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atacar_a_la_cci_la_razon_de_ser_del_gigc.pdf [1] | 67.08 KB |
Por una vez, damos las gracias al GIGC por darnos la oportunidad de recordar lo que es realmente.
Con este fin, reproducimos a continuación (íntegramente, incluidas las notas a pie de página) su pequeño artículo que supuestamente señala nuestro estancamiento y nuestras contradicciones sobre la cuestión del parasitismo, si hemos de dar crédito al título.
Y para beneficio de nuestros lectores, le respondemos justo después.
La actitud políticamente responsable y fraternal de la delegación de la CCI en la reunión del comité "No a la guerra, excepto a la guerra de clases" en París -que acogemos con satisfacción- resulta sorprendente. ¿No fue organizada la reunión por iniciativa del GIGC, al que denuncia como "grupo parásito" y "oficina del Estado burgués" (Revolución Internacional 446), y de la TCI, a la que critica por sus concesiones oportunistas al parasitismo? ¿Acaso la presidencia de esta reunión, compuesta por tres camaradas, no incluía a dos antiguos miembros, Olivier y Juan, que fueron expulsados y denunciados públicamente en su prensa y calificados de "nazis, estalinistas, ladrones, chantajistas, matones, lumpen, calumniadores, provocadores, policías" en 2002? Sin embargo, en la reunión pública, ninguna denuncia de los supuestos parásitos y policías. No se advirtió a los demás participantes de que iban a asistir a una reunión celebrada por una "agencia policial". Ningún ultimátum exigiendo la exclusión de la reunión... de sus propios organizadores.
O bien los miembros activos y simpatizantes que componen la delegación de la CCI no creen ni una palabra de las resoluciones y otros artículos públicos que denuncian al GIGC y a sus miembros - a los que, por lo demás, se prohíbe asistir a las reuniones públicas de la CCI -, o bien ha demostrado una concesión oportunista especialmente grave no sólo al llamado parasitismo, sino incluso a los llamados "agentes provocadores del Estado".
Dejamos que la CCI se enfrente a sus contradicciones cada vez más flagrantes y evidentes.
El GIGC, diciembre de 2022
El GIGC tiene razón, la CCI intervino en la primera reunión del comité No War But The Class War con una "actitud políticamente responsable". Y, de hecho, no denunciamos a los dos individuos que estaban en el presidium, Olivier y Juan, a pesar de que son unos chivatos.
¿Por qué?
El GIGC se regodea, creyendo que esta postura una prueba de nuestras supuestas dudas o de nuestro supuesto oportunismo.
La causa de nuestra "actitud políticamente responsable" sólo puede escapar por completo al GIGC: nuestra razón de ser no es el GIGC, sino la clase obrera.
Esta reunión fue convocada oficialmente por un "comité" y no por grupos políticos. Estábamos hablando en la reunión de un comité, un comité llamado No War But The Class War, un comité que anuncia enfrentar la guerra imperialista, un comité que despliega en su convocatoria auténticas posiciones internacionalistas, un comité que, en sí mismo, debe representar el raro, difícil y precioso esfuerzo de nuestra clase por organizarse para debatir y levantarse contra la barbarie de este sistema decadente.
Hoy en día, los trabajadores que buscan posiciones de clase son pocos y menos aun los que hacen el esfuerzo de reunirse. Esto es lo que debe ser para nosotros un comité, un precioso lugar de clarificación de nuestra clase, que hay que defender y dar vida. En este sentido, habíamos animado a todos nuestros contactos a venir y participar.
Temíamos que este comité condujera a sus participantes a un callejón sin salida. Porque hoy las luchas de la clase obrera no se dirigen contra la guerra sino contra la crisis económica, por lo tanto este comité corría el riesgo de ser una cáscara vacía, vacía de la vida real de la clase, un comité sin anclaje en la realidad, artificial, y por lo tanto empujando a sus pocos participantes a realizar acciones que no corresponden a la realidad de la dinámica de nuestra clase, un comité que finalmente debilita la defensa del internacionalismo, siembra la confusión y termina desperdiciando las escasas fuerzas que emergen.
Por ello, la CCI había optado conscientemente por intervenir de forma decidida para defender el internacionalismo, posición cardinal de la Izquierda Comunista, y advertir a los participantes sobre lo que para nosotros constituye desde el principio la fragilidad de los comités NWBCW, la dimensión artificial de estos comités "de lucha". Esta fue la postura que defendimos en dos intervenciones, lo que constituye de hecho una "actitud políticamente responsable".
En lugar de "comités de lucha", hoy podrían concebirse círculos de discusión y reflexión de minorías politizadas sobre el tema de la guerra. En cuanto a la formación de comités de lucha, podría efectivamente desempeñar un papel si está motivada por la necesidad de clarificación e intervención frente a los ataques económicos.
Esto es lo que nos parecía prioritario, el tema central de esta reunión y de nuestra intervención.
Intervenir sobre el hecho de que dos individuos presentes en la sala están efectivamente dispuestos a todo para destruir la CCI, que ésta es básicamente su razón de ser, que ya han cometido una increíble lista de fechorías, hasta el punto de actuar como delatores todo ello habría centrado el debate en esta cuestión y desviado así la discusión.
Pero ya que el GIGC lo pide, no querríamos decepcionarles. He aquí un pequeño recordatorio del pedigrí de estos dos caballeros.
Estos señores proceden de la llamada "Facción Interna de la CCI" (FICCI), que era una mini agrupación de antiguos miembros de la CCI expulsados por chivatazo en 2003 en nuestro 15º Congreso Internacional. No fue ésta la única infamia de la que fueron responsables estos elementos, ya que, negando los principios fundamentales del comportamiento comunista, también se distinguieron por actitudes típicamente destructivas, como la calumnia, el chantaje y el robo. Por estos otros comportamientos, aunque muy graves, la CCI no había pronunciado contra ellos una exclusión, sino una simple suspensión. Es decir, aún era posible que estos elementos regresaran algún día a la organización, siempre y cuando, por supuesto, devolvieran el material y el dinero que le habían robado y se comprometieran a renunciar a comportamientos que no tenían cabida en una organización comunista. Si la CCI decidió finalmente excluirlos, fue porque habían publicado en su página web (es decir, a la vista de todas las policías del mundo) información interna que facilitaba el trabajo de la policía1:
la fecha en la que se iba a celebrar la conferencia de nuestra sección en México con la presencia de militantes de otros países. Este acto repugnante de la FICCI, que consiste en facilitar la labor de represión del Estado burgués, es tanto más despreciable cuanto que sus miembros sabían perfectamente que algunos de nuestros camaradas de México ya habían sido, en el pasado, víctimas de la represión y que algunos se habían visto obligados a huir de su país de origen;
las iniciales reales de uno de nuestros camaradas presentado por ellos como "el jefe de la CCI", con la precisión de que era el autor de tal o cual texto dado su "estilo" (lo que constituye una indicación muy útil para los servicios de policía).
la información periódica en su boletín de los resultados del trabajo de espionaje de nuestra organización, incluida la información directamente relacionada con el trabajo de un informador de la policía.
Cabe señalar que antes de proceder a su expulsión, la CCI había enviado una carta individual a cada uno de los miembros de la FICCI preguntándoles si se solidarizaban con estos actos de delación. Finalmente, la FICCI respondió a esta carta reivindicando colectivamente su infame comportamiento. También hay que señalar que cada uno de estos elementos tuvo la oportunidad de presentar su defensa ante el Congreso de la CCI o ante una comisión de 5 miembros de nuestra organización, 3 de los cuales podían ser designados por los propios miembros de la FICCI. Estos valientes individuos, conscientes de que su comportamiento era indefendible, habían rechazado estas propuestas finales de la CCI.
En cambio, esta "FICCI" envió entonces un "Boletín Comunista" a los suscriptores de nuestra publicación en Francia (cuyo fichero de direcciones había sido robado por los miembros de la FICCI mucho antes de que abandonaran nuestra organización) para decirles una y otra vez que la CCI estaba en las garras de la degeneración oportunista y estalinista.
¡Y esto no es todo!
En 2005, antes de una de nuestras reuniones públicas, uno de los miembros de la FICCI amenazó de muerte a uno de nuestros militantes. Llevaba un cuchillo en el cinturón y le susurró al oído que le cortaría el cuello.
De hecho, podríamos seguir y seguir con esta lista, ya que cada "Boletín Comunista" contenía su ración de calumnias.
En 2013, el FICCI adoptó el nuevo nombre de "Grupo Internacional de la Izquierda Comunista" (GIGC). Más concretamente, este nuevo grupo es el resultado de la fusión entre una parte del grupo Klasbatalo de Montreal y la FICCI.
Pero fueron las formas matonescas y el odio de los miembros de la FICCI hacia la CCI lo que inmediatamente tiñó la política y la actividad de este “nuevo” grupo.
Así, nada más nacer, este GIGC empezó a gritar a los cuatro vientos que estaba en posesión de los Boletines internos del CCI. Al exhibir su trofeo de guerra y armar tanto alboroto, el mensaje que estos chivatos intentaban transmitir era muy claro: ¡hay un "topo" en el CCI que trabaja mano a mano con la ex FICCI! Se trataba claramente de un trabajo policial sin otro objetivo que sembrar la sospecha generalizada, el malestar y la discordia en el seno de nuestra organización. Estos son los mismos métodos utilizados por la policía política de Stalin, el GPU, para destruir el movimiento trotskista desde dentro en la década de 1930. Son los mismos métodos que utilizaron los miembros de la ex FICCI cuando hicieron viajes "especiales" a varias secciones de la CCI en 2001 para organizar reuniones secretas y difundir rumores de que una de nuestras camaradas (la "esposa del jefe de la CCI", como decían) era "policía". El mismo proceso para tratar de sembrar el pánico y destruir el CCI desde dentro en 2013 fue aún más despreciable: bajo el hipócrita pretexto de querer "tender la mano" a los militantes del CCI y salvarlos de la "desmoralización", estos provocadores profesionales enviaban en realidad el siguiente mensaje a todos los activistas del CCI: "¡Hay un traidor (o varios) entre vosotros que nos está dando vuestros Boletines internos, pero no os daremos su nombre porque sois vosotros mismos quienes debéis buscarlo!" Este es el objetivo real y permanente de este "grupo internacional": tratar de introducir el veneno de la sospecha y la desconfianza en el CCI para intentar destruirlo desde dentro. Es una verdadera empresa de destrucción, cuyo grado de perversión no tiene nada que envidiar a los métodos de la policía política de Stalin o de la Stasi alemana.
Hemos preguntado públicamente en repetidas ocasiones al GIGC cómo llegaron a sus manos nuestros boletines internos. ¿Había un cómplice dentro de nuestra organización? ¿Los obtuvo la propia policía pirateando nuestros ordenadores y pasándoselos después al GIGC por algún medio? Si el GIGC hubiera sido una organización responsable en lugar de una banda de granujas, se habría apresurado a resolver este misterio e informar al medio político proletario de los resultados de sus investigaciones. En cambio, ha evitado sistemáticamente esta pregunta, que seguiremos haciéndole públicamente.
Su último artículo, que reproducimos íntegramente más arriba, no es una excepción a estos métodos nauseabundos. Lo que sí podemos reconocerle al GIGC es su coherencia.
Sin embargo, a través de este artículo, no es dentro de la CCI donde el GIGC intenta sembrar la división, la sospecha y la desconfianza, sino dentro de toda la izquierda comunista. Al escribir "¿No se organizó la reunión por iniciativa del GIGC, al que [la CCI] denuncia como "grupo parásito" y "oficina del Estado burgués" (Revolución Internacional 446), y de la TCI, a la que critica por sus concesiones oportunistas al parasitismo?”.
El GIGC, digno heredero de la FICCI tiene la función de destruir los principios de la izquierda comunista, de sembrar la desconfianza y la división. El odio de los miembros de la ex-FICCI hacia la CCI prevalece y tiñe toda la política de este grupo, sea cual sea el nivel de conciencia de sus distintos miembros integrados posteriormente. Se trata, pues, de una lucha contra un grupo que, bajo la apariencia de defender las posiciones de la izquierda comunista, defiende objetivamente los intereses del campo burgués2, asumiendo su peor moral y sus peores actitudes.
