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Muchos medios burgueses llaman a Costa Rica como la “democracia más antigua de América Latina” por haber celebrado elecciones presidenciales y parlamentarias con relativa “calma” desde el golpe de Estado que sufrió este país en 1948: 74 años de “civilizada” democracia burguesa en medio de Estados centroamericanos gobernados casi desde siempre por dictadores y militares.
Los izquierdistas en este país tienen una larga historia en el parlamentarismo: casi desde la conformación del partido estalinista en 1931 (Partido Comunista de Costa Rica, PCCR) ha sido parte del circo. En esos remotos años, ante la negativa del gobierno de turno de que el PCCR participara en las elecciones de 1934 como “Partido Comunista”, mutaron su nombre al “Bloque de Obreros y Campesinos” para participar en estos comicios, luego volvieron a cambiar de traje con el nombre “Vanguardia Popular”. Han participado desde siempre en esta farsa, porque Costa Rica, según la lógica izquierdista, tiene “condiciones excepcionales” para la participación electoral y hacer de este espacio “una tribuna de denuncia” o un espacio para rascar migajas al capitalismo. Y no solo los estalinistas, sino otras derivaciones han utilizado esta “lógica”. Los guevaristas, maoístas, y trotskistas a partir de la década de 1970 se unieron al teatro, y han participado casi de manera ininterrumpida de este podrido sistema. La Izquierda Comunista, desde sus primeras luchas en el seno de la Tercera Internacional, ha llegado a la conclusión que el parlamentarismo está totalmente caduco en la fase de decadencia del capitalismo y cumple una misión nefasta para el desarrollo de la conciencia del proletariado al ser el medio mistificador por excelencia1.
Los que no comprendieron esta cambio de fase, o los que han degeneraron junto a la contrarrevolución, los más radicales de la burguesía, justifican esta participación con el argumento de “denuncia desde las tribunas” para “acercar” a algunos elementos a la lucha por “el socialismo”, otros defienden esta participación por la “excepcionalidad” del régimen democrático en ciertos países, como Costa Rica, donde la situación “permite” que “diputados obreros” – es decir sus militantes, los “los especialistas”, los “jefes” – puedan llegar a defender los intereses de los trabajadores en el parlamento: porque para ellos estos “especialistas en política” son sus cuadros, que se plantea como la “vanguardia” de sus luchas.
Los más a la derecha dentro de los izquierdistas, como los del Frente Amplio, ya renunciaron completamente al discurso radical, muy característico de los trotskistas, y se han distanciado de su viejo origen estalinista, diciendo abiertamente en televisión que no son un “partido extremista”, ni mucho menos “comunista”, con el fin de catalizar la mayoría de los votos rechazando abiertamente la idea del comunismo. Esta es la realidad de la putrefacción de las facciones de izquierda de la burguesía en este capitalismo en abierta descomposición.
Es importante denunciar este engaño que se ha construido alrededor de la democracia burguesa de Costa Rica, que se ha planteado como “un modelo a seguir” por el grueso de la izquierda de capital que han asumido de manera abierta y descarada la bandera de la “democracia” como un paso “progresista” para derrocar los distintos regímenes autoritarios de Centro América que han sobrevivido por largos años, confundiendo, mistificando, a muchos obreros centroamericanos que ven este país con un “mal menor” ante el caos general de los Estados centroamericanos.
Las elecciones de este año han demostrado que este supuesto régimen “ejemplar” de “democracia” no es más que una farsa, más evidente aún con la entrada del capitalismo en su descomposición que ahora afecta todos los aspectos de vida del capitalismo incluidas las elecciones parlamentarias y presidenciales.
El parlamentarismo es un método caduco para la clase obrera
Las corrientes de la Izquierda Comunista han luchado de manera ininterrumpida contra el parlamentarismo, no de una manera idealista como los anarquistas, sino bajo las bases sólidas del marxismo. La entrada en la decadencia del capitalismo ha hecho caducos métodos que en el periodo de ascenso eran válidos, como la participación electoral, o la creación de sindicatos, no por una ocurrencia abstracta, sino por el hecho que las lucha por reformas, o la propaganda revolucionaria en los parlamentos carecía de sentido cuando estas reformas y luchas políticas había cambiado de sentido. Primero, la incapacidad en el periodo de decadencia de la obtención de reformas realmente duraderas, y segundo, por la función contrarrevolucionaria de los sindicatos que habían sido absorbidos por el aparato Estatal. Las formas de luchas también adquiriendo un nuevo sentido desde 1917: los viejos parlamentos burgueses se habían hecho obsoletos con la aparición de los Consejos Obreros que había roto con la antigua división capitalista de la política y la economía. Inspirado por la experiencia pionera de la Comuna de París -Marx llamó a la Comuna de París como “heraldo glorioso de una nueva sociedad”2- el proletariado ruso había dado gigantescos pasos de organización, había conformado un verdadero gobierno de la clase obrera.
