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El caos político de la burguesía peruana
Comisarias incendiadas, carreteras bloqueadas, autos quemados, saqueos en tiendas y mercados, destrucción, violencia irracional, revuelta popular: estos acontecimientos son el producto directo del impasse del sistema que genera cada vez más miseria y del cual la burguesía busca aprovecharse para un reclutamiento en sus luchas de camarillas. Todo esto es parte de una pugna permanente entre las facciones de la burguesía peruana, las cuales, movidas por la defensa de sus respectivos intereses, han agudizado las dificultades para establecer niveles de orden y funcionamiento que puedan darle estabilidad a su sistema político. Esto explica el desenvolvimiento caótico de las acciones que institucionalmente se han venido dando.
El peso de la descomposición, como fenómeno global e histórico que también afecta al aparato político de la burguesía peruana, podemos explicarlo apoyándonos en un fragmento de nuestras Tesis sobre la Descomposición: “Entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista, hay que subrayar la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación en el plano político. La base de este fenómeno es, claro está, que la clase dominante cada día controla menos su aparato económico, infraestructura de la sociedad. El atolladero histórico en que está metido el modo de producción capitalista, los fracasos sucesivos de las diferentes políticas instauradas por la burguesía, la huida ciega permanente en el endeudamiento con el cual va sobreviviendo la economía mundial, todos esos factores repercuten obligatoriamente en un aparato político incapaz, por su parte, de imponer a la sociedad, y en especial a la clase obrera, la "disciplina" y la adhesión que se requieren para movilizar todas las fuerzas y todas las energías para la guerra mundial, única "respuesta" histórica que la burguesía sea capaz de "ofrecer". La falta de la menor perspectiva (si no es la de ir parcheando la economía) hacia la cual pueda movilizarse como clase, y cuando el proletariado no es todavía una amenaza de su supervivencia, lleva a la clase dominante, y en especial a su aparato político, a una tendencia a una indisciplina cada vez mayor y al sálvese quien pueda” (tesis 9)1.
Por eso, vemos los juegos de la vacancia del poder, la interpelación, la presión que ejercen determinados grupos o partidos en el Congreso de la República, la guerra de interpretaciones jurídicas que enfrentan al poder ejecutivo y judicial, todas ellas, son acciones que ilustran la descomposición y no sirven para otra cosa, que no sea distraer y arrastrar al proletariado al putrefacto pantano de la ideología democrática.
Las revueltas populares que se levantan como acciones organizadas de las facciones enfrentadas de la derecha y la izquierda burguesa, son expresión de la desesperación de estas mismas facciones por mantener o volver a controlar el Estado, que ha permeado a la sociedad, con toda su carga de confusión y envenenamiento ideológico. Ejemplo de ello, son las demandas de “cierre del congreso”, “que se vayan todos”, “nuevas elecciones”, “nueva constitución”, que no son más que demandas democráticas, que solo buscan seguir manteniendo el statu quo del Estado burgués. Estas demandas, nada tienen que ver con los intereses de la clase trabajadora y su proyecto histórico. Por el contrario, lo lleva al encierro en la sociedad de la explotación y las clases sociales. Ellas se alejan de aquellas demandas inmediatas, que se dan la perspectiva de defender sus condiciones de vida y que también, cumplen una función como experiencia de lucha necesaria para la maduración política de sus fuerzas.
Aunque no dudamos que existen elementos de la clase obrera, envueltos en estas revueltas populares, que tratan de expresar su indignación frente a la decadencia de la clase política, lo hacen en un terreno que no es el suyo, donde la burguesía y la pequeña burguesía imponen sus banderas democráticas, a fin de mantener intacta la sociedad de la explotación y la defensa de sus propios intereses de lucro y ganancia gracias a la feroz explotación de la fuerza de trabajo de los trabajadores. Esos elementos de la clase trabajadora y otras capas no explotadoras se ven arrastrados por la violencia irracional y putrefacta que produce un sistema que ya no tiene más que ofrecer a la humanidad. Muchos de estos elementos han muerto en medio de estas revueltas.
Lo que está pasando en Perú en estos momentos, no es una expresión o reacción de los trabajadores, no es la lucha de clases. Lo que está pasando en Perú, es una lucha por intereses netamente burgueses, donde una de las dos facciones enfrentadas de la burguesía finalmente se quedará con el manejo del Estado, para continuar con la explotación de los trabajadores.
