La pseudo-"crítica" del GIGC a la plataforma de la CCI - Un falso análisis para desacreditar a la CCI y a su filiación política (la Izquierda Comunista).

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El objetivo de este artículo no es entablar un debate sobre la validez política de nuestra plataforma - a lo que, evidentemente, siempre estamos dispuestos a través de una confrontación honesta de posiciones divergentes - sino restablecer la realidad de esta denunciando el enfoque del Grupo Internacional de la Izquierda Comunista (GIGC) dirigido exclusivamente a descalificar nuestras posiciones, en particular presentándolas como influidas por el consejismo. Tal influencia se traduciría en una visión "economicista", "mecánica", "fatalista" de la CCI, al subestimar las luchas reivindicativas y afectar a nuestra concepción del partido y de la conciencia de clase, etc.

Más allá del necesario restablecimiento de la verdad sobre nuestras posiciones políticas tergiversadas por el GIGC, ponemos de relieve cómo los medios y procedimientos que utiliza al servicio de su campaña de desprestigio son totalmente ajenos a los métodos del movimiento obrero y de la izquierda comunista en particular.

I. La calumnia del GIGC contra la plataforma de la CCI calificada de “consejista”

El GIGC nos dice que, nada más constituirse, emprendió "un proceso de clarificación de la plataforma de la CCI[1], (...) que habría rechazado por ser abiertamente consejista[2]". Tal diagnóstico político se basaría en diversas observaciones ya expuestas en algunos textos del GIGC, de los que a continuación se ofrece una muestra:

- “La innegable coherencia de la Plataforma de la CCI se basa en una visión economicista y fatalista que también es coherente con su visión consejista, manifiesta en sus puntos sobre el partido y la conciencia de clase"[3].

- "Hemos subrayado la coherencia de la plataforma de la CCI proporcionada por la distinción ascenso-decadencia, esencialmente reducida aquí a o reformas o imposibilidad de reformas, concepción que puede llevar a subestimar las luchas reivindicativas. La unidad resultante y la claridad de exposición de las fronteras de clase constituyen la fuerza del documento. Su debilidad reside en su enfoque y comprensión mecánicos y economicistas. Es típico del materialismo vulgar propio del consejismo, que desarrolla una visión fatalista y mecánica de la historia en detrimento de la visión dinámica -marxista-, que sitúa la lucha de clases en el centro y como motor de la historia"[4].

Para cualquiera que conozca las posiciones de la CCI, estas "críticas" son burdamente engañosas, pero no todo el mundo conoce la CCI, o algunos sólo a través de la visión que da la prosa del GIGC, lo que nos obliga a revisar la esencia de tales distorsiones basadas en mentir sobre los hechos, disfrazar y distorsionar las posiciones, e insinuar en lugar de demostrar o concretar. Otra de esas distorsiones es la ocultación de la evolución política de la CCI que aclara los puntos de nuestra plataforma[5].

A. En ninguno de sus textos la CCI reduce el periodo de cambio de ascendencia/decadencia a la posibilidad o no de obtener reformas.

Porque por muy importante que sea la cuestión de si es posible o no que el proletariado obtenga reformas en el período de decadencia del capitalismo, en nuestra plataforma el cambio de período nunca se reduce a esta cuestión, sino que se considera desde el punto de vista del desarrollo de las contradicciones internas del capitalismo (Punto 3 de la plataforma -La decadencia del capitalismo) y luego desde el punto de vista de las implicaciones para el modo de organización del capitalismo (Punto 4 -El capitalismo de Estado) y finalmente desde el punto de vista de la lucha de clases (Punto 6 -La lucha del proletariado en el capitalismo decadente)[6]. Es en este último punto donde se aborda la cuestión de la posibilidad o no de obtener reformas, decisiva para fundamentar y comprender el periodo de decadencia:

- la posibilidad y la necesidad de la revolución;

- las formas que adopta la lucha del proletariado, la relación del proletariado con su vanguardia y la forma que adopta esta vanguardia.

B. La CCI nunca subestima la lucha reivindicativa, sino todo lo contrario

De hecho, y el GIGC lo sabe muy bien, para la CCI, la lucha reivindicativa constituye la base granítica para el desarrollo de la lucha de clases. Esto forma parte del ADN de nuestra organización, puesto que ya estaba en el corazón de la concepción marxista del grupo precursor de la CCI, Révolution internationale en France. Así, RI nouvelle série n° 9 (mayo-junio 1974), en el artículo "Comment le prolétariat est la classe révolutionnaire", se expresaba en estos términos: "El proceso por el cual la clase obrera se eleva a la altura de su tarea histórica no es un proceso separado, exterior a su lucha económica cotidiana contra el capital. Al contrario, es en y a través de este conflicto que la clase obrera forja las armas de su lucha revolucionaria".

Nuestra plataforma no niega tal posición: "Durante más de medio siglo, los trabajadores han sentido cada vez menos interés por participar en la actividad de estas organizaciones [los sindicatos] que se han convertido en órganos en cuerpo y alma del Estado capitalista. Sus luchas para resistir el deterioro de sus condiciones de vida tendieron a tomar la forma de "huelgas salvajes" fuera y contra los sindicatos. Dirigidas por asambleas generales de huelguistas y, en los casos en que se generalizaban, coordinadas por comités de delegados elegidos y revocables por las asambleas, estas luchas se situaban inmediatamente en un terreno político, en la medida en que debían enfrentarse al Estado bajo la forma de sus representantes en la empresa: los sindicatos”. (Punto 7 - Los sindicatos: órganos del proletariado ayer, instrumentos del capital hoy).

