Adjunto | Tamaño |
---|---|
![]() | 666.37 KB |
Grecia y España están en primera línea en los avatares de la crisis. Esta sufre actualmente una agudización. Su manifestación es lo que podríamos llamar "la crisis de los déficit". Estados Unidos es el país donde el problema del déficit es más grave. También Gran Bretaña. Pero su manifestación en Europa, en Grecia y muy particularmente en España, tiene una importante repercusión pues afecta de lleno a la estabilidad del euro.
Esta situación obliga a adoptar medidas de austeridad cuya principal víctima es la clase obrera. Desde 2007 las condiciones de vida de los trabajadores han sido duramente atacadas (el desempleo ha subido de forma tremenda, los expedientes de despidos han proliferado en todo tipo de centros de trabajo, los desahucios de viviendas etc.). Sin embargo, estos ataques han sido presentados como algo que afecta "a los ciudadanos" para enmascarar que era la clase obrera la principal atacada o se han justificado como "solidaridad" con "los más desfavorecidos", una suerte de "solidaridad punitiva" consistente en que te aumentan los impuestos, te bloquean los salarios o te hacen trabajar más horas "para ayudar a los que menos tienen".
Esta farsa repugnante, destinada a perpetrar un doble ataque -a las condiciones de vida y a lo más preciado para los trabajadores que es su solidaridad y su sentimiento de clase-, va a ir dejando paso a medidas mucho más abiertas, frontales y masivas. Es evidente que la burguesía seguirá acompañando sus planes de austeridad con maniobras políticas e ideológicas destinadas a sembrar entre los trabajadores la cizaña de la división, la atomización, la fragmentación corporativa, los enfrentamientos intestinos etc., pero es preciso comprender que estamos entrando en otra etapa en la política de la burguesía frente al proletariado.
En España estamos asistiendo a una serie de idas y venidas, de anuncios "de infarto" acompañados de desmentidos y "matizaciones" que pueden producir la falsa sensación de "seguimos como hasta ahora" y que "no llegará la sangre al río". Así se anunció primero por el gobierno la edad de jubilación a los 67 años y después Zapatero dijo que "se puede negociar". Se dejó caer que el cómputo para calcular la pensión pasaba de 15 a 25 años y luego se dijo que era un "simulacro". Se anunciaron recortes de 50000 millones de euros y luego se vino a decir que solo consistirían en "menos AVE y menos autopistas". Se planteó una "Reforma Laboral" que era tan Light que gustaba a Sindicatos y a Patronal. La ceremonia de la confusión no cesa: un alto cargo del ministerio de turno anuncia que los sueldos de los funcionarios se recortarán en 2011 y al poco tiempo la ministra lo desmiente, la patronal anuncia un contrato sin indemnización -que ya estaba previsto en el documento de la reforma laboral propuesto por el gobierno- y a las pocas horas se produce el enésimo desmentido ...
No nos debemos dejar engañar por las apariencias ni por la forma torticera con la que la burguesía presenta las cosas Debido a la agudización de la crisis, hoy estamos en los primeros pasos de un largo y demoledor programa de ataques contra los trabajadores que serán cada vez más brutales, frontales y sistemáticos.
Es el análisis de la situación internacional -concretamente la evolución de la crisis, el juego que están llevando en Grecia y el papel de España como bomba de relojería de la Zona Euro- el que nos permite comprender el viraje que está teniendo lugar.
El discurso oficial que repiten a todas horas es que el grave episodio de crisis 2007-2009 está "a punto" de ser "agua pasada" y ya estaríamos en la senda de la "recuperación". Esto nos repiten machaconamente desde Nueva York a Tokio y desde Pekín a Berlín. El guión es simple: lo de 2007-2009 es una más de las recurrentes "crisis cíclicas" con las que han intentado disfrazar las sucesivas y cada vez más profundas convulsiones económicas que han sacudido el mercado mundial en los últimos 40 años. En definitiva, todo quedaría en que de vez cuando hay una tempestad pero luego viene un sol esplendoroso.
Pero ni lo ocurrido los últimos 40 años responde a ese esquema ni tampoco actualmente los hechos siguen el guión que apresuradamente han querido montar políticos, economistas, empresarios y sindicalistas.
Por un lado, las estadísticas de crecimiento del último trimestre de 2009 han provocado una severa decepción: en Alemania el crecimiento ha sido cero patatero, en Italia -0,2%, España -0,1, Grecia -0,8; Gran Bretaña 0,1; la zona Euro otro 0,1; solo Francia ha podido exhibir un 0,6% ...
Pero por otra parte, se está produciendo algo más siniestro: una acumulación creciente de déficit público en los estados. En contra de la imagen tranquilizadora que quieren darnos, no se trata de Grecia, Letonia, Islandia o Irlanda, ni las cosas se limitan a los famosos PIGS (Portugal, Grecia, Italia, España) sino que son los grandes como Japón, Gran Bretaña y sobre todo Estados Unidos quienes constituyen el corazón del problema.
Ya dijimos en su momento que la crisis comenzada en 2007 tuvo una de sus principales consecuencias en la desestabilización casi generalizada del sistema bancario mundial conllevando la amenaza de un bloqueo del aparato económico.
Para evitarlo, los gobiernos se lanzaron a un gigantesco endeudamiento que tuvo como objetivos salvar la banca y los sectores económicos clave. Si este hiper-endeudamiento ha logrado mantener mínimamente la economía evitando el colapso, sus consecuencias han generado una nueva amenaza de colapso aún más peligrosa: la posibilidad de la quiebra de Estados y entre ellos, el propio Estados Unidos.
Estados Unidos tiene medios imperialistas y económicos para atenuar la amenaza tratando de desviar algunos efectos sobre otras economías particularmente la china. Ahora bien, en la zona Euro los déficit monumentales de Grecia y, especialmente de España, están presionando sobre la propia moneda haciéndola vulnerable a todo tipo de operaciones especulativas y, por tanto, amenaza con bloquear el complicado edificio europeo.
La creación de la Eurozona y de la moneda única fue una arriesgada operación en respuesta al caos que se generó en un episodio anterior de la crisis (las convulsiones de 1992-93) que provocó una serie de devaluaciones en cascada. Pero hoy ese edificio -bastante complejo y minado por múltiples contradicciones- está en peligro.
El caso griego está poniéndolo de manifiesto. Primero por la propia gravedad del déficit del Estado. Segundo porque detrás de Grecia está el verdadero problema: España. El peso de la economía griega es muy limitado en comparación con el de "la octava potencia del planeta" como gustan alardear Zapatero y sus secuaces. Tiene razón Zapatero cuando se desgañita gritando que "España no es Grecia": el caso español es mucho peor. Los riesgos que entraña el déficit público español con un desempleo muy superior son enormes.
Alemania, se encuentra ante un complicado desafío. No puede dejar caer Grecia ni tampoco ponerla en manos del FMI lo que supondría un golpe significativo a la "autoridad y autonomía europeas". Pero la operación de salvamento es arriesgada, incierta y puede acarrear costes importantes. De ahí que la reunión para "salvar a Grecia" haya producido un nimio comunicado que aplaza todo para más adelante.
Desde el punto de vista político, Grecia es un banco de pruebas. Las medidas anunciadas son brutales, como muestra, se habla de recortes salariales de los funcionarios de hasta el 20%. Si las movilizaciones trampa de los sindicatos logran finalmente hacer pasar el grueso de los ataques, la burguesía a nivel internacional tendrá una referencia, principalmente para abordar el caso español.
Sin embargo, no se trata de "los enfermos de Europa". Es ilusorio pensar que saneados Grecia, España y demás PIGS se acabó el problema. En realidad, el tumor griego esconde el cáncer español y este a su vez tapa el feo rostro de la metástasis franco-alemana. Alemania quizá podría preservar algo de sus intereses operando quirúrgicamente en Grecia y España, pero el respiro que podrá encontrar es pequeño, los estragos que la operación pueda provocar en la zona Euro y en la moneda pueden ser de gran envergadura y, por tanto, a término el boomerang se estampará contra su cabeza.
