Elecciones en Perú: Ni Keiko ni Castillo: solo la lucha autónoma, unida e internacional del proletariado, podrá sacar a la humanidad del caos capitalista

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Una vez más, la burguesía peruana ha puesto en marcha un proceso electoral. Un proceso que viene marcado por la conflictividad social y política vivida el año pasado, que cerró con las violentas protestas de la población en Lima, después que el Congreso aprobara la vacancia a Martín Vizcarra, a lo que siguió la renuncia de su sucesor, Manuel Merino (quien no duró más de una semana en el cargo), que enmarcamos como luchas interclasistas, en el terreno de reivindicaciones ciudadanas, para terminar con las protestas de los trabajadores del sector agroindustrial, que se ubicó en un terreno de clase[1] . Estos acontecimientos, tuvieron como marco general el empeoramiento de los efectos de la pandemia, lo cual aumentó la percepción en la sociedad sobre la poca capacidad de la clase dominante, no solo para gestionar de forma responsable la pandemia, sino para organizar sus propias fuerzas políticas. En este artículo, vamos a analizar más en profundidad las implicaciones que tiene el hecho de que los actuales comicios se dan en el contexto de una aceleración del proceso histórico de descomposición del sistema capitalista, que ha agudizado también el pugilato entre facciones de la burguesía peruana y, además, los peligros que encierra para el proletariado caer en la trampa de este nuevo circo electoral.

Mientras las facciones de la burguesía se preparan para la segunda vuelta, sube la cifra de fallecidos por Covid-19

Al igual que otras burguesías del mundo, la peruana no oculta su verdadero interés: tratar de asegurar las condiciones mínimas, desde el punto de vista político, que requiere el funcionamiento de la producción y el capital. Mientras esto ocurre, la cifra de fallecidos por Covid-19 en el país alcanza a 65608 personas. No hay que olvidar, que, en agosto del año pasado, Perú llegó a ser uno de los países del mundo con el mayor número de fallecidos por millón de habitantes. Pero, ¿es acaso esta situación un resultado solo de la negligencia de la burguesía peruana? En nuestro Informe sobre la pandemia de Covid-19 y el período de descomposición capitalista[2], dejamos claro que dicha pandemia, representa no solo la crisis más significativa desde la entrada del sistema en su última fase de declive histórico, la de la descomposición social, inaugurada por el colapso del Bloque del Este en 1989, sino que esta traduce “toda una serie de elementos de caos que representan la putrefacción generalizada del sistema capitalista.”. Dichos elementos, son palpables a nivel mundial, entre ellos, la agravación de la crisis económica preexistente, como resultado de las medidas implementadas para tratar de frenar la pandemia, la rivalidad entre grandes potencias, que ha caracterizado la vida del capitalismo y que ha derivado en una agudización del  “cada cual para sí”, que siempre ha formado parte de la naturaleza competitiva de este sistema y su división en Estados nacionales, que ha resultado en una incapacidad de desarrollar acciones conjuntas para combatir el virus, pero también, un empeoramiento de los sistemas sanitarios y de atención a la salud de la población, que resultaron de su desmantelamiento y reducción, por razones relacionadas con sus altos costos para el capital[3]. En este sentido, las recurrentes crisis políticas que ha vivido el país, sobre todo en el contexto de la pandemia, la falta de coordinación institucional e incluso, la utilización de los efectos de la pandemia como un arma de confrontación entre facciones de la burguesía, cada una buscando debilitar o desprestigiar al adversario, una baja inversión en salud durante décadas, un sistema sanitario con déficit de médicos y camas, entre otros aspectos, han retrasado o vuelto poco efectivas las medidas necesarias para combatir el virus. El caos que vive hoy el mundo y particularmente el Perú con la pandemia es el resultado de un abandono progresivo de la población, no solo en lo tocante a la salud, sino que expresa un aspecto característico de la descomposición capitalista, que es “la creciente pérdida de control de los medios que la misma burguesía se había dado hasta hoy para limitar y encauzar los efectos del declive histórico de su modo de producción.”[4]. Queda claro, que no es la burguesía de un país u otro, o determinada facción de esta, sino, el capitalismo, como un sistema político-social que antepone sus intereses económicos, su intención de perpetuarse, antes que las condiciones de vida de la población.

