La pandemia del Covid-19 ha motivado la publicación de una gran cantidad de trabajos que buscan establecer sus causas y proponer alternativas. Uno de ellos, La Fabrique des Pandemics [La fábrica de las pandemias] de Marie-Monique Robin, tiene un eco nada despreciable. Este trabajo se presenta como una síntesis de entrevistas realizadas por la autora a sesenta científicos de todo el mundo: infectólogos, epidemiólogos, médicos, parasitólogos e incluso veterinarios, para quienes el mundo actual se enfrenta a “una “epidemia de pandemias” causada por las actividades humanas, que precipitan el colapso de la biodiversidad”.
Presentado como "saludable", este libro se pregunta sobre la necesidad de atajar las causas de las " nuevas plagas" y pretende ser un llamado a la toma de conciencia sobre la necesidad de un " profundo cambio en nuestra economía globalizada depredadora de los recursos del planeta, causante de la crisis climática, ecológica, sanitaria, económica, energética y financiera” concibiéndose como “un llamado a fundar una ecología-social de la salud y del buen vivir juntos”1. ¡Nada menos!
La búsqueda de la verdad científica es un valor que comparte el proletariado. Como clase de la revolución, despojada de todo sustento material dentro de la sociedad capitalista y poseyendo sólo su capacidad de organización y su conciencia como armas de combate, le es imperativo desarrollar una visión desmitificada de la realidad. Esta es la condición vita e indispensable [sine qua non] de su acción política. Por su parte, los revolucionarios “cara a la ciencia, mantienen una postura de asimilación teórica de sus resultados cuya aplicaciones prácticas comprenden como algo que no podrá servir a la humanidad en sus necesidades reales más que en sociedad que va evolucionando hacia el socialismo. El proceso del conocimiento en el movimiento obrero considera como adquisición propia el desarrollo teórico de las ciencias, pero lo integra en un conjunto de conocimientos cuyo eje es la realización práctica de la revolución social, eje de todo progreso real de la sociedad.”2.
En cuanto a la búsqueda de las causas y el origen científicamente fundamentados de la pandemia, lo mínimo que podemos decir es que le está costando abrirse camino y encuentra muchos obstáculos en una atmósfera envenenada generada por la descomposición de la sociedad capitalista, marcada por el desarrollo de la irracionalidad y la hostilidad hacia el pensamiento científico, comenzando por las concepciones conspiracionistas. Según muchas "teorías de la conspiración", a menudo transmitidas por populistas de todo tipo, la pandemia es una creación artificial deseada por las "élites" al servicio de intereses ocultos, para maximizar las ganancias de los grandes grupos farmacéuticos o imponer un control estatal adicional sobre la vida privada3. Incluso representantes del sistema capitalista considerados como los más "responsables" y muy reconocidos en los medios, disparan públicamente cañonazos contra las conclusiones científicas que subrayan el papel de la destrucción del medio ambiente en la aparición de Covid: “Ver un vínculo entre la contaminación del aire, la biodiversidad y el Covid-19 es surrealismo, no ciencia”, ha declarado a L'Express, Luc Ferry, ex ministro de Educación Nacional. La búsqueda de la verdad científica expone a veces a los investigadores a medidas de represalias por parte de las autoridades, no solo en China, donde estas presiones son muy evidentes, sino también en los Estados democráticos, en formas mucho más sutiles, a través su financiamiento o su congelación.
Incluso en el campo del conocimiento científico existen poderosos filtros e importantes limitaciones ideológicas al análisis de la realidad. La “creencia muy arraigada en el mundo científico, el eco-modernismo [para el cual] el hombre está por encima de todas las demás especies que habitan la Tierra y no es parte de la naturaleza, […] la utilidad de la naturaleza se mide por la vara de lo que aporta o nos inflige: por lo que nos hace bien o nos daña" y que "reduce la naturaleza a un proveedor de servicios para la humanidad" reflejando una concepción ideológica de la naturaleza completamente burguesa, que sólo puede impedirnos captar lo que significa para la humanidad la aparición de la pandemia del Covid-19.
A todo esto se suma, como telón de fondo, la mano de hierro imperialista y la guerra que libran China y Estados Unidos desde hace meses con sus mutuas acusaciones de estar en el origen de la pandemia al haber dejado escapar el virus de algún laboratorio, ya sea en Wuhan, o en suelo estadounidense. La intoxicación propagandística, en tanto desinformación, se encuentra al servicio de la razón de Estado, desplegada en ambos lados con el fin de desacreditar al adversario, solo puede alimentar cada vez más las fantasías conspiracionistas y tener el efecto de desacreditar aún más a la ciencia4.
La manipulación de virus con fines de guerra bacteriológica es, por supuesto, parte de la realidad del mundo bárbaro de hoy y la hipótesis de una fuga de laboratorio tampoco puede excluirse a priori5. Si tal fuese el caso, en China o en otros lugares, en vistas de las dramáticas consecuencias, sería entonces una prueba contundente de la irresponsabilidad de la burguesía y de la ¡pérdida de control sobre su propio sistema! "Pero incluso si el virus hubiera surgido accidentalmente de un laboratorio, ¿cambiaría eso nuestra comprensión de las repetidas apariciones y epidemias de zoonosis en las últimas décadas? Ciertamente no".
Desde la década de 1950, el planeta enfrenta una verdadera "epidemia de epidemias", tanto viejas como nuevas: de una veintena en la década de 1940, pasamos a más de una centena en la década de 1990. Desde los años 2000, la humanidad ha enfrentado al menos una nueva enfermedad infecciosa por año. (SARS, Ébola, Fiebre de Lhasa o Covid-19). El 70% de las enfermedades emergentes son zoonosis, es decir, enfermedades transmitidas de animales a humanos.
Esta "epidemia de epidemias" es provocada por la deforestación, la extensión de la agricultura industrial, los monocultivos y la ganadería industrial (además del cambio climático) que, al debilitar los ecosistemas y precipitar el colapso de la biodiversidad, crean las condiciones que favorecen la propagación de nuevos patógenos. Los mecanismos de estas repetidas emergencias desde la Segunda Guerra Mundial están bien identificados y giran en torno a “varios factores que contribuyen a la aparición de nuevas plagas […]: el primero, por el que surge todo el problema, es la deforestación para monocultivos, minería, etc. […]; la segunda es que los animales domésticos sirven como puente epidemiológico entre la vida silvestre y los humanos, pero también como amplificador, cuando son criados industrialmente; […] la tercera es la integración en el mercado global de un país”. Así, por ejemplo, ahora sabemos que “el surgimiento real [del SIDA] está ligado a la expansión colonial iniciada en el siglo XIX. Las demandas de marfil, madera y luego caucho con una importante deforestación, junto con el trabajo forzado de los aldeanos para las plantaciones y la construcción de vías férreas transformaron los ecosistemas y las sociedades tradicionales". Así, por ejemplo, el antepasado del virus del SIDA se remonta a alrededor de 1910 y circulando en África Central desde la década de 1960, llegó a Estados Unidos en esos años antes de ser identificado en la década de 1980.
Finalmente, los científicos identificaron el mecanismo natural del " efecto de dilución", gracias al cual una rica biodiversidad local tiene un efecto regulador sobre la prevalencia y virulencia de los patógenos, cuya actividad se mantiene poco ruidosa en los ecosistemas en equilibrio”. La destrucción de la biodiversidad representa un peligro mortal para la humanidad; su preservación es una apuesta para su supervivencia. "La mayoría de los científicos que hablan en este libro están convencidos de que el colapso [de la vida en la Tierra] no solo es posible, sino que ya está ocurriendo".
Por supuesto, estos científicos denuncian la negligencia de las autoridades. Si bien sabemos "desde hace mucho tiempo los riesgos para la salud asociados con la ganadería industrial como una fuente importante de selección y amplificación de agentes patógenos con potencial pandémico [...], no llevan a constatar el fallo de las estrategias de preparación por parte de las actores públicos ante el riesgo sanitario y pandémico, así como estrategias de predicción de emergencias”. Han señalado también la incapacidad de los Estados para dar soluciones a temas como la salud, los cuales ante las "reiteradas crisis sanitarias" han incrementado sobre todo" las medidas de biovigilancia y bioseguridad". Pero "cada vez, el imperativo de responder a la crisis sanitaria conduce finalmente a ignorar las causas de su emergencia. No hay respuesta a la cuestión de por qué y cómo un virus que circulando en algún lugar de Asia pudo abrirse paso en solo unos meses entre todas las poblaciones humanas del planeta”. Una negligencia y una impotencia de la clase dominante es confirmada por una institución poco sospechosa de prejuicios “anti-sistema”, la CIA, quien escribió en 2017, en el informe sobre la situación del mundo presentado cuando entra un nuevo presidente: "El planeta y sus ecosistemas corren el riesgo de verse fuertemente afectados en los próximos años por diversos cambios humanos y naturales. Estas alteraciones expondrán a las poblaciones a nuevas vulnerabilidades y necesidades de agua, alimentos, servicios de salud, energía e infraestructuras. […] Estos riesgos se distribuirán de manera desigual en el tiempo y la geografía, pero afectarán a la mayoría de los ecosistemas y poblaciones, en algunos casos de manera severa o incluso catastrófica. […] Las condiciones ambientales cambiantes y los crecientes vínculos e intercambios en todo el mundo afectarán la frecuencia de las lluvias, la biodiversidad y la reproducción de microbios. Todo esto afectará naturalmente a los cultivos y los sistemas agrícolas, y aumentará la aparición, transmisión y propagación de enfermedades infecciosas humanas y animales. […] Las deficiencias y las negligencias de los sistemas de salud nacionales e internacionales harán más difícil la detección y el manejo de las epidemias, lo que corre el riesgo de su propagación por áreas muy extensas. La generalización de los contactos entre poblaciones incrementará la propagación de enfermedades infecciosas crónicas ya extendidas (como la tuberculosis, el sida y la hepatitis), provocando graves problemas económicos y humanos en los países más afectados, a pesar de la importancia de los recursos internacionales destinados a su prevención”6. Los científicos entrevistados en el libro de Marie-Monique Robin también están legítimamente escandalizados e indignados porque "son los más pobres los más duramente afectados", por la carga sanitaria debida al “abismo entre quienes se benefician de estas [actividades económicas que provocan emergencias] y quienes pagan el precio de una salud degradada”.
Pero cuando se trata de saber con precisión qué hay detrás de las "actividades humanas que constituyen el principal factor de riesgo sanitario", solo aparece la vaguedad y la confusión.
¿De quién o de qué estamos hablando? ¿Neoliberalismo? ¿Finanzas? ¿“Multinacionales farmacéuticas y agroindustriales o sus líderes lobotomizados por la codicia de ganancias a corto plazo”?, los cuales alternativamente son puestas en la picota a lo largo de los capítulos. Sin embargo, la incriminación vaga e incoherente de las "actividades humanas" y el "impacto antrópico sobre el medio ambiente" sólo nos conduce a la incertidumbre.
En la sociedad dividida en clases como lo es el capitalismo, la invocación del "hombre" en general para explicar un fenómeno social es una fórmula completamente mistificadora. Al oscurecer así la realidad de las relaciones sociales del sistema capitalista, se le enmascara y se impide captar los términos en que se plantea real y concretamente el problema sanitario y ambiental. De esta manera al presentar como "excesos" o "deriva" lo que, en realidad, corresponde a su práctica ordinaria, se libera de toda responsabilidad al propio sistema capitalista en su conjunto.
Cuando se pasa a propuestas concretas de acción política para comprometerse en "el único resultado que vale la pena: el cuestionamiento del modelo económico dominante basado en el control depredador de los humanos sobre los ecosistemas”, toda la ciencia se desvanece por completo. Se cae en las redes de la ideología dominante y del Estado burgués. Se nos proponen diferentes recetas que giran todas en torno a la vieja y trillada mistificación del "Todos en el mismo barco" y la necesidad de que el "individuo-ciudadano" se movilice para presionar a las instituciones y a los "políticos" con el fin de que ellos "tomen sus responsabilidades". Así, la conclusión del libro conduce, entre otros disparates, en los que abunda esta parte, sobre la promoción de un foro publicado en Liberation, "la hora de la solidaridad ecológica ha llegado", llamando a "Cada uno [a] tomar su parte, a contribuir en la medida de sus posibilidades, a la exploración continua de dos cuestiones esenciales: ¿qué desarrollo queremos? ¿Qué naturaleza deseamos?, para ello debemos alentar a todos los niveles decisionales (ciudadanos, colectivos, asociaciones, sindicatos, grupos espirituales, municipios, empresas, departamentos, regiones, servicios Estatales, organismos del sistema de Naciones Unidas...) a pensar individualmente y luego implementar colectivamente esta solidaridad (distante y local) en sus dimensiones ecológicas, sociales y económicas". Claramente, se nos pide que confiemos en la burguesía y en las instituciones del Estado, que pongamos nuestro destino en sus manos y que hagamos causa común con la clase que encarna el capitalismo, aquella que es precisamente la agente de la catástrofe: ¡cambiar todo, y nada cambiar en los cimientos del mundo capitalista!
A menos que haya descubierto la varita mágica que le permite escapar de su naturaleza y de las contradicciones que resultan de ella7..., el movimiento obrero y el marxismo desde hace ya mucho tiempo han mostrado que el sistema capitalista en su conjunto no tiene precisamente la capacidad de frenar su depredación sobre los ecosistemas. Al transmitir la ilusión de un capitalismo capaz de limitar sus "excesos", de tomar "opciones razonables para el bien de todos", se nos confina dentro de los límites del horizonte de la sociedad capitalista, se nos encierra en una lógica de gestión y reforma del capitalismo sobre el terreno de la acción ciudadana, precisamente donde el proletariado es completamente impotente8. Creer en esta posibilidad es un callejón sin salida, querer y hacer creer en ella es claramente convertirse en cómplice de la clase dominante. En el contexto de la pandemia donde el Estado burgués y la clase dominante han perdido parte de la confianza de los explotados, “La Fábrica de Pandemias” contribuye a las campañas de la burguesía y no es más que uno de los contrafuegos ideológicos encendidos para que todos aquellos que legítimamente se planten la cuestión del qué hacer para detener el ciclo bárbaro de destrucción ambiental.
A lo largo de las páginas, las insistencias de los científicos perfilan lo que, según ellos, deberían consistir los contornos de la solución a la crisis ambiental planetaria. Destacan la necesidad de una "revolución societaria", de carácter universal, que afecte a todos los ámbitos, capaz de "repensar todo de manera sistémica", en particular la relación del género humano con la naturaleza, especialmente en plano de la economía y la producción, en la necesidad de desarrollar una nueva ética y resolver "la cuestión de la pobreza ", sin la cual será imposible "preservar de manera sostenible los ecosistemas”.
¿Se puede imaginar seriamente por un momento que estas llamadas soluciones correspondan de alguna manera a lo que puede ofrecer el mundo burgués en plena descomposición? ¡Claro que no! Las líneas principales de este aspecto apuntan, por el contrario, al proyecto social del sepulturero del mundo capitalista, única alternativa susceptible de abrir las puertas del futuro: "El comunismo [como] verdadera solución al antagonismo entre el hombre y la naturaleza, entre hombre y hombre”9, de la que es portadora la clase revolucionaria de nuestro tiempo, el proletariado.
En el siglo XIX, ante las consecuencias de la industrialización sobre las condiciones de vida del proletariado y su salud, con la insalubridad, las epidemias y la contaminación del aire, la contaminación de las aguas en el infierno urbano de las grandes ciudades, así como el alarmante agotamiento de los recursos naturales, particularmente de los suelos sometidos a la agricultura capitalista a gran escala en Inglaterra, el país entonces más desarrollado en el camino del capitalismo, el movimiento obrero, desde sus primeros años, se preocupó por las cuestiones ambientales.
