Descomposición

Islamismo: síntoma de la descomposición de las relaciones sociales capitalistas

NO ES la primera vez que el capitalismo justifica su marcha a la guerra mediante la noción de "choque de civilizaciones". En 1914, se mandó a los obreros al frente en nombre de la defensa de la "civilización" moderna contra la barbarie del knut ruso o del káiser germánico; en 1939 fue para defender la democracia contra las tinieblas del nazismo, entre 1945 y 1989 fue por la democracia contra el comunismo o, en los países "socialistas", contra el imperialismo.

Revueltas 'populares' en Argentina: Sólo la afirmación del proletariado en su terreno podrá hacer retroceder a la burguesía

Los acontecimientos en Argentina entre diciembre 2001 y febrero 2002 han despertado un fuerte interés en los elementos politizados de todo el mundo. Discusiones y reflexiones se han producido entre obreros combativos en los centros de trabajo. Algunos grupos trotskistas han hablado de "inicio de la revolución"; dentro de la Izquierda comunista, el BIPR han dedicado numerosos artículos y en una "Declaración" han afirmado que "en Argentina, los estragos causados por la crisis económica han puesto en movimiento a un proletariado fuerte y determinado en el terreno de la lucha y de la autoorganización, capaz de expresar una ruptura de clase"

La pregunta que nos hacemos es: ¿cuál ha sido la naturaleza de clase de los acontecimientos en Argentina? ¿Se trata de un movimiento donde el proletariado ha desarrollado, como dice el BIPR, su "autoorganización" y su "ruptura" con el capitalismo?. Nuestra respuesta es rotunda: NO. El proletariado en Argentina se ha visto sumergido y diluido en un movimiento de revuelta inter clasista. Ese movimiento de protesta popular, en el que se ha anegado la clase obrera, no ha expresado la fuerza del proletariado, sino su debilidad. No ha avanzado hacia su autonomía política ni hacia su autoorganización. El proletariado necesita mirar la realidad de frente, y no debe temer la verdad. Para desarrollar su conciencia y poner sus luchas a la altura de la situación histórica actual, no puede zafarse a la crítica y la reflexión a fondo sobre los errores que comete y las dificultades por las que atraviesa. Los acontecimientos en Argentina servirán al proletariado mundial - y al propio proletariado argentino cuyas capacidades de combate no se han agotado ni mucho menos - si saca una lección clara de ellos: la revuelta interclasista no debilita al poder burgués a quien debilita principalmente es al propio proletariado.

TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION: La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo

LOS ATENTADOS terroristas que han provocado más de 6000 muertos en Estados Unidos el 11 de septiembre, igual modo que la nueva guerra que se está preparando tras ellos, son una nueva ilustración trágica de la barbarie en la que se está hundiendo hoy la sociedad capitalista.

