revolución soviética se hizo aún más desagradable. En su lugar, vimos un esfuerzo por parte de la izquierda liberal para apropiarse de Sylvia como feminista, radical, rebelde, antifascista, anticolonialista y defensora de la paz mundial y la justicia social... Desde la década de 1990 ha habido una verdadera oleada de biografías y libros sobre diversos aspectos de su vida y política2. En 2007 se organizó un festival en Londres para celebrar su vida como "activista, artista y feminista", con oradores invitados como un antiguo diputado laborista, la célebre académica Germaine Greer y el embajador de Etiopía3. Incluso hubo una campaña, apoyada por barones laboristas y antiguos jefes sindicales en la Cámara de los Lores, para erigir una estatua suya frente al Parlamento.
La nueva biografía de Rachel Holmes, titulada Sylvia Pankhurst: ‘Feminism and Social Justice’, debe verse en este contexto.
Como decíamos en nuestro artículo sobre el "Festival Sylvia Pankhurst" de 2007: "Para la burguesía, Sylvia Pankhurst debe ser recordada como una feminista, una izquierdista o una liberal. Para el proletariado, sin ocultar los hechos de su abandono de la política revolucionaria y sus posteriores traiciones, es alguien que, bajo la influencia de la lucha de clases, rompió con la política burguesa y fue ganada para el comunismo (...). ) Gracias a la obstinada determinación de Pankhurst y de otros militantes de la clase obrera menos conocidos (muchos de ellos mujeres), la débil pero auténtica voz de la oposición comunista de izquierdas se hizo oír en este país, dejando un corpus de escritos que se convertiría en una fuente de fuerza y aprendizaje para una nueva generación de revolucionarios cincuenta años después, de la que la CCI sigue siendo una expresión organizativa hoy en día. Este es el verdadero legado de Sylvia Pankhurst; este es el legado que los comunistas defienden hoy; y por eso decimos a la izquierda y a los servidores liberales de la burguesía: ¡manos fuera de Sylvia Pankhurst!"
Este artículo se publicó por primera vez en 1980, en World Revolution 33 y 34. Creemos que los argumentos esenciales que contiene siguen siendo válidos hoy en día, aunque algunos enfoques y formulaciones podrían ser diferentes si hubiéramos escrito el artículo más recientemente. En los casos en que los términos o las frases parecen ser más claramente erróneos, hemos adjuntado "Notas del editor"
Esta serie de artículos4 es un intento de contrarrestar las distorsiones de las feministas e izquierdistas actuales que ignoran convenientemente la política de Sylvia Pankhurst y el ‘Worker’s Dreadnought’, y prefieren la visión más respetable -en términos actuales- del sufrimiento heroico en la causa de los derechos de las mujeres.
Es muy notable cómo los libros que tratan de Sylvia, o de los Pankhurst en general, dejan un gran vacío en su vida durante la guerra y la posguerra. El Partido Socialista de los Trabajadores ha tenido incluso ocasión de intentar reivindicar la política de Sylvia como parte de su propia tradición. (véase Revolutionary Perspectives 16, la revista de la Communist Workers’ Organisation). Pero la ruptura de Sylvia con las sufragistas no debe permanecer enterrada, ya que muestra una clara crítica revolucionaria del feminismo. En estos artículos, pues, queremos extraer las implicaciones de las críticas más bien fragmentarias que hizo en su historia ‘The Suffragette Movement’: an intimate account of persons and ideals (1931) y mostrar el desarrollo de su política.
A principios de 1914, Sylvia y la Federación del Este de Londres de la Unión Social y Política de las Mujeres [WPSU] fueron expulsadas por Christabel y Emmeline Pankhurst de dicho grupo, siendo la razón fundamental la orientación obrera de la ELF (East London Federation):
"Tenéis una constitución democrática para vuestra federación, ¡no estamos de acuerdo con eso!". Además, ella (Christabel) insistió en que un movimiento de mujeres trabajadoras no tenía ningún valor; las mujeres trabajadoras eran la parte más débil del sexo, ¿cómo podría ser de otra manera? Sus vidas eran demasiado duras, su educación demasiado escasa, para equiparlas para la contienda. "Seguramente es un error utilizar a las más débiles para la lucha. Queremos mujeres elegidas, las más fuertes e inteligentes". (Sylvia Pankhurst, ‘El movimiento sufragista’).
Era una división que Sylvia siempre había tratado de evitar y que lamentó mucho en su momento. Sin embargo, con el comienzo de la Primera Guerra Mundial se hizo evidente lo necesaria que era. Aunque un examen exhaustivo del movimiento sufragista queda fuera del alcance de estos artículos, es necesario examinar brevemente algunas de las características importantes del movimiento, para ver en qué consistió esta escisión y qué significó el rechazo del feminismo para Sylvia Pankhurst.
"Sin embargo, en sus demandas de igualdad política, nuestras feministas son como sus hermanas extranjeras, a ellas, los amplios horizontes abiertos por el aprendizaje socialdemócrata les siguen siendo ajenos e incomprensibles. Las feministas buscan la igualdad en el marco de la sociedad de clases existente; en ningún caso atacan las bases de esta sociedad. Luchan por las prerrogativas y los privilegios. No acusamos a las representantes del movimiento femenino burgués de no entender el asunto, su visión de las cosas fluye inevitablemente de su posición de clase" (Alexandra Kollontai, ‘The Social Basis of the Women Question’)
El marco de análisis que Kollontai aplica a la WSPU quedó ampliamente claro por el apoyo entusiasta que esta organización dio al esfuerzo bélico con el estallido de la Primera Guerra Mundial. De hecho, Emmeline y Christabel criticaron duramente al gobierno británico por no esforzarse lo suficiente en la lucha contra Alemania, en particular por el papel que debían darles a las mujeres. En su deseo de promover la causa del imperialismo británico, exigieron la contratación generalizada de mujeres en la industria y en el sector de los servicios para liberar a más trabajadores para ir a morir en las trincheras.
Los orígenes de la WSPU contrastan con este descarado chovinismo que se desarrolló a medida que se acercaban los años de la guerra. De hecho, Emmeline había cortado sus vínculos con la Sociedad Fabiana por su negativa a oponerse a la Guerra de los Bóers. El hecho de que la familia Pankhurst hubiera estado involucrada en el Partido Laborista Independiente a finales del siglo XIX, y en las luchas de los trabajadores de la zona de Manchester, ilustra aún más claramente la evolución negativa experimentada por la WSPU. Comenzó a hacerse evidente una oposición al movimiento socialista y a las luchas de los trabajadores; por ejemplo, exigiendo contra ellos un trato duro por parte del Estado, así, la WSPU se quejó de que el gobierno, "en lugar de arrestar a los líderes (de los mineros) estaba tratando de llegar a un acuerdo de paz con ellos" (Emmeline Pankhurst, Mi propia historia, 1914). Otro ejemplo es la campaña que inició en 1915, financiada por los industriales, contra el movimiento de delegados sindicales "bolcheviques".
La WSPU se formó en 1903 cuando Emmeline todavía estaba en el ILP5 y, de hecho, siguió siendo un miembro muy activo; incluso el nombre que eligió para la organización es indicativo de sus preocupaciones más amplias en ese momento. Sin embargo, con la posterior polarización sobre la situación de las mujeres (como división sexual de la sociedad y no como un aspecto de la división de clases), y en el parlamento como medio de cambio social, esta relación se volvió cada vez más tormentosa, y en 1907 se produjo la ruptura definitiva. Esto coincidió con una reorganización de sus miembros. A partir de entonces, las actividades de la WSPU estuvieron firmemente controladas por Emmeline, Christabel y un grupo selecto, que exigían a sus miembros una adhesión absoluta a su política. Esto significaba concentrarse en un solo objeto: el voto. A ningún miembro se le permitía luchar por otras reformas sociales o trabajar para cualquier otro partido político o incluso cuestionar la corrección de las políticas de la WSPU. La WSPU debía ser "un ejército sufragista en el campo". "Es un ejército puramente voluntario y nadie está obligado a permanecer en él". (Emmeline Pankhurst: Mi propia historia).