Así, el marxismo denunció enérgicamente la aberración de la apropiación privada de la tierra y la incompatibilidad del capitalismo con la naturaleza y su preservación. El sistema capitalista, que se presenta como la culminación de un proceso histórico que consagra el mundo de las mercancías, un sistema de producción universal de mercancías, donde todo se vende, no inauguró el saqueo de la naturaleza. Pero este saqueo, con el capitalismo, se ejerce a escala planetaria, hecho sin precedentes en comparación con los modos de producción anteriores, restringidos a dimensiones más locales, y adquiere ahora un carácter de depredación cualitativamente nuevo en la historia de humanidad: " sólo con él la naturaleza se convierte en puro objeto para el hombre, pura materia de utilidad; dejando de ser reconocida como un poder por sí misma; e incluso el conocimiento de sus leyes autónomas aparece como una simple artimaña para someterla a las necesidades humanas, tanto como objeto de consumo como medio de producción”10. La incompatibilidad del capitalismo con la naturaleza (lo que se traduce en devastación acorde con su rapacidad) encuentra su raíz precisamente en su naturaleza explotadora, en el hecho de que, empujado por la búsqueda frenética de la máxima ganancia, no es sólo de la explotación de la fuerza de trabajo del proletariado que extrae su riqueza y su ganancia sino también de la explotación y el saqueo de los recursos de la naturaleza. El trabajo no es la fuente de toda riqueza. La naturaleza es la fuente de los valores de uso (¡que son los que verdaderamente integran la riqueza material!), como el trabajo, que no es más que la manifestación de una fuerza natural, de la fuerza de trabajo del hombre. [] En la medida en que el hombre se sitúa de antemano como propietario frente a la naturaleza, fuente primera de todos los medios y objetos de trabajo, y la trata como posesión suya, su trabajo se convierte en fuente de valores de uso, y, por tanto, en fuente de riqueza11. Marx denuncia ya los efectos de la explotación y de la acumulación capitalistas paralelamente destructores sobre el planeta como sobre la fuerza de trabajo del proletariado: "En la agricultura moderna, al igual que en la industria urbana, el aumento de la productividad y el rendimiento superior del trabajo se compran al precio de la destrucción y el agotamiento de la fuerza de trabajo. Además, todo avance en la agricultura capitalista es un avance no sólo en el arte de explotar al trabajador, sino también en el arte de saquear el suelo; cada avance en el arte de aumentar la fertilidad por un tiempo, un avance en la destrucción de las fuentes duraderas de fertilidad. Cuanto más se desarrolla un país, por ejemplo los Estados Unidos de Norteamérica, sobre la base de la industria a gran escala, más rápidamente tiene lugar este proceso de destrucción. La producción capitalista, por lo tanto, desarrolla la técnica y la combinación del proceso de producción social solo agotando simultáneamente las dos fuentes de las que brota toda riqueza: la tierra y el trabajador"12
Sobre todo, el marxismo ha sacado a la luz que el proceso de desarrollo del Capital, sujeto a la necesidad de acumular siempre más, afecta las propias bases naturales de la producción, desequilibra peligrosamente la interacción entre el hombre y la naturaleza y provoca una ruptura irremediable de su metabolismo. “Con la preponderancia cada vez mayor de la población urbana concentrada en los grandes centros, la producción capitalista, por un lado, acumula la fuerza motriz histórica de la sociedad, y por otro lado, altera el metabolismo entre el 'hombre y la tierra, es decir, el retorno al suelo de los componentes del suelo utilizados por el hombre en forma de alimento y vestido, por lo tanto, el estado natural eterno de la fertilidad permanente del suelo".13.“La gran propiedad territorial reduce al mínimo la población agrícola, a un número que cae constantemente frente a una población industrial concentrada en las grandes ciudades, y que aumenta sin cesar; crea así condiciones que provocan un hiato irremediable en el complejo equilibrio del metabolismo social compuesto por las leyes naturales de la vida: el resultado es un despilfarro de las fuerzas del suelo, despilfarro que el comercio traslada mucho más allá de [2]las fronteras del país considerado. La gran industria como la gran agricultura explotada industrialmente actúan en la misma dirección".14 Por eso, a pesar de todos los avances científicos y tecnológicos, incluso cuando se suponía que debían hacer frente a la crisis ecológica, el capitalismo sólo ha alimentado esta crisis, prolongándola, agravándola cada vez más, devastando la naturaleza, amenazando "la eterna condición natural de la vida humana". Marx ya podía discernir que el capitalismo ponía en peligro el futuro de las generaciones posteriores y, potencialmente, ponía en peligro el futuro de la humanidad.15
Si Marx y el movimiento obrero de su época no podían imaginar los efectos de la agonía del capitalismo sobre la humanidad, sus previsiones se han visto ampliamente confirmadas después de más de un siglo de decadencia capitalista. Durante este período, la acumulación de capital se hizo cada vez más destructiva, "la destrucción despiadada del medio ambiente por parte del capital [adquirió] otra dimensión y otra cualidad [...]; esta es la época en la que todas las naciones capitalistas se ven obligadas a competir en un mercado mundial sobresaturado; una era, por tanto, de economía de guerra permanente, con un crecimiento desmesurado de la industria pesada; una era caracterizada por el irracional e inútil desdoblamiento de complejos industriales en cada unidad nacional,[…] el surgimiento de megalópolis, […] el desarrollo de tipos de agricultura que no han sido menos dañinos ecológicamente que la mayoría de los diferentes tipos de industria".16
"La Gran Aceleración"(como algunos han designado a la amplitud de la devastación ecológica de las últimas décadas) constituye en realidad una de las manifestaciones de la crisis histórica del modo de producción capitalista en su período de decadencia, llevada a su clímax en su fase última, la de su descomposición. Las consecuencias ecológicas del capitalismo en descomposición (del cual la pandemia de Covid-19 es un producto puro) se mezclan y combinan con todos los demás fenómenos de dislocación de la sociedad capitalista para sumergir a la humanidad en un caos y una barbarie crecientes. El agotamiento de los recursos y las consecuencias del calentamiento global perturban y desorganizan gravemente la producción agrícola e industrial, generando el desplazamiento de poblaciones que huyen de zonas que se han vuelto improductivas o inhabitables y exacerbando las rivalidades militares en un mundo donde cada Estado busca salvarse a sí mismo ante la catástrofe. Más que nunca, las relaciones sociales capitalistas que se han vuelto obsoletas, representan un peligro mortal para la supervivencia de la humanidad.
Por lo tanto, obligadamente la solución de la crisis ecológica pasa por la abolición del propio capitalismo, por la destrucción de las relaciones sociales capitalistas de explotación, yendo de la mano con la resolución de la cuestión social, y depende de esta última para establecer una sociedad de productores libremente asociados (el comunismo) que debe "establecer sistemáticamente [el metabolismo entre el hombre y la tierra] como ley reguladora de la producción social".17 con el fin de colocar la satisfacción de las necesidades humanas en el centro de su modo de producción. Esta sociedad comunista solo puede ser implementada por el proletariado, la única fuerza social que ha desarrollado una conciencia y una práctica capaz de "revolucionar el mundo existente", de "transformar prácticamente el estado de cosas existente.”18 ¡Solo él, a través de su lucha por el comunismo, puede asegurar un futuro para la humanidad!
Scott, 25 de octubre de 2021
1 A menos que se indique lo contrario, todas las citas están tomadas del trabajo de Marie-Monique Robin
2 Crítica del " filósofo de Lenin " de Pannekoek, Revista Internacional n° 27 (cuarto trimestre de 1981) https://es.internationalism.org/revista-internacional/200808/2326/critica-de-lenin-filosofo-de-pannekoek-2-parte [3]
3 Ver Las teorías conspiranoicas una expresión de la descomposición ideológica del capitalismo https://es.internationalism.org/content/4590/las-teorias-conspiranoicas-una-expresion-de-la-descomposicion-ideologica-del [4]
4 Ver La propaganda durante la Primera Guerra Mundial https://es.internationalism.org/revista-internacional/201509/4114/la-propaganda-durante-la-primera-guerra-mundial [5]
5 " Incluso las condiciones de seguridad drásticas no protegen contra accidentes. Más de setecientos incidentes de robo, pérdida o liberación de agentes infecciosos y toxinas ocurrieron en los Estados Unidos entre 2004 y 2010, y esto se refiere tanto al bacilo del ántrax como al bacilo de la gripe aviar. Una docena de ellos han causado infecciones” (S. Morand, La próxima plaga, 2016)
6 El mundo en 2035 visto por la CIA (2017)
7 Con escalofriante cinismo, el informe de la CIA levanta una esquina del velo sobre la razón de la incapacidad congénita del capitalismo para proteger a la humanidad de los flagelos que la abruman: " Movilizar políticas y recursos para tomar medidas preventivas resultará difícil sin una crisis dramática que obligue un replanteamiento de las prioridades. Incluso después de una crisis, la voluntad de evitar la repetición a menudo se ve abrumada por la escala de inversión en investigación climática, para la protección y previsión de desastres (El mundo en 2035 visto por la CIA) ¡No puede ser más claro! La misma agencia también confirma que la pandemia de Covid-19 socava aún más la capacidad del capitalismo para responder a la crisis sanitaria y ecológica, y que no debemos hacernos ilusiones sobre cualquier mejora futura: "La pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto las debilidades y divisiones políticas de instituciones internacionales […] y cuestionado la capacidad y voluntad de los países de cooperar multilateralmente para abordar desafíos comunes más allá de las enfermedades infecciosas, incluido el cambio climático” ( El mundo en 2040 visto por la CIA ). Su "impacto se sentirá desproporcionadamente en el mundo en desarrollo y las regiones más pobres y se combinará con la degradación ambiental para crear nuevas vulnerabilidades y exacerbar los riesgos existentes para la prosperidad económica, los alimentos, el agua, la salud y la seguridad energética. Es probable que los gobiernos, las sociedades y el sector privado desarrollen medidas de adaptación y resiliencia para hacer frente a las amenazas existentes, pero es poco probable que estas medidas se distribuyan de manera uniforme, dejando atrás a algunas poblaciones” (Ídem). ¡Esto no es más que un eufemismo!
8 Ver El capitalismo amenaza el planeta y la supervivencia de la humanidad: Sólo la lucha mundial del proletariado puede acabar con la amenaza https://es.internationalism.org/content/4405/el-capitalismo-amenaza-el-planeta-y-la-supervivencia-de-la-humanidad-solo-la-lucha [6]
9 Karl Marx, Manuscritos de 1844
10 Karl Marx, Manuscritos de 1857-1858, conocido como Gründrisse
11 Marx, Engels, Programas socialistas, crítica a los proyectos de Gotha y Erfurt
12 Karl Marx, El Capital, Libro I. Solo limitándonos al aspecto agrícola, las predicciones de Marx han sido ampliamente confirmadas: “Más de un tercio del suelo (fuente del 95% de los recursos alimentarios) ya está degradado, y es probable que esta parte aumentará a medida que crezca la población mundial. La degradación de la tierra (la pérdida de productividad del suelo debido a cambios provocados por el hombre) ya está ocurriendo a un ritmo cuarenta veces mayor que el de su reformación” (El mundo en 2035 visto por la CIA)
13 ídem.
14 Karl Marx, El Capital, Libro III.
15 El hecho, para el cultivo de los diversos productos de la tierra, de depender de las fluctuaciones del mercado, que provocan un cambio perpetuo en estas culturas, el espíritu mismo del capitalismo, centrado en la ganancia más inmediata, están en contradicción con la agricultura, que debe conducir su producción teniendo en cuenta todas las condiciones permanentes de existencia de las sucesivas generaciones humanas” (Karl Marx, El Capital, Libro III).
16"Ecología: es el capitalismo el que contamina la Tierra", Revista internacional n° 63 (cuarto trimestre de 1990).
17Marx, El Capital - Libro Primero: El desarrollo de la producción capitalista, Sección IV: La producción de plusvalía relativa, Capítulo XV: Maquinaria e industria pesada - § X. - Industria pesada y agricultura (en Ed La Pléiade, Obras: Economía I, pág. 998)
18Marx y Engels, La ideología alemana (1846).
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La abrumadora responsabilidad de China por el brote de Covid-19, y especialmente su rápida propagación, que ha llevado a la actual pandemia mundial, ha sido ampliamente publicitada en los medios de comunicación. Sin embargo, el escaso número de muertos y la ausencia de grandes oleadas de contagios en el país -al menos según datos oficiales-, así como el hecho de que China sea la única gran potencia que no ha anunciado recesión económica en 2020 (+2 % del PIB) han llevado a muchos observadores a presentar a China como el gran ganador de la crisis del Covid-19 en el tablero de ajedrez del equilibrio de poder entre las principales potencias imperialistas.
Es cierto que, desde principios de la década de 1980, al abrir su economía al bloque estadounidense, China se ha beneficiado en gran medida de la globalización de la economía y la implosión del bloque soviético. Ha tenido un ascenso meteórico en términos económicos e imperialistas durante los últimos treinta años, y esto la ha convertido en el retador más importante de Estados Unidos. Hoy, sin embargo, enfrentar la pandemia, manejar la economía y expandir su zona de influencia están creando grandes dificultades para la burguesía china. La crisis del Covid-19 está acentuando fuertemente los enfrentamientos entre facciones dentro de su aparato político y exacerbando las tensiones entre los tiburones imperialistas en el Lejano Oriente.
Mientras apuesta desde el principio por una eventual inmunidad colectiva antes de abrir el país, China está aplicando una política de bloqueos drásticos en ciudades y regiones enteras cada vez que se identifican infecciones, lo que obstaculiza gravemente las actividades económicas y comerciales: por ejemplo, el cierre del puerto de Yantian, el tercer puerto de contenedores más grande del mundo en mayo de 2021, provocó el bloqueo de cientos de miles de contenedores y cientos de barcos durante meses, interrumpiendo totalmente el tráfico marítimo mundial. De hecho, el más mínimo brote de infección, incluso unos pocos casos, se considera un gran peligro: recientemente, se ordenaron cierres drásticos en 27 ciudades y 18 provincias (21 de agosto), en Xiamen, una ciudad de 5 millones (septiembre ' 21), y desde septiembre se reportan contagios en la mitad de las provincias y en la ciudad de Shanghái.
Además, la campaña de vacunación masiva para lograr la inmunidad colectiva ha llevado a algunas provincias y ciudades chinas a imponer sanciones financieras a quienes desconfían y evitan la vacunación. Sin embargo, ante numerosas protestas en las redes sociales chinas, el gobierno central bloqueó tales medidas, que tendían a “poner en peligro la cohesión nacional”. Pero el revés más grave es, sin duda, la convergencia de datos sobre la limitada efectividad de las vacunas chinas, que se observa en varios países que las usan, como Chile: “En general, la campaña de vacunación chilena, bastante efectiva con el 62% de la población vacunada actualmente. - no parece tener ningún impacto notable en la reducción del número de muertes” (H. Testard, "Covid-19: la vacunación despega en Asia, pero crecen las dudas sobre las vacunas chinas", Asialyst, 21.07.21). Las autoridades sanitarias chinas incluso recomendaron importar dosis de Pfizer o Moderna para compensar la ineficacia de sus propias vacunas.
La gestión extremadamente dura e ineficiente de la pandemia por parte del capitalismo de Estado chino quedó ilustrada en noviembre pasado por el llamado del Ministerio de Comercio a la población china para que almacene raciones de emergencia en casa. Y es probable que la situación se deteriore aún más a medida que se propaga la variante Ómicron.
El fuerte crecimiento que China ha experimentado durante las últimas cuatro décadas, aunque ya se estaba desacelerando en la última década, parece estar llegando a su fin. Los expertos esperan que el PIB de China crezca menos del 5% en 2021, en comparación con un promedio del 7% durante la última década y más del 10% en la década anterior. Varios factores ponen de relieve las dificultades actuales de la economía china.
En primer lugar, existe el peligro de que estalle la burbuja inmobiliaria china: Evergrande, la segunda inmobiliaria del país, está ahora aplastada por una deuda de unos 300.000 millones de euros, lo que representa el 2% del PIB del país. Otras promotoras, como Fantasia Holdings y Sinic Holdings, casi han incumplido sus pagos, y el sector inmobiliario, que representa el 25% de la economía china, ha generado una colosal deuda pública y privada de billones de dólares. El accidente de Evergrande es solo la primera secuencia de un colapso global de este sector. Hoy son tantas las viviendas vacías que se podrían albergar 90 millones de personas. Por supuesto, el colapso inmediato del sector se evitará en la medida en que las autoridades chinas no tengan más remedio que limitar los daños a riesgo de un impacto muy severo en el sector financiero:
“(...) 'no habrá un efecto bola de nieve como en 2008 [en EE. UU.], porque el gobierno chino puede detener la máquina', dice Andy Xie, economista independiente y ex empleado de Morgan Stanley en China, citado por Le Monde. "Creo que con Anbang [grupo de seguros, nota del editor] y HNA [Hainan Airlines], tenemos buenos ejemplos de lo que puede suceder: habrá un comité que reúna en torno a una mesa a la empresa, los acreedores y las autoridades, decidiendo qué activos vender, cuáles reestructurar y, al final, cuánto dinero queda y quién puede perder fondos'”. (P.-A. Donnet, “Caída de Evergrande en China: el fin del dinero fácil”, Asialyst , 25.09.21).
Muchos otros sectores también están en números rojos: a fines de 2020, la deuda total de las empresas chinas representaba el 160 % del PIB del país, en comparación con alrededor del 80 % de las empresas estadounidenses, y las inversiones "tóxicas" por sí solas de los gobiernos locales ahora representan, según analistas de Goldman Sachs, 53.000 millones de yuanes, suma que representa el 52% del PIB chino. El estallido de la burbuja inmobiliaria corre el riesgo no solo de contaminar otros sectores de la economía sino también de generar inestabilidad social (casi 3 millones de empleos directos e indirectos vinculados a Evergrande), el gran temor del Partido Comunista Chino (PCCh).
En segundo lugar, los cortes de energía se han multiplicado desde el verano de 2021: son consecuencia de la falta de suministro de carbón, causada entre otras cosas por las inundaciones récord en la provincia de Shaanxi (que por sí sola produce el 30% del combustible del país), y también por el endurecimiento de las normas anticontaminación decidido por Xi. Los sectores del acero, el aluminio y el cemento ya están sufriendo en varias regiones por el suministro limitado de energía eléctrica. La escasez ha reducido la capacidad de producción de aluminio en torno a un 7% y la de cemento en un 29% (cifras de Morgan Stanley) y el papel y el vidrio podrían ser los próximos sectores afectados. Estos recortes ahora están frenando el crecimiento económico en todo el país. Pero la situación es aún más grave de lo que parece a primera vista. “La escasez de energía ahora se está extendiendo al mercado residencial en partes del noreste. La provincia de Liaoning ha extendido los cortes de energía del sector industrial a las redes residenciales”. (P.-A. Donnet, «China: como la grave penuria de la electricidad amenaza la economía», Asialyst , 30.09.21).
Finalmente, la escasez de energía, pero también los bloqueos resultantes de las infecciones de Covid, están afectando la producción en las industrias en varias partes de China, lo que a su vez está aumentando el alcance de las interrupciones en las cadenas de suministro ya estiradas a nivel nacional y global, especialmente como cadenas de fabricación en muchos sectores se enfrentan a una grave escasez de semiconductores.
Los datos recientes confirman que el crecimiento económico se está desacelerando, con la caída del consumo interno y la caída de los ingresos y salarios de los hogares.
El desarrollo del proyecto “Nueva Ruta de la Seda” encuentra cada vez más dificultades por el peso financiero de la crisis del Covid en China, pero también por las dificultades económicas de los “socios”, asfixiados por la presión de la deuda, o debido a su renuencia cada vez más obvia a aceptar la "interferencia" china.
Debido en particular a la crisis de Covid, el endeudamiento de varios países "socios" ha alcanzado niveles asombrosos y son incapaces de pagar los intereses de los préstamos chinos. Países como Sri Lanka, Bangladesh (crecimiento de la deuda externa de +125% en la última década), Kirguisistán, Pakistán ($20 mil millones en préstamos bilaterales de China), Montenegro y varios países africanos han pedido a China que reestructure, retrase o simplemente cancele reembolsos vencidos este año.
Al mismo tiempo, crece la desconfianza en varios países hacia la actuación de China (no ratificación del tratado comercial China-UE, distanciamiento de Camboya, Filipinas o Indonesia), a lo que hay que sumar la presión anti china ejercida por Estados Unidos (en América Latina hacia países como Panamá, Ecuador y Chile). Finalmente, el caos producido por la descomposición tiene como consecuencia la desestabilización de ciertos países clave de la “Nueva Ruta de la Seda”; es el caso, por ejemplo, de Etiopía, que se hunde en una terrible guerra civil entre el gobierno central etíope y la región de Tigray. Este era un país, presentado como un polo de estabilidad y el “nuevo taller del mundo”, que constituía un importante punto de apoyo para el “Proyecto Ruta de la Seda” en el noreste de África, con una base militar china en Djibouti.
En definitiva, no es de extrañar que en 2020 se desplomara el valor financiero de las inversiones inyectadas en el proyecto de la “Nueva Ruta de la Seda” (-64%), mientras que China ha prestado más de 461.000 millones de dólares desde 2013.
Todas estas dificultades están alimentando las tensiones dentro de la burguesía china, incluso si, debido a la estructura política estalinista del capitalismo de Estado, no se manifiestan de la misma manera que en los EE. UU. o Francia, por ejemplo.
Bajo el capitalismo de Estado al estilo estalinista chino de Deng Xiao Ping, bajo el pretexto de una política de "crear riqueza para compartirla", se establecieron zonas "libres" (alrededor de Hong Kong, Macao, etc.) para desarrollar un tipo de "mercado libre", permitiendo la entrada de capital internacional y favoreciendo también a un sector capitalista privado. Con el colapso del bloque del Este y la “globalización” de la economía en la década de 1990, esta última se desarrolló exponencialmente, a pesar de que el sector público bajo control estatal directo aún representa el 30% de la economía. ¿Cómo manejó la estructura rígida y represiva del estado estalinista y el partido único esta “apertura” al capitalismo privado?
Ya en la década de 1990, el partido integró masivamente a empresarios y líderes de empresas privadas. “A principios de la década de 2000, el entonces presidente Jiang Zemin levantó la prohibición de contratar a empresarios del sector privado, que anteriormente habían sido vistos como enemigos de clase (...). Los hombres y mujeres de negocios así seleccionados se convierten en miembros de la élite política, lo que asegura que sus empresas estén, al menos parcialmente, protegidas de gerentes depredadores” (“¿Qué queda del comunismo en China?”, Le Monde Diplomatique 68, julio, 2021). Hoy, los profesionales y gerentes con educación superior constituyen el 50% de la membresía del PCCh.
Las oposiciones entre las distintas fracciones se expresarán, por tanto, no sólo dentro de las estructuras estatales sino dentro del propio PCCh. Desde hace varios años1, las tensiones han ido creciendo entre diferentes facciones dentro de la burguesía china2, en particular entre aquellas más vinculadas a los sectores capitalistas privados, dependientes del comercio y la inversión internacional, y aquellas vinculadas a las estructuras estatales y el control financiero a nivel regional o nivel nacional; los que abogan por una apertura al comercio mundial y los que promueven una política más dogmática o nacionalista. La “campaña anticorrupción” del presidente Xi implicó confiscaciones espectaculares de enormes fortunas amasadas por miembros de varias camarillas, mientras que el “giro a la izquierda” implicó menos pragmatismo económico y más dogmatismo y nacionalismo. El resultado ha sido la intensificación de las tensiones políticas y la inestabilidad en los últimos años: testigo “las continuas tensiones entre el primer ministro Li Keqiang y el presidente Xi Jinping sobre la recuperación económica, así como la 'nueva posición' de China en el escenario internacional” (A. Payette, "China : en Beidaihe, 'la universidad de verano del Partido, las tensiones internas a flor de piel", Asialyst , 06.09.20).
Otros ejemplos de estas tensiones: las críticas explícitas a Xi que aparecen regularmente (más recientemente, el ensayo de "alerta viral" publicado por un renombrado profesor de derecho constitucional en la Universidad de Qinghua en Beijing, prediciendo la muerte de Xi), las tensiones entre Xi y los generales que dirigen el Ejército Popular, que son blanco en particular de la campaña anticorrupción, y las intervenciones del aparato estatal contra los empresarios demasiado “extravagantes” y críticos con el control estatal (Jack Ma y Ant Financial, Alibaba). Algunas quiebras (HNA, Evergrande) también podrían estar vinculadas a las luchas entre camarillas dentro del partido, por ejemplo, en el marco de la cínica campaña para “proteger a los ciudadanos de los excesos de la “clase capitalista” (sic).
En resumen, la burguesía china, como otras burguesías, se enfrenta a crecientes dificultades económicas vinculadas a la crisis histórica del modo de producción capitalista y el caos resultante de la descomposición del sistema. Esto está conduciendo a la exacerbación de las tensiones entre facciones dentro del PCCh, que está tratando, por todos los medios a su alcance, de contener dentro de sus obsoletas estructuras capitalistas de Estado.
Mientras tanto, la situación es igual de delicada para la burguesía china a nivel internacional, en primer lugar, por la política agresiva de EE. UU., pero también por las crecientes tensiones con otras grandes potencias asiáticas, como India y Japón, agudizadas por el caos. y el “sálvese quien pueda” de este período de descomposición.
La política de “Estados Unidos primero”, implementada por Trump a partir de 2017, ha llevado esencialmente a nivel imperialista a una creciente polarización y agresividad hacia China, cada vez más identificada por la burguesía estadounidense como el principal peligro. EEUU ha tomado la decisión estratégica de concentrar sus fuerzas en el enfrentamiento militar y tecnológico con China, para mantener e incluso acentuar su supremacía, para defender su posición de banda dominante frente a los rivales (China y también Rusia) que más directamente amenazan su hegemonía. La política de la administración Biden está totalmente en línea con esta orientación; no solo ha mantenido las medidas económicas agresivas contra China implementadas por Trump, sino que ha incrementado aún más la presión a través de una política agresiva:
- a nivel político: defensa de los “derechos humanos” en relación con la represión de los uigures o manifestaciones “pro-democracia” en Hong Kong; exclusión de China de la Conferencia de la Democracia organizada por Biden a favor de Taiwán, a la que EE.UU. se está acercando claramente a nivel diplomático y comercial;
- a nivel militar, en el Mar de China, a través de demostraciones de fuerza explícitas y espectaculares en los últimos meses: aumento de los ejercicios militares que involucran a la flota estadounidense y de los aliados en el Mar de China Meridional; informes alarmistas sobre amenazas inminentes de intervención china en Taiwán; la presencia en Taiwán de fuerzas especiales estadounidenses para guiar a las unidades de élite taiwanesas; la celebración de un nuevo acuerdo de defensa, el AUKUS, entre EE. UU., Australia y Gran Bretaña, que establece una coordinación militar explícitamente dirigida contra China; Compromiso de apoyo de Biden a Taiwán en caso de agresión china.
China ha reaccionado con furia a estas presiones políticas y militares, particularmente las del Mar de China alrededor de Taiwán: organizando maniobras navales y aéreas masivas y amenazantes alrededor de la isla; publica estudios alarmistas, que informan de un riesgo de guerra con Taiwán “máximo histórico”, o planes para un ataque sorpresa a Taiwán, que conduciría a una derrota total de las fuerzas armadas de la isla.
Las tensiones son igualmente altas con otras potencias asiáticas: están en su punto álgido con India, su gran rival en Asia –hubo graves incidentes militares en Ladakh en el verano de 2020–; agudizando las tensiones con Japón, cuyo nuevo primer ministro Fumio Kishida, por primera vez desde 1945, quiere “considerar todas las opciones, incluida la opción [para Japón] de poseer capacidades para atacar bases enemigas, para continuar fortaleciendo el poder militar japonés tanto como sea necesario” (P.-A. Donnet, “Las relaciones entre China y Japón se deterioran a gran velocidad”, Asialyst , 12.01.21).
Sin embargo, estos países mantienen cierta distancia con los EE. UU. (y no se han unido al pacto militar AUKUS). La renuencia de la India puede explicarse por sus propias ambiciones imperialistas; la de Japón, por el hecho de estar dividido entre, por un lado, el miedo al refuerzo militar de China y, por otro lado, sus importantes vínculos industriales y comerciales con este país (China es el mayor socio comercial de Japón: Japón exportó más de 141 mil millones de dólares a China en 2020, frente a 118 mil millones de dólares exportados a Estados Unidos).
El caos y la mentalidad de la descomposición del sálvese quien pueda también acentúan la imprevisibilidad de la situación para China, como ilustra el ejemplo de Afganistán. La falta de centralización del poder de los talibanes, la multitud de corrientes y grupos con las más diversas aspiraciones que componen el movimiento y los acuerdos con los caudillos locales para apoderarse rápidamente de todo el país hacen que el caos y la inestabilidad caractericen la situación. Como demuestran los recientes ataques contra la minoría hazara. Esto solo puede intensificar la intervención de los diversos imperialismos (Rusia, India, Irán, etc.) pero también la imprevisibilidad de la situación y, por lo tanto, también el caos ambiental. Para China, este caos hace que cualquier política coherente y de largo plazo en el país sea incierta.
Además, la presencia de los talibanes en las fronteras de China constituye un grave peligro potencial para la infiltración islamista en China (en particular dada la situación en Xinjiang), sobre todo porque los “hermanos” pakistaníes de los talibanes (el TTP, primos del ISK) participan en una campaña de ataques contra las obras de construcción de la “Nueva Ruta de la Seda”, que ya ha provocado la muerte de una docena de “cooperadores” chinos. Para contrarrestar el peligro en Afganistán, China tiende a establecerse en las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central (Turkmenistán, Tayikistán y Uzbekistán). Pero estas repúblicas son tradicionalmente parte de la esfera de influencia rusa, lo que aumenta el peligro de confrontación con este "aliado estratégico", al que sus intereses a largo plazo (la "Nueva Ruta de la Seda") se oponen fundamentalmente en todos los sentidos.
China no solo se ve directamente afectada por la decadencia cada vez más profunda del capitalismo, sino que también es un poderoso factor activo en él, como lo demuestra ampliamente su participación en la crisis del Covid-19, el colapso de su economía y las confrontaciones internas dentro de su burguesía.
Su espectacular esfuerzo por tratar de compensar su atraso militar frente a Estados Unidos es, en particular, un factor importante en la aceleración de la carrera armamentista, especialmente en el continente asiático que está experimentando un aumento significativo del gasto militar: la inversión del peso respectivo de Asia y Europa entre 2000 y 2018 en este sentido es espectacular: en 2000, Europa y Asia representaban el 27% y el 18% respectivamente del gasto mundial en defensa.
Para 2018, estas proporciones se habían invertido, con Asia representando el 28% y Europa el 20% (datos de Sipri). Por ejemplo, el presupuesto militar japonés alcanzará un nivel nunca visto desde 1945 con más de 53.200 millones de dólares para 2021, un aumento del 15 % en comparación con el mismo período de 2020 (ver P.-A. Donnet, “Las relaciones entre China y Japón se deterioran a gran velocidad” ,Asialyst 12.01.21) El armamento masivo de los estados aumenta significativamente el peligro de confrontación entre las principales potencias asiáticas o tensiones con los EE. UU., que son preeminentes, incluso si no inducen una tendencia a la formación de bloques imperialistas, ya que ni EE.UU. ni China han logrado movilizar a otras potencias detrás de sus ambiciones imperialistas e imponer su liderazgo a otros países de manera sostenible. Pero esto no es tranquilizador: “Al mismo tiempo, también proliferan las "masacres de innumerables guerras pequeñas" a medida que el capitalismo, en su fase final, se sumerge en un "cada uno para sí" imperialista cada vez más irracional”3
Por lo tanto, China no se está imponiendo de ninguna manera a través de la crisis de Covid-19 como el “baluarte de la estabilidad global” ni como el faro que mostraría al capitalismo global la salida de la crisis. “El extraordinario crecimiento de China es en sí mismo un producto de la descomposición. La apertura económica durante el periodo de Deng en la década de 1980 movilizó enormes inversiones, especialmente de Estados Unidos, Europa y Japón. La masacre de Tiananmen en 1989 puso de manifiesto que esta apertura económica estaba siendo aplicada por un aparato político inflexible que sólo ha podido evitar el destino del estalinismo en el bloque ruso mediante una combinación de terror de Estado, una explotación despiadada de la fuerza de trabajo que somete a cientos de millones de trabajadores a un estatus de trabajadores migrantes permanentes, y un crecimiento económico frenético cuyos cimientos parecen ahora cada vez más tambaleantes. El control totalitario sobre todo el cuerpo social, el endurecimiento represivo de la facción estalinista de Xi Jinping, no es una expresión de fuerza, sino una manifestación de la debilidad del Estado, cuya cohesión está en peligro por la existencia de fuerzas centrífugas en el seno de la sociedad e importantes luchas entre camarillas dentro de la clase dirigente” (ídem. Punto 9). China se parece cada vez más a una gigantesca "bomba de relojería" que anuncia una espiral aterradora de barbarie para el planeta si la clase obrera no pone fin a este sistema putrefacto4.
R. Havannais, 20.12.21
1 Ver Informe sobre las tensiones imperialistas del 20º Congreso Internacional de la CCI Revista Internacional 152 https://es.internationalism.org/content/3985/informe-sobre-tensiones-imperialistas [11]
2 La literatura sobre el PCCh enumera por ejemplo la facción Qinghua (antiguos alumnos de la universidad politécnica de Qinghua en Beijing, como el expresidente Hu Jintao y el primer ministro Li Keqiang), con sus antecedentes más modestos y con una cierta orientación reformista; la facción de los “Príncipes Rojos” que proviene de las familias de la nomenklatura del PCCh (Xi Jinping) y lidera los principales grandes grupos públicos y semipúblicos; o de nuevo la camarilla de Shanghái en torno a Jian Zemin, orientada hacia la apertura y las reformas económicas
3 Resolución sobre la situación internacional del 24º Congreso Internacional punto 11 Revista Internacional 167 https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-xxiv-congreso-de-la-cci-2021 [12]
4 Un factor reciente y añadido a esta amenaza ha sido puesto de manifiesto por el riesgo de propagación de la variante Ómicron en China. Mucho más transmisible que las variantes anteriores, es probable que socave la estrategia china de "Covid-19 cero" basada en medidas drásticas de bloqueo. Y esto sumado a que estudios recientes coinciden en la mediocre efectividad de las principales vacunas que se utilizan en China. Dada la escala de los confinamientos en China (locales, regionales u otros) y el consiguiente parón de la actividad económica, es fácil prever las posibles consecuencias de todo esto en China y en todo el mundo (agregado el 31.12.21)
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Estimados compañeros:
Mi desacuerdo respecto al artículo sobre Barbaria es que me parece una crítica algo superficial. Además, da la impresión de ser más un ataque que una crítica constructiva.
Concretamente puedo daros como ejemplo el siguiente párrafo:
De este pasaje se desprenden una serie de conclusiones: 1) ¡Se podría construir relaciones sociales al margen de las impuestas por el capital dentro del propio capitalismo!; 2) ¡Habría una “revolución en los valores y en las relaciones humanas” (sic)!; 3) ¡dentro del capitalismo se podría conseguir que las “necesidades humanas pasan a ser prioritarias respecto a la acumulación capitalista”!!! En resumen, las “revueltas y revoluciones” que nos presenta Barbaria acreditarían ideas como que: 1) el comunismo se puede crear ya dentro del capitalismo; 2) se podrían crear “espacios liberados” de la represión del Estado capitalista; 3) se podría cambiar la economía sin necesidad de destruir el capitalismo… Es decir, la negación de todo lo que se afirma “teóricamente” en los 11 puntos sobre Marx.
Revisando en profundidad los textos de Grupo Barbaria, podemos ver su crítica a todo tipo de "evasión" o sustracción del capitalismo en artículos como "El decrecentismo o la gestión de la miseria" (http://barbaria.net/2021/08/07/cuaderno-el-decrecentismo-y-la-gestion-de-la-miseria/ [17]) o "Robin Hood en el boque del capital" (http://barbaria.net/2021/07/02/robin-hood-en-el-bosque-del-capital/ [18]).
Me parece sano y lógico que surjan debates y crítica entre los diferentes grupos que se declaran herederos de la izquierda comunista, pero en este caso creo que se trata no de la crítica en sí, sino de la forma en la que esta se materializa. El tono de vuestro artículo me parece un poco "destructivo", intentando demostrar que nosotros o aquellos somos más comunistas que Barbaria.
Mi opinión es que este tipo de discusiones para clarificar las posiciones de los distintos grupos de la izquierda comunista podrían hacerse en reuniones privadas online en la que participen los distintos grupos. Creo que podría ser muy constructivo, además de contribuir a clarificar posiciones de cara a un futuro partido o unificación de los grupos de la izquierda comunista, cuando las condiciones sean más favorables a una revolución.
Saludos comunistas,
Marco
Estimado compañero Marco,
Nos has hecho llegar una carta crítica del artículo publicado en octubre en nuestra web sobre el Grupo Barbaria. Saludamos tu búsqueda de claridad a través del debate, así como tu exposición abierta y crítica de las divergencias. Esta voluntad de discusión permitirá clarificar las dificultades a las que nos enfrentamos y comprender cuál debe ser nuestra actitud ante ellas, en continuidad crítica con la tradición política del marxismo. Señalamos que esta actitud es característica de los elementos proletarios en genuina búsqueda de las posiciones de clase.
Podemos resumir la discusión en tres puntos:
Nuestra divergencia principal con lo que planteas es que tú ves un ataque en nuestra defensa de las posiciones de la Izquierda Comunista: «el artículo sobre Barbaria …da la impresión de ser más un ataque que una crítica constructiva»; mientras que no ves un ataque en hacer pasar como posiciones de la Izquierda Comunista posiciones izquierdistas1. Esto es muy peligroso. Pensamos que es fundamental en nuestra respuesta contribuir con un método para comprender la defensa de la continuidad histórica de las posiciones proletarias, del programa comunista, y la defensa de esa continuidad contra las tentativas de suplantarla.
El proletariado es una clase histórica y mundial y la continuidad histórica de sus posiciones es parte de la defensa de su terreno de clase y su programa.
«La posición de Marx en 1848, la del 18 Brumario, la Primera Internacional, la Segunda Internacional y, en fin, la Tercera, representan otras tantas etapas de progreso en el camino ascendente de proletariado. Cada una de estas etapas se concreta en una formulación central que caracteriza la posición que debe adoptar el proletariado para lograr la victoria de la insurrección y el triunfo de la revolución mundial.» (BILAN2 nº 5: Partido-Internacional-Estado).
La corriente de la Izquierda Comunista representa hoy esa continuidad:
«La tendencia a la que se refería Lenin (como ultraizquierda –NdR-)ha retomado su verdadero nombre, Izquierda Comunista, y se caracteriza por su apego al marxismo, al internacionalismo, a la perspectiva de la revolución proletaria y a su objetivo final, el comunismo. Los medios que preconiza para alcanzar este objetivo son la huelga de masas, la internacionalización de las luchas, la destrucción de los Estados en cada nación y la dictadura del proletariado en forma de poder internacional de los consejos obreros. Se ve a sí mismo como un puente entre el viejo partido que traicionó y el futuro partido mundial que, a su debido tiempo, podrá desempeñar plenamente su papel de orientación política y militante dentro de la clase obrera. Y, al igual que la izquierda marxista dirigió la lucha contra el oportunismo en la Segunda Internacional, la izquierda comunista asumió la lucha contra el oportunismo que volvió a surgir en la Tercera Internacional. En este sentido, la Izquierda Comunista representa la continuidad del movimiento obrero ya que se inscribe en la tradición de la lucha de Lenin (siendo éste mismo el fundador de una Fracción de Izquierda dentro del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, la Fracción Bolchevique) y la de Rosa Luxemburgo contra el revisionismo y el reformismo.»3
Por eso es una referencia firme de los principios proletarios para los nuevos grupos y elementos que surgen en la clase obrera y tratan de desarrollar la conciencia comunista. Y por eso mismo precisamente la burguesía está interesada en que desaparezca. La suplantación de sus posiciones, la “fake-izquierda comunista” contribuye voluntaria o involuntariamente a esa empresa. Y la lucha contra esa suplantación en defensa de las organizaciones obreras es parte de la tradición histórica del Movimiento Obrero.
Una experiencia fundamental contra la suplantación fue la lucha en la AIT contra la Alianza de la Democracia Socialista. En 1872, tras la derrota de la Comuna de París y abierto un período de desorientación política y derrota, la preocupación principal de Marx y Engels era por la continuidad de los principios políticos y organizativos de la AIT para que pudieran ser transmitidos a futuras organizaciones y que sirvieran como base para la construcción de una Segunda Internacional cuando las condiciones lo permitieran. En tal momento de desorientación y derrota floreció sin embargo, de las entrañas de la sociedad burguesa, un organismo cuya función histórica era romper dicha continuidad, un organismo que fomentaba que se confundiera la Internacional y sus principios fundamentales con “un programa de segunda mano” 4 el cual no fue aceptado inicialmente por la Liga de la Paz y la Libertad (organización pequeñoburguesa pacifista “fundada en oposición a la Internacional”), y que, reutilizado, “iba decidido a sustituir los Estatutos generales de la Internacional por el programa de ocasión que la Liga le había rechazado”. El Consejo General de la AIT era consciente de la importancia histórica de este combate contra la suplantación de sus principios por la llamada Alianza de la Democracia Socialista y contra el derecho de cualquiera a pretenderse parte del combate histórico de la clase negando dicha continuidad de principios. La defensa de los principios políticos y organizacionales fue pues la principal preocupación del Congreso de la Haya de 1872. La suplantación efectuada para la destrucción de los principios organizativos se puede resumir del siguiente modo: “Según estos documentos (los de la Alianza), dicha Alianza ‘se funde enteramente en la Internacional’, pero, al mismo tiempo, ha sido fundada enteramente al margen de la Internacional (…) la existencia de un segundo organismo internacional que funcionase dentro y fuera de la Asociación Internacional de los Trabajadores sería el medio más infalible para desorganizarla”. El método de combate de la AIT no fue la apertura a la confusión, sino la defensa de los Estatutos, de la continuidad de principios organizativos, y el desarrollo con claridad de “la historia de todas estas intrigas”.
La defensa de la continuidad sorprende a los elementos afectados por la visión de supermercado del izquierdismo según la cual el debate es una exposición de las diferencias que existen entre las mercancías leninistas, las luxemburguistas, las trotskistas, etc., en lugar de una decantación por las posiciones históricas de la clase.
La larga contrarrevolución tras la derrota de la revolución mundial ha contribuido a “ningunear” esa continuidad que era evidente hasta la IC, interrumpiendo además la continuidad física entre las fracciones y el partido. Esta cuestión de la continuidad se planteó en la GCF (Izquierda Comunista de Francia) frente a una reacción de continuidad meramente formal que el bordiguismo pretendería mantener, considerándose “el partido” y proclamando la invarianza de principios. Esta reacción fue contraria al método del materialismo histórico basado profundamente en la continuidad con las adquisiciones pasadas y a su vez radicalmente crítico, “sin dogmatismo ni ostracismo” como diría Bilan. Esta gran debilidad e impotencia para defender la supervivencia de la continuidad del marxismo supusieron una debilitación trágica de un componente histórico de la Izquierda Comunista5.
Gracias al combate de la GCF (Izquierda Comunista de Francia) por la verdadera continuidad crítica basada en los principios y adquisiciones del conjunto de la Izquierda comunista, la CCI pudo plantear en el 68 un combate por el reagrupamiento basado en dicha continuidad6 (por ejemplo, en las Conferencias de grupos de la Izquierda Comunista). Veríamos en aquella época, por desgracia, la otra cara de la trágica pérdida de la lucha por defender dicha continuidad (protagonizada antes por el bordiguismo). Ocurrió en los años 70 con la continuidad histórica del comunismo de consejos de la Izquierda Germano-Holandesa, que fue desdibujada por el peso del anarquismo y el modernismo, lo cual llevó a la corriente consejista a su desaparición7. Este último ejemplo es particularmente importante por sus similitudes con el grave peligro para la Izquierda Comunista (y así también para la clase) que supondría aceptar la amalgama de posiciones con el anarquismo y el izquierdismo en general que propugna el nuevo grupo Barbaria.
Como escribió BILAN “Los principios dependen de (…) cómo evoluciona la lucha del proletariado (…) El proletariado no puede avanzar sin escribir en su bandera de lucha los principios que surgen de las diferentes fases históricas. Este trabajo, en parte, sólo es posible cuando los fenómenos llegan a su desenlace, pero una vez que la ciencia marxista ha establecido la postura de las distintas clases, su acción y el camino recorrido por el proletariado, una vez que éste, ante las distintas actitudes de las clases, ha establecido su postura, en resumen, cuando “ha sacado las lecciones” que ofrecen los acontecimientos, el partido deberá permanecer escrupulosamente fiel a las tesis políticas elaboradas, sin lo cual es imposible avanzar en la lucha revolucionaria” (…) Por tanto, la condición necesaria para poder restablecer el movimiento revolucionario y consciente de las masas es aportar las bases históricas que permiten guiarlas hacia la insurrección. Y en este terreno, pensamos que abandonar el criterio de progresión histórica es, en definitiva, situarse al margen del mecanismo real de las luchas proletarias. Dar media vuelta y retroceder, como hace la Oposición de Izquierda, para dirigirse hacia la socialdemocracia de izquierda, históricamente liquidada por el II Congreso de la I.C., equivale a situarse al margen y en contra de los verdaderos intereses de la reconstrucción del movimiento comunista, al margen y en contra de las masas y de su movimiento” ( nº 5: Los Principios armas de la revolución)
En el combate por la defensa de la Izquierda Comunista, no se trata pues ni de “darse un pedigrí”, ni de construirse ingeniosamente dicha genealogía, ni de “parecer más comunistas” como tú lo interpretas, sino de la defensa de la continuidad de los principios del proletariado.
Pasamos ahora al segundo desacuerdo, y es, que nuestra crítica sería superficial, particularmente por no haber tomado en cuenta otros artículos de Barbaria que precisan las posiciones que criticamos.
En primer lugar, no nos planteamos en nuestro artículo hacer una crítica del programa o de las contradicciones de la prensa de Barbaria sino, como hemos desarrollado antes, defender los principios y la continuidad histórica del proletariado, en particular señalando las posiciones que no son en absoluto parte de la Izquierda comunista.
Esta respuesta está en continuidad con la respuesta del Consejo General de la AIT a Bakunin, cuyo objetivo no era analizar o criticar el programa de la Alianza (hay que recordar que en la AIT había diferentes organizaciones y sindicatos con sus programas y que no había un programa común, sino unos estatutos de funcionamiento, puesto que la finalidad entonces era agrupar las diferentes organizaciones del proletariado), sino ver en qué contradecía los estatutos y los fines de la AIT. Y así pusieron el énfasis en la denuncia del punto sobre “la igualación de las clases” del programa de la Alianza, que significaba la negación de la lucha de clases y al cual la AIT oponía la abolición de las clases8. Nuestro artículo considera la defensa de las revueltas interclasistas, o las revueltas directamente en un terreno burgués, y la negación del proletariado como sujeto revolucionario, como ajenos al terreno de la Izquierda comunista. Barbaria se sube al escenario de la lucha de clases con este falso conglomerado de posiciones bajo el hombro y, además de denunciar la falsificación, tenemos la responsabilidad añadida de comprender qué tipo de parto ha tenido dicho conglomerado, en lugar de abrirle las puertas a la Izquierda Comunista solo porque se dice parte de ella. Está en la raíz del método marxista, frente al idealismo, no “juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí” (Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política, Marx, 1859).
En cualquier caso, nuestra publicación deja todas las puertas abiertas a una explicación y aclaración por su parte. Sin embargo, todo parece indicar, por el sonido de su silencio, que mas bien hay un “sostenella y no enmendalla”
Y, por último, el tercer desacuerdo importante. Consideras que «este tipo de discusiones para clarificar las posiciones de los distintos grupos de la izquierda comunista podrían hacerse en reuniones privadas online». No vamos a repetir por qué consideramos que el reclamo de Barbaria de la continuidad histórica de la Izquierda Comunista es un “fake”; pero sí queremos señalar que, contrariamente a lo que dices, el debate “privado” es el terreno de las comisiones parlamentarias, de las cloacas del Estado, el terreno de la burguesía. En el proletariado el debate tiene que ser público ante el conjunto de la clase, porque el objetivo es la clarificación. Las primeras líneas del Manifiesto Comunista muestran ya que la lucha del proletariado es “a la luz del día”. No se trata pues de construir organizaciones revolucionarias en privado, abstraídas de la lucha de clases y sobre la base de cualquier conglomerado de principios. Es, por el contrario, nuestra responsabilidad histórica exponer y denunciar claramente ante la clase las falsificaciones de la continuidad del marxismo. Esta es nuestra herencia metódica que promete recuperar hacia el debate con la continuidad de la Izquierda Comunista a aquellos elementos que se estén viendo atrapados o confundidos por el peso de la ideología burguesa.
Acción Proletaria-CCI
1 Por posiciones izquierdistas queremos decir las de aquellas corrientes que en algún momento tuvieron una vida proletaria, pero fueron luego integradas en el Estado burgués traicionando el internacionalismo y apoyando “de forma crítica” a los partidos de izquierdas de la burguesía (partidos socialistas y comunistas estalinistas), así como a los sindicatos. Estas expresiones del capitalismo decadente, como el trotskismo, el maoísmo o la mayoría del anarquismo tienden a ocupar un lugar “extremista” y extraparlamentario en el Estado, y su función histórica es controlar con ideologías radicales a los sectores del proletariado más activos y conscientes
2 BILAN fue la publicación de la Fracción de la Izquierda Comunista de Italia en el extranjero desde 1933 hasta 1939. Ver nuestro libro sobre la Izquierda Comunista de Italia.
3 https://es.internationalism.org/content/4726/nuevos-ataques-la-izquierda-comunista-bourseiller-inventa-por-segunda-vez-la-compleja [19]
4 Todas las citas de este párrafo provienen de “Las pretendidas escisiones en la Internacional” (1872) https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/lpee72s.htm [20]
5 El PCI bordiguista estalló en 1980 dando lugar a diferentes grupos que seguían considerándose “El partido”.
6 Ver el siguiente artículo: https://es.internationalism.org/content/4344/la-renovacion-de-la-izquierda-comunista-uno-de-los-aportes-clave-de-mayo-68 [21]
7 Ver: https://es.internationalism.org/cci-online/200709/2008/cajo-brendel-1915-2007 [22] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/2011/los-epigonos-del-consejismo-ii-el-consejismo-viene-en-ayuda-del-te [23]
8 Ver: Las pretendidas escisiones de la AIT, circular del Consejo General de la AIT.
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A mediados de diciembre, tras las convocatorias de huelga lanzadas en la SNCF1 por los sindicatos (UNSA, CGT y SUD-rail2), particularmente en el sureste de Francia, los medios de comunicación adoptaron un tono alarmista ante la amenaza de una nueva parálisis del transporte ferroviario en las celebraciones de fin de año. Tras el duro y largo movimiento de huelga aislado de 2018 y el enfado expresado durante el movimiento contra la reforma de jubilaciones durante el invierno de 2019-2020, este sector muy combativo que tiene un peso político importante por su experiencia, preocupa a la burguesía. Esto, sobre todo porque esta última tiene que afrontar una difícil situación marcada al mismo tiempo por la crisis sanitaria, por el desarrollo de la campaña electoral y por un descontento muy fuerte de la población por la crisis económica.
El movimiento en la SNCF se inscribe en gran parte de este contexto de coraje que existe en toda la clase trabajadora, en Francia, como a nivel internacional: en los Estados Unidos con las luchas que tuvieron lugar en las fábricas de Kellog's, John Deere, PepsiCo, en Corea con grandes huelgas contra las condiciones laborales y los bajos salarios, en España, en la región de Cádiz, con la pugna en el sector metalúrgico, en Bélgica con la huelga de la fábrica de Volvo, Italia, etc3.
Esta insatisfacción también se expresa en Francia. Lo hemos visto en el transporte público, entre los basureros en varias de las grandes ciudades, como Lyon, Montpellier o Marsella, en los hospitales, pero también en numerosas pequeñas o medianas empresas o en el comercio, como en Leroy Merlin, por ejemplo, empresas en las que los trabajadores rara vez hacen huelga. Las razones de todos estos movimientos son en su mayor parte las mismas: la inflación que disminuye el “poder adquisitivo” y salarios que no aumentan, aunque los Estados siguen hablando de “recuperación económica” después del difícil período de encierros y toques de queda. Los salarios de los trabajadores ferroviarios han estado congelados durante ocho años; diversas medidas como la eliminación de las líneas de tren, la apertura a la competencia o la creación de filiales de bajo costo han tenido como resultado el deterioro de las condiciones laborales y la reducción de salarios. Es por ello, por ejemplo, que la última huelga en el sector Oeste de la SNCF del 23 y 24 de octubre involucró, como era de esperar, demandas vinculadas al poder adquisitivo.
Esta dinámica en el seno de la SNCF no podía sino alertar y preocupar a la burguesía escaldada por la fortísima combatividad que se expresó en este sector contra la reforma de las pensiones4. La burguesía tiene mucho interés en hacer olvidar las lecciones de esta lucha, en tanto el peligro de una movilización más amplia es ahora muy real, a pesar de las dificultades y de los numerosos obstáculos, el movimiento en la SNCF corre el riesgo de extenderse y/o de animar a otros sectores dispuestos a luchar. Por eso, en plena complicidad con la dirección de la SNCF, a espaldas de los trabajadores, tras las negociaciones y el cumplimiento de un cierto número de reivindicaciones, la CGT y SUD-rail mantuvieron inicialmente su preaviso de huelga... para retirarlo al día siguiente. La burguesía y sus sindicatos querían entonces hacer aparecer el siguiente hecho: las bonificaciones de 600 y 300 euros para los conductores y controladores en el sureste se supone que son una “victoria”. Por tanto, ya no habría motivos para la movilización. En realidad, lo que se ha logrado dista mucho de compensar los salarios perdidos durante años y el aumento del costo de la vida. Sobre todo, esta “victoria” se orquestó entre bastidores para generar el máximo número de divisiones: 600 euros para unas, 300 para otras, distintas evoluciones en la escala salarial en función de la antigüedad, dividiendo entre jóvenes y viejos, etc.
Izquierdistas, como los del NPA o la LO5, muy presentes en el terreno por su compromiso con la acción sindical, han sido los principales artífices de estas divisiones, su monserga habitual para lavar la cara a los sindicatos es echarle toda la culpa a las “direcciones sindicales” quienes tomaron sus decisiones “antidemocráticas” sin recurrir a la “base”: “A los dirigentes sindicales no se les ocurrió pedir la opinión de los primeros afectados, los que iban a hacer la huelga”. Este tipo de discurso hipócrita sólo sirve para exculpar a los sindicatos y su trabajo sucio, enmascarando la naturaleza burguesa de estos organismos cuya función es encuadrar y contener las luchas en nombre del Estado. De hecho, lo que este tipo de falsa crítica pretende en primer lugar es arrastrar y encerrar cada vez más a los trabajadores en la lógica sindical, haciéndoles creer que el sindicato sigue siendo una herramienta de lucha de la clase obrera a pesar de lo “blandos” que serían los jefes sindicales6.
De esta manera, los izquierdistas preparan y anticipan a su manera las luchas futuras: están limpiando de antemano las tablas ya podridas por la acción de los sindicatos utilizando una fachada de radicalismo. Así, toda la burguesía se las ha arreglado para tomar la delantera y obstaculizar la movilización, mientras trata de dar un poco de credibilidad a la acción sindical.
La primera lección que debemos sacar no es la de los izquierdistas o la de los periódicos burgueses, donde se supone que los trabajadores se contentan con migajas y sólo deben “desconfiar de la dirección sindical”. ¡No! El proletariado no puede confiar en los sindicatos, ni en los izquierdistas para conducir sus luchas. Estos órganos del Estado y organizaciones burguesas son falsos amigos y defienden los intereses de la clase capitalista y su Estado. Como lo ha demostrado el movimiento contra la reforma de las pensiones, de ninguna manera podemos confiar en los sindicatos que, al tomar el liderazgo de la lucha, automáticamente han impuesto asambleas obreras falsas, han dividido y cortado las luchas multiplicando las movilizaciones esparcidas en el tiempo, jugando maniobras dilatorias para desanimar y agotar a los más combativos, llevándolos a un callejón sin salida con acciones totalmente aisladas. Todo esto explica en gran parte por qué los ferroviarios, en lugar de retirarse ordenadamente durante el flujo y reflujo de la lucha contra la reforma de las pensiones, permanecieron aislados y finalmente fueron derrotados (incluso si la reforma se pospuso debido a la pandemia). Los trabajadores en realidad sólo pueden contar con ellos mismos, con su solidaridad y sus iniciativas creativas para hacer realidad verdaderas asambleas generales, en las que el principio de apertura a todos los proletarios, activos, desempleados o jubilados, sea el epicentro de la lucha. Esto, con el fin de discutir colectivamente y de manera autónoma las modalidades de la lucha. Sólo tomando en manos la lucha de forma consciente, con una reflexión colectiva a través de debates animados que conduzcan a decisiones políticas concretas, podrá extender y hacer avanzar la lucha sin quedar aislado en el corporativismo, en un solo sector, donde la burguesía siempre busca encerrarlos. Tal enfoque, aunque sea difícil de implementar en el contexto actual, debe nutrir toda nuestra reflexión para preparar los futuros combates de clase.
WH, 31 de diciembre de 2021
1 SNCF, siglas traducidas al español de: Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses
2 Siglas en su traducción al español: UNAS: Unión Nacional de Sindicatos Autónomos; CGT: Confederación General del Trabajo
3 Ver Luchas obreras en Estados Unidos, Irán, Italia, Corea... ¡Ni la pandemia ni la crisis económica han roto la combatividad del proletariado! https://es.internationalism.org/content/4736/luchas-obreras-en-estados-unidos-iran-italia-corea-ni-la-pandemia-ni-la-crisis [27] y Huelga del metal en Cádiz: nuestra fuerza es luchar como clase obrera https://es.internationalism.org/content/4738/huelga-del-metal-en-cadiz-nuestra-fuerza-es-luchar-como-clase-obrera [28]
4 Ver nuestro balance de las luchas vividas en el invierno de 2019-20 en Francia: La perspectiva que plantean las recientes luchas obreras en Francia https://es.internationalism.org/content/4540/la-perspectiva-que-plantean-las-recientes-luchas-obreras-en-francia [29]
5 NPA: Nuevo Partido Anticapitalista; LO: Lucha Obrera
6 Ver Los sindicatos contra la clase obrera (V): la táctica de los izquierdistas para hacerlos tragar a los trabajadores https://es.internationalism.org/content/4645/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-v-la-tactica-de-los-izquierdistas-para-hacerlos [30]
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A principios de enero, Kazajistán fue escenario de violentas manifestaciones y disturbios tras la liberación de del precio del gas, un recurso importante para la vida económica del país y la vida cotidiana de la población. El aumento del precio del gas se sumó al aumento del precio de los alimentos y de muchos productos básicos, generando una inmensa ira.
Frente a este considerable deterioro de las condiciones de vida, la clase obrera estuvo inicialmente en primera línea. En muchos centros industriales, mineros y de gas, estallaron huelgas para exigir aumentos salariales. La respuesta social se extendió como un reguero de pólvora por todo el país, con manifestaciones masivas que se enfrentaron inmediatamente a las fuerzas de represión, viendo cómo varios agentes de policía cambiaban de bando y se unían a los manifestantes.
La realidad del descontento de la clase trabajadora en Kazajistán no es nueva: ya en 2011, en Zhanaozen, una región rica en recursos petrolíferos, catorce trabajadores fueron asesinados durante la represión de una manifestación en el marco de una huelga contra las condiciones laborales y los bajos salarios. El movimiento se extendió entonces a la gran ciudad de Aktau, en el mar Caspio, antes de extenderse al resto del país.
En las últimas semanas, la represión ha sido aún más feroz. Las fuerzas del orden han abatido a decenas, si no es que a cientos de manifestantes. El gobierno kazajo, encabezado por el presidente Tokayev, no ha tenido demasiados reparos en llamar al ejército ruso para sofocar la rebelión "terrorista", anunciando abiertamente que había "dado la orden de disparar a matar sin previo aviso".
Los trabajadores están, pues, presentes en esta situación social de deterioro. Pero ¿han sido capaces, en este enfrentamiento con las autoridades, de desarrollar su lucha en un verdadero terreno de clase, como fuerza autónoma? ¿La violencia en la calle es la expresión de la lucha de la clase obrera o la de una violencia popular, de un descontento general de la población en el que se diluye la clase obrera?
Muy rápidamente, las reivindicaciones iniciales contra la inflación se desviaron hacia reivindicaciones democráticas, contra la corrupción, contra el régimen en el poder, con disturbios anti-Tokayev en la mayoría de las grandes ciudades del país. Esta revuelta popular, en la que los trabajadores se mezclaron con la pequeña burguesía (empresas asfixiadas por la inflación, autónomos anti-Tokayev, etc.), fue utilizada muy fácilmente en un conflicto entre camarillas burguesas kazajas; en otras palabras, fueron utilizadas por el clan en torno al ex presidente Nazarbayev.
A pesar de las huelgas obreras muy reales, el proletariado de este país no tiene ninguna experiencia importante de lucha autónoma. Está permanentemente sometido a un puño de hierro dictatorial y a fuertes ilusiones democráticas, nacionalistas y a veces religiosas. Se ha dejado arrastrar fácilmente a un terreno burgués donde no puede defender sus propios intereses de clase, sus propias reivindicaciones; donde sólo puede ser ahogado, utilizado, sometido a los intereses burgueses que le son totalmente ajenos.
En Kazajistán, la denuncia por parte de las autoridades de "terroristas" o "bandidos" internacionales dispuestos a cometer todo tipo de actos de violencia durante las manifestaciones, no ocultó las rivalidades internas que hacen estragos en el seno de la burguesía y que el proletariado sigue pagando hoy con su sangre. El ex presidente Nazarbayev, que dimitió en 2019 pero que sigue manteniendo efectivamente el control, en particular de sus fuerzas represivas como el Comité de Seguridad Nacional (CSN), utilizó y manipuló claramente las manifestaciones para reaccionar ante las ambiciones del nuevo presidente Tokayev, que quiere aumentar su influencia en el país y emanciparse del clan Nazarbayev que lo había instalado en el poder.
Nazarbayev movilizó a sus partidarios dentro de la policía y el ejército, su "ejército privado", para socavar el poder de Tokayev. Así, se ordenó a los agentes de policía que dejaran que se desarrollara el caos, hasta el punto de que algunos de ellos incluso se unieron a las filas de los manifestantes en un intento de debilitar al bando contrario, lo que también explica los asaltos a edificios gubernamentales o al aeropuerto de Almaty. Evidentemente, la camarilla del presidente Tokayev reaccionó: el director del CSN fue destituido, detenido y encarcelado, y Karim Massimov, muy cercano a Nazarbayev, ex primer ministro y ex jefe de los servicios de inteligencia, fue detenido bajo la sospecha de alta traición. Esta es la clara confirmación de una batalla interna dentro de la burguesía en la que se permiten todas las artimañas, en la que los trabajadores sirven de carne de cañón para las camarillas enfrentadas.
En concreto, ¡estamos lejos de una situación en la que las fuerzas de la represión burguesa estén a punto de colapsar, abriendo el camino para que el proletariado derroque al Estado capitalista! Por el contrario, ¡se trata ni más ni menos que de las ambiciones de un clan burgués contra otro! Hoy, aunque el clan Tokayev haya podido recuperar el control de la situación sobre un montón de cadáveres, ejecuciones sumarias, miles de heridos y múltiples detenciones, nada se ha resuelto sustancialmente, ni en Kazajistán ni en toda la región donde las tensiones imperialistas son múltiples y crecientes.
En esta situación de descomposición política, Tokayev no tuvo más remedio que pedir ayuda al exterior, en particular a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC)1, tapadera del imperialismo ruso que pretende renovar su antigua dominación y que reaccionó inmediatamente enviando material y un contingente de 3.000 hombres para apoyar la represión. La OTSC, por su parte, sólo envió un centenar de hombres, expresión de la desconfianza de los demás Estados hacia esta "asociación" con Moscú. Al intervenir directamente, y además a petición de Tokayev, el imperialismo ruso no oculta su voluntad de defender su influencia sobre las zonas que formaban parte de la URSS, mientras que desde la caída de la URSS la mayoría de estas zonas han sido, como en Kazajistán, objeto de una "asociación estratégica" con Estados Unidos. También son fuertemente codiciadas por Turquía (miembro de la OTAN), y sobre todo, más recientemente, por China.
China ha acogido con satisfacción esta represión y el restablecimiento del orden kazajo. Pekín necesita al régimen kazajo como un eslabón importante en su programa de inversiones internacionales en la "Nueva Ruta de la Seda", y por tanto necesita la calma social, aunque por el momento eso signifique estar en la misma longitud de onda que Moscú. Pekín también necesita el apoyo del régimen kazajo, al menos implícitamente, para su política represiva hacia los uigures musulmanes de Xinjiang.
En cuanto a la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, supuestamente "muy dolidos por el hecho de que haya habido tantas víctimas", piden cada uno una "resolución pacífica" de esta crisis, condenando la violencia de forma simbólica e hipócrita. La razón por la que las principales potencias "democráticas" reaccionan de forma tan platónica es que Kazajistán no parece ser un objetivo prioritario de las ambiciones imperialistas de Estados Unidos. Además, en el seno de la UE existen importantes divisiones sobre la actitud a adoptar hacia Rusia.
Al final, los intereses imperialistas rivales están en el ADN de este capitalismo en descomposición, la prioridad de todos estos tiburones bárbaros, todos ellos preparando sus armas para los próximos episodios de confrontación: todos tienen su parte de responsabilidad en las masacres y son directamente la principal fuente del caos actual.
Si la clase obrera de Kazajstán ha intentado expresar su ira, debido a la debilidad de su conciencia, a su falta de experiencia, no ha podido resistir, y mucho menos representar un obstáculo a las luchas por la influencia y los enfrentamientos entre camarillas rivales dentro de la burguesía kazaja, así como a las rivalidades entre todos los tiburones imperialistas, ya sean rusos, turcos, chinos, europeos o estadounidenses. A pesar de la salvaje represión y el derramamiento de sangre, es evidente que la rabia de los trabajadores no ha desaparecido y es de esperar que se produzcan nuevos episodios de protesta ante la crisis y la represión.
Pero en el estado actual de las cosas, a pesar de los importantes movimientos huelguísticos, estos momentos de confrontación directa con las fuerzas de represión no son un trampolín para el desarrollo de la lucha autónoma y la defensa de los intereses de la clase obrera. Por el contrario, tiene todas las de perder en este atolladero en el que sus reivindicaciones económicas son esterilizadas por las reivindicaciones democráticas y nacionalistas utilizadas por las facciones burguesas que están dispuestas a hacer lo que sea necesario para velar por sus intereses. Estas ilusiones democráticas son, además, una trampa que no desaparecerá, dado que las fuerzas nacionales de oposición con rostro "democrático" están todavía en proceso de formación y buscan visibilidad y credibilidad para el futuro, como es el caso de Bielorrusia.
La clase obrera en Kazajstán, por desgracia, está muy expuesta y es vulnerable a este tipo de presión ideológica. Aunque no tenga la fuerza necesaria en este momento, el proletariado de los países centrales, que tiene una experiencia probada de tales mistificaciones nacionalistas y democráticas, puede mostrar el camino hacia la lucha de los trabajadores en un terreno favorable a la puesta en cuestión de la explotación capitalista y al rechazo de las consignas que no tienen otra lógica que la conservación del orden social. El futuro de las luchas obreras, que empiezan a aparecer de nuevo en todo el mundo, depende del impulso vital de la lucha de clases en los países centrales.
Stopio, 20/1/22
1 Esta "asociación" incluye a Bielorrusia, Armenia, Kazajstán, Tayikistán, Kirguistán y Rusia
El 4 de diciembre, miles de trabajadores de la sanidad se manifestaron por las calles de París siguiendo la convocatoria del colectivo ciudadano "Audace 53", propagada y apoyada por los sindicatos (CGT, FO, Solidaire...) y muchos otros colectivos del sector. Contra "la supresión de camas hospitalarias", "la falta de personal", "la prolongación de las jornadas laborales", "el encadenamiento de días de guardia", tales eran las principales consignas de los empleados del sector hospitalario, que expresaban un verdadero sentimiento de frustración, de rabia, pero también la voluntad de no rendirse y de luchar contra unas condiciones de trabajo cada vez más espantosas desde la aparición de la pandemia de Covid-19.
Pero ¿significa esto que la movilización del 4 de diciembre, organizada y dirigida por los colectivos y sindicatos, lleva a los explotados del sector hospitalario hacia un terreno favorable a la defensa de sus intereses y los del conjunto de la clase trabajadora?
"Por la defensa de hospitales públicos", "Por la defensa de nuestro sistema sanitario": estas fueron las dos principales consignas de los sindicatos y colectivos. Y no podíamos esperar otra cosa de los "interlocutores sociales", esos órganos patentes del Estado burgués que se aprovechan de una gran debilidad de los empleados de los hospitales, el corporativismo, para dirigirlos hacia un campo de lucha totalmente podrido: una supuesta mejora del sistema hospitalario en nombre de la ciudadanía y la defensa del sacrosanto servicio público, erigido como patrimonio común... de la nación. Este fue el telón de fondo de esta movilización que los explotados del sector médico, como en todos los demás sectores, deben rechazar a toda costa.
Como hemos argumentado muchas veces en nuestra prensa, las pésimas condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores de los hospitales son producto de la incuria de la burguesía que, bajo el peso aplastante de la crisis económica y el masivo endeudamiento del Estado, no ha dejado de desmantelar los sistemas sanitarios en las últimas décadas para hacerlos menos costosos y, si es posible, ¡rentables! Por lo tanto, no es otro que el Estado, el más poderoso y feroz de todos los jefes, independientemente del gobierno que esté en el poder, el responsable de la eliminación de puestos de trabajo, del cierre de hospitales, del ritmo de trabajo infernal, de la sucesión de largas y agotadoras jornadas, de la drástica reducción de los recursos, etc. Esto lleva, en la mayoría de los casos, a una situación en la que el sistema sanitario ya no es capaz de satisfacer las necesidades de la población. Esto lleva la mayoría de las veces a una situación delirante en la que los sanitarios no pueden seguir prestando cuidados.
Al promover la ilusión de que una mayor implicación del Estado mejoraría las condiciones de trabajo en "su" sistema sanitario, los sindicatos tienden una doble trampa a los explotados del sector sanitario:
- empujarlos a luchar solos en su rincón, totalmente aislados de otros sectores.
- llevarlos a defender el servicio público y el estado del bienestar. Dos mitos que no son más que una forma disfrazada de la explotación capitalista.
Por lo tanto, si no quieren desarrollar una especie de "síndrome de Estocolmo" que les llevaría a simpatizar con sus propios explotadores, todos los empleados del sector hospitalario deben hacer oídos sordos a las mistificaciones de los sindicatos y otros colectivos de todo tipo.
Porque es la propia lógica de la crisis del sistema capitalista la que es la causa profunda de esta situación en Francia como en el mundo entero. La saturación de las unidades de cuidados intensivos, la desprogramación de las intervenciones vinculadas a otras patologías y los demás daños colaterales de Covid-19 afectan a todo el mundo y no han hecho más que agravar una situación ya muy antigua que no tiene nada de cíclica, sino que sólo expresa la incapacidad de la sociedad capitalista en su conjunto para atender las necesidades básicas de la humanidad.
Así pues, eso contra lo que los sanitarios se movilizaron el 4 de diciembre no es exclusivo del sector hospitalario en Francia. Por el contrario, es, en diferentes grados, típico de las condiciones de trabajo en todos los sectores del salariado en todo el mundo. En definitiva, la dureza de la vida cotidiana de los sanitarios es una expresión entre otras de la explotación de la clase trabajadora, ya sea en las empresas privadas o en el sector público. No hay ninguna diferencia de naturaleza entre ambos. Además, la multiplicación de las huelgas y las luchas en varios países, como en Estados Unidos durante el mes de octubre, en la industria del metal en España, pero también en Italia, Irán, Corea... son reacciones al deterioro de las condiciones de trabajo a escala internacional1. Esta reanudación real pero frágil de la combatividad obrera, a través de sus propias reivindicaciones, demuestra que la pandemia no ha asestado un golpe fatal al desarrollo de las luchas; aunque sin embargo muestran importantes debilidades que dificultan a la clase obrera encarar la perspectiva de una lucha más amplia. Al igual que la movilización de los sanitarios, muchas luchas permanecen muy aisladas. Los trabajadores luchan dentro del estrecho perímetro de su fábrica, su empresa o su sector.
Pero la lucha histórica de la clase obrera no está impulsada por la voluntad de mejorar tal o cual sector de la economía nacional, sino de obrar por la victoria de la revolución proletaria y el advenimiento de una sociedad en la que la comunidad se organice para asumir y desarrollar las necesidades humanas de una manera diferente a la lógica del mercado capitalista. Para crear las condiciones de tal perspectiva, los proletarios, ya estén activos y sometidos a presiones y cadencias infernales, o condenados al desempleo, deben ser capaces de luchar juntos, todos unidos, por reivindicaciones comunes. Sólo a través de este proceso podrán superar los prejuicios corporativistas y nacionales y reconocerse como una clase unida a escala internacional, que lleva en sí misma un proyecto gigantesco: la abolición de las clases sociales, del Estado y la unificación de la humanidad.
Frente al veneno de la división y el aislamiento, ¡proletarios de todos los países uníos!
Vincent, 21 décembre 2021
1 Ver Luchas obreras en Estados Unidos, Irán, Italia, Corea... ¡Ni la pandemia ni la crisis económica han roto la combatividad del proletariado! https://es.internationalism.org/content/4736/luchas-obreras-en-estados-unidos-iran-italia-corea-ni-la-pandemia-ni-la-crisis [27] y Huelga del metal en Cádiz: nuestra fuerza es luchar como clase obrera https://es.internationalism.org/content/4738/huelga-del-metal-en-cadiz-nuestra-fuerza-es-luchar-como-clase-obrera [28]
Ante los graves acontecimientos de la guerra imperialista en Ucrania, la CCI va a publicar una HOJA INTERNACIONAL, denunciando la barbarie del conflicto y las mentiras hipócritas de la clase dominante en ambos campos, e insistiendo en que el desarrollo de la lucha de clases en todos los países es la única salida a la pesadilla de este sistema en descomposición. Este documento estará disponible a principios de la semana que viene y animamos a todos los que simpaticen con nuestras posiciones a que lo distribuyan a su alrededor, ya sea en formato digital o en papel.
También celebraremos REUNIONES PUBLICAS. La reunión se centrará en la gravedad de este conflicto y en las responsabilidades de las minorías internacionalistas.
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El ejército ruso ha estado demostrando su fuerza mediante "maniobras" a gran escala a lo largo de las fronteras ucranianas desde enero, Estados Unidos ha estado anunciando casi a diario una inminente invasión rusa, y se han enviado tropas de la OTAN a los Estados bálticos y a Rumanía, intenso ballet diplomático "para salvar la paz", campaña mediática rusa denunciando la histeria occidental y anunciando el regreso de las tropas a sus alojamientos, lo que es inmediatamente desmentido por Estados Unidos y la OTAN, enfrentamientos entre el ejército ucraniano y los separatistas en el Donbass: en este macabro aquelarre guerrero entre burguesías imperialistas, las intenciones son diversas y complejas, ligadas a las ambiciones de los distintos protagonistas y a la irracionalidad que caracteriza el periodo de descomposición. Esto hace que la situación sea aún más peligrosa e imprevisible: pero cualquiera que sea el resultado concreto de la "crisis ucraniana", ya implica una apreciable intensificación de la militarización, las tensiones bélicas y las contradicciones imperialistas en Europa.
La histérica exageración estadounidense sobre la inminente invasión rusa de Ucrania sigue a una exageración similar orquestada por Estados Unidos en el otoño de 2021 sobre la "inminente invasión" de Taiwán por parte de China. Ante el declive sistemático del liderazgo estadounidense, la administración Biden lleva a cabo una política imperialista que consiste, en línea con la dirección iniciada por Trump, en primer lugar, en concentrar sus medios económicos, políticos y también militares contra el principal enemigo: China. Desde este punto de vista, la postura intransigente hacia los objetivos rusos acentúa la señal dada a Pekín en otoño de 2021. En segundo lugar, al crear "puntos calientes" en el mundo, Biden está desarrollando una política de tensión destinada a convencer a las distintas potencias imperialistas que juegan sus propias cartas de que les interesa situarse bajo la protección del patrocinador dominante. Sin embargo, esta política se ha topado con los límites impuestos por la descomposición y ha tenido un éxito desigual en el Pacífico frente a China con la creación de la AUKUS, que agrupa únicamente a los países "blancos" de habla inglesa (Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia), mientras que Japón, Corea del Sur e India se mantienen al margen. El mismo tipo de política se está llevando a cabo hoy en día con respecto a Rusia para que los países europeos vuelvan a estar bajo la obediencia de Estados Unidos en el seno de la OTAN: la propaganda estadounidense denuncia continuamente la invasión rusa, al tiempo que afirma cínicamente que Estados Unidos no intervendrá militarmente en Ucrania, ya que no tiene ningún compromiso de defensa con ese país, a diferencia de lo que ocurre en la OTAN. Este es un mensaje engañoso para los países europeos. Sin embargo, al lado de Boris Johnson, que se posiciona, como en Asia, como el fiel lugarteniente de los estadounidenses, el reciente ballet diplomático hacia Moscú, orquestado por Macron y Scholz, subraya hasta qué punto las burguesías alemana y francesa intentan por todos los medios preservar sus intereses imperialistas particulares.
Al mismo tiempo, Joe Biden espera utilizar esta política de confrontación para restaurar su reputación, muy empañada por la huida de las fuerzas estadounidenses de Afganistán y sus repetidos fracasos en sus planes socioeconómicos: "Tras un año en el cargo, el presidente Joe Biden tiene el índice de aprobación más bajo de casi todos los presidentes electos, con la excepción del expresidente Donald Trump" (CNN politics, 06. 02.22) y, en consecuencia, "su partido se encamina a la derrota en las elecciones de mitad de mandato de noviembre" (La Presse, Montreal, 23 de enero de 2022). En resumen, si Estados Unidos está a la ofensiva, el margen de maniobra de su presidente se ve, sin embargo, reducido por su impopularidad interna, pero también por el hecho de que no se puede plantear, después de las experiencias iraquí y afgana, el compromiso de una fuerza militar masiva sobre el terreno del conflicto actual. Por lo tanto, la presencia de las tropas estadounidenses en las fronteras de Ucrania sigue siendo más bien simbólica.
Durante la última década, hemos destacado el papel de Rusia como "alborotador" en el mundo -aunque sea un enano económico- gracias al poder de sus fuerzas armadas y de sus armas, herencia del periodo en que estuvo a la cabeza de todo un bloque imperialista. Esto no significa, sin embargo, que ahora esté en general a la ofensiva. Por el contrario, se encuentra en una situación general de creciente presión a lo largo de sus fronteras.
En Asia Central, con los talibanes en el poder en Kabul, la amenaza musulmana pesa sobre sus aliados asiáticos de los "stans" (Uzbekistán, Turkmenistán, Tayikistán); Luego, entre el Mar Negro y el Caspio, mantiene una guerra latente con Georgia tras la ocupación de Osetia del Sur y Abjasia en 2008, y trata de mantener el statu quo entre Armenia y Azerbaiyán tras la guerra de Nagorno-Karabaj en 2020, país este último muy cortejado por Turquía. Por último, la reciente desestabilización de Kazajistán es una pesadilla para Rusia, ya que es fundamental para la defensa de su coto privado oriental.
En el lado europeo, Ucrania y Bielorrusia, que son territorios clave en su coto occidental (la frontera ucraniana está a solo 450 km de Moscú), han sufrido una fuerte presión en los últimos años. Rusia esperaba mantener allí regímenes que le fueran favorables, pero la "Revolución Naranja" de Kiev en 2014 hizo que el país se inclinara hacia Europa, y lo mismo estuvo a punto de ocurrir en Bielorrusia en 2020.
