El capitalismo es el primer modo de producción que expande su poderío a nivel planetario, el ansia de enriquecimiento de la burguesía destruyó las barreras geográficas y desechó las restricciones políticas que impedían su extensión. Este proceso fue conducido por el comercio a la vez que permitió a los Estados-nación consolidados enfrascarse en una guerra de competencia. En su deseo por la obtención de una superior ganancia el capital somete a las antiguas formas productivas y al mismo tiempo marca una estructura heterogénea con diferentes niveles de desarrollo, no obstante todas los Estado-nación, sin importar su tamaño y desarrollo, busca imponerse y someter a su dominio económico y político al resto.
Los especialistas de la economía pretenden encontrar como un fenómeno nuevo a la mundialización de la economía, sin embargo Marx y Engels desde el siglo XIX tenían en claro esta dinámica, en una carta de Marx a Engels, hablaba así de este proceso: «La tarea específica de la sociedad burguesa está en el establecimiento de un mercado mundial... Como el mundo es redondo, esto parece acabado con la colonización de California y Australia, y con la apertura de China y Japón...» (Carta del 8-10-1858).
De manera que si la expansión del capitalismo se da imponiendo a la mercancía como relación social dominante, al extenderse el mercado por todo el mundo, se abre la DECADENCIA del sistema haciendo la competencia más feroz. Por eso, el principio de la «ciencia económica» que supone que el libre comercio tiene la propiedad de conducir al «equilibrio», mitigar las desventajas de cada país y «generar crecimiento y prosperidad» (texto borrador del ALCA), no es sino una patraña ideológica de la clase dominante para ocultar que la COMPETENCIA es una guerra a muerte entre capitalistas. Así pues, el comercio es la base y esencia del capitalismo, por eso las declaraciones que en contra del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) del aparato de izquierda del capital y los lloriqueos por un «comercio justo», es una declaración que, aunque se encubre de discursos sentimentales, filantrópicos y de oposición a la injusticia, busca atrapar la conciencia de los trabajadores y enrolarlos en el apoyo de la burguesía de los «países pobres», hacerles creer que el capitalismo puede ofrecer mejoras a la humanidad. De frente a esta maniobra los trabajadores deben tener en claro que su lucha no es contra el ALCA, ni por un comercio justo, su terreno de combate no esta al lado de ningún burgués, su verdadera lucha se encuentra contra el capitalismo, contra la degradación de sus condiciones de vida, no importa de que nacionalidad sea el patrón, la lucha de los trabajadores es contra el sistema que los explota y reprime...
El
ALCA es un proyecto que expresa las dificultades económicas y
políticas que la crisis ha generado en tanto ha venido a
exaltar la concurrencia capitalista. Esta agudización de la
crisis ha conducido a que los EUA pierdan su fuerza comercial, por lo
que buscan agrupar a los 34 países de la región en un
proyecto de integración el cual contemple además del
aspecto comercial, la vigilancia y reorganización de las
economías latinoamericanas, así como el reforzamiento
del dominio político de los EUA.
El
comercio de EUA con el sur de América representa apenas el 8%
de su comercio, no obstante es una región que requiere
mantener bajo su dominio. En las últimas décadas en
América Latina ha crecido la intromisión de la Unión
Europea (UE), haciendo que el Tío Sam se sienta amenazado,
instrumentando medidas preventivas. No es raro que la UE declare su
oposición al ALCA y en cambio promueva la consolidación
del MERCOSUR (formado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) con
el que mantiene mayores relaciones comerciales. Por eso ante la
pérdida de terreno en la guerra comercial, los EUA buscan
marcar la exclusividad de su mercado, aunque alcanzar este objetivo
no ha sido fácil. Inicialmente se tenía previsto que
este acuerdo se consolidara para inicios de 2005, pero los choques de
intereses de la burguesía de los países del continente,
ha impedido se consolide. La burguesía brasileña, por
ejemplo, se ha opuesto a esta alianza comercial, porque considera le
restará dominio al MERCOSUR.
De manera que si el principio fundamental que rige el comercio es la competencia, se entiende entonces que cada Estado busque perpetuar su dominio comercial por cualquier forma; aunque en su discurso proclame la liberalización comercial, el peso de la crisis y el ansia de ganancia lo obliga al uso de estrategias «tramposas» como el subsidio o el «dumping», por eso cuando los grupos altermundistas lloriquean y piden «comercio justo» saben que es imposible pero pretenden hacer creer a los trabajadores que el capitalismo puede eliminar su esencia destructiva y barbara.
¿Puede haber comercio «justo?
Aquellos que proclaman la necesidad de tener comercio justo, hacen referencia al hecho de que países como EUA da como subsidio cada año a su agricultura el monto de 19,000 millones de dólares (mdd), Japón lo hace con 30,000 mdd y la UE con 60,000 mdd, esto por supuesto implica una potenciación de las fuerzas productivas de estas regiones y con ello la quiebra de aquellas que son incapaces de soportar una competencia bajo este esquema, pero eso que extraña tanto al filisteísmo altermundista, no es sino la representación desnuda de lo que es la competencia, es decir de la guerra de rapiña entre burgueses donde el más fuerte se come al débil... esa negación de toda solidaridad humana, esa irracionalidad extrema es la esencia del capital y la única forma de acabar con ella es con la eliminación del capitalismo.
Agrupaciones «humanitarias» y filantrópicas, como Oxfam, para probar que el problema del sistema se encuentra en la falta de justicia en el comercio, plantean el caso de los obreros de la industria de la confección en Bangladesh, a los que, nos informan, se les paga el mísero salario de 1.5 dólares por día, de tal forma que reconocen que hay un alto grado de explotación, pero consideran que esto tendría solución si los países ricos se apiadan y reducen «sus altas tarifas de importación <y le otorgan> a Bangladesh su justa cuota de mercado...» (www.comerciojusto.org [1]), es decir no sólo suponen que el capitalismo puede transformarse en un sistema humanizado y racional, sino además están llamando a una alianza de clases, en la que los trabajadores se comprometan a defender las ganancias de su patrón, suponiendo que así mejorará su condición de vida... De forma similar la reunión altermundista denominada «La Cumbre de los Pueblos de América» llevada a cabo en Mar de Plata Argentina (nov. 2005), proclama que: «Para acabar verdaderamente con la pobreza, el desempleo y la exclusión social, es necesario y posible una integración desde y para los pueblos», es decir, nos repiten su veneno: la solución está en la «humanización» y democratización del capitalismo... Estos argumentos y aquellos que llaman a defender la soberanía y las riquezas nacionales (todo ello en un pretendido combate contra el imperialismo) no son expresiones de una falta de claridad, son construcciones de la burguesía para envenenar a la clase obrera e impedirle alcanzar la conciencia de que la verdadera causa de su penuria se encuentra en la existencia del sistema capitalista.
Fox vs Chavéz, Castro vs Bush... pugnas entre imperialistas
No cabe duda que los vientos «antiyanqui» siguen creciendo en la región. Lo que es presentado por la burguesía como «proyectos distintos» es en realidad la superficie de un fenómeno profundo. Durante décadas esta región estuvo incontestablemente bajo la tutela norteamericana. Sin embargo, el fin de los bloques imperialistas (1989) marcó la entrada en el mayor caos de la historia a nivel de las tensiones entre las burguesías de los diferentes países. Es verdad que en América Latina los EUA seguirán manteniendo el control de la región, pero al mismo tiempo hay que constatar que hay fracciones de la burguesía que intentan zafarse de ese sometimiento e intentan jugar cartas más «independientes». Tal es el caso de H. Chávez de Venezuela que con el apoyo de Fidel Castro y del mandatario argentino, Néstor Kirchner, y con una velada complacencia activa de Lula, ha arreciado sus diatribas «contra el imperialismo»... ¡claro, contra el «imperialismo norteamericano»!
Como lo hemos dicho otras veces, bajo el capitalismo decadente todos los Estados, pequeños o grandes, son igualmente imperialistas. El imperialismo no se mide por el tamaño del ejército, el imperialismo es la política de la burguesía en la decadencia de su modo de producción; que unas burguesías tengan menos medios que otras para tratar de imponer sus intereses no cambia en nada la naturaleza de sus posturas. Es por eso que las posiciones de un Chávez al atacar a Bush no lo hace en «interés de lo pueblos» sino en interés de fracciones de la burguesía latinoamericana que intenta desprenderse de la influencia de EUA, sin embargo, el futuro de todas las burguesías de la periferia es zafarse de un lado para caer bajo el dominio de otro, en este caso los europeos merodean la región para tratar de desestabilizar el patio trasero de los EUA.
La burguesía venezolana y la fracción de Chávez en particular, van a jugar una carta importante: el petróleo y el gas. El proyecto de hacer un gasoducto hasta Argentina se puede explicar como una manera de «amarrar» a la burguesía argentina a los «deseos bolivarianos» y al «frente antiyanqui». Al mismo tiempo, el gasoducto a Colombia, aliado por ahora incuestionable de los EUA, no implica el mismo nivel de chantaje. En pocas palabras, si la cuestión petróleo o gas juegan a nivel de las tensiones imperialistas, es siempre como elementos supeditados a intereses más globales de la burguesía.
Chávez dice que «en la batalla del Mar del Plata demostramos que es posible resistir y derrotar a las fuerzas imperialistas», pero no se trata en ningún caso de una victoria para los explotados de la región, es simplemente expresión de las tensiones que se desarrollan entre las diferentes fracciones de la burguesía internacional. Por eso el que México haya salido de esta cumbre en medio de conflictos con Argentina y con Venezuela no se puede explicar exclusivamente a partir del «estilo bruto de Fox» o de los arrebatos tropicales de Chávez. Este fenómeno se tiene que explicar a la luz de la inexistencia del marco de los bloques imperialistas salidos de la II Guerra Mundial. Durante toda la guerra fría todos estaban de acuerdo o aceptaban el que México jugara el papel de lugarteniente de EUA en la región, incluso como su «intermediario». Era México el encargado de seguir en relación con la Cuba «socialista», de tratar de mediar en los conflictos en Centroamérica y de conducir los intereses globales de los EUA en América Latina en general. Terminada la guerra fría y una vez disparados los intereses de las burguesías de la región más el acoso de los europeos y asiáticos, ese papel de México es ya cuestionado abiertamente por sus congéneres de la región. No es una cuestión ligada al PAN en el poder, no es tampoco producto del «folklórico» estilo de Fox, se trata de una expresión abierta de la agudización de las tensiones que hoy corroe todas las regiones del planeta.
«III Cumbre de los Pueblos», un engaño más contra el proletariado
Grupos de la izquierda del capital, altermundistas y trotskistas, principalmente, han empezado a organizar una «cumbre paralela», la denominan «Cumbre de los pueblos» como una versión «latinoamericana» de los foros mundiales. Esas «cumbres de los pueblos» se presentan como expresiones «revolucionarias», como la «verdadera voz de los oprimidos». Es revelador que el orador principal de esta «Cumbre de los pueblos» fue nada menos que Hugo Chávez el cual es presentado como mandatario de un «gobierno revolucionario»[1] [2].
En esa «Cumbre de los pueblos» no se cocina un programa para la lucha de los explotados sino una vieja receta burguesa que es presentada como «esperanza» de la clase trabajadora. Según los organizadores en la «Cumbre de los pueblos» se «perfilaba la base social, organizativa y programática de un frente único antiimperialista»[2] [3]. La clase obrera nada tiene que ganar en los «frentes», al contrario, la política del frentismo es la disolución de la clase obrera en una masa interclasista definida como «sociedad civil» unida bajo no importa que bandera. Cuando decimos disolución del proletariado hay que agregar que ello incluye la disolución de sus intereses, es decir, el abandono del programa de la revolución comunista mundial. El frentismo interclasista tiene ya un nefasto saldo para la clase obrera, baste recordar que fue bajo el esquema en su forma de «Frente único» que la III internacional terminó por abrir completamente las puertas a la contrarrevolución. La clase obrera no se puede diluir en un «frente amplio», debe sin embargo ser capaz de atraer a su programa a todos los explotados y oprimidos del planeta. El rechazo al frentismo no debe entenderse como sectarismo, sino como la lucha por la independencia política del programa del proletariado, independencia que debe convertirse en faro para el resto de las masas oprimidas y marginadas por el capitalismo.
Existe otro aspecto que se pregona por el izquierdismo: la «Cumbre de los pueblos» es algo «positivo», por ser «un frente antiimperialista que amplificaba más allá de toda previsión la derrota estratégica que sufrió el imperialismo en la persona de George Bush»[3] [4]. Hay que reafirmar, como decíamos arriba, que con el ALCA o con el MERCOSUR, la suerte de los explotados seguirá siendo la misma, así que introducir la idea de que la negativa al ALCA significaría una cierta «victoria» para los pobres de Latinoamérica es un engaño cruel y ata al proletariado a defender a las burguesías agrupadas en el otro bando (el del MERCOSUR). Además, en un hipotético caso de una «derrota» de un imperialismo, no significa automáticamente una victoria para el proletariado. Lo que demuestra la historia es que cuando un país imperialista es derrotado se debe a que otro tiburón igualmente imperialista le ha comido el mandado, sin que ello signifique un paso adelante hacia la liberación final de la humanidad (ahí está Angola, Corea, Vietnam, Medio Oriente, Afganistán, etc. como pruebas macabras de esta afirmación).
En ese sentido, la clase trabajadora no puede tomar partido por la liberalización comercial o por la defensa de acuerdos comerciales «justos» y democráticos, si antes la liberalización comercial ayudó al desarrollo del capitalismo, al extenderse el capitalismo por todo el mundo y abrir su fase de decadencia, cualquier política que lleve a cabo la burguesía (proteccionista o liberalista) no hace sino agudizar aún más la miseria de los asalariados, ya Marx denunciaba claramente la estrecha visión que pretende ocultar que el causante de los males de la humanidad están en la existencia del capitalismo, y no sólo en el tipo de política aplicada, de manera que dice al reseñar los debates de la burguesía inglesa: «Según los whigs <liberales>, la fuente principal del pauperismo hay que buscarla en... las leyes prohibitivas contra la importación del trigo. Según los tories <conservadores>, todo está mal en el liberalismo, en la competencia...» (Glosas críticas al artículo «El rey de Prusia y la reforma social por un prusiano», 1844). Así pues, ante las campañas promotoras del ALCA (como la llevada por Fox) o las que lloriquean justicia comercial, la clase trabajadora debe rechazarlas y reflexionar que no tienen ningún interés que lo una con la clase que lo explota, no puede esperar que alguna política de la burguesía mejora su condición de vida... su único camino esta en la preparación de la Revolución Comunista Mundial, con la que ponga fin a este espantoso reino de la necesidad.
DAN-Tatlin / diciembre de 2005
[1] [5]Ver en RM 89 el artículo sobre el «socialismo de Chávez»
[2] [6]«Teoría y práctica del frente único antiimperialista», Revista Crítica de Nuestro Tiempo, No. 32, Buenos Aires, Argentina oct-05 a abril 2006.
[3] [7]ídem.
Después de que encabezara diversas movilizaciones que llevaron a la caída de Sánchez de Lozada en octubre 2003 y la renuncia de Carlos Meza en marzo 2005, Evo Morales, personero del Movimiento al Socialismo (MAS), organismo integrante de la izquierda del capital en Bolivia, llega al gobierno. Los medios de difusión burgueses nos marean de nuevo con su campaña mediática ensalzando las ventajas de la democracia, pues a través del voto de los ciudadanos llevó al gobierno a un representante de los oprimidos; pero sobre todo, se destaca el hecho de que el triunfador sea de extracción pobre e indígena, lo cual, nos cuentan, es una verdadera reivindicación de los desposeídos de Bolivia y de Latinoamérica. De nuevo, los corifeos del capitalismo nos venden la idea de que, como en Venezuela, Brasil, Argentina y Paraguay, este tipo de elecciones y los gobiernos que resultan representan una esperanza de mejora de las condiciones de vida y de trabajo de millones de trabajadores.
Este recambio no es un triunfo de la clase obrera y el resto de capas pauperizadas de Bolivia sino de la burguesía; en primer lugar, es ella quien gana con este apuntalamiento de su sistema electoral pues así refuerza la idea mistificadora de que es sólo a través de las elecciones puede lograrse un cambio.
En las publicaciones de la CCI, particularmente durante los últimos cinco años, hemos analizado este fenómeno de inclinación hacia la izquierda por parte de la burguesía de la región como producto, fundamentalmente, de dos factores interrelacionados entre sí: la situación económica y las dificultades de la burguesía para lograr una cohesión. Después de décadas de pauperización sistemática de los trabajadores quienes han sostenido sobre sus espaldas los planes de choque anticrisis impuestos por sus explotadores, aquéllos se encuentran en una situación por demás desesperada por el grado de miseria en que viven ellos y sus familias, esta situación tiende a presentarse peligrosa para la burguesía, por lo que lo atiende usando la alternancia de partido en el poder, para buscar así inyectar a los trabajadores confianza en el capitalismo.
Evo Morales no pertenece al proletariado, él es un digno representante de las fuerzas políticas de la burguesía que se han repartido las tareas para integrar un gobierno nacional apegado totalmente a las necesidades económicas y políticas del Estado capitalista. Como en el caso de Lula o Chávez, es de esperarse que Evo Morales impondrá los mismos planes draconianos de austeridad que son exigidos para enfrentar la crisis: contención y, más aún, disminución de los salarios, carestía de la vida, desempleo galopante... De hecho, es este uno de sus mandatos: asegurar que, bajo la cobertura ideológica de un gobierno de izquierda, logren pasar sin muchos conflictos sociales los nuevos planes económicos de que tienen necesidad el capital.
¿Qué otro equipo de gobierno podrá ser más apto para continuar con estos planes bajo las circunstancias actuales? El de Evo Morales resulta perfecto, por ahora, dado que permite sacar adelante las tareas pendientes de la clase dominante. Sin embargo, desde ahora podemos augurarle la misma conducta que cualquier otro gobierno. Muy pronto los requerimientos del capitalismo ante los embates de la crisis le obligará a tomar las mismas medidas antiobreras que sus congéneres y el proletariado estará ante la posibilidad, entonces, de descubrir que ningún gobierno le puede ofrecer mejorar su vida, y que la verdadera solución a las penurias que vive tendrá solución, UNICAMENTE con la destrucción del sistema capitalista.
RR/diciembre-2005
Una vez que hemos denunciado, desde el enfoque marxista, la trampa electoral y parlamentaria como una mistificación de la burguesía contra el proletariado (RM88), y que evidenciamos sus esfuerzos en los últimos veinticinco años para sacar adelante su proyecto económico y político que le exige su dictadura de clase (RM89); en este artículo nos proponemos analizar la situación del Partido Revolucionario Institucional (PRI) siempre con el propósito de clarificar ante los trabajadores las trampas que le tiende la clase capitalista. En el 2000 el partido de Estado fue relevado después de que la burguesía había preparado el recambio desde hacía, por lo menos, dos décadas para coronar, como ya lo hemos demostrado, objetivos precisos del proyecto multicitado en estas páginas. En términos generales, hemos evidenciado cómo después de más de setenta años de gobierno basado en un partido de Estado, la clase burguesa mexicana necesitaba reestructurar su vida interna siendo claro que el antiguo esquema (partido único) por décadas perennemente adecuado (PNR-1929, PRM-1938, PRI-1946), ya resultaba más que inoperante y obsoleto.
Durante cinco años, hemos dado cuenta de las dificultades internas de la burguesía para encontrar de nuevo un modelo de funcionamiento estatal que le permita avanzar en sus planes de clase, problemas que derivan, esencialmente, de la ruptura de los amarres antes garantizados por el PRI. Estas pugnas interburguesas tienen su escenario en las diversas estructuras constitutivas de la clase dominante: en el sector empresarial, en los partidos políticos, en el ejército, en las organizaciones del narcotráfico, en el clero; la fractura ha dominado la vida política del país como una expresión, fundamentalmente, del periodo de descomposición social generalizada del capitalismo cuyos resortes brotan de la tendencia dominante al cada quien por sí mismo, a la búsqueda individualista del mayor beneficio a costa de los demás, una situación particularmente exacerbada por la disputa del control estatal a nivel nacional que tantos beneficios económicos y políticos reditúa a la fracción burguesa que lo detenta; todo esto, en un contexto de agudización y profundización de la crisis económica que todo lo constriñe, aún si esta actitud va en contra de los intereses generales y vitales de su clase como un todo.
En este marco, la situación del PRI es particularmente ilustradora de las dificultades de la burguesía. Si bien es verdad que los sectores de la burguesía con una comprensión más clara de lo que le conviene a su clase relevaron a este partido del gobierno nacional porque ya no le era útil dados los nuevos requerimientos de su dictadura, esto no significa que tal cosa se haya hecho con el acuerdo unánime de todas las fracciones de la misma sino que se llevó a cabo en contra de los sectores más rancios de este partido que son los que hoy están precisamente exigiendo su regreso al poder nacional, a toda costa. Durante todo el gobierno de Fox han estado preparando su regreso no sin enfrentar duros golpes de las otras facciones que dominan dentro del Estado. Así, hemos asistido a varios intentos en contra del PRI para evitar que tome fuerza y pueda retomar el mando presidencial; por ejemplo, el último escándalo de corrupción armado desde las entrañas mismas del Estado contra Arturo Montiel contendiente de Roberto Madrazo en realidad tenía como objetivo máximo golpear de manera espectacular a este último y, por lo tanto, al mismo PRI evidenciando sus vicios corruptos ante los ojos de los electores. La renuncia lastimosa del afectado pero sobre todo la situación de evidente fragilidad en que quedó el otrora fuerte Madrazo demuestran que, efectivamente, el dardo envenenado tuvo un efecto maquiavélico de lo más efectivo. Hasta podríamos decir que para la burguesía ya está tomada su decisión para el relevo del 2006 pero... en sentido negativo: el regreso del PRI al gobierno federal representaría un retroceso a varios niveles pero sobre todo en lo que concierne al sostenimiento de la campaña democratizadora del sistema político frente al proletariado; una constatación por demás válida si consideramos que el mito de la democracia y de las elecciones se mantienen, precisamente, debido a la necesidad de inculcar en la conciencia del proletariado que son el único medio para mejorar su condición de explotación. Una razón nada menor.
A pesar de los reveses sufridos, el PRI está demandando con gran fuerza ser considerado dentro del juego, presumiendo muy alto que lo ha hecho todo por modernizar y democratizar su aparato, además de que está ofreciendo una capacidad de control y estabilidad, dada su implantación nacional, de las diferentes instancias de gobierno que actualmente están desestabilizadas y, que, en última instancia, su situación no se diferencia mucho de la de los otros dos partidos importantes (PAN y PRD), los cuales experimentan efectivamente el mismo tipo de dificultades producto de su matriz política común (como lo veremos en próximos artículos). Además, no hay que olvidar la reserva considerable de fuerza política que todavía detenta el otrora partido de Estado en varias regiones del país que operan en la práctica como verdaderos feudos políticos; por ejemplo, este partido todavía detenta la mayoría de las gubernaturas en los estados aún si algunos de ellos son dominados por gobernadores opuestos al grupo de Madrazo. El PRI va por la grande para recuperar las prebendas que brinda el poder presidencial y que permite sostener las exigencias de su aparato que, sin estos privilegios, ha sufrido serios descalabros en los últimos años. En última instancia, si esa posición central no se recuperara, de todos modos la negociación de una buena tajada del pastel le brindaría a este organismo importantes beneficios económicos y políticos nada despreciables. En esta perspectiva, en los meses por venir seremos testigos de una agudización de las pugnas interburguesas y particularmente de los esfuerzos desesperados del núcleo duro del PRI, no sólo, ni mucho menos, para evitar su debilitamiento, sino sobre todo para imponerse a los planes centrales del Estado burgués mexicano en los cuales no encaja, por el momento. Es decir, la «racionalidad» del proyecto de la burguesía mexicana no es una garantía, claro está, de que todas las fracciones de esta se someterán a esos planes; como lo hemos demostrado siempre, los diversos grupos de interés que operan al interior del Estado se aplican a fondo para no quedar fuera de la repartición del gran pastel.
Después del último golpe, el PRI continúa procesando el caso de Elba Esther Gordillo, cacique sindical del (SNTE) quien ha funcionado como «caballo de Troya» en su interior, anotándose varios puntos a su favor. Relacionado con esto, tomemos nota del desgajamiento de varios grupos de priístas en varios estados del país enarbolando el pretexto del desacuerdo con las «prácticas antidemocráticas de Madrazo», cuando en realidad son impelidos por el cálculo burgués del beneficio pragmático (por ejemplo, gran cantidad de expriístas se han ido a la coordinación de las redes ciudadanas pro voto de AMLO calculando que esa es la orientación dominante del Estado burgués). También, hay que advertir un contexto desfavorable en su campaña consistente en cierto «vacío» de promoción de parte de los medios de difusión burgueses más importantes (recordar, por ejemplo, sus dos desangelados e ignorados «debates»). Una situación que da cuenta precisamente de una orientación de los principales grupos de la burguesía que no le favorecen al actual PRI.
Sin embargo, esto no quiere decir que el núcleo duro de este partido vaya a tirar la toalla tan fácilmente sino que, al contrario, lo está haciendo todo por salirse con la suya conociendo hasta el último detalle las reglas del juego electoral. En efecto, la primera posibilidad es estar dentro de la contienda, luego, hay que utilizar todos los recursos disponibles y los medios que sean necesarios, en su caso el aparato de maniobra electoral que funciona todavía a las mil maravillas a la hora de sumar votos, obviamente, al mismo tiempo hay que sumar adeptos dentro de los diversos grupos en disputa para imponer una relación de fuerzas favorable y esto incluye el famoso «cabildeo» también en las esferas del poder del Gran Padrino para obtener el «palomeo» decisivo. Esto podría posibilitar que los recursos con que cuenta el Estado capitalista se orienten de un lado o de otro y el PRI lo sabe mejor que nadie.
Si estuviéramos en pleno dominio del partido de Estado estas dificultades se solucionarían de un plumazo mediante el fraude electoral. Si embargo, como lo hemos ya analizado, la burguesía se ha previsto desde los años 80 de implementar las llamadas reformas electorales (de las que surge el IFE) con las cuales ha logrado superar en gran medida precisamente un sistema de fraude electoral e instituir uno de «elecciones limpias». Y este esfuerzo responde al objetivo de hacer creíbles las elecciones después de siete décadas de contar con mecanismos por demás burdos y arcaicos. En esto radica uno de sus mayores éxitos al nivel de la mistificación democrática pues vende la idea a los explotados de que cualquier candidato tiene las mismas oportunidades de competir y de ganar siempre y cuando sea favorecido por el voto de la mayoría de los ciudadanos, de ahí la gran fuerza mistificadora de este mecanismo de control. Sin embargo, lo que no dice es que tal proceso donde efectivamente «los votos sí cuentan» es manejado completamente por el Estado burgués no sólo en sus ejes fundamentales sino que, sobre todo, hay un manejo fino de sus orientaciones generales a través de sus medios de difusión que utilizan los más variados recursos para hacer crecer o disminuir una candidatura: video escándalos, denuncias de negocios turbios, informaciones tendenciosas de todo tipo, encuestas amañadas, etc., etc., con los cuales se administra la orientación del voto de los potenciales electores a los cuales se les induce su preferencia por tal o cual personaje de la burguesía; y no es para menos si consideramos la abrumadora campaña diseñada profesionalmente con criterios sociológicos, psicológicos, mercantiles, etc., para determinar una «opinión», una «preferencia»...
De esto se trata actualmente, la burguesía lleva ya un buen tiempo tratando de ponerse de acuerdo para imponer, de esta manera, su orientación política más conveniente a las necesidades actuales. Y aquí reside precisamente el problema pues más allá de la corrupción imperante en toda la llamada clase política de la burguesía, más allá de la irresponsabilidad y pusilanimidad que puedan caracterizar a tal o cual grupo o individuo burgués, el Estado capitalista debe tener la capacidad de lograr un acuerdo para llevar adelante una determinada orientación sin que se ponga en cuestión el control del sistema, lo cual podría llevar a resultados indeseables. Esta es la búsqueda actualmente.
En cuanto al PRI, como lo decíamos, hay ya varios indicios en el sentido de que no goza de las simpatías de una amplio segmento de la burguesía, sin embargo, es claro que se la va a jugar a fondo con los grupos que lo apoyan a pesar de los cálculos muy «razonables» del resto de burgueses que recomiendan no retroceder en sus proyectos económicos, políticos y sociales. Hasta el momento, pareciera que los otros dos contendientes «serios»: Felipe Calderón del PAN y López Obrador del PRD más o menos se ven favorecidos en el sentido de que para el Estado capitalista cualquiera de ellos y los grupos que los sustentan tendrían la capacidad de llevar adelante sus planes en el terreno económico, político y social además de la delegación imperialista del Gran Padrino estadounidense para servir como lugarteniente en su patio trasero latinoamericano. Normalmente, estas consideraciones norman los criterios de la burguesía en su interior y al nivel de sus relaciones internacionales para elegir a sus equipos de gobierno. El PRI tiene el perfil para cumplir excelentemente las tareas en el aspecto económico y en el relacionado con América Latina, sin embargo, en este momento no ayuda a cohesionar a la burguesía, y aunque la dispersión política impide que cualquiera de ellos lo pueda asegurar, su actuación pragmática los lleva a la elección del «mal menor».
La burguesía es una clase que no se caracteriza precisamente por su capacidad de consenso y de toma de conciencia sino que, al contrario, su accionar esta condicionado por el conflicto de intereses y la competencia perenne en su seno. Cada capitalista o grupo de ellos busca imponer sus decisiones a costa de los otros, y en su caso la nomenclatura del PRI, vista su situación desesperada por recuperar sus privilegios, buscará pasar por encima de los demás. Es por ello que no hay ninguna garantía de que los planes que más convienen a la burguesía puedan avanzar de manera segura. Cada grupo se la está jugando con todo y acepta las reglas del juego electoral apostando a que logrará acumular los mayores apoyos para acceder al poder presidencial.
Todavía falta mucho para poder pronunciarnos en qué sentido puede estarse orientando la burguesía y aunque no es nuestra tarea adivinar qué candidato ganará, sí tenemos la obligación de clarificar ante el proletariado los escenarios políticos en los cuales tendrá que desarrollar su lucha de clases, denunciar las nuevas trampas, prevenirle de los nuevos temas mistificadores, etc. La clase burguesa regentea su democracia electoral manejando todos los hilos posibles que le permiten manipular completamente el proceso y asegurar los resultados, y lo hace no sólo por necesidades de mistificación ante la clase obrera sino también por los requerimientos de gestión de las disputas de sus diferentes grupos de interés, en su funcionamiento interno. Los trabajadores deben comprender estos mecanismos del aparato Estatal de sus explotadores si quieren, a plazo, desembarazarse del lastre ideológico de la democracia electoral que los mantiene atados todavía a las ilusiones de cambio provenientes de las mismas entrañas del Estado capitalista. En este mismo sentido, los próximos artículos de la serie tratarán acerca de los otros partidos y de las tendencias políticas a nivel internacional y regional, siempre con el firme propósito de aportar elementos de clarificación a favor de su combate de clase.
RR/diciembre del 2005
En los últimos meses han crecido los ataques hacia estudiantes de bachillerato por parte de «porros». En México los estudiantes llaman porros a los grupos de golpeadores a sueldo de alguna instancia gubernamental. Estos grupos en las universidades de México, son creados tradicionalmente a partir de los grupos de football americano y sus animadores[1] [12] , en tanto que por medio de becas y calificaciones el Estado los compra, pidiendo a cambio atacar a los estudiantes politizados, o a alguna manifestación. En México tienen una larga historia como cuerpos represivos del Estado. En 1961 nace el MURO (continuador del Frente Universitario Anticomunista y brazo visible del Yunque) como proyecto político-militar en el que se involucra el clero católico, no obstante pronto potencia sus fuerzas al integrarse a la estructura del Gobierno, sirviendo en una especie de fuerza paramilitar, muchos de sus integrantes son contratados directamente por la DFS (policía política de ese entonces), y son conocidas sus actuaciones al estilo gangster durante las manifestaciones estudiantiles en 1968. En una continuidad de esta estrategia se encuentra la formación de los Halcones, que tuviera su actuación más abierta en la masacre del 10 de junio de 1971.
Durante los 70, en Universidades de Guadalajara, la federación de estudiantes (FEG) y los Tecos, extienden el terror entre los alumnos y maestros; muchos de estos porros años después se convirtieron en flamantes diputados o funcionarios de gobierno. En Sinaloa, por el mismo período el grupo José Maria Morelos (los chemones), sirven como instrumento de represión y amedrentación de los jóvenes politizados. En la actualidad dentro de la UNAM y el IPN se ha formado una red de grupos de porros que están al servicio de diversas instancias de gobiernos. Antes el PRI y el PAN mantenían el monopolio del control de los porros, no obstante como lo dice una periodista al hacer el seguimiento de este problema: «...con la transición política de los últimos años también han encontrado apoyo en personajes del PRD, del PAN y del PT...» (La Jornada, 06-06-04). Es decir son verdaderos mercenarios que están al servicio del que primero pague, por ejemplo a la Federación de estudiantes de Naucalpan, se le asocia lo mismo con el gobierno del estado de México, en manos del PRI, que con el ayuntamiento de Naucalpan, controlado por el PAN, así mismo, es conocida la cercanía de los porros de la FEP y ODET, que actúan en el IPN, COBACH y CONALEP con funcionarios del PRI, pero también con el PRD, por ejemplo la perredista Lizbeth Rosas del grupo de Bejarano, pero también el mismo Joel Ortega, actual funcionario de la policía del DF, según articulistas, fue promotor del grupo de porros «3 de marzo» que actúa en la UNAM aunque cuenta con lazos en la FEP-ODET. En la UNAM, el grupo «Alianza Universitaria» toma diferentes membretes (Apocalipsis, Pedro de Alba, Reflexión Estudiantil, Universitarios en Movimiento...) con los que aparece continuamente en actos de agresión y provocación. Las últimas agresiones se han centrado en las Preparatorias 5 y 6 y en algunos Colegios de Ciencias y Humanidades de la UNAM. De frente a ello, jóvenes estudiantes se han visto envueltos en continuos enfrentamientos y acciones contestatarias con las que pretenden poner fin al porrismo, no obstante más que un proceso reflexivo, las respuestas que han dado muestran un inmediatismo desesperado y estéril.
El hostigamiento continuo de los porros ha dado oportunidad a que el izquierdismo desarrolle una campaña ciega entre los jóvenes estudiantes, conduciendo hacia una falsa reflexión, que a fin de cuentas los encierra en el terreno que buscan las autoridades al soltar la jauría de porros, es decir, someter a pensar todo en función del porrismo: cómo responder sus agresiones y pretender que el sistema puede vivir sin la existencia de sus instrumentos de represión.
Es evidente que es indignante ver la agresión y notar la protección de funcionarios y policías, no cabe duda que esto obliga en ocasiones a la autodefensa, sin embargo la actitud de los sectores radicaloides que pretenden reducir todo al enfrentamiento, o a la de quienes exigen justicia, son cómplices del mismo accionar represivo, unos pretendiendo que de frente al aparato represivo del Estado hay que oponer otro, otros alentando la idea de que el capitalismo puede ser mejorado con una mayor dosis de democracia.
Hay que recordar que frente a los porros de la FEG se crearon grupos como la FER, transformada luego en el grupo guerrillero FRAP, o ante los «chemones» se presenta la FEUS (incorporada luego al grupo guerrillero LC-23 de septiembre) y aunque podía haber un verdadero coraje por las acciones de los porros, ese coraje se anuló por la actuación desesperada y no reflexiva. De la misma forma con tan sólo exigir la salida de porros o la destitución de funcionarios no logra sino alentar esperanzas en el sistema; es conocida la consigna levantada por el CNH en 1968, sobre las libertades democráticas y en particular sobre la desaparición del cuerpo de granaderos y la destitución de algunos funcionarios, y lo que queda demostrado es que los cuerpos represivos del Estado no pueden desaparecer sin antes haber derrocado el sistema capitalista, esa misma experiencia muestra que podrán cambiarse de funcionarios, pero la esencia represiva del capital se mantiene.
No pretendemos decir que los jóvenes deben esperar cruzados de brazos las agresiones de los porros, lo que es necesario insistir es que debe entenderse el significado del sistema y su forma de actuación, y por tanto la necesidad de transformarlo. Es evidente que estas agresiones son expresión de las pugnas presentes en la burguesía y que se agudiza por el proceso electoral, en particular son provocaciones en la que cada grupo lanza a su jauría para medir fuerzas y presionar para obtener una parte mayor del botín, y en esto están metidos lo mismo el Rector de la Fuente (que ha sonado como posible candidato de unidad), que directores de facultades y escuelas, partidos (PRI, PAN, PRD y PT) y funcionarios del gobierno del DF. Por ello de frente a la brutalidad de los porros no bastan las acciones desesperadas o los llamados estériles de justicia, los estudiantes como masa heterogénea no forman una clase social y no pueden alcanzar en unidad una conciencia de su ser social, no obstante los sectores que están unidos a la clase obrera por sus lazos familiares, o que se reconocen ya como fuerza de trabajo asalariada potencial, deben salir del laberinto de la ideología estudiantilista, que es un medio aprovechado por el izquierdismo de toda laya para extender la confusión y evitar la reflexión, deben comprender que el capitalismo no puede humanizarse ni ser justo, por eso deben reflexionar y hacer suya la teoría revolucionaria, pero además la tradición de lucha de la clase obrera, reconocer que no pueden desperdiciar sus fuerzas en luchas estériles, toda su fuerza, su coraje y convicción de lucha debe ser orientada al verdadero combate histórico. La verdadera forma de combatir los ataques de los cuerpos represivos del Estado y su brutalidad, es luchar, masiva y concientemente, por la destrucción del capitalismo.
Tatlin/1-diciembre-2005
[1] [13]En Argentina en los gobiernos militares las «barras bravas» eran también usadas como cuerpos represivos.
Hace ya casi tres años desde que el ejército estadounidense tomó el control de Irak, y el país se hunde cada vez más en el caos. Más de 120,000 iraquíes muertos; 2,000 soldados estadounidenses muertos y 18,000 heridos; destrucción masiva de infraestructura, casas y edificios públicos. Irak se encuentra en una de las peores situaciones de cualquier país desde la Segunda Guerra Mundial. Encima de esto, la agudización de las tensiones imperialistas sobre Irak ha llevado a todo el Medio Oriente a un período de inestabilidad creciente. Los recientes bombardeos en Ammán, Jordania, que había evitado esta infección hasta ahora, son la prueba de esto.
Irak hoy es un país devastado, rondando el borde de la guerra civil. El «nuevo», «próspero» y»democrático» Irak anunciado por la Administración Bush se encuentra en ruinas. La guerra de guerrillas continua contra las fuerzas de ocupación, atrocidades cada vez horribles contra la población civil, todo esto muestra que cualquier esperanza de una reconstrucción es una ilusión. Las divisiones entre grupos sunitas, chiítas y kurdos se han agravado violentamente con la población atrapada en el fuego cruzado. Cualquier futuro Estado iraquí será devastado por disensiones de toda clase. En el norte, terroristas sunitas y baátistas, apoyado activamente por Siria han lanzado numerosos ataques sobre intereses kurdos. En Bagdad y el sur predomina el conflicto entre sunitas y chiítas. El homicidio, los secuestros y la tortura son parte de la vida cotidiana de la población. El mes pasado docenas de chiítas fueron masacrados por terroristas suicidas mientras rezaban en sus mezquitas, mientras el Estado iraquí, dominado por chiítas, exigía venganza estableciendo centros de tortura que no tienen nada que envidiar al régimen de Saddam.
Esta situación ha abierto los apetitos imperialista de Irán y Siria. Esta última nación, que evidentemente se juega el derecho a tomar parte en el conflicto iraquí, ya ha estado sirviendo como centro para terroristas sunitas y baatistas. Su desalojo de Líbano le empujará indudablemente a extender su influencia en Irak.
Irán, actualmente involucrado en un enfrentamiento con EU y estados europeos en relación a su programa nuclear, se lame los labios con las posibilidades abiertas con el debilitamiento de Irak y el reforzamiento de las facciones chiítas en el nuevo gobierno, especialmente en las fuerzas de seguridad. Esto abre la puerta para que Irán adquiera un lugar mucho más importante en Medio Oriente, especialmente en el Golfo Pérsico y áreas productoras de petróleo. Esta perspectiva le obliga a actuar de una manera mucho más agresiva contra las grandes potencias y ha reforzado a las facciones más «intransigentes» y retrógradas de la burguesía iraní. Las tensiones entre Irán y Gran Bretaña aumentan cuando Teherán incrementa su apoyo a los ataques sobre las fuerzas de ocupación británicas por milicias chiítas.
Los bombardeos de Ammán nos recuerdan que ninguna región del Medio Oriente quedará a salvo de las fuerzas de destrucción. Estas son particularmente importantes porque Jordania representa un enlace entre Irak y el conflicto de Israel / Palestina. Por mucho tiempo Jordania actuó como un amortiguador entre Israel y las organizaciones palestinas, que atacó a la OLP por orden de los estadounidenses en los años 70. De esta manera, otro aliado cercano de EU ha sido atacado por los terroristas, de la misma forma que Arabia Saudita ha visto numerosos ataques de Al Qaeda desde la guerra de Irak.
En esta situación, también debemos tener en cuenta las diversas maniobras de Sharon, que tendrán como resultado mayores tensiones entre Israel y los grupos palestinos, e incluso entre los mismos grupos palestinos, especialmente Hamas y la OLP. Bajo la cubierta de la retirada de Gaza, en realidad el estado israelí está apretando sus pinzas sobre Cisjordania y se prepara para desplegar más fuerzas hacia Líbano. La decisión de Sharon de dejar Likud y formar un nuevo partido apoyado por el ex laborista Shimon Peres no quiere decir que Sharon se ha convertido en una blanca paloma. Significa simplemente es uno de los más inteligente de la extrema derecha, entorpecida por los dogmas irracionales, capaz de mantener cada pulgada de la tierra santa.
En esta situación, es claro que para el gobierno norteamericano cada vez es más difícil justificar su presencia en Irak. La idea de que invadir Irak sería un golpe al terrorismo internacional ha sido desacreditada por el simple hecho de que la oleada terrorista se ha hecho más y más fuerte, no sólo en Irak sino también a través del mundo, incluyendo Europa. Lo mismo vale para la idea de la instalación de la paz y la democracia en Irak. Por lo tanto, la Administración Bush está siendo objeto de la crítica no solamente de sus adversarios tradicionales en la «comunidad internacional», como Francia y Alemania, sino también desde el interior de la misma burguesía norteamericana- y no sólo entre los demócratas sino también incluso desde el interior del Partido Republicano. La caída dramática de la popularidad en las encuestas de opinión pública de Bush, los debates en el senado dominado por republicanos sobre la necesidad para los EU de fijar una fecha para la retirada y sobre la tortura de presos en Guantánamo, el surgimiento de los nuevos escándalos sobre la manera en que el gobierno manipuló los hechos en relación a las armas de destrucción masiva... todo esto muestra el verdadero callejón sin salida que enfrenta la burguesía estadounidense.
Y encima de todo, a pesar de algunos recientes despliegues de fuerza contra baluartes rebeldes en el norte, EUA también está mostrando su impotencia en el terreno. La Casa Blanca se encuentra en un dilema por:
* La presión de la opinión pública sobre la situación desastrosa en Irak, que está empujando al retiro lo antes posible.
* La amenaza que significa a los intereses de EUA retirarse bajo las actuales circunstancias, que además de dejar que Irak se hunda más en el cenagal, se vea como una derrota, incluso una humillación para EUA, que habría fallado completamente a su promesa de traer la paz y democracia al país.
* Los apuros de EUA son una fuente de satisfacción para sus rivales imperialista, ya que legitima su oposición a la invasión de Irak y les dará la oportunidad de promover sus propias ambiciones imperialista con el pretexto de ofrecer sus servicios desinteresados. Así por ejemplo, vimos a Francia hacer propuestas a Jordania después de los bombardeos de Ammán.
Irak es el verdadero rostro del capitalismo actual. También es una imagen del futuro que la burguesía nos prepara. Solamente la lucha contra este sistema moribundo puede ofrecer un futuro diferente a la humanidad.
Mulán/ 5 de diciembre de 2005
Nuestra experiencia de intervención en Argentina nos lleva a abordar una actividad muy extendida consistente en organizar Comedores Populares que se proponen una triple finalidad:
- proporcionar comida a un cierto número de personas
- realizar actividades de enseñanza más o menos elemental
- crear un medio de reunión adonde los vecinos puedan discutir, desarrollar una solidaridad y poder reflexionar sobre cómo luchar contra la situación cada vez más insoportable que nos impone el capitalismo.
Apoyamos la voluntad de solidaridad y de lucha contra el capitalismo que hay en esa tentativa, sin embargo, debemos preguntarnos si la actividad de los Comedores Populares constituye o no un medio para concretar esa voluntad.
En los últimos 10 años están proliferando una multitud de organizaciones de base: Comedores Populares, Piqueteros, Redes de Economía Solidaria, Redes de Empresas Autogestionadas etc.
Las primeras organizaciones de este tipo han surgido de la iniciativa de gente de los barriales que apenas tienen de qué comer. También, han sido creadas por personas que apenas tienen ingresos[1] y que como forma de supervivencia tratan de compartir con otros en su misma situación un mínimo de productos y servicios. Otro problema cada vez más frecuente, es que los obreros –especialmente de empresas pequeñas y medias- se encuentran con que al volver del descanso de fin de semana el dueño ha cerrado dejándolos a todos en la calle, lo cual les ha obligado a ocupar la fábrica para intentar mantener su trabajo.
El movimiento piquetero tiene un origen similar. En 1996-97 se produjeron en diferentes regiones argentinas cortes de carretera protagonizados por desocupados que luchaban por obtener un medio de vida. Estas primeras acciones expresaban una lucha proletaria genuina. Sin embargo, no pudieron extenderse, se quedaron aisladas, la gente empezó a desmoralizarse y a “buscarse la vida”. Una minoría trató de mantener a toda costa la organización primitiva. Pero esta fue poco a poco infiltrada y “organizada” por sindicalistas radicales, por grupos de extrema izquierda (principalmente trotskistas) dando lugar a lo que hoy conocemos como “movimiento piquetero” que ya no se parece en nada a la organización inicial[2]. Es una estructura directamente vinculada al Estado a través del reparto de los bolsones de comida y los subsidios que otorga el gobierno. Además, sus miembros tienen que asistir obligatoriamente a las asambleas y a las movilizaciones convocadas. Sí no están convencidos corren el riesgo de perder esas ayudas. Los líderes piqueteros detraen una porción del dinero que les corresponde a los miembros. Lo que en un principio era una organización obrera vinculada directamente a la lucha, al hacerse permanente, al pretender mantenerse hubiera o no hubiera luchas, ha ido siendo absorbida por las estructuras del Estado.
El proceso es más o menos el mismo en las otras organizaciones. Tomemos el caso de los Comedores Populares. Los compañeros que los inician buscan responder al problema de cómo obtener un mínimo de comida. Reaccionan frente a una situación desesperada. Pero rápidamente, organizaciones políticas, sindicales, ONG’s, la propia Iglesia, les ofrecen sus “servicios”: la coordinación entre comedores, las gestiones ante los organismos de asistencia de la Provincia etc. En la Capital Federal hay más de 100 comedores coordinados, se calcula que son más de 400 los comedores de la zona sur del Gran Buenos Aires… Poco a poco, se comprueba amargamente que, a cambio de unas subvenciones administradas con cuentagotas, de migajas que no calman el hambre, esas organizaciones escapan al control de los interesados y se transforman en estructuras a través de las cuales el Estado burgués los encuadra, los controla y los utiliza políticamente para sus fines.
En el siglo XIX y principios del XX, en la época en que el capitalismo era un sistema progresista, el proletariado podía constituir organizaciones de masas permanentes: sindicatos, cooperativas de consumo, cooperativas de producción, asociaciones de mujeres y de jóvenes, universidades populares, casas del pueblo etc. Aunque esas organizaciones caían con frecuencia en graves desviaciones reformistas, en ilusiones de gestión cotidiana de la miseria, globalmente pertenecían al proletariado. Estas organizaciones podían existir sobre la base de un programa que no ponía en cuestión el conjunto del sistema capitalista pues éste tenía delante de si una perspectiva de crecimiento y desarrollo económico y social. Eran auténticas escuelas de lucha de los obreros donde éstos podían reunirse y desarrollar su solidaridad de clase.
La situación cambia radicalmente con la entrada del capitalismo en su fase histórica de decadencia. De forma global, el sistema no puede desarrollarse más allá de situaciones puntuales o parciales; ya no puede dar una perspectiva duradera y permanente de progresión de las condiciones de vida de la clase obrera y, en general, de las masas oprimidas. Con ello, las organizaciones de masas permanentes basada en la lucha contra aspectos parciales de la explotación pierden su razón de ser, ya no tienen dinámica ni contenido. Su existencia, tras el impulso inicial de sus miembros más sinceros, solo puede garantizarse si se integran y vinculan al Estado Capitalista.
El caso más claro son los sindicatos. Se ha intentado formar a lo largo de todo el siglo XX toda clase de sindicatos: asamblearios, combativos, anarquistas, radicales, de base, unitarios etc. SIEMPRE HAN FRACASADO COMO ORGANISMOS OBREROS. Si durante más de 80 años los sindicatos siempre traicionan y se vuelven contra los obreros es porque no es posible en la decadencia del capitalismo una organización de masas permanente que tenga como objetivo la mejora de tal o cual aspecto parcial de la explotación. Además, en la decadencia del capitalismo el Estado se vuelve totalitario, tiende a absorber bajo sus garras el conjunto de la sociedad. No puede tolerar una organización masiva de los explotados y oprimidos, tiene que destruirla. Esta destrucción se hace por dos vías: la represión y la integración. La vía integradora es tanto más fácil por cuanto esas organizaciones han perdido todo el sentido que tenían en el pasado y ya no sirven realmente a los intereses obreros. Por un lado, el Estado, a través de múltiples agentes (comisiones parlamentarias, instituciones ministeriales diversas, sindicatos, Iglesia, partidos, ONG’s etc.) busca cómo fagocitar cualquier tentativa de expresión independiente de las masas. De otro lado, toda tentativa de organización permanente sobre una base que no ponga en cuestión el capitalismo facilita esa absorción.
¿Cuál es la causa de la malnutrición rayana en el hambre de muchos niños del conurbano bonaerense, de numerosas provincias argentinas, de un buen número de países sudamericanos, africanos, asiáticos… y que empieza a afectar también a países europeos? ¿Es el mal gobierno? ¿Es la corrupción? ¿Es el mal reparto de las riquezas? ¿Injusticia? ¿Escasez de alimentos? En la última pregunta está la clave de la respuesta. Constatamos fácilmente que no hay escasez de alimentos. Por sólo limitarnos a Argentina vemos que sobra carne, trigo, soja, que las huertas de Tucumán rebosan de todo tipo de hortalizas y frutales, mientras allí es uno de los lugares de mayor índice de malnutrición infantil.
En todo el planeta sobran alimentos, los escaparates están repletos, muchos productos perecederos que no se venden son arrojados al mar…Aquí vemos una de las causas fundamentales del hambre o la malnutrición que afectan actualmente a gran parte del género humano: LA SOBREPRODUCCION. El Manifiesto Comunista, escrito en 1848, dice que “durante las crisis, una epidemia social, que en cualquier época anterior hubiera parecido absurda, se extiende sobre la sociedad: la epidemia de la sobreproducción”. El capitalismo es la primera sociedad de la historia humana en la que se pasa hambre no porque se produzca demasiado poco sino porque se produce demasiado. El capitalismo no entra en crisis por escasez de producción sino por exceso de producción. A diferencia de lo que ocurría en el feudalismo, no es por la sequía, ni por las malas cosechas, ni por las plagas de langosta, por lo que se produce el hambre y la miseria sino “porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiada industria, demasiado comercio”, prosigue el Manifiesto Comunista, que concluye que tal absurdo “precipita en el desorden a toda la sociedad burguesa”.
La actividad de buscar comida en las sobras de empresas alimentarias o distribuidoras, de recabar subsidios de las instituciones asistenciales del gobierno, supone encerrar a un puñado de compañeros en un círculo cerrado que no sólo no puede solucionar las causas de la miseria, sino que tampoco palia los efectos de esas calamidades. Mientras que el número de bocas necesitadas de comida crece vertiginosamente los comedores apenas consiguen dar de malcomer (¡no de comer!) a un puñado de bocas.
Se trata de una actividad de gestión de la miseria. No se soluciona el hambre, lo que se hace es adaptarse a ella. Supone convertirse en auxiliares involuntarios del Estado en su tarea de perpetuar a los explotados y oprimidos dentro de las cárceles de la de miseria, el hambre y la desesperación. Millones de seres humanos son abandonados a su suerte por el Estado capitalista y los bolsones que reparten las organizaciones piqueteras y las sopas que organizan los comedores dan la impresión de que se está “haciendo algo”, de que el Estado “democrático” no se olvida de los más desfavorecidos, de que habría “solidaridad” con ellos… Cuando en realidad lo que se está haciendo es mantener y agravar la situación, dejarla encerrada como en un gueto dentro del barrial o del poblado.
