El pasado domingo 18 se produjeron violentos incidentes, hubo al menos un manifestante asesinado por los Carabineros, se produjeron manifestaciones “festivas”... para conmemorar algo que el proletariado no tiene nada que celebrar, sino al contrario, que denunciar: las revueltas populares interclasistas que fueron una protesta nihilista, sin ningún porvenir, que fueron impotentes frente a la represión, que diluyen al proletariado en una masa amorfa que se convierte en víctima de la manipulación de la burguesía que los utiliza para sus intereses y reforzar la explotación, la miseria y la barbarie.
El próximo domingo 25 se celebra un referéndum para formar una asamblea constituyente que promete nada menos que una "verdadera democracia" eliminando "definitivamente" las "concesiones" a la dictadura de Pinochet.
En primer lugar, se trata de un engaño vil. Hay una total continuidad entre el Estado abiertamente dictatorial y el Estado que adopta el disfraz democrático. Por ello las promesas de una "verdadera democracia" no hacen sino hacernos correr tras una utopía reaccionaria que solo desmoraliza.
En segundo lugar, en esta “consulta popular” “hablan” individuos atomizados, vistos como “ciudadanos” de la “patria chilena” donde se borra lo único que es real: la división en clases de la sociedad, solo el proletariado puede con su lucha de clase dar una perspectiva frente a un mundo que, como vemos con la grave crisis del COVID, se hunde en una barbarie creciente y solo ofrece desempleo, miseria, destrucción, caos.
Frente a esa ceremonia de la confusión que solo favorece a la burguesía y la explotación capitalista, que refuerza la ruta terrible hacia la barbarie, alzamos la voz de textos que hemos publicado sobre la situación en Chile, donde denunciamos esas mentiras, trampas y maniobras del Estado Capitalista.
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Durante el mes de septiembre, en Chile como en varias partes de Latinoamérica, se celebran las famosas "fiestas patrias" o las celebraciones del día de la independencia, en donde se celebran las victorias de las fuerzas latinoamericanas en contra del colonialismo europeo. Para ser más precisos, acá en Chile el 18 de septiembre se celebra la primera junta nacional de gobierno y el 19 de septiembre las glorias de las fuerzas armadas. Pero ¿deben participar los obreros en esas malignas y venenosas "Fiestas patrias"? ¿tienen los proletarios algo que celebrar o alguna patria que defender? ¡Nuestra respuesta como comunistas internacionalistas es un gran y claro NO!
Evidentemente los únicos que ganaron durante las guerras de independencia fueron la clase burguesa republicana-progresista, que durante ese periodo estaba en periodo de ascensión, pues la revoluciones francesas y americanas abrieron las puertas para que las revoluciones burguesas triunfaran alrededor de los países más desarrollados, como también en varias de sus colonias. Durante ese periodo de las triunfantes revoluciones burguesas el capitalismo se consolidó como el nuevo modo de producción y la burguesía ya había cumplido su papel revolucionario en la historia de la lucha de clases. Una vez que en 1818 la guerra de independencia terminó y se proclamó el acta de independencia el estado chileno formalmente nació, y con ella la burguesía se consagró como la clase dominante y su estado chileno como arma para su dominio.
Desde entonces el estado chileno, con sus innumerables aparatos instituciones de propaganda que tiene como la televisión, los diarios, la radio, etc. , han bombardeado al proletariado con las reaccionarias ideologías del patriotismo , nacionalismo y el MILITARISMO , donde se le cuentan innumerables patrañas ideológicas como la de "unidad nacional del pueblo chileno" o "todos somos hermanos y nos sentimos orgullosos de Chile" o el clásico "todos somos chilenos" . En absoluto, contrario a las mentiras democráticas de la burguesía, nosotros decimos que los proletarios no tienen absolutamente nada que celebrar e incluso se deben abstener de participar en estas anti- proletarias fiestas, pues los obreros de todo el mundo siguen siendo explotados y humillados bajo la esclavitud asalariada, esa esclavitud asalariada que se oculta precisamente detrás de las banderas y fiestas patrias burguesas. El estado democrático chileno y su economía están bañados en sangre proletaria ¿acaso no fue el estado chileno y sus gloriosas fuerzas armadas quienes masacraron a los obreros del salitre por exigir mejores condiciones?[1] , ¿acaso no fue el estado chileno imperialista quien mediante su propaganda militarista reclutó a miles de obreros y campesinos pobres en el ejército para que participaran en la carnicera guerra del Pacifico y se enfrentaran contra sus hermanos de clases de Bolivia y Perú por intereses capitalistas? , ¿acaso no es el estado chileno con sus policías los que reprimen , encarcelan y ejecutan a trabajadores que se van a la huelga? Esos crímenes del estado chileno cuentan con el completo silencio de la burguesía y sus medios propagandísticos a la hora de celebrar sus fiestas de independencia[2].
Y como todas las ideologías reaccionarias se complementan y están unidas el patriotismo siempre ha ido de la mano con su viejo amigo: EL MILITARISMO, y es que el 19 de septiembre, un día después de la junta nacional de gobierno, se celebran los días de glorias del ejército , como si los obreros tuvieran que celebrarle algo a los perros guardianes de la burguesía y el estado que históricamente los han reprimido y asesinado. Así vemos como todas las instituciones del estado se alinean a la hora de propagar la ideología militarista entre la clase obrera, un buen ejemplo de esto son las escuelas y universidades, donde a los niños y jóvenes se les adoctrinan desde edades tempranas ideologías completamente nacionalistas-militaristas. En todas partes del mundo las fuerzas armadas están al servicio de la sociedad burguesa y su "orden" criminal, pues estas instituciones fueron creadas precisamente para proteger a la maquinaria estatal, por ende, el proletariado mundial debe luchar por la abolición de esta institución, desarrollando sus propias milicias, que son trabajadores armados al servicio de los consejos obreros y la revolución mundial.
Frente al patriotismo burgués, los obreros chilenos no deben caer en ilusiones como la plurinacionalidad, el indigenismo[3] (la cual busca un acuerdo entre las burguesías de las distintas naciones en un país, en desmedro de todo el proletariado) o el "latinoamericanismo" que tanto le gusta a la izquierda. Este último es bastante nocivo pues da la ilusión de que una Latinoamérica unida podría "hacerle frente al imperialismo" y "salir del subdesarrollo". Esta no puede ser una idea más lejana a la verdad, si la "Latinoamérica unida" de la que hablan no es más que el sueño imperialista de la burguesía latinoamericana que inútilmente busca alcanzar a los países más avanzados. Para Bolívar y sus amigos era fácil imaginarlo, si eran todos españoles nacidos en América era fácil para ellos llegar y declararse "latinoamericanos" e "independientes", pero la verdad es que lo único que une a los proletarios de las distintas etnias americanas es una historia compartida de explotación colonial e imperialista que hoy también comparten con los proletarios del mundo entero. Entonces, la única respuesta que es parte de una alternativa revolucionaria es el verdadero internacionalismo proletario, no solo en palabras, sino que en acción y organización, ya basta de desmembrar al movimiento obrero entre distintas nacionalidades, etnias y países, avancemos en su realización como movimiento internacional de la clase.
Para concluir , podemos decir que en este periodo de decadencia capitalista , donde el estado cada vez se hace uno con el capitalismo y por ende se vuelve más y más totalitario , el patriotismo juega un rol principal a la hora de defender el modo de producción capitalista y preparar a los proletarios para una futura guerra imperialista , pues adoctrina a los trabajadores a "defender la patria" y a "Sentirse orgullosa de ésta" con el único objetivo de defender la explotación asalariada y la acumulación de capital. Pero en contra de este peligroso veneno ideológico llamado patriotismo (y del militarismo que siempre van juntos) nosotros los trabajadores revolucionarios debemos decirle fuerte y claro a todo el proletariado que ¡LOS TRABAJADORES NO TIENEN PATRIA! y que ¡LA REVOLUCION PROLETARIA MUNDIAL BUSCA ABOLIR TODOS ESTADOS A FAVOR DE LA DICTADURA INTERNACIONAL DE LOS CONSEJOS OBREROS Y DE LA COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL! Por ello los trabajadores del mundo debemos RECHAZAR estas rancias fiestas patrias del capital e incitar a sus compañeros de clase a hacer lo mismo, Los trabajadores no tienen nada que celebrar. Su fuerza no está en actos simbólicos, celebraciones folklóricas etc. Su fuerza está en luchar contra la explotación capitalista en la perspectiva de su abolición en todo el mundo y para ello el medio es la huelga de masas que surge fuera y contra los sindicatos, que se extiende, busca su unificación como clase y se organiza en Asambleas Generales, comités elegidos y revocables y en una situación prerrevolucionaria en la formación de Consejos Obreros.
¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNIOS!
Rodrix & Lucas
[1] Ver El movimiento obrero en Chile a principios del siglo XX https://es.internationalism.org/content/4395/el-movimiento-obrero-en-chile-principios-del-siglo-xx [9]
[2] Olvidan por ejemplo la masacre de proletarios en la que se complementaron, aunque fueran rivales por la disputa del poder del Estado capitalista, Allende y Pinochet en 1970-73. Ver Hace 30 años, la caída de Allende: dictadura y democracia son las 2 caras de la barbarie capitalista https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/846/hace-30-anos-la-caida-de-allende-dictadura-y-democracia-son-las-2-c [4]
[3] Ver Indigenismo y luchas campesinas en América Latina /content/2870/indigenismo-y-luchas-campesinas-en-america-latina [10]
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Para enfrentar la catástrofe sanitaria producida por la pandemia, a la burguesía “no le quedaba otra alternativa” que decretar el confinamiento de más de la mitad de la población mundial, cerca de cuatro mil millones de seres humanos. Si esta actuación se les hizo necesaria se debió a la incapacidad de los estados y sus sistemas sanitarios para poder limitar la amplitud y la propagación de la epidemia de Covid-19; lo que ha permitido ver que el verdadero interés de la burguesía ha sido proteger su economía todo lo posible y limitar al máximo la caída de sus beneficios. No hay duda; la clase dominante se planteó seriamente permitir que la epidemia se extendiera por el conjunto de la población de manera que sobrevivieran únicamente los más resistentes. Pero el riesgo de que la pandemia derivara en una situación aún más dramática era grande; o sea que la economía se hundiese en una situación aún más dramática. Finalmente casi todos los Estados se decidieron a aplicar la “táctica del confinamiento”, es decir que dada a la incapacidad de hacerle frente y la impotencia para dar una respuesta sanitaria diferente, había que volver a las prácticas de la Edad Media: aislar, marginar, encerrar en sus casas a las personas de mayor riesgo de contagio -“posibles apestados”-; la diferencia está en que ahora están ampliando esas prácticas a toda la población mundial.
El encierro obligatorio de áreas enteras de la población mundial, donde la mayoría vive hacinada, en condiciones precarias e insalubres, en alojamientos minúsculos, en peligrosa promiscuidad dentro de megalópolis con millones de personas, no ha hecho sino agravar una situación ya de por sí muy difícil para vivir. Quien más duramente sufre las consecuencias del confinamiento es la clase de los asalariados, los explotados que están padeciendo en sus carnes la brutalidad de las medidas y sus consecuencias. En las zonas subdesarrolladas como en África, América Latina o incluso Asia, las condiciones de vida de millones de obreros están en una situación insostenible y el confinamiento agrava aún más las cosas.
El aislamiento, la falta de contactos sociales, la promiscuidad, la alteración de los desplazamientos y de la movilidad han provocado graves efectos psicológicos y físicos en la salud de las poblaciones.
En estas condiciones los traumatismos del confinamiento que sufren los explotados no son comparables con los que puede padecer la clase burguesa en sus grandes mansiones, dotadas de mayor confort material. El confinamiento tiene aún que poner ante la luz pública la escandalosa y repulsiva iniquidad de la sociedad burguesa dividida en clases sociales antagónicas.
Contrariamente a lo que la burguesía nos quiere meter en la cabeza, no todos sufrimos igual los dramas de la vida, sucede lo mismo ante las consecuencias del confinamiento. En la sociedad capitalista son siempre los proletarios quienes pagan más directa y duramente en su carne y en sus condiciones de vida los dramas que engendra este pútrido sistema. En la clase de los explotados los más débiles, los que han acabado siendo los “inútiles” y los “indeseables” a los ojos del capitalismo son quienes sufren en primer lugar las consecuencias de la inhumanidad y la barbarie de este sistema.
Como escribió Rosa Luxemburgo -1912 - en El Asilo de noche: “los proletarios pierden poder adquisitivo cada año y se alejan cada día más de las condiciones de vida logradas por la clase obrera, para acabar hundidos en el pozo de la miseria. Caen silenciosamente, como desechos, en lo más bajo de la sociedad. Igual que trastos viejos, inútiles, a quienes el capital no puede extraer una gota más de sudor, detritus humanos a quienes con una escoba podría barrer”. Encima de la miseria material, el podrido capitalismo prosigue incrementando la marginación, la atomización de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la exclusión de las personas mayores, el sufrimiento psíquico…; sembrando la desventura en nombre de la libertad de empresa, en nombre de la obligación de trabajar y de dejarse explotar para lograr vivir. Son los lazos humanos dentro de la clase obrera, concretamente los lazos afectivos y de solidaridad, los que el capitalismo destruye con su fiera rabia, sacrificando la vida y la salud de los explotados en el sagrado altar del beneficio. Hipócritamente, la clase dominante nos cuenta que lo hace para proteger a los más débiles, a los ancianos, a los niños más necesitados mintiendo vergonzosamente. Prosiguen las políticas de desmantelamiento y destrucción de los servicios que podrían conceder un mínimo de seguridad a la clase obrera, incrementando aún más su explotación. Todo esto lo tapan desarrollando masivamente sus campañas ideológicas. Durante la pandemia la burguesía no ceja en su propaganda de que el Estado se ocupa de los más vulnerables, cuando la realidad es que él mismo es el responsable de la calamidad social psíquica y sanitaria provocadas por la pandemia.
En las Residencias de la tercera edad de todo el mundo el drama humano es total. Al comienzo se silenció, obligados por el estado burgués, pero rápidamente se hizo visible la sórdida realidad a medida que iban aumentando los infectados, los muertos, y no pudieron disimularla durante más tiempo. Hoy se cuentan por decenas de miles los muertos contabilizados diariamente; por ejemplo, en los establecimientos franceses el número pasa de los diez mil. En España, al menos las cifras que tienen cierta credibilidad informan de que el número de cadáveres supera los de otros países de la UE; muchos de estos cadáveres descubiertos en las habitaciones de las residencias, abandonados en las propias camas desde hacía varios días. Dramas idénticos se han dado y están ocurriendo en muchos otros países, recordándonos hasta qué punto los “viejos” no son para el capitalismo otra cosa que bocas superfluas que alimentar y que es necesario apartarlos de la sociedad, adelantando su muerte.
A lo anterior, hay que sumar los que han muerto solos en su domicilio, abandonados a su suerte. La falta de protección económico-social a las residencias y la de asistencia organizada a las personas mayores que vivían en la pobreza ha provocado una auténtica masacre en ese umbral de la población. El cinismo de la burguesía es tal que niega su responsabilidad, que únicamente a ella le compete, ante este sin número de desgracias y situaciones que ya conocía de antemano.
Las Residencias para “enfermos terminales” (unas 700.000 solamente en Francia donde la población residente en estos establecimientos ha aumentado un 90,3% en una década), donde permanecen sin protección adaptada y especialmente fragilizados, millones de personas en todo el mundo, están siendo presa fácil para el ataque de los virus.
Por otra parte, aunque con el mismo retraso que para el resto de la población, han optado por confinarles, por aislarles en su habitación prohibiéndoles todo contacto con el exterior, incluso con los de su propia familia, sus parientes y amigos más capacitados pero que residen en otros lugares. Lo mismo ocurre en los orfanatos, las prisiones, los campos de refugiados, los centros de emigrantes y otros centros de atención juvenil. Las residencias de pensionistas y tercera edad son los centros de mayor propagación de contaminación y más teniendo en cuenta que estas personas están fragilizadas por la edad o la enfermedad.
Pero no se detiene ahí el drama humano sino que lo desarrolla: más que las consecuencias que la pandemia misma trae, estos seres humanos, a quienes se les dice que si se les aísla “es por su propio bien”, están también condenados a sufrir una tristeza y una desesperación profunda al verse separados de todo contacto con sus parientes; y a esto es a lo que los “especialistas” denominan públicamente “la depresión de la ancianidad”. Esto es lo que la sociedad capitalista les inflige provocándoles un sentimiento profundo de abandono y soledad: pierden totalmente el interés por la vida e incluso por la propia identidad. Es muy cierto que además de todos los que mueren por la pandemia, hay que sumar aquellos que simplemente se dejan morir de tristeza y soledad en un rincón.
