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La característica principal del sindicalismo revolucionario es, resumiendo, la idea de que los sindicatos son, por un lado, la organización de lucha más idónea para la clase obrera en el capitalismo y, por otro, la base de una nueva sociedad tras la revolución realizada mediante la huelga general victoriosa.
La oposición sindical de los "Localistas" y, a partir de 1897, la fundación del Freie Vereinigung Deutscher Gewerschaften (FVDG, Unión libre de los sindicatos alemanes) fueron los jalones en el nacimiento del sindicalismo revolucionario organizado, en el movimiento obrero alemán. De forma comparable a las tendencias sindicalistas revolucionarias más importantes en Francia, España y Estados Unidos, esta corriente fue, en su origen, una sana reacción proletaria en el movimiento obrero alemán contra la política cada vez más reformista de la dirección de la poderosa socialdemocracia y de sus sindicatos.
Después de la Primera Guerra mundial, se fundó la Freie Arbeiter Union Deutschlands (FAUD, Unión de los trabajadores libres de Alemania) en septiembre de 1919. Desde entonces, como organización "anarcosindicalista" declarada, la FAUD se consideró heredera directa de un movimiento sindicalista revolucionario anterior a la Primera Guerra mundial.
Aún existen hoy muchas agrupaciones anarcosindicalistas que se reivindican de la tradición de la FVDG y del anarcosindicalismo posterior de la FAUD de los años 1920. Rudolf Rocker, como "teórico" más famoso del anarcosindicalismo alemán a partir de 1919, sirve a menudo de referencia política.
El sindicalismo revolucionario en Alemania conoció, sin duda alguna, una gran transformación desde su nacimiento. Para nosotros, la cuestión central consiste en examinar si el movimiento sindicalista-revolucionario en Alemania fue capaz de defender los intereses de su clase, de dar respuestas políticas a las cuestiones candentes y de seguir fiel al internacionalismo del proletariado.
Vale la pena examinar previamente el reto más serio al que se enfrentó la clase obrera durante las últimas décadas del siglo xix en Alemania, o sea el reformismo, pues, si no, se corre el riesgo de considerar el sindicalismo revolucionario en Alemania simplemente como una "estrategia sindical particularmente radical" o de verlo solamente como una "importación de ideas" procedente de lo países latinos como España o Francia, en los que el sindicalismo revolucionario siempre desempeñó un papel mucho más importante que en Alemania.
El inicio de la degeneración de la socialdemocracia
fue el resorte de la aparición de los "antepasados" del sindicalismo revolucionario
El partido socialdemócrata alemán (SPD) fue, en la Segunda Internacional (1889-1914), la organización proletaria más poderosa y sirvió, durante años, de brújula política para el movimiento obrero internacional. Pero el SPD es a la vez el símbolo mismo de una experiencia trágica: es el ejemplo típico de una organización que, tras haber pasado años en el campo de la clase obrera, sufrió un proceso de degeneración insidioso para acabar irremediablemente, durante la Primera Guerra mundial en 1914-18 en el campo de la clase dominante. La dirección del SPD condujo la clase obrera a la matanza de la guerra en 1914, desempeñando el papel central de defensa de los intereses del imperialismo alemán.
Bismarck había impuesto en 1878 la "Ley antisocialista", que permaneció en vigor durante 12 años, hasta 1890. El objetivo principal de esa ley, que reprimía las actividades y las reuniones de las organizaciones proletarias, era sobre todo impedir las conexiones organizativas entre ellas. Pero la Ley antisocialista no servía únicamente para reprimir dura y ciegamente a la clase obrera. La clase dominante, con sus medidas, intentó que, para la dirección del SPD, fuera atractiva la participación en el Parlamento burgués como actividad central. Con habilidad, facilitó así el camino a la tendencia reformista que estaba germinando en la socialdemocracia.
Las ideas reformistas en la socialdemocracia se expresaron precozmente en el Manifiesto de los zuriqueses de 1879 y se cristalizaron en torno a la persona de Eduard Bernstein. Reivindicaban que se pusiera la labor parlamentaria en el centro de la actividad del partido, para así conquistar progresivamente el poder en el Estado burgués. Era pues un rechazo de la perspectiva de la revolución proletaria -que ha de destruir el Estado burgués- a favor de la reforma del capitalismo. Bernstein y sus partidarios reivindicaban una transformación del SPD, de partido obrero en organización cuya función sería la de conquistar a la clase dominante para convertir el capital privado en capital común. Así pues, la propia clase dominante debía convertirse en el resorte para superar su propio sistema, el capitalismo: ¡una absurdez! Esas ideas no eran sino un ataque frontal contra el carácter aún proletario del SPD. Pero más aún: la corriente de Bernstein hacía abiertamente propaganda en favor del apoyo al imperialismo alemán en su política colonial, aprobando la construcción de potentes buques transoceánicos. Las ideas reformistas de Bernstein, en la época del Manifiesto de los zuriqueses, fueron claramente combatidas por la mayoría de la dirección socialdemócrata y tampoco encontraron gran eco en la base del partido. La historia, no obstante, puso trágicamente de manifiesto en las décadas siguientes que eso había sido la primera expresión de un cáncer que iba a ir carcomiendo, poco a poco e inexorablemente, a partes enteras del SPD.
