Crisis Rusia-Ucrania: la guerra es el modo de vida del capitalismo

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Putin justifica el despliegue militar en la frontera con Ucrania denunciando las intenciones "agresivas" de la OTAN y de las potencias occidentales. Por su parte, los portavoces políticos y mediáticos de las "democracias" occidentales llaman a mantenerse firmes contra las amenazas "agresivas" de Rusia a la soberanía de Ucrania, señalando la intervención de las fuerzas especiales rusas para ayudar a "restaurar el orden" en Kazajistán como una prueba más de las ambiciones de "construcción" (o reconstrucción) del imperio de Putin.

Esas son las acusaciones mutuas entre potencias capitalistas e imperialistas; en cambio, la posición de nuestra clase, “los trabajadores no tienen patria”, es negarse a meterse en estas contiendas, y menos todavía a hacer sacrificios, económicos o físicos, en nombre de sus explotadores, ya sean estadounidenses, europeos, rusos o ucranianos. Y para desenmascarar la propaganda que se vierte por ambas partes, la tarea de los revolucionarios no es sólo denunciar todas las mentiras que se vierten, sino también hacer un análisis coherente, profundizar en las raíces de esta agudización de las tensiones Inter imperialistas.

Caída de los imperios

Antes de 1989, Moscú estaba a la cabeza de la segunda potencia mundial, líder de todo un bloque imperialista. Ucrania y muchas de las otras repúblicas "independientes" que hoy rodean a la Federación Rusa formaban parte de la URSS, la llamada "Unión Soviética". Pero en 1989-91, culminación de una larga crisis económica y política cuyos orígenes hemos analizado en su tiempo1, el bloque oriental se desmoronó y la propia URSS acabó siendo arrastrada por el derrumbe. Uno de los principales medios de esta victoria sin precedentes para el bloque liderado por Estados Unidos fue la política de cercar a la URSS, forjando una alianza con China, utilizando a Turquía como base de misiles, buscando una "Pax Americana" en todo Oriente Medio. Esto vino acompañado por una intensa carrera armamentística que aceleró la quiebra de la URSS. El bloque ruso, cada vez más asediado, trató de romper el cerco, invadiendo Afganistán en 1979, pero aquella maniobra para acceder a los "mares cálidos" resultó contraproducente, ya que las tropas rusas se empantanaron en una guerra imposible de ganar contra las fuerzas islamistas apoyadas por Estados Unidos y sus aliados. Y más o menos al mismo tiempo, las huelgas masivas de la clase obrera en Polonia mostraron a los gobernantes de la URSS lo poco que podían contar con los trabajadores de su propio bloque en cualquier otra aventura militar, menos todavía en la propia Europa. Estados Unidos surgió de la situación como única "superpotencia", proclamando el presidente Bush senior el advenimiento de un "Nuevo Orden Mundial" de paz, prosperidad y democracia, a la vez que los estrategas militares estadounidenses planeaban el "Full Spectrum Dominance” (el domino total) y el "Nuevo Siglo Americano". Sin embargo, en pocos años, el triunfo de Estados Unidos acabó resultando inútil2. Con el enemigo común del Este abatido, el propio bloque occidental comenzó a fragmentarse, y la norma del "sálvese quien pueda" fue sustituyendo a la antigua disciplina de bloque, una “norma” que plasmaba, en las relaciones internacionales, los inicios de una fase nueva y terminal en el largo declive del sistema capitalista: la descomposición3. Este proceso quedó claramente ilustrado con la guerra de los Balcanes a principios de los años 90, en la que los aliados más "leales" de EEUU se encontraron enfrentados, apoyando incluso a diferentes facciones en las sangrientas masacres que acompañaron la desintegración de Yugoslavia. La respuesta estadounidense a aquella amenaza a su hegemonía fue intentar reafirmar su autoridad echando mano de su abrumadora superioridad militar, con cierto éxito, en la primera Guerra del Golfo de 1991, pero con resultados mucho más negativos en las invasiones de Afganistán en 2001 y de Irak en 2003. Le tocaba ahora Estados Unidos meterse en conflictos imposibles de ganar contra bandas islamistas. En lugar de bloquear la tendencia al “sálvese quien pueda”, estas aventuras aceleraron las tendencias centrífugas en toda la región estratégicamente vital de Oriente Medio. En particular, el principal enemigo de Estados Unidos en la región -Irán- se benefició del desorden en el vecino Irak, haciendo avanzar a sus peones en el Líbano, Yemen, Siria y otros lugares. Al mismo tiempo, ese nuevo desorden mundial creó un espacio para que China -que ya se había beneficiado de las inversiones masivas económicas occidentales destinadas a encontrar una salida a las recesiones económicas de los años 70 y 80- emergiera como un verdadero rival imperialista de EEUU.