Con la organización de Comedores Populares se pretende, como decíamos al principio, un segundo fin: proporcionar cultura y formación a niños y adultos.
La cultura y la formación son necesidades de la clase obrera que se propone construir una sociedad sin explotación, sin fronteras, sin estados, en la cual todos los hombres puedan conocer y aplicar para su vida en común, todo lo que la historia de la humanidad ha aportado a sus conocimientos.
Observamos en todos los países –tanto los más desarrollados como en los menos- un abandono creciente por parte del Estado de servicios como la educación. Las instalaciones escolares se deterioran y no son renovadas, la enseñanza –salvo para una élite privilegiada- pierde calidad o es directamente abandonada en los barrios más pobres. Que asociaciones de los barrios más olvidados organicen cursos para darse cultura, pone en evidencia la voluntad de conocimiento, el ansia de dignidad, de esos millones de seres humanos que por vivir en el conurbano bonaerense son despreciados por las altas esferas tratándolos de “lúmpenes”, de la misma forma que en Francia Sarkozy ha llamado “canalla” a los jóvenes de los barrios de suburbios.
Ahora bien, ese intento, pese a su buena intención, no pone en cuestión el sistema capitalista ni se inscribe realmente en una dinámica de lucha contra él. Por ello, consideradas en sí mismas, son actividades que el Estado recupera y esteriliza, terminando por convertirlas en un medio auxiliar de su objetivo de control y encuadramiento de la población.
Por otra parte, la cultura y la formación no garantizan un puesto de trabajo. Al trabajador se le exigen cada vez mayores requisitos de formación y adiestramiento, pero ni aún con eso puede conseguir un trabajo regular porque el problema del capitalismo es el desempleo galopante y su capacidad de crear empleos es muy inferior al número de los que destruye. Además, ni siquiera con un puesto de trabajo se pueden garantizar unos medios de vida suficientes pues los salarios van cayendo cada vez más hasta niveles que ni siquiera permiten vivir decentemente. ¡Recordemos lo que decía una trabajadora del hospital Garrahan: “ni siquiera tener un sueldo todos los meses te permite vivir”!
No es la incultura, la falta de preparación o de formación, lo que provoca que miles y miles de jóvenes no consigan un empleo, sino que es la crisis sin salida del capitalismo la que hace que éste sea incapaz de integrar a la mayoría dentro de la actividad productiva condenándolos a la exclusión social: la legión de seres humanos apartados del proceso productivo, condenados a malvivir y en la más terrible inseguridad, crece dramáticamente en numerosos países.
Se podría decir que al menos la actividad del Comedor serviría para agrupar a la gente y plantearle los problemas que hay en la sociedad, cómo luchar contra ellos. En definitiva, serviría para ganar gente a la causa de la lucha revolucionaria. Compañeros que participan en esos organismos dan ese argumento: “la verdad es que lo que hacemos no sirve para nada, es reformista y le hace el caldo gordo al Estado, pero, al menos, logramos reunir a la gente, concienciarla y enseñarle a ser solidaria”.
Actualmente en Argentina, en organizaciones de base (piqueteros, comedores, empresas autogestionadas, redes de economía solidaria etc.) hay muchos miles de personas “organizadas”, que supuestamente “se reúnen”, “se conciencian”, “hacen algo” etc. En apariencia, esto representa una fuerza imponente, pero en la realidad, hay miles y miles de personas paralizadas, atadas de pies y manos por el Capital y su Estado. Esto se ha comprobado repetidas veces, la última fue cómo esas organizaciones de masas ahogaron a los trabajadores de Garrahan en una falsa solidaridad.
La actividad que domina esas organizaciones es la asistencia, el mantenimiento de la miseria, su utilización por el Estado para perpetuar la explotación. Todo eso se hace contra la voluntad y los deseos de la mayoría de sus miembros. No se puede discutir de cómo salir de la miseria cuando todo lo que se está haciendo gira alrededor de cómo mantenerse dentro de ella. Por ello, por mucha buena voluntad que se le ponga, por muchos intentos de persuasión que se hagan, no se podrá desarrollar una discusión y una actividad dirigidas a la lucha revolucionaria.
Sí hemos de organizarnos para la lucha contra la miseria hemos de asentar una actividad que vaya a sus causas. Sólo la lucha de la clase obrera puede acabar con las causas de la miseria. Sin embargo, su lucha es todavía muy limitada y va a tardar tiempo en tomar una fuerza revolucionaria que le permita levantarse contra el capitalismo. Entretanto, hay que contribuir con una actividad de discusión, de intervención en las luchas, de reagrupamiento internacional de los revolucionarios, de animación de círculos de discusión en torno a las posiciones comunistas. Es una actividad que parece “abstracta”, desligada de todo lo inmediato que nos rodea, pero cada vez que hay una lucha masiva de la clase obrera vemos la utilidad de que haya un puñado de revolucionarios que contribuyan con análisis, propuestas y orientaciones al avance de su lucha. Así vimos la oleada de huelgas que hubo en Argentina entre junio y agosto, adonde una intervención podría haber ayudado a ir más lejos, a sacar lecciones, a romper las trampas de la burguesía. Hace unos días, Chávez y Maradona montaron una farsa de “lucha antiimperialista” en Mar del Plata. Hacía falta una voz revolucionaria que denunciara ese tinglado que va a desviarlos hacia un activismo inoperante y va hundirlos progresivamente en la confusión y la desmoralización.
Por eso, los compañeros más conscientes y combativos, más indignados contra la miseria y el hambre, deben canalizar esa voluntad y esos sentimientos hacia la clarificación de las posiciones revolucionarias del proletariado, hacia la intervención en su seno, hacia la lucha contra los engaños y las trampas que el Estado capitalista nos tiende.
CCI 19-11-05
[1]Unos 6 millones de habitantes de Argentina solo alcanzan a 1 peso diario
[2] Ver el artículo de los compañeros del Núcleo Comunista Internacionalista: https://es.internationalism.org/book/export/html/185 [15]
La «otra campaña» que se sustenta en la 6ª declaración del EZLN, es una peligrosa trampa para el proletariado, en tanto pretende atraparlo en una ideología reaccionaria que complementa el trabajo de confusión que la burguesía lleva con el proceso electoral en marcha. En RM 88 ya hemos denunciado la forma en que el llamado de Marcos se vuelve un ataque contra la conciencia de los trabajadores. El círculo «Comunismo o Barbarie» profundiza la reflexión sobre ello, haciendo una clara defensa de las posiciones marxistas de frente a los ataques ideológicos de la burguesía. Reproducimos el texto, eliminando, solo por problemas de espacio, algunos extractos, aunque el documento completo puede solicitarlo escribiendo a nuestra caja postal, o al correo electrónico.
«La nacionalidad del obrero no es francesa, ni inglesa, ni alemana; es el trabajo, la esclavitud en libertad, la venta voluntaria de sí mismo. Su gobierno no es francés, ni inglés ni alemán; es el capital. Su cielo patrio no es el francés, ni el inglés, ni el alemán; es la atmósfera de la fábrica. El suelo que le pertenece no está en Francia, ni en Inglaterra, ni en Alemania; está bajo tierra, a unos cuantos palmos de profundidad» Karl Marx (1845)
(...) Hoy como ayer, los discursos de la burguesía y la pequeña burguesía se dirigen a los sentimientos y emociones del proletariado para obstaculizar la reflexión y para hacer una defensa encubierta del capitalismo, del capitalismo en una de sus formas. Castro, Lula, Chávez, Kirchner, pero también Obrador y el EZLN dicen ofrecer una «alternativa al capitalismo» (...)
Desde sus orígenes, el EZLN ha sido un paladín del Estado nacional: «Las autonomías no son separación, son integración de las minorías más humilladas y olvidadas en el México contemporáneo. [...] Hoy lo repetimos: NUESTRA LUCHA ES NACIONAL»[1] [18]
(...) Se dirá que el EZLN ha corregido sus errores, que ve ahora las cosas con los ojos del proletariado, que ha dado un viraje (¡repentinamente!) hacia la izquierda, que solamente hay «algunas cosas» que le hacen falta a la Sexta declaración, que no hay que ver la forma de los términos sino su contenido, que «patria» debiera ser entendida como «los intereses de los explotados», etc. (...)
La larga y difícil experiencia del proletariado ha puesto muy en claro que no tiene ningún interés en común con la burguesía, que el beneficio del capital se sostiene en el perjuicio de los trabajadores; sin embargo, el EZLN equipara la ruina de la burguesía y la pequeña burguesía con la miseria del proletariado del campo y de la ciudad: «...los gobernantes que tenemos [y que] están destruyendo lo que es nuestra Nación, nuestra Patria mexicana ... hacen leyes como las del Tratado de Libre Comercio, que pasan a dejar en la miseria a muchos mexicanos, tanto campesinos y pequeños productores, porque son «comidos» por las grandes empresas agroindustriales; como los obreros y pequeños empresarios porque no pueden competir con las grandes transnacionales que se meten sin que nadie les diga nada y hasta les dan gracias, y ponen sus bajos salarios y sus altos precios.»
De esta manera, el EZLN «olvida» que la relación fundamental del capitalismo, la oposición capital-trabajo, se reproduce a una escala general. No importa el tamaño de esta relación antagónica entre los trabajadores y capitalistas; allí donde un individuo posee medios de producción y compra fuerza de trabajo a uno o varios proletarios, se está generando ya una relación de explotación de los capitalistas sobre los asalariados, se está comprando por parte del capital una mercancía capaz de generar un valor mayor que el que se está pagando; se está generando a partir de esta relación un plusvalor que es arrebatado al proletariado. ¿Debe entonces el proletariado basar su programa en una alianza con los «pequeños productores» o los pequeños empresarios que reproducen esta relación; allí donde el proletariado no tiene futuro ni perspectiva alguna de solución real a su miseria y sufrimiento?
(...) El proletariado es una clase explotada por el capital, grande o pequeño; explotada independientemente de su color de piel, de su sexo o de la región que habite. La burguesía sólo puede obtener ventajas al remarcar las diferencias (...) pues esto permite que el proletariado no pueda reconocerse como clase y se diluya en los frentes interclasistas, es decir, bajo programas y causas que le son ajenos, pero sobre todo, porque a través de este recurso se le impide al proletariado que vea lo que le hace ser la única clase revolucionaria capaz de destruir el capitalismo: que está privada de todo medio de producción y de vida, que no tiene más que su fuerza de trabajo y que, a diferencia de la burguesía y del resto de las clases que se enfrentan a ella, el proletariado no tiene patria que defender.
«Algunas de las bases económicas de nuestro México que eran el campo y la industria y el comercio nacionales, están bien destruidas y apenas quedan unos pocos escombros que seguro también van a vender.»[2] [19]
Cabe preguntarse si esas bases económicas a las que se refiere el zapatismo como la industria y el comercio eran menos capitalistas que las actuales. Tal afirmación es más bien una apología ese esquema del «Estado benefactor», caduco ya para el capitalismo actual, y que fue producto de la adaptación del capital a las circunstancias generadas por el fin de la segunda guerra mundial, donde partiendo de teorías burguesas como el keynesianismo, se pretendió dar oxigeno al capitalismo de posguerra.
Para el EZLN, el problema estaría en «unas empresas extranjeras... que tienen al campesino bien jodido» y en las maquiladoras «que son del extranjero y que pagan una miseria por muchas horas de trabajo.»[3] [20]
(...) Desde la lógica del zapatismo, las empresas extranjeras serían las únicas que generan pobreza, desempleo, miseria y deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores en México. Pero, ¿acaso Vitro, Cemex, Bimbo, Telmex, y demás empresas «orgullosamente mexicanas» no cumplen el mismo papel contra el proletariado que aquellas que «son del extranjero»? (...)
Que el sistema de «seguridad social», o la capacitación de la fuerza de trabajo y el adoctrinamiento ideológico que le acompaña (el proceso conocido como «educación»), necesarios para el proceso de producción capitalista, reciban la categoría jurídica de «público» o que los recursos como el agua, se denominen «propiedad de la nación», no significa en lo más mínimo que no sean mercancías. (...) Lo que debe verse es que a pesar de la forma jurídica que adopta el capital, en los hechos, el proletariado se encuentra privado de medios de producción: «[...] la transformación del capital en sociedades por acciones (o trust) o en propiedad estatal, no cambia la naturaleza capitalista de las fuerzas productivas [...] El Estado moderno, independientemente de las formas que asume, es esencialmente el Estado de los capitalistas, una máquina al servicio de los capitalistas, la personificación ideal de todo el capital nacional. Así, cuanto más fuerzas productivas quedan bajo su posesión más se convierte en un capitalista nacional real y más explota a los ciudadanos. Los proletarios permanecen en su condición de asalariados y las relaciones sociales típicas del capitalismo no se descomponen.»[4] [21]
Los servicios de salud, incluso en el antiguo esquema, son mercancías, y su costo sigue recayendo sobre el salario que los trabajadores perciben socialmente (...) Por eso afirmamos que el llamado del EZLN a defender «la soberanía nacional con la oposición intransigente a los intentos de privatización de la energía eléctrica, el petróleo, el agua y los recursos naturales»[5] [22], no es sino un llamado a defender el capitalismo en una de sus formas, pues, como Marx lo planteaba acertadamente, «allí donde el Estado es el mismo productor capitalista, como ocurre en la explotación de las minas, los bosques, etc., sus productos tienen el carácter de «mercancías» y poseen, por tanto, el carácter específico de toda otra mercancía.»[6] [23] (...)
Basta un ejemplo para ver lo que el EZLN opina sobre la legalidad burguesa en la «Sexta declaración»: «...la Constitución ya está toda manoseada y cambiada. Ya no es la que tenía los derechos del pueblo trabajador, sino que ahora están los derechos y las libertades de los neoliberalistas para tener sus grandes ganancias.»[7] [24]
La defensa de la legislación se vuelve un mecanismo cada vez más eficaz en el aseguramiento del control del capital sobre los trabajadores. Lo que la ley considera lícito es aquello que tenga por objeto «armonizar los derechos del trabajo con los del capital» (...) El proletariado debe defender sus necesidades, sus intereses, frente a los del capital, no las leyes de la burguesía.
(...En ese sentido, es que) El capitalismo nunca ha representado el bienestar para los trabajadores, sin embargo, durante su fase ascendente, el capitalismo permitía en ocasiones la realización de algunas reformas que los trabajadores obtenían tras duras batallas y en las que podían ver una mejora relativa de sus condiciones de existencia. El capitalismo es ya un sistema decadente, no puede ya realizar tales reformas ni mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. (...) Lo que está puesto a la orden del día en esta época del capitalismo en descomposición es la revolución proletaria y no un programa de reformas. Para los defensores del capital (vestidos bajo cualquier disfraz), el proletariado «no está apto para un programa radical», por lo que ha de contentarse con el «programa mínimo» de reformas, con «programas democráticos», con «proyectos de nación» o «programas nacionales». (... Pero) la burguesía es la única clase que tiene un interés nacional. El proletariado, sea en el campo, sea en la ciudad, debe romper con todo programa que incluso presentado como «anticapitalista» no signifique más que la defensa del Estado nacional, esto es, del Estado burgués. La tarea del proletariado es organizarse bajo su propio programa, defendiendo sus intereses de clase.
(...) En marzo de 2001, Marcos hacía mofa del marxismo ante miles de universitarios a quienes decía no querer aburrirlos con la revolución mundial, sino hablarles de un niño «indígena». Para nosotros el proletariado no es ni «mexicano», ni «francés», ni «indígena», ni «negro» o «blanco», ni «extranjero». No somos ni una «nación», ni una «raza», ni una «etnia»; somos una clase explotada mundialmente. Para nosotros los proletarios las únicas fronteras que existen son las que ha creado la burguesía y es ella y sólo ella, quien tiene interés por perpetuar su existencia.
Al proletariado no le corresponde defender las fronteras nacionales, sino abolirlas.
El proletariado tiene un solo programa que no es nacional sino internacional: destruir la sociedad burguesa, abolir la propiedad privada.
Para nosotros, como miembros del proletariado, la Revolución no es una ni una broma ni una idea inalcanzable, es una necesidad y una posibilidad que se sostiene en condiciones materiales que hoy existen.
La revolución mundial para el EZLN puede ser cuestión de broma o una aspiración abstracta, para nosotros es la única bandera donde la victoria está asegurada.
Comunismo o Barbarie, diciembre 2005
[1] [25]Tercera declaración del EZLN, enero de 1995
[2] [26]Sexta declaración del EZLN.
[3] [27]Ibid.
[4] [28]F. Engels, Anti-Dühring
[5] [29]Sexta declaración del EZLN.
[6] [30]K. Marx, Glosas marginales al «Tratado de economía política» de Adolf Wagner.
[7] [31]Sexta declaración.
Como saben los lectores, la CCI celebra regularmente reuniones públicas y permanencias, Los debates vivos que tienen lugar son sobre temas diversos y variados, en relación con los cuestionamientos de actualidad o más históricos relacionados con el combate de la clase obrera. En nuestra permanencia del 11 de junio en Nantes, uno de los participantes presentó un volante (redactado junto a jóvenes elementos críticos) que fue difundido en Rennes para denunciar la campaña ideológica y el referéndum sobre la constitución europea. Esta actitud se inscribe plenamente en el esfuerzo del proletariado para desarrollar su combate de clase.
He aquí los extractos de este volante: «(...) La historia de Europa no es otra cosa que la historia del capital y de sus repugnantes criaturas, los Estados-nación. Esto no es más que la realización necesaria para la dinámica mundial del capitalismo, de un cartel de Estados para la defensa, común hasta cierto punto, de sus respectivos imperialismos, y para la represión, muy dividida aún, contra el proletariado y algunas fracciones aún renuentes a las cuales tratarán de reducir a la calma silenciosa de la democracia.
Esta unificación engañosa bajo el golpe resuelto de un puñado de estados dominantes, se nos presenta como la realización de la era democrática y como justificación a nuestros sufrimientos presentes y futuros.
En cuanto a nosotros, habituados a discernir, bajo la tranquila y feliz democracia, la careta horrorosa del capital y de su sangrienta dictadura nos es totalmente ajena y encontrará siempre en nosotros enemigos mortales, poniendo al orden del día su caída en el fondo de la historia. Contra las naciones y las super naciones, soporte podrido del capital, contra la ideología democrática enmohecida y carcomida, nuestra patria, es la internacional proletaria, es la internacional que pondrá en un saco todos los palacios, todas las capitales del viejo mundo (...)Se nos propone un referéndum para una pomposa Constitución europea con la cual nosotros nos limpiamos el trasero. Escupimos primero sobre los pobres tontos e indecentes que han decidido respetar todo el repugnante «debate democrático» orquestado por los otros (...) En la democracia, las decisiones tomadas solo se aplican si la realidad lo exige: es la necesidad del movimiento de la historia que decide, y no las patéticas asambleas y los gentiles referéndums. Decir «no» o «sí» no cambiará nada sino asegurar participar una vez más en el circo electoral, consolidando así la mascarada democrática sobre la cual vomitamos. Abajo Francia! ¡Abajo Europa! ¡Viva el proletariado! ¡Viva la Revolución!» El volante es firmado «Los Comunistas».
La iniciativa y el contenido de este volante han sido saludados por la CCI y los participantes, se trata en efecto de un esfuerzo de reflexión conciente de una minoría de al clase obrera para denunciar la democracia burguesa y la propaganda mediática de la clase dominante. Es por tanto necesario señalar que la democracia es el verdadero corazón de la ideología de la clase dominante, uno de los principales pilares del sistema capitalista. En el contexto de la intensa campaña de mistificación democrática -alabando las instituciones, la «construcción europea», haciendo creer que el porvenir de cada proletario está condicionado por una simple boleta de voto- es de gran valor el hecho de expresar la indignación como fruto de una reflexión denunciando la propaganda de Estado. Varias intervenciones pusieron de manifiesto el ataque de la burguesía sobre la conciencia del proletariado y los peligros que representa la ideología democrática muy justamente denunciada. La discusión ha puesto correctamente en evidencia que la reflexión desarrollada en el volante representa una fuerza política para combatir el veneno democrático y nacionalista. Y es claro que esta dinámica positiva va en el sentido de la clarificación, permitiendo a los camaradas que tuvieron la iniciativa, de tratar de aproximarse a las posiciones revolucionarias de la izquierda comunista y de reapropiárselas.
El esfuerzo del volante es también positivamente significativo del periodo actual, de la realidad del desarrollo de una maduración subterránea en el seno de la clase obrera. Es la traducción de otro fenómeno, de una cualidad más particular: la de la aparición de una reflexión en la juventud sobre la realidad bárbara del capitalismo y la necesidad de encontrar una perspectiva diferente al «no futuro» y a las miasmas de la descomposición social.
Una vez dicho esto, el deseo inevitable de que «todo se mueva ya» fuera de un marco organizacional y estructurado, se manifestó en el volante con una reacción de revuelta ante «los pobres tontos» que «han respetado el asqueroso debate democrático» . Este rechazo inmediatista fue criticado en diversos grados por los participantes. Pero de hecho, esta reacción de revuelta hacia «los que se tragan la propaganda democrática» puede parecer legítimo en elementos que expresan una impaciencia y una revuelta ante el hecho que los obreros vayan a votar por una u otra fracción de la burguesía. La discusión igualmente muestra que tal actitud da concesiones a la ideología anarquizante la cual tiende a desarmar a estos camaradas ante el anarquismo ambiente alimentado por la burguesía y donde uno de los componentes ideológicos clásicos es la culpabilización (de «tontos»). Se trata también del peso ideológico de visiones individualistas de la lucha de clase que empuja a hacer una especie de rechazo de ciertas partes de la clase obrera, percibidas como «menos claras», o sea a menospreciarlas. Pero este aspecto fue rápidamente combatido cuando uno de los redactores presentes precisó que este volante había sido escrito «para hacer reaccionar». En el movimiento obrero, los revolucionarios siempre han obrado en el sentido de hacer reaccionar a la clase obrera, pero jamás insultándole, ni tratando a los obreros mistificados por la ideología burguesa de imbéciles. Una de las tareas principales de los revolucionarios es mas bien denunciar las trampas de la ideología burguesa y explicar paciente e incansablemente a la clase obrera los peligros que le esperan si ella se adhiere a las mentiras electorales de la clase dominante. La actitud consistente en estigmatizar a «los tontos» que van a votar no puede más que hacer dar la vuelta a los elementos en búsqueda o a los que tienen dudas.
La discusión, en este sentido, mostró la necesidad de debatir fraternalmente para hacer avanzar la reflexión. Y es esta actitud que ha sido emprendida por el camarada que vino para defender un texto emanado de elementos combativos, inscribiéndose muy positivamente en la discusión.
El camarada también intervino en el debate para responder, desarrollar su punto de vista y justamente exponer sus desacuerdos: «Nuestro volante no tiene por objetivo esclarecer, sino ha sido redactado contra el consenso y para hacer reaccionar (...) yo tengo una visión diferente a la de la CCI sobre la cuestión de la organización y del militantismo. La CCI no está ciertamente de acuerdo con nuestro análisis en este plano, que calificaría de consejista. Pero no somos revolucionarios sin las masas que hacen la revolución. La organización es para responder a una tarea y necesidades precisas. Fuera del periodo revolucionario, ella no tiene utilidad y en este marco tiende a burocratizarse. ¿Cuál es necesidad de una organización? Las reuniones, los volantes, etc, pueden hacerse sin ella (...),Marx y Engels fueron teóricos e intérpretes del movimiento social. Entre 1852 y 1864, no había organización y las ideas de Marx no degeneraron. Mi crítica es sobre el hecho de que las organizaciones degeneran cuando su papel terminó(...): La CCI interviene en la clase obrera, la CCI hace bien al discutir. ¡Bien! Pero no estoy seguro en que medida las reuniones públicas desarrollen una influencia. Tengo la impresión que no aporta nada discutir en relación a un texto (ndr: el camarada hace alusión a nuestros textos introductorios en las reuniones públicas) ¡No hay necesidad de un curso! (...) no niego la necesidad de una organización, pero solamente en el periodo revolucionario».
Según el punto de vista desarrollado aquí por el camarada, la organización no se reduciría más que a un aspecto inmediatamente utilitario y limitado al periodo revolucionario. Pero sobre todo, representaría un peligro después de la revolución. Volvemos a encontrar, como reconoce además el mismo camarada, la vieja cantinela consejista que, tras una vaga consideración sobre la «utilidad eventual» de la organización, la concibe a priori como una especie de amenaza, una «máquina de corromper», un «instrumento» en manos de los «líderes». A fin de cuentas, aparece bien el hecho de que el camarada no está convencido de la utilidad de una organización, y comprendido además para el «periodo de la revolución». Para él, la clase obrera es perfectamente capaz de organizarse a sí misma, y nosotros estamos de acuerdo. Pero no tocamos aquí el nudo de la problemática del camarada que ve también en el partido un peligro potencial permanente para la clase obrera. Para él, el partido no puede inevitablemente más que confiscar al proletariado el control de su lucha y en consecuencia es un enemigo a plazo del desarrollo de su combate y no puede más que identificar plenamente a la toma del poder en el seno del Estado.
¿De dónde proviene la organización? ¿De las masas mismas? ¿Cuál sería su tarea por tanto y en relación a qué necesidades?
El camarada pasa en realidad de lado estas preguntas esenciales, lo que refuerza su tendencia a asimilar confusamente el partido al Estado y por tanto a no ver ante todo en el partido más que un «peligro». Como un destino, la dinámica de «burocratización», según la terminología consejista, deviene por tanto inevitable desde este punto de vista. O, no hay al contrario alguna fatalidad y la vida de una organización no es más que un combate permanente donde la salida no está escrita por adelantado. Debe ser claro que el partido no tiene por papel el tomar el poder en «nombre de la clase» y que siempre queda como un órgano de orientación política que, lejos de identificarse al Estado, le es ajeno. Antes, durante y después de la revolución, comprendiendo por tanto un periodo post insurreccional, queda como una secreción de la clase obrera y su combate histórico. Solo una derrota de la corriente marxista y una victoria del oportunismo, es decir la penetración de la ideología dominante en su seno, representa un peligro potencial que puede ser efectivamente mortal. Es vital para las minorías más concientes estar organizados para ser factor activo en el combate por participara activa y eficazmente a acelerar la homogenización de la conciencia en la clase.
En realidad puede parecer difícil de comprender que el movimiento obrero debe cumplir tareas organizacionales permanentes incluso cuando las grandes masas parecen totalmente ausentes de la escena de la historia o cuando estas son derrotadas. Si es verdad que los partidos proletarios surgen en relación con el aumento de las luchas de la clase obrera, se desarrollan luego y desaparecen en las fases contrarrevolucionarias, como fue el caso formalmente para la Liga en 1852, ello no significa por tanto una desaparición total de la actividad organizada.
Desde este punto de vista, entre 1852 y 1864, Marx no era un «individuo aislado» que se «retiró a sus estudios», un «pensador» o «filósofo genial» como a la burguesía gusta presentarlo, sino quedó al contrario como un verdadero militante comunista: «Marx no disolvió autoritariamente la Liga en 1850, ni tampoco la AIT en 1872. Simplemente explicó que los revolucionarios deben prepararse para enfrentar la próxima dispersión de estos partidos, organizándose para mantener en su ausencia el hilo rojo de la actividad comunista» (Revista Internacional número 64: «La relación fracción-partido en la teoría marxista»). Los individuos aislados, al contrario, no pueden tener algún campo real de acción y el movimiento conciente de la clase no puede jamás reducirse a la reflexión de una suma de individuos dispersos. Durante este periodo de reflujo de la lucha de clases, Marx y Engels al contrario manifestaron siempre la preocupación de mantener los lazos organizados y publicar una prensa revolucionaria. Por la experiencia histórica de la clase, Marx y Engels supieron precisar por adelantado los contornos de la noción de partido haciendo lo que se puede llamar un trabajo de «fracción»: «El proceso de maduración y definición del concepto de fracción encuentra por tanto su origen en esta primera red de camaradas que habían sobrevivido a la disolución de la Liga de los Comunistas». (idem).
El ejemplo de la Izquierda Italiana en los años 30, retomados en la discusión, constituye un desmentido significativo a la idea según la cual las organizaciones serían inútiles fuera de los movimientos revolucionarios. En efecto, llevados en las condiciones más terribles del estalinismo triunfante, los trabajos de la izquierda Italiana fueron más fecundos sobre diversos planos teóricos, particularmente organizacionales. Sin este trabajo de fracción y por tanto de organización, particularmente llevado por Bilan, no habría hoy expresión organizada elaborada de la izquierda comunista como la CCI! Como afirma justamente un participante: «(...) La organización no solamente está presente en momentos históricos particulares. Existe una relación social que hace que la organización esté allí para luchar contra la ideología dominante. La organización es una necesidad para poder hacer frente a la presión de la ideología burguesa que es permanente. Se trata de un factor fundamental que se ejerce en profundidad y en extensión».
Es justamente a través de la discusión política más amplia y más extensa y a través del reconocimiento de que las organizaciones revolucionarias representan su interés que el proletariado podrá reforzarse políticamente y confrontase a la burguesía. El paciente trabajo de reagrupamiento internacional va de la mano con la construcción de la organización del proletariado. La preocupación de la continuidad para transmitir un patrimonio político a una nueva generación de militantes es hoy indispensable para preparar el futuro partido y el próximo asalto revolucionario. Si las condiciones del surgimiento del partido están ligadas a la lucha de clases, esta última no es un producto mecánico que aparece ex nihilo. Debe sobre todo su existencia a la claridad y determinación, al combate de la vanguardia revolucionaria. Como mostró la revolución rusa, el partido bolchevique estaba construido antes de la revolución, permitiendo una intervención fecunda que preparó la efervescencia en los mítines, las huelgas y manifestaciones, en los consejos obreros. Ello, a fin de cumplir una función irremplazable, la de catalizar el proceso de maduración de la conciencia proletaria hacia la victoria. Hoy, cuando el impasse del capitalismo en crisis empuja de nuevo al proletariado a continuar y desarrollar su combate, la tarea de los revolucionarios es trabajar por el reagrupamiento, por la unidad de las energías revolucionarias en vistas a la construcción del futuro partido mundial. Desde este punto de vista, no podemos compartir la visión del camarada que ve en nuestras reuniones y en la elaboración de una actitud política un «curso» que no le «aporta nada». Contrariamente a esta visión que haría de la CCI una especie de «profesor» y de los participantes «alumnos pasivos» que deberían regurgitar las «lecciones» formateadas, afirmamos que el proletariado no adopta este tipo de actitudes «pedagógicas» ajenas al marxismo. Todo lo contrario, las reuniones son lugares de debate que deben permitir una clarificación según las necesidades del combate, hacen parte del proceso de toma de conciencia necesaria para luchar contra la presión ideológica de la burguesía, para desarrollar la lucha y preparar el futuro
WH (20 de agosto)
La 6ª declaración del EZLN y su “otra campaña”, se presenta como una alternativa política para los trabajadores. Su crítica a los partidos de la burguesía, incluyendo ahora al PRD, así como su lenguaje sentimentaloide y pretendidamente radical, los hace parecer diferentes al resto del aparato de izquierda del capital. Es sobre todo su llamado a formar una organización que hace pensar a muchos trabajadores, sobre todo a las jóvenes generaciones, que la declaración de la guerrilla de nuevo cuño y su recorrido por el país, “escuchando” las demandas, terminará creando un proyecto capaz de aglutinar y enfrentar al capital, sin embargo el proyecto que llama a crear, de concretarse, no será diferente al que levantara el FZLN, es decir un proyecto patriotero que se convertirá en otra camisa de fuerza con la que busca someter la potencialidad revolucionaria del proletariado.
La campaña de Marcos, pretende hacer creer que el EZLN ha dado un “giro” radical, y ahora se atreven hablar del obrero y de la explotación a que son sometidos. Si antes en su discurso, que presumía ser incluyente aceptaba que buscaba “… un mundo donde quepan todos los mundos…” (27-07-96), ahora cambian el tono para parecer radicales y le agregan la exclusión de los ricos. Si apenas en 1994 llamaban a votar, a respaldar al PRD y a Cuahutémoc Cárdenas, ahora critican las elecciones y amenazan al PRD con “destrozarlo”… A medida que pasa el tiempo el EZLN irá acondicionando su maquillaje, no obstante lo que no cambia es el proyecto claramente burgués, con el que pretende entrampar a los trabajadores.
Hay una insistencia continua del EZLN con la que busca reforzar el trabajo de la burguesía y ampliar la confusión en las filas de los trabajadores, esta insistencia es que el proletariado ha dejado ser la única clase capaz de eliminar el capitalismo. Ello se deduce de su descripción social a partir del concepto “sociedad civil” en la que caben todos, por lo que insiste en construir una organización interclasista en la que el proletariado quede atrapado en la defensa de un proyecto que no busca ya destruir al sistema sino tan sólo renovarlo, a través de la defensa de la economía nacional (es decir, de los proyectos de la burguesía mexicana) y con la construcción de nuevas leyes.
Esta actitud chauvinista, enfocada en la defensa de la nación ha estado presente desde sus orígenes, la misma concepción de la “liberación nacional” nos habla de ello, y nos es nada raro que las FLN, origen del EZLN tuviera como consigna básica “Vivir por la Patria o morir por la libertad”. Pero si esto puede parecer simples anécdotas secundarias, veamos los que dicen en su declaración sobre el significado de la organización a la que llaman a formar. Por medio de la 6ª declaración, convocan a formar un “programa nacional de lucha”, que tenga como objetivo “… un compromiso claro de defensa conjunta y coordinada de la soberanía nacional, con la oposición intransigente a los intentos de privatización de la energía eléctrica, el petróleo, el agua y los recursos naturales.”
Como se ve, repiten bajo un tono más radicaliode las ideas del “Plan La realidad–Tijuana” (9-08-03), y como antes, ahora estos argumentos son aplaudidos por el sindicato y el aparato de izquierda del capital porque saben bien que son carnadas atractivas para desviar el coraje y combatividad de los trabajadores, y encerrarlos en la búsqueda vana de políticas económicas “alternativas” de defensa de la “soberanía” (lo que implica la protección del capital nacional), impidiendo así tomen como centro de su combate la defensa de sus condiciones de vida, lo cual en su esencia misma lleva la critica radical al sistema de explotación. No es extraño que sean los sindicatos y los izquierdistas los que buscan encuadrar a los trabajadores en el proyecto claramente burgués al que convoca Marcos.
Desde antes de formada la organización que el neo-zapatismo invoca, ya está adelantada la amenaza de atar a los trabajadores a las consignas de la burguesía, y someterlos a una estructura interclasista en la que su PROYECTO HISTÓRICO, no tiene cabida, en tanto está sometida su fuerza como clase al degradar su actuación a la de “ciudadanos”. Es la formación de una endeble amalgama de clases en la que pretende meter a los trabajadores, dejándolos aislados, su llamado lo confirma: “Invitamos a los indígenas, obreros, campesinos, maestros, estudiantes, amas de casa, colonos, pequeños propietarios, pequeños comerciantes, micro empresarios, jubilados, discapacitados, religiosos y religiosas, científicos, artistas, intelectuales, jóvenes, mujeres, ancianos, homosexuales y lesbianas, niños y niñas, para que, de manera individual o colectiva participen directamente con los zapatistas en esta CAMPAÑA NACIONAL para la construcción de otra forma de hacer política, de un programa de lucha nacional y de izquierda, y por una nueva Constitución.”
De forma que aunque ahora el EZLN diga que se trata de formar una organización anticapitalista, no tienen más proyecto que el atacar la conciencia proletaria.
Es cierto que el capitalismo con sus existencia comprime no sólo a los asalariados, también se ven sometidos estamentos y clases medias, entre ellas los campesinos y la pequeñaburguesía, no obstante el proletariado, por el lugar que ocupa en el modo de producción, por ser la única clase que está despojada y no contar con ninguna atadura orgánica hacia algún tipo de propiedad, es la ÚNICA CLASE explotada y revolucionaria al mismo tiempo que no puede diluirse en una masa interclasista. El resto de clases y estamentos, aunque son víctimas del capitalismo mantienen la mirada pegada al pasado para criticarlo, por lo que viven añorando formas anticuadas de producción. Si los asalariados pierden la autonomía de su combate, son aislados e impedidos para desarrollar las únicas armas con las que cuenta para enfrentar al capital su CONCIENCIA y ORGANIZACIÓN.
La conciencia proletaria, es la claridad de la clase sobre su papel histórico y de que el capitalismo no le puede ofrecer sino explotación, miseria y guerra, y esta conciencia toma forma viva en su organización. Por eso la organización de la clase obrera no es impuesta ni inventada por alguna minoría ilustrada, es producto de la misma lucha de clases y, por supuesto, de la reflexión. Por ello, es fundamental para el proceso de desarrollo de toma de conciencia de la clase obrera, reflexionar que su organización debe responder a sus necesidades históricas, debe reflexionar que el sindicato, desde las primeras décadas del siglo XX ha dejado de ser un instrumento de combate obrero y hoy no es más que un engranaje del capital, de la misma forma debe reflexionar que los partidos de la burguesía y sus procesos electorales son sólo medios por los cuales la burguesía busca perpetuar su orden, pero ante las circunstancias actuales, se vuelve imperativo que los trabajadores reflexionen sobre lo ajeno que son a sus intereses el involucrarse en la defensa de la soberanía y de la patria y de lo peligroso que es perderse en organizaciones interclasistas. La clase obrera no tiene patria, y no tiene ningún interés en formar un frente con sectores de la burguesía y de la pequeñaburguesía para defender la nación. Ante la agudización de la crisis y la aceleración del golpeo a las condiciones de vida, la clase obrera debe responder con la movilización, pero para que esta se convierta en una expresión verdadera deberá romper con las imposiciones del sindicato, tomar en manos el movimiento impulsando Asambleas Generales masivas que alimenten la reflexión colectiva y que impidan a los agentes de la burguesía infiltrados en la trinchera proletaria desviar el descontento hacia la defensa de empresas estatales o de la patria. Los trabajadores deben recoger las experiencias del pasado y sobre todo recuperar el arsenal teórico del marxismo, al que el EZLN y sus corifeos no han dejado de afirmar que se trata de vejestorios. Los trabajadores necesitan organizarse pero no para afirmar el poder de la burguesía como lo quiere el EZLN.
Tatlin/6-02-06
La muerte de los 65 trabajadores de la mina Pasta de Concha en Coahuila, México, pone, más que nunca al descubierto, que el lujo y riqueza de la clase dominante surge de la explotación bárbara a la que son sometidos miles y miles de trabajadores. La muerte de estos obreros no es una anécdota para llenar las amarillistas páginas de la prensa burguesa, llenar horas en los telediarios, o un momento “oportuno” para que los personeros del capital hipócritamente se lamenten de los sucesos, es una lección que el conjunto de los trabajadores no pueden olvidar: la muerte de estos camaradas no fue un simple “accidente”, su muerte, como los cientos de accidentes que se viven en minas y fábricas cada día, o la miseria espantosa a la que son sometidos los trabajadores y sus familias, es la cuota que el capitalismo exige para seguir viviendo.
Con gran espanto la misma prensa de la burguesía señala las extenuantes condiciones en que los mineros llevan a cabo sus jornadas, respirando minerales que les acaban en unos cuantos años los pulmones y recibiendo cada semana apenas 600 pesos (equivalente a cerca de 60 dólares), pero esto no es una condición específica de estas minas, la totalidad de la clase obrera sabe de la dureza de la explotación a que cada día es sometido y la miseria asfixiante a la que es obligada a soportar.
Esta dolorosa experiencia manifestó al mismo tiempo la actitud solidaria de sus hermanos de clase, que no dudaron en ir al auxilio de sus compañeros. Decenas de trabajadores que laboran en minas cercanas pese a salir de agotadoras jornadas estuvieron presentes participando en el rescate. Y mientras la clase trabajadora externaba su solidaridad, los representantes del capital hacían gala de hipocresía: la patronal, miembros del “Grupo México” lo mismo que los funcionarios de la secretaría del trabajo, se empeñaban en difundir la “seguridad” de la mina, culpando a los obreros del accidente; el sindicato, representado por el cacique y capo Napoleón Gómez ha fingido una preocupación y muestra una aparente enojo, sin embargo todo mundo sabe que gobierno, la patronal y el sindicato son los que definen mediante acuerdos las condiciones en que ha de llevarse a cabo la explotación en cada lugar de trabajo. Los representantes del gobierno, en particular Vicente Fox (a la par que el obispo de Piedras Negras) ofrecen sus inútiles y falsos rezos, que muy pronto muestran que lo hacen como acto demagógico con el que pretenden ganar simpatías, ya que apenas se empieza a exponer el descontento de los trabajadores y de los familiares de los mineros atrapados en los socavones, el ejército es llamado para asegurar el control de una posible manifestación.
Lejos de las lágrimas de cocodrilo de la burguesía y del uso que el sindicato quiere hacer de la tragedia, con el fin de esconder que es un instrumento más del capital, la muerte de los 65 trabajadores debe ser reconocida como una experiencia más que obliga al proletariado, no sólo de México sino del mundo, a la reflexión de la necesidad de la eliminación del sistema capitalista mediante la Revolución Comunista Mundial. Fue el sistema quien mató a estos compañeros, y cotidianamente vive arrancando la sangre, el sudor y las fuerzas de los trabajadores del mundo.
RM/25-02-06
El más reciente escándalo golpea de nuevo al PRI, el gobernador de Puebla es pillado por los servicios de inteligencia del Estado en pláticas telefónicas al más puro estilo de la mafia. A una voz, diversos sectores de la burguesía se han rasgado las vestiduras como si este comportamiento fuera ajeno al perfil de moral de su clase y, además, horrorizada condena el uso faccioso que se hizo de las instituciones estatales como si tampoco fuera una realidad que su aparato de gobierno es el órgano de su dictadura como clase, aparentando que es posible esperar un funcionamiento imparcial de su parte. Ahora, que la poca pulcritud mostrada por los actores de este nuevo desaguisado saque a la luz este accionar que es moneda corriente en los círculos de poder de los capitalistas, les preocupa y tratan por todos los medios de echarle tierra con el consabido cuento del saneamiento institucional. Los trabajadores nada tienen que hacer tratando de “democratizarlo” o “sanearlo” como demandan todo tipo de líderes de opinión. Ya hemos evidenciado en innumerables ocasiones cómo los escándalos políticos, de corrupción, etc., son un poderoso método de golpeteo dentro de las pugnas que enfrentan regularmente a las fracciones de la burguesía sobre todo en su carrera desenfrenada por el control estatal nacional. Que siempre haya material de sobra que prueban la práctica marrullera y facciosa de la clase dominante efectivamente nos demuestra, si acaso había dudas, que la clase capitalista se revuelca cotidianamente en la inmundicia y que, se hunde cada vez más en un torbellino de descomposición sin freno.
Para el proletariado sería un suicidio tratar de encontrar a un personaje o un partido “menos” corrupto y “menos malo” para centrar sus esperanzas. Fuera de este grotesco espectáculo lo que interesa destacar es que esta agravación de la disputa hace salir a la luz la suciedad que hay tras de las relaciones de la burguesía, estos escándalos abarca lo mismo al PRI, PAN o el PRD.
En RM90 concluíamos que el PRI no convenía a los intereses globales de la burguesía nacional por lo que era notorio que la clase dominante no muestra querer aceptar a Madrazo para la presidencia, y su decisión se mueve entre Obrador y Calderón. Sin embargo, como lo mostramos, las cosas no son tan fáciles y hace falta que la relación de fuerzas entre las diferentes fracciones en pugna se incline hacia un lado u otro para poder estar en condiciones de perfilar una orientación más definida. El PRI, el cual ya no cuenta con un candidato viable y parece que al grito de sálvese quien pueda un gran número de priístas se apresuran a abandonarlo. Para el PAN las presiones indirectas por las acciones de corrupción de los hijos de Marta de Fox, hacen que sus posibilidades para ser elegido por la burguesía como el partido que la cohesione y sirva como pantalla del cambio democrático, se hace cada vez más complicado. En este escenario, habiendo ya pasado lo más fuerte del escándalo de corrupción alrededor de López Obrador, éste aparece como el puntero en la contienda, sobre todo por la promoción que ha estado recibiendo de parte de importantes sectores de la clase en el poder, y está menos dañado en su fachada que los otros dos candidatos importantes. Sin embargo, a cuatro meses de la elección hay un escenario marcado por la agudización de los conflictos, la burguesía todavía no logra el consenso mínimo tan anhelado y es de esperarse que en medio de la descomposición generalizada del capitalismo sus mecanismos de control estatal de estos procesos cada vez le resulten más caóticos.
La participación de partidos como el Alternativa Socialdemócrata y Campesina y el de Nueva Alianza (aparte de Convergencia, el Partido Verde y el PT que formaron alianzas) aún si se presenta como un ejemplo de la pluralidad democrática, lo cierto es que son indicadores de las dificultades que tiene la burguesía en México para integrar un sistema de partidos compacto y sólido. Los hemos visto accionar para apuntalar a los tres partidos más grandes que existen (PRI-PAN-PRD), funcionando precisamente como contrapesos que las diversas fracciones de la burguesía requieren en un momento dado para tratar de forzar la relación de fuerzas en su favor. El caso de Nueva Alianza es emblemático pues aparece en medio de las pugnas dentro del PRI, impulsado por la cacique sindical Elba Esther Gordillo, para debilitar a la fracción de Madrazo y buscar nuevos acomodos dentro de la estructura estatal. Así aún cuando estas estructuras no son reconocidas como opciones reales de la burguesía para encumbrarlos como equipos de gobierno, son instrumentos necesarios para entrampar en la confusión de la democracia a una masa mayor de trabajadores y fortalecer las estructuras de dominio.
Los trabajadores, por su parte, no deben caer en la trampa del discurso de estos partidos pequeños que se presentan como alternativa ante la corrupción de los grandes, la esencia de estos es la misma que la del PAN, PRI y PRD, todos son enemigos de los trabajadores. Los espectáculos de corrupción y de vendetas, que han dado también estos nuevos partidos, prueban que es toda la burguesía la que funciona de esa manera, aparte del hecho evidente de que todos los personajes que participan en esos partidos son en realidad cartuchos reciclados provenientes de otros o pertenecen en efecto a grupos de poder desde siempre ligados al Estado. Sin embargo, lo que interesa subrayar es la evidencia de que al igual que los partidos grandes, su función es extender la ilusión entre los trabajadores de que la participación electoral es la única alternativa para solucionar las condiciones de explotación cada vez más insoportables. Tampoco ellos son opciones para los explotados pues son organismos creados desde el Estado burgués para fortalecer el dominio del capital.
La burguesía tiene muchas dificultades para gestionar de la mejor manera este proceso lo cual se manifiesta en la pérdida gradual de la credibilidad que había ganado con el IFE en las elecciones del 2000, cuando logró sustituir el tradicional sistema de fraude por uno de elecciones limpias, apuntándose un éxito rotundo al nivel de su campaña democrática contra la clase obrera; ante esto, ha estado preparando durante meses su circo electoral principalmente alrededor de dos ganchos ideológicos que debemos denunciar. Por un lado, ante el desencanto de los trabajadores por las elecciones producto (entre otras cosas por los escándalos políticos) se les convoca a votar de todos modos pues sería la única manera de cambiar el estado de cosas y además como un chantaje del estilo de “si no votas no te quejes”, una campaña asumida ya por varios sectores de la burguesía con la que insiste en que no importa que esté sucediendo en las condiciones de vida de trabajo de los trabajadores, de todas maneras hay que votar para tener derecho a reclamar o bien, en las próximas elecciones, imponer un “castigo” no votando por ellos. Por otro lado, se usa el recurso del voto del mal menor, lo que significa que la burguesía puede reconocer que todos los partidos tienen errores y todos los candidatos tienen historia de corrupción, sin embargo, no hay de otra, hay que votar y hay que hacerlo por el menos malo. Los trabajadores que han votado saben muy bien que de nada ha servido su voto para mejorar sus condiciones de vida y de trabajo. En las pasadas elecciones federales, por ejemplo, el voto útil que fomentó la burguesía para lograr una votación histórica, derivó en las condiciones actuales: varios escalones abajo en la degradación de las condiciones de vida obrera.
Ante estos llamados al voto para que los trabajadores decidan quién ha de conducir su explotación a nivel nacional, hay que recordar que “En el capitalismo decadente, las elecciones son una máscara. Todo llamamiento a participar en el circo parlamentario no hace sino reforzar la mentira de presentar las elecciones como si fueran, para los explotados, una verdadera posibilidad de escoger (…) La burguesía esconde que su juego democrático electoral le sirve para hacer una alternancia en el gobierno para garantizar la salud de sus mecanismos de gobierno como clase, pues los partidos sólo son la expresión orgánica del control estatal de la burguesía, los cuales se reparten las tareas para encuadrar a los trabajadores usando diferentes ideologías y mecanismos de control. (Ver RM 88, sep-oct 2005). Ya en otras ocasiones lo hemos evidenciado ¿por qué la burguesía y sus representantes en los partidos políticos, en los sindicatos, tiene el mayor interés en que los trabajadores voten? La respuesta es muy sencilla, trabajan como siempre para fomentar la mistificación de que las elecciones son mecanismos de cambio a su favor. La clase obrera está de nuevo ante la mayor mascarada de la dictadura del capital, es su deber reflexionar mínimamente sobre las motivaciones de esta campaña y las implicaciones contra ella misma.
RR/Febrero-2006
El ambiente electoral que hoy recorre el continente americano y el descontento social genuino que brota de la miseria engendrada por la quiebra del capitalismo son un terreno fértil para la promoción de toda clase de “alianzas” y “frentes” por parte de la izquierda y extrema izquierda del capital. Estas propuestas “tácticas” son un verdadero terreno minado para el proletariado, detrás de las frases “radicales” que acompañan al “frentismo” está una trampa, la trampa del interclasismo, de la disolución del proletariado y del aniquilamiento de su independencia política.
Desde sus orígenes esta táctica fue la expresión primero de la deriva oportunista de la Internacional Comunista ante el retroceso de la revolución mundial y, después, ha sido sólo una utilización de la burguesía de ese error para justificar toda clase de “frentes populares”, “anti-fascistas”, “anti-imperialistas”, “contra el neoliberalismo”, etc.
Ante las condiciones cada vez más desfavorables para la revolución mundial, el Tercero y Cuarto congresos de la Internacional Comunista (IC) empezaron a resbalar por la peligrosa pendiente de la política del “frente único”, ello significaba que el proletariado y sus minorías comunistas deberían aliarse con la socialdemocracia (que se había pasado al campo burgués al apoyar los créditos de guerra): “Bajo ciertas circunstancias los comunistas deben declararse dispuestos a formar un gobierno con los partidos y las organizaciones obreras no comunistas” (Resolución sobre táctica de la IC, IV Congreso, 1922). En la historia del movimiento obrero el “frente único” se ha siempre caracterizado como un frente con fracciones burguesas. Lo que para la IC fue un terrible error oportunista que abrió de par en par las puertas a la contrarrevolución, se ha convertido en una grosera política burguesa en manos de trotskistas, maoístas y guevaristas que se “reivindican” de los “aportes” de la IC. Evidentemente que esas expresiones de la extrema izquierda del capital hacen omisión malintencionada de todas las críticas y las lecciones que las izquierdas salidas de la degeneración de la IC hicieron a esa desastrosa política de los bolcheviques. Todo el izquierdismo hoy nos quiere hacer creer que las alianzas con el enemigo serían inevitables, incluso serían el preludio de una etapa en vísperas a la revolución comunista.
Los pretextos que hoy esgrimen los izquierdistas no difieren mucho a las confusiones de la IC y es justamente por ello que la burguesía los puede utilizar dándoles un “barniz proletario”:
* “No aislarse de las masas”. El reflujo de la primera oleada internacional provocó, necesariamente, un regreso de la influencia de la ideología burguesa a través de la socialdemocracia. Un argumento sería “ir a las masas”, “no abandonar a los obreros”. La IC proponía la “unidad” con los mismos gobiernos que masacraron al proletariado en Berlín y que se había pasado con armas y equipo a la defensa del capital. Lo que se imponía en cambio era el establecimiento de una clara ruptura con los partidos que ya no pertenecían al campo proletario y sacar las lecciones de esa traición. Si las masas “seguían” a esos gobiernos era porque las condiciones habían cambiado y sólo un nuevo giro en la situación mundial podría regresar la influencia dominante de las posiciones revolucionarias en las masas. La responsabilidad de los revolucionarios no es “seguir a las masas” sino luchar contra todas las mistificaciones como única manera para contribuir a una toma de conciencia. El “frente único” aceleró la degeneración de los partidos que lo adoptaron y esta teorización se pagó a un precio demasiado alto por el proletariado, no sólo a nivel de masacres sino también al precio de trabar el resurgimiento del desarrollo de una toma de conciencia al instalar una no delimitación de los enemigos.
