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Xo Congreso de la CCI
Presentación
La CCI acaba de celebrar su Xo Congreso, durante el cual nuestra organización hizo un balance de las actividades, tomas de posición y análisis de los últimos dos años, y ha trazado las perspectivas para los que vienen. El elemento central durante este Congreso ha sido el reconocimiento por la organización del cambio que se ha iniciado en la lucha de clases. Las luchas masivas del proletariado italiano del otoño de 1992, nos señalan que comienza a acabarse el período de reflujo que se inició en el 89 con el hundimiento del bloque ruso y del estalinismo. Este reflujo no sólo ha afectado a la combatividad que había manifestado el proletariado hasta esa fecha en su resistencia a las medidas de austeridad que impone la burguesía, sino también y de manera significativa al desarrollo de su conciencia de clase revolucionaria. Bajo esta perspectiva, el Congreso se dio como norte el trazar las perspectivas para una intervención en las luchas que se inician, con miras a que la CCI, como organización política del proletariado, esté lo mejor preparada para jugar su papel en este período de luchas decisivas para el proletariado y la humanidad en su conjunto.
s indudable que para trazar estas perspectivas es fundamental conocer si los análisis y posiciones defendidas por la organización en el período pasado se correspondieron con el desarrollo de los acontecimientos que dominaron la escena internacional. El Congreso cumplió con esta tarea, analizando el avance del caos y de los conflictos guerreros, la crisis, las tensiones interimperialistas, y, evidentemente, la lucha de clases. Asimismo, fueron analizadas las actividades realizadas en este período para adaptarlas al nuevo.
Acentuación del caos
El IXo Congreso de la CCI, del verano de 1991, había definido como fase de descomposición del capitalismo, la iniciada con la década de los 80. Tal descomposición ha sido la causa principal del derrumbe del bloque imperialista del Este, del estallido de la URSS y de la muerte del estalinismo.
El Xo Congreso ha constatado que han sido perfectamente correctos nuestros análisis sobre la fase de descomposición y sus consecuencias. No sólo ha continuado la explosión del ex-bloque del Este, sino que el ex-bloque occidental también ha entrado en un proceso similar, al romperse la «armonía» existente entre los países que lo conformaban, incluidos entre ellos los países más industrializados. Esta ruptura del sistema de bloques existente desde 1945 ha desatado una situación de caos, que en vez de aminorarse se extiende como gangrena a todo el planeta.
Un elemento acelerador del caos ha sido la acentuación de los antagonismos imperialistas entre las grandes potencias, quienes aprovechan cualquier conflicto entre fracciones de la burguesía de diferentes países o de un mismo país, para tratar de ganar posiciones estratégicas frente a las potencias contrarias, arrasando con las raquíticas economías de los países en conflicto, lo que pone en evidencia una vez más la irracionalidad de las guerras en el período de decadencia. En este sentido, no hay conflicto, sea grande o pequeño, sea armado o no, donde no esté presente la lucha de los grandes gángsteres imperialistas.
Otro elemento acelerador del caos es la tendencia a la formación de un nuevo sistema de bloques, y la lucha de EEUU por mantenerse como único «gendarme del mundo». Los avances estratégicos de Alemania en el conflicto de los Balcanes, mediante el apoyo sin tapujos a la independencia de Eslovenia y Croacia, unido a su fortaleza económica, la colocan como la primera potencia a encabezar el bloque rival a EE.UU. Sin embargo, cada vez más se cierra el camino para que pueda formarse ese nuevo bloque: por un lado está la confrontación que realizan Gran Bretaña y Holanda a la estrategia alemana, como principales aliados de EE.UU. en Europa; y por otra parte, los apetitos imperialistas propios de Alemania y Francia, impiden que se fortalezca una alianza en la que Francia vendría a compensar las limitaciones militares de Alemania.
