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Cuando el mundo se enfrenta a la prueba de la pandemia de Covid-19, en la CCI también hemos pasado por la dolorosa experiencia del fallecimiento de nuestro camarada Kishan el 26 de marzo de 2020. Esta es una gran pérdida para la CCI y su sección en la India, y lo echaremos mucho de menos. Kishan hizo una importante contribución a la vida del CCI y fue un camarada con un gran espíritu de lucha hasta su último aliento.
Kishan nació en 1939 en una remota aldea de Bengala Occidental en la India. Ingresó en la universidad en los años 60, en un momento en que la clase obrera había reaparecido en escena histórica con la huelga de 9 millones de trabajadores en Francia en 1968, seguida del Otoño Caliente en Italia en 1969, las luchas de los trabajadores polacos en 1970, que significó el fin del período de contrarrevolución. El decenio de 1960 fue un período de protesta en las universidades de todo el mundo, en particular contra la guerra de Vietnam y el racismo. Los jóvenes que se involucraron en estos movimientos eran sinceros en su deseo de un cambio "revolucionario", pero actuaron principalmente en un terreno pequeñoburgués con la ilusión de "cambiar la vida inmediatamente". Sin embargo, tanto antes como después de 1968 hubo organizaciones de izquierda, es decir, organizaciones burguesas, dispuestas a reclutar jóvenes y bloquear su interés en las posiciones de la clase obrera. Estas fueron las condiciones globales en las que Kishan fue absorbido por el movimiento naxalita. Durante 1963-65 cursó una maestría en física en la Universidad de Bengala del Norte. Completó su maestría con un título de primera clase. Mientras era un estudiante de postgrado, se convirtió en parte de una joven generación atraída por el movimiento naxalita. Gradualmente el término Naxalismo se convirtió en sinónimo de Maoísmo. Como joven estudiante Kishan se sumergió en la vorágine del movimiento, dejando su investigación incompleta y siendo encarcelado por estas actividades. Después de ocho años de prisión fue liberado en 1978. Las indecibles torturas en la cárcel le afectaron hasta el final de su vida. Con una celda estrecha y una comida insuficiente, a veces incomestible, Kishan contrajo la tuberculosis y esta infección de los pulmones fue una constante compañera hasta el último día de su vida. Durante su estancia en prisión leyó a Marx en particular y esto le ayudó a abrirse a la discusión de las ideas marxistas de la izquierda comunista cuando se encontró con ellas.
Kishan fue uno de los pocos que, habiendo sido absorbido por el maoísmo, una forma particularmente viciosa de ideología burguesa de izquierdas fue capaz de romper completamente con él y comprometer su vida con el proletariado a través de la adhesión a la tradición de la izquierda comunista. Esa ruptura requirió inevitablemente una decantación mediante un largo y paciente trabajo de discusión con la Corriente Comunista Internacional durante los años ochenta y noventa. En el año 1989 la formación del núcleo de la CCI en la India fue un estímulo para esta dinámica de clarificación. Cuando Kishan se puso en contacto con el CCI, descubrió la verdadera historia de la izquierda comunista. Se sorprendió cuando se dio cuenta, a través de la elaboración teórica de la CCI de que el maoísmo no es más que otra forma de ideología burguesa, una corriente política contrarrevolucionaria. "El maoísmo no tiene nada que ver con la lucha de la clase obrera, ni con su conciencia, ni con sus organizaciones revolucionarias. No tiene nada que ver con el marxismo: no es ni una tendencia dentro de la teoría revolucionaria del proletariado ni un desarrollo de la misma. Por el contrario, el maoísmo no es más que una burda falsificación del marxismo; su única función es enterrar todo principio revolucionario, confundir la conciencia de clase proletaria y sustituirla por la más estúpida y estrecha ideología nacionalista. Como 'teoría', el maoísmo no es más que otra de esas miserables formas adoptadas por la burguesía en su periodo de decadencia de contrarrevolución y guerra imperialista"[1]. La explicación de la Corriente Comunista Internacional sobre el maoísmo tuvo un impacto trascendental en el camarada Kishan. La actitud política de poder hacer una crítica completa de su pasado fue esencial para que Kishan se convirtiera en militante de una verdadera organización revolucionaria.
El Partido Comunista de la India se formó en 1925, cuando la Internacional Comunista ya estaba degenerando y las luchas más importantes de la ola revolucionaria habían sido derrotadas, en particular las revoluciones rusa y alemana. La orientación del PCP en la India fue convertirse en un movimiento anticolonial y antibritánico, vinculado con muchos otros movimientos nacionalistas. Hubo un fuerte impacto del nacionalismo y el patriotismo en el PC de la India. La clase obrera de la India sufre de una falta de tradición y continuidad de la izquierda comunista. Esto subraya la importante responsabilidad de la sección de la CCI en la India de dar a conocer mejor el patrimonio histórico de la izquierda comunista.
Al tomar el camino del estudio profundo y la discusión continua, gradualmente Kishan se convirtió en un militante de la CCI en la India. Su lealtad a la CCI y a la lucha del proletariado internacional lo delimitó como un verdadero internacionalista proletario. Siempre defendió las posiciones de la CCI con inmensa dedicación. Estaba decidido a participar en los debates de la CCI a nivel internacional y dentro de nuestra sección en la India a través de sus frecuentes contribuciones. El camarada Kishan contribuyó con su pasión a la vida de la CCI a muchos niveles. Viajó por todo el país para encontrar nuevas librerías donde se pudiera vender la literatura de la CCI. Participó en círculos de discusión y reuniones públicas siempre que fue posible. Desempeñó un papel notable en el aumento del número de suscriptores de la literatura del CCI. Participó y desempeñó un papel muy activo en varios congresos internacionales del ICC, así como en conferencias territoriales de nuestra sección india. Sus valiosas y bien pensadas contribuciones reforzaron el proceso de aclaración política. Su mayor fortaleza fue defender nuestra organización de todos los ataques y calumnias dirigidas a ella.
El camarada Kishan tenía la capacidad de superar los muchos altibajos de la vida. Su firme convicción en la política de la CCI y su actitud optimista le ayudaron a mantenerse firme en las situaciones políticas más difíciles. Es difícil evaluar adecuadamente la contribución de Kishan a la lucha política por la emancipación de la clase obrera en un breve texto de homenaje. También debemos añadir que Kishan fue muy hospitalario y con los pies en la tierra. Muchos camaradas de la CCI, ya sea que vengan de otros países o de otras partes de la India, experimentaron su generosa hospitalidad. Expresamos nuestro revolucionario saludo y solidaridad a su familia. La CCI está al lado de su hija y su esposa con toda su simpatía y solidaridad.
Corriente Comunista Internacional
[1] El maoísmo un engendro burgués, 3ª parte de una serie sobre China, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1193/china-eslabon-del-imperialismo-mundial-iii-el-maoismo-un-engendro- [2] . Para estudiar más en profundidad lo que es la izquierda del capital y sus corrientes izquierdistas ver la Serie La herencia oculta de la izquierda del capital https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4261/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-i-una-falsa-vision-de-l [3] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo- [4] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4268/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iii-un-funcionamiento-q [5] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4278/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iv-su-moral-y-la-nuestr [6] y /content/4322/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-v-el-debate-en-la-burguesia-pugna-brutal [7]
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Ya son más de 230 días de cuarentena y estado de emergencia sanitaria, lo cual profundiza la crisis económica mundial previa a la aparición del virus, descargando todos sus efectos sobre las espaldas de la clase obrera. La pandemia sólo vino a agravar una situación que lleva al menos 50 años en la vida del capitalismo. Desde la entrada del sistema en su período de decadencia a principios del siglo XX, pasando por la gran depresión en la década de los treinta de esa centuria, la humanidad ha tenido que soportar toda clase de penurias. Esta crisis económica mundial, es producto de las propias contradicciones de este modo de producción, que encuentra cada vez más sus límites históricos y que con la entrada en la fase última de su larga agonía, esto es, la descomposición[1], se hace cada vez insoportable la vida para la clase trabajadora y la humanidad entera. Ya las terribles manifestaciones a nivel global se aprecian en la perdida y caída de los salarios, despidos masivos, precariedad agravada y empobrecimiento de las condiciones de vida.
Según fuentes oficiales, en el país existen ya más de 8 millones de desempleados, como parte de una recesión brutal en la que ha entrado la economía nacional y mundial. Más de un millón de empresas quebradas, más de 7 millones de endeudados y un largo etc., son algunos de los efectos de la crisis mundial; una crisis que se presenta como la peor en la historia del capitalismo, sin punto de comparación con aquella de 1929, según señalan los mismos expertos de la burguesía.
Mientras el programa Reactiva Perú[2] destinó 60 millones de "rescate" para las grandes empresas, gran parte de la población se ahoga en la miseria, hambre y el desempleo, además de las consecuencias psicológicas del encierro, que ya se empiezan a manifestar en la población, porque el miedo y la incertidumbre sobre el futuro han empezado a hacer su tarea[3]. Todo esto es consecuencia de un sistema putrefacto y nauseabundo, que ya no puede ofrecer otra cosa que no sea el deterioro sostenido de las condiciones de vida de los trabajadores.
Pese a esta terrible situación en el país, la burguesía nunca pierde. Por ejemplo, los bancos han obtenido ganancias en un 53% más, además de recibir dichos créditos del programa Reactiva Perú; hasta la fecha, tienen una utilidad neta de 2300 millones de soles (638$ mil millones) incrementando sus ganancias, que ya son mayores a la etapa pre - pandemia (aprox. 1500 millones de soles). Esto refleja que la crisis económica la sigue pagando la clase obrera en general y que la crisis económica solo azota a los trabajadores y a otros sectores no explotadores de la sociedad.
En el caso de las grandes empresas “afectadas” del país, han recibido con el programa "Reactiva" más de 60 millones de soles de ayuda, en créditos, préstamos que por cierto jamás se devolverán al Estado, pues la historia económica del país ha demostrado con muchos ejemplos que cuando se dan estos paquetes de “préstamos” y créditos en situaciones similares, nunca retornan a la fuente que los entregó. Es por ello, que ya los especialistas hablan de un mayor nivel de endeudamiento para el Estado para los próximos años, que en el trascurso de los últimos meses por la presencia del Covid-19, se ha incrementado exponencialmente. La deuda pública neta pasó de 13% en el 2019 a 25.6% para el 2020. Waldo Mendoza, presidente del consejo fiscal del Ministerio de Economía y Finanzas, señaló que “si las empresas que accedieron a esos créditos no llegan a pagarlos, el MEF tendrá que hacerse cargo de esas obligaciones. El aval estimado, según el MMM[4], es de más o menos US$ 4,000 millones”.
Sabemos que el Estado burgués es un instrumento indispensable para mantener el orden jurídico político que garantiza la explotación del trabajo humano, para transformar la naturaleza en beneficio del comercio y la producción capitalista y que, desde la fundación de la república democrática en 1821, este ha sido el instrumento de la clase dominante para exprimir al máximo las materias primas de moda en el mercado mundial: guano, salitre, lanas, azúcar o minerales. Todo ello, acompañado de un largo rosario de latrocinios y canalladas sin cuento, desatados por los sucesivos gobiernos en esta parte del planeta.
Esta "ayuda o salvataje" lanzada por el gobierno de Vizcarra a las grandes empresas, es similar a la que recibieron los bancos y grandes empresas en EEUU en medio de la crisis de las subprime el 2008. Esta situación supone que el Estado ha echado mano hasta el agotamiento de las reservas fiscales y ha usado préstamos internacionales hasta entrar en déficit fiscal, déficit que pasaría en términos del PBI de 1.6% en el 2019 a 10.7% para este año. Por cierto, a los trabajadores solo les tocó en algunos casos bonos miserables o dádivas para paliar el desempleo y el hambre.
Estas medidas del Estado no son nuevas. Siempre ante estas crisis, el Estado sale a cumplir su papel como aparato político de la burguesía, son las formas y mecanismos que ofrece el capitalismo de Estado[5], en su intervención permanente frente a la crisis económica.
Debemos sumarle a esta situación la batería de ataques contra la clase obrera que el Estado y la burguesía organizada en la Confiep[6] preparan. La presidenta de dicho gremio, María Isabel León, presentó al gobierno un listado de propuestas laborales que incluyen la creación de un régimen laboral de emergencia, con duración de por lo menos un año, para ayudar a las empresas afectadas por la crisis. Este nuevo régimen planteado durante el Gobierno de Martín Vizcarra dispone, por ejemplo, reducción de salarios a los trabajadores, así como el alargamiento de sus jornadas (trabajando domingos y feriados inclusive) otorgándoles en "compensación" acceso a su CTS, AFP[7] o a subvenciones estatales. Esto se suma a las ya dadas anteriormente, como la "suspensión perfecta", eufemismo inventado para encubrir el despido de miles de obreros, sin más ni más.
Proponen también, que se permita a los empleadores realizar contrataciones temporales de emergencia, “sustentadas en la necesidad de superar la emergencia”, o sea, más contratos basura. Los gremios empresariales sugieren otorgar a los empleadores la posibilidad de prorratear el pago de las gratificaciones y CTS a sus trabajadores para generarles un ahorro a las empresas. Por si fuera poco, la Confiep le propuso al gobierno, crear un régimen de incentivos para la contratación de personal, incluyendo el poder incrementar la deducibilidad tributaria para los pagos realizados en la capacitación de nuevo personal. De igual manera, se plantea incrementar la deducibilidad en el gasto de contratación por un plazo de dos años para los empleadores que contraten trabajadores a tiempo indefinido. Además, se recomendó inafectar de tributos el pago realizado al desvincular a un trabajador si este pago se destina a crear nuevas empresas.
