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Divergencias con la Resolución sobre la Situación Internacional del 24º Congreso de la CCI

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Breve introducción de la CCI

En continuidad con los documentos de discusión publicados tras el 23º Congreso de la CCI1, publicamos una nueva contribución de un camarada que expresa divergencias con la Resolución sobre la Situación Internacional del 24º Congreso de la CCI2. Al igual que en la anterior contribución del camarada Steinklopfer, las divergencias se refieren a la comprensión de nuestro concepto de descomposición, a las tensiones Inter imperialistas y a la amenaza de guerra, así como a la relación de fuerzas entre el proletariado y la burguesía. Para evitar más retrasos relacionados con la presión de los acontecimientos actuales, publicamos las nuevas contribuciones del camarada Ferdinand sin una respuesta que defienda la posición mayoritaria en la CCI, pero sin duda responderemos a este texto a su debido tiempo. Debemos señalar que esta contribución fue escrita antes de la guerra en Ucrania.

Explicación de una posición minoritaria. Contribución del camarada Ferdinand

La CCI defiende el principio científico del esclarecimiento a través del debate, mediante la confrontación de argumentos basados en hechos con el objetivo de alcanzar una comprensión más profunda de las cuestiones a las que se enfrenta la clase. El período actual es difícil para los revolucionarios. Esto ya era así antes de la pandemia del Covid, pero durante los dos últimos años los nuevos acontecimientos y tendencias necesitaban una evaluación. Así, no es de extrañar que en el seno de una organización revolucionaria viva surjan controversias sobre el análisis de la situación mundial.

Las principales divergencias en el seno de la organización se refieren a las siguientes cuestiones de importancia crucial para las perspectivas del proletariado:

a) ¿Cómo evaluar el equilibrio actual de las fuerzas de clase, tras el abandono del concepto de curso histórico?3 ¿La clase va de derrota en derrota o avanza?

b) ¿Cómo medir la maduración subterránea de la conciencia de clase, el trabajo del "viejo topo"? ¿Hay una maduración significativa o, por el contrario, un retroceso?

c) Con respecto a la situación económica: ¿la crisis pandémica produce sólo perdedores, o hay ganadores de la situación que pueden mejorar su posición?

d) En cuanto a las tensiones imperialistas: ¿hay polarizaciones significativas en la constelación mundial que aumentan el peligro de una guerra generalizada? ¿O es dominante la tendencia de cada uno contra todos, y por tanto un obstáculo hacia una nueva constelación de bloques?

Ya después del 23º congreso de la CCI, celebrado en 2019, el artículo de la Revista Internacional que daba cuenta de sus trabajos señalaba las controversias en nuestras filas sobre la evaluación de la situación mundial, concretamente a nivel de la lucha de clases, o más concretamente de la relación de fuerzas entre burguesía y proletariado. La presentación de la Revista Internacional 164 decía: "En el congreso hubo desacuerdos sobre la apreciación de la situación de la lucha de clases y su dinámica. ¿Ha sufrido el proletariado derrotas ideológicas que debilitan seriamente sus capacidades? ¿Existe una maduración subterránea de la conciencia o, por el contrario, asistimos a una profundización del reflujo de la identidad y la conciencia de clase?" Al mismo tiempo, en 2019, abandonamos el concepto de "curso histórico" porque reconocimos que la dinámica de la lucha de clases en el actual período de descomposición ya no podía ser analizada adecuadamente dentro de este marco. En las discusiones entre 2019 y 2021, y finalmente en la preparación de la resolución del 24º congreso sobre la situación internacional, nos enfrentamos a la continuación de las diferencias en la evaluación de la situación mundial actual. En gran medida, la controversia se hizo pública en agosto de 2020 bajo el título de "debate interno". El artículo del camarada Steinklopfer, defendiendo posiciones minoritarias, y la respuesta de la CCI, mostraron que el campo del debate abarcaba no sólo la cuestión de la dinámica de la lucha de clases y de la conciencia de clase, sino, en un sentido más amplio, la apreciación del período de descomposición capitalista, especialmente la aplicación concreta del concepto de descomposición, noción que hasta ahora es una característica distintiva de la CCI dentro del medio político proletario.

Debido a que tenía desacuerdos similares a los del camarada Steinklopfer con la posición mayoritaria en el período reciente, fui invitado a presentarlos no sólo a través de contribuciones internas, sino con un artículo para su publicación explicando mis diferencias con la Resolución sobre la Situación Internacional del 24º Congreso. La mayoría de las enmiendas que propuse a la resolución del Congreso giraban en torno a la cuestión económica, es decir, la dinámica, el peso y las perspectivas del capitalismo de Estado chino. Paralelamente, apoyé muchas enmiendas del camarada Steinklopfer que defendían las mismas orientaciones o compatibles.

Mis divergencias pueden resumirse en los siguientes epígrafes (los números se refieren a la versión de la Resolución en nuestro sitio web en inglés):

-China, su poder económico y el capitalismo de Estado (puntos 9 y 16 de la Resolución);

-la evolución de la crisis económica mundial y del capitalismo de Estado en descomposición (puntos 14, 15 y 19)

-la polarización imperialista y la amenaza de guerra (puntos 12 y 13);

-el equilibrio de las fuerzas de clase y la cuestión de la maduración subterránea de la conciencia (punto 28).

1. La evolución de China, su poder económico y el capitalismo de Estado

La Resolución, tras mostrar la descomposición política e ideológica en Estados Unidos y Europa, dice: "Y mientras la propaganda estatal china destaca la creciente desunión e incoherencia de las "democracias", presentándose como un baluarte de la estabilidad mundial, el creciente recurso de Pekín a la represión interna, como contra el "movimiento democrático" en Hong Kong y los musulmanes uigures, es en realidad una prueba de que China es una bomba de relojería. El extraordinario crecimiento de China es en sí mismo un producto de la descomposición". (punto 9)

A continuación, declara: "La apertura económica durante el período de Deng en la década de 1980 movilizó enormes inversiones, especialmente de Estados Unidos, Europa y Japón. La masacre de Tiananmen en 1989 puso de manifiesto que esta apertura económica estaba siendo aplicada por un aparato político inflexible que sólo ha podido evitar el destino del estalinismo en el bloque ruso mediante una combinación de terror de Estado, una explotación despiadada de la fuerza de trabajo que somete a cientos de millones de trabajadores a un estatus de trabajadores migrantes permanentes, y un crecimiento económico frenético cuyos cimientos parecen ahora cada vez más tambaleantes. El control totalitario sobre todo el cuerpo social, el endurecimiento represivo de la facción estalinista de Xi Jinping, no es una expresión de fuerza sino una manifestación de la debilidad del Estado, cuya cohesión está en peligro por la existencia de fuerzas centrífugas dentro de la sociedad e importantes luchas entre camarillas dentro de la clase dominante." (ibid.)

En el punto 16, la Resolución afirma, en primer lugar, que China se enfrenta a la reducción de los mercados en todo el mundo, al deseo de numerosos Estados de liberarse de la dependencia de la producción china y al riesgo de insolvencia al que se enfrentan varios países implicados en el proyecto de la Ruta de la Seda, y que, por lo tanto, China persigue un cambio hacia la estimulación de la demanda interna y la autarquía a nivel de tecnologías clave para poder ganar terreno más allá de sus propias fronteras y desarrollar su economía de guerra. Estos cambios, dice la resolución, están "provocando poderosos conflictos en el seno de la clase dirigente, entre los partidarios de la dirección de la economía por parte del Partido Comunista Chino y los vinculados a la economía de mercado y al sector privado, entre los "planificadores" del poder central y las autoridades locales que quieren dirigir ellos mismos las inversiones" (punto 16).

Las afirmaciones de que China es una bomba de relojería, de que su Estado es débil y de que su crecimiento económico se tambalea son expresión de una subestimación del desarrollo económico e imperialista real de China en los últimos 40 años. Comprobemos primero los hechos y luego los fundamentos teóricos en los que se basa este análisis erróneo. Puede ser que las tensiones internas en China sean en realidad más fuertes de lo que parecen -por un lado, las contradicciones dentro de la sociedad en general, por otro las del Partido gobernante en particular. No podemos confiar en la propaganda china sobre la fortaleza de su sistema. Pero lo que los medios de comunicación occidentales o no chinos nos dicen sobre las contradicciones en China también es propaganda, y además a menudo es una ilusión.

Los elementos mencionados en la Resolución no son convincentes: Un control totalitario sobre todo el cuerpo social y la opresión de la "libertad de expresión democrática" pueden ser signos de una debilidad de la clase dirigente. Estoy de acuerdo con esto. Como sabemos por el período posterior a 1968, con un movimiento proletario en ascenso, la democracia es mucho más eficaz para controlar a la clase obrera, y las contradicciones sociales en general, que los regímenes autoritarios. Por ejemplo, en los años 70 la burguesía de España, Portugal y Grecia sustituyó los regímenes autoritarios por regímenes democráticos debido a la necesidad de manejar la agitación social. Pero ¿se encuentra la clase obrera de China en una dinámica similar a la del proletariado del sur de Europa en la década de 1970? Planteo esta cuestión con vistas al equilibrio de fuerzas entre las clases, que al final sólo podemos medir correctamente como mundial. La Resolución trata la cuestión del equilibrio de fuerzas de clase en su última parte, y volveré sobre el punto. Pero podemos anticipar una cosa: no hay elementos a favor de la tesis de que el proletariado amenaza al régimen de Xi Jinping.

Lo mismo ocurre con otras contradicciones dentro de la China continental y su aparato político. Aunque las diferencias de intereses entre el Partido en el poder y los riquísimos magnates chinos de la tecnología, como Jack Ma (Alibaba) y Wang Xing (Meituan), son evidentes, estos últimos no parecen proponer un modelo alternativo para la República Popular, y mucho menos constituyen una oposición organizada. Además, dentro del Partido las luchas ideológicas importantes parecen pertenecer al pasado. Antes de 2012 y de la presidencia de Xi Jinping tuvo lugar el llamado "debate del pastel" dentro de los altos círculos del partido: había dos facciones. Una decía que China debía centrarse en hacer más grande el pastel, la economía china. La otra quería repartir el pastel existente de forma más justa. Un partidario de la segunda posición era Bo Xilai, condenado a cadena perpetua por corrupción y abuso de poder, un año después del ascenso de Xi Jinping a la cabeza del partido y del Estado. Mientras tanto, esa posición del “reparto justo” se ha convertido en la doctrina oficial4 y no hay indicios de que se produzca un nuevo debate. Según la información disponible5, las purgas en el aparato de represión comenzaron a principios de 2021. En la policía, la policía secreta, la judicatura y el sistema penitenciario han sido castigadas oficialmente más de 170'000 personas por corrupción. Esto es una muestra cínica de poder. Lo mismo ocurre con el sistema de vigilancia orwelliano. Igualmente, descabellado es el culto a la personalidad en torno a Xi Jinping.

¿Pero es esto una prueba de la "debilidad del Estado"? ¿De una "bomba de relojería" bajo la silla del presidente?

En cuanto a las contradicciones internas de la República Popular, mi tesis es la contraria. Los círculos dirigentes de este país están utilizando la crisis pandémica para reestructurar su economía, su ejército, su imperio. Aunque el crecimiento económico en China se ha ralentizado en los últimos tiempos, detrás de esto hay hasta cierto punto un plan calculado de la élite política gobernante para aprovechar los excesos del capital privado y fortalecer el capitalismo de Estado para el desafío imperialista. El Partido está cortando las alas a algunas de las empresas más rentables y a los magnates más ricos; está dejando escapar el aire de algunas burbujas especulativas para controlar más estrictamente toda la actividad económica, con la propaganda de que todo esto es para proteger a los trabajadores, a los niños, al medio ambiente y a la libre competencia. Las purgas en el aparato de represión y el despliegue del poder autoritario son indicios de tensiones ocultas (no sólo en Xinjiang y Hong Kong). Pero no se ve ningún modelo alternativo para el curso del capitalismo de Estado chino. Esta es mi lectura del lado de los hechos.

Si queremos entender el significado de las actuales divergencias en el análisis de China, tenemos que considerar la teoría que subyace a la posición mayoritaria y, por tanto, a la presente resolución. El desarrollo de China ha sido minimizado en nuestras filas durante décadas. Esto está vinculado a una comprensión errónea y esquemática de la decadencia capitalista. Uno de nuestros textos de referencia del comienzo de la existencia de la CCI, "La lucha proletaria bajo la decadencia"6 lo decía así "El período de decadencia capitalista se caracteriza por la imposibilidad de que surjan nuevas naciones industrializadas. Los países que no recuperaron el tiempo perdido antes de la Primera Guerra Mundial se vieron condenados posteriormente a estancarse en un estado de subdesarrollo total, o a permanecer crónicamente atrasados en relación con los países de la cima del castillo de arena. Este ha sido el caso de grandes naciones como la India o China, cuya "independencia nacional" o incluso su llamada "revolución" (léase la instauración de una forma draconiana de capitalismo de Estado) no les permitió salir del subdesarrollo o la indigencia." Sólo en 2015, en el marco del balance crítico de 40 años de análisis de la CCI, hemos reconocido oficialmente el error de este esquema: "Esta visión "catastrofista" se debe, en gran parte, a la falta de profundización de nuestro análisis del capitalismo de Estado (...) Es este error de negar toda posibilidad de expansión del capitalismo en su período de decadencia el que explica las dificultades que ha tenido la CCI para comprender el crecimiento vertiginoso y el desarrollo industrial de China (y de otros países periféricos) tras el hundimiento del bloque del Este." ("40 años después de la fundación de la CCI", Revista Internacional 156, 20157) Pero este reconocimiento fue a medias. Pronto los viejos esquemas volvieron a colarse en nuestros análisis. Las implicaciones de la contradicción entre nuestros puntos de vista "clásicos" y la realidad eran demasiado radicales. Para superar esta contradicción habría sido necesario ir a las raíces de las leyes económicas del movimiento que también actúan en el capitalismo decadente. En su lugar, el problema se arregló con la formulación "el extraordinario crecimiento de China es producto de la descomposición" (punto 9 de la presente resolución, ya citado anteriormente), brillante en su vaguedad. La idea se introdujo en 2019, con la resolución del 23º Congreso internacional que decía: "Fueron necesarias las circunstancias sin precedentes del período histórico de descomposición para permitir el ascenso de China, sin el cual no habría ocurrido". (Revista Internacional 164). Pero mientras que esta última formulación es correcta en el sentido de que la apertura del mundo a la inversión de capital (globalización) tuvo lugar principalmente en el período de descomposición en vísperas y después del colapso del sistema de bloques, y que esto fue parte de las condiciones que permitieron el ascenso de China como taller del mundo, la frase sobre su crecimiento como "producto de la descomposición" es un paso atrás hacia la "visión catastrofista". Todo es producto de la descomposición, y todo crecimiento es por tanto nulo y falso. Más aún: todo se descompone de forma homogénea, una especie de desintegración suave no sólo de las relaciones humanas, la moral, la cultura y la sociedad, sino del propio capitalismo. La Resolución actual no es capaz de captar la realidad del ascenso de China durante las últimas cuatro décadas ni de explicarla. Como ya he citado anteriormente, se limita a afirmar que "esta apertura económica ha sido llevada a cabo por un aparato político inflexible que sólo ha podido evitar el destino del estalinismo en el bloque ruso mediante una combinación de terror de Estado, una explotación despiadada de la fuerza de trabajo que somete a cientos de millones de trabajadores a un estatus de trabajadores migrantes permanentes, y un crecimiento económico frenético cuyos cimientos parecen ahora cada vez más tambaleantes" (punto 9). Una parte de este razonamiento es tautológica: "la apertura económica fue implementada por ... un crecimiento económico frenético" - el éxito económico se debió al éxito económico. Por lo demás, la explicación de la Resolución sobre el éxito de China, en contraste con el destino del bloque ruso antes de 1989, es que el rendimiento fue el resultado de una "combinación de terror estatal" y "una despiadada explotación de la fuerza de trabajo que somete a cientos de millones de trabajadores a un estatus de trabajadores migrantes permanentes". ¿Qué explica esto? ¿Sugiere la resolución que una "combinación de terror estatal" y "explotación despiadada" son los ingredientes de un capitalismo exitoso? ¿Y son distintos del estalinismo en Rusia? Propuse eliminar la frase y apoyé en su lugar una formulación que el camarada Steinklopfer sugirió con una de sus enmiendas "(...) No es una coincidencia que China, a diferencia de la URSS y su antiguo bloque imperialista, no se derrumbara a finales del siglo XX. Su despegue se basó en dos ventajas específicas: en la existencia de una gigantesca zona interna extra capitalista basada en el campesinado que podía transformarse en proletariado industrial, y en una tradición cultural particularmente antigua y muy desarrollada (hasta que comenzó la industrialización moderna en Europa, China siempre había sido uno de los principales centros de la economía mundial y del conocimiento y la tecnología)." Es ciertamente discutible si el término "zonas extra capitalistas" sigue siendo adecuado para describir lo que, sin embargo, es un hecho significativo, a saber, la nueva integración de una fuerza de trabajo disponible en la relación e intercambio formal entre el capital y el trabajo asalariado. La idea es clara: el proceso de acumulación de capital en China fue real, no sólo falso. Tuvo lugar gracias a recursos que aún no estaban formalmente determinados como la venta de fuerza de trabajo y la apropiación de su valor de uso por parte de los capitalistas. Como toda acumulación bajo el capitalismo, este proceso en la China posterior a Mao requirió fuerza de trabajo recién disponible (y materia prima, es decir, en gran medida la naturaleza, por lo que también es una "zona extra capitalista" en cierto sentido). Los antiguos campesinos del campo se trasladaron a las ciudades y ofrecieron la fuerza de trabajo necesaria para la explotación capitalista. Para evitar el destino del estalinismo en el bloque ruso también era necesario que China volviera a admitir la sanción del mercado capitalista (la "mano invisible" de Adam Smith), especialmente a dos niveles: el despido de trabajadores y la quiebra de empresas no rentables. Sólo estas medidas aplicadas por los círculos gobernantes en torno a Deng Xiaoping y después de él permitieron al sector del capital privado funcionar y a la economía china competir con el resto del mundo. Todo esto se descuida en la actual Resolución. Y las enmiendas que deberían corregir las deficiencias fueron rechazadas con la explicación de que pondrían en duda o relativizarían "el impacto de la descomposición en el Estado chino". De hecho, la reticencia de la Resolución a reconocer la realidad de la fuerza de China tiene su origen en la comprensión de la decadencia capitalista, y por tanto de la descomposición. Nunca hemos concluido el debate sobre los diferentes análisis del boom económico posterior a 1945. La posición mayoritaria dentro de la CCI parece ser la que se define como "mercados extra capitalistas y deuda" (cf. Revista Internacional 133-141)8 Esta posición teórica considera que los nuevos mercados necesarios para la venta de la producción incrementada sólo pueden ser extra capitalistas o creados de alguna manera artificial por la deuda. Esto es coherente con una comprensión literal de un argumento central de la Acumulación del Capital de Rosa Luxemburgo9 - pero está en desacuerdo con la realidad. No es el lugar adecuado aquí para un análisis más profundo de este talón de Aquiles del análisis económico de la CCI. Es suficiente para la comprensión de las divergencias que la posición oficial de la CCI niegue el hecho de que la acumulación capitalista significa también la creación de nuevos mercados solventes dentro del medio capitalista, sobre la base del intercambio entre el trabajo asalariado y el capital (aunque no sea suficiente en comparación con las necesidades de la acumulación sin trabas - este último punto no es controvertido). Dado que la aparición de nuevos mercados solventes en el período de decadencia es evidente, la posición actual de la CCI debe explicar su creación de alguna manera. Y como ya no se pueden detectar mercados extra capitalistas significativos (en el sentido de compradores solventes de las mercancías producidas), la acumulación en curso se "explica" por la creación de deuda, o por trucos que "engañan a la ley del valor". Volveré sobre esta cuestión en el contexto de los siguientes puntos de la Resolución.

