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En este capítulo publicamos el debate dentro de BILAN sobre la postura a adoptar frente a la guerra de España. Esta polémica se llevó a cabo públicamente como corresponde a la tradición del movimiento obrero.
Un minoría de compañeros pensaba que había una revolución en marcha y que la guerra no era imperialista sino que tenía como misión defender “la revolución obrera”. Aunque denunciaban a la República y la mistificación antifascista pensaban que había que empuñar las armas para defender “la posibilidad de un poder obrero”. Así, estos compañeros se fueron a Barcelona y se integraron dentro de una columna de voluntarios organizada por el POUM.
La reacción de la mayoría de BILAN fue ante todo favorecer la discusión dando a los compañeros los medios para defender su posición aunque no la compartieran y opusieran todos los argumentos necesarios contra ella. BILAN evitó las medidas administrativas contra las faltas organizacionales repetidas de la minoría y con suma paciencia aguantó sus provocaciones inspirado por el objetivo esencial de favorecer la claridad. Reconocía claramente que la posición adoptada por la minoría era radicalmente incompatible con las posiciones proletarias de BILAN y que llevaba inevitablemente a la separación si no era reconsiderada. Sin embargo quería que ante todo esta separación se hiciera desde la máxima claridad y no en la confusión.