El terrorismo ejercido por las burguesías de ambos bandos sigue costando vidas humanas. Los métodos usados de fuego y violencia indiscriminada se contraponen a aquellos con que la clase trabajadora echará abajo al capitalismo, basados más en la capacidad de construir una organización que pueda incorporar al resto de capas no explotadoras a su programa, dirigiendo las acciones políticas de transformación contra las clases dominantes. El terror de las acciones de la burguesía y de sus ambos bandos en plena revuelta constituye un ataque a la toma de conciencia de la clase obrera. En algunos aspectos recuerda la situación que vivimos en los años 80 y 90 del siglo pasado, con el terrorismo ejercido por grupos como Sendero Luminoso, MRTA y el propio ejército del Estado Peruano.
¿Qué debe hacer la clase trabajadora ante este panorama?
-Defender su autonomía política como clase trabajadora. El proletariado no debe dejarse arrastrar por este conflicto entre fracciones de la burguesía y debe luchar contra las mistificaciones del antifascismo/fascismo, democracia/dictadura, vieja constitución/nueva constitución y demás trampas ideológicas que la burguesía tratará de imponer siempre sobre la conciencia de los trabajadores.
-Luchar contra la trampa de la democracia. Porque la burguesía trata de vendernos la idea de que la democracia es la mejor forma de gobierno y que nuevos procesos electorales serán la “solución” a la crisis, cuando en realidad, son la mejor forma de mantener la explotación laboral y la sociedad dividida en clases sociales. Debemos luchar contra esta movilización democrática y ciudadana. El Estado es el instrumento de las clases explotadoras y cuando la burguesía lo detenta sea de derecha o de izquierda, popular o centro, no hacen más que ejercer su explotación sobre la clase trabajadora.
-Vivimos una crisis económica profunda, que empeora cada vez más las condiciones de vida de todos los trabajadores en el Perú y en el mundo. Por ello, la clase trabajadora debe luchar por sus auténticos intereses de clase, por defender sus condiciones de vida y trabajo, en la perspectiva de su objetivo final la revolución mundial.
-Se debe rechazar las consignas de la unión nacional y la concordia que vocifera la burguesía a los cuatro vientos, la sociedad está dividida en clases sociales: burguesía y proletariado y cada clase tiene sus propios intereses.
-La clase trabajadora debe luchar por recuperar su identidad de clase, la confianza en sus propias fuerzas, en recuperar su proyecto histórico de una nueva sociedad humana mundial: El comunismo. Para ello debe apoyarse únicamente en la solidaridad internacional de la clase trabajadora, en la que el proletariado de los países centrales tiene un papel clave.
-La clase trabajadora es la clase de la conciencia, de la verdad, no somos terroristas ni vándalos, como nos llama la burguesía, sus fuerzas armadas y medios de comunicación. Todo el terrorismo visto en estas revueltas del caos ha sido desarrollada por las facciones burguesas, sus fuerzas del orden, por la prensa, inyectando miedos, pánico, mentiras, incertidumbre, violencia indiscriminada y disparando a la masa desarmada sin importarle nada, ni nadie.
Podemos ver como los hermanos de clase en Gran Bretaña luchan dentro de su terreno de clase por sus verdaderos intereses, como exigiendo mejores condiciones de vida en medio de la crisis. Las huelgas obreras en Gran Bretaña son el comienzo de una respuesta de clase frente a la crisis capitalista mundial, una crisis que también golpea al Perú y al resto del mundo2.
Perspectivas
La negativa del Congreso de adelantar las elecciones (una de las principales demandas de los manifestantes), las pugnas entre la nueva presidenta y grupos políticos en el Congreso, la decisión del gobierno de mantener e incluso incrementar la represión usando sus fuerzas policiales y el ejército, constituyen una situación de incertidumbre, en la cual, la burguesía no tiene hasta ahora una representación política capaz de canalizar el descontento popular, lo cual abre la puerta a una profundización de la confrontación entre facciones de la burguesía y a la violencia social (hasta el momento van más de 20 fallecidos y decenas de heridos), tal como se ha vivido en el pasado en otros países de la región, como por ejemplo en Ecuador, con explosiones de revueltas estériles e impotentes que al final sólo conducen a una masacre de los proletarios. Es imprescindible insistir en que la autonomía de los intereses de la clase obrera debe ser defendida sin concesiones, sin ninguno compromiso con su enemigo de clase, cualquiera sea el escenario que se pueda presentar en el futuro.
¡Proletarios de todos los países unidos!
Ismo Perú- Sección de la Corriente Comunista Internacional
Contacto: [email protected]
17-12-2022
1TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION: La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo
2El verano de la ira en Gran Bretaña: la burguesía impone nuevos sacrificios, la clase obrera responde con la lucha