No tiene nada de asombroso que esa capitulación ante el capitalismo, que Bernstein empezó a simbolizar aisladamente pero que fue ganando una influencia cada día mayor en la socialdemocracia alemana, desencadenara una reacción de indignación en la clase obrera. No tiene nada de asombroso que, en semejante situación, una reacción específica surgiera precisamente entre los obreros combativos organizados en sindicatos.
La teoría de los sindicatos de Carl Hillmann
No obstante, antes del Manifiesto de los zuriqueses y desde principios de los años 1870, ya hubo en torno a Carl Hillmann un primer intento de desarrollar una "teoría de los sindicatos" independiente en el movimiento obrero alemán. Poco antes de la Primera Guerra mundial, el movimiento sindicalista, y sobre todo el anarcosindicalismo tras ella, reivindicó siempre esa teoría. A partir de mayo de 1873, Hillmann había publicado una serie de artículos titulados "Indicaciones prácticas de emancipación" en la revista Der Volkstaat ([1]), donde escribía:
"(...) la gran masa de los trabajadores siente una desconfianza hacia todos los partidos puramente políticos porque, por un lado, son a menudo traicionados y engañados por ellos y porque, por otro, la ignorancia por parte de estos partidos de los movimientos sociales llave a ocultar la importancia de su dimensión política; además, los trabajadores muestran una mayor comprensión y más sentido práctico por cuestiones que les son más cercanas: reducción del tiempo de trabajo, eliminación de los reglamentos repugnantes de las fábricas, etc.
"La organización puramente sindical ejerce una presión duradera sobre la legislación y los gobiernos. Por lo tanto, esta expresión del movimiento obrero es, también, política, aunque solamente en segundo lugar;
"(...) los esfuerzos efectivos de organización sindical hacen madurar el pensamiento de la clase obrera hacia su emancipación, y por eso estas organizaciones naturales deben ponerse al mismo nivel que la agitación puramente política y no pueden ser consideradas ni como formaciones reaccionarias, ni como la cola del movimiento político."
Detrás del deseo de Hillmann, en los años 1870, de defender el papel de los sindicatos como organizaciones centrales para la lucha de clases de los trabajadores, no había la menor intención de introducir una línea de separación entre la lucha económica y la política, ni siquiera de rechazar la lucha política. La "teoría de los sindicatos" de Hillmann era sobre todo una reacción significativa ante las tendencias que surgían en la dirección de la socialdemocracia de supeditar el papel de los sindicatos, y en general la lucha de clases, a las actividades parlamentarias.
Engels, ya en la época de Hillmann, en marzo de 1875, hizo la misma crítica sobre esa misma cuestión contra el proyecto de programa del Congreso de unión de los dos partidos socialistas de Alemania en Gotha, programa al que consideraba "sin savia ni vigor":
"En quinto lugar, no se dice absolutamente nada de la organización de la clase obrera como tal clase, por medio de los sindicatos. Y éste es un punto muy esencial, pues se trata de la verdadera organización de clase del proletariado, en la que éste ventila sus luchas diarias con el capital, en la que se educa y disciplina a sí mismo, y aún hoy día, con la más negra reacción (como ahora en París), no se la puede aplastar. Dada la importancia que esta organización ha adquirido también en Alemania, hubiera sido, a nuestro juicio, absolutamente necesario mencionarla en el programa y reservarle, a ser posible, un puesto en la organización del partido" ([2]).
Efectivamente, los sindicatos, en la época de un capitalismo en pleno desarrollo, eran un instrumento importante para la lucha contra el aislamiento de los trabajadores y para el desarrollo de su conciencia como clase: una escuela de la lucha de clases. La vía aún estaba abierta para obtener reformas duraderas a su favor de un capitalismo en pleno desarrollo ([3]).