* “El enemigo principal”. Ya es un viejo lugar común escuchar que es el “imperialismo” el enemigo a vencer, que las “políticas neoliberales” serían el objetivo central en “la coyuntura actual”, etc. Esta política reveló su naturaleza abiertamente antiobrera en la II Guerra Mundial. Bajo el pretexto del “fascismo como enemigo principal” el trotskismo condujo al proletariado a su encuadramiento rumbo a la carnicería mundial en el marco de los “frente antifascistas”. Por un lado, esta política ata al proletariado a “su” burguesía nacional, a la democracia que tendrá que destruir y la conduce inevitablemente a defender una campo imperialista (fascismo –Países del Eje- o los “democráticos” aliados comandados por los EUA). Por otro lado, esta “táctica” esconde una de las consecuencias políticas más importantes que se abrieron con la decadencia del capitalismo: la época de los enemigos comunes se terminó desde la I Guerra mundial, el proletariado y la burguesía encarnan desde entonces la alternativa histórica de la humanidad (comunismo o barbarie) y, entre estas dos alternativa no hay alianza posible en la época en que la revolución proletaria mundial se ha puesto a la orden del día.
Decir ahora que ciertas regiones del planeta serían “semicoloniales” y que, por tanto, el proletariado de esas regiones podría aliarse con “fracciones progresistas” de la burguesía para después poder luchar por el comunismo es una aberración histórica que esconde una descarada política contra la clase obrera. La decadencia del capitalismo es un proceso histórico mundial y nada tiene que ver con visiones absolutistas que pretenden ver esta manifestación hasta en la última aldea africana. La I Guerra Mundial ha sido la manifestación más evidente de esta decadencia. Desde entonces todo lo que conduzca a la toma de conciencia de la necesidad de una revolución mundial para acabar con el capitalismo va en un sentido proletario. Las “alianzas”, los “frentes” que esconden esa posibilidad se sitúan en un sentido contrario.
Los “frentes” están de moda. Toda la izquierda del capital y sus izquierdistas agitan el estandarte de los “frentes”. Los hay para toda ocasión y con las más variadas cubiertas “teóricas”, desde “evitar que llegue la derecha al poder”, para enfrentar al “imperialismo americano”y hasta los que se inclinan por “oponerse al neoliberalismo” o refundar una “verdadera izquierda”. La “Sexta Declaración de la Selva Lacandona” llama a conformar un “Frente Nacional” donde “se integren los miserables y explotados de este país (los de abajo)” y cuya meta sería luchar por “una nueva Constitución”; de forma similar la tradición estalinista-maoísta propone la “alianza” de clases (“... incluida la pequeña y mediana burguesía” como lo dice el PCM mlm) mediante un Frente Único de Masas, aunque maquillan su objetivo con lenguaje radicaloide de poner al proletariado como dirección de tal frente. De manera que dichos “Frentes” no son sino argumentos engañosos destinados a golpear la conciencia de los trabajadores, enfrascándolos en la defensa de la nación (o de la economía), ya sea desde el llamado a la “liberación nacional”, o mediante engañifas como el “combate” a la globalización, contra el neoliberalismo, o en apoyo a fuerzas imperialistas, como al Estado cubano o venezolano.
Como es evidente, estas “tácticas” no van en un sentido proletario, todas, sin excepción, navegan en el marco estrecho de la nación capitalista y pretenden ahogar a la clase obrera en medio del interclasismo, que termina perdiendo a los trabajadores en una “ciudadanía” amorfa. La independencia de clase del proletariado es una condición necesaria para poder llevar a acabo su proyecto histórico, ninguna otra clase de la sociedad tiene la conciencia clara de la necesidad de abolir las relaciones capitalistas de producción y de instaurar el comunismo a nivel mundial. Diluir su fuerza en medio de las “masas” es completamente contrarrevolucionario. Esto no significa, de ningún modo, “aislar” a la clase obrera del resto de capas no explotadoras y de los marginados del planeta, todo lo contrario, la suerte de esos millones de desamparados depende de las capacidades revolucionarias del proletariado. En la medida en que la clase obrera avance su programa comunista, en la medida en que plantee una perspectiva de transformación al conjunto de la sociedad, sólo en esa medida las capas no explotadoras encontrarán un programa con el cual identificarse. Esas masas excluidas por el capitalismo no constituyen una clase revolucionaria, pero serán capaces de apoyar al proletariado cuando identifiquen que la emancipación que propone la clase obrera es la emancipación de todos[1] [38].
Las acusaciones de “sectarios” que la izquierda del capital y allegados, e inclusive algunos “ingenuos de buena voluntad”, esgrimen contra todos aquellos que como la CCI denunciamos el carácter contrarrevolucionario del “frentismo” no tienen fundamento. En cambio, introducen una serie de confusiones que sólo conducen a llevar agua al molino del “frentismo”.
* El sectarismo fue una expresión de la inmadurez del movimiento obrero. “La primera etapa de la lucha del proletariado contra la burguesía se desarrolló bajo el signo del movimiento sectario. Este tiene su razón de ser en una época en que el proletariado no está aún suficientemente desarrollado para actuar como clase” (Marx y Engels, “Las pretendidas escisiones de la Internacional”). En política las palabras no tienen el sentido que cada quien quiera, sino el que la historia les ha dado. Los “sectarios” que nos oponemos a los “frentes” no negamos las necesidades de una lucha unida, pero el concepto de unidad para el proletariado esta ligado indisolublemente al mantenimiento de su independencia de clase y la responsabilidad de los revolucionarios no es alimentar las ilusiones y la colaboración con los “falsos amigos”. Al contrario, el desarrollo de la conciencia avanza a través de la destrucción de mitos y del reconocimiento pleno del enemigo y sus trampas.
Embarcarse en la construcción de “frentes amplios”, cualesquiera que sean las intenciones, no contribuye a avanzar en la organización y en la conciencia para derribar al capitalismo, al contrario, son trabas ya que introducen confusión sobre las formas de organización del proletariado y conducen a éste a sacrificar su independencia.
Dan. Feb/2005
[1] [39] Por ejemplo, las ilusiones en la propiedad de la tierra no permite a los campesinos arruinados desarrollar una conciencia de acabar definitivamente con la propiedad privada.
Con la llegada al poder de Evo Morales en Bolivia y Michelle Bachelet en Chile, en enero y febrero, respectivamente, los ideólogos de la burguesía vuelven a la carga regando el veneno ideológico según el cual las elecciones democráticas han abierto las posibilidades de mejora para los desprotegidos en algunos países de América Latina pues están venciendo candidatos pertenecientes a partidos de Izquierda o a coaliciones de centro-izquierda. Personajes como Carlos Fuentes, presentan a la llegada de Morales a la presidencia como un hecho positivo que fortalece la democracia, dado que antes: “La izquierda no tenía más recurso que la insurrección armada.” (Reforma, 1-02-06)
Primero fue Hugo Chávez en Venezuela, luego le siguieron Lula, en Brasil, Lucio Gutiérrez en Ecuador, Kirchner en Argentina, Tavaré Vázques en Uruguay y Toledo en Perú. ¿Será que la democracia está dando por fin sus frutos? ¿Los votos de los desposeídos por fin han logrado el triunfo en las elecciones y ahora tienen a partidos que representarán sus intereses? ¿En realidad se estará haciendo realidad el sueño bolivariano de una América unida? ¿Será capaz esta América, o por lo menos parte de ella, de contrarrestar al imperialismo de los EUA y mejorar así la situación de los países pobres? Deberíamos preguntarnos por qué la propia burguesía saluda los triunfos de los partidos de “izquierda” en América Latina como lo hizo en el Foro Parlamentario Mundial: “Reivindicamos la poderosa presencia de los movimientos populares, uno de los sujetos importantes en la construcción de alternativas que impugnan fuertemente al modelo capitalista en su fase de globalización neoliberal. Presencia en la que destacan los movimientos sociales, los pueblos y comunidades indígenas y originarios. En especial destacamos la victoria de los sectores populares en Bolivia y la elección a la presidencia de su líder indígena Evo Morales...” (Declaración Final del FPM , 16 de feb 2006).
Para quienes tienen ilusiones en la democracia, son las cualidades del candidato lo que determinará su política. Por ello los medios de difusión burgueses exaltan la extracción social de los presidentes, su lenguaje “revolucionario” y especialmente el que un indígena llegara al poder, con ello dan garantía de que en su gobierno defenderán a los explotados oponiéndose a los intereses de la burguesía.
Sin embargo, hay que tenerlo muy claro, no es el origen, el partido al que pertenezcan, ni siquiera sus intenciones u origen étnico lo que determina el tipo de política que aplicará, son las necesidades del sistema capitalista lo que define la actuación de los gobiernos, por eso es que hoy ya no es posible diferencia entre los programas de los partidos de derecha y de izquierda.
La decadencia del sistema capitalista ha hecho que las estructuras parlamentarias y por tanto los procesos electorales no sean sino circos que la clase dominante usa para hacer caer a los trabajadores en la trampa de la democracia. Por eso los partidos de izquierda que participan en estos, haciéndose pasar como “defensores” de los explotados, no hacen sino reforzar las cadenas de opresión, son en realidad agentes del capital infiltrados en las filas de los trabajadores. Al conservar el nombre y el lenguaje obrero o “revolucionario”, lo hacen para mantener a los explotados sumidos en la ilusión de que su voto a un candidato “que luche por ellos” puede hacerlos ganar y mejorar.
En RM 86 (mayo-junio 2005) decíamos que la llegada de gobiernos de izquierda en América Latina, reflejaba en rigor “... una debilidad del aparato político, que desesperadamente busca unificar a la burguesía y fortalecer el control de los asalariados ante una posible respuesta dada a la agudización de la crisis.” Siguiendo esa idea es que podemos entender que la presencia de estos gobiernos de izquierda, que renuevan el discurso populista, se debe fundamentalmente a:
* La necesidad de las burguesías nacionales de enfrentar los efectos de la crisis económica que son lanzados primeramente hacia los países periféricos.
* La debilidad y descomposición política de las burguesías en los países “tercermundistas”.
* Los imperativos imperialistas de cada burguesía nacional.
* La urgencia de poner (o adelantar) un freno al descontento social.
Por eso las elecciones y el posterior griterío por los “triunfos de los oprimidos”, son circos para desviar la combatividad y la conciencia de la clase.
En el caso particular de AL, el ascenso de gobierno de izquierda, ha permitido hace creíble a la democracia, la cual había perdido crédito ante la agravación de las condiciones de vida de la gran mayoría de la población. Por eso, aunque estos “nuevos” gobiernos son expresión de la debilidad de la burguesía para unificarse y presentar un candidato que logre imponer la disciplina entre las diferentes fracciones, también son una gran oportunidad para fortalecer su dominio ideológico. Por ejemplo, con Evo Morales, la burguesía logró lo que en Bolivia no ocurría desde hace 40 años: el respaldo mayoritario de 54 por ciento en las votaciones, situación similar se presento en Brasil, con Lula, en Argentina con Kirchner, o como lo espera en México con López Obrador.
“El mecanismo en general es el mismo: ofrecer a los trabajadores la ilusión de que la izquierda va a ‘cambiar las cosas’, y que basta con atarse a la cola de un ‘Mesías’, para solucionar los problemas sociales. Las campañas electorales buscan que los trabajadores sepulten sus métodos de lucha, las huelgas y las asambleas autónomas para refugiarse en los ‘canales de la democracia’ y de sus elecciones, retrasando así su identificación como clase para perderse en los laberintos del ‘ciudadano votante… La experiencia de Lula debe ser reflexionada por el conjunto de la clase obrera. La ilusión que los trabajadores tuvieron en Lula, dio margen de maniobra a la burguesía en términos económicos y políticos para hacer pasar las medidas más duras. Pero este accionar no es una ‘traición”, es la continuidad de la política antiobrera que destilaba con sus invocaciones a la democracia y sus seducciones para entrampar a los trabajadores en las urnas’”. (RM 86).
Otro mito que trae aparejada la subida al poder de los candidatos socialistas es que la economía podría mejorar a través de la protección de la “soberanía nacional” lograda por medio de las nacionalizaciones o el enfrentamiento al “imperialismo yanki”. En esta mentira Hugo Chávez se lleva las palmas y de pasada resana la imagen descascarada de la ‘revolución’ cubana al aliarse con Fidel castro en esta empresa.[1] [41] El ‘anti-imperialismo’ es una trampa tan efectiva como el ‘nacionalismo’ que la izquierda del capital e izquierdistas usan para encadenar al proletariado en la defensa de sus propios explotadores.
La administración Bush define a Chávez y Castro como “fuerzas negativas en la región”, pero no es porque sean fuerzas peligrosos en si mismo, sino porque son cabezas de playa usadas por fuerzas imperialistas opositoras en lo comercial y político del Tío Sam. Y la llegada de la izquierda al gobierno de AL no implicará forzosamente el fortalecimiento de esas cabezas de playa “anti-yanki”, aunque en el discurso lo promuevan en los hechos su alineación política no tiene porque cambiar, el ejemplo más claro es Lula[2] [42].
Cuando un gobierno o grupo de gobiernos (como los reunidos en el Foro Parlamentario Mundial) vocifera en contra un imperialismo, o es porque o está alineado con el grupo enemigo o es porque utilizan esos cacareos sólo como un recurso electoral (como lo hizo Evo Morales).[3] [43]
La fórmula “antimperialista” proclamada por el aparato de izquierda del capital, bien puede resumirse así: los explotados tienen que soportar la enfermedad, la miseria y el hambre para que a los “pobres” burgueses de “su patria” no les vaya tan mal. Y para poder hacer tragar a los trabajadores el veneno nacionalista, la burguesía lo hace pasar a escondidas mediante el empuje a protestas en contra del neoliberalismo, y en la promoción del populismo-nacionalista, que usa medidas como las nacionalizaciones, el cooperativismo, la cogestión o la autogestión, y que hace pasar como remedios que favorecen a los trabajadores, aunque en realidad no hacen sino fortalecer el capitalismo de Estado, procurando así “salvar” un poco la economía.[4] [44]
Todo lo anterior muestra que la propaganda burguesa sobre “el avance de la izquierda en América Latina” es veneno del más puro que pretende apartar al proletariado de su verdadero combate. Ni la derecha ni la izquierda de la burguesía tienen la capacidad de mejorar el estado de la economía; por el contrario, con cualquier partido en el poder aumentarán las penurias para el conjunto de los explotados en los cuales la burguesía carga el peso de la crisis. De frente a los intentos de las fuerzas burguesas que pretenden que los proletarios tomen partido por una u otra fracción de sus explotadores, debemos reafirmar el único camino que lleva a la verdadera emancipación del proletariado: el desarrollo de la lucha de la clase trabajadora por aumento salarial y contra los despidos.
Héctor / febrero - 2006.
[1] [45] “Es evidente que la burguesía al poner en la boca de Chávez la palabra socialismo, lo hace para seguir igualando el socialismo con los regímenes estalinistas, como el de Cuba, personificado en Fidel Castro, y que nada tienen que ver con el proyecto forjado por Marx, Engels…” (RM 85).
[2] [46] “El jefe del Pentágono estadounidense, Donald Rumsfeld, en respuesta a una pregunta sobre la existencia de un giro hacia la izquierda en los gobiernos de Latinoamérica y la posibilidad de que se incremente el antiamericanismo en la región, Rumsfeld señaló que la mayoría de los países latinoamericanos, a excepción de Cuba, están avanzando hacia la democracia”. (EFE, 18 de febrero de 2006).
[3] [47] “Evo Morales invitó a George Bush a Bolivia para conversar “de cerca”, a fin de establecer un diálogo fructífero de cooperación. También le pidió que amplíe la ley estadounidense de preferencias arancelarias para los países andinos que beneficia a Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, y expira en diciembre de este año. De igual manera declara que no expulsará a la DEA de Bolivia (AP, 2 de febrero de 2006) Por otra parte sigue utilizando su verborrea antiimperialista para tratar de conservar su imagen. Acerca de un supuesto eje del mal integrado por Cuba, Venezuela y Bolivia, dijo: ‘¿Qué eje del mal?, Bolivia no pertenece a un eje del mal, pero construye un eje por la humanidad desde Latinoamérica para liberar a los países de la región… no estamos en tiempo en que los pueblos levantan armas de guerra contra el imperio, sino lamento mucho, que es el imperio (que) levanta armas de guerra contra los pueblos’” (16-02-06).
[4] [48] La información que las agencias noticiosas dan sobre sus primeras actuaciones como presidente muestra claramente a que aún cuando se presente como un representante de los explotados, lo es de la burguesía: “El presidente Evo Morales sumó el apoyo de los empresarios de Santa Cruz, que hasta antes de su victoria electoral eran sus severos críticos…. Morales se reunió el jueves con líderes de la influyente Cámara de Industrias, Comercio, Servicios y Turismo (Cainco), la Asociación de Bancos Privados y de las industrias del Azúcar y la Construcción de Santa Cruz, a los que prometió apoyo…. Auguró una nueva era de relaciones entre los capitalistas de Santa Cruz y el gobierno de La Paz”. (AFP Y DPA 4 de febrero de 2006)
La película de Michael Moore, Fahrenheit 9/11, laureada por el Festival de Cine de Cannes, más por su política que por su arte, ha estado llenando las salas cinematográficas en todo el país durante este verano. Dentro de los EUA la controversia alrededor de esta película refleja la gravedad de las divisiones dentro de la burguesía estadounidense sobre la conducción de la guerra en Irak. Walt Disney Co., productor de la película, originalmente decidió no permitir el lanzamiento de la película por temor a ofender a la administración Bush debido a su incisivo ataque político a tal administración. El exgobernador de Nueva York Mario Cuomo, un prominente demócrata liberal, quien se desempeñó como abogado representando a Moore en sus esfuerzos por conseguir el lanzamiento de la película, dijo que estaba luchando por que esta película estuviera en los cines en toda la nación porque cree que se trata de una película que todo estadounidense debe ver, por tener un mensaje vital para la democracia estadounidense. The New York Post, el periódico conservador, controlado por la Murdoch’s News Corp, (asociación noticiosa de Murdoch) denunció la película como propaganda grosera.
Ciertamente es propaganda, como lo son las noticias regularmente publicadas y transmitidas todos los días en los medios masivos de comunicación, ya sea en el New York Post o en el prestigioso New York Times. En la carrera a la invasión de Irak, todas estas publicaciones y redes de transmisión fueron abrumadoramente pro- guerra en su cobertura de la política de la administración Bush. Hoy, por supuesto, existen serios desacuerdos dentro de la clase gobernante estadounidense, no sobre la necesidad de invadir Irak, sino principalmente sobre la eficacia de la conducción de la guerra en Irak llevada acabo por la administración Bush, considerando que el gobierno ha hecho un gran desastre de la invasión y ha hecho por lo tanto las cosas más difíciles para el imperialismo estadounidense en sus esfuerzos por dominar el mundo y movilizar a la población estadounidense para futuras acciones militares. Esto es un serio desacuerdo, pero es una disputa táctica sobre la implementación del acuerdo de la orientación de conjunto de la política imperialista: hacer lo que sea necesario para mantener el estatus de EU como la única superpotencia del mundo y prevenir el surgimiento de cualquier bloque rival potencial.
En el alboroto generado por Fahrenheit 9/11 lo que los comentaristas dicen depende de a qué facción de la burguesía él y su organización de medios de comunicación se adhieren: tanto si respaldan las políticas de la administración Bush, como si piensan que el gobierno ha hecho un desastre que tiene que ser corregido. Sin embargo, una cosa está clara, Fahrenheit 9/11 no es ni anti- guerra, ni anti- imperialista. Es sólo anti- Bush. Moore hace un trabajo excelente en el golpeteo a Bush. La película tiene como protagonista una colección de fuertes imágenes sobre el horror de la guerra, y sobre la estúpida ineptitud de Bush y su gobierno, que depende en exceso de escenas vergonzosas originalmente hechas no para ser vistas por el público. Por ejemplo, Paul Wolfowitz, el arquitecto de la estrategia imperialista en Irak, es reducido a un payaso en una escena en la que usa su propia saliva para acicalar su pelo antes de salir en una entrevista de la TV, pasando su peine a través de su boca. Moore aprovecha los defectos reconocidos de Bush como orador para retratarlo como estúpido. En una escena, Bush no puede recordar el viejo aforismo "si me engañan una vez la culpa suya, si me engañan dos veces la culpa es mía", y se sale por la tangente haciendo el ridículo. En un nivel político más serio, otra escena “pinta” a Bush hablando ante una audiencia de recaudación de fondos de partidarios adinerados diciendo algo como, “Ustedes son los que tienen y tienen mucho. Algunos los llaman la élite. Yo los llamo mi base.” Bonita cursilería.
La película incluye imágenes fuertes, como la entrevista a una madre oriunda de Flint, Michigan, que antes apoyaba la guerra, y que ahora después de la muerte de su hijo se opone a ella, u otra imagen donde Moore pide a miembros del Congreso que ofrezcan enviar a sus niños para combatir en Irak y consigue como respuesta solamente las miradas furiosas de la incredulidad.
Y mientras la película critica duramente la campaña de propaganda de Bush que justifica la guerra -que ya ha sido desacreditada ampliamente en los medios masivos de comunicación- definitivamente no es antiguerra. Moore por ejemplo respalda claramente el imperialismo estadounidense en la invasión y ocupación de Afganistán, y de hecho critica a Bush por no ser suficientemente belicoso en aquella ocasión. Ridiculiza a la administración Bush por haber tenido relaciones diplomáticas con el régimen del Talibán antes de la invasión, e incluso por tener un representante de viajes del Talibán en el Estado natal de Bush, Texas. Moore ataca a Bush por no invadir Afganistán más rápidamente. Se queja de que el presidente esperó dos meses para atacar -dando a Bin Laden “dos meses de ventaja”. MooreTambién critica al presidente por tener tan pocas tropas en Afganistán.
El fracaso en Irak es cargado a los defectos personales y la codicia de George W. Bush. Moore ofrece preferentemente un argumento economista algo vulgar y grosero considerando que la familia de Bush tiene relaciones empresariales con la familia real saudita y esto está controlando la política exterior estadounidense en la administración en curso. Moore hace hincapié en que la mayoría de los terroristas del 9/11 eran saudíes, como lo es Bin Laden. Mientras que casi llama a la guerra contra la familia real saudita, prácticamente denuncia a Bush de traición por ocupar la tarde visitando al embajador saudita en los EUA, el 13 de septiembre de 2001, y de proteger los intereses sauditas en los EUA. Él realmente juega un papel extremadamente nacionalista con relación a los saudíes, lamentando que muchos de ellos tengan inversiones en los EU.
Este “análisis”, que Moore ha afirmado es “muy fidedigno” en las entrevistas de la televisión sobre la película es la típica propaganda capitalista de culpar a individuos y sus políticas como causantes de los males sociales en vez de culpar al sistema capitalista mismo. Moore oscurece totalmente la realidad de que son el capitalismo estadounidense y sus intereses imperialista los responsables de la guerra en Irak. El verdadero argumento dentro de la clase gobernante hoy no es si los EUA debieron haber invadido Irak, sino sobre la manera más apropiada de haber preparado tal invasión -qué justificaciones ideológicas pudieron haber sido usadas (armas de destrucción masiva y vínculos con Al Qaeda contra la violación de los derechos humanos), que tan duro debieron haber trabajado los EUA para presionar y obtener el apoyo internacional a la invasión, y que tácticas y doctrinas militares debieron haber sido usadas en la invasión y la ocupación (la doctrina de Rumsfeld de los huesos descarnados de la fuerza militar usando armas inteligentes contra la doctrina de la “fuerza omnipotente”, usada exitosamente en la primera guerra de Irak en 1991).
Desde una perspectiva proletaria revolucionaria, el aspecto más peligroso de Fahrenheit 9/11 no es solamente el que oscurece la naturaleza de clase de la política imperialista estadounidense, sino que está siendo usada por el capitalismo para reavivar la mistificación electoral, la cual sufrió un serio golpe en el desastre de la discutible elección del año 2000. En el análisis final esta película aspira a atrapar personas para votar en contra de Bush, para restituir la confianza en el sistema electoral, que ha resultado gravemente debilitado hace cuatro años. La película oculta el hecho de que la guerra imperialista es la política de todas las principales fracciones de la burguesía -después de todo fue el demócrata Clinton quien continuó los bombardeos contra Irak durante los 90, y envió tropas a Haití y a Kosovo. No importa quién gane la elección en noviembre, el imperialismo estadounidense continuará con la guerra alrededor del mundo. La única manera de terminar la guerra es destruyendo al capitalismo. Uno puede ir a ver Fahrenheit 9/11 si quiere reírse de Bush y ver un poco de propaganda política burguesa ingeniosa, pero ni por un minuto piense que irá a ver alguna clase de propuesta política cinematográfica antiimperialista y antiguerra, con un análisis convincente de los eventos. Esta película es la propaganda de campaña del Partido Demócrata y una apología del capitalismo, un intento de atraer a los ciudadanos alienados y descontentos tras el marco político capitalista establecido.
CCI / 29 de julio de 2004
Hemos recibido un texto del Comité de Análisis e Ideología (CAIA), titulado Organización, estrategia y clase (parte I). Hay una serie de los planteamientos que compartimos, no obstante exponen algunas imprecisiones y ambigüedades. Presentaremos el texto con algunos extractos, marcando las dificultades, señalando que esto es siempre siguiendo la tradición proletaria de animar la reflexión.
Para responderse esta pregunta los compañeros inician explicando el descrédito existente de los partidos políticos, no obstante olvidan referir la naturaleza de clase de estos partidos. Este olvido inicial, aunque no desvalida su reflexión sobre la necesidad de la organización, les impide que avanzar con claridad en su propuesta.
Es relevante el deslinde que CAIA hace sobre los argumentos de los gobiernos de izquierda y el “altermundismo” tan alabado, este último, en las hojas de Trinchera (boletín en el que colaboran), así dicen de ellos: “... en sus discursos no es raro encontrar una constante defensa de la no-organización de clase, y la desmovilización disfrazada de organización ‘horizontal’, ‘en redes’, ‘autónoma’, ‘autogestiva’... Por su parte, a nivel mundial, el altermundismo tampoco presenta ninguna alternativa para los trabajadores: negación de todo lo que signifique revolución, organización política o lucha de clases...”
Planteado ese marco, van a explicar lo que es la organización que la clase trabajadora requiere: “Una organización en la que participemos sin subordinarnos a ninguna facción del capital, y sin subordinarnos a ninguna burocracia (...) Para que nuestra organización sea verdaderamente clasista, debe ser centralizada. Y con ello nos referimos de ninguna manera a una organización autoritaria o burocrática, ese tipo de mitos solo caben en las cabezas del reformismo y el anarquismo pequeñoburgués.”
Avanzan planteando aspectos concretos del programa de clase, defendiendo el carácter contrarrevolucionario del nacionalismo: “Defender la Nación y actuar como pueblo es lo que los explotadores esperan que nosotros hagamos eternamente.
Defender los intereses de NUESTRA CLASE es lo que ellos más temen que hagamos. (...) Todos los oprimidos tenemos derecho a defender también nuestra cultura, pero ello no significa que debamos aliarnos con el que nos explota...”
Marcan, completando la idea, el carácter INTERNACIONAL e INTERNACIONALISTA de la lucha proletaria: “El capitalismo es un sistema mundial. No se le puede ‘abolir’ en un territorio o país, sólo mundialmente, necesitamos pues la organización mundial de los trabajadores contra el capitalismo.”
Y no dejan de rechazar las formas de lucha falsas para el proletariado: “Los trabajadores no necesitamos del parlamento, porque tampoco necesitamos del Estado (...) No necesitamos tampoco de elecciones ni de votos (...) Tampoco podemos pensar en que con pequeños grupos armados vamos a cambiar el sistema.”
Hasta aquí, aun cuando se presentan breves extractos, es notoria la defensa clara que hacen de la necesidad que hay para la clase obrera de definir su autonomía de frente a la clase dominante tanto en el terreno del programa como en el de la organización.
No obstante hay en el texto del CAIA afirmaciones confusas que conducen incluso a una contradicción en lo avanzado. Tomemos los más importantes: El CAIA, basado en la recuperación histórica de las experiencias proletarias, deduce la necesidad y posibilidad de su organización, y toma como ejemplo a la AIT y al Partido Bolchevique, es obvio que de estas experiencias recobra los principios internacionalistas, la crítica radical del sistema, y el reconocimiento de que la emancipación de la clase obrera debe ser obra de ella misma, sin embargo, este avance lo contradicen cuando colocan al lado de estas experiencias a la guerrilla mexicana: el PDLP de Lucio Cabañas y a la ACNR de Genaro Vázquez, a las que presentan como “organizaciones políticas de vanguardia y/o revolucionarias, de los trabajadores del campo y la ciudad.” Apuntemos brevemente algunos aspectos [1] [51].
Apegados a los hechos, se puede afirmar que la guerrilla tanto de Lucio como de Genaro son expresiones desesperadas y pequeñoburguesas, que se encuentran al margen de la clase obrera, no son producto de su esfuerzo, por el contrario son negación de ésta, en tanto se presentan como instrumentos armados que pretenden suplir el accionar de los trabajadores, por ello, encarnan la desesperación y la desconfianza en las potencialidades de la clase. Baste recordar que tanto Cabañas como Genaro habían promovido la participación electoral, y hasta que, según lo afirmaban ellos mismos, se cerraron los “causes legales” se decidieron a tomar las armas y remontarse a la sierra, desde donde pretendían crear un “foco” de subversión. Al analizar el accionar de otras guerrillas CAIA mismo parece percibir que hay un problema en esas estructuras, pero no va a la esencia del fenómeno, se queda tan sólo en suponer procesos de degeneración o traición de los grupos, sin ver que el problema está en su naturaleza y el tipo de programa que defiende. Así cuando habla de otros grupos guerrilleros dice: “... los movimientos guerrilleros de izquierda se corrompieron al llegar al poder o simplemente firmaron su rendición en términos de ‘acuerdos de paz y reconciliación’, que no significaron ningún cambio en las condiciones de vida de millones de personas...” Renglones abajo dice más todavía cuando se refiere a las FARC y el ELN: “Y pese a la mayor o menor porción de territorio que han ocupado, se han visto durante años obligados a buscar recurrentemente al dialogo de su contraparte.”
De manera que aún cuando en estos grupos guerrilleros no hay nada del internacionalismo que CAIA defiende y en cambio mucho de nacionalismo, no deja de reivindicarlos. Si vemos con mayor precisión, las estructuras guerrilleras que CAIA supone expresiones orgánicas del proletariado, niegan en realidad el accionar masivo y consciente de la clase obrera.
La ACNR se definía así. “Somos una organización guerrillera que está actuando a nivel nacional, realizando expropiaciones en los bancos (...) nuestras acciones están planeadas en diversos niveles, tendiendo a organizar a las masas...” (01-1972) Cabañas por su parte, cuando define su proyecto “socialista” y habla del “nuevo ejército” que surgirá dice que este será: “auténticamente patriótico y no patriotero, defensor de los derechos del pueblo, de la patria proletaria y de la soberanía nacional” (09-1972, en ambas citas los subrayados son nuestros).
De manera que vemos inicialmente una reflexión sobre los principios de clase, pero cuando se trata de concretar en el análisis se queda corto, esa misma incomprensión es la que luego le dificulta reconocer lo que representa la “otra campaña”.
Los camaradas señalan: “... a lo largo de la historia, se ha malentendido muchas veces la idea de organizar un partido, interpretándolo como crear una burocracia ajena a los trabajadores (...) <no obstante> la vanguardia y el resto de la clase forman una unidad indisoluble y actúan de manera recíprocamente complementaria...” es decir, reconocen que la organización revolucionaria y la clase no son diferentes, sino son una unidad, como lo afirman, siguiendo a Marx, “... en cierta forma es <la parte> más avanzada...”
Este reconocimiento es fundamental, y lo complementan señalando el tipo de trabajo de esta estructura: “el único papel de las organizaciones de vanguardia puede ser el de defender el programa y promover la autoorganización de la clase, no dirigirla.”
Esta afirmación aunque en lo general compartimos, debemos precisar que guarda algo de consejista[2] [52], en tanto supone que la dirección del movimiento implica una sustitución, o una imposición de lineamientos a una masa ciega,, pero si tomamos la experiencia de la revolución de 1917, es fácil entender lo que significa el concepto de dirección desde una perspectiva proletaria. La clase obrera no delega su labor histórica en el Partido, lo crea para poder cumplirla, la vanguardia no es una minoría ilustrada y conspirativa es sólo la parte más clara de un todo.
Recordemos, por ejemplo, que no fue el Partido Bolchevique el que creó los Soviets, y sin embargo cumplió su papel de vanguardia, haciendo de esas organizaciones, con su trabajo de propaganda y agitación, un cuerpo de combate capaz de asumir decisiones transformadoras. De forma que, hablar de dirección no implica sustitución, es la práctica del Partido: convencer de la justeza del programa comunista, extender la conciencia y dar dirección al combate. Quien sino los Bolcheviques al hacer la lectura de los momentos de lucha, lograron definir las orientaciones que condujeran a la revolución.
Hay por último un aspecto en el que vale solo marcar los puntos para el desarrollo de la reflexión, dado que hay aspectos que en este mismo número tocamos (sobre los frentes y la “6ª”).
El CAIA afirma que con la “otra campaña”: “se posibilita que avancemos en la definición y construcción de una nueva organización anticapitalista al lado de todos los oprimidos, para abrir un amplio Frente de lucha que pueda derivar en un verdadero Movimiento Político Revolucionario.”
Ante esta afirmación que contradice mucho de lo que inicialmente plantea, preguntamos ¿la clase obrera encuentra independencia organizativa y programática junto a un grupo como el EZLN que mantiene alianzas con representantes de la burguesía, como por ejemplo la Sra. Mitterrand? ¿Se debe empujar, para no parecer “sectario”, a los trabajadores a la cola de un grupo que promovió el voto hace 12 años y levantó una corrosiva campaña nacionalista de adoración de los “símbolos patrios” y el respeto a la constitución? ¿Porqué sumarse a un proyecto interclasista, en vez de abocarse a construir el proyecto de clase, que debe pasar también por la denuncia abierta de los que, como dicen ustedes, “aparentan apartarse de la suciedad del engaño electorero y buscan ponerse publicitariamente ‘a la izquierda’ de este...”?
Las generaciones jóvenes del proletariado para enfrentar la luminaria publicitaria del EZLN no tienen otro camino que el de la reflexión, recobrar el arsenal teórico del marxismo y las experiencias de los combates pasados, es la forma de enfrentar los cantos de sirena del capital y su aparato de izquierda, solo así estará preparando verdaderamente la Revolución Comunista Mundial.
Tatlin/2-02-06
[1] [53] Para ampliar sobre el significado de la guerrilla recomendamos leer RM 19 (1994).
[2] [54] Todavía en 1979, cuando escribimos el folleto “Organización y conciencia de clase”, manteníamos ciertas concesiones al consejismo, rechazando por ello el concepto de dirección, no obstante al hacer la diferencia con el sustitucionismo, nos permite afirmar más claramente el papel de la vanguardia proletaria.
La sorpresiva victoria de Hamas en las elecciones palestinas -logrando 76 de los 132 escaños y relegando a Al Fatah a la sombra- es otra demostración de que las grandes potencias imperialistas cada vez están teniendo más dificultades para controlar el creciente caos en la situación internacional. A pesar de estar con el Movimiento Cambio y Reforma, habiendo sido prohibido como organización terrorista, denunciado para el asesinato de más de 400 israelíes en aproximadamente 60 bombazos suicidas, y amenazado por EU e Israel, Hamas es ahora la fuerza dominante en la Autoridad Palestina (AP) con posibilidades de integrar su brazo armado a las fuerzas palestinas.
Esto fue algo inesperado. El Ministro de Relaciones Exteriores de Israel dijo que: "Las elecciones deberían dar el poder y la fuerza para desmantelar las organizaciones terrorista y no crear una situación donde estas organizaciones se sienten en el parlamento y luego hagan parte de la autoridad ejecutiva" (Guardian 26/2/6). Hasta ahora las negociaciones son acerca de cómo Hamas puede transformarse en un partido político respetable, de la misma manera que otros partidos israelíes y palestinos que tuvieron su origen en grupos terroristas.
Aunque la victoria de Hamas fue una conmoción, los comentaristas políticos rápidamente adquirieron la sabiduría de la visión retrospectiva para explicar lo ocurrido. Las encuestas de opinión pública mostraban que había una preocupación abrumadora sobre la corrupción en Al Fatah, la OLP y la AP. Al Fatah fue dividido, desacreditado y señalado como responsable de años de desastre económico, particularmente del extendido desempleo, y la OLP fue conocida para su represión. Hamas, Al contrario, siempre se enfocó en la corrupción del Al Fatah, manteniendo el cese al fuego durante un año, propuso políticas de reforma en la salud y educación, empujando a sus concejos donde tenía ya una reputación para mejorar caminos y servicios municipales. Emplearon a un experto para asesorarlos y presentar la mejor imagen pública.
Hamas no solamente tuvo la victoria en las urnas electorales. Tenía animadores izquierdistas y nacionalistas entusiastas en todo el mundo. En Gran Bretaña por ejemplo el Partido Obrero Socialista declaró "Hace una semana, los palestinos dieron una fuerte bofetada a Bush y Rice al votar por Hamas" (Socialist Worker 4/2/6). Informaba que: "Los militaristas de Hamas son vistos como inmunes a la corrupción" y el movimiento, después del éxito en las elecciones locales, "Ganó reputación por su trabajo en la educación, salud y bienestar social. Hamas controlaba municipalidades consideradas como modelos de eficiencia.” En cuanto a los bombazos suicidas, solo son detalles de una “resistencia feroz”.
Es cierto que el imperialismo americano se está tomando su tiempo para dar su mejor respuesta a la victoria de Hamas, pero ésta no significa una bofetada. Pero, para la población explotada y oprimida de Gaza y Cisjordania, el haber cambiado sus ilusiones en la vieja guardia corrupta de Al Fatah, por las fuerzas primerizas y eficientes de Hamas, trabajando bajo la consigna nacionalista, no es ninguna ganancia. El SWP señala que EU. "Estaba inyectando dinero a la Autoridad Palestina en un esfuerzo desesperado por salvar a Al Fatah". Aún con la derrota de Al Fatah, EU empezó a "llamar a los Estados árabes a continuar financiando a la Autoridad Palestina–Hamas, aunque Washington está amenazando con cortar esta ayuda… la petición al mundo árabe es porque no quiere que Cisjordania y Gaza desciendan al caos a consecuencia de la suspensión de esta ayuda" (Guardian 31/1/6). Así que, a pesar de todas las condenas a Hamas, EU en realidad ve un papel esencial para los terroristas, como una fuerza que puede imponer el orden capitalista en las áreas donde tiene influencia.
También están en el centro las declaraciones de Hamas de ser una fuerza para la liberación. El mismo día que EU fue informado de apurar a los Estados árabes a financiar a la AP, el jefe del buró político de Hamas escribió un "Mensaje a las naciones árabes y musulmanas… esperamos que sigan y compensen a los palestinos por cualquier suspensión de ayuda” (Guardian 31/1/6). Aquì no existe ninguna diferencia de la opinión entre una gran potencia y una que apenas emerge. Por supuesto Hamas hace la misma declaración que cualquier otra fuerza burguesa, que son "Inmunes al soborno, a la intimidación y al chantaje" y su actividad es la misma que otros proyectos capitalistas que han empleado las mentiras de la liberación nacional. "Hemos visto cómo otras naciones continuaron con su lucha en su búsqueda para la libertad y la justicia hasta consumarla, incluyendo a los pueblos de Vietnam y Sudáfrica. Nosotros no somos diferentes."
Los ejemplos son instructivos. Vietnam del Norte fue apoyado por el imperialismo ruso, el Sur por EU. Más de dos millones de personas se murieron. Vietnam del Norte ganó porque EU suspendió su apoyo al sur, en tanto que el paso de China del bloque ruso al estadounidense constituía un mejor premio que el de cualquier Vietnam. ¿Las ganancias para los vietnamitas? Nada. Y las cosas empeoraron aún más con el derrumbe del bloque ruso. En cuanto a Sudáfrica, la facción arcaica de la clase dirigente que todavía estaba ligada al apartheid fue removida de su posición dominante y el Estado capitalista sudafricano comenzó a operar con algunos cambios de personal en su aparato político. Esto ha trajo ningún beneficio al pobre y explotado. Así que Hamas reemplaza a Al Fatah. No habrá ninguna mejora en la vida de quienes votaron por un cambio de caras en el parlamento palestino.
Caos en aumento
El SWP dice "Nadie sabe lo que ocurrirá como consecuencia de la victoria de Hamas”. Piensan que es un paso positivo, pero no tienen idea de a dónde lleva. Otras voces sugieren otros escenarios.
Por ejemplo, una carta escrita a The Guardian (30/1/6) pregunta "¿Usted piensa que los jefes israelíes están lamentando ayudar a Hamas en sus primeros días? Este primer apoyo israelí a Hamas en 1980s fue para debilitar a la OLP y Al Fatah. Podría haber tomado 20 años pero indudablemente ha funcionado hoy." Esto es porque "Con una Autoridad Palestina dirigida por Hamas, el gobierno israelí es liberado de toda presión y continuará actuando como guste". El autor de la carta es del Consejo para el intercambio árabe-británico, pero eso no invalida su punto de vista. Es útil recordar el papel de Israel en la formación de Hamas y el derecho de enfatizar la forma en que socavó a la OLP. Sin embargo, mientras que el gobierno israelí insistirá en que no puede hablar con terroristas o con quienes no reconocen el derecho de Israel a existir, la Autoridad Palestina aún tendrá un papel que desempeñar. Sin ello habría un conflicto directo entre el estado israelí y la población palestina.
Las tensiones en Oriente no serán reducirán. En realidad se están intensificando. La guerra en Irak indica lo que va a continuar por años. Las amenazas de EU contra Irán aumentan. La sucesión de Sharon es poco clara. Siria mantiene su interés ante todo lo que ocurre en Israel / Palestina. Lo único claro sobre el avance de Hamas es que añadirá más inestabilidad en la zona. Ya sea que se convierta en un partido convencional o use si nueva posición como trampolín para la confrontación militar, lo cual solamente llevará a exacerbar los conflictos en la zona. Ésto no se debe atribuir a la ineptitud de israelíes y palestinos, árabes y judíos para convivir, sino a la persistente intervención de las grandes potencias en la zona. Los nombres podrían Los nombres pueden cambiar, pero el capitalismo lleva a la agudización de los conflictos imperialistas.
Car. 4 de febrero, 2006.
El remate de la campaña electoral cumple con el guión previsto por el Estado capitalista para tratar de llevar a la mayor parte de la población y principalmente a los trabajadores a las urnas. La inversión hasta ahora derramada en este objetivo durante varios meses rebasa con mucho las precedentes y la burguesía espera que con su esfuerzo consiga repetir el éxito obtenido en el año 2000 cuando logró la mayor votación de que se tenga memoria en México donde, por años, el sistema de partido único desalentaba esta “participación ciudadana”. La clase dominante, como en todos los países, se está ocupando a fondo para mantener viva la ilusión de que por medio del voto, los trabajadores metamorfoseados en ciudadanos, frente a la urna, en la más completa soledad y el aislamiento más lastimoso pueden revertir la crisis económica, pueden solucionar el problema del desempleo, pueden de un plumazo aumentar los salarios y, en general, mejorar sustancialmente sus condiciones de vida y las de su familia. Y luego, al término del sexenio, recordarles que hay que renovar el voto y que si no resultaron sus expectativas como las imaginaron en cada ocasión que han votado es porque tal vez se equivocaron de candidato o este último los traicionó, o no lo dejaron actuar los otros partidos, o hay causas externas, o ¡cualquier barbaridad que se pueda “argumentar”! Pero, nos dicen, no hay de otra, la única alternativa es votar de nuevo y encumbrar al nuevo político que transformará, ahora sí, la situación de miseria que viven cotidianamente; el cuento de nunca acabar, el truco es casi perfecto, la participación democrática, mediante el voto, valida cualquier actuación de los gobiernos así elegidos.
En la recta final la burguesía ha logrado polarizar la campaña alrededor de dos alternativas: izquierda o derecha; los medios de difusión están cargados de referencias y debates que giran alrededor de estas opciones tratando de fijar la idea en el pensamiento de los potenciales votantes, incluso cada bando cuenta ya con promotores del voto útil para impedir que triunfe la derecha en un caso o por el otro para evitar que el peligro de la izquierda populista se apodere del poder. Es indicativo, cómo en los diversos medios los pretenciosos periodistas se devanan histéricamente los sesos para “demostrar” las bondades de su candidato y los peligros del adversario.
Es claro que esta diferenciación tiene el propósito de animar a los trabajadores para que se enganchen al juego electoral identificándose de un lado o de otro. Incluso la propia burguesía recurre a sus viejos mitos para animar el voto, haciendo ver el “peligro” que representa la derecha (en particular por el radicalismo del Yunque), postulando así el mal menor. Pero para los trabajadores no hay diferencia entre un verdugo u otro, ambas opciones representan los intereses del capital y sus colores y discursos en apariencia tan disímiles sólo tienen la función de desorientar a la clase trabajadora, se trata de una división del trabajo para ofrecer “diversas alternativas”. Cualquier equipo de gobierno que se encargue de la dirección del Estado capitalista aplicará los planes económicos que requiere la burguesía, cualquier gobierno del tinte que sea tomará las medidas necesarias para impedir que la lucha de la clase obrera se desarrolle, sólo variarán los tintes de las justificaciones como ya lo hemos visto infinidad de ocasiones en todos los países del mundo.
A la clase obrera, se le dice, que le conviene elegir gobiernos de “izquierda” pues defenderían sus intereses frente a los capitalistas, sin embargo, se cuidan de no mencionar el largo rosario de experiencias dolorosas que los trabajadores han sufrido cuando han confiado de manera ingenua en este tipo de lobos con piel de oveja; por no mencionar más que los casos más recientes y conocidos tenemos al gobierno de Lula en Brasil que se estrenó intensificando los ataques económicos contra las condiciones de vida de los asalariados bajo la cubierta de que “la transformación requiere trabajar más duro”; o también a la recién electa presidente M. Bachelet en Chile quien ya dio muestra, recientemente de su capacidad de represión contra las expresiones de luchas reivindicativas (ver artículo en este RM).
La burguesía permanentemente cuenta con organismos de monitoreo para conocer la situación social y, en particular, para recabar información constantemente actualizada sobre su enemigo de clase, el proletariado, sus preocupaciones principales, los niveles de descontento, etc. En este sentido, siempre que estructura una campaña electoral donde la “izquierda” es una opción, lo que está haciendo es proponerle una salida fraudulenta a sus anhelos de cambio.
La “alternativa” de izquierda entonces tiene la función de canalizar el descontento y la combatividad latente de los trabajadores hacia las urnas, diluyendo su potencia como clase en la atomización más impotente que existe cuando como “ciudadano”, armado con un bolígrafo, vota y espera que los personajes políticos de la burguesía mejoren su situación. El tema actualmente es el de cambiar la política económica en beneficio de las mayorías, hacer un gobierno diferente de la derecha. De hecho, no se trata de un tema de moda precisamente, ya la burguesía ha sacado muy buenos dividendos políticos de esta “alternativa de izquierda” por lo menos en los últimos veinte años. El llamado movimiento democratizador contra el sistema de partido único ha tenido el mérito de mantener enganchadas a las masas de trabajadores a la ilusión de que sus precariedades terminarán cuando logren un gobierno que defienda sus intereses. Hablamos en este caso del uso que se hace en la campaña de la posibilidad de que la izquierda llegue al gobierno, un señuelo que le funciona al Estado de la clase dominante para llevar agua a su molino.
No pretendemos en este momento pronunciarnos sobre la tendencia dominante de la orientación política de la burguesía mexicana, no obstante lo que es evidente es que la clase dominante en la región busca colocar un equipo de gobierno que le posibilite, poder enfrentar la crisis económica adecuadamente, refuncionalizando las estrategias para impulsar el proceso de acumulación, y que significa establecer un esquema político que le permita cargar la crisis a los trabajadores, limitando la posibilidad de una explosión de descontento, y aunque es algo en lo que la burguesía muestra una disposición, es evidente que hay un choque continuo de intereses económicos y políticos dentro de la burguesía que le impide llevar un proceso electoral “ordenado”. Es por ello que, con gobierno de derecha o de izquierda, la pugna de la burguesía tenderá no sólo a permanecer, sino a agudizarse, intentando, otra vez como ahora lo hacen con las elecciones, arrastrar como carne de cañón a los trabajadores en apoyo de alguna de las fracciones burguesas.
Es fundamental que los trabajadores reflexionen el papel mistificador que tiene el proceso electoral, pero no sólo este proceso electoral (el de México 2006), sino este mecanismo como parte de la democracia que da sustento al capitalismo, es decir que no basta con llamar a no votar, es fundamental entender que las elecciones no son sino una gran trampa para atrapar a los trabajadores.
RR/20 de junio del 2006
Desde el 7 de febrero, asistimos a las manifestaciones de París y provincia. Pero es desde el 4 de marzo que pudimos ser parte activa en el movimiento asistiendo a la reunión de la “coordinación nacional”. Después intervenimos en las asambleas generales masivas (AG) en todas las facultades y apreciamos que la cuestión de la solidaridad estaba en el centro de las discusiones, rasgo principal de la dinámica actual en las luchas obreras en todos los países.
Frente a las manipulaciones difundidas por la burguesía internacional, nuestra tarea consistió en luchar contra el silencio y la mentira, publicando en Internet, en trece idiomas, volantes y artículos para restablecer la VERDAD. En todos los países, los medios no dejaron de difundir con profusión la confrontación violenta entre los “alborotadores” y los CRS [policía antidisturbios]. En ningún país, se ha hecho mención de las asambleas generales masivas (AG), de la riqueza de los debates que allí se desarrollaron, de la búsqueda permanente de solidaridad.
Gracias a la prensa revolucionarias, principalmente de la CCI, en muchos países se pudo difundir la verdad y romper el cerco a los estudiantes en lucha, a través de ese cerco se intentó establecer un «cordón sanitario» para aislarlos, conducirlos a la derrota y entregarlos atados de pies y manos a la represión.
Llevando una fuerte lucha contra este bloqueo informativo y llamando a la solidaridad con los hijos de la clase obrera, la CCI ha cumplido plenamente sus responsabilidades.
Gracias al espíritu de apertura de los estudiantes, la CCI pudo intervenir en las AG en París y después en otras universidades. En cuanto nos presentamos como trabajadores y padres de estudiantes en solidaridad con el movimiento, hemos sido recibidos con entusiasmo siendo los mismos estudiantes quienes nos han propuesto tomar la palabra en las AG para aportar nuestra experiencia e “ideas” en tanto que obreros. Nuestras propuestas concretas fueron sometidas a votación y adoptadas (aún cuando los saboteadores sindicales e izquierdistas desarrollaron todas suerte de maniobras para, mantener el control y para hacerlas desaparecer “discretamente” ahogándolas en una multitudes proposiciones de acciones puntuales, no obstante, los estudiantes desbarataron estas maniobras), en la facultad de Censier, por ejemplo, propusimos a la AG tomar a cargo inmediatamente la extensión directa de la lucha hacia los trabajadores asalariados difundiendo masivamente un volante en las estaciones de los suburbios parisinos; en Toulouse y Tours propusimos actos similares.
Las “ideas” que la CCI siempre ha puesto por delante desde hace más de un cuarto del siglo, fueron puestas en práctica enviando delegaciones masivas hacia las empresas más cercanas (principalmente en estaciones de trenes como en Rennes, Aix o París). Por todas partes los estudiantes entendieron muy rápidamente que “si permanecemos aislados, nos lo van hacer tragar todo crudo” (expresión de un estudiante de París-Censier).
Fue gracias a esta dinámica de extensión del movimiento a toda la clase obrera, nacida de la apertura de las AG, que el movimiento ha podido hacer que la burguesía dé marcha atrás.
Una propuesta que hicimos y que también fue considerada, consistía en organizar AG comunes entre estudiantes y personal de las universidades. Sin embargo, el sector magisterial nacional aun presentaba resabios de la derrota del 2003 y no estaba a la altura para unirse masivamente a los estudiantes y asumirse como vanguardia del movimiento, sólo una pequeña minoría apoyó a los estudiantes. Y es necesario reconocer que a pesar de nuestras reducidas fuerzas los maestros más solidarios y convencidos de la necesidad de la extensión de lucha (sin esperar las instrucciones de los sindicatos) eran esencialmente militantes de la CCI.
Fue muy evidente que en cuanto nuestras proposiciones empezaron a tener eco, y nuestros camaradas fueron identificados como militantes de la CCI, los sindicatos e izquierdistas hicieron circular toda clase de rumores para inocular el veneno de la desconfianza, y para tomar el control de la situación, sobre todo para impedir a los elementos en busca de una perspectiva revolucionaria acercarse a las posiciones de la corriente de la Izquierda Comunista
Allí donde nos presentamos como miembros de la CCI, pudimos asistir a la maniobra clásica de su sabotaje, en Toulouse-Rangueil (donde se constituyó la «coordinación nacional»), al principio del movimiento, se nos ha prohibido la palabra por el del presidium controlado por trotskistas de la Juventud Comunista Revolucionaria (organización de la LCR).
Por el contrario, en la facultad del Mirail, la intervención de un maestro militante de la CCI ha sido recibida con mucho entusiasmo, a demanda de los propios estudiantes, él pudo hacer una exposición del movimiento de mayo del 68 y transmitir así nuestro análisis sobre su significación histórica.
El 4 de marzo, la CCI estuvo en la entrada de la reunión de la «coordinación nacional» en París. Dicha reunión después de dos horas de debates, terminó votando el principio para permitir entrar en la sala a los “observadores exteriores” pero sin derecho de palabra.
No obstante, frente a estas maniobras que apuntan encerrar las AG y prohibirnos la palabra, numerosas discusiones tuvieron lugar entre los estudiantes esencialmente los no sindicalizados y sin filiación a ninguna organización política logrando hacer fracasar las maniobras de sabotaje de la UNEF[sindicato estudiantil] y de los izquierdistas. En la facultad de París-Censier, se decidió dar la palabra a «elementos externos», y abrir la AG a los trabajadores venidos a aportar su solidaridad. Así es como pudimos intervenir el 8 de marzo en la reunión de “coordinación” de la región parisina, defendiendo la necesidad de ampliar la lucha yendo a buscar la solidaridad de trabajadores en las empresas (principalmente ferrocarriles, hospitales y el correo).
Los «líderes» de la «coordinación nacional» (infiltrada por la «izquierda plural», desde el Partido Socialista hasta los trotskistas, quienes consideran a los estudiantes “presas” y a las universidades sus cotos de caza) maniobraron para sabotear esta dinámica de apertura. En Lyon, en la víspera de la suspensión oficial del CPE, el 8 y 9 de abril ¡No pudiendo impedir la entrada a la sala a los militantes de la CCI bajo pena de desacreditarse aún más, lograron hacer votar nuevamente la negativa del derecho de voz a los «observadores exteriores»!. Esta asamblea (por demás más, sin ningún mandato claro de sus facultades) fue un verdadero fiasco, durante dos días, los especialistas del sabotaje se pasaron todo el tiempo en hacer votar ¡sobre cómo y qué se debía votar! Muchos estudiantes salieron hastiados de esta reunión y se dirigieron de nuevo hacia nuestras orientaciones, haciendo prueba de gran madurez, coraje e inteligencia, votando mayoritariamente el levantamiento del bloqueo de las facultades después de la suspensión del CPE para no caer en la trampa de las «acciones-comando» del todo o nada de los “radicales” y evitar el pudrimiento del movimiento en la violencia.
Esencialmente en las manifestaciones pudimos distribuir masivamente nuestras publicaciones. Estando presentes en universidades y manifestaciones fuimos bien recibidos por estudiantes, obreros y jubilados. El 18 de marzo, se nos acercaron para testimoniarnos su simpatía y preguntarnos si podían pegar nuestros volantes en los resguardos de autobuses, otros nos tomaron volantes que querían distribuir a su alrededor, así, como fotografiar o filmar nuestras publicaciones. Algunos nos han dicho: “cuando uno ve sus publicaciones en todos estos idiomas, es formidable; es obvio que ustedes son los únicos verdaderos internacionalistas” Algunos vinieron a agradecernos el apoyo de la CCI a los estudiantes «haciendo saber nuestro movimiento, nuestras AG, en otros países” enfrentando las mentiras pregonadas por medios burgueses.
Es justamente esta simpatía de los estudiantes lo que impidió a los bonzos estalinistas y a la “vigilancia” sindicalista que pudieran atacarnos abiertamente.
Nunca, en toda la historia de la CCI, nuestra intervención había tenido semejante impacto. Nunca habíamos tenido tantas discusiones con tantos manifestantes de todas las generaciones, y principalmente entre las generaciones jóvenes en busca de una perspectiva histórica.
La simpatía recibida de parte de muchísimos estudiantes y obreros es para nosotros un estímulo para seguir nuestra actividad con mayor determinación. Si hoy podemos sacar un balance muy positivo de nuestra intervención en el movimiento contra el CPE, de ningún modo es para glorificarnos. Es porque la apertura de las nuevas generaciones a las ideas revolucionarias está revelando la maduración de la conciencia en el seno de la clase obrera.
De igual manera que nuestra intervención ha contribuido a reforzar la confianza de las jóvenes generaciones en sus propias fuerzas, el entusiasmo que ello causó no puede más que contribuir a reforzar todavía nuestra confianza en las potencialidades históricas de la clase obrera.
A pesar de las ilusiones democráticas, sindicalistas y reformistas que pesan aun muy fuertemente en la conciencia de las jóvenes generaciones, su espíritu de apertura a las ideas revolucionarias, su voluntad para proseguir la reflexión y el debate es reveladora de la gran madurez y la profundidad de este movimiento. De la capacidad de revolucionarios para hacer madurar esta reflexión dependerá el futuro de la sociedad humana.
CCI/ 22-junio-2006
Ante la agudización de la crisis y la acentuación de los ataques contra las condiciones de vida de los trabajadores, se han visto importantes respuestas. Presentamos a continuación dos ejemplos de luchas en España y Bangladesh, llevadas a cabo en los últimos meses, ambos son experiencias que los trabajadores de todo el mundo deben retomar.
De la misma manera en que los medios de información masiva ocultaron el movimiento de los estudiantes contra el CPE en Francia, esos servidores de la burguesía guardaron casi total silencio sobre el movimiento de los trabajadores de metal en Vigo, iniciado el mes de mayo pasado.
La huelga masiva en Vigo estalló como respuesta a la nueva Reforma Laboral que firmó el gobierno, patrones y sindicatos. Esta nueva Reforma que supuestamente se establece para “luchar contra la inseguridad en el trabajo”, lo que ha hecho realmente es aumentar la inseguridad facilitando los despidos y proponiendo eventualidad fija de 2 años en el trabajo. Ante ello el coraje de los trabajadores se ha expresado y con ello se evidencia que la lucha contra los ataques a las condiciones de vida y trabajo no es la “lucha” que proponen los sindicatos, ni aún los más “radicales”. La lucha verdaderamente eficaz es la lucha directa de los obreros, las huelgas que nacen de su decisión colectiva y en contra de las consignas sindicales, son esas huelgas las que hay que apoyar y extender y es así como se puede reunir la fuerza necesaria e ir forjando la conciencia para oponerse realmente al Capital.
La huelga del metal en Vigo fue masiva y se dio como forma de organización la Asamblea General en plena calle que, por decisión de los trabajadores, estaba abierta a todo aquel que quisiera dar su opinión, expresar su apoyo o plantear sus problemas o quejas. Más de 10,000 trabajadores se reunieron diariamente para organizar la lucha, decidir acciones a tomar, ver a qué empresas dirigirse para pedir la solidaridad de otros trabajadores, escuchar qué se dice de la huelga en la radio, en los comentarios de la gente etc.
Es significativo que los obreros de Vigo hayan desarrollado el mismo método que los estudiantes de Francia en su reciente movimiento. Es también significativo que en 2006 los obreros de Vigo recuperen la práctica de la gran huelga de 1972 en la que se celebraban diariamente Asambleas Generales de Ciudad. Esto muestra que la clase obrera es una clase internacional e histórica, en ello reside su fuerza.
Desde el principio, los obreros se plantearon ganar la solidaridad de los demás trabajadores. En los astilleros, de forma unánime, los obreros se pusieron en huelga solidaria desde el 4 de mayo. Desde el punto de vista de la clase obrera es la mejor respuesta, porque la sociedad que aspira a instaurar el proletariado y permitirá a la humanidad salir del atolladero del capitalismo se basa en la solidaridad, en la comunidad humana mundial.
El día 5 de mayo, unos 15,000 obreros del metal rodearon la fábrica Citroen para intentar convencer a sus compañeros de que se unieran a la huelga. El martes 9, hubo paros en Citroen y otras empresas grandes. Como en 1972, la solidaridad y la extensión de la lucha fue lo dominante en la huelga general de todo Vigo hizo retroceder la mano asesina de la dictadura franquista. También aquí vemos repetir esa experiencia.
El 8 de mayo cuando tras la Asamblea unos 10,000 obreros se dirigían a la estación de ferrocarril con objeto de informar a los viajeros, la policía les atacó por todos los lados con una violencia inaudita. Los obreros se dispersaron en pequeños grupos que fueron acorralados y atacados sin piedad por las fuerzas policiales. Hubo numerosos heridos y 13 detenidos.
Esta represión dice mucho de lo que es la llamada “democracia” y sus bellas palabras sobre la “negociación”, la “libertad de manifestación”, la “representación de todos”. Pero esta trampa perseguía una finalidad política: encerrar a los obreros en una pelea agotadora con las fuerzas represivas, empujarles a reemplazar las acciones masivas (manifestaciones y asambleas generales) por la dispersión en enfrentamientos con la fuerza pública. Busca entramparles en batallas campales en inferioridad de condiciones que tienen el efecto de hacerles perder la simpatía de los demás trabajadores y desmoralizarlos. Es una política que también siguió el gobierno francés con el movimiento de estudiantes.
Es significativo que los medios de “información” de circulación nacional que habían guardado un escrupuloso silencio sobre la lucha y sobre todo, sobre las Asambleas, las manifestaciones masivas y la solidaridad, dieran todo el bombo posible a los choques violentos del día 8. El mensaje que quieren que traguemos es muy claro: “sí quieres hacerte notar y que te hagan caso realiza choques violentos”. Es el capital el primer interesado en que los obreros se encierren y agoten en una dinámica de enfrentamientos estériles.
Los principales sindicatos: CCOO, UGT y CIG, como instrumentos del capital todo el tiempo buscaron controlar la huelga y así carcomerla desde dentro. Fueron ellos los quienes se opusieron al envío de delegaciones masivas a las otras empresas y aunque no lo pudieron impedir “ofrecieron” a cambio llamar a una huelga general del metal el 11 de mayo. Pero los obreros no esperaron y, sobre todo, no aceptaron el método sindicalista de parar un día D siguiendo las órdenes sindicales. Desarrollaron el método genuinamente obrero: el envío de delegaciones masivas, el contacto directo con los demás obreros, la acción colectiva y masiva.
El 9 de mayo 10,000 trabajadores marcharon pidiendo la liberación de sus compañeros detenidos logrando su objetivo. El 10 de mayo, tras 20 horas de negociaciones, el sindicalismo logró un preacuerdo que significa una puñalada trapera a los trabajadores, pues a cambio de algunas migajas, las reivindicaciones esenciales fueron escamoteadas. Un sector amplio de trabajadores manifestó su indignación y la votación se postergó. De esta maniobra hay que sacar una clara lección: NO SE PUEDE DEJAR LAS NEGOCIACIONES EN MANOS DE LOS SINDICATOS. LAS NEGOCIACIONES DEBEN SER TOTALMENTE ASUMIDAS POR LA ASAMBLEA. Ésta debe nombrar la comisión negociadora y hacer que todos los días rinda cuentas ante ella.
Ante la agudización de la crisis, los trabajadores deben luchar, recobrando las experiencias como la de Vigo, y la de los estudiantes de Francia, teniendo claro que los métodos sindicales llevan a la desmoralización y la impotencia, impidiendo la manifestación real de la fuerza y la unidad que la clase necesita.
Después de huelgas aisladas en diferentes fábricas, el 20 de mayo cerca de 1000 trabajadores de la fábrica FS Sweater en Sripur, en los suburbios de Dhaka, la capital, iniciaron una protesta demandando incremento de salarios y la liberación de unos compañeros que habían sido arrestados dos días antes por participar en las movilizaciones. Los patrones de la compañía encerraron a los trabajadores en la fábrica, cortaron el suministro de agua y llamaron a la policía que los golpeó y les disparó. Los que pudieron saltaron las bardas para escapar de la fábrica y se reunieron apoyados por miles de trabajadores del barrio para bloquear la carretera cercana a la fábrica y hacer una marcha por sus demandas y contra la represión. Esta marcha fue rechazada por contingentes más amplios de la policía que de nuevo golpearon y dispararon contra los manifestantes. Todo esto fue el detonador de amplias movilizaciones que se extendieron rápidamente a diferentes ciudades alrededor de Dhaka.
Así, cerca de 1.8 millones de trabajadores del vestido concentrados en áreas industriales alrededor de la capital se lanzaron a huelgas salvajes y masivas simultáneas que tomaron proporciones de una rebelión proletaria masiva. En el periodo del 20 al 24 de mayo cuando la rebelión de trabajadores del vestido llegaba a la cima, los trabajadores de casi 4000 fábricas pararon el trabajo. Estos trabajadores, y otros de los suburbios industriales, se manifestaron repetidamente y bloquearon las carreteras que conectan los suburbios con Dhaka, y a ésta con otras ciudades. De frente a esta rebelión masiva, la burguesía contestó con la represión masiva. En la primera semana, según cifras oficiales, al menos tres trabajadores fueron asesinados por arma de fuego, 3000 resultaron heridos y varios miles fueron encarcelados. Los trabajadores en huelga se enfrentaron y ahuyentaron a las fuerzas policíacas y paramilitares desplegadas para sofocar el movimiento. Aunque para mayo 26 la burguesía había logrado disminuir la cólera de la rebelión con el despliegue masivo de las fuerzas paramilitares y con la ayuda de los sindicatos, la rebelión continuó hasta el 7 de junio. Los trabajadores de diferentes zonas de proceso de exportación y de áreas industriales continuaron lanzándose a huelgas salvajes y manifestaciones mientras la mayoría de las fábricas de ropa permanecían cerradas.
El sector textil emplea a 1.8 millones de trabajadores. Los trabajadores del vestido constituyen el 40% del total de la fuerza de trabajo industrial de Bangladesh. El salario mínimo, que no ha cambiado desde 1994 a pesar de que los precios de los productos de primera necesidad se han triplicado en los últimos 12 años, es equivalente a 14 dólares mensuales. Y es aún menos en la mitad de las fábricas. Pero los salarios de hambre no son la única expresión de la explotación brutal que sufren esos trabajadores. Hace unos años, la semana laboral se extendió legalmente a 72 horas; el día de trabajo frecuentemente es de alrededor de 16 horas. No hay tiempo de descanso semanal en el sector del vestido. No hay días festivos con descanso ni vacaciones anuales. Se han incrementado las muertes por accidentes de trabajo e incluso ha habido trabajadores golpeados y asesinados por los patrones o agentes de éstos, por eso las demandas iniciales de los trabajadores eran por aumento salarial, pago de horas extra, descanso obligatorio semanal, vacaciones y días festivos con descanso. Más tarde se añadieron el alto a la represión y la liberación de los detenidos.
No conocemos claramente el tipo de autorganización y de coordinación desarrollada por los trabajadores que protagonizaron esta rebelión, pero sabemos que en lugar de dispersarse, los trabajadores fueron de fábrica en fábrica a llamar a sus compañeros a solidarizarse con ellos. Lo que unió a los trabajadores a lo largo de muchas ciudades alrededor de Dhaka y en la misma capital fue el odio contra la explotación brutal, la represión diaria y las últimas atrocidades de la policía.
Una de las principales debilidades políticas de la burguesía en Bangladesh es la fragilidad de su aparato democrático y, como consecuencia, la fragilidad de las mistificaciones democráticas. Debido a esta debilidad, la burguesía no ha sido capaz de establecer un aparato sindical, especialmente en la industria del vestido. Esta debilidad permitió a los trabajadores desarrollar su rebelión y darle tal amplitud en varios días. Pero una vez que la burguesía se dio cuenta de la gravedad de la situación, ordenó la ocupación de la ciudad por el ejército y las ‘centrales sindicales’ que pertenecen a diferentes bandas políticas burguesas, aunque no tenían presencia en la industria del vestido, fueron llevadas a que juntas, como ‘coordinación de sindicatos’, redactaran una lista de demandas ‘amenazando’ irse a huelga el 12 de junio si esas demandas no eran atendidas”.
El gobierno pidió a la asociación de patrones y a la recientemente formada ‘coordinación de sindicatos’ reunirse. La reunión fue anunciada profusamente por los medios masivos a los largo del país. El 23 de mayo el Ministro de trabajo declaró que la patronal había acordado solucionar todas las demandas y los sindicatos proclamaron el regreso al trabajo. La falta de desarrollo de los trabajadores en su organización les impidió ver la trampa montada por sus enemigos. La burguesía se plantearía a partir de entonces la necesidad de los sindicatos para controlar a los trabajadores por lo que introdujo entre las demandas la de los “derechos de los sindicatos”: “si hubiera habido sindicatos en las fábricas…la situación no se habría tornado tan violenta”(New Age, 3-06-06).
No hay duda de que la rebelión de los trabajadores del vestido ha sido la lucha más grande y más militante de la historia de la clase trabajadora en Bangladesh, fueron capaces de desarrollar su lucha con coraje de frente a la violenta represión. Esto expresa una gran determinación y deseo de luchar. Por ser este movimiento manifestación del desarrollo de la combatividad obrera la burguesía mundial no lo divulgó.
La experiencia de Bangladesh muestra que la ausencia física de los sindicatos no es suficiente para el desarrollo de las luchas, es muy importante poseer la habilidad para rechazar concientemente a estos agentes de la burguesía. Aún más importante es la capacidad de desarrollar la autoorganización. En ausencia de autoorganización la rebelión en algunos momentos tomó el carácter de revuelta interclasista. Algunas de las debilidades de esta lucha son expresión de falta de experiencia de la clase trabajadora en Bangladesh, por eso es necesaria la apropiación de las experiencias de todo el movimiento proletario a nivel mundial. Es responsabilidad de los revolucionarios contribuir con el desarrollo de la conciencia de los trabajadores sobre su identidad de clase y sobre su responsabilidad histórica: la revolución comunista que es la única que puede poner fin a la brutal explotación de la clase trabajadora no sólo en Bangladesh, sino en todo el mundo.
RM/ junio-2006.
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El 1 de mayo de este año el nuevo gobierno boliviano de “izquierda” de Evo Morales, cuya formación política proviene de sus funciones como sindicalista de los cocaleros y cuya adhesión al Movimiento al Socialismo (MAS) lo han catapultado a la presidencia en medio de una convulsa situación política, anunció pomposamente la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos. Esta medida tomada por Evo Morales es una de las promesas de campaña del MAS. Este tipo de medidas cobraron viabilidad política a partir de las protestas de 2003 y las cuales motivaron la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada. Estas medidas junto al “decreto de aumento salarial” son temas de discusión en la clase obrera y sus minorías en búsqueda. En el marco apretado de este artículo tomaremos posición al respecto denunciando el carácter burgués de las medidas de Evo Morales y de la naturaleza antiobrera de las mismas.
La nacionalización de los hidrocarburos es presentada a la clase obrera de Bolivia y del resto del mundo como una “conquista”, como una “acto soberano” (Chirac y Lula) y el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, respaldó la nacionalización comparándola con “la recuperación de un bien robado”. El mensaje que toda la burguesía y sus corifeos intenta machacar es que habría un “beneficio” para los explotados de Bolivia y que el control de los hidrocarburos por el Estado burgués boliviano redundaría en “mejoras a las condiciones de vida” del proletariado de la región…¡mentiras crueles!
En México se han nacionalizado los ferrocarriles, el teléfono, la electricidad, el petróleo y hasta los bancos (en 1981)1 y los trabajadores siguen tan explotados como en cualquier otro sector de la economía. Las nacionalizaciones son medidas de capitalismo de Estado, sobre todo ahí donde la penuria de capital es más extrema. No es pues casual que las nacionalizaciones sean un fenómeno de los países “en vías de desarrollo”. La burguesía de estas débiles economías encuentra en las nacionalizaciones una “respuesta” para controlar ramas de la producción. Sin embargo, estas medidas han revelado su ineficacia y su absurdez desde el punto de vista económico burgués. Las nacionalizaciones son poco redituables en el largo plazo ya que la “sanción del mercado” es contrarrestada por el “Estado protector” y aunque asegura su posicionamiento en el mercado, no puede sostenerse por mucho tiempo, la carga de la competencia, agudizada con la crisis, pone al desnudo que el cambio de propiedad ni genera mejoras para los trabajadores, ni logra romper las secuelas y causas de la crisis.
La nacionalización no significa, ni ha significado en la historia, un paso adelante para los trabajadores. La experiencia de Rusia lo demuestra y cientos de ejemplos más en el continente lo confirman: las nacionalizaciones no han liberado en ningún lado a la clase obrera de la explotación asalariada. A lo sumo, jurídicamente han pasado de un “patrón privado” a un patrón despersonalizado por la estructura estatal.
La Izquierda Comunista Francesa, hace una aportación importante a resaltar para entender estas medidas realizadas por el capital: “... no está determinado por la posesión privada de los medios de producción –lo que en realidad no es mas que una forma, propia de un periodo dado del capitalismo, el capitalismo liberal- sino por la separación existente entre los medios de producción y el productor (…) Lo que determina el carácter capitalista de la producción es la existencia de capital, es decir, de trabajo acumulado en manos de unos, que impone el traspaso del trabajo vivo de otros para la producción de plusvalía. La transferencia de capital de manos privadas individuales a manos del Estado no es una modificación, no es un cambio del capitalismo al no-capitalismo, sino estrictamente una concentración de capital para asegurar más racionalmente, con mayor perfección, la explotación de la fuerza de trabajo (…) La propiedad privada y la de los medios de producción existían igualmente tanto en la sociedad esclavista como en la feudal. Lo que hace que la producción sea una producción capitalista es la separación de los medios de producción de los productores, su transformación en medios de adquisición y dominio del trabajo vivo con objeto de hacerle producir un excedente, la plusvalía”2.
Bolivia está catalogado hoy como el país sudamericano más pobre, la miseria campea y el hambre amenaza con azotar bastas regiones. Las dificultades de la burguesía para “gestionar” esta crisis, enmarcadas en congénitas debilidades políticas, ocasionaron hace poco una situación social caótica. Evo Morales surgió de ese caos como una “esperanza”. La burguesía boliviana ha encontrado en él la personalidad para empujar un programa “de izquierda” que le ayude a gobernar. Sus propuestas de “nacionalización de hidrocarburos” contienen una renegociación de contratos ya establecidos con empresas internacionales (Rapsol, Petrobras, etc.) en mejores condiciones para el Estado boliviano, más ahora que los precios de los energéticos están a la alza a diferencia de hace 10 años. Hay que recordar que para la burguesía boliviana era fundamental “recuperar” el terreno en esta materia. Además, el discurso de la nacionalización contiene un potente somnífero social: hacer creer a los trabajadores que son “dueños de las riquezas”, y genera la ilusión de que habrá beneficios inmediatos para los proletarios, amordazando la conciencia obrera... la burguesía sabe bien que las ilusiones son un antídoto efectivo para adormecer las fuerzas de la clase trabajadora, por eso la llegada de Evo Morales es un respiro para la burguesía, no para el proletariado.
El aumento salarial otorgado“por decreto” por Evo Morales, tanto para trabajadores del sector público como privado, es pintado por izquierda e izquierdistas como “un ejemplo” del carácter “obrero” del gobierno de Morales. La clase obrera en México ya conoce los “beneficios” de tales medidas, a principios de los 80 el presidente José López Portillo “decretó” un 30 % de aumento salarial (al mismo tiempo que la nacionalización de la banca) el cual no recuperó el poder adquisitivo ya perdido de antemano y dicho aumento del 30% se hizo añicos en tres meses bajo los efectos de una inflación galopante. El aumento decretado por Evo Morales ha sido del 13.63 % en el salario mínimo, el cual se ubicó en 500 bolivianos, es decir, casi los 62 dólares mensuales. Este anuncio fue hecho el 1 de mayo para darle todavía una connotación aún “más proletaria”. Así, el mínimo pasó de 440 a 500 bolivianos, aunque la misma Central Obrera Boliviana (COB) que se caracteriza (como todos los sindicatos) por su carácter antiobrero, considera necesario para recuperar la degradación del salario, un aumento de 1,500 bolivianos, después de todo, este incremento se da después de 7 años sin aumentos salariales, en pocas palabras, no se recupera ni siquiera el poder adquisitivo perdido…¡Vaya con los defiende obreros!
Con este “incremento” el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, proclamó “la muerte del neoliberalismo y el inicio de la economía social de mercado”3, este mismo señor promotor de un Estado “con preferencia hacia el trabajador”, no tuvo empacho en admitir que un aumento del 50% “hubiera implicado el tener que pedir limosna del exterior”…y de nuevo la misma promesa: ¡cuando los dividendos de los hidrocarburos lleguen, habrá beneficios para todos! El cinismo supera las expectativas cuando estos señores proclaman: “¡Nunca más una economía sin dignidad maltratando los derechos de los trabajadores!” (Ídem). Durante los últimos tres años los salarios estuvieron prácticamente congelados, por eso el verdadero objetivo de este aumento no es mejorar el nivel de vida de los trabajadores, sino calmar la ira social.
En abril pasado Hugo Chávez, Fidel Castro y Evo Morales firmaron la creación de un pacto económico y político llamado “Alternativa Bolivariana para las Américas” (ALBA) en una clara oposición a los acuerdos de libre comercio impulsados por EUA en Latinoamérica. Fidel Castro perdió, con la desaparición de la URSS, a su socio comercial y a su padrino ideológico. Sólo le quedó su postura “antinorteamericana”4 que ha encajado a las mil maravillas con los intereses de la fracción burguesa de Chávez en Venezuela. Sin embargo, ambos parten de situaciones diferentes. Mientras que Cuba busca aliados que le ayuden a sacar la nariz del atolladero económico, Venezuela trata de jugar un papel de “dirigente regional”, es decir, Venezuela trata de desplazar a Brasil y a Argentina para asumir el “mando” en la región. Las actuales ganancias del petróleo han permitido a la burguesía venezolana el ofrecer préstamos a cambio de fidelidades políticas.
En este marco ha surgido Evo Morales, con una plataforma ideológica que también viene a “encajar” en el discurso “bolivariano” y se aferra a las promesas de préstamo de Chávez como el ahogado que se aferra a un tronco. El lenguaje “antiamericano” de Evo Morales no llega, por supuesto, hasta la exigencia de expulsar las bases militares de EUA en ese país (“mientras respeten la Constitución, ¡se quedan!”). Sin embargo, su postura “anti-gringa” sí le permite correr a Europa, inmediatamente después de las elecciones, para empezar a pedir préstamos y “colaboración económica”. En sus giras por Europa la consigna de Evo era “pasar de las protestas a las propuestas” lo cual pone en evidencia, por si alguien tenía dudas, del estrecho marco burgués en el que se mueve el MAS y Evo Morales.
El presidente de EUA, George W. Bush, declaró recientemente que la alianza de Bolivia y Venezuela representaba una “erosión para la democracia”. Para Evo Morales esa alianza es un “eje del bien”. Para la clase obrera está claro que ALBA, Mercosur o ALCA son proyectos que reflejan los intereses de unas burguesías contra otras, para el proletariado ninguno de esos proyectos encarnan una solución a su situación de explotación y miseria.
Dan, 2-junio-2006
Notas
1 El Presidente López Portillo los nacionalizó bajo la consigna “¡México ha sido saqueado, no nos volverán a saquear!” achacando todos la causa de la crisis económica de principio de los 80 a la “voracidad de los banqueros”. En los 90 los bancos no sólo se “reprivatizan” sino que el mercado financiero se abre a todos los bancos extranjeros. El lenguaje patriotero de la burguesía se hace añicos ante la necesidad de “atraer inversiones”.
2 “La experiencia rusa”, Internationalisme no. 10, Izquierda Comunista de Francia, 1946. Revista Internacional No. 61.
3 [email protected] [59]
4 El izquierdismo ha hecho una “identificación” entre EUA e imperialismo, lo cual es una mentira que oculta el carácter igualmente imperialista del resto de países del mundo. Ver RM 89 “Guevarismo: una ideología contrarrevolucionaria”.
En los primeros días de mayo y hasta cumplido casi un mes, estudiantes de secundaria apoyados por universitarios suspendieron labores en protesta contra el cobro de exámenes y contra la ley de educación (LOCE) que limita los recursos a las escuelas públicas e impulsa mediante subsidios estatales a las escuelas privadas.
Estas acciones exponen aristas diversas: por un lado, deja ver que la crisis que domina al conjunto del sistema conduce a que el capital de manera inmediata cargue sobre los trabajadores sus efectos, de manera que el “ejemplo” que la burguesía en América Latina hace de la economía chilena, no es sino una trampa más con la cual pretende seducir a los trabajadores para aceptar amistosamente el incremento de los niveles de explotación. Debemos anotar que, el hecho de limitar económicamente a las escuelas públicas, significa de manera directa la disminución de las posibilidades de que los trabajadores y sus hijos puedan tener acceso a este servicio. Pero el reconocer que esto representa un golpe al salario de los trabajadores (en su llamada forma indirecta), no significa aceptar la maniobra del izquierdismo, en particular del estalinismo, que invoca como solución a este problema el estatismo, y aunque con un aparente lenguaje radical empuja a los estudiantes, en realidad busca someterlos a la lógica del capital, que limita toda critica radical al sistema, y lo conduce hacia la elección de una “mejor” política, colocando así a la defensa de la propiedad estatal y de las medidas de corte keynesiano como expresiones alternativas.
Otro de los aspectos que de estas movilizaciones resaltan, es que, más allá de los actos de minorías o “encapuchados” (como peyorativamente los funcionarios chilenos designan a los estudiantes involucrados en estas prácticas), enfrentando a la policía y saqueando comercios, es que estas movilizaciones lograron incorporar a profesores y trabajadores administrativos. Evidentemente el ambiente creado por las movilizaciones no alcanzan a definir un avance claro, no obstante logran avivar ciertas expresiones solidarias entre los trabajadores que se incorporan, es de resaltar que incluso hay una participación de profesores de las escuelas privadas, lo cual causa evidente malestar a la clase dominante, tan es así, que se adelanta en buscar la forma de evitar que los trabajadores se integren. No es por ello que el gobierno tiene que limitar en 80% el pago de exámenes y abrir una “mesa de discusión” de la LOCE (con lo que por cierto logra sacar el conflicto reivindicativo y de repudio a la precariedad de las condiciones de vida de los trabajadores, hacia una “discusión” de la “política educativa”)... donde se nota de forma más clara la desesperación de la burguesía al ver a sectores de asalariados ocupando la escena, es en el llamado que hace el estalinsta Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), invocando a los trabajadores de la educación para “fortalecer, democratizar y federar al sindicato de la educación” (www.mir-chile.cl [60]) es decir, que ante el más mínimo intento de expresar su descontento, el sindicato aparece como “alternativa”, y así poder sabotear e imponer su control.
Pero lo que se hace necesario destacar ante todo es la respuesta represiva del gobierno de izquierda dirigido por Michelle Bachelet. Mucha propaganda se hizo por todo América sobre el asenso de Bachelet, refiriendo su pasado “antipinochetista”, de la presión que vivió durante la dictadura militar, de su “preocupación” por los problemas sociales y demás “cualidades”, sin embargo la realidad ha mostrado que su respuesta lleva el mismo tenor que el de los gobiernos de derecha: la represión. Esta respuesta no es por la perversión particular de Bachelet, sino por la condición natural del capitalismo. Fue el gobierno de Bachelet, con menos de un semestre de vida, que dejó claro que ante las expresiones de descontento actuaría con “mano dura”, y así lo hizo, hordas de carabineros fueron lanzadas en contra de las manifestaciones... y si luego de ver los resultados de su orden –es decir, centenares de heridos y presos– se deslinda de los hechos y hace renunciar a un jefezuelo de la policía, no es sino la demostración de la hipocresía de la burguesía.
Es importante que los asalariados de todo el mundo no dejen de reflexionar sobre las manifestaciones de los estudiantes chilenos, pero no para agitar las campanas como lo hace el estalinismo y decir que las movilizaciones fueron un éxito en tanto pusieron en “la agenda pública” los problemas de la educación, sino para reconocer la actuación represiva de los gobiernos sin importar si son de izquierda o de derecha. Por ello no puede sembrar sus esperanzas en un gobierno, todos los gobiernos, sin importar su color son expresiones del capital, por ello el verdadero combate de los trabajadores NO se encuentra en el cambio de un “mal” gobierno, ni en el mejoramiento de las leyes y las políticas, sino en la defensa diaria de sus condiciones de vida, que son ya manifestaciones críticas al sistema capitalista y eslabones de un combate hacia la revolución comunista.
Cloe, 14-junio-2006
Durante una semana, a partir del 12 de mayo del 2006, el estado de Sao Paulo y en particular su capital del mismo nombre, la ciudad más grande del Cono Sur y donde también existe una de las concentraciones obreras más importantes del continente americano, se produjo uno de los conflictos armados más caóticos y violentos sin precedentes, protagonizado por las mafias de delincuentes que pululan al interior de la sociedad capitalista y cuya existencia depende en la mayoría de los casos de una simbiosis con las estructuras del poder estatal, en particular con las fuerzas policíacas: amotinamientos de decenas de miles de presos, innumerables bandas de delincuentes tomaron por asalto la ciudad en una vorágine de fuego y odio irracional disparando contra todo, quemando bancos, atacando cuarteles, matando a casi medio centenar de policías, incendiando decenas de autobuses. Por su parte, “las fuerzas del orden” no sólo se limitaron a reprimir a las mafias sino que desplegaron con la mayor fiereza el terror estatal contra la población de los barrios pobres y marginados –las tristemente célebres favelas- perpetrando las más bestiales matanzas contra los trabajadores y sus familias inermes que nada tenían que ver con lo sucedido. De nuevo la danza de las cifras de muertos, de los trabajadores, de los jóvenes ejecutados por decenas a manos de policías encapuchados –comandos de la muerte- mientras las autoridades estatales y, en primera fila, el muy progresista presidente de izquierda de Brasil, Lula Da Silva (a quien hace cuatro años se presentó como una “esperanza” para los trabajadores), empiezan a reconocer después de tantas evidencias repugnantes que “pudo haber habido abusos por parte de las fuerzas del orden”.
Paralelamente a esta barbarie los adoradores del capital, en todo el mundo, salen en su defensa enarbolando la consabida demanda de que “los gobiernos federal y estatal tienen, en lo inmediato, la obligación de esclarecer los actos criminales cometidos por las fuerzas del orden, compensar a las víctimas y sancionar conforme a las leyes a los responsables materiales e intelectuales…” (La Jornada, jueves 25 de mayo del 2006) ¡Basura! Como siempre, las jeremiadas impotentes clamando a los explotadores benevolencia sólo buscan perpetuar el orden existente mediante los hipócritas llamados a mejorar las estrategias de dominación de la burguesía, a sustituir la brutalidad por métodos más refinados, los de la democracia y la sacrosanta ley capitalistas.
En Brasil, algunos compañeros simpatizantes que actualmente sostienen un proceso de clarificación y acercamiento a las posiciones de la izquierda comunista son muy claros cuando afirman que “esas protestas de criminales no son movimientos revolucionarios, y de ninguna manera sus líderes representan un proyecto revolucionario… tampoco se trata de una causa social y mucho menos de una causa revolucionaria… es una prueba de la crisis de la democracia burguesa y del capitalismo internacional.” (Breve comunicado a la CCI del 15.05.06, subrayado en el original). Esta voz proletaria que por fin empieza a oírse en esta parte del continente será una referencia obligada de la clase obrera en el periodo que viene.
El estallido reciente es una manifestación espectacular de la descomposición social capitalista que ya dura casi veinte años y que está sumiendo a la sociedad en un torbellino de caos y barbarie sin fin. En este contexto, América Latina está particularmente expuesta: millones de trabajadores siguen huyendo del campo a las ciudades buscando desesperadamente empleos, que ni aún eso, el capitalismo puede ofrecer lo que hace que millones de jóvenes proletarios sean sido excluidos del proceso productivo. Las estadísticas ya desbordaron los márgenes de maniobra que la burguesía tenía para relativizar la situación tan alarmante de las masas proletarias y demás capas no explotadoras de América Latina y ya no pueden disimular la cotidianidad de hambre y de miseria en que se pudren millones de familias enteras que se degradan sin remedio confinadas, junto a las ratas en las alcantarillas y en las pocilgas de las villas miseria, donde se vive una situación sin parangón en la historia de la humanidad; un proceso infernal producido por la crisis económica permanente que está en marcha desde fines de los años 60. “Estos millones de seres humanos se encuentran ante una ausencia casi total de sistema sanitario o de electricidad, y sus vidas, son envenenadas por el crimen, las drogas y las pandillas. Los cuchitriles de Río son, desde hace años el campo de batalla de pandillas rivales, una situación muy bien descrita en la película ‘La Ciudad de Dios’. Los obreros de América Latina, particularmente los que viven en chabolas, están además confrontados a las tasas de criminalidad más elevadas del mundo. El desgarramiento de las relaciones familiares ha llevado también a un enorme crecimiento del número de niños abandonados en las calles.” (Revista Internacional Nº 117).
La ausencia de perspectivas de la sociedad capitalista se expresa de manera fehaciente en “el aumento de la criminalidad, de la inseguridad, de la violencia urbana, en la que se han ido metiendo cada día más y más niños, los cuales acaban también siendo víctimas de la prostitución”. (“Tesis sobre la descomposición”, Revista Internacional Nº 62). Efectivamente, las causas profundas del estallido en San Pablo, Brasil, tienen que ver con el nihilismo (el no futuro), la desesperanza de la juventud cuya huida hacia adelante en mundos quiméricos de locura y de suicidio se están sintetizando cada vez más en la tendencia del “cada quien a lo suyo”, la atomización más desoladora de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la aniquilación de los lazos sociales que se sustituyen por las mafias; en una palabra, la dislocación del tejido social y de la vida colectiva en el capitalismo que no ofrece la menor perspectiva positiva y en cambio se hunde cada día más una espiral putrefacta sin fin. Las bandas protagonistas de estas revueltas de violencia destructiva y ciega se alimentan precisamente de esta dinámica que se ha convertido en el factor decisivo de la evolución de la sociedad. Sobre todo, los cientos de miles de jóvenes marginados y condenados por el desempleo a la más abyecta miseria, que cotidianamente sufren en carne propia la penalización de la pobreza, que soportan bajo el capitalismo una vida cotidiana cada vez más opresiva, son engullidos por el crimen organizado que les ofrece el sustituto siniestro de una solidaridad y de lazos sociales que están totalmente ausentes en la sociedad burguesa. El drama que así se desarrolla en estas vastas regiones del planeta está alimentando como nunca en la historia las legiones de lumpenproletarios que están siendo arrojados al basurero de la sociedad burguesa.
Este es el futuro que nos ofrece la burguesía y todos sus testaferros que chillan muy fuerte por la humanización de la bestia capitalista. ¿De dónde puede surgir una alternativa al capitalismo? Efectivamente, esta es la cuestión. El proletariado se enfrenta desde hace varios años a la amenaza de una cierta muerte lenta que le pudiera impedir su afirmación como clase a la par que el capitalismo se hunde en sus propias catástrofes económicas, sociales, guerreras, ecológicas. En esta lógica irracional, las bases de la sociedad comunista podrían quedar cuestionadas sin el factor clásico de la guerra mundial (que por necesidad sería apocalíptica) pues, ahora existe la posibilidad real de un deslizamiento más lento pero igualmente mortal en el abismo sin fin de la destrucción de las bases naturales y económicas necesarias para la transformación revolucionaria. A plazo, la escalada constante de los conflictos militares regionales, las catástrofes ecológicas y la ruina social darían al traste con cualquier aspiración comunista.
La escalada de las persecuciones policiales represivas cada vez más omnipresentes es propio del Estado capitalista que ante la dislocación social endurece día con día sus mecanismos de control, como el gobierno de Lula Da Silva que así ha demostrado en qué consiste la democracia capitalista y, sobre todo, la naturaleza de los gobiernos de izquierda de la burguesía que dejan a un lado su lenguaje “reformista” persuasivo y tolerante e imponen la represión descaradamente. Frente a esta opresión capitalista, sea de derecha o de izquierda, ninguna acción individualista de rebeldía tiene sentido. ¿Qué hacer entonces? El accionar MASIVO y CONSCIENTE de los trabajadores es lo único que puede poner fin a este reino de la necesidad, por eso es fundamental que los proletarios de todo el mundo reflexionen sobre el significado de la descomposición social en la que se encuentra el capitalismo, y en la necesidad vital, para el conjunto de la humanidad, de poner fin a este sistema putrefacto.
RR/15 de junio del 2006
En los últimos meses la represión estatal se ha hecho notar en toda su expresión, con el ataque feroz lanzado contra obreros de SICARTSA en Michoacán, lo mismo que en Atenco, Estado de México. En ambas agresiones, han resultado decenas de heridos, detenidos, y dos muertos en cada caso, agregando, para Atenco, la agresión sexual que la policía realizó en contra de todas las mujeres detenidas. Estos hechos revelan, indudablemente, el rostro bestial de la clase dominante, y muestran el significado real de lo que representa la democracia. La “respetable” democracia, expuesta lo mismo por un gobierno de derecha que por uno de izquierda, siempre responde con una descomunal ferocidad contra de cualquier expresión de descontento.
Son irritantes las escenas de muerte y dolor que la burguesía se ufana en presentar en su prensa y telediarios como trofeos de guerra y señal de advertencia, pero la clase trabajadora no puede quedarse en lamentaciones, congelarse de temor o hundirse en rabia coagulada que desorienta y dirige a un andar ciego, debe ante todo reflexionar con profundidad y sacar las lecciones de estas agresiones, reconocer que el capitalismo esta sostenido sobre la represión, la violencia y la explotación, pero también debe saber reconocer que junto a la policía, el ejercito y demás aparatos de represión, la burguesía cuenta con instrumentos a los que sabe utilizar adecuadamente para confundir y conducir hacia derrotas o caminos sin salida, estos instrumentos son los sindicatos, y el aparato de izquierda, que bien puede estar integrada de manera directa al Estado, contar con registro y funcionarios de gobierno (como el PRD) o incluso oponerse formalmente a las elecciones y no contar con registro (como el EZLN), no obstante, por su actuación y el programa que defiende se encuentra atada orgánicamente al capital.
En ese sentido es fundamental reflexionar sobre las falsas formas de lucha y las falsas reivindicaciones que la burguesía impone a través del sindicato o de su izquierda con el fin de impedir el desarrollo de las verdaderas armas con que cuenta el proletariado: su ORGANIZACIÓN y su CONCIENCIA.
El momento por el que la lucha de clases pasa en esta región, cuenta con tres aspectos que tienden a extender la confusión y a golpear su conciencia, a saber: la campaña sobre las elecciones, el llamado del EZLN con la “otra campaña”, que ahora se mezcla con los sucesos de Atenco, y la campaña de sometimiento y desviación de la combatividad que la estructura sindical hace, siendo el caso más visible, en este momento, el comandado por el sindicato minero.
Las elecciones y fundamentalmente la escenografía que pretende dar una mayor dimensión a la pugna llevada por la mancuerna López Obrador – Felipe Calderón, que se presenta como la “disputa” entre derecha e izquierda, lleva como objetivo fundamental envolver a los trabajadores en la creencia de que las elecciones y la democracia son una alternativa para la explotación y miseria a la que el capitalismo la ha condenado. Esta campaña por ser fundamental para dar credibilidad al sistema y extender el sometimiento, es la que mayor atención toma a través de los medios de divulgación, y por tanto es la que en términos superiores ha logrado confundir a amplios sectores de trabajadores.
Pero esta campaña se hermana y se ve potenciada con el accionar del EZLN, que mediante la “otra campaña” expone a los trabajadores a una continua campaña patriotera, que se veía definida desde la “6ª declaración”, y aunque ahora usan un lenguaje radicaloide, y se atreve a hablar de “la toma de los medios de producción”, no dejan de insistir en la defensa de la nación y de la patria, y en tomar como referente social a las elecciones, argumentando que del resultado de estas se abrirá una reestructuración del Estado, en tanto será “…un nuevo confederado a la multinacional que… significa la destrucción de lo que nosotros llamamos Patria…” (Rebeldía, mayo-06, nº 42), validando así a las elecciones como institución real en la que se dirimen las diferencias de la clase en el poder, siendo que el parlamento y el voto, fueron parte del fortalecimiento de la revolución política de la burguesía, no obstante al alcanzar el capitalismo su DECADENCIA, se vuelven mascaradas con los que se busca hacer de los trabajadores simples “ciudadanos” dispersos y envolverlos en el sostenimiento del mito de la democracia.
En esa lógica apologética de la democracia es que se entiende la razón del EZLN para su apoyo, hace cerca de una década, al PRD y su rechazo actual a este proceso electoral. Es decir, que aunque con la “6ª declaración” y la “otra campaña” del EZLN dice avanzar criticando al sistema, crea en realidad una trampa, dado que, con una fingida inocencia, asegura dejar “las definiciones fundamentales pendientes… <trazando> nada más el panorama general…” (Ídem), no obstante la realidad expone su búsqueda por atar a los trabajadores a una estructura interclasista con la que pueda diluir su Ser y entonces perder su fuerza; en ese mismo intento por golpear la conciencia de los trabajadores plantea la existencia de una división al interno del proletariado marcada por su origen étnico. Marcos, años atrás había afirmado que los verdaderos sujetos de transformación eran los indios, ahora esa misma idea la interpola para decir que los sectores radicales de la clase obrera son los que tienen origen indio, descalificando así a aquella parte de la población obrera que es “criolla” o “extranjera”. Así, dice que cuando el EZLN se refiere a los indios como sustento y base de la lucha, habla de: “…estos que aquí en México, o en otro lado, están enfrentando la explotación de otra forma, pero lo están enfrentando con sus raíces. Y eso es lo que los lleva a su radicalidad y su determinación en la lucha” (Ídem). No conforme con esta separación que repite el lenguaje de la burguesía para separar a la clase, busca imponer un proyecto nacionalista, el cual justifica con necesidades reales, a las que les da una pretendida solución mediante la creación de “células” del nuevo sistema, que para su existencia no requiere destruir antes las relaciones de producción capitalistas, queriendo así repetir el esquema del desarrollo de la burguesía, que antes de asumir el poder político ya habían construido, al interno del viejo sistema, el nuevo entarimado económico, no obstante en tanto el proletariado es una clase despojada y sin ninguna conexión con algún tipo de propiedad, no puede construir un nuevo sistema (ni aún sus células) sin antes haber destruido completamente las relaciones sociales que dan forma al capitalismo.
Así mismo, las formas de lucha a las que empuja a realizar repiten el viejo esquema tramposo que tanto facilita la actuación del Estado. El caso de Atenco hace patente el salvajismo de la burguesía, pero sobre todo revela la concreción de una provocación evidente creada por el Estado pero apoyada claramente por el izquierdismo. Primero magnificando un asunto menor, como el desalojo de 8 vendedores de flores, dando una respuesta desesperada, por ejemplo con el bloqueo de carreteras. En segundo término, se manda a grupos de granaderos y policías sin capacidad para mantener un enfrentamiento, al grado que el “Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra” de Atenco (FPDT), los hace huir. Pero en este enfrentamiento la burguesía se cuidó de cubrirlo con cámaras de TV, y usar las imágenes de los miembros del FPDT exponiendo una explosiva violencia en contra de policías. Cumplida esa parte de la provocación, le permitió lanzar a la policía de “elite” a tomar el poblado. De manera que más allá de confirmar la brutalidad del gobierno, es preciso entender que los mecanismos y las orientaciones que el izquierdismo impone (en este caso representado por el FPDT y el EZLN), conduce hacia una profundización de la confusión política, pero además a la derrota física, lo que la burguesía sabe utilizar como ejemplo para amedrentar al proletariado, dado que dice con ello que la lucha no deja sino cárcel, sangre, muerte y desmoralización… es verdad que la lucha de clases es violenta y la clase dominante es sanguinaria, pero eso no significa que los trabajadores deben seguir un curso suicida, ciego, voluntarista y desesperado, sin más futuro que el aislamiento y el lamento. Por el contrario, la fuerza de la clase obrera se revela verdaderamente cuando expone su manifestación masiva y consiente.
Justamente luego de la represión en Atenco, el esquema de movilización que el EZLN ha impuesto (no sólo a sus seguidores, sino a todos los que se indignaron con esa agresión) es de desgaste, de extensión de la desmoralización y de aislamiento. Esta estrategia de contención y confusión es muy similar a la que el sindicato impone.
Un elemento más que ha afectado el ánimo de los trabajadores es sin duda la impotencia y la rabia contenida por la muerte de 65 mineros en Pasta de Conchos, pero se magnifica aún más con el aprovechamiento que de este problema ha hecho el gobierno (a través de la secretaría. del trabajo) para enfrentar al capo Gómez Urrutia (alias “Napito”), secretario del sindicato minero, abriendo un enfrentamiento en el que colocan en medio, como simple carne de cañón, a los trabajadores, logrando ya que dos mineros pierdan la vida en un enfrentamiento con la policía y marinos. El sindicato de mineros, que incluso se ha visto apoyado por sectores de la burguesía, invocando a la defensa de “Napito” y a la “autonomía sindical” ha logrado que los trabajadores olviden el coraje que expresaban por la muerte de sus 65 compañeros, e incluso la preocupación por su salario, tan degradado por la agudización de la crisis, ha sido sometida. Pero los trabajadores no tienen ningún interés en el combate de las pandillas burguesas… ni la secretaría del trabajo, ni el sindicato, ni Gómez Urrutia representan sus intereses, por el contrario, todos sus enemigos. De la misma forma, la defensa de la “autonomía sindical” es un asunto ajeno a los asalariados, pues el sindicato es un instrumento del capital al que los trabajadores deben de combatir para poder tomar en sus manos el combate.
Estas dificultades por las que atraviesa la lucha de clases, deben ser reflexionadas por el conjunto de los trabajadores y no permitir ser arrastrados hacia más derrotas. En las últimas semanas esta misma trampa parece extenderse hacia los trabajadores de la educación en Oaxaca, a los que las actuaciones del sindicato (en su versión radical: CNTE), los mantiene aislados y enfrascados en una movilización de desgaste, que impide la reflexión colectiva para orientar el movimiento, extender la lucha y tejer los lazos solidarios con el conjunto de la clase obrera.
Los cierres de calles, carreteras u oficinas, que seguidores del EZLN o sindicatos empujan a practicar es con el motivo de colocarse en la primera plana de la prensa, pero no logran ganar la simpatía del conjunto de los trabajadores, de la misma forma las provocaciones hacia la policía no expresan radicalidad y conciencia del movimiento, expresa desesperación, que la clase dominante sabe aprovechar, la verdadera fuerza de la clase trabajadora se encuentra en su reflexión colectiva, expresada en Asambleas Generales masivas, asumiendo el control de las decisiones, limitando así la maniobra que sindicatos e izquierdistas. La organización lograda por estudiantes y trabajadores de Francia contra el CPE, es ejemplo de cómo el conjunto de la clase trabajadora puede tomar el control de su combate.
Los trabajadores en su lucha continua contra el capital no cuenta más que con su conciencia y su organización, pero esa organización, no tiene nada que ver con la consolidación de sindicatos, ni de estructuras interclasistas y patrioteras, como la coordinadora-frente que el EZLN pretende construir a partir de la “otra campaña”, la verdadera organización que los trabajadores requieren en estos momentos, son las Asambleas Generales masivas, pero no aquellas que el sindicato controla y disfraza como “expresiones de base”, sino en las que puedan participar todos los trabajadores sin importar su sector, fábrica o si se es desempleado, en las que las decisiones se tomen colectivamente y donde el sindicato y el izquierdismo no puedan diluir el coraje y combatividad en consignas falsas, como la defensa de la nación, de la empresa o del sindicato.
Es así, que los trabajadores deben preparar los combates pero sacando las lecciones de cada derrota y de cada golpe que la burguesía ha aplicado. Reconocer y no olvidar el papel que en estas derrotas ha jugado el sindicato y el aparato de izquierda del capital.
Tatlin, 10-junio-06
Publicamos enseguida la segunda parte del artículo sobre las deslocalizaciones aparecido en RM número 89. En la primera parte, contra las mentiras izquierdistas y altermundistas, tratamos el hecho de que las deslocalizaciones no son un fenómeno reciente o nuevo, sino que nacieron con el capitalismo como producto de la competencia desenfrenada entre capitalistas inherente a este sistema y como un medio en la búsqueda de la máxima explotación a la clase obrera. En esta segunda parte, veremos que las deslocalizaciones son para poner en competencia a los proletarios del mundo entero haciéndolos parte del conjunto de los ataques capitalistas contra el proletariado mismo. La propaganda efectuada por los sectores de la izquierda contra estas deslocalizaciones sirve en el fondo para atacar y enmascarar la realidad de la crisis mortal del sistema capitalista y de su hundimiento.