La evolución de la crisis se concreta en la amenaza de quiebra de los Estados e igualmente en el riesgo de un estallido de los complicados mecanismos internacionales levantados como tampón de la crisis: especialmente el más arriesgado y complejo, la Zona Euro.
Vemos pues que si el endeudamiento permitió durante los últimos 40 años acompañar la marcha desbocada de la crisis, frenándola, desviándola a los países más periféricos y aplazando sus efectos más perniciosos, hoy se ha transformado en hiper endeudamiento, afecta de plano a los principales estados mundiales y está generando unos problemas de muy difícil solución.
El Estado en los años 70 fue el primero en endeudarse ante la crisis. Pero ello degeneró en una hiperinflación que le obligó a parapetarse tras del endeudamiento de bancos, empresas y familias, lo cual abrió la etapa del "neoliberalismo". Hoy, el Estado tiene que ser de nuevo quien asuma directamente la carga del endeudamiento con consecuencias mucho peores que en los 70.
Otro dato de los últimos 30 años es que como respuesta a la crisis, la burguesía fue irguiendo progresivamente el baluarte de los acuerdos multilaterales, el entrelazamiento mundial de las economías, la organización de grandes áreas económicas y comerciales cuyo principal exponente ha sido la Eurozona. Hoy esos mecanismos de protección se ven progresivamente amenazados dejando entrever el monstruo del proteccionismo y del caos general en la economía, lo cual de concretarse supondría un golpe mortal.
Los cauces por los que discurre la manifestación actual de la crisis son diferentes a los episodios anteriores. La burguesía misma no sabe exactamente como salir del atolladero, no se vislumbran las "grandes soluciones" que tanto impresionaron en los años 30 o las que -con menos fuerza- ilusionaron en los 70 y 80. En todo caso, algo está claro: el pronóstico apresurado de los media según el cual "estamos saliendo de la crisis" no se tiene en pie, a lo que estamos asistiendo es a una etapa superior, llena de incertidumbres, de la crisis actual abierta en 2007.
El análisis de la situación internacional nos permite comprender lo que está sucediendo en España. Es evidente en primer lugar que el programa de ataques que se anuncian -y, lo más importante, otros que vendrán y que de momento no se dice nada de ellos[1]- no es una repentina tempestad en un cielo azul. Hemos asistido a brutales ataques durante los últimos dos años que se han plasmado en más de 4 millones de parados, el hecho de que casi dos millones no tengan ninguna cobertura, el aumento dramático de la pobreza, las "quiebras familiares" ante el peso de las hipotecas etc.[2].
Pero si todo lo anterior es verdad eso no nos debe impedir comprender que estamos asistiendo a un salto adelante, a un viraje, en la política de la burguesía. No hay un simple "más de lo mismo" sino un aumento en la cantidad y brutalidad de los ataques y, sobre todo, una perspectiva de ataques aún más dramáticos.
En segundo lugar, es evidente igualmente que la burguesía no puede descuidar el frente político - ideológico. Tiene que hacer movimientos en zigzag, dando pasos adelante acompañados de aparentes pasos atrás, como hemos visto al principio. Están cambiando el escenario y no lo pueden hacer de golpe, necesitan tiempo no solo para hacer creíble la nueva etapa sino también para adaptarse ellos mismos, especialmente los sindicatos, acostumbrados durante década y media a una "actitud responsable y colaboradora".
Pero hay algo más importante que aconseja ir con tiento en el cambio de escenario: la burguesía tiene que preservar lo más importante de la etapa anterior de "ataques solidarios": el veneno de la división, la atomización y el ataque brutal a los sentimiento de solidaridad y de lucha de clases. Esa ponzoña tiene que conservarla en toda su integridad porque los servicios políticos que le proporciona son enormes.
Ahora bien, no podemos quedarnos fijados en los hilos que vinculan con la etapa anterior. Nuestra tarea es alertar a la clase sobre la nueva etapa que se avecina, sus características, el cambio de política, la cadena sucesiva de ataques que se plantean.
Con casi completa seguridad, más allá de los avances y retrocesos, lo que planean es aumentar la edad de jubilación[3]; aumentar el cómputo de años para calcular la pensión[4], aumentar los años necesarios para tener derecho a pensión, y un ataque importante que con todo el ruido mediático sobre la edad de jubilación ha pasado desapercibido: piensan pasar de 52 a 58 años la edad mínima para poder acogerse a planes de prejubilación. Esta medida que durante los últimos 30 años ha sido utilizada por el Estado como colchón amortiguador de los despidos y que ha sido objeto de una asquerosa campaña mediática que presentaba a los trabajadores prejubilados despedidos como unos vagos privilegiados que con 50 y pocos se hinchaban a ganar dinero, hará que los futuros despedidos -que sin duda serán muchos- se vean condenados a no cobrar más que el subsidio de paro y una miserable indemnización sin ninguna posibilidad de conseguir trabajo.
Los sindicatos montaron unas manifestaciones descafeinadas para "protestar" por la edad de jubilación a los 67 años. Tras esta "movilización" el Gobierno ha dado la apariencia de "haber reculado" ante "la firmeza sindical". Sin embargo, todo esto no es más que una farsa[5] pues es más que probable -y sobre ello hablan descaradamente todos los grupos parlamentarios- que van a utilizar el mecanismo discreto del Pacto de Toledo para perpetrar todas esas medidas con "nocturnidad y alevosía" sin publicidad como han venido haciendo desde 1994.
Zapatero ha anunciado 50000 millones de € en 3 años. La maniobra del despiste los presenta como algo inofensivo que solo afectará al AVE y las autopistas. Pero la realidad es muy diferente: la tasa de reposición de funcionarios se reduce al 10%[6], se procederá a una revisión y disminución de las ofertas públicas de empleo, se van a aumentar los programas de rendimiento y los traslados ...
El señor Ocaña -segundo de a bordo de la ministra Salgado- anunció que los sueldos de los funcionarios se revisarían a la baja en 2011. La ministra le desmintió ... en apariencia, pues sus palabras fueron que "nada se haría sin previa negociación". Sin embargo, algo que se ha anunciado y nadie ha desmentido es que se va a aplicar un plan de austeridad en las empresas públicas que incluye entre otros ataques despido del 4% de las plantillas, reducción de gastos etc.
Finalmente, hay un enigma cuidadosamente guardado por el gobierno: ¿cómo se trasladarán esos recortes -la cifra es de gran envergadura- a los gobiernos autonómicos y a los ayuntamientos?
Patronal y sindicatos han llegado a un pacto que regula los salarios hasta 2012 con aumentos irrisorios. Pero eso con ser gordo oculta cláusulas poco publicitadas pero muy dañinas: se autoriza a las empresas a descolgarse de estos acuerdos "si las circunstancias económicas lo exigen" lo cual sienta un precedente siniestro; además se planifica un laberinto de mini-acuerdos salariales por categorías, tipos de contratación, empresas subcontratadas etc., destinados a sembrar todas las minas posibles para que los trabajadores no se puedan unificar en una lucha común cuando se planteen las revisiones salariales.
