Enviado por CCI Online el
Publicamos a continuación una serie de cuatro artículos traducidos del idioma turco por los camaradas de Enternasyonalist Komünist Sol (EKS – que en español se traduce como Izquierda Comunista Internacionalista -), dedicados a la reciente huelga de Türk Telecom. Los lectores recordarán que ya habíamos publicado, en nuestra website en inglés, un artículo de esta serie, concretamente el titulado “Victoria en Türk Telecom”, que aborda un balance final de la huelga que durante 44 días sostuvieron los 26 mil trabajadores de esta compañía y que acabaron obteniendo un aumento salarial del 10%. Ahora podemos, por fin, publicar la serie completa de artículos publicados por EKS sobre esta lucha. El primero de ellos fue escrito al principio de la huelga para analizar las fuerzas en presencia mientras el segundo, como decimos, se redactó, al final de una lucha que se considera como una victoria de los trabajadores.
Los artículos siguientes se publicaron como parte de un debate que se abrió en las propias filas de EKS sobre el verdadero significado de la finalización de la lucha. El camarada Temel sostiene que, pese a las apariencias, la lucha ha representado una derrota. El camarada Devrim le responde defendiendo la valoración original y critica algunas afirmaciones de Temel para concluir que, aún considerando sus debilidades, la lucha ha supuesto una victoria tanto en lo económico como en lo político.
Pensamos sinceramente que la discusión que se expresa en estos artículos es un debate importante para el proletariado en su conjunto. No sólo porque aborda criterios generales para comprender cuando podemos decir que una lucha ha significado una victoria y cuando no, sino que lo hace a partir de un cuadro de análisis general que debería llamar la atención de trabajadores y comunistas de todo el mundo. Para la mayoría de los trabajadores de las principales concentraciones obreras del planeta la guerra imperialista representa una especie de telón de fondo general de nuestras vidas - que nos recuerda día tras día la tremenda mentira de esa supuesta era de “paz y prosperidad” que nos anunciaron tras la caída del bloque del Este – pero no es una circunstancia que module cotidianamente nuestra existencia. Para los trabajadores turcos, en cambio, la cuestión de la guerra y la postura que hay que adoptar ante ella es de lo más candente, puesto que la burguesía turca está llevando a cabo, desde los años 80, una guerra más o menos permanente contra su propia población kurda. La operación militar autorizada en 2007 no ha sido en modo alguno la primera incursión del ejército turco en el norte de Irak (Kurdistán). Es más, a diferencia de lo que sucede con los soldados estadounidenses o británicos desplegados en la guerra de Irak, las tropas turcas proceden en gran parte del servicio militar obligatorio, por lo que el horror y la brutalidad de guerra representa un trauma cotidiano para los trabajadores cuyos hijos, hermanos, padres o esposos se encuentran matando y muriendo en esta guerra de la que tan poco se informa (véase el informe de EKS sobre la invasión e Irak, publicada igualmente en nuestra website en inglés). La actitud de los proletarios turcos en lucha es pues de la mayor importancia para los trabajadores y los comunistas de todo el mundo. De ahí que, para contribuir precisamente al debate, queramos añadir algunos comentarios a los argumentos contenidos en los diferentes artículos.
El compañero Temel se pregunta «… si se daba el clima necesario para el desarrollo de una lucha en Telekom». Esta cuestión es totalmente pertinente pues los revolucionarios deben tener una comprensión de la relación de fuerzas entre las dos clases, es decir si los trabajadores están en una posición de fuerza o de debilidad frente a los capitalistas, cuando se desencadena la lucha. Lo que se discute en este debate es precisamente como calibrar la fuerza con que contaban los trabajadores:
- Se dice que la huelga «no había sido suficientemente preparada con anterioridad». Pero como se le responde a Temel: ¿Cómo podemos llevara a cabo tal preparación previa en el capitalismo decadente cuando los sindicatos – las únicas organizaciones verdaderamente permanentes entre los trabajadores – están en realidad del lado del patrón? Temel no avanza más en cómo podría llevarse a cabo esa preparación de la lucha. Por nuestra parte compartimos más, en líneas generales, lo que contesta Devrim sobre esta cuestión, aunque queremos señalar que quizás exista un cierta subestimación de las posibilidades reales de la situación actual, en el que, y es un fenómeno de alcance internacional, crece la desconfianza de la clase obrera en los sindicatos y, en muchas luchas, acaban surgiendo pequeños grupos de trabajadores descontentos con los sindicatos y que se aprestan a preparar por sí mismos y con mayor efectividad la próxima lucha. Durante la década de los años 80 estas tentativas dieron lugar, al menos en los países occidentales, a lo que se llamaron “Comités de lucha” surgidos en diferentes centros de trabajo y donde los trabajadores más avanzados y más conscientes llevaban a cabo discusiones para sacar lecciones de las luchas pasadas y preparar la intervención militante de estos militantes obreros en las asambleas de las luchas siguientes. Este tipo de “preparación” es desde luego perfectamente posible en el momento actual. Es más pensamos que impulsar e incluso tomar parte en la creación de tales agrupamientos de militantes obreros constituye una parte importante de la intervención de los revolucionarios en esas situaciones.
- Se dice que los trabajadores «apenas consiguieron el 10%». Es cierto que frente a una inflación del 9’7% en 2007 (según estadísticas internacionales), un 10% de aumento no es mucho. Es desde luego mucho más que nada, que es lo que habrían obtenido si no hubiesen luchado, o que el 4% que se les ofreció inicialmente, teniendo en cuenta sobre todo que estamos en un período de acentuación de la crisis económica.
