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¿Acaso vivimos en una isla aislada del mercado mundial? ¡No! Los síntomas de una nueva enfermedad del capitalismo mundial aparecen: deudas gigantes de los Estados nacionales; depredación cada vez más feroz sobre la naturaleza que amenaza la propia supervivencia de la especie; condiciones cada vez más precarias de los trabajadores, sean del capital nacional o transnacional; descomposición social cada vez más acentuada, barrios obreros que se pudren en la violencia, los síntomas son claros: el capitalismo en decadencia han entrado en una nueva fase, la de descomposición.
¡La lucha de los trabajadores es una lucha en contra del capital! En el mundo aparecen huelgas contra las medidas de austeridad de los Estados, en Francia el gobierno de Macron impulsó una reformas a los trabajadores ferroviarios que desató una serie de huelgas “intermitentes”– controladas por los sindicatos, en Nicaragua la carnicería contra la clase obrera y sus familias se desató luego de que se aprobara, en abril de este año, la Ley de Seguridad Social que buscó que la crisis la pagaran los trabajos y pensionados, en Argentina el gobierno de Macri, de la misma forma que en Costa Rica, impulsa un paquete de ajuste fiscal que ha desatado el descontento social. El mundo siente crecer una nueva crisis del capitalismo mundial que busca que la crisis la pague el proletariado. ¡Es un mito que la crisis sea nacional! ¡Es el capitalismo en todo el mundo y ningún país se libra!
Luego de un largo periodo de inactividad, luego de 11 años, el proletariado costarricense ha salido a las calles a protestar por estos ataques del Capital. Sin embargo… han salido como abanderados de los sindicatos. La izquierda del Capital, el NPS, el PT, entre otros, ya insertos en estas estructuras sindicales, controlan todo, llevan a sus “líderes”, a los “especialistas” en política, a la “vanguardia”: ¡el proletariado debe de aprender a luchar por sus propios medios! La autoorganización al margen de los sindicatos, con la emergencia de una serie de comités independientes, fue uno de los puntos más altos de las luchas contra el TLC, luchas que fueron llevadas a los terrenos de la burguesía por… ¡LOS SINDICATOS!
En el capitalismo ascendente, cuando aún desarrollaba sus fuerzas productivas, los sindicatos cumplieron una función importante: la de arrancar de manera duradera mejoras reales a sus condiciones de vida. Con la entrada del capitalismo en su fase de decadencia los sindicatos cumplen una función vital para el Estado: están integrados en él, controlan, encuadran y frenan la lucha al ahogar cualquier impulso desde las bases por una lucha independiente.
¿Cómo luchar al margen de los “jefes” sindicalista o izquierdistas? ¡La izquierda del Capital no quiere saber nada de los Consejos Obreros! Luego de que aparecieran de manera embrionaria en la Comuna de París (1871) y de manera más desarrollada en Rusia (1905 y 1917), el proletariado mundial descubrió su forma de organización revolucionaria: los Consejos Obreros. En el caso ruso, su formación estuvo precedida de múltiples huelgas masivas dónde el proletariado, de manera creativa, creó organismos de lucha al margen del control de los sindicatos, y con mecanismos totalmente nuevos: Asambleas Generales que eligen comités revocables en todo momento, integrada por trabajadores, campesinos e estudiantes, etc. ¿Acaso se puede evolucionar a una organización de este tipo delegando – como lo hacen los “ciudadanos” cada cuatro años – el poder a los especialistas en política? ¡No!
Es necesario que el proletariado construya su propia experiencia en la lucha, que esta huelga sea un primer paso para crear condiciones para la emergencia de Consejos Obreros, la esperanza está en la creatividad de los sectores de proletariado que se podría integrar a la lucha al margen de los sindicatos. ¡Es necesario confiar en las capacidades creativas de nuestra clase! No tenemos que olvidar que el Estado utiliza con la mano izquierda a los sindicatos, y con la derecha las fuerzas represivas del estado: ¡LA POLICÍA! Ella no tiene nada que ver con el proletariado, el hecho de ser asalariados no los convierte en parte de nuestra clase: ¡son los defensores del Estado y del capital! El Estado costarricense vende la idea de su supuesto proceder “demócrata” pero no ha dudado en reprimir. Ya tenemos un muerto, y se avecinan luchas violentas en las próximas semanas que podrían agregar más. El director de policía Michael Soto ha sido claro: “tomaremos decisiones más radicales”. En estas épocas de represión masiva del Estado tiene que ser un terreno donde se forme una tradición de lucha revolucionaria. No tenemos nada que envidiar a la represión que se da en Nicaragua, ¡la policía jamás será “amiga” del proletariado!, ¡son los gendarmes del capital!
Las luchas deben de evolucionar a una mayor independencia organizativa, aunque el poder de los sindicatos costarricenses parece ahogar cualquier intento en ese sentido. Toda su agenda se basa en una “negociación” –como es de costumbre – con el Estado, aunque aún no se ha llegado a este estadio. Son “soluciones” paliativas para un sistema moribundo. Es necesario darle un sentido internacional a esta lucha, pertenecemos a una clase mundial, ¿cómo no ver lo que está pasando en el mundo y pensar que lo que pasa en nuestro país no tiene nada que ver con eso? ¡La crisis es del capitalismo en decadencia y en descomposición!
En las movilizaciones han aparecido banderas costarricenses. ¿Es que el interés de los trabajadores cabría dentro de la bandera de Costa Rica? ¿Es que el interés de los trabajadores coincide con el interés nacional? Rotundamente respondemos NO. El interés de los trabajadores, de la clase obrera, es la defensa de sus necesidades humanas (alimentarse, vestirse, vivienda, el porvenir de los hijos etc.) frente a los intereses del capital. El capital se agrupa en Estados – nación, la nación es la finca privada del conjunto de los capitalistas de un país. Hay una única manera de pagar la Deuda, de aumentar las ganancias de los capitalistas, de ser más competitivos en el mercado mundial: imponer más y más sacrificios a los trabajadores, incrementar la miseria, hacer más inhumanas las condiciones de trabajo y vida. El interés nacional es antagónico con el interés de los trabajadores. Estos solo pueden salvarse luchando contra el interés nacional del capital y buscando la solidaridad y la unidad internacional de la clase obrera.
Es necesario trabajar para ir logrando un cambio en las relaciones de fuerzas que nos enrumbe a el mayor de nuestros objetivos: ¡la caída del capitalismo! Esta es la única solución definitiva a nuestra miseria, y solo se puede hacer por nuestros propios medios, luchando, aprendiendo en los enfrentamientos, y sobre todo, impulsando medios organizativos totalmente nuevos que nos permitan una mayor autonomía, y sobre todo, una perspectiva internacionalista.
¡El ataque contra el proletariado es un ataque del capitalismo y tiene un sentido mundial!
¡Tenemos que aprender creativamente a luchar al margen de los sindicatos!
Simpatizantes de la CCI
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Ciertamente no es la primera vez que la burguesía italiana experimenta una grave crisis en su aparato político que repercute en su capacidad para formar un gobierno, como por ejemplo para integrar el gobierno de Monti en 2011 y el gobierno de Letta en 2013, que duraría sólo 10 meses. Sin embargo, la problemática gestación del gobierno de coalición de la Liga-5 Estrellas ha adquirido una dimensión política y un significado particularmente graves que podrían incluso generar una crisis constitucional, con la amenaza de una demanda de destitución por parte del Jefe de Estado del Movimiento 5 Estrellas (M5S) y de los Hermanos de Italia.
Tras una campaña electoral caracterizada por una confrontación muy dura entre las fuerzas políticas implicadas, en la que cada uno dijo que nunca aceptaría gobernar con los otros, donde florecieron las promesas más audaces que se hacen en nombre de la "defensa de la familia, de los precarios, de los jóvenes", el resultado electoral fue el triunfo del populismo, pero sin una clara mayoría de gobierno y una serie de vetos cruzados (la Liga contra el Partido Demócrata (DP), el DP contra la Liga, el M5S contra Berlusconi, etc.). Tras varios intentos del Presidente de la República, Sergio Mattarella, de distinguir, rechazar, retroceder y negociar con las partes interesadas, finalmente fue posible llegar a un acuerdo para formar un gobierno evitando el espectro de una vuelta inmediata a las urnas, que habría sido otro problema para la burguesía italiana, tanto porque habría prolongado la situación de gran inestabilidad con importantes repercusiones económicas, como porque el resultado de este nuevo voto ciertamente no era predecible y sólo podía posponer el problema. ¿Cómo explica esta tormenta?
