La burguesía en todo el mundo viene asegurando que la crisis ha sido eliminada, no obstante los ataques en contra de las condiciones de vida de los trabajadores se recrudecen. Los mismos cantos entusiastas de la burguesía filtran en sus pronósticos la amenaza y la justificación de esos ataques que vienen, por ejemplo, el FMI advierte: "El aumento del desempleo constituirá un serio reto para muchas economías avanzadas y la pobreza seguirá siendo un problema para muchas economías en desarrollo. (...) las tasas de desempleo suelen aumentar significativamente después de los shocks financieros y a mantenerse mas elevadas durante muchos años. Para limitar el alcance de la destrucción de puestos de trabajo se necesitara un crecimiento salarial mas lento o incluso recortes salariales para muchos trabajadores." (Perspectivas de la economía mundial, octubre-2009. El subrayado es nuestro).
Esta política anunciada se pondrá en práctica lo mismo en los países de mayor industrialización que en los de menor, y tanto gobiernos de derecha como de izquierda están siempre prestos a incrementar los niveles de explotación, pues es el principal instrumento con que cuentan para salvaguardar la ganancia capitalista. Los discursos de la burguesía en todo el mundo buscarán presentar a estas medidas como "medicinas amargas", que requieren el sacrificio de los asalariados para el beneficio de la economía nacional. Pero salvar la economía significa para los trabajadores olvidar su condición de explotado y suponer que los trabajadores y explotados pueden tener algún interés en común.
El 2009 ha cerrado con una degradación de las condiciones de vida de los trabajadores de todo el planeta. La economía mexicana ha cerrado el año con la caída de su PIB en uno de los niveles más bajos de todo el planeta: -7.3% (según las cifras estimadas del FMI), de la misma forma su tasa de desempleo, aún cuando su medición tiene una serie de trucos estadísticos que le permite esconder la dimensión real, nos da una señal aproximada del problema cuando vemos que alcanzó un nivel superior al 6% (lo cual es significativo, si consideramos que en 1996 había alcanzado el nivel históricamente más alto, es decir del 5.5%), lo que significa que por lo menos 2.9 millones de trabajadores fueron lanzados al desempleo durante el año pasado. Esa sesgada información puede ampliarse cuando notamos que la población que labora en las peores condiciones y con ingresos muy bajos, ubicadas en el denominado "sector informal", tiene una tasa de crecimiento acelerada, que según las cifras oficiales, hizo que este año condujera a la suma de 12.1 millones de trabajadores, lo que representa el 26.8% de la Población Económicamente Activa[1].
Pero a si estos elementos señalados, le agregamos las violentas agresiones contra los trabajadores de la electricidad y el tratamiento ruin que dan a los hijos de los trabajadores en las guarderías, que condujo a la muerte de decenas de niños, ya es posible evaluar el grado de dificultades que los explotados de la región han vivido en 2009, pero la situación no mejorará en 2010, no hay el menor indicio de que estas dinámicas cambien, por el contrario empeorará.
Iniciando el año los trabajadores encontrarán que hay que pagar más impuestos en cada compra, dado que el IVA ha pasado del 15 al 16%, pero además su salario será reducido con el incremento del ISR, que pasa del 28 al 30%. Unido a estos golpes se agregan enseguida los incrementos de precios, tan sólo los ya anunciados son los referentes a la energía eléctrica, que se incrementará en 6%, el metro en la ciudad de México subirá 50% (es decir su costo será de 3 pesos), y por cada 20 litros de gasolina se pagará 1.20 pesos más y la lista se irá haciendo más larga... en cambio los salarios se han de ajustar a los ilusorios niveles inflacionarios que anuncian, es decir a 4.85%, así mismo, las dificultades por el desempleo serán mayores.
Pero reflexionar sobre las condiciones de miseria y explotación de los trabajadores no es para lamentarnos, sino para comprender que el capitalismo no puede ofrecer otra cosa y por ello es necesario echarlo abajo.
La degradación de la vida de los trabajadores no es una característica única o peculiar de los habitantes de países de bajo desarrollo industrial, es una condición general a la que lleva el capitalismo a todos los explotados en todos los países, por eso ante esa evidencia, la clase dominante no tiene más camino que construir ilusiones y velos para encubrir la realidad.
A principios de 2009 congresistas de México organizaron un foro "México ante la crisis, ¿qué hacer para crecer?", en el que asistieron personeros del capital de diversos países para consolarse e inventar salidas mágicas a la crisis. Por ejemplo el presidente uruguayo Julio María Sanguinetti dijo: "no hay milagros para superar las crisis financieras y económicas" pero un instrumento para lograrlo, nos dice, es "preparar a su gente y formar el capital humano necesario y prescindible para enfrentar los desafíos de un crecimiento profundamente competitivo" (La jornada, 28-01-09). Desde los años 60 la burguesía ha construido el concepto de "capital humano" para explicar a "la educación y la formación como inversión que realizan individuos racionales, con el fin de incrementar su eficiencia productiva y sus ingresos..." (André Destinobles, El capital humano en las teorías del crecimiento)... Pero los discursos de los voceros del capital y las categorías de la "ciencia económica" no son sino expresiones huecas muy alejadas de la realidad.
Mientras aseguran que una prevención a la crisis es la preparación individual de las nuevas generaciones, la realidad muestra que esa joven generación es la que carga lo más pesado de la crisis ya que una masa cada vez mayor de jóvenes son alejados de la posibilidad de contar con estudios universitarios, y otra parte de ellos que se han esforzado en prepararse viven la tragedia de no contar con empleo o aquellos que lo obtienen es de una condición muy precaria. Justamente esa realidad ha llevado a que sociólogos españoles para definir a los jóvenes con alta capacitación pero sin empleo los definan como la "generación cero" y antes le llamaron los JASP (jóvenes, aunque sobradamente preparados). Es evidente que esos conceptos describen un problema pero no pueden explicar que es un fenómeno producto de la decadencia capitalista que expone las profundas y crónicas dificultades que tiene el sistema para dar un relanzamiento creciente y continuo a la acumulación de capital, llegando al grado de impedir que grandes capas de proletarios puedan tener la posibilidad de vender su fuerza de trabajo.
Por eso, el capitalismo es un sistema que no puede ofrecer ningún futuro a la humanidad, mientras este mantenga su dominio los trabajadores sólo pueden esperar más miseria, desempleo, guerras y hambrunas.
Tatlin/diciembre-2009
[1] Se define como PEA a las personas entre 14 y 65 años, que tiene capacidad para laborar. En México la PEA la forman 45.2 millones de Hombres y mujeres, la cual muestra un crecimiento anual de 1.2 millones de personas, que representan jóvenes demandantes de trabajo.
El boom de posguerra llevó a muchos a pensar que el marxismo estaba anticuado, que el capitalismo había descubierto el secreto de la eterna juventud ([1]) y que en adelante la clase obrera ya no era el actor del cambio revolucionario. Pero una pequeña minoría de revolucionarios, trabajando muy a menudo en un aislamiento casi total, mantuvo sus convicciones en los principios fundamentales del marxismo. Uno de los más importantes de entre ellos fue Paul Mattick, en Estados Unidos. Mattick respondió a Marcuse, que pretendía haber descubierto un nuevo sujeto revolucionario, en su libro Los límites de la integración: el hombre unidimensional en la sociedad de clase (1972) ([2]), donde reafirmaba el potencial revolucionario de la clase obrera para derrocar el capitalismo. Pero su contribución más duradera fue probablemente su libro Marx y Keynes, los límites de la economía mixta, publicado en inglés por primera vez en 1969 pero basado en estudios y análisis realizados a partir de los años cincuenta.
Aunque ya a finales de los años sesenta empezaron a aparecer los primeros signos de una nueva fase de crisis económica abierta (con la devaluación de la libra esterlina en 1967 por ejemplo), defender la idea de que el capitalismo seguía siendo un sistema minado por una profunda crisis estructural, era entonces ir, sin lugar a dudas, a contracorriente. Pero Mattick siguió haciéndolo más de 30 años después de haber resumido y desarrollado la teoría de Henryk Grossman sobre el hundimiento del capitalismo en su principal trabajo, La crisis permanente (1934) ([3]), y manteniendo que el capitalismo era ya un sistema social en regresión, y que las contradicciones subyacentes al proceso de acumulación no se habían exorcizado sino que tendían a resurgir. Centrándose en la utilización del Estado por la burguesía con el fin de controlar el proceso de acumulación, ya sea en la forma keynesiana de “economía mixta” en Occidente o en su versión estalinista en el Este, puso de manifiesto que la manipulación de la ley del valor no era el signo de la superación de las contradicciones del sistema (como por ejemplo defendía Paul Cardan/Cornelius Castoriadis, especialmente en El movimiento revolucionario bajo el capitalismo moderno, 1979) sino, precisamente lo contrario, la expresión de su decadencia:
“A pesar de la larga duración coyuntural de la llamada prosperidad que los países industriales avanzados vivieron, nada permite suponer que la producción de capital puede superar, gracias a la intervención del Estado, las contradicciones que le son inherentes. Al contrario, el incremento de dicha intervención lo que indica es la persistencia de la crisis de producción de capital, mientras que el crecimiento del sector controlado por el Estado pone de manifiesto la decadencia cada vez más acentuada del sistema de empresa privada” ([4]).
“Como puede verse las soluciones keynesianas eran artificiales, aptas para diferir pero no para hacer desaparecer definitivamente los efectos contradictorios de la acumulación del capital, tal y como Marx los había predicho” ([5]).
Mattick mantenía pues que “… el capitalismo –al contrario de lo que aparenta - se ha convertido hoy en un sistema regresivo y destructivo” ([6]).
Y al principio del capítulo XIX, “El imperativo imperialista”, Mattick afirma que el capitalismo no puede evitar su tendencia a la guerra ya que es el resultado lógico del bloqueo del proceso de acumulación. Pero escribiendo al mismo tiempo que “… se puede suponer que, por medio de la guerra, [la producción para el derroche] se producirán transformaciones estructurales de la economía mundial y la relación de fuerzas políticas que permitirán a las potencias victoriosas beneficiarse de una nueva fase de expansión” ([7]), y añade que eso no debe tranquilizar a la burguesía porque “Esta clase de optimismo ya no tiene sentido vista la capacidad de destrucción de las armas modernas, especialmente las atómicas” ([8]).
Además, para el capitalismo, “saber que la guerra puede conducir a un suicidio general (...) no debilita de ningún modo la tendencia hacia una nueva guerra mundial” ([9]).
La perspectiva que anuncia en la última frase de su libro sigue siendo válida, y es la misma que los revolucionarios ya habían enunciado en la época de la Primera Guerra mundial: “socialismo o barbarie”.
Sin embargo, hay algunos defectos en el análisis que hace Mattick de la decadencia del capitalismo en su libro Marx y Keynes. Por una parte, ve la tendencia a la distorsión de la ley del valor como una expresión de la decadencia; pero, por otra, afirma que los países del bloque del Este, enteramente estatalizados, no están sujetos a la ley del valor y por tanto tampoco a la tendencia a las crisis. Defiende incluso que, desde el punto de vista del capital privado, estos regímenes pueden “definirse como un socialismo de Estado, por el mero hecho de que el capital allí está centralizado por el Estado” ([10]), aunque desde el punto de vista de la clase obrera, hay que definirlos como capitalismo de Estado. En cualquier caso, “el capitalismo de Estado no está afectado por la contradicción entre producción rentable y producción no rentable, una contradicción que sí sufre el sistema rival (….) el capitalismo de Estado puede producir de manera rentable o no, sin caer en el estancamiento” ([11]).
Desarrolla la idea de que los Estados estalinistas son, en cierto modo, un sistema diferente, profundamente antagónico a las formas occidentales de capitalismo –y es en este antagonismo donde parece situar la fuerza motriz de la Guerra fría, puesto que escribe con respecto al imperialismo contemporáneo que: “contrariamente al imperialismo y al colonialismo de tiempos del liberalismo, se trata esta vez no sólo de una lucha por fuentes de materias primas, mercados privilegiados y campos de exportación del capital, sino también de una lucha contra nuevas formas de producción de capital que escapan a las relaciones de valor y a los mecanismos competitivos del mercado y en consecuencia, en este sentido, de una lucha por la supervivencia del sistema de propiedad privada” ([12]).
Esta interpretación se realiza al mismo tiempo que su argumento según el cual los países del bloque del Este no tienen, estrictamente hablando, una dinámica imperialista propia.
El grupo Internationalism en Estados Unidos –que iba a convertirse más tarde en una sección de la CCI– destacó esta debilidad en el artículo que publicó en el no 2 de su revista a principios de los años setenta, “El Capitalismo de Estado y ley del valor, una respuesta a Marx y Keynes”. El artículo pone de manifiesto que el análisis que hace Mattick de los regímenes estalinistas mina el concepto de decadencia que él, por otra parte, defiende: ya que si el capitalismo de Estado no es propenso a las crisis; sí es en realidad, como lo defiende Mattick, más favorable a la “cibernetización” y al desarrollo de las fuerzas productivas; si el sistema estalinista no estuviera empujado a seguir sus tendencias imperialistas, los fundamentos materiales de la revolución comunista desaparecerían y la alternativa histórica planteada por el periodo de decadencia se hace también incomprensible:
“Cuando Mattick emplea el término capitalismo de Estado lo hace de forma inapropiada. El capitalismo de Estado o “socialismo de Estado”, que Mattick describe como un método de producción explotador pero no capitalista, se asemeja mucho a la descripción hecha por Bruno Rizzi y Max Shachtman del “colectivismo burocrático”, en los años anteriores a la guerra. El hundimiento económico del capitalismo, de un modo de producción basado en la ley del valor que Mattick considera inevitable, no sitúa la alternativa histórica en los términos de socialismo o barbarie, sino en la disyuntiva entre socialismo o barbarie o “socialismo de Estado”.”
La realidad dio la razón al artículo de Internationalism. De manera general, es cierto que la crisis en los países del Este no tomó la misma forma que en el Oeste. Esencialmente se manifestó como subproducción y no como sobreproducción, especialmente en lo que se refiere a los bienes de consumo. Pero el desarrollo de la inflación que devastó esas economías durante décadas, y a menudo fue la chispa que encendió los movimientos más importantes de la lucha de clases, fue la señal de que la burocracia no había conjurado en modo alguno el impacto de la ley del valor. Sobre todo, el hundimiento del bloque del Este ilustró no solo el callejón sin salida en que se había metido en lo social y lo militar. Sobre todo, puso de manifiesto que la ley del valor se “tomó su revancha” con los regímenes que habían pretendido esquivarla. Por eso, al igual que el keynesianismo, el estalinismo se reveló una “solución artificial”, “apta para diferir momentáneamente, pero no para hacer desaparecer definitivamente los efectos contradictorios de la acumulación del capital, tal como Marx los habían predicho” ([13]).
El espíritu de Mattick fue creciendo en arrojo gracias a la experiencia directa de la revolución alemana y la defensa de las posiciones de clase contra la contrarrevolución triunfante en los años 1930 y 1940. Otro “superviviente” de la Izquierda Comunista, Marc Chirik, también siguió militando durante el período de reacción y guerra imperialista. Marc Chirik fue un miembro fundamental en el seno de la Izquierda Comunista de Francia (ICF) cuya contribución ya examinamos en el artículo anterior de esta serie. Durante los años 1950 residió en Venezuela y, temporalmente, estuvo desvinculado de toda actividad política organizada. Pero a principios de los años 1960, consiguió agrupar a un círculo de jóvenes militantes que formaron el grupo Internacionalismo, fundado sobre la base de los mismos principios políticos que desarrolló la Izquierda Comunista en Francia, incluyendo explícitamente el concepto de Decadencia del capitalismo. Pero mientras que la ICF había luchado por mantenerse viva políticamente en un período oscuro y difícil en la historia del movimiento obrero, el grupo surgido en Venezuela fue una expresión organizada que expresaba los cambios que se estaban produciendo en la conciencia de la clase obrera a nivel mundial. Reconoció con una claridad sorprendente que las dificultades financieras que comenzaban a corroer el organismo, aparentemente sano, del capitalismo significaban realmente el principio de una nueva manifestación de su crisis histórica que encontraría ante sí a una generación no derrotada de la clase obrera. Internacionalismo escribió en enero de 1968:
“No somos profetas y no pretendemos tampoco predecir cuándo y cómo se desarrollarán los acontecimientos en el futuro. Pero lo que sí es evidente y cierto es que el proceso en el cual comienza hoy a hundirse el capitalismo no puede detenerse y conduce directamente a la crisis. Igualmente, somos conscientes de que el desarrollo de la combatividad de clase del que empezamos a ser testigos hoy conducirá el proletariado a una lucha sangrienta y directa por la destrucción del Estado burgués”.
Este grupo fue uno del los más lúcidos en la interpretación de los movimientos sociales masivos en Francia en mayo de 1968 y en Italia y otros lugares el año siguiente, al calificarlos como las expresiones del fin del período de la contrarrevolución.
Para Internacionalismo, esos movimientos de clase eran una respuesta del proletariado a los primeros efectos de la crisis económica mundial que ya había producido un incremento del desempleo y las tentativas por controlar los aumentos de salario. Para otros, aquellos acontecimientos históricos sólo eran una manifestación mecánica de un marxismo caduco y anticuado: Mayo de 1968 expresaba sobre todo, la rebelión directa del proletariado contra la alienación en el seno de una sociedad capitalista que funcionaba a pleno rendimiento. Tal era el punto de vista de los llamados Situacionistas que consideraban que toda tentativa de relacionar el desarrollo de la crisis con la lucha de clase era expresión de la visión de sectas de la época de los dinosaurios:
“Por lo que se refiere a las ruinas del viejo ultra-izquierdismo no trotskista, necesitan encontrar al menos una crisis económica abierta para aplicar sus esquemas. Supeditan todo movimiento revolucionario a la vuelta de esa crisis y, no ven nada más allá. Ahora que reconocen una crisis revolucionaria en Mayo, deben probar que esta crisis económica “invisible” ya estaba allí en la primavera de 1968. Sin miedo al ridículo que protagonizan, en eso trabajan hoy, produciendo esquemas sobre la subida del desempleo y la inflación. Para ellos, la crisis económica no es una realidad objetiva terriblemente visible como la que se vivió en 1929, sino la presencia eucarística en que se apoya su religión” ([14]).
Como hemos demostrado anteriormente, la opinión de Internacionalismo sobre las relaciones entre la crisis y la lucha de clases no se modificó retrospectivamente; al contrario, su fidelidad al método marxista le permitió prever, en base a algunos hechos significativos aunque no espectaculares, el estallido de movimientos como Mayo de 1968. La agudización de la crisis a partir de 1973 de una forma mucho más visible, clarificó rápidamente el hecho de que era la Internacional Situacionista (que había adoptado más o menos la teoría de Cardan de que el capitalismo había superado sus contradicciones económicas), la que tenía una visión anclada en una idea de la vida del capitalismo que se había acabado definitivamente.
La hipótesis de que Mayo de 1968 expresaba una reaparición significativa de la clase obrera fue confirmada por la proliferación internacional de grupos y círculos que intentaron desarrollar una crítica auténticamente revolucionaria del capitalismo. Naturalmente, después de un período tan largo de reflujo debido a la contrarrevolución, este nuevo movimiento político proletario era muy heterogéneo e inexperimentado. Reaccionando contra los horrores del estalinismo, estaba muy generalizada la desconfianza en su seno hacia el concepto de organización política y, en general, estaba dominado por una reacción visceral hacia todo lo que se suponía que representaba el “leninismo” y la supuesta rigidez del marxismo. Algunos de aquellos grupos se perdieron en un activismo frenético y, en ausencia de un análisis a largo plazo, no sobrevivieron al final de la primera ola internacional de luchas obreras iniciada en 1968. Otros grupos no negaban la relación entre luchas obreras y crisis, pero la comprendían desde un punto de vista completamente diferente a Internacionalismo. Pensaban que era básicamente la combatividad obrera la que había producido la crisis al defender sus reivindicaciones de aumentos salariales sin restricciones y negándose a someterse a los niveles de reestructuración capitalistas que exigía la profundización de la crisis económica. Este punto de vista fue defendido en Francia, en particular por el Groupe de Liaison pour l’Action des Travailleurs (Grupo de Enlace por la Acción de los Trabajadores, uno de los numerosos herederos de Socialismo o Barbarie) y en Italia por la corriente de la autonomía obrera, que consideraba el marxismo “tradicional” como desesperadamente “objetivista” (volveremos sobre esta visión en un próximo artículo) en su comprensión de las relaciones entre la crisis y la lucha de clases. Sin embargo, esta nueva generación descubriría también los trabajos de la Izquierda Comunista y que la defensa de la teoría de la Decadencia del capitalismo formaba parte de ese patrimonio histórico. Marc Chirik y algunos jóvenes camaradas del grupo Internacionalismo decidieron trasladarse a Francia y, en el fuego de los acontecimientos de 1968, participaron muy activamente en la formación del primer núcleo del grupo llamado Révolution Internationale. Desde sus inicios, Révolution Internationale puso el concepto de decadencia en el centro de su planteamiento político y consiguió convencer a una serie de grupos e individuos de corrientes consejistas y libertarias de que sus posiciones de oposición a los sindicatos, a las liberaciones nacionales y a la democracia capitalista no podían defenderse correctamente sin un marco histórico coherente. En los primeros números de Révolution Internationale, se publicaron una serie de artículos sobre “La decadencia del capitalismo” que posteriormente se publicarían en forma de folleto firmado por la Corriente Comunista Internacional (CCI). Este texto está disponible en nuestra web ([15]) y contiene los principales fundamentos históricos del método político de la CCI, basados en un amplio recorrido histórico que va del comunismo primitivo, los diferentes modos de producción que han precedido al capitalismo y un examen muy exhaustivo del ascenso y la decadencia del propio capitalismo.
Como los artículos de esta serie, dicho folleto se basa en el concepto de Marx de las “épocas de las revoluciones sociales”, poniendo de relieve los elementos clave y las características comunes a todas las sociedades de clases en los períodos en que se convirtieron en obstáculos al desarrollo de las fuerzas productivas de la humanidad: la intensificación de las luchas entre fracciones de la clase dominante, el papel creciente del Estado, la descomposición de las justificaciones ideológicas, las luchas crecientes de las clases oprimidas y explotadas. Aplicando este planteamiento general a las especificidades de la sociedad capitalista, intenta mostrar cómo el capitalismo, desde el principio del siglo xx, pasa de ser una “forma de desarrollo” para transformarse en un “obstáculo” histórico para el desarrollo de las fuerzas productivas. Este hecho, se plasma especial y brutalmente en el advenimiento de las guerras mundiales, los numerosísimos conflictos imperialistas que las han acompañado, las luchas revolucionarias que estallaron a partir de 1917, el enorme aumento del papel del Estado y el increíble derroche de trabajo humano en el desarrollo de la economía de guerra y otras formas de gastos improductivos.
Esta visión general, presentada en una época en la que las primeras manifestaciones de una nueva crisis económica se hacían cada vez más visibles, convenció a una serie de grupos de otros países de que la teoría de la decadencia constituía un punto de partida fundamental para las posiciones comunistas de izquierda. De hecho, no solo estaba en el centro de la Plataforma política de la CCI, también fue adoptada por otras tendencias como Revolutionary Perspectives y, más tarde, por la Communist Workers Organisation (CWO) en Gran Bretaña. Sin embargo, hubo importantes desacuerdos sobre las causas de la decadencia del capitalismo: el folleto de la CCI adoptaba, en líneas generales, el análisis de Rosa Luxemburg, aunque el análisis del boom de posguerra (que veía la reconstrucción de las economías destruidas por la guerra como una especie de nuevo mercado) fue más tarde objeto de debates en seno de la CCI, y hubo siempre, en el interior de la CCI, otras opiniones sobre la cuestión, en particular por parte de camaradas que han defendido la teoría de Grossman-Mattick, compartida también por la CWO y otros grupos. Pero en este período de reemergencia del movimiento revolucionario de nuestra época, “la teoría de la decadencia” alcanzó adquisiciones significativas.
En nuestra contribución al trabajo para recoger y presentar de forma histórica y sistemática los esfuerzos que varias generaciones de revolucionarios dedicaron a comprender el período de decadencia del capitalismo, llegamos ahora a los años 1970 y 1980. Pero antes de examinar la evolución –y las numerosas regresiones– que hubo en lo teórico durante esas décadas hasta hoy, nos parece útil recordar y poner al día el balance que publicamos en el primer artículo de esta serie ([16]), ya que desde principios de 2008 (fecha de su publicación) se han producido acontecimientos espectaculares a nivel económico.
1. En lo económico
En los años 1970 y 1980, la primera oleada de lucha de clases a nivel internacional conoció una serie de avances y retrocesos, pero la crisis económica avanzaba inexorablemente invalidando la tesis de los “autonomistas” que afirmaban que las dificultades económicas se debían al desarrollo de las luchas obreras. La Gran Depresión de los años 1930, que se desarrolló en un contexto histórico marcado por una profunda y brutal derrota de la clase obrera a escala mundial, ya había desmentido ampliamente la citada tesis de los llamados autonomistas. Es más, la aparición y evolución visible de la quiebra económica tanto a mediados de los años 1970, como a principios de los años 1980 y a lo largo de los 1990, años todos ellos que conocieron momentos de retrocesos y desaparición de la lucha de la clase obrera, volvió a poner de manifiesto que la profundización de la crisis económica era un proceso “objetivo”, dinámico y complejo que no estaba determinado en lo esencial por el grado de resistencia que la clase obrera fuera capaz de oponer.
Ese período mostró igualmente que el curso y el ritmo de la crisis económica se escapaba a una voluntad de control eficaz por parte la burguesía. El abandono de las políticas keynesianas que habían acompañado los años de auge de posguerra supuso el retorno de una inflación galopante. Ante esta situación, la burguesía en los años 1980 intentó “equilibrar las cuentas” por medio de políticas económicas que causaron una marea de desempleo masivo y una desindustrialización de gran calado en la mayoría de los países centrales del capitalismo. Durante los años siguientes, hubo nuevas tentativas para estimular el crecimiento económico utilizando como recurso principal, y a una escala desconocida hasta entonces, el endeudamiento masivo. Esta política económica permitió la existencia de “bonanzas económicas” de corta duración pero causó también una acumulación subyacente de profundas tensiones que estallaron y aparecieron a la luz del día con la quiebra de 2007-08.
Una panorámica general e histórica de la evolución de la economía capitalista mundial desde 1914 no muestra, ni mucho menos, el escenario propio de un modo de producción ascendente. Muy al contrario, muestra de forma evidente y dramática la realidad de un sistema incapaz de evitar el callejón sin salida que vive en su declive, cualesquiera que sean las técnicas que haya intentado utilizar:
• 1914-1923: Primera Guerra mundial y primera oleada internacional de revoluciones proletarias. La Internacional Comunista define la situación histórica como la “época de las guerras y las revoluciones”;
• 1924-1929: breve reanudación que no disipa el estancamiento de posguerra de las “viejas” economías y de los “viejos” imperios; el “boom” se limita a los Estados Unidos;
• 1929: la expansión exuberante del capital norteamericano acaba en una quiebra espectacular, precipitando al capitalismo en la depresión más profunda y generalizada de su historia. No hay revitalización espontánea de la producción como era el caso en las crisis cíclicas del siglo xix. Se utilizan medidas de capitalismo de Estado para reactivar la economía, medidas que forman parte de una dinámica que desemboca imparablemente hacia la Segunda Guerra mundial;
• 1945-1967: Desarrollo muy importante de los gastos del Estado (medidas keynesianas) financiados esencialmente por medio del endeudamiento y que se basan en ganancias de productividad inéditas, que crean las condiciones de un período de crecimiento y prosperidad sin precedentes, aunque una gran parte del llamado “Tercer Mundo” se queda casi totalmente excluida;
• 1967-2008: 40 años de crisis abierta, evidenciada en particular por la inflación galopante de los años 1960 y el desempleo masivo de los años 1980. Durante los años 1990 y a principios de los años 2000, esta gravedad histórica de la crisis se manifiesta más “abierta y claramente” en momentos concretos y, de forma más evidente en algunas partes del globo que en otras. La eliminación de las restricciones al movimiento de capitales y la especulación financiera a escala mundial, toda una serie de deslocalizaciones industriales hacia países y zonas del planeta donde la mano de obra es mucho más barata, el desarrollo de nuevas tecnologías, y, sobre todo, el recurso casi ilimitado al crédito por parte de los Estados, las empresas y los hogares: todo esto crea una burbuja de “crecimiento” en la cual pequeñas élites acumulan enormes beneficios, países como China conocen un crecimiento industrial frenético y, el crédito al consumo alcanza cotas sin precedentes en los países capitalistas centrales. Sin embargo, las señales de alarma y de la gravedad de lo que va a llegar años después subyacen claramente a lo largo de este período: recesiones abiertas suceden sistemáticamente a los momentos de crecimiento (por ejemplo las de 1974-75, 1980-82, 1990-93, 2001-2002, la quiebra bursátil de 1987, y un largo etc.). Tras cada recesión, las nuevas opciones de crecimiento para el capital se van estrechando. Contrariamente a los “hundimientos” del período ascendente cuando existía siempre la posibilidad de una extensión exterior hacia regiones geográficas y económicas hasta entonces fuera del circuito capitalista, en el período histórico que analizamos esta opción se ha reducido a su mínima expresión. Al no disponer ya del recurso a esa salida, la clase capitalista está cada vez más obligada a intentar “engañar” a la ley del valor que condena su sistema al hundimiento. Esa voluntad de intentar saltarse, esquivar o manipular la ley del valor, es aplicable tanto a las políticas abiertamente de capitalismo de Estado (en sus versiones keynesianas y/o estalinistas), que apuestan por frenar los efectos de la crisis financiando los déficits y manteniendo sectores económicos no rentables con el fin de apoyar la producción, como a las políticas acuñadas como “neoliberales” que aparentemente se convirtieron en la “solución definitiva por fin encontrada” a la crisis, y que podemos reconocer personificadas en las figuras e ideologías de Thatcher y Reagan. En realidad son todas ellas emanaciones de la política de los Estados capitalistas y de su uso y abuso del recurso al crédito ilimitado y a la especulación para intentar hacer frente a la debacle económica. Lo que queda claro es que esas políticas, no se basan, en absoluto, en un respeto a las leyes clásicas de la producción capitalista de valor.
En ese sentido, uno de los acontecimientos más significativos que precedieron el derrumbe económico actual fue el hundimiento en 1997 de los “Tigres” y de los “Dragones” en Extremo Oriente. Si repasamos la historia podremos comprobar que tras una fase de crecimiento frenético alimentado por deudas se topó repentina y frontalmente contra un muro infranqueable: la obligación de comenzar a reembolsar y devolver todo lo prestado. Era una señal precursora del futuro que se perfilaba en el horizonte, aunque este fiasco brutal no se reveló con toda su crudeza y gravedad de manera inmediata, puesto que China e India tomaron el relevo asignándose el papel de “locomotoras” que se había reservado otrora a otras economías de Extremo Oriente. En el mismo sentido “la revolución tecnológica”, en particular en la esfera de la informática, a la que se dio gran importancia y cobertura en los años 1990 y también a principios del siglo XXI, tampoco salvó al capitalismo de sus contradicciones internas: aumentó la composición orgánica del capital y en consecuencia se redujo la cuota o tasa de ganancia, hecho que no pudo ser compensado con una verdadera expansión del mercado mundial. En realidad, tendió a empeorar el problema de la sobreproducción vertiendo cada vez más mercancías al mismo tiempo que las cifras de desempleo alcanzaban nuevos récords.
• 2008 -…: la crisis del capitalismo mundial alcanza una situación cualitativamente nueva en la cual las “soluciones” aplicadas por los Estados capitalistas durante las cuatro décadas anteriores, especialmente el recurso masivo e ilimitado al crédito, estallan en la cara del mundo político, financiero y burocrático que las había utilizado asiduamente con una confianza obstinada y ciega durante el período anterior. Actualmente la crisis ha vuelto como un boomerang para instalarse en los países centrales del capitalismo mundial –Estados Unidos y la zona Euro– y todos los esfuerzos y políticas utilizados para mantener la confianza en las posibilidades de una extensión económica constante no han tenido efecto alguno. La creación de un mercado artificial utilizando, una vez más, la droga del crédito comienza a mostrar abiertamente sus límites históricos y amenaza con destruir el valor de la moneda y con generar una inflación galopante. Al mismo tiempo, el control del crédito y las tentativas de los Estados de reducir sus gastos con el fin de comenzar a reembolsar sus deudas no hacen más que limitar y reducir aún más el mercado. El resultado neto, es que el capitalismo entra ahora en una depresión que es básicamente más profunda y más insoluble que la de los años treinta del siglo pasado. Y mientras la depresión se extiende por Occidente, la gran esperanza de que un país como China soporte el conjunto de la economía sobre sus hombros es pura quimera: el crecimiento industrial de China se basa en su capacidad para vender mercancías baratas al Oeste, y si este mercado se contrae, China se enfrentará a una quiebra económica sin remedio.
Conclusión: mientras que en su fase ascendente, el capitalismo superó un ciclo de crisis que eran expresión a la vez de sus contradicciones internas y un momento indispensable de su expansión global, en los siglos xx y xxi, la crisis del capitalismo, como Paul Mattick defendió desde los años 1930, es permanente. El capitalismo ha llegado a un momento histórico en el que los paliativos y trampas que ha utilizado para mantenerse en vida se han convertido en un factor suplementario, de enorme importancia, de su enfermedad mortal.
2. En lo militar
La dinámica hacia la guerra imperialista expresa igualmente el callejón sin salida histórico de la economía capitalista mundial:
“Cuanto más se estrecha el mercado, más áspera se vuelve la lucha por la posesión de las fuentes de materias primas y el control del mercado mundial. La lucha económica entre distintos grupos capitalistas se concentra cada vez más, tomando la forma más acabada de las luchas entre Estados. La lucha económica exasperada entre Estados no puede finalmente solucionarse más que por la fuerza militar. La guerra se convierte en el único medio no de solución a la crisis internacional, sino el único medio por el cual cada imperialismo nacional tiende a hacer frente a las dificultades con las que se encuentra, a costa de los Estados imperialistas rivales. Las soluciones momentáneas de cada imperialismo particular, ya sea por victorias militares o económicas, tienen como consecuencia no solo la agravación de las situaciones en los países imperialistas perdedores, además implican necesariamente la agravación de la crisis mundial y la destrucción de enormes cantidades de valor acumuladas por decenas y cientos de años de trabajo social. La sociedad capitalista en la época imperialista se asemeja a un edificio que es construido destruyendo los pilares y pisos inferiores para edificar las plantas superiores. Cuanto más frenética es la construcción en altura, más frágil se vuelve la base que sostiene todo el edificio. Cuanto más imponente es la apariencia de la cumbre más frágil es la base que lo sustenta, puesto que cada día es más endeble y movediza. El capitalismo, obligado a socavar sus propios pilares y fundamentos se convierte en un monstruo que con rabia acelera el hundimiento de la economía mundial, precipitando a la sociedad humana hacia la catástrofe y el abismo” ([17]).
Las guerras imperialistas, ya sean locales, regionales o mundiales, son la expresión más pura de la tendencia del capitalismo a su autodestrucción, ya sea por la destrucción física de capital, la masacre de poblaciones enteras o la inmensa esterilización de valor que representa la producción militar que no se limita únicamente a las fases de guerra abierta. La comprensión por la Izquierda Comunista de Francia (GCF) de la naturaleza esencialmente irracional de la guerra en el período de decadencia fue obscurecida hasta cierto punto por la reorganización y la reconstrucción global de la economía que siguió a la Segunda Guerra Mundial. Pero el auge económico de posguerra fue un fenómeno excepcional que no podrá repetirse nunca más. Sea cual fuese el método de organización internacional que adoptó el sistema capitalista en esa época, la guerra fue un fenómeno permanente. Después de 1945, cuando el mundo se dividió en dos enormes bloques imperialistas, el conflicto militar tomó, generalmente, la forma de guerras de “liberación nacional” a repetición a través de las cuales las dos superpotencias competían por conquistar la soberanía estratégica a escala mundial. Después de 1989, tras el hundimiento del bloque ruso, el más débil en realidad, lejos de reducirse la tendencia a la guerra, se reforzó abiertamente la implicación directa de la superpotencia restante, los Estados Unidos, en varios episodios bélicos: la Guerra del Golfo de 1991, en las guerras de los Balcanes al final de los años 1990, y en Afganistán e Irak después de 2001. Estas intervenciones de Estados Unidos tenían en gran parte por objeto –y como se ha visto fue un esfuerzo inútil– frenar las tendencias centrífugas en el plano imperialista que habían encontrado un espacio tras la disolución del antiguo sistema de bloques imperialistas. La realidad es que se produjo una agravación y proliferación de las rivalidades locales, concretadas en los conflictos atroces que devastaron África (de Ruanda al Congo, o de Etiopía a Somalia), en las tensiones exacerbadas en torno al problema entre Israel y Palestina, hasta la amenaza de un potencial choque nuclear entre la India y Pakistán.
La Primera y Segunda Guerras Mundiales en el siglo xx supusieron una modificación profunda en la relación de fuerzas entre los principales países capitalistas, esencialmente en beneficio de Estados Unidos. De hecho, la soberanía aplastante de Estados Unidos a partir de 1945 fue un factor clave de la prosperidad económica de posguerra. Pero contrariamente a lo que proclamaba uno de los lemas favoritos en los años 1960 la guerra no era “la salud del Estado”. De la misma forma que la enorme hipertrofia de su sector militar causó el hundimiento del bloque del Este, el compromiso y el esfuerzo desarrollado por los Estados Unidos para mantenerse como gendarme mundial también se han convertido en el factor de su propia decadencia como imperio. Las enormes sumas de dinero invertidas en las guerras de Afganistán e Irak no han sido compensadas ni mucho menos con los beneficios rápidos de Halliburton u cualquier otro de sus acólitos capitalistas. Al contrario, eso contribuyó a transformar a Estados Unidos en uno de los principales deudores del mundo, cuando antes era el principal acreedor mundial.
Algunas organizaciones revolucionarias, como la Tendencia Comunista Internacionalista (TCI), defienden la idea de que la guerra, y sobre todo la Guerra Mundial, son eminentemente racionales desde el punto de vista del capital. Defienden la idea de que, al destruir la masa hipertrofiada de capital constante que es la causa de la reducción de la tasa de ganancia, la guerra en la decadencia del capitalismo tiene como efecto la restauración de dicha tasa y el lanzamiento de un nuevo ciclo de acumulación. No entraremos aquí en este debate pero, aunque tal análisis fuera justo, no podría ser una solución para el capital. En primer lugar, porque nada permite decir que las condiciones de una tercera guerra mundial –que requiere, entre otras cosas, la formación de bloques imperialistas estables– estén reunidas en un mundo donde la norma es cada vez más la de “cada uno a la suya”. Y aunque una tercera guerra mundial estuviera al orden del día, no iniciaría ni mucho menos un nuevo ciclo de acumulación, sino que, con toda certeza, lo que sí conseguiría es la desaparición del capitalismo y, probablemente, de la humanidad ([18]). Sería la demostración final de la irracionalidad del capitalismo, pero no quedaría ya nadie para decir aquello de “ya os había avisado”.
3. En lo ecológico
Desde los años 1970, los revolucionarios se han visto obligados a tener en cuenta una nueva dimensión del diagnóstico según el cual el capitalismo no aporta nada positivo y se ha convertido en un sistema orientado hacia la destrucción: la devastación creciente del medio ambiente natural que amenaza actualmente con convertirse en un desastre a escala planetaria. La contaminación y la destrucción del mundo natural son inherentes a la producción capitalista desde el principio pero, durante el siglo xx y, en particular, desde el final de la Segunda Guerra mundial, se extendieron y se han incrementado porque el capitalismo ha ido ocupando sin cesar todos los recovecos del planeta hasta su último rincón. Al mismo tiempo, y como consecuencia del callejón sin salida histórico en el que está metido el capitalismo, la alteración de la atmósfera, el saqueo y la contaminación de la tierra, mares, ríos y bosques se han incrementado a causa de la mayor violencia en una competencia salvaje entre naciones por dominar los recursos naturales, la mano de obra barata y nuevos mercados. La catástrofe ecológica, en particular, bajo la forma del recalentamiento climático, se ha convertido en un nuevo jinete del Apocalipsis capitalista. Todas y cada una de las cumbres internacionales habidas y por haber han demostrado la incapacidad y la falta de voluntad de la burguesía para tomar las medidas más elementales para evitarlo. Una ilustración reciente: el último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), organismo que nunca no se había distinguido por realizar predicciones alarmistas, advierte a los gobiernos del mundo que tienen tan solo cinco años para invertir el curso del cambio climático antes de que sea demasiado tarde. Según la AIE y una serie de instituciones científicas, es vital garantizar que la subida de las temperaturas no supere 2 grados.
“Para mantener las emisiones por debajo de este objetivo, la civilización no podría seguir actuando como hasta ahora. No se podrán agotar por adelantado el importe total de las emisiones permitidas. Por ello, si se quieren lograr los objetivos de recalentamiento, todas las nuevas infraestructuras construidas a partir de 2017 no deberían producir ninguna emisión más” ([19]).
Un mes después de la publicación de este informe en noviembre de 2011, la Cumbre Internacional de Durban se presentaba como un paso adelante ya que, por primera vez, los Estados parecían haberse puesto de acuerdo sobre la necesidad de limitar legalmente las emisiones de gas carbónico. Pero sería en 2015 cuando esos niveles deberían fijarse para ser efectivos en 2020, demasiado tarde según las previsiones de la AIE y de muchos organismos medioambientales asociados a la Conferencia. Keith Allot, responsable del seguimiento del “cambio climático” en el WWF-Reino Unido (World Wide Fund: Fondo Mundial para la Naturaleza), declaró:
“Los Gobiernos han dejado una vía abierta para las negociaciones, pero no debemos hacernos ninguna ilusión: los resultados de Durban nos presentan la perspectiva de límites legales de 4° de recalentamiento. Sería una catástrofe para las poblaciones y la naturaleza. Los gobiernos se han pasado el tiempo, en un momento tan crucial, negociando en torno a algunas palabras en un texto, y han prestado poca atención a las advertencias repetidas de la comunidad científica que decía que era imprescindible y urgente una acción más vigorosa para reducir las emisiones” ([20]).
El problema de fondo de las ideas reformistas de los ecologistas, es que son incapaces de ver que el capitalismo vive estrangulado por sus propias contradicciones y por sus luchas cada vez más desesperadas por sobrevivir. En medio de la terrible crisis histórica que sufre, el capitalismo no puede convertirse en menos competitivo, más cooperativo, más racional. A todos los niveles, se lanza más y más a una competencia extrema, sobre todo en la competencia entre Estados nacionales que se asemejan a gladiadores que se pelean la arena por la menor posibilidad de supervivencia inmediata frente a sus contrarios. Por ello, están absolutamente obligados a conseguir beneficios a corto plazo, a sacrificarlo todo por el dios “del crecimiento económico”, es decir, por la acumulación del capital, aunque sea sobre la base de un crecimiento ficticio basado en unas deudas podridas como en las últimas décadas. Ninguna economía nacional puede permitirse el más pequeño impulso de sentimentalismo cuando se trata de explotar su “propiedad” nacional natural hasta el límite más absoluto. No puede existir tampoco, en la economía capitalista mundial, estructura legal ni de gobernanza internacionales capaz de supeditar los estrechos intereses nacionales a los intereses globales del planeta. Cualquiera que sea el verdadero plazo y resultados del recalentamiento climático, la cuestión ecológica en su conjunto es una nueva prueba de que la perpetuación de la soberanía de la burguesía y del modo de producción capitalista, son un peligro cada vez más terrible y real para la supervivencia de la humanidad. Examinemos una ilustración edificante de todo eso, una ilustración que muestra también que el peligro ecológico, al igual que con la crisis económica, no puede separarse de la amenaza de conflicto militar.
“Durante los últimos meses, las compañías petrolíferas comenzaron a hacer cola para obtener derechos de exploración en el mar de Baffin (región de la costa occidental de la Groenlandia rica en hidrocarburos que, hasta ahora, estaba demasiado bloqueada por los hielos para que se pueda perforar). Diplomáticos americanos y canadienses abrieron de nuevo una polémica sobre los derechos de navegación por una ruta marítima que cruza el Canadá ártico y que permitiría reducir el tiempo de transporte y los costes de los petroleros. Incluso la propiedad del Polo Norte se ha vuelto objeto de discordia, Rusia y Dinamarca pretenden ambas poseer la propiedad de los fondos oceánicos con la esperanza de reservarse el acceso a todos sus recursos, desde la pesca a los yacimientos de gas natural. La intensa rivalidad en torno al desarrollo del Ártico se reveló con la publicación de documentos diplomáticos editados la semana pasada por el sitio web “antisecreto” Wikileaks. Unos mensajes entre diplomáticos norteamericanos muestran cómo las naciones del Norte, incluidos Estados Unidos y Rusia, hacen maniobras con el fin de garantizar el acceso a las vías marítimas y a los yacimientos submarinos de petróleo y gas que se evalúan en 25 % de las reservas mundiales por explotar.
“En sus mensajes, los oficiales estadounidenses temen que las reyertas en torno a los recursos acaben llevando a la militarización del Ártico. “Aunque la paz y la estabilidad reinan por el momento en el Ártico, no se puede excluir que se verifique en el futuro una redistribución de poder e incluso una intervención armada”, se dice en un cable del Departamento de Estado en 2009, citando a un embajador ruso” ([21]).
O sea que una de las manifestaciones más graves del recalentamiento climático, el derretimiento de los hielos en los polos (que conlleva la posibilidad de inundaciones de dimensiones cataclísmicas y de un círculo vicioso de recalentamiento cuando los hielos polares, que rechazan el calor del sol fuera de la atmósfera terrestre, hayan desaparecido), se considera inmediatamente como una inmensa ocasión económica para la cual los Estados nacionales hacen cola (con la consecuencia subsiguiente de consumir más energías fósiles, viniendo a añadirse al efecto invernadero). Y al mismo tiempo, la lucha por los recursos naturales que se reducen (ya sean el petróleo o el gas, pero también el agua y las tierras fértiles) puede producir un “miniconflicto” imperialista entre cuatro o cinco naciones (de hecho Gran Bretaña también está implicada en ese tipo de disputas en algunas regiones del mundo). Esta terrible realidad es otra expresión del círculo vicioso de la locura creciente del capitalismo. Un artículo del Washington Post, pretendía dar “la buena noticia” de un modesto Tratado firmado entre algunos de los protagonistas de la cumbre del Consejo Ártico en Nuuk (Groenlandia). Ya sabemos hasta qué punto se puede confiar en los Tratados diplomáticos cuando se trata de prevenir la tendencia inherente del capitalismo hacia el conflicto imperialista. El desastre global que el capitalismo prepara no puede ser evitado más que mediante una revolución global.
4. En lo social
¿Cuál es el balance de la decadencia del capitalismo a un nivel social y, en particular, para la principal clase productora de riquezas en la sociedad actual, la clase obrera? Cuando, en 1919, La Internacional Comunista declaró que el capitalismo había entrado en la época de su desintegración interna, también hizo borrón y cuenta nueva sobre el período de la socialdemocracia durante el cual la lucha por reformas duraderas había sido posible y necesaria. La revolución mundial se había vuelto necesaria porque, en adelante, el capitalismo no podría sino aumentar sus ataques contra el nivel de vida de la clase obrera. Como hemos demostrado ampliamente en los anteriores artículos de esta serie, este análisis ha sido confirmado varias veces durante las dos décadas que siguieron a la hasta ahora mayor depresión de la historia del capitalismo (1930) y los horrores de la Segunda Guerra mundial.
Pero esa terrible realidad se puso en entredicho, incluso entre los revolucionarios, durante el boom de los años 1950 y 1960, cuando la clase obrera de los países capitalistas centrales conoció aumentos de salarios sin precedentes, una reducción importante del desempleo y una serie de ventajas sociales financiadas por el Estado: seguros de enfermedad, vacaciones pagadas, acceso a la educación, servicios de salud, etc.
La pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿estas mejoras de una época muy concreta, invalidan la idea mantenida por los revolucionarios que defendían la tesis según la cual el capitalismo estaba global e históricamente en declive y que las reformas duraderas ya no eran posibles? La cuestión planteada aquí no consiste en saber si esas mejoras fueron “reales” o significativas. Lo fueron y eso debe explicarse. Es una de las razones por las cuales la CCI, por ejemplo, abrió un debate sobre las causas de la prosperidad de posguerra, en su seno y, luego públicamente. Lo que es necesario comprender ante todo, es el contexto histórico en el cual aquellas “conquistas” tuvieron lugar. Solo así podrá comprenderse a nivel histórico que las mejoras de este período concreto del siglo xx, tienen muy poco que ver con la mejora regular del nivel de vida de la clase obrera a lo largo del siglo xix, mejoras que fueron permitidas, en su mayor parte, gracias a la buena salud del capitalismo así como a la organización y a la lucha del movimiento obrero.
• Si bien es cierto que se aplicaron muchas “reformas” en la posguerra para garantizar que la guerra no provocara una ola de luchas proletarias del tipo de las habidas entre 1917-23, en cambio, la iniciativa de medidas como el seguro enfermedad o para conseguir el pleno empleo vino directamente del aparato de Estado capitalista, y de su ala izquierda en particular. El efecto de tales medidas fue aumentar la confianza de la clase obrera en el Estado y disminuir su confianza en sus propias luchas.
• Incluso durante los años del boom, la prosperidad económica tenía límites importantes. Quedaban excluidas de estas ventajas gran parte de la clase obrera, en particular en el Tercer Mundo pero, también, partes importantes de la clase obrera de los países centrales (por ejemplo, los obreros negros y los blancos pobres en Estados Unidos). En todo el “Tercer Mundo”, la incapacidad del capital para integrar a millones de campesinos y personas de otras capas, arruinados, en el trabajo productivo, creó las bases para el desarrollo de los barrios de chabolas hipertrofiados actuales, de la desnutrición y la pobreza mundiales. Y estas masas fueron también las primeras víctimas de las rivalidades entre los bloques imperialistas, intermediarias en batallas sangrientas en una serie de países subdesarrollados (Corea, Vietnam, Oriente Medio, África del Sur y del Oeste, por ejemplo).
• Otra prueba de la verdadera incapacidad del capitalismo para mejorar la calidad de vida de la clase obrera se puede ver en la duración de las jornadas de trabajo. Uno de los signos de “progreso” en el siglo xix fue la disminución continua de la jornada de trabajo, de más de 18 horas al principio del siglo a la de 8 horas que era una de las principales exigencias del movimiento obrero al final del siglo y que formalmente se concedió en los años 1900 y en los años 1930. Pero, desde entonces –y eso incluye también el boom de posguerra– la duración de la jornada de trabajo siguió siendo más o menos la misma mientras que el desarrollo tecnológico, lejos liberar a los obreros del trabajo, los llevó a la pérdida de cualificación, al incremento del desempleo masivo y a una explotación más intensiva de los que trabajan, con tiempos de transporte cada vez más largos para llegar al puesto de trabajo y con el desarrollo del trabajo continuo fuera del lugar de trabajo gracias a los teléfonos móviles, los ordenadores portátiles o el uso continuo de Internet.
• Cualesquiera que hayan sido las mejoras aportadas durante el boom de posguerra, se han ido recortando más o menos continuamente durante los últimos 40 años y, con la depresión inminente, son ahora el objeto de ataques masivos y sin perspectiva de detenerse. Durante las cuatro últimas décadas de crisis, el capitalismo fue relativamente prudente en su manera de bajar los salarios, de imponer un desempleo masivo y de desmontar los subsidios sociales del llamado “Estado del bienestar”. Las violentas medidas de austeridad que se imponen hoy en un país como Grecia son un preludio brutal de lo que espera a los obreros en todas las partes del mundo.
A nivel social más amplio, el hecho de que el capitalismo haya estado en declive durante tan largo período de tiempo es una enorme amenaza para la capacidad de la clase obrera de convertirse y actuar como “clase para sí”. Cuando la clase obrera reanudó sus luchas a finales de los años 1960, su capacidad para desarrollar una conciencia revolucionaria estaba obstaculizada en gran parte por los traumatismos de la contrarrevolución que había vivido, una contrarrevolución que había sido presentada en gran parte con un ropaje “proletario”, el del estalinismo, y que por ello supuso que varias generaciones de obreros desconfiaran enormemente de sus propias tradiciones y sus propias organizaciones políticas. La identificación fraudulenta entre estalinismo y comunismo se promovió y se llevó al extremo cuando los regímenes estalinistas se hundieron a finales de los años 1980, minando aún más la confianza de la clase obrera en sí misma y en su capacidad para aportar una alternativa política al capitalismo. Y así, un producto de la decadencia capitalista –el capitalismo de Estado estalinista– fue utilizado por todas las fracciones de la burguesía para alterar la conciencia de clase del proletariado.
Durante los años 1980 y 1990, la evolución de la crisis económica hizo que las concentraciones industriales y las comunidades de la clase obrera en los países centrales se destruyeran, y se transfirió una gran parte de la industria a regiones del mundo donde las tradiciones políticas de la clase obrera no están prácticamente desarrolladas o acaso muy débilmente. La creación de extensas zonas de marginación donde el desempleo alcanza cotas brutales, en especial entre los jóvenes, en muchos países desarrollados, ha supuesto un debilitamiento de la identidad de clase y, más generalmente, la disolución de los vínculos sociales cuya contrapartida es la búsqueda de falsas comunidades que no son neutras ni mucho menos y que, al contrario, tienen efectos terriblemente destructores. Por ejemplo, sectores de la juventud blanca excluidos de la sociedad sufren la atracción de bandas de extrema derecha como el English Defence League en Gran Bretaña; otro, el de la juventud musulmana, que se encuentra en la misma situación material, con grupos atraídos por las políticas fundamentalistas islamistas y yihadistas.
De manera más general, se pueden ver los efectos corrosivos de la cultura de las bandas en casi todos los centros urbanos de los países industrializados, aunque sus manifestaciones conocen un impacto más espectacular en los países de la periferia, como por ejemplo en México, donde muchas regiones del país están sumidas en una especie de guerra civil casi permanente animada por bandas de narcotraficantes, algunas de las cuales están directamente vinculadas a fracciones del Estado central no menos corrupto.
Estos fenómenos –la pérdida espantosa de toda perspectiva de futuro, el incremento de una violencia nihilista– son un veneno ideológico que penetra lentamente en las venas de los explotados del mundo entero y obstaculiza enormemente su capacidad para considerarse como una única clase, una clase cuya esencia y principal alimento es la solidaridad internacional. Al final de los años 1980, se desarrollo en el seno de la CCI la idea de que las oleadas de luchas obreras de los años 1970 y 1980 avanzarían de forma más o menos lineal hacia una conciencia revolucionaria masiva de la clase obrera. Esa tendencia fue criticada abierta y profundamente por nuestro camarada Marc Chirik quien, basándose en un análisis de los atentados terroristas en Francia y de la implosión súbita del bloque del Este, fue el primero en desarrollar la idea de que estábamos entrando en una nueva fase de la decadencia del capitalismo a la que definimos como fase de descomposición. Esta nueva fase vendría a estar determinada básicamente por la idea de que nos encontramos en una especie de punto muerto, una situación donde ni la clase dominante, ni la clase explotada son capaces de aportar su propia alternativa para el futuro de la sociedad: la guerra mundial para la burguesía, la revolución mundial para la clase obrera. Pero como el capitalismo no es un modo de producción estático no puede permanecer nunca inmóvil y su crisis económica prolongada no va a detenerse en su caída hacia el abismo, en ausencia de toda perspectiva política clara, la sociedad se condena a descomponerse sobre sus propias raíces, aportando a su vez nuevos obstáculos al desarrollo de la conciencia de clase del proletariado.
Que se esté o no de acuerdo con el concepto de descomposición defendido por la CCI, no es en sí mismo lo más importante o esencial; lo fundamental es comprender que estamos en la fase terminal de la decadencia del capitalismo. Las pruebas de esta realidad histórica, el hecho de que estamos asistiendo a las últimas etapas de la decadencia del sistema, a su agonía mortal, se han multiplicado continuamente durante las últimas décadas hasta el punto de que el sentimiento general de “Apocalipsis” –reconocer que estamos al borde del abismo– se extiende cada vez más ([22]). Y con todo, en el movimiento político proletario, la teoría de la decadencia dista mucho de ser unánime. Examinaremos algunos de los argumentos contra este concepto en el próximo artículo.
Gerrard
[1]) Ver en el número 147 de la Revista Internacional el artículo “Decadencia del capitalismo : le boom de postguerra no invierte el declive del capitalismo”,
[2]) En respuesta al ensayo de Marcuse El hombre unidimensional – Ensayo sobre la ideología de la sociedad avanzada, 1964.
[3]) Ver en la Revista Internacional nº 146, "Decadencia del capitalismo (X) – Para los revolucionarios, la Gran Depresión confirma la caducidad del capitalismo [4]".
[4]) Marx y Keynes, los límites de la economía mixta, p. 188, capitulo XIV “La economía mixta”. Trad. de la versión francesa.
[5]) Ídem, p. 200.
[6]) Ídem, p. 315, capitulo XIX, “El imperativo imperialista”.
[7]) Ídem, p. 329.
[8]) Ídem, p. 330.
[9]) Ibidem.
[10]) Ídem, capitulo XXII, p. 383, “Valor y socialismo”.
[11]) Ídem, capitulo XX, p. 350, “Capitalismo de Estado y economía mixta”.
[12]) Ídem, capitulo XIX, p. 318, “El imperativo imperialista”.
[13]) Ídem, p. 200. Otro problema del libro Marx y Keynes es el desprecio que tiene Mattick a Rosa Luxemburg y al problema que ella planteó sobre la realización de la plusvalía. En su libro solo hay una referencia directa a Luxemburg: “Y, a principios del siglo actual, la marxista Rosa Luxemburg veía en ese mismo problema [la realización de la plusvalía] la razón objetiva de las crisis y de las guerras así como la desaparición final del capitalismo. Todo eso tiene poco que ver con Marx, el cual, aún estimando evidentemente que el mundo capitalista real era, al mismo tiempo, proceso de producción y proceso de circulación, defendía, sin embargo que nada puede circular si antes no ha sido producido, y por eso daba la prioridad a los problemas de la producción. Desde el momento en que únicamente la creación de plusvalía permite una expansión acelerada del capital, ¿qué necesidad hay de suponer que el capitalismo se verá sacudido en la esfera de la circulación?” (p. 116, cap. IX, “La crisis del capitalismo”).
A partir de la tautología “nada puede circular si antes no ha sido producido” y de la idea marxista de “que una creación adecuada de plusvalía permite una expansión acelerada del capital”, Mattick hace una deducción abusiva pretendiendo que la plusvalía en cuestión deberá necesariamente realizarse en el mercado. Ese mismo tipo de razonamiento lo encontramos también en un pasaje anterior: “La producción mercantil crea su propio mercado en la medida en que es capaz de convertir la plusvalía en capital adicional. Esa demanda concierne tanto a los bienes de consumo como a los de capital. Pero solo estos últimos son acumulables mientras que los productos de consumo están, por definición, destinados a desaparecer. Y sólo el crecimiento del capital en su forma material permite realizar la plusvalía fuera de las relaciones de intercambio capital-trabajo. En tanto en cuanto existe una demanda adecuada y continua de bienes de capital no hay nada que se oponga a que las mercancías que se ofrecen en el mercado se vendan” (p. 97, capítulo VIII, “La realización de la plusvalía”). Esto es contradictorio con el punto de vista de Marx de que “el capital constante no es producido nunca para sí mismo sino para su empleo creciente en las esferas de producción en las que los objetos entran en el consumo individual” (El Capital, Libro III). O dicho de otro modo, la demanda de medios de consumo es la que tira de la demanda de medios de producción, y no al contrario. El propio Mattick reconoce esta contradicción entre su propia concepción y ciertas formulaciones de Marx, como la precedente, y lo hace en el libro Crisis y Teorías de las crisis.
Peor no vamos a entrar aquí en ese debate. La cuestión principal es que a pesar de que Mattick considera que Rosa Luxemburg es una verdadera marxista y una autentica revolucionaria, tiende a creer que el problema que plantea Rosa respecto al proceso de acumulación es un sinsentido ajeno al marco de base del marxismo. Como hemos mostrado ese no era el caso de todos los críticos a Rosa, como por ejemplo Roman Rosdolsky (como puede verse en nuestro artículo de la Revista Internacional nº 142 “Rosa Luxemburg y los límites de la expansión del capitalismo”.
[14]) L’Internationale situationiste no 12.
[16]) Ver en la Revista Internacional no 132, “Decadencia del capitalismo – La revolución es necesaria y posible desde hace un siglo” (2008), /revista-internacional/200807/2192/decadencia-del-capitalismo-i-la-revolucion-es-necesaria-y-posible- [7]. Para más detalles y estadísticas sobre la evolución global de la crisis histórica, su impacto sobre la actividad productiva, el nivel de vida de los trabajadores, etc., leer el artículo en este misma revista: “¿Es el capitalismo un modo de producción decadente y, si lo es, por qué?”.
[17]) “Informe sobre la situación internacional”, julio de 1945, Izquierda Comunista de Francia (GCF), publicado parcialmente en la Revista Internacional no 59 (1989).
[18]) Eso no quiere decir que la humanidad esté más segura en un sistema imperialista que se vuelve cada vez más caótico. Al contrario, sin la disciplina que imponía el antiguo sistema de bloques, vemos cómo las guerras locales y regionales son aún más devastadoras y destructivas, al tiempo que se multiplican, y cuyo potencial de destrucción crece de manera exponencial con la proliferación de armas nucleares. Al mismo tiempo, habida cuenta que podrían estallar en zonas alejadas de los centros capitalistas, son menos dependientes de otro factor que ha frenado la marcha hacia la guerra mundial desde el inicio de la crisis a finales de los años1960: la dificultad para movilizar a la clase obrera de los países centrales del capitalismo en un enfrentamiento imperialista directo.
[21]) https://www.washingtonpost.com/national/environment/warming-arctic-opens-way-to-competition-for-resources/2011/05/15/AF2W2Q4G_story.html [10]
[22]) Ver por ejemplo The Guardian, "The news is terrible. Is the world really doomed? [11]", A. Beckett, 18/12/2011.
Sin duda alguna, las movilizaciones posteriores al decreto de extinción de la compañía de Luz y Fuerza, demostraron un enorme descontento en la clase trabajadora, sin embargo, tales movilizaciones al desarrollarse sobre la defensa de la empresa y del sindicato, fue esterilizada y llevada a un aislamiento que ha dejado arrinconados a los trabajadores de la electricidad.
Una idea desafortunadamente impuesta a los trabajadores es que la defensa del SME significa la laucha por la defensa de los empleos de los trabajadores despedidos, pero la realidad es otra, el SME está saboteando la lucha de los trabadores que dice defender.
La única manera de obligar al Estado a dar marcha a tras es desarrollar un movimiento que enarbolando sus verdaderas necesidades extiende su fuerza, despertando la solidaridad de otros sectores de explotados, de manera que una vez que un sector de trabajadores entre en lucha, es necesaria su extensión, participando diversos contingentes de trabajadores que formen una gran masa que se mueva por su coraje y combatividad pero además creando una conciencia que le permite tomar el control de su lucha. Esto que planteamos no es una ilusión o un discurso abstracto, hace unos meses lo hicieron los trabajadores de la construcción subcontratados en el sector energético en Gran Bretaña y lograron echar atrás los ataques de la patronal. Cuando otras empresas pararon la producción en solidaridad con los 640 despedidos de Lindsey, lograron generar un movimiento huelguístico salvaje (es decir, desarrollado en contra de los deseos de los sindicatos) que tocó importantes puntos de aquel país, logrando así en 20 días la reinstalación todos los despedidos.
De la misma forma en las Antillas a principios del 2009, en Guadalupe y Martinica, la clase obrera se movilizó masivamente, paralizando toda la economía: empresas, puertos, tiendas... todo fue bloqueado. Esta lucha tan larga e intensa fue posible, por un sentimiento profundo de solidaridad. Los huelguistas hicieron todo para ampliar su lucha lo más rápido posible: del 20 al 29 de enero, los trabajadores en huelga no dejaron de movilizarse convocando a sus hermanos de clase a unirse al movimiento... para el 5 de febrero la huelga de masas era un hecho y se demostraba que la fuerza real de los trabajadores puede ser efectiva cuando rompe las ataduras del sindicato, de manera que la práctica masiva y conciente de los trabajadores logran dejar atrás las maniobras de las organizaciones sindicalistas (LPK) que pretendían controlar la lucha... al final el gobierno dio marcha atrás en sus planes anticrisis y firmo un acuerdo donde se concretaba un aumento salarial significativo.
Es falso que el SME ha impulsado la movilización de los trabajadores, lo que ha hecho en realidad es aislarlos y desmoralizarlos. El SME como todo sindicato en el mundo, llama a la "responsabilidad" y promueve la lucha legaloide, con lo que mantiene atados a los trabajadores a la esperanza de la justicia burguesa, de esa manera arrincona en el aislamiento y el desgaste a los trabajadores, lo mismo manteniéndolos pasivos en las puertas de las plantas cerradas que en desmoralizantes huelgas de hambre, al tiempo que desarrolla una campaña que pinta de combativa, y que consiste en la promoción de amparos y el llamado a diputados y "personajes notables" (como son los senadores de negra tradición y a funcionarios de la UNAM e IPN, otrora represores de estudiantes). Así, lejos de desarrollar una lucha colectiva en el terreno de proletariado, hace todo lo contrario, maniobra para llevar la lucha al terreno burgués.
Es importante para los trabajadores analizar de forma fría las acciones que el SME ha impuesto y poder sacar un balance del accionar del sindicato y sacar las lecciones que permitan preparar los próximos combates. De manera concreta, la marcha del 15 de octubre había mostrado la existencia de una gran solidaridad y un descontento masivo, que el SME paraliza mediante una maniobra sutil, es decir hace parecer que promoviendo la controversia constitucional del decreto del 11 de septiembre del 2009 y los amparos contra los actos del gobierno, daban una continuidad a la lucha, pero en realidad lo que hace es abrir la esperanza, no sólo de los trabajadores de la luz sino de gran masa de asalariados que se hermanaban con estos, en que es posible utilizar las instituciones burguesas para defender los intereses proletarios, y sólo basta la utilización de los argumentos judiciales adecuados para parar los golpes que la misma clase dominante impone.
Existe otra forma de sabotaje de la burguesía, aunque es más difícil de detectar, y consiste en que ante el empuje de los trabajadores más combativos, que dudan de las vías legalistas, el SME simula luchar también fuera de las vías legales, de esta manera cubre todo el espectro político para no permitir que la lucha salga de su control, por ello pretendiendo ser más radical intenta organizar una "huelga general". Para eso han llamado a asambleas huecas, en las que la masa de trabajadores de forma contemplativa observa como los sindicalistas deciden y coordinarían los diferentes actos. Estas reuniones se caracterizan por los discursos estrambóticos que les de un toque radical, por ejemplo afirman que "Calderón le ha jalado la cola al tigre, y ahora que se aguante", otros pretendiendo ser más radicales amenazan que "si no hay solución habrá revolución", todo ello mezclado con aplausos a los representantes de Obrador, de Hernández Juárez...
La propia prensa burguesa ha dado cuenta de la conducta que la estructura sindical ha asumido cuando los trabajadores mediante gritos llamaban a los sindicaleros de la CNTE, STUNAM y demás sindicatos a que la solidaridad se expresara no sólo con discursos y dineros, sino mediante la huelga: "... Esparza y los secretarios del interior y del exterior del SME, Humberto Montes de Oca y Fernando Amezcua, debieron calmar los ánimos y explicar a sus compañeros: para que la huelga funcione, tiene que organizarse, los sindicatos deben consultar a sus bases y cuidar todos los aspectos jurídicos." (La jornada 25-09-2009).
No se duda ni por un momento que en estas reuniones acuden trabajadores honestos que realmente son solidarios con los trabajadores despedidos, pero tal solidaridad, está ya anulada, en primer término porque ese apoyo se desvía hacia la consolidación de la maniobra que encabeza el SME.
El Estado ha sabido desviar adecuadamente el descontento y utiliza ahora las expresiones generales de solidaridad que ha despertado para presentar al sindicato como el único instrumento que tienen los trabajadores para defenderse, de tal suerte que nubla a los trabajadores la posibilidad de luchar fuera de las directrices del aparato sindical. Por años el Estado ha remarcado esta idea que en ocasiones es difícil entenderlo por trabajadores que han sufrido una y otra vez las maniobras sindicales. El papel de representante "natural" que el Estado ha creado para los sindicatos lo fortalece mediante la legislación que define al sindicato como el único interlocutor de los "obreros" con los patrones, negándose a negociar con otras instancias que no sean ellos. Así con esta mistificación busca cegar e incapacitar para que los trabajadores reconozcan el papel anti-obrero de los sindicatos y no ven la necesidad de crear espacios de discusión y organización fuera de ese aparto.
Cada día que pasa sin que los trabajadores puedan tomar el control de la lucha, el SME afirma su maniobra. El presentarse como mártir y estructura golpeada le permite extender su maniobra hacia el conjunto de los trabajadores que ve en el sindicato una forma de organización proletaria, y en esta práctica la izquierda del capital juega un papel importante al extender esta idea. Es notorio que la burguesía vigiló cuidadosamente la puesta en marcha de esta trampa, de manera que incluso de la mesa de diálogo se cumple y se recogen algunas migajas, se logra extender la idea que el sindicato es un instrumento obrero y que la lucha no puede existir sin él, pero además la clase dominante ha de usar adecuadamente el chantaje de lo que significa para un trabajador el despido. La inmovilidad y la desmoralización que el SME ha sabido cumplir tenía como objetivo mostrar a los trabajadores que nada se puede contra las decisiones del capital y sólo queda la sumisión y la esperanza de los recursos legales.
Sin embargo, el futuro pertenece al proletariado, lo que sigue es un periodo de balance de la lucha formando grupos de discusión que extraigan las lecciones del papel de saboteador que jugó el sindicato. Es evidente que la burguesía logró infligir una derrota al conjunto de la clase trabajadora, y en esta agresión ocupó en forma escalada a sus instrumentos, por un lado los decretos del gobierno federal, pero esto no hubiera pasado sin la acción saboteadora del sindicato y del aparato de izquierda de la burguesía (en particular Obrador y los diputados del PT) que se aseguraron que la solidaridad viva de los trabajadores de otros sectores no se pudiera expresar verdaderamente, conteniendo e impidiendo la posibilidad de la extensión pero además ciñendo el descontento a la esperanza en las instancias legales.
No podemos esperar una victoria verdadera de la lucha cuando el sindicato ejerce su control de inicio a fin... no obstante, el proletariado es la única clase que en su lucha avanza de derrota en derrota, su paso por la historia no es en vano, por eso requiere para continuar caminando hacia delante, sacar las lecciones de esos golpes, esa es la tarea actual. La burguesía espera que el conjunto de la clase se suma en una desmoralización y sea incapaz por un buen tiempo de responder a los ataques, por ello ante este golpe, no debe haber amargura sino reflexión, que nos ayuden a preparar las respuestas proletarias ante los nuevos ataques que prepara la burguesía y su Estado.
RM/diciembre de 2009
Los ataques llueven sobre nosotros. Todos tenemos temor ante el anuncio de un cierre de fábrica o de un "plan de reestructuración", sinónimo de oleada de despidos. Los jóvenes en edad de acceder al "mercado laboral" se enfrentan a un muro. Las empresas ya no contratan. Las entrevistas para solicitud de empleo se saturan con, en el mejor de los casos, 100 candidatos sobrecalificados para... un puesto. Y aún se proponen como provisionales los pequeños trabajos precarios, mal pagados y en condiciones de explotación infernales. ¡Y todos sabemos que eso será aún peor mañana!
Con todo esto, desempleados, precarios, trabajadores del sector público y privado, dudamos para volver a entrar en lucha. La crisis económica afecta sin distinción a toda la clase obrera con una brutalidad y una ferocidad desconocida en décadas. Ante esta situación insoportable desde hace varios meses casi no hay ninguna reacción, hay muy pocas huelgas y luchas (1 [15]). ¿Por qué?
Es a esta pregunta crucial que responde en gran parte el correo de AL, lector de nuestra prensa, que publicamos enseguida. (2 [16]).
Carta del lector
Sin entrar en detalles, el capitalismo atraviesa una enésima crisis económica [...]. En todos los países, las empresas y los Estados procedieron a despidos masivos. A nivel mundial, el desempleo estalló simplemente. Los impuestos de todo tipo aumentaron y las ayudas sociales disminuyeron drásticamente. Todas estas acciones generan obviamente una degradación importante pero también muy rápida de las condiciones de vida de los obreros a escala mundial. [...]
En la actualidad, un gran número de obreros se preguntan porqué no hay una respuesta masiva por parte del proletariado mundial ante la importancia y la profundidad de la crisis actual y sus consecuencias sobre su vida social. ¿Qué impide a los trabajadores entrar en lucha? Aparte de la rebelión en Grecia entre diciembre de 2008 y enero de 2009, la clase obrera paradójicamente no respondió a la altura de los golpes recibidos.
Es necesario decir que los Estados, apoyados por periodistas y analistas financieros de toda calaña, se ponen a trabajar para hacernos creer en una recuperación de la economía desde marzo de 2009. En particular, en la última reunión del G20, los representantes de todos los países se felicitaron por el éxito de sus respectivos planes, de la economía mundial y los mercados financieros. Un maquillaje que, a propósito, sólo es temporal y se refiere solamente a los mercados bursátiles y que es dirigida por los grandes bancos americanos como Goldman Sachs, contribuyendo a la formación de una nueva "burbuja" bursátil y a su estallido a muy corto plazo. La economía "real", al contrario sigue deteriorándose más. Esta euforia, aunada al golpeteo de información, mantiene ciertamente la confusión en la cabeza de los obreros y contribuye también a la falta de perspectivas. La segunda razón se remonta a una veintena de años, a saber, la caída del muro de Berlín, del estalinismo, del "bloque del Este" y la llamada "muerte del comunismo". En efecto, hoy, simplemente al discutir con un buen número de personas, se da cuenta que para ellos el sistema que tuvo en lugar en Rusia, en los países del Este y Alemania del Este, era el comunismo, cuando no era el caso. Pienso y me doy cuenta que la desinformación y las mentiras sobre el comunismo pronunciadas por la clase explotadora dejaron huellas y están aún desgraciadamente presentes en el espíritu de los proletarios. En la actualidad, muchos obreros piensan objetivamente que este sistema económico está en su fase final de su vida y en agonía, pero no sabe simplemente con que sustituirlo, ya que les martillaron durante años, a través de los medios de comunicación, la prensa escrita, sus libros y sobre todo por la educación, que el comunismo era un sistema económico que no funcionaba y que conducía a regímenes dictatoriales o, en el mejor de los casos, que era una utopía. Lo cual es falso por supuesto, y se trata de una de las mayores mentiras de la humanidad. La tercera y última razón es que la crisis no afecta a todos los asalariados con la misma intensidad y en el mismo momento. Lo que puede explicar porqué un número limitado de obreros entran en luchas desesperadas, aunque aisladas, y que otros están aún en fase de reflexión y maduración de su conciencia.
Aquí quizá un principio de respuesta, y que espero aportará algunos elementos a la reflexión colectiva.
Nuestra respuesta
Estamos de acuerdo con cada punto de este correo. En realidad, la violencia con la cual afecta hoy la crisis económica tiene, momentáneamente, un efecto espantoso y paralizante.
Como lo destaca el camarada AL, las últimas luchas de amplitud tuvieron lugar en Grecia y las Antillas a finales de 2008 y a principios de 2009. No es una casualidad si la situación social se ha calmado en ese momento, exactamente cuando la crisis ha comenzado a afectarnos más. En general, y eso se comprobó frecuentemente durante los cuarenta últimos años, los momentos de un fuerte aumento del desempleo no son el teatro de las luchas más importantes. La clase obrera en efecto se somete a un chantaje odioso pero eficaz: "si no están contentos, muchos obreros están dispuestos a sustituirlos". Además, los dueños y los Gobiernos se repliegan tras un argumento "decisivo": "Nosotros no tenemos nada que ver si aumenta el desempleo o los despidos: es por culpa de la crisis". Se desarrolla pues un sentimiento de impotencia. Los obreros no tienen frente a ellos simplemente un malévolo patrón sino un capitalismo internacional en complicidad. Toda lucha es un cuestionamiento del conjunto del sistema. Toda lucha plantea, básicamente, la cuestión de otro mundo. Para entrar hoy en lucha, es necesario no solamente tener el valor de hacer frente a las amenazas de despidos y el chantaje patronal, sino es necesario también y sobre todo creer que la clase obrera es una fuerza capaz de proponer otra cosa. No basta que perciba que el capitalismo está en un callejón sin salida para que la clase obrera esté en condiciones de dirigirse hacia una perspectiva revolucionaria. Es necesario que tenga la convicción de que tal perspectiva es posible. Y es precisamente sobre este terreno que la burguesía logró ganar puntos tras el hundimiento de la URSS, supuestamente "patria del socialismo". La clase dominante llegó a insertar en la cabeza de los obreros la idea de que la revolución proletaria es un sueño hueco, que el viejo sueño del comunismo murió con la URSS (3 [17]). Los años noventa se han caracterizado mucho por el impacto de esta propaganda. Durante una década las luchas estuvieron en fuerte repliegue. Aunque el efecto de la "muerte del comunismo" comenzó a esfumarse ligeramente a principios de este siglo y que nuestra clase llegó lentamente a reanudar el camino del combate, aún sigue habiendo hoy numerosas huellas. La asimilación del estalinismo y comunismo, la falta de confianza de la clase obrera que debe construir con sus manos otro mundo, actúan como cerrojos.
¿Estamos entonces en un callejón sin salida? Ciertamente no. La perspectiva es sin duda alguna hacia numerosas luchas cada vez más importantes. Momentáneamente, nuestra clase recibió un golpe en la cabeza que resiente como anestesia. Pero la crisis sigue siendo el terreno más fértil al desarrollo de las luchas. En los próximos meses y años, la clase dominante va a intentar hacer pagar a todos los trabajadores los enormes déficit presupuestarios que se acumulan, los planes de rescate de los bancos y de "reactivación" de la economía. La amenaza de despidos pesará menos sobre sus hombros y tendrán entonces la responsabilidad de llevar la ofensiva y de implicar a su lado a los trabajadores del sector privado, los precarios, los desempleados, los pensionados... se impondrá entonces la idea de que solamente la lucha unida, masiva y solidaria, sin distinción de sectores, puede frenar la brutalidad de los ataques. Es en este combate que la clase obrera forjará su confianza en sus propias fuerzas y en su capacidad de llevar a cabo un día la revolución comunista mundial, condición de la supresión de la explotación.
Pawel, 21 de noviembre.
1 [18]) A nivel internacional, sin embargo, el proletariado conduce algunas huelgas silenciadas por un bloqueo casi total de todos los medios de comunicación. (Ver en nuestra página web luchas recientes en Gran Bretaña, Sidney e India .
2 [19] ) No dudar en escribirnos también a nuestro correo electrónico (mé[email protected] [20]) .
3 [21]) Leer artículo aparecido en RM 113 respecto a la caída del muro de Berlín, trata precisamente de esta propaganda nauseabunda asimilando el estalinismo y comunismo.
El golpe de Estado del 28 de junio dado en Honduras por Roberto Micheletti derrocando a Manuel Zelaya ha dejado al descubierto un conjunto de verdades que las burguesías involucradas tratan de ocultar para mantener su apariencia democrática y progresista (ver RM 112, 113, www.internationalism.org [23]).
El golpe de Estado en Honduras desmintió la propaganda sobre ‘el avance de la democracia'. El mito democrático, que la burguesía utiliza para validar su sistema de explotación y muerte en todo el planeta, fue zarandeado en Honduras por la reacción de una fracción de la burguesía contraria a la alineación que tomó la fracción en el poder. Zelaya abandonó los intereses del Partido Nacional y de la fracción que representaba para alinearse, a su conveniencia, a los intereses imperialistas del llamado ‘Socialismo del siglo XXI' liderado por Chávez.
El golpe de Estado, con todo su peso ‘antidemocrático', no sólo buscaba reestablecer las ventajas de una fracción de la burguesía Hondureña, sino que venía muy bien a los intereses de Los Estados Unidos (EU) que le conviene frenar el avance del grupo de países que le dificulta desarrollar su política en América Latina. De esta manera, EU quedó atrapado en la disyuntiva de condenar el golpe de Estado y ‘defender la democracia' o de apoyar a los ‘gorilas' golpistas que le favorecían. El mismo problema se presentó a los países en la órbita de los Estados Unidos, pues no podían condenar un golpe de Estado que los beneficiaba. Así, las opiniones divididas entre los propios funcionarios de los EU, y entre los representantes de los países del mundo, unos condenando y otros apoyando el golpe de Estado mostraban que la mentada democracia es sólo una careta que usan las burguesías y sus fracciones de la manera que más les conviene.
Las elecciones del 29 de noviembre -promovidas por el golpista Micheletti, con candidatos golpistas- no hicieron más que exacerbar las diferencias entre los dos grupos imperialistas. Venezuela, Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, Bolivia Ecuador y Cuba y ‘gran parte de la comunidad internacional' condenaron las elecciones como ilegales pues no se ha restituido al presidente depuesto.
EU fue apoyado al avalar las elecciones por: Panamá, Perú, y Costa Rica. Colombia, y México lo siguen pensando. Según EU y su grupo las elecciones fueron legales. EU, el régimen golpista y sus aliados gastaron más de 600 mil dólares en cabilderos[1]. Entre los contratados están Lanny Davis, el ex abogado del presidente Bill Clinton y su esposa Hillary Clinton, actual secretaria de Estado. El Tribunal Electoral de Honduras declaró el 21 de diciembre a Porfirio Lobo presidente electo pero esto no significa que el conflicto ha terminado, por el contrario.
Los propios analistas burgueses miden los costos políticos del actuar de los EU en el que Obama se ve obligado a quitarse momentáneamente la careta de defensor de la democracia. "Para el principal director de análisis político del Consejo de las Américas, con la decisión del gobierno de Obama de abandonar el consenso regional de defensa de la democracia en el caso de Honduras, ‘hemos perdido nuestra capacidad y autoridad moral para denunciar violaciones de legislaturas y tribunales supremos en otros países, como Venezuela o Bolivia, cuando ellos toman acciones antidemocráticas'. Argumentó que dar legitimidad al golpe de Estado a través de las elecciones es un error, y ‘daña el perfil de Obama en la región'... Para Mark Weisbrot, copresidente del Centro de Investigación Económica y Política, el gobierno de Obama apoyó el golpe de Estado desde el inicio. ‘Han logrado apoyar el golpe y a la vez aparentar respaldo a Zelaya'. ".[2] De esta manera, las dificultades que los Estados Unidos tienen en el mundo para mantener su liderazgo, aumentaron con la actuación de Obama en este conflicto.
Estos dos grupos imperialistas que se han mostrado claramente en el conflicto de Honduras tienen intereses que chocan en la región, principalmente el deseo de Lula-Chávez y sus seguidores de plantar una cabeza de playa en Puerto Cortéz para favorecer el comercio exterior a través de un canal terrestre en San Salvador y Nicaragua que una el Atlántico con el Pacífico. Este proyecto se contrapone directamente al Plan Puebla-Panamá de EU en México. Brasil se destapa cada vez más como el principal país que se opone a los designios de EU, por ser un país fuerte política y económicamente. Esto pone en evidencia un paso más en la escalada de desestabilización en América Latina.
Con esto se revela que todos los países, aún los más pequeños o ‘pobres', como el Salvador, desarrollan una política imperialista de alianza con potencias imperialistas en contra de los intereses de otras potencias imperialistas, en pugnas en las que la clase trabajadora es la más afectada. "Las relaciones imperialistas constituyen hoy una maraña de desestabilización, caos y guerras que cubre absolutamente todo el mundo. Ningún país, por grande o pequeño que sea, escapa al siniestro juego de las pugnas imperialistas." (RM 113).
Hay quienes afirman que el apoyo de Obama a las elecciones en Honduras es resultado de la ‘presión de las fuerzas conservadoras de EU'. Lo que hay que poner en claro es que aún cuando el lenguaje del nuevo presidente ha sido mejor cuidado por sus agentes de imagen, éste no ha podido ocultar sus verdaderos intereses que no difieren en lo esencial de los de los presidentes anteriores, y que, por el contrario, con la profundización inexorable de la crisis, los apetitos imperialistas se intensifican, lo que significa aún más explotación y más miseria para el proletariado local y extranjero.
La profundización de la crisis ahonda las pugnas inter-imperialistas, marcadas también por el peso de la descomposición del sistema capitalista, que se pudre entre sus contradicciones, y esto es lo que estamos viendo con los acontecimientos en Honduras. Esta crisis política ha dejado al descubierto que los intereses antagónicos de las burguesías de EU y de Lula-Chávez y sus respectivos aliados están creando otra zona de conflictos que plantea graves amenazas a todos los niveles para las capas explotadas, que son las que pagan las consecuencias de las pugnas imperialistas.
Las fracciones de la burguesía están haciendo llamados a los explotados a tomar partido por uno u otro bando imperialista, por uno u otro representante de la clase. Debemos estar claros que no hay mejora posible en el capitalismo y que cualquier oferta de la burguesía esconde tras de ella más explotación, miseria y muerte.
Para el proletariado no se trata de defender, ni la democracia ni la Nación, ni la legalidad o no de las elecciones, ni elegir entre dictadura o democracia, ni de elegir entre el ‘mal menor' del imperialismo ‘socialista' contra el imperialismo ‘yanki'. La burguesía establece su poder sustentada en la fuerza militar, o en un gobierno democrático o supuestamente socialista, cargados de maquillaje para encubrir su faz sanguinaria y en todos los casos se trata de la MISMA DICTADURA DEL CAPITAL. Suponer que existe un "mal menor" en ese escenario, impide a los trabajadores involucrarse en la lucha verdaderamente proletaria y ayuda a desarmarlos, colocándolos en fila tras banderas y consignas que le son ajenas, en donde son solo simple carne de cañón.
De frente a la política imperialista de todas las burguesías, la clase trabajadora tiene sólo su lucha autónoma por la defensa de sus condiciones de vida y trabajo. Sólo esta lucha pondrá los cimientos para alcanzar la unidad y conciencia entre los trabajadores que permita barrer de una vez por todas a este sistema moribundo que va sembrando la destrucción por todas partes.
Héctor /diciembre-2009.
[1] Según la revista The New Yorker.
[2] https://www.jornada.com.mx/2009/11/27/index.php?section=mundo&article=021n1mun [24]
Aunque frente al ataque brutal contra los trabajadores de la compañía Luz y Fuerza del Centro, éstos experimentaron una enorme indignación y descontento (ver artículo al respecto en esta edición y las dos anteriores), el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) tenía montada toda una trampa para lograr que los planes del Estado capitalista se cumplieran al pie de la letra. ¡Nada de que el sindicato fue golpeado por el gobierno!, ¡Los sindicatos son los policías del Estado dentro de las filas obreras para hacer aceptar los designios del capital, ya sean “charros” o se hagan llamar “independientes” o democráticos”! Este es el accionar típico de los sindicatos que ya desde principios del siglo XX comienzan a mostrar su carácter antiobrero, un historial que el proletariado debe tener en cuenta para preparar sus luchas futuras:
- Con ocasión de las dos matanzas mundiales los sindicatos impulsan la “unión sagrada” con la burguesía, impidiendo las huelgas y llevando al matadero a los trabajadores; luego, después de la reconstrucción capitalista de posguerra, con la aparición de la crisis y el desarrollo de la lucha, el sabotaje sindical se hace patente;
- Durante la oleada revolucionaria que inició en 1917, los sindicatos se oponen activamente a la lucha revolucionaria. Ante la caducidad de los sindicatos y como producto del auge revolucionario surgen en Rusia, Alemania, Hungría y otros países órganos creados por los propios trabajadores: los consejos obreros.
- Desde 1968 con el resurgimiento de la lucha de clases después de medio siglo de contrarrevolución y durante las oleadas sucesivas de lucha que siguieron hasta 1989, los obreros siempre se han enfrentado a las maniobras y trampas sindicales.
- En la última década, cuando el proletariado hace esfuerzos para reanudar sus luchas de resistencia, invariablemente se ha encontrado de frente contra el sindicato en todas sus variantes (oficiales, democráticos, independientes) que se ha encargado de evitar que la lucha obrera genuina se desarrolle.
En cuanto a México, tan sólo enumeremos los casos más recientes para ilustrar lo que decimos:
- Ahí tenemos desde siempre al sindicato “independiente” de Volkswagen que anualmente aparece cínicamente como el “defensor del empleo” y que, tras sus “radicales” llamados a la huelga, termina por “negociar” en cada ocasión peores condiciones de trabajo para sus afiliados,
- A los sindicatos del IMSS, del ISSSTE, el SNTE o la CNTE que se encargaron de sujetar a los trabajadores para evitar que desplegaran una verdadera lucha contra los despojos a sus pensiones y jubilaciones;
- A los sindicatos de las diferentes universidades, los cuales prestigiándose con el cuento de su independencia han logrado mantener también un férreo aislamiento y control sobre sus agremiados;
- O últimamente el sindicato “independiente” de los trabajadores del Colegio de Bachilleres, el cual sostuvo una huelga de 41 días con el pretexto de defender una cláusula de su contrato colectivo relacionada con las condiciones de jubilación, que al final quedó imprecisa y que anticipa nuevos ataques en ese terreno. El sindicato cumplió su función: los trabajadores desgastados y desmoralizados volvieron al trabajo con las manos vacías.
Estos ejemplos ilustran cómo los sindicatos se las arreglan para montar procesiones que les den prestigio, pero cuidando muy bien que las diferentes huelgas o movilizaciones se mantengan aisladas en cada empresa o sector, e impidiendo que los trabajadores se conozcan, discutan y solidaricen –por ejemplo, mientras las cúpulas sindicales se encargaban de las simulaciones de “unidad” y “solidaridad” (de palabra, claro), los trabajadores de Luz y Fuerza demostraban su coraje en sus consignas, pero se les dejaba aislados en los hechos.
Los sindicatos nacieron en el siglo XIX como instrumentos de la lucha reivindicativa de los trabajadores contra el capital, y expresaban un avance en su organización, su unidad y su conciencia. El capitalismo, al ser un sistema en expansión, podía conceder a los trabajadores auténticas mejoras y reformas: la jornada laboral pasó de unas 16-18 horas a principios de siglo a unas 10 horas a finales y a 8 horas en algunos países antes de la guerra de 1914. En ese periodo el proletariado se dotó de organizaciones de masas de tipo sindical que tenían como meta la mejora progresiva de las condiciones de vida de los obreros. En países como México ese periodo de beneficios duró mucho menos por características del movimiento obrero en la región que veremos posteriormente.
La situación anterior se hace imposible en el período histórico de la decadencia del capitalismo que se inicia en el siglo XX: el capitalismo había conquistado el mercado mundial y con ello sus contradicciones se agudizaron mucho más, “el margen de maniobra que poseían los capitales nacionales y que permitía al proletariado llevar una lucha dentro de la sociedad burguesa por la obtención de reformas, queda reducido a la nada. La guerra despiadada que sostienen entre sí los distintos capitales nacionales se traduce en una guerra interna del Capital contra toda mejora de las condiciones de la clase productora” (ver nuestro folleto “Los sindicatos contra la clase obrera”). Pero no sólo eso: la ferocidad con la que los capitales se enfrentan ha llevado al reforzamiento del Estado y a su penetración en todos los ámbitos de la vida del capital, de modo que el capital ha tenido que incorporar a los sindicatos a su estructura. No es que el Estado se entrometa en los sindicatos, los sindicatos son ya parte del aparato de Estado. Por ello decimos que ya no son un instrumento de lucha de la clase obrera. Tampoco se trata de un problema de “lideres charros” a los que habría que desplazar de la dirección sindical para recuperar el carácter de clase de estos organismos, se trata pura y simplemente de que estas estructuras han perdido completamente su esencia obrera y ahora forman parte del Estado y cumplen de lleno funciones de encuadramiento de los trabajadores.
Los sindicatos se empeñan en convencer a los trabajadores de que los intereses de la economía nacional y de la empresa se pueden conciliar con los de los trabajadores, cuando en realidad la economía capitalista funciona, no para satisfacer las necesidades humanas, sino para la acumulación capitalista por medio de la explotación de la fuerza de trabajo. Para asegurar que las ganancias no disminuyan, la empresa y el gobierno toman medidas que los sindicatos se encargan de hacer aceptar y que esencialmente consisten en abaratar los costos de la fuerza de trabajo: ellos eliminan los puestos de trabajo de la empresa privada y de la administración pública que no les son rentables; promueven los empleos precarios, la flexibilidad laboral y los “pactos de productividad” cuyo real objetivo es beneficiar al capital; reducen los salarios mediante diversas estrategias, eliminan las llamadas “prestaciones sociales” en la salud, pensiones, subsidios de desempleo, indemnizaciones, etc.
La lucha reivindicativa en pro de las necesidades humanas: comer, vestir, ofrecer un futuro a los hijos y, en general, procurarse un mínimo de bienestar y de dignidad también, son intereses irrenunciables de la clase obrera independientemente que haya crisis o no, le vaya bien o no a la empresa o a la economía nacional. El bienestar de los trabajadores y sus familias no pueden depender de las vicisitudes del capital y deben desarrollar su lucha reivindicativa precisamente a partir de la ruptura con la visión de defensa de la economía nacional y de salvación de la empresa.
Los sindicatos buscan que los obreros abandonen sus necesidades en pos de las exigencias inhumanas de la reproducción del capital. Por el contrario, la lucha reivindicativa guarda la perspectiva de una sociedad que destruya la lógica capitalista que sacrifica la vida humana en aras de la ganancia. Por eso la lucha reivindicativa contra el aumento de la explotación está vinculada estrechamente a la lucha revolucionaria por la abolición de la explotación. La burguesía lo sabe muy bien, y por ello da a sus sindicatos la tarea de evitar que esas luchas se desarrollen pues llevan contenidas las potencialidades revolucionarias del proletariado.
El espíritu que propagan los sindicatos es la desmoralización, pues saben que la principal debilidad en la clase obrera es la falta de confianza en sí misma. Buscan impedir a cualquier precio que los obreros salgan masivamente a la calle por lo que tratarán siempre de encerrarlos en su lugar de trabajo. Y cuando los obreros se van al paro los sindicatos lo hacen todo para ponerse a la cabeza del movimiento y para asegurarse que siga los cauces que convienen a la burguesía. Dividen a la clase obrera encerrándola en formas de lucha totalmente ineficaces y, sobre todo, limitando toda lucha al taller, a la fábrica o sector, impidiendo su unificación, su extensión y su generalización.
En particular, impiden siempre que los obreros tomen el combate en sus manos ofreciéndoles falsas alternativas de organización y de lucha, adulterando la esencia de las asambleas generales que convierten en meras cajas de resonancia de las directrices sindicalistas. Imponen desde el principio una lucha aislada sin relación con el resto de la clase, y cuando los trabajadores manifiestan inquietudes para buscar la extensión y la unidad con otros sectores, los sindicatos se apresuran a montar el teatro de la “solidaridad” sindical que es la pantomima que ofrecen a cambio de la verdadera solidaridad obrera.
Ante las dudas que resiente la clase obrera sobre la posibilidad de luchar fuera de la convocatoria sindical, hay ejemplos históricos muy claros de que no sólo es posible sino necesario para poder avanzar en el combate del proletariado. Tan sólo mencionemos que a finales de los 70, en varios países del mundo los trabajadores comenzaron a cuestionar el encuadramiento sindical comprendiendo que la fábrica se había convertido en una verdadera fortaleza resguardada por los sindicatos y que hacía falta ganar la calle para estar en contacto con otros trabajadores y hacer avanzar la lucha.
Esta dinámica produjo la formidable huelga masiva de los obreros polacos en 1980, que mostró a los ojos del mundo entero la capacidad del proletariado para tomar la lucha en sus manos, para organizarse por sí mismo a través de sus asambleas generales, para extender la lucha en todo el país y dejar planteada además la necesidad de su extensión en el plano internacional; un ejemplo que en esos años constituyó un impulso para la clase obrera de todos los países.
Más recientemente, se han producido por el mundo ejemplos significativos que nos indican el camino adecuado a seguir (ver artículo sobre Luz y Fuerza en este RM) y que son la viva muestra de que es posible desplegar el potencial de organización y combate propios de la clase obrera frente a la ideología burguesa que nos vende la falsa idea de que los trabajadores no pueden hacer nada sin los sindicatos.
RR/diciembre-2009
De forma similar a la quema de autos llevada a cabo en los suburbios parisinos en 2005, el día 15 de diciembre pasado se han incendiado con bombas molotov a 7 autos que se encontraban estacionados en una colonia del sur de la ciudad de México. Por este hecho la policía ha detenido a tres jóvenes con edades que oscilan entre 16 y 17 años, a los que relacionan inmediatamente con las explosiones que meses atrás se han llevado a cabo en contra de bancos y comercios, e incluso afirman que estos detenidos forman parte del "Frente de Liberación Animal" de filiación anarquista.
Este tipo de actos y grupos bien pueden ser construcción del mismo Estado para crear provocaciones o motivos de represión, o si efectivamente no tienen una liga directa, la utilidad que tienen para el Estado es la misma que si fueran creados.
Por eso, este tipo de acciones, lo mismo que las realizadas en Francia en 2005, aunque tienen diferente contexto y motivación, ambas son expresiones de una violencia ciega sin objetivo, como es el actuar de las capas sociales sin porvenir histórico, como lo son la pequeñaburguesía y el lumpenproletariado.
Es sabido que muchos jóvenes que ven agredida de forma feroz sus condiciones de vida, al negarles la posibilidad de estudios o incluso la venta de su fuerza de trabajo, no ve más salida que las acciones desesperadas. Por eso cuando se dan este tipo de acciones y las detenciones subsecuentes, abre la urgente necesidad de reflexionar sobre las formas de lucha que los explotados requieren utilizar para enfrentar el poder del capital. Y aunque no podemos dejar de sentir dolor y rabia por la detención de esos jóvenes porque sabemos serán objeto de castigos y sañudas torturas por parte de la justicia burguesa, y se reafirma este sentimiento cuando pensamos que es posible que guarden un verdadero coraje contra el capitalismo, no obstante, es imposible evitar de señalar que los medios que han utilizado no ayudan en ninguna forma al combate por la emancipación y en cambio es de mucha ayuda al propio Estado que dicen combatir. Y cuando decimos esto, no pretendemos defender al pacifismo o al legalismo, por el contrario el marxismo al analizar de forma materialista la historia, puede comprender que el proletariado, por el papel que ocupa en el modo de producción, es la única clase revolucionaria capaz de destruir al sistema capitalista, y para lograrlo tendrá que hacer uso de la violencia, pero esta no es ciega y producto de la desesperación, sino es una violencia CONCIENTE y MASIVA. Y la conciencia proletaria, no surge como imitación o efecto de las acciones individualistas que se presumen "heroicas", sino proviene de la reflexión y la comprensión de su condición de explotado, del significado del sistema capitalista y de la comprensión de que su fuerza se encuentra en la organización. Por eso en la defensa de sus condiciones de vida (por ejemplo de su salario) expone una comprensión de lo que son las leyes capitalistas y de la imposibilidad de que éstas le ofrezcan una mejor vida, de manera que los proletarios no reciben del exterior las razones, ni los "ejemplos" para enfrentar al capital.
No hay que perder de vista que la burguesía en México viene desde hace tiempo preparando un ambiente de intimidación, ya lo hace en algunas zonas rurales con la presencia de militares, y no es extraño que busque extender este ambiente en las ciudades, pretextando el tipo de acciones terroristas que llevan a cabo grupos, que como decíamos arriba bien pueden ser construidos para ese propósito o bien manipulados adecuadamente por el mismo Estado. Por eso los proletarios deben tener claro que el terrorismo no es un instrumento de lucha revolucionario, ya que en vez de favorecer el desarrollo de la lucha en contra del capitalismo, se vuelve un medio adecuado para que la policía lleve a cabo sus manipulaciones y artimañas.
Romeo/diciembre de 2009
El 2010 se perfila como un año especial para la burguesía mexicana. Se cumplirán 200 años de la independencia de España y, al mismo tiempo, 100 años de la llamada "revolución mexicana". En medio de la peor crisis económica en la historia del capitalismo mundial y ante un futuro tan opaco es evidente que el capital se refugiará en ensalzar sus glorias pasadas para tratar seguir machacando que su sistema "marcó el progreso" y que, por tanto, deberíamos confiar en que el mundo pasa por un "pequeño bache" y que, en cuestión de meses, volveremos a ver "la luz al final del túnel". Los festejos están siendo empañados por una degradación terrible de nuestras condiciones de vida y por una ausencia angustiante de un futuro mejor. Sin embargo, la burguesía hará una campaña enorme alrededor de estos temas porque hoy, más que nunca, necesita recordarnos que las revoluciones son "cosas del pasado", que lo peor de la historia ha quedado atrás y que el capitalismo es "eterno" y el "mejor de los mundos". Además, los "valores democráticos" y la construcción de un Estado se nos presentarán como una necesidad para avanzar hacia un futuro radiante... ¡la decadencia de este sistema conlleva sus propios excesos!
Pensamos que es necesario atajar y denunciar los mitos, las manipulaciones históricas y las visiones deformadas que analizarán tales acontecimientos y que nos presentarán como la quintaesencia de la verdad histórica. No se trata de una estéril competencia intelectual a la que nos acostumbra la burguesía, se trata de una denuncia militante, de mostrar que la postura del proletariado es diametralmente opuesta a la visión estática, fraccionada y mistificada de la burguesía (independientemente de las intenciones de muchos de sus representantes -de izquierda y derecha, son lo mismo). El marxismo como arma del proletariado revolucionario, contribuye a entender el pasado y su devenir para poder asumir y asimilar las condiciones que harán posible la liberación de la humanidad. La burguesía como clase explotadora tiene necesidad de justificar su sistema, de mistificar la realidad y de proteger sus intereses de minoría. El proletariado, en cambio, no podrá hacer su revolución mundial antes combatir por desmitificar la historia. El proletariado no es una nueva clase explotadora, es la clase revolucionaria que se propone acabar con toda explotación e instaurar una comunidad humana mundial, en ese sentido, no tiene necesidad de justificar o encubrir las intenciones de su revolución. No hay nada que ocultar, por primera vez la conciencia y la búsqueda de la verdad acompañarán una revolución.
Trataremos de abordar todos estos temas a lo largo de una serie que irá apareciendo en las páginas de Revolución Mundial. La historia que todos conocemos o aprendemos en la escuela es la versión de la burguesía, es la historia que se ha transformado en la ideología de la clase dominante. La intención de la serie que hoy anunciamos es tratar de contribuir a una comprensión marxista de la historia del desarrollo del capitalismo en esta región del mundo. Nos limitaremos a las grandes líneas del desarrollo histórico y tocaremos los momentos más significativos que a nuestro juicio ponen al desnudo el proceso a través del cual el capitalismo se consolidó como modo de producción y cómo su estado, el estado capitalista, evolucionó para dominar el trabajo asalariado y llegó incluso hasta absorber a todo el cuerpo social y a volverse el representante perfecto de la explotación capitalista.
Lo que nos han enseñados en todos los niveles educativos es una colección de hechos sin conexión entre ellos, nos han mostrado una lista interminable de héroes que nos han canonizado hasta volverlos religiosamente "inmaculados", todos ellos de "buenos sentimientos" y de no mejores intenciones; todos, desde Hidalgo hasta Cárdenas, estarían siempre del lado del "pueblo" y, en fin, la historia no sería fuente de enseñanzas sino un oscuro terreno donde no hay procesos sino "próceres", donde no hay reflexión sino memorización pura y simple. La visión que nos transmite la burguesía es la de los Mesías salvadores, del "líder genial" cuya preclara cabeza sería la fuente para explicar el devenir de la historia (existe el mito de que los estadounidenses siguen "analizando" el cerebro de pancho Villa).
El método marxista analiza la historia como un proceso práctico en el desarrollo de los hombres "pero no tomados en un aislamiento y rigidez fantástica, sino en su proceso de desarrollo real y empíricamente registrable, bajo la acción de determinadas condiciones. En cuanto se expone este proceso activo de vida, la historia deja de ser una colección de hechos muertos, como lo es para los empíricos, todavía abstractos, o una acción imaginaria de sujetos imaginarios, como lo es para los idealistas" (Marx y Engels, La Ideología Alemana, cap.I).
Las condiciones concretas de la época que analizaremos corresponden justamente al desarrollo de las fuerzas productivas que han engendrado el capitalismo y su implantación a nivel mundial. El proceso de independencia en América Latina a principios del siglo XIX, corresponde a su vez a las veleidades de las nuevas burguesías locales que buscaban sus propios caminos y la construcción de sus propias naciones. Con ellos se instauraban nuevas relaciones de producción y un nuevo sistema de explotación: el capitalismo. Sin este marco, toda historia se vuelve un rancio discurso edificado sobre "el anhelo de los pueblos".
La visión materialista del proletariado relaciona siempre la historia humana con el desarrollo de la industria y el comercio, es decir, con el desarrollo de las fuerzas productivas enmarcada por supuesto en la lucha de clases. Eso intentaremos a lo largo de esta serie.
La ideología de la burguesía asume su historia nacional como algo singular, inédito, propio. A lo más que llegan es a afirmar que algunos hechos internacionales "influyeron" en ciertos acontecimientos (por ejemplo la invasión napoleónica a España que catalizó la independencia de Ibero América...) pero, algunos hechos más escabrosos como la I Guerra Mundial están casi ausente cuando la historia oficial aborda las convulsiones sociales de México entre 1910-1919. Aún más evidente es la total e interesada ausencia de referencias a la lucha de clases[1]. Siempre nos salen con el cuento que los mexicanos tenemos "nuestras raíces", nuestra "propia historia", pero esto no va en el sentido de afirmar la diversidad humana, sino en el sentido de segregarnos del resto, de dividir a la humanidad en naciones.
El Estado capitalista es el principal promotor de mantener la "historia nacional" como algo desconectado del capitalismo mundial. Aún hoy, por ejemplo nos dicen que la crisis "viene de afuera". El autarquismo medieval o los fenómenos sociales locales son parte del pasado[2], el capitalismo se ha encargado de construir el mercado mundial y, con ello, relaciones de explotación del trabajo asalariado se han generalizado también a nivel mundial. Es por eso que las "historias nacionales" se mantienen con objetivos exclusivos de mistificación. Eso no es, evidentemente, una característica exclusiva de la burguesía mexicana; no, cada burguesía hace exactamente lo mismo.
Es por ello que cuanto más se ha ido expandiendo el capitalismo, cuanto más el mundo se hace estrecho, lo local se ha vuelto una consecuencia de los procesos internacionales. "...cuanto más se destruye el primitivo encerramiento de las diferentes nacionalidades por el desarrollo del modo de producción, del intercambio y de la división del trabajo que ello hace surgir por vía espontánea entre las diversas naciones, tanto más la historia se convierte en historia universal" (ídem).
"Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época (...) La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual (...) Las ideas dominantes nos son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas" (ídem). Lo que nos han presentado como "historia nacional" es, en efecto, la visión de la burguesía, su moral y sus ideas. No es casualidad que el héroe nacional por excelencia sea Benito Juárez, hay varias razones pero diremos en el marco de esta presentación que es el mito ideal del individuo marginado que se hace "máximo dirigente" de una nación, el centro de esta ideología es que "tiene éxito el que trabaja" (¡la realidad está ahí para desmentir esto!), que todos, hasta los indígenas, tendríamos la misma oportunidad de pertenecer a una minoría explotadora. Lo que la ideología burguesa no explicará jamás es el por qué esa minoría es cada vez más reducida y la masa de explotados crece sin cesar.
Hoy todos los políticos de derecha o izquierda derraman discursos sobre el "interés nacional", la "defensa del patrimonio" y eternamente "luchan contra la pobreza". Todo esto parece loable o al menos folklóricas "ideas de nuestros políticos". Lo cierto es que "cada nueva clase que pasa a ocupar el puesto de la que dominó ante de ella se ve obligada, para poder sacar adelante los fines que persigue, a presentar su propio interés como el interés común de todos los miembros de la sociedad, es decir, expresando todo esto en términos ideales, a imprimir a sus ideas la forma de la universalidad, a presentar estas ideas como las únicas racionales y dotadas de vigencia absoluta" (ídem).
Los festejos del Bicentenario y Centenario vendrán cargados de una enorme campaña de afirmación de las "ideas dominantes", es decir, el eje será machacarnos que el capitalismo es una especie de "interés común" y que la constitución de naciones y la consecuente explotación del asalariado en el marco nacional es la más "racional" de todas las ideas.
A lo largo de esta serie intentaremos contribuir a la reflexión sobre cómo comprender estos acontecimientos en el marco del desarrollo del capitalismo mundial no con fines académicos sino para preparar una verdadera revolución mundial que se plantee la eliminación de siglos de opresión, que la eliminación del trabajo asalariado pueda por fin acabar con la prehistoria humana y podamos empezar la verdadera historia de la humanidad.
Marsan. 4-12-09
[1] "la historia es la historia de la lucha de clases" decían Marx y Engels en el Manifiesto Comunista.
[2] Por ejemplo, la decadencia del imperio romano, fue, a pesar de su estruendosa caída, un fenómeno limitado a una región del mundo.
El llamado "Bicentenario de la Revolución de
Independencia" en México no es una
celebración solamente de la burguesía "mexicana", sino de la burguesía mundial. No es la
conmemoración del triunfo de las masas revolucionarias que construyen la"
patria", la nación, sino el triunfo de la burguesía nativa en su incorporación
al capitalismo mundial, al mercado mundial, como nuevo Estado-Nación. Una revolución
de independencia que fue producto de la expansión del capital, del carácter
universal de las relaciones de producción capitalista que destruyó los
particularismos de manera acelerada a partir de la segunda mitad del siglo XVIII
con la revolución industrial y, en particular, una expansión que alcanzó a toda
la región latinoamericana. Es pues la consolidación del mercado mundial y cuyo
origen se remonta al siglo XVI. De ahí que Marx y Engels hayan planteado que "La
gran industria ha creado el mercado mundial, ya preparado con el descubrimiento
de América" (Manifiesto del Partido Comunista).
Ideológicamente, el "nacimiento de la patria" es una forma de mantener al proletariado internacional dentro de los estrechos marcos del nacionalismo, común a todos los países del planeta y en México eso se expresa bajo la defensa de la "mexicanidad" burguesa, intentando socavar el carácter internacional de su lucha y de su existencia, encerrándolo en la falsa ideología nacionalista que hoy en día hasta el izquierdismo más radical festeja con tertulias pirotécnicas patrioteras. Seguramente, los representantes gubernamentales de todos los rincones del planeta lanzarán una carretada de felicitaciones al "pueblo mexicano" por su conmemoración: desde los seguidores del "socialismo" del siglo XXI y sus izquierdas oficiales, pasando por las democracias liberales hasta llegar a los salvadores de las democracias que invaden territorios en nombre del Dios de la ganancia: el capital.
Para la burguesía, aunque su dominación es internacional, la Nación es parte de sus mecanismos de dominación; mientras que, para el proletariado internacional, la Patria-Nación no es más que un lastre ideológico, una falsa idea de pertenencia. Ahora bien, históricamente y ubicándonos en el punto de quiebre que ahora nos ocupa y al que nos hemos referido anteriormente, desde el punto de vista económico, el periodo que se abre con la revolución industrial, cuyo nacimiento se registra en Inglaterra, significó ganar para el capital no sólo el mercado interno, sino el mercado internacional (Marx, El capital, Cap. XIII) a partir de la segunda mitad de siglo XVIII, y con ello la universalización de las relaciones sociales de producción capitalista en las diversas regiones del planeta. Desde el punto de vista político, dicen Marx-Engels "la burguesía, después del establecimiento de la gran industria y del mercado universal, conquistó finalmente la hegemonía exclusiva del poder político en el Estado representativo moderno. El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa" (Manifiesto Comunista). En esa lógica de imposición del Estado moderno se inscriben la revolución de independencia de las Trece Colonias de Norteamérica (1776-1789); la Revolución Francesa jacobina (1789-1794); el proceso de unificación de los Estados alemanes desde 1811 hasta su consolidación en el II Reich en 1871 bajo la conducción de Otto von Bismarck; y las revoluciones de independencia de las colonias hispanoamericanas desde 1808. Es decir, se abre el periodo de las revoluciones burguesas en las principales economías del mundo, con el fin de consolidar su mercado interno y, simultáneamente, entrar en el concierto de la competencia internacional capitalista. Es en este contexto en el que se inscribe la revolución burguesa de independencia de (la Nueva España) México como parte de un proceso histórico mundial en el que surge la clase obrera sin patria dentro de esta entelequia llamada patria creada por la burguesía.
El estallido de la revolución de independencia es parte de ese proceso y no como lo relatan los mitos de la historiografía burguesa sobre el que se monta la escenografía del festejo oficial del Estado mexicano: como la idea repentina de una conspiración descubierta y, ante ello, la vivacidad del futuro "padre de la patria" para empezar a coger gachupines una madrugada del 16 de septiembre de 1910.
En el periodo que va de mediados del siglo XVII a mediados del siglo XVIII, en las colonias hispanoamericanas se registró una crisis sistémica sin precedentes que se manifestó en la disminución del excedente económico que se trasladaba a España desde las colonias. No fue una crisis de la colonia sino la crisis de la dominación colonial lo que aceleró el proceso de independencia, una crisis del sistema colonial de dominación en su conjunto.
En realidad, lo que estaba ocurriendo al interior de la Nueva España era la consolidación del mercado interno en el sentido capitalista (división del trabajo en general, en particular y en específico, como lo plantea Marx en El capital, en el capítulo sobre manufactura). Desarrollo agrícola y manufacturero en el Bajío, centros mineros en Guanajuato, Zacatecas y algunas otros puntos del norte de la Nueva España; ligado al desarrollo de los obrajes, la ganadería y articulados con el centro de comercio de la colonia, es decir, con el Consulado de la ciudad de México que junto a la iglesia desempeñaban el rol principal del sistema crediticio. Es decir, la articulación de las actividades minero-manufacturero-comercial-financiero, protegidos por los presidios pagados por los comerciantes.
Con la llegada de los Borbones al poder en España, en 1700, se plantea entonces retomar los hilos de dominación sobre la Nueva España, y para ello fue necesario emprender en diferentes órdenes las llamadas reformas borbónicas, sobre todo en el último tercio del siglo XVIII (desde 1776, justo cuando las 13 colonias de Norteamérica declaran su independencia respecto de Inglaterra). Es decir, la idea básica de los borbones era romper con el poder de la naciente clase burguesa, sin distinción entre criollos y peninsulares, que es otro de los mitos en torno a la revolución de independencia. Dice Luis Villoro: "Resultaba frecuente la figura del español inmigrante (peninsular) que después de trabajar unos años en el comercio, casaba con la hija de un criollo dueño de una mina, y se convertía, a su vez, en minero. La distinción entre europeo y criollo se resolvía así en una generación. En la industria textil (puebla, Tlaxcala, Querétaro, Celaya, Saltillo, entre las principales) no se podía establecer una distinción clara entre criollos y peninsulares". Es una falacia plantear que la lucha de clases fue inexistente y lo que se estableció fue la lucha de "razas".
De ahí que, la clase hegemónica en la Nueva España a mediados del siglo XVIII no buscara la independencia política formal, debido a que tanto la autonomía política real y la autonomía económica respecto de la metrópoli la habían alcanzado de facto con la conformación del mercado interno. Fue el intento de sujeción de la colonia a la Corona, valga decir las reformas borbónicas, lo que propició las tentativas de independencia política para liberar el proyecto burgués de esa camisa de fuerza.
Surge así la discusión sobre proyectos de "Nación" al interior de la clase dominante, sin distinción entre criollos y peninsulares, hijos de la misma patria, aunque los primeros se hicieran llamar americanos como signo de nacionalidad. Esa discusión se desarrolló con mayor fuerza en medio de un conflicto internacional: la invasión napoleónica a España en 1808 y la consecuente ausencia del monarca (Carlos IV) Fernando VII en el trono Español y que, al mismo tiempo, propiciaría las condiciones para la consolidación del Estado-nación español. Un factor externo que no fue la causa, sino la ocasión para el recrudecimiento de las diferencias al interior del poder si tenemos en cuenta que a principios del siglo XIX, la Nueva España suministraba a la metrópoli el 75 % del total de sus ingresos coloniales. El mercado interno de la Nueva España empezó a ser desestructurado con el despojo del que fue objeto por parte de los borbones.
Los desfavorecidos por las reformas fueron aquellos grupos que estaban interesados en continuar con la consolidación de un mercado interno en la colonia: hacendados, pequeños comerciantes de provincia y el incipiente grupo industrial, incluyendo a la iglesia. Como contraparte, los favorecidos fueron los grupos hegemónicos ligados y conformes con el sistema de dependencia colonial: mineros, comerciantes exportadores, y alta burocracia política.
De dichas diferencias se empezaron a conformar dos "partidos" con propuestas relativamente diferentes a partir de 1808. El primero, hegemónico, tiene su fuerza en la Real Audiencia y recibe el apoyo firme de los funcionarios y grandes comerciantes. Su propuesta: la sociedad debe quedar inamovible ante la falta del monarca español, mientras regresa de nuevo el trono. De esta manera, se prefigura, en líneas generales, una posición política conservadora. El segundo "partido" se manifiesta en una de las instituciones políticas de la Colonia donde los criollos propietarios tienen su principal fuente de poder: el ayuntamiento y, principalmente el ayuntamiento más poderoso, el de la Ciudad de México. En general, aquí se prefigura el partido de los liberales del siglo XIX en México, los reformistas por excelencia. Sin embargo, hasta ese momento, plantean reformas que no atentan contra el derecho del monarca a gobernar. Pretenden, a pesar de las reformas políticas, guardar la corona a Fernando VII. Esta posición reconoce dos poderes legítimos: el del soberano y el segundo el de los ayuntamientos, aprobados por aquél, ya que es en el cabildo donde se encuentra la verdadera representación popular, el órgano primigenio y más representativo en las colonias. Un elemento común que une a estos dos grupos es el temor a la participación de las masas explotadas en el proceso de cambio, es el temor a la radicalización de las masas. En el fondo ambos partidos son conservadores en este sentido. Este proceso conservador y la oposición a las reformas por una fracción de la clase dominante es lo que conduce a la fracción encabezada por Miguel Hidalgo y Costilla (y Morelos) al llamado a las masas para la insurrección aquel mítico 16 de septiembre de 1810.
Hidalgo y Morelos comparten las ideas de su clase y piensan en un Congreso compuesto de representantes de todos los ayuntamientos, y que guarde la soberanía para Fernando VII. Se encuentran en la lógica del partido de las reformas, con la diferencia en que se apoyan en las masas de trabajadoras, principalmente campesinas, y apelan directamente a la llamada soberanía popular burguesa que, a su vez, es delegada en el monarca. Presentan a las masas los intereses particulares de su clase como intereses generales de toda la sociedad porque necesitan el apoyo de los trabajadores. No es que esta ala popular de la revolución encabezada por Hidalgo y Morelos sean herejes desde el punto de vista religioso, sino que son herejes políticos porque van más allá de los cambios impulsados desde arriba por la clase dominante, por los dos partidos que se formaron desde 1808.
Esta postura se expresa de manera clara en el Plan de Paz (marzo 16 de 1812) firmado por José María Cos como portavoz de los insurgentes encabezados por Morelos, en el que se afirma "1º. La soberanía reside en la masa de la nación, 2º. España y América son partes integrantes de la monarquía sujetas al rey, pero iguales entre sí, y sin dependencia y subordinación de la una respecto de la otra" (Alvaro Matute, México en el siglo XIX, fuentes e interpretaciones históricas). Pero es rechazado por los dos partidos y, por lo tanto, no atrae a los grupos hegemónicos. Esa es la gran tragedia de la propuesta de Morelos: el no atraer ni a los representantes de su clase. Y lo que es peor, unifica a las mismas en torno a Félix María Calleja, representante de la monarquía. He ahí la debilidad del ejército insurgente de Morelos y que será, finalmente, lo que explicará su derrota. En este contexto, Morelos presenta al Congreso de Chilpancingo, el documento llamado Sentimientos de la Nación (14 de septiembre de 1813), donde se proclama la independencia de México y propone la República, en lo político, económico y social. Un año más tarde, el 22 de octubre de 1814, fue proclamada la primera Constitución burguesa de la nación mexicana por el ala popular de la revolución.
Mientras tanto, el ala conservadora de la revolución, había negociado en Cádiz (febrero-marzo de 1812) su incorporación al imperio pero como nación independiente: representación igualitaria en las Cortes, libertad de explotación agrícola, minera e industrial, libertad de comercio, supresión de monopolios regios, igualdad de distribución de empleos entre peninsulares y americanos (criollos), entre las principales.
Es esta última fracción de la burguesía la que finalmente triunfa (¡11 años después!) y que negociaría posteriormente la independencia de México bajo la forma de una Monarquía Constitucional con las diferentes grupos de insurgentes, ya diezmados pero de los cuales requería una legitimización de "unidad" (Guerrero, principalmente), y que se expresará con el Plan de Iguala el 24 de agosto de 1821 en la figura de Agustín de Iturbide.
Así, el nuevo Estado nación construido por la burguesía nace bajo la forma de una monarquía constitucional bendecida por la iglesia católica pero efímera al final de cuentas. La "lucha de independencia" es la máscara que esconde la lucha intestina de las fracciones del capital por imponer su poder político como burguesía "autóctona", la "liberación" planteada no era la del hombre sino la de arcaicas estructuras coloniales que impedían un desarrollo potente del capitalismo. Acabar con la encomienda (especie de esclavismo donde el poseedor de la Encomienda podía heredar en propiedad a sus trabajadores) significaba liberar e los trabajadores para que éstos se alquilaran "libremente" a los capitalistas y, con ello, se creaba una clase obrera; condición fundamental para la extracción de la plusvalía, la ganancia, capitalista. La nación tenía que reglamentar, justificar y proteger esa realidad económica.
El establecimiento en México del Estado moderno, del Estado real y político no se resolverá sino hasta 1867 con la república restaurada juarista. Volveremos sobre ello en nuestras siguientes publicaciones.
FDO/diciembre-2009
El 23 de marzo una importante comitiva de los Estados Unidos, como nunca se había visto en la historia - el Secretario de Defensa, la Secretaria de Estado, el Presidente de las fuerzas armadas conjuntas, la Secretaria de Seguridad de la Patria, y el director de Inteligencia Nacional- bajo un extraordinario despliegue de seguridad, se reunió con el presidente mexicano para tratar asuntos relacionados con la violencia derivada del narcotráfico. Esta visita fue acelerada por el asesinato de dos funcionarios del Consulado Norteamericano en Ciudad Juárez a mediados de marzo (lo cual no ha intimidado a nadie pues después a principios de abril, el consulado de Estados Unidos en Nuevo Laredo fue atacado con un artefacto explosivo).
El encuentro ratificó el plan Mérida firmado en 2007 con George Bush con el cual los EU se comprometieron a entregar a México mil 400 millones de dólares en equipos y tecnologías a lo largo de tres años para la lucha contra el crimen organizado y el tráfico ilegal de estupefacientes. Esa inversión parece que, al contrario, ha recrudecido la violencia y aumentado el consumo de la droga. Desde inicios del 2008 a la fecha, ha habido más de 15 000 ejecuciones pese al despliegue de aproximadamente 50 000 elementos de seguridad principalmente en la frontera norte. Tal es el grado de violencia que se desarrolla en México que incluso se ha hablado de ‘Estado fallido' y se piensa que será imposible llevar a cabo elecciones municipales en este clima.
En dicho encuentro, los representantes de cada país se esforzaron ya no por deslindarse de sus responsabilidades en el tráfico de droga, de armas y de la exacerbación de la violencia, porque ya no se pueden ocultar, sino en definir las responsabilidades que a cada uno corresponden y para "luchar unidos" en contra de estos males. Así, Hilary Clinton aceptó la responsabilidad de los Estados Unidos en la venta de armas a los grupos de narcotraficantes y Calderón la responsabilidad de México en la venta de droga a ese gran país consumidor. La solución que ambos proponen es reforzar a la policía y al ejército y aumentar el control sobre toda la población. Es decir, que quieren combatir la violencia y el terror con más violencia y terror: "...el procurador general de la República confirmó que en el marco de la ‘guerra' a las drogas, el crimen organizado y el terrorismo, México y Estados Unidos vienen negociando un multimillonario paquete de seguridad ...que superará los alcances del Plan Colombia...estimado entre 700 y mil 200 millones de dólares para los dos primeros años de ejecución, incluiría tecnología para espionaje y vigilancia -entre la cual destacan equipos para intercepciones telefónicas y radares para rastrear envíos de traficantes por aire-, aeronaves para transportar grupos de elite, así como ‘diversos tipos' de entrenamiento militar y policial...siete helicópteros artillados, ideales para el transporte de las tropas, y un incremento de recursos para el desarrollo de centrales de inteligencia."[1]
Es decir, más represión a la población como ya lo muestra la situación en Ciudad Juárez donde los habitantes, sobre todo las masas trabajadoras, están presas en medio del terror que imponen por un lado las bandas de narcotraficantes y por el otro los policías y militares que están reprimiendo y asesinando a la población civil.
Esta reunión y sus acuerdos han sido aprovechados por muchos ideólogos de la burguesía para desatar una campaña mediática que intenta fomentar los sentimientos chovinistas en los trabajadores con la campaña nacionalista de la "defensa de la soberanía". ¿Y cómo no sacarle partida a la situación aludiendo a la ‘soberanía nacional' y a los ‘derechos del pueblo mexicano' ahora que hay gran descontento entre la población por la terrible situación que se vive a todos a los niveles y que es necesario ocultar al verdadero responsable de la barbarie cotidiana?
Los grupos y personajes de la izquierda del capital e izquierdistas claman por la ‘defensa de la soberanía nacional' o culpan al ‘espurio' gobierno de Calderón por su fallida lucha contra el crimen y exigen además de las armas, "mejores oportunidades de inversión para generar trabajos", como lo hace Manuel López Obrador. De esta manera se completa la comparsa para ocultar tanto las verdaderas causas de esta podredumbre, así como la única solución posible para ponerle fin. "El perredista Jesús Zambrano calificó de ‘preocupantes' las declaraciones del ex zar antidrogas de los Estados Unidos, Barry McCaffrey que calificó el problema de narcotráfico en México como algo más peligroso que lo que está pasando en Irak, lo que consideró una señal de que los norteamericanos podrían intervenir aquí. ‘No estamos especulando cuando advertimos que no debemos poner en riesgo nada, absolutamente nada de nuestra soberanía', advirtió". "La solución a este grave problema no provendrá de fáciles estrategias mediáticas, ‘internacionalistas' (como el ingreso a la OTAN) o militares, ni mucho menos del sacrificio de nuestra soberanía, sino que se construiría a partir de una renovada voluntad política que recupere lo mejor de nuestra larga tradición de lucha ciudadana y debe partir de las exigencias actuales de transparencia, rendición de cuentas y de un compromiso irrestricto con los derechos humanos y el estado de derecho."[2]
Ya hemos denunciado los vínculos que existen entre ‘los señores de la droga' y el gobierno mexicano,[3] y que salen a la luz continuamente en la prensa burguesa como resultado de pugnas entre las diferentes fracciones. Esa misma relación simbiótica existe en los Estados Unidos donde prevalece la alianza estatal con los ‘señores de las armas' pues la droga y las armas son los negocios más lucrativo en estos tiempos, negocios de los cuales, por supuesto, los grandes burgueses no se quieren separar. "El surgimiento de sindicatos de la droga es un fenómeno internacional...los nuevos capitalistas ‘ilegales' vienen de todos los rincones del mundo...la sombra del narco que es casi un mismo cuerpo con la clase gobernante de México y Colombia, se extiende a los espacios legales de los tentáculos internacionales del capitalismo, haciendo su presencia en instituciones ‘respetables' de América y Latina y Los Estados Unidos...el lavado de dinero del narcotráfico no sólo se lleva a cabo en negocios pequeños, sino en el propio corazón de las finanzas de los EU, en los grandes bancos. En abril de 2008 The Wall Street Journal reportó que más de 11 millones de dólares de las cuentas de conocidos traficantes fueron lavados en el banco Wachiovia. El Departamento de justicia también reportó numerosos bancos, incluyendo American Express International, que lavaron más de 55 millones de dólares... el apoyo monetario de EU para contrarrestar a los traficantes de drogas a través del ‘Plan Colombia' fue utilizado por el propio gobierno de Colombia para proteger y animar a cuerpos paramilitares del ala derecha relacionados con el narco".[4]
De esta forma, los susodichos acuerdos entre los representantes de la burguesía de los dos países, ‘para combatir la delincuencia organizada' son sólo la tapadera de su complicidad en el aumento de la represión a la población y son tapadera de la cloaca que esconde los intereses de la misma clase a la que representan; ganancia a cualquier precio, aún a costa de la salud y de la vida de las personas de todas las edades y clases sociales.
El desarrollo de bandas criminales que promueven la drogadicción y la violencia en la guerra por los mercados para sus productos, son una expresión de la descomposición capitalista que se presenta en la forma de ‘gangsterización' de la sociedad. Un signo más de que la decadencia del sistema capitalista se ha prolongado demasiado; de que su agonía se prolonga después de que ya ha manifestado su incapacidad para seguir rigiendo a la sociedad. Es un testimonio más de que el capitalismo debe ser destruido antes de que destruya a la humanidad entera hundiéndola en un mar de barbarie aún más sangrienta.
Ni la drogadicción, ni la inseguridad, ni la violencia gangsteril tienen solución en este sistema putrefacto como tampoco lo tienen el desempleo, el hambre, o la guerra. Para terminar con esas calamidades hay que destruirlas desde la raíz y la raíz es el capitalismo. Pero la clase burguesa hará todo para salvar a su sistema y así salvarse a ella misma. Por eso le conviene mantener a los trabajadores y a todos los explotados engañados sobre la posibilidad de que "la situación en el capitalismo puede mejorar, todo depende de que se encuentren las soluciones correctas". Por eso, también, le conviene mantener al proletariado y a todos los explotados separados con cualquier motivo: por lengua, raza, religión o nacionalidad.
Por eso el nacionalismo le viene tan bien a la burguesía. La Nación fue el marco por excelencia en el que se fue desarrollando la sociedad capitalista. Además que la Nación es la unidad a través de la cual los capitalistas organizan la explotación del proletariado y rentabilizan su producto en el mercado mundial en competencia con los demás capitalistas, el nacionalismo le sirve para mantener dividida a su clase enemiga, a la clase proletaria que tiene como tarea histórica construir una nueva sociedad.
"En nombre de la Defensa de la Patria y la Independencia Nacional millones de obreros han sufrido la muerte en el frente y el hambre en la retaguardia en las numerosas guerra imperialistas que han ensangrentado el mundo; La ‘liberación nacional de los pueblos' ha sido la bandera empleada por los bloques imperialistas para repartirse el mundo; las luchas contra la ‘opresión nacional' han sido trampas para dividir a los obreros y hacerles perder su autonomía de clase; la ‘salvación de la economía nacional' ha sido la trampa para imponer a lo obreros toda clase de sacrificios, miseria y austeridad."[5]
Al nacionalismo burgués debemos oponer el internacionalismo proletario, única forma de construir la unidad de los trabajadores para transformar realmente esta sociedad. "Desde 1848 quedó bien sentado en el movimiento obrero que LOS OBREROS NO TIENEN PATRIA y la frase final del Manifiesto Comunista, PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES UNÍOS, ha sido un verdadero grito de guerra que han ido recogiendo generaciones en sus sucesivos combates... Por eso nuestra mejor arma es el INTERNACIONALISMO, es decir, la solidaridad internacional de todos los proletarios, nuestra unidad mundial de clase. La Patria, sea ésta ‘opresora', ‘oprimida' o ‘socialista' es siempre la falsa comunidad detrás de la cual se esconde la explotación y los negocios de los capitalistas, nuestra única y verdadera comunidad es la que formamos todos los obreros del mundo, la que nace de nuestras luchas y nuestra unidad de clase."[6]
Los trabajadores de Estados Unidos sufren las mismas calamidades del desempleo, la miseria y la inseguridad que sufrimos en México. Ellos sufren también las consecuencias desastrosas del capitalismo en descomposición. Ellos también, al igual que los trabajadores en todo el mundo sufren los ataques de la ideología burguesa que impone la defensa nacional, la guerra y la división entre explotados. Por eso ante la falsa unidad de las burguesías de ambos lados de las fronteras, que pretende imponer peores condiciones de vida y de trabajo a los explotados, empecemos a construir con nuestras luchas -en contra de los despidos y por mejor salario- la unidad de la clase trabajadora a nivel mundial.
Héctor / abril de 2010.
[1] La Jornada.
[2] Ídem.
[3] Ver Revolución Mundial num.11.
[4] https://en.internationalism.org/inter/151/drug-violence [28]
[5] Nación o Clase, folleto de la CCI.
[6] Ídem.
El siglo XIX representó un momento importante para el capitalismo a nivel mundial ya que durante ese período se definió el marco del Estado nacional y las formas de producción modernas, lo cual es condición indispensable para el delineamiento del mercado internacional, en donde la mercancía marca su dominio, imponiendo su presencia y por efecto de la misma competencia, defina la diferenciación en los niveles de desarrollo. De manera que el siglo XIX para la economía mexicana también es un momento fundamental para la consolidación del modo de producción capitalista en tanto que la revolución industrial, desarrollada de manera amplia en algunas regiones y con retrasos en otras, definirá la configuración de la dinámica y la estructura que tomará el sistema capitalista en el siglo XX y XXI.
En México, como en gran parte del planeta, el siglo XIX se caracterizó por el avance en la definición del dominio de las relaciones sociales capitalistas, impulsada de manera importante en el período de los gobiernos liberales, principalmente mediante la Reforma y el marco definido por la llamada República restaurada. Todo el período que va de la consolidación de los gobiernos independientes, hasta la presencia de los gobiernos liberales, fue imposible cohesionar y definir una unidad de la burguesía, es hasta que la fracción liberal asume el poder que se percibe el inicio de un avance consistente hacia ese objetivo. No obstante la consolidación de ese proceso se encuentra con amplias dificultades que se expresan aún con disturbios internos, que van a encontrar un plano de expresión mayor cuando se desatan los conflictos bélicos, con la presencia de fuerzas externas. Por eso, la aún joven burguesía cuando se restaura la República, se da a la tarea de dar continuidad a este proceso unificando a su clase en torno del Estado y expandiendo, en el plano económico las relaciones de producción capitalista, y los períodos de gobierno de Porfirio Díaz dan continuidad a estas tareas.
La historia oficial, creada por los ideólogos a sueldo de los gobiernos constitucionalistas (la de 1917), se empeña en borrar la continuidad histórica del llamado "Porfiriato" con el sistema capitalista contemporáneo, pretendiendo que hay una diferencia entre los primeros años del gobierno de Díaz, con aquellos en los que, se dice, se ha de convertir en un "dictador". Y hay por supuesto la contraparte que pretende glorificar a "Don Porfirio", destacando su preocupación por el desarrollo y su búsqueda de la unidad nacional (que lo ejemplifican con la actitud que toma al final, renunciando y exiliándose). Pero olvidan en señalar que ambas formas son parte de la historia del capitalismo, en donde existe una preocupación central, a saber: la eliminación de las viejas formas de producción, la búsqueda de mejores mecanismos de explotación y la consolidación de los modernos mecanismos de dominación. Por ello no es posible entender la historia simplemente glorificando o censurando, de lo que se trata es de reflexionar su significado real; es imposible olvidar que el capitalismo -como dice Marx- nace (y se desarrolla) chorreando sangre y lodo, y el "Porfiriato" es parte de esa historia del capitalismo, no es de ninguna manera una expresión particular.
Las actuaciones llevadas a cabo por los gobiernos de México a mediados del siglo XIX, mostraban una verdadera incapacidad para asegurar la cohesión de la burguesía e instaurar un Estado nacional. Para importantes fracciones de la burguesía era claro que ninguna tarea económica y política consistente podía llevarse a cabo sin asegurar la unidad de su clase. Es la fracción definida dentro del movimiento liberal quien pugna por crear ese proyecto. Este movimiento tiene fases diversas, inicia de manera más visible con el Plan y la revolución de Ayutla (1854), y continúa en etapas superiores con el arribo de los liberales al gobierno, y con ello la proclamación de la constitución de 1857 y de las leyes de Reforma que proclaman la separación de los poderes civiles de los eclesiásticos, expropiación de tierras en propiedad de la iglesia y despojo violento de la propiedad comunal de comunidades indígenas...
Y aunque son los liberales, encabezados por Juárez (presidente en varias ocasiones de 1858 a 1872), los que levantaban un proyecto político muy claro para permitir la consolidación de un Estado-nación y aseguraban la amistad de los EUA que ya se dejaban sentir como la fuerza dominante de América, no tenían en cambio la visión para acelerar un proceso de desarrollo industrial. Suena paradójico que la fracción de la burguesía aglutinada en torno a los proyectos conservadores, fuera la que sostuviera una propuesta para incorporar a la región en un proceso de amplia industrialización, eliminando las viejas formas de producción artesanales y protegiendo el mercado interno. No desarrollaremos el debate presente en esos momentos, pero es importante señalar que la actitud del gobierno de Díaz, tanto en el plano de la política como en el de la economía, es en realidad una continuidad del proyecto liberal.
De la misma forma que lo hicieran los primeros gobiernos liberales, el accionar violento en el despojo de tierra está presente con Porfirio Díaz (aún cuando se considera que el mayor número de comunidades indígenas destruidas se da en el período del gobierno de Juárez) por ejemplo, hay un feroz ataque en contra de las comunidades Mayas en el sur y contra los Yaquis en el norte del país. El conocido libro México bárbaro, escrito por el periodista estadounidense John Kenneth Turner (1878-1948), describe las atrocidades cometidas por el gobierno de Díaz para cumplir la misión de exterminio y despojo de estas comunidades, por ejemplo, sobre el ataque que se lleva en contra de los Yaquis, nos narra: "... el gobernador Rafael Izábal [...] hizo una incursión en la isla Tiburón, donde se habían refugiado algunos yaquis pacíficos, y sin más trámite ordenó a los indios Seris (otra comunidad indígena originaria también del norte del país) que trajeran la mano derecha de cada uno de los yaquis que allí hubiera..."
En algunas regiones del planeta, como en Inglaterra, la fuerza de la revolución industrial permite que el desarrollo capitalista tome una marcada aceleración, en el caso de México, las propuestas levantadas por los liberales impiden que en México los efectos de esa revolución tomaran una dimensión en ese mismo sentido y el gobierno de Díaz se inscribe en esa línea, en tanto que buscan impulsar a la economía mexicana pero en el terreno de la exportación de mercancías surgidas de la agricultura y la minería, sin buscar la ampliación y diversificación de la planta industrial. Lo cual por supuesto, no significa lanzar suspiros de lamento por lo que no hizo, o por lo que hizo mal, sino se refiere para marcar la estrategia utilizada por Díaz en tanto definiría el perfil de la economía mexicana, a partir de esto es posible comprender que la competencia internacional delinea conductas que la burguesía de cada nación podía asumir o enfrentar de acuerdo a sus fuerzas o a sus intereses, y el proyecto seguido por Díaz, busca integrar a la economía mexicana con una definición productiva muy limitada, pero bien aprovechada por los Estados con los que establece una estrecha relación política, no siendo justamente los EUA los mejores aliados de Díaz, sino Estados europeos.
Partiendo de la idea anterior, se comprende que la preocupación de los gobiernos "porfiristas" por atraer capitales foráneos para el impulso y desarrollo capitalista. Un ejemplo de esta actuación se percibe con su política ante el Petróleo, no sólo por las facilidades que ofrece con lo expuesto en la Ley de 1901, sino con su sistemática complacencia con los inversionistas norteamericanos (principalmente la Waters Pierce Oil Company, subsidiaria de Standard Oil de la familia Rockefeller) y con la compañía inglesa Pearson and Son.
Esta es la misma estrategia que se sigue con los ferrocarriles, el cual se abre inicialmente al capital externo para su extensión y en la medida en que se acrecientan las necesidades de transporte por parte de industrias (como la del petróleo) y en general por la expansión que va cobrando el mercado interno, las vías del ferrocarril se vuelven propulsores e instrumento imprescindible para tal fin, por ello el ferrocarril se va convirtiendo en objetivo de grandes disputas. La historia oficial suele esconder el hecho de que siendo los ferrocarriles un proyecto de tanta importancia, el Estado rompe con su "ortodoxia liberal" de no intervención del Estado en la economía (tan defendida por el ministro de Hacienda José Yves Limantour), consolidando un proyecto de nacionalización de esta actividad, alcanzándose en 1908 con la creación de los Ferrocarriles Nacionales de México. El secretario de Hacienda expresaba que esta acción se llevaba a cabo para limitar la depredación de los monopolios norteamericanos. Lo cual es relevante señalar para reconocer el pragmatismo con el que actúa la clase dominante, y sobre todo para mostrar que esta medida considerada como de uso exclusivo de los gobiernos de izquierda (o "progresistas"), se encuentra también en los de derecha o "reaccionarios" como el de Porfirio Díaz; después de todo las nacionalizaciones y estatizaciones son mecanismos para impulsar la acumulación de capital.
El espacio de este artículo no permite extenderse, pero es necesario referir al menos que unas de las grandes tareas que la burguesía mexicana requería para posibilitar la inversión y el mercado interno era instaurar la pacificación y el orden. Por un lado existían diversas fracciones en pugna de la burguesía que impedían asegurar una dinámica estable de los gobiernos por lo que la administración de Díaz será pionera de los pactos con las diferentes fuerzas locales (que será una práctica sistemática en los gobiernos constitucionales del siglo XX), los cuales estaban formadas lo mismo por hacendados y caciques adinerados que por militares, de manera que les otorga un poder regional pero a la vez los compromete a defender las orientaciones surgidas del poder ejecutivo central. De esta manera crea un grupo dominante disciplinado pero heterogéneo, lo cual, ya entrado el siglo XX será motivo de fisuras.
Por otra parte el caos existente y la falta de caminos alienta la presencia de bandoleros de mercaderes y el dominio de mafias locales; una actuación que lleva a cabo este gobierno es la persecución feroz, cumpliendo la sentencia que extenderían para todo problema social: "mátenlos en caliente"... Pero si para el lumpen, que hacía de las suyas en los caminos maltrechos que comunicaban las ciudades, las acciones del gobierno eran bestiales, las respuestas en contra de los trabajadores cuando reclamaban mejoras a sus condiciones de vida no era menor.
Es evidente que las penosas condiciones en que sobreviven los trabajadores en el campo y la ciudad, los va llevando a reflexionar y a organizarse y expresar su descontento, no podremos en esta entrega abundar sobre esas expresiones, en otro lo momento lo abordaremos, pero es importante señalar que aún cuando estas manifestaciones exponían dificultades, por un lado la presencia minoritaria de un proletariado y por otro por la carga ideológica pesada sobre las espaldas de muchos asalariados que habitan dentro de las haciendas, que los hace seguir sumisamente los dictados de su patrón (en las revueltas de inicios de siglo XX, muchos de estos peones defenderán al hacendado), empero pese o todo son muestra de su experiencia y de su presencia activa en el escenario social.
Mientras el desarrollo de la acumulación toma niveles de aceleración y las arcas de los empresarios nacionales y extranjeros se llenan, la miseria se extiende por todos lados. Es indudable que la aparición de las formas de producción capitalista, traen consigo masas despojadas que se ven obligadas a vender su fuerza de trabajo. Las fábricas y talleres que se han instalado en las principales ciudades van aglutinando a esos despojados, otros asalariados más se encontrarán en las haciendas y ranchos (junto a otros explotados que van a sobrevivir de las viejas formas de producción, como los medieros[1] e incluso esclavos), pero todos ellos, sin importar el tipo de labor, van a cubrir jornadas extenuantes.
Lo mismo en las industria minera, manufacturera, de la construcción o el comercio, la jornada laboral era de 15 horas y corría de domingo a domingo. El peso de la inflación, los malos salarios y las pesadas cargas van empujando a respuestas importantes que la burguesía después se ha encargado de asimilar, convirtiéndolas en simples fechas de calendario, pero las huelgas de 1906 y 1907 en el mineral de Cananea en Sonora y en la fábrica textil de Río Blanco, Veracruz, son expresiones incipientes del coraje y la combatividad obrera en contra de la explotación capitalista.
Ante los festejos y los huecos discursos de la burguesía en sus fiestas centenarias que celebran efectivamente siglos de explotación capitalista contra el proletariado, es necesario reflexionar que las gloriosas efemérides triunfales del capitalismo se han expresado siempre en mayores penurias para los trabajadores en México y en el mundo.
Rojo/abril-2010
Notas
[1]Personas que trabajaba en una parcela y que al final, previo acuerdo con el propietario de la tierra, recibía la mitad de la producción. Uno aportaba la tierra, el otro el resto de los "insumos" e iban a "medias"
Tras el estallido en el 2007, de la burbuja inmobiliaria conocida a nivel mundial como la crisis de las "subprime" (préstamos hipotecarios de alto riesgo), la crisis económica mundial no ha dejado de agravarse. En todo el mundo, la burguesía está tratando de responder a esta situación. Reuniones de todo tipo (los denominados G7, G8, G20, FMI, BCE, y un largo etcétera) y todos los "especialistas", Premios Nobel de Economía incluidos, intentan encontrar una solución mágica, que reinicie a cualquier precio la senda del crecimiento económico. Han aparecido muchos libros que, supuestamente, explican todas las causas de esta brutal crisis, ofreciendo recetas para salir de ella.
Uno de ellos es La Gran Depresión, ¿Por qué hemos llegado aquí? ¿Cuál es la forma de salir? del economista francés Michael Aglietta el cual ha recibido el premio a la "excelencia económica" y mucho prestigio entre los "especialistas".