En esta tesitura, las familias han experimentado la brutalidad de esta sociedad cuando en sus intentos por aportar algo de ayuda o apoyo, han sido multados: es el caso de una persona que se atrevió a romper el encierro para recorrer 300 kilómetros y acompañar a su padre en sus últimas horas; y aún peor, el de una mujer que vino a saludar a su marido y tuvo que hacerlo plantada en la calle al otro lado de la verja de la residencia.
Como se puede constatar, el Estado ha desempeñado bien su papel a lo largo de este periodo de confinamiento: mantener el orden social de forma fría y mecánica, sin la menor preocupación por esa necesidad de relación social que es inherente a todos los humanos y particularmente a los más débiles. Al contrario, en nombre del “interés de todos” y haciéndose pasar por el buen samaritano, en su tarea de preservar la salud de los más débiles, el Estado ha ejercido una política odiosa de máximo control y coerción. En total coherencia con sus principios, ha llegado incluso a prohibir y a limitar la presencia de las familias en los funerales, mandando a la policía a cerrar el acceso a los cementerios. Debido a que en esta sociedad la muerte es una mercancía como otras y que en tiempos de epidemia puede significar un beneficio, una empresa funeraria en Francia llega a cobrarle una cifra escandalosa -250 € a las familias por ir a recoger un cuarto de hora antes los despojos que habían sido dejados en un espacio abierto, un solar –en les Halles de Rungis- antes de ser enterrados.
Desde siempre es bien conocida la precariedad propia del medio estudiantil. Muchos de estos futuros proletarios sobreviven con pequeñas chapuzas que les permiten lo justo para para continuar y proseguir sus estudios.
Alejados la mayor parte del tiempo de sus familias viven, con más frecuencia de la que se piensa, en la mayor soledad, pero sobre todo con gran inseguridad, sin saber qué les depara el futuro y viendo que las condiciones de existencia se agravan día tras día con el confinamiento. Desde hace algunos años los suicidios entre los estudiantes son cada día más numerosos. En Francia, por ejemplo, hace unos meses un estudiante desesperado intentó inmolarse prendiéndose fuego delante del Centre Régional des Œuvres Universitaires et Scolaires de la Universidad de Lyon. El cierre de los pequeños negocios y la imposibilidad material y física de volver con su familia ha allanado el terreno a esas atrocidades. Nunca antes hubo tantas llamadas al Servicio telefónico de ayuda psicológica; en adelante esto se incrementará más aún puesto que en numerosos países, incluidos los más desarrollados (EEUU, Canadá, Reino Unido, Francia) y ante la incapacidad de las autoridades para organizar un dispositivo eficaz que preserve la salud de los estudiantes, el Estado no prevé la apertura de la totalidad de los centros a principio de curso sino que lo hagan paulatinamente, que la asistencia de los alumnos a las clases se haga alternando clases presenciales con otras telemáticas. El estudiante quedará así condenado a permanecer todo el día solo en su pequeño cuarto, delante del ordenador y sin el menor contacto físico con otras personas. Un obstáculo más que favorece el aislamiento social y la atomización de los individuos.
Desde el momento en que el Estado burgués aparta de la sociedad a las personas mayores nada dice que vaya a tratar mejor a los futuros proletarios cuando una gran mayoría no tendrá otra perspectiva que la del paro y de la creciente precariedad en un contexto de recrudecimiento de la crisis económica.
En los medios de comunicación hemos encontrado a lo largo de muchas semanas y meses el mismo martilleo: “¡quedaos en casa, sed responsables, protegeos y proteged a los demás!” Está claro: quien no respetase estos mandatos será tratado de irresponsable, de poner la vida de los demás en peligro. El capitalismo responsabiliza así de la pandemia a todas las personas incapaces de tener un “comportamiento ciudadano”.
En aquellos momentos el confinamiento fue respetado; estaba claro que la mayoría de la población entendió que a falta de medios no le quedaba otra que enclaustrarse para protegerse. No es solamente en lo que se refiere a confinamiento también es dominante en otros aspectos de la vida: la igualdad de derechos, por ejemplo, es un fantasma propalado persistentemente por la ideología burguesa. De esta clase es sabido que siempre parece estar sorprendida de la miseria o de las condiciones desastrosas en la que viven apiñados la gran mayoría de la clase obrera, de los precarios, los parados, de las familias enteras que están forzosamente confinadas de la mañana a la noche en espacios reducidos. En todo ese sector de la vivienda la clase dominante únicamente atiende a las reglas que le garantizan beneficio y rentabilidad.
Aunque se sabe que la violencia contra los niños o contra las mujeres no es, por desgracia, un fenómeno nuevo; en estas condiciones de confinamiento no ha hecho más que aumentar de manera dramática y explosiva. En el momento en que el Estado se decide a “salvar la economía” se ha evidenciado que no ha puesto en práctica ningún otro medio para ayudar a las personas que se encuentran en situaciones desesperadas y en peligro de muerte, que exhortarles a que llamen al teléfono de los Servicios de urgencias sociales, ya que no tiene otra manera de hacer frente a este recrudecimiento de la violencia.
En todo el mundo, como resultado de esta situación, ha habido un fortísimo estallido de la violencia de todo tipo en los domicilios familiares: un incremento del 30% en Francia, donde las intervenciones de los servicios policiales en los domicilios también han aumentado: un 48%. En Europa las llamadas a Urgencias han aumentado un 60%. En Túnez las agresiones contra las mujeres se han multiplicado por cinco; en India el número de denuncias hechas por violencia conyugal se ha doblado. En Brasil los datos de violencia familiar constatados han aumentado del 40 al 50%. En México las llamadas por violencia han aumentado allí el 60% durante la cuarentena, con doscientos casos suplementarios de feminicidio. Más de 900 mujeres han sido dadas como desaparecidas en Perú, …
Para la burguesía estos desastres humanos solo representan cifras o porcentajes sobre el papel que olvidará enseguida. Si los servicios sanitarios han sido sableados por el Estado durante muchas decenas de años; los servicios sociales de protección a la infancia, de lucha contra la violencia contra las mujeres y todos los servicios de protección de los más débiles o desprotegidos han sido, simplemente, eliminados.
¿Cuántos estragos de verdadero sufrimiento y cuántas lesiones psíquicas y físicas han sido ocultadas a lo largo del tiempo? ¿Cuántas situaciones de desesperación, de depresión y tentativas de suicidio se han incrementado por estas condiciones de encierro y abandono? Las medidas de confinamiento y las restricciones drásticas de lazos sociales impuestas a la población, incluyendo a los asalariados enviados a los lugares de trabajo a servir como “carne de virus” para “salvar la economía” con riesgo de contaminarse ellos y su entorno han logrado poner de manifiesto el carácter impersonal y abstracto de las relaciones sociales en el capitalismo.
Cuando el virus continúa propagándose por todos los continentes y en muchos países europeos se ha producido un rebrote significativo, una segunda oleada de contagios y muertes, los medios de comunicación enfilan y estigmatizan a los jóvenes en su voluntad de juntarse, de agruparse, de buscar la proximidad, calificándoles de “irresponsables” respecto a los viejos y al resto de la población, suscitando además una división ideológica entre generaciones. Es evidente que si bien deben tomarse todas las precauciones para evitar contagios y propagaciones también debe considerarse que estos encuentros demuestran un ansia de relación social, un deseo de encontrarse con su familia, amigos o parientes tras meses de soledad y aislamiento de gran impacto psicológico.
Estos jóvenes no hacen sino expresar una necesidad vital para la especie humana, la de vivir en sociedad, en colectividad. El hecho de culpabilizarles de la nueva oleada del virus en Europa, como hacen los medios de comunicación desde hace semanas, demuestra también toda la brutalidad y carencia de humanidad de la sociedad burguesa.
