23º Congreso de la CCI: Las responsabilidades de los revolucionarios en el periodo actual

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Las diferentes facetas del trabajo como Fracción

En la última primavera, la CCI ha celebrado su 23º Congreso. El presente artículo se propone dar cuenta de sus trabajos.

El punto 4 del Informe sobre la estructura y el funcionamiento de la Organización Revolucionaria define el Congreso Internacional como " el momento culminante en que se expresa con toda su amplitud la unidad de la organización. En él se define, enriquece o rectifica el programa de la CCI, se precisan o modifican sus modalidades de organización o funcionamiento, se adoptan análisis y orientaciones de conjunto, se hace un balance de sus actividades anteriores y se elaboran sus perspectivas de trabajo para el futuro"[1].  Partiendo de este marco, presentaremos las cuestiones, tareas y perspectivas identificadas por el Congreso.

El vínculo con la Tercera Internacional

"La CCI, como organización marxista, está firmemente comprometida, a diferencia de los consejistas, anarquistas y modernistas, con la necesidad del partido político comunista para el derrocamiento exitoso de la sociedad burguesa y el establecimiento de la dictadura del proletariado; por lo tanto, está en continuidad con los objetivos de la Tercera Internacional". (Resolución de la actividad del 23º Congreso).

El congreso se dio como eje nuestra filiación con la Internacional Comunista, cuyo centenario se celebró el año pasado. Una preocupación fundamental de la organización revolucionaria es la continuidad y la transmisión histórica. Partiendo de este enfoque la resolución de actividad adoptada por el Congreso recuerda que "La Internacional Comunista fue fundada en marzo de 1919 con el objetivo de ser el "partido de la insurrección revolucionaria del proletariado mundial". Hoy, en circunstancias diferentes, pero aún determinadas por la época histórica de la decadencia del capitalismo, el objetivo fijado por la Internacional Comunista, la creación del partido político mundial de la clase obrera sigue siendo el objetivo final del trabajo como fracción de la CCI". La resolución insiste en que "la Internacional Comunista no nació de la nada; su fundación dependía de las décadas anteriores de trabajo de la Fracción de Izquierda Marxista en la Segunda Internacional, especialmente del Partido Bolchevique"[2]. Esto significa para los revolucionarios actuales que "así como la Comintern no podría haber sido creada sin el trabajo preparatorio de la Izquierda Marxista, así el futuro partido internacional no será creado sin una actividad internacional centralizada y como una fracción de los herederos organizativos de la Izquierda Comunista".

Recordando que "la Internacional Comunista fue fundada en las circunstancias más difíciles imaginables: siguió a cuatro años de matanza masiva y empobrecimiento del proletariado mundial; el bastión revolucionario de Rusia fue sometido a un bloqueo total y a una intervención militar por parte de las potencias imperialistas; la revuelta espartaquista en Alemania se ahogó en sangre y dos de las figuras clave de la nueva internacional, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, fueron asesinados", la resolución subraya que, a pesar de las diferencias con el período de la respuesta revolucionaria a la Primera Guerra Mundial y el período de la contrarrevolución que la siguió, también la CCI "se enfrenta a condiciones cada vez más difíciles a medida que el capitalismo decadente se hunde cada vez más en una nueva espiral bárbara de crisis económica y conflictos imperialistas en su fase de descomposición. Para cumplir sus tareas históricas, la CCI debe sacar su fuerza y su espíritu de lucha de las crisis a las que se enfrentará, como lo hizo la izquierda marxista en 1919".

El trabajo como Fracción

Para estar en continuidad con el trabajo y los esfuerzos de la Internacional Comunista, el congreso concibió sus tareas con el objetivo de desarrollar y concretar nuestro trabajo similar al de una Fracción. La noción de una fracción siempre ha sido crucial en la historia del movimiento obrero. Al igual que la clase obrera en su conjunto, sus organizaciones políticas están sujetas a la presión de ideologías extrañas - burguesa y pequeñoburguesa. Esto provoca, en particular, la enfermedad del oportunismo[3]. Para luchar contra esta enfermedad, el proletariado segrega dentro de sus organizaciones a las fracciones de la Izquierda. "Entre las tres principales organizaciones políticas internacionales del proletariado, es la Izquierda la que siempre ha asumido esta continuidad. Fue la Izquierda la que aseguró la continuidad entre la Primera y la Segunda Internacional a través de la corriente marxista, en oposición a las corrientes proudhoniana, bakuninista, blanquista, etc. Entre la Segunda y la Tercera Internacional, fue de nuevo la Izquierda la que dirigió la lucha, primero contra las tendencias reformistas, luego contra los "social-patriotas" y la que aseguró la continuidad durante la Primera Guerra Mundial formando la Internacional Comunista. En la Tercera Internacional, fue de nuevo la Izquierda, la Izquierda Comunista, y en particular la Izquierda Italiana y Alemana, la que retomó y desarrolló las adquisiciones revolucionarias pisoteadas por la contrarrevolución socialdemócrata y estalinista."[4]

El proletariado necesita, para el triunfo de su lucha, la continuidad histórica de su conciencia de clase. De lo contrario, estaría condenado a convertirse en el juguete de los objetivos de su enemigo burgués. Las fracciones de Izquierda siempre han sido las más comprometidas y las más decididas en la defensa de esta continuidad de la conciencia de clase, su desarrollo y enriquecimiento.

Grupos como la Tendencia Comunista Internacionalista (TCI) hacen la siguiente objeción: ¿Fracción de qué? Hace mucho tiempo que ya no existen partidos comunistas vinculados al proletariado[5]. Es cierto que en los años 30 los partidos comunistas fueron ganados definitivamente por la burguesía. No somos fracciones, pero eso no significa que no tengamos que realizar un trabajo similar al de una fracción[6]. Una obra que unifica en un todo coherente: 

- El combate contra el oportunismo;

- La defensa y el desarrollo de la continuidad histórica crítica del proletariado constituyendo un puente entre el pasado del movimiento obrero y su futuro;

- La respuesta a las nuevas situaciones por las que la sociedad y la lucha de clases del proletariado están atravesando.

El Congreso profundizó en la comprensión de nuestra tarea como Fracción a nivel de edición de la prensa, intervención, elaboración teórica, defensa del método marxista y defensa de la organización. Se trata de todo un trabajo para construir el puente hacia el futuro partido que necesitará bases muy firmes a nivel teórico, organizativo, programático y respecto del método de análisis. Y esto no se logra de la noche a la mañana, requiere un trabajo paciente y a largo plazo. Esto es lo que el proletariado necesita para orientarse en las terribles convulsiones del capitalismo y poder desarrollar una ofensiva revolucionaria con el objetivo de derrocar este sistema.

En el marco del trabajo como Fracción, se presentó al Congreso un Informe sobre la Transmisión, que no pudo ser discutido por falta de tiempo. Sin embargo, dada la importancia de la cuestión, su debate se retomará en el próximo período. La transmisión es vital para el proletariado. Más que cualquier otra clase revolucionaria de la historia, necesita las lecciones de las luchas de las generaciones anteriores para alzarse sobre sus adquisiciones y así poder avanzar en su lucha y lograr su objetivo revolucionario. La transmisión es particularmente necesaria para la continuidad de las organizaciones revolucionarias, ya que existe toda una serie de planteamientos, prácticas, tradiciones, experiencias, propias del proletariado, que constituyen el terreno fértil en el que se elabora el funcionamiento de la organización política proletaria y se desarrolla su vitalidad. Como dice la resolución de actividad adoptada por el congreso: "la CCI debe ser capaz de transmitir a los nuevos camaradas la necesidad de estudiar a fondo la historia del movimiento revolucionario y desarrollar un conocimiento creciente de los diferentes elementos de la experiencia de la Izquierda Comunista en el período de la contrarrevolución". El Informe sobre la transmisión dedica un capítulo central a la comprensión de las condiciones de la militancia y los logros históricos que deben guiarla. Formar militantes conscientes y decididos, capaces de resistir las más duras pruebas, constituye una tarea muy difícil y a la vez indispensable para la formación del futuro partido mundial de la revolución proletaria.

