Elecciones en México: Morena y la oposición compiten para liderar la explotación de los trabajadores

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A lo largo de los 5 años del actual gobierno en México, se repite por el aparato de izquierda del capital, que el poder que ejerce López Obrador es el resultado de las luchas del pasado. De esa manera la burguesía presenta a las urnas y a la democracia como procesos que han madurado en México, al grado de permitir “cambios” sociales como el que supuestamente representa el gobierno de la “4ª Transformación”. Y, por otra parte, con el ensanchamiento de los enfrentamientos entre algunos sectores de la burguesía y el gobierno, ayudan a reforzar la idea de que López Obrador y su partido son contrarios a la clase dominante y una alternativa para los explotados. Estos argumentos fomentan una visión mistificada sobre cuál es la razón de que se haya instaurado un gobierno de izquierda y esconden el verdadero significado político que tiene para la burguesía.

Así, el primer aspecto que habrá que analizar es por qué pudo llegar López Obrador al gobierno, si en las tres veces que compitió a la presidencia, hubo fuertes campañas en su contra, presentándolo “como un peligro para México”.

Las dificultades de la burguesía para cohesionarse y controlar su política electoral

Es común que el ascenso de gobiernos de izquierda al poder se deba a que la burguesía busca detener algún descontento usando el asistencialismo. Los gobiernos de izquierda suelen relevar a los de derecha en el control, pero eso no nos explica el ascenso de AMLO. En 2018, cuando llega al gobierno López Obrador, había indudablemente un descontento social, sobre todo por la violencia y control ejercido por las mafias de la droga, por la desaparición de los estudiantes normalistas ocurrida en 2014 y por la pauperización masiva de la población. No obstante, había un rígido control ideológico y político.

Lo cierto es que ese descontento generaba una sensibilidad entre los explotados que los hizo muy receptivos a las promesas demagógicas, que los atrapó y reanimó su esperanza en las elecciones y la democracia. Pero esta situación, en mayor o menor grado, se venía repitiendo sexenio a sexenio y a pesar de ello la burguesía no había requerido colocar a su facción de izquierda en el gobierno. De forma que fue el avance del proceso de descomposición del sistema lo que permitió el triunfo electoral del partido Morena. Una de las características de la fase de descomposición capitalista es que la burguesía pierde el control político de sus instrumentos de actuación como son los partidos. En el caso de México, hemos visto desde inicios de la década de los noventa, una ruptura interna en todos los partidos burgueses (tanto de derecha como de izquierda).

Cambian los personajes y los partidos en el gobierno, pero la descomposición del capitalismo se profundiza

La competencia política existente entre las diversas facciones de la burguesía es una característica que ha estado presente desde el origen del capitalismo, sin embargo, en la descomposición esta confrontación se vuelve más feroz y desordenada, justamente porque esta fase emerge del “bloqueo momentáneo de la sociedad, a causa de la ‘neutralización’ mutua de sus dos clases fundamentales, lo que impide que cada una de ellas aporte su respuesta decisiva a la crisis abierta de la economía capitalista,1” por tanto, la burguesía avanza sin perspectivas de largo plazo, sin motivos para asegurar alianzas duraderas y con la pérdida de control de su propia estrategia política.

Así, metidos en ese proceso hemos visto la fractura de partidos y la dispersión de las fuerzas del Estado, que se percibe en la aparición de grupos que establecen un “control paralelo”, como es el caso de las mafias de la droga2. La presencia de estas fuerzas políticas y económicas animan a la expansión del caos, en tanto se fusionan de forma desordenada con empresarios y sectores de la burguesía integrada en las instituciones del Estado, llevando a un escenario despiadado, en el que los asesinatos y la escalada creciente de corrupción se convierte en un detonante de mayores y más violentas rupturas que, incluso en algunos casos, se vuelve una traba para el mismo desarrollo de la acumulación capitalista.

