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Hace 150 años, el 18 de marzo de 1871, comenzó el primer asalto revolucionario del proletariado, dando lugar a la Comuna de París. Frente a la guerra total declarada por la burguesía contra ella, la Comuna resistió durante 72 días, hasta el 28 de mayo de 1871: su despiadada represión costó la vida a 20,000 proletarios. Desde entonces, para la clase obrera, de generación en generación, la Comuna de París ha sido un ejemplo, una referencia, un patrimonio de los explotados de todo el mundo. Un patrimonio que no pertenece a su verdugo, la burguesía, que ahora multiplica conmemoraciones indecentes para falsear su historia y arrojar al olvido las preciosas lecciones que el movimiento obrero ha aprendido de ella.
Durante varias semanas, periódicos, canales de televisión y radio vieron desfilar a historiadores, periodistas, políticos, escritores, todos los cuales hicieron su trabajo sucio de propaganda al servicio de su clase. De derecha a izquierda, pasando por la extrema izquierda, toda la burguesía presenta sus mentiras desde las más descaradas hasta las más sutiles.
Para la Derecha los comuneros eran unos "salvajes sedientos de sangre"
Si la derecha se indignó por la timidez con que el Estado planeaba “conmemorar” el bicentenario de la muerte de Napoleón I, evidentemente mostró toda su altivez hacia los Comuneros[1], estos “asesinos”, estos “alborotadores”, estos “agentes del desorden” que tendrían que quedarse donde están, es decir, a dos metros bajo tierra. Tenemos que remontarnos a 2016 para ver a Le Figaro, un conocido diario francés de derecha, adelantar con crudeza lo que el “partido del orden” siempre ha pensado en el fondo de manera inequívoca: “Los comuneros han destruido París, masacrado la gente honesta e incluso hicieron pasar hambre a París destruyendo los enormes almacenes del granero de la abundancia, el granero de las reservas de cereales que abastecían a los panaderos de París”. La villanía y la ignominia son ilimitadas. Así es como los insurgentes, tratados como alimañas en ese momento, se hicieron responsables de su propia hambruna y al mismo tiempo de la hambruna de la “gente honesta”. En otras palabras, si la clase trabajadora en París fue reducida a comer ratas, ¡fue su culpa! Como es habitual, desde las secuelas del evento, la derecha, que siempre ha sido aterrorizada por las “clases peligrosas”, repite con rencor su discurso de odio equiparando a los comuneros con salvajes sanguinarios.
Pero esta campaña de acusaciones groseras, emprendida sin delicadeza, conoció muy rápidamente sus límites a los ojos de la clase obrera. Por tanto, correspondió a las fuerzas de izquierda del capital llevar a cabo el trabajo esencial y verdaderamente de falsificación del significado de la Comuna de París.
La Izquierda se apropia de la Comuna para mejor engañarnos
A partir del próximo 18 de marzo y durante 72 días, la administración municipal de París organizó nada menos que cincuenta actos para supuestamente celebrar el 150 aniversario de la Comuna. El tono se marcará a partir del 18 de marzo en la plaza Louise Michel (18° distrito de París), en presencia de Anne Hidalgo, la alcaldesa “socialista” de la capital.
Este lugar no se elige al azar. Louise Michel fue una de las combatientes más conocidas y heroicas de la Comuna que, durante su juicio, rechazó la piedad de los verdugos de la Comuna gritándoles en su cara: “¡Ya que parece que todo corazón que late por la libertad solo tiene derecho a un poco de plomo, estoy reclamando mi parte! Si no eres cobarde mátame.” Entonces, ¿quiénes son estas personas que hoy quieren escenificar de manera totalmente truncada la memoria de la Comuna? ¿Quiénes es la Señora Hidalgo y todo su concejo municipal “socialista”? Nada menos que los descendientes de los socialdemócratas traidores que pasaron irremediablemente al campo de la burguesía durante la Primera Guerra Mundial.
Desde entonces, en la oposición o en el gobierno, los “socialistas” siempre han actuado en contra de los intereses de la clase trabajadora. Por tanto, es con toda hipocresía y con fines de recuperación política que el primer asistente de Anne Hidalgo durante los saludos al Nuevo Año de 2021 utiliza cínicamente la memoria de Louise Michel citando: “Todos buscan su camino, nosotros buscamos el nuestro y creemos que el día en que llegue el reino de la libertad y la igualdad el género humano será feliz”. Para los comuneros, estas palabras significaron el fin de la esclavitud asalariada, el fin de la explotación del hombre por el hombre, la destrucción del Estado burgués. Este era el significado de las palabras “libertad” e “igualdad” para ellos. Por eso, en lugar de la bandera tricolor de Versalles que ondea hoy en el techo del Hôtel de Ville en París, los comuneros izaron allí la bandera roja, ¡un símbolo de la lucha de los trabajadores en todo el mundo! Pero para esta clase de explotadores y asesinos, el “reino de la libertad” no es más que el reino del comercio, la dominación y la explotación de los proletarios en las cárceles industriales.