Contrariamente a la historiografía de algunos sectores del anarcosindicalismo, la intención de Hillmann no era resistir a los marxistas que supuestamente habrían subestimado siempre a los sindicatos. Esa es una afirmación que se repite constantemente, pero que no corresponde a la realidad. Hillmann se consideraba claramente, desde el punto de vista de sus ideas generales, como parte de la Asociación internacional de los trabajadores (la AIT), en la que también militaban Marx y Engels. Las críticas de Hillman las dirigía contra quienes querían introducir en la socialdemocracia el sometimiento a la lucha parlamentaria, o sea los mismos a los que Marx y Engels se habían opuesto en sus críticas al Programa de Gotha. Hablar de un "sindicalismo independiente" en el movimiento obrero alemán, ya en los años 1870, sería, por lo tanto, falso. Como movimiento efectivo en la clase obrera en Alemania, ese sindicalismo se fue formando poco a poco unos veinte años después.
Aunque Hillmann, con un sano instinto proletario, percibió precozmente cómo se infiltraba lentamente el cretinismo parlamentario en el movimiento obrero alemán y reaccionó contra esa situación, existe sin embargo una diferencia esencial con respecto a la lucha que llevaron Marx y Engels: Hillmann reivindicaba en primer lugar la autonomía de los sindicatos y "la importancia de las cuestiones de interés inmediato". Marx, en cambio, ya había puesto en guardia, a finales de los años 1860, contra una restricción de la lucha por los asalariados a la mera lucha por el salario:
"Ocupadas con demasiada frecuencia en las luchas locales e inmediatas contra el capital, los sindicatos no han adquirido aún plena conciencia de su fuerza en la lucha contra el sistema de la esclavitud asalariada. Por eso han estado demasiado al margen del movimiento general social y político" ([4]).
Como vemos, ya en aquel entonces, Marx y Engels insistían en la unidad general de la lucha económica y política de la clase obrera, aunque debieran realizarse con organizaciones diferentes. Las ideas de Hillmann contenían, al respecto, la gran debilidad de no entablar la lucha política consecuente y activa contra el ala del SPD exclusivamente orientada hacia el Parlamento, quedándose relegado a la actividad sindical, cediendo así el terreno político al reformismo casi sin combate. Eso hizo el caldo gordo a sus adversarios, ya que arrinconar a los trabajadores en la lucha puramente económica fue precisamente lo que favoreció el desarrollo del reformismo en el movimiento sindical.
El sindicalismo revolucionario en Alemania ¿procede del campo anarquista?
Durante el verano de 1890, se formó en el SPD una pequeña oposición, la de los "Jóvenes". Lo que caracterizaba a sus representantes más conocidos, Wille, Wildberger, Kapfmeyer, Werner y Baginski, era su llamamiento a "más libertad" en el partido y su actitud antiparlamentaria. Negaban además, con un planteamiento muy localista, la necesidad de un órgano central para el SPD.
"Los Jóvenes" representaron una oposición de partido muy heterogénea -que probablemente sería más conveniente designar como una unión de miembros descontentos del SPD. No obstante, el descontento de los "Jóvenes" se justificaba totalmente, ya que la tendencia reformista en la socialdemocracia no había desaparecido en absoluto tras la abolición de la ley antisocialista en 1890. El reformismo iba ganando poco a poco una mayor influencia. Pero la crítica de los "Jóvenes" no fue capaz de identificar los verdaderos problemas y las raíces ideológicas del reformismo. En vez de una lucha políticamente fundada contra la idea reformista de la "transformación pacífica" del capitalismo en sociedad socialista sin clases, los "Jóvenes" se limitaron a hacer una campaña violenta contra diferentes dirigentes del SPD, con ataques muy personales. Su explicación del reformismo se expresó en una argumentación inmadura y reductora que tenía en su centro "la búsqueda de beneficios y de fama personales" y "la psicología de los dirigentes del SPD". Este conflicto se acabó con la marcha y la exclusión simultáneas de los "Jóvenes" del SPD en el congreso de Erfurt de 1891. Esto abrió las puertas, en noviembre de 1891, a la fundación de la Unión anarquista de los socialistas independientes (VUS). El efímero VUS, agrupación totalmente heterogénea formada principalmente por antiguos miembros descontentos del SPD, pasó rápidamente, tras una serie de agobiantes tensiones personales, bajo el control del anarquista Gustav Landauer y desapareció tres años más tarde, en 1894.
