Rusia hace ahora dos años pretendió una operación relámpago con la invasión de Ucrania, hoy los frentes están estabilizados y el tsunami guerrero de destrucción y barbarie se hace permanente. La guerra imperialista es un cáncer aniquilador que gangrena cada vez más partes del planeta. Actualmente el 14% de la población mundial sufre directamente el salvajismo guerrero.

El 7 de octubre, bajo una lluvia de cohetes, una horda de islamistas desató el terror en las ciudades israelíes que rodean la Franja de Gaza. En nombre de una "justa venganza" contra "los crímenes de la ocupación", en nombre de "los musulmanes de todo el mundo" contra el "régimen sionista", Hamás y sus aliados enviaron a miles de "combatientes" fanáticos a cometer las peores atrocidades contra civiles indefensos, mujeres, ancianos e incluso niños.

Con la guerra Israel - Gaza, la guerra imperialista se acelera brutalmente en todo el mundo sembrando la muerte, la destrucción, el caos y planteando la amenaza de extensión de la barbarie guerrera en más territorios del planeta con todas las consecuencias que trae en la agudización de la inflación, de la crisis ecológica, el éxodo desesperado de millones de personas etc. Para luchar contra la guerra la primera condición es el INTERNACIONALISMO: negarnos a elegir campo entre los distintos bandos, CONTRA TODOS ELLOS. Oponer a la solidaridad con el "pueblo palestino" con el "pueblo judío" o con el "pueblo ucraniano" LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL ENTRE TODOS LOS TRABAJADORES DEL MUNDO, el desarrollo de la lucha de clases internacional.

La guerra en Israel-Gaza se une a la guerra en Ucrania y a otros focos de barbarie imperialista (Nagorno Karabaj, África etc.) mostrando la espiral de destrucción a la que conduce el capitalismo y que se amplifica con la destrucción ecológica. Solo la lucha de clases del proletariado tiene la alternativa.