Polémica con la CWO: ¿Cómo reapropiarse de los aportes de la Izquierda Comunista Internacional?

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La historia del movimiento obrero no es sólo la de sus grandes batallas revolucionarias, cuando millones de proletarios se han lanzado al "asalto de los cielos"; no son sólo dos siglos de resistencia constante, de huelgas, de combates incesantes y desiguales para limitar la opresión brutal del capital. La historia del movimiento obrero es también la de sus organizaciones políticas, las organizaciones comunistas. La forma en la que se han constituido, dividido, reagrupado, los debates teórico-políticos que han fluido a través de ellas como sangre que alimenta su pasión revolucionaria - todo esto pertenece, no a los individuos particulares que fueron sus miembros, sino a la vida de su clase como un todo. Las organizaciones políticas proletarias son sólo una parte del proletariado. Su vida forma parte de la del proletariado.

Comprender la vida, la historia y el porvenir histórico de la clase revolucionaria, significa también comprender la vida y la historia de sus organizaciones comunistas.

El artículo que publicamos a continuación -una polémica con la Communist Workers' Organisation (CWO) sobre la historia de las organizaciones comunistas entre los años 1920 y 1950- no tiene nada que ver con las preocupaciones académicas de los historiadores universitarios, sino con la necesidad de que los revolucionarios de hoy fundamenten sus orientaciones políticas en la roca granítica de su experiencia de clase.

Por muy diferentes que sean los años 1980 y los años 1920, los principales problemas a los que se enfrentan los combates proletarios de hoy no han cambiado desde los años 1920. La comprensión de las tendencias históricas del capitalismo (decadencia e imperialismo), la posibilidad de utilizar las formas de lucha sindical y parlamentaria, las luchas de liberación nacional, la dinámica de la huelga de masas, el papel de las organizaciones revolucionarias - todas estas cuestiones están en el núcleo de los análisis y las posiciones de las organizaciones comunistas durante los años 1920 (marcados por las revoluciones rusa y alemana), durante los años 1930 (marcados por el triunfo de la contrarrevolución y su dominio sobre el proletariado), durante los años 1940 (años de la guerra mundial imperialista) y durante los años 1950 al inicio del período de reconstrucción.

Para una organización política, ignorar las aportaciones sucesivas de las diferentes corrientes del movimiento obrero durante estos años, o peor aún, falsear su realidad y deformar su contenido, alterar su historia con el objetivo irrisorio de dibujarse un árbol genealógico más bonito, no sólo significa tirar por la borda todo el rigor metodológico -instrumento indispensable del pensamiento marxista-, también significa desarmar a la clase obrera y obstaculizar el proceso que conduce a la reapropiación de su experiencia histórica.

Este es el tipo de ejercicio al que se ha entregado la CWO, en el número 21 de su revista teórica, Revolutionary Perspectives (RP).

Aquí encontramos un artículo que se propone criticar nuestro folleto sobre la historia de la Izquierda Comunista de Italia. Ya estamos acostumbrados a las demostraciones de falta de seriedad de la CWO: durante años denunciaron a la CCI como una fuerza contrarrevolucionaria porque siempre hemos afirmado que la vida proletaria sobrevivió en el seno de la Internacional Comunista después de 1921 (Kronstadt), hasta 1928 (la adopción del "socialismo en un solo país"). Ahora, en el número 21 de RP, la CWO acusa a la CCI, con la misma frivolidad, de defender posiciones "eurochovinistas" - lo cual, si el pensamiento de la CWO contuviera un ápice de rigor, debería excluirnos ipso facto del campo revolucionario.

Con la misma ligereza irresponsable, la CWO ha leído nuestro panfleto siguiendo el método de muestreo de Gallup: una página de cada diez. El objetivo apenas oculto de la crítica supuestamente basada en esta lectura es minimizar, si no borrar completamente de la historia del movimiento obrero, la contribución específica -e insustituible- de los grupos que publicaron primero Bilan y luego Internationalisme; es decir, eliminar de la historia del movimiento obrero todas las corrientes de la Izquierda Comunista que no sean aquellas de las que la CWO y su "organización fraternal", el Partido Comunista Internacionalista (Battaglia Communista), extraen específicamente sus orígenes.

En respuesta, el artículo que sigue se propone, no sólo restablecer ciertas verdades históricas, sino también mostrar cómo las organizaciones revolucionarias deben comprender, integrar y asumir críticamente las sucesivas aportaciones del movimiento comunista en su conjunto, y en particular de la Izquierda Comunista Internacional.


 

"A la CCI le gusta presentarse como una fusión de los 'mejores' elementos de la Izquierda Alemana (KAPD) y de la Izquierda Italiana, lamentando que la actitud sectaria de Bordiga les impidiera unirse contra el oportunismo de la Comintern... La idea de la CCI de que sólo el sectarismo impidió una fusión de las Izquierdas Italiana y Alemana contra la Comintern, y que una fusión similar es necesaria hoy para la formación de un nuevo partido, es socavada por su propia narrativa." (RP 21)

Estos extractos muestran claramente en qué confusiones de partida se empeña la CWO para confundir la fuerza motriz fundamental de las diferentes vías a través de las cuales se ha expresado históricamente la Izquierda Comunista. Según la CWO, la CCI habría deseado una fusión política y organizativa de las Izquierdas Italiana y Alemana en un frente unido contra la IC. No tenemos ni idea de dónde han encontrado los camaradas tales idioteces. Hasta un niño podría entender que proponer una fusión de ese tipo en un momento así habría sido una locura. No sólo porque la Izquierda Italiana nunca habría aceptado la unificación con una tendencia que condenaba a los sindicatos y cualquier trabajo dentro de ellos (incluso aunque, al mismo tiempo, propusiera un neosindicalismo "revolucionario" en la forma de los "Unionen") y que, además, a veces ponía en duda la importancia del papel del partido de clase; sino también porque la Izquierda Alemana nunca habría aceptado la unificación con una tendencia que no entendía la integración de los sindicatos en el aparato estatal y aceptaba ciegamente el apoyo de Lenin a las luchas de liberación nacional. De lo que se trataba no era de una fusión imposible e inútil, sino de una lucha común contra la degeneración denunciada por ambas tendencias. Para llevar a cabo esta lucha común con claridad, las diferentes fuerzas de izquierda se deberían haber visto obligadas, en primer y principal lugar, a aclarar sus propios desacuerdos sobre cuestiones cruciales como los sindicatos, las luchas de liberación nacional y el partido. De este modo, los debates fundamentales se habrían llevado a cabo en el seno de la IC y no contra ella. Sin este debate, la IC se perdió las cuestiones esenciales, proponiendo respuestas a estas cuestiones sin llegar a sus raíces, por lo que fue incapaz de defenderse contra la degeneración.

Con el reflujo de las luchas, la Izquierda Alemana -que era más la expresión de un arraigado y profundo empuje de las luchas obreras que de una completa claridad programática- fue incapaz de contribuir a la clarificación del programa proletario y se disgregó en una multitud de pequeñas sectas. Fue la Izquierda Italiana -mejor armada teóricamente, sobre todo en lo que respecta a la necesidad y la función de la organización revolucionaria- la que comprendió las características del nuevo período, llevó adelante el debate en forma de un balance ("bilan") que la IC de la época de Lenin no había podido elaborar, y que era necesario para integrar la profunda pero incompleta intuición de la Izquierda Alemana en una sólida perspectiva marxista:

"El programa internacional del proletariado será el resultado del entrecruzamiento ideológico-y por lo tanto de la experiencia de clase- de la revolución rusa y de las batallas en otros países, particularmente en Alemania e Italia... Porque, si bien Lenin aventaja a Rosa Luxemburgo en algunos aspectos, es obvio que en otros Rosa vio más claramente que él. El proletariado no se encontró en condiciones que le permitieran, como en Rusia, clarificar completamente sus tareas revolucionarias; por el contrario, en la acción contra el capitalismo más avanzado de Europa, el proletariado no podía dejar de tener, sobre ciertos problemas, una percepción mejor y más profunda que los bolcheviques...Comprender significa completar los fundamentos demasiado estrechos y no entrecruzados por las ideologías resultantes de las batallas de clase en todos los países - completarlos con nociones ligadas al curso histórico en su conjunto hacia la revolución mundial. La Internacional de Lenin no pudo hacer esto. El trabajo ha caído sobre nuestros hombros." ('Deux Epoques: en marge d'un anniversaire', Bilan 15, enero de 1935)

Cuando la CWO nos recuerda que Reveil Communiste, un pequeño grupo de italianos que había asumido las posiciones del KAPD, terminó en el consejismo y luego en el vacío, no hace más que confirmar nuestra tesis central: que era imposible hacer una fusión del 50% de la Izquierda Alemana y del 50% de la italiana. Por el contrario, de lo que se trataba era de dar a "los problemas que el proletariado alemán percibía mejor y más profundamente que los bolcheviques" un anclaje en un marco marxista consistente. Esto es lo que se propuso Bilan.

La historia no se hace con especulaciones (“¿y si?”). La incapacidad de las Izquierdas Comunistas de situar en el centro del debate de la IC los problemas planteados por la clase obrera con la entrada del capitalismo en su fase decadente no puede achacarse ni a Bordiga ni a Pannekoek. Esta incapacidad fue más bien fruto de la inmadurez con la que el proletariado mundial afrontó este primer combate decisivo y que se refleja en los “errores” de su vanguardia revolucionaria. Pasada la oportunidad, el trabajo tuvo que hacerse en las terribles condiciones del reflujo de la lucha, y sólo por la Izquierda Italiana, porque sólo ella tenía una posición teórica adecuada para cumplir ese papel. Y fue tomando esta dirección, la de Bilan, como la Izquierda Italiana integró las contribuciones y experiencias de las diferentes Izquierdas Comunistas, para lograr "la elaboración de una ideología política de izquierda internacional". (Carta de Bordiga a Korsch, 1926). Gracias a este trabajo de síntesis histórica, la Izquierda Italiana logró "completar los fundamentos demasiado estrechos" y trazar los principales elementos del programa de la Izquierda Comunista Internacional (Gauche Communiste Internationale) que siguen siendo válidos hoy para el proletariado de todo el mundo. La acusación de la CWO (de que queremos fusionar hoy las diferentes izquierdas) demuestra no sólo su incapacidad para distinguir una "izquierda histórica" de una unión mecánica, sino sobre todo su incapacidad congénita para comprender que este trabajo ya se ha hecho y que no tenerlo en cuenta significa retroceder 60 años. Así, la CWO de ayer no consiguió ir más allá de las posiciones de la Izquierda Alemana de los años 1930, mientras que la de hoy ha vuelto a las de la Izquierda Italiana de los años 1920 o incluso a las de Lenin. Las posiciones cambian, pero el retroceso se mantiene.