La descomposición, una época inédita en la historia de la humanidad

Durante el decenio de 1980, el CCI comenzó a comprender el estancamiento histórico en que se encontraba la sociedad mundial. Por un lado, el capitalismo, dada la resistencia del proletariado en los países centrales a involucrarse en la movilización militar, no tenía las manos libres para lograr el resultado orgánico de su crisis histórica, la guerra imperialista generalizada. Por otra parte, el proletariado, a pesar de la progresión de sus luchas entre 1983 y 1987, no fue capaz de abrir su propia perspectiva hacia la revolución proletaria. En ausencia de cualquier perspectiva, que sólo las dos clases fundamentales de la sociedad pueden aportar, la sociedad está sujeta a una dinámica de relaciones sociales podridas, caos creciente, proliferación de tendencias centrífugas, de cada cual para sí mismo. Una manifestación espectacular de esta dinámica fue el colapso del bloque alrededor de la antigua URSS.

La CCI se enfrentó al desafío que ello significaba para la teoría marxista. Por una parte, ya en septiembre de 1989 elaboramos las Tesis sobre la crisis económica y política de los países del Este que, dos meses antes de la caída del Muro de Berlín, anunciaron el brutal colapso del bloque ruso y de la propia URSS[7]. Por otra parte, intentamos comprender en profundidad la nueva situación elaborando en 1990 las Tesis sobre la Descomposición[8], cuya idea fundamental es que "la descomposición generalizada en la que este sistema se está hundiendo actualmente (...) sólo puede empeorar. (...) más allá del aspecto estrictamente cuantitativo, el fenómeno de la descomposición social alcanza hoy tal profundidad y extensión que adquiere una nueva y singular calidad que manifiesta la entrada del capitalismo decadente en una fase específica -la última fase- de su historia, aquella en la que la descomposición se convierte en un factor, si no en el factor decisivo, de la evolución de la sociedad".

El 23º Congreso prestó mucha atención al considerable empeoramiento del proceso de descomposición social que afecta en particular a los países centrales, de los que son ilustraciones espectaculares -entre otras muchas- el Brexit inglés, el triunfo de Trump o el hoy derrocado gobierno de Salvini en Italia.

Todos estos puntos han sido ampliamente fundamentados en las resoluciones e informes del Congreso que hemos publicado[9], e invitamos a nuestros lectores a leerlos con cuidado y de forma crítica. Con ellos, intentamos dar respuestas a las tendencias que rigen la situación actual.

La descomposición, tal como la vemos a escala mundial y que domina cada vez más todas las esferas de la vida social, es un fenómeno sin precedentes en la historia de la humanidad. El Manifiesto Comunista considera tal posibilidad: " Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, en oposición siempre, han librado una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras, franca y abierta, una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes"[10].  Sin embargo, los fenómenos históricos del colapso de toda una civilización por la "destrucción de las dos clases en lucha" fueron muy localizados y fácilmente superados por la posterior imposición de nuevos conquistadores. En la medida en que la decadencia de los modos de producción anteriores al capitalismo (esclavitud, feudalismo) vio la aparición económica muy poderosa de la nueva clase dominante y que ésta era una clase explotadora, las nuevas relaciones de producción en desarrollo podían limitar los fenómenos de descomposición del viejo orden e incluso aprovecharlos en su propio beneficio. Sin embargo, esto es imposible en el capitalismo ya que "la sociedad comunista, la única capaz de suceder al capitalismo, no puede en modo alguno desarrollarse en su seno; por lo tanto, no hay posibilidad de ninguna regeneración de la sociedad en ausencia del derrocamiento violento del poder de la clase burguesa y de la extirpación de las relaciones de producción capitalistas" (tesis).

Por consiguiente, el proletariado debe afrontar las condiciones e implicaciones impuestas por esta nueva época histórica, sacando todas las lecciones que ésta le impone para su lucha, especialmente la de defender, aún con más vigor que en el pasado, su autonomía política de clase, ya que la descomposición la pone en grave peligro. La descomposición favorece las luchas parciales (feminismo, ecología, antirracismo, pacifismo, etc.), luchas que no van a la raíz de los problemas y se pierden en sus efectos y, lo que es peor, se centran en aspectos particulares del capitalismo preservando el sistema en su conjunto. Estas movilizaciones diluyen al proletariado en una masa interclasista, dispersándolo y fragmentándolo en toda una gama de falsas "comunidades" de género, raza, religión, afinidad, etc. La única solución es la lucha del proletariado contra la explotación capitalista, ya que "la lucha contra los fundamentos económicos del sistema contiene la lucha contra los aspectos superestructurales de la sociedad capitalista, pero la recíproca es falsa" (Plataforma CCI punto 12[11]).

Situación de la lucha de clases

La organización revolucionaria tiene un compromiso militante con la clase. Esto se concreta en la adopción de Resoluciones en las que se analiza la situación actual situándola en un marco histórico con el fin de identificar perspectivas para orientar la lucha del proletariado. En este sentido, el Congreso adoptó una Resolución específica sobre la lucha de clases y otra más general sobre la situación mundial.

La descomposición ha afectado duramente a la lucha del proletariado. Combinado con los efectos devastadores de la caída del "socialismo" en 1989 y la enorme campaña anticomunista que lanzó la burguesía, la clase obrera ha sufrido un profundo retroceso en su conciencia y combatividad, cuyos efectos persisten - e incluso han empeorado - 30 años después.

El congreso profundizó en el marco histórico de la comprensión de la lucha de clases al realizar un examen detallado de la evolución de la relación de fuerzas entre las clases desde 1968[12]. La Resolución subraya:

- Las adquisiciones de las luchas del período 1968-89 no se han perdido, aunque puedan haber sido olvidadas por muchos trabajadores (y revolucionarios): lucha por la autoorganización y la extensión de las luchas; comienzo de la comprensión del papel anti obrero de los sindicatos y de los partidos capitalistas de izquierda; resistencia al alistamiento guerrero; desconfianza en el juego electoral y parlamentario, etc. Las luchas futuras tendrán que basarse en la asimilación crítica de estos logros yendo mucho más allá y ciertamente no en su negación u olvido;

- El gran peligro que la democracia, el democratismo y los instrumentos del Estado democrático representan para el proletariado, en particular los sindicatos, los partidos de izquierda y de extrema izquierda, pero también sus campañas ideológicas y sus maniobras políticas;

- La actual debilidad del proletariado, a pesar del esfuerzo que se inició en las luchas de 2006-2011 donde, además de la reaparición de las asambleas, se empezaron a plantear muchas preguntas sobre el futuro de la sociedad[13];

- El efecto positivo que a largo plazo pueden tener ciertos elementos de la situación actual: una mayor concentración de trabajadores en las grandes ciudades, la socialización de la producción a nivel mundial, los crecientes vínculos entre los jóvenes trabajadores a escala internacional, la incorporación de nuevos batallones del proletariado en países como China, Bangla-Desh, Sudáfrica, México[14]...

- El papel indispensable de la lucha de los trabajadores en su terreno de clase contra los golpes cada vez más violentos de la crisis histórica del capitalismo.

Durante el congreso, surgieron diferencias sobre la apreciación de la situación de la lucha de clases y su dinámica. Las diferencias se referían principalmente a la amplitud o el nivel de las dificultades que enfrentaba la clase y, por lo tanto, a la perspectiva de la lucha de clases en el período que se avecina. Forman parte de un debate en curso a partir de las enmiendas presentadas a la resolución del Congreso[15].

Otros temas candentes de la situación mundial

De acuerdo con su responsabilidad, el Congreso examinó otros aspectos que determinan la evolución de la sociedad mundial, incluyendo:

- La tendencia del aparato político de la burguesía a perder el control de su juego electoral y de la formación de gobiernos, fenómeno del que el Brexit inglés es un testimonio elocuente: véase el Informe sobre el impacto de la descomposición en la vida política de la burguesía (2019) anteriormente citado (nota 9);

- La considerable agravación de las tensiones imperialistas (especialmente entre los Estados Unidos y China y en el Golfo Pérsico), así como la intensificación de la carrera de armamentos; la guerra comercial, que es la consecuencia de la profundización de la crisis, también es utilizada por la potencia estadounidense como medio de presión imperialista sobre sus rivales;

- La perspectiva, cada vez más cercana, de nuevas convulsiones en la economía mundial: caída del crecimiento, ralentización del comercio mundial, deuda exorbitante, el extraño fenómeno de los tipos de interés negativos, etc.

El marxismo es una teoría viva. Esto significa que debe ser capaz de reconocer que ciertos instrumentos de análisis de la situación histórica ya no son válidos. Este es el caso de la noción de curso histórico, noción que era plenamente aplicable al período 1914-1989 pero que ha perdido su validez para comprender la dinámica y la orientación de la relación de fuerzas entre las clases en el actual período histórico. Esto ha llevado al Congreso a aprobar un informe sobre el tema[16].