Estas cuestiones son problemas comunes a las que hoy se plantean en muchas otras luchas que surgen en los países industrializados. Lo descollante, al menos para nosotros, es la reacción de los trabajadores de Telekom ante la guerra. No se trata de abrir un falso debate. Es verdad es que los trabajadores de Telecom no opusieron directamente a la guerra. Desde nuestro punto de vista eso solo hubiera sido posible tras alcanzar un grado de combatividad y de conciencia que aún no existe hoy. Hemos de tener en cuenta lo que supondría para las masas obreras una lucha consciente contra las operaciones militares del Estado. Eso significaría que los obreros estarían poniendo en cuestión la dominación de la burguesía y eso sólo puede suceder ante una situación revolucionaria o pre-revolucionaria, pues eso plantea abiertamente la cuestión del poder. En la situación actual de Turquía, la cuestión reside en realidad en comprobar si los obreros están dispuestos o no a sacrificar la lucha por defender sus propios intereses en aras a las necesidades de la maquinaria de guerra de la burguesía. Estamos completamente de acuerdo con lo que se le responde a Temel: «Si se hubiera producido una vuelta espontánea de los trabajadores a sus puestos de trabajo en consideración a la necesidad de mantener el sistema de Telecom en tiempos de guerra, eso habría representado un absoluto desastre. Pero eso no sucedió. Lo que verdad pasó es que los trabajadores mantuvieron la huelga a pesar de las descalificaciones que les lanzaban los “media” así como diferentes representantes de la clase política que les acusaban de actuar en contra de los intereses de la nación. Y eso es digno de elogio».
Que los trabajadores continúen defendiendo sus intereses de clase a pesar de las frenéticas campañas de los medios de comunicación de la burguesía no basta, por sí mismo, para detener la guerra. Es cierto que el ejército turco invadió finalmente el Kurdistán. Pero también es innegable que actúa como un freno para un estallido generalizado de la guerra imperialista. Constituye además la base para el desarrollo de una conciencia más profunda en el seno del proletariado del antagonismo existente entre los intereses de la nación burguesa y los suyos propios.
Finalmente, queremos expresar nuestro acuerdo y nuestra más sincera felicitación con el tono y el clima en el que se ha desarrollado este debate por parte de los camaradas del EKS. Como se dice en uno de los textos: «las discusiones de los verdaderas problemas a los que hacen frente los trabajadores en las luchas, sólo pueden ayudar al desarrollo de las organizaciones comunistas». A lo que añadiríamos que esas discusiones contribuyen, más en general, al desarrollo de la propia conciencia del proletariado en su conjunto.
CCI
La Lucha en Türk Telecom
La verdadera cuestión política en la Turquía de hoy
La lucha que actualmente mantienen 26 mil trabajadores de la empresa de telecomunicaciones Türk Telekom pone de manifiesto los verdaderos problemas a los que se enfrenta hoya la clase obrera en Turquía. Mientras que el Gobierno trata de focalizar la atención sobre el referéndum y su guerra permanente en el Sudeste; la clase obrera ha planteado con toda claridad que la cuestión más acuciante son los salarios.
Frente a esta cuestión, también los representantes de la burguesía han dejado clara su postura. Paul Doany, mandamás de Türk Telekom declaraba tajantemente: «Que ningún empleado espere un aumento superior a la inflación». Pero para los trabajadores que sus salarios crezcan por debajo de la inflación significa simplemente recorte salarial.
La cuestión central hoy es si los trabajadores logran organizarse y unirse para intentar detener la oleada de continuos ataques a sus condiciones de vida que llevan sufriendo los diez últimos años. Eso es lo más importante hoy para los comunistas y para todos los trabajadores.
Desde todos lados llueven calumnias contra los trabajadores
No hay que esperar de la prensa burguesa otra cosa que no sean ataques a los trabajadores. Aún hoy siguen dando la matraca con historias como la de la lamentable muerte de Aysel Tosun(1). Una de las cosas más chocantes es ver como sus comentaristas políticos se rasgan las vestiduras por una muerte mientras apoyan con todo entusiasmo los preparativos para la guerra en el Sudeste.
Pero lo que quizás sí sorprenda a los trabajadores de Türk Telekom es lo que han dicho “sus” líderes sindicales. A Ali Akçan, presidente de Haber- Is(2), le faltó tiempo para sumarse a la Patronal para condenar los actos de sabotaje de los trabajadores: «Es una infamia. Nuestro sindicato no tiene nada que ver con esos incidentes. Que se encuentre a los causantes y castiguémosles luego juntos». Apenas habían transcurrido unos pocos días de huelga y ya andaban los sindicatos declarando su predisposición a actuar junto a la policía y contra los militantes obreros. Para nosotros, en cambio, la cosa está clara: apoyamos las luchas de la clase obrera en defensa de sus condiciones de vida y si para ello hay que cortar unos cuantos cables de teléfono pues se cortan. Quién corre a unirse a los patronos para condenar a los trabajadores demuestra de qué lado está.
¿De parte de quién están los sindicatos?