La lucha contra el oportunismo tiene lugar dentro del propio campo proletario. Toda la historia del movimiento obrero demuestra que es una debilidad constante que gangrena el campo proletario. Se trata, pues, de combatir el oportunismo mediante la polémica más firme y fraternal posible, en el seno del medio político proletario. Esta lucha no sólo se libra entre organizaciones revolucionarias, sino también dentro de ellas. La historia de la CCI demuestra que lleva 50 años luchando contra esas derivas.
Por ello, esos métodos de amalgama, de confusión deliberada del GIGC para sembrar la confusión y la desconfianza, son abyectos.
Parafraseando a Rosa Luxemburgo: Mentir, delatar, embadurnar, cubrir de inmundicia: eso es el parasitismo, eso es lo que es. No es cuando sus protagonistas se dan a sí mismos la apariencia de respetabilidad y filosofía, moralidad y apertura, debate y fraternidad en la plataforma de un presidium de comité, es cuando el parasitismo se asemeja a una bestia salvaje, cuando baila el sabbat del matonismo, cuando sopla la desconfianza sobre la izquierda comunista y sus principios, cuando se muestra desnudo, tal como es en realidad.
CCI 15-1-23
1 El GIGC asume descaradamente su postura policial. De hecho, desde 2005, los documentos relativos a los debates internos de la CCI pueden encontrarse en su sitio web "GIGC / Boletín Comunista Internacional".
2 Esta defensa no se realiza mediante la defensa de un programa burgués. En efecto, como destacan nuestras tesis sobre el parasitismo: "Marx y Engels [...] ya caracterizaban como parásitos a los elementos politizados que, pretendiendo adherirse al programa y a las organizaciones del proletariado, concentran sus esfuerzos en la lucha, no contra la clase dominante, sino contra las organizaciones de la clase revolucionaria". Construcción de la organización revolucionaria - Tesis sobre el parasitismo | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [2]
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chile_toma_de_posicion_sobre_la_victoria_del_rechazo.pdf [5] | 58 KB |
El mes de Septiembre en Chile estuvo marcado por la polarización política en la población respecto al plebiscito por una nueva constitución. Luego de un año de un proceso constituyente que se destacó por el “radicalismo” y la incompetencia de los representantes electos, luego de seis meses del gobierno Boric marcado por la crisis económica, la inflación, la continuación del conflicto armado en la Araucanía, entre otras miserias.
Como sabemos, el resultado del plebiscito fue una rotunda victoria del rechazo al proyecto de constitución que fue presentado por la convención. Este resultado ha sido interpretado por los medios burgueses de múltiples formas a través de diferentes mistificaciones ideológicas, atribuyendo este resultado a las acciones individuales de los representantes, el contenido “antipopular” del texto, las “campañas del terror” y la desinformación por parte de la derecha. Enfocarse en estos aspectos particulares solo lleva a la confusión, la clase obrera necesita claridad y para eso requiere de una visión general adquirida a través de la experiencia, la reflexión y el debate. Nosotros buscamos aportar a la discusión en el medio proletario con esta toma de posición, estamos abiertos a respuestas y debates sobre este texto.
Si el “Acuerdo por la Paz” del 12 de noviembre de 2019, organizado por la burguesía para dar fin a un mes de revuelta popular con la promesa de la nueva constitución1, le sirvió a la “nueva” izquierda para llevar a cabo una campaña con promesas de cambios que le permitiría llegar al gobierno, esta tuvo que arrastrar a un montón de elementos de extrema izquierda que apoyaban la revuelta para poder vencer a la derecha. Estas fuerzas “radicales” de la burguesía representaban diferentes ideologías: ultraizquierda, indigenismo, regionalismo, “movimientos sociales” varios como el feminismo, el ecologismo, el movimiento LGBT. Algunas de estas tendencias podían ser absorbidas por la izquierda, mientras que otras atentaban contra los intereses generales del Estado, pudiendo generar una ruptura en su unidad en un momento de crisis donde esta unidad se vuelve extremadamente necesaria para la burguesía.
Entre las propuestas más polémicas se encontraban:
- La proclamación de Chile como un estado “plurinacional”. Algo que se encuentra fuera de sintonía con el rumbo histórico del país, pero más aún, contra la necesidad del Estado de mantener su unidad frente a la descomposición social.
- La eliminación del estado de excepción, que tanto el gobierno de Piñera como el de Boric han empleado duramente. El primero durante la revuelta y ambos en la militarización de la Araucanía.
Cabe mencionar también la aparición de elementos “independientes”, provenientes del medio popular e intelectual que aprovecharon la situación para obtener dinero y fama, pero que eran políticamente ineptos para los intereses generales de la burguesía chilena. Estos se aglomeraron en la Lista del Pueblo, que representaba un populismo de izquierda sin pies ni cabeza, que sin embargo logró obtener 26 de los 155 puestos de la constituyente, ubicándose en tercer lugar después de Chile Vamos (coalición de los partidos de la derecha, 37 puestos) y Apruebo Dignidad (El Frente Amplio ahora sumado al PC, 28 puestos).
Es por estas razones que una vez que el Apruebo Dignidad llega al gobierno, su actitud se vuelve completamente diferente, se muestra ambivalente frente a la posibilidad de no aprobar la nueva constitución y presta cada vez menos apoyo oficial a la convención constitucional y el texto que esta genera. En un principio el presidente Boric revela que el gobierno se está “anticipando ante los escenarios” que podían resultar de la votación2, mientras que la ministra vocera de gobierno Camila Vallejo, ante la propuesta de Chile Vamos de formar una “vía alternativa”, se opone diciendo que “no hay más opciones” que Apruebo o Rechazo3. Mientras más se acercaba el plebiscito, se hacía cada vez más claro que el Gobierno estaba preparándose para la derrota, con el presidente declarando el 20 de agosto “yo me la voy a jugar por un Chile que se una por una nueva Constitución, ya sea que gane el Apruebo o el Rechazo”4.
Inmediatamente después de la aplastadora victoria del Rechazo con un 62% del total de los votos, el Gobierno realiza un cambio de gabinete, cambiando a varios de sus ministros de Apruebo Dignidad por figuras de la ex Concertación, a quienes siempre criticaron y llamaban “los mismos de siempre”. Al mismo tiempo, comienza un nuevo ciclo de teatro con la mesa de negociación entre los partidos políticos para decidir el mecanismo del próximo proceso constituyente. A mediados de diciembre se acordó que habrá una nueva convención constituyente, pero esta vez tendrá solo 50 representantes electos por sufragio y contará con 24 “expertos” designados por el congreso. Más allá de servir para golpear la conciencia con la exposición de las riñas internas por quiénes serán los expertos, esto muestra las dificultades del Estado por mantener los intereses del capital nacional contra dificultades económicas, políticas y sociales cada vez mayores. Para dar una respuesta al caos burgués, el proletariado debe aprender de estas experiencias, de lo contrario, seguiremos en una senda hacia la destrucción de la sociedad humana.
Con la “nueva constitución” que enterrara la de Pinochet ´1980 prometieron que habría una “verdadera democracia” y la realidad es que la dictadura del capital SIGUE. La cuestión no es “más o menos democracia” sino comprender que el Estado se disfrace de “demócrata” o actúe sin disfraz (como la dictadura abierta de Pinochet) es siempre la dictadura del capital.
Boric prometía un gobierno “a favor del pueblo” y no de la “oligarquía” (Piñera). La realidad es que Boric y Piñera son gobiernos del capital. Cambian los gestos y las promesas, pero sigue la miseria y la explotación y el beneficio de la minoría capitalista a costa de los trabajadores.
Los grupos de extrema izquierda y los defensores de todo tipo de “causas sociales” (feminismo, LGTB, mapuches etc.) son auxiliares radicales de los partidos o coaliciones que gobiernan Chile desde que “jubilaron” a Pinochet. Los usan para el Gran Teatro de la “nueva constitución” y después los apartan de un manotazo con el “triunfo del rechazo”.
El proletariado tiene que defender con uñas y dientes su AUTONOMIA POLITICA DE CLASE contra esas elecciones tramposas: Rechazo o Apruebo; Boric o Piñera; Democracia o Dictadura. Su fuerza está en su lucha como clase por sus intereses inmediatos e históricos buscando la unidad y la solidaridad con el conjunto del proletariado mundial.
Daniel
1 Para ver lo que pasa en Chile desde las revueltas de 2019 ver Chile: EL DILEMA NO ES DICTADURA – DEMOCRACIA SINO BARBARIE CAPITALISTA O LUCHA DE CLASES PROLETARIA https://es.internationalism.org/content/4615/chile-el-dilema-no-es-dictadura-democracia-sino-barbarie-capitalista-o-lucha-de-clases [6]
2 https://www.latercera.com/politica/noticia/declaraciones-de-boric-por-un-plan-b-ante-eventual-triunfo-del-rechazo-le-abren-flanco-con-el-oficialismo/RDTGTJD3XFBATDSCEDZ5TETYKQ/ [7]
3 https://www.emol.com/noticias/Nacional/2022/05/23/1061837/gobierno-propuesta-chilevamos-plebiscito-constitucion.html [8]
4 https://www.emol.com/noticias/Nacional/2022/08/20/1070441/presidente-expectativas-post-plebiscito.html [9]
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debate_con_lector_sobre_la_guerra_de_ucrania_y_la_relacion_de_fuerzas_de_clase_en_la_situacion_actual.pdf [11] | 98.01 KB |
Querido compañero,
Saludamos que nos hayas enviado una carta expresando tus posiciones sobre la situación actual y sobre el combate de los revolucionarios. Es de vital importancia que los revolucionarios del medio político proletario entremos en una polémica de posiciones y principios que permita una clarificación profunda de cara a la formación del futuro Partido. Para responderte partimos primero de lo que compartimos contigo y continuamos con una crítica que esperamos anime la continuación de esta discusión.
Hemos de comenzar afirmando que hay dos polos en la situación histórica actual, el polo de la destrucción de la humanidad y el polo de la difícil recuperación de la identidad y combatividad de una clase obrera no derrotada. Es en este segundo polo donde nos alegramos de compartir la perspectiva que nos haces llegar: cuando afirmas el papel fundamental de los revolucionarios y tu convicción de contribuir al esfuerzo de la vanguardia política del proletariado; y cuando afirmas el papel fundamental del proletariado de los países centrales debido a su experiencia de lucha. Sobre lo primero, los revolucionarios seremos el acicate para la reconstrucción de la conciencia de la clase obrera y la recuperación de su identidad y la politización de sus luchas, tarea en la que la CCI está profundamente comprometida, por lo que saludamos calurosamente que comiences esta discusión con nosotros. Sobre lo segundo, tenemos hoy el ejemplo de las luchas de la clase obrera en Gran Bretaña, que ya representa por su combatividad y entrega en sus luchas un faro que ilumina el camino e influencia a las demás trabajadores de Europa, América y resto del mundo, aunque no sin verse enfrentado duramente a aquellos engaños y mistificaciones que mencionas, y a todo el poder de la institucionalidad burguesa donde está incluido el sindicalismo de toda índole, como dices, como su más traicionera herramienta y último baluarte del Estado.
Sin embargo, hay una serie de cuestiones que pensamos que planteas desde una base confusa, especialmente en referencia al polo de la tendencia capitalista a la destrucción de la humanidad. Eso sí, saludamos que las plantees abiertamente ya que el debate proletario es un combate a través de la búsqueda de claridad donde los revolucionarios debemos exponer las posiciones que defendemos claramente.
Como la revolución proletaria no es una cosa de fe ciega en el futuro ni un automatismo histórico, sino cuyo eje fundamental es el desarrollo de la consciencia de clase, por ello, la actividad de los revolucionarios debe estar basada en un análisis claro tanto de (1) la situación histórica como de (2) la relación de fuerzas entre proletariado y la burguesía. Pensamos que el texto que nos envías tiene confusiones importantes en el primer punto, los cuales a su vez pueden dificultar que comprendas la vital importancia del segundo punto.
Según dices “Con la guerra: asesinan la consciencia proletaria, crean mercado de venta de armamento y crean el mercado de la reconstrucción de la infraestructura destruida. Si lo lograsen, esto les permitirá respirar con una economía agónica unos años más, para luego volver al maquiavélico ciclo de crisis-guerra-reconstrucción.”
