Venezuela: Los proletarios no tienen que elegir entre dos bandos burgueses

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Estos últimos meses en Venezuela, las diferentes fracciones de la burguesía se enfrentan para intentar derribar al Gobierno, implicando en este asunto a ciertos sectores de la clase obrera. Los peligros que contiene esta situación para el proletariado, se pusieron de manifiesto con el fracasado golpe de Estado del pasado 11 de Abril contra Chávez, fecha en la que la Oposición envío literalmente a la masacre a 200000 manifestantes (52 muertos y 400 heridos), manifestación que fue recibida en las proximidades del palacio gubernamental por el plomo y la metralla de las bandas armadas del Gobierno, organizadas en los Círculos Bolivarianos.

Desde entonces, el caos y los enfrentamientos no han hecho más que empeorar cada día.

La impotencia de la burguesía para salir del caos

La impopularidad creciente de sus predecesoresllevó a Chávez al poder, sobre la base de un programa que prometía a los más desfavorecidos la mejora de sus condiciones de vida y, a todos, el fin de la corrupción generalizada que afectaba a todas las instituciones del Estado. Las promesas de este antiguo militar y su programa con un marcado tinte populista, se colocaban más a la izquierda que la de todos los otros partidos institucionales, y crearon la ilusión de que no volverían a repetirse los asuntos y corrupciones del pasado. Sin embargo, con el paso del tiempo, este campeón de la lucha contra la corrupción se ha convertido en el campeón de la corrupción. Por otra parte, en la medida en que la defensa del capital nacional obliga a adoptar ataques contra la clase obrera e implica igualmente llevar a la ruina a sectores cada vez mayores de la pequeña burguesía, ha hecho que Chávez haya ido perdiendo aceleradamente el apoyo de “su base social”, hasta el punto de que su popularidad en las fechas previas al golpe del 11 de Abril era del 44%, cuando llegó a disfrutar en sus mejores tiempos del 80% en todas las encuestas. En consecuencia, aquel en el que la población había creído encontrar un salvador se ha convertido en un factor de desestabilización enorme.

Hasta tal punto llega esa situación, que las fracciones que le habían otorgado su confianza están decididas y determinadas a obtener su marcha. A este coro de críticos, se han unido los Estados Unidos que consideran inoportuna y nada deseable la desestabilización de un país que es su tercer proveedor de petróleo. Además, la política extranjera de Chávez y su apoyo descarado a los intereses de la guerrilla colombiana, chocan frontalmente con los intereses de USA en la zona.

Sin embargo, el golpe de Estado y su fracaso han ilustrado a la vez dos hechos inseparables. De un lado la importancia enorme del descontento frente a Chávez, que ha cristalizado en un número cada vez mayor de fracciones de la burguesía decididas a derrocarlo. Y, al mismo tiempo se ha visto en la práctica la incoherencia, la falta de cohesión y de perspectivas de la Oposición, hasta el punto de que Chávez, apoyándose en ciertos sectores del Ejército y en los Círculos Bolivarianos, ha retomado la situación ante las envestidas de los golpistas.

Al fracasado golpe de Estado, ha seguido una tregua muy relativa en la tensión, que se ha visto sucedida por una nueva sacudida de la tensión con la convocatoria de la Huelga General Indefinida, que no indica para nada la perspectiva de una solución a los problemas en los que está sumida la burguesía venezolana, problemas que expresan la situación de descomposición en la que se hunde el capitalismo.

¿Por qué aumentan las tensiones?

El aumento exhorbitante de los productos de primera necesidad (del orden del 50% como media anual ), la multitud de promesas electorales no cumplidas y la situación de caos creada por las acciones desesperadas del Gobierno Chávez han conducido una nueva caída de su popularidad (sólo el 37% de la población le apoyaba en Agosto contra el 44% de Abril). Los sectores de la burguesía opuestos a Chávez, apoyados porlos Estados Unidos a través de la OEA (Organización de Estados Americanos), han utilizado a fondo esta degradación para reforzar su denuncia del Gobierno.

El Gobierno, por su parte, ha intentado contener a la Oposición a través de acciones de fuerza que han rebelado toda su debilidad: se han declarado zonas de seguridad para las manifestaciones de la Oposición que no son respetadas; se han denunciado intentos de golpes de Estado que luego se ha demostrado que no existían y eran inventadas; los militares disidentes han sido obligados a cumplir arrestos domiciliarios que han sido saboteados por la población. En suma, hemos asistido a un salto cualitativo en las acciones desesperadas del Gobierno para crear, especialmente, en Caracas, un ambiente de caos que si no es controlado, puede terminar en la confrontación abierta entre los sectores más radicales del Gobierno y la Oposición:

- Represión abierta de las manifestaciones.

