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Revolución Mundial nº 90, Enero - Febrero 2006

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ALCA: Acuerdos comerciales regionales o comercio justo, una falsa disyuntiva para el proletariado

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El capitalismo es el primer modo de producción que expande su poderío a nivel planetario, el ansia de enriquecimiento de la burguesía destruyó las barreras geográficas y desechó las restricciones políticas que impedían su extensión. Este proceso fue conducido por el comercio a la vez que permitió a los Estados-nación consolidados enfrascarse en una guerra de competencia. En su deseo por la obtención de una superior ganancia el capital somete a las antiguas formas productivas y al mismo tiempo marca una estructura heterogénea con diferentes niveles de desarrollo, no obstante todas los Estado-nación, sin importar su tamaño y desarrollo, busca imponerse y someter a su dominio económico y político al resto.

Los especialistas de la economía pretenden encontrar como un fenómeno nuevo a la mundialización de la economía, sin embargo Marx y Engels desde el siglo XIX tenían en claro esta dinámica, en una carta de Marx a Engels, hablaba así de este proceso: «La tarea específica de la sociedad burguesa está en el establecimiento de un mercado mundial... Como el mundo es redondo, esto parece acabado con la colonización de California y Australia, y con la apertura de China y Japón...» (Carta del 8-10-1858).

De manera que si la expansión del capitalismo se da imponiendo a la mercancía como relación social dominante, al extenderse el mercado por todo el mundo, se abre la DECADENCIA del sistema haciendo la competencia más feroz. Por eso, el principio de la «ciencia económica» que supone que el libre comercio tiene la propiedad de conducir al «equilibrio», mitigar las desventajas de cada país y «generar crecimiento y prosperidad» (texto borrador del ALCA), no es sino una patraña ideológica de la clase dominante para ocultar que la COMPETENCIA es una guerra a muerte entre capitalistas. Así pues, el comercio es la base y esencia del capitalismo, por eso las declaraciones que en contra del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) del aparato de izquierda del capital y los lloriqueos por un «comercio justo», es una declaración que, aunque se encubre de discursos sentimentales, filantrópicos y de oposición a la injusticia, busca atrapar la conciencia de los trabajadores y enrolarlos en el apoyo de la burguesía de los «países pobres», hacerles creer que el capitalismo puede ofrecer mejoras a la humanidad. De frente a esta maniobra los trabajadores deben tener en claro que su lucha no es contra el ALCA, ni por un comercio justo, su terreno de combate no esta al lado de ningún burgués, su verdadera lucha se encuentra contra el capitalismo, contra la degradación de sus condiciones de vida, no importa de que nacionalidad sea el patrón, la lucha de los trabajadores es contra el sistema que los explota y reprime...


ALCA: expresión de la agudización de la crisis capitalista

El ALCA es un proyecto que expresa las dificultades económicas y políticas que la crisis ha generado en tanto ha venido a exaltar la concurrencia capitalista. Esta agudización de la crisis ha conducido a que los EUA pierdan su fuerza comercial, por lo que buscan agrupar a los 34 países de la región en un proyecto de integración el cual contemple además del aspecto comercial, la vigilancia y reorganización de las economías latinoamericanas, así como el reforzamiento del dominio político de los EUA.
El comercio de EUA con el sur de América representa apenas el 8% de su comercio, no obstante es una región que requiere mantener bajo su dominio. En las últimas décadas en América Latina ha crecido la intromisión de la Unión Europea (UE), haciendo que el Tío Sam se sienta amenazado, instrumentando medidas preventivas. No es raro que la UE declare su oposición al ALCA y en cambio promueva la consolidación del MERCOSUR (formado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) con el que mantiene mayores relaciones comerciales. Por eso ante la pérdida de terreno en la guerra comercial, los EUA buscan marcar la exclusividad de su mercado, aunque alcanzar este objetivo no ha sido fácil. Inicialmente se tenía previsto que este acuerdo se consolidara para inicios de 2005, pero los choques de intereses de la burguesía de los países del continente, ha impedido se consolide. La burguesía brasileña, por ejemplo, se ha opuesto a esta alianza comercial, porque considera le restará dominio al MERCOSUR.

De manera que si el principio fundamental que rige el comercio es la competencia, se entiende entonces que cada Estado busque perpetuar su dominio comercial por cualquier forma; aunque en su discurso proclame la liberalización comercial, el peso de la crisis y el ansia de ganancia lo obliga al uso de estrategias «tramposas» como el subsidio o el «dumping», por eso cuando los grupos altermundistas lloriquean y piden «comercio justo» saben que es imposible pero pretenden hacer creer a los trabajadores que el capitalismo puede eliminar su esencia destructiva y barbara.


¿Puede haber comercio «justo?

Aquellos que proclaman la necesidad de tener comercio justo, hacen referencia al hecho de que países como EUA da como subsidio cada año a su agricultura el monto de 19,000 millones de dólares (mdd), Japón lo hace con 30,000 mdd y la UE con 60,000 mdd, esto por supuesto implica una potenciación de las fuerzas productivas de estas regiones y con ello la quiebra de aquellas que son incapaces de soportar una competencia bajo este esquema, pero eso que extraña tanto al filisteísmo altermundista, no es sino la representación desnuda de lo que es la competencia, es decir de la guerra de rapiña entre burgueses donde el más fuerte se come al débil... esa negación de toda solidaridad humana, esa irracionalidad extrema es la esencia del capital y la única forma de acabar con ella es con la eliminación del capitalismo.

Agrupaciones «humanitarias» y filantrópicas, como Oxfam, para probar que el problema del sistema se encuentra en la falta de justicia en el comercio, plantean el caso de los obreros de la industria de la confección en Bangladesh, a los que, nos informan, se les paga el mísero salario de 1.5 dólares por día, de tal forma que reconocen que hay un alto grado de explotación, pero consideran que esto tendría solución si los países ricos se apiadan y reducen «sus altas tarifas de importación <y le otorgan> a Bangladesh su justa cuota de mercado...» (www.comerciojusto.org [1]), es decir no sólo suponen que el capitalismo puede transformarse en un sistema humanizado y racional, sino además están llamando a una alianza de clases, en la que los trabajadores se comprometan a defender las ganancias de su patrón, suponiendo que así mejorará su condición de vida... De forma similar la reunión altermundista denominada «La Cumbre de los Pueblos de América» llevada a cabo en Mar de Plata Argentina (nov. 2005), proclama que: «Para acabar verdaderamente con la pobreza, el desempleo y la exclusión social, es necesario y posible una integración desde y para los pueblos», es decir, nos repiten su veneno: la solución está en la «humanización» y democratización del capitalismo... Estos argumentos y aquellos que llaman a defender la soberanía y las riquezas nacionales (todo ello en un pretendido combate contra el imperialismo) no son expresiones de una falta de claridad, son construcciones de la burguesía para envenenar a la clase obrera e impedirle alcanzar la conciencia de que la verdadera causa de su penuria se encuentra en la existencia del sistema capitalista.


Fox vs Chavéz, Castro vs Bush... pugnas entre imperialistas

No cabe duda que los vientos «antiyanqui» siguen creciendo en la región. Lo que es presentado por la burguesía como «proyectos distintos» es en realidad la superficie de un fenómeno profundo. Durante décadas esta región estuvo incontestablemente bajo la tutela norteamericana. Sin embargo, el fin de los bloques imperialistas (1989) marcó la entrada en el mayor caos de la historia a nivel de las tensiones entre las burguesías de los diferentes países. Es verdad que en América Latina los EUA seguirán manteniendo el control de la región, pero al mismo tiempo hay que constatar que hay fracciones de la burguesía que intentan zafarse de ese sometimiento e intentan jugar cartas más «independientes». Tal es el caso de H. Chávez de Venezuela que con el apoyo de Fidel Castro y del mandatario argentino, Néstor Kirchner, y con una velada complacencia activa de Lula, ha arreciado sus diatribas «contra el imperialismo»... ¡claro, contra el «imperialismo norteamericano»!

Como lo hemos dicho otras veces, bajo el capitalismo decadente todos los Estados, pequeños o grandes, son igualmente imperialistas. El imperialismo no se mide por el tamaño del ejército, el imperialismo es la política de la burguesía en la decadencia de su modo de producción; que unas burguesías tengan menos medios que otras para tratar de imponer sus intereses no cambia en nada la naturaleza de sus posturas. Es por eso que las posiciones de un Chávez al atacar a Bush no lo hace en «interés de lo pueblos» sino en interés de fracciones de la burguesía latinoamericana que intenta desprenderse de la influencia de EUA, sin embargo, el futuro de todas las burguesías de la periferia es zafarse de un lado para caer bajo el dominio de otro, en este caso los europeos merodean la región para tratar de desestabilizar el patio trasero de los EUA.

La burguesía venezolana y la fracción de Chávez en particular, van a jugar una carta importante: el petróleo y el gas. El proyecto de hacer un gasoducto hasta Argentina se puede explicar como una manera de «amarrar» a la burguesía argentina a los «deseos bolivarianos» y al «frente antiyanqui». Al mismo tiempo, el gasoducto a Colombia, aliado por ahora incuestionable de los EUA, no implica el mismo nivel de chantaje. En pocas palabras, si la cuestión petróleo o gas juegan a nivel de las tensiones imperialistas, es siempre como elementos supeditados a intereses más globales de la burguesía.

Chávez dice que «en la batalla del Mar del Plata demostramos que es posible resistir y derrotar a las fuerzas imperialistas», pero no se trata en ningún caso de una victoria para los explotados de la región, es simplemente expresión de las tensiones que se desarrollan entre las diferentes fracciones de la burguesía internacional. Por eso el que México haya salido de esta cumbre en medio de conflictos con Argentina y con Venezuela no se puede explicar exclusivamente a partir del «estilo bruto de Fox» o de los arrebatos tropicales de Chávez. Este fenómeno se tiene que explicar a la luz de la inexistencia del marco de los bloques imperialistas salidos de la II Guerra Mundial. Durante toda la guerra fría todos estaban de acuerdo o aceptaban el que México jugara el papel de lugarteniente de EUA en la región, incluso como su «intermediario». Era México el encargado de seguir en relación con la Cuba «socialista», de tratar de mediar en los conflictos en Centroamérica y de conducir los intereses globales de los EUA en América Latina en general. Terminada la guerra fría y una vez disparados los intereses de las burguesías de la región más el acoso de los europeos y asiáticos, ese papel de México es ya cuestionado abiertamente por sus congéneres de la región. No es una cuestión ligada al PAN en el poder, no es tampoco producto del «folklórico» estilo de Fox, se trata de una expresión abierta de la agudización de las tensiones que hoy corroe todas las regiones del planeta.


«III Cumbre de los Pueblos», un engaño más contra el proletariado

Grupos de la izquierda del capital, altermundistas y trotskistas, principalmente, han empezado a organizar una «cumbre paralela», la denominan «Cumbre de los pueblos» como una versión «latinoamericana» de los foros mundiales. Esas «cumbres de los pueblos» se presentan como expresiones «revolucionarias», como la «verdadera voz de los oprimidos». Es revelador que el orador principal de esta «Cumbre de los pueblos» fue nada menos que Hugo Chávez el cual es presentado como mandatario de un «gobierno revolucionario»[1] [2].

En esa «Cumbre de los pueblos» no se cocina un programa para la lucha de los explotados sino una vieja receta burguesa que es presentada como «esperanza» de la clase trabajadora. Según los organizadores en la «Cumbre de los pueblos» se «perfilaba la base social, organizativa y programática de un frente único anti­imperialista»[2] [3]. La clase obrera nada tiene que ganar en los «frentes», al contrario, la política del frentismo es la disolución de la clase obrera en una masa interclasista definida como «sociedad civil» unida bajo no importa que bandera. Cuando decimos disolución del proletariado hay que agregar que ello incluye la disolución de sus intereses, es decir, el abandono del programa de la revolución comunista mundial. El frentismo interclasista tiene ya un nefasto saldo para la clase obrera, baste recordar que fue bajo el esquema en su forma de «Frente único» que la III internacional terminó por abrir completamente las puertas a la contrarrevolución. La clase obrera no se puede diluir en un «frente amplio», debe sin embargo ser capaz de atraer a su programa a todos los explotados y oprimidos del planeta. El rechazo al frentismo no debe entenderse como sectarismo, sino como la lucha por la independencia política del programa del proletariado, independencia que debe convertirse en faro para el resto de las masas oprimidas y marginadas por el capitalismo.

Existe otro aspecto que se pregona por el izquierdismo: la «Cumbre de los pueblos» es algo «positivo», por ser «un frente antiimperialista que amplificaba más allá de toda previsión la derrota estratégica que sufrió el imperialismo en la persona de George Bush»[3] [4]. Hay que reafirmar, como decíamos arriba, que con el ALCA o con el MERCOSUR, la suerte de los explotados seguirá siendo la misma, así que introducir la idea de que la negativa al ALCA significaría una cierta «victoria» para los pobres de Latinoamérica es un engaño cruel y ata al proletariado a defender a las burguesías agrupadas en el otro bando (el del MERCOSUR). Además, en un hipotético caso de una «derrota» de un imperialismo, no significa automáticamente una victoria para el proletariado. Lo que demuestra la historia es que cuando un país imperialista es derrotado se debe a que otro tiburón igualmente imperialista le ha comido el mandado, sin que ello signifique un paso adelante hacia la liberación final de la humanidad (ahí está Angola, Corea, Vietnam, Medio Oriente, Afganistán, etc. como pruebas macabras de esta afirmación).

En ese sentido, la clase trabajadora no puede tomar partido por la liberalización comercial o por la defensa de acuerdos comerciales «justos» y democráticos, si antes la liberalización comercial ayudó al desarrollo del capitalismo, al extenderse el capitalismo por todo el mundo y abrir su fase de decadencia, cualquier política que lleve a cabo la burguesía (proteccionista o liberalista) no hace sino agudizar aún más la miseria de los asalariados, ya Marx denunciaba claramente la estrecha visión que pretende ocultar que el causante de los males de la humanidad están en la existencia del capitalismo, y no sólo en el tipo de política aplicada, de manera que dice al reseñar los debates de la burguesía inglesa: «Según los whigs <liberales>, la fuente principal del pauperismo hay que buscarla en... las leyes prohibitivas contra la importación del trigo. Según los tories <conservadores>, todo está mal en el liberalismo, en la competencia...» (Glosas críticas al artículo «El rey de Prusia y la reforma social por un prusiano», 1844). Así pues, ante las campañas promotoras del ALCA (como la llevada por Fox) o las que lloriquean justicia comercial, la clase trabajadora debe rechazarlas y reflexionar que no tienen ningún interés que lo una con la clase que lo explota, no puede esperar que alguna política de la burguesía mejora su condición de vida... su único camino esta en la preparación de la Revolución Comunista Mundial, con la que ponga fin a este espantoso reino de la necesidad.


DAN-Tatlin / diciembre de 2005



[1] [5]Ver en RM 89 el artículo sobre el «socialismo de Chávez»

[2] [6]«Teoría y práctica del frente único antiimperialista», Revista Crítica de Nuestro Tiempo, No. 32, Buenos Aires, Argentina oct-05 a abril 2006.

[3] [7]ídem.

Situación nacional: 

  • Mexico [8]

Corrientes políticas y referencias: 

  • Antiglobalización [9]

Bolivia: Evo Morales, relevo de la burguesía contra los trabajadores

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Después de que encabezara diversas movilizaciones que llevaron a la caída de Sánchez de Lozada en octubre 2003 y la renuncia de Carlos Meza en marzo 2005, Evo Morales, personero del Movimiento al Socialismo (MAS), organismo integrante de la izquierda del capital en Bolivia, llega al gobierno. Los medios de difusión burgueses nos marean de nuevo con su campaña mediática ensalzando las ventajas de la democracia, pues a través del voto de los ciudadanos llevó al gobierno a un representante de los oprimidos; pero sobre todo, se destaca el hecho de que el triunfador sea de extracción pobre e indígena, lo cual, nos cuentan, es una verdadera reivindicación de los desposeídos de Bolivia y de Latinoamérica. De nuevo, los corifeos del capitalismo nos venden la idea de que, como en Venezuela, Brasil, Argentina y Paraguay, este tipo de elecciones y los gobiernos que resultan representan una esperanza de mejora de las condiciones de vida y de trabajo de millones de trabajadores.


Un triunfo de la burguesía

Este recambio no es un triunfo de la clase obrera y el resto de capas pauperizadas de Bolivia sino de la burguesía; en primer lugar, es ella quien gana con este apuntalamiento de su sistema electoral pues así refuerza la idea mistificadora de que es sólo a través de las elecciones puede lograrse un cambio.

En las publicaciones de la CCI, particularmente durante los últimos cinco años, hemos analizado este fenómeno de inclinación hacia la izquierda por parte de la burguesía de la región como producto, fundamentalmente, de dos factores interrelacionados entre sí: la situación económica y las dificultades de la burguesía para lograr una cohesión. Después de décadas de pauperización sistemática de los trabajadores quienes han sostenido sobre sus espaldas los planes de choque anticrisis impuestos por sus explotadores, aquéllos se encuentran en una situación por demás desesperada por el grado de miseria en que viven ellos y sus familias, esta situación tiende a presentarse peligrosa para la burguesía, por lo que lo atiende usando la alternancia de partido en el poder, para buscar así inyectar a los trabajadores confianza en el capitalismo.


Ningún beneficio para la clase obrera

Evo Morales no pertenece al proletariado, él es un digno representante de las fuerzas políticas de la burguesía que se han repartido las tareas para integrar un gobierno nacional apegado totalmente a las necesidades económicas y políticas del Estado capitalista. Como en el caso de Lula o Chávez, es de esperarse que Evo Morales impondrá los mismos planes draconianos de austeridad que son exigidos para enfrentar la crisis: contención y, más aún, disminución de los salarios, carestía de la vida, desempleo galopante... De hecho, es este uno de sus mandatos: asegurar que, bajo la cobertura ideológica de un gobierno de izquierda, logren pasar sin muchos conflictos sociales los nuevos planes económicos de que tienen necesidad el capital.

¿Qué otro equipo de gobierno podrá ser más apto para continuar con estos planes bajo las circunstancias actuales? El de Evo Morales resulta perfecto, por ahora, dado que permite sacar adelante las tareas pendientes de la clase dominante. Sin embargo, desde ahora podemos augurarle la misma conducta que cualquier otro gobierno. Muy pronto los requerimientos del capitalismo ante los embates de la crisis le obligará a tomar las mismas medidas antiobreras que sus congéneres y el proletariado estará ante la posibilidad, entonces, de descubrir que ningún gobierno le puede ofrecer mejorar su vida, y que la verdadera solución a las penurias que vive tendrá solución, UNICAMENTE con la destrucción del sistema capitalista.


RR/diciembre-2005

Geografía: 

  • América central y Sudamérica [10]

Elecciones 2006, ¿Regresa el PRI al gobierno?

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Una vez que hemos denunciado, desde el enfoque marxista, la trampa electoral y parlamentaria como una mistificación de la burguesía contra el proletariado (RM88), y que evidenciamos sus esfuerzos en los últimos veinticinco años para sacar adelante su proyecto económico y político que le exige su dictadura de clase (RM89); en este artículo nos proponemos analizar la situación del Partido Revolucionario Institucional (PRI) siempre con el propósito de clarificar ante los trabajadores las trampas que le tiende la clase capitalista. En el 2000 el partido de Estado fue relevado después de que la burguesía había preparado el recambio desde hacía, por lo menos, dos décadas para coronar, como ya lo hemos demostrado, objetivos precisos del proyecto multicitado en estas páginas. En términos generales, hemos evidenciado cómo después de más de setenta años de gobierno basado en un partido de Estado, la clase burguesa mexicana necesitaba reestructurar su vida interna siendo claro que el antiguo esquema (partido único) por décadas perennemente adecuado (PNR-1929, PRM-1938, PRI-1946), ya resultaba más que inoperante y obsoleto.

Durante cinco años, hemos dado cuenta de las dificultades internas de la burguesía para encontrar de nuevo un modelo de funcionamiento estatal que le permita avanzar en sus planes de clase, problemas que derivan, esencialmente, de la ruptura de los amarres antes garantizados por el PRI. Estas pugnas interburguesas tienen su escenario en las diversas estructuras constitutivas de la clase dominante: en el sector empresarial, en los partidos políticos, en el ejército, en las organizaciones del narcotráfico, en el clero; la fractura ha dominado la vida política del país como una expresión, fundamentalmente, del periodo de descomposición social generalizada del capitalismo cuyos resortes brotan de la tendencia dominante al cada quien por sí mismo, a la búsqueda individualista del mayor beneficio a costa de los demás, una situación particularmente exacerbada por la disputa del control estatal a nivel nacional que tantos beneficios económicos y políticos reditúa a la fracción burguesa que lo detenta; todo esto, en un contexto de agudización y profundización de la crisis económica que todo lo constriñe, aún si esta actitud va en contra de los intereses generales y vitales de su clase como un todo.