Aglietta desarrolla acertada y extensamente, los mecanismos financieros y monetarios que han ocasionado la crisis financiera y la quiebra de bancos en el verano de 2007. Según él, después de la explosión de la burbuja especulativa de las industrias Punto Com en 2001, «...EUA se embarcó en una política expansiva para apoyar la coyuntura (...). Asistimos desde entonces a un crecimiento espectacular de la deuda de las empresas y los hogares... ». En efecto, para apoyar a cualquier precio la demanda, y por tanto el crecimiento artificial para evitar una grave recesión, las autoridades de EUA permitieron la desregularización del mercado del crédito y, animaron sin reservas a su uso, nos dice «...Todo el mundo se benefició del sistema. Los banqueros, reguladores, inversores, políticos, imbuidos por la ideología de la eficiencia del mercado (...), se embarcaron sin reservas en esta huida hacia adelante de los costes de crédito creyendo a pies juntillas en las ventajas de los riesgos de propagación, la diversificación de los activos y, el aumento de la rentabilidad sobre activos con poca fiabilidad.... ». Esta "huida hacia adelante" en la deuda generalizada, que no se basa en un desarrollo real de la producción tenía, necesariamente, que acabar mal. El creciente endeudamiento de todos los "jugadores" (en especial los hogares de norte América) no podía tener más salida que, ¡la bancarrota a mediano plazo! En seguida Aglietta, señala cómo la crisis financiera se ha extendido a la "economía real" y ha causado una cadena de quiebras, cierres de fábricas, el desempleo en masa.
Sin embargo, ni por un solo instante, este gran "experto" se pregunta con rigor las siguientes cuestiones: ¿Cuáles son las causas reales y profundas de esta crisis generalizada de endeudamiento? ¿Por qué el sistema financiero y todas las instituciones políticas (Estados, Bancos Centrales, FMI...) se han visto afectados por esta loca huida hacia adelante? Y sobre todo, ¿la crisis financiera es la causa o el síntoma de una crisis más profunda?
Al no plantear las preguntas adecuadas, este gran "especialista" se detiene en la apariencia de los hechos. Su análisis, a pesar de basarse en hechos reales, es esencialmente superficial. Por ello no puede o no quiere ver: a) que la loca huida hacia adelante de todo el sistema financiero mundial, el crédito fácil y la desregulación sin límites, no son la causa sino el efecto, b) que el capitalismo sufre una enfermedad mortal, c) y que su economía está profundamente afectada por el veneno de la sobreproducción. Por eso no ve que la única "solución" temporal con la que cuenta el capital para evitar la parálisis a que le condena la sobreproducción es precisamente crear un mercado artificial, para poder adquirir bienes a crédito. En consecuencia, M. Aglietta, no quiere ver, que la crisis de sobreproducción no afecta al capitalismo desde 2007 sino desde hace décadas, por lo cual durante tanto tiempo, la deuda mundial está aumentando y las recesiones y los descalabros financieros se suceden una vez tras otra, cada vez más graves.
Esta miopía, que le impide mirar la realidad del ¿Por qué hemos llegado aquí? se convierte en una ceguera total cuando llega la fatídica pregunta ¿Cómo salir de este atolladero?
Inicialmente, nos repite las mismas "soluciones" ridículas de siempre, «...es importante adoptar una reglamentación que amortigüe las convulsiones cíclicas (...) Para ello, debemos primero mejorar el control del mecanismo de la deuda en el sistema bancario (...). Es necesario un control más estricto sobre el creciente volumen de crédito...». La lista de reglamentaciones no cabrían aquí. Algunos jefes de Estado (en particular, N. Sarkozy) ya han dicho en el foro del G-20, lo que M. Aglietta nos viene a decir: «...Lo más importante es, sin embargo, que para lograr la normalización de las transacciones y créditos(...) Tenemos que reformar las finanzas e impedir que escapen a nuestro control...». En fin, solo palabras que se lleva el viento.
Tras estas propuestas vacías de todo contenido, M. Aglietta lanza SU "solución" original: «Es necesario que los poderes públicos actúen de manera coordinada a fin de que la recesión no se convierta en una depresión. Pero esto no será suficiente porque los bancos que, normalmente transmiten los impulsos de los Bancos Centrales están paralizados. Las empresas y los hogares no pueden ni deben aumentar más sus deudas. Por lo tanto, un aumento coordinado de los gastos de los Presupuesto de los Estados, es esencial. Es la deuda pública la que debe reemplazar a la deuda privada para que esta no arrastre a la economía a un pozo sin fondo. En cualquier caso no se puede escapar de una contracción de la deuda privada y, por ello es necesario, un aumento muy grande, pero legítimo, de la deuda pública... ».
Bravo por el Sr. M. Aglietta, ¡bien hecho! Sólo que los Gobiernos de los principales países capitalistas ya han seguido (sin saberlo), sus "originales" recomendaciones. Cierto que hay algunas pequeñas diferencias entre los discursos y la realidad: cada vez hay menos coordinación económica y más guerra comercial. Pero más allá de los detalles, en unas circunstancias de enorme gravedad, e insolvencia generalizada, sólo los Estados pueden hacer frente al hundimiento general de la economía, endeudándose al incrementar enormemente sus déficits públicos y, por otra parte, utilizando la máquina de hacer billetes (poniendo moneda en circulación), es decir, ¡Ninguna novedad respecto de lo que hace tiempo nos ha enseñado la historia¡
Al menos M. Aglietta, tiene razón en este punto: son los Estados quienes han apoyado la economía para evitar que ésta quebrara. Esta es la única razón por la que la economía mundial, el crecimiento y el sistema financiero no se han hundido después de la crisis de 2007. No obstante, esta "medicina", su "solución" pronto se convertirá en una terrible enfermedad. Hoy en día, ante la evolución de la crisis económica mundial debemos preguntarnos: ¿Cuáles van a ser en los próximos meses y años las consecuencias políticas y sociales que vamos a tener que pagar por la situación de dificultades brutales cuando no de quiebra potencial de muchos Estados a nivel mundial?
M. Aglietta no puede eludir plantearse esta cuestión porque está claro que los Estados están con la espalda contra la pared no podrán sostener mucho tiempo la economía a costa de elevar sin límites sus déficits, ya de por sí astronómicos.
Consciente de este "pequeño problema", Aglietta trata de tranquilizarnos, ofreciendo una vez más sus "soluciones". Nos dice que los Estados podrán apoyar el crecimiento económico el tiempo suficiente para permitir que el sector privado, incluidos los bancos y los particulares, puedan reducir en gran medida sus deudas y con esto que el crédito privado reiniciará y tomará el relevo de los Estados[1]. Principalmente dice que el centro de gravedad del mundo económico y financiero pasará de Occidente a los países emergentes de Oriente es decir ¡La misma quimera de siempre! Pero, ¿cómo podemos tomarnos en serio que China o India serán capaces de evitar una posible quiebra del país más poderoso del planeta...los Estados Unidos? ¿De dónde van a sacar esa financiación para soportar el colosal déficit de EUA si un país como China ha perdido este año el 25 % de sus ventas a la exportación y las burbujas especulativas se desarrollan como en cualquier otro Estado Capitalista?
Al final Aglietta no puede responder a la cuestión «¿Cómo salir de la situación actual?», en el mejor de los casos nos dice cosas que nada tienen que ver con la realidad económica actual o futura. No hay ningún fundamento serio en sus análisis y respuestas. Nuestro eminente interlocutor se convierte en un vulgar economista más del montón.
Llegados a este punto nos preguntamos ¿Cómo es que M. Aglietta puede explicar acertadamente todas las complejidades del mundo financiero y, ser tan poco realista a la hora de proponer soluciones para escapar de la depresión? Simplemente porque él, como la burguesía, no saben responder cómo salir de la crisis. No pueden aceptar que para evitar que la economía se hunda demasiado rápido en la depresión, la burguesía no tiene otra opción que seguir inyectando dinero, aumentando el déficit y el presupuesto público y, todo ello es como lanzar sin parar dinero a un pozo sin fondo con inevitables consecuencias: los Estados avanzan hacia situaciones de insolvencia. Ciertamente un Estado Capitalista no se declara en quiebra, cierra la puerta de su negocio y se va a su casa, como lo hacen muchas empresas. La "quiebra" de un Estado significa, concretamente, nuevos y más brutales sacrificios para el conjunto de la sociedad y, en particular, un fuerte deterioro de las condiciones de vida de la clase obrera. Todos los Estados, frente a una situación de déficit abismal, tendrán que: privilegiar un aumento de los impuestos; reducir drásticamente sus costes despidiendo decenas o cientos de miles de trabajadores, reducir drásticamente las pensiones, y la asistencia social, etc; luchar contra una situación de inflación y de pérdida de poder de sus monedas que a buen seguro no van a poder controlar durante mucho tiempo. Tal es la realidad que podemos observar en EUA y Gran Bretaña lo que se ha traducido en una pérdida del 20% del valor del dólar frente al euro y una continua disminución de la libra esterlina. En concreto el eventual regreso de la inflación supondrá un aumento significativo de los precios con la certeza de que los salarios no aumentarán para nada[2].
Ya a finales de 2008 y principios de 2009, Islandia, Bulgaria, Lituania y Estonia fueron la imagen por excelencia del "Estado fallido", le seguirían a finales de noviembre y principios de diciembre 2009, Dubai y Grecia. Por ahora, todos han sido rescatados (por otros Estados o el FMI...). ¿Pero qué sucederá cuando los países más grandes, con un peso más "determinante" en el equilibrio económico mundial, se hundan?, ¿Quién los rescatará?: ¡Nadie! En estos países, la economía está paralizada, y por ello las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera sufrirán un terrible declive aún más dramático del que conocemos hasta hoy. Ya hoy España y Portugal muestran signos de debilidad importante, con su corolario de paro y miseria cada vez más evidente.
En Marzo de 2009, se conoció una lista con los diez países más amenazados por la quiebra por ahora, esta lista que no ha dejado de aumentar está compuesto por los ya mencionados más Letonia, Rumania, Gran Bretaña, EUA, Irlanda y Hungría.
En efecto Gran Bretaña y EUA se encuentran en una situación muy delicada y el posible empeoramiento del estado de su economía, supondrá una enorme aceleración de la crisis mundial.
Cuando el Sr. Aglietta como especialista pide que los Estados acudan en apoyo de la economía, hace lo mismo que cualquier burgués aprestándose a realizar ¡un viaje a bordo del Titánic! Ningún Estado del mundo en última instancia, puede impedir que la economía mundial continúe hundiéndose en la depresión más profunda y grave de la historia del capitalismo.
Artículo de Revolution Internationales nº 408 (Enero 2010)
1. Pues sí, ... después de haber explicado que la causa de la recesión actual es la loca huida hacia adelante "hacia cualquier crédito", M. Aglietta propone como remedio ¡nuevos créditos, primero del Estado y luego privados otra vez! Y ¿cómo no llevaría esto una vez más a la economía mundial al mismo callejón sin salida? Esto no lo explica el Sr. Aglietta.
2. No se excluye que, a pesar de todos los esfuerzos de los Estados para prevenir esta catástrofe, si el crédito privado y la demanda no reaparecieran en la escena económica, la deflación podría establecerse de forma permanente.
Han quedado en el pasado aquellas imágenes idílicas donde el sobrepeso era presentado como signo de bonanza, de salud y de prosperidad. La obesidad era entonces sinónimo de "abundancia de alimentos". Los EUA, un país con gran número de obesos, eran presentados como la expresión positiva de un país desarrollado. Hay quienes atribuyen la obesidad a problemas de analfabetismo, genéticos, producto de la mala información, de la comodidad de la vida sedentaria, etc., etc. La realidad muestra que la pandemia de la obesidad está ligada estrechamente al desarrollo implacable de la miseria mundial.
Los años 80 nos presentaron aquellas dramáticas imágenes del hambre en África (niños esqueléticos con vientres abultados), los años 80 también se conocen como la "década perdida para América latina", los 90 fueron la explosión del bloque del Este, el fin de los "milagros económicos" en los países en "vías de desarrollo", el nuevo milenio nos ha traído, desde el 2008, la peor crisis en la historia del capitalismo. Más de 40 años de crisis mundial han acarreado desempleo y empeoramiento de las condiciones de vida de millones de trabajadores en el mundo, tanto en los países desarrollados como en los "emergentes". Estas 4 décadas de ataques al salario, de miseria sin fin, han tenido por consecuencia un aumento de precios en los alimentos. Parafraseando al Manifiesto Comunista de Marx y Engels, tenemos que decir que "un fantasma recorre el mundo, el fantasma del hambre". Si bien el hambre planea sobre muchas regiones del planeta, otro fenómeno ligado a una nutrición deficiente y mala empieza a corroer a la población mundial: la obesidad. Hambre y obesidad son dos caras de una misma realidad de miseria.
La crisis mundial del capitalismo viene acompañada por cambios drásticos en la alimentación de los trabajadores. Cuando los revolucionarios denunciamos los ataques a las condiciones de vida y de trabajo del proletariado nos referimos al empeoramiento de su situación: alargamiento de las jornadas laborales, incremento de años para la jubilación, menos seguridad social, menos servicios y, en general, menos salario lo cual redunda en una reducción de todo lo necesario para vivir. Los científicos aún no saben las consecuencias que tendrá en la salud humana tantos años de sometimiento a una alimentación industrializada donde el único interés es la ganancia.
Los alimentos industrializados baratos están saturados de grasas y azúcares y son muy bajos en nutrientes (amen de agentes cancerígenos que muchos de ellos contienen en los conservadores). Después de dos generaciones sometidas a este hábito obligado tenemos niños y adultos obesos. En los últimos 30 años los alimentos calóricos se han abaratado y su consumo ha aumentado (refrescos, panes, etc.). La crisis del capitalismo nos conduce a vivir al límite de la salud, al límite de lo necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo. La obesidad no es una "elección", tampoco es una "mala suerte" o resultado mecánico de "malos hábitos", es un producto directo de la pobreza, de la incapacidad de las masas trabajadoras para acceder a una alimentación de calidad. Los trabajadores deben comer mal porque el salario no alcanza para comprar frutas y legumbres frescas, para comprar productos orgánicos o proteínas de alta calidad, para ir a un gimnasio para lo cual los ritmos del trabajo asalariado no dejan tiempo disponible, muchos trabajos no tienen ni siquiera horario para comer y los empleados deben consumir sus alimentos en tiempos de traslados, es decir, bajo estrés y lo más rápido posible. Para muchos obreros sus fuentes calóricas son los refrescos azucarados (¡nulos en nutrientes!). Un fenómeno de los últimos años es el incremento indiscriminado de alimentos llamados "chatarra" o "fast food", una combinación de grasa reciclada con harinas refinadas: llenan el estómago pero su consumo cotidiano acelera la obesidad y con ello se aumenta el riesgo de padecer otras enfermedades degenerativas (hipertensión arterial, diabetes melitus, osteoporosis, cáncer de colon, etc.). La alimentación a la que la crisis condena a la mayor parte de la población mundial está provocando nuevos flagelos contra las clases oprimidos.
Tanto la OMS, la FAO y la OPS (Organización Panamericana de la Salud) han empezado a poner en marcha planes contra este "síndrome metabólico", como eufemísticamente llama la burguesía a la obesidad. Según la FAO, el año pasado había 53 millones de hambrientos en América Latina y el Caribe, es decir, personas que comerán lo que sea, de mala calidad y en condiciones higiénicas dudosas. Para la OMS hay 300 millones de personas en el mundo con obesidad. En México (que en este año le ha quitado a los EU el primer lugar en obesidad) en los próximos 5 años, la carga financiera que representará el atender a los obesos y las enfermedades que éste cataliza o desencadena será superior a los 100 mil millones de pesos (¡más que el rimbombante "programa de combate a la pobreza"!). ¡Es una contradicción insalvable! Este círculo vicioso es una muestra palpable del atolladero en el que se encuentra esta sociedad basada en la explotación, un ejemplo más de su decadencia.
Países como Guatemala, Bolivia y Ecuador, presentan altos índices de desnutrición infantil (menores de 5 años), Perú presenta un 35% salvo en Lima y Tacna. En México este renglón se disparó en un 77% y el 70% de adultos mayores de 20 años tiene sobrepeso. Los planes de los organismos gubernamentales y "no gubernamentales" tratarán de evitar un gasto enorme al sector salud. La preocupación de la burguesía no está en la salud de las personas. No, la burguesía está preocupada por dos cosas:
-la disminución real de las capacidades productivas de la población que hay que explotar; los niños de hoy serán la fuerza laboral de mañana y su mayoría tendrá problemas de salud. Para el capital no son buenas noticias a nivel de sus capacidades productivas y competitivas. Tendrá una fuerza de trabajo con enormes problemas de sobrepeso;
-los colosales gastos médicos que implicará atender a una población obesa va a reventar los sistemas de salud pública y no habrá plusvalía social capaz de solventar tan tremenda erogación. De por si la infraestructura sanitaria del capitalismo está al límite de su eficacia, una pandemia de obesidad mundial puede colapsar, lenta pero seguramente, los sistemas de salud.
La burguesía no puede humanizar la vida, no puede mejorar las condiciones de existencia de sus explotados. Toda la deshumanización de este sistema (angustia, depresión, atomización del individuo, guerras, hambre, obesidad, etc.) marca la necesidad de su destrucción. Hoy los voceros del capital mundial llaman a "mejorar los hábitos alimenticios", a "bajar de peso" como forma de prevención, a eliminar de las escuelas la comida chatarra... ¡Ni una palabra sobre aumento salarial!, ¡Nada sobre mejorar las condiciones materiales de los oprimidos! Parlotean sobre hábitos, recetas de temporada o males congénitos... Todos esconden la verdadera causa de la degradación alimenticia de la humanidad: una crisis de un sistema que existe sólo para la ganancia.
Marsan / 8-04-10
Después de más de tres lustros de diseño y ajustes de la llamada "reforma laboral" prácticamente ya está lista. La burguesía la presenta, para variar, como la nueva panacea para resolver la crisis y sobre todo para remediar el problema del desempleo; pretendiendo que con la "flexibilización" que propone la nueva ley los jóvenes que se agregan al mercado laboral podrán tener más facilidad de ser contratados. Todos los discursos se afanan en "demostrar" que es para bien de la economía nacional puesto que son reglas que ya se practican en otros países y de no hacerlo el país no podrá competir en el mercado internacional, pero y, sobre todo, que beneficiará a todos los sectores sociales por igual (los medios de la burguesía se esfuerzan siempre en evitar la mención de clases sociales, y con mayor razón la lucha de clases). Sin embargo, la reforma laboral o la también catalogada "nueva cultura laboral" significan cruda y llanamente la implementación de métodos más eficaces de explotación contra los trabajadores para extraerles una cuota mayor de plusvalía, lo que en la práctica se traduce inmediatamente en una degradación mayor de las condiciones de trabajo y de vida del trabajador y de su familia por un lado, y en un incremento de las ganancias del capital por el otro. No hay términos medios.
Esta nueva reforma laboral, como las habidas anteriormente, se ensaña contra los trabajadores como se muestra en sus principales medidas:
- nuevos contratos de trabajo de carácter eventual que exime a los patrones de hacer pagos por antigüedad, prestaciones como seguro social o vacaciones, indemnización, etc;
- destaca el trabajo de ‘capacitación inicial' o ‘periodo de prueba' para explotar a los jóvenes y nuevos trabajadores por un periodo de hasta seis meses, también sin ninguna prestación; simulando que al ser contratados después las prestaciones (que son en realidad parte del salario) serán retroactivas, pero nada obliga al patrón a contratar, de tal suerte que al no ser contratados después, el patrón se habrá ahorrado las prestaciones;
- la contratación ‘outsourcing' que es una subcontratación mediante empresas intermediarias que tienen más posibilidad de evadir el pago de salarios y prestaciones; los trabajadores que realizan la limpieza del Metro, por ejemplo, legalmente no son trabajadores de esta paraestatal, sino de una compañía que aparece como prestadora del servicio a las autoridades del gobierno del Distrito Federal, la cual no ofrece ninguna prestación a estos trabajadores.
- reducción al mínimo de la indemnización por despido de los trabajadores;
- nuevas obligaciones para los obreros en el sentido de hacer tareas complementarias a sus labores y también de aceptar eventuales aumentos de la jornada diaria sin el pago correspondiente por tiempo extra;
- flexibilizar la estabilidad en el empleo no sólo facilitando los despidos sino también permitiendo la libre movilidad de un puesto a otro e incluso entre sedes de trabajo, a criterio del patrón;
-en fin, la introducción del concepto de pago por hora que todavía no está muy claro pero que sin duda se orienta a eliminar los llamados "tiempos muertos" y limitar el pago al "trabajo efectivamente realizado"; es decir, negar al trabajador la satisfacción de sus necesidades básicas como humano. En suma, se trata pura y llanamente de elevar la productividad del trabajo para aumentar la acumulación capitalista y eso sólo es posible atacando las condiciones de vida y de trabajo del proletariado.
En los hechos, el grueso de estas medidas ya está en marcha y ahora se está buscando rematar el golpe con un marco jurídico actualizado que elimine algunas trabas molestas para la burguesía. Este nuevo apretón de tuercas que va a agravar dramáticamente las condiciones de vida y de trabajo, tiene que entenderse en el marco de la agudización de la crisis económica capitalista que se ha profundizado de manera dramática en los últimos años y donde todos los países del mundo están siendo afectados, en primer lugar las potencias económicas, lo que está dando al traste con el cuento machacón de los gobiernos y sus medios de que "ya estamos saliendo de la crisis".
Estos ataques tienen un contexto internacional pues todos los gobiernos del mundo están implicados en hacer aceptar a los trabajadores estas medidas despiadadas para hacerles pagar los costos de la crisis capitalista. Efectivamente, las medidas que toma el Estado capitalista son muy conocidas y se concretan con: más despidos, inflación (aumento de precios), reducción de los salarios pues los topes de los "aumentos" salariales van siempre atrás de la galopante inflación que devora de manera implacable la capacidad de consumo de los sueldos, ampliación de la edad de jubilación (y mayores cotizaciones), recortes presupuestarios, reforma laboral..., es decir, ataques directos a los trabajadores y sus familias.
El proletariado, debe liberarse de la ilusión de que el Estado es neutral y que protege a todos por igual, cuando es un aparato al servicio de los patrones. Y, por lo mismo, no pueden esperar que las medidas adoptadas ante la crisis van a repartir de manera equitativa las cargas entre ricos y pobres. El Estado y sus instituciones como el gobierno, los partidos políticos en el gobierno y en la oposición, los sindicatos oficialistas o independientes, la iglesia, etc., trabajan diariamente para defender a la burguesía y garantizar las mejores condiciones para continuar la explotación de los obreros y el aumento de las ganancias de las empresas capitalistas sean privadas o públicas.
Los partidos políticos y los sindicatos están en primera línea para hacer aceptar a los trabajadores este hierro candente de la reforma laboral. Por un lado, los partidos políticos amplificando su juego parlamentario, discutiendo propuestas y contrapropuestas de la derecha a la izquierda del espectro político de la burguesía para hacer creer que verdaderamente se buscan las mejores medidas para beneficiar tanto a patrones como a los trabajadores; por el otro lado, los sindicatos se reparten también el trabajo para maniatar a los obreros, así, algunos de ellos, elaboran "sesudas" propuestas pretendidamente favorables a sus agremiados y retoman su protagonismo para mostrar que "luchan" legalmente por los intereses laborales; otros ponen el grito en el cielo ante la "ofensiva del neoliberalismo", y se aprestan a "movilizarse" contra estas medidas cuando en realidad lo que hacen es montar falsas luchas para evitar que los trabajadores desplieguen sus propios y verdaderos medios de lucha.
No hay otra alternativa, hay que luchar para oponernos a estos nuevos ataques; en primer lugar hay que retomar la discusión y la reflexión colectiva que clarifique las causas de estos ataques, así como los medios políticos y sindicales que tiene el Estado burgués para maniatarnos y hacernos tragar los ataques, y también discutir sobre los medios de lucha y de organización que tenemos como clase, y que han sido retomados en la lucha obrera de diferentes partes del mundo. En primer lugar esta discusiones obviamente deben ser convocadas fueras de las instancias sindicales. Nos atacan a todos, por lo tanto debemos reflexionar cómo desarrollar una lucha que implique al conjunto de los trabajadores no importando el sector, empresa privada o pública a que pertenezcan. Solamente asumiendo una lucha generalizada con los medios de lucha propios, oponiéndonos desde el principio a las maniobras sindicales, podremos estar en posibilidad de rechazar de manera exitosa este tipo de medidas. Que esto es posible, nos lo demuestran las experiencias de combate de nuestra clase a lo largo de la historia del movimiento obrero a escala internacional y en particular las luchas recientes de nuestros hermanos de clase que por similares causas se han movilizado, por ejemplo, en España, en Grecia, en Turquía y en otros países, comprobando que es el único camino que tiene futuro para oponernos a este sistema de opresión y explotación absolutas y empezar a plantearnos su destrucción revolucionaria.
RR/16-abril-2010
Hemos publicado en nuestro sitio en Internet un artículo titulado Las catástrofes devastadoras no son causa de la naturaleza sino del capitalismo en descomposición donde se presenta e incluye un texto de denuncia sobre los desastres naturales del GLP/ORGAP y expresamos que compartimos su denuncia del capitalismo ante los desastres naturales, que como en todos los casos de desastres naturales, son y serán las masas obreras las mas afectadas, gente de nuestra clase que no tendrá los recursos para salir de los lugares siniestrados, y que tendrán que sufrir hambre y sed, esperando sin mucha esperanza que se les proporcione ayuda, lo cual sólo agravará con creses las ya miserables condiciones de vida que padece bajo la explotación y la opresión capitalista.
En todo el mundo la situación social generada por los terremotos es similar, la diferencia sólo es de grado debido a las circunstancias especificas de los países involucrados, por ejemplo en el sur de Chile, en las regiones del Maule y Bío Bío, se ha demostrado, como dicen los compañeros, "como un huracán en pocos feroces minutos no sólo se cayeron casas y edificios SINO SE VINO ABAJO TAMBIEN EL MITO DEL CRECIMIENTO Y DE LA PROSPERIDAD ECONOMICA DEL SUR CHILENO QUEDANDO AL DESCUBIERTO LA INFAME MISERIA DE LOS PROLETARIOS." En efecto el tan aclamado "modelo capitalista chileno" ha logrado que este país sea capaz de tener submarinos nucleares, helicópteros y tanques de guerra modernos, pero no un sistema de comunicación telefónica y radial que pueda enfrentar situaciones de "catástrofes. La infinidad de edificios derrumbados muestra que fueron construidos pensando sólo en la ganancia y nunca para que resistieran estos movimiento sísmicos, exactamente igual como sucedió en el terremoto de 1985 aquí en México, y recientemente en Haití. Es cierto, un terremoto tiene bastantes probabilidades de dejar víctimas, pero ¿Cómo justificar que la clase trabajadora no pueda habitar viviendas construidas con buenos materiales debido a que sus recursos apenas les permite medio comer? ¿Cómo explicar que los edificios que se supone son modernos también se hayan derrumbado o estén por hacerlo? Así por mucho que se nos diga que en Haití las víctimas alcanzaron un numero muchísimo mayor que en Chile, (o en Mexicali, en la frontera norte de México, después del terremoto del 4 de abril) debido al desarrollo desigual alcanzado en estos países, surge una verdad elocuente, siempre los proletarios son los más afectados en cualquier terremoto inundación, etc. y siempre los gobiernos estarán dispuestos encontrar "su oportunidad de generar millonarias ganancias. Para la burguesía una situación de terremoto, trae un situación de reconstrucción (desfile de jugosos contratos con empresas constructoras, empresas de materiales de construcciones" (texto del GLP/ORGAP) y por otro lado, en pos de hacer respetar la sacrosanta propiedad privada, preferirán disparar y asesinar a la población hambrienta que luchando por sobrevivir "viola" el derecho y las instituciones... burguesas.
Efectivamente el equipo gubernamental saliente de Chile (Bachelet) como el entrante (Piñera), inmediatamente derramando lagrimas de cocodrilo se encaminaron a restablecer el orden capitalista justo como en Haití, para evitar que la población se autorganizara (algo similar hizo el gobierno mexicano en el sismo de 1985), se provocó y jugó con el temor y la histeria sobre los "saqueadores", justificando la presencia de la policía y la soldadesca, que reprimía a los trabajadores que entraban a los supermercados buscado no morirse de hambre y proveer algo a sus familias, ¿debían cruzarse de brazos y esperar religiosamente la muerte?
Ahora bien, mientras los medios nos muestran como lo hicieran en Haití los "saqueos", una intervención desde chile en nuestro sitio de Internet da testimonio de lo ocurrido, (véase "Sobre la situación en el Sur de Chile", CCI Online 2010 [34]), contrariamente a la propaganda burguesa, que ha denigrado el comportamiento de la población local atribuyéndole la autoría de todos los "escandalosos saqueos", se restablece la realidad de los hechos, afirmando que ante la precariedad y desgracia de la situación es el espíritu proletario de solidaridad y ayuda mutua el que anima a los obreros en la distribución de los productos de primera necesidad, de acuerdo a las necesidades de cada familia.
El comentario agrega que después aparecieron bandas armadas, que se dedican a saquear no sólo pequeños establecimientos, sino viviendas particulares incluso incendiándolas. Los vecinos, que al principio se encontraban en la más completa indefensión, han empezado a organizarse para la auto-defensa, haciendo rondas de vigilancia, levantando barricadas para protegerse, continuando en algunos barrios la colectivización de los víveres entre todos los vecinos.
Mientras los medios burgueses nos invaden con explicaciones de sicología de cocina acerca del despertar del lado oscuro del hombre para explicar los saqueos y el origen de las bandas armadas, nuestro comentarista, nos llama la atención a no poner en el mismo costal la necesidad de la población de apropiarse espontáneamente y comunitariamente de los medios para subsistir, con las fechorías de estas bandas que tiene su origen en las mafias ya existentes que intentan monopolizar el mercado negro; compartimos con nuestro comentarista que estos elementos mafiosos son aliados naturales del Estado y de la clase empresarial, demostrado por el hecho de que sus indignas fechorías están siendo usadas por los medios masivos de comunicación para desmoralizar aún más a los trabajadores, y justificar por otro lado la militarización y el toque de queda. Además agrega: ¿Qué otro escenario podía ser más propicio para nuestros amos políticos y empresariales, que ven en esta crisis catastrófica nada más que otra buena oportunidad para hacer buenos negocios estrujando con ganancias redobladas a una fuerza de trabajo doblegada por el miedo y la desesperación?
Es temprano emitir un juicio sobre los intentos de autoorganización de la clase en estos eventos tan dramáticos, pero si podemos afirmar que esta actitud es fundamental aún cuando sea apenas un germen de la autoorganización, sin embargo, la intención de la clase trabajadora pende de un hilo puesto que hasta donde sabemos las fuerzas izquierdistas, apéndices de la izquierda del capital, claman que sean los sindicatos los que encabecen esta acciones de acopio, solidaridad, auto-defensa y autoorganización, intentando así entrampar a los trabajadores en falsos actos de solidaridad en tanto intentan cortar la iniciativa espontánea de la clase para autoorganizarse y proponen dejar en manos de "expertos" un papel que debe ser llevado acaba por los propios trabajadores, eso sin contar que estas estructuras sindicales son en todo el mundo independientemente de su color y lenguajes, armas del capital incrustados en el interior de la clase obrera.
Por último, debemos llamar la atención sobre un punto que los compañeros del GLP/OGRAP plantean así: ¿Las situaciones que crean los terremotos, como la que acontece en Chile, con toda su magnitud, generan toma de conciencia? ¿Son situaciones similares a las guerras imperialistas, donde es menos posible la toma de conciencia, debido al pánico, terror y desmoralización que estas causan en el proletariado? Queda abierta la discusión que abordaremos próximamente.
Christian/15-04-2010
El capitalismo vive desde finales de los años 60 del siglo XX, una feroz crisis económica a la que la burguesía no le ha podido encontrar solución. Son ya más de cuarenta años en los que se extiende esta crisis, sin dejar a un solo lugar del planeta exento de las secuelas recesivas. La clase dominante continuamente decreta en sus discursos el fin de ésta y con ello la llegada de años de prosperidad, pero embellecer al sistema mediante palabras es lo único que puede hacer, porque la realidad se presenta más pesada que sus simples deseos y en sentido contrario a ellos, los problemas toman mayor agudeza, exponiendo, sin duda la pobreza teórica de la burguesía y lo poco consistente de sus "recetas económicas", pero fundamentalmente se resalta el hecho que el sistema capitalista se levanta sobre contradicciones que irremediablemente estallan y provoca la crisis y con ello la mayor degradación de la vida de los asalariados. Y aunque los expertos del capital buscan negar y esconder esta realidad, han tenido que reconocerla, de manera muy sutil lo hacen cuando comparan los efectos y la magnitud de cada recesión, ya que sistemáticamente suelen caen en la cuenta de que cada vez que estallan lo problemas y se presentan las secuelas recesivas lo hacen con una violencia mayor.
Por eso, cada período recesivo que se presenta no hace sino revelarnos que la crisis capitalista avanza sin parar, y que lo único que la burguesía puede hacer para acompañar sus lamentos es trasladar los efectos hacia los trabajadores, arreciando los ataques y degradando sus condiciones de vida.
Cuando a fines de los años sesenta reaparecía la crisis en el plano mundial, y más aún durante los 70 cuando la aceleración que toma conduce al derrumbe de los acuerdos de Breton Woods, adoptados desde fines de la 2ª Guerra Mundial, la burguesía explicaba el fenómeno usando lo mismo el argumento de que era un momento pasajero debido al incremento de los precios del petróleo, o bien aduciendo que se debía a la irresponsabilidad de los gobernantes en el tratamiento de la oferta de dinero. De manera que para la burguesía se enfrentaba a un problema que no comprendía y menos aún podía resolverlo, por eso sus respuestas exponían una gran desesperación. Herbert Stein, quien era asesor económico del presidente norteamericano Richard Nixon (1969-1974), pinta bien el desazón presente entre la clase dominante; en una entrevista realizada en 1996 confiesa que "... el consejo de asesores económicos del presidente lucharon contra problemas para los cuales la profesión económica no estaba preparada..." La crisis que habían presumido se había quedado como un problema del pasado, volvía a presentarse haciendo que sus sueños de prosperidad continua y los "modelos de crecimiento" creados en los años de posguerra se vayan a la basura, teniendo que recuperar su vieja receta para dar soporte temporal a la estructura económica, a saber: el crédito. Así el endeudamiento de los Estados y de los capitalistas individuales, aparece otra vez como el "gran salvavidas". A partir de 1975 el endeudamiento toma altas dimensiones, aunque en comparación con lo que vendrá décadas posteriores estas cifras no son sino una minucia. Para ilustrar este proceso, bien se puede recordar que si los EUA desde 1914 era el primer acreedor mundial, a partir de 1985 se torna en deudor neto y, desde 1988, en el primer deudor mundial.
Pero estas medidas no hubieran tenido un efecto ante la caída de la economía, si no son combinadas con una elevación de los niveles de explotación de la clase trabajadora: Un ejemplo claro de cómo los asalariados empiezan a cargar la crisis sobre sus espaldas, es el incremento del desempleo, mientras que en los países pertenecientes a la OCDE en 1968 contaban (según los datos oficiales) con 7 millones de cesantes, para 1979, la cifra ya alcanza los 18 millones, al tiempo que va expandiendo la degradación en forma intensa de los salarios y los procesos de trabajo.
Ante la agudización de la crisis, las viejas medidas keynesianas se convirtieron en un inservible zurrón para la burguesía por lo que requería deshacerse de ellas. En su obnubilada asimilación de la realidad, sectores de la clase dominante suelen asegurar que fueron las políticas keynesianas las causantes de la crisis, por ejemplo, el economista muerto recientemente, Paul Samuelson, afirmaba: "La del capitalismo es una historia de auges y depresiones. La diferencia es que esta recesión ‘la de los 70' ha sido deliberadamente fabricada por los gobiernos." (La economía mundial a finales del siglo. Comercio Exterior, nº 8, 1980). Otros miembros de la clase en el poder, en forma opuesta afirman (con el coro de voces de su aparato de izquierda) que la aplicación de las medidas ortodoxas neoliberales son las que han traído la crisis, por lo que siguen esperando el retorno de las políticas del pasado. Pero una y otra afirmación son caras de la misma moneda con la que se busca confundir a la clase obrera y hacerle creer que el capitalismo puede ofrecer otra salida que no sean la miseria y la explotación.
Es cierto que a partir de la recesión de los años 1980-82, las medidas "neoliberales" tomaron el control del escenario económico y político y los golpes contra los trabajadores se aceleraron, pero esto no significa que las política económica puestas en práctica anteriormente tuvieran como objetivo mejorar la vida de los trabajadores, sino que en la medida en que la crisis se agudiza las políticas aplicadas son cada vez más brutales y tienden a degradar de forma aguda a la clase obrera. No se trata por ello de añorar o tomar partido por algún tipo de políticas aplicadas por la clase dominante, las estatistas-keynesianas o las ortodoxas liberales, buscan lo mismo, es decir, perpetuar el sistema de explotación. Y si en su formalidad tienen instrumentos diferenciados y discursos de color aparentemente opuestos, se debe a que responden a necesidades del capital en diferente momento. Si no fuera así ¿cuál es la razón para que la burguesía vuelva a invocar ante la recesión iniciada en 2007 a Keynes?. El economista Josph Stiglitz (ex asesor de Clinton, ex vicepresidente del Banco Mundial y premio Nobel) dibuja la actitud de la clase a la que representa, cuando reconoce que en la práctica de los gobiernos, a partir de la "crisis hipotecaria" se ven urgidos de estrategias anti-recesión, y la encuentran en Keynes: "ahora somos todos keynesianos, incluso la derecha en Estados Unidos se sumó al bando keynesiano con un entusiasmo desenfrenado..."
La crisis que se abrió desde fines de los 60, aunque ha tenido momentos en los que las secuelas más perversas parecen limitarse, la verdad es que no son sino períodos en que se esconden algunos efectos pero que al reaparecer lo hacen con una fuerza mayor. En ciertos momentos los efectos aparentes que el crédito ha provocado, ha hecho creer a muchos que la crisis había sido eliminada, por ejemplo el crecimiento de la economía de los EUA durante los años 90, sustentado en la deuda[1], no hizo sino alimentar la recesión que se presentaría en 2001 y nuevamente las medidas que aplacaban la "furia de los dioses de la economía", preparaban, aún sin quererlo, la recesión marcada por los subprime (hipotecas de alto riesgo).
Es un hecho irrefutable que el sistema capitalista sustenta su existencia en la explotación y sometimiento de los trabajadores, la riqueza que gozan los patrones esta sustentada en la miseria de los millones de asalariados; por eso cuando la crisis aparece, y más aún cuando se prolonga por tantos años profundizándose cada día, la esencia del capitalismo queda desnuda y su rostro sanguinario se descubre cada vez aplicando sus feroces medidas para salvaguardar su ganancia y al sistema en general. Los trabajadores de todo el mundo son testigos cotidianos de este hecho: el despido o incluso la amenaza de ser lanzados al desempleo es una realidad que muestra lo que ofrece el capitalismo.
Los trabajadores de la electricidad en México, son ejemplo claro de lo que importa un trabajador en el capitalismo: de un día para otro son despedidos más de 40 mil trabajadores y para poner en claro que esto no es sino un pequeño golpe, personeros del capital exigen mayor "flexibilidad" para poder despedir a trabajadores. Pero estos golpes que recibe la clase trabajadora no son exclusivos de un país, los trabajadores por el mundo entero viven la misma realidad. En EUA, siendo el corazón de la economía mundial, cuenta con una tasa de desempleo (oficial) que se ubica en el 9.7%, por arriba incluso de Alemania, que cuenta con una altísima tasa de cesantes de 8.5%, o de Gran Bretaña, que contabiliza como desempleados al 7.8% de la Población Económicamente Activa. Solamente España rebasa con mucho estos niveles, alcanzando tasas de desempleo que oscilan entre el 19 y 21%.
Pero si el desempleo es ya un severo castigo con el que se golpea la vida de los requieren vender su fuerza de trabajo para poder vivir, se tienen preparados nuevos ataques mediante las medidas de austeridad que se plantean por diversos gobiernos. Por ejemplo, en España y Grecia se pretende comprimir el salario y afectar nuevamente las condiciones de jubilación, y en México, la elevación continua de precios y de impuestos comprime aún más las condiciones de vida de los explotados... pero son estos sólo algunos ejemplos de los diversos ataques que en cada país reciben los trabajadores.
Pero ante las degradantes condiciones de vida que impone el capitalismo, ya se han visto en algunas partes del planeta, incipiente respuestas de los explotados. En Inglaterra, Grecia y Turquía son lugares en los que los obreros han llevado a cabo importantes movilizaciones, y aún cuando el efecto que puedan tener es reducido, muestran claramente que ante la miseria creciente y sin fin que impone el sistema capitalista a los explotados no hay más camino que la movilización masiva y conciente.
Tatlin/15-abril-2010
[1] Para ilustrar el argumento recordemos que entre 1987 y 1997 el endeudamiento total de EUA creció a un ritmo diario de 628 millones de dólares y en 1996 se reveló un hecho, que no había ocurrido desde hacía 53 años: la tasa de ahorro tomó valores negativos.
¡Una sola clase, un solo combate!
Año y medio después de la crisis de las subprimes (hipotecas de alto riesgo), la clase obrera a escala internacional permanece aún golpeada e incapacitada bajo la avalancha de golpes que le asesta cada burguesía nacional y todos los gobiernos tanto de izquierda como derecha. Sin embargo, no se resigna ni permanece sin reacción durante estos últimos meses como prueban varias luchas de las que hicimos eco en anteriores artículos: en la refinería de Lindsey en Gran Bretaña, los astilleros de Vigo en España o a través del combate de los obreros de Tekel en Turquía[1]. En estas luchas, demostró no sólo su combatividad sino también su solidaridad y su capacidad para responder a las campañas ideológicas (en particular xenófobos) de la clase dominante para dividirla uniendo en un mismo combate a obreros de distintas corporaciones, sectores, etnias o nacionalidades. Del mismo modo, es necesario recordar que el levantamiento de los jóvenes proletarios organizados en asambleas generales en diciembre de 2008 en Grecia asustó mucho a la burguesía, haciéndole temer el "contagio" del ejemplo griego a otros países europeos entre las jóvenes generaciones escolarizadas; no es una casualidad si aún hoy la vista de la burguesía vuelve hacia las reacciones de los proletarios en Grecia ante los salvajes niveles de austeridad impuestos por el gobierno y los demás Estados de la Unión Europea. Por otra parte, el anuncio casi simultáneo de planes similares precipitó también a la calle a manifestarse a decenas de miles de proletarios en España o Portugal. Sin embargo, aunque las dificultades siguen pesando excesivamente, los planes de despidos masivos que contribuyeron a acentuar el sentimiento de impotencia de los trabajadores y a frenar las huelgas y su movilización se confirma también que se opera un cambio de estado de ánimo en la clase obrera. Por todas partes en el mundo, la exasperación y la cólera se profundizan y generalizan en las filas trabajadoras. La burguesía no se equivoca: organiza un extenso black-out sobre estas luchas que se desarrollan de un lado a otro del planeta lo que demuestra que la clase obrera en ninguna parte renuncia a su suerte ante la miseria y a los ataques crecientes.
En Argelia[2], Rusia, la mano de obra inmigrada sobreexplotada en los Emiratos y privada de toda protección social, los proletarios ingleses así como los estudiantes reducidos a la miseria en el estado más rico de EUA, California, la situación actual da prueba de un estremecimiento alentador que indica una tendencia de fondo hacia la reanudación de la lucha de clases a escala internacional que proporciona los ingredientes para la explosión de luchas más masivas. Es para contribuir a romper este black-out - incluso sobre las luchas en Grecia - que informamos de algunos recientes ejemplos significativos del desarrollo de este combate internacional de nuestra clase y animamos a nuestros lectores a enviar a nuestro sitio web información que la burguesía pretende encubrir sobre los combates que llevan nuestros hermanos de clase.
Los acontecimientos que siguieron al anuncio de nuevos ataques a principios de marzo de este año por el gobierno socialdemócrata mostraron con claridad que el proletariado se movilizaba: "A sólo unas horas del anuncio de las nuevas medidas, trabajadores despedidos de Olympic Airways atacaron las brigadas de la policía antidisturbios que resguardaba la sede de la compañía y ocuparon el edificio, en lo que llamaron una ocupación por tiempo indeterminado. La acción condujo al cierre de la principal calle comercial de Atenas por varias horas." (blog en libcom.org)
En los días que preceden la nueva huelga general del 11 de marzo, se produjeron una serie de huelgas y ocupaciones: los trabajadores despedidos de Olympic Airways ocuparon durante 8 días la sede del Tribunal de Cuentas, los trabajadores de la compañía de electricidad ocupaban las agencias de empleo en nombre del "derecho de los futuros desempleados que somos" según uno de ellos. Los obreros de la Imprenta nacional ocuparon su lugar de trabajo y se negaron a imprimir los textos legales de las medidas económicas con la idea de que en tanto la ley no sea impresa, no tiene validez... Los agentes del fisco suspendieron el trabajo durante 48h, los asalariados de las autoescuelas en el norte de Grecia efectuaron 3 días de huelga, mientras los jueces y otros funcionarios de justicia suspendieron su actividad durante 4 horas cada día. La basura no se recogió durante varios días en Atenas, Patras y Salónica ya que los barrenderos bloquearon los grandes depósitos de las tres grandes ciudades.
El clima de miedo y pasividad que parecía reinar cuando la crisis económica tomó un giro dramático en 2008 comienza a ser sustituido por la indignación, y los trabajadores se preguntan abiertamente: ¿Por qué debemos pagar por la crisis del capitalismo
La burguesía tomó precauciones para oscurecer lo que está en juego y borrar esta experiencia desviando la cólera y la combatividad hacia callejones sin salida políticos e ideológicos retomando los aspectos más negativos y más superficiales de las luchas de finales de 2008 para implicar a los obreros en acciones falsamente radicales que vacían todas las potencialidades de toma en manos de la lucha y solidaridad proletaria.
Pero hoy, el PC griego ha puesto de manifiesto que aún es un instrumento esencial de la soberanía burguesa colocándose a la vanguardia de las huelgas, manifestaciones para desvirtuarlas junto con los izquierdistas y los anarquistas.
Pero esta niebla ideológica tiene que disiparse ante la realidad. El 11 de marzo, toda Grecia se paralizó en un 90% por el movimiento de cólera de la población por 24 horas a raíz de la segunda llamada a huelga general en menos de un mes por dos de los principales sindicatos. En total, más de 3 millones de personas (sobre una población total de 11 millones) participaron en la huelga general a pesar de la campaña antihuelga orquestada por los medios de comunicación burgueses, la manifestación del 11 de marzo fue la más masiva en Atenas desde hace 15 años y mostró la determinación de la clase obrera de responder a la ofensiva capitalista
Miles de manifestantes (3000 según la policía, 5000 según los organizadores) se reunieron el sábado 20 de marzo en una cincuentena de ciudades de Rusia al llamado de la oposición, para protestar contra la política económica del gobierno de Vladimir Putin y reclamar su dimisión. Organizado por una letanía de partidos políticos, de movimientos de opositores y organizaciones de defensa de los derechos humanos, encuadrado por el Partido comunista, el partido liberal "reformador" Iabloko y el movimiento de oposición Solidarnost, este "día de cólera", como lo bautizó la oposición, reunió, en particular, a 1000 personas en San Petersburgo, 1500 en Vladivostok, varios miles en el enclave de Kaliningrado. Numerosos participantes pedían la dimisión del gobierno de Vladimir Putin y querían que este se declarara culpable de hacer bajar considerablemente el nivel de vida. El pistoletazo de salida de este día de protesta se dio en Vladivostok, dónde más de mil manifestantes se reunieron en el centro. En Moscú, la manifestación, prohibida, a pesar de todo reunió a 200 personas 70 de las cuales fueron detenidos por la policía. También se detuvo a algunos manifestantes en Arkangelsk y Novossibirsk. Hubo también entre 500 y 700 personas reunidas para una manifestación silenciosa a Kaliningrado, aunque los líderes de la oposición tuvieron que decidir cancelar la reunión y la manifestación fue prohibida. Es por otra parte en este enclave a orillas del Mar Báltico que las autoridades rusas se habían dejado sorprender en enero por un movimiento similar que había visto a 10000 personas manifestarse, cuando tal movilización es excepcional en Rusia.
El aumento de precios desde año nuevo condujo a la gente a salir en la calle y a hacer frente a la represión policial
La clase obrera en Rusia, al concentrarse sobre la persona realmente detestable de Putin esperando encontrar una alternativa a través de la otra fracción burguesa rusa nombrada "oposición", da prueba de sus ilusiones democráticas. Pero, al atrever a manifestarse, bajo la amenaza de la represión, que puede ser sangrienta, estos obreros revelan sobre todo la amplitud de su cólera y su valor. Se trata de un primer paso para romper el yugo de hierro que los oprime.
El principio del nuevo trimestre escolar (4 de marzo) se ha caracterizado, en las universidades en California y en otros lugares en Estados Unidos, por una ola de protestas por parte de los estudiantes, profesores y empleados del sector de la educación. Realmente, el movimiento ya había comenzado el año pasado a partir de septiembre con la ocupación de varios locales en los campus para protestar contra los planes de austeridad del Gobierno californiano: éstos prevén cortes de mil millones de dólares en la financiación del sistema universitario (una reducción del 20% de las subvenciones concedidas por el Estado californiano con relación al año pasado), a lo que las universidades respondieron con aumentos de los gastos de escolaridad del 32% y de reducciones salariales entre el cuerpo de enseñanza. Para muchos estudiantes, que deben acumular varios empleos para financiar sus estudios y que terminan con una carga aplastante de deudas para poder reembolsarlos, estos aumentos fueron la gota de agua que derramó el vaso. De septiembre a diciembre las ocupaciones, generalmente muy minoritarias, tuvieron lugar en UCLA (Los Ángeles), Berkeley (dónde más de 2000 estudiantes ocuparon el edificio principal para exigir la supresión del aumento de 32%, la reintegración de 38 guardias despedidos, la dimisión del Presidente de la Universidad y que no hubiese ninguna sanción judicial cuando la ocupación finalizara), Santa Cruz, Fresno y San Francisco State. A partir de California, el movimiento se extendió rápidamente en marzo. Hubo manifestaciones a través de una gran parte de los Estados Unidos: en Milwaukee, Denver, Nueva York, en Maryland. California vio también manifestaciones de profesores de las escuelas públicas contra los despidos impuestos por el plan de austeridad.
Miles de empresas obtienen ganancias anuales astronómicas, sobre la espalda de catorce millones de obreros que trabajan noche y día, sin duración legal del trabajo, sin la menor protección social, sin salario mínimo, en condiciones tan terribles como las del inicio del capitalismo. La policía atacó el 27 de febrero a un grupo de 150 trabajadores emigrados chinos de la empresa de Estado china State Construction Engineering Corporation, en huelga salvaje desde la víspera, que secuestraron a nueve capataces durante varias horas cerca de una obra en construcción en Zallaq, a 25 km al sur de la capital Manama. Los huelguistas protestaban contra las condiciones de trabajo inhumanas, pedían aumento a los salarios ridículos y la repatriación a China de los capataces secuestrados. Después de seis horas de negociaciones con un diplomático chino y el Ministro del Interior de Bahrein y un cerco que duró varias horas, ArabNews.com anunció que la policía terminó por realizar el asalto devastando el campamento de barracas que les servía de alojamiento, liberando a los secuestrados deteniendo al mismo tiempo a 26 obreros, en particular, los considerados "líderes".
A pesar de todos los esfuerzos de los sindicatos como el conjunto de la burguesía para impedirlas desde el final del año pasado, las azafatas de la compañía British Airways comenzaron huelgas intermitentes contra las reducciones de personal (BA quiere reducir el número de personal a bordo de todos los vuelos largos). Varios miles de ellos estaban en huelga el fin de semana del 20 de marzo. El sindicato de los ferroviarios RMT, se vio obligado bajo la presión de la cólera creciente a anunciar una huelga general de cuatro días para el fin de semana santa - la primera desde hace 16 años - contra un plan que prevé la supresión de 1500 puestos en Network Carril (gestor de los ferrocarriles).
La crisis es obviamente mundial y por todas partes los dirigentes llaman a los mismos sacrificios para salvar su sistema moribundo. Al desarrollar su resistencia a estos llamados, los trabajadores en todos los países deben reconocer sus intereses comunes y desarrollar una sola lucha.
CCI/abril del 2010
[1] Leer, en particular, los artículos siguientes en nuestro sitio Web: es.internationalism.org :
- sobre la lucha de los obreros en las refinerías de Lindsey: "Huelgas salvajes: los trabajadores de Gran Bretaña nos muestran el camino" RM 110. ;
- sobre Turquía: "¡Trabajadores de Tekel luchan contra gobierno y sindicatos!" [38] en RM 115
[2] Leer, en particular, los artículos siguientes en nuestro sitio Web: es.internationalism.org :
Adjunto | Tamaño |
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El Estado griego está al borde del colapso. Su "fracaso" ([1]) está dominando todos los medios de comunicación en todos los países. Una verdadera "tragedia griega" se deleitan en repetir los mismos periodistas, orgullosos de su ingenio dramatúrgico. Pero detrás estos vuelos líricos hay una terrible realidad, sentida en carne propia por los trabajadores, los desempleados, pensionistas, jóvenes precarios... bueno, toda la clase obrera.
Lejos de ser aplazada indefinidamente, el deterioro brutal de las condiciones de vida es en efecto par ella una realidad muy tangible. Los planes de austeridad se suceden a un ritmo infernal. Las fábricas cierran, los impuestos se elevan, los trabajadores del Estado ven sus magros salarios reducirse drásticamente cuando no, simplemente son despedidos. En el momento de redactar este documento, el Gobierno griego se está preparando para anunciar aún más ataques. De acuerdo con una "filtración" cuidadosamente orquestada para preparar a la "opinión pública", se trata "entre otros" (sic) de "la recuperación (adicional)del IVA] en los puntos 1 y 2", de "la supresión de los 13° y 14° mes en el sector público ", de un "aumento de 4% anual, frente al 2% en la actualidad, de la proporción de empleados que pueden ser despedidos, "una" congelación salarial para varios años en el Sector Público ([2]) y un aumento de la edad de jubilación de los trabajadores del Estado ¡de 53 a 67 años! Según la prensa burguesa, el presente es una dosis "sin precedentes de austeridad" (Liberation) ([3]), una austeridad "sin precedentes" (le Echos) ([4]), de un "tratamiento de choque" (Le Monde y Le Figaro) ([5]).
Y el temor del "efecto dominó" de "contagio" de "pánico"... comienza a surgir en las declaraciones de los políticos europeos y los economistas. Portugal y España son, a su vez culpados. Su capacidad para controlar la deuda pública se considera demasiado "incierta". Estos Estados también deberán reducir drásticamente sus gastos para limitar el aumento de la deuda pública. El gobierno portugués también ha anunciado un nuevo plan de austeridad. El tratamiento griego es administrado también a los habitantes de la península Ibérica. Para los mismos males la misma "cura": reducción de las pensiones, subsidios, salarios y empleo en el sector privado y el público, aumento de impuestos ...
Sin embargo, en los últimos meses, los doctores en economía nos quieren hacer creer que Grecia es un caso especial, víctima de la falta de honradez de sus políticos (que efectivamente han falseado, más que otros, las estadísticas de su economía nacional) y del apetito de los depredadores de la especulación del bursátil. Ellos desean ocultarnos la triste realidad: todos los Estados del mundo están sobre-endeudados. La economía mundial ha sobrevivido durante décadas sobre la base del crédito y la hora de las cuentas ha llegado. La crisis que comenzó en 1967 se ha acelerado brutalmente desde julio de 2007. Hoy, el capitalismo mundial convulsiona. El futuro ahora será una sucesión de recesiones cada vez más violentas, brutales y devastadoras. Nada tiene que ver, por lo tanto con cualquier ¡"especificidad" griega!
Portugal y España ([6]) también están comenzando a agrietarse, Italia e Irlanda se encuentran en una situación económica dramática... y no es sólo los "PIIGS" ([7]) están concernidos! Francia es uno de los países más endeudados de Europa. Gran Bretaña es otro de los países más afectados, incluso destruidos, por la crisis y la burguesía británica espera para después de las elecciones anunciar la gravedad real de la situación y las medidas drásticas que van a venir. En cuanto a la primera potencia mundial, Estados Unidos, sigue desempeñando el papel de locomotora de la economía mundial, ¡pero ahora entra como los otros hacia el abismo!
El desastroso estado de la economía mundial puede asustar. ¿Cómo luchar y contra quien cuando los Estados están al borde de la quiebra? ¿Qué hacer cuando los políticos responsables efectúan un chantaje repugnante: "se debe aceptar los planes austeridad para salvar la economía nacional, el Estado y las pensiones..."? Estos golpes tienen un efecto paralizante. Pero también dejan claro a todo el mundo que el capitalismo no tiene futuro, que este sistema de explotación es inhumano, que sólo puede engendrar como siempre más lágrimas, sudor y sangre. Sobre todo, esta crisis económica devastadora revela que el Estado (sea cual sea su color, el azul de la derecha, rosa -verde, amarillo-de la izquierda o rojo de la extrema izquierda) es el peor enemigo de la clase obrera. Es él quien ha infligido los ataques económicos más violentos. Es él quien reprime sin piedad ni vergüenza.
Ante el monstruo estatal, que representante la fuerza y unidad política de la burguesía, un trabajador aislado no puede evitar sentirse abrumado e impotente.
¿Qué puede hacer un puñado de individuos, cuando sus escuelas, sus hospitales, sus administraciones y sus fábricas industriales, cierran? ¡Nada, si se quedan aislados! Pero hoy, toda la clase obrera es a la vez afectada. En todos los países, los trabajadores públicos y privados, los pensionados los desempleados los jóvenes precarizados, sufren una pobreza insoportable. Esta situación que se considera socialmente "explosiva" por la propia burguesía, es propicia para la comprensión de que todos los trabajadores tienen los mismos intereses, el mismo enemigo (la burguesía y su Estado) y que sólo mediante la lucha de forma organizada, consciente, como una clase, pueden resistir los ataques. Sólo las luchas de masas, pueden poner en acción la unidad y la solidaridad de los trabajadores para hacer temblar a la burguesía. El capitalismo está en bancarrota, ¡el futuro pertenece a la lucha de clases!
Pawel (29 de abril)
[1]) A lo largo de este artículo, este término será utilizado por nosotros en un sentido muy particular. Un Estado no puede ir a la bancarrota como una empresa. La burguesía no pondrá la llave bajo la puerta y dejar su lugar a quien bien la pueda tomar. Detrás de la palabra "quiebra", nos referimos a un Estado que no puede pagar los intereses de su deuda y cuya economía está extremadamente devastada. Pero incluso en una profunda depresión, la clase dominante siempre enfrentará política y militarmente a la clase obrera. Los trabajadores y los jóvenes griegos en luchan víctimas de la represión lo pueden testificar.
[2]) lesechos.fr de 29 de abril.
[3]) libération.fr de 29 de abril.
[4]) lesechos.fr de 29 de abril.
[5]) lefigaro.fr, y lemonde.fr, 29 de abril.
[6]) La tasa de desempleo ya ha ido más allá del 20% en este país.
[7]) Juego de palabras con las iniciales en Inglés de países como Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España (Spain), que irónicamente son comparados con los cerdos (pigs)
Después de casi tres años de una larga "huelga" iniciada el 30 de julio del 2007, los trabajadores mineros fueron aplastados el pasado 6 de junio por fuerzas de choque de la empresa, amplios destacamentos de la policía federal y tropas del ejército. Una acción estatal represiva que de nuevo fue presentada como ejemplar y con saldo blanco cuando en realidad los obreros y sus familias sufrieron la bestialidad represiva ante el afán de los capitalistas y su aparato policial de dar un "ejemplo" de cómo se actúa ante cualquier brote de descontento o rebeldía de la clase explotada.
En general, este tipo de eventos se presentan con una carga apabullante y desmoralizadora pues estamos ante la fuerza omnipresente del Estado de los explotadores y se hace difícil enfrentar tal aparato con las exiguas fuerzas que tenemos en cada centro de trabajo. Sin embargo, no debemos permitir que este tipo de hechos se nos impongan con fatalismo y sin un mínimo de reflexión y comprensión. En efecto, los antecedentes de este nuevo golpe a los trabajadores se vinculan directamente con la labor antiobrera de la estructura sindical.
Después de la muerte de 65 trabajadores en la mina Pasta de Conchos en Coahuila en el 2006, el descontento y la indignación se extendieron no sólo por las inhumanas condiciones de trabajo y de explotación reveladas por enésima ocasión, sino también por el cínico manejo del crimen que hicieron todos los actores del capital: sindicato, empresa, gobierno, policía, clero... Esta cólera queda ahogada en medio de las pugnas interburguesas que se agudizaron entre la fracción gubernamental y la empresa por un lado y la camarilla sindical aglutinada en tomo al secretario general Napoleón Gómez Urrutia ("Napito"), a quien se ha intentado por varios medios de desplazar de esa estructura, interponiendo otra fracción sindical de recambio, una medida que no significa que el sindicato minero actual ataque los intereses del capital y defienda a los obreros sino que expresa pura y llanamente los enfrentamientos entre grupos de la burguesía que se disputan la parte más jugosa del botín producto de la explotación de los trabajadores.
En ese contexto, la camarilla de "Napito" estalla la huelga en Cananea bajo la bandera de mejorar las condiciones de seguridad e higiene en el trabajo, demandas muy sentidas por los trabajadores quienes se sumaron a la supuesta lucha convocada por el sindicato pero que rápidamente se transformó en una lucha por "el respeto a la autonomía sindical", es decir, por la defensa del secretario general del sindicato.
En esta disputa burguesa tanto la empresa y el gobierno por un lado como el sindicato por el otro, aunque se han dedicado a saldar sus diferencias, se han cuidado muy bien de que los trabajadores no se salgan de control sobre todo si tenemos en cuenta que han sido utilizados para desplegar movilizaciones y huelgas recurrentes como medidas de presión por parte de las camarillas sindicales. Una prueba más de que sindicato, patrón y gobierno actúan unidos contra los trabajadores, a pesar de sus diferencias.
Durante casi tres años, se impuso a los trabajadores no sólo la exigencia central de defender a uno de sus verdugos sino además una huelga larga, muy desgastante y desmoralizadora que los ha aislado completamente del resto del proletariado y los ha encerrado en acciones sindicales típicas que presentan siempre como las únicas formas de lucha posibles: litigios en los tribunales burgueses, cartas de súplica a los gobernantes, demandar apoyo en las cámaras de diputados y senadores, amparos... medidas que apuntalan siempre al Estado en contra de los trabajadores.
Después de estos años de verdadero tormento, los trabajadores son desalojados de la mina con todo el bestial sadismo de que es capaz la burguesía y además los está responsabilizando de las supuestas pérdidas económicas generadas durante el paro, justificando así las miserables indemnizaciones que ofrece la empresa a los 1300 obreros echados a la calle. Así, no sólo han dilapidado tres años de sus energías y de sus familias en una "lucha" por la defensa del sindicato, su principal enemigo, sino que, al final, se les condena por los daños a la empresa y se les arrebata sus empleos con una represión brutal de balas, gas y tolete, sufriendo adicionalmente una humillación atroz junto con sus familias, pues han sido perseguidos y vejados por toda la ciudad sin importar la edad y el sexo.
Como se aprecia, no era un bastión de lucha lo que existía en Cananea, sino sólo grupos de trabajadores dominados por el sindicato, indefensos, atados de pies y manos, listos para ser sacrificados en aras de los intereses de los patrones y del Estado. Ese ha sido siempre el trabajo del sindicato. El hecho de que el sindicato haya sido el más feroz defensor de esta "huelga" no significa, ni mucho menos, que lo haya realizado para defender las demandas de los trabajadores sino para apuntalar la resistencia de la camarilla sindical dominante a ser desplazada del poder.
Es cierto que para la camarilla del "Napito" la pérdida de la carta fuerte de Cananea es un duro revés para su capacidad de maniobra política, sin embargo, no se ha quedado con los brazos cruzados como se demuestra en la manipulación de otras opciones como los paros de labores que ha impulsado, en el último ano, en la mina El Cubo en Guanajuato jalando a los trabajadores con demandas legítimas pero que de inmediato son desvirtuadas hacia la defensa del sindicato. Es decir, transformando estas "huelgas" en monedas de cambio, en estrategias de amago y negociación.
Para los trabajadores, estos jalóneos interburgueses significan inevitablemente la sumisión total ante los designios del patrón y del Estado como se ha demostrado también aquí pues, al menos en el último año, los mineros han sufrido brutales aumentos de los ritmos de trabajo y de la jornada laboral y, últimamente, el despido de casi 400 trabajadores. Al mismo tiempo que la fracción sindical dominante resiste frente a las tentativas de su relevo con el chantaje de la movilización a la empresa y al gobierno, por otro lado se las arregla para garantizar un férreo control de los trabajadores a fín de que los designios de la empresa se lleven a cabo.
Aparte de especializarse por un siglo en el control y el encuadre de los obreros para hacerlos aceptar los sacrificios exigidos por la sed de ganancia del capital, los sindicatos los sacrifican sin ningún pudor en las pugnas intersindicales y burguesas que se disputan a menudo en el interior del Estado capitalista. Esta es una verdad probada por décadas que demuestra que siempre que los trabajadores confían y siguen las directrices sindicales (de cualquier filiación) acaban siendo golpeados y humillados sin consideración por este órgano del Estado burgués dentro de las filas proletarias.
Para defender sus intereses reales como clase el proletariado debe necesariamente avanzar en el cuestionamiento de la tutela sindical, diferenciando las marrullerías de los sindicaleros que siempre traían de enrolarlos en actividades ajenas a su terreno de clase de las acciones necesarias y propias que se orientan a una lucha genuina con medios y formas de lucha (ver volante en este número) totalmente contrarias a las trampas sindicales que se despliegan actualmente.
RR (06-06-2010)
La huelga de hambre ha sido utilizada desde individuos de toda clase social, fracciones de la burguesía, organizaciones abiertamente burguesas, hasta partes del proletariado generalmente dominadas por sindicatos, izquierdistas o partidos del capital. En 1978 se inicia una huelga de hambre en la Catedral metropolitana de la Ciudad de México del "Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados políticos" que duró 4 días... ante el peligro de desalojo sus participantes deciden retirarse. En Irlanda en 1981 los presos del Ejército Republicano Irlandés (ERI) se ponen en huelga de hambre para conseguir la disminución de sus condenas... mueren 10 presos. En Argentina, las Madres de Plaza de Mayo se han ido a la huelga de hambre más de una vez, una de ellas para exigir que no les corten los fondos gubernamentales con los que funcionan sus "obras sociales". En marzo del 95 hasta un personaje siniestro como el expresidente mexicano Salinas de Gortari hace huelga de hambre por 36 horas en "protesta" por la aprensión de se hermano y contra las acusaciones de haberse robado la partida secreta del Estado mexicano. No olvidemos que la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) también apostó por el uso de la huelga de hambre para exigir que un gobernador, Ulises Ruíz, fuese depuesto, consigna que era, según la APPO, "no negociable". En Cuba opositores al castrismo recurren a esta acción para pedir "mejores condiciones de los presos de conciencia", un huelguista muere (Orlando Zapata). Estudiantes en Los Ángeles (EUA) se lanzan a la huelga de hambre para oponerse a la ley antiemigrante SB 1070. Ahora el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) nos presenta este recurso como la quintaesencia de la lucha y de la dignidad de la clase obrera y desde abril ha empujado a los electricistas a inmolarse en aras de la "protesta civil pacífica". La historia de las huelgas de hambre es en realidad un rosario de derrotas, de impotencia y de humillaciones para el proletariado.
Los sindicatos como organizaciones permanentes fueron la forma organizativa que tomó la lucha de resistencia de la clase obrera contra el capitalismo en el siglo XIX: los trabajadores podía agruparse permanentemente y de manera unida para defender sus intereses inmediatos, eran un lugar vivo de formación de su conciencia. La decadencia del capitalismo cambió esas condiciones y ya no pueden existir organizaciones permanentes del proletariado so pena de ser absorbidas por el Estado ([1]). En ese momento histórico el proletariado crea también los partidos de masas e incluso mandaban diputados obreros a los parlamentos para que defendieran sus intereses. Cuando surgen los sindicatos y los partidos de masas la revolución proletaria mundial aún no era una realidad histórica, el capitalismo era aún un sistema pujante. En la decadencia del capitalismo "contenido y forma" de la lucha obrera tienden a juntarse, es por ello que la lucha de resistencia, es decir, la lucha por el salario, contra despidos, por mejores condiciones para los hijos, etc; es hoy ya una lucha donde se plantea con mayor evidencia la necesidad de derribar al capitalismo, la lucha revolucionaria de la clase explotada recorre cada huelga, cada asamblea. Por fin la revolución está a la orden del día: "Cuando la posibilidad de obtener reformas bajo el capitalismo es una utopía sólo lo que conduce a la revolución puede ser auténticamente proletario".
"Lo que el proletariado debe abandonar no es el carácter económico de sus luchas (esto le es imposible, ya que lucha como clase) sino todas las ilusiones de llevar a buen término la defensa de sus intereses dentro de un marco estrictamente económico sin asumir el carácter político, global y revolucionario, de su lucha. Frente al inevitable fracaso inmediato de sus luchas reivindicativas en el capitalismo decadente lo que la clase obrera debe concluir no es que sus luchas sean inútiles sino que el único medio para que sean útiles a su causa es concebirlas y transformarlas en momentos de aprendizaje y preparación para luchas más generalizadas, más organizadas y más concientes del enfrentamiento final con el sistema." (Ídem)
Son los Consejos obreros surgido en Rusia en 1905, pero sobre todo en 1917, la forma de organización que adopta la lucha proletaria en su camino a la revolución. Ello requiere de la movilización constante de los trabajadores, de asambleas que les dan vida. Sin esa movilización de los trabajadores los Consejos obreros no pueden existir. Es por ello que el desarrollo de luchas, de huelgas, determina la existencia de asambleas generales abiertas al conjunto del proletariado donde se discute y decide colectivamente el rumbo del combate, estas asambleas las podemos coordinar a través de comités de delegados elegibles y revocables, hasta llegar a una coordinación geográfica de la lucha (la amplitud de "lo geográfico" dependerá de la extensión y fuerza de las huelgas). Es así como la clase centraliza y unifica cada escaramuza hasta encauzarla en un enorme combate solidario que cuestione la explotación asalariada... ¡Nada que ver con las huelgas de hambre!
La huelga de hambre como la conocemos no es un patrimonio del movimiento obrero, sino una arma del capital portada por los sindicatos e izquierdistas y que es usada para rematar las derrotas obreras. La revolución proletaria mundial no ha usado y no usará la huelga de hambre para cambiar el mundo capitalista. Todas las características de las huelgas de hambre están en abierta contradicción con la naturaleza y forma del combate obrero:
-la lucha obrera es colectiva, la huelga de hambre no tiene necesidad de un esfuerzo de ese calibre, basta que una minoría o un individuo ayune públicamente y que la prensa cubra su "acto de desobediencia civil" para que los voceros del capital nos hablen de una "lucha obrera". Algunos replicarán que la huelga de hambre es sólo un "recurso" para presionar a las autoridades, que es un "complemento" de movilizaciones mayores, etc. La inmolación individual no genera una comprensión de la necesidad de un combate masivo contra el capital, al contrario, obstaculiza esa elevación de la conciencia al inculcar en el proletariado supuestas formas de lucha que sólo esconden iniciativas, que van a contracorriente de una lucha masiva y conciente;
-la lucha obrera se basa en la solidaridad y la confianza, la huelga de hambre apuesta por la compasión de la clase dominante. Para desarrollar el combate proletario los trabajadores se unen, se apoyan, se lanzan a la huelga en socorro de sus compañeros de otras empresas, abren sus asambleas a desempleados, a trabajadores de otros sectores y tratan de organizarse para establecer una relación de fuerza que les permita negociar con los patrones o el Estado, el apoyo mutuo y la lucha conjunta permean sus acciones. La huelga de hambre espera con su acción pasiva conmover a los explotadores para que éstos revisen sus decisiones... La burguesía no toma sus decisiones movida por sentimientos o emociones sino por sus mezquinos intereses y bajo el yugo de las leyes ciegas de una sociedad de explotación;
-cada lucha obrera debe extenderse geográficamente llamando a la huelga a sus compañeros de las fábricas y oficinas cercanas; las demandas de su resistencia permiten a otros sectores reconocerse en ellas y sumarse a un mismo combate (contra despidos, por aumento salarial, etc.). Las huelgas de hambre difícilmente pueden proponerse ese objetivo, normalmente terminan como los plantones: sus integrantes se acercan al final de estas trampas de la izquierda del capital cada vez más diezmados, desmoralizados y encajonados en carpas en alguna plaza pública. Extender una huelga de hambre al conjunto del proletariado no es una perspectiva agradable sino más bien una trampa del izquierdismo cuya inoperancia para un combate obrero activo, conciente y determinado es más que evidente. Se mistifica así el contenido de la lucha de clases: no se trataría de establecer una relación de fuerza sino de implorar la compasión de una clase explotadora a la cual no tocaremos su poder y privilegios.
Hoy el sindicato de los electricistas desde abril ha llamado a una huelga de hambre "masiva" que ha tenido poco eco. El 26 de abril se inició la huelga de hambre con 10 electricistas hasta sumar alrededor de 80, es decir, logró arrastrar a varios trabajadores a ayunar como forma "radical de desobediencia pacífica". Alardeó el SME de que 500 mujeres se sumarían a esa huelga de hambre en mayo... ¡no aclararon que era sólo por 24 horas! El SME justificó así la escasa recepción a su llamado a la huelga de hambre: "nuestra resistencia no debe medirse por el número de huelguistas sino por la muestra que están dando al gobierno y al pueblo de México de férrea defensa de sus derechos laborales" (La Jornada, 23-05-10). Otros sindicatos han mostrado su "total apoyo a la huelga de hambre del SME", entre ellos la CNTE (Coordinadora Nacional de trabajadores de la Educación), el FMOP (Frente metropolitano de organizaciones populares), Sindicato independiente de Trabajadores de Salud y la Coordinadora Nacional Plan de Ayala. ¡Los sindicatos están ahí para remachar esta derrota!
Las huelgas de hambre no son acciones que se presentan al inicio de una lucha combativa, siempre se presenta como acciones finales, es decir, son expresión de una derrota terrible y a veces dramática de los trabajadores, no son acciones que anuncian la fuerza de la lucha de clases son más bien expresión de que han caído por completo en manos de intereses ajenos al proletariado. Cuando sindicatos e izquierdistas empujan a éstas es porque la derrota obrera se ha consumado. No muestra nuestra fuerza sino nuestra debilidad. Un vocero de la burguesía, el obispo Samuel Ruiz, defensor del EZLN y asesor de la APPO, ha dicho que "la huelga de hambre es un signo de lucha y dignidad no sólo para su causa (la de los electricistas), sino para todos los mexicanos que repudian la decisión gubernamental que dejó sin empleo a 44 mil trabajadores" (La Jornada, 28-11-09). Ellos hablan de dignidad donde hay humillación y de lucha donde sólo hay impotencia y derrota.
Ninguna revolución proletaria será producto de la extensión a millones de obreros de una huelga de hambre. La pasividad de la huelga de hambre demandando clemencia a una implacable clase explotadora no hace parte de los métodos que la futura revolución mundial necesita.
Marsán 16-06-10
[1]) Ver nuestro folleto "Los sindicatos contra la clase obrera".
En el futuro, en una comunidad humana verdadera, habrá seguramente fútbol. La eliminación de la competencia económica y militar como base de la sociedad no implica que las personas no quieran ya practicar juegos de equipo, y el fútbol ha demostrado ser el juego de equipo más competitivo de todos.
Pero no habrá estados nacionales, así que la Copa mundial en su actual forma habrá sido consignada al museo de la historia del fútbol (posiblemente el que está en Preston).
Eso si alcanzamos tal sociedad -lo cual necesitamos hacer absolutamente si la humanidad tiene oportunidad de supervivencia y de florecimiento. Y si no lo hacemos, la continuación del nacionalismo será ciertamente uno de los factores que nos habrán condenado a hundimos en un infierno de guerras sin fin y de conflictos étnicos.
Los acontecimientos deportivos internacionales como la copa del mundo son el vehículo perfecto para suscitar el nacionalismo. Algunos pensarán que sólo es una buena diversión inofensiva. Después de todo, no todo el que agita la bandera de los cruzados es un xenófobo o un fascista.
Pero hay un montón de ejemplos para demostrar que el fútbol, o más bien su manipulación por los medios y las facciones políticas, ha sido factor clave en atizar conflictos verdaderos y muy sangrientos. El ano pasado el juego de calificación entre Egipto y Argelia para esta copa del mundo es un buen ejemplo. Seis fans argelinos fueron asesinados en el caos que siguió al juego en el Cairo y 21 argelinos fueron heridos. 23 egipcios fueron heridos en Jartum, y al final de esto, 14 argelinos murieron y centenares fueron heridos en Argelia en celebraciones después del juego. Además de la violencia alrededor del juego real muchos de los 15 000 trabajadores egipcios que vivían en Argelia fueron atacados y obligados a huir. Miles de partidarios egipcios también libraron batallas con la policía en el centro de El Cairo, resultando 11 policías y 24 manifestantes heridos, 20 personas arrestadas y 15 vehículos dañados. Algunos fans, incapaces de alcanzar a los argelinos, lanzaron piedras a la embajada india. Además de esto hubo choques entre los africanos del norte que viven en Francia.
Aunque los medios burgueses condenan estos acontecimientos, el mismo tono que toman muestra una reacción completamente diferente a la que ellos tenían cuando se presentaron las huelgas masivas en Argelia hace dos arios. Entonces la furia completa del Estado y todos sus aparatos represivos, se volcaron contra la clase obrera, demostrando el temor dentro de la clase dominante. Después del partido de fútbol hubo algunas pocas palabras de condena y llamados a la calma.
Pero estos no son los peores acontecimientos que hemos visto en un partido de fútbol. Años atrás, en 1990, uno de los acontecimientos que hizo parte de la guerra en ex-Yugoslavia fue el partido entre el Dínamo Zagreb y la Red Star Belgrade. Por supuesto las guerras no son iniciadas por los partidos de fútbol. Sin embargo tales demostraciones públicas del odio nacionalista se utilizan como medios de movilización de la clase obrera para la guerra. El partido terminó en una batalla entre las pandillas nacionalistas rivales croatas y serbias, los serbios dirigidos por Arkan, un nacionalista serbio procesado por la ONU por crímenes contra la humanidad. La policía fue rápidamente sobrepasada por la cantidad de personas pero más adelante regresó con refuerzos, furgonetas acorazadas y cañones de agua para unirse a la violencia. Después de una hora con centenares de heridos, algunos disparos, algunos apuñalados y otros intoxicados por el gas lacrimógeno, los enfrentamientos terminaron. La guerra, en la cual más de 60 000 personas murieron estaba por comenzar, y los Tigres de Arkan, milicia formada por los partidarios de Red Star, desempeñaron un papel en algunos de los peores casos de limpieza étnica. Zvonimir Boban, alcanzó más adelante una fama masiva con el AC Milán, atacando ese día a un policía antidisturbios. Dijo posteriormente que amaba a Croacia más que a cualquier cosa, y que moriría por su país. Él no lo hizo pero desafortunadamente decenas de miles de trabajadores si murieron.
Volviendo a 1969, los países calificados para la copa del mundo de 1970, El Salvador y Honduras libraron una guerra conocida comúnmente como la guerra del fútbol. El partido fue la chispa para una situación ya tensa hacia la guerra. Después del segundo partido los medios en ambos países informaron ataques exagerados, e incitaron a los trabajadores de ambos países a atacarse mutuamente, y al cabo de un mes los países se vieron envueltos en la guerra, que aunque duró solamente cuatro días dejó más de 3 mil muertos, la gran mayoría de ellos civiles, y 300 mil refugiados.
En el futuro, si tenemos un futuro, habrá seguramente futuro. Pero no será usado para vendemos nuestros propios sueños, que vuelve el respeto por la habilidad en culto a las estrellas e ídolos, para atarnos a una falsa comunidad donde explotados y oprimidos tendríamos los mismos intereses que los que nos explotan y nos oprimen, sólo porque nacieron dentro de las mismas fronteras nacionales.
Amos/Sabri (31.5.10)
En el número 115 de RM hemos descrito cómo los obreros de Tekel en Turquía habían expresado varios intentos por sacudirse el control de los sindicatos, planteándose la idea de formar un comité de lucha que no les fue posible hacerlo funcionar. Por el momento, existe un grupo de militantes obreros de todas las ciudades, periódicamente en contacto y en constante discusión de cómo plantear la lucha. Sin embargo, este grupo aún no ha logrado convertirse en un comité reconocido por todos los obreros, ¿Por qué?
En el número 115 de RM hemos descrito cómo los obreros de Tekel en Turquía habían expresado varios intentos por sacudirse el control de los sindicatos, planteándose la idea de formar un comité de lucha que no les fue posible hacerlo funcionar. Por el momento, existe un grupo de militantes obreros de todas las ciudades, periódicamente en contacto y en constante discusión de cómo plantear la lucha. Sin embargo, este grupo aún no ha logrado convertirse en un comité reconocido por todos los obreros, ¿Por qué?
Podemos decir que esto es debido a la falta de comunicación cuando en realidad los trabajadores siempre han estado juntos discutiendo constantemente, solo que ¡separados por ciudades! Por otra parte, no han podido establecer una asamblea de masas, para discutir y decidir todos juntos de manera organizada. Pero el problema más importante fue que la mayoría dudaba en establecer una alternativa frente a los sindicatos. Así los sindicalistas fueron respetados y sus palabras eran preferidas por la única razón de que eran sindicalistas, resultando un grave problema: los obreros no estaban detrás de las decisiones adoptadas. La dependencia psicológica hacia los funcionarios sindicales impidió el surgimiento de comités fuera de los sindicatos, mostrando que estos aún tienen una fuerte influencia, pues, a pesar de que los obreros no confían en ellos, piensan que aún pueden usarlos. Por otra parte los dirigentes sindicales, estaban muy preocupados incluso con la sola mención de la palabra comisión o comité pues estaban conscientes de que si este llegara a formarse, los obreros no estarían más en sus manos.
EL 17 de enero, ante la renuencia de los sindicatos hacia una huelga general los obreros habían intentado quemar las puertas de la Turk-Is, pidiendo la renuncia de su presidente Kumlu por lo que otro líder sindical Mustafa Turkel se vio obligado a hacer un discurso muy "crítico" hacia Turk-Is; los trabajadores terminaron tomando instalaciones de Turk-Is, como resultado de esta presión las confederaciones sindicales de izquierda anunciaron un plan de acción conjunto, que culminaría con una huelga general. Luego de este anuncio el primer ministro se reunió con el presidente de Turk-Is para después encargar a sus funcionarios encontrar una nueva solución que resultó ser sólo un maquillaje del plan 4-C. Mientra tanto después de tres días, el 22 finalizó una huelga de hambre que había sido impuesta por los sindicatos. El gobierno después de amenazar con represalias anunció que los sueldos de los obreros de Tekel se habían pagado, y la indemnización de antigüedad ya estaba en sus cuentas bancarias.
Dos confederaciones pro-gobiernistas (Memur-Sen y Hak-Is) que se habían unido al llamado de huelga general a último minuto no participaron, mientras que los otros sindicatos para demeritar las movilizaciones, decidieron mandar sólo delegaciones a las manifestaciones en Ankara, así sólo participaron unos 30-40 mil de un potencial que superaba los cien mil, no obstante hubo manifestaciones en apoyo a Tekel en otras ciudades.
Finalmente un nuevo paro de actividades no fue una huelga general real pues el poder de la huelga general proviene de la amenaza de detener la vida de la ciudad, lo cual no ocurrió. El 4 de febrero, era imposible para alguien que no haya sido notificado de la huelga, darse cuenta de que realmente una huelga se estaba realizando. El mismo día, el gobierno adoptó algunas contra-medidas que no beneficiaban a los obreros por lo que el 16 febrero la confederación Tek Gida-Is presentó cargos (lo que en México sería algo así como un amparo) contra el plazo de un mes de la aplicación del plan 4-C, por lo mismo las direcciones sindicales que habían amenazado pomposamente con la huelga general, ahora plantearon una espera para que ¡los tribunales tomaran una decisión!, lo que en la práctica resultó un sabotaje para las movilizaciones. El proceso legal fue, en general, algo que se llevó a cabo para debilitar la lucha, por ello las consecuencias negativas de este tipo de recursos no pueden ser subestimados.
Mientras tanto el tema que dominó el día siguiente fue la indemnización por antigüedad que el gobierno depositaría en cuentas bancarias a los trabajadores, debatiéndose si se debía utilizarla o no, decidiéndose no aceptarla. Sin embargo, todo era una trampa, debido a que algunos trabajadores tenían deudas, se les hicieron deducciones automáticas de sus cuentas bancarias de modo que el truco fue que el gobierno dio la pauta para abrir una nueva cuenta a nombre de los obreros, sin informarles de esto, y a continuación recortó cierta cantidad de cada trabajador y transfirió el resto de las "indemnizaciones" a esa cuenta, todo esto hacía parecer que los obreros habían aceptado sus indemnizaciones. Después de esto, el sindicato presentó otra demanda legal sobre este tema.
Aunque para muchos la huelga de hambre no era el mejor método de lucha, en tanto el gobierno en las negociaciones con los sindicalistas solo maquilló el plan 4-C, se realizó una segunda huelga de hambre del 2 al 5 de febrero. Este día, otros 100 obreros de Tekel un tanto fuera del control de la dirección sindical se lanzaron a una huelga de hambre total la cual fue disuelta por Tek Gida-Is, quien anunció que esta otra huelga de hambre había terminado el 11 de febrero; a pesar de esto 16 obreros la continuaron y el sindicato les pidió detenerla pero los obreros en huelga respondieron que la continuarían por su propia voluntad. A raíz de este evento, las negociaciones continuaron pero al no haber una solución, el sindicato Hak-Is se retiró de toda acción conjunta. Algunos días después el 12 de febrero las confederaciones se reunieron de nuevo y decidieron continuar las negociaciones con el gobierno, para obtener la cancelación de la 4-C así como para elaborar un nuevo plan de acción.
En este nuevo plan de movilizaciones, los obreros de Tekel de Adana acordaron convocar para la manifestación del 20 de febrero haciendo hincapié en la importancia de la expansión de la lucha, que no era sólo de Tekel si no de todos los trabadores de Turquía. Esta manifestación de solidaridad tuvo lugar con la participación de los sindicatos, partidos políticos y organizaciones de masas particularmente obreros como los de la empresa Balnak que habían perdido su empleo en la misma época en que comenzó la lucha de Tekel también estuvieron presentes. Tal como estaba previsto, todos los congregados en la plaza Kolej por la mañana marcharon hasta la plaza Sakarya, pero generalmente los obreros de Tekel estaban en sus tiendas, y aunque siempre hubo circulación entre estos dos lugares, los sindicalistas lograron mantener una sutil pero real separación. A pesar de la decisión de los sindicalistas para enviar nuevamente sólo representantes a esta manifestación de apoyo significó un gran estímulo moral para los obreros de Tekel, convirtiéndose en una clara expresión de la solidaridad de clase.
A continuación el 23 de febrero, 4 confederaciones decidieron otra manifestación general para el 26 de mayo en el caso de que el gobierno no diera marcha atrás, tal propuesta a realizarse tres meses más tarde fue ni más ni menos que una burla para los obreros. Tras este anuncio, los obreros comenzaron a gritar consignas en contra de Turk-Is y de su presidente Kumlu. El 24 de febrero en este momento crítico, Mustafa Turkel, el presidente de Tek Gida-Is apoyando a Kumlu, líder de Turk-Is, renunció a su cargo de Secretario General como reproche por que los trabajadores despreciaban a Kumlu, sin embargo se mantuvo dentro de la confederación Turk-Is. Esta situación creó cierta incertidumbre y como es natural trajo confusiones, Turkel pudo haber dimitido porque los obreros habían pedido la renuncia de Kumlu, pero también porque no tenía apoyo dentro del propio Turk-Is.
Por otra parte, la muerte de 13 trabajadores debido a una explosión en una mina provocó un acto de condolencias y solidaridad al mismo tiempo que de reflexión sobre las condiciones de vida de todos los trabajadores. Poco después debido a un accidente de tráfico, la muerte de un trabajador de Tekel y el intento de ofrecerle una ceremonia fúnebre en el lugar donde los trabajadores tenían sus carpas dio lugar a varias manifestaciones y enfrentamiento con la policía, y la lucha por la liberación de los detenidos en estas trifulcas, lucha en la que los sindicatos se hicieron los desentendidos (Véase nuestro sitio Web en ingles).
El 1 de marzo, el tribunal falló a favor de la causa promovida contra el plazo de un mes para la aplicación del plan 4-C. Los obreros celebraron la decisión, pero algunos habían estado tratando de advertir con antelación de 3-4 días a los demás acerca de que esto no sería una victoria, sólo se aplazaba un poco el ataque. En realidad esta falsa sensación de victoria fue promovida por los sindicalistas para sabotear la lucha y poder plantear el 2 de marzo que las manifestaciones ya no eran necesarias en Ankara pidiendo levantar las tiendas para volver hasta el 1 de abril obstaculizando aún más la dinámica de incremento de las movilizaciones, y provocando división entre quienes se oponían a tirar lasa tiendas y por otro los que aceptaron hacerlo. Todavía no se terminaba este anuncio sindical cuando varias tiendas fueron retiradas por los sindicalistas, no dando tiempo para que los obreros desarrollaran una discusión general al respecto. Los obreros que se oponían a desmantelarlas, no cayeron en la trampa del sindicato, y con el fin de evitar enfrentarse a sus compañeros, aceptaron tal decisión. En realidad el sindicato había empezado a trabajar mucho antes, habían estado haciendo propaganda tienda por tienda en esta dirección durante unos 20 días. Todo este trabajo dio sus frutos para el sindicato cuando la decisión fue anunciada, y fue apoyada por la mayoría.
Debido a que fueron una novedad las tiendas donde se vivía las 24 horas, permitió el desarrollo de discusiones entre sí, pero al mismo tiempo permitió cierta falta de comunicación con las tiendas de otras ciudades, permitiendo a los sindicatos mantener el control real. Igualmente las huelgas de hambre impuestas por el sindicato le permitieron maniobrar en el mejor sentido para sabotear y generar más división, con todo y que algunos obreros se implicaron seriamente en ellas, eran ya un síntoma de debilidad.
Finalmente es necesario destacar que la lucha de Tekel rompió con el silencio de la clase obrera en Turquía desde mediados de los años 90, y lo más importante fue que una vez desmovilizados por los sindicatos, un grupo de obreros, compuesto por unos pocos de cada ciudad, decidió permanecer en contacto y coordinarse fuera del sindicato durante la espera para volver a Ankara el 1 de abril, visitando a los obreros de otras luchas, manteniendo de hecho caliente el tema del comité que tanto temen los sindicalistas.
Christian, 15-06-2010.
En abril la legislación del Estado de Arizona mostró su verdadero rostro, puesto que la gobernadora Jan Brewer firmó una ley que acentúa los ataques sobre los trabajadores inmigrantes legales o ilegales. La inmigración hacia los Estados Unidos ha tendido a aumentar sobre todo en estos últimos años ya que muchos trabajadores de los más diversos países, pero especialmente de México y de Sudamérica, van a ese país en busca de un trabajo o de mejores condiciones de vida al ver que su situación empeora tras los golpes de la crisis. Por ello, el tema de la inmigración ya había estado ganando espacio en la cabeza de la burguesía y se había insertado en su discurso. Como consecuencia de ello, las diversas fracciones de la burguesía norteamericana han intentado conducir a la clase trabajadora a la trampa del discurso y la lucha sobre la inmigración a través de manifestaciones y marchas controladas en las cuales el eje es el nacionalismo y que por ello sólo evitan y destruyen las verdaderas acciones y formas de lucha de la clase trabajadora. Lo mismo pasa en México donde la burguesía y sus medios de información se esfuerzan en separar, e incluso a oponer unos contra otros, a los trabajadores de ambos lados de la frontera.
No se necesita leer toda la ley para encontrar lo que ha disparado tanta controversia. La ley SB 1070 es un conjunto de enmiendas a las leyes de inmigración ya existentes en el estado de Arizona. La primera enmienda da nuevos poderes a cualquier tipo de oficial de policía de ese estado; dice que "cuando exista sospecha razonable de que una persona es extranjero que no es completamente legal en los Estados Unidos, se debe hacer un intento razonable, cuando sea prácticamente posible, para determinar el estado migratorio de la persona" ([1]). La ley SB 1070 también establece el reporte de la información sobre los inmigrantes ilegales a las Agencias Federales, y hace un crimen obstaculizar la "recepción, envío o mantenimiento" ([2]) de información sobre el estado migratorio de tal o cual persona. Este tipo de información puede afectar las prestaciones otorgadas por las instituciones de beneficencia Federales o Estatales, las licencias de manejo o para poner algún negocio y otros servicios prestados por el gobierno. Finalmente, "...un oficial de refuerzo a la ley, puede arrestar, sin orden de aprehensión, a una persona si el oficial tiene un motivo probable para creer que la persona ha cometido un daño público que haga a la persona candidato a ser expulsado de los Estados Unidos".
El que la fracción de derecha de la burguesía en Arizona escoja presentar su ley como "refuerzo cooperativo" de las leyes Federales de inmigración en Arizona habla de sus intenciones. La ley SB 1070 no está hecha solamente como "una herramienta indispensable para la policía en un Estado fronterizo que es un imán para la inmigración ilegal" ([3]). Significa sólo ser la primera ley puesta en marcha por un Estado entre otros que han estado revisando sus leyes migratorias desde 2007, es el esfuerzo federal de última hora para reformar la ley de inmigración que ha colapsado ([4]). Ciertamente, la ley SB 1070 ha inspirado al líder de cada Congreso a retomar el asunto: el líder demócrata Harry Reid sabe que desde el punto de vista de la burguesía "nuestro sistema de inmigración está destruido", e invitó a los senadores republicanos a trabajar con los demócratas para crear una ‘legislación integral de inmigración' ([5]). Cualquiera que sea la propuesta, será influenciada por la ley SB 1070, así como los republicanos fueron forzados a apoyarla bajo la presión de sus principales objetivos. Considerando sus propias estrategias el ala derecha de la burguesía norteamericana quiere una ley de inmigración más restrictiva, más poder a la policía, y quiere que esté codificada en la ley Federal.
La necesidad de una nueva política migratoria es algo en lo que están de acuerdo todas las fracciones de la burguesía norteamericana - la burguesía mexicana seguramente tome este tipo de medidas con respecto a los inmigrantes sudamericanos. La burguesía norteamericana sabe que las condiciones de 1986 -la última vez que el Gobierno Federal revisó la ley de inmigración- no son las condiciones del 2010. Las previsiones del Acta de Reforma y Control de inmigración hizo ilegal contratar a inmigrantes ilegales, dio amnistía a ciertos residentes ilegales que habían estado el país por muchos años, y formuló un patrón para la legalización de algunos inmigrantes ilegales que laboraban como trabajadores de temporada. Sin embargo, desde entonces el número de inmigrantes ha crecido a un estimado de 12 millones de personas. Objetivamente esto no es algo malo para la burguesía de diferentes fracciones, sino al contrario, pues es una variada fuente de trabajadores baratos a quienes explotar, competidores con los cuales se amenaza a otros trabajadores para que acepten bajos salarios o malas condiciones laborales. De hecho, el capitalismo en todo el mundo se desarrolló gracias a la inmigración. Sin embargo, la crisis económica del sistema capitalista que se agudiza cada vez más, pone al descubierto la incapacidad creciente de la burguesía mundial, incluyendo a la más fuerte del mundo, para dar empleo a todos los que lo necesitan y con ello el aumento de desempleados se vuelve una amenaza para su paz social.
Para la burguesía sería mejor si todos los trabajadores permanecieran temerosos, desesperados y con miedo a luchar. Quisiera sólo contarlos y controlarlos. Ese objetivo, transformar un grupo utilizable y explotable en un grupo utilizable está en el centro de cualquier estrategia migratoria de la burguesía. Las acciones de la derecha dirigidas hacia la represión policíaca y el feroz control fronterizo permite al Estado invadir, aún más, las vidas de los inmigrantes ilegales poniéndolos ‘dentro del sistema' y haciéndolos más temerosos del Estado de lo que ya son o poniéndolos ‘fuera del sistema legalmente' apresándolos, expulsándolos del país, o incluso matándolos bajo cualquier pretexto. La derecha de la burguesía norteamericana tiene la esperanza de evitar la inmigración ilegal a través del miedo y a través del miedo evitar que los inmigrantes ilegales pidan mejoras a sus condiciones de vida y trabajo manteniéndolos, sobre todo, dóciles y productivos.
Sin embargo, la izquierda de la burguesía está preocupada de que la represión traiga otras consecuencias. Una reducción real en la inmigración ilegal podría, como ya se ha visto, hacer daño a la burguesía en su guerra contra el proletariado. Para esta fracción de la burguesía norteamericana la historia de la segregación, que fue útil en el mercado laboral al igual que lo sería hoy la reforma de inmigración SB 1070, pesa gravemente en sus cabezas. Recuerdan el daño que la discriminación hizo en la reputación de los Estados Unidos a nivel nacional e internacional, cuando era el campeón de la democracia y de los ‘derechos humanos'. Pero al mismo tiempo recuerdan qué útil les fue el movimiento contra la segregación, como fracción política y han especulado que "un debate sobre la inmigración ayudaría a dar energía a los votantes hispánicos y ayudaría a los Demócratas que están buscando reelegirse en noviembre". Estas prioridades ayudan a explicar la energía de la manifestaciones anti SB 1070, a cuyos asistentes se les animaba con el anti-racismo y el anti-fascismo - en las manifestaciones se comparó con la era nazi en la que se solicitaban ‘papeles de identificación'- y cuyos organizadores son apoyados financieramente por los líderes y activistas de la izquierda burguesa.