La burguesía intenta presentarse como una clase que dirige una sociedad válida para todos; una sociedad donde todos encuentran su sitio y no se rechaza a nadie. Pero cuando le golpea una crisis sanitaria, económica o social de esta magnitud el velo se descorre y emerge sin adornos el monstruoso aspecto de este sistema de explotación en el que la vida es sólo una mercancía que no le merece mucha atención y frente a la que sólo actúa cuando lo juzga rentable y además con una condición: que no le cueste muy caro. Con la crisis económica y el hundimiento de esta sociedad en una deshumanización y un caos cada vez mayores los gobiernos decretan políticas cada vez más irresponsables, aniquiladoras de la vida misma. Oyendo a esta clase de embusteros, leyendo sus periódicos y a los ideólogos que están a su servicio que nos cuentan que el mundo futuro nunca será como el de antes; que en el futuro “habrá mejores servicios de salud, mascarillas y se harán test”, que “el mundo será más solidario”, que “se van a ocupar de los mayores dotándoles de buenas residencias“, que “la soledad habrá acabado”, que “no se cometerán dos veces los mismos errores”, etc. Estas patrañas hipócritas son tan poco creíbles como cuando al principio de la guerra mundial la burguesía, con la mano en el corazón, proclamaba: “¡Esta será la última de todas!”, “¡nunca otra!” y poco después estalla la Segunda Guerra Mundial y con ella el regreso de la barbarie generalizada. Lo cierto es que el mundo posterior no será como el de antes, será mucho peor. A quienes engañan las promesas de la burguesía, es a quienes creen en ella. La clase proletaria no puede mantener la menor ilusión en el universo de sufrimientos y atrocidades que le reserva la clase dominante y en el que le hunde cada vez más profundamente el capitalismo.
Sam 02 de mayo de 2020
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La CCI en Brasil celebró recientemente algunos debates con contactos y simpatizantes de nuestra organización sobre el tema, "Frente a la alternativa fascismo-antifascismo, el proletariado no tiene campo para elegir". Damos cuenta de las discusiones y preguntas que surgieron, añadiendo algunos comentarios y aclaraciones a posteriori de nuestra parte.
El tema de la situación en el Brasil fue precedido por aspectos generales considerando la pandemia del Coronavirus, que los medios de comunicación de todo el mundo han cubierto ampliamente, prestando especial atención a la situación en los Estados Unidos y sobre todo en Brasil, por las acciones de Trump y Bolsonaro. Mucho más explícitamente que en otros países, estos repugnantes personajes han expresado de manera cruel y descarada la verdadera naturaleza y preocupación de la burguesía mundial ante la crisis del Coronavirus: salvaguardar a toda costa el beneficio generado por la explotación de la clase obrera, obligando a los trabajadores a permanecer en sus puestos de trabajo con un alto riesgo de contagio, a veces, incluso, sin protección. En realidad, la política de las demás fracciones de la burguesía mundial también demuestra el creciente peligro que el capitalismo mundial constituye para la supervivencia de la humanidad, al encontrarse en la incapacidad de hacer frente a la pandemia del Covid 19 a pesar del considerable desarrollo de las fuerzas productivas. Y si dan tanto bombo al caso Bolsonaro, es para tratar de ocultar el hecho de que en realidad no son tan disímiles.
Yendo más allá del Covid, el proletariado brasileño tiene que enfrentarse a la estupidez criminal de Bolsonaro y a sus odiosas orientaciones políticas abiertamente anti obreras y criminales, que encuentran un terreno fértil en la proliferación de sectas, bandas, el rechazo de lo racional, coherente, ... este proletariado también tiene que enfrentarse a un enemigo mucho más insidioso y por lo tanto aún más peligroso...
De hecho, en nombre del antifascismo, fuerzas principalmente ligadas a la izquierda o extrema izquierda del capital intentan movilizar contra el "diablo fascista" Bolsonaro. Más si el diablo existiera, sería una expresión más del capitalismo, al lado de otras como la democracia burguesa. Básicamente, todos defienden el orden existente, el capitalismo, que está arrastrando al mundo a una catástrofe fatal para la humanidad.
Un contacto muy cercano introdujo la discusión “La semana pasada observamos una ola de manifestaciones antifascistas en las redes sociales. Mucha gente ha modificado sus fotos de perfil, publicando varios modelos de la bandera antifascista. Esta ola fue alimentada por tensiones anteriores, pero parece haber sido desencadenada por una reacción de repudio a las manifestaciones del grupo "Os 300 do Brasil" y, sobre todo, a los videos de Bolsonaro bebiendo leche. Los 300, liderados por la becaria Sara Winter, realizaron una pequeña manifestación en Brasilia marchando con antorchas, al estilo del Ku Klux Klan. El grupo está acusado de ser una milicia con el objetivo declarado de exterminar a la izquierda. Por otro lado, los videos que toman leche son un símbolo de la supremacía blanca. Por supuesto, Bolsonaro niega haber tenido esta intención, pero la tensión no se ha disipado, sobre todo porque este caso se suma al del ex secretario de cultura, Roberto Alvim, que hizo un discurso cuyo texto parafraseó a Joseph Goebbels. Parece que hay muchas señales de que el gobierno de bolsonaro coquetea con el fascismo. Frente a eso, surgen algunas preguntas. ¿El actual gobierno es fascista? Incluso si no, ¿existe el riesgo de que se desarrolle en esa dirección? El avance de la extrema derecha no es un fenómeno típico de Brasil. De hecho, parece ser aún más agresivo en otras partes del mundo, especialmente en Europa. Desde la profundización de la crisis en 2010, algunos países europeos están siendo impulsados por una ola nacionalista que se ha agravado con la crisis de la inmigración. En Brasil, el antifascismo ya se ha manifestado con cierta notoriedad en las últimas elecciones presidenciales con el movimiento "Ele Não", cuando incluso los grupos de izquierda que generalmente hacían campaña por cero votos abrazaron la campaña de Haddad[1]. Sin embargo, a diferencia de 2017, las recientes manifestaciones parecen haber ampliado su espectro ideológico, alcanzando a los partidos más a la derecha. Incluso Celso de Mello, ministro del STF (Tribunal Supremo de Justicia), expresó su preocupación cuando afirmó que "el huevo de la serpiente parece estar a punto de eclosionar en Brasil.”
A pesar de la situación de pandemia, se están produciendo algunas manifestaciones en defensa de la democracia en el país. En Twitter, el intercambio masivo de fotos de perfil por banderas antifas ha generado largos debates sobre su naturaleza. Algunos estalinistas han criticado su masificación, incluyendo su uso por personas liberales conocidas. Afirmaron que el antifascismo es simultáneamente "anticapitalista", por lo que no todo el mundo puede afirmarse como tal. Sin embargo, esta reacción parece seguir los deseos estalinistas de control, tratando de llevar la bandera a su reino ideológico. En cualquier caso, la pregunta sigue siendo: ¿es el antifascismo incompatible con el liberalismo?
Las manifestaciones antifascistas ya provocan reacciones en el campo bolsonarista. El 1 de junio, el diputado Daniel Silveira (PSL/RJ) presentó un proyecto de ley que propone una modificación de la Ley Antiterrorista Nº 13.260, del 16 de marzo de 2016, para tipificar a los grupos antifascistas como organizaciones terroristas. Días después, un grupo neonazi de São Paulo publicó en Internet una lista con nombres y datos de personas identificadas por ellos como antifascistas. Estos datos fueron compartidos por las propias personas en Internet.
Ante la amenaza del avance de la extrema derecha, parece irresistible no adherirse a la causa antifascista, porque el fascismo representa la cara más perversa del Estado. Sin embargo, antes de actuar por impulso, debemos hacer un reflejo racional de la situación. ¿Un rostro menos perverso significa una menor perversidad del cuerpo del Estado? ¿Cuáles son los resultados prácticos de adherirse al antifascismo? ¿Es la democracia un mal menor? ¿Es el extremo opuesto al fascismo? ¿Qué son el fascismo y la democracia? ¿Por qué el Estado adopta a veces formas políticas dictatoriales, a veces democráticas? ¿Cómo deben posicionarse los comunistas ante este movimiento? ¿Cómo debería posicionarse el movimiento obrero?
Aunque el antifascismo es más notable hoy que hace 20 años, no es la primera vez que los comunistas han sido seducidos por esta bandera. En el pasado, cuando el fascismo se manifestó por primera vez entre los años 20 y 30, varios grupos comunistas y anarquistas se unieron a la causa antifascista. La Cuarta Internacional Trotskista animó a sus miembros y partidarios a unirse a las filas de la guerra contra el Eje. Durante la Guerra Civil Española, los anarquistas y comunistas apoyaron a la República participando en las elecciones y tomando las armas para frenar el avance de la extrema derecha en España[2]. ¿Cuáles son las lecciones históricas de estas experiencias?
Por otro lado, no todos los revolucionarios se adhirieron al antifascismo. Bilan[3] fue un crítico de dicha adhesión porque la consideraba un factor de confusión para el proletariado, además de contribuir a su adhesión al nacionalismo. En Grecia, la Unión Comunista Internacionalista se negó a apoyar a las democracias contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Cuáles eran sus preocupaciones? ¿No consideraban el fascismo una amenaza? ¿No lucharon contra eso?
Las experiencias pasadas, aunque no se pueden replicar, pueden arrojar luz sobre los acontecimientos actuales. En vista de ello, a partir de este análisis histórico, debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿a quién le interesa el antifascismo y cómo debemos posicionarnos ante esta bandera?”
Como señalamos en la reunión, estamos de acuerdo con esa introducción y con la necesidad de proporcionar una base histórica para cualquier debate político. Y precisamente en este sentido, recordamos qué análisis del movimiento obrero participaron en el engaño posterior del antifascismo al proletariado, y cuáles otros, por el contrario, sentaron las bases para una defensa sin concesiones de la lucha de clases contra la burguesía y sus diversas expresiones, fascistas o democráticas.
La intransigencia de la Izquierda Comunista Italiana[4], que de hecho dirigía el Partido Comunista de Italia, se expresó particularmente, y de manera ejemplar, ante el ascenso del fascismo en Italia tras la derrota de los combates en 1920. En la práctica, esta intransigencia se manifestó en un rechazo total a forjar alianzas con partidos burgueses (liberales o "socialistas") ante la amenaza fascista: el proletariado sólo podía luchar contra el fascismo en su propio terreno, la huelga económica y la organización de milicias para la autodefensa de los trabajadores. En el plano teórico, Bordiga fue responsable del primer análisis serio (y aún válido) del fenómeno fascista, análisis que presentó a los delegados del 4º Congreso de la Internacional Comunista en refutación del análisis por ésta defendido:
La popularidad de los movimientos "antifascistas" impulsados por la izquierda, así como por la derecha democrática, ha sido motivo de preocupación en nuestros contactos. Como se ha señalado, las acciones caóticas de Bolsonaro, muy en sintonía con los disparates de Trump, donde aparece bebiendo leche, en un tono claramente racista, alentando a los grupos que se autodenominan "fascistas", añaden más elementos a la preocupación de nuestros contactos, sobre todo porque la reacción antifascista, y su discurso, es atractivo para muchos críticos del régimen. Entonces, ¿es posible que el fascismo surja en Brasil? ¿Es Bolsonaro uno de sus primeros portavoces? ¿Cómo lo defiende el movimiento antifascista?
El debate llevó a una conclusión muy clara: a pesar de las acciones caóticas de Bolsonaro - algunas de ellas claramente racistas – estas no son una expresión del ascenso del fascismo porque este último es el producto de condiciones históricas muy concretas que no se cumplen hoy en día. De hecho, el fascismo surge en una época de derrota física e ideológica de la clase obrera, como en los años 30. El proletariado italiano y alemán en particular fue totalmente aplastado por el fascismo, el proletariado ruso por el estalinismo, y el proletariado de otros países industrializados democráticos, gobernados por el antifascismo. Esto no sólo fue gracias al fascismo, sino también a través de las corrientes de izquierda -especialmente su inclinación "crítica" trotskista- que llevaron a la "lucha", primero a la clase obrera en defensa del "mal menor" de la República en España, y luego enlistaron a la clase obrera en la 2ª Guerra Mundial del siglo XX en la defensa de las democracias occidentales.
El debate sobre el "mal menor" cuestionó el falso dualismo de "fascismo versus democracia". Como se ha argumentado, el antifascismo es, pues, un callejón sin salida, que tiene efectos perniciosos para la unidad de clase, ya que sostiene una serie de elementos, ya señalados, que pretenden socavar precisamente su unidad; por un lado, hacerles creer que ante el peligro del "fascismo" es necesario organizarse para salvar los intereses de una nación; en otras palabras, es imperativo defender la "democracia" que se sitúa como "un mal menor".
No. Tanto Mussolini como Hitler llegaron al poder precisamente gracias a la democracia burguesa y sus instituciones parlamentarias. La democracia era la base, la tribuna, que el fascismo usaba para llegar al poder, y establecer su agenda.
En este caso, ¿no tiende la llegada democrática de Trump el poder y en particular de Bolsonaro a demostrar la realidad actual de este peligro de fascismo? Insistimos, las condiciones históricas son diferentes de aquellas en las que el fascismo llegó al poder democráticamente en Alemania. Hoy el proletariado no ha sufrido una derrota decisiva como fue el caso en todo el mundo con la derrota de la primera ola revolucionaria mundial de 1917-23[6]. La confusión radica en que el capitalismo en su actual fase de descomposición[7] produce payasos/monstruos como Bolsonaro o Trump, que expresan de manera caricaturesca la tendencia al caos y el cada uno para sí.
El debate fue bastante claro sobre esto. La democracia no es algo que se oponga al fascismo, que es una de las formas de Capitalismo de Estado típicas del período de decadencia, sino que fue (a principios del siglo XX) una configuración totalmente nueva de la organización de la burguesía, en la que los Estados se fortalecen mediante la intervención en la economía. En los EE.UU., en este mismo período, como resultado de la crisis capitalista de 1929, el New Deal surge; en una parte de Europa, el fascismo; en Rusia, el estalinismo. El capitalismo mundial, en respuesta a su crisis sistémica, busca la protección de esta forma de administración que, por cierto, en las actuales condiciones de la pandemia mundial, tiende a reforzarse aún más.
Aunque se plantean elementos que podrían asociarse con el fascismo, como un claro anticomunismo, o un discurso abiertamente racista, la existencia de un régimen fascista en la época actual no es factible. En efecto. En particular porque solo la democracia es capaz de combinar las mistificaciones democráticas y la represión para hacer frente a un desarrollo de la lucha de clases contenido en la situación histórica actual.
Pero ¿esa perspectiva sigue inscrita en el futuro? Depende de la evolución de la correlación de fuerzas entre el proletariado y la burguesía.
Algunas intervenciones han expresado un gran pesimismo a este respecto. Algunos contactos señalan que no hay luchas autónomas en Brasil, que la izquierda del capital es popular - especialmente en vista de la perspectiva antifascista -, que el discurso en defensa de la democracia se fortalece, que las ideas de la Izquierda Comunista son débiles, que tienen poca influencia en Brasil y en América Latina... Una sola mirada a Brasil y al presente sólo puede llevar a tal pesimismo.
La lucha del proletariado es internacional y también su dinámica. A diferencia del período de los años treinta del que hablamos en el encuentro del fascismo, el proletariado abandonó el período de la contrarrevolución en 1968 con las luchas en Francia que iniciaron una dinámica internacional de lucha de clases que culminó con las luchas masivas en Polonia en 1980[8]. A pesar de las grandes dificultades que ha tenido la lucha de clases desde los años 90, el proletariado no ha sufrido una derrota, como la conseguida luego de la derrota de la Primera Ola Revolucionaria Mundial. Una demostración de que el proletariado está dando algunos pasos en su terreno de clase: la situación a finales de 2019 - principios de 2020 estuvo marcada por las demostraciones de combatividad obrera a nivel internacional, particularmente en Europa y América del Norte. En Europa: el movimiento en Francia contra las pensiones, la huelga de correos y transportes en Finlandia. En los EE.UU.: la huelga más masiva en General Motors en los últimos 50 años, y la primera en los EE.UU. en 12 años, después de un período en el que hubo poca movilización internacional de la clase obrera. La huelga masiva en enero de 2020 de los 30.000 maestros de las escuelas públicas de Los Ángeles, la segunda ciudad más grande de los Estados Unidos, la primera en 30 años. Es cierto que las condiciones dadas por la persistente amenaza de la pandemia constituyen un verdadero obstáculo para el desarrollo de la lucha de clases, mientras que los ataques económicos contra la clase obrera no tienen parangón desde la Segunda Guerra Mundial. Pero necesariamente, no sabemos aún cómo y cuándo la clase trabajadora volverá a la escena. Todas las fracciones del proletariado del mundo enfrentan dificultades, pero no las mismas. Es en el centro del capitalismo, donde se han desarrollado las luchas históricas, donde las condiciones son más favorables, precisamente por estas experiencias y esta tradición de lucha. Sin embargo, cada lucha del proletariado en el mundo constituye una contribución a la lucha del proletariado mundial. Por lo tanto, a pesar de las grandes dificultades a las que se enfrenta en este momento, no se pueden ignorar las luchas pasadas del proletariado brasileño. En particular sus luchas masivas en 1979, su resistencia y enfrentamiento a la política anti obrera de los gobiernos de Lula y Dilma (recordemos la movilización de los controladores aéreos en febrero de 2007[9] y su represión por parte de Lula).