Toda esta agenda técnica/política de la burguesía que se ha planteado al Estado y que ya empieza a implementarse, está diseñada para seguir atacando las condiciones laborales de los trabajadores, precarizando sus contratos, cada vez más y desprotegiéndoles frente al futuro; la necesidad de la burguesía de mantener e incrementar sus ganancias frente a la crisis económica mundial, es un esfuerzo permanente de la clase explotadora que en plena crisis económica presenta también mayores dificultades en sus procesos de acumulación de capital.
Una de las mayores mistificaciones que vende el capitalismo decadente es la del "emprendedurismo", el "todos podemos ser empresarios", concepto que se empieza a difundir por todos lados, mientras el monstruo del desempleo va en aumento generando cada vez más miseria y empobrecimiento. Este concepto que implica una propuesta de autoempleo, pero que no es más que una ilusión laboral y alternativa del “recurseo”[8], incrementa la informalidad laboral y la precariedad. La idea de autogenerarse un ingreso es la premisa, en este espejismo, que lo único que demuestra en el fondo es una profundización de la precariedad de la vida obrera y una fragmentación y debilitamiento cada vez mayor del trabajo, así como un deterioro mayor del nivel de salarios en el mercado laboral. El cuento del emprendedurismo sólo oculta la miseria extrema, producto del desempleo.
La quiebra de más de un millón de empresas arroja a miles de trabajadores a la calle, una ola masiva de desempleados en las calles empieza a generar más y más mercados informales de vendedores y ambulantes, donde la clase trabajadora se ve forzada a buscarse la vida, en medio de una salvaje competencia, vendiendo cualquier cosa para poder alimentarse día a día. Ya hemos mencionado los más de 8 millones de desempleados que existen hasta la fecha y es posible que esa cifra vaya en aumento.
El fenómeno creciente de la informalidad en el mercado laboral, constituye un factor que puede obrar en la perdida actual de la conciencia política de clase la obrera en la región y específicamente en el Perú, en la pérdida de su identidad y de su autonomía de clase, debido a la dispersión que produce en sus fuerzas, reforzando también una visión de “sálvese quien pueda” y porque es posible caer en el terreno de las ilusiones de “triunfar con su propio negocio” que prende naturalmente en el terreno ideológico de la pequeña burguesía[9]. Los trabajadores no podemos renunciar a la búsqueda de nuestro sustento y de nuestras familias. Pero a lo que sí debemos renunciar es a las ilusiones de que habrá un nuevo “desarrollo económico”, que nos abrirá un espacio seguro y cómodo en el terreno de la competencia capitalista. Por sus mismas contradicciones, el capitalismo lo único que puede ofrecer es el sacrificio de millones de trabajadores, de pequeños comerciante o propietarios, para salvar a los grandes capitales.
Los efectos de la fase de descomposición en la que se encuentra el sistema capitalista se evidencian en la agudización de la guerra de facciones que mantiene la burguesía nacional. Esta confrontación, contiene dos elementos que se potencian con la putrefacción capitalista, por un lado, el crecimiento vertiginoso de mafias que pululan en el aparato de Estado y por otro, las dificultades cada vez mayores para la burguesía en su conjunto de controlar sus propias fuerzas. La lucha a muerte por sobrevivir en las aguas pantanosas del juego político, dan paso al cada cual para sí y a la inestabilidad que socava la gobernabilidad. La llamada "lucha contra la corrupción", no es más que una hipócrita campaña, que encierra un problema real, pero que es utilizada por estas facciones como un medio de ajustar sus cuentas y neutralizar enemigos políticos. El caso de corrupción del presidente Vizcarra y su destitución del cargo (vacancia) es un capítulo más de todos los que han ocurrido al menos en lo que va de siglo XXI, lo que muestra que este comportamiento de la burguesía no es una cuestión pasajera ni coyuntural, ni tampoco se soluciona con “campañas ciudadanas”. Como se ha mencionado, ocurre en un marco histórico social, donde esta pudrición del sistema se ha vuelto su elemento dominante, afectando de manera irreversible todos los aspectos de la sociedad. Las facciones burguesas en el Estado se acusan mutuamente de latrocinios, de compras amañadas del Estado que se han hecho en plena pandemia y que derrochan irregularidades. Frente a esta situación, la población ha reaccionado, harta de la corrupción imperante, pero también, en medio de una situación económica y social que empeora y que siembra incertidumbre y desesperación. La vacancia vino a extremar la tensión creada por las medidas de restricción por la pandemia, que ocasionaron el cierre de empresas, la disminución de la actividad comercial, privando de su sustento a millones de peruanos. Sin embargo, la clase trabajadora no puede ser víctima de los cantos de sirena de la burguesía, engancharse en la ilusión de un sistema político “más ético” o “más responsable” de sus acciones. No puede caer en el terreno de las luchas ciudadanas, de la revuelta social o del vandalismo, ese no es su terreno de clase. Participar en estas luchas contra la corrupción o contra Merino, por el regreso de Vizcarra, etc., no es más que sumarse al coro de las facciones burguesas en pugna, que mañana asestarán más golpes contra sus condiciones de vida. Por otro lado, los trabajadores no deben ser ni carne de cañón, ni parte del teatro electoral, en donde ya las facciones burguesas empezaron a barajar sus cartas para las próximas elecciones presidenciales del 2021, alistando candidatos, coaliciones, apoyos a proyectos mineros, entre otros temas de la agenda política de la burguesía, que nada, pero nada tienen que ver con los intereses de la clase trabajadora, por el contrario, solo buscan renovar y aceitar todo su aparato político apuntándolo contra los trabajadores.
Los trabajadores formamos parte de una clase mundial, que resiste a una serie de ataques permanentes que desmejoran nuestras condiciones de vida. Al igual que nuestros hermanos de clase a nivel global, el proletariado peruano no está derrotado, aunque sí está muy golpeado por la crisis, el desempleo, las secuelas del Covid y ahora la difteria, además, el stress de toda esta situación viene agobiando a los trabajadores. Las huelgas aún son pocas y aisladas. Principalmente han salido a las calles los obreros de la salud, los más expuestos por el Estado al contagio, negándose a ser carne de cañón, como ha pasado en varias partes del mundo, reclamando por la falta de mascarillas y demás protocolos de seguridad ante la precariedad en que trabajan. En Lima y provincias, dentro o fuera de los hospitales, hay protestas de enfermeras, médicos, obstetras. Pero también hubo trabajadores de otros sectores como la minería que se inscribieron en la resistencia, por ejemplo, oponiéndose a entrar al socavón por temor al contagio, como sucedió con los obreros de la zona de Antapacay. También, hubo luchas contra los ataques directos a los obreros municipales en Lima y Chiclayo, quienes han protestado por la falta de implementos, contra los despidos o la falta de pagos.
Los trabajadores se defienden como pueden de la ofensiva Patronal-Estatal. La gran mayoría aún está muy golpeada, muchos trabajadores desmoralizados por la falta de ingresos o acosados con el exceso de trabajo, la exigencia de horas extras o la amenaza de despido, así es como se resume esta situación. El panorama económico es oscuro en los próximos años y sobre los trabajadores se seguirán descargando las más pesadas consecuencias de la crisis del Capitalismo.
Sólo la unidad y la solidaridad de clase en sus luchas serán decisivas para resistir a la próxima ola de ataques a sus condiciones de vida. La evolución de la crisis económica nos llevara cada vez más a escenarios de terror, pero la clase obrera internacional tendrá que dar batalla para recuperar su consciencia política a través de la lucha de clases, que se presentara tarde o temprano frente a los ataques de la burguesía y las convulsiones de este moribundo sistema. Solo el proletariado, desarrollando luchas en su terreno de clase, de forma autónoma, unida y solidaria, puede representar una alternativa futura para la humanidad.
Internacionalismo, sección en Perú de la Corriente Comunista Internacional
[1]https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [10]
[2] Es un programa del gobierno del Perú sin precedentes, que tiene como objetivo dar una respuesta rápida y efectiva a las necesidades de liquidez que enfrentan las empresas ante el impacto del COVID-19.
[3] Ver Confinamiento ante la pandemia: El Estado burgués pone de manifiesto toda su brutalidad https://es.internationalism.org/content/4614/confinamiento-ante-la-pandemia-el-estado-burgues-pone-de-manifiesto-toda-su-brutalidad [11]
[4] Marco Macroeconómico Multianual, documento relevante del gobierno del Perú, en materia económica, el cual contiene proyecciones macroeconómicas y los supuestos en la que estas se basan proyectas para un periodo de cuatro años
[5] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2117/la-crisis-del-capitalismo-de-estado [12]
[6] Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (CONFIEP)
[7] Administradores de Fondos de Pensiones (AFP) y la Compensación por tiempo de servicios (CTS)
[8] En concreto, el que no tiene trabajo se lo inventa, esto es, crea su puesto de trabajo (el famoso recurseo), sobre la base de buscar desarrollar un emprendimiento generalmente categorizado en la provisión de servicios con bajo valor agregado
[9] Nuestra organización en las Tesis sobre la Descomposición antes citada había alertado, hace ya 30 años, de este peligro: “Uno de los factores que está agravando esa situación es evidentemente, que una gran proporción de jóvenes generaciones obreras está recibiendo en pleno rostro el latigazo del desempleo, incluso antes de que muchos hayan podido tener ocasión, en los lugares de producción, junto con los compañeros de trabajo y lucha, de hacer la experiencia de una vida colectiva de clase. De hecho, el desempleo, resultado directo de la crisis económica, aunque en sí no es una expresión de la descomposición, acaba teniendo, en esta fase particular de la decadencia, consecuencias que lo transforman es aspecto singular de la descomposición. Aunque en general sirve para poner al desnudo la incapacidad del capitalismo para asegurar un futuro a los proletarios, también es, hoy, un poderoso factor de "lumpenización" de ciertos sectores de la clase obrera, sobre todo entre los más jóvenes, lo que debilita de otro tanto las capacidades políticas actuales y futuras de ella”
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Los EE.UU., el país más poderoso del planeta, se ha convertido en un escaparate de la descomposición avanzada del orden mundial capitalista. La carrera por la elección presidencial ha arrojado una dura luz sobre un país desgarrado por las divisiones raciales, por los conflictos cada vez más brutales dentro de la clase dirigente, por la espantosa incapacidad de hacer frente a la pandemia Covid-19 que ha dejado cerca de un cuarto de millón de muertos, por el devastador impacto de la crisis económica y ecológica, por la propagación de ideologías irracionales y apocalípticas. Sin embargo, estas ideologías, paradójicamente, reflejan una verdad subyacente: que estamos viviendo en los "últimos días" de un sistema capitalista que gobierna en todos los países del mundo.
Pero incluso en esta fase final de su decadencia histórica, mientras la clase dominante demuestra cada vez más su pérdida de control sobre su propio sistema, el capitalismo puede volver su propia podredumbre contra su verdadero enemigo, la clase obrera, y el peligro de que pueda tomar conciencia de sus verdaderos intereses. La participación récord en estas elecciones y las ruidosas protestas y celebraciones a ambos lados de la línea divisoria política Trump - Biden representan un poderoso refuerzo de la ilusión democrática - de la falsa idea de que cambiar un presidente o un gobierno puede detener el deslizamiento del capitalismo hacia el abismo, que el voto permite al "pueblo" hacerse cargo de su destino.
Hoy en día esta ideología está encabezada por la creencia de que Joe Biden y Kamala Harris salvarán la democracia estadounidense del acoso autoritario de Trump, que curarán las heridas de la nación, restaurarán la racionalidad y la fiabilidad de la relación de los EE.UU. con otras potencias mundiales. Y estas ideas son amplificadas por una gigantesca campaña internacional que saluda en el resultado electoral la renovación de la democracia y el retroceso del asalto populista a los valores liberales.
Pero nosotros, los trabajadores, debemos estar alerta. Si Trump y "America First" se alzaron abiertamente para agudizar el conflicto económico e incluso militar con otros estados capitalistas - China en particular - Biden y Harris también perseguirán el impulso de Estados Unidos para la dominación imperialista[1], tal vez con métodos y retórica ligeramente diferentes. Si Trump defendió los recortes de impuestos para los ricos y terminó su reinado presidiendo un gran aumento del desempleo, una administración Biden, enfrentada a una crisis económica mundial que se ha visto fuertemente agravada por la pandemia, no tendrá más remedio que hacer que la clase explotada pague por la crisis mediante el aumento de los ataques a sus condiciones de vida y de trabajo. Si los trabajadores inmigrantes e "ilegales" creen que estarán más seguros bajo una administración Biden, recordemos que bajo el presidente Obama y el vicepresidente Biden 3 millones de trabajadores "ilegales" fueron deportados de los Estados Unidos[2].
Sin duda, gran parte del apoyo actual a Biden se produce en reacción a los verdaderos horrores del Trumpismo: las mentiras descaradas, el racismo de perro rabioso, la dura represión de las protestas, la total irresponsabilidad ante el Covid-19 y el cambio climático. No hay duda de que Trump es un claro reflejo de un sistema social en putrefacción. Pero Trump también afirma que habla en nombre del pueblo, que actúa como un "outsider" que se opondrá a las irresponsables "élites". E incluso cuando socava abiertamente las "normas" de la democracia capitalista, refuerza el argumento contrario de que más que nunca debemos unirnos a la defensa de estas normas. En este sentido, Biden y Trump son dos alas del mismo fraude democrático.
Esto no significa que las dos alas trabajen juntas pacíficamente. Incluso si Trump es removido como presidente, el trumpismo no desaparecerá. Trump ha normalizado las milicias armadas de derecha que desfilan por las calles y ha llevado a los cultos de conspiración marginal como QAnon al centro de la corriente ideológica. Esto a su vez ha alimentado el crecimiento de escuadrones antifascistas y milicias del poder negro listas para oponerse a los supremacistas blancos en un terreno militar. Y detrás de todo esto, toda la clase burguesa y su maquinaria estatal está dividida por intereses económicos y de política exterior en conflicto que no pueden ser eliminados por los discursos "curativos" de Biden. Existe la posibilidad de que estos conflictos se vuelvan más intensos y violentos en el período que se avecina. Y la clase obrera no tiene ningún interés en verse atrapada en este tipo de "guerra civil", debe rechazar dar su energía e incluso su sangre a la batalla entre las facciones populistas y antipopulistas de la burguesía.
Estas facciones no dudan en apelar a su versión de la "clase obrera". Trump se presenta como el campeón de los obreros cuyos empleos han sido puestos en peligro o destruidos por la "injusta" competencia extranjera. Los demócratas, especialmente las figuras de izquierda como Sanders u Ocasio-Ortez, también afirman hablar en nombre de los explotados y los oprimidos.
Pero la clase obrera tiene sus propios intereses y no coinciden con ninguno de los partidos de la burguesía, republicano o demócrata. Tampoco coinciden con los intereses de "América", de la "nación" o del "pueblo", ese legendario lugar donde los explotados y los explotadores viven en armonía (aunque en competencia despiadada con otras naciones). Los trabajadores no tienen ninguna nación. Forman parte de una clase internacional que en todos los países es explotada por el capital y oprimida por sus gobiernos, incluso por aquellos que se atreven a llamarse socialistas, como China o Cuba, simplemente porque han nacionalizado la relación entre el capital y sus esclavos asalariados. Esta forma de capitalismo de estado es la opción preferida del ala izquierda del Partido Demócrata, pero no significa, como Engels señaló una vez "que se acabe con la relación capitalista". Más bien, se pone a la cabeza".
El socialismo real es una comunidad humana mundial donde las clases, la esclavitud asalariada y el estado han sido abolidos. Esta será la primera sociedad en la historia donde los seres humanos tienen un control real sobre el producto de sus propias manos y mentes. Pero para dar el primer paso hacia tal sociedad se requiere que la clase trabajadora se reconozca como una clase opuesta al capital. Y tal conciencia sólo puede desarrollarse si los trabajadores luchan con uñas y dientes por sus propias necesidades materiales, contra los esfuerzos de la clase empleadora y su estado para reducir los salarios, recortar los puestos de trabajo y alargar la jornada laboral. Y no puede haber duda de que la depresión global que se está formando a raíz de la pandemia hará que tales ataques sean el programa inevitable de todas las partes de la clase capitalista. Frente a estos ataques, los trabajadores tendrán que entrar masivamente en la lucha en defensa de sus niveles de vida. Y no puede haber lugar para la ilusión: Biden, como cualquier otro gobernante capitalista, no dudará en ordenar la sangrienta represión de la clase obrera si amenaza su orden.
La lucha de los trabajadores por sus propias reivindicaciones de clase es una necesidad, no sólo para contrarrestar los ataques económicos lanzados por la burguesía, sino sobre todo como base para superar sus ilusiones en tal o cual partido o líder burgués, y para desarrollar su propia perspectiva, su propia alternativa a esta sociedad en decadencia.
En el curso de sus luchas, la clase obrera se verá obligada a desarrollar sus propias formas de organización, como las asambleas generales y los comités de huelga electivos y revocables, formas embrionarias de los consejos obreros que, en los pasados momentos revolucionarios, se han revelado como el medio a través del cual la clase obrera puede tomar el poder en sus propias manos e iniciar la construcción de una nueva sociedad. En este proceso, un auténtico partido político proletario tendría un papel vital: no en pedir a los trabajadores que lo voten para llegar al poder, sino en defender los principios derivados de las luchas del pasado y en señalar el camino hacia el futuro revolucionario. En palabras de la Internacional, "Ni en dioses, reyes o señores está el supremo salvador". Ni Trump, ni Biden, ni falsos mesías - la clase obrera sólo puede emanciparse por sus propios esfuerzos, y al hacerlo, liberar a toda la humanidad de las cadenas del capital.
Amos
[1] Es preciso recordar que los demócratas han sido los iniciadores de muchas de las guerras en las que USA ha estado implicado: la 2ª Guerra Mundial y la guerra de Vietnam entre otras.
[2] A Obama que aumentó de forma muy fuerte las medidas contra los emigrantes le llamaban “El Deportador en jefe” haciendo un juego de palabras con el título oficial que tiene el presidente de Estados Unidos de Comandante en Jefe.
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A principios del siglo XX las condiciones que habían permitido el desarrollo extraordinario del capitalismo empiezan a desaparecer. Termina la implantación del mercado mundial y con ello, los antagonismos entre potencias capitalistas por la dominación de los mercados se exacerban en la medida en que la necesidad de encontrar salida a su producción choca con la capacidad de absorción del mercado mundial. El desarrollo mismo del capital ha acumulado las dificultades para la continuación de su expansión. Hay "demasiados capitalistas" para el volumen del mercado, en particular Alemania e Italia no pueden abrir mercados para su desarrollo más que a expensas de las viejas potencias dominantes. Ya desde principios de siglo, los roces entre potencias imperialistas se multiplican.
La vida económica y social de cada una de las naciones se encuentra cada vez más trastornada. Para hacer frente a una concurrencia que se desarrolla tanto en el terreno de la venta de mercancías en el mercado mundial como en el armamento militar (carrera de armamentos) toda la economía se orienta al máximo hacia la reducción de los costes de producción (por tanto, básicamente hacia la reducción de los salarios) y hacia la preparación del ejército y del aparato militar para ponerlo a la altura de las técnicas modernas. El margen de maniobra que poseían los capitales nacionales y que permitía al proletariado llevar una lucha dentro de la sociedad burguesa por la obtención de reformas, se reduce practicamente a nada, La guerra despiadada que sostienen entre sí los distintos capitales nacionales se traduce en una guerra interna del capital contra toda mejora de las condiciones de existencia de la clase productora: la eficacia económica y militar de cada capital depende, ahora más que nunca y en primer lugar, de su capacidad para extraer de sus explotados la máxima producción. Ningún capital nacional puede acordar concesiones a sus proletarios sin dar marcha atrás en la competencia internacional.
Las bases económicas objetivas que habían arrastrado al proletariado a fijar su actividad de clase alrededor de la conquista sistemática de reformas se desmoronan irreversiblemente poniendo al desnudo y exacerbando hasta los últimos límites los antagonismos fundamentales de clase. En lo político, los sectores más potentes de cada capital nacional se imponen al resto de su clase, concentrando progresivamente todo el poder en manos del Ejecutivo del Estado (Gobierno), transformándose el Parlamento en una simple correa de transmisión del Gobierno que solo se mantiene en vida por razones de mistificación política[2].
Se acaba la era del apogeo histórico del capitalismo y se abre la época de su decadencia histórica.
Pero, con esos trastornos radicales de la sociedad burguesa, las condiciones mismas de la lucha proletaria se transforman totalmente. Se acabó el tiempo en que el proletariado podía negociar en los recintos parlamentarios la mejora de sus condiciones de vida; se acabó el tiempo en que la mejora de sus condiciones de vida podía constituir un estimulante para el desarrollo del capital; se acabó la época en que podía comprometerse en la conquista de un "programa mínimo". De ahora en adelante no tiene enfrente más que a un Estado cada vez más centralizado, omnipresente y omnipotente que no puede "ofrecerle" más que una explotación cada vez más implacable y alistarlo como carne de cañón en los conflictos Inter imperialistas. De ahora en adelante, los métodos de lucha política indirecta, consistentes en hacer presión sobre el Estado para modificar su comportamiento, acaban por desmoronarse ante los imperativos a que está sometida la sobrevivencia de cada capital nacional. Todo programa de reformas se convierte en una utopía irrealizable y todos los métodos de lucha que se habían elaborado en función de él, se transforman en barreras contra la expresión de los intereses proletarios.
La primera guerra mundial al marcar definitivamente la entrada del capitalismo en su fase de decadencia pone violentamente al proletariado frente a la alternativa: "COMUNISMO O BARBARIE". O el proletariado se compromete en un combate revolucionario de masas abandonando los viejos métodos de lucha parlamentaria y sindical, o se somete a la barbarie capitalista.
El viejo aparato sindical y parlamentario de la II Internacional, roído hasta la médula por el cáncer del reformismo, no durará apenas: se pasará, con armas y bagajes, al campo del capital, sirviéndole inmediatamente como banderín de enganche para su carnicería imperialista.
Y, al contrario, en el transcurso de las explosiones revolucionarias que sacuden Europa, los obreros se dotan de las nuevas formas de lucha y organización, anunciadas desde primeros de siglo por los combates del joven proletariado ruso: la lucha directa de masas contra el Estado capitalista organizada en Consejos Obreros. Y encuentran frente a ellos, al lado de la burguesía y de los partidos parlamentarios, a los sindicatos.
Desde la primera Guerra Mundial, la decadencia del capitalismo ha sometido a la humanidad a la barbarie de un ciclo de vida hecho de crisis-guerra-reconstrucción. Esto no ha hecho más que reforzar las condiciones históricas que hacen imposible toda defensa de los intereses proletarios por medio de la lucha por reformas y mejoras (programa mínimo), obligando a toda organización que se sitúe en ese terreno a transformarse en fuerza de la burguesía, integrada en las estructuras del Estado. Estas condiciones son, principalmente, la imposibilidad de reformas o mejoras parciales, y el desarrollo del totalitarismo estatal en todos los regímenes sean o no “democráticos”.
Para enfrentarse a una competencia internacional que se ha agudizado hasta sus límites extremos; para hacer frente a unos gastos improductivos que crecen en proporción al ahondamiento de las contradicciones del sistema:
En tal contexto, la burguesía no puede ya, incluso bajo la presión de las más fuertes luchas obreras, conceder verdaderas reformas.
Es así como se ha podido comprobar fácilmente que, desde hace más de medio siglo, cualquier lucha por reivindicaciones salariales no lleva a ningún sitio. En lo económico, los aumentos de sueldo no son más que recuperaciones del alza constante del nivel de los precios. El aumento de salarios conseguido en Francia en junio del 36 (acuerdos de Matignon: media de un 12%) quedó anulado en 6 meses: solamente entre septiembre del 36 y Enero del 37 los precios subieron en un 11%. Sabemos también, por ejemplo, lo que quedó de los aumentos obtenidos en junio del 68 en los acuerdos de Grenelle, también en Francia, al cabo de un año.
En el terreno de las condiciones de trabajo, el fenómeno es el mismo. Mientras en el periodo ascendente del capitalismo el tiempo de trabajo disminuía efectivamente bajo le presión de las luchas obreras (de 1850 a 1900 la duración semanal del trabajo en la industria pasó de 72 a 64,5 horas en Francia y de 63 a 55,3 horas en USA), en el capitalismo decadente, la jornada de trabajo va a conocer un estancamiento, e incluso un crecimiento (sin hablar del tiempo de transporte que aumenta día a día). En mayo-junio del 68, la clase obrera de Francia tenía que volver a luchar por una reivindicación que teóricamente había sido "satisfecha" en el 36: la semana de 40 horas del 36 se había convertido en 44,3 en el 49 y en 45,7 en el 62.
El periodo de reconstrucción que se abre en 1945 después de las miserias y barbaries de la crisis y la guerra ha podido hacer creer, sin embargo, que un arreglo de las condiciones de trabajo y de vida era aún posible bajo el capitalismo: la relativa prosperidad que conocía el Capital había llegado a resolver en parte el paro ofreciendo una cierta seguridad de empleo. En todas partes los defensores del sistema hablan del "espectacular" aumento del nivel de vida en los países industrializados. ¿Qué realidad encubría pues esta "mejora" que incluso llevó a algunos a decir que el proletariado había desaparecido, diluido en una pretendida "sociedad de consumo"?
"En el terreno estrictamente económico la situación de la clase obrera no fue nunca peor. En numerosos países, el negarse a hacer horas extras es causa inmediata de despido y en todas partes la introducción del llamado salario base, deliberadamente mezquino, de las primas y bonificaciones a la productividad etc... fuerzan al trabajador a aceptar "de buen grado" jornadas de 10 a 12 horas…
En el aspecto más profundo de la explotación, el de la productividad por cabeza y por hora, el trabajador se ve llevando a una situación aterradora. La producción que se le extrae cada día crece de manera prodigiosa. Primero, las Innovaciones técnicas que quitan al obrero toda la intervención creadora en su trabajo, miden todos sus movimientos al segundo y lo convierten en un mecanismo de servidumbre viviente sujeto a la misma cadencia de los ingenios mecánicos. Y además del cronometraje, trampa atroz y repugnante que fuerza a los hombres a trabajar cada vez más intensamente con el mismo utensilio y en la misma unidad de tiempo. En tercer lugar, el reglamento de disciplina castiga el menor alto en el trabajo incluso para encender un cigarrillo o ir al servicio. La producción que se extrae por estos medios al trabajador es enorme y, en la misma proporción, su agotamiento físico y mental". (Munis: "Los sindicatos contra la revolución")
Los discursos vacíos de los defensores del Capital no pueden esconder esta realidad que los trabajadores sienten en su carne desde hace siglos: el Capitalismo no hace sino deteriorar irreversiblemente sus condiciones de existencia. Frente a estos hechos, frente a esas derrotas sistemáticas de las luchas por verdaderas reformas ¿Qué papel les queda a los sindicatos? Reconocer tal estado de cosas les obligaría a reconocer su ineficiencia por lo tanto a disolverse.
Por todo eso, ellos se ven obligados, para subsistir, a convertirse en "consoladores" de la clase obrera, igual que la Iglesia lo fue para los siervos durante siglos. No prometen la felicidad en el cielo, pero inventan "victorias" allí donde solo hay derrotas, y disfrazan de "conquistas obreras" lo que no es sino intensificación de la explotación; transforman cualquier lucha obrera en una calmante procesión. Igual que la Iglesia en la Edad Media, los sindicatos son la avanzadilla de la burguesía dentro de la clase explotada.
Por el desarrollo de los conflictos entre capitalistas de una misma nación, conflictos entre diferentes fracciones del Capital mundial, conflictos entre clases antagonistas y de manera general, exacerbación del conflicto global entre el desarrollo de las fuerzas productivas y el marco social demasiado estrecho para conocerlos, en resumen, por sus propios mecanismos, la sociedad capitalista en decadencia tiende a disgregarse por todas partes. Y como ocurrió en la decadencia del esclavismo y feudalismo, la fuerza totalitaria del Estado, al intervenir a todos los niveles controlándolo todo, se transforma en factor esencial del mantenimiento del viejo edificio social.
Si en la prosperidad del siglo XIX el reino del "libre cambio" y del no intervencionismo económico era posible, en su fase decadente, el capital desarrolló un Estado reforzado, coordinador y controlador directo de todos los aspectos de la vida social, y, en primer lugar, de las relaciones entre las clases.
En estas condiciones, toda la organización sindical, forzada por la naturaleza misma de su función a buscar la legalidad, sufre de manera permanente una presión que tiende a transformarla en correa de transmisión del Estado, por el único juego del respeto a las leyes capitalistas cuya aceptación tienen que imponer por lo tanto a los trabajadores. En el totalitarismo del capitalismo decadente los engranajes del Estado poseen un poder de integración cuya potencia no puede ser combatida más que por la acción revolucionaria directa contra el Estado mismo. Al no asentar su actividad en ese terreno, por definición, los sindicatos no tienen ninguna fuerza para resistirlo.
La integración de los sindicatos en el Estado toma frecuentemente formas directas, sin matices; se transforman oficialmente en parte integrante del aparato estatal y en muchos casos la sindicación de los trabajadores se ha vuelto obligatoria por la ley. Es lo que se produce en la mayoría de los países nacidos en las llamadas "luchas de liberación nacional", bajo las formas más seniles del capitalismo decadente, igual que en los regímenes fascistas o los llamados "socialistas".
En los regímenes "democráticos" y en particular cuando los sindicatos están ligados a partidos políticos de la oposición (o en regímenes donde están sometidos a la clandestinidad) la integración puede tomar formas menos visibles. Pero por el hecho mismo que aceptan el marco de la legalidad estatal (o que procuran por todos los medios que se les acepte, como ocurría por ejemplo en España bajo el franquismo) se encuentran de hecho integrados al engranaje del aparato estatal. Las oposiciones entre fracciones del aparato político de la burguesía solo sirven para dar a las organizaciones sindicales un barniz de combatividad, al menos verbal, que les permita aparecer mejor como "organizaciones obreras".
Se haga descaradamente, o tome las formas de juego de las comedias políticas de la burguesía, en el capitalismo decadente los sindicatos son inevitablemente absorbidos por el Estado. Paralelamente a la imposibilidad de seguir siendo organizaciones obreras por la imposibilidad de su tarea original, el capitalismo decadente ha ido generando en el seno del Estado la necesidad de una serie de funciones, para las cuales los sindicatos están perfectamente preparados (encuadramiento de la clase obrera, gestión del mercado de la fuerza de trabajo, regulación y control de los conflictos entre Capital y trabajo, etc.…). Es por lo que, como hemos visto en la primera parte de este texto, se ve a menudo al aparato del Estado crearlos, defenderlos, subvencionarlos... Es solo como engranajes de este aparato, asociados a la gestión diaria de la explotación capitalista como pueden sobrevivir en un mundo donde su función original es imposible.
Es en las fábricas y frente a las explosiones de la lucha obrera cuando los sindicatos son más indispensables al Estado capitalista. Introducidos en el seno mismo de la clase revolucionaria, son los mejor preparados para desarmar, desmovilizar, dividir, toda tendencia revolucionaria en la clase. En los países con vieja tradición sindicalista, se han hecho expertos en la materia.
La principal debilidad de toda clase explotada es la falta de confianza en sí misma. Todo está construido, en las sociedades de clases, para inculcar en el espíritu de los explotados la idea de la imposibilidad de cambiar su situación y de su impotencia para transformar el orden de las cosas. El sindicalismo, al no ofrecer otra alternativa a la clase que la de mejoras ilusorias de su condición de explotado, y al presentar siempre la lucha como un "terrible sacrificio para los trabajadores" haciendo de la negociación la única meta de las luchas, contando alabanzas al "ideal" obrero bueno, padre de familia, responsable y serio en su trabajo, es uno de los más eficaces propagadores de la ideología de la clase dominante entre los trabajadores. El espíritu que difunden es el de la desmoralización, de la abnegación, es lo contrario mismo del espíritu combativo de una clase revolucionaria.
Los sindicatos sobresalen en la tarea de dividir toda lucha de la clase obrera encerrándola en formas de lucha totalmente ineficaces (jornadas de acción, paros parciales, bajo rendimiento, etc.…) y limitando toda lucha proletaria al taller, fábrica o sector. Impedir la unificación de las luchas, su generalización, es el arte principal de los sindicatos.
Y cuando elementos revolucionarios se destacan en una fábrica, poniendo en entredicho a los sindicatos y su agitación, la burocracia sindical sabe jugar el papel de policía, manejando la represión física cuando pueden, recurriendo a la calumnia en otras ocasiones ("agentes provocadores del gobierno", "agentes de la C.I.A.", etc.…). En todos los casos se comportan como fieles perros guardianes del sistema.
Se podrían escribir libros y libros, contando los diferentes métodos de sabotaje de las luchas empleados por los sindicatos. Para ello bastaría con contar las huelgas de las últimas décadas, pero ese no es nuestro objetivo. De lo que ahora se trata es de comprender por qué esto es así, cómo hacer para combatir la lepra sindical, y, antes de nada, lo que no hay que hacer.
Teniendo en cuenta que su incapacidad para salir del marco de las luchas por reformas lleva a los sindicatos a ser integrados en el Estado burgués ¿No podría concebirse un sindicalismo que se dé fines revolucionarios y que, de hecho, podría escapar a la fuerza de absorción del aparato estatal? Esto es lo que han intentado hacer los anarco- sindicalistas con su sindicato revolucionario[3].
El sindicalismo revolucionario fue una reacción contra la degeneración parlamentaria y reformista de los sindicatos. Por ello, en un primer momento, pudieron expresar, al menos parcialmente, una verdadera corriente en el seno de la clase obrera. Pero para oponerse al parlamentarismo, el sindicalismo revolucionario volvía a tomar la vieja idea anarquista tan combatida por Marx, preconizando el rechazo de la lucha política (en la cual creían ver el nacimiento de toda degeneración reformista). Con ello volvían a encontrarse, a causa de la preocupación de "apoliticismo", con sus enemigos reformistas que, como hemos visto, defendían también, pero por otros caminos, el apoliticismo de los sindicatos.
Sindicalismo y parlamentarismo, están estrechamente ligados a una forma de lucha correspondiente a un periodo histórico. Rechazar el uno sin el otro es caer inevitablemente en una actitud incoherente que solo puede llevar a callejones sin salida.
En el capitalismo decadente la lucha revolucionaria no puede tomar formas sindicales: la lucha revolucionaria es una lucha directa, de masas, generalizada, que no se puede meter en el molde de una organización construida en función de la lucha permanente y sistemática por reformas, y aún menos para reformas imposibles.
El sindicalismo revolucionario tenía que adoptar o una política adaptada a la forma sindical –y en el capitalismo decadente eso lo condena a pasarse al terreno capitalista– o disolverse como organización sindical para integrarse en la lucha revolucionaria, o desaparecer de la escena social. En USA los IWW[4] desaparecieron. En Francia y en España, a pesar de las resistencias, a veces fuertes, cayeron en el primer caso en la participación en la Guerra Civil[5].
En todo caso, la experiencia del sindicalismo revolucionario no ha hecho sino demostrar una sola cosa: la imposibilidad de construir sindicatos revolucionarios en la época decadente del capitalismo. Es decir, la imposibilidad de construir sindicatos verdaderamente obreros.
[1] Los 3 artículos anteriores de la Serie Los sindicatos contra la clase obrera -que forman parte del folleto del mismo nombre- son los siguientes: https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i [20] , https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii [21] y https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii [22]
[2] Para un análisis de la naturaleza totalitaria que toma el Estado en todos los países en la decadencia capitalista ver la Serie ¿Cómo está organizada la burguesía? La mentira del Estado democrático https://es.internationalism.org/revista-internacional/199404/1856/como-esta-organizada-la-burguesia-i-la-mentira-del-estado-democrat [23] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/199407/1849/como-esta-organizada-la-burguesia-ii-la-mentira-del-estado-democra [24]
[3] Hemos escrito varias Series sobre el sindicalismo revolucionario: 1) Una serie general (https://es.internationalism.org/series/218 [25] ); 2) El sindicalismo revolucionario en Estados Unidos (https://es.internationalism.org/series/497 [26] ); 3) El sindicalismo revolucionario en Alemania (https://es.internationalism.org/series/493 [27] ); 4) La CNT en España (https://es.internationalism.org/series/494 [28] ).
[4]Organización sindicalista revolucionaria que floreció en los EEUU durante las dos primeras décadas del siglo XX. Su nombre (IWW) significa: Obreros Industriales del Mundo
[5]La C.N.T., único ejemplo de organización sindical que intentó varias veces realizar su "programa máximo", la "revolución social" (en 1933-1934), no lo hizo sino después de que los anarquistas de la FAI llevaran en su interior una lucha severa. Durante la dictadura de Primo de Rivera, la C.N.T., que se reclamaba del "apoliticismo revolucionario", estuvo en contacto con todo tipo de conspiradores: Maciá, la Alianza Republicana y otras organizaciones de oposición en el país.
En julio de 1927 se fundó la FAI. Sus miembros, rechazando todo tipo de compromisos "tácticos", se propusieron la conquista de la C.N.T. a fin de realizar la revolución social. Se constituyeron así en punto de reagrupamiento de todos los que desaprobaban la orientación reformista del anarco - sindicalismo.
Durante el Congreso Nacional de 1930 las dos tendencias se enfrentaron: los líderes de la CNT insistían en el carácter sindical y proponían aliarse con otras tendencias para facilitar la implantación de la República, mientras los "puros" de la FAI insistían en el anarquismo de la Confederación, rechazando todo compromiso. Ganaron estos últimos por lo que los viejos líderes fueron dimitidos y muchos de ellos dejaron la Confederación para formar el "trentismo" (Pestaña, etc). La CNT no participó pues, por los pelos, en el compromiso interclasista de 1930.
Bajo el impulso de la FAI, también "apolítica", la CNT fue de huelga general en tentativa de insurrección hasta 1936. Fuertemente debilitada por la represión pagó ampliamente en la persona de numerosos de sus militantes la imposibilidad del sindicalismo revolucionario. El Congreso de 1935 significó la vuelta de los "trentistas" que, entretanto, habían contraído todo tipo de alianzas con la burguesía. El intento de insurrección de la derecha del 18 de Julio de 1936 y el levantamiento proletario del 19 puso a las claras el papel de la CNT; las fuerzas "obreras" con CNT y FAI a la cabeza, subieron al poder. En Cataluña, plaza fuerte de la CNT, esta participó en el Comité de Milicias Antifascistas poniéndose primero "al margen del Gobierno de la Generalitat" para, a continuación, entrar en él dándole el necesario apoyo "obrero". El "apoliticismo sindicalista" había triunfado: los "puros" de la FAI acabarían aceptando ministerios en la República antes tan combatida.
Los "antiautoritarios", partidarios de la "revolución social apolítica", agitando sacrosantos principios morales, no han entendido nunca que la destrucción del Estado no es más que un momento de la lucha de clase del proletariado contra la burguesía.
Defendiendo posiciones revolucionarias (anti-frentismo, antiparlamentarismo) en nombre de la pureza de una ideología, la transgredieron en la práctica bajo la presión de los acontecimientos lo cual para ellos no revistió ninguna importancia pues la ideología seguía siendo "la misma de siempre". Así, CNT y FAI se aliaron con partidos burgueses, participaron en el gobierno de la República, dejaron masacrar al proletariado en las huelgas de Mayo 1937 "para no romper la unidad", con lo que revelaron una evidencia: el apoliticismo, es decir, el rechazo de un conjunto de posiciones de clase claras y consecuentes, es un arma de la burguesía.
Desde 1936 la política de "unidad antifascista" de la CNT le hace jugar el mismo papel que los demás sindicatos y Partidos: controlar a la clase obrera al servicio del capital. A pesar de la honradez de sus militantes, la "apolítica" CNT se pasó al bando de la burguesía.
¡Triste destino el del "sindicalismo revolucionario"! Tantas luchas, tantos militantes revolucionarios sacrificados para, al final, conseguir sentarse en algunos ministerios de la República La CNT, aliándose con los verdugos de los obreros revolucionarios (muchos de ellos militantes de base de la Confederación) enterró para siempre el anarco- sindicalismo en el basurero de la historia al lado de los Partidos Parlamentarios, los Sindicatos, los trotskistas, estalinistas y demás.