<<>>La decisión en negativo>

En este marco, la situación del PRI es particularmente ilustradora de las dificultades de la burguesía. Si bien es verdad que los sectores de la burguesía con una comprensión más clara de lo que le conviene a su clase relevaron a este partido del gobierno nacional porque ya no le era útil dados los nuevos requerimientos de su dictadura, esto no significa que tal cosa se haya hecho con el acuerdo unánime de todas las fracciones de la misma sino que se llevó a cabo en contra de los sectores más rancios de este partido que son los que hoy están precisamente exigiendo su regreso al poder nacional, a toda costa. Durante todo el gobierno de Fox han estado preparando su regreso no sin enfrentar duros golpes de las otras facciones que dominan dentro del Estado. Así, hemos asistido a varios intentos en contra del PRI para evitar que tome fuerza y pueda retomar el mando presidencial; por ejemplo, el último escándalo de corrupción armado desde las entrañas mismas del Estado contra Arturo Montiel contendiente de Roberto Madrazo en realidad tenía como objetivo máximo golpear de manera espectacular a este último y, por lo tanto, al mismo PRI evidenciando sus vicios corruptos ante los ojos de los electores. La renuncia lastimosa del afectado pero sobre todo la situación de evidente fragilidad en que quedó el otrora fuerte Madrazo demuestran que, efectivamente, el dardo envenenado tuvo un efecto maquiavélico de lo más efectivo. Hasta podríamos decir que para la burguesía ya está tomada su decisión para el relevo del 2006 pero... en sentido negativo: el regreso del PRI al gobierno federal representaría un retroceso a varios niveles pero sobre todo en lo que concierne al sostenimiento de la campaña democratizadora del sistema político frente al proletariado; una constatación por demás válida si consideramos que el mito de la democracia y de las elecciones se mantienen, precisamente, debido a la necesidad de inculcar en la conciencia del proletariado que son el único medio para mejorar su condición de explotación. Una razón nada menor.


Una resistencia encarnizada

A pesar de los reveses sufridos, el PRI está demandando con gran fuerza ser considerado dentro del juego, presumiendo muy alto que lo ha hecho todo por modernizar y democratizar su aparato, además de que está ofreciendo una capacidad de control y estabilidad, dada su implantación nacional, de las diferentes instancias de gobierno que actualmente están desestabilizadas y, que, en última instancia, su situación no se diferencia mucho de la de los otros dos partidos importantes (PAN y PRD), los cuales experimentan efectivamente el mismo tipo de dificultades producto de su matriz política común (como lo veremos en próximos artículos). Además, no hay que olvidar la reserva considerable de fuerza política que todavía detenta el otrora partido de Estado en varias regiones del país que operan en la práctica como verdaderos feudos políticos; por ejemplo, este partido todavía detenta la mayoría de las gubernaturas en los estados aún si algunos de ellos son dominados por gobernadores opuestos al grupo de Madrazo. El PRI va por la grande para recuperar las prebendas que brinda el poder presidencial y que permite sostener las exigencias de su aparato que, sin estos privilegios, ha sufrido serios descalabros en los últimos años. En última instancia, si esa posición central no se recuperara, de todos modos la negociación de una buena tajada del pastel le brindaría a este organismo importantes beneficios económicos y políticos nada despreciables. En esta perspectiva, en los meses por venir seremos testigos de una agudización de las pugnas interburguesas y particularmente de los esfuerzos desesperados del núcleo duro del PRI, no sólo, ni mucho menos, para evitar su debilitamiento, sino sobre todo para imponerse a los planes centrales del Estado burgués mexicano en los cuales no encaja, por el momento. Es decir, la «racionalidad» del proyecto de la burguesía mexicana no es una garantía, claro está, de que todas las fracciones de esta se someterán a esos planes; como lo hemos demostrado siempre, los diversos grupos de interés que operan al interior del Estado se aplican a fondo para no quedar fuera de la repartición del gran pastel.


¿Cuál es la situación actual del PRI?

Después del último golpe, el PRI continúa procesando el caso de Elba Esther Gordillo, cacique sindical del (SNTE) quien ha funcionado como «caballo de Troya» en su interior, anotándose varios puntos a su favor. Relacionado con esto, tomemos nota del desgajamiento de varios grupos de priístas en varios estados del país enarbolando el pretexto del desacuerdo con las «prácticas antidemocráticas de Madrazo», cuando en realidad son impelidos por el cálculo burgués del beneficio pragmático (por ejemplo, gran cantidad de expriístas se han ido a la coordinación de las redes ciudadanas pro voto de AMLO calculando que esa es la orientación dominante del Estado burgués). También, hay que advertir un contexto desfavorable en su campaña consistente en cierto «vacío» de promoción de parte de los medios de difusión burgueses más importantes (recordar, por ejemplo, sus dos desangelados e ignorados «debates»). Una situación que da cuenta precisamente de una orientación de los principales grupos de la burguesía que no le favorecen al actual PRI.

Sin embargo, esto no quiere decir que el núcleo duro de este partido vaya a tirar la toalla tan fácilmente sino que, al contrario, lo está haciendo todo por salirse con la suya conociendo hasta el último detalle las reglas del juego electoral. En efecto, la primera posibilidad es estar dentro de la contienda, luego, hay que utilizar todos los recursos disponibles y los medios que sean necesarios, en su caso el aparato de maniobra electoral que funciona todavía a las mil maravillas a la hora de sumar votos, obviamente, al mismo tiempo hay que sumar adeptos dentro de los diversos grupos en disputa para imponer una relación de fuerzas favorable y esto incluye el famoso «cabildeo» también en las esferas del poder del Gran Padrino para obtener el «palomeo» decisivo. Esto podría posibilitar que los recursos con que cuenta el Estado capitalista se orienten de un lado o de otro y el PRI lo sabe mejor que nadie.

¿Cómo opera el juego electoral de la burguesía para decidir a quién elegir?

Si estuviéramos en pleno dominio del partido de Estado estas dificultades se solucionarían de un plumazo mediante el fraude electoral. Si embargo, como lo hemos ya analizado, la burguesía se ha previsto desde los años 80 de implementar las llamadas reformas electorales (de las que surge el IFE) con las cuales ha logrado superar en gran medida precisamente un sistema de fraude electoral e instituir uno de «elecciones limpias». Y este esfuerzo responde al objetivo de hacer creíbles las elecciones después de siete décadas de contar con mecanismos por demás burdos y arcaicos. En esto radica uno de sus mayores éxitos al nivel de la mistificación democrática pues vende la idea a los explotados de que cualquier candidato tiene las mismas oportunidades de competir y de ganar siempre y cuando sea favorecido por el voto de la mayoría de los ciudadanos, de ahí la gran fuerza mistificadora de este mecanismo de control. Sin embargo, lo que no dice es que tal proceso donde efectivamente «los votos sí cuentan» es manejado completamente por el Estado burgués no sólo en sus ejes fundamentales sino que, sobre todo, hay un manejo fino de sus orientaciones generales a través de sus medios de difusión que utilizan los más variados recursos para hacer crecer o disminuir una candidatura: video escándalos, denuncias de negocios turbios, informaciones tendenciosas de todo tipo, encuestas amañadas, etc., etc., con los cuales se administra la orientación del voto de los potenciales electores a los cuales se les induce su preferencia por tal o cual personaje de la burguesía; y no es para menos si consideramos la abrumadora campaña diseñada profesionalmente con criterios sociológicos, psicológicos, mercantiles, etc., para determinar una «opinión», una «preferencia»...

De esto se trata actualmente, la burguesía lleva ya un buen tiempo tratando de ponerse de acuerdo para imponer, de esta manera, su orientación política más conveniente a las necesidades actuales. Y aquí reside precisamente el problema pues más allá de la corrupción imperante en toda la llamada clase política de la burguesía, más allá de la irresponsabilidad y pusilanimidad que puedan caracterizar a tal o cual grupo o individuo burgués, el Estado capitalista debe tener la capacidad de lograr un acuerdo para llevar adelante una determinada orientación sin que se ponga en cuestión el control del sistema, lo cual podría llevar a resultados indeseables. Esta es la búsqueda actualmente.

En cuanto al PRI, como lo decíamos, hay ya varios indicios en el sentido de que no goza de las simpatías de una amplio segmento de la burguesía, sin embargo, es claro que se la va a jugar a fondo con los grupos que lo apoyan a pesar de los cálculos muy «razonables» del resto de burgueses que recomiendan no retroceder en sus proyectos económicos, políticos y sociales. Hasta el momento, pareciera que los otros dos contendientes «serios»: Felipe Calderón del PAN y López Obrador del PRD más o menos se ven favorecidos en el sentido de que para el Estado capitalista cualquiera de ellos y los grupos que los sustentan tendrían la capacidad de llevar adelante sus planes en el terreno económico, político y social además de la delegación imperialista del Gran Padrino estadounidense para servir como lugarteniente en su patio trasero latinoamericano. Normalmente, estas consideraciones norman los criterios de la burguesía en su interior y al nivel de sus relaciones internacionales para elegir a sus equipos de gobierno. El PRI tiene el perfil para cumplir excelentemente las tareas en el aspecto económico y en el relacionado con América Latina, sin embargo, en este momento no ayuda a cohesionar a la burguesía, y aunque la dispersión política impide que cualquiera de ellos lo pueda asegurar, su actuación pragmática los lleva a la elección del «mal menor».

La burguesía es una clase que no se caracteriza precisamente por su capacidad de consenso y de toma de conciencia sino que, al contrario, su accionar esta condicionado por el conflicto de intereses y la competencia perenne en su seno. Cada capitalista o grupo de ellos busca imponer sus decisiones a costa de los otros, y en su caso la nomenclatura del PRI, vista su situación desesperada por recuperar sus privilegios, buscará pasar por encima de los demás. Es por ello que no hay ninguna garantía de que los planes que más convienen a la burguesía puedan avanzar de manera segura. Cada grupo se la está jugando con todo y acepta las reglas del juego electoral apostando a que logrará acumular los mayores apoyos para acceder al poder presidencial.

Todavía falta mucho para poder pronunciarnos en qué sentido puede estarse orientando la burguesía y aunque no es nuestra tarea adivinar qué candidato ganará, sí tenemos la obligación de clarificar ante el proletariado los escenarios políticos en los cuales tendrá que desarrollar su lucha de clases, denunciar las nuevas trampas, prevenirle de los nuevos temas mistificadores, etc. La clase burguesa regentea su democracia electoral manejando todos los hilos posibles que le permiten manipular completamente el proceso y asegurar los resultados, y lo hace no sólo por necesidades de mistificación ante la clase obrera sino también por los requerimientos de gestión de las disputas de sus diferentes grupos de interés, en su funcionamiento interno. Los trabajadores deben comprender estos mecanismos del aparato Estatal de sus explotadores si quieren, a plazo, desembarazarse del lastre ideológico de la democracia electoral que los mantiene atados todavía a las ilusiones de cambio provenientes de las mismas entrañas del Estado capitalista. En este mismo sentido, los próximos artículos de la serie tratarán acerca de los otros partidos y de las tendencias políticas a nivel internacional y regional, siempre con el firme propósito de aportar elementos de clarificación a favor de su combate de clase.

RR/diciembre del 2005


Situación nacional: 

  • Mexico [8]
  • Elecciones [11]

«Porrismo» en la UNAM

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En los últimos meses han crecido los ataques hacia estudiantes de bachillerato por parte de «porros». En México los estudiantes llaman porros a los grupos de golpeadores a sueldo de alguna instancia gubernamental. Estos grupos en las universidades de México, son creados tradicionalmente a partir de los grupos de football americano y sus animadores[1] [12] , en tanto que por medio de becas y calificaciones el Estado los compra, pidiendo a cambio atacar a los estudiantes politizados, o a alguna manifestación. En México tienen una larga historia como cuerpos represivos del Estado. En 1961 nace el MURO (continuador del Frente Universitario Anticomunista y brazo visible del Yunque) como proyecto político-militar en el que se involucra el clero católico, no obstante pronto potencia sus fuerzas al integrarse a la estructura del Gobierno, sirviendo en una especie de fuerza paramilitar, muchos de sus integrantes son contratados directamente por la DFS (policía política de ese entonces), y son conocidas sus actuaciones al estilo gangster durante las manifestaciones estudiantiles en 1968. En una continuidad de esta estrategia se encuentra la formación de los Halcones, que tuviera su actuación más abierta en la masacre del 10 de junio de 1971.

Durante los 70, en Universidades de Guadalajara, la federación de estudiantes (FEG) y los Tecos, extienden el terror entre los alumnos y maestros; muchos de estos porros años después se convirtieron en flamantes diputados o funcionarios de gobierno. En Sinaloa, por el mismo período el grupo José Maria Morelos (los chemones), sirven como instrumento de represión y amedrentación de los jóvenes politizados. En la actualidad dentro de la UNAM y el IPN se ha formado una red de grupos de porros que están al servicio de diversas instancias de gobiernos. Antes el PRI y el PAN mantenían el monopolio del control de los porros, no obstante como lo dice una periodista al hacer el seguimiento de este problema: «...con la transición política de los últimos años también han encontrado apoyo en personajes del PRD, del PAN y del PT...» (La Jornada, 06-06-04). Es decir son verdaderos mercenarios que están al servicio del que primero pague, por ejemplo a la Federación de estudiantes de Naucalpan, se le asocia lo mismo con el gobierno del estado de México, en manos del PRI, que con el ayuntamiento de Naucalpan, controlado por el PAN, así mismo, es conocida la cercanía de los porros de la FEP y ODET, que actúan en el IPN, COBACH y CONALEP con funcionarios del PRI, pero también con el PRD, por ejemplo la perredista Lizbeth Rosas del grupo de Bejarano, pero también el mismo Joel Ortega, actual funcionario de la policía del DF, según articulistas, fue promotor del grupo de porros «3 de marzo» que actúa en la UNAM aunque cuenta con lazos en la FEP-ODET. En la UNAM, el grupo «Alianza Universitaria» toma diferentes membretes (Apocalipsis, Pedro de Alba, Reflexión Estudiantil, Universitarios en Movimiento...) con los que aparece continuamente en actos de agresión y provocación. Las últimas agresiones se han centrado en las Preparatorias 5 y 6 y en algunos Colegios de Ciencias y Humanidades de la UNAM. De frente a ello, jóvenes estudiantes se han visto envueltos en continuos enfrentamientos y acciones contestatarias con las que pretenden poner fin al porrismo, no obstante más que un proceso reflexivo, las respuestas que han dado muestran un inmediatismo desesperado y estéril.


Los porros, la policía y el ejército: instrumentos de represión

El hostigamiento continuo de los porros ha dado oportunidad a que el izquierdismo desarrolle una campaña ciega entre los jóvenes estudiantes, conduciendo hacia una falsa reflexión, que a fin de cuentas los encierra en el terreno que buscan las autoridades al soltar la jauría de porros, es decir, someter a pensar todo en función del porrismo: cómo responder sus agresiones y pretender que el sistema puede vivir sin la existencia de sus instrumentos de represión.

Es evidente que es indignante ver la agresión y notar la protección de funcionarios y policías, no cabe duda que esto obliga en ocasiones a la autodefensa, sin embargo la actitud de los sectores radicaloides que pretenden reducir todo al enfrentamiento, o a la de quienes exigen justicia, son cómplices del mismo accionar represivo, unos pretendiendo que de frente al aparato represivo del Estado hay que oponer otro, otros alentando la idea de que el capitalismo puede ser mejorado con una mayor dosis de democracia.

Hay que recordar que frente a los porros de la FEG se crearon grupos como la FER, transformada luego en el grupo guerrillero FRAP, o ante los «chemones» se presenta la FEUS (incorporada luego al grupo guerrillero LC-23 de septiembre) y aunque podía haber un verdadero coraje por las acciones de los porros, ese coraje se anuló por la actuación desesperada y no reflexiva. De la misma forma con tan sólo exigir la salida de porros o la destitución de funcionarios no logra sino alentar esperanzas en el sistema; es conocida la consigna levantada por el CNH en 1968, sobre las libertades democráticas y en particular sobre la desaparición del cuerpo de granaderos y la destitución de algunos funcionarios, y lo que queda demostrado es que los cuerpos represivos del Estado no pueden desaparecer sin antes haber derrocado el sistema capitalista, esa misma experiencia muestra que podrán cambiarse de funcionarios, pero la esencia represiva del capital se mantiene.

No pretendemos decir que los jóvenes deben esperar cruzados de brazos las agresiones de los porros, lo que es necesario insistir es que debe entenderse el significado del sistema y su forma de actuación, y por tanto la necesidad de transformarlo. Es evidente que estas agresiones son expresión de las pugnas presentes en la burguesía y que se agudiza por el proceso electoral, en particular son provocaciones en la que cada grupo lanza a su jauría para medir fuerzas y presionar para obtener una parte mayor del botín, y en esto están metidos lo mismo el Rector de la Fuente (que ha sonado como posible candidato de unidad), que directores de facultades y escuelas, partidos (PRI, PAN, PRD y PT) y funcionarios del gobierno del DF. Por ello de frente a la brutalidad de los porros no bastan las acciones desesperadas o los llamados estériles de justicia, los estudiantes como masa heterogénea no forman una clase social y no pueden alcanzar en unidad una conciencia de su ser social, no obstante los sectores que están unidos a la clase obrera por sus lazos familiares, o que se reconocen ya como fuerza de trabajo asalariada potencial, deben salir del laberinto de la ideología estudiantilista, que es un medio aprovechado por el izquierdismo de toda laya para extender la confusión y evitar la reflexión, deben comprender que el capitalismo no puede humanizarse ni ser justo, por eso deben reflexionar y hacer suya la teoría revolucionaria, pero además la tradición de lucha de la clase obrera, reconocer que no pueden desperdiciar sus fuerzas en luchas estériles, toda su fuerza, su coraje y convicción de lucha debe ser orientada al verdadero combate histórico. La verdadera forma de combatir los ataques de los cuerpos represivos del Estado y su brutalidad, es luchar, masiva y concientemente, por la destrucción del capitalismo.

Tatlin/1-diciembre-2005



[1] [13]En Argentina en los gobiernos militares las «barras bravas» eran también usadas como cuerpos represivos.

Situación nacional: 

  • Mexico [8]

Irak, el caos se extiende en Oriente Medio

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Hace ya casi tres años desde que el ejército estadounidense tomó el control de Irak, y el país se hunde cada vez más en el caos. Más de 120,000 iraquíes muertos; 2,000 soldados estadounidenses muertos y 18,000 heridos; destrucción masiva de infraestructura, casas y edificios públicos. Irak se encuentra en una de las peores situaciones de cualquier país desde la Segunda Guerra Mundial. Encima de esto, la agudización de las tensiones imperialistas sobre Irak ha llevado a todo el Medio Oriente a un período de inestabilidad creciente. Los recientes bombardeos en Ammán, Jordania, que había evitado esta infección hasta ahora, son la prueba de esto.


La extensión del caos en el Medio Oriente

Irak hoy es un país devastado, rondando el borde de la guerra civil. El «nuevo», «próspero» y»democrático» Irak anunciado por la Administración Bush se encuentra en ruinas. La guerra de guerrillas continua contra las fuerzas de ocupación, atrocidades cada vez horribles contra la población civil, todo esto muestra que cualquier esperanza de una reconstrucción es una ilusión. Las divisiones entre grupos sunitas, chiítas y kurdos se han agravado violentamente con la población atrapada en el fuego cruzado. Cualquier futuro Estado iraquí será devastado por disensiones de toda clase. En el norte, terroristas sunitas y baátistas, apoyado activamente por Siria han lanzado numerosos ataques sobre intereses kurdos. En Bagdad y el sur predomina el conflicto entre sunitas y chiítas. El homicidio, los secuestros y la tortura son parte de la vida cotidiana de la población. El mes pasado docenas de chiítas fueron masacrados por terroristas suicidas mientras rezaban en sus mezquitas, mientras el Estado iraquí, dominado por chiítas, exigía venganza estableciendo centros de tortura que no tienen nada que envidiar al régimen de Saddam.

Esta situación ha abierto los apetitos imperialista de Irán y Siria. Esta última nación, que evidentemente se juega el derecho a tomar parte en el conflicto iraquí, ya ha estado sirviendo como centro para terroristas sunitas y baatistas. Su desalojo de Líbano le empujará indudablemente a extender su influencia en Irak.

Irán, actualmente involucrado en un enfrentamiento con EU y estados europeos en relación a su programa nuclear, se lame los labios con las posibilidades abiertas con el debilitamiento de Irak y el reforzamiento de las facciones chiítas en el nuevo gobierno, especialmente en las fuerzas de seguridad. Esto abre la puerta para que Irán adquiera un lugar mucho más importante en Medio Oriente, especialmente en el Golfo Pérsico y áreas productoras de petróleo. Esta perspectiva le obliga a actuar de una manera mucho más agresiva contra las grandes potencias y ha reforzado a las facciones más «intransigentes» y retrógradas de la burguesía iraní. Las tensiones entre Irán y Gran Bretaña aumentan cuando Teherán incrementa su apoyo a los ataques sobre las fuerzas de ocupación británicas por milicias chiítas.

Los bombardeos de Ammán nos recuerdan que ninguna región del Medio Oriente quedará a salvo de las fuerzas de destrucción. Estas son particularmente importantes porque Jordania representa un enlace entre Irak y el conflicto de Israel / Palestina. Por mucho tiempo Jordania actuó como un amortiguador entre Israel y las organizaciones palestinas, que atacó a la OLP por orden de los estadounidenses en los años 70. De esta manera, otro aliado cercano de EU ha sido atacado por los terroristas, de la misma forma que Arabia Saudita ha visto numerosos ataques de Al Qaeda desde la guerra de Irak.

En esta situación, también debemos tener en cuenta las diversas maniobras de Sharon, que tendrán como resultado mayores tensiones entre Israel y los grupos palestinos, e incluso entre los mismos grupos palestinos, especialmente Hamas y la OLP. Bajo la cubierta de la retirada de Gaza, en realidad el estado israelí está apretando sus pinzas sobre Cisjordania y se prepara para desplegar más fuerzas hacia Líbano. La decisión de Sharon de dejar Likud y formar un nuevo partido apoyado por el ex laborista Shimon Peres no quiere decir que Sharon se ha convertido en una blanca paloma. Significa simplemente es uno de los más inteligente de la extrema derecha, entorpecida por los dogmas irracionales, capaz de mantener cada pulgada de la tierra santa.