Las deslocalizaciones han causado la destrucción de miles de empleos en los países occidentales. En unas décadas, ramas industriales enteras, como la textil, fueron casi completamente transferidas hacia países con un menor costo de mano de obra.”La rama textil francesa no emplea más que a 150,000 trabajadores, lo mismo que la tunecina, contra un millón hace treinta años.”1 En otros sectores, estas explican por una parte la baja continua del empleo. Así, “El número de asalariados en el sector automovilístico en Francia pasó de 220 000 a 180 000 después de 1990 a pesar de la llegada de armadoras extranjeras como Toyota”2. Las deslocalizaciones constituyen uno de los ataques más brutales de la clase dominante contra el proletariado. Primero, por la proporción que puede tomar este ataque entre otros. Así, en Bélgica entre 1990 y 1995, más de 17 000 trabajadores fueron tocados por las deslocalizaciones, lo que representa el 19 % de los despidos colectivos. Después, por el hecho de que los obreros concernidos no tienen oportunidades de encontrar empleo uniéndose así a las filas del desempleo de largo plazo. En fin, las deslocalizaciones se extienden a nuevas categorías de obreros, las de “cuello blanco” y a la mano de obra más calificada. En Francia “200 000 empleos en los servicios (de los cuales 90 000 corresponden al servicio a empresas y 20 000 a la investigación y desarrollo) son amenazados con ser transferidos a Europa del Este o Asia de aquí al 2010”3.
Sin embargo, los efectos de las deslocalizaciones no golpean únicamente a quienes pierden sus empleos en los países occidentales. Es el conjunto del proletariado mundial que se encuentra sometido a la presión de la loca carrera competitiva entre naciones capitalistas y al chantaje de la deslocalización, tanto en los países de origen como destino de ésta. En India está el temor a la competencia de Rusia, Pakistán y China. La clase obrera del Este de Europa en algunos sectores (alimentación, textil, petroquímica y equipo de comunicación) también está confrontada a las deslocalizaciones hacia los países de Asia. La búsqueda de la producción a menor costo ha hecho de la deslocalización en el interior de China hacia las regiones pobres del centro y el este, una tendencia dominante del sector textil. El capital no ha esperado a que la propuesta Bolkestein sea puesta en marcha para utilizar las deslocalizaciones “inversas” haciendo venir trabajadores de un país con “diferencial económico” a reemplazar la mano de obra existente. El recurso al empleo ilegal conoce un crecimiento considerable desde los años 90; ¡Alcanzó el 62% en la agricultura en Italia!
Lo que ilustran en realidad las deslocalizaciones es la despiadada puesta en competencia de diferentes partes de la clase obrera en el plano internacional.
Las grandes empresas y Estados occidentales aprovechan las terribles condiciones de explotación que impone el capital para las deslocalizaciones hacia el Este Europeo y China. Así, en China, donde “millones de personas trabajan entre 60 y 70 horas por semana y ganan menos de su país. Viven en dormitorios donde se amontonan hasta 20 personas. Los desempleados que han perdido recientemente su empleo son casi tan numerosos como los del resto del mundo juntos.”4 “Las primas de despido y subsidios prometidos a los trabajadores jamás les son entregadas. (…) Los trabajadores pueden ver rechazado el derecho a casarse, algunas veces les es prohibido desplazarse en las fábricas (donde se alojan) o salir a los alrededores en horas de trabajo. (…) En las fábricas de la zona especial de Censen, al sur de China, hay en promedio 13 obreros que pierden un dedo o una mano diariamente y un obrero que muere por accidente de trabajo cada 4 días.”5
Lo que empuja al capital a trasladarse hacia Europa del Este, es el mismo objetivo de explotar “una población instruida y poco costosa. (…) Todos estos países tienen jornadas de trabajo más largos que Occidente. Respectivamente, 43.8 y 43.4 horas en Letonia y Polonia. Esta extensión se acompaña de una menor, o hasta ausencia de retribución de las horas extra. Se observa igualmente una fuerte progresión del trabajo a tiempo parcial. Este es muchas veces el caso de personas de la tercera edad, discapacitados y jóvenes que entran al mercado de trabajo. En Polonia, 40% de los trabajadores a tiempo parcial son, ya sea pensionados o personas que tienen una enfermedad. (Las numerosas empresas con capitales extranjeros) son también las que practican más frecuentemente el trabajo “asocial”: es común encontrar grandes áreas abiertas los siete días, las 24 horas.”6
En los países occidentales, las deslocalizaciones significan el despido de los trabajadores donde la explotación no obtiene suficientes ganancias para el capital. Sin embargo, la parte correspondiente a las deslocalizaciones entre los otros ataques muestra que las éstas están lejos de representar la única fuente de desempleo y la puesta en causa de las condiciones de vida del proletariado y que el objetivo buscado por la burguesía no es ciertamente imponer masivamente la transferencia del conjunto de producción hacia los países con bajos salarios. Así, “su impacto sobre el empleo no es nulo, (…) sino queda limitado. (…) Las deslocalizaciones no explican más que el 7% de las reestructuraciones y 5% de los empleos suprimidos en Europa. (…) Entre 1990 y 2001, las deslocalizaciones de empresas alemanas hacia países de Europa central y oriental condujeron a la destrucción de 90 000 empleos en Alemania, o sea el 0.7% de efectivos de las sociedades implicadas y el 0.3% del empleo alemán total”7
En Francia “95 000 empleos industriales fueron suprimidos y deslocalizados al extranjero entre 1995 y 2001, o sea, un promedio de 13 500 por año. A título de comparación, la supresión de empleos anuales en la industria son del orden de 500 000. (…) Las presunciones de deslocalizaciones se elevan al total a 2.4 % de efectivos de la industria fuera de la energía” (…) Poco menos de la mitad de deslocalizaciones son con destino a países llamados de “bajo salario”. Estos últimos recibieron alrededor de 6400 empleos deslocalizados por año. O sea 0.17 % del empleo industrial fuera de la energía. Dicho de otra forma, las deslocalizaciones hacia las naciones emergentes explicarían solamente menos de 2% de supresiones de los empleos industriales. Alrededor de un cierre de establecimiento industrial de 280 correspondería a una deslocalización hacia un país de bajos salarios.”8 Los mismos discursos de la burguesía ponen en claro la mentira que hace de las deslocalizaciones la explicación principal de la desindustrialización y el desempleo masivo.
En cambio, el recurso sistemático al chantaje de las deslocalizaciones por la burguesía como medio para hacer aceptar al proletariado los sacrificios cada vez mayores, indica dónde se sitúa el real reto para la burguesía: imponer condiciones de explotación más duras y la reducción del costo de la fuerza de trabajo (la baja de los salarios) allí donde la producción no es deslocalizable y no debe serlo, allí donde los retos como potencia económica son más importantes para el capital y la competencia entre tiburones capitalistas es más ruda.
El ejemplo de Alemania es particularmente ilustrativo. Es en nombre de la competitividad de “la empresa alemana” y gracias al chantaje de las deslocalizaciones y a las supresiones de empleo que la flexibilización de los tiempos de trabajo se impuso, ya sea reducción de tiempo con pérdida de salarios, o con su elevación sin compensación de salarios. Así, Siemens; luego de haber transferido sus actividades de servicios y desarrollo en la República Checa, India, Rusia y China, impone en 2004 la semana de 40 horas sin compensación salarial a una gran parte de sus 167 000 asalariados alemanes bajo la amenaza de deslocalización al menos de 5000 empleos. En 2005, luego de haber anunciado 2400 supresiones de puestos en su filial de servicio informático SBS, la dirección impone a los 4600 asalariados de la filial Comunicación Com, ¡una reducción de tiempo de trabajo a 30 horas semanales (en vez de las 35.8) con reducción de salarios! Paralelamente está el sector público, campeón de “trabajar más”. La compañía ferroviaria DB pasó a las 40 horas y numerosos estados regionales han hecho pasar los tiempos de trabajos de los funcionarios regionales de 40 a 42 horas. De esta forma, en Alemania donde la burguesía tiene en la mira los costos de mano de obra más elevados en los grandes países de la OCDE, “las remuneraciones, en valor real retrocedieron 0.9% entre 1995 y 20049”Además, el chantaje de las deslocalizaciones no es disociable de otros ataques y va de la mano con la reforma del funcionamiento del mercado de trabajo así como la puesta en causa de los sistemas de pensiones y seguro por enfermedad.
Si las campañas burguesas ponen énfasis en las deslocalizaciones, es también porque la clase dominante toma ventaja contra el proletariado a fin de desarmar su lucha. Cuando los sindicatos, partidos de izquierda, izquierdistas y altermundistas lanzan vituperios contra las deslocalizaciones para añorar el retorno a las condiciones dignas del siglo XIX, es para enmascarar mejor al proletariado el significado real de este fenómeno.
El marxismo jamás ha denunciado la tendencia a la extensión de la jornada de trabajo y a la baja de los salarios hacia el mínimo de la subsistencia vital como imputables al carácter carnicero de tal o cual capitalista en particular, sino como producto de las contradicciones inscritas en la naturaleza misma del sistema capitalista. Es un verdadero vampiro de la fuerza de trabajo de la cual saca provecho y se nutre, el capitalista desangra literalmente a quienes son sus portadores, los proletarios. “En su pasión ciega, en su glotonería de trabajo extra, el capital rebasa no solamente los límites morales, sino aún el límite fisiológico extremo de la jornada de trabajo (…) El capital no se inquieta por tanto de la duración de la fuerza de trabajo. Lo que le interesa únicamente es el máximo que puede ser obtenido en una jornada. Esto se logra reduciendo la vida del trabajador. (…) La producción capitalista, que es esencialmente producción de plusvalía, absorción de trabajo extra, no produce solamente una jornada de trabajo que impone el deterioro de la fuerza de trabajo, privándole de sus condiciones normales de funcionamiento y desarrollo, ya sea físico, moral, sino también el desgaste y la muerte precoz de esta fuerza de trabajo.”10
La diferencia de nuestros días con el siglo XIX, es que el proletariado podía esperar una atenuación de su situación en el seno del sistema capitalista. “Las primeras décadas de la gran industria tuvieron efectos devastadores sobre la salud y condiciones de vida de los trabajadores, provocaron una mortandad espantosa, tales deformaciones físicas, abandono moral, epidemias, incapacidad para el servicio militar, que la existencia misma de la sociedad parecía profundamente amenazada. (…)Fue por su propio interés, para permitir la explotación futura, que el capital impuso algunos límites a la explotación actual. Había que ahorrar la fuerza del pueblo para garantizar la continuación de su explotación. Había que pasar de una economía de pillaje no rentable a una explotación racional. De allí surgieron las primeras leyes sobre jornadas de trabajo máximo”11
Esto no fue impuesto sin la resistencia feroz de los capitalistas y luego de décadas de una implacable lucha de clases. No podía ser obtenido más que porque el sistema capitalista se encontraba en su fase de ascendencia, en plena expansión.
Hoy, la implacable competencia entre naciones capitalistas en lucha por los mercados más reducidos, sobresaturados de mercancías, no puede más que provocar una inexorable puesta en causa general del “nivel de vida” establecido en los países occidentales, sin esperanza de retornar atrás. Todos estos hechos confirman las previsiones del marxismo, el hundimiento del capitalismo en la catástrofe social.
Queda a los obreros del mundo entero aprender a considerarse como camaradas de lucha, a tenderse la mano a través de los límites de sectores y fronteras, para hacer sus movimientos una sola lucha contra el capitalismo y desarrollar su conciencia de que esta lucha no puede encontrar su finalidad más que en la destrucción del sistema capitalista, es decir, la abolición del trabajo asalariado y del carácter mercantil de la fuerza de trabajo, raíz del esclavismo del proletariado.
Scott.
Notas
1 L’Expansion, 27 de octubre, 2004.
2 L’Expansion, 27 de octubre, 2004.
3 L’Expansion.com, 19 de abril, 2005.
4 CISL en línea, 9 de diciembre, 2005.
5 China, Amnistía Internacional, 30 de abril 2002.
6 Le Monde, 18 de octubre 2005.
7 Le Monde, 26 de mayo, 2005.
8 Dossiers et documents du Monde, noviembre 2005.
9 L’Humanité, 14 de febrero, 2006.
10 Marx, El Capital, libro 1 capítulo X. Para las nociones de fuerza de trabajo, plusvalor, trabajo extra (sobretrabajo) ver la primera parte de este artículo en RM número 89.
11 Rosa Luxemburgo, Introducción a la economía política, capítulo “el trabajo asalariado”
En la madrugada del día 14 de junio, 3 mil policías arremetieron contra un campamento-manifestación establecido en el centro de la ciudad de Oaxaca. Dicho campamento lleva instalado cerca de tres semanas, por la exigencia de los trabajadores de la educación de incremento salarial. Días antes habían llevado una manifestación con de cerca de 120 mil asistentes, y realizado cierres de carreteras y bloqueos al aeropuerto en esa ciudad. Es evidente que la movilización de los trabajadores ha sido motivada por la degradación de sus condiciones de vida, y han expresado verdadero coraje. Justamente Oaxaca es la región en la que se extienden amplias zonas depauperadas, de manera que no sólo los profesores tienen que soportar salarios míseros, sino además tienen que llevar a cabo sus labores en condiciones muy difíciles, muchas comunidades usan como edificio escolar espacios que no tienen las mínimas condiciones para parecerlo, a lo que hay que agregar la miseria y hambre de los niños que asisten a esos cursos. Sin embargo el descontento real y la combatividad expresada por los trabajadores de la educación tiende a ser saboteada por el sindicato, la misma solidaridad que sus hermanos de clase les han expresado, ha sido apagada, conduciéndolos a un aislamiento tal que facilitó la labor represiva del Estado.
Las manifestaciones masivas en la que los trabajadores buscan expresar su apoyo hacia los profesores de básico, han sido anuladas por el accionar tramposo del sindicato y el izquierdismo, en tanto evitan que los trabajadores en su encuentro en la calle puedan discutan y reflexionar en conjunto, tales manifestaciones son transformadas en simples procesiones, marchando separados, bien vigilados para que “no se contaminen”, proclamando una unidad formal, de discurso y papel, lo que falsea el significado real de la solidaridad proletaria. De la misma forma los cierres de carreteras y del aeropuerto, aunque lo presentan como “acciones contundentes” y radicales, son en realidad falsas formas de lucha que no logra fomentar la unidad de la clase, por el contrario, provoca un aislamiento y abren un flanco muy propicio para la provocación. Los mismos campamentos y plantones en los que la CNTE envuelve a los trabajadores, son formas adecuadas para desmovilizar, agotar, extender la desmoralización e impedir que los lazos solidarios de la clase se construyan, pero sobre todo ayuda a la represión.
La CNTE, que se presenta como un sindicato de base, en oposición al SNTE, repite las mismas trampas que las viejas estructuras sindicales utilizan para diluir el descontento, dan pauta, incluso, para que la disputa entre las diferentes fracciones de la burguesía (por ejemplo las estructuras priístas, ya sean las viejas representadas por el actual gobernador Ulíses Ruíz, las “disidentes” como la comandada por la cacique sindical Esther Gordillo, o bien las agrupadas en el PRD o en el gobierno federal) aproveche este terreno para usarlo como campo de batalla y desviar el descontento para presionar a alguna de estas pandillas, quedando los trabajadores en medio, como “carne de cañón”.
La ferocidad con que el Estado ha actuado no es un hecho accidental, es la expresión de su naturaleza, por eso es inútil implorar “alto a la represión”, “justicia” o la renuncia de tal o cual funcionario, la fuerza de la clase es la que debe imponer ese alto a la represión, pero para que esta fuerza tome su magnitud real, requiere ponerse al frente de su lucha, levantando siempre la defensa de sus condiciones de vida, sin permitir que el sindicato desvíe sus reivindicaciones hacia el apoyo de algún sector de la burguesía, pero sobre todo requiere extender su combate, incorporar a las amplias masas de trabajadores que sumen sus necesidades y rompan con el corporativismo que impone el sindicato. Las manifestaciones no deben de ser caravanas controladas, las tomas de calles deben ser momentos de encuentro para la reflexión y el intercambio de experiencias. De manera que si la fuerza de la clase obrera se encuentra en su manifestación masiva y consciente, debe hacerla efectiva rompiendo el sometimiento y aislamiento que ha impuesto la CNTE y buscar la discusión y la solidaridad real, la que se expresa en la lucha, de sus hermanos de clase... los trabajadores deben ser conscientes que en cada lucha se van preparando los combates decisivos que pondrán fin a este sistema de represión, miseria y explotación.
RM, 15-junio-2006
A raíz del artículo “España 1936: La izquierda desvía la lucha obrera y somete al proletariado al Estado burgués” (colocado en nuestro portal Internet), recibimos un correo electrónico de un lector (al que nos referiremos como “G”) que se reivindica del anarquismo, en él marca diferencias con el análisis que planteamos. El mensaje finaliza utilizando un lenguaje fuera de tono en la discusión proletaria, recurre a calificativos en vez de argumentos, por ejemplo, asegura que los militantes de la CCI somos “cupulitas de políticos de academia aunque digan estar fuera de ella”. El proletariado en tanto requiere de la discusión y el debate de ideas para forjar su conciencia, le son ajenas las formas injuriosas que la burguesía y la pequeñaburguesía utilizan en sus relaciones; justamente el combate desarrollado por Marx y el Consejo General de la AIT en contra del bakuninismo, no fue por el hecho de que se reclamaran del anarquismo, sino fundamentalmente por la intriga y el accionar conspirativo de éstos, creando sociedades secretas y paralelas a la misma AIT. Dicho esto, recobraremos esa tradición proletaria y privilegiaremos el debate, reconociendo, que las preocupaciones planteadas por G son sinceras y requieren abordarse para romper mitos que la clase dominante esparce a través de su aparato de izquierda.
1936: el mito de la revolución española
Es una costumbre, lo mismo por los historiadores oficiales que por la burguesía y su aparato de izquierda, al referirse a los acontecimientos de España 1936, denominarla como “guerra civil” o “revolución española”, hay incluso los que en un mayor atrevimiento lo refieren como una experiencia revolucionaria más profunda que la emprendida por el proletariado ruso en 1917. Sin embargo la realidad expone que ni fue guerra civil, y menos aún revolución, fue más bien una guerra imperialista, en la que se enfrentan dos fracciones de la burguesía española, por un lado Franco, apoyado por la burguesía alemana e italiana, por el otro la república (representada por el Frente Popular, que sumaba a estalinistas del PCE, trotskistas del POUM y anarquistas de la CNT) sostenida por la URSS y otras fuerzas imperialistas democráticas, como la que representaba el gobierno de México, con Lázaro Cárdenas al frente. Esta confrontación fue la preparación de la Segunda Guerra Mundial. Es bajo ese marco que desarrollamos el planteamiento de que la clase obrera fue aplastada no sólo por la derecha encabezada por Franco, sino también por el accionar de la izquierda, representada por el Frente Popular, en el que participó también la CNT-FAI. Aprovechando su prestigio entre los trabajadores, logró que éstos se tragaran el engaño de que ante el franquismo el “mal menor” era confiar en el gobierno burgués republicano. En el artículo referido por nuestro detractor presentamos argumentos de cómo la izquierda y entre ella los anarquistas de la CNT, exponen abiertamente su subordinación al Estado burgués y su actitud antiobrera: “unas [organizaciones] como el PCE, el PSUC –consagrados como grandes partidos del orden burgués–, el PSOE y UGT, asumiendo directamente también ellas el papel de verdugos, otras, como CNT, FAI, o el POUM, empujando a los obreros a abandonar su terreno de clase en nombre del “frente antifascista” para arrojarlos en brazos de sus asesinos y a la guerra imperialista. La presencia de ministros anarquistas y cenetistas en el gobierno de Cataluña, y después en el gobierno central de Caballero fue un pujante factor que el Frente Popular rentabilizó para engañar a los obreros. Los anarquistas tuvieron un papel estelar en la maniobra de la burguesía, ocupándose de engañar a los obreros sobre la naturaleza de clase del gobierno y del Frente Popular...”
Por presentar esta reflexión lleva a que G nos diga: “... me da tristeza que de repente hablen sin saber lo que paso, basados en mentiras, para empezar, la revolución en España fue siempre defendida por los anarquistas quienes nunca pugnaron por un orden burgués como ustedes lo afirman... ”
Los hechos, empero, son contundentes y muestra como la CNT, encuentra su prueba de fuego en 1936, siendo incapaz de mantenerse en la trinchera proletaria integrándose al aparato del Estado. Ya en el artículo referido, citamos a la prensa cenetista (Solidaridad Obrera, 4-11-1936) en la que aseguran: “El gobierno [del Frente Popular] en la hora actual, como instrumento regulador de los órganos del Estado, ha dejado de ser una fuerza de opresión contra la clase trabajadora, así como el Estado no representa ya el organismo que separa la sociedad en clases...”. Pero, si eso no logra convencer, recobremos argumentos de militantes anarquistas: “Los Amigos de Durruti” (1937-39), que se mantienen firmes en el terreno proletario, y denuncian claramente el carácter contrarrevolucionario del gobierno republicano y el colaboracionismo de la CNT: “La Generalidad (1) no representa nada. Su continuación fortifica la contrarrevolución. La batalla la hemos ganado los trabajadores. Es inconcebible que los comités de la CNT hayan actuado con tal timidez que llegasen a ordenar ‘alto el fuego’ y que incluso hayan impuesto la vuelta al trabajo cuando estábamos en los lindes inmediatos de la victoria total. No se ha tenido en cuenta de dónde ha partido la agresión, no se ha prestado atención al verdadero significado de las actuales jornadas. Tal conducta ha de calificarse de traición a la revolución que nadie en nombre de nada debe cometer ni patrocinar. Y no sabemos como calificar la labor nefasta que ha realizado Solidaridad Obrera y los militantes más destacados de la CNT”. (Manifiesto del 8-05-1937).
La reflexión que presentamos no es una acto arrogante, es un esfuerzo por recuperar la experiencia de la clase obrera, y colaborar en el proceso de toma de conciencia. Es indudable la diferencia existente entre la CNT y “Los Amigos de Durruti”, ambos son anarquistas no obstante, mientras los primeros se integran orgánicamente con la burguesía, formando parte de lo que llamamos el anarquismo oficial, los otros exponen un verdadero esfuerzo (aunque incompleto) con una orientación claramente proletaria (2).
Este aspecto de la historia nos permite entender también la dificultad presente en el anarquismo, que se mantiene dentro del capitalismo dando continuos tropezones que los aleja del terreno de clase. Por ejemplo, en 1914, mientras anarquistas como Malatesta y Flores Magón asumen una postura proletaria de denuncia a la “Gran guerra” como una carnicería imperialista, en la que los trabajadores no podían tomar partido (asumiendo una postura cercana a la impulsada Lenin, Trosky y Luxemburgo), otros, como Kropotkin y Federico Urales, toman partido por una fracción imperialista, en este caso la de los aliados, a los que consideran como el “mal menor”.
El anarquismo es una corriente heterogénea, a la que, como tal, no se le puede caracterizar como burguesa (a diferencia de corrientes como el estalinismo o el trotskismo), en ella incluso se expresan esfuerzos de reflexión, pero habría que marcar que no es gracias a la vitalidad de sus argumentos, sino son a pesar de ellos. Muchos proletarios muy honestos son envueltos en el anarquismo y aunque intentar canalizar ahí su combatividad, ésta es contenida y desgastada, porque el anarquismo no puede ofrecer una alternativa revolucionaria, el ejemplo de este esfuerzo valiente, pero incompleto y esterilizado, lo representan “Los Amigos de Durruti”.
De frente a los sucesos de España 36, bien podríamos sintetizar y sacar la lección histórica recobrando el análisis de la Izquierda Comunista Italiana, que fue de las pocas fuerzas militantes que mantuvieron una defensa intransigente de los principios proletarios: “Si en el curso de una conflagración social como la que tuvo lugar en Barcelona, los trabajadores no son empujados a atacar al Estado capitalista, sino a defenderlo, entonces es una colaboración de clases y no una lucha de la clase la que ha ganado el día… Socializar una empresa cuando se mantiene al aparato de Estado intacto, es un eslabón en la cadena que ata al proletariado a su enemigo de clase…” (Bilan 1937).
El combate de Marx contra el bakuninismo: defensa de la organización revolucionaria
Otro de los comentarios expuestos por G en su correo giran en torno a la concepción de la organización y la conducta militante defendida por Marx en contra de la conspiración de Bakunin, al interno de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). Sobre ello nos dice: “... según la historia es en el anarquismo donde siempre ha militado la clase trabajadora desde la internacional, pues cuando Marx y su camarilla sedienta de poder quisieron prohibir la entrada de los anarquistas a la internacional estos llegaron en la representación de las organizaciones obreras de distintas partes del mundo y cuando paso esto prohibieron la entrada de estos sectores obreros organizados y lo prohibieron por que Marx y su camarilla desde siempre han querido ser ellos los dirigentes, la hegemonía, y cualquier posición diferente era coartada... ”
Más adelante completa diciendo: “... Marx y su grupo se apoderaron autoritariamente de la Internacional alejándola de sus objetivos, una coordinación proletaria internacional...”
No tenemos el suficiente espacio para ampliar los argumentos, no obstante nos esforzaremos por sintetizar los argumentos que nos permitan demostrar la validez del combate de Marx y el Consejo General de la AIT.
Intentando borrar los hechos históricos el anarquismo pretende resumir el debate de Marx contra Bakunin, diciendo que se impuso el autoritarismo, sin embargo precisemos los hechos: Bakunin apegado al pasado y su accionar de aventurero, desde 1864 participa en sociedades conspirativas, algunas de corte liberal, en donde se acomodaba sin ningún rubor junto a personajes de la burguesía, como fue el caso de la “Liga por la Paz y la Libertad”. A través de una de sus creaciones: la Alianza Internacional de la Democracia, es que Bakunin propone, en 1868, incorporarse a la AIT, enviando un mensaje en el que le dice a Marx: “Tu vez mi querido amigo, que soy tu discípulo y me enorgullezco de serlo”, no obstante se rechaza su ingreso hasta que no desintegre su Alianza, para no presentarse como una estructura paralela, lo cual él acepta, y según su testimonio, cumple, lo que lleva a ser aceptado en febrero de 1869.
Pero si sus palabras eran de alabanzas para Marx y a la AIT, sus hechos eran desleales, dado que mantiene en secreto a la Alianza como un órgano paralelo, en donde además él es l gran dictador: otorga “grados”, impone lineamientos y disciplina de acero según lo dicta el “Catecismo Revolucionario” (salido de la pluma del provocador y oscuro personaje Sergei Nechayev)... Basta ver el perfil que hace de un revolucionario para entender que la ideología de la “Alianza” no tiene raíz proletaria: “Un revolucionario sabe solamente una ciencia: la de la destrucción, todos los sentimientos de afecto, todos los débiles sentimientos de parentesco, amistad, amor y gratitud deben ser suprimidas…” En este mismo tenor se encuentran su “Programa”, en el que, paradójicamente se expresa justamente aquello que el compañero G acusa a los comunistas cuando dice: “Marx y su grupo se apoderaron autoritariamente de la internacional alejándola de sus objetivos… volviéndola una elite política que dice aún ser la dirección del proletariado, demostrándose eso hoy cuando compañeros de ustedes hablan de los interese únicos del proletariado, cuando su realidad esta alejada del proletariado”. (el subrayado es nuestro)
Revisando el programa de Bakunin notamos que la organización que propone es una sociedad conspirativa, que según sus palabras es un “Estado Revolucionario mayor”, y su tarea es ser “intermediario entre la idea revolucionaria y los instintos populares”, de forma que para asegurar la revolución basta “cien revolucionarios seria y fuertemente unidos…”. Resulta pues, según Bakunin, que el “pueblo” sólo tiene instintos, mientras la minoría privilegiada es la guardiana de la “idea revolucionaria”…
Es un hecho que núcleos del anarquismo presentan esfuerzos reales para colocarse en la trinchera proletaria, pero hay otros, como el bakuninismo, que es un retroceso histórico. No es extraño que conciba a los bandidos y al lumpenproletariado como la verdadera fuerza social de la transformación y que, haciendo una apología a la ignorancia y la desesperación (propia de los desclazados), declare: “El revolucionario que estudia la revolución en libros nunca será bueno para nada”.
Las ideas anarquistas han tenido sin duda una presencia en la clase obrera, grupos y personajes de esta corriente han expuesto esfuerzos políticos, aún cuando expresan incomprensión. Personajes como Rosmer y Monatte, que desde las filas del anarquismo mantenían posturas honestas, pero además claramente revolucionarias, encuentran en éste medio ataduras que les impide avanzar, por lo que requieren romper políticamente con estas posiciones y acercarse al marxismo. De manera que no se trata de establecer por “decreto” al marxismo como el cuerpo teórico-político que sintetiza la experiencia histórica del proletariado necesaria para conducir su combate emancipador, se trata de reflexionar, a la luz de los hechos históricos, la solidez de sus argumentos.
Tatlin/8-08-09
Notas:
1. Se refiere al gobierno de Cataluña, en el que la CNT contaba con consejeros.
2. Para abundar en los aspectos de España 1936, remitimos a nuestro libro: España 1936: Franco y la república masacran al proletariado, así como Los amigos de Durruti: lecciones de una ruptura incompleta con el anarquismo, en Revista Internacional 102 (3er. Trimestre 2000).
A dos meses de la elección presidencial, por todos los medios de difusión de la burguesía y a todas horas, un solo tema domina: la pelea por la presidencia. Por un lado los grupos de la burguesía que apoyan a López Obrador aseguran que hubo fraude, por el otro, las fracciones igualmente burguesas que sustentan a Felipe Calderón siguen sosteniendo que fue una elección limpia. Después de años y meses completos de propaganda electoral machacando las bondades de la democracia los trabajadores, que han sido arrastrados como nunca a las urnas engañados tras la ilusión de que con un simple voto cambiarían su destino, y sobre todo encandilados por la posibilidad de la llegada de la izquierda al poder (RM93, jul-ago 2006), tienen que soportar de nuevo una campaña por demás sórdida para imponer un solo razonamiento: si hubo fraude, la tarea sería “limpiar la elección” mediante la resistencia civil pacífica; pero, si las elecciones fueron “limpias”, habría que respetar el dictamen de los órganos electorales del Estado. Estos son los términos de la “reflexión” que el Estado capitalista está promoviendo para evitar que los trabajadores tomen conciencia de su condición de explotados, y sean conducidos mansamente a tomar partido por Obrador o Calderón, y nublar entonces la posibilidad de que reconozcan en ambos a simples personeros de la burguesía, que pese a la diferencia del tono de discurso que usan, tienen como único objetivo la perpetuación del capitalismo.
¿Debe la clase obrera defender el voto?
La democracia (y no propiamente la dictadura militar) es el instrumento político más adecuado con que cuenta la burguesía para sostener el sistema de explotación, porque mediante el derecho de voto aparenta la disolución de las clases sociales al “igualar jurídicamente” a trabajadores y burgueses, presentándolos como ciudadanos, haciendo creer que el acto pasivo e individual del voto tiene el poder de elección del gobierno. Con el derecho al voto la burguesía valida la existencia del sistema de explotación, e impone, mediante la invocación de los “mandatos democráticos”, la alineación de todos los trabajadores tras los dictados de la clase dominante, en tanto le hace creer que son copartícipes de las decisiones. Pero en el capitalismo el voto no tiene otra función que la de decidir cada tres o seis años qué miembro de la clase dominante va a dirigir la explotación de las clases oprimidas, por eso en la decadencia capitalista las elecciones parlamentarias son una mascarada hipócrita pero vital para el sostenimiento de la dictadura del capital.
Con las elecciones se refuerza la ilusión de que por este medio los explotados pueden realmente escoger a un personaje que solucione la crisis y mejore sus condiciones de vida y de trabajo. Por ello la república democrática es la hoja de parra por excelencia del dominio burgués, le permite hacer una alternancia en el gobierno y así garantizar la salud de sus mecanismos de dominio, hacer cambio de personas en el poder, de instituciones o de partidos sin que la hegemonía de la clase dominante se vea afectada, pues los partidos políticos con que cuenta son engranes del aparato estatal, no sólo porque están integrados con funciones de gobierno (como diputados o senadores y sostenidos con recursos del Estado), sino además al integrarse en el escenario social como “representaciones” de la “pluralidad política”, inyectan desde diferentes flancos y con diferentes tonos (derecha, izquierda o centro) el veneno ideológico, que permita asegurar el dominio y control de los explotados.
Las ventajas de este esquema político se evidencian –en el caso de México– al ver la confusión que ha extendido, colocando a los trabajadores ante la falsa disyuntiva: estar con Obrador o con Calderón. La clase dominante se esfuerza y gasta altas sumas de dinero por hacer creíble a la democracia y los procesos electorales, porque espera grandes “ganancias” que cobra en el momento en que logra acostumbrar al proletariado a gestionar sus intereses como clase mediante los propios métodos de su enemigo de clase.
¿Deben los trabajadores luchar contra el “fraude” y exigir “elecciones limpias”?
Las fracciones de la burguesía sumidas en unos de sus pleitos más importantes de los últimos años han logrado, una vez más, administrar sus pugnas internas sobre la alfombra de la democracia; las resoluciones más recientes de los organismos jurídicos estatales pretenden, por ejemplo, ganar tiempo, liberar tensiones, promover las negociaciones y, en su caso, el reacomodo de las diferentes fracciones que deberán llegar a algún acuerdo o, en su defecto, producirse alguna resolución impuesta por la relación de fuerzas al interior de la clase dominante; mientras tanto fuera de sus propias divisiones internas el fin último y vital de la burguesía como clase es mantener a las masas explotadas sujetas a la ilusión de que la democracia electoral y parlamentaria es el modelo político perfecto para lograr los cambios sociales, políticos y económicos que siempre han anhelado.
El “fraude electoral”, alrededor de la cual sus diferentes fracciones han embarcado a millones de trabajadores como carne de cañón, ha sido producto, como lo hemos venido documentando (en la serie dedicada durante el último año a este asunto en RM) de las divisiones internas de la burguesía que no lograron alcanzar un acuerdo sobre una orientación política, y designar de forma ordenada al representante que más le conviene para sacar adelante su proyecto económico, político y social, y que ha buscado consolidar desde los últimos veinticinco años. En términos del pragmatismo en que se mueve la clase dominante, el establecimiento de Obrador como presidente le hubiera permitido cumplir (sin implicar ningún peligro) las tareas necesarias para el fortalecimiento del sistema, no obstante la agudización de sus fracturas internas, ha hecho que recurran otra vez a sus viejos esquemas de “fraude electoral” imponiéndose el punto de vista de una de las fracciones.
Estos acontecimientos presentados por el aparato de izquierda del capital como la violación de los “principios democráticos y la institucionalidad”, son la prueba palpable de los efectos deletéreos de la descomposición social generalizada del capitalismo que se convierte cada vez más en el factor central de la dinámica de la sociedad en todos los niveles y en particular en la vida política de la burguesía; dentro de esta última se manifiesta como un fenómeno creciente hacia la indisciplina, al “sálvese quien pueda” y al “cada quién por su lado”, lo que conduce a una tendencia de pérdida de control del juego electoral dado que los conflictos por la disputa del control del Estado son particularmente exacerbados por la agudización y profundización de la crisis económica que todo lo constriñe y obliga a una competencia más feroz y a violentos ajustes de cuentas para ganar la mejor tajada del pastel.
El verdadero fraude es proclamar que la democracia ofrece una alternativa a los trabajadores
El uso del fraude electoral es una manifestación de la fragilidad de la estructura política de la burguesía. En México durante casi tres cuartos de siglo el PRI se mantuvo como el partido único, de Estado (PNR-1929, PRM-1938, PRI-1946-2000) usando el fraude como instrumento convencional, no obstante la existencia de la disciplina y unidad de la burguesía lo permitía, sin llevar a grandes rivalidades. Sin embargo, este modelo de gobierno era demasiado arcaico y tenía que renovarse frente a las exigencias políticas y sociales, y en particular, para enfrentar de mejor manera al proletariado.
Este proceso que arranca a principios de los 80 ha tenido como eje rector estructurar todo un sistema democrático, así puso en práctica un juego de partidos menos burdo, definiendo una mejor geometría política donde es fácil repartir las tareas de control, es decir, identificar a partidos de derecha y de izquierda. En ese sentido es que provoca el nacimiento del PRD (y PT), de la misma forma crea instituciones como el IFE y otros órganos de control y vigilancia con los que renovó el aparato burocrático, buscando quitar el desprestigio ganado cuando el juego electoral tenía dominio total del PRI, fortaleciendo con ello su aparato de dominación al hacer más creíble al sistema democrático.
A pesar de las resistencias encarnizadas de algunas fracciones burguesas identificadas con el aparato anterior, el proyecto ha ido caminando y ha tenido su apuntalamiento mayor en la elección presidencial del 2000 cuando el Estado capitalista logró desplazar del poder central al PRI y encumbrar al PAN, un gran triunfo de la clase dominante al nivel de la campaña democrática, pues a partir de entonces ha podido darle vuelo a la mistificación electoral, al cuento de que “los votos sí cuentan” y que “las elecciones por fin son limpias”. Sin embargo el factor de la descomposición, que comentamos líneas arriba, está afectando la capacidad de acuerdos dentro de la clase capitalista para llevar adelante una determinada orientación en su juego electoral y además está produciendo un cierto grado de pérdida de control de sus mecanismos electorales.
Si comparamos los actuales sucesos con los de 1988, notamos que hay una diferencia sustancial, dado que las fracciones burguesas aglutinadas alrededor de Cárdenas rápidamente negociaron para continuar con sus planes a mediano y largo plazo; ahora, la rivalidad es más aguda, no obstante, lo que los iguala, es la capacidad de acuerdo que la burguesía presenta para trasladar los efectos de su fractura hacia la clase obrera, alimentando la campaña de mistificación de la democracia, retardando así la reflexión por parte de los trabajadores de lo que significa el capitalismo.
La lucha proletaria no pasa por las urnas ni por la defensa de la democracia
En este momento, la agudización de las tensiones entre las diferentes fracciones burguesas se expresa no sólo (como la burguesía intenta simplificarlo) en la exigencia (del PRD) del “respeto al voto” y (por el PAN) en el “respeto a las instituciones”, la disputa expone un enfrentamiento de intereses económicos y políticos, pero en ninguno de los bandos enfrentados los trabajadores tienen algún objetivo o interés común, es una lucha entre fracciones de la clase dominante que cada vez va usando un lenguaje más agresivo, notándose amenazas (de ambos bandos). Unos dicen radicalizarán las manifestaciones, los otros que responderán usando la violencia institucional, mediante la policía y el ejército... el peligro en todo ello es que una masa importante de trabajadores y sectores diversos de la población que ha sido enganchada por la trampa de la “defensa de la izquierda” ante el “peligro de la derecha”, puede ser lanzada hacia provocaciones y ser usada como carne de cañón, desgastando y perdiendo sus fuerzas, culminando a fin de cuentas con el fortalecimiento de alguna de las fracciones de su enemigo histórico: la burguesía.
Aunque es cierto que al interno de la clase dominante se está llevando una intensa lucha, ha sabido involucrar a los trabajadores, haciendo que tomen partido por alguna de las pandillas enfrentadas, pero además inoculan la idea de que el único camino es la democracia, por ello es que tanto derecha como izquierda dicen expresar la verdadera democracia.
El PRD y PAN, a pesar de estar colocados en diferentes bandos de la burguesía, han tenido cuidado de que los núcleos de la población usados como grupos de presión no salga de su control y se enreden en una reflexión falsa (lo mismo sobre la validez del voto, que la formación de una nueva constitución o la convocatoria a una convención nacional), buscando con ello que los trabajadores olviden su condición de explotados y se asuman como “ciudadanos mexicanos”. Pero si la carga ideológica lanzada por derecha e izquierda del capital es sofocante, la parte más radical del aparato de izquierda del capital (desde el EZLN al EPR, y desde el PCM-ml, hasta El Militante) se encargan de reforzar tal campaña: por una parte planteando al fraude como afrenta al derecho al sufragio y a la decisión de la “voluntad popular”, por otra, asustando con el espantajo del “peligro de la derecha”. Con ello lo que hacen de forma velada es reforzar el discurso de la defensa de la democracia y envenenar con la idea de que la “izquierda en el poder” podría ser un “mal menor”, por lo que los trabajadores deberían, entonces, ponerse al servicio (aunque de forma “critica”, tienen algunos el descaro de decir) de Obrador y de la fracción de la burguesía a la que representa.
Ante la presión que la burguesía de la región ejerce sobre los trabajadores, la única opción de la clase trabajadora es recobrar la historia del movimiento obrero y sus lecciones, y a la luz de ello reflexionar:
- que sus condiciones de vida no pueden ser solucionados por algún personaje por más que se diga honesto,
- que los gobiernos de derecha o de izquierda son expresiones del poder de la burguesía, por lo que nada debe esperar de ellos sino explotación, miseria y represión,
- que la campaña actual sobre la democracia va a permitir a la burguesía renovar la cara a su izquierda afectada por el descrédito sufrido en los últimos años y también reforzará un liderazgo en esa ala de su abanico político, lo que resulta en un fortalecimiento de su control sobre la clase obrera,
- que el inmediatismo, la movilización ciega, interclasista, sin objetivos de clase y fuera de su verdadero control, no tiene otro fin que el de confundir, debilitar y fortalecer los lazos de dominio,
- que ante la agudización de la crisis económica que azota al sistema y con ello la elevación de los niveles de explotación, los trabajadores no tienen más camino que el de la lucha, colocando por delante la defensa de sus condiciones de vida.
Es la lucha de los trabajadores, que no pasa ni por las urnas ni por la confianza a sectores o personajes de la burguesía, la única que puede poner fin a esta dictadura del capital.
RR, 25-08-06
La división en el seno de la burguesía mexicana en la batalla por decidir qué fracción va controlar el gobierno se ha agudizado. En ese torbellino se ha arrastrado a una parte de los trabajadores bajo el mito de que la izquierda estaría “del lado de los trabajadores”. La derecha sería “represora” y la izquierda “liberadora”, la derecha lanzaría ataques económicos mientras que la izquierda los eliminaría. Cada vez que el proletariado ha caído en la trampa de estas falsas alternativas, cada vez que ha hecho caso a estas viejas cantaletas lo ha pagado de manera trágica.
La izquierda del capital: un largo historial al servicio de la burguesía
La derecha no ha monopolizado la represión contra la clase obrera, las “izquierdas democráticas”, “antifascistas” y “revolucionarias” se han encargado de inmovilizar al proletariado y han cumplido también su función innoble de masacrar al proletariado. Algunos ejemplos:
-La insurrección obrera de Berlín en 1919 fue masacrada por un gobierno socialdemócrata (Ebert-Scheidemann) con la colaboración activa del “obrero socialista” Noske.
-En 1936 es la izquierda y el “frente popular” los encargados de atar y masacrar al proletariado español en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.
-El levantamiento masivo de los obreros polacos en 1970 es arrasado por tanques y milicias comandadas por el “partido obrero”.
-A principios de los 70 el “socialista” gobierno de “Unidad popular” en Chile, con Salvador Allende a la cabeza, reprimió a los mineros con la misma “destreza” que cualquier capitalista sin disfraz y la izquierda “radical” como el MIR (Movimiento de la izquierda revolucionaria) se limitó a “criticar” el uso de la fuerza pero siguió apoyando a Allende[1] [62]. Recientemente la “socialista” Bachelet “no tuvo más remedio” que reprimir a los estudiantes.
-Los 80 y 90 han conocido largos periodos de gobiernos de “izquierda” en Europa (PCF en Francia, PSOE en España, Verdes en Alemania, Socialistas en Suecia, etc.) sin que ello se haya traducido en mejoras en las condiciones de vida de la clase obrera, todo lo contrario.
-Recientemente se ha hablado del “giro a la izquierda” en América Latina sin que la explotación capitalista haya disminuido un ápice y donde lo único que prospera es la miseria.
Estos ejemplos no son “errores” o pequeñas “desviaciones”. Son un muestra (hay muchos más) de que la izquierda del capital no trabaja para el proletariado sino para someterlo. Su ropaje y su lenguaje a favor de “los pobres” engaña pero esa es precisamente su labor: aparentar que bajo el capitalismo puede haber una “solución”.
La burguesía europea no huyó de sus países cuando la izquierda llegó al poder por la sencilla razón que sus programas, sus “proyectos de nación”, no van contra el capitalismo, son simplemente una forma diferente de gestionar el capitalismo, y la izquierda es más eficaz cuando se trata de someter a las masas trabajadores que intentan tomar caminos propios para movilizarse.
Todos los intelectuales y los partidos, las instituciones “democráticas” y las ONG, se esfuerzan en presentarnos “derecha e izquierda” como dos alternativas diferentes. En realidad son dos caras de la misma moneda. El proyecto de nación de AMLO y el del PAN no cuestionan la explotación capitalista (por mucho que su demagogia sea las de “acabar con la pobreza”), las relaciones de producción seguirán intactas y el capital seguirá dominando al trabajo asalariado. El que tengan lenguajes diferentes no altera en nada que ambas alas del aparato político del Estado trabajen en el mismo sentido. Es por ello que, aún cuando la pugna al interno de la burguesía es real y toma como arena de combate la disputa del gobierno, no deja de aprovechar la ocasión para atrapar a importantes núcleos de trabajadores, sometiéndolos en una “masa interclasista”, como ciudadanos aislados “unidos” en un movimiento de “resistencia civil” que va conducido a apuntalar las estructuras capitalistas. La lucha contra “el fraude” es un objetivo que se mantiene dentro del marco de las relaciones del capitalismo, luchar por tener un gobierno “honesto”, un IFE “honesto” no desarrolla una conciencia de acabar con el capitalismo sino ata a los trabajadores a las instituciones que legalizan y validan la dictadura del capital.
Algunas objeciones se nos podrían hacer, por ejemplo, que en el DF, donde gobierna el PRD, hay al menos algún beneficio para los pobres. Tenemos que responder que la burguesía tiene que asumirse como encarnación del “beneficio general” para mantener su poder. El dar algunas pensiones, desayunos, útiles escolares y otros beneficios sociales, no son una prueba de “bondad” sino migajas para mantener las ilusiones en agentes completamente ajenos al proletariado: los partidos políticos y sus “líderes”. Todos los programas sociales, provengan del PRD, del PAN o del PRI, son usados para hacer que el proletariado piense que tal o cual partido o personaje va a “resolver” la inhumana situación en la que los sume el capitalismo decadente. Todo reforzamiento de las ilusiones en la democracia burguesa, en sus instituciones, instrumentos y representantes son puntos a favor de la burguesía y en ello colaboran tanto la izquierda como la derecha.
Todas las fuerzas del capital hoy están abocadas a mantener al proletariado en un terreno inofensivo y estéril: el terreno de la democracia. Mientras los obreros discutan en el marco estrictamente electoral (fraude sí o no, votos por voto, izquierda o derecha, etc.) el capital puede dormir tranquilo ya que ninguna de esas “alternativas” van a cuestionar su dominación. Toda la campaña actual donde la burguesía usa sus propias divisiones para dividir también al proletariado tiene por objetivo:
-Llevar todo el descontento social hacia el terreno podrido de las lecciones y sus resultados.
-Diluir la lucha obrera en el interclasismo de la “resistencia civil”; el sujeto revolucionario, el proletariado, es “transformado” en “ciudadano” atomizado y aislado.
-Hacer que el proletariado “confíe” en los partidos políticos y sus representantes en vez de en sus propias fuerzas y su lucha autónoma.
-Filtrar la idea de que el problema de esta sociedad está en la corrupción y no en las relaciones sociales que definen la producción en el capitalismo.
-Machacar que el voto es una “arma de lucha” que habría que “defender” y no un arma de la burguesía para dividir e ilusionar con un “cambio” que nunca llegará por esa vía.
Si la campaña actual tiene gran publicidad es porque beneficia a la burguesía y no al proletariado. Mientras la clase obrera siga atada a las ilusiones democráticas y siga pensando que bajo el capitalismo las cosas pueden mejorar, tanto derecha como izquierda estarán cumpliendo su función de defensores de las actuales relaciones de explotación.
DAN. 15-08-06
[1] [63] Ver Revista Internacional 115. “Hace 30 años la caída de Allende: Dictadura y democracia son las dos caras de la dictadura capitalista”.
Hace unos días ha llegado un correo electrónico firmado por “La H es muda”, en el que se lanza una serie de insultos y amenazas. Presentamos el texto tal cual llegó, mantenemos los modismos y la jerga, lo mismo que las dificultades ortográficas, no obstante para su lectura adecuada remitimos a la “traducción” que colocamos como pie de página:
KE ES LO QUE PASA CON USTEDES????
SE DICEN REVOLUCIONARIOS Y NO SON MAS KE UN KLUB SOCIAL... BOLA DE MAESTRITOS PEDANTES...
KOMO SE ATREBEN A KRITIKAR LA SEXTA DEKLARACION QUE NI SIKIERA KONOCEN????? YA ME E ENKONTRADO SUS PANFLETOS EN MICHOAKAN,EN EL DEFE Y EN TOLUKA ECHANDOLE MIERDA A LA DIGNA LUCHA DE LOS ZAPATISTAS... LA NETA KE NO LOS ENTIENDO... KOMO PUEDEN DESIR ESTAR KON LA REVOLUCION KUANDO SE LA PAZAN KRIANDO ALMORRANAS EN KUANTO KAFE ENKUENTRAN????
LA NETA LUCHA ESTA KON LA SEXTA, KON LOS INDIGENAS, KON EL MANDAR OBEDESIENDO... LA TEORIA VALE PURA MADRE... KON NOSOTROS LOS ANARKAS, NOSOTROS SI NOS RIFAMOS KON LOS CERDOS EN LA KALLE MIENTRAS USTEDES NOS KRITIKAN DESDE SU KAFESITOS BURGESONES. SUS KOMPAS KE SE SALIERON DE SU SEKTA SON LOS UNIKOS ONESTOS DE TODOS USTEDES... PINCHES AUTORITARIOS DE MIERDA
YA SABEN KULEROS, KUANDO LOS VUELBAMOS A VER BENDIENDO SU MIERDITA DE PERIODIKO EN LAS MARCHAS LES BAMOS A DAR UNA PUTIZA POR KULERITOS...
VIVA LA ANARKIA!!!!!!!
VIVA EL ANARKISMO EL MAOISMO Y EL ZAPATISMO!!!!!!!!
ATENTAMENTE
LA H ES MUDA[1] [64]
Como puede leerse, los ofensivos adjetivos y las amenazas son el efecto de la denuncia que hemos hecho del carácter burgués del EZLN, así como de la “sexta declaración” y la “otra campaña”. Desde la aparición pública del EZLN en 1994, hemos denunciado el peligro que representa para la clase obrera[2] [65]. Mientras que el conjunto de la izquierda del capital se emocionaba y apresuraba a gritar “¡Todos somos Marcos!”, desde nuestra prensa denunciábamos claramente al EZLN como contrarrevolucionario, tanto por su método desesperado, propio de la pequeñaburguesía (expuesto en la promoción que hace de la violencia individual) como por su discurso claramente burgués, que desde su primer declaración apelaba al artículo 39 constitucional para justificar “su rebelión” y proclamaba como principio la “defensa de la soberanía nacional”, la “patria” y sus símbolos. Este mismo discurso chauvinista es el que reproduce en la “sexta declaración” y la “otra campaña”.
Justamente la amenaza que hoy recibimos por denunciar al EZLN como una estructura extraña a la esencia del proletariado, confirma nuestros argumentos en tanto sus seguidores no hacen sino continuar la lógica de los postulados burgueses aprendidos del EZLN, por lo que no dudan en usar la amenaza y la agresión física en contra de los grupos revolucionarios que desenmascaran ante la clase obrera su naturaleza contrarrevolucionaria. La misma afirmación que el correo lleva como centro de su “argumento”: “LA TEORIA VALE PURA MADRE” (sic), es una variación del menosprecio y burla que desde el 94 Marcos hace de la teoría marxista[3] [66].
El combate de la clase obrera se basa en la confrontación de ideas, en los argumentos, en la crítica y, a través de todo ello, convencer. Las agresiones y las amenazas no hacen parte de los métodos proletarios.
Nuestra respuesta
No es la primera vez que en la historia de la clase obrera se lanzan amenazas contra los revolucionarios, ni siquiera es la primera vez que se amenaza a los militantes de la CCI.
En febrero de 1988, los residuos de una banda de izquierdistas adoradores de la violencia, atacaron a varios militantes del Grupo Proletario Internacionalista (grupo que se disolvió para crear la sección de la CCI en México), torturándolos y robándolos (véase la denuncia realizada por la CCI en Revista Internacional nº 53, 2º Trimestre de 1988). De la misma forma el GCI[4] [67], en semejanza al reciente correo, luego de extender un abanico de insultos, termina llamando a asesinar a los militantes de la CCI en México[5] [68].
En ese mismo tenor se encuentra el intento de agresión que sindicaleros del SNTE realizaron en la marcha del 1º de mayo de este año en Pachuca, en contra de nuestra delegación que intervenía distribuyendo una hoja-volante y vendiendo la prensa (agresión que fue evitada por la intervención de los trabajadores). Así mismo, en diciembre de 2005 un grupo neonazi publicó un llamado para agredir a la Reunión Pública organizada por nuestra sección en Suiza…
La clase que detenta el poder bajo el capitalismo, la burguesía, no va dar nunca un curso libre para la actividad de los revolucionarios. La represión y la calumnia han sido siempre usadas contra las minorías revolucionarias y no es extraño que en el periodo actual estemos confrontados a un aumento de un ambiente de amenazas e intimidaciones contra los comunistas y contra la CCI en particular<!--[if !supportFootnotes]-->[6]<!--[endif]--> [69]
De frente a este panorama, los militantes de la CCI afirmamos que no estamos dispuestos a permitir alguna agresión en contra de nuestros militantes. Sabemos que la verdadera fuerza de la clase obrera se encuentra en la solidaridad, por ello llamamos a todos los contactos, simpatizantes y al conjunto de los trabajadores a cerrar el paso a los ataques en contra de los revolucionarios. Ninguna amenaza podrá impedir que los comunistas intervengamos en nuestra clase.