La lectura de las obras anarcosindicalistas contemporáneas y de los libros más conocidos sobre el nacimiento del sindicalismo revolucionario en Alemania, muestra claramente la existencia de una tentativa, a menudo un tanto frenética, de inventar un hilo rojo que remonte hacia el pasado para vincularse con el anarcosindicalismo de la FAUD, fundada en 1919. Estas representaciones se limitan generalmente a una simple yuxtaposición de distintos movimientos de oposición en las organizaciones trabajadoras alemanas: parten de Hillmann pasando por Johann Most, por los "Jóvenes" y los "Localistas", luego por la FVDG, la Unión libre de los sindicatos alemanes y, para terminar, por la FAUD. La simple existencia de un conflicto con las tendencias dirigentes respectivas en la socialdemocracia y los sindicatos se considera como el punto común determinante. Pero la existencia de un conflicto con la dirección de los sindicatos o del partido no proporciona por sí misma una continuidad política, la cual, si se observa atentamente, ¡tampoco existe entre todas estas organizaciones! En Hillmann, Most y los "Jóvenes", se puede distinguir una posible y común aversión hacia las ilusiones sobre el parlamentarismo que van ganando terreno. Mientras que Hillmann siempre formó parte de la Primera Internacional y de la lucha viva de la clase obrera, Most y Hasselmann acabaron inclinándose rápidamente hacia la "propaganda por los hechos" pequeñoburguesa, aislada y desesperada de los actos terroristas, a principios de los años 1880. Los "Jóvenes" no pudieron, con sus ataques personales, igualar la calidad política de Hillmann que había sido un intento serio de impulsar la lucha de clases. A continuación, los "Localistas" y la FVDG que les sucedió fueron, en cambio, durante años un movimiento vivo de la clase obrera. En la oposición sindical, que más tarde hizo surgir el sindicalismo-revolucionario en Alemania, las ideas anarquistas habían tenido una escasa influencia hasta 1908. Se puede no obstante hablar de una verdadera "huella anarquista" en el sindicalismo-revolucionario alemán, que se desarrolló en lo más profundo de los sindicatos socialdemócratas después de la Primera Guerra mundial.
Los "Localistas": una reacción proletaria contra la castración política de la clase obrera
Una oposición organizada en las filas de los sindicatos socialdemócratas en Alemania se formó en marzo de 1892, en Halberstadt, durante el primer congreso sindical tras la abolición de la ley antisocialista. La Comisión general de la central sindical, bajo la dirección de Karl Legien, decretó entonces una separación absoluta entre la lucha política y la económica. Según su punto de vista, la clase obrera organizada en los sindicatos debía limitarse exclusivamente a luchas económicas, mientras que sólo la socialdemocracia -y sobre todo sus diputados en el Parlamento (¡!)- debían poseer la capacidad para tratar las cuestiones políticas.
Pero debido a las condiciones impuestas por los 12 años de la ley antisocialista, los trabajadores organizados en las uniones profesionales estaban acostumbrados a la unión, en la misma organización, de las aspiraciones y de los debates políticos y económicos, unión que además se había ido fraguando con las dificultades de la ilegalidad.
Las relaciones entre la lucha económica y la lucha política fueron ya en aquel entonces el tema del uno de los debates centrales en la clase obrera internacional - ¡y siguen siéndolo sin duda alguna hoy! En una época de maduración de las condiciones para la revolución mundial, con la entrada del capitalismo en su fase de decadencia, se fue imponiendo cada vez más claramente que el proletariado, como clase, ¡podía y debía dar su respuesta a cuestiones políticas como precisamente la de la guerra!
En 1892, la dirección del movimiento sindical alemán, a pesar de la dispersión de varios años en uniones profesionales aisladas debido a la ilegalidad, establece su confederación central sindical -pero al alto precio precisamente de confinar a los sindicatos en la lucha económica. Y ello, no porque era necesario renunciar a la libertad de palabra y reunión sobre cuestiones políticas como durante los años anteriores y bajo la presión de la represión de la ley antisocialista, sino sobre la base de las visiones reformistas y de las ilusiones enormes sobre el parlamentarismo que se iban abriendo más camino cada día. Como sana reacción proletaria a esta política de la dirección de los sindicatos en torno a Legien, se formó en los sindicatos la oposición de los "Localistas". Gustav Kessler desempeñó en ella un papel esencial. Había trabajado en los años 1880 en la coordinación de las uniones profesionales por medio de un sistema de "hombres de confianza" y había participado de manera preponderante en la publicación del órgano sindical Der Bauhandwerker.
Para apreciar a los "Localistas" en su justo valor, en primer lugar se ha de rectificar un error corriente: la palabra "Localistas" parece referirse, con ese nombre, a una oposición cuyo objetivo principal sería ocuparse exclusivamente de los asuntos de la región o cuyo principio sería rechazar toda relación organizativa con la clase obrera de otros sectores o regiones. Esta impresión resalta a menudo en la literatura contemporánea, precisamente la del anarcosindicalismo actual.
Es a menudo difícil evaluar si tal interpretación se debe a la simple ignorancia de la historia o a la voluntad de hacer, retrospectivamente, de los "Localistas" y de la FVDG, organizaciones de tipo anarcosindicalista -como algunas que existen actualmente- con una ideología localista.