- Subordinación de las policias locales de Caracas, favorables a la Oposición, al mando de militares afines al Gobierno.

- Actos violentos de los Círculos Bolivarianos contra las manifestaciones de la Oposición, que ya han dejado sobre las calles varios muertos y cientos de heridos.

- Atentados cometidos por esos mismos Círculos Bolivarianos (algunos de ellos con granadas y bombas incendiarias) en diferentes lugares del país: Iglesias, Sindicatos, estaciones de tren y autobuses.

En cuanto a la Oposición, ha reforzado sus posiciones desarrollando una estrategia a varios niveles: en primer lugar se ha reagrupado y organizado con más cohesión en la llamada Coordinación Democrática que concentra a partidos, sindicatos, grupos patronales, ONGs y personalidades diversas; ha organizado manifestaciones como la del 10 de Octubre pasado que ha reagrupado a más de un millón de personas. Militares de alto rango han ocupado un lugar importante al Este de Caracas yse han declarado en rebeldía.

La fuerza adquirida por la Oposición se expresa en el hecho de que la Coordinación Democrática ha sido reconocida internacionalmente en tanto que formación política, promovida, dirigida y organizada por el Secretario de la OEA. Esta participación de la OEA a tal nivel en el conflicto es expresión de la presión que ejercen los Estados Unidos sobre el asunto venezolano. Los sectores mayoritarios de la Oposición, con el apoyo de la OEA, están haciendo esfuerzos muy serios para que la salida al conflicto termine en una consulta electoral que ponga fin a la crisis. Una petición de más de dos millones de signatarios ha sido organizada por la Coordinación Democrática que reclama la convocatoria de un referéndum sobre la continuidad o el fin del mandato de Chávez.

El chavismo utiliza todos los medios a su alcance, sean del tipo que sean, para mantenerse en el poder, incluyendo el fomentar el caos y la violación permanente de la constitución que ellos mismos habían proclamado en 1999. De un lado, el Gobierno se sienta en la mesa de .negociaciones. Y, por otra parte hace uso de sus grupos de choque y de los militares afines para mantenerse en el poder. Chávez y los altos dirigentes de su Gobierno son conscientes de que les es imposible ganar las elecciones como resultado de su calamitosa gestión y del declive de su popularidad. Pero, también saben que abandonando el poder se arriesgan a verse enfrentados a graves acusaciones de corrupción y fraude electoral. Así, la evolución de la situación inmediata no está en absoluto clara. Es posible una salida constitucional a la crisis, e igualmente es posible que ésta se desarrolle en un escenario de enfrentamientos armados.

La burguesía de ambos bandos dispone de recursos para implicar a fracciones de la clase obrera en los posibles enfrentamientos. Los sindicatos como buenos órganos del capital, han estado en primera línea dando su apoyo a uno y otro bando de la burguesía. En la medida en que se agudizan los enfrentamientos, los sindicatos oficialistas se han unido a las fuerzas de represión y a los Círculos Bolivarianos para reprimir a los trabajadores del bando contrario, lo que ha sucedido en el sector del petróleo, el metro y entre los empleados del sector público. Por otra parte, los sindicatos de la oposición han jugado unpapel estelar para llevar a los trabajadores a apoyar acciones de las fracciones de la Oposición, lo que ha acentuado la división de los trabajadores y el riesgo de ser utilizados como fuerza de choque contra las fuerzas del chavismo. Se ha derramado sangre obrera y de seguro se derramará más, mientras siga canalizada por la acción de estos sanguinarios.

Los Círculos Bolivarianos, por su parte, tienen una notable influencia sobre las masas más pobres de la población, los parados y el lumpen proletariado que utilizan para enfrentar a los obreros con trabajo estable y a la pequeña burguesía. Tal influencia puede extenderse, de forma significativa, a los obreros más desfavorecidos que comparten con estas capas más miserables los lugares en donde viven.

No hay nada en los objetivos políticos de cualquiera de los dos bandos en discordia, que justifique que la clase obrera preste su apoyo, si quiera condicional y puntual. Esto no haría más que acrecentar las dificultades que sufre actualmente la clase obrera para afirmarse en su terreno de clase antela agravación de los ataques que sufre. Estees el sentido del llamamiento internacionalista que los revolucionarios lanzamos a nuestra clase.

Artículo retomado deInternacionalismo -Noviembre 2002- (publicación en Venezuela de la CCI).

 

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