RM
4-julio-2006
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[1] [70]¿Qué es lo que pasa con ustedes?
Se dicen revolucionarios pero no son más que un club social… bola de maestritos pedantes…
¿Cómo se atreven a criticar la sexta declaración que ni siquiera conocen?
Ya me he encontrado sus panfletos en Michoacán, en el DF, en Toluca echándole mierda a la digna lucha de los zapatistas… la neta (la verdad) que no los entiendo… ¿cómo pueden decir estar con la revolución cuando se la pasan criando almorranas en cuanto café encuentran?
La neta lucha (la verdadera lucha) está con la sexta, con los indígenas, con el mandar obedeciendo… la teoría vale pura madre… (la teoría no vale nada) con nosotros los anarcas, nosotros si nos rifamos con los cerdos (nos enfrentamos con los policías) en la calle mientras ustedes nos critican desde sus cafecitos burguesones (burgueses), Sus compas (compañeros) que se salieron de su secta son los únicos honestos de todos ustedes… pinches (desgraciados o un insulto de ese calibre) autoritarios de mierda.
Ya saben culeros (viles) cuando los volvamos a ver vendiendo su mierdita de periódico en las marchas (manifestaciones) les vamos a dar una putiza (una golpiza) por culeritos (por viles)…
¡Viva la anarquía!
¡Viva el anarquismo, el zapatismo y el maoísmo!
Atentamente
La H es muda
[2] [71] Véase en particular la serie “EL EZLN ENEMIGO DE LA CLASE OBRERA” en RM números 72 a 75, así como “La ‘sexta declaración’ y la ‘otra campaña’: Marcos llama a la organización… para la apuntalar al capital, no para destruirlo”, en RM nº 91.
[3] [72] Recuerde la burla del principio internacionalista levantado por el marxismo que hacía en su discurso en Ciudad Universitaria: Disculpen si los aburro… Yo estoy aquí, haciéndoles perder su tiempo… hablando de un niño indígena, en lugar de hablarles de la Revolución Mundial…”
[4] [73] Ver “¿Para qué sirve el Grupo Comunista Internacionalista (GCI)?”, en Revista Internacional nº 124, Trimestre 1º de 2006.
[5] [74] El llamado al asesinato fue publicado por el GCI en “Communisme” nº 43, mayo 1996. Nuestra respuesta: “Los parásitos del GCI llaman al asesinato de nuestros militantes en México”, apareció en todas las publicaciones de la CCI a fines de 1996 e inicios de 1997
<!--[if !supportFootnotes]-->[6]<!--[endif]--> [75] .Por ejemplo, grupúsculos como la FICCI contribuyen a generar un ambiente de progrom y linchamiento contra la CCI.
Mensaje de solidaridad con RM
Inmediatamente de que dimos a conocer la amenaza, la solidaridad de nuestros contactos y simpatizantes se hizo sentir, presentamos enseguida uno de estos mensajes.
Recientemente, Revolución Mundial, la sección en México de la Corriente Comunista Internacional, ha recibido una serie de amenazas anónimas a través de su correo electrónico con la finalidad de intimidar a los miembros de dicha organización (...) Los compañeros de Comunismo o Barbarie reconocemos la coherencia de la CCI. A través de este medio expresamos nuestra solidaridad con los compañeros amenazados y llamamos a los compañeros que han estado en contacto con nosotros a tomar en cuenta el significado de dicha agresión, en un momento en el que la confusión que disemina la burguesía y la izquierda del capital comienza a ser puesta en duda por sectores más amplios del proletariado.
Frente a esos ataques, el proletariado sólo cuenta con su unidad y su conciencia. Hoy en día que la lucha del proletariado requiere de mayor fortaleza y claridad es indispensable nuestra solidaridad con las organizaciones revolucionarias, y en ese ánimo hacemos este llamado (...)
Fraternalmente:
Comunismo o Barbarie
La agudización de la crisis económica, que degrada cada día más las condiciones de vida de los trabajadores ha engendrado expresiones de descontento real, en RM (ver números 92 y 93) hemos referido las importantes movilizaciones que los trabajadores y estudiantes de Francia enfrentaron en contra del CPE. Aunque no en igual magnitud, pero expresando similar decisión, combatividad y claridad es la que se expone en la huelga de los trabajadores de la metalurgia en España, e incluso en regiones de la periferia como Bangladesh, aunque con mayores dificultades, no dejan de presentarse experiencias importantes de lucha. En México también el descontento toma lugar y ya ha buscado expresarse como en el caso de los mineros, principalmente en Michoacán, y por los profesores de educación básica en Oaxaca. El coraje expuesto ha dejado ver su decisión y su fuerza potencial, no obstante la clase dominante ha tomado la delantera y ha logrado meter en verdaderas TRAMPAS a las movilizaciones, esterilizando la combatividad, confundiendo y retardando la reflexión y la verdadera toma de conciencia.
Represión gubernamental, ataques económicos, trampas sindicales y del izquierdismo... el único camino es la reflexión y el combate masivo y consciente de los trabajadores
El descontento minero, alentado por la muerte de 65 de sus compañeros en la mina Pasta de Conchos –provocada por las condiciones peligrosas a las que son obligados a laborar– así como por lo ínfimos salarios que reciben, terminó esterilizado cuando los trabajadores son sometidos por la maniobra encabezada por el sindicato, pero sostenida por la patronal y el gobierno, desviando el descontento a la defensa del cacique Gómez Urrutia, que se encuentra en conflicto con el gobierno federal (1). La maniobra se llevó a niveles tales, que empujaron a los trabajadores de SICARTSA a enfrentarse con policías y marinos, siendo asesinados 2 mineros (ver Suplemento a RM 92).
De igual forma, la combatividad que los profesores de Oaxaca expresaban y manifestaban colocando por enfrente sus exigencias salariales (derivada de la zonificación), ha quedado sometida y escondida al ser atados los trabajadores a una movilización interclasista encabezada por la “Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca” (APPO), en la que a pesar de su pretendida radicalidad y autonomía, no tiene una orientación de clase.
La APPO, al ser una estructura interclasista, pero además dominada por estructuras sindicales e izquierdistas (en donde conviven estalinistas, como el FRP, y una diversidad de grupos seguidores de la “6ª declaración” del EZLN), sofoca las fuerzas de trabajadores al someterlos a una movilización sin objetivos políticos coherentes, pero además son atados al accionar desesperado de las clases sin futuro: la desesperación y el voluntarismo, que, por añadidura, aísla, desmoraliza y ayuda a crear un ambiente adecuado para la provocación. Esta actitud se revela de forma más clara en el desgaste a que se sometió a los maestros. Primero el sindicato (SNTE) los mantiene en un aislamiento mediante el “plantón”, el gobierno (el 14-07-06) secunda el accionar al lanzar las hordas policiales sobre ellos, y aunque los trabajadores logran repeler la agresión, sus reivindicaciones de salario, que expone su condición de clase y su crítica directa al sistema de explotación, queda anulada, desviando el descontento hacia el “mejoramiento” del orden democrático de Oaxaca, pidiendo así la destitución del gobernador Ulises Ruíz, para, como lo señala públicamente la APPO, avanzar en la búsqueda de “la nueva constituyente y la nueva constitución democrática y popular de Oaxaca.” (La Jornada, 24-08-06).
Ante esto los trabajadores requieren reflexionar si el cambio de un funcionario por otro modifica en algo su condición de explotado, y, si es posible que un sistema que se basa en la explotación y la opresión puede engendrar (y acatar) leyes que beneficien a los trabajadores.
Ese desvío de la lucha y la pretendida radicalidad que se ha presentado en Oaxaca, es aprovechado por la burguesía para ocuparlo también como arena de combate y usar la manifestación masiva y las respuestas desesperadas presentes como medios de presión en beneficio de algún sector de la clase dominante. Aún si desde el SNTE se exponen las diferencias entre sectores de la burguesía (por ejemplo la que representa Esther Gordillo) con la apertura y agudización del conflicto las diferentes pandillas buscan afectar o presionar, ya sea atizando mediante provocaciones, o simplemente dejando que se prolongue. Es fundamental tener en cuenta la actitud que las diversas fracciones burguesas han tomado a lo largo de este tiempo. Algunos personajes y grupos de la clase dominante, aún cuando se encuentran distanciados políticamente, ya han cerrado filas en torno al gobernador oaxaqueño, como es el caso del candidato presidencial del PAN, Felipe Calderón... Es indicativo de estas rupturas y alianzas la actitud del gobierno federal, por una parte es notorio que ha dejado crecer el conflicto, pero además busca aislar a Ulises Ruíz, recordemos por ejemplo que el vocero de Fox acusó veladamente al gobierno de Ulises Ruíz de usar grupos paramilitares. Mientras Ruíz negaba ser responsable de los grupos de choque que pretendía recuperar la estación de radio que está en manos de la APPO, el gobierno de Fox lo señalaba.
En todo este conflicto la burguesía no ha dudado en dejar de ocultar su rostro sanguinario, asesinando, torturando y encarcelando, no obstante se ha cuidado de mantener bajo control a este movimiento, y aunque resultara disminuida la fuerza de algún sector burgués, el sistema en su conjunto se fortalece, en tanto logra que la clase trabajadora profundice su confusión. No debe dejar de considerarse que aún cuando la APPO no representa intereses de clase, levanta simpatía en los trabajadores en tanto que, en lo aparente, aparece como una agrupación crítica al poder... pero es esa simpatía es la que a fin de cuentas el aparato de izquierda del capital aprovecha para rematar la trampa, dado que lo que ya se llama “insurrección popular pacífica” es colocada como ejemplo a seguir y si ya era justamente un ejemplo en negativo, ahora se busca extenderlo (como se hizo en Michoacán) con lo cual se profundiza la confusión, en tanto se empuja a engordar la campaña de defensa de la democracia, ya que ahora mediante ese “ejemplo” se promueve el fortalecimiento de la propuesta de López Obrador para realizar una “convención nacional democrática”, el 16 de septiembre. Se adelantan con esto para demoler todo descontento y alentar las ilusiones en la democracia y en la posibilidad de un embellecimiento del capitalismo mediante “un nuevo constituyente que acuerde el proyecto de país al que todos aspiramos.” (Desplegado de la “Asamblea Popular del Pueblo de Michoacán”, La Jornada, 20-08-06)...
La penuria a la que son sometidos los trabajadores no puede ser solucionadas con el simple cambio de un funcionario, de las leyes, o de la ampliación de la democracia, por el contrario, son instrumentos a los que la clase dominante puede echar mano para atrapar a los trabajadores y hacer creer que el capitalismo le puede ofrecer una vida mejor.
Cloe/25-08-06
Notas:
1. El pleito de Gómez Urrutia (“Napito”) contra la secretaría del trabajo en realidad no es sino la parte más visible de un enfrentamiento más al interno de la burguesía, detrás de ello se encuentra la pelea de grupos empresariales mineros enfrentados, donde se mezclan las razones de alianzas políticas y disputas comerciales. Por ello no es raro que mientras unos grupos empresariales apoyan abiertamente al grupo sindical de “Napito”, otros sean los promotores y subsidiarios del grupo sindical que impulsa el gobierno federal.
(Lenin, marzo de 1919)
El texto que presentamos, es una Resolución aprobada por el 1er Congreso de la Internacional Comunista el cual muestra la postura marxista de frente a la democracia. Aún cuando en estas tesis se habla de una “verdadera democracia”, lo cual no compartimos porque expone ciertos niveles de confusión, permiten comprender porque la democracia nada tiene que ver con el combate proletario, y por el contrario, es veneno puro para su conciencia. De la misma forma permite reconocer el abismo existente entre la propuesta marxista sobre la dictadura proletaria y la grotesca dictadura expuesta por el estalinismo.
1. El desarrollo del movimiento revolucionario del proletariado en todos los países ha provocado que la burguesía y sus agentes en las organizaciones obreras forcejeen convulsivamente para encontrar argumentos teóricos en defensa de la dominación de los explotadores. Entre éstos, se pone énfasis particular en el rechazo de dictadura y la defensa de democracia. La falsedad e hipocresía de este argumento, repetido en mil formas en la prensa capitalista y en la conferencia de la Internacional amarilla celebrada en Berna en febrero de 1919, es sin embargo son evidentes para cualquiera que no quiera traicionar los principios fundamentales del socialismo.
2. En el primer lugar, los argumento se basan en conceptos abstractos de “democracia” en general y “dictadura” en general, sin especificar la cuestión de que clase se trata, planteando la cuestión al margen de las clases o por encima de ellas, esa cuestión desde el punto de vista -como dicen falsamente- del pueblo, es una clara burla de la teoría básica de socialismo, a saber la teoría de la lucha de clases que todavía reconocen de palabra los socialistas que se han pasado al campo de la burguesía, pero que en los hechos se les olvida. Pues, en ningún país capitalista civilizado existe “la democracia en general”, existe una democracia solamente burguesa, y no es la cuestión de “la dictadura en abstracto” sino de la dictadura de la clase oprimida, es decir, del proletariado, sobre los opresores y explotadores, o sea la burguesía, con el fin de vencer la resistencia que los explotadores oponen en la lucha por su dominación.
3. La historia nos enseña que una clase oprimida nunca ha llegado ni podía llegar a dominar sin atravesar un periodo de dictadura, esto es, sin la conquista de poder político y la supresión por la fuerza de la resistencia más desesperada y furiosa que no retrocede ante ningún crimen, que siempre oponen los explotadores. La burguesía cuya dominación es defendida ahora por socialistas que expresan su rechazo “la dictadura en general” y están en cuerpo y alma por “la democracia en general”, conquistó su poder en los países civilizados por una serie de insurrecciones, guerras civiles, aplastando por la violencia la dominación de los reyes, de los señores feudales y a los esclavistas, y esfuerzos de restauración. En sus libros y folletos, sus resoluciones de congresos y discursos, los socialistas en cada país han explicado al pueblo miles y millones de veces el carácter de la clase de esas revoluciones burguesas. Por eso, la defensa que hoy hacen de democracia burguesa encubriéndose en discursos sobre “democracia” en general, y los gritos contra la dictadura del proletariado encubiertos en el clamor sobre “dictadura, en general” es una descarada traición al socialismo, el paso efectivo al campo de la burguesía, un rechazo del derecho del proletariado a su revolución, una defensa de reformismo burgués, y esto precisamente en un momento histórico cuando el reformismo ha fracasado a lo largo del mundo y en que la guerra ha creado una situación revolucionaria.
4. Todos los socialistas al explicar el carácter de la clase de democracia burguesa, de parlamentarismo burgués, han articulado ideas expresadas con la más gran precisión científica por Marx y Engels al decir que incluso la república del burguesa más democrática no es nada más que el instrumento por el cual la burguesía oprime a la clase obrera, por la que un puñado de capitalistas oprime a las masas trabajadoras. No hay un solo revolucionario o un solo marxista entre los que vociferan contra la dictadura y a favor democracia que no haya jurado ante los obreros por todo lo humano y todo lo divino que reconoce esta verdad fundamental de socialismo; pero ahora, cuándo el movimiento ha empezado entre el proletariado revolucionario, apuntado a romper esa maquina de opresión y luchar por la dictadura del proletariado, estos traidores al socialismo, presentan a la burguesía como si hubiera hecho a los obreros un don de “democracia pura”, como si la burguesía renunciara a la resistencia y estuviera dispuesta a someterse a una mayoría de trabajadores, como si en la república democrática no hubiera ningún aparato Estatal para la opresión de trabajo por capital.
5. La Comuna de París a la que de palabra honran todos los que desean pasar por socialistas, porque saben que las masas trabajadoras simpatizan con ella ardiente y sinceramente, mostró con particular evidencia el carácter históricamente condicionado y el limitado valor de parlamentarismo burgués y democracia burguesa que son instituciones muy progresivas comparado con las Edad Media pero que en la época de revolución proletaria exigen ser cambiadas inevitablemente. El propio Marx, quién aprecio la importancia histórica de la Comuna, en su análisis de ella demostró el carácter explotador de la democracia burguesa y parlamentarismo burgués bajo las cuales la clase oprimida tiene el derecho una vez en varios años, para decidir qué diputado de las clases poseedoras ha de “representar y aplastar” al pueblo en el Parlamento. Precisamente, cuando el movimiento soviético se está extendiendo a todo el mundo y continua a la vista de todos la causa de la Comuna, los traidores a socialismo olvidan la experiencia práctica y las lecciones concretas de la Comuna de París y repiten la vieja basura burguesa sobre “la democracia en general”. La Comuna no fue una institución parlamentaria.
6. La importancia de la Comuna consiste, en que hizo a un esfuerzo por destruir y absolutamente hasta sus cimientos la máquina Estatal burguesa, con sus funcionarios, su ejército, y su policía, para reemplazarlo por una organización autónoma de obreros sin ninguna separación del poder legislativo y del ejecutivo. Todas las repúblicas democráticas burguesas de nuestro tiempo, incluso la alemana a la que los traidores al socialismo burlándose de la verdad llaman proletaria, conserva ese aparato Estatal. Eso demuestra una vez más, clara y inequívocamente, que el grito en defensa de “democracia en general” es nada más que una defensa de la burguesía y sus privilegios de explotación.
7. “La libertad de reunión” puede usarse como un ejemplo de la reivindicación de la “democracia pura”. Cada obrero consciente que no haya roto con su clase, comprenderá inmediatamente que sería una absurdo monstruoso prometer la libertad de reunión a los explotadores en tiempos y situaciones en las que ellos están resistiéndose su derrocamiento y están defendiendo sus privilegios. Ni en Inglaterra en 1649, ni en Francia en 1793, cuando la burguesía era revolucionaria otorgó la libertad de reunión a los monárquicos y a la nobleza que convocaron a tropas extranjeras y se “reunían” para intentar la restauración. Si la burguesía de hoy, desde mucho tiempo reaccionaria, demanda que el proletariado garantizará de antemano “la libertad de reunión” a los explotadores sin tener en cuenta la resistencia que los capitalistas opondrán a su expropiación, los obreros no harán sino reírse de tal hipocresía burguesa.
Por otro lado los obreros saben muy bien que incluso en la república burguesa más democrática “libertad de reunión” es una frase vacía, ya que los ricos tienen los mejores edificios públicos y privados a su disposición, también tienen bastante ocio para sus reuniones que son protegidas por el aparato burgués de poder. El proletariado de la ciudad y el campo, así como los pequeños campesinos que son la mayoría de la población no tienen nada de todo eso. Mientras dure este estado de cosa, “la igualdad”, es decir, “la democracia pura”, es un engaño. Para conquistar igualdad real, hacer una realidad de democracia de los trabajadores, deben privarse primero a los explotadores de todos locales públicos y privados y sus mansiones, los obreros deben darse el tiempo libre, y la libertad de reunión deben ser defendidas por obreros armados y no por los señoritos de la nobleza ni por oficiales hijos de los capitalistas mandando a soldados que son instrumentos ciegos.
Sólo después de tales cambios es posible hablar de “libertad de reunión”, de igualdad, sin burlarse de los obreros, de los trabajadores, de los pobres. Pero estos cambios sólo los puede realizar la vanguardia de los trabajadores, el proletariado, derrocando a los explotadores, a la burguesía.
8. “La libertad de la prensa” es otra principal consigna de “democracia pura”. Pero los obreros saben, y los socialistas de todos los países le han admitido un millón de veces, que esta libertad es un engaño en tanto las mejores imprentas y suministros del papel estén en manos de los capitalistas, y mientras el poder de los capitalistas siga ejerciéndose sobre la prensa, un poder que se expresa en el mundo entro tanto más cínica y claramente, cuanto más desarrollada este la democracia y el régimen republicano, como ocurre por ejemplo en Estados Unidos. Ganar una verdadera igualdad y democracia real para los trabajadores, para los obreros y campesinos, los capitalistas deben ser privados primero de la posibilidad de conseguir a escritores a su servicio, de comprar casas editoriales y sobornar a la prensa. Y para eso es necesario sacudirse del yugo de capital, derrocar a los explotadores y aplastar su resistencia. Los capitalistas siempre han dado el nombre de libertad a la libertad de ganancias para el rico y a la libertad de los pobres para morirse de hambre. Los capitalistas dan el nombre de libertad de prensa a la libertad del rico para sobornar la prensa, la libertad para usar su riqueza para crear y torcer una llamada opinión pública. Los defensores de la “democracia pura” se revelan una vez más como defensores del sistema sucio y corrupto de la dominación del rico sobre los medios de información de las masa, como engañadores del pueblo lo desvían con bellas y pomposas frases completamente falsas de la tarea histórica concreta de liberar la prensa de la capital. Se encontrarán libertad real y igualdad verdadera en el sistema que los comunistas están instaurando, y en el que será imposible hacerse rico a costas otros, ni habrá ninguna posibilidad objetiva de sujetar la prensa, directamente o indirectamente, al poder del dinero, donde nada obstaculizará los trabajadores (o cualquier grupo de obreros sea cual fuere su número) de tener y ejercer derechos iguales para usar las imprentas y papel que pertenecerán a la sociedad.
9. La historia de los siglos XIX y XX mostró, ya antes de la guerra, lo que es realmente la cacareada “democracia pura” bajo el capitalismo. Los marxistas siempre han afirmado que cuanto más desarrollada, más “pura” es la democracia, más abierta, y cruelmente es la lucha de la clase, y más claramente se manifiesta la “pureza” de la opresión de capital y la dictadura de la burguesía. El asunto Dreyfus en la Francia republicana, la sangrienta represión a los huelguistas en la república libre y democrática de los Estados Unidos, por mercenarios armados por los capitalistas, éstos y mil hechos similares descubren la verdad que la burguesía trata en vano ocultar, a saber, que la dictadura y el terror de la burguesía reina y se manifiestan en la república más democrática, siempre que parezca a los explotadores que el poder del capital esta en peligro.
10. La guerra del imperialista de 1914-18 expuso el verdadero carácter de la democracia burguesa, aún a los obreros atrasados, incluso en las repúblicas más libres. Para enriquecer a grupos de millonarios multimillonarios alemanes e ingleses, docenas de millones de hombres han sido masacrados y en las repúblicas más libres la burguesía estableció la dictadura militar. Esta dictadura del ejército todavía existe aun en los países de la Entente después de la derrota de Alemania. Precisamente la guerra, más que cualquier otra cosa, abrió los ojos de los trabajadores, ha rasgado el falso oropel de democracia burguesa, y reveló al pueblo cuan profundo ha sido el abismo de la especulación y de la codicia, durante la guerra y con motivo de la guerra. La burguesía emprendió esta guerra en el nombre de la libertad y la igualdad; en nombre de libertad e igualdad los mercaderes de la guerra aumentaron su riqueza inauditamente. Ningún esfuerzo de la internacional amarilla de Berna podrá ocultar a las masas el carácter explotador, ahora definitivamente desenmascarado de la libertad burguesa, la igualdad burguesa, y la democracia burguesa.
11. En el país Europeo donde capitalismo se ha desarrollado más, es decir, en Alemania, los primeros meses de plena libertad republicana que siguió a la derrota imperialista, mostró a los obreros alemanes y al mundo entero el carácter de clase real de la república democrática burguesa. El asesinato de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo no sólo es un acontecimiento de importancia histórica mundial porque los mejores dirigentes de la internacional comunista verdaderamente proletaria perecieron trágicamente, sino también porque se ha puesto de manifiesto el carácter del Estado europeo más desarrollado –puede afirmase sin caer en exageración- del principal Estado en el mundo. Si prisioneros, es decir, las personas que han sido tomadas bajo la custodia del poder Estatal, pueden ser asesinados con impunidad por funcionarios y capitalistas bajo un gobierno de social-patriotas, es evidente entonces que la república democrática en la que esto puede pasar es una dictadura de la burguesía. Aquellos que expresan indignación ante el asesinato de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo pero no comprende esta verdad demuestra su torpeza o su hipocresía. La “libertad” consiste en una de las más libres y avanzadas de las repúblicas del mundo, en la república alemana, en la libertad para matar impunemente a los líderes encarcelados del proletariado. No puede ser por otra manera mientras se mantenga el capitalismo, pues el desarrollo de democracia no embota sino agudiza la lucha de clases que en virtud y como resultado de la guerra y sus consecuencias, alcanzado su punto de ebullición.
Hoy día en todo el mundo civilizado se está deportando, persiguiendo, encarcelando a bolcheviques; como ha ocurrido en Suiza, una de las repúblicas burguesas más libres, y en Norteamérica, se organizan contra ellos pogromos contra ellos. Del punto de vista de “la democracia en general”, o “democracia pura”, es absolutamente ridículo que países progresistas, civilizados, democráticos, armados hasta los dientes, tengan temor de la presencia en ellos de unas docenas personas de la atrasada, hambrienta y arruinada Rusia, descrita como salvaje y criminal en millones de ejemplares de periódicos burgueses. Es obvio que un sistema social que puede dar lugar a las tales contradicciones tan agudas es en realidad una dictadura de la burguesía.
12. En semejante estado de cosas la dictadura del proletariado no está totalmente justificada, como un medio de derrocar a los explotadores y romper su resistencia, sino también como único esencial medio para la masa de obreros de defenderse. contra la dictadura burguesa que ha llevado. a la guerra y está preparándose para las nuevas matanzas.
La cuestión principal que no entienden los socialistas,- lo cual es una muestra de su miopía teórica, su cautiverio y dependencia en prejuicios burgueses, y su traición política al proletariado-, es que en la sociedad capitalista cuando la lucha de clases inherente a ella se agudiza, no hay nada intermedio entre la dictadura de la burguesía y dictadura del proletariado. Cualquier ilusión de otra tercera vía es el lamento reaccionario de la pequeña burguesía. La prueba de esto es la experiencia de más de cien años de democracia burguesa y del movimiento obrero en todos los países avanzados, y particularmente la experiencia de los últimos cinco años. También lo prueba la económica política, todo el contenido del Marxismo en el que se explica la necesidad económica de dictadura burguesa en toda economía mercantil, un dictadura que puede ser abolida por la clase que a través del desarrollo de capitalismo se desarrolla y crece, se vuelve más organizada y poderoso, es decir, por la clase de los proletarios.
13. Otro error teórico y político de los socialistas es su fracaso para entender que las formas de democracia han cambiado inevitablemente por los siglos desde que aparecía primero en el. Mundo Antiguo, a medida que una clase gobernante fue sustituida por otra. En las. repúblicas de Grecia en las ciudades medievales, en los Estados capitalistas avanzados, la democracia tiene formas diferentes y se aplica en grado distinto. Sería el más grande absurdo asumir que la revolución más profunda en historia, la transferencia de poder de la minoría explotadora a la mayoría explotada –paso que se observa por primera vez en el mundo-, podría tener lugar dentro del armazón de la vieja democracia parlamentaria burguesa, sin los cambios más radicales, sin la creación de nuevas formas de democracia, nuevas instituciones, y de nuevas condiciones para su aplicación, etc.
14. La dictadura del proletariado tiene en común con la dictadura de otras clases, es que como cualquier dictadura, se origina en la necesidad de suprimir a través de fuerza la resistencia de la clase que está perdiendo su poder político. La diferencia fundamental entre la dictadura del proletariado y la dictadura de otras clases, la de los terratenientes de la Edad Media y la de burguesía en todos los países capitalistas civilizados, donde la dictadura de terratenientes y la burguesía ha sido un aplastamiento por la violencia de la resistencia de la inmensa mayoría de la población, es decir, de los trabajadores. La dictadura del proletariado es la supresión por medio de la violencia de la resistencia de los explotadores, es decir, la ínfima minoría de la población, los grandes terratenientes y capitalistas.
De esto se deriva que la dictadura del proletariado debe involucrar inevitablemente no sólo un cambio en las formas y instituciones de democracia, sino también un cambio que produjese una extensión sin precedentes de democracia real, a las clases trabajadoras a quien capitalismo a oprimido.
Y de hecho las formas tomadas por la dictadura del proletariado ya ha sido elaborada de hecho; el poder soviético en Rusia, los consejos obreros en Alemania, (Rätesystem),los comités en Bretaña (Shop-stewards Committees) y las instituciones soviéticas similares en otros países, todas éstas hacen una realidad para las clases laboriosas, es decir, para la aplastante mayoría de la población; de gozar de libertades y derechos democráticos como nunca ha existido ni siquiera aproximadamente en las repúblicas en las mejores republicas democráticas.
El poder soviético consiste en que la base permanente y única del poder Estatal, del aparato Estatal por completo, es la organización de masas de esas mismas clases que fueron oprimidas por los capitalistas, eso es, los obreros y semi-proletarios (campesinos que no explotan trabajo ajeno y que venden constantemente aunque sea solo en parte su fuerza de trabajo). Precisamente las masas que hasta en las repúblicas burguesas más democráticas donde por ley tenían derechos iguales, por medio de mil maneras y artimañas, se han visto privadas de tomar parte en la vida política y el uso de derechos democráticos y libertades, tienen ahora necesariamente una participación continua, y además decisiva en la dirección democrática del Estado.
15. La igualdad de ciudadanos, sin distinción de sexo, religión, raza, nacionalidad de la que la democracia burguesa siempre ha hablado por todas partes pero de hecho nunca ha llevado a cabo y que no podría llevar a cabo debido a la dominación del capitalismo, se ha hecho una realidad completa por el régimen soviético, o sea la dictadura proletaria, pues eso sólo el poder de los obreros que no están interesado en la propiedad privada de los medios de producción y en la lucha para su distribución y redistribución, puede hacerlo.
16. La vieja democracia, es decir, democracia burguesa y el parlamentarismo, esta organizada de tal modo que precisamente las clases trabajadoras son apartadas del aparato administrativo. El poder de los soviéts, es decir, la dictadura proletaria, por el contrario esta organizado de manera tal que ellas se aproximen a la máquina administrativa. La fusión del poder legislativo y del ejecutivo en la organización soviética del estado tiene el mismo propósito, tanto como hacer la substitución de las circunspecciones electorales territoriales por entidades de la producción, como lo son las fábricas.
17. El ejército no sólo era un instrumento de opresión bajo la monarquía; sino también sigue siéndolo en todas las repúblicas burguesas, incluso las más democráticas. Sólo el poder soviético, en tanto que organización Estatal único permanente de las mismas clases oprimido por los capitalistas, está en una posición de abolir la dependencia del ejército al mando burgués y realmente fundir el proletariado con el ejército, al llevar acaba realmente el armamento del proletariado y el desarme de la burguesía, condiciones sin la cuales la victoria del socialismo es imposible.
18. El organización soviética del Estado esta adaptada al hecho de que el proletariado, como la clase concentrada y más conciente e ilustrada por capitalismo, detenta el papel dirigente en el Estado. La experiencia de todas las revoluciones y todo los movimientos de las clases oprimidas, la experiencia del movimiento socialista mundial, nos enseña que sólo el proletariado está en una posición unir y llevar tras de si a los estratos atrasado y dispersos de la población explotada.
19. Sólo la organización soviética del estado puede destruir, de una vez y completamente el viejo aparato, es decir, el aparato burocrático y judicial burgués que permanecía y tenía que permanecer inevitablemente bajo capitalismo, incluso en las repúblicas más democráticas, siendo de hecho para los obreros y trabajadores el mayor obstáculo para la realización eficaz de la democracia. La Comuna de París dio el primer paso histórico mundial en esta dirección, el régimen soviético el segundo.
20. La abolición de poder Estatal es la meta de todos los socialistas con Marx a la cabeza. Mientras esta meta no sea alcanzada, la verdadera democracia, es decir, la igualdad y libertad, es irrealizable. Solo la democracia soviética o proletaria lleva de hecho a esa meta, porque inmediatamente empieza a preparar la agonía completa de todo Estado, asociando la organización de las masas trabajadoras en la participación constante y sin restricción de la administración Estatal.
21. el fracaso completo de los socialistas que se reunieron en Berna, su absoluta incomprensión de la nueva democracia proletaria, se ve muy claramente de los siguientes hecho: el 10 febrero 1919 Branting clausuró la conferencia de la Internacional amarilla en Berna. El 11 de febrero del mismo año sus miembros en Berlín publicaron en el periódico Die Freiheit un llamado del partido “Independiente” al proletariado. En este llamado se reconoce el carácter burgués del gobierno de Scheidemann a quien se le reprocha por querer abolir a los consejos obreros llamados “portadores y defensores” de la revolución y se propone legalizar los consejos obreros, y darles derechos estatutarios, darles el derecho para vetar las decisiones de la Asamblea Nacional y someter la cuestión a un referéndum nacional.
Semejante propuesta refleja la completa quiebra intelectual de los teóricos que defienden democracia y no han entendido su carácter burgués. Este esfuerzo ridículo por unir el sistema de consejos, es decir, la dictadura proletaria, con la Asamblea Nacional, que no es otra cosa que la dictadura de la burguesía, expone la pobreza mental de los socialistas amarillos y socialdemócratas y finalmente su política pequeño-burguesa reaccionaria, así como sus concesiones pusilánimes a la irresistible fuerza creciente de la nueva democracia proletaria.
22.La mayoría Internacional amarilla de Berna al condenar al Bolchevismo pero que no se atrevió por el miedo a las masas trabajador, a votar formalmente una resolución en esta línea, actuó correctamente del punto de vista de clase. Esta mayoría se solidariza completamente con los Mencheviques y Socialrevolucionarios rusos y los Scheidemann en Alemania. Los Mencheviques y Socialrevolucionarios rusos al quejarse de que los bolcheviques los persiguen intentan ocultar el hecho que esta persecución fue provocada por su participación en la guerra civil al el lado de la burguesía contra el proletariado. Scheidemann y su partido en Alemania tomaron parte en la guerra civil en el lado de la burguesía contra los obreros de precisamente de la misma manera.
Es por consiguiente bastante natural que la mayoría de aquellos que asisten a la Internacional amarillo en Berna debe salir en favor de la condena a los bolcheviques. Pero eso no representó una defensa de “democracia pura”; sino que fue la autodefensa de las personas que perciben que en la guerra civil están del lado de la burguesía contra el proletariado.
Por estas razones la decisión de la mayoría de la Internacional amarilla debe describirse como correcta desde el punto de vista de clase. Pero el proletariado no debe temer la verdad, sino al contrario afrontarla y extraer las conclusiones políticas pertinentes.
Todo el descontento real presente entre los trabajadores de Oaxaca (principalmente profesores) y demás sectores oprimidos (como los campesinos depauperados), ha sido desviado. Desde el inicio de las movilizaciones, en mayo de este año, era notoria ya la intromisión de intereses ajenos a los trabajadores, introducidos desde la estructura sindical (en todas sus vertientes, lo mismo desde la sección 22, que desde los grupos “disidentes” como el Consejo Central de Lucha). A través del sindicato diversas fuerzas de la burguesía, como las representadas por E. Gordillo, o los caciques J. Murat y el actual gobernador U. Ruiz, buscan desviar el descontento de los trabajadores, no sólo para ahogar la combatividad mostrada, sino para usar esa fuerza como carne de cañón en la disputa presente al interno de la burguesía.
Por desgracia el movimiento de Oaxaca tiende a parecerse, en cuanto a la manipulación de las masas, a lo realizado por el sector de la burguesía representado por Obrador: logran que el descontento y la disposición a la lucha presente en muchos sectores que participaron en las movilizaciones “por la defensa del voto” fuera ahogado, en tanto se les compromete en una falsa lucha y se les induce a una falsa reflexión, que terminó (o continuará aún en otra dimensión a través de la actividad de la CND y su “gobierno paralelo”) en una anulación total del descontento, se aprovechó el descontento al colocar a las masas a apoyar a una pandilla burguesa, pero además extendió y amplio la confusión,. En el caso de Oaxaca, el descontento presente entre los trabajadores de la educación y que convocan a la movilización, también está siendo utilizado y desviado hacia la búsqueda de una falsa alternativa: la “desaparición de poderes” y la reforma del Estado. Por ello lo que sobresale de estas movilizaciones no es el avance de la conciencia y la combatividad de las masas trabajadores (como presume el izquierdismo) sino el uso que hacen de ese descontento y la ganancia que saca alguna de las fracciones de la clase dominante, en tanto aprovecha la movilización para llevar dificultades al terreno de su oponente. Si no es así ¿porqué el gobierno federal aisló el problema? No es sólo ineficacia del gobierno, se trata de una actuación política premeditada de una fracción de la burguesía usada en contra de otra.
Pero además al esconderse los intereses de las fracciones de la burguesía involucrada en la pugna, tras las manifestaciones y la actuación honesta de miles de pobladores que habitan en esa región, logra que el descontento de los trabajadores por la afectación de sus condiciones de vida, se cambie por las “demandas democráticas” de una masa amorfa de “ciudadanos”, alentando así la vana esperanza de que el capitalismo puede cambiar para bien, con tan sólo quitar un funcionario “sátrapa, ladrón y corrupto” por otro “de buen corazón”.
Las movilizaciones que ha impulsado la APPO han sido efectivamente masivas y no han dejado de mostrar disposición al combate, incluso se despertaron expresiones solidarias hacia los maestros por parte de diversos sectores explotados, no obstante todo ello quedó anulado cuando los intereses de los trabajadores fueron sometidos y orientados hacia la defensa de la democracia. Con gran habilidad la estructura sindical y las diferentes agrupaciones del izquierdismo, a través de la APPO han llevado a las masas hacia caminos sin salida. Es evidente que la represión que ha llevado a cabo la burguesía (y que amenaza con crecer) en contra de los manifestantes expresa la naturaleza brutal y sanguinaria del sistema, pero ello no le da un tinte “revolucionario” o “insurreccional” como lo indica el aparato de izquierda del capital (ver en este mismo número el artículo de denuncia a las mentiras vertidas por el trotskismo), el carácter de clase de una manifestación se expresa en los objetivos de la lucha, en la organización y dirección, así como en los medios con los que se desarrolla el combate. Y lo que han impuesto como objetivo a los trabajadores son consignas que no hacen sino fortalecer al sistema, los fines que persigue muestra que los proletarios no tienen el control y la dirección de las movilizaciones, lo que puede verse es que la organización dominante, aunque pudo haber surgido como un deseo para extender la solidaridad hacia los maestros, da un giro inmediatamente al someter las preocupaciones de clase (representada en las demandas salariales) con los deseos ciudadanos que impulsan los diversos núcleos sociales que forman la APPO y que secundan los grupos que forman el aparato de izquierda del capital (desde el PRD, hasta los grupos trotskistas y estalinistas).
De manera que los trabajadores aglutinados en la APPO fueron despojados de su fuerza como clase en tanto se les impiden demostrar su coraje, al ser desnaturalizado y desviado de sus objetivos, pero aún más su potencialidad de combate es reducida al impedirse su autoorganización, eso la hace una fuerza estéril, sometido a las decisiones y métodos de lucha propios de clases sin futuro, en la que los intereses que resaltan son los de la clase dominante, que no ha dejado de usar a sus “mejores” personajes para asegurar el sabotaje de la lucha.
En una entrevista con el abogado de la APPO, Ochoa Lara, explica (queriendo justificar la espontaneidad de su formación) el carácter y naturaleza de la APPO, señalando que aunque formalmente agrupa a cerca de 200 grupos y comunidades de la región muchos son simples “membretes”, siendo el grupo más numeroso el Movimiento de Unificación de Lucha Triqui (MULT), representado en la APPO por Rogelio Pensamiento, el cual, según el mismo abogado, es conocido por “sus amarres con los gobiernos priístas”. Otro dirigente del APPO es Flavio Sosa, quién fue diputado del PRD, “luego se sumó a la campaña de Vicente Fox y después formó el partido estatal Unidad Popular, que favoreció al PRI en los comicios que llevaron a la gubernatura a Ulises Ruiz.” (Proceso 1560, 24-09-06).
De manera que a pesar de lo espectacular de las concentraciones y de la represión que se desata contra sus miembros, las movilizaciones encabezadas por la APPO no expresa la fuerza del proletariados, sino el accionar desesperado de clases y estamentos medios (que aunque son explotados y oprimidos también no cuentan con perspectiva histórica), que es, por cierto, ampliamente aprovechado por la burguesía. Por eso está muy lejos de ser ciertas las especulaciones del aparato de izquierda del capital señalándolo a las movilizaciones de la APPO como el inicio de la “revolución”; similar discurso se vertió cuando apareció el movimiento piquetero en Argentina y la realidad dejó en claro que estaban muy lejos de serlo.
El hecho de que los revolucionarios pongamos en claro el significado de estas movilizaciones, no es para agredir a los que participan en ellas, o para minimizar las expresiones del proletariado en esta región, sino es con el fin de impulsar la reflexión sobre la necesidad de la organización autónoma, en la que no se permita que la clase dominante imponga sus objetivos, ni que mediante los sindicatos o su aparato de izquierda, establezca medios de lucha estériles, que sólo favorecen la represión y encaminan a la derrota.
Los revolucionarios tenemos la responsabilidad de definir de forma clara cuáles son las fuerzas y las limitaciones de las movilizaciones en la que participan los trabajadores, marcar, sin mentir, los peligros a los que el accionar del proletariado se enfrenta en el momento en que las fuerzas de la burguesía se involucran para manipular, y señalar quiénes son sus aliados, y cómo deben orientar sus combates. Esta tarea sabemos es complicada para los comunistas porque tenemos que ir a contracorriente del discurso pragmático de la izquierda del capital que gana “simpatía” aplaudiendo todo “lo que se mueve” e incluso alentando la impaciencia y el inmediatismo. Pero esa actuación no rebela sino un accionar de sabotaje y, en el “mejor de los casos”, la expresión pequeñoburguesa, de nula confianza histórica en el proletariado, por lo que se emociona con las revueltas interclasistas... La explotación, la opresión y la miseria no desaparecerán con un simple cambio de funcionarios, el proletariado es la única clase que puede eliminarlas y en ese combate no cuenta con más armas que su conciencia y su organización.
Cloe/20-octubre-2006
Después de las elecciones, la clase obrera debe enfocar su reflexión a la valoración del significado de las elecciones, la realidad muestra una vez más que las elecciones no son sino una mascarada para someter ideológicamente a los trabajadores, en ella los explotados no tienen cabida sino como simples espectadores y seres sumisos ante los mandatos de alguna fracción de la burguesía. Pasadas las elecciones el Estado se prepara para continuar con los mecanismos de encuadramiento ideológico y político que le son indispensables para garantizar su dominación como clase explotadora.
El resultado de las elecciones del 2 de julio, después de tanta publicidad de alabanza sobre la modernidad del Estado y el avance democrático, ha terminado cuestionada por algunos sectores de la burguesía, lo cual prolonga las dificultades que se han generalizado dentro de la clase dominante. No lograron, a fin de cuentas, el acuerdo para unificar los criterios para la designación del equipo de gobierno, por eso el arribo de Felipe Calderón, anuncia desde ahora la prolongación de esas dificultades. Como lo hemos dicho, la descomposición generalizada del capitalismo vuelve cada vez más difícil para la burguesía el manejo de sus relaciones internas, la propia agudización de la crisis que hace más feroz la competencia entre los distintos tiburones capitalistas, complica las relaciones de la burguesía, e impide que pueda alcanzar en el corto plazo un acuerdo que logre unificarla y disciplinarla.
Esta situación se ilustra con la naturaleza de las alianzas que se producen en el interior de la clase en el poder, pactos tan efímeros que no sólo se forman al vapor en pos del mayor beneficio político económico y político sino que también se disuelven al menor cambio de ofertas y vendettas. Hay varios ejemplos: el amarre coyuntural entre la fracción de Fox y el grupo de Elba E. Gordillo (formado por la SNTE, el PANAL y algunos grupos del PRI) para apoyar la candidatura de Calderón; los grupos alrededor de Cárdenas Batel (y su padre Cuahutémoc), quienes se acercaron a la fracción en el gobierno federal al ser desplazados de la candidatura del PRD; lo mismo se aprecia, casi en la recta final de las elecciones federales del 2006, en muchos grupos del PRI que ante su derrumbe electoral cambian de piel mimetizándose para perpetuarse ora como panista ora como perredista. Pero el ejemplo más descarado de esta dinámica lo representa el priísta J. Sabines, que de un día a otro se vuelve perredista para quedarse con el gobierno de Chiapas, pero unas semanas después, se deslinda de Obrador (del que obtuvo el apoyo) y declara que él sí reconocerá al gobierno de Calderón, caminando en sentido contrario a su “nuevo partido”. Otro ejemplo lo ha dado el que fuera el mecenas de AMLO, el magnate Carlos Slim, quien después de haber encabezado a un grupo importante de la burguesía mexicana que criticaba duramente la política económica de Fox, ahora se ha acomodado dentro de la recomposición de las fuerzas después de las elecciones, aliándose con Calderón. En el mismo sentido está el escándalo alrededor de Gamboa Patrón, coordinador de los diputados del PRI, pillado de nuevo en componendas con empresarios de “mala” reputación con lo que la alianza legislativa, importante para el calderonismo, entre el PRI y el PAN ha recibido un primer golpe.
Esta fractura también corroe las estructuras internas de los partidos de la burguesía: en el PAN persiste la disputa entre la dirección del partido y Calderón, en el PRD, persisten los conflictos entre las llamadas tribus y entre ellas y el grupo de AMLO para buscar quedarse con el mayor beneficio de la tajada que les ha tocado; en el PRI continúa el proceso de recomposición de sus grupos tratando de reacomodarse en el nuevo escenario político del Estado. Pero la dificultad de la burguesía no se expresa solamente en el escenario que forman sus partidos, las pugnas alcanzan todas las estructuras de la clase dominante como la iglesia, donde se han reactivado viejos ajustes de cuentas, o dentro de los grupos del narcotráfico que cada vez más extienden una guerra tan caótica como sangrienta, en la que cada vez es más difícil de esconder que detrás de cada grupo mafioso se esconden los mismo grupos de militares, policías o funcionarios, los cuales usan a estos grupos como “socios” con los que reparten los beneficios económicos, pero fundamentalmente como grupos de presión para debilitar el avance de sus opositores.
Bajo esas condiciones, el Estado apuesta a que la relación de fuerzas que ha logrado imponer la fracción de Calderón mediante la suma de un mayor número de grupos al interior del mismo provenientes de diferentes partidos y de diferentes grupos de poder económico y político, sea suficiente para llevar adelante sus planes económicos y políticos tratando de evitar caer en la misma situación de estancamiento como la que afectó en buena medida a la administración anterior. Sin embargo, las divisiones de la clase dominante no han desaparecido y desde ahora es posible vislumbrar un periodo pleno de dificultades donde la unidad tan anhelada no se alcanzará, pues una característica de la descomposición social generalizada del capitalismo consiste en que si un grupo o suma de ellos no puede lograr sus objetivos busca por todos los medios bloquear esa misma posibilidad a sus adversarios.
Esta realidad está presente en la situación política en México donde hemos visto a la clase dominante muy dispersa e incapaz de definir acuerdos, lo cual hace aún más endebles sus estructuras políticas y electorales, fue esto lo que hizo necesario el recurso del fraude y el trato burdo de estos procesos. Esto, para la clase en el poder podría representar un problema, en tanto puede restarle credibilidad a su campaña mistificadora de promoción de la democracia, por ello, a pesar de sus dificultades reales, ha centrado su atención en la renovación de esta campaña, usando para ello lo mismo al PAN, al PRI y al PRD…
Es evidente que la clase en el poder no atenta contra sí misma, le toca al Estado, como el representante colectivo de los intereses globales de la burguesía, a pesar de los desacuerdos coyunturales de algunas de las fracciones de su clase, cuidar que se garantice una estrategia política acorde con las necesidades nuevas y con los requerimientos para dar continuidad al proceso de explotación y dominación como clase. En esta previsión la burguesía no deja de reconocer la importancia de la presencia de su aparato de izquierda en el escenario político, más aún que requiere renovar la visión de una renovación del Estado y una modernización de las instituciones de poder, para ello viene pugnando por reforzar el esquema “derecha-izquierda”, e incidir en la creación de un esquema político que facilite un mejor control; así, busca convencer de que la derecha está identificada con los grandes empresarios, de forma que el PAN y el PRI representaría a los “ricos”, mientras la izquierda es el flanco que corresponde a los trabajadores, y por tanto deben integrarse alrededor de esta opción. Por esta razón se crea (16-09-06) la Convención Nacional Democrática (CND) y el Frente Amplio Progresista (FAP), que son los mecanismos con el que pueden asegurar, por una parte, el mantener aglutinada y dominada a una masa de trabajadores, atrapando su coraje e impidiendo el desarrollo de su conciencia y combatividad, y por otra, esa masa es usada como grupo de presión en la disputa presente al interior de la clase dominante. Es muy probable, que ante el desgaste del PRD, se use al FAP como el núcleo de izquierda que el capital requiere, aún si aquel partido se mantenga.
El Estado se ha preocupado por recomponer su aparato de izquierda, a pesar de tener una división interna, porque es el mejor instrumento para contener a la única clase a la que le teme: el proletariado. Después de que el PRD, a 17 años de vida, ha sufrido un importante desgaste, requiere apuntalar su izquierda con nuevas estructuras con las que reparta las tareas de control. Esta renovación del liderazgo puede apreciarse no sólo en AMLO sino también en otros actores que pululan en su alrededor y era obligada no sólo por la vejez de Cuahutémoc Cárdenas, sino también por la caducidad de los temas ideológicos de la mítica “revolución mexicana”. Es cierto que AMLO rescata el tema en su discurso patriotero de defensa de la propiedad de la nación, sin embargo, siempre ha buscado, como Lula, su renovación; por ejemplo, a pesar de las acusaciones de populismo siempre se han abstenido de romper con el “modelo neoliberal” que tanto critican y han buscado convencer de que es posible desarrollar programas de bienestar social.
La división de la burguesía, a diferencia de lo que el izquierdismo dice, no abre la posibilidad para que los trabajadores se alíen a una de las fracciones en pugna, el “acarreo” de trabajadores que el proceso electoral generó y empujo a negarse como clase para convertirse en ciudadanos sumisos y votantes y luego como carne de cañón para llenar calles y mostrar la fuerza de manipulación a su oponente, mostró que ninguna de las fracciones burguesas en pugna es una fuerza progresista, por el contrario, tanto la fracción de derecha como la de izquierda son reaccionarias y enemigas por igual del proletariado. Es evidente que la clase dominante ha logrado involucrar a los trabajadores en su pugna interna, logrando con ello la esterilización del descontento. Esta tendencia es la que se ha visto en el ahogo el descontento de los mineros que brotó luego de la muerte de los 65 mineros en la mina Pasta de Concho y de la reivindicación por aumento salarial, y que fue anulada al integrar a los trabajadores como carne de cañón para la defensa de una de las fracciones de la clase dominante en pugna, lo cual se expresó cuando el aparato sindical y el izquierdismo empujaron a que el descontento real, orientado por la defensa de sus condiciones de vida y en repudio al sindicato, gobierno y patronal por la muerte de sus compañeros, fuera sometida por la consigna de la defensa del sindicato y del mafioso líder Napoleón Gómez. Aspecto similar es lo que vienen ocurriendo en Oaxaca en el que la demanda reivindicativa de los trabajadores de la educación es limitada a la “desaparición de poderes” y el cambio de gobernador, al tiempo que la fuerza de los trabajadores queda sometida al accionar interclasista de la APPO y a la utilización que de ella hacen los grupos de la burguesía en pugna.
Ante esta realidad, los trabajadores deben reflexionar que la alianza con algún núcleo de la burguesía no los fortalece sino, por el contrario, debilita sus fuerzas. Las únicas armas con que cuentan los trabajadores son su conciencia y su organización, por eso es indispensable la discusión colectiva y el accionar masivo, pero esta discusión y movilización no puede ser controlada por la estructura sindical o “líderes” mesiánicos, es necesario que el descontento existente entre los trabajadores, y que la agudización de la crisis viene aumentando cada día, se exprese con toda su fuerza.
Los trabajadores no pueden permitir que sus preocupaciones genuinas de clase sean desplazadas por demandas pretendidamente “superiores” como las llamadas demandas “ciudadanas” (reforma del Estado, defensa de las empresas estatales, democratización de las instituciones…) o la defensa del sindicato. La clase obrera lucha en contra de la explotación capitalista, por ello su verdadero combate está materialmente fundamentada en las reivindicaciones de la defensa de sus condiciones de vida, esta lucha que los voceros del capital catalogan como egoísta o economicista, encierra, desde ahora, la crítica al sistema económico capitalista, esta lucha, cuando se encuentra libre del dominio de la burguesía o de sus aparatos de control (izquierda y sindicatos) abre la posibilidad que los trabajadores se reconozcan como parte de una clase (y ya no como simples individuos o ciudadanos aislados e inertes), que en su combate contra el capital saben que no tiene nada que perder –como dijera Marx– sino sus cadenas.
RR/7-10-2006
En los dos anteriores artículos consagrados a este tema (ver RM 89 y 93) hemos visto que la propaganda sobre las deslocalizaciones sirve esencialmente como medio de chantaje para forzar a la clase obrera a aceptar salarios cada vez más bajos y condiciones de trabajo más degradadas.
La crisis irreversible que conoce el capitalismo se traduce invariablemente por el lanzamiento masivo de obreros al desempleo. En este contexto, la fuerza de trabajo, cuya explotación constituye la fuente de beneficio capitalista, ve bajar más su precio, (como toda mercancía abundante en un mercado saturado), la reducción drástica de costos de producción (en el primer plano de los cuales se encuentra el salario) es el único medio a disposición de la burguesía para sostener la competencia en los mercados cada vez más estrechos y saturados de mercancías. Después de casi cien años que se encuentra en su fase de declive histórico, el sistema capitalista demuestra hasta que punto no puede ofrecer otro porvenir a los que explota más que un empeoramiento cada vez mayor de sus condiciones de existencia: desempleo masivo y pauperización absoluta o hundimiento de franjas más y más importantes de la población, incluyendo a los que disponen de un trabajo.
En su lucha, la clase obrera tiene la misma tarea en todo. No puede más que lanzarse a la lucha para tratar de limitar los efectos de la explotación. La única perspectiva realista que le permitirá poner fin a todos los tormentos a los que le condena el sistema capitalista es de atacar las causas de su explotación. La única salida a la crisis económica capitalista es la única vía que permitirá al proletariado acceder a una existencia digna pasando por la abolición del carácter mercantil de la fuerza de trabajo, es decir, la destrucción de las relaciones sociales capitalistas y la abolición del salariado a escala mundial.
Las deslocalizaciones son también directamente utilizadas para atar al proletariado a la ideología de la competencia, a encerrarlo en el marco de la defensa del capital nacional y someterlo así a sus imperativos. Es lo que busca en primer lugar la propaganda burguesa erigiendo la idea según la cual el Estado capitalista podría ser un “defensa protectora” contra los “perjuicios de la mundialización”. Tenemos el ejemplo en EU con el cuento sobre las disposiciones tomadas para “prohibir a las empresas que deslocalicen participar en las ofertas públicas”, así como la sobrepuja en las presuntuosas iniciativas parlamentarias del campo demócrata para hacer “obligatoria una consulta con el personal y autoridades de la región antes de realizar cualquier transferencia de producción al extranjero” [1] [79] El bla-bla del gobierno, como su oposición, luego del cual “hay que actuar en este país, para garantizar a los ciudadanos los empleos nacionales” (G. Bush) busca reforzar la mistificación de un Estado “por encima de las clases” y “al servicio de todos los ciudadanos” y mantener la ilusión de una posible conciliación de los intereses de la clase dominante con los de la clase obrera en el marco nacional. Todo lo contrario, el Estado no puede en ningún caso constituir un aliado para los obreros. Este es el garante de los intereses de la clase dominante en el mantenimiento de su sistema de explotación y a la vez, herramienta sus manos para orquestar los ataques contra el proletariado. Como muestra la guerra económica sin piedad entre todos los estados del mundo así como el estallido de conflictos guerreros, el Estado nacional constituye el medio por el cual las diferentes naciones libran una competencia desenfrenada. El Estado no es de ninguna manera una tabla de salvación para la clase obrera sino al contrario, uno de sus enemigos más temibles. Por tanto, en su lucha, el proletariado debe confrontarse con el Estado.
Por otra parte, la propaganda burguesa, al trasladar la responsabilidad de la degradación de las condiciones de vida del proletariado occidental sobre los obreros polacos, chinos o hindúes, constituye un repugnante trabajo de división entre las diferentes partes del proletariado mundial. Por ejemplo, a fines del 2004 y durante el año 2005, la burguesía hizo del “conflicto” Vaxholm, en Suecia, el modelo de la lucha “antiliberal”. El empleo de obreros letones en un taller pagados con un salario más bajo que los obreros suecos, sirvió a los sindicatos para orquestar una gigantesca campaña ampliamente utilizada por la burguesía, dentro y fuera de este país. En nombre de la “solidaridad” y el “rechazo de la discriminación entre los trabajadores”, el bloqueo de la obra por varias federaciones de sindicatos, con la consigna “¡Go home!” terminó por privar de su salario a los obreros letones, obligados a renunciar, y desembocó en una vasta movilización nacional para reunir a los obreros tras los poderes públicos, el gobierno socialdemócrata y los sindicatos por la “protección del modelo social sueco” y la defensa del ¡“código de trabajo, nuestra seguridad”¡ Esta experiencia no muestra más que una cosa: se encierra al proletariado, fracción por fracción en la defensa de “sus” condiciones de explotación en el seno de cada nación capitalista, al segmentarlo en entidades opuestas y en competencia. Buscando atrapar a la clase obrera en el marco de la defensa del capital nacional y su terreno nacionalista, la burguesía se consagra en oponer entre sí a los proletarios y prohibirles toda posibilidad de unidad y solidaridad obrera más allá de las fronteras.
La cuestión de la solidaridad posee ya una forma concreta, cuando los patrones ponen en competencia a los obreros de los diferentes sitios geográficos de una misma empresa, por medio de las deslocalizaciones.
La solidaridad obrera está necesariamente destinada a tomar una dimensión primordial en el porvenir de la lucha de clases. Así, en todos los países de origen, como los de destino de las deslocalizaciones, ninguna fracción del proletariado queda atrás de la actual retoma de las luchas que provoca la crisis económica en las cuatro esquinas del planeta. Nuestra prensa ya ha dado fe de luchas obreras en India (Ver nuestro sitio internet), en Dubai o en Bangladesh (RM No.______). En China también se desarrolla un número creciente de luchas obreras que “Hoy han ganado hoy al sector privado y las fábricas de la China costera que se dedican a la exportación. Fábricas contratadas por sociedades extranjeras gracias a una mano de obra numerosa y dócil. (…) porque los obreros, sobre todo las nuevas generaciones son cada vez más concientes de sus derechos. También han alcanzado un punto donde la situación ya no es aceptable”[2] [80]. En Vietnam, a finales del 2005 e inicios del 2006, el país fue sacudido durante varios meses por una oleada de huelgas espontáneas emprendidas fuera de todo control sindical e implicando más de 40 mil obreros de zonas francesas de Saigón y regiones interiores. “El conflicto sobre los salarios y condiciones de trabajo comenzó en diciembre en Vietnam (…) donde docenas de compañías extranjeras instalaron fábricas para sacar provecho de la enorme masa de mano de obra a bajo costo. (…)Esta oleada de huelgas espontáneas, consideradas como la peor desde el fin de la guerra de Vietnam (…) comenzó hace ya casi tres meses principalmente en las fábricas con capitales extranjeros situadas en la periferia sur de Saigón”[3] [81] Se encuentran las mismas tendencias que caracterizan las luchas obreras actuales que ubican en su centro la cuestión de la solidaridad obrera e implica simultáneamente a decenas de millares de obreros de todos los sectores. A partir del fin de diciembre “los paros se han sucedido durante más de un mes y se endurecieron luego de un paro de trabajo de 18 mil asalariados, con Freestend, una firma taiwanesa donde se fabrican zapatos para marcas como Nike y Adidas”[4] [82]. El 4 de enero, “en la región de Linh Xuat, provincia de Thuc Duc, once mil empleados de seis fábricas se fueron a huelga para exigir un aumento de salario. En los días siguientes, estas huelgas ganaron a las fábricas de Hai Vinh y Chutex. El mismo día, cinco mil empleados de la sociedad Kollan & Hugo se unieron a la huelga para demandar que los salarios mínimos sean aumentados. (…)A la sociedad Latex, los 2 340 empleados se fueron a huelga en solidaridad con la de Kollan y demandaban un aumento de 30% para los salarios más bajos. Estos obreros se dirigieron a la sociedad Danu Vina, invitando a los miembros del personal a unirse a su huelga. El 4 de enero, los trabajadores vietnamitas de la plantación Grawn Timbres Ltd, en la provincia de Binh Duong, cerca de Saigón se manifestaron contra la reducción súbita de salarios sin previo aviso ni explicación. El mismo día miles de empleados de la empresa Hai Vinh, Chutex, situada en la misma región industrial que la plantación Grawn Timbres Ltd se van a huelga para protestar contra los salarios. El 9 de enero las huelgas en estas regiones continua. En el suburbio de Saigón estallan cuatro nuevas huelgas en las cuales participan miles de trabajadores”[5] [83]. En el mundo capitalista, la competencia constituye la raíz de las relaciones sociales y la burguesía la aprovecha para dividir y debilitar al proletariado. Este no puede desarrollar su propia fuerza más que oponiendo a la competencia ambiente su principio de solidaridad de clase. Solo esta solidaridad permite el desarrollo de la lucha obrera como verdadero medio de enfrentarse al Estado y como base del proyecto de sociedad alternativa a este mundo del cada uno para sí: la sociedad sin clases, la del comunismo. Esta solidaridad no puede evidentemente concebirse más que en el plano internacional. En la sociedad actual, la clase obrera, es la única clase apta para desarrollar una solidaridad a escala mundial. Además, muy rápidamente el movimiento obrero ha sabido afirmar su carácter internacional. Así, en la época de Marx, una de las razones inmediatas que condujeron a la fundación de la Internacional fue la necesidad para los obreros ingleses de coordinar su lucha con los de Francia, de donde los patrones trataron de hacer venir rompehuelgas. “la crisis económica acentuó los antagonismos sociales, y las huelgas se sucedieron en todos los países de Europa Occidental. (…) En muchos casos, (la Internacional) logró impedir la introducción de rompehuelgas de huelgas extranjeras, y allí donde los obreros extranjeros, en su ignorancia de las condiciones locales, hacían oficio de rompehuelgas, les llevó muchas veces a practicar la solidaridad. En otros casos, organizó suscripciones para apoyar a los huelguistas. Esto no solamente daba a los huelguista un apoyo moral, sino también provocaba con los patronos un verdadero pánico: no estaban ante un asunto de “sus” obreros, sino ante una potencia nueva y siniestra, disponiendo de una organización internacional”[6] [84]. El proletariado nunca es tan fuerte como cuando se afirma ante la burguesía como fuerza unida e internacional.
Scott, julio de 2006.
[1] [85] L´Expansión, 13 de febrero, 2004.
[2] [86] Le Monde, 14 de octubre del 2005.
[3] [87] Dépéche AFP del 15 de marzo, 2006.
[4] [88] Courier International No. 796.
[5] [89] “Huelgas masivas en Vietnam por obtener salarios decentes” en Viettan.org. “En breve, el gobierno compró la paz social imponiendo a las firmas extranjeras, sobrerrepresentadas en Vietnam, un aumento de 40% del salario de sus obreros. Pero 40 % no es la gran cosa: alrededor de 870,000 dongs, o sea 45 euros mensuales para las maniobras empleadas por las firmas extranjeras y la mitad menos para los que trabajan en las industrias locales. Una recuperación insignificante a pesar de un crecimiento fulgurante, el salario mínimo no había cambiado desde hacía…siete años”.(Marianne núm. 470 del 22 de abril, 2006).
[6] [90] B. Nikolaïevski, O. Maenchen-Helfen, La Vida de Karl Marx, NRF, Gallimard, p. 317.
Del 11 al 16 de septiembre se llevó a cabo en La Habana la XIV Cumbre de los países no alineados. Este Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) intenta hoy aglutinar el descontento mundial contra los EUA convirtiéndose así en un verdadero nido de tiburones cuyo único lazo de unión es la impugnación contra la burguesía norteamericana.
El MNOAL surgió en 1955 en Indonesia (Bandung) agrupando a países de África y Asia. Las burguesías de estas regiones trataban de buscar una “independencia” con respecto a los bloques imperialistas salidos de la Segunda Guerra Mundial: el bloque occidental regenteado por los EUA y el bloque “socialista” capitaneado por la URSS. Su objetivo era justamente “no alinearse” y tratar de mantener su “independencia”. Desde su origen tal “independencia” se mostraba más como un discurso que una realidad. Un eje en su fundación fue su principio “antiimperialista” lo cual condujo a sus integrantes a coquetear con la política “antiimperialista” del bloque soviético, tal fue el caso del árabe Nasser, del indio Nehru, de Sukarno en Indonesia y la posición “critica” de Tito en Yugoslavia. Cabe recordar que la Cuba de Castro fue el único país latinoamericano que participó a la fundación de ese movimiento.
La historia del siglo pasado ha demostrado con sangre el significado de la llamada “independencia” y de su expresión más radical: la “liberación nacional”. Cada vez que una burguesía regional trataba de zafarse de la dominación de una gran potencia era para caer irremediablemente en manos de otra. Por ejemplo, a finales de los 50 y principios de los 60, Cuba escapó a la tutela norteamericana pero sólo para pasar a formar parte de los peones soviéticos. Cada lucha de liberación nacional representó un escenario donde los bloques de entonces peleaban a muerte por el dominio mientras que la población y los trabajadores eran utilizados como simple carne de cañón.
El MNOAL fue el complemento ideal de aquella teoría maoísta de “los Tres mundos” (el mundo formado por las grandes potencias “imperialistas”, el de los capitalista industrializados pero “dominados políticamente” y el “tercer mundo” formado por “colonias y países pobres”), en realidad, era la expresión de las burguesías menores de la periferia del capitalismo en sus intentos vanos por tratar de no ser engullidos por los bloques que dominaban la escena mundial. El hecho de que este Movimiento se reivindique de la Carta de los principios de la ONU nos da una idea de tal independencia.
La “neutralidad” de los “no alineados” es y ha sido una mistificación. Aunque rechazaban el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el Pacto de Varsovia, sus gimoteos por el desarme nuclear expresaba más bien la frustración y la importancia de una burguesía que había sido excluida de las posibilidades de disputar el control mundial. Una vez que los bloques imperialistas surgidos de la Segunda guerra mundial se derrumbaron con la caída del Muro de Berlín en 1989, los “no alineados” quedaron “sin línea”. Ha sido la evolución de los EUA como gendarme mundial y representante del capitalismo internacional con sus “guerras preventivas” y su hegemonía lo que ha despertado de nuevo los pataleos de los pequeños tiburones imperialistas de la periferia. Parece que oponerse a Washington es un interés “común”, pero es un interés completamente opuesto al del proletariado y que esconde las ambiciones de burguesías regionales tipo Chávez en Venezuela, Irán en medio Oriente y que son vistas con simpatías por una burguesía europea que rivaliza a muerte con los EUA. El MNOAL sigue siendo, con las diferencias del contexto histórico, un instrumento de las rivalidades imperialista entre las grandes potencias. Más allá del discurso “neutral” las burguesías periféricas continúan girando alrededor de los intereses de las burguesías de los países centrales. Los discursos por los “derechos humanos”, contra la pobreza y demás linduras son otros tantos taparrabos ideológicos para esconder las verdaderas ambiciones imperialistas de las burguesías enanas de las llamadas “economías emergentes”.
XIV Cumbre de MNOAL: eje de la contestación contra los EUA
El telón de fondo de esta cumbre es la enfermedad de Fidel Castro y las bravatas de Hugo Chávez de Venezuela. Lo que a ambos los une no es, desde luego, un supuesto marxismo o los “ideales del comunismo”, lo que los une es una oposición a la dominación de la burguesía norteamericana en la región. Esta impugnación ha orillado a la burguesía venezolana, por ejemplo, a apoyar las causa de la “independencia nuclear” de Irán, del “Estado palestino”, etc. No es casual que esta Cumbre haya declarado su rechazo a las “guerras preventivas, las cárceles secretas y la invasiones a otros países”, para nadie es un secreto que este tipo de declaraciones tienen un destinatario: los Estados Unidos.
Es evidente que Fidel Castro goza de una “reputación antiyanqui” y los estertores de su muerte no hacen sino reavivar su aureola de “luchador”. Hay que afirmar claramente que esa oposición a la burguesía norteamericana no significa que Fidel Castro represente intereses de los trabajadores. Todo el izquierdismo se apresura a asimilar siempre la oposición a los EUA como una posición proletaria lo cual es completamente falso. Las denuncias al “imperialismo yanqui” siempre se han cuidado de no incluir a los imperialismos de otros lugares del planeta. Imperialista es la burguesía americana, europea asiática o latinoamericana. Como señalara Rosa Luxemburgo, “La política imperialista no es obra de un país o de un grupo de países. Es el producto de la evolución mundial del capitalismo (…) Es un fenómeno internacional (…) y al cual ningún Estado podrá sustraerse.” (La crisis de la socialdemocracia)
Finalmente, las bravuconadas de Chávez en la ONU tratando a Bush como un “demonio” refleja, por un lado, la vacuidad de argumentos de una burguesía sin futuro y, por otro lado, es la repetición del viejo discurso ideológico de la burguesía mundial que concentra en un individuo la responsabilidad de la guerra o de la crisis económica para evitar cualquier reflexión sobre las causas reales de la quiebra de este modo de producción. Todos los intelectuales del planeta junto con sus corifeos del izquierdismo teorizan la existencia de un “nuevo imperio” encabezado por los EUA y si bien ya no existen los bloques sí habría una causa común: “oponerse al imperio”. Sin embargo, esta oposición no rebasa el límite reaccionario de abogar por una “democratización mundial”, es decir, ¡nada de acabar con el capitalismo!... simplemente se trae a colación el viejo refrito de “humanizar la explotación”. Las declaraciones de “solidaridad internacional y apertura hacia el multilateralismo” por parte de el MNOAL es sólo un aderezo ideológico para engañar a los trabajadores del mundo en cuanto a las verdaderas intenciones de las burguesías agrupadas en ese costal de gatos.
Una crisis del liderazgo norteamericano
La crisis en el Medio Oriente por la que atraviesa la burguesía de los Estados Unidos como lo es el atolladero sangriento en Irak y el reciente fiasco en el Líbano así como las dificultades para meter en cintura a la burguesía iraní, no hace sino alimentar las veleidades de los otros buitres imperialistas, aunque más pequeños, agrupados en un organismo cuya única razón de ser es atizar la contestación al poderío norteamericano. Madeleine Albright, secretaria de Estado de Hill Clinton, ya decía en su momento que “el recelo hacia los EEUU aumentó en forma constante en Europa en los últimos 10 años, mientras el sentimiento anti-EEUU domina en el mundo árabe. La credibilidad de los EEUU se está hundiendo”. La administración de George Bush no sólo ha confirmado esta perspectiva sino que la ha ampliado a límites que el capital norteamericano no había conocido.
Ni Chávez ni Castro representan los intereses de los oprimidos, ellos representan los intereses de unas burguesías incómodas con la supremacía norteamericana en la región, burguesías cuyas pretensiones imperialistas tratan de hacerse un hueco en medio de las tensiones burguesas a nivel mundial.
Para la clase obrera debe ser claro que en ese tipo de organizaciones de la burguesía (MNOAL) no hay ilusiones que albergar. Por más que hablen contra la pobreza o contra la tiranía, tales discursos tratan de ganar las simpatías de los explotados a costa de inocularles la venenosa ilusión de que el capitalismo se pude “mejorar”, que el capitalismo podría tomar un rostro “humano y justo”. Lo que siempre ocultan esos discursos es que el sistema decadente y avanzando en su fase de descomposición, están llevando a la humanidad a un abismo mortal. Tales organismos son pilares del capitalismo y la revolución proletaria mundial tendrá que barrer con ellos.
Dan/6-10-06
Una de las consecuencias dramáticas de la contrarrevolución que ahogó en sangre la revolución de octubre de 1917, fue el aislamiento completo en que quedó el puñado de revolucionarios en la URSS que sobrevivieron a los gulag (siglas en ruso de la administración de los campos de concentración que el régimen estalinista había sembrado por toda la geografía de la URSS y, por extensión, los campos mismos) [92]y a las redadas de la GPU y del KGB (policía política y servicios de Seguridad del Estado en la extinta URSS), que también lograron incluso enterrar las contribuciones de la Izquierda comunista rusa. Cuando se hundió la URSS se empezó a levantar la pesada losa impuesta por la burguesía estalinista. Era pues importante que los revolucionarios de occidente y en los países de la extinta URSS intentaran volver a estrechar lazos para intercambiar sus experiencias e ideas, de manera que los revolucionarios de esos países puedan volver a encontrar el lugar que les corresponde en el medio político proletario internacional. Por eso es por lo que la CCI participa desde 1996 en las conferencias organizadas en Moscú (y en Kiev en 2005) por el grupo Praxis, y ha establecido un trabajo regular de correspondencia con varios grupos y contactos en Rusia y Ucrania. Ya hemos publicado varios artículos sobre esta correspondencia en nuestra página web en ruso. Acabamos también de sacar en ruso la última de las publicaciones impresas de la CCI (Internacionalismo, en ruso, ver imagen) para facilitar los intercambios de ideas especialmente con los compañeros que no tienen acceso a Internet.
Los conflictos postelectorales alimentados, promovidos y financiados por fracciones de la misma burguesía han dado lugar a toda clase de especulaciones. Hoy abordaremos una particularmente mistificadora y que corre a cargo del izquierdismo radical (principalmente de diversos grupos trotskistas) y que consiste en hacernos creer que estaríamos en una situación revolucionaria, con soviets, con situaciones de doble poder –características de la revolución proletaria– y al borde de que los trabajadores tomen el poder. Es lamentable que no sea así, pero al afirmarlo expanden la confusión y empujan a los trabajadores a guardar esperanzas en acciones claramente alejados de su control, y bajo el dominio de la burguesía.
Iniciemos con una afirmación expuesta en un volante del trotskista “El Militante”[1 [94]]: “La descomposición sin precedentes del aparato del estado es uno de los síntomas más claros de que estamos en la puerta de un proceso abiertamente revolucionario. El elemento más importante (…) es la disposición de lucha de las masas y la voluntad de llevar esta lucha hasta el final, sólo hace falta que esa voluntad de lucha se encauce hacia la toma del poder por los trabajadores y la destrucción total del aparato de estado burgués; es por ello que el programa, la estrategia y la táctica que determine la Convención nacional Democrática (CND) serán determinantes para el futuro del movimiento” (el subrayado es nuestro).
Ante ello es necesario aclarar que el desarrollo de una enorme combatividad o voluntad no significa que haya una conciencia clara de qué hacer y a dónde ir. Combatividad y conciencia no están necesariamente unidas en el desarrollo de luchas, es por ello que muchas de esas expresiones acaban en revueltas sin perspectiva. La combatividad y la conciencia tienden a unirse en la medida en que una situación revolucionaria mundial se empieza a dibujar en el horizonte. La revolución será una obra ante todo conciente. Pero además hay que marcar que esa “voluntad de lucha” está sometida a las orientaciones de una fracción de la burguesía, porque la CND es una defensora de la democracia, del Estado y, desde luego, no cuestiona ni cuestionará un ápice la dictadura del capital sobre el trabajo.
Los trabajadores y las masas no explotadoras atrapadas en la enorme ilusión del circo electoral tienen muchas dificultades para ubicar el rumbo a tomar, para decidir a dónde ir, por eso cuando El Militante afirma que “estamos en la puerta de un proceso abiertamente revolucionario” busca crear un falso ánimo entre los trabajadores para desarmarlos y entregarlos así al control de la fracción burguesa a la que representa Obrador, el PRD y la CND.
Una situación similar de confusión se expone también en torno a lo que ocurre en Oaxaca. La demanda de rezonificación del magisterio de Oaxaca fue enterrada después del 14 de junio bajo el pretexto de que el enemigo central era el gobernador, sin embargo la demanda de caída del gobernador Ulises Ruiz aunque aglutina (fundamentalmente a sectores sociales como indígenas, comerciantes y pequeñoburguéses) diluye la demanda de la defensa de las condiciones de vida de los trabajadores y más aún la somete a una vana esperanza de que el cambio de un personaje o funcionario puede cambiar la situación de explotación y miseria que viven. Sin duda entre los trabajadores presentes en la APPO, a pesar de ser opacados por las acciones desesperadas de las clases y estamentos medios que congrega, expone un sentimiento sincero y una disposición al combate, empero su fuerza es desviada y desvirtuada.
Ante estos hechos otro grupo trotskista, la Liga de trabajadores por el socialismo-Contracorriente (LIT-CC), en su periódico “Estrategia Obrera” nº 53 (16-09-2006) cumple su papel de instrumento de confusión. A pesar que denuncia al PRD termina llevando agua al molino de la burguesía: “…la combinación de una fuerte crisis en las alturas, la existencia de un movimiento democrático de masas y la comuna de Oaxaca, abren una situación prerrevolucionaria, que puede ser preámbulo de la segunda revolución mexicana, obrera y socialista”.
Dejemos para otra ocasión la denuncia de la “revolución mexicana”. Por ahora nos interesa demostrar que la famosa premisa de Lenin cuando caracteriza a una situación revolucionaria: “los de arriba ya no pueden gobernar”, nada tiene que ver con lo que estamos viviendo en Oaxaca, en donde efectivamente hay un proceso de radicalización, pero que se expresa como acciones desesperadas, sin tener más objetivo que el de sacar del gobierno al sátrapa Ulises Ruiz. En ese mismo sentido, llamar “Comuna de Oaxaca”, aparece como una frase demagógica con el único objetivo de confundir a los trabajadores pues está totalmente fuera de la realidad, no sólo porque las manifestaciones son dominadas por una masa en la que el proletariado se encuentra sometido tanto en los objetivos como en las decisiones, sino además porque justamente la Comuna de París legó una gran lección al movimiento obrero, y que el marxismo siempre ha defendido: no se trata de “conquistar” la maquina estatal sino de destruirla de arriba abajo, y pedir la destitución de Ulises Ruíz está muy lejos de plantearse la “destrucción” del Estado. Por eso decir que en Oaxaca hay una “Comuna” no es simple imprecisión histórica, es una forma alevosa de darle un tinte proletario a un movimiento que está completamente fuera del terreno de la clase obrera.
Para otro grupo troskista, Germinal (España) la APPO es “el embrión del posible estado obrero[2 [95]], el organismo de naturaleza soviética más desarrollado que se ha visto en muchas décadas en todo el planeta” (documento del 13-09-06). Esta afirmación no sólo es exagerada sino falsa, no es un error por “ignorancia”, es una deformación malintencionada para que los trabajadores vean un soviet donde hay un frente interclasista. Un soviet o consejo obrero es una organización que se gesta en periodo prerrevolucionario o directamente revolucionario, en ellos participan todos los trabajadores, sus asambleas son el alma de la vida de la insurrección, sus delegados son elegibles y revocables. En la APPO se han enquistado los “líderes” de conocida cercanía con las estructuras de poder (como los voceros de la APPO: Rogelio Pensamiento, conocido por sus relaciones con personeros del PRI, el ex diputado de PRD, Flavio Sosa o el sindicalista del SNTE, Rueda Pacheco, del que se sabe recibió durante mucho tiempo “apoyos económicos” del mismo gobierno de Ulises Ruíz). Pero además, si vemos la composición del tal “soviet” veremos que, como lo constata la primera acta de la APPO, ésta se constituyó con 79 organizaciones sociales, 5 sindicatos y 10 representantes de escuelas y padres de familia. Esa amalgama permite la expresión de todo, menos la independencia y la autonomía del proletariado.
Ese “soviet” o “comuna” del que hablan los trotskistas no se distingue, en su práctica de las decisiones tomadas por cualquier organismo preocupado por la buena marcha de los negocios capitalistas, el mismo grupo Germinal lo señala y es el primero en aplaudirlo: “se ha creado una policía municipal propia (el ‘cuerpo de topiles’)” y “el 3 de septiembre, al tiempo que aprobó convocar la construcción de asambleas populares en todos los estados de México, decidió: (…) que en los bandos se contemple la reactivación de la economía, seguridad ciudadana, limpieza y embellecimiento de la ciudad, bando para el transporte urbano y suburbano, bando para atraer al turismo y un bando para la convivencia armónica” (el subrayado es nuestro). Estos son los hechos que lleva a que afirmen que es lo “más desarrollado que se ha visto en muchas décadas en todo el planeta”, es decir, ¡la defensa pura y simple de un mejor funcionamiento económico, político y social del capitalismo!
El descontento en Oaxaca es real, los maestros están en la miseria al igual que millones de sus hermanos de clase en el resto del país y del mundo, pero su descontento ha sido desviado y sometido, por eso la APPO no muestra lo que hay que hacer sino más bien lo que no debemos imitar. La autonomía del proletariado sigue siendo un problema en busca de solución.
Marsan. 10-10-06
[1] [96] Este grupo se hace llamar “voz marxista de los trabajadores”, aunque no tiene empacho en denominarse corriente “cofundadora del Partido de la Revolución Democrática”
[2] [97] Añadimos sólo de paso que para la CCI “Estado obrero” es un contrasentido. Los obreros tendrán que destruir el estado y no bastará con agregarle el apellido “obrero” para cambiar su naturaleza. Véase nuestro folleto “El Estado del periodo de transición”, disponible sólo en francés.
Luego de la implosión del bloque imperialista comandado por la URSS a fines de la década de los 80, los grupos de la izquierda del capital se esforzaban por desmarcarse de sus posturas reivindicativas de Stalin, la misma burguesía realizó una ardua campaña sobre la “muerte del comunismo” basada en la absurda igualación del estalinismo con el marxismo, sin embargo esa campaña se ha deslavado, y su efecto de confusión en las filas de la clase obrera ha disminuido, no obstante el empeño de la clase dominante por denigrar al marxismo la conduce a reciclar o “modernizar” al estalinismo y empujar así a su “renacimiento”, creando incluso presentaciones con matices para cada caso. En su versión más light se encuentran grupos que esconden un poco su pasado estalinista como Refundazione Comunista (Italia) y que son puestos ahora como ejemplo de la “izquierda moderna”, otras presentaciones son más “cómicas”, tienen un estilo religioso, de alabanzas y mentiras, con presencia fundamental a través de Internet, como el Foro: “Movimiento Stalin Vive”, pero la forma más burda y grotesca es la que representan las viejas estructuras estalinistas que escondidas bajo la denominación de “marxistas-leninistas” pretenden borrar la historia y colar nuevamente al estalinismo como una corriente proletaria.
En las manifestaciones que se han realizado por Marcos en torno a la “6ª declaración” y en los actos realizados por la APPO, hemos visto como telón de fondo la foto de Stalin, seguida de las de Marx, Engels y Lenin, con lo que intentan los estalinistas del PCMm-l, meter de contrabando la idea de que hay una continuidad histórica entre Stalin y el marxismo. En ningún momento hemos visto que la APPO o Marcos se incomoden por tal escenografía, en particular la actitud de Marcos, tan “burlón” de lo que representa el marxismo, parece no incomodarle en absoluto el mensaje de las imágenes, por el contrario, (a pesar de las “protestas” de sus seguidores trotskistas[1] [98] le permite mostrar su “tolerancia y apertura”... hacia todo aquello que denigre al marxismo[2] [99].
De la misma forma, en una pretendida reflexión histórica, el maoísta Partido Comunista Revolucionario (PCR) de EUA, expone así el significado de Stalin: “A Stalin lo han demonizado espantosamente, lo cual no ayuda a captar su verdadero papel histórico ni los grandes logros de la Unión Soviética... Stalin dirigió las luchas para colectivizar la agricultura y socializar la industria... Stalin dirigió la lucha contra todo eso, pero también tuvo deficiencias muy grandes. En los años 1930, cuando la revolución se encontraba en una situación de mayores presiones, recurrió más y más a medidas administrativas en vez de apoyarse en la actividad consciente de las masas. Era necesario suprimir a las fuerzas contrarrevolucionarias, pero ante las crecientes amenazas, Stalin reprimió a gente que simplemente planteó desacuerdos o disentimiento.”
Pero su método de comprensión de la historia lo sintetizan así: “Bob Avakian (dirigente del PCR, al que ellos llaman “nuestro presidente”) señala que si la burguesía defiende a Madison y Jefferson —figuras centrales de la Independencia (una revolución burguesa) que eran dueños de esclavos— los revolucionarios debemos defender a Stalin y a la vez criticar sus errores y aprender de ellos.” (Revolución 64, 8-10-2006). Este argumento es el mismo de Sendero Luminoso (Perú) que, usando una precisión matemática (heredada de Mao), asegura que el 70% de lo realizado por Stalin fue correcto[3] [100]. Pero el estalinismo ni tiene conexión histórica con el marxismo, ni es una corriente proletaria, es la corriente política que expresa la degeneración de la revolución y del partido bolchevique, por lo que no hay nada reivindicable en ella.
El pragmatismo de la burguesía que envuelve con un velo la realidad y juzga sin más parámetro que lo “utilitario”, no sirve para analizar el significado del estalinismo. Esta visión pragmática repetida por el estalinismo parece plantear: Si el socialismo en un solo país funcionó y Stalin condujo a “ganar” la guerra, entonces, es “bueno” y está en continuidad con el marxismo, no importa que medios usó, ni que representó materialmente esa actuación; todo lo resume al principio jesuita: “el fin justifica los medios”, y a la medición “bueno o malo”. Trotsky, en “Su moral y la nuestra”, explica como el pensamiento burgués, recurriendo al pragmatismo establece analogías como las que hace el estalinismo para igualar a Stalin con Marx o Lenin: “El rasgo fundamental de esas asimilaciones e identificaciones lo constituye el ignorar completamente la base material de las diversas tendencias, es decir, su naturaleza de clase, y por eso mismo su papel histórico objetivo. En lugar de eso, se valoran y clasifican las distintas tendencias según cualquier indicio exterior y secundario... Así, para el papa romano, los francmasones, los darwinistas, los marxistas y los anarquistas son gemelos, puesto que todos por igual niegan sacrílegamente la Inmaculada...” (El subrayado es nuestro).
De manera que para entender el papel que Stalin tiene en la historia, no podemos (como lo hace el PCR o Sendero) asirnos al pensamiento burgués, no basta tampoco establecer un juicio solamente de su conducta individual sin ver las conexiones históricas presentes en ese momento.
De esta manera, no podemos dejar de señalar que el carácter de aventurero político de Stalin, su ambición y orgullo desmedido marca sin duda su comportamiento, sin embargo criaturas como él, pueden emerger y extender el terror cuando hay las condiciones materiales particulares, que en este caso es la derrota de la revolución. Esto quiere decir que no es la presencia y actuación sanguinaria de Stalin la que condujo a esta derrota, sino que es la derrota lo que permitió su hegemonía. El estalinismo tan sólo dio cuerpo a la contrarrevolución, que se expresa de manera fundamental a través de las “tesis del socialismo en un solo país” (1925), en el ataque y la persecución feroz en contra de los militantes revolucionarios y en el sometimiento del partido bolchevique (y la III Internacional) a la defensa de los intereses nacionales de la “patria socialista” rusa. Estos hechos representan el abandono total del marxismo.
Ante la oleada revolucionaria extendiéndose por diversas partes del planeta, la burguesía mundial respondió reprimiendo con gran ferocidad, colocando así un “cordón sanitario” en torno a la revolución encabezada por el proletariado ruso, deteniendo la extensión de la revolución y derrotando así al proletariado mundial. Ante el aislamiento de la revolución, la clase obrera no pudo conservar su dictadura revolucionaria: el poder de los soviets es destruido y el partido bolchevique, otrora instrumento de la revolución, degenera transformándose en un partido de Estado. Así, lo que impone Stalin y su camarilla no es un “Estado obrero degenerado” como repite el trotskismo[4] [101], sino un Estado encargado de cumplir la explotación y por tanto la extracción de plusvalía, representando, por ello, la nueva forma de la burguesía. Así mismo, la persecución, exilio, prisión y ejecución de los militantes comunistas que las grandes democracias y el fascismo llevara a cabo, son repetidas, con igual saña por el estalinismo, revelando su naturaleza contrarrevolucionaria.
Ya en 1919, el grupo Centralismo Democrático, liderado por Ossinky, Smirnov y Sapranov, había comenzado a alertar contra el “marchitamiento” de los Soviets. En 1923, el Grupo Obrero, encabezado por Miasnikov expone importantes críticas y revela la dificultad de permitir que el partido bolchevique se transformara en un partido de Estado, sin embargo es la derrota de la oleada revolucionaria (que muestra sus últimas expresiones en la huelga general de Gran Bretaña, en 1926 y la revuelta de Shangai de 1927) lo que permite que la contrarrevolución imponga su dominio, y las democracias, el nazi-fascismo y el estalinismo extiendan un periodo de sometimiento y terror en contra de la clase obrera.
Un aspecto que favoreció la extensión de la confusión y de la contrarrevolución, fue el aprovechamiento que hizo Stalin del prestigio de Lenin; era necesario para imponer más fácilmente su poder el presentarse como continuador de Lenin y defensor de los principios marxistas, para ello suele usar una fórmula a la que recurre en cada discurso consistente en denominarse “marxista-leninista”, es sobre esta creación fantasmal que falsificará la historia. El hecho más escandaloso, es la afirmación de que las tesis del “socialismo en un solo país” son producto del desarrollo del marxismo.
Stalin en “Cuestiones del leninismo”, afirmó que el leninismo era el marxismo de la época imperialista, y la fuerza política que asumía al interno del partido le permitió decretarse como el “verdadero” interprete de Lenin, de forma que cualquier aberración que afirmara la presentaba como una deducción “leninista”, así fuera el abandono del principio internacionalista, la defensa de la economía nacional, los crímenes contra viejos militantes bolcheviques, la imposición de mayores ritmos de trabajo o su alianza con otras fuerzas imperialistas. Con esta falsificación total del marxismo refuerza el sometimiento de la clase obrera y abre (desde los 30 y hasta 1968) una era negra de contrarrevolución. Son estas aberraciones lo que los denominados “marxistas-leninistas” pretenden revivir.
Hipócritamente las grandes democracias critican los crímenes de Stalin, sin embargo cuando lo hacen pretenden hacer la identidad con el marxismo y por ese conducto vomitar todo su odio contra el proletariado. Para el burgués “crítico” no existe diferencia entre marxismo y estalinismo, empero los trabajadores no pueden olvidar que si el capitalismo de Estado en su versión estalinista (del que podemos ver en Cuba sus últimos reductos) se fundó en la posibilidad del “socialismo en un solo país”, el marxismo defiende el principio internacionalista, resumido por Engels en 1847: “… la revolución comunista no será una revolución puramente nacional sino que se producirá simultáneamente en todos los países (…) Es una revolución universal y tendrá, por eso un ámbito universal.”
Cuando la burguesía critica a Stalin, olvida mencionar que la democracia y el estalinismo se dieron la mano al participar en la 2ª Guerra Mundial, y en la defensa de “la patria socialista”, lo que muestra abiertamente el papel que jugó Stalin como representante de una fuerza imperialista en la disputa internacional.
Antes la burguesía internacional había visto en Stalin a su igual cuando en 1934 es aceptada la URSS en la Sociedad de las Nacional (antecedente de la ONU), la misma organización a la que Lenin había llamado “pandilla de ladrones”. Los trabajadores no deben de olvidar que fueron los Estados democráticos los que aplaudieron la faena represiva de Stalin en contra de los revolucionarios y hoy esconden que fueron “honorables” miembros de la democrática “Liga de los derechos del hombre” (con sede en Francia) los que “certificaron” la “legalidad” de las purgas y procesos en contra de los bolcheviques[5] [102], por todo ello, la tradición proletaria y los combates de los trabajadores no tiene ninguna herencia en el estalinismo, por el contrario, el estalinismo en todas sus variantes (maoísmo, guevarismo, castrismo...) no es sino un instrumentos del capital.
Tatlin/15-0ctubre-2006
[1] [103] Este hecho lo ha tratado Edgar Sánchez (ex diputado por el PRD y dirigente del trotskista PRT), no obstante al pretender mostrar que no hay continuidad entre Stalin y Lenin, concluye que hay una relación entre lo defendido por Lenin y los planteamientos del EZLN (ver Bandera Socialista 22). Ni aún tomando los desarrollos más endebles de Lenin, alguien, con un mínimo de honestidad intelectual, podría compararlo con el EZLN.
[2] [104] . Hay que tomar en cuenta también que el EZLN proviene del grupo denominado Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), defensores febriles de Fidel Castro, no es raro que el mismo Marcos en su tour por Sinaloa hace unas semanas rindiera “homenaje” a la llamada “revolución” cubana.
[3] [105] En “Entrevista al Presidente Gonzalo” (líder preso de Sendero) se dice: “Del camarada Stalin mucho se habla y se le ataca pero es lamentable que otros también lo hagan, imputándole multitud de errores y denigrándolo. Creemos que el camarada Stalin es un gran marxista-leninista. Lo que el Presidente Mao dijera de él es correcto, erró en un 30 por ciento y la raíz de ese error estuvo en sus limitaciones del manejo de la dialéctica; pero nadie puede negar su condición de gran marxista...”.
[4] [106] Una divergencia fundamental entre Trotsky y la Izquierda Comunista Rusa es que mientras el primero iba a permanecer toda su vida atado a la noción de la defensa de la URSS, reconociendo una condición proletaria en el estalinismo, los comunistas de izquierda vieron que el triunfo del estalinismo –incluso con sus giros de “izquierda”– era el triunfo de la clase enemiga e implicaba la necesidad de una nueva revolución (no sólo política).
Conforme se
acerca la fecha de las elecciones el circo se reaviva cada vez más, por todos
los rincones del país, a todas horas las cantaletas de los cinco candidatos a
presidente se desbocan prometiendo hacer felices a todo mundo con la única
condición de que votemos por ellos. El Estado de la burguesía sigue gastando
miles y miles de millones en una campaña tan ensordecedora como inmunda con el
único objetivo de enganchar al proletariado a la ilusión de que el voto es el
único mecanismo para conseguir mejores condiciones de vida y de trabajo. Así
es, aún si esta borrachera democrática afecta también a la burguesía y a la
pequeña burguesía, lo cierto es que su principal destinatario, como lo hemos venido
denunciando en esta serie, es la clase trabajadora; la cual requiere comprender
cómo funcionan los mecanismos democráticos de la burguesía que la maniatan
impidiéndole desplegar su propia alternativa de lucha contra la explotación
capitalista.
¿Qué ideología mistifica la democracia electoral?: escondiendo el hecho de que la democracia es la forma que adopta su dictadura estatal para garantizar la dominación violenta de una minoría sobre la mayoría, la burguesía presupone una población de cierta manera homogénea en cuanto a que todos los ciudadanos tienen la capacidad de decidir e incidir en los asuntos del gobierno el cual sería imparcial y además de que los explotados pueden hacer valer sus intereses a través de este aparato; su ideología liberal de los derechos humanos destaca siempre esta ilusión para tratar de convencer acerca de la validez universal de la sacrosanta democracia representativa moderna. La famosa fórmula de ‘Un hombre un voto’ presupone a cada individuo en igualdad de circunstancias. Los capitalistas conocen muy bien las ventajas de este sistema y a todo lo largo de la historia del capitalismo lo han hecho todo para generalizar los mecanismos de elecciones y de parlamentos a todos los niveles de la sociedad para acostumbrar a la clase obrera a gestionar sus intereses como clase mediante los propios métodos de sus explotadores. El arraigo profundo de la ideología democrática en los trabajadores representa un obstáculo importante para el desarrollo de su propia conciencia como clase acerca de sus propios métodos de lucha. La burguesía se encarga a diario de recordarles que la situación de explotación y miseria cotidiana que viven es validada por el voto de la “mayoría del pueblo” que cívicamente acudió a las urnas y que, además, deberían esforzarse todavía más en el trabajo y en su participación cívica para perfeccionar la vida democrática de la sociedad. El cuento de nunca acabar.
¿Cómo decide la burguesía a quién elegir?: el proceso democrático que comentamos arriba tiene su parte operativa controlada por el Estado, así denunciábamos en RM90 mar-abr 2006 “… hay un manejo fino de sus orientaciones generales a través de sus medios de difusión que utilizan los más variados recursos para hacer crecer o disminuir una candidatura: video escándalos, denuncias de negocios turbios, informaciones tendenciosas de todo tipo, encuestas amañadas, etc., etc., con los cuales se administra la orientación del voto de los potenciales electores a los cuales se les induce su preferencia por tal o cual personaje de la burguesía; y no es para menos si consideramos la abrumadora campaña diseñada profesionalmente con criterios sociológicos, psicológicos, mercantiles, etc., para determinar una “opinión”, una “preferencia” (…) De esto se trata actualmente, la burguesía lleva ya un buen tiempo tratando de ponerse de acuerdo para imponer, de esta manera , su orientación política más conveniente a las necesidades actuales.”
El funcionamiento de la maquinaria electoral, sin embargo, no está libre de contrariedades para la clase en el poder quien se esfuerza cada vez más en los últimos años en lograr la capacidad de acuerdos de unidad para llevar adelante una determinada orientación sin que se ponga en cuestión el control de su estrategia política, lo cual podría llevar a resultados indeseables. En la base de estas dificultades se encuentran los efectos de la descomposición social generalizada del capitalismo que actúan sobre la vida política de la burguesía. En efecto, como ya lo hemos evidenciado, esto se manifiesta mediante una tendencia creciente dentro de la clase gobernante y de su aparato político hacia la indisciplina y al “sálvese quien pueda” lo que se traduce también en una tendencia a la pérdida de control del manejo de la estrategia política dentro del juego electoral. Esto lo hemos comprobado ya en repetidas ocasiones: evidenciando las fisuras visibles en la burguesía al interior de la cual sus diferentes fracciones se pelean a muerte para lograr una posición importante dentro del Estado; el ejemplo del “desafuero” de AMLO que estaba desprestigiando la campaña democrática razón principal que motivó el cambio de táctica en ese momento; los diferentes escándalos de corrupción que han amenazado con salirse de control; la embestida desesperada del PRI duro resistiéndose a ser desplazado de los planes globales del Estado capitalista no importándole los cálculos más estratégicos de su propia clase; la propia descomposición del PRD, partido que estaba destinado para cubrir el flanco de izquierda del aparato político de la burguesía y que día con día se desdibuja engrosando sus filas con los políticos más desprestigiados que están saliendo de los otros partidos y principalmente del PRI (su matriz política) ejemplificando el pragmatismo burgués que calcula que el péndulo político se carga hacia ese lado[1] [109]; en fin, por ejemplo, si bien es cierto que se ha estado tratando de polarizar la elección entre Felipe Calderón (PAN) y AMLO (PRD), es decir, entre la derecha y la izquierda, tales previsiones se están complicando por la resistencia encarnizada del indisciplinado Roberto Madrazo (PRI) quien está jugando su propio juego personal.
Esta tendencia a la pérdida de control del juego político por parte de la burguesía no debe considerarse de manera definitiva sino como proceso, es la compañera inseparable de la descomposición del capitalismo. Para la clase obrera es útil comprenderla para clarificar los escenarios posibles en que tendrá que desarrollar su lucha, pero sobre todo para entender el grado de capacidad que tiene su enemigo de clase para revertir estas dificultades contra ella misma, presentándolas como producto de la competencia democrática, la cual entre más reñida y resonante se presenta como más genuina y… democrática. Esto es lo que está pasando actualmente.
¿Qué está pensando el trabajador “votante” cuando la burguesía lo pone frente a la urna? El dominio que ejerce el Estado mediante su campaña democrática electoral envenena la capacidad reflexiva de la clase trabajadora y la somete a la ideología de la clase dominante, sometiéndola a la resignación de que su potencialidad y su capacidad revolucionaria, nada puede ante el capital.
¿Qué se le ofrece al proletariado con los procesos electorales? Ese “derecho” al voto que tanta gala hace la burguesía no es sino un fino método para asegurar su dominio, por eso lo que ofrece la democracia y los procesos electorales es MAS EXPLOTACIÓN Y OPRESIÓN.
¿Cuál es la verdadera alternativa de la clase obrera frente a los ataques incesantes del capital a sus condiciones de vida? LA LUCHA. Sin duda esta es la única opción de la clase obrera atrapada en un curso interminable de agudización de la crisis económica permanente e histórica del capitalismo desde hace ya cuarenta años. Y esta alternativa tiene bases de granito. La reciente movilización masiva de los estudiantes en Francia contra los ataques económicos del Estado capitalista se sitúa en el terreno de clase pues responde al ataque económico del capital contra los trabajadores, en particular, es una respuesta al “no futuro” del capital contra las nuevas generaciones de la clase obrera.
La campaña mundial de “la muerte del comunismo” y “la desaparición de la clase obrera”, provocó el mayor retroceso de la combatividad y de la conciencia desde 1968. Por eso la lucha desarrollada por los estudiantes en Francia cobra una dimensión histórica pues se inscribe en una tendencia al desarrollo de las luchas que no han dejado de confirmarse desde el 2003: movimiento por la defensa de las pensiones en Francia, las manifestaciones en Austria (las más importantes desde la Segunda Guerra Mundial). Tendencia que se ha expresado particularmente en 2004 en Alemania con las luchas en el sector del automotriz (especialmente en Daimler-Chrysler y Opel), que ante la amenaza de despidos planteó claramente la cuestión de la solidaridad entre los obreros. Una tendencia que se ha confirmado nuevamente en España, en diciembre del 2005, en la empresa SEAT de Barcelona en la que los obreros han desarrollado por un tiempo su lucha fuera y contra los sindicatos. Esa misma tendencia es la que se ha visto confirmada en las huelgas de los mozos maleteros del aeropuerto de Heathrow solidarizándose con los trabajadores del sector de la restauración y luego en la de los transportes en NY antes de la navidad del 2005, luchando no sólo por sus intereses inmediatos sino también para intentar que los jóvenes trabajadores cobren en el futuro las jubilaciones que ellos puedan tener en el momento de retirarse.
De frente a la alternativa “lógica” y “racional” de la burguesía que consiste en ir a votar como buen ciudadano responsable y cívico esperando después los beneficios de tan encomiable conducta civilizada y ejemplar, la clase obrera debe enfrentar al capital en su propio terreno, con sus propias armas de lucha. Desde el año 2003 en que la clase obrera tocó la campana del cambio de dinámica en la lucha de clases, lo que llamamos el “giro en la lucha de clases”, el proletariado ha venido destacando en sus diferentes episodios de lucha internacional algunas características de su combate que deberán retomarse en el futuro inmediato para llevar adelante su perspectiva histórica:
- Frente al voto impotente: la lucha obrera, esa que resulta de la determinación de los obreros que se movilizan en determinado lugar y comprenden desde el principio la necesidad vital de la extensión del movimiento hacia otros centros de trabajo y, más allá, hacia otros sectores, es decir, hacia la huelga de masas; un resultado ganado con la determinación de los trabajadores que organizan delegaciones masivas para transmitir esa voluntad de luchar contra el capital.
- Frente al individualismo del voto ciudadano: la solidaridad activa en la lucha, haciendo vivir los lazos entre los combatientes, defendiendo la unidad de la clase y su conciencia, sabiendo que son su principal fuerza para enfrentar al Estado capitalista.
- Frente al voto que ayuda a validar la dictadura del capital: las asambleas masivas de trabajadores donde se discuta qué hacer, cómo avanzar en el movimiento, como luchar por defender sus condiciones de vida.
- Frente al circo electoral: retomar las enseñanzas de las luchas obreras habidas en el periodo 1968-1989, iniciar la lucha fuera y en contra del sindicato, no esperar la convocatoria de este para decidir resistir a los ataques del capital.
En fin, se trata de un terreno completamente diferente al que propone el capital para perpetuar su dominación de explotación sobre el proletariado por los siglos de los siglos. Cualquiera que sea el resultado de las elecciones federales del 2 de julio del 2006 no beneficiará en modo alguno a los trabajadores. Su terreno de clase se encuentra en el de la lucha de resistencia contra la degradación de sus condiciones de trabajo y de vida en general.
RR/abril del 2006
[1] [110] Esta situación del PRD es un problema para la burguesía pues se está quedando sin su ala de izquierda. Ella sabe que los trabajadores cada vez más desconfían de ese partido debido a que no ha podido esconder, como le correspondía, su accionar completamente idéntico a los otros partidos. A muy corto plazo el Estado capitalista tendrá que plantearse la reestructuración completa de su esquema político y, en particular, la creación de un nuevo partido de izquierda que realmente sea capaz de cumplir con su función de encuadramiento de los trabajadores. Hoy, en medio de la borrachera democrático electoral todavía puede beneficiarse de un cierto margen de engaño de este partido debido a las altas expectativas que se han creado con respecto a su candidato AMLO, sin embargo, después este partido no podrá cumplir la función social que se le asignó dentro del reparto de tareas que se dan las fuerzas políticas del Estado capitalista.
En todo el mundo los medios de información masiva de la burguesía, haciendo gala de su sumisión a la clase explotadora, han firmado una santa alianza, olvidando convenientemente sus rivalidades empresariales, nacionales e ideológicas, para ocultar a los oídos y a los ojos de la clase trabajadora el importante movimiento que están llevado a cabo las jóvenes futuras generaciones de la clase trabajadora. Las asambleas generales, manifestaciones y muestras de solidaridad que los estudiantes en Francia han desarrollado desde febrero hasta estos días son de tal magnitud y significación para la clase obrera que han sido ocultadas totalmente en un esfuerzo por evitar que la clase revolucionaria se apropie de las lecciones que esas movilizaciones dejan y que avance en la toma de conciencia del futuro de miseria y muerte que el capitalismo depara para la humanidad y de la necesidad y el camino que hay que seguir para derrocarlo. La CCI, a la luz de su participación, análisis y reconocimiento de la importancia de este movimiento en los últimos 15 años, ha elaborado unas tesis (fechadas el 3 de abril de 2006) las cuales presentamos con grandes extractos, aunque serán publicadas en su versión completa en La Revista Internacional 125.