La defensa de la organización

La organización revolucionaria constituye un cuerpo extraño en la sociedad burguesa. El proletariado es al mismo tiempo una clase "de la sociedad civil que no es una clase de la sociedad civil, es un orden que es la disolución de todos los órdenes" (Marx). Los trabajadores nunca pueden encontrar realmente su lugar en la sociedad porque económicamente, como personas explotadas y privadas de todos los medios de producción, están siempre en una situación precaria, a merced del desempleo y porque políticamente son "parias" que sólo pueden encontrar su salvación y emancipación fuera del capitalismo, en una sociedad comunista que no puede surgir antes de que el Estado burgués sea derrocado en todo el mundo. La burguesía, sus políticos, sus ideólogos pueden aceptar con desdén a los "ciudadanos trabajadores", es decir, concebidos como una suma de individuos alienados, pero aborrecen y rechazan furiosamente al proletariado como clase.

Al igual que su clase, las organizaciones revolucionarias, aunque forman parte del mundo capitalista, son al mismo tiempo un cuerpo extraño al mismo, ya que basan su razón de ser y su programa en un objetivo que está total ruptura con el funcionamiento, el razonamiento y los valores de la sociedad actual.

En este sentido, la organización revolucionaria constituye una entidad que la sociedad burguesa rechaza por todas sus fibras. No sólo por la amenaza histórica que representa como vanguardia del proletariado, sino porque su misma existencia significa un recordatorio inquietante de su condena ante la historia, un recordatorio de la urgente necesidad ante la que se encuentra la humanidad de reemplazar la competencia mortal de todos contra todos por la asociación de individuos libres e iguales. Esta nueva forma de radicalidad que no puede comprender preocupa y moviliza permanentemente a la burguesía contra las organizaciones y militantes del proletariado. Como subraya el Manifiesto Comunista, "La revolución comunista es la ruptura más radical con las relaciones de propiedad tradicionales; no es de extrañar que, en el curso de su desarrollo, rompa de la manera más radical con las viejas ideas tradicionales".

Esta naturaleza de cuerpo extraño significa que la organización revolucionaria está permanentemente amenazada, no sólo por la represión y los intentos de infiltración y destrucción desde el interior propiciados por los organismos especializados del Estado burgués, o por la acción de grupos parásitos (como veremos más adelante), sino también por el peligro permanente de ser desviada de sus tareas y funciones por la penetración de ideologías ajenas al proletariado.

La organización sólo puede existir a través de un combate permanente. El espíritu de lucha es un rasgo esencial de la organización revolucionaria y sus militantes. Las luchas, las crisis y las dificultades son el sello distintivo de las organizaciones revolucionarias. "Las crisis no son necesariamente un signo de colapso o fracaso inminente o irremediable. Por el contrario, la existencia de crisis puede ser una expresión de sana resistencia a un proceso subyacente que se había desarrollado silenciosa e insidiosamente hasta entonces y que, abandonado a su suerte, podía conducir a su hundimiento. Así pues, las crisis pueden ser un signo de una reacción al peligro y de la lucha contra las debilidades graves que conducen al colapso. En la Segunda Internacional (1889-1914), se sabía que el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR) había pasado por una serie de crisis y escisiones y, por esta razón, fue considerado con desprecio por los partidos más grandes de la Internacional, como el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), que parecía volar de éxito en éxito y cuyos miembros y resultados electorales crecían constantemente. Sin embargo, las crisis del partido ruso y la lucha para superarlas y aprender de ellas, dirigida por el ala bolchevique, fortaleció a la minoría revolucionaria y la preparó para enfrentarse a la guerra imperialista en 1914 y para estar a la vanguardia de la Revolución de Octubre en 1917. Por otra parte, la unidad de fachada y la "calma" dentro del SPD (que sólo fue cuestionada por “alborotadores” como Rosa Luxemburgo) llevó a este partido al colapso total e irrevocable en 1914 con la traición total de sus principios internacionalistas frente a la Primera Guerra Mundial"[17].