El Partido Socialista bien puede multiplicar los espectáculos a la gloria de la democracia burguesa en los cuatro equinas de la capital, los intelectuales, escritores, cineastas de izquierda bien pueden estrenar películas y abundantes obras para diluir el carácter revolucionario de la Comuna, la prensa puede, como The Guardian[2], hacerla pasar por una “lucha popular” y compararla con el movimiento interclasista de los “chalecos amarillos” para negar su carácter inconfundiblemente proletario, la Comuna de París tampoco fue una lucha por la implementación de valores y democracia burguesa, esa forma sofisticada de dominación de clase y del capital, ni una lucha del “pueblo de París”, ni siquiera de la “pequeña burguesía artesanal”. Al contrario, encarnaba una lucha a muerte por derrocar el poder de la clase burguesa, de la que el Partido Socialista y todos los notables de la “izquierda” son hoy los dignos representantes.
La extrema izquierda del capital completa el trabajo sucio
Los izquierdistas no se quedan fuera a la hora de contribuir a la falsificación de las experiencias del movimiento obrero. La mayoría de las veces, estas son las deformaciones más insidiosas.
Así, los trotskistas del NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) se montan sobre el caballo de la “democracia directa” para distorsionar el significado de la Comuna. Estos izquierdistas admiten que los comuneros atacaron al Estado, pero para deducir lecciones falsas, para sacar conclusiones inofensivas para la capital que defienden con celo. El NPA de Loiret, por ejemplo, en un boletín publicado el 13 de marzo, abre sus columnas al historiador Roger Martelli[3]cuya prosa es un verdadero alegato en favor de la democracia burguesa: “Sin doctrinas fijas, sin siquiera un programa completo, la Comuna hizo en unas semanas lo que la República tardará en decidir. Allanó el camino para un concepto de ‘convivencia’, basado en la igualdad y la solidaridad. Finalmente, destacó la posibilidad de un reclamo que sea menos representativo, más directamente ciudadana. En resumen, quería implementar concretamente el ‘gobierno del pueblo por el pueblo’ que el presidente Lincoln había anunciado el advenimiento años antes”. ¡Qué vergüenza! ¡Martelli escupe descaradamente sobre la tumba de los comuneros! El NPA, de manera totalmente abierta y “desinhibida”, hace pasar a la Comuna como una simple reforma democrática radical vestida de participación popular. ¡A fin de cuenta, el porvenir prefigurado por la Comuna es devuelto al ideal democrático burgués!
Jean Jaurès, a pesar de sus prejuicios reformistas, tuvo al menos la honestidad intelectual, a diferencia de los falsificadores del NPA, para decir que: “la Comuna fue en su esencia, en el fondo la primera gran batalla campal del trabajo contra el capital. Y fue incluso por esto que fue derrotada, que fue degollada”[4].
Por su parte, Lutte Ouvrière (LO), el otro principal partido trotskista francés, contribuye con su lenguaje falsamente radical a esta campaña de falsificación pretendiendo oponer la democracia parlamentaria (en la que LO ha participado descaradamente durante décadas) a la dictadura del proletariado, es decir, a sus ojos, una forma más radical de democracia burguesa. Así lo explicó este partido electorero en 2001: “En un programa que no tuvieron tiempo de desarrollar, los comuneros propusieron que todas las comunas desde las grandes ciudades hasta los caseríos rurales más pequeños se organizaran según el modelo de la Comuna de París y que constituyeran la estructura básica de una nueva forma de Estado verdaderamente democrático”[5]. Por esa razón, LO se apresura a aclarar: “Esto no significa que los comunistas revolucionarios sean indiferentes a las llamadas libertades democráticas, al contrario, aunque sólo sea porque permiten a los militantes defender sus ideas de manera más abierta”[6].
