Enviado por Revolucion Mundial el
En los últimos meses hemos conocido la movilización de trabajadores del sector público, entre los que destaca el magisterio, a propósito del duro ataque a sus condiciones de vida. Ataques disfrazados de “reforma a la ley del ISSSTE” que son en realidad un nuevo golpe masivo contra el proletariado. El Estado tiende cada vez más a eliminar toda seguridad social, condenando a los trabajadores y sus hijos a la miseria.
En medio de esta situación hemos visto desarrollarse reacciones de indignación entre el magisterio, hemos visto manifestaciones y verdaderos intentos por oponerse a estos ataques, todo ello constituye una expresión de voluntad para luchar, testimonio también de un profundo descontento y una combatividad que empieza a desplegarse en medio de confusiones sobre los medios para luchar.
Los sindicatos son enemigos del proletariado
Los sindicatos nacieron en el siglo XIX y eran auténticas armas del proletariado para arrancarle al capital mejoras a sus condiciones de vida. Esta situación correspondía a un momento histórico en que el capitalismo era un sistema en pleno ascenso y las condiciones objetivas para la revolución comunista aún estaban presentes. Aún había condiciones para que el capitalismo otorgara reformas y, por otro lado, era posible la existencia de organizaciones de masa permanentes. Sin embargo, la entrada del siglo XX anunciaba la conquista del mercado mundial por parte del capitalismo y con ello, sus contradicciones se agudizarían al grado de arrastrar a la humanidad a destrucciones brutales (como la Primer Guerra Mundial) amenazando incluso a la humanidad con someterla a un proceso de aniquilación. Así, como hemos señalado “el margen de maniobra que poseían los capitales nacionales y que permitía al proletariado llevar una lucha dentro de la sociedad burguesa por la obtención de reformas, queda reducido a la nada...”. (Los Sindicatos contra la clase obrera). De manera que el Estado “representativo” se convierte en un Estado totalitario, que da forma al capitalismo de Estado, en el que los trabajadores ya no tienen en frente a un patrón individual y aislado, sino a un Estado burgués que coordina, defiende y centraliza los intereses de cada capital nacional. El Estado absorbe todas las esferas de la vida social, integra en su seno a todas las expresiones organizadas para controlarlas, “en estas condiciones, toda organización sindical, forzada por la naturaleza misma de su función a buscar la legalidad, sufre de manera permanente un presión que tiende a transformarla en correa de transmisión del Estado, por el único juego del respeto a las leyes capitalistas cuya aceptación tiene que imponer por tanto a los trabajadores.” (Ídem)
De manera que los sindicatos ya no pertenecen más al proletariado. Su existencia en la actualidad está ligada a las necesidades del Estado para controlar y contener las luchas obreras. Las “simpatías” o la adhesión a su estructura por parte de los trabajadores se deben en gran medida a su pasado. La integración de los sindicatos al Estado se confirma cada vez que los obreros deben enfrentarse a los ataques a sus condiciones de vida y de trabajo. Los sindicatos, sean del color que sean, siempre terminan saboteando los esfuerzos de toma de conciencia y desviando la combatividad de los trabajadores a callejones sin salida.
Los sindicatos en acción saboteadora
Desde que empezaron las muestras de descontento y las acciones de protesta contra el enorme ataque que constituya la “reforma a la ley del ISSSTE”, hubo una estrategia del Estado sustentada en el sabotaje sindical. La burguesía repartió su trabajo de sabotaje: el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) hizo “labor de información” que en realidad eran reuniones donde se ocultaba el centro del ataque y se minimizaba su impacto, estas eran las primeras medidas preventivas. En un segundo plano aparece la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE), versión “radical” del primero. La CNTE empieza a “organizar la protesta”, propone calendarios de marchas, organiza un plantón en la Ciudad de México, propone una “consulta cívico nacional” y sus planes abarcan una agenda que va hasta el mes de diciembre ¡un año de “jornadas de acción!.
Todo el descontento ha sido encajonado y controlado por los sindicatos. Nada nuevo, los sindicatos hacen siempre lo mismo, protegen los intereses de los capitalistas y nos piden siempre sacrificios para salvar la “empresa o la economía nacional”. Esa misma estrategia fue la que llevó a cabo el sindicato del IMSS en 2005 cuando se impuso el cambio al sistema de pensión y jubilación. Y ante las demandas de los trabajadores de la educación en Oaxaca (en 2006) por salarios, fue sometido por la labor del sindicato en la petición de la democratización del Estado y salida del gobernador...
Luchar pero no con los sindicatos
El proletariado no tiene elección, debe luchar para enfrentar los ataques. Si hoy aceptamos estos ataques mañana no podremos rechazar los que vendrán. Luchar es la única forma de resistir que conducirá al proletariado a la comprensión de que no se trata de una simple cuestión de “legislación” o de gestión “buena o mala” sino de la quiebra misma de un sistema que debe desaparecer de la faz de la tierra para que la humanidad pueda continuar con su devenir histórico.
Algunas lecciones a sacar para luchar son:
- para poder imponer una relación de fuerza capaz de hacer retroceder los planes de la burguesía debemos combatir el aislamiento. Los ataques son contra toda la clase obrera, todos debemos responder! La “reforma a la ley del ISSSTE” no afecta sólo a los maestros, es un ataque contra el conjunto del proletariado.
- las asambleas generales, no los auditorios pasivos y en manos de los sindicatos, son el medio a buscar para tomar decisiones colectivamente. Son las asambleas generales las que deben de decidir a dónde extender las luchas, qué negociar, cómo y cuándo. Estas asambleas generales deben tomar las decisiones de cómo luchar. En particular, toda lucha debe plantearse como primera medida la busca de la solidaridad de otros sectores, no la solidaridad financiera de los sindicatos, sino la solidaridad activa que consiste en ir al combate juntos.
- la “huelga general” es una mascarada montada por los sindicatos. Fijar el día de “huelga nacional” es poner un día de protesta bajo el pleno control de los sindicatos. Por ejemplo, los sindicatos de maestros ya tienen su “Comité nacional de huelga” sin que aún haya una huelga general y asambleas masivas. El sindicato de la UNAM intentando asegurar el control pretende autoproclamarse como Comité de Huelga...
Cuando una parte de la clase obrera es atacada, corresponde al conjunto una reacción. Es un principio de solidaridad básico para el proletariado, no dejar aislado a un sector de ella misma es vital para asumirse como clase. Entrar en lucha y combatir las barreras corporativistas se vuelve una reacción solidaria fundamental. Es en esta experiencia como la clase debe construir su confianza y su capacidad para entablar un combate por imponer una relación de fuerzas a su favor y para que cada sector se conciba como una parte de una misma clase, de una misma fuerza social portadora de la perspectiva de subversión del actual orden social de explotación y miseria.
Marsán. 21-06-07