Enviado por CCI el
Nunca el movimiento comunista ha estado tan desmoronado como en estos momentos. Los llamado “comunistas”, Estalinistas y Trotskistas hace mucho que han abandonado el camino comunista, capitulado ante los fetiches de nuestro enemigo de clase: la democracia y la patria. De verdaderos comunistas hay sólo grupos pequeños en algunos países, como la “Fracción Italiana de la Izquierda Comunista”, la que en el destierro se prepara para el día de la revolución proletaria en su país, y otra “fracción”, con una posición política semejante, en Bélgica. Es el trabajo de estos dos grupos que nos ha inspirado en nuestro esfuerzo de crear en México un núcleo comunista.
En el mes de mayo del año pasado apenas habíamos iniciado las primeras pláticas entre varios compañeros, la mayoría de entre ellos miembros o ex-miembros de la “Liga Comunista Internacionalista”, cuando la masacre de nuestros hermanos de clase en Barcelona por los verdugos del gobierno “obrerista” de Azaña y Companys nos obligó a lanzar una primera publicación: nuestro volante titulado: “LA MASACRE DE BARCELONA: UNA LECCIÓN PARA LOS TRABAJADORES DE MÉXICO”.
Afirmamos en ese volante nuestra oposición de principio contra la participación de los organismos obreros en la guerra en España, la cual debe caracterizarse EN AMBOS LADOS como una guerra imperialista, y lanzamos la consigna del DERROTISMO REVOLUCIONARIO, como la única consigna que puede separar el proletariado de “su” burguesía y llevarlo a la revolución.
Al propio tiempo denunciamos la complicidad del gobierno “obrerista” de México y de todos los organismos obreros del país en la matanza de nuestros hermanos de clase en España.
Pero esas bases no eran algo especial de México. Al contrario, eran comunes al movimiento comunista en todos los países coloniales y semi-coloniales, como lo demostró con claridad la derrota de la revolución proletaria en China. Esas bases falsas tenían su origen en el estado inacabado y en parte incorrecto en que la Internacional Comunista dejó el problema de la lucha proletaria en países como México y China.
Nuestra primera tarea, por consiguiente, es el estudio crítico de las posiciones de la Internacional Comunista (por supuesto, no de la actual, la que de comunismo no tiene más que el nombre, sino la de los tiempos de Lenin) acerca de la táctica a seguir en los países coloniales y semi-coloniales. Sólo a condición de cumplir con esa tarea podemos crear bases sólidas para el futuro PARTIDOCOMUNISTAS DE MÉXICO.
Partiendo de la mismas bases marxistas de las que partieron Lenin y los otros comunistas de aquellos tiempos, pero aprovechando las grandes experiencias posteriores, en primer lugar la de la Revolución China de 1926-1928, vamos a revisar las conclusiones tácticas a las que llegaron esos compañeros.
En otras palabras: publicar una nueva tesis sobre la lucha en los países coloniales y semi-coloniales es nuestra tarea más urgente. Si todavía no la hemos cumplido, ello se debe en primer lugar a nuestro número todavía bastante reducido y a nuestra falta de experiencia en tal trabajo teórico. Es la primera vez en México que un grupo de trabajadores ataca los problemas del país de una manera independiente, única y exclusivamente desde el punto de vista CLASISTA. Nuestros amigos, en México y en otros países, deben ser indulgentes con la lentitud e imperfección con la que cumplimos con nuestra primera tarea.
Mientras que sigue dentro de nuestro grupo la discusión acerca de los problemas fundamentales de la revolución proletaria en México, los acontecimientos del día, como la “nacionalización” del petróleo, nos obligan y al propio tiempo nos permiten atacar partes de estos problemas ya antes de llegar a una posición completa, la que debe basarse en un estudio analítico de toda la historia del movimiento obrero en México y en otros países de una estructura social semejante.
En este sentido iniciamos con este primer número de nuestra revista “COMUNISMO” la discusión de los problemas fundamentales de nuestra lucha, discusión que es indispensable para fundar el futuro PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA sobre bases sólidas y verdaderamente marxistas. Para este trabajo invitamos a la cooperación de todos los compañeros de México y del extranjero.
Concluyendo afirmamos la urgencia de iniciar el trabajo de preparar LAS BASES PROGRAMATICAS Y ORGANIZATIVAS PARA UN NUEVO PARTIDO COMUNISTA EN MÉXICO, COMPLETAMENTE INDEPENDIENTE DE TODAS LAS CORRIENTES QUE DENTRO DEL MOVIMINENTO OBRERO REPRESENTAN CONSCIENTE O INCONSCIENTEMENTE LOS INTERESES DE NUESTROS ENEMIGOS DE CLASE.
La publicación del volante, dictado por nuestro deseo de despertar la conciencia proletaria contra la masacre de Barcelona y en España en general, pero prematura en cuanto aquel tiempo no teníamos todavía una posición clara acerca de los problemas de nuestro propio país, tuvo un efecto doble: por un lado provocó contra nuestro grupo una campaña furiosa de calumnias por parte de la llamada “Liga Comunista Internacionalista” y particularmente de León Trotsky, que nos acusaron de ser “agentes del fascismo”, denunciando a la policía a los compañeros que compartieron nuestro punto de vista. Por otra parte nuestro primer volante nos trajo la solidaridad del proletariado de dos países: las “Fracciones Italiana y Belga de la Izquierda Comunista”, las cuales no sólo nos defendieron contra esas acusaciones, sino que publicaron traducciones del texto íntegro de nuestro volante en su revistas “PROMETEO” (en italiano), “BILAN” (en francés) y “COMUNISME” (también en francés), expresando su satisfacción de que por fin habían aparecido en México los primeros “rayos de luz”.
Estimulados por este apoyo internacional y por las cartas que nos mandaron los camaradas italianos y belgas, tratamos de acelerar la discusión ya iniciada dentro de nuestro grupo en formación; pero fueron tan graves las dificultades políticas y personales que nos crearon las acusaciones y denuncias de los Trotskistas, que perdimos meses enteros en mera autodefensa. Al fin pudimos avanzar del trabajo negativo al trabajo positivo. Lo encontraremos más difícil de lo que habíamos anticipado. La razón fundamental es que en realidad en México nunca antes se han planteado en forma correcta los problemas de la revolución proletaria. Durante todo el tiempo de existencia de un movimiento comunista en México éste estaba envenenado con la idea de cooperación con la burguesía “anti-imperialista” y “progresista” del país. Nuestro trabajo, por consiguiente, no puede basarse en experiencias POSITIVAS del proletariado mexicano. Porque no las hay. Al contrario, tiene que comenzar con la crítica marxista de las BASES FALSAS sobre las cuales se construyó en el pasado el movimiento comunista en México-
Editorial de Comunismo, nº 1, órgano del Grupo de Trabajadores Marxistas. MEXICO D.F. Agosto – septiembre de 1938.