Nuevo acto de delación por parte del GIGC: Llamamiento a la solidaridad revolucionaria y a la defensa de los principios proletarios

Printer-friendly version

El Grupo Internacional de la Izquierda Comunista (GIGC) ha vuelto a hacer de chivato. En su último boletín, y bajo el título «Contra el individualismo y el espíritu de círculo 2.0 de los años 2020», afirma: «la práctica de las reuniones por vídeo tiende desgraciadamente a sustituir a las reuniones físicas. Por el contrario, no tenemos nada en contra de la organización de video encuentros entre camaradas aislados, sobre todo a nivel internacional, que no pueden reunirse en el mismo lugar. En cambio, el hecho de que los militantes tiendan a no hacer ya el esfuerzo, o incluso a considerarlo superfluo, de desplazarse y participar en reuniones físicas, o ’cara a cara’, como las llaman los responsables de las empresas, es un retroceso en relación con una conquista y un principio de organización del movimiento obrero». Y este pasaje remite a una nota a pie de página: «Sabemos, por ejemplo, que la CCI ya no celebra reuniones locales, aunque tenga varios miembros en la misma ciudad. Celebra reuniones «transversales», «reuniendo» a miembros de diferentes lugares, que quedan así aislados de sus camaradas con los que se supone que deben intervenir en caso de luchas laborales o de otro tipo, pero permanecen cómodamente en sus casas. Los criterios de envío de los miembros a una u otra red de vídeo sólo pueden ser arbitrarios y personalizados. Un remake moderno de la bolchevización ‘zinovievista’ de los partidos comunistas a principios de los años 20, que sustituyó las reuniones de las secciones territoriales o locales por la creación de células de empresa, y que la izquierda italiana denunció enérgicamente».

¡Aquí tenemos al GIGC informando públicamente al Estado y a todas las fuerzas policiales del mundo sobre cómo la CCI organiza sus reuniones internas! Para eso está este grupo: para vigilar a la CCI con el fin de publicar en su página web toda la información posible sobre nuestra organización y sus militantes.

Recordemos que el GIGC[1] o su antecesora la llamada «Fraction Interne du CCI» (Fracción Interna de la CCI, FICCI) ya han divulgado públicamente:

  • la fecha de una conferencia que nuestra sección iba a celebrar en México, a la que asistirían militantes de otros países. Este repugnante acto de facilitar la labor represiva del Estado burgués es más despreciable si cabe puesto que sus miembros sabían perfectamente que algunos de nuestros camaradas de México ya habían sido, en el pasado, víctimas de la represión y que algunos se habían visto obligados a huir de sus países de origen.
  • las iniciales reales de uno de nuestros camaradas con la precisión de que era el autor de tal o cual texto dado su «estilo» (lo cual es un indicio interesante para los servicios policiales).
  • e incluso, de forma regular, ¡extractos de nuestros boletines internos!

Pero el lector atento habrá notado dos palabritas salidas de la pluma del GIGC que, de hecho, se inspiran directamente en las técnicas policiales: «sabemos» ...

«Sabemos, por ejemplo, que la CCI...». Es el colmo del cinismo del grupo. Quieren demostrarnos que saben, que conocen lo que pasa en la CCI, que lo saben porque tienen un informador, un soplón, un topo. Con ello quiere sembrar la sospecha en nuestras filas, destilar el veneno de la desconfianza.

Desde su creación, cada vez que el GIGC consigue sacar de las cloacas una «primicia» sobre la vida interna de la CCI, la pregona a pleno pulmón. En 2014, en el segundo número de su publicación, el GIGC incluyó extractos de nuestros boletines internos, jactándose de haber aprovechado una «filtración» (como ellos dicen). Y, para colmo, subrayaron en una nota a pie de página: «Nos hemos comprometido a no revelar públicamente cómo y quién nos ha enviado los boletines internos de la CCI. No obstante, podemos asegurar que la 'fuente' está libre de toda sospecha de pertenecer a la policía o a otros servicios».

En su último boletín, el CIGC prosigue su trabajo, de nuevo en una nota a pie de página: «Los boletines internos de la CCI contienen numerosas contribuciones sobre el tema. Sería sin duda útil reunirlas y publicarlas algún día».

Víctor Serge, en su libro Lo que todo revolucionario debe saber de la represión[2], muestra claramente que la difusión de la sospecha y la calumnia son armas preferida del Estado burgués para destruir las organizaciones revolucionarias: «la confianza en el partido es el cemento de toda fuerza revolucionaria [...] ¡Los enemigos de la acción, los cobardes, los atrincherados, los oportunistas recogen de buena gana sus armas en las alcantarillas! Utilizan la sospecha y la calumnia para desacreditar a los revolucionarios [...]. Este mal (la sospecha entre nosotros) sólo puede ser contenido mediante un gran esfuerzo de voluntad». El GIGC ha utilizado exactamente los mismos métodos que empleó la GPU, la policía política de Stalin, para destruir desde dentro el movimiento trotskista de los años 1930. La CCI no caerá en esa trampa.

Pero al hacerlo, el GIGC no sólo está atacando a nuestra organización, sino que está fomentando el uso de hábitos propios de matones y soplones, se salta la proscripción del “chivatazo”, y gangrena así a todo el medio proletario. Peor aún, ¡el GIGC comete todos estos crímenes en nombre de la izquierda comunista! Por eso llamamos a todas las organizaciones revolucionarias, a todas las minorías, a todos los individuos que quieren defender sinceramente la revolución proletaria y sus principios, a denunciar públicamente estos actos de delación.

Sólo la mayor firmeza política en los principios, la más fuerte solidaridad entre revolucionarios, puede constituir un dique frente a esta inmundicia.

 

CCI

 

[1] El GIGC nació en 2013 de la fusión de esta FICCI con el grupo Klasbatalo de Montreal.

 

Vida de la CCI: 

Corrientes políticas y referencias: 

Cuestiones teóricas: 

Rubric: 

Parasitismo