DE LOS AÑOS 1930 A LOS 1940: MANTENER EL RUMBO EN LA TORMENTA

"De hecho, para ellos (la CCI), la Izquierda Italiana es sinónimo del período del exilio y sería en este período donde se extrajeron las "verdaderas lecciones" de la oleada revolucionaria. ¡Qué punto de vista tan pesimista! Se rechaza la época en que las ideas comunistas se apoderaron de las masas y se idolatra el periodo de derrota... Pero la idealización de Bilan está fuera de lugar. Ciertamente, estos camaradas hicieron grandes contribuciones al programa comunista (...) Pero sería insensato negar las debilidades de Bilan (...) en la cuestión de las perspectivas: la falta de una base clara en la economía marxista (Bilan era luxemburguista) les condujo a puntos de vista erráticos y equivocados sobre el curso histórico. Argumentando que la producción de armas era una solución a la crisis capitalista, consideraban que el capitalismo no necesitaba otra guerra imperialista como base de una renovada acumulación (…) Bilan se disolvió en la revista Octubre en 1939 y la Fracción formó un Buró Internacional pensando que la revolución proletaria estaba a la orden del día; por lo tanto, se quedaron totalmente estupefactos cuando estalló la guerra en 1939, lo que llevó a la disolución de la Fracción en su totalidad” (RP 21, pp 30-31).

Estos extractos plantean tres tipos de problemas:

1) nuestra " idealización " de Bilan

2) el papel de los revolucionarios en período de contrarrevolución

3) la "quiebra" final de la Fracción Italiana en el extranjero

Los examinaremos en orden. En primer lugar, liquidemos esa idea de que idealizamos a Bilan:

"Bilan nunca tuvo la estúpida pretensión de haber encontrado las respuestas definitivas a todos los problemas de la revolución. Era consciente de que a menudo sólo iba a tientas hacia una respuesta: sabía que las respuestas "definitivas" sólo podían ser el resultado de la experiencia viva de la lucha de clases, de la confrontación y la discusión en el seno del movimiento comunista. En muchas cuestiones, las respuestas de Bilan seguían siendo insatisfactorias... No se trata simplemente de rendir homenaje a este pequeño grupo ... nuestra tarea es reapropiarnos de lo que Bilan nos ha dejado, continuar en su camino una continuidad que no es un estancamiento, sino un proceso de avance sobre la base de las lecciones y el ejemplo dados por Bilan." (Introducción a los textos de Bilan sobre la Guerra Civil española, Revista Internacional nº4, 1976).

Esta ha sido siempre nuestra posición. Es cierto que, en su momento, la CWO nos definió como contrarrevolucionarios precisamente porque defendíamos a la Izquierda Italiana después de 1921, que ellos habían elegido como fecha mágica a partir de la cual la IC se volvía reaccionaria. Esto puede explicar la falta de atención de la CWO al leer tanto los textos que hemos reeditado de Bilan como nuestras introducciones.

Pasemos al segundo punto. No preferimos los periodos de derrota a los de lucha proletaria abierta, pero tampoco nos refugiamos detrás de este tipo de banalidad para ocultar el hecho histórico esencial: que durante los años de la oleada revolucionaria la IC no consiguió llevar a cabo todo el trabajo de clarificación de las nuevas fronteras de clase del programa proletario. Este trabajo recayó en gran medida en las minorías revolucionarias que sobrevivieron a su degeneración. Ciertamente, hubiéramos preferido que esta síntesis se hubiera hecho cuando los proletarios alemanes salieron en armas a las calles de Berlín, no sólo porque esta se hubiera hecho mejor, sino porque probablemente hubiera dado a la primera oleada revolucionaria del proletariado mundial un resultado muy diferente. Por desgracia, la historia no se hace preguntándose "¿y si?", y el trabajo recayó principalmente en Bilan.

Si insistimos tanto en el trabajo de la Fracción Italiana en el extranjero, no es porque prefiramos los años 30 a los 20, sino porque los grupos que deberían ser sus "continuadores" (el PCInt, constituido artificialmente al final de la guerra) lo han cubierto con un manto de silencio, permitiendo así que se borre de la memoria histórica del movimiento obrero. Si observamos la prensa de todos los grupos que reivindican sus orígenes en la Izquierda Italiana (incluyendo a Battaglia) no podemos más que asombrarnos por el hecho de que "el número de reimpresiones de Bilan se puede contar con los dedos de una mano" (Revista Internacional nº 4). Incluso hoy, después de que la CCI haya publicado cientos de páginas en diferentes idiomas, además de un estudio crítico de más de 200 páginas, algunos de estos grupos siguen fingiendo que nunca han oído hablar de Bilan. En efecto, nos enfrentamos a la "política del avestruz" y teníamos razón al insistir en esto. Aclarados estos detalles, queda una cuestión fundamental que el artículo de la CWO no ha captado: ¿cómo explicar que semejante contribución al programa proletario fuera elaborada durante los años de la derrota, de un reflujo profundo y general de la actividad autónoma de la clase?