Pero ¿hemos de sorprendernos de esa actitud de “nuestros” dirigentes sindicales? Después de un año de conversaciones la única propuesta de los miembros del KESK(3) ha sido un día “sin trabajo”. Los sindicatos demuestran que su papel es promover la paz social y la sumisión a los explotadores. Al poner fin a la huelga en la THY(4), Salih Kiliç declaró «Me siento honrado por poner mi firma en este convenio». Por su parte Oguz Satici, presidente del Consejo de Exportadores de Turquía, reflejaba con toda precisión el punto de vista de los capitalistas: «La inteligencia y la razón han ganado. Ha sido lo mejor para Turquía». Nosotros decimos, en cambio, que tras una década de aceptar sacrificios, ya basta de que los trabajadores antepongan los intereses de Turquía a sus propias condiciones de existencia. Cuando los patronos dicen “Es lo mejor para Turquía”, quieren decir en realidad: “Es lo mejor para la burguesía turca”. Y eso supone machacar a los trabajadores. Quien se siente “honrado” por firmar tales acuerdos demuestra ser un enemigo de clase de los trabajadores.
¿Qué debemos hacer?
Si los trabajadores no pueden creer a sus “propios” sindicatos ¿en quién pueden confiar? La respuesta se parece al viejo proverbio de los nacionalistas. El único amigo de un trabajador es otro trabajador. Los trabajadores de Telekom deben formar comités para tomar el control de sus propias luchas y evitar dejarlas en manos de los sindicatos que se sentirán “honrados” por dejarles vendidos ante los explotadores. Muchos otros trabajadores en Turquía están deseando entrar en lucha. Los empleados de THY, así como los del sector público, han mostrado desde principios de año su predisposición a la lucha. Hoy la referencia de los trabajadores de Telekom está merecidamente en las mentes de todo el proletariado turco. Les incumbe pues no sólo a ellos, sino a todos los trabajadores, que estos compañeros no se queden solos. Nosotros manifestamos nuestro apoyo a los obreros de Telekom, y proclamamos que todos los trabajadores deben luchar, en todos las empresas y sectores, contra los recortes salariales.
Devrim
Victoria de los trabajadores de Türk Telekom
El siguiente artículo redactado por los camaradas de Enternasyonalist Komünist Sol (EKS) informando de una huelga muy importante que estaba teniendo lugar en Türk Telekom fue publicado originalmente en nuestra website en inglés en Diciembre de 2007. Lo republicamos ahora en el contexto del debate que ha tenido lugar en EKS a propósito del significado de esta lucha. Pero más allá de la importancia en sí de esta lucha y de las lecciones que de ella se puedan sacar, lo más destacable, como acertadamente subrayan los camaradas de EKS, es la trascendencia de un lucha mantenida en el contexto de un asfixiante clima de nacionalismo belicista, en la que se ha podido distinguir claramente el terreno patriotero del líder del sindicato Haber-Is, del terreno de la defensa decidida por parte de los trabajadores de sus condiciones de vida. La defensa de la nación y los intereses de los trabajadores son totalmente incompatibles.
CCI
La huelga masiva de los más de 26 mil trabajadores de Türk Telekom se ha acabado y tras 44 días, los obreros han vuelto al trabajo. Las más de 1’1 millones de jornadas de trabajo perdidas la convierten en la huelga obrera más importante de la historia de Turquía desde las luchas de la minería en 1991. Es el momento de sacar lecciones de esta experiencia.
Lo más importante que podemos aprender es que los trabajadores sí podemos defender nuestras condiciones de vida mediante la lucha. La oferta inicial de la empresa (un 4%) estaba muy por debajo incluso de las previsiones oficiales de inflación para este año (un 7’7%), por lo que suponía un drástico recorte salarial para sus trabajadores.
De ahí que pueda decirse que la consecución de un 10% para este año y de un 6’5% más la inflación para el siguiente constituye una auténtica victoria para los trabajadores. Poco después, bastó que los empleados de THY amenazaran lanzarse a la lucha para que también se les concediera una aumento del 10%. Con ello se pone de manifiesto una cuestión crucial: la única forma de proteger los salarios de las dentelladas de la inflación es a través de la acción masiva y unida.
Esto debe servir de ejemplo y acicate a los demás trabajadores y sobre todo a los empleados del sector público a quien el gobierno ha ofrecido un insultante 2% + 2%. Todo incremento de los sueldos que sea inferior a la inflación supone un verdadero recorte salarial. Y dado que, en gran medida, el sector público es el más importante del país, y que una gran mayoría de familias obreras tienen un miembro que trabaja para el Estado, no cabe duda que una victoria en este sector sería una victoria para todos los trabajadores de Turquía.
La segunda lección se refiere a los compañeros que han sido acusados de actos de sabotaje. Es muy positivo que todos los obreros despedidos durante la huelga hayan sido finalmente readmitidos. Pero a quienes se ha acusado de actos de sabotaje se les impide volver al trabajo hasta que no quede acreditada su inocencia. A diferencia de lo que dicen la empresa, los periódicos al servicio de la burguesía y los sindicatos, nosotros nos negamos a condenar a trabajadores que luchan en defensa de sus condiciones de existencia. Es sumamente importante que estos compañeros no queden ahora olvidados y que todos los trabajadores de Türk Telekom sigan discutiendo que hacer si estos trabajadores resultan finalmente condenados por sabotaje y despedidos.
Otra cuestión. La supuesta traición de los huelguistas. Ali Akcan, el jefe de Haber-Is proclamó en seguida que los trabajadores no podían ser considerados “traidores”, y que, si el país lo necesitaba para la guerra, no vacilarían en “cumplir con su deber”. Pero nosotros pensamos, por el contrario, que hace demasiado tiempo que los obreros de este país han puesto los intereses de la nación por encima de sus propias necesidades. La clase obrera ha pagado el estado de guerra en el Sudeste no sólo con años de inflación y austeridad, sino también con la sangre de sus propios hijos. Ya es hora de poner por delante los intereses de los trabajadores.
Y por último una enseñanza que implica al conjunto de la clase obrera. Los trabajadores de Türk Telekom han luchado aislados. Es verdad que se enviaron piquetes a los centros de trabajo, pero los oficinistas de las PTT seguían trabajando. Si la reivindicación de los trabajadores de Telekom - la defensa de los salarios frente a la inflación -, era algo que incumbe a toda la clase obrera, los sindicatos se han dedicado en cambio a encerrar a los trabajadores cada uno en su sector. Y si los obreros de Telekom consiguieron un 10% de aumento ¿Qué habrían logrado si se hubieran unido los compañeros de PTT? ¿Qué habrían podido obtener si se hubieran sumado a la lucha los trabajadores del sector público? Es necesario que los trabajadores eviten quedar aislados cada uno en su sector y establecer, en cambio, lazos de unión con el resto de la clase obrera. Si los trabajadores de Telekom se hubieran dirigido directamente a sus hermanos de PTT, y si les hubieran apelado a unirse a la lucha, la victoria habría sido no sólo más importante sino también más rápida.
La inflación no va a desaparecer. Ya incluso el propio banco central ha revisado al alza las previsiones. Por ello no sólo los trabajadores del sector público deberán luchar para defender sus salarios de las amenazas de recortes. Los propios obreros de Telekom habrán de volver al combate a corto o a medio plazo para defender la victoria obtenida en esta lucha. Y luchar juntos es la mejor forma de hacerlo.
EKS
Telekom: autopsia de una lucha
Cuando los capitalistas turcos se despertaron el pasado 28 de Noviembre comprobaron que las cosas no iban como solían hacerlo. Las líneas telefónicas de la Bolsa de Estambul no funcionaban debido a un accidente en un edificio en construcción. Pero debido a la huelga de los trabajadores de la Telekom turca no pudieron enviar ningún técnico por lo que la sesión bursátil no pudo ni iniciarse. Esto enfureció enormemente a Ali Bahçucav, el presidente de la entidad que agrupa a los inversores bursátiles, es decir un representante del capital especulativo, que lanzó un duro y significativo exabrupto a los gestores de Telekom: «o solucionáis el problema o Telekom debe volver a ser nacionalizada». Por que si el grupo Oger(1) demostraba su incapacidad para hacer frente a estos problemas ¿Qué pasará en el futuro cuando tenga que hacer frente a los “serios problemas” del área de la “defensa”? De esa forma el resto de facciones de la burguesía turca presionaba a los dueños de Telekom dada, además, la importancia de este sector. Y como resultado de ello, lo que antes eran desacuerdos “insuperables” y reivindicaciones sindicales “inalcanzables”, se reconvirtieron en un acuerdo en el que, en versión del propio dirigente sindical, «no hubo vencedores ni vencidos», y en la que, por supuesto, actúo como mediador el Ministro de Comunicaciones. Tras largas negociaciones, los dueños de Telekom mostraron su reconocimiento a dicho ministro que, a su vez, felicitaba a los burócratas sindicales. Y ¿después qué? El diario “Hurriyet”(2) informaba el 30 de Noviembre que: «Tras el acuerdo alcanzado en las negociaciones, el Ministro de Comunicaciones (Binali Yildirim), el presidente de Turk-Is (Salih Kilic), Ali Akcan dirigente de Haber-Is así como el consejero del Comité de dirección de Türk Telekom (Paul Donay) se marcharon a comer juntos al Restaurante Beykoz».
¿Dónde estaba el problema?
Tenemos que tener siempre en cuenta que cuando los periódicos, los sindicatos o los burócratas del capital se ven en dificultades, tratan de reducir los problemas a una montaña de cifras y porcentajes procedentes de elaboradas estadísticas, confiando en que todo esto resulte incomprensible para los trabajadores. Durante la lucha de Telekom asistimos una vez más a esa pantomima. En la 7ª ronda de negociaciones, los sindicatos y el grupo Oger habían llegado a un acuerdo sobre cerca de 20 reivindicaciones y discrepaban en algo así como 90. Según los sindicatos, las diferencias estribaban, sobre todo, en la flexibilidad de la jornada, la subcontratación y las diferencias salariales entre obreros afiliados y no afiliados a los sindicatos. Estos explicaban estas dificultades como el resultado de una “agresión” del capitalismo internacional y extranjero. Pero analizándolo más a fondo el problema se ve mucho más simple. Turk-Is(3) ha sido siempre un sindicato que ha reflejado las divisiones existentes entre la clase dominante, entre el bloque en el poder y el sector más importante de la oposición burguesa. Esto se ve muy bien examinando el cambio que se ha producido en la dirección de Turk- Is, en el que una mayoría se ha decantado por apoyar al AKP en el gobierno, mientras la minoría se ha acercado a las tesis de la oposición nacionalista. Antes de este cambio en la dirección había tenido lugar una conferencia general de la confederación sindical en la que los sindicatos de la “oposición”, es decir Haber-Is(4), Petrol-Is, y algún otro, se dedicaron a acusar a los sindicatos proclives al AKP de “sumisión”. Así pues el trasfondo de las negociaciones en Telekom podría interpretarse como un ajuste de cuentas con los burócratas de los sindicatos nacionalistas.