Aquí es donde el juego del despiste ha alcanzado ribetes astracanescos. El documento presentado por el gobierno era tan prolijo, contradictorio y confuso que hasta los propios "agentes sociales" han confesado que no se lo han leído[7] aunque sin embargo "les ha parecido satisfactorio" (¡¡¡). Ahora bien, el papelito de marras contiene ataques en toda la regla: se generalizan los contratos con 33 días de indemnización por despido con lo cual la figura de los 45 días queda reducida al mínimo; hay algo inquietante en este campo que se apunta: la posibilidad de contratos "fijos" con indemnización por despido reducida a 20 días; por otro lado, con la excusa de favorecer a los jóvenes y otros colectivos "desprotegidos" se introducen nuevos contratos precarios que proporcionan a los empresarios un instrumento para degradar más aún el mercado de trabajo; otra medida amenazadora es la propuesta de ampliar los contratos a tiempo parcial -que llevan consigo una cláusula de despido automática-, para el que se anuncian dos modalidades: una con horario fijo y otra con horario flexible para que las empresas "se puedan adaptar a los cambios en sus procesos productivos". En la práctica, eso supone trabajar toda la jornada con contratos de media jornada, y si se reclama esa diferencia de "horas extras", los patronos pueden cómodamente rescindir el contrato. Además, está la aplicación del llamado "modelo alemán" que no es más que un ERE temporal que puede suponer bajas salariales del 25%.
Pero hay un ataque sobre el que los sindicatos no dijeron ni pío (¡como no se lo habían leído!) y que luego la patronal ha concretado con el anuncio de un contrato sin indemnización ni subsidio de paro. Este anuncio que ha motivado que gobierno, sindicatos e incluso la prensa "de izquierdas" pusieran el grito en el cielo ¡estaba ya -aunque de forma más alambicada- en el documento que presentó el gobierno: proponía una modalidad de contrato "para favorecer a los jóvenes" sin derecho a subsidio de desempleo!.
Otro golpe que en el fondo se puede aplicar a todos los trabajadores ha sido envuelto bajo las banderas de "la lucha contra los privilegios aristocráticos de ciertos trabajadores". Han sido las medidas adoptadas ruidosamente por el Señor Blanco contra los controladores aéreos a los que se ha sometido previamente a un odioso linchamiento mediático presentados como vagos que cobran hasta 800 mil euros anuales cuando en realidad trabajan en condiciones de un estrés insoportable dada la carga de aviones que tienen que guiar. Las medidas son el aumento de la jornada de 1200 a 1600 horas anuales; la supresión del cobro de horas extras aunque se hagan efectivamente; la disminución del salario del 20% ... Que duda cabe que con esta campaña basada en crear chivos expiatorios -destruyendo el necesario sentimiento de solidaridad con la excusa del "privilegio"- han sentado un peligroso precedente que luego sabrán utilizar a mansalva en futuras ocasiones. En particular será empleado para atacar a los funcionarios, verdadera patata caliente del gobierno español. En realidad, en la "reforma laboral" la burguesía española ha avanzado tanto que le queda poco trecho para recorrer, en cambio, el "despido libre" no está implantado entre los funcionarios y aunque la precariedad está muy extendida (el 40%) se necesitan medidas mucho más duras que van desde rebajas salariales como en Grecia hasta la movilidad geográfico - funcional incluyendo la posibilidad de una mayor facilidad para el despido.
Estamos en la primera fase de la nueva etapa. El Gobierno se despojará gradualmente de los viejos ropajes de "la solidaridad y la preocupación social" para adoptar los nuevos trajes de las "políticas de choque".
Los sindicatos son la pieza fundamental: tienen que enseñar más el músculo "combativo", realizar alguna que otra manifestación, sin desengancharse bruscamente de la "política de responsabilidad". Ya han hecho un primer ensayo con las manifestaciones "contra la jubilación a los 67 años" y proseguirán sin duda con nuevas "movilizaciones".
La política de la burguesía, una vez bien instalado el nuevo escenario, va a ser la de fragmentar a los trabajadores en una dispersa multiplicidad de frentes de lucha.
En el campo de los ajustes presupuestarios los ataques pueden presentarse de manera dispersa como problemas en tal Ayuntamiento, medidas duras en tal administración autonómica, rescisiones de contratos en determinadas empresas con los subsiguientes despidos; ataques "a los consumidores" producto de una restricción presupuestaria. La descentralización del Estado con una triple administración (central, autonómica y municipal) permite presentar los ataques como un asunto específico de tal ayuntamiento, tal gobierno autonómico o tal administración pública. De esa forma se ponen todos los obstáculos posibles a la unidad y la solidaridad obreras.
La Reforma Laboral da mucho margen: los sindicatos y la patronal pueden negociar las medidas concretas modulándolas en función de la evolución de la crisis y del clima social; estas pueden ser dosificadas y sus efectos no tendrán necesariamente un impacto inmediato y directo.
Es evidente que el descontento y el malestar de los trabajadores -el cual no se traduce inmediata y masivamente en combatividad- ha aumentado durante los últimos dos años y se va a agudizar en el periodo que viene[8]. En este plano, la burguesía renueva las pilas en IU que multiplica los cambios para hacer caer en el olvido sus 5 años de colaboración con el PSOE y que trata de presentarse como la "izquierda transformadora". Tras años de sequía electoral las encuestas la resucitan hasta porcentajes del 6% con el objetivo de hacerla mínimamente creíble.
Nuestra principal tarea es alertar a los trabajadores sobre la nueva etapa que se abre. Un primer paso en nuestra intervención es la hoja antes mencionada. Esta hoja no es de agitación. Lo que necesitamos es una hoja de reflexión que plantee la entrada en la nueva etapa, haga ver la globalidad y el entrelazamiento de los ataques, alerte frente a la dispersión y deje claro en función de un análisis mundial que lo que ahora vemos no es sino el primer eslabón de una larga cadena de ataques frontales y masivos.
Entre 2007 y 2010, la crisis se presentó como una especie de fenómeno inevitable y su principal consecuencia -el desempleo- no aparecía como directa consecuencia de la acción gubernamental sino como el producto casi natural de un sistema impersonal, lo que provocaba rabia, malestar e inquietud, pero al mismo tiempo daba la impresión de un monstruo tan gigantesco como inaprensible que paralizaba la lucha. Hoy, la nueva etapa de la crisis se plantea como un problema de déficit que involucra directamente a los Estados y los coloca ante la necesidad de asumir de manera más abierta las medidas de austeridad. Esto plantea más claramente la confrontación de clases. Es cierto que la burguesía va a emplear a tope toda la experiencia adquirida en provocar división e insolidaridad, atomización y desconcierto, pero todo esto no le puede evitar la necesidad imperiosa de una confrontación cada vez más descarnada. Grecia es el primer teatro de esta confrontación[9]. Tras ella vendrá España.
Por ello, otro elemento importante de nuestra intervención es el internacionalismo y la solidaridad internacional. Si la burguesía intenta con el planteamiento de los ataques dispersar en múltiples e inconexos frentes a los trabajadores, igualmente trata de encajonarlos en luchas encerradas en un país sin relación con los demás. Para ella lo ideal sería abordar el "temporal griego" y preparar con tiempo la "tempestad española".
Ahora bien, la hoja no agota nuestra intervención. Esta hemos de plantearla de manera sostenida y metódica. No se trata de una movilización puntual sino de una movilización regular a la cual queremos incorporar a los simpatizantes, a grupos afines y al medio de discusión e intervención con el cual colaboramos regularmente.
Podemos organizar encuentros de discusión que sirvan igualmente para proponer iniciativas de intervención. Igualmente se pueden adoptar nuevas hojas para difundirlas en manifestaciones, luchas, actos en general.
Acción Proletaria 28-2-10
[1] El Señor Campa, alto funcionario del ministerio de Economía, anunció el martes 9 en Londres que «el gobierno no dudará en aplicar nuevos ajustes si la situación lo requiere».
[2] Zapatero proclama que el «principal objetivo del gobierno es no dejar en la estacada a los más desfavorecidos». Un estudio con cifras concretas de desempleo, sopas de caridad, pobreza aguda, marginación etc., desmiente rotundamente esas demagogias.
[3] Podrán jugar con los 66 o los 67 años, con aumentar el periodo de adaptación, con introducir mecanismos de voluntariedad etc., pero el ataque es inevitable.
