Publicamos a continuación el contenido de una hoja que toma posición sobre el movimiento de los estudiantes en Venezuela, hecha por un contacto cercano a la CCI en ese país. La misma fue preparada por el compañero en plena efervescencia del movimiento, y distribuida en la asamblea de estudiantes convocada el 22 de junio pasado en uno de los estadios de la Universidad Central de Venezuela.
Compartimos plenamente la toma de posición del compañero, en particular la perspectiva que plantea para el movimiento: “Es hacia los sectores proletarios hacia donde tienen que dirigirse las asambleas que hoy organizan los jóvenes en todo el país, es en las discusiones sobre el potencial revolucionario de esta clase que los jóvenes encontraran las mecanismos que les permitan un acercamiento que fortalezca su movimiento y lo oriente en el único curso en el que toda lucha tiene sentido: en el de la lucha de la clase obrera contra todas las desigualdades de la sociedad de clases que representa el capitalismo.”
Después de mas de dos meses de haberse iniciado el movimiento de los estudiantes, constatamos que el mismo ha perdido el ímpetu que tuvo en las primeras semanas, debido a la acción conjunta de las fuerzas burguesas oficialista y de la oposición, quienes han hecho lo imposible para intentar desvirtuar el movimiento, identificándolo como uno mas de la oposición; con este fin han movilizado a los dirigentes y gremios estudiantiles cuadrados con uno u otro bando. El riesgo de ser presa de la polarización no sólo lo corre este movimiento de los estudiantes, sino cualquier movimiento social en Venezuela que pretenda ubicarse fuera de la polarización política que, cual camisa de fuerza, intentan imponer chavistas y opositores.
Más, pese a la acción de opositores y oficialistas, el movimiento de los estudiantes no ha acabado, sino que está “en receso”, en parte debido al periodo vacacional. Las condiciones que lo han hecho surgir: el crecimiento de la pobreza, de la criminalidad, del alto costo de la vida, etc; no sólo siguen intactos, sino que mes tras mes se hacen mas insoportables
Mientras tanto, de manera lenta, hemos visto cómo comienzan a movilizarse los trabajadores en su propio terreno de clase: los trabajadores petroleros (tan maniatados por oficialistas como opositores) han realizado varias protestas contra el despido de mas de 1000 operarios de taladros y por el retraso en la discusión de la contratación colectiva; los empleados del sector público presionan también por la discusión de la contratación colectiva, en retraso desde el año pasado; los transportistas amenazan con una huelga general debido a que a diario son asesinados choferes y asaltados los pasajeros, etc.. Tal es el malestar laboral, que los sindicatos oficialistas como la Unión Nacional de Trabajadores y del sector petrolero, han tenido que comenzar a hacer “oposición” al gobierno, como una forma de canalizar el malestar obrero y social.
De esta manera se corrobora lo que decimos en nuestro artículo que analiza el movimiento de los estudiantes[1], que lo ubica como expresión del malestar social que existe en la sociedad venezolana. En este sentido, no hay que descartar que próximamente tengamos nuestro “otoño caliente” en pleno trópico, que comience a poner al desnudo la patraña burguesa inventada por el chavismo llamada “socialismo del siglo 21”.
La CCI, 20-08-07
Las protestas juveniles que han copado el escenario político y social del país en las ultimas semanas que ha tenido como protagonistas principales a estudiantes de las universidades (privadas y autónomas), así como a estudiantes del sector medio de la educación, configuran un importante movimiento político que, a pesar del pesado fardo que han elegido como bandera (defensa de la libertad de expresión y protesta contra el cierre de RCTV), abre las compuertas a un interesante escenario donde, a partir de ahora, se desarrollaran las luchas de la clase obrera contra los factores representativos del sistema capitalista.
Comencemos por poner en claro algunas cosas. En primer lugar, tenemos que saludar la espontaneidad, la frescura y la fortaleza que ha presentado este movimiento desde sus inicios, que claramente lo sitúa fuera de la influencia de los sectores políticos antagónicos sobre los que se apoya el capitalismo en Venezuela y que han dominado el escenario político durante los últimos ocho años.
Veamos como se configuran estos sectores del capitalismo. De una parte está el sector defensor de la orientación liberal del capitalismo donde concurren factores de la “izquierda critica”, rémoras del estalinismo que en su momento coquetearon con el chavismo y que hoy lo adversan, como es el caso del MAS, BR, Douglas Bravo, Pablo Medina, etc. Cohabitando con ellos nos encontramos a sectores recalcitrantes de la derecha: residuos de COPEI, la iglesia, Primero Justicia, militares en situación de retiro, etc. y de la centro derecha con un lejano pasado socialdemócrata: AD, Alianza Popular y su CNR, Un Nuevo Tiempo, etc. y un sector sindical matizado por diversas orientaciones; toda esta gente se declara opositora al régimen controlado por el chavismo.
Por otro lado, nos encontramos con lo que se conoce como el chavismo, un sector político variopinto, que asume la implantación del modelo capitalista de estado como alternativa a la crisis del capitalismo. En este sector anidan posturas nacionalistas recalcitrantes, matizadas por una ideología afincada en el bolivarianismo y en el militarismo. Es importante destacar el marco teórico que le sirve de soporte a este movimiento, configurado por aportes que le vienen de toda la tradición contrarevolucionaria del estalinismo, del movimiento guerrillero de la década del 60, de la experiencia de la “heroica revolución” cubana, que hoy está caricaturizado en el esnobismo antiimperialista de Chávez. Los retazos que terminan de configurar la colcha son aportados por los desperdicios mal olientes del trotkismo, del anarquismo, de la pedagogía del oprimido de Gramsci y su hegemonía comunicacional, de las mistificaciones sobre la afrodescendencia y el indigenismo, de la teología de la liberación y de los evangelistas, del guevarismo, del islamismo etc. Todo este vomitivo ideológico es el preámbulo de ese adefesio que se les ha dado por llamar el socialismo del siglo XXI.
Estos dos sectores del capitalismo han adoptado métodos diferentes para intentar un acercamiento al movimiento juvenil que hoy sacude la patria del dios Bolívar. La primera, la oposición pequeño burguesa y gimoteante, pretendió montarse en la cresta de la ola con el argumento de que la defensa de la libertad de opinión y de RCTV era su mías cara consigna, pero los jóvenes le metieron un freno advirtiéndoles que no tendían espacio en ese movimiento, que no tendían nada que compartir con la reacción y su métodos de lucha.
Los segundos, en un primer momento presa del pánico, hicieron un llamado en cadena nacional, en la voz de un Chávez lívido y amenazante, a los padres de los chicos para que los reprendieran y los llevaran al redil. Como la monserga no funcionó, recurrieron entonces a condenarlos sumariamente como peones del imperialismo, como carne de cañón del golpismo, como enemigos de la patria, como burguesitos de las universidades privadas que reciben sus instrucciones contrarrevolucionarias del imperio por Internet, !que bolas! Evidentemente, no están funcionando estas calificaciones, producto de toda la cultura reaccionaria que anida en el repertorio teórico de los ideólogos del socialismo del siglo XXI; tampoco están funcionando los consejos que Chávez fue a pedir desesperadamente al enclave reunido en Cuba integrado por la momia de Fidel y el chulo de Daniel Ortega, el mismo miserable que hace dos semanas fue traído por Chávez a Caracas para que hablara cochinadas de los jóvenes que están buscando un espacio político en el escenario de la lucha de clases.
El temor y la cobardía del régimen se puso de manifiesto en la actitud patética adoptada por Madame Cilia Flores y del mismísimo Chávez que rezongaron a rabiar una vez que los jóvenes abandonaron las instalaciones de la Asamblea Nacional al lograr su cometido de rechazar, mediante un derecho a replica, las acusaciones denigrantes y ruines de los tarados del parlamento chavista; de esta manera demostraban una vez mas su independencia, desmontando por añadidura la celada que se había montado para ellos con el concurso de los parlamentarios, de Chávez y de los “héroes” del sector estudiantil del chavismo que se prestaron para la encerrona. Se quedaron con los crespos hechos, resignándose al desgaste de sus calificativos arrojados sobre los jóvenes como agentes del imperialismo y del golpismo.
Vemos pues que tanto el chavismo como la oposición, en tanto que fuerzas militantes de la reacción, no han podido ponerle grilletes al movimiento de los jóvenes.
El carcelero de los jóvenes se encuentra al acecho en los predios que les son mas caros: el de las universidades. La Universidad, vista como institución del status, es el órgano donde se acrisola toda la ideología que amalgama las relaciones sociales y económicas que son el fundamento del capitalismo. La confrontación que hay entre las universidades autónomas y privadas, que se reduce al antagonismo entre dos visiones, por igual castrantes, entre la concepción profundamente gramsciana del chavismo sobre lo que debe ser la educación, particularmente la que se debe impartir en Universidad y, en otro lado, la concepción tradicional. Esto no es mas que una disputa entre gángsteres por territorios, por escenarios que les sirvan como parapeto para imponer sus concepciones capitalista: liberal o de Estado. La manifestación a la fiscalía convocada por los rectores de las Universidades autónomas y privadas constituye una maniobra cuyo propósito es, en primer lugar, grabar a cincelazos en la mente de los jóvenes las consignas burguesas de la libertad de opinión o de expresión y de la defensa del instrumento que por excelencia tiene el capitalismo para embrutecer a la sociedad: la televisión. Otro propósito es atarlos a la carreta sin ruedas de la defensa de la autonomía universitaria. La Universidad se muestra así como el instrumento ideal para sacar a los jóvenes del curso que instintivamente toma su movimiento hacia la lucha de clases, en la búsqueda de un contacto íntimo con la única clase internacional que tiene una perspectiva histórica revolucionaria: la clase obrera. Es hacia los sectores proletarios hacia donde tienen que dirigirse las asambleas que hoy organizan los jóvenes en todo el país, es en las discusiones sobre el potencial revolucionario de esta clase que los jóvenes encontraran las mecanismos que les permitan un acercamiento que fortalezca su movimiento y lo oriente en el único curso en el que toda lucha tiene sentido: en el de la lucha de la clase obrera contra todas las desigualdades de la sociedad de clases que representa el capitalismo; por la destrucción del Estado que es la expresión de esa sociedad no importa que a la cabeza de el se encuentre Chávez o cualquier burgués liberal; en definitiva, en el curso hacia la sociedad sin clases que es el comunismo, donde se realiza el verdadero socialismo.
Nos vemos En la Barricada.
mail:[email protected] [1]
[1] Movimiento estudiantes en Venezuela: los jóvenes intentan salir de la trampa de la polarización chavismo – oposición
ccionline/2007/estudiantes_venezuela.htm [2]
O dicho al revés, una derrota de los trabajadores que componían la plantilla de esta empresa.
Cualquier lucha que toman a cuenta los sindicatos como representantes legales de los trabajadores, es la crónica de una derrota anunciada, casi como el título de la novela de García Márquez, que se quiere disfrazar de victoria justificándola con que han sido los trabajadores en asamblea los que han decidido el acuerdo, ¿pero que clase de asambleas son estas? lo que nunca dicen los representantes sindicales, elegidos por leyes capitalistas, es que en estas asambleas están esterilizadas por la misma legalidad, encorsetadas, sin que jamás puedan tomar un acuerdo reivindicativo que prescinda del margen legal.
La alternativa que tiene la clase obrera en estas supuestas “luchas” es algo así como elegir si quieres morir fusilado o ahorcado. Los sindicatos ¡NUNCA! plantearan una asamblea o una lucha al margen de la legalidad, o teniendo en cuenta los intereses exclusivos de la obreros, sino que en sus planes de negociación entra la situación de la empresa, si esta es rentable o está en crisis, según la versión y la contabilidad que llevan los capitalistas. Es lo que ha pasado ahora en SAS y es el destino de otras muchas luchas que se dejan entrampar en las redes de los sindicatos y el sindicalismo.
Si los trabajadores no toman la lucha en sus manos directamente, de forma unida y solidaria, al margen y contra los sindicatos, teniendo en cuenta solo sus intereses, es decir lo mismo que hacen los patronos cuando cierran una empresa o rebajan las condiciones de trabajo que solo piensan en sus ganancias y para nada tienen en cuenta a la clase obrera. El capitalista puede legalmente cerrar su empresa o despedir cuando le de la gana, pero el obrero no puede legalmente impedirlo, al menos que su lucha no tenga para nada en cuenta la trampa de la legalidad sindical.
En el caso concreto de SAS en Abrera, como ejemplo de lo que decimos, resulta que tras la lucha de los trabajadores, que se inició a primeros de marzo a consecuencia del cierre de la empresa, el sindicato CGT, que ha llevado el “peso” de la negociación y de la “movilización” ha “conseguido” ratificado en asamblea por los trabajadores lo siguiente: de los 20 días de sueldo por año que ofrecía la empresa han logrado 60 días, más un pago de 1.100 euros, esto es lo único real que la empresa va a pagar. Lo demás consiste en recolocaciones y el plan social, puro humo, además de que los 11 trabajadores más antiguos de SAS podrán recolocarse en las dependencias que esta empresa tiene en la propia SEAT. A cambio los trabajadores han perdido su puesto de trabajo, la multinacional SAS ha conseguido su objetivo que es cerrar la empresa, porque SEAT no le adjudicó la fabricación del cuadro de mando del “Ibiza” y del “Córdoba” y a los obreros ¡que nos importa!, eso es política capitalista y nosotros tenemos que hacer política obrera, que consiste en exigir nuestra necesidades tanto si la empresa va bien como si va mal según los empresarios, aunque para estos la empresa siempre va mal de cara a las reivindicaciones. En realidad todos los trabajadores deberían haber sido recolocados en las mismas condiciones que los 11 compañeros más antiguos. Y después de esto la CGT de la ya ex -SAS, a través del Ex-presidente del ex-Comité de Empresa dice que es una salida “digna” que “el acuerdo ha sido positivo teniendo en cuenta las circunstancias”. (Las citas están tomadas del periódico “AL DIA” del “Baix Llobregat Nord”)
Esto es la palabrería usual de todos los sindicatos que califican de lucha lo que son derrotas y retrocesos que ya se ven venir en cuanto el capitalista mueve ficha.
La mecánica que utiliza el triplete Patronal - Sindicatos – Gobierno para sabotear la lucha y la tendencia a la solidaridad es la siguiente: cuando la lucha surge, dan la impresión que la iniciativa parte de ellos, que arrastran a los trabajadores, cuando en realidad lo que ocurre es que ellos (los sindicatos) olfatean el descontento, la voluntad de los trabajadores de oponerse y luchar contra los ataques de los capitalistas, pero los sindicatos deben tomar las riendas enseguida de la situación para sabotear la más mínima señal de solidaridad y de reflexión, diluyendo la lucha en la legalidad burguesa, incluido actos gratuitos de violencia que den la impresión que se ha llegado a lo máximo posible, incluso el enfrentamiento con la policía. Después de este primer acto se abre un proceso de calculado y escalonado debilitamiento de la lucha cubierto por la maraña de la legalidad, (reunión con el ministro o conseller del ramo, o con el presidente de la comunidad autónoma, como ha sido el caso del presidente de Andalucía Chaves, con los sindicatos de Delphi) el aislamiento en la empresa, y para todo ello los sindicatos tienen una experimentada técnica de hacerlo: de manera imperceptible para los obreros decaen las movilizaciones, se prolongan las negociaciones entre sindicatos y patronos, los trabajadores se desmoralizan y el conflicto termina de forma sórdida y discreta, sin divulgación, sin ni siquiera las banderas sindicales que ondeaban al comienzo y en los despachos de la patronal o de la administración, con la dispersión y la desmoralización de los obreros en los casos de cierres patronales o negociaciones salariales. Esta ocultación de hasta donde se ha llegado en la lucha (mejor dicho hasta donde se ha retrocedido) es un elemento más que demuestra que las luchas intervenidas por los sindicatos conducen a la derrota.
En la clase obrera, ciertamente, se está llevando a cabo una reflexión, todavía trabajosamente, sobre estas cuestiones.
¿Significa esto que la clase obrera ha de caer en un fatalismo inevitable y letal? ¡De ninguna manera! Los callejones sin salida a los que los sindicatos llevan todas las luchas van dejando pequeños sedimentos de reflexión y solidaridad en el fondo de la clase, que no se ven en la superficie ni en lo inmediato, pero que quedan en el ser colectivo del proletariado y se va acumulando a pesar del inmenso esfuerzo que hace la burguesía y sus servidores para hacerles ver que tienen que ser realistas y que eso supone tener en cuenta la situación de la economía nacional, la marcha de la empresa concreta en la que trabaja cada obrero, etc. Pero la clase obrera, los parados, jubilados, los estudiantes y jóvenes que se incorporan al trabajo en unas abusivas condiciones que abarca todos los aspectos esenciales de su vida diaria: salario, precariedad, presión laboral, vivienda, pensiones, medio ambiente etc. perciben que todos esos elementos concretos que forman parte de su vida diaria, se deterioran cada día mas, que nunca se produce un avance efectivo en sus condiciones de vida, sino recortes por todos lados, con el pretexto de que, según las circunstancias, es el mejor acuerdo posible, pero sin decir ni pío de que la otra parte, el capital, jamás sufre esos recortes.
Pongamos, sobre como se reparte la riqueza en la sociedad según los capitalistas, un ejemplo fácil sacado de las estadísticas burguesas: Como sabemos: “El valor de todo lo que se produce en un país –el PIB a precios de mercado en la jerga de los economistas- puede siempre reducirse a tres componentes: trabajo, capital y materias primas importadas.
Por ello, una vez deducidos de ese importe el valor de esas materias primas importadas, lo que queda se reparte entre beneficios y salarios antes de impuestos.
Tras eso, tres son los que compiten por la renta generada: el Estado con su derecho a la imposición, los asalariados con su derecho a la masa salarial y el capital con su derecho a los beneficios. Derechos todos respaldados en el poder jerárquico del Estado.
A lo largo del combate ideológico, salarios, beneficios e impuestos se han visto como rivales y se han presentado cada uno de ellos como insustituibles.” (Tomado del libro “Creadores de escasez” de David Anisi. Alianza Editorial, 1995; Pág. 58). Pues bien ¿que ha pasado en España con ese reparto en los últimos 10 años? Según el Instituto Nacional de Estadística “…en 1997 (gobernando el PP), los salarios consiguieron un 50 % de PIB, frente a un 41 % de los beneficios empresariales y un 9 % de los impuestos. Hoy, con un Gobierno socialista, los salarios han retrocedido en el reparto de la tarta 3,6 puntos (46,4 %), frente a un 42,1 % de los beneficios y un 11,5 % de los impuestos. Además, los salarios reales (salarios corregidos por la inflación) llevan perdiendo poder de compra al menos en los últimos ocho trimestres”) “El País 25/03/07: articulo de Joaquín Estefanía titulado: “La España de hoy: Salarios en regresión”. Eso lo dice la burguesía bienpensante, pero cual será la realidad si tenemos presente no solo los salarios sino otras cuestiones de los ataques del capital, como por ejemplo la forma de repartir el estado capitalista los impuestos. Pues bien, como decíamos los trabajadores no son ciegos ante esta realidad, van comprendiendo la incapacidad del sistema capitalista para solucionar los problemas que le afectan, no ven como representantes suyos los que dicen actuar en su interés y el manto de la sospecha y de la desconfianza sobre el triplete Patronal – Gobierno – Sindicatos se agudiza porque en sus manejos no ven mas que acuerdos que siempre favorecen a los mismos, que la sociedad capitalista, a diferencia de otras épocas, no puede ofrecer reforma ni soluciones efectivas, que nada se arregla por la burguesía y que los ataques al proletariado ya no se espacian sino que son continuos y el capital los necesita como el aire que respira.
Ahora bien, la incapacidad manifiesta de la burguesía para conceder reformas y la necesidad objetiva de atacar las condiciones de vida de los trabajadores, supone un desgaste para la burguesía y su fuerza de vanguardia, los sindicatos; este fenómeno se aprecia en el protagonismo creciente que tienen los sindicatos más “radicales” como CGT y de forma emergente CNT, dada la imposibilidad en muchos sectores de colocar en la avanzadilla de la “movilización” a CC.OO y UGT, que a veces han tenido que salir por piernas sus jefes (como si fuera el capitalista que les explota) perseguidos por los obreros como el caso de la petroquímica de Puerto llano, en Ciudad Real tras la muerte de varios trabajadores de una subcontrata por falta de medidas de seguridad.
Para acabar pensamos que el final del conflicto de SAS no tiene ninguna peculiaridad, sino al contrario, es la reproducción típica de cómo se combinan y reparten los papeles los diferentes poderes burgueses, esencialmente, patronal, sindicatos y gobierno. Pero en contra de la voluntad de estos, a pesar de las derrotas, las cosas no vuelven a ser como al principio, hay una acumulación de experiencias, los obreros reflexionan sobre el porvenir, intuyen que aislados no pueden avanzar y buscan la solidaridad, que todas las fuerzas están aliadas contra ellos aunque a veces parecen que se enfrentan, pero que hay tongo que solo es una cruel farsa destinada a ellos.
27/06/06 Germán
El arrollador triunfo de Chávez en las elecciones del 3 de diciembre pasado, quien obtuvo un 63% de los votos válidos, contra un 37% del candidato de la oposición, no sólo consolida y relegitima en el poder al sector chavista de la burguesía durante un período de 6 años, sino que representa un triunfo para la burguesía venezolana en su conjunto. En efecto, una vez mas, la confrontación política entre las fracciones de la burguesía, que ha dominado la escena política después del ascenso de Chávez al poder en 1999, logró polarizar a la población y llevarla a participar masivamente en la contienda electoral: según las cifras del Consejo Nacional Electoral (CNE), la abstención del 25% estuvo muy por debajo de los niveles históricos del orden del 40%.
La burguesía, mediante la vuelta al escenario electoral de los sectores opositores (quienes se habían abstenido de participar en las elecciones parlamentarias de 2005), ha logrado oxigenar la mistificación electoral y democrática, mecanismos ideológicos primordiales mediante los cuales las clases dominantes mantienen el sistema capitalista de explotación. Pero el mayor aporte hacia este objetivo lo ha hecho el chavismo, quien polarizó la contienda planteando que el candidato de la oposición era el candidato del “diablo Bush” y que de éste ganar estarían en peligro las misiones[1], mediante las cuales el gobierno ejecuta su política de “justicia social”, y los logros de la “revolución”. De esta manera, el proletariado así como las masas socialmente excluidas continúan atrapados en la trampa de la polarización interburguesa y cifrando sus esperanzas en un sector de la burguesía, que ha sabido explotar a su favor una política populista de izquierda orientada hacia las capas mas empobrecidas de la sociedad, sustentado en los altos ingresos petroleros; que lo que hace es administrar la precariedad, promoviendo un igualitarismo que intenta nivelar por abajo al conjunto de la sociedad, empobreciendo a sectores de las capas medias y haciendo mas pobres a los trabajadores y las capas excluidas. Esta es la receta del “socialismo del siglo 21”, que el chavismo exporta a Bolivia, Ecuador y Nicaragua, y que le sirve como caballo de batalla para fortalecerse en la geopolítica de la región.
El triunfo del chavismo y su popularidad son inobjetables. Este triunfo es el remate de una fase de un proceso político, que como dijimos consolida al sector de la burguesía venezolana que asumió el poder en el 99, después que los sectores que gobernaron hasta entonces (AD, socialdemócrata y COPEI, socialcristiano), debido al alto grado de descomposición en sus filas, no garantizaban la gobernabilidad que se expresaba en una alta inestabilidad política y social, que tuvo como precedente importante las revueltas sociales de 1989. Desde su ascenso al poder, el chavismo inició un asalto, lento pero sostenido, de las instituciones del estado burgués, que le ha permitido durante sus 8 años de gobierno debilitar progresivamente a sus opositores y llegar a la contienda electoral con las ventajas que le da el control casi totalitario del estado.
Pero el triunfo de Chávez no representa solamente el triunfo de un sector de la burguesía venezolana sobre otro; representa también la relegitimación del proyecto del “socialismo bolivariano”, modelo de gestión de estado que trasciende las fronteras de Venezuela, mediante el cual la burguesía venezolana pretende reafirmarse como potencia regional. Chávez, en el acto de su nueva proclamación, dijo que con su reelección Venezuela se encaminaba a ser “una potencia económica”; bien sabemos lo que esto significa y ha significado para el capitalismo desde comienzos del siglo pasado: desarrollar una política imperialista que inevitablemente lleva a la dominación de los países mas débiles y a la confrontación con los otros países o potencias que quieren preservar o hacerse de un espacio geopolítico. En este sentido, el sector chavista de la burguesía ha sabido aprovechar las dificultades del imperialismo norteamericano a nivel mundial, presentes después de la caída del exbloque ruso en 1989 y acentuadas después de las intervenciones de la administración Bush en Afganistán e Irak. El antiamericanismo “radical” de Chávez (que con tanto frenesí aplauden los movimientos antiglobalización), el apoyo a otros gobiernos de corte izquierdista como los de Bolivia, Ecuador y Nicaragua, así como la “ayuda” a varios países de la región a través de disminuciones en los pagos de la factura petrolera, son la expresión del uso del petróleo como arma de dominación en la región, en detrimento de los intereses de la burguesía norteamericana, que históricamente ha considerado a América Latina como su patio trasero.
El sector chavista de la burguesía, liderado por sectores militares y civiles de izquierda e izquierdistas, tiene como base social de sustentación a las masas explotadas, pero principalmente a las masas socialmente excluidas, que conforman los cinturones de miseria que rodean a Caracas y las principales ciudades del país, así como a la población pobre de los pueblos y comunidades de la provincia, masas a las cuales le ha sembrado la esperanza de que podrán superar su situación de pobreza... para el año 2021!!
La gran inteligencia de este sector de la burguesía ha sido que se ha identificado como un sector de extracción pobre, que está del lado de los pobres[2]. Esta condición de “pobres” le sirve de apoyo para victimizarse ante los “burgueses golpistas”, pero sobre todo ante “el imperialismo norteamericano”, que utiliza como la amenaza exterior que impide que la “revolución” pueda cumplir con sus planes para “salir de la pobreza”. Esta victimización permanente ha sido una de las mejores asesorías de la burguesía cubana a las nuevas elites del chavismo, ya que le ha permitido a aquella justificar la precariedad y explotación al proletariado y la población cubana por más de 40 años, en nombre de la “revolución”.
El gobierno de Chávez, desde mediados del 2003 reorientó el “gasto social” creando las llamadas misiones, planes sociales mediante los cuales el estado reparte migajas a la población, con dos objetivos principales: mantener la paz social (necesaria para que la máquina de explotación capitalista opere sin tropiezos) y fortalecer el control sobre las masas empobrecidas con el fin de contrarrestar la acción de los sectores burgueses que hasta entonces habían hecho varios intentos por sacar a Chávez del poder. Este “gasto social” (que realmente ha sido una inversión social obligatoria para la burguesía chavista) se ha acompañado de un manejo ideológico sin precedentes, que presenta la política capitalista de estado del chavismo, como la de un estado benefactor, que reparte de manera “equitativa” la riqueza, creando la ilusión en las masas empobrecidas de que los recursos del estado son infinitos, que sólo es cuestión de abrir el chorro de petrodólares, y que los sectores de la burguesía tienen un real interés en atender y solucionar sus problemas. A través de las misiones, las cooperativas, un sin fin de organizaciones políticas (dentro de ellas los círculos bolivarianos) y las instituciones del estado, el chavismo ha creado una red que ha penetrado hasta los lugares mas remotos del país que tiene como fin primordial, no sacar a la gente de la pobreza tal como lo pregona la propaganda gubernamental, sino controlar ideológica, política y socialmente a la población.
Con miras a arrasar en las elecciones presidenciales (en las que aspiraba sacar 10 millones de votos de un padrón electoral de 16 millones, de los cuales obtuvo 7 millones), el chavismo, al igual que lo hacían los gobiernos anteriores al suyo en periodos electorales, concentró el grueso del gasto público en el año 2006: incrementando la importación de alimentos los primeros meses del año para venderlos a precios subsidiados; inaugurando una gran cantidad de obras, algunas de ellas sin terminar[3]; decretando 2 incrementos del salario mínimo para los trabajadores formales (uno en mayo y otro en septiembre); acelerando el proceso de asignación de pensiones de vejez; pagando viejas deudas a los trabajadores y discutiendo algunos contratos colectivos vencidos, etc. Para rematar, a pocos días antes de celebrase las elecciones, pagaron bonificaciones extraordinarias a empleados públicos, pensionados y miembros de las misiones. El gobierno propició el gran festín, utilizando la botija petrolera para crear un espejismo de prosperidad en la población. Estos gastos, junto con los ocasionados por un crecimiento histórico de las importaciones, la compra de armamentos, las “ayudas” a otras naciones, etc., ocasionaron un incremento en el gasto público en el 2006 de un 58% con respecto al 2005, equivalente a un 35% del PIB; una bomba de tiempo que mas temprano que tarde se reflejará a nivel de la crisis económica.
Como vemos, detrás del triunfo y del apoyo popular a Chávez está el reparto de prebendas producto de la renta petrolera, estrategia demagógica y populista que la burguesía chavista asimiló de los sectores de la burguesía que hoy se le oponen; la diferencia es la carga ideológica que le ha aplicado el chavismo para confundir a los proletarios de que de esta manera se llega al “socialismo”. Según la empresa encuestadora Datanálisis, quien pronosticó ganador a Chávez con una diferencia de 20% a su favor, 2/3 de los sectores de la población que apoyan a Chávez los identifican como pertenecientes al “chavismo utilitario”, ya que de alguna manera se beneficia de las dádivas del gobierno.
Según la propaganda difundida por el chavismo a nivel interno e internacional (ésta última con el apoyo y asesoría de dirigentes e intelectuales de izquierda, así como destacados dirigentes del movimiento altermundialista, como el francés Ramonet ocupa un puesto estelar), Venezuela se encamina a la superación de la pobreza hacia el 2021, año que ha decretado el Mesías Chávez para tan trascendental acontecimiento. Los “logros sociales” de la “revolución bolivariana”, principalmente las misiones, apuntarían en esa dirección. Ahora, con la ratificación de Chávez para un nuevo período de gobierno, este objetivo estaría asegurado; sólo deberíamos esperar que surtan efecto las medidas de transición del “capitalismo salvaje” hacia el “socialismo bolivariano”.
Pero es otra la realidad que se observa tras la asfixiante publicidad del gobierno chavista; sólo basta con pasearse por los alrededores de las barriadas pobres del extremo este (Petare) y oeste (Catia) de Caracas, así como por el centro de la ciudad, para percibir la miseria real que se esconde detrás de esta cortina de humo: un sin número de indigentes, en su mayoría jóvenes, viviendo y durmiendo en las calles, debajo de puentes y a las orillas del río Guaire (gran cloaca a donde van a parar las aguas servidas de la ciudad); jóvenes y mujeres en las esquinas de calles y avenidas, pidiendo dinero a los automovilistas; jóvenes que practican la prostitución para sobrevivir; niños abandonados que viven en la calle; calles y avenidas repletas de basura que ha traído la proliferación de ratas y enfermedades; decenas de miles de vendedores en las calles y aceras (llamados buhoneros), que venden cualquier cosa para sobrevivir, que engrosan las filas de la llamada economía informal; una alta criminalidad, que ha hecho de Caracas una de las ciudades mas peligrosas de la región, y han llevado a Venezuela a ser el país con el mayor índice de criminalidad por cada 100 mil habitantes, por encima de Colombia, quien por años había sido el primero en este horrible rubro. A nivel nacional, se registra el crecimiento de casos de enfermedades como la malaria, el dengue, la mortalidad y desnutrición infantil y de las madres...y paramos de contar[4]. Este panorama no es exclusivo de Caracas, la capital, sino que se observa en las grandes ciudades y ha avanzado progresivamente en ciudades medianas y pequeñas. Aunque el gobierno toma medidas para tratar de ocultar esta miseria (por ejemplo, recogiendo a algunos niños de la calle y a los indigentes, persiguiendo a las prostitutas, reubicando a los buhoneros, etc.), o culpabiliza de ella a los golpistas opositores o al imperialismo norteamericano, las expresiones de la pauperización son inocultables.
Los sectores de oposición, haciendo uso de la más asquerosa hipocresía, hacen críticas al gobierno por estas manifestaciones de la pobreza, con el fin de presentarse ellos como la mejor opción de “defensa de los pobres”; cuando su verdadero interés es volver a controlar el aparato estatal para preservar este sistema que nos lleva a la miseria y la barbarie. Por su parte, los medios de comunicación del gobierno no divulgan o minimizan esta situación, que no son propias de las ciudades venezolanas, sino que es el común denominador en otras ciudades de los países de la periferia. Es la inhumanidad del capitalismo, que el chavismo intenta ocultar tras su ensordecedora propaganda supuestamente a favor de los pobres.
Al lado de estas expresiones visibles de una pobreza inminente, se encuentran otras menos visibles que acentúan la pauperización de las masas proletarias: mediante el cooperativismo impulsado por el estado se ha formalizado el empleo precario, ya que los trabajadores contratados no cuentan con los beneficios de los trabajadores formales y según denuncia de sindicatos y de los propios cooperativistas, no llegan a percibir el salario mínimo oficial[5]; la discusión de los contratos colectivos, sobre todo en el sector público, han sufrido retrasos importantes; los incrementos de salarios se dan a través de decretos y en su gran mayoría mediante bonificaciones que no tienen incidencia en los beneficios sociales, y cuando llegan a ser pagadas se hace con retrasos importantes; a través de las misiones y otros planes del gobierno se han creado órganos de servicios paralelos a los existentes formalmente en las áreas de salud y educación, entre otros, que se han utilizado para presionar a los trabajadores formales y desmejorar sus condiciones laborales. Como vemos, la precariedad, la flexibilidad laboral y el acoso al salario de los trabajadores, propios del “capitalismo salvaje” son inevitables para cada burguesía, así sea ésta la mas “antineoliberal”, tal como se cataloga la burguesía chavista.
También los asalariados y las propias masas excluidas pagan los costos del incesante gasto público que exige consolidar a la “nueva” burguesía chavista, a través de los altos niveles de inflación, que en los últimos 3 años han sido los mayores de América Latina (2004-19,2%; 2005-14,4; 2006-17%, según cifras oficiales). Este impuesto, ocasionado fundamentalmente por la política económica del estado, ha deteriorado las condiciones de vida del conjunto de la población, principalmente de las masas pobres, quienes dedican un 70% o mas de sus ingresos a la compra de alimentos, rubro en el cual la inflación acumulada en el período señalado ha sido del 152% (26% en el 2006), según las propias cifras del Banco Central de Venezuela. Las estimaciones para el 2007 no son nada gratas, ya que se espera una inflación superior al 20%; la de enero 2007 ha sido del 2%, también la mayor de la región. Al impuesto inflacionario se une el incremento de la carga tributaria (que tarde o temprano terminamos pagando los consumidores), en particular el Impuesto al Valor Agregado (en la actualidad del 14%), impuesto implantado abiertamente por el chavismo y que pecha a la mayoría de bienes y servicios.
Esta es la verdadera cara de la “revolución bonita”, la que no se ve por Telesur (televisora de cobertura internacional financiada casi en su totalidad por el gobierno venezolano), ni en la infinidad de periódicos financiados por el estado y ante la cual se hacen los ciegos los que apoyan al chavismo a nivel nacional e internacional.
La acentuación de la pauperización no se debe a un problema de mala gestión de tal o cual gobierno, sea de derecha o de izquierda, sino que es el camino inevitable al que lleva el capitalismo al proletariado y al conjunto de la sociedad; y el gobierno de Chávez, pese a toda su verborrea “revolucionaria” es un gobierno capitalista sustentado en la explotación de los trabajadores.
A pocos días después de las elecciones, dada la avalancha de votos del chavismo y su control sobre las instituciones del estado, se pensó que podría haber una baja en las confrontaciones políticas entre las fracciones de la burguesía nacional, e incluso se abrió la posibilidad de que mejoraran las relaciones con los EEUU. No había terminado el año, cuando el propio Chávez se encargó de echar a la basura estas aspiraciones de algunos sectores de la oposición: el gobierno ha acelerado un conjunto de medidas para reforzar su proyecto de “socialismo del siglo 21”, argumentando que con las elecciones, “el pueblo” le había dado su apoyo a tal proyecto.
Lo primero que ha hecho el gobierno, es mostrar su músculo ante los sectores burgueses adversos tanto del capital nacional como internacional, anunciando una serie de medidas de nacionalización en diversas áreas de la economía (telecomunicaciones, medios audiovisuales, energía, etc.), un control mayoritario de la explotación petrolera en manos de las transnacionales y un incremento de la carga impositiva. Estas medidas apuntan hacia el objetivo principal de la burguesía chavista: tener un mayor control del aparato económico nacional a través de medidas de corte radical de capitalismo de estado.
Pero la burguesía sabe que no es suficiente el control a nivel económico, son necesarias medidas para un mayor control político y social, ante las inminentes medidas impopulares que tendrá que tomar para enfrentar una crisis económica en ciernes, la cual asoma sus aristas a pesar de los altos ingresos petroleros. La burguesía sabe que tarde o temprano la crisis le pasará factura debido al excesivo gasto público que implica sostener un modelo político como el del chavismo, que tiene que atender el frente interno (malestar social, oposición, malestar dentro del propio chavismo) y externo (geopolítica frente a EEUU, Colombia, México, pero también frente a “aliados” como Brasil) a punta de petrodólares. Por ello, los llamados “motores de la revolución bolivariana”, contemplan medidas de mayor control político y social contra los trabajadores y la población en general a través del llamado Poder Popular y los Consejos Comunales.
A la par que se anuncia el fortalecimiento de estos órganos de control social, el gobierno ha iniciado el año tomando o anunciando medidas que atentan contra las condiciones de vida de los trabajadores y la población:
El gobierno, montado en su alta popularidad, está mostrando su verdadera cara de gobierno burgués: después de haber utilizado electoralmente a los trabajadores y capas excluidas, ahora está anunciando medidas de austeridad y represión. Para la burguesía chavista es una necesidad reducir sus gastos, mas aun cuando está anunciada una baja en los precios del petróleo para el 2007 (en lo que va del 2007 ha bajado en $6 el barril de crudo venezolano), lo que va a limitar la fuente de recursos para las exigentes necesidades de la burguesía bolivariana que requiere de un alto y creciente gasto público, que tarde o temprano se reflejará a nivel de una agudización de la crisis capitalista. Aquí la “cuerda revienta por lo mas delgado”, mediante una desmejora de las condiciones de vida de los trabajadores del privado y del sector público, que creció de manera acelerada durante el primer gobierno de Chávez, y seguramente de los propios beneficiarios de las misiones.
Ante este panorama nada halagador, los trabajadores en Venezuela, al igual que en el resto del mundo, no tenemos otro camino que desarrollar las luchas contra los ataques incesantes del capital. Sabemos que esta lucha no será fácil, debido en parte a las confusiones que introduce la ideología chavista, que ha desvirtuado y manipulado la idea misma del socialismo, es decir, la superación del reino de la precariedad a través de la lucha revolucionaria del proletariado.
Para confundirnos aún más dentro del chavismo es promovido el debate “abierto” y “democrático” sobre el socialismo, el comunismo, el partido, el control obrero, etc., siempre y cuando no se ponga en tela de juicio el carácter de clase del régimen.
Por otro lado, está el veneno del “antiimperialismo”. El chavismo, para su sobrevivencia interna y externa, requiere de la confrontación interna, pero sobre todo de la confrontación contra “el enemigo principal”, los EEUU (principal socio comercial de Venezuela). De allí la permanente retórica incendiaria “anti-yanqui”, para buscar el apoyo de los trabajadores a la política imperialista de la burguesía venezolana. Por ello también ha utilizado los escenarios de las recientes proclamaciones de los gobiernos de izquierda de Ortega en Nicaragua y Correa en Ecuador, para firmar una serie de acuerdos políticos y comerciales, con miras a ampliar el eje Cuba-Bolivia-Venezuela.
Este ataque ideológico contra la clase obrera no sólo se da desde el frente del chavismo, sino que la oposición ha acentuado su campaña de la necesidad de frenar “el comunismo” totalitario de Chávez y su gente. Ante la exigencia de varios sectores de la oposición (dentro de ellos la Iglesia) que le han pedido una explicación a Chávez acerca del “socialismo del siglo 21”, éste les ha respondido “léanse a Marx y allí encontraran la explicación”. Son frecuentes en el chavismo y en la oposición las referencias a verdaderos militantes de la nuestra clase, como Marx, Engels, Lenin, Trotsky e incluso Rosa Luxemburgo, para cada uno defender sus posiciones burguesas.
Aunque el gobierno ha tomado la delantera con una avalancha de medidas de corte económico, político y social, la oposición, aunque bastante debilitada, intenta “calentar la calle” pues no cuenta con representantes en el parlamento. De esta manera intentará canalizar el descontento social, lo que plantea la continuidad de la polarización interburguesa.
Como se puede apreciar, el proletariado está sujeto al “fuego cruzado” de las fracciones de la burguesía. Con el triunfo del chavismo se ha acentuado el ataque ideológico contra la clase obrera en Venezuela y en la región. Esta situación ha causado cierta confusión dentro de los elementos proletarios que iniciaban una crítica al chavismo desde un punto de vista de clase. Esta situación momentánea, si bien afecta la conciencia y la combatividad de la clase, no va a detener el proceso de reflexión en sus minorías, pues las elecciones no son el termómetro que mide la lucha de clases.
En perspectiva, de no responder a tiempo la clase obrera, no se descarta el estallido de revueltas sociales. Es posible que el gobierno sobrestime su control sobre las masas excluidas, quienes desde antes de las elecciones expresaban su descontento, muchas veces de manera violenta, culpando a los funcionarios y exculpando a Chávez de su situación. Este panorama hace más urgente la lucha de los trabajadores y el desmontaje de la ideología chavista desde el punto de vista marxista, ya que ésta, gracias al trabajo de los altermundialistas y la izquierda del capital, trasciende las fronteras de Venezuela y de América Latina.
CCI
18-02-07
[1] Mediante las llamadas misiones el estado “atiende” las áreas de distribución de alimentos, salud, educación, subsidios a madres sin trabajo, empleos temporales, etc. Desde el 2003 se han generado varias misiones, muchas de ellas no permanentes y en su mayoría para generar una fachada de preocupación por los pobres. Llevan nombres de héroes de las luchas de independencia contra el dominio español, o de las áreas que atienden: Barrio Adentro (salud), Mercal (distribución de alimentos), Madres del Barrio (ayuda a madres sin empleo), Ribas (educación), etc.
[2] Chávez en particular es hijo de maestros, aunque él es un oficial del ejército. No es la primera vez que un personaje de extracción pobre, asume tareas de jefe de estado, órgano garante de la preservación de la explotación del capital sobre el trabajo; están los casos de Lech Walesa en Polonia en los 80 y de Lula en Brasil, ambos obreros. El hecho de que una persona de extracción pobre o proletaria asuma un alto cargo dentro de la burocracia estatal, lo ubica inequívocamente en el campo de la burguesía, ya que el estado es el órgano de dominación de la clase burguesa.
[3] Una de las obras inauguradas fue el segundo puente sobre el río Orinoco, a la que asistió Lula debido a que la obra es construida con capital brasileño; en esa oportunidad Lula dio su apoyo público a Chávez; apoyo que muestra el interés económico del capital brasileño, pero sobre todo el geopolítico, ya que Brasil se colocaría como un país que puede controlar la influencia del “infant terrible” Chávez en la región. No es por casualidad que Bush visitará a Lula en su excepcional viaje a América Latina el próximo mes de marzo.
[4] Existen serias dificultades de las ONG para llevar estadísticas fiables sobre las manifestaciones de la pobreza. El gobierno, a través del control de las instituciones, en particular del Instituto Nacional de Estadísticas, manipula de la manera más burda las cifras para ajustarlas al discurso oficial. Ante un reclamo de Chávez al INE, éste ente logró la hazaña de bajar el índice de pobreza de 55,1% de finales de 2003 a 37,9% para finales de 2005. El año pasado hubo una fuerte polémica entre la FAO y el gobierno, cuando esa Organización reveló que entre 2001 y 2003, 4,5 millones de venezolanos (18% de la población) sufre de desnutrición; representantes del gobierno dijeron que ese organismo “no está calificado para medir el proceso revolucionario”. La manipulación estadística, que de alguna manera la hacen la mayoría de los gobiernos, evidencia la hipocresía de la burguesía que pretende ocultar lo inocultable.
[5] El salario mínimo oficial es equivalente a $232, es el segundo más alto de la región, calculado a la tasa de cambio controlada por el gobierno de Bs. 2150 por $; pero según la tasa no oficial, se reduciría a la mitad. El salario mínimo no lo reciben la totalidad de los trabajadores formales y mucho menos los informales, que representan casi la mitad de la fuerza laboral de 12 millones de trabajadores. La mayoría de los beneficiados por las misiones y de los trabajadores agrupados en las cooperativas reciben menos del salario mínimo oficial.
Un compañero de Lima que mantiene correspondencia y debate regular con nuestra organización nos transmitió recientemente un artículo que publicamos en Acción Proletaria nº 195 sobre la combativa huelga minera en ese país. Actualmente, sin haberse apagado totalmente los ecos de esta lucha, un movimiento de maestros se ha extendido por todo el país. El compañero nos ha enviado con gran rapidez –cosa que saludamos calurosamente- dos comunicaciones que agrupamos en el artículo siguiente.
Actualmente, el proletariado mundial se está recuperando penosamente y no sin dificultades del largo periodo de retroceso que sucedió a los acontecimientos de 1989 (caída del bloque ruso presentado falsamente como “comunista”) y a la gigantesca campaña anti-comunista que le sucedió. Una nueva generación de proletarios se lanza al combate con muchas menos ilusiones que sus mayores pues contempla un capitalismo que lleva años y años de precariedad, desempleo, pobreza, guerras, desastres climáticos… Las generaciones obreras que participaron en grandes luchas en los años 60-70 fueron tentadas por la ilusión que vendieron profusamente los gobiernos de “un mañana mejor”, las generaciones obreras actuales –tanto las más veteranas como las más jóvenes- comprueban amargamente que el “mañana no puede ser otra cosa que peor”. Las luchas tienden a desarrollarse pero, más importante aún, minorías de compañeros por todo el mundo animan una reflexión, se plantean un debate, participan en los primeros pasos de una gran debate internacional, sobre cómo luchar, qué perspectiva, como poder barrer al capitalismo de la faz de la tierra y poder empezar una nueva sociedad partiendo de la comunidad y la solidaridad mundial que el proletariado es portador.
Es importante que de forma rápida circulen experiencias, lecciones, informaciones, de las luchas obreras que van surgiendo en el mundo. Es importante que, pese a los medios de difusión limitados con los que contamos, se transmitan rápidamente lecciones, conclusiones, experiencias, para que todos los trabajadores del mundo puedan beneficiarse de su mayor riqueza: su carácter internacional, su solidaridad internacional, su conciencia internacional. Por eso la aportación del compañero es un ejemplo que animamos a desarrollar lo más posible.
Pero apreciamos igualmente la profundidad de su análisis. El compañero ha distinguido claramente entre la fuerza solidaria que animaba la huelga minera y, en cambio, las trampas nacionalistas y localistas que desde un principio han trabado a los compañeros de la enseñanza. No sólo hay que aprender de los puntos fuertes sino también –y quizá más aún- de las debilidades y las derrotas. No pretendemos traer “buenas noticias para animar”. Eso no lo necesita el proletariado. Pretendemos aportar la realidad tal cual es para que un análisis a fondo y crítico pueda contribuir a la conciencia y la fuerza necesarias para cambiarla.
Huelga de maestros en Perú
El día 19 de junio el dirigente magisterial Huaynalaya convocó a una huelga nacional que tuvo eco en todo el país. Desde ese día base tras base se ha ido sumando a la huelga. Huaynalaya es calificado por la prensa como pro-senderista frente a las posiciones mayoritarias del sindicato magisterial SUTEP que responden al partido Patria Roja que asume una línea pro-china.
Al tener convocatoria el llamado de Huaynalaya, el propio sindicato ha decidido plegarse a la huelga el día jueves 5 de julio. Los días anteriores, las periodistas que tienen programas políticos con mayor sintonía (Rosa María Palacios y Cecilia Valenzuela, autotituladas liberales y la primera, vinculada a la segunda mina de oro más grande del mundo –Yanacocha-) le han dedicado largos espacios a denigrar la huelga.
La posición de la prensa es clara. Los maestros son los culpables de su propia incapacidad intelectual y de su actitud huelguística que priva a los niños y adolescentes de todo el país de valiosas horas de clases. Hay que notar que este argumento en sí es contradictorio pues ¿qué se ganaría asistiendo a clases con maestros incapaces? En realidad lo que temen es a los escolares en las calles apoyando a sus maestros como lo hicieron en el año 77 y experiencia de la cual surgieron jóvenes militantes de los distintos partidos que luego se volcaron a la lucha armada.
La periodista palacios preguntó al ministro que el magisterio peruano tiene 250 mil maestros y que solo estarían en huelga 5 mil. La propia periodista desmintió aquello y el ministro nada pudo decir ante las evidencias. A su vez las movilizaciones están en todo el país: Juliaca, Puno, Ucayali, Ayacucho, Huanuco. No solo marchan maestros sino toda la población. Está sucediendo la misma circunstancia de hace dos meses cuando los mineros movilizaron a casi todo el país. El trabajo de coordinación y las posiciones más combativas que puedan realizar balances de estas experiencias aún es limitado. Los sindicatos siguen teniendo el principal papel y terminan volviéndose un freno ante las reivindicaciones que jamás concluyen por parte del proletariado.
Reflexión sobre las luchas actuales
Las luchas que se desarrollan actualmente en Perú, en casi todo el país (Ancash, Arequipa, Ayacucho, Huancavelica, Huanuco, Ica, Junín, Lambayeque, Lima, Loreto, Ucayali, Piura, Puno y San Martín), son el resultado de una confluencia de acontecimientos que tienen su origen en dos grandes fuentes de protesta. Por una parte los reclamos regionales sobre todo y con mucha potencia en Pucallpa en donde la ciudad fue tomada y aislada durante más de 15 días y por otra parte la huelga del sindicato de maestros del SUTEP iniciada el 19 de junio en provincias por maestros que están en contra de la dirigencia de Patria Roja (parte de la izquierda de la burguesía) y suscrita, posteriormente por el sindicato en conjunto y con la adhesión de la mayoría de los 320 mil maestros del Perú a partir del día jueves 5 de julio.
La movilización de los maestros por todo el país en confluencia con los reclamos regionales (disímiles y por su carácter, muy localistas) suscitó una reacción gigantesca de masas por todo el país. El número de heridos y detenidos no se conoce, la cantidad de locales tomados, incendiados y destruidos incluyendo choques con la policía se han dado prácticamente en casi todos los departamentos que están en lucha. La propia Defensoría del Pueblo ha señalado que actualmente existen 75 conflictos en el país sin resolver, es bastante probable que la cifra sea más alta.
Tomando en cuenta quienes canalizan estas luchas, por un lado los gobiernos regionales y por otro los sindicatos y gremios locales, se puede observar hacia donde derivará todo el proceso. Hacia la búsqueda de una solución a los conflictos guiados por los propios organismos de los gobiernos regionales, más los gremios y los sindicatos como intermediarios de la población ante el gobierno. El camino que sigue este proceso es el de un nuevo reordenamiento burgués que se oriente cada vez más hacia la izquierda del capital, con los típicos llamados a la conciliación de clases y a la defensa del país.
En la marcha del SUTEP del día viernes 6 de julio, marcharon del brazo las dos facciones del SUTEP, los congresistas de UPP y del Partido Nacionalista. Todos estos elementos señalan claramente como la maniobra de la burguesía es oponer el problema social a un problema entre posiciones de izquierda y derecha. La intención es buscar una salida que se acerque a las posiciones que Chávez está manejando en Venezuela, Ecuador y Bolivia. Todos están felices con la maniobra: maoístas, guevaristas (que ya militan allí), nacionalistas y todos aquellos que esperan una cuota de poder, dinero y de mantenimiento del orden actual.
El ala derecha del capital denuncia las ingerencias de Chávez en el Perú, señala como el ALBA se acerca a los comerciantes locales y cuestiona su ingerencia en Puno y señala lo extraño de que su presidente regional tenga una foto de Chávez tras su escritorio en lugar de la de García.
El eterno juego izquierda-derecha, democracia-dictadura tiene su nueva versión. El proletariado en el Perú ya conoce estas maniobras con claridad por lo menos desde el general Velasco Alvarado (1968-1975). La burguesía peruana necesita resistir pues gigantescos negocios le esperan, para ello cuenta con todas sus facciones.
En realidad el problema no surge desde las posiciones que oponen derecha-izquierda o democracia-dictadura. Las posiciones que regirán el destino del Perú y de todo el planeta son las que oponen proletariado a burguesía. Por eso hay que señalar que en estas luchas la posibilidad de una perspectiva autónoma para el proletariado aún es muy lejana, a diferencia de los embriones de lucha que cuestionaron a los sindicatos en la última huelga minera de abril-mayo, posiciones fundamentales para que el proletariado consiga su autonomía y luche por sus propios intereses.
Las luchas de ahora y pese a la violencia desatada no marcan una perspectiva autónoma para el proletariado en donde este luche por sus propios objetivos y por su propio programa. El proletariado está atado en estas luchas a los intereses de burguesías locales y de sus aliados pequeños burgueses de todo tipo (intelectuales, periodistas, etc.), pero a su vez los proletarios que intervienen en estas protestas deben constituir embriones que puedan extraer balances de estas intervenciones y que luego pugnen por su propio camino, el camino de la única clase que puede cambiar todo el panorama del planeta rodeado de miseria, muerte y destrucción, esta única clase es el proletariado.
Lima, 9 de julio del 2007.
Tras varias semanas de contorsiones de la dirección de Airbus y un encuentro entre Chirac y Merkel, ha caído la guillotina: 10 000 supresiones de empleo en Europa, cierre o venta de varias factorías.
