El Estado capitalista se presenta como nuestro "salvador".Es el peor ENGAÑO. Los Estados, al servicio del interés capitalista de la ganancia y la acumulación,han mantenido a millones de trabajadores en los centros de trabajo para continuar la producción y ganar posiciones frente a los rivales. Con ello han puesto en peligro sus vidas y han favorecido la propagación de la pandemia. Contra ello ha habido un cierto número de huelgas en Italia, España, Bélgica, Francia, USA, Brasil, Canadá... demostrando que en partes de la clase obrera existe una resistencia a ser carne de cañón de dictadura de los intereses del capital. No podemos ponernos en manos del Estado Capitalista que aprovecha su papel de "coordinador" de la lucha contra la pandemia para reforzar su control totalitario, la atomización, el individualismo y desarrollar una ideología de UNION NACIONAL e incluso de GUERRA. Más que nunca, esta pandemia nos plantea una clara alternativa: o dejarnos llevar por la barbarie del capitalismo o contribuir pacientemente y con visión de futuro a la perspectiva de la Revolución Proletaria Mundial.

La pandemia del Coronavirus se extiende por el mundo provocando muertes por doquier y revelando que el capitalismo es un sistema que sacrifica las vidas humanas -sobre todo de los trabajadores- al dios cruel de la acumulación y la ganancia capitalista, que los sistemas sanitarios de los Estados están en pleno colapso como resultado de los enormes recortes exigidos por la crisis capitalista y que al Estado no le interesa la salud de los "ciudadanos" sino la defensa de los intereses del Capital. Solo la lucha del proletariado puede ofrecer una alternativa para salir de esta espiral de muerte y barbarie

La amenaza de destrucción del planeta, de todo el entorno vegetal, animal, acuático, climático etc., es una consecuencia del régimen capitalista, de su organización de la producción basada en la acumulación y en la explotación. Solo destruyendo el capitalismo se podrá salvar el planeta.

Los medios llamados de "comunicación" hablan mucho de un país cuando interesa (justificar una guerra, derrocar a un político que se ha vuelto contraproducente), pero después "se olvidan" de lo que ocurre que, a menudo, es mucho peor de lo que ocurría cuando el país estaba en todos los telediarios. Es el caso de Libia que tras el derrocamiento del sanguinario dictador Gadafi y la guerra interesada librada por Francia y Gran Bretaña se ha convertido en un caos inenarrable y en un centro de tortura y matanza de emigrantes, subvencionado por la Unión Europea que cada día se adorna del más cínico e hipócrita "humanismo". Libia es un espectáculo criminal que ilustra cada día la DESCOMPOSICION DEL CAPITALISMO