Fuerza Popular y Perú Libre: guardianes del capital contra los trabajadores

A pesar de la alta cifra de ausentismo, la mayor de los últimos 20 años, según la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), donde 7,1 millones no fueron a votar[5], la burguesía peruana se anota un punto a su favor, ya que logró movilizar a más de 18 millones de votantes, de un universo de 24 millones. En este sentido, logró apagar momentáneamente la conflictividad social e incluso, poner la cuestión de la pandemia en un segundo plano, para enfocar toda su maquinaria propagandística y comunicacional en crear expectativas electorales en la población. No obstante, esto no significa que haya logrado revertir de alguna manera las confrontaciones en su seno, el desgaste de sus fuerzas y el rechazo de la población a sus viejas fuerzas políticas. En este marco, surge la candidatura de Pedro Castillo, quien proviene de un partido de izquierda socialista, montado sobre la ola del desprestigio de los viejos partidos y del caos provocado por la pandemia. Este candidato, ha logrado capitalizar políticamente, situaciones como la pobreza, que durante el año 2020 alcanzó el 30, 1 %, similar a la de hace una década[6], y el pequeño liderazgo en algunas provincias del país y en el sector educación, siendo uno de los principales líderes sindicales de la huelga magisterial de 2017. Vinculado a otros, como Vladimir Cerrón, fundador del partido “Perú Libre”, definido como “marxista-leninista-mariateguista”, que ha sido señalado por otras facciones de la burguesía de tener vínculos con Sendero Luminoso y con Movadef (Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales), cuya formación como organización política, obedece a las aspiraciones de Sendero Luminoso para entrar en el juego político, entre otras cosas, para lograr la amnistía de sus líderes actualmente presos. Hay que destacar que el mismo Cerrón, declaró al diario Gestión que “El Movadef para todo el mundo está claro que es Sendero Luminoso[7]. En 2019, participó en el evento “Encuentro Latinoamericano de Gobiernos Locales y Democracia Participativa”, por invitación de Nicolás Maduro, durante el cual afirmó: “Estados Unidos quiere quebrar la unidad latinoamericana, a la democracia, estamos aquí para articular esfuerzos y evitarlo […] Debemos analizar la permanente intromisión de EE.UU. a través de organismos como la OEA, la dependencia tecnológica, el acceso a la educación.” (Gestión, 09-06-2019). La campaña de Castillo, se ha centrado en presentarlo como un candidato contra la corrupción, cuyo objetivo principal es cerrar el paso al regreso del fujimorismo, además de prometer mayores reivindicaciones para los docentes, para los campesinos, control de las importaciones “para frenar la competencia desleal de las importaciones que afectan a la industria nacional” (Correo C, 17 de mayo de 2021, p.2), nueva reforma agraria, discutir nuevamente las condiciones en que operan las empresas extranjeras en el sector minero, convocatoria de un referéndum constituyente para elaborar una nueva Constitución, ya que considera que la actual es una “Constitución de la dictadura” que tiene “una matriz colonial y desconoce las instituciones políticas y culturales de pueblos originarios y comunidades campesinas” (Ibídem, p.2),  incluir en el sistema político la revocatoria de presidente y parlamentarios, ha hecho también críticas a los medios de comunicación, todo lo cual indica, que busca ser percibido como alguien que otorgará  a la población los beneficios económicos y sociales negados históricamente[8].

Por otro lado, está la candidata del partido Fuerza Popular, Keiko Fujimori, hija del ex presidente Alberto Fujimori, quien purga una condena de 25 años por cargos de corrupción y violación de derechos humanos. Esta candidata, está acusada de delitos vinculados al caso “Lava Jato” por haber recibido aportes a sus anteriores campañas presidenciales, por lo que el Fiscal de la causa, ha pedido para ella 30 años de prisión. Este partido, se define de derecha, continuador de la doctrina fujimorista, anticomunista y conservador.