Una visión inmediata de la lucha de clases contiene el peligro de abandonar el terreno de la lucha de clases del proletariado por movilizaciones típicamente burguesas como las recientes en torno al BLM (Black Lives Matter) con un claro contenido burgués, al exigir un "capitalismo humano"[10].
Un contacto preguntó: ¿cómo movilizar al proletariado sin entrar en estos frentes antifascistas? No hay que pensar que en cualquier momento el proletariado puede entrar en la lucha. En particular, en la actual situación de pandemia, las condiciones para una movilización de la clase obrera no existen realmente. Sabemos que el proletariado tiene el reto de desarrollar una lucha que esté a la altura de los ataques económicos en todo el mundo sin comparación desde la Segunda Guerra Mundial. En la situación actual, la responsabilidad de los revolucionarios no es empujar a los trabajadores a la lucha a toda costa, sino incitarlos a discutir entre ellos lo que está en juego, a reagruparse para ello, aunque sea de manera muy minoritaria.
¿Hay, en la situación actual, un camino entre el anticapitalismo y el futuro comunismo? Ninguno. Por lo tanto, cada vez más clases medias, la pequeña burguesía, arruinada por el capitalismo, se declarará "anticapitalista". Incluso partes importantes de la clase obrera, que luchan por reconocer su propia perspectiva revolucionaria, pueden adoptar esta consigna de anticapitalismo. Esto expresa una gran debilidad. Pero cuando se trata de una organización política que defiende y predica el anticapitalismo, entonces ya no es una debilidad sino un error. No es casualidad, como se señaló, que muchos grupos antifascistas, vinculados a la extrema izquierda del capitalismo, como el trotskismo, se llamen a sí mismos "anticapitalistas". Este es el caso en Francia de una organización trotskista afiliada a la Cuarta Internacional que se llama Nuevo Partido Anticapitalista.
Alberto (Julio 2020)
[1] Candidato del PT, el partido del expresidente Lula.
[2] Sobre la guerra en España ver nuestro libro ESPAÑA 1936: FRANCO Y LA REPUBLICA MASACRAN A LOS TRABAJADORES https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [15]
[3]Publicación en francés de la Fracción de Izquierda del Partido Comunista de Italia entre 1933 y 1938. Se puede conocer el análisis de nuestros predecesores de BILAN en el artículo El antifascismo fórmula de confusión https://es.internationalism.org/revista-internacional/200603/785/documento-el-antifascismo-formula-de-confusion-bilan-mayo-del-34 [16]
[4]Leer a este propósito "La noción de Fracción en la historia del movimiento obrero – 1a parte". Revista international n° 156. https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4148/la-nocion-de-fraccion-en-la-historia-del-movimiento-obrero-1a-part [17]
[5] Se puede ver otra posición de la Izquierda Comunista -en este caso de un militante del KAPD- sobre el fascismo en el texto Orígenes económicos, políticos, y sociales del fascismo que hemos publicado con una introducción crítica. Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/197704/111/origenes-economicos-politicos-y-sociales-del-fascismo [18]
[6] Ver Lecciones de 1917-23 - La primera oleada revolucionaria del proletariado mundial https://es.internationalism.org/revista-internacional/200704/1829/lecciones-de-1917-23-la-primera-oleada-revolucionaria-del-proletar [19]
[7] Para comprender esta fase histórica actual ver Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [20]
[8] Sobre estos dos acontecimientos y sus lecciones ver: Hace 50 años Mayo 68 https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4296/hace-50-anos-mayo-de-1968 [21] y Polonia (agosto de 1980): Hace 40 años, el proletariado mundial retomaba de nuevo la huelga de masas https://es.internationalism.org/content/4597/polonia-agosto-de-1980-hace-40-anos-el-proletariado-mundial-retomaba-de-nuevo-la-huelga [22]
[9] Ante los enfrentamientos en la capital, los controladores aéreos responden con la lucha (en portugués) https://pt.internationalism.org/ICCOnline/2007/Brasil_luta_controladores_aereos [23]
[10] Ver Movilizaciones antirracistas: La respuesta al racismo no es el antirracismo burgués, sino la lucha de clases internacional https://es.internationalism.org/content/4579/movilizaciones-antirracistas-la-respuesta-al-racismo-no-es-el-antirracismo-burgues-sino [24] y Los grupos de la Izquierda Comunista ante el movimiento Black Lives Matter: una incapacidad para identificar el terreno de la clase obrera https://es.internationalism.org/content/4605/los-grupos-de-la-izquierda-comunista-ante-el-movimiento-black-lives-matter-una [25]
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Desde el 8 de agosto y los restantes fines de semana del mes, pudimos ver a miles de trabajadores de la sanidad británica echarse a las calles de las principales ciudades, en fuertes protestas por los bajos salarios, los altos precios de matriculación, el aumento ilimitado de turnos y cargas de trabajo, la falta de Equipos de Protección Individual (EPI) para prevenir contagios de Covid-19, la falta sistémica de fondos y la presentación por parte del gobierno de su ''heroico sacrificio'' como una carga que hay que sobrellevar cueste lo que cueste.
En épocas anteriores, estas expresiones de combatividad por parte de sectores de la clase obrera que defienden sus condiciones de vida y trabajo parecerían algo rutinario, parte de la vida cotidiana. No obstante, en un contexto en el que los trabajadores muestran pocos signos de recuperación ante un retroceso de la combatividad y la consciencia que dura ya décadas[1] – y particularmente con ese telón de fondo de ''unidad nacional'' exigido por los Estados frente a la crisis del Covid – estas expresiones de lucha de clase son algo a destacar.
Organizados principalmente a nivel local como enfermeros, trabajadores de asilos y personal del sector sanitario en general, y coordinados y acorralados por los comités sindicales y grupos adheridos al Partido Laborista, hubo trabajadores hablando en docenas de manifestaciones en Leeds, Liverpool, Manchester y Glasgow sobre el estrés que les ha provocado tener que ver morir a pacientes y compañeros (más de 540 miembros del personal sanitario han fallecido), la incertidumbre de saber cuándo se infectarían y podrían transmitir la enfermedad a su familia, la lucha por sobrevivir teniendo que enfrentar deudas por cursos de formación de hasta 60.000 o incluso 90.000 libras, por tener que vivir con salarios reales que, en muchos casos, han caído hasta un 20% desde la última década, a pesar de las huelgas de 50.000 médicos jóvenes en 2016 y el ''acuerdo'' del pago en tres años de 2018...
En lo esencial, los trabajadores están indignados por haberse visto excluidos de las ''compensaciones'' que el gobierno prometió pagar, en Julio, a 900.000 trabajadores de sectores públicos ''clave'' en los que se incluía a miembros de las fuerzas armadas, servidores civiles, miembros de la judicatura y doctores de más antigüedad por su parte en la ''batalla'' contra el Covid, ignorando a enfermeros y otros trabajadores de asilos. Volveremos a este punto más adelante.
El aspecto ad hoc de las protestas – los trabajadores no esperaron a ''sus'' sindicatos a que dieran voz a su ya evidente indignación – lo subrayaron los desfiles con pancartas, casi todas hechas a mano, mostrando mensajes como: ''Heroes to 0%'' [Heroes to zeroes - Héroes al 0%], ''Claps don't pay the bills'' [Los aplausos no pagan las facturas], ''Pay NHS a fair wage – you owe us'' [Pago de un salario justo al NHS – nos lo debéis], ''Some cuts don't heal'' [Hay (re)cortes que no sanan], ''Stop clapping and start talking'' [Dejad de aplaudir y empezad a hablar] o ''A nurse is for life, not just for Covid19'' [Un/a enfermero/a lo es para toda la vida, no sólo para el Covid19]. Las protestas – 100 trabajadores en Cambridge, 100 en Bournemouth, 2000 en Londres y así por todo el país – atrajeron sobre todo a trabajadores jóvenes que nunca antes se habían manifestado o formado parte de una lucha proletaria, junto a algunos ''veteranos'' cercanos a la jubilación que querían mostrar su solidaridad con compañeros afectados por presiones cada vez más intolerables. ¡Se usaron muchas plataformas como grupos de Facebook de trabajadores sanitarios, con títulos como ‘‘NHS workers say NO! To public sector pay inequality'' [Trabajadores de la NHS dicen NO a la desigualdad de salarios del sector público] que afirma tener 80.000 miembros, ''NHS Pay 15'' que exige una subida de salarios del 15% (consigna que se observó en la manifestación del 26 de Agosto de los trabajadores del hospital Guy's y St. Thomas de Londres), y ''Nurses United UK'' [Enfermeros/as unidos de Gran Bretaña] para recabar apoyos. Las banderas sindicales brillaron por su ausencia, aunque no faltaron, desde luego, los grupos políticos ''radicales'' diciendo que el objetivo principal de los manifestantes tenía que centrarse en hacer más ''combativos'' a los sindicatos. Estas ideas acabarán seguramente teniendo eco ya que, hasta donde sabemos, ninguno de estos grupos ad hoc antes mencionados ha desafiado abiertamente a los sindicatos o al sindicalismo.