[4] De nuevo aquí puede que jueguen con los 20 o 25 años
[5] Ver nuestra hoja de intervención Golpe a las pensiones, reforma laboral, recortes presupuestarios: el Capital y su Estado nos atacan en todos los frentes, en https://es.internationalism.org/node/2780 [2]
[6] Es decir, por cada diez funcionarios que se jubilan solo se cubre una plaza.
[7] En el caso del Señor Díaz Ferrán, presidente de la Patronal, es normal porque anda acuciado por graves problemas de quiebra en sus propias empresas.
[8] La burguesía maniobra muy hábilmente utilizando el arma de las encuestas que le permite preparar el terreno electoral pero que sobre todo lo emplea para propiciar la máxima atomización, es decir, que ese descontento se canalicen hacia una rabia sorda e individualizada. Concretamente, se ha montado una clamorosa campaña de encuestas donde Zapatero está por los suelos, el PSOE perdería las elecciones etc. y los partidos minoritarios crecerían como la espuma.
[9] Desde el punto de vista de la lucha de clases la confrontación en este país no deja de tener riesgos para la burguesía. El proletariado tiene reciente la experiencia de diciembre 2008 y no sabemos hasta qué punto ha podido reflexionar e incorporar para su lucha sobre ella.
Grecia, Portugal, España, Irlanda, Francia, Alemania, Inglaterra... en todas partes la misma crisis, en todas partes los mismos ataques. La burguesía lo muestra abiertamente. Su discurso frío e inhumano se resume en pocas palabras: "Si queréis evitar lo peor, el desastre económico y la quiebra, tendréis que apretaros el cinturón como nunca lo habéis hecho!". No todos los Estados capitalistas están inmediatamente en la misma situación de déficit incontrolable o suspensión de pagos, pero todo el mundo sabe que hacia ahí se dirigen todos. Y que todos usan esta realidad para defender sus sórdidos intereses. ¿De dónde sacar el dinero para intentar reducir en algo estos monstruosos déficits? No hay que ir muy lejos. Algunos de estos países han pasado ya a la ofensiva contra la clase obrera pero todos preparan ideológicamente de terreno.
Plan de austeridad griego encaminado a reducir los déficits públicos extremadamente brutal y cínico hasta la nausea. El primer ministro de finanzas de ese país acaba de declarar sin rubor que "los funcionarios tenían que mostrar patriotismo... y dar ejemplo"[1]. Así deben aceptar sin decir nada, sin lucha, el recorte de sus salarios, la supresión de sus primas, que no se cubran los puestos de los que se jubilan, que la jubilación se retrase más allá de los 65 años y, además, que se les pueda tirar a la calle como un clínex. Todo ello para defender la economía nacional, la de sus explotadores, sus jefes y demás chupasangre obrera. Todas las burguesías nacionales europeas participan activamente en la aplicación de este plan de austeridad drástica.
Alemania, Francia e incluso España prestan especial atención a la política y los ataques desplegados por el estado Griego. Quieren lanzar al proletariado internacional este mensaje: "Mirad Grecia, sus habitantes están obligados a aceptar sacrificios para salvar la economía, Todos tendríais que hacer lo mismo".
Después de los hogares estadounidenses los bancos, después de éstos las empresas, ahora le toca el turno de la amenaza de quiebra a los propios Estados sacudidos de pleno por la crisis económica. Resultado: tienen que organizar ataques despiadados. En los próximos meses organizarán una reducción drástica del número de funcionarios, del "costo de mano de obra" en general y, por lo tanto, del nivel de vida de todos los trabajadores. La burguesía nos toma a los trabajadores por borregos que podría llevar al matadero cuando sus mezquinos intereses lo requieren. La situación es la misma en Portugal, Irlanda y España, los mismos planes brutales, el mismo repertorio de medidas anti obreras. La burguesía francesa se prepara para hacer lo mismo. Pero esto no es una especificidad de la zona del euro. En Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, después de apenas dos años de crisis, hay más de 17% de desempleados, 20 millones de nuevos pobres y 35 millones de personas que sobreviven gracias a vales de alimentos. Y cada día que pasa añade su lote de miseria.
¿Cómo se ha llegado hasta ahí? Para la burguesía, especialmente su fracción de extrema izquierda, la respuesta es muy simple. La culpa es de los de banqueros y de los grandes mastodontes como la Goldman Sachs, la J.P. Morgan y otros. Es cierto que el sistema financiero se ha vuelto loco. Sólo cuenta su interés inmediato, según el viejo adagio "después de mí, el diluvio". Ahora todo el mundo sabe que estos grandes bancos, para ganar más dinero, han acelerado la suspensión de pagos de Grecia apostando por su bancarrota. Lo mismo harán mañana con Portugal o España. Los grandes bancos mundiales y las instituciones financieras son unos carroñeros. Pero esta política suicida del mundo financiero no es la causa de la crisis del capitalismo sino su efecto (efecto que, a su vez, se convierte en factor agravante en un momento dado).
Como siempre, la burguesía nos miente y lanza una autentica cortina de humo contra los trabajadores. Para ella, la cuestión es de envergadura: evitar que los trabajadores vean el vínculo entre la creciente insolvencia de los Estados y la quiebra de todo el sistema capitalista. Porque la realidad es precisamente esa: el capitalismo está moribundo, y la locura de su esfera financiera es una de las consecuencias visibles de ello.
Cuando, a mediados del año 2007, la crisis estalló con fuerza en todas partes y particularmente en Estados Unidos, vimos la quiebra del sistema bancario. Esta situación fue resultado de décadas y décadas de políticas de endeudamiento generalizado, alentadas por los propios Estados para ofrecer el mercado indispensable para la venta de las mercancías. Pero cuando los particulares y las empresas, ahogados por estos préstamos, son incapaces de devolverlos, los bancos se encuentran al borde de la quiebra y toda la economía capitalista con ellos. Llegados a este punto, los Estados han de tomar a su cargo una parte de las deudas del sector privado y poner en marcha costosísimos planes de relanzamiento para tratar de limitar la recesión.
Ahora son los propios Estados los que están hasta el cuello de deudas y son incapaces de hacerles frente (sin que ello haya servido para salvar al sector privado) y, por tanto, en una potencial situación de quiebra. Sin embargo, un Estado no es una empresa que cuando está en suspensión de pagos echa el cierre. Aún cuenta con poder endeudarse más pagando más intereses, imprimir más billetes, a costa de sangrar nuestros bolsillos. Pero llega un momento incluso para los Estados en que hay que pagar las deudas, o al menos los intereses. Y estos es precisamente lo que les está pasando a los Estados griego, portugués, e incluso español. En Grecia, el estado intentó financiar su deuda en los mercados internacionales. El resultado no se hizo esperar: todo el mundo -sabiendo su insolvencia- le propuso préstamos a muy corto plazo y las tasas de interés de más del 8%. No hace falta ser un lince para saber que esta situación financiera es insostenible. ¿Entonces, qué solución queda?: Los préstamos también a muy corto plazo por parte de otros Estados, como Alemania o Francia. Pero ojo, aunque estas potencias lograsen ocasionalmente reflotar la caja griega, serán totalmente incapaces de ayudar a después a Portugal, España y aún menos Inglaterra... Jamás tendrán suficiente liquidez. Y en cualquier caso, esta política les llevaría muy rápidamente a su propio deterioro financiero. Incluso un país como Estados Unidos, que puede apoyarse en la dominación internacional de su moneda -el dólar- ve crecer como nunca su déficit publico. La mitad de los Estados americanos están en bancarrota. En California, el gobierno ya no paga a sus funcionarios en dólares sino con una especie de "moneda local", ¡válida sólo en el territorio de California!