Según la lógica de la CWO sólo puede haber dos respuestas:

  • Negar o minimizar la contribución teórica de la Fracción Italiana de la Izquierda Comunista porque su trabajo se realizó en un período de derrota y en un curso hacia la guerra, que es lo que habitualmente hacen la CWO y Battaglia, así como el PCInt (Programa Comunista).

  • O reconocer esta contribución como una ilustración de la idea de que la conciencia comunista no nace de las luchas, sino de la organización revolucionaria que, necesariamente, debe introducirla desde fuera en la clase obrera.

Este tipo de respuestas no explican nada y sólo muestran una concepción mecánica de la influencia de la lucha de clases en el pensamiento de las minorías revolucionarias. Con tal concepción, la única experiencia en la que podía basarse Bilan eran las derrotas de los años 30. Pero los orígenes de Bilan no están en los años 30. Se encuentran en “la época en que las ideas comunistas se apoderaron de las masas”. Sus militantes se formaron no en la estela del Frente Popular, sino a la cabeza de los movimientos de masas revolucionarios de los años 20. Lo que hizo posible que Bilan siguiera, a contracorriente, profundizando en sus posiciones revolucionarias, fue su inquebrantable confianza en la capacidad revolucionaria de la clase obrera; y esta confianza se adquirió no a través de la lectura sino de la participación de sus militantes en el mayor intento de la clase por crear una sociedad sin clases. Desde este punto de vista, el trabajo teórico de las fracciones de izquierda no era en absoluto independiente o aislado de la experiencia histórica de las masas proletarias. El trabajo de Bilan no sólo se llevó a cabo en el impulso de la oleada revolucionaria anterior, sino que no habría tenido sentido fuera de la perspectiva de una nueva oleada. La prueba ' a contrario' de la influencia muy estrecha, pero no inmediatista, del movimiento de clase sobre la reflexión de los revolucionarios se encuentra en el hecho de que el mayor estancamiento de las minorías revolucionarias no se produjo durante los años 30, sino durante los años 50, porque la burguesía mundial había logrado terminar la Segunda Guerra Mundial sin un nuevo estallido revolucionario y cuando el empuje de la oleada revolucionaria anterior se había desgastado por 30 años de contrarrevolución.

Somos conscientes de que tal concepción de la profundización de la consciencia de clase -a través de una trayectoria compleja, no rectilínea y a veces vacilante- es difícil de digerir; pero es la única concepción fiel al método marxista que la sostiene. Sin duda, es más fácil imaginar que el partido, por su propia cuenta, elabore un bonito y limpio programa y lo envíe a la clase obrera en el momento oportuno, como una carta en el correo. Soñar no cuesta nada.

Nos queda la última cuestión: la del colapso de la Fracción debido a la teoría de Vercesi de que la economía de guerra hacía inútil la guerra imperialista. En primer lugar, señalaremos que esta era una nueva orientación, desarrollada entre 1937 y 1939, y que contradecía toda la perspectiva planteada desde 1928 en adelante: la de una relación de fuerzas desfavorable al proletariado y que llevaría a un nuevo conflicto mundial. En segundo lugar, esta no era la única posición dentro de la Gauche Communiste Internationale. Este análisis fue violentamente criticado por una mayoría de la Fracción Belga y una amplia minoría de la Fracción Italiana. El resultado de esta batalla no fue, como quiere hacer creer la CWO, que la Fracción se disolvió definitivamente, sino que fue reconstituida por la minoría reagrupada en Marsella, en el sur de Francia no ocupado por los alemanes. El trabajo continuó regularmente durante toda la guerra, con una notable sistematización y profundización de las posiciones programáticas. A partir de 1941, la Fracción celebró conferencias anuales que produjeron (entre otras cosas) una condena de las teorías revisionistas de Vercesi sobre la economía de guerra ("Declaration politique", mayo de 1944). Cuando la Fracción se enteró de que la confusión de Vercesi le había llevado hasta el punto de participar en un comité antifascista en Bruselas, reaccionó inmediatamente excluyéndolo por considerarlo políticamente indigno de confianza (Résolution sur le cas Vercesi, enero de 1945). Como vemos, la Fracción no terminó su trabajo siguiendo a Vercesi, sino que lo continuó, excluyendo a éste.