La dirección, con la mano en el corazón, nos dice “no habrá despidos”, “todo se arreglará con prejubilaciones y renuncias voluntarias”.
No habrá despidos en Airbus, dicen, ¡pero si solo es la mitad de las plantillas afectadas!: a otros 5000, eventuales del propio Airbus o asalariados de empresas en subcontrata, se les dirá que se larguen con viento fresco. Y en cuanto a los asalariados de Airbus, ya sabemos lo que significará para ellos las “dimisiones voluntarias”: contramaestres y demás jefezuelos los someterán a un acoso permanente hasta quebrantarlos. Al cabo, más desempleo, sobre todo entre los jóvenes que tengan que buscar otro trabajo. Y para los que se quedan: ritmos más infernales si cabe, incremento de horarios por el mismo salario en el mejor de los casos.
Para explicar la crisis de Airbus y justificar semejantes medidas, cada uno canta su copla. Para Gallois, patrón de Airbus, la situación se debe ante todo al euro fuerte: los Airbus son aviones demasiado caros comparados con los fabricados por Boeing. Para los sindicatos, la causa es la mala gestión y la codicia de los accionistas. Para la patronal, la culpa es del Estado por meterse en políticas industriales que no es lo suyo: hay que dejar a los inversores privados que se las arreglen entre sí. Para los partidos de izquierda es porque el Estado no ha hecho bien su papel de accionista. Para la prensa francesa la culpa es del Estado alemán porque quiere llevarse el ascua a su sardina. Para la prensa alemana, y la burguesía que está detrás de ella, le es difícil devolver ese argumento en sentido inverso, pues, sin que los franceses tengan nada que ver en el asunto, se han anunciado 6100 supresiones de empleo en Bayer, gigante de la industria química, y la dirección de Deutsche Telekom ha decidido transferir a empresas en subcontrata a 50 000 de sus asalariados, lo cual es un medio para ir preparando su despido una vez que estén dispersos en múltiples pequeñas empresas. Y ya puestos a ello, quienes sigan en la empresa deberán trabajar 5 horas más por semana sin incremento salarial. A través de sus medios de comunicación, la burguesía alemana procura más bien consolar a los obreros de Airbus diciéndoles que podría haber sido peor para ellos, pues los más afectados son los franceses. Y en la prensa española, el mismo estribillo: no salimos mal parados porque somos más competitivos. Y, añadiendo un verso suplementario a la copla nacionalista, acusan a alemanes y franceses de cocinar sus garbanzos en sus fogones sin consultar para nada a los españoles.
Lo que, por su parte, predomina en la prensa británica es la discreción. También es verdad que en estos mismos días lo que está en el candelero son los ataques que están cayendo sobre cientos de miles de trabajadores de la salud con la congelación de unos salarios que ya eran ínfimos.
¿Qué nos proponen quienes rechazan las decisiones de la dirección de Airbus?
Para los sindicatos alemanes, las dificultades de Airbus son un ejemplo más de la mala gestión de los patronos, una mala gestión responsable también de las dificultades de Deutsch Telekom y Bayer. Y exigen participar en las gestión de las empresas…¡y eso que ya representan prácticamente el 50% de los consejos de administración y han participado en todas las decisiones sobre Airbus y otros sectores!. Y en ese marco, proponen que las medidas que se tomen para “garantizar el futuro de Airbus” se discutan localmente, fábrica por fábrica, entre sindicatos y patronal.
Los sindicatos franceses, por su parte, denuncian el mal “gobierno” de la dirección actual y proponen que el Estado se implique más en la gestión de Airbus, perspectiva que también apoyan el primer ministro francés y los candidatos de derechas y de centro a las próximas elecciones presidenciales, Sarkozy y Bayrou. La candidata socialista, Ségolène Royal, ha hecho además la propuesta de que las regiones puedan entrar en el capital de la empresa. O sea hacer lo mismo que lo que ya se hace en Alemania, en donde los Länder participan en el capital de Airbus… ¡con el gran éxito que estamos viendo!
Podrá haber algo de verdad en alguna de esas declaraciones. Es cierto que el euro fuerte es un obstáculo para la venta de aviones fabricados en Europa frente a la competencia de Boeing. Cierto es que ha habido problemas de gestión en Airbus. Es verdad, en particular, que la competencia entre el Estado alemán y el francés lo ha puesto peor. Cada cual podrá contar una parcelita de verdad, pero toda esa gente comparte la misma mentira: la de que los trabajadores que hoy ya están pagando las dificultades de Airbus, tendrían los mismos intereses que los patronos. En resumen, que deberían adherirse al objetivo de todos esos discursos: Airbus tiene que ser rentable comparado con Boeing. O sea, exactamente lo que los patronos estadounidenses dicen a los obreros estadounidenses y, por la misma razón, éstos han tenido que soportar decenas de miles de despidos durante los últimos años. Al fin y al cabo, lo que quieren los “responsables” que oigamos en sus discursos, ya sea el gobierno, los patronos o los sindicatos, es que los obreros norteamericanos serían los enemigos de los obreros europeos, y que los obreros franceses, alemanes, ingleses o españoles serían, a su vez, enemigos entre sí. Finalmente, en la guerra económica de hoy, lo que el conjunto de fuerzas de la burguesía quiere, es oponer a los obreros de los diferentes países entre ellos como lo hace en las guerras militares.
Que los Estados capitalistas estén en competencia unos con otros, es algo que no paran de decirnos, y es verdad. Las guerras del siglo XX nos demuestran que son los trabajadores quienes más tienen que perder en esas rivalidades entre naciones capitalistas y no tienen el más mínimo interés en someterse a las órdenes y a los intereses de sus burguesías nacionales. En la lógica del capitalismo, tanto los obreros americanos como los europeos tienen que hacer siempre más sacrificios. Si Airbus vuelve a ser rentable contra Boeing, los obreros norteamericanos deberán soportar nuevos ataques (y, por cierto, se está ya anunciando la supresión de 7000 empleos en esa empresa) y les tocará después a los obreros europeos volver a pagar las cuentas. Cada retroceso de los obreros ante las exigencias capitalistas, por todas partes, no hace sino preparar nuevos ataques y todavía más violentos que los anteriores. Y al capitalismo no le queda otra “opción”, pues es un sistema en crisis, una crisis insoluble. Y lo único que sabe oponer a esa crisis es siempre más supresiones de empleo, siempre más explotación para los obreros que tienen la “suerte” de conservar su empleo…por ahora.
A los trabajadores golpeados hoy por las medidas de la dirección de Airbus, no les queda otra alternativa que la de luchar. En varias factorías de Airbus, lo han comprendido inmediatamente: en cuanto se anunciaron los planes de la dirección, los 1000 obreros de la fábrica de Laupheim, en el Sur de Alemania, se pusieron espontáneamente en huelga, en el mismo momento en que los de Méaulte, en el Norte de Francia, cesaban el trabajo, al que volvieron cuando el sindicato les anunció que la factoría no sería vendida, lo cual es una mentira.
Los trabajadores de Airbus no son, sin embargo, los únicos concernidos por esta lucha. Son todos los explotados quienes deben sentirse solidarios ante los ataques que hoy caen sobre los trabajadores de la aeronáutica, unos ataques que mañana caerán una vez más sobre los del automóvil, los de telecomunicaciones, los de la química y demás sectores.
Por todas partes deberán reunirse los trabajadores en asamblea general soberana, en la que se discuten y deciden los objetivos y los medios de lucha. Una lucha que es cosa de los propios trabajadores. No es cosa de unos candidatos a las elecciones cuyas promesas serán olvidadas en cuanto lleguen al poder. No es cosa de los pretendidos “representantes” de los obreros, los sindicatos. Estos se pasan el tiempo cultivando la división entre los trabajadores, ya sea en el propio seno de la empresa o entre unidades de producción (como se ha podido ver estos días en Toulouse donde los discursos del sindicato principal, Force Ouvrière, intentan oponer los obreros “con mono” de las fábricas a los de “chaqueta” de la sede social, éstos también duramente golpeados). O entre un país y otro, pues son los sindicatos los primeros en agitar los trapos nacionalistas. Para los sindicatos franceses de Airbus, y a su cabeza el mencionado Force Ouvrière, hay que “luchar”, paralizando incluso la producción para obtener un “reparto mejor de los sacrificios”, o sea y dicho a las claras, para que los obreros alemanes sean más duramente golpeados. Y cuando un sindicato como el alemán IG Metall propone para mediados de marzo una jornada de acción común entre trabajadores de los países que tienen factorías de Airbus, lo único que está haciendo son maniobras para adelantarse a una toma de conciencia de los trabajadores de que sus intereses no son los de “su” capital nacional, a la vez que hace pasar sus declaraciones contra la huelga en nombre de la “responsabilidad”. Y es además un medio para cultivar una “solidaridad” entre obreros europeos de Airbus contra los obreros americanos de Boeing, los cuales, en otoño de 2005, sí que se pusieron masivamente en huelga contra los ataques patronales.
La necesaria solidaridad de todos los trabajadores ha empezado a expresarse, especialmente con paros espontáneos en fábricas relativamente poco afectadas como las de Hamburgo o Bremen, las más importantes de Alemania. Hace poco, en Andalucía, los obreros de Airbus, hoy atacados, aportaron su apoyo a las manifestaciones de las familias de los obreros de Delphi, que el cierre de la fábrica de Puerto Real va a tirar a la calle. Ese es el camino que deben tomar todos los trabajadores.
Contra los llamamientos de los patronos a aceptar las supresiones de empleo, las bajas de salario y la agravación de las condiciones de trabajo, solo hay una réplica: rechazo de unos sacrificios que lo único que hacen es abrir las puertas a ataques todavía peores ¡Solo la lucha paga!
Contra los intentos para dividir a los trabajadores por empresas o países, ¡solidaridad de toda la clase obrera!
Contra el aislamiento, que siempre es equivalente a derrota, ¡extensión de las luchas!. Las asambleas obreras deberán enviar delegaciones masivas a las demás empresas para que todos los trabajadores participen en un movimiento solidario.
Ante un sistema mundial en las últimas, que atacará con cada vez más brutalidad a todos los trabajadores, en todos los sectores y en todos los países, no queda otra alternativa para la clase obrera que entablar luchas cada vez más determinadas, más amplias y solidarias.
Es el único medio para impedir que se agrave la explotación, que las condiciones de vida y de trabajo sean cada día más inhumanas, y, también, para ir preparando el derrocamiento de este sistema que siembra miseria, guerra y barbarie.
Corriente Comunista Internacional (5 marzo 2007)
El apagón de Barcelona ha dejado sin suministro eléctrico a más de 100.000 personas durante 3 días. Actualmente, la “solución” que han dado –basada en una serie de generadores conectados- además de producir un ruido insoportable, provoca fallos intermitentes en el suministro de luz que resultan, sí cabe, aún más dañinos que el apagón general pues al afectar a frigoríficos, ordenadores, servicios de climatización etc., hacen que se echen a perder alimentos, trabajos o servicios.
Los medios de “comunicación” (más bien hay que llamarlos de incomunicación y deformación), los políticos, los jerifaltes empresariales, se han apresurado a dar sus explicaciones… Dos de ellas han destacado:
La primera ha sido la de buscar culpables a quien someter al linchamiento moral e ideológico. Los partidos de oposición han lanzado los dardos al gobierno central o al gobierno autonómico, el PSOE- que gobierna tanto en Madrid como en Barcelona- ha echado a los perros al empresariado de Endesa –la compañía suministradora, regentada por un ejecutivo vinculado al PP-, mientras que, por su parte, Endesa ha dirigido el dedo acusador a Red Eléctrica, empresa nacional bajo un cargo “socialista”…
Este cruce de acusaciones con el que cada cual busca eludir sus responsabilidades, responde sin embargo a una tendencia creciente en las “explicaciones” y “argumentaciones” de los gobernantes y los ideólogos del capitalismo: la búsqueda de chivos expiatorios. ¿Los accidentes ferroviarios? Serían la culpa de un conductor irresponsable; ¿Los incendios forestales? Culpa de un tenebroso pirómano; ¿La sequía y la falta de agua? Culpa del egoísmo de la gente que tiene la manía de ducharse todos los días… Esto muestra cómo ante su incapacidad creciente para aportar soluciones, los responsables políticos y económicos impiden cualquier posible debate que analice científicamente las raíces de los problemas oponiendo frente a ello la ideología bárbara e irracional de la búsqueda del chivo expiatorio y el sentimiento de culpa.
La segunda –invocada especialmente por parte de Esquerra Republicana y CIU- ha cargado las tintas en que “Cataluña está siendo discriminada”, “Cataluña da al pueblo español mucho más de lo que recibe”. Con estas monsergas pretenden oponer a los obreros y la población de Cataluña a sus hermanos del resto de la península. Tratan de fomentar el sentimiento egoísta de cada uno a la suya, de encerrar a cada cual en la mezquindad insolidaria del interés de “su” pequeña patria, cuando lo que los obreros y la humanidad necesitan es hacer saltar en pedazos el estrecho y destructor horizonte de las “patrias” –sea española o catalana- para abordar los problemas desde la única perspectiva válida: mundial e histórica.
Contra estas “explicaciones” que no explican nada y que únicamente buscan sembrar sentimientos destructores, debemos poner de relieve en primer lugar que los apagones son un fenómeno cada vez más frecuente en todo el mundo y que no se limitan a países en conflicto como Irak donde a duras penas puede disfrutarse de 2 horas diarias de electricidad. Por ejemplo, California –la región industrialmente más desarrollada de USA- ha sufrido numerosos y graves apagones en la última década.
La causa reiterada de estos problemas –como se ha puesto de relieve en publicaciones técnicas- es el creciente estado de abandono del cableado, la maquinaria, las subestaciones, los sistemas de transferencia, de las redes eléctricas de la gran mayoría de países. Se ahorra costes en revisiones, mantenimiento, reparaciones, actualización ante puntas de consumo, redes paralelas de sustitución… Con ello el suministro eléctrico es cada vez más vulnerable y la más mínima perturbación puede paralizarlo.
Pero no se trata de un fenómeno limitado al mundo de la electricidad. Lo podemos encontrar en el servicio de aguas potables, en los ferrocarriles, en la aviación, en los hospitales, en el mantenimiento de presas, obras públicas, edificios, transportes, grandes instalaciones etc.
El capitalismo mundial, sometido a una crisis sin salida, trata de paliar sus efectos REDUCIENDO MASIVAMENTE COSTES.
Hay dos costes fundamentales: por una parte, la fuerza de trabajo; de otro lado, el mantenimiento, reparación y conservación de las infraestructuras.
Respecto a la fuerza de trabajo podemos ver cómo está operando el capitalismo en los últimos 20 años: precariedad, reducción de salarios, reducción de pensiones, prolongación de la jornada de trabajo etc.
Respecto a las infraestructuras la multiplicación de accidentes, de inundaciones, de incendios, de catástrofes aéreas o ferroviarias, de apagones repetidos en el suministro eléctrico, constituyen el testimonio elocuente de esa reducción de costes destinada a paliar los efectos siempre crecientes de la crisis capitalista.
Hay un hilo que explica de forma coherente el apagón de Barcelona y los reiterados retrasos en esa misma metrópoli de los trenes de cercanías –que ha vuelto a darse cuando los efectos del apagón … todavía no se habían apagado-, pero igualmente las graves inundaciones en Gran Bretaña, la reciente catástrofe aérea de Sao Paulo etc. ES EL ABANDONO CRECIENTE DE LAS INFRAESTRUCTURAS.
Este abandono de las infraestructuras y este creciente ataque a la fuerza de trabajo que es la principal productora de las riquezas sociales muestran que el capitalismo es un sistema social sin futuro.
Y como no tiene futuro se dedica a sobrevivir día a día sin ninguna perspectiva, abandonando a su suerte las infraestructuras que permiten el funcionamiento coherente de la producción. La consecuencia es una multiplicación de retrasos, de paralizaciones, de accidentes, de catástrofes, los cuales añaden nuevos sufrimientos y problemas a los ya de por sí graves causados por el ataque a las condiciones de vida de los trabajadores, las guerras imperialistas y el creciente desastre medioambiental.
“El capitalismo se asemeja a un rascacielos que obligado a crecer sin cesar para paliar los efectos de su crisis histórica, construye nuevos pisos con los materiales excavados de sus cimientos. Cuanto más imponente es el edificio más frágiles y débiles son las bases que lo sustentan” (INTERNATIONALISME, 1952, Izquierda Comunista de Francia).
La oscuridad de los hogares provocada por el apagón nos revela otra oscuridad aún más preocupante: la oscuridad del futuro que nos depara el capitalismo.
A través del debate sobre las causas de todos estos problemas y sobre las perspectivas de lucha para salir de esta situación, los proletarios, todos los que luchamos contra este sistema que constituye una amenaza creciente para la humanidad, podremos aportar la luz de la claridad. Solo la lucha masiva, unida, solidaria, del proletariado a escala de todos los países, podrá iluminar la salida.
CCI 27-07-07
Numerosas son las cuestiones en las que hurga Amorós en su conferencia[1], publicada después como artículo, sin que por ello, a nuestro juicio, penetre en lo fundamental de la autonomía obrera. Es un texto demasiado disperso, lleno de alegatos en los que después no ahonda, que no desarrolla ni razona con la misma rotundidad con la que sermonea, unas veces insinuando y otras diciéndolo abiertamente: La desaparición de la clase obrera como sujeto histórico, por lo menos en España, a partir de que no culminaron con éxito los llamados “años de la autonomía obrera” y, por lo tanto, de ahí y para siempre la imposibilidad de que el proletariado destruya el Estado capitalista y abra la perspectiva de la sociedad comunista (aunque tampoco sabemos si el fin consiste en esto último). Amorós, cosa que francamente es de agradecer, ni siquiera emplea las argucias de otros partidarios del llamado “antagonismo difuso”, que si bien reconocen formalmente que la clase obrera existe, sin embargo rechazan que sea ya la clase revolucionaria[2]. Sin embargo semejante teoría, la del final de la clase obrera, resulta desmentida por la innegable realidad en la que vivimos, que es la de la sociedad capitalista, a la que es inseparable, como el hueso a la carne, la existencia mundial de dos clases fundamentales, como es la burguesía y el proletariado y la explotación forzosa de este por aquella, a fin de apoderarse de la ganancia capitalista que resulta del plus trabajo obrero y que es la razón de ser del sistema; estas son viejas verdades que no han sido refutadas por la realidad y de las que tal vez ni siquiera deberíamos hacer referencia, pero la hipótesis de Amorós a pesar de ser tosca, la realidad inmediata que nos muestra la propaganda de la clase dominante con toda su cohorte de izquierda parece darle la razón, motivo por el que no tenemos mas remedio que ocuparnos de ella, aclarando que para nada nos interesa la discusión erudita sino que solo nos guía la pretensión de avivar el debate, que llegue y despierte el interés de la clase y sus elementos más avanzados.
Amorós padece una especie de obcecación significativa que le incapacita para ver lo que está ante nuestros ojos, de lo que cualquier obrero se percata o por lo menos intuye, y es que no cae en la cuenta, al abordar este problema, que parte precisamente de la tesis sociológica de la desaparición del proletariado[3] o, como otros dicen en forma más docta y pomposa, “el fin de la centralidad obrera”, al hablar de la autonomía del proletariado como clase, cuando en realidad el método debe ser exactamente el contrario, es decir, tomarse la molestia de asimilar primero lo que es el proletariado y su lucha histórica contra el sistema capitalista y a partir de ahí, llegar a las conclusiones que revelen la supuesta desaparición de la clase obrera como sujeto histórico, pero no partir de un axioma construido a partir de un vistazo superficial en un momento y en un país dado.
Como resultado de lo anterior, Amorós no quiere o no sabe entender lo que significa la aparición de la burguesía y el proletariado en la escena mundial y por esa razón invierte lo que son hechos indiscutibles: Que el capitalismo nació en un concreto país (Inglaterra) y que a partir de ahí se fue extendiendo por todo el mundo y proletarizando cada vez más sectores de la población; él cree que las situaciones nacionales predominan sobre las internacionales y que hay una historia de lucha de clases específica en cada país: “Ni el proceso de aparición ni el desarrollo de las clases es el mismo en todos los lugares y en cualquier periodo de tiempo, dada la disparidad de condiciones históricas, por lo que el ascenso o la decadencia de la clase tiene su propia historia en cada país”.[4] O sea que depende de que país tratemos hoy podríamos hallar sociedades precapitalistas, capitalistas propiamente dichas, de las cuales unas estarían en ascenso hacia el capitalismo, al mismo tiempo que otras estarían inmersas en plena decadencia. Pero desde que el capitalismo constituyó el mercado mundial y se generalizaron las relaciones capitalistas de producción e intercambio, el proletariado es de la misma manera una clase explotada mundial y su investigación, como tal clase, requiere situarla en esta perspectiva planetaria, sin por ello dejar de tener presente sus rasgos nacionales, pero dejando bien sentado que existe un indiscutible sometimiento de los particularismos nacionales a la correlación de fuerzas internacionales entre burguesía y proletariado. Así pertenece al ABC de la lucha de clase y de su análisis, situarla en el marco internacional para entenderla en cada país y no verla como una derivación inmediata de la situación nacional. El texto que criticamos se ciñe a un período concreto de la lucha del movimiento obrero, finales de los 60 principios de los 70 del siglo XX, en un determinado país, España, y sobre un asunto específico, la autonomía obrera.
Para entender lo que fue la autonomía obrera en España en esa época, hay que fijarse que al final de los años 60 y principios de los 70 aparece de nuevo el proletariado en la escena histórica después de la derrota que sufrió tras del fracaso de la oleada revolucionaria que se desató a partir de 1917, que tuvo sus puntos culminantes en la revolución rusa que derribó el estado capitalista ruso y su contagio al proletariado alemán, que obligó a los bloques enfrentados en la Primera Guerra mundial a poner fin a esta. La Revolución rusa se arruinó velozmente debido a su aislamiento y la alemana sucumbió por las causas que hemos analizado con profundidad otro lugar[5]. Este proletariado, vencido decisivamente a finales de los años 20, sufrirá las condiciones para que el capitalismo prepare la “salida” a su crisis de decadencia: La Segunda Guerra mundial en la que la clase obrera será reclutada bajo la bandera del fascismo-antifascismo. Todo esto expresado en forma muy breve ya que el análisis del desarrollo de la lucha de clases a escala internacional requeriría un trabajo por separado.
Los momentos más sobresalientes, hasta ahora, de esta nueva irrupción del proletariado como clase será el mayo francés de 1968, el otoño caliente de Italia de 1969, el Cordobazo argentino de 1969, Polonia 1970.
El proletariado español fue derrotado durante la guerra de 1936-1939, era el único baluarte combativo que quedaba después de la derrota internacional de la revolución para dejar vía libre a la II Guerra Mundial; pero del mismo modo su aparición a finales de los años 60, coincidió con la del proletariado mundial. Esto es fundamental para entender por qué la emergencia del proletariado español se produce de manera generalizada y no accidental justamente en estos años y no, por ejemplo, en los años 50 o 90. Ahora bien, si hablamos de manera especifica de las luchas de los obreros españoles en los 60 y 70 que duda cabe que no son un reproducción de las francesas, al igual que las de Argentina tuvieron característica de aquellas o de las italianas; pero el hilo conductor de todas era la tendencia hacia la unidad, la solidaridad, la asamblea como órgano decisorio y las tentativas en la búsqueda de la independencia de clase.
Sobre este particular hay que hacer una reseña específica a la organización de la burguesía española, el aparato estatal, y la configuración y lucha del proletariado: Al terminar la II Guerra Mundial y con la formación de los bloques, España por su posición geoestratégica quedó subordinada al bloque occidental y más especialmente bajo el paraguas directo del jefe de bloque, los EE.UU. A pesar de la famosa autarquía, que tenia un fuerte componente mistificador a favor del franquismo, en los quince años que van de 1940 a 1955 se duplicó la producción industrial; en los cinco años comprendidos entre 1955 y 1960 tornó a doblarse y lo mismo pasaría en el quinquenio siguiente.
Esta elevada tasa de acumulación va a incentivar una oleada migratoria que cristalizará en la emergencia de una nueva y cuantiosa clase obrera que superará decisivamente la endémica debilidad numérica del proletariado industrial y la disminución análoga de la población campesina: Así “Entre 1950 y 1980 se produce un constante flujo migratorio de las regiones agrícolas hacia las regiones industriales. Cataluña pasa de tener 3.240.313 habitantes en el censo de 1950 a 5.959.208 en 1981; Madrid, que tenía en 1950 1.926.331 habitantes, contabiliza 4.726.986 en 1981. En ese mismo periodo, el País Vasco dobla su censo de población (de 1.061.240 pasa a 2.134.967 habitantes) y la Comunidad Valenciana eleva su cifra a 3.646.000 habitantes (contra poco más de 2.300.000 en 1950). Si atendemos a los saldos migratorios entre 1951 y 1970, resulta que de Andalucía emigraron en esos veinte años más de 1.400.000 personas; de Galicia emigraron 456.000; de Extremadura 553.000; de Castilla-León 815.000. De las regiones receptoras, Cataluña absorbió 1.190.000 personas; Madrid, 1.099.000, y Valencia 379.000”[6]
Este contexto de desarrollo capitalista que coincidía con lo que en la Europa occidental se dio en llamar los “treinta gloriosos”[7], chocaba frontalmente con la rigidez cuartelaría del franquismo de imponer los salarios mediante decreto y, al mismo tiempo, la necesidad burguesa de favorecer una elevada tasa de acumulación y beneficio; para superar estos límites fueron introducidos dos elementos: La Ley de Convenios Colectivos de 1958 y el Plan de estabilización de 1959. Ambas medidas políticas se combinaron con las primeras luchas sociales de donde brotarían las Comisiones Obreras, como expresión directa de las luchas obreras por mejorar sus condiciones de vida, que eran miserables en extremo. Estos conflictos provenían de un proletariado nuevo e inexperto, pero que tendió a hacer lo mismo que cualquier sector del proletariado en el periodo de decadencia: las luchas se organizaron en asambleas, que tenían como denominador común la unidad y la solidaridad entre los trabajadores, que tienden hacia su extensión y que sus delegados carecen de mandatos temporales siendo revocable en todo momento, además la brevedad de la representación obedecía, también, a la necesidad de protegerse contra la represión del régimen franquista. Estas son, pues, dos peculiaridades a tener en cuenta cuando se quiere hacer historia del movimiento obrero español de los años 60 y 70: Su juventud y su lucha en condiciones de falta de libertades formales y lo que estas representan: Mistificación parlamentaria, sindicalismo, que si se daba en otros países. Concretando aún más lo que fueron los mecanismos distintivos de España en esta época de resurgir del movimiento obrero internacional con respecto a los demás países habría que destacar tres elementos:
1) El impulso de las luchas obreras en España a finales de los años 60 principios de los 70, no es ninguna cosa exclusiva de este país, sino que es la expresión en España de la salida de del proletariado del túnel de la contrarrevolución que se inicia con el mayo francés del 68. Este resurgir internacional del proletariado se debe a la aparición de la crisis capitalista y al deterioro de las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera. No hay ninguna particularidad nacional en lo que se refiere a las luchas obreras, salvo que la burguesía que tenía delante debía utilizar las fuerzas represivas frente a cualquier lucha.
2) No hay una explicación española para la crisis económica de los años de los años 70 basada en la rigidez del franquismo, sino que la crisis coincide con el final del auge económico habido tras la II Guerra mundial y afecta a la mayoría de los países. Los últimos años del franquismo y la muerte de Franco no son la causa ni el desencadenante de la crisis económica, esta tiene su propia lógica mundial y, eso sí, debido al atraso del capitalismo español tiene una repercusión mayor, agravada a su vez por la dureza de la organización política de la burguesía.
3) En la lucha del proletariado español frente a la crisis económica, la burguesía se vio obligada a emplear directamente la represión policial, con varios muertos y heridos, lo que acentuó todavía más el instinto de unidad y solidaridad de los obreros. Todos tuvieron que ponerse manos a la obra, los primeros de todo los estalinistas y los socialdemócratas, seguidos por toda una corte de grupos “izquierdistas” (maoístas, trotskistas) que se emplearon a fondo para debilitar el impulso de las luchas. Con el consejo y la tutela de la burguesía occidental se puso en marcha la formación de los aparatos mistificadores y amortiguadores que permitieran sobre todo engañar y dividir a la clase trabajadora, transformando sus reivindicaciones de mejores condiciones de vida en reivindicaciones de carácter burgués como elecciones, estatutos de autonomía, legalización de partidos y sindicatos y su encuadramiento en los mismos, en esa tarea todos se tuvieron que emplear a fondo y ahí, con cientos de trampas, terminaron con lo que había sido una verdadera lucha obrera.
Para ser objetivos hay que hablar también de las limitaciones de esta lucha y su organización que no adquirieron, ni de lejos, un carácter de embestida revolucionaria, ni siquiera fue conscientemente anticapitalista, no hubo consejos obreros ni partido revolucionario, etc. Solo una concepción superficial y deformadora de la historia como la que nos presenta Amorós en su panfleto, salida de una cabeza pequeño burguesa atiborrada de pesimismo proletario, de negación de la lucha de clases y sin método dialéctico de reflexión, puede decir cosas como estas:“Las asambleas, los piquetes y los comités de huelga eran los organismos unitarios adecuados. Lo que les faltaba para llegar a Consejos Obreros era una mayor y más estable coordinación y la conciencia de lo que estaban haciendo” [8]. A Amorós le aburre la lucha de clases, es cosa lenta, no es el mejor ambiente para el lucimiento personal, pero sobre todo carecen de la espectacularidad de los banlieu[9] franceses ¡¡ah, eso si que hace las delicias de Amorós!! que le ha dedicado un folleto[10] elogiándolo.
Se debe explicar en base a esta cita que los Consejos Obreros son órganos de doble poder, significa que se vive una crisis importante entre las dos clases principales de la sociedad la burguesía y el proletariado, y que se está frente a una situación revolucionaria. Esto no se dio en ningún país, incluida España, a finales de los años 60 ni durante los 70.
Por tanto es en este entorno histórico internacional y poniendo de relieve las circunstancias especificas de España, de donde hay que partir para hacerse una idea de lo que Amorós llama la autonomía obrera en España, o los años de la autonomía. Como hemos tratado de demostrar, y queremos insistir en ello, hay una coincidencia fundamental con la situación internacional tanto referida al desarrollo económico capitalista de posguerra como de la aparición del proletariado al final de los años 60 comienzo de los 70, con la peculiaridad, importante sin duda, del contexto histórico español, pero que con todo no deja de ser un hecho secundario en la nueva correlación de fuerzas internacionales entre proletariado y burguesía cuya palanca es la salida del proletariado del largo túnel de la contrarrevolución y que tiene su referente en el mayo francés del 68.
Con todo, lo más importante fue esa aparición del proletariado en la escena histórica. El signo más distintivo de esta aparición no fue tanto lo que se reivindicaba, sino como se manifestaba, precisamente, la tendencia del proletariado a organizarse en asambleas soberanas como clase independiente de la burguesía y de todos sus aparatos, tanto los característicos de la burguesía: la nación, el pueblo, los ciudadanos, la democracia, los sindicatos, etc como los de sus fracciones de izquierda, extrema izquierda, anarquistas y los de la autonomía obrera, estos dos últimos con su retórica individualista, antijerarquica, antiautoritaria, etc. Ahí, en esa tendencia a la unidad, la solidaridad, a focalizar la lucha en base en la asamblea y no en el mitin; pero se trató solo de una tendencia, que prueba la potencialidad del proletariado, pero que también nos enseña el peso de todos esos aparatos mistificadores de los que la “autonomía obrera”, según la entiende Amorós, es uno más.
No se logró a escala internacional una perspectiva de clase consciente de su papel histórico o en todo caso fue muy incipiente, pero se dieron los primeros pasos en ese sentido tanto por el esfuerzo que surgía del proletariado por ganar su independencia, como por las reivindicaciones y métodos de lucha que empleaba y que expresaba que esa lucha iba en el camino de las huelgas de masas que como la historia el movimiento obrero ha verificado muchas veces (Rusia 1905, Francia 1968, etc.) es en lo que consiste la autonomía obrera.
Como ejemplos de las reivindicaciones y tácticas de lucha que se da el proletariado cuando se organiza en asambleas unitarias que son espoleadas por la solidaridad y avanzan trabajosamente, porque han de enfrentarse a mil trampas en el trayecto tortuoso que le lleva a la toma de conciencia, que es un proceso y no un acto voluntarista y fortuito de sumas de fabricas que puede darse en cualquier momento, como piensa el impaciente Amorós, tomemos, en primer lugar, el caso de la empresa Roca Radiadores en Gavá, en la comarca del Baix Llobregat de Barcelona que en 1976, a finales de octubre, sus 4700 trabajadores se ponen en huelga durante 95 días; la asamblea elaborará una Plataforma reivindicativa de 33 puntos, entre los que hay reivindicaciones de carácter político y ello en una comarca que por esas fechas ya empezaba a estar controlada por el sindicalismo de CC.OO y U.G.T. que boicotearon la lucha de Roca pues era una amenaza directa contra ellos; en la Plataforma a la que hacíamos referencia se incluían reivindicaciones que hoy, con todas las trampas democráticas, podrían parecer alucinantes, pero ocurrió hace 30 años: Así la asamblea de Roca con sus delegados revocables pedían cosas como la amnistía laboral total, IRTP (entonces Impuesto sobre el Rendimiento del Trabajo Personal) y Seguridad Social a cargo de la empresa (esto significaba un ataque directo contra el Estado); en segundo lugar mencionaremos la huelga de estibadores del puerto de Barcelona, también en 1976 que surgió en el proceso de la lucha reivindicativa y partiendo de la base de la asamblea, en la que también intervenían elementos de los nuevos sindicatos, mostró en que consiste la solidaridad obrera, cuando despidieron a seis trabajadores y entre ellos había alguno de CC.OO que fueron abandonados por su sindicato que no controlaba la huelga, la asamblea exigió la readmisión de todos los trabajadores, incluidos los de CC.OO como compañeros que eran con independencia de su afiliación sindical ¡eso es un ejemplo de solidaridad obrera! Mientras duró la lucha la asamblea de estibadores decidió y así se puso en práctica hacer una bolsa común con todos los jornales cobrados y repartirlo por cabeza tanto entre los trabajadores en activo como con los despedidos ¡otro ejemplo de solidaridad! Cuando las empresas contrataron esquiroles protegidos por la policía para romper la huelga, los trabajadores decidieron incorporarse al trabajo y hacer la huelga las horas pares y trabajar las impares, rompiendo así el esquirolaje patronal ¡un ejemplo de cómo la clase obrera, de forma colectiva, posee capacidad creativa en las luchas![11] Fueron momentos culminantes de las luchas proletarias pero también de sus límites y que nada tiene que ver con la idea de autonomía obrera de Amorós y sus incondicionales que la ven como una línea que parte de un punto y ha de progresar hasta llegar a su final, que fueron precisamente la características de las revoluciones burguesas, sin comprender que el proletariado por el lugar que ocupa en la sociedad capitalista actúa en constantes avances y retrocesos hasta que llega el momento en que no pueda ya dar marcha atrás y no tenga mas remedio que encarar el célebre: “Hic Rhodus,hic salta!”[12] de Marx. Desprecian con todas sus fuerzas, porque no lo conciben, todo lo que encarna el proceso de lenta maduración de la conciencia y el trabajo a medio y largo plazo de las minorías revolucionarias, su trabajo paciente y tenaz. Pero Amorós no contrapone independencia de clase burguesía- proletariado, sino autonomía contra todo lo que huela a organización, quiere homologar a todos los obreros por abajo, no quiere darse cuenta que es el propio movimiento obrero quien segrega necesariamente organizaciones revolucionarias, porque tal como hemos insistido cientos de veces el proletariado, en la sociedad capitalista, solo dispone de su conciencia y organización independiente de la burguesía. Sin embargo para Amorós lo fundamental estriba en que autonomía obrera, no lo es respecto a la burguesía sino en relación a cualquier tipo de organización avanzada, presente o futura del proletariado que como escribió Marx en el Manifiesto Comunista:”Prácticamente, los comunistas son, pues, el sector más resuelto de los partidos obreros de todos los países, el sector que siempre impulsa adelante a los demás; teóricamente, tienen sobre el resto del proletariado la ventaja de su clara visión de las condiciones de la marcha y de los resultados generales del movimiento proletario”.. Amorós quiere que todo el proletariado marque el mismo paso al mismo tiempo.
Como el movimiento obrero en los “años de la autonomía” no triunfó, no destruyó el Estado capitalista particularmente en España, según Amorós, entonces “El movimiento Obrero se esfumó....”[13] o en otro texto suyo: “La clase obrera ha dejado de existir. La condición salarial se ha generalizado, pero no se puede constituir una comunidad de intereses por el simple hecho de cobrar un salario a cambio de su fuerza de trabajo”[14] . Aquí puede verse donde radica la base del martilleo sobre la desaparición de la clase obrera que no consiste en otra cosa que en la tosquedad de la concepción “marxista” de Amorós, que piensa que el salario pagado a cambio de la fuerza de trabajo es el elemento determinante de la revolución comunista, cuando tanto el uno como el otro son consecuencia de las relaciones capitalistas de producción y que la nueva sociedad que ha de alumbrar la revolución proletaria tiene como causa inmediata el papel que como clase tiene el proletariado en la sociedad y es que por primera vez en la historia nos encontramos frente a una clase explotada y revolucionaria a diferencia de las sociedades de clases que nos han precedido donde las revoluciones jamás tenían como objetivo, porque no podían tenerlo, la emancipación de la humanidad.
No solamente en el texto que criticamos sino en otros muchos artículos y folletos de Amorós, este despotrica contra la clase obrera como sujeto revolucionario y decreta su disolución, anda a la búsqueda de un nuevo sujeto; recojamos, por todos, una breve cita: “Y en consecuencia, la impropiamente llamada clase obrera dejaba de ser agente posible de la transformación histórica.” [15]. De lo que no habla para nada es que tipo de transformación histórica propone, de que programa se trata, es decir de que tipo de sociedad ha de organizarse que tras destruir el sistema de explotación capitalista y su Estado ¿tal vez el comunismo? Amorós siente aversión por este término y le repugnan los comunistas, lo asocia a lo que el llama “....el cadáver leninista...” eso sí se explaya en las denuncias de los males concretos que padece la sociedad, pero no ofrece alternativas, se queda en un vago anticapitalismo que lo suscriben toda la izquierda del capital y lo adereza todo con un lenguaje neosituacionista, que abarca la antijerarquia, la insubordinación imaginativa, etc. En todo esto lo que subyace en realidad es lo se llama “pesimismo antropológico”, puro nihilismo, porque es incapaz de establecer la relación dialéctica entre individuo y sociedad, quiere construir una nueva sociedad ¿cuál? a partir de los individuos alineados, atomizados, sin pasar por la toma de conciencia, la destrucción el Estado capitalista y la “Dictadura revolucionaria del proletariado”.
Como resultado del enfoque voluntarista y no histórico de Amorós es incapaz de ver las potencialidades de las situaciones, para el como la clase no existe, no puede entender que la nueva generación no parte de la nada, que posee cierta experiencia de generación que le precede, que vive en sus propias carnes los golpes de la crisis y de las mentiras, que tiene muy en cuenta, mas que nunca, la falta de perspectiva del capitalismo.
¿Y que propone Amorós ante la desaparición de la clase obrera y para que la nueva autonomía vuelva a campar por estos lares? Pues nos propone “...establecer líneas de resistencia....” [16] creando una especie de neoproletariado, formado por individuos antiautoritarios vengan de la clase que vengan y que formen grupos autónomos para acometer “....acciones concretas defensivas...” ¿Qué tipo de acciones? Amorós no tiene empacho en decirlo: “contra el TAV, los parque eólicos, las incineradoras, los campos de golf, los planes hidrológicos, los puertos deportivos, las autopistas, las líneas de alta tensión, las segundas residencias, las pistas de esquí, los centros comerciales, la especulación inmobiliaria, la precariedad, los productos transgénicos.” Por fin Amorós en la parte final de su trabajo dice con toda claridad cual es su programa de acción, pero suponemos que no debe estar informado que el mismo ya es practicado por la comunidad anabptista de los Amish, (eso si, pacíficamente) tal vez allí tendría un publico complaciente y ávido por conocer las denuncias medioambientales que hace la Encyclopédie des Nuisances.
Julio, 2007. Germán
[1] Charla dada en la nave ocupada La Rabia, el 23 de enero de 2005.
[2] A propósito de esta tendencia más refinada sobre que la clase obrera existe pero ya no es el sujeto revolucionario, ver el artículo publicado en Acción Proletaria, nº 182, “¿Quién puede acabar con el capitalismo?” que recoge la parte más importante de un debate que tuvo lugar en el foro www.alasbarricadas.org [15]. Sobre la autonomía obrera.
[3] La tesis de la desaparición de la clase obrera como sujeto revolucionario y su sustitución por otros “sujetos”, no es ninguna originalidad de Amorós; se trata de un antiguo y manoseado discurso cuyo representante más conocido es H. Marcuse.
[4] Miguel Amorós, “Las armas de la critica.” Colección: muturreco burutazioak, página 42
[5] Para una explicación de las causas del fracaso de ambas revoluciones y de la derrota del proletariado ver las Revistas Internacionales números 71, 72, 75, 80, 87 a 104..
[6] Los datos relativos a los flujos migratorios proceden de: España. Anuario Estadístico. Siglo XIX y XX. Fundación Banco Exterior, recogidos en el libro “Asalto a la fábrica” editado por aliKornio ediciones
[7] Se refiere, más o menos, a los treinta años posteriores al final de la II Guerra Mundial.
[8] Miguel Amorós: Golpes y contragolpes, Pág. 184. [pepitas de calabazas ed. & oxigeno dis.]
[9] Jóvenes del extrarradio de Paris que a finales de octubre de 2005, a consecuencia de la muerte de dos estudiantes que se electrocutaron mientras la policía los perseguía, incendiaron vehículos, saquearon comercios, etc.
[10] “La cólera del suburbio” puede consultarse en: Portal por la autogestión editorial. WWW.KLINAMEN.ORG [16].
[11] Los datos sobre la huelga del puerto de Barcelona estan tomados de unas jornadas que tuvieron lugar en junio de 1999 en Barcelona denominadas “De la autonomía obrera al antagonismo difuso” en las que estuvieron unos estibadores que participaron en las luchas. Citado en el libro de la nota 6, al igual que las referencias de la empresa Roca.
[12] Palabras de una fábula de Esopo que trata de un fanfarrón que, invocando testigos, afirmaba que en Rodas había dado un salto prodigioso. Quienes le escuchaban, contestaron: “¿ para qué necesitamos testigos? ¡Aquí está Rodas, salta aquí. C. Marx: “el 18 brumario de Luis Bonaparte”
[13] Golpes y contragolpes, página 191
[14] Miguel Amorós, “Las armas de la critica.” Colección: muturreco burutazioak, Pág. 52
[15] Obra citada en la anterior nota 4, página 49
[16] Golpes y contragolpes, página 194
A pocos días después de la huelga, el gobierno negó la validez del acuerdo firmado entre sus representantes y los huelguistas, que contemplaba la atención de las reivindicaciones. A través de un furioso pronunciamiento hecho a la prensa y a la población, el presidente Lula acusó a los controladores de “irresponsables” y “traidores” por haber irrespetado las instituciones y a la jerarquía militar: “la personas necesitan saber que, en el régimen democrático, el respeto a las instituciones y a la jerarquía es fundamental” (Folha Online, 5-4-07). Actitud semejante tuvo el representante del gobierno en las negociaciones, el Ministro de Relaciones Institucionales Paulo Bernardo, ex-sindicalista de la CUT – Central Única de Trabajadores. Pronunciamientos que prepararon el camino para el inicio de la represión abierta por parte del Comando Militar de la Aeronáutica, fortaleciendo así la intención de los órganos militares de la burguesía para la aplicación de penalizaciones, inclusive la prisión, contra los elementos mas combativos, como fue el caso al inicio del movimiento cuando dieciocho controladores fueron hechos presos. A su vez, los sindicatos y asociaciones, desde el inicio del movimiento, sabotearon los intentos de movilización de los controladores e hicieron todo para evitar la solidaridad activa con ellos de parte de otros trabajadores, y para desanimar futuras luchas de los trabajadores. Así, la Asociación Brasileña de Controladores de Tráfico Aéreo (ABCTA) en una nota dirigida a los Controladores pedía “paciencia y comprensión” y “juego político”; y, enseguida, en nota pública dirigida a la “sociedad”: “Pedimos perdón a la sociedad brasileña y paz para que volvamos a ejecutar con maestría nuestro trabajo”. De esta manera, intentaron apagar el carácter combativo de una lucha proletaria por la defensa de las condiciones de vida y por la dignidad, que fue ejemplar y demostró al conjunto del proletariado que es posible alzar la cabeza contra la opresión capitalista.
De parte de la CUT, en una clara actitud de que no tiene ningún compromiso en defender los intereses de los trabajadores, fue presentada la siguiente justificación : “La CUT niega tener algo que ver con las entidades representativas de los controladores, sean civiles (Sindicato Nacional de los Trabajadores de Protección de Vuelo), sean militares (Asociación Brasileña de los Controladores de Tráfico Aéreo). Ninguna de ellas está afiliada oficialmente a la CUT. Cerca del 80% de los Controladores son militares.” El presidente de la CUT, Artur Henrique por medio de su asesoría, informó “que no hablaría sobre el asunto porque la entidad no tenía relación alguna con los participantes de la crisis aérea nacional”.
Evidentemente para nosotros esto no representa sorpresa alguna, pues los gobiernos, sean de izquierda o de derecha, junto con los sindicatos, no son sino instrumentos utilizados por la burguesía para mantener sus intereses de clase explotadora.
Los proletarios, en Brasil y en cualquier lugar deben aprender a un precio muy alto que al contentarse con las supuestas libertades democráticas, con promesas, de patrones y gobernantes, dejan espacio a la burguesía no solamente para destruir sus movimientos de lucha contra el sistema, sino también para que se desarrolle una amplia ofensiva del capital, con el máximo de represión, represalias, despidos y violencia.
Otra lección de la huelga de los controladores es que la fuerza real del movimiento está en la capacidad de buscar y alcanzar la solidaridad de otros trabajadores, dentro y fuera del sector. Evitando caer en las falsas expresiones de “solidaridad”, tales como las de Conlutas, que las utiliza como trampolín electoral para transformarse mas adelante en lo que hoy son la CUT y el PT.
El proletariado para alcanzar sus verdaderos objetivos necesita sacar las lecciones de sus propias luchas, de las luchas del conjunto de la clase, eliminar toda y cualquier ilusión de que en una sociedad dividida en clases pueda encontrar una salida a la constante degradación de sus condiciones de vida.
Los controladores aéreos, a pesar de estar hoy sometidos a los peores vejámenes, no están solos, el conjunto del proletariado, que clama por una vida digna, está con ellos.
CCI
21-04-07
A continuación publicamos nuestra respuesta a una nota enviada por un lector de Brasil (T), quien pide nuestra opinión sobre un artículo que recibió del cual publicamos algunos extractos, que trata sobre las luchas y movilizaciones que realizaron trabajadores petroleros contra la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) en septiembre pasado, por reivindicaciones salariales y otros beneficios contractuales. Así mismo, el compañero nos pide nuestros comentarios sobre la reducción de la jornada de trabajo, propuesta por el presidente Chávez en la reforma a la constitución, que será votada el próximo 2 de diciembre.
Nota del compañero T
Olá compañero…
Te repaso un mensaje que me envió un compañero acerca de
algo que pasó ahí en Venezuela, si me puedes comentar algo, y también te
pregunto como fue lo de la reducción de la jornada que habla Chávez, que esto ha
creado bastante discusión por acá.
Saludos
T
Debido a que el artículo recibido por el compañero está en ingles[1], a continuación publicamos algunos extractos traducidos por nosotros al español:
Trabajadores petroleros se enfrentan con la policía por el Contrato Colectivo
30 de septiembre de 2007
Venezuelanalysis.com
El Ministro de Energía y presidente de la estatal compañía petrolera PDVSA, Rafael Ramírez, aseguró que el contrato colectivo de los trabajadores petroleros, en negociación desde abril, podría firmarse en las próximas dos semanas, después de confrontaciones entre trabajadores petroleros y la policía en el estado Anzoátegui el jueves pasado que dejó un saldo de varias personas heridas.
Alrededor de 150 trabajadores de la refinería de Puerto La Cruz, junto con trabajadores del Complejo Industrial de Jose, marcharon a las oficinas de la Corporación Venezolana del Petróleo (CVP) en el municipio Urbaneja para entregar un documento a Ramírez, quien estaba reunido con la comisión de negociación de la Federación Unitaria de Trabajadores de Petróleos de Venezuela (FUTPV), cuando fueron interceptados por el Grupo de Respuesta Inmediata de la policía de Anzoátegui.
En la confrontación, que duró tres horas, fueron arrestados 40 trabajadores, tres de ellos heridos, incluyendo a Richard Querecuto, quien recibió un tiro en la espalda… Al conocer la noticia de la represión policial, 4000 trabajadores de Petroanzoátegui, Petrocedeño, y del proyecto San Cristóbal, inmediatamente suspendieron sus labores.
…en una declaración en solidaridad con los trabajadores petroleros de Anzoátegui, repudiando la violencia policial, la Federación UNT - Zulia dijo:
«Consideramos que esta situación se ha generado debido a la intransigencia de PDVSA que ha extendido la discusión del contrato durante varios meses, ofreciendo unas condiciones por debajo de las aspiraciones de los trabajadores y de manera arbitraria impuso una junta (la comisión de negociación de la FUTPV) para discutir el contrato sin haber sido electa por los trabajadores».
C-CURA (Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma) hizo un llamado para un cambio en la comisión de negociación…, de lo contrario “radicalizarán” sus acciones. Sin embargo, llamados similares de C-CURA y Fedepetrol para acciones radicales y paros generales para “paralizar” la industria petrolera a la “hora cero” el 6 de agosto, movilizó a menos de 1500 trabajadores en todo el país
Después de divulgar y promover la “hora cero” por los medios de comunicación privados, la disputa tomó una dimensión política, cuando otros sectores de trabajadores petroleros y sectores pobres de la población se unieron en “defensa” de PDVSA.
Ayer, la Federación de Trabajadores de UNT-ZULIA, declaró
«Pensamos que algunas de la situaciones (en la industria petrolera) son el resultado de la maniobra de sectores de la derecha dentro del chavismo, para generar situaciones conflictivas en el país para desestabilizar el proceso de reforma constitucional»
Sin embargo, los trabajadores de Anzoátegui rechazaron estas acusaciones con una pancarta que decía “No somos guarimberos, somos trabajadores petroleros” (Una guarimba es una forma de protesta organizada con el fin de provocar violencia para alcanzar objetivos políticos)
Los trabajadores petroleros en Anzoátegui anunciaron que continuarán sus protestas en las calles y quedan en estado de alerta, a pesar de las promesas de Ramírez de una mejor contratación colectiva en las próximas dos semanas.
Nuestra respuesta
Estimado compañero T,
Saludamos el envío de tu correo, al cual respondemos brevemente y aprovechamos para hablarte de la situación de la lucha de clases en Venezuela.
Sobre la lucha de los trabajadores petroleros
El artículo que te enviaron describe parte de lo acontecido en una lucha, que entre septiembre y octubre pasados, realizaron los trabajadores petroleros de la empresa estatal PDVSA, la mas importante del país, que dejó un saldo de varios trabajadores heridos (uno de gravedad) y varios detenidos. La lucha se debió al retraso, de más de 8 meses, en la discusión de la contratación colectiva, que rige los salarios y beneficios de los trabajadores. Éstos hicieron paros y manifestaciones en las instalaciones de PDVSA en el oriente del país en el estado Anzoátegui y en occidente, en el estado Zulia, al sur del Lago de Maracaibo. La empresa, en componenda con los sindicatos, en su mayoría controlados por tendencias a favor del chavismo, retrasó la discusión de las cláusulas salariales. La lucha de los trabajadores presionó a varios dirigentes sindicales, como los de C-CURA (Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma) perteneciente a la UNT (Unión Unitaria de Trabajadores) o los de FEDEPETROL (Federación de Trabajadores Petroleros, Químicos y sus Similares de Venezuela), quienes se vieron forzados a “radicalizarse” en contra de PDVSA y el gobierno, para no quedar completamente desenmascarados ante los trabajadores.
Al final, los sindicatos y PDVSA lograron aprobar un miserable incremento salarial de Bs. 12.000 diarios, el cual fue rechazado por los trabajadores, quienes exigían un aumento de Bs. 30.000. De esta manera, el salario mensual de un obrero petrolero queda en aproximadamente Bs. 1.320.000 (equivalente a unos $610, según la tasa de cambio oficial, y a menos de $300, si usamos la tasa de cambio no oficial, la cual rige para definir el precio real de varios productos y servicios).
Para que tengas una referencia, este salario es equivalente a un poco mas del costo de una canasta básica de alimentos (octubre 2007) para una familia de 5 personas, que es del orden de un millón de bolívares. Aún sumando los bonos que reciben los trabajadores petroleros, éstos no ganan lo suficiente para llevar una vida digna; ya que a los bajos salarios se le debe añadir el incremento incesante en los precios de los alimentos (alrededor del 25% anual)[1] y la escasez, que según las propias cifras del Banco Central de Venezuela es del orden del 30% con respecto a los productos básicos. Y los trabajadores petroleros son unos de los que tienen mejores salarios en el país!!
Sin embargo, pensamos que esta lucha ha tenido una ganancia política y moral para los trabajadores petroleros y el proletariado venezolano en su conjunto:
-en primer lugar, los trabajadores petroleros han vuelto a retomar la lucha en su propio terreno de clase; después de haber sido uno de los sectores mas golpeado por la burguesía, al ser el centro de la polarización entre chavistas y opositores, lo que permitió al estado despedir a 20.000 empleados de PDVSA en el 2003 (siendo por lo menos la mitad obreros o empleados de bajo rango), sin ningún tipo de indemnización. Esta lucha tiene una significación mayor en momentos en que las facciones chavistas y opositoras imprimen fuerza a la polarización política, a través de la campaña a favor o en contra de una reforma a la constitución propuesta por el propio Chávez. Los trabajadores, por lo menos durante estas movilizaciones, se han logrado colocar en el terreno de sus reivindicaciones, pese a este acoso de la burguesía por colocar cualquier lucha obrera y social en el terreno de la polarización.
-la lucha ha puesto al desnudo el carácter burgués, antiobrero del gobierno de Chávez: al igual que los gobiernos que le precedieron (a los cuales el chavismo culpa de todos los males sociales), el de Chávez también responde con represión, bombas lacrimógenas, plomo y cárcel contra los trabajadores que “osan” luchar por una vida digna.
Un hecho importante: los obreros petroleros de Puerto La Cruz, al oriente del país, varios de ellos simpatizantes del chavismo, han denunciado los altos sueldos de los jerarcas “socialistas” de PDVSA que llegan a superar mensualmente los 50 salarios básicos (mucho mas superiores a los de los directivos de la industria durante gobiernos anteriores), mientras que a ellos les niegan aumentos que les permitan cubrir al menos la canasta básica (siendo la explotación de su fuerza de trabajo la fuente principal de los sueldos y prebendas de los altos burócratas del estado y de las ganancias de varios sectores de la burguesía nacional; eso lo añadimos nosotros).
-estas luchas, fueron precedidas por otras en mayo pasado, que movilizaron a los trabajadores petroleros para lograr el reenganche de mas de 1000 obreros de las empresas petroleras recién nacionalizadas, que el gobierno “socialista” de Chávez pretendía lanzar a la calle: genuina e importante expresión de solidaridad obrera, en la cual también participaron las familias de los trabajadores afectados.
-como dijimos, los trabajadores quedaron insatisfechos con este acuerdo. Queda latente un malestar, que puede despertar en cualquier momento.
Es importante añadir que la misma reacción de los trabajadores petroleros, se está comenzando a desarrollar con cierta fuerza en otros sectores. Los médicos, maestros y varios sectores de empleados públicos, han iniciado movilizaciones por reivindicaciones salariales; han realizado asambleas donde, aparte de exigir aumento de salarios, han denunciado el alto grado de deterioro de los servicios públicos. En una reciente asamblea de médicos en Caracas, adscritos al Ministerio para la Salud, éstos se han identificado como “proletarios de la salud”.
Es importante decir que oficialistas y opositores han intentado dividir y polarizar el movimiento, lográndolo en muchos casos. Además que el gobierno moviliza a sus organizaciones (círculos bolivarianos, consejos comunales, contraloría social y cuando es necesario, sus grupos armados) para amedrentar e incluso agredir físicamente a los trabajadores.
Otro aspecto, no menos importante, es que prácticamente a diario se presentan expresiones de indignación de las masas pauperizadas (en su mayoría simpatizantes o con una relación clientelar con el gobierno), protestando por la escasez de vivienda, la criminalidad, la falta de servicios, etc., y últimamente por la escasez de productos como la leche, azúcar, aceite comestible, etc. En algunos casos, han sido reprimidos. Situación que contrasta con los altos jerarcas del régimen (la llamada “boliburguesía”, o burguesía bolivariana), quienes muestran su opulencia[2] con el mayor descaro; hacen altas inversiones en armamentos, que mas temprano que tarde serán descargados contra los proletarios y las masas depauperadas; e invierten importantes recursos de la renta petrolera en el desarrollo de la política imperialista del estado venezolano hacia la región.
Esa es la verdadera cara del “socialismo del siglo 21” promovido por Chávez y aplaudido por la izquierda, izquierdistas y altermundialistas, que se “babean” viendo sus discursos a través de Tele Sur; que al igual que todo régimen burgués, se sustenta sobre la explotación de las masas trabajadoras. La única diferencia es la verborrea “revolucionaria”, para intentar confundir a los proletarios de dentro y fuera de Venezuela.
Sobre la “reducción” de la jornada laboral
La “reducción” de la jornada de trabajo de 8 a 6 horas diarias, está contemplada en la reforma constitucional propuesta por Chávez, al igual que otros “beneficios” laborales, como la seguridad social para los trabajadores de la economía informal (que al igual que en el resto de América Latina abarca a 50% o más de la fuerza laboral). Estas propuestas, antes que buscar una mejora real en las condiciones de vida de los trabajadores, son el “camelo”, la gran mentira, para intentar lograr el apoyo de los trabajadores a la propuesta oficialista por reformar la constitución.
El oficialismo no ha dicho cómo se concretará esta reducción de la jornada; pero se especula que las horas no laboradas se utilizarán para la “formación” política (adoctrinamiento) o también en la llamada “emulación socialista” que se inventó la burguesía cubana fidelista para explotar a los trabajadores por el estado, sin ningún pago. Por otra parte, uno de los objetivos de la burguesía (chavista o no) es ver cómo cargan impuestos a los trabajadores informales; al ofrecerles los beneficios de la seguridad social (que no brinda ninguna protección real a los trabajadores), el estado tendrá un mayor control sobre ellos y podrá pecharlos con cargas impositivas.
El objetivo principal de la reforma constitucional (cargada con una alta dosis de hipocresía, como todas las constituciones del mundo), es fortalecer el marco jurídico para un mayor control del estado sobre la sociedad, una mayor militarización, justificar legalmente la represión a los movimientos sociales y permitir la reelección indefinida de Chávez en la presidencia de la república, entre otras cosas.
No podemos perder de vista que el gobierno de Chávez es un gobierno burgués, donde imperan las necesidades y prioridades del capital; en este sentido, no podemos ser ilusos (que no creo sea tu caso), con respecto a que el régimen chavista busca “la mayor suma de felicidad social”, tal como dice el texto reformado de la constitución. Precisamente esta propaganda mentirosa es la que el chavismo lanza a través de sus campañas publicitarias a nivel interno e internacional, para que los trabajadores de Venezuela y otros países, se crean que en Venezuela hay una real mejora en las condiciones de vida de los trabajadores y la población; esta es la gran mentira sostenida a base de la propaganda chavista.
La crisis capitalista obliga de manera ineludible a cada burguesía, sea de derecha, centro o izquierda, a atacar las condiciones de vida de la clase obrera. En ninguno de los países donde se ha reducido la jornada laboral (Francia, Alemania, etc.; incluida Venezuela, donde a comienzos de los años 90 se redujo la jornada laboral de 44 a 40 horas semanales), ésta medida ha repercutido en una mejora de las condiciones de vida de la clase; todo lo contrario, el salario y los beneficios sociales han sido desmejorados, el empleo precario se ha incrementado.
La agudización de la crisis capitalista, obligará a la clase obrera de Venezuela, a luchar contra el estado, tal como lo han hecho los trabajadores petroleros, de la salud o de la educación. De esta manera, posicionado en su terreno de clase, el proletariado podrá salir de la trampa de la polarización política que lo mantiene maniatado, e incorporarse en la lucha del proletariado mundial por la construcción del verdadero socialismo.
Esperamos haber respondido a tus inquietudes.
La CCI.
19-11-07
[1] Venezuela tiene la mayor inflación de la región, con un promedio cercano al 20% anual en los últimos 3 años.
[2] En un reciente “Aló, Presidente”, show dominical que anima el propio Chávez, éste se vio en la necesidad de criticar a los “revolucionarios” que se desviven por vehículos Hummer (que sobrepasan los 100 millones de $), y consumen Whisky de 18 años de envejecimiento. Lo que no dice Chávez, es que él hace uso a discreción para él, familiares y allegados, de los altos ingresos petroleros. La “revolución bolivariana”, que se levantó como abanderada de la lucha contra la corrupción, toma baño en sus aguas.
El 25 de Junio de 2.007, murió Cajo Brendel a los 91 años de edad. Era el último de los representantes de los Comunistas de los Consejos holandeses. Cajo era un amigo y un compañero de lucha que defendía vigorosamente sus posiciones y además, era jovial y cariñoso con su entorno político y personal. Con ocasión de su 90 cumpleaños publicamos un artículo en nuestra prensa en holandés (ver Wereldrevolutie nº 107) pero, en el presente artículo queremos volver con más detalle sobre su vida y la relación que mantuvimos con él.
Cajo definía a la CCI como una corriente que se reclamaba de “posiciones atrasadas” como las del KAPD (Partido Obrero Comunista de Alemania) al comienzo de la década de 1.920, posiciones que en su opinión habían sido superadas por las del GIC (Grupo de los Comunistas Internacionalistas) y, por ejemplo, en 1.981 durante un debate público en Ámsterdam calificó de forma inequívoca nuestra posición sobre la decadencia como un “humbug” (engañabobos). Pero, debe quedar claro que ante todo Cajo era un internacionalista persistente y convencido, posición que compartíamos profundamente con él, razón por la que siempre le hemos guardado una profunda admiración y respeto. Siempre hemos tenido puntos de vista diferentes sobre diferentes cuestiones, entre ellas sobre los sindicatos, que según Cajo fueron “capitalistas” desde sus orígenes y también, sobre la cuestión nacional; según él a mediados del siglo XX se podían desarrollar “revoluciones burguesas”, entre las que incluía tanto la guerra civil en España en 1.936, como los cambios producidos en China bajo el gobierno de Mao Tse-Tung, e incluso la revolución proletaria de Octubre 1.917-1.923 en Rusia.
Si la actividad política era para su amigo Jaap Meulenkamp un “hobby de inspiración social” para Cajo, era mucho más que eso: una profunda convicción en la que se implicaba infatigablemente y que intentaba transmitir a otros por la fuerza de sus argumentos. Aunque junto con Otto Rühle defendió la idea de que “la revolución no es un asunto de partido”, esto jamás le impidió defender campañas en defensa de posiciones de la Izquierda Comunista, ni negar la notoriedad de estas posiciones en diferentes continentes. En numerosas ocasiones desarrollamos debates y polémicas apasionadas con él a partir de Mayo de 1.968 en París. Pero, mientras que otros compañeros del grupo Daad en Gedatche, como el citado Jaap Meulenkamp, rechazaban por “principio” debatir con organizaciones o grupos que se presentaran como la “vanguardia política” del proletariado, Cajo participó en 1.973 en múltiples Conferencias en Termonde y Langdorp en Bélgica junto al Communistenbond Spartacus, de la misma forma que lo hicieron los grupos que un año más tarde formarían la sección en Bélgica de la CCI y, además, estos debates tuvieron un eco importante en el grupo Daad en Gedatche entre 1.973 y 1.975.
Cajo nació en La Haya el 2 de Octubre de 1.915. Descendiente como él mismo decía de una “familia pequeño-burguesa” que sufrió grandes dificultades tras la crisis mundial de 1.929, muy pronto se interesó por las cuestiones sociales. Inicialmente fue simpatizante del trotskysmo pero, tras un debate con David Wijnkoop convertido en estalinista, entró en contacto con dos obreros de La Haya, Arie y Gees y poco después con Stientje. Todos ellos fueron miembros veteranos del Partido Obrero Comunista de los Paises Bajos (KAPN) y formaron en aquella época la sección de La Haya del GIC (Grupo de Comunistas Internacionalistas). En 1.933 comenzaron la publicación del periódico De Radencommunist (El Comunismo de Consejos). Con 19 años Cajo debatió durante meses, casi prácticamente a diario, hasta que en Septiembre de ese año adhirió a las posiciones del grupo. En alguna ocasión Cajo nos comentó que este período fue como “pasar directamente de la guardería a la Universidad”. Por medio de estos compañeros entro en contacto con la sección de Ámsterdam del GIC en la que Henk Canne Meijer y Jan Appel jugaban un papel muy importante además de tener una relación directa con Antón Pannekoek. En la misma época la influencia de escritores como Paul Mattick y Karl Korsch fue destacada en el joven Cajo que en aquellos terribles años de crisis siendo joven y pobre, señalo que su juventud en La Haya estuvo “plena de color”. En 1.935, tras la separación del GIC de los grupos de Leiden, La Haya y Groningen por considerarlo demasiado “teórico”, Cajo publicó con el grupo de La Haya el periódico Proletariër y, entre 1.937-1.938 el Proletarische Beschiuwingen (Consideraciones Proletarias). Entre finales de 1.938 y 1.939 escribió cada semana un artículo para el periódico anarquista De Vrije Socialist ( El Socialista Libre) de Gerhard Rijnders, a quién el marxismo de Cajo no planteaba ningún problema. Movilizado al Ejército en 1.940, Cajo difundió un panfleto internacionalista entre los soldados sin encontrar apenas eco alguno. Tras su traslado a Berlín como prisionero de guerra, volvió a los Países Bajos de forma clandestina. Tras la guerra trabajó como periodista en Utrecht, siendo esta época a nivel personal la más tranquila y feliz de su vida. En 1.952, Cajo se afilió al Communistenbond Spartacus, del que formaba parte de la redacción. En este mismo año conoció personalmente a Antón Pannekoek. En los doce años siguientes, escribió un gran número de artículos y folletos como por ejemplo De Opstand der arbeiders in Oost-Duistland (La resistencia obrera en Alemania del Este) y Lessen uit de Parijse Commune (Lecciones de la Comuna de París), ambos en 1.953. Durante el conflicto que vivió el grupo en 1.964, crisis que supuso la exclusión de algunos miembros del grupo como Theo Maassen antes excluido también del GIC, Cajo adoptó una actitud conciliadora en lugar de partir voluntariamente aunque, finalmente se unió al grupo escindido que publicó a partir de 1.965 el periódico Daad en Gedatche “consagrado a los problemas de la lucha obrera autónoma”.
La “consagración” política de Cajo llega cuando publicó Antón Pannekoek, Teoretikus vans het socialismo (Pannekoek, teórico del socialismo) en 1.970, un libro que tuvo una gran influencia en los Países Bajos en una generación de militantes en búsqueda de posiciones marxistas y que, en 2.001 se publicó en alemán con el título Pannekoek, Denker der revolución. En 1.970 existía un cierto interés a escala internacional por las posiciones de la Izquierda Comunista. En 1.974, año en el que murió Theo Maassen, apareció el libro Stellingen over Chinese Revolutie (Tesis sobre la revolución en China), y este mismo año también vio la luz el folleto en alemán Autonome Klassenkämpfe in England 1.945-1.972, texto que publicó en versión en francés y que le obligo a pasar varios meses en País de Gales entre los mineros. De gran interés es igualmente su voluminosa obra Revolutie en contrarevolutie in Spanje (Revolución y contrarrevolución en España), desgraciadamente aún no traducida del holandés. Cajo era políglota y a pesar de que la mayor parte de sus obras están editadas en holandés, también publico textos en alemán, inglés y francés y, sus obras han sido traducidas a más lenguas en muchos casos. Por ello, su influencia internacional creció en aquella época, pero especialmente relevante fue esta dimensión en su trabajo a través de sus contribuciones a la revista Echanges et Mouvements, editada en francés e inglés y, a su participación en las Conferencias Internacionales, como la de París en 1.978.
En 1.981 se organizo una conferencia de grupos internacionalista en Ámsterdam y, a pesar de que Daad en Gedatche decidió no participar como grupo las contribuciones de Cajo y Jaap fueron importantes y repercutidas por un miembro del grupo que participó a título personal. Igualmente en 1.981, durante la huelga de masas en Polonia, Cajo defendió ante una sala repleta de público que la línea de demarcación en tal situación “no se encuentra entre el Estado polaco de un lado y de los obreros y Solidaridad de otro, sino entre el Estado polaco y el sindicato Solidaridad y de otro parte los obreros”, punto sobre el que nosotros estábamos completamente de acuerdo. En 1.983, durante la presentación del libro Blaffende bonden bijten niet (Los sindicatos que ladran no muerden), lleno de citas de las publicaciones de la CCI, Cajo defendió ardientemente ante un publico hostil de elementos de la extrema izquierda del capital que la acusación de que se hacía “el juego a la Derecha” estaba totalmente injustificada, argumentando el interés mutuo entre la Derecha patronal y los sindicatos. Evidentemente, nosotros apoyamos el contenido de su intervención.
En 1.987, se produjo un hecho que evidenció una vez más que Cajo era ante todo un internacionalista convencido. Más o menos por error, la CCI y sus simpatizantes fueron invitados a participar en una Conferencia del grupo Daad en Gedatche. Nuestra delegación defendió la necesidad de colocar en el orden del día de la citada Conferencia la cuestión del internacionalismo proletario. Nos quedamos sorprendidos al comprobar que Cajo y Jaap tuvieron que defender junto a nosotros de forma enérgica este principio frente a todos los “jóvenes” del grupo favorables a defender el antifascismo y a un paso de tomar a cargo la defensa de la democracia burguesa. Publicamos en aquella época un resumen de la citada Conferencia en nuestra prensa señalando que esta cuestión de primera importancia se había convertido en secundaria para este grupo y que de seguir en esa dinámica la publicación caería en el academicismo periodístico más extremo y, probablemente, entrarían en un camino que los llevaría a la desaparición. Cajo y Jaap habían defendido siempre la necesidad de defender intransigentemente el internacionalismo y la denuncia de los campos fascista, estalinista y democrático con la misma fuerza; pero, parece ser que en el seno del grupo no estuvieron en condiciones de transmitir esta posición a la nueva generación. Los más jóvenes comenzaron a retirarse de la actividad política, tendencia que se vio agravada por el hundimiento del bloque del Este en 1.989 y, que les hizo rechazar todo lo que tuviera que ver con el marxismo.
En 1.990, con ocasión del 25º aniversario del grupo, apareció una “retrospectiva” que resumía el contexto y las posiciones de Daad en Gedatche. Pero muy al contrario de los perseguido, esta iniciativa no atrajo ni nuevos lectores y menos aún nuevos colaboradores. Lo que vimos ocurrir en 1.981 en el interior del Communistenbond Spartacus, es decir, que los “jóvenes” querían abandonar mientras que los “viejos” deseaban continuar, se repitió diez años más tarde en Daad en Gedatche. En 1.991, tras el hundimiento del bloque del Este, invitamos a Cajo para debatir con nosotros el Manifiesto de nuestro 9º Congreso a propósito del hundimiento del bloque del Este y del estalinismo, manifiesto publicado en siete lenguas. Intentamos que presentara una introducción a partir de este tema para una reunión Pública de la CCI. Estaba especialmente emocionado y conmovido al señalar “...Estoy totalmente en desacuerdo con vosotros, pero considero que es extraordinariamente importante que un documento de este tipo se difunda a escala internacional...”. En 1.992 adoptó la misma actitud cuando le pedimos de ayudarnos a publicar en holandés nuestro libro sobre la Izquierda Holandesa “...el único estudio que trata este asunto en su totalidad...”, libro para el que nos prestó una cantidad enorme de información y documentos, al tiempo que señalaba estar en desacuerdo con muchos de los puntos desarrollados en el libro. La publicación de la revista de Daad en Gedatche continuó hasta Julio de 1.997 con cada vez menos redactores y colaboradores. La estructura de una organización de grupo, en realidad de un círculo de amigos, hacía cada vez más difícil su cohesión. Tras la enfermedad y la muerte de Jaap, Cajo se encontró solo para asumir esta tarea. El llamamiento que realizamos para no abandonar la edición de la publicación puesto que significaría un enorme empobrecimiento para la difusión de las posiciones de la Izquierda Holandesa no obtuvo ninguna respuesta. En aquellos momentos escribíamos “....sean los que sean los análisis y posiciones que nos separan, consideramos a esta corriente como una parte fundamental de la herencia histórica del movimiento obrero, corriente que sin duda ha contribuido a su progreso teórico y práctico...” (Wereldrevolutie nº 85, Diciembre 1.998).
En Noviembre de 1.998, Cajo, a la edad de 83 años, dio una serie de Conferencias en Alemania, en las que estuvimos presentes y de las que nos hicimos eco en diferentes publicaciones territoriales (entre otras ver Wereltrevolution nº 92, Wereldrevolutie nº 92 y World Revolution nº 228). En sus actos no menos de 100 personas participaron en los debates. Nuestros camaradas en Alemania estuvieron impresionados por los precisos análisis de Cajo y sus enormes cualidades humanas. A lo largo de toda su vida este compañero dio Conferencias seguidas de animados debates y no solo en Holanda. También lo hizo en Francia, Gran Bretaña y los países escandinavos, Estados Unidos o Rusia y en Australia. En el año 2.000 invitamos a Cajo a una Reunión Pública en Ámsterdam sobre la cuestión “El Comunismo de Consejos: ¿un puente entre marxismo y anarquismo?”. Cajo no vino pero, ante las tentativas de amalgamar la Izquierda Holandesa con el anarquismo, nos escribió para señalar, como recogimos en nuestra prensa “...del método de Marx que aplicaba en todos sus análisis, de todo la dialéctica o real comprensión de lo que es el marxismo, los anarquistas no entienden absolutamente nada...” (Wereldrevolutie nº 91).
Visitamos por última vez a Cajo en 2.005, en su casa, y algunos meses más tarde en la casa de reposo a l que fue trasladado. No nos reconoció pero sabemos que a menudo aún hablaba de sus actividades, incluso si los nombres o lugares comenzaban a escapar de su memoria. Contrariamente a lo que señala alguna prensa anarquista, no murió “en el olvido”: en la institución donde residía estaba bien cuidado y sus hijos se ocupaban de él. Si que es cierto que no recibió muchas visitas de camaradas.
Los archivos de Cajo, una mina de oro de casi seis metros, están ubicados en el Instituto Internacional de Historia Social de Ámsterdam. Pero sobre todo, son los más de setenta años en los que Cajo Brendel desarrollo, con todas sus facultades y fuerzas, la mayor parte del tiempo “contra corriente” la lucha por el internacionalismo proletario lo que hacen de él alguien excepcional en la historia de la Izquierda Holandesa, de la cual desgraciadamente ha sido el último representante.
Corriente Comunista Internacional (CCI).
Julio 2007.
Dicen que la economía española va como una moto, dicen que la economía mundial “tira p’alante”. Los gobernantes, los expertos, los economistas, los líderes empresariales y sindicales, nos presentan un “mundo” que no tiene nada que ver con el mundo real que sufrimos todos los días. En su mundo aparecen edificios deslumbrantes, tecnologías maravillosas, resultados económicos “formidables”…
Sin embargo, nuestro mundo, el mundo real, pasan cosas muy diferentes: despidos por doquier, contratos precarios, pensiones cada vez más reducidas y más difíciles de alcanzar, pobreza en aumento, imposibilidad acceder a una vivienda digna, pésimo funcionamiento de una sanidad siempre desbordada, caos en los transportes (por poner un ejemplo sangrante, el desastre de los trenes de cercanías de Barcelona…).
Este “mundo real” es sufrido por los trabajadores del mundo entero, por la inmensa mayoría de la humanidad. Limitándonos únicamente a la plaga de los despidos, recordemos que en Estados Unidos General Motors planea despedir 30.000 compañeros y Ford 10.000; en Alemania, Wolswagen otros 10000; en Alemania-Francia, Airbus 10.000 más con repercusiones probables en España. Estos son unos pocos casos dentro de una lista interminable de despidos que afecta a trabajadores de grandes y pequeñas empresas y de numerosos países.
Los Planes de Salvación de la Empresa: una trampa para acabar imponiendo los despidos
En Delphi, con el acuerdo de la Junta de Andalucía y de los sindicatos, se estableció un Plan Industrial que, a cambio de sacrificios importantes de los trabajadores, “garantizaría el empleo como mínimo hasta el 2010”. Fue el enésimo Plan de Salvación de la Empresa similar al de SEAT, astilleros y tantos otros.
El mecanismo es siempre el mismo: los gobernantes, la patronal y los sindicatos, nos proponen “Salvar la Empresa”. Para ello nos piden sacrificios (bajarnos los salarios, trabajar más horas, aceptar prejubiliaciones y despidos “voluntarios”) para tener un “Plan de Futuro”. Delphi es la enésima demostración de que esas promesas son únicamente papel mojado. Sacrificarse hoy lleva a más y peores sacrificios y el resultado final son los DESPIDOS MASIVOS.
En Alemania tenemos el mismo caso: en 2003 en Wolswagen Patronal y Sindicatos acordaron una plan draconiano (trabajar 48 horas semanales con 10% menos de sueldo) para “impedir los despidos”. El resultado ha sido que en 2006 y ahora en 2007, la Patronal ha planteado más de 16.000 despidos.
En SEAT en diciembre 2005 dijeron que los 660 despidos que lograron imponer con la complicidad descarada de los sindicatos serían “los últimos”. ¡Han tardado menos de un año para desdecirse y ahora la empresa plantea una nueva tanda de despidos y los sindicatos sólo dicen que son “inoportunos”…!
Hemos de preguntarnos ¿por qué siempre pasa lo mismo? ¿por qué los sacrificios solo traen nuevos sacrificios? ¿adonde vamos a ir a parar? ¿Sirven para algo los “planes de Futuro” que nos plantean patronal, sindicatos y fuerzas políticas? ¿No son esos “planes de futuro” el anzuelo con el cual llevarnos de sacrificio en sacrificio hasta el despido final de toda la plantilla? ¿son esos “planes de futuro” una alternativa realista o lo más realista es comprender que el capitalismo no tiene futuro?
El capitalismo como sistema mundial está en una situación cada vez más crítica. Testimonio de ello es el continuo cierre de empresas productivas, la interminable cascada de despidos, el funcionamiento cada vez más desastroso de las infraestructuras, el hecho de que para amortiguar los golpes de la crisis reduciendo costes trasladen partes importantes de la producción a China, India etc., países convertidos en el taller del mundo a precios de saldo pues allí las condiciones de trabajo son insoportables.
Políticos, sindicalistas y economistas se lamentan de que las multinacionales desmantelen las industrias para llevarlas a China. Pero ¿Cuál es la solución que plantean? Pues ¡aceptar rebajar nuestras condiciones de trabajo y vida hasta ponernos en situación de competir con los precios de China! ¡Ese es el futuro que nos ofrece el capitalismo! ¡Caer al nivel de nuestros compañeros en China que soportan hasta 70 horas de semana laboral, salarios de hambre, sin seguridad social ni pensión garantizada y alojamiento en barracones infectos!
El único futuro es la lucha masiva y solidaria de los trabajadores
El futuro que nos ofrece el capitalismo es la precariedad, el desempleo crónico, la pérdida de las pensiones, una vida de miseria indescriptible y, al mismo tiempo, guerras imperialistas, desastre de las infraestructuras, catástrofes medioambientales, barbarie moral… El futuro que plantea el capitalismo a la humanidad es la barbarie.
La única alternativa que tenemos los trabajadores es la lucha. La lucha masiva y solidaria. La solidaridad es vital. Ante la amenaza de despidos que pende sobre nuestros compañeros y sus familias en Puerto Real, todos los trabajadores debemos discutir en los centros de trabajo, en los barrios, en todo posible lugar de reunión, la necesidad de luchar, de desarrollar la solidaridad, de luchar juntos y unidos.
Hace un año, cuando los obreros de SEAT pararon espontáneamente en solidaridad con sus compañeros amenazados de despido, en una hoja donde pedimos la solidaridad de los demás trabajadores sin distinción de sector, región o raza decíamos «El problema de SEAT no se reduce a los 660 despedidos es un problema de TODA LA PLANTILLA. Pero el problema no es solo de los obreros de SEAT sino de TODOS LOS TRABAJADORES, tanto funcionarios con “puesto asegurado” (¿hasta cuando?) como de la empresa privada, tanto sin papeles como con papeles, tanto de empresas con beneficios como de empresas con pérdidas. ¡Todos estamos o estaremos en la misma situación que los compañeros de SEAT!».
La realidad muestra que TODOS ESTAMOS EN LA SITUACION DE LOS COMPAÑEROS DE DELPHI. Por eso la respuesta es la SOLIDARIDAD DE CLASE de todos los trabajadores, la solidaridad de todos los explotados.
Saludamos el comienzo de la lucha en Delphi y que hayan sido las mujeres y los familiares quienes de forma solidaria hayan tomado la iniciativa con manifestaciones diarias. Saludamos que en la factoría de Airbus y en Bazán se hayan empezado a dar muestras de solidaridad. El 1 de marzo en Cádiz se ha convocado una manifestación. Cuanto más trabajadores vayan a ella, tanto de Cádiz y Puerto Real como de otras regiones, de otras empresas, de otros sectores, MAS FUERZA TENDRAN LOS COMPAÑEROS DE DELPHI Y MAS FUERZA TENDREMOS TODOS.
La solidaridad es una cuestión de vida o muerte que hemos de discutir e impulsar en todas partes.
Solidaridad de clase y falsa solidaridad
Hemos de distinguir la FALSA SOLIDARIDAD, la “solidaridad” del verdugo y de sus cómplices, de la VERDADERA SOLIDARIDAD, que sólo puede ser la SOLIDARIDAD DE TODOS LOS TRABAJADORES, DE TODOS LOS EXPLOTADOS, expresada de forma directa y masiva.
FALSA SOLIDARIDAD es la de la Junta de Andalucía que se rasga las vestiduras porque la empresa “no le ha comunicado nada” cuando le ha dado subvenciones a manos llenas, le ha puesto una alfombra a costa de que los trabajadores rebajaran a tope sus salarios y sus condiciones laborales chantajeándoles con el eterno cuento de “sacrificarse para que se creen puestos de trabajo”.
FALSA SOLIDARIDAD es la del Gobierno PSOE, quien por boca de la Señora Fernández de la Vega, declara solemnemente que « trabaja con la Junta de Andalucía para ayudar en lo posible para que no haya ninguna familia que sufra las consecuencias de un proceso de esta naturaleza», lo que, traducido al lenguaje llano significa: hay que aceptar los despidos (eufemísticamente llamados “el proceso”) y conformarse con algún paño caliente. ¿Qué “solidaridad” podemos esperar de un Gobierno que acaba de subir el tope para tener derecho a pensión de 12 a 15 años y que fue el organizador de los despidos de 2005 en los astilleros?
FALSA SOLIDARIDAD es la de las organizaciones sindicales que en el silencio de los despachos firman todo lo que el Gobierno, la CEOE y los empresarios de turno les ponen sobre la mesa y luego cara la galería “protestan”, “se lamentan”, pero ¿qué alternativa ofrecen? Un nuevo “acuerdo” con nuevos sacrificios para “conservar el empleo”. Acuerdo que consiste en aceptar el despido de bastantes compañeros, la rebaja de las condiciones de los “afortunados” que se quedan y la prolongación de la agonía por un par de años más hasta que la Dirección, implacable y fortalecida por tanta bajada de pantalones, anuncie otra tanda de despidos quizá la definitiva.
FALSA SOLIDARIDAD es la de los partidos (PSOE, PP e IU), la de los alcaldes de la zona, que apelan a la “movilización ciudadana” con la que se quiere diluir y descafeinar una respuesta fuerte, unida y solidaria de los trabajadores.
La verdadera solidaridad está en la lucha masiva e independiente de los trabajadores a la que se pueden y se deben sumar toda la gente oprimida y explotada. Tenemos un ejemplo reciente en Vigo, en mayo 2006, los trabajadores del sector del metal no cayeron en esas trampas de falsa solidaridad y pusieron en práctica la verdadera solidaridad luchando masivamente, acudiendo en manifestaciones a las diferentes factorías, estableciendo el contacto directo y la lucha directa de los obreros mismos. Organizaron diariamente una ASAMBLEA GENERAL abierta a los demás trabajadores y a toda aquella persona que quisiera apoyar y participar en su lucha.
En Delphi se plantea la necesidad de permanecer en la factoría para evitar que cierran las instalaciones a traición, con nocturnidad y alevosía. Pero al mismo tiempo se plantea la necesidad aún más vital de ganar la solidaridad directa de los demás trabajadores, de Bazán, de Airbus, de la bahía de Cádiz…. Para responder a ambas necesidades hay que inspirarse en el ejemplo de los compañeros de Vigo: organizar Asambleas masivas a la puerta de la factoría donde puedan sumarse las mujeres, los familiares, otros trabajadores… todos tienen algo que aportar, todos unidos seremos fuertes para detener los despidos.
Corriente Comunista Internacional 25-2-07
Parece que últimamente en varios foros (también en Indymedia por ej.) hay quien anda interesado en confundir la posición internacionalista de la clase obrera con lo que dice la UCE. Dado el poco “apego” que suscita, lógicamente, la acción de este oscuro grupo político, se entiende que con tal identificación se trata precisamente de desacreditar el internacionalismo proletario. Pues bien, lo que, sin embargo, es bastante evidente es que la UCE tiene mucho más en común con cualquier tipo de nacionalismo (sea de patria grande o de patria chica; ya asentado en un Estado o aspirante a dotarse de tal maquinaria de opresión,…), que con el internacionalismo. Con los primeros comparte la necesidad de banderas, fronteras y patrias, en resumen la nación, a la que ven como salvaguarda de los intereses de los oprimidos y los explotados. Los internacionalistas en cambio defendemos que la patria es el coto privado del capital nacional, que esa amalgama interclasista a la que se llama “pueblo” no es más que el sojuzgamiento de los explotados de tal o cual región del mundo a sus “paisanos” explotadores,… en definitiva que, como señala el texto que abre este hilo, la nación corresponde a la burguesía y el internacionalismo al proletariado revolucionario y la futuro de la humanidad. Se puede ser “patriota” y defender el viejo mundo de banderas y patrias que conduce a la humanidad a la guerra y la destrucción, o se puede ser revolucionario y aspirar a abolir todas las divisiones que atenazan al género humano, para instaurar una verdadera comunidad humana mundial. Se puede ser, insisto, una cosa o la otra, pero no las dos a la vez. O con los “versalleses” o con la Comuna de París; o con Companys y la “Checa” o con Berneri y las barricadas de Mayo 37.
En cambio quien nos identifica con la UCE, aspira a todo lo contrario es decir a darle un barniz “proletario” y “revolucionario” a su patriotismo y para ello invoca el manido documento de Lenin sobre “El derecho de las naciones a la autodeterminación”. Sobre este extremo solo quiero insistir en dos cuestiones:
1.- Que ya es muy vieja la táctica de disfrazar una posición contrarrevolucionaria de principio proletario, recurriendo a tal o cual cita de Marx, o tal o cual texto de Lenin. Tan vieja, tan vieja como los esfuerzos de Stalin por presentar su teoría de la consecución del “socialismo en su sólo país” como quintaesencia del pensamiento “marxista”, cuando fue en realidad la bandera de la contrarrevolución estalinista. Quien lea con un mínimo de atención la trayectoria o los principales documentos de Lenin se dará cuenta que éste fue siempre un revolucionario internacionalista. Por ejemplo cuando ante la 1ª Guerra Mundial, la inmensa mayoría de los “socialistas” traicionaron el internacionalismo y llamaron a la defensa de la patria, Lenin fue de los pocos que defendió la «transformación de la guerra imperialista (es decir entre naciones) en guerra civil (es decir entre proletariado y burguesía)».
2.- No se trata de negar en absoluto la autoría del citado documento de Lenin, que supuso un gran error en una trayectoria internacionalista. Otros internacionalistas como Rosa Luxemburgo supieron entender la razón de ese error (sobre todo tratar de encontrar alivio en la presión que el imperialismo y los blancos ejercían contra la revolución de Octubre proletario), y criticarlo fraternalmente como se critica a un compañero que se equivoca. En todo caso quien demostró tener razón fue la propia Rosa Luxemburgo, y desgraciadamente en todas las “naciones” a las que la Rusia soviética concedió la “autodeterminación”, el proletariado se sometió a la burguesía nacional, y ésta al imperialismo, sumándose (Finlandia, Ucrania, etc,..) a la guerra contra los “rojos”.
La experiencia de aquellos años sirvió precisamente para dividir a los “socialpatriotas” que invocando “la paz y el socialismo” llevaban a los trabajadores al sacrificio en el altar del imperialismo y la defensa de la patria, de los verdaderos revolucionarios que se mantuvieron fieles al internacionalismo.
La aplicación de la “ley del ISSSTE”, en tanto contempla un incremento a las cotizaciones, una ampliación a los años de servicio laboral para tener posibilidad de jubilación, una limitación a la cobertura médica e incluso una reducción a los montos (de por si ya precarios) por jubilación, representa una reducción de los salarios y una ampliación de la explotación. Aunado a esto, los incrementos de precios de las mercancías que forman la canasta de consumo de los trabajadores, hacen ver que la magnitud que toma la crisis capitalista obliga a la burguesía a imponer programas económicos cada vez más agresivos; esas medidas han abierto el descontento de los trabajadores y, aunque con dificultades, ya empiezan a manifestar su combatividad. La magnitud de la crisis al expresarse en mayores ataques contra los trabajadores hace ver que toda aquella campaña escandalosa que se hizo por motivo de las elecciones presidenciales (y posterior a ella), en la que no se escatimaron recursos para imponer la idea entre los trabajadores que no hay más salida que la democracia y las instituciones del Estado, no son sino montañas de mentiras. Los aumentos en los precios, la “ley del ISSSTE”, los despidos y los incrementos de los ritmos de trabajo, hacen ver que los partidos tanto de derecha (PRI-PAN) como los de izquierda (PRD-PT), lo mismo que los procesos electorales, las instituciones y la democracia, son instrumentos del capital para asegurar su dominio y proteger las ganancias a costa del incremento de la miseria de millones de trabajadores.
Ese descontento que empieza a percibirse, trata de ser sometido o desviado, para lograrlo la clase dominante viene creando toda una campaña de desinformación, buscando que los trabajadores acepten mansamente las medidas e incluso las aplaudan como mejoras que ofrece el gobierno, para ello, hace uso del mejor instrumento para sabotear y controlar el descontento entre los trabajadores: el sindicato.
El descontento presente entre los trabajadores ha sido tomado en consideración por la burguesía, por eso pretende provocar mediante las acciones de su gobierno, además de confusión, un ambiente de miedo. Así, las pugnas presentes al interno de la clase dominante, (expresadas en la superficie como una pelea entre gobierno y grupos de narcotráfico) que ha desembocado en asesinatos y sanguinarios ajustes de cuentas, son aprovechadas por la burguesía para enviar un mensaje de advertencia e intimidación. El uso de la soldadesca para patrullar las ciudades e incluso tomar poblaciones (todo ello con la cobertura televisiva), no sólo lleva como objetivo reordenar el narcotráfico, sino amedrentar a los asalariados que van tomando conciencia de que la explotación, la miseria y la represión es el verdadero rostro del capitalismo. En ese mismo sentido es que la provocación que montó con los pobladores de Atenco, la sigue utilizando ahora como amenaza; el haber decretado 67 años de prisión en contra de líderes de los campesinos que en mayo-2006 fueron involucrados en una provocación, forma parte de ese escenario.
Ante el ambiente de miedo que viene creando, la clase trabajadora debe de tener claro que su fuerza se encuentra en su accionar masivo, pero sobre todo en su práctica conciente. Justamente la expresión de esa conciencia debe manifestarse en llevar a la reflexión las lecciones que dejan los acontecimientos de Atenco y de las acciones del APPO en Oaxaca (2006), y que consiste en reconocer que las provocaciones que el aparato de izquierda del capital y los mismos cuerpos de represión tienden, son con el fin de dispersar el coraje real existente entre los explotados y oprimidos, aislarlo y facilitar su derrota.
Es por ello fundamental que los trabajadores estén alertas y no permitan la provocación, que es tan peligrosa como las trampas que de forma más directa lanza el sindicato, ambas circunstancias tienen como objetivo someter el descontento alimentado por la degradación de las condiciones de vida que se sufre, y transformar toda combatividad en manifestaciones inofensivas que culminen, como sucedió con las movilizaciones de los trabajadores del IMSS en 2005: engordando las estructuras del Estado, al involucrarlos lo mismo en los procesos electoreros (de apoyo a Obrador) que en la búsqueda de la democratización del sindicato (encumbrando a nuevos liderzuelos para darle credibilidad al mismo instrumento que comanda su derrota).
La clase dominante no escatimará esfuerzos para hacer pasar sus medidas draconianas. El aplazamiento de la elevación de precios de la tortilla de maíz hasta el mes de agosto (cuando había anunciado lo haría a partir de mayo), muestra que el Estado es capaz incluso de “castigar” temporalmente a un grupo de capitalistas (como en este caso a los “maseros”) con el fin de impedir que asalariados de otros sectores tomen conciencia de que estos ataques afectan no sólo al grupo de trabajadores del “sector público”, sino es todo un encadenamiento de medidas que pretenden abaratar la fuerza de trabajo e intentar con ello relanzar la acumulación capitalista. Esta coordinación impuesta por el Estado, es fundamental para la clase dominante en tanto le facilita la actuación de los sindicatos y el aparato de izquierda en el control y sabotaje de la combatividad.
La estructura sindical es sin duda el mejor instrumento con que cuenta el capital para someter a los trabajadores, y la práctica que estos han llevado en el transcurso de este proceso lo evidencia: el mecanismo “más simple” que se usó, sobre todo al momento de la aprobación de la nueva ley, fue la de extender la mentira y la desinformación sobre lo que ésta representa. Pese a ello, el descontento se ha ido extendiendo y generalizando, lo que ha hecho necesario que la burguesía diseñe nuevas trampas para evitar que prosiga la dinámica de clarificación y combatividad.
Así, mientras el sindicato “oficial” busca abiertamente impedir la movilización, el sindicato “democrático” usando métodos más sutiles, se preocupa por impedir se dé la discusión y reflexión masiva, fingiendo llamados a movilizaciones, paros e incluso creando comités de huelga, en los que asegure su control total
El paro de actividades del 2 de mayo puso en claro que los trabajadores sienten desconfianza del sindicato. Esto fue muy evidente en sectores de la UNAM, donde el sindicato (STUNAM) se oponía abiertamente a su realización, pero cuando nota que el descontento tendía a desbordarse, procura evitar que se realicen Asambleas Generales (con presencia de trabajadores, maestros y estudiantes), convocando a expresarse en urnas, y aunque los trabajadores exponen su decisión de parar, evita así discusiones y reflexiones colectivas, porque son en estos encuentros donde se puede definir algo más que una decisión de parar o no; se encuentra la posibilidad de que se reconozcan como parte de un colectivo con intereses comunes y con capacidad de tomar en sus manos las decisiones y orientaciones de la movilización.
De forma similar la estructura sindical del magisterio (CNTE-SNTE) se ha adelantado a crear el comité nacional de huelga, sin embargo éste no está sustentado en ninguna Asamblea de masas, fue tan sólo una creación del mismo sindicato, logrando así apropiarse del control de las movilizaciones. Aunado a ello, el llamado de los sindicatos para ampararse jurídicamente contra la ley, se ha convertido en una importante trampa (sin hablar del gran negocio que representa para algunos), no sólo porque hace creer que usando las leyes de la misma burguesía es posible enfrentar al sistema, sino porque hace del descontento una expresión pasiva y mansa, a la vez que presenta a la agresión económica encabezada con esta ley, como un problema a enfrentar individualmente (aún si el amparo fuera “colectivo” como lo proponen algunos “radicales”), alentando así a la dispersión y la actuación egoísta. La experiencia de los trabajadores del IMSS en 2005, muestra que esperanzarse en la aceptación del amparo y demás juegos jurídicos, no lleva sino a la desactivación de la movilización.
Estas acciones del sindicato van secundadas por las estructuras de izquierda del capital que, lo mismo promueven la creación de coordinadoras sindicales y frentes, que actúan para desviar el descontento hacia consignas falsas, ya sea la democracia, la defensa de la nación, del petróleo o de la energía eléctrica… Tal como lo hicieron en Oaxaca con la APPO, en la que el descontento de los maestros se sometió a los designios de fracciones de la burguesía en pugna, y terminó esterilizado, implorando democracia y destitución al gobernador Ulises Ruiz, diversas agrupaciones de la izquierda del capital (entre otras, el PRD-CND y El Militante) pretenden que la combatividad de los asalariados quede ahogada en la impugnación al gobierno de Calderón, en un apoyo a Obrador y una defensa de la economía nacional. Este giro que buscan, aunque lo presentan como una acción radical, no es sino una manera de fortalecer la idea de que el capitalismo podría mejorar si tan sólo se quita a un “mal” gobernante, al tiempo que hacen que quede en el olvido la defensa que los trabajadores vienen haciendo de sus condiciones de vida.
Por eso, ante las trampas que el sindicato y el aparato de izquierda del capital preparan, los explotados no tienen más arma que la organización en Asambleas Generales masivas y abiertas en las que discutan y reflexionen sus problemas, pero también en las que tomen decisiones colectivas… es la única forma que impedirá que se lleven a cabo acciones de división, aislamiento o provocación.
La desconfianza que los trabajadores han mostrado hacia el sindicato pretende utilizarse por la propia burguesía para lanzar al relevo el “nuevo sindicalismo”, e incluso usando a trabajadores honestos, hartos del accionar tramposo y maniobrero del sindicato, son involucrados en una pretendida transformación de estas estructuras, aunque en realidad, aún sin desearlo, terminan fortaleciendo este instrumento de dominio.
Un discurso que se viene repitiendo continuamente entre las filas de los trabajadores, es que se debe de aprovechar este momento para “quitar” las carteras sindicales a las planillas dominantes y poner a “representantes honestos y combativos”, sin embargo el sindicato ha dejado de ser un arma de los trabajadores, es ya un engrane más de la maquinaria de dominio del capital, por lo que es imposible transformarlos, por el contrario los trabajadores en su combate contra el capital tiene forzosamente que enfrentar al sindicato.
La forma más efectiva para combatir el dominio sindical y su accionar de sabotaje, es haciendo uso de la fuerza de la masas concientes mediante Asambleas Generales.
Los paros o la misma huelga son acciones que los trabajadores deben de decidir en colectivo, pero aún más, esta reflexión y estas decisiones deben extenderse. El sindicato (sea oficial, “independiente”, “democrático” o “de base”) en sus llamados a la desmovilización e incluso con sus convocatorias a movilizarse, pretende capturar el descontento de los asalariados. Por eso no deben esperar al llamado sindical para movilizarse y los montajes sindicales, deben ser transformadas en acciones combativas: cada día de paro debe usarse para informar y discutir, empujar a todos los trabajadores a la reflexión, no importa si no están afiliados al ISSSTE o si son desempleados... pero eso sólo es posible si las Asambleas Generales toman en sus manos el control del movimiento y lo extienden… el sindicato espera someter el descontento con acciones que aíslen, cansen y desmoralicen, como los plantones o cierres de calles, ante ello, los trabajadores deben impulsar las Asambleas Generales y extender con brigadas informativas la reflexión y la movilización, se tiene que explicar que el golpe es en contra de las condiciones de vida de TODOS los trabajadores, por lo que no se tiene otro camino que el de la lucha.
17-mayo-2007
El domingo 11 de noviembre en un vagón del metro en Madrid un individuo perteneciente a bandas neonazis asesinó a Carlos, un joven de 16 años, e hirió a otro. El crimen se cometió en el marco de una convocatoria de un oscuro grupúsculo fascista –Democracia Nacional- a la que respondió una manifestación antifascista de unos 200 jóvenes.
Expresamos nuestro dolor ante la muerte de este joven. Sentimos una profunda solidaridad por su familia, destrozada por el crimen. Nos indigna este cobarde asesinato. Las ideologías fascistas y racistas, que han puesto en la mano del asesino el machete que ha segado la vida del joven Carlos, son un agregado de las ideologías más reaccionarias que ha ido segregando el capitalismo en sus casi 500 años de historia. Se han erigido en el catalizador de los sentimientos más irracionales de odio y búsqueda de chivos expiatorios.
En los 30 y 40, en regimenes como el de Franco, el fascismo recibió del capital un mandato de gobierno y lo ejerció con un terror y una barbarie que sus rivales demócratas y estalinistas se encargan a todas horas de recordar. Hoy, el fascismo, alejado del gobierno, sirve de cauce para respuestas irracionales y xenófobas a contradicciones del capitalismo tales como el desempleo, la emigración o la inseguridad. Frente a estas, esa ideología propugna el racismo, el encierro en lo identitario y el nacionalismo más extremo… Las ideologías fascistas, neo nazis, populistas, expresan de manera brutal y descarada el proceso de descomposición del capitalismo:
- «el aumento constante de la criminalidad, de la inseguridad, de la violencia urbana ;
- el aumento del nihilismo, del suicidio de los jóvenes, de la desesperanza, como así lo expresaba el "no future" de las revueltas urbanas en Gran Bretaña, del odio y de la xenofobia que animan a "skinheads" y "hooligans", para quienes los encuentros deportivos son una ocasión de desahogarse y sembrar el terror ;
- la imparable marea de la drogadicción, fenómeno hoy de masas, poderosa causa de la corrupción de los Estados y de los organismos financieros, que afecta a todas las partes del mundo y, en especial, a la juventud, un fenómeno que expresa cada vez menos la huida hacia mundos quiméricos, que se parece cada día más a la locura y al suicidio ;
- la profusión de sectas, el resurgir del espíritu religioso, incluidos algunos países avanzados, el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente, construido, incluso en algunos ámbitos "científicos", y que ocupa en los media un lugar preponderante gracias a la embrutecedora publicidad y a sus emisiones estúpidas ;
- la invasión en esos mismos media del espectáculo de la violencia, del horror, de la sangre y de las matanzas, incluso en programas para niños ;
- la nulidad y la venalidad de la mayoría de las producciones "artísticas", literarias, musicales, de pintura y arquitectura, que no saben sino expresar la angustia, la desesperación, el estallido del pensamiento, la nada ;
- el "cada cual a lo suyo", la marginalización, la atomización de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la exclusión de los ancianos, la aniquilación de lo afectivo y su sustitución por la pornografía, el deporte comercializado y mediatizado, las concentraciones de masas de jóvenes en plena histeria colectiva a modo de canción y baile, sustituto siniestro de una solidaridad y de unos lazos sociales totalmente ausentes.
Todas esas manifestaciones de la putrefacción social que, hoy, a una escala desconocida en la historia, invaden por todos sus poros a la sociedad humana, expresan no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria» (Tesis sobre la descomposición del capitalismo[1])
La raíz del odio, de la xenofobia, de la exaltación nacional, no está en ideología fascista –ni tampoco en cualquier otra ideología- sino que pertenece enteramente al sistema capitalista en su conjunto y a todas las fuerzas políticas que lo defienden –sean fascistas, de derechas, de izquierda o de extrema izquierda-. Todas ellas fomentan esas expresiones de barbarie y crimen, unos de forma descarada –el fascismo-, otros de forma hipócrita y taimada –los que se presentan como demócratas y antifascistas.
El nacionalismo patrimonio común de todas las fracciones e ideologías del Capital
Se suele atribuir a los fascistas el monopolio del nacionalismo. Es una falacia total. Los demócratas y antifascistas del PSOE son quienes han organizado la histeria nacionalista, auténtica provocación al capital marroquí, desatada con la visita real a Ceuta y Melilla. Son ellos quienes desarrollan una campaña ensordecedora de exaltación nacional con toda la propaganda que tiene como coletilla “Gobierno de España”. Los dos grandes partidos democráticos – PP y PSOE-, apoyados discretamente por todos los demás, desarrollan una sobrepuja nacionalista sin precedentes intentando enrolarnos en la defensa de España. Los cachorros fascistas encuentran en ellos su fuente de inspiración. ¿No es acaso Rajoy quién azuza los miedos y los odios “a lo extranjero” cuando dice que «hay por ahí gentes que quieren el mal de los españoles»?
A la exaltación nacionalista española le corresponde la histeria nacionalista pro-catalana y pro-vasca desatada por partidos como Esquerra, Convergencia, PNV, Batasuna etc. Unos propiciando el nacionalismo gran español, otros lanzando el nacionalismo vasco y catalán, todos quieren atarnos a un clima de encierro en la “comunidad nacional”, de defensa de “lo nuestro”, de exclusión de “los otros”, de temor y odio a “lo extranjero”. Se pretende distinguir entre un nacionalismo “democrático” y “abierto” y un nacionalismo cerrado y excluyente. Es una diferencia falsa y demagógica. Todo nacionalismo lleva en sí mismo y por si mismo a la exclusión, al odio hacia el extranjero, a los sentimientos irracionales de victimismo y de buscar en “los otros” el chivo expiatorio a quien atribuir las propias desgracias.
Todas las ideologías y fracciones del Capital llevan al racismo y la xenofobia
Los grupúsculos nazis dirigen su odio a los emigrantes. Sobre ellos descargan los peores actos de barbarie como pudo verse con el video protagonizado sádicamente por un descerebrado catalán con una emigrante ecuatoriana.
Las autoridades y partidos democráticos “se indignan” con esas crueles gamberradas pero son precisamente ellas las que tratan a los emigrantes como ganado devolviéndolos a sus países de origen en inmundos aviones de carga. Fue precisamente el demócrata y antifascista ZP quien en 2005 organizó el asesinato de 5 emigrantes en las fronteras de Ceuta y Melilla. Es el gobierno del “diálogo” de ZP quien encarga el trabajo sucio de perseguir a los emigrantes a gobiernos como el de Marruecos o Senegal. Son los demócratas y antifascistas del PSOE y de IU los que desde las autonomías o ayuntamientos que gobiernan consienten en que se contraten a emigrantes sin contrato legal, obligados a trabajar de sol a sol por sueldos miserables y hacinados en chabolas, casas abandonados o, sencillamente, a la intemperie.
Los fascistas protagonizan los insultos y las agresiones a los emigrantes, los demócratas de izquierda y de derecha organizan su selección y explotación feroz encargando a terceros –entre ellos las propias bandas de matones fascistas- los trabajos sucios y sórdidos. Los fascistas vociferan, los demócratas actúan.
Todas las fracciones del capital tienen las manos manchadas de sangre
Se suele atribuir únicamente al fascismo la represión o la guerra. Se resalta barbarie represiva del franquismo o se hace hincapié en las peores expresiones de la barbarie guerrera de los nazis. Sin embargo, se echa un tupido velo sobre la salvaje represión ejercida por los demócratas y sobre las atrocidades protagonizadas por éstos en las innumerables guerras que golpean a la humanidad.
Con esta hábil manipulación se falsea la verdad histórica ofreciéndonos a cambio una “memoria histórica” selectiva y deformada. Pero, al mismo tiempo, se oculta la comprensión de la cuestión esencial: es todo el capitalismo, en todas sus fracciones, quien es culpable de la represión y la guerra. Es el Estado Capitalista en todas sus formas –tanto dictatoriales como democráticas- quien tiene la responsabilidad de los más horrendos crímenes contra la humanidad.
Respecto a la represión ¿hay que recordar que la “muy democrática” y “muy antifascista” República española solamente en su primer año, entre abril y diciembre de 1931, asesinó a más de 500 obreros en la represión de las luchas de trabajadores, jornaleros y campesinos? ¿Hay que recordar que el gobierno socialdemócrata alemán ahogó en sangre la tentativa revolucionaria del proletariado entre 1918-23 causando más de 100 mil muertos? ¿Hay que recordar que numerosos jerarcas del nazismo empezaron su carrera dentro de los Cuerpos Francos organizados por la socialdemocracia y los sindicatos para reprimir la revolución proletaria? ¿Hay que recordar que Franco fue uno de los encargados por la República para reprimir la insurrección obrera de Asturias en octubre de 1934? ¿Es preciso señalar que Pinochet fue un servidor del gobierno democrático de Allende y que éste hizo que fuera aplaudido por las masas en una concentración delante del Palacio de la Moneda?
En cuanto a las guerras, sí los nazis tienen sus campos de concentración, los demócratas tienen en su haber el cruel bombardeo de Dresde que causó en una sola noche 250 mil víctimas inocentes o el lanzamiento de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. ¡No hablemos de las hazañas bélicas de represión y barbarie en Irak, en Afganistán y tantos y tantos lugares!
En nombre del antifascismo nos imponen la explotación y la represión.
Durante el siglo XX, un siglo considerado como el más bárbaro de la historia, el capitalismo ha conseguido mantenerse y sobrevivir encerrando al proletariado en toda clase de falsos dilemas: mundo “libre” versus “comunismo” soviético; democracia o dictadura; izquierda o derecha; nacionalismo gran español o nacionalismo vasco o catalán… Su política ha consistido en hacerle elegir entre morir en la horca o morir fusilado, hacerle escoger plato en un menú envenenado, hacerle ir de Herodes a Pilatos.
Durante más de un siglo el capital, especialmente a través de sus fuerzas de “izquierda” ha empujado al proletariado a elegir el “mal menor”: la cantinela ha sido siempre la misma, es cierto que los demócratas no son de fiar pero el mal supremo, el demonio en persona, son los fascistas. En nombre de esta demagogia han hecho tragar las peores barbaries, la más salvaje explotación, las guerras más crueles.
Con estas elecciones trucadas, el Capital ha conseguido que el proletariado perdiera su autonomía de clase, convertirlo en juguete de sus contiendas políticas, transformarlo en carne de cañón de sus guerras.
El dilema más mortal, el que más daño ha hecho al proletariado a lo largo del siglo XX ha sido elegir entre fascismo y antifascismo. En nombre de esa trampa mortal la humanidad entera fue llevada al terrible holocausto constituido por los más de 60 millones de muertos de la 2ª Guerra Mundial. En nombre de ese dilema trucado un millón de muertos fueron inmolados en la bárbara contienda de 1936.
Cada vez que el proletariado toma partido por una de las fracciones del capital (extrema derecha, derecha, izquierda y extrema izquierda), cada vez que pierde su identidad de clase disuelto en la masa interclasista del “pueblo” o del “ciudadano”, el Capital consigue prolongar los sufrimientos, la explotación, la barbarie, que causa su sistema de explotación.
La razón es muy sencilla: sí el proletariado elige campo, sí desaparece como clase en la amalgama del “pueblo” o de la “ciudadanía”, entonces tanto los obreros como el conjunto de la población se convierten en rehenes de las guerras de familia a la que se libran los explotadores. Con ello el capital logra crear un clima social donde toda la población se transforma en una suma de autómatas que vocifera contra el chivo expiatorio que el Capital les señala; se convierten en soldados dispuestos a matar o morir por la Patria, por la democracia, por causas que siempre son las de la explotación capitalista.
El fascismo aspira a disponer de una masa embrutecida, incapaz de pensar, que actúa mediante impulsos irracionales, que atribuye sus males a individuos o categorías sociales convertidas en entes diabólicos. Sin embargo, quien consigue de verdad esos siniestros objetivos son sus compadres demócratas que, envueltos en frases bonitas de tolerancia, democracia y derechos humanos, inoculan de forma taimada y a traición los venenos que agitan de forma descarada sus rivales fascistas.
Solo la lucha independiente del proletariado puede sacarnos del atolladero histórico que representa el capitalismo
La única manera de luchar eficazmente contra el capital es la AUTONOMIA POLITICA del proletariado. Sólo sí este lucha por sus propios intereses, en su propio terreno, podrá crear una relación de fuerzas favorable contra el capital, sólo así podrá unir tras su combate liberador a todas las capas sociales oprimidas y explotadas.
La sociedad capitalista representa la división en naciones mientras que el proletariado representa la unión de toda la humanidad en una comunidad mundial donde las distinciones por raza, religión u origen social sean abolidas. Al nacionalismo –cualquiera que sea la envoltura que se presente- hay que oponer el internacionalismo.
La sociedad capitalista segrega el odio y la exclusión hacia el extranjero, el que es diferente. Solo el proletariado puede establecer una comunidad de seres humanos libres e iguales que trabajan colectivamente para sí mismos. A la división y el enfrentamiento entre seres humanos hay que oponer la fraternidad universal que expresa embrionariamente la lucha de clase del proletariado.
La sociedad capitalista está basada en la competencia entre empresas y naciones lo cual provoca necesariamente el cada uno para si, el quítate tú para que me ponga yo, el que cada hombre sea un lobo para los demás. Sólo el proletariado al unificar a la humanidad en una comunidad donde cada cual aporta lo mejor de si mismo recibiendo la plena satisfacción de sus necesidades, puede abolir las raíces de la barbarie del hombre sobre el hombre. A la competencia y al corporativismo, fuerzas destructoras y disgregadoras, hay que oponer la solidaridad y la unidad que encierran las luchas genuinas del proletariado.
El asesinato de Carlos tiene como raíz el capitalismo y su proceso de descomposición. No hay que mirar el brazo que lo ha ejecutado sino el sistema que lo ha engendrado. Solo la lucha de clase independiente del proletariado contra todas las fracciones del capital, contra el Estado en su conjunto, contra el capital en todas sus expresiones nacionales e ideológicas, podrá extirpar las condiciones que provocan junto con la explotación, la guerra y la barbarie cotidiana, actos como el crimen del metro en Madrid.
Corriente Comunista Internacional 12-11-07
El debate internacionalista sobre las experiencias históricas y actuales de la clase obrera se extiende a países donde nunca se había dado como por ejemplo República Dominicana. Hace 2 meses una delegación de la CCI animó un debate sobre el tema SOCIALISMO Y DECADENCIA DEL CAPITALISMO en dicho país (ver Acción Proletaria nº 197: Debate internacionalista en República Dominicana, /content/2046/debate-internacionalista-en-la-republica-dominicana [25] ). Hace un mes se celebró una reunión pública sobre el mismo tema en Lima - Perú (ver en nuestra Web: Hacia la construcción de un medio de debate y clarificación, https://es.internationalism.org/node/2107 [26] ). Ahora, gracias al esfuerzo y al entusiasmo de los compañeros del núcleo de discusión internacionalista de República Dominicana se ha celebrado una reunión sobre la experiencia de la Revolución Rusa de 1917.
El desarrollo de estas actividades aporta el viento fresco del debate proletario sobre los verdaderos problemas y las verdaderas alternativas de la situación mundial. En lugar de los temas que no conducen a ninguna parte (el nacionalismo, la revancha entre países, las reformas, la intervención del Estado) se empieza a hablar del internacionalismo, de la solidaridad, de las experiencias históricas y actuales de lucha de la clase obrera, de cómo luchar a nivel mundial por el socialismo etc. En lugar de "modelos nacionales de desarrollo" que la experiencia de los últimos 40 años nos ha mostrado que solo desarrollan la miseria, la opresión y la guerra; las discusiones empiezan a girar sobre la dimensión histórica e internacional de los problemas que aquejan a la humanidad, sobre el futuro que nos depara la sociedad capitalista mundial, sobre cómo desarrollar una solidaridad y una conciencia internacional del proletariado para salir del atolladero.
Estos debates internacionalistas no se dan únicamente en América del Sur, también tienen lugar en países tan alejados como Filipinas, India, Corea, Turquía... Poco a poco se van desarrollando las bases de un auténtico debate internacional sobre la lucha del proletariado, el internacionalismo, el combate por la liberación de la humanidad del yugo del capitalismo.
Señalamos a continuación a partir del informe de los compañeros del núcleo de discusión internacional las principales cuestiones que se discutieron.
Los compañeros utilizaron para lanzar la discusión la presentación común a escala internacional que hemos hecho en todas las reuniones públicas celebradas por las diferentes secciones de la CCI y en las que han colaborado simpatizantes en otros países.
Hubo coincidencia con la presentación en señalar que La revolución rusa se da en momento de la Primera guerra mundial, la revolución rusa fue una respuesta a la guerra.[1]
También hubo coincidencia en dos puntos que subrayaron los compañeros:
- la revolución rusa era socialista y no democrático burguesa.
- la base de la revolución fue la acción de la clase obrera agrupada en los Soviet (Consejos Obreros), es decir, la revolución socialista sólo puede ser realizada por los trabajadores mismos y nunca delegando su realización en el Estado a través de líderes "geniales" (la infame tradición de caudillos "socialistas" como Stalin, Castro o, actualmente, Chávez).
Un asistente subrayó que La revolución rusa, propagó al mundo entero los núcleos marxistas, en RD es a través de esa revolución es que llegan los primeros círculos marxistas, Lenin envía a La Vega a 4 rusos a organizar el partido democrático revolucionario dominicano, los cuales forman los primeros núcleo comunistas.
La Revolución Rusa provocó un enorme entusiasmo entre los explotados y oprimidos de todos los rincones del mundo, ello hizo que en todas partes se despertara el interés por las posiciones comunistas. Es evidente que no siempre hubo una total claridad. Así era una confusión, favorecida por los propios errores de los bolcheviques, el pensar que en los países semi coloniales, coloniales o con un insuficiente desarrollo del capitalismo, lo que estaba a la orden del día no era la revolución proletaria sino una revolución democrática burguesa (de ahí el impulsar un partido democrático revolucionario dominicano y no un genuino partido comunista)[2].
Un asistente planteó que La revolución rusa, demostró que en un país atrasado se podía hacer una revolución proletaria, contraria a lo que Marx establecía que en los países desarrollados era que iban a iniciar la revolución proletaria
Se ha repetido muchas veces que Marx se equivocó porque la revolución proletaria triunfó en un país atrasado y no en países desarrollados como Alemania o Gran Bretaña. En realidad, la revolución proletaria no se plantea a partir de la situación de tal o cual país tomado por separado y aisladamente sino a partir de la situación mundial del conjunto del capitalismo.
Con la primera guerra mundial lo que se demostró es que el capitalismo había formado el mercado mundial y había sometido a sus leyes a todos los países. Dentro de ese marco general había una enorme heterogeneidad: había países plenamente capitalistas, otros bajo el yugo colonial o semi colonial, la mayoría arrastraba importantes residuos feudales. Sin embargo, esas realidades nacionales, sin negar su peso, no eran determinantes. Lo determinante era que el capitalismo había llegado a sus límites históricos y que si sobrevivía lo único que causaría serían crisis, guerras y barbarie (como hemos podido comprobar en los últimos 100 años). Por tanto, independientemente de las múltiples y heterogéneas realidades de los distintos países, la evolución mundial del capitalismo llevaba a todos los pueblos de la Tierra a las guerras, la destrucción, la miseria, las hambrunas. Por tanto, la única solución posible era la lucha revolucionaria mundial por la destrucción del capitalismo y la creación de una sociedad nueva, el comunismo.
La Revolución Rusa no surgió en respuesta a las realidades particulares de Rusia (aunque los bolcheviques y los Soviet trataron de tomarlas en cuenta) sino en respuesta a la situación mundial creada por la primera Gran Guerra. Los Soviet y los Bolcheviques concibieron la Revolución Rusa como el primer paso en la lucha por la Revolución Mundial.
Los bolcheviques y los propios Consejos Obreros rusos dejaron bien claro desde el principio que la revolución iniciada en Rusia solo se salvaría si se extendía a los principales países desarrollados y especialmente a Alemania. Fue precisamente el aplastamiento de la tentativa de revolución proletaria en Alemania en 1919-23 (perpetrada por la Socialdemocracia y los Sindicatos) lo que impidió el desarrollo de la revolución mundial y significó la muerte de la revolución en Rusia.
En línea con esto último, los compañeros del núcleo defendieron en la discusión que "Precisamente la tesis del socialismo en un solo país fue el inicio de la derrota de la URSS", de lo que si hizo eco un asistente apoyando que ninguna revolución puede crecer ni sobrevivir sin una frontera solidaria.
Sobre los métodos de la revolución proletaria un asistente dijo que Marx estableció que la forma de llegar al poder es por las armas y no por el voto Precisamente la revolución rusa demostró que a través de los consejos obreros y la violencia de clase es que el proletariado toma el poder.
Sin embargo, la afirmación de otro asistente en el sentido de que No se puede descartar cualquier medio para la toma del poder, resulta ambigua y contradice la anterior.
No es cierto que cualquier medio valga. No valen ni las elecciones ni el parlamento. No vale la lucha guerrillera, la conspiración y el golpe de Estado. No valen el terror ni el terrorismo. Eso son medios propios de la burguesía y totalmente ajenos a la lucha revolucionaria del proletariado.
Frente al voto y el parlamento el proletariado ha desarrollado experiencias basadas en el poder colectivo de los Consejos Obreros.
Frente a las guerrillas y la conspiración el proletariado desarrolla la insurrección armada organizada masivamente por los Consejos Obreros.
No se puede asociar ni amalgamar la violencia colectiva y consciente del proletariado con la violencia minoritaria, ciega y brutal del terror y el terrorismo (se puede ver sobre este último punto el documento "Terror, terrorismo y violencia de clase [27]").
Por tanto hay que rechazar la máxima jesuítica de "el fin justifica los medios". La burguesía -y en general todas las clases explotadoras- utilizan cualquier medio para mantener su explotación y opresión. El proletariado solo puede utilizar medios coherentes con sus fines que son los de la liberación de toda la humanidad.
La última parte de la discusión versó sobre la actualidad y se centró en Chávez. Varios asistentes plantearon que Chávez es antiimperialista por ser antiyanquista, frente a ellos los compañeros del núcleo defendieron que las burguesías tanto de derecha como de izquierda utilizan el descontento contra los EEUU para sacrificar la clase obrera y que Chávez lo que quiere es formar su propio imperio
Rosa Luxemburgo demostró en su obra La Crisis de la Socialdemocracia (se puede encontrar en Internet en español en https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelasocialdemocraciaalemana_0.pdf [28] ) que el imperialismo es un sistema mundial al cual ningún país se puede sustraer. El imperialismo no es una política especial de un país o de un grupo de países sino que todos los países participan en su engranaje. Todo Estado es imperialista.
Cada Estado juega con las armas de que dispone. USA tiene las suyas y opera a escala mundial. Otros Estados tienen ambiciones regionales. Pero no por eso son menos peligrosos o menos enemigos del proletariado y de la humanidad. El imperialismo es una espiral de barbarie que es alimentada por los conflictos, los enfrentamientos, de todos los Estados.
Es un engaño pretender que el capitalismo se caerá por que caiga la potencia imperialista de USA. Hoy USA con su aventura en Irak está muy debilitado pero la barbarie capitalista es desarrollada por él mismo y por todos sus rivales. Irán desarrolla la carrera a la bomba nuclear, en Oriente Medio desde Arabia Saudita hasta Egipto se lanzan a la posesión de armas atómicas, Chávez pretende también dar pasos en esa dirección. Esa brutal carrera hacia la posesión de armas nucleares imitando al Gran Hermano norteamericano es una expresión de barbarie, de puja imperialista y se hace a costa de la miseria y el sufrimiento de la mayoría.
El capitalismo solo puede ser derribado por el proletariado mundial que gane a su lucha a todos los explotados y oprimidos del mundo. Para que el proletariado pueda hacerlo debe defender ante todo su autonomía de clase que quiere decir no elegir campo entre los distintos Estados capitalistas que se pelean entre si y intentan seducir al proletariado para que se sume a su causa haciendo de carne de cañón. Contra todos los bandidos imperialistas el proletariado debe desarrollar su lucha independiente.
En el Foro Comunistas Internacionales[1], una persona que firma Cleto y que se presenta como “compañero adherido a las posiciones del BIPR”[2] ha dirigido una crítica a nuestro artículo Apuntes para una historia de la Izquierda Comunista (Revista Internacional nº 9[3]) que, amablemente, ha colgado el moderador del Foro[4].
En este artículo hacemos una reflexión sobre la primera época del Partido Comunista Internacional en el periodo 1943-48 donde esta organización que se reivindica de la Izquierda Comunista cometió lo que a nuestro juicio son dos graves errores: por una parte, trabar relaciones con los grupos partisanos[5] y, por otro lado, participar en las elecciones del 48 presentando una lista propia[6].
¿Mentiras y distorsiones o un análisis político diferente?
Cleto comienza acusándonos de «distorsiones y mentiras». Sin embargo, al leer su texto comprobamos que confirma completamente todo lo que decimos: reconoce que el PCI participó en los grupos partisanos, reconoce que una parte de la sección de Turín participó en la insurrección que organizó el Comité de Liberación Nacional donde se agrupaban todas las fuerzas burguesas italianas excepto los fascistas que no habían cambiado a tiempo de camisa; reconoce en fin que el PCI participó en las elecciones del 48.
Sí queremos llevar un debate fructífero debemos empezar distinguiendo entre lo que son los hechos y lo que es su interpretación y análisis político. Los hechos son claros y evidentes y Cleto no los puede negar. Otra cosa muy distinta es que él tiene un análisis y una interpretación diferentes. Pero eso no le autoriza a lanzarnos la acusación de “mentir y distorsionar”. ¿O es que no estar de acuerdo con su interpretación significa ser un mentiroso?
¿Es idealismo defender de forma intransigente los principios proletarios?
Entremos en la cuestión de fondo. Cleto afirma que estaríamos cegados por un “idealismo diletante”, que estaríamos encerrados en “fantasías” que nada tendrían que ver con “la lucha de clases verdadera”, viviríamos en un “castillo encantado” lo que nos llevaría a “no entender la dialéctica de los hechos históricos” y a “desacreditar la actividad de quienes interpusieron sus vidas en aras de la militancia comunista”.
Estalinistas y trotskistas suelen justificar sus políticas en nombre del “realismo” y del sacrosanto “estar con las masas”, descalificando toda posición revolucionaria como “infantilismo teórico”. Ellos se presentan como los más comunistas del mundo para añadir a continuación que “se ven obligados” a apoyar todo tipo de guerras imperialistas, de movimientos de “liberación nacional”, todo bando burgués, en suma, “debido a que hay que estar con las masas”.
Ahora bien, lo que es sorprendente es que un argumento de lógica similar proceda de alguien que se reclama de la Izquierda Comunista. En tal caso es necesario poner las cosas en su sitio, porque lo que diferencia radicalmente a la Izquierda Comunista de las corrientes políticas antes mencionadas es precisamente la coherencia entre los principios que se proclaman y las prácticas con los que se defienden.
Cleto se pregunta «Mientras las masas están derramando su sangre guiadas por una perspectiva política engañosa (el frente popular o la Resistencia) ¿Qué deben hacer los comunistas? ¿Deben permanecer cerrados en su círculo y escribir escolásticamente meticulosos análisis sobre los errores de las masas?».
Cuando los obreros toman partido por uno de los bandos en conflicto dentro de una guerra entre fracciones de la burguesía, pierden con ello toda su fuerza, se transforman en peones manejados a placer, dan su sangre por quienes les explotan y oprimen. Ante semejante situación, sólo los principios revolucionarios pueden ayudar a los obreros a recuperar su autonomía como clase y poder luchar con fuerza contra el capitalismo. En 1944-45 aceptar el terreno de la lucha partisana –un movimiento nacionalista e imperialista- so pretexto de “convencer a las masas” era contribuir a que siguieran encerradas en el círculo infernal de la guerra y la explotación capitalista. Solamente el “círculo cerrado” de los “meticulosos análisis” podía ayudar a los obreros a salir del “círculo vicioso” en el que se hallaban atrapados.
En 914, la primera guerra mundial pudo ser desencadenada porque el capitalismo, con el concurso activo de la mayoría de la socialdemocracia y los sindicatos, hizo creer a los obreros que debían aceptar la muerte en el frente y los sacrificios en la retaguardia para defender una causa “justa” de geometría variable. ¡En el bando alemán se trataba de acabar con la barbarie zarista mientras que en el bando aliado –que contaba en sus filas el siniestro régimen del Zar- el objetivo era acabar con la dictadura germánica del Kaiser!.
¿Qué hicieron los revolucionarios? ¿Aceptaron el terreno de la defensa nacional so pretexto de estar con las masas? ¡Rotundamente no! Su batalla fue defender los principios internacionalistas, declararon la guerra a la guerra imperialista, preconizaron la lucha intransigente por la Revolución Proletaria Mundial. La minoría internacionalista (Lenin, Rosa Luxemburgo, Trotski, Bordiga…) “se apartó de las masas”, “permaneció encerrada en su círculo” y escribió “meticulosos análisis” sobre los errores de las masas. Con esa actividad contribuyó a que éstas pudieran salir de su error, ayudó a que fueran encontrando su fuerza, su solidaridad, y, de esta forma preparó las condiciones de la oleada revolucionaria mundial que se inició en 1917.
¿Fue Lenin un idealista?
En abril de 1917 cuando Lenin vuelve a Rusia defendiendo la necesidad de orientar la revolución iniciada en febrero hacia la toma del poder y la lucha por el socialismo, se encuentra con una fuerte oposición por parte del comité central del Partido bolchevique –dirigido en ese momento por Stalin, Kamenev y Molotov- que apoya al Gobierno Provisional, cuyos objetivos declarados son la continuación de la guerra y encerrar la revolución en la camisa de fuerza de la democracia burguesa. En la polémica que se origina en el Partido contra las posiciones de Lenin, Kamenev acusa a éste de “idealismo” y de “separarse de las masas”. Lenin le responde: «El camarada Kamenev contrapone “el partido de las masas” a “un grupo de propagandistas”. Pero las masas se han dejado llevar precisamente ahora por la embriaguez del defensismo “revolucionario”[7]. ¿No será más decoroso también para los internacionalistas saber oponerse en un momento como este a la embriaguez “masiva” que querer seguir con las masas, es decir, contagiarse de la epidemia general? ¿Es que no hemos visto en todos los países beligerantes como se justificaban los chovinistas con el deseo de “seguir con las masas”?¿No es precisamente el trabajo de los propagandistas en el momento actual el punto central para liberar la línea proletaria de la embriaguez defensista y pequeño burguesa masiva?»[8]
En otro documento de la misma época[9], Lenin rebate la manida acusación de idealismo contra su posición arguyendo que «aparentemente esto no es más que una labor de mera propaganda. Pero, en realidad, es la labor revolucionaria más práctica[10], pues imposible impulsar una revolución que se ha estancado, que se ahoga entre frases y se dedica a marcar el paso sin moverse del sitio»
Quizá Cleto piense que Lenin también fue un “idealista”, que “desdeñaba descender a las masas porque no son comunistas puras”. Nosotros pensamos que esa aportación de Lenin es esencial para inspirar la actividad de los revolucionarios. Lenin, en la respuesta a Kamenev antes citada recuerda que «la burguesía se mantiene no solo por los medios de violencia sino también gracias a la falta de conciencia, la rutina, la ignorancia y la falta de organización de las masas».
La clase obrera es la clase portadora del comunismo[11] pero es también una clase explotada que permanece durante la mayor parte del tiempo sometida al imperio de la ideología dominante. Su naturaleza comunista se expresa, entre otros aspectos, en uno muy importante: es capaz de segregar en su seno minorías comunistas que tratan de expresar sus principios y metas así como los medios para alcanzarlos.
Estas minorías no tienen como fin ir corriendo detrás de las masas siguiéndolas en las múltiples y contradictorias situaciones por las que pasan. Hay que estar con el proletariado como clase revolucionaria y no con el “proletariado sociológico” que puede pasar por diferentes estados de conciencia. En el texto antes citado Lenin recordaba que «Antes quedarnos solos, como Liebchneck –y quedarse solos así significa quedarse con el proletariado revolucionario[12]- que abrigar ni por un minuto la idea de una unión con el Comité de Organización[13]»
La clase obrera no es una masa ciega a la que habría que administrar sin que se de cuenta las recetas comunistas. Ese tacticismo pragmático encierra en el fondo una visión manipuladora, un desprecio profundo de la clase obrera. Los obreros no tienen miedo a que se critiquen sus errores. Rosa Luxemburgo decía del proletariado «tan gigantescos como sus problemas son sus errores (…) su vía dolorosa hacia la libertad está jalonada no sólo de sufrimientos inenarrables, sino también de incontables errores. La meta del viaje, la liberación definitiva, depende por entero del proletariado, de sí este aprende de sus propios errores. La autocrítica, la crítica cruel e implacable que va hasta la raíz del mal, es vida y aliento para el proletariado»[14]
¿Cuál fue la postura de nuestros padres políticos?
Cleto menciona la postura de la Izquierda Comunista Italiana ante el Frente Popular y la guerra en España de 1936 diciendo: « El problema que nuestros padres políticos se planteaban –tanto que lo que respecta a España como a la lucha partisana- es lo de siempre la CCI (y sus derivados) no se plantea nunca, porque le es totalmente extraño a su método (idealista) y a su modo de entender la militancia comunista: ¿Cómo hacer para encontrar los principios con las masas en movimiento, dispuestas a una lucha sin cuartel y a los más grandes sacrificios?».
En este pasaje parece dar a entender que Bilan sostuvo la misma postura ante 1936 que la del PCI en 1944-48. ¡Nada más lejos de la realidad!. Se puede consultar nuestro libro 1936: Franco y la República masacran a los trabajadores[15] que tiene como eje los textos de Bilan donde puede comprobarse que siguió una política “idealista” de defensa intransigente de los principios.
Unos años antes, Bilan había polemizado con la Oposición de Izquierdas[16] que también invocaba –como desgraciadamente hicieron en 1948 los “padres políticos” de Cleto- la necesidad de “no aislarse de las masas”. El artículo se titulaba significativamente Los Principios armas de la Revolución y denunciaba que «el militante que expone una posición de principio en una situación dada, se apresura a añadir que esta posición sería válida sí todos los obreros fueran comunistas, que sería muy feliz de poderla aplicar, pero que se ve forzado a tener en cuenta las situaciones concretas y sobre todo la mentalidad de los obreros»[17]. Pone al desnudo los “argumentos” con el que se avala semejante capitulación: «En cada ocasión, el problema se planteará de forma interrogativa: ¿hay en juego una cuestión de principio? Al responder por la negativa habría que dejarse llevar por las sugestiones de la situación, librarse a conjeturas sobre las ventajas que se podría sacar de la lucha pues, en definitiva, tanto Marx como Lenin, por muy intransigentes que hayan sido sobre las cuestiones de principio, ¿no dudaban en arrojarse a la lucha para realizar el mayor número posible de aliados, sin tener en cuenta su naturaleza, sin establecer previamente sí su naturaleza social les permitiría aportar un verdadero apoyo a la lucha revolucionaria?».
Frente a estas posturas, Bilan defiende que: «El partido debe permanecer escrupulosamente fiel a las tesis políticas que ha elaborado, pues si no procede así se prohibirá avanzar en la lucha revolucionaria», concluyendo categóricamente que «para preparar la victoria proletaria actúan a la vez los antagonismos sociales y la obra consciente de las fracciones de izquierda: el proletariado retomará su lucha únicamente sobre la base de sus principios y de su programa».
1948: la regresión del PCI en la cuestión electoral y parlamentaria
Fue la predecesora de la Izquierda Comunista Italiana, la Fracción Comunista Abstencionista, constituida en octubre 1919, la que denunció la mistificación electoral y parlamentaria. Fue uno de sus militantes más destacados –Bordiga- quien hizo aportaciones muy claras sobre esta cuestión[18] y libró una batalla tenaz contra la degeneración de la Internacional Comunista combatiendo uno de sus más graves errores: el “parlamentarismo revolucionario”.
Por ello, constituyó una regresión que en 1948, el Partido Comunista Internacional echara por la borda ese patrimonio y preconizara la participación en la farsa electoral destinada a avalar la configuración política del Estado democrático italiano alrededor de un gobierno basado en la Democracia Cristiana y una oposición constituida por el partido estalinista.
Cleto defiende esta participación con argumentos muy poco convincentes: «!¿Qué decir sobre las elecciones de 1948? Simplemente que fue un intento de insertarse en la gran excitación política en la cual había caído presa el proletariado, para dar a conocer mejor nuestras posiciones, aprovechando el escaparate que ofrecía la propaganda electoral; pero ninguno se ilusionaba en hacer resucitar el parlamentarismo revolucionario: quien diga lo contrario miente o no sabe lo que dice. El partido, en sus manifiestos, en su prensa, invitaba a la abstención, motivándola políticamente y agregaba "si no pueden hacer nada más que votar, entonces voten por nosotros"».
Proponer a las masas abstenerse y votar al mismo tiempo no les aporta la más mínima claridad y lo único que demuestra es la propia confusión del Partido.
Dar como tarea al Partido “insertarse en la gran excitación política en la que había caído presa el proletariado” (una “excitación” creada por la burguesía para que todo el mundo avalara su Estado democrático) confirma todo lo que venimos diciendo: una organización revolucionaria no puede ir a remolque de esa “excitación” sino aportar distancia y conciencia a las masas para ayudarlas a liberarse de ella.
Del mismo modo, Cleto argumenta que habría que “aprovechar el escaparate que ofrecía la propaganda electoral” y proclama arrogantemente que “eso no es parlamentarismo revolucionario” tachando al que diga lo contrario de mentiroso e ignorante. Parece ser que nuestro censor no conoce bien la Resolución sobre “El Partido Comunista y el Parlamento” que adoptó el 2º Congreso de la Internacional Comunista en marzo de 1920 donde se proclamó el “parlamentarismo revolucionario”. En ella se dice que «la participación en las campañas electorales y la propaganda revolucionaria en la tribuna parlamentaria tienen una significación particular para la conquista política de los medios obreros que, al igual que las masas trabajadoras rurales, permanecieron hasta ahora al margen del movimiento revolucionario y de la política»[19] ¿Qué diferencia hay entre esta postura y la que invoca Cleto? ¿Qué diferencia hay entre la postura de Cleto y la que defienden los trotskistas para justificar su participación en el engaño electoral? Sinceramente ninguna.
El argumento sentimental
«Nuestros compañeros entraron en contacto con bandas partisanas, corriendo peligros mortales, por tratar de hacerles entender el error político en el cual habían caído; organizaron y participaron en las huelgas contra la guerra -¡en plena guerra!- y no pocos pagaron con su vida si militancia revolucionaria, puesto que fueron deportados a los campos de exterminio nazi o fueron fusilados. ¿Cómo se permite la CCI externar semejantes aberraciones sobre la dificilísima experiencia de nuestros compañeros?».
Lo que ponemos en causa, en nuestra crítica, no es evidentemente la organización y la participación en las huelgas. Lo que rechazamos categóricamente es la política (púdicamente bautizada por Cleto como “entrar en contacto con los grupos partisanos”) consistente en prácticas el “entrismo” dentro de una organización militar contrarrevolucionaria de la peor especie, constituida directamente bajo el control de los Aliados y, sobre el terreno, del PC y del PS. Una organización militar burguesa que no ofrece ningún terreno propicio para la difusión de los principios y las tácticas revolucionarias pues lo que la distingue del ejército oficial donde los obreros son movilizados a la fuerza es que se basa en el voluntariado. Por ello el heroísmo de los militantes o las persecuciones de los que han sido víctimas, no constituyen ningún argumento a favor de una política. Esta debe ser analizada únicamente a partir del criterio de sí responde a la situación existente y de sí es coherente o no con los principios y los medios de lucha del proletariado. Mezclar las cosas solo sirve para introducir la confusión.
Cleto debería reflexionar sobre el hecho de que los grupos de extrema izquierda del Capital avalan sus políticas de antifascismo, de liberación nacional, de sostén a un bando imperialista, invocando los muertos, los torturados, los detenidos, en esas causas burguesas. La oposición chilena a Pinochet habló largo y tendido de sus muertos y encarcelados. Lo mismo hicieron peronistas, montoneros, trotskistas con los desaparecidos y torturados por la dictadura argentina. Manejaron durante años esa sangre derramada como capital del cual hoy están sacando los réditos para imponer una política de miseria y represión a los obreros y explotados como puede verse con Bachelet y con la pareja Kirchner. El partido estalinista francés se presentaba tras la posguerra de 1945 como “el partido de los 100 mil fusilados”. Con ese chantaje emocional pudo sabotear la huelga de Renault en 1947 proclamando que la “huelga es un arma de los trust”, los 100.000 fusilados fueron utilizados por su jefe de entonces, Maurice Thorez, para pedir a los obreros franceses “que se arremangaran por sacar adelante la economía nacional”.
Los principios armas de la revolución
La burguesía estigmatiza una actitud de defensa intransigente de los principios como fanatismo y fundamentalismo. Ella por el contrario es la clase del pragmatismo, las componendas y la maniobra maquiavélica… La política burguesa se ha convertido en un espectáculo denigrante de alianzas contra natura, donde el ventajismo y las contorsiones ideológicas más delirantes abundan por doquier. Ello ha provocado el aborrecimiento general de la “política”.
El proletariado por el contrario no tiene ninguna necesidad de ocultar –ni de ocultarse a sí mismo- sus principios y los medios de lucha para conseguirlos. Para él no hay contradicción entre sus intereses históricos y sus intereses inmediatos, entre los principios y la lucha cotidiana. La aportación de los revolucionarios es una política clara donde principios y práctica sean coherentes y no se contradigan a cada paso. Para el proletariado lo práctico es la defensa intransigente de sus principios de clase pues son ellos los que le dan una perspectiva para salir del atolladero en que el capitalismo sume a la humanidad, son ellos la guía que orienta sus luchas inmediatas hacia la perspectiva revolucionaria. Como decían nuestros antepasados de Bilan los principios son armas de la revolución.
CCI 28-10-07
ANEXO: TEXTO DE CLETO
Saludos a todos.
Los compañeros adheridos a las posiciones políticas del Buró Internacional por el Partido Revolucionario (BIPR https://www.ibrp.org [30]) están, desde hace tiempo, habituados a las distorsiones, por no decir las mentiras, difundidas por la CCI, sin embargo, en está ocasión he decidido que no se pueden dejar pasar impunemente los comentarios vertidos por la CCI al final de su reseña "Apuntes para una historia de la Izquierda Comunista", publicada en esta lista de discusión el pasado 26 de septiembre. Naturalmente, espero la contrarréplica de la CCI, pero me disculpo con los miembros de esta lista por no haber respondido con anterioridad, dado que no tengo mucho tiempo disponible y el poco que tengo prefiero dedicarlo a la lucha de clases verdadera y no a las fantasías de la CCI. La CCI proyecta hacia el pasado su idealismo diletante, distorsionando la historia, justificando su idealismo característico y, lo peor de todo, desacreditando la actividad de quienes interpusieron sus vidas en aras de la militancia comunista.
Cegada por su idealismo, la CCI no es ni siquiera capaz de leer lo que está escrito claramente y mucho menos de entender la dialéctica de los hechos históricos. ¿Cómo puede decir que nuestros compañeros en 1943-45 tenían la misma posición de la minoría que fue a España? Nuestros compañeros buscaban poner en práctica un marxismo vivo y no un marxismo tipo recetario de cocina, intentando llevar a los partisanos (en gran parte proletarios, convencidos –ilusoriamente- de combatir al nazi-fascismo para preparar la vía de la revolución proletaria) sobre posiciones de clase, por lo que no derramaron su sangre por una causa burguesa; por otro lado, esto lo hicieron en condiciones dificilísimas, cuidándose las espaldas de los fascistas y de los estalinistas. El problema que nuestros padres políticos se planteaban –tanto que lo que respecta a España como a la lucha partisana- es lo de siempre la CCI (y sus derivados) no se plantea nunca, porque le es totalmente extraño a su método (idealista) y a su modo de entender la militancia comunista: ¿Cómo hacer para encontrar los principios con las masas en movimiento, dispuestas a una lucha sin cuartel y a los más grandes sacrificios? Mientras las masas están derramando su sangre guiadas por una perspectiva política engañosa (el frente popular o la Resistencia) ¿Qué deben hacer los comunistas? Deben permanecer cerrados en su círculo y escribir escolásticamente meticulosos análisis sobre los errores de las masas, desdeñando el descender a la lucha porque las masas no son… comunistas puras (y si ya fuesen comunistas, ¿Qué necesidad habría del partido y/o de la simple propaganda… cciísta), o bien deben buscar traducir los principios en acción, a fin de que sean entendidos y asumidos como propios por las masas mismas?
Naturalmente, esto puede comportar errores, pero son los errores de quien vive en la verdadera vida, no en la libresca propia del castillo encantado donde todo es justo porque, por tanto, nunca sería verificado por la realidad.
Nuestros compañeros entraron en contacto con bandas partisanas, corriendo peligros mortales, por tratar de hacerles entender el error político en el cual habían caído; organizaron y participaron en las huelgas contra la guerra -¡en plena guerra!- y no pocos pagaron con su vida si militancia revolucionaria, puesto que fueron deportados a los campos de exterminio nazi o fueron fusilados. ¿Cómo se permite la CCI externar semejantes aberraciones sobre la dificilísima experiencia de nuestros compañeros?
En cuanto a Turín, en abril de 1945, el proletariado participó en la insurrección, y una parte de la sección de Turín participó en la misma, pero en total independencia del CLN (Comitato di Liberazione Nazionale), sin ninguna intención de frentismo o ilusión de condicionar la lucha partisana, además de que la guerra se acercaba a su fin con los aliados tocando las puertas de Turín. ¿Fue un error? Quizá el tipo de error que comete quien vive en la lucha de clases, es decir, ¡el tipo de errores que la CCI! no cometerá nunca!¿Qué decir sobre las elecciones de 1948? Simplemente que fue un intento de insertarse en la gran excitación política en la cual había caído presa el proletariado, para dar a conocer mejor nuestras posiciones, aprovechando el escaparate que ofrecía la propaganda electoral; pero ninguno se ilusionaba en hacer resucitar el parlamentarismo revolucionario: quien diga lo contrario miente o no sabe lo que dice. El partido, en sus manifiestos, en su prensa, invitaba a la abstención, motivándola políticamente y agregaba "si no pueden hacer nada más que votar, entonces voten por nosotros".
[1] Se puede acceder a través de: https://www.yahoo.com/ [31]
[2] Buró Internacional del Partido Revolucionario: www.leftcom.org [32] . Sobre el origen del BIPR y el de nuestra organización y sobre como concibe cada grupo la continuidad con la Izquierda Comunista Italiana se puede consultar: Polémica sobre los orígenes de la CCI y del BIPR en Revista Internacional números 90 y 91. Ver "Polémica: hacia los orígenes de la CCI y del BIPR, I - La Fracción italiana y la Izquierda comunista de Francia [33]" y "Polémica: hacia los orígenes de la CCI y del BIPR, II - La formación del Partito comunista internazionalista [34]".
[4] Ver en el Anexo el texto de crítica de Cleto a nuestro artículo
[5] Que eran organizaciones guerrilleras impulsadas por el partido estalinista para hostigar a los ejércitos nazi-fascistas a cuenta del bando rival, el estalinista-democrático.
[6] En la Revista Internacional nº 36-37 publicamos el análisis del 2º Congreso del PCI (1948) que hizo en Internationalisme órgano de la Izquierda Comunista de Francia, nuestro grupo predecesor.
[7] Aclaración por nuestra parte: el “defensivo revolucionario” preconizado abiertamente por mencheviques y social revolucionarios –y sostenido indirectamente por el Comité Central bolchevique- consistió en continuar la participación de Rusia en la guerra imperialista en nombre de que “ahora la situación había cambiado y Rusia tenía una democracia”.
[8] Lenin: Cartas sobre la táctica, página 151 del tomo 31 de sus Obras Completas, edición en español.
[9] Las tareas del proletariado en nuestra revolución (más conocido como Tesis de Abril). En Obras Escogidas tomo 2 página 50 de la edición en español.
[10] Subrayado en el original
[11] Lo que no quiere decir que todos los obreros tengan que declararse “comunistas puros” y que para hacer posible la revolución cada uno de ellos tenga que adoctrinarse en el “comunismo”.
[12] Subrayado en el original
[13] Centro organizador del partido menchevique
[14] Rosa Luxemburgo Obras Escogidas tomo II página 62 edición española.
[15] Hemos sacado una cuarta edición. Se puede encontrar en formato electrónico en /cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [36]
[16] Que daría finalmente lugar en su degeneración a lo que se ha llamado la corriente “trotskista”.
[17] Ver Bilan nº 5: Los principios armas de la revolución.
[18] Ver, por ejemplo, El Principio Democrático.
[19] Ver el libro Los Cuatro Primeros Congresos de la Internacional Comunista tomo I página 178 edición española.
Muchas corrientes que reivindican la lucha por el comunismo asumen sin reservas una postura de defensa del nacionalismo y por tanto de la patria. Otras intentan disimular la cuestión en nombre de una lucha en defensa de la independencia y contra el imperialismo. ¿Será que estas dos orientaciones –lucha por el comunismo y defensa de la patria- se complementan a nivel teórico y práctico y se fortalecen mutuamente o, por el contrario, se excluyen? En la historia de la lucha revolucionaria por su emancipación, el proletariado ya confrontó esta cuestión y le costó mucho la falta de claridad frente al nacionalismo.
Esta breve toma de posición fue motivada por la discusión con elementos que mostrando un interés por nuestra perspectiva, reivindicaban al mismo tiempo el nacionalismo.[1] Consideramos necesario poner claramente en evidencia frente a ellos cómo, a lo largo de la historia, la burguesía utilizó el nacionalismo para corromper la conciencia del proletariado y llevarlos así a la derrota. De igual modo, esta crítica considera también a otros pretendidos internacionalistas, como los trotskistas.
Un documento que, desde el punto de vista teórico, fundó la perspectiva del comunismo y que tiene todavía completa validez en muchos de sus aspectos, el Manifiesto Comunista de Marx y Engels de 1848, es claro sobre esta cuestión cuando afirma: “Los proletarios no tienen patria” y cuando concluye con la consigna: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”. No es nada casual que el llamamiento inaugural de la AIT de 1864 contenga la misma consigna.[2]
Por su situación, el proletariado en cada país tiene la obligación de desarrollar su lucha en el lugar en que trabaja y vive. Pero no por ello tiene que defender cualquier reivindicación que coincida con el interés nacional de tal o cual país en particular. “Por la forma y no así por su contenido, la lucha del proletariado comienza por ser una lucha nacional. El proletariado de cada uno de los países tiene naturalmente que comenzar resolviendo los problemas frente a su propia burguesía” (Manifiesto Comunista). Estas frases fueron escritas en un momento en que las interpelaciones internacionales eran mucho menos desarrolladas que hoy en día. Eso significa que no perdieron validez, sino al contrario.
La escena de la revolución mundial. A pesar de diversas divergencias entre ellos, Rosa Luxemburgo y Lenin estaban totalmente en sintonía al considerar el carácter decisivo de la extensión de la revolución rusa: “… la revolución rusa sólo ha confirmado la enseñanza fundamental de toda gran revolución cuya ley vital se formula así: se debe avanzar rápido y resueltamente, derribar con mano férrea todos los obstáculos, y definir sus objetivos siempre altos, si no quiere ser devuelta rápidamente a su frágil punto de partida y quedar abatida por la contrarrevolución (…) El futuro de la revolución en Rusia dependía íntegramente de los acontecimientos internacionales. Al haber apostado decididamente a la revolución mundial del proletariado, los bolcheviques suministran la flamante prueba de su inteligencia política, de su solidez en cuanto a los principios, de la audacia de su política” (Rosa Luxemburgo, La revolución rusa; retraducido del portugués – subrayado nuestro.)
La revolución –la lucha del proletariado mundial contra la burguesía mundial- al extenderse hacia nuevos países deberá de manera prioritaria abolir las fronteras nacionales, dando fin así a la división del mundo entre naciones.
El comunismo, la construcción de la comunidad humana mundial, que significa necesariamente el fin de la división del mundo entre clases sociales, solo puede realizarse a escala mundial, pues las relaciones sociales de producción, que se basan en la explotación del trabajo asalariado, no pueden ser abolidas más que a esta escala.
Dado que el socialismo sólo se puede construir a escala mundial y no en cada país de manera separada, la lucha por el comunismo y la defensa del proyecto de la revolución proletaria son, en nuestra época, totalmente antagónicos con cualquier tarea de defensa de la nación y de la patria, por parte del proletariado.
De ahí resulta que cualquier pretensión de cambiar las relaciones sociales de producción en el ámbito de un país constituye una auto-mistificación, es decir, una tentativa de engañar al proletariado. La revolución rusa ilustró trágicamente esta realidad. En la Rusia soviética aislada no había posibilidad alguna de construir el socialismo. Sólo el peor representante de la contrarrevolución, el estalinismo, podía afirmar lo contrario con su teoría del socialismo en un solo país. Este aislamiento condenó al estado que surgió después de la revolución a degenerar y a convertirse en vanguardia de la contrarrevolución mundial.
Es por eso que el desarrollo del sentimiento nacionalista es totalmente antagónico al desarrollo de la conciencia en la clase obrera de las necesidades de su proyecto revolucionario.
Siguiendo lo expuesto resumidamente, la defensa de la patria y la perspectiva de la revolución proletaria mundial son antagonistas. Además, de manera práctica, la propaganda nacionalista constituye uno de los peores venenos ideológicos para someter al proletariado a los intereses de la burguesía.
La burguesía mundial está dividida en fracciones nacionales que entran en concurrencia económica e imperialista. Son las necesidades de esta concurrencia, cada vez más agudas provocadas por el agravamiento de la crisis, las que obligan a intensificar la explotación del proletariado por parte de la burguesía. Para conseguir la adhesión de los proletarios a estas necesidades, para hacerlos aceptar los sacrificios, la burguesía intenta inyectar el nacionalismo en las filas obreras.
El sacrificio supremo del proletariado a las necesidades del capitalismo se presenta cuando es alistado tras las banderas nacionales en las guerras imperialistas, en las cuales llega al grado de tolerar el dar su propia vida para una causa que no es la suya.
De este modo, podemos decir que el nacionalismo es una de las formas ideológicas más peligrosas de la dominación de la burguesía sobre la sociedad.
Los ejemplos más dramáticos de esto los constituyen las dos guerras mundiales en las cuales el proletariado existía sólo como carne de cañón incapaz de oponer su propia perspectiva a la barbarie de la burguesía. Hoy en día, si la burguesía lograra arrastrar a los principales batallones del proletariado mundial al nacionalismo y en la defensa de la patria, significaría el hundimiento de la humanidad, sin posibilidad de retorno, en una barbarie que implicaría probablemente su regresión trágica y quizás su desaparición. Es por ello que la primera responsabilidad de una organización que reivindica el proyecto histórico del proletariado es la defensa intransigente del internacionalismo y la denuncia, sin treguas, de cualquier forma de nacionalismo.
Terminamos esta ilustración de la nocividad del nacionalismo con un ejemplo del peligro del nacionalismo de las “naciones oprimidas” en las filas obreras: el caso de Polonia y del proletariado polaco en dos momentos sucesivos y diferentes de su historia. La independencia de Polonia contra la opresión zarista era una de las reivindicaciones centrales de las 1ª y 2ª internacionales. Sin embargo, desde finales del siglo XIX, Rosa Luxemburgo y sus camaradas polacos cuestionaron esta reivindicación poniendo en evidencia, de manera notable, que la reivindicación de los socialistas amenazaba con debilitar al proletariado de este país. La realidad comprobó eso. En 1905, el proletariado polaco había constituido la vanguardia de la revolución contra el régimen zarista. Sin embargo, en 1917 y después no mantuvo esa dinámica, por el contrario: el medio más importante encontrado por las burguesías inglesa y francesa para paralizar y derrotar al proletariado polaco fue el de conceder la independencia de Polonia. Los obreros de este país fueron así arrastrados por un torbellino nacionalista que los llevó a dar la espalda a la revolución que se estaba desarrollando del otro lado de la frontera oriental, e incluso, hasta el enrolamiento de algunos de ellos en las tropas que combatieron esta revolución. El hecho de que la mayoría de los obreros polacos hayan seguido las banderas nacionalistas después de 1917 tuvo trágicas consecuencias. Su no-participación, e incluso su hostilidad frente a ella, impidieron la conexión geográfica de la revolución rusa y la revolución alemana. Si esa conjunción hubiera acontecido, es probable que la revolución mundial habría sido capaz de vencer, preservando así a la humanidad de toda la barbarie del siglo XX que continúa hasta hoy.
Por su reivindicación abierta de su proyecto nacionalista, incompatible con el programa de la revolución comunista, las corrientes que reivindican el nacional-comunismo, el nacional socialismo, el nacional-bolchevismo nunca constituirán organizaciones revolucionarias proletarias. Nadie iría a contradecir eso considerando al nacional-socialismo; pues fue muy evidente el papel de defensa del capital nacional que el NSDAP (Partido Obrero Nacional Socialista Alemán – partido nazista de Hitler) asumió contra la clase obrera de Alemania antes y después de haber sido llamado a asumir la dirección del Estado burgués. Volveremos al asunto del nacional-bolchevismo, el más “izquierdista” y “obrero” de los partidos nacionales, después de haber examinado el caso de otras organizaciones proclamadas “obreras” e incluso “revolucionarias” o “comunistas” en relación a la cuestión del nacionalismo y del internacionalismo.
Se trata de organizaciones que fueron obreras e internacionalistas antes de convertirse en órganos del Estado capitalista:
La traición de la socialdemocracia frente a la guerra de 1914 constituyó un evento de mayor importancia porque, por primera vez, en esta circunstancia, organizaciones que se reclamaban del socialismo, e inclusive de Marx y Engels se encontraban en lados distintos de las barricadas:
Este método empleado por Lenin y Rosa Luxemburgo durante la Primera Guerra mundial, es implacable en cuanto a la caracterización de los partidos de la clase obrera que, de la misma manera que la socialdemocracia en 1814 y bajo pretextos diversos, traicionaron el internacionalismo en el transcurso de otros conflictos imperialistas. Todos estos partidos se convirtieron en partidos al servicio del orden burgués:
Solamente un análisis no materialista donde la Segunda Guerra mundial sería diferente de la Primera, es decir, no imperialista y el producto de una “lucha entre el bien y el mal”, puede permitirse negar esta caracterización de las corrientes y partidos comunistas, anarquistas oficiales y trotskistas que “pasaron definitivamente al campo de la burguesía”. Toda la actuación de éstos desde entonces confirmó ampliamente esta realidad, y ninguno demostró el carácter no imperialista de la Segunda Guerra mundial.
Los argumentos que los trotskistas utilizaron en la Segunda Guerra mundial, como en todos los conflictos que acontecieron después, apoyando tal o cual campo contra el otro,[4] son fundamentalmente del mismo tipo que los de los socialpatriotas de la Primera Guerra mundial, o sea, aquellos sectores de la socialdemocracia “socialistas de palabra y chovinistas en los hechos” (Lenin) que tanto ayudaron a la burguesía alistando al proletariado en la matanza mundial.
A pesar de ser considerados muchas veces como parte de campos diferentes, e incluso opuestos, al grado de combatirse, todas las fracciones nacionalistas convergen finalmente en la defensa del capital nacional. Ilustraremos eso a través de algunos episodios escogidos y significativos que tuvieron lugar entre la Primera Guerra mundial y los años 30.
El primer político que tuvo la osadía de reivindicar abiertamente el internacionalismo y la defensa de la patria, no fue un nacional-socialista o un nacional-comunista, sino un miembro eminente de la Socialdemocracia alemana, es decir, situado entre el ala derecha —abiertamente reformista y social-chovinista— y el ala izquierda marxista. Fue el centrista Kautsky [5] (el centro era tan peligroso como la derecha social-chovinista del partido, como decía Lenin) que, para justificar su traición al internacionalismo proletario en la Primera Guerra mundial, declaraba ser:
Todos los socialchovinistas fueron defensores del capital y de la burguesía nacionales en la guerra imperialista y estandartes para la guerra contra los intereses de clase del proletariado.
Pero no fueron los únicos.
Durante la Guerra, los nacional-bolcheviques, que se hacían llamar «comunistas de izquierda» distribuían en Hamburgo folletos anti-semitas contra la dirección de Spartacus (el grupo encabezado por Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, Die Internationale, que recibió el nombre de Spartacusbund en 1916) a causa de su postura internacionalista.
Los nacional-bolcheviques ingresaron al KAPD (Partido Obrero Comunista de Alemania) en el momento de su formación en abril de 1920, que siguió a la exclusión de la mayoría de los miembros del KPD (Partido Comunista de Alemania, fundado en diciembre de 1918) por la dirección de éste. Fue un error enorme por parte del KAPD haber aceptado la presencia de los nacional-bolcheviques en su seno y finalmente fueron expulsados poco después. Pero no fue ése el fin del nacional-bolchevismo y del nacionalismo, más bien lo contrario.
Aunque la IC (Internacional Comunista) se hubiese dividido frente a la exclusión de los nacional-bolcheviques, su actitud en relación al nacional-bolchevismo comenzó a cambiar con su dinámica oportunista incluyendo concesiones cada vez mayores e importantes al nacionalismo. Esta política fue prolongada en Alemania por el KPD totalmente oportunista y por Radek, el representante de la IC en Alemania. Con la finalidad de servir, no a la lucha internacional por el comunismo, sino a la defensa del Estado ruso que cada vez tenía menos que ver con la dictadura del proletariado, Radek promovió la necesidad del apoyo, por parte del KPD, de una política nacionalista: “La Unión Soviética está en una situación peligrosa. Todas las tareas deben ser sometidas a la defensa de la Unión Soviética, pues, siguiendo este análisis, un movimiento revolucionario en Alemania sería peligroso y debilitaría los intereses de la Unión Soviética”. Haciendo eco a esta declaración, Die Rote Fahne, el periódico del KPD escribe en abril de 1923: “…hoy, el nacional-bolchevismo significa que todo está impregnado del sentimiento de que los únicos que pueden salvarnos son los comunistas. Hoy día somos la única salida. La gran insistencia en la nación, en Alemania, es un acto revolucionario como lo es la insistencia sobre la nación en las colonias» (Traducción nuestra, subrayado por nosotros). Los ejemplos se pueden multiplicar. Ahora es Talheimer (secretario general del KPD) quien declara el 18 de Abril en Die Internationale: «La tarea principal de la revolución proletaria sigue siendo no solo liberar a Alemania, sino terminar la obra de Bismarck integrando a Austria en el Reich. El proletariado tiene que cumplir esta tarea aliándose con la pequeña burguesía» (traducción y subrayado nuestros).
Quién puede negar la semejanza con el discurso nacional-socialista de Hitler. De cierto modo, esta política del KPD constituyó el trampolín para que un gran número de obreros embriagados por el nacionalismo ingresaran al partido nazi. El KAPD, refiriéndose al KPD, señalaba que: “hizo de la demagogia un principio, y sólo fue superado por el maestro de la demagogia: Hitler”. El resultado de eso fue que “una gran proporción de los defensores del KPD pasaran a ser adeptos de Hitler” (Folleto del KAPD, El movimiento de la industria capitalista, 1932).
Después de todo eso, cómo sorprenderse por este pasaje del Manifiesto por la salvación de Italia y la reconciliación del pueblo italiano, redactado por la propia mano del propio Palmiro Togliatti (secretario del Partido Comunista Italiano) y aprobado en septiembre de 1936 por el comité central de ese partido y publicado en Lo Stato Operario nº 8, del año 1936: “Nosotros, comunistas, adoptamos el programa fascista de 1919, programa de paz, de libertad y de defensa de los intereses obreros. Camisas Negras y Veteranos del África, llamamos a ustedes para unirnos en este programa. Proclamamos que estamos listos para combatir a su lado, Fascistas de la Vieja Guardia y Juventud Fascista, para realizar el programa fascista de 1919.”
Podríamos multiplicar los ejemplos, en varios países, de la convergencia entre el estalinismo y el fascismo, unidos por el nacionalismo. Pero sería un error pensar que el nacionalismo fue exclusivo de estas corrientes políticas. En realidad todos los sectores de la burguesía, incluida la democrática, utilizan el veneno del nacionalismo para arrastrar al proletariado a la guerra.
Ahora sólo queda elegir con toda conciencia de los perjuicios causados por el nacionalismo en la historia de la lucha de clases contra la causa revolucionaria: internacionalismo sin concesión alguna o patriotismo.
CCI
Traducido de: https://pt.internationalism.org/icconline/2007_nacionalismo_Internacionalismo.htm [39]
[2] Tenemos que señalar, sin embargo, que en el siglo XIX los revolucionarios apoyaron algunos movimientos de liberación nacional con la condición de que estos pudieran favorecer el desenvolvimiento de las fuerzas productivas –con el proletariado en primer lugar-, y acelerar así la maduración de las condiciones objetivas de la revolución.
[3] La precisión de “oficial” es necesaria para identificar a aquellas corrientes del anarquismo que reivindican o pretextan la participación en la guerra imperialista, en la central de Madrid y de Cataluña, pues existen corrientes del anarquismo que las condenan.
[4] Vale la pena señalar a qué nivel no solamente de traición sino también de absurdo conduce esta problemática trotskista que consiste en buscar siempre, en cada conflicto, un campo que no sea imperialista para apoyarlo. Un ejemplo de esto fue dado en la reciente guerra en los Balcanes (1998-99) cuando una parte de las organizaciones trotskistas apoyaron al UCK (Frente de liberación de Kosovo), por ser perseguido por Serbia, mientras otra parte de estas organizaciones apoyó a Serbia debido a los remanentes de una economía estatizada y planificada (calificados como “adquisiciones obreras”) que aún subsistían en ese país.
[5] Llamado el papa del marxismo antes de su traición por su notoriedad internacional sobre las cuestiones teóricas del marxismo.
A finales de octubre y principios de noviembre el huracán Noel ha afectado duramente a República Dominicana, Haití y otros países del Caribe. En República Dominicana un tercio de la población se quedó sin servicio eléctrico durante 2 días, murieron 85 personas según el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), que elevó a 48 los desaparecidos[1], unas 60000 personas perdieron su casa debido a inundaciones y deslizamientos de tierra, se perdió el 95% de la cosecha de plátano, prácticamente la totalidad de la de tomates, de otros rubros e igualmente se ha producido como consecuencia una epidemia de leptopirosis.
A primera vista podemos decir que estamos ante una desgracia provocada por la madre naturaleza. Es verdad que los huracanes forman parte de ciclos naturales frente a los cuales poco alcanza la mano del hombre. Sin embargo, debemos analizar más a fondo el problema:
q No se toman medidas de prevención y de preparación de la población siendo así que los organismos científicos tienen muy estudiados estos fenómenos y pueden predecirlos con bastante antelación con lo que los gobiernos podrían fácilmente alertar a la población y tomar una serie de medidas de protección. Todo esto no se hace y el culpable es el Estado Capitalista tanto en República Dominicana como en Estados Unidos donde cuando ocurrió la catástrofe del huracán Katrina la población fue abandonada a su suerte. En el caso de Republica Dominicana, a sabiendas del fenómeno, las autoridades han dado prioridad a las labores propagandistas electorales
q La mayoría de la población habita viviendas totalmente frágiles que sucumben fácilmente a los efectos de inundaciones, corrimientos de tierra, velocidad del viento etc. Aquí vemos la consecuencia de la pobreza, de los salarios de hambre, de los depauperados ingresos de los campesinos. Es decir, los efectos del sistema social capitalista.
q Muchos edificios de viviendas están ubicados en zonas muy vulnerables (pantanosas, avenidas de los ríos, llanuras desprotegidas). Esto es debido a que las empresas y los organismos públicos solo se preocupan de la obtención de pingues beneficios sin tener en cuenta para nada las necesidades auténticas de la población. Estos dislates son pues consecuencia de la especulación urbanística.
q Las ayudas a las personas damnificadas o no les llegan o llegan en muy pequeñas cantidades y, a menudo, en objetos que no les hacen falta. ¿Por qué se produce esto? Porque hay instituciones y responsables estatales que se embolsan parte de las ayudas o desvían hacia el mercado productos que tienen una fácil venta (o la utilizan para promoverse haciendo los repartos y así concitar el favor electoral) dejando únicamente para los repartos aquellos que están caducados o estropeados.
q Las infraestructuras (puentes, presas, equipamiento frente a huracanes, servicios de socorro y prevención) están cada vez más abandonadas. El Estado se gasta cada vez menos en su mantenimiento y reposición por lo que muchas están averiadas o son inservibles. El resultado es que se agravan de manera considerable los efectos de huracanes, terremotos etc., golpeando sobre todo a la población trabajadora.
q Pero hay un fenómeno que cada vez es más grave y al cual se refieren con más frecuencia los periódicos, la TV, los políticos: el cambio climático. Este problema ha sido provocado por el capitalismo, debido a que es un sistema social dividido en Estados nacionales y en empresas que compiten a muerte entre ellos. Esta competencia provoca una tendencia a la producción a toda costa sin tener en cuenta para nada los efectos sobre el clima, la contaminación, la destrucción de bosques y recursos naturales etc. Las consecuencias son cada vez más evidentes y agravan considerablemente los efectos destructivos de los huracanes que azotan regularmente las tierras del Caribe.
Finalmente, cabe preguntarse: ¿cómo es posible que tantos recursos científicos y tecnológicos se dediquen a la guerra, a la industria, al funcionamiento burocrático del Estado y en cambio apenas se dediquen recursos a aquello que pudiera hacer la vida más fácil y humana o pudiera evitar efectos como los que anualmente provocan los huracanes?
La respuesta a esta última pregunta es clara: el sistema capitalista tiene sus prioridades que son la guerra, la producción y el Estado. Su última prioridad son los seres humanos, su vida, la satisfacción de sus necesidades.
Además, sí vemos los hechos recientes una pregunta salta a la vista ¿por qué se están multiplicando los desastres, las catástrofes etc., causando miles y miles de víctimas, provocando terribles desgracias a muchos trabajadores y campesinos? Contemporáneo a los sufrimientos de los trabajadores y campesinos dominicanos, sus hermanos en Tabasco (México) o en Bangla Desh sufrían también los efectos de graves catástrofes. Hoy esos desastres no se limitan a tales o cuales países sino que afectan con brutalidad a las poblaciones de todos los países, sean estos países “ricos” o países “pobres”. Por solo poner un ejemplo, el huracán Noel ha afectado a las poblaciones del Caribe al mismo tiempo que se estaban terminando los graves efectos del incendio en California y éste a su vez ha sucedido a las desgracias ocasionadas por los terremotos en Perú o en Chile.
Ahí la respuesta que se puede dar con toda seriedad es la decadencia y la descomposición del sistema capitalista que está cada vez más acogotado por la crisis, por las guerras, por la putrefacción de sus relaciones sociales, por abandono de las infraestructuras, por los efectos incontrolables que su sed insaciable de beneficios provocan en el equilibrio natural.
Una conclusión se desprende: no estamos ante desgracias “naturales” ni ante la mala suerte, sino ante las consecuencias de un sistema inhumano y decadente.
Sólo luchando unidos a escala internacional, los trabajadores y todos los oprimidos del mundo entero, nos podremos liberar de tales consecuencias y empezar a organizar una sociedad nueva donde podamos empezar a vivir humanamente.
19-11-07
Corriente Comunista Internacional
(Con la colaboración del Núcleo de Discusión Internacionalista en República Dominicana)
[1] De todas maneras el total de víctimas es mayor. Se oculta la cifra real de víctimas para así ocultar la ineficacia del Estado Capitalista.
Vamos a celebrar en todos los países donde hay presencia organizada de la Corriente Comunista Internacional así como en otros países donde simpatizantes próximos se han ofrecido a hacerlo, REUNIONES PUBLICAS simultáneas sobre la Revolución en Rusia 1917.
La burguesía de derecha -secundada por sectores del anarquismo- denigra la Revolución Rusa presentándola como un vulgar golpe de Estado bolchevique. Por su parte, la burguesía de izquierdas la ensalza y -en sectores estalinistas y otros- la presenta como el modelo a seguir.
Para el proletariado se trata de romper con ambas visiones que falsifican cínicamente el legado y las lecciones de la Revolución Rusa. El proletariado no mira jamás sus experiencias ni con el desprecio denigrador ni con la exaltación ciega, las analiza críticamente, con espíritu de avanzar y sacar lecciones. Rosa Luxemburgo decía del proletariado: «tan gigantescos como sus problemas son sus errores. Ningún plan firmemente elaborado, ningún ritual ortodoxo válido para todos los tiempos le muestra el camino a seguir. La experiencia histórica es su único maestro, su vía dolorosa hacia la libertad está jalonada no solo de sufrimientos inenarrables sino de también de incontables errores. La meta del viaje, la liberación definitiva, depende por entero del proletariado, de sí este aprende de sus propios errores. La autocrítica, la crítica cruel e implacable que va hasta la raíz del mal, es vida y aliento para el proletariado».
Con ese espíritu deseamos realizar estas reuniones: para que haya un debate que vaya hasta el fondo de lo que pasó en 1917, que saque lecciones, que ponga al descubierto tanto los puntos fuertes como las debilidades y errores que llevaron aquella experiencia a su derrota. Solo de esta forma podremos contribuir a ir preparando las armas para el éxito de nuevos intentos revolucionarios.
Os invitamos a acudir a las reuniones. También invitamos a quien no pueda acudir a que envíe sus contribuciones para que las leamos en el curso de la reunión. A este respecto adjuntamos la presentación común con la que vamos a introducir el debate.
Igualmente si alguien desea organizar en su país o en su ciudad una Reunión Pública sobre la experiencia rusa nos puede contactar por si desea nuestra colaboración.
Se puede igualmente impulsar un debate en los foros de Internet para lo que os animamos a colgar esta presentación así como las contribuciones que nos vayan llegando y que daremos a conocer.
TEXTO DE LA INTRODUCCION A LA DISCUSION
Estimados asistentes:
La presentación se propone aportar algunos elementos para desarrollar un debate. Este es el objetivo más importante que podemos pretender de las reuniones públicas que estamos celebrando simultáneamente en los países donde está presente la CCI y el mejor homenaje que podemos hacer a la Revolución de 1917.
La fuerza principal de esta Revolución fue un gigantesco debate de masas. Miles y miles de obreros, de campesinos, de jóvenes, de mujeres, participaron ávidamente, de forma cotidiana, en discusiones apasionadas: el centro fueron los Soviet (Consejos Obreros) pero a su alrededor el debate floreció en cualquier sitio: en los centros de trabajo, en la calle, en teatros y circos, en los tranvías... Los libros, los folletos, los manifiestos, circulaban por Rusia en cantidades jamás vistas. Este debate permitió a los trabajadores pensar y decidir juntos, tomar en sus manos su propio destino, hacer realidad la consigna de la Primera Internacional: LA EMANCIPACION DE LOS TRABAJADORES SERA OBRA DE LOS PROPIOS TRABAJADORES.
Hoy estamos asistiendo a un debate incipiente, en el que se van involucrando minorías de un número cada vez mayor de países. El eje de este debate es la preocupación por el futuro cada vez más inquietante que nos depara el capitalismo mundial. Se acumulan los materiales que provocan la preocupación por el porvenir así como la indignación contra este sistema social. Los jóvenes viven una situación sin salida constituida por la precariedad, el desempleo y la imposibilidad de obtener una vivienda; los trabajadores mayores se ven condenados al desempleo y a una jubilación sin subsidios o con subsidios de hambre; las perturbaciones bursátiles, financieras e inmobiliarias muestran la agravación de la crisis capitalista cuyas consecuencias vemos bajo la forma de llamarada inflacionaria y de nuevas oleadas de despidos; las guerras imperialistas como las de Irak o Afganistán se radicalizan, a la vez que todo Oriente Medio tiende a convertirse en un gigantesco polvorín nuclear; es cada vez más claro el desastre ecológico que amenaza el planeta; se multiplican los accidentes, las catástrofes, en los que se manifiesta la incuria y la incapacidad total de los Estados; el desquiciamiento de la sociedad, la pérdida de toda referencia moral es evidente...
Frente a esta situación se abre camino un debate: ¿cómo podría ser una nueva sociedad? ¿Cómo llegar hasta ella? ¿Qué fuerzas sociales la pueden llevar a cabo? ¿Qué pasó con revoluciones anteriores?
Esto hace volver los ojos hacia la Revolución de Octubre 1917. ¿Qué pasó? ¿A qué causas respondió? ¿Por qué fracasó? Hoy 90 años después, no se trata de conmemorar un aniversario sino de sacar lecciones del pasado para luchar por el porvenir.
En esta introducción no podemos desarrollar un análisis detallado de esta experiencia ni pasar revista a las múltiples teorías con las que ha sido explicada. Nos limitaremos a exponer sus causas fundamentales y sus rasgos más característicos. El debate que podamos llevar aquí, las discusiones posteriores, el estudio crítico de lo mucho que se ha escrito sobre ella, permitirá profundizar en todo ello.
La Revolución Rusa fue sobre todo una respuesta a la guerra. Concretamente, a la primera guerra mundial que asoló Europa –y afectó al planeta entero- desde 1914. Es cierto que influyó la situación particular de Rusia. Sin embargo, la causa determinante se situó a escala mundial. La Primera Guerra Mundial marcó la entrada del sistema capitalista en su época de decadencia y planteó al proletariado internacional una clara disyuntiva: Revolución Proletaria Mundial o hundimiento en la barbarie, como había anunciado Engels 40 años antes.
Los obreros rusos fueron los primeros en comprender esta disyuntiva y lanzarse por la vía revolucionaria. En febrero 1917 derribaron el trono del Zar, aparecieron por todas partes los Soviet o Consejos Obreros y la burguesía proclamó el Gobierno Provisional que prometió una República Democrática. Entre febrero y octubre los hechos se sucedieron de forma trepidante. Las masas, a través de un debate apasionado, dilucidaron las cuestiones esenciales del momento: ¿Cómo acabar con la guerra? ¿Se podía confiar en el Gobierno Provisional sostenido por fuerzas como los mencheviques y los social revolucionarios? O, por el contrario, ¿todo el poder debía ser tomado por los Soviet de Obreros, soldados y campesinos? ¿Cuál era la naturaleza de la Revolución que se estaba viviendo? ¿Era una revolución democrático – burguesa o se trataba del primer episodio de una Revolución Mundial, Socialista y Proletaria?
Las respuestas fueron halladas a través de la experiencia, de la lucha y de la intervención activa del Partido bolchevique. Pero sobre todo porque la clase obrera no era una suma de individuos atomizados como ocurre normalmente. Se constituyó por todas partes en Consejos Obreros, lo que le permitió seguir día a día la evolución de la situación, adoptar colectivamente decisiones, ganar para su causa a otras capas sociales que no son proletarias pero que tampoco son burguesas, aislar a la burguesía dominante.
Durante años, los militantes proletarios habían discutido sobre cómo el proletariado tomaría y ejercería el poder. Ese dilema quedó resuelto con la experiencia de 1917: los Soviet o Consejos Obreros son, en palabras de Lenin, «la forma al fin encontrada de la Dictadura del Proletariado».
Pero los Consejos Obreros no son una fórmula mágica sino una experiencia viva, la Revolución de 1917 aprendió de las experiencias de la primera revolución rusa de 1905, de la misma manera que las generaciones actuales tendrán que aprender, tanto de las características de la actual situación histórica como de las lecciones de los Soviet del periodo de 1917-21.
En el fuego de la situación, los Soviet aprendieron y se renovaron. Comprendieron tras las jornadas de julio y la tentativa fallida de golpe de Estado del general Kornilov en septiembre (hecha en connivencia secreta con el jefe del Gobierno Provisional, Kerenski) que tanto frente a los problemas insolubles de la situación rusa como frente a la gravedad de la situación mundial dominada por la guerra, solamente había una salida: tomar el poder, derribar el poder del Estado burgués, representado por el Gobierno Provisional. La intervención de Lenin y los bolcheviques fue decisiva planteando y clarificando la necesidad de la insurrección y la toma del poder.
La ideología dominante en sus diferentes variantes concibe la insurrección y la toma del poder como una tenebrosa conspiración, una sucesión de matanzas, provocaciones y atentados sangrientos. La experiencia viva del octubre ruso nos muestra algo completamente diferente: como producto de la auto-actividad y el debate vivo de grandes masas obreras ¡La mayoría de sus pasos se dieron a plena luz del día! No podemos entrar en un análisis detallado de la insurrección de octubre, solo podemos resumir su esencia con esta frase de Trotski: «fue la primera insurrección de la historia en la cual todo el mundo sabía la fecha y la hora de su realización». Las masas obreras superaron unidas todos los obstáculos opuestos por el poder burgués: la represión, las campañas ideológicas, las provocaciones…
Y ahora tenemos que señalar otro rasgo fundamental de la Revolución de 1917 sin el cual sería totalmente incomprensible: fue el primer paso de una tentativa revolucionaria mundial en la que se comprometieron amplios sectores del proletariado internacional.
La Revolución de Octubre fue la señal de una oleada revolucionaria mundial que se extendió hasta 1923 y cuyos ecos aún subsistieron con las Comunas Obreras de Shangai y Cantón en China (1926).
La historia de esta oleada ha sido muy silenciada y es poco conocida. Aquí no podemos hacer una exposición de todo lo que ocurrió en los diferentes países aunque invitamos vivamente a que se conozcan y se debatan esos acontecimientos esenciales cara sacar lecciones para futuras tentativas revolucionarias. Simplemente recordaremos que los principales acontecimientos se dieron en Alemania (1918-23), Austria (1918-19), Hungría (1919), Finlandia (1918) y que hubo movimientos más limitados en otros países, destacando Bulgaria (1923), España (1919-20), Italia (1919-20), Argentina (1919), produciéndose igualmente insurrecciones muy localizadas en Canadá (Winnipeg) y Estados Unidos (Seattle).
Fue precisamente la derrota de estas tentativas, su debilidad y dificultad de extensión y, principalmente, el aplastamiento de la revolución en Alemania donde la Socialdemocracia y los sindicatos fueron los grandes verdugos de la clase obrera, lo que sumió al bastión proletario en Rusia en un aislamiento fatal.
Aquí entramos en el último punto que nos proponemos abordar en esta breve introducción: ¿Por qué fracasó la Revolución Rusa?
Esta cuestión, que ha provocado desde los años 20 numerosos debates en las sucesivas generaciones obreras, no podemos abordarla en toda su profundidad y extensión, nos limitaremos a aportar algunos elementos de reflexión.
Al quedarse aislado el bastión proletario ruso en medio de un mundo dominado por las relaciones capitalistas de producción, la revolución no podía sobrevivir. Inevitablemente, el territorio ruso fue absorbido por el capitalismo y con ello, el Estado nacido de la revolución y el partido bolchevique que tanto contribuyó a su triunfo, degeneraron y se transformaron en herramientas de la contra-revolución.
La Revolución Rusa provocó una inmensa ola de entusiasmo y esperanza en las masas obreras y explotadas del mundo entero. Sin embargo, la forma en que se produjo su degeneración y derrota, provocó los sentimientos contrarios: los verdugos de la revolución no fueron, como esperaba Trotski, los rusos blancos y los mencheviques –fuerzas abiertamente burguesas- sino el Partido bolchevique degenerado que tomó la forma del estalinismo. Esto ha provocado una enorme confusión, un terrible desarraigo, ante la experiencia rusa. Es necesario dejar claro que no hay nada que defender en el régimen de la URSS que pretendió erigirse en el heredero de Octubre. La URSS no fue un Estado obrero con “deformaciones burocráticas” sino un Estado Capitalista más, con sus propios planes imperialistas y donde la clase obrera fue explotada por la burguesía instalada en el Partido-Estado.
Y esta es la gran lección de la derrota de la Revolución Rusa, confirmación clara del marxismo: el “socialismo en un solo país” es el dogma de la contra-revolución, es la gran mentira del siglo XX. La Revolución solo podrá triunfar sí se extiende a escala mundial. El comunismo solo puede construirse a escala mundial. La vida de los pueblos –sin negar el peso de factores nacionales- está determinada por la realidad mundial del capitalismo. Las guerras, las crisis, el mercado mundial, han formado una madeja de la cual ningún proletariado puede salir por su propia cuenta. Solo la lucha unida de todo el proletariado mundial podrá lograr la destrucción del capitalismo.
Estimados asistentes:
Agradecemos de antemano vuestra participación y deseamos vivamente que el debate que se abra sea el punto de partida de una clarificación sobre estas cuestionesDesde finales de octubre y principios de noviembre la población del sureste mexicano, pero sobre todo las masas explotadas, han sido sometidas a una dramática situación: por un lado un accidente en plataformas petroleras que provoca la muerte de 28 obreros, las inundaciones en Tabasco que han provocado un millón de damnificados y el 80% del estado está bajo el agua (según cifras oficiales), en Chiapas se deslavan los cerros sepultando comunidades enteras y los ríos arrasan con poblaciones asentadas en sus riveras. Una tragedia ha sucedido a la otra…
Por todo el planeta se hace evidente que el capitalismo en su crisis agónica abandona primero todos los gastos que signifiquen prevención social, reduce a un mínimo las normas de seguridad laboral y ahorra todo lo que puede en el mantenimiento de las ya vetustas infraestructuras hidráulicas y fluviales. Este fenómenos lo vemos desde la primera potencia mundial con el caso del huracán Katrina en Nueva Orleáns, las caída de puentes en EUA, inundaciones en Europa, incendios voraces en California, hasta las economías “periféricas” como, en el caso más reciente, con los temblores en Perú, etc. En todos estos casos siempre la clase trabajadora pone las víctimas, siempre los más afectados son los desposeídos. Más allá de los discursos de la burguesía que intentan justificar estas catástrofes detrás del “calentamiento global” hay que afirmar que tal fenómeno es responsabilidad del mismo capitalismo, decenas de años de contaminación industrial empiezan a cobrar factura. Además, endilgarle la responsabilidad a la naturaleza es esconder el carácter destructivo del capitalismo, y en particular, las actuaciones del grupo burgués en turno en el poder, que han contribuido a construir estas grandes tragedias.
Por ejemplo, para nadie es ya un secreto que el accidente en pasta de Conchos se debió a las negligencias de empresarios, gobierno y sindicato, todos coludidos para atentar contra las condiciones de trabajo cada vez más inseguras. Recientemente en las plataformas de PEMEX, ante la amenaza de cambios climáticos, se evacua a ultima hora a los trabajadores, pero además se hace con equipo y condiciones materiales precarias, no es raro que terminara en una tragedia, en la que está por demás señalar la complicidad del gobierno, las empresas concesionarias y el sindicato.
En lo que se refiere a las inundaciones en Tabasco, estas son el producto directo de una lenta degradación del entorno natural. Desde principios de los años 60, durante el mandato de Carlos A. Madrazo (padre del ex candidato a la presidencia por el PRI, Roberto Madrazo), se empezaron a tapar los vasos reguladores naturales que había en Tabasco, al vender y dar en concesión dichas extensiones para fraccionar y edificar. De tal forma que se robó el cauce a los ríos para construcciones, y las tareas de desasolve y prevención simplemente las olvidaron, porque para el capital representa un costo que no está dispuesto a cubrir, más aún cuando la agudización de la crisis lo obliga a desaparecer cualquier gasto de seguridad o prevención. Las presas, como en este caso Peñitas, en vez de jugar un papel de factor de progreso existen simplemente como lucro y como espada de Damocles sobre las poblaciones que habitan río abajo. Es la crisis misma del capitalismo la que obliga al Estado a “ahorrar” en gasto social de prevención y de mantenimiento de la infraestructura social, es por ello que no podemos hablar de una catástrofe “natural sino de una verdadera catástrofe social engendrada por el sistema capitalista.
Todos los medios de difusión derraman lágrimas por los damnificados, todos claman por la “solidaridad del pueblo mexicano”… son los mismos medios que cubren la espalda a la burguesía cuando ésta ataca sin piedad las condiciones de vida y de trabajo de todos los oprimidos. Toda la burguesía, desde el gobierno y sus partidos, desde los púlpitos pasando por sus medios de difusión se presentan ahora como los campeones de la solidaridad, como la encarnación de cooperación y como la quintaesencia de la salvación humana… ¡hipócritas! Todos callan que más de 50 millones de mexicanos están en la miseria absoluta, que los salarios son de hambre y que el desempleo amenaza con excluir a miles de personas de una oportunidad de sobrevivir. Es esa misma burguesía, la que ahora pide al proletariado que “aporte dinero y ayuda material” para socorrer a sus hermanos. Lo que la burguesía gasta en mantener su podrida democracia sería de gran alivio para prevenir tragedias como éstas, pero el capitalismo sabe que los gastos que sostienen campañas políticas, partidos, cámaras de senadores y diputados y demás instituciones, son necesarios para mantener su dominio, en cambio no recibe ninguna ganancia si gasta en mejorar los servicios necesarios que pudieran aliviar un poco la vida de sus esclavos asalariados... esa es la lógica de este sistema de explotación, no se trata de apelar a la “ética” o a la “conciencia” de los explotadores, ellos siempre velaran por sus intereses, y estos son antagónicos con los explotados.
Así, cada quien trata ahora de llevar agua a su molino, el PRD del DF manda despensas preferentemente a los dos municipios de Tabasco donde gobierna el PRD, los bufones, actores, cantantes y demás “estrellas” del espectáculo, ofrecen apoyo, pero siempre que su nombre vaya escrito en grandes letras en los camiones que transportan la ayuda, ya hay denuncias de que la iglesia acapara la ayuda y que otros más la condicionan... no será nada extraño que muchos de esos recursos terminen engordando los bolsillos de algún miembro prominente del Estado (como sucedió en el temblor de 1985). A ello habrá que agregar que los saqueos, producto de la desesperación de la población, son acciones que impiden realizar una reflexión sobre el cómo enfrentar las tragedias sociales. Tampoco podemos olvidar que en ocasiones es el mismo ejército, al que los medios de divulgación presentan como “defensor del pueblo” el que ha atacado a la población y organizado “discretamente” la rapiña.
Los gestos de ayuda solidaria hacia los damnificados está ahora acompañada por una desconfianza en las autoridades, desconfianza bien fundamentada en la corrupción que cubre a todas las esferas del poder. Todo mundo sabe que en otras ocasiones las donaciones de la población terminaron alimentando las campañas electorales y algunos partidos políticos desviaron esos recursos a sus campañas… ¡la burguesía no tiene escrúpulos!
Para la clase obrera estos dramas lamentables no deben ser un terreno de mera impotencia, en estas tragedias tenemos que ver la agonía de un sistema de explotación que sólo nos conduce a un abismo sin fondo. La tragedia en Tabasco y Chiapas aún está en sus inicios, las aguas tardarán meses en secar y la situación sanitaria agravará el panorama de manera indecible. Los llamados a la “unidad como hermanos” que hoy lanza la burguesía debemos sustituirlo por una unidad de los explotados contra los explotadores, la solidaridad verdadera del proletariado está en la unidad de sus luchas para enfrentar a un capitalismo decadente que sólo nos ofrece miseria y desempleo y una explotación cada vez más terrible.
5/noviembre/2007
Un compañero de Perú nos envía una corta nota relatando las últimas manifestaciones de lucha proletaria en ese país.
En primer lugar queremos manifestar nuestra solidaridad con los trabajadores en lucha.
En segundo lugar queremos saludar la iniciativa de este compañero y llamar a que cunda el ejemplo. Es muy importante que tengamos una apreciación ajustada de la realidad de la combatividad obrera y esta apreciación no podemos esperarla de los llamados medios de comunicación de la burguesía (en realidad medios de incomunicación entre seres humanos y de desinformación) que silencian las luchas obreras auténticas y cuando hablan de ellas es para deformarlas y calumniarlas de forma sibilina o de forma descarada. Solamente, a través de iniciativas directas de compañeros, de obreros en lucha, a través de medios directos de comunicación entre internacionalistas, podremos tener información viva y eficaz para poder hacernos una idea. ¡Nada podremos esperar de los media burguesas tanto sí son gubernamentales como de oposición!
Por último, recalcar que la lucha obrera es internacional y únicamente desarrollando la solidaridad y la unidad internacional del proletariado es cómo se podrá hacer frente al Capitalismo que con su competencia a muerte siembra la miseria y la hambruna a escala mundial, sus violentas rivalidades imperialistas provocan guerras y armamentismo que amenazan a la humanidad en todos los países y, por último, el desastre ecológico que está provocando tiene dimensiones mundiales. ¡Solamente con la solidaridad mundial del proletariado el capitalismo podrá ser vencido!
El día 11 de abril se inició un paro de agricultores de la zona del Santa, departamento de Ancash. Se bloquearon carreteras y según la prensa el pedido de los agricultores es por la continuación de obras del proyecto Chinecas de irrigación por parte del gobierno regional y no por parte del estado. La policía reprimió duramente, perdiendo la vida un trabajador.
El día 12 continúan los bloqueos de carreteras en Chimbote, Casma y Huarmey. La primera de estas ciudades es un puerto importante del país y en la década del 70 fue un emporio de producción de harina de pescado para la exportación. Actualmente existen decenas de miles de trabajadores desocupados con las consecuencias que ello genera. Muchos de esos desocupados están ingresando a luchar con los agricultores, como se evidenció esta mañana en el entierro del joven agricultor que convocó una movilización de 3 mil personas desde Chimbote (puerto) hasta el Santa (parte agrícola). Se debe señalar que los bloqueos de carreteras en el Perú es un delito y está penado con hasta 7 años de carcelería.
El día 12 de abril, obreros mineros de la empresa china Shougang (dedicada al hierro) en la zona de Marcona, sur del Perú, iniciaron una huelga indefinida pidiendo la reincorporación de 9 trabajadores despedidos así como el reparto de las ganancias que les corresponde. Esta es una empresa muy importante con cientos de obreros muy combativos. Esta lucha es un gesto importantísimo de solidaridad proletaria.
Un compañero de Lima, 12 de Abril del 2007.
Ayer 24 de junio de 2007, 6 soldados del contingente español en Líbano morían en un atentado terrorista. Todas las fuerzas políticas de derecha e izquierda se han apresurado a declarar que estos soldados han muerto “por la paz”, que estaban allí en una “misión de pacificación”, bendecida por la ONU.
Para PSOE e IU, para numerosos medios de “comunicación”, para toda una serie de intelectuales de “izquierda”, habría que trazar una raya entre las tropas enviadas a Irak que serían fuerzas de ocupación y las desplegadas en Líbano, Afganistán o Haití que cumplirían una misión de “interposición” en “beneficio” de la población.
Esta distinción no tiene ninguna base seria, es un engaño demagógico cuya función es hacernos aceptar la guerra con todas sus consecuencias: sufrimientos para las poblaciones afectadas; muertes, invalidez, para los soldados allí destacados –en su mayoría procedentes de familias obreras o de capas sociales desfavorecidas- y recortes sociales, cargas fiscales etc., impuestos a los trabajadores para pagar el enorme gasto que representan.
Irak, Afganistán y Líbano constituyen junto con Israel – Palestina, los puntos más álgidos de la violenta convulsión imperialista que sacude toda la zona que va desde el Mediterráneo a Asia Central, una región estratégica fundamental tanto desde el punto de vista militar como por las reservas de petróleo que posee.
En esta contienda hay actores que aparecen continuamente en el escenario mientras que hay otros que se mueven entre bambalinas y cuyos siniestros designios se encubren tras los cortinajes de la diplomacia, las tropas de “paz” y las misiones de “mediación”.
Estados Unidos –secundado por Gran Bretaña- e Israel están directamente implicados. Sus tropas, su aviación, causan cotidianamente, lotes intolerables de dolor y destrucción. Junto a ellos hay toda una serie de gángsteres de barrio, a menudo aspirantes a ocupar un Estado que nada tiene que envidiar a aquellos en barbarie y atrocidades contra la población: Hamás y Al Fatah, enzarzados en una salvaje guerra que aterroriza a la población palestina de la que supuestamente serían sus “liberadores”; Hizbollah, aliado de Irán en Líbano, muy ensalzado por los sedicentes “izquierdistas” que impone a la población la cruel ley islámica; el reciente Fatah al Islam, que se enfrenta al ejército libanés y que es, con toda probabilidad, un comanditario del régimen sirio…
Francia, Irán, Alemania, Rusia, aparecen como actores respetables con intenciones desinteresadas. Pero tras esa careta amable se oculta el rostro repugnante de sus apetitos imperialistas: aprovechan como buitres el declive histórico de Estados Unidos para reforzar sus posiciones y avanzar sus peones, un declive que se ha hecho patente en Irak y se está acelerando a pasos agigantados:. « La situación en Irak no es sino el epicentro de un proceso de desintegración y de caos militarizados que se extiende por Palestina, Somalia, Sudan, Líbano hasta Afganistán que amenaza constantemente con tragarse a nuevas regiones del planeta entre las que no hay que excluir, ni mucho menos, a las metrópolis capitalistas centrales, como lo han demostrado los atentados terroristas de Nueva York, Madrid y Londres durante esta primera década del nuevo siglo. Lejos de construir un nuevo orden mundial en Oriente Medio, el poder militar norteamericano no ha hecho más que propagar un caos militar sin límites» (Editorial Revista Internacional nº 129, ).
Este caos ha convertido la vida de los millones de personas en un infierno: hambre, desempleo total, muertes diarias, epidemias, inválidos de por vida, secuestrados, torturados, detenidos, alistados… En ese ambiente completamente irracional, las tropas de la OTAN (en el caso de Afganistán) o los cascos azules (en el caso de Líbano) se ven llevados a acciones militares tan estúpidas como estériles como ha ocurrido recientemente con el bombardeo de una escuela en Afganistán. De ahí que todas las chácharas sobre la misión “humanitaria” o “civilizadora” con la que nos obsequian Zapatero y su fiel escudero, Llamazares, sean una mentira deliberada. En la asignatura de la Barbarie los “bonachones” soldados de la ONU nada tienen que aprender de los “antipáticos” marines americanos destacados en Irak.
¿Cuál es el papel del Capital Español en esta telaraña sangrienta? Enviando tropas a Líbano defiende su pretensión de ser una potencia “mediterránea” con “algo que decir” en Oriente Medio, enviando tropas a Afganistán busca no quedarse fuera de una batalla crucial para el control de Asia Central, vientre estratégico del planeta. Irak era una apuesta perdedora y por eso ZP se retiró revocando la orientación anterior de Aznar. Afganistán y Líbano serían, por el contrario, apuestas más ventajosas…
Pero tales cálculos “optimistas” de esos expertos en cuentos de la lechera que son ZP y Moratinos están destinados a ser progresivamente desmentidos. Por un lado, Afganistán se encamina hacia una guerra de desgaste muy similar a la iraquí con las tropas de la OTAN empantanadas en un engranaje infernal de provocaciones, matanzas y atentados. La situación libanesa es aún más peligrosa pues cada día parece más inevitable el estallido de una guerra abierta de todos contra todos donde las tropas de la ONU se verán obligadas a intervenir causando muertos y sufriendo bajas en sus filas. Todo empuja en esa dirección: el contagio del caos que viene tanto de Palestina como de Irak, las presiones de USA y Francia –por el momento aliadas pero abocadas a enfrentarse-, la tentativa de Siria para recuperar su influencia perdida, la larga mano de Irán…
Los 6 soldados no han muerto en misión de paz sino dentro de una política de guerra. Es cierto que, como gangster de segunda división, el Capital español puede disimular sus designios imperialistas con grandilocuencias como la “Alianza de las Civilizaciones”, hazmerreír de las cancillerías. Pero su política aporta la cuota de sangre, barbarie y destrucción a todas las poblaciones de la zona y ha llevado la tragedia a 6 familias, 3 de ellas emigrantes.
Zapatero y Llamazares gustan de santificar sus operaciones guerreras con la bendición de la ONU. Pero las acciones amparadas por la ONU son tan imperialistas como las que emprende por cuenta propia Estados Unidos en Irak. Las Resoluciones de la ONU dieron el visto bueno a la primera guerra del Golfo (1991) que causó medio millón de muertos o muchos episodios bárbaros en Yugoslavia (1991-95), Ruanda (un millón de muertos) etc. Tanto las Resoluciones destinadas a cumplirse como aquellas hechas expresamente para incumplirse (en general las adoptadas contra Israel) son actos de guerra. La ONU es-como dijo Lenin de su antecesora, la Sociedad de Naciones- una cueva de forajidos, armados hasta los dientes.
Con la situación imperialista resultante del hundimiento del antiguo bloque ruso, la ONU se ha convertido en un instrumento que los rivales de Estados Unidos utilizan para frenar su apabullante hegemonía: «Desde 1989, Washington lo comprendió perfectamente: la ONU se había vuelto una tribuna para atajar los proyectos norteamericanos, un lugar donde sus rivales menos poderosos podían retrasar, diluir y hasta imponer un veto a la política de EEUU para impedir que se debilitaran sus propias posiciones» (Revista Internacional 129, antes citada). Alemania, Francia, Rusia, China y figurones como el Capital español se aferran a la ONU como palanca para sabotear las iniciativas políticas y militares norteamericanas. Eso les permite presentarse como “Estados pacifistas” y como partidarios del multilateralismo y la “cooperación internacional”.
Oriente Medio es uno de los muchos cánceres que ha sembrado el capitalismo decadente. Su metástasis amenaza todo el planeta. Tras 70 años de guerra permanente en Palestina, tras la erupción de volcán libanés, tras la incorporación de Irak y Afganistán a la hoguera imperialista ¿es realista creer en los recurrentes planes de paz que lanzan los gobernantes? ¿Es sensato pensar que la ONU o la sobada cooperación internacional van a remediar algo?
Ni el Sheriff mundial –que, a imagen de su actual presidente, aparece cada vez más como un bruto decrépito e incompetente- ni el sindicato de criminales asociados en la ONU, ni las múltiples bandas islámicas que se enzarzan entre si, no tienen ni la voluntad ni la capacidad de aportar la más mínima solución. Ellos no forman parte de la solución sino que son EL PROBLEMA. El problema para la humanidad es el sistema capitalista que se ha convertido en un engranaje infernal de BARBARIE. Una barbarie cuyo rostro aparece todos los días en Oriente Medio pero que asoma cada vez con mayor frecuencia en el resto del mundo.
Solamente el proletariado tiene la solución aunque el camino hacia el desarrollo de su conciencia y de su lucha sea todavía muy largo y erizado de enormes dificultades. Pero no existe ningún otro. La lucha que tenga como horizonte la formación de una comunidad humana mundial sin Estados, sin fronteras, sin intercambio mercantil, sin explotación asalariada, es la que nos permitirá recorrer el camino. Al Frente Capitalista formado por todos los Estados, desde el Gran Bárbaro –USA- hasta los pequeños bárbaros aspirantes a dominar un Estado -Al Fatah; Fatah Al Islam, Talibanes, Al Qaeda etc- el proletariado debe oponer el frente internacional e internacionalista de la lucha de clases por la Revolución Mundial.
Acción Proletaria – Corriente Comunista Internacional, 25-6-07
El 28 de mayo se iniciaron en Caracas movilizaciones de los estudiantes, las cuales se extendieron rápidamente a varias ciudades del país [1]; el motivo aparente: la decisión del gobierno de cerrar el canal de televisión Radio Caracas Televisión (RCTV), hasta esa fecha una de las principales trincheras mediáticas de los sectores del capital nacional que se oponen al gobierno de Chávez. Medida que sirvió de detonante al malestar social que anida en el seno de las masas asalariadas y del conjunto de la población, expresado esta vez a través de las movilizaciones de los estudiantes.
Debido a las protestas, el propio Chávez convocó el día 29 a los habitantes de los cerros a “defender la revolución”; poco después, diputados “radicales” de la Asamblea Nacional (integrada en su totalidad por diputados que apoyan el proyecto de la llamada “revolución bolivariana”), secundaron a su líder máximo llamando a los habitantes de los barrios a manifestarse contra el movimiento. Pero los habitantes de los cerros y barrios pobres, donde supuestamente domina el chavismo, no se movilizaron ni lo han hecho hasta ahora, lo que expresa que existe cierta simpatía con algunas de las consignas del movimiento que los medios de comunicación han tratado de poner en segundo plano, tales como la necesidad de enfrentar los problemas del desempleo, la delincuencia, la salud y de la pobreza en general [2]; mas aún, la no movilización de estos sectores ante los llamados belicosos del “comandante”, puede expresar que el discurso mentiroso de Chávez de “defensa de los pobres” ya no está calando como antes en esa población que cifró en él sus esperanzas, debido a que sienten en carne propia el peso de la creciente pauperización mientras que el presidente, sus familiares y acólitos viven como verdaderos ricos beneficiándose del poder, tal como lo hicieron los gobernantes anteriores [3].
A la par que Chávez y sus secuaces hacían esta convocatoria, movilizaron sus cuerpos represivos y bandas armadas para intimidar y reprimir a los estudiantes y a las personas que desde sus casas y apartamentos le brindaban apoyo; lo que dejó un saldo inicial de mas de 200 estudiantes presos y varios heridos, varios de ellos menores de edad; mientras que, cual jauría, atacaban la protesta, criminalizándola y calificando a los estudiantes de “lacayos del imperio”, “traidores a la patria”, “niños bien”, etc.; ataques a los que se unió Daniel Ortega, mandatario “revolucionario” de Nicaragua quien de visita a la Asamblea Nacional acusó a los estudiantes en protesta de pertenecer a las clases mas ricas de Venezuela y de servir de “señuelo para calentar las calles”.
Sin embargo, la represión y la denigración, antes que intimidar a los estudiantes, les sirvió de excusa para radicalizar y extender el movimiento.
¿Cómo entender esta movilización de los estudiantes?
Para intentar caracterizar este movimiento, nos debemos plantear las siguientes preguntas: ¿son estas movilizaciones una expresión más de la confrontación entre las facciones burguesas del chavismo y de la oposición, las cuales han dominado la escena política durante los 8 años de gobierno de Chávez?, ¿representan éstas, meras protestas estudiantiles de tipo gremialista?
Pensamos que la respuesta es negativa para ambas preguntas. Esta movilización de una parte importante del sector estudiantil, que ha sorprendido por igual a oficialistas y opositores, presenta unas características que la ubica en una tendencia a romper el cerco estéril de la polarización política inducida por las facciones de la burguesía en pugna, y es expresión de un malestar social que hasta ahora ha quedado asfixiado en esa polarización, por lo tanto trasciende el marco meramente estudiantil. Veamos por qué:
-es indudable que las fuerzas políticas del oficialismo y la oposición intentan capitalizar el movimiento a su favor: los primeros planteándolo como resultado de una mera manipulación de las fuerzas políticas contrarias al gobierno, incluyendo al imperialismo norteamericano; los segundos, asimilándolo como un movimiento político de la oposición, ya que éste comparte consignas tales como la lucha por la “libertad de expresión” y contra el “totalitarismo estatal”, banderas burguesas defendidas por las fuerzas de oposición que intentan desplazar a Chávez del poder. Sin embargo, el movimiento ha tratado de deslindarse de los dirigentes y las fuerzas políticas, tanto oficialistas como de oposición. Los estudiantes no han ocultado el carácter político de la protesta, pero sí han aclarado que no obedece a la politiquería de oficio de los dirigentes oficialistas y opositores. Las declaraciones de los dirigentes espontáneos del movimiento han dejado en claro este aspecto: “los políticos tienen su agenda, nosotros tenemos la nuestra”.
-con este fin, el movimiento se ha dado formas organizativas propias, tales como las asambleas donde se debate, se nombran comisiones y se deciden las acciones a realizar, tanto a nivel de una ciudad como a nivel nacional. Fue en estas asambleas, realizadas en varias universidades, donde se debatieron los objetivos del movimiento y se prepararon las primeras acciones, las cuales eran transmitidas al resto de los estudiantes. Por otra parte, los estudiantes se han organizado para tratar de cubrir los gastos de las movilizaciones con sus propios medios, a través de colectas entre los estudiantes y entre el público.
-otra característica importante del movimiento es que desde sus inicios, ha propuesto la necesidad del diálogo y el debate de los principales problemas sociales que aquejan a la sociedad: desempleo, inseguridad, etc., solidarizándose con los sectores más necesitados. Con este fin los estudiantes han convocado indistintamente a todo el estudiantado y a la población en su conjunto, chavistas o no, a un diálogo abierto que tenga como escenario las universidades, los barrios y la calle, fuera de las instituciones y órganos controlados por el oficialismo, así como de los escenarios dominados por la oposición. En este sentido, los estudiantes de supieron salir de la trampa promovida por los oficialistas, cuando les propusieron debatir con estudiantes adeptos al chavismo en la Asamblea Nacional; donde les “salió el tiro por la culata”: los estudiantes movilizados, en una acción de creatividad y audacia, después de leer un documento donde acusaban a los propios diputados de la Asamblea de criminalizar el movimiento, denunciar que ese no era un escenario imparcial para el debate y plantear sus reivindicaciones, abandonaron el recinto, ante la ira y estupor de diputados y estudiantes chavistas [4].
-las banderas del movimiento toman cada vez un perfil mas político: aunque los medios, principalmente los controlados por la oposición, han colocado como banderas centrales del movimiento la “lucha por la libertad de expresión” y “no al cierre de RCTV”, o, la “defensa de la autonomía universitaria”; los estudiantes, desde el inicio del movimiento han defendido banderas abiertamente políticas: cese a la represión, libertad para los estudiantes detenidos o en régimen de presentación, solidaridad con los 3000 trabajadores de RCTV, contra la criminalidad, contra la pobreza, por la necesidad de “crear un mundo mejor”, etc.
En este sentido, el movimiento de los estudiantes que a la fecha está en estado “latente”, debido en parte a las acciones de oficialistas y opositores por controlarlo y contenerlo, rompe con los esquemas de los movimientos estudiantiles del pasado y expresa un contenido social, influenciado por tendencias en su seno que expresan los intereses de los asalariados.
¿De dónde surgen estas características de este nuevo movimiento de los estudiantes?
La génesis de este movimiento no es otra que la agudización de la crisis económica y política que sacude al país. Crisis económica que el chavismo ha intentado ocultar detrás de los ingentes recursos del maná petrolero, que sólo han servido para tratar de atornillar a las nuevas elites “revolucionarias” en el poder, mientras que el conjunto de la población progresivamente se hace mas pobre, pese a las migajas que reparte el estado a través de sus “misiones”. Una de las mayores expresiones de la crisis se evidencia en el incesante crecimiento de la inflación, que según las nada confiables cifras oficiales, en los últimos 3 años promedia un 17% (la mas alta de América Latina), que vuelve “sal y agua” los salarios y los pingues aumentos del salario mínimo decretados por el gobierno, debido al incesante aumento de precios de alimentos, bienes y servicios. El tan publicitado crecimiento económico que promedia cerca del 10% del PIB en el mismo período, se ha basado fundamentalmente en una acentuación de la explotación, un crecimiento del empleo precario e informal (camuflado en parte detrás del cooperativismo y las “misiones” del gobierno), el cual afecta a cerca de un 70% de la población económicamente activa si incluimos a los desempleados; que ocasiona que la mayoría de los asalariados no cuentan con los beneficios sociales de ley y un alto porcentaje no llegue a ganar el salario mínimo oficial. Esta crisis económica, resultado de la crisis que sacude al sistema capitalista en su conjunto, que existe desde mucho antes del gobierno de Chávez pero se ha exacerbado durante sus 8 años de gobierno, ocasiona una pauperización progresiva de la sociedad [5].
Al incesante aumento del costo de la vida y crecimiento del empleo precario o subempleo, se le unen problemas como la escasez de alimentos, falta de viviendas, alta criminalidad que en 2006 acabó con la vida de mas de 17000 venezolanos en su gran mayoría jóvenes de los sectores mas pobres, resurgimiento de enfermedades como la malaria y el dengue como resultado de la insalubridad, deterioro de los servicios públicos y… sigue un largo etcétera.
Esta situación lo que hace es expresar que el modelo capitalista de estado del chavismo, no tiene otro camino que proseguir los ataques contra las condiciones de vida de los asalariados y del conjunto de la población, tal como lo hicieron los gobiernos que le antecedieron, acentuando la precariedad y la pauperización, esta vez en nombre del “socialismo”.
Obviamente los estudiantes no son ignorantes de esta situación, ya que la mayoría pertenecen a familias proletarias o depauperadas por la crisis. Por otra parte, muchos de los estudiantes de las universidades públicas y privadas viven en carne propia la explotación pues tienen que trabajar formal o informalmente para cubrir los gastos de sus estudios o parte de los mismos, o ayudar a los ingresos familiares. Tampoco los estudiantes son ignorantes del futuro nada halagador que les espera: la mayoría de los pocos profesionales que han egresado de las universidades en las últimas décadas, progresivamente se han proletarizado, como lo atestiguan decenas de miles de profesionales de la salud, la educación, ingenieros, etc. cuyos salarios difícilmente llegan a superar los 2 salarios mínimos oficiales [6] y ven como se deteriora el salario social (seguridad social, bonificaciones, HCM, etc.), lo que les impide llevar una vida digna, aun siendo unos “privilegiados” tal como lo dicen los altos jerarcas del gobierno.
Así mismo, buena parte de esos jóvenes que hoy protestan en las calles han sido testigos de los estragos que ha ocasionado en sus familias, en su entorno y en la sociedad, la polarización política inducida por las cúpulas chavistas y de la oposición, en su afán por tener el control del poder. Han sido víctimas de la división de la sociedad y de un debilitamiento de los lazos de solidaridad; muchos de ellos y sus padres han quedado atrapados en las redes de la polarización política, llegando incluso a fanatizarse tras una u otra facción, perdiendo toda perspectiva. También han evidenciado que las clases dirigentes en pugna, que utilizan la máxima de “el fin justifica los medios”, manipulan y engañan sin el menor escrúpulo, expresando toda la podredumbre de la moral burguesa.
Entonces, el movimiento de los estudiantes, aunque ha surgido de manera espontánea, no es el resultado de un “sarampión juvenil” ni de unos lideres iluminados, ni mucho menos surge de la cabeza hueca de los líderes de la oposición o de la enigmática CIA, tal como lo repiten como loros Chávez y sus secuaces. Es el resultado de una reflexión que se viene gestando desde hace varios años en el seno de la sociedad, y en particular en las nuevas generaciones acerca de cuál futuro les espera en una sociedad que le cierra las posibilidades de tener una vida digna. En este sentido, no es casual que la protesta de los estudiantes se plantee consignas con un claro contenido social: luchar contra el desempleo, la criminalidad, la niñez y madres abandonadas, la pobreza; mas también, contra la mentira, la intransigencia, la inmoralidad e inhumanidad que campea en la sociedad.
Por sus características, el movimiento trasciende la oposición a un gobierno y contiene los gérmenes de una puesta en cuestión del sistema capitalista de explotación en su conjunto, así que se inscribe de manera inequívoca en la lucha de los asalariados, del proletariado. Por los medios y métodos que se ha dado para la lucha (asambleas, elección de delegados responsables ante ésta, tendencia a la unificación, convocatoria al debate fuera de las universidades, etc.), propios del proletariado cuando lucha en el terreno de la defensa de sus intereses, en este movimiento existe, aunque de seguro de manera minoritaria e inconciente, tendencias que expresan los intereses de los asalariados, que lo impulsa hacia adelante.
Un aspecto a resaltar es que en los últimos años se han dado movimientos de los estudiantes con mas o menos el mismo perfil en otras partes del mundo, como en Brasil, Chile y Francia. En este último país hubo protestas y manifestaciones lideradas por los estudiantes en mayo de 2006, contra el gobierno que intentaba imponer planes precarios de empleo, que movilizaron millones de personas en toda Francia [7]. No se descarta que el movimiento de los estudiantes en Venezuela se haya nutrido de elementos presentes en esos acontecimientos. Estos movimientos nos indican que el de los estudiantes en Venezuela no es un hecho aislado, sino que expresa una reflexión que se está dando en las nuevas generaciones en búsqueda de una perspectiva, ya que la sociedad actual no ofrece ningún futuro.
Amenazas y…
El movimiento de los estudiantes se desarrolla en una situación de fragilidad e incertidumbre. Las presiones de las fuerzas de la burguesía para controlarlo y acabarlo, son extremadamente fuertes. Tanto oficialistas como opositores cuentan con sus maquinarias partidistas, medios materiales y mediáticos. Por otra parte, la polarización y división que han logrado oficialistas y opositores en toda la sociedad, tiene un peso importante que no se debe subestimar. Tampoco hay que descartar acciones de amedrentamiento y represión, no sólo de los cuerpos represivos del estado, sino de las bandas conformadas por el chavismo
Sin embargo, uno de los mayores peligros para el movimiento son las ilusiones democráticas. Consignas tales como la lucha por la “libertad de expresión” o “los derechos civiles”, entre otras, si bien en boca de los estudiantes pueden significar la necesidad de enfrentar a las instituciones del estado que les impiden luchar, en el fondo expresan la ilusión de que es posible bajo el capitalismo expresarse libremente o tener “derechos”; que es posible (quizás con otros gobernantes) perfeccionar la democracia para que ésta realmente se transforme en un modelo que permita superar los problemas que aquejan a la sociedad. La democracia, con sus instituciones, partidos y mecanismos (principalmente los electorales), es el sistema que ha perfeccionado la burguesía para mantener su sistema de dominación de una minoría sobre la mayoría de la sociedad. La “libertad de expresión” forma parta de ese conjunto de “libertades democráticas” que proclama la burguesía desde mucho antes de la Revolución Francesa de finales del siglo XVIII, que sólo han servido para mistificar a las masas explotadas mientras aquella mantiene su dominación de clase. Todos los “derechos” no son mas que la codificación de esas ilusiones. Todo régimen burgués, permite toda “libertad” y “derecho”, mientras no se atente contra el orden capitalista o el estado que le sirve de órgano de sustentación. En ese sentido no es por pura casualidad, que en la confrontación entre los gángsters del oficialismo y la oposición, unos y otros se presentan como los verdaderos defensores del orden democrático.
Inscrita dentro de las ilusiones democráticas, está la lucha por la “autonomía universitaria”, vieja consigna del ámbito universitario que defiende la quimera de tener instituciones sin la intervención del estado, pretendiendo ignorar que las universidades y las instituciones de educación en su conjunto, son las principales vías mediante las cuales la clase dominante (se oriente políticamente a la derecha o la izquierda) transmite su ideología a las nuevas generaciones y forma los cuadros de reemplazo para sostener el orden existente. Esta bandera, promovida principalmente por las federaciones estudiantiles y las autoridades universitarias, pretende encerrar el movimiento en una lucha gremialista dentro de las 4 paredes de las universidades, aislándolo del conjunto de la sociedad [8].
Otro peligro del movimiento es su cercanía con las banderas de lucha de la oposición, lo que unido al interés de estas fuerzas en penetrarlo y controlarlo, le da argumentos al oficialismo para identificarlo como un movimiento de la oposición. El movimiento debe deslindarse y enfrentar a las fuerzas políticas opositoras, con la misma claridad y vehemencia con que lo hace de las oficialistas. De no hacerlo, puede quedar sumido dentro de movimientos que se han dado en otros países [9], que sólo han servido para colocar en el gobierno a las fuerzas opositoras, mientras la situación de fondo (el sistema de explotación capitalista) ha quedado intacto. Los estudiantes deben tener en cuenta que tanto oficialistas como opositores son responsables de la situación que vivimos; que la oposición tendió la alfombra para el ascenso de Chávez, y que de ésta volver al poder atacará las condiciones de vida de las masas asalariadas tanto o mas como hoy lo hace el chavismo, ya que ambos son fuerzas burguesas que defienden el orden existente.
… Perspectivas
Este movimiento de los estudiantes, el cual hay que saludar y apoyar, ha tenido la gran virtud de intentar romper el círculo vicioso y nefasto de la polarización, proponiendo el dialogo y el debate a través de asambleas donde se decida qué se debate y en qué condiciones. Esa es una ganancia para los propios estudiantes, para los asalariados y para la sociedad en su conjunto; ya que fortalece los verdaderos lazos de solidaridad social.
Sin embargo, sería ilusorio pensar que la lucha de los estudiantes, por más valientes y esclarecidos que sean algunos, va a poder cambiar el actual estado de cosas. Este movimiento tendrá verdaderos frutos si los factores proletarios que anidan en su seno logran acercarlo, no sólo a los barrios, sino principalmente a los asalariados de las fábricas y empresas del sector público y privado. Este acercamiento debe buscarse, no a través de los sindicatos y partidos políticos, sino a través de las asambleas donde sean invitados los trabajadores de todos los sectores y desempleados. De esta manera los trabajadores podrán percibir la vena proletaria que existe en el movimiento, impulsando a su vez la reflexión y, por qué no, la lucha de los trabajadores, cuya acción es insustituible para enfrentar al estado y poder atacar de raíz las causas de la barbarie que vivimos: el sistema capitalista de explotación, e implantar el verdadero socialismo basado en el poder de los consejos obreros. De lo contrario, el movimiento quedará como un movimiento efímero, sumido en la lucha interburguesa y la impotencia, sin haber dejado su huella para el futuro.
Los elementos mas esclarecidos del movimiento, deben tratar de agruparse en círculos de discusión, para hacer un balance del mismo hasta los momentos y buscar cómo fortalecer los elementos proletarios de un movimiento que apenas se está iniciando, ya que las causas que lo han hecho surgir, no sólo están presentes sino que se profundizan con la crisis económica y social.
Independientemente del futuro de este movimiento, hay algo que ya ha logrado que es altamente positivo para el futuro de la lucha de clases: la apertura de un proceso de reflexión y de debate.
La CCI
08-07-07
[1] Según el Ministro de Interior y Justicia Pedro Carreño, el primer día hubo 94 movilizaciones en todo el país.
[2] “No deseamos luchar en contra de nuestros hermanos”, así declaró un miembro de un consejo comunal de un barrio de Petare, al este de Caracas, refiriéndose a la convocatoria del presidente Chávez de movilizar los barrios contra los estudiantes.
[3] “Ser rico es malo” repite Chávez sin cesar en sus frecuentes presentaciones mediáticas, para que los proletarios y sus seguidores (en su mayoría de los sectores mas pobres de la población) se acostumbren a vivir en la precariedad, objetivo real del “socialismo del siglo XXI”. Pero, tanto él como sus familiares y los altos burócratas del estado no practican esta máxima. Para ilustrarlo, el periódico francés Le Monde publicó en junio pasado una serie de artículos sobre Chávez y su gobierno, entre ellos uno titulado “Les bonnes affaires de la famille Chavez” (Los buenos negocios de la familia Chávez), donde describen la forma como viven los nuevos ricos de la llamada “boliburguesía” (burguesía bolivariana). Estos artículos muestran que Chávez ha dejado de ser objeto de interés de parte de la burguesía francesa, quien pretendía explotar a su favor la “revolución bolivariana” y su frenético “antiamericanismo”.
[4] Los estudiantes tuvieron que ser escoltados por la policía para entrar y salir de la Asamblea, pues las bandas chavistas los asediaban en los alrededores.
[5] Según cifras oficiales, el gobierno ha logrado la proeza de bajar los índices de pobreza de 54% en 2003 a 32% en 2006. Detrás de estas cifras hay una manipulación estadística (principalmente con los precios de la canasta básica alimentaria), para que el discurso del régimen de acabar con la pobreza para el 2021 se corresponda con la “realidad” de las cifras. Mientras tanto crece el número de “buhoneros” (vendedores en calles y avenidas), la indigencia, la insalubridad, etc. El crecimiento del consumo registrado en 2006 debido al incremento del gasto público con fines electorales, no disminuye la situación de pobreza. La Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), que hace un seguimiento de la pobreza desde hace varios años, la ubica en un 58% para 2005.
[6] Del orden de $300 según la tasa de cambio oficial de Bs. 2150 por $; que llega a ser menos de 150$ al utilizar la tasa de cambio del mercado negro de divisas.
[7] Al respecto ver “Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia”
rint/2006/125_tesis
[8] Una muestra de ello fue la “asamblea” realizada el 22 de junio en el estadio de béisbol de la Universidad Central de Venezuela, promovida por la Federación de Centros Universitarios, con el apoyo de las autoridades universitarias y de seguro fuerzas de oposición; la cual realmente fue un show montado que desvirtúa las verdaderas asambleas que se habían dado hasta esa fecha. Por este motivo algunos estudiantes decían la consigna “no queremos show, queremos asamblea”.
[9] Al respecto ver entre otros artículo “Sobre la “revolución naranja” en Ucrania - La cárcel del autoritarismo y la trampa de la democracia”
rint126-ucrania
Los ataques de la burguesía son contra todos los trabajadores...
No hay otro camino: ¡la movilización masiva y conciente!
La modificación a las condiciones de jubilación y pensión, concretados a partir de la “Ley del ISSSTE”, no hace sino acelerar la degradación de las condiciones de vida de los trabajadores. Y aunque la puesta en vigencia de esta ley representa un serio golpe en contra los trabajadores, no puede considerarse como el único. El incremento de precios de las mercancías de consumo diario por los trabajadores, como la tortilla de maíz (que tuvo un incremento en los últimos meses de 6.50 a 8 pesos y ya se amenaza, a partir de mayo, con llevarlo a 10 pesos o más), la limitación a los salarios y la aceleración de los ritmos de trabajo, mediante la denominada “flexibilización laboral”, dejan ver que el golpeteo contra las condiciones de vida de los asalariados es continua y generalizada. Es falso pensar que esta ley (y demás medidas referidas) afectan sólo a algunos sectores de trabajadores, la agresión que se viene poniendo en acción es generalizada, no hay ningún sector en el que los trabajadores no sufran los embates del capital, es por ello que para enfrentarlas se requiere de una respuesta masiva y con clara conciencia. Los trabajadores no tienen más fuerzas que su conciencia y organización para potenciar su masividad, no puede esperar que algún personaje mesiánico (como López Obrador), o un liderzuelo sindical le solucione sus problemas, sólo la extensión de la lucha y la actuación solidaria que teja fuertes lazos entre los explotados podrá permitir que su combate detenga el ataque directo que se hace a sus condiciones de vida.
Patrones, gobierno, sindicatos y partidos preparan trampas para anular la combatividad de los trabajadores
La clase dominante suele llevar los ataques en momentos adecuados para su accionar político (como el período vacacional) con el fin de asegurar la distracción, y que así el descontento se diluya o disperse, de la misma forma, antes de cada agresión prepara una campaña para ganar “receptividad” o imponer temor que congele e impida se exprese el descontento... pero sobre todo, pone atención en dosificar las medidas y conducir los golpes hacia algunos núcleos de la población asalariada, de manera que se genere un aislamiento y confusión, que impida la unidad y la extensión de la lucha.
En el presente, la profundización de la crisis ha obligado a la burguesía a poner en acción leyes y planes tan brutales que maximizan, a niveles no creíbles, la explotación y miseria de todos los trabajadores. La misma burguesía sabiendo el tamaño del golpe, preparó con sumo cuidado el momento y el escenario para imponer esta ley: primero, alentó o provocó movimientos sociales aislados ante los que actuó violentamente, queriendo marcar con esto una lección de terror, que extendiera el temor, y, enseguida, empuja una campaña ensordecedora para alimentar esperanzas en las elecciones y la democracia. En ese sentido es que lleva a cabo provocaciones, como las de Atenco, Sicartsa y Oaxaca, obteniendo así el pretexto de “mostrar su fuerza”, y enseguida completa su campaña alentando la idea de que no hay otro camino que el de las elecciones y la democracia, procurando imponer la idea entre los trabajadores de que si hay una actuación agresiva o sanguinaria por parte del gobierno la única (o mejor) forma de responder es mediante el “castigo que ofrece el voto”.
Por ello, aunque en la instauración de la ley del ISSSTE al PRD le ha tocado jugar el papel de mártir y presentarse como la víctima que no fue escuchada y terminó siendo aplastada por la mayoría dominante en las cámaras legislativas (PRI-PAN), no puede olvidarse el papel central que ocupa en el encuadramiento de amplias masas obreras hacia la vana esperanza de la democracia y las instituciones burguesas, por ello, no es nada extraño que ahora, el mismo PRD busque desmantelar cualquier posibilidad de que la clase trabajadora tome conciencia de los ataques y exprese su enojo y combatividad en la lucha, al fomentar (a coro con la estructura sindical) como una “gran medida” el uso de los amparos jurídicos contra la ley del ISSSTE, queriendo enredar a los trabajadores con el mismo truco que la estructura sindical presentara en 2005 cuando se impuso la modificación al sistema de retiro para los trabajadores del IMSS, y que le fue muy útil para desmovilizar.
Esta maniobra en 2005 fue presentada de idéntica forma como hoy lo hace el PRD y los sindicatos: hay que usar, dicen, “todas las formas de lucha”... pero la trampa consiste en que ponen a esto como centro de la preocupación y la reflexión, alentando con ello la esperanza en la constitución, las leyes y las instituciones “legales”, buscando así, además de golpear directamente en la conciencia de los proletarios, diluir el coraje, y sobre todo impedir la manifestación de la solidaridad entre los trabajadores. Por ello es, en los hechos, el complemento de las campañas llevadas en los medios de divulgación que sostienen que sólo a los nuevos trabajadores les aplicará de forma completa la nueva ley. Los sindicatos, mediante los amparos están impulsando esa misma separación en sectores, por diferencias de condiciones de antigüedad o prestaciones particulares de cada caso... Alentar esta forma de lucha ajena a los trabajadores tiene como objetivo asegurar la derrota y potenciarla, dado que busca extender un sentimiento de impotencia, que la burguesía puede aprovechar después, para renovar su campaña sobre la necesidad de la reforma del Estado y de que es útil “ganar”, mediante el voto, los puestos de dirección del gobierno.
La otra vertiente que la clase dominante prepara para someter la combatividad, es mediante el desvío del descontento hacia consignas falsas y ajenas a los trabajadores, tales como la defensa de la “soberanía nacional”. Para atizar esta maniobra el FMI ha “recomendado”, que se complete el “paquete de reformas” con la privatización de la industria eléctrica y petrolera. La burguesía sabe bien que su aparato de izquierda y sindical utiliza de manera sistemática el nacionalismo para atar a los trabajadores a preocupaciones falsas. Pero los intereses de la nación, o de la economía nacional no son los de un trabajador. La clase capitalista utilizó en su momento a las empresas estatales para proteger su ganancia, y ahora con la privatización su objetivo es el mismo, es decir, darle un espacio de valorización a su capital y asegurar una ganancia; en cambio la condición de explotado de un trabajador no se modifica si la empresa es estatal o privada. Por eso es la burguesía la única que gana cuando se desvía el coraje y la reflexión de los trabajadores hacia la defensa de la “soberanía”, de la empresa o de instituciones del Estado.
Ante las trampas que ya se empiezan a tejer para desviar el descontento, los trabajadores deben de tener presente que los intereses de la “nación” son los intereses de la burguesía y no los de ellos, y que para detener los ataques no tiene más armas que su conciencia y organización.
El capitalismo sólo ofrece explotación y miseria
Por todas partes del mundo los ataques de la burguesía vienen incrementándose: En Alemania, el gobierno socialdemócrata amplió la jornada de trabajo en el sector público, en Brasil, el gobierno de izquierda de Lula, ha ampliado el tiempo de trabajo para la obtener la jubilación, lo mismo que en Inglaterra, en EUA el gobierno pretende criminalizar a los trabajadores sin papeles... estos ataques, sin contar el peso del desempleo que se extiende, son expresión de la magnitud de la crisis que vive el capitalismo, y para proteger la ganancia, los gobierno de todo el mundo, lo mismo los de izquierda como los de derecha, no dudan en arreciar los ataques en contra de los trabajadores. La burguesía tiene la desfachatez de presentar estos ataques como “reformas” que buscan mejorar la vida de la población, pero un sistema decadente como el capitalismo, ya no puede ofrecer mejoras. Las medidas que viene poniendo en práctica, no son reformas en sentido estricto, tan sólo son programas de defensa de la ganancia capitalista, la ley del ISSSTE, por ejemplo, tan sólo busca reducir el valor de la fuerza de trabajo. Es por ello que medidas como estas demuestran claramente que para la burguesía los trabajadores no son sino una mercancía más a la que busca abaratar, y más aún, cuando esta ya deja de serle útil se convierte en una carga a la que debe desechar.
En ese sentido los trabajadores no pueden estar esperanzados en que un cambio de gobierno puede limitar sus penurias, deben de tomar conciencia de que el capitalismo sólo le ofrece explotación y miseria, y para enfrentarlo requiere de tomar en sus manos la lucha y extenderla; tienen que hacer ver a sus hermanos de clase que la degradación de las condiciones de vida, por efecto de la ley del ISSSTE no viene sola, sino está acompañada de un incremento de precios y una oleada de desempleo, por eso los golpes no son sólo para los trabajadores del Estado, es un ataque generalizado que sólo podrá enfrentarse con la unidad de todos los trabajadores, sin importar el sector a que pertenezca, o si están desempleados.
¡No hay más camino que la lucha!
Los trabajadores no deben de permitir que los sindicatos y el aparato de izquierda del capital los dirija a una derrota, deben tomar en sus manos la lucha, impulsar las Asambleas Generales masivas y abiertas, en las que puedan discutir y reflexionar en colectivo todos los trabajadores sin importar al gremio que pertenecen, y en las que se designen responsables que entreguen cuentas a la misma Asamblea y puedan ser revocados en cualquier momento. La ley del ISSSTE y los incrementos de precios, son ataques en contra de todos, e incluso contra las generaciones de trabajadores que aún no están en activo, por eso se requiere una respuesta masiva.
La organización de los trabajadores por encima de los llamados sindicales no es un loco sueño, la experiencia de estudiantes y trabajadores de Francia en 2006 contra el Contrato de Primer Empleo, demuestra que es posible. Por eso los llamados sindicales a “faltas colectivas” o simulación de “paros”, deben ser transformados en verdaderas jornadas de lucha, deben ser momentos de reflexión colectiva, en los que piquetes de trabajadores salgan a explicar a sus hermanos de clase (aún cuando no estén afiliados al ISSSTE) que hay un ataque general, y que no hay más camino que la lucha.
Pero también deben de estar alertas a no dejarse arrastrar por las maniobras del aparato de izquierda del capital y del sindicato que pretende aislar las expresiones de descontento o llevarlas a enfrentamientos desesperados y sin objetivo. Los cierres de calles y carreteras no hacen sino encerar a los trabajadores e impedir que tome vida la solidaridad y la reflexión colectiva. Los Comités de huelga que en diversos lugares de trabajo se están creando, si se mantienen como simple apéndice del sindicato no serán sino instrumentos huecos... los Comités de huelga y la huelga misma deben ser producto de la reflexión colectiva y no una mascarada que sirva para encubrir las trampas del sindicato y facilitar que pasen los ataques en contra de los trabajadores.
30-abril-2007
¡Proletarios de todos los países, uníos!
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Mientras las declaraciones de los voceros de los gobiernos no dejan de afirmar que todo va bien en la economía, cada día que pasa las condiciones de vida de la clase trabajadora se degrada más y más. Desde fines de la década de los sesenta del siglo XX se abrió la crisis capitalista que se ha extendido hasta el presente y ninguna de las políticas y planes de gobierno –en ninguna parte del planeta– ha logrado ponerle fin, por el contrario ésta se agudiza y con ello los ataques contra los explotados y oprimidos. La burguesía a través de todos los gobiernos no ha dejado de golpear la condición de los asalariados haciendo caer en sus espaldas el peso de la crisis, por todas partes del planeta, lo mismo en los países de mayor industrialización como en los de menor desarrollo, los trabajadores (lo mismo en fábricas, minas, oficinas, hospitales o escuelas) vienen siendo enfrentados a mayores ritmos de labor y a una pauperización continua.
En ese sentido la aceleración de los ataques contra los trabajadores de México, mediante los incrementos de precios, la congelación de salarios y la degradación de sus condiciones de jubilación (con la creación de las AFORES en 1997, complementada con la actual “ley del ISSSTE”) debe entenderse como una manifestación de la crisis capitalista. No es en si producto particular de un gobierno, no se trata sólo de un ataque de un “gobierno de derecha”, o de un personaje particular (como Esther Gordillo), es un ataque generalizado. Aún cuando estas políticas sean encabezadas por determinados personajes, los trabajadores deben de tener claro que el problema se encuentra en la existencia del capitalismo. Por ello la solución no es cambiar a un gobierno o atacar a un personaje o funcionario, se podrá cambiar a un funcionario o a un gobierno, pero mientras el sistema capitalista esté en pié, los trabajadores no tendrán más futuro que la miseria y la explotación. La realidad muestra que todos los gobiernos, tanto de derecha como de izquierda (aún los que se presentan más “radicales” como el de Cuba, Venezuela o Bolivia) son enemigos declarados de los trabajadores y fieles protectores de la ganancia capitalista, baste recordar que fue el gobierno de izquierda de Brasil el que a unos meses de llegar (con Lula a la cabeza) muestra su carácter antiproletario al imponer una medida similar a la “ley del ISSSTE”.
La aplicación del plan, conocido como “Ley del ISSSTE”, es el complemento a la conformación de las AFORES (impuesto en 1997), que consiste en primera instancia en individualizar el fondo de pensión y ampliar los descuentos obligatorios (pasando de una cotización del 3.75% del salario al 6.125%), lo que es un despojo directo al salario. Pero además, se amplían los años de trabajo para tener oportunidad al retiro (pasando de 50 años en hombre y 48 en mujeres a 60 y 58 años respectivamente) y se limita la cobertura médica (limitando la atención a los hijos hasta los 16 años). Este mecanismo se dice es por el crecimiento de la “esperanza de vida” de la población que hace se distraigan recursos que afectan “las finanzas internas”, pero el hecho es que los trabajadores para la burguesía no son sino una mercancía más a la que buscan abaratar. El gobierno señala que la “manutención” del ISSSTE le representa un “déficit” de 42 mil millones de pesos, por eso al aplicar esta ley, el Estado tendrá la oportunidad de apropiarse de esa masa de recursos y dirigirlos al apuntalamiento de la ganancia capitalista.
Esta ley asegura la acentuación de los niveles de explotación de los trabajadores, en tanto es un golpe directo a sus salarios. Los servicios médicos y la jubilación no son, como los sindicatos y el aparato de la izquierda del capital difunden, un “derecho” que la democracia y las bondades del capital ofrecen, es simplemente una parte del salario (en tanto son servicios sostenidos por retenciones del salario a lo largo del tiempo), por eso al afectarla lo que en realidad hacen es degradar el salario a niveles superiores.
Si mediante los incrementos a los precios de mercancías de sustento básico (como la tortilla de maíz) la burguesía aplastó de forma directa al salario, con la “ley del ISSSTE” (sumado al sistema de AFORES que rige ya en los trabajadores afiliados al IMSS) se acrecienta y generaliza el golpe, acelerando los niveles de opresión, a tal grado que podemos valorarlos como la mayor agresión a las condiciones de vida del proletariado de los últimos 10 años.
Este mecanismo de jubilación y pensión, es el mismo que hace más de 25 años el gobierno de Chile puso en práctica como una medida “anti-crisis”. Las promesas y alabanzas dadas en ese entonces por el gobierno de Pinochet eran las mismas que hoy se presentan en México para esta ley, no obstante la realidad ha revelado que al empezar a jubilarse las primeras generaciones de trabajadores chilenos regidos bajo este sistema se encontraron con el hecho de que las instituciones financieras que se hicieron cargo de sus pensiones se declaran prácticamente en quiebra, lo que hace que el Estado intervenga para su “rescate”. Esto demuestra que el capitalismo no tiene salida para su crisis y ni aún los programas más severos en contra de los trabajadores les ofrece una solución duradera, por eso el único camino que los trabajadores tienen es la destrucción del capitalismo.
La burguesía para hacer pasar sus ataques echa mano de todas sus fuerzas, desde sus partidos de derecha (PRI-PAN), hasta sus estructuras sindicales (UNT, FSTSE, SNTE-CNTE...) y aparato de izquierda (PRD y su complemento “radical” formado por trotskistas y estalinistas)... En una estrategia burda, la burguesía mandata a sus estructuras más “quemadas e impopulares”: PRI, PAN y sus fuerzas sindicales FSTSE, SNTE, para impulsar la ley, colocando en una actitud de mártir al PRD, al que hace pasar como impotente ante la “mayoría” de la cámara de diputados, lo mismo que a las fuerzas sindicales como la UNT, STUNAM, STUAM, CNTE, que toman la oportunidad para sacar su careta radical y llamar a movilizaciones. A la par de esto el gobierno mediante sus voceros a sueldo en radio y TV no se cansan de repetir la mentira de que esta “solución” no afecta a la generación actual y sólo se aplicará para los futuros trabajadores, buscando así dividir a la clase.
Detrás de los discursos oficiales y la radicalidad de sindicatos e izquierda del capital se esconde la intención de evitar que el coraje de los asalariados se exprese. Por eso los sindicatos y el PRD se adelantan llamando a movilizarse, pero buscando siempre sabotear la combatividad. El PRD, lo mismo que la estructura sindical presentan este plan como una simple “mala acción” de Felipe Calderón, con la que paga los favores recibidos de Gordillo y otros personajes, de la misma forma buscan hacer creer que el problema reside en la defensa de las instituciones y de la economía nacional. Por eso previendo que la combatividad lleve a la claridad de que el capitalismo es el verdadero problema, buscan confundir presentando al Estado mexicano como representante neutral de los trabajadores, por lo que llaman a fortalecer su papel como “garante de los derechos sociales”, al tiempo que invocan una “Reforma del Estado” (desplegado de la UNT-STUNAM, 24-03-07).
En este combate los trabajadores no pueden confiar en el sindicato y el aparato de izquierda, estos son instrumentos del capital infiltrados en las filas obreras para asegurar la derrota y la extensión de la desmoralización. La verdadera fuerza de los trabajadores se encuentra en su masividad y su conciencia. Ante los llamados para desviar el combate por la defensa de las condiciones de vida, supliéndolo por la defensa del ISSSTE, la reorientación del papel del Estado capitalista, o los lloriqueos invocando la democracia, los trabajadores no deben permitir caer en la trampa y tomar en sus manos el combate. Hoy más que nunca las lecciones de los combates de los trabajadores y estudiantes franceses de 2006 contra el proyecto “Contrato de primer empleo” (CPE) deben de estar más presentes que nunca:
- Los trabajadores deben rechazar el intento de la burguesía por dividirlos generacionalmente, aduciendo que la ley les afectará en menor medida a los “viejos”. Las jóvenes generaciones de proletarios en Francia pudieron parar la embestida del gobierno porque unificaron sus fuerzas y preocupaciones sin importar ni el sector al que pertenecían ni la edad.
- La toma en manos de la discusión y las decisiones es fundamental para detener el sabotaje sindical y de la izquierda del capital. Las Asambleas Generales en las que de forma abierta se delibere y asuman las responsabilidades es la única forma de asegurar el control de la lucha.
- Ante el sabotaje sindical que busca cansar y desmoralizar con acciones aisladas o movilizaciones vanas, llenando la calle con simples procesiones en las que lo fundamental es “pasar lista”, los trabajadores deben transformar tales actos controlados en lugares de encuentro y discusión con sus hermanos de clase, no importa a que sector, fábrica o región pertenezcan, el ataque es generalizado y la respuesta debe tener la misma dimensión.
- Para impulsar la movilización en defensa de las condiciones de vida, es evidente que los trabajadores deben colocarse por encima y en contra de las maniobras sindicales, para tal fin es necesario impulsar la formación de Comités de lucha y Círculos de discusión, que impulsen, fomenten y extiendan la reflexión de la clase.
La clase obrera a nivel internacional esta siendo atacada con gran ferocidad por los programas de austeridad y recorte, lo que hace ver que el capitalismo no puede ofrecer sino explotación y miseria, por eso el único camino que los trabajadores tienen es el de la lucha, sólo la expresión masiva y conciente podrá detener esta embestida, y al mismo tiempo ser parte de la preparación de los combates finales, que pongan fin a este sistema de explotación.
Revolución Mundial, sección en México dela Corriente Comunista Internacional
24-marzo-2007
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Estimados compañeros:
Nos han pedido para su clarificación una exposición sobre la cuestión religiosa. Hemos expuesto unas reflexiones sobre qué es la religión y qué papel juega contra la toma de conciencia del proletariado en un artículo sobre el islamismo de la REVISTA INTERNACIONAL nº 109:rint/2002/109_islamismo.htm [44]
El capitalismo tiende a abolir las bases de la religión. La religión ha jugado un papel central en todas las sociedades de clase que han precedido al capitalismo: esclavismo, feudalismo, despotismo asiático / incaico…El capitalismo, con el fantástico desarrollo de las fuerzas productivas que supone, pone las bases para la superación y erradicación definitiva de la religión. ¿Por qué? Por que la religión tiene dos pilares para mantener su influencia sobre los hombres. El primer pilar es la larga época de la historia humana en el que los hombres tenían un control extremadamente limitado del medio natural que les rodea. Ello hace al hombre dependiente de fuerzas de la naturaleza imponentes frente a las cuales se siente absolutamente impotente. Por ejemplo: el campesino que se afana durante meses en un primoroso cuidado de su cultivo y ve que todo ese esfuerzo se derrumba ante una granizada, unas inundaciones o simplemente una helada repentina… La mayoría de fenómenos de la vida natural permanecieron durante muchos siglos como secretos inexplicables frente a los cuales el hombre se sentía impotente y desamparado. Esa ha sido durante una larga época de la historia humana la base de la fuerza de la religión: la explicación sobrenatural, la idea de que hay fuerzas superiores que comandarían el movimiento de las sociedades y de la naturaleza en general.
A este primer pilar de la religión el capitalismo le dio un golpe decisivo. Al desarrollar de forma fantástica las fuerzas productivas de la humanidad, al dar a la producción un carácter mundial, el capitalismo puso las bases para que el hombre se emancipara de su dependencia del medio natural. Los ideólogos de la burguesía revolucionaria pusieron el acento en este aspecto: consideraban la religión como la defensora del oscurantismo, de las explicaciones mágicas y sobrenaturales. Opusieron el ateismo como palanca contra la religión. Tenían parcialmente razón y en ello el movimiento marxista les apoyó.
Desde un punto de vista mecánico, de un materialismo vulgar, la lucha contra la religión se resumiría en una simple prédica del ateismo, en la abolición por decreto de la religión, en la persecución “intransigente” de la religión. Sin embargo, la realidad no es tan simplista
¿Por qué a pesar de haber sido erradicadas las bases económico – sociales que daban pábulo a la religión, ésta ha seguido atenazando las mentes y los corazones de los hombres?
Hay 2 razones:1ª La burguesía ante el ascenso del proletariado tiende a aliarse con los sectores reaccionarios que antes había combatido. Utiliza a los clérigos y las iglesias como armas para mantener a las masas obreras y oprimidas en la ignorancia y el embrutecimiento.
Este aspecto es real y por eso Lenin dijo que «El marxismo considera siempre que todas las religiones e iglesias modernas, todas y cada una de las organizaciones religiosas, son órganos de la reacción burguesa llamados a defender la explotación y a embrutecer a la clase obrera».
2ª Con la entrada del capitalismo en su época histórica de decadencia, la burguesía empieza a perder confianza en sí misma, tiende a refugiarse en la religión ante un mundo que no va por el camino que ella habría deseado sino que se hunde en toda clase de cataclismos: guerras imperialistas, crisis económicas devastadoras, hambrunas, catástrofes ecológicas…
Esta segunda razón es muy importante y es completamente justa. El libro El ABC del comunismo (escrito en 1919 por Bujarin y Preobrahenski por mandato de la Internacional Comunista) señala muy justamente que «si la clase burguesa empieza a creer en Dios y en la vida eterna será sencillamente porque empieza a darse cuenta de que su vida en este mundo está llegando a su fin».
En el mismo sentido, Pannehoek (miembro de la Izquierda Comunista germano-holandesa) escribe en 1938 en su libro Lenin filósofo: «Mientras la burguesía pudo creer que su sociedad de propiedad privada, de libertad personal, de libre competencia, podía resolver, mediante el desarrollo de la industria, de las ciencias y la técnica, todos los problemas materiales de la humanidad, podía también creer de igual modo que los problemas teóricos podrían resolverse con la ciencia, sin necesidad de plantear hipótesis sobre la existencia de poderes sobrenaturales y espirituales. Por eso, en cuanto se comprobó que el capitalismo ya no podía resolver los problemas materiales de las masas, como lo demostró el auge de la lucha de clase del proletariado, desapareció la confianza en la filosofía racionalista. El mundo volvió a verse lleno de insolubles contradicciones e incertidumbres, fuerzas siniestras que amenazaban la civilización. Entonces la burguesía se volvió hacia diferentes creencias religiosas, y sus intelectuales y sabios se vieron sometidos a la influencia de tendencias místicas. No tardaron demasiado en descubrir las debilidades y los defectos de la filosofía materialista y a disertar sobre los límites de la ciencia y los enigmas insolubles del mundo».
En la decadencia del capitalismo la ideología burguesa sufre una importante transformación: ha perdido su fe en la ciencia y en la razón y tiende cada vez más al misticismo, naufraga en toda clase de filosofías irracionales. Ahí se está mostrando el fracaso histórico del capitalismo. La burguesía es cómo el hijo pródigo. Tras haber combatido al padre religioso, del hogar feudal de donde salió, vuelve al cabo del tiempo, amargado y cabizbajo, a la casa paterna.
La pretensión capitalista de desarrollo de las fuerzas productivas se ha convertido en la decadencia de este sistema en una pesadilla. Como decía el Manifiesto Comunista la burguesía es como el aprendiz de brujo. Las enormes fuerzas productivas que ha sido capaz de desarrollar –y que todavía logra desarrollar- se convierten en la decadencia del capitalismo en gran medida en poderosas fuerzas de destrucción.
El capitalismo es incapaz de realizar una transformación revolucionaria, armoniosa y coherente, del medio natural que rodea a los seres humanos. El desarrollo de las fuerzas productivas tiene lugar en su seno dentro de un marco contradictorio y caótico, de feroz competencia, de cada cual a la suya, de guerras imperialistas. En semejante marco el medio natural se descontrola, se liberan en su seno fuerzas destructivas que el capitalismo es incapaz de dominar o, peor aún, tiende a estimular con su caótico proceder.
Dos tendencias generales caracterizan la relación del capitalismo con el medio natural terráqueo: por un lado, la depredación de los recursos con consecuencias imprevisibles; por otro lado, la alteración de los equilibrios internos de las fuerzas de la naturaleza desencadenando procesos destructivos con consecuencias igualmente imprevisibles.
Estos fenómenos que son evidentes en la decadencia del capitalismo hunden a los ideólogos de la burguesía en el pesimismo. La burguesía ya no puede presumir de haber “vencido la naturaleza” y, por ello, de haber superado el primer pilar de la ideología religiosa –la existencia de fuerzas sobrenaturales-. En realidad, se ve perdida e indefensa frente a potencias extrañas e incontrolables, lo que le arroja todavía más a los brazos de toda clase de dioses.
Durante el siglo XX, una parte de la burguesía –concretamente, los regímenes que se dicen “comunistas” desde el chino al cubano- se han proclamado oficialmente ateos y eso lo han exhibido como una forma de “fidelidad” al marxismo.
Frente a esta pretensión Lenin recuerda que «Engels condenó al mismo tiempo más de una vez los intentos de quienes, con el deseo de ser "más izquierdistas" o "más revolucionarios" que la socialdemocracia, pretendían introducir en el programa del partido obrero el reconocimiento categórico del ateísmo como una declaración de guerra a la religión. Al referirse en 1874 al célebre manifiesto de los comuneros blanquistas emigrados en Londres, Engels calificaba de estupidez su vocinglera declaración de guerra a la religión, afirmando que semejante actitud era el medio mejor de avivar el interés por la religión y de dificultar la verdadera extinción de la misma».
Lenin recuerda que un príncipe feudal, Bismarck –el canciller de hierro que impulsó el desarrollo del capitalismo en Alemania- había organizado una furiosa guerra contra la religión –el famoso “kulturkampf”, lucha por la cultura-llegando hasta persecuciones religiosas: «Declarar como misión política del partido obrero la guerra a la religión es una frase anarquista. Y en 1877, al condenar sin piedad en el Anti-Dühring las más mínimas concesiones del filósofo Dühring al idealismo y a la religión, Engels condenaba con no menor energía la idea seudo revolucionaria de aquél sobre la prohibición de la religión en la sociedad socialista. Declarar semejante guerra a la religión, decía Engels, significaría "ser más bismarckista que Bismarck", es decir, repetir la necedad de su lucha contra los clericales Lo único que consiguió Bismarck con esta lucha fue fortalecer el clericalismo militante de los católicos y perjudicar a la causa de la verdadera cultura, pues colocó en primer plano las divisiones religiosas en lugar de las divisiones políticas, distrayendo así la atención de algunos sectores de la
clase obrera y de la democracia de las tareas esenciales de la lucha de clase y revolucionaria para orientarlos hacia el anticlericalismo burgués más superficial y engañoso. Al acusar a Dühring, que pretendía aparecer como ultra revolucionario, de querer repetir en otra forma la misma necedad de Bismarck, Engels requería del partido obrero que supiese trabajar con paciencia para organizar e ilustrar al proletariado, para realizar una obra que conduce a la extinción de la religión, y no lanzarse a las aventuras de una guerra política contra la religión».
Los regímenes “socialistas” en la exURSS y en otros países declararon nuevas “kulturkampf” bismarkianas y hoy vemos los resultados: en todos los países del Este, en la propia China, florecen como hongos toda clase de creencias religiosas cada cual más absurda e irracional.
Ateismo y religión no son sino dos conceptos simétricos que hunden sus raíces en el mismo sentimiento de impotencia, de desamparo, de miedo irracional ante un mundo, que el individuo percibe como extraño, hostil e incontrolable. Esto nos lleva a considerar el segundo pilar de la influencia de la ideología religiosa que es el decisivo y esencial. Este segundo pilar es el que ha descubierto el marxismo, superando y llevando al verdadero nivel de planteamiento, el enfoque todavía muy limitado de los ideólogos revolucionarios de la burguesía del siglo XVIII, los materialistas burgueses.
«El marxismo es materialismo. En calidad de tal, es tan implacable enemigo de la religión como el materialismo de los enciclopedistas del siglo XVIII o el materialismo de Feuerbach. Esto es indudable. Pero el materialismo dialéctico de Marx y Engels va más lejos que los enciclopedistas y que Feuerbach al aplicar la filosofía materialista a la historia y a las ciencias sociales. Debemos luchar contra la religión. Esto es el abecé de todo materialismo y, por tanto, del marxismo. Pero el marxismo no es un materialismo que se detenga en el abecé. El marxismo va más allá. Afirma: hay que saber luchar contra la religión, y para ello es necesario explicar desde el punto de vista materialista los orígenes de la fe y de la religión entre las masas. La lucha contra la religión no puede limitarse ni reducirse a la prédica ideológica abstracta; hay que vincular esta lucha a la actividad práctica concreta del movimiento de clases, que tiende a eliminar las raíces sociales de la religión. ¿Por qué persiste la religión entre los sectores atrasados del proletariado urbano, entre las vastas capas semi proletarias y entre la masa campesina? Por la ignorancia del pueblo, responderán el progresista burgués, el radical o el materialista burgués. En consecuencia, ¡abajo la religión y viva el ateísmo!, la difusión de las concepciones ateístas es nuestra tarea principal. El marxista dice: No es cierto. Semejante opinión es una ficción cultural superficial, burguesa, limitada. Semejante opinión no es profunda y explica las raíces de la religión de un modo no materialista, sino idealista» (Lenin)En la Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Marx señala que la religión es «la conciencia y el sentimiento propio del hombre que o no se ha encontrado todavía a sí mismo o se ha vuelto ya a perder a sí mismo», la religión es «una conciencia errónea del mundo… la realización fantasmagórica de la conciencia humana, al no tener la esencia humana una realidad verdadera». Es una falsa respuesta a un problema verdadero: «El desamparo religioso es, por un lado, la expresión del desamparo real y por otro, la protesta contra el desamparo real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, a la vez que es el espíritu de unas condiciones sociales de las que el espíritu está excluido. Es el opio del pueblo».
Ya hemos visto que el capitalismo puso las bases para emancipar a la humanidad de un medio ambiente natural percibido durante siglos como hostil, extraño e incontrolable. Hemos visto que solamente ha sido capaz de “poner las bases”, es decir, ha planteado un problema real, pero la solución que ha dado es mucho peor que el problema. Domina las fuerzas de la naturaleza de manera anárquica y contradictoria, con lo cual ha llevado a desarrollar no sus mejores y más creativas capacidades sino, todo lo contrario, a liberar sus factores más destructivos y catastróficos (como vemos actualmente con el peligro de destruir el medio ambiente terráqueo).Pero esa “liberación” se ha acompañado con el peor encadenamiento y opresión del trabajo humano. Los obreros, la principal fuerza productiva, son sometidos al trabajo asalariado y al mecanismo del mercado, con lo cual son prisioneros de fuerzas imponentes, incontrolables, de naturaleza estrictamente social, mucho peores y más incomprensibles que las fuerzas de la naturaleza.
El campesino podía identificar en una tormenta o en una helada la causa de su desgracia, en cambio, el obrero que se afana por trabajar hasta la extenuación, que se comporta de la forma más profesional, ve inexplicablemente como es despedido, como es pagado en una cantidad que no cubre sus necesidades humanas y todo por extrañas y caprichosas leyes que no dependen siquiera de su patrón individual sino de lejanos y extraños mecanismos vinculados al mercado mundial. El campesino sabía que una mala cosecha fruto de circunstancias naturales inesperadas (una sequía, una plaga de langosta, una inundación) provocaba el hambre. Sin embargo, el obrero se encuentra ante lo más absurdo que imaginarse pueda: ¡es la sobreproducción lo que le arrojan al desempleo, la miseria y el hambre!, ¡Es la cosecha pletórica lo que siembra la ruina en los jornaleros agrícolas!
En la sociedad capitalista cada individuo ha sido llevado al extremo de su atomización, es un individuo solo y aislado que se enfrenta al capital y al mercado y en condiciones de competencia feroz con sus semejantes. Esto es muy diferente del campesino que sufría el yugo brutal del señor feudal pero que, al menos, podía atenuar sus bestialidades, apoyándose en los demás miembros de la comunidad aldeana. Estas condiciones generales de individuos que “se han perdido a sí mismos”, que no encuentran ninguna “esencia humana” en la realidad de su existencia, de “desamparo”, de vivir cotidianamente en un “mundo sin corazón”, es el segundo pilar, mucho más importante, de la religión y la ideología religiosa.
Lenin recuerda con una enorme claridad que «En los países capitalistas contemporáneos, estas raíces [de la religión] son, principalmente, sociales. La raíz más profunda de la religión en nuestros tiempos es la opresión social de las masas trabajadoras, su aparente impotencia total frente a las fuerzas ciegas del capitalismo, que cada día, cada hora causa a los trabajadores sufrimientos y martirios mil veces más horrorosos y salvajes que cualquier acontecimiento extraordinario, como las guerras, los terremotos, etc. "El miedo creó a los dioses". El miedo a la fuerza ciega del capital - ciega porque no puede ser prevista por las masas del pueblo --, que a cada paso amenaza con aportar y aporta al proletario o al pequeño propietario la perdición, la ruina "inesperada", "repentina", "casual", convirtiéndolo en mendigo, en indigente, arrojándole a la prostitución, acarreándole la muerte por hambre: he ahí la raíz de la religión contemporánea que el materialista debe tener en cuenta antes que nada, y más que nada, si no quiere quedarse en aprendiz de materialista».
El miedo crea a los dioses, recuerda Lenin. El miedo a una naturaleza hostil e incontrolable es el primer pilar de la religión. Pero el segundo pilar, el más importante, es el miedo a una sociedad donde cada ser humano se enfrenta “sólo ante el mundo”, atomizado, individualizado, obligado a una competencia feroz con los demás. Ese sentimiento de miedo, de desamparo, de búsqueda desesperada de un corazón en un mundo sin corazón, engendra con más fuerza aún que el primer pilar, las condiciones para el influjo de la ideología religiosa. Por esa razón, Lenin siguiendo a Engels y a Marx, insiste en que la mejor y más clara forma de superar el peso de la religión en las masas obreras es despertando su capacidad de unión, de solidaridad, de pensamiento y acción colectivos, de lucha masiva. En ese terreno de unidad, de sentirse capaces de influir sobre la vida social, de ser dueños colectivos de su propio destino, es cuando los individuos obreros ya no se ven como átomos perdidos en un universo despiadado, sino que comienzan a superar miedos ancestrales, comienzan a confiar en sí mismos y en los demás, comienzan a sentirse parte de la verdadera humanidad porque están empezando a construirla. En esas condiciones sociales generales que son las de la lucha comunista del proletariado, los pilares de la religión comienzan de verdad a tambalearse.
Saludos comunistas CCI 18-7-07
Una vez más, a menos de un año del proceso electoral que reeligió a Chávez, la burguesía nacional, de la cual forman parte las cúpulas chavistas y de oposición, moviliza a los trabajadores y a la población a otra contienda electoral. En esta oportunidad convocan a un referéndum el 2 de diciembre para votar a favor o en contra de la reforma a la constitución propuesta por Chávez y ampliada por la Asamblea Nacional chavista.
Una vez más, Chávez aguza la polarización política, reformando una serie de artículos de la constitución vigente (aprobada en 1999 por la asamblea constituyente dominada por fuerzas políticas chavistas), que buscan fortalecer en el poder a las facciones chavistas de la burguesía, y por ende, atacar los intereses de las fuerzas opositoras de la burguesía y de la pequeña burguesía. Chávez sabe muy bien que estos sectores del capital nacional reaccionan como bestia herida cada vez que se promulgan leyes o decretos que afectan sus intereses; que su propia reacción, sirve como caja de resonancia a las medidas que él quiere asumir.
Mantener a las masas movilizadas es imprescindible para el proyecto chavista, de allí que durante sus 9 años de gobierno ha promovido, incluyendo éste, mas de 10 procesos eleccionarios. De esta manera, busca mantener sus fuerzas cohesionadas e ilusionadas con las supuestas bondades del “Socialismo del Siglo 21” o “socialismo bolivariano”, nombre con que ha bautizado la burguesía chavista a su modelo capitalista de estado; modelo que se sustenta en la explotación del proletariado venezolano.
El proletariado venezolano no tiene nada que ganar con esta nueva contienda electoral; mas bien, mucho que perder; no sólo desde el punto de vista de las ilusiones que le pintan en los modelos capitalistas que defienden las facciones burguesas en pugna, sino que acentúa la división y confrontación entre proletarios. Esta nueva contienda electoral se da en un marco de aceleración de la confrontación política entre las facciones oficialista y opositora, que se ha trasladado a las filas de los trabajadores con un saldo de varios trabajadores heridos y muertos (uno de ellos hace apenas una semana), y puede desembocar en situaciones de confrontación impredecibles, a las cuales sean arrastrados muchos otros proletarios.
Con este referéndum como con cualquier proceso eleccionario, la que gana es la burguesía, sea de izquierda o de derecha.
¿Por qué una reforma constitucional, cuando es archiconocido que el chavismo controla los poderes públicos, la Fuerza Armada y la totalidad de las instituciones del estado?
Es indudable que detrás de cada proceso eleccionario o plebiscitario, está la necesidad de mantener atado al proletariado al carro de la democracia burguesa: periódicamente la burguesía se ve en la necesidad de mantener viva la ilusión en la clase y la población, de que es posible mejorar sus condiciones de vida bajo el régimen capitalista. Mas, el objetivo fundamental de esta reforma constitucional, y la forma acelerada como el chavismo ha respondido para implementarla, obedece a la necesidad de darle una mayor sustentación jurídica al sector de la clase dominante que controla el estado después del ascenso del chavismo.
Es por ello que el articulado constitucional reformulado por el chavismo, busca darle mayor poder de decisión al Poder Ejecutivo (léase Chávez), con el fin de intentar controlar y atacar a dos enemigos fundamentales:
La reforma representa una huída hacia adelante de parte del chavismo, una tentativa de acelerar su proyecto antes de que sufra un desgaste mayor. La respuesta de los sectores opositores, ha sido cohesionarse, para intentar bloquear la reforma, que persigue una mayor concentración de poder en Chávez. Inevitablemente, sea cual sea el resultado, se exacerbará la conflictividad política y social, debido a la dinámica de descomposición política y social existente, que ocasiona que las acciones de las facciones de la burguesía en pugna acentúen esta dinámica.
En este sentido, el proletariado no debe caer en las ilusiones democráticas que le plantean oficialistas y opositores para intentar cuadrarlo con uno u otro bando; unos colocándose como los defensores de la “democracia participativa y protagónica”, los otros como defensores de la “democracia social” frente a las tendencias totalitarias y dictatoriales de Chávez. La democracia, independientemente de sus calificativos, no es más que el aparataje jurídico e ideológico que han perfeccionado por siglos las clases dominantes para mantener sometido al proletariado y la sociedad en su conjunto.
Los trabajadores deben rechazar de la manera mas firme las ilusiones inducidas por los sectores de la pequeña burguesía opositora, de que esta dinámica hacia el caos podrá ser revertida por “el libre juego democrático”, para volver a la “bonanza” de la añorada “Venezuela Saudita” de los años 70; así como tampoco, pensar que el proyecto chavista del “socialismo bolivariano” va a eliminar la pobreza creando “el máximo de felicidad posible” (tal reza la constitución reformulada). Tanto unos como otros, son defensores del sistema capitalista de explotación, el cual, en su período de decadencia en que vivimos, se sustenta sobre el crecimiento incesante de la pauperización; ya que sus propias leyes de funcionamiento (que no se superan con decretar el “socialismo”, tal como lo pretende el chavismo), polarizan la riqueza en manos de unos pocos y la pobreza de la inmensa mayoría de la sociedad.
La forma acelerada y atropellada como el chavismo pretende imponer la reforma constitucional, evidencia que el proyecto chavista está corriendo “contra reloj”, contra un proceso de agotamiento político y social; ya que por una parte, es mayor la presión de la burguesía opositora debido a que no ha sido capaz de cumplir con los objetivos del capital nacional en su conjunto; y por la otra, se ha generado un ambiente de malestar social, ante el cual se hace cada vez mas notoria su dificultad para controlarlo (uno de los puntos principales por los que la burguesía votó a favor de Chávez). Varios factores muestran las dificultades reales del proyecto chavista:
Las reacciones de las fuerzas opositoras, quienes progresivamente se han cohesionado en contra de la reforma, muestran que amplios sectores de la burguesía nacional también trabajan “contra reloj” para buscar un liderazgo alternativo. En esta oportunidad plantean una lucha a mediano y largo plazo contra el chavismo, que tendría como basamento la unidad alcanzada en torno al referendo. No se descarta que el General Baduel, que viene de las propias filas del chavismo, sea una de las figuras centrales en esta tendencia. Éste en recientes declaraciones a la prensa ha dicho que la reforma es inconstitucional, pues debió haberse hecho a través de una constituyente; y ha hecho llamados a la Fuerza Armada a hacer respetar los resultados electorales, de ganar el NO a la reforma, que según las últimas encuestas ha cobrado fuerza.
El mayor reto que confronta el chavismo es la perspectiva de una acentuación de las protestas sociales y de la lucha de los trabajadores.
A lo largo de este año han sido frecuente las expresiones de indignación de las masas (muchas de ellas simpatizantes del chavismo), debido a la falta de atención del estado a sus necesidades de servicios, vialidad y principalmente la falta de vivienda que se ha agravado con los damnificados por las lluvias (algunos de ellos viviendo en condiciones muy precarias desde las vaguadas de 1999). Sus protestas se han unido a la de taxistas y choferes del transporte público, quienes son asaltados e incluso asesinados casi a diario. Los cierres de vías y tomas de sedes de organismos públicos, se producen casi a diario en el país.
En mayo pasado se sucedieron luchas en el sector de los estudiantes, que rompían con la forma “tradicional” de lucha de este sector, tratando de expresarse en un terreno mas social y con métodos de luchas basado en asambleas y delegados elegidos por éstas. Lamentablemente el movimiento de los estudiantes ha perdido las cualidades que lo identificaban como movimiento de corte mas social, y ha sido absorbido por opositores y oficialistas, para encuadrarlo en las luchas de la burguesía y pequeña burguesía a favor o en contra de la reforma.
Un aspecto a destacar son las luchas de los trabajadores por sus reivindicaciones salariales y sociales. Destacan las luchas de los trabajadores petroleros, que se iniciaron en mayo pasado por el reenganche de los trabajadores de las empresas mixtas nacionalizadas, los cuales la empresa estatal PDVSA pretendía despedir. A finales de septiembre e inicios de octubre, los petroleros retoman las luchas esta vez por el retardo en la discusión de la contratación colectiva y la negativa de empresas (con el apoyo de los sindicatos oficialistas) en discutir las cláusulas salariales. Los trabajadores fueron reprimidos por la policía, dejando saldo de varios heridos, dentro de ellos un obrero de gravedad. En este sentido, los chavistas se dan la mano con sus pares adecos y copeyanos de los gobiernos que les precedieron, a la hora de reprimir y atacar las condiciones de vida de la clase (para mayores detalles ver artículo Correo del Lector: HUELGA DE TRABAJADORES DEL PETROLEO EN VENEZUELA https://es.internationalism.org/node/2095 [48]).
Ante esta perspectiva de movilización social y ante las dificultades cada vez mayores para mostrar su cara “popular” y “obrera”, al régimen chavista no le queda otro camino que fortalecer el control y la represión del estado, modificando para ello varios artículos de la constitución; por ejemplo, los que tratan sobre la implementación de los estados de excepción y la creación de las llamadas “milicias revolucionarias”, fuerzas represivas militarizadas, “guardia pretoriana” adscrita directamente a la presidencia de la república.
Se puede decir que las luchas sociales y de los trabajadores quedan en receso debido a la aturdidora campaña por la reforma. Sin embargo, hay un peligro real para la clase trabajadora, que es quedar atrapada en la polarización e incluso ser utilizados como carne de cañón por cualquiera de las facciones en el poder.
Como revolucionarios, como militantes de la clase, alertamos principalmente al proletariado ante este peligro inminente. Muchos proletarios se han dejado atrapar por la polarización, y se prestan a atacar a sus hermanos de clase; actuación que debe ser rechazada con la mayor firmeza, ya que debilita los lazos de solidaridad de clase. El proletariado venezolano vive una situación particular extremadamente peligrosa, y hasta ahora no ha tenido las fuerzas para oponerse de manera firme y masiva a la polarización.
La situación que se vive en Venezuela es la mejor expresión de que la burguesía en su conjunto no tiene la capacidad para gobernar: hace 9 años colocó a Chávez en el poder para intentar remediar la situación social y política que existía en los años 90, y resulta que ha sido “peor el remedio que la enfermedad”. Del lado de los trabajadores: el deterioro de los servicios públicos, el alto costo de la vida, el desempleo y empleo precario, la delincuencia y ahora la escasez de alimentos; nos alejan cada vez mas de ese “paraíso” que nos vendieron tanto la burguesía como la pequeña burguesía de izquierda, de que iban a mejorar nuestras condiciones de vida, e inclusive, a superarse la pobreza.
Los trabajadores no tienen otra opción que luchar con sus propias fuerzas por un mundo mejor, por tener una vida digna. Para lograrlo, hay que romper con las ilusiones democráticas, que no sólo lo alejan de las luchas en su propio terreno, sino que lo alejan de su lucha histórica por la superación de la barbarie a que nos somete el capitalismo. Sólo las masas trabajadoras, por el papel que ocupan en el capitalismo, tienen la capacidad de desarrollar una lucha unida y conciente contra el capital; y de esta manera tornarse en una referencia para las otras capas sociales oprimidas, para realizar una lucha por el verdadero socialismo. Para ello, es imprescindible que los trabajadores rompan las cadenas de la polarización y retomen las luchas en su propio terreno de clase, basados en genuinas asambleas de trabajadores, con delgados elegibles y revocables ante esta.
Así mismo, las minorías que luchamos a nivel de Venezuela y el mundo por superar la situación actual de dominio del capital sobre el trabajo, tenemos también una gran responsabilidad en debatir y divulgar las ideas socialistas que defendieron revolucionarios como Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Luxemburgo, etc., que son la antítesis de esa patraña llamada “socialismo del siglo 21”.
Internacionalismo 29-11-07
En el mes de octubre en la ciudad de Lima, la CCI realizó la primera Reunión Pública en este país. Es un acontecimiento importante ya que significa la oportunidad histórica para que simpatizantes del proyecto revolucionario del proletariado tomen contacto con las posiciones de la izquierda comunista. En un país donde los militantes sinceros a la causa obrera han tenido que soportar por décadas el peso terrible del estalinismo, del maoísmo (principalmente a través de Sendero Luminoso), del trotskismo etc., una región castigada por la represión brutal del Estado y por un aislamiento con el resto del proletariado mundial, que pesa como losa; en un a región así, es sumamente importante para la clase obrera que una minoría de militantes busque clarificar sus ideas sobre la revolución mundial y sobre el comunismo.
Es con este objetivo, el de abrir un espacio de discusión fraterna cuyo objetivo es la clarificación y no el reclutamiento forzado, con el que la CCI participó en este debate público. Queremos agradecer públicamente a nuestros simpatizantes en esa región por su ayuda logística, sin su apoyo la CCI difícilmente hubiera logrado hacer algo así: emprender una reflexión de fondo sobre el mundo actual, lo que el capitalismo ofrece a las personas y qué perspectivas se desprenden para la humanidad. Once personas estuvieron reunidas abordando temas cruciales para el desarrollo de la futura revolución. Con este balance que presentamos a los compañeros interesados de todo el mundo, queremos exponer las lecciones de tan prometedor encuentro. El tema anunciado en los carteles colocados en puntos de la ciudad de Lima era “qué es el socialismo y cómo luchar por él”, sin embargo, la avidez de los participantes y sus planteamientos honestos y profundos hizo que la reunión abordara diversos temas.
En las discusiones se expresaron posiciones de compañeros que habían estado vinculados al GCI[1] o que comparten actualmente más o menos algunas de sus posiciones. Otros compañeros se sentían identificados con el anarquismo. Igualmente participaron los militantes de la CCI y simpatizantes muy próximos a nuestra organización. No obstante, lo más relevante fue el ambiente de debate sincero y abierto.
Lucha obrera: contenido y forma del terreno de clase
Dado que los asistentes mostraron un tácito acuerdo con la necesidad de la revolución y con la perspectiva de derribar al capitalismo, la discusión se trasladó a cuestiones más “concretas”. De las primeras ideas que los asistentes abordaron fue la noción de la decadencia del capitalismo, para los asistentes bajo la influencia del GCI hay una cierta visión ahistórica del proceso que conduce a la transformación de la sociedad, incluso se llegó a introducir la idea de la existencia de un proletariado antes de la llegada de los españoles (“masacrar proletarios en la conquista no tenía nada de progresista”, dicho casi textual por un participante). Detrás de esta posición se dibujan las confusiones típicas que el GCI reparte a manos llenas.
Mas que entender los procesos históricos el GCI difunde el radical pero hueco método de “violencia reaccionaria contra violencia de los oprimidos” pero haciendo una omisión del contexto histórico. Ello conduce a una dificultad para poder explicar por qué la revolución mundial no era realizable en el siglo XIX y que ello daba un contenido y forma diferentes a la lucha proletaria y a sus organizaciones políticas (sindicatos, partidos de masas, lucha por el programa mínimo, etc.). Hubo otros asistentes que insistieron en desarrollar la explicación de la decadencia, es por ello que pensamos que es una interesante cuestión que deberemos abordar.
Se ha abierto un debate también sobre qué es el proletariado, su naturaleza y cómo lucha. Unos participantes vertieron la idea de que los acontecimientos en Argentina 2001 fueron movimientos plenamente proletarios y que habría que “defenderlos e imitarlos” así como los “soviet en Irak en 1991” (sic!). La CCI explicó su posición[2], se han dado elementos de reflexión que los participantes tomaron con seriedad. Así, han sido tres los ejes sobre los que la CCI ha insistido:
-rechazar la “violencia por la violencia”. Si bien la revolución que derrocará al capitalismo será un hecho violento porque una minoría que tiene en su poder el aparato estatal se va a resistir, tal violencia no es la esencia misma de la revolución, su esencia está en la capacidad del proletariado para desarrollar su lucha masiva y consiente, lo que distingue a la clase que hará la revolución no es la violencia sino su conciencia.
-las luchas obreras se articulan a través de organismos que la misma lucha va generando, desde las asambleas masivas, las delegaciones, los comités de lucha, hasta llegar a estadios más avanzados donde las formas de organización son más amplias y donde la situación exigirá la construcción de consejos obreros. Estamos aún en los inicios de las respuestas obreras a nivel mundial después del duro golpe que significó la enorme campaña de la “muerte del comunismo” y el retroceso que el proletariado mundial sufrió en su conciencia[3]. Rechazar las asambleas donde se expresa un esfuerzo del proletariado por tomar las luchas en sus manos es un error, lo mismo que privilegiar acciones desesperadas (quema de autos, bloqueos, enfrentamientos con la policía, etc.) en vez de sacar lecciones y discutir dónde y cómo la burguesía y su Estado entrampan las luchas obreras y la clarificación de sus minorías.
-las auténticas luchas obreras no son “puras” y la CCI no está esperando a que se den luchas sin la influencia de la ideología burguesa o luchas donde haya una ausencia total de los aparatos del estado (sindicatos de todo pelaje así como partidos abiertamente ligados al capital así como el brazo radical de la burguesía: el izquierdismo –sea este de corte maoísta, anarquismo oficial, etc.), no. Para la CCI una auténtica lucha obrera no se mide por la presencia de los factores antes señalados, sino por la existencia en toda lucha naciente de una dinámica donde los participantes puedan reconocerse como integrantes de una clase, como miembros que tienen la necesidad de ir a la lucha con los otros ya que comparten interese inmediatos comunes. Cuando se empieza a comprender que existe una identidad proletaria esa lucha ha dado pasos adelante y hay que generalizar esas lecciones. Cuando después de un evento queda la sensación de división, sectarismo, segregación, gremialismo, etc., entonces lo que hay que generalizar es dónde está la trampa o el error.
En lo referente a la lucha obrera sólo se han planteado los problemas y hay un largo camino de clarificación por delante.
La cuestión sindical
Hubo también está cuestión que atravesó una parte de la discusión. No se hizo esperar la clásica visión de ver en el sindicato un organismo rescatable para la clase obrera, está posición del anarquismo ve en la CNT un órgano a “rescatar” y se planteó abiertamente la cuestión de “¿es posible un sindicato revolucionario?”. Se estuvo de acuerdo que si bien la CNT traicionó durante los acontecimientos de España 1936, al menos “los amigos de Durruti se opusieron a la militarización del trabajo”[4]. Uno de los participantes aportó una respuesta clásica en el GCI: “el sindicato nunca ha sido y nunca será revolucionario”. Lo cual contiene una parte de verdad, ya que, efectivamente, los sindicatos no surgieron como órganos de la lucha revolucionaria del proletariado, sino como órganos para obtener mejoras y conquistas dentro del capitalismo; pero esta posición también regresaba sobre una falta de método, sobre la incapacidad para ver al sindicato como producto histórico y comprender que su surgimiento, que costó sangre al proletariado, estaba condicionado por un periodo histórico donde la revolución no estaba al orden del día. Esta idea coincide también con la vieja letanía del GCI de que la II internacional no tendría nada de proletaria!...recordemos rápidamente que la II internacional tiene el mérito de adoptar el marxismo como método para desarrollar la teoría revolucionaria, que separó las organizaciones proletarias en unitarias (sindicatos) y los partidos políticos, amen del combate de la socialdemocracia contra la francmasonería y el desarrollo de las discusiones sobre los orígenes del cristianismo e infinidad de artículos de fondo, que la segunda internacional haya traicionado al apoyar los créditos de guerra en 1914 no impide que reconozcamos su existencia como una eslabón más en la cadena de esfuerzos del proletariado por dotarse de un partido mundial.
Un asistente apoyó las posiciones de la CCI sobre la cuestión sindical mostrando cómo los sindicatos constituyen un medio de control del Estado y cómo el mismo Fujimori desarrolló una campaña de destrucción de los sindicatos para luego en alianza con la oposición a su gobierno hacer creer a los trabajadores en la “necesidad de luchar por sindicatos”.
Los sindicatos fueron un arma del proletariado en un periodo de la historia donde el capitalismo podía no sólo conceder reformas duraderas sino que además la revolución proletaria no estaba aún a la orden del día y el “programa mínimo” era una cuestión inmediata por la cual luchar. Sin embargo, los acontecimientos de 1905 y sobre todo 1917 en Rusia demostraron cómo la lucha da una respuesta a un problema de organización en la decadencia del capitalismo, la revolución no giró en torno a sindicatos sino en torno a los consejos obreros, “la forma al fin encontrada” diría Lenin “de la dictadura del proletariado”. Desde entonces, el desarrollo de las luchas obreras estará confrontado a organizarse fuera y contra los sindicatos. Sabemos que no todos los días se pueden instaurar consejos obreros ya que ello depende de las condiciones de generalización de las luchas hasta pleitear una situación prerrevolucionaria, pero los combates obreros no deben esperar hasta ese día para autorganizarse, desde que estalla la huelga en una fábrica se plantea el dilema de tomar el control de las decisiones a través de asambleas donde los trabajadores decidan el rumbo de su lucha. Entonces el buscar la solidaridad con otros explotados deviene una cuestión de vida o muerte para cada huelga (no hablamos de las farsas de “solidaridad” que orquestan los sindicatos), empezar a percibir que el aislamiento es la muerte de todo combate es una profunda lección que preparará las luchas decisivas contra el capital.
Luchar por una cultura del debate
Los asistentes han mostrado un espíritu abiertamente proletario: capacidad de apertura y voluntad de reflexión. Ambos aspectos hablan de un esfuerzo difícil pero alentador de las minorías de esta región que comparte la visión de que el capitalismo está conduciendo a la humanidad a la catástrofe. Aunque políticamente estamos concientes que hay divergencias y que vamos a luchar contra las aberraciones políticas del GCI, no podemos sino saludar ese espíritu de los participantes y les animamos a que defiendan con apertura sus ideas, que escuchen e integren nuevos argumentos para que a través de un debate contradictorio se vaya de la confusión a la clarificación.
En el ambiente de la ideología de la burguesía y del izquierdismo, un “debate” se plantea como una relación de fuerza donde una parte se impone, elimina y demuele a la otra, es la forma grotesca en que una fracción aplasta a la otra. En la vida diaria del capitalismo, los individuos se ven enfrentados a una competencia donde el otro es siempre un “enemigo”, tal competencia engendra la idea de que el que “sabe más sería el mejor”, la competencia laboral tiene su complemento en la competencia intelectual. Para la clase obrera, para el marxismo, el debate, la confrontación fraterna de ideas es el único medio a través del cual la conciencia supera sus deficiencias. En un debate proletario no se humilla, no se busca destrozar al otro, los adjetivos peyorativos son a excluir, una cultura de debate supone el método de convencer y no imponer. Es por ello que pensamos que en esta región del mundo tenemos que abrir un espacio para las discusiones, un espacio donde los elementos de la clase que quieran debatir, clarificarse ideas o exponer sus pensamientos, puedan encontrar un medio que permita la elaboración colectiva de ideas. Luchar por la construcción de un medio donde el debate proletario esté al centro de la vida política es una perspectiva que en Perú, como en el mundo, preparará la futura revolución mundial.
CCI
[1] GCI: Grupo Comunista Internacional, un grupo de verborrea radical pero de práctica coincidente con los grupos de “extrema izquierda” del Capital. Ver nuestra denuncia en Revista Internacional nº 124 ¿Para qué sirve el GCI?: /revista-internacional/200602/516/para-que-sirve-el-grupo-comunista-internacionalista-gci [49]
[2] Ver artículo antes citado sobre los de “los soviets en Irak” y sobre Argentina ver Revista Internacional nº 109: Revueltas en Argentina, solo la afirmación en su terreno podrá hacer retroceder a la burguesía: /revista-internacional/200510/231/revueltas-populares-en-argentina-solo-la-afirmacion-del-proletariad [50]
[3] Ver Dificultades crecientes para el proletariado en Revista Internacional nº 60 y Resolución sobre la lucha de clases en Revista Internacional nº 119: /revista-internacional/200510/183/resolucion-sobre-giro-en-la-lucha-de-clases [51]
[4] Ver nuestra Serie sobre la CNT en Revista Internacional números 128 a 131 en /revista-internacional/200703/1322/historia-del-movimiento-obrero-la-cnt-nacimiento-del-sindicalismo- [52] (para el primer artículo de la Serie). También nuestro libro ESPAÑA 1936 FRANCO Y LA REPUBLICA MASACRAN A LOS TRABAJADORES. En /cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [36] . Sobre el tema de los amigos de Durruti ver en Revista Internacional nº 102 Lecciones de una ruptura incompleta con el anarquismo en /revista-internacional/200007/772/anarquismo-y-comunismo-los-amigos-de-durruti-lecciones-de-una-ruptu [53]
En agosto de 1920, la prefiguración de lo que se iba a volver el movimiento de ocupación de las fábricas fue lo que se llamó el “obstruccionismo”. Este era generalmente aplicado en respuesta a todo lock-out patronal, una táctica que consistía en remplazar, según los estrategas de la FIOM (Federación de Obreros Metalúrgicos), la huelga, “que ya se había utilizado demasiado”, por una política de “producción propia”. Uno de los argumentos favoritos de la propaganda de los delegados consistía en decir que la crisis era mucho menos grave de lo que pretendían las sirenas del patronato. Puesto que la economía nacional podía aguantar aumentos de salarios por el hecho de que las mercancías podían venderse en un mercado que se estaba reconstruyendo, los obreros tenían que forzar las puertas de las fábricas, de manera de seguir produciendo. No menos de 280 establecimientos metalúrgicos de Milano fueron ocupados y testigos de una gestión obrera que le dio a los sindicalistas esperanzas de participar en el poder.
En esa circunstancia, los sindicalistas se mostraron hábiles propagandistas de la economía gradualista. Eso quería decir que los trabajadores tenían que dar pruebas de su sentido de responsabilidad: respetar escrupulosamente la propiedad “común”, aceptar por disciplina proletaria el apretarse el cinturón y arremangarse para producir a tope. Para producir a menor costo que bajo control patronal, la clase obrera debía armarse con conocimientos técnicos y administrativos, de manera que fuera capaz de reemplazar los técnicos quienes, bajo orden de la administración, se habían ido de los lugares de trabajo. En cierto modo, estaban llamando a la clase obrera a gobernar un estado que tenía que reflejar bien las estructura económica del país real.
En seguida, la izquierda empieza a luchar contra la ideología gestionaría que, en vez de plantear el problema a nivel político, lo encerraba, lo reducía y, en definitiva lo encastraba al puro nivel de la fábrica:
“Quisiéramos evitar que penetre en las masas obreras la convicción que basta con desarrollar la institución de los Consejos para apoderarse de las fábricas y eliminar a los capitalistas. Sería una ilusión extremadamente peligrosa (...) Si la conquista del poder político no se realiza, los Guardias Reales, los carabineros se encargaran de disipar toda ilusión, con todo el mecanismo de opresión. Toda la fuerza de la cual dispone la burguesía, el aparato político de su poder, caerá sobre los trabajadores”. (Amadeo Bordiga).
Ese aviso rigurosa y profético contra el ilusionismo gestionario atacaba la propaganda del “Ordino Nuevo[1] que ponía en primer plano el control obrero y la educación tecnológica del proletariado para permitirse dirigir las fábricas”. Según Ordine Nuovo “en la fábrica, el obrero puede forjarse una concepción comunista del mundo y de allí volcar el sistema económico-político burgués para sustituirle el estado de los Consejos Obreros. El sistema de Consejos es superior a la forma sindical y partidista pues hace de cada trabajador de la empresa, técnico o barrendero, un....elector de la Comisión Obrera” (informe de julio de 1920 al Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista), y, además, prosigue dicho informe, “ese elector se expresa, no levantando la mano, sino en el secreto pequeño-burgués de la tarjeta de voto. ¿Ante la amplitud de su tarea, no deben los trabajadores dejar de un lado su egoísmo y aceptar innovaciones productivas puesto que éstas hacen aumentar sus capacidades productivas, y por consiguiente su peso en la nación? Los trabajadores deben cesar de actuar a tontas y locas como lo habían hecho en los últimos años. Ahora pueden lograr algo palpable, deben hacer funcionar las fábricas en una democracia obrera total, desde los reformistas hasta los anarquistas”. No habrá ruptura en la continuidad de ese grupo cuando, poco tiempo después, se encargará de aplicar medidas de bolchevización en el seno del joven Partido Comunista como portador de la contrarrevolución estilista.
Una vez más, la izquierda reafirmó su completa oposición al culturalismo tan apreciado por los viejos partidos de la II Internacional como por el joven “Ordine Nuovo”, el P.S.I. por su parte enarbolaba su bandera con el martillo, la hoz y un libro. Además en plena explosión revolucionaria, el Partido Socialista decidió participar en las elecciones al parlamento y dio a los trabajadores la consigna habitual de participar masivamente en el voto (16 de noviembre de 1919), convencido de que el voto por representación proporcional le garantizaría una mayoría confortable. Y, efectivamente, con 1.840.000 votos, los socialistas llegaron a tener 156 representantes en el parlamento y, algunos meses más tarde, 2.800 comunas. Lenin se mostró satisfecho por el “excelente trabajo” que eso representaba con relación a la situación internacional, esperando que el ejemplo sirviera para los comunistas alemanes (carta a Serraati del 29/10/19). La Internacional Comunista saludó el resultado como un gran éxito. Pero ¿Qué es lo que hacen los diputados y alcaldes socialistas para justificar tales elogios?. Como antes de la guerra se dedican a reclamarle al Estado trabajos públicos, a formar sindicatos y cooperativas, en fin, a administrar los asuntos de las ciudades. Así pues, Italia llevó a cabo, bajo la dirección de los socialistas, la revolución nacional que el Risorgimento había dejado inacabada. Se quiere a la vez la Constituyente y Soviets, la dictadura del proletariado y la lucha sobre el terreno electoral. Era una manera muy hábil de quedar bien con todo el mundo. El balance que hizo la Izquierda Comunista en Italia de este episodio fue que “en las horas decisivas, la burguesía se defiende de la revolución proletaria utilizando el método democrático”.
La primera ocupación de fábrica enarboló sobre la chimenea la bandera tricolor italiana. Tuvo lugar en una pequeña ciudad de la región de Dalmina, bajo el activo apoyo de Il Popolo d’Italia[2], que escribía en sus columnas: “La experiencia de Dalmina tiene un alto valor; indica la capacidad del proletariado para dirigir directamente la fábrica”.
Los partidos políticos, los sindicatos y los izquierdistas utilizaban frases análogas a las de su hermano enemigo par saludar la gestión obrera. Lejos de desaprobar entonces las reivindicaciones de los huelguistas, Mussolini fue en persona a la localidad para alentar la resistencia obrera a los “abusos patronales”. Los trabajadores de Gregorini-Franchi, durante tres días habían seguido asumiendo el buen funcionamiento de la empresa en todos sus departamentos, ante la negativa de la dirección de darles la semana inglesa. Para Mussolini, la clase obrera era digna de tomar el puesto de la burguesía en la gestión de la producción puesto que había abandonado la huelga tradicional, tan dañina para la nación.
Un año después, esta primera ocupación fue seguida por tentativas, generalmente efímeras de gestión obrera: en Sestri-Ponente, en las afueras de Génova, el 18 de febrero de 1920; en los astilleros de Ansaldo en Viareggio el día siguiente, en Ponte-Canavese y Torre Pellice el 28 de febrero, en los establecimientos madereros de Asti el 2 de marzo, en los establecimientos Spadaccini en Sesto el 4 de junio; en los talleres de mecánica Miami-Sivestri en Napoli; en el trust siderúrgico Ilva en Napoli, el 10 de junio. Esas huelgas con ocupación de fábrica, que se repetían regularmente, tenían una forma de organización, el Consejo Obrero, que unía a la mayor parte de los trabajadores – independientemente de su convicciones políticas – en la lucha contra el capitalismo. No obstante como ese movimiento no encontró nunca la fuerza suficiente para sobrepasar los límites del control de las fábricas aisladas, y enfrentarse al Estado; como sus protagonistas se dejaron deslumbrar por efímero y artificiales éxitos, el movimiento se pudrió sobre sí mismo. Por esa razón, sin disparar una sola bala, la burguesía pudo recuperar sus bienes; para desalojar a los ocupantes, usó la FIOM[3] que varias veces había declarado que su único objetivo era el control obrero de la producción, que no tenía intensiones de ir más lejos. El propio parlamento le reconoció ese derecho. Los dirigentes de la Banca Commerciale aseguraron a la FIOM una neutralidad cordial; el prefecto de Milano se ofreció para aclarar las discordias entre industrias y sindicalistas; Mussolini visitó al secretario de la FIOM, Buozzi, para declararle que las ocupaciones gozan de todo el apoyo de los fasci; el director de periódico más importante de la época, Corriere della Sera, se precipita a ver al camarada Turati para aconsejarle que los socialistas que se metan en el gobierno ; el presidente de la FIAT, Agnelli, solicitó que se diera un papel institucional importante a los sindicatos...
Sin embargo, los numerosos ejemplos de preparativos de armamento, de formación de grupos de combate, nos muestra que la fracción más consciente de la clase estaba decidida, no a hacer funcionar las fábricas como lo aconsejaba la C.G.I.L., sino a luchar con fusiles. En la Fiat de Torino, los jefes sindicales frenan los grupos que transformaron camiones en carros blindados con ametralladoras para organizar una demostración de fuerza obrera en la ciudad. Una vez que las armas que habían sido introducidas o fabricadas en las fábricas durante la ocupación, fueron descubiertas y tomadas por la policía, la FIOM tuvo las manos libres para firmar “su mejor acuerdo” El reconocimiento de las Comisiones Obreras. Finalmente llegó el momento de negociar la derrota de los trabajadores con el Confindustria. La C.G.I.L. aceptó la reducción de los horarios de trabajo para todas las categorías de trabajadores que se encontraron, sin embargo, con salarios muy reducidos.
Ahora la fruta estaba madura; la burguesía podía intervenir con toda tranquilidad.
En vez de cometer el error de utilizar la represión abierta- lo que deseaba la Confindustria y la Confragricultura-Giolotti actuó como un hombre sabio, como un diestro defensor de los intereses del capitalismo a largo plazo. Ante él se planteaban dos alternativas: o bien utilizar las fuerzas represivas y cañonear a los metalúrgicos piemontese, los tipógrafos romanos, los marineros y cargadores de Trieste y hasta a los maestros de escuela, o bien esperar que el hambre hiciera efecto. Y Giolotti tuvo sangre fría: contó con el hambre y con el trabajo de los sindicatos. Utilizando su vieja experiencia frente a la agitación social, su táctica fue dejar nuevamente que el movimiento se desarrollara y refluyera por sí solo. Al no haber utilizado inmediatamente la represión sistemática pudo aislar y dejar pudrir un movimiento encerrado en sí mismo y falto completamente de perspectivas.
Los Comités de fábrica probaron que el proletariado no podía surgir sobre el terreno económico, ni cambiar la sociedad entera a partir de las posiciones ocupadas en las fábricas, aunque éstas modificasen el derecho a la propiedad y la administración. La expropiación de los capitalistas será llevada solamente por una revolución proletaria. El proletariado debe pues constituirse en partido político, no dentro del horizonte burgués de la nación, sino internacionalmente. Desde el principio de su actividad revolucionaria, debe obrar por la formación del partido mundial, cuyo carácter intrínseco no se mide en realizaciones económicas; tiene que destruir el estado por las armas. Cuando se ha planteado así el problema podemos comprender porqué la Comuna de París, que solo pudo decretar a nivel social muy pocas cosas, en comparación con lo que llevó a cabo el capitalismo en su período ascendente, es una verdadera revolución proletaria,, la primera de la historia.
Solo la izquierda, que había empezado su trabajo como fracción desde los años 1912-1914 en la lucha contra el frentismo, la política de apoyo socialista a la burguesía italiana que se orientó hacia la denuncia del culto electoral, salió de la tormenta con la frente bien alta. Mil veces incitó al generoso proletariado de Italia a sobre-pasar los viejos jefes enmohecidos en sus tradicionales y peligrosos métodos de colaboración con la burguesía. Solo la izquierda, en contra de todos, llamó a las fuerzas conscientes y combatientes del proletariado a romper los criminales lazos que lo encarcelaban tras las rejas de las fábricas, a constituirse en partido de clase, pues era precisamente estancándose sobre el terreno aislado de las fábricas como la clase obrera de Italia preparaba su propia tumba. Contra las numerosas corrientes que vieron la posibilidad de apoderarse de los medios de producción y de intercambio sin proceder primero a la destrucción del aparato del Estado burgués, la izquierda evidenció que: “Según la sana concepción comunista, el control obrero sobre la producción no se realizará sino después de la destrucción del poder burgués si el control de la marcha de cada empresa pasa a manos de todo el proletariado unificado en el estado de los Consejos. La gestión comunista de la producción será asegurada por los órganos colectivos representando los intereses de todos los trabajadores asociados en la obra de la construcción del comunismo”. Tesis de la fracción Comunista Abstencionista del Partido Socialista Italiano. (Mayo 1920).
La izquierda se arriesgó, y era esa su tarea revolucionaria más urgente, a afrontar los “tabus” que estaban de moda; la huelga gestionaría expropiadora, para reafirmar la prioridad política: la constitución del proletariado en partido. Mientras que los endormecidos incitaban a los trabajadores en huelga a interesarse con aplicación en sus fábricas, en conocer el valor del capital invertido en la producción, en ver como se podía aumentar el rendimiento del trabajo, el lenguaje de la izquierda planteó el único problema verdadero: “¿Qué vamos a tomar? ¿el poder o las fábricas?”.
La enunciación de esta verdad primordial, hace a Gramsci y a su equipo echar espuma por la boca: “Vuestro partido es una concepción sectaria, jerárquica, de la revolución, nosotros le oponemos una visión unitaria, amplia y libertaria”. Tal fue la respuesta de los alabadores de la unidad, cuyo único temor era una división en el Partido Socialista. La unidad que ellos reverenciaban era la unidad con la mayoría unitaria de Seratti quien quiso hacer del parlamento y de las comunas centros activos de propaganda revolucionaria; unidad con los reformistas de Turatti, adversarios de los consejos de Torino y de la Internacional Comunista; unidad con los sindicalistas depurados de los elementos de extrema-derecha. De ahí viene el nombre al cotidiano del Partido Comunista, Unitá. Esta “búsqueda de la unidad” llevó a la apertura en dirección los católicos intelectuales organizados en el Partido Popular: “En Italia, en Roma, está el Vaticano, está el papa. El Estado liberal tuvo que encontrar un sistema de equilibrio con la potencia espiritual de la iglesia; el estado obrero tendrá también que encontrar su equilibrio”.
El esfuerzo de la izquierda por construir el partido puramente Comunista, partiendo de la renuncia a participar en las elecciones no era para Gramsci más que “particularismo alucinado”, él hubiera deseado el enderezamiento del P.S.I. que “de partido parlamentario pequeño-burgués debe convertirse en el partido revolucionario”. Los “nueve puntos “ publicados bajo el título “por una renovación del P.S.I.” en el Ordine Nuovo del 8 de mayo de 1920 correspondían a lo que deseaban los dirigentes de la Internacional Comunistas: una purga progresiva del ala derecha sí; una división, no. Antes de Livorno, Lenin había declarado: “Para dirigir victoriosamente a la Revolución y para defenderla, el partido italiano tiene todavía que dar cierto paso hacia la izquierda (sin atarse las manos) y sin olvidar que, después, las circunstancias podrán perfectamente exigir algunos pasos hacia la derecha”.
El paso a la izquierda fue dado en Livorno; las circunstancias de la lucha contra la ofensiva reaccionaria exigían “algunos pasos a la derecha”; en el IV congreso de la Internacional Comunista fue decidida la fusión del P.C.I. y del P.S.I.
R.C.
[1] Ordine Nouvo, órgano de una parte de la Izquierda del PSI que se inclinaba por posiciones autogestionarias y “culturalistas”. Encabezado por Antonio Gramsci, apoyaría a Stalin en la lucha contra la Izquierda Comunista dentro del partido italiano.
[2] Órgano del grupo de Mussolini como antes hemos señalado
[3] Sindicato metalúrgico
El Grupo Socialista Libertario[1] nos ha enviado una toma de posición en torno a la película de Luis Mandoki. Presentamos este texto porque nos parece sumamente importante ya que mientras la prensa burguesa al analizar el documental lo enmarca ora alabando a López Obrador, ora proclamando una defensa de Calderón; el GLS aborda el análisis de film reflexionando los sucesos en su marco histórico, de forma que las trampas del proceso, así como la respuesta de las masas son analizadas desde una óptica proletaria. Hay sin embargo algunos comentarios que deseamos hacer, sólo los puntualizaremos ya que a través de las páginas de RM hemos ampliado los argumentos, lo cual no significa que dejemos de saludar y expresar el acuerdo en lo general del planteamiento:
1. El fraude tramado para impedir la llegada de Obrador al gobierno no fue porque este fuera "... un individuo que prometía implementar ciertos programas de cobertura social que hicieran menos pesada la explotación burguesa..." como lo señala el texto. La disputa al interno de la burguesía no es por definir el "proyecto" ni por la elección de las políticas económicas que seguirán, en eso tanto la izquierda como la derecha mantienen una homogeneidad, el mismo GSL nos aclara más abajo cuando reconoce que tal diferencia es tan sólo de forma. La burguesía se ve obligada a usar el fraude como efecto de su fractura política interna, es decir la agudización de la crisis que arrecia la competencia y el ensanchamiento de la descomposición del capitalismo impide que los diferentes sectores de la burguesía puedan alcanzar un proceso de cohesión que permita llevar la dirección ordenada del gobierno.
2. Hay que entender la razón del porqué una película como ésta puede salir al público. Aún cuando se habla del saboteo que se hizo para impedir su presentación masiva y la continuación de esa dinámica aún ahora que está presente en las salas de cines, expresa sin duda la continuación de la disputa entre pandillas de la clase dominante, no obstante sabe también sacarle provecho, por una parte dando argumentos para enfilar el descontento de las masas hacia el camino institucional (como se infiere de los mismos argumentos del GSL), pero también su difusión es usada para demostrar que no hay más camino que la democracia, y que puede incluso darse la oportunidad de presentar ideas como las de Mandoki, de manera que en sí mismo este film no lo percibimos como un instrumento de impulso a la concientización, sino una expresión de la continuación de la disputa inter-burguesa, integrada a la vez en la campaña de sometimiento ideológico e impulso de la democracia.
RM
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El pasado 16 de noviembre se estrenó en diversas salas de cine del país la película-documental del director mexicano Luis Mandoki "Fraude: México 2006", con el que se pretende mostrar las miles de irregularidades que se vivieron previo, durante y después de la jornada electoral del 2 de julio del 2006, así como demostrar con videos verdaderamente sorprendentes las formas en que se efectuó el fraude electoral en contra de Andrés Manuel López Obrador.
El documental en sí mismo es bueno, tanto por las pruebas que aporta de cómo se maquinó el fraude, como por sus atributos meramente cinematográficos, sin embargo, lo que pretendemos en este trabajo es abordar la cuestión del fraude, tomando como referencia algunas partes esenciales de la película, desde una perspectiva proletaria y revolucionaria, la única perspectiva que puede aportar una salida real a la problemática de millones de explotados en México y el mundo, y para quienes el capitalismo, tanto en su versión ultra-liberal, como en su modalidad estatista-proteccionista solo puede significar opresión y explotación.
El documental comienza con una reflexión de López Obrador (AMLO) sobre el fraude electoral de 1988 que llevó a la presidencia a Salinas de Gortari y en la que hace una analogía con lo sucedido 18 años después. Mientras se escuchan las palabras de AMLO, el director nos muestra escenas análogas de ambos acontecimientos, de 1988 y 2006, con sus respectivas multitudinarias movilizaciones populares, que atraían la simpatía de las masas empobrecidas, que honestamente salían a las calles a defender lo que ellos creían representaría un verdadero cambio en sus formas de vida: el triunfo de candidatos de la izquierda del capital, en el primer caso el de Cuahutémoc Cárdenas y en el segundo, casi dos décadas después, el de López Obrador.
Las imágenes son tan aleccionadoras sobre el carácter evidentemente opresor y anti-democrático de las instituciones burguesas, que uno se pregunta como pueden seguir habiendo miles de personas que participan sincera y honestamente en el movimiento de AMLO, esas que desean hondamente transformar sus vidas, que creen que todavía hoy es posible lograr la transformación de la sociedad a través de la vía electoral. Las imágenes y la propia experiencia vivida, debería ser suficiente para que los miles y miles de explotados y oprimidos que han brindado su apoyo hasta ahora a la izquierda del capital, se dieran cuenta que para terminar con la desigualdad social y construir una sociedad verdaderamente justa, las instituciones del Estado no sólo no son el camino, sino un verdadero obstáculo para la liberación de los oprimidos.
No dudamos que haya personas que hayan logrado llegar a la conclusión de que no hay salida a la situación mientras se siga jugando bajo las reglas de los explotadores y en las instituciones de los explotadores, sin embargo, la inmensa mayoría sigue influenciada por la ideología burguesa del camino de la "legalidad y las instituciones", legalidad que ampara y legitima la explotación, e instituciones que tienen por misión mantener al sistema que mantiene en la miseria a millones de pobres. Los explotados, los marginados y todos los oprimidos, deben de llegar a la conclusión de que si la burguesía, esa clase compuesta de patrones explotadores y banqueros especuladores y parásitos no ha sido ni siquiera capaz de permitir la llegada de un individuo que prometía implementar ciertos programas de cobertura social que hicieran menos pesada la explotación burguesa, mucho menos permitirá que mediante sus estructuras electorales se genere un cambio verdaderamente profundo y radical, pues ese cambio significaría la desaparición de ella misma en tanto clase social privilegiada y dominante.
Los trabajadores deben de llegar al entendimiento de que la verdadera contradicción de la que depende seguir viviendo bajo la explotación o alcanzar una existencia humana plena en todos los sentidos, no es "izquierda o derecha" en las contiendas electorales, sino continuidad capitalista o revolución proletaria. O seguimos con un sistema económico basado en las ganancias personales para unos cuantos privilegiados o ponemos la producción a nuestro servicio, para satisfacer las necesidades y garantizar el desarrollo pleno del ser humano.
Otro momento aleccionador del documental, es cuando después de mostrar una buena cantidad de imágenes que mostraban lo sucio que fue el proceso electoral y la forma corrupta y degradante de actuar por parte de Calderón, el PAN, el IFE, Fox, gobernadores priístas, etc., el director muestra lo que fue el movimiento de "resistencia civil pacifica", sobre todo haciendo énfasis en el plantón de Paseo de la Reforma y el Zócalo capitalino. Algunas de las imágenes son conmovedoras, escenas donde mucha de esa gente del sector mas pobres de la sociedad aguanta inclemencias climáticas e incomodidades de todo tipo, escenas que muestran dolor, llanto e impotencia, pero también firmeza y determinación para luchar, en algunas otras la determinación va acompañada, por el contrario, de una alta dosis de alegría y creatividad, en medio de la convivencia popular, entre música, risa y baile.
Lo anterior demuestra que el largo sufrimiento de los proletarios genera una fuerte disposición para la lucha en su profundo anhelo de transformar sus vidas, pero esa determinación y esa fortaleza se ven desperdiciadas cuando no son administradas directamente por ellos mismos, en una lucha dirigida y determinada a partir de su propia actividad autónoma como clase. Esa disposición para la lucha se malgasta cuando está condicionada por un programa y por partidos burgueses, que por su propia naturaleza no podrían llevar más allá la lucha de esas masas. Eso queda claro cuando AMLO reconoce que él contuvo la lucha de las masas para evitar su radicalización y profundización. Esas palabras seguramente son del agrado de muchos pequeño-burgueses o de individuos pertenecientes a sectores "acomodados" del proletariado que se tranquilizan y se sacan de la cabeza la imagen absurda y malintencionada de un AMLO "violento y peligroso" que crearon los medios de comunicación, sin embargo, desde una posición revolucionaria, las palabras de AMLO demuestran la incapacidad de todos los programas burgueses para transformar la sociedad, aún de los que vienen acompañados de discursos a favor de las masas explotadas, puesto que la perspectiva de estos personajes, mas allá de si son honestos o no, no es la de destruir y enterrar para siempre al sistema capitalista, sino simplemente hacerlo "menos malo" para los oprimidos.
Además de contener la lucha y de encerrarla bajo un programa capitalista, igual que el de Calderón (distintos solo en la forma más no en el contenido), AMLO defiende la peligrosa idea (para las masas explotadas) de que la sociedad se puede transformar por medios pacíficos y legales, y mediante las mismas instituciones que hace apenas un año y medio a él mismo le robaron la elección.
Esto, por donde se le quiera ver, es un obstáculo para la toma de conciencia del proletariado, que solo puede acabar con su explotación destruyendo él mismo el sistema capitalista.
El documental de Luís Mandoki, desde nuestra perspectiva, puede jugar dos papeles al mismo tiempo, mientras en algunas personas puede ayudar a clarificar el estado de putrefacción de las instituciones del Estado capitalista mexicano, y pueden llevarlo al convencimiento pleno de que la construcción de una sociedad realmente justa e igualitaria solo puede construirse si se destruye al Estado y el proletariado toma en sus manos los medios de producción y de vida (estos serán indiscutiblemente los menos); en otros, aunque causará una sana indignación, al mismo tiempo ayudará a reforzar la ideología burguesa de la lucha "ciudadana y legal" y la subordinación proletaria a los partidos y los dirigentes burgueses.
La tarea de los revolucionarios, en el primero de los casos, sería la de atraer definitivamente a esos individuos honestos y radicalizados a la perspectiva anticapitalista y revolucionaria. En el caso de los segundos, la tarea es continuar señalando el peligro de seguir confiando en las instituciones burguesas, profundizar nuestra crítica sobre ellas (la misma película nos da elementos para fundamentar esa crítica) y ayudar a promover la reflexión que permita superar todas las perspectivas y programas burgueses, a fin de que esos individuos desarrollen, por ellos mismos, un pensamiento revolucionario, que los lleve a luchar por una sociedad verdaderamente igualitaria, sin explotadores ni explotados, sin gobernantes ni gobernados, de seres humanos libres e iguales...
*Grupo Socialista Libertario.*
Noviembre 2007.
[1] Hemos publicado grandes fragmentos de documentos del GSL en RM 100 y 101; el primero de ellos, sobre el movimiento encabezado por López Obrador y el segundo sobre la 6ª declaración del EZLN, en ambos textos se expresa una clara postura proletaria, en la que enmarca a dichos movimientos como expresiones ajenas a la clase obrera, invitamos a nuestros lectores a analizar estos textos presentes ya en nuestro sitio web
Esta toma de posición sobre el terremoto en Perú nos la ha enviado un contacto de allí. El texto traspira indignación frente a las consecuencias que se están produciendo para los obreros, y en general para los necesitados, mientras la burguesía por su parte despliega hipocresía y codicia. Compartimos plenamente la visión de que el capitalismo es el responsable de estas consecuencias y de que sólo su destrucción permitirá instaurar y desarrollar unas condiciones de vida plenamente humanas.
“Esto ha sido una prueba más que se nos envía desde el más allá, desde Dios”
Alan García Pérez, presidente de Perú.
Resulta del todo evidente que la “prueba divina” era una prueba dirigida en favor de la burguesía. En los últimos meses, la burguesía local tuvo que enfrentar el embate de millones de proletarios que luchaban por sus reivindicaciones y que tuvieron sus mejores ejemplos en la solidaridad proletaria que comenzó a gestarse sobre todo en el seno del proletariado minero.
En los últimos diez días, las burguesías de provincias, con intereses particulares pero similares a sus pares de Lima, amenazaban desde los gobiernos regionales con paralizar algunas regiones. Algunos policías también amenazaban con paralizar sus labores si es que no se les reconocía su sindicato y los médicos de ESSALUD (seguridad social) ya habían parado desde la mañana del miércoles. La jugada de Alan García[1] ,días antes, de enfrentarse a la Burguesía chilena no le arrojó buenos resultados salvo en su prensa adicta y en algunos intelectuales a sueldo del Estado. Una nueva oleada de luchas asomaba por distintas ventanas.
A las 6.40 p.m. del último miércoles a 60 Km. de la ciudad de Pisco que se encuentra a dos horas de la ciudad de Lima, la tierra retumbó con una potencia 7.5 en la escala de Richter. Cientos de miles de pobladores lo perdieron todo en 70 segundos sobre todo en Pisco, Chincha e Ica. Las ciudades quedaron completamente destruidas. En Lima, la onda causó daños sobre todo en los viejos solares que se derrumbaron. El problema real se centraba entonces al norte de Lima y en todo el departamento de Ica y en los departamentos aledaños a este.
La maquinaria estatal estaba desconcertada, pasaban las horas y no actuaba. García se presentó despachando en mangas de camisa, rompiendo su conocido protocolo al vestir, al lado de sus secuaces a quienes envió a evaluar la magnitud del desastre. Nadie pudo llegar por tierra puesto que la carretera Panamericana sur estaba rota en varios tramos, pero algunos periodistas se las arreglaron y llegaron hasta Chincha, Pisco e Ica, las principales ciudades afectadas e inmediatamente comenzaron a despachar sus reportes. En Ica se había derrumbado la iglesia del señor de Luren matando a decenas de fieles. En Tambo de Mora, el puerto de Chincha, los muros que rodeaban la cárcel habían caído por sus cuatro lados y para ello no se necesitaron las trompetas de Jericó, 600 presos escaparon inmediatamente. Al amanecer del jueves ya se contaban 500 muertos y más de mil heridos. En la misma mañana hizo su aparición Alan García conjuntamente con el primer ministro Jorge del Castillo, el ministro de guerra, Alan Wagner y el presidente del congreso Gonzáles Posada. Este último tenía como grito de campaña electoral la reconstrucción del aeropuerto de Ica, lo cual por supuesto no cumplió. La ayuda aún no llega a esa ciudad pues sólo es posible enviarla por aire.
Los primeros signos de descontento aparecieron en la población. En el caos informativo y pese a la manipulación de todos los canales se lograron filtrar algunos ejemplos de descontento y de las verdaderas razones del desastre: la pobreza. En los lugares en donde las ciudades se habían venido abajo, la población construye con adobe (ladrillos de barro) y sin guiarse de los mínimos requisitos para una construcción antisísmica, la población no es informada de los peligros de construir sin cimientos. Otra parte de la población vivía en casas muy antiguas que no resistieron el sismo. Un ejemplo claro de lo señalado es el siguiente.
En Pisco, una ciudad que tiene un puerto cercano y un balneario de millonarios llamado Paracas, en donde se encuentra la reserva del mismo nombre, el desastre fue desigual. En Paracas, las construcciones son de ladrillo y muchas casas de playa de los ricos resistieron el sismo, en Pisco tanto en la ciudad como en el puerto todo se vino abajo. La naturaleza no hace diferencias, quién las perpetúa es la división en clases. Esa persistencia es la que ha llevado a la catastrofe vivida a la magnitud que tiene en este momento y que sigue aumentando a cada hora., Es la miseria que genera la sociedad capitalista la que ha causado esta destrucción puesto que los pobres jamás podrán construir buenas casas, con material adecuado y siguiendo las reglas que guían la construcción en zonas sísmicas. Pero allí no ha quedado la perfidia capitalista, ella recién ha comenzado con el desastre y ahora se frota las manos pensando en cuanto ganará reconstruyendo al país.
Hasta este momento los militares que tienen maquinaría pesada y que cuentan con cientos de ingenieros expertos en construcción siguen en sus cuarteles pues la especulación financiera y de construcción ya comenzaron a hacer números. Las diversas facciones burguesas se encuentran en pugna en este momento tratando de ser los más influyentes. El caso más claro lo demostró la alianza entre la periodista Cecilia Valenzuela y la compañía de seguros La Positiva que desea reconstruir la región.
Los pasajes a la zona subieron en un 400% y Alan García se limitó a maldecirlos por televisión, pero las reglas del libre mercado mandan ante cualquier imprecación El Banco de Crédito y su propietario Dionisio Romero ya lanzó una cuenta para captar los fondos de ayuda a la región, un nuevo ingreso para ellos que siguen demostrando ser los banqueros más capaces de este país, tienen los negocios en la sangre. La Cooperación Española ya hizo su aparición de la misma manera que los Bomberos sin Fronteras, toda la maquinaria de ayuda social comienza a asomar por ello el gobierno central, los gobiernos regionales y los gobiernos locales dejan en manos privadas la reconstrucción. Como ya sabemos los proletarios, el Estado en la época capitalista sea cual sea su forma es el Estado de los capitalistas.
La ONU ya envió un millón de dólares y el BID, que le prestó 80 millones de dólares con aval de Fujimori a la corporación Wong, ha enviado solamente la pequeñez de 200 mil dólares. Cáritas no se quedó atrás y de manera tardía también abrió su cuentita. Los negocios no deben parar por supuesto y esta es la mejor lección que los burgueses locales extraen de la tragedia.
La gran lección que podemos extraer de la inmensa fuerza de la naturaleza es que ella por sí misma no causa ninguna desgracia. La verdadera potencia de destrucción se encuentra en las relaciones sociales en las cuales se encuentran sometidos millones de seres humanos por todo el planeta. Relaciones que los conducen a vivir de manera miserable, sin una mínima condición de habitabilidad. Sólo la destrucción de la sociedad capitalista y su desaparición a nivel mundial podrán asegurar condiciones de vida humanas a toda la población del planeta, es la única posibilidad de vida que tenemos en el futuro.
Héctor. Lima, 17 de agosto del 2007
[1] El Estado peruano había publicado un mapa en donde se señalaban sus pretensiones a nivel de posesión de mar territorial. La burguesía chilena inmediatamente siguió el juego y lanzó a su ejército a realizar maniobras militares en el norte de Chile, frontera con Perú. Una vez más se constata que las reivindicaciones nacionalistas por parte de los Estados sólo son maniobras para dilatar y mantener su estancia en el poder a costa de millones de trabajadores que eventualmente podrían ser enviados a pelear con sus hermanos del otro lado de la frontera. Los enemigos de los trabajadores peruanos son los burgueses peruanos de la misma manera que los enemigos de los trabajadores chilenos es la burguesía chilena.
Publicamos a continuación la crónica que nos ha enviado un compañero de una interesante experiencia protagonizada por trabajadores de una empresa. Como él mismo dice no se trata de una “gran lucha” sino de la manifestación de « una serie de comportamientos y prácticas de valentía, dignidad y solidaridad» que se trata de extender y generalizar frente a «una sociedad dominada por el cada uno a la suya, en el que la TV no nos habla más que de odios nacionales o religiosos, de violencia en la calle, en los colegios, en las familias, etc., el ver que gente de distinto sexo, procedencia, categoría laboral, etc. podemos unirnos y apoyarnos y dejar a un lado lo que nos separa, es importante».
Compartimos este juicio del compañero y añadimos que se trata de otra pequeña expresión de la maduración lenta y penosa de la toma de conciencia y de la voluntad de lucha que tiene lugar dentro del proletariado.
CCI 2-2-07
Creo que es importante que se conozca, que conozcan otros trabajadores de cualquier sitio, lo ocurrido a mediados de enero de 2007 en la empresa de autobuses urbanos de Benidorm (Alicante) LlorenteBus, del grupo Avanza.
No se ha tratado de un “conflicto” propiamente dicho, sino de una serie de comportamientos y prácticas de valentía, dignidad y solidaridad de una parte de los trabajadores de esta empresa que, hoy en día, que lo que predomina es el cada uno a la suya, la incomunicación y la deshumanización, es necesario dar a conocer.
Resumiendo, el tema es que 3 trabajadores decidieron quejarse al Gerente de la empresa del trato y el acoso del Inspector Jefe de los autobuses. Resulta que este tipo hacía y deshacía lo que quería en lo referente a los autobuses, los conductores o los inspectores (los que verifican el funcionamiento de las líneas, etc): quién entra y quién sale, a quién se le renueva o se hace indefinido y a quién no, etc.
Este tipo tenía, pues, mucho poder sobre mucha gente, y había conseguido, gracias al miedo a la no renovación o al despido, que ningún obrero no indefinido, si quería que se le renovase, hiciera uso habitual de los 2 días libres (sólo de 1), y, sobre todo, había impuesto un clima de tensión, de humillación y calumnias (“siempre estaba hablando de alguien mal delante de otros”), de división y de miedo entre los trabajadores (“si le ponías mala cara o le hacías frente, o incluso si te juntabas con alguien que lo hiciera, ya ibas bajando puntos en la empresa”; “… y a alguno lo tenía de allegado y de chivatillo con el caramelo de hacerlo indefinido). El Gerente delegaba en este tipo muchas funciones y, desde luego, hacía muy bien su trabajo: la gente currando lo máximo y librando lo mínimo (la existencia cuando la empresa lo requería de turnos y horarios agotadores: turnos partidos, jornadas de 10-11 horas, salir por la noche y entrar por la mañana temprano, etc.), el mayor número posible de trabajadores con contratos temporales durante años, y el personal atemorizado y dividido. Incluso había chanchullos entre la Empresa y este Jefe de Inspectores: este tiene, a través de su mujer, la empresa subcontratada que se encarga de limpiar los autobuses.
Sin embargo, la cosa no se quedaba ahí. La máxima expresión de ese poder y esa prepotencia del tipo eran el acoso sexual, las “insinuaciones”, las groserías y “bromas” que el tipo acostumbraba a hacer a las trabajadoras que él consideraba. El acoso sexual y las insinuaciones no las solía hacer abierta y claramente, sino que las iba dejando caer, dejando entrever su situación de poder, “y es que no lo puedes mandar directamente a la mierda, como lo harías con un compañero en la misma situación”.
A mediados de enero 2 trabajadoras pendientes de renovación, hartas del trato de este tipo, deciden ir a quejarse directamente al Gerente. Saben que con toda probabilidad irán a la calle, no pudiendo demostrar nada, y estando solas. Sin embargo, un inspector (con contrato indefinido y laboralmente “por encima” de las conductoras) decide apoyarlas ante el Gerente y contar el trato que él ha visto hacia trabajadoras y trabajadores por parte de este tipo. No se queda ahí la cosa. Cuando algunas compañeras se enteran de lo ocurrido (algunas pensando que eran las únicas a las que el tipo acosaba) suben a hablar también con el Gerente y a apoyar a sus compañeras. Va pasando de boca en boca lo ocurrido y se va extendiendo un sentimiento de apoyo, simpatía y solidaridad hacia las denunciantes. Multitud de trabajadores se reúnen en un bar cercano a las cocheras y deciden apoyar ante la Empresa a las compañeras y al compañero que se ha quejado del Jefe de Inspectores, y reclamar que el tipo en cuestión se marche (“si este tío vuelve no sale un autobús”). El sentimiento individual de hastío, tensión y asco por el trato y el clima impuesto por este Jefe se transforma en confianza y fuerza colectiva (“hasta gente con la que te hablabas lo mínimo nos apoyó”).
Los sindicatos han ido a remolque de lo ocurrido. Enterados desde hace tiempo del trato de este Jefe e incluso de los comentarios y las “bromitas”, no ha sido hasta que los trabajadores se han movido que ellos aconsejaron (“algunos del Comité son gente con confianza y amistad con el Gerente”) al Gerente que echaran al tipo para evitar que el tema del acoso sexual trascendiera a los medios y dañase la imagen de la empresa (el “presunto acoso sexual” ha salido hasta en un periódico local, Noticias Benidorm), aunque una vez iniciado todo el tema, los miembros del Comité, como la mayoría de compañeros, han apoyado a los denunciantes.
El caso es que el Jefe este no ha vuelto por la empresa y están en vías de echarlo, y el clima de compañerismo y el sentimiento de confianza y fuerza colectiva se nota en el ambiente: “el clima ha cambiado, ahora hasta tengo ganas de ir a trabajar”; los temporales empiezan a pedirse sus 2 días libres; la gente empieza a mirar con lupa sus turnos y días libres para evitar mamoneos y amiguismos, etc.
No se trata, ni mucho menos, de idealizar el tema: esto no ha sido ninguna “revolución”, pero sí ha mostrado cómo unas personas se jugaban el puesto de trabajo hartas de su situación, y cómo la mayoría de compañeros les ha apoyado. También es cierto que la sensación es que hay alguna gente que callaba cuando puteaban y acosaban a otros, “y ahora que hemos hecho lo más difícil nos llaman para felicitarnos y apoyarnos y decirnos que este era un tal o un cual”, pero, aún así, la sensación de dignidad, y de fuerza y confianza colectiva que queda es importante.
Y como se decía al principio, en una sociedad dominada por el cada uno a la suya, en el que la TV no nos habla más que de odios nacionales o religiosos, de violencia en la calle, en los colegios, en las familias, etc, el ver que gente de distinto sexo, procedencia, categoría laboral, etc podemos unirnos y apoyarnos y dejar a un lado lo que nos separa, es importante. Y si hay un alguna alternativa al desastre de sociedad actual pasa, sin lugar a dudas, por un movimiento social que tenga en la fuerza colectiva, en el apoyo mutuo, la comunicación y el compañerismo, y en la autoorganización y la solidaridad por encima de divisiones sexuales, de procedencia, étnicas, etc, y en su hastío y rebelión contra las condiciones de vida y las relaciones humanas imperantes, sus principales características. Y ese movimiento social no puede ser otro que el de la clase trabajadora.
Es muy importante que los trabajadores nos comuniquemos, debatamos y conozcamos experiencias, problemas y luchas de otros trabajadores para romper con el aislamiento y aprender y solidarizarnos unos con otros. Con este motivo se han escrito estas líneas.
Uno de por Alicante enterado de primero mano del tema. Finales de enero de 2007.
Los bolcheviques estuvieron a la vanguardia de la revolución en Rusia y de la tentativa revolucionaria mundial (1917-23).
Los bolcheviques lograron discutir con las tendencias revolucionarias que se oponían a la guerra imperialista y que animaban el combate por la revolución proletaria internacional. Discutieron con los espartaquistas, los tribunistas, los maximalistas italianos, con toda la tendencia de izquierda de la 2ª Internacional; pero también con anarquistas y sindicalistas revolucionarios. Estuvieron a la cabeza del proceso de constitución de la 3ª Internacional cuyo primer congreso, celebrado en Moscú en marzo de 1919, adoptó resoluciones, manifiestos y tesis que constituyen la expresión más elevada de la conciencia proletaria de la época.
Toda organización proletaria corre el riesgo de verse carcomida por el oportunismo pues la clase obrera –y, por tanto, también sus organizaciones revolucionarias- sufre el peso de la ideología burguesa. El oportunismo es la cristalización del peso de la ideología burguesa en las filas de las organizaciones políticas proletarias.
Los bolcheviques, que habían estado a la vanguardia de la revolución mundial y que le habían aportado una contribución decisiva, se vieron sometidos a un rápido proceso de degeneración oportunista: 1920, 1921, son los años decisivos en el desarrollo de esa tendencia. Algunos jalones: la adopción de las tesis sobre la cuestión sindical y nacional en el 2º Congreso de la IC; la llamada posición sobre el “parlamentarismo revolucionario” así como las tácticas del Frente Único y del Gobierno Obrero en el tercer congreso de esta; el 10º Congreso bolchevique que adoptó la prohibición de las fracciones dentro del partido; el Congreso de Bakú de los pueblos etc.
No podemos estudiar en detalle ese proceso pero el caso es que hacia 1922 el partido bolchevique se ha convertido en una caricatura de lo que fuera 5 años antes: los auténticos bolcheviques son arrinconados y marginados y en su lugar poco a poco escalan posiciones toda una tropa de arribistas e, incluso, de antiguos funcionarios zaristas. ¿Por qué? Porque el partido había sido atrapado por los engranajes del Estado ruso y cada vez más ponía los intereses nacionales de éste por encima de los intereses de la revolución mundial. Preconizaba la alianza con los socialdemócratas y la entrada en los sindicatos reaccionarios. Como un cáncer, el oportunismo había devorado progresivamente la sustancia y la vida proletaria del partido bolchevique. Hacia 1924, cuando muere Lenin, es prácticamente un partido-estado y las nuevas condiciones de su existencia son materializadas y expresadas por Stalin y toda una camarilla de funcionarios –cada vez más arrogantes- que poco a poco van marginando y después persiguiendo a los bolcheviques que habían protagonizado la revolución, los cuales, por otra parte, son cada vez más minoritarios.
En octubre de 1923 se constituye el grupo de los 46, germen de la Oposición de Izquierdas., , cuyo militante más destacado fue desde el primer momento Trotski. La lucha que la Oposición lleva contra el ascenso del estalinismo tiene mucho mérito y protagonizó episodios importantes como la lucha contra la nefasta política que la IC llevó en China. Sin embargo, es preciso reconocer que sus bases políticas son muy frágiles y débiles. Se reclama de los 4 primeros congresos de la IC y, concretamente, de aquellos que teorizaban y daban rienda suelta al oportunismo: Frente Único, Gobierno Obrero, posición sobre los sindicatos, la socialdemocracia y la liberación nacional, teoría del eslabón más débil etc.
Dicho de otra manera: la Oposición de Izquierdas pretende luchar contra el estalinismo usando los postulados políticos oportunistas que lo habían catapultado. Esta es la razón por la cual cuando en 1928 la tendencia de Stalin da un espectacular viraje “a la izquierda” adoptando las tesis erróneas de la Oposición de Izquierdas sobre la industrialización y la política hacia los campesinos, un buen número de miembros de ésta capitulan y se integran en el campo estalinista.
Muy diferente fue la postura de la Izquierda Comunista. Desde principios de los años 20 llevó una batalla mucho más clara y determinada contra la degeneración del partido bolchevique y del bastión proletario inicialmente conquistado en Rusia. Las fracciones de izquierda[1] hicieron una crítica a toda una serie de posiciones adoptadas a partir del 2º Congreso de la IC que habían hecho la cama al estalinismo: liberación nacional, cuestión sindical, participación en el parlamento etc.
Frente a la inconsistencia teórica y a las vacilaciones y contradicciones de la Oposición de Izquierda, la Izquierda Comunista defiende una posición mucho más coherente y dotada de un espíritu crítico que le llevó a hacer una balance de la experiencia de la oleada revolucionaria mundial (y del periodo posterior que le siguió: contra-revolución, ascenso del fascismo, guerra mundial)[2].
De manera necesariamente esquemática podemos resumir las diferencias entre la Izquierda Comunista y la Oposición de Izquierdas de la siguiente forma:
IZQUIERDA COMUNISTA |
OPOSICION DE IZQUIERDAS |
Se basa en el primer congreso de la IC y considera críticamente las aportaciones del 2º. Rechaza globalmente la mayoría de acuerdos del tercer y cuarto congreso |
Se basa en los 4 primeros congresos sin consideración crítica |
Mira críticamente lo que pasa en Rusia y llegará a la conclusión de que no se debe apoyar al bastión ruso pues ha caído en manos del capitalismo mundial |
Considera a Rusia como un Estado obrero en degeneración que debe ser apoyado a pesar de todo |
Rechaza trabajar en los sindicatos (Izquierda Comunista Germano-Holandesa) y acabará llegando a la conclusión de que los sindicatos se han transformado en órganos del Estado |
Preconiza los sindicatos como órganos obreros y considera necesario trabajar dentro de ellos |
Denuncia la liberación nacional |
Apoya la liberación nacional |
Denuncia el parlamentarismo y la participación en las elecciones |
Apoya la participación en las elecciones y el “parlamentarismo revolucionario” |
Ve necesario el trabajo de Fracción para sacar lecciones de la derrota y poner las bases de una futura reconstitución del Partido Mundial del proletariado |
Concibe un trabajo de “oposición” que puede llegar hasta el entrismo en los partidos socialdemócratas |
Ya en los años 30 y especialmente a través de BILAN –Izquierda Comunista Italiana- considera que la marcha del mundo es hacia la 2ª Guerra Mundial y que no se puede constituir el partido en tales condiciones sino que hay que sacar lecciones y preparar el futuro. Por eso BILAN dirá: “La consigna de la hora es no traicionar” |
En plena contra-revolución Trotski cree que están reunidas las condiciones para formar el partido y en 1938 se constituye la IV Internacional |
Denuncia la 2ª Guerra Mundial; condena a ambos bandos en conflicto y preconiza la revolución proletaria mundial |
Llama a elegir bando entre los contendientes de la 2ª Guerra Mundial abandonando el internacionalismo |
En 1938, la Oposición de Izquierdas se constituye en IVª Internacional. Es una aventura oportunista pues no se puede constituir un partido mundial en una situación de marcha hacia la guerra imperialista y, por lo tanto, de profunda derrota del proletariado. Los resultados serán desastrosos: en 1939-40, los grupos de la sedicente 4ª Internacional toman posición a favor de la guerra mundial arguyendo los más variados pretextos: la mayoría el apoyo a la “patria socialista” rusa pero hasta hubo una minoría que apoyó a la Francia de Pétain (satélite a su vez de los nazis).
Contra esta degeneración de las organizaciones trotskistas reaccionaron los últimos núcleos internacionalistas que todavía quedaban en su seno: especialmente la compañera de Trotski y el revolucionario de origen español Munis.
Desde entonces las organizaciones trotskistas se han convertido en agencias “radicales” del Capital que tratan de embaucar al proletariado con toda clase de “causas revolucionarias” que generalmente correspondencia fracciones “anti-imperialistas” de la burguesía (como actualmente el famoso sargento Chavez). Del mismo modo, recuperan a los obreros asqueados del juego electoral haciéndoles votar de forma “crítica” a los “socialistas” para, de esa manera, “cerrar el paso a la derecha” y otros engaños por el estilo. Finalmente, les ilusionan con “recuperar” los sindicatos a través de “candidaturas combativas” para los órganos de base de estos aparatos del Capital.
Frente a las organizaciones trotskistas nuestra postura es de denuncia y combate político de la misma forma que combatimos a la Derecha, a los “socialistas” y a los estalinistas (que tienen la caradura de llamarse “comunistas”).
Pero nosotros no vamos contra las personas. Hay compañeros que pueden estar atrapados dentro de la ideología y la organización trotskista pero que quieren luchar de manera honesta y sincera por la liberación de la humanidad y los intereses del proletariado. Ante ellos nuestra postura es de discusión sincera y a fondo con ánimo de ayudarles a encontrar una posición revolucionaria coherente.
En el momento actual existen grupos y compañeros que habiendo comenzado su trayectoria política dentro del campo trotskista formulan críticas muy serias a esta ideología y se plantean el desarrollo de una alternativa revolucionaria. Nuestra posición con ellos es de debate y clarificación.
Saludos comunistas
CCI 8-6-07
[1] Hubo numerosas fracciones de izquierda: en Rusia, Alemania, Holanda, Gran Bretaña, México, Bélgica…, sin embargo, la principal fue la fracción de Izquierda Comunista Italiana. Ver nuestro libro CONTRIBUCION A LA HISTORIA DE LA IZQUIERDA COMUNISTA ITALIANA.
[2] Es preciso señalar que la Izquierda Comunista –y, en especial, su principal grupo Bilan, perteneciente a la Izquierda Comunista Italiana- protagonizó múltiples intentos de debate con la Oposición de Izquierdas que aunque no tuvieron éxito frente al conjunto de esta organización ayudaron sin embargo a la clarificación de pequeños núcleos que abandonaron
Estimado compañero:
De acuerdo con tu pedido hemos elaborado una serie de preguntas y respuestas breves que os pudieran servir de base para discutir sobre esta cuestión. Donde nos sea posible nos referiremos a artículos o libros que hemos publicado bien en imprenta bien en la Web.
Saludos comunistas
CCI
1. ¿Es lo mismo socialismo que comunismo?
No nos referimos a corrientes políticas sino a sociedades. Desde ese punto de vista, comunismo y socialismo son términos sinónimos. Preferimos hablar de comunismo.
2. ¿Cómo podemos definir el comunismo?
El comunismo es la sociedad implantada por la lucha colectiva del proletariado mundial que destruye el capitalismo superando las contradicciones en las que este se halla atrapado. El comunismo es una comunidad humana mundial, sin fronteras, sin clases, sin explotación y sin Estado.
Ver: la Serie El comunismo entrada de la humanidad en su verdadera historia
El libro El comunismo no es una bella idea sino una necesidad material (en inglés)
3. ¿Cuáles son esas contradicciones del capitalismo?
El capitalismo no produce para la satisfacción de las necesidades humanas sino para obtener una ganancia, la cual procede de la plusvalía que se obtiene de la explotación de los trabajadores. Esta producción para el beneficio engendra toda una serie de contradicciones: entre Estados, plasmadas en guerras imperialistas, entre empresas, expresado en una competencia despiadada que lleva a despidos, caída de los salarios, precariedad; en definitiva, una sobreproducción que contrasta con la pobreza de la mayoría de la población mundial. El capitalismo es el primer sistema de producción que entra en crisis no por penuria de bienes sino por su exceso. Como dijo Marx, la sobreproducción tiene como contrapartida la miseria y el empobrecimiento de la mayoría. El capitalismo camina hacia su agonía debido a sus contradicciones:
- contradicción entre el carácter social y mundial de la producción y el carácter privado y nacional de su apropiación;
- contradicción entre una capacidad para producir por encima de todo límite debido al enorme desarrollo de la productividad del trabajo y una capacidad de consumo de la gran mayoría limitada por la relación salarial y mercantil que impone el capitalismo;
- contradicción, en resumen, entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción capitalistas cada vez más estrechas y contradictorias que tienden a frenar o a desviar ese desarrollo;
Ver la Serie Comprender la decadencia del capitalismo
El folleto La decadencia del capitalismo
4. ¿Se han manifestado siempre esas contradicciones?
Estas contradicciones las lleva el capitalismo en su propia estructura social y se han manifestado desde el principio de su desarrollo. En su periodo histórico de ascenso y desarrollo, la incorporación al mercado mundial de territorios precapitalistas permitía atenuar estas contradicciones, sin poder evitar, sin embargo, su manifestación más o menos periódica a través de crisis cíclicas. Sin embargo, con la entrada de este sistema en su época histórica de decadencia (iniciada con la 1ª Guerra Mundial de 1914, tal y como analizó la Internacional Comunista), esas contradicciones se han agravado hasta límites extremos provocando las guerras, la barbarie, la miseria y la hambruna, en suma, amenazando con llevar la humanidad a su destrucción
Ver los textos del Primer Congreso de la Internacional Comunista (en el libro Los 4 primeros congresos de la IC)
5. ¿Se puede implantar el comunismo en cualquier momento?
No. Esa es la idea que comparten tanto el anarquismo como corrientes activistas que pretenden sustituir la lucha de clases y los procesos históricos por la acción de minorías esclarecidas.
Para poder desarrollar el comunismo se requiere reunir:
- las condiciones objetivas: la entrada del capitalismo en su periodo histórico de decadencia;
- las condiciones subjetivas: la capacidad del proletariado para afirmar su conciencia, su solidaridad, su organización general en Consejos Obreros así como el agrupamiento de sus minorías más avanzadas en una Internacional, factores todos ellos necesarios unitariamente para establecer una relación de fuerzas que permita abatir los Estados burgueses
Esos factores únicamente se pueden establecer a escala mundial. Fue la entrada del capitalismo en su conjunto en su periodo de decadencia en 1914-17 lo que motivó la lucha revolucionaria directa por el comunismo y fueron las dificultades para extender la revolución rusa triunfante a escala internacional lo que determinó su aislamiento y derrota.
Ver nuestra Respuesta al GPRC (grupo actual de Rusia)
6. ¿Es lo mismo el comunismo primitivo que el comunismo?
La humanidad ha vivido la mayor parte de su historia en pequeñas comunidades igualitarias, sin clases ni Estados: el comunismo primitivo.
Con el desarrollo de las fuerzas productivas y de las facultades intelectuales de la humanidad, este modo de producción social se hizo demasiado estrecho y dio paso a las sociedades de clases basadas en la explotación del hombre por el hombre y donde la lucha de clases es el motor de la evolución histórica.
Desde el hundimiento del comunismo primitivo, la humanidad ha vivido bajo la férula de las sociedades de clase: los modos de producción esclavista, despotismo asiático, feudal y capitalista, se han sucedido a lo largo de la historia.
El capitalismo, primer sistema que extiende su dominación a escala mundial, es la última sociedad de clases posible. Tras él solo puede venir el comunismo o la destrucción de la humanidad, tal y como anunció Engels en 1890.
El comunismo no significa el regreso a las viejas comunidades primitivas donde el bajo nivel de las fuerzas productivas hacía a los hombres esclavos de una naturaleza implacable e indomable. El comunismo mundial parte del alto desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas organizándolas a partir del trabajo asociado de la humanidad unificada a escala mundial.
7. ¿El comunismo se basa en el reparto de las riquezas?
No. Ese régimen de “comunismo del consumo” es el que establecieron los primitivos cristianos en Roma para atender a la creciente miseria a la que llevaba la decadencia del imperio. El comunismo se basa en la planificación consciente y colectiva de la producción para lograr que la actividad humana pase, como decía Engels, del reino de la necesidad al reino de la libertad.
8. ¿El comunismo es una simple expropiación de la propiedad privada?
No. Sí bien es cierto que el comunismo se basa en la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, su tarea no es –en contra de lo que defiende el anarquismo- que cada colectividad produzca lo que quiera para después intercambiar con las demás (lo que no sería sino reproducir el capitalismo bajo una forma “colectivista”). Su misión es abolir la sumisión de los seres humanos a las leyes implacables aunque no escritas que les imponen el trabajo asalariado, la producción mercantil, es decir la producción capitalista de valores de cambio.
Frente a ello, el comunismo supone producir todo lo necesario para el pleno disfrute universal y la transformación revolucionaria del mundo.
Ver 5 preguntas obre el comunismo
9. ¿Es posible el socialismo en un solo país?
No. La tesis del socialismo en un solo país proclamada por Stalin en 1926 constituyó una traición a la lucha por el comunismo, como denunciaron los revolucionarios de la época.
El socialismo solo puede desarrollarse a escala mundial. La tarea de un bastión proletario (un país o conjunto de países donde el proletariado toma primero el poder) es extender la revolución a los demás, desarrollar con todas sus fuerzas la unidad y la solidaridad mundial del proletariado. Sí ese movimiento fracasa –como sucedió trágicamente en Rusia- el bastión proletario es recuperado inexorablemente por el capitalismo.
10. ¿Se puede implantar el socialismo / comunismo utilizando el Estado burgués?
Esta posición la defendió el revisionismo dentro de la Socialdemocracia y hoy la defienden toda una serie de falsos “socialistas” como Chavez con su “socialismo del siglo XXI”. El Estado es un órgano de dominación de la burguesía y solamente destruyéndolo de arriba abajo hasta que no quede de él “piedra sobre piedra” (Lenin) se podrá construir el socialismo. Esa fue la lección que sacó Marx de la experiencia de la Comuna de París y que Lenin rescató en El Estado y la Revolución de la ocultación a la que había sido sometida por el oportunismo en la socialdemocracia.
El proletariado tiene que destruir el Estado burgués en todos los países e implantar su Dictadura de Clase basada en el poder mundial de los Consejos Obreros.
Ver El Estado y la Revolución de Lenin, una brillante confirmación del marxismo
Comunismo contra “socialismo de estado” en rint78comunismo
11. ¿Puede una minoría implantar el comunismo?
No. El comunismo es la obra colectiva del conjunto del proletariado mundial como recordó el lema de la Primera Internacional: “la emancipación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores”. En las revoluciones rusas de 1905 y 1917, en numerosas experiencias del proletariado desde entonces, se ha demostrado que esa consigna se concreta en la formación dentro de la lucha proletaria de Consejos Obreros, basados en Asambleas Generales que eligen comités revocables que se coordinan a escala local, nacional y mundial.
El comunismo no se puede construir mediante la vía parlamentaria como defienden tanto los partidos “socialistas” como los partidos estalinistas (que tienen la desfachatez de presentarse como “comunistas”). Tampoco puede implantarse mediante golpes de Estado ni por la acción de guerrillas (ejércitos encubiertos) por muy “revolucionarias” que se presenten.
12. ¿Puede ser el comunismo el fruto de una alianza de clases?
No. Esta fue la posición que, de forma demagógica, defendió el estalinismo en China en la situación convulsiva que atravesó este país en 1921-27 donde propugnó el “frente de las 4 clases” como una especie de “primera estación hacia el socialismo”. Lo que resultó de esta política es la derrota del proletariado chino aplastado por el “aliado” Chiang Kai Check en Shangai y Cantón (1926-27).
El comunismo solo puede nacer de la autonomía política del proletariado que debe rechazar todo tipo de “frentes” con “otras clases” pues lo que hay detrás de esas alianzas es someterlo a los intereses de la burguesía.
Desde su lucha autónoma de clase, el proletariado puede ganar para su causa a otras capas oprimidas y explotadas de la sociedad, haciendo que se incorporen a su combate o que, al menos, permanezcan neutrales en el inevitable enfrentamiento con el Capital.
Ver La política de los frentes: un arma de la burguesía contra el proletariado
13. ¿Existe alguna relación entre los regímenes que se llaman “comunistas” o “socialistas” y el comunismo / socialismo?
No. Las organizaciones estalinistas y trotskistas invocan el nombre del socialismo / comunismo para regímenes que nada tienen que ver con ellos como los que existieron en la antigua URSS y satélites o los que todavía perviven en Cuba, China, Vietnam o Corea del Norte.
La propiedad estatal de los medios de producción no tiene nada que ver con el socialismo que se basa no tanto en la propiedad social (que no se puede confundir con la propiedad estatal) sino en la abolición del trabajo asalariado y la mercancía, es decir, en la producción de valores de uso y no de valores de cambio. En esos regímenes de propiedad estatal (hay muchos países oficialmente “capitalistas” donde el Estado es propietario de muchas empresas y unidades productivas) el trabajador es un asalariado que sufre tanto o más explotación que en la empresa privada. La naturaleza del capitalismo no está determinada por el régimen de propiedad sino por las relaciones de producción salariales y mercantiles que someten todo la sociedad a la dictadura implacable de la ley del valor.
Tampoco el hecho de que en esos países no existan capitalistas privados (o tengan un peso muy reducido) no les da el más mínimo carácter socialista. La burocracia estatal se apropia colectivamente de la plusvalía extraída a los trabajadores.
Esas características no pertenecen al socialismo sino al capitalismo de Estado. Esta es una tendencia general del capitalismo decadente que toma diferentes formas según el grado de desarrollo, la tradición histórica etc., de cada país. Básicamente existen dos vías de desarrollo del capitalismo de Estado: la combinación entre la burguesía clásica que conserva la propiedad privada y la burocracia estatal (predominante en USA y la mayoría de países más desarrollados) y los regímenes de propiedad estatal de la mayor parte del sistema económico (lo que predominaba en la URSS debido fundamentalmente a la debilidad de la burguesía clásica).
Ver nuestro suplemento publicado en 1989 No muere el comunismo sino su peor enemigo: el estalinismo
14. ¿Dónde estamos hoy en la lucha por el comunismo?
El capitalismo actual encamina la humanidad hacia la catástrofe y la aniquilación: guerras imperialistas caóticas, degradación y pauperización creciente de los trabajadores en todos los países, hambrunas y miseria, extendidas a todos los continentes, crisis económicas más o menos crónicas, desempleo, precariedad…, destrucción medio ambiental, creciente degradación moral. Todo ello son los signos evidentes de una sociedad en declive cuyos esfuerzos por presentar una imagen de “normalidad” y “prosperidad” cada vez podrán ocultar menos esa evidencia.
El proletariado mundial no está derrotado aunque ha pasado por una larga fase de retroceso de su conciencia y combatividad a consecuencia del hundimiento del falso comunismo de los países del Este y de toda la campaña anti-comunista que la burguesía mundial organizó (con el apoyo directo de los viejos estalinistas reciclados como “socialdemócratas”).
Sin embargo, desde 2003 se percibe una recuperación de la lucha proletaria marcada tanto por luchas combativas como, sobre todo, por el desarrollo de minorías revolucionarias en todo el planeta. Una nueva generación del proletariado empieza a entrar en lucha y puede unir sus esfuerzos con la experiencia de la anterior generación que protagonizó numerosas luchas entre 1968-89. La convergencia de ambas generaciones, un debate mundial intenso que prepare la agrupación a escala internacional de las minorías revolucionarias, el desarrollo de las luchas en todos los países, pueden sentar las bases de un nuevo asalto revolucionario mundial contra la fortaleza capitalista.
Prepararlo y contribuir activamente a su desarrollo, sacando las lecciones de la derrota de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23 y de todos los acontecimientos posteriores, es la tarea del momento.
Estimados asistentes:
No queremos imponer nuestra posición, no venimos aquí diciendo "He aquí la verdad, arrodíllate ante ella". Lo que pretendemos es animar un debate, no solo en este acto sino que pueda continuar por todos aquellos que estén interesados.
El tema, como ha sido expresado en la convocatoria, es Socialismo y Decadencia del Capitalismo.
Este debate actualmente se está planteando entre círculos de jóvenes, obreros, estudiantes, elementos interesados, en numerosos países. No sólo aquí en República Dominicana, también en otros países latinoamericanos, en Filipinas, en Alemania, en Corea, en Brasil...
¿Cuál es la razón de este interés? Existe el sentimiento -que se va extendiendo- de que el futuro que nos depara la sociedad capitalista mundial es cada vez más inquietante. Se mire por el lado que se mire, se acumulan los materiales que provocan la preocupación por el porvenir así como la indignación contra este sistema social. Los jóvenes se ven condenados a una situación sin salida de precariedad, de desempleo, de imposibilidad de obtener una vivienda; los trabajadores mayores se ven condenados al desempleo y a una jubilación sin subsidios o con subsidios de hambre; masas enormes de personas que huyen de la situación desesperada del campo se hacinan sin perspectivas en las grandes ciudades; las guerras imperialistas como la de Irak se radicalizan mostrando otro callejón sin salida; es cada vez más claro el desastre ecológico que amenaza el planeta; se multiplican por doquier los accidentes, las catástrofes, en los que se ve la incuria y la incapacidad total de los Estados; el desquiciamiento de la sociedad, la pérdida de toda referencia moral es cada vez más evidente...
En tales condiciones se hace necesaria una reflexión, un debate, sobre cómo podría ser una nueva sociedad, cómo llegar hasta ella, qué fuerzas sociales la pueden llevar a cabo, qué lecciones sacar de anteriores experiencias históricas de revoluciones o intentos revolucionarios.
Vamos a dar una respuesta histórica y dinámica: es la sociedad que supera y resuelve las contradicciones que llevan al caos y al desastre a la vieja sociedad capitalista.
Dos grandes contradicciones llevan al capitalismo a la ruina causando graves sufrimientos a la gran mayoría de la humanidad.
Por un lado, el capitalismo es un sistema donde la producción no está destinada a satisfacer necesidades humanas sino a la producción de plusvalía que se traduce en ganancias contantes y sonantes.
Por otro lado, bajo el capitalismo la producción adquiere un carácter cada vez más social y mundial sin embargo la organización y el régimen de producción tienen un carácter privado y nacional.
Estas dos contradicciones provocan, por una parte, una tendencia insalvable a la sobre producción -por primera vez en la historia de la humanidad, la gente se muere de hambre no por penuria de alimentos o medios de vida sino por su exceso exuberante-, por otro lado, a una guerra a muerte -el imperialismo- entre los diferentes capitales nacionales por el reparto del mundo.
El socialismo significa organizar la producción no en función del mercado o del trabajo asalariado sino en función de la plena y consciente satisfacción de los seres humanos. El socialismo solo puede ser una sociedad mundial, una comunidad humana mundial que trabaja colectiva y fraternalmente para sí misma.
Nuestra respuesta rotunda, que ha sido la que siempre ha dado el movimiento obrero, es que NO. El socialismo será mundial o no será.
Esta aseveración nos permite aclarar por qué pensamos que el régimen de la URSS que pretendía proclamarse el continuador de la revolución de octubre 1917 no era socialista ni estaba en "vías hacia el socialismo". Era una forma particular de capitalismo de Estado.
Tampoco pueden ser "socialistas" ni "comunistas" regímenes como los de China, Cuba, Corea del Norte etc., donde reina una dictadura feroz y militarizada sobre la clase obrera y el conjunto de la población.
Aquí tenemos que realizar una aclaración muy importante: no se puede confundir socialismo con capitalismo de Estado.
El capitalismo de Estado es una tendencia general que se da en todo el capitalismo mundial a lo largo del siglo XX. Esta tendencia se realiza de dos formas: la llamada "liberal" donde el Estado controla e interviene la economía de manera indirecta respetando la propiedad privada. Y la presentada demagógicamente como "socialista": el Estado controla la economía por la vía de las nacionalizaciones y la estatización abierta.
La gran mentira del siglo XX es presentar como "socialismo" regímenes de estatización más o menos completa de la economía y basados en un sistema de partido único, de tal forma que lo que cínicamente se ha llamado "dictadura del proletariado" es en realidad una dictadura estatal sobre el proletariado.
Hecha esta aclaración ¿qué es el socialismo?
Para responder tenemos que rescatar las ideas que fue desarrollando el movimiento obrero. Esta recuperación no consiste simplemente en una mera copia de fórmulas pasadas sino que debemos abordarlas de manera crítica comprendiendo la situación actual y su perspectiva futura.
1º Es un sistema mundial. El socialismo en un solo país es imposible. Ahí está a nuestro juicio la causa fundamental del fracaso y derrota de la revolución de 1917;
2º Se basa en la participación activa y consciente de las masas obreras y explotadas basada en los Consejos Obreros. El socialismo no se puede implantar de manera administrativa por decretos estatales sino mediante la fuerza colectiva del proletariado;
3º El socialismo no se construye desde el reforzamiento del Estado sino desde su progresiva extinción. Es cierto que una vez destruido el capitalismo todavía es imprescindible un Estado de transición pero éste se tiene que ir desmantelando gradualmente. Es un Estado al que se le pone fecha de caducidad.
Esta breve recapitulación sobre cómo se construye el socialismo nos lleva a poner el acento en que el socialismo solo puede resultar de la acción colectiva, organizada y consciente del proletariado del mundo entero secundando por todos los oprimidos y explotados de la Tierra. Un "socialismo" realizado desde el Estado, basado en un partido único, es un puro engaño. Eso no tiene nada que ver con el socialismo sino que es una de las formas del capitalismo de Estado.
La revolución rusa de 1917 fue el fruto de numerosas luchas no solo en ese país sino en Alemania, en Austria, en numerosos países de Europa, de Asia, de América... Fue la punta de lanza de grandes movimientos mundiales de masas obreras.
No somos idealistas ni pretendemos vender ilusiones. Sabemos que estamos todavía muy lejos de una situación donde la escena mundial esté dominada por la presencia generalizada de las luchas masivas del proletariado.
Sin embargo, pensamos que la situación actual se caracteriza por una maduración de las condiciones que pueden llevar a término a una situación revolucionaria como la que condujo a 1917.
¿En qué análisis nos basamos para fundamentar esta perspectiva?
Esencialmente en dos factores.
Por un lado en que las luchas tienden -todavía con un carácter muy limitado- a multiplicarse en numerosos países desde los europeos hasta Asia o América. Podemos citar movimientos significativos en un buen número de países: Francia 2006, Gran Bretaña 2005, España 2006, Dubai 2006, Bangla Desh 2006, Egipto 2007, Perú 2007, Alemania 2007... No podemos describir en detalle esos movimientos pero sí se analizan seriamente se puede ver el potencial que contienen.
El segundo factor es el proceso de toma de conciencia que actualmente está en curso. Minorías del proletariado se plantean muchas preguntas, buscan con ánimo y entusiasmo unas posiciones teóricas revolucionarias y, hermanada con ellas, una acción revolucionaria. Se desarrollan grupos internacionalistas que tienden a configurar posiciones revolucionarias en un buen número de países, ampliando y profundizando la acción de organizaciones internacionalistas como la nuestra. Podemos citar algunos países: Filipinas, Corea, Brasil, Turquía, Argentina, Checoslovaquia, Alemania etc.
El esfuerzo de estas minorías no podemos verlo como un fenómeno aislado. En realidad anuncia, a la vez que prepara, un cambio formidable en la mentalidad de las masas obreras, cambio que actualmente está en curso.
Concentrémonos en la reflexión y la acción de estas minorías. Cuando estas buscan una posición revolucionaria se encuentran con numerosos partidos, organizaciones, movimientos, que se reivindican del comunismo y del socialismo, de la clase obrera, de la revolución etc.
¿Cómo orientarse? ¿Cómo distinguir entre las corrientes genuinamente comunistas y las que se presentan como tales pero que en realidad constituye un engaño y una mistificación?
Responder a esto llevaría a un debate muy detallado sobre el que no podemos entrar. Sin embargo quisiéramos apuntar un principio de respuesta que se desprende de todo lo que hemos dicho sobre qué es el socialismo y como se construye.
Aquellas organizaciones políticas que pretenden que es posible el socialismo en un solo país y defienden la Nación; que aunque se presenten como "anti-imperialistas" defienden una acción nacional imperialista; que presentan como "socialismo" la estatización y nacionalización de la economía; que defienden el reforzamiento del Estado Capitalista bien sea mediante fórmulas democráticas o mediante fórmulas de partido único; esas organizaciones no tienen nada de socialistas ni de comunistas sino que defienden el capitalismo bajo un disfraz o una envoltura "socialista".
Esta realidad se impone más allá de la buena voluntad o la sinceridad de muchos de los militantes de estas organizaciones, frente a los cuales lo que promovemos es un debate sincero y profundo para comprender sí dentro de esos marcos, se está luchando realmente por el socialismo o, por el contrario, se le están poniendo toda clase de obstáculos.
Estimados asistentes, nuestra presentación, como decíamos al principio, no pretendía dar una respuesta acabada y sistemática, sino abrir un debate. Por eso se cierra aquí con el deseo de que a partir de este momento surjan las preguntas, las cuestiones, los planteamientos, y podamos acabar este encuentro con la idea de que hemos establecido un punto de partida hacia la clarificación sobre los problemas que hoy golpean a la humanidad.
Cada día se añaden nuevos atentados sangrientos a la indecente lista de muertos en este país que se hunde en una barbarie extrema. Solo en un fin de semana de finales de Enero se asesinó a más de 200 personas en Bagdad. En 2006 murieron más de 16 800 civiles. Y respecto a ese mismo periodo, el ejército americano reconoce la muerte de 3068 militares y personal asimilado. Cada día que pasa confirma la amplitud del desastre humano
Bagdad está paralizado por el miedo. Cada noche resuenan por esta ciudad martirizada disparos mortales. Manejar el carro (quien aún lo tiene) se convierte inmediatamente en un peligro mortal. Bandas armadas hasta los dientes pueden, en cualquier momento, parar el carro y freír a tiros con la mayor sangre fría a sus ocupantes. Cada día se añaden nuevos atentados sangrientos a la indecente lista de muertos en este país que se hunde en una barbarie extrema. Solo en un fin de semana de finales de Enero se asesinó a más de 200 personas en Bagdad. En 2006 murieron más de 16 800 civiles. Y respecto a ese mismo periodo, el ejército americano reconoce la muerte de 3068 militares y personal asimilado. Cada día que pasa confirma la amplitud del desastre humano. Los Chiitas han desaparecido del mapa en el barrio sunita de Al-Amariyah situado en la parte más occidental de la capital. El partido sunita Baas impone ley. Las pintas en muros medio derruidos claman amenazantes «¡Muerte a Mouqtada (Mouqtada al-Sadr, religioso nacionalista chiita) y a su ejercito de imbéciles!» Esto refleja perfectamente la situación que se vive en todo el país. En otros barrios de la capital, como Al-Hurriya, son los sunitas los que tienen que huir si no quieren perder su vida. El caos y la tensión campean a sus anchas por Bagdad. Se prevé una explosión generalizada de violencia. La mayoría de los sunitas esperan que en cualquier momento se desencadene una ofensiva de las bandas armadas chiitas de Mahdi, para echarlos de la ciudad. Todos los contendientes acumulan municiones y armas. Bagdad se está convirtiendo en un autentico polvorín. El ejército americano, cuatro años después de su intervención en Irak, no controla nada salvo algunas zonas fronterizas mientras el resto del país se hunde irremediablemente en la anarquía más sanguinaria.
La victoria de los Demócratas en las ultimas elecciones en el Congreso y Senado de Estados Unidos, desataron una ola de optimismo en los medios de comunicación burgueses. Optimismo reforzado por las propuestas del famoso plan Baker, consejero de Bush Junior. Ante la opinión pública americana, mayoritariamente contraria a la guerra, vendían el sueño de la retirada, en un tiempo razonable, de la vuelta a casa de las tropas y, hasta puede que el final de la guerra de Irak. ¡Puro fuego de artificio!. Los Demócratas no tienen ninguna política alternativa que ofrecer. La realidad se ha impuesto rápida y dramáticamente confirmando que no puede haber paz en esa región del mundo –como en tantas otras- bajo el régimen capitalista. Así, el proyecto de presupuesto de la Administración americana prevé aumentar los gastos militares. Al Pentágono le corresponderán 622 mil millones de dólares, de los cuales 142 son para Irak. El imperialismo americano, atrapado en el lodazal de Irak no tiene otro remedio para sobrevivir que huir hacia delante. Lo que supone, entre otras cosas, que 2 500 soldados más deben partir rápidamente hacia el terreno de operaciones. El ejército americano, en cooperación con la policía del Gobierno de Bagdad, se dispone a lanzar una ofensiva general sobre la capital. Ofensiva que oficialmente tiene como objetivo limpiar los sectores que actualmente están ocupados por milicias anti-americanas. Esta nueva ofensiva, como las que la han precedido en los últimos cuatro años, provocará masares aún mayores y un crecimiento aún mayor del caos. Empujará a las bandas armadas a llevar más lejos aún la sobrepuja de violencia. Hace poco se estrelló, en la provincia Sunita de Al-Anbar al Oeste de Bagdad, un helicóptero tipo CH-46 , provocando la muerte de siete de los marines que componían su tripulación. Oficialmente se reconoce que en menos de tres semanas seis aparatos de este tipo han sido abatidos. En esta guerra infame los medios de destrucción empleados son cada vez son más mortíferos. El ejército americano afirma que Irán suministra armas a los insurgentes irakies, lo cual es sin duda completamente cierto. Por eso refuerzan las fronteras en Irak con Siria e Irán. Pero como señala el Washington Post del 12 de Febrero « Ese tipo de afirmaciones y puesta en escena, como la historia de las armas de destrucción masiva, son las que precedieron y anunciaron la invasión americana de Irak antes de saberse que eran una manipulación”.
Irán enseña cada vez con mayor ferocidad sus dientes para demostrar que pretende ser la principal potencia en la región, en todas partes – Líbano, Irak- empuja con sus “peones chiitas”, y participa activamente en las guerras y masacres actuales. Estados Unidos, por su parte, se dispone a mandar al Golfo pérsico su segunda fuerza naval encabezada por el US-Stennis.
El crecimiento acelerado de la tensión imperialista en todo Oriente Medio alienta a la carrera nuclear del conjunto de países de la región. En Diciembre pasado, países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, como Arabia Saudita, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Bahrein u Omán, tras su cumbre anual anuncian que preparan un programa nuclear civil común. Estos países de Oriente Medio se reunieron con Jordania y Yemen en Enero pasado. Además se trata de países que poseen importantes reservas de petróleo y, por tanto, de energía civil. Pero como para Irán, tras la excusa nuclear civil se esconden en realidad programas nucleares militares. Para estos países árabes del Golfo el crecimiento de Irán como potencia es intolerable. Todo Oriente Medio, a guisa de Irak, se está escindiendo en dos. Cada vez, en todas partes, las comunidades Chiitas y Sunitas se ven enfrentadas, desgarradas por bandas rivales. El peligro ya no es sólo que Irak estalle sino que la guerra civil se propague por toda la región, como pasó hace 15 años con la ex Yugoslavia. Es hoy un peligro bien real. El capitalismo, en plena crisis de senilidad, es incapaz de frenar el desarrollo del caos y la barbarie. Es más, está concentrando en esta región del mundo lo que le espera a la casi totalidad de la población: su aniquilación.
Tino 17-02-07
Publicamos a continuación el correo recibido de un lector de Brasil, quien simpatiza con las políticas emprendidas por Chávez (y Lula) a favor de las capas mas necesitadas. Estas manifestaciones de simpatía hacia el chavismo son cada vez mas frecuentes, tal como lo observamos en nuestras reuniones públicas y en los foros donde intervenimos, tanto presenciales como en Internet. Ellas son la expresión de la preocupación genuina de este lector (así como de muchas otras personas en el mundo), por la situación de pauperización que viven los capas mas necesitadas, dentro de ellas millones de proletarios, y del rechazo a la horrorosa política imperialista de los Estados Unidos; quienes ven en Chávez y su “socialismo del siglo 21”, una vía para superar la pobreza y debilitar al “imperialismo yanqui”.
En nuestra respuesta, pretendemos mostrar al compañero, que los “fenómenos” Chávez, Lula, Evo Morales, Correa, etc. no son sino la expresión de la nueva burguesía emergente en varios países de la periferia, que ha podido capitalizar los “sueños de su gente” para acentuar la precariedad y pauperización.
Como ciudadano del continente sur-americano, veo con desconfianza tantas criticas al chavismo - sean aquellas desde la derecha, sean las de izquierda. Chávez (asi como Lula, en Brasil) es un lider oriundo de las clases económicas más bajas y viene demostrando, en su discurso y practica; desear una situación mejor para las camadas más necesitadas y medias de Venezuela. Ha enfrentado a un golpe de estado burgues y volvió, en los brazos del pueblo, al palacio de gobierno. Si es 'populista' o no, que importa, desde que realice los sueños de su gente? Hasta aqui, muchas de sus politicas han sido de extremada coherencia y coraje. Enfrentarse al gigante mundial es una lucha de David contra Golias, o sabeis, no es cosa facil. Otros lideres recientes del continente le dan la mano: Evo Morales y Raphael Correa. China aumentó considerablemente sus relaciones con Venezuela. Entonces ... saquen sus propias conclusiones.
Saludos!
F
Rio de Janeiro-Brasil
Estimado F,
Antes que nada queremos agradecerle el envío de su correo. Por medio de éste queremos exponerle brevemente cuáles son las bases de nuestra crítica al chavismo, para intentar ganar su confianza en nuestro punto de vista.
Es cierto que Chávez (al igual que otros jefes de estado como Lula, Morales, Correa, e incluso Bush, con respecto a sus nacionales) en su discurso dice “desear una situación mejor para las camadas (capas) más necesitadas y medias de Venezuela”; sin embargo, en la “práctica” observamos que hay un distanciamiento cada vez mayor entre el discurso y la realidad: detrás de la insidiosa propaganda del chavismo tanto dentro como fuera de Venezuela, que exalta los “logros” de la “revolución bolivariana” a favor de los pobres, lo que existe en realidad es una creciente pauperización de los proletarios y de las capas mas necesitadas, incluyendo a las capas medias; mientras las nuevas elites del chavismo perciben sueldos escandalosos (en algunos casos superiores a 10 mil dólares mensuales, hasta 50 veces el salario mínimo que percibe un trabajador) y hacen grandes negocios al disfrutar de las bondades de la renta petrolera ahora en sus manos[1].
Este distanciamiento entre el discurso y la realidad, no es una cualidad del chavismo, sino que es el comportamiento hipócrita que ha caracterizado a las clases dominantes para con las masas explotadas y oprimidas, a las que necesitan controlar y crearles esperanzas de que es posible que superen su situación de pobreza bajo el sistema capitalista de explotación. Con el chavismo, no ha desaparecido, sino que se ha reafirmado una tendencia innata del capitalismo a concentrar la riqueza en pocas manos y a condenar a una masa cada vez mayor de la población a vivir en la pauperización absoluta, ante la imposibilidad de poder conseguir un empleo que le permita las condiciones mínimas de sobrevivencia; expresión de que el capitalismo ha dejado de ser un sistema socialmente progresivo.
Es necesario aclarar el papel que juega Chávez como líder “oriundo de las clases económicas más bajas”: el hecho de que un líder o gobernante sea de extracción pobre, inclusive proletaria, no significa que éste no se integre a la clase dominante y desarrolle una política a favor de la burguesía. La historia esta plagada de casos de individuos de este perfil que le han sido de extrema utilidad a las clases dominantes, precisamente en momentos de crisis agudas: Lech Walesa en Polonia (en los 80) y Lula en Brasil, para sólo mencionar dos casos, ambos “lideres obreros” le han prestado y prestan un servicio insustituible a la burguesía de sus respectivos países. Chávez, hijo de maestros y oficial del ejército (mayor brazo armado de la clase dominante), también ha venido al auxilio de la burguesía Venezolana, ante la crisis de gobernabilidad que ésta padece desde finales de los 80. El hecho de que a la cabeza del estado se encuentre el hijo de un obrero o un hijo ilustrado de la burguesía mas rancia, son cuestiones secundarias; tanto uno como otro, al asumir la responsabilidad de jefe de estado, inevitablemente pasa a ser el más alto gerente del órgano de dominación del capital nacional (estatal y privado), y como tal él (y sus acólitos) pasa a formar parte de las clases explotadoras, es decir de las clases privilegiadas que viven de la explotación de la clase obrera.
El marxismo siempre ha insistido en que el capital es una relación social, a la cual son arrastrados sus actores principales, la burguesía y el proletariado, los opresores y los oprimidos, por un conjunto de hechos históricos, independiente de su voluntad. En este sentido, independientemente de su “buena voluntad”, Chávez forma parte de las clases dominantes que explotan el trabajo a favor de los intereses del capital nacional. También el marxismo nos ha enseñado que el gobierno del estado bajo el capitalismo, es el gobierno de la burguesía.
El surgimiento de los “fenómenos” Chávez, Lula, Kirchner y más recientemente Morales en Bolivia y Correa en Ecuador, se debe al agotamiento casi generalizado de los partidos socialdemócratas y socialcristianos que gobernaron hasta la década de los 90, quienes sumidos en la descomposición y la esclerosis política, tuvieron serias dificultades para controlar las crisis políticas, y generar nuevas formas ideológicas para controlar el malestar social. Estos líderes, apoyados en su carisma y su extracción popular, han capitalizado el malestar de los proletarios y excluidos sociales, desarrollando políticas populistas que les permiten canalizar los “sueños de su gente” a favor de los intereses del capital nacional. Estos nuevos líderes son los nuevos administradores de la precariedad.
Cuando hablamos de “políticas populistas” no lo hacemos en términos peyorativos, tal como lo hacen los sectores de la burguesía que se le oponen a estos nuevos lideres del capital; sino que nos referimos a los gobiernos que han surgido en América Latina y en otros países de la periferia, tales como el de Perón en Argentina (1946-1955), o el de Getulio Vargas en Brasil (1930-1954), entre otros, en los que se exacerban las ilusiones de los “descamisados”, precisamente en períodos de crisis agudas de gobernabilidad de la burguesía nacional.
Ninguno de estos gobiernos ha solucionado la situación de pobreza de las masas que depositan en ellos sus esperanzas, sino que al ser sustituidos por otros gobiernos burgueses, quedan más depauperadas a la espera de otro Mesías que reviva sus “sueños”. Este es y será el drama de las capas explotadas y depauperadas, hasta tanto el proletariado no se coloque a la cabeza de los movimientos sociales y a través de su lucha revolucionaria supere de raíz las causas de la pauperización y la precariedad, las cuales se encuentran en el propio funcionamiento del modo capitalista de explotación.
Es indudable que Chávez se enfrenta al “gigante mundial” y sabemos que no es “cosa fácil” esta lucha entre “David contra Goliat”. Pero esta lucha contra el imperialismo “gigante” de EEUU no es mas que la lucha para fortalecer al “pequeño” imperialismo venezolano en la región, quien hace uso del petróleo (de la misma manera que EEUU hace uso de su poder económico y militar) como arma de chantaje y presión, para fortalecerse a nivel geopolítico aprovechándose de las debilidades que se le presentan al imperialismo norteamericano en el mundo. De la misma manera que la política imperialista de EEUU se hace en detrimento del proletariado y la población norteamericana, la política imperialista de la burguesía venezolana (con el sector chavista a la cabeza), se hace en detrimento de las condiciones de vida de las capas sociales que supuestamente el chavismo dice defender: la parte del presupuesto nacional que se dedica a las fuerzas armadas, compra de armamentos (que tarde o temprano se utilizaran contra la población venezolana o de algún otro país de la región) y “ayudas” a otros países, es superior a la destinada al llamado “gasto social”.
El “anti-imperialismo yanqui” ha servido durante más de un siglo para encubrir a los sectores de las burguesías de la región que se oponen a la burguesía norteamericana, ya que ellos quieren ser los únicos explotadores de las fuerzas productivas de la región y de sus respectivas naciones. En este sentido, no son gratuitas las “asesorías” de la burguesía cubana a Chávez: el “anti-imperialismo yanqui” le ha servido a ésta para someter al proletariado y a la población cubana a la explotación y la precariedad por más de 40 años. Un hecho por lo menos contradictorio es que pese a la confrontación “radical” de Chávez contra EEUU, éste sigue siendo el principal socio comercial de Venezuela. Es la mejor evidencia de que la burguesía no tiene el menor escrúpulo en promover una permanente victimización, con el objetivo de engañar y confundir a los proletarios y la población (tanto de dentro como de fuera de Venezuela). El proletariado debe combatir todo imperialismo, sea grande o pequeño, combatiendo a su propia burguesía.
Con respecto al regreso de Chávez al poder después del “golpe de estado burgués”, hay que aclarar que éste regresó al poder no precisamente “en los brazos del pueblo”, sino en los brazos de los militares leales, después de ser liberado por los militares golpistas que lo derrocaron. Éstos decidieron claudicar, al observar la tremenda debilidad de los sectores de la burguesía que estaban a la cabeza del golpe contra Chávez, quien regresó al poder dos días después. El chavismo le ha sacado el mejor provecho a este acontecimiento, al presentarse no sólo como una víctima de los sectores golpistas, sino del gobierno norteamericano quién de alguna manera apoyó el golpe al no condenarlo. Si bien es cierto que parte del “pueblo” clamaba e incluso lloraba por el regreso de Chávez, la decisión de los acontecimientos estuvo en manos de las fuerzas armadas, quienes en última instancia deciden en momentos como estos a cuál fracción de la burguesía dejar en el poder. Lo del regreso de Chávez “en brazos del pueblo” es parte de la mitología que él mismo ha creado, para cubrirse de una aureola de apoyo masivo e incondicional del “pueblo” para engañar a las masas que cifran en él sus esperanzas; mitología que veneran y le hacen publicidad sectores altermundialistas, de izquierda e izquierdistas de la región y del mundo.
Por último, queremos aclararle, y a lo mejor lo ha observado a través de nuestra respuesta, que nuestra crítica no se ubica en el espectro de las que son hechas desde la óptica de la derecha o la izquierda, las cuales consideramos fuerzas políticas complementarias que defienden los intereses de la burguesía. Se ubica en otro terreno, el de la izquierda comunista, heredera del marxismo y que consideramos es la única que de manera objetiva puede hacer un análisis auténtico desde el punto de vista de la clase obrera.
Amigo F, le invitamos a debatir sobre los puntos aquí planteados, pues consideramos que es una forma de ganar confianza en la perspectiva del socialismo revolucionario.
Fraternalmente,
La CCI. 25-02-07
[1] Un magistrado del Tribunal Supremo de Justicia gana $13.953 mensuales; un Rector del Consejo Nacional Electoral, $11.628 (los sueldos en este organismo aumentaron en mas del 1000% en 3 años); un diputado de la Asamblea Nacional, $1.746; sin tomar en cuenta todos los beneficios del cargo. El presidente Chávez dice ganar un sueldo mensual equivalente a $1.400, pero tiene varias multimillonarias partidas del presupuesto nacional para los “gastos de la presidencia”. El salario mínimo oficial (que no ganan la mayoría de los trabajadores) es equivalente a $260. Calculados según la tasa de cambio oficial de 1$=Bs. 2.150.
Altos dirigentes del chavismo, a través de “intermediarios”, invierten en las áreas: financieras, medios de comunicación, agropecuaria, etc.
Desde comienzos de la década de 1990, la burguesía ha conseguido evitar una recesión abierta de la economía mundial, desarrollando un discurso sobre la “salud y el crecimiento de la economía” en los principales países, que hoy tiene como paradigma a China. Sin embargo ese crecimiento se basa sobre todo en una desenfrenada especulación financiera e inmobiliaria que ha convertido la economía mundial en un casino, fragilizando el sistema financiero. Por otro lado, ese “desarrollo” del que hacen gala, no ha evitado una continuación y una agravación ininterrumpida de los despidos. Hoy asistimos a una acumulación de signos de más graves convulsiones financieras al mismo tiempo que se suceden los mazazos de los ataques a las condiciones de vida obreras. ap/2007/194_crisis [70]
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