En enero de 1919 el gobierno alemán conducido por los traidores del Partido Socialdemócrata asesinó a Rosa Luxemburgo, a Karl Liebchneck y a otros muchos militantes obreros. Nunca podemos olvidar que la burguesía responderá a la lucha revolucionaria del proletariado con la violencia más salvaje. Para el movimiento obrero de entonces las 3 L (Lenin, Luxemburgo, Liebchneck) no eran ídolos a seguir ciegamente sino combatientes del proletariado que dieron lo mejor de sí mismos a la causa de la liberación de la humanidad y que ello fue la materia sobre la que se levantó sus contribuciones teóricas, organizativas y políticas. El artículo que publicamos fue redactado en 1946 por nuestros antecesores de Internationalisme, la Izquierda Comunista de Francia, de cuyo fértil legado nos reclamamos.

Uno de los frutos de mayo 68 fue la renovación de la Izquierda Comunista y sus animadores fueron primero Internacionalismo de Venezuela (constituido en 1964), Révolution Internationale (formado en junio de 1968) y la Corriente Comunista Internacional (fundada en 1975).

El 15 de enero de 1919, Rosa Luxemburg fue asesinada, con su compañero de combate Karl Liebknecht, por los cuerpos francos. Esta soldadesca estaba entonces bajo las órdenes del Ministro Noske, miembro del SPD (la social democracia alemana) quien declara “¡se necesita un  perro sanguinario, yo voy a ser ese!”. Son los socialistas en el poder, a la cabeza del Estado democrático, los que orquestaron la sangrienta represión de la insurrección obrera en Berlín y asesinaron a una de las más grandes figuras del movimiento obrero internacional.