En Nueva York como por todas partes el capitalismo siembra la muerte

SABEMOS ahora que los atentados de Nueva York han causado más de 6000 muertos. Más allá de esta cantidad - espantosa ya - la destrucción del World Trade Center significa un giro en la historia cuyo alcance no podemos hoy calibrar. Es el primer ataque contra territorio estadounidense desde Pearl Harbour en 1941. El primer bombardeo de su historia en el territorio americano de Estados Unidos. El primer bombardeo de una metrópoli de un país desarrollado desde la Segunda Guerra mundial. Ha sido un indudable acto de guerra como dice la prensa. Y como todo acto de guerra ha sido un crimen abominable, un crimen cometido contra una población civil sin defensa. Como siempre, ha sido la clase obrera la principal víctima de ese acto. Secretarias, barrenderos, obreros almacenistas, oficinistas, la amplia mayoría de los muertos eran de los nuestros, de nuestra clase. Negamos todo derecho a la burguesía hipócrita y a la prensa a sus órdenes a lloriquear por los obreros asesinados. La clase dominante es responsable de ya demasiadas matanzas: la espantosa carnicería de la Primera Guerra mundial; la todavía más atroz de la Segunda, en la que por vez primera, los civiles fueron sus blancos principales. recordemos de qué ha sido capaz la burguesía: bombardeos de Londres, de Dresde y de Hamburgo, de Hiroshima y Nagasaki, millones de muertos en los campos de concentración nazis y en los gulags estalinistas. Recordemos el infierno de los bombardeos sobre poblaciones civiles, y del ejército iraquí huyendo durante la Guerra del Golfo en 1991, y sus cientos de miles de muertos. Recordemos las matanzas cotidianas, de hoy de ayer y de mañana, en Chechenia, perpetradas por la burguesía rusa con la complicidad plena de los Estados democráticos de Occidente. Recordemos la complicidad de los Estados belga, francés o norteamericano en la guerra civil en Argelia, las matanzas horribles en Ruanda. Recordemos en fin que hoy, la población afgana, aterrorizada por los inminentes bombardeos estadounidense, ha sufrido veinte años de guerra ininterrumpida, que han dejado dos millones de refugiados en Irán, dos millones más en Pakistán, más de un millón de muertos, y la mitad de la población dependiente de abastecimientos de la ONU o una ONG. Son esos solo unos cuantos ejemplos de los desmanes de una capitalismo hundido en una crisis económica sin salida, en una decadencia irremediable. Un capitalismo en el atolladero. El bombardeo no es un ataque "contra la civilización", sino, al contrario, la mismísima expresión de la "civilización" burguesa. Hoy, cínica, hipócrita, la clase dirigente de este sistema putrefacto, se planta ante nosotros, con las manos chorreando todavía la sangre de tantos obreros y desventurados asesinados bajo sus bombas, lloriqueando por unas personas de cuya muerte es ella la responsable. Las campañas actuales de las democracias occidentales contra el terrorismo son especialmente hipócritas. No solo porque la destrucción perpetrada contra poblaciones civiles por el terror estatal de esas democracias es mil veces más carnicero que el peor de los atentados (millones de muertos, citando solo las guerras de Corea o de Vietnam). No solo porque, so pretexto de combatir el terrorismo, esas mismas democracias se asocian con Rusia, entre otras potencias, de la que han denunciado en varias ocasiones los actos de guerra contra su propia población en Chechenia. No sólo porque nunca vacilaron en usar el golpe de Estado y las dictaduras más bestiales para imponer sus intereses (como Estados Unidos en Chile, por ejemplo). Son hipócritas porque ellas mismas nunca han hecho ascos al uso del arma terrorista, al sacrificio de vidas civiles, si esos métodos podían servir a sus intereses del momento. Recordemos algunos ejemplos de la historia reciente: - En los años 80, la aviación rusa derriba un Boeing de la Korean Air Lines en el espacio aéreo de la URSS; después se supo que el desvío había sido provocado por los servicios de inteligencia de EE.UU. para estudiar las reacciones rusas ante la incursión en su espacio aéreo. - Durante la guerra Irán-Iraq, EE.UU. derriba un avión de línea iraní que sobrevolaba el golfo Pérsico. Fue una advertencia al Estado iraní para que se mantuviera tranquilo y no desencadenara la guerra en los Estados del Golfo. - Mientras llevaba a cabo sus pruebas nucleares en Mururoa en el Pacífico, Francia mandó a sus servicios secretos a Nueva Zelanda a que dinamitaran y hundieran el navío "Rainbow Warrior" de Greenpeace.-Un atentado en la estación italiana de Bolonia que mató a unas cien personas en los años 70 se achacó durante mucho tiempo a las Brigadas Rojas, para acabar reconociendo que fueron los servicios secretos italianos. Estos mismos servicios estuvieron involucrados en toda la madeja mafiosa de la red Gladio instalada por EE.UU. en Europa entera y de la que se sospecha toda una serie de ataques asesinos en Bélgica. - Durante la guerra civil en Nicaragua, el gobierno Reagan organizó el transporte de armas y dinero para los guerrilleros de la "Contra". Fue una acción ilegal, ocultada al Congreso y financiada con la venta de armas a Irán (ilegal también) y el narcotráfico. - El Estado tan democrático de Israel prosigue hoy una campaña de asesinatos y atentados en territorio palestino contra dirigentes del Fatah, de Hamas y otros (1). No podemos hoy afirmar con certeza que haya sido Osama Ben Laden el responsable del ataque a las Torres Gemelas, como lo acusa el Estado norteamericano. Si esta hipótesis se confirmara, se trataría de un señor de la guerra vuelto incontrolable por sus antiguos dueños. Ben Laden no es un simple terrorista fanático ahíto de Islam. Su carrera, al contrario, se inició como eslabón de la cadena del imperialismo americano durante la guerra contra la URSS en Afganistán. Perteneciente a una pudiente familia saudí apoyada plenamente por la familia real, Ben Laden fue reclutado por la C.I.A. en Estambul en 1979: "La guerra de Afganistán acaba de estallar. Estambul es el lugar de tránsito escogido por EEUU para conducir a los voluntarios hacia la guerrilla afgana. Osama Ben Laden se convierte en intermediario financiero del tráfico de armas, financiado a partes iguales por EE.UU y Arabia Saudí, hasta 1200 millones de $ por año. En 1980, llega a Afganistán en donde permanecerá hasta la retirada de las tropas rusas en 1989. Se encarga de repartir el tesoro entre las diferentes facciones de la resistencia, función clave, eminentemente política. En aquel entonces, goza del apoyo total de los americanos y del régimen saudí, gracias a su amigo el príncipe Turki Ben Faysal, hermano del rey y jefe de los servicios secretos saudíes, y a la familia de éste. Transforma dinero "limpio" en "sucio" y después hará lo contrario" (Le Monde, 15 de septiembre). Según este diario francés, Ben Laden construyó una red de tráfico de opio junto con su amigo Gulbuddin Hekmatyar, jefe talibán apoyado también por EE.UU. Quienes ahora se tratan mutuamente de "gran Satán" o "terrorista mundial nº 1" y otras lindezas, cual si fueran enemigos irreductibles, eran ayer mismo en realidad aliados indefectibles (2).

