La burguesía es una clase hipócrita. Una vez que desplazó a la nobleza feudal en el plano económico y político, y se consolidó como la nueva clase dominante, tuvo que tirar al traste de la historia todas las ilusiones que había creado de que con el advenimiento del sistema capitalista se iban a superar las calamidades que la humanidad había vivido en las sociedades del pasado. Las consignas de “libertad, igualdad y fraternidad” de la Revolución Francesa de 1789, que están escritas con letras de oro en la mayoría de las constituciones nacionales, en realidad pasaron a conformar junto con las instituciones de la democracia burguesa, todo el aparataje jurídico-ideológico para justificar y mantener la dominación del capital sobre el trabajo.
Finalizamos el siglo XX e iniciamos el XXI con “nuevas” mentiras de los líderes de las principales potencias, con los USA a la cabeza: la prosecución de las agresiones imperialistas, como las guerras de Afganistán e Irak, justificadas bajo el manto de las “ayudas humanitarias”.
Pero al lado de esta gran mentira del imperialismo norteamericano, existen otras “nuevas” como la del “Socialismo del siglo XXI” promovida por Chávez y la izquierda, la cual es complementada con una de las campañas que utiliza el chavismo para vender a nivel interno y externo su proyecto “revolucionario”: la campaña contra “el imperialismo de Bush”.