La defensa de la organización es un elemento permanente de su actividad y, por lo tanto, un punto importante en la evaluación y las perspectivas de las actividades del Congreso. Se lleva a cabo en varios frentes. El más importante y específico es la lucha contra los intentos de destrucción (a través de la calumnia, la denigración, la sospecha y la desconfianza). Dicho esto, "la CCI no es inmune a las presiones oportunistas sobre las posiciones programáticas, aliadas con la esclerosis, que, en otra escala, ya han debilitado a otros grupos de la Izquierda Comunista" (Resolución de Actividad del Congreso). Por eso hay unidad y coherencia entre este aspecto vital de la lucha contra la amenaza de destrucción y la no menos vital necesidad de luchar contra cualquier manifestación de oportunismo que pueda surgir en nuestras filas. "Sin esta permanente lucha histórica a largo plazo contra el oportunismo político y la vigilancia contra él, la defensa de la organización, su centralización y sus principios de funcionamiento como tales no servirán de nada. Si es cierto que, sin organización política proletaria, el mejor programa es una idea sin fuerza social, también es cierto que, sin una fidelidad total al programa histórico del proletariado, la organización se convierte en una cáscara vacía. Hay unidad y no hay oposición o separación entre los principios de organización política y los principios programáticos del proletariado" (ídem.). Dicho esto, es necesario responder rápida y enérgicamente a cualquier intento de destruir la organización, ya que "la lucha por la defensa de la teoría y la lucha por la defensa de la organización son inseparables e igualmente indispensables, el abandono de la primera es una amenaza, ciertamente fatal, pero a medio plazo, mientras que el abandono de la segunda es una amenaza a corto plazo. Mientras exista, la organización puede recuperarse, incluso teóricamente, pero si ya no existe, ninguna teoría la revivirá" (ídem.).

El combate contra el parasitismo

La historia del movimiento obrero ha puesto de relieve un peligro que hoy en día ha adquirido una importancia considerable: el parasitismo. La Primera Internacional ya había tenido que defenderse de este peligro identificado por Marx y Engels: "Ya es hora de poner fin, de una vez por todas, a las luchas internas cotidianas provocadas en nuestra Asociación por la presencia de este cuerpo parásito. Estas disputas sólo sirven para desperdiciar la energía que debería usarse para luchar contra el régimen de la burguesía. Al paralizar la actividad de la Internacional contra los enemigos de la clase obrera, la Alianza sirve admirablemente a la burguesía y a los gobiernos". (Engels, "El Consejo General a todos los miembros de la Internacional", 1872, advirtiendo contra la Alianza de Bakunin). La Internacional había tenido que enfrentarse a los embustes de Bakunin, un aventurero que había utilizado un radicalismo de fachada como una hoja de parra para llevar a cabo una obra de intriga, de calumnia contra militantes como Marx y Engels, de ataques contra el órgano central de la Internacional (el Consejo General), de desestabilización y desorganización de las secciones, de creación de estructuras secretas para conspirar contra la actividad y el funcionamiento de la organización proletaria[18] .

Obviamente, las condiciones históricas en las que hoy se desarrolla la lucha proletaria son muy diferentes de las existentes en la época de la Primera Internacional. La Primera Internacional era una organización de masas, que reunía a todas las fuerzas vivas del proletariado, un "poder" que preocupaba a los gobiernos burgueses. Hoy en día, el medio proletario es extremadamente débil, reducido a un conjunto de pequeños grupos que no representan una amenaza inmediata para la burguesía. Dicho esto, el tipo de dificultades y amenazas a las que se enfrenta este medio tienen similitudes con las que enfrentó la Primera Internacional. En particular, la existencia de "cuerpos parásitos", cuya razón de ser no es en absoluto contribuir a la lucha de la clase obrera contra la burguesía, sino al contrario, sabotear la actividad de las organizaciones que llevan a cabo esta lucha. En la época de la Primera Internacional, la Alianza dirigida por Bakunin había llevado a cabo su labor de sabotaje (antes de ser excluida en el Congreso de La Haya en septiembre de 1872) dentro de la propia Internacional. Hoy en día, debido en particular a la dispersión del medio proletario en varios grupos pequeños, los "cuerpos parásitos" no operan dentro de un grupo particular sino al margen de estos grupos tratando de reclutar elementos sinceros pero inexpertos o aquellos influenciados por ideologías pequeñoburguesas (como la Alianza había hecho en España, en Italia, Suiza y Bélgica), o haciendo todo lo posible para desacreditar a los grupos auténticamente proletarios y sabotear su actividad (como hizo la Alianza cuando se dio cuenta de que no podía tomar el control del AIT).

