Enviado por Accion Proletaria el
"¿Te callas o quieres que empiece otra vez? ¡Vaya! empiezas a farfullar, si quieres te vuelvo a arrear otro sopapo para enderezarte la mandíbula".
“Cuando te eché mano te pusiste a temblar, ¡la zancadilla te la puse yo!”
“Tranquilo, de tu cara bonita ya tenemos la foto. En cuanto asomes el morro por la calle en las próximas manifestaciones, te puedo decir que somos muy fisionomistas y recordamos vuestras jetas. Cuando volvamos la próxima vez, no subirás al furgón para ir a comisaría, ¡subirás a otra cosa que llaman "ambulancia" para ir al hospital!”
“Tienes suerte, nos vamos a desquitar con otras personas. Si tienes ocasión de ver la tele, fíjate bien, ¡ya verás lo que te espera si se te ocurre volver!”.
Provocaciones policiales deliberadas y calculadas
Esas frases las pronunciaron policías de la Brav-M1 durante la manifestación del 23 de marzo en París, las grabó uno de los detenidos, y acabaron recorriendo los medios de comunicación, suscitando uno de esos debates entre expertos sobre cómo se forma a los agentes de esa brigada especial, como queriéndonos hacer creer que fue un extravío de unos pocos. ¡Mentira! En todas partes de Francia, en Rennes, Nantes, Lyon,... la policía golpea y provoca. La simultaneidad represiva que se está desarrollando no es casual. Es una política totalmente deliberada del gobierno. El objetivo es simple y hasta clásico:
- arrastrar a los jóvenes más enfurecidos a un enfrentamiento estéril con la policía;
- asustar a la mayoría de los manifestantes, para disuadirles de salir a la calle;
- impedir toda posibilidad de discusión, pudriendo sistemáticamente el final de las manifestaciones, momento habitualmente propicio a corrillos y debates;
- hacer impopular el movimiento, dando a entender que toda lucha social degenera automáticamente en violencia ciega y caos, mientras que las autoridades serían las garantes del orden y la paz.
¡No debemos caer en esa trampa!
Sí, ¡nuestra cólera es inmensa! Cierto, no podemos sino indignarnos y ser combativos.
Pero nuestra fuerza no reside en el enfrentamiento estéril con los batallones ultrapertrechados y sobreentrenados de CRS2, gendarmes móviles y demás pistoleros del "orden" de los explotadores.
Como tampoco nuestra lucha consiste en andar rompiendo escaparates y quemando contenedores. La violencia de minorías no fortalece el movimiento. Al contrario, ¡lo debilitan!
¡Somos la clase obrera! Somos una fuerza colectiva, capaz de entrar en una lucha masiva, de organizarnos, de solidarizarnos, de unirnos, de debatir y levantarnos juntos contra las autoridades para rechazar la continua y pertinaz degradación de nuestras condiciones de vida y de trabajo, para rechazar este sistema que hunde a la humanidad en la miseria y la guerra.
Eso es lo que realmente preocupa a la burguesía: cuando luchamos así, como clase obrera que somos. Por eso nos tienden hoy la trampa de la degradación y el caos mediante la violencia. Quieren romper la dinámica actual y el proceso que se está desarrollando desde hace meses a escala internacional.
El desarrollo de nuestras luchas preocupa a la burguesía
Desde el anuncio de la reforma de las pensiones, las huelgas se multiplican y, sobre todo, las manifestaciones nos reúnen por millones en las calles. Gracias a esta lucha, ¡empezamos a comprender quién es ese "Nosotros"! Una fuerza social, internacional, que lo produce prácticamente todo y que debe luchar unida y solidaria: ¡la clase obrera! "¡O luchamos juntos o acabaremos durmiendo en la calle!". Así lo expresaban, por ejemplo, en las manifestaciones de apoyo a los basureros de Ivry que la policía viene regularmente a desalojar: ¡juntos somos más fuertes!
Esos reflejos de solidaridad no sólo surgen en Francia. En muchos países aumentan las huelgas y los movimientos sociales. En Reino Unido frente a la inflación, en España frente al desmoronamiento del sistema sanitario, en Corea del Sur contra la prolongación de la jornada laboral, en Alemania contra los bajos salarios... en todas partes, la clase obrera se defiende.