El renacer imperialista de Rusia

Tras un breve periodo -los años de Yeltsin- en el que Rusia parecía dispuesta a venderse al mejor postor, el imperialismo ruso, dirigido por el ex miembro del KGB, Putin, comenzó a reafirmarse, contando con sus únicas bazas reales: la enorme maquinaria militar heredada del periodo de la Guerra Fría y sus considerables reservas energéticas, especialmente de gas natural, que podían utilizarse para chantajear a los países más dependientes de la energía. Y aunque no podía enfrentarse directamente a sus rivales imperialistas, hizo todo lo posible para agudizar las divisiones entre ellos, especialmente mediante el uso juicioso de la ciberguerra y la contrapropaganda oculta. Un ejemplo obvio fueron sus esfuerzos por debilitar a la Unión Europea (UE) mediante el apoyo a las fuerzas populistas en el referéndum del Brexit, en Francia, en Europa del Este, etc. En Estados Unidos sus trolls de las redes sociales apoyaron la candidatura de Trump, pues éste se había mostrado bastante manso ante las ambiciones y acciones rusas, quizás sometido a la presión rusa a causa de sus andanzas financieras, cuando no sexuales, por Moscú. Pero también porque existe una facción considerable de la burguesía estadounidense favorable a coquetear con Rusia como contrapeso a China. La reactivación imperialista de Rusia pasó por varias etapas: en lo interno, poniendo fin a las liquidaciones y saldos de Yeltsin e imponiendo un control mucho más estricto sobre la economía nacional, pero sobre todo mediante acciones militares: en Chechenia, reducida a escombros entre 1999 hasta la década de 2000, que sirvió de advertencia contra futuros intentos de secesión en la Federación Rusa; en Georgia en 2008, donde las fuerzas rusas intervinieron en apoyo de la secesión de Osetia del Sur para frenar el avance de Georgia hacia la OTAN; la anexión de Crimea en 2014, culminación de la reacción rusa ante la "revolución naranja"4 en Ucrania y la aparición de un gobierno prooccidental que pretendía ingresar en la OTAN. Y en Siria, donde las armas y fuerzas rusas han sido decisivas para evitar la caída de El Asad y la posible pérdida de la base naval rusa en Tartús. En los años 70 y 80, Estados Unidos había conseguido en gran medida expulsar la influencia rusa de Oriente Medio (por ejemplo, en Egipto, Afganistán...). Ahora Rusia está de vuelta y es EE.UU el que se ha retirado. En muchas de estas acciones militares Rusia ha contado con el apoyo abierto o tácito de China, no porque haya una convergencia imperialista entre ambos países, sino porque China saca partido de las políticas que debilitan el dominio de EEUU.

La ofensiva imperialista de Estados Unidos no ha desaparecido

Sin embargo, a pesar de la recuperación de Rusia y de los numerosos reveses sufridos por Estados Unidos, éste no ha renunciado a todas las ganancias que ha conseguido en los países limítrofes con Rusia; en muchos aspectos, la vieja política de cerco continúa. La expansión de la OTAN ha sido la punta de lanza de esta política, atrayendo a Estonia, Lituania, Letonia, Polonia, Hungría, la República Checa, Eslovaquia, Rumanía, Bulgaria, Croacia, Albania, Montenegro, Macedonia del Norte y Eslovenia, la mayoría de las cuales formaban parte del bloque ruso. Todo esto ha ocurrido en las últimas dos décadas. No es pues de extrañar que el Estado ruso se sienta amenazado por esos esfuerzos por hacer entrar a Georgia y Ucrania en la OTAN. Una de las principales exigencias de Putin para "desactivar" la crisis ucraniana incluye la promesa de que Ucrania nunca ingrese en la OTAN y de que se retiren las tropas o las armas extranjeras de los países que se incorporaron en la OTAN desde 1997. Además, Estados Unidos dio el mayor respaldo a varias "revoluciones de colores", sobre todo en Ucrania, tratando de canalizar las protestas contra la miseria económica y los despóticos gobernantes prorrusos en apoyo de las fuerzas políticas pro europeas y pro estadounidenses. Por tanto, Rusia sigue estando esencialmente a la defensiva en esta situación. Sin embargo, Moscú también sabe que Estados Unidos se enfrenta a grandes dificultades, preocupados por el auge de China y ansiosos por no comprometerse en demasiados frentes a la vez, como lo demuestra la humillante retirada de Afganistán. Por lo tanto, es un "buen" momento para que Putin se ponga a desenvainar espadas y sonar clarines los cuales, como siempre, puede ayudar a reforzar su imagen de hombre fuerte de puertas adentro, sobre todo ahora que su popularidad se ha ido desmoronando debido a escándalos de corrupción, a políticas cada vez más represivas contra los políticos y periodistas de la oposición, y, sobre todo, a las crecientes dificultades económicas del país. Esto no significa ni mucho menos que Ucrania sea una inocente criatura en estos montajes bélicos. Ucrania realiza anualmente ejercicios militares conjuntos con los aliados de la OTAN y es uno de los 26 países que participan en el programa Defender-Europa 2021 de la OTAN, que son operaciones militares dirigidas por el ejército de EE.UU "para reforzar la preparación y la interoperabilidad entre los ejércitos de EE.UU, la OTAN y sus socios" en toda Europa (léase: "Defender Europe 21 Fact Sheet"). Kiev ha tomado medidas para mejorar a su personal y equipos militares y cumplir así los criterios de adhesión a la OTAN. En junio de 2020, Ucrania se convirtió incluso en un “enhanced opportunity partner” (algo así como “asociado preferente”) de la OTAN, aumentando su cooperación con la alianza militar. A principios de 2021, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania anunció que el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa había aprobado una estrategia destinada a recuperar Crimea. La administración de Zelensky pretendía la "plena soberanía ucraniana" no sólo sobre Crimea, sino también sobre la ciudad portuaria de Sebastopol.