2. La evolución de la crisis capitalista y el capitalismo de Estado en descomposición

Bajo el título "Una crisis económica sin precedentes", la Resolución intenta ofrecer un análisis de las consecuencias de la pandemia del Covid 19 en la economía mundial. Aunque estoy de acuerdo en que la situación no tiene precedentes y, por tanto, las consecuencias no son fáciles de predecir, la comprensión de la acumulación y la crisis capitalistas en el marco de la Resolución no es suficiente para analizar la realidad actual y sus fuerzas motrices. Para la mayoría de la CCI que adoptó la Resolución en su forma actual y rechazó las enmiendas propuestas por Steinklopfer y por mí, todo está subordinado a la "descomposición", a una especie de fragmentación homogénea. Esta comprensión del período de descomposición es esquemática y -en la medida en que niega la persistencia de las leyes capitalistas elementales -por ejemplo, la concentración y la centralización del capital- un abandono del marxismo. Este punto de vista rechaza explícitamente la idea de que el terremoto económico que tiene lugar como consecuencia de la pandemia produce no sólo perdedores sino también ganadores. Refuta implícitamente la persistencia de la centralización y concentración del capital, de la transferencia de beneficios de las esferas con menos tecnología a las de mayor composición orgánica, y niega así una mayor polarización entre los triunfadores y los perdedores. La pandemia aceleró las tendencias centrífugas típicas del período de descomposición, pero no de forma homogénea. Se están produciendo diferentes polarizaciones. Los ricos se hacen más ricos, las empresas rentables más atractivas, los Estados que manejaron bien Covid 19 amplían sus mercados a costa de los incompetentes y refuerzan sus aparatos. Estas polarizaciones y el aumento de las disparidades en la economía mundial forman parte de una realidad ignorada por la actual Resolución, que sólo ve fragmentación, perdedores e incertidumbre. En el punto 14 dice: "Esta irrupción de los efectos de la descomposición en la esfera económica incide directamente en la evolución de la nueva fase de crisis abierta, dando paso a una situación totalmente inédita en la historia del capitalismo. Los efectos de la descomposición, al alterar profundamente los mecanismos del capitalismo de Estado que hasta ahora se habían establecido para "acompañar" y limitar el impacto de la crisis, están introduciendo un factor de inestabilidad y fragilidad, de incertidumbre creciente." La Resolución subestima el hecho de que las economías fuertes están mucho mejor que las débiles: "Una de las manifestaciones más importantes de la gravedad de la crisis actual, a diferencia de las situaciones pasadas de crisis económica abierta, y a diferencia de la crisis de 2008, reside en el hecho de que los países centrales (Alemania, China y Estados Unidos) han sido golpeados simultáneamente y se encuentran entre los más afectados por la recesión. En China esto ha supuesto una fuerte caída del ritmo de crecimiento en 2020". (punto 15). Y niega que China sea un ganador de la situación: "Única nación que tendrá una tasa de crecimiento positiva en 2020 (2%), China no ha salido triunfante ni fortalecida de la crisis pandémica, aunque haya ganado terreno momentáneamente a costa de sus rivales. Al contrario". (punto 16). La fuerza motriz de un capitalista es la búsqueda del mayor beneficio. En tiempos de recesión, cuando todos o la mayoría de los capitalistas tienen pérdidas, el mayor beneficio se transforma en la menor pérdida. Aquellas empresas y estados con menos pérdidas que sus rivales obtienen mejores resultados. En esta lógica, China es uno de los ganadores de la crisis pandémica hasta ahora. Por cierto: Estados Unidos también está económicamente mejor que la mayoría de los países altamente industrializados y emergentes, en contradicción con la frase citada en el punto 15 de la resolución. Las tendencias polarizadoras que planteo no están en contradicción con el marco de la descomposición. Al contrario; las crecientes disparidades aumentan la inestabilidad global. Pero esta inestabilidad es desigual. La pandemia conduce a una mayor concentración del capital competitivo, a la sustitución del trabajo vivo por máquinas y robots, a una mayor composición orgánica. El capital de mayor composición orgánica atrae parte de los beneficios producidos por los menos competitivos. Todo esto tiene lugar sobre una base relativamente reducida de trabajo vivo, porque cada vez es más superfluo. Por un lado, esto significa una creciente y asombrosa brecha entre las partes rentables de la economía mundial y las que no lo son. Por otro lado, significa una carrera despiadada entre los actores más avanzados por los beneficios restantes. Ambas tendencias no favorecen la estabilidad, pero su realidad es contestada por la posición de "descomposición en todas partes". Esta última está en permanente búsqueda de fenómenos de dislocación y desintegración, perdiendo de vista las tendencias más profundas y concretas propias de los cambios actuales. Por último, la Resolución habla de "trampa de la ley del valor" y de las "leyes del capitalismo" respectivamente, sin explicar qué son estas leyes y qué significaría su trampa: "El peso de la deuda no sólo condena al sistema capitalista a convulsiones cada vez más devastadoras (quiebra de empresas e incluso de Estados, crisis financieras y monetarias, etc.), sino que además, al restringir cada vez más la capacidad de los Estados de hacer trampas a las leyes del capitalismo, no puede sino obstaculizar su capacidad de relanzar sus respectivas economías nacionales". (punto 19). "La burguesía seguirá luchando a muerte por la supervivencia de su sistema, ya sea por medios directamente económicos (como la explotación de los recursos no explotados y de los nuevos mercados potenciales, tipificados por el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda de China) o políticos, sobre todo a través de la manipulación del crédito y el engaño a la ley del valor. Esto significa que todavía puede haber fases de estabilización entre las convulsiones económicas con consecuencias cada vez más profundas". (punto 20). Estas formulaciones no explican nada. Son un disfraz improvisado para la falta de un concepto claro. Y sin éste, todo se convierte en "inestabilidad y fragilidad" e "incertidumbre creciente".

3. Polarización imperialista y amenaza de guerra

Una consecuencia del descuido de la polarización económica por parte del último Congreso Internacional es la subestimación de las tensiones imperialistas y de la amenaza de guerra. Tras admitir que el creciente enfrentamiento entre EEUU y China tiende a ocupar el centro de la escena, y dar ejemplos de nuevas alianzas, la Resolución resta importancia al peligro de una futura constelación de bloques con las siguientes palabras "Sin embargo, esto no significa que nos dirijamos a la formación de bloques estables y a una guerra mundial generalizada. La marcha hacia la guerra mundial sigue obstaculizada por la poderosa tendencia a la indisciplina, al sálvese quien pueda y al caos a nivel imperialista, mientras que en los países capitalistas centrales el capitalismo no dispone aún de los elementos políticos e ideológicos -incluyendo en particular una derrota política del proletariado- que podrían unificar la sociedad y allanar el camino hacia la guerra mundial. El hecho de que seguimos viviendo en un mundo esencialmente multipolar se pone de manifiesto, en particular, en la relación entre Rusia y China. Si bien Rusia se ha mostrado muy dispuesta a aliarse con China en cuestiones concretas, generalmente en oposición a EEUU, no es menos consciente del peligro de subordinarse a su vecino oriental, y es uno de los principales opositores a la "Nueva Ruta de la Seda" de China hacia la hegemonía imperialista". (punto 12) Estas frases son coherentes con la "incertidumbre" en la cuestión económica y evitan una declaración clara sobre las tendencias imperialistas actuales. La resolución es tibia cuando admite el evidente enfrentamiento entre EEUU y China e insiste en que "sin embargo" esto no significa la "formación de bloques estables". La opinión mayoritaria aún no ha sacado las consecuencias de nuestro reconocimiento en el 23º Congreso Internacional de que el concepto de curso histórico ya no es útil para el análisis del presente. Sigue tratando de entender la situación actual dentro del viejo esquema de la Guerra Fría, enterrado bajo los escombros del Muro de Berlín. Que las alianzas en formación se conviertan o no en "bloques estables" no es la cuestión central si queremos analizar el peligro de una guerra generalizada o nuclear, ambas amenazas gravísimas para una perspectiva comunista. La resolución responde a preguntas que ya no se plantean, y pasa por alto las verdaderas cuestiones. Volveré sobre este punto en la siguiente parte de la crítica, que trata del equilibrio de las fuerzas de clase. Otro signo revelador de la persistencia de la vieja visión es la siguiente formulación en la Resolución: "Aunque no vemos una marcha controlada hacia la guerra dirigida por bloques militares disciplinados, no podemos descartar el peligro de estallidos militares unilaterales o incluso de accidentes grotescos que marcarían una mayor aceleración del deslizamiento hacia la barbarie". (punto 13). La lógica capitalista de la polarización entre China y Estados Unidos empuja a ambos a buscar aliados, a participar en la carrera armamentística y a dirigirse hacia la guerra. Que esta marcha esté controlada o no es otra cuestión. Pero en primer lugar debemos afirmar que tanto China como Estados Unidos buscan alianzas y preparan la guerra. Aunque una visión estática pueda llevarnos a concluir que "seguimos viviendo en un mundo esencialmente multipolar" (punto 12) la dinámica es hacia la bipolaridad. En cuanto a la cuestión de la estabilidad de las alianzas y la disciplina de sus componentes: el hecho es que Estados Unidos es ofensivo en su búsqueda de aliados frente a China. Esta última está en desventaja en varios aspectos: a nivel de su ejército, de su tecnología, de la geografía. Pero el Imperio del Medio se está poniendo al día con determinación en los primeros niveles. Esto debería recordarnos una vieja tesis de la sociedad de clases, etiquetada como la Trampa de Tucídides, que dice que "cuando una gran potencia amenaza con desplazar a otra, la guerra es casi siempre el resultado" (Alison Graham, 2015). Tucídides, el padre de la historia científica, escribió hace más de 2400 años sobre la causa principal de la Guerra del Peloponeso que fue el "crecimiento del poder de Atenas, y la alarma que esto inspiró en Esparta". Es cierto que vivimos en un mundo muy diferente, pero todavía en una sociedad de clases. ¿Debemos pensar que el capitalismo en su periodo de descomposición es más racional y, por tanto, más proclive a evitar la guerra? Creo que el proletariado de los países centrales sigue siendo un freno en el camino hacia una guerra generalizada. Estoy de acuerdo con esta idea, expresada en el punto antes citado de la Resolución. Sin embargo, no comparto la opinión de que las expresiones típicas de la descomposición descritas por la resolución, como la "poderosa tendencia a la indisciplina, el sálvese quien pueda y el caos a nivel imperialista", sean verdaderos obstáculos para las guerras generalizadas o nucleares. Por eso estuve de acuerdo y apoyé una enmienda adicional propuesta por el camarada Steinklopfer, que sin embargo fue rechazada por la mayoría: "A lo largo del capitalismo decadente hasta la fecha, de las dos expresiones principales del caos generado por la decadencia de la sociedad burguesa -los conflictos imperialistas entre Estados y la pérdida de control dentro de cada capital nacional- dentro de las zonas centrales del propio capitalismo la primera tendencia ha prevalecido sobre la segunda. Suponiendo, como lo hacemos, que esto seguirá siendo así en el contexto de la descomposición, esto significa que sólo el proletariado puede ser un obstáculo para las guerras entre las principales potencias, no obstante, las divisiones dentro de la clase dominante dentro de esos países. Aunque, en determinadas circunstancias, estas divisiones pueden retrasar el estallido de la guerra imperialista, también pueden catalizarlas". No sólo con respecto a la cuestión de las constelaciones de bloques, sino también con respecto al papel de la clase obrera, tenemos que considerar las consecuencias de nuestra superación en 2019 del concepto de curso histórico. En 1978, en la Revista Internacional 18, la CCI formuló los criterios de evaluación del curso histórico en los siguientes términos: "Al analizar las condiciones que hicieron posible el estallido de las dos guerras imperialistas, podemos extraer las siguientes lecciones generales: -- el equilibrio de fuerzas entre la burguesía y el proletariado sólo puede evaluarse a escala mundial, y no puede basarse en las excepciones que puedan surgir en zonas secundarias: es esencialmente mediante el estudio de la situación en algunos grandes países que podemos deducir la verdadera naturaleza de este equilibrio de fuerzas; -- para que estalle una guerra imperialista, el capitalismo necesita primero infligir una profunda derrota al proletariado -- sobre todo una derrota ideológica, pero también física si el proletariado ha mostrado una fuerte combatividad (Italia, Alemania y España en el periodo de entreguerras); -- esta derrota no debe limitarse a dejar a la clase pasiva, sino que debe conseguir que los trabajadores se adhieran con entusiasmo a los ideales burgueses ("democracia", "antifascismo", "socialismo en un solo país"); la adhesión a estos ideales presupone: a. que tienen una apariencia de realidad (la posibilidad de un desarrollo ilimitado y sin problemas del capitalismo y la "democracia", los orígenes proletarios del régimen en Rusia); b. que se asocian de una u otra manera a la defensa de los intereses proletarios c. que esta asociación es defendida entre los trabajadores por organizaciones que tienen la confianza de los trabajadores, debido a que, en el pasado, sí defendieron sus intereses. En otras palabras, esos ideales burgueses son propagados por antiguas organizaciones proletarias que han traicionado a la clase. A grandes rasgos, estas son las condiciones que, en el pasado, permitieron el estallido de las guerras imperialistas. Esto no quiere decir que, a priori, una futura guerra imperialista tenga que tener idénticas condiciones. Pero en la medida en que la burguesía ha tomado conciencia de los peligros que implica un estallido prematuro de las hostilidades (a pesar de todos sus preparativos, incluso la Segunda Guerra Mundial dio lugar a reacciones de la clase obrera en Italia en 1945 y en Alemania en 1944-45), sería un error considerar que se lanzaría a una confrontación si no supiera que tiene el mismo grado de control que tenía en 1939, o al menos en 1914. En otras palabras, para que una nueva guerra imperialista sea posible, deben estar presentes al menos los criterios enumerados anteriormente, y si no, algunos otros que puedan compensarlos"