La misma crítica es válida también sobre el uso demasiado esquemático de las valiosas descripciones que, como la de Anton Pannekoek, se hicieron sobre los comienzos del sindicalismo revolucionario en Alemania, nacido de las filas del marxismo. Cuando Pannekoek escribe en 1913: "(...) según su práctica, se califican de "Localistas" y así expresan su principio más importante de agitación en contra de la centralización de las grandes federaciones" ([5]), se trata en realidad de un desarrollo en el movimiento obrero alemán que comienza a partir de 1904, con el acercamiento posterior a la idea de las Bolsas del trabajo de la Carta de Amiens francesa (1906), pero que no se refiere al período de los años 1890.
No fueron los principios federalistas de la lucha de clases lo que incitó sobre todo a los Localistas a formar su oposición sindical a la política de Legien. En realidad, las fuerzas dirigentes en los sindicatos adornaban sus discursos con sonoras fórmulas que se referían al concepto de "centralización estricta" de la lucha de la clase obrera para imponer mejor una estricta inhibición política a los trabajadores organizados sindicalmente. Se ha de constatar más bien la aparición de una dinámica opositora nacida de esa situación y que va empujando progresivamente partes de los Localistas hacia ideas federalistas y anticentralizadoras. Y eso es algo muy diferente.
Una centralización que permita la lucha común de la clase obrera y la expresión de la solidaridad más allá de los oficios, sectores y naciones era absolutamente necesaria. Sin embargo, la centralización de las centrales sindicales evocaba con razón para muchos obreros la idea "de órganos de control" en manos de los líderes sindicales reformistas. Lo que, en realidad, fue la base de la constitución de los Localistas, a mediados de los años 1890, fue claramente la indignación contra la inhibición política decretada para los trabajadores!
Nos parece importante, con respecto al nacimiento del sindicalismo revolucionario en Alemania, hacer una precisión relativa a la focalización falsa, y a menudo exclusiva, sobre la cuestión "federalismo contra centralismo", citando los mismos términos empleados por Fritz Kater (uno de los miembros más destacados en los años de la FVDG y de la FAUD):
"El esfuerzo por organizar los sindicatos en Alemania en confederaciones centrales vino acompañado del abandono de toda discusión en las reuniones sobre asuntos públicos y políticos, y muy especialmente de toda influencia del sindicato sobre ellos, para comprometerse exclusivamente en la lucha día a día por mejoras de las condiciones de trabajo y de salarios. Este punto es precisamente la razón principal del rechazo y de la lucha contra el centralismo de la confederación para aquéllos que se llamaron los Localistas. Como revolucionarios socialdemócratas y miembros del partido, consideraban con razón que la lucha llamada sindical por la mejora de la situación de los trabajadores en el marco del orden existente no puede conducirse sin afectar de forma incisiva y determinante a las relaciones de los obreros con el Estado actual y sus órganos de legislación y administración..." ([6]) (subrayado nuestro).
En esta representación falsa de los Localistas como símbolo del federalismo absoluto, las historiografías estalinista y trotskista, y sus ofuscadas críticas, se funden curiosamente con algunos escritos neosindicalistas, que alaban el federalismo como el no va más de la organización.
Incluso Rudolf Rocker, que no vivió en Alemania entre 1893 y 1919 y que después, en la FAUD de los años veinte, elevó efectivamente el federalismo en principio teórico singular, describe así, con honradez y pertinencia, "el federalismo" de los Localistas de 1892:
"Sin embargo este federalismo no era en nada el producto de un concepto político y social como para Pisacane en Italia, Proudhon en Francia y Pi y Margall en España, retomado más tarde por el movimiento anarquista de esos países; se debía sobre todo al intento de superar las disposiciones de la ley prusiana de aquel entonces en materia de asociación que, aunque concedía a los sindicatos puramente locales el derecho de discutir sobre temas políticos en sus reuniones, negaba este derecho a los miembros de las confederaciones centrales" ([7]).
En las condiciones de la Ley antisocialista, acostumbrados a un método de coordinación (¡que también se puede llamar centralización!) por una red "de hombres de confianza", era efectivamente difícil que los Localistas se coordinaran de otra manera más acorde con el cambio de sus condiciones de existencia a partir de 1890. Una tendencia federalista ya aparece seguramente en germen desde 1892. Sin embargo, el federalismo de los Localistas de este período puede describirse, de manera más pertinente, como un intento por hacer una virtud de la necesidad del sistema de "hombres de confianza".
Los Localistas, no obstante, permanecieron aún casi cinco años en las grandes confederaciones sindicales centrales con la voluntad de representar una vanguardia combativa en los sindicatos socialdemócratas y se concebían claramente como parte de la socialdemocracia.