Señalaremos de paso que la CWO hace su enésimo y patético intento de apuntalar una de sus ideas fijas: que nadie que, como la CCI, defienda la teoría económica de Rosa Luxemburgo sobre la saturación de los mercados puede mantener una línea política revolucionaria. Debe quedar claro que, en sentido estricto, Bilan no era luxemburgista, sino que se limitaba sobre todo a aceptar las consecuencias políticas de los análisis de Rosa (rechazo de las luchas de liberación nacional, etc.). No es casualidad que la defensa de estos análisis económicos recayera en gran medida en camaradas de otros grupos revolucionarios: como Mitchell (quien, procedente de la Ligue des Communistes Internationalistes, formó en estrecha relación con Bilan la Fracción Belga de la Izquierda Comunista), o Marco (quien venía de la Union Communiste e igualmente en relación con Bilan animaría la Izquierda Comunista de Francia). El luxemburgista Mitchell fue el principal crítico de las teorías revisionistas de Vercesi antes de la guerra, y durante la guerra fue el luxemburgista Marco quien corrigió los puntos más débiles de los análisis económicos de Rosa. ¿Qué demuestra esto? ¿Que sólo los luxemburgistas pueden ser marxistas coherentes? No, como demuestra la presencia de camaradas no luxemburgistas junto a Mitchell y Marco. ¿Qué demuestra entonces? Lo que sí demuestra es que la CWO debería dejar de ocultar los hechos esenciales tras cuestiones secundarias.

Y esto nos lleva al hecho esencial de que la CWO, en su relato, ha borrado sin miramientos seis años de existencia de la Fracción (¡y qué años! - los años de la guerra imperialista). Es significativo que Programma Communista utilizó airosamente el mismo truco cuando finalmente se vio obligado a hablar de la Fracción. Les contestamos entonces como contestamos ahora a la CWO:

"El artículo habla de la actividad de la Fracción de 1930 a 1940, ignorando por completo su existencia y actividad entre 1940 y 1945, fecha de su disolución. ¿Es esto por simple ignorancia o para evitar verse obligado a hacer una comparación entre las posiciones defendidas por la Fracción durante la guerra y las del PCInt formado en 1943-44?" (Revista Internacional nº 32, 1983)1.

Dado que nuestro estudio de la Izquierda Italiana dedica no menos de 17 páginas a la actividad de la Fracción de 1939 a 1945, habría que acusar a la CWO no de ignorancia sino de ceguera. La CWO también ha adoptado la política del avestruz.

DE LOS AÑOS 1940 A LOS AÑOS 1950: UN PASO ADELANTE, DOS PASOS ATRÁS

"La CCI presenta la formación del PCInt como un paso atrás respecto a Bilan, al que idolatran en su prensa. Pero ¿por qué fue un paso atrás? Según el escritor, "la Izquierda Italiana degeneró profundamente después de 1945 hasta el punto de fosilizarse por completo". (p. 186). Pero ¿fue realmente una fosilización comprometer a miles de trabajadores en la política revolucionaria después de las grandes huelgas de 1943? ¿Y qué hay de la plataforma del Partido, publicada en 1952? ¿Representa un paso atrás? (…) Y sobre la guerra, después de las confusiones y prevaricaciones de Bilan, las posiciones (del PCInt) fueron sin duda un paso adelante, (...) un avance frente a las teorías sobre la ‘desaparición’ del proletariado durante la guerra imperialista”. (RP, nº 21, p.31).

"Cuando se formó el PCInt en 1943, los antecesores de la CCI (Internationalisme) se negaron a unirse a él no sólo porque consideraban que las bases teóricas del nuevo Partido eran poco sólidas, sino también porque (…) creían que una nueva guerra estaba a punto de estallar en ese momento, y por lo tanto concluyeron que no tenía sentido hacer nada: "Cuando el capitalismo 'termina' una guerra imperialista mundial que ha durado seis años sin ningún resurgimiento revolucionario, esto significa la derrota del proletariado" (Internationalisme 1946)." (RP 20 p. 35). "De hecho, la Fracción Francesa, que publicaba Internationalisme, fue expulsada de la Izquierda Comunista por publicar un folleto conjunto con dos grupos trotskistas franceses el Primero de mayo de 1945..." (RP 21 p. 31).

En lugar de proceder mediante argumentos políticos, la CWO parece adoptar la técnica de los anuncios publicitarios, en los que se demuestra la limpieza de las sábanas lavadas con super detergente colocándolas junto a sábanas sucias lavadas con detergente ordinario. ¿Qué tomamos como punto de referencia para ver si el PCInt es un paso adelante o un paso atrás? Las teorías revisionistas de Vercesi, ¡que acabaron negando toda actividad revolucionaria durante la guerra, dada la "inexistencia social" del proletariado! ¿Y qué ofrecemos como única alternativa? ¡Un grupito que coquetea con los trotskistas, que declara inútil toda actividad revolucionaria y que al final abandona sus publicaciones en 1952! Al lado de este lamentable espectáculo, es demasiado fácil que las posiciones del PCInt parezcan brillantemente claras.

¿Pero cuantas falsificaciones y omisiones se han acumulado para hacer este spot publicitario? Para realzar la actividad del PCInt desde la mitad de la guerra en adelante, simplemente borran la actividad de la Fracción Italiana desde el principio de la guerra hasta el final. La Izquierda Italiana es identificada con Vercesi cuando, en realidad, durante la guerra la tendencia de Vercesi fue primero combatida, luego condenada y finalmente excluida. Todavía con el objetivo de hacer desaparecer toda la actividad de la Gauche Communiste Internationale se lanza entonces un feroz ataque contra la Gauche Communiste de France (constituida a partir de 1942), que mantuvo su actividad y la lucha contra Vercesi con mayor vigor. Aquí, la CWO no se avergüenza de utilizar las mismas falsificaciones que empleó el propio Vercesi, cuando este era responsable del trabajo internacional del PCInt a partir de 1945, al excluir esta tendencia combativa de la Gauche Communiste Internationale.