En el 23º Congreso de 2019 afirmamos que estos criterios ya no se aplican a la situación actual. Por lo tanto, tenemos que plantear la cuestión de si la burguesía, para desencadenar la guerra, todavía necesita una "derrota física" y una "adhesión entusiasta a los ideales burgueses".

4. El equilibrio de las fuerzas de clase y la cuestión de la maduración subterránea de la conciencia

A pesar de esta controversia teórica general, en el plano de los conceptos y criterios de apreciación, parece que estamos de acuerdo en que el proletariado sigue siendo un obstáculo para que la burguesía emprenda una guerra que los grandes bastiones del proletariado en los países centrales tendrían que apoyar de alguna manera. La Resolución afirma que el proletariado aún no ha sufrido la "derrota política" decisiva (punto 12). Con ello, la posición mayoritaria persiste en la idea central del concepto del curso histórico: o curso a la guerra o curso a la revolución. Así, la matriz de la época de la Guerra Fría sigue siendo pertinente, aunque en el 23º Congreso Internacional comprobamos que este esquema ya no es adecuado, en última instancia, si queremos evaluar el equilibrio de fuerzas actual. No es de extrañar que esta debilidad se exprese también en las partes de la Resolución que hablan de la lucha de clases: "A pesar de los enormes problemas a los que se enfrenta el proletariado, rechazamos la idea de que la clase ya ha sido derrotada a escala mundial, o que está a punto de sufrir una derrota de este tipo comparable a la del período de la contrarrevolución, una derrota de la que posiblemente el proletariado ya no podría recuperarse". (punto 28) La frase es errónea en ambos aspectos: la premisa - y su consecuencia aparentemente lógica. La cuestión de partida no es exactamente si el proletariado ha sido ya derrotado a escala mundial -por tanto, definitivamente derrotado, o casi derrotado en una medida comparable a la del período de la contrarrevolución. Si estamos de acuerdo en que el proletariado mundial ha sufrido una serie de derrotas durante los últimos 40 años aproximadamente, tenemos que encontrar criterios para medir la dimensión de la(s) derrota(s). La cuestión no es la que plantea el horror de la derrota física de los años 30: la muerte o la vida, el exterminio de los no idénticos. Por el momento, no se trata de una situación de todo o nada, sino de una degradación gradual de la conciencia de clase, al menos en su extensión. Mi hipótesis es que se trata de un proceso asintótico hacia la derrota definitiva. Por lo tanto, la consecuencia lógica no es "una derrota de la que posiblemente el proletariado ya no pueda recuperarse". Si la hipótesis es correcta (un proceso gradual de pérdida de conciencia, en primer lugar, de la conciencia de su identidad de clase diferenciada), la conclusión debe ser: la clase obrera aún puede invertir el proceso, dar una especie de vuelta en U. Pero debe tomar conciencia de la dinámica negativa. Los revolucionarios tienen la responsabilidad de hablar de ella en los términos más claros posibles. La matriz errónea está en la descripción y comprensión de la Resolución del estado concreto de la lucha de clases: "el hecho de que, justo antes de la pandemia, vimos varios signos embrionarios y muy frágiles de una reaparición de la lucha de clases, especialmente en Francia 2019. E incluso si esta dinámica fue entonces en gran medida bloqueada por la pandemia y los cierres, hubo protestas de los trabajadores en varios países incluso durante la pandemia, en particular en torno a cuestiones de salud y seguridad en el trabajo" (ibíd.). La visión subyacente es la de una dinámica suave hacia una conciencia de clase más fuerte - por tanto, una dinámica positiva, o al menos una especie de situación estática: ni positiva ni negativa, así que, de alguna manera neutral, sobre la base de una combatividad de clase intacta. Mientras que mi valoración es la de una dinámica de retroceso de la conciencia de clase -una dinámica negativa a la que hay que dar la vuelta. Afortunadamente, la combatividad sigue asomando la cabeza aquí y allá. Pero la combatividad no es todavía la conciencia, incluso un aumento de la primera no implica todavía una ampliación o una profundización de la segunda. Lo esencial para el proletariado y sus organizaciones políticas es la correcta evaluación de la situación actual, junto con su dinámica interna. Las tareas del momento para los revolucionarios dependen obviamente de la comprensión de esta situación objetiva y concreta. En un nivel posterior tenemos que considerar la cuestión del "viejo topo" de Marx (en su El dieciocho brumario de Luis Bonaparte). Tenemos la costumbre de hablar de este fenómeno en términos de maduración subterránea de la conciencia de clase. La Resolución subraya un potencial de profundo renacimiento proletario atestiguado, entre otros factores, por "los pequeños pero significativos signos de una maduración subterránea de la conciencia, que se manifiestan en los esfuerzos hacia una reflexión global sobre el fracaso del capitalismo y la necesidad de otra sociedad en algunos movimientos (particularmente los Indignados en 2011), pero también a través de la emergencia de elementos jóvenes que buscan posiciones de clase y se vuelven hacia la herencia de la izquierda comunista" (ibíd.). La vaga formulación sobre "pequeños pero significativos signos de una maduración subterránea de la conciencia" es un compromiso entre dos opuestos irreconciliables: ¿adelante o atrás? ¿Qué dirección del movimiento, aumento o retroceso de la conciencia de clase incluso en sus capas subterráneas, no visibles? En las discusiones antes y durante el Congreso he defendido la opinión de que no hay una maduración subterránea significativa en la clase. Necesitamos el concepto de maduración subterránea para luchar contra los puntos de vista consejistas y la práctica similar. Es una adquisición de la CCI que la maduración subterránea tiene lugar también en los momentos de retroceso de las luchas o incluso en los períodos de contrarrevolución. Pero otra cosa, es decir -como afirma la mayoría- que el movimiento de esta maduración es siempre ascendente. Si se afirma que la maduración es en todos los períodos un movimiento creciente, se excluye una regresión. Esto significa subestimar dos cosas. Por un lado, subestimamos la profundidad de las dificultades de nuestra clase, incluso de sus partes más conscientes, y por otro lado subestimamos el papel y las tareas específicas de los revolucionarios en el período actual. Esta tarea no es sólo cuantitativa, mediante la difusión de las posiciones revolucionarias, sino que es sobre todo un trabajo cualitativo, teórico, de análisis en profundidad de las tendencias actuales en los diferentes ámbitos: los cambios en la economía, las tensiones imperialistas y la dinámica en la clase, sobre todo a nivel de conciencia. Ciertamente existe el potencial para un desarrollo de la conciencia, pero potencial y realización no son lo mismo.

Ferdinand, enero de 2022

[4]. [5]. [6]

1 Divergencias con la Resolución sobre la situación internacional del 23º Congreso de la CCI https://es.internationalism.org/content/4658/divergencias-con-la-resolucion-sobre-la-situacion-internacional-en-el-23o-congreso-de [2]

2 https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-xxiv-congreso-de-la-cci-2021 [3]

3 Ver Informe sobre el Curso Histórico https://es.internationalism.org/content/4536/informe-sobre-el-curso-historico [4]

4 Eso no ayudó a Bo Xilai, porque oficialmente estaba en la cárcel, no por su supuesta orientación política equivocada, sino por corrupción y abuso de poder

5 Si no cito literalmente otras fuentes, baso la información de este artículo en Wikipedia y The Economist

6 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200805/2265/la-lucha-del-proletariado-en-el-capitalismo-decadente [5]

7 https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4143/xxi-congreso-de-la-cci-40-anos-despues-de-la-fundacion-de-la-corri [6]

8 El lector atento de nuestras resoluciones llegará a esta conclusión, aunque los congresos de la CCI, sabiamente, nunca sometieron a votación los conceptos teóricos

9 Capítulo 26, hacia el final: "El comercio interno capitalista sólo puede realizar, en el mejor de los casos, ciertas cantidades de valor contenidas en el producto social: el capital constante consumido, el capital variable y la parte consumida de la plusvalía. Sin embargo, la parte de la plusvalía destinada a la capitalización debe realizarse en otro lugar"

Vida de la CCI: 

  • Congresos de la CCI [7]
  • Debates internos [8]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • El capitalismo de Estado [9]
  • La conciencia de clase [10]

Cuestiones teóricas: 

  • Guerra [11]
  • Imperialismo [12]

Documentos del 24º Congreso Internacional de la CCI (2021)

  • 555 lecturas
  • Balance del 24º Congreso Internacional de la CCI (2021): Comprender la situación histórica y preparar el futuro

https://es.internationalism.org/content/4746/balance-del-24o-congreso-in... [13]

  • Resolución sobre la situación internacional XXIV Congreso de la CCI (2021)

https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situaci... [3]

  • Informe sobre la crisis económica del 24º Congreso Internacional de la CCI (2021)

https://es.internationalism.org/content/4709/informe-sobre-la-crisis-eco... [14]

  • Informe sobre la pandemia y desarrollo de la descomposición del 24º Congreso Internacional de la CCI

https://es.internationalism.org/content/4713/informe-sobre-la-pandemia-y... [15]

  • Informe sobre la lucha de clases internacional para el 24º Congreso de la CCI (2021)

https://es.internationalism.org/content/4719/informe-sobre-la-lucha-de-c... [16]

  • Informe de noviembre de 2021 sobre los conflictos imperialistas

https://es.internationalism.org/content/4761/informe-de-noviembre-de-202... [17]

  • Divergencias con la Resolución sobre la Situación Internacional del 24º Congreso de la CCI

https://es.internationalism.org/content/4824/divergencias-con-la-resoluc... [18]

  • Explicación de las enmiendas del compañero Steinklopfer rechazadas por el Congreso

https://es.internationalism.org/content/4854/explicacion-de-las-enmienda... [19]

 

Vida de la CCI: 

  • Congresos de la CCI [7]

desarrollo de la conciencia y la organización proletaria: 

  • Corriente Comunista Internacional [20]

Argentina. El peronismo, un arma de la burguesía contra la clase obrera- parte I

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El capitalismo de Estado en las raíces del peronismo.

El peronismo, desde su aparición en la década de los cuarenta del siglo XX y hasta nuestros días, se ha presentado como un movimiento progresista, con preocupación por el mejoramiento de la vida de los trabajadores. Pero en realidad es una ideología que la burguesía argentina ha utilizado para asegurar el control y sometimiento de los explotados. Con gran astucia, la burguesía argentina ha echado mano de la demagogia, del chantaje sentimental y de la mentira para crear una mitología en torno a la personalidad y el accionar del militar Juan Domingo Perón y de su esposa Eva Duarte. Construida esa estructura, ha podido hacer un uso muy agresivo de la ideología nacionalista para lograr que los trabajadores se involucren en la defensa de la economía nacional, dominando así su combatividad y atándolos a los mandatos de los sindicatos y a la ilusión de la democracia y las urnas electorales.

Aunque han pasado varias décadas de la presencia de Perón, la burguesía argentina sigue utilizando el mito del peronismo por la utilidad que tiene para el control de la clase obrera. Con la presencia de la mancuerna “Perón-Evita”, logró su fuerza máxima para aprisionar la conciencia de los trabajadores, luego el “movimiento peronista” ha mantenido ese control, lo mismo cuando se encuentra en el gobierno o cuando está en la oposición. La manera en que el peronismo ha logrado esa presencia es ocupando todo el escenario social, usando diversas organizaciones, tales como:

- el partido “justicialista” (continuador del Partido Peronista), el cual se presenta, según el momento, con un discurso hacia la derecha o hacia la izquierda;

- las agrupaciones de control de sectores específicos de la población, como los jóvenes o las mujeres, creando para ello a las “juventudes peronistas” (hoy integrada como la Juventud del Partido Justicialista), o las diversas agrupaciones de “mujeres peronistas” (uno de ellos fue el Partido Peronista Femenino, dirigido por Eva Perón);

- las grandes centrales sindicales (tanto la CGT como la CTA1), han sido uno de los instrumentos con los que el peronismo ha logrado tener un control de los trabajadores, impidiendo el desarrollo de su conciencia;

- los grupos guerrilleros peronistas, como los “montoneros” o las FAR, también hicieron una activa labor de confusión y ataque a la conciencia de los trabajadores, lo mismo cuando estando proscrito el peronismo (con Perón en el exilio) y eran fieles seguidores de ese movimiento, que cuando se presentaban como “críticos” del caudillo.

Es cierto que esas estructuras referidas van cambiando en su forma o en su actuación, amoldándose siempre a las necesidades del capital. De manera que, a lo largo de casi ochenta años de existencia del peronismo, encontramos diversas fases, a saber:

  • desde su origen, marcada por la denominada “revolución de 1943” hasta el golpe de Estado de 1955,

  • luego vendrá la actuación de Perón desde el exilio y las respuestas diversas del “movimiento peronista”, que se prolonga hasta su retorno a Argentina en 1972.

  • Una nueva fase se abre en el peronismo con su retorno del exilio y su tercer cargo presidencial (1973), que no culmina dado que lo encuentra la muerte en 1974.

  • Luego de la muerte del caudillo, se dibujan diversas expresiones del “neo peronismo” (destacándose las actuaciones de los gobiernos encabezados por los Kirchner).

Pero aun cuando puede en cada momento por el que pasa usar discursos diferentes, mantiene en todos ellos su esencia burguesa; en ningún momento el peronismo ha dejado de ser un instrumento del capital en contra de los trabajadores, precisamente por esa razón iniciamos con esta serie, que convoca al análisis y la reflexión de parte de los trabajadores.

Primera Guerra Mundial y decadencia capitalista, condiciones para el giro político de la burguesía argentina

El sistema capitalista, como todo Modo de Producción, se mueve en la historia observando globalmente una época de expansión económica seguida por otra de decadencia. El momento de mayor crecimiento del capitalismo, en su fase de expansión, se desarrolló durante el siglo XIX, iniciando su fase de decadencia a partir de la Primera Guerra Mundial. En ese giro decadente, todos los Estados nacionales se sumergen en un proceso de mayor confrontación económica y política, lo que hace que la burguesía inicialmente avance sobre diversas vertientes para encontrar formulaciones que den oxígeno al sistema. Es sobre todo a partir de la crisis de 1929, al exponerse violentamente los efectos de la decadencia, que la burguesía se ve obligada a acelerar el proceso (que ya había iniciado con la 1ª GM) de ordenamiento de la economía, la administración y las relaciones político-militares en torno al Estado. Es entonces cuando, a semejanza de lo que aconteció en la fase decadente del feudalismo, se centralizan los poderes del Estado y, si en el feudalismo toma la forma de “monarquía absoluta”, en el Modo de Producción contemporáneo se expresa bajo la forma de capitalismo de Estado. En su definición inicial el capitalismo de Estado hace uso de expropiaciones y nacionalizaciones, lo cual no cambia en nada la esencia del sistema. La Izquierda Comunista de Francia en la década de los 40, recuperando el marco de análisis marxista, explicaba que: “La transferencia de capital de manos privadas individuales a manos del Estado no es una modificación, no es un cambio del capitalismo al no-capitalismo, sino estrictamente es una concentración de capital para asegurar más racionalmente, con mayor perfección, la explotación de la fuerza de trabajo […] Lo que otorga carácter capitalista a la producción no es la propiedad privada de los medios de producción […] Lo que hace que la producción sea una producción capitalista es la separación de los medios de producción de los productores, su transformación en medios de adquisición y dominio del trabajo vivo con objeto de hacerle producir un excedente, la plusvalía.” 2

A partir de la agudización de las contradicciones capitalistas expuestas en las guerras y la crisis, va empujando a que en todos los países se definiera la forma del capitalismo de Estado. Inicialmente asumen políticas de amplio intervencionismo estatal, como está presente (entre muchos casos) en Estados Unidos con el “New Deal” (1933-38), en Italia con Mussolini (1922-43), en Alemania con Hitler (1933-45) y desde luego, en Brasil, con Getulio Vargas (entre 1930 y 1954) y en México, con Lázaro Cárdenas (1934-40).

Los países de América Latina, al tener una injerencia continua de la burguesía extranjera, un rezago en su dinámica industrializadora y una burguesía frágil por contar en su composición con un peso desproporcionado del sector agrario, atado a las viejas formas de producción en la economía, se ven obligados a profundizar estas prácticas y configurar estructuras con modalidades más grotescas, utilizando gobiernos autoritarios, encabezados por militares o por partidos únicos.

Con el tiempo, las medidas aplicadas se han ajustado y reorientado, pero mantienen la forma de organización del capitalismo de Estado, aunque en realidad es la misma tendencia que se da en todos los países del mundo con fórmulas especificas a las necesidades de la burguesía argentina. Pero si la actuación de Perón tiene una relevancia particular, no es porque utilizó la estatización de la economía, antes de él, la burguesía argentina ya se orientaba a esas prácticas, sino por el uso propagandístico que la burguesía argentina ha hecho y continúa haciendo de esa ideología para confundir y controlar a los trabajadores.

Argentina, al entrar el siglo XX avanzaba ya en la formación de una industria manufacturera, además, contaba con un extenso territorio dedicado a la producción agropecuaria enfocada a la exportación, siendo su principal mercado Gran Bretaña. Pero la Primera Guerra Mundial trajo la desarticulación de la estructura del comercio internacional, afectando en Argentina la recepción de insumos y maquinaria, deteniendo las actividades de la industria, a la vez que la agricultura y ganadería se vieron afectadas por la limitación en la exportación de algunos de sus productos, todo ello generó un proceso recesivo que tuvo un breve respiro por la aplicación de algunas medidas que impulsaron la “industrialización por sustitución de importaciones”3, empero, al culminar los enfrentamientos militares y reanudarse las actividades mercantiles, se posterga esa política y se vuelve a enfocar su economía en la exportación de granos y carne.