La guerra es el modo de vida del capitalismo

¿Nos dirigimos hacia un conflicto directo entre Rusia y EE.UU por Ucrania, incluso hacia una tercera guerra mundial, como sugieren algunos de los informes más alarmistas?5 Ni EE.UU ni Rusia forman parte de un bloque militar estable que tenga la disciplina necesaria para movilizarse para una guerra global. Y ninguno de los dos tiene interés en un enfrentamiento militar inmediato y directo. A pesar de los considerables activos agrícolas e industriales de Ucrania6, invadir y anexionar Ucrania se puede comparar con una serpiente pitón engullendo a una vaca: invadirla o engullirla será una cosa, pero digerirla sin reventar otra muy distinta. Y como hemos dicho, Estados Unidos tiene preocupaciones más urgentes en el frente imperialista, de ahí la advertencia bastante ineficaz de Biden de que ocurrirán “cosas malas” si Rusia se lanza a una invasión, y de su compromiso con conversaciones diplomáticas de alto nivel. No debemos olvidar, sin embargo, que el conflicto de baja intensidad con las fuerzas separatistas rusas en el este de Ucrania ha continuado a pesar de varios intentos de alto el fuego. Incluso si Rusia no acaba invadiendo el país, puede verse obligada a intensificar su apoyo a las fuerzas separatistas o a socavar la integridad de Ucrania como Estado en otros frentes. Y aunque lo último que quiere "Occidente" es pisar con bota militar el territorio de Ucrania, no por ello está reducido a la impotencia. Puede seguir proporcionando armas y entrenamiento al ejército ucraniano, y también puede responder con algunas medidas económicas perjudiciales contra Rusia, como el bloqueo total de los principales bancos estatales y agencias de inversión rusas, y nuevas sanciones que incluyan la minería, los metales, el transporte marítimo y los seguros7.

La fase de descomposición en la que entró el capitalismo mundial hace treinta años está marcada por conflictos militares caóticos y una creciente pérdida de control por parte de la clase dominante. Anteriormente, durante la guerra fría, las principales potencias planetarias tuvieron suspendida la espada de Damocles nuclear sobre la cabeza de la humanidad. Todavía está colgada ahí en un mundo que ya no obedece los dictados de bloques coherentes, y donde más países que nunca están armados con armas de destrucción masiva. En resumen, sean cuales sean los cálculos "racionales" de los jugadores en el tablero imperialista, no podemos descartar estallidos repentinos, escaladas o inmersiones en una destructividad irracional. La guerra sigue siendo el modo de vida de este sistema decadente, y el hecho de que el poder esté dispuesto a jugarse la vida de la humanidad y del propio planeta es ya una razón para condenar este sistema y luchar por una comunidad humana global que acabe relegando los estados nacionales y las fronteras en el museo de antiguallas.

Amos (World Revolution, enero de 2022)

1 Léanse las Tesis sobre la crisis económica y política en los países del Este | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org)

2 Militarismo y Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion

3 Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo

4 Sobre la “revolución naranja” en Ucrania - La cárcel del autoritarismo y la trampa de la democracia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1048/sobre-la-revolucion-naranja-en-ucrania-la-carcel-del-autoritarismo

5 Por ejemplo, el del diario de la derecha británica The Daily Express, especialista en ese tipo de aspavientos alarmistas: World War 3 warning: Russia invasion to spark devastating global conflict – urgent alert | World | News | Express.co.uk

6 Ver por ejemplo el análisis de uno de los grupos bordiguistas: https://www.international communist-party.org/CommLeft/CL36.htm#UkraineLeaf.

7 The West must stand firm to combat Russia's threats to Ukraine | View | Euronews (Occidente debe mantenerse firme ante las amenazas de Rusia a Ucrania)

Geografía: 

Cuestiones teóricas: