Disputa entre “Révolution Permanente" y “Lutte Ouvriere”: Dos variantes trotskistas de un mismo nacionalismo

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Hace unos meses surgió una nueva polémica entre los dos grupos trotskistas, Revolución Permanente (RP), con origen en el NPA, y Lutte Ouvrière (LO), en torno a la cuestión palestina. Esta disputa se centra sobre todo en lo que cada una de estas organizaciones considera la posición internacionalista más clara frente a la barbarie del conflicto de Medio Oriente, con RP acusando a LO de poner espalda con espalda al Estado de Israel y a Hamás y de negarse a “elegir un campo militar”. Incluso si estos dos grupos trotskistas afirman defender el internacionalismo proletario y la perspectiva revolucionaria comunista, la realidad es bastante diferente: como miembros eminentes de la extrema izquierda del capital, siguen siendo los más feroces defensores del nacionalismo palestino de manera más o menos insidiosa, siempre apoyando a un campo imperialista contra otro detrás de una palabrería retorcida.
En los conflictos bélicos en los que la clase obrera es reclutada como carne de cañón y masacrada como tal por miles, políticamente equivocada en los países involucrados, su enfoque es siempre el mismo: todo este intercambio llevado a cabo en el llamado debate de clarificación no es más que un discurso burgués donde todos quieren ser el “campeón” más radical de la defensa del pueblo y de la causa nacional palestina. Y esto en nombre del “derecho de los pueblos a la autodeterminación”, en nombre del “derecho de los oprimidos a responder al opresor imperialista”, principios considerados emancipadores y trampolines para una perspectiva llamada revolucionaria: “el hecho de poner el nacionalismo de los opresores y el de los oprimidos uno detrás del otro es un error político. Esto equivale a no comprender que el sentimiento nacional, antiimperialista y/o anticolonial de un pueblo oprimido tiene un contenido progresista y liberador (aunque sea limitado)” (RP, septiembre de 2023).
A pesar de sus bellos discursos y sus falsificadas referencias a Marx, Lenin e incluso a Trotsky, el terreno nacionalista no tiene absolutamente nada de proletario y, en la fase de decadencia del sistema capitalista, el “contenido progresista” de las aventuras bélicas “de un pueblo oprimido” siempre ha sido reaccionario y bárbaro en la práctica. El mantenimiento de un discurso confuso y ambiguo no es otra cosa que la contribución de estas organizaciones, en todas sus formas más o menos radicales, a la barbarie guerrera misma, ¡el llamado a elegir un campo imperialista contra otro!