Dificultades crecientes para EU

En esta situación, es claro que para el gobierno norteamericano cada vez es más difícil justificar su presencia en Irak. La idea de que invadir Irak sería un golpe al terrorismo internacional ha sido desacreditada por el simple hecho de que la oleada terrorista se ha hecho más y más fuerte, no sólo en Irak sino también a través del mundo, incluyendo Europa. Lo mismo vale para la idea de la instalación de la paz y la democracia en Irak. Por lo tanto, la Administración Bush está siendo objeto de la crítica no solamente de sus adversarios tradicionales en la «comunidad internacional», como Francia y Alemania, sino también desde el interior de la misma burguesía norteamericana- y no sólo entre los demócratas sino también incluso desde el interior del Partido Republicano. La caída dramática de la popularidad en las encuestas de opinión pública de Bush, los debates en el senado dominado por republicanos sobre la necesidad para los EU de fijar una fecha para la retirada y sobre la tortura de presos en Guantánamo, el surgimiento de los nuevos escándalos sobre la manera en que el gobierno manipuló los hechos en relación a las armas de destrucción masiva... todo esto muestra el verdadero callejón sin salida que enfrenta la burguesía estadounidense.

Y encima de todo, a pesar de algunos recientes despliegues de fuerza contra baluartes rebeldes en el norte, EUA también está mostrando su impotencia en el terreno. La Casa Blanca se encuentra en un dilema por:

* La presión de la opinión pública sobre la situación desastrosa en Irak, que está empujando al retiro lo antes posible.

* La amenaza que significa a los intereses de EUA retirarse bajo las actuales circunstancias, que además de dejar que Irak se hunda más en el cenagal, se vea como una derrota, incluso una humillación para EUA, que habría fallado completamente a su promesa de traer la paz y democracia al país.

* Los apuros de EUA son una fuente de satisfacción para sus rivales imperialista, ya que legitima su oposición a la invasión de Irak y les dará la oportunidad de promover sus propias ambiciones imperialista con el pretexto de ofrecer sus servicios desinteresados. Así por ejemplo, vimos a Francia hacer propuestas a Jordania después de los bombardeos de Ammán.

Irak es el verdadero rostro del capitalismo actual. También es una imagen del futuro que la burguesía nos prepara. Solamente la lucha contra este sistema moribundo puede ofrecer un futuro diferente a la humanidad.

Mulán/ 5 de diciembre de 2005

Noticias y actualidad: 

  • Irak [14]

Comedores populares, ¿Lucha contra el hambre o adaptación al hambre?

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Nuestra experiencia de intervención en Argentina nos lleva a abordar una actividad muy extendida consistente en organizar Comedores Populares que se proponen una triple finalidad:

- proporcionar comida a un cierto número de personas

- realizar actividades de enseñanza más o menos elemental

- crear un medio de reunión adonde los vecinos puedan discutir, desarrollar una solidaridad y poder reflexionar sobre cómo luchar contra la situación cada vez más insoportable que nos impone el capitalismo.

Apoyamos la voluntad de solidaridad y de lucha contra el capitalismo que hay en esa tentativa, sin embargo, debemos preguntarnos si la actividad de los Comedores Populares constituye o no un medio para concretar esa voluntad.

 

¿Por qué proliferan en Argentina –y en otros países- organizaciones de base del tipo Comedores, piqueteros, economía solidaria etc.?

En los últimos 10 años están proliferando una multitud de organizaciones de base: Comedores Populares, Piqueteros, Redes de Economía Solidaria, Redes de Empresas Autogestionadas etc.

Las primeras organizaciones de este tipo han surgido de la iniciativa de gente de los barriales que apenas tienen de qué comer. También, han sido creadas por personas que apenas tienen ingresos[1] y que como forma de supervivencia tratan de compartir con otros en su misma situación un mínimo de productos y servicios. Otro problema cada vez más frecuente, es que los obreros –especialmente de empresas pequeñas y medias- se encuentran con que al volver del descanso de fin de semana el dueño ha cerrado dejándolos a todos en la calle, lo cual les ha obligado a ocupar la fábrica para intentar mantener su trabajo.

El movimiento piquetero tiene un origen similar. En 1996-97 se produjeron en diferentes regiones argentinas cortes de carretera protagonizados por desocupados que luchaban por obtener un medio de vida. Estas primeras acciones expresaban una lucha proletaria genuina. Sin embargo, no pudieron extenderse, se quedaron aisladas, la gente empezó a desmoralizarse y a “buscarse la vida”. Una minoría trató de mantener a toda costa la organización primitiva. Pero esta fue poco a poco infiltrada y “organizada” por sindicalistas radicales, por grupos de extrema izquierda (principalmente trotskistas) dando lugar a lo que hoy conocemos como “movimiento piquetero” que ya no se parece en nada a la organización inicial[2]. Es una estructura directamente vinculada al Estado a través del reparto de los bolsones de comida y los subsidios que otorga el gobierno. Además, sus miembros tienen que asistir obligatoriamente a las asambleas y a las movilizaciones convocadas. Sí no están convencidos corren el riesgo de perder esas ayudas. Los líderes piqueteros detraen una porción del dinero que les corresponde a los miembros. Lo que en un principio era una organización obrera vinculada directamente a la lucha, al hacerse permanente, al pretender mantenerse hubiera o no hubiera luchas, ha ido siendo absorbida por las estructuras del Estado.

El proceso es más o menos el mismo en las otras organizaciones. Tomemos el caso de los Comedores Populares. Los compañeros que los inician buscan responder al problema de cómo obtener un mínimo de comida. Reaccionan frente a una situación desesperada. Pero rápidamente, organizaciones políticas, sindicales, ONG’s, la propia Iglesia, les ofrecen sus “servicios”: la coordinación entre comedores, las gestiones ante los organismos de asistencia de la Provincia etc. En la Capital Federal hay más de 100 comedores coordinados, se calcula que son más de 400 los comedores de la zona sur del Gran Buenos Aires… Poco a poco, se comprueba amargamente que, a cambio de unas subvenciones administradas con cuentagotas, de migajas que no calman el hambre, esas organizaciones escapan al control de los interesados y se transforman en estructuras a través de las cuales el Estado burgués los encuadra, los controla y los utiliza políticamente para sus fines.

¿Por qué son recuperadas por el Estado y transformadas en algo radicalmente contrario a las intenciones de sus iniciadores?

En el siglo XIX y principios del XX, en la época en que el capitalismo era un sistema progresista, el proletariado podía constituir organizaciones de masas permanentes: sindicatos, cooperativas de consumo, cooperativas de producción, asociaciones de mujeres y de jóvenes, universidades populares, casas del pueblo etc. Aunque esas organizaciones caían con frecuencia en graves desviaciones reformistas, en ilusiones de gestión cotidiana de la miseria, globalmente pertenecían al proletariado. Estas organizaciones podían existir sobre la base de un programa que no ponía en cuestión el conjunto del sistema capitalista pues éste tenía delante de si una perspectiva de crecimiento y desarrollo económico y social. Eran auténticas escuelas de lucha de los obreros donde éstos podían reunirse y desarrollar su solidaridad de clase.

La situación cambia radicalmente con la entrada del capitalismo en su fase histórica de decadencia. De forma global, el sistema no puede desarrollarse más allá de situaciones puntuales o parciales; ya no puede dar una perspectiva duradera y permanente de progresión de las condiciones de vida de la clase obrera y, en general, de las masas oprimidas. Con ello, las organizaciones de masas permanentes basada en la lucha contra aspectos parciales de la explotación pierden su razón de ser, ya no tienen dinámica ni contenido. Su existencia, tras el impulso inicial de sus miembros más sinceros, solo puede garantizarse si se integran y vinculan al Estado Capitalista.

El caso más claro son los sindicatos. Se ha intentado formar a lo largo de todo el siglo XX toda clase de sindicatos: asamblearios, combativos, anarquistas, radicales, de base, unitarios etc. SIEMPRE HAN FRACASADO COMO ORGANISMOS OBREROS. Si durante más de 80 años los sindicatos siempre traicionan y se vuelven contra los obreros es porque no es posible en la decadencia del capitalismo una organización de masas permanente que tenga como objetivo la mejora de tal o cual aspecto parcial de la explotación.  Además, en la decadencia del capitalismo el Estado se vuelve totalitario, tiende a absorber bajo sus garras el conjunto de la sociedad. No puede tolerar una organización masiva de los explotados y oprimidos, tiene que destruirla. Esta destrucción se hace por dos vías: la represión y la integración. La vía integradora es tanto más fácil por cuanto esas organizaciones han perdido todo el sentido que tenían en el pasado y ya no sirven realmente a los intereses obreros. Por un lado, el Estado, a través de múltiples agentes (comisiones parlamentarias, instituciones ministeriales diversas, sindicatos, Iglesia, partidos, ONG’s etc.) busca cómo fagocitar cualquier tentativa de expresión independiente de las masas. De otro lado, toda tentativa de organización permanente sobre una base que no ponga en cuestión el capitalismo facilita esa absorción.

Las causas del hambre y de la miseria

¿Cuál es la causa de la malnutrición rayana en el hambre de muchos niños del conurbano bonaerense, de numerosas provincias argentinas, de un buen número de países sudamericanos, africanos, asiáticos… y que empieza a afectar también a países europeos? ¿Es el mal gobierno? ¿Es la corrupción? ¿Es el mal reparto de las riquezas? ¿Injusticia? ¿Escasez de alimentos? En la última pregunta está la clave de la respuesta. Constatamos fácilmente que no hay escasez de alimentos.  Por sólo limitarnos a Argentina vemos que sobra carne, trigo, soja, que las huertas de Tucumán rebosan de todo tipo de hortalizas y frutales, mientras allí es uno de los lugares de mayor índice de malnutrición infantil.

En todo el planeta sobran alimentos, los escaparates están repletos, muchos productos perecederos que no se venden son arrojados al mar…Aquí vemos una de las causas fundamentales del hambre o la malnutrición que afectan actualmente a gran parte del género humano: LA SOBREPRODUCCION. El Manifiesto Comunista, escrito en 1848, dice que “durante las crisis, una epidemia social, que en cualquier época anterior hubiera parecido absurda, se extiende sobre la sociedad: la epidemia de la sobreproducción”. El capitalismo es la primera sociedad de la historia humana en la que se pasa hambre no porque se produzca demasiado poco sino porque se produce demasiado. El capitalismo no entra en crisis por escasez de producción sino por exceso de producción. A diferencia de lo que ocurría en el feudalismo, no es por la sequía, ni por las malas cosechas, ni por las plagas de langosta, por lo que se produce el hambre y la miseria sino “porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiada industria, demasiado comercio”, prosigue el Manifiesto Comunista, que concluye que tal absurdo “precipita en el desorden a toda la sociedad burguesa”.

La actividad de buscar comida en las sobras de empresas alimentarias o distribuidoras, de recabar subsidios de las instituciones asistenciales del gobierno, supone encerrar a un puñado de compañeros en un círculo cerrado que no sólo no puede solucionar las causas de la miseria, sino que tampoco palia los efectos de esas calamidades. Mientras que el número de bocas necesitadas de comida crece vertiginosamente los comedores apenas consiguen dar de malcomer (¡no de comer!) a un puñado de bocas.

Se trata de una actividad de gestión de la miseria. No se soluciona el hambre, lo que se hace es adaptarse a ella. Supone convertirse en auxiliares involuntarios del Estado en su tarea de perpetuar a los explotados y oprimidos dentro de las cárceles de la de miseria, el hambre y la desesperación. Millones de seres humanos son abandonados a su suerte por el Estado capitalista y los bolsones que reparten las organizaciones piqueteras y las sopas que organizan los comedores dan la impresión de que se está “haciendo algo”, de que el Estado “democrático” no se olvida de los más desfavorecidos, de que habría “solidaridad” con ellos… Cuando en realidad lo que se está haciendo es mantener y agravar la situación, dejarla encerrada como en un gueto dentro del barrial o del poblado.

La cultura y la formación son una necesidad humana pero no garantizan un puesto de trabajo

Con la organización de Comedores Populares se pretende, como decíamos al principio, un segundo fin: proporcionar cultura y formación a niños y adultos.

La cultura y la formación son necesidades de la clase obrera que se propone construir una sociedad sin explotación, sin fronteras, sin estados, en la cual todos los hombres puedan conocer y aplicar para su vida en común, todo lo que la historia de la humanidad ha aportado a sus conocimientos.

Observamos en todos los países –tanto los más desarrollados como en los menos- un abandono creciente por parte del Estado de servicios como la educación. Las instalaciones escolares se deterioran y no son renovadas, la enseñanza –salvo para una élite privilegiada- pierde calidad o es directamente abandonada en los barrios más pobres. Que asociaciones de los barrios más olvidados organicen cursos para darse cultura, pone en evidencia la voluntad de conocimiento, el ansia de dignidad, de esos millones de seres humanos que por vivir en el conurbano bonaerense son despreciados por las altas esferas tratándolos de “lúmpenes”, de la misma forma que en Francia Sarkozy ha llamado “canalla” a los jóvenes de los barrios de suburbios.

Ahora bien, ese intento, pese a su buena intención, no pone en cuestión el sistema capitalista ni se inscribe realmente en una dinámica de lucha contra él. Por ello, consideradas en sí mismas, son actividades que el Estado recupera y esteriliza, terminando por convertirlas en un medio auxiliar de su objetivo de control y encuadramiento de la población.

Por otra parte, la cultura y la formación no garantizan un puesto de trabajo. Al trabajador se le exigen cada vez mayores requisitos de formación y adiestramiento, pero ni aún con eso puede conseguir un trabajo regular porque el problema del capitalismo es el desempleo galopante y su capacidad de crear empleos es muy inferior al número de los que destruye. Además, ni siquiera con un puesto de trabajo se pueden garantizar unos medios de vida suficientes pues los salarios van cayendo cada vez más hasta niveles que ni siquiera permiten vivir decentemente. ¡Recordemos lo que decía una trabajadora del hospital Garrahan: “ni siquiera tener un sueldo todos los meses te permite vivir”!

No es la incultura, la falta de preparación o de formación, lo que provoca que miles y miles de jóvenes no consigan un empleo, sino que es la crisis sin salida del capitalismo la que hace que éste sea incapaz de integrar a la mayoría dentro de la actividad productiva condenándolos a la exclusión social: la legión de seres humanos apartados del proceso productivo, condenados a malvivir y en la más terrible inseguridad, crece dramáticamente en numerosos países.

¿Un lugar de reunión para discutir y organizarse?

Se podría decir que al menos la actividad del Comedor serviría para agrupar a la gente y plantearle los problemas que hay en la sociedad, cómo luchar contra ellos. En definitiva, serviría para ganar gente a la causa de la lucha revolucionaria. Compañeros que participan en esos organismos dan ese argumento: “la verdad es que lo que hacemos no sirve para nada, es reformista y le hace el caldo gordo al Estado, pero, al menos, logramos reunir a la gente, concienciarla y enseñarle a ser solidaria”.

Actualmente en Argentina, en organizaciones de base (piqueteros, comedores, empresas autogestionadas, redes de economía solidaria etc.) hay muchos miles de personas “organizadas”, que supuestamente “se reúnen”, “se conciencian”, “hacen algo” etc. En apariencia, esto representa una fuerza imponente, pero en la realidad, hay miles y miles de personas paralizadas, atadas de pies y manos por el Capital y su Estado. Esto se ha comprobado repetidas veces, la última fue cómo esas organizaciones de masas ahogaron a los trabajadores de Garrahan en una falsa solidaridad.

La actividad que domina esas organizaciones es la asistencia, el mantenimiento de la miseria, su utilización por el Estado para perpetuar la explotación. Todo eso se hace contra la voluntad y los deseos de la mayoría de sus miembros. No se puede discutir de cómo salir de la miseria cuando todo lo que se está haciendo gira alrededor de cómo mantenerse dentro de ella. Por ello, por mucha buena voluntad que se le ponga, por muchos intentos de persuasión que se hagan, no se podrá desarrollar una discusión y una actividad dirigidas a la lucha revolucionaria.

Sí hemos de organizarnos para la lucha contra la miseria hemos de asentar una actividad que vaya a sus causas. Sólo la lucha de la clase obrera puede acabar con las causas de la miseria. Sin embargo, su lucha es todavía muy limitada y va a tardar tiempo en tomar una fuerza revolucionaria que le permita levantarse contra el capitalismo. Entretanto, hay que contribuir con una actividad de discusión, de intervención en las luchas, de reagrupamiento internacional de los revolucionarios, de animación de círculos de discusión en torno a las posiciones comunistas. Es una actividad que parece “abstracta”, desligada de todo lo inmediato que nos rodea, pero cada vez que hay una lucha masiva de la clase obrera vemos la utilidad de que haya un puñado de revolucionarios que contribuyan con análisis, propuestas y orientaciones al avance de su lucha. Así vimos la oleada de huelgas que hubo en Argentina entre junio y agosto, adonde una intervención podría haber ayudado a ir más lejos, a sacar lecciones, a romper las trampas de la burguesía. Hace unos días, Chávez y Maradona montaron una farsa de “lucha antiimperialista” en Mar del Plata. Hacía falta una voz revolucionaria que denunciara ese tinglado que va a desviarlos hacia un activismo inoperante y va hundirlos progresivamente en la confusión y la desmoralización.

Por eso, los compañeros más conscientes y combativos, más indignados contra la miseria y el hambre, deben canalizar esa voluntad y esos sentimientos hacia la clarificación de las posiciones revolucionarias del proletariado, hacia la intervención en su seno, hacia la lucha contra los engaños y las trampas que el Estado capitalista nos tiende.

CCI 19-11-05



[1]Unos 6 millones de habitantes de Argentina solo alcanzan a 1 peso diario

[2] Ver el artículo de los compañeros del Núcleo Comunista Internacionalista: https://es.internationalism.org/book/export/html/185 [15]

 

Geografía: 

  • Argentina [16]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • Las luchas parciales [17]

Correspondencia: una reflexión marxista en torno a la sexta declaración del EZLN

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La «otra campaña» que se sustenta en la 6ª declaración del EZLN, es una peligrosa trampa para el proletariado, en tanto pretende atraparlo en una ideología reaccionaria que complementa el trabajo de confusión que la burguesía lleva con el proceso electoral en marcha. En RM 88 ya hemos denunciado la forma en que el llamado de Marcos se vuelve un ataque contra la conciencia de los trabajadores. El círculo «Comunismo o Barbarie» profundiza la reflexión sobre ello, haciendo una clara defensa de las posiciones marxistas de frente a los ataques ideológicos de la burguesía. Reproducimos el texto, eliminando, solo por problemas de espacio, algunos extractos, aunque el documento completo puede solicitarlo escribiendo a nuestra caja postal, o al correo electrónico.


¿Defensa de la «patria» o destrucción del capital? Por qué el proletariado debe rechazar la «Sexta Declaración» y todo programa burgués

«La nacionalidad del obrero no es francesa, ni inglesa, ni alemana; es el trabajo, la esclavitud en libertad, la venta voluntaria de sí mismo. Su gobierno no es francés, ni inglés ni alemán; es el capital. Su cielo patrio no es el francés, ni el inglés, ni el alemán; es la atmósfera de la fábrica. El suelo que le pertenece no está en Francia, ni en Inglaterra, ni en Alemania; está bajo tierra, a unos cuantos palmos de profundidad» Karl Marx (1845)

(...) Hoy como ayer, los discursos de la burguesía y la pequeña burguesía se dirigen a los sentimientos y emociones del proletariado para obstaculizar la reflexión y para hacer una defensa encubierta del capitalismo, del capitalismo en una de sus formas. Castro, Lula, Chávez, Kirchner, pero también Obrador y el EZLN dicen ofrecer una «alternativa al capitalismo» (...)


EZLN: apología y defensa de la «patria»

Desde sus orígenes, el EZLN ha sido un paladín del Estado nacional: «Las autonomías no son separación, son integración de las minorías más humilladas y olvidadas en el México contemporáneo. [...] Hoy lo repetimos: NUESTRA LUCHA ES NACIONAL»[1] [18]

(...) Se dirá que el EZLN ha corregido sus errores, que ve ahora las cosas con los ojos del proletariado, que ha dado un viraje (¡repentinamente!) hacia la izquierda, que solamente hay «algunas cosas» que le hacen falta a la Sexta declaración, que no hay que ver la forma de los términos sino su contenido, que «patria» debiera ser entendida como «los intereses de los explotados», etc. (...)

La larga y difícil experiencia del proletariado ha puesto muy en claro que no tiene ningún interés en común con la burguesía, que el beneficio del capital se sostiene en el perjuicio de los trabajadores; sin embargo, el EZLN equipara la ruina de la burguesía y la pequeña burguesía con la miseria del proletariado del campo y de la ciudad: «...los gobernantes que tenemos [y que] están destruyendo lo que es nuestra Nación, nuestra Patria mexicana ... hacen leyes como las del Tratado de Libre Comercio, que pasan a dejar en la miseria a muchos mexicanos, tanto campesinos y pequeños productores, porque son «comidos» por las grandes empresas agroindustriales; como los obreros y pequeños empresarios porque no pueden competir con las grandes transnacionales que se meten sin que nadie les diga nada y hasta les dan gracias, y ponen sus bajos salarios y sus altos precios.»

De esta manera, el EZLN «olvida» que la relación fundamental del capitalismo, la oposición capital-trabajo, se reproduce a una escala general. No importa el tamaño de esta relación antagónica entre los trabajadores y capitalistas; allí donde un individuo posee medios de producción y compra fuerza de trabajo a uno o varios proletarios, se está generando ya una relación de explotación de los capitalistas sobre los asalariados, se está comprando por parte del capital una mercancía capaz de generar un valor mayor que el que se está pagando; se está generando a partir de esta relación un plusvalor que es arrebatado al proletariado. ¿Debe entonces el proletariado basar su programa en una alianza con los «pequeños productores» o los pequeños empresarios que reproducen esta relación; allí donde el proletariado no tiene futuro ni perspectiva alguna de solución real a su miseria y sufrimiento?

(...) El proletariado es una clase explotada por el capital, grande o pequeño; explotada independientemente de su color de piel, de su sexo o de la región que habite. La burguesía sólo puede obtener ventajas al remarcar las diferencias (...) pues esto permite que el proletariado no pueda reconocerse como clase y se diluya en los frentes interclasistas, es decir, bajo programas y causas que le son ajenos, pero sobre todo, porque a través de este recurso se le impide al proletariado que vea lo que le hace ser la única clase revolucionaria capaz de destruir el capitalismo: que está privada de todo medio de producción y de vida, que no tiene más que su fuerza de trabajo y que, a diferencia de la burguesía y del resto de las clases que se enfrentan a ella, el proletariado no tiene patria que defender.


El EZLN infla el concepto «globalización» para hacer una defensa del capital nacional

«Algunas de las bases económicas de nuestro México que eran el campo y la industria y el comercio nacionales, están bien destruidas y apenas quedan unos pocos escombros que seguro también van a vender.»[2] [19]

Cabe preguntarse si esas bases económicas a las que se refiere el zapatismo como la industria y el comercio eran menos capitalistas que las actuales. Tal afirmación es más bien una apología ese esquema del «Estado benefactor», caduco ya para el capitalismo actual, y que fue producto de la adaptación del capital a las circunstancias generadas por el fin de la segunda guerra mundial, donde partiendo de teorías burguesas como el keynesianismo, se pretendió dar oxigeno al capitalismo de posguerra.

Para el EZLN, el problema estaría en «unas empresas extranjeras... que tienen al campesino bien jodido» y en las maquiladoras «que son del extranjero y que pagan una miseria por muchas horas de trabajo.»[3] [20]

(...) Desde la lógica del zapatismo, las empresas extranjeras serían las únicas que generan pobreza, desempleo, miseria y deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores en México. Pero, ¿acaso Vitro, Cemex, Bimbo, Telmex, y demás empresas «orgullosamente mexicanas» no cumplen el mismo papel contra el proletariado que aquellas que «son del extranjero»? (...)


Defensa del capitalismo estatal

Que el sistema de «seguridad social», o la capacitación de la fuerza de trabajo y el adoctrinamiento ideológico que le acompaña (el proceso conocido como «educación»), necesarios para el proceso de producción capitalista, reciban la categoría jurídica de «público» o que los recursos como el agua, se denominen «propiedad de la nación», no significa en lo más mínimo que no sean mercancías. (...) Lo que debe verse es que a pesar de la forma jurídica que adopta el capital, en los hechos, el proletariado se encuentra privado de medios de producción: «[...] la transformación del capital en sociedades por acciones (o trust) o en propiedad estatal, no cambia la naturaleza capitalista de las fuerzas productivas [...] El Estado moderno, independientemente de las formas que asume, es esencialmente el Estado de los capitalistas, una máquina al servicio de los capitalistas, la personificación ideal de todo el capital nacional. Así, cuanto más fuerzas productivas quedan bajo su posesión más se convierte en un capitalista nacional real y más explota a los ciudadanos. Los proletarios permanecen en su condición de asalariados y las relaciones sociales típicas del capitalismo no se descomponen.»[4] [21]

Los servicios de salud, incluso en el antiguo esquema, son mercancías, y su costo sigue recayendo sobre el salario que los trabajadores perciben socialmente (...) Por eso afirmamos que el llamado del EZLN a defender «la soberanía nacional con la oposición intransigente a los intentos de privatización de la energía eléctrica, el petróleo, el agua y los recursos naturales»[5] [22], no es sino un llamado a defender el capitalismo en una de sus formas, pues, como Marx lo planteaba acertadamente, «allí donde el Estado es el mismo productor capitalista, como ocurre en la explotación de las minas, los bosques, etc., sus productos tienen el carácter de «mercancías» y poseen, por tanto, el carácter específico de toda otra mercancía.»[6] [23] (...)


Defensa de la legalidad y de las instituciones burguesas.

Basta un ejemplo para ver lo que el EZLN opina sobre la legalidad burguesa en la «Sexta declaración»: «...la Constitución ya está toda manoseada y cambiada. Ya no es la que tenía los derechos del pueblo trabajador, sino que ahora están los derechos y las libertades de los neoliberalistas para tener sus grandes ganancias.»[7] [24]

La defensa de la legislación se vuelve un mecanismo cada vez más eficaz en el aseguramiento del control del capital sobre los trabajadores. Lo que la ley considera lícito es aquello que tenga por objeto «armonizar los derechos del trabajo con los del capital» (...) El proletariado debe defender sus necesidades, sus intereses, frente a los del capital, no las leyes de la burguesía.

(...En ese sentido, es que) El capitalismo nunca ha representado el bienestar para los trabajadores, sin embargo, durante su fase ascendente, el capitalismo permitía en ocasiones la realización de algunas reformas que los trabajadores obtenían tras duras batallas y en las que podían ver una mejora relativa de sus condiciones de existencia. El capitalismo es ya un sistema decadente, no puede ya realizar tales reformas ni mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. (...) Lo que está puesto a la orden del día en esta época del capitalismo en descomposición es la revolución proletaria y no un programa de reformas. Para los defensores del capital (vestidos bajo cualquier disfraz), el proletariado «no está apto para un programa radical», por lo que ha de contentarse con el «programa mínimo» de reformas, con «programas democráticos», con «proyectos de nación» o «programas nacionales». (... Pero) la burguesía es la única clase que tiene un interés nacional. El proletariado, sea en el campo, sea en la ciudad, debe romper con todo programa que incluso presentado como «anticapitalista» no signifique más que la defensa del Estado nacional, esto es, del Estado burgués. La tarea del proletariado es organizarse bajo su propio programa, defendiendo sus intereses de clase.

(...) En marzo de 2001, Marcos hacía mofa del marxismo ante miles de universitarios a quienes decía no querer aburrirlos con la revolución mundial, sino hablarles de un niño «indígena». Para nosotros el proletariado no es ni «mexicano», ni «francés», ni «indígena», ni «negro» o «blanco», ni «extranjero». No somos ni una «nación», ni una «raza», ni una «etnia»; somos una clase explotada mundialmente. Para nosotros los proletarios las únicas fronteras que existen son las que ha creado la burguesía y es ella y sólo ella, quien tiene interés por perpetuar su existencia.

Al proletariado no le corresponde defender las fronteras nacionales, sino abolirlas.

El proletariado tiene un solo programa que no es nacional sino internacional: destruir la sociedad burguesa, abolir la propiedad privada.

Para nosotros, como miembros del proletariado, la Revolución no es una ni una broma ni una idea inalcanzable, es una necesidad y una posibilidad que se sostiene en condiciones materiales que hoy existen.

La revolución mundial para el EZLN puede ser cuestión de broma o una aspiración abstracta, para nosotros es la única bandera donde la victoria está asegurada.

Comunismo o Barbarie, diciembre 2005



[1] [25]Tercera declaración del EZLN, enero de 1995

[2] [26]Sexta declaración del EZLN.

[3] [27]Ibid.

[4] [28]F. Engels, Anti-Dühring

[5] [29]Sexta declaración del EZLN.

[6] [30]K. Marx, Glosas marginales al «Tratado de economía política» de Adolf Wagner.

[7] [31]Sexta declaración.

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Vida de la CCI: 

  • Cartas de los lectores [34]

Permanencia de la CCI en Nantes: ¿Porqué la clase obrera necesita organizaciones revolucionarias?

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Como saben los lectores, la CCI celebra regularmente reuniones públicas y permanencias, Los debates vivos que tienen lugar son sobre temas diversos y variados, en relación con los cuestionamientos de actualidad o más históricos relacionados con el combate de la clase obrera. En nuestra permanencia del 11 de junio en Nantes, uno de los participantes presentó un volante (redactado junto a jóvenes elementos críticos) que fue difundido en Rennes para denunciar la campaña ideológica y el referéndum sobre la constitución europea. Esta actitud se inscribe plenamente en el esfuerzo del proletariado para desarrollar su combate de clase.


He aquí los extractos de este volante: «(...) La historia de Europa no es otra cosa que la historia del capital y de sus repugnantes criaturas, los Estados-nación. Esto no es más que la realización necesaria para la dinámica mundial del capitalismo, de un cartel de Estados para la defensa, común hasta cierto punto, de sus respectivos imperialismos, y para la represión, muy dividida aún, contra el proletariado y algunas fracciones aún renuentes a las cuales tratarán de reducir a la calma silenciosa de la democracia.

Esta unificación engañosa bajo el golpe resuelto de un puñado de estados dominantes, se nos presenta como la realización de la era democrática y como justificación a nuestros sufrimientos presentes y futuros.

En cuanto a nosotros, habituados a discernir, bajo la tranquila y feliz democracia, la careta horrorosa del capital y de su sangrienta dictadura nos es totalmente ajena y encontrará siempre en nosotros enemigos mortales, poniendo al orden del día su caída en el fondo de la historia. Contra las naciones y las super naciones, soporte podrido del capital, contra la ideología democrática enmohecida y carcomida, nuestra patria, es la internacional proletaria, es la internacional que pondrá en un saco todos los palacios, todas las capitales del viejo mundo (...)Se nos propone un referéndum para una pomposa Constitución europea con la cual nosotros nos limpiamos el trasero. Escupimos primero sobre los pobres tontos e indecentes que han decidido respetar todo el repugnante «debate democrático» orquestado por los otros (...) En la democracia, las decisiones tomadas solo se aplican si la realidad lo exige: es la necesidad del movimiento de la historia que decide, y no las patéticas asambleas y los gentiles referéndums. Decir «no» o «sí» no cambiará nada sino asegurar participar una vez más en el circo electoral, consolidando así la mascarada democrática sobre la cual vomitamos. Abajo Francia! ¡Abajo Europa! ¡Viva el proletariado! ¡Viva la Revolución!» El volante es firmado «Los Comunistas».

La iniciativa y el contenido de este volante han sido saludados por la CCI y los participantes, se trata en efecto de un esfuerzo de reflexión conciente de una minoría de al clase obrera para denunciar la democracia burguesa y la propaganda mediática de la clase dominante. Es por tanto necesario señalar que la democracia es el verdadero corazón de la ideología de la clase dominante, uno de los principales pilares del sistema capitalista. En el contexto de la intensa campaña de mistificación democrática -alabando las instituciones, la «construcción europea», haciendo creer que el porvenir de cada proletario está condicionado por una simple boleta de voto- es de gran valor el hecho de expresar la indignación como fruto de una reflexión denunciando la propaganda de Estado. Varias intervenciones pusieron de manifiesto el ataque de la burguesía sobre la conciencia del proletariado y los peligros que representa la ideología democrática muy justamente denunciada. La discusión ha puesto correctamente en evidencia que la reflexión desarrollada en el volante representa una fuerza política para combatir el veneno democrático y nacionalista. Y es claro que esta dinámica positiva va en el sentido de la clarificación, permitiendo a los camaradas que tuvieron la iniciativa, de tratar de aproximarse a las posiciones revolucionarias de la izquierda comunista y de reapropiárselas.

El esfuerzo del volante es también positivamente significativo del periodo actual, de la realidad del desarrollo de una maduración subterránea en el seno de la clase obrera. Es la traducción de otro fenómeno, de una cualidad más particular: la de la aparición de una reflexión en la juventud sobre la realidad bárbara del capitalismo y la necesidad de encontrar una perspectiva diferente al «no futuro» y a las miasmas de la descomposición social.

Una vez dicho esto, el deseo inevitable de que «todo se mueva ya» fuera de un marco organizacional y estructurado, se manifestó en el volante con una reacción de revuelta ante «los pobres tontos» que «han respetado el asqueroso debate democrático» . Este rechazo inmediatista fue criticado en diversos grados por los participantes. Pero de hecho, esta reacción de revuelta hacia «los que se tragan la propaganda democrática» puede parecer legítimo en elementos que expresan una impaciencia y una revuelta ante el hecho que los obreros vayan a votar por una u otra fracción de la burguesía. La discusión igualmente muestra que tal actitud da concesiones a la ideología anarquizante la cual tiende a desarmar a estos camaradas ante el anarquismo ambiente alimentado por la burguesía y donde uno de los componentes ideológicos clásicos es la culpabilización (de «tontos»). Se trata también del peso ideológico de visiones individualistas de la lucha de clase que empuja a hacer una especie de rechazo de ciertas partes de la clase obrera, percibidas como «menos claras», o sea a menospreciarlas. Pero este aspecto fue rápidamente combatido cuando uno de los redactores presentes precisó que este volante había sido escrito «para hacer reaccionar». En el movimiento obrero, los revolucionarios siempre han obrado en el sentido de hacer reaccionar a la clase obrera, pero jamás insultándole, ni tratando a los obreros mistificados por la ideología burguesa de imbéciles. Una de las tareas principales de los revolucionarios es mas bien denunciar las trampas de la ideología burguesa y explicar paciente e incansablemente a la clase obrera los peligros que le esperan si ella se adhiere a las mentiras electorales de la clase dominante. La actitud consistente en estigmatizar a «los tontos» que van a votar no puede más que hacer dar la vuelta a los elementos en búsqueda o a los que tienen dudas.

La discusión, en este sentido, mostró la necesidad de debatir fraternalmente para hacer avanzar la reflexión. Y es esta actitud que ha sido emprendida por el camarada que vino para defender un texto emanado de elementos combativos, inscribiéndose muy positivamente en la discusión.


¿En qué es necesaria la organización revolucionaria?

El camarada también intervino en el debate para responder, desarrollar su punto de vista y justamente exponer sus desacuerdos: «Nuestro volante no tiene por objetivo esclarecer, sino ha sido redactado contra el consenso y para hacer reaccionar (...) yo tengo una visión diferente a la de la CCI sobre la cuestión de la organización y del militantismo. La CCI no está ciertamente de acuerdo con nuestro análisis en este plano, que calificaría de consejista. Pero no somos revolucionarios sin las masas que hacen la revolución. La organización es para responder a una tarea y necesidades precisas. Fuera del periodo revolucionario, ella no tiene utilidad y en este marco tiende a burocratizarse. ¿Cuál es necesidad de una organización? Las reuniones, los volantes, etc, pueden hacerse sin ella (...),Marx y Engels fueron teóricos e intérpretes del movimiento social. Entre 1852 y 1864, no había organización y las ideas de Marx no degeneraron. Mi crítica es sobre el hecho de que las organizaciones degeneran cuando su papel terminó(...): La CCI interviene en la clase obrera, la CCI hace bien al discutir. ¡Bien! Pero no estoy seguro en que medida las reuniones públicas desarrollen una influencia. Tengo la impresión que no aporta nada discutir en relación a un texto (ndr: el camarada hace alusión a nuestros textos introductorios en las reuniones públicas) ¡No hay necesidad de un curso! (...) no niego la necesidad de una organización, pero solamente en el periodo revolucionario».

Según el punto de vista desarrollado aquí por el camarada, la organización no se reduciría más que a un aspecto inmediatamente utilitario y limitado al periodo revolucionario. Pero sobre todo, representaría un peligro después de la revolución. Volvemos a encontrar, como reconoce además el mismo camarada, la vieja cantinela consejista que, tras una vaga consideración sobre la «utilidad eventual» de la organización, la concibe a priori como una especie de amenaza, una «máquina de corromper», un «instrumento» en manos de los «líderes». A fin de cuentas, aparece bien el hecho de que el camarada no está convencido de la utilidad de una organización, y comprendido además para el «periodo de la revolución». Para él, la clase obrera es perfectamente capaz de organizarse a sí misma, y nosotros estamos de acuerdo. Pero no tocamos aquí el nudo de la problemática del camarada que ve también en el partido un peligro potencial permanente para la clase obrera. Para él, el partido no puede inevitablemente más que confiscar al proletariado el control de su lucha y en consecuencia es un enemigo a plazo del desarrollo de su combate y no puede más que identificar plenamente a la toma del poder en el seno del Estado.

¿De dónde proviene la organización? ¿De las masas mismas? ¿Cuál sería su tarea por tanto y en relación a qué necesidades?

El camarada pasa en realidad de lado estas preguntas esenciales, lo que refuerza su tendencia a asimilar confusamente el partido al Estado y por tanto a no ver ante todo en el partido más que un «peligro». Como un destino, la dinámica de «burocratización», según la terminología consejista, deviene por tanto inevitable desde este punto de vista. O, no hay al contrario alguna fatalidad y la vida de una organización no es más que un combate permanente donde la salida no está escrita por adelantado. Debe ser claro que el partido no tiene por papel el tomar el poder en «nombre de la clase» y que siempre queda como un órgano de orientación política que, lejos de identificarse al Estado, le es ajeno. Antes, durante y después de la revolución, comprendiendo por tanto un periodo post insurreccional, queda como una secreción de la clase obrera y su combate histórico. Solo una derrota de la corriente marxista y una victoria del oportunismo, es decir la penetración de la ideología dominante en su seno, representa un peligro potencial que puede ser efectivamente mortal. Es vital para las minorías más concientes estar organizados para ser factor activo en el combate por participara activa y eficazmente a acelerar la homogenización de la conciencia en la clase.


La experiencia del movimiento obrero

En realidad puede parecer difícil de comprender que el movimiento obrero debe cumplir tareas organizacionales permanentes incluso cuando las grandes masas parecen totalmente ausentes de la escena de la historia o cuando estas son derrotadas. Si es verdad que los partidos proletarios surgen en relación con el aumento de las luchas de la clase obrera, se desarrollan luego y desaparecen en las fases contrarrevolucionarias, como fue el caso formalmente para la Liga en 1852, ello no significa por tanto una desaparición total de la actividad organizada.

Desde este punto de vista, entre 1852 y 1864, Marx no era un «individuo aislado» que se «retiró a sus estudios», un «pensador» o «filósofo genial» como a la burguesía gusta presentarlo, sino quedó al contrario como un verdadero militante comunista: «Marx no disolvió autoritariamente la Liga en 1850, ni tampoco la AIT en 1872. Simplemente explicó que los revolucionarios deben prepararse para enfrentar la próxima dispersión de estos partidos, organizándose para mantener en su ausencia el hilo rojo de la actividad comunista» (Revista Internacional número 64: «La relación fracción-partido en la teoría marxista»). Los individuos aislados, al contrario, no pueden tener algún campo real de acción y el movimiento conciente de la clase no puede jamás reducirse a la reflexión de una suma de individuos dispersos. Durante este periodo de reflujo de la lucha de clases, Marx y Engels al contrario manifestaron siempre la preocupación de mantener los lazos organizados y publicar una prensa revolucionaria. Por la experiencia histórica de la clase, Marx y Engels supieron precisar por adelantado los contornos de la noción de partido haciendo lo que se puede llamar un trabajo de «fracción»: «El proceso de maduración y definición del concepto de fracción encuentra por tanto su origen en esta primera red de camaradas que habían sobrevivido a la disolución de la Liga de los Comunistas». (idem).

El ejemplo de la Izquierda Italiana en los años 30, retomados en la discusión, constituye un desmentido significativo a la idea según la cual las organizaciones serían inútiles fuera de los movimientos revolucionarios. En efecto, llevados en las condiciones más terribles del estalinismo triunfante, los trabajos de la izquierda Italiana fueron más fecundos sobre diversos planos teóricos, particularmente organizacionales. Sin este trabajo de fracción y por tanto de organización, particularmente llevado por Bilan, no habría hoy expresión organizada elaborada de la izquierda comunista como la CCI! Como afirma justamente un participante: «(...) La organización no solamente está presente en momentos históricos particulares. Existe una relación social que hace que la organización esté allí para luchar contra la ideología dominante. La organización es una necesidad para poder hacer frente a la presión de la ideología burguesa que es permanente. Se trata de un factor fundamental que se ejerce en profundidad y en extensión».

Es justamente a través de la discusión política más amplia y más extensa y a través del reconocimiento de que las organizaciones revolucionarias representan su interés que el proletariado podrá reforzarse políticamente y confrontase a la burguesía. El paciente trabajo de reagrupamiento internacional va de la mano con la construcción de la organización del proletariado. La preocupación de la continuidad para transmitir un patrimonio político a una nueva generación de militantes es hoy indispensable para preparar el futuro partido y el próximo asalto revolucionario. Si las condiciones del surgimiento del partido están ligadas a la lucha de clases, esta última no es un producto mecánico que aparece ex nihilo. Debe sobre todo su existencia a la claridad y determinación, al combate de la vanguardia revolucionaria. Como mostró la revolución rusa, el partido bolchevique estaba construido antes de la revolución, permitiendo una intervención fecunda que preparó la efervescencia en los mítines, las huelgas y manifestaciones, en los consejos obreros. Ello, a fin de cumplir una función irremplazable, la de catalizar el proceso de maduración de la conciencia proletaria hacia la victoria. Hoy, cuando el impasse del capitalismo en crisis empuja de nuevo al proletariado a continuar y desarrollar su combate, la tarea de los revolucionarios es trabajar por el reagrupamiento, por la unidad de las energías revolucionarias en vistas a la construcción del futuro partido mundial. Desde este punto de vista, no podemos compartir la visión del camarada que ve en nuestras reuniones y en la elaboración de una actitud política un «curso» que no le «aporta nada». Contrariamente a esta visión que haría de la CCI una especie de «profesor» y de los participantes «alumnos pasivos» que deberían regurgitar las «lecciones» formateadas, afirmamos que el proletariado no adopta este tipo de actitudes «pedagógicas» ajenas al marxismo. Todo lo contrario, las reuniones son lugares de debate que deben permitir una clarificación según las necesidades del combate, hacen parte del proceso de toma de conciencia necesaria para luchar contra la presión ideológica de la burguesía, para desarrollar la lucha y preparar el futuro


WH (20 de agosto)



Vida de la CCI: 

  • Reuniones públicas [35]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • La organización revolucionaria [36]

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