No es de extrañar que la fracción sindical más proclive al AKP haya tomado las riendas la lucha de Telekom. En realidad los sindicatos alineados con la oposición (Haber-Is, Petrol-Is, Gida-Is(5)) están implantados sobre todo en empresas o sectores que o están privatizados o están próximos a serlo. Y, cuando no, se trata de sectores de desarrollo reciente como es el caso de Novamed. En el primer caso, los sindicatos se enfrentan al peligro de perder la posición que disfrutaban en el Estado. En Telekom se ha visto como la patronal ofrece algunos incentivos a los trabajadores que se desligan de los sindicatos, para tratar de liquidar el tradicional sindicalismo estatal. En el segundo caso los sindicatos de Turk-Is pugnan por implantarse, y para ello desafían, al menos en parte, la política gubernamental de bajos costes laborales en las zonas de libre comercio.
Así viendo en peligro su propia supervivencia, algunos sindicatos de la Turk-Is tratan de responder presionando al Estado con huelgas y movilizaciones. Esta estrategia puede entenderse mejor analizando la propia historia de Turk-Is.
Turk-Is: una abominación creada por el capitalismo de Estado
y el imperialismo norteamericano
Desde sus orígenes como confederación sindical Turk-Is fue terreno de disputa política entre el DP (Partido Democrático(6)) y el CHP (el Partido Republicano del Pueblo). Conquistar Turk-Is equivalía a tener el control de la clase obrera, por lo que la fracción de la burguesía que tenía la mayoría en el parlamento acababa haciéndose con el poder en Turk-Is. Y también por ello Turk-Is asumía el rol del más sólido caballo de Troya del que pudiera disponer la ideología burguesa dominante en las filas de la clase obrera. Y es que Turk-Is fue especialmente creada para ello, y ¡solo para ello!, por parte del imperialismo norteamericano, para lo que se inspiró en el modelo de la AFL-CIO estadounidense. Incluso los más recalcitrantes “antiimperialistas” que conforman hoy el ala nacionalista de Turk-Is, siempre reconocieron esto en el pasado, aunque hoy las cosas hayan cambiado desde luego.
Todo esto demuestra que Türk-Is se constituyó con el objeto de manipular el movimiento obrero que se desarrollaba en los años 1950 tras la contrarrevolución que se abatía desde finales de los años 1920. El conflicto imperialista bipolar llamado Guerra Fría, que se desató desde el final de la Segunda Guerra Mundial, exigía la existencia de países satélites conformados de una forma estatalista. Eso se hizo en nombre del “socialismo” en el caso de Rusia y sus satélites, mientras que en el caso de los estados dominados por USA se hacía invocando la “democracia”. Estos cambios forzaron al Estado turco en los años 50 a adoptar un ropaje “democrático y occidental” para hacer frente a la URSS. Y esta necesidad de adaptación se hizo también extensiva a los sindicatos. A mediados de los años 50, las necesidades de la burguesía y el Estado impusieron la creación de un aparato como Turk-Is, para sustituir el anticuado discurso rayano en la ideología del corporativismo fascista - basado en la intragable patraña de que el Estado representaba a todas las clases o incluso que las clases no existían en Turquía-, por el modelo clásico occidental que incluía las consabidas “libertad de expresión” y “de organización”, y el inicio de una legislación que regulaba los sindicatos y las huelgas. Sin embargo, irónicamente, fue en este período en el que se produjo la mayor y más rápida expansión de los sindicatos, en el que el derecho a la huelga resultó más severamente restringido y se cambiaron las normas de “arbitraje” para tratar de aumentar la legitimidad del Estado ante los obreros.
Todo esto dio lugar a Turk-Is y a los sindicatos que lo integran. La confederación sindical nació pues como pieza capital de la nueva, “democrática”, y anticomunista Turquía, integrada en el bloque imperialista norteamericano. Después, Turk-Is se ha convertido en un leal perro guardián contra la Izquierda estalinista y los sindicatos controlados por ella, como instrumento en el conflicto imperialista e instrumento central del sabotaje de las luchas obreras. Sin ser el único ejemplo, la actuación de Turk-Is durante el golpe de Estado de 1980, constituye una patente demostración de lo que decimos. Durante el golpe, Turk-Is, apoyó efectivamente a la Junta, e incluso el presidente del sindicato llegó a ser reclamado para que fuera el Ministro de Trabajo del gobierno provisional instituido por los militares. Esta situación se prolongó hasta la llamada “normalización” de finales de los años 80, precisamente con el resurgimiento de discrepancias entre las diferentes fracciones de la burguesía. A partir de entonces Turk-Is empezó a perder muy rápidamente su posición de privilegio. Como un ingrato amo que cuida a su perro guardián cuando se siente atemorizado pero que lo echa a patadas cuando se le pasa el susto, el Estado turco se desentendió de Turk-Is. En aquel momento la clase obrera había sido sangrientamente batida, y asistíamos al debilitamiento en todo el mundo, de las tendencias políticas que se proclamaban como “socialistas” así como del propio imperialismo ruso. Todo esto junto a otrsp factores llevó a Türk-Is a una posición casi marginal.
