China

China 1927: El estalinismo entrega el proletariado a la represión

Hace justo ochenta años - en marzo de 1927 - los obreros de Shanghai (China) se alzaron en una insurrección triunfante que tomó el control de la ciudad, en un momento en que toda China se veía envuelta en la agitación. Un mes más tarde esa insurrección resultó completamente aplastada por las fuerzas del Kuomintang, el partido nacionalista dirigido por Chiang Kai-shek, a quien el Partido Comunista chino (PCCH) había elevado al rango de héroe de la “revolución nacional” china. Se ponía fin así a la última sacudida de la gran oleada revolucionaria que se inició en 1917 en Rusia y que acabó con el aplastamiento de las luchas proletarias que se desarrollaron en China entre 1925 y 1927. Esto, sumado a las derrotas decisivas del proletariado alemán en 1921 y 1923, acentuó el aislamiento internacional de la Rusia revolucionaria y aceleró la marcha hacia un largo periodo de contrarrevolución.

China 1928-1949 – II - Un eslabón de la guerra imperialista

China 1928-1949 - II

Un eslabón de la guerra imperialista

En la primera parte de este artículo (Revista internacional nº 81) intentamos rescatar la legítima experiencia histórica revolucionaria de la clase obrera en China. La heroica tentativa insurreccional del proletariado de Shangai del 21 de marzo de 1927 fue, a la vez, la culminación del impetuoso movimiento de la clase obrera iniciado en 1919 en China, y el último destello de la oleada revolu­cionaria internacional que había estremecido al mundo capitalista desde 1917. Sin embargo, las fuerzas coaligadas de la reacción capitalista: el Kuomingtang, los “señores de la guerra”, las grandes potencias imperialistas, contando además con la complicidad del Ejecutivo de una Tercera Internacional en acelerado proceso de degeneración, lograron derrotar completamente aquel movimiento.

China, eslabón del imperialismo mundial, III - El maoísmo : un engendro burgués

China, eslabón del imperialismo mundial, III

El maoísmo : un engendro burgués

 

Después de haber esbozado y diferenciado, tanto el periodo de la revolución proletaria en China
(1919-1927), como el de la contrarrevolución y guerra imperialista que le siguió (1927-1949) (), y de haber mostrado que, tras la derrota de la clase obrera, la llamada «revolución popular china» no fue sino una mistificación elaborada por la burguesía con el objetivo de enrolar a las masas campesinas chinas en la guerra imperialista, quedan por exponer unos aspectos centrales de esa mistificación: el de Mao Tsetung como «líder revolucionario» y el maoísmo como una «teoría revolucionaria» y «desarrollo del marxismo». En este artículo nos proponemos, pues, mostrar al maoísmo como lo que realmente ha sido: una corriente ideológica y política burguesa más, surgida de lo más profundo del capitalismo decadente.

Comunicado sobre los acontecimientos en China

El 3 de Junio, la burguesía china dio suelta a su jauría rabiosa contra la población de Pekín. Varios miles de muertos, decenas de miles de heridos; la población pequinesa ha pagado muy cara su resistencia a los carros del Ejército «Popular». La represión es bestial también en provincias; poco a poco van llegando ecos de matanzas en Shangai, en Nankín, etc. No sólo se trata de estudiantes, continuamente mencionados por los medios de comunicación; es toda la población proletaria de las ciudades la que está sufriendo la represión: tras los ametrallamientos, las redadas policíacas, los llamamientos a la delación, las detenciones arbitrarias en masa, el terror reina por doquier.

La burguesía del mundo entero se está aprovechando de la justa indignación que provoca esta represión salvaje para echar unas lagrimitas de cocodrilo y reforzar sus campañas estratégicas de diversión democrática. La tabarra mediática sobre la democracia es constante, intensa, pero no debe ensordecernos, pues es una trampa para la clase obrera tanto internacionalmente como en China misma.

China: ¿Milagro económico o espejismo capitalista?

Desde hace muchos años los países desarrollados acumulan los déficits presupuestarios más asombrosos, su endeudamiento está en constante aumento y se generaliza de forma casi incontrolable. Lo que está a la orden del día es el desmantelamiento del estado benefactor y los despidos masivos en numerosas regiones del mundo. Mientras que toda la ebullición mostraba la “recuperación económica” lo que se puede ver es que sólo era fuego de paja. Por lo tanto, en tal situación en la que se acumulan las nubes más obscuras para el porvenir, la burguesía no deja de vendernos el “milagro económico chino”. Los economistas apoyan esta visión : el desarrollo económico de China es presentado como una señal que anuncia una nueva fase de desarrollo del capitalismo mundial.

Las condiciones de la clase trabajadora: Inglaterra 1844, China 2005

De acuerdo con Engels, los mineros del carbón soportaron un exceso inimaginable de males. “En todo el imperio británico no hay ocupación en la cual un hombre pueda encontrar su fin en tantas formas diferentes como en ésta. La mina de carbón es el escenario de un sin fin de las más aterradoras calamidades, y éstas vienen directamente del egoísmo de la burguesía.” (La Condición de la Clase trabajadora en Inglaterra, ‘El proletariado minero’).

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