La guerra al afectar la dinámica de la acumulación mundial modificó también las relaciones políticas de la burguesía, viéndose obligada a reordenar sus relaciones con el resto de Estados nacionales, pero también debía asegurar que el conjunto de la burguesía se cohesionara en torno al Estado. En el caso de Argentina, los sectores más poderosos de la burguesía, al dedicarse a las actividades primarias exportadoras, intervenían insistentemente para que las decisiones económicas y políticas tomadas por el Estado los favoreciera. Por ejemplo, el motivo por el que se mantuvo neutral durante la 1ªGM fue porque eso le permitía continuar con algunas exportaciones de alimentos demandados por Gran Bretaña, sin embargo, estas decisiones limitaban la expansión del proceso de acumulación en otros sectores, que además buscaban desmarcarse del control británico, para acercarse a los Estados Unidos.

Fue precisamente con la 1ªGM que los Estados Unidos incrementaron su comercio en América Latina (particularmente en Argentina), exponiendo su propósito de recuperar el terreno olvidado, apelando al principio de la “doctrina Monroe” dictada desde el siglo XIX, en el que declaraban “América para los americanos”.

Por eso al terminar la guerra, la disputa se mantiene al interno de la burguesía argentina, lo que expone una dificultad para cohesionarse en torno al Estado. En ese nivel de tensión se vuelve un gran tema de confrontación la búsqueda del tipo de proyectos a los que habrían de recurrir para impulsar la industrialización. La burguesía agropecuaria, como decíamos, muy integrada económica y políticamente con Gran Bretaña, busca mantener la base de la economía en la agroexportación, impulsando solamente a la industria que ocupen como insumos los granos y las carnes. En 1920, un vocero de la Sociedad rural argentina lo exponía así: “La industrialización no tiene por qué hacerse a partir de los minerales, porque el concepto que mantiene a éstos por base del proceso industrializador es anticuado, pues bien puede un país llegar a ser industrial careciendo en absoluto de minas, siempre que reúna otras condiciones. Nuestros ganados y nuestros vegetales constituyen una fuente inagotable de materias primas suficientes para proporcionar inversión industrial a muchos hombres.”4

Por su parte Estados Unidos para afianzar a América Latina como su zona de dominio, interviene con inversiones en el sector financiero e industrial, creándose en algunos sectores de la burguesía argentina un ánimo antinorteamericano, que va a inducir al planteamiento de la necesidad de una “industrialización sobre bases nacionales”. Bajo esa perspectiva, sectores de la burguesía y la pequeña burguesía (algunos de ellos agrupados en la Unión Cívica Radical), impulsan proyectos industrializadores apoyándose en el intervencionismo estatal y usando un discurso nacionalista. Y aunque su propuesta es muy pragmática, se engrana con las respuestas que la burguesía va estableciendo por todo el planeta para enfrentar a la decadencia del sistema, es decir, con las medidas en las que se le otorga al Estado la responsabilidad de controlar el aparato productivo5. Incluso como parte de esa reconfiguración de la forma de operar el sistema, los gobiernos radicales proclaman leyes laborales, con las que fingen dar respuesta a las demandas obreras, aunque cuando se trata de responder a huelgas y manifestaciones, su verdadera respuesta es la represión, como lo hizo el gobierno de Yrigoyen en “la Semana Trágica” (1919) o en “la Patagonia rebelde” (1920-22)6.

Estas medidas aplicadas por el gobierno radical nos dejan ver que la definición de un Estado hipertrofiado y omnipresente no es una invención de Perón, es una tendencia mundial que se impone en la fase decadente del capitalismo para apuntalarlo.

Intrigas, fraudes, represión, golpes de Estado… ingredientes comunes en la podrida vida de la burguesía

Los gobiernos de la UCR y particularmente en las dos ocasiones en que lo encabezó Yrigoyen, se mostró la intención por llevar una reorganización política a través de un “Estado dirigista, planificador y nacionalista”7. Sin embargo, en los tres lustros que ese partido se mantuvo en el gobierno, enfrentó una profunda división de la burguesía, que escaló a tal nivel, que condujo a un golpe de Estado el 6 de septiembre de 1930. El historiador Jorge A. Ramos, describe así el ambiente que llevó a la caída de Yrigoyen: “Desde 1930 el Ejército había sido un hervidero de intrigas y un empollador de conspiradores […]. La razón básica de la inquietud militar consistía en que, al desgajarse la Argentina de la prosperidad agraria nacida de su vinculación con el Imperio Británico, y la civilización europea, con la crisis de 1930, las instituciones fundadas sobre dicho sistema desde 1880 ya no podían funcionar. Habían perdido su equilibrio. Y el Ejército, a través de su propia oscuridad, pretendía reencontrarlo, apelando a las más diversas fórmulas…”8

Ese golpe de Estado abrió el período, que han denominado la “década infame”9, la cual se caracterizó por la corrupción y el fraude de los gobiernos en turno, pero además por la aplicación de políticas orientadas a combatir la crisis, favoreciendo a la burguesía que operaba en el sector agropecuario. El tipo de medidas aplicadas por los gobiernos en este período, se ejemplifican claramente en el Pacto “Roca-Runciman”10 con este pacto comercial entre los Estados de Argentina y Gran Bretaña, se protegían las ganancias británicas y las del sector rentista argentino, pero a costa de los beneficios del resto de la burguesía. Por esa razón a lo largo de los 13 años que duró la llamada “década infame”, la burguesía se mantuvo fracturada, en una separación política que, además se retroalimentó de las pugnas imperialistas que trajo la 2ª Guerra Mundial, que empujaba a la burguesía y a sus Estados a colocarse en uno de los bandos de la disputa imperialista.

Los sectores de mayor poder económico y político al estar dedicados a la agroexportación consideran al neutralismo como la posición más adecuada. En el ejército y la Iglesia hay amplios sectores que declaran sus simpatías hacia Alemania, pero también hay fracciones de la burguesía que considera que el proyecto agroexportador no tiene mayor futuro, por lo que requieren aprovechar la coyuntura para empujar a la industrialización, acercándose con los Estados Unidos, que desde 1939 daba señales de que abandonaría la “neutralidad”.

Al interno del gobierno argentino, dirigido en ese entonces por Ramón Castillo (1942-43) hay sectores que toman esa postura. En 1940, Federico Pinedo, que era ministro de Hacienda, presentó el “Programa de reactivación de la economía nacional”, en el que claramente dice: “…el gran mercado de Estados Unidos ofrece enormes posibilidades. No hay ninguna razón lógica que nuestra industria no pueda aprovecharla…” Además, incorpora el papel del Estado en ese proyecto: “…es indispensable que el Estado cree las condiciones favorables y ofrezca el incentivo necesario a fin de que esas actividades [privadas] adquieran todo el impulso…” Al final, el proyecto no fue aprobado y Pinedo fue presionado para dejar su puesto.

Todas esas pugnas que desarticulaban a la clase dominante sirvieron de caldo de cultivo para que el 4 de junio de 1943, se concretara un nuevo golpe de Estado, esta vez en contra del gobierno de Ramón Castillo, encabezado por los generales Arturo Rawson y Pedro Ramírez.

Aunque el cuartelazo tuvo inicialmente una aprobación de parte de las diversas fracciones de la burguesía y pequeña burguesía, las diferencias políticas se mantienen y se asomarán más adelante, aunque las primeras que aparecen se dan en las filas de los mismos militares. Así, Rawson solo puede mantenerse en la presidencia 3 días, el motivo de su destitución fue por colocar en su gabinete a personajes cercanos al gobierno depuesto, pero fundamentalmente por la promesa hecha a la embajada británica de romper relaciones con el eje, cambiando la postura neutralista de argentina. Lo relevó en el cargo Pedro Ramírez, que ocupó la presidencia tan solo 7 meses. Nuevamente los mandos militares lo retiran de la presidencia al descubrir las negociaciones que llevaba con los Estados Unidos preparando la ruptura de relaciones con el Eje Berlín-Roma-Tokio.

A partir de la renuncia obligada de Pedro Ramírez, pasará a ocupar la presidencia de 1944 a 46, Edelmiro Farrell. La presidencia de este militar otorgó más presencia pública al coronel Juan Domingo Perón, que había colaborado en la conspiración del golpe de Estado de 1943 a través de la logia secreta de militares llamada “Grupo de Oficiales Unidos” (GOU), pero ahora se integraba a cumplir una nueva tarea desde la secretaría del trabajo: crear los mecanismos necesarios para controlar y someter ideológicamente a la clase obrera, con el propósito de usarla como carne de cañón en el proyecto de los militares, que Perón bautizara como “la revolución justicialista”.

La derrota de la clase obrera preparó el ambiente para imponer al peronismo

Si las divisiones políticas y los enfrentamientos de la burguesía crearon las condiciones para que los militares se presentaran como los propulsores de una “nueva revolución”, la debilidad política de la clase obrera generaba una situación favorable para que la burguesía ejerciera sobre ella una labor de manipulación y pudiera utilizarla como grupo de presión en sus disputas internas, además de hacerla aceptar mansamente altos niveles de explotación, bajo la consigna de la defensa de la economía nacional y la promesa de recibir algunas migajas.

Cuando la década de los 30 entra, la clase obrera en todo el mundo se encontraba sumida en una confusión y desmoralización provocada por la derrota de la oleada revolucionaria internacional y la imposición de la contrarrevolución. Esa condición fue determinante para arrastrar a los trabajadores tras las banderas de la burguesía y después lanzarlos a la guerra. Por otra parte, las organizaciones proletarias habían sido destruidas por el estalinismo, el fascismo o las democracias, quedando aislados los revolucionarios sobrevivientes, de forma que el proletariado se encontraba desarmado políticamente.

El debilitamiento político de los trabajadores en Argentina en esa misma época se debe también al efecto causado por la derrota de los esfuerzos revolucionarios en Rusia y Alemania, pero se combina con los efectos provocados por la feroz represión estatal desatada por los democráticos gobiernos de la UCR, por los conservadores de la “década infame” y por los militares de la “revolución” del 43.

El proletariado en Argentina desarrolló amplias movilizaciones muy combativas durante la oleada revolucionaria. Una gran combatividad fue alcanzada en las movilizaciones y huelgas, como la llevada a cabo por los obreros de la metalúrgica Vasena,11 o la encabezada por los trabajadores de los frigoríficos de la Patagonia, sin embargo, las respuestas represivas fueron tan brutales, que no es posible negar que afectaron la combatividad de la clase obrera. La principal organización (a pesar de sus confusiones) que impulsó la combatividad proletaria fue la FORA,12 y con el golpe de Estado de 1930 y la generalización de la represión vio disminuida su actividad.