De ello entendemos que defiendes la posición de que las destrucciones que la guerra provoca crean las condiciones para una reconstrucción a través de nuevos mercados que representaría un nuevo ciclo de acumulación capitalista, y permitiría respirar unos años más al capitalismo. Además, aplicas la fórmula de “crisis-guerra-reconstrucción-crisis” que hemos empleado en nuestros textos, asimilándola a la idea de que la guerra produce nuevos mercados. Esta no es nuestra posición.
En 1994, en nuestra polémica con Battaglia Comunista que se puede ver en la Revista Internacional 79 [1] decíamos claramente que la expresión “ciclo crisis-guerra-reconstrucción” no tenía una naturaleza estrictamente económica y no era sinónimo de ciclos de acumulación de capital, sino más bien de las condiciones de una reestructuración del mercado mundial, no sin enormes destrucciones, y un estímulo artificial en la reconstrucción.
Es más, en 2001, el punto 9 de nuestra Resolución sobre la Situación Internacional[2] decíamos lo siguiente “En el período de decadencia, la guerra ha sido, cada vez más, un desastre económico, una pérdida completa. El mantenimiento de cada conflicto particular acarrea costes que sobrepasan con mucho los beneficios que se puedan sacar de él. Por ello, aunque hubo fuertes presiones económicas que sin duda desempeñaron un papel clave para empujar a Zimbabwe a invadir el Congo, o Irak a invadir Kuwait, las complicaciones militares habidas después precipitaron a esos países en una ruina todavía más profunda. Esto quiere decir, hablando ya en general, que se terminó el ciclo crisis-guerra-reconstrucción, que daba una especie de apariencia de racionalidad a la guerra mundial en el pasado, pues ninguna nueva guerra mundial vendría seguida de la menor reconstrucción. Pero ninguno de esos cálculos de ganancias o pérdidas no impedirá que los Estados imperialistas tengan que responder a la necesidad de defender su presencia imperialista en el mundo, de sabotear las ambiciones de sus rivales, o de incrementar sus presupuestos militares. Al contrario, están todos entrampados en una lógica que no pueden controlar, una "lógica" que cada vez lo es menos, incluso con un enfoque capitalista, y es eso precisamente lo que hace que la situación ante la que está enfrentada la humanidad sea tan peligrosa e inestable. Sobrestimar la racionalidad del capital equivale a subestimar la amenaza real de guerra en el período actual.”
Como decimos en una respuesta reciente a un contacto[3] “La guerra cumplió en la fase ascendente del capitalismo una función económica de conquista de nuevos mercados: bien en el sentido de la formación de nuevas naciones (guerra franco-prusiana), de derrotar a sectores más arcaicos del capital (guerra civil en los EEUU), o las guerras coloniales. Todas ellas participaban de la expansión del capitalismo, por ejemplo, destruyendo las relaciones de producción anteriores o aniquilando a la población autóctona para disponer de las fuerzas productivas de la tierra que habitaban. La guerra fue un arma esencial para conseguir esto. Ya que la guerra tuvo una finalidad progresista de expansión de las relaciones de producción capitalista (y con ello la fundación de las bases materiales para la revolución proletaria), el proletariado pudo apoyar en algunas de estas guerras a los sectores más progresistas de la burguesía. La pregunta que debemos hacernos aquí es, ¿cuál es la diferencia en la decadencia? En la decadencia la guerra: No tiene una racionalidad económica; Ni proporciona las bases para un impulso cíclico al desarrollo del capitalismo; Ni proporciona una salida real a la sobreproducción”.
Cuando el capital ha alcanzado ya sus límites de capacidad de expansión mundial, y los mercados que restan no ofrecen un campo suficiente para la acumulación de capital, la guerra imperialista no es expresión de la expansión real del capitalismo, sino de la explosión de este contra él mismo. Supone una tendencia a la autodestrucción. Porque constituye un gasto improductivo que participa de un proceso de esterilización y, peor aún, de destrucción de capital. Producir tomates se integra en el proceso de acumulación puesto que sirve a la reproducción de la fuerza de trabajo. Producir una máquina se integra igualmente en la acumulación pues sirve para producir diferentes mercancías, bien de consumo, bien de capital. En cambio, nada de eso sucede con las armas. Estas tienen como destino, bien destruir (destruyéndose ellas al emplearlas), bien quedarse obsoletas (obligando a ser finalmente destruidas). Por tanto, son un verdadero obstáculo improductivo para una acumulación real, que debilita el proceso en cada nuevo ciclo. Es decir, que el capitalismo no puede cíclicamente hacer retroceder las agujas del tiempo, sino que se hunde cada vez más como sistema en el endeudamiento y en un supuesto crecimiento ilusorio uno de cuyos rubros es la producción masiva de armamento: es decir el sacrificio del futuro en interés inmediato del presente, hasta el punto de que el futuro que se sacrifica es cada vez más próximo.
Como expresaron los camaradas de INTERNATIONALISME en 1945, de cuya continuidad nos reclamamos: “No existe oposición fundamental en el régimen capitalista entre guerra y paz, pero sí existe una diferencia entre las dos fases, ascendente y decadente, de la sociedad capitalista y por tanto una diferencia de la función de la guerra (en la relación entre la guerra y la paz), en las dos fases respectivas. Si en la primera fase la guerra tenía por función asegurar la ampliación del mercado, con vistas de una mayor producción de consumo, en la segunda fase es lo contrario, la producción está esencialmente centrada en la producción de medios de destrucción, es decir, es una producción para la guerra. La decadencia de la sociedad capitalista encuentra su expresión patente en el hecho de que las guerras cuya finalidad era el desarrollo económico -período ascendente- se convierten, al contrario, en finalidad de la actividad económica, la cual queda restringida esencialmente a la preparación de aquélla -período decadente-. Esto no significa que la guerra se haya convertido en el objetivo de la producción capitalista; el objetivo sigue siendo para el capitalismo la producción de plusvalía, pero sí que significa que la guerra, al haber tomado un carácter permanente se ha convertido en el modo de vida del capitalismo decadente” [4].
La guerra no tiene una racionalidad económica para el capitalismo decadente. Y pese a que algunos Estados podían tener cierto beneficio económico particular de la guerra (como el caso de Norteamérica en la Segunda Guerra Mundial), esto se ha hecho ya prácticamente obsoleto y en la fase de la descomposición la guerra está perdiendo incluso toda racionalidad de posicionamiento estratégico, y su única lógica es cada vez más solo la destrucción del rival imperialista.
En segundo lugar, expresas una idea que identificas con el maquiavelismo de la burguesía diciendo que “Con la guerra: asesinan la consciencia proletaria (…) el estado burgués mundial, luego de culminada la 2da guerra mundial, ha estado a la caza de reunir las condiciones psicosociales para converse y someter a la población, y sobre todo a la clase trabajadora del conjunto de naciones de la Europa occidental, para que permita y participe en una conflagración bélica. Y así conseguir su premio mayor nuevamente”
Pensamos que lo que expresas parte de un esquematismo según el cual la guerra sería un acuerdo de la burguesía mundial (y un supuesto “Estado mundial”) con dos fines (1) darse una inyección de nueva vida reanudando un nuevo ciclo de acumulación (ya hemos respondido a esto antes) y (2) aplastar al proletariado para que no oponga resistencia al capitalismo.
En nuestro Texto de Orientación sobre Militarismo y Descomposición (1991)[5] decíamos que “El que en el período venidero el mundo ya no esté dividido en bloques imperialistas, y que le incumba a una sola potencia mundial –los EEUU– ejercer el liderazgo mundial, no significa ni mucho menos que sea correcta la tesis del “súper imperialismo” (o “ultra imperialismo”) como la que desarrolló Kautsky en la 1ª Guerra mundial. Esta tesis había sido elaborada ya antes de la guerra por la corriente oportunista que se desarrollaba en la Socialdemocracia. Tenía sus raíces en la visión gradualista y reformista que consideraba que las contradicciones (entre clase y entre naciones) en la sociedad capitalista estaban destinadas a atenuarse hasta desaparecer. La tesis de Kautsky suponía que los diferentes sectores del capital financiero internacional podían llegar a unificarse para establecer una dominación estable y pacifica sobre el conjunto del mundo. Esta tesis, que se presentaba como “marxista” era evidentemente combatida por todos los revolucionarios, y, en particular, por Lenin (sobre todo en El imperialismo, fase superior del capitalismo), los cuales ponían de relieve que si al capitalismo se le resta la explotación y la competencia entre capitales ya no es capitalismo. Está muy claro que esa posición revolucionaria sigue siendo hoy totalmente válida”. La posición del renegado Kautsky también ignoraba el hecho de que el máximo nivel de unificación posible entre las diferentes fracciones nacionales de la burguesía mundial es precisamente el de la nación, lo que las hace incapaces de establecer una autoridad política y una organización de la sociedad realmente supranacionales. La conclusión de que el capital posee un gobierno mundial único (“Estado mundial”) es negar la continuidad de lo que siempre ha defendido el marxismo, la división del capital en Estados nacionales que se pelean a muerte en la arena internacional.
“Tampoco podría confundirse nuestro análisis con el desarrollado por Chaulieu (Castoriadis), el cual tenía al menos la ventaja de que rechazaba explícitamente el marxismo. En ese análisis, el mundo se encaminaba hacia un “tercer sistema” no en la armonía tan querida por los reformistas, sino a través, de convulsiones brutales. Cada guerra mundial llevaba a la eliminación de una gran potencia (la segunda había eliminado a Alemania). La 3ª Guerra mundial iba a dejar un único bloque que haría reinar su orden en un mundo en el que las crisis económicas desaparecían y en el que la explotación capitalista de la fuerza de trabajo sería sustituida por una especie de esclavitud, de un reino de “dominantes” sobre “dominados” (idem).
La idea de que el desarrollo de vínculos económicos, financieros y comerciales entre los países era un freno a sus antagonismos imperialistas y acabaría con el peligro de guerra parece tener una cara B pues, en la noción de que realmente desembocaría en un orden mundial unificado de explotación.
Pensamos que la visión que defiendes en tu carta, aunque se exprese en términos empleados por el marxismo, coquetea con estas visiones que revisan la terminología marxista para adaptarla a un supuesto mundo dominado por un poder homogéneo mundial. La diferencia con tu postura es que, en lo que tú expresas, la clase dominante no podría hacer reinar la explotación tranquila y apaciguadamente, sino que se vería obligada a converger en la guerra por una especie de necesidad de “ir reiniciando el sistema” en un ciclo malévolo y criminal.
Hemos de decir que nuestra posición no es identificar el maquiavelismo de la burguesía con una conspiración mundial ni con una comunidad de intereses de la burguesía mundial. Si bien, como bien dices, la burguesía es capaz de preparar el terreno para la guerra, provocar trampas maquiavélicas para conseguirlo, y expresar su duplicidad con las mentiras más enrevesadas, esto no es tampoco identificable a un plan coordinado por la burguesía mundial para aplastar al proletariado.
Debemos recordar que “es indiscutible que ‘la guerra destruye sobre todo enormes fuerzas de trabajo’, al provocar la muerte de grandes masas de proletarios. Pero esta frase da a entender que la guerra sería la solución adoptada por la burguesía para enfrentarse al peligro proletario, idea que nosotros no compartimos. Esta idea no marxista de que la guerra en el capitalismo sería, en realidad, “una guerra civil de la burguesía contra el proletariado” fue sobre todo defendida, en la Izquierda Italiana, por Vercesi”[6] Vercesi que, en su amalgama de desviaciones a partir de 1937, también teorizaba “la economía de guerra como superación de la crisis, guerras «localizadas» contra la clase obrera, y finalmente «desaparición social del proletariado».
Pensamos que el riesgo de esta posición que expresas está en cambiar el sentido a las posiciones históricas del proletariado sobre el totalitarismo estatal y el sentido de la guerra imperialista, y en no ver y analizar realmente la fuerza real del proletariado más que como una esperanza difusa. Nos parece que eso arriesga la convicción que sí mostrabas en cuanto al primer polo que hemos descrito sobre la lucha de la clase obrera. Y nos parece ver esta debilidad en la falta de un análisis claro de la fuerza real del proletariado, que expresas más bien como una esperanza que al carecer de auténticas bases materialistas sería puramente ilusoria.
Sin embargo, una de las adquisiciones fundamentales de la Izquierda Comunista es la necesidad de un análisis claro sobre la relación global de fuerzas entre las clases.
