resoluciones de Congresos

Frente al terror, la miseria y la guerra: No tenemos más elección que la lucha

Publicamos a continuación la Resolución sobre la situación en España que ha sido adoptada en la XXVIª Conferencia de la sección en España de la CCI. A través de este texto analizamos las cada vez más crecientes dificultades del capital español, como expresión del peso que el caos imperialista y la crisis económica tienen en el conjunto del capitalismo mundial en descomposición. El terror, la miseria y la guerra, es lo único que puede ofrecernos este sistema. La única alternativa reside en la lucha de la clase revolucionaria.

Conferencia extraordinaria de la CCI: Resolución sobre la situación internacional

La RESOLUCIÓN sobre la situación internacional de nuestro XIV° Congreso -adoptada en mayo de 2001- se centró en el curso histórico en la fase de descomposición del capitalismo (ver Revista internacional n° 106). En ella poníamos en evidencia la aceleración tanto de la crisis económica como del hundimiento del planeta en la guerra y la barbarie; y, al mismo tiempo, analizábamos los problemas y las potencialidades de una respuesta proletaria frente a esta situación. La Resolución que publicamos a continuación, propuesta en la Conferencia extraordinaria de la CCI en abril de 2002, se plantea complementar la primera a la luz de los acontecimientos del 11 de Septiembre y de la posterior "guerra antiterrorista", que han confirmado claramente los análisis generales del Congreso de 2001. La ofensiva imperialista norteamericana 

Presentación del XIVº congreso de la CCI

A PRIMEROS de mayo del 2001 se celebró el XIVo congreso de la Corriente comunista internacional. Al igual que para cualquier otra organización del movimiento obrero, el congreso es la instancia suprema de la Corriente comunista internacional. Es la ocasión privilegiada para hacer balance del trabajo cumplido desde el congreso anterior y darse las perspectivas para el período venidero. Tal balance y tales perspectivas no se establecen en "circuito cerrado". Dependen de las condiciones con las que la organización hace frente a sus responsabilidades y en primer lugar, claro está, al contexto histórico. Le incumbe pues al congreso hacer un análisis del mundo actual, de lo que se está jugando en los acontecimientos de la vida de la sociedad tanto en lo económico (de la que los marxistas saben que determina en última instancia todos los demás aspectos), en la vida política de la clase dominante y los conflictos que enfrentan a sus diversos sectores, y, en fin, en la vida de la única clase, el proletariado, capaz de derrocar el orden existente. Al examinar la situación de éste, los comunistas han de analizar el estado y las perspectivas de las luchas de clase actualmente, el nivel de conciencia en las masas obreras de los retos que esas luchas plantean, pero también han de analizar el estado y la actividad de las fuerzas comunistas existentes pues también ellas forman parte del proletariado. Para terminar, y en ese mismo contexto, el congreso ha de examinar la actividad de nuestra propia organización y plantear las perspectivas que le permitan asumir sus responsabilidades en la clase. Esos son los diferentes puntos que va a abordar este artículo de presentación de nuestro XIVo congreso internacional.

Resolución sobre la Situación internacional 2001

1. La alternativa ante la que se encuentra en estos principios del siglo XXI la humanidad es la misma que la de principios del XX: la caída en la barbarie o la regeneración de la sociedad mediante la revolución comunista. Los marxistas revolucionarios, quienes, durante el período tumultuoso de 1914-1923, insistieron en ese dilema inevitable, no hubieran podido imaginarse nunca que sus herederos políticos estén todavía obligados a insistir en él al iniciarse este nuevo milenio. De hecho, incluso la generación de los revolucionarios "post68", surgida de la reanudación de las luchas proletarias tras un largo período de contrarrevolución iniciado en los años 20, no podía de verdad imaginarse que el capitalismo en declive fuese tan hábil como para sobrevivir a sus propias contradicciones, como así lo ha demostrado desde los años 60. Para la burguesía todo es una prueba suplementaria de que el capitalismo sería la última y ahora ya única forma de sociedad humana y el proyecto comunista no habría sido más que un sueño utópico. La caída del bloque "comunista" en 1989-91 aportó una aparente verificación histórica a esa idea, que es la piedra clave de toda ideología burguesa. Presentando hábilmente la caída de una parte del sistema capitalista mundial como si fuera la desaparición final del marxismo y del comunismo, la burguesía, desde entonces, ha concluido, basándose en esa falsa hipótesis, que el capitalismo habría entrado en una nueva fase más dinámica de su existencia. Desde ese punto de vista: - por vez primera, el capitalismo sería un sistema global; la libre aplicación de las leyes del mercado ya no estaría entorpecida por los engorrosos obstáculos "socialistas" levantados por los regímenes estalinistas y sus imitadores; - el uso de ordenadores y de la red Internet se habría revelado no solo ya como una enorme revolución tecnológica, sino además como una especie de mercado sin límites; - la competencia entre naciones y las guerras se habrían convertido en cosas del pasado; - la lucha de clases habría desaparecido, pues la propia noción de clase sería ya caduca; la clase obrera sería una especie de reliquia del pasado. En este nuevo capitalismo dinámico, la paz y prosperidad estarían al orden del día. Se habría desterrado la barbarie; el socialismo se habría convertido en un absurdo total inaplicable. 2. En la realidad de los hechos, durante la década iniciada en 1991, todas esas patrañas han ido apareciendo como tales una tras otra. Cada vez que se han sacado un nuevo tinglado ideológico para dar la prueba de que el capitalismo podría ofrecer a la humanidad un porvenir radiante, ha aparecido inmediatamente como una mala chapuza, como un juguete barato que se estropea nada más jugar con él. Las generaciones futuras mirarán con el mayor de los desprecios las justificaciones propuestas por la burguesía durante esta década y verán sin duda este período como el de la ceguera, la estupidez, el horror y el sufrimiento sin precedentes. La previsión marxista de que el capitalismo ha podido seguir viviendo después de haber dejado de ser útil a la humanidad quedó confirmada por las guerras mundiales y las crisis totales de la primera mitad del siglo XX. La continuación de este sistema senil en su fase de descomposición aporta nuevas pruebas a aquella previsión; esa descomposición sí que es el "nuevo" período cuyo inicio vino marcado por los acontecimientos de 1989-91. Hoy, lo que ante la humanidad se presenta no es ya únicamente la perspectiva de la barbarie: la caída ya ha empezado, con el peligro de destruir todo intento de futura regeneración social. La revolución comunista, lógico punto culminante de la lucha de la clase obrera contra la explotación capitalista, no es una utopía, contrariamente a las campañas de la clase dominante. Esta revolución sigue siendo una necesidad impuesta por la agonía mortal del modo de producción actual, y es, al mismo tiempo, una posibilidad concreta, pues la clase obrera ni ha desaparecido ni ha sido vencida de manera decisiva.

Un giro en la lucha de clases

La aceleración de la crisis mundial está reduciendo cada día más el margen de maniobra de la burguesía, a la que, en su lógica de explotación capitalista, no le queda más solución que la de atacar cada vez más violenta y frontalmente el nivel de vida de la clase obrera en su conjunto.

Ataques violentos y frontales contra la clase obrera

Cada burguesía nacional adopta por todas partes las mismas medidas: planes de despidos que afectan a todos los sectores de la actividad, deslocalizaciones, incremento del tiempo de trabajo, desmantelamiento acelerado de la protección social (pensiones, salud, subsidios de desempleo), ataque contra los salarios, aumento acelerado de la precariedad en el empleo, en la vivienda, creciente deterioración de las condiciones de vida y de trabajo. Todos los obreros, tengan trabajo o estén desempleados, activos o jubilados, trabajen en el sector público o en el privado, están amenazados por esa situación.

Resolución sobre giro en la lucha de clases

En su reunión plenaria del otoño de 2003, el órgano central de la CCI puso de relieve la existencia de un giro en la evolución de la lucha de clases internacional: “Las movilizaciones a gran escala en la primavera de 2003 en Francia y Austria han significado un giro en la lucha de clases desde 1989. Son el primer paso significativo en la recuperación de la combatividad obrera tras el período más largo de reflujo desde 1968.” El informe adoptado en esta reunión plenaria resaltaba, sin embargo, que “Tanto a escala internacional como en cada país, la combatividad sigue siendo todavía (…) embrionaria y muy heterogénea “ y dicho informe proseguía afirmando que: “Más en general, hay que saber distinguir entre unas situaciones en las que, por decirlo de alguna manera, el mundo se despierta un buen día siendo diferente, y los cambios imperceptibles a primera vista para la gente en general, un poco parecido al cambio casi invisible entre la marea entrante y la marea saliente. La evolución actual es, sin la menor duda, de este segundo tipo. Las recientes movilizaciones contra los ataques al sistema de pensiones no han significado en manera alguna un cambio inmediato y espectacular de la situación...”

XVIº Congreso de la CCI: Resolución sobre la situación internacional

1. En 1916, en el capítulo introductorio del Folleto de Junius, Rosa Luxemburg explicaba el significado histórico de la Primera Guerra mundial:

Federico Engels dijo una vez: “La sociedad capitalista se halla ante un dilema: avance al socialismo o regresión a la barbarie”. Pero ¿qué significa “regresión a la barbarie” en la etapa actual de la civilización europea? Hasta ahora leíamos estas palabras sin reflexionar y las repetíamos sin darnos cuenta de su terrible gravedad. En este momento basta mirar a nuestro alrededor para comprender qué significa la regresión a la barbarie en la sociedad capitalista. El triunfo del imperialismo conduce a la liquidación de la civilización; de manera esporádica durante una de las guerras modernas, pero definitivamente si el período de guerras mundiales que ahora se inicia se mantiene imparable hasta sus últimas consecuencias. Es exactamente lo que Federico Engels pronosticó, una generación antes que nosotros, hace cuarenta años. Hoy nos encontramos ante esa alternativa: o triunfo del imperialismo y con ello decadencia de toda civilización lo que, como en la antigua Roma, conlleva la despoblación, la desolación, la degeneración, en definitiva un enorme cementerio; o victoria del socialismo, es decir de la lucha consciente del proletariado contra el imperialismo y contra su método de actuación: la guerra. Ese es el dilema en que se encuentra la historia de la humanidad, una disyuntiva que aún debe resolverse según actúe el proletariado consciente. El proletariado debe inclinar decisivamente la balanza mediante su combate revolucionario. De ello depende el porvenir de la civilización y de la humanidad.»

Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria

(Conferencia Internacional,  Enero  82)

I

La estructura que se da la organización de los revolucionarios corresponde a la función que asume en la clase obrera. Esta función comporta tareas válidas en todas las  etapas del movimiento obrero y también tareas más particulares en tal o cual época de éste,  o sea que la organización de los revolucionarios tiene características constantes y características más circunstanciales, mas determinadas por las condiciones históricas en las que surge y se desarrolla.

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