En resumen, ninguna política económica puede acabar salvando a los Estados de la insolvencia. Para tratar de retrasarla solo hay una opción, reducir considerablemente sus "gastos". Y este es precisamente el sentido de los planes adoptados en Grecia, Portugal, España y que mañana inevitablemente adoptarán en todos los demás países. Ya no se trata de simples planes de austeridad como los que la clase trabajadora ha conocido regularmente desde el final de la década de 1960. De lo que se trata ahora es de hacer pagar muy cara la supervivencia del capitalismo a la clase obrera. La imagen que debemos tener en la cabeza es la de las colas interminables de familias obreras a las puertas de las panaderías en la década de 1930 para logar un trozo de pan. Este es el único futuro que ofrece la crisis sin salida de capitalismo. Frente a la creciente pobreza, sólo las luchas masivas de clase obrera mundial pueden abrir la perspectiva de una nueva sociedad, derrocando este sistema basado en la explotación, la producción de mercancías y el beneficio.
TINO (26/02/2010).
[1] "La Tribuna" (10/02/2010)
El comienzo de 2010 nos muestra el rostro de la barbarie a la que nos está llevando este modo de producción moribundo: junto al paro y la miseria crecientes y el desarrollo de las guerras imperialistas vemos con angustia y perplejidad la sucesión de catástrofes que aunque tienen un origen natural son agravadas por el abandono por parte de la burguesía de las infraestructuras básicas y de unas condiciones de vida mínimamente humanas para la mayor parte de la población mundial. Esta situación es más sangrante pues por primera vez en la historia de la humanidad el desarrollo de la ciencia y de la técnica pueden minimizar los efectos de estas catástrofes: la mayor parte de los 300.000 muertos del terremoto de Haití se hubiesen podido salvar si en vez de vivir en chabolas inmundas hubiesen vivido en edificios construidos con medidas antisísmicas, lo mismo podemos decir del terremoto de Chile donde la desidia del gobierno por no informar a las poblaciones de la costa del previsible tsunami ha agravado la mortandad, las inundaciones en México y Perú, la tempestad en Francia que a pesar de presumir su burguesía de ser una superpotencia ha causado más de 50 muertes debido también al abandono de los diques de la costa atlántica y en general de las infraestructuras. En España también estamos comprobando que el abandono de las infraestructuras han agravado las inundaciones en Andalucía y otras partes del país, y como el temporal de nieve en Cataluña ha colapsado a la región más desarrollada e industrializada, dejando sin luz eléctrica a más de 200.000 personas durante más de una semana. El hundimiento de la economía capitalista en su crisis de sobreproducción que tiene como corolario la posible quiebra de muchos estados, está obligando a un recorte del gasto público (como estamos viendo en Grecia y España) que profundizará todavía más este deterioro de las infraestructuras y que dejará cada vez más abandonada a grandes sectores de la población mundial a su suerte frente a las "catástrofes" de la naturaleza, que a pesar del desarrollo científico y técnico, que podría minimizarlas, la población se encuentra tan indefensa como ante las plagas de la Edad Media. A continuación publicamos un artículo del Grupo de Lucha Proletaria y Organización anarcopunk que analiza esta situación de horror sin fin a la que nos ha llevado el capitalismo en descomposición y la única salida para la humanidad que se encuentra en la lucha revolucionaria de la clase trabajadora mundial.
SOLIDARIDAD CON LOS TRABAJADORES DE CONCEPCION-CHILE:
TERREMOTO, TSUNAMI Y CAPITALISMO.
Esta toma de posición trata de continuar con el llamado de denuncia que se hizo en el 2007 tras los acontecimientos del terremoto en Ica, sur del Perú. Además de la denuncia que se hace en este documento, también hacemos un llamado a la solidaridad y unidad proletaria, de la zona, que como en todo "desastre natural" de estas dimensiones es el proletariado y las demás capas explotadas las que se llevan la peor parte. La mejor parte se la llevara la Burguesía que emprenderan los contratos de reconstrucción. Para ellos les resultan un gran negocio los terremotos, ya que se dinamiza partes de la economía, ahora mas que nunca cuando la economía de todos los países se ven afectados por la crisis profunda del capitalismo.
Primero fue el terremoto en Haití, luego las inundaciones en México, Brasil y Perú. Ahora le toco a Chile, pero también a Japón y otras partes del planeta. Todos estos lugares, han sufrido el pánico y el terror de la catástrofe [1], el azoto de los que muchos llaman "castigo de dios", "inicio del fin del mundo", "desastre natural", "la furia de la naturaleza"...se ha dicho de todo. Hemos tratado de sacar algunas conclusiones de esta terrible tragedia que a nuestros hermanos proletarios en Chile les ha tocado vivir.
En Chile siempre han habido y habrán terremotos. La burguesía y su Estado lo saben bien. Y sabían que esa parte del sur de Chile eran zonas amenazadas por un sismo desde hace mucho tiempo. Sin embargo, nunca se previno a la población. El día 27 de Febrero llegó el terremoto y todo se vino abajo; los proletarios sobrevivientes quedaron a oscuras, en shock, con hambre, frio, sed, heridos y muertos a centenas, durmiendo a la intemperie. Los hospitales colapsaron casi inmediatamente al saturarse de victimas. Como un huracán en pocos feroces minutos no solo se cayeron casas y edificios SINO SE VINO ABAJO TAMBIEN EL MITO DEL CRECIMIENTO Y DE LA PROSPERIDAD ECONOMICA DEL SUR CHILENO QUEDANDO AL DESCUBIERTO LA INFAME MISERIA DE LOS PROLETARIOS. Comenzando por los cientos de muertos por la caída de casas hechas de adobe, debido a los míseros sueldos que paga la burguesía chilena y que no alcanza para comprar material noble. Y ni que hablar de los condominios y modernos edificios, construidos en muchos casos con "tecnología antisísmica".
Con ello se demuestra que a la burguesía y su Estado les interesa un carajo como vive el proletariado. Para ellos primero son los negocios y las ganancias. Y ahí están las consecuencias: miles de damnificados que perdieron lo poco que tenían. Así se revela LAS DOS CARAS DEL CAPITAL: RIQUEZA Y MISERIA, CONVIVIENDO, JUNTAS EN CONCEPCION, COMO EN TODO CHILE, COMO EN TODO EL PLANETA.
A medida que transcurrían las horas, la gente comenzó con saqueos imparables por todo Concepción, similares a los que se vivió aquí en el Perú el 2007, tras el terremoto de Ica. Ni los carabineros pueden parar los saqueos, se les escapa de las manos el control y el orden social. Tiendas, supermercados, armerías... todas son arrasadas por el hambre, la desesperación y la furia proletarias. Ahora bien hay que precisar que todos estos actos encierran autodefensa y como tales se pueden y se deben apoyar, pero eso no se debe confundirse con un movimiento hacia el comunismo, como algunos compañeros empiezan a afirmar.
Al trascurrir y expandirse esta situación incontrolable la burguesía ordena a sus fuerzas del orden a declarar toque de queda de 18 horas, para frenar la ola de saqueos, sin ningún éxito en algunas zonas. Militares y Carabineros en plan de "garantizar la seguridad" salen a las calles. Se rebela el terror Burgués a una situación que se pueda generalizar y tomar otro carácter, ya que se observa un enorme malestar y descontento social. ¡A LA DESESPERACION Y RABIA PROLETARIAS EL ESTADO BURGUES RESPONDIO CON LO DE SIEMPRE: ZANAHORIA Y BALAS!
La alicaída Economía Chilena, producto de la crisis mundial del capital, encuentra su oportunidad de generar millonarias ganancias. Para la Burguesía una situación de terremoto, trae un situación de reconstrucción (desfile de jugosos contratos con empresas constructoras, empresas de materiales de construcción...¡Piñera conoce bien todo esto!) esta trae excelentes ganancias para ellos. Se ha visto siempre en toda la historia. En estos momentos en que la economía chilena pasa por una terrible situación (¡así como todas las economías en todo el planeta!) la reconstrucción, "le resulta una medida de estimulo Keynesiana".