Su objetivo era simplemente la igualdad política con los hombres tal y como estaba en ese momento, e incluso se oponía al concepto de sufragio total de los adultos. No se trataba de una mera táctica, ya que si bien pretendía implicar a las mujeres de la clase trabajadora, también seguía una política consciente de atraer a las mujeres de la clase rica, media y alta a su dirección. Esencialmente, las intenciones de la WSPU eran utilizar a las mujeres de la clase trabajadora para establecer los derechos de las "damas" de la sociedad. Así lo expresó Christabel "... la esperanza inmediata de la nación está en aquellas mujeres que han conseguido tener una educación y cierta independencia y solidez económica. Florence Nightingale, una mujer de esa clase, hizo más por su país de lo que todo el Partido Laborista ha logrado o puede lograr. En este buen día que ya ha amanecido, no tenemos a una sola Florence Nightingale, sino a una multitud de mujeres así, felices en su propia vida y equipadas mental, moral y económicamente para el servicio de su país. Son ellas las que tienden a las mujeres más pobres y menos afortunadas la mano amiga que les permitirá salir del marasmo de la pobreza. Son ellas las que pueden concebir un mejor orden social y mostrarán con qué acciones prácticas y constructivas se puede lograr esa mejoría". (Christabel Pankhurst, The Suffragette, diciembre de 1913)
¡Política burguesa sin duda! Este apoyo abierto al capitalismo y el desarrollo de la política de "guerra de sexos" se derivan naturalmente del rechazo y la oposición a una comprensión de clase de la sociedad.
Aunque el simple hecho de un conflicto con el Estado no pruebe nada más que la ideología burguesa nunca puede producir una visión única del mundo, es obvio que un movimiento que adquirió proporciones tan masivas como el movimiento de "votos para las mujeres" no puede ser descartado puramente por la política de la WSPU. Está claro que la base de su fuerza no residía en las ideas de la WSPU, sino en las condiciones generales impuestas a las mujeres, y en la intransigencia del capital británico en su negativa a acceder a las demandas para mejorar la suerte de las mujeres burguesas y pequeñoburguesas, por no hablar de las mujeres de la clase obrera. El hecho de que la WSPU se convirtiera en el centro de esta lucha es realmente una crítica al movimiento obrero por su incapacidad de ofrecer una alternativa política clara.
Existían, bajo el paraguas del movimiento sufragista, algunos grupos con una orientación claramente obrera. Pero su preferencia por la falsa unidad de todas las mujeres y el eslogan "votos para las mujeres" permitió que la WSPU se convirtiera en la figura principal y que sus ideologías anti obreras tuvieran tanta influencia. Que el compromiso en aras de esa unidad es destructivo es una lección que Sylvia comprendió sólo después de su expulsión de la WSPU, y que quizás se pone de manifiesto por el rápido desarrollo de su política después de 1914.
Los primeros pasos en el rechazo de este tipo de acuerdo llegaron en octubre de 1912, cuando Sylvia comenzó su actividad en el este de Londres. Al principio formaba parte de una campaña electoral y de una "Working Women's Deputation" sobre un proyecto de ley de reforma del sufragio, pero pronto perdió el pleno respaldo de la WSPU. En febrero de 1913 la financiación se había retirado, pero las ideas y la práctica se habían establecido y en mayo de ese año se formó la Federación del Este de Londres del WSPU. Aunque era una unión de varias ramas del WSPU, tenía una orientación definida y genuina hacia las mujeres de la clase trabajadora y perseguía una práctica radicalmente diferente a la corriente principal de esa organización. La Federación comenzó a establecer vínculos con organizaciones del movimiento obrero, en particular con la ILP [Independent Labour Party], y apoyó y participó en manifestaciones masivas de la clase. Fue el propio éxito de este trabajo y la escalada del conflicto social en el East End, ampliamente retratado en [la película] ‘The Suffragette Movement’, lo que hizo inevitable la ruptura con la WSPU. A fin de cuentas, es irrelevante que Emmeline y Christabel obligaran a la ELF a hacerlo: las cadenas del compromiso se estaban rompiendo de todos modos. En agosto de 1913, Sylvia había hecho un llamamiento para la formación de un "Ejército Popular; una organización a la que hombres y mujeres puedan unirse para luchar por la libertad y para estar preparados para hacer frente a la brutalidad de los funcionarios". Aunque esta organización nunca tuvo mayor importancia, el reconocimiento de los conflictos de clase que se avecinaban y el cuestionamiento básico del orden social existente prefiguraron la dirección que iba a tomar a medida que se desarrollaba la política del Women’s Dreadnought6 y del Worker’s Dreadnought.
En la primera parte de este artículo se analizan los fundamentos de la ruptura de Sylvia Pankhurst con el movimiento sufragista oficial, la WSPU. En esta parte se analizará más detenidamente el desarrollo de su política, haciendo hincapié en las cuestiones relevantes para el feminismo. (Tras la ruptura, su organización pasó a llamarse Federación de Sufragistas del Este de Londres. Este fue el primero de varios cambios de nombre, pero en lugar de fechar y referirnos a todos ellos simplemente llamaremos a la organización por el nombre más distintivo de su periódico, el ‘Dreadnought’).
En marzo de 1914 apareció el primer número de ‘The Women's Dreadnought’. En él hay una larga explicación de la actividad del grupo en el extremo este de Londres, de la que se desprende lo siguiente: "El principio esencial del voto es el de la igualdad entre hombres y mujeres:
El principio esencial del voto es que cada uno de nosotros tenga una cuota de poder para ayudarse a sí mismo y a todos nosotros. Se opone directamente a la idea de que unos pocos, más favorecidos, ayuden y enseñen y patrocinen a los demás. Seguramente es porque los sufragistas creemos en el principio de que cada individuo tiene derecho a compartir tanto el gobierno como el servicio, y porque hemos aprendido por una larga y amarga experiencia que toda forma de gobierno es una tiranía -por muy bondadosa que sea su intención- que estamos luchando por el voto". (Sylvia Pankhurst, WD, 8 de marzo de 1914)
Es una lástima que Sylvia nunca hiciera una crítica exhaustiva de la WSPU, ya que eso significa que debemos confiar en críticas indirectas como la de la primera parte de esta cita. Sin embargo, deja clara la orientación totalmente diferente del Dreadnought. A pesar de sus ilusiones iniciales en el movimiento sufragista (o más bien en el "poder de las mujeres") y la idea de que el voto equivale al autogobierno, lo importante es el énfasis en el objetivo del autogobierno. Esto está en total oposición a los puntos de vista de la WSPU, como se ha visto en la primera parte de este artículo, y al hecho de que esta última sólo abogaba por la acción ilegal porque a las mujeres se les negaba el voto (es decir, se les negaba la acción constitucional).
