Bolivia - Incremento de jornadas laborales, represión… el verdadero rostro del “socialismo del siglo XXI”

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Incremento de jornadas laborales, represión… el verdadero rostro del “socialismo del siglo xxi

A través del decreto 1126, expedido el 28 de marzo por Evo Morales se pretendía alargar la jornada de los médicos de 6 a 8 horas, sin agregar un pago adicional al salario. Esa medida desató el descontento de los médicos que declararon una huelga que se extendió por 53 días, siendo relevante que el paro de actividades y las movilizaciones se vieron respaldadas por los estudiantes de medicina. La respuesta inmediata del gobierno de Evo Morales ante estos hechos fue declar la ilegalidad de la huelga, a la que describe de “huelga criminal” y lanzar las fuerzas represivas en diversas ocasiones en contra de las manifestaciones callejeras.

Pero que a nadie le extrañe la actuación del gobierno boliviano, representante del “socialismo del siglo xxi” y de sus flamantes promotores: el presidente Evo Morales, militante del “Movimiento Al Socialismo” (MAS) y de su vicepresidente Álvaro García Linera, que presume su pasado de guerrillero y se autoproclama como marxista; la respuesta que dan no podía ser diferente a la de cualquier gobierno burgués. No es que el “socialismo del siglo xxi” haya dado un giro o los personajes que lo promueven hayan traicionado algunos principios o hayan cambiado su origen de clase. El aberrante discurso del “socialismo del siglo xxi”, no es sino una ideología burguesa (de tono posmoderno) que busca definirse como radical al usar un lenguaje reivindicativo del indigenismo mezclado con frases extraídas del estalinismo y de los desgastados discursos del populismo. De la misma forma Evo con el MAS y García Liera se han encontrado siempre en la trinchera de la burguesía, lo mismo cuando estaban en la “oposición” y ahora encabezando el gobierno, como ya se ha evidenciado con creces en el caso de los “Farabundo Martí” en el Salvador y los sandinistas en Nicaragua.

Por eso las medidas de afectación a las condiciones laborales de los trabajadores de la salud y la respuesta represiva no hacen sino poner al desnudo la naturaleza burguesa del gobierno encabezado por el MAS.

Más explotación y mayor represión: medicina burguesa para enfrentar la crisis

La crisis general que aplasta al sistema, aunque se resalta más en algunas regiones, no deja de manifestar sus secuelas y efectos por todo el planeta. En Bolivia por más que la Banca Central afirme que hay gran fortaleza económica, las condiciones que vive la clase trabajadora y las medidas que los empresarios y el gobierno aplican para incrementar la explotación, muestran que la burguesía se encuentra preocupada por proteger su ganancia, por eso al igual que en Grecia o España (por mencionar sólo los países en los que la crisis se viene expresando con mayor violencia) instrumentan acciones para exprimir aún más la fuerza de trabajo asalariada.

Los voceros oficiales afirman que Bolivia ha mantenido un aislamiento de frente a las secuelas de la crisis, incluso usan como referente que la tasa de desempleo abierto ha pasado del 8 %, en que se encontraba hace un par de años, a niveles del 6 %, no obstante, incluso organismos oficiales como el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Empleo Urbano (CEDLA), indica que entre el 55 % y el 60 % de la población ocupada en las ciudades, labora en trabajos precarios o en actividades informales.

No es nada casual que la ampliación de la crisis lleve al gobierno boliviano a buscar incrementar la jornada de los médicos. A la clase en el poder no le importa las condiciones de vida de los explotados, sólo le interesa proteger al capital, y para hacerlo sabe que su principal medida es incrementando la explotación de los trabajadores. Es por eso que vemos por todo el orbe a los gobiernos de derecha o de izquierda, repetir la misma medicina.

Los ataques en contra de los médicos por parte del gobierno de Evo Morales no es una medida diferente a los planes de austeridad que por todo el planeta se vienen aplicando y para hacer pasar más facilmente esos golpes el argumento también es el mismo que en todas partes la burguesía repite: “es por el bienestar de la nación”. Y nada extraño es que Evo Morales utilice los mismos calificativos de desprecio en contra de los trabajadores de salud, que ha utilizado en México Felipe Calderón en contra de los despedidos de “luz y fuerza”, llamándolos “privilegiados. Pero la declaración del viceministro García Liera ilustra bien el ansia que la clase dominante tiene por llevar la explotación de los trabajadores a niveles cada vez más elevados: “El país no avanza si se para (…). Hay que trabajar y trabajar 8, 10, 12, 14 horas si queremos un país fuerte y salir de la pobreza…” (https://ultimasnoticiasbolivia.com/2012/04/13/).

Ni lucha gremialista, ni lucha de clasemedieros, ¡lucha de trabajadores!

Más allá de las acusaciones que el gobierno del “socialismo del siglo xxi” hace en contra de los trabajadores, diciendo que son manipulados por la derecha, la clase obrera de Bolivia y de todo el mundo debe de hacer una reflexión de la forma en que se llevó a cabo la huelga de médicos y los problemas que enfrentó.

En primer lugar debe de establecerse que los médicos y enfermeras son trabajadores asalariados y forman parte por tanto del proletariado. Este aspecto aunque parece básico, no se expuso con claridad durante las manifestaciones. Voceros gremiales llegaron a plantear que las medidas del gobierno eran en contra de la “clase media”. El mismo gobierno retoma esa expresión para definirlos como “privilegiados” y oponerlos en contra de sectores de explotados, que abusando de su pauperización y marginalidad son utilizados por el MAS y el gobierno, tal es el caso de los campesinos cocaleros.

Es cierto que los médicos lograron despertar la simpatía entre estudiantes de medicina, lo cual es un paso importante, pero al verse sometidos a los lineamientos del Colegio Médico de Bolivia, se presentó como un problema gremial que impidió se destacara una verdadera organización capaz de permitir la toma del control total de la lucha, con capacidad de crear una fuerza que logre la unidad y permita romper el aislamiento y las ataduras gremialistas. Justamente ese aislamiento es lo que ha facilitado la represión gubernamental.

Esta falta de organización real, sin duda puede llevar a que, en un ambiente de crecientes pugnas entre la burguesía (como es el caso de Bolivia), algún sector de la clase dominante busque aprovechar esas movilizaciones, pero eso no significa que la demanda planteada por los trabajadores de la salud sea inválida, más aún, esta huelga pone de relieve que todos los gobiernos de derecha o de izquierda, para enfrentar la crisis no tienen otra salida que incrementar la explotación.

De manera más concreta la movilización de trabajadores, por más dificultades que pudieron expresar, devela el descontento real de una masa de trabajadores en contra de los ataques de un gobierno de clara naturaleza burguesa. La careta del gobierno de Evo Morales se cae y muestra de forma cruda que los gobiernos que hoy se reclaman del “socialismo del siglo xxi” no tienen más objetivo que el de proteger la ganancia capitalista.

Rojo, junio-2012