La anarquista Juana Rouco expone así la situación que impuso el gobierno militar de Uriburu: “La FORA recibió un golpe de muerte, sus locales fueron asaltados y clausurados, sus bibliotecas y libros destruidos, y sus componentes detenidos o deportados y muchos desaparecidos […] Los barcos de guerra, se utilizaron como cárceles, pues en éstas ya no había cabida…”13

Otras organizaciones que en algún momento expresaron esfuerzos para integrarse en el combate proletario, como el Partido Socialista Internacional (conformado en 1918 y renombrado en diciembre de 1920 como Partido Comunista de la Argentina), hacía mucho tiempo que habían degenerado y se convertían en enemigos de los trabajadores. En esas circunstancias políticas en que se encontraba la clase obrera, aunado a la situación de pauperización y desempleo, las promesas del coronel Perón, investido como secretario del trabajo del gobierno militar, crearon esperanzas de que se iniciaba un cambio.

Esas esperanzas sembradas entre la clase obrera eran necesarias para la burguesía, porque lo que planteaba el proyecto de los militares en el gobierno era que, ante el inminente fin de la guerra mundial (definida ya claramente desde 1944), se requería prever la posguerra. En esta, Argentina ya no podría seguir con su modelo agroexportador, lo que llevaría a una falta de divisas, desencadenando un listado de efectos: inexistencia de recursos para importar insumos, parálisis de la industria, desempleo, miseria… acompañando a todo esto, el peligro de que se detonaran revueltas sociales. Ante ese panorama se plantean enfocarse en el mercado interno, elevando la producción nacional que permitiera incrementar el consumo. Todo este proyecto requería una “Alianza de clases”, porque los trabajadores deberían estar dispuestos a trabajar más y elevar la producción, es decir a ser más explotados y entonces el patrón podría mejorar los salarios.

Lo que está detrás de esa “Alianza de clases”, es la derrota del proletariado, la imposibilidad de reconocerse como explotados y sumirse a los designios del Estado. Por eso el gobierno militar puso tanta atención en la secretaría del trabajo. El propio Perón en su discurso en la Bolsa de Comercio (agosto-1944) informaba que: “En la Secretaría de Trabajo y Previsión ya funciona el Consejo de posguerra, que está preparando un plan para evitar, suprimir, o atenuar los efectos, factores naturales de la agitación; y que actúa también como medida de gobierno para suprimir y atenuar los factores artificiales…”

En ese trabajo de adoctrinamiento y control de los trabajadores, la estructura sindical jugó un papel central, mostrando que son instrumentos del capital en contra de los trabajadores. Todos los sindicatos tras la entrada del capitalismo en su periodo de decadencia dejaron definitivamente de ser útiles para el proletariado, pasando definitivamente a incorporarse al Estado como instrumentos de encuadramiento obrero y de contención. Posteriormente a esta tarea, se agregaría la demagogia y presencia carismática de Eva Perón.

Sindicatos, partidos, gobierno… todos unidos contra la clase obrera argentina

En un claro intento por posicionar políticamente a Perón, en julio de 1944, el gobierno de Edelmiro Farrell le añade a su nombramiento de secretario del trabajo, el de vicepresidente de la Nación y de secretario de Guerra. Aunque Perón avanzaba ampliamente en su trabajo de control y adoctrinamiento, se presentaron desacuerdos dentro de las fuerzas armadas por el poder que concentraba y la incomprensión de la maniobra que se preparaba, por lo que presionan para su destitución y aprensión. Esta situación puso a prueba al aparato de control que Perón venía construyendo desde la secretaría del trabajo dos años antes. Esto es así, porque apenas enterados de la aprensión de Perón, la Confederación General del Trabajo (CGT14) arrastró a las calles a miles de trabajadores para pedir la libertad del militar, lo cual logran ese mismo día (17-octubre-1945, definido por eso como el día de la lealtad peronista). Al salir de la prisión, lo hace acrecentando su presencia, en tanto quedó como una víctima perseguida y como un poderoso “líder obrero”. El efecto fue tan amplio que permitió que la estructura sindical también se prestigiara, potenciando así su capacidad para maniobrar, controlar e impedir la toma de conciencia de los obreros. Este proceso que fortaleció a la estructura sindical permitió corroborar, como lo adelantábamos arriba, que los sindicatos se han integrado (a partir de la fase de decadencia) como un engrane más del Estado15.

Perón mismo pide a los capitalistas no temer a la presencia de los sindicatos, en tanto son sus aliados contra la clase obrera: “Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos y de esta manera se neutralizarán en su seno las corrientes ideológicas y revolucionarias que puedan poner en peligro nuestra sociedad capitalista en la posguerra.” (agosto-1944)

Luego, la presencia política de Perón se fortalecerá aún más por la tensión que tuvo con el embajador norteamericano Spruille Braden (que acusaba a Perón de estar cercano al fascismo). Esta pelea le dio un perfil “antiyanqui”, que lo acercó más a sectores de la burguesía agroexportadora, al mismo tiempo, le da oportunidad de presentarse ante los trabajadores como “antiimperialista”. Bajo esas circunstancias su campaña presidencial (para las elecciones de febrero de 1946), la resume en un slogan: Perón o Braden16… Se establece así el primer gobierno peronista y con este, se van a reforzar los mecanismos de control y sometimiento de los trabajadores.

 

La burguesía mitifica al peronismo para así profundizar sus ataques a la conciencia obrera

Colocado Perón en el gobierno, va a llevar una permanente campaña nacionalista, identificando los intereses de los trabajadores con los de la nación. De forma paralela, para complementar a esa campaña, se encuentran las acciones de “beneficencia” que lleva a cabo “Evita”. Siguiendo formas semejantes a las usadas por las religiones, en donde se somete la razón a los sentimientos, en el gobierno de Perón se empuja a mistificar la figura de Eva Perón, presentándola como la “protectora” de los “descamisados” y con “vocación de mártir” (lo que ha dado ocasión a Hollywood para inventar historias). Según narra Eva Perón, su esposo decía: “Los pueblos muy castigados por la injusticia tienen más confianza en las personas que en las instituciones…” de lo que se deduce había una clara intención por generar un impacto ideológico al alentar a que “Evita” tomara a la “beneficencia” como un asunto personal (aun cuando fuera con recursos estatales). Esta apariencia de protección que representaba ayudó indudablemente a fortalecer los medios de control. Por eso su intervención fue continua, unas veces a través del Partido Peronista Femenino, pero principalmente a través de la Fundación Eva Perón y de la CGT, en la que asumía un rol de representante directa de Perón. No es gratuito que fuera el sindicato quien la designara como la “auténtica defensora de nuestra clase”.

En ese marco de control ideológico férreo, se presentó el primer plan quinquenal, sustentado en gran parte sobre la nacionalización de empresas, que como ya veíamos más arriba, estas medidas no exponen una negación del capitalismo, ni son “progresistas”, sino tan solo formas que el capital se ve obligado a aplicar en momentos de urgencia.

Estas formas de trabajo permiten que desde el Estado se impulse a la dinámica de acumulación, pero se mistifican los hechos, haciéndolos pasar como actos con los que se cumplen los deseos de los trabajadores. Así, el mayor proyecto del “primer plan quinquenal” (1947-51) fue la nacionalización de los ferrocarriles. Con esta operación que representó 2/3 del total de la inversión aplicada, se pudo beneficiar relativamente a los trabajadores en tanto bajó el precio de ese transporte, pero quien realmente se benefició fue la burguesía. El economista Eduardo Basualdo, aun cuando intenta presentar los “logros” del peronismo no puede evitar el reconocer que “…la nacionalización del ferrocarril era una medida que beneficiaba a los terratenientes y productores, en primer término, y a los industriales en el segundo. Los industriales obtenían mercado; los terratenientes la renta […] igualmente benefició a los pequeños y medianos productores rurales, así como a los industriales que redujeron sus costos, e incluso a los asalariados, por la disminución de las tarifas en el trasporte de pasajeros...”

De manera que, si la burguesía fue la que obtuvo los beneficios con la estrategia de Perón y los trabajadores, que tuvieron que sufrir las cargas laborales, recibieron muy poco, no vemos más que la repetición de la dinámica cotidiana que se vive en el capitalismo, sin embargo si ese nivel de beneficios que pudieron recibir los obreros, fue un poco mayor que el recibido en períodos anteriores y además se publicita sobredimensionándolo, entonces, esos beneficios recibidos aparecen como algo verdaderamente novedoso. Eso es lo que ha hecho que se asegure que con Perón se vivió un cambio radical. Pero, alcanzar una relativa mejora (y temporal) de la distribución de los ingresos no implica un giro inédito de la historia, define en cambio, un mecanismo de encuadramiento que presume la fundación de un nuevo pacto social entre las masas obreras y el Estado, pero la reproducción del sistema capitalista se mantiene sin afectarse ni una partícula de él. Lo único diferente en ese proceso es el intenso uso de mecanismos para asegurar el control ideológico. Proclamas como esta, emitida por la CGT, se repetían una y otra vez: “Trabajar para el Plan Quinquenal no es trabajar sólo para mejoras individuales ni para el enriquecimiento de un hombre, ni para servir a la […] oligarquía es trabajar para todos […] Los obreros por su parte han de responder frente a este nuevo estado de cosas, comprendiendo que un esfuerzo más para trabajar y producir no será en beneficio del patrón sino en beneficio de un plan, que en última instancia persigue el bien de todos…”

Pero si el objetivo de reimpulsar la acumulación y someter a la clase obrera era cumplido por el gobierno de Perón, no logra la homogeneidad entre la burguesía. Inicialmente son pequeños grupos de empresarios que amenazaban desde 1946 con detener el ascenso al gobierno a Perón, pero al contar con poco respaldo contienen sus fuerzas. Luego, es el clero católico (que representa una fuerza política y económica con mucho peso en Argentina, aún hoy), retira su apoyo a Perón cuando este les reduce el control de la educación, iniciando una campaña, que en el ambiente de incertidumbre por la recesión que se abre luego del fin de la 2ªGM –en la que Argentina ve disminuidas sus exportaciones y por tanto el Estado se ve impedido para obtener divisas y asegurar la importación de insumos y maquinaria necesarios para su proyecto de industrialización– y la implantación de la “doctrina Truman”, con la que los Estados Unidos busca definir su zona de dominio y presiona a los que percibe como un peligro potencial17, se logra aglutinar un grupo opositor, en el que se incluyen militares “liberales”. Así, aun cuando Perón logra arrastrar a la clase obrera a las urnas y con ello validar su segundo gobierno (1952), las tensiones al interior de la burguesía se mantienen, abriéndose un período de sabotajes y atentados, llegando hasta el ataque aéreo a la sede del gobierno el 16 de junio de 1955, bombardeando incluso a civiles que se encontraban en la plaza de mayo. El desgaste del gobierno de Perón era evidente, justo 3 meses después del bombardeo se consuma el golpe militar, derribando al gobierno, con lo que se corta la presencia y los programas de Perón, pero se mantiene y se fomenta la añoranza al peronismo, por un lado, por la afectación económica que se presenta con los gobiernos de los generales Eduardo Lonardi y Pedro Aramburu, y por otro, por la victimización que del peronismo hace el gobierno con las medidas de proscripción que impone. Esta situación abrió la posibilidad a que el peronismo, con su caudillo en el exilio, se mantuviera como un movimiento burgués de oposición, que sigue arrastrando a los trabajadores a un terreno ajeno a sus intereses y, por tanto, continúa con su ataque en contra de la conciencia de los trabajadores, aspectos que analizaremos en la siguiente parte.