A los trabajadores sanitarios los han adoctrinado durante meses como parte esencial del ''esfuerzo nacional'' – incluso por parte de elementos militares y con el reclutamiento de miles de ''voluntarios'' (en un momento de alza de contratos de ''cero horas'' y la amenaza del desempleo masivo) – teniendo que poner sus vidas en riesgo en el ''frente'' de la ''guerra contra el Covid'', cualquiera que fuese el precio a pagar. Todo esto incluyendo horas de trabajo extra interminables, renuncia a las vacaciones e instrucciones confusas sobre los EPIs (ausentes en más de un caso) que cambiaban día tras día. Por todo ello los irritados manifestantes, aun de forma limitada, mostraron una patente resistencia a la presión del Estado para trabajar más por menos salario, en nombre del ''bien nacional''. Al hacerlo fueron fiel reflejo de las luchas de otros tantos millones de obreros alrededor del mundo que han intentado resistir la creciente explotación – y a veces, represión – a la que les somete el capital. Algunos ejemplos:
Además: ``En al menos 31 de los países que ha analizado Amnistía Internacional, el equipo de investigación registró informes de huelgas, amenazas de huelgas o protestas del personal sanitario y de trabajadores y trabajadoras esenciales a causa de condiciones laborales peligrosas. En muchos países, las autoridades respondieron a estas acciones con represalias. ´´[4]:
A pesar de todo esto, las medidas descaradas de represión no son el arma principal de la clase dominante a la hora de imponerle el ''estado de emergencia'' a los obreros. En los antiguos centros del capitalismo – Europa, EEUU y demás – hay una tendencia generalizada al juego político del divide y vencerás, orientado sobre todo a poner a los trabajadores sanitarios como un ''caso especial'', sembrando la división entre ellos y separándolos a su vez de sus hermanos y hermanas de clase de otros sectores:
La tendencia a ver el sector sanitario como el alfa y el omega de la lucha – esa maldición del corporativismo que ya causó la derrota de las huelgas mineras y del acero británico en los 80 – es una debilidad patente que quedó expresada en las protestas de Agosto en Reino Unido, incluso a pesar de que en una de las concentraciones se cantó la consigna ''los bomberos también merecen un aumento''. También hay que tener en cuenta la tendencia a culpar a los Tories de ''privatizar el sector sanitario'', cuando la realidad es que todos los partidos han estado intentando reducir al mínimo los servicios sanitarios durante décadas, como forma de asegurar la reproducción ampliada del capital y la fuerza de trabajo que necesita este proceso. La Iniciativa de Financiación Privada (Private Finance Initiative) fue de hecho asumida y fortalecida por el último gabinete laborista, lo que ciertamente ''puso en venta la NHS'' y empeoró las condiciones de trabajo.
La combatividad que se ha podido ver en Reino Unido[6] y otros lugares durante el verano está en marcado contraste con el ambiente reinante de miedo e incertidumbre que ha generado la crisis del Covid, y los despidos y cierres patronales masivos que le han seguido. Estas luchas han supuesto un esperado recordatorio de que la clase obrera no ha sido aplastada por la extenuación ni los cantos de sirena del auto- sacrificio. La necesaria politización de estas luchas – el reconocimiento de qué es la clase obrera en términos históricos y en qué puede y debe convertirse – queda aún como tarea pendiente de la mayoría del proletariado.
RF, 10-09-20
[1]Ver: ''Informe sobre la lucha de clases: Formación, pérdida y reconquista de la identidad de clase proletaria'' https://es.internationalism.org/content/4452/informe-sobre-la-lucha-de-clases-formacion-perdida-y-reconquista-de-la-identidad-de [30]
[2] World Socialist Website, 7 de Julio 2020, https://www.wsws.org/en/articles/2020/07/17/afri-j17.html [31]
[3]Worker's World, 13 de Agosto 2020; https://www.workers.org/2020/08/50567/ [32]
[4] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/global-el-personal-sanitario-silenciado-expuesto-y-atacado/ [33]
[5]Ver Révolution Internationale, https://fr.internationalism.org/content/10227/segur-sante-nouveau-coup-porte-a-classe-ouvriere [34]
[6]Entre los sectores que ya estaban en lucha en primavera y verano encontramos a los profesores universitarios, las enconadas protestas de los trabajadores de British Airways que acabaron en miles de despidos y otros tantos contratados de nuevo con salarios más bajos y peores condiciones... para más información al respecto de las huelgas y la resistencia de los obreros al principio de la pandemia, leer ``Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro´´ https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro [35]
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El capitalismo, el sistema de producción que domina el planeta y todos los países en él, se está hundiendo en un avanzado estado de decadencia y descomposición. Un siglo de decadencia está alcanzando sus últimas etapas, amenazando la supervivencia de la humanidad con una espiral de guerras caóticas, depresión económica, desastres ecológicos y pandemias devastadoras.
Cada nación en la Tierra está comprometida en mantener este sistema moribundo. Todos los gobiernos, ya sea que se vistan con ropas democráticas o dictatoriales, ya sea que sean abiertamente pro- capitalistas o falsamente "socialistas", existen para defender los verdaderos objetivos del capital: la expansión de la ganancia a expensas del único futuro posible para nuestra especie, una comunidad mundial donde la producción tiene un solo objetivo: la satisfacción de las necesidades humanas.
Por lo tanto, la elección de qué partido o presidente toma las riendas del gobierno es una falsa elección que no puede alejar a la civilización capitalista del camino hacia la catástrofe. Esto se aplica tanto a las próximas elecciones de los EE.UU. como a cualquier otro circo electoral.
Para muchos está claro que Trump es un defensor declarado de todo lo que está podrido del capitalismo: desde sus negaciones de la realidad de Covid-19 y del cambio climático, pasando por su defensa descarada de la brutalidad policial en nombre de la ley y el orden, hasta sus apelaciones rabiosas al racismo y a la extrema derecha, hasta su repugnante trato personal a las mujeres que se le acercan. Pero el hecho de que sea, en palabras de su antiguo sicario legal Michael Cohen, "un mentiroso, un estafador y un racista" no impide que importantes facciones de la clase capitalista lo respalden porque sus políticas de abierto nacionalismo económico y de desregulación de los servicios medioambientales y sanitarios sirven para aumentar sus beneficios.
En las últimas elecciones Trump estafó a muchos trabajadores estadounidenses haciéndoles creer que el proteccionismo de "America First" salvaría sus empleos y reviviría las industrias tradicionales. Pero incluso antes de la crisis de Covid, la economía mundial -incluida China- ya se dirigía hacia una nueva recesión y las consecuencias económicas de la pandemia van a ser aún más brutales. El proteccionismo es una ilusión porque ninguna economía puede aislarse de las leyes implacables del mercado mundial.
Según Trump, Joe Biden amenaza con convertir a Estados Unidos en una "utopía socialista", porque es una mera marioneta en manos de la "izquierda radical" personificada por gente como Bernie Sanders y el "Escuadrón" en torno a Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar y otros.
En realidad, Biden fue elegido como candidato demócrata porque representa la continuación de las principales políticas demócratas de Obama y Clinton, que tienen mucho en común con las de Trump: el "giro hacia Oriente" para enfrentarse al imperialismo chino comenzó bajo Obama, que también fue conocido como el "Deportador en jefe" por su despiadada acción contra los inmigrantes "ilegales". Por supuesto que los demócratas tienen sus diferencias con Trump: están más estrechamente vinculados al sistema militar y de seguridad, que sospecha profundamente del adulador enfoque de Trump hacia la Rusia de Putin, y se avergüenzan de su imprudente ruptura de los tratados y alianzas internacionales porque socava la credibilidad diplomática de los Estados Unidos. Pero estas son diferencias sobre la mejor estrategia para el imperialismo americano. Asimismo, objetan el escaso respeto de Trump por las normas de la "democracia" porque saben lo importante que es la ilusión democrática para la preservación del orden social. Esa es la verdadera razón por la que ellos - e importantes representantes del ejército - se opusieron a la amenaza de Trump de utilizar tropas federales contra los manifestantes en varias ciudades de EE.UU.