La fundación de la FVDG
En la segunda mitad de los años 1890, y sobre todo en las huelgas, estallaban cada vez más conflictos abiertos entre los miembros de las uniones profesionales Localistas y las confederaciones centrales, de manera latente pero también violentamente entre los obreros de la construcción en Berlín y en la huelga de los obreros portuarios en 1896-97 en Hamburgo. En esos enfrentamientos, la cuestión central era generalmente la de la entrada en huelga: ¿las propias uniones profesionales podían tomar esta decisión por iniciativa propia o se vinculaba ésta al consentimiento de la dirección de la confederación central? A ese respecto, algo aparece evidente y es que los Localistas reclutaban a sus miembros en los oficios artesanales de la construcción (albañiles de obra y alicatado, carpinteros de obra entre los cuales existía un elevado "orgullo profesional") y, proporcionalmente, mucho menos entre los obreros industriales.
Y, al mismo tiempo, la dirección de la socialdemocracia se inclinaba cada vez más, a partir del final de los años 1890, a aceptar el modelo apolítico de la "neutralidad" de los sindicatos de la Comisión general en torno a Legien. Ante este problema de conflictos en los sindicatos, por distintas razones, el SPD había dudado mucho tiempo y se había expresado con reserva. Aunque los Localistas, en la época del congreso de Halberstadt en 1892, no representaban sino una minoría relativamente pequeña de unos 10 000 miembros (a penas unos 3 % del conjunto de los trabajadores organizados sindicalmente en Alemania), entre ellos habían numerosos viejos sindicalistas combativos ligados estrechamente al SPD. Por miedo de contrariar a estos camaradas al tomar partido de forma unilateral en los debates sindicales, pero sobre todo debido a su propia falta de claridad sobre las relaciones entre la lucha económica y la lucha política de la clase obrera, la dirección de la socialdemocracia permaneció mucho tiempo en la reserva. Fue en 1908 cuando la dirección del SPD abandonó definitivamente a los miembros de la FVDG.
En mayo de 1897, con unos 6800 miembros ([8]), nacía el primer precursor declarado, y organizado independientemente, del futuro sindicalismo-revolucionario en Alemania. O dicho más concretamente: la organización que debía, en los años siguientes, tomar en Alemania la vía del sindicalismo-revolucionario. Con esta fundación de una unión sindical nacional se realizaba una escisión histórica del movimiento sindical socialdemócrata. En el "primer congreso de los sindicatos de Alemania organizados localmente" en Halle, los Localistas declararon su independencia organizativa. El nombre de Unión libre de los sindicatos alemanes ([9]) (FVDG) no se adoptó sino en septiembre de 1901. Su órgano de prensa recién fundado Die Einigkeit, se publicaría hasta la prohibición de la FVDG a principios de la guerra en 1914.
¿Todavía de la mano con la socialdemocracia?
La famosa Resolución del congreso de 1897 elaborada por Gustav Kessler expresa claramente sobre qué comprensión de la lucha política de la clase obrera se basaba la FVDG y sobre sus relaciones con la socialdemocracia:
"1. Toda separación del movimiento sindical de la política socialdemócrata consciente es imposible, si no es a costa de paralizar y condenar al fracaso la lucha por la mejora de la situación de los trabajadores en el terreno del orden actual;
"2. los intentos, vengan de donde vengan, por distender o quebrar la relación con la socialdemocracia, deben considerarse hostiles a la clase obrera;
"3. las formas de organización del movimiento sindical que ponen trabas a la lucha por objetivos políticos deben considerarse erróneas y condenables. El congreso ve en la forma de organización que se dio el partido socialdemócrata de Alemania en el Congreso de Halle en 1890 (habida cuenta de la existencia de la ley en materia de asociación), y también la organización sindical el mejor dispositivo y más idóneo para la consecución de todos los objetivos del movimiento sindical ([10]).
En estas líneas se expresan la defensa de las exigencias políticas de la clase obrera y los fuertes lazos con la socialdemocracia como "organización hermana". La relación con la socialdemocracia se entendía como puente con la política. La fundación de la FVDG, por consiguiente, no manifestaba a nivel programático un rechazo del espíritu de la lucha de clases defendido por Marx, o el marxismo en general, sino al contrario una tentativa de mantener ese espíritu. El deseo formulado por la FVDG de no dejar que se quitara de las manos de los trabajadores "la lucha por objetivos políticos" seguía siendo la fuerza esencial de sus años de fundación.
Los debates en el Cuarto Congreso "de la centralización por los hombres de confianza" en mayo de 1900 muestran la firmeza del compromiso político con la socialdemocracia. La FVDG cuenta entonces con unos 20 000 miembros. Kessler defiende incluso la reivindicación de una fusión posible de los sindicatos y del partido, que se aceptó en una Resolución:
"Las organizaciones política y sindical deben pues unificarse. Eso no puede hacerse inmediatamente, ya que las circunstancias, que son el resultado del desarrollo histórico, son lo que son; pero tenemos probablemente el deber de preparar esta unificación, haciendo que los sindicatos sigan siendo portadores del pensamiento socialista. (...) Quien esté convencido de que la lucha sindical y política es la lucha de clases, que sólo el proletariado mismo debe llevarla a cabo, ése es compañero nuestro y está con nosotros en el mismo barco" ([11]).