En Grecia, hace tres semanas se produjo un accidente de tren: 57 muertos. Como era de esperar, la burguesía quiso cargar las culpas en un trabajador y encarcelaron al guardagujas de turno. Pero la clase obrera comprendió inmediatamente la argucia. Miles de manifestantes salieron a la calle para denunciar la verdadera causa de ese accidente mortal: la falta de personal y la ausencia de medios. Desde entonces, la cólera no se ha calmado. Al contrario, la lucha crece y se amplía, con gritos de "salarios de miseria, ¡no!" y “¡Hasta el gollete estamos!” o “desde la crisis, ya no podemos trabajar como es debido, pero al menos no nos matéis". Nuestro movimiento contra la reforma de las pensiones forma parte de ese desarrollo de la combatividad y de la reflexión de nuestra clase a nivel mundial.
Nuestro movimiento contra la reforma de las pensiones participa en este desarrollo de la combatividad y de la reflexión de nuestra clase a nivel mundial.
Nuestro movimiento demuestra que somos capaces de luchar masivamente y de hacer temblar a la burguesía. Ya todos los especialistas y sesudos políticos anuncian que será muy complicado que Macron apruebe nuevas reformas y grandes ataques de aquí al final de su quinquenio.
Para ocultar a los trabajadores de otros países la fuerza del movimiento social en Francia, todos los medios de comunicación del mundo retransmiten hasta la saciedad contenedores ardiendo y pedradas. Reducen deliberadamente toda la lucha contra la reforma de las pensiones a un mero disturbio destructivo. Pero sus burdas patrañas son cada vez menos creíbles: en Alemania, las huelgas que se están desarrollando declaran abiertamente que se inspiran en el movimiento actual en Francia.
Es el embrión de un vínculo internacional. Por otra parte, el personal del “Mobilier National” en huelga contra la reforma de las pensiones declaró, justo antes de que se cancelara la visita del rey de Inglaterra a Versalles: "Somos solidarios con los trabajadores ingleses, que llevan semanas en huelga por salarios más altos".
Este reflejo de solidaridad internacional es exactamente lo contrario del mundo capitalista dividido en naciones competidoras, ¡hasta la guerra! Este reflejo de solidaridad internacional recuerda el grito de guerra de nuestra clase desde 1848: "¡Los proletarios no tienen patria! Proletarios de todos los países, ¡uníos!
Nuestra fuerza es la solidaridad, la masividad y la reflexión en la lucha
Contra todas las trampas y mentiras de las burguesías y sus medios de comunicación, en todos los países, a nosotros nos incumbe defender nuestros métodos de lucha, comprender lo que nos hace fuertes y unidos como clase, aprender las lecciones de las luchas pasadas para las luchas presentes y futuras.
Por ejemplo, en los últimos días los periódicos han estado señalando la posibilidad de una situación "tipo CPE" sin decir una palabra sobre lo que fue su alma y su fuerza: las Asambleas Generales (AG). En 2006, el gobierno se vio obligado a retirar su Contrat Première Embauche (Contrato Primer Empleo), que iba a sumir a los jóvenes en una inseguridad aún mayor.
En aquel momento, la burguesía se asustó ante la envergadura que la protesta iba adquiriendo, que empezaba a ir más allá de un movimiento meramente juvenil, de estudiantes precarios y jóvenes trabajadores, para extenderse a otros sectores, con consignas unidas y solidarias: “jeunes lardons, vieux croûtons, tous la même salade’’3
En la capacidad de extender el movimiento se plasmaron los debates llevados a cabo en verdaderas asambleas generales soberanas y abiertas. Las AG fueron los pulmones del movimiento, procurando constantemente no quedar encerrado en facultades o lugares de trabajo a modo de ciudadela sitiada, quedando así bloqueado, sino extender la lucha, con delegaciones masivas a las empresas vecinas y a otros barrios. ¡Esto fue lo que hizo retroceder a la burguesía! ¡Eso es lo que hizo fuerte a nuestro movimiento! ¡Esas son las lecciones que debemos reapropiarnos hoy!
La fuerza de nuestra clase reside en nuestra unidad, en nuestra conciencia de clase, en nuestra capacidad para desarrollar nuestra solidaridad y extender así el movimiento a todos los sectores. Ese es el acicate que debe guiar nuestras luchas.
En la lucha, sólo podemos confiar en nosotros mismos. Ni en políticos, ni en sindicatos. Es la clase obrera y su lucha la portadora de la alternativa: la del derrocamiento del capitalismo, ¡la de la revolución!
Hoy sigue siendo difícil reunirse en asambleas generales, organizarse. Sin embargo, es la única vía posible. Estas AG deben ser lugares donde decidamos realmente la dirección del movimiento. Son el único lugar para organizar la respuesta a la represión y la defensa de nuestros medios de lucha, como fue el caso en las AG cuando lo del CPE de 2006. Estas AG son el lugar donde nos sentimos unidos y confiados en nuestra fuerza colectiva, donde se expresa la responsabilidad y el compromiso de cada uno, donde podemos adoptar juntos reivindicaciones cada vez más unificadoras e ir en delegaciones masivas al encuentro de nuestros hermanos y hermanas de clase en las fábricas, hospitales, escuelas, comercios, administraciones más cercanas. Es la rápida extensión de la lucha a otros sectores lo que hará doblegarse al gobierno.
Hoy o mañana, las luchas continuarán, porque el capitalismo se hunde en la crisis y porque al proletariado no le queda otra opción. Por eso, en todo el mundo, los trabajadores están entrando en lucha.
La burguesía continuará sus ataques (economía de guerra, inflación, despidos, precariedad, penurias), su represión y sus provocaciones. Frente a tal degradación de las condiciones de vida y de trabajo, la clase obrera internacional emprenderá más y más masivamente la vía de la lucha y deberá evitar todas las trampas que se le tiendan.
Así pues, allá donde podamos, en las calles, después y antes de las manifestaciones, en los piquetes, en los cafés y en los lugares de trabajo, debemos reunirnos, debatir, aprender de las lecciones de las luchas pasadas, para desarrollar nuestras luchas actuales y prepararnos para las luchas venideras.
¡El futuro pertenece a la lucha de clases!
Corriente Comunista Internacional, 27 de marzo de 2023
Al final de la hoja, nuestros compañeros de Révolution Internationale anuncian las reuniones públicas de la siguiente manera:
Por donde sea posible, necesitamos agruparnos, debatir y reapropiarnos de las lecciones del pasado, para preparar la lucha autónoma de toda la clase obrera. En el trabajo, en las manifestaciones, en los bloqueos, en los piquetes, hay que debatir y reflexionar sobre cómo puede tomar la clase obrera sus luchas en sus propias manos, cómo puede autoorganizarse en asambleas generales autónomas, cómo puede extender un movimiento. Y es así, con ese ánimo, con el que organizamos encuentros públicos en París, Lille, Toulouse, Marsella, Nantes, Rennes, Lyon... y en línea. Las fechas y lugares de nuestras reuniones presenciales y cómo conectarse a nuestras reuniones en línea están disponibles en nuestro sitio web: es.internationalism.org ¡Ven a debatir!
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1 ‘‘Brigadas de represión contra acciones violentas (motorizadas)”. Van de robocops, en moto, en binomio, con porras y granadas etc. Muy móviles, circulan por las grandes ciudades, especialmente París, durante las manifestaciones, bajan de las motos y se ponen a dar palos o lanzar granadas a diestro y siniestro. En la carrera sin fin en medios represivos son lo más reciente del Estado francés, aunque recuerdan otra brigada motorizada que mató a palos a un manifestante en 1986.
2 Compañías republicanas de seguridad, otra “fuerza del orden”.
3 Juego de palabras que significa “Todos juntos jóvenes y viejos”. Las ensaladas se aderezan con tocinillos ahumados (lardons)y picatostes de pan duro (croûton). Y “vieux croûton” se usa para hablar con ironía de los “mayores”.