Como decíamos en 2001[7], “en el seno del medio político proletario, se mantienen los desacuerdos fundamentales sobre la relación de fuerzas entre las clases (…) Las condiciones del capitalismo ascendente no permitieron que evolucionara plenamente la idea de que la evolución ya sea hacia la guerra mundial ya hacia levantamientos revolucionarios depende de la relación de fuerzas global entre las clases” (…) “Al irse debilitando el ímpetu inicial de la oleada revolucionaria, el optimismo un tanto simplista de los primeros años apareció cada vez más fuera de lugar, y se hizo cada vez más urgente hacer una valoración sobria y realista de la verdadera relación de fuerzas entre las clases. A principios de los años 20, hubo particularmente una polémica muy fuerte entre la IC y la Izquierda alemana sobre esta cuestión”.
Si bien durante la mayoría de la fase de la decadencia el punto en que se encontraba la relación de fuerzas entre las clases determinaba una inclinación de la dinámica de la sociedad hacia enfrentamientos masivos de clase, o bien hacia la guerra imperialista mundial, en la fase de descomposición del capitalismo se comienza un periodo terminal producido por el bloqueo, donde la burguesía de los países centrales no ha logrado imponer su proyecto al proletariado arrastrándolo a una nueva guerra imperialista, ni el proletariado ha conseguido afirmar su alternativa histórica. Como producto de la descomposición se han exacerbado cualitativamente todas las tendencias de la sociedad al caos, incluido el cada uno a la suya de la burguesía. Las guerras del cada uno a la suya de la descomposición no son, ni mucho menos, menos peligrosas que la tendencia a una guerra mundial, más bien al contrario. Sin embargo, dejaremos esta cuestión para otra discusión, ya que no podemos abordarlo todo.
Como decíamos al principio, solo un análisis claro de la situación histórica y de la relación de fuerzas entre las clases nos llevará a comprender en profundidad nuestras tareas como revolucionarios. Esperamos que esta polémica que hemos iniciado prosiga, y así se muestren con claridad los acuerdos y desacuerdos que puedas tener en estas cuestiones cruciales para intervenir en la lucha de clases.
Fraternamente,
CCI, enero de 2023
LA GUERRA EN UCRANIA ES UN PLAN PRECONCEBIDO PARA LA GUERRA EN EUROPA OCCIDELTAL La guerra en Ucrania corresponde a un plan preconcebido mucho antes de que empezasen las declaraciones desde mediados del año 2021, por parte de los altos personeros de los estados burgueses “beligerantes”, anunciando las eminentes actividades bélicas en dicho territorio, lo cual se materializó en febrero de este año 2022. Sabemos de la permanencia de ciclo infernal de crisis-guerra-reconstrucción al que somos sometidos todos los habitantes del planeta, desde que se hizo patente la decadencia del sistema capitalista a comienzos del siglo pasado. Ciclo y círculo vicioso inherente al sistema capitalista. Por lo tanto, para los regentes del sistema (las burguesías y sus estados que incluye a todas las naciones del mundo sin excepción) les es inevitable transitar por el circuito malévolo del ciclo mencionado. En este sentido, el estado burgués mundial, luego de culminada la 2da guerra mundial, ha estado a la caza de reunir las condiciones psicosociales para converse y someter a la población, y sobre todo a la clase trabajadora del conjunto de naciones de la Europa occidental, para que permita y participe en una conflagración bélica. Y así conseguir su premio mayor nuevamente, tal como lo hicieron en la 1ra y 2da guerra mundial. Después de la 2da guerra mundial, la burguesía no ha podido convencer y someter, a pesar de la enorme crisis económica que ha venido asolando a todas las naciones del mundo desde mediados del siglo pasado e intensificándose en las últimas 4 décadas, al igual que los focos de conflagraciones bélicas, que no han dejado de ocurrir en todo este tiempo en diferentes partes del mundo, a pesar de todo lo mencionado, hasta ahora no han podido convencer y someter a la clase trabajadora de la Europa occidental para dejarse arrastrar a este tipo de eventos nuevamente. Lo de Ucrania se vislumbra como un esfuerzo mayúsculo por parte de la burguesía para conseguir este objetivo. No sólo por la dimensión geográfica e importancia geopolítica-económica que representa la nación ucraniana en pleno corazón de Europa, también porque las autoridades de los diferentes gobiernos de la Europa occidental estaban conscientes del malestar que causarían en sus poblaciones respectivas, cerrando (mediante imposición de sanciones) las fuentes de suministro energético provenientes de la nación rusa y en menor medida entorpeciendo las rutas del suministro de alimentos del granero europeo ucraniano. Se quiere hacer ver que este plan se elabora y empieza a ejecutarse a partir de que Rusia comenzó la invasión de algunos territorios del sur este ucraniano en febrero de este año, la verdad es que ni siquiera es un plan que se elabora a partir de que Rusia decide anexarse la península de Crimea en el Mar Negro por allá en el 2014 (territorio perteneciente a la nación ucraniana hasta ese entonces). Es un plan concebido con mayor antigüedad. Si echamos un vistazo a la política del bloque occidental hacia la nación ucraniana antes de la anexión de Crimea por parte de Rusia, podemos ver que un gobierno pro burguesía rusa fue derrocado y sustituido por un gobierno pro burguesía occidental y sabemos que las caídas de gobiernos en pro o en contra de equis facción burguesa, lleva incluso hasta años implementarla. Lo que nos indica que el plan ya llevaba años concibiéndose antes del 2014. Es claro que las burguesías europeas estaban y están conscientes del malestar que ocasionarían con las políticas de sanciones a la nación rusa (sería ingenuo pensar lo contrario), sobre todo durante el periodo invernal que se avecina, donde seguramente muchos perecerán por falta de calefacción por no poder pagar las altas tarifas de la energía y los que puedan pagar tendrán que sacrificar otras necesidades que quedaran insatisfechas. Las declaraciones de los altos voceros de los gobiernos de Francia y Alemania evidencian el maquiavélico plan: anunciando por el ejemplo que “el estado de bienestar ya se acabó”, anunciando planes de contingencia para el racionamiento eléctrico, diciendo que hay que apretarse el cinturón, etc., etc., etc. Todo ello dirigido a exacerbar el malestar, para luego tratar de canalizar la rabia hacia los intereses de la burguesía. A todas estas parece que la burguesía ha decidido apostar fuerte y pisan el acelerador a fondo en la consecución de su objetivo de continuar inevitablemente (condición del sistema capitalista) con su criminal ciclo de crisis-guerra-reconstrucción y en esta oportunidad en su región más apetecida, Europa occidental. La burguesía mientras mantiene encendido el foco bélico ucraniano (suministrando armamento), aplica la política de sanciones en contra del suministro energético desde Rusia, lo cual indica que la continuación del plan es tensar la cuerda lo máximo posible dentro del malestar social que creará la alta inflación y desempleo por la crisis económica que se está gestando al ponerle más palos a la rueda económica ya de por si maltrecha aun sin palos. Es una huida hacia delante de la burguesía que sabe lo imparable de la crisis y lo único que puede hacer y ofrecer como “solución” es la guerra. Con la guerra: asesinan la consciencia proletaria, crean mercado de venta de armamento y crean el mercado de la reconstrucción de la infraestructura destruida. Si lo lograsen, esto les permitirá respirar con una economía agónica unos años más, para luego volver al maquiavélico ciclo de crisisguerra-reconstrucción. La burguesía en su apuesta de tensar la cuerda, sabe que va a tener fuertes protestas de las masas descontentas e intentaran sabotearlas y reprimirlas de todas las formas posibles. Intentaran canalizar el malestar hacia el gran oso ruso culpándole de todos los males y del lado ruso harán lo mismo, todo con el objeto de que la población y sobre todo la clase trabajadora se trague el anzuelo de la “necesidad de la guerra”. Espero que en este trance los revolucionarios proletarios podamos contribuir efectivamente en el despertar de la consciencia de clase, podamos hacerles recordar que históricamente la clase trabajadora europea ha representado el bastión de la clase obrera mundial con mayor experiencia de lucha y logros ante los enfrentamientos contra la burguesía, sepamos exponerles a los engaños y mistificaciones que enfrentará contra todo el poder de la institucionalidad burguesa (lo que incluye a los sindicatos de toda índole), podamos decirle él porque de las derrotas del pasado y como evitarlas hoy. Finalmente espero que la clase trabajadora europea vuelva ser el ejemplo revolucionario para la clase trabajadora mundial y salga fortalecida de este trance, para que de alguna forma podamos iniciar una lucha de clases (proletariado vs burguesía) y no una guerra entre hermanos de clase. Termino con esta proclama: Trabajadores del mundo uníos y tomad el poder político-económico-social para llevadnos de la mano en la construcción de un humano ser con verdadera consciencia de empatía social positiva con nuestros semejantes y el resto de los seres vivos del planeta.
Tavo, desde Venezuela
1 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200704/1836/polemica-con-prometeo-y-communist-review-la-concepcion-del-bipr-so [12]
2 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/224/resolucion-sobre-la-situacion-internacional [13]
3 https://es.internationalism.org/content/4822/debate-proposito-de-la-guerra-en-ucrania-la-guerra-es-la-continuacion-de-la-competencia [14]
4 https://es.internationalism.org/revista-internacional/198910/2140/internationalisme-1945-las-verdaderas-causas-de-la-segunda-guerra- [15]
5 https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [16]
6 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200602/760/bilan-n-11-1934-crisis-y-ciclos-en-la-economia-del-capitalismo-agon [17]
7 https://es.internationalism.org/revista-internacional/201111/3255/el-concepto-de-curso-historico-en-el-movimiento-revolucionario [18]
Algunos acontecimientos tienen una importancia que no se limita al ámbito local o inmediato, sino que tiene un alcance internacional. Por el número de sectores afectados, la combatividad de los trabajadores implicados en la lucha y el amplio apoyo a la acción entre la población trabajadora, la ola de huelgas que se ha extendido por toda Gran Bretaña este verano es un acontecimiento de innegable importancia a nivel nacional. Pero también hay que entender que la importancia histórica de estas luchas va mucho más allá de su dimensión local o incluso de su ocurrencia puntual. Desde hace décadas, la clase obrera de los países europeos está sometida a la presión asfixiante de la descomposición del capitalismo. Más concretamente, desde 2020, ha sufrido varias oleadas de Covid y luego el horror de la guerra bárbara en Europa con la invasión rusa de Ucrania. Aunque estos acontecimientos afectaron a la combatividad de los trabajadores, no la hicieron desaparecer, como todavía subrayaron las luchas en Estados Unidos, España, Italia, Francia, Corea e Irán a finales de 2021 y principios de 2022. Sin embargo, la oleada de huelgas en Gran Bretaña en respuesta a los ataques a su nivel de vida causados por la profundización de la crisis económica, acentuada por las consecuencias de la crisis sanitaria y, sobre todo, por la guerra en Ucrania, es de una escala diferente. En circunstancias difíciles, los trabajadores británicos envían una señal clara a los trabajadores de todo el mundo: hay que luchar, aunque hayamos sufrido ataques y aceptado sacrificios sin poder reaccionar; pero hoy "ya basta": no lo aceptamos más, hay que luchar. Este es el mensaje que se envía a los trabajadores de otros países. En este contexto, la entrada en la lucha del proletariado británico constituye un acontecimiento de importancia histórica en varios niveles.