Ambas fracciones de la burguesía han hecho llamados a la clase trabajadora bajo el lenguaje del nacionalismo. La derecha habla el lenguaje del crimen y de la cultura, exhortando a los americanos ‘nativos' a movilizarse contra los inmigrantes ilegales en defensa de su seguridad y de su forma de vida. La izquierda habla el lenguaje de la humanidad, pero también el lenguaje del ‘orgullo'. Los diferentes nacionalismos latino-americanos tienen su lugar cuando la izquierda de la burguesía pide manifestarse sobre esta cuestión. Un orador enfatizó, sin ironía, que Arizona era "Tierra mexicana", una variación común del tema izquierdista sobre el hecho que la tierra fue robada a los nativos de América. Todas esas tácticas están dirigidas a destruir cualquier relación entre los inmigrantes y los trabajadores ‘nativos', y construir barreras nacionalistas aún entre pobladores de un mismo país. Este objetivo final de dividir a la clase trabajadora, aún movilizando a los trabajadores ‘nativos' de tal manera que puedan sentirse diferentes a sus compañeros "ilegales", es una de las pocas cosas en las que la burguesía puede estar de acuerdo.
En México todas las fuerzas de la burguesía partidos, sindicatos, medios de comunicación, etc. hipócritamente muestran su indignación frente a los abusos cometidos por la policía norteamericana en contra de ‘nuestros compatriotas' mientras ejército y policías refuerzan la represión y el derrame de sangre contra los inmigrantes en la frontera sur del país y en contra de los trabajadores mexicanos.
Desde el punto de vista de la clase en el poder es imperioso algún tipo de reforma de inmigración. Independientemente de cualquier salida ideológica que la burguesía americana y mexicana maneje sobre este tema una cosa es segura: la única ‘solución' que esta puede ofrecer al desplazamiento masivo de los trabajadores y campesinos empobrecidos de la periferia del capitalismo incluirá políticas más represivas, en todas sus formas. Continuará aprovechando cualquier aspecto de un sector vulnerable de la clase trabajadora en su beneficio.
De ambos lados de la frontera la burguesía desarrolla esta campaña divisoria presentando la falsa solución al problema migratorio que no tendrá solución mientras sigan existiendo las fronteras nacionales, es decir mientras exista el capitalismo. Y es imposible para las fracciones de la burguesía ponerse de acuerdo para solucionar la crisis de su propio sistema, que por otra parte, no tiene solución.
La única solución para la clase trabajadora es reconocer, no el carácter humano de todos sus miembros, sino su situación social como clase. Saberse una misma clase mundial con las mismas necesidades e intereses, reconocerse como la clase que tiene en sus manos el futuro de la humanidad, como la única clase revolucionaria. La burguesía hará todo para evitar la necesaria unidad de la clase trabajadora, y entre sus trampas pondrá en primer plano cualquier tipo de divisiones como la del estatus migratorio -legales contra ilegales- que intenta poner hoy o utilizar las de siempre: divisiones nacionales, racistas, étnicas, religiosas, de lenguaje, de edad, sexo, de sector industrial o profesional.
El fortalecimiento de las leyes migratorias es la punta del iceberg que muestra la necesidad par la burguesía de reforzar el control sobre la clase trabajadora y reforzar la ideología que intenta mantener divididos a los trabajadores. Ante esas medidas opongamos la búsqueda de la unidad de la los trabajadores a todos los niveles, desarrollemos nuestras luchas en contra de los ataques generalizados en todas partes del mundo que nos llevan a todos al desempleo y a la miseria. Hagamos nuestro el grito de lucha de la clase trabajadora ¡Proletarios de todos los países uníos!
RW 25-06-2010.
[1]) Ley SB 1070, secciòn 2.
[2]) Ídem.
[3]) New York Times, 23-04-2010.
[4]) Ìdem.
[5]) Ídem, 29 de abril de 2010.
El 20 de abril del 2010 una explosión destruyó la plataforma petrolera Deepwater Horizon a 50 millas de la costa de Luisiana, la cual finalmente se hundió el jueves 22 de abril, causando el peor derramamiento de petróleo y gas metano en el océano en la historia del capitalismo. Otra catástrofe ecológica que se agrega a la larga lista de accidentes causados por la ciega depredación capitalista del planeta en busca siempre de mantener una posición competitiva. También nos recuerda de nuevo lo que depara a los trabajadores sobre las condiciones de seguridad. La explosión mató a once trabajadores, y se agrega a la reciente explosión de una mina de carbón de Virginia Occidental que dejó 24 trabajadores muertos.
Al nivel del impacto en el ambiente y en el sustento de la población local, el daño causado por este desastre es desmedido, y durará por décadas. La agencia para la "prevención de los desastres" establecida por el Estado capitalista bajo la forma de Minerals Managment Service se ha develado como completamente corrupta e inepta. Mientras que su función oficial era cerciorarse de que las operaciones de perforado fueran seguras para el ambiente, y que el equipo usado fuera seguro para las vidas humanas, al mismo tiempo estaba encargada de la recolección de los derechos petroleros de las compañías, una práctica existente para permitir que los costos de producción baratos tomen preminencia sobre las consideraciones para el ambiente y las vidas humanas.
El gigante petrolero BP, así como el Transocean que BP contrató para el trabajo, y Halliburton, contratado para el equipo y algunos procedimientos de perforación, se culpan mutuamente por el desastre. BP se siente tan confiado en la fuerza de su estatura económica que incluso accedió a sobrepasar la responsabilidad estándar del gobierno federal impuesta en tales casos. Mientras que la pena máxima impuesta es $75 millones, BP ha prometido $89 millones. No dice, sin embargo, que sus réditos para el primer trimestre de 2010 estaban en los mil millones. Halliburton, por su parte, se ríe por las supuestas penalidades "estrictas" que el Estado capitalista tomará contra él porque sabe que su seguro le pagará cerca de tres veces lo que hubiera perdido en réditos. Y ¿qué hay sobre la limpieza del ambiente? ¡Bien, el guardacostas está utilizando barreras protectoras flotantes! Eso es equivalente a usar papel Kleenex para intentar absorber el agua de una casa inundada. Estas operaciones son tan inadecuadas que los residentes de New Orleans anticipan que el aceite derramado será descargado en la costa en este año una vez que comience la temporada de huracanes, causando una devastación adicional a un área ya empobrecida y contaminada.
La cantidad de petróleo que se derrama en el golfo de México es por lo menos 10 veces más de las estimaciones oficiales. Los hallazgos de los expertos sugieren que el derramamiento de BP es ya de lejos más grande que el provocado con el accidente de 1989 del Exxon Valdez en Alaska, que derramó por lo menos 250 000 barriles de petróleo, cuyos remanentes pueden todavía ser encontrados hoy, 21 años más tarde. Estas estimaciones evidencian las mentiras de BP en sus tentativas de limpiar su imagen como un gigante petrolero "ambientalmente responsable" pues calculan la cantidad de petróleo y gas derramados entre 56 000 y 100 000 barriles al día. Esto sugiere que la captura -y la limpieza- de este aceite será un reto mucho más grande que cualquier otro hasta ahora. BP continúa clamando que el derramamiento es de 5000 barriles al día.
BP tiene una larga historia de violaciones, pero tiene muchos cómplices, el Estado de los EU es el más grande. Una de las refinerías más grandes de BP en los EU estalló en marzo de 2005 causando 15 muertes, dañando a 180 personas y forzando a miles de residentes próximos a permanecer atrapados en sus hogares. El incidente fue la culminación de una serie de accidentes menos serios en la refinería, y los problemas de ingeniería no fueron atendidos por la gerencia. El mantenimiento y la seguridad en la planta habían sido recortados como medida de ahorro, la responsabilidad recaía en última instancia en los ejecutivos de Londres. Ha habido varias investigaciones del desastre, y la compañía eventualmente ha sido culpada de innumerables violaciones a los códigos de seguridad y eventualmente sancionada económicamente, acciones que las empresas siempre pueden apelar.
¿Por qué EU le permite a un charlatán ambiental como BP tener el 40% de su mercado en este país? De hecho, por permitir medidas de seguridad y ambientales muy laxas los EU son un cómplice principal en los desastres cometidos por BP. Es seguramente muy conveniente al nivel económico para EU tener que comprar su propio petróleo a una empresa que lo produce a un precio bajo y le permiten contratar partes de su trabajo por fuera -como BP hiciera en este caso con Transocean y Halliburton. ¡Su registro de negligencia, reducción de gastos, empleo de equipo viejo y en mal estado, y la indiferencia completa ante la seguridad de los trabajadores le hace posible a BP producir a un precio bajo! La desventaja es sin embargo seria: los EU están en una desventaja tecnológica en la modernización de sus propios aparatos de extracción y producción de petróleo en el contexto de un incremento de la necesidad de fuentes más baratas de energía disponible, p. ej. el petróleo. Esto es lo que está en el centro de la presente propuesta de reforma energética hecha por la administración Obama.
En el contexto de la agravación de la crisis económica, los EU necesitan desesperadamente ganar una ventaja competitiva en el mercado mundial. Las disputas también han implicado a EU y Gran Bretaña en su participación en la tubería Baku-Tbilisi-Ceyhan, por ejemplo, una espina del lado de los EU que trata de ganar control sobre los recursos que otros países -estados europeos, China también quieren. Por eso caeríamos en un error si creyéramos que las acciones de las agencias de los EU dedicadas a castigar el comportamiento del BP son un reflejo de la preocupación del Estado por la seguridad del medio ambiente y las vidas humanas. Al contrario, EU están usando estos desastres ambientales para limpiar su propia imagen como el campeón de la protección del medio ambiente y afirmar su autoridad en una industria que es vital para su competitividad en el mercado mundial. Así, estas penalizaciones se convierten en armas de su propia guerra comercial contra otros países, en el caso de BP, contra Gran Bretaña.
EU, como los otros Estados capitalistas, saben perfectamente bien que la dependencia del petróleo no será abolida en el corto plazo en las condiciones actuales capitalistas, y menos en el momento de la agudización de su crisis económica. El petróleo es la única fuente de energía que puede dar una ventaja competitiva, independientemente del costo ambiental o humano. Y encima de todo, el petróleo es absolutamente indispensable como un arma de guerra, la expresión última de la competencia capitalista -tanto porque es vital para abastecer de combustible su propia máquina de guerra, como porque el control de sus fuentes puede ser usado para obstaculizar las máquinas de guerra de sus rivales.
El capitalismo nunca será "verde". Su indiferencia por el hombre y la naturaleza se expresa cada día forzando las mistificaciones de la burguesía y las mentiras sobre su capacidad de lograr un mejor futuro. Las variadas imágenes de muerte de animales y plantas y el conocimiento de la pérdida de vidas humanas y del hábitat que es resultado de este y otros desastres, sólo nos llena de horror y de una ansiedad sobre el futuro. Este acontecimiento expone más allá la irracionalidad completa del capitalismo y puede generar una reflexión fructífera sobre el hecho de que la vida humana y el planeta están en un cruce de caminos donde hay una verdadera posibilidad de la especie humana que puede llegar a extinguirse debido a la permanencia del capitalismo. Ya es hora que nosotros destruyamos al capitalismo, antes de que este nos destruya.
Ana 22/6/10
En RM no 116, para explicar el acomodo de la burguesía mexicana en el contexto de la concurrencia internacional, afirmábamos: "...el proyecto seguido por Díaz, busca integrar a la economía mexicana con una definición productiva muy limitada, pero bien aprovechada por los Estados con los que establece una estrecha relación política, no siendo justamente los EUA los mejores aliados de Día:, sino Estados europeos... " Tal aseveración no es correcta, el camarada F, que es un lector nuestra prensa y un contacto muy cercano a la CCI. nos ha presentado una observación, haciendo notar que en ese momento no hay un cuestionamiento importante hacia los EUA en su dominio de la región, argumento que compartimos y que ya habíamos presentado en el artículo: "América Latina: Desde el siglo XIX, patio trasero del imperialismo norteamericano" donde decimos: "... el desarrollo capitalista de Norteamérica y el retraso del resto del continente posibilita que desde la fase expansiva del capitalismo se afirmen los lazos de dominio del Tío Sam. De esta manera, para fines del siglo XIX, los EUA ya habían ampliado su extensión territorial a través de la invasión militar del territorio mexicano, y afirmado el dominio de Puerto Rico y Cuba con el tratado de París (1898)... sin duda, esta tendencia es reforzada cuando el sistema capitalista entra en su fase de decadencia, la cual va definiéndose en las primeras décadas del siglo XX. Es en esa tendencia que, para justificar su derecho de invadir los territorios latinoamericanos en los que considere esta en peligro la propiedad de ciudadanos norteamericanos, aplica el "corolario Roosevelt" (1904), exponiendo así, deforma cada vez más abierta su actitud amenazadora y belicista... " ([1]). No hay pues en ese entonces un abierto cuestionamiento del poderío de los EUA, lo cual no evita que surjan intentos de algunas fracciones de la burguesía mexicana para acercarse hacia fuerzas opuestas a los EUA, o incluso los mismos capitales de Europa, en el marco de la competencia internacional, no dejan de intentar ampliar su presencia. Es importante recordar la presión que el gobierno norteamericano aplica al gobierno de Díaz al negarse a reconocerlo cuando este, sostenido en el Plan de Tuxtepec (1876) derroca a Lerdo de Tejada. Para reconocerlo, desde Washington se envían condiciones que debe cumplir, al final no se asumen, pero a pesar de ello, dos años después, le ofrece su apoyo, motivado sobre todo por el interés que las fuerzas europeas ya mostraban hacia México, es a partir de ello que la inversión norteamericana va a extenderse, lo cual, en el escenario de la pugna comercial y política de la burguesía, causa malestar a los Estados europeos, que buscan no quedarse atrás, levantando el veto comercial y político que habían impuesto a México desde el derrocamiento del gobierno de Maximiliano (1867).
Aclarar este hecho es relevante en tanto que en la guerra de 1910-1917, no dejarán de estar presentes los intereses de diversos Estados, aunque serán los EUA los que predominen.
En México, la extensión y dominio del capitalismo en el avance del siglo XIX, implica indudablemente una presencia de la clase obrera como fuerza social, aunque, dada su inmadurez e inexperiencia, avanza con problemas en la creación de sus estructuras de organización. Ejemplo claro de esto se muestra con el Gran Círculo de Obreros (1872) ([2]). No podemos negar que su formación expone un esfuerzo real del proletariado mexicano por reconocerse como parte de una clase internacional, recogiendo la experiencia de la Comuna de París, las reflexiones de los trabajadores emigrantes y ensayando de forma viva la solidaridad, no obstante el peso numérico de artesanos en esa estructura hace que domine una forma de entender al mundo marcada por el individualismo y la esperanza en que el avance del capitalismo les asegure un lugar. El historiador Barry Carr sintetiza esa práctica cuando explica que: "... las peticiones que el Gran Círculo dirigió al presidente Lerdo de Tejada son en realidad súplicas de un grupo de artesanos que piden a las autoridades protección contra la rápida transformación de la sociedad mexicana iniciada en la década 1870-1880" (El movimiento obrero y la política en México. 1910/1929). Y eso en general se puede decir era la práctica común en todas las sociedades mutualistas de ese momento. Nacen como esfuerzos por lograr la unidad de la clase, pero muy rápido dejan de ser un instrumento de combate, transformándose en una traba para la toma de conciencia obrera. Hay organismos como la "Sociedad de socorro mutuo de impresores" (formada en 1872) que proclama la unidad de los explotados con sus explotadores, el patriotismo y el repudio a la huelga. Otras más, como la "Sociedad Esperanza" (1879) es formada directamente por el gobernador de Querétaro (que a su vez es dueño de fábricas)...
De manera que la debilidad numérica del proletariado le impide ampliar su presencia política, no obstante, se destacan pequeños grupos de obreros fuera de esa dinámica, pero sobre todo se resalta un accionar espontáneo de las masas obreras que avanzan por encima de ese control que, a pesar del ambiente represivo, durante las décadas del 80 y 90 del siglo XIX desatan movilizaciones y huelgas destacables, que muestran su odio hacia la brutal explotación y el maltrato. Una muestra de esa combatividad naciente, es la protesta espontánea de los asalariados del Mineral de Pinos Altos, Chihuahua. El 21 de enero de 1883, los mineros cansados de las largas jornadas (16 horas los 7 días de la semana) y el pago miserable (las más de las veces recibido en especie mediante la tienda de raya) paran el trabajo, lo que desata un enfrentamiento con las guardias blancas, que apoyadas por la policía contienen la movilización y fusilan a 4 obreros.
En ese difícil escenario es que las ideas de la burguesía -como las que expusiera el empresario Francisco I. Madero- encuentren una amplia influencia entre los explotados, pero también permiten que surjan movimientos proletarios, como el animado por Ricardo Flores Magón.
El capitalismo al entrar el siglo XX ha impuesto su dominio por casi todo el planeta, sus contradicciones internas se exponen abiertamente y su ferocidad en contra de los explotados se arrecia, pero también las respuestas de los asalariados toman magnitudes importantes. En el primer lustro del siglo, en los principales países Europa se viven importantes huelgas de masas que van preparando la oleada que cruzará al planeta de 1917 a 1929, y que tendrá como puntos más altos a los movimientos revolucionarios en Rusia y Alemania. En América Latina, la clase obrera aunque tiene una menor dinámica, dado que cuenta con menos experiencia de combate, no deja de exponer su combatividad, como lo ejemplifican las huelgas y movilizaciones que llevan a cabo los trabajadores en Argentina (1902), Chile (1905)...
En México también es notorio el accionar proletario. Las movilizaciones que despiertan al siglo son empujadas en gran medida por los diversos problemas económicos ocurridos entre 1905-1908, que van desde la sequía, la caída de los precios de materias primas de exportación, los problemas monetarios y el peso de la recesión de 1907 que tiene su epicentro en los EUA ([3]). Todas estas circunstancias conducen a que se arrecien los ataques en contra de los asalariados. El salario real en la industria manufacturera durante el período de 1897-1910 declina en 14.28%, a lo que hay que agregar el endeudamiento al que se veían obligados mediante la tienda de raya.
Es destacable el despertar de la combatividad obrera de las ciudades donde la industria se concentra, como es el caso de las ciudades mineras del norte del país, en particular Cananea, Sonora. Esta ciudad desde inicios de siglo es escenario de movilizaciones obreras. En 1902, trabadores del área de la fundición, de origen norteamericano, contratados directamente por la Cananea Consolidated Copper Company, realizan una huelga por incremento salarial, un año después otras áreas también laboradas con obreros de origen norteamericano, paralizan nuevamente las actividades y aunque estas expresiones quedan aisladas de sus hermanos de clase de origen mexicano, abren sin duda un ambiente de combate que es además alentado por la férrea explotación a que son sometidos los mineros. Las condiciones de insalubridad y la precariedad del trabajo conducía a accidentes continuos y muertes prematuras (ver: Romero Gil en Imagínales # 35, UNISÓN. 2007). Por otra parte, en esa región desde 1905 está presente la propaganda anarquista del Partido Liberal Mexicano (PLM), que influirán sin duda en la explosión y conducción de la huelga de junio de 1906.
En la región, la fortaleza de la unidad de los obreros no está muy definida, aunque existen sociedades secretas adheridas al PLM, que permiten nuclear a los obreros más combativos e impulsar discusiones masivas, no logran romper la separación existente entre obreros mexicanos y norteamericanos, incluso se llega a mostrar tintes nacionalistas ([4]), no obstante, su decisión al combate y su reconocimiento de explotados es muy clara y queda patente cuando reclama "5 pesos de salario y 8 horas de trabajo", pero sobre todo por su respuesta masiva antes los ataques, convirtiendo la huelga en el eje de una rebelión, que por las condiciones de fuerza de la clase termina con la derrota, pero abre una oleada de movilizaciones obreras que se extiende hasta 1908, y en donde la participación del PLM será importante. Siguiendo esa dinámica, los obreros textiles de Tlaxcala, Puebla, Jalisco, Querétaro, DF y Veracruz presentan una lucha en defensa de sus condiciones de vida entre los meses de diciembre de 1906 y enero de 1907. Al igual que la de los mineros, la huelga de los obreros textiles brota espontáneamente y expande su fuerza, volviéndose detonante de combates, que hace brotar el coraje obrero. Las jornadas de combates más importantes la llevan a cabo los obreros de las fábricas de Río Blanco, en las cercanías de Orizaba. La respuesta del capital en contra de estos asalariados es feroz, logrando sofocar la rebelión, no obstante la fuerza expresada por la clase obrera se extendía por el país. En ese proceso, la presencia del PLM vuelve a ser relevante, en tanto que, a pesar de las dificultades que tiene para la comprensión de la realidad, representan la única voz proletaria que alienta a la reflexión y al accionar de las masas explotadas. No es de extrañar que los gobiernos de México y de EUA se unan para perseguir y reprimir al grupo encabezado por Ricardo Flores Magón ([5]).
El gran objetivo de la burguesía tanto de EUA como de México, era evitar la repetición de respuestas obreras, lo cual logran en cierta forma con la represión de las movilizaciones y la persecución de los magonistas, pero sobre todo impulsando proyectos que con una fachada de "alternativo" pudiera desgastar y confundir todo el descontento presente entre los trabajadores. En esa lógica está inscrita la presencia y el impulso que se le da a los movimientos anti-reeleccionistas encabezados por Madero.
A partir de marzo de 1908, con la declaración de Díaz anunciando desde la prensa de EUA las elecciones en 1910, se desata un ambiente electoral con el que la burguesía logra atrapar las esperanzas de los trabajadores (y de los campesinos despojados), sometiendo así el descontento y aislando el desarrollo de la conciencia y organización proletaria. Es evidente que en este proceso impulsado por el viejo dictador no consideró las fracturas políticas existentes al interno de la propia clase dominante y que le acarrearían problemas.
Francisco I. Madero era un acaudalado empresario (considerada su fortuna entre las 10 más grandes de ese tiempo) que como muchos burgueses se sentían a disgusto con las medidas que Díaz aplicaba en tanto impedían la expansión de sus inversiones, pero además sentían que las respuestas represivas hacia los trabajadores exponían una falta de habilidad para "conciliar" entre las clases, poniendo en peligro al sistema. En su libro La sucesión presidencial (1908), Madero no duda en aplaudir a Díaz por el desarrollo industrial y comercial, en tanto, dice, "hace sentir una oleada de bienestar en la república", pero encuentra que la existencia de una dictadura como la de Díaz ya no favorece el desarrollo del capital. Hay por una parte una estructura política cerrada, dominada por los "científicos" que no permite la presencia de núcleos de la misma burguesía en la dirección del país. Por otra parte la cercanía de grupos empresariales de EUA con Díaz, conduce a la limitación de las inversiones de algunos grupos importantes de la burguesía mexicana.
Imponiendo así la declinación de la movilización obrera y el aislamiento de los magonistas, la campaña electoral gana terreno, siendo Madero quien atrae la atención. Otros sectores marginados, como los campesinos desposeídos (que se aglutinarían más adelante en tomo a Zapata) aunque ven con cierta lejanía las ideas de Madero, son también presa fácil de la demagogia y las promesas de los anti-reeleccionistas.
De esta forma, los enfrentamientos que se generalizan a partir de 1910 no expresan un movimiento revolucionario, ni aún siquiera podemos decir que se trata de una revolución burguesa (en tanto las relaciones de producción dominantes son ya las capitalistas), representan fundamentalmente una pugna en la que distintas fuerzas de la clase dominante se enfrentan, involucrando como simple carne de cañón a obreros y campesinos desposeídos. En guerras de este tipo, aunque los sectores de la burguesía están enfrentados, no pierden de vista que su enemigo verdadero es el proletariado. No resulta extraño que el gobierno mexicano encabezado por Díaz, el de los EUA así como los ejércitos comandados por Madero hicieran causa común para perseguir y aplastar al magonismo.
Tatlin, 06-2010
[1]) RM n° 82, sep-oct 2004
[2]) En la formación del Gran Circulo es importante la experiencia que aportan grupos como "La Social", animada por el anarquista griego Rhodakanaty (ver en RM # 35 El anarquismo y sus primeras in fluencias en México), pero también interviene de manera directa la AIT; se debe a esta organización la publicación, por primera vez en México, de "El Manifiesto del PC" de Marx y Engels.
[3]) No abundaremos sobre el llamado "Pánico de Í907", pero vale remarcar que el proceso especulativo y la insolvencia generalizada (que parecía anunciar las secuelas rutinarias del capitalismo en su fase decadente) tienen una afectación directa en la industria de México, que se encuentra ya muy unida a la de EUA,
[4]) El hecho de que los capitalistas norteamericanos pagaran mayores salarios a los obreros traídos de EUA y colocaran capataces déspotas también de origen norteamericano, de la misma forma en que los trabajadores venidos de China tuvieran salarios menores y fueran usados como presión para rebajar salarios, conducía a amplios sectores de trabajadores, incluyendo a los anarquistas del PLM. a asumir posiciones nacionalistas. No obstante, mas adelante el magonismo limitará esas visiones, sobre todo al asumir una postura internacionalista de repudio a la Primera Guerra Mundial y en su apoyo a la revolución Rusa.
[5]) En un intento de extender su presencia, forzar las condiciones y evitar ser aislados, el PLM lleva a cabo levantamientos armados en los que intervienen un número importante de proletarios (de México y EUA. Sobre todo militantes de la IWW) pero actúan en nombre del resto de la clase, no es la clase la que lleva a cabo la violencia revolucionaria. Al final terminan derrotados y dispersos, traicionando unos la causa proletaria, otros adhiriéndose al zapatismo. quedando un núcleo animado por Magón (la mayor parte del tiempo preso en EUA) que continúa la reflexión, desarrollando posturas internacionalistas.
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En pleno vendaval de la crisis mundial la burguesía mexicana se llegó a jactar de una "catarrito" para la economía mexicana; los esfuerzos del Estado mexicano se abocaron, desde el 2008, a tratar de poner como causa de la crisis a "factores externos" a la economía mexicana, esta argucia de cada capital nacional por tratar de culpar siempre a "los otros" de la crisis mundial del capitalismo es una manera de ocultar ante los explotados la verdadera causa de la quiebra de este sistema de explotación. Los discursos del capital van en el sentido de hacernos creer que la culpa de nuestra desgracia la tienen otros y los medios se encargan de remacharnos eso, es así que los "alemanes culpan a los griegos, los americanos a los emigrantes latinos, los españoles a los emigrantes sudamericanos, etc.". Todos los estados se aprestan a implementar planes de austeridad, todos los estados están lanzando los peores efectos de la crisis sobre las espaladas de los trabajadores. Los recortes a las pensiones, el aumento a los años de jubilación, el congelamiento salarial, recortes salariales a trabajadores del estado...todos estos flagelos lo está viviendo la clase obrera de Europa y no se trata de una "excepción", se trata del futuro que viviremos millones de trabajadores del planeta entero.
La burguesía mexicana acaba de anunciar la acumulación de una reserva récord en dólares (más de 100 mil millones de dólares), de un aumento en el empleo (que coincide, al igual que en EUA con el fin de los trabajos ligados al levantamiento de censos poblacionales pero que hoy muestran un declive pronunciado), todos esos discursos de que "vamos a salir de la crisis", de que "la recuperación esta en marcha", no concuerdan con los ataques inmisericordes a nuestras condiciones de vida y de trabajo. Esa "recuperación" está en la estratosfera de la ideología burguesa, la realidad es de sacrificios, penurias y privaciones al límite del hambre para millones de trabajadores. ¡Mientras la burguesía habla de recuperación nuestras vidas se vuelven cada vez más miserable!
Por todo el mundo hay un ataque a las pensiones (España, Italia, Grecia...), se reducen los montos de la pensión y se aumentan los años de trabajo. El sueño de jubilarse temprano y vivir bien el resto de vida se ha esfumado, el capitalismo reduce esta parte del salario social y, ante una crisis mundial que no da tregua, cada capital nacional debe atacar las condiciones de vida del proletariado, esa es la receta de siempre si quiere sobrevivir en la competencia del mercado mundial. ¡El "estado de bienestar", el "estado benefactor" se está desmantelando a velocidad récord!
El estado arguye que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) está en quiebra, que es "inviable financieramente"...en fin, están preparando un ataque mayor bajo la argucia de la "quiebra financiera del IMSS" de lo cual hoy nos dan una "probadita". Como dice la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) de boca de su presidente: "En el futuro, el problema es que las finanzas del IMSS están colapsadas y tenemos que arreglarlo porque nos queda un año y meses para que se colapse financieramente el Instituto; es un problema real y hay que trabajarlo".
Cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó el 9 de junio de este año que las pensiones pasaban de un máximo de 25 salarios mínimos a sólo 10 se levantó inmediatamente una nube de declaraciones provenientes de todo el aparato de la burguesía. Sindicatos, partidos políticos y empresarios, todos al unísono reclaman por la magnitud de la "injusticia", cada parte asumiendo su tarea de división desde su trinchera... ¡Hipócritas! Todos ellos aprobaron la reforma del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a mediados de los 90 y también la del Instituto de Seguridad Social al Servicio de Trabajadores del Estado (ISSSTE) que desde la segunda mitad de la década de 2000 rebajó las pensiones del sector educación a 10 salarios mínimos como tope.
Por ejemplo, la CTM declaró pomposamente: "el sector obrero organizado de México "no puede quedar impávido ante semejante ultraje a la clase trabajadora pues de ninguna manera podría avalar esta medida por más cuentas alegres que le presenten" (El Universal, 27-07-10), esta "radicalidad" es precedida por una distinción entre los no afectados (jubilados actuales y los que están bajo el régimen de 1973 y 1997) y los afectados...¡toda la nueva generación de obreros que empezaron a cotizar desde 1998! Los sindicatos son especialistas en mostrar un rostro radical para mejor dividir a los trabajadores. Nos quieren aislar bajo la consigna suicida de "eso a mi no me afecta".
Por otro lado, las organizaciones empresariales, es decir, los representantes directos de la burguesía empresarial, también contribuyen a la confusión a través de declaraciones del presidente de la Concamín donde afirman que "los integrantes del Consejo Técnico estaremos ahí para defender los derechos de los trabajadores. Espero que no se dé el caso. No vemos que en el futuro esto se vaya a presentar, esperemos que no, mientras trataremos de trabajar para resolver el tema, pero cuando menos hoy quedó arreglado". ¡Obreros, no hay de que preocuparse, la burguesía nos salvará! El cinismo no tiene límites, sabemos que esas afirmaciones consoladoras sólo buscan paralizar nuestra indignación para que nos postremos pasivamente aceptando un deterioro criminal de nuestras condiciones de vida. El Instituto Mexicano de Ejecutivos en Finanzas (IMEF) es más claro: "...los más afectados son dos segmentos: las personas mayores a 60 años que están próximas a jubilarse y los mexicanos que más ganan en el país. "La jubilación máxima con el tope de 25 salarios mínimos es de 40 mil pesos, normalmente no accedes a 100% de la jubilación, accedes a 80%, la expectativa de la gente que se va a jubilar es de 36 mil pesos al mes, con esto lo que podría alcanzar son 13 mil pesos, hay una merma de 23 mil pesos mensuales", (...) Agregó que todos aquellos trabajadores con hasta 10 salarios mínimos no se ven afectados. Dijo que en el caso de los trabajadores próximos a jubilarse, los afectados son 360 mil 214 personas mayores de 60 años". Una buena parte del proletariado, un sector de obreros calificados será atacado sin misericordia, los de 10 salarios mínimos, otro enorme sector y mucho más grande, estará en la lista después de esta andanada. Sería una actitud poco solidaria e ingenua pensar que eso "no nos atañe". Aceptar los ataques hoy es abrir la puerta a peores ataques de mañana.
Hasta el PRI promete "promover reformas para proteger el patrimonio de los trabajadores" (Beltrones), todos los partidos se desgañitan tratando de aparecer como los "defiende obreros", sin embargo son meras poses donde tratan de recolectar clientela electoral y, en coherencia con su función, impedir toda reflexión que cuestione la democracia y la dictadura del capital. Este rancio discurso de las instituciones como "protectoras" de los desposeídos... ¡es falso! Los partidos no representan a la sociedad sino que ¡son el Estado en la sociedad! Se trata de un reparto de las tareas donde cada parte del Estado (sindicatos, partidos y empresarios) asume su función para confundir al proletariado e impedirle una reacción inmediata.
Los sindicatos y los partidos ya están trabajando en la división (los "afectados y no afectados"), otros más hablan de que el sector que se jubila con 25 salarios (40 mil pesos mensuales) son unos "privilegiados" y merecen esa reducción. La mayor parte de jubilados obtienen pensiones de hambre, pero no podemos aceptar que nos dividan entre partes "privilegiadas" y "míseras"; siempre los sindicatos, partidos e izquierdistas usan ese terreno para hacernos aceptar ataques (recuérdese como se satanizó a los electricistas del SME como "holgazanes que ganan mucho").
Para continuar con la campaña, la Confederación de jubilados, pensionados y adultos mayores de la República Mexicana ha llamado a movilizaciones (la primera para el 11 de agosto) bajo perspectivas que son auténticos callejones sin salida:
-"nacionalizar las afores". Con el pretexto de que los fondos para las pensiones están bajo la "voracidad de la banca privada", sindicatos e izquierdistas llaman a que sea el Estado mexicano el que administre las Afores (Fondos para el retiro). Este veneno nacionalista ata a los trabajadores a los designios del Estado, se oculta que es éste y sus cómplices (empresarios, partidos y sindicatos) los causantes de los ataques a nuestras condiciones de vida. Presentar al Estado como el "administrador honesto e ideal" es conducirnos al matadero, es ocultarnos que el Estado es el "capitalista ideal" (Engels), es impedir que comprendamos que la salida a la situación está ligada a la destrucción de ese mismo Estado junto con la explotación que éste mismo encubre y disfraza.
-"pensión digna y recuperar el nivel de vida". Luchando aislados y pidiendo la nacionalización de las Afores es imposible defender nuestras condiciones de vida. Detrás de los sindicatos iremos sólo a la derrota, nos van a aislar de otros sectores de la clase obrera y nos van a imponer consignas que no cuestionan la explotación asalariada y su estado democrático (¡como las nacionalizaciones!). Luchar, resistir al deterioro de nuestras condiciones de existencia, es un combate que no pasa por los sindicatos y sus huelgas de hambre, sus "amparos ante la ley" y sus "imploraciones de piedad" ante la SCJN o cualquier otra dependencia estatal.
Una verdadera movilización para enfrentar los ataques a las pensiones (que ya son una realidad por lo menos desde hace 15 años en México, los ataques que se avecinan con la "reforma laboral" y los que se acumulen), es la movilización de todos los trabajadores, la discusión colectiva en asambleas generales, sin esperar las consignas sindicales y organizando por nosotros mismos las huelgas. Confiar en los sindicatos, los partidos políticos y los izquierdistas nos conducirá a amargas derrotas.
Luchar detrás de los sindicatos es una derrota segura, así pasó en todo los intentos de luchas anteriores contra las reformas a las pensiones donde la consigna sindical más radical consistió en "ampararse ante la nueva ley", resultado... ¡nos metieron un ataque brutal! Recientemente los 44 mil despedidos del SME han dejado sus destinos en manos del sindicato "independiente", resultado, despidos consumados, humillantes y desmoralizantes huelgas de hambre y una casta sindical que busca sacar los mayores dividendos como pago por su función que consistió en agotar a los electricistas más combativos hasta quedar reducidos a una minoría impotente. Debemos desarrollar una reflexión de fondo donde nos planteemos cómo luchar contra y fuera de los sindicatos si queremos realmente defendernos eficazmente contra los ataques terribles que están en marcha y los que vienen.
Marsán. 10-08-10
El crecimiento y extensión del poder económico y político de las mafias de la droga en México, ha conducido a que la burguesía de los EUA se sienta preocupada por la posibilidad del "contagio" y por eso ha venido presionado al gobierno mexicano. En ese nivel se encuentra la declaración realizada por el general de la marina norteamericana, James Mattis, (febrero-2009), afirmando que en México existe un "Estado fallido". Según ese militar hay un parecido de México con Pakistán, en tanto que en ambos hay una pérdida de control de la vida política y económica por parte del Estado, en México por culpa del narco, y en Pakistán por el desgaste que sufre por los enfrentamientos continuos con la India y los atentados por los islamistas.
Este argumento pone al descubierto que hay un involucramiento mayor de la mafia en la vida de la burguesía, pero al denunciar el fenómeno mistifica la realidad, en tanto impide ver que el Estado es un instrumento de la clase dominante, que sintetiza los intereses de todos los sectores de la burguesía, y entre esos intereses también están los de la mafia, que no pertenece a otra clase, por eso sus intereses y prácticas se ha vuelto tan común en todos los grupos que forma esta clase, mezclando y confundiendo sus actividades "legales" con las relativas al narcotráfico. Pero al mismo tiempo, la gansterización de la clase dominante, anima y acrecienta las pugnas, que son llevadas al interno del propio Estado, lo cual sin duda dificulta que la burguesía pueda controlar todos los hilos de su vida política, pero en ningún momento eso implica que el Estado pierda fuerza para mantener el dominio.
Se afirma por editorialistas, que las acciones militares, financieras y el estado de corrupción al que someten al aparato judicial los cárteles de la droga, muestra que la mafia se mueve como un "poder fáctico" que impide la acción del Estado, en tanto estos grupos mafiosos actúan como un "Estado paralelo". Esta idea toma coherencia sólo si nos quedamos con la definición burguesa del Estado moderno, que lo concibe como la institución que asegura el cumplimiento del "contrato social", organizando a la nación, creando así una unidad indivisible con los ciudadanos. El Estado, si se sigue esa perspectiva, es una entidad neutral que -como teorizara Weber- ejerce el monopolio de la fuerza, pero procurando de forma "racional-legal" legitimar su poder mediante la representación de la población. De forma que si la mafia practica el terror, no sólo a través de sus aparatos paramilitares sino incluso usando a los cuerpos represivos del Estado, se da la imagen que la estructura de poder se ve debilitada, por lo que podría considerársele como "Estado fallido".
Pero ese discurso no tiene asidero si vamos al corazón del problema. Y lo primero es explicar lo que significa el Estado moderno bajo una concepción materialista. Para ello recuperemos lo que Lenin expone en su libro "El Estado y la revolución", presentando de forma sintética la postura marxista: "El Estado es una máquina para que una clase reprima a otra, una máquina para el sometimiento a una clase...". No es pues, el Estado, una estructura neutral que tiene como función primordial la protección de los "ciudadanos", su función primordial es asegurar el dominio del capital, y aún cuando la disputa interna de la burguesía expande el terror hacia el conjunto de la población, el Estado no deja de cumplir sus funciones, asegurando el control y sometimiento de los explotados. Por el contrario, las acciones de la mafia han sido muy bien aprovechadas (por el Estado) para atemorizar y evitar respuestas de descontento de los trabajadores. En regiones como Sinaloa, Michoacán o Guerrero, donde los proletarios cuentan con cierta tradición de combatividad, el accionar de la mafia ha logrado (para el agrado del conjunto de la burguesía) atemorizar e inhibir movilizaciones de descontento.
De manera que no se trata de poner en duda que la presencia de la mafia domina en todas las actividades de la vida de la burguesía, exponiéndose mediante feroces combates, que desgarran lo mismo a los partidos, las relaciones empresariales, que a las estructuras de gobierno... pero la pregunta es: ¿dónde, esta pugna interna de la clase dominante, ha creado una imposibilidad de la actuación del Estado? Hasta ahora, vemos actuar al Estado con toda impunidad en contra de la clase obrera, incluso, como se dice arriba, al hacer el traslado de los efectos de esa pugna hacia los trabajadores ha llevado mejor su labor. Suponer lo contrario nos llevaría a olvidar que las mafias de la droga no se encuentran fuera de la esfera del Estado, sino al ser parte de la clase dominante, se colocan dentro de éste.
La mafia y la droga desde hace décadas toman un lugar importante en la vida de la burguesía. En los últimos tiempos se ha vuelto escandaloso en tanto el capitalismo sufre un proceso de descomposición, marcado por una dificultad de la burguesía a establecer relaciones duraderas, lo cual hace que viva en una disputa interna de "todos contra todos". Es esta fractura la que le impide contener los ímpetus de las pandillas. Esta ruptura del tejido de la burguesía, la lleva a definir su comportamiento al estilo gánster, asesinando con las balas de la mafia y del ejército no sólo a los sicarios (que son carne de cañón) y a la población civil que se cruza en su camino (a la que el gobierno clasifica como "daños colaterales"), sino incluso a personeros de la burguesía, involucrados en la política, pero eso, por muy grave que parezca, no muestra la debilidad del Estado para cumplir su papel de control, tan sólo habla de la dificultad de la burguesía para poner orden en sus filas.
Esto que se vive en México muestra en carne viva lo que representa la descomposición, tal como se señalan nuestras Tesis sobre la descomposición (publicada en Revista Internacional # 62): "resulta cada día más difícil distinguir al aparato de gobierno y al hampa gansteril".
Para la burguesía, la operación con la droga es un negocio como cualquier otro, y como en toda rama de la producción, se vive una feroz competencia (también acelerada por la agudización de la crisis), sólo que la protección o afectación de un oponente requiere de operaciones sangrientas. La presencia de las prácticas mafiosas de la burguesía está presente en Estados como Rusia y aunque no es una actuación nueva de la clase en el poder, guarda como peculiaridad de este tiempo el que se dificulta disciplinar sus fuerzas.
En los años 60 y 70 el "combate" a la siembra de la droga en los estados de Guerrero y Oaxaca se mezcló con la persecución a la guerrilla, de manera que el negocio de la droga era usado como una especie de pago extra o compensación a los militares que cumplían en primera fila la represión. En ese marco es que sin dificultad los grupos de la droga se colocaban bajo las órdenes de gobernadores, como Raúl Caballero Aburto, Rubén Figueroa (ambos gobernadores de Guerrero entre 1957-61 y 1975-81 respectivamente), o de militares como Acosta Chaparro. La relación de las mafias con Figueroa era incluso presumida por este, y en el caso de Acosta, aunque es destituido y encarcelado durante 5 años por su colaboración con grupos del narcotráfico (y por la muerte de 22 personas durante la "guerra sucia"), en 2007 sale libre, exonerado de toda culpa, recuperando su grado, e incluso en 2008 le otorgan una nueva condecoración por 45 años de servicio con "patriotismo, lealtad, abnegación, dedicación y espíritu de servicio a México y sus instituciones".
En la "operación cóndor" (1977-87), llevada a cabo en el "triangulo dorado" (formado por las zonas de encuentro de Durango, Sinaloa y Chihuahua), la operación militar contra la droga esconde también la persecución de la guerrilla, no es casual que en estas tareas se designe al general Hernández Toledo (militar que dirigiera las tropas en la masacre de Tlatelolco en 1968). Con esta operación el gobierno permite se puedan ordenar los intereses que se crean alrededor de la droga, otorgando privilegios a los gobernadores y mandos militares. Un hecho a destacar es que durante los 10 años que duraron esas operaciones, no se detuvo a ningún dirigente de la mafia, por el contrario, se le da poder para extender su dominio hacia Jalisco.
En décadas anteriores cuando se presentaban pugnas al interior de la burguesía, aglutinada en ese entonces como una "familia revolucionaria" (y representada en su mayoría en el PRI), la burguesía tenía la capacidad de imponer una disciplina. Por ejemplo, en 1947, cuando grupos del cardenismo acusaron públicamente al general Pablo Macías, no son posibles en la actualidad, y no solamente porque el partido en el poder es ahora el PAN, la pugna se presenta de igual forma en los estados donde gobierna el PRI, incluso podemos arriesgarnos asegurar que aún regresando este partido al gobierno federal, la fractura del tejido seguirá ahondándose, después de todo, como ya la CCI lo ha planteado: "Entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista, hay que subrayar la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación en el plano político." (Tesis 9).
En suma, es posible ver que cada grupo del poder está unido a un grupo mafioso, hay entre ellos una colaboración, si no es que una fusión, eso permite que trabajen con gran impunidad. Pero los personajes y los grupos burgueses saben a qué pandilla mafiosa es a la que está unida su vecino o a su opositor y pueden convivir hasta cierto punto, el límite es el cruce de intereses, por eso la dificultad del Estado está en poder controlar la actividad de todos ellos y evitar la explosión de los conflictos, en este sentido la colocación de los militares en la primera fila del conflicto es un acto con el que el grupo en el poder pretende mostrar una posición de fuerza, pero el mismo ejército está fracturado, ni aún la protección y la carta blanca recibida para actuar con impunidad logra la disciplina. La burguesía tiene problemas para asegurar su unidad, pero aún puede trasladar los efectos nocivos de su descomposición hacia los trabajadores.
Tatlin / agosto - 2010
A través de su prensa, la clase dominante ha filtrado ya nombres de los aspirantes. Por el PAN, se anotan: German Martínez, Josefina Vázquez, Santiago Creel y hay quien hablaba de lanzar otra vez (antes de que fuera secuestrado) a Diego Fernández de Ceballos y Manuel Espino a pesar de estar amenazado de ser expulsado del PAN ya se adelantó a anunciar su candidatura. Por el PRD, la lista es mucho más larga: Cárdenas Batel, Jesús Ortega, Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard y López Obrador. Y en el PRI, hasta ahora son pocos los que sacan sus deseos: Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones. La lista ahora ya es larga y más larga será la campaña con la que la burguesía busque dar nuevo brillo a su campaña sobre la democracia.
Las elecciones que acaban de pasar hace unos meses se convirtieron, en cierta forma, en preparativas de las que tendrán lugar en 2012; en ellas los diversos partidos han intentado movilizar sus fuerzas para quedar lo mejor colocados en el uso del presupuesto y de sus alianzas internas. Lo que quedó claro es que aún cuando el PRI se presenta como el partido con mayor capacidad para controlar, la burguesía no puede definir una homogeneidad en su vida política, lo cual hace que en cada elección se ensanchen sus diferencias, pero eso no forzosamente significa la creación de un escenario favorable para la clase obrera, en tanto que esa división, la burguesía sabe manejarla adecuadamente para ampliar sus ataques ideológicos. Ejemplo de ello son las alianzas PAN-PRD realizadas en las elecciones para gobernador en Estados como Oaxaca, Hidalgo, Puebla, Durango y Chiapas. En estas unidades electorales a pesar de ampliar las fracturas marcadas ya en los partidos y gobiernos (llegando incluso, primero a la salida del PAN de Gómez Mont y luego a su renuncia de la Secretaría de Gobernación), la burguesía, en su conjunto logra hacer atractiva las elecciones al inyectar la idea de que mediante estas ha sido posible castigar a los partidos y "malos gobernantes"... y para ello ponen de muestra la "derrota" infringida al cacique oaxaqueño Ulises Ruiz, o al "gober precioso" en Puebla...
La misma instancia de control electoral, es decir el IFE, logra credibilidad, los mismos partidos se encargaron de promoverlo, ya que mientras se cuestiona la actuación de los institutos electorales estatales, se imploraba la actuación del IFE como única fuerza capaz de evitar el accionar caciquil de gobernadores de filiación priísta. Y más, el perfil de seriedad y neutralidad lo asegura cuando expone el fallo en contra de la presidencia por haber hecho un mensaje del 15 de junio en cadena nacional sobre seguridad pública, el cual fue, aseguran los promotores de la denuncia (PRI), un acto de abierta propaganda a favor de su partido... De manera que la burguesía prepara el arsenal para desatar su campaña promotora de la democracia y las elecciones, sabe que esta rutina que se repite cada determinado tiempo le abre la posibilidad de hacer creer a los explotados y oprimidos que este sistema ofrece caminos de expresión y cambio, pero se requiere reflexionar a profundidad sobre el hecho de que en las elecciones que se avecinan, como en todas las organizadas por el capital, hay un solo ganador: la burguesía.
Lo que desde ahora se vislumbra, es la creación del ambiente que permita desviar a todos los descontentos sociales hacia las elecciones, por ello, peculiar importancia tiene la reflexión de lo que representan los partidos que se definen de izquierda y por ello como "representantes de los intereses de los explotados".
El "destape" de López Obrador mediante una masiva concentración se vuelve un acto importante para la reflexión de los explotados, porque existe la intención de presentarlo como una "alternativa" y como candidato de ellos. En la justificación de su adelantado destape López Obrador, advertía que había nerviosismo en sus adversarios, en tanto que: "... pensaban que se iban a ir solos y que iban a volver a engañar con la simulación de que la contienda en 2012 sería entre el PRI y el PAN, porque ellos no quieren una opción distinta ni un cambio verdadero..." Este discurso tiene algo más que las palabras de un ególatra (como lo describen algunos periodistas), lo que define es la geometría política que requiere la burguesía para darle mayor fuerza a su campaña democrática. Los procesos electorales y la trampa de la democracia requieren para ganar atracción y fuerza de control, involucrar a partidos que se presenten como opositores y críticos. Que en el discurso se presenten como radicales, pero que en la realidad no hagan otra cosa sino completar el escenario de control, capturando a aquellos desencantados por la democracia y los cansados por las campañas de los partidos de derecha. De manera que la burguesía requiere de crear su propia izquierda, es decir una izquierda del capital que se engrane en la estructura del Estado, "ganando" diputaciones e incluso lugares en el ejecutivo, y que tales hechos sean presentados como actos alternativos, progresistas o como triunfos, de manera que esos triunfos permitan que el capitalismo se maquille, buscando ampliar el engaño de que no hay más camino que el que ofrece el capitalismo y forjar las cadenas que oprimen a los asalariados y demás oprimidos. Esa es la razón por la cual la burguesía se preocupó por crear al PRD y se preocupa por mantener activos a personajes con discursos "radicales" como López Obrador.
Es evidente que candidatos como Enrique Peña Nieto de la mano de Televisa y con la complacencia de sectores del mismo PAN, se ha venido practicando, desde 2005, una campaña abierta, que prepara la aceptación del retorno del PRI al gobierno, pero esperar que tal escenario se combate con un "candidato alternativo", es suponer que el terreno cuidadosamente creado por la misma burguesía (como lo es el proceso electoral) es utilizable por los explotados. Difundir tal suposición es más que un error, un desliz o una ingenuidad, es un ataque abierto en contra de los trabajadores, es una colaboración clara con el capital y por tanto un proyecto burgués de frente al cual los trabajadores no tienen más opción que combatirlo.
El peso de la crisis y los ataques del capital hacen más necesario para la burguesía fortalecer su juego electoral; requieren de una clase trabajadora sometida a la esperanza de individuos de la burguesía, que encapuchados con sus discursos radicaloides desarmen su coraje y combatividad. Ante la amenaza de esta campaña ideológica de la clase dominante, que ya está echada a andar, los trabajadores deben de discutir y reflexionar sobre sus condiciones de vida, haciendo claridad de que su verdadera fuerza no se encuentra en un voto, sino en el desarrollo de su conciencia, en el reconocimiento de que sus penurias solo pueden eliminarse si se destruye el sistema capitalista, y para lograrlo se hace imprescindible la unidad de sus fuerzas. Todos los partidos y todos los gobiernos buscan perpetuar el sistema capitalista, por eso todos son enemigos de los trabajadores. Los explotados sólo cuentan con su conciencia y la fuerza de organización.
Rojo / agosto-2010
El 23 de julio el gobierno y el SME informaban el fin de la huelga de hambre iniciada desde abril, debido a la apertura de nuevas pláticas; el SME además se congratulaba porque M. Esparza recibiría la "toma de nota" [1], lo que le adjudicaría legitimidad para administrar los millonarios recursos del SME. Recordemos mientras tanto que muchos trabajadores tuvieron que ser hospitalizados, ante lo cual SME y gobierno se acusaban mutuamente como responsables de los trastornos que sufrieran estos trabajadores.
El resultado de las "pláticas" es negativo para los electricistas, pues la medida legal propuesta por el SME pidiendo la figura del "patrón sustituto" que asumiría la CFE ha sido rechazada, reiterando con ello la vigencia de liquidación de LyF, de esta manera, una tras otra las medidas legales promovidas por el SME han sido rechazadas y ¡aún sigue empeñado en estas pretendidas formas de lucha!, mostrando que además de sabotear la lucha de los trabajadores el SME está más preocupado por la famosa "toma de nota" y por seguir presentándose como la víctima.
En este contexto de victimización del SME, pocas voces han podido moverse a contra corriente del apoyo que todas las fuerzas izquierdistas[2] le han proporcionado, una de ellas es Alerta proletarios[3] que muestra muchos posicionamientos que convergen con la Izquierda comunista[4]. Con el fin de la huelga de hambre esta voz proletaria ofrece un pronunciamiento sobre los electricistas y el papel del SME, balance que compartimos plenamente y que animamos discutir.
Para comprender nuestro apoyo recordaremos que desde inicio del conflicto afirmábamos[5], que si los electricistas marchaban tras las consigas y ritmo que el SME imponía serian derrotados. Lamentablemente los electricistas fuertemente corporativizados por el SME no pudieron siquiera poner en duda sus directrices, así la realización de las eufóricas asambleas para organizar unos supuestos paros nacionales y otras medidas, así como la promoción de medidas legales, finalmente impusieron un ritmo de espera que desarticulaba y aislaba a los electricistas tras un lenguaje seudo radical.
Hoy comulgamos con Alerta proletarios en que el gobierno y sindicatos buscan dar la puntilla al proletariado de esta región, intentando remachar esta derrota, y extenderla aún más al resto de la clase obrera, para dar lugar a más golpes a las condiciones de vida y trabajo de los asalariados. Uno de estos nuevos golpes sería la reforma laboral, haciéndose necesario discutirla y promover una real respuesta obrera.
RM-ago-2010.
1- Luego de la derrota que significó el despido de 44 mil trabajadores, derrota para la cual gobierno y sindicato estuvieron preparando el terreno por años, ambos han continuado su labor antiobrera tratando de hundir lo más posible en la miseria, la confusión ideológica y la impotencia a este sector de nuestra clase, pretendiendo con ello infringir un golpe al conjunto del proletariado en México.
2.- Sabiendo que no sería fácil hacer caer permanentemente a todos sus agremiados en la ilusión de la "lucha jurídica", el SME ha recurrido también desde el principio a la artimaña de la "resistencia civil", Incontables marchas, mítines y plantones desgastantes, que han servido solamente para desmovilizar la protesta, para apaciguar el descontento y canalizar la combatividad real hacia un callejón sin salida. Claro ejemplo de ello fueron los llamados a la Huelga Nacional o Huelga General que no quedaron sino en la mera pantomima.
3.-Bajo la supuesta unidad y apoyo que ha convocado la "lucha" del SME, se esconde la otra cara de la moneda: los electricistas han sido en todo momento aislados del conjunto de la clase. Toda la supuesta solidaridad ha sido administrada y mediada por el sindicato y sus representantes, sean de alto o de mediano rango. Todo el aparato sindical (independiente, democrático, charro o neo charro) ha cumplido cabalmente el papel de separar a los electricistas de sus hermanos obreros. Los han convocado más a ejercer la pasividad, la caridad y la indiferencia que la verdadera unión. Unión que sólo se logra enlazando la acción efectiva, llevando a cabo la discusión conjunta de nuestros problemas como clase para hacer organización común, independientemente del sector, rama o centro de trabajo en que cada cual se desenvuelva.
4.- El recurso más reciente de los sindicaleros ha sido convocar a la lástima de la opinión pública y apelar a la misericordia de los capitalistas: eso fue el montaje de la huelga de hambre. No una forma de lucha y resistencia. No un ejemplo de heroísmo. Sí una trampa más para desgastar e inmunizar lo que queda de combatividad en las filas electricistas, combatividad que se ha transformado en rabia e impotencia gracias a la labor del sindicato.
5.- Ahora que gobierno y sindicato se ponen nuevamente de acuerdo (¡una vez más!) ha quedado a la vista cuál es el precio que el SME pone a la vida de los trabajadores: la toma de nota, es decir, la conservación de sus mezquinos privilegios, entre ellos la administración de un patrimonio millonario. En pocas palabras: el dinero. Eso y no otra cosa es lo que finalmente le interesa a toda la camarilla sindical: Esparza, Amezcua y su "enemigo" Muñoz, todos son unos buitres dispuestos a saciar su hambre comiendo de la carroña de aquellos a quienes dicen representar.
6.-No será de asombrar que pretendan disfrazar su negociación como un triunfo. No en vano la misma izquierda que gobierna en el Distrito Federal se ha congratulado de la "sensibilidad y disposición" de las partes. No sería raro además que ahora también la "lucha" del SME fuera usada como una ficha más en el juego de las pugnas interburguesas hacia el 2012. Para más antecedentes recuérdese el caso del desvío de la protesta magisterial en Oaxaca y la derrota infringida a ellos por, y desde el sindicato y la APPO: otra "resistencia ejemplar" donde los únicos que cayeron finalmente fueron los inocentes mártires de ese pleito, donde los buitres de izquierda y derecha hoy se reparten el botín que les garantiza una democracia que permanece intacta.
7.- No será con huelgas de hambre que el proletariado avance realmente en su lucha contra el capitalismo. No es con la acción heroica (e inútil) de ningún individuo o minoría desesperada que los obreros de todo el mundo pueden luchar contra este sistema decadente de explotación y miseria. Sólo con la acción masiva y consciente. Sólo con la organización política autónoma. Sólo reconociéndonos como una sola clase mundial y asestando un mismo golpe: hacia la derrota de la burguesía y todos sus sindicatos y Estados.
¡Alerta trabajadores de México!
Por la construcción del partido revolucionario del proletariado.
Julio de 2010
[1] La "toma de nota" es la aceptación gubernamental de la validez de la representatividad sindical después de unas elecciones internas en un sindicato.
[2] Llamamos izquierdistas a todas la fuerzas que generalmente con un discurso radical (pretendidamente marxistas) en realidad terminan como furgón de cola de la izquierda del capital, con lo cual se pasan al campo de la burguesía, hablamos de corrientes trotskistas, maoístas, estalinistas, y tal vez de muchos autonomistas de difícil filiación.
[3] Pagina Web que apareciera hace algunos meses y que ha estado promoviendo un serio debate, criticando las ilusiones que reinan en muchos proletarios que honestamente quieren luchar, pero que están desafortunadamente entrampados en las posiciones clásicas del zapatismo, o sindicalistas.
[4] Izquierda comunista, es la corriente política que se reivindica de las aportaciones de las fracciones de izquierda que criticaron la degeneración de la III internacional, pero que consideran que la revolución rusa de octubre del 1917 fue de carácter proletario, denunciando al estalinismo nada tiene que ver con el trotskismo.
[5] Véase nuestro volante difundido en la marcha del 15 de octubre, firmado también por el Grupo Libertario Socialista y el Proyecto Anarquista Metropolitano, que otros compañeros también se solidarizaron ayudándonos a repartirlo, también consúltese las sucesivas ediciones de este periódico.
Los antirreeleccionistas convocaron al "pueblo" a luchar contra el "dictador" Díaz y su camarilla, teniendo claro que la situación insoportable de los trabajadores de las ciudades y del campo estaba a punto de la explosión y que había que darle salida, al mismo tiempo que ajustaba cuentas, por medio de un movimiento social democrático. Se inclinaron a establecer alianzas con el campesinado por ser más fácil la manipulación de sus aspiraciones y en menor medida con la clase obrera (el Plan de San Luis no contenía ninguna referencia al sector obrero) a la cual consideraba, con justa razón, un factor peligroso que podría salírsele del control como lo había ya aprendido en la década pasada no sólo en México sino por las referencias que tenía del movimiento obrero en el plano internacional. A pesar de ello, y con gran cautela, supo comprometer a un gran número de grupos obreros armados que tuvieron el mérito de sostener el mayor esfuerzo de la ofensiva contra Díaz hasta su caída, pactada en ciudad Juárez en mayo de 1911, al interior de la burguesía y al margen completamente de las masas movilizadas para tal efecto.
Los sucesivos enfrentamientos de las diferentes fracciones de la burguesía nacional por el control del poder estatal en una serie de cuartelazos y asesinatos parecían interminables y hundían al país en el caos, hasta que la denominada fracción constitucionalista logró imponer un fuerte poder central el que también fue resultado de varios ajustes de cuentas en su interior. En todo este proceso, hay que tomar en cuenta también la injerencia de las potencias capitalistas (EUA y Alemania, principalmente) que operaban muy de cerca para intentar conducir los acontecimientos a favor de sus intereses, antes y durante la primera guerra mundial (1914-1918) [1]. En particular, EU siempre estuvo muy cerca de la "Revolución mexicana" concentrando sus tropas a lo largo de la frontera norte y llegando incluso a ocupar los puertos principales del Golfo de México en previsión de que la situación se saliera de control.
Esta disputa armada entre fracciones de la burguesía mexicana que dirimían sus propios intereses de facciones y donde se cuidaron muy bien de someter al proletariado impidiéndole desplegar su propia lucha de clases no tuvo nada que ver con una revolución democrático burguesa, antifeudal, pues el Porfiriato, al cual combatían, representó en realidad un régimen político que favoreció de manera espectacular el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas y de un Estado burgués centralizado (ver RM 116). No tuvo ninguna similitud, por ejemplo, con las revoluciones burguesas inglesa (siglo XVII), ni con la americana o la francesa (siglo XVIII). En México y, en general, en la región, las relaciones capitalistas de producción imponiendo su dinámica dominante al conjunto de la sociedad y el Estado burgués tenían ya una larga historia desde los movimientos independentistas de principios del siglo XIX que significaron para la burguesía del continente su verdadera revolución burguesa, con la particularidad de que en México ese proceso fue rematado en la llamada Guerra de Reforma de mediados de ese siglo (ver RM 114 y 115).
Tampoco fue una revolución proletaria pues sus características son muy diferentes, las cuales pueden resumirse, muy apretadamente, en la capacidad del proletariado, que es la clase revolucionaria de la sociedad capitalista, para pasar de un dominio ideológico de los valores burgueses a una posición de lucha masiva, de toma de confianza en sí mismo, desarrollo de la solidaridad, descubrimiento de su fuerza histórica, hasta la creación de los órganos de lucha y de poder que le permiten apropiarse de su porvenir de manera consciente como el protagonista fundamental del conjunto de la dinámica revolucionaria donde la huelga de masas es el método de acción dominante en la sociedad y la que lleva directamente a la creación de los órganos de poder: los consejos obreros. En medio de este proceso, el Partido proletario actúa aportando la dirección revolucionaria, luchando en su seno para evitar las trampas que pone la burguesía y pugnando por llevar las luchas obreras hasta sus últimas consecuencias.
En la llamada Revolución mexicana el proletariado no participa como clase en el conjunto de los acontecimientos. La clase obrera había experimentado una serie de huelgas masivas importantes en la última década del Porfiriato (de 1906 a 1908) sobre todo en los sectores punta del desarrollo capitalista: textiles, mineros, ferrocarrileros y del tabaco, que habían sido ferozmente reprimidas poco antes del inicio de los conflictos guerreros en 1910. Esta dinámica de huelgas que sostuvo con coraje de clase el proletariado en México no pudo mantener una continuidad ascendente aún si en los años siguientes se producirán nuevas huelgas pero que no lograrán estructurar una ofensiva insurreccional contra la burguesía, dado que la estructura sindical empieza a tomar una presencia importante en el control de las respuestas obreras. Así, con la caída de Díaz en mayo de 1911, las demandas antes reprimidas de manera bestial se plantearon con urgencia dada la situación de miseria insoportable de los trabajadores de la ciudad y del campo, se crearon nuevos sindicatos y centrales obreras, aunque este esfuerzo se da justo en el cambio de periodo histórico que convertía en obsoletas a la lucha sindical y parlamentaria, lo cual distaba mucho de esclarecerse no sólo en México sino en el mundo entero. El descontento obrero intentaba presentarse mediante huelgas, pero el control burgués se impone. Esta dinámica se prolongó todavía hasta los años de 1915-16 en gran parte del país implicando a sectores como maestros, tranviarios, electricistas, mineros. Ante esto, el gobierno de Venustiano Carranza desempolvó un viejo decreto de Juárez (1862) para reprimir el bandolerismo y a los "trastornadores del orden", para utilizarlo en contra de los movimientos huelguistas.
Todas estas expresiones de la clase obrera no pudieron eslabonar un movimiento creciente de la aún frágil clase obrera, que le permitiera jugar un papel independiente, con la capacidad para atraer a su política a los campesinos del centro y el norte del país para disputarle el poder político a la burguesía. Ni mucho menos guió sus luchas con un programa político claro como clase pues en esos años el único programa político obrero existente era el del PLM magonista de corte anarquista [2], el cual aunque defendía los intereses de la clase obrera y tuvo una destacada participación en las principales huelgas de finales del Porfiriato y en todo el periodo de los enfrentamientos interburgueses (denunció a Madero como representante de una fracción burguesa), tenía muchas confusiones (p.ej. sobre la lucha económica y la lucha política).
Evidentemente el protagonismo fue de las fracciones burguesas que se disputaban el control del Estado como los maderistas, el grupo de Huerta o la fracción de los carrancistas y los obregonistas, pero también hay que señalar otros sectores que tuvieron amplia participación y que también fueron utilizados de manera masiva en los diferentes ejércitos campesinos. Tenemos, por ejemplo, a los zapatistas: un movimiento que estaba formado en su mayoría por campesinos depauperados y por peones de hacienda del estado de Morelos que era su base regional y los límites de su influencia territorial con ínfima influencia a los estados vecinos entre 1913 y 1915, pero también los límites de sus estrechos intereses, exclusivamente agrarios, que resalta la mentalidad campesina sin interés en lo que sucediera fuera de su propio terreno, por lo que a pesar de su discurso emancipador, no puede escapar de sus deseos por recuperar la propiedad de la tierra y sus pretensiones de volver al pasado. Una característica que incapacita a los campesinos para desempeñar un papel revolucionario de manera independiente por lo que su destino histórico está ligado a la actividad revolucionaria del proletariado.
Pero también destacaron los villistas: Su líder, Pancho Villa, había sido durante años un bandolero al igual que Tomás Urbina, uno de sus correligionarios. En sus inicios, el ejército de Villa se formó para apoyar la campaña maderista, derivando después en una serie cambios y recambios de acuerdo a los giros de las pugnas interburguesas. Por su parte las masas que formaban el ejército, era una masa amorfa, en la que se integraban de manera individual campesinos jornaleros, e incluso mineros, pero su origen social no definía su práctica, en tanto que asumen una actitud muy cercana a la de mercenarios, no sólo por el hecho de existir en la forma de un ejército regular que recibe una paga, y para asegurar la paga y su capacidad bélica, se pliegan a las ordenes de los "jefes constitucionalistas" o incluso de las compañías petroleras extranjeras y hacendados, y no son pocas las ocasiones en que este grupo para asegurar su poderío militar se dedica al contrabando de algodón o ganado robado en los EUA, lo cual, por cierto, era permitido por el gobierno norteamericano.
Al final se impusieron los constitucionalistas con el grupo de Carranza a la cabeza, secundado por el grupo de Sonora, que eran, de hecho prolongaciones directas de las entrañas del Porfirismo; esta fracción de la burguesía logra estabilizar un poco la situación y además ser reconocida como gobierno de facto por los EUA a finales de 1915, objetivo que todos los grupos en pugna habían perseguido por años. De hecho, el abigarrado grupo "constitucionalista" ya había exigido anteriormente este estatus intentando probar su capacidad para la toma del poder civil y militar como la fracción más apta de todas las que se habían enfrentado. Había demostrado, por ejemplo, con creces el sometimiento de la clase obrera y la campesina para empezar a estructurar un Estado capitalista viable para continuar con los negocios capitalistas. En particular, logró atraer a su influencia, corromper y utilizar (por medio del siniestro Dr Atl), a la principal organización obrera que existía desde 1912, la Casa del Obrero Mundial (COM) [3], orillándola a firmar un pacto de colaboración que llevó a la utilización de grandes contingentes obreros armados, formando con ello a los batallones rojos, para combatir a los ejércitos campesinos de Zapata y Villa, con lo que se verificó su muerte como organización de la clase obrera.
Habiendo concluido prácticamente la sucesión de revueltas en 1917, el Congreso constituyente fundamentalmente fue el acto mediante el cual la burguesía se previene en contra del proletariado y las masas campesinas. La burguesía ya contaba con estatutos jurídicos constitucionales que cimentaban su dominación como clase sobre todo con la constitución liberal de 1857, que establece las condiciones legales para el reinado de la burguesía y la explotación del proletariado y las masas campesinas despojadas. La Constitución burguesa de 1917 viene a confirmar los postulados anteriores, pero además integra artículos que establecen medidas en contra del enemigo histórico de la burguesía: el proletariado, considerando que el conflicto entre el trabajo y el capital era inevitable. Adoptó el modelo corporativo prevaleciente en las legislaciones de los principales países de Europa y en Estados Unidos, favoreciendo una mayor participación de los trabajadores en el funcionamiento de la democracia burguesa, mediante el sufragio universal o el derecho de organización sindical, estableciendo contratos colectivos, Juntas de conciliación estatales, etc.; así, se dio especial cuidado a la redacción de los artículos sobre el derecho laboral. Además, consideró también varias demandas de los trabajadores como la jornada de 8 horas, el día de descanso, el salario mínimo, pero no por razones de justicia social sino por consideraciones pragmáticas, para evitar el agotamiento físico y mental de los trabajadores tan necesarios para incrementar diariamente las ganancias capitalistas.
Lo mismo pasa con el marco jurídico destinado a controlar las exigencias de los campesinos. El artículo 27, se cuida muy bien de no provocar en el futuro acciones contrarias a los intereses de los capitalistas tanto en la ciudad como en el campo. De hecho, a pesar de lo que se dice, este apartado se formula también de manera muy conveniente a la burguesía estadounidense que defendía sus intereses relacionados con la propiedad de la tierra. La famosa Reforma agraria que se establece tiene el objetivo manifiesto, como en el caso de los obreros, de inculcar esperanzas a un sector de las masas explotadas y oprimidas en el sentido de que serán atendidos sus reclamos ancestrales pero en el marco de la ley burguesa. Lo mismo vale para el resto de artículos pretendidamente "sociales" o progresistas como el 3º referente a la educación laica, gratuita y obligatoria que aparte de aparecer como "concesiones" dadas a los trabajadores, son medidas esenciales para el funcionamiento del Estado capitalista. En fin, el conjunto de las formulaciones políticas de la Constitución de 1917 tienen el sello de una preocupación burguesa por poner un límite a las potencialidades de la clase obrera que había demostrado ya, y no sólo en México, que estaba dispuesta a enarbolar sus propios intereses de clase, aún si en los años pasados recientes no había logrado posicionarse como una clase independiente durante los enfrentamientos armados interburgueses.
La burguesía fue el artífice y dirigente de la llamada Revolución mexicana y utilizó para sus fines como carne de cañón a las masas obreras y campesinas, éstas no tienen nada que reivindicar de ese movimiento interburgués.
RR/agosto del 2010
[1] Esta injerencia es un hecho histórico innegable. Sin embargo, hay que tener cuidado en sobreestimar la influencia real de las potencias europeas o de Japón en la época, dada la supremacía alcanzada por la burguesía americana en los asuntos mexicanos (ver RM 117). Por otra parte, es cierto que esos liderazgos buscaban a toda costa provocar las mayores dificultades a sus rivales aliados y, en primer lugar, a los EU, pero estos intentos no iban en el sentido de desplazar a los EU de su traspatio natural sino en el de restarles fuerza en el plano imperialista.
[2] El Partido Liberal Mexicano, proclamó su programa el 1º de julio de 1906.
[3] La COM tenía un programa radical y sindicalista y se orientaba por la lucha de clases, aunque era "apolítica" y proponía la acción directa, el sabotaje y el boicot anarquista
El proletariado chino está mostrando signos de militancia y combatividad en su propio terreno de clase contra el Partido Comunista Chino y los sindicatos estatales. Por desgracia, los sindicalistas occidentales y activistas izquierdistas se están dando cuenta. Igual que en las luchas de los trabajadores polacos de 1980-1981, los trabajadores chinos dieron lugar a huelgas autoorganizadas y protestas contra la empresa, fuera y contra la oficial Federación de Sindicatos de China (All-China Federation of Trade Unions, ACFTU). A partir de mayo de 2010, los trabajadores en las plantas de partes para Honda estallaron una huelga de 2 semanas en la provincia de Guangdong. Los trabajadores eligieron a sus propios representantes entre ellos mismos en asambleas generales (una de sus demandas era que todos los trabajadores debían tener tiempo libre para asistir a estas asambleas durante cada turno).
Notas de trabajo, la revista central de los sindicalistas, las bases sindicales y sus aliados activistas izquierdistas, escribió un artículo de portada relativa a los trabajadores de Honda. El título del artículo, "¿La extensión de las huelgas auto organizadas significan una esperanza para el movimiento obrero en China?" muestra la emoción ante la perspectiva de extensión de un sindicalismo ‘independiente'. Desde el principio, el artículo hace una sorprendente confesión: ".. .la ACFTU en la práctica ha trabajado en consonancia con el Gobierno y los empleadores para imponer la disciplina laboral y mediar en conflictos de gestión de la mano de obra para mantener funcionando sin problemas de producción." Sin embargo, si creemos en los seguidores de Notas de trabajo, esta caracterización sólo se aplica a los sindicatos de empresa en el oeste y sindicatos de Estado en los llamados países ‘socialistas' y otros regímenes autoritarios, pero no a los sindicatos de base, ‘independientes'. Notas de trabajo continúa diciendo, "la resolución pacífica de las huelgas de Honda podrá invitar a la oportunidad de establecer un sistema de real de negociación colectiva en China." Para los reformadores sindicales y sindicalistas ‘independientes', el objetivo de la militancia de la clase trabajadora y órganos autogestionados (asambleas generales, trabajador-delegados, comités de huelga) es el establecimiento de un sistema sindical ‘independiente' para representarlos, el propósito de la lucha de clases es obtener mejores condiciones económicas dentro del sistema sindical ‘independiente'.
La última frase del artículo habla de las esperanzas futuras de los sindicalistas de base: "los aliados de la clase obrera internacional deberían alegrarse." El recuerdo del proletariado polaco es de nostalgia para todo tipo de sindicatos izquierdistas, anarco-sindicalistas y sindicalistas revolucionarios. Para la clase obrera está llena de lecciones. El sindicato polaco Solidaridad fue fundado después de que los trabajadores establecieron órganos de clase: comités de huelga, asambleas generales, delegados de trabajadores. El entorno de los sindicatos estatizados condujo a los trabajadores a rechazar los sindicatos oficiales, pero la mistificación de sindicatos «independientes» y «libres» fue muy fuerte, lo que conduce a la fundación de «Solidaridad». Con el ascenso de «solidaridad», sindicato "independiente" y "libre", la militancia de los trabajadores fue desviada hacia la lucha sindical. La influencia de los órganos de la clase decayó. Dada la similitud de los sindicatos estatizados que existen en China como en Polonia, no es difícil imaginar que la presión de sindicalistas occidentales, activistas izquierdistas y defensores de la democratización de China podrían fortalecer la mistificación sindical independiente y libre entre el proletariado chino. A pesar de esto, la autoorganización y la lucha en su propio terreno de clase por los trabajadores chinos deben reconocerse como una evolución muy positiva.
Hough, 17/7/10.
Los discursos de la clase en el poder sobre el fin de la crisis y la esperanza del crecimiento futuro, se lanzan con el fin de hacer pasar los ataques contra los trabajadores como "males necesarios". Los ataques en contra de los trabajadores de Grecia y España, se extienden hacia el centro de Europa y la tendencia es a que se repitan por todo el mundo.
La burguesía por todo el mundo repite sus ataques, pero también sus trampas son las mismas: lanzar un golpe y mediante sus partidos (de izquierda y derecha) y su aparato sindical (oficial e "independiente"), simulan una lucha que les permita asimilar el coraje y la combatividad obrera y así poder conducir esa fuerza hacia caminos sin salida, desmoralizando, desgastando, abriendo las puertas a la represión, y al final dejando pasar los golpes.
Ante tales ataques el único camino que los trabajadores tienen, es tomar el control de sus luchas, pasando por encima del control de partidos y sindicatos.
Ante los ataques y trampas llevados contra los trabajadores en Francia se han presentado importantes respuestas que resaltan que el camino es el de la lucha unida de todos los trabajadores sin importar profesión o sector productivo.
De forma espontánea, grupos de obreros han convocado a Asambleas Generales (AG) en la Estación de ferrocarriles de Este en París (Gare de l'Est), en la cual, de inicio, se rompen las diferencias que impone la estructura sindical, en ella reflexionan y marcan en colectivo la dirección para la acción. Por la importancia de esta experiencia para la lucha actual en Francia y para el conjunto de los explotados del mundo, reproducimos la hoja-volante que los participantes de esta AG han realizado.
Mantenemos en esta presentación la cita a la siguiente reunión, que dibuja su claridad sobre la necesidad de extender la reflexión y la movilización, y para su mejor comprensión, hemos agregado algunas explicaciones de algunos nombres y siglas.
Por iniciativa de los ferrocarrileros de la Estación del Este y profesores, nos reunimos como 100 empleados (del ferrocarril, la educación, correos, de la PYME agroalimentarias, de la informática), pensionados, desempleados, estudiantes, trabajadores con o sin papeles, sindicalizados o no, la reunión fue el 28 de septiembre y el 5 de octubre para discutir lo de las pensiones y más ampliamente, para hablar de los ataques que sufrimos y de las perspectivas para hacer retroceder al Gobierno.
Hemos sido millones los que protestamos y fuimos a la huelga en las últimas jornadas de acción. El gobierno no ha retrocedido. Sólo un movimiento de masas será capaz de hacerlo. Esta idea ha empezado a abrirse paso en el debate en torno a la huelga ilimitada, general, prorrogable y del bloqueo de la economía...
La forma que tomará el movimiento es nuestro asunto. Nos toca a todos nosotros construirlo formando en nuestros lugares de trabajo comités de huelga y en nuestros barrios Asambleas Generales. Éstas deben reunir a la mayor cantidad posible de trabajadores, coordinados a nivel nacional con delegados elegibles y revocables. Nosotros debemos decidir los medios de acción, las reivindicaciones... Nadie más.
Dejar que los Chérèque (CFDT) ([1]), los Thibault (CGT) ([2]) y compañía decidan en nuestro lugar, es preparase para nuevas derrotas. Chérèque está a favor de las 42 anualidades. No podemos tener confianza en Thibault quien no reivindica el retiro de la ley, cómo olvidarnos que en 2009 él bebía champaña con Sarkozy (presidente de Francia) mientras que miles de nosotros éramos despedidos, dejándonos luchar por separado. Tampoco tenemos confianza en los llamados "radicales". La radicalidad de Mailly (FO) ([3]) estriba en estrechar la mano de Aubry ([4]) en la manifestación, mientras que el partido (socialista) vota por las 42 anualidades. En cuanto a Sur-Solidarios, a la CNT o a la extrema izquierda (Lucha Obrera -de filiación troskista-, Nuevo Partido Anticapitalista), no ofrecen otras perspectivas que la unidad sindical. Es decir, la unidad detrás de aquéllos que quieren negociar con retrocesos.
Si bien ahora se montan en el caballo de la huelga prorrogable, es para evitar ser desbordados. Tener el control de nuestras luchas es como una moneda de cambio para ser admitidos a la mesa de negociaciones... ¿para qué? Para, tal como está escrito en la carta firmada por siete sindicatos de la CFTC ([5]) con Solidario, "hacer escuchar el punto de vista de los sindicatos con el fin de definir un conjunto de medidas justas y eficaces para asegurar la perennidad de las pensiones por sistema de distribución". ¿Se puede creer aunque sea un instante en que puede haber una posible alianza con los que han demolido nuestras pensiones desde 1993, con quienes han llevado a cabo la degradación sistemática de nuestras condiciones de vida y de trabajo?
La única unidad capaz de hacer retroceder a este Gobierno y a las clases dominantes es la unidad desde la base, es unir a los empleados públicos y privados, asalariados y desempleados, jubilados y jóvenes, con o sin papeles, sindicalizados o no, en Asambleas Generales comunes y controlando nosotros mismos nuestras luchas.
Creemos que la retirada de la ley sobre pensiones es el requisito mínimo. Esto no será suficiente. Cientos de miles de trabajadores de edad avanzada ya sobreviven con menos de 700 euros al mes, mientras cientos de miles de jóvenes malviven con el RSA ([6]), cuando tienen, debido a la falta de trabajo. Para millones de nosotros el problema fundamental es ya poder comer, alojarse y poder curarnos. Esto es lo que no queremos.
Sí, los ataques a las pensiones es el árbol que oculta el bosque. Desde el comienzo de la crisis, las clases gobernantes con la ayuda del Estado lanzan a la calle de cientos de miles de trabajadores, suprimen por miles los puestos en los servicios públicos. Y estamos sólo al principio. La crisis continúa y los ataques se harán cada vez más violentos.
Para hacer frente a esta situación, no debemos confiar en los partidos de la izquierda (PS, PCF, PG....). Siempre han administrado fielmente los asuntos de la burguesía sin cuestionar nunca la propiedad privada industrial y financiera, como tampoco la gran propiedad de la tierra. Además, en España como Grecia, es la izquierda la que organiza la ofensiva del capital contra los trabajadores. Para nuestra jubilación, salud, educación, transporte y para no reventar de hambre, los trabajadores deberán acceder a la riqueza producida para satisfacer sus necesidades.
En esta lucha, no deberíamos aparecer como defensores de intereses categoriales, sino los de toda la población trabajadora, incluyendo los pequeños campesinos, pescadores, pequeños artesanos, pequeños comerciantes, los cuales son sumidos en la pobreza con la crisis del capitalismo. Debemos atraerlos y ponernos a la cabeza de todas las luchas para enfrentar mejor al capital.
Somos trabajadores empleados, desempleados, eventuales, sin documentos y cualquiera que sea nuestra nacionalidad, es toda la población trabajadora la que está en el mismo barco.
Cita para discutir en AG interpro:
Martes 12 de octubre a las 6 pm y el miércoles 13 de octubre a las 5 p.m.
Bolsa de trabajo, metro República.
Los trabajadores y eventuales de la AG de interpro de la estación del Este
[email protected] [51]
8 de octubre de 2010.
[1] François Chérèque, líder de la confederación sindical: CFDT (Confederación francesa democrática del trabajo).
[2] Bernard Thibault, secretario de la Confederación General del trabajo (CGT), central sindical cercana al Partido "Comunista" Francés de corte estalinista.
[3] Jean-Claude Mailly, líder de la federación sindical Fuerza obrera (FO).
[4] Martine Aubry, secretaria del Partido Socialista Francés y alcaldesa de Lille.
[5] CFTC: Confederación francesa de trabajadores cristianos.
[6] RSA: Ingresos de solidaridad activa, lo que representan ingresos asistenciales mínimos.
Debido a las recientes inundaciones, millones de personas resultaron afectadas en varios estados del centro y sur de México. Entre ellas decenas de miles perdieron su casa y todas sus pertenencias y cientos de ellas además a sus familiares que fueron arrastrados por la corriente o sepultados bajo el lodo. Según fuentes oficiales las inundaciones fueron provocadas por el "mayor ciclo de lluvia del que se tenga registro en la historia del país. El año pasado, julio había sido el segundo mes más seco del país en 67 años; en 2009, vino a ser el más lluvioso". Junto con las pérdidas materiales y humanas, está la proliferación de enfermedades de las vías respiratorias y gastrointestinales, dermatitis, conjuntivitis, infecciones debidas a heridas, etc.
Al momento en que se dan las inundaciones en México también las hay en otros países de América Latina, en China, la India, el Reino Unido y Rusia, mientras se padece una fuerte sequía en el sur y este de Europa. Estas catástrofes se suman a una larga lista que crece velozmente desde inicios de este siglo e incluye, por ejemplo el terremoto en Haití en el que murieron decenas de miles de personas.
Las tragedias ‘por causas naturales' se hacen cada vez más comunes. Si nos quedamos en la superficie de los hechos coincidiríamos con los discursos de la clase gobernante que dice o que éstas tragedias son debidas a fenómenos sobre los que el hombre no puede tener ningún control o que las tragedias no han podido ser evitadas por malas gestiones de los gobiernos en turno que no hacen nada frente a la realidad del cambio climático. En ambos casos son las ideas que a la burguesía le conviene difundir para esconder la responsabilidad del capitalismo en estas desgracias que se vienen a agregar al conjunto de males que los explotados y los pobres del mundo tenemos que padecer.
Parece paradójico que ante el desarrollo científico y tecnológico alcanzado por la humanidad, padezcamos tanto ante fenómenos naturales. Sin embargo, no lo es porque el capitalismo en decadencia no tiene como función mejorar las condiciones de vida de la población, sino sólo la de mantener las ganancias de la clase capitalista a costa de mayor miseria y calamidades para las clases explotadas. El capitalismo en decadencia obliga a los explotados a construir casas en donde se pueda y con lo que se pueda, es decir, en los terrenos más baratos por peligrosos o en los terrenos que no son reclamados por sus dueños por su inutilidad o inseguridad. Y por eso están las casas de adobe y de lámina al borde de los ríos. Por eso están las casas con cimientos débiles en zonas sísmicas.
Pero los asentamientos irregulares y miserables son sólo una parte del problema que engendra este sistema de explotación. A la burguesía tampoco le importa cómo está afectando al medio ambiente, no le importa si contamina el agua, el aire o produce un cambio climático que ponga en riesgo la vida animal y la del propio hombre.
No podemos esperar que la burguesía haga algo para evitar las catástrofes; por el contrario, las aumenta haciendo de la vida una cuestión de negocio. No le interesa ni el medio ambiente ni los sufrimientos de la gente. Como ejemplo de esto está el más grande ambientalista de la burguesía, el ex presidente de EU Al Gore, que afirmó a principios de octubre en la Cumbre Global sobre Negocios y Medio Ambiente que "es el momento del 'capitalismo sostenible'". Este premio Nobel de la Paz de 2007 cínicamente habla del cambio climático en términos de ganancias monetarias para los empresarios: "la contaminación y sus consecuencias han sido excluidas de forma rutinaria del análisis de costos y ganancias económicos. Hay que incluirlos ya que deberían ser medidos en el análisis de cualquier negocio". Esto no es sorprendente ya que las cumbres ambientalistas nacionales e internacionales son otros momentos de hacer negocios como lo es la venta y compra de emisiones de dióxido de carbono. De esa manera, la XVI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático del próximo diciembre será otro momento en que la burguesía lucre con la vida del planeta y de la humanidad entera.
¿Por qué habría de importarles a la burguesía los cambios en el medio ambiente y los padecimientos de los explotados si ellos no han sentido frío, hambre y desesperación al ver sus hijos enfermarse?, ¿Por qué habrían de preocuparse si a ellos no se les encoge el estomago y el corazón al saber que no se encuentra trabajo por ninguna parte, y que ahora será peor?
Además de la inestabilidad climática, este verano se ha caracterizado por numerosos accidentes trágicos que son también cada vez más frecuentes y que tienen la misma causa fundamental. La responsabilidad de estos desastres también se encuentra en el sistema capitalista, en su loca carrera por las ganancias que le obliga a producir tan barato como sea posible, lo que deteriora la infraestructura productiva hasta el punto en que se vuelve peligrosa. Es la búsqueda permanentemente de economizar en máquinas, materiales, personal; la sobreexplotación de los recursos sin la menor preocupación por los riesgos para el medio ambiente y, sobre todo con total desprecio por la vida humana.
En Ucrania, un tren con 15 tanques de fósforo amarillo inflamable y muy tóxico se descarriló el 16 de julio. Las válvulas se rompieron en los tanques, que debían haber sido retirados del servicio desde hace cinco años, lanzando una nube tóxica que cubrió 86 kilómetros cuadrados en una zona donde viven más de 11,000 personas. 6,000 requirieron atención médica y 184 de ellas fueron hospitalizadas por intoxicación. A pesar de la contaminación de la tierra y el aire, no se organizó evacuación. El Ministerio de Emergencia había dicho que la situación estaba bajo control. Esto pronto fue refutado por la realidad puesto que residuos de fósforo espontáneamente produjeron llamas el 3 de agosto, poniendo, de nuevo, a la población en riesgo de trastornos de las vías respiratorias y de lesiones mortales. El 3 de agosto, en la misma región de Lviv, una locomotora tiró tres vagones de buque tanque llenos de gasolina, causando un incendio en las proximidades de una refinería y una fábrica de pintura. Una semana antes, en la misma estación, otro tren se descarriló y colisionó con vagones no utilizados.
En Niigata, Japón, el 16 de julio, hubo un terremoto con 9 muertos, mil heridos y más de 1000 viviendas destruidas. Estuvo lejos de causar la misma destrucción que el terremoto de Kobe de 1995 (6.400 muertos, 40.000 heridos, 200.000 casas destruidas), pero causó un incendio en la planta de energía nuclear más grande del mundo. El operador de la Tokyo Electric Power Co (TEPCO) no hizo ningún anuncio durante varias horas después de una fuga de 1.200 litros de agua contaminada con material radioactivo. El Instituto de radio-protección y seguridad nuclear localizó al menos 67 anomalías en el funcionamiento del reactor. TEPCO y un competidor ya han admitido haber ocultado varios accidentes hace algunos meses.
Al final de junio hubo un incendio en una planta de energía nuclear en Alemania del Norte, cerca de Hamburgo, debido a que falló la bomba de agua que rodea al reactor y había una serie de fallas en los extintores de fuego automáticos en el reactor.
Un reciente estudio del Banco Mundial reportó que en China hay muertes prematuras de 400, 000 personas debido a la contaminación del aire (30, 000 de ellas son niños) y debido a la mala calidad de la ventilación en edificios, talleres y fábricas (sin contar las debida a las condiciones de trabajo o manipulación de materiales peligrosos). En las zonas rurales pobres la mala calidad del agua es responsable de 60.000 muertes al año.
El 1 de agosto se derrumbó un puente sobre el río Misisipi. Unos 50 vehículos cayeron al río con un saldo de 5 muertos, 79 heridos y una docena de desaparecidos. Este puente estaba clasificado con necesidad de reparación desde 2005. Las reparaciones en el marco de metal estaban en curso en el momento del evento durante las horas pico de la noche, sin ninguna decisión para interrumpir el flujo de tráfico. EU tiene 756 puentes con una estructura similar de acero, de los cuales al menos el 27% se piensa que está en un estado de deterioro semejante al que se derrumbó.
El 17 de julio en Brasil un avión sobrepasó la pista de aterrizaje húmeda del aeropuerto de Sao Paulo, derrapando a través de una avenida muy transitada antes de chocar con una estación de combustible, causando la muerte de al menos 207 personas, la mayor catástrofe de aviación en la historia de Brasil. La investigación reveló muchas anomalías: la pista había sido reportada peligrosa durante algunos años, demasiado corta para las condiciones de seguridad de aterrizaje, de tráfico muy denso y sin canales de drenaje. Cuatro derrapones ya se habían producido en esa pista en los últimos meses. El día anterior al accidente, el Gobierno se había negado a cerrar la pista de aterrizaje como lo exigían los controladores de tráfico aéreo en el aeropuerto. Además, al avión le faltaba uno de sus inversores de presión, que permite suavizar el aterrizaje.
El personal de aeropuerto de Brasil ya había estado protestando contra el deterioro de sus condiciones de trabajo durante varios años pues para bajar costos, los aviones utilizan combustible más barato, el equipo no es sustituido cuando está deteriorado, cada vez es más denso el tráfico aéreo y menor el número de mecánicos y controladores. Ante tales peligros y contra tales condiciones de trabajo, los controladores aéreos de Curitiba, Manaos y Salvador se fueron a la huelga, espontáneamente, el 30 de marzo. Lanzaron un mensaje a todos los trabajadores en un manifiesto antes de paralizar el servicio: "hemos llegado a los límites de la resistencia humana, nos encontramos sin condiciones para mantener este servicio.. NO TENEMOS NINGUNA CONFIANZA EN NUESTRO EQUIPO, O EN QUIENES Nos dirigen Este manifiesto y la huelga también denunciaron toda la hipocresía de la burguesía de Brasil que trató de ocultar la competencia desenfrenada entre las compañías aéreas, la política de reducción de costos, la sobreventa de boletos, la aglomeración del espacio aéreo, obligar a los controladores de tráfico aéreo y los pilotos de avión a trabajar en condiciones extremas.
La Ley de la Ganancia, vuelve de inmediato a hacer acto de presencia en estas catástrofes y se hace clara la incapacidad de este sistema de cambiar su dinámica destructora. La intensificación de la competencia entre empresas y entre los Estados, es una permanente amenaza para la humanidad. Los progresos de la civilización se han convertido en instrumentos de muerte en manos del capitalismo decadente que, con total desprecio por la vida humana transforma su sistema de producción en momento y lugar de sacrificios mortales. El capitalismo significa desde su decadencia solo destrucción que amenaza a todos los seres que pueblan el planeta, por eso no hay otra alternativa: ¡HAY QUE DESTRUIRLO ANTES QUE DESTRUYA EL PLANETA ENTERO!
CCI / Octubre de 2010
Recibimos un artículo del camarada JDA, que pertenece al grupo "Política Obrera", en el cual denuncia el accionar de la empresa minera en contra de los trabajadores pero, sobre todo, enfatiza el papel antiobrero declarado del Sindicato nacional de trabajadores mineros, metalúrgicos y similares de la República Mexicana (SNTMMSRM) que ha mantenido por años una supuesta "huelga" de los trabajadores y que en realidad se ha traducido en golpes permanentes a estos últimos. Además, expresa una posición muy clara en cuanto a la ideología sindical misma que domina todavía a muchos trabajadores y que los mantiene atados a ese instrumento de control estatal que es el sindicato. Por otro lado, hay algunas expresiones en el texto referidas a la "lucha reformista", o a la necesidad de llevar las "luchas a una forma superior", que se refieren directamente con el carácter que tienen las luchas de resistencia de los trabajadores y de la relación entre lucha económica y política, ese argumento, nos parece no son muy claras para explicar la dinámica que sigue la lucha proletaria, pero sólo lo señalamos sin desarrollar, en tanto merecen un tratamiento aparte y que en este espacio no es posible asumir, en cambio nos importa saludar el esfuerzo para reflexionar y tomar una postura ante los problemas que enfrenta la clase obrera.
En fin, los compañeros son muy claros en que su motivación "es lograr la unidad del movimiento obrero; su autonomía política, ideológica y organizativa" de la clase obrera; un afán que compartimos completamente con Política Obrera por lo que saludamos su trabajo reflexivo y su disposición abierta a la discusión.
RM
El conflicto entre los obreros mineros y los capitalistas de esa industria, particularmente con los de Industrial Minera México, Grupo México o Southern Cooper Co., como ahora se llama, es relativamente viejo. Es decir, se inició cuando el sindicato minero-metalúrgico primero le pidió, después le exigió y finalmente le arrebató (a través de una huelga en todas sus minas y plantas metalúrgicas) a la empresa Grupo México 55 millones de dólares, que ésta le debía al sindicato de cuando la compra por parte de Industrial Minera México (antes ASARCO) de la mina de Cananea al gobierno mexicano.
En esa ocasión, la relativamente nueva Industrial Minera México, que se había formado en 1978, a raíz de la compra de un grupo de capitalistas mexicanos encabezados por el Sr. Germán Larrea, de los bienes en México, de la empresa norteamericana ASARCO (American Smelting and Refining Company), concursó en 1990 por la compra de la mina de Cananea, pero como el dinero no le alcanzaba, le pidió dinero prestado al sindicato, en esa época encabezado por el ilustre rufián sindical Napoleón Gómez Sada, quien ni tardo ni perezoso, como siempre que se trataba de complacer a los capitalistas, tomó dinero de los fondos sindicales para apoyar a los empresarios mexicanos. Un préstamo sin fecha de pago y lo más seguro a fondo perdido.
Como haya sido, el asunto es que, el reclamo de ese dinero creó un distanciamiento irreconciliable entre la empresa Grupo México, el Gobierno de México y el comité ejecutivo del sindicato minero, encabezado ya en esos momentos por Napoleón Gómez Urrutia, heredero de su padre Napoleón Gómez Sada. Después de esos acontecimientos, vino la tragedia en la mina Pasta de Conchos dónde murieron 65 mineros debido a las condiciones de inseguridad con las que se trabajaba en dicha mina propiedad del Grupo México. A raíz de esa situación, el sindicato de mineros demandó mejores condiciones de trabajo, demanda que concluyó con el estallamiento de una huelga bastante generalizada en diversas empresas minero metalúrgicas del país en el 2007. Varias de esas huelgas se levantaron de diversas maneras, la mayoría con saldo negativo para los obreros y al final sólo quedaron 3 empresas del Grupo México en huelga: la mina de Cananea, la mina de Taxco y la de Sombrerete. Huelgas que han durado hasta la fecha.
La lucha de estos últimos años de los obreros mineros metalúrgicos, particularmente la de los 3 centros de trabajo que todavía continúan en huelga, nos permite ver la difícil situación por la que pasa el movimiento obrero en México. Los obreros, atrapados en la lucha sindical, están a merced de los dirigentes sindicales que voluntariamente (la mayoría) o involuntariamente sirven a los intereses de los capitalistas. No se necesita ser muy perspicaz para darse cuenta de que la huelga de los mineros de Cananea, Sombrerete y Taxco, a quién finalmente benefició es a los capitalistas del Grupo México. Una huelga no debería durar tanto tiempo, desde el punto de vista de los trabajadores. Sobretodo sabiendo cómo se las gastan los capitalistas y su Estado. Sabiendo que recurren a mil y una jugarretas legales. Sabiendo que tienen la ventaja en todos los sentidos, pues tienen el poder del Estado en sus manos. Sabiendo que por lo tanto, tienen en sus manos el arma del despido masivo. Arma a la que recurren de manera constante (Compañía de Luz, Goodyear Oxo, etc.) y la cual ya aplicaron por enésima vez a los mineros, en particular a los de Cananea y Nacozari, que en 25 años han vivido esa experiencia por lo menos 3 veces. Además, hay que comentar que la huelga estalló en el momento en que la crisis económica se agudizó, todo 2007, 2008 y 2009, cuando los precios de los metales en general bajaron. Ahora que otra vez el precio se ha recuperado con creces, quieren reabrir las minas. Lo hacen bajo el expediente del despido masivo. El tinglado está muy bien montado y Gómez Urrutía muy bien cobijado. Tan es así que sale en la tele y los periódicos firmando contratos colectivos con empresas muy importantes.
Pero el problema de los obreros mineros; de todos los obreros del país y su movimiento no sólo son los dirigentes sindicales, que a fin de cuentas van a apoyar a los capitalistas que más les convenga. El problema es la lucha sindical en sí misma, la cual por su propia naturaleza los lleva a no poder avanzar en su emancipación y por el contario los somete cada vez más al yugo capitalista. La lucha sindical mantiene a los obreros sometidos a la legalidad capitalista, a la ideología, la política y la organización política burguesas. Los mantiene sin entender que todos y cada uno de los patrones de México y el mundo forman una misma y única clase social, la clase de los capitalistas que los oprime y los explota. Los mantiene sin comprender que el Estado y el gobierno son un instrumento de los capitalistas para mantener su dominio político y económico.
Los obreros mexicanos en general no han entendido que todos los obreros de cualquier raza, nacionalidad o especialidad, forman una misma y única clase, que tienen los mismos intereses y enfrentan a los mismos enemigos. Que por tanto deben desligarse del sindicalismo y la lucha reformista, llevando sus luchas a una forma superior, a la forma de lucha comunista, que dejando atrás los límites de la legalidad y formas capitalistas, consiste en combinar las diferentes formas de lucha (no siempre la huelga es la forma más conveniente), en pasar con habilidad de una a otra, en elevar constantemente la conciencia de los obreros, en lograr su autonomía y ampliar el área de sus acciones colectivas. Implicando en cada lucha a obreros de distintas fábricas y sectores. Eliminando la división gremial o sindical. Hay acciones ofensivas y defensivas. Tenemos que saber cuándo y como enfrentar cada situación y saber que determinada forma de lucha aplicar en ese determinado momento.
Lo importante es lograr la unidad del movimiento obrero; su autonomía política, ideológica y organizativa. Las huelgas de los mineros en general y las de Taxco, Sombrerete y Cananea han logrado todo lo contrario: la desmovilización y la desorganización de los obreros.
JDA / 13 de septiembre de 2010
La toma de posición que sigue es el producto de las discusiones y colaboraciones mantenidas entre el CREE y la CCI, a las que se ha unido la Red de Solidaridad de los trabajadores de AFEMA-Alicante. Pretende ser una respuesta colectiva ante el 29-S y lo que es más importante: LA NECESIDAD DE TOMAR LA LUCHA EN NUESTRAS MANOS visto el sabotaje sindical. Los firmantes también llaman a todos los compañeros, colectivos y grupos que se sientan identificados con este esfuerzo a unirse a él.
Desde que en junio Toxo Fernández (CCOO) y Cándido Méndez (UGT) clamaran a viva voz la convocatoria de Huelga General para el 29 de septiembre, hemos venido sufriendo una campaña ideologizante a favor de la misma orquestada desde todos los sectores que se reclaman del manido título de "izquierda". La campaña nos ha vapuleado para que participemos en una Huelga presentada en términos maniqueos con ánimo de no dar cabida al espíritu crítico: o estás radicalmente a favor, o estás radicalmente en contra. Así nos engañan y estafan los siervos del capital y sus correligionaros "izquierdistas".
Pretenden silenciarnos para engañarse e intentar no recordar los años de delación y aplastamiento del movimiento obrero. Los sindicatos y sus compañeros de viaje no desean escuchar de nuestra voz que la convocatoria será un fracaso. Piensan que el descontento obrero es más que suficiente para impulsar la Huelga General y que las esperanzas de la clase trabajadora siguen cifradas en su oportuna intervención. Nosotros debemos responder por la defensa acérrima de nuestros intereses de clase y no dejarnos embaucar por aquellos al servicio del Capital que nos aherroja con sus cadenas.
Antes de que el ejecutivo Zapatero diera a conocer el decretazo; el daño estaba hecho: en febrero de este año se habían impulsado medidas dirigidas a la supresión de las jubilaciones y reformas en la negociación colectiva favorables a la congelación o reducción de salarios. Mientras tanto, los sindicatos negociaban cómodamente con el Gobierno y la patronal el que fuera aborto de Reforma Laboral. En todos los países se han sucedido negociaciones de este tipo pues, en el marco de la crisis estructural del capitalismo, los Estados (europeos, sobre todo) recurrieron al crédito para intentar reflotar el colapsado sistema financiero.
La deuda contraída les ha obligado, por mediación del FMI y el BCE, a desarrollar baterías de medidas antiobreras que se lleven por delante las pírricas conquistas sociales logradas tras años de combate.
Antes que el occidente "noticiable", Rumanía o Eslovenia llevaban varios años sometidos a las contrapartidas de los préstamos del FMI. Más tarde, en Grecia, se descubrió que la "contabilidad creativa" y las reevaluaciones de su deuda pública habían ocultado la verdad sobre una galopante crisis fiscal que superaba todo lo imaginable. El FMI y la Unión Europea salieron de pesca y capturaron todo un país al borde la banca rota. Un préstamo de 30.000 millones de euros a un interés del 5% catapultaba al país heleno a las primeras páginas de los rotativos de todo el mundo. El Gobierno Papandreu (Partido Socialista Griego, presidente de la Internacional Socialista) desarrolló un "Plan de Ajuste" que despertó al proletariado griego de su letargo y le hizo reaccionar. La clase trabajadora y los sectores populares salieron a responder al gobierno "socialista" con la lucha. Y hasta el día de hoy, ésta no ha cesado.
Los destinos de la clase trabajadora griega y el resto de obreros del mundo se unen por el vértice. Ella dio el primer paso y nosotros debemos continuar su obra. Pero, en los caminos encontrados, los sindicatos ponen piedras para impedir el avance. ¡Se han sucedido doce huelgas generales! A veces salen los trabajadores del sector público llamados por su sindicato; otras veces, los del privado. De vez en cuando, se encuentran ambos en las calles. Otras veces, renuncian todos y convocan los sindicatos anarcosindicalistas. ¡Y así una vez y otra! Papandreu, mientras tanto, ha anunciado que las medidas son insuficientes y que se deben desarrollar más y más contundentes. Ante tal disgregación de fuerzas, no puede por menos que sentirse confiado.
En Grecia, los sindicatos tienen verdadero poder sobre los trabajadores; y, en tiempos agitados, saben sacar provecho. El repunte de las luchas obreras a escala internacional tiene mucho que ver con la valerosa actuación de los trabajadores griegos; que, sin embargo, son sistemáticamente llevados por el camino de la indefensión por los sindicatos y partidos del capital. La disgregación de la unidad obrera frente al capital es absolutamente lesiva para la clase obrera a escala internacional; pero también es el terreno del cual se nutren los sindicatos: el sindicalismo es acicate de nuestras dificultades de autoorganización y se alimenta de esas mismas dificultades.
Esta situación se repite en todos aquellos países en los que miremos. En Sudáfrica, 1,3 millones de trabajadores del sector público proclamaron la Huelga indefinida, alentada por los sindicatos. Días después, los mismos sindicatos que llamaron a las calles con todo el arrojo del mundo a los trabajadores se echaron hacia atrás y proclamaron el fin de la Huelga y la vuelta a trabajar. En Francia, son dos Huelgas Generales las que hemos vivido. Ambas, desconectadas gracias a la infiltración sindical en las mismas. Estériles desfiles militares que no conducen a nada. En Tekel, Turquía, bien sabían los trabajadores que no podrían fiarse de los sindicatos. Llevaron su lucha autónoma ajenos a los sindicatos, pero estos acabaron por infiltrarse y echar por tierra las reivindicaciones. Algunos compañeros de Tekel están viajando por Europa dando a conocer tales acontecimientos para que, entre todos, saquemos una lección clave: LOS SINDICATOS PERTENECEN Y SIRVEN AL CAPITAL.
El ejemplo del Estado español no es, a este respecto, menos aclaratorio. A finales de junio, vivimos una grandísima lucha obrera: los Trabajadores del Metro de Madrid decían ¡NO! a la ruptura unilateral del Convenio Colectivo por parte de la dirección de Metro y la Comunidad Autónoma madrileña. La Asamblea se plantaba y anunciaba Huelga total sin atender a los servicios mínimos que habían sido impuestos. ¡Dos días de parálisis total en Madrid! La campaña ideológica de difamación, calumnia y criminalización de los valerosos compañeros fue absolutamente atroz. Tras dos días, los trabajadores mismos se hicieron eco de esa criminalización y anunciaron la vuelta de los servicios mínimos. El ejercicio de autoorganización se detuvo en ese mismo punto. Los sindicatos tomaron la Asamblea y lograron forzar la negociación con la dirección de Metro. El conflicto sigue sin resolverse y, gracias a los sindicatos, la lucha ha quedado definitivamente empantanada.
La solidaridad obrera con los trabajadores del Metro de Madrid fue inmediata, pero aún débil e insuficiente. El ejemplo no se extendió y el combate quedó aislado. La articulación con otras luchas parciales y la contrainformación no fueron consideradas como primordiales; y, pese a todo, los trabajadores del Metro de Madrid nos enseñan el ejemplo de cómo la clase obrera se debe de organizar en su pugna continua contra el capital y el patrón.
Cuando Zapatero informó sobre la batería de medidas de reducción del déficit en el Estado español, Comisiones Obreras y UGT reaccionaron permitiendo al Ejecutivo que se explicara. Cuando éste se explicó, vieron las orejas al lobo y comenzaron su labor de desmovilización. Las míseras condiciones de antes (alto paro incluso en periodos de "crecimiento", pensiones pírricas, dificultades de acceso a las ayudas por parte del trabajador agrario, subcontratación y precarización galopantes), son las "conquistas a recuperar" de ahora. Los muebles ya se habían mojado, el problema es que ahora se los llevaba la corriente.
Quisieron hacernos creer que habían cambiado de chaqueta y de lado de la barricada y, para "responder" al Ejecutivo llamaron a todos los funcionarios a una jornada de Huelga de 24 horas el 8 de junio. ¡Clamorosa opereta de baja estofa! Bien orquestada en connivencia con el Gobierno del PSOE, la Huelga ni hizo mucho ruido ni causó mucho daño a las estructuras públicas del Estado. Ante tamaño despropósito, ¿qué hicieron esas fuerzas de la izquierda que dicen ser los valedores de nuestra causa? ¡Apoyaron sin más! ¡Todos a una en semejante pantomima!
El fracaso de la Huelga al que ellos mismos contribuyeron estaba destinado a sembrar la desmoralización y la pasividad en nuestras filas, agravado a posteriori con una convocatoria de Huelga General ¡con la Reforma Laboral previamente aprobada y aplicada!
¿Qué alternativas nos proponen aquellos "radicales" e "izquierdistas" ante todos estos acontecimientos? Nada en absoluto. Su actuación respecto al 29-S es un fiel retrato de la "alternativa" que ellos dicen representar. Emplean la convocatoria de Huelga General como vehículo para sus propias pretensiones, y se valen de la clase trabajadora como carne de cañón en sus cuadros organizativos. Creen poder sacarnos de nuestra miserable condición si se ponen a nuestra cabeza y dirección. ¡Mienten! Dicen hablar en nuestro nombre. ¡Mienten! La clase trabajadora no necesita que nadie hable ni actúe por ella, ella habla todos los días por sí misma. Y a la monótona letanía de los correligionarios "izquierdistas" del capitalismo que sólo saben decir "Huelga General", ella dirá: "¡Estamos cansados de vosotros, dejadnos hacer!". "¡Somos una clase, tenemos unos mismos intereses; no sembréis la división con vuestras siglas y vuestra política radical de palabra y burguesa en la praxis!"
Ése es el camino a seguir por la clase trabajadora, el camino de la solidaridad de clase, de nuestra unidad y autonomía organizativa. Nos obligan a sumarnos individualmente a la Huelga porque no somos sino otro número más. Cifran su victoria en el número de embaucados en su juego. ¡Hay que reaccionar! Cada par de manos que ayudan al sindicalismo o partidismo burgués, son unas manos en el cuello del trabajador. ¿Quieren Huelga? ¡Pues Huelga! Desde hoy mismo, debemos empezar a organizar asambleas de todos los trabajadores de una misma empresa o fábrica. Debatir sobre los problemas que tenemos en nuestros puestos de trabajo. Entablar contactos unos con otros, conocernos, ir tejiendo esa red llamada solidaridad clasista.
● Asambleas abiertas a todo el mundo para plantear un polo alternativo y crítico.
● Promoción de piquetes informativos de estas mismas asambleas.
● Fomento, extensión y articulación de las luchas parciales entre sí.
¡En camino hacia la salida de nuestra penosa situación: la Revolución Proletaria Mundial!
● Colectivo Revolucionario Espartaquista Estudiantil: [email protected] [53]
● Corriente Comunista Internacional: [email protected] [54]
● Red de Solidaridad de los trabajadores de AFEMA-Alicante: [email protected] [55]
Hoja distribuida por la sección de la Corriente Comunista Internacional en España
"Si quieren matar al presidente, aquí está: mátenme si les da la gana", así se plantó, sacando el pecho y ofreciendo el corazón, Eduardo Correa, presidente de Ecuador, ante un amotinamiento de cientos de policías que se habían apoderado de un regimiento de policía y a quienes fue a buscar el bravucón metiéndose él mismo en el edificio dando manotazos y sombrerazos a diestra y siniestra en medio de la protesta de algunos sectores policiacos y militares por la nueva ley de servicio público que un día antes aprobó la Asamblea Nacional y la cual reduce prestaciones y privilegios a los uniformados. Todo esto televisado en vivo y en directo por los media nacionales e internacionales que reprodujeron minuto a minuto el espectáculo a la vez que daban cuenta de las reacciones diplomáticas (ya sabemos que todos los gobiernos reaccionan "en el buen sentido" aunque estén implicados hasta las manitas) de los principales países del mundo y en particular de la región cuyas condenas al llamado intento de golpe de Estado resonaron tan fuerte, dicen, que ello obligó a los gorilas a desistir. La situación se dramatizó tanto que incluso se habló de un peligro de muerte real para Correa quien no se cansaba de repetir desde el hospital a donde fue llevado de emergencia que "de aquí salgo como cadáver o como presidente"; incluso, para que no hubiera lugar a dudas el Estado ecuatoriano entregó a la prensa mundial algunas grabaciones de las comunicaciones entre los amotinados donde se planteaba la necesidad de matar al presidente. En cuanto a los instigadores de la intentona se habló muy fuerte desde el principio de la intromisión de los EU, recordándose que fueron ellos los que estuvieron detrás de otros intentos de este tipo como pasó en 2002, en Venezuela; en 2008, en Bolivia; en 2009, en Honduras y ahora en Ecuador.
Es verdad que, como ya lo hemos demostrado en otras ocasiones, la región de América Latina ha sido terreno de múltiples disputas imperialistas y, en particular, se ha visto afectada en los últimos años por el intento de los EU de retomar su iniciativa en un contexto de debilitamiento de su liderazgo a nivel mundial y en particular en la región de América Latina y sobre todo en Centroamérica frente al avance del Estado venezolano con su "franquicia" del "Socialismo del Siglo XXI", pero también de otros polos capitalistas importantes en el área como Brasil que, a pesar de considerarse muy cercano a la burguesía norteamericana, también hace valer sus propias veleidades imperialistas. Ya vimos cómo, por ejemplo, este enfrentamiento ya cobró la cabeza del expresidente Zelaya en Honduras en el 2009, quien, como Correa es un abierto promotor del chavismo en Latinoamérica. Hay que recordar, los últimos conflictos imperialistas protagonizados entre Ecuador, Colombia y Venezuela, con ocasión del bombardeo por parte de Colombia al campamento guerrillero de las FARC en Ecuador a principios del 2008. Efectivamente, esta pugna existe en la región pero no se trata, en modo alguno, de una lucha entre la derecha internacional contra la izquierda continental defensora de los oprimidos y tampoco de golpes a los países "donde las urnas han permitido el desarrollo de proyectos nacionalistas y populares" como gusta decir a toda clase de ideólogos burgueses que pululan en el ala de izquierda, e izquierdista, de la burguesía.
En este contexto de divisiones y conflictos internos en el seno de la burguesía (y que tienen necesariamente ramificaciones imperialistas internacionales), al parecer, por los datos que se han escapado de la prensa, la fracción de Correa al tanto de las intrigas de sus congéneres capitalistas de bandos contrarios dentro del Estado alentó y aprovechó el amotinamiento para adelantarse a cualquier posible intento real de un golpe de Estado por parte de los grupos burgueses rivales que no despreciarían una oferta seria en este sentido sobre todo si se considera el creciente malestar que les provoca la posibilidad de que, mediante modificaciones constitucionales (ya adelantadas en el 2008), al estilo chavista, el actual mandatario podría volver a postularse para otro periodo de gobierno. De este modo, la fracción de Correa se beneficiaría al jalar la cobija a los grupos rivales agazapados como se vio efectivamente cuando algunos personajes se fueron de bruces tratando de aprovechar la situación para promover la destitución de Correa y quienes fueron inmediatamente ubicados y sometidos. Este escenario es ilustrado por el desarrollo que tuvieron los acontecimientos y que se parecían más a un guión teatral o de cine. En efecto, primero hay que destacar el hecho atípico completamente de que sea un sector de la policía y no el ejército el que intentara "derrocar" a Correa; luego, que fuera el mismo presidente el que se encargara de enfrentar a los rebeldes en lugar de enviar, como se hace en estos casos, al comandante de policía o a su ministro del interior, lo que deja ver que, en realidad buscaba azuzar a los rebeldes para darle credibilidad al "show mediático", como lo calificaron Lucio Gutiérrez (expresidente, 2002-2005) y algunos partidos políticos, enemigos de Correa y quienes además denunciaron que tras el show estaba no sólo el presidente sino también Hugo Chávez, presidente de Venezuela, quien fue el primero en defender a su compinche como si ya hubiera sabido que se produciría el evento y se precipitó de manera inmediatista poniendo en riesgo la credibilidad del golpe.
Este ajuste de cuentas entre las fracciones de la burguesía lleva consigo inevitablemente afectaciones a los trabajadores quienes en primer lugar tienen que soportar toda la propaganda ideológica que los convoca a "defender la democracia", es decir el método más eficaz de la dictadura burguesa y a la "unidad nacional", es decir, el marco por excelencia del dominio del capital para realizar la explotación de sus esclavos asalariados. Como en otros casos, son las principales artimañas de la burguesía para conseguir que la clase obrera identifique sus intereses con la defensa de los "verdaderos intereses nacionales" que serían propiedad "de todos". Pero también hay consecuencias al nivel económico pues con el cuento del espantajo del "ataque al gobierno del pueblo" se justifican toda suerte de medidas contra el empleo y los salarios y, en fin, se prepara el terreno, también para perfeccionar las medidas y aumentar los recursos de control social y político contra el proletariado y sus organizaciones políticas. De esto hay ejemplos de sobra por el mundo y, en particular, en los regímenes autoproclamados "populares", "revolucionarios" o de "izquierda", como en Cuba, Venezuela, etc., y donde, además, el gobierno embarca a los trabajadores en una campaña guerrerista contra el "enemigo exterior" (EUA, etc.), como una forma de desviar la atención de las masas de sus problemas reales cotidianos (desabastecimiento, delincuencia, desempleo, ataques a los salarios, etc.) y de buscar ganarse el apoyo de las masas explotadas y oprimidas por él mismo.
Que sea real o no el intento de golpe de Estado a Correa no importa tanto a la clase obrera sino el hecho de las consecuencias que trae aparejadas en cuanto al ataque a sus condiciones de vida y de trabajo. En ese sentido, le incumbe estar alerta para ubicar las pugnas interburguesas y sobre todo las trampas que uno y otro bando capitalista se empeña en armar siempre contra el proletariado, el cual es en última instancia el enemigo real de todas las fracciones de la clase dominante.
RR / Octubre-2010,
El 5 de agosto la mina de cobre de San José en Copiapó, al norte de Chile, sufrió un derrumbe que dejó atrapados a 33 mineros a 700 metros de profundidad. Después de 17 días del accidente los mineros estaban ya casi dados por muertos, la insistencia de los perforadores los condujo a descubrir que aún estaban con vida pero se avecinaba un difícil rescate. Una enorme campaña mediática se desató a continuación.
El accidente en esta mina no es un rayo en cielo sereno. Se trata de uno más de los millones de accidentes de trabajo que sufre la clase obrera por todo el mundo. La situación va a empeorar porque al capitalismo le importa un bledo la suerte de los explotados. Además, la crisis profunda que se ha desatados desde finales de 2007 y cuya consecuencias peores están aún por delante, van a obligar a cada capitalista a ahorrar en prevención y mantenimiento de la infraestructura y a escatimar gastos en lo que a seguridad se refiere. Bajar sus costos de producción es una condición ineludible so pena de perder competitividad en el mercado. No es casual que vivimos una multiplicación de accidentes cada vez más increíbles: derrame en el Golfo de México con muerte de trabajadores y la destrucción del medio natural, derrame en Hungría de lodo tóxico que causó muerte y llegó hasta el Danubio, explosiones de minas en China, Colombia, México, etc., a todo ello hay que agregar el aumento en los ritmos de trabajo en condicione cada vez menos seguras; en fin, la agudización de la crisis sólo empeorará la situación. Los discursos de la burguesía chilena y de otras regiones de "mejorar la seguridad laboral", son mensajes cínicos que sólo responden al momento. El capital y el trabajo están en constante contradicción y lucha, pretender que el capital se "sensibiliza y humaniza" a partir de estos accidentes es una mera utopía cundo no, una criminal demagogia. El capital se acumula y se amplia sobre la base de la explotación del trabajo asalariado, su naturaleza es producir para la ganancia y tratará siempre sacar hasta la más mínima ventaja con respecto a los trabajadores.
Para nadie es ya un secreto que en la mina de San José se trabajada en condiciones precarias, los mineros ya habían denunciado que el cerro ya no estaba en condiciones de explotación y que la empresa había "reforzado" los túneles con madera y no con metal de alta resistencia. Hoy la izquierda del capital en Chile alza la voz para gritar contra "las condiciones de seguridad precarias" (Isabel Allende del PS), el gobierno en turno de Piñera anuncia "castigo a los dueños de la empresa" y todo el Estado se muestra como defensor de las mejores y más nobles causas... ¡todos son cómplices! Los accidentes no son nuevos y basta con atisbar la historia para recordar numerosos y trágicos accidentes. En 1945, Sewell, VI Región, 354 mineros murieron y una "comisión especial" de los diputados terminó en la nada. El Servicio Nacional de Geología y minería de Chile afirma que "742 personas fallecieron en 650 accidentes ocurridos en faenas mineras entre 1990 y 2005". Es ridículo que hoy el Estado hable de que "ahora sí" habrá mejoras en seguridad cuando en una región como Acatama con 2 mil faenas mineras diarias sólo hay 2 inspectores que vigilan las regulaciones en toda la zona. Si hiciéramos un recorrido por otras regiones del mundo el panorama no es diferente, tal vez sólo superado por China la cual es un rosario de accidentes mineros casi cotidianos.
Salvar 33 vidas humanas es motivo de alegría para todo ser humano, admirar el valor y la resistencia de un grupo de trabajadores en condiciones indecibles mueve todas las fibras emocionales de cualquiera. Sin embargo, la burguesía chilena, con el socorro de sus congéneres de todo el mundo, se han encargado de tergiversar el contenido de los acontecimientos y han presentado este drama humano como un vulgar "talk show", como un acto de "unidad nacional". Veamos algunos aspectos:
-los mineros son una fraccióndel proletariado particularmente solidaria, los riesgos de trabajo, las condiciones de una vida productiva corta y un ritmo de trabajo donde unos dependen de otros, un trabajo de alto riesgo donde nadie permanece al margen cuando un compañero está en aprietos. Ese espíritu permeó a los 33 mineros sepultados bajo toneladas de roca. Sobrevivir como grupo, unidos, no era algo ajeno a su naturaleza. La burguesía y sus ideólogos se han apresurado a presentar eso como el producto de "un líder carismático" o simplemente como resultado de las creencias religiosas de cada minero. Les asusta creer que los explotados son solidarios y capaces de unirse;
-el capitalismo vio una oportunidad, en medio de esta catástrofe que significa la permanencia de este sistema de explotación, para limpiar y humanizar su sistema de miseria. Los Estados mandaron personal, equipos (¡hasta la NASA coloboró!)...¡y cientos de televisoras y reporteros! para edificar una imagen de "solidaridad internacional". Para la burguesía la solidaridad bien puede ser sinónimo de caridad o de simple "ayuda material". La clase obrera desarrolla la solidaridad en y por la lucha, la lucha por acabar con estas relaciones de explotación. Esta esencia esta concentrada en la vieja consigna del movimiento obrero: ¡Proletarios de todos los países, uníos!;
-cada vez que salía un minero a la superficie, los medios transmitían el himno nacional de Chile en medio de las lágrimas de alivio de los rescatados y sus familias. La burguesía aprovecha las tragedias para reforzar su Estado nacional el cual no es otra cosa que el Estado de los capitalistas, es decir, de los mismos responsables de las tragedias. No olvidemos cómo después del 11 de septiembre de 2001 en EUA, en cada casa había una bandera norteamericana y en cada evento de los medios se podía escuchar el himno nacional o "god bless America". Nos quieren hacer olvidar que los trabajadores no tenemos patria y que cada vez que apuntalamos el Estado nacional estamos apuntalando a nuestros explotadores. Explotados y explotadores no formamos una unidad, sino una contradicción, una lucha donde el Estado está siempre del lado de los patrones;
-La burguesía festeja "la vida" cuando sigue sembrando la muerte y la miseria por todo el mundo. En un espectáculo de cinismo sin nombre, todos los medios de comunicación, con reporteros vestidos de mineros, se han lanzado a "festejar la hazaña de vida". Por un momento nos quieren hacer olvidar la miseria que mata, el desempleo que destruye, la guerra que aniquila y una naturaleza que languidece al punto de extinción, todo ello producto de una sistema de explotación que está a la raíz de este mismo accidente.
En medio de una ambiente pesimista, sin futuro, la noticia del rescate nos la presentan como un bálsamo. La verdadera solución no está en exigir una "reforma laboral o de seguridad", el verdadero bálsamo está en la construcción de una solución radical, en la eliminación de estas relaciones de explotación. La revolución comunista mundial sigue planteada en la historia.
Marsán. 14-10-10
Con este artículo terminamos la serie en la que hemos abordado los problemas de la revolución de independencia del siglo XIX y de la guerra civil de principios del siglo XX, ambas lideradas por la burguesía aunque con objetivos diferentes como lo hemos demostrado. Esta posición proletaria tiene necesariamente que avanzar a contracorriente de la campaña oficial que "celebra" los 200 y 100 años de tales hechos. El objetivo central de estos artículos ha sido mostrar que la historia moderna de México no es un asunto particular de un país, sino responde al desarrollo y la dinámica mundial del capitalismo. Nuestra pretensión no fue ni dar continuidad a la apología que las plumas a sueldo del capital dieron vuelo durante todo este año, pero tampoco glorificar, desde un tono contestatario, a algunos momentos o personajes, como lo han hecho diversas publicaciones del aparato de izquierda del capital. La mistificación de la historia, como lo hacen los historiadores oficiales o los que se presentan como "críticos", es vital para la burguesía porque en su falsificación encuentra argumentos para justificar la existencia del sistema de explotación y anclar argumentos para promover el nacionalismo y la confianza a las instituciones o los símbolos patrios. Al evitar el análisis y la crítica de la historia, se define al presente como el producto de la acción de los héroes y como fin de los conflictos sociales, buscando con ello que los trabajadores no se reconozcan como la única clase capaz de transformar radicalmente al capitalismo. Por eso cuando Marx habla sobre la historia del hombre en La Ideología Alemana, nos explica que: "...casi toda la ideología se reduce o a una concepción falseada de la historia o a una abstracción completa de ella..."; no nos extrañan por eso las ensordecedoras campañas sobre el "bicentenario".
En esa comprensión, hay que entender los procesos, reconocer el papel que en cada momento le toca vivir al proletariado de frente a la burguesía y ante las otras clases no explotadoras y sacar las lecciones de ello. Este texto tiene por objetivo analizar si lo que se ha dado en llamar "revolución mexicana" fue verdaderamente una revolución, y si la clase obrera puede tenerla como referencia para su práctica presente. En el pasado número ya hemos avanzado algunos elementos y procuraremos dar continuidad a esos señalamientos.
Hay diversos historiadores que se han preguntado el significado de la guerra civil que tiene lugar en México entre 1910-17, y sus respuestas van desde la aseveración que se trata de "diversas revoluciones", los que lo ven como parte de un "proceso revolucionario" que tiene sus etapas iniciales durante el siglo XIX, hasta la postura, que se pretende radical, y afirma que fue una revolución truncada... Los argumentos que los historiadores resaltan son sin duda importantes para dar el seguimiento de los acontecimientos, empero, hay algo que pocos comprenden: el significado real de la revolución. Bajo un análisis materialista de la historia, el marxismo profundiza en el comportamiento que tiene la dinámica social, reconociendo a la revolución como el proceso que articula las condiciones que permiten la transformación social, por eso es que es posible entender el paso histórico de los Modos de Producción. En ese marco, Marx expone el papel (importante sin duda) de las revoluciones del pasado, aunque apunta: "...las anteriores revoluciones dejaban intacto el modo de actividad", diferenciando por ello a la revolución comunista de las anteriores, en tanto esta ha de ser un cambio radical, que elimine, desde su raíz, el Modo de Producción Capitalista, dado que: "...elimina el trabajo y suprime la dominación de todas las clases..." (La Ideología Alemana). Y si el capitalismo en México toma su dominio desde el siglo XIX, ¿podríamos suponer la existencia de una revolución comandada por la burguesía para eliminar un anticuado sistema político-económico? o ¿acaso la clase obrera, de manera MASIVA y CONCIENTE estuvo al frente de las batallas que se presentan en los años de primera década del siglo XX?
John Reed, que fue un periodista norteamericano de orientación socialista, estuvo en México durante 1911, y siguiendo de forma directa los acontecimientos comenta en Noches mexicanas: "Sí, México se halla sumido en la revuelta y el caos. Más la responsabilidad de ello no recae sobre los peones sin tierra sino los que siembran la inquietud mediante envíos de oro y de armas, es decir sobre las compañías petroleras inglesas y norteamericanas en pugna..." De manera que, aunque es un argumento muy sintético y general, nos entrega elementos para entender que en la guerra civil, la burguesía sí estaba presente, pero su objetivo no era ya acabar con viejas formas de producción, sino que sus intereses económicos y políticos dominaban todo el escenario social, de tal manera que en la mayoría de los grupos armados su presencia la hacía sentir de forma directa, definiéndolo en su plan, sus medios y objetivos, pero también, todos ellos utilizan a las clases y estamentos explotados como simple carne de cañón. Incluso los grupos, como el zapatismo, que expresa el descontento y la desesperación de los campesinos sureños que han sido despojados, no alejan sus anhelos del respeto y la democracia que la burguesía promete. Su respaldo a Madero, primero, y su actuación ingenua posteriormente, nos muestra ya la dificultad para definir un objetivo que critique de forma radical al sistema capitalista. Fuera de ese grupo campesino (no pondremos al Magonismo entre estos grupos en tanto su principal práctica la lleva a cabo antes de que se extienda la revuelta), el resto de las facciones no eran sino fuerzas organizadas por sectores de la burguesía, muy ansiosos por recibir el apoyo económico y político de los EUA.
Y en esa orientación (haciendo un esquema en el que sintetizamos con generalizaciones, sin dejar de reconocer que hay especificidades que requeriría mayor atención) se encuentra desde Madero que para derrocar al gobierno de Díaz busca convencer a las masas de explotados para que entreguen sus vidas a favor de la democracia, a la vez convence a Shell y a la Standard Oil (de Rockefeller) de la ganancia futura que podría obtener con la democracia en México, convencidos por esa promesa lleva a los petroleros a entregar, en 1909, un millón de dólares. Ya establecido en el gobierno Francisco I. Madero, desconoce el acuerdo que había pactado con los grupos de campesinos, como los zapatistas, en cambio a los petroleros texanos les ratifica por 10 años más las concesiones de la zona petrolera de las huastecas. De manera similar es la actuación del constitucionalismo, encabezado por Carranza, que usó la leva (reclutamiento forzado) y el robo para formar y abastecer sus ejércitos, pero también como Madero mantenía como preocupación primaria ganarse la simpatía de la burguesía norteamericana, ante la que se muestra como el más fiel aliado, recuérdese su temor y sumisión expresada por Carranza cuando el suceso conocido como el telegrama Zimmerman, del 17-01-1917... y ni un ápice difiere la práctica del grupo Sonorense, en particular del general Obregón, el cual, luego de asesinar a Carranza y montarse en el gobierno, no tiene mayor preocupación que el de ser reconocido y apoyado por el gobierno norteamericano, por lo cual suscribe los "Tratados de Bucareli", en los que acepta compensar a los ciudadanos norteamericanos por los daños causados por la guerra, sin importar que ese compromiso rompiera la unidad de la burguesía nacional... En fin, que como puede verse no hay una lucha en contra de alguna forma anticuada de producción y organización, sino es una disputa entre grupos de la misma burguesía que ansían ampliar sus ganancias y su presencia dominante en las estructuras del gobierno.
Pero si la práctica de la burguesía a través de sus grupos expresa que no busca ningún objetivo revolucionario, en la actuación de los explotados no se nota tampoco esa orientación.
Hay sin duda entre la gran masa de campesinos despojados un gran descontento por la miseria que soportan y la forma despótica en que son tratados, pero no hay un proyecto que dirija tal fuerza. El partido encabezado por Flores Magón había sido derrotado cuando se derrota la oleada huelguística presente durante 1905-08, de forma que el proletariado se encuentra dispersado, controlado y sin posibilidad de organizarse, eso hace que los campesinos depauperados no encuentren ningún referente y todo su descontento se pierde. No es nada casual que las masas campesinas al adherirse a algún grupo lo describían como "irse a la bola" o a la "cucaracha". La literatura, incluso la más apologética, no deja de reconocer que la incorporación de las masas explotadas a los ejércitos no era un acto reflexivo sino de desesperación (en el mejor de los casos, cuando no era el de la levita). En la obra de Juan Rulfo se presenta un dialogo que puede ser un poco crudo, pero muestra la realidad que se vivía. En la escena un grupo levantado se presenta ante el cacique Pedro Páramo, desarrollando este diálogo:
- Como usté vé, nos hemos levantado en armas.
- ¿Y?
- Y pos eso es todo. ¿Le parece poco?
- ¿Pero porque lo han hecho?
- Pos porque otros lo han hecho también. ¿No lo sabe usté? Aguárdenos tantito a que nos lleguen instrucciones y entonces le averiguamos la causa...
Lo anterior por supuesto es un diálogo imaginado por el autor, pero no se aleja mucho de la realidad, porque al no haber ningún objetivo revolucionario que seguir, las masas explotadas se volvían un simple instrumento de combate que servían a los intereses en disputa de la burguesía.
La respuesta desesperada pero vacía de las masas explotadas mexicanas en 1910-17 nos muestran que no hubo ninguna revolución, pero lo más importante es entender que la única clase capaz de ofrecer un giro a la historia es la clase obrera. En el Manifiesto del Partido Comunista, Marx y Engels explican: "Las capas medias -el pequeño industrial, el pequeño comerciante, el artesano, el campesino-, todas ellas luchan contra la burguesía para salvar de la ruina su existencia como tales capas medias. No son, pues, revolucionarias, sino conservadoras. Más todavía, son reaccionarias, ya que pretenden volver atrás la rueda de la Historia. Son revolucionarias únicamente cuando tienen ante sí la perspectiva de su tránsito inminente al proletariado, defendiendo así no sus intereses presentes, sino sus intereses futuros, cuando abandonan sus propios puntos de vista para adoptar los del proletariado." (las negritas son nuestras).
Más aún, a diferencia de la "bola" cargada de confusión y caos, la experiencia de Rusia en 1917, muestra que la revolución proletaria, es un acto masivo y consciente, que deja atrás las visiones conspirativas en las que interviene sólo una minoría y donde la masa de explotados son pasivos o actores ciegos. A diferencia de los sucesos presentes en México, la clase obrera toma el control de la historia. Trotsky, en La revolución de octubre, narra la forma en que las masas organizan la revolución: "La insurrección fue determinada, por así decirlo para una fecha fija: el 25 de octubre. Y no fue fijada en una sesión secreta, sino abierta y públicamente, y la revolución triunfante se hizo precisamente el 25 de octubre (7 de noviembre) como había sido establecida de antemano..."
Esta experiencia pone de manifiesto la capacidad para transformar la historia por parte de la clase obrera, y esa capacidad es posible por las armas con que cuenta: su conciencia y su organización. Las cuales se construyen a partir de su reflexión colectiva. A diferencia de la incertidumbre que reina en la "bola", la actuación consciente de las masas define el rumbo de la historia. John Reed narra en Los diez días que estremecieron al mundo, la manera en que la reflexión fortalecía la conciencia y la fuerza organizativa de los explotados: "En Petrogrado y en toda Rusia, la esquina de cada calle fue, durante meses, una tribuna pública. En los trenes, en los tranvías, en todas partes brotaba de improviso la discusión..."
Por todo esto, podemos sacar como una lección inmediata el que las masas explotadas no pueden obtener algún beneficio cuando se ponen a la cola de algún bando de la burguesía, por eso la única posibilidad de llevar a cabo una verdadera revolución, se encuentra en la actuación masiva y consciente del proletariado, lo cual implica que la única revolución posible es la revolución comunista.
Tatlin / Octubre-2010.
El 26 de septiembre y el 3 de octubre pasado se realizaron elecciones parlamentarias en Venezuela y Perú respectivamente, independientemente del resultado, estos procesos electorales buscaban arrastrar a los trabajadores tras las banderas de una fracción de sus explotadores, y con ello asegurar un ambiente de sometimiento de los trabajadores y control político de sus pugnas que permitiera asegurar la inversión de capitales principalmente extranjeros.
Es claro que este proceso tiene matices particulares para cada país, pero lo común es que la población cada vez más se muestra escéptica respecto a estos comicios, por lo que en ambos países como ocurre en todos los países del mundo, se generan campañas que intentan convencer a la población y a los trabajadores en particular de la necesidad de participar, por ejemplo en Venezuela, para asegurar los logros de la "revolución bolivariana" o la salida de la crisis, así, a pesar de estar el país bajo una confrontación cada vez más exacerbada, el llamado a votar se hizo en una ambiente donde los medios dejaban la idea que hoy el triunfo de una u otra fracción burguesa chavista u oposicionista, estaba a la orden del día, es decir que uno u otros tenían casi las mismas posibilidades de ganar, por ello la participación de la "ciudadanía" resultaba importante para decidir quién gobernaba.
En Venezuela el oficialismo chavista para aglutinar a sus seguidores utilizaba el temor pues decía que si los "pitiyankis" opositores ganaban, entonces los "logros de la revolución bolivariana" serian destruidos, pero no sólo eso, también para amedrentar a los opositores, amenazó con radicalizar la "revolución", recordando que el bolivarianismo es una "revolución armada". Por su parte los oposicionistas, viendo que debido a la merma de la atención del gobierno a cuestiones de salud, educación, y reparto de alimentos, Chávez estaba perdiendo popularidad incluso en sectores normalmente bastiones del chavismo, se mostraron cada vez más descarados, acusando a Chávez y Cía. de haber hundido al país por lo que era necesario sacar a esos "talibanes" bolivarianos del poder. Esta situación no hace más que preveer que las hostilidades continuarán inevitablemente.
En cuanto a Perú los discursos hipócritas de convencimiento, con bellas frases (tales como lucha contra la pobreza, tecnología, fomento del empleo, etc.) ocultaban la miseria de las masas y las necesidades de inversión y de tratados de libre comercio que demandan el capital y el mercado; a los que se sumó la imposición de una ley que obliga a todos los potenciales votantes a participar en las elecciones so pena de ser castigados con una multa económica.
Ambos procesos electorales están inmersos en un marco fuertemente marcado por la crisis económica y por la descomposición social, política e ideológica del capitalismo en general, eso hace que las tendencias particulares se exacerben; los comicios en estas circunstancias presentan características que las ubica como procesos donde en cada país se pueden ver como un crecimiento de las confrontaciones en el terreno de la más pura violencia; en Perú, por ejemplo, la candidata que se consideraba favorita para ganar la gubernatura de Huánuco Violeta Garría Ramírez, sospechosamente murió en accidente automovilístico, con lo que Perú se suma a los países como España donde a principios de este año con motivo de una convocatoria a elecciones locales un exconsejal "socialista" Isaías Carrasco fue muerto a manos del grupos separatista ETA, o México donde un candidato que se suponía ganaría la gubernatura del Estado de Tamaulipas fue asesinado presuntamente por un grupos de narcotraficantes que tiene asolado la región en su pugna con otros grupos mafiosos, los Zetas, o Filipinas donde 5 candidatos han sido asesinados por ejércitos privados legalizados desde el 2006.
Es claro que siempre en estos procesos electorales individuos carreristas intentan sacar provecho personal y que las diferentes fracciones burguesas intentan candidatear a individuos incondicionales apoyando sus candidaturas con importante sumas de dinero, pensando que luego si su candidato logra imponerse, podrían tener privilegios para sus negocios o fraudes, esto ha sido siempre así, pero en este marco de descomposición tales cuestiones se tornan poco a poco inmanejables y la burguesía tiene a perder el control, aumentando la violencia armada como método para dirimir sus pugnas.
Es cierto que los candidatos como individuos pueden tener aspiraciones políticas y económicas, ligados a una determinada facción de la burguesía, pero son secundarias, lo verdaderamente importante es comprender que las lecciones parlamentarias tienen un objetivo político para la burguesía como clase social en su conjunto tanto nacional como internacional.
Así pues, estas elecciones en Venezuela y en Perú (como igualmente en las presidenciales de Colombia hace un par de meses y otras en el resto del mundo) tienen por objeto encuadrar políticamente a las masas trabajadoras en general y al proletariado en particular en el juego de la política nacional para desviarlas de sus luchas autónomas de clase, a través de la ilusión de que estarán debidamente representadas por los hoy candidatos en contienda, haciéndoles creer que bastaría votar a favor de sus "representantes" para que estos desde la legislatura, cambien la situación de miseria en que viven millones de trabajadores. Algunos ante el hecho de que existen minorías que impugnan este tipo de actos políticos, queriendo ser agudos dicen que no basta con nuestro voto cada determinado periodo, sino que se necesita ser más participativos en las instituciones que la democracia ofrece, es decir igualmente instan a seguir dentro del marco legaloide burgués.
El hecho de que la burguesía se empeñe en gastar inmensas cantidades de dinero se debe entre otras cosas a que está viendo que en el mundo ya hay gérmenes de luchas que intentan rebasar los diques parlamentarios y sindicales, por ello, trata de aislar estos hechos con un cerco informativo, y cuando no puede hacerlo trata de enviar mensajes sobre lecciones de esta luchas manejando más las imágenes de violencia ciega (Grecia, Tekel en Turquía, el metro en Madrid y ahora con las movilizaciones de los franceses contra la reforma en las pensiones, así pues no le interesa que haya una reflexión en el seno de los oprimidos sobre estos métodos de lucha autónomos y por ello más que nunca trata de arrastrar a los trabajadores a métodos típicamente burgueses como las elecciones parlamentarias.
El proletariado no debe dejarse arrastrar por estas confrontaciones. En Venezuela, por ejemplo, debe tener en mente la huelga petrolera contra el gobierno de finales de 2002 inducida por la oposición, donde llegaron a confrontarse obreros contra obreros en las zonas petroleras y en la Zona del Hierro en Guayana, y dejó un saldo de cerca de 20 mil trabajadores despedidos y la solidaridad obrera seriamente debilitada; o la huelga convocada por los patrones en el 2001, que fue aprovechada por éstos para despedir a trabajadores y precarizar aún más las condiciones de trabajo. En Perú, no debe dejarse arrastrar tras una fracción, ni tras el cuento del fraude que lo lleve a aceptar la falsa consiga de "defensa del voto", ni permitir ser carne de cañón en estas rebatingas burguesas, que amenazan con exacerbar sus expresiones de violencia.
Particularmente en Venezuela por ejemplo, en la contienda final que sigue por intentar desplazar al chavismo del poder, la perspectiva para el proletariado es que esas mismas facciones que hoy se confrontan, acentuarán la precariedad, el hambre y la barbarie en las filas obreras y en la población. Ya el chavismo nos ha dado muestra de ello a través de la negación de la discusión de las contrataciones colectivas, de la disminución de los beneficios sociales de los trabajadores formales, de los bajos salarios sin beneficio de trabajadores de cooperativas, de la desmejora o eliminación progresiva de los seguros de salud, de la criminalización de la protesta de los trabajadores, etc. En cuanto a los opositores al chavismo, de llegar de nuevo al poder, proseguirán estos ataques con la excusa de que el régimen chavista dejó en "ruinas la economía"... el cuento de nunca acabar.
En ambos países la única forma de contrarrestar la polarización postelectoral es plantándose en el terreno de clase del proletariado: luchar contra los capitalistas rojos, verdes, blancos o azules etc., en la defensa de sus condiciones de vida y de trabajo. Deben basar los trabajadores sus luchas en genuinas asambleas donde participen elementos de diferentes industrias y empresas; rechazar la consigna del "control obrero" o "defensa de la soberanía nacional", "defensa de la democracia", promovida por los partidos izquierdistas (partidos de lenguaje aparentemente revolucionario, como los de corte trotskista, maoístas, estalinistas, castristas entre otros) y por los sindicatos gobiernistas o pretendidamente independientes, que sólo llevan a la derrota como se ha probado por décadas.
Vania, 18 de octubre 2010.
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/mexico
[2] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/lucha-de-clases
[3] https://fr.internationalism.org/rint147/decadence_du_capitalisme_le_boom_d_apres_guerre_n_a_pas_renverse_le_cours_du_declin_du_capitalisme.html
[4] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201108/3170/decadencia-del-capitalismo-x-para-los-revolucionarios-la-gran-depr
[5] https://es.internationalism.org/rint142-rosa
[6] https://fr.internationalism.org/brochures/decadence
[7] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200807/2192/decadencia-del-capitalismo-i-la-revolucion-es-necesaria-y-posible-
[8] https://www.nationalgeographic.com/
[9] https://www.theguardian.com/environment/2011/dec/11/global-climate-change-treaty-durban
[10] https://www.washingtonpost.com/national/environment/warming-arctic-opens-way-to-competition-for-resources/2011/05/15/AF2W2Q4G_story.html
[11] https://www.theguardian.com/culture/2011/dec/18/news-terrible-world-really-doomed
[12] https://es.internationalism.org/tag/21/534/la-decadencia-del-capitalismo-varios
[13] https://es.internationalism.org/tag/2/25/la-decadencia-del-capitalismo
[14] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/l
[15] https://fr.internationalism.org/ri407/pourquoi_autant_d_attaques_et_si_peu_de_luttes.html#sdfootnote1sym
[16] https://fr.internationalism.org/ri407/pourquoi_autant_d_attaques_et_si_peu_de_luttes.html#sdfootnote2sym
[17] https://fr.internationalism.org/ri407/pourquoi_autant_d_attaques_et_si_peu_de_luttes.html#sdfootnote3sym
[18] https://fr.internationalism.org/ri407/pourquoi_autant_d_attaques_et_si_peu_de_luttes.html#sdfootnote1anc
[19] https://fr.internationalism.org/ri407/pourquoi_autant_d_attaques_et_si_peu_de_luttes.html#sdfootnote2anc
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[21] https://fr.internationalism.org/ri407/pourquoi_autant_d_attaques_et_si_peu_de_luttes.html#sdfootnote3anc
[22] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/cartas-de-los-lectores
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[24] https://www.jornada.com.mx/2009/11/27/index.php?section=mundo&article=021n1mun
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[28] https://en.internationalism.org/inter/151/drug-violence
[29] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/situacion-economica
[30] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/posicion-imperialista
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[32] https://es.internationalism.org/tag/3/46/economia
[33] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/foros-sociales
[34] https://es.internationalism.org/cci-online/201001/2747/cci-online-2010
[35] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/inundaciones-en-peru
[36] https://es.internationalism.org/tag/3/50/medio-ambiente
[37] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/resoluciones-de-congresos
[38] https://es.internationalism.org/cci-online/201002/2777/turquia-solidaridad-con-la-resistencia-de-los-trabajadores-de-tekel-contra-el
[39] https://es.internationalism.org/files/es/RM-117.pdf
[40] https://es.internationalism.org/tag/geografia/grecia
[41] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/mundial-de-futbol
[42] https://es.internationalism.org/tag/4/559/turquia
[43] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/lucha-en-tekel
[44] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201005/2877/antiautoritarios-en-grecia-reflexiones-sobre-la-violencia
[45] https://es.internationalism.org/tag/acontecimientos-historicos/revolucion-mexicana
[46] https://es.internationalism.org/files/es/RM-118.pdf
[47] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/elecciones
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