La crisis se acelera…Los ataques contra los trabajadores también

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La crisis se acelera

Los ataques contra los trabajadores también

Luego de sufrir el gran colpaso recesivo que explota en diciembre del 2007 y que se prolonga en realidad hasta 2010, la clase dominante insistía que todo había pasado y convocaba a confiar y hacer renacer la esperanza en la inmortalidad del sistema capitalista.

Pero ni un par de años siquiera han pasado de sus declaraciones alentadoras cuando el escenario económico internacional muestra que lejos de haber encontrado una fase de “estabilidad y crecimiento”, se abre un nuevo período de aceleración de la crisis capitalista. La economía capitalista, desde finales de la década de los sesenta del siglo XX, se desbarranca en una crisis y cada proceso recesivo que pasa la profundiza aún más. No han valido las diversas políticas económicas que la clase dominante ha invocado a lo largo de cuatro décadas para intentar solucionarla, lo único que ha resultado de ellas es la agudización de sus problemas y contradicciones internas y, por supuesto, el incremento de la explotación de los trabajadores.

¿Hacia dónde va la economía mundial?

Para crear un clima de confusión o tal vez para consuelo de la clase dominante, o quizá simplemente porque la visión mistificada de la burguesía no puede entender el desarrollo de la realidad, se lanzan discursos alegando que “todo va bien”, pero luego al desatarse los conflictos económicos fingen asombro y buscan señalar a un “culpable” que les permita cubrir la realidad que vive el sistema. Así, cuando la quiebra de los gigantes financieros de norteamérica y el subsecuente “rescate” por parte del gobierno, se afirmaba que la culpa era de los “banqueros irresponsables”, luego cuando los problemas se extienden y la insolvencia empieza a afectar a los Estados en Europa, como en Grecia, Italia y España, el discurso se ajusta y ahora los culpables son los “gobiernos irresponsables”… de manera que nunca, para la clase dominante, los orígenes de los problemas económicos se encuentran en el capitalismo.

Al concentrar la atención en los llamados “PIIGS” (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) la burguesía y sus “expertos” pretendían hacer creer que la profundidad de la crisis se concentraría solamente en algunas regiones “frágiles” que habían sido “víctimas del capital financiero”, en tanto la masa de deudas se volvían impagables. Lo que han “olvidado” decirnos esos “expertos”, es que la deuda a que se ha recurrido por todos los Estados ha sido justamente lo que ha permitido sobrevivir al sistema, y particularmente construir proyectos como la creación de la “zona Euro” que otrora presentaban como ejemplo del fortalecimiento del capitalismo; pero además, otra vez, han de buscar ocultar que es el capitalismo, como sistema el que crea sus propias crisis y no sólo son los sectores financieros y especuladores los creadores de los males del este modo de producción. Justamente, el desarrollo monstruoso de las finanzas especulativas, no es sino el producto de la dificultad creciente del capitalismo para impulsar el proceso de acumulación.

Pese a los discursos de animo y de fanfarroneo sobre el “blindaje” de las economías, el verano de 2011 ha dejado ver que la crisis sigue avanzando y profundizándose por todo el mundo y el epicentro de los conflictos no son los “países frágiles” sino son nada menos que los EUA y las principales economías de Europa.

Las políticas de “urgencia” sustentadas en emisión monetaria (y que el gobierno de los EUA ha denominado QE1 y QE2, siendo la finalidad de QE1 el rescate de los gigantes financieros Fannie y Freddie, mientras que el QE2 tiene como base una creciente emisión de bonos del Tesoro) aunque son paliativos que tuvieron efecto de corto plazo, desató problemas mayores, que se perciben por las mismas instituciones financieras, primero definiendo como riesgoza la deuda norteamericana y luego, como lo han hecho en los primeros días de agosto los bancos estadounidense JP Morgan Chase y Citigroup, declarando que “… los Estados Unidos y Europa se encuentran peligrosamente cerca de una recesión”.

A lo largo del planeta se asiste a un pánico generalizado de los gobiernos, de los dirigentes, de los bancos centrales y otras instituciones financieras internacionales. Los amos de este mundo parecen haber perdido completamente la brújula, incluso sus más “connotados” economistas ofrecen “soluciones” díficiles de ver con seriedad. Ejemplo de esto se encuentra en la propuesta del premio nobel de economía en 2008, Paul Krugman, que plantea como solución abrir aún más la llave del gasto público e incrementar aún más la deuda… Esta idea de Krugman se vuelve aún más ridícula por el tono que usa para presentarla: “… si descubriéramos que los extraterrestres estaban planeando atacar y necesitáramos una inversión masiva para contrarrestar la amenaza, la inflación y el déficit presupuestario serían un problema secundario y esta recesión podría terminar en 18 meses”.

Con actuaciones igual de erráticas responde la burguesía en Europa. Actualmente, el Banco Central Europeo (BCE) se ve obligado a comprar diariamente deuda italiana y española por una suma de cerca de 2 mil millones de euros, so pena de que estos países se hundan. Pero si estas medidas son irremediablemente indispensables para la supervivencia del sistema, no tiene ni efectos de largo plazo, ni capacidad para solucionar los problemas de insolvencia de esos países y menos aún de impulsar el proceso de acumulación.

Los ataques contra los trabajadores se acrecientan

El sistema capitalista se sustenta sobre la explotación del trabajo asalariado, son los trabajadores los creadores del valor y la base de la ganancia capitalista, por eso su situación es la de vivir en un sometimiento continuo y sin la menor posibilidad de mejorar su situación de vida, pero la crisis económica acelera aún más la degradación de su vida. Las medidas y programas que la clase dominante presenta para responder a la crisis (y que las llaman “reformas estructurales”) son a fin de cuentas instrumentos destinados a facilitar la aceleración de la explotación, lo que implica, para los asalariados una pauperización superior.

Por esa razón la agudización de la crisis va asociada con el ataque en contra de los salarios, las pensiones y la ampliación del desempleo; la realidad ha mostrado que esto ha sido la respuesta de la clase dominate en todos los países del mundo, buscando con ello cargar el peso de la crisis sobre la espalda de los explotados. Y si hasta ahora la vida de los trabajadores soporta niveles de degradación increíbles, la aceleración de la crisis anuncia mayores golpes. Pero si la misería habrá de extenderse, también la reflexión sobre lo que significa y ofrece el capitalismo debe de expandirse, los trabajadores ante los ataques a sus condiciones de vida no tienen más camino que la reflexión, la organización y la movilización.

Tatlin, 24/8/2011