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Nos acercamos al primer aniversario del Gobierno de coalición PSOE – Unidas Podemos que se nos presenta como una respuesta “social” y “humana” a la situación cada vez más catastrófica que nos golpea: caída de los salarios, desempleo desbocado, miseria galopante, y, por encima de todo, el grave peligro que representa la pandemia, de la que, casi un año después, no se le ve solución[1].
La Serie que iniciamos con Los gobiernos de izquierda en la República y en la guerra del 36[2] y Los Gobiernos PSOE de la democracia[3], intenta demostrar de forma argumentada y recordando la experiencia histórica del proletariado que, como dijimos en el primer artículo de la Serie:
Y si denunciamos la farsa de los gobiernos de izquierda no es para sembrar el escepticismo, es para defender la única respuesta posible y realista: la lucha masiva como clase del proletariado en todos los países. No existe otra alternativa.
La crisis de 2008 obligó al Gobierno PSOE de Zapatero a mostrarse como ENEMIGO DE LOS TRABAJADORES lanzando desde 2009 durísimos ataques a sus condiciones de vida. Sin embargo, esta política fue denunciada por los jóvenes obreros que participaron en el movimiento 15 M que afirmaban en las asambleas “PSOE-PP la misma mierda es” y ¿Dónde está la Izquierda? Al fondo a la derecha”[4]. Aunque los sindicatos, calumniando a esa parte de la clase trabajadora como “Rojo – millonarios” y organizando la farsa de varias “huelgas generales”, lograron impedir que el movimiento se extendiera a los centros de trabajo, la burguesía comprendió que era mejor pasar el PSOE a la oposición y encargar al PP la ejecución de los planes de austeridad. Como dijimos en el segundo artículo de la Serie, esto se hacía en plena continuidad y complicidad entre ambos partidos, más aun, frente a las contradicciones y falta de coherencia de la Derecha, el PSOE ha sido siempre quien ha marcado el camino a seguir por los gobiernos capitalistas: “El gobierno Rajoy (2011-2018) tomó el relevo e impulsó la rueda AUSTERICIDA aún más lejos siguiendo la senda del PSOE. En 1982-96 el gobierno González lanzó un primer gran ataque que abonó el terreno a las medidas del gobierno Aznar. Repitiendo el “modelo”, el Gobierno Zapatero fue la lanzadera de los enormes recortes del gobierno Rajoy. Los Gobiernos PSOE son pioneros en el ataque a los trabajadores”.
Sin embargo, en marzo 2018, el gobierno del PP fue defenestrado por una moción de censura, en la que colaboraron todos los partidos, para colocar al PSOE al frente del gobierno.
Esta operación se hizo mediante una serie de intrigas, maniobras en la sombra, conversaciones secretas, poniendo de relieve la verdadera naturaleza del Estado capitalista, pues como dijimos en el artículo que escribimos entonces “detrás de las máscaras democráticas de la clase dominante, del circo electoral y parlamentario, las verdaderas y trascendentes decisiones se toman por las élites burguesas que controlan los resortes del estado y del poder económico, dándoles posteriormente a través de sus poderosos medios de “comunicación” una validación “democrática”[5].
Y no desalojaron al gobierno Rajoy porque fuera tibio en sus ataques anti obreros. Al contrario, ¡la burguesía española estaba muy satisfecha de su brutalidad!, sin embargo, en el asunto catalán, el gobierno Rajoy falló estrepitosamente agudizando los problemas, en lugar de paliarlos
Los sectores dominantes del capital español eligieron al PSOE pues, como decimos en ese mismo artículo “Desde 1923, en toda la decadencia del capitalismo, el PSOE ha sido un puntal del Estado español. Apoyó la dictadura de Primo de Rivera. En una voltereta de última hora logró ser el eje del régimen republicano nacido en 1931 y resistió con uñas y dientes el asalto al poder del partido estalinista en 1936. Es cierto que fue excluido por el franquismo en el marco de lo más fuerte de la contrarrevolución, sin embargo, a partir de principios de los 70, los sectores más inteligentes de aquel pusieron sus ojos en el PSOE, no en balde, Felipe González pudo desplazarse por España disfrazado de “Isidoro” sin ser molestado por la policía. Fraga propuso desde 1971 un “régimen compartido” con una “fuerte socialdemocracia que cerrara el paso a los de Moscú”. Ya hemos analizado como el PSOE ha sido el eje del régimen del 78”
El gobierno PSOE se presentó en sociedad en mayo de 2018 con muchas mujeres, abierto a los homosexuales, al “mundo de la cultura” y, sobre todo, el “lado humano”: un barco de emigrantes que, el malo malísimo populista de Salvini rechazaba, fue admitido en el puerto de Valencia[6].
Tras los gestos vino la cruda realidad y el PSOE siguió la misma política que el PP en cuanto al ataque a la clase obrera. Sin embargo, carente de una mayoría parlamentaria y torpedeado desde todos los lados, se vio obligado a convocar dos elecciones sucesivas (en abril y en noviembre de 2019). Esto repetía el espectáculo del gobierno Rajoy que en 2016 tuvo que llamar dos veces a las urnas y necesitó el apoyo del propio PSOE para salir adelante[7].
Este creciente desorden en el aparato político lo vimos a lo largo de 2019. Por un lado, las fracciones independentistas catalanas a la vez que se peleaban a muerte entre ellas hacían lo imposible para sabotear las políticas del gobierno central. En el propio PSOE los barones regionales y el “aparato” no hacían otra cosa que colocar piedras en el zapato del Gobierno Sánchez. PP y Ciudadanos que sentían en el cogote el pestilente aliento franquista de Vox se lanzaban a una escalada de manifestaciones para denunciar el gobierno “ilegítimo” y “vendepatrias”. El propio Podemos jugaba al ratón y al gato: por un lado, proponía el “Gobierno de Coalición” y, del otro lado, apoyaba bajo mano a los catalanistas y lanzaba violentas “críticas” al PSOE. Un espectáculo de “todos contra todos”, de indisciplina generalizada frente a los intereses del capital español que concretiza claramente nuestras Tesis sobre la Descomposición: “El atolladero histórico en que está metido el modo de producción capitalista, los fracasos sucesivos de las diferentes políticas instauradas por la burguesía, la huida ciega permanente en el endeudamiento con el cual va sobreviviendo la economía mundial (…), la falta de la menor perspectiva (si no es la de ir parcheando la economía) hacia la cual pueda movilizarse como clase, y cuando el proletariado no es todavía una amenaza de su supervivencia, lleva a la clase dominante, y en especial a su aparato político, a una tendencia a una indisciplina cada vez mayor y al sálvese quien pueda”, lo cual expresa más profundamente “no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria”.
La formación del gobierno de coalición PSOE-UP es el vivo retrato de esa situación: los supuestos “aliados” se atacaban a muerte, se desmentían entre sí, lanzaban sobrepujas imposibles, discutían con furia las prebendas, las poltronas, las áreas de influencia… Solo finalmente, el temor a un desorden aún mayor y la pesadilla de unas nuevas elecciones, les empujó al “abrazo” Iglesias – Sánchez que bien recuerda el famoso abrazo de Vergara de 1839 que supuestamente puso fin a la primera guerra carlista y sin embargo hubo otras dos más, todavía más sangrientas[8].
El tándem PSOE – Unidas Podemos nos promete “hacer más humano” el capitalismo ofreciéndonos algunas migajas frente a la avaricia y la corrupción sin límites de la Derecha. Esto ya de entrada nos envía el mensaje suicida de que nos acomodemos al capitalismo, aceptemos nuestra condición de esclavos asalariados y mendiguemos un poquito de caridad al monstruo explotador[9]. La política del PSOE-UP propone descaradamente la claudicación del proletariado ante el capitalismo, su renuncia a su lucha histórica por crear una nueva sociedad, la sociedad comunista.
Sin embargo, es preciso comprender que incluso sus promesas de “mejorar un poquito” o “ser más humanos” son puro humo que ciega nuestros ojos.
Esto lo podemos comprobar con su gestión de la pandemia. PSOE-UP en nada se han distinguido de sus colegas de “derecha” o “centro” en Europa (los Merkel, Macron, Johnson etc.). Han demostrado la misma brutalidad policial, han puesto en peligro la vida de millones de trabajadores enviándoles a trabajar con el riesgo de contraer el virus y de propagarlo en sus familias, la misma explotación hasta límites jamás vistos de los trabajadores de la sanidad, el mismo caos y desorden en la gestión etc. Han favorecido que las compañías farmacéuticas y otros buitres capitalistas hicieran jugosos negocios a costa de la escasez de material sanitario, mascarillas, medicinas etc.
Cuando era evidente que la pandemia podía costar miles de vidas organizaron la manifestación feminista del 8 de marzo que agravó considerablemente los contagios[10], el gobierno “socialista” de Valencia se resistió a suspender las Fallas por miedo a perder el negocio turístico que suponen.
Durante el confinamiento, miles de trabajadores emigrantes tuvieron que seguir trabajando alojados en barracones o, incluso peor, en plena intemperie, como en Huelva. El gobierno “humanista” PSOE-UP envió a la guardia civil para reprimir sus conatos de protesta.
El desconfinamiento se ha hecho con un único criterio que ha prevalecido sobre consideraciones médicas o epidemiológicas: asegurar la producción a pleno rendimiento, hacer que los trabajadores sigan expuestos al contagio al tener que ir a trabajar en transportes públicos abarrotados sin ninguna protección. Más aún, como sabe el Gobierno que los padres solo pueden ir a trabajar si sus hijos están en la escuela, estas se han abierto descuidando, más allá de medidas cosméticas, la protección de los trabajadores de la educación y de los propios niños. ¡Todo únicamente por el bien de las ganancias capitalistas, la continuación de la acumulación de capital y la defensa de la posición del capital español frente a sus competidores!
Aquí, una vez más, el gobierno “humanista” se ha comportado con la misma inhumanidad que el resto de los gobiernos del mundo. Durante los últimos meses, tras la salida del primer confinamiento, cada país europeo se ha dedicado a mirar de reojo al vecino a ver qué medidas tomaba para ganarle en competitividad. Esto no solo se ha visto en Turismo, donde, por la urgencia, la competencia ha aparecido más patente y hasta un tanto ridícula (“¡Quédese en Francia!” o “véngase a Baleares por pasillos aéreos seguros” y así), sino y, sobre todo, en las grandes empresas aeronáuticas como Airbus, para así salir de la epidemia mejor parados que el contrincante. En Europa y a nivel mundial: la burguesía maoísta china alardeando de sus capacidades, los USA de Trump queriendo mantener a costa de lo que sea su maltrecha competitividad, la errática y a veces absurda gestión del iluminado López Obrador en México, o la del bufón se su majestad, Jonhson, en Gran Bretaña, por no hablar del dirigente hindú, Mori, que incita a trabajar como sea para que China no se lleve la partida. Y esto ha llegado incluso a una guerra solapada entre regiones como ha ocurrido en España.
Una gestión errática a partir del momento en que pareció evidente la “segunda oleada”: cada burguesía, sin excepciones, se ha dedicado a acelerar, frenar, dar marcha atrás y volver a acelerar el cacharro del aparato de Estado con un único criterio: intentar casar las máximas necesidades de la explotación y las mínimas de la protección de los explotados. Lo ocurrido en múltiples residencias de ancianos de muchos países es la consecuencia más patente de ese “equilibrio” mortífero, que es lo único que inspira la “protección social” desde su fundación hasta sus implacables recortes, sus privatizaciones o sus nacionalizaciones y cuyo siniestro esqueleto la Covid ha puesto ahora al desnudo.
En respuesta a la pandemia, el gobierno “de progreso” no ha aumentado el personal en los hospitales, ni les ha dotado de los medios técnicos necesarios, su única política ha sido agravar hasta límites increíbles sus condiciones de trabajo. Se ha impuesto como práctica generalizada los traslados forzosos que obligan a un trabajador a hacer todos los días más de 200 kilómetros de ida y vuelta; se han reducido las pausas de descanso del personal; solamente en la Comunidad Valenciana harían falta 11000 contrataciones más para seguir mantenimiento el ritmo de trabajo previo a la pandemia que ya entonces era muy fuerte. Los trabajadores de la sanidad, ya muy golpeados en la primera oleada de la pandemia por los contagios y las muertes, vuelven a verse muy afectados en la actual segunda ola sin que ni gobierno ni autonomías muevan un dedo por su situación. Así, en octubre en Valencia, los muertos en ese colectivo “son ya más de 460 trabajadores de hospitales y centros de salud, una cifra a la que hay que sumar los casi 800 en cuarentena”[11]
Por su negativa a contratar más trabajadores, el Gobierno “de las personas” ha provocado el cuasi colapso de la atención primaria en la sanidad y un incremento vertiginoso de las listas de espera: en la sanidad valenciana las demoras son de 311 días en neurocirugía y de 187 días en traumatología.
¿Dónde está la cacareada “inclinación social y humana” del Gobierno PSOE-UP? ¿En qué se diferencian de la “gestión” de Diaz Ayuso, la gobernadora pepera de Madrid, presentada como el “ejemplo” de sumisión al capital?
Los gobiernos de izquierda suelen presentar sus medidas como si fueran “grandes reformas” que mejorarían la condición obrera. Así el gobierno PSOE-UP nos habla de medidas a favor de la emigración, de la Renta Básica Universal, de los ERTE frente a la pandemia, de la protección de los desempleados, de favorecer el acceso a la vivienda. Estaríamos asistiendo a una “gran mejora” de nuestras condiciones de vida, sin embargo, cuando se analizan sus “propuestas espectaculares” en la práctica y se desmenuza su letra pequeña, comprobamos que no solamente son humo, sino que encierran nuevos y más brutales ataques contra el conjunto de trabajadores. Pongamos el bisturí del análisis a las pomposas medidas sociales del gobierno de coalición.
Hay un indicador muy convincente: “El gasto educativo bajará del 4,8% del PIB en 2020 al 4,5% en 2021, mientras que el gasto en Sanidad descenderá siete décimas, del 7’6% al 6,9% del PIB. También bajan en porcentaje del PIB el gasto en empleo, vivienda y servicios comunitarios y en protección social”[12], “el gasto en Empleo será la partida que registre una mayor caída, al pasar del 4,3% del PIB al 3,2% en 2021, representando el 6,7% del gasto total, frente al 8,1% de este año”. En cambio, “En porcentajes de PIB, únicamente se mantendrá el gasto en Defensa (1%) y en actividades recreativas, cultura y religión (1,3%)”.
¡Con el COVID por medio el “gobierno de progreso” REDUCE EL PRESUPUESTO DE SANIDAD! ¡Con la crisis económica galopante el “gobierno humano” REDUCE EL PRESUPUESTO DE EMPLEO Y PROTECCION SOCIAL! Y LOS GASTOS DE GUERRA SE MANTIENEN. Más claro agua.
Esta medida ha sido anunciada a bombo y platillo y presentada como un “salto cualitativo” en el Estado del Bienestar. Los propagandistas del gobierno han dado la idea engañosa de que iríamos hacia la “total erradicación de la pobreza” pues “cada ciudadano desde su nacimiento hasta su muerte tendría asegurada una renta básica”.
Esto es una utopía reaccionaria que choca frontalmente con la realidad del capitalismo y su crisis cada vez más grave. El capitalismo necesita que todos sus obreros se hallen permanentemente en una situación de inseguridad respecto a la posibilidad de ganarse la vida. Esa es la condición básica del obrero bajo las relaciones de producción capitalista. Esto lo dejó bien claro Engels en Los Principios del Comunismo: “Todo esclavo individual, propiedad de un señor determinado, tiene ya asegurada su existencia por miserable que sea, por interés de éste. En cambio, el proletario individual es, valga la expresión, propiedad de toda la clase de la burguesía. Su trabajo no se compra más que cuando alguien lo necesita, por cuya razón no tiene la existencia asegurada. Esta existencia está asegurada únicamente a toda la clase de los proletarios. El esclavo está fuera de la competencia. El proletario se halla sometido a ello y siente todas sus fluctuaciones” [13]
Veamos la realidad concreta del Ingreso Mínimo Vital (IMV): para empezar, se limita exclusivamente, en palabras del ministro de la Seguridad Social, Escrivá, a los muy pobres. Según cálculos de expertos esto significa que quedarían excluidos el 80% de las personas que tienen ingresos por debajo de los 800 € mensuales.
Sin embargo, la aplicación práctica del IMV es aún más repugnantemente mezquina y roñosa. Según datos de la UGT de “714.000 solicitudes presentadas. Solo se han resuelto 32.629, el 4,57%. Y de las resoluciones solamente el 12,7% han sido favorables. El 0,58% del total presentadas. Poco más ¡de 4.000! De ahí que el secretario general de la UGT declare que el IMV “no lo cobra nadie”[14]
Por otra parte, el IMV reorganiza bajo una nueva forma ayudas de beneficencia que se daban en las comunidades autónomas, por lo que en realidad el alcance de la medida es aún más cicatero y ridículo. Según los cálculos más optimistas llegará como mucho a 100 mil familias y al agrupar las antiguas ayudas más las que daban las autonomías resulta que el monto total del IMV ¡es inferior a las prestaciones anteriores!
Con el cinismo y la hipocresía típicos de la burguesía estos programas de Renta Básica excluyen a la inmensa mayoría de las personas que realmente las necesitan. Esto no solo pasa en España, ocurre en la mayoría de los países que aplican estas políticas sociales, según un estudio “las ayudas condicionadas en 30 países encontraron un promedio de error sorprendentemente alto: 50% quedaban excluidos de las ayudas. Otro estudio con 38 programas de ayudas focalizados a la pobreza en 23 países encontró que se excluye entre el 44 y el 97% de las personas a las que supuestamente dichos programas iban destinados a llegar”
Así pues, el IMV del que tanto se vanagloria Iglesias es peor que el timo de la estampita. Sin embargo, ese ruido esconde un ataque taimado a los trabajadores sobre varios planos.
El ataque ideológico: El IMV es presentado en dos vertientes. La primera transforma una gran capa de trabajadores desempleados o con ingresos muy bajos en pobres, es decir, en “asistidos por la caridad de papá Estado”. Los elimina de su verdadera condición: forman parte del cuerpo de la clase obrera, una clase internacional e histórica que tiene en sus manos el porvenir de la humanidad. El segundo ataque es aún más perverso. En su cara bonita, el IMV y la Renta Básica Universal elimina de las conciencias la noción de clases sociales para imponer la venenosa de “ciudadanos” que tendrían asegurada la vida desde el nacimiento hasta la muerte.
El ataque económico: Los despidos, los recortes salariales, la reducción de prestaciones sociales en sanidad, educación, pensiones etc., son justificados en nombre de “atender a los más desfavorecidos”. Los trabajadores que rechazan este chantaje son atacados como “cómplices de VOX” pues éste habría tachado el IMV como “paguita para vagos”.
Presentan los ERTE[15] como un “Escudo Social”, una generosa ayuda a los trabajadores ante la crisis económica provocada por el COVID. Resulta curioso que tanto el Banco de España como los empresarios han aplaudido calurosamente esta medida. Su aplauso tiene una explicación: a quien realmente favorecen es a los capitalistas.
Para empezar el grueso de las prestaciones del “Escudo Social” va destinado a las empresas con exoneraciones fiscales y subvenciones. Además, muchas empresas han hecho trampa contratando a trabajadores que sustituyeran a los del ERTE pagándoles mucho menos. Del mismo modo, sin que Inspección de Trabajo moviera un dedo, han obligado a trabajadores sometidos a ERTE a trabajar a jornada completa.
En cambio, para los trabajadores todo son trabas y recortes. Las prestaciones por ERTE son en principio del 70% del salario, sin embargo, con toda una serie de “matizaciones” por duración de jornada, productividad, renuncia a horas extras etc., al final ese 70% teórico queda reducido a un 40% como mucho. Hay que tener en cuenta que “el trabajador no cobra las pagas extras ni disfruta de las vacaciones ni otros complementos salariales. Igual que en la prestación por desempleo, a partir del sexto mes el pago se reduce del 70% al 50% del salario bruto”[16].
En realidad, se trata de un subsidio miserable que supone para los trabajadores afectados una brutal reducción de sus condiciones de vida. Pero, peor aún, las prestaciones de los ERTE o no las pagan o se tienen que cobrar tarde y mal, con meses de retraso. Un artículo de La Vanguardia (mayo 2020) reconocía esta situación: “¿Y yo cuándo cobraré?”. Se la hacen los miles de trabajadores que han sido incluidos en un ERTE y que aún no han recibido un euro de la prestación, ni en abril ni en mayo, pese a que han pasado dos meses”[17]. Pone un ejemplo entre miles: “La fábrica cerró el 14 de marzo y todavía no sabemos cuándo cobraremos”, explica Pedro Noguera, empleado en una planta de corte de piedra de la multinacional ISS Facility. La plantilla se encuentra con un mensaje de error cada vez que consulta el apartado de prestaciones en la web del Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE). La queja se repite día tras día en las redes sociales. La alternativa del teléfono está descartada porque es “misión imposible”.
Una trabajadora de Artes Gráficas confiesa a Público que sus prestaciones se aprobaron en abril y que empezó a cobrar una pequeña parte en octubre. Una trabajadora de un restaurante de Valencia ha cobrado tras 3 meses de espera ¡93 euros! Otro trabajador en Lérida “se quedó sin nómina ni escudo social durante dos meses y medio. Se vio afectado por un ERTE desde el pasado 18 de marzo. Hasta el mes de mayo no volvió al trabajo en la modalidad de media jornada. El pago del expediente de regulación no lo recibió hasta principios de julio”[18]. En julio, según datos de los sindicatos, 30000 trabajadores solamente en Cataluña no habían recibido nada de los ERTE. “En una encuesta realizada por la patronal Pimec para valorar el impacto de la covid-19, la entidad ha detectado que un 70% de las compañías admiten retrasos de sus empleados para cobrar del SEPE”.
El ERTE no garantiza los puestos de trabajo. Pese a que las prórrogas se han extendido hasta marzo 2021, se calcula que unos 800 mil trabajadores sometidos a ERTE pueden convertirse en desempleados definitivos. Y ello en una situación donde solamente el 35% de los desempleados cobran alguna prestación. Lo que viene después de los ERTE no es la “Nueva Normalidad” que anuncia el gobierno sino una escalada terrible del desempleo y la miseria.
Suben el salario mínimo hasta 950 €. Parece muy bonito. Sin embargo, la medida tiene truco por todos los lados. Para empezar, NO CUBRE el gasto medio mensual que, según el INE es de 1013 € por persona. El salario mínimo solo afecta al 16% de los trabajadores y únicamente al 6% de las grandes empresas. Pero, además, y esto es clave, con una precariedad que está por el 40% muchos trabajadores no llegan ni de lejos a ese salario mínimo, la mayoría de los eventuales está en ingresos entre 600-800 €, todo ello sin contar la masa importante de trabajadores informales. Así pues, esos aumentos espectaculares del Salario Mínimo son “el humo que ciega nuestros ojos”. Oficialmente el gobierno “social” anuncia para 2020 una subida salarial media del 1,1% lo que es pura miseria que no compensa ni la inflación ni todo el aumento de gastos que ha supuesto la pandemia en los hogares obreros. ¡Además es inferior a la media oficial europea que es del 2,1%!
Cuando estaba en la oposición, Podemos se había hecho el campeón de la “lucha contra los desahucios”. Una vez cómodamente instalado en las poltronas del gobierno, los señoritos “sociales” de Podemos se han olvidado de “la lucha”[19]. En Canarias los desahucios han continuado contando con la pasividad del Gobierno central, el gobierno canario y los ayuntamientos. Ello ¡cuando en toda Canarias hay 130 mil viviendas vacías! En el País Vasco está el caso de una vecina de 88 años arrojada de su vivienda en Santurce. En Barcelona el 23 de noviembre los Mossos de Esquadra, en manos de la Generalitat independentista, se han ensañado con unos cientos de personas que intentaban impedir un desahucio que ¡era ilegal según el decreto “anti -desahucios” de la propia Generalitat!
Pese a la paralización de las actividades judiciales que ha supuesto el confinamiento, los desahucios no se han frenado, así “La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) ha calificado de "escandaloso" que haya habido 162 desahucios en España por cada día hábil en este año 2020, pese a la completa paralización de la actividad judicial entre el 14 de marzo y el 4 de junio”[20]. Por su parte, el ayuntamiento de Madrid, gobernado por el PP, ha desahuciado en plena pandemia 250 personas del barrio de Malasaña sin que ni Podemos ni el PSOE protestaran.
¿Dónde quedan las promesas de Sánchez e Iglesias de “viviendas para todos” mediante alquileres “sociales”?
En este tema el campeón del cinismo es Podemos. Cuando estaba en la oposición se salió del Pacto de Toledo, el mecanismo donde todos los partidos parlamentarios conspiran para recortar las pensiones, pero, una vez más, con las mieles del poder en los labios, han participado junto con el resto de los partidos en las nuevas medidas del Pacto de Toledo que buscan que “la media de edad de jubilación en España es de 64,6 años. Para reducir ese gasto extra en pensiones, el Gobierno planea un endurecimiento a las jubilaciones anticipadas y más incentivos para las personas que sigan trabajando y retrasen así su edad de jubilación a la legal”. Para hablar claro: después de utilizar las jubilaciones anticipadas como un medio para hacernos tragar despidos masivos, ahora van a por ellas para arrancar a los trabajadores esa miserable compensación, prolongar su vida laboral y condenarlos a pensiones más reducidas.
Otros acuerdos del Pacto de Toledo contienen un ataque apenas disimulado: (1) Se amplia el periodo de cotización de 15 a 25 años con lo que las pensiones serán necesariamente más bajas; (2) Se deja en el aire la cláusula que garantizaba la revalorización automática de las pensiones frente a la subida de los precios; (3) Se prevé la reducción gradual de las pensiones máximas; y, (4) se estimulan los planes personales y de empresa, esto con la finalidad de “animar a los trabajadores a ahorrar para el futuro” (¡¡¡). Es un medio indirecto de reducir las pensiones oficiales.
¿En que quedó el golpe de efecto “humanitario” de acoger el Acuarius? Pues en una gran estafa: “España sólo concede asilo a nueve de los 374 inmigrantes que lo solicitaron | Interior deniega el refugio a 49 viajeros del barco llegado a Valencia y más de 300 continúan a la espera de resolución tras dos años y medio”[21]. De 629 emigrantes que llegaron en el Aquarius solamente 9 han sido acogidos.
Actualmente, el gobierno “progresista” sigue una brutal política de cierre de fronteras, deportaciones y campos de internamiento. Lo estamos viendo en Canarias, en lo que va de año han llegado 18000 emigrantes africanos. Solo un 10% ha podido llegar a la península, el resto se hacina en carpas, instalaciones portuarias, hoteles inservibles… en condiciones muy degradadas y como único destino la devolución a los países de origen. La Izquierda “humana” hace lo mismo que el gobierno de derechas en Lesbos (Grecia).
Ante la situación de la pandemia PSOE-UP han sacado toda su demagogia social: todos los trabajadores están protegidos, se han implementado todo tipo de medidas “sociales”, “vamos a salir juntos de esta catástrofe”. Si esta hubiera estado gestionada por la Derecha, nos chantajean, esto hubiera sido mucho peor.
