México: Paro de actividades de profesores de la UNAM

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La necesidad de recuperar las lecciones de las luchas pasadas

Nadie pone en duda el aumento del número de desempleados en el mundo a causa del cierre de la actividad económica por el Covid-19. En México, según datos oficiales, el número de desempleados aumentó en 117% tras la pandemia, lo que representa 2.43 millones de trabajadores, de los cuales cerca de 57 mil llevan más de un año sin laborar. Los trabajadores han quedado en una situación de mayor fragilidad con la pandemia por el peligro de exponerse diariamente a contagiarse en el transporte y en el trabajo, por la incertidumbre de perder su empleo por el riesgo de quiebras y cierres de empresas o por el esfuerzo extra que ahora debe realizar con el teletrabajo en tanto le implica cubrir gastos extras para llevar a cabo sus labores. Bajo estas circunstancias, sin embargo, la situación actual pone más obstáculos para que los trabajadores protesten por mejores condiciones de vida y de trabajo. Vimos, por ejemplo, cómo las protestas en México de los trabajadores de la salud se multiplicaron en muchos hospitales, pero estas eran muy minoritarias y aisladas por las exigencias que ha puesto la propia pandemia que no ha dado descanso a enfermeros, médicos, camilleros, afanadores, etc., para atender siquiera sus necesidades vitales (entre ellos ha habido también muchos muertos)[1]

De esta manera es importante resaltar que el paro en la UNAM muestra con claridad que el proletariado no está derrotado, que manifiesta una combatividad y tiene intacta sus capacidades para luchar en la defensa de sus condiciones de vida y de trabajo a pesar de muchas dificultades y obstáculos de la situación actual. La UNAM es la universidad más importante en México, con aproximadamente 40 mil profesores a nivel medio superior, superior y de postgrado. Los profesores están comprendidos en tres categorías: “de carrera” que también son pagados por los trabajos de investigación, “de asignatura” que son remunerados sólo por las clases y “ayudantes” (que ganan entre 80 y 100 pesos la hora), las dos últimas categorías constituyen aproximadamente el 80% de profesorado. La mayor parte de éstos no tienen contrato de base, por lo que, su contratación se renueva cada año o incluso cada semestre. Los profesores entre este 80%, es decir los que trabajan en condiciones más precarias, son los que promovieron el paro.

A partir de la pandemia, se redujeron las actividades de investigación, pero no se detuvieron las clases, las cuales fueron retomadas en línea con recursos de los propios profesores trabajando desde sus casas y desde luego con un aumento considerable de la carga laboral para preparar el material de clases y la evaluación en línea.

Aunado al incremento de las cargas laborables por el teletrabajo, se presentaron para cientos de profesores retrasos en sus pagos, acumulando un retardo de hasta un año, por lo que en febrero de 2021 iniciaron reuniones de profesores para discutir su situación, hasta desembocar en un paro de actividades de 3 días a partir del 16 de marzo convocado por profesores de la Facultad de Ciencias. Parte de un texto entregado a la Oficina de la Dirección General de Atención Ciudadana el 15 de marzo de 2021 (Dirigido al pueblo de México y a la Opinión pública) habla de: “Trabajo en condiciones de maltrato… con salarios que a través del tiempo han perdido el poder adquisitivo, con restricción de horas para poder laborar…pues se les priva de apoyos que sólo se pueden alcanzar al laborar más horas de las permitidas, con inestabilidad laboral, pues las contrataciones son por semestre…deuda de sueldos…impuestos injustificados”. El paro se fue extendiendo desde el 16 de marzo a diferentes facultades, escuelas y colegios de los diferentes niveles de la UNAM, y en el transcurso cobró la forma de paro indefinido. A partir del 3 de mayo, en algunas facultades y colegios se retomaron las clases de manera parcial, aunque el 5 de mayo, al menos 22 Facultades continuaban en paro, se presenta ya un desgaste y desesperación.

Primer paro de trabajadores con labores vía internet

Lo particular de esta movilización es que la mayoría de los paros y las protestas se organizaron a través de asambleas que se han llevado a cabo por zoom, incluyendo a alumnos y profesores, sin embargo, los mítines y manifestaciones presenciales que se han realizado han tenido muy poca asistencia, como la del 25 de marzo que reunió unos 500 manifestantes y la del 11 de mayo, en que los asistentes fueron aún a menos. Este paro inicialmente se ha organizado fuera del control sindical, por lo que se empezaron a crear organizaciones de profesores en las que definen un pliego petitorio que expresa sus necesidades y su reconocimiento como explotados: “Salarios justos a profesores, pago completo, devolución de parte del salario no pagado desde años, contra la precariedad laboral, basificación a profesores de asignatura, por la dignificación del trabajo académico…”[2]

Pese al avance que se muestra en su reconocimiento como trabajadores explotados, hay que señalar que estas agrupaciones de profesores que surgen, desde un inicio se mantienen aisladas, cada una encerrada en su facultad, sin establecer la relación y conexión con las otras facultades y escuelas de la misma UNAM y menos aún con otras universidades que presentan idénticos problemas. Se ha llegado el caso en la “Asamblea General de Profesores de Asignatura y Ayudantes de la UNAM”, realizada el 24 marzo-2021, cuando una profesora de otra universidad pública (UACM), informaba de problemas semejantes que sufren los trabajadores académicos en esos planteles, le fue cortada la palabra por quien fungía como presídium, bajo el argumento: “…estamos acotados solamente a la UNAM, yo entiendo que este problema parece ser bastante grande en el IPN, UACM, UAM, pero ahora solamente estamos acotados a la UNAM…” Ante el reclamo por parte de un profesor asistente por ese tipo de argumentos, nuevamente se confirmó la respuesta categóricamente: “Desde la asamblea del sábado pasado se acordó esto […] no podemos incrementarnos al IPN […] quien no quiera participar ahora se puede salir…” Los diversos miembros de las agrupaciones que forman parte del aparato de izquierda de la burguesía que estaban presentes (trotskistas, feministas…) y otros, que se presumen “radicales”, no dijeron ni una sola palabra al respecto y continuaron su asamblea[3].

Es por eso que estas protestas no logran atemorizar a la rectoría, que empezó a hacer los pagos atrasados a cuentagotas, calculándolos de forma errónea y manteniendo adeudos, pero además ignorando las otras peticiones como aumento salarial y basificación, alegando que para esas peticiones el interlocutor al que ellos reconocen es el sindicato del AAPAUNAM, en tanto es el titular del contrato colectivo. Mostrando así que, si los tres sindicatos que se relevan el trabajo de dominio de los trabajadores en la UNAM se han mantenido agazapados, es porque están esperando el momento más adecuado de aparecer y darle más efectividad a su golpe: ya como voceros directos de la rectoría (repitiendo el AAPAUNAM su papel tradicional) o como pretendidas expresiones “críticas” y “alternativas” (como ya lo están haciendo el STUNAM y el SITTAUNAM).

Aprovechando el aislamiento en que son llevadas a cabo las discusiones, el izquierdismo[4] también aprovecha para desviar la discusión introduciendo la consigna de la “democratización universitaria” o la destitución de alguno de los personajes de la estructura de gobierno universitaria. Incluso la campaña ideológica desatada en torno al pretendido cambio que representa el gobierno de la “4T”, cumple su objetivo de extender y profundizar la confusión. Por ejemplo, un grupo de profesores apeló al Estado intentando repetidamente presentar sus demandas en una de las reuniones “mañaneras” del presidente de la nación hasta que el 30 de marzo lo lograron, recibiendo la respuesta de que era un asunto que le corresponde arreglarlo a las autoridades de la UNAM.

Desde luego, esta ha sido una movilización que surge en el terreno de la clase trabajadora. La movilización se dio por ataques directos al salario de profesores que los afectaron de forma inmediata y cobra importancia por la situación difícil para la movilización que impone la pandemia. Es importante también porque es uno de los primeros paros de actividades realizados virtualmente, o tal vez es la primera vez que ocurre en el mundo. El movimiento mantuvo su combatividad por algunas semanas, centrándose en las peticiones económicas, pero fue decayendo por su aislamiento. Esto permitió que al finalizar el semestre se asumiera por parte de las autoridades una respuesta de agresión directa, despidiendo a decenas de profesores de facultades y escuelas, como ha venido ocurriendo en la FES Acatlán, Ciencias Políticas y los CCHs.