Las organizaciones de izquierda del capital juegan sin duda el papel más pérfido, consistente en presentar a la Comuna como un experimento de democracia “radical”, que no habría tenido otro horizonte que el de mejorar el funcionamiento del Estado. ¡Nada más! 150 años después, la Comuna de París tiene que enfrentarse de nuevo a la Santa Alianza de todas las fuerzas reaccionarias burguesas, como tuvo que enfrentarse en su momento a la Santa Alianza del Estado prusiano y la República francesa. Estos son los tesoros políticos legados por la Comuna que la clase burguesa busca esconder y enterrar.
La Comuna pertenece a la clase obrera
De hecho, como afirmaron en voz alta Marx y Engels tras el acontecimiento, la Comuna de París fue el lanzamiento del primer asalto revolucionario del proletariado al querer destruir el Estado burgués. La Comuna buscó inmediatamente establecer su poder aboliendo el ejército permanente y las administraciones estatales, estableciendo la revocabilidad permanente de los miembros de la Comuna, responsables ante todos aquellos que los habían elegido. Mucho antes de las revoluciones de 1905 y 1917 en Rusia, cuando las condiciones históricas no estaban maduras, los comuneros se embarcaron en el camino de la formación de consejos obreros, “la forma finalmente hallada de la dictadura del proletariado” como decía Lenin. No es, por lo tanto, la construcción de un Estado “verdaderamente democrático” lo que buscaron los comuneros, sino al cuestionamiento del dominio de la clase burguesa. La Comuna de París demostró que “la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal y como está y servirse de ella para sus propios”[7]. Esta es una de las lecciones esenciales que Marx y el movimiento obrero extrajeron de esta trágica experiencia.
Si la Comuna de París fue un asalto prematuro que terminó con la masacre de la flor y nata del proletariado mundial, el hecho es que fue una lucha heroica del proletariado parisino, una contribución invaluable a la lucha histórica de los explotados. Por ello, sigue siendo fundamental que la clase obrera del siglo XXI sea capaz de apropiarse y dar vida a la experiencia de la Comuna y las invaluables lecciones que los revolucionarios han extraído de ella.
Paul, 18-marzo-2021
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Para profundizar las lecciones de la Comuna de París, recomendamos leer los siguientes artículos:
- “La Comuna de París, primer asalto revolucionario del proletariado”, ubicada en: https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201109/3203/la-comuna-de-paris-primer-asalto-revolucionario-del-proletariado
- “1871: la primera revolución proletaria: el comunismo, una sociedad sin Estado”, octava parte de nuestra serie: “El comunismo no es un bello ideal sino una necesidad material”, ubicada en: https://es.internationalism.org/revista-internacional/199407/1852/viii-1871-la-primera-dictadura-del-proletariado
- A propósito del 140o aniversario de la Comuna de París https://es.internationalism.org/revista-internacional/201108/3174/a-proposito-del-140o-aniversario-de-la-comuna-de-paris
- Lecciones de la Comuna de París /content/4164/lecciones-de-la-comuna-de-paris
- “Glorificación del Sagrado Corazón: un nuevo crimen contra la Comuna de París”, disponible solo en lengua francesa en: https://fr.internationalism.org/content/9995/glorification-du-sacre-coeur-nouveau-crime-contre-commune-paris
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[1] En el Consejo municipal de París, los representantes electos de derecha se opusieron a la celebración del 150 aniversario de la Comuna, liderando una campaña ensordecedora sobre la legitimidad e incluso el deber nacional de celebrar la muerte de Napoleón Bonaparte
[2] “¿Viva la Comuna? La insurrección obrera que sacudió al mundo”, The Guardian (7-marzo-2021).
[3] Vinculado a la corriente renovadora del partido estalinista en Francia, el PCF, ahora cercano al partido de izquierda, La France insoumise, con un discurso muy nacionalista
[4] Jean Jaurès: Historia socialista. Sobre la contribución de este militante ver Jean Jaurès y el movimiento obrero https://es.internationalism.org/cci-online/201502/4074/jean-jaures-y-el-movimiento-obrero
[5] “Democracia, democracia parlamentaria, democracia comunal”. Círculo León Trotsky, n° 89 (26-enero-2001). En este artículo que dice mucho sobre la ideología democrática de LO, el partido trotskista agrega sin pestañear: “Entre todas las instituciones burguesas, los municipios [es decir los engranajes de la democracia burguesa donde LO tiene más posibilidades de obtener funcionarios electos] siguen siendo hoy, potencialmente, los más democráticos, porque son los más cercanos a la población, los más sujetos a su control”. Sin comentarios…
[6] “La Comuna de París y sus enseñanzas para hoy”, Lutte de classe n° 214 (marzo de 2021)
[7] Marx y Engels, Prefacio al Manifiesto del Partido Comunista (24-junio-1872). https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm