Enviado por Accion Proletaria el
El pasado mes de julio, se divulgó información según la cual a finales de mayo de 2023, el grupo Perspective Internationaliste (Perspectiva Internacionalista) y el Forum pour la Gauche Communiste Internationaliste ‘Controverses’ (Foro por la Izquierda Comunista Internacionalista ‘Controversias’)1 habían organizado una “conferencia” en Bruselas, reuniendo a una veintena de participantes, individuos o representantes de grupos políticos que, según los organizadores, pertenecían a la “Izquierda Internacionalista” o incluso al “comunismo de izquierda”. Esta reunión se celebró de forma casi clandestina/secreta, sobre la base de invitaciones confidenciales y una selección de los participantes realizada por los organizadores “estrictamente por razones financieras” (el argumento es muy obvio). Eso se parece mucho a una reunión de conspiradores, pero ¿una conspiración contra quién y con qué fin?
Desde su fundación y en línea con la política de la Izquierda Comunista, la CCI siempre ha abogado ferozmente por el debate entre los grupos revolucionarios con vistas a confrontar y clarificar sus posiciones o para adoptar posiciones comunes frente al desarrollo de la lucha de clases: “Con sus medios aún modestos, la CCI ha abordado la larga y difícil tarea de reagrupamiento de los revolucionarios a escala mundial en torno a un programa claro y coherente. Dando la espalda al monolitismo de las sectas, llama a los comunistas de todos los países a tomar conciencia de las inmensas responsabilidades que les incumben, a abandonar las falsas querellas que los oponen y a superar las falsas divisiones que les impone el viejo mundo [...]. Como la fracción más consciente de la clase, los comunistas tienen el deber de mostrar el camino haciendo suya la consigna: REVOLUCIONARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS”2.
La formación misma de la CCI, en particular a raíz de una propuesta del grupo Internationalism (Internacionalismo) de Estados Unidos en 1972, de crear una correspondencia internacional, fue el producto de un largo proceso de confrontación política abierta entre diversos grupos sobre cuestiones centrales para el desarrollo de la lucha proletaria. Posteriormente, el papel impulsor desempeñado por la CCI en la organización y la celebración de conferencias de grupos de la Izquierda Comunista, convocadas por el grupo Battaglia Comunista (Batalla Comunista) en los años 1978-1980, o recientemente en la publicación de una “Declaración conjunta de los grupos de la Izquierda Comunista Internacional sobre la guerra en Ucrania” en 2022, dan testimonio de la importancia que la CCI concede al debate entre revolucionarios.
Sin embargo, para la CCI, siempre ha sido fundamental que estas discusiones se desarrollen de manera pública, a partir de una base política común clara de posiciones de clase entre las organizaciones invitadas y de objetivos anunciados bien establecidos, con el fin de contribuir al desarrollo de la conciencia de clase: “La vida de los grupos revolucionarios, sus discusiones y sus desacuerdos forman parte del proceso de toma de conciencia que se desarrolla en el seno de la clase obrera; por eso estamos radicalmente en contra de toda política de ‘discusiones ocultas’ o de ‘acuerdos secretos’”.3
Esta reunión de Bruselas no sólo se organizó “en secreto”, sino que además carecía de la menor ambición militante. Si hubo una “convergencia de objetivos” (como dijeron los organizadores) entre los participantes, no fue ciertamente la de tomar posición como militantes revolucionarios sobre los retos cruciales a los que se enfrenta la clase obrera: no hubo ninguna declaración conjunta por parte de estos pretendidos “internacionalistas” para tomar posición sobre un acontecimiento histórico importante como la guerra en Ucrania, la destrucción y la crisis climática o la desestabilización económica. En la cumbre de Davos a principios de 2023, ¡la burguesía fue más clara y explícita que ellos! Ninguna toma deposición tampoco sobre la reciente oleada de luchas y sus perspectivas ¿Cómo es posible que elementos que se proclaman “comunistas” guarden silencio sobre los retos del momento? Para la CCI, la preocupación militante es un componente ineludible de una conferencia de comunistas, en la medida en que en ella se busca siempre una mayor comprensión de la situación mundial, de la crisis en la que está hundido el capitalismo mundial y de sus perspectivas desde el punto de vista de clase del proletariado, así como de las tareas que ello implica para los grupos revolucionarios.
