El proceso electoral que ha tenido lugar hace unas semanas en México, culminó con el triunfo del partido de López Obrador, aunque estuvo enmarcado por la división de la burguesía y el avance de la violencia por la integración de las mafias del narcotráfico en todos los ámbitos de la vida de la clase en el poder, le ha permitido alentar la esperanza en la democracia y reforzar la idea que los gobiernos de izquierda son alternativas para los explotados, intentando encubrir el origen burgués del partido Morena y de los gobiernos de la llamada “4ª Transformación”.

La camarilla de Le Pen aún no había consumado su triunfo en las elecciones europeas cuando el presidente Macron anunció la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones legislativas a continuación. Los rumores de una disolución circulaban desde hacía varias semanas, pero la noticia no dejó de inquietar a las cancillerías europeas en un contexto de auge del populismo en Europa y en todo el mundo.

En momentos en que se preparan las elecciones generales en Brasil, la burguesía intensifica su propaganda, reforzando la mistificación democrática a través de sus "alternativas", escenificando el duelo entre Lula, que representa el rostro democrático de la izquierda, por un lado, y el actual presidente Bolsonaro, por el otro, una caricatura del populismo y la extrema derecha (una especie de trumpista sudamericano).