Por ello Türk-Is se ve obligada no sólo a mantener apaciguada a la clase obrera, tal y como dictan los intereses del Estado, pero también a recuperar su status en el seno del Estado y su legitimidad en las filas de la burguesía. Para ello se ha dedicado a encabezar una oposición “democrática” que intenta demostrar su fuerza ante el Estado exhibiendo su capacidad de convocatoria de los trabajadores. Las tácticas empleadas por Türk-Is en la huelga de Telekom recuerdan esas estrategias. Por supuesto tales tácticas se convirtieron en inefectivas frente al desarrollo de la ofensiva obrera de finales de los años 80, cuando Türk-Is se desprestigio a los ojos de la burguesía, pero esto excede desde luego los límites de este artículo. Lo que sí queremos dejar claro es que hace tiempo que Türk-Is emplea, ante situaciones en que se siente arrinconada, la táctica de presionar a ciertas fracciones de la burguesía con movilizaciones de los trabajadores, y que estas no llevan al proletariado a ningún lado.
Pero ¿Qué han sacado los trabajadores?
Es verdad que no podemos sacar las verdaderas lecciones de las luchas si las examinamos únicamente desde la óptica de la burguesía y de sus instrumentos en el seno del proletariado. Pero la huelga de los trabajadores de Telekom tiene una gran importancia no solo para los trabajadores de esta empresa sino para toda la clase obrera. Esta huelga no solo ha fortalecido las ilusiones de que los sindicatos respaldan a los trabajadores, sino que también los ha encerrado en la cárcel del sector evitando la extensión de la lucha al resto de la clase obrera. La pregunta que en realidad debemos hacernos es ¿Cuándo podemos decir que una lucha ha sido una victoria? Hemos de cuestionarnos si en Telekom se daba el clima necesario para el desarrollo de una lucha. Ha quedado claro que incluso en esa empresa los obreros se han visto empujados, tanto por la Patronal como por los sindicatos, a enfrentarse unos a otros. Cuando los obreros afiliados a los sindicatos acusan a los que no lo están, o a quienes los han abandonado, de puro egoísmo, demuestran estar totalmente bajo la influencia de los sindicatos. Tampoco existió antes de la lucha un clima de discusión franca que permitiera a cada “lado” sentir la solidaridad de los otros. Por ello los sindicatos pudieron “señalar” a los trabajadores que se habían desafiliado para obtener mejoras salariales como si fueran verdaderos enemigos de sus propios hermanos y hermanas de clase.
Es más, los sindicatos incrementaban, ante cada calumnia de la prensa burguesa, la dosis de demagogia chauvinista y nacionalista, lo que aumentó aún más la confusión de los trabajadores. Así la venta de Telekom a un grupo foráneo fue presentada como un acto de “traición a la patria”, y plantearon como reivindicación obrera la nacionalización de la empresa. De ahí que en las negociaciones aceptaran el aumento salarial – el 10% - que ofrecía la Patronal y que hicieran de ello una prueba de patriotismo. Por ello el mismísimo jerifalte de Haber-Is, reconoció sin tapujos que «la huelga ha representado una derrota desde el punto de vista económico, pero una victoria política». Esto lo dijo en una conferencia en la Universidad Tecnológica de Oriente Medio. También es verdad que tras este alarde de sinceridad tuvo que escapar de las preguntas críticas de un reducido grupo de estudiantes.
Eso es lo que ha supuesto esta lucha para los trabajadores. Una huelga que ha durado más de un mes…, y que sin embargo no ha supuesto ninguna mejora del nivel de vida para los trabajadores, sino más bien una acentuación de la división en las filas obreras. Cuando el gobierno del AKP anunció el aumento del 10% de los salarios a finales de año, se alcanzó el colmo del cinismo cuando escuchamos a los sindicatos de la oposición denunciar hipócritamente a Türk-Is de “haberles vendido”
Hagamos balance
De igual forma que los comunistas revolucionarios necesitamos sacar todas las enseñanzas posibles de las victorias de la clase obrera, también hemos de ser capaces de hacerlo en las derrotas, para poder aplicarlas en otros momentos de la lucha de clases. Para ello es necesario que los comunistas sepan reconocer sus errores y sepan utilizar la crítica como un instrumento ante cada situación. La discusión es una de las principales herramientas no sólo para los comunistas sino también para la clase obrera en general. Hemos de aceptar que la huelga en Telekom no ha significado en absoluto una victoria para los trabajadores y ello por tres razones internas básicas:
- La huelga ha profundizado las divisiones en el seno de la clase obrera y acentuado la desconfianza entre obreros afiliados y no afiliados a los sindicatos.
- La huelga de Telekom ha hecho prevalecer unos inexistentes intereses “nacionales” del proletariado a sus verdaderos intereses de clase. Y eso en beneficio del los objetivos políticos de los sindicatos.
- Como la huelga no había sido suficientemente con anterioridad y no había concitado la necesaria solidaridad en otros sectores obreros, eso ha conducido a que la voluntad de luchar que iba creciendo en las filas obreras se haya visto malgastada, al menos parcialmente, al mismo tiempo que se intensifican las ilusiones sindicalistas en los trabajadores.
Todo ello no significa en manera alguna que no apoyemos las luchas hasta el final, pero sí que hemos de asumir que la primera tarea de los comunistas en aquellas luchas que los sindicatos manipulan como instrumentos de sus objetivos políticos es, precisamente, propagar la necesidad de una muy activa solidaridad del resto de trabajadores con los trabajadores en lucha, precisamente para contribuir a romper las cadenas sindicalistas y lograr sus reivindicaciones. Sólo por ese camino pueden los trabajadores empezar a desengañarse de los sindicatos y comprender como conseguir pues verdaderas victorias. Para nosotros, comunistas, esta es una enseñanza que debemos defender y preservar. En ese sentido no cabe ninguna duda de que el debate originado por la lucha de Telekom en EKS tendrá consecuencias muy positivas.
Temel
Debate en EKS: Respuesta al camarada Temel
El camarada Temel ha dicho que «la huelga en Telekom no ha significado en absoluto una victoria para los trabajadores». Esto ya supone por sí mismo una réplica al artículo de portada del Gece Notlari del mes anterior titulado precisamente “Victoria de los trabajadores de Türk Telekom”. En aquel momento nuestra publicación sostuvo que la lucha había constituido un triunfo para la clase obrera. Hoy seguimos pensando así, pero entendemos que la valoración de esta lucha debe ser objeto de un debate, por lo que llamamos a nuestros lectores a que nos envíen contribuciones sobre esta cuestión.
La justificación que esgrime Temel para tachar la lucha de fracaso reside en primer lugar, aunque no sea lo más importante, en razones de tipo económico, pues señala que el 10% de aumento salarial ya fue ofrecido por los patronos antes de la huelga y este aumento fue el que finalmente apareció en el acuerdo. Pero esto no se ajusta a la realidad. Antes de la lucha, la patronal ofreció exactamente un 4% de aumento. El acuerdo final recoge un incremento del 10% para este año y un 6’5% más la tasa de inflación para el siguiente. Como puede verse hay una disparidad en las cifras.
Temel se basa en informaciones periodísticas que han dicho que Türk Telekom habría estado dispuesta a aceptar un 10%. Quizás esto fuera así, pero lo cierto es que ofrecieron un 4%. Las empresas como Türk Telekom tienen planes económicos que presupuestan basados en lo que ellas creen que va a suceder. Eso no significa que no hubieran deseado cerrar el acuerdo con un aumento menor. Por supuesto los explotadores aspiran siempre a que los obreros obtengan los menores aumentos salariales posibles. Si hubieran conseguido que los trabajadores aceptaran un 4% se habrían sentido de lo más contento. Pero no pudieron. Y eso se debió, según nuestro punto de vista, a la lucha de los trabajadores. Esta claro que nadie puede saber exactamente que sucedió en las conversaciones entre Paul Doney y Salih Kiliç, pero todas las informaciones aparecidas tienden a corroborar esta versión.
Temel nos habla además de tres “razones internas básicas” que le llevan a pensar que la lucha ha significado un fracaso. La primera de ellas hace referencia a que «la huelga ha profundizado las divisiones en el seno de la clase obrera y acentuado la desconfianza entre obreros afiliados y no afiliados a los sindicatos». Se trata como muy bien dice Temel de divisiones creadas por la clase dominante. Sin embargo, por absurdo que pueda parecer, no es extraño ver en este país obreros que están trabajando mientras sus compañeros están en huelga. La vía más importante para desarrollar las luchas obreras es extenderla y sumar a otros trabajadores. Podemos sentirnos también razonablemente seguros de que esto no les interesa a los sindicatos, como se ha puesto igualmente de manifiesto en la lucha de Telekom.
Sin embargo echar abajo esas barreras que separan a los trabajadores no es tarea fácil. El camino para conseguirlo es apelar directamente a los trabajadores a que desarrollen acciones de solidaridad. No faltará quien nos diga que eso ya lo organizan los líderes sindicales. Pero ya hemos visto recientemente en qué consisten esas “acciones” que organizan los sindicatos: una especie de huelga simbólica de dos horas en las que incluso no participan todos los trabajadores. La clase obrera necesita tomar la iniciativa por sí misma sin esperar a este tipo de convocatorias.
Pero esto es mucho más fácil de decir que de hacer. La sujeción de los trabajadores a los sindicatos no es únicamente organizativa sino también ideológica. La Izquierda comunista propugna la celebración de asambleas abiertas en las que puedan participar trabajadores no sindicados o pertenecientes a cualquier sindicato, para discutir, precisamente, como organizar sus propias luchas. Y esto es válido incluso si los trabajadores deciden en esta asamblea seguir las propuestas de los dirigentes sindicales.
Al capitalismo le interesa crear divisiones en las filas obreras y los sindicatos juegan un papel capital en ello. En esta lucha de Telekom los trabajadores no han logrado superar la barrera del sector y extender la lucha a otros trabajadores. Pero ¿podíamos esperar eso? Por supuesto que no.
Muchas luchas se quedan encerradas en su sector. Pero eso no quiere decir que sea la lucha lo que ahonde las divisiones entre los que luchan y los que no lo hacen, sino que la clase obrera carece aún de la fuerza necesaria para superar tales divisiones.
El segundo argumento de Temel consiste en decir que la lucha de Telekom ha forzado a los trabajadores a sacrificar sus propios intereses en aras al interés nacional. Desde mi punto de vista ésta es una extraña interpretación de la situación. En mitad de la histeria masiva desatada con el tema de los Mártires y de Irak, los obreros de Telekom no podían abstraerse de ella durante la huelga. Recuerdo haber visto a escolares proclamando fanáticamente la defensa de los intereses nacionales. Los trabajadores de Telekom no son ni más ni menos nacionalistas que la inmensa mayoría de obreros de este país. Es verdad que empleados de Telekom hicieron comentarios nacionalistas, pero en aquel momento eso era algo común en todos los trabajadores.
Por ello si se hubiera producido una vuelta espontánea de los trabajadores a sus puestos de trabajo en consideración a la necesidad de mantener el sistema de Telecom en tiempos de guerra, eso sí habría representado un absoluto desastre. Pero eso no sucedió. Lo que verdad pasó es que los trabajadores mantuvieron la huelga a pesar de los insultos que les lanzaban tanto los “media” como muchos representantes de la clase política que les acusaban de actuar en contra de los intereses de la nación. Y eso es digno de elogio.
Es verdad que los trabajadores se declararon patriotas. Es cierto que protestaron contra el capital extranjero. Pero ¿son en esto diferentes del resto de los obreros? ¿Es que hay sectores obreros que han manifestado su rechazo tanto al capitalismo turco como al extranjero y han proclamado su internacionalismo? No. Desgraciadamente no.
Pero la huelga no se diluyó en una marea de nacionalismo. Eso sí habría representado una muy severa derrota. Pero no fue eso lo que sucedió.
El tercer argumento es que la lucha no había sido suficientemente preparada. Por supuesto que no lo estaba, pero eso es lo que suele suceder con las luchas. Temel añade que eso ha desmotivado a otros trabajadores para ponerse en lucha y que en cambio ha fortalecido las ilusiones en los sindicatos. Pero esto es algo extremadamente difícil de demostrar.
Respecto a la preparación previa de las luchas, hay que reconocer que la clase obrera no es suficientemente fuerte para llevarla a cabo de forma efectiva. Muchos sectores muy combativos de la clase obrera están aún presos de ilusiones sindicalistas. En nuestra opinión lo único que puede hacer que las masas obreras rompan con los sindicatos es el desarrollo de una confrontación con estos durante las luchas. Podemos ganar a algunos elementos aislados, o incluso pequeños grupos dispersos de militantes obreros, pero, a día de hoy, cuando estallan las luchas la inmensa mayoría de la clase obrera confía en los sindicatos. ¿Cómo pensamos que pueden preparar con antelación las luchas? Los únicos que pueden adelantarse en esa preparación son los sindicatos. Pero, y en eso estamos de acuerdo con Temel, los sindicatos no actúan defendiendo los intereses de la clase obrera.
El proletariado carece aún de fuerza necesaria que le haga capaz de afirmar rotundamente sus intereses. Si puede, sin embargo, desarrollar luchas mediante las cuales comenzar a liberarse de la ideología de otras clases y actuar por sí mismo. No tiene la fuerza que se requiere para preparar suficientemente sus luchas y por ello no lo hace. Y en cuanto a lo que se sugiere que esta lucha ha dilapidado la combatividad obrera, ya veremos lo que sucede.
Si se desarrolla un amplio movimiento de lucha contra la reforma de las pensiones eso confirmará que la lucha de Telekom ha servido en realidad de estímulo a la combatividad de los trabajadores. Por el momento aún hay muchas ilusiones puestas en los sindicatos. No esperemos una ruptura con ellos de la noche a la mañana o que pueda darse sin un combate. Si hay un impulso a la lucha, eso les llevará en definitiva a chocar con los sindicatos. Pero eso aún esta por ver.
Compartimos plenamente, sin embargo, el último párrafo que escribe Temel en su artículo. Apoyamos todas las luchas de los trabajadores en defensa de sus intereses de clase. Necesitamos seguir insistiendo para lograr la solidaridad entre distintos sectores obreros. Y las discusiones de los verdaderos problemas que enfrentan los trabajadores en sus luchas no pueden ser sino una contribución al desarrollo de las organizaciones comunistas.
Esto es lo que nos une en un sentido verdaderamente práctico y lo que buscamos con el desarrollo de este debate, y de otras discusiones que tendremos la posibilidad de mantener con ocasión de otras luchas, como la que actualmente tiene lugar a propósito de las pensiones.
Devrim
(1) Es el caso de una mujer que supuestamente falleció como consecuencia de la huelga
(2) Se trata del principal sindicato del sector de la telecomunicación
(3) Sindicato izquierdista de los empleados públicos.
(4) Líneas Aéreas de Turquía.
(1) Dueños de la Türk Telekom
(2) Traducido, quiere decir “Libertad”, uno de los principales periódicos burgueses.
(3) Traducido quiere decir Turquía y Trabajo y es la principal confederación sindical turca.
(4) Quiere decir más o menos “Noticias y Trabajo”, es el sindicato de los trabajadores del sector de las telecomunicaciones en el seno de Turk-Is. Ha sido además el sindicato implicado en esta huelga.
(5) Petróleo y Trabajo, Alimentación y Trabajo, son las ramas en estos sectores del Turk-Is.
(6) El antiguo “Partido Demócratico” se instaló en el poder en la década de los años 1950 tras ganar las elecciones al Partido Republicano del Pueblo. Fueron desalojados posteriormente por un golpe de Estado en el que Adnan Menderes, el líder del partido y a la vez primer ministro, fue ejecutado. Posteriormente este partido fue prohibido. Todas las principales corrientes de centro- derecha, así como los partidos parlamentarios islámicos de derecha siempre han estado vinculados a esta formación.