Esta ola de lucha está dirigida por una fracción del proletariado europeo que ha sufrido más que la mayoría el retroceso general de la lucha de clases desde 1990. En efecto, si en los años 70, aunque con cierto retraso respecto a otros países como Francia, Italia o Polonia, los trabajadores británicos desarrollaron luchas muy importantes, que culminaron con la ola de huelgas de 1979 ("el invierno del descontento"), el Reino Unido fue el país europeo donde el retroceso de la combatividad ha sido más acusado en los últimos 40 años. Durante la década de 1980, la clase obrera británica sufrió una eficaz contraofensiva de la burguesía que culminó con la derrota de la huelga de mineros de 1985 por parte de Thatcher, la "Dama de Hierro" de la burguesía británica. Además, Gran Bretaña se ha visto especialmente afectada por la desindustrialización y la transferencia de industrias a China, India o Europa del Este. Así, cuando la clase obrera sufrió un declive generalizado en todo el mundo en 1989, éste fue especialmente acusado en Gran Bretaña. Además, en los últimos años, los trabajadores británicos han sufrido la embestida de los movimientos populistas y, sobre todo, la ensordecedora campaña del Brexit, estimulando la división en su seno entre los "remainers" y los "leavers", y luego la crisis de Covid que ha pesado mucho sobre la clase obrera, especialmente en Gran Bretaña. Por último, y más recientemente, se ha enfrentado a la intensa algarabía democrática pro-ucraniana y al belicismo especialmente abyecto en torno a la guerra de Ucrania. La "generación Thatcher" sufrió una gran derrota, pero hoy aparece en la escena social una nueva generación de proletarios que ya no se ve tan afectada como sus mayores por el peso de estas derrotas y levanta la cabeza, mostrando que la clase obrera es capaz de responder mediante la lucha a estos grandes ataques. Guardando las proporciones, asistimos a un fenómeno bastante comparable (aunque no idéntico) al que vio surgir a la clase obrera francesa en 1968: la llegada de una generación joven menos afectada que sus mayores por el peso de la contrarrevolución.
El "verano de la ira" solo puede ser un estímulo para todos los trabajadores del planeta y ello por varias razones: se trata de la clase obrera de la quinta potencia económica mundial, y de un proletariado anglófono, cuyas luchas pueden tener un impacto importante en países como Estados Unidos, Canadá o en otras regiones del mundo, como la India o Sudáfrica. Al ser el inglés la lengua de comunicación mundial, la influencia de estos movimientos supera necesariamente la de las luchas en Francia o Alemania, por ejemplo. En este sentido, el proletariado inglés muestra el camino no sólo a los trabajadores europeos, que deberán estar en la vanguardia del ascenso de la lucha de clases, sino también al proletariado mundial, y en particular al proletariado americano. En la perspectiva de las futuras luchas, la clase obrera británica puede servir así de enlace entre el proletariado de Europa Occidental y el proletariado americano. Esta importancia puede medirse también por la reacción preocupada de la burguesía, especialmente en Europa Occidental, ante el peligro de la extensión del "deterioro de la situación social". Es el caso, en particular, de Francia, Bélgica o Alemania, donde la burguesía, a diferencia de la actitud de la burguesía británica, ha tomado medidas más firmes para poner un techo a las subidas del petróleo, del gas y de la electricidad o para compensar el impacto de la inflación y de las subidas de precios mediante subvenciones o reducciones de impuestos, al tiempo que proclama a viva voz que quiere proteger el poder adquisitivo de los trabajadores. Por otra parte, la amplia cobertura mediática de la muerte de la reina Isabel y de las ceremonias fúnebres pretendía contrarrestar las imágenes de la lucha de clases y mostrar, en cambio, una imagen de una población británica unida, envuelta en un fervor nacionalista y respetuosa con el orden constitucional burgués. Desde entonces, los medios de comunicación burgueses han aplicado un amplio apagón sobre la continuación de los movimientos de huelga. La burguesía sabe perfectamente que la profundización de la crisis y las consecuencias de la guerra no cesarán. Sin embargo, el hecho de que ya se esté desarrollando un movimiento masivo ante los primeros ataques, que son similares para todos los destacamentos del proletariado, no solo en Inglaterra sino en Europa e incluso en el mundo, ataques que la burguesía se ve obligada a imponer en el contexto actual, no puede sino preocupar profundamente a la burguesía.
Aunque el proletariado de Europa Occidenta no ha sido derrotado durante los últimos cuarenta años, a diferencia de lo que ocurría antes de las dos guerras mundiales, el declive de su conciencia de clase después de 1989 (subrayado por la campaña sobre la "muerte del comunismo") ha sido, sin embargo, extremadamente importante. En segundo lugar, la profundización de la descomposición a partir de los años 90 ha afectado cada vez más a su identidad de clase, y esta tendencia no ha podido ser invertida por ciertos movimientos de lucha o expresiones de reflexión entre minorías de la clase en las dos primeras décadas del siglo XXI, como la lucha contra el Contrato del Primer Empleo (CPE) en Francia en 2006, el movimiento de los "Indignados" en España en 2011, las luchas en la SNCF y Air France en 2014 y el movimiento contra la reforma de las pensiones en 2019 en Francia o el "Striketober" (neologismo que alude a la ola de huelgas en octubre) en Estados Unidos en 2021. Además, a lo largo de las dos primeras décadas del siglo XXI, la clase obrera mundial se ha enfrentado en sus luchas al peligro de los movimientos interclasistas, como en Francia con las acciones de los "Chalecos amarillos", al peso de las movilizaciones populistas, como el movimiento MAGA ("Make America Great Again") en Estados Unidos, o a campañas burguesas como las "marchas por el clima" o el movimiento "Black Lives Matter" y las movilizaciones a favor del derecho al aborto en Estados Unidos y otros países. Más recientemente, ante las primeras consecuencias de la crisis, han estallado numerosas revueltas populares en varios países de América Latina contra el aumento del precio de los combustibles y otros productos básicos. Todos estos movimientos constituyen un peligro para los trabajadores en la medida en que los arrastran a un terreno interclasista, donde son ahogados por la masa de "ciudadanos" o arrastrados a un terreno completamente burgués. Pero sólo el proletariado ofrece una alternativa a los desastres que marcan nuestra sociedad. Y precisamente, a diferencia de estos movimientos que arrastran a los trabajadores a terrenos falsos, la aportación fundamental de la oleada de huelgas de los trabajadores británicos es la afirmación de que la lucha contra la explotación capitalista debe situarse en un claro terreno de clase y plantear claras reivindicaciones obreras contra los ataques al nivel de vida de los trabajadores: "Además, y este es el elemento que en última instancia determinará el resultado de la situación mundial, el inexorable agravamiento de la crisis capitalista constituye el estimulante esencial para la lucha de clases y el desarrollo de la conciencia, la condición previa para su capacidad de resistir el veneno que destila la podredumbre social. Porque si bien no hay base para la unificación de la clase en las luchas parciales contra los efectos de la descomposición, sin embargo, su lucha contra los efectos directos de la crisis constituye la base para el desarrollo de su fuerza y unidad de clase". (Tesis sobre la descomposición, 1991. Revista Internacional nº 107, 2001). El desarrollo de esta combatividad masiva en las luchas por la defensa del poder adquisitivo es, para el proletariado mundial, una condición ineludible para superar el profundo retroceso que ha sufrido desde el derrumbe del bloque del Este y de los regímenes estalinistas y para recuperar su identidad de clase y su perspectiva revolucionaria. En definitiva, tanto desde el punto de vista histórico como desde el contexto actual al que se enfrenta la clase obrera, esta oleada de huelgas en Gran Bretaña constituye, por tanto, una ruptura en la dinámica de la lucha de clases, capaz de poner en marcha un "cambio en la atmósfera social".
El "cambio de ambiente" social habido durante estas luchas en Gran Bretaña recuerda en ciertos aspectos la situación que se inició en aquel Mayo de 1968 en Francia. Mayo del 68 fue el símbolo de la ruptura con el largo periodo de contrarrevolución precedente, quebrando el collar con el que el estalinismo tenía amarrado al proletariado, inyectando dinamismo, un impetuoso desarrollo mundial de las luchas obreras y abriendo un periodo de enfrentamientos de clase que se concretó durante las dos décadas siguientes en el "otoño caliente" de 1969 en Italia, las luchas en Polonia en 1970 y 1976, antes de alcanzar su auge en agosto de 1980, en Bélgica entre 1970 y 1972, luego en 1983 (servicios públicos) y en 1986, en Estados Unidos (General Motors en Lordstown, Ohio) en 1972 y luego una nueva oleada de huelgas durante el verano de 1986, en Francia de nuevo con la lucha de los trabajadores del acero (Longwy, Denain) en 1979, en Suecia en 1980, en parte de los países escandinavos -Suecia y Noruega- (86), los estibadores de Rotterdam en los Países Bajos en 1984, así como en España (Vitoria, 1976), Alemania, Grecia, Brasil, México y Sudáfrica, entre otros.
En efecto, la entrada en lucha de los proletarios en Gran Bretaña tiene una importancia comparable a la de Mayo del 68 en Francia, porque se sitúa en el corazón de uno de los bastiones más antiguos y desarrollados del capitalismo, en Europa Occidental, en uno de los batallones del proletariado más experimentados en la guerra de clases. Por eso, esa lucha va a desempeñar un papel clave como acicate de crucial importancia en el nuevo desarrollo de las luchas a escala mundial. Y, por otra parte, hoy la burguesía sigue prendiendo las mechas de los mismos contrafuegos con los que se topó la clase obrera en 1968, enfrentada hoy a los mismos enemigos: sindicatos, partidos de izquierda y organizaciones izquierdistas para hacerla descarrilar su combate de su vía de clase.
Y también, el despertar de la combatividad del proletariado en Gran Bretaña replicando a la dramática agravación de la crisis mundial del capitalismo y a los ataques de la burguesía evoca, mutatis mutandis, el Mayo 68 francés por el importante número de proletarios implicados en una lucha que afecta a todos los principales sectores de actividad del país. El análisis del desarrollo de las luchas proletarias en el corazón de Europa debe inscribirse en esta dimensión histórica. Todo lo que la CCI propuso antes de 2022 para analizar el desarrollo de la combatividad obrera en su terreno frente a la crisis y los ataques de la burguesía, se ha confirmado. El proletariado está desarrollando sus luchas actuales sobre esas bases.
Sin embargo, existen diferencias considerables entre ambas situaciones. El contexto es muy diferente: la clase obrera se encuentra hoy considerablemente debilitada. En aquella época el proletariado albergaba cantidad de ilusiones y confusiones sobre el camino hacia la revolución que parecía a su alcance. Esas fueron una de las mayores debilidades de las luchas del 68 y de los veinte años de luchas obreras que siguieron, lo cual llevó al proletariado a encontrarse totalmente indefenso y desorientado en el momento de la caída del bloque del Este en 1989. Esto permitió a la burguesía desarrollar y llevar a cabo una gigantesca campaña ideológica a escala mundial contra el marxismo y el comunismo presentándolos como una victoria de la democracia sobre los regímenes totalitarios "comunistas", minando así la confianza de la clase obrera en sí, en sus fuerzas, acarreando un reflujo general de la lucha de clases, afectando todo ello profundamente a su capacidad para luchar en su terreno de clase y abriendo así el camino a una nueva fase en el hundimiento de la moribunda sociedad capitalista en su decadencia: El resultado ha sido una descomposición social y un estancamiento en la relación de fuerzas en la que ni el proletariado ni la burguesía son capaces de imponer su "salida" al capitalismo en crisis: la revolución mundial para aquel o la guerra mundial para esta, haciendo así posible que se haya producido una putrefacción de raíz de la sociedad y una desintegración de las relaciones sociales, una espiral dominada por la tendencia al sálvese quien pueda y la sumersión en el caos y la barbarie bélica.
Una de las consecuencias de este contexto diferente es que, mientras que en el período de desarrollo de la lucha de clases entre 1968 y 1989, el proletariado pudo desempeñar un papel activo como freno en la confrontación entre los dos bloques, pues su movilización en su terreno de clase impedía el enrolamiento ideológico por parte de la burguesía tras sus soluciones bélicas, siendo así un obstáculo decisivo ante el estallido de una tercera guerra mundial; ahora, en cambio, el nivel de desarrollo de la lucha de clases no dispone de los medios para oponerse inmediata y directamente a la guerra como vemos con la guerra en Ucrania.
Por otra parte, esta situación es reveladora de algo aún más fundamental y crucial para el propio futuro de la humanidad: el inexorable hundimiento de la sociedad capitalista en el caos y la barbarie bélica, la acumulación y encadenamiento de peligros mortales contenidos en la última fase de descomposición del capitalismo, es mucho más más reveladora de la evidente bancarrota del sistema cuyo desenlace será la destrucción planetaria, que la amenaza de una guerra mundial.
Por todo ello, las luchas en Gran Bretaña demuestran que el proletariado no ha sufrido una derrota decisiva, que no está vencido de antemano. Por el contrario, es capaz de levantar cabeza, a pesar de la cantidad de dificultades e incluso de nuevos desafíos que inevitablemente se le presentarán. Esas luchas muestran que sigue abierta la alternativa de futuro: comunismo o barbarie.
Hoy, muchas de las ilusiones y debilidades que marcaron las luchas entre 1968 y 1989 se han derrumbado: Ha quedado claro que el camino hacia la revolución comunista es todavía largo, lleno de escollos y obstáculos que se han hecho más difíciles de superar. Abrirse paso es un reto enorme, pero al proletariado no le queda más remedio que comprometerse resueltamente en una lucha que deja abierta la perspectiva de recuperar la confianza en sí mismo desarrollando sus propias luchas y afirmarse una vez más como la única fuerza social capaz de derrocar y destruir el capitalismo antes de que éste destruya la humanidad.
Queda pues clara la importancia de este movimiento no se limita al hecho de que pone fin a un largo período de relativa pasividad. Estas luchas se desarrollan en un momento en el que el mundo se enfrenta a una guerra imperialista de gran envergadura, una guerra que opone a Rusia y Ucrania en suelo europeo, pero que tiene un alcance mundial con, en particular, una movilización de los países miembros de la OTAN que es una movilización no solo en las armas, sino también en el plano económico, diplomático e ideológico: en los países occidentales, los gobiernos piden sacrificios para "defender la libertad y la democracia". En concreto, esto significa que los proletarios de estos países deben apretarse aún más el cinturón para "mostrar su solidaridad con Ucrania", de hecho, con la clase dominante ucraniana y los gobernantes de los países occidentales. Frente al conflicto en Ucrania, llamar a una movilización directa de los trabajadores contra la guerra es ilusorio en Europa Occidental o en los Estados Unidos; sin embargo, desde febrero de 2022, la CCI ha destacado que la reacción de los trabajadores aparecerá sobre la base del ataque a sus salarios, producto de la acumulación e interconexión de las crisis y desastres del período pasado, y contra la campaña que llama a aceptar sacrificios en apoyo a la "resistencia heroica del pueblo ucraniano". Además, la movilización contra la austeridad capitalista contiene también, en última instancia, una oposición a la guerra. Esto es también lo que llevan en embrión las huelgas de la clase obrera en el Reino Unido, aunque los trabajadores no sean siempre plenamente conscientes de ello: el rechazo a hacer más y más sacrificios por los intereses de la clase dominante, el rechazo a los sacrificios por la economía nacional y por el esfuerzo de guerra, y el rechazo a aceptar la lógica de este sistema que lleva a la humanidad hacia la catástrofe y, finalmente, a su destrucción. En resumen, aunque las luchas se limiten por el momento a un solo país, aunque se agoten, y aunque probablemente no debamos esperar una serie de acontecimientos importantes similares en diferentes países en un futuro próximo, se ha alcanzado un hito. El logro esencial de la lucha de los trabajadores en Gran Bretaña es levantarse y luchar, porque la peor derrota es sufrir el empobrecimiento sin luchar. Es sobre esta base que se pueden aprender las lecciones y la lucha puede avanzar. En esta perspectiva, las huelgas representan un cambio cualitativo y anuncian un cambio en la situación de la clase obrera frente a la burguesía: marcan un desarrollo de la combatividad en un terreno de clase que puede ser el inicio de un nuevo episodio de la lucha, porque es a través de sus luchas económicas masivas que la clase obrera podrá recuperar progresivamente su identidad de clase, erosionada por la presión de 40 años de descomposición, por el reflujo de las luchas y la conciencia, por las sirenas de los movimientos interclasistas, el populismo y las campañas ecologistas. Es sobre esta base que la clase obrera podrá abrir una perspectiva para el conjunto de la sociedad. Desde este punto de vista, hay un "antes" y un "después" del verano de 2022.
R. Havanais, 30.12.2022
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nicolas_redondo_los_sindicatos_falsos_amigos_de_los_trabajadores.pdf [25] | 92.11 KB |
Núñez Feijoo, jefe del PP, ha alabado calurosamente a Nicolás Redondo, afirmando que “fue un referente en la defensa de la libertad, de los derechos de los trabajadores y de la democracia". Antonio Garamendi, máximo pontífice de la patronal (CEOE), ha dicho que "su figura ayudó a impulsar un Diálogo Social que es fundamental para la estabilidad y prosperidad de nuestro país". La CEOE, en otro mensaje, se ha referido a Redondo como una "persona clave en la Transición y la modernización de los sindicatos".
Estos elogios al líder sindical recién fallecido muestran claramente los servicios imprescindibles que prestan los sindicatos al mantenimiento y reforzamiento de la explotación capitalista
Franz Mehring, revolucionario compañero de lucha de Rosa Luxemburgo decía que los obreros “solo tienen falsos amigos y enemigos declarados”. Aplastado al verse alistado en la guerra de 1936 entre el bando franquista y el bando republicano1, el proletariado estaba completamente derrotado lo que permitió al régimen franquista gobernar con un terror salvaje en nombre de los “enemigos declarados” de los trabajadores: la patronal, la iglesia, la derecha etc. En el terreno laboral, el sindicato vertical, fundado por el franquismo, era un nido de chivatos, pelotas y arribistas, que perseguía con saña cualquier lucha o reivindicación obrera.
Sin embargo, con la recuperación histórica del proletariado a partir de las huelgas de 1968 en Francia, el proletariado en España también levantó cabeza. En 1962 hubo grandes huelgas en Asturias que tuvieron un eco en algunas empresas de Barcelona, Madrid y Valencia. A partir de 1971 las huelgas se vuelven cada vez más masivas. Paralizan ciudades enteras como Vigo y Ferrol (1972), Pamplona (1973), Bajo Llobregat (1974). El régimen franquista es incapaz de frenar una lucha donde los trabajadores se autoorganizan en asambleas generales y comités elegidos y revocables, dando rienda suelta a la solidaridad y la unidad, solo tiene como armas una represión ciega y una propaganda estúpida sobre la “España eterna e imperial”. La burguesía necesita reemplazar esos verdugos de camisa azul por el Estado democrático donde la dominación capitalista se ejerce mediante la inteligente combinación entre los Enemigos Declarados (patronal, derecha y extrema derecha etc.) y los Falsos Amigos (sindicatos, izquierda y extrema izquierda, organizaciones “sociales” etc.).
En el terreno sindical, la burguesía española se encuentra con un problema. El sindicato “nuevo” más influyente es Comisiones Obreras, correa de transmisión del PCE, fiel servidor del capital, pero vinculado al bloque imperialista ruso rival de Estados Unidos. En cambio, el sindicato UGT, lacayo del PSOE, tradicional partidario del bloque USA, es muy minoritario, reducido a algunos núcleos en Asturias y País Vasco. Ahí Nicolás Redondo jugará un papel fundamental, al extender por toda España su red sindical, reclutando a antiguos servidores del sindicalismo franquista. Sin embargo, para darse una coloración “obrera” y “combativa” contará con el apoyo entusiasta de los grupos trotskistas que proporcionan la carne de cañón de muchos militantes obreros sinceros y honrados, movilizados por el espejismo de “reconquistar la UGT para la clase obrera”2.
A finales de los años 70 del siglo pasado, la UGT logra casi igualarse en peso e implantación con rivales de CCOO. Es un amasijo de trotskistas, antiguos franquistas del sindicato vertical y católicos “de izquierda” del recién absorbido sindicato USO (que tuvo cierta importancia como oposición sindical en los últimos tiempos del franquismo). Bajo el comando de Nicolás Redondo, nombrado secretario general en 1976, UGT se pone manos a la obra contra la clase obrera3.
Dentro del Estado capitalista, los sindicatos cumplen tres funciones:
Sabotear la lucha y la conciencia obrera, dividir y desorganizar a los trabajadores
Avalar con su firma de “representantes obreros” los ataques contra la condición obrera en salarios, jornada de trabajo, productividad etc.
Engatusar a los trabajadores con toda clase de “servicios y privilegios sociales”
De la mano de Nicolás Redondo y de sus sucesores (Méndez, Álvarez etc.) el sindicato UGT ha cumplido fielmente esas tareas.
La primera función es la más importante. Se trata de impedir que los trabajadores luchen POR SI MISMOS y encadenarlos a las manos “expertas” de los sindicatos que DECIDEN TODO, desde cuando hay que luchar, cuando hay que negociar, como movilizarse etc.
Se trata igualmente de aislar a los trabajadores en la empresa, el sector, la región, la corporación, ROMPIENDO LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA la cual solo puede conseguirse extendiendo la lucha LOS TRABAJADORES MISMOS mediante manifestaciones, delegaciones, piquetes, asambleas abiertas, afirmándose como CLASE OBRERA y no como obreros de la empresa X o del sector Z.
Se trata, en fin, de ilusionar a los trabajadores con el espejismo de que el capitalismo se puede reformar, se podría obtener una mejora de sus condiciones de trabajo, cuando la realidad de más de un siglo de decadencia capitalista demuestra TODO LO CONTRARIO: el sistema solo ofrece salarios cada vez más delgados, inflación, precariedad, imposibilidad de encontrar una vivienda. Al servicio de esa engañifa, los sindicatos plantean “luchas” totalmente estériles que solo conducen a la desmoralización y la división tales como “huelgas generales”, actos de presión, cortes de autopistas etc.
Armados con estos planteamientos, UGT y CCOO, auxiliados por sindicatos “más radicales” (CNT, CGT etc.) lograron debilitar y finalmente apagar la gran fuerza obrera que se expresó entre 1971 y 1976 y que aún tuvo manifestaciones combativas en 1977 y 1978. Sin embargo, su gran servicio al capital fue en los años 80 al sabotear las respuestas obreras a los despidos, el primer gran recorte de las pensiones y los primeros pasos hacia la precariedad generalizada. De esta política se encargó el gobierno PSOE que desde 1982 a 1996 con su famosa consigna del “cambio” despidió a más de UN MILLON DE TRABAJADORES, “reformó” las pensiones y con el pretexto de “luchar contra la propiedad privada del puesto de trabajo” (la cínica divisa “marxista” del ministro Almunia) comenzó a imponer la precariedad4. Hubo numerosas huelgas contra las reconversiones (Sagunto, Bilbao, Gijón, Reinosa etc.). Frente a ellas, CCOO se puso a “favor”, mientras que UGT en un primer momento, se puso en “contra”. Con esta división del trabajo lograron dispersar la combatividad obrera, encerrándola en luchas aisladas en el sector y haciéndolas impotentes frente a la dura represión del gobierno “socialista”: hubo 3 muertos por la acción policial contra las huelgas en Bilbao, Gijón y Reinosa.
Sin embargo, ante el ascenso de la lucha obrera, UGT cambió de táctica. Desde 1986 se une a CCOO en el patronazgo de “huelgas” estériles. Nicolás Redondo se distancia del PSOE y en 1987 renuncia a su acta de diputado. En 1988 la farsa de una “lucha unida” llega a su máxima cumbre con la seudo huelga general del 14 de diciembre contra el Plan de Empleo Juvenil que el gobierno, para dar lustre a los sindicatos, “retira” (lo sustituirá a los pocos meses con nuevas medidas de precarización con otro nombre).
Los sindicatos “de clase” (UGT y CCOO) combinan la “presión” con la “negociación”. La primera como acabamos de ver son sus simulacros de lucha que llevan a la desorganización, la división y la desmoralización de los trabajadores. La segunda consiste en aceptar todo lo que el gobierno y la patronal proponen, disimulado con migajas o con aquello de “la patronal proponía bajarnos 5 y nosotros hemos conseguido que solo nos baje 4”5.
Ya en 1977, CCOO firmó junto a los partidos políticos democráticos los Pactos de la Moncloa que supusieron una fuerte rebaja de salarios ante una inflación que en aquellos momentos alcanzó la cifra del 30%6. UGT necesitada de afiliación masiva y del concurso radical de los trotskistas, se opuso ruidosamente a esos pactos. Sin embargo, a partir de 1979 cambia de táctica y firma sin rechistar todo lo que la patronal y el gobierno ponen sobre la mesa: el Acuerdo Básico Inter confederal que prepara el Estatuto de los Trabajadores (CCOO se descuelga del acuerdo); el AMI (Acuerdo Marco Inter Confederal) en 1980 y que según la web de la CEOE “Con el AMI disminuyó un 60% la conflictividad laboral”7. En julio de 1981 CCOO, UGT, la CEOE y el gobierno Suarez firmaron el Acuerdo Nacional por el Empleo que según los Archivos de la Transición “volvería a generar una nueva pérdida de poder adquisitivo de la clase trabajadora. Los sindicatos firmantes recibieron, fuera del Acuerdo, 800 millones de pesetas a cuenta del anticipo del patrimonio sindical”8.
Después, ya bajo gobierno PSOE, UGT y CEOE firmaron junto con el gobierno, el AES, Acuerdo Económico y Social, que apoyó las reconversiones industriales y el “control” de los salarios. En 1985, UGT secundó la primera reforma de las pensiones dejando a CCOO la acción “radical”: convocó una “huelga general” que fue un fracaso pues ni la misma Comisiones se ocupó de impulsarla.
Podríamos seguir pasando revista a todos los “acuerdos” que los sindicatos, con UGT a la cabeza, han firmado con todos los gobiernos democráticos. Queda claro que tanto “pactando” como “luchando”, los sindicatos venden a los obreros al capital.
Pero hay una tercera pata de la acción sindical que le sirve de cebo para reclutar trabajadores: sus “servicios sociales”. Los sindicatos proporcionan a sus afiliados ventajas exclusivas: vacaciones en residencias o mediante agencias de viaje, abogados gratuitos, igualas médicas, viviendas a bajo precio etc. Estos privilegios se extienden a maniobras de puro clientelismo que siembran la DIVISION en las filas obreras: CCOO acaba de firmar una subida salarial en Ryan Air SOLO PARA SUS AFILIADOS; UGT, CSIF y CCOO favorecen, a veces a escondidas y otras abiertamente, a sus afiliados en las bolsas de trabajo de la función pública etc.
Estos “servicios sociales” tienen dos misiones: por un lado, sembrar la división y la competencia entre los obreros estableciendo toda clase de barreras entre sindicados y no sindicados. La segunda es construir un apéndice del Estado del Bienestar, la cara “amable” y “humana” del Capitalismo de Estado. Los obreros afiliados gozarían de “mejoras” tales como viviendas “dignas”, vacaciones en lugares turísticos, servicios médicos etc.
Una ilustración de que todo esto es un engaño vil que no remedia la fortísima degradación de la vida obrera a la que asistimos desde hace más de medio siglo, nos la da un escándalo protagonizado por la UGT y más directamente por Nicolás Redondo. Se trata de la estafa PSV (Promoción Social de Viviendas). Este organismo creado por la UGT en 1988 embaucó a miles de trabajadores con la promesa de tener viviendas “dignas” a un precio 30-40% más barato. Se hicieron 175 promociones en toda España para construir 22000 viviendas. La realidad es que gran parte del dinero adelantado por los trabajadores “desapareció” en un gran desfalco de unos 80.000 millones de las antiguas pesetas. Tras muchos procesos judiciales, ¡13 años después!, una parte de los afectados logró recuperar el 75% de su inversión, otros consiguieron tener finalmente una vivienda pagando como media un 7% más de lo previsto. UGT se lavó las manos recurriendo las sentencias que le obligaban a hacerse cargo de la deuda con los afectados. El tesorero de UGT y el jefe de la PSV, Sotos, fueron condenados a leves penas de cárcel. Nicolás Redondo fue finalmente exonerado.
El problema de la vivienda es, desde hace años, una pesadilla para los trabajadores, especialmente los jóvenes y los emigrantes, obligados a hacinarse en pisos compartidos disponiendo de apenas una habitación o incluso durmiendo en las “camas calientes”9. Las “grandes promesas” de UGT que acabaron en un gran timo evidencian la realidad que toda la clase dominante quiere tapar: el capitalismo nos condena a la miseria, la precariedad y la intemperie.
Es significativo que tanto Pedro Sánchez como Núñez Feijoo o Garamendi no mencionen nada sobre esta “hazaña” de Nicolás Redondo. En su obituario, el actual secretario de UGT, Álvarez, silencia completamente este episodio. Se trata de defender con uñas y dientes el engaño de los sindicatos “al servicio de los trabajadores”. La trayectoria de los sindicatos en los últimos 100 años y concretamente la “obra” de Nicolás Redondo, muestran todo lo contrario: las tres patas del sindicalismo (movilización, negociación y servicios) están siempre CONTRA LA CLASE OBRERA10.
C. Mir 11-1-23
1 Ver nuestro libro España 1936: FRANCO Y LA REPUBLICA MASACRAN A LOS TRABAJADORES https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [26]
2 Los grupos izquierdistas (trotskistas, maoístas, estalinistas, anarquismo oficial, “nueva izquierda” …) son los auxiliares “radicales” de los partidos y sindicatos de la izquierda “oficial”. Ver Los sindicatos contra la clase obrera (V): la táctica de los izquierdistas para hacerlos tragar a los trabajadores https://es.internationalism.org/content/4645/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-v-la-tactica-de-los-izquierdistas-para-hacerlos [27]
3 Debe señalarse que la hoja de servicios de la UGT al capital español tiene una larga historia. Bajo la dictadura de Primo de Rivera (1923-30), la UGT ejerció de sindicato del régimen oponiéndose a cualquier reivindicaciones obrera y denunciando a obreros combativos, sobre todo militantes de la CNT (ver a este respecto el cuarto artículo de nuestra Serie sobre la CNT, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2068/historia-del-movimiento-obrero-la-contribucion-de-la-cnt-a-la-inst [28] ). Bajo la República, la UGT ejerció de rompehuelgas y en 1934 cuando los obreros en Asturias estaban en lucha los dejó solos evitando toda huelga de solidaridad en el resto de España. En fin, durante la guerra de 1936, la UGT formaba parte de la coalición que arrastró a los obreros a participar en la confrontación militar entre Franco y la República.
4 Ver dentro de nuestra serie Los gobiernos de izquierda al servicio de la explotación capitalista, el segundo artículo: Los gobiernos PSOE de la democracia, https://es.internationalism.org/content/4562/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-ii-los-gobiernos [29]
5 La política sindical de “mejoras” en realidad se reduce a la filosofía de un macabro chiste: “Tuvo mucha suerte el reo, las 5 penas de muerte a las que había sido condenado fueron reducidas a una”.
6 Ver nuestro artículo ¿Nuevos Pactos de la Moncloa? Entonces y ahora Unión Nacional para empeorar nuestra vida https://es.internationalism.org/content/4564/nuevos-pactos-de-la-moncloa-entonces-y-ahora-union-nacional-para-empeorar-nuestra-vida [30]
7 Historia de CEOE|CEOE [31]
8 Los Pactos Sociales en la Transición española. Pactos y Leyes (archivodelatransicion.es) [32]
9 Ver Debate sobre el problema de la vivienda https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200601/410/debate-sobre-el-problema-de-la-vivienda [33]
10 Ver nuestro folleto LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA publicado en nuestra Web en una serie de artículos: https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i [34] , https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii [35] , https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii [36] , https://es.internationalism.org/content/4620/los-sindicatos-organos-del-estado-capitalista-iv [37] , https://es.internationalism.org/content/4645/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-v-la-tactica-de-los-izquierdistas-para-hacerlos [27] , https://es.internationalism.org/content/4667/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-vi-contenido-y-formas-de-la-lucha-obrera-en-el [38] y https://es.internationalism.org/content/4706/la-intervencion-de-los-revolucionarios-frente-los-sindicatos-vii [39]
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En Gran Bretaña un grito se propaga desde junio en las huelgas:
Enough is enough
¡Ya basta! ¡Es demasiado!
Este movimiento masivo, bautizado primero como el "Verano de la ira", se convirtió en el "Otoño de la ira" y luego en el "Invierno de la ira".
Esta oleada de huelgas en el Reino Unido es un símbolo de la combatividad obrera que se está desarrollando en todo el mundo:
- En España, los médicos y pediatras de la Comunidad de Madrid se declararon en huelga a finales de noviembre, al igual que los sectores aéreo y ferroviario en diciembre. Se anuncian nuevas huelgas en el sector sanitario para enero en muchas regiones
- En Alemania, donde la escalada de los precios hace temer a los empresarios las consecuencias de una crisis energética sin precedentes. El vasto sector metalúrgico y electro - industrial experimentó una serie de huelgas alternas en noviembre.
- En Italia, una huelga de controladores aéreos a mediados de octubre se sumó a la de los pilotos de EasyJet. El gobierno tuvo incluso que prohibir todas las huelgas en días festivos.
- En Bélgica, donde se convocó una huelga nacional los días 9 de noviembre y 16 de diciembre.
- En Grecia, una manifestación reunió en noviembre en Atenas a decenas de miles de trabajadores del sector privado al grito de "El coste de la vida es insoportable".
- En Francia, donde en los últimos meses se han sucedido las huelgas en el transporte público y los hospitales.
- En Portugal, donde los trabajadores exigen un salario mínimo de 800 euros, frente a los 705 actuales. El 18 de noviembre, la función pública estaba en huelga. En diciembre, el sector del transporte también se movilizó.
- En Estados Unidos, los electos de la Cámara de Representantes intervinieron para poner fin a un conflicto social y evitar una huelga ferroviaria de mercancías. En enero, miles de enfermeras se movilizaron en Nueva York.
La lista sería interminable porque, en realidad, hay multitud de pequeñas huelgas por todas partes, aisladas unas de otras, en las empresas y en las administraciones. Porque en todas partes, en todos los países, en todos los sectores, las condiciones de vida y de trabajo se deterioran, en todas partes hay alza de los precios, por un lado, y salarios miserables, por el otro, en todas partes hay precariedad y flexibilidad, en todas partes hay ritmos de trabajo infernales y personal insuficiente, en todas partes hay un terrible deterioro de las condiciones de vivienda, en particular para los jóvenes.
Desde la pandemia de Covid-19, los hospitales se han convertido en el símbolo de la realidad cotidiana de todos los trabajadores: muy pocos, cada vez menos, y sobreexplotados, hasta la extenuación, por un salario que ya no puede pagar las facturas.
La larga oleada de huelgas que afecta desde junio al Reino Unido, un país donde el proletariado parecía resignado desde los años de Thatcher, expresa una verdadera ruptura, un cambio de mentalidad en el seno de la clase obrera, no sólo en el Reino Unido, sino también a escala internacional. Estas luchas demuestran que, ante el considerable agravamiento de la crisis, los explotados ya no están dispuestos a dejarse avasallar.
Con una inflación superior al 11% y el anuncio de un presupuesto de austeridad por parte del gobierno de Rishi Sunak, hubo huelgas en casi todos los sectores: Transporte (trenes, autobuses, metro, aeropuertos) y sanidad, trabajadores postales de Royal Mail, funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales, empleados de Amazon, trabajadores de las escuelas en Escocia, trabajadores petroleros del Mar del Norte... ¡La magnitud de la movilización de los cuidadores no se había visto en este país desde hacía más de un siglo! Y se espera que los profesores hagan huelga a partir de febrero.
En Francia, el gobierno también ha decidido imponer una nueva "reforma" que amplía la edad legal de jubilación. El objetivo es simple: ahorrar dinero exprimiendo a la clase trabajadora como a un limón, hasta el cementerio. En concreto, significará trabajar viejo, enfermo, agotado o marcharse con una pensión reducida y miserable. A menudo, además, el despido corta el nudo de este dilema antes de la edad fatídica.
Los ataques a nuestras condiciones de vida no cesarán. La crisis económica mundial seguirá agravándose. Para competir en la arena internacional del mercado y de la competencia, todas las burguesías de todos los países impondrán a la clase obrera condiciones de vida y de trabajo cada vez más insoportables, invocando la "solidaridad con Ucrania" o "el futuro de la economía nacional".
Esto es aún más cierto con el desarrollo de la economía de guerra. Una parte cada vez mayor del trabajo y de la riqueza se destina a la economía de guerra. En Ucrania, pero también en Etiopía, Yemen, Siria, Malí, Níger, Congo, etc., ¡esto significa bombas, balas y muerte! En el resto del mundo, significa miedo, inflación y ritmos de trabajo acelerados. ¡Todos los gobiernos piden "sacrificios"!
Frente a este sistema capitalista que hunde a la humanidad en la miseria y la guerra, en la competencia y la división, corresponde a la clase obrera (trabajadores asalariados de todos los sectores, de todas las naciones, en paro o trabajando, con diploma o sin él, en activo o jubilados...) proponer otra perspectiva. Rechazando estos "sacrificios", desarrollando una lucha unida, masiva y solidaria, puede demostrar que otro mundo es posible.
Durante meses, en todos los países y en todos los sectores, sí, ha habido huelgas. Pero aislados unos de otros. Cada uno tiene su propia huelga, en su fábrica, su depósito, su empresa, su administración. Ningún vínculo real entre estas luchas, incluso cuando bastaría con cruzar la calle para que los huelguistas del hospital se encontraran con los de la escuela o el supermercado de enfrente. A veces esta división roza el ridículo cuando, en la misma empresa, las huelgas se dividen por corporación, o equipo, o planta. Hay que imaginarse a las secretarias en huelga a una hora distinta de la de los agentes técnicos, o a los de la primera planta en huelga en su propio rincón sin ningún vínculo con los de la segunda. A veces es lo que realmente ocurre.
La fragmentación de las huelgas, el encierro de cada uno en su rincón, hace el juego a la burguesía, nos debilita, nos reduce a la impotencia, nos agota y nos lleva a la derrota.
Por eso la burguesía pone tanta energía en mantenerlo. En todos los países, la misma estrategia: los gobiernos dividen. Fingen apoyar a tal o cual sector para atacar mejor a los demás. Destacan un sector, o incluso una empresa, haciendo promesas que nunca cumplirán, para ocultar la avalancha de ataques que se está produciendo en todas partes. Para dividir mejor, dirigen una ayuda específica a una categoría y reducen los derechos de todas las demás. Las negociaciones rama por rama y empresa por empresa son la norma en todas partes.
En Francia, el anuncio de la reforma de las pensiones, que afectará a toda la clase trabajadora, va acompañado de un ensordecedor "debate" mediático sobre la injusticia de la reforma para tal o cual categoría de la población. Habría que hacerla más justa integrando mejor los perfiles particulares de los jóvenes, de ciertos trabajadores manuales, de las mujeres... ¡Siempre la misma trampa!
¿Por qué esta división? ¿Son sólo la propaganda y las maniobras de los gobiernos las que consiguen dividirnos de esta manera, separar las huelgas y las luchas de la clase obrera entre sí?
La sensación de que todos estamos en el mismo barco es cada vez mayor. En la mente de todos germina la idea de que sólo una lucha masiva, unida y solidaria puede establecer una FUERZA contra los golpes a nuestra vida. Entonces, ¿por qué esta división durante meses, en todos los países, en todos los sectores?
Tradicionalmente, las huelgas en el Reino Unido han ido acompañadas de piquetes en el exterior de cada lugar de huelga. Durante meses, los piquetes han permanecido unos junto a otros, a veces con un solo día de diferencia, a veces a la misma hora, pero separados por unos cientos de metros. Sin ningún vínculo entre ellos. Cada cual encerrado en “su” huelga, cada cual encerrado en “su” piquete. Sin luchar contra esta dispersión, sin desarrollar una verdadera unidad en la lucha, el espíritu de lucha corre el riesgo de agotarse. En las últimas semanas, el estancamiento y el peligro de esta situación han empezado a llamar la atención. Los trabajadores que llevan seis meses en huelga por turnos podrían verse invadidos por un sentimiento de hastío e impotencia.
Sin embargo, en varios piquetes, los trabajadores nos han expresado su sentimiento de estar implicados en algo más amplio que su empresa, su administración, su sector. Cada vez hay más voluntad de luchar juntos.
Pero desde hace meses, en todos los países, en todos los sectores, son los sindicatos los que organizan todas estas luchas fragmentadas, son los sindicatos los que dictan sus métodos, los que dividen, aíslan, preconizan la negociación rama por rama, corporación por corporación, son los sindicatos los que hacen de cada reivindicación una reivindicación específica, son los sindicatos los que advierten que, sobre todo, "no hay que mezclar las reivindicaciones para no diluirse".
Pero los sindicatos también han percibido que la cólera crece, que corre el riesgo de desbordarse y romper los diques que han construido entre las corporaciones, las empresas, los sectores... Saben que la idea de "luchar todos juntos" está madurando en la clase.
Por eso, por ejemplo en Gran Bretaña, los sindicatos empiezan a hablar de reuniones intersectoriales, que hasta ahora se habían cuidado mucho de evitar. Las palabras "unidad" y "solidaridad" empiezan a aparecer en sus discursos. No renuncian a dividir, pero para seguir haciéndolo se adaptan a las preocupaciones de la clase. De este modo mantienen el control, la dirección de las luchas.
En Francia, ante el anuncio de la reforma de las pensiones, los sindicatos mostraron su unidad y su determinación; convocaron grandes manifestaciones callejeras y entablaron un pulso con el gobierno. Gritan que esta reforma no se aprobará, que millones de personas deben rechazarla.
Hasta aquí la retórica y las promesas. Pero ¿cuál es la realidad? Para hacernos una idea, basta recordar el movimiento de lucha de 2019-2020, contra la reforma de las pensiones de Macron. Frente al aumento de la combatividad y el auge de la solidaridad entre generaciones, los sindicatos habían utilizado la misma estratagema preconizando la "convergencia de las luchas", un falso movimiento unitario, en el que los manifestantes que salían a la calle se fragmentaban por sectores y por empresas. No estábamos todos juntos, sino unos al lado de los otro. Las pancartas sindicales y los servicios de seguridad dividieron las procesiones por corporaciones, por empresas, por centrales. Sobre todo, nada de discusiones ni asambleas. "Defiéndase con sus colegas de siempre y váyase a casa, hasta la próxima". Equipo de sonido a tope, para que no se oigan los más cabezones. Porque lo que realmente hace temblar a la burguesía es cuando los trabajadores toman sus luchas en sus manos, cuando se organizan, cuando empiezan a reunirse, a debatir... ¡a convertirse en una clase en lucha!
En el Reino Unido y en Francia, como en todas partes, para construir una relación de fuerzas que nos permita resistir a los ataques constantes contra nuestras condiciones de vida y de trabajo, que mañana serán aún más violentos, debemos, allí donde podamos, reunirnos para debatir y proponer los métodos de lucha que constituyen la fuerza de la clase obrera y que le han permitido, en determinados momentos de su historia, hacer tambalearse a la burguesía y a su sistema:
- la búsqueda de apoyo y solidaridad más allá de la propia corporación, la propia empresa, el propio sector de actividad, la propia ciudad, la propia región, el propio país;
- la organización autónoma de la lucha obrera, en particular a través de asambleas generales, sin dejar el control a los sindicatos, los llamados "especialistas" de las luchas y de su organización;
- la discusión más amplia posible sobre las necesidades generales de la lucha, sobre las lecciones que hay que aprender de los combates y también de las derrotas, porque habrá derrotas, pero la mayor derrota es sufrir los ataques sin reaccionar. La entrada en la lucha es la primera victoria de los explotados.
En 1985, bajo Thatcher, los mineros británicos lucharon durante todo un año, con inmenso valor y determinación; pero aislados, encerrados en su corporación, se vieron impotentes; y su derrota fue la de toda la clase obrera. Debemos aprender de nuestros errores. Es vital que se superen las debilidades que llevan décadas minando a la clase obrera y que han marcado nuestra sucesión de derrotas: el corporativismo y la ilusión sindical. ¡La autonomía de la lucha, la unidad y la solidaridad son los hitos indispensables para la preparación de las luchas del mañana!
Para ello, debemos reconocernos como miembros de una misma clase, una clase unida por la solidaridad en la lucha: el proletariado. Las luchas de hoy son indispensables no sólo para defendernos de los ataques, sino también para reconquistar esta identidad de clase a escala mundial, para preparar el derrocamiento de este sistema sinónimo de miseria y de catástrofes de todo tipo.
En el capitalismo no hay solución: ni a la destrucción del planeta, ni a las guerras, ni al paro, ni a la precariedad, ni a la miseria. Sólo la lucha del proletariado mundial apoyada por todos los oprimidos y explotados del mundo puede abrir el camino a una alternativa, la del comunismo.
Las huelgas en el Reino Unido, las manifestaciones en Francia son un llamamiento a la lucha de los proletarios de todos los países
Corriente Comunista Internacional, 12 de enero de 2023
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/files/es/atacar_a_la_cci_la_razon_de_ser_del_gigc.pdf
[2] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199807/1196/construccion-de-la-organizacion-revolucionaria-tesis-sobre-el-para
[3] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/defensa-de-la-organizacion
[4] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/parasitismo
[5] https://es.internationalism.org/files/es/chile_toma_de_posicion_sobre_la_victoria_del_rechazo.pdf
[6] https://es.internationalism.org/content/4615/chile-el-dilema-no-es-dictadura-democracia-sino-barbarie-capitalista-o-lucha-de-clases
[7] https://www.latercera.com/politica/noticia/declaraciones-de-boric-por-un-plan-b-ante-eventual-triunfo-del-rechazo-le-abren-flanco-con-el-oficialismo/RDTGTJD3XFBATDSCEDZ5TETYKQ/
[8] https://www.emol.com/noticias/Nacional/2022/05/23/1061837/gobierno-propuesta-chilevamos-plebiscito-constitucion.html
[9] https://www.emol.com/noticias/Nacional/2022/08/20/1070441/presidente-expectativas-post-plebiscito.html
[10] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/chile
[11] https://es.internationalism.org/files/es/debate_con_lector_sobre_la_guerra_de_ucrania_y_la_relacion_de_fuerzas_de_clase_en_la_situacion_actual.pdf
[12] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200704/1836/polemica-con-prometeo-y-communist-review-la-concepcion-del-bipr-so
[13] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/224/resolucion-sobre-la-situacion-internacional
[14] https://es.internationalism.org/content/4822/debate-proposito-de-la-guerra-en-ucrania-la-guerra-es-la-continuacion-de-la-competencia
[15] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198910/2140/internationalisme-1945-las-verdaderas-causas-de-la-segunda-guerra-
[16] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion
[17] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200602/760/bilan-n-11-1934-crisis-y-ciclos-en-la-economia-del-capitalismo-agon
[18] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201111/3255/el-concepto-de-curso-historico-en-el-movimiento-revolucionario
[19] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/cartas-de-los-lectores
[20] https://es.internationalism.org/tag/3/47/guerra
[21] https://es.internationalism.org/tag/3/48/imperialismo
[22] https://es.internationalism.org/files/es/la_importancia_del_22verano_de_la_ira22_en_gran_bretana._el_retorno_de_la_combatividad_del_proletariado_mundial_0.pdf
[23] https://es.internationalism.org/tag/geografia/gran-bretana
[24] https://es.internationalism.org/tag/2/29/la-lucha-del-proletariado
[25] https://es.internationalism.org/files/es/nicolas_redondo_los_sindicatos_falsos_amigos_de_los_trabajadores.pdf
[26] https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado
[27] https://es.internationalism.org/content/4645/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-v-la-tactica-de-los-izquierdistas-para-hacerlos
[28] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2068/historia-del-movimiento-obrero-la-contribucion-de-la-cnt-a-la-inst
[29] https://es.internationalism.org/content/4562/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-ii-los-gobiernos
[30] https://es.internationalism.org/content/4564/nuevos-pactos-de-la-moncloa-entonces-y-ahora-union-nacional-para-empeorar-nuestra-vida
[31] https://www.ceoe.es/es/conocenos/la-confederacion/historia-de-ceoe
[32] https://archivodelatransicion.es/archivo-organizaciones/los-pactos-sociales-posteriores#:~:text=En%20junio%20de%201981%20el,del%20anticipo%20del%20patrimonio%20sindical.
[33] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200601/410/debate-sobre-el-problema-de-la-vivienda
[34] https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i
[35] https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii
[36] https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii
[37] https://es.internationalism.org/content/4620/los-sindicatos-organos-del-estado-capitalista-iv
[38] https://es.internationalism.org/content/4667/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-vi-contenido-y-formas-de-la-lucha-obrera-en-el
[39] https://es.internationalism.org/content/4706/la-intervencion-de-los-revolucionarios-frente-los-sindicatos-vii
[40] https://es.internationalism.org/tag/geografia/espana
[41] https://es.internationalism.org/tag/2/30/la-cuestion-sindical
[42] https://es.internationalism.org/tag/2/36/los-falsos-partidos-obreros
[43] https://es.internationalism.org/files/es/hoja_internacional_de_la_cci.pdf
[44] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/intervenciones