El Partido Demócrata nunca ha sido más que el partido alternativo del capitalismo estadounidense. Es cierto que recientemente ha habido un crecimiento de agrupaciones como la Alianza Socialista Democrática y defensores del Nuevo Tratado Verde (Green New Deal), Las Vidas Negras son Importantes (Black Lives Matter) y las diversas formas de políticas de identidad en o alrededor del partido oficial. Pero esta "izquierda radical" sólo ofrece una versión más izquierdista del capitalismo de estado, al que todas las facciones de la clase dominante -incluyendo la derecha y los fanáticos de la libre empresa- están obligados a adherirse en un mundo devastado por la crisis y la guerra. Ninguna de las políticas de la izquierda cuestiona la existencia del Estado nacional, la producción para el beneficio, el sistema salarial -que son la esencia del capitalismo y la fuente de sus contradicciones insolubles. Por eso, por ejemplo, los planes para un Green New Deal no detendrán la destrucción capitalista de la naturaleza, que tiene su origen en el insaciable afán de acumulación del capitalismo.
Ningún político o partido capitalista puede ofrecer una salida a la crisis de su sistema. El futuro del mundo está en manos de la clase que produce todo lo necesario para vivir, que es explotada por el capital en todos los países, y que en todas partes tiene los mismos intereses: unirse en defensa de sus condiciones de trabajo y de vida, desarrollar la autoorganización y la conciencia necesarias para enfrentarse al sistema capitalista y proponer su propia solución histórica: el auténtico socialismo, o como Marx prefirió llamarlo, el comunismo, donde la humanidad será por fin libre del Estado, las fronteras y la esclavitud asalariada.
Esta puede parecer una perspectiva muy lejana. En su día a día, la clase obrera está dividida de mil maneras diferentes: en la competencia por los puestos de trabajo, por las fronteras nacionales, por el género y por la "raza", sobre todo en un país como los EE.UU. con su venenoso legado de esclavitud y racismo[1].
Pero la clase obrera es también una clase que se ve obligada a trabajar colectivamente, y a defenderse colectivamente. Cuando levanta la cabeza, tiende a superar las divisiones en sus filas porque no tiene otra opción si quiere evitar ser derrotada. El racismo y el nacionalismo son quizás las herramientas más potentes para dividir a los trabajadores, pero pueden y deben ser superados por el avance de la lucha de clase. Cuando la pandemia del Covid-19 golpeó por primera vez, los trabajadores estadounidenses reaccionaron contra el hecho de ser obligados a trabajar sin protección en fábricas de automóviles, hospitales, supermercados o almacenes; y todos los trabajadores, "blancos", "negros", "latinos" u otros se mantuvieron hombro con hombro en los piquetes[2].
Tales momentos de unidad van en contra de las expresiones "clásicas" de la división racial y contra la supremacía blanca y los movimientos fascistas que rezuman del cuerpo podrido del capitalismo. Pero también van en una dirección diferente de las movilizaciones de Black Lives Matter que ponen la raza por encima de la clase y que han sido totalmente instrumentalizadas por los demócratas, por los grandes intereses empresariales y por una parte significativa del propio Estado[3]. Las luchas basadas en la raza no pueden conducir a la unificación de la clase obrera: partes de la clase dominante están felices de "arrodillarse" y dar su bendición al BLM porque saben que puede ser utilizado para ocultar la realidad fundamental del capitalismo como una sociedad basada en la explotación de una clase por otra.
La clase obrera de los Estados Unidos se enfrenta a una enorme embestida ideológica en el período previo a las elecciones, con los políticos y las superestrellas de los medios de comunicación proclamando a lo largo y ancho que su única esperanza reside en el voto - cuando su verdadero poder no reside en la cabina de votación sino en la vinculación a través de los lugares de trabajo, en las asambleas generales abiertas a todos los trabajadores, en la unión en la calle en torno a las demandas de clase. También se enfrenta al peligro real de verse involucrado en conflictos violentos entre "milicias" armadas, como hemos visto en algunas de las recientes protestas de la BLM. El peligro de una "guerra civil" en un terreno completamente burgués podría aumentar aún más tras las elecciones, especialmente si Trump se niega a reconocer el resultado. Esto sólo enfatiza la necesidad de que los trabajadores rechacen los cantos de sirena de la derecha y la izquierda, que rechacen las falsas opciones del supermercado democrático y que se unan en torno a sus propios intereses de clase.
Amos, 26.9.20
[1] Ver nuestro artículo Esclavitud y racismo, herramientas de la explotación capitalista https://es.internationalism.org/content/4591/esclavitud-y-racismo-herramientas-de-la-explotacion-capitalista [39]
[2] Ver Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro [35]
[3] Ver Movilizaciones antirracistas: La respuesta al racismo no es el antirracismo burgués, sino la lucha de clases internacional https://es.internationalism.org/content/4579/movilizaciones-antirracistas-la-respuesta-al-racismo-no-es-el-antirracismo-burgues-sino [24]
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/content/4555/chile-en-contra-de-la-asamblea-constituyente-vamos-por-la-verdadera-autonomia-e
[2] https://es.internationalism.org/content/4486/chile-el-dilema-no-es-democracia-o-dictadura-sino-barbarie-capitalista-o-revolucion
[3] https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la
[4] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/846/hace-30-anos-la-caida-de-allende-dictadura-y-democracia-son-las-2-c
[5] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/chile
[6] https://es.internationalism.org/tag/4/403/chile
[7] https://es.internationalism.org/tag/2/31/el-engano-del-parlamentarismo
[8] https://es.internationalism.org/files/es/porque_estar_en_contra_de_las_fiestas_patrias.pdf
[9] https://es.internationalism.org/content/4395/el-movimiento-obrero-en-chile-principios-del-siglo-xx
[10] https://es.internationalism.org/content/2870/indigenismo-y-luchas-campesinas-en-america-latina
[11] https://es.internationalism.org/tag/2/33/la-cuestion-nacional
[12] https://es.internationalism.org/files/es/confinamientol.pdf
[13] https://es.internationalism.org/tag/cuestiones-teoricas/salud-epidemias-pandemias
[14] https://es.internationalism.org/files/es/un_debate_entre_revolucionarios_sobre_la_situacion_social_en_brasil_revisado.pdf
[15] https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado
[16] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200603/785/documento-el-antifascismo-formula-de-confusion-bilan-mayo-del-34
[17] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4148/la-nocion-de-fraccion-en-la-historia-del-movimiento-obrero-1a-part
[18] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197704/111/origenes-economicos-politicos-y-sociales-del-fascismo
[19] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200704/1829/lecciones-de-1917-23-la-primera-oleada-revolucionaria-del-proletar
[20] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[21] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4296/hace-50-anos-mayo-de-1968
[22] https://es.internationalism.org/content/4597/polonia-agosto-de-1980-hace-40-anos-el-proletariado-mundial-retomaba-de-nuevo-la-huelga
[23] https://pt.internationalism.org/ICCOnline/2007/Brasil_luta_controladores_aereos
[24] https://es.internationalism.org/content/4579/movilizaciones-antirracistas-la-respuesta-al-racismo-no-es-el-antirracismo-burgues-sino
[25] https://es.internationalism.org/content/4605/los-grupos-de-la-izquierda-comunista-ante-el-movimiento-black-lives-matter-una
[26] https://es.internationalism.org/tag/4/401/brasil
[27] https://es.internationalism.org/tag/2/32/el-frente-unido
[28] https://es.internationalism.org/tag/cuestiones-teoricas/fascismo
[29] https://es.internationalism.org/files/es/protestas_sanitarios_2020.pdf
[30] https://es.internationalism.org/content/4452/informe-sobre-la-lucha-de-clases-formacion-perdida-y-reconquista-de-la-identidad-de
[31] https://www.wsws.org/en/articles/2020/07/17/afri-j17.html
[32] https://www.workers.org/2020/08/50567/
[33] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/global-el-personal-sanitario-silenciado-expuesto-y-atacado/
[34] https://fr.internationalism.org/content/10227/segur-sante-nouveau-coup-porte-a-classe-ouvriere
[35] https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro
[36] https://es.internationalism.org/tag/geografia/gran-bretana
[37] https://es.internationalism.org/tag/2/29/la-lucha-del-proletariado
[38] https://es.internationalism.org/files/es/trump_biden.pdf
[39] https://es.internationalism.org/content/4591/esclavitud-y-racismo-herramientas-de-la-explotacion-capitalista
[40] https://es.internationalism.org/tag/geografia/estados-unidos