Las movilizaciones que en Francia se han desarrollado, aunque en su forma son expresiones estudiantiles, en su esencia representa una lucha proletaria, los estudiantes han sabido reconocerse como trabajadores potenciales, dejando de lado sus problemas de orden “estudiantil” para centrar la lucha en contra del CPE, esto se explica porque «… durante las últimas décadas, con la evolución de la economía capitalista que ha hecho un llamado creciente a mano de obra más formada y calificada, una fuerte proporción de estudiantes …( que incluyen Institutos Universitarios y de Tecnología…) va a unirse, al fin de sus estudios, a las filas de la clase obrera…»; además, «paralelamente a ese fenómeno, el origen social de los estudiantes ha conocido una evolución significativa, con un aumento importante de estudiantes de origen obrero…lo que induce la existencia de una proporción muy elevada (del orden del 50%) de estudiantes que son obligados a trabajar para seguir sus estudios o adquirir un mínimo de autonomía con respecto a sus familias…»
Pero este movimiento no es un asunto aislado, es producto de la agudización de los ataques del capital contra el conjunto de la clase trabajadora, estos ataques son los que han obligado a los trabajadores a exponer su fuerza, por eso, «El movimiento actual en Francia, no puede explicarse por simples consideraciones particulares (los “errores” del gobierno de Villepin) o nacionales. De hecho, constituye una confirmación patente de lo que la CCI ha puesto en evidencia desde 2003: una tendencia a la recuperación de las luchas de la clase obrera internacional y a un desarrollo de la conciencia en su seno:
“Las movilizaciones a gran escala de la primavera de 2003 en Francia y en Austria representan un cambio en la lucha de clases desde 1989. Son un primer paso significativo en la recuperación de la combatividad obrera tras el más largo periodo de reflujo desde 1968” (Revista Internacional 117, Informe sobre la lucha de clases).
“…Las luchas de 2003-2005 han presentado las características siguientes:
- han implicado sectores significativos de la clase obrera en países en el corazón del capitalismo mundial…
- manifiestan un interés por cuestiones más explícitamente políticas;…
- la cuestión de la solidaridad de clase ha sido puesta de manera más amplia y más´
explícita...
- han sido acompañadas por el surgimiento de una nueva generación de elementos en búsqueda de claridad
política…
(Revista Internacional 122, Resolución sobre la situación internacional del 16 Congreso de la CCI).”».
(Tesis 8)
Desde el inicio este movimiento se ha caracterizado no sólo por sus reivindicaciones colocadas claramente dentro del terreno de la clase trabajadora, de la misma forma su organización expresa una clara orientación proletaria: «El carácter profundamente proletario del movimiento está ilustrado igualmente en las formas de lucha que se ha dado, principalmente el de las asambleas generales soberanas, en las que se manifiesta una vida real que no tiene nada que ver con las caricaturas de “asambleas generales” (AGs) convocadas habitualmente por los sindicatos en las empresas…El que el conjunto de las asambleas tomara a su cargo el desarrollo de su propia vida se ha traducido principalmente por el hecho de que la presencia en las tribunas encargadas de organizar los debates ha tendido a reducirse en beneficio de los elementos que no tenían afiliación o experiencia particular antes del movimiento. De igual manera, en las asambleas mejor organizadas se ha podido ver la renovación cotidiana de los equipos (de 3 miembros en general) encargados de organizar y anima la vida de las asambleas…Uno de los elemento importantes de esta evolución ha sido la participación de delegaciones de estudiantes de una universidad a las AGs de otras universidades, que además de permitir el refuerzo del sentimiento de fuerza y solidaridad entre las diferentes AGs, ha permitido a aquellas que estaban en retraso, inspirarse en los avances de las que estaban al día. Esta es una de las características importantes de la dinámica de las asambleas obreras en los movimientos de clase mediante la cual han alcanzado un nivel importante de conciencia y organización» (Tesis 2)
La cuestión de la solidaridad que el proletariado expresa en su lucha, implica la ruptura sectorial al que la sociedad burguesa somete, expandiendo la discusión y reflexión de forma verdaderamente colectiva sin importar el sector en el que se labora, e incluso sin importar la generación a la que se pertenece, esto permite una transmisión de experiencias que sin duda fortalece el combate. Esto ha sido una de las cuestiones clave de este movimiento: «Una de las principales manifestaciones del carácter proletario de las asambleas que se han tenido en las universidades…es el hecho que, muy rápidamente su apertura al exterior no se ha limitado únicamente a los estudiantes de otras universidades, sino que se ha extendido igualmente a la participación de personas que no eran estudiantes. En un primer momento, las AGs han llamado al personal de las universidades (profesores, técnicos o administrativos…) a participar al mismo tiempo que los llamaban a unirse a la lucha, pero han llegado mucho más lejos que eso. En particular, trabajadores o jubilados, padres o abuelos de los estudiantes y desempleados en lucha, han tenido en general un recibimiento muy caluroso y atento de parte de las asambleas, desde el momento en que inscriben su toma de palabra en el sentido del reforzamiento y la extensión del movimiento, principalmente en dirección de los asalariados.» (Tesis 3).
Sin duda al igual que las movilizaciones de 1968, las que han tenido lugar en este año son experiencias de las que el proletariado a nivel internacional debe sacar las lecciones, en primer término reconociendo las semejanzas y diferencias que el momento histórico le imprime: «La comparación entre la movilización de estudiantes hoy en Francia y los acontecimientos de Mayo del 68 permiten desprender cierto número de características importantes del movimiento actual… La primera diferencia, y que es fundamental, consiste en el hecho que Mayo del 68 se situaba al principio de la crisis abierta de la economía capitalista mundial mientras que esta ya ha durado hasta hoy 40 años… Esto quiere decir que el número de desempleados en Francia hoy es 10 veces más elevado que el de Mayo del 68 y este desempleo masivo (del orden de 10% de la población activa, según cifras oficiales) dura ya varias décadas…»
(Tesis 10).
De manera que aún cuando las movilizaciones actuales no alcanzaron la dimensión de 1968, bien podemos reconocer un avance cualitativo: «El mundo de ahora es muy diferente al de 1968 y la situación actual de los jóvenes estudiantes tiene poco que ver con los de los ‘sesenta’:
- no es simplemente la inquietud hacia una desvalorización del futuro estatus lo que experimentan la mayor parte de los estudiantes de hoy. La mitad de ellos ya son proletarios que trabajan para poder pagarse los estudios y no se hacen ilusiones sobre situaciones sociales maravillosas que les esperan al final de estos. Saben sobre todo que su título les dará el ‘derecho’ de unirse a la condición proletaria bajo una de sus formas más dramáticas, el desempleo y la pobreza, el envío de centenas de solicitudes de trabajo sin respuesta y las filas de espera en las agencias de empleo…
- en ese sentido, la solidaridad que sienten actualmente los estudiantes hacia los trabajadores revela, en primer lugar, la conciencia, en la mayor parte de entre ellos, que pertenecen a un mismo mundo, el de los explotados en lucha contra un mismo enemigo, los explotadores. Ésta está muy lejos de la actitud de esencia pequeño burguesa de los estudiantes de 1968 en dirección a la clase obrera…» (Tesis 11)
La profundidad de este movimiento se encuentra en las cuestiones fundamentales que pugnan por la anulación del CPE, la preocupación por el porvenir de trabajo eventual e inestable y de desempleo que el capitalismo en crisis reserva a las jóvenes generaciones y que marca la derrota histórica de este sistema. Pero más aún esta profundidad se expresa por los métodos y la organización de la lucha (asambleas generales vivas, abiertas y disciplinadas) y la preocupación por la reflexión y la toma a cargo colectiva de la conducción del movimiento. Por ello este movimiento recogió importantes experiencias de combates pasados, es de destacar el reconocimiento que hacen (aunque de forma embrionaria) a la huelga de masas, tal como se expresó principalmente en agostó de 1980 en Polonia. De la misma forma la seriedad y claridad del movimiento se expresó en su voluntad por rechazar las provocaciones que desviaran sus objetivos y los alejara de los métodos clasistas de lucha: «La profundidad del movimiento de estudiantes se expresa igualmente en su capacidad de no caer en la provocación de la violencia que la burguesía les ha tendido en varios momentos incluso utilizando y manipulando a los ‘vándalos’: ocupación policial de la Sorbona, trampas al final de la manifestación del 16 de marzo, bloqueo policiaco al final de las del 18 de marzo, violencia de los ‘vándalos’ contra los manifestantes del 23 de marzo. Aún cuando una pequeña minoría de estudiantes, principalmente los influenciados por las ideologías anarquistas, se han dejado llevar por los enfrentamientos con las fuerzas de la policía, la gran mayoría de entre ellos ha tenido el coraje de no dejar podrir el movimiento en los repetidos enfrentamientos con las fuerzas de represión. En ese sentido, el movimiento actual de estudiantes ha hecho prueba de mayor madurez respecto al de
68…». (Tesis 14).
La prensa burguesa ha intentado colocar en el mismo cajón a la revuelta de jóvenes de la periferia, con quema de autos y enfrentamientos con la policía, con las manifestaciones de que se han presentado en esta primavera, sin embargo el movimiento de los estudiantes no se ha caracterizado por la violencia ciega, sino por los objetivos claramente de naturaleza proletaria, lo mismo que sus métodos de combate: «Es justamente la cuestión de la violencia lo que constituye uno de los elementos esenciales que permiten señalar la diferencia fundamental entre las revueltas en los barrios obreros del otoño de 2005 y el movimiento de los estudiantes de la primavera del 2006. En la base de los dos movimientos está, evidentemente una causa común: la crisis insuperable del modo de producción capitalista, el porvenir del desempleo o de un trabajo eventual e inestable que reserva a los hijos de la clase obrera. Sin embargo las revueltas en los barrios, que expresan fundamentalmente una desesperación completa de frente a esta situación, no pueden en ninguna manera ser considerados como una forma de lucha de la clase. En particular, los componentes esenciales de los movimientos proletarios, la solidaridad, la organización, la toma a cargo colectiva y la conciencia de la lucha, estaban totalmente ausentes en esas revueltas.»
(Tesis 15).
Por más que la burguesía y sus “intelectuales” insista que la clase obrera no existe, el paso de la historia muestra que es la única fuerza social capaz de transformar radicalmente este “reino de la necesidad”, y la fuerza de la nueva generación del proletariado han mostrado su potencialidad en estas movilizaciones: «Como se ha visto, el movimiento actual de estudiantes en Francia constituye una expresión de primer plano de la nueva vitalidad del proletariado mundial desde hace tres años, una nueva vitalidad y una capacidad acrecentada de toma de conciencia. La burguesía hará evidentemente todo lo posible para infligir a este movimiento la más aguda de las derrotas (…). Sin embargo, cualquiera que sean las maniobras de la burguesía, esta clase no podrá suprimir toda la experiencia acumulada durante semanas por decenas de miles de futuros trabajadores, su despertar a la política y su toma de conciencia. Esto es un verdadero tesoro para las luchas futuras del proletariado, un elemento de primer orden de su capacidad de proseguir el camino hacia la revolución comunista. Les toca a los revolucionarios participar plenamente sacando todo el provecho a las lecciones de esta experiencia.
empleándolas en los futuros combates.».
(Tesis 18).
RM/abril-2006.
Suplemento a:
Revolución Mundial 92
(mayo-junio 2006)
La miseria y la agudización de los niveles de explotación a que es sometida la clase trabajadora cada día crecen como resultado de la profundización de la crisis del sistema capitalista, abierta desde finales de los años sesenta. Este estrangulamiento económico al que los trabajadores son sometidos no corresponde a una región en particular, a lo largo y ancho del planeta los trabajadores cargan con la crisis, de manera que la clase dominante le exige cada día una cuota mayor de sacrificio para proteger su ganancia, así, el conjunto de asalariados tiene que soportar una degradación de su vida, y verse expuesto de manera obligada a cargas mayores de trabajo e incluso a la realización de labores peligrosas por míseros salarios.
La muerte de 65 mineros en Pasta de Conchos (Coahuila) ha puesto al descubierto, incluso para el más terco, el significado real de lo que el capitalismo puede ofrecer a los trabajadores: explotación, miseria y muerte. Pero este suceso no es un caso aislado o actuación particular de la familia Larrea (cabezas visibles del “Grupo Minera México”, propietaria de la mina Pasta de Conchos), es una generalidad que se repite lo mismo en fábricas y minas, que en empleos que se piensan privilegiados como los realizados en oficinas, hospitales o escuelas… y esto mismo que pasa en México se repite en todas las regiones del planeta, aún cuando puedan existir diferencias en los niveles salariales dependiendo del país, los trabajadores se ven hermanados por el hecho de que su sangre, su esfuerzo, su miseria y la de sus familias, es lo que crea y da forma a la ganancia capitalista.
Esta terrible situación que los trabajadores soportan, ha creado descontentos reales que se han mostrado en importantes movilizaciones como las realizadas en Francia en 2003, en Alemania a fines de 2004, en EUA en diciembre pasado y sin duda la realizada por estudiantes y trabajadores apenas hace unas semanas en Francia, en respuesta a la pretensión de imponer el “Contrato de Primer Empleo” (CPE). Estas respuestas han tenido, aún, una serie de dificultades para poder tomar en sus manos el control de la lucha, no obstante muestra que, pese a los discursos de los “sabihondos” que decretan la “muerte del proletariado”, las fuerzas de esta clase se encuentran vivas, lo mismo que sus capacidades revolucionarias.
En el caso de México, ésta misma degradación de las condiciones de vida ha generado descontentos, expresado, por ejemplo, en las movilizaciones de los trabajadores del IMSS en 2004, las cuales mostraron una combatividad importante, y más recientemente, ante la muerte de los mineros de Pasta de Conchos, el descontento y el coraje parecía crecer, no sólo entre el sector de los mineros, sino en el conjunto de la clase, sin embargo esa combatividad y disposición a la lucha, presente en ambos ejemplos, ha sido desviada y sometida por medio del trabajo de sabotaje del sindicato.
El seguimiento morboso que la TV y prensa escrita hicieron de la tragedia vivida por los mineros y sus familias, fue utilizado por la burguesía no sólo como espectáculo vendible, también fue aprovechado como telón de fondo para ajustar cuentas entre las diferentes fracciones en pugna de la clase dominante. El coraje expresado por los mineros contra el sindicato (por haber seguido fielmente las indicaciones de la patronal y obligar a los trabajadores de la mina de Pasta de Conchos a bajar al socavón, pese a las condiciones peligrosas que existía) el gobierno federal, a través de la secretaría del trabajo, busca aprovecharlo para golpear al mafioso priísta Napoleón Gómez Urrutia (“Napito”), con el que desde hace tiempo venía teniendo fricciones, imponiendo en la dirección del sindicato minero a Elías Morales.
El golpe que se da a este personaje de negra tradición, aún cuando es expresión de la profunda división existente al interno de la burguesía, no deja de ser aprovechado para afectar la conciencia de los trabajadores. La pugna que se viene escenificando entre el sindicato minero y las autoridades laborales, ha permitido a la burguesía desviar la atención y hacer olvidar el descontento que los trabajadores habían manifestado hacia el sindicato. Bajo el argumento de que se ha “violentado la autonomía” sindical, se llama a los trabajadores a cerrar filas en torno al aparato sindical y colocar la defensa de Napoleón Gómez por sobre cualquier reinvindicación de sus condiciones de vida. En ese sentido, el descontento por los míseros salarios queda sofocado y la incipiente combatividad es atrapada y conducida hacia el apuntalamiento del sistema.
De manera que las huelgas que han estallado en Nacozari, (Sonora) Sombrete (Zacatecas) y Taxco (Guerrero), aún cuando exponen un descontento real de los trabajadores, este ha sido dominado por la estructura sindical, encerándolos en la defensa del tal “Napito”.
Pero la demostración más clara que el sindicato no es ya una estructura de combate de los trabajadores, sino un engrane más del aparato de opresión del capital, la encontramos en la fundidora SICARTSA, Las Truchas (Michoacán), en la que sindicato, patrones y gobierno (estatal y federal), envuelven en una trampa a los trabajadores, resultando dos muertos y decenas más de heridos.
Los trabajadores de la fundidora SICARTSA, cuenta con cierta tradición de lucha expuesta durante la oleada internacional de luchas durante la década de los setenta. En los últimos años las condiciones de vida de los asalariados de esta fábrica, como la del resto de los trabajadores, se han visto degradadas, lo que alimenta sin duda un gran descontento, no obstante esta disposición que han mostrado otrora para el combate ha sido esterilizada por el sindicato. Las agresiones generales que la patronal (Grupo Villacero) impone mediante los despidos y la degradación del salario, han logrado pasar por la labor de sabotaje que realiza el sindicato. Justo la huelga que estallara el 2 de abril, fue parte de esta gran maniobra en la que el aparato sindical usa como simple carne de cañón a los trabajadores, sometiendo sus necesidades verdaderas (como lo es el salario) por la defensa de Napoleón Gómez, lanzándolos, incluso, como ya se vio, a un enfrentamiento suicida, en la que perdieron la vida dos trabajadores.
Si ahora existe una fricción entre la estructura sindical y la secretaría del trabajo, así como con la patronal, no significa que sea producto de un enfrentamiento de intereses de clase, sino tan sólo hay una disputa por definir una reorganización en las estructuras de poder. De la misma forma que cuando el gobierno en la época de Salinas se enfrentó a la “Quina”, dirigente entonces del sindicato petrolero, para poder adecuar la estructura de poder a las condiciones necesarias del momento, ahora es un conflicto entre pandillas de la burguesía, ante la cual los trabajadores no deben tomar partido por alguna de ellas.
El aparato de izquierda del capital, haciendo eco de la campaña llevada por el sindicato, aunque pretenden criticar al cacique sindical, no deja de hacer el llamado a defender la “autonomía sindical” e incluso para darle un tinte de mayor dramatismo, “exigen la renuncia” de Javier Salazar (secretario del trabajo), sin embargo es una forma escondida de empujar a los trabajadores a seguir siendo carne de cañón en un enfrentamiento que no le pertenece. El coraje que los trabajadores hoy muestran por la degradación de sus condiciones de vida, así como por el asesinato de 2 de sus compañeros (sumados a los 65 muertos en la mina de Conchos) debe ser canalizado hacia el combate, la solidaridad entre hermanos de clase debe concretarse en la lucha, pero para que este tome una verdadera dimensión de clase, es necesario tomar en manos la lucha, no permitir que la estructura sindical desvíe la combatividad hacia caminos sin salida, y ante todo es necesario sacar las lecciones de esta maniobra que se ha convertido en un verdadero ataque en contra de los trabajadores y en la que patrones, sindicatos, partidos políticos y gobierno han participado.
La degradación de los niveles de vida, así como el asesinato de los trabajadores de Las Truchas y en general la maniobra desatada por el sindicato, debe ser aprovechada por los trabajadores de toda la región, para sacar las lecciones tan necesarias para preparar los combates de clase que vienen. En ese sentido es que se debe tener en claro que:
- Las movilizaciones por la defensa de intereses ajenos a los trabajadores (por ejemplo: la defensa de la economía nacional, de la autonomía sindical, o de pretendidos líderes), como el sindicato lo promueve, no puede llevar sino a derrotas, después de todo, el sindicato no es ya una organización de los trabajadores.
- En el asalto a Las Truchas, la participación del gobierno federal (lanzando las hordas de policías y marinos) no se diferencia en nada de la actuación del gobierno de Michoacán dirigido por Lázaro Cárdenas Batel (miembro del PRD), mostrándose incluso más sanguinario, por lo que es claro que la actitud represiva y de defensa irrestricta al capital, lo cumple lo mismo un gobierno de derecha que de izquierda, por ello la lucha de los trabajadores no tiene nada que ver con las urnas y la democracia.
- La experiencia que el conjunto de la clase obrera debe recobrar (y aplicar) de la movilización de estudiantes y trabajadores en Francia contra el CPE, es que la fuerza de la clase para expresarse verdaderamente requiere de la organización mediante Asambleas Generales, en la que se designen delegados elegibles y revocables que cumplan los mandatos designados por la masa de trabajadores.
- La clase trabajadora es la única clase revolucionaria capaz de generar un nivel de conciencia que oriente su accionar masivo, por ello, la burguesía busca mediante su aparato de izquierda (por ejemplo el EZLN) envolverlos en movimientos interclasistas en los que pierda su esencia y se pierda en una masa amorfa sin perspectiva histórica.
La agudización de la crisis, que implica para los trabajadores una degradación cada vez mayor de sus condiciones de vida y una actitud más represiva y feroz del capital, debe llevar a la reflexión de que sólo hay un camino: la lucha. De frente al ataque combinado de patrones, gobierno y sindicato, la clase trabajadora no cuenta con más armas que su conciencia y su capacidad de organización.
¡A preparar los combates recobrando la experiencia de las luchas pasadas!
¡La lucha proletaria para ser efectiva, ha de pasar por encima y en contra del sindicato y partidos de la burguesía!
28-abril-2006
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¡Proletarios de todos los países, uníos!
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Lo invitamos a asistir a la próxima REUNIÓN PÚBLICA, a realizarse el día sábado 17 de junio-2006, a las 3 de la tarde
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La muerte de 65 trabajadores de la mina Pasta de Conchos en Coahuila, sin duda encendió el coraje de mineros de la región y de familiares de los obreros muertos, sin embargo el descontento al quedar aislado fue sometido rápidamente. El testimonio de los mismos obreros puso en evidencia las terribles condiciones en que se llevaban a cabo los trabajos en la mina y como, en un solo frente, gobierno, patronal y sindicato, se aseguran que los trabajadores no protesten ante estas condiciones. La información que se ha difundido revela que el mismo día del derrumbe, los trabajadores protestaron por el peligro que representaba bajar a la mina con tales niveles de gas, e incluso proponían la realización de un paro de actividades, no obstante la clase dominante utilizó una vez más su mejor instrumento de control obrero, es decir el sindicato, para obligar a laborar en esas condiciones.
Como señalábamos en RM 91 mar-abr/2006, la muerte de los trabajadores pone al desnudo que la ganancia de la burguesía (y más aún la existencia misma del capitalismo) se obtiene de la agonía y muerte de los trabajadores, por lo que el proletariado debe de tomar conciencia que esto que pretenden hacer aparecer como un “accidente” fortuito, es una realidad cotidiana, un producto más de la existencia de un sistema basado en la explotación; por eso el implorar justicia, como lo viene haciendo el aparato de izquierda del capital, sindicatos, intelectuales y filántropos, no hace sino confundir y sembrar, en los trabajadores, la esperanza de que el capitalismo, causante directo de estas muertes, puede ofrecer algo más que no sea explotación y represión.
Aprovechando la atención puesta en los mineros, las autoridades laborales colocan a Elías Morales como representante sindical, destituyendo así al priísta Napoleón Gómez Urrutia (apodado “Napito”, porque su padre del mismo nombre y de la misma tradición mafiosa le heredó el cargo de secretario general en el sindicato minero), acusándolo de hurtar 55 millones de dólares que corresponden a la indemnización de 5 mil trabajadores despedidos de diversas minas durante 2005. Esto, aunque revela una pugna entre diferentes fracciones de la clase dominante, no deja de ser aprovechado para apagar o desviar el descontento por la forma en que se dieron las muertes de los 65 mineros de Pasta de Conchos. Así, el sindicato, mostrándose como verdadero campeón del sabotaje, a la vez que utiliza como carne de cañón a los trabajadores para enfrentar a la fracción opositora (en este caso representada por el gobierno federal), se ocupa de esconder cualquier muestra de combatividad y expresión de descontento, desviando toda atención hacia la defensa del “líder sindical” destituido. De manera que las manifestaciones que el sindicato de mineros ha realizado junto con la UNT (estructura sindical que se presenta como opositora al sindicalismo oficial de la CTM, y que encabeza Hernández Juárez), así como las huelgas en las minas de Sonora y Zacatecas llevan ahora como único objetivo la defensa de Napoleón Gómez… quedó así apagado el coraje y la solidaridad que entre los trabajadores empezaba a prender por la muerte de sus compañeros.
La burguesía ha aprovechado los sucesos de Pasta de Conchos para hacer salir sus diferencias contra el cacique sindical, y aunque los grupos burgueses agrupados en el sindicato han usado las movilizaciones y huelgas como instrumentos de presión, se cuidan muy bien que las fuerzas de los trabajadores no se salgan de su control, por eso estas maniobras dejan al desnudo que el gobierno, el patrón y el sindicato, es el mismo enemigo al que los trabajadores tienen que enfrentar.
El aparato de izquierda del capital no ha dejado de completar el trabajo de confusión y sabotaje que la burguesía ha realizado aprovechando las muertes de los mineros.
El lenguaje radical con el que diversos grupos de la izquierda del capital se presentan, lo hacen para aparecer como una expresión de la clase obrera, sin embargo, este lenguaje tan sólo esconde su carácter burgués. El PRD, evidentemente, es la agrupación que ante la muerte de los mineros asume la más descarada defensa de la burguesía, al llamar a tener “fe y esperanza” en el sistema de explotación, por eso es que convoca a buscar “… relaciones obrero patronales en el marco de la legalidad, <para> que haya buenos salarios, y una verdadera representación sindical…” (La Jornada 24-02-06). Pero en un tono más escandaloso agrupaciones izquierdistas como El Militante en su versión de España (www.elmilitante.org [113]), escribe: “Esta canallada criminal que sepulta a los trabajadores, en más de un sentido, bien puede servir como un salto cualitativo, como un aliento de claridad y fuerza contra lo que sistemáticamente divide…” hasta acá podríamos decir que es una correcta denuncia, y todavía le da un tono de mayor radicalidad cuando señalan: “No hay ‘capitalismo humano’ ni ‘reformismo’ que valga, no hay palabrería, legaloide que valga ni argumento de revólveres que frene a los trabajadores…” Pero si alguien se había espantado con tanto grito, rápido aclaran: “Para mañana queremos todo bajo el control de los trabajadores… Por ahora…” y sueltan enseguida algunas consignas como “Capacitación y aseguramiento de condiciones de seguridad a todos los trabajadores”, “…huelga general de 24 horas del sector minero para conseguir estas demandas” y otra palabrería del mismo estilo, que no define la necesidad de los trabajadores en poner la defensa de sus condiciones de vida y de su autonomía de clase, sino que los encajona en los sueños de lograr, para hoy, mejoras del sistema y los ata a un sectorialismo que es el mejor terreno para la maniobra sindical, pero además se encarga de presentar a la necesidad de la transformación radical como un capricho al que podemos dejar para mañana, o bien, como si fuera una ilusión alejada de las necesidades y luchas cotidianas del proletariado; y sin embargo solo hay separación formal entre luchas inmediatas y luchas revolucionarias, en tanto son dos momentos de un mismo combate, no es hoy y mañana, es la preparación de la transformación del mañana desde hoy, por eso los combates obreros del presente buscan su poesía en el futuro.
Los argumentos de El Militante en México (https://militante.org [114]) son más burdos, en tanto se limita a defender a Napoleón Gómez y al sindicato minero, de los que dicen: “‘Napito’ nunca se ha reivindicado del sindicalismo clasista, pero el sindicato minero-metalúrgico ha logrado los mayores incrementos salariales a nivel nacional…” A tal grado llega su admiración por “Napito” que se atreven a decir, sin ningún rubor: “Esto ha provocado que los aumentos en los salarios directos y en prestaciones disminuyan los escandalosos márgenes de plusvalía que se lleva la patronal, ocasionando el enojo de los archimillonarios explotadores.” De lo que se deduce que los trotskistas de El Militante, suponen que el mísero salario que reciben los mineros y las condiciones infames en que laboran en las minas y que se evidenció con la explosión que dio muerte a 65 mineros, no es sino un mito.
El trabajo de confusión realizado por los grupos LTS-Contra Corriente, POS (ahora llamado MAS) y EZLN, coinciden. Los tres grupos, aunque exponen que las muertes de los mineros es un crimen del capitalismo, no dejan de rogar al mismo capital ofrezca justicia (la LTS-CC, añade incluso el ruego de “Castigo a los culpables”), y la justicia más radical que suponen pude alcanzarse es la “expropiación de la empresa” por parte del Estado y la entregue a los obreros. Esta propuesta del izquierdismo bien puede resumirse en el discurso que Marcos realizara en Querétaro (resumida y reseñada por el POS): “…En ese sentido, está la propuesta de exigir la expropiación de la empresa y que se le entregue a los trabajadores…” y más abajo completa “… porque, como dijo el compa aquí del POS, hay antecedentes [de que los obreros pueden administrar las empresas] y es eso lo que necesitamos conocer, [para demostrar] que es posible otra cosa, [un México sin capitalistas] como es el caso del Sindicato de Euzkadi o los compañeros de la Cooperativa Pascual…” De manera que aparentando hacer un discurso anti capitalista, no hacen sino confundir y atacar directamente la conciencia del proletariado al afirmar que el Estado al expropiar y cambiar la forma de propiedad privada a propiedad estatal, modifica en algo la esencia del sistema. Pero la solución al proceso de explotación no está en la eliminación formal del capitalista individual, sino en la eliminación de las RELACIONES SOCIALES. El capital puede despersonificarse y no representarse ya a través del capitalista individual, como en las sociedades anónimas, las corporaciones o las empresas estatales y sin embargo mantener la producción de MERCANCIAS y las CONDICIONES DE EXPLOTACIÓN. Por eso Lenin en su texto “Sobre las cooperativas” (1923) definía claramente: “Es indudable que las cooperativas en un Estado capitalista son instituciones capitalistas colectivas.”
Por más radical que pretendan hacer aparecer la expropiación de la mina de Pasta de Conchos, para que deje de pertenecer al Grupo México y pase a manos del Estado o bien se transforme en cooperativa, no es sino un discurso engañoso que aún cuando sea dicho con buenas intenciones, lo único que logra es alentar la idea de que no es necesario eliminar al capitalismo, sino tan solo “mejorarlo”, otorgándole mayor control económico al Estado o bien alentando la reproducción de las condiciones de explotación mediante las cooperativa o la autogestión.
Ante esta escalada de ataques que la burguesía viene realizando al tomar como pretexto la muerte de los 65 mineros, la clase obrera debe reflexionar que el capitalismo no puede ofrecerle sino explotación, miseria y penuria, y que para retardar su clarificación, su toma de conciencia y su accionar masivo, la clase dominante cuenta con el sindicato y aparato de izquierda, por lo que su combate debe pasar también por el enfrentamiento a estos saboteadores.
Tatlin/abril-2006
El capitalismo es un sistema que requiere de la fuerza de trabajo asalariada y no le importa de qué nacionalidad sean. El proceso de extensión del capital obligó a que grandes masas de la población trabajadora se desplazaran de un país a otro. La historia del capitalismo se encuentra marcada por esta dinámica, de manera que durante el siglo XIX trabajadores de Europa se desplazaban hacia las “nuevas” zonas en las que el capital requería su presencia. La migración era una necesidad del mismo capitalismo, por eso durante su fase de expansión la clase dominante lo llegó a promover, Lenin en “Imperialismo fase superior del capitalismo” cita al financista Cecil Rhodes, que en 1885 expresaba así la necesidad del capital de Reino Unido por expandirse fuera de sus fronteras arrastrando con ello a los trabajadores: “Al oír allí <en un barrio obrero> discursos exaltados cuya nota dominante era ¡pan!, ¡pan!… me convencí, más que nunca del imperialismo… debemos posesionarnos de nuevos territorios; a ellos enviaremos el exceso de población y en ellos encontraremos nuevos mercados para los productos de nuestras fábricas y de nuestras minas.” Sin embargo aún cuando la burguesía requiere de esta migración en momentos se vuelve un problema que debe detener. Rosa Luxemburgo refiere como en 1863, en la crisis algodonera en Inglaterra generó un millón de desempleados, y cuando los trabajadores piden apoyo para ser trasladados a Australia, “… los fabricantes algodoneros levantan la gritería de indignación contra esa exigencia de los obreros… <en consecuencia> los desocupados quedaron encadenados a su hambrienta miseria para construir la reserva necesaria para el capital.” (Introducción a la Economía Política).
Este problema se ha vuelto agudo en la DECADENCIA, ejemplo de ello es la forma en que se ha desarrollado la migración de trabajadores de México y el resto de América Latina hacia los EUA. Durante la 2ª Guerra Mundial, los gobiernos de México y EUA establecen un acuerdo para que trabajadores de origen mexicano laboraran en los campos de EUA (situación que dicho sea de paso generó una gran estafa que hasta ahora reclaman los trabajadores, en tanto que funcionarios del gobierno mexicano robaron un gran porcentaje de su pago), así mismo pese a establecerse formalmente una persecución a los trabajadores que entran ilegalmente, en épocas de cosecha los policías guarda fronteras de EUA, en una alianza con “polleros” (mafias dedicadas al traslado de trabajadores ilegalmente a los EUA) dejan pasar montos mayores de trabajadores. En el presente el gobierno de los EUA busca limitar la entrada de inmigrantes de origen latinoamericano, y aunque lo hace levantando un “justificante” racista, de “defensa de la seguridad” y de los “empleos de los norteamericanos”, hay circunstancias que empujan a la burguesía norteamericana a ello:
- la agudización de la crisis, que implica una disminución de la actividad productiva, y que se ejemplifica con el recorte de empleos en industrias “puntales”, como la automotriz,
- los efectos generales de la descomposición del sistema que extiende las pugnas entre las mafias del narcotráfico (en las que tanto en México como en EUA, los grupos de la burguesía se encuentran fundidos, e incluso sectores como el ejército mexicano está al centro del conflicto), y que se complementa en la amplificación de masas lumpenizadas como la “mara-salva-trucha” que aunque es usada como carne de cañón en su refriega interna, no deja de extender las dificultades sociales, que a ratos se sale del control de las burguesías tanto de EUA como de México,
- y además, la agudización de las pugnas imperialistas que hace que el Estado de los EUA establezca una militarización de sus fronteras.
De frente a esta realidad, el gobierno de EUA busca definir con la “Ley migratoria” un límite a la movilidad de trabajadores, es evidente que el capital instalado en los EUA requiere de ese trabajo, sobre todo porque su condición de ilegales permite se les pague un salario aún más bajo, sin embargo necesita mantenerlo bajo control. Esa medida, en la que se define como delincuentes y criminales a los inmigrantes, y la amenaza de crear un muro a lo largo de la frontera norte de México, ha generado, indudablemente, un coraje en las masas de asalariados latinos (ilegales y con tarjeta verde) establecidos en EUA. Este coraje se expresó en las manifestaciones en la que incluso los jóvenes de manera espontánea salieron de sus escuelas a tomar las calles, sin embargo pronto ese descontento es copado por el Estado con sus diversos aparatos, desde los sindicatos, hasta las ONG, pasando por las estructurales clericales y sectores de los partidos políticos de la burguesía (principalmente sectores del demócrata). Así, aunque se han visto crecer las manifestaciones callejeras abarcando 130 ciudades, y presentándose contingentes, en ciudades como en Los Ángeles, hasta de medio millón, el control y el sentimiento chauvinista que le han impregnado esterilizan el descontento.
De frente a las leyes restrictivas contra los trabajadores inmigrantes en los EUA, la alternativa no es asumir un patrioterismo y suponer que el movimiento de “la raza” o el “mexican power” podrá frenar el golpe, por supuesto la falsa ilusión alimentada por la burguesía de que puede influirse mediante el voto, tampoco debe ser escuchado por los trabajadores… ante las agresiones a las condiciones de vida de los trabajadores la única alternativa que queda es la búsqueda de la unión de todos los trabajadores, sin importar la nacionalidad.
Esta ley anti-inmigrantes no debe terminar alentando la ideología chauvinista, que tan útil le es a la burguesía para mantener su dominio, ni la ilusión de que la democracia y el voto puede mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, esta medida descubre que las agresiones a los asalariados por parte del capitalismo son cada vez mayores, y sólo su unidad, sin importar la nacionalidad es la que puede detener los ataques. Por eso hoy más que nunca el llamado internacionalista: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”, debe colocarse por encima de la bandera tricolor y la de las barras y las estrellas. La agresión en contra de los trabajadores inmigrantes no es ajena a los trabajadores de EUA, ni a los de otro origen, después de todo como dijera Marx (1845): “La nacionalidad del obrero no es francesa, ni inglesa, ni alemana; es el trabajo, la esclavitud en libertad, la venta voluntaria de sí mismo… Su cielo patrio no es el francés, ni el inglés, ni el alemán; es la atmósfera de la fábrica.”
Tatlin/13-abril-2006
Estas reflexiones en sí mismas hacen parte también del despertar de la
clase obrera, del desarrollo de una toma de conciencia de la necesidad de
acabar con el capitalismo. Estas reflexiones son la más viva expresión que le
futuro sigue en manos de la única clase revolucionaria de esta sociedad: el
proletariado[1] [116].
En las últimas semanas, las noticias que llegan de Francia han resultado ser un fresco aire para los revolucionarios y los trabajadores de todo el mundo. La valiente respuesta de los estudiantes franceses lanza un mentís a la burguesía y sus corifeos intelectuales que daban por extinta la lucha de clases en nombre de la «democracia» y de la humanización del capitalismo por la vía del altermundismo y sus múltiples sectas «izquierdistas».
Las diferencias entre lo que está sucediendo en Francia en estos momentos y las manifestaciones altermundistas saltan a la vista.
Mientras que el aparato «izquierdista» de la burguesía fracciona al proletariado en una pléyade de actores sin porvenir (ecologistas, homosexuales, sindicatos, indígenas, etc) los jóvenes proletarios franceses han extendido su lucha al conjunto de la clase, superando sus intereses inmediatos en tanto estudiantes para vincularse con el proletariado francés en primera instancia, pero también con el proletariado de los demás países por las implicaciones y los alcances de su lucha.
Mientras que los altermundistas se caracterizan por sus movimientos dirigidos por figuras emblemáticas y líderes «carismáticos» (Marcos, José Bové, etc) el movimiento francés se ha definido por su capacidad para hacer de las asambleas soberanas sus órganos decisorios y organizativos.
El proletariado ha reconocido en la lucha contra el CPE una batalla de la cual son parte integrante y en la cual se plantea una vez más la inevitable confrontación entre las clases explotadoras y explotadas.
Por comparación, veamos lo que aconteció en la visita del llamado Delegado Zero[2] [117] al municipio de Irapuato. Organizada en principio por un conglomerado de pequeñas organizaciones «izquierdistas» (trotskistas, anarquistas y colectivos estudiantiles de la universidad de Guanajuato), estos grupúsculos de pronto se toparon con un cambio de planes proveniente del mismo Rafael Sebastián («Marcos») y su círculo de «asesores» quienes decidieron dejar en manos de la dirigencia de una organización de «colonos», con raíces en el PPS (Partido Popular Socialista) y vinculada políticamente con el PRI, la recepción a «La Otra Campaña».
En medio de una serie de mutuas descalificaciones que, a decir del primer grupo elegido para tal efecto, llegaron a las amenazas de muerte por parte de la dirigencia del grupo rival, se realizó el arribo de Marcos a Irapuato.
Siguiendo las usuales prácticas de las «asociaciones de colonos» la dirigencia de dicha organización montó el operativo de alojamiento y desarrollo del evento público del Delegado Zero echando mano de los habitantes de los asentamientos irregulares que controla.
En un evento desangelado, cuya concurrencia mayoritaria la constituyeron los colonos «acarreados» para tal efecto, se desarrolló el discurso de Guillén Vicente («Marcos») en la Plaza principal del municipio, recurriendo, como es usual en él a una retórica sentimentaloide, surrealista, pero sobre todo emponzoñada con la deformación de la perspectiva de lucha del proletariado.
Desde su tribuna, flanqueado por la dirigencia de la asociación, unos cuantos oradores improvisados y los usuales «líderes sociales» locales más algún póster de Stalin y Fidel, el Delegado Zero repartió perlas como las siguientes:
- «Los ricos y poderosos nos quieren quitar lo único que nos queda, nuestra pobreza, nuestro pequeño negocio, nuestra parcela».
- «Los ejércitos ya no van a servir para defender a los países de invasiones extranjeras, sino para oprimir a los pobres de los propios países»
- «Van a venir aquí a mandar ya no los mexicanos, sino los gringos y los japoneses»
En la primera cita nos encontramos una vez más con la defensa de la propiedad privada que ha caracterizado a Marcos desde el comienzo de su «carrera» como superstar altermundista. ¿Nos quieren quitar nuestra pobreza? Lo único que tiene el proletario es su fuerza de trabajo y ni su misma «pobreza» le ha pertenecido nunca, sino a los diversos grupos de la burguesía que le expolian (el patrón, el casero, el comerciante, el banquero, etc.) su pobreza les pertenece a ellos porque la necesitan para que el trabajador día con día tenga que venderse por un mísero salario y crear la riqueza que ellos aprovechan. ¿Es acaso este discurso diferente del de otros sectores de la burguesía, como aquel que aseguraba que el indígena será feliz con vocho[3] [118] , tele y changarro[4] [119]?
En ambos encontramos la idea ilusoria de que el proletariado puede, en este sistema económico, ser efectivamente PROPIETARIO bajo los criterios de una mayor adquisición de mercancías. Por ende, la lucha de los pobres tendría como objetivo rescatar la mediana y pequeña propiedad de la voracidad de los grandes capitalistas, batalla por demás perdida dada la tendencia del capital a la concentración.
Los ejércitos NUNCA han servido exclusivamente para defender a las naciones de las agresiones de sus vecinos, sino que también son instrumentos de rapiña internacional pero ante todo su función primordial ES y SIEMPRE HA SIDO la de ejercer la violencia contra las clases dominadas para mantener el sistema de explotación. En esta cita reconocemos una vez más al Marcos que en la Primera Declaración de la Selva Lacandona justifica su alzamiento con la ley burguesa, apelando a la Constitución de 1917. La función de los ejércitos es la salvaguarda de la propiedad privada y la preservación del Estado.
Y por supuesto, no podían faltar las alocuciones patrioteras, dirigidas en total consonancia con la moda altermundista, contra el imperialismo norteamericano y asiático que está provocando pérdidas económicas por sus mayores tasas de productividad a los capitalistas nacionales. Las referencias al «padre de la Patria» estuvieron también presentes aunque faltó el Himno Nacional que siempre acompaña a Marcos en sus pasarelas.
Finalmente, el llamado a unirse a todos «los campesinos, amas de casa, estudiantes, homosexuales, sindicalistas independientes, indígenas, obreros, colonos», diluyendo al proletariado en un pantano de segmentos sociales que son presentados por Marcos y sus intelectuales asociados como los nuevos sujetos revolucionarios.
Cabe mencionar que muchos de los integrantes de las organizaciones izquierdistas «desairadas» por Marcos en su visita a Irapuato han comenzado a replantearse la verdadera naturaleza de «La Otra Campaña», sin embargo, continúan desorientados en cuanto a que consideran que es Marcos el problema y que el zapatismo sigue siendo en esencia un movimiento revolucionario y justo.
Los simpatizantes de este movimiento, jóvenes en su mayoría, deben entender que no es siguiendo a caudillos carismáticos y sus espejismo ideológicos como los desposeídos del mundo encontrarán la solución a la situación cada vez más desesperada que vive la humanidad bajo el capitalismo, sino asumiendo su condición de proletarios y defendiendo por tanto sus verdaderos intereses de clase, tomando la lucha en sus manos, desechando a los Mesías que la misma burguesía vomita para desorientar a su mortal enemigo, la clase obrera. Los jóvenes proletarios mexicanos, como los chinos, los australianos o los norteamericanos deben tomar el ejemplo de los estudiantes franceses, informarse sobre su lucha y difundirla en sus respectivos países, pues la clase obrera es una sola, sin importar las fronteras reales o imaginarias con las que la burguesía intenta dividirnos para mantener su dominio en el orbe.
Las jóvenes generaciones de proletarios han comenzado a integrarse a la lucha conciente y es deber de los comunistas el contribuir a la extensión de esta lucha.
Sobre las mentiras de los encapuchados y sus «padrinos» burgueses lanzamos la consigna proletaria ¡COMUNISMO O BARBARIE! ¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, ÚNANSE!
B/21 de marzo de 2006
[1] [120] Hemos hecho sólo ligeras modificaciones y hemos agregado algunas informaciones adicionales para favorecer la mejor comprensión de este artículo en otros países
[2] [121] «Delegado Zero», nueva denominación que el «subcomandante Marcos» se ha atribuido para distinguir su «nueva etapa» en la «otra campaña».
[3] [122] Vocablo usado en México para designara al «sedán» más económico fabricado por la empresa Volkswagen. También llamado «escarabajo». Un auto «barato».
[4] [123] Forma popular de designar a los «pequeños negocios». Durante el gobierno de Fox se pretendía hacer de la microempresa un detonador de la economía nacional. De nuevo era el viejo mito burgués que consiste en pensar que un «negocio pequeño» un día puede llegar a «ser grande» y así combatir la miseria ¿Quién comprará si todos vendemos?
El 24 de marzo de 1976 una junta de jefes militares, con el General Jorge Rafael Videla a la cabeza, se hizo del poder en Argentina. Se iniciaba así lo que se le llamó como Proceso de Reorganización Nacional que no era otra cosa que un profundo proceso de militarización del trabajo y de toda la vida social, 30 mil víctimas dan testimonio de la barbarie de la que es capaz la burguesía. Hoy, 30 años después, la clase capitalista da rienda suelta a la “fiesta de la democracia”, bajo el lema de “nunca más” se hacen remembranzas de los golpes de Estado que se propagaron en América Latina en la década de los 70 (Brasil, Argentina, Chile, etc.). Toda esta alharaca pretende introducir en el proletariado la idea de que la “dictadura es mala” y la “democracia buena” ocultando así la esencia de la miseria y la violencia contra los trabajadores: la permanencia de un sistema de explotación del trabajo asalariado y cuya decadencia arrastra a la humanidad entera a un abismo sin retorno.
Desde la entrada del capitalismo en su fase de decadencia, es decir, desde que dejó de ser un sistema de progreso para la humanidad (desde la I Guerra Mundial), no hay ya lugar para la lucha por “la democracia”. Ya no existen más fracciones “progresistas” de la burguesía y la democracia revela toda su naturaleza como justificación de la explotación capitalista. La masacre del proletariado español en 1936[1] [124] en vísperas de la II Guerra Mundial se pudo realizar gracias a las trampas de la democracia, la clase obrera fue encuadrada en la defensa de la política del “mal menor”, es decir, habría que elegir entre un verdugo vestido de militar u otro vestido de traje y corbata. Durante toda la guerra fría (Fin de la II Guerra Mundial hasta la caída del Muro de Berlín en 1989) la democracia fue presentada por la burguesía como sinónimo de “libertad” en contraposición a los regímenes estalinistas, falsamente llamados comunistas, esta “oposición” es en realidad la cobertura de un mismo sistema de esclavitud asalariada, tanto en los países occidentales como en los del Este pasando por China, Albania y Cuba la explotación de la clase obrera ha sido y sigue siendo el pan de cada día. Si la burguesía y sus intelectuales se desgañitan por presentar “sistemas diferentes” se debe simplemente a que toda la burguesía mundial está interesada en evitar que los trabajadores comprendan que el verdadero cambio vendrá de la eliminación de capitalismo y no de un cambio de vestimenta de éste.
El capitalismo es como un monstruo de mil cabezas, lo mismo se presenta como una “democracia” rebosante de “libertades” que como una feroz dictadura militar. Lo que a la burguesía siempre le ha convenido es despistar a los obreros hacia el lodazal democrático presentando a la democracia como “el mejor de los mundos” y ocultando cuidadosamente, y en ello colaboran tanto la izquierda como la derecha, que detrás de sus sistemas parlamentarios y electorales y demás instituciones se esconde una feroz dictadura del capital sobre el trabajo. Es esta realidad la que nos ocultan cada vez que hay un festejo de la “democracia” en ocasión de las hipócritas poses de la burguesía que hoy se rasga las vestiduras al recordar los sangrientos golpes militares de los 70.
Los regímenes militares que subieron al poder en América latina en los 70 reforzaron la lucha de la burguesía norteamericana contra el rival “comunista”: la URSS. En el cono sur se desplegó la terrible Operación Cóndor, la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), las Brigadas Blancas en México, es decir el capitalismo abiertamente realizaba asesinatos a mansalva y desapariciones como medios de terror contra una clase trabajadora que trataba de emprender el camino de la lucha. Esta política estaba particularmente dirigida contra todo aquello que oliera a “comunista”, era una forma en que los EUA metían la disciplina en su patio trasero contra la influencia de sus rivales de la URSS. El general Videla declaró una vez que “un terrorista no es sólo el portador de una bomba o una pistola, sino también el que difunde ideas contrarias a la civilización cristiana y occidental”, la burguesía latinoamericana cerraba filas con los EUA y la “civilización cristiana y occidental” podía sentirse a salvo bajo la protección de los militares.
Hoy los EUA escandalizan ante el dictador Hussein (¡que ellos crearon, protegieron y premiaron!), ante los “crueles talibanes” (que también ellos armaron) y montan en “cólera” ante los atropellos de los “derechos humanos”. Sin embargo, ese mismo Estado paladín y “defensor de las víctimas” se hizo de la vista gorda durante 20 años de dictaduras en este continente, Pinochet y sus congéneres gozaron del apoyo abierto y de la protección de los EUA. La misma clase capitalista en EUA desarrolló toda una campaña de terror contra los trabajadores bajo el pretexto de la lucha contra “el comunismo” (juicios abiertos contra todo aquél que se llamara “comunista”, incluso se sentenció a muerte a supuestos “espías rusos” e incluso actores y productores de Hollywood fueron usados y hostigados para “mostrar el ejemplo”). Un personaje como Nixon escaló al poder gracias a su “anticomunismo”, es decir, a su férrea defensa del “mundo libre” donde irónicamente se inducía a “pensar en una cierta dirección”.
Esta hipocresía podríamos decir que es una cualidad de cualquier burguesía. El Estado mexicano por ejemplo, “abría los brazos a los exiliados víctimas de las dictaduras” mientras que por otro lado exterminaba en la llamada “guerra sucia” a todos aquéllos que osaban alzar la voz contra las injusticias y la opresión.
Los discursos del “nunca más” y las lágrimas de cocodrilo de la burguesía llevan la clara intención de hacer olvidar la barbarie capitalista vestida de militar y de machacarnos que la democracia es casi “un paraíso”. No ha habido en la historia clase explotadora más cínica que la burguesía, cuando nos hablan de “libertad” es para mejor cubrir la opresión, cuando lanzan peroratas sobre el progreso es porque el hundimiento económico devora las entrañas de la sociedad, los discursos sobre la “libre elección” esconden la realidad de un sistema electoral diseñado para engañar y sembrar ilusiones en un modo de producción cuya agonía sólo representa miseria y barbarie.
La democracia no es una meta histórica para el proletariado, éste tendrá que derribar al capitalismo junto con ése su quinto pilar: la democracia. Hoy todos los gobiernos invierten sumas escandalosas en elecciones y en el mantenimiento de sus “instituciones democráticas”, a toda costa deben “validar” la explotación capitalista. Todos los medios de comunicación de la burguesía invierten tinta y espacios cada ocasión en la que se trate de marcar la “diferencia” entre los gobiernos militares y los democráticos, apoyándose en el dolor y el traumatismo dejado por esas masacres en la clase trabajadora, todos los “aniversarios” o “conmemoraciones” de ese tipo no hacen sino alimentar la ilusión de que el “capitalismo democrático” finalmente “no es tan malo” como los regímenes militares de los 70. Un vistazo a la situación mundial actual debería bastar para hacer añicos todos esos discursos.
Abril de 2006/Dan
Enlaces
[1] http://www.comerciojusto.org
[2] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_ALCA.html#sdendnote1sym
[3] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_ALCA.html#sdendnote2sym
[4] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_ALCA.html#sdendnote3sym
[5] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_ALCA.html#sdendnote1anc
[6] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_ALCA.html#sdendnote2anc
[7] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_ALCA.html#sdendnote3anc
[8] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/mexico
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[10] https://es.internationalism.org/tag/geografia/america-central-y-sudamerica
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[12] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_porrismo.html#sdendnote1sym
[13] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_porrismo.html#sdendnote1anc
[14] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/irak
[15] https://es.internationalism.org/book/export/html/185
[16] https://es.internationalism.org/tag/geografia/argentina
[17] https://es.internationalism.org/tag/2/35/las-luchas-parciales
[18] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote1sym
[19] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote2sym
[20] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote3sym
[21] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote4sym
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[24] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote7sym
[25] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote1anc
[26] https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo#sdendnote2anc
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[111] mailto:[email protected]
[112] http://www.internationalism.org
[113] http://www.elmilitante.org
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[121] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_ednref2
[122] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_ednref3
[123] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_ednref4
[124] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_Argentina#_edn1
[125] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_Argentina#_ednref1
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