Este cuadro, que muestra las fuerzas políticas que se enfrentan y que representan lo peor del pasado político del Perú, lleno de corrupción y violencia, es un resultado evidente de la profundización de la descomposición del sistema, en particular, de cómo afecta esta fase histórica a las fuerzas de la burguesía como clase dominante, caracterizada por la tendencia creciente a la pérdida de control político sobre su propias fuerzas, lo cual se ha vuelto una tendencia dominante de la evolución social y política[9]. El hecho de que la burguesía se encuentre atrapada en una trama interminable y compleja de corrupción, pases de factura y chantajes, que ha tomado cuerpo en todas sus instituciones, hacen que se vea obligada a manipular hasta el absurdo las propias leyes que ha creado para regular su sistema político, lo que hace más difícil el establecimiento de condiciones que garanticen un determinado nivel de gobernabilidad y estabilidad política. Es un peligro real para el proletariado peruano, verse arrastrado a la pudrición que representan estas facciones en pugna, es decir, ser presa de la polarización social que intentan profundizar ambos bandos, planteando las cosas como una lucha entre “democracia y comunismo”, diciendo que hay que proteger los “logros de la democracia y la economía”, frente al “autoritarismo comunista”, cuando en realidad, ambos representan los intereses de la clase explotadora. Cualquiera de estos candidatos, de ser electos como presidentes, desarrollarán el mismo carácter represivo contra la clase trabajadora. Ambos tienen potencialmente la capacidad de reabrir un capítulo de violencia política y social, ya que no escapan a una tendencia (abierta con la entrada del capitalismo en su fase de decadencia) a desarrollar formas totalitarias de Estado y a profundizar la polarización social y el resentimiento, del cual estas mismas facciones son portadoras, pero que también late en las capas más empobrecidas de la población y en una clase media arruinada.

Otro aspecto, es la relación que tiene esta contienda electoral con el ámbito de las confrontaciones geopolíticas- imperialistas en la región. Si bien el surgimiento de la candidatura de Castillo es parte de una dinámica política interna, no se pueden descartar vínculos ideológico-políticos con la izquierda regional, tanto por las características de su programa de gobierno, que fue saludado por Evo Morales, quien declaró: “Saludamos y expresamos respeto y admiración a Pedro Castillo de Perú que tiene un programa similar al nuestro: revolución democrática y cultural pacífica, defendiendo recursos naturales e impulsando una Asamblea Constituyente, en beneficio del pueblo para que haya justicia social[10], como por la ideología de su partido, definido como “marxista-leninista-mariateguista”[11] Las intenciones de Castillo, en una eventual presidencia, de suprimir instituciones como la Defensoría del Pueblo o el Tribunal Constitucional, acompañadas de medidas como las estatizaciones y el control de importaciones, además de su anti neoliberalismo[12] marcan una serie de similitudes con las medidas adoptadas por otras facciones de la izquierda del capital en Suramérica. Castillo, ha evitado pronunciarse claramente si está en contra o a favor de gobiernos como el de Nicolás Maduro, pero hay que considerar el hecho de que Vladimir Cerrón, de su partido, sí reconoció como democrático a aquel gobierno y que este, costeó completamente su viaje a Venezuela en junio de 2019. Estos aspectos, pueden tomarse como indicios, que un eventual gobierno de Castillo se acercaría a lo que han hecho otros gobiernos de la izquierda del capital, cuyo acceso a la dirección del sistema político, ha permitido a sus ejecutores permanecer por largos períodos en el poder y controlar férreamente las instituciones.  Para la izquierda regional, un eventual triunfo de Castillo, pudiera ser tomado como un eslabón más en la extensión de sus aspiraciones geopolíticas. Si bien no podemos dar credibilidad absoluta a aquellos planteamientos que hablan de una “conspiración orquestada desde la izquierda del Foro de Sao Paolo”, como si esta pudiera controlar a su antojo cada situación política en la región, no se puede obviar que la izquierda regional no ha perdido oportunidades para explotar a su favor situaciones de orden político, que puedan hacer ver que esta se ha fortalecido como opción de gobierno frente a la derecha y que goza de la aceptación de la población. Aunque el elemento de la confrontación con Estados Unidos o el “anti americanismo” no ha aparecido como posición en esta contienda electoral, sabemos que, de llegar Castillo a la presidencia, tendrá que decantarse en este sentido. Además, no hay que olvidar que, si bien en el capitalismo todos los Estados, pequeños o grandes, tienen aspiraciones imperialistas o de establecimiento de zonas de influencia, el marco global que domina está dinámica geopolítica regional es el de las principales potencias imperialistas que se confrontan hoy, como es China, Rusia y Estados Unidos. Si una cosa es segura, es que tanto China como Rusia, seguirán explotando las debilidades del imperialismo USA en la región, de manera de disminuir su histórica influencia en esta parte del mundo.

La mistificación electoral: mecanismo de perpetuación política de la clase explotadora

Como se mencionó más arriba, los trabajadores no debemos caer en la polarización política, ni tomar partido por ninguna de las facciones burguesas que participan en este proceso electoral. Defender las instituciones burguesas, su ideología y mecanismos políticos, es defender a nuestros explotadores y verdugos. La posición marxista que defendemos los que formamos parte  de la izquierda comunista, ha quedado expresada en la plataforma de nuestra organización de la siguiente manera: “En un momento en que la tarea fundamental del proletariado es destruir las instituciones estatales burguesas y por tanto el parlamento, en que debe establecer su propia dictadura sobre las ruinas del sufragio universal y otros vestigios de la sociedad capitalista; su participación en las instituciones parlamentarias y electorales lleva, sean cuales sean las intenciones de los que la preconizan, a maquillar con una apariencia de vitalidad a estas instituciones moribundas.”[13]¨.  Si bien, en la ascendencia del sistema el parlamentarismo y las elecciones significaron mecanismos a través de los cuales se consiguieron algunas reivindicaciones reales para la clase, con la entrada del sistema en su fase de decadencia, (que fue marcada por la primera guerra mundial), estos pierden todo sentido, en primer lugar, porque las posibilidades de conseguir mejoras reales en nuestras condiciones de vida son prácticamente inexistentes, ya que el mantenimiento del sistema depende, más bien, de una explotación cada vez más sistemática y brutal del trabajo,  y por otro lado, las elecciones se han reducido a contiendas en las cuales solo se elige a quienes, bajo toda clase de promesas engañosas, continuarán el trabajo de llevarnos a condiciones cada vez más precarias de vida, cuando no para honrar la legalidad y legitimidad burguesa, dándole el poder a los más nefastos regímenes políticos,  que utilizan esa misma legalidad burguesa contra el proletariado. Bien a través de la “democracia directa”, de una “mayor participación ciudadana en las decisiones políticas”, todas han resultado fórmulas que han servido para imponer sobre los hombros de los trabajadores todo el peso de la crisis económica, exigiendo los mayores sacrificios, como ocurre hoy en día con la pandemia. Si bien en la actualidad no estamos frente a movilizaciones importantes de nuestra clase, ni esta próximo un momento definitivo de la lucha de clases, desde hace décadas están dadas las condiciones para que el proletariado lleve a cabo una verdadera revolución, una que destruya el capitalismo desde sus cimientos. Es este, el verdadero objetivo del movimiento obrero y no servir en bandeja de plata a la burguesía lo que tanto nos ha costado construir, al participar en sus procesos electorales. El camino a seguir es el de las luchas contra la precarización de nuestras condiciones de vida, darle el sentido político que tienen estas luchas, fortalecer nuestra autonomía e identidad de clase, defendiendo nuestros intereses como trabajadores a nivel internacional.

INTERNACIONALISMO Perú sección de la Corriente Comunista Internacional

 

[1] Ver nuestros artículos PERÚ: FRENTE A LA CRISIS POLITICA DE LA BURGUESIA, AUTONOMIA E INTERNACIONALISMO PROLETARIO https://es.internationalism.org/content/4622/peru-frente-la-crisis-politica-de-la-burguesia-autonomia-e-internacionalismo-proletario  y Huelga de los obreros de la agroindustria en Perú en https://es.internationalism.org/content/4632/huelga-de-los-obreros-de-la-agroindustria-en-peru

[3] Para un análisis detallado de la naturaleza de la pandemia, sus implicaciones y consecuencias ver https://es.internationalism.org/content/4566/dossier-especial-covid19-el-verdadero-asesino-es-el-capitalismo

[4] Ibid., documento nota 2

[8]Con el neoliberalismo nuestras empresas estatales fueron privatizadas; la  libertad  de mercado,  libertad  de  empresa,  libertad  de  industria y libertad de  finanzas,  quebraron nuestra  incipiente  industria  nacional pública  y  privada; se  socializaron  las  pérdidas y privatizaron  las ganancias; se dio exclusividad monopólica a las empresas extranjeras; con  la  flexibilización  laboral  se  autorizó mayor explotación legal al trabajador; se  incrementó  la  brecha  de  desigualdad  en  el  país, el hombre  quedó  reducido  a ser  un  medio  de  producción  o simple mercancía;  y  nos llevaron  a una  condición  de  neocolonia .En  otras palabras, impusieron libertad para los ricos y coacción para los pobres.” Perú Libre. Ideario y Programa, por Vladimir Cerrón.  https://perulibre.pe/wp-content/uploads/2020/03/ideario-peru-libre.pdf

[9]Así, la fase de descomposición de la sociedad capitalista no aparece únicamente como la continuación cronológica de las caracterizadas por el capitalismo de Estado y la crisis permanente. En realidad, las contradicciones y expresiones de la decadencia del capitalismo que la han ido marcado sucesivamente en sus distintas fases se mantienen e incluso se han profundizado, de tal modo que la fase de descomposición es la resultante de la acumulación de todas esas características de un sistema moribundo, la fase que remata tres cuartos de siglo de agonía de un modo de producción condenado por la historia […]. Otro aspecto importante de nuestra visión sobre la descomposición se muestra a continuación: “La situación actual se define, en cambio, en que la clase obrera no es todavía capaz de entablar ya el combate por su propia perspectiva, la única verdaderamente realista, la de la revolución comunista, pero también en que la burguesía es incapaz de proponer la menor perspectiva, ni siquiera a corto plazo, pues la capacidad que ésta demostró en el pasado, incluso en el período de decadencia, para limitar y controlar el fenómeno de descomposición va a desaparecer ante los golpes de ariete de la crisis. […]. Tesis sobre la descomposición: La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo. https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo

[11] Para conocer más detalles sobre nuestra posición acerca de los llamados “partidos comunistas” o facciones de la izquierda del capital que se autodenominan “marxistas-leninistas”, a continuación, presentamos extractos de nuestra Plataforma política: “Al dejar el Capital en manos del Estado, el capitalismo de Estado crea la ilusión de la desaparición de la propiedad privada de los medios de producción y de la eliminación de la clase burguesa. La teoría estalinista del socialismo en un solo país, así como la mentira de los países “socialistas” o “en transición al socialismo”, encuentran sus fundamentos en esa apariencia mistificadora […] El triunfo de la contrarrevolución en Rusia se hizo bajo el signo de la reorganización de la economía nacional mediante las formas más acabadas de capitalismo de Estado, cínicamente presentadas como “desarrollos de Octubre” y “construcción del socialismo”. El ejemplo ha sido seguido en otros sitios: China, Países del Este, Cuba, Corea del Norte, Vietnam… Nada hay de proletario o comunista en estos países. Allí reina la dictadura del capital en su expresión más decadente, enmascarada por una de las mistificaciones más grandes de la historia. Toda defensa, incluso si es “crítica” o “condicionada”, de estos países es una actividad absolutamente contrarrevolucionaria.”. Además, se puede ver en nuestra sitio en internet https://es.internationalism.org/ el artículo: Los gobiernos de Izquierda en defensa de la explotación capitalista (III) La trampa está en la letra pequeña https://es.internationalism.org/content/4625/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-iii-la-trampa-esta

[12] Ver nuestra serie sobre “El comunismo no es un bello ideal, sino una necesidad materialhttps://es.internationalism.org/series/365 y también los artículos: “Una ideología al servicio de la burguesía: el pretendido carácter marxista del “socialismo del siglo XXI”  https://es.internationalism.org/internacionalismo/200706/1927/una-ideologia-al-servicio-de-la-burguesia-el-pretendido-caracter-marxi  y ¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo? https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo

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