1 CGT: Confederación General del Trabajo; CTA: Central de Trabajadores de la Argentina

2lnternationalisme (1946). La experiencia rusa. Propiedad privada y propiedad colectiva [22].

3 Entre 1914 y 1918 se inicia esa estrategia por la burguesía latinoamericana la cual va a ser recuperada durante la crisis de 1929 y luego ampliara su aplicación durante la 2ªGM. Este sistema consiste en impulsar, dentro del territorio, la producción de las mercancías manufacturadas que dejaron de ofertar los países de mayor industrialización.

4 Alberto E. Castex. Anales de la Sociedad Rural Argentina, 1-enero-1920, citado por Patricia Audino y Fernando Tohmé. “El Modelo Agroexportador Argentino y sus Descontentos: La Crítica a las Políticas Económicas entre 1900 y 1930”.

5 Aun cuando no podemos en este espacio profundizar sobre el capitalismo de Estado, se vuelve relevante señalar dos aspectos: Lo primero es comprender que el capitalismo de Estado no es una solución a las contradicciones del capitalismo, solo es un mecanismo que usa la burguesía para retrasar algunos de sus efectos. El segundo aspecto es que el capitalismo de Estado no termina cuando se abandona el intervencionismo estatal y se abren los procesos privatizadores, por el contrario, el Estado asume una presencia mayor en la protección del capital. Para profundizar sobre el tema recomendamos leer:

- “¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo?”. https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neolib... [23]

- “Cuestiones sobre el Capitalismo de Estado en la actualidad” [24].

6 Sobre estas experiencias de lucha que forman parte de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23, cuando nos sea posible escribiremos sobre ellas; animamos a los lectores a enviarnos contribuciones sobre estas.

7 Esa era la formulación usada por Perón para definir el perfil de su política en su primer plan quinquenal. La tomamos en este párrafo con el fin de mostrar que las preocupaciones establecidas por Perón eran buscadas décadas atrás por la burguesía argentina.

8 Jorge A. Ramos. Revolución y contrarrevolución en Argentina. La era del peronismo, 1943-1976. Buenos Aires 2006.

9 Durante este período, el gobierno lo dirige una coalición de partidos llamada “Concordancia”, formada por el Partido Demócrata Nacional (de corte conservadora), la UCR antipersonalista (se trata de una escisión de la UCR, que se hace llamar antipersonalista para definir su oposición a la actuación personalista Yrigoyen) y el Partido Socialista.

10 El pacto se firma en 1933 y tiene vigencia hasta 1948, aunque se increpó en 1936. Consistía en que, para asegurar la compra de carne argentina por Gran Bretaña, el Estado argentino se comprometía, entre otras cosas a: usar las divisas obtenidas por la exportación de carne en la compra de mercancías británicas; eliminación de impuestos a las mercancías inglesas exportadas a Argentina; control absoluto de los frigoríficos por parte del capital inglés; otorgarle el monopolio del transporte de Buenos Aires a una corporación inglesa…

 

11 La respuesta represiva fue tan brutal contra los obreros, que se denomina a esa jornada la “semana trágica”, pero la rabia de la burguesía no se calmó con la masacre de obreros, la represión la llevó hacia el barrio ruso (Barrio del Once), protagonizando un verdadero pogromo por parte de bandas de jóvenes burgueses (llamados los “niños bien”, que fueron armados por la policía). Un breve fragmento de la novela testimonial, “Pesadilla” de Pinie Wald, describe el nivel de represión desatada: “He aquí que detienen a un judío y, después de los primeros golpes, de su boca brota sangre en abundancia. Entonces le ordenan cantar el Himno Nacional. No puede hacerlo. Lo matan ahí mismo.”

12 Recomendamos leer: “Historia del movimiento obrero: La FORA. El anarcosindicalismo en Argentina (I)”.

13 Juana Rouco, Historia de un ideal vivido por una mujer. Capitulo XVI

 

14 La CGT aparece como la principal central sindical al fusionar a la Unión Sindical Argentina (USA), que surge de lo que quedó de la FORA-IX Congreso (es decir el sector no anarquista), y a la Confederación Obrera Argentina (COA), central orgánicamente integrada a la “Fraternidad”, estructura sindical ferrocarrilera, que solía mantener interlocución con todos los gobiernos. Justamente por ello, en la inauguración de la OIT, Yrigoyen envía como delegados a miembros de ese sindicato y en el primer acto público que hiciera Perón como secretario del trabajo, ese fue el sindicato que estuvo presente.

15 Los sindicatos, durante la fase de ascenso del capitalismo fueron un arma de defensa de los intereses de la clase trabajadora, su objetivo era obtener mejores condiciones y podía lograr reformas porque el desarrollo de las fuerzas productivas posibilitaba la extensión de los beneficios a los trabajadores, por ejemplo, el incremento de la productividad permitió la disminución de la jornada laboral. Para ampliar los argumentos recomendamos leer nuestro folleto “Los sindicatos contra la clase obrera [25]”.

 

16 Su actitud anti norteamericana cambia al ascender al gobierno, primero al verse obligado a romper con el Eje, 6 semanas antes de la capitulación de Alemania (aunque el historiador peronista F. Pigna, documenta que Perón explicó a los alemanes su ruptura bajo la idea de poder “salvar a algunos”, como finalmente lo hizo en mancuerna con el Vaticano), enseguida, se acerca a los EUA como socio comercial para poder importar maquinaria industrial y armamento moderno.

 

 

17 En la preparación del Plan Marshall, se consideró la posibilidad de incorporar a Argentina como apoyo en la producción de trigo, sin embargo, es eliminada la posibilidad, explicado en gran parte por el incremento de la producción agrícola en EUA y el inicio de la recuperación agrícola de Europa, pero también influyó la desconfianza que desde Washington se tenían hacia Perón, por actos como su negativa a integrarse al FMI. El embajador de los EUA en Argentina, James Bruce en un comunicado de junio de 1948 refiere: “Hay fuertes elementos nacionalistas en el gobierno de Perón que se oponen a cualquier forma de cooperación con EUA…” Lo cual en el marco de la “doctrina Truman” representaba un llamado a estar alerta.

 

Geografía: 

  • Argentina [26]

Series: 

  • La trampa del peronismo [27]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • El capitalismo de Estado [9]
  • La cuestión sindical [28]

Cuestiones teóricas: 

  • Peronismo [29]

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Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/files/es/divergencias_con_la_resolucion_sobre_la_situacion_internacional_del_24o_congreso_de_la_cci.pdf [2] https://es.internationalism.org/content/4658/divergencias-con-la-resolucion-sobre-la-situacion-internacional-en-el-23o-congreso-de [3] https://es.internationalism.org/content/4720/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-xxiv-congreso-de-la-cci-2021 [4] https://es.internationalism.org/content/4536/informe-sobre-el-curso-historico [5] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200805/2265/la-lucha-del-proletariado-en-el-capitalismo-decadente [6] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4143/xxi-congreso-de-la-cci-40-anos-despues-de-la-fundacion-de-la-corri [7] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/congresos-de-la-cci [8] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/debates-internos [9] https://es.internationalism.org/tag/2/27/el-capitalismo-de-estado [10] https://es.internationalism.org/tag/2/40/la-conciencia-de-clase [11] https://es.internationalism.org/tag/3/47/guerra [12] https://es.internationalism.org/tag/3/48/imperialismo [13] https://es.internationalism.org/content/4746/balance-del-24o-congreso-internacional-de-la-cci-2021-comprender-la-situacion-historica [14] https://es.internationalism.org/content/4709/informe-sobre-la-crisis-economica-del-24o-congreso-internacional-de-la-cci-2021 [15] https://es.internationalism.org/content/4713/informe-sobre-la-pandemia-y-desarrollo-de-la-descomposicion-del-24o-congreso [16] https://es.internationalism.org/content/4719/informe-sobre-la-lucha-de-clases-internacional-para-el-24o-congreso-de-la-cci-2021 [17] https://es.internationalism.org/content/4761/informe-de-noviembre-de-2021-sobre-los-conflictos-imperialistas [18] https://es.internationalism.org/content/4824/divergencias-con-la-resolucion-sobre-la-situacion-internacional-del-24o-congreso-de-la [19] https://es.internationalism.org/content/4854/explicacion-de-las-enmiendas-del-companero-steinklopfer-rechazadas-por-el-congreso [20] https://es.internationalism.org/tag/desarrollo-de-la-conciencia-y-la-organizacion-proletaria/corriente-comunista-internacional [21] https://es.internationalism.org/files/es/argentina._el_peronismo_un_arma_de_la_burguesia_contra_la_clase_obrera-_parte_i.pdf [22] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2089/la-experiencia-rusa-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva [23] https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo [24] https://es.internationalism.org/content/4714/cuestiones-sobre-el-capitalismo-de-estado-en-la-actualidad [25] https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i [26] https://es.internationalism.org/tag/geografia/argentina [27] https://es.internationalism.org/tag/series/la-trampa-del-peronismo [28] https://es.internationalism.org/tag/2/30/la-cuestion-sindical [29] https://es.internationalism.org/tag/cuestiones-teoricas/peronismo