En realidad, la RKD alemana y la CR francesa2, dos grupos proletarios con los que Internationalisme publicó (en varios idiomas) un llamamiento a la confraternización proletaria, ya habían roto con el trotskismo en 1941 y habían mantenido una posición internacionalista durante toda la guerra (como demuestra ampliamente la documentación de las páginas 153-4 del libro). En cuanto al supuesto rechazo de toda actividad por parte de Internationalisme después de 1945, la CWO debería explicarnos cómo fue que la única fuerza de la Izquierda Comunista presente en la famosa huelga salvaje -y en el comité de huelga- en Renault en 1947 fue precisamente la Gauche Communiste de France, mientras que la "segunda" Fracción Francesa (vinculada al PCInt) demostraba su total desinterés por el único movimiento proletario importante después de la Segunda Guerra Mundial. Sin engañarse en cuanto a la posibilidad de una revolución, los camaradas de Internationalisme nunca fallaron en sus tareas como militantes comunistas. Así, la GCF participó activamente en la Conferencia Internacional de 1947 convocada por la Izquierda Holandesa3, publicó 12 números de un periódico mensual, L'Etincelle, y 48 números de su revista “Internationalisme”. La razón de su disolución en 1952 fue la extrema dispersión de sus miembros (La Reunión en el Océano Índico, América del Sur, EE.UU. y en París, donde quedaron muy pocos miembros), lo que hizo materialmente imposible que continuara su existencia y actividad.

Realmente no es interesante ni útil seguir a la CWO en todas sus contorsiones. En RP nº20, citan nuestro reconocimiento de las "claras posiciones del PCInt con respecto a los partisanos" en la página 170 del folleto para demostrar que mentimos deliberadamente al hablar de la confusión del PCInt con respecto a los partisanos. Pero ¿por qué la CWO no cita también la página 171 donde describimos el cambio de posición de 1944, o la página 177 donde uno de los dirigentes del PCInt reconoce (en 1945) los efectos desastrosos de este cambio4? ¿Acaso la CWO sólo lee una de cada diez páginas? En todo caso, no cabe duda de que eligen cuidadosamente las páginas que citan... Pero, por si fuera poco, en RP nº21 se citan las discusiones de Internationalisme con Socialisme ou Barbarie como prueba de su carácter oportunista. En cambio, en el número anterior, las discusiones de Battaglia Communista con Socialisme ou Barbarie se presentaron como prueba del carácter "vivo y no sectario" de BC. ¡La misma acción sería prueba de espíritu revolucionario cuando proviene de BC, y de eclecticismo cuando proviene de Internationalisme! ¿Cómo podemos responder seriamente a estos argumentos?

No idolatramos a Internationalisme más que a Bilan. Somos muy conscientes de lo mucho que “balbucearon” en su esfuerzo permanente por clarificar las posiciones de clase. Por eso no nos limitamos a memorizar sus posiciones, sino que intentamos profundizar en ellas y superarlas críticamente cuando es necesario. No nos avergüenza en absoluto reconocer que algunos de sus errores, que condujeron a la dispersión geográfica de los militantes, contribuyeron a la imposibilidad de mantener una prensa regular, lo cual fue un mal golpe para todo el movimiento revolucionario. Con este tipo de argumento, la CWO está prendiendo un petardo que explotará en sus propias manos. De hecho, la CWO debería explicarnos cómo y por qué la Fracción Belga y la "segunda" Fracción Francesa, ambas vinculadas al PCInt, suspendieron la publicación en 1949 (tres años antes que Internationalisme), sin que el Partido Italiano "con sus miles de militantes" moviera ni un solo dedo para hacer algo al respecto. ¿Cómo es posible que un pequeño grupo, que no tenía ninguna idea más allá de escaparse a Sudamérica, consiguiera resistir durante años, a contracorriente, cuando los representantes del PCInt en el extranjero ya habían tirado la toalla? Esperaremos la respuesta de la CWO... Y mientras esperamos a que la CWO descifre estos "misteriosos" acontecimientos, volvamos al verdadero problema: ¿fue el PCInt una regresión en relación con la Fracción en el extranjero o no? Hemos visto que la Fracción en el extranjero se mantuvo activa hasta 1945, aclarando aún más una serie de problemas que Bilan había dejado sin resolver (por ejemplo, la naturaleza contrarrevolucionaria, capitalista e imperialista del Estado ruso). También hemos visto cómo la Gauche Communiste de France se formó en el impulso del último gran esfuerzo de la Fracción Italiana, cómo participó activamente en el trabajo de la Fracción y lo continuó tras la disolución de ésta. Examinemos ahora el otro elemento de la comparación: el PCInt, fundado en Italia en 1943.

A primera vista, uno no puede sino quedarse boquiabierto ante la presentación de la CWO: no sólo las posiciones del PCInt estaban perfectamente claras -véase la Plataforma de 1952- sino que contaba con miles de miembros obreros. Evidentemente, ¡esto parece un buen paso adelante comparado con los "balbuceos" de unas pocas docenas de emigrantes en el extranjero! Pero en cuanto examinamos este "paso" un poco más de cerca, nos encontramos inmediatamente con las primeras notas discordantes: ¿por qué esperar hasta 1952 para redactar una plataforma cuando el PCInt había sido fundado 10 años antes y cuando (a partir de 1949) había perdido todo su seguimiento de masas? Además, la Plataforma de 1952 obviamente no existía en 1943: entonces, ¿sobre qué base se unieron todos esos "miles de trabajadores"? La respuesta es sencilla: sobre la base de la Plataforma del PC Internacionalista escrita por Bordiga en 1945 y distribuida en 1946 por el partido en el extranjero en una edición francesa con una introducción política de Vercesi5. Esta plataforma no era clara ni sobre la naturaleza capitalista del Estado ruso ni sobre los "movimientos partisanos". En cambio, declaraba muy claramente que "la política programática del Partido es aquella desarrollada... en los textos fundadores de la Internacional de Moscú" y que "el Partido aspira a la reconstitución de la confederación sindical unitaria". Sobre la base de estas posiciones (que no eran más que un retorno a la IC de los años 20) lograron reclutar a "miles de trabajadores" - y luego perderlos completamente un poco más tarde. Esto fue un doble paso atrás, no sólo en relación con las conclusiones extraídas por la Fracción en su período final (1939-45), sino incluso en relación con las posiciones iniciales de la Fracción (1928-30). El peso de miles de nuevos miembros -entusiastas, ciertamente, pero con muy poca formación política- iba a ser un serio obstáculo para los esfuerzos de los militantes más antiguos que no habían olvidado el trabajo de la Fracción: por ejemplo, Stefanini que, en la Conferencia Nacional de 1945, defendió una posición antisindical análoga a la de Internationalisme, o Danielis, que reconoció amargamente en el Congreso de 1948 que "uno no puede dejar de preguntarse si ha habido realmente una soldadura ideológica del Partido y de la Fracción en el extranjero: en el Congreso de Bruselas de la Fracción se nos aseguró que se enviaba regularmente material teórico a Italia" (Actas del Primer Congreso del PCInt, p. 20). A través de estas palabras desilusionadas de uno de los líderes del propio Partido podemos medir la magnitud del paso atrás dado por el PCInt en relación con las contribuciones teóricas de la Fracción.

Queda una última cuestión: ¿cómo situar la plataforma de 1952 sobre cuya base la tendencia de Damen (Battaglia Comunista) se separó de la de Bordiga, que iba a formar Programma Comunista, hoy en desbandada?

Basta con echar un vistazo para ver que las posiciones centrales de esta plataforma (dictadura de la clase y no del partido, imposibilidad de recuperar los sindicatos, rechazo de las luchas nacionales) son un claro avance respecto a la Plataforma de 1945. Siempre lo hemos dicho muy claramente. EL PROBLEMA ES QUE UN PASO ADELANTE NO ES SUFICIENTE DESPUÉS DE DOS PASOS ATRÁS. Es más, después de siete años de enfrentamiento entre tendencias dentro del PCInt, se podría haber esperado algún progreso sustancial en la claridad de los términos utilizados, ya que las formulaciones que todavía estaban “abiertas” en 1942 ya no lo estaban diez años después. En cambio, BC da pequeños pasos adelante en cada cuestión y luego se detiene a mitad de camino sin llegar realmente a una conclusión: la dictadura la ejerce la clase y no el Partido. PERO es el Partido el que organiza y dirige a la clase como un estado mayor; los sindicatos no se pueden recuperar, PERO podemos trabajar dentro de ellos; el parlamentarismo revolucionario es imposible, PERO el Partido no puede excluir el uso táctico de las elecciones; y así sucesivamente... La Plataforma de 1952 hace pensar en una versión ultra-extremista de las tesis de la Internacional más que en una síntesis efectiva del trabajo realizado hasta entonces por la Izquierda Comunista Internacional. Ciertamente constituyó un buen punto de partida para recuperar el retraso acumulado por la incoherencia de las bases teóricas del PCInt desde 1943-45. Sin embargo, el peso de la contrarrevolución (en su máxima expresión durante los años que siguieron) impidió que BC diera pasos sustanciales hacia adelante, a pesar de que algunas de las mayores ingenuidades han sido eliminadas recientemente (por ejemplo, la transformación de los "grupos sindicales internacionalistas" en "grupos de fábrica internacionalistas").

Si bastara con eliminar el término "sindicato" para acabar con todas las ambigüedades sobre los sindicatos, todo iría bien... Lo que en 1952 eran obstáculos incompletos a la penetración del oportunismo, hoy son susceptibles de convertirse en una especie de colador por el que puede pasar cualquier cosa, como ha demostrado la reciente desventura de BC con los nacionalistas iraníes de la Unión de Militantes Comunistas (UMC).