Y recientemente hemos dicho: "El empeoramiento inexorable de la crisis del capitalismo es un estímulo esencial para la lucha y la conciencia de clase. La lucha contra los efectos de la crisis es la base para desarrollar la fuerza y la unidad de la clase obrera. La crisis económica afecta directamente a la infraestructura de la sociedad; por lo tanto, pone al descubierto las causas profundas de toda la barbarie que pesa sobre la sociedad, permitiendo al proletariado tomar conciencia de la necesidad de destruir radicalmente el sistema y dejar de engañarse sobre las posibilidades de mejorar ciertos aspectos de este.

En la lucha contra los brutales ataques del capitalismo, y sobre todo contra la inflación que golpea a todos los trabajadores de forma general e indiscriminada, los trabajadores desarrollarán su combatividad, podrán empezar a reconocerse como una clase con fuerza, autonomía y un papel histórico que desempeñar en la sociedad. Este desarrollo político de la lucha de clases le dará la capacidad de acabar con la guerra acabando con el capitalismo". (Tercer Manifiesto Internacional de la CCI El capitalismo lleva a la destrucción de la humanidad solo la revolución mundial del proletariado puede acabar con él | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org)

Si hemos dedicado tanto espacio a refutar esta mentira descarada del GIGC, es precisamente porque es muy perjudicial para la comprensión -tal como la defiende la CCI- del proceso de desarrollo de la lucha de clases hasta la revolución.

C. La CCI no elude en ningún sitio la cuestión de la función del partido

"El último punto, el más largo de toda la plataforma, sobre la organización de los revolucionarios revela claramente la contradicción que habita en la CCI desde sus orígenes entre su enfoque y sus debilidades congénitas de orden consejista y su voluntad de reapropiarse de las lecciones del movimiento obrero y en particular de la Izquierda comunista. Es cierto que el partido se menciona como tal, formalmente, abstractamente, de hecho, al revés: "la organización de los revolucionarios cuya forma más avanzada es el partido (...); se puede hablar entonces de partido para designar la organización de esta vanguardia (...); el carácter global y centralizado de la revolución proletaria confiere al partido...". Pero en ninguna parte se mencionan el papel y la función del partido como vanguardia política y dirección del proletariado."

La base de la necesidad y el papel de la organización revolucionaria está presente de forma condensada en nuestra plataforma, de modo que cualquier cita parcial de la misma, como hace el GIGC, altera necesariamente su significado. Por eso reproducimos íntegramente el párrafo correspondiente: "La organización de los revolucionarios (cuya forma más avanzada es el partido) es un órgano necesario que la clase se da para el desarrollo de la conciencia de su porvenir histórico y para la orientación política de su lucha hacia ese futuro. Por esta razón, la existencia del partido y su actividad constituyen una condición indispensable para la victoria final del proletariado".

¿Qué tiene que decir el GIGC sobre esta formulación aparte de deformaciones? Nada, sólo humo. ¡Un puro farol!

Es más, la mayoría de las posiciones defendidas en nuestra plataforma han sido retomadas, desarrolladas y precisadas en diversos artículos de nuestra prensa, en particular en la Revista Internacional. Es el caso, en particular, de la cuestión de la "organización de los revolucionarios", ampliamente desarrollada en los textos fundamentales de la CCI y de la que el GIGC no dice ni una palabra a pesar de que conoce perfectamente su existencia. Cualquiera que los lea podrá convencerse de la importancia que concedemos a la cuestión del partido, a su papel, a su vínculo con la clase obrera y al proceso que conduce a su formación. Por ello, instamos al lector a que compruebe la validez de nuestra argumentación consultando los siguientes textos:

D. El GIGC bien puede proclamar que ha "ido más allá del consejismo de la plataforma de la CCI", pero eso no prueba la validez de sus críticas a nuestra plataforma.

Ni mucho menos.

Desde el principio, cuando conspiraba en el seno del CCI hasta su transformación en el GIGC, la FICCI proclamaba a quien quisiera escucharla que era la mejor defensora de las posiciones del CCPE, ¡mucho mejor que la “oportunista CCI”! Y, ¡he aquí que de repente la GIGC se dio cuenta de que la plataforma de la CCI era en realidad una plataforma “consejista”! ¿El final de la farsa y la usurpación? Nada de eso, la broma estúpida continúa pues a los bromistas les gusta el juego. Así, descubren que nuestra plataforma "se basa en una visión economicista y fatalista que también es coherente con su visión consejista, manifiesta en sus puntos sobre el partido y la conciencia de clase". Frente a ellos proclaman los aportes de su propia plataforma, que "intenta basar la coherencia y la explicación de las fronteras de clase en la cuestión del partido y de la conciencia de clase y, por tanto, en la propia historia de la lucha de clases".

Aunque los falsificadores del GIGC estuvieran realmente convencidos de ello, no es esto, ni todas sus críticas vacías que hemos refutado, lo que prueba el consejismo de nuestra concepción del partido y de la conciencia de clase. Sobre todo, porque la supuesta nueva fuente de inspiración del GIGC no es, desde nuestro punto de vista, la más adecuada para juzgar esto: "No inventamos nada. Simplemente estábamos convencidos de la corrección política del planteamiento principista de las sucesivas plataformas que la llamada izquierda italiana había adoptado, en particular en 1945 y 1952."[7]

Por su parte, como explica en su plataforma, la CCI se basa en "el marxismo, que es la única concepción del mundo que toma realmente el punto de vista de la clase obrera:

- Explicando la marcha de la historia a través del desarrollo de la lucha de clases, es decir, de la lucha basada en la defensa de los intereses económicos en un marco dado de desarrollo de las fuerzas productivas;

- Reconociendo al proletariado como clase sujeto de la revolución que abolirá el capitalismo (Plataforma punto 1 - La teoría de la revolución comunista)".