Los EE.UU. ya no tienen las manos libres para sus acciones militares. Los despliegues militares y diplomáticos de sus potencias rivales en Yugoslavia han mostrado las limitaciones de la eficacia de la operación Tormenta del desierto de 1991, destinada a reafirmar el liderazgo de EE.UU. sobre el mundo. Por esta razón y por la oposición interna a desatar otro Vietnam, EE.UU. no ha tenido la misma capacidad y libertad de movilización en Yugoslavia; pero es indudable que no se ha quedado como espectador: ha iniciado una ofensiva mediante la ayuda «humanitaria» a Somalia y a las poblaciones musulmanas acorraladas por las milicias serbias en Bosnia-Herzegovina, la cual ha tomado un carácter de mayor envergadura con las movilizaciones aéreas sobre estos territorios.
Todo este contexto no hace más que confirmar una tendencia cada vez mayor al desarrollo de conflictos armados.
La crisis azota a los países centrales
En el plano de la crisis económica, el Congreso ha podido constatar que la crisis, expresada a través de la recesión económica, ha venido a ser una de las preocupaciones mayores de la burguesía de los países centrales.
Con la entrada en la década de los 90 se ha hecho evidente un agotamiento de los remedios utilizados por la burguesía para intentar paliar la crisis: ya no son sólo los EE.UU. quienes se encuentran en recesión abierta (la cual ya cuenta su tercer año consecutivo), sino que «la recesión abierta se ha generalizado hasta alcanzar a países que hasta ahora había evitado, como Francia y, entre los más sólidos, como Alemania e incluso Japón»([1]). El capital mundial está padeciendo una crisis de un grado cualitativamente mayor a todas las crisis vividas hasta el presente.
Ante la imposibilidad de obtener alguna salida con las políticas «neoliberales» aplicadas en la década de los 80, la burguesía de los países centrales inicia un giro estratégico hacia una mayor participación del Estado en la economía, lo cual ha sido una constante en el capitalismo decadente, incluso en la época de Reagan, como única forma de sobrevivir, haciendo trampas constantemente con sus propias leyes económicas. Con la elección de Clinton, la primera potencia mundial concreta esta estrategia.
Sin embargo, «sean cuales sean las medidas aplicadas, la burguesía estadounidense se ve ante un atolladero: en lugar de un relanzamiento de la economía y una reducción de la deuda (sobre todo la del Estado), está condenada, en un plazo que no podrá ser muy lejano, a un nuevo freno de la economía y a una agravación irreversible de su endeudamiento»([2]).
Pero no es sólo la recesión la que expresa la acentuación de la crisis, sino que la desaparición de los bloques imperialistas también viene a acentuar la crisis y el caos económico.
Las consecuencias de la acentuación de la crisis en los países más desarrollados se manifiestan de forma inmediata en un deterioro en las condiciones de vida del proletariado de estos países.
Pero el proletariado de los países centrales no está dispuesto a quedarse pasivo viéndose sumergido en la miseria y el desempleo. El proletariado en Italia en el otoño del 92 lo ha recordado: la crisis sigue siendo la mejor aliada del proletariado.
La reanudación de la combatividad obrera
La reanudación de las luchas obreras ha sido un elemento central, un eje de nuestro Xo Congreso. Después de tres años de reflujo, las luchas masivas del proletariado italiano en el otoño del 92([3]), así como las manifestaciones masivas de los mineros en Gran Bretaña ante el anuncio de cierre de la mayoría de las minas, las movilizaciones de los obreros alemanes en el invierno pasado, y demás manifestaciones de combatividad obrera en otros países de Europa y del resto del mundo, vienen a confirmar la posición defendida por la CCI de que el curso histórico va hacia confrontaciones masivas entre proletariado y burguesía.
Pero el hecho mas significativo de esta reanudación de las luchas del proletariado de los países centrales, es que marcan el inicio de un proceso de superación del reflujo en la conciencia que se abrió en el 89. Pero seríamos ilusos si pensáramos que este reinicio de las luchas se va a dar sin traumas y de manera lineal: los efectos negativos, las confusiones, las dudas sobre sus capacidades como clase revolucionaria, como consecuencia del reflujo de 1989, aún están lejos de superarse totalmente.
Junto a estos factores, se añaden los efectos nefastos de la descomposición del capitalismo sobre la clase obrera: la atomización, el «cada uno para sí», que socava la solidaridad entre los proletarios; la pérdida de perspectiva ante el caos reinante; el desempleo masivo y de larga duración, que tiende a separar a los proletarios desempleados del resto de la clase, y a muchos otros, en su mayoría jóvenes, a sumirse en la lumpenización; las campañas xenófobas y antirracistas, que tienden a dividir a los obreros; la putrefacción de la clase dominante y de su aparato político, que favorece las campañas de distracción de «lucha contra la corrupción»; las campañas «humanitarias» desatadas por la burguesía, ante la barbarie en que está sumido el Tercer Mundo, que tienden a culpabilizar a los obreros, para así justificar la degradación de sus condiciones de vida. Todos estos factores, junto a las guerras como las de ex Yugoslavia, donde no es evidente la participación y confrontación entre las grandes potencias, tienden a hacer difícil el proceso de toma de conciencia del proletariado y de reanudación de su combatividad.
Sin embargo, la gravedad de la crisis y la brutalidad de los ataques de la burguesía, así como el despliegue inevitable de guerras en que se van a involucrar de manera abierta los países centrales, mostrarán a los ojos de los obreros la quiebra del modo de producción capitalista.
La perspectiva entonces es hacia un despliegue masivo de luchas obreras. Esta reanudación de la combatividad del proletariado exige la intervención de los revolucionarios, y que sean partícipes de los combates para impulsar en ellos todas sus potencialidades y defender con decisión la perspectiva comunista.
Actividades
Para enfrentar los retos que presenta la reanudación de las luchas obreras, era una exigencia del Xo Congreso hacer el balance más objetivo de las actividades desde el Congreso pasado, verificar el cumplimiento de su orientación, conocer las dificultades que se presentaron, con miras a estar mejor preparados para el próximo período.
El Congreso ha sacado un balance positivo de las actividades realizadas por la organización: «La organización ha sido capaz de resistir ante el incremento de desorientación debido al relanzamiento de la campaña ideológica de la burguesía sobre el “final del marxismo y de la lucha de clases”; ha sido capaz de marcar perspectivas, confirmadas cada vez, sobre la aceleración de las tensiones interimperialistas y de la crisis, sobre la reanudación de la combatividad que el alud de ataques contra la clase obrera iba a acarrear obligatoriamente. Todo esto teniendo en cuenta lo específico de la fase actual de descomposición, desarrollando su actividad en función de las condiciones de la situación y del estado de sus fuerzas militantes»([4]).
El fortalecimiento teórico-político
Uno de los aspectos positivos de las actividades ha sido el proceso de profundización teórico-político al que se ha dedicado la organización debido a la necesidad de enfrentar las campañas de la burguesía que planteaban la «muerte del comunismo», lo que implicaba expresar de la manera más clara y elaborada, el carácter contrarrevolucionario del estalinismo; sin embargo, uno de los factores (el otro, al que había que responder rápidamente, era la aceleración de la historia) que nos ha llevado a esta tarea ha sido el desarrollo hacia los elementos revolucionarios con quienes ha estado en contacto la CCI. Esos contactos, a contracorriente del ambiente general, son la expresión de la maduración subterránea de la conciencia de la clase expresada a través de estas minorías.