LOS AÑOS 1980 NO SON LOS AÑOS 1930

"A la CCI le gusta presentarse como una fusión de los 'mejores' elementos de la Izquierda Alemana (KAPD) y de la Izquierda Italiana (…), aunque la CCI lo proclame como una virtud, la naturaleza aborrece los desequilibrios. No puede haber una fusión ecléctica de tradiciones políticas disímiles. Los revolucionarios de hoy deben basarse firmemente en el terreno de la Izquierda Italiana, corrigiendo sus errores con sus propias armas, la dialéctica marxista." (RP 21, p. 30)

En un artículo reciente, tratamos de mostrar cómo BC y la CWO, con su visión de una contrarrevolución aún activa, son incapaces de entender la diferencia entre hoy y los años 30 desde el punto de vista de la relación de fuerzas entre las clases. En esta conclusión, trataremos de mostrar que éste no es el único punto "en el que BC y la CWO están cuarenta años atrasados" (Revista Internacional nº36). La CWO nos acusa de "eclecticismo" con respecto a las Izquierdas Italiana y Alemana, sosteniendo que no se pueden "fusionar". Estamos totalmente de acuerdo. La involución teórica de Reveil Communiste en los años 30 (y del Groupe Communiste Internationaliste más recientemente) lo demuestra irrefutablemente. Lo que sí fue posible, en cambio, fue someter la experiencia acumulada por el proletariado mundial en la primera oleada revolucionaria "a la crítica más intensa" (Bilan nº 1), para llegar tras años de trabajo a una "síntesis histórica" (Bilan nº15).

El HECHO que no se puede negar es que esta síntesis histórica ya ha sido realizada, principalmente bajo el impulso (y gracias al trabajo) de la Izquierda Italiana y que constituye el punto de referencia para cualquier posición que se tome hoy. La elección entre la Izquierda Italiana, la Izquierda Alemana o un cóctel de ambas carece en cualquier caso de sentido, porque desde el punto de vista del movimiento histórico de la clase estas dos tendencias ya no existen.

El trabajo de síntesis histórica de la Fracción ha permitido "la elaboración de una ideología política de izquierda internacional" que Bordiga reclamaba en 1926. En consecuencia, la única Izquierda Comunista de la que nos sentimos parte es la Gauche Communiste Internationale fundada sobre la base de este trabajo. Y ésta, hoy, es la única elección aceptable. La CCI, que se formó sobre la base de esta obra y que ha contribuido en gran medida a darla a conocer, ha elegido claramente. Programma Comunista ha rechazado esta obra, para volver a los años 20. Como hemos visto, BC y la CWO no han conseguido determinarse con claridad. Ante la elección de hoy: construir sobre los pasos dados por la Fracción Italiana, Belga y Francesa o construir sobre la regresión del PCInt, estos compañeros se mantienen eclécticamente en el medio. "El problema de BC es que su respuesta a nuestro planteamiento, como sus posiciones políticas, sigue siendo esquiva. A veces es sí y a veces es no (...) Mientras que Programma tiene una coherencia en sus errores, los errores de BC son incoherentes" (Revista Internacional nº36).

La CWO sostiene que quien practica el eclecticismo en cuestiones fundamentales, acaba perdiendo el equilibrio y poniendo así en peligro los avances ya conseguidos. Aceptamos este juicio sin reservas y, además, lo confirman los hechos. En los diez años transcurridos desde su fundación, la CCI no ha modificado ninguna de sus posiciones programáticas originales; la CWO, desde el momento en que se acercó a las posiciones eclécticas de BC, ha dado la vuelta a su propia plataforma, abandonando uno tras otro los avances de la izquierda internacional y girando hacia el leninismo de los años 20 en todas las cuestiones fundamentales. Antes de que este proceso se vuelva irreversible, los camaradas de la CWO harían bien en recordar que, hoy en día, el llamado "leninismo" ya no tiene nada que ver con la obra revolucionaria de Lenin y no es más que otra de las ideologías contrarrevolucionarias de la izquierda capitalista.

Beyle.

1El Partido Comunista Internacional (Programa Comunista) en sus orígenes, como pretende ser y como es en realidad https://es.internationalism.org/content/4727/el-partido-comunista-internacional-programa-comunista-en-sus-origenes-como-pretende-ser

2 RKD: Comunistas Revolucionarios de Alemania, CR: Comunistas Revolucionarios. Ver notas 1 y 2 de La tarea del momento: formación del partido o formación de cuadros https://es.internationalism.org/content/4722/la-tarea-del-momento-formacion-del-partido-o-formacion-de-cuadros

4 Sobre el grave asunto del apoyo crítico del PC Internacionalista al movimiento partisano en Italia ver Las ambigüedades sobre los “Partisanos” en la formación del Partido Comunista Internacionalista en Italia https://es.internationalism.org/content/4751/las-ambiguedades-sobre-los-partisanos-en-la-formacion-del-partido-comunista

5 La CWO nos reprocha larga y amargamente el haber utilizado el término "Bordigista" en un artículo de la Revista Internacional nº 32 para describir a BC y a la CWO. Estamos dispuestos a admitir que se trata de una falta de precisión por nuestra parte, que podría dar lugar a confusión. Sin embargo, la CWO hace uso de una coma mal colocada para oscurecer el debate de fondo. Porque, en primer lugar, la tendencia que iba a convertirse en BC se identificó con esta Plataforma de Bordiga hasta 1952. En segundo lugar, porque las críticas de BC a Bordiga, con las que se identifica la CWO, se quedan siempre en la ambigüedad, a medio camino

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