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Durante los últimos meses, en el norte de Chile, principalmente en Iquique, ha habido una oleada casi infinita de inmigrantes que han escapado de las garras del narco-chavismo contrarrevolucionario en Venezuela, lo que ha producido una gran conmoción en todo el territorio nacional, pues con las oleadas de inmigrantes también llegan criminales y peligrosas pandillas que antes no habían, lo cual ha desatado una enorme opinión tanto en la izquierda como en la derecha del capital, de la misma forma que entre los académicos, “influencers” y sociólogos burgueses no se han quedado atrás: algunos hacen un llamado a la xenofobia y al nacionalismo, a marchas de odio y a culpar a la “ONU” y al marxismo “cultural” de esto, en cambio, el progresismo buenista nos dice que “inmigrar es un derecho” y “todos son bienvenidos”, ¿Quién gana con estos llamados? La burguesía.
La inmigración es un problema global e histórico que ha afectado a diversos países alrededor de los años, y es un problema que moviliza principalmente a proletarios. En el caso de Chile también ha habido inmigración desde ya hace algunos años, sin embargo, la inmigración masiva de venezolanos comenzó en el año 2019, cuando Piñera de reunión con Guaido en Cúcuta, desde entonces ha habido una inmigración extremadamente descontrolada, que lamentablemente ha tenido una serie de consecuencias negativas, tanto para los proletarios locales como extranjeros: aumento de la delincuencia, asesinatos, bandolerismo, aumento de empleos precarios e “ilegales”, etc. Actualmente en Chile la cantidad de venezolanos son medio millón, y corresponden al 41% de los inmigrantes, por ello es que, como se dijo anteriormente, ha habido distintas voces en el mundo burgués con respecto a este nuevo problema
Desde la derecha del capital, solo hay xenofobia, militarismo e ignorancia llena de odio
Desde que hace unos días atrás, unos inmigrantes pertenecientes al lumpen asesinaron a un joven camionero trabajador en el norte, el gremio de camioneros (vanguardia de la extrema derecha chilena) ha convocado a paros y huelgas contra “los inmigrantes” y la “delincuencia”, hacen llamados al gobierno burgués a proclamar “estado de excepciones” (igual que en el sur con el tema del terrorismo indígena), y buscan militarizar toda la zona para prohibir la entrada de ilegales. De la misma forma el año pasado estuvo lleno de marchas nacionalistas y de “odio” en el norte, donde incluso destruyeron carpas e incendiaron pertenencias de venezolanos que habían ocupado determinados lugares, de ahí aparecen grupos de la derecha más radical, culpando a la ONU, a Bachelet, y a Piñera por la “invasión venezolana”, y la perdida de la “chilenidad”. Por si fuera poco, este odio xenofóbico se refuerza con constantes videos y noticias de venezolanos que roban, delinquen y saquean, dañando constantemente a “locales” chilenos. Gran parte de la campaña presidencial del ultra- reaccionario Kast se basó en poner fin a la inmigración.
Todo lo anteriormente expuesto lo único que ha hecho es dañar el internacionalismo proletario de la clase obrera, y fomentar el nacionalismo en las filas proletarias (los obreros no tenemos Patria, la Patria es de la burguesía). Esto es algo que los proletarios deben combatir constantemente mediante el debate comunista, aunque el nivel de conciencia sea aún bajo.
El izquierdismo buenista pro- inmigración solo refuerza al capital y ayuda al odio nacionalista
De la misma forma, el izquierdismo, con su clásico discurso buenista y humanista, no ha hecho sino llorar por la precaria condición de los inmigrantes en el norte y condenar las manifestaciones de la ultraderecha, sin embargo, esto lo único que ha permitido es fomentar más el odio racista entre la población. Igual que la ultraderecha no tiene nada que ofrecer al proletariado, la izquierda tampoco lo tiene.
Lo que hace, tanto la izquierda como la derecha democrática, con su “bienvenida al inmigrante” es utilizar a estos como instrumento para precarizar el empleo y empujar hacia abajo las condiciones de trabajo, salario y vida de TODOS LOS TRABAJADORES, nativos o extranjeros. Al mismo tiempo, falta de alimentos, aumento de la delincuencia, falla de los sistemas públicos, (prácticamente todo lo que ocurre en el norte) lo que en otras palabras es: ¡barbarie capitalista!, apoyada por el progresismo y la ultraizquierda.
Un punto en aclarar es el siguiente: internacionalismo proletario no es lo mismo que ser pro- inmigración, ser un izquierdista proinmigrante es ser un agente del capital que, drogado por ideologías progres y humanistas, lo único que hace es acrecentar la barbarie capitalista y mantener (sino proteger) el estado burgués, en palabras más simples, el discurso pro- inmigración defiende y mantiene el capitalismo y su estado mientras los obreros son más y más precarizados. En cambio, el internacionalismo proletario es una actitud propia de los obreros, que luchan por la revolución comunista mundial y la abolición de todos los estados, es un movimiento político ofensivo hacia el capital, y no un discurso pasivo y humanista que tanto le gusta a la burguesía como la pro- inmigración. Al final queda en evidencia como la izquierda y la derecha se apoyan mutuamente a favor del capital
El aumento de la delincuencia es culpa del capital, no de la inmigración.
Según el marxismo, el lumpen es una capa marginal histórica, que vive de las migajas de la sociedad burguesa y que no participa en el proceso de producción. Esta capa es consecuencia de como el capitalismo excluye del trabajo social a masas de personas, creando un “ejército de reserva industrial” que para sobrevivir no tienen más que robar o asesinar, sin embargo, durante el periodo de descomposición capitalista el lumpen es cada vez más y más errático y violento, acaparando a cada vez más y más individuos de la sociedad capitalista. Como señala el Manifiesto Comunista “El proletariado andrajoso, esa putrefacción pasiva de las capas más bajas de la vieja sociedad, se verá arrastrado en parte al movimiento por una revolución proletaria, si bien las condiciones todas de su vida lo hacen más propicio a dejarse comprar como instrumento de manejos reaccionarios”.
Dicho lo anterior, es obvio que muchos criminales aprovechen una situación de caos como lo son las inmigraciones masivas para saquear y robar en otros lugares, sin embargo, esto no es culpa de la inmigración “masiva”, sino del sistema capitalista en general que produce, de manera inevitable, a estos marginales. A diferencia de lo que dicen los medios de prensa burgueses (los mismos que luego se quejan por el ascenso de la extrema derecha), el proletariado no se debe dejar controlar por una ideología pro- policiaca y paranoica, sino que, al contrario, los obreros deben estudiar este problema desde una perspectiva político-revolucionaria.
Conclusiones
A diferencia de lo que dicen los buenos ciudadanos burgueses, la solución al problema de la inmigración y la delincuencia no se resuelven con medidas reaccionarias militares y armamentistas, estos problemas tienen su solución aboliendo la contradicción capital/trabajo junto con todos los estados burgueses, a favor de la comuna humana mundial. Las insurrecciones proletarias y las huelgas de masas, la solidaridad con todos los trabajadores (independiente de su raza o país), es fundamental para poner fin a toda la barbarie capitalista que hoy se vive no solo en el norte del país sino en todo el mundo, porque la culpa de todo esto solo la tiene el capital y su estado.
Rodrix