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Sylvia no tardó en denunciar la respuesta chovinista de la WSPU. Consideró su apoyo a la guerra como una traición a todo aquello por lo que el movimiento había luchado, pero lo que es más importante, la importancia de la división entre las mujeres que se oponían a la guerra y las que la apoyaban no pasó desapercibida y sería uno de los factores que, con el paso del tiempo, determinó su ruptura con el feminismo. Mientras Emmeline Pankhurst escribía sobre el placer de ver a las mujeres trabajando, el Dreadnought se oponía a la guerra y, aunque no veía ninguna forma clara y práctica de detenerla, iba más allá de las observaciones superficiales de Emmeline y dedicaba mucho espacio en su periódico a exponer las condiciones reales y terribles, en el hogar y en el trabajo, que sufrían las mujeres de la clase trabajadora.
En sus inicios, el Dreadnought parece haber estado muy influenciado por el Partido Laborista Independiente (ILP); su política era básicamente pacifista y declaradamente reformista, y dio la prioridad a conseguir el voto para las mujeres. Sin embargo, el Dreadnought se implicó rápidamente en cuestiones sociales más amplias, principalmente con la idea de ayudar a las mujeres a protegerse contra las condiciones que imponía la guerra (de hecho, su actividad en este campo constituye una lista impresionante, que incluye la gestión de un "Salón de la Mujer" para reuniones, etc., la gestión de centros de ayuda, un centro para madres y bebés y guarderías). Estaba representada en los comités de ayuda de los ayuntamientos, pero éstos le parecieron tan insatisfactorios que también gestionó sus propios planes de ayuda. Esta ampliación de su actividad contribuyó sin duda a la radicalización de su política, en el sentido de que el voto ya no podía considerarse la única cuestión. Sin embargo, el núcleo de esta radicalización se debió a la creciente oposición del grupo a la guerra y a la fuerza de su orientación obrera: señalaba claramente que la situación de los hombres y mujeres de la clase obrera era la misma en Alemania que en Gran Bretaña y, aunque su trabajo se concentraba en las mujeres, entendía que la lucha no era contra los hombres de la clase obrera, sino con ellos contra el sistema. Como es lógico, pronto abandonó la consigna del voto para las mujeres y empezó a pedir el voto para todos los hombres y mujeres.
Sobre esta base, se hizo más evidente, a medida que avanzaba la guerra, la tendencia socialista de la política del grupo y le obligó a buscar una mejor comprensión de la sociedad existente y cómo cambiarla. Aumenta sus vínculos con las principales organizaciones socialistas y da a conocer en su prensa las luchas obreras internacionales. De hecho, sus vínculos con individuos y grupos de otros países y la preocupación por informar sobre lo que ocurría en el extranjero fueron evidentes a lo largo de su vida y constituyeron una gran fortaleza tanto para el desarrollo de la política del grupo como para el crecimiento de su influencia en Gran Bretaña (otras organizaciones británicas sufrían de una visión más bien estrecha en este sentido). Ya en 1914 el periódico citaba los escritos antibélicos de los bolcheviques, Liebknecht, etc. Cuando, a partir de 1916, las luchas obreras comenzaron a intensificarse a nivel internacional, el Dreadnought pudo aprender mucho de estos acontecimientos y responder positivamente. Las revoluciones en Rusia en 1917, en particular, fueron un tremendo estímulo.
El Dreadnought los apoyó porque pudo ver un intento positivo de los trabajadores de tomar el control de la sociedad, de detener la guerra y de luchar por una sociedad más racional y humana. La Revolución de Febrero [en 1917 en Rusia] afectó rápidamente a la política del grupo en dos áreas básicas: en primer lugar, en el reconocimiento de la importancia de la huelga de masas, es decir, de la lucha colectiva y radical de los trabajadores en las fábricas y en las calles, como la única forma de poner fin a la guerra y de derribar el capitalismo; y en segundo lugar, la importancia de la forma de organización soviética como el medio por el que la clase obrera puede expresar sus propios intereses y organizarse eficazmente para la guerra de clases. Esto también tuvo otras consecuencias, ya que el Dreadnought comenzó a trazar una línea más definida entre él y la corriente principal del Partido Laborista (LP) y la socialdemocracia en general. Las experiencias de Sylvia con las sufragistas habían provocado, obviamente, muchas críticas al LP, pero ahora estas críticas se habían visto reforzadas por el apoyo activo del LP a la guerra, y cuando el ILP se opuso a la retirada unilateral de Rusia de la guerra, la ruptura entre la política del ILP y la suya propia se hizo evidente. De hecho, para entonces el grupo se asoció con los internacionalistas y revolucionarios minoritarios de la antigua Segunda Internacional. Comenzó a hacer críticas políticas mucho más fuertes a la socialdemocracia, incluso antes del final de la guerra, denunciando el papel del LP de desactivar y oponerse a una revolución obrera. Otra consecuencia fue que el Dreadnought empezó a definirse más claramente como una organización política y a perder su carácter de grupo de bienestar social. En parte, esto se debió a que su apoyo a Rusia y su radicalismo general ahuyentaron a muchos ayudantes y fuentes de financiación, pero también fue una decisión consciente, ya que, como escribió Sylvia más tarde: "... todos nosotros preferiríamos poseer comodidad y bienestar como un derecho, que tener un mínimo de ello conferido como una caridad, aunque sea gentil o simpáticamente dado". (SP, "Notas autobiográficas")
En poco más de tres años, el Dreadnought pasó de ser una sociedad sufragista obrera y reformista a una organización socialista de pleno derecho. Y si bien se perdieron miembros a causa de este cambio, el grupo pasó de tres o cuatro sucursales en el este de Londres a casi cuarenta en todo el país (aunque es cierto que su fuerza siempre estuvo en Londres y Manchester).
Estos cambios en su política se reflejaron en el cambio de nombre del periódico a ‘The Workers' Dreadnought’ en junio de 1917. Durante el año siguiente, el grupo, aunque rechazaba al Partido Laborista y al Parlamento como medios para hacer la revolución, sostenía la necesidad de que los revolucionarios participaran e hicieran propaganda dentro de estas instituciones. Pero el desarrollo continuo de su comprensión de la forma en que crece la revolución de la clase obrera y el papel de los revolucionarios en este proceso llevó al rechazo de tal actividad.
El factor más importante en el periodo en que existió el Acorazado Obrero fue su participación y relaciones con la Tercera Internacional y su ala británica, el Partido Comunista de Gran Bretaña. El Dreadnought fue una voz importante, y de hecho políticamente el grupo más claro y coherente, en el intento de crear un partido comunista unido. Desgraciadamente, su desarrollo relativamente tardío obstaculizó su papel en los debates sobre la unidad y su mayor claridad no pudo alcanzar el nivel de influencia política que merecía sobre las demás organizaciones. Es interesante señalar aquí que, aunque el Dreadnought era relativamente pequeño en comparación con el Partido Socialista Británico (que era el grupo más grande en aquella época), su periódico vendía más que The Call del BSP. Cuando el PC se reunió finalmente a principios de 1921, el Dreadnought ya estaba bien establecido en el ala izquierda de la Internacional, pero fue también en esta época cuando los puntos de vista de la izquierda estaban siendo cada vez más atacados e incluso suprimidos. La inmadurez política y organizativa de la mayoría del CPGB hizo que fuera especialmente intolerante, y ocho meses después Sylvia fue expulsada y la mayoría de los ex miembros del Dreadnought se fueron con ella. La razón formal de su expulsión fue su negativa a detener la publicación del Dreadnought independientemente del control del partido. Los aciertos y errores de esta disputa no son realmente importantes; lo que sí cuenta es que en el fondo era una negativa a capitular ante el desarrollo del oportunismo en la Comintern.
Tras esta escisión, el PC continuó con su práctica de reprimir los puntos de vista de la izquierda, mientras que el Acorazado demostró su preocupación por el movimiento comunista en su conjunto sacando a la luz las diferencias políticas. Explicó y aclaró sus críticas a las posiciones del PC, mostrando las contradicciones en ellas y señalando los resultados negativos de su creciente énfasis en la táctica, así como el análisis más general de la decadencia de la Revolución Rusa. Este aspecto de la historia del Acorazado será tratado con mayor profundidad en el próximo número de WR7.
En el resto de este artículo queremos profundizar en otras cuestiones, más o menos relacionadas con el feminismo, que son centrales en sus experiencias. Nos fijamos en los detalles de los primeros años del Acorazado debido a nuestra preocupación por dar a conocer los hechos, pero también para observar cosas que siguen siendo relevantes hoy en día. En retrospectiva, los puntos fuertes que llevaron al grupo a desarrollarse de forma tan positiva son claros, pero las ideas y la práctica que rechazó más tarde también encierran lecciones para todos aquellos que desean la emancipación de la clase obrera. Estos hechos son necesarios no para justificar, digamos, la asistencia social en la actualidad, como vía para esta emancipación, sino para comprender las limitaciones de tales ideas. Teniendo en cuenta lo que se acaba de decir sobre las críticas de Sylvia al camino tomado por la Tercera Internacional, queda inmediatamente claro que no la llevaron a rechazar el marxismo y toda la experiencia de la Revolución Rusa, sino a buscar una comprensión aún más clara del camino a seguir. De la misma manera, hoy en día, condenar lo que Rusia es ahora no significa que deba equipararse con los objetivos originales de la revolución. Muchos individuos se han involucrado en los movimientos feministas y libertarios por reacción contra Rusia (y también los PC y los trotskistas) pero en realidad esto no es porque estos últimos sean marxistas sino porque son burgueses. Su comportamiento no debería llevar a nadie a rechazar el potencial de la clase obrera.
La participación de Sylvia Pankhurst en el WSPU antes de 1914 y sus actividades durante los años de la guerra significaron, obviamente, una gran acumulación de experiencia en el Parlamento y de lucha por las reformas. Al final, esto no la llevó a ser absorbida de una vez por todas por este circo. Al contrario, la llevó a una frustración total por la inutilidad de todo ello.
"Sabemos que el aliento de la intriga parlamentaria, el ambiente de la sala de la comisión parlamentaria, todo el ambiente de la Cámara de los Comunes y los malabarismos de los partidos políticos es antagónico al fuego blanco y limpio del entusiasmo comunista revolucionario. Los camaradas que no han presionado y se han sentado en la tribuna, hora tras hora, día tras día; que no han examinado año tras año las actas literales diarias, y han redactado y elaborado enmiendas a los proyectos de ley del Gobierno, no pueden conocer la mezquindad des vitalizadora ni el horrible fraude de la maquinaria parlamentaria". (SP, WD, 24 de septiembre de 1921)
Sin embargo, el rechazo al Parlamento no fue sólo por aburrimiento;
"...los que han elegido el camino de la acción parlamentaria se justifican que grandes masas de trabajadores inconscientes todavía tienen fe en el Parlamento. Así es, respondemos, entonces debemos socavar esa fe; pero horrorizados por la magnitud de la tarea de crear un cuerpo de trabajadores conscientes lo suficientemente fuerte como para efectuar cualquier cambio, los comunistas oportunistas proponen llevar a cabo la revolución con multitudes de trabajadores inconscientes. Nosotros, que creemos que la revolución sólo puede ser llevada a cabo por aquellos cuyas mentes están despiertas y que están inspirados por un propósito consciente, hemos decidido evitar la maquinaria administrativa del capitalismo. Hemos decidido esto debido a la clara e inconfundible dirección de las masas que da este rechazo, una dirección, más segura y efectiva, porque es una dirección dada por la acción, no simplemente por las palabras". (ibid.)
Este último punto es realmente muy importante: es el núcleo del abstencionismo, porque la lucha por una nueva sociedad es una lucha por una nueva forma de vivir y significa una nueva forma de organizarse, una nueva práctica. Rechazar las formas del capitalismo debe conducir a la búsqueda de una práctica mejor.
Esto nos lleva a la cuestión de las reformas y aquí radica la relevancia de lo anterior para el feminismo, porque para este movimiento se hace mucho hincapié en los aspectos aparentemente positivos de los proyectos de ley que llegan al parlamento. Pero si, como hizo el Acorazado, se rechaza el parlamento como medio de cambio, entonces también hay que rechazar la lucha por las reformas.
Este rechazo se basaba en la experiencia práctica de militantes como Pankhurst, pero debe situarse en el contexto del fin definitivo del periodo de relativa prosperidad capitalista que había hecho posible las reformas duraderas. Los revolucionarios más claros siempre lucharon contra la influencia corruptora del reformismo en el movimiento obrero, pero cada vez más fueron capaces de ver que sólo la revolución estaba a la orden del día en el nuevo periodo de decadencia.
La siguiente cita muestra muy claramente este vínculo entre el parlamento, las reformas y el feminismo. Muestra el motivo por el cual las mujeres (en parte, al menos) obtuvieron el voto durante la Primera Guerra Mundial. Desechando las leyendas sobre la utilidad de las mujeres durante la guerra y la militancia anterior a ella, Sylvia prosigue
"¿No empieza el Parlamento a saberse instintivamente una máquina condenada? El "bolchevismo", que no es más que el socialismo con otro nombre, pero el socialismo real, que implica la transformación -no un mero parche- del sistema social, se vislumbra en el horizonte. Cuando están en apuros, los hombres piden ayuda a aquellos a los que despreciaron. Fuera del juego de los partidos, las mujeres más activas e independientes siguen siendo una multitud descontenta de rebeldes; dentro, ¿no es de esperar que se conformen con las reglas? En todos los países los Parlamentos están amenazados y eso tan misterioso e inexplicable, la voluntad de las masas populares, seguramente y con velocidad creciente, avanza hacia un organismo social más nuevo. Al darse cuenta de esto, los viejos carcamales del Parlamento y los poderes que están detrás de ellos dicen: "Debemos hacer algo para popularizar la vieja institución; traigamos a las mujeres"". (SP, WD, 2 de noviembre de 1918)
Hay dos puntos que vale la pena subrayar aquí. En primer lugar, esto sigue siendo exactamente el uso que el capitalismo hace de las "reformas" en este periodo. Tanto si se trata de los requisitos para votar, como en este caso, como del Servicio Nacional de Salud o, más recientemente, de la Enmienda sobre la Igualdad de Derechos, siempre implican en cierta medida la necesidad de mantener a la población, y especialmente a la clase obrera, pasiva. No son más que una pretensión de cambio, y el Acorazado condenó con razón todas las "reformas" como meros retoques de un sistema que realmente requiere ser destruido. Esto es cien veces más cierto hoy en día.
En segundo lugar, también hay un rechazo implícito de cualquier supuesta "cualidad especial" de las mujeres como grupo separado. El "poder de las mujeres" aparentemente mostrado por las luchas de las sufragistas no fue un factor decisivo, poco más que una molestia: cuando los hombres y mujeres de la clase trabajadora se ponen en movimiento el capitalismo comienza a temblar, porque son las luchas de la clase trabajadora las que amenazan la base de todo el sistema.
En sus inicios, el Dreadnought creía que el remedio para todos los males de la sociedad era simplemente dar el voto a las mujeres. Es exactamente la misma idea que motiva a las feministas de hoy en día (incluso si el voto no es claramente una solución): si sólo las mujeres tuvieran más poder, la sociedad sería un lugar mejor. Pero, en realidad, ¿qué pruebas hay de esta creencia? A pesar de todas las supuestas "reformas" desde la Primera Guerra Mundial que han afectado a la situación de las mujeres y que aparentemente han permitido o conseguido más libertad para ellas, ¿no siguen siendo las condiciones de las mujeres básicamente las mismas?
"Denle a un hombre 5.000 libras al año para que sea ministro de Sanidad, nombrar empleados a 500 libras al año cada uno, ¡para que nos arrojen unas pastillas de quinina! ¿De qué sirve un Ministerio de Sanidad, mientras vivimos bajo el sistema capitalista?" (Citado en WD, 2 de noviembre de 1918)
Tal vez no sea una respuesta exhaustiva a esta pregunta, pero seguramente es reveladora.
Cuando el Acorazado llegó a rechazar esta idea lo hizo porque vio que la idea de la hermandad simplemente cubría las divisiones materiales muy reales entre los diferentes grupos de mujeres. No sólo entre las que apoyaban y las que se oponían a la guerra, sino que en todos los temas estos grupos tienen intereses diferentes, es decir, ambiciones monetarias y sociales distintas. Teniendo esto en cuenta, lo mejor que se puede decir de un intento de unificar a las mujeres es que está condenado al fracaso.
"Las mujeres no constituyen un grupo económico; y por esa razón no pueden, en las condiciones actuales, actuar juntas en cuestiones mundiales o nacionales; porque tales cuestiones implican consideraciones económicas. En la evolución de la sociedad humana, los que acaban marchando bajo la misma bandera son quienes se dejan llevar (directa o indirectamente) por la misma motivación económica" (F. Connor, WD, 13 de agosto de 1921)
Ciertamente hay algunos aspectos que atraviesan las fronteras de clase y afectan a todas las mujeres, pero sin el cemento de las condiciones económicas comunes no puede haber una verdadera unidad. La pura verdad es que las mujeres burguesas y las mujeres de la clase obrera viven vidas que son mundos aparte y sus reacciones a esta sociedad son completamente opuestas.
Ya debería estar claro que cuando el Acorazado abrazó la política revolucionaria no ignoró en absoluto la cuestión de las mujeres. Por el contrario, se esforzó por garantizar que la intervención a favor de las mujeres de la clase obrera se considerara una parte importante del conjunto de la intervención del movimiento revolucionario. En esta cuestión, su preocupación era muy similar a la del rechazo a la actividad en el parlamento, el Partido Laborista y los sindicatos: el rechazo al reformismo y los objetivos reformistas, y el establecimiento de una práctica revolucionaria. Su énfasis estaba en la autoorganización de los trabajadores. Como ejemplo de esta intervención, en un artículo titulado "Los soviets de la calle", Sylvia Pankhurst comparaba los partidos pacifistas, que habían surgido al finalizar la Primera Guerra Mundial y se habían extendido calle por calle por todo Londres, con la participación de las mujeres rusas en los soviets. El Estado intentó prohibir estos partidos, pero no pudo evitar que se extendieran. La Iglesia y los trabajadores de la caridad (¿los actuales trabajadores sociales?), a los que normalmente les gusta hacerse responsables de cualquier cosa de esta naturaleza, se quedaron "mirando con asombro":
"La revolución soviética se acerca, pero las mujeres trabajadoras no deben esperar a que llegue para crear sus comités de calle. Son los comités de taller de las madres, pues las calles y las casas son sus talleres. Deben poner en marcha los soviets de las calles lo antes posible... Las mujeres deben organizarse para protegerse a sí mismas y a sus familias y para ayudar en la lucha general de la clase obrera para conquistar el poder del gobierno y acabar con la esclavitud asalariada y la pobreza y el dominio de los ricos... Lo primero que deben hacer las mujeres trabajadoras es organizarse, celebrar sus propias reuniones en la calle y crear sus propios soviets". (SP, WD, 27 de marzo de 1920).
Hoy en día los soviets no son una posibilidad inmediata, pero estamos en un periodo revolucionario8 y recientemente ha habido una tendencia a la escalada de las luchas sociales y, de hecho, a formar parte de las olas de huelgas masivas que han tenido lugar. Así que el llamamiento a las mujeres de la clase obrera para que participen activamente en la autoorganización del proletariado, al margen de la dirección izquierdista y liberal, sigue siendo muy importante.
Por último, Sylvia Pankhurst no sugirió en ningún momento la necesidad de una organización femenina independiente. Reconoció que las mujeres de la clase obrera se enfrentaban a su propia situación específica, pero que ésta formaba parte de la división general de clases de la sociedad, y que si participaban en las luchas resultantes de esta situación, en general su lugar era "marchar junto a sus hermanos de la clase obrera" hacia la revolución comunista. Para alcanzar este objetivo se necesitan hombres y mujeres conscientes y unidos. Se trata de una conciencia de toda la realidad social, no simplemente de las divisiones sexuales. Lo que subyace es su reconocimiento de que la emancipación de la mujer sólo puede producirse con la revolución comunista. Los izquierdistas y las feministas de hoy en día regatean sobre si la liberación de la mujer puede llegar antes o después de la "revolución", pero seamos claros, no son las teorizaciones interminables las que cambian las relaciones9.
Si observamos de cerca los grandes movimientos y oleadas de lucha de los trabajadores, el cambio en la forma en que los proletarios se tratan entre sí es evidente. La participación colectiva en esas luchas exige nuevas relaciones porque lo vital es el éxito de la lucha, y la necesidad de una organización eficaz tiende a superar las divisiones sexuales que promueve el capitalismo. La liberación de las mujeres y los hombres de la clase obrera es ante todo un problema práctico que sólo se resuelve participando en los pasos prácticos hacia la revolución comunista, y creando una comunidad humana mundial.
El Acorazado Obrero desapareció en 1924. El hecho de que en su vida posterior Sylvia Pankhurst no siguiera formando parte del movimiento comunista de izquierda no debe llevar a nadie a desestimar las críticas que hizo al feminismo en este periodo de su vida. La existencia del Dreadnought entre 1914 y 1924 se corresponde estrechamente con el periodo de la ola revolucionaria, un periodo en el que los revolucionarios estaban en su punto más fuerte y claro. A mediados de los años veinte las luchas revolucionarias de clase estaban en declive y tendió a predominar en la mayoría de los revolucionarios la capitulación ante la contrarrevolución o el desencanto con la política. Muy, muy pocos grupos revolucionarios sobrevivieron a los años veinte. Si es lamentable, también es comprensible y de hecho era inevitable10.
DS
1 Sufragista es una película interesante porque se centra en la experiencia de un grupo de mujeres de la clase trabajadora del East End de Londres, en lugar de los partidarios feministas de la clase media. Describe con fuerza la brutal violencia ejercida por el Estado democrático contra los manifestantes pacíficos y los presos en huelga de hambre, así como su sofisticada vigilancia de cualquier persona sospechosa de actividad política. Y, sin embargo, a pesar de su ambientación, no se menciona el movimiento obrero más amplio ni sus luchas de la época, mientras que Sylvia Pankhurst, que fundó la Federación de Sufragistas del Este de Londres, sólo se menciona una vez, y sólo por su desacuerdo con la política de "acción directa" de los dirigentes, lo que deja entrever que era conservadora o pacifista. Al terminar con la muerte de la sufragista Emily Davidson en 1913, la película evita tratar la cuestión de la guerra y la división del movimiento sufragista
2Una lista incompleta incluye: Sylvia Pankhurst - Sexual politics and political activism, de Sheila Rowbotham y Barbara Winslow (1996); Sylvia Pankhurst: A Life in Radical Politics de Mary Davis (1999); Sylvia Pankhurst: The Life and Loves of a Romantic Rebel (2003) y Sylvia Pankhurst: The Rebellious Suffragette (2012) de Shirley Harrison, y Sylvia Pankhurst: Suffragette, Socialist and Scourge of Empire, de Katherine Connelly (2013)
3Véase el artículo de la CCI sobre este evento, Hands off Sylvia Pankhurst!
4 El plan original era producir tres, pero sólo aparecieron dos, en los WRs, 33 y 34. Se presentan aquí en una versión ligeramente editada como un solo artículo
5 Siglas en inglés del Partido Laborista Independiente (nota de la traducción)
6 Dreadnought: acorazado, nombre que tomó el periódico.
7 Nota del editor: De hecho, este tercer artículo nunca apareció, pero el papel del grupo Workers' Dreadnought en las negociaciones para formar un Partido Comunista en Gran Bretaña, y como parte de la oposición de izquierdas dentro de la Tercera Internacional, se trata con más detalle en el libro de la CCI The British Communist Left.
8 Nota del editor: Este libro fue escrito en un período en el que se estaban produciendo luchas masivas en Gran Bretaña y en otros lugares, dando la apariencia de una ola en continuo crecimiento y desarrollo. Cuando empezó a reflexionar sobre la relación de fuerzas entre las clases, la CCI cambió posteriormente su caracterización del curso histórico de un "curso hacia la revolución" a un "curso hacia las confrontaciones de clase", para dejar claro que el resultado revolucionario no estaba en absoluto predestinado. Pero también está en el proceso de criticar las ambigüedades restantes que han dejado la puerta abierta a una visión lineal y esquemática de la lucha de clases y no han reconocido suficientemente las dificultades, las derrotas y los períodos de retroceso experimentados por el proletariado desde mayo del 68 y, sobre todo, desde el inicio de la fase de descomposición a finales de los años 80.
9 Nota del editor: Esto es cierto, pero la verdadera cuestión aquí no es tanto la teorización en sí como la naturaleza burguesa de dicha teorización por parte de los izquierdistas y feministas
10 Nota del editor: La desaparición de grupos de revolucionarios en el periodo de la contrarrevolución capitalista no era inevitable y algunos grupos minúsculos sobrevivieron, incluso en Gran Bretaña (véase The British Communist Left). El verdadero problema fue que Pankhurst y el grupo Dreadnought no reconocieron la profundidad de la derrota sufrida por la clase obrera en la oleada revolucionaria y la necesidad de trabajar como fracción para sacar las lecciones
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En contra de lo que la burguesía quiere hacernos creer, el estalinismo no tiene nada que ver con el comunismo. Son dos mundos, dos tipos de sociedad completamente antagónicos. La doctrina "comunista" de los partidos y regímenes estalinistas constituye una revisión y adulteración total de los principios y posiciones del movimiento obrero y de la lucha por el comunismo.
El comunismo sólo puede existir a escala mundial. El socialismo en un país es imposible. Cuando Stalin proclamó en 1926 la "construcción del socialismo en Rusia", los revolucionarios de la izquierda comunista denunciaron esta teoría como una farsa y la vieron como una señal del colapso definitivo de la revolución en Rusia y de la integración de este país en la cadena capitalista mundial.
En 1847, Engels escribió:
"¿Puede la revolución tener lugar en un solo país? No. La industria a gran escala, al crear el mercado mundial, ya ha acercado tanto a los pueblos de la tierra, especialmente a los más civilizados, que cada pueblo depende de lo que ocurra en los demás. Además, ha normalizado el desarrollo social en todos los países civilizados hasta el punto de que en todos ellos la burguesía y el proletariado se han convertido en las dos clases decisivas de la sociedad, y la lucha entre estas dos clases se ha convertido en la principal lucha de nuestro tiempo. La revolución comunista, por tanto, no será una revolución puramente nacional; se producirá al mismo tiempo en todos los países civilizados, es decir, al menos en Inglaterra, América, Francia y Alemania (...). También tendrá repercusiones considerables en todos los países del mundo, y transformará y acelerará completamente el curso de su desarrollo. Es una revolución universal; por lo tanto, tendrá un fundamento universal. ("Principios del Comunismo").
El mercado mundial impone sus leyes a todos los países. Ningún país puede escapar a esas leyes instaurando un régimen de autarquía. Sólo la destrucción mundial del capitalismo puede abrir un proceso histórico que conduzca al comunismo. El triunfo de la revolución proletaria en un país no significa que automáticamente el comunismo pueda construirse en ese país. Al contrario, la acción política y militar del capitalismo y las leyes de la economía mundial harán imposible esa pretensión reaccionaria de “construir el socialismo en un solo país”. Por eso, la tarea crucial del proletariado en el país o países donde triunfa la revolución no es construir estructuras comunistas ilusorias, sino extender la revolución a todo el mundo.
El comunismo es una sociedad sin clases y, por tanto, sin Estado.
La destrucción del Estado burgués en todos los países abre el proceso de transición del capitalismo al comunismo. Durante este período, en la medida en que siguen existiendo las clases sociales (aunque la burguesía ha sido expulsada del poder, siguen existiendo clases no explotadoras como los campesinos, los artesanos, etc.) y sigue imperando la ley del valor, existe necesariamente un semi estado que trata de evitar la ruptura de la sociedad bajo el efecto de los persistentes conflictos de clase, con el peligro que contienen de la restauración del capitalismo1.
Sin embargo, este semi estado es un instrumento conservador con el que el proletariado no puede identificarse. Debe controlarlo y, al mismo tiempo, a medida que libera a la producción de los grilletes de la ley del valor e integra en ella a los demás estratos sociales, debe debilitar este semi estado hasta su completa y total extinción2. El comunismo es la "sustitución del gobierno de los hombres por la administración de las cosas" (Engels) y, como tal, no tiene nada que ver con los regímenes estalinistas3, donde domina un Estado burocrático y policial, abiertamente dictatorial y totalitario. Con el triunfo de la contrarrevolución estalinista a partir de finales de los años 20, el Estado en Rusia, lejos de extinguirse, sólo se hipertrofió monstruosamente.
El comunismo es totalmente incompatible con la división del mundo en naciones, lenguas, razas... Por lo tanto, la propia noción de "naciones comunistas" es un completo disparate. La sociedad comunista sólo puede ser la comunidad humana mundial.
La tendencia a la hipertrofia totalitaria del Estado no es, como siempre se nos ha hecho creer, una peculiaridad propia de los regímenes estalinistas. Es una característica general de todos los países capitalistas, ya sean "democráticos" o "dictatoriales".
De manera demagógica Derecha e Izquierda se enzarzan en un “debate” donde la Derecha clama por “menos Estado” y “más libertad para la iniciativa privada”, mientras que la Izquierda pide “más Estado” para “proteger a los más desfavorecidos”. Ambos polos de la política burguesa ocultan que el capitalismo decadente requiere el fortalecimiento extremo del Estado para evitar la dislocación total de la sociedad y mantener al proletariado bajo control. Por eso el Estado es un Estado totalitario, adopte o no una apariencia "democrática"4 y, tanto Derecha como Izquierda, cuando están en el gobierno no hacen otra cosa que reforzar el control del Estado sobre la economía y el conjunto de la sociedad. La Derecha que suele ganar las elecciones prometiendo “menos impuestos” y “más libertad” hace todo lo contrario cuando se instala en el gobierno: sube los impuestos a la mayoría a la par que los rebaja a los más ricos y adopta medidas de control burocrático so pretexto de “organizar la libertad del mercado”. Sus privatizaciones consisten en que el Estado regalen empresas a los “amiguetes” guardando este un control de ellas mediante gestores nombrados a dedo por los gobernantes.