Los proletarios de chile no solo sufren las consecuencias del terremoto y del tsunami, si no que se desnuda una vez más la terrible situación de explotación y miseria que viven miles de trabajadores en ese lugar y en todo el planeta y lo hemos visto hace poco también en Haiti. La solidaridad de la Burguesia, se manifiesta en "lo que se puede ganar en medio de tanta tragedia humana". El desfile de Lula, Hillary Clinton y Alan García, entran en escenario con sus lagrimas de cocodrilo, su hipocresía, su cinismo y su mejor pose para la foto.
Solo el desarrollo de la solidaridad internacionalista de los proletarios es la única capaz de superar estos desastres y tragedias que el capitalismo, origina. Solidaridad internacionalista con los hermanos proletarios de chile. Solo la lucha mundial del proletariado unificada y masiva a nivel planetario[2], pueden mostrar otra salida, otro mundo posible, el comunismo.
¡NO SON LOS FENOMENOS NATURALES LOS ENEMIGOS DE NUESTRA CLASE SINO EL CAPITALISMO ASESINO DE LA HUMANIDAD!!!
¡PROLETARIOS DEL MUNDO UNIDOS!
GLP / ORGAP (11/03/2010)
[1] Ya algunos científicos hablan de que los movimientos de placas tectónicas, constantes son debido al mayor calentamiento de la tierra vía el efecto invernadero. Hay que recordar que el Cambio Climático, obra y gracia de este modo de producción actual (el Capitalismo), está llevando al hundimiento al planeta y la humanidad en su conjunto con una escalada de desastres, terremotos, tsunamis, inundaciones...que no son para nada la simple" furia de la naturaleza".
[2] ¿Las situaciones que crean los terremotos, como la que acontece en Chile, con toda su magnitud, generan toma de conciencia? ¿son situaciones similares a las guerras imperialistas, donde es menos posible la toma de conciencia, debido al pánico, terror y desmoralización que estas causan en el proletariado? Esto lo consideramos como un elemento de reflexión.
Dos fueron los temas elegidos para la discusión y la reflexión en este encuentro: ¿Qué es la clase obrera y porque no se mueve ante la crisis? y Los conflictos internos en los grupos de trabajadores. Como señalaba la carta de convocatoria de la Jornada los temas abordados en cada uno de los puntos de debate fueron los siguientes:
1) ¿Qué es la clase obrera?, ¿Por qué se ha considerado históricamente el sujeto revolucionario?, ¿Por qué hoy no parece actuar como clase?, ¿Qué sentido tienen los ataques actuales contra los trabajadores y la población en general?, ¿Cómo podemos defendernos de esos ataques, cada vez más amenazantes?
2) Es difícil (auto)organizarse, pero una vez lo consigues nada te garantiza que a partir de entonces todo sea un camino de rosas. ¿Cómo surgen los conflictos entre nosotros, porque se dan y que dimensiones tienen? Tanto entre los grupos de trabajadores como en otros esfuerzos colectivos (auto) organizados de nuestra clase.
Ambos temas fueron introducidos por presentaciones que había elaborado nuestra Corriente (textos que presentamos en este artículo) a petición de los compañeros de la Plataforma.
Es imposible resumir en el marco de este artículo la riqueza de la discusión que se desarrolló, la multitud de cuestiones que se plantearon y la profundidad con la que se intentó abordar el conjunto de aspectos a debate en la Jornada. En próximos números, si es necesario, volveremos sobre algunos de los temas debatidos. No obstante, nuestro objetivo es dar a conocer de la forma más amplia posible el significado que para nosotros tiene esta experiencia de la Jornada de Debate. En nuestra opinión cabe destacar lo siguiente:
Invitamos a todos nuestros lectores, simpatizantes a lo largo y ancho del planeta a estudiar los documentos de esta Jornada, a hacernos llegar sus comentarios, críticas y sugerencias para seguir desarrollando a la escala más amplia posible debates que nuestra clase necesita abordar y resolver.
¿Qué es la clase obrera? ¿Por qué se la ha considerado históricamente el sujeto revolucionario? ¿Por qué hoy parece no actuar como clase? ¿Qué sentido tienen los ataques capitalistas actuales contra los trabajadores y la población en general? ¿Cómo nos podemos defender de esos ataques, cada vez más amenazantes?
La sociedad actual está dividida en clases: hay una mayoría que no tiene otro medio de vivir que trabajar y una minoría que, asalariada o no, propietaria o no, obtiene enormes beneficios a costa de la mayoría: el Capital. Hay pues dos grandes clases sociales: Capital y Trabajadores y, entre ellas, una serie de clases intermedias que tienden hacia uno u otro polo.
La clase obrera no se reduce a los obreros de la fábrica, su existencia se basa en la relación social que establece el trabajo asalariado. Forman parte de la clase obrera la mayoría que trabaja en hospitales, colegios, oficinas, fábricas, transportes, campo ... La clase obrera es la productora colectiva y asociada de la mayoría de bienes y servicios existentes en la sociedad.
Lo importante en la clase obrera no es a qué sector se pertenece, qué categoría tiene, qué ingresos disfruta, lo importante es que es una clase colectiva y asociada. En una mesa no solamente se concentra el trabajo de los obreros de tal o cual fábrica, a la vez se plasma el de los profesores que los han educado, los empleados de los hospitales que los han dado a nacer, los jornaleros que han cortado la madera, los empleados de ferrocarriles o conductores que la han transportado etc. En un automóvil se coagula el trabajo de miles de personas en distintas factorías, en distintos países. Es un producto mundial resultado de una clase con naturaleza mundial.
La clase obrera es internacional porque el obrero no tiene patria: puede nacer en tal lugar pero la necesidad de vivir le obligará a desplazarse de ciudad en ciudad, de país en país.
Un trabajador puede ser hoy empleado de una empresa de jabones, mañana quizá de un hospital, pasado mañana quizá desempleado y así sucesivamente. Es la condición social de clase lo que define al obrero y no la empresa o la corporación.
Por todo lo anterior, la clase obrera tiene objetivamente hablando unos mismos intereses en todo el mundo. Es una clase portadora del carácter social, colectivo, que tiene el género humano y que constituye su mejor arma. Los humanos eran mucho más débiles y desprotegidos que otras muchas especies pero si lograron sobrevivir, prosperar y desarrollarse fue por sus cualidades sociales y todo lo que a ellas va asociado: el lenguaje, el pensamiento, las emociones sociales, la cooperación consciente.
Este carácter social de la humanidad está hoy amenazado por la evolución del capitalismo.
El capitalismo se basa en la competencia, el cada uno a la suya. Su ley es la guerra de todos contra todos: entre naciones, entre empresas, entre individuos.
En el capitalismo hay una contradicción cuya superación es el fundamento de una nueva sociedad que haga progresar a la humanidad: por un lado, la producción es social y mundial, basada en la explotación de la clase obrera. Pero por otro lado, la acumulación y la ganancia son particulares, se basan en naciones, empresas, individuos., en, como decíamos antes, la competencia y el todos contra todos.
La abolición de esa contradicción mediante la lucha general de los trabajadores abrirá paso a una nueva sociedad: la COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL.
Pero la contradicción que atenaza al capitalismo influye igualmente en los propios trabajadores: por un lado, de manera más o menos espontánea, tienden a la unidad, a la solidaridad, a la lucha común, base de una reorganización general de la sociedad sobre la solidaridad y la comunidad. Pero, de otra parte, sufren la influencia cotidiana del modo de vida imperante en la sociedad capitalista basado en el individualismo, la competencia, la rivalidad, la atomización, el cada cual a la suya y el todos contra todos.
Cuando nos hacemos la pregunta ¿por qué con todo lo que está cayendo la clase obrera no se mueve?, un primer elemento de respuesta lo da el peso de la ideología dominante que erosiona, dificulta, destruye, las tendencia innatas a la solidaridad y la unidad.
Pero es necesario ver otros factores, unos históricos y otros más de actualidad.