En este marco de descomposición, la burguesía se encuentra fracturada, con una profunda grieta atravesando todas las estructuras en las que actúa, incluyendo a todos sus partidos, que además de rotos se encuentran desprestigiados y fue lo que permitió el ascenso de la llamada pomposamente “4T”, intentando ordenar las relaciones de la clase dominante, procurando empujar a su unidad, limitar la corrupción y vitalizar las fuerzas del Estado… Y es ese el camino sobre el que ha intentado caminar el gobierno de AMLO, pero si el gobierno actual surgió marcado por la descomposición, su avance no ha hecho sino sumergirlo más en ella, extendiendo el comportamiento caótico.

Aunque hay momentos en que el gobierno de López Obrador ha logrado cohesionar a la burguesía, solo ha sido de forma temporal. Por esa razón, en un intento de dar confianza al conjunto de la burguesía y al mismo tiempo protegerse, es que les ha otorgado a las fuerzas militares mayor poder de decisión política y de participación económica3. Y aunque López Obrador y su gobierno se han presentado como gestores del capital y han oxigenado al sistema en beneficio de la burguesía al nivel general, la tendencia dominante en la descomposición del “cada uno para sí” se impone, agrietando aún más el tejido social e imposibilitando la unidad burguesa. Precisamente con la preparación del circo electoral estas disputas se revelan más descarnadamente.

Elecciones: la gran estafa

En 2018, inmediatamente después del ascenso de AMLO al poder, con la votación más alta de la historia de México (el 63.4% del padrón electoral), y con la que la burguesía remató su campaña democrático electoral de más de un año, denunciamos: “El triunfo electoral de López Obrador es un triunfo de la burguesía…4 Como lo fue también el que llevó al PAN al gobierno, con Vicente Fox, o el de 2012, con todo y las movilizaciones anti-PRI, que se impulsaron por el movimiento #yosoy132. Es cierto que nunca las elecciones habían logrado tal ánimo como en 2018 y por ello, se evidenciaron como la gran estafa de la burguesía en contra del proletariado, en tanto le hace creer que el sufragio de los “ciudadanos”, decide a quién encumbrar al poder, no solo para que mejore sus condiciones de vida, sino para que cambie la sociedad actual, y en el colmo de la desfachatez, de que su voto vale lo mismo que el de los patrones que los explotan, queriendo encubrir con la demagógica y cínica “igualdad política” de la democracia burguesa, a la realidad de la división de la sociedad en clases. El conjunto de la burguesía maneja el mismo discurso, sin embargo, es su izquierda la que insiste en ese lenguaje progresista, manipulando las emociones para encuadrar a los trabajadores, como lo hacen, en el caso de México el partido Morena y AMLO.

Como en un espectáculo de circo, López Obrador a diario, a través de sus monólogos matutinos, hace malabares verbales para atrapar a los trabajadores en la idea de que el problema de los explotados está en evitar que, mediante el voto, los conservadores y la derecha retornen al poder y echen por tierra los “logros” del gobierno de la llamada 4T. Pero, para los trabajadores es indistinto que asuma el poder un empresario conservador o un progresista de izquierda, porque ambos han de procurar mantener con vida al capitalismo. Basta asomarse a la forma en que se estructuran los grupos de poder económico y político para darse cuenta de que, sea la izquierda o la derecha, tras de sí hay fracciones de la burguesía que compiten por la mayor tajada del pastel. Los votantes solo validan la mascarada electoral de la burguesía pues su Estado por múltiples canales de manipulación (marketing de Tv, radio, internet), y dependiendo de la relación de fuerzas entre sus facciones, logra inducir el voto mayoritario a tal o cual opción. Ese es el “libre albedrío de la ciudadanía” en la democracia.

Dificultades en el juego electoral

Ese mecanismo que describimos ha tenido algunos problemas en los últimos años, debido a la tendencia a la pérdida de control del juego político del Estado capitalista causada por el avance de la descomposición, en tanto potencia las pugnas al interior de la burguesía, dificultando la estructuración de un abanico de fuerzas políticas aceptables para que su juego electoral sea eficaz para sus acomodos y reacomodos y, sobre todo, para su función ante los explotados. Por razones de espacio referiremos solo dos ejemplos:

- Por el lado de Morena, a pesar de que se quiso ofrecer la apariencia de un partido unido, lo cierto es que tiene riesgos muy claros de fracturarse, dadas las pugnas que también existen en su seno y de las cuales solo hemos visto pequeñas escaramuzas en los reclamos mutuos sobre el origen del dinero para financiar sus campañas.

- Por su parte, la llamada oposición de derecha: PRI, PAN, PRD, tienen muchas dificultades para estructurarse como opciones viables, debido a que sus cúpulas se aferran a sus feudos, desoyendo a sectores de la burguesía, que llaman a negociar un nuevo reparto de poder entre sus partidos. Hace unas semanas, iniciando el proceso de elección de precandidato, se adelantan, colocando a Xóchitl Gálvez, sin embargo, inmediatamente es impugnada por sectores del PAN y del PRI, considerándola “impropia” para asumir esa candidatura5.

En suma, hay un problema para la burguesía en general puesto que, por el lado de Morena hay “inconvenientes” serios para mantener su aureola de “independientes del poder económico” y, por la derecha, al querer mostrar que su candidata es de origen humilde e indígena y hasta con un pasado izquierdista, acaba ofreciendo una candidata promotora de un discurso similar al de Morena, descuidando su identidad en el abanico electoral que debe cubrir con amplitud los flancos políticos de los votantes.

Democracia: dictadura de la burguesía

Lo hemos analizado anteriormente, en general el proletariado todavía es muy sensible a los cantos de sirena de la democracia electoral, pero los trabajadores de países como México, son todavía más receptivos a esta mistificación, debido sobre todo al régimen de partido único que duró décadas.

Para poder clarificar acerca del significado de la democracia burguesa, los trabajadores necesitan recuperar las lecciones que ha dejado el movimiento obrero desde sus inicios. Lenin, expone con claridad que “la república burguesa, aun la más democrática, no es más que una máquina para la opresión de la clase obrera por la burguesía, de la masa de los trabajadores por un puñado de capitalistas.” Por ello, la democracia es la mejor forma de gobierno para la burguesía, pues no solo mantiene el engaño de que los gobiernos son puestos mediante una decisión colectiva, sino que fomenta la pasividad en los explotados esperando que con su voto mejorará su situación.

La burguesía tiene éxito cuando nos mantiene expectantes ante su circo electoral en lugar de que nos cuestionemos sobre cómo luchar ante los ataques a nuestras condiciones de vida y de trabajo y, más allá, por supuesto, para reconectar con la perspectiva de la destrucción del capitalismo mediante la revolución proletaria.

RM, 28-julio-2023

1TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION: La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo

2 Las mafias también se fracturaron. Desde el siglo XX la droga ha sido controlada por el Estado a partir del ejército y los jefezuelos de las mafias operaban según los lineamientos dictados desde las esferas del poder político. Al romperse la unidad de la burguesía se dispersan también esas fuerzas recrudeciéndose sus enfrentamientos y, en ese proceso, se fusionan con las facciones instaladas por la alternancia en las instituciones del Estado (incluyendo a todos los partidos). Por eso los grupos mafiosos continuamente asesinan personajes del gobierno que se encontraban asociados a una banda rival.

3 En el gobierno de AMLO, los militares, además de mantener el control de la seguridad (intentando también recuperar el control del “narcotráfico”), han recibido concesiones de construcción y administración de aeropuertos, el manejo de puertos y aduanas, además de proyectos de transporte, turismo e incluso bancos.

4 Votaciones en México: en las elecciones siempre gana la burguesía | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org)

5 Por razones de espacio, dejamos para otra ocasión lo que sucede con la llamada “ultraderecha” que, cuestionando abiertamente a la “derechita cobarde” del PAN ha estado sugiriendo una posible candidatura independiente auspiciada por la Conferencia Política de Acción Conservadora.

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