E. El GIGC inventa el "fatalismo" de la CCI para enmascarar su propio oportunismo en materia de principios

Más concretamente, critica a la CCI por una "visión fatalista y mecánica de la historia en detrimento de la visión dinámica -marxista- que sitúa la lucha de clases en el centro y como motor de la historia".

Como el GIGC no tiene nada sustancial en lo que basar sus críticas, procede por insinuación, a través de "puede conducir a...", cuando no es francamente difamación abierta, denigración y calumnia, ámbitos todos ellos en los que ha destacado desde que entró en guerra contra la CCI cuando sus "fundadores" aún eran miembros de nuestra organización.

En cambio, lo que la historia nos ha enseñado es que cuando el oportunismo esgrime la crítica del "fatalismo" contra las posiciones de la izquierda es para concederse "flexibilidad" y "flexibilidad" en cuanto a los principios. Este era el sentido de las críticas formuladas por Trotsky en Bilan en los años 1930 y por el PCInt en Internationalisme en los años 1940. Dicho esto, lejos de nosotros identificar al GIGC con Trotsky o el PCInt. Por todas las críticas que la CCI ha lanzado contra el oportunismo de Trotsky y el del PCInt, nuestro planteamiento es el opuesto al que identifica de alguna manera al GIGC con ellos. Estos últimos, a pesar de sus debilidades, formaban parte del campo proletario. En cambio, el GIGC, desde que surgió bajo el nombre de FICCI, se ha comportado objetivamente como un defensor de los intereses de la burguesía por el daño que causa en el entorno de la izquierda comunista. Como veremos más adelante, también es evidente la complacencia del GIGC con respecto a los principios de la cuestión sindical.

II. La crítica "radical" y a veces abiertamente izquierdista del GIGC a la plataforma de la CCI no deja piedra sobre piedra

Si sólo se tratara de poner de relieve el "método" del GIGC, las ilustraciones precedentes serían más que suficientes. Pero también se trata de defender nuestra plataforma contra los ataques a sus diversos puntos, por lo que no podemos prescindir de tratar otros ataques del GIGC. Al hacerlo, destacamos cómo algunos de ellos disfrazan mal una orientación claramente izquierdista.

A.- ¿Crítica insuficiente al Parlamento?

Este ataque pretende dar a entender que la CCI apoya sin convicción las Tesis sobre la democracia redactadas por Lenin para el Primer Congreso de la Internacional Comunista.

Según el punto 8 de nuestra plataforma sobre "La mistificación parlamentaria y electoral", "en su fase de decadencia, el Parlamento deja de ser un órgano de reforma, como dijo la Internacional Comunista en el II Congreso".

Sobre este tema, el GIGC hace el siguiente comentario crítico: "las tesis [sobre la democracia burguesa escritas por Lenin] no limitan la cuestión a la mera imposibilidad de reforma en la decadencia, ni mucho menos: "La actitud de la III Internacional hacia el parlamentarismo no está determinada por una nueva doctrina, sino por la modificación del papel del propio parlamentarismo. En las condiciones actuales, caracterizadas por el desencadenamiento del imperialismo, el parlamento se ha convertido en un instrumento de mentira, fraude, violencia, destrucción, actos de rapiña, obra del imperialismo, y las reformas parlamentarias (...) han perdido toda importancia práctica para las masas trabajadoras". Como vemos, la IC engloba esto en una visión y comprensión mucho más amplias y en el primer plano político, es decir, en el plano de la lucha de clases entre burguesía y proletariado en las condiciones definidas por la fase imperialista del capital"[8].

Lo que el GIGC no menciona aquí es que las tesis de Lenin se reproducen íntegramente en el siguiente artículo de la CCI "La democracia burguesa es la dictadura del capital"[9] lo que reduce a la nada la crítica de una supuesta debilidad de nuestra posición sobre esta cuestión e ilustra una vez más el método retorcido del GIGC.

En cuanto a la idea de que este punto de nuestra plataforma no tiene en cuenta la función del Parlamento en el nuevo período, forma parte de este planteamiento, "calumnia, calumnia, siempre quedará algo" (F. Bacon), por inconsistente que sea la calumnia. En efecto, en este apartado de nuestra Plataforma, decimos del Parlamento: "La única función que puede asumir, y que explica su pervivencia, es la de mistificar. A partir de ese momento, se acaba toda posibilidad de que el proletariado lo utilice de alguna manera. En efecto, no puede conseguir reformas que se han vuelto imposibles a través de un órgano que ha perdido toda función política efectiva. En un momento en que su tarea fundamental consiste en la destrucción de todas las instituciones del Estado burgués y, por tanto, del Parlamento, en que debe establecer su propia dictadura sobre las ruinas del sufragio universal y otros vestigios de la sociedad burguesa, su participación en las instituciones parlamentarias y electorales tiene como resultado, cualesquiera que sean las intenciones de quienes la preconizan, insuflar una apariencia de vida a estas instituciones moribundas" (punto 8 de la plataforma de la CCI. Mistificación parlamentaria y electoral).

B.- ¿El papel del capitalismo de Estado reducido a las necesidades económicas inmediatas del capitalismo?

El GIGC escribe: "Es lamentable que este pasaje no haga más explícito el vínculo entre el capitalismo de Estado y las necesidades de la guerra imperialista generalizada, lo que tiende a reducir el fenómeno del capitalismo de Estado únicamente a las necesidades económicas inmediatas, cuando es ante todo una respuesta política contra el proletariado y para las necesidades de la guerra imperialista"[10].

Contrariamente a lo que afirma el GIGC, este punto de la plataforma de la CCI no reduce en absoluto el papel del capitalismo de Estado a las "necesidades económicas inmediatas", sino que tiene en cuenta todas las contradicciones a las que se enfrenta el capitalismo: "En la decadencia capitalista, la tendencia general al capitalismo de Estado es uno de los rasgos dominantes de la vida social. En este período, cada capital nacional, privado de toda base de desarrollo poderoso, condenado a una aguda competencia imperialista, se ve obligado a organizarse de la manera más eficaz para, en el plano exterior, hacer frente a sus rivales económica y militarmente y, en el plano interior, hacer frente a una exacerbación creciente de las contradicciones sociales. La única fuerza de la sociedad capaz de asumir las tareas que esto impone es el Estado" (segundo párrafo del punto 4 de la plataforma, titulado "Capitalismo de Estado"). El GIGC contaba sin duda con la credulidad de los lectores ante sus truculentas “críticas” y con su desconocimiento de las auténticas posiciones del CCI para hacer tragar otra mentira.

C.- ¿Una defensa demasiado tímida de la constitución de la Internacional Comunista como partido mundial del proletariado?

El punto 15 de nuestra plataforma sobre "La dictadura del proletariado" reafirma la necesidad de "la destrucción completa del Estado capitalista [y el uso por el proletariado de] su propia violencia revolucionaria de clase" pero, según el GIGC, este punto "ignora completamente el papel del partido - ¡la palabra partido no se utiliza ni una sola vez en este punto!- (...) Es cierto que el partido se menciona como tal, formalmente, abstractamente, de hecho al revés: "la organización de los revolucionarios cuya forma más avanzada es el partido (...); se puede hablar entonces de partido para designar la organización de esta vanguardia (...); el carácter mundial y centralizado de la revolución proletaria confiere al partido...". Pero en ninguna parte se menciona el papel y la función del partido como vanguardia política y dirección del proletariado"[11].

En realidad, y contrariamente a estas afirmaciones engañosas, la CCI no minimiza en absoluto el papel fundamental desempeñado por el partido en el éxito de la revolución rusa (la única revolución victoriosa), como tampoco minimiza el papel que el futuro partido estará llamado a desempeñar en la próxima revolución. Así lo atestiguan los numerosos artículos de diversos panfletos que hemos dedicado a esta cuestión, y que el GIGC se cuida de ignorar aunque es perfectamente consciente de su existencia. Entre ellos figuran:

D.- ¿Pasarían los sindicatos mecánica y fatalmente al campo de la burguesía únicamente por razones económicas?

Citando nuestra plataforma: "Los sindicatos se han vuelto inoperantes porque "el capitalismo deja de ser capaz de conceder reformas y mejoras a favor de la clase obrera", el GIGC comenta:” Una vez más, la explicación mecánica y economicista 'o reformas o imposibilidad de reformas' vuelve a fundar el hecho, correcto y que compartimos, de que los sindicatos se han convertido en "auténticos defensores del capitalismo, agencias del Estado burgués en el medio obrero (...) por la tendencia inexorable del Estado del periodo de decadencia a absorber todas las estructuras de la sociedad. " En consecuencia, y en la medida en que el paso de los sindicatos al campo burgués habría sido mecánicamente fatal sólo desde el punto de vista económico, y no el resultado de una confrontación de clases condicionada por el paso al nuevo período histórico, se descuida y se rechaza la lucha que las minorías comunistas libraron desde 1918 hasta, aproximadamente, la 2ª Guerra Mundial en los sindicatos"[12]

El GIGC atribuye a la CCI la idea de que los sindicatos se han pasado mecánicamente al lado de la burguesía. La CCI utiliza el término "ineluctablemente" y no "mecánicamente". Por otra parte, el GIGC introduce la idea de que "el paso de los sindicatos al campo de la burguesía fue el producto de un equilibrio de fuerzas, entre la burguesía y el proletariado, jugado en el seno de estos organismos”. La única interpretación posible de este paso es que la clase obrera habría podido mantener los sindicatos como arma en su lucha ¡luchando dentro de ellos!

Esta es típicamente la posición oportunista defendida por la Internacional Comunista en degeneración y que ha inspirado, e inspira aún hoy, a todas las variedades del izquierdismo[13]. De hecho, las únicas luchas realmente "inspiradoras" para el proletariado en relación con la cuestión sindical son las que han puesto en tela de juicio esta institución como medio de lucha de clases, como ocurrió en particular durante la revolución en Alemania. Esto es totalmente coherente con el análisis defendido por la CCI en el punto 7 de su plataforma: “Al entrar en su fase decadente, el capitalismo pierde toda capacidad para acordar mejoras y reformas a favor de la clase obrera. Habiendo perdido toda posibilidad de ejercer su función inicial de defensores eficaces de los intereses proletarios y confrontados a una situación histórica donde solamente está a la orden del día la abolición del salariado, y por tanto su propia desaparición, los sindicatos se han transformado, como condición de su propia supervivencia, en auténticos defensores del capitalismo, en agentes del estado burgués en el medio obrero evolución que ha sido fuertemente favorecida por la tendencia inexorable del estado en el periodo decadente a absorber todas las estructuras de la sociedad”.

¿Qué batallas habrían permitido -según el GIGC- preservar, aunque fuera momentáneamente, el sindicato como instrumento del proletariado para defender sus intereses, durante el período que va de 1918 a la Segunda Guerra Mundial? El GIGC sólo menciona una de ellas, y vale la pena detenerse en ella, sobre todo porque es un intento más de enturbiar las aguas en lo que respecta a la posición de la Izquierda Comunista de Francia sobre la cuestión sindical.

III.- La GIGC rehace la historia destruyendo pistas

Esto lo hace especialmente deformando la filiación de la Izquierda Comunista, la propia historia de la CCI y la contribución de nuestro camarada Marc Chiric.

A.- Una mentira de grandes proporciones sobre la posición de la Izquierda Comunista de Francia (GCF) sobre la cuestión sindical

El GIGC cita Internationalisme, la revista de la GCF (Gauche Communiste de France): "Debemos también combatir las tendencias que, partiendo del hecho de la existencia de una burocracia sindical extremadamente fuerte, formando una capa reaccionaria con intereses homogéneos opuestos a los intereses de clase del proletariado y a la revolución proletaria, afirman que las organizaciones sindicales están obsoletas como instrumentos de lucha anticapitalista. La fracción sindical comunista está formada por todos los militantes de la organización comunista que pertenecen al mismo sindicato" (Resolución sobre la cuestión sindical). ¿Qué prueba este pasaje en relación con el problema que nos ocupa, a saber, la naturaleza de clase de los sindicatos en decadencia? Absolutamente nada, salvo que había confusión en el seno del Internacionalisme sobre la cuestión sindical.

Pero la deshonestidad sin tapujos del GIGC se aprecia claramente cuando oculta a sus lectores una realidad que tira por tierra sus “razonamientos”, en este caso el hecho de que en aquel momento se estaba produciendo un debate en el seno de la GCF sobre la naturaleza de los sindicatos, que desembocó en el siguiente análisis: "Los sindicatos están hoy completamente integrados en el Estado, son un apéndice del Estado con la función de conseguir que la clase obrera acepte las medidas de explotación y empeoramiento de sus condiciones de miseria. Los recientes movimientos huelguísticos han demostrado que este medio clásico de lucha obrera ha dejado de ser el arma exclusiva del proletariado, ha perdido su carácter absolutamente de clase y puede ser utilizado también como medio de maniobra por una fracción política capitalista contra otra, por un bloque imperialista contra otro y, en última instancia, en interés general del capitalismo".("Problemas actuales del movimiento revolucionario internacional" - Internacionalismo nº 18 - febrero de 1947).

B.- Mentiras sobre la actitud de la CCI en las luchas de frente a los sindicatos

El GIGC saluda hipócritamente a lo que llama la "CCI histórica" por haber sido finalmente capaz de comprender la verdadera naturaleza de los sindicatos: "debemos saludar la capacidad de la CCI histórica de comprender claramente que los sindicatos se han convertido en órganos de pleno derecho del Estado burgués y, al menos en los años 80, de extraer todas las consecuencias de ello en lo que se refiere a su intervención en las luchas reales de clase". Hipócrita y mendazmente, porque, como vimos antes, fue Internationalisme quien se encargó de aportar importantes aclaraciones en relación con Bilan sobre la cuestión sindical.

¿Por qué esta necesidad de alabar la intervención de la CCI en los años 80, que estaba "Lejos de esperar una lucha pura liberada de los sindicatos por la gracia del Espíritu Santo"? Por dos razones:

  1. Para escupir sobre la intervención de la CCI de años posteriores caracterizada implícitamente por la expectativa de "una lucha pura liberada de los sindicatos por la gracia del Espíritu Santo", que durante dos décadas "ha preferido entregarse al fetiche de la autoorganización y del asamblearismo, en nombre de verdaderas asambleas liberadas de los sindicatos, para enmascarar su derrotismo"[14] El mitómano lo soñó, y se hizo realidad bajo su odiosa pluma. La CCI nunca ha abandonado ni despreciado ninguna lucha de la clase obrera, y el hecho de denunciar, como hemos hecho, ciertas caricaturas de "asambleas generales" convocadas habitualmente por los sindicatos en las empresas no es en absoluto sinónimo de deserción, sino que constituye, por el contrario, un momento de denuncia del resultado del sabotaje y la omnipresencia sindicales. Contrariamente a la idea que el GIGC trata de inculcar, desde las luchas de los años 80 la CCI nunca ha negado la necesidad fundamental de la lucha de clases, dondequiera que se exprese, cualesquiera que sean sus fuerzas y debilidades. Esto, una vez más, es coherente con la importancia que la CCI atribuye a las luchas de defensa inmediata de la clase obrera para el desarrollo de la lucha de clases, que el GIGC también trató de ocultar mediante las críticas fraudulentas que destacamos anteriormente.
  2. Reescribir la historia de la CCI en los años 80 atribuyéndole posiciones que nunca fueron las suyas, sino las del BIPR de la época: "entonces [la CCI] comprendió plenamente que los grupos comunistas de vanguardia y el partido debían estar a la cabeza de la lucha política contra las desviaciones y sabotajes sindicales y de izquierda y por la dirección política de las luchas obreras”. Sólo un mitómano con el aplomo del GIGC es capaz de soltar semejante disparate. La CCI nunca se ha considerado a sí misma como un partido (o un partido en miniatura), sino como un grupo político con una "función similar a la de una fracción", encargado de trabajar por la fundación del futuro partido, constituyendo al mismo tiempo un puente con él. Del mismo modo, siempre se mostró crítico con el concepto del BIPR de "grupos internacionalistas de fábrica", considerados como correas de transmisión del partido en el seno de la clase obrera. Entonces como ahora, la CCI siempre ha luchado para que la clase obrera se organice en asambleas generales con el fin de tomar su lucha en sus propias manos y extenderla, y siempre ha combatido la acción de los sindicatos destinada a sabotear tales iniciativas de la clase obrera.

C.- Mentiras en la explicación de otra mentira lanzada contra nosotros: la supuesta renuncia de la CCI a combatir los sindicatos

El GIGC afirma haber contribuido a "la reivindicación y la defensa de la lucha contra el consejismo en los años 80 que la CCI dirigía entonces"[15].No es imposible que en aquella época participaran algunos de los militantes que se convertirían en matones de la FICCI. Por otra parte, también se afirma que la CCI había "rechazado esta [lucha] desde entonces"[16] ¿Por qué lanza el GIGC semejante mentira? Posiblemente para quedar bien con la TCI, cuyo predecesor, el BIPR, había justificado su sabotaje de las conferencias de la Izquierda Comunista de los años 70 por el supuesto "consejismo" de la CCI[17].

El GIGC es incapaz de probar de hecho esta supuesta renuncia de la CCI a la lucha contra el consejismo, pero nos da una explicación de la "renuncia" en cuestión. Según el GIGC, la causa residía en "la ruptura orgánica entre la Izquierda Comunista en Francia y la CCI": "la ruptura orgánica con las fracciones de la Izquierda Comunista surgidas de la Internacional Comunista (IC), en su caso con la Izquierda Comunista en Francia (GCF) y más ampliamente con la llamada Izquierda Italiana, no podía ser superada por la mera presencia de Marc Chirik, miembro de la fracción italiana a partir de 1938, y después del GCF"[18].

Esta ruptura orgánica constituía en efecto un serio hándicap que la presencia de nuestro camarada Marc Chirik permitió afortunadamente reducir, en particular mediante la lucha contra el consejismo, más precisamente el centrismo frente al consejismo en nuestro seno[19]. La clarificación y la homogeneización que tuvieron lugar en nuestra organización en aquella ocasión permitieron a la CCI armarse contra el peligro del consejismo, cuya influencia en una parte de los jóvenes ha contribuido a su difícil politización. Por otra parte, hay un ámbito en el que la mera presencia de nuestro camarada MC no bastó para superar las debilidades ligadas a la ruptura de la continuidad orgánica, y es el de la militancia revolucionaria, que no puede prescindir de la práctica, incluso si, también en este caso, nuestro camarada MC hizo todo lo posible por transmitir las enseñanzas de su propia experiencia.

Esta debilidad en el seno de la CCI se reflejó en actitudes y planteamientos que formaban parte del espíritu de círculo criticado con razón por Lenin en el II Congreso del POSDR y al que contrapuso el espíritu de partido. Pero peor que el espíritu del círculo es la putrefacción de éste en un clanismo nihilista, y la degeneración de aquél en la peor variedad de parasitismo, dispuesto a tratar de infligir el máximo daño a la organización cuando ésta se defiende contra las acciones y el comportamiento de los matones. La FICCI, madre del GIGC, fue la peor encarnación de este enfoque que hizo mucho daño en la CCI.

D.- La GIGC inventa en todas las piezas una supuesta “contribución positiva” del BIPR a la clarificación dentro de la CCI

No negamos la capacidad de una discusión con otros grupos proletarios de contribuir a la clarificación en nuestro seno. Sin embargo, se trata aquí de una nueva invención de la GIGC totalmente imposible desde el punto de vista cronológico.

En un artículo reciente dirigido a la TCI[20], la GIGC evoca un “debate contradictorio que el PCINT -Battaglia Communista y la CCI habían desarrollado al final de los años 70 alrededor de la cuestión del curso histórico”. La CCI habría reconocido entonces “la justeza de la crítica de BC a su posición del curso a la revolución”, la cual “hacía de la revolución una vía totalmente abierta e ineluctable”.

¿Memoria de elefante o se trata de una fabulación de la GIGC? No dice nada de en qué momento tal debate se ha producido. Para dar más consistencia a esta “historia”, la GIGC añade “gracias a esta crítica la cual CCI habría reconocido su justeza, la CCI habría cambiado – precisado y definido el “curso” como “curso hacia enfrentamientos de clase masivos decisivos”.

Una vez más, debemos dejar las cosas claras frente a las mentiras del GIGC. Es cierto que, en nuestro texto sobre El curso histórico[21], adoptado por el Tercer Congreso de la CCI en 1979, hablamos de un "curso hacia la revolución", pero ya en este documento básico, la CCI de ninguna manera "hizo de la revolución un camino abierto e inevitable", puesto que está escrito: "Nuestra perspectiva no prevé la inevitabilidad de la revolución. No somos charlatanes y sabemos muy bien, a diferencia de ciertos revolucionarios fatalistas, que la revolución comunista no es 'tan cierta como si ya hubiera tenido lugar'. Pero, cualquiera que sea el resultado final de estas batallas, que la burguesía tratará de escalonar para infligir a la clase una serie de derrotas parciales como preludio de su derrota final, el capitalismo ya no puede, a partir de ahora, imponer su propia respuesta a la crisis de sus relaciones de producción sin enfrentarse directamente al proletariado."

Y fue precisamente para evitar cualquier ambigüedad por lo que, a principios de los años 80, sustituimos la frase "curso hacia la revolución" por "curso hacia enfrentamientos de clase decisivos". No tenemos conocimiento de ninguna controversia sobre este tema entre la CCI y el BC antes de que cambiáramos nuestra redacción. Es perfectamente cierto que hubo una crítica del BC/CWO a nuestro análisis titulado "La CCI y el curso histórico: un método erróneo". Pero tuvo lugar en 1987, varios años después, por lo que no puede haber sido la "crítica constructiva reconocida como tal por la CCI". Además, la crítica del BIPR al análisis de la CCI no se refería a la manera de calificar el curso histórico, sino a la noción misma de curso histórico[22].

Cabe preguntarse por qué el GIGC querría revisar la historia de este modo. La respuesta a la pregunta queda esbozada cuando añade: "gran parte de las críticas que Battaglia Comunista hizo en su momento eran correctas, nosotros retomamos el concepto y, esperamos, el método que debe acompañarlo, el método que los camaradas de la TCI siempre han juzgado y tachado de idealista"[23][19]. Así pues, el GIGC expresó su acuerdo con la TCI y rindió homenaje a su método. Si el GIGC no hubiera sido un grupo parasitario de la peor especie, le habríamos interrogado sobre su cambio de posición cuando, en el momento de los hechos, seguía criticando con la CCI el materialismo vulgar de la TCI. Ahora le hace la pelota descaradamente.

Y ese es el significado más profundo de su intento de demoler la plataforma de la CCI. Se trata de reforzar su actitud de adulador de la TCI para atraerse aún más sus buenas gracias. Se trata de una cuestión existencial para el GIGC: para asegurar su legitimidad y quedar limpio de sus mentiras y canalladas, necesita el respaldo de una organización histórica de la izquierda comunista. En cuanto se constituyó el FICCI, éste declaró que el BIPR constituía ahora la fuerza decisiva para la constitución del futuro partido mundial del proletariado. Más tarde, rechazó el análisis del periodo actual como el de la descomposición del capitalismo y el análisis del fenómeno del parasitismo político, dos análisis que sus miembros compartían desde hacía más de una década pero que el BIPR rechazaba (y sigue rechazando la TCI). Hoy en día, el GIGC necesita reavivar la llama de su idilio con la TCI (sobre todo después de un pequeño desencuentro con esta organización[24]]) y para ello qué mejor que retomar las críticas del BIPR sobre el supuesto "consejismo de la CCI", "descubrir" las principales aportaciones del BIPR y del PCInt a su “clarificación” sobre la cuestión del partido y, recientemente, acoger con entusiasmo la iniciativa de la TCI a favor de los comités NWBCW[25]

(CCI (08 / 08/ 2023)

 

 

 

[3] http://www.igcl.org/Premiers-commentaires-et-debats . Revolución o Guerra n° 20. Esta brillante caracterización es el producto de un "trabajo" de relectura crítica de la plataforma de la CCI expuesta en el artículo http://www.igcl.org/Prise-de-position-sur-la-671 .Revolución o Guerra n° 18. Volveremos sobre este "trabajo" en detalle próximamente.

[4] http://www.igcl.org/Prise-de-position-sur-la-671Revolución o Guerra n° 18.Irónicamente, en apoyo de este juicio, el GIGC cita la carta de Engel a Joseph Bloch del 22 de septiembre de 1890: "La situación económica es la base, pero los diversos elementos de la superestructura :las formas políticas de la lucha de clases y sus resultados (...), las formas jurídicas, e incluso los reflejos de todas estas luchas reales en el cerebro de los participantes (... ) también influyen en el curso de las luchas históricas y, en muchos casos, determinan predominantemente su forma". Se trata de una cita que la CCI ha asumido plenamente y utilizado en varias ocasiones, en particular contra la visión materialista vulgar que comparten las corrientes surgidas del Partito Comunista Internazionalista (PCInt) fundado en 1945 (la corriente "bordiguista" y la corriente representada hoy por la Tendance Communiste Internationaliste). Pero el GIGC se cuida de no criticar al PCInt en este sentido, ya que su actitud permanente hacia él ha sido la de lameculos.

[5] A este respecto, nuestras posiciones de base -que figuran en el reverso de todas nuestras publicaciones- subrayan que "La CCI pretende ser así el resultado de las aportaciones sucesivas (...) de las fracciones de izquierda surgidas en los años 20 y 30 de la degeneración de la III Internacional, en particular de las izquierdas alemana, neerlandesa e italiana". El GIGC comenta este pasaje como sigue: "Veremos que, al final, el espíritu de síntesis dejaba poco espacio a la izquierda italiana y mucho a la izquierda germano-holandesa". Esto es una mentira escandalosa. Desde su fundación, la CCI ha reivindicado explícitamente su afiliación política a la Gauche Communiste de France (GCF), que, a su vez, aunque adoptaba ciertas posiciones de la Izquierda germano-holandesa, reivindicaba su afiliación fundamental a la Fracción de Izquierda italiana. Es lo que recordábamos a finales de los años 90 en la presentación de nuestro folleto La Gauche communiste de France: "... es importante subrayar que el estudio de los esfuerzos encaminados a constituir una corriente de la Izquierda comunista en Francia pone claramente de relieve la participación preponderante de la Izquierda comunista italiana en estos esfuerzos, así como su método. Nunca se insistirá bastante en el método defendido durante este período por la Izquierda italiana (...) ... mientras que la propia Fracción italiana, agotada, abandonó la lucha que había librado durante casi 18 años declarando su autodisolución en mayo de 1945, fue la Fracción francesa de la Izquierda comunista, fundada en diciembre de 1944 y rebautizada posteriormente Izquierda comunista de Francia, la que recogió la antorcha política de la Fracción italiana.". Y en ningún momento la CCI ha abandonado esta filiación política. Así, en nuestro artículo publicado tres décadas después de la fundación de la CCI (Treinta años de la CCI : Apropiarse del pasado para construir el futuro | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org), escribíamos: "Si bien reivindicamos las contribuciones de las distintas fracciones de izquierda de la Internacional Comunista, en la cuestión de la construcción de la organización nos referimos más particularmente a las concepciones de la Fracción de Izquierda del Partido Comunista de Italia, en particular tal como se expresaron en la revista Bilan durante los años 1930". Del mismo modo, en nuestro artículo de 2006, La izquierda comunista y la continuidad del marxismo | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org), destacamos muy claramente la contribución fundamental de la izquierda comunista italiana a la definición política de la CCI: "las contribuciones teóricas de la izquierda comunista italiana -que más tarde incluyó fracciones en Bélgica, Francia y México- fueron inmensas y completamente insustituibles. En su análisis de la degeneración de la revolución rusa -que nunca puso en duda el carácter proletario de 1917-; en su investigación sobre los problemas del futuro período de transición; en sus trabajos sobre la crisis económica y los fundamentos de la decadencia del capitalismo; en su denuncia de la posición de la Internacional Comunista de apoyo a las luchas de "liberación nacional" ; en su elaboración de la teoría del partido y de la fracción; en su implacable pero fraternal polémica con otras corrientes políticas proletarias; en éste y en muchos otros campos, la Izquierda italiana ha cumplido sin duda la tarea que se había impuesto de desarrollar las bases programáticas de las organizaciones proletarias del futuro".

[7] Este cambio de postura es, cuando menos, cómico por parte de quienes pretendían ser los "mejores defensores de las posiciones de la CCI" cuando intentaban hundirla desde dentro. Además, deberían precisar a qué plataforma de 1945 se refieren. La adoptada por la conferencia del PCInt de 1945-46 había sido redactada por Bordiga, que ni siquiera era miembro del Partito, documento que fue objeto de críticas muy severas por parte del PCInt en 1974, ya que afirmaba que el documento había sido aceptado en 1945 "como una contribución bastante personal para el debate del futuro congreso" y "reconocido como incompatible con las firmes posiciones adoptadas ahora por el partido sobre problemas más importantes, y [que] (...)el documento siempre ha sido considerado como una contribución al debate y no como una plataforma de facto". El problema era que se había adoptado por unanimidad (incluido Damen, principal dirigente del PCInt hasta su muerte en octubre de 1979) y que se había publicado externamente como base para la afiliación al Partito. Quizás los falsificadores del GIGC se refieran al documento redactado en 1944 por Damen y considerado como un "esbozo de programa". Por tanto, deben avalar formulaciones como "nuestro partido, que no subestima la influencia de los demás partidos de masas, es el defensor del frente único", una política de la Internacional Comunista durante su deriva oportunista y a la que se había opuesto la izquierda italiana desde principios de los años veinte. Para el lector que desee saber más sobre la vida del PCInt durante los años 40, ofrecemos una referencia crítica al respecto publicada en la revista Internationalisme, publicación de la Gauche communiste de France, Le deuxième congrès du parti communiste internationaliste (Internationalisme n°36, julio de 1948); así como referencias a polémicas escritas por la CCI: Polémica: hacia los orígenes de la CCI y del BIPR, I - La Fracción italiana y la Izquierda comunista de Francia | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org); Polémica: hacia los orígenes de la CCI y del BIPR, II - La formación del Partito comunista internazionalista | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org).

[20] Prise de position de la TCI sur les thèses (TCI) / Dans l’attente d’une réponse de notre part. Révolution ou Guerre n° 21

[24] El GIGC se dio cuenta de que tenía menos éxito que el TCI con los nuevos elementos que se acercaban a la Izquierda Comunista, y no pudo evitar criticar al TCI: "han surgido nuevas fuerzas comunistas de las que Nuevo Curso es expresión y factor, enfrentando así directamente a los grupos históricos de la Izquierda Comunista partidista con su responsabilidad histórica ante esta nueva dinámica y ante la cual la Tendencia Comunista Internacionalista, principal organización de este campo, ha empezado a encerrarse en una actitud, o en unos reflejos, relativamente sectarios hacia nosotros e inmediatistas respecto a estas nuevas fuerzas", o "la TCI, aunque orgánicamente ligada al PC italiano y a la Izquierda Comunista italiana, está bajo el peso de un relativo informalismo, personalismo e individualismo, y por tanto del espíritu del círculo". Estas citas reproducidas en nuestro artículo El aventurero Gaizka tiene los defensores que se merece: los matones del GIGC | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) están tomadas del Rapport d'activités de la 2e Réunion générale du GIGC.Revolución o Guerra n°12

[25] Y hay que decir que la TCI no es insensible a las campañas de seducción de la GIGC. Desde la creación de la FICCI en 2001, el predecesor de la TCI, el BIPR, ha mostrado una gran benevolencia hacia ella; una actitud que, en general, no ha flaqueado en las últimas dos décadas, y que se manifestó de nuevo recientemente cuando la TCI se apoyó, para la organización de una reunión pública en París del grupo NWBCW, en dos miembros fundadores de la FICCI, Juan y Olivier, expulsados de la CCI en 2003 por chivatos. Es necesario recordar al TCI la fábula de Esopo titulada El cuervo y la zorra: "Un cuervo, tras robar un trozo de carne, se posó en un árbol. Un zorro lo vio y, queriendo apoderarse de la carne, se puso delante de él y alabó sus elegantes proporciones y su belleza, añadiendo que nadie estaba mejor preparado que él para ser el rey de los pájaros, y que seguramente habría llegado a serlo si hubiera tenido voz. El cuervo, queriendo demostrarle que a él tampoco le faltaba voz, soltó la carne y lanzó un fuerte grito. El zorro se abalanzó sobre él y, apoderándose del bocado, le dijo: "Oh cuervo, si tú también tuvieras juicio, nada te faltaría para convertirte en el rey de las aves". Esta fábula es una lección para tontos".

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