Es lo único que ofrecen, a la vez que atacan nuestra conciencia de clase: un MAL MENOR respecto de la derecha; REPARTIR LA MISERIA para, supuestamente, “ayudar a los más desfavorecidos”.
Esas dos “ofertas” -el MAL MENOR y el REPARTO DE LA MISERIA- son la confesión más clara de que el capitalismo está en quiebra y solo podemos esperar de él desempleo, miseria, guerras, pandemias, destrucción medioambiental, barbarie moral… es decir, la pendiente hacia la destrucción de la humanidad.
La crisis económica a la que la pandemia ha abierto las compuertas va a ser terrible. El desempleo ya se está disparando, los salarios siguen a la baja tras una década ya de por sí muy debilitados. El enorme endeudamiento con el que los Estados han hecho frente a la pandemia lo pagarán en los años venideros los trabajadores bajo diversas formas: caída de salarios, despidos, desempleo, inflación, destrucción de sus míseros ahorros… En esas condiciones que dominarán los próximos años y no la superchería de la “nueva normalidad”, el gobierno PSOE-UP, como anteriormente Zapatero, se quitará la careta y pasará del Mal Menor y el Reparto de la Miseria al MAL MAYOR Y LA MISERIA PURA Y DURA.
Por ello solo nos queda la lucha como clase con todo lo que conlleva: organización masiva en Asambleas Generales, lucha unificada rompiendo todas las divisiones, conciencia de clase. Y un componente esencial de esta conciencia es comprender que la Izquierda del Capital es enemigo de los trabajadores y compinche de la Derecha. Está desde hace más de un siglo única y exclusivamente al servicio del capital.
C. Mir 26-11-20
[1] Es cierto que han aparecido dos vacunas, pero su aplicación masiva y la certeza de sus efectos aún están por aclarar.
[2] https://es.internationalism.org/content/4521/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-i [31]
[3] https://es.internationalism.org/content/4562/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-ii-los-gobiernos [32]
[4] Para un balance crítico de este movimiento ver, entre otros, 2011 De la indignación a la esperanza /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [33]
[5] Gobierno PSOE ¿Qué hay detrás de la moción de censura? /content/4315/gobierno-psoe-que-hay-detras-de-la-mocion-de-censura [34] . Para un análisis más detallado de cómo funciona realmente el Estado burgués ver la Serie de dos artículos ¿Cómo está organizada la burguesía? La mentira del Estado “democrático”: https://es.internationalism.org/revista-internacional/199404/1856/como-esta-organizada-la-burguesia-i-la-mentira-del-estado-democrat [23] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/199407/1849/como-esta-organizada-la-burguesia-ii-la-mentira-del-estado-democra [24]
[6] En lo que concierne a las operaciones de imagen el PSOE siempre ha sido un experto, la “acogida a los emigrantes”, seguía el ejemplo de estreno espectacular de Zapatero retirando las tropas españolas de Irak en 2004. Como demostramos en el 2º artículo de esta Serie, el PSOE defiende sin complejos la guerra imperialista, de la misma manera que, tras el “gesto” de Valencia, las medidas contra los emigrantes se han endurecido.
[7] Ver La coalición vergonzante del PSOE con el PP https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201705/4212/la-coalicion-vergonzante-del-psoe-con-el-pp [35]
[8] Para un análisis del carrusel de “negociaciones”, trampas, maniobras y golpes bajos que conllevó la gestación del “Gobierno de Coalición” ver El 18 de Brumario de Pedro Sánchez https://es.internationalism.org/content/4503/el-18-brumario-de-pedro-sanchez [36]
[9] Los grupos que se sitúan “más a la izquierda” del dúo PSOE-UP (trotskistas, anarquistas, maoístas, “renovadores” del estalinismo etc.) critican sus “vacilaciones”, sus “concesiones a la derecha”, sin embargo, parten de la misma política: sería posible reformar o mejorar el capitalismo. Este planteamiento los denuncia como el ala izquierda del Estado Capitalista, la “mano amiga” de ese monstruoso aparato de dominación. La lucha por reformas tenía sentido en el periodo de ascenso del capitalismo que finalizó con la primera guerra mundial. No consistía, contrariamente a lo que proponen PSOE-UP o sus compinches “más a la izquierda” en pedir migajas al capital o en acreditar la falsa idea de que este se puede mejorar, los partidos de la 2ª Internacional concebían la lucha por reformas como una etapa entonces posible de la lucha por la destrucción del capitalismo. Su degeneración oportunista que los llevó a olvidar este axioma fundamental provocó su bancarrota y su integración en el Estado Capitalista. Sobre esto ver, aparte de los dos primeros artículos de esta Serie, El terror dirigido por la socialdemocracia contra la clase obrera preparó el terreno al fascismo (/content/2566/v-el-terror-dirigido-por-la-socialdemocracia-contra-la-clase-obrera-preparo-el-terreno [37] ) y 1914, el camino a la traición de la socialdemocracia https://es.internationalism.org/revista-internacional/201504/4097/1914-el-camino-hacia-la-traicion-de-la-socialdemocracia-alemana [38]
[10] Sobre las movilizaciones feministas que la burguesía ha puesto tan de moda ver Huelga feminista: contra las mujeres y contra la clase obrera https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4291/huelga-feminista-contra-las-mujeres-y-contra-la-clase-obrera [39]
[11] Los datos que se exponen sobre la situación de los trabajadores están tomados de https://www.lasprovincias.es/comunitat/traslados-forzosos-medicos-20201113192511-nt.html#vca=fixed-btn&vso=rrss&vmc=em&vli=Comunitat%3Fns_campaign=rrss&ns_mchannel=boton&ns_fee=0&ns_source=em&ns_linkname=undefined [40]
[12] https://archivo.kaosenlared.net/en-2021-el-gobierno-rebajara-la-inversion-en-educacion-sanidad-y-proteccion-social-en-porcentaje-del-pib/ [41]
[14] https://archivo.kaosenlared.net/el-desastre-del-ingreso-minimo-vital-y-la-estupidez-cipolla-tenia-razon/ [43]
[15] ERTE: Expediente de Regulación Temporal de Empleo
[16] Otro engaño “social” al hilo del confinamiento ha sido que el anunciado Plan “Me cuida” destinado a subvencionar a trabajadores que han tenido que abandonar su puesto durante la pandemia para cuidar a familiares o hijos ha sido dejado sin presupuesto, con lo que solo figura en la propaganda gubernamental, pero no en ninguna realidad
[17] https://www.lavanguardia.com/economia/20200513/481128124472/erte-prestacion-cobrar-empleo-paro-coronavirus-marzo.html?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_content=claves_de_hoy [44]
[18] Empleo coronavirus: Retrasos e impagos: los 'olvidados' de los ERTE | Diario Público (publico.es) [45]
[19] Esto no es ninguna sorpresa si vemos qué es Podemos y cómo se formó: ver Podemos, un poder del Estado capitalista https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [46]
[20]La PAH ve "escandaloso" que haya 162 desahucios por cada día hábil en 2020 (lavanguardia.com) [47]
[21] Las Provincias 15-11-20
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Desde hace dos días todo el país, se ha visto arrastrado por la ola de protestas originada por la indignación que ha sido motivada por la vacancia de Vizcarra del gobierno, varios sectores de la sociedad se han movilizados pidiendo la restitución de Vizcarra, pidiendo democracia y rechazando una “dictadura” por parte del poder del congreso a cargo del señor Merino, actual presidente del gobierno, en este periodo de transición, como le llaman.
El estallido social, recorre todos los rincones del país, multitudinarias protestas se desarrollan por todo el territorio nacional, esta revuelta ciudadana con cientos de trabajadores y estudiantes invaden las calles y plazas exigiendo un alto a la dictadura y exigiendo democracia.
El gobierno de turno de Merino[1] y la burguesía han salido con todo, por cierto, a reprimir estas manifestaciones, no han dudado en poner freno con mano dura soltando sus fuerzas represivas.
Esta revuelta ciudadana y popular no se plantea en un terreno de clase, pese a que la gran mayoría que allí se moviliza son obreros o estudiantes hijos de obreros, pero también facciones de la burguesía desplazada del poder y su oposición. Todos los trabajadores que se movilizan contra el gobierno de turno de Merino, por democracia, por un nuevo gobierno con o sin Vizcarra, se encuentran en un terreno que está dominado por los intereses del Capital, su lógica de miseria, pandemia, desempleo y guerra imperialista.
Esta revuelta sirve a los intereses del Estado Capitalista y la burguesía pues la influencia de la pequeña burguesía radicalizada la desvía hacia reformar el estado burgués y no a destruirlo, “mejorar” el capitalismo y construir un “Perú mejor y digno”, “Fortalecer la democracia”, “luchar contra la corrupción”, elementos totalmente contrarios a los objetivos históricos del proletariado mundial, situación que lo encuadra en el terreno de la burguesía y que solo fortalece el Estado capitalista, alejándolo cada vez de su auténtica lucha por el comunismo y una sociedad sin explotación.
La revuelta es una lucha ajena al movimiento obrero, la revuelta sólo significa caos, desorganización, anarquía, violencia minoritaria y agresiones políticas, incluso hasta terrorismo, o sea, acciones que no tienen que ver con el proletariado y sus métodos de lucha.
Esta revuelta es interclasista porque contiene elementos de distintas clases sociales antagónicas, en ella el proletariado no tiene identidad, ni autonomía política en esta revuelta popular, se mezcla y se pierde en el “pueblo” y la “patria peruana”, el “pueblo” no es sinónimo de clase obrera, al contrario, el “pueblo”, así como la patria y la ciudadanía, son conceptos donde se encuadra a los trabajadores y los convierte en ciudadanos esclavos del orden burgués dominante.
Volvemos a decirlo, la izquierda del capital, la oposición y otros agentes de las distintas facciones de la burguesía han arrastrado a las calles en revuelta a cientos de trabajadores, estudiantes y a otros sectores no explotadores de la sociedad, a luchar por la democracia, contra la dictadura, la patria y la corrupción elementos políticos de la ideología burguesa que se intenta imponer a toda costa al proletariado.
Es así que en todo este escenario los partidos de derecha, partidos de izquierda o centro y sindicatos forman una perfecta unidad contra el proletariado aquí y en el mundo. Todos ellos uno a uno, son los que se encargan de reprimir y atacar siempre a la clase obrera y en estas condiciones actuales de aumento de la precariedad de nuestras condiciones de vida no debemos olvidar, que ellos son los responsables de toda esta inhumanidad.
Sin embargo, hay que observar también que la burguesía es cada vez más incapaz e irresponsable de conducir la sociedad y su propio aparato político: el Estado. Es por ello que debemos de reflexionar a profundidad para luchar contra todas estas lacras que solo viven acosta de nosotros. Nuestra lucha es ardua y consciente en completa unidad e internacionalismo de clase.
La solución no se encuentra en nuevas elecciones burguesas, en el recambio burgués del nuevo político para el próximo gobierno de turno, la democracia no es la solución a esta crisis política, no es la solución a los problemas reales del proletariado. Esta crisis política es el fracaso político de la burguesía, su incapacidad cada vez mayor de seguir conduciendo su propio aparato, es la pelea permanente entre las burguesías de las distintas facciones por una cuota del poder del Estado Capitalista. Solo el proletariado pueda dar una salida histórica a toda esta crisis política producto de la descomposición política en la que ha entrado el capitalismo decadente en los últimos años, a través de su lucha decisiva en completa unidad e internacionalismo proletario.
En medio de esta crisis política de la burguesía peruana vemos como han venido utilizando estas viejas armas contra el proletariado:
-La democracia y las elecciones: Ya lo hemos señalado la solución no está en la democracia o en la dictadura, ambas son parte de lo mismo, la democracia representa al fin y al cabo el modo de vida que impone el capitalismo, la cual también es una dictadura, la dictadura del capitalismo sobre los hombros de los trabajadores. Es una manera discreta de llevar la explotación de todos los trabajadores en completa paz social. Esta se legitima cada 5 años en las urnas electorales.
-La lucha contra la corrupción: El Estado capitalista cada vez está más sujeto a la dinámica de la corrupción, con el desarrollo de la descomposición del capitalismo decadente, la burguesía es incapaz de sostener una lucha contra la corrupción, porque la corrupción le representa la ventaja en la brutal competencia entre facciones por la toma del poder[2].
-La defensa de la Patria: Es otra vieja arma de la burguesía contra el proletariado siempre se ha usado para desmovilizar a la clase obrera, cuando está en busca de sus propios intereses de clase. La ideología de la patria ha servido siempre para alistar al proletariado a la guerra y la muerte. Hoy se usa para movilizar a los trabajadores a defender la patria, representada en el Estado burgués, o sea se moviliza a los trabajadores a defender el aparato que administra su explotación asalariada.
- La Unidad Nacional: Este viejo slogan le sigue sirviendo a los explotadores y no han dudado en utilizarlo esta vez, llamando a la unidad nacional, a la unidad de explotadores y explotados, esa unidad forzada, que siempre nos intentan imponer por la “fuerza de la razón”, unidad que nos hace perder el horizonte de nuestros intereses de clase, una unidad que nos hace abrazar a nuestros explotadores como si fuéramos hermanos.
¿Pelear por Vizcarra? ¿Sacar a Merino?
Ponerse en cualquier bando es peligroso porque estos señores representan facciones distintas de la burguesía en disputa, apoyar a cualquiera de ellos sería un error fatal para los trabajadores, porque debilitaría más su identidad política de clase y su proyecto político de vida. Tampoco se trata de defender la democracia o el Estado de Derecho, como ya lo hemos explicado líneas arriba, ni mucho menos defender la patria de estas garrapatas.