Sin extenderse demasiado pues no queremos alargarnos para dar el mayor tiempo posible al debate, quisiéramos exponer algunos de ellos.
Durante muchos años ¿a qué estaban ligadas las palabras "comunismo", "clase obrera" etc.? Pues al régimen de capitalismo de Estado que imperó en Rusia y que todavía domina países como Cuba o China.
Allí no reina ningún comunismo sino el mismo capitalismo que vemos en Estados Unidos o en España pero bajo la férula de un Estado propietario oficial de los medios de producción.
Esta visión del "comunismo", producto de la más grande contra-revolución que haya sufrido la clase obrera: la del estalinismo que acabó con la revolución en Rusia 1917, ha desprestigiado el comunismo, la política obrera, ha arrojado una sombra de sospecha, incluso de repugnancia, sobre todo lo que huela a comunismo y clase obrera.
Así pues, las generaciones obreras actuales se encuentran ante una situación muy diferente de sus antepasados de principios del siglo XX. Entonces, la militancia comunista, socialista, libertaria, era saludada y apoyada por muchos obreros. Hoy, sucede todo lo contrario: los que quieren cambiar el mundo, defender la clase obrera, aspirar al comunismo, son mirados como bichos raros, que se meten en lo que no deben.
La clase obrera de hoy tiene secuestradas y adulteradas su historia, sus signos de identidad, los conceptos que la aglutinan. Eso constituye un duro handicap para su lucha.
Pero igualmente existe otra realidad que lleva a muchos obreros al desconcierto, al escepticismo, a encerrarse en sus propios asuntos y ser reticentes a la acción colectiva. Es la naturaleza de los sindicatos en nuestra época. En el siglo XIX los sindicatos eran escuelas de comunismo, se formaron con el esfuerzo anónimo y heroico de miles de obreros. Hoy son todo lo contrario, viven de las enormes subvenciones del Estado y firman todo lo que la Patronal y el Gobierno les ponen delante. De vez en cuando, para dar un poco de lustre a su escudo montan una seudo-huelga o una manifestación que sirve para dispersar el descontento y aceptar la explotación.
Hay, finalmente, un factor más coyuntural que empuja en un primer momento a la inhibición de la lucha colectiva.
La crisis con su secuela tremenda de desempleo, despidos, atrasos salariales etc. produce en un primer tiempo un sentimiento doble: por un lado, una preocupación por el porvenir, por lo que pasará, por el futuro de los hijos. Este sentimiento es prometedor pues lleva a la conciencia. Pero al mismo tiempo, surge el sentimiento contrario: la impotencia ante la enorme magnitud de lo que está pasando, el sentimiento de aturdimiento, todo lo cual empuja a encerrarse en uno mismo, a evitar la lucha.
Solamente, en un segundo momento, cuando los golpes a las condiciones de vida se acumulan y se hacen insoportables, cuando a través de luchas, a menudo pequeñas, se va constatando que es posible luchar y tener un mínimo de fuerza, el espíritu general empieza a cambiar.
¿Qué podemos hacer?
Lo que aquí estamos haciendo, aunque seamos una minoría, es una respuesta. Aquí tratamos de comprender lo que está pasando, tratamos de ver como intervenir entre los trabajadores, como contribuir al desarrollo de su fuerza, su conciencia, su solidaridad. Participamos activamente en un proceso de conciencia y voluntad de luchar que con toda seguridad afecta a otros trabajadores aunque no lo manifiesten ni salga por el momento a la superficie.
Pero en lo que estamos haciendo hay algo aún más importante: nos juntamos, establecemos lazos sociales de solidaridad, empatía, debate. Esto es vital en la reconstrucción de la acción colectiva de la clase obrera.
Hay más otras cosas que podemos hacer de forma realista:
- Establecer lazos a nivel nacional e internacional con otros grupos y colectivos que intentan hacer lo mismo que nosotros
- Apoyar las luchas obreras que van surgiendo. Darlas a conocer, sacar lecciones, manifestarles la solidaridad. Eso irá contribuyendo a formar el tejido de la lucha obrera
- Comprender lo que está pasando. Ver la raíz de nuestros problemas. Desarrollar la teoría arma vital de la lucha práctica
- Comprender las experiencias pasadas de la lucha obrera. Las lecciones del pasado son un arma para el presente en la perspectiva del porvenir.
No somos ni especialistas de la política ni supermanes. Soportamos largas jornadas de trabajo, tenemos una vida personal, relaciones familiares y de amistad, a las que ni debemos ni queremos renunciar porque nuestra lucha no es para conseguir seres abstracto o ideales sino para conseguir SERES HUMANOS. La lucha de la clase obrera es la lucha por la PLENA RECUPERACION DE LA HUMANIDAD.
Por ello se trata de hacer estos debates y encuentros con método, dándose el tiempo necesario, guardando también tiempo para el relax y la comunicación informal, articulando una frecuencia que haga que reflexionemos bien, que nos demos los medios adecuados para comprender y que no lo sintamos como una obligación más sobre nuestras vidas sino todo lo contrario: como algo que disfrutamos y nos resulta liberador.
Es difícil (auto) organizarse pero una vez que lo consigues nada te garantiza que a partir de entonces todo sea un camino de rosas ¿Como surgen los conflictos entre nosotros, por que se dan y que dimensión tienen? Tanto en los grupos de trabajadores como en otros colectivos (auto) organizados.
Con el esfuerzo generoso de un puñado de compañeros que se quitan tiempo de la familia, de sus legítimas aficiones personales, se logra impulsar organizaciones de trabajadores, que pese a ser minoritarias impulsan la lucha y la conciencia de la clase obrera.
Sin embargo, en estas organizaciones también se dan tensiones, celos, rivalidades, piques entre compañeros, malos rollos ...
¿Por qué? ¿Es que habría que concluir que no hay nada que hacer, que todos son lo mismo o que la humanidad no tiene remedio?
Vamos a intentar responder a estos problemas aportando algunos elementos que animen un debate que nos permita comprender y superar.
Antes que nada pensamos que es preciso distinguir: en organismos tales como partidos políticos burgueses, sindicatos, iglesia etc., también se producen tensiones pero estas expresan conflictos de intereses económicos, políticos, jurídicos, por un lado, y, ambiciones personales, incompatibilidades entre individuos, odios, revanchas etc., por otro.
La prensa está repleta de ese tipo de tensiones que se expresan bajo la forma de ataques personales, campañas de desprestigio, declaraciones asesinas, denuncias judiciales etc., que se acompañan de medidas menos "presentables" como amenazas, extorsiones y chantajes, incluso en ocasiones extremas ataques físicos etc.
Ese espectáculo que nos salpica todos los días nos produce un asco y una rabia totalmente justificados.
Otra cosa muy diferente sucede en organismos de trabajadores: en ellos no existe un conflicto de intereses, porque lo que distingue a la clase trabajadora es que objetivamente hablando todos tenemos el mismo interés. Las tensiones surgen por otra causa: vienen provocadas por las costumbres, las normas de vida, los valores, que imperan en esta sociedad que es la que vivimos y de cuya influencia cotidiana es imposible sustraerse.
Este tipo de problemas nos producen dolor, dudas, desesperación, pero para luchar contra ellos y poder superarlos o al menos atenuarlos, es importante no mirarlos por el mismo rasero que los conflictos entre políticos, sindicalistas, empresarios, o, en general, todo tipo de personajes públicos.
Estos los conflictos y tensiones son su modo de vida, su interés, su necesidad vital, son lobos como condición misma de su existencia.
En cambio, en las organizaciones de trabajadores son un problema que nos carga la sociedad actual que daña y debilita nuestro propio interés porque tiende a poner barreras entre nosotros y por tanto a debilitar nuestras armas más preciadas: la UNIDAD y la SOLIDARIDAD.