Un primer problema importante es que la burguesía se enfrenta a nivel internacional con el desarrollo del populismo y su peso, así como con los efectos de la descomposición, en los partidos políticos con tendencia dominante al "cada uno por su cuenta"[1]. Como ya hemos argumentado en otros textos[2], este desarrollo es la consecuencia de la actual fase histórica. Grandes sectores de la población, especialmente el proletariado, experimentan a diario los efectos de la crisis cada vez más grave: el aumento de la inestabilidad económica, la profundización de la precariedad y la inseguridad social, cuyas causas son extremadamente difíciles de entender. Esto genera mucha rabia pero también una profunda pérdida de puntos de referencia, un sentimiento de impotencia y un miedo a todo lo que parece poner aún más en peligro su situación presente y futura. Además, los partidos "históricos", que por su experiencia política representaban para la burguesía un instrumento esencial para desviar y contener el descontento en el juego de la alternancia democrática, han sufrido una fuerte erosión de su credibilidad. En particular, los partidos socialdemócratas, considerados históricamente como los defensores de los trabajadores, han tenido que asumir por mucho tiempo todas las medidas y reformas económicas que han degradado seriamente la situación de la clase obrera, revelando así su carácter anti proletario.
Como dijimos s propósito de la victoria del Brexit, "el populismo no es otro actor en los juegos entre los partidos de izquierda y derecha; existe por el descontento generalizado que no encuentra forma de expresarse. Está enteramente en el terreno político de la burguesía, pero se basa en la oposición a las élites y el establishment, en la aversión a la inmigración, en la desconfianza hacia las promesas de la izquierda y la austeridad de la derecha que expresan una pérdida de confianza en las instituciones de la sociedad capitalista, pero no ven, por el momento, la alternativa revolucionaria de la clase obrera"[3].
Desde este punto de vista, estas fuerzas, hasta cierto punto, también pueden hacer un servicio útil a la burguesía porque canalizan la ira y la desconfianza en el campo democrático e institucional. Como ha dicho Di Maio estos días, fue el M5S el que trajo de vuelta al campo de la protesta democrática y a votar a la mayoría de los que se distanciaban de él porque estaban disgustados, desilusionados y enojados con la clase política y las instituciones. Pero a diferencia de los partidos "históricos" de la burguesía (derecha e izquierda) que, a pesar de todo, conservan todavía un cierto sentido del Estado, la visión de las fuerzas populistas se traduce en políticas concretas que a menudo van en contra de los intereses globales de la burguesía nacional, tanto en la política económica e internacional como en la defensa ideológica de la democracia, y por lo tanto constituyen un peligro para la coherencia y los intereses políticos de la misma clase dominante.
La presencia del fenómeno populista y el descrédito de los partidos históricos explican también la creciente dificultad de la burguesía internacional y, en particular en Italia, de controlar el circo electoral y predecir su resultado. Esta imprevisibilidad se vio, por ejemplo, con el Partido Demócrata, donde Renzi, sobre la base del 40.8% obtenido en las elecciones de 2014, se abofeteó a sí mismo con el referéndum sobre la Constitución de 2016, que anticipó el colapso actual de su partido político. En el pasado, el electorado mantuvo una cierta lealtad a los partidos tradicionales porque también correspondía a "ideales políticos" y programas que, al menos en palabras, sugerían opciones diferentes. La derecha y la izquierda del capital expresaron diferentes opciones para la gestión de la sociedad; el votante, aunque críticamente, se identificaba con uno u otro de estos partidos. Hoy en día, esta distinción ya no existe porque la crisis económica no permite opciones alternativas globales. Cualquier partido o coalición en el poder sólo puede llevar a cabo una política de empobrecimiento para la gran mayoría de la población, y no puede luchar contra el deterioro de las condiciones de vida en otros niveles (precariedad, inseguridad social, degradación del medio ambiente, etc.). Se vota, por tanto, a la fuerza política que, en ese momento, parece ser la "menos peor", la que tal vez, no parece hacer tantas promesas falsas o la que más responde a sus dudas. No es casualidad que el caballo de batalla electoral ganador del M5S fuera el "ingreso mínimo de ciudadanía" y la promesa de reducir el coste de la vida, especialmente en el sur de Italia, donde la pobreza, la precariedad y la falta de perspectivas pesan mucho en la vida cotidiana de la mayoría de la población. Para la Liga, sin embargo, es la seguridad, con la expulsión de inmigrantes y más policías en las calles, el derecho a la autodefensa y a un impuesto único lo que beneficia a los pequeños y medianos empresarios particularmente presentes en el Norte.
Recientemente hemos visto un fenómeno similar con las dificultades de la burguesía inglesa para manejar los efectos de Brexit, la burguesía norteamericana para contener las políticas irresponsables de Trump, la burguesía alemana para formar un gobierno de coalición que, aunque debe incluir a la CSU antieuropea, mantendría una política interna e internacional en línea con los intereses del estado alemán. Sólo en Francia, ante el peligro de una posible victoria de Marine Le Pen, la burguesía pudo encontrar la solución Macron que aseguraba la continuidad de las opciones políticas nacionales e internacionales y que, al mismo tiempo, se presentaba como una "renovación", "ni de derechas ni de izquierdas", respondiendo así a la desconfianza y al descontento crecientes.
Esto también explica por qué, en comparación con las elecciones en Italia (en la fase preelectoral y durante la crisis política), había una gran preocupación (especialmente por parte de los países europeos) y toda la presión de personalidades influyentes de la UE y del mundo empresarial, sobre el hecho de que, sea cual sea la composición del nuevo gobierno, esto no debería poner en tela de juicio los resultados obtenidos por Italia gracias a las reformas aplicadas en los últimos años, con la firme recomendación de no cambiar el rumbo hacia políticas imprudentes e irresponsables para el capital italiano que crearían inestabilidad internacional.
Veamos ahora más de cerca la situación italiana para comprender una serie de pasos importantes en la política de la burguesía nacional. Por ejemplo, ¿por qué el Presidente de la República, Mattarella, se negó a firmar el nombramiento de Savona como Ministro de Economía? ¿Por qué esta feroz lucha por un nombramiento? En realidad, Mattarella, que representa la parte más responsable de la burguesía nacional con una visión más amplia y de largo plazo de los intereses del capital nacional y los instrumentos necesarios para defenderlos, se encontró en una situación caracterizada por:
- el triunfo electoral de dos fuerzas que, aunque de manera diferente, son la expresión de un populismo caracterizado por una fuerte irresponsabilidad asociada a la ausencia de experiencia y profundidad política. El M5S nacido con el eslogan "¡Jódete!" dirigido contra "las castas parlamentarias bufones y malversadores", una vez en el parlamento tuvo que asumir un papel más moderado e institucional, pero sigue siendo una fuerza totalmente carente de experiencia en la gestión estatal y fuertemente caracterizada por una política que se basa en los estados de ánimo viscerales inmediatos del "pueblo" para ampliar su consenso y acceder a cotos de poder. Esto significa que se trata de una fuerza oscilante, en la que es difícil confiar en una situación que requiere rigor y responsabilidad mediante la adopción de medidas drásticas e impopulares. Después de todo, basta con ver la reacción infantil e irresponsable de Di Maio y Di Battista (en buena compañía con Meloni) inmediatamente después del rechazo de Mattarella a su propuesta de gobierno. Las repetidas amenazas de reprobación expresadas en varias entrevistas y en la reunión de Nápoles, así como las declaraciones de la Liga a través de la boca de Salvini, han alimentado en la web un clima de ataque contra las instituciones y en particular contra Mattarella, el más alto cargo del Estado. Por último, a pesar de las garantías actuales, el M5S siempre se ha opuesto a la interferencia de la UE en la política económica de Italia y está a favor del retorno a la moneda nacional.
La Liga, que ya ha asumido responsabilidades gubernamentales con Bossi en el pasado, se presenta como menos versátil y más coherente y (después de haber abandonado su carácter regionalista) se presenta como una fuerza nacional. Sin embargo, sigue siendo una fuerza con una fuerte connotación antieuropea ("Italia no debe ser controlada por Alemania"), rusa y xenófoba ("si yo fuera al gobierno, empezaría con un gran barrido, establecería reglas para armar y proteger las fronteras desde los Alpes hasta Sicilia")[4].
Estos dos partidos podrían poner en tela de juicio la elección de Italia de alianzas imperialistas, ambas más o menos explícitamente a favor de una "apertura" hacia Rusia;
- un programa de gobierno (el del contrato de gobierno del M5S y de la Liga) que, tras un torrente de palabras, esconde una incoherencia total en algunas opciones cruciales de la política económica, como el empleo, mientras que en otras, propone medidas como el ingreso de los ciudadanos, el impuesto único y la abolición de la reforma Fornero sobre las pensiones, abolición que no sólo no cuenta con financiación presupuestaria, sino que pone en entredicho peligrosamente los resultados pobres pero positivos desde el punto de vista de los intereses del capital italiano obtenidos por el Estado en los últimos años. Este contrato, por otra parte, estaba asociado a un Ministro de Economía, Savona, que, aunque asegura hoy que no quiere proponer una salida inmediata de la UE, es un declarado antieuropeo y sin duda podría haber aplicado su política con problemas obvios para el Estado italiano dentro de la Unión;
- un aparato político muy desacreditado (el Partido Democrático y Forza Italia de Silvio Berlusconi, esta última fracción de centroderecha que sólo ha ganado poder en el pasado como miembro de una coalición con la Liga y los Hermanos Italianos), incapaz de construir una alternativa real a las fuerzas populistas, también porque está desgarrado por enfrentamientos y divisiones internas.
Todo ello en un contexto en el que, más allá de las bellas frases sobre la "defensa de los intereses de los italianos", todo el mundo ha intentado defender sus propios intereses, mantener y reforzar el lugar obtenido en la escena política en detrimento de los demás. Por ejemplo, en el caso de la negativa del DP a aceptar al M5S, lo que probablemente le habría desacreditado aún más, o la Liga, que jugó con descaro a favor de su éxito electoral tanto en la negociación con el M5S como dentro de la coalición de centroderecha.
Teniendo en cuenta este marco y la prioridad absoluta del Estado italiano de garantizar una estabilidad relativa en su presupuesto, su capacidad de negociación en el seno de la UE y su respeto por las alianzas imperialistas actuales, está claro que la estructura de gobierno planeada causó gran preocupación a la clase dominante. De ahí el veto al nombramiento de Savona impuesto por Mattarella, que cumplió plenamente el papel conferido por la Constitución al Presidente de la República como garante de la defensa de los intereses nacionales. De hecho, Di Maio tiene razón cuando, en la reunión de Fiumicino, dijo: "En este país, puedes ser un criminal condenado, un evasor de impuestos condenado,... puedes haber cometido crímenes contra la administración pública, puedes ser una persona investigada por corrupción y convertirte en ministro. Pero si has criticado a Europa, ni siquiera puedes permitirte el lujo de ser Ministro de Economía”. De hecho, así es como funciona porque, contrariamente a lo que él, Grillo, Salvini, Meloni, Travaglio y otros quieren hacernos creer, la Constitución italiana, y la de cualquier otro Estado, no es más que un instrumento en manos de la clase dominante para controlar y gestionar su dominio sobre la sociedad de la mejor manera posible, en un marco democrático, para salvaguardar el capital nacional en el plano económico y político a escala internacional.
Sin embargo, la burguesía, ya sea en Italia, Alemania, Gran Bretaña o Estados Unidos, también tiene otro problema: no puede excluir de la formación del gobierno a las fuerzas populistas que ganan las elecciones porque eso demolería toda la mistificación democrática que constituye el arma más poderosa de su dominación. De ahí la tendencia extremadamente cautelosa, paciente y expectante de Mattarella en su intento de formar un gobierno lo más fiable posible, como Angela Merkel intentó hacer en Alemania. El problema adicional que plantea la situación actual en Italia es que no ha habido aquí la posibilidad de unir a Salvini y Di Maio con una tercera fuerza a desplegar. No es casualidad que el primer intento de Mattarella fuera tratar de formar todo un gobierno de centro-derecha con el M5S y por lo tanto con la presencia de Forza Italia, porque, a pesar de todo el descrédito que sufrió Berlusconi, en su experiencia de gobierno, sin embargo mostró lealtad a la OTAN y a la UE, lo que en el gobierno habría dado un poco más de garantías a la burguesía.
El gobierno de Conte, finalmente formado, conserva toda su naturaleza problemática y tendrá que ser manejado. Pero la firmeza de Mattarella sobre el Ministerio de Economía y el papel institucional del Presidente de la República al menos obligó al M5S y a la Liga a retroceder en sus anteriores actitudes irresponsables de protesta y a expresar su opinión explícita sobre la posición de Italia a nivel internacional.
Como ya hemos dicho, el programa de este nuevo gobierno no tiene nada que mejorar en una situación en la que el aumento de la pobreza y la precariedad, la falta de perspectivas y la degradación social son experimentadas dramáticamente por la abrumadora mayoría de los explotados que ya no pueden ni siquiera vender lo único que tienen, su mano de obra, o si tienen un trabajo, es sólo en condiciones de esclavitud que a menudo ni siquiera permiten la supervivencia. Las principales medidas prometidas serían el "ingreso de los ciudadanos" y el impuesto único. La primera, ya ampliamente redimensionada con respecto a las promesas preelectorales implica unas condiciones de chantaje crecientes: o aceptas cualquier tipo de trabajo con cualquier salario, o no tendrás nada más. De hecho, eso significa que tienes que vivir con 780 euros al mes, una cifra que ni siquiera cubre el coste del alquiler y un techo sobre tu cabeza. El impuesto a la vivienda, por su parte, no quita nada y no añade nada para los ingresos bajos, pero permite un montón de ahorros para los ingresos altos. Paradójicamente, favorece a varios empresarios del tipo Berlusconi, y no a los ingresos salariales. Es cierto que, a juzgar por los primeros pasos del gobierno de Conte, la consolidación de las cuentas públicas y de las políticas internacionales sólo puede hacerse a expensas de los trabajadores que son los productores de la riqueza nacional.
Sin embargo, el efecto más grande sobre el proletariado de toda esta farsa electoral y los acontecimientos recientes es a nivel ideológico.
No cabe duda de que los acontecimientos de los últimos meses han causado incredulidad y confusión, pero también han desacreditado y eliminado las ilusiones hacia una clase política dividida, vacilante en sus opciones políticas e incapaz de hacer frente a una situación trágica. Tampoco hay duda de que esto da lugar a una reflexión, a preguntas y a un intento de entender las razones de todo esto, más allá de la contingencia de la formación de este gobierno. Pero este proceso de reflexión se ve obstaculizado y desviado por toda una serie de mistificaciones utilizadas en particular por la Liga y el M5S que empujan a los proletarios a buscar la razón de su sufrimiento en tal o cual mal particular, tal o cual institución, pero nunca en el sistema económico capitalista que, basado en la explotación, la competencia, la lucha entre estados-nación, sólo puede favorecer a una pequeña minoría dominante en detrimento del resto de la humanidad. Así, los refugiados, los inmigrantes, se convierten en chivos expiatorios, en "invasores" contra los que habría que protegerse, la dependencia de Alemania asumiría la responsabilidad de unos impuestos abrumadores, la inundación de las rentas vitalicias y de los cuerpos policiacos, sería lo que provocaría la pérdida de puestos de trabajo, lo que obligaría a la gente a vivir con salarios miserables y privaría a la nueva generación de cualquier posibilidad de una vida decente.
Sin embargo, las mistificaciones más perjudiciales que han recuperado toda su fuerza en el último mes son la defensa de la democracia y el nacionalismo. El No a Savona de Mattarella desató un resonante coro del M5S, de la Liga, de los Hermanos italianos y de toda una serie de representantes de los medios de comunicación como Travaglio, según el cual la democracia sería pisoteada, queriendo impedir que gobernaran los partidos libremente elegidos por el "pueblo soberano". Por esta razón, Mattarella y sus compañeros serían títeres bajo las órdenes de otras naciones que quieren dictar su ley al "pueblo" italiano.
Esta campaña tuvo cierto eco en la población y también en el proletariado, provocando una división entre dos bandos opuestos: entre los que defendían las instituciones (representadas por Mattarella en este caso) y los que defendían la soberanía del "pueblo italiano" contra la injerencia de estados extranjeros. Esta oposición es sólo aparente, porque la idea que une las dos posiciones es la defensa del Estado democrático como expresión de los intereses de los "ciudadanos" de una nación determinada que deciden su propio destino mediante el voto.
Pero es precisamente el peso de esta mistificación lo que impide que la clase obrera tome conciencia de la naturaleza fundamental de este sistema y de sus aparatos. La democracia lleva consigo la idea de que la base de la sociedad no son las clases sino el individuo y que el individuo, como "ciudadano", sólo puede actuar delegando en un grupo más amplio (partido, sindicato o institución) la defensa de sus intereses. Esto es lo que lleva a millones de proletarios a votar, a creer que tal o cual partido puede cambiar algo, a pesar de la creciente desilusión y desprecio hacia los partidos, a pesar de la cólera por las condiciones de vida impuestas y la conciencia de que la propia dignidad del ser humano es pisoteada en esta sociedad. El nacionalismo refuerza esta idea al presentarse como la única esfera de defensa del individuo como parte de un todo nacional, donde nuestros intereses como explotados podrían encontrar un compromiso con los que nos explotan y oprimen, para salvaguardar un mínimo de seguridad contra un enemigo común que podría ponerlo en tela de juicio (ya sea la interferencia de otras potencias o la afluencia de inmigrantes). Esto refuerza aún más la dificultad del proletariado para concebirse a sí mismo como parte de una clase con intereses distintos al resto de la sociedad, una clase mundial en la que millones de trabajadores están en la misma posición y deben defenderse contra los mismos ataques del capital, ya sea en Italia, Alemania, China o Estados Unidos. Por lo tanto, los dos aspectos de esta mistificación tienden a mantener a los trabajadores vinculados al Estado y a sus instituciones pero, sobre todo, dificultan la toma de conciencia de la clase como fuerza social colectiva que no sólo puede defenderse realmente, sino también cambiar la sociedad de manera concreta y radical.
El populismo alimenta fuertemente estas mistificaciones, que son las principales armas de la dominación burguesa. Sólo redescubriendo esta identidad de clase, de una clase explotada y revolucionaria, el proletariado podrá enfrentarse a la trampa de la democracia, de la ideología populista y, sobre todo, luchar desde la raíz contra el sistema capitalista y sus consecuencias perjudiciales para la humanidad.
Tomado de Rivoluzione Internazionale, órgano de la CCI en Italia, 13 de junio de 2018
[1] Véanse nuestras Tesis sobre la descomposición, última fase de la decadencia capitalista, escritas en mayo de 1990 y reeditadas en la Revista Internacional Nº 107. /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [7]
[2] Contribución sobre el problema del populismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201610/4178/contribucion-sobre-el-problema-del-populismo-junio-de-2016 [8] y Resolución sobre la situación internacional del 22º Congreso de la CCI, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201711/4256/22-congreso-de-la-cci-resolucion-sobre-la-situacion-internacional [9]
[3] Las crecientes dificultades para la burguesía y la clase obrera, Revolución Internacional No. 459
[4] Entrevista con Salvini di Fatti y Misfatti el 29 de enero de 2018
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Un malestar se viene manifestando en diferentes países del mundo y categóricamente no se debe al fenómeno migratorio. Nadie es originario de ningún lado, la humanidad, desde sus orígenes es migrante, aunque las razones por las que ha inmigrado, efectivamente son distintas en cada época y por tal motivo, lo que hoy viven miles de familias venezolanas, sirias, nicaragüenses, de medio oriente, son las repercusiones de la descomposición del sistema capitalista a nivel mundial que la burguesía en su conjunto es incapaz de detener, y por tal motivo, los estados corroídos, más bien lo usan para azuzar el odio, la prepotencia, la xenofobia, el nacionalismo[1]. Incluso hablan de democracia cuando esta forma ideológica, igual que las demás categorías burguesas, se han prostituido sin precedentes en la historia humana. El humanismo del cual, uno que otro gobierno intenta esgrimir en Colombia, Alemania, Ecuador, Francia Perú, etc., frente a los migrantes, es falso, tan falso como el discurso ideológico que sostiene la burguesía de cualquier tiente, que Venezuela o Nicaragua están como están por los efectos de una supuesta dictadura o de un supuesto “socialismo” que en esos países se lleva a cabo, en estos dos países, se ejecuta la peor forma de capitalismo de estado que no difiere del capitalismo de estado de derecha o populista en Estados Unidos, Europa o China[2].
Venezuela y Nicaragua, son las expresiones más desastrosas de la burguesía y un claro reflejo de lo que podría ocurrir en el conjunto de la humanidad si la descomposición se acelera sin que nadie la detenga. En las décadas de los 70 y de los 80 del siglo XX, la migración de argentinos, chilenos, uruguayos, colombianos y centroamericanos, fue el producto de los síntomas de la descomposición con dictaduras sanguinarias como la de Pinochet, por ejemplo o de guerras civiles como ocurrió en Colombia y Centro América, pero hoy, la inmigración de venezolanos o de Medio Oriente, se debe a tres factores escalofriantes de la descomposición: el hambre, la inseguridad y las enfermedades.
La indolencia de la burguesía cada vez con su apuesta al sálvese quien pueda, expresa claramente que el capitalismo no tiene porvenir para la humanidad y esa es la razón para no intervenir con el Estado venezolano, ni tampoco implementar ningún tipo de contingencia con la cantidad de inmigrantes que cada día salen de Venezuela, Medio Oriente o Nicaragua. Ningún Estado ha intervenido sensatamente frente a este fenómeno, más que para sacar tajadas electorales o aprovecharse de la mano de obra barata con un falso humanismo, y con una clase obrera debilitada, se está volviendo caldo de cultivo el odio, el nacionalismo, la acusación, de que los migrantes son un peligro, una amenaza para un sistema, que hemos repetido varias veces, que está en completa descomposición.
Ante este siniestro panorama, tanto los trabajadores de los países sudamericanos, europeos, norteamericanos, asiáticos, no pueden caer en la trampa del sálvese quien pueda y para ello, habremos de denunciar que todos los Estados del mundo tienen la tendencia a la descomposición, cuya crudeza, por el momento se expresa de manera significativa en Venezuela. La clase obrera mundial, es la única que podría detener la descomposición capitalista y por esa razón, el primer acto genuino, propio del proletariado, es la solidaridad, el trabajo asociado y la organización independiente. En este terreno fangoso de la descomposición, el proletariado tiene que recuperarse, y lo hará porque es la única clase antagónica de la sociedad capitalista, sin embargo, para cambiar el curso de la historia, no sólo será suficiente querer, sino estar convencida que puede cambiar el curso de la historia como el proletariado mundial de inicios del siglo XX que detuvo la Primera Guerra Mundial y sobre ella, la Revolución Rusa de 1917, pero para ello tuvo que aprender que el Estado, la democracia, el parlamentarismo, el sindicalismo, no servían para transformar la realidad burguesa de ese entonces, de igual modo, para confrontar la descomposición capitalista en todos los países, no podrá hacer uso de esas formas prostituidas de la burguesía, para ello debe debatir y organizarse como clase independiente y de ese modo, dar con su propio programa histórico: la construcción de una comunidad humana mundial, sin estados, sin clases sociales, sin explotación, sin guerras.
En cualquier parte del mundo, dos o más hermanos proletarios que se junten a discutir los problemas de su clase, es un avance significativo para las perspectivas de la humanidad.
¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES UNÍOS!
Internacionalismo Perú, Venezuela, Ecuador y Núcleo de Brasil, secciones de la Corrientes Comunista Internacional.
[1] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [7]
[2] Para la CCI, siguiendo los aportes de la Izquierda Comunista, la tendencia al capitalismo de Estado es una tendencia universal que se impone en todos los países, se proclamen “comunistas” o “liberales”. Ver los puntos IV y V de nuestra Plataforma Política. https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [13]
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La lucha de la clase obrera no es únicamente económica, es también, como decía Engels, política y teórica, y, podríamos añadir, cultural y organizativa. Los frutos de su lucha no son pues, únicamente económicos, mejora de las condiciones de vida, sino que son igualmente políticos, organizativos etc. La contribución a la renovación de las organizaciones políticas proletarias es un fruto muy importante de las luchas obreras.
La Izquierda Comunista fue la primera, ya desde 1919, en combatir la degeneración de la Internacional Comunista y lo hizo con determinación, conciencia crítica y fuerza teórica. A diferencia de la Oposición de Izquierdas de Trotski no se limitó a una simple resistencia a ese proceso, sino que buscó sacar lecciones en profundidad, comprender las causas de la derrota y la degeneración, ver las perspectivas que se desgajaban de la nueva época abierta tras el fin de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23. Hizo un trabajo de Fracción[1], lo que consistió en someter a la crítica los 4 primeros congresos de la Tercera Internacional, no dudando en rechazar posiciones erróneas u oportunistas que esta adoptó. Entre las primeras la cuestión nacional, parlamentaria o sindical; respecto de las segundas el Frente Único, los Gobiernos Obreros etc. En esto marcaba una clara diferencia de clase respecto a la Oposición de Izquierdas que aceptaba acríticamente las resoluciones de los 4 primeros congresos[2].
Sin embargo, la Izquierda Comunista estaba en una situación de gran debilidad al principio de los años 60. Uno de sus componentes, lo que se ha dado en llamar el “bordiguismo”, había caído en un sectarismo demoledor dividiéndose en numerosas sectas cada cual reclamando ser “el auténtico partido comunista internacional”, llegó a haber ¡hasta 6 partidos comunistas internacionales! Por su parte, la corriente de Battaglia Communista daba bandazos hacia un lado u otro, manifestando un oportunismo congénito. En fin, los grupos consejistas habían caído en el anarquismo, visiones obreristas, degenerando cada vez más en posiciones burguesas, como, por ejemplo, apoyando la liberación nacional[3].
Se trataba de un panorama desolador que podía significar la pérdida para el proletariado de la única corriente que había logrado mantener sus posiciones de clase. La constitución de Internacionalismo en Venezuela en 1964 fue la primera respuesta a esa amenaza. Bajo el impulso del camarada MC[4], este grupo formado por elementos muy jóvenes recuperó el legado de Bilan e Internationalisme, los exponentes más claros y avanzados de la Izquierda Comunista[5].
Internacionalismo luchó sin cuartel contra los engaños de la “liberación nacional” que entonces estaban muy de moda en todo el mundo y particularmente en Sudamérica donde proliferaban los grupos guerrilleros “guevaristas”. También desarrolló una discusión internacional participando en la Conferencia de Detroit de 1965 donde asistieron grupos consejistas alrededor de Paul Mattick y a la que sometió unas Tesis contra la liberación nacional. También mantuvo en Europa discusión “con toda una serie de grupos que se basaban en posiciones de clase tales como Fomento Obrero Revolucionario de España, el Partito Comunista Internazionalista - Battaglia Comunista- y el PCI - Programa Comunista - de Italia, y el Groupe de Liaison pour l' Action des Travailieurs (GLAT), Informations et Correspondances Ouvrieres (ICO), Pouvoir Ouvrier de Francia y también con algunos elementos de la Izquierda holandesa”[6]. En 1967 MC y otros miembros de Internacionalismo realizaron una gira por Europa discutiendo con Munís[7], con Battaglia Communista y con nuevos elementos que se preocupaban de buscar una posición revolucionaria.
Esta intensa labor de contactos y discusiones internacionales contribuyó a que lentamente se fuera formando un medio internacional interesado en las posiciones de la Izquierda Comunista, a la vez que implicado en la agitación social que iba ganando países como Francia, Alemania, el propio Estados Unidos etc.
En enero de 1968, Internacionalismo escribió “No somos profetas y no pretendemos tampoco predecir cuándo y cómo se desarrollarán los acontecimientos en el futuro. Pero lo que sí es evidente y cierto es que el proceso en el cual comienza hoy a hundirse el capitalismo no puede detenerse y conduce directamente a la crisis. Igualmente, somos conscientes de que el desarrollo de la combatividad de clase del que empezamos a ser testigos hoy conducirá el proletariado a una lucha sangrienta y directa por la destrucción del Estado burgués”.
Dio plenamente en el clavo. Por un lado, el periodo de prosperidad relativa que el capitalismo tuvo tras el fin de la Segunda Guerra Mundial tocaba a su fin y el capitalismo se deslizaba hacia una crisis prolongada de la cual hoy continua sin salir. Pero, de otro lado, las nuevas generaciones de la clase obrera comenzaban a romper con el tridente de la contrarrevolución (nazismo, estalinismo, democracia) que había paralizado a sus mayores.
Pero Internacionalismo fue consecuente con su análisis. Algunos de sus miembros, entre ellos el camarada MC, se trasladaron a Francia, donde la agitación obrera y estudiantil iba creciendo hasta desembocar en la gigantesca huelga de mayo 1968[8]. Los compañeros no solamente participaron en las luchas, sino igualmente impulsaron discusiones de fondo (sobre los Consejos Obreros, la huelga de masas, la experiencia rusa, la organización de los revolucionarios etc.) que en junio de 1968 cristalizaron en la fundación de Révolution Internationale, grupo que desde el primer momento se consagró a un triple trabajo:
En Révolution Internationale se aunaban los dos componentes indispensables que debe reunir toda organización revolucionaria del proletariado:
Sin menoscabar la importancia del trabajo teórico y de intervención en las luchas de la clase, queremos destacar las tareas de reagrupamiento y de polémica, por su importancia histórica cara al objetivo de la revitalización de la Izquierda Comunista.
Ambas son, en realidad, inseparables. El reagrupamiento necesita claridad, delimitación de posiciones, combate por conquistar la configuración teórica, programática y organizativa que realmente empuje la lucha del proletariado hacia su perspectiva revolucionaria. Y esa claridad requiere polémica, una polémica intransigente, respetuosa hacia los militantes, pero tajante y clara en las posiciones, actitudes y posturas. Sin esa polémica se naufraga en la confusión, el eclecticismo, los equívocos y ambigüedades que paralizan y llevan a caer en el terreno ideológico del capitalismo.
Así, Révolution Internationale participó en la Conferencia de Bruselas de 1969 propuesta por ICO[10], también militantes de dicho grupo encabezados por MC realizaron una gira por numerosos países europeos ese año. En 1970 volvió a participar en una conferencia de ICO y “a partir del 70, establecerá lazos más estrechos con dos grupos que van consiguiendo sobrevivir a la descomposición general de la corriente consejista que siguió a mayo del 68: la Organisation Conseilliste de Clermont-Ferrand y los Cahiers du Communisme de Conseil (Cuadernos del comunismo de consejos) de Marsella, tras un intento de discusión con el GLAT[11] que demostró que este grupo se alejaba cada vez más del marxismo. La discusión con aquellos dos grupos será, en cambio, de lo más fructífera y, al cabo de una serie de encuentros en los que se examinaron sistemáticamente las posiciones de base de la Izquierda comunista, dará lugar a la unificación en 1972 de Revolution Internationale, de la Organisation Conseilliste de Clermont y de los Cahiers du Commuunisme de Conseils de Marsella en torno a una Plataforma que recoge de manera más precisa y detallada la Declaración de Principios de RI de 1968”[12]
Al mismo tiempo, la publicación Révolution Internationale era una polémica incesante. En cada número aparecían artículos de críticas concretas, con fuerza teórica y precisión histórica, de las numerosas ideas, propuestas, tendencias etc., en general enormemente confusas, disgregadoras y capitulando ante ideologías burguesas y pequeño burguesas, que agitaban a numerosos compañeros en búsqueda, pero que, al mismo tiempo, sufrían de un ambiente histórico de terrible confusión fruto del peso de la contrarrevolución y de la acción de toda clase de grupos y grupúsculos maoístas, estalinistas, trotskistas, anarquistas, guevaristas etc., con los cuales la Izquierda y la Extrema Izquierda del capital trataba de sabotear la lucha y la toma de conciencia del proletariado.
Este combate permanente y este esfuerzo de reagrupamiento perseverantes fue cristalizando gradualmente un medio de debate internacional, una tendencia internacional que discutía con interés las posiciones de la Izquierda Comunista y trataba de dar respuesta a los problemas que se iban planteando en la situación mundial y en la experiencia de las luchas obreras.
Estos debates llevaron a la celebración de conferencias y encuentros internacionales en 1973 y 1974, en las cuales se discutió la naturaleza de la revolución rusa, el periodo de transición del capitalismo al comunismo, la cuestión de la organización etc. Está dinámica llevó a una convergencia cada vez más clara de grupos de Francia, Estados Unidos, Venezuela, Gran Bretaña, Bélgica etc. En la Conferencia Internacional de enero 1975 se tomó la decisión de constituir la Corriente Comunista Internacional cuyo primer congreso tuvo lugar un año después en enero de 1976.
La CCI se forjó sobre la base de la síntesis crítica de las aportaciones de las diferentes Izquierdas Comunistas existentes desde los años 20: italiana, francesa, holandesa, alemana, rusa… Era pues la expresión, no tanto de una Izquierda Comunista local, aún constreñida, pese a sus aportes indudables, por el estrecho marco nacional, sino de la Izquierda Comunista Internacional. En tal sentido era un paso adelante respecto a las experiencias pasadas, donde los grupos, pese a su vocación y definición internacionalista, estaban muy limitados por el marco nacional.
Pero, igualmente, la CCI significa una respuesta a una de las lecciones del fracaso de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23. La Internacional Comunista, el partido mundial del proletariado, se había constituido demasiado tarde, después de la revolución en Rusia y cuando el proletariado había sufrido una cruel derrota en Alemania enero 1919. Y una de las razones de la tardanza era que las Fracciones de Izquierda de la socialdemocracia (las corrientes bolcheviques, espartaquistas, tribunistas, abstencionistas etc.) habían luchado cada una en su país, con contactos y discusión internacional muy limitada y embrionaria. Este esfuerzo se había acelerado muy tardíamente, en 1915 con las conferencias de Zimmerwald y Kienthal dirigidas contra la guerra mundial imperialista.
El partido mundial solo podrá nacer con fuerza y coherencia si viene precedido de una larga y exhaustiva discusión internacional y de un trabajo organizado a escala internacional. De ahí que la CCI se constituyera como organización internacional centralizada y no como una federación de grupos nacionales. “el carácter unitario a nivel internacional es mucho más fuerte en la CCI porque, contrariamente a las primeras organizaciones nacidas en el período de decadencia (Internacional Comunista, Fracciones de Izquierda), no tiene ningún enlace orgánico con las organizaciones procedentes de la Segunda Internacional donde la estructuración por naciones estaba mucho más marcada. Por ello la CCI ha surgido desde el principio como organización internacional suscitando la aparición progresiva de secciones territoriales y no como resultado de un proceso de aproximación de organizaciones ya formadas a nivel nacional”[13]
En los artículos sucesivos: Diez años de la CCI, balance y perspectivas[14]; Construcción de la organización revolucionaria, 20 años de la CCI[15]; Treinta años de la CCI, apropiarse del pasado para construir el futuro[16]; Cuarenta años después de la fundación de la CCI, ¿qué balance y qué perspectivas para nuestra actividad?[17], hemos intentado realizar un balance crítico exhaustivo de nuestra trayectoria, a ellos nos remitimos para un análisis más detallado.
Sin embargo, quisiéramos destacar algunos de los rasgos más importantes de este balance:
Sin embargo, donde mayor ha sido el aporte de la CCI ha sido en el desarrollo teórico y práctico de la concepción marxista de la organización. Dado el peso de la ruptura orgánica con las organizaciones proletarias del pasado y de la falsificación brutal de las tradiciones y posiciones proletarias en la materia perpetrada por el estalinismo, de la nefasta influencia de las ideologías burguesas y pequeño burguesas -estimuladas por la descomposición- etc., la cuestión organizativa es más vital que en otras épocas del movimiento obrero, es sencillamente crucial. Sin esa concepción marxista de la organización es imposible una intervención en la clase, una elaboración teórica, un debate vivo, una preparación, en definitiva, de las bases del futuro partido de la revolución mundial.
Mientras que el bordiguismo ha caído en concepciones aberrantes que niegan lo más elemental del marxismo[19]; mientras los compañeros de la TCI desprecian esta cuestión considerándola puro idealismo; mientras el consejismo se abandona a una anarquismo, federalismo y afinitarismo destructivos, la CCI ha recuperado, en primer lugar, las lecciones más importantes en materia organizativa del movimiento obrero, especialmente las correspondientes al combate de la Primera Internacional contra la conspiración organizativa de Bakunin y las de los bolcheviques contra el individualismo, el espíritu de círculo y la indisciplina organizativa de los mencheviques (1903). La CCI a la luz de estas adquisiciones históricas ha sacado lecciones de sus propias crisis organizativas lo que se ha plasmado en textos que estimamos necesario sean tomados en cuenta para lograr una militancia activa y un funcionamiento organizativo centralizado, unido y solidario:
Somos conscientes de que la ruta hacia situaciones de luchas revolucionarias del proletariado es todavía muy larga, que tenemos muchas limitaciones y debilidades y que caeremos en muchos errores, sin embargo, nos guía la voluntad de defender el combate histórico del proletariado, de participar con todas nuestras fuerzas en él, y de utilizar los instrumentos teóricos inmensos que 3 siglos de lucha histórica de nuestra clase han construido.
C.Mir 21-09-18
[1] Sobre el concepto de Fracción ver La noción de Fracción en la historia del movimiento obrero, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4148/la-nocion-de-fraccion-en-la-historia-del-movimiento-obrero-1a-part [19]
[2] Para comprender quién es la Izquierda Comunista y qué la diferencia radicalmente del trotskismo, ver La Izquierda Comunista y la continuidad del marxismo, https://es.internationalism.org/cci/200510/156/la-izquierda-comunista-y-la-continuidad-del-marxismo [20] y ¿Cuales son las diferencias entre la Izquierda Comunista y la IVª Internacional? https://es.internationalism.org/cci-online/200706/1935/cuales-son-las-diferencias-entre-la-izquierda-comunista-y-la-iv-internacional [21]
[3] Sobre estas corrientes ver El partido desfigurado: la concepción bordiguista, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198010/2132/el-partido-desfigurado-la-concepcion-bordiguista [22] ; Una política de reagrupamiento sin orientación, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/3615/una-politica-de-agrupamiento-sin-orientacion [23] ; Los epígonos del consejismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/197504/2010/los-epigonos-del-consejismo-i-spartacusbond-obsesionado-por-los-fa [24] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/2011/los-epigonos-del-consejismo-ii-el-consejismo-viene-en-ayuda-del-te [25]
[4] Ver Marc: de la revolución de octubre a la Segunda Guerra Mundial, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1053/marc-de-la-revolucion-de-octubre-1917-a-la-ii-guerra-mundial [26]
[5] Ver nuestro libro Historia de la Izquierda Comunista de Italia, se puede pedir a nuestra dirección mail: [email protected] [27]
[6] 10 años de la CCI, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198501/2233/10-anos-de-la-cci-balance-y-perspectivas-algunas-ensenanzas [28]
[7] Ver En memoria de Munís, militante de la clase obrera, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1028/en-memoria-de-munis-militante-de-la-clase-obrera [29]
[8] Ver, entre otros artículos, consagrados a este acontecimiento, Hace 50 años Mayo 68, /content/4318/hace-50-anos-mayo-68 [30] ; Contra las mentiras sobre Mayo 68, https://es.internationalism.org/content/contra-las-mentiras-sobre-mayo-68 [31]
[9] Para lo cual ya en junio de 1968 elaboró una Declaración de Principios, que se puede encontrar en el segundo número de la publicación de RI: Révolution Internationale.
[10] ICO: Información y Correspondencia Obreras, grupo consejista. Para un análisis de la evolución de este grupo, y, en general, para ver los resultados de la conferencia de Bruselas, ver Mayo 1968 veinte años después, la evolución del medio político proletario (I), https://es.internationalism.org/content/contra-las-mentiras-sobre-mayo-68 [31]
[11] GLAT: Groupe de Liaison pour l’Action des Travailleurs, grupo consejista que se disolvió en 1978.
[12] Artículo antes citado, 10 años de la CCI.
[13] Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria [17]
[14] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198501/2233/10-anos-de-la-cci-balance-y-perspectivas-algunas-ensenanzas [28]
[15] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199504/1831/construccion-de-la-organizacion-revolucionaria-los-20-anos-de-la-c [32]
[16] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200512/356/treinta-anos-de-la-cci-apropiarse-del-pasado-para-construir-el-futu [33]
[17] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4143/xxi-congreso-de-la-cci-40-anos-despues-de-la-fundacion-de-la-corri [34]
[19] Ver Contra en concepto de jefe genial, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200802/2182/problemas-actuales-del-movimiento-obrero-contra-el-concepto-de-jef [35]
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La campaña electoral llevada a cabo durante 2017 y hasta junio de este año, ha sido tan abrumadora que logró llevar a las urnas a más de 56 millones de personas, es decir, al 63.4% del padrón electoral, lo que representa la participación más alta de la historia del país. Una vez más se ha cumplido el rito sexenal de las promesas de cambio para promover el voto, solo que ahora para hacer crecer la esperanza en el sufragio y la democracia en la población y particularmente entre los explotados, se aprovechó la dificultad presente en este período entre los trabajadores para reconocerse como clase explotada y con intereses opuestos a este sistema, aunque también las mismas dificultades de la burguesía son utilizadas para tal fin. Aun y cuando la misma burguesía ha desarrollado el proceso electoral sufriendo una gran división y una dificultad para lograr acuerdos y orientaciones (como se verifica en las fracturas del PRI y del PAN, el desmembramiento del PRD[1], el choque de posiciones entre los grupos de empresarios, y el alto número de candidatos amenazados y asesinados durante la campaña electoral), ha podido trasladar sus dificultades hacia los explotados y transformar esos mismos problemas en argumentos promotores del voto.
Por eso, aun cuando López Obrador no era el candidato inicialmente con mayor aceptación entre los grupos de poder económico y político, aprovecharon su discurso anticorrupción y patriotero para alentar la esperanza del cambio mediante el uso del voto y la aceptación, de parte de los proletarios y demás explotados, de la tramposa condición jurídica de ciudadano, con la que encubren la separación en clases sociales sobre la que se levanta el sistema capitalista.
La burguesía a través de sus candidatos, sus instituciones organizadoras de las elecciones y sus medios de divulgación, ha insistido, una y otra vez, que el voto es una vía para elegir y hacer valer la voluntad individual. Así pretenden hacer creer que un individuo en la soledad y aislamiento de su casilla de votación, armado de su “libertad ciudadana” puede transformar la sociedad, cuando de esta forma el trabajador atomizado contribuye a mantener al sistema que lo explota. Con este evento la burguesía simula que el valor del sufragio de un potentado capitalista es el mismo que el de un trabajador y por tanto el gobierno que resulta de ello, aparenta ser producto de la decisión colectiva.
Justamente por esta imagen engañosa que presenta el voto y la democracia, es que son las mejores armas de sometimiento con que cuenta la clase en el poder, por eso, con precisión Lenin definió a la república democrática como “el instrumento por el cual la burguesía oprime a la clase obrera…” (Tesis e informes sobre la democracia burguesa y la dictadura proletaria, 1919[2]).
Cada discurso y cada llamado a votar ha ido acompañado de invocaciones a la “responsabilidad ciudadana” y frases alusivas a la “patria”, inyectando con este lenguaje un veneno nacionalista para buscar adormecer a los trabajadores y sumergirlos en una mayor confusión que le impida reconocerse no sólo como una clase afectada por la miseria y condenada a la explotación, sino como la clase “sepulturera del capitalismo”. Es justamente por eso que el discurso nacionalista y el uso de los “símbolos patrios” ha sido la base de las campañas electorales, desde las realizadas por Meade, Anaya y Obrador, hasta la llevada de forma marginal por el EZLN a través de su candidata Marichuy.
Ni en las elecciones del 2000 en la “alternancia de partido” que llevó al PAN al gobierno, con Vicente Fox como presidente; ni en 2012, con las movilizaciones anti-PRI, que se impulsaron por el movimiento #yosoy132[1], se había logrado tal ánimo sobre las elecciones. De manera especial, López Obrador (postulado a la presidencia por tercera ocasión, esta vez por su nuevo partido MORENA[3]) se vio beneficiado por el descontento existente entre la población por la violencia generalizada, por la precarización de las condiciones de vida, por la abierta corrupción extendida en todos los niveles del gobierno y el hartazgo por los partidos tradicionales. Pero también la ilusión en el voto y la candidatura de AMLO tuvo a su favor el debilitamiento, de parte del proletariado, de su identidad de clase y conciencia, lo cual se expresa en desesperanza y desanimo, llevando a los trabajadores a otorgar confianza y receptividad a las promesas de la burguesía, alejándolos de sus reivindicaciones y de la lucha, que es su terreno de clase.
Un escenario marcado por la descomposición capitalista[4] es en el que se han desarrollado las elecciones en México: caracterizado, por una parte, porque la burguesía presenta una pérdida de control de sus organizaciones, principalmente de sus partidos políticos, marcados por una profunda fractura en su seno y una pugna feroz que le impide asegurar su unidad; por otra parte, la clase obrera no encuentra el camino para desarrollar su combate en contra del capital.
Toda esta carga social la burguesía ha sabido utilizarla y aprovecharla en contra de los trabajadores, fortaleciendo su aparato de izquierda con el que atrapa su atención, alimentando la ilusión en las urnas y en un personaje carismático y demagogo, que a través de su discurso contra la corrupción y sus promesas de “paz social” se coloca como un aparente opositor a la política dominante.
Para convencer de su seriedad para representar a la burguesía en el gobierno, aprovechó las fracturas políticas de esta clase, avanzando posiciones y acercamientos con diversos grupos capitalistas, ganando incluso el apoyo de sectores empresariales que en las anteriores campañas electorales en las que participó, lo acusaron de ser “un peligro para México”. Algunos empresarios, agrupados en el Consejo Mexicano de Negocios (CMN), mantuvieron, hasta fecha recientes a las elecciones, el ataque abierto contra López Obrador, pero les resultó contraproducente en tanto la descalificación que hicieron de él, lo victimizaron y lo hicieron parecer un “defensor de los pobres”.
En la perspectiva de definir un escenario que permitiera a las diversas fracciones el capital nacional un consenso, aunque forzado y de corta duración, el candidato triunfador buscó los acuerdos de trabajo lo mismo con grupos empresariales que con agrupaciones políticas, resaltando en estos acuerdos la “lucha contra la corrupción”, la impunidad, y sobre todo la promoción de la unidad y reconciliación nacional.
D esta manera, López Obrador no sólo logra acuerdos con una amplia lista de empresarios, sino también con estructuras de control sindical como la CNTE. Es evidente que no es una solución duradera, pero permite al Estado mexicano estar mejor preparado para llevar, por ejemplo, las negociaciones del TLCAN y ante la perspectiva de una intensificación de la guerra comercial poder cargar sus efectos a los trabajadores. Así mismo, la campaña electoral y el ascenso de AMLO, permitió a la burguesía rehabilitar el terreno electoral y la ilusión en la democracia. Por todo ello la burguesía se convenció de que era innecesario y riesgoso el uso del fraude electoral; era más conveniente la aceptación de su triunfo electoral y de su nuevo partido de izquierda.
El triunfo electoral del que se presentó como el “rayito de esperanza” no cambiará ni un ápice la situación de los miles de explotados que han votado por él. La condición de explotados de los trabajadores, creadores de la riqueza social, en nada ha de modificarse y en cambio, el nuevo gobierno, invocando la defensa de la economía y la soberanía nacional, puede hacer pasar políticas que afecten las condiciones de vida, o clamando la necesidad de la “austeridad republicana”, justificar despidos o más acciones en contra de los trabajadores. De manera que lo único que ha de cambiar es el representante de la burguesía que ha de colocarse a la cabeza del Estado; el mandato que ha de defender es el mismo que ha defendido Peña Nieto y todos los gobiernos en el mundo, sean de derecha o de izquierda: mantener y proteger al sistema capitalista.
Como en todo escrutinio electoral, quien ha salido vencedor es la burguesía, pero los resultados de esta elección en particular, han permitido un impulso de los ánimos patrioteros; las banderas nacionales y los “vivas México”, presentes a lo largo de las elecciones y acentuados después de anunciado el triunfo de AMLO, expone que hay una manipulación por parte de la burguesía, de las emociones, con el fin de involucrar a los trabajadores en la defensa del capitalismo, imponiéndole la defensa de la unidad nacional.
En esta ocasión de forma peculiar, las elecciones han profundizado la confusión entre los trabajadores y la burguesía ha de aprovecharlo para afianzar su control y dominio, por eso, de frente a esta campaña, la clase obrera debe reconocer su condición de explotados y que la miseria que lo oprime no cambiará nada con el gobierno de López Obrador, en cambio puede profundizarse si mantienen su ilusión ante las promesas y demagogia.
La vida que llevan los explotados en las ciudades y el campo, marcada por la violencia operada por las mafias, los policías y militares, así como la degradación de su vida por el avance de la crisis económica, ha permitido que crezca la ilusión en López Obrador y en la idea de que el capitalismo puede ser “mejorado” con tan solo poner un nuevo gobierno.
Incluso aquellos grupos izquierdistas que se presentan como críticos o escépticos de las promesas del candidato triunfador, colaboran en el fortalecimiento de esa ilusión, porque presentan como un aspecto extraño y contradictorio el que López Obrador teniendo como lema “primero los pobres”, forme su equipo (primero para llevar su campaña y ahora para gobernar), con empresarios, que establezca alianzas con grupos “conservadores”, con personajes salidos de las más sucias coladeras del PRI y del PAN, que estreche con repulsivos capos sindicales o que se comprometa a seguir los lineamientos económicos y políticos “neoliberales”. Todas estas observaciones solo definen el pragmatismo con el que actúa y la recurrencia sistemática que hace de la mentira y la hipocresía, pero ocultan la naturaleza burguesa de MORENA y su representante AMLO. Si nos limitamos a esas observaciones, López Obrador representaría una expresión de los explotados, pero que resultó “fallida” o “traicionera”, cuando en realidad es una construcción de la misma burguesía.
MORENA y su candidato tienen su origen en la necesidad de la burguesía por crear ilusiones entre los explotados en la democracia y en hacer creer que el capitalismo cambia su esencia violenta (en lo económico y lo social) mediante el voto. No es posible dejar de lado que es el mismo Estado quien construye los partidos que van desde la extrema derecha, hasta la extrema izquierda, no deja por ello de financiarlos y fomentar su actuación, encerrando con su actividad el descontento y usando las urnas como instrumentos para evitar la toma de conciencia por los trabajadores, por eso, tanto en la oposición como en el gobierno AMLO y a su partido MORENA representan un engrane del Estado.
Otros “críticos” pretenden ser más radicales al enfocarse en la aseveración de Obrador de que el problema principal del sistema es la corrupción y no la explotación. Pero por qué un burgués habría de reconocer que el capitalismo se levanta sobre la explotación; por otro lado, la corrupción que es tema de promesa central no podrá erradicarse dentro el capitalismo, porque la corrupción, el fraude y la violencia son el modo de vida permanente del capitalismo y más particularmente en la fase actual de descomposición del sistema capitalista[5].
Pero la visión opositora a AMLO con mayor difusión ha sido la expuesta por el EZLN, que a mediados de julio se refería así de los resultados del proceso electoral: “podrán cambiar al capataz, los mayordomos y caporales, pero el finquero sigue siendo el mismo”. Con esa declaración el EZLN pretende desmarcarse de la política burguesa, pero la guerrilla misma ha sido producto y parte de ella; recordemos brevemente algunos hechos que muestran que forma parte de lo que pretende criticar: a mediados de los 90 manifestó veladamente su apoyo al entonces candidato Cuauhtémoc Cárdenas, pero también ha expuesto su “respeto” a instituciones de la calaña de la cámara de diputados (ante la que tomo la palabra en 2001), o el mismo intento por participar en las pasadas elecciones...
Cuando AMLO, hace algunos años mandaba al diablo a las instituciones, confirmaba su postura de defensa del capitalismo, porque realmente exponía que para defenderlo mejor se requiere robustecer a la democracia, a las instituciones electorales y al gobierno, porque con ello da fortaleza a los instrumentos de explotación y control. Cuando hoy habla de la defensa de la economía nacional, se muestra su deseo por perpetuar el capitalismo y para avanzar en esa labor, desempolva y actualiza los discursos y promesas que por años hiciera el PRI.
La burguesía para mantener vivo al capitalismo requiere de una estructura política formada por partidos que vayan desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, cubriendo el espacio político, completando y relevando sus fuerzas en el avance de su dominio. Esta vez, López Obrador en su discurso desde la izquierda, promete una “cuarta transformación”[6] que no es otra cosa sino ilusiones y promesas tras las que esconde el esfuerzo por sostener al sistema capitalista, ampliando la campaña de confusión en contra de los trabajadores.
Pero la confusión hoy extendida entre los trabajadores no significa que se ha eliminado su capacidad reflexiva y su combatividad, por más que los deseos de la burguesía sean que entre los trabajadores permanezcan las esperanzas democráticas y nacionalistas, sabemos que la fuerza de la crisis económica habrá de mostrar que los discursos y promesas de AMLO son falsas ilusiones, pero sobre todo habrá de empujar al combate a los trabajadores, porque mientras el capitalismo exista, no importa si establece un gobierno de derecha o de izquierda, la explotación y miseria de los proletarios se mantendrá y acentuará. En ese sentido es que, insistimos, ante el nuevo gobierno el proletariado no tiene otro camino que el de la lucha.
Revolución Mundial, sección en México de la CCI / 20-julio-2018
[1] PAN: Partido de Acción Nacional, PRI: Partido Revolucionario Institucional, PRD: Partido de la Revolución Democrática.
[2]Este documento fue redactado por Lenin y adoptado por el Primer Congreso de la Internacional Comunista (III Internacional)
[3]Morena es la abreviación de “Movimiento de Regeneración Nacional”, lo cual es significativo en tanto define su perfil nacionalista y por tanto alejado de las preocupaciones y de los intereses de los explotados
[4] Para abundar, recomendamos leer: Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2123/la-des... [42]
[5] Para ilustrar, recordamos que la operación “manos limpias” en Italia provocó una crisis política muy aguda entre 1992-1994 y no terminó con la corrupción, sino la profundizó y generalizó. Fue también el combate a la corrupción un motivo del acceso al poder del PT de Lula y Dilma Rousseff en Brasil y sabemos que después estos mismos personajes se implicaron en una cadena de corrupción
[6] AMLO refiere llevar la “4ª transformación” en continuidad a acontecimientos que definieron el desarrollo capitalista del país: 1ª transformación, la revolución de independencia (1810-21), 2ª transformación, el movimiento de Reforma (1857-60) y la 3ª transformación, la guerra civil que consolidó al Estado moderno (1910-21)
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/files/es/volante.pdf
[2] https://es.internationalism.org/files/es/volante-listo.pdf
[3] https://es.internationalism.org/tag/4/405/costa-rica
[4] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/intervenciones
[5] https://es.internationalism.org/tag/2/29/la-lucha-del-proletariado
[6] https://es.internationalism.org/files/es/elecciones_en_italia.pdf
[7] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[8] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201610/4178/contribucion-sobre-el-problema-del-populismo-junio-de-2016
[9] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201711/4256/22-congreso-de-la-cci-resolucion-sobre-la-situacion-internacional
[10] https://es.internationalism.org/tag/geografia/italia
[11] https://es.internationalism.org/tag/3/45/descomposicion
[12] https://es.internationalism.org/files/es/migracion_v.pdf
[13] https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso
[14] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/venezuela
[15] https://es.internationalism.org/files/es/uno_de_los_aportes_clave_de_mayo_68.pdf
[16] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198204/135/informe-sobre-la-funcion-de-la-organizacion-revolucionaria
[17] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria
[18] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200204/3283/documentos-de-la-vida-de-la-cci-la-cuestion-del-funcionamiento-org
[19] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4148/la-nocion-de-fraccion-en-la-historia-del-movimiento-obrero-1a-part
[20] https://es.internationalism.org/cci/200510/156/la-izquierda-comunista-y-la-continuidad-del-marxismo
[21] https://es.internationalism.org/cci-online/200706/1935/cuales-son-las-diferencias-entre-la-izquierda-comunista-y-la-iv-internacional
[22] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198010/2132/el-partido-desfigurado-la-concepcion-bordiguista
[23] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/3615/una-politica-de-agrupamiento-sin-orientacion
[24] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197504/2010/los-epigonos-del-consejismo-i-spartacusbond-obsesionado-por-los-fa
[25] https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/2011/los-epigonos-del-consejismo-ii-el-consejismo-viene-en-ayuda-del-te
[26] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1053/marc-de-la-revolucion-de-octubre-1917-a-la-ii-guerra-mundial
[27] mailto:[email protected]
[28] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198501/2233/10-anos-de-la-cci-balance-y-perspectivas-algunas-ensenanzas
[29] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1028/en-memoria-de-munis-militante-de-la-clase-obrera
[30] https://es.internationalism.org/content/4318/hace-50-anos-mayo-68
[31] https://es.internationalism.org/content/contra-las-mentiras-sobre-mayo-68
[32] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199504/1831/construccion-de-la-organizacion-revolucionaria-los-20-anos-de-la-c
[33] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200512/356/treinta-anos-de-la-cci-apropiarse-del-pasado-para-construir-el-futu
[34] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4143/xxi-congreso-de-la-cci-40-anos-despues-de-la-fundacion-de-la-corri
[35] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200802/2182/problemas-actuales-del-movimiento-obrero-contra-el-concepto-de-jef
[36] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/izquierda-comunista
[37] https://es.internationalism.org/tag/historia-del-movimiento-obrero/1968-mayo-frances
[38] https://es.internationalism.org/tag/2/39/la-organizacion-revolucionaria
[39] https://es.internationalism.org/tag/desarrollo-de-la-conciencia-y-la-organizacion-proletaria/corriente-comunista-internacional
[40] https://es.internationalism.org/tag/acontecimientos-historicos/mayo-1968
[41] https://es.internationalism.org/files/es/articulo_amlo.pdf
[42] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2123/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[43] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/elecciones
[44] https://es.internationalism.org/tag/2/31/el-engano-del-parlamentarismo