Un internacionalismo de pacotilla
Esta disputa es introducida por RP criticando a LO por tener una “posición bordiguista” considerada globalmente como una posición política invariante, incapaz de analizar la evolución real de las relaciones de fuerza imperialistas: las posiciones serían “justas” en general, pero “no tomarían en cuenta la situación actual”. RP defiende la idea de que existen principios internacionalistas, ciertamente, pero de geometría variable, que deben defenderse en el marco de un “principio de la realidad”, de una política del mal menor, ¡adaptada a las circunstancias!
Esta referencia al bordiguismo  no es, sin embargo, insignificante. Busca vincular la ideología trotskista, aunque sea de forma crítica, a una auténtica e histórica tradición internacionalista del movimiento obrero que no traicionó al proletariado durante la Guerra Civil en España ni durante la Guerra Mundial. Esto, a diferencia de los trotskistas que se regodearon en el antifascismo y se hundieron en apoyar al campo imperialista aliado detrás del Estado estalinista ruso. ¡El objetivo de este argumento es claramente venenoso! De hecho, es sólo un engaño destinado a disfrazar la verdadera defensa de los principios internacionalistas por parte de los grupos existentes de la Izquierda Comunista, como la corriente bordiguista o la CCI.
Cualesquiera que sean las críticas, incluso importantes, que la CCI pueda dirigir a la corriente bordiguista y a los grupos que la componen, esta corriente ha permanecido en el campo del proletariado y en el de la Izquierda Comunista desde que denunció el carácter imperialista de la Segunda Guerra Mundial, negándose a elegir entre la barbarie del campo antifascista y la del Eje.
RP y LO muestran importantes declaraciones internacionalistas: “las organizaciones revolucionarias buscan analizar en los conflictos qué campos están presentes y dónde, en última instancia, se ubican los intereses del proletariado internacional en tal o cual enfrentamiento armado. ¿Qué resultado podría ser el más favorable o, por el contrario, el opuesto al horizonte revolucionario?” (RP, noviembre de 2024). Pero su comercio nacionalista nunca está lejos. Para Révolution Permanente: “Tomar partido por un bando político sin posicionarse a favor de un bando militar es como esconderse detrás del dedo meñique”. “En el caso de un conflicto que enfrenta a un beligerante imperialista (…) y a pueblos colonizados o países semicoloniales, (…) bajo el yugo del imperialismo, los revolucionarios se colocan en el “campo militar” de estos últimos”. “Nos guste o no, Hamas no es Daesh y es, militarmente, la principal organización de resistencia nacional palestina al Estado de Israel”…
Es en nombre de la perspectiva revolucionaria que estos sargentos reclutadores tienen el descaro de defender su política de masacres más descarada: “Esta carrera bélica y precipitada, cada vez más destructiva, podría abrir una brecha para la entrada en escena de las masas populares de la región, sobre un terreno social, político y militar, dependiendo de los diferentes teatros y podría cambiar la dinámica del conflicto (…). Una victoria o un avance del campo palestino podría allanar el camino para un proceso revolucionario en la región”.
Este exceso bélico y nacionalista lleva a LO a tomar un poco más de distancia de su propia defensa de la causa palestina, criticando el “abandono del internacionalismo” por parte de RP. Pero nada funciona: la lógica nacionalista se filtra por todos los poros. Lo que no deja de recordarle RP, que considera, con pesar, que durante la guerra de 1973 LO había elegido claramente un bando. Es cierto que el aparente y falso radicalismo de LO respecto al conflicto palestino-israelí es sólo un escaparate ya que, en otras ocasiones, LO nunca ha dudado en defender posiciones abiertamente nacionalistas (Camboya, Vietnam, Cuba, Irak…).
Es entonces un rápido reflejo de LO volver a pronunciarnos su viscoso discurso después de haber cultivado maravillosamente las ambigüedades: “Como comunistas revolucionarios, nos solidarizamos con los palestinos, los libaneses y todos los pueblos víctimas de la violencia del imperialismo y del Estado de Israel que sirve como su brazo armado en el Medio Oriente. En la guerra que libra, deseamos la derrota militar del Estado de Israel” (LO, septiembre de 2024). ¡Así que aquí tenéis las cosas puestas en su sitio! Cualquiera que sea la mayor o menor radicalidad de los discursos de Lutte Ouvriere o de Révolution Permanente, ¡su internacionalismo es un farol, un engaño auténticamente burgués!
Pero lejos de llevar a burlarnos de esta fanfarronería, de estos discursos a veces retorcidos para justificar lo injustificable, persistimos en pensar que representan sobre todo una trampa importante para la politización de quienes buscan comprender lo que realmente representan las guerras en el caos imperialista de la actualidad y cómo oponerse a él. Para los trotskistas, está claro: de una forma u otra, deben participar y elegir un campo: “Por eso hemos elegido un campo, pero que es ante todo un campo político: nos solidarizamos incondicionalmente con el pueblo palestino de frente a la opresión que sufre” (LO, septiembre de 2024).
Es este el significado de su intervención para responder y pudrir el pensamiento de la clase trabajadora en torno a las masacres de Hamás y el Tsahal. RP y LO finalmente compartieron el trabajo sucio: mientras RP fracasaba en el apoyo “crítico” a los bárbaros de Hamás, LO asumió un apoyo más retorcido al decir “enarbolen la bandera roja, la de la clase trabajadora internacional y no la bandera nacional palestina, a diferencia de RP”. Por unanimidad, estas dos organizaciones lamentaron que las manifestaciones pro palestinas “sólo involucraron a una fracción muy minoritaria de la juventud, particularmente en Francia, donde nunca alcanzaron un nivel de movilización comparable al de los EEUU”. (LO, septiembre de 2024)
Estas movilizaciones son una trampa destinada a explotar la dificultad de la clase obrera y de sus generaciones más jóvenes para comprender, detrás de los conflictos bélicos, la gravedad de la situación de descomposición y caos del capitalismo. Pero la falta de movilización detrás de las banderas nacionalistas palestinas es también una señal de que la joven generación trabajadora de los países centrales, a pesar de todas sus confusiones, no está dispuesta a alistarse en una zona de guerra, se niega a ir y ser reclutada a carnicerías cada vez más sangrientas e irracionales contrarias a sus intereses. Para gran consternación del trotskismo…
Stopio, 5 de enero de 2025
 

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Defensa del Internacionalismo Proletario.