Una sana exigencia hay detrás de esa opinión, que se niega a limitarse exclusivamente a la lucha económica por una parte, y, por otra, aspira a vincularse con la mayor organización política de la clase obrera alemana, el SPD. Pero también aparece claramente, en germen, la confusión posterior del sindicalismo revolucionario sobre "la organización unitaria". Una idea que se manifestará en Alemania años más tarde, a partir de 1919, no solamente en el sindicalismo revolucionario, sino también en las "uniones obreras". La visión de la FVDG que aspiraba a la lucha común con la socialdemocracia, que se expresa en la Resolución de 1900, habría de sufrir, sin embargo, ese mismo año, una dura prueba.
El "conflicto sindical de Hamburgo"
Cuando en 1900, en Hamburgo, la Confederación central de sindicatos firma un acuerdo con los empresarios sobre la abolición del trabajo a destajo, una parte de los albañiles concernidos se opuso. Volvieron al trabajo, se les acusó de esquiroles y fueron excluidos de la Confederación central de sindicatos. Los albañiles a destajo se adhirieron entonces a la FVDG. El SPD de Hamburgo exigió inmediatamente la exclusión de esos trabajadores del partido, pero la decisión fue rechazada por un tribunal de mediación del SPD.
Rosa Luxemburg, no por proximidad política con la FVDG, sino porque en su lucha contra el reformismo y sobre todo por el esfuerzo de clarificar las relaciones entre lucha económica y política para la clase obrera, defendió la decisión del tribunal de mediación de no excluir del SPD a los albañiles FVDG de Hamburgo. Exigió "infligir una severa sanción a los albañiles a destajo" ([12]) por haber roto la huelga, pero rechazó vigorosamente el punto de vista burocrático y formalista de admitir como motivo de exclusión inmediata de los trabajadores del partido el haber hecho de esquiroles. La confederación central de los sindicatos socialdemócratas, por su parte, había recurrido varias veces, en las confrontaciones con la FVDG, ¡a romper huelgas! El SPD no debía, según la opinión de Rosa Luxemburg, convertirse en "cancha de enfrentamiento" de los sindicatos. El partido no es el juez de la clase obrera.
Rosa Luxemburg había entendido que detrás de aquel violento asunto sindical de los albañiles de Hamburgo, se ocultaban cuestiones mucho más centrales. Las mismas cuestiones que estaban en el centro de los informes presentados en la FVDG con respecto "a la unificación" del partido y de la organización sindical de masas: la distinción entre una organización política revolucionaria y la forma organizativa de la clase obrera en los momentos de lucha de clases abierta:
"En la práctica eso conduciría en última instancia a la amalgama entre las organizaciones política y económica de la clase obrera, confusión en la que ambas formas de lucha se debilitarían. Su separación externa y su división del trabajo generadas y condicionadas por la historia acabarían por hacerlas retroceder" ([13]).
En 1900, Rosa Luxemburg, como todo el movimiento obrero, no poseía los medios todavía para reflexionar más allá de la forma de organización sindical tradicional de la clase obrera, de modo que consideraba que los sindicatos eran las grandes organizaciones de la lucha de clases económica. Sólo será en los años siguientes cuando la clase obrera se verá ante la tarea de hacer surgir la huelga de masas y los consejos obreros, crisoles revolucionarios en los que se unen la lucha económica y la política.
La unificación de la lucha de la clase obrera, dispersada en Alemania en varios sindicatos de lo más variado, era en efecto históricamente necesaria. Pero ese objetivo no podía ser alcanzado instrumentalizando la autoridad del partido para disciplinar a los trabajadores, como querían las confederaciones centrales. Como tampoco podía serlo con la visión de las "organizaciones unitarias", visión que subestimaba la necesidad de un partido político, idea que comenzó a crecer en las filas de la FVDG. El problema tampoco podía ser solucionado por un "gran sindicato", sino solamente por la unificación de la clase obrera en la propia lucha de clases. El congreso del partido del SPD en Lübeck en 1901 se negó, eso sí gracias a la presión de Rosa Luxemburg y sin duda de manera formalizada, a desempeñar el papel de tribunal de mediación entre la confederación sindical central y la FVDG. No obstante adoptó al mismo tiempo "la Resolución Sonderbund" de Bernstein que amenazaba en el futuro con excluir del partido a toda escisión sindical. El SPD empezaba claramente a tomar sus distancias con la FVDG.