Desafortunadamente, esta lección de la historia ha sido olvidada por la mayoría de los grupos de la izquierda comunista. En la medida en que el parasitismo se dirige principalmente a la principal organización de la izquierda comunista, la CCI, estos grupos consideraron que "es un problema de la CCI", llegando incluso a mantener, a veces, relaciones cordiales con los grupos parásitos. Sin embargo, el comportamiento de estos últimos (desde el Grupo Boletín Comunista de hace casi cuarenta años hasta el más reciente Grupo de Izquierda Comunista Internacional, pasando por numerosos pequeños grupos, blogs e individuos) habla por sí mismo:

- Denigración escandalosa de nuestra organización y de algunos de sus militantes, acusados de utilizar "métodos estalinistas" o incluso de ser "agentes del Estado”;

- robo de medios materiales;

- chantajeando y amenazando con usar la justicia burguesa o la policía contra nuestros militantes;

- la publicación de escritos de carácter policial que proporcionan información que permita la identificación de nuestros militantes o que pretenden sembrar la sospechas en las filas de la organización.

El Consejo General de la AIT consideró que "la Alianza sirve admirablemente a la burguesía y a los gobiernos". De igual modo, la resolución sobre la actividad adoptada por el 23º Congreso del CCI considera que: "En la actual era histórica, el parasitismo trabaja objetivamente al servicio de la burguesía para destruir la CCI" y que "la experiencia de los últimos 30 años [muestra que] el parasitismo político es uno de los peligros más graves a los que tendremos que enfrentarnos (...) En los últimos decenios, el parasitismo político no sólo ha persistido, sino que ha desarrollado su arsenal anti-CCI y ha ampliado su repertorio".

Recientemente, hemos sido testigos de una acción más sofisticada pero también más peligrosa: la falsificación de la tradición de la Izquierda Comunista mediante la promoción de una falsa "Izquierda Comunista" basada en el trotskismo. Más allá de sus intenciones, tal empresa pretende complementar el Frente de Calumnia y Denuncia con una táctica "consistente en crear un cordón sanitario que aísle a la CCI de otros grupos de la Izquierda Comunista (...) y de elementos en búsqueda"[19]. (Ibíd.).

Por esta razón, el congreso comprometió a toda la organización en una lucha decidida e incesante contra el parasitismo al considerar que "un eje esencial y a largo plazo de la intervención de la CCI debe ser una lucha política y organizativa abierta y continua contra el parasitismo para eliminarlo del medio político proletario y educar a los nuevos compañeros sobre su peligro (...) La constitución del futuro partido necesita, por lo tanto, una lucha encarnizada y perseverante contra el parasitismo y por su eliminación de las filas de la izquierda comunista". (Ibíd.)

El combate por el futuro Partido

La tarea como Fracción tiene, por tanto, varias facetas que forman una unidad: la defensa de la organización, la lucha contra el parasitismo, el desarrollo del marxismo, la capacidad de análisis e intervención ante la cambiante situación mundial. Esta unidad fue el centro del congreso y guiará la actividad de la CCI. Como decimos al principio de este artículo, el 23º Congreso de la CCI tuvo como eje el recuerdo combativo de la experiencia de la Tercera Internacional, tratando de sacar todas las lecciones de ella. Por eso la Resolución de Actividad termina con este compromiso: "Para cumplir sus tareas históricas, la CCI debe sacar su fuerza y su espíritu de lucha de las crisis a las que se enfrentará, como lo hizo la izquierda marxista en 1919. Si es capaz de asumir un trabajo como Fracción, tendrá los medios para reagrupar las actuales y nuevas energías revolucionarias de la Izquierda Comunista sobre bases programáticas claras, y así desempeñar plenamente su papel en la fundación del futuro partido".