Las debilidades del movimiento

El paro de profesores no superó muchos de los obstáculos que se presentan a las movilizaciones proletarias y por ello presentó muchas debilidades algunas provenientes de las añejas dificultades particulares del proletariado en México y algunas causadas por la propia situación derivadas de la pandemia:

El paro ha sido muy corporativista, no ha habido unidad de los profesores, no hubo una fuerza solidaria suficiente que permitiera romper las barreras administrativas que la burguesía impone entre los trabajadores y asegurar la unidad de los profesores sin importar su “categoría”. Tampoco hubo unidad real entre los profesores de los diferentes colegios, escuelas y facultades; cada entidad tenía sus asambleas por separado y por lo tanto las demandas y las acciones estaban dispersas en un sinnúmero de divisiones. Tampoco se buscó el apoyo de profesores de otras instituciones educativas y mucho menos de otro tipo de trabajadores. Si no hay una dinámica hacia la unidad y la extensión del movimiento, éste decae irremediablemente hasta la derrota. Junto con ello faltó la realización de asambleas generales masivas y conjuntas con las que se asegurara el control del desarrollo del movimiento. Esta división también se pone de manifiesto en las decisiones sobre el levantamiento del paro. Cada plantel decide el momento en lo que lo hará, acelerando la disipación de la incipiente solidaridad y unidad proletaria que se alcanzó, en tanto crea una mayor división y resentimientos de unos trabajadores contra otros. Por ello, los patrones cuidan mucho que los golpes se den sectorialmente para evitar la unidad de los trabajadores que es una de sus principales fuerzas y esencial para lograr victorias significativas.

La prolongación del paro que en algunos centros educativos ya va a cumplir 3 meses –en estas circunstancias de falta de unidad y extensión– ha llevado a la impotencia y al cansancio, por lo que se ha visto forzado a plantear la vuelta al trabajo también de manera dispersa, en un clima que favorece la entrada de la estructura sindical (lo mismo la oficialista que la “crítica” o la “independiente”) para afianzar el control y la confusión, abriendo la puerta a la represión (con despidos, como ya se está presentando) y a movilizaciones de minorías desesperadas, consumando la derrota del movimiento.

Sólo un balance que considere los aciertos, pero sobre todo los obstáculos y los errores en este movimiento puede evitar que se siga desarrollando la desmoralización y la desconfianza en el combate y en la propia clase trabajadora. Es imprescindible recobrar las lecciones que han dejado las luchas del proletariado alrededor del mundo para armarse para las luchas futuras, en las que nuevamente los profesores junto con otros sectores de la clase trabajadora tendrán que enfrentar los terribles ataques que no dejará de propinar este sistema capitalista en putrefacción.

Dos lecciones fundamentales que vienen ya desde las grandes luchas de 1905 en Rusia y otros países[5] son que:

1) La lucha debe ser impulsada, organizada y extendida por LOS TRABAJADORES MISMOS, fuera del control sindical, mediante Asambleas Generales y comités elegidos y revocables.

2) La lucha está perdida si queda encerrada en la empresa, el sector o la nación; por el contrario, debe EXTENDERSE rompiendo todas las barreras que el capital impone y que la atan a éste.

El camino de la lucha proletaria, que inicia con reivindicaciones económicas buscando la unidad cada vez más extensa de la clase trabajadora, es el único que puede llevar a la transformación radical, a la comunidad humana mundial. Hay que continuar avanzando en este camino largo y difícil pero el único que puede evitar la destrucción de la humanidad de la cual la pandemia del Covid 19 está dando el aviso.

Revolución Mundial, 15-junio-2021

 

[1] Para un balance de las luchas obreras en el mundo durante lo más fuerte de la pandemia ver Covid-19: a pesar de todos los obstáculos, la lucha de clases trata de forjar su futuro https://es.internationalism.org/content/4569/covid-19-pesar-de-todos-los-obstaculos-la-lucha-de-clases-trata-de-forjar-su-futuro

[4] Nos referimos a las diversas agrupaciones de corte estalinistas, anarquistas, feministas, etcétera que levantan un proyecto burgués presentándose como defensores de los trabajadores y que tienen amplia presencia en la UNAM. Para comprender los métodos contra la clase obrera de este tipo de organizaciones se puede consultar la Serie La Herencia oculta de izquierda del Capital https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4261/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-i-una-falsa-vision-de-l , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo- , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4268/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iii-un-funcionamiento-q , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4278/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iv-su-moral-y-la-nuestr y https://es.internationalism.org/content/4322/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-v-el-debate-en-la-burguesia-pugna-brutal

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