En los años 1900-01, la FVDG sufrió tensiones internas crecientes, principalmente en torno a la cuestión del apoyo financiero mutuo por medio de una caja de huelga unitaria. Se manifestaron fuertes tendencias particularistas y una ausencia de espíritu de solidaridad en sus propias filas. El ejemplo del sindicato de los cuchilleros y forjadores de Solingen es típico: había recibido de la Comisión administrativa de la FVDG un apoyo financiero durante bastante tiempo, pero amenazó con irse inmediatamente cuando se le pidió ayuda financiera para otras huelgas.
De enero de 1903 a marzo de 1904, ante la iniciativa y la presión del SPD, hubo negociaciones discretas entre la FVDG y la confederación sindical central, con objetivo de reintegrar la FVDG en la Confederación central. Las negociaciones fracasaron. En la propia FVDG, estas negociaciones de unificación desencadenaron violentas tensiones entre Fritz Kater, que representaba la tendencia claramente sindicalista que se desarrollará más tarde, e Hinrichsen, que cedía simplemente a la presión de las confederaciones centrales. Provocó una enorme desestabilización entre los trabajadores organizados. ¡Unos 4400 miembros de la FVDG (más del 25 %) pasaron en 1903/04 a la Confederación central! Las negociaciones de unificación fracasadas en un ambiente de gran desconfianza mutua condujeron a un debilitamiento sensible de la FVDG y fueron el primer capítulo de su ruptura histórica con el SPD.
Conclusión
Hasta 1903, les corresponde a los "Localistas" y a la FVDG en Alemania el mérito de expresar la necesidad vital de los trabajadores de no concebir las cuestiones políticas como un "asunto reservado al partido". Así se opusieron claramente al reformismo y a su "delegación de la política a los parlamentarios". La FVDG era un movimiento proletario políticamente muy motivado y combativo, pero heterogéneo y completamente encerrado en el terreno sindical. Al ser una agrupación laxa de pequeñas uniones profesionales sindicales, le era obviamente imposible desempeñar el papel de una organización política de la clase obrera. Para satisfacer su "ímpetu hacia la política", debería haberse acercado con mayor fuerza al ala izquierda revolucionaria del SPD.
Además, la historia de los "Localistas" y de la FVDG pone de manifiesto que es inútil buscar "la hora exacta" del nacimiento del sindicalismo-revolucionario alemán. Éste fue más bien el resultado de un proceso de varios años, durante el cual fue emergiendo una minoría proletaria en el seno de la socialdemocracia y de los sindicatos socialdemócratas.
El reto de la huelga de masas, directamente planteado al sindicalismo-revolucionario, iba a convertirse en otro jalón de su desarrollo en Alemania. El próximo artículo abordará los debates en torno a la huelga de masas y la historia de la FVDG, desde la ruptura definitiva con el SPD en 1908, hasta el estallido de la Primera Guerra mundial.
Mario
(27 de octubre de 2008)
[1]) El Volkstaat era el órgano del Partido obrero socialdemócrata de Alemania, de la tendencia llamada "de Eisenach", bajo la dirección de Wilhelm Liebknecht y de August Bebel.
[2]) Carta de Engels a A. Bebel, 18/28 mazo 1875, en Marx, Engels, Crítica de los Programas de Gotha y Erfurt.
[3]) Ver nuestro folleto los Sindicatos contra la clase obrera.
[4]) Carlos Marx, 1866, Resolución del Primer congreso de la AIT, "Instrucción sobre diversos problemas a los delegados del Consejo central provisional".
[5]) Anton Pannekoek, el Sindicalismo alemán, 1913, traducción nuestra.
[6]) Fritz Kater, "Fünfundzwanzig Jahre Freie -Union arbeiter Deutsclands (Synkalisten)", Der Syndikalist n° 20, 1922 (traducción nuestra).
[7]) Rudolf Rocker, Aus den Memoiren eines deutschen Anarchisten, Ed. Suhrkamp, p. 288 (traducción nuestra).
[8]) Ver también: www.syndikalismusforschung.info/museum.htm.
[9]) La gran confederación central de los sindicatos se denominaba oficialmente "Sindicatos libres". La proximidad lingüística con el nombre de la "Unión libre" conduce frecuentemente a confusiones.
[10]) Citado por W. Kulemann, Die Berufvereine, tomo 2, Iéna, 1908, p. 46 (traducción nuestra).
[11]) Acta del FVDG, citada por D. H. Müller, Gewerkschaftliche Versammlungsdemokratie und Arbeiterdelegierte, 1985, p. 159 (traducción nuestra).
[12]) Rosa Luxemburg, Der Parteitag und des hamburger Gewerkschaftsstreit, Gesammelte Werke, tomo 1/2, p. 117 (traducción nuestra).
[13]) ídem, p. 116.