Hay que evitar una idea simplista: frente a las tensiones la solución sería "vamos a ser buenos", "vamos a portarnos bien" ... Eso es una ilusión. La unidad y la solidaridad no se decretan, no son el producto de levantarse un día por la mañana y hacerse el buen propósito de ser solidarios y comprensivos.
Lo que necesitamos es comprender por qué pasan cosas como por ejemplo:
- me siento mal porque aporto mucho al colectivo y nadie me lo agradece
- fulanito se escaquea de las actividades mientras que yo estoy siempre presente
- zutano se pone la medalla de algo que hemos conseguido entre todos
- mengano siempre anda con exigencias e imperativos
- fulano me cae mal y ya puede hacer lo que sea que no lo trago; o, viceversa, por mucho que intente acercarme a tal siempre me rechaza ...
Así podríamos seguir engrosando la lista de actitudes o reacciones que motivan malos rollos, malos entendidos, malas caras, que luego nos duelen y que poco a poco acaban envenenando el ambiente costosamente conseguido de compañerismo y solidaridad.
Para entender por qué se dan esas reacciones hemos de entender el rasgo más importante de la sociedad en la que vivimos: la competencia entre seres humanos, la atomización y el cada uno a la suya.
La sociedad capitalista es la sociedad de la competencia a muerte: entre empresas, entre estados, entre burócratas, entre políticos, entre equipos de fútbol ... ¡Todo en la sociedad actual nos devuelve una imagen de competencia y carrera desaforada por ser el primero, por pisar al de al lado!
En la escuela nos muestran el ejemplo de grandes hombres que triunfaron y que tendríamos que imitar; cuando estudiamos se nos inculca que hemos de ser los mejores y que lo peor que nos puede pasar es el fracaso; en la vida cotidiana la mentalidad que respiramos es que hay que tener la mejor casa, el mejor trabajo, la mejor novia o el mejor novio, el mejor coche ... La TV, los anuncios, la literatura, nos bombardean con esos modelos.
El deporte reproduce hasta la náusea esa competitividad latente: siempre tiene que haber un primer puesto, un ganador y un perdedor, uno que triunfa y otros que fracasan.
¿Qué imagen devuelve la sociedad de aquel que no hace carrera en la vida y se ve condenado a ser "simple trabajador"? Pues que es un fracasado, alguien que no ha sabido aprovechar las oportunidades, alguien conformista, sin ambición, sin iniciativa, y que "tiene lo que se merece".
¡Esa es la ideología que nos rodea! ¿Podemos hacernos la ilusión de que vamos a vernos libres de ese medio ambiente que nos entra por todos los poros a todas horas, todos los días de la semana? ¿Podemos imaginarnos que esos modelos que se nos pegan en la piel no van a penetrar en las organizaciones que intentamos construir, en las luchas que como trabajadores protagonizamos?
Pensamos que no, que casi sin darnos cuenta, en la mayoría de los casos sin quererlo ni buscarlo, nos vemos arrastrados a un torbellino de rivalidades, malos entendidos, prejuicios, agravios comparativos, antipatías y preferencias ... que dificultan nuestras relaciones individuales y colectivas.
Pero ¿entonces de qué nos sirve organizarnos, reunirnos? Aquí es fundamental comprender que una organización autónoma de trabajadores, desde una asamblea hasta un grupo obrero, no puede concebirse como un islote aislado del mundo, como una fortaleza impenetrable ... Debemos concebirla como un medio colectivo de lucha contra los virus de la rivalidad, de la insolidaridad, del cada uno a la suya.
No se trata pues de hacerse la ilusión de que se pueden evitar, lo que necesitamos es luchar contra ellas cuando surgen tratando de comprender cuales son sus causas y de sacar lecciones para poder superarlas más pronto y de manera más eficaz si vuelven a reaparecer.
No tenemos ninguna receta, ahora bien podemos compartir con vosotros algunas lecciones que hemos aprendido en nuestras propias experiencias y al mismo tiempo apoyarnos en todo lo que el movimiento obrero a lo largo de sus más de dos siglos de historia ha sacado como lección de estos problemas.
Este último punto nos parece muy importante. Los trabajadores somos gente "normal", que siente, sufre, tiene pensamientos, iniciativas, desengaños ... el movimiento obrero no es ajeno a todo ello, al contrario, es un movimiento humano, social, y por esa humanidad profunda es político. Por ello, apoyarnos en lo que gente como nosotros vivió hace 50, 100, 200 años, es vital y nos ayuda en gran medida. Por eso queremos compartir con vosotros todo ese bagaje:
1º Hay que tratar los problemas que surgen con un método. Por ejemplo, un error frecuente es que, en nombre de la sinceridad y el "no ocultarse nada", hacer una sesión pública en la que todos se echen a la cara sus recriminaciones, sus agravios, sus deseos de revancha ... Una especie de "poner todo sobre la mesa para que surja la catarsis". Ese tipo de acciones lo que producen en realidad es un incremento aún peor de las tensiones puesto que unos se ponen a la defensiva, otros les da vergüenza y están deseando largarse, otros se encabritan y se ceban con tal o con cual, al final es un enorme caos.
Es mucho mejor nombrar un equipo con compañeros que gozan de la confianza de todos, que son más serenos o están menos implicados en los conflictos. Que ese equipo escuche a cada cual, recoja sus sentimientos, sus eventuales rencores etc., y después los analice y los presente al colectivo de una manera más global y meditada permitiendo a todos tomar distancia, ver las cosas desde un ángulo más reflexivo ... Esto existía en la historia del movimiento obrero, en el siglo XIX y principios del XX bajo la forma de Comisiones de Conflictos.
2º Hay que comprender que ni la solidaridad ni la confianza ni el compañerismo se decretan, hay que cultivarlos, desarrollarlos, vivirlos, y eso requiere no solo un esfuerzo personal sino también un esfuerzo de reflexión, de comprensión. Vivimos bajo una sociedad que tiende a destruir la confianza, la solidaridad, la empatía mutua. Se requiere un combate práctico y teórico para alimentarlas y desarrollarlas. Nosotros -a partir de nuestras experiencias- hemos escrito un texto colectivo sobre la solidaridad y la confianza donde analizamos porque en la época que nos ha tocado vivir cuestan tanto de desarrollar. Estudiamos de manera a la vez histórica y a la vez concreta el por qué le cuesta tanto a los trabajadores y a las organizaciones proletarias el funcionar cotidianamente desde la solidaridad y la confianza. Nos ofrecemos para realizar un encuentro - debate donde podamos comentaros las lecciones y los análisis que hemos sacado y compartir ideas, soluciones, iniciativas ...
3º Hay que abrirse, hay que evitar encerrarse en el pequeño mundo del centro de trabajo, de la ciudad. Los contactos con compañeros de otros centros, de otras localidades, del mundo entero, nos proporcionan una visión, una capacidad de intercambiar experiencias, una distancia ante los problemas, que evita que nos ahoguemos en ellos y contribuye a que acabemos superándolos. Con vuestras iniciativas de asambleas abiertas, de redes de solidaridad y encuentro etc., estáis trabajando claramente en esa dirección y os animamos a proseguir en ella.
Bueno, compañeros, hasta aquí algunas ideas, por supuesto estamos muy abiertos a debatir, a colaborar, a aportaros pero también a ser enseñados por vosotros. Sabed que contáis con nuestro apoyo sin reservas, con nuestra entera disponibilidad.
Saludos fraternos
CCI
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/files/es/AP212.pdf
[2] https://es.internationalism.org/cci-online/201002/2780/golpe-a-las-pensiones-reforma-laboral-recortes-presupuestarios-el-capital-y-s
[3] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/crisis-economica
[4] https://es.internationalism.org/tag/geografia/espana
[5] https://es.internationalism.org/tag/geografia/grecia
[6] https://es.internationalism.org/tag/geografia/portugal
[7] https://es.internationalism.org/tag/3/50/medio-ambiente
[8] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/intervenciones