Por otra parte, los nuevos acontecimientos nos han demostrado que no es suficiente el manejo del marco general. Se requiere también «hablar el marxismo» con propiedad para aplicarlo al análisis de los acontecimientos y situaciones particulares, lo que únicamente puede suceder si existe una profundización teórico-política. «La continuación de los esfuerzos de profundización teórico-política, junto con la vigilancia en el seguimiento de la situación internacional y de las situaciones nacionales, van a ser determinantes en la capacidad de la organización para ser factor activo en la clase obrera, en su contribución para sacar una perspectiva general de lucha y, al cabo, de la perspectiva comunista».
La centralización
«Desde el principio, desde los grupos que originaron la CCI hasta la CCI misma, la organización se concibió siempre como internacional. Pero la capacidad para hacer vivir la visión internacionalista, tan dinámica en la formación de la CCI, se ha ido aflojando. Hoy, la descomposición está incrementando considerablemente la presión hacia el individualismo, al “cada uno para sí”, al localismo, al espíritu de funcionario, más todavía que la ideología pequeño burguesa de después del 68 en los primeros años de vida de la organización». Con la voluntad de encarar y superar las nuevas dificultades, el Xo congreso ha discutido sobre la necesidad de reforzar la vida política y organizativa internacional de la CCI:
«En cada aspecto de nuestras actividades, a cada instante, en el funcionamiento y en la profundización política, en la intervención, en lo cotidiano, en cada tarea de las secciones locales, todas son tareas “internacionales”, las discusiones son “discusiones internacionales”, los contactos son “contactos internacionales”. El fortalecimiento del marco internacional es condición previa en el fortalecimiento de toda actividad local».
La centralización internacional es un requisito fundamental para poder desempeñar de manera efectiva el papel de vanguardia del proletariado:
«Nosotros no tenemos la visión de una organización cuyo órgano central dictaría las orientaciones que bastaría con aplicar, sino la de un tejido vivo en el que todos los componentes actúan constantemente como partes de un todo. (...) Que un órgano central sea el sustituto de la vida de la organización es algo totalmente ajeno a nuestro funcionamiento. La disciplina de la organización se basa en la convicción de un modo de funcionamiento internacional vivo en permanencia, e implica una responsabilidad a todos los niveles en la elaboración de las tomas de posición y en la actividad respecto a la organización en su conjunto».
La intervención
«El giro actual de la situación internacional abre unas perspectivas de intervención en las luchas como nunca las habíamos visto durante los últimos años».
A través de la prensa, nuestro principal instrumento de intervención, debemos iniciar los cambios para adaptarnos a la dinámica del nuevo período. Tendremos que intervenir simultáneamente en todos los planos: descomposición, crisis económica, imperialismo, lucha de clases.
«En tal contexto, los reflejos y la rapidez, el rigor en el seguimiento de los acontecimientos, la profundidad en la asimilación de las orientaciones, serán decisivos más todavía que en el pasado. (...) La prensa debe intervenir de manera decidida ante las primeras expresiones de la reanudación obrera, y al mismo tiempo tratar sobre la agudización de las tensiones imperialistas, las cuestiones de la guerra y de la descomposición, responder permanente y adecuadamente a lo que se desarrolla ante nosotros con toda la complejidad de la situación, denunciando sin descanso las maniobras y mentiras de la burguesía, mostrando las perspectivas al proletariado, (...) participando al desarrollo en la clase obrera de la conciencia de que es una clase histórica portadora de la única alternativa al capitalismo en descomposición, dimensión de su conciencia que ha quedado más dura y duraderamente afectada por las campañas ideológicas que han acompañado la quiebra histórica del estalinismo».
La intervención hacia los simpatizantes
La organización ha desarrollado una cantidad importante de contactos en sus diversas secciones, producto de la aproximación a las posiciones revolucionarias de una minoría de la clase obrera. Uno de los aspectos que hemos podido reconocer es que el desarrollo y número de contactos se va a incrementar con la intervención en las luchas, por lo que la organización debe estar muy decidida a intervenir ante ellos para permitir su incorporación real al movimiento revolucionario del proletariado. Por su parte, la CCI, a través de la intervención hacia los contactos, debe reafirmarse como el principal polo de reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias en el momento actual.
La intervención en las luchas
«El cambio más importante para nuestra intervención en el período venidero, es la perspectiva de reanudación de las luchas obreras». La intervención en las luchas fue uno de los elementos centrales debatido en el Congreso. Después de tres años de reflujo de la lucha de clases, hemos insistido en la necesidad de que la organización reaccione rápidamente y esté preparada para intervenir, sin vacilaciones, en la nueva situación. Las líneas fundamentales que debe seguir nuestra intervención quedan expresadas así:
«Primero, nuestra capacidad para ser parte activa de la lucha, nuestra preocupación de intentar, cuando es posible, tener influencia en el discurrir de las luchas y hacer propuestas concretas de acción. Así es como asumiremos nuestra función de organización revolucionaria».
Uno de los aspectos principales de la intervención en las luchas es no dejar el terreno libre a la acción de la izquierda, izquierdistas y sindicatos, principalmente del sindicalismo de base. Como nos lo han mostrado las recientes luchas en Italia, todos ellos van a desempeñar un papel de primer orden en el intento de desviar y controlar las luchas, impidiendo que se desarrollen en su propio terreno de clase e intentando confundir y desmoralizar a los trabajadores.
Nuestra intervención debe orientarse a fortalecer la mayor unidad posible en el seno de la clase: «En toda la experiencia de lucha de la clase obrera, habrá que insistir en lo que de verdad defiende los intereses inmediatos de la clase, los intereses comunes a toda la clase. Eso es lo que permitirá la extensión, la unidad, el control de las luchas por la clase misma. Así es como la organización deberá llevar a cabo su intervención».
De igual manera, «en el contexto de debilidad de la clase obrera en el plano de su conciencia, insistir más todavía que antes en la quiebra histórica del sistema capitalista, en su crisis internacional y definitiva, en el hundimiento inevitable en la miseria, la barbarie y las guerras adónde la dominación de la burguesía arrastra a la humanidad, debe, junto con la perspectiva del comunismo, formar parte de la intervención que estamos llevando a cabo en las luchas obreras».
La intervención hacia el medio político proletario
La tendencia hacia la reanudación de las luchas a niveles nunca vistos desde la década de los 60, no sólo requiere un fortalecimiento de la CCI, sino de todo el medio político proletario. Por esta razón nuestro Xo Congreso dedicó particular atención a evaluar su intervención hacia él. Aunque haya que constatar el bajo nivel de respuestas del medio político proletario a nuestro llamamiento del IXo Congreso, no por ello debe desanimarse la CCI. Debemos desarrollar más todavía el seguimiento, la movilización y la intervención respecto a dicho medio.
Un elemento central para superar las debilidades frente a la intervención en el medio político proletario, del cual formamos parte, es reafirmar que es una expresión de la vida de la clase, de su proceso de toma de conciencia. El fortalecimiento de la intervención hacia el medio político proletario requiere que se desarrolle el debate mas abierto, riguroso y fraterno entre sus integrantes, que se rompa con el sectarismo y con la visión retorcida que expresan algunos grupos, quienes consideran que «todo cuestionamiento, cualquier divergencia o debate, no son expresión de un proceso de reflexión en la clase, sino una “traición a principios invariables”»([5]).
Estos debates permitirán, a su vez, tener una mejor claridad de los nuevos acontecimientos, tanto para la CCI como para el resto del medio, quien ha expresado ciertas confusiones para comprenderlos: «Esto quedó especialmente confirmado con los acontecimientos del Este y la Guerra del Golfo. Ante estas situaciones, esos grupos manifestaron confusiones muy importantes y un retraso considerable con relación a la CCI, y eso cuando lograron un mínimo de claridad. Tal constatación no la hacemos para contentarnos o dormirnos en nuestros laureles, sino, al contrario, para tomar la medida exacta de nuestras responsabilidades respecto al medio en su conjunto. Debe incitarnos a un incremento de atención, de movilización y de rigor en el cumplimiento de nuestras tareas de seguimiento del medio político proletario y de intervención en su seno»([6]).
La defensa del medio político proletario planteó al Congreso la necesidad de tener la mayor claridad con respecto a los grupos del medio parásito, quienes gravitan en torno al medio político proletario y derraman su veneno sobre éste. «Sea cual sea su plataforma (la cual puede ser formalmente aceptable), los grupos del medio parásito no expresan ni mucho menos un esfuerzo de la toma de conciencia del proletariado, aunque no por ello haya que considerarlos como pertenecientes al campo burgués, pues esa pertenencia está formalmente determinada por un programa burgués (defensa de la URSS, de la democracia, etc). Lo que los anima y determina su evolución (sea o no conscientemente por parte de sus miembros) no es la defensa de los principios revolucionarios en la clase, la clarificación de las posiciones políticas, sino el espíritu de secta, de “círculo de amistades”, la afirmación de su individualidad ante las organizaciones a las que parasitan, todo ello basado en reproches personales, resentimientos, frustraciones y demás preocupaciones mezquinas que se entroncan con las ideologías pequeño burguesas»([7]).
No debe haber la menor concesión a este medio parásito, pues es un factor de confusión y sobre todo de destrucción del medio político proletario. Y hoy menos que nunca, ahora que para responder a los retos del nuevo período, la defensa y el reforzamiento del medio político proletario es indispensable frente a todos los ataques que tendrá que soportar.
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La CCI ha celebrado su Xo Congreso en un momento crucial de la historia: el proletariado retoma su camino de lucha contra el capital. Ya la monstruosa campaña desatada por la burguesía sobre la «muerte del comunismo», comienza a ceder frente a la brutal realidad de la barbarie de las guerras y el ataque despiadado a las condiciones de vida del proletariado de los países más desarrollados, como resultado de una mayor aceleración de la crisis de sobreproducción.
Nuestro Xo Congreso ha dejado mejor armada a la organización para enfrentar los retos del nuevo período: existe una homogeneización con respecto al giro que ha dado la situación internacional con el reinicio de la lucha de clases. Por otra parte, este Congreso ha consolidado nuestros análisis sobre las tensiones imperialistas y la crisis, aspectos que con su aceleración, eleva a niveles mayores la situación de caos producto de la descomposición del capitalismo.
También el Congreso ha constatado que este reinicio de luchas no será fácil, que el peso en el desarrollo de la conciencia que trajo el derrumbe del bloque del Este y la muerte del estalinismo, no se superarán fácilmente. Además, la burguesía utilizará todo lo que esté a su alcance para intentar evitar que el proletariado eleve sus luchas a niveles mayores de combatividad y conciencia. Por eso es por lo que nuestro Congreso ha elaborado las perspectivas para fortalecer la organización, fundamentalmente la centralización internacional, así como los medios para estar mejor armados para la intervención, no sólo en cuanto a la lucha de clases, sino también en las otras manifestaciones del desarrollo de la conciencia de la clase como lo son los contactos que emergen y ante el medio político proletario.
Con el Xo Congreso, la CCI se ubica al nivel de las exigencias del momento histórico, para asumir su papel como vanguardia del proletariado, y de esta manera contribuir a superar el reflujo en el desarrollo de la conciencia de la clase, para que ésta se reafirme y pueda plantear la única alternativa a la barbarie capitalista: el comunismo.
CCI
[1] Ver la «Resolución sobre la situación internacional», en este número.
[2] Ídem.
[3] Ver Revista internacional, no 72, 1er trimestre 1993.
[4] «Resolución de actividades». Todas las citas siguientes están sacadas de esta misma resolución.
[5] «Resolución sobre el medio político proletario».
[6] Ídem.
[7] Ídem.