La oleada revolucionaria de 1917-23 mostró claramente que los métodos de lucha del proletariado habían cambiado de manera radical, ya no se trataba de conquistar el podrido régimen burgués, sino de destruirlo y remplazarlo por el nuevo poder de la clase: los consejos obreros. Las facciones de izquierda de la socialdemocracia, pertenecientes a la segunda internacional, iban, cada uno adoptado estos métodos de lucha, a medida que también teorizaban sobre la nueva fase del capitalismo: su entrada en decadencia. Sobre el parlamentarismo, Rosa Luxemburgo decía que,
La Asamblea Nacional es un legado superado de las revoluciones burguesas, un recipiente sin contenido, un requisito de la época de las ilusiones pequeñoburguesas de “pueblo unido” de “libertad, igualdad y fraternidad” en el Estado burgués. Quien hoy apoye la idea de la Asamblea Nacional ata consciente o inconscientemente a la revolución a la etapa histórica de las revoluciones burguesas; es un agente encubierto de la burguesía o un ideólogo inconsciente de la pequeña burguesía…
(Luxemburg, apud Frolich, 1976: 379)
Otros grupos de la izquierda comunista siguieron estos pasos, como el boicot del Partido Comunista Polaco a las elecciones en 1918, o el de la Fracción Comunista Abstencionista del Partido Socialista Italiano en el mismo año, también una facción de los tribunistas holandeses adoptaron estas posiciones antiparlamentarias3. Esta nueva realidad en la historia de movimiento obrero se cristalizó en el Primer Congreso de la Internacional Comunista de 1919, en especial las “Tesis e informe sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado”4, donde vuelve sobre la tesis de Marx, del sentido real de la Comuna:
La república burguesa, aun la más democrática, no es más que una máquina para la opresión de la clase obrera por la burguesía, mediante la máquina estatal que organiza y garantiza la opresión y explotación del trabajo por el capital.
“La Comuna de París, a la que de palabra honran todos los que desean hacerse pasar por socialistas, porque saben que las masas obreras simpatizan con ella ardiente y sinceramente, mostró con particular evidencia el carácter históricamente condicionado y el limitado valor del parlamentarismo burgués y la democracia burguesa, instituciones progresivas en alto grado en comparación con el medievo, pero que exigen inevitablemente un cambio radical en la época de la revolución proletaria. Precisamente Marx que aquilató mejor que nadie la importancia histórica de la Comuna mostró, al analizarla, el carácter explotador de la democracia burguesa y del parlamentarismo burgués bajo los cuales las clases oprimidas tienen el derecho de decidir una vez cada determinado número de años qué miembros de las clases poseedoras han de "representar y aplastar" al pueblo en el Parlamento (…)”
(V. Lenin, “Tesis e informe sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado”, 1919)
Primero el desarrollo del oportunismo en el seno de la Internacional y luego el triunfo de la contrarrevolución echó abajo todos los avances en la lucha por la revolución mundial con respecto al parlamentarismo y la crítica acérrima a la democracia burguesa. Ahora todos los paladines izquierdistas de la democracia burguesa están insertos en este putrefacto sistema, engañando al proletariado, asumiendo un papel mistificador, inhibiendo cualquier forma de lucha alternativa y borrando todos los avances en el plano organizativo del proletariado que no tiene nada ver con el parlamentarismo.
Costa Rica ha asumido una función mistificadora en Centro América: se muestra como una democracia “ejemplar” en una región donde han surgido regímenes autoritarios bien controlados por el imperialismo norteamericano. Sin embargo, la influencia imperialista se llevó a cabo bajo otros medios más “civilizados” como se verá a continuación.
Costa Rica y el mito de la “democracia más antigua de América”
Según un informe de la “Agency of International Development” del gobierno de los EEUU (USAID) del año de 1996, Costa Rica recibió cerca de más de 2 billones de dólares en “ayudas” directas entre 1946 y 19955, lo que lo hace uno de los países en el mundo que ha recibido más ayuda per cápita del mundo entero por parte del imperialismo norteamericano. En un contexto de luchas entre bloques imperialistas que tuvo un fatal escenario para Centro América para la clase obrera centroamericana con las disputas entre los ejércitos patrocinados por el imperialismo norteamericano y las guerrillas que aparecen luego del triunfo de las “revolución” cubana, esta zona del mundo era un lugar de muerte y destrucción. En medio de los levantamientos guerrilleros guevaristas y maoístas, Costa Rica se mantiene como un “oasis democrático” en medio de un desierto de muerte.
Este “oasis democrático” no hubiera sobrevivido sin la ayuda de estos 2 billones de dólares, que permitió crear un endeble régimen democrático burgués que sirviera de “ejemplo” para los países centroamericanos que se desangran en una guerra civil. Es decir, la construcción de este régimen democrático nunca hubiera sido posible sin la “ayuda” del imperialismo norteamericano, por lo que hay que comprender este fenómeno desde este aspecto geopolítico que creó la lucha inter-imperialistas entre dos grandes bloques burgueses, por un lado, el soporte indirecto a los ejércitos de los regímenes autoritarios de Centro América (Honduras, Guatemala, el Salvador y Nicaragua), y la creación de un modelo “democrático ejemplar” en Costa Rica. Por otro lado, de manera indirecta, la ayuda militar a la izquierda del capital radical, a través de Cuba bajo el patrocinio de la URSS.
Según algunos historiadores burgueses, Costa Rica inicia esta “transición” a la democracia luego de la Guerra Civil de 1948, donde un grupo paramilitar liderado por José Figueres Ferrer llega al poder, luego de agrupar en sus fuerzas grupos opositores que reclamaban un fraude electoral. Los oficialistas, que era una coalición entre el partido estalinista (Vanguardia Popular) y el Partido Republicano Nacional declararon nula las elecciones, y se desató la Guerra Civil. Costa Rica fue gobernada de facto durante 18 meses por una junta militar llamada “Junta Fundadora de la Segunda República”, para luego darle el poder a Otilio Ulate, que fue, según los figueristas, el legítimo ganador de las elecciones de 1948. Este “traspaso” de poderes, se hizo por medio de un pacto entre facciones de la burguesía conocido como el pacto “Ulate-Figueres”. Los figueristas conformaron el “Partido Liberación Nacional” que ha estado en todas las contiendas electorales desde el conflicto, y ha sido el partido que ha estado la mayoría de las veces en el poder.
Esta nueva reestructuración de la burguesía sacó de la escena a los perdedores: los calderonistas de tendencia socialcristiana, y sus aliados, los estalinistas de Vanguardia Popular. Todo este conflicto tiene como escenario la década de 1940, donde se estableció una triple alianza entre la Iglesia, los estalinistas, el calderonismo, en medio del desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, donde los estalinistas eran vistos como aliados contra el fascismo. Una vez finalizada la guerra, la burguesía se estructuró bajo el capital norteamericano, y en medio de una gigantesca campaña anticomunista que fue la regla en todas las campañas políticas que siguieron a este conflicto inter-burgués. El partido estalinista es ilegalizado hasta 1975, cuando se deroga la prohibición constitucional. Antes de esta derogación, se crea un grupo paramilitar llamado “Movimiento Costa Rica Libre” (MCRL) fundado en 19616, y que fue abiertamente patrocinado por el presidente de Costa Rica Francisco Orlich (1962-66), y que recibió financiamiento directo de la USAID. A raíz del conflicto cubano, Costa Rica se estableció, junto a Honduras, como un lugar de entrenamiento de paramilitares contrainsurgentes, mientras que se establecía una democracia burguesa patrocinada por el imperialismo norteamericano.
Luego del conflicto bélico, el Partido Liberación Nacional obtuvo 7 de las 11 elecciones que hubo entre 1953 y 1994. En la década de 1990, el poder político de la burguesía estuvo oscilando entre este partido y el de Unidad Social Cristiana, y a partir de las elecciones del 2002 hubo un nuevo ganador electoral que batió y sigue batiendo récords: el abstencionismo. Antes de estas elecciones el circo electoral no había pasado el 20%, mientras que a partir de esta década no ha bajado del 30%: precisamente el periodo que se abre luego de la implosión del bloque del Estado, lo que la CCI ha llamado como el periodo en descomposición capitalismo7.
La “democracia más antigua de América Latina” no es más que una farsa de la burguesía, creada y financiada como un foco “democrático” entre los conflictos inter-imperialista de Centro América por el imperialismo norteamericano, el teatro solo ha redistribuido el poder durante la mayoría de su vida “democrática” entre dos facciones de la burguesía, y que ha sido superado en casi todas las elecciones desde la década del 2000 por el abstencionismo. Este sistema “democrático” entra en crisis con la desaparición de los bloques, existe una desconfianza cada vez más creciente en las distintas facciones de la burguesía como se ha demostrado en las últimas elecciones.
El caos de la burguesía en las elecciones: 25 candidatos presidenciales con un apoyo casi nulo
Para un país de 5 millones de habitantes, que tiene un padrón electoral 1,2 millones, el número de candidatos a la presidencia es insólito. Prácticamente, hasta las elecciones de 1998 nunca hubo más de 5 candidatos. Los 25 candidatos muestran una fragmentación de la burguesía sin precedentes. Desde los 90s, el partido de la extrema derecha estuvo representado por el Partido Movimiento Libertario: hoy, este partido se ha dividido en cuatro8. Los izquierdistas no son la excepción: han participado trotskistas, estalinistas y partidos LGTBI9.
Antes del 6 de febrero, día de los comicios, la prensa y el Tribunal Supremo de Elecciones, hablaban de que este número insólito es un “hito democrático” que demuestra lo “abierto” del régimen democrático costarricense, y que había que “celebrar” este hecho. Lo que muestra este hecho, no es que hubo una “generación espontánea” de partidos políticos, sino que es evidencia que la burguesía costarricense se ha fragmentado internamente. Desde hace dos décadas este fenómeno ha iniciado con fuerza. El Partido Acción Ciudadana fue fundado por militantes del Partido Liberación en el 2000 y ha sido el partido oficialista de las últimas dos elecciones: en las últimas elecciones obtuvo solo el 0,66%, está técnicamente muerto. También en estas elecciones se fundaron partidos dónde los candidatos al trono no eran más que viejos conocidos de otros partidos, como el caso de Rolando Araya, exmilitante del Partido Liberación Nacional, que se unió al partido “Costa Rica Justa” por rivalidades internas en Liberación Nacional.
De estos 25 candidatos solo 6 obtuvieron más de 1% del total de votantes10. Esta fragmentación obliga a que las elecciones se decidan en una segunda ronda entre el Partido Liberación Nacional, el partido más longevo de Costa Rica, y un partido totalmente nuevo: el Partido Social Democrático. Paradas sobre su propio excremento, las facciones en pugna por el poder se afanan en influenciar a su favor a los votantes filtrando información sobre la “calidad” de sus representantes. Por ejemplo, nos enteramos que José María Figueres, hijo de José Figueres Ferrer, líder de la Guerra Civil de 1948 y fundador del Partido Liberación Nacional, se le ligó al asesinato del narcotraficante “Chemise”, fue absuelto, y luego, en su primer gobierno (1994-98) fue el orquestador de una reforma de pensiones de los trabajadores de la educación que provocó una huelga de cinco semanas, una de la de mayor importancia de la últimas tres décadas, huelga que fue desarticulada por los sindicatos que negociaron con la patronal y demostraron lo podrido que están11. Y acá no acaba la historia, fue implicado en el llamado escándalo ICE-Alcatel, una adjudicación de un contrato con una empresa del Estado, donde se demostró que pagaron más de 800 mil dólares en sobornos, y donde Figueres obtuvo, solo él, 900 mil dólares por un supuesto trabajo de asesoramiento. El otro candidato no es menos santo. Fue, por un largo tiempo, funcionario del Banco Mundial, donde fue sancionado por conductas sexuales indebidas en el 2019, lo que lo “obligó” optar por la anticipada jubilación, para ingresar, en un paso fugaz, por el Ministerio de Hacienda del gobierno saliente, al renunciar porque no le permitían tomar medidas draconianas en su puesto. Ahora se muestra como un Trump a la tica, con un discurso anticorrupción de mano fuerte, proponiendo un gobierno de especialistas de todos los colores… Sin embargo, para el proletariado ha quedado claro desde hace mucho tiempo que la corrupción es el modus vivendi de la burguesía y que lo relevante se encuentra en clarificar que cualquier opción representa los intereses del Estado capitalista en su conjunto y que lo importante no está en los niveles de corrupción de cada uno sino en el verdadero objetivo de la mistificación de las elecciones y del parlamento que se mantiene desde hace ya más de 100 años: mantener intacto el sistema de explotación del sistema asalariado.