Mediante la ocupación de Crimea en 2014 y el apoyo a los secesionistas de habla rusa en el este de Ucrania (Donetsk y Lugansk), Putin esperaba mantener el control sobre toda Ucrania: "De hecho, contaba con los acuerdos de Minsk, firmados en septiembre de 2014, para hacerse con una participación en la política ucraniana a través de las repúblicas del Donbass [estructura federal del país con un amplio grado de autonomía regional]. Ha ocurrido lo contrario: no solo se ha estancado su aplicación, sino que el presidente Volodymyr Zelensky, cuya elección en abril de 2019 había dado al Kremlin la esperanza de renovar los lazos con Kiev, ha amplificado la política de ruptura con el "mundo ruso" iniciada por su predecesor. Peor aún, la cooperación técnico-militar entre Ucrania y la OTAN sigue intensificándose, mientras que Turquía, también miembro de la Alianza, ha entregado drones de combate que hacen temer al Kremlin que Kiev se vea tentado por una reconquista militar del Donbass. Por lo tanto, se trataría de que Moscú volviera a tomar la iniciativa, mientras esté a tiempo" (Le Monde diplomatique, febrero de 2022).
Viendo la tendencia de Estados Unidos a polarizarse cada vez más sobre China, Putin consideró el momento propicio para aumentar la presión sobre Ucrania y así "negociar su lugar en la escena imperialista"; emprendió una política de "guerra híbrida" que implicaba múltiples presiones, basadas en tensiones militares, ciberataques, amenazas económicas (gas ruso) y políticas (reconocimiento de las repúblicas secesionistas). Sin embargo, la ofensiva política y mediática estadounidense le ha pillado en una trampa: al anunciar a bombo y platillo una operación militar de ocupación de Ucrania por parte de Rusia, Estados Unidos hace ver que cualquier acción menor por parte de Rusia será vista como un paso atrás y, por tanto, intenta empujarla a una operación militar arriesgada y probablemente bastante larga, mientras que la población rusa tampoco está dispuesta a ir a la guerra y a ver cómo vuelven a los hogares numerosas bolsas de cadáveres. La burguesía rusa lo sabe perfectamente; por ejemplo, el politólogo ruso y experto en política internacional rusa, Fyodor Lukyanov, señala que "cruzar la línea entre la demostración de fuerza y el uso de la fuerza es una transición a otro nivel de riesgos y consecuencias. Las sociedades modernas no están preparadas para esto y sus líderes lo saben" (citado en De Morgen, 11.02.22).
Los acontecimientos en Ucrania ya están teniendo un gran impacto en la situación de Europa en dos niveles:
En primer lugar, la exacerbación de los enfrentamientos imperialistas, la presión estadounidense y la acentuación del "sálvese quien pueda" ejercen una fortísima presión sobre el posicionamiento de los distintos Estados europeos. Las declaraciones intransigentes de Biden les obligan a posicionarse y las grietas entre ellos se amplían, lo que tendrá profundas consecuencias tanto para la OTAN como para la Unión Europea. Por un lado, Gran Bretaña, liberada de las limitaciones del consenso en el seno de la UE, se posiciona como el fiel lugarteniente entre los fieles de Estados Unidos: su ministro de Asuntos Exteriores llega a calificar los intentos francoalemanes de encontrar un compromiso como un "segundo Munich". Varios países de Europa del Este, como Rumanía, Polonia y los países bálticos, reclaman una postura firme por parte de la OTAN y se sitúan firmemente bajo la protección de Estados Unidos. Francia y Alemania, en cambio, se muestran mucho más dubitativas y tratan de desarrollar su propio enfoque del conflicto, como subrayan las intensas negociaciones de Macron y Scholz con Putin. El conflicto pone de manifiesto que los intereses económicos particulares, pero también los imperialistas, impulsan a estos países a tener su propia política hacia Rusia, y esto es precisamente el objetivo de la presión estadounidense.
A nivel más general, con el enfrentamiento en Ucrania, los rumores de guerra y la tendencia a la militarización de la economía volverán a marcar el continente europeo, y esto a un nivel mucho más profundo que el que vimos durante la guerra en la antigua Yugoslavia en los años 90 o incluso durante la ocupación rusa de Crimea en 2014, dada la profundización de las contradicciones en un contexto de caos y sálvese quien pueda. El posicionamiento de los distintos países (en particular Alemania y Francia) en defensa de sus intereses imperialistas no puede sino acentuar las tensiones en el seno de Europa, agravar aún más el caos ligado al desarrollo del sálvese quien pueda y aumentar la imprevisibilidad de la situación a corto y medio plazo.
Sin duda, ninguno de los protagonistas busca iniciar una guerra general porque, por un lado, debido a la intensificación del sálvese quien pueda, las alianzas son poco fiables y, por otro lado, y sobre todo, en ninguno de los países afectados la burguesía tiene vía libre: Estados Unidos sigue centrado en su principal enemigo, China, y el presidente Biden, como antes Trump, evita a toda costa la intervención de tropas sobre el terreno (remarquemos la retirada de tropas en Irak y Afganistán y la delegación cada vez más frecuente de tareas en proveedores de servicios privados); Rusia teme una guerra larga y masiva que minaría su economía y su fuerza militar (el síndrome de Afganistán) y también evita comprometer demasiado a sus unidades regulares, haciendo que empresas privadas (como el Grupo Wagner) hagan el "trabajo sucio". Además, como demuestra la persistente dificultad para aumentar la tasa de vacunación, la población rusa desconfía profundamente del Estado. Por último, para Europa sería un suicidio económico y la población es fundamentalmente hostil a ello.
Sin embargo, el hecho de que no se lance una guerra masiva a gran escala no significa que no se produzcan acciones bélicas; ya están teniendo lugar en Ucrania a través de la guerra de "baja intensidad" (sic) con las milicias secesionistas de Járkov y Lugansk. Las ambiciones imperialistas de los distintos imperialismos, combinadas con el aumento del sálvese quien pueda y la irracionalidad ligada a la descomposición, implican inevitablemente la perspectiva de una multiplicación de los conflictos en la propia Europa, que probablemente adoptarán una forma cada vez más caótica y sangrienta: multiplicación de los conflictos "híbridos" (que combinan presiones militares, económicas y políticas), nuevas oleadas de refugiados que llegan a Europa Occidental, así como tensiones en el seno de la burguesía de Estados Unidos (en contraste con la "benevolencia" de Trump hacia Putin), así como en Europa (por ejemplo, Alemania), y una creciente pérdida de control de las burguesías sobre su aparato político (olas populistas).
Contra el odioso bombo del nacionalismo, la Izquierda Comunista denuncia las mentiras imperialistas de cualquier bando que solo pueden servir a los intereses de las diferentes burguesías, rusa, americana, alemana, francesa... o ucraniana y arrastrar a los trabajadores a conflictos bárbaros. La clase obrera no tiene patria, la lucha de los trabajadores contra la explotación capitalista es internacional y rechaza cualquier división por razón de género, raza o nacionalidad. Los trabajadores deben darse cuenta de que, si no contrarrestan con sus luchas la exacerbación de los enfrentamientos entre los tiburones imperialistas, éstos se multiplicarán a todos los niveles en un contexto de acentuación del sálvese quien pueda, la militarización y la irracionalidad. Desde este punto de vista, el desarrollo de las luchas obreras, particularmente en el corazón mismo de los países centrales del capitalismo, constituye también un arma esencial para oponerse a la extensión de la barbarie bélica.
R. Havanais, 18 de febrero de 2022
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El capitalismo significa pobreza para la clase obrera, significa vivir al límite, significa el miedo a estar desempleado y hambriento. Aunque el costo de la vida ha aumentado a un ritmo extraordinario en el período reciente y ha reducido rápidamente el poder adquisitivo, el capitalismo nunca nos ha prometido más que esto. Aunque la repentina subida del tipo de cambio aumentó nuestros problemas y las preocupaciones por nuestro futuro, la mayoría de nosotros ya era incapaz de llegar al fin del mes con años de constantes subidas de precios.
La crisis económica, que hoy se ha hecho innegable, es sólo uno de los reflejos de la crisis estructural del capitalismo. No hace falta mirar muy lejos para ver el punto al que ha llegado la decadencia del capitalismo y que está arrastrando a la humanidad hacia la extinción: con la crisis de producción y de salud que presenciamos en la epidemia de Covid-19; con los terribles incendios e inundaciones del pasado verano; con la crisis ecológica cuyas consecuencias directas hoy estamos viviendo en carne propia; con la crisis de los refugiados que cada día se hace más trágica. Además, vemos que el problema de la vivienda se hace más urgente para los trabajadores de todo el mundo, con el aumento de los alquileres y de las demandas de los dormitorios para estudiantes.
Aunque estas experiencias nos enojan, a menos que se encuentre una solución generalizada y realista, cada palabra pronunciada o cada acción llevada a cabo no conduce en última instancia más que a una creciente desesperación. Aunque las reacciones inmediatas, como las manifestaciones callejeras que tuvieron lugar tras el repentino aumento de los tipos de cambio son significativas, no pueden convertirse en permanentes y masivas en condiciones en las que no se presenta una alternativa revolucionaria.
Por supuesto, los partidos de la clase dirigente están haciendo su parte para impedir estas reacciones. Mientras el gobierno trata de impedir un posible levantamiento de masas mediante investigaciones policiacas, ataques y amenazas contra los que salieron a la calle, la oposición oficial trata de impedir el aumento de las protestas callejeras con la falacia de que "benefician al gobierno". Se entiende que están planeando celebrar manifestaciones legales -probablemente junto con los sindicatos oficiales- en las que la demanda de "elecciones anticipadas" será lanzada para detener una movilización masiva antes de que comience, contrarrestando así cualquier reivindicación radical, para ocultar la realidad de una crisis cada vez más profunda. En otras tras palabras, millones de personas que se empobrecen día a día y viven al borde del hambre están siendo alimentadas con mentiras: "No luchéis, esperad, nosotros os salvaremos".
En primer lugar, hay que subrayar que la razón principal de la crisis económica no es sólo la mala gestión del gobierno, sino que forma parte de una crisis económica mundial. Por lo tanto, la afirmación de que la cuestión puede resolverse con un cambio de poder carece por completo de fundamento. Por supuesto, las clases dirigentes pueden necesitar un cambio de poder gubernamental. En tiempos de crisis, en lugar de los partidos populistas de derecha como el AKP-MHP, los partidos "socialdemócratas" como el CHP pueden ser más útiles para reprimir a la clase trabajadora e imponerle políticas de austeridad. Hay que comprender que la función actual de la alianza, de la que el CHP y el IYIP son los principales elementos que se oponen al gobierno del AKP-MHP, es distraer a la clase obrera con la agenda electoral frente a la crisis candente, para dividir a la clase obrera con la hostilidad a los kurdos y a los refugiados, e impedir que las amplias masas entren en la lucha.
El ala izquierda de la clase dirigente, que está pegada a la espalda de estos partidos y trata de producir soluciones nacionales a la crisis del capitalismo, no tiene ninguna solución que ofrecer a un proletariado que sufre directamente la crisis. Aunque se ha demostrado a través de numerosos ejemplos recientes que ningún cambio es posible con las elecciones: que ni el HDP y los grupos políticos agrupados en torno a él, ni la búsqueda de alianzas iniciada por el TKP, el Partido SOL y el EMEP, ni ninguna transformación centrada en las elecciones presenta una perspectiva distinta a la de proporcionar un apoyo "crítico" al gobierno desde el exterior.
Hemos visto recientemente en los ejemplos de la coalición PSOE-Podemos en España y Syriza en Grecia cómo la izquierda de la clase gobernante ha empujado a la clase obrera a un callejón sin salida en todo el mundo. También sabemos que los partidos de izquierda de la clase en el poder son bastante "útiles" para imponer "políticas de austeridad" a la clase trabajadora. No tenemos otra elección que apretar los puños, llenar las calles, no las urnas del voto, para no apretarnos más el cinturón.
No puede haber una respuesta nacional a la crisis mundial del capitalismo. La respuesta sólo se puede encontrar a través de la unidad internacional del proletariado y su acción de masas que trasciende la farsa parlamentaria. El proletariado sólo puede lograr su emancipación desarrollando acciones de masas encaminadas a derrocar el capitalismo y creando órganos de lucha adecuados. Tenemos que recordar todo esto. Ya no tenemos tiempo para esperar, ni ninguna posibilidad de aspirar a algo menos que el derrocamiento del capitalismo.
Sabemos que no podemos confiar en los partidos de la clase dirigente, ni en los sindicatos oficiales, que son guardianes del orden existente, frente a los problemas candentes que vivimos hoy en día. Vemos una y otra vez en cada momento que la clase obrera no tiene otro salvador que no sea ella misma. La gente trabajadora, cada vez más empobrecida, no tiene otra cosa en la que confiar que su propia autodeterminación y en sus hermanos de clase que luchan en todo el mundo. Hoy, en nuestros centros de trabajo, en las áreas de viviendas, en las escuelas, es decir, dondequiera que estemos, tenemos que unirnos, organizarnos y proclamar obstinadamente estos hechos.
¡Guerra de clases contra el capitalismo! ¡Queremos el mundo, no unas migajas!
Abreviaturas:
AKP: Partido de Erdogan.
MHP: Partido de coalición racista.
CHP: Principal partido de la oposición, llamado "socialdemócratas".
IYIP: Partido populista/nacionalista de derecha.
HDP: Partido kurdo.
TKP: Corriente principal del Partido Comunista Estalinista.
Partido SOL: Similar a die Linke en Alemania.
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El gobierno, la oposición, los medios de comunicación:
Intentan convencernos de que hemos superado el pico de la pandemia y que día a día disminuyen tanto las muertes como las hospitalizaciones y los nuevos infectados
Estamos en plena recuperación y “nadie se quedará atrás” (esto lo añade el gobierno porque quiere presentarse como “social” y así redondea el salario mínimo a 1000 euros). Se estarían creando “nuevos empleos de calidad” gracias a la “reforma laboral”
¿Podemos dar crédito a estas afirmaciones? Nosotros decimos NO. Es propaganda burda para engañarnos, para mantenernos en la ilusión de que en esta sociedad “las cosas se pueden arreglar”, “siempre hay soluciones” y darnos a entender que la democracia y el gobierno nos permiten “seguir viviendo”, eso, a pesar de la corrupción, los políticos…
La burguesía solo nos ofrece ESPEJISMOS.
El gobierno afirma que la OMS pone a España como modelo de respuesta a la pandemia, que hay más del 90% de vacunados, que al aire libre ya no hace falta llevar mascarilla… Se publican informes de “expertos” que avalan ese optimismo.
Es verdad que la tasa de vacunación completa es la cuarta más alta de Europa y que tanto la mortalidad como las infecciones tienden a bajar después de los picos muy fuertes de diciembre.
PERO, los peros son muy serios y no nos permiten quedarnos tranquilos:
1º La variante OMICRON ha producido muchas infecciones, pero la mortalidad es baja. ¿Qué ocurrirá en el caso de que vengan otras variantes más mortales? El virus está mutando continuamente y sus variantes no son suficientemente conocidas, tanto sobre el grado de contagio como sobre su posible mortalidad, estamos en la incertidumbre y eso provoca angustia, tiene efectos psicológicos muy desquiciantes, que no se han reconocido
Nos dicen que, como producto de la lucha contra el virus, vamos a pasar de la pandemia a la endemia, «pero la malaria es endémica, igual que el VIH, y matan cientos de miles de personas, así que endémico no es algo bueno, solo significa que está aquí para siempre. A lo que tenemos que llegar es a niveles bajos de incidencia de la enfermedad, con un máximo de gente vacunada y que nadie tenga que morir de esto (covid-19)», dijo el director de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan. En realidad, el paso de la endemia significa de hecho, al contrario, la capitulación en la lucha contra el virus.
2º El sistema sanitario está constantemente al límite. Los trabajadores sanitarios están exhaustos, todos los esfuerzos se han volcado en la pandemia y se ha dejado de atender muchas enfermedades graves. Tanto en las autonomías gobernadas por la izquierda como en las gobernadas por la derecha, los contratados temporales en los peores momentos de la pandemia han sido despedidos. Solo se les había hecho contratos de 3 meses que finalmente no han sido renovados. Todos los expertos anuncian que si se producen nuevos brotes el sistema sanitario se colapsará.
3º ¿Podemos permanecer tranquilos si en el resto del mundo sigue muy fuerte la pandemia? La tasa de vacunación alcanza a nivel mundial el 54%, pero en los países más pobres que se ven forzados a la emigración y no están fuera del comercio mundial, las tasas de vacunación son bajísimas: Senegal el 6%, Argelia 13%, Madagascar 6%, Haití 0,8%, Yemen 1,2% … Hay 12 países de África donde la vacunación no alcanza siquiera el 4%. «La pandemia no ha pasado cuando hay 70.000 personas que mueren a la semana de una enfermedad que es tratable, cuando el 83 % de la población de África no ha recibido todavía ni una sola vacuna,» avisó en la Conferencia de Seguridad en Múnich. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
La propaganda nacionalista de “aquí en España estamos protegidos” es totalmente falsa. Los virus no respetan ni aduanas ni control de pasaportes, las nuevas variantes del COVID y la aparición de otros virus no son descartables. El peligro de lo que llaman “nuevas oleadas” sigue vigente.
Recordamos e insistimos en que, focalizándose monográficamente en el COVID, todos los gobiernos han descuidado las demás enfermedades y ahora mismo padecemos un rebrote de otros virus y una vuelta de viejas epidemias que las autoridades sanitarias daban por superadas. En Nueva York ha bajado el COVID, pero ha aumentado, sobre todo en los niños, una enfermedad respiratoria llamada VRS. En España “Hay 20 enfermedades, según la lista reducida de la clasificación internacional de enfermedades CIE-10, que en 2020 han superado el número de fallecidos desde 1980. Entre ellas destacan los fallecidos por diabetes (+16%), hipertensión (+16%), otras enfermedades del sistema nervioso (+10%), tumores malignos de páncreas (+8%), suicidios (+9%), caídas accidentales (+18%) o envenenamiento accidental por drogas. También ha aumentado, aunque en menor proporción, el fallecimiento por cáncer de mama (+3%)”1. “Mientras los países pobres de todo el mundo buscan detener el coronavirus, también están contribuyendo de manera involuntaria a que surjan nuevos brotes de enfermedades y fallecimientos a causa de otros padecimientos que las vacunas previenen con facilidad. Ahora está resurgiendo la difteria en Pakistán, Bangladés y Nepal. Hay cólera en Sudán del Sur, Camerún, Mozambique, Yemen y Bangladés. Se ha informado de la aparición de una cepa mutada del poliovirus en más de 30 países. Además, el sarampión está aumentando por todo el mundo, incluyendo países como Bangladés, Brasil, Camboya, la República Centroafricana, Irak, Kazajistán, Nepal, Nigeria y Uzbekistán”2.
El coronavirus no ha sido pues superado, incluso en personas que han recibido las 3 dosis, pero es preocupante la vuelta del cólera, el sarampión, la tuberculosis… y los sistemas sanitarios de todo el mundo, empezando por los de los países consideramos “ricos”, se han debilitado peligrosamente. Y, además, los científicos alertan sobre nuevas pandemias que pueden surgir.
Vivimos en todo el mundo una situación de GRAVE INSEGURIDAD SANITARIA.
El capitalismo necesita mantener a toda costa la producción pues ni la acumulación ni las ganancias se pueden detener y si un país paraliza la producción a causa de la pandemia pierde competitividad frente a sus rivales que se aprovechan como hienas de esta debilidad. Por lo tanto, la opción que han elegido es HABITUARNOS A VIVIR CON LA PANDEMIA, hacer de la pandemia una normalidad y de ahí todo ese discurso optimista de “salimos de la pandemia”. El Gobierno Sánchez dice que hemos de “gripalizar el COVID”, que lo veamos como una enfermedad habitual que todos los años se cobra un tributo de vidas. Es lo que llaman “pasar de la pandemia a la endemia”, es decir, habituarnos a que todos los años las enfermedades “normales” y “cotidianas” se cobren miles de vidas y lo veamos como algo banal, “cosas de la vida”. Eso es un CRIMEN. El Capital y su Gobierno a la orden juega cínicamente con la vida de los trabajadores y de toda la población.
Tras 2 años de pandemia vemos una fuerte subida de precios, precariedad, desempleo, pobreza cada vez mayor. Y la economía no arranca, ni siquiera recupera los niveles de antes de la pandemia. Los organismos internacionales o los de la UE retrasan la recuperación para el año 2023, mientras que antes la habían pronosticado para 2021.
Afirmaban que la inflación era temporal, aunque ahora tienen que reconocer que no se va a poder superar tan fácilmente como decían. Según la propaganda de los gobiernos y de los “expertos”, la causa de la inflación es, por una parte, los atascos en el suministro de semiconductores y materias primas, y, por otro lado, que Putin y otros gobiernos que venden gas y petróleo se aprovechan de la situación para imponer precios muy elevados. También le echan la culpa a la guerra en Ucrania.
Estos factores tienen influencia, pero son secundarios, según el análisis de la CCI, la inflación está en la raíz de la decadencia del capitalismo. La carga que representa sobre la economía los gastos improductivos (el principal es el armamento y la guerra) va causando año tras año una inflación estructural que se agudiza por el endeudamiento gigantesco en el que caen todos los Estados.
Con la aceleración de la descomposición y de la crisis la inflación tenderá a ser permanente y la recuperación económica se hará más difícil. Ningún país está a salvo y quienes pagan son como siempre los trabajadores
Las falsas ilusiones que ofrece el capital español a través del Gobierno y de la Oposición es que con la salida de la pandemia la miseria va a remitir, poniendo de ejemplo la panacea de la Reforma Laboral y que el salario mínimo aumentará a 1000 €
Pero si vemos la realidad eso es mentira, lo que vemos es NADAR SOBRE AHOGADO.
Todos los anuncios de recuperación y de medidas sociales ocultan que hay un recorte salvaje de los servicios de salud, de los servicios sociales, de las ayudas a los más pobres… Todos los servicios del Estado son cada vez más precarios.
La precarización y la baja de salarios la vemos en el sector del automóvil que se ve sumido en un ERTE permanente
La Reforma Laboral consolida la precarización con el pacto entre Gobierno, Patronal y Sindicatos. A las nuevas generaciones les espera desempleo, precariedad, muchos trabajadores no alcanzarán para tener una paga de jubilación, pero tampoco habrá vivienda pues la mayoría tendrá que conformarse con vivir en casa de los padres o de los abuelos o acceder solamente a una habitación en pisos compartidos con 6 o más personas. Cada vez hay más trabajadores cuya situación de precariedad y de salarios de hambre les hace preguntarse cuando llega la noche ¿Dónde dormir? Y cuando se despiertan ¿qué voy a comer?
Queremos dar ejemplos concretos.
1º Crecimiento de la pobreza. En todo el mundo el número de pobres ha subido en 2020-2021 en 160 millones de nuevos pobres. En España “La pandemia ha tenido un impacto "desolador" en la sociedad española, con 11 millones de personas en exclusión social y, de ellas, seis millones ya en situación de pobreza severa. Son dos millones más que en 2018 y supone la cifra más elevada registrada en el país desde 2007”3.
2º Pobreza energética. Con la subida de la luz en este momento hay 4,5 millones de personas en España que no pueden pagar el recibo. En un año la factura de la luz se ha incrementado en un 70% mientras los salarios apenas han subido un 2%. Según la OMS “entre un 30% y un 50% de las muertes adicionales que ocurren en los meses más fríos son causadas por la pobre e insuficiente climatización en hogares, lo que significa que la pobreza energética supera en muertes a los accidentes de tráfico en nuestro país. De esta forma y según un documento ofrecido por la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), la pobreza energética es la causa de unas 7.100 muertes anuales, casi 3000 más que las ocurridas en carretera en 2014”4.
2º Precariedad. Según el periódico Cinco Días “La recuperación de la actividad económica y del empleo se está consiguiendo a costa de una mayor temporalidad y precarización de las condiciones de trabajo, según se observa en la Encuesta de Población Activa (EPA), publicada este jueves por el INE”, observa que “Los contratos temporales crecen siete veces más que los fijos y la jornada parcial avanza el triple que la plena”. “Un 75% de los asalariados menores de 25 años tienen condiciones de trabajo precarias en España, según un informe sobre precariedad laboral elaborado por Comisiones Obreras y el Instituto de Economía de Internacional de la Universidad de Alicante”, según este estudio el 48% de los trabajadores de todas las edades es precario. Es una cifra escalofriante pues uno de cada dos trabajadores no tiene ninguna garantía de ganarse la vida, no podrá cotizar lo suficiente para la pensión, no podrá comprarse una casa, tendrá que vivir a salto de mata, no sabiendo cada día que podrá hacer el siguiente.
La pandemia ha sacado a la superficie las reacciones más irracionales y el rechazo de los avances científicos; pero ya desde antes hay algo que quieren que olvidemos a toda costa: que la historia de la sociedad a partir del comunismo primitivo de los orígenes de la humanidad, es la historia de la lucha entre las clases; que en cada una de las etapas históricas anteriores, una clase revolucionaria planteó y desarrolló la perspectiva de una organización social diferente que permitió el desarrollo de la producción; que en esta sociedad, en el capitalismo, la clase revolucionaria es la clase obrera, que es al mismo una clase explotada y su lucha contra la explotación contiene y tiene que desarrollar la perspectiva de una nueva sociedad comunista que libere todas las trabas al desarrollo de la ciencia y la riqueza en servicio de los seres humanos.
Por eso si hacemos este análisis de la pobreza, la pandemia, la precariedad, el desempleo, no es para lamentarnos, sino para luchar como clase obrera. ¿Cuál ha de ser nuestra respuesta?
1º Desechar toda ilusión, no confiar en los discursos y las promesas de los partidos políticos y los sindicatos, solo confiar en nosotros mismos como clase
2º Discutir para tomar conciencia colectivamente. Formar círculos de discusión
3º Comprender cómo la clase obrera se organiza para luchar. Aprender de su experiencia histórica
4º Sacar lecciones de las luchas recientes. La lucha de Cádiz, las luchas en Estados Unidos, Irán etc. Nosotros no las glorificamos, vemos sus debilidades y las trampas en las que caen, pero son nuestra escuela para el futuro.
Marjane y Valeria 26-2-22
1 Fuente: Las otras muertes de la pandemia: las causas que más crecieron en 2020 además de los 74.839 fallecidos por COVID (datadista.com) [44]
2 Mientras avanza el coronavirus, otras enfermedades resurgen - The New York Times (nytimes.com) [45]
3 La pandemia dispara la pobreza severa en España y alcanza ya a seis millones de personas, la cifra más alta desde 2007 (eldiario.es) [46]
4 https://www.luz-gas.es/noticias/la-pobreza-energetica-en-espana/ [47]
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/files/es/a_proposito_del_libro_la_fabrica_de_las_pandemias_contra_la_fabrica_de_la_impotencia_el_comunismo_ofrece_una_perspectiva_a_la_humanidad.pdf
[2] https://fr.internationalism.org/content/10657/contre-fabrique-limpuissance-communisme-offre-perspective-a-lhumanite#_ftn11
[3] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200808/2326/critica-de-lenin-filosofo-de-pannekoek-2-parte
[4] https://es.internationalism.org/content/4590/las-teorias-conspiranoicas-una-expresion-de-la-descomposicion-ideologica-del
[5] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201509/4114/la-propaganda-durante-la-primera-guerra-mundial
[6] https://es.internationalism.org/content/4405/el-capitalismo-amenaza-el-planeta-y-la-supervivencia-de-la-humanidad-solo-la-lucha
[7] https://es.internationalism.org/tag/2/25/la-decadencia-del-capitalismo
[8] https://es.internationalism.org/tag/3/42/comunismo
[9] https://es.internationalism.org/tag/3/50/medio-ambiente
[10] https://es.internationalism.org/files/es/crisis_del_covid-19_oportunidad_u_obstaculo_para_el_ascenso_de_china.pdf
[11] https://es.internationalism.org/content/3985/informe-sobre-tensiones-imperialistas
[12] https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-xxiv-congreso-de-la-cci-2021
[13] https://es.internationalism.org/tag/geografia/china
[14] https://es.internationalism.org/tag/3/45/descomposicion
[15] https://es.internationalism.org/tag/3/48/imperialismo
[16] https://es.internationalism.org/files/es/debate_la_lucha_de_los_revolucionarios_contra_la_suplantacion_de_la_continuidad_del_marxismo.pdf
[17] http://barbaria.net/2021/08/07/cuaderno-el-decrecentismo-y-la-gestion-de-la-miseria/
[18] http://barbaria.net/2021/07/02/robin-hood-en-el-bosque-del-capital/
[19] https://es.internationalism.org/content/4726/nuevos-ataques-la-izquierda-comunista-bourseiller-inventa-por-segunda-vez-la-compleja
[20] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/lpee72s.htm
[21] https://es.internationalism.org/content/4344/la-renovacion-de-la-izquierda-comunista-uno-de-los-aportes-clave-de-mayo-68
[22] https://es.internationalism.org/cci-online/200709/2008/cajo-brendel-1915-2007
[23] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/2011/los-epigonos-del-consejismo-ii-el-consejismo-viene-en-ayuda-del-te
[24] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/cartas-de-los-lectores
[25] https://es.internationalism.org/tag/2/29/la-lucha-del-proletariado
[26] https://es.internationalism.org/files/es/francia_huelga_de_la_sncf_sindicatos_e_izquierdistas_sabotean_las_luchas_de_la_clase_obrera.pdf
[27] https://es.internationalism.org/content/4736/luchas-obreras-en-estados-unidos-iran-italia-corea-ni-la-pandemia-ni-la-crisis
[28] https://es.internationalism.org/content/4738/huelga-del-metal-en-cadiz-nuestra-fuerza-es-luchar-como-clase-obrera
[29] https://es.internationalism.org/content/4540/la-perspectiva-que-plantean-las-recientes-luchas-obreras-en-francia
[30] https://es.internationalism.org/content/4645/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-v-la-tactica-de-los-izquierdistas-para-hacerlos
[31] https://es.internationalism.org/tag/geografia/francia
[32] https://es.internationalism.org/tag/2/30/la-cuestion-sindical
[33] https://es.internationalism.org/files/es/kazajistan_las_luchas_obreras_se_ahogan_en_los_combates_entre_facciones_burguesas_0.pdf
[34] https://es.internationalism.org/tag/geografia/kazajistan
[35] https://es.internationalism.org/files/es/manifestacion_por_22la_defensa_de_hospitales_publicos22_el_proletariado_debe_luchar_contra_el_encierro_corporativista.pdf
[36] https://es.internationalism.org/files/es/tensiones_en_ucrania_aumento_de_las_tensiones_belicas_en_europa_del_este.pdf
[37] https://es.internationalism.org/tag/geografia/estados-unidos
[38] https://es.internationalism.org/tag/geografia/rusia
[39] https://es.internationalism.org/tag/geografia/ucrania
[40] https://es.internationalism.org/files/es/turquia_la_profundizacion_de_la_crisis.pdf
[41] https://es.internationalism.org/tag/geografia/turquia
[42] https://es.internationalism.org/tag/2/31/el-engano-del-parlamentarismo
[43] https://es.internationalism.org/files/es/se_va_la_pandemia_y_viene_la_recuperacion_economica_o_es_todo_un_espejismo.pdf
[44] https://www.datadista.com/coronavirus/las-otras-muertes-de-la-pandemia-las-causas-que-mas-crecieron-en-2020/
[45] https://www.nytimes.com/es/2020/06/16/espanol/mundo/coronavirus-sarampion.html
[46] https://www.eldiario.es/economia/pandemia-dispara-pobreza-severa-espana-alcanza-seis-millones-personas-cifra-alta-2007_1_8372810.html
[47] https://www.luz-gas.es/noticias/la-pobreza-energetica-en-espana/
[48] https://es.internationalism.org/tag/geografia/espana