Por su parte, la Izquierda utiliza sus propuestas de mayor control público “en beneficio de todos” para atacar a los trabajadores con reducción de las pensiones, recorte de salarios y de servicios públicos etc. Sus medidas de “lucha contra el paro” en forma de ayudas, bonos, subvenciones etc., consisten en dar dinero a espuertas a los capitalistas para que creen puestos de trabajo precarios y pesimamente pagados.
El comunismo se basa sobre la producción masiva de bienes de consumo para satisfacer plenamente las necesidades materiales humanas. No tiene nada que ver con los regímenes basados en el desarrollo de la industria pesada, la producción de armamento, la destrucción del medio ambiente y el racionamiento draconiano que, durante los últimos sesenta años, han devastado los países del bloque ruso5.
La posibilidad de satisfacer plena y abundantemente las necesidades de todos los seres humanos, de abolir el hambre y la escasez, no es una utopía. El capitalismo ha permitido el desarrollo de las fuerzas productivas hasta un nivel que permite alcanzar este objetivo, pero la naturaleza de este sistema, basado en el trabajo asalariado y la producción de mercancías, conduce justo a lo contrario: hambre, desempleo y destrucción.
Precisamente, la contradicción fundamental del modo de producción capitalista, la que conduce a la crisis y al holocausto bélico, no es la sub -producción de bienes de consumo sino, por el contrario, su exceso, su sobreproducción. Por otra parte, como señaló Engels, en la sociedad comunista, "en lugar de crear miseria, la producción más allá de las necesidades actuales de la sociedad asegurará la satisfacción de las necesidades de todos y hará aparecer nuevas necesidades junto con los medios para satisfacerlas. Será la condición y la fuente de un nuevo progreso, que logrará sin desordenar periódicamente todo el orden social, como ha sucedido hasta ahora. ("Principios del Comunismo")
Los regímenes que existieron en los países de Europa del Este son todo lo contrario al comunismo: son una forma extrema y aberrante de capitalismo. Son una caricatura de la naturaleza misma del capitalismo decadente: todos los recursos, todas las energías, toda la tecnología, toda la ciencia, están totalmente dedicados al armamento, es decir, al despilfarro y a la destrucción.
Los grandes países industrializados de Occidente, en la medida en que están más desarrollados, pueden dedicar cierta parte de sus fuerzas productivas al consumo y al desarrollo de la tecnología, lo que les permite disimular lo que queda al descubierto en los países del Este: la subordinación radical de la economía a la producción bélica y al despilfarro.
El engaño del estalinismo consiste en hacer pasar por comunismo la propiedad estatal de los medios de producción. Pero, como demostraron Marx y Engels, el capitalismo es ante todo una relación social de producción que presupone la separación del trabajador de todos los medios de subsistencia y su sometimiento, para sobrevivir, al trabajo asalariado, es decir, al trabajo de producir para los propietarios de los medios de producción. Estos propietarios pueden ser capitalistas individuales, un consorcio de capitalistas o bien el Estado. El tipo de propiedad de los medios de producción no cambia para nada la explotación de los trabajadores. Estos sufren la misma explotación si el titular de la empresa es el Estado, incluso si los propietarios “oficiales” de la empresa son “los propios trabajadores” como sucede con las empresas “autogestionadas” tan del gusto de los anarquistas6.
Por otro lado, los estalinistas, así como los trotskistas, nos han presentado durante décadas la planificación central y el monopolio estatal del comercio exterior como "comunismo". El capitalismo, a escala nacional, admite la regulación de la economía. En los países de “libre mercado”, esta planificación estatal de la vida económica es omnipresente y, por tanto, más eficaz y rigurosa que el sistema ruso de "planificación central", donde (como hemos demostrado en varios artículos sobre el actual colapso del bloque del Este) el Estado central no controla absolutamente nada7.
En realidad, como ha argumentado la izquierda comunista durante muchos años, este control estatal de la economía es una tendencia universal del capitalismo en todos los países. La única diferencia es que en los países de “libre mercado” el control estatal coexiste con la burguesía privada y su dominio sobre la sociedad y la vida económica se ejerce de forma indirecta (manipulación del mercado, del crédito, del dinero, de los impuestos, del poder adquisitivo...), sin necesidad de la propiedad estatal8.
La propiedad social (no estatal) es una característica de la sociedad en transición del capitalismo al comunismo.
Supone la disposición de la producción social por el conjunto de la sociedad, y no por una clase minoritaria que se apoya en el Estado (como es el caso de los regímenes estalinistas). Esto sólo puede lograrse, en primer lugar, a través del control colectivo por parte de toda la clase obrera de esta producción, y este control sólo puede ejercerse a través de la mediación, no de un partido o de una capa burocrática, sino de los consejos obreros.
En segundo lugar, este objetivo sólo puede ser alcanzado por la propia orientación de la producción, que debe tener como objetivo el desarrollo masivo de los medios de consumo y la transformación consciente de las condiciones de vida de la humanidad. Todo esto es completamente contrario al desarrollo de la industria pesada, la producción de armas y el despilfarro que caracterizan al capitalismo en todos los países. La planificación es un instrumento del comunismo. Pero no es lo mismo planificar que desarrollar la economía de guerra para las necesidades del capital nacional. Se trata de planificar para satisfacer las necesidades de toda la comunidad humana mundial, hacer un uso racional de los recursos del mundo y transformar la naturaleza de forma armoniosa.
La planificación, en el comunismo, es una actividad concebida a escala mundial, consciente, realizada colectivamente y de forma unitaria por toda la población. La "planificación" en el capitalismo se realiza a escala nacional (y, por tanto, de forma anárquica y contradictoria en los distintos países), a ciegas en la medida en que se somete a los imperativos de las leyes económicas que rigen el mercado mundial. Su único objetivo es defender los intereses de cada burguesía nacional en competencia con sus rivales de otros países y en contradicción con los intereses de los que explota, los trabajadores.
Más que nunca, el futuro pertenece al comunismo.
Acción Proletaria 1991
1 El anarquismo “resuelve” platónicamente el problema proclamando la abolición inmediata, de la noche a la mañana, del Estado. Detrás de esa frase de apariencia ultra radical se esconde la propuesta reaccionaria de establecer “comunas locales”, una vuelta imposible a los tiempos de la Edad Media donde la naciente burguesía trataba de lograr autonomía frente a los señores feudales afirmando su poder en las ciudades.