El parlamentarismo y la democracia no tiene nada que ver con la clase obrera
Costa Rica se ha vendido como una “democracia ejemplar”, un ejemplo para los regímenes de facto, pero, al igual que la mayoría de los países alrededor de mundo, la descomposición generalizada del sistema pone cada vez en evidencia el fracaso de la forma “más civilizada” de organización que ha establecido la burguesía. La democracia ha sido uno de los venenos más poderosos para la organización de la clase obrera y su toma de conciencia, tiene una función mistificadora: Costa Rica cumple esta función en los países de la región. La tarea de los revolucionarios es desenmascara su función y denunciar a los paladines de izquierda y derecha.
En el siglo XIX, cuando la clase obrera daba sus primeros pasos a nivel organizativo, cuando el capitalismo estaba aún en un periodo ascendente, estos espacios, como el parlamentarismo, o los sindicatos, cumplieron una función histórica que ha sido complementa superada desde que el capitalismo pasó a su fase decadente. La clase obrera encontró, desde 1917, una nueva forma de organización que no tiene absolutamente nada que ver con el sistema de la democracia burguesa: los Consejos Obreros. Como decía Pannekoek, “el parlamentarismo constituye la forma típica de lucha a través de los dirigentes y en que las masas solo juegan un papel subalterno”12, es la visión en donde los “dirigentes” suplantan la clase en su organización. Este es el principal peligro, la noción que la organización de clase es suplantada por “especialistas en política” que toman su puesto, para “dirigirlos”. Las facciones de extrema izquierda de la burguesía utilizan esta noción para justificar su participación en el circo.
La descomposición de la “democracia ejemplar” de América Latina, democracia construida por el mismo imperialismo norteamericano en medio del caos de las luchas Inter imperialistas de Centro América, pone cada vez más en evidencia lo podrido que está el sistema capitalista, por eso los revolucionarios tenemos denunciar a todas voces por qué esta versión “civilizada” no es “menos mala” que otras, sino que es parte constitutiva de toda la podredumbre del capitalismo a nivel mundial, y que es una forma mistificadora que impide que el proletariado mundial utilice su mecanismo de lucha y de organización.
1 Ver el punto 8 de nuestra Plataforma: https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso
2Karl Marx, “La guerra civil en Francia”, Marxists Internet Archive, 1871, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/guer.htm#s3.
3Sobre esto pueden ver en nuestra página un texto de Anton Pannekoek titulado “El parlamentarismo es un obstáculo para la autoactividad del proletariado”, https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201203/3340/anton-pannekoek-el-parlamentarismo-es-un-obstaculo-para-la-autoactivi
4Vladimir I. Lenin, “V. I. Lenin (1919): Tesis e informe al I Congreso de la III Internacional”, 2001, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/internacional/informe....
5James W. Fox, U.S. Aid to Costa Rica: An Overview (Washington D. C.: US Agency International Development, 1996), 1.
6Marcelo Nigro Herrero, “El Movimiento Costa Rica y la Revolución Cubana”, en El verdadero anticomunismo. Política, género y Guerra Fría en Costa Rica (1948-1973), ed. Iván Molina Jiménez y David Díaz Arias (San José: Editorial Universidad Estatal a Distancia (EUNED), 2017), 157.
7 Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
8Unidos Podemos, Liberal Progresita, Unión Liberal y Movimiento Libertario
9Partido de los Trabajadores, Nuevo Partido Socialista, Frente Amplio, Pueblo Unido y Unidos Podemos
10Dentro de estos seis, los partidos llamados “tradicionales”, Liberación Nacional y Unidad Social Cristiana, un partido de extrema derecha, el Liberal Progresista, un partido cristiano, Renovación Nacional, un partido nuevo llamado Partido Social Democrático, liderado por un exfuncionario del Banco Mundial, y el partido izquierdista, Frente Amplio.
11Sindy Mora Solano, “Desunión y distanciamiento: conflictos e interpretaciones de la huelga del Magisterio Nacional de 1995”, Anuario de Estudios Centroamericanos, 2010 de 2009, 164–65.
12Pannekoek, "Revolución Mundial y táctica comunista", en Serge Bricianer, Pannekoek y los consejos obreros (Barcelona: Editorial Anagrama, 1976) 235-236.