¿Y la dinámica de los debates? Se nos dice que los participantes se reunieron “para hablar y escucharse” y que “fueron expuestos a diferentes ideas”. Sin embargo, no se publicó ningún texto conjunto antes de la conferencia para anunciar y preparar sus objetivos ni después para presentar el fruto de sus trabajos. Para los revolucionarios, la profundización de las posiciones es un proceso vivo que implica una discusión franca de las posiciones y la confrontación política de los desacuerdos, en la medida en que esta dinámica forma parte del proceso de toma de conciencia que se desarrolla en el seno de la clase obrera. La mera yuxtaposición de análisis rimbombantes en la reunión de Bruselas, así como el evitar conscientemente cualquier confrontación de posiciones, revelan que no fue más que una feria de posiciones, un mercado de palabrería donde cada cual cultiva su discurso, uno de esos coloquios académicos de monos eruditos, haciendo gárgaras de “teoría”. En resumen, era lo contrario de la tradición de confrontación política reivindicada por la Izquierda Comunista con el objetivo de clarificar las posiciones políticas y los retos de la lucha de clases.
En realidad, una confrontación política fructífera sólo es posible si las bases políticas del encuentro son coherentes y claras. Para la CCI, si bien existe “la necesidad fundamental de un trabajo de reagrupamiento”, también advierte contra toda precipitación. Debemos excluir cualquier reagrupamiento sobre bases sentimentales e insistir en la coherencia indispensable de las posiciones programáticas como primera condición para el reagrupamiento”.4 Ahora bien, la base común de la reunión, vagamente definida como “una resistencia, un cuestionamiento crítico permanente fundamental del Modo de Producción Capitalista”, sólo puede conducir a la mayor confusión y al desacuerdo más profundo sobre el marco de comprensión para determinar la situación en la que se encuentra el capitalismo (¿en decadencia o no? ¿y desde cuándo?), una cuestión central para defender las orientaciones para el combate proletario, así como sobre la situación y las potencialidades de la clase obrera y sobre todo sobre su modo de organización. En cuanto a esta última cuestión, la importancia de los revolucionarios, de su papel y de su organización fueron totalmente escamoteados durante esta reunión.
Sin embargo, si se examina más de cerca, hay una base común entre la mayoría de los participantes, que sin duda prefieren mantener en la sombra: se trata de su convicción de que el marxismo y las lecciones de los combates de la Izquierda Comunista de los últimos cien años son obsoletos y deben ser “complementados”, o incluso “superados” recurriendo a diversas teorías anarco-consejistas, modernistas o ecologistas radicales. Por eso se autodenominan “pro-revolucionarios”, considerándose una especie de “fraternidad para la propagación de la revolución” y no ya como militantes y organizaciones fruto de la lucha histórica de la clase obrera. En consecuencia, su objetivo no declarado pero real es tirar por la borda las lecciones de los últimos 55 años de luchas obreras y los resultados de cien años de lucha de la Izquierda Comunista Internacionalista, y poner en tela de juicio los logros organizativos de ésta: la concepción militante de la organización política comunista como producto del combate histórico del proletariado y como vanguardia política en la lucha, favoreciendo, por el contrario, una visión de un círculo de intelectuales reflexionando sobre el futuro de la humanidad y soñando con tener un impacto revolucionario en éste.
En resumen, esta reunión constituyó una “conspiración” destinada a desacreditar y devaluar las posiciones y los combate de la Izquierda Comunista Internacionalista, para remplazar sus “obsoletas” adquisiciones políticas y organizativas a través del engaño teórico y la defensa organizacional del cada uno por su propio interés en un supuesto polo “pro-revolucionario”. En la perspectiva de tal “revisionismo” destructor, no fue en absoluto por un olvido o por “una falta de espacio” o incluso por falta de “financiación”, como sugieren, que los promotores no invitaron a la CCI a esta conferencia. Al contrario, lo hicieron deliberada y conscientemente: se trataba de evitar la confrontación política que inevitablemente habría buscado la CCI a través de la denuncia del engaño, en la medida en que el objetivo prioritario de esta conferencia “Potemkin”, en el que esencialmente coinciden plenamente la mayoría de los participantes, no era el clarificar y profundizar las posiciones, sino al contrario, presentar un falso comunismo de izquierdas, desplegar un agudo anzuelo que sirva sobre todo para atrapar a los que buscan una perspectiva revolucionaria y de esta menara participar en el establecimiento de un “cordón sanitario” para impedir que se unan a las posiciones de la Izquierda Comunista y en particular de la CCI. Este engaño es lo contrario de un instrumento para el combate proletario; es una barrera destinada a impedir el desarrollo y el fortalecimiento de las vanguardias revolucionarias.
CCI, 15 de septiembre de 2023.
1En Español Archives - Internationalist Perspective y Controversias (leftcommunism.org).
2Manifiesto del Primer Congreso de la CCI | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org)
3Rencontre internationale convoquée par le PCI-Battaglia Comunista , Revue internationale n° 10, 1977.
4Ibid.