2 Dentro de la tradición de la Izquierda Comunista hemos escrito numerosos documentos sobre la cuestión del semi – estado en la transición del capitalismo al comunismo y la política que debe llevar el proletariado a través de su dictadura de clase, los Consejos Obreros. Ver la Serie El Comunismo no es un bello ideal sino una necesidad material. También un resumen actualizado de estas contribuciones se encuentro en Debate sobre el comunismo y la transición del capitalismo al comunismo https://es.internationalism.org/content/4459/debate-sobre-el-comunismo-y-el-periodo-de-transicion-del-capitalismo-al-comunismo [18]
3 O los actuales regímenes del “socialismo del siglo XXI” de Maduro, Ortega y demás sátrapas
4 Hemos escrito igualmente mucho sobre la cuestión de la tendencia de todos los países al Capitalismo de Estado sea su régimen “liberal”, “socialista”, “populista” o cualquiera otra etiqueta. Ver una actualización de esta contribución en Cuestiones sobre el capitalismo de Estado en la actualidad https://es.internationalism.org/content/4714/cuestiones-sobre-el-capitalismo-de-estado-en-la-actualidad [7]
5 Esto lo escribimos en 1991. Lo que sucede en Cuba o en Venezuela actualmente confirma plenamente ese análisis. Sin embargo, se podría aducir que, en cambio, el régimen estalinista de China ha llevado a un fuerte desarrollo económico y a un mayor bienestar de la población. No podemos abordar aquí las causas del ascenso espectacular de China en la competencia brutal económica e imperialista que domina el mundo (ver la Resolución sobre la situación internacional de nuestro 23º Congreso https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida [65] ), sin embargo, ese ascenso se ha levantado sobre una explotación feroz de la clase obrera a la que se le han impuesto una condiciones de vida y trabajo brutales
6 Ver el punto 11 de nuestra Plataforma, La autogestión auto explotación de los trabajadores, https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [66]
7 Ver Tesis sobre la crisis económica y política en los países del Este /content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este [67]
8 Ver ¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo? https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo [68]
Links
[1] https://es.internationalism.org/files/es/chile_ante_la_farsa_de_las_elecciones_burguesas_a_levantar_autonomia_proletaria.pdf
[2] https://es.internationalism.org/content/4615/chile-el-dilema-no-es-dictadura-democracia-sino-barbarie-capitalista-o-lucha-de-clases
[3] https://es.internationalism.org/content/4555/chile-en-contra-de-la-asamblea-constituyente-vamos-por-la-verdadera-autonomia-e
[4] https://es.internationalism.org/content/4486/chile-el-dilema-no-es-democracia-o-dictadura-sino-barbarie-capitalista-o-revolucion
[5] https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la
[6] https://es.internationalism.org/content/4628/chile-colectivo-18-de-octubre-las-propuestas-tramposas-de-la-izquierda-del-capital
[7] https://es.internationalism.org/content/4714/cuestiones-sobre-el-capitalismo-de-estado-en-la-actualidad
[8] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[9] https://es.internationalism.org/content/4464/contra-el-espectaculo-repugnante-de-la-politica-burguesa-existe-una-respuesta-la
[10] https://es.internationalism.org/en/tag/4/403/chile
[11] https://es.internationalism.org/files/es/comentarios_sobre_el_24o_congreso_de_la_cci.pdf
[12] https://es.internationalism.org/cci/200509/145/plataforma-politica-de-la-corriente-comunista-internacional
[13] https://es.internationalism.org/en/tag/3/45/descomposicion
[14] https://es.internationalism.org/files/es/desastre_ecologico_la_necesidad_de_una_transicion._al_comunismo.pdf
[15] https://es.wikipedia.org/wiki/L%C3%ADmites_planetarios
[16] https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo
[17] https://en.internationalism.org/content/17032/growth-decay
[18] https://es.internationalism.org/content/4459/debate-sobre-el-comunismo-y-el-periodo-de-transicion-del-capitalismo-al-comunismo
[19] https://es.internationalism.org/en/tag/3/50/medio-ambiente
[20] https://es.internationalism.org/files/es/espana_la_escalada_de_la_inflacion_un_golpe_brutal_contra_los_trabajadores.pdf
[21] https://es.internationalism.org/content/4709/informe-sobre-la-crisis-economica-del-24o-congreso-internacional-de-la-cci-2021
[22] https://es.internationalism.org/content/4625/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-iii-la-trampa-esta
[23] https://es.internationalism.org/content/4562/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-ii-los-gobiernos
[24] https://es.internationalism.org/content/4564/nuevos-pactos-de-la-moncloa-entonces-y-ahora-union-nacional-para-empeorar-nuestra-vida
[25] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/espana
[26] https://es.internationalism.org/files/es/estados_unidos_a_pesar_de_los_capitalistas_el_covid_y_los_sindicatos_la_lucha_de_clases_no_ha_desaparecido.pdf
[27] https://es.internationalism.org/content/4736/luchas-obreras-en-estados-unidos-iran-italia-corea-ni-la-pandemia-ni-la-crisis
[28] https://es.internationalism.org/content/4738/huelga-del-metal-en-cadiz-nuestra-fuerza-es-luchar-como-clase-obrera
[29] https://oaklandsocialist.com/2021/10/28/message-from-art-esparza-chair-of-the-carpenters-p-j-mcguire-group-on-the-crisis-in-the-pnw-carpenters-council/
[30] https://www.wsws.org/en/articles/2021/11/11/detr-n11.html
[31] https://www.wsws.org/en/articles/2021/11/14/kais-n14.html
[32] https://news.yahoo.com/negotiations-continue-kaiser-pharmacist-strike-123704562.html
[33] https://www.wsws.org/en/articles/2021/11/16/iats-n16.html
[34] https://www.cbs17.com/news/local-news/cumberland-county-news/cumberland-county-school-bus-drivers-pledge-to-keep-calling-out-until-theyre-paid-livable-wage/
[35] https://abc11.com/sick-out-wake-county-schools-cafeteria-workers-pack-a-lunch/11241011/
[36] https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i
[37] https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii
[38] https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii
[39] https://es.internationalism.org/content/4620/los-sindicatos-organos-del-estado-capitalista-iv
[40] https://es.internationalism.org/content/4645/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-v-la-tactica-de-los-izquierdistas-para-hacerlos
[41] https://es.internationalism.org/content/4667/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-vi-contenido-y-formas-de-la-lucha-obrera-en-el
[42] https://es.internationalism.org/content/4706/la-intervencion-de-los-revolucionarios-frente-los-sindicatos-vii
[43] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/estados-unidos
[44] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/cartas-de-los-lectores
[45] https://es.internationalism.org/en/tag/2/30/la-cuestion-sindical
[46] https://es.internationalism.org/en/tag/2/29/la-lucha-del-proletariado
[47] https://es.internationalism.org/files/es/huelga_metal_cadiz.pdf
[48] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200705/1917/delphi-la-fuerza-de-los-trabajadores-es-la-solidaridad
[49] https://es.internationalism.org/cci-online/200702/1283/cierre-de-delphi-solo-con-la-lucha-masiva-y-solidaria-seremos-fuertes
[50] https://es.internationalism.org/cci-online/200605/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha
[51] https://es.internationalism.org/cci-online/201204/3349/2011-de-la-indignacion-a-la-esperanza
[52] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/lucha-de-clases-0
[53] https://es.internationalism.org/files/es/luchas_obreras_en_estados_unidos_iran_italia_corea._ni_la_pandemia_ni_la_crisis_economica_han_roto_la_combatividad_del_proletariado.pdf
[54] https://es.internationalism.org/content/4524/balance-de-las-luchas-en-francia-contra-la-reforma-de-las-pensiones
[55] https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro
[56] https://es.internationalism.org/content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza
[57] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200
[58] https://es.internationalism.org/content/4715/nuevas-marchas-climaticas-el-capitalismo-esta-destruyendo-el-planeta
[59] https://es.internationalism.org/content/4733/espana-la-escalada-de-la-inflacion-un-golpe-brutal-contra-los-trabajadores
[60] https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un
[61] https://es.internationalism.org/files/es/sylvia_pankhurst_del_feminismo_al_comunismo_de_izquierda.pdf
[62] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/izquierda-comunista
[63] https://es.internationalism.org/en/tag/2/35/las-luchas-parciales
[64] https://es.internationalism.org/files/es/que_es_y_que_no_es_el_comunismo.pdf
[65] https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida
[66] https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso
[67] https://es.internationalism.org/content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este
[68] https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo
[69] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/stalinismo
[70] https://es.internationalism.org/en/tag/2/28/el-estalinismo-el-bloque-del-este
[71] https://es.internationalism.org/en/tag/3/42/comunismo