Así como pasó en Chile[3] cuando los trabajadores sumergidos en la revuelta popular cayeron en la trampa de apoyar la Asamblea Constituyente, logrando un recambio democrático modificando las nuevas tareas y leyes para explotar mejor a los trabajadores en ese país, no cambió nada, a fin de cuentas. Del mismo modo estas revueltas populares originadas por la indignación que trajo la destitución de Vizcarra solo pretenden arrastrarnos al terreno burgués de la política de recambio y de la democracia, que nada tiene que ver con los intereses reales del proletariado.
En medio de esta expresión de violencia y nihilismo representadas en estas revueltas populares se pierden los trabajadores apoyando el bando “más bueno” de la burguesía, a los “menos corruptos”, etc., es muy duro ver a obreros apoyar a Vizcarra, o clamar por democracia.
Los trabajadores deben aprender a rechazar estas trampas que le tiende la burguesía y evitar caer en estas revueltas populares que por más que se pinten como un método para “expresarse y luchar”, no son más que un callejón sin salida, donde se pierde toda identidad de clase y nuestros verdaderos intereses de clase explotada. Solo la lucha internacional del proletariado puede abrir una vía de solución al caos incontrolable que nos arrastra el capitalismo decadente hoy. El proletariado debe defender su identidad y autonomía política de clase en sus luchas y frente a estos terrenos donde la burguesía utiliza sus armas ideológicas contra ella.
Internacionalismo, sección en Perú de la Corriente Comunista Internacional
[1]A partir de este martes ocupará una posición que por la que han pasado en los últimos cuatro años Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) y Martín Vizcarra (2018-2020), ninguno de los cuales pudo terminar su mandato en medio de una crisis política. Merino de Lama estará en el cargo hasta julio de 2021.
[2]Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [10]
[3]Ver nuestra hoja Chile: Ante los ataques del Gobierno la respuesta no es la revuelta popular sino la lucha de clase del proletariado https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la [52]
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Desde hace varias semanas, el número de personas contaminadas por el Covid-19 ha aumentado considerablemente en varias regiones del mundo, en particular en Europa, que parece haberse convertido una vez más en uno de los epicentros de la pandemia. La "posible segunda ola" anunciada hace varios meses por los epidemiólogos es ahora una realidad y es muy probable que sea mucho más virulenta que la anterior. En varios países, el número de muertes por día ya asciende a varios cientos y las unidades de cuidados intensivos necesarias para tratar a los pacientes más gravemente afectados ya están al borde de la saturación o incluso abrumadas, como en Italia, aunque sólo estamos en el comienzo de esta nueva ola.
Ante la gravedad y el rápido deterioro de la situación, cada vez son más los Estados que no tienen otra solución que improvisar toques de queda o confinamientos locales o nacionales para mantener a la población en casa, fuera de las horas de trabajo, por supuesto.
Durante los últimos meses, los medios de comunicación de muchos países no han dejado de transmitir los discursos mezquinos y engañosos de las autoridades, que no han dudado en estigmatizar a los "jóvenes irresponsables y egoístas" que se agrupaban "para organizar fiestas clandestinas", o a los veraneantes que aprovechan los últimos días del verano para tomar una copa en la terraza de un café mientras se quitan temporalmente las máscaras (¡los gobiernos de la cuenca mediterránea les han animado sin embargo fuertemente a hacerlo para "salvar el sector turístico en peligro"! ). Esta importante campaña que se dirige diariamente a la "irresponsabilidad de los ciudadanos" no es más que un encubrimiento de la negligencia y la falta de previsión de la que es culpable la clase dirigente desde hace muchos años, al igual que lo ha sido en los últimos meses tras el relativo reflujo de la "primera ola"[1].
Si bien los gobiernos eran muy conscientes de que no existía ningún tratamiento probado, que el desarrollo de la vacuna distaba mucho de haber concluido y que el virus no sería necesariamente estacional, no se tomaron medidas para prevenir una posible "segunda ola". El número de personal hospitalario no ha aumentado desde el pasado mes de marzo, ni tampoco el número de camas en las unidades de cuidados intensivos. Las políticas de desmantelamiento de los sistemas de salud han continuado incluso en varios países. Por ello, todos los gobiernos han impulsado a la sociedad a volver al "mundo de antes", celebrando el regreso de los "días felices" con un lema en la boca: "¡debemos salvar la economía nacional!".
Hoy, con la misma consigna, las burguesías europeas obligan a los explotados a encerrarse una vez más en sus casas, al mismo tiempo que les incitan a desplazarse al lugar de trabajo, ¡ignorando la mezcla de poblaciones que favorece la proliferación del virus (sobre todo en las grandes metrópolis) y la falta de medidas sanitarias suficientes para garantizar la seguridad de las personas en el lugar de trabajo y en las escuelas!
El descuido y la irresponsabilidad mostrados por la clase dirigente en los últimos meses la han vuelto incapaz de controlar la pandemia. Como resultado, la abrumadora mayoría de los estados europeos tienden claramente a perder el control de la situación. Esto es para la gran desgracia de aquellos que se ven obligados a ir a trabajar cargando con la angustia y el miedo a verse contagiados, ellos mismos y sus seres queridos.
Contrariamente a lo que afirma, no hay duda de que el objetivo de la clase dominante no es salvar vidas sino limitar al máximo los efectos catastróficos de la pandemia en la vida del capitalismo, evitando al mismo tiempo acentuar la tendencia al caos social.
Para el capital, el funcionamiento de la máquina capitalista debe ser asegurado a toda costa. En particular, es esencial permitir que las empresas obtengan beneficios. Sin trabajadores asalariados en los sitios de producción, no hay trabajo posible, y por lo tanto no se puede obtener ningún beneficio en perspectiva. Un riesgo que la burguesía desea evitar a toda costa. Por lo tanto, la producción, el comercio, el turismo y los servicios públicos deben garantizarse al máximo; las consecuencias en la vida de cientos de miles, o incluso millones de seres humanos son de poca importancia. La clase dirigente no tiene otra alternativa para garantizar la supervivencia de su propio sistema de explotación.
Haga lo que haga, ya no es capaz de detener el inexorable hundimiento del capitalismo en su crisis histórica. Este declive irreversible la empuja a mostrarse tal cual es, totalmente insensible al valor de la vida humana. Dispuesta a hacer cualquier cosa para preservar su dominio, incluyendo dejar morir a decenas de miles de personas, empezando por los pensionistas, que son considerados "inútiles" a los ojos del capital. ¡La pandemia arroja una clara luz sobre la contradicción irreconciliable entre un capitalismo que se pudre en la raíz y la vida de la humanidad!
Los explotados, por lo tanto, no tienen nada que esperar de los Estados y sus gobiernos que, independientemente de sus colores políticos, forman parte de la clase dominante y permanecen a su servicio. Los explotados no tienen nada que ganar aceptando sin rechistar los "sacrificios" que se les imponen para "salvar la economía".
Tarde o temprano, la burguesía logrará desarrollar una vacuna efectiva. Pero las condiciones de descomposición social[2] que llevaron a esta pandemia no desaparecerán. En vista de la guerra entre los estados en su loca "carrera por la vacuna", su distribución ya parece muy problemática. Al igual que los desastres industriales o ambientales, es más que probable que en el futuro la humanidad se enfrente cada vez más a pandemias mundiales, que sin duda serán aún más mortíferas.
Ante la catástrofe económica agravada por la pandemia, la explosión del desempleo, la creciente miseria y el aumento del ritmo y la presión, la clase obrera no tendrá más remedio que luchar para defender sus condiciones de vida. La ira ya está creciendo en casi todas partes y la burguesía está tratando de aliviarla momentáneamente prometiendo a todas las familias trabajadoras que las celebraciones de fin de año podrán tener lugar (aunque será necesario limitar las grandes reuniones). Pero esta "pausa" del confinamiento para la tregua de los confiteros[3] no cambiará nada en sustancia. El año 2021 no será mejor que el año 2020, con o sin vacuna. En algún momento, la lucha tendrá que ser reanudada, una vez que el choque de esta pandemia sea superado.
Sólo retomando el camino de la lucha contra los ataques de la burguesía, su Estado y sus patronos, la clase obrera podrá desarrollar su unidad y solidaridad. Sólo su lucha de clase, al romper la sagrada unión con sus explotadores, podrá, a largo plazo, abrir una perspectiva para toda la humanidad amenazada de extinción por un sistema de explotación en plena decadencia. El caos capitalista sólo puede seguir empeorando, con más y más desastres y nuevas pandemias. Por lo tanto, el futuro está en manos del proletariado. Sólo el proletariado tiene los medios para salvar el planeta y derrocar al capitalismo para construir una nueva sociedad.
Vincent 11-11-20
[1] Ver Dossier especial COVID19: el verdadero asesino es el capitalismo https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo [56]
[2] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [10]
[3] Tregua de los Confiteros: es una tradición en Francia que en las fiestas navideñas se acuerda cesar temporalmente los conflictos.
Links
[1] https://es.internationalism.org/files/es/kishan.pdf
[2] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1193/china-eslabon-del-imperialismo-mundial-iii-el-maoismo-un-engendro-
[3] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4261/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-i-una-falsa-vision-de-l
[4] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo-
[5] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4268/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iii-un-funcionamiento-q
[6] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4278/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iv-su-moral-y-la-nuestr
[7] https://es.internationalism.org/content/4322/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-v-el-debate-en-la-burguesia-pugna-brutal
[8] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/izquierda-comunista
[9] https://es.internationalism.org/files/es/situacion_nacional_peru.pdf
[10] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[11] https://es.internationalism.org/content/4614/confinamiento-ante-la-pandemia-el-estado-burgues-pone-de-manifiesto-toda-su-brutalidad
[12] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2117/la-crisis-del-capitalismo-de-estado
[13] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/peru
[14] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/situacion-politica
[15] https://es.internationalism.org/en/tag/2/25/la-decadencia-del-capitalismo
[16] https://es.internationalism.org/files/es/balance_elecciones_usa.pdf
[17] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/estados-unidos
[18] https://es.internationalism.org/en/tag/2/31/el-engano-del-parlamentarismo
[19] https://es.internationalism.org/files/es/sindicatos_en_la_decadencia.pdf
[20] https://es.internationalism.org/content/4575/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-i
[21] https://es.internationalism.org/content/4586/los-sindicatos-contra-la-clase-obrera-en-la-decadencia-capitalista-ii
[22] https://es.internationalism.org/content/4603/los-sindicatos-en-el-periodo-ascendente-del-capitalismo-iii
[23] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199404/1856/como-esta-organizada-la-burguesia-i-la-mentira-del-estado-democrat
[24] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199407/1849/como-esta-organizada-la-burguesia-ii-la-mentira-del-estado-democra
[25] https://es.internationalism.org/series/218
[26] https://es.internationalism.org/series/497
[27] https://es.internationalism.org/series/493
[28] https://es.internationalism.org/series/494
[29] https://es.internationalism.org/en/tag/2/30/la-cuestion-sindical
[30] https://es.internationalism.org/files/es/gobiernos_de_izquierda_iii.pdf
[31] https://es.internationalism.org/content/4521/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-i
[32] https://es.internationalism.org/content/4562/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-ii-los-gobiernos
[33] https://es.internationalism.org/content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza
[34] https://es.internationalism.org/content/4315/gobierno-psoe-que-hay-detras-de-la-mocion-de-censura
[35] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201705/4212/la-coalicion-vergonzante-del-psoe-con-el-pp
[36] https://es.internationalism.org/content/4503/el-18-brumario-de-pedro-sanchez
[37] https://es.internationalism.org/content/2566/v-el-terror-dirigido-por-la-socialdemocracia-contra-la-clase-obrera-preparo-el-terreno
[38] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201504/4097/1914-el-camino-hacia-la-traicion-de-la-socialdemocracia-alemana
[39] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4291/huelga-feminista-contra-las-mujeres-y-contra-la-clase-obrera
[40] https://www.lasprovincias.es/comunitat/traslados-forzosos-medicos-20201113192511-nt.html#vca=fixed-btn&vso=rrss&vmc=em&vli=Comunitat%3Fns_campaign=rrss&ns_mchannel=boton&ns_fee=0&ns_source=em&ns_linkname=undefined
[41] https://archivo.kaosenlared.net/en-2021-el-gobierno-rebajara-la-inversion-en-educacion-sanidad-y-proteccion-social-en-porcentaje-del-pib/
[42] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/47-princi.htm
[43] https://archivo.kaosenlared.net/el-desastre-del-ingreso-minimo-vital-y-la-estupidez-cipolla-tenia-razon/
[44] https://www.lavanguardia.com/economia/20200513/481128124472/erte-prestacion-cobrar-empleo-paro-coronavirus-marzo.html?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_content=claves_de_hoy
[45] https://www.publico.es/sociedad/coronavirus-retrasos-e-impagos-olvidados-erte.html
[46] https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista
[47] https://www.lavanguardia.com/vida/20200928/483722109095/la-pah-ve-escandaloso-que-haya-162-desahucios-por-cada-dia-habil-en-el-2020.html
[48] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/espana
[49] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/situacion-politica-1
[50] https://es.internationalism.org/en/tag/2/36/los-falsos-partidos-obreros
[51] https://es.internationalism.org/files/es/crisis_politica_en_el_peru.pdf
[52] https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la
[53] https://es.internationalism.org/en/tag/4/400/peru
[54] https://es.internationalism.org/en/tag/2/32/el-frente-unido
[55] https://es.internationalism.org/files/es/segunda_ola_de_la_pandemia.pdf
[56] https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo
[57] https://es.internationalism.org/en/tag/cuestiones-teoricas/salud-epidemias-pandemias