Crisis de la emigración en la frontera hispano-marroquí: La hipocresía de la burguesía democrática

En las últimas dos semanas hemos asistido a una sucesión de escenas sobrecogedoras en la frontera Sur de la Unión Europea. Primero fueron los asaltos masivos a las alambradas puestas por el gobierno español en las que miles de emigrantes lograron cruzar no sin dejarse en el camino jirones de ropa y sangre. Después vinieron las ráfagas de balas que segaron la vida de 5 emigrantes disparadas con toda la probabilidad, pese a las maniobras de tergiversación informativa, por las fuerzas del “muy democrático” y “muy pacifista” gobierno del Señor Zapatero que gusta presentarse con la imagen de un Bambi, un inofensivo cervatillo. A continuación llegó el despliegue masivo de tropas de la Legión y la Guardia Civil con la consigna de repeler “de forma humana” (sic) a los emigrantes. El 6 de octubre, tras oscuras negociaciones entre los gobiernos español y marroquí, los acontecimientos dan un giro: 6 emigrantes mueren ametrallados en territorio marroquí. Estas muertes constituyen el desencadenante de una serie de actos a cual más brutal: emigrantes abandonados en el desierto al Sur de Uxda el 7 de octubre, redadas masivas en las ciudades marroquíes donde se concentran los emigrantes; vuelos de repatriación hacia Mali y Senegal con los hombres y mujeres amontonados y esposados y la noticia de un nuevo abandono masivo de emigrantes, en autobuses de la muerte, en el desierto del Sahara.

Elecciones USA-Ucrania: el capitalismo mundial, un callejón con cada vez menor salida

Elecciones en Estados Unidos y en Ucrania

Capitalismo mundial:un callejón con cada vez menor salida

con trasfondo de matanzas de los diferentes conflictos del planeta, en primer término el de Irak, ha habido dos elecciones mediatizadas mundialmente, las de Estados Unidos y Ucrania. Han estado en primera plana de la actualidad durante muchas semanas. Una y otra, como cualquier otra elección, en nada podrán servir para solucionar la miseria y la barbarie creciente en la que el capitalismo en crisis está hundiendo a proletarios y a masas explotadas. Pero una y otra son también, cada una a su manera, ilustraciones del atolladero en que está metido el capitalismo mundial. En efecto, la reelección de Bush no viene a coronar la buena salud de la primera potencia mundial, victoriosa de la guerra fría, sino, al contrario, ha puesto de relieve cómo se plasman, en el interior, las dificultades del imperialismo americano.

Masacre en Beslán, continuación del caos en Irak... Un paso más en la descomposición del capitalismo

La reciente evolución del capitalismo está hundiendo al mundo en un “espanto sin límites”, en una sucesión desquiciada de atentados, rehenes, matanzas. Eso está alcanzando en Irak unas cotas difícilmente imaginables hace algunos años. Pero el resto del mundo tampoco está libre de todo eso. La matanza bestial de Beslan en Osetia del Norte (Federación Rusa), ha sido un espantoso testimonio de ello. La gravedad de la situación es tal, que hablar hoy de caos ya no es algo propio de unos cuantos “catastrofistas”, sino que es un tema cada día más presente en los medios de comunicación y políticos.

Huracán Katrina: El capitalismo conduce la humanidad al desastre

Como ya sucediera en el terremoto de Bam que ocasionó la muerte de decenas de miles de personas en Irán hace un par de años; como en el Tsunami que el pasado Diciembre segó la vida de cientos de miles de seres humanos en la región del Océano Indico; hoy de nuevo, en Nueva Orleans, en Mississippi y en Alabama, el sistema capitalista ha hecho de un desastre natural un verdadero desastre social.

Crisis de la Unión Europea: una manifestación de la descomposición del capitalismo

Con la campaña sobre el referéndum, la burguesía francesa a través de sus sectores más de izquierdas (el ala izquierda del PS y la extrema izquierda) ha conseguido movilizar a una gran parte de la clase obrera al terreno electoral y democrático. La burguesía no puede dejar de sentirse satisfecha de esta victoria momentánea sobre el proletariado. Y sin embargo tanto la burguesía francesa como la los principales países europeos habían puesto todo su empeño en que se aceptase la Constitución, ya que era muy importante sobre todo para las burguesías de Francia y Alemania.

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