El comunismo no es un bello ideal, sino una necesidad material

V - 1848: el comunismo como programa político

Los dos artículos previos de esta serie([1]), se han centrado en gran medida en los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, porque son un rico filón de material sobre los problemas del trabajo alienado y sobre los objetivos finales del comunismo, tal y como Marx los veía cuando se adhirió por primera vez al movimiento proletario.

IV - El comunismo es el verdadero comienzo...

En el anterior artículo de esa serie vimos cómo, desde sus primeros trabajos, Marx aborda el problema del trabajo alienado con objeto de definir los objetivos últimos de la transformación social comunista. Concluíamos que, para Marx, el trabajo asalariado capitalista constituye la más alta expresión de la alienación del hombre respecto a sus capacidades reales, y a la vez la premisa para superar esta alienación hacia el surgimiento de una sociedad verdaderamente humana.

II - Cómo el proletariado se ganó a Marx para el comunismo

Las tesis teóricas de los   comunistas no se basan en  modo alguno en ideas o principios inventados o descubiertos por tal o cual reformador del mundo.

“No son sino la expresión de conjunto de las condiciones reales de una lucha de clases existente, de un movimiento histórico que se está desarrollando ante nuestros ojos” (Manifiesto comunista).

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