Corriente Comunista Internacional (diciembre de 2019)

 

[2] Dentro de la Segunda Internacional, sólo los bolcheviques hicieron un trabajo consecuente de fracción, mientras que otras corrientes lucharon contra el oportunismo desenfrenado sin llevar una lucha coherente y global a todos los niveles (Rosa Luxemburgo, Pannekoek, Bordiga etc.). Esta distinción es importante: ver sobre este tema la serie de polémicas con el BIPR (hoy TCI) La relación Fracción - Partido en la tradición marxista, en particular las partes 3 y 4. https://es.internationalism.org/revista-internacional/198909/2138/la-relacion-entre-fraccion-y-partido-en-la-tradicion-marxista-i-la , https://es.internationalism.org/revista-internacional/199004/2121/la-relacion-entre-fraccion-y-partido-en-la-tradicion-marxista-ii-l , https://es.internationalism.org/revista-internacional/199204/1052/la-relacion-entre-fraccion-y-partido-en-la-tradicion-marxista-iii-

[3] Ver la Resolución sobre el Centrismo y el Oportunismo del 6º Congreso Internacional de la CCI. Revista Internacional nº 44.

[9] Ver Resolución sobre la situación internacional (2019): los conflictos imperialistas, la vida de la burguesía, la crisis económica https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida ; Informe sobre el impacto de la descomposición en la vida política de la burguesía (2019) https://es.internationalism.org/content/4458/informe-sobre-el-impacto-de-la-descomposicion-en-la-vida-politica-de-la-burguesia-2019 e Informe sobre la descomposición hoy (mayo de 2017) https://es.internationalism.org/content/4454/informe-sobre-la-descomposicion-hoy-mayo-de-2017

[13] Ver entre otros documentos, Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 y Movimiento de indignados en España, Grecia e Israel: - De la indignación a la preparación de los combates de clase https://es.internationalism.org/revista-internacional/201111/3264/movimiento-de-indignados-en-espana-grecia-e-israel-de-la-indignaci

[14] Estos factores más bien positivos se ven contrarrestados por las tendencias al aislamiento y la fragmentación de los trabajadores, cuya forma extrema es la uberización del trabajo en la que los trabajadores son definidos como "auto empresarios". El proletariado tendrá que enfrentarse a este problema y encontrar los medios para superarlo.

[15] La CCI ha tenido siempre como orientación central la expresión de sus debates ante toda la clase y su medio politizado. Esto se ha hecho siguiendo un método preciso: "En la medida en que los debates que atraviesan la organización conciernen generalmente a todo el proletariado, es conveniente sacarlos al exterior, respetando las siguientes condiciones: (-) estos debates se refieren a cuestiones de política general y han alcanzado una madurez suficiente para que su publicación constituya una verdadera contribución a la conciencia de la clase obrera; (-) el lugar que se dé a estos debates no debe poner en tela de juicio el equilibrio general de las publicaciones; (-) es la organización en su conjunto la que decide y se hace cargo de esta publicación según los criterios válidos para la publicación de cualquier artículo en la prensa: cualidades de claridad y forma editorial, interés que presentan para la clase obrera. Por consiguiente, debe proscribirse la publicación de textos por iniciativa "privada" de miembros de la organización a espaldas de los órganos previstos a tal efecto. De la misma manera, no existe un "derecho" formal para nadie en la organización (individuo o tendencia) a que se publique un texto si los órganos responsables de las publicaciones no ven la utilidad u oportunidad del mismo" (Informe sobre la estructura y el funcionamiento de la organización revolucionaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria )

[16] próximamente publicaremos el informe sobre el curso histórico aprobado por el congreso

[17] Conferencia internacional extraordinaria de la CCI: la "noticia" de nuestra desaparición es un tanto exagerada https://es.internationalism.org/content/4042/conferencia-internacional-extraordinaria-de-la-cci-la-noticia-de-nuestra-desaparicion

[18] Ver Las pretendidas escisiones de la Internacional, informe del Congreso de La Haya (1872) https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/lpee72s.htm e igualmente Cuestiones de organización, III - El Congreso de La Haya en 1872 - La lucha contra el parasitismo político https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/1767/cuestiones-de-organizacion-iii-el-congreso-de-la-haya-en-1872-la-l

[19] Ver Nuevo Curso y una "Izquierda Comunista Española" ¿De dónde viene la Izquierda Comunista? https://es.internationalism.org/content/4460/nuevo-curso-y-una-izquierda-comunista-espanola-de-donde-viene-la-izquierda-comunista y Defensa del medio político proletario: ¿Quién es quién en Nuevo Curso? https://es.internationalism.org/content/4519/defensa-del-medio-politico-proletario-quien-es-quien-en-nuevo